Europeismo Ultramarino

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52 ESPECIAL LOS ÚLTIMOS 40 AÑOS Lunes, 18 de diciembre de 2006 Antonio G. González LAS PALMAS DE GRAN CANARIA Cuando en estos últimos años ha comenzado a explorarse la redefinición de la posición ca- naria en la nueva Europa am- pliada en realidad se ha estado hablando de un asunto muy fa- miliar. Lo mismo sucedió en la década anterior, cuando se de- batió la plena integración en la UE. O bien en la otra, en los años ochenta del pasado siglo XX, cuando se desarrolló la nego- ciación del ingreso de España en la entonces CEE, alumbrándo- se un modelo -el llamado Proto- colo Dos- ahora finiquitado, que situaba entonces a las Islas en los ámbitos comunitarios bajo el expresivo lema de situarse “fue- ra, pero con pasillos hacia den- tro” de Europa. Precisamente Canarias ha si- do siempre lo que es por su re- lación, sobre todo, con Europa. Constituye algo fundacional pa- ra ella. Es más, el Archipiélago se ha forjado como una región ultramarina de Europa, no ya desde 1985 -lo cual, por lo de- más, le ha llevado a lograr una presencia diferenciada en los ámbitos comunitarios y una atención notable por parte de Bruselas-, sino que lo ha sido en la práctica desde el Renaci- miento. Y, además, así ha sido de una manera ininterrumpida sal- vo brevísimos periodos. De modo que el mencionado debate en curso acerca del en- caje y réditos de las Islas en la nueva geografía política comu- nitaria, una vez garantizados - como parece que puede darse básicamente por hecho- unos ni- veles de transferencias de re- cursos públicos más que razo- nables después de la década del gran cheque europeo, es más un debate acerca de las oportuni- dades y los cambios de menta- lidad necesarios en la sociedad insular que este vieja relación trae a colación hoy consigo. ÓPTICA. Es decir, lo que en el fondo se está planteando es el cambio de óptica necesario e inaplazable para que una socie- dad opulenta, con todas las con- tradicciones sociales del capita- lismo tardío, que ha pasado a ser un nodo de primer orden de esa malla turística mundial confor- madora del segundo círculo de centralidades de la famosa eco- nomía global, y que ha relativi- zado, en suma, su condición pe- riférica, pero que, al tiempo, no por ello ha dejado obviamente de estar físicamente donde es- tá -en la frontera con África Oc- cidental y el Magreb- consoli- de su posición. Y, de igual manera, el debate social reclama especial atención en las Islas a los derroteros complejos y po- lémicos por los que se encamina una cohesión social para la que, tras la plena integración de 1991, las autoridades comunitarias ar- bitraron un paquete de fondos estructurales, medidas arance- larias e incentivos fiscales a la inversión privada más que lla- mativo, pero nunca eterno... SINGULARIDAD. Claro está que Canarias constituye un ca- pítulo singular de Europa, una Europeísmo ultramarino hitos P Canarias se ha forjado como una región ultramarina del Viejo Continente no ya desde 1985, sino en la práctica desde el Renacimiento de forma ininterrumpida, y no sólo como una estación de tránsito El trasiego continuo del periodo moderno En el juego creciente de las Islas como lugar de tránsito e intercambio entre lo europeo y lo ultramarino, transitaban también libros, tallas religiosas, partituras musicales, mo- das... lo cual luego fabricó productos tan ge- nuinamente europeos y, sin embargo, tan netamente canarios, sin ir más lejos, como Óscar Domínguez, Kraus o Manolo Blahnik. Comercio triangular y dinero judío en el XVII El comercio triangular isleño del siglo XVII hizo de Canarias una plaza financiera in- ternacional. No es extraño que, por ejem- plo, la familia judía Pereira de Castro, que pujó y obtuvo en España la Renta de Adua- nas de las Islas, fundara unas décadas des- pués en París la Banca Pereira, la primera institución financiera privada de Europa. En la pérdida del rastro del mencey de Venecia hay un guiño del sincretismo ya en el siglo XV El que fuera en los años noventa presidente del Grupo Interservicios de la UE, Giuseppe Ciavarinni (d), encargado de las regiones ultraperiféricas, en una de sus múltiples visitas a Canarias. i LP/DLP

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52 ESPECIAL LOS ÚLTIMOS 40 AÑOSLunes, 18 de diciembre de 2006

Antonio G. GonzálezLAS PALMAS DE GRAN CANARIA

Cuando en estos últimos añosha comenzado a explorarse laredefinición de la posición ca-naria en la nueva Europa am-pliada en realidad se ha estadohablando de un asunto muy fa-miliar. Lo mismo sucedió en ladécada anterior, cuando se de-batió la plena integración en laUE.Obien en la otra, en los añosochenta del pasado siglo XX,cuando se desarrolló la nego-ciacióndel ingresodeEspaña enla entonces CEE, alumbrándo-se unmodelo -el llamadoProto-coloDos- ahora finiquitado, quesituaba entonces a las Islas enlos ámbitos comunitarios bajo elexpresivo lemade situarse “fue-

ra, pero con pasillos hacia den-tro” de Europa.Precisamente Canarias ha si-do siempre lo que es por su re-lación, sobre todo, con Europa.Constituye algo fundacional pa-ra ella. Es más, el Archipiélagose ha forjado como una regiónultramarina de Europa, no yadesde 1985 -lo cual, por lo de-más, le ha llevado a lograr unapresencia diferenciada en losámbitos comunitarios y unaatención notable por parte deBruselas-, sino que lo ha sidoen la práctica desde el Renaci-miento.Y, además, así ha sidodeunamanera ininterrumpida sal-vo brevísimos periodos.De modo que el mencionadodebate en curso acerca del en-

caje y réditos de las Islas en lanueva geografía política comu-nitaria, una vez garantizados -como parece que puede darsebásicamentepor hecho- unosni-veles de transferencias de re-cursos públicos más que razo-nables después de la década delgran cheque europeo, esmás undebate acerca de las oportuni-dades y los cambios de menta-lidad necesarios en la sociedadinsular que este vieja relacióntrae a colación hoy consigo.

ÓPTICA. Es decir, lo que en elfondo se está planteando es elcambio de óptica necesario einaplazable para que una socie-dad opulenta, con todas las con-tradicciones sociales del capita-

lismo tardío, que ha pasado a serun nodo de primer orden de esamalla turística mundial confor-madora del segundo círculo decentralidades de la famosa eco-nomía global, y que ha relativi-zado, en suma, su condición pe-riférica, pero que, al tiempo, no

por ello ha dejado obviamentede estar físicamente donde es-tá -en la frontera conÁfrica Oc-cidental y el Magreb- consoli-de su posición. Y, de igualmanera, el debate social reclamaespecial atención en las Islas alos derroteros complejos y po-lémicos por los que se encaminauna cohesión social para la que,tras la plena integración de 1991,las autoridades comunitarias ar-bitraron un paquete de fondosestructurales, medidas arance-larias e incentivos fiscales a lainversión privada más que lla-mativo, pero nunca eterno...

SINGULARIDAD. Claro estáque Canarias constituye un ca-pítulo singular de Europa, una

Europeísmo ultramarino

hitos

P Canarias se ha forjado como una región ultramarina del Viejo Continente no ya desde 1985, sino enla práctica desde el Renacimiento de forma ininterrumpida, y no sólo como una estación de tránsito

El trasiego continuodel periodo modernoEnel juego creciente de las Islas como lugarde tránsito e intercambio entre lo europeoy lo ultramarino, transitaban también libros,tallas religiosas, partituras musicales, mo-das... lo cual luego fabricó productos tan ge-nuinamente europeos y, sin embargo, tannetamente canarios, sin ir más lejos, comoÓscarDomínguez,Kraus oManoloBlahnik.

Comercio triangular ydinero judío en el XVIIEl comercio triangular isleñodel sigloXVIIhizo de Canarias una plaza financiera in-ternacional. No es extraño que, por ejem-plo, la familia judía Pereira de Castro, quepujó y obtuvo en España la Renta de Adua-nas de las Islas, fundara unas décadas des-pués en París la Banca Pereira, la primerainstitución financiera privada de Europa.

En la pérdidadel rastro delmencey deVenecia hayun guiño delsincretismo yaen el siglo XV

El que fuera en los años noventa presidente del Grupo Interservicios de la UE, Giuseppe Ciavarinni (d), encargado de las regiones ultraperiféricas, en una de sus múltiples visitas a Canarias. i LP/DLP

LA PROVINCIA/DIARIO DE LAS PALMAS

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sentado ante el Consiglio deiPregadi -el Senado de la ciudadde los canales- por FrancescoCapello, embajador cesante deesa república ante losReyesCa-tólicos. Capello era un perso-naje capital en las relaciones en-tre ambos estados, había sidorecién nombrado por Isabel yFernando marqués de Rosas delos Caníbales y conducía a estemonarca canario a orillas de loscanales venecianos comoelmáshonorable presente de los re-yes hispanos: “È il più famoso epiù bello re de quelli de l’IsoleCanarie che sono state trovate,qui hano voluto donare la Sig-noria nostra”. No venía, sin em-bargo, el jerarca guanche “másfamoso y bello” como esclavo,aunque fuera un cautivo, pues sele dio una acogida respetable enmedio del asombro general quecausó. El antiguo isleño, que sehizo popular después en la Eu-

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Fuera con pasilloshacia dentro en 1986El Protocolo Dos del Acta de Adhesión alaCEE significó que las Islas preservaban sulibertad comercial para acudir al mercadointernacional al no quedar incluidas en elcordón aduanero comunitario, y quedabanalmargen del campode aplicación del IVA,lo cual, sin embargo, llevó a que no se lesaplicara la cobertura agrícola y pesquera.

Dentro con ventanashacia fuera en 1991En 1991Canarias abrazó la plena integracióncon excepciones en la UE, lo que fue aco-gido enGranCanaria comouna derrota pa-ra los sectores comerciales y enTenerife co-mo un éxito para los agrícolas. El chequeeuropeo se hizo realidad y luego el desarmearancelario, la ZECy las ayudas fiscales sin-tetizarían ambas aspiraciones.

frontera europea, un lugar en elque las cosas entran en contras-te con el afuera, lo que permitey fuerza a hacerse cargo de la di-versidad del mundo. Esa formade palpar ambos lados, el afueray el adentro, enriquece y flexi-biliza, pero también producevértigo, el vértigo de la frontera,de lo que ha de estar una y otravez viéndoselas con lo otro, conlo distinto. Todo lo cual resultamuy actual, por lo demás, espropio de lo que se llama la hi-bridación (lamezcla) global, esesincretismo acéfalo tan en co-nexión con la sensación de frac-cionamiento de la realidad. Seacomo fuere, el hecho es que ha-ciendo de la circulación conti-nua una primera determinacióna encarar, el universo canario,aun aconteciendo en unpuñadode puntos casi imperceptible enel mapa, se ha mecido sobre lasolas de la historia internacional.

Si algún aspecto puede resal-tarse, además, acerca de la eu-ropeidad de Canarias es queprobablementenohayaotra par-te de España que haya estadomás imbricada de una forma co-tidiana con Europa a lo largo dealmenos estos últimos, intensos,cinco siglos. Esa condición fron-teriza del Archipiélago produjoigualmente una primera vincu-lación africana muy intensa almenos hasta finales del sigloXVI y luego, por descontado,una vinculación americana demás hondo calado desde enton-ces. Ambas se encuentran hoyen día en trance de profunda re-formulación en las Islas y, de he-cho, la reválida del modelo eco-nómico y fiscal canario enEuropa se halla ahora plena-mente conectado con la políticaeuropea de vecindad y coopera-ción con el Magreb y el Áfricasubsahariana, un capítulo emer-

gente por razones obvias y vi-tal para las Islas.Pero, sin embargo, la estruc-tura en torno a la cual se orga-nizó hasta ahora elArchipiélagoen el conjunto de sus relacio-nes atlánticas y en relación consu propia configuración inter-na fueEuropa. Precisamente porel hecho de estar bien alejadadel escenario español -no sólogeográficamente, sino por cuan-to se había insertado en una ló-gica económica y cultural oceá-nica propia- Canarias no quedóatrapada por ese aislacionismohispano que duró tres siglos, loque ahora quizás suene increíblea las nuevas generaciones.

TRASIEGO. De modo que es-tando a muchos kilómetros deEuropa, estuvo, sin embargo,cerca, no sólo en calidad de es-tación del tránsito europeo si-no porque devino espacio eu-

ropeo en el Atlántico, si bienvolcado en las direcciones queel océano central de los perio-dos moderno y contemporáneoofreció al trasiego continuo.Se trata de paradojas que, entodo caso, pueden ser explica-das gráficamente a través deapuntes biográficos de canariosdiversos como, por ejemplo, po-dría ser el denominadomenceydeVenecia, un rey guanche queel 20 de mayo de 1497 fue pre-

Dos canarioscondujeronlos interesesespañoles enescenas clavede los siglosXVII y XIX

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ces contra la corriente general-en favor de la apertura de Espa-ña. Iriarte era miembro de unasaga de ilustrados con conexio-nes europeasmuy intensas.Unode sus hermanos, Bernardo, se-cretario de Asuntos de Estadocon Carlos III y luego conseje-ro de Estado de José Bonapar-te, había sido en París condiscí-pulo y amigodeVoltaire, del quetradujo al español Tancredo.Aparte de íntimodeGoya, que le

hizo un magnífico retrato.Esto de los dos embajadorescanarios podría parecer uname-ra casualidad, pero nadamás le-jos de serlo. La reciente histo-riografía insular ha analizado endetalle cómo, a raíz de la Ilus-tración, tan bien acogida en Ca-narias, la clave del acceso demuchos miembros de las éliteslocales del Archipiélago -comotambién de las de Andalucía- ala cúspide del Estado obedecíasobre todo a su dominio de larealidad internacional y el co-mercio exterior, una dimensiónque una España ensimismadanecesitaba para salir de su pa-tológico y costoso aislamiento.

FLUJOS. Se trata, en fin, de dossecuencias intencionadamentedispares -la del Mencey de Ve-necia y la de León y Castillo-que, sin embargo,muestranhas-ta qué punto lo europeo se tejecomounhilo deAriadna que re-corre la historia canaria de caboa rabo. De modo que cuando yaen la segundamitaddel sigloXXlas Islas quedan atravesadas porsu marca como destino turís-tico no dejan con ello de acogeruna reedición, de nuevo forma-to, de esa lógica del flujo que hu-bo de alumbrar a las Islas a lahistoria moderna y en torno ala cual se organizó el lugar. Yahora, con la centralidad eté-rea que le confiere el augemun-dial de la geografía del sol enel contexto del capitalismo tar-dío, global o de redes y en elmarco de unas geometrías geo-gráficas variables que han vola-tilizado la vieja renta de situa-ción, vuelven a hacer lo mismocon una Europa que se ampliay despliega comoun familiar te-lón de fondo.

importados. El gruesode lasma-nufacturas semandaba, en reali-dad, en flotillas a la América es-pañola, en operacionesfinanciadas por los capitales lo-cales o bien cofinanciadas concapitales extranjeros con tratoscomerciales con Canarias, porejemplo, los vinculados a la ma-sonería deBoston, o las redes ju-días de Ámsterdam, que consi-guieron así penetrar en laAmérica hispana a través delAr-chipiélago.

CONTRABANDO. Era purocontrabando, obviamente, pueslos isleños sólo podían expor-tar algunos productos agrícolasa Indias en virtuddelmonopolioespañol. Pero no acababa ahí lacosa. Una vez que llegaban a sudestino americano entonces, losmismos comerciantes isleñosvendían esasmanufacturas a tra-

vés de sus agentes en los lugaresde destino. Y colocaban sus vi-nos en volúmenesmuy superio-res a los permitidos, pues apro-vechabanunademandavirgen alllegar siempre antes que los cal-dos andaluces, que viajaban enbarcos del monopolio hispano.Pero aún quedaba una funda-mental e inédita vuelta de tuer-ca en este comercio triangulardel XVII. A cambio de lo ven-dido enAmérica, los isleños ad-quirían cereales para consumolocal, e incluso para su reenvío aEspaña como falso cereal majo-rero o conejero. Pero, sobre to-do, se hacían ilegalmente con lo-tes demetales preciosos -plata yoro- que traían de vuelta al Ar-chipiélago. A tales volúmenesllegó a producirse este contra-bando que Canarias acabó con-virtiéndose en una plaza finan-ciera internacional, encubiertanaturalmente, a la que acudíanagentes bancarios de distintospuntos deEuropa aproveerse deoro y plata, en el nivel que sólosucedía entonces en Acapulcodel lado del Pacífico hispano.El otro apunte escogido, sinembargo, se sitúa en el periodocontemporáneo. Cabe, pues, se-ñalar que responde a un contex-to en el que aquella vieja auto-nomía económica insular delAntiguo Régimen ha quedado

atrás con el surgimiento delmo-derno Estado español, de factu-ra inevitablemente jacobina.

EMBAJADORES.Ante esta si-tuación, lo que trataron siemprelas élites locales fue de recupe-rar la libertad comercial para re-insertarse en el capitalismode laera colonial, cosa que lograríana mitad del XIX con el DecretodeBravoMurillo. Se trata deFer-nandoLeón yCastillo. Y viene arepresentar el intento, nueva-mente, del Archipiélago por re-incorporarse a la escena europeaa comienzos del siglo XX, sóloque en este caso necesariamen-te a través de España. Es curiosocomo, al igual que laRevoluciónfrancesa tuvo como principaltestigo español al tinerfeño Do-mingo de Iriarte, el tránsito delsiglo XIX al XX -años crucialespara la consolidación del colo-nialismo europeo- contarían co-mo principal actor hispano enParís con otro isleño, el granca-nario León y Castillo.Dos embajadores canarios,pues, condujeron los interesesespañoles en dos de los escena-riosmás determinantes del con-cierto europeo contemporáneo.Ambos fueron, además, clavespara la política exterior españo-la, sobre todo porque tuvieronun papel avanzado -muchas ve-

ropa del siglo XVI con el cor-tesanoBaile de losCanarios, erael primer salvaje blanco que co-nocía elmundo renacentista. Erala otredad más parecida, el otromás igual, y más enigmático.

MENCEY. El mencey desfilópor las calles venecianas el jue-ves 25 de mayo, día del CorpusChristi, en la procesión de laVe-ra Cruz. Y lo hizo de una formaharto singular: comounhombrelibre, en primer término, delan-te del Duce Agostino Barbari-go. El Senado establecería pocodespués que viviera al amparodelmarqués deMantua, y “ten-ga que residir en Padua, en ca-sa del capitán, dándole un apar-tamento amueblado, y depensión cinco ducados almes, ytenga consigo dos criados quereciban del dinero de la Cáma-ra sendos ducadosmensuales. Ydicho rey de Canarias sea ves-tido, de vez en cuando, según se-an sus necesidades”.Ahí se pierde su rastro. Y sibien son muchos interrogantessin respuesta que proyectan unaaureola demisterio sobreunodelos personajes insulares quizásmás enigmáticos del renaci-miento, se trata de una incóg-nita que produce su propia sig-nificación. En la pérdida delrastro del mencey se despliegaeste guiño del sincretismo in-sular que vendría a ofrecerse enla Venecia de finales del XV.

TRIANGULAR. Con todo, elmáximo grado, el umbral histó-rico, de la intensidad de las re-laciones exteriores de las Islashasta el proceso actual de inte-gración europea, y de cómo entorno a estaba organizada la eco-nomía y la sociedad insular, oal menos el proceso de acumu-lación de capital que luegoorientaría al resto de la econo-mía y la sociedad, es el llamadocomercio triangular atlánticodel Archipiélago del siglo XVIIisleño. Ahí se observa plástica-mente el juego denso e intrinca-do entre Europa y Canarias.Y el primer lugar con el quelas élites locales canarias deci-dieron, no en vano, comerciarfue con las grandes urbes de ori-gen de muchos de sus miem-bros: las ciudades europeas. Entodos esos puertos europeos loscomerciantes isleños cobrabansiempre en manufacturas. Y re-gresaban al Archipiélago con elproducto del intercambio, cuan-do no vendían una parte tam-bién en plazas coloniales afri-canas a cambio de esclavos.Sin embargo, se da la circuns-tancia de que el mercado localconsumía, en realidad, una ín-fima parte de esos productos

Imágen del último foro empresarial canario-africano, celebrado el mes pasado en Las Palmas de Gran Canaria. i LP/DLP

La reválida delmodelo isleñoen la UE estáconectada conlas políticasde vecindadeuropeas

hitos 8

La RIC se desvirtúacon la especulaciónLa ampliación a mediados de los 90 de lamaterialización de la RIC a la compra desuelo y construcción de viviendas, que de-bían estar unos años en alquiler antes de ha-cerse de libre disposición para el empre-sario desvirtuó estemagnífico instrumentofiscal y lo convirtió en un factor agravantede la hoy feroz especulación inmobiliaria.

A lomo de las políticasde vecindad con ÁfricaEn esta última legislatura, el Gobierno ca-nario optó activamente por la recomenda-ción europea de tramar una relación es-tratégica entre el modelo especial canariodel futuro y las políticas de vecindad (co-operación y desarrollo) con su entornoma-grebí y africanooccidental. Las Islas buscanasí el complemento estable al rol turístico.

Lo que hoy seplantea escómo unasociedadopulenta, perofronteriza, fijasu posición