Eutanasia Derecho a Una Muerte Digna Con Fichas
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UNIVERSIDAD DEL VALLE DE ATEMAJAC
MAESTRIA EN TERAPIA FAMILIAR SISTEMICA
SISTEMA PRESCENCIAL
TITULO DE TRABAJO:
“ENSAYO SOBRE EL DERECHO A LA EUTANASIA COMO UNA FORMA DIGNA DE
ACABAR CON EL SUFRIMIENTO Y AGONIA DE UNA MUERTE INEXORABLEMENTE
ANUNCIADA”
MAESTRO LUIS FERNANDO ROJAS BALBUENA
ALUMNO: JORGE NETZAHUALCOYOTL CORTES RAMIREZ
TEPIC ,NAYARIT ; OCTUBRE 2012
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Eutanasia derecho a una muerte digna? Acaso es la vida un derecho del ser
humano o bien una forzosa obligación impuesta por Dios y reforzada por el estado? .Este
tipo de dudas surgen cuando alguna persona habla sobre la eutanasia como la salida o
bien la única forma humanamente de extinguir su inexorable sufrimiento y agonía, cada
vez mas polarizado este tema pareciera que la libertad y autonomía del individuo se
desvanecieran como humo quedando en manos del estado resolver una controversia tan
intima y personal convirtiéndose así el vivir más bien en una exigencia que en un regalo
divino . Muchas confesiones religiosas, como la cristiana y la judía, creen que Dios dá la
vida y por lo tanto sólo a El corresponde la potestad de quitarla. En este contexto, la
eutanasia sería considerada como rechazo a la soberanía de Dios. Desde otro punto de
vista, sin embargo se califica de injusta la utilización de un argumento religioso para
decidir política y públicamente sobre un tema tan trascendental y complejo como éste de
ahí que un estudio serio sobre el “derecho a una muerte digna” sólo es posible si se hace
un uso adecuado de las palabras con las cuales este se construye lo cual no excluye de
ninguna manera que exista una gran controversia respecto al tema . La palabra
“eutanasia”en primer lugar es la que exige una mayor clarificación terminológica y
conceptual, dado al abuso al que ha sido sometida y en segundo orden y no menos
importante la definición de vida digna.
Palabras claves: eutanasia, vida digna, libertad. Autonomía, muerte,.
Como se ha expresado la palabra eutanasia es la reina de la discordia y la
confusión en los debates en torno a la muerte digna. Eutanasia es una bella palabra que,
como es bien sabido, etimológicamente tan sólo significa buena muerte. Es una constante
histórica de las sociedades y culturas humanas el haber buscado modos muy diversos de
procurar el “bien morir” a sus miembros (Caballero, 2010).
Delimitando aun más el término, la eutanasia es la acción o inacción hecha para
evitar sufrimientos a personas próximas a su muerte, acelerándola ya sea a sabiendas de
la persona o sin su aprobación. Se puede considerar también como el hecho de morir sin
experimentar dolor. La palabra deriva del griego: eu (‘bueno’) y thanatos (‘muerte’)
medicamente es muerte sin sufrimiento físico, acontecimiento voluntario de la vida de
quien sufre una enfermedad incurable, con el objeto de poner fin a su sufrimientos
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(Diccionario de la lengua española, 1992).La utilización de este término, “buena muerte”,
ha evolucionado y actualmente hace referencia al acto de acabar con la vida de una
persona enferma, a petición suya o de un tercero, con el fin de minimizar el sufrimiento.
Por su etimología, la palabra eutanasia nos da la idea de “bien morir”. Bien es lo que
sucede como es debido, de buena manera, sin dificultad decirse que felizmente o de
buena gana. Morir es llegar al termino de la vida, vida es el lapso de tiempo que transcurre
desde el nacimiento de un vegetal o un animal, hasta su muerte; la vida es el estado de
actividad de los seres orgánicos, y en el ser humano se da por la unión del alma y cuerpo.
Cuando el alma abandona el cuerpo, el ser humano deja de existir como tal, aun cuando
en el cuerpo sigan con vida algunas de sus células, como las del cabello y las uñas; la
cuales tienen otro tipo de vida que ya no es vida humana, sino celular; hecho que es
similar a la vida vegetativa en que algunos humanos son mantenidos después de un
accidente que deja el cuerpo incapacitado para retener y servir al alma. El alma es lo que
da vida independiente al cuerpo humano, lo que anima sus emociones y sentimientos, lo
que inspira su mente; en resumen: lo que lo hace vivir como ser humano. la vida humana
no es un fenómeno que, como tal muestre cambios notorios en el cuerpo físico , distinto de
sus etapas de bebe, niño, púber, adolescente, joven. Adulto, senectud, ancianidad. Una
vida normal y saludable, debiera recorrer todas estas etapas antes de terminar con la
muerte, así pues , bien morir es llegar de buena manera al termino normal de la vida;
como algunos ancianos que simplemente se acuestan a dormir y amanecen muertos , sin
dolor, expirando simplemente el aliento de vida que recibieron con el alma, al nacer, esa
es un hermosa muerte, es una bendición de Dios, tanto para el que fallecer como para sus
familiares; que se evitan días y días de sufrimiento físicos y emocionales, de privaciones ,
de gastos energéticos y económicos; aunque de momento no lo entiendan así .tal vez esta
sea la forma en que todos deberíamos morir sin embargo que pasa cuando todo esto se
convierte solamente en una linda intención o deseo muy alejada de la realidad de aquellos
individuos que están inexorablemente postrados, esclavizados y ligados a una muerte
llena de sufrimiento y agonía debido al cautiverio de una enfermedad terminal o
paralizante ; aquí cabe puntualizar una diferencia entre lo que es la eutanasia como
acción y la eutanasia como omisión (dejar morir). Su equivalente sería eutanasia activa y
eutanasia pasiva, respectivamente. Utilizadas en forma casi sinónima, las calificaciones
de positiva y negativa respectivamente. Sin embargo, la organización medica colegial
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española y otras instituciones no aceptan la distinción terminológica entre «activa» y
«pasiva», porque lleva a confusión. Consideran que la eutanasia es siempre
deontológicamente condenable, y que es distinta del acto médico de suspender un
tratamiento inútil. (OMC ;2000)
Otro termino que también es destacable para el entendimiento del derecho o no a la
eutanasia se enuentra el concepto de vida digna ¿Es la eutanasia una “muerte digna”?
Resulta paradójico que el término dignidad se utilice tanto para defender la legitimidad de
la eutanasia como para negarla, por lo que es importante clarificar qué entendemos por
dignidad. Algunos reducen esta dignidad al disfrute de una calidad de vida, conciencia, o
capacidad de autodeterminación. Por el contrario, otros entendemos la dignidad como el
valor intrínseco que posee todo ser humano, independientemente de sus circunstancias,
edad, condición social, estado físico o psíquico. La condición digna de la vida humana es
invariable desde que se comienza a existir hasta la muerte, e independiente de
condiciones cambiantes a lo largo de la existencia. Kant distinguió entre dignidad
ontológica, como valor intrínseco, inviolable, incondicional, que no varía con el tiempo y no
depende de circunstancias exteriores o de consideraciones subjetivas, y dignidad moral,
como aquella que el hombre tiene en mayor o menor grado según las acciones que
realice, si estas son acordes o no a la dignidad ontológica del ser humano.
“En última instancia, afirmamos que la raíz y el fundamento último de la dignidad del ser
humano es el haber sido creado a imagen y semejanza de Dios, somos “imago Dei”. Pero,
también estamos convencidos de que nuestra propuesta sobre el valor de la vida humana es
ampliamente compartida por muchas personas que defienden y proclaman los derechos de
todos los seres humanos”.(Ballesteros,1999)
Con la intención de seguir delimitando la terminología que envuelve a la eutanasia es
necesario definir que es la muerte ‘Durante muchos años, el concepto médico de ‘muerte’
era el mismo que el del público en general, o sea, la suspensión permanente de las
funciones cardiorrespiratorias; el miedo a ser enterrado vivo hizo que en el pasado el lapso
considerado prudente para afirmar la irreversibilidad del proceso se prolongara hasta por
72 o más horas, antes de certificar la muerte. Sin embargo, a partir de la década de los 50,
los avances en terapia intensiva permitieron mantener las funciones cardiaca y respiratoria
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durante tiempos prácticamente indefinidos en sujetos que obviamente ya estaban muertos.
Al mismo tiempo, el progreso en el uso clínico de trasplantes de órganos y tejidos para el
tratamiento de distintas enfermedades graves renales, hepáticas, cardíacas y de otros
órganos, cuyos resultados son mejores si se usan órganos obtenidos de sujetos recién
fallecidos, aumentó la presión para reconsiderar el diagnóstico de muerte. En 1966, un
grupo de médicos de la Universidad de Harvard propuso el concepto de ‘muerte cerebral’,
que se fue modificando a lo largo de los años y que en la actualidad ya se acepta
internacionalmente. En México, la Ley General de Salud (reformada el26 de mayo de
2000) define la muerte de la manera siguiente:
Art. 344. La muerte cerebral se presenta cuando existen los siguientes signos:
I.-Pérdida permanente e irreversible de conciencia y de respuesta a estímulos
sensoriales.
II.-Ausencia de automatismo respiratorio, y
III.-Evidencia de daño irreversible del tallo cerebral, manifestado por arreflexia
pupilar, ausencia de movimientos oculares en pruebas vestibulares y ausencia
de respuesta a estímulos noniceptivos. Se deberá descartar que dichos signos
sean producto de intoxicación aguda por narcóticos, sedantes, barbitúricos o
sustancias neurotrópicas.
Los signos señalados en las fracciones anteriores deberán corroborarse por cualquiera de
las siguientes pruebas:
I.-Angiografía cerebral bilateral que demuestra ausencia de circulación
cerebral, o
II.-Electroencefalograma que demuestre ausencia total de actividad eléctrica
cerebral en dos ocasiones diferentes con espacio de cinco horas.
De acuerdo con esta definición, el diagnóstico de muerte cerebral requiere ausencia
defunciones de la corteza y del tallo, junto con falta de circulación cerebral; sin embargo,
se ha propuesto que sólo se tome en cuenta la falta permanente e irreversible de las
funciones de la corteza, como ocurre en sujetos descerebrados que conservan el
automatismo cardiorrespiratorio. Por otro lado, también se han presentado casos (no en
nuestro país) de pacientes con inconciencia irreversible y sin automatismo
cardiorrespiratorio, pero que se mantienen “vivos” gracias a técnicas de terapia intensiva.
De acuerdo con la ley mexicana, los primeros están vivos mientras los segundos ya están
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muertos, pero en otros países (EUA, Inglaterra, Alemania) los dos tipos de casos están
vivos.(FCCyT;2008)
En consecuencia con todo lo anteriormente expuesto surge la pregunta hasta que punto
un paciente tiene el derecho de decidir el momento y la forma de terminar con su propia
vida. Debería una persona que ha perdido todas sus capacidades verse forzada a seguir
viviendo en una fatigosa agonía en espera de una muerte irremediable ;No obstante y a
pesar de los avances tecnológicos que en el area de la medicina se han alcanzado en las
técnicas de salvación de vidas, los cuales eran inimaginables en otros tiempos y aun que
es posible ahora, por medios artificiales de respiración y alimentación, mantener viva por
mucho tiempo a una persona que ha quedado en estado vegetativo o con muerte cerebral
irreversible. Se siguen escuchando declaraciones de pacientes tales como “No agradezco
al medico el estar vivo” (Nicklinson, 2012).
En estos casos que tan correcto se considera la intervención humana para
interrumpir el ciclo natural de vida y conserva vivo un cuerpo que no tiene consciencia de
su antinatural situación. ¿Es adecuado retener con vida a una persona que habría fallecido
de modo natural porque su cuerpo ya no estaba en condiciones para conservarla
consciente y con las capacidades suficientes para continuar su vida?.
Una sola razón justificaría el hecho de conservar con vida ese cuerpo, que sus
órganos internos sean preservados para ser donados a otras personas en un intento por
salvar sus vidas. Pero para ello sería indispensable tener el respaldo legal para que al
"muerto en vida" se le aplique la eutanasia con el fin de proceder a la donación de sus
órganos.
Muchos argumentan que la vida humana es un regalo precioso e invaluable y que
debe ser vivida en toda su intensidad y disfrutar al máximo cada segundo de ella, por lo
que, en caso de riesgo de muerte, debe hacerse todo lo humanamente posible para
preservarla y prolongarla el mayor tiempo posible.
Una persona en estado vegetativo o con muerte cerebral irreversible ya no puede
vivir la vida en toda su intensidad ni disfrutar de un sólo segundo de vida, puesto que ya
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no tiene consciencia de su propia existencia. Si un ser humano ya no puede vivir
conscientemente su vida, este argumento pierde por completo el sentido.
Resulta una obviedad afirmar hoy día que existen personas concretas que en
situaciones específicas desean morir –o se desea que mueran– antes que seguir con vida,
y que la polémica en torno a la muerte asistida médicamente, tanto en su modalidad de
“suicidio asistido” como de “eutanasia”, está lejos de ser un debate cerrado. Junto al
publicitado episodio del patólogo Jack Kevorkian, no es difícil agregar otros casos que
invitan también a una reflexión atenta. Uno de estos casos es el de Bob Dent, de 66 años,
con un cáncer de próstata infructuosamente tratado desde 1991. El 22 de septiembre de
1996 Dent fue el primer australiano que se acogió a la Ley de los Derechos de los
Enfermos Terminales del Territorio del Norte de Australia, que entró en vigor el 1 de julio
de 1996, y que mientras estuvo vigente, se constituyó como la primera ley en aprobar el
suicidio asistido y la eutanasia. Satisfechos los requisitos exigidos por la ley, el médico
Philip Nitschke diseñó a Dent un programa que controlaba la autoadministración de una
inyección letal. El reverso de la moneda es el caso de Ramón Sampedro, español de 54
años –30 años tetrapléjico tras un accidente– que desde 1993 planteó por la vía judicial su
derecho a “morir con dignidad” para salir de su “infierno” sin que quien le ayudase tuviera
que ser castigado por ello. En 1997 solicitó amparo al Tribunal Constitucional por segunda
vez (la primera se rechazó por defecto de forma), sin poder admitirse su caso en el
Tribunal Europeo de los Derechos Humanos de Estrasburgo hasta que no agotara la vía
judicial española. Después de una sentencia desfavorable, se suicidó. Antes de ello, dejó
grabado un video en el que se exponía además su deseo de morir, y la petición expresa
de que no se acusara a nadie por la colaboración necesaria para llevar a término su
proyecto. Manteniendo la grabación del video, bebió una solución con cianuro que le
causó la muerte en veinte minutos” (Vazquez, 2008).
Así pues son muchos y cada día mas casos que llegan año con año a las cortes con
la esperanza de acabar con lo que ellos mismo consideran una forma indigna de vivir,
reclamando a la vez su libertad y autonomía para ejercer su derecho a una” buena
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muerte” ahí esta el caso de Inmaculada Echevarría que en granada España tras
rechazar el respirador que en los utlimos 10 años la mantuviera con vida en manifestara:
“Mi vida no tiene más sentido que el dolor, la angustia de ver que amanece un nuevo día para
sufrir, esperar que alguien escuche, entienda y acabe con mi agonía”.“Lo único que pido es la
eutanasia. No es justo vivir así.”(Echeverría;2006)
Otro caso en esta misma dirección fue el de tony Nicklinson un hombre de 58 años
paralizado de cuello para abajo que tan sólo una semana después de perder su ultima
batalla ante la corte para que se le reconociera el derecho a una muerte digna , falleciera
por “causas naturales” la policía de Wiltshire, su condado de residencia en Inglaterra,
pareicera no cuestionar el dictamen médico de deceso por neumonía, puesto que se
declino la apertura de una investigación. (Tubella, 2012)
Nicklinson llevaba siete días rechazando cualquier tipo de alimentación cuando le
sobrevino la muerte, o el final de lo que él mismo calificó de “una pesadilla en vida”, a las
10 de la mañana (hora local). Tomó esa decisión tras conocer la sentencia de la High
Court (Alto Tribunal) en la que tres jueces estimaban que no les corresponde a ellos
modificar la legislación según la cual “la eutanasia voluntaria equivale a un asesinato”.
Aquel día lloró ante las cámaras y denunció la “cobardía” de una justicia que persigue a
los médicos y familiares dispuestos a ayudar a morir a un paciente terminal, aunque en la
práctica ello no siempre sea así.(ídem,id)
Tony Nicklinson declaro en 2012 “Temo por el futuro y por las miserias que me
acarreara” A traves de la pizarra electrónica que se había convertido en su medio de
comunicación con el mundo desde que un ataque de apoplejía le dejara sin habla y
paralizada casi todo su cuerpo en 2005. Un año antes de que Nicklinson sufriera aquel
infarto cerebral durante un viaje de trabajo en Atenas, ya había firmado una directiva a
través de la cual rechazaba cualquier tipo de tratamiento de apoyo en el supuesto de
convertirse en un enfermo terminal.
En contra posición de aquellos que como Nicklinson consideran a la eutanasia como
un derecho hay quienes observan este hecho tan solo como una demagogia eso del “
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buen morir “ argumentando que el causar la muerte de alguien, ya sea de forma activa o
pasiva, implica una acción transitiva que busca matar, lo que siempre es inmoral por ser
contrario a la ley natural y a los más elementales principios de la ética. De modo que, sin
perjuicio de que en la eutanasia y el suicidio asistido la finalidad pueda ser compasiva,
esta intención buena no hace bueno el medio empleado, y sólo puede modular o rebajar la
responsabilidad, moral y jurídica, derivada de una acción que significa “matar”, es decir,
terminar con la vida de una persona.
Nadie sino uno mismo tiene la capacidad de decidir hasta dónde su vida merece ser
vivida y desde dónde no; cuándo ha perdido su dignidad. El sentido común y también las
leyes protegen la vida, pero no nos condenan a ella. Nadie, ni el Estado Democrático,
tiene derecho a empeñarse en la protección de un derecho por encima del deseo y del
interés de su titular, ni siquiera en el caso de la vida.(Caballero,2010)
“Las personas que no consideramos la vida un don divino (y no pocas de las que sí lo
consideran así) reclamamos legítimamente de los legisladores el reconocimiento expreso del
derecho a la vida propia como renunciable. Nosotros entendemos el derecho a la vida como un
derecho fundamental en el sentido de que sin ella no cabe el ejercicio de ningún otro, pero eso
no lo convierte en irrenunciable. Tenemos el derecho a vivir, no la obligación” (Montes y
Sloler;2010)
Asi pues llegamos a países como Holanda ejemplo de una buena comprensión de la
muerte digna y del proceso de despenalización y legalización de la eutanasia. Desde el
año 2002 tiene ley de Eutanasia y ha sido el primer país europeo que legisló sobre la
eutanasia. En su papel de nación pionera es importante conocer y analizar otro paso más
en el debate sobre el derecho de salida de la vida. Holanda debate ahora el suicidio legal
a partir de los 70 años de edad.(idem,id) La vida es un derecho, no un deber. Y la ayuda al
suicidio debe legalizarse, a partir de los 70 años, para las personas sanas que no deseen
seguir viviendo”, comenta Marie José Grotenhuis, holandesa de 62 años, portavoz del
grupo Por voluntad propia.
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Conclusión
La eutanasia siempre será un tema muy polémico, debido a que incluye varios aspectos
de la vida misma, desde el aspecto medico, filosófico, político, ético, moral, religioso,
económico, etc. Por lo cual el enfoque puede variar mucho sin embargo considero que en
esencia no cambiaria el hecho de que es una decisión individual, y personal y que debe
ser tomada con la libertad , el conocimiento y la autonomía que todo individuo es capaz de
poseer, siempre y cuando esta decisión sea tomada con responsabilidad y muy consciente
de las consecuencias que esta implica. Considero que una vida sin aspiraciones ni
sentido , no tiene sentido de ser vivida una vez perdido el deseo de seguir viviendo por las
circunstancias de una enfermedad en donde el avance de la tecnología y medicina lo
único que hacen es prolongar su sufrimiento y agonia y en donde la persona se encuentra
imposibilitado de poder valerse por si mismo hasta en lo mas mínimo me parece
justificado y valido el ejecicio de su voluntad ,un individuo que ha perdido desde su propia
perspectiva “ Todo” sentido por la vida , incluso ha perdido su propia “dignidad”, podría
quedarle al menos el derecho de ejercer su autonomía y libertad aunque sus decisiones
no pudieran ser comprendidas ni aceptadas por sus seres queridos.el es el único que
puede decidir sobre lo que puede o no hacer con su propia vida. Yo apoyo la “libertad” de
toda individuo Independientemente de los aspectos legales y de las condiciones que se
exigen para aplicar la eutanasia en los países donde ésta se permite, me parece que en
los estados de inconciencia y el estado mínimamente consciente no sería correcto calificar
como matar a las acciones consecuentes de una decisión de eutanasia en cualquiera de
sus formas, con o sin el documento de voluntades anticipadas. Yo calificaría estas
acciones como muestras de respeto a la voluntad de los propios pacientes respecto del
modo de terminar su vida en condiciones humanamente dignas, inclusive cuando esa
voluntad no fue expresada por escrito o cuando hay dudas de lo que el paciente hubiera
preferido. Por encima, y como guía de las opciones de dejar vivir, dejar morir o producir la
muerte, está el respetar la libertad de elegir y procurar el mayor beneficio o el menor
maleficio para los pacientes en estados permanentes de inconciencia, quienes han
perdido, toda posibilidad de recuperación
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