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PROGRAMA ALBERGUES ESCOLARES INDÍGENAS PAEI EVALUACIÓN DE RESULTADOS 2006 INFORME FINAL

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PROGRAMAALBERGUES ESCOLARES INDÍGENAS

PAEI

EVALUACIÓN DE RESULTADOS

2006

INFORME FINAL

I

CONTENIDO

INTRODUCCIÓN 1

1 EL PROGRAMA ALBERGUES ESCOLARES INDÍGENAS (PAEI) 5

1.1 Presentación del Programa 5

1.2 Pertinencia del Programa 9

2 CUMPLIMIENTO DE OBJETIVOS 13

2.1 Grado de cumplimiento del objetivo general 13

2.1.1 Distribución de los beneficiarios por entidad 14 2.1.2 Distribución de beneficiarios por sexo 19 2.1.3 Distribución de beneficiarios por nivel educativo 23 2.1.4 Distribución de beneficiarios por nivel educativo y sexo 24 2.1.5 Distribución de beneficiarios por tipo de escuela 26 2.1.6 Composición de la población por etnia 27 2.1.7 Hablantes de lenguas indígenas 33 2.1.8 Aprovechamiento 39

2.2 Cumplimiento de objetivos específicos 47

2.2.1 Alimentación adecuada y hospedaje seguro 48 2.2.2 Participación de padres de familia y autoridades locales 86 2.2.3 Relación y trabajo con las autoridades escolares 102 2.2.4 Condiciones de operación de los albergues comunitarios 109

II

3 CUMPLIMIENTO DE REGLAS DE OPERACIÓN Y NORMATIVIDAD COMPLEMENTARIA 137

3.1 Beneficiarios 137

3.1.1 Criterios de elegibilidad 138 3.1.2 Transparencia 147

3.2 Derechos y obligaciones 149

3.3 Lineamientos específicos 153

3.3.1 Coordinación institucional 153 3.3.2 Instancias ejecutoras 159 3.3.3 Instancias Normativas 159 3.3.4 Instancias de Control y Vigilancia 160

3.4 Mecánica de operación 160

4 ANÁLISIS DE LOS RECURSOS ENTREGADOS A LOS BENEFICIARIOS 171

4.1 Variaciones en la inversión total 2005-2006 171

4.2 Estructura presupuestaria del programa 2005-2006 176

4.3 Montos de los apoyos del programa 178

4.4 Costo anual por alumno 181

4.4.1 Costo directo 181 4.4.2 Costo directo integrado 182

4.5 Indicadores nominales del programa 2005-2006 184

4.5.1 Desarrollo del programa 184

III

5 CUMPLIMIENTO DE METAS FÍSICAS Y FINANCIERAS 187

5.1 Metas financieras 187

5.2 Metas físicas 191

5.2.1 Número de albergues y becarios 191 5.2.2 Rehabilitación de albergues 192 5.2.3 Mantenimiento de albergues escolares 195 5.2.4 Equipamiento de albergues 196

6 ANÁLISIS DE COSTO-BENEFICIO Y COSTOS UNITARIOS 199

6.1 Costos unitarios 199

6.1.1 Costo de la ración alimenticia 202

6.2 Costo beneficio 203

7 ANÁLISIS DE ACTORES 205

7.1 Los Jefes de Albergue 205

7.1.1 ¿Quiénes son los jefes de albergue? 209 7.1.2 ¿Cómo influye la cantidad de recursos y la infraestructura en la vida cotidiana

del albergue? 213 7.1.3 ¿Existe una importancia de la educación en el albergue? 217 7.1.4 ¿Cómo se incluye la cuestión indígena y / o comunitaria dentro del albergue?

221 7.1.5 ¿Cuál es la importancia de la salud y la nutrición en los AEI? 223 7.1.6 ¿Y después de la escuela, qué se hace en el albergue? 226 7.1.7 ¿Los albergues escolares, siguen siendo necesarios hoy? 229 7.1.8 ¿Pueden existir recomendaciones para mejorar el funcionamiento del albergue?

231

IV

7.2 Las Ecónomas 234

7.2.1 El trabajo cotidiano de la Ecónoma 235 7.2.2 Situación laboral y económica 241 7.2.3 La relación de la Ecónoma con el Beneficiario 246 7.2.4 Problemas que afectan la organización, operación y funcionamiento del

albergue: una mirada desde la cocina 248 7.2.5 Percepciones generales y recomendaciones 252

7.3 El Comité de Padres de Familia 255

7.3.1 El papel de los comités de apoyo de padres de familia 256 7.3.2 Controles sociales 259 7.3.3 Información proporcionada 259 7.3.4 Características del mantenimiento 260 7.3.5 Participación Comunitaria 261 7.3.6 Alimentación, Infraestructura y Proyectos Productivos 264 7.3.7 Algunas consideraciones al tema 268 7.3.8 Propuesta 269

7.4 Los Maestros o autoridades escolares 270

7.4.1 Conocimiento del albergue 270 7.4.2 Calidad de vida en el albergue 271 7.4.3 Aprovechamiento escolar 274 7.4.4 Relación albergue – comunidad 277 7.4.5 Relación albergue – escuela 278 7.4.6 Recomendaciones de los maestros al Programa 279

7.5 Las Autoridades Comunitarias 280

7.5.1 La Autoridad de la Comunidad y su conocimiento acerca del albergue 281 7.5.2 La relación Autoridad de la Comunidad y el Programa 282 7.5.3 Participación de la autoridad con el albergue 283 7.5.4 Percepciones de la Autoridad de la Comunidad sobre los beneficios del

Programa 285 7.5.5 La importancia del albergue en la comunidad 286 7.5.6 El futuro del albergue 287 7.5.7 Recomendaciones específicas 290

V

8 ANÁLISIS DEL IMPACTO SOBRE EL BIENESTAR, LA EQUIDAD, LA IGUALDAD Y LA NO DISCRIMINACIÓN DE LAS MUJERES 293

8.1 Inclusión de niñas en el padrón de beneficiarios 294

8.2 Equidad, igualdad y no discriminación de las mujeres en la distribución de actividades de los beneficiarios 301

8.3 Equidad, igualdad y no discriminación de las mujeres entre los adultos que colaboran con el albergue 305

8.4 Análisis de la calidad de los servicios prestados a las beneficiarias 306

8.4.1 Artículos de aseo personal 310 8.4.2 Útiles escolares 314

8.5 Análisis de los indicadores de maltrato 318

9 ESCENARIO PROSPECTIVO 323

9.1 Escenario de mejora en la eficiencia administrativa 325

9.2 Escenario de fortalecimiento de la infraestructura a diez años 328

CONCLUSIONES 333

RECOMENDACIONES 339

VI

ANEXO METODOLÓGICO 345

A. Sobre el diseño de la encuesta y su levantamiento 345

B. Nota técnica de la Encuesta a Albergues Escolares Indígenas: propuesta de diseño 349

C. Nota técnica de la Encuesta a beneficiarios de Albergues Escolares Indígenas: levantamiento 352

ANEXO ESTADÍSTICO Y OTROS 355

CRÉDITOS 357

1

INTRODUCCIÓN

En este Informe Final se presentan los resultados de la evaluación practicada al

Programa Albergues Escolares Indígenas (PAEI) para el ejercicio fiscal 2006 y es fruto

del análisis de la información documental proporcionada por la Comisión Nacional para

el Desarrollo de los Pueblos Indígenas (CDI), la información de contexto proveniente de

diversas fuentes documentales (censos, conteos, etc.) y la que procede de la que se

generó a través de encuestas, entrevistas a profundidad y talleres con los beneficiarios

y con otros actores involucrados directa o indirectamente en la operación de los

albergues escolares indígenas (tales como los jefes de albergue, las ecónomas, los

comités de padres de familia, los maestros de las escuelas a donde acuden los niños

albergados y las autoridades comunitarias de las localidades donde se ubican los

albergues) durante el proceso mismo de la investigación.

En el primer capítulo hacemos una breve presentación del Programa, señalando sus

principales características y el recorrido histórico que han tenido desde su creación

entre las instituciones emanadas de la Revolución Mexicana durante el siglo XX hasta

llegar a su adscripción actual en la Comisión Nacional para el Desarrollo de los Pueblos

Indígenas y en el contexto de las políticas públicas asistenciales que aún sobreviven.

Mencionamos los vínculos y coordinación institucional que se teje a su alrededor en el

Gobierno Federal y describimos el quehacer básico que desempeña el personal

adscrito al mismo, así como otros actores importantes.

En el mismo capítulo desarrollamos una justificación que pareciera innecesaria dada la

realidad de sobra conocida en que viven y sobreviven los pueblos originarios en el

México del siglo XXI, particularmente en lo que se refiere a los infantes y adolescentes

respecto a su derecho a recibir una educación pública gratuita y de calidad. De

2

cualquier forma aportamos algunos datos y elementos que hacen más que evidente la

pertinencia e importancia de este programa de gobierno.

Por tratarse de un programa que acompaña la actividad escolar de los niños y

adolescentes que resultan beneficiados, el registro de sus actividades y de la operación

administrativa involucra dos ciclos anuales claramente diferenciados. Por un lado,

buena parte de la información se ajusta al ciclo escolar anual que va de agosto de un

año a junio-julio del siguiente, con información que debe considerarse en su conjunto

para este período (beneficiarios, albergues, e incluso presupuestos), pero por el otro

lado, se registra la información en función del ejercicio fiscal (enero-diciembre),

destacando la información presupuestal, pero también en los otros conceptos ya

mencionados. De esta forma se han utilizado ambos subconjuntos de información, la

que se ajusta al ciclo escolar y la que se presenta para el ejercicio del año fiscal, de

acuerdo a la posibilidad de explotar y analizar cada fuente de información disponible.

Cabe hacer notar, sin embargo, que las diferencias intrínsecas a esta diferenciada

operación implican su consolidación durante el tercer trimestre del año, generando a

partir de entonces los informes parciales de gasto del ejercicio anual. Es por ello que la

información proporcionada al equipo evaluador no siempre es consistente en los datos

consignados entre los diversos documentos y archivos magnéticos, incluso cuando se

trata de información que no debiera presentar diferencias.

Lo anterior ha obligado ha realizar un análisis por tipo de fuente de información y, por el

momento, no tomar en consideración lo que se consigna en otras fuentes de

información para su contraste, de modo tal que en el capítulo 2 hemos privilegiado el

padrón de beneficiarios para el análisis de las principales características de los

niños(as) y jóvenes becarios de los albergues (edad, sexo, nivel escolar, aprobación y

calificaciones obtenidas), así como para la ubicación y distribución de los albergues

mismos, en tanto que para el análisis de los recursos financieros hemos preferido otros

archivos que no necesariamente coinciden con las contenidas en los documentos

utilizados para el análisis de albergues y beneficiarios ya mencionados.

3

Por lo demás, en el apartado dedicado a la focalización, del capítulo segundo, y en el

capítulo tercero revisamos los objetivos y los criterios de elegibilidad vigentes en las

Reglas de Operación del Programa y observamos las consecuencias que ellos tienen

en la operación del Programa en el contexto actual, valorando además el cumplimiento

de los objetivos vigentes.

El cuarto capítulo lo destinamos al análisis de los recursos entregados a los

beneficiarios y desarrollamos también el análisis de la inversión pública del 2006 y su

comparación con el ejercicio fiscal 2005, estimando además los costos unitarios y el

análisis de costo-beneficio en el capítulo sexto. En tanto que una valoración del

comportamiento de las metas físicas y financieras del Programa, así como de su

cumplimiento, es lo que se aborda en el quinto capítulo.

Para el desarrollo de la investigación nos pareció muy importante incorporar las

distintas visiones que se tienen respecto a los Albergues Escolares Indígenas por

actores involucrados directamente en su operación, como es el caso de los jefes de

albergue, las ecónomas y los comités de padres de familia de los niños albergados.

Pero también nos pareció relevante la visión de aquellos otros que estando un tanto

distantes del día a día, sin embargo se mantienen en la órbita del mismo, nos referimos

a los maestros de las escuelas a donde acuden los niños albergados y a las

autoridades comunitarias de las localidades donde se ubican los albergues. Por esta

razón se hicieron entrevistas a profundidad con estos cinco actores en cada uno de los

65 albergues visitados que sirvieron de muestra estadística. El resultado del análisis de

actores realizado lo presentamos como capítulo séptimo.

El abordaje sobre el impacto que tiene el PAEI en la población femenina a partir de

criterios de bienestar, equidad, igualdad y no discriminación hacia este sector de los

beneficiarios se desarrolla en el capítulo octavo.

4

En tanto que en el noveno capítulo presentamos algunas posibilidades futuras de

desenvolvimiento del PAEI a partir de dos escenarios, por una parte qué sucedería si el

Programa se mantiene en la misma inercia que la observada hasta el día de hoy y en el

pasado reciente, mientras que por la otra se presenta las posibilidades de mejora

sustancial de la operación y cobertura de los albergues a partir de ciertas

modificaciones en el corto y mediano plazo.

Al final del documento presentamos, como es obligado para toda evaluación, las

conclusiones y las correspondientes recomendaciones que se derivan y sustentan en

los capítulos precedentes.

Coyoacán, Distrito Federal.

5

1 EL PROGRAMA ALBERGUES ESCOLARES INDÍGENAS (PAEI)

1.1 Presentación del Programa

En el ámbito educativo, es posible decir que los albergues escolares indígenas (AEI) se

han constituido en un factor emblemático en la vida cotidiana de niños y niñas a lo largo

de muchas generaciones en las zonas indígenas del país, en virtud de su existencia y

permanencia por más de sesenta años. Aunque existen antecedentes más antiguos, se

puede tomar como referencia del inicio de este modelo asistencial de apoyo educativo,

el iniciado en 1932 por el entonces Secretario de Educación Pública, Narciso Bassols,

quien transformó la Casa del Estudiante Indígena – la única escuela internado para

indígenas que existía en el país, ubicada en el Distrito Federal- en internados

indígenas, instalándose los primeros en la Sierra Tarahumara1. Fueron instalados

entonces 11 centros de educación indígena, siguiendo el modelo de internado, estos

nuevos centros tenían por finalidad instruir a los indígenas en su medio de origen para

que los alumnos mantuviesen siempre el vínculo con sus comunidades. Los primeros

internados indígenas que funcionaron fueron San Gabrielito en Guerrero y Yoquivo en

Chihuahua2.

Dicho proyecto más tarde se intensificó durante el periodo de gestión del Presidente

Lázaro Cárdenas del Río, quien estableció el Departamento de Asuntos Indígenas en

1 “Resulta natural que hayamos confirmado por nuestro viaje, tanto el Jefe del Departamento de Escuelas

Rurales como yo, la conveniencia de transformar la Casa del Estudiante Indígena –que ha cumplido ya su misión demostrando indiscutiblemente la capacidad del indio para educarse -, en varios internados plenamente indígenas que estableceremos en medio de las tribus y que por funcionar en ambientes rurales, habrán de cumplir dos requisitos de la mayor trascendencia: no desvincular a los educandos de su ambiente propio y extender a un número de diez veces más amplio los beneficios de la escuela y la obra de culturización por resultar mucho más barata la educación en esas condiciones” (comentarios de Narciso Bassols en su viaje a la Sierra Tarahumara en 1932), en Bassols, Narciso. Obras. México, FCE, 1964; pág. 182.

2 Aguirre Beltrán, Gonzalo. Teoría y Práctica de la Educación Indígena. México, FCE, 1992; pág. 102.

6

1936, entidad que a su vez promovió los AEI, en su momento, denominados internados

indígenas y que para aquel año operaban ya 28 en distintas entidades del país3.

El objetivo de los AEI en aquellas fechas era proporcionar apoyo y atención a niños

indígenas para que terminaran su educación primaria, tesis que de alguna manera

sigue prevaleciendo hasta hoy, y donde además se capacitaban en distintos oficios y en

nuevas prácticas agrícolas y forestales. Sin embargo, es hasta 1972, cuando el

programa arranca con el nombre que se le conoce hasta hoy: Programa Albergues Escolares Indígenas4. Los AEI, precisamente, cobraron mayor relevancia en los años

setenta, lapso en que se construyeron la mayoría de los albergues que existen en el

país así como los Centros Coordinadores Indigenistas que operaron bajo la tutela del

otrora Instituto Nacional Indigenista (INI) hasta el año 20035 .

En su ya larga trayectoria los AEI se han transformado paulatinamente, tratando de

ajustarse a los cambiantes contextos sociales y distintos modelos educativos indígenas

que se experimentaron en función también de las variadas visiones y posiciones

ideológicas hacia la población indígena de las autoridades en turno. Actualmente

operan en un nuevo marco institucional dentro del Programa Albergues Escolares

Indígenas (PAEI) a cargo de la Comisión Nacional para el Desarrollo de los Pueblos

Indígenas (CDI), entidad de nueva creación y heredera de los programas del viejo INI.

“En 2003, con la publicación del decreto de la Ley de la CDI, el 21 de mayo, y el inicio

de sus funciones, el 5 de julio, terminó la etapa de reforma jurídica que se requería para

la reforma institucional y se inició la fase de consolidación de un nuevo modelo de

atención transversal que busca el desarrollo integral y sustentable de los pueblos y

comunidades indígenas”6.

3 Informe del General de División Lázaro Cárdenas, Presidente de la República Mexicana, ante el H.

Congreso de la Unión, correspondiente al ejercicio comprendido entre el 1 de septiembre de 1935 y el 31 de agosto de 1936. México, D. F., 1 de septiembre de 1936.

4 Información en página electrónica: http://www.cdi.gob.mx/ini/documentos/alberguesini/. 5 México: setenta y cinco años de la Revolución. Coord. Fernando Pérez Correa. México, FCE-IEHRM,

1988; vol. dedicado al Desarrollo Social I. 6 MEXICO. CDI. Acciones de Gobierno para el Desarrollo Integral de los Pueblos Indígenas 2001-2003.

México, CDI, 2004.

7

El PAEI es un programa social aprobado por la Junta de Gobierno de la Comisión y

está sujeto a Reglas de Operación (R_Op) aprobadas por la Secretaría de Hacienda y

Crédito Público, “con el objeto de asegurar la aplicación eficiente, eficaz, oportuna,

equitativa y transparente de los recursos públicos” (art. 54 del PEF 2006).

El PAEI tiene como objetivo central “contribuir a que niñas y niños indígenas que

habiten en localidades que no cuentan con servicios de educación, ingresen y

concluyan su educación básica y media superior, con apoyo de los servicios que se

otorgan en los albergues escolares y comunitarios” (R_Op 3.1). Es decir, que el

Programa atiende a infantes y adolescentes en un rango de edad de 4 a 18 años en los

niveles de preescolar, primaria, secundaria y bachillerato.

Los albergues escolares propiamente dichos son los que opera directamente la CDI y

que atienden indistintamente a alumnos de cualquier nivel escolar de los mencionados.

En cambio los denominados albergues comunitarios de acuerdo con las R_Op tienen la

restricción de sólo atender alumnos del nivel de bachillerato y están apoyados

económicamente por la CDI en la medida de sus posibilidades presupuestarias.

De acuerdo con el diseño vigente del programa, sus componentes básicos son los

siguientes:

Proporcionar alimentación y hospedaje seguro a niñas y niños indígenas que

estén inscritos en alguna escuela de educación básica incorporada a la Secretaría

de Educación Pública (SEP), durante la totalidad de días hábiles que comprende

el ciclo escolar de acuerdo con el calendario de la propia SEP.

Otorgar otros apoyos directos a los beneficiarios, consistentes en materiales de

higiene, de limpieza y paquetes escolares, así como absorber los gastos de

operación de los propios albergues.

8

Aportar recursos para la reparación, equipamiento y mantenimiento de los

albergues.

Atención a los albergues comunitarios en función de la disponibilidad

presupuestaria del Programa.

Para el cumplimiento de sus objetivos, el PAEI, mantiene de manera permanente una

coordinación institucional con las instituciones federales siguientes: con la Secretaría de

Educación Pública, la cual comisiona al personal que labora en los albergues: Jefes de

albergues y Ecónomas; con el Consejo Nacional de Fomento Educativo, que apoya con

instructores para apoyar la realización de tareas y actividades culturales de los

becarios; con Diconsa y Liconsa, que abastecen los productos de la canasta básica

para la alimentación de los alumnos. La Secretaría de Salud y el Programa IMSS-

Oportunidades proporcionan –en principio- atención a la salud de 1º y 2º niveles a los

beneficiarios. Y con la CFE se firmó un acuerdo de servicio por el cual se les exenta de

pago por el consumo de energía eléctrica. Esta coordinación interinstitucional sin duda

contribuye de manera importante al logro de los objetivos del Programa por las

acciones y monto de recursos en juego.

De otro lado, los actores principales que hacen posible la actividad cotidiana en los

albergues escolares son: en primer lugar, las ecónomas, quienes se encargan de

preparar los alimentos tres veces al día y que suelen fungir como madres sustitutas,

particularmente de las niñas, quienes reciben de ellas las primeras orientaciones en los

cambios que viven de la infancia a la adolescencia, entre otros valiosos consejos; los

Jefes de albergue, responsables de variadas tareas (fundamentalmente

administrativas); el Comité de Apoyo de Padres de Familia, que además de realizar

funciones de contraloría social, asume diversos trabajos en beneficio del albergue; y

finalmente, aunque desempeñando el papel central, los alumnos que, bajo un esquema

de autoorganización, se responsabilizan de los quehaceres de limpieza cotidiana de

todas las instalaciones.

9

Para tener una idea más concreta de las dimensiones del PAEI, es necesario decir que

para el año 2006 se ejercen recursos por la cantidad de 544.5 millones de pesos para

atender a 59,943 becarios en 1,081 albergues, distribuidos en 21 entidades federativas,

pero principalmente concentrados en el sureste, en estados como Oaxaca, Chiapas,

Guerrero y otra parte importante en el estado de Chihuahua, lo cual quiere decir que en

términos globales se invirtieron poco más de ocho mil pesos7 anuales por becario. En

cambio, si consideramos únicamente aquellos conceptos que benefician directamente

al alumno, su costo anual es del orden de $6,229.28, equivalentes a un poco más de un

tercio de un salario mínimo o a 1.3 veces si lo relacionamos con el parámetro de

pobreza de dos dólares diarios por persona.

Por lo que hace a los albergues comunitarios, en este mismo año se apoyan a 135 con

una matrícula de 7,430 alumnos, con un presupuesto de 30.2 millones de pesos,

arrojando un costo total anual por becario de $4,063.68

Más allá del juego de números, el impacto y beneficio social del PAEI es de la más alta

relevancia, muy a pesar de su escasa cobertura.

1.2 Pertinencia del Programa

La permanencia de los Albergues Escolares Indígenas por ya más de setenta años,

constituye un hecho histórico que revela la importancia de la función social que ejerce

en las comunidades indígenas y en particular porque se dirige y atiende al sector de la

población más desprotegido que son las niñas y niños indígenas, azotados de manera

perenne por el hambre, la desnutrición y el analfabetismo. Tales condiciones de vida

acentúan las desventajas y la iniquidad social, lo que hace imprescindible no sólo la

continuación del PAEI sino aún su crecimiento y la expansión real de su cobertura.

7 Monto redondeado que considera los 59,943 becarios del programa normal, más 7,430 alumnos que se

benefician a través de los albergues comunitarios.

10

Los albergues escolares son un componente importante del proceso educativo de los

niños ya que inciden directamente en su desarrollo físico por vía de la alimentación,

contribuyen a mejorar sus condiciones de estudio al contar con un hospedaje seguro y

apoyo en la realización de sus tareas. Aunque estos componentes del Programa

requieren mejorarse sustancialmente, el impacto que tienen al propiciar que los niños

ingresen y permanezcan en la escuela es muy relevante, al registrarse una escasa

reprobación y deserción, con lo cual el Programa cumple de manera general sus

objetivos. Fuera del albergue los niños enfrentan condiciones adversas: trabajo infantil,

migración, violencia intrafamiliar, hambre y abandono, con todo el conflicto emocional

que ello acarrea.

De otra parte el universo potencial de atención, refleja características que también

justifican la existencia del Programa: a nivel nacional en el segmento de población de 5

a 14 años hablantes de lengua indígena, para el año 2000, el 18.6% no asistía a la

escuela, en cambio entre los no hablantes de lengua indígena del mismo grupo etario

que no acudían a la escuela el indicador alcanzaba el 9.2%, es decir,

proporcionalmente no asistía a la escuela el doble de los niños y jóvenes indígenas

(hablantes de alguna lengua) en edad escolar, respecto a los no hablantes de alguna

lengua indígena de la misma edad, con el agravante de que los primeros son aquellos

que viven en las localidades más dispersas y recónditas del país8.

Para el año 2005, de acuerdo con los resultados del Conteo de Población y Vivienda

efectuado en noviembre de ese año, se advierte que la situación ha mejorado en cuanto

a la asistencia escolar en general, sin embargo todavía para el mismo grupo

poblacional el 11.87% (población de 5 a 14 años hablante de alguna lengua indígena)

no asistía a la escuela, es decir, más de 158 mil niños indígenas del país en edad

escolar no se encontraban matriculados en ningún centro educativo, mientras que para

el caso de los no hablantes de lengua indígena era el 5.24% de los niños en dicho

rango de edad que no acudían a la escuela. Observemos entonces que si bien la

8 MÉXICO. INEE. La calidad de la educación básica en México; Informe anual 2005. México, INEE, 2006.

11

asistencia general a la escuela se ha incrementado en el lapso de los cinco años

considerados (entre HLI y los que no lo son), la proporción entre niños hablantes de

lengua indígena y los que no lo son se ha incrementado ligeramente, ya que en el 2000

la proporción era de 2.02, en tanto que para el año 2005 esta aumentó a 2.269.

Asimismo el Programa postula que el servicio de albergues es para niñas y niños que

no cuentan con servicios de educación en la localidad donde viven. A la luz del

crecimiento de la infraestructura escolar aun en localidades remotas, lleva a pensar que

el universo de atención del PAEI disminuye y que por lo tanto su presencia en las

comunidades indígenas tendría que ir declinando paulatinamente, sin embargo, al

asomarse al tipo de escuelas que existen en las regiones indígenas, no se advierten

condiciones favorables para el desarrollo educativo de los niños, ya que a nivel nacional

existen 9,691 primarias indígenas y de ellas 6,185 son escuelas multigrado en

modalidad indígena (63.8%)10, que es el nivel escolar al que acuden de manera

mayoritaria los beneficiarios del PAEI. Este tipo de escuelas también llamadas de

organización incompleta se localizan principalmente en Chiapas, Durango, San Luis

Potosí, Tabasco, Veracruz y Oaxaca; suelen tener menos y más deficientes recursos

humanos y materiales e imparten una educación ostensiblemente de calidad inferior y

proclividad permanente a la deserción.

Este escenario obliga al PAEI a sostener no sólo cuantitativamente sus servicios, sino

también a reforzar la calidad de sus componentes de apoyo educativos que se refieren

a las tareas escolares y a las actividades interculturales, que atemperarían la deficiente

educación que reciben los niños y niñas indígenas.

Por otra parte, el hecho de que el Programa haya incorporado a alumnos de preescolar,

representa un avance significativo y representa una oportunidad de apoyar al grupo de

9 INEGI, Conteo de Población y Vivienda 2005. México, INEGI, 2006; (v. resultados definitivos y consulta

en línea en la página web del INEGI). 10 MÉXICO. INEE. La calidad de la educación básica en México; Informe anual 2005. México, INEE,

2006.

12

edad que requiere más apoyo en cuanto a alimentación. Según los expertos, en la

primera infancia que va de los 0 a 5 años, es el periodo en que una nutrición adecuada

es definitoria en el futuro desarrollo del niño y consecuentemente –entre otros aspectos-

en su desempeño escolar.

El Programa también está teniendo una mayor apertura hacia el nivel de bachillerato

que no se constriñe únicamente a los albergues comunitarios sino también está

adquiriendo presencia en los albergues tradicionales, lo cual es relevante para no

interrumpir la continuidad de los estudios de los beneficiarios.

No obstante que todos los programas sociales están obligados a impulsar y a guardar

una equidad de género entre los beneficiarios, el Programa aún no cumple cabalmente

con esta disposición, sin embargo, sí se advierte una tendencia hacia la consecución de

este equilibrio, que es meritorio por los obstáculos que hay que salvar en un medio

social adverso y discriminatorio hacia la mujer. La presencia del PAEI puede y debe

jugar un papel muy importante que permita crecientemente el acceso de las mujeres a

todos los niveles educativos.

Todo lo anterior da cuenta de algunas bondades y beneficios del Programa y de cómo

ha ido realizando ajustes paulatinos en congruencia con las necesidades de su

población beneficiaria, aún sin una planeación rigurosa, pero no por ello menos

importantes.

En suma, las precarias condiciones de vida de la población indígena infantil, el número

de niños indígenas que no asisten a la escuela y la deficiente educación que reciben los

que están inscritos, justifican plenamente la continuidad del PAEI no obstante su insular

presencia.

En el apartado de recomendaciones de este informe se detallan un conjunto de

sugerencias elaboradas con el afán de fortalecer su funcionamiento e incrementar el

impacto entre los beneficiarios.

13

2 CUMPLIMIENTO DE OBJETIVOS

2.1 Grado de cumplimiento del objetivo general

Las reglas de operación del PAEI establecen como objetivo general del programa

“contribuir a que las niñas y los niños indígenas que habitan en localidades que no

cuentan con servicios de educación, ingresen y concluyan su educación básica y media

superior, con apoyo de los servicios que se otorgan en los albergues escolares y

comunitarios”11.

Como objetivos específicos a nivel de educación básica, las mencionadas reglas

definen:

1) Apoyar con una alimentación adecuada y hospedaje seguro a los beneficiarios de

los albergues para que inicien y concluyan el ciclo escolar;

2) Propiciar la participación y corresponsabilidad de los padres de familia y

autoridades locales en la planeación y desarrollo de las actividades del albergue,

para el cuidado de los niños y en la vigilancia del uso adecuado de los recursos

autorizados por la CDI;

3) Promover la concurrencia de los tres órdenes de gobierno, entidades y

organizaciones de la sociedad civil con acciones que mejoren la calidad de

atención a los beneficiarios, y

11 Reglas de Operación 2004 Comisión Nacional para el Desarrollo de los Pueblos Indígenas. Programa

Albergues Escolares Indígenas.

14

4) Mantener en condiciones de operación los bienes muebles e inmuebles que

permitan brindar hospedaje digno a los beneficiarios.

Con relación al nivel de Educación Media-Superior los albergues comunitarios debieran

brindar hospedaje y alimentación a jóvenes que cursen este nivel, con la finalidad de

mejorar la calidad del servicio otorgado.

A continuación se analiza el nivel de cumplimiento del objetivo general del Programa

tomando como base la información estadística contenida en el padrón de beneficiarios

para el ciclo 2005-2006, comparándola con el padrón de beneficiarios del ciclo anterior

2004-200512.

2.1.1 Distribución de los beneficiarios por entidad

En el cuadro 2.1 comparamos los datos sobre el número de beneficiarios de los dos

últimos ciclos escolares (sin contar el corriente 2007-2008).

Cuadro 2.1. BENEFICIARIOS POR ENTIDAD FEDERATIVA Ciclo escolar 2004-2005 Ciclo escolar 2005-2006 Comparación

Entidad Becarios % %

acumuladoBecarios %

% acumulado

Diferencia (1)

Diferencia porcentual

(2)

Oaxaca 13,910 23.1 23.1 13,546 22.6 22.6 -364 -0.50

Chiapas 8,671 14.4 37.6 8,342 13.9 36.5 -329 -0.50

Chihuahua 7,200 12.0 49.6 7,194 12.0 48.5 -6 0.00

Guerrero 5,671 9.4 59.0 5,433 9.1 57.6 -238 -0.30

Puebla 4,189 7.0 66.0 4,300 7.2 64.8 111 0.20

Hidalgo 3,781 6.3 72.3 3,891 6.5 71.3 110 0.20

Veracruz 3,694 6.1 78.4 3,745 6.3 77.6 51 0.20

Nayarit 1,822 3.0 81.4 2,574 4.3 81.9 752 1.30

Yucatán 1,779 3.0 84.4 1,783 3.0 84.9 4 0.00

12 Para el Padrón de Beneficiarios 2005-2006 se utilizó el archivo electrónico denominado: “RIAA 2005-2006.xls” y

para el Padrón de Beneficiarios 2004-2005 el archivo electrónico denominado “beneficiarios albegues.xls”, de agosto de 2005.

15

Cuadro 2.1. BENEFICIARIOS POR ENTIDAD FEDERATIVA (cont.) Ciclo escolar 2004-2005 Ciclo escolar 2005-2006 Comparación

Entidad Becarios % %

acumuladoBecarios %

% acumulado

Diferencia (1)

Diferencia porcentual

(2)

S. L. P. 1,760 2.9 87.3 1,697 2.8 87.7 -63 -0.10

Jalisco 1,750 2.9 90.2 1,692 2.8 90.5 -58 -0.10

Durango 1,160 1.9 92.2 1,155 1.9 92.4 -5 0.00

Michoacán 830 1.4 93.5 828 1.4 93.8 -2 0.00

Campeche 757 1.3 94.8 810 1.4 95.2 53 0.10

Sonora 698 1.2 96.0 594 1.0 96.2 -104 -0.20

Tabasco 555 0.9 96.9 524 0.9 97.1 -31 0.00

Q. Roo 501 0.8 97.7 435 0.7 97.8 -66 -0.10

México 436 0.7 98.5 395 0.7 98.5 -41 0.00

Sinaloa 398 0.7 99.1 374 0.6 99.1 -24 -0.10

B. C. 290 0.5 99.6 285 0.5 99.6 -5 0.00

Querétaro 242 0.4 100.0 247 0.4 100.0 5 0.00

Total 60,094 100.0 59,844 100.0 -250 0.00

Fuente: Elaboración propia con base en el Padrones de Beneficiarios del Programa Albergues Escolares Indígenas (PAEI) 2004-2005 y 2005-2006.

Para ambos ciclos escolares se prácticamente mantiene la misma distribución de

beneficiarios por entidad federativa, las diferencias entre ambos periodos son no

significativas a nivel estadístico. Para el caso del ciclo que estamos evaluando, los 59,

84413 niños y niñas que conforman el padrón de beneficiarios del PAEI en 2006 se

encuentran distribuidos en 21 entidades. Como se podrá observar, el cuadro muestra

que la mayor concentración de beneficiarios, al igual que en el ciclo 2004 – 2005, se da

en los estados de Oaxaca, Chiapas, Chihuahua y Guerrero, que cuentan con 22.6,

13.9, 12.0 y 9.1 por ciento del total, respectivamente. En estas cuatro entidades se

hospedan y alimentan prácticamente seis de cada diez niños atendidos (57.6%) en el

Programa.

13 En el desarrollo de este reporte se mencionan tres cifras diferentes del número total de beneficiarios: la que

corresponde al Padrón 2005-2006 (agosto-2006: 59,844), la del inicio del ejercicio fiscal (enero-2006: 59,943) con la que se realizaron la mayoría de los cálculos financieros y la cifra que reporta el último informe del Programa (octubre-2006: 59,707), lo cual es atribuible a la dinámica de altas y bajas de alumnos durante el ciclo escolar.

16

Gráfica 2.1. DISTRIBUCIÓN DE LOS BENEFICIARIOS POR ENTIDAD CICLO 2005-2006

OAXACA

CHIAPAS

CHIHUAHUA

GUERRERO

PUEBLA

VERACRUZ

HIDALGO

NAYARIT

YUCATÁN

JALISCO

SAN LUIS POTOSÍ

DURANGO

SONORA

MICHOACÁN

CAMPECHE

TABASCO

MÉXICO

QUINTANA ROO

SINALOA

BAJA CALIFORNI

QUERETAR

0

2,000

4,000

6,000

8,000

10,000

12,000

14,000Fr

eque

ncy

Fuente: Elaboración propia con base en el Padrón de Beneficiarios del Programa Albergues Escolares Indígenas (PAEI) 2006.

Respecto al conjunto de la población indígena nacional entre 5 y 19 años, considerada

por la condición de habla de lengua indígena (HLI), los beneficiarios del PAEI

representan menos del 3%. Para el ciclo 2005 – 2006, el mayor porcentaje estatal de

atención a niños indígenas en los albergues se da en Chihuahua (22.3%); en segundo

lugar se encuentra Nayarit (15.24%), seguido de Jalisco (11.48%) y Durango (10.18%).

No obstante, de las entidades que concentran el mayor número de beneficiarios, sólo

Chihuahua coincide con un porcentaje relativamente elevado de cobertura, mientras

que Chiapas, Oaxaca y Guerrero, con el mayor número de beneficiarios en términos

absolutos por estado, tienen 2.19%, 3.23% y 3.30% de cobertura de la población

indígena entre 5 y 19 años (v. cuadro 2.2).

17

Cuadro 2.2. POBLACIÓN POR ENTIDAD DE 5 A 19 AÑOS HABLANTE DE LENGUA INDÍGENA (HLI)

Beneficiarios 2004-2005 Beneficiarios 2005-2006

Entidad Rango de edades Población Población

HLI Albergues

% respecto a

la población

HLI

Albergues

% respecto

a la población

HLI

Variación Porcentual

de beneficiarios

5 - 9 260,331 3,352

10 - 14 226,758 3,479

15 - 19 220,707 4,358 Baja California

Total 707,796 11,189 290 2.59% 285 2.55% -0.04%5 - 9 83,090 6,789

10 - 14 80,246 8,172

15 - 19 73,769 8,627 Campeche

Total 237,105 23,588 757 3.21% 594 2.52% -0.69%5 - 9 518,550 142,763

10 - 14 488,791 129,177

15 - 19 433,517 109,712 Chiapas

Total 1,440,858 381,652 8,671 2.27% 8,342 2.19% -0.09%5 - 9 341,921 12,829

10 - 14 306,679 10,020

15 - 19 290,939 9,600 Chihuahua

Total 939,539 32,449 7,200 22.19% 7,149 22.03% -0.16%5 - 9 177,062 4,329

10 - 14 172,365 3,778

15 - 19 150,569 3,237 Durango

Total 499,996 11,344 1,160 10.23% 1,155 10.18% -0.04%5 - 9 411,408 64,199

10 - 14 394,613 56,481

15 - 19 333,331 43,734 Guerrero

Total 1,139,352 164,414 5,671 3.45% 5,433 3.30% -0.14%5 - 9 277,830 40,912

10 - 14 271,378 43,255

15 - 19 235,368 35,025 Hidalgo

Total 784,576 119,192 3,781 3.17% 3,745 3.14% -0.03%5 - 9 720,270 4,858

10 - 14 708,813 4,407

15 - 19 673,570 5,518 Jalisco

Total 2,102,653 14,783 1,750 11.84% 1,697 11.48% -0.36%

18

Cuadro 2.2. POBLACIÓN POR ENTIDAD DE 5 A 19 AÑOS HABLANTE DE LENGUA INDÍGENA (HLI)

Beneficiarios 2004-2005 Beneficiarios 2005-2006

Entidad Rango de edades Población Población

HLI Albergues

% respecto a la

población HLI

Albergues

% respecto

a la población

HLI

Variación Porcentual

de beneficiarios

5 - 9 1,447,047 13,834

10 - 14 1,363,554 18,290

15 - 19 1,307,977 26,797 México

Total 4,118,578 58,921 436 0.74% 435 0.74% 0.00%5 - 9 492,453 15,352

10 - 14 498,316 15,987

15 - 19 436,043 14,395 Michoacán

Total 1,426,812 45,734 830 1.81% 810 1.77% -0.04%5 - 9 107,577 6,701

10 - 14 107,654 5,484

15 - 19 97,866 4,709 Nayarit

Total 313,097 16,894 2,300* 13.61% 2,574 15.24% 1.63%5 - 9 458,507 149,727

10 - 14 443,874 149,215

15 - 19 364,876 120,692 Oaxaca

Total 1,267,257 419,634 13,910 3.31% 13,546 3.23% -0.09%5 - 9 623,917 65,593

10 - 14 600,452 69,296

15 - 19 532,196 59,767 Puebla

Total 1,756,565 194,656 4,189 2.15% 4,300 2.21% 0.06%5 - 9 174,551 3,323

10 - 14 164,074 3,224

15 - 19 152,906 2,971 Querétaro

Total 491,531 9,518 242 2.54% 247 2.60% 0.05%5 - 9 105,081 11,845

10 - 14 90,648 13,599

15 - 19 88,870 16,743 Quintana Roo

Total 284,599 42,187 501 1.19% 395 0.94% -0.25%5 - 9 290,504 34,173

10 - 14 277,667 34,072

15 - 19 241,303 26,305 San Luis Potosí

Total 809,474 94,550 1,760 1.86% 1,692 1.79% -0.07%5 - 9 293,365 5,844

10 - 14 282,780 6,864

15 - 19 267,418 7,167 Sinaloa

Total 843,563 19,875 398 2.00% 375 1.89% -0.12%

19

Cuadro 2.2. POBLACIÓN POR ENTIDAD DE 5 A 19 AÑOS HABLANTE DE LENGUA INDÍGENA (HLI)

Beneficiarios 2004-2005 Beneficiarios 2005-2006

Entidad Rango de edades Población Población

HLI Albergues

% respecto a la

población HLI

Albergues

% respecto

a la población

HLI

Variación Porcentual

de beneficiarios

5 - 9 246,494 3,226

10 - 14 228,055 3,377

15 - 19 218,530 3,941 Sonora

Total 693,079 10,544 698 6.62% 828 7.85% 1.23%5 - 9 228,831 4,731

10 - 14 228,638 6,184

15 - 19 212,731 6,623 Tabasco

Total 670,200 17,538 555 3.16% 524 2.99% -0.18%5 - 9 812,674 75,205

10 - 14 797,328 79,325

15 - 19 709,056 66,341 Veracruz

Total 2,319,058 220,871 3,694 1.67% 3,891 1.76% 0.09%5 - 9 185,605 38,699

10 - 14 183,581 47,806

15 - 19 175,320 51,023 Yucatán

Total 544,506 137,528 1,779 1.29% 1,783 1.30% 0.00%5 - 9 8,257,068 708,284

10 - 14 7,916,264 711,492

15 - 19 7,216,862 627,285 Nacional

Gran Total 23,390,194 2,047,061 60,094 2.94% 59,844 2.92% -0.01%

Fuente: Elaboración propia con datos del XII Censo General de Población y Vivienda 2000 y Padrones de beneficiarios Albergues Escolares Indígenas (PAEI) 2005 y 2006.

2.1.2 Distribución de beneficiarios por sexo

Para el ciclo escolar 2005 – 2006 la proporción de niños y niñas que asisten a los

albergues es de 54.5% y 45.5% a nivel nacional, composición similar a la del ciclo

escolar 2004 – 2005 que era de 54.6% hombres y 45.4% mujeres (v. cuadro 2.3). En

2005 – 2006, el único estado que invierte la participación de su población por sexo es

Querétaro donde los niños representan el 47% y las niñas el 53%, mientras que el ciclo

anterior esta característica de inversión la presentaban dos entidades: Campeche

(49.8% contra 50.2) y Querétaro (49.6 contra 50.4).

20

En cuanto a distribuciones paritarias (prácticamente 50% para cada uno de los sexos)

encontramos diferencias importantes. Para el ciclo 2005 – 2006 dejaron de ser

paritarios respecto del ciclo anterior los estados de Campeche, Durango y Querétaro.

Los dos primeros a favor de los niños y el último de las niñas.

Cuadro 2.3. SEXO DE BENEFICIARIOS POR ENTIDAD CICLOS ESCOLARES 2004-2005 Y 2005-2006

Ciclo 2004-2005 (a) Ciclo 2005-2006 (b) Diferencia

Sexo Sexo entre ciclos (b)-(a) Entidad Operación

Masculino FemeninoTotal

Masculino FemeninoTotal

Masculino Femenino

SUMA 170 120 290 162 123 285 -8 3Baja

California % 58.62% 41.38% 100.00% 56.80% 43.20% 100.00% -1.82% 1.82%

SUMA 377 380 757 320 274 594 -57 -106Campeche

% 49.80% 50.20% 100.00% 53.90% 46.10% 100.00% 4.10% -4.10%

SUMA 5170 3501 8671 4,919 3,423 8,342 -251 -78Chiapas

% 59.62% 40.38% 100.00% 59.00% 41.00% 100.00% -0.62% 0.62%

SUMA 3747 3453 7200 3,727 3,467 7,194 -20 14Chihuahua

% 52.04% 47.96% 100.00% 51.80% 48.20% 100.00% -0.24% 0.24%

SUMA 586 574 1160 623 532 1,155 37 -42Durango

% 50.52% 49.48% 100.00% 53.90% 46.10% 100.00% 3.38% -3.38%

SUMA 3087 2583 5670 2,933 2,500 5,433 -154 -83Guerrero

% 54.44% 45.56% 100.00% 54.00% 46.00% 100.00% -0.44% 0.44%

SUMA 1978 1803 3781 1,950 1,795 3,745 -28 -8Hidalgo

% 52.31% 47.69% 100.00% 52.10% 47.90% 100.00% -0.21% 0.21%

SUMA 924 826 1750 903 794 1,697 -21 -32Jalisco

% 52.80% 47.20% 100.00% 53.20% 46.80% 100.00% 0.40% -0.40%

SUMA 219 217 436 213 222 435 -6 5México

% 50.23% 49.77% 100.00% 49.00% 51.00% 100.00% -1.23% 1.23%

SUMA 450 380 830 415 395 810 -35 15Michoacán

% 54.22% 45.78% 100.00% 51.20% 48.80% 100.00% -3.02% 3.02%

SUMA 972 850 1822 1,399 1,175 2,574 427 325Nayarit

% 53.35% 46.65% 100.00% 54.40% 45.60% 100.00% 1.05% -1.05%

SUMA 7568 6342 13910 7,401 6,145 13,546 -167 -197Oaxaca

% 54.41% 45.59% 100.00% 54.60% 45.40% 100.00% 0.19% -0.19%

SUMA 2312 1876 4188 2,393 1,907 4,300 81 31Puebla

% 55.21% 44.79% 100.00% 55.70% 44.30% 100.00% 0.49% -0.49%

21

Cuadro 2.3. SEXO DE BENEFICIARIOS POR ENTIDAD CICLOS ESCOLARES 2004-2005 Y 2005-2006 Ciclo 2004-2005 (a) Ciclo 2005-2006 (b) Diferencia

Sexo Sexo entre ciclos (b)-(a) Entidad Operación

Masculino FemeninoTotal

Masculino FemeninoTotal

Masculino Femenino

SUMA 120 122 242 116 131 247 -4 9Querétaro

% 49.59% 50.41% 100.00% 47.00% 53.00% 100.00% -2.59% 2.59%

SUMA 269 232 501 223 172 395 -46 -60Quintana

Roo % 53.69% 46.31% 100.00% 56.50% 43.50% 100.00% 2.81% -2.81%

SUMA 901 859 1760 856 836 1,692 -45 -23San Luis

Potosí % 51.19% 48.81% 100.00% 50.60% 49.40% 100.00% -0.59% 0.59%

SUMA 215 183 398 204 170 374 -11 -13Sinaloa

% 54.02% 45.98% 100.00% 54.50% 45.50% 100.00% 0.48% -0.48%

SUMA 373 325 698 423 405 828 50 80Sonora

% 53.44% 46.56% 100.00% 51.10% 48.90% 100.00% -2.34% 2.34%

SUMA 322 233 555 317 207 524 -5 -26Tabasco

% 58.02% 41.98% 100.00% 60.50% 39.50% 100.00% 2.48% -2.48%

SUMA 2044 1650 3694 2,125 1,766 3,891 81 116Veracruz

% 55.33% 44.67% 100.00% 54.60% 45.40% 100.00% -0.73% 0.73%

SUMA 983 796 1779 1,011 772 1,783 28 -24Yucatán

% 55.26% 44.74% 100.00% 56.70% 43.30% 100.00% 1.44% -1.44%

SUMA 32787 27305 60092 32,633 27,211 59,844 -154 -94TOTAL

% 54.56% 45.44% 100.00% 54.50% 45.50% 100.00% -0.06% 0.06%

Fuente: Elaboración propia con base en los datos de los Padrones de Beneficiarios del Programa de Albergues

Indígenas (PAEI) 2004-2005 y 2006-2007.

Comparando ambos ciclos escolares en cuanto al acceso entre niños y niñas a los

albergues, se encontraron diferencias que conviene apuntar. En 11 entidades se

encontraron incrementos a favor del número de mujeres respecto del de hombres,

destacan los casos de Michoacán (+6.03%), Querétaro (+5.17%), Sonora (+4.68%) y

Baja California (+3.64%). Sin embargo, en el resto de entidades los incrementos a favor

de los hombres persisten. En Campeche (+7.4%) y Durango (6.77%) se presentan los

mayores aumentos en este sentido, seguidos de Tabasco (+4.96%) y Yucatán

(+2.89%), (v. cuadro 2.4).

22

Cuadro 2.4. DIFERENCIAS EN EL ACCESO DE HOMBRES Y MUJERES CICLOS 2004-2005 Y 2005-2006

Diferencia hombres vs. mujeres Entidad Operación

2004-2005 (a) 2005-2006 (b) (b)-(a)

SUMA 50 39 -11Baja California

% 17.24% 13.60% -3.64%

SUMA -3 46 49Campeche

% -0.40% 7.80% 7.40%

SUMA 1669 1496 -173Chiapas

% 19.25% 18.00% -1.25%

SUMA 294 260 -34Chihuahua

% 4.08% 3.60% -0.48%

SUMA 12 91 79Durango

% 1.03% 7.80% 6.77%

SUMA 504 433 -71Guerrero

% 8.89% 8.00% -0.89%

SUMA 175 155 -20Hidalgo

% 4.63% 4.20% -0.43%

SUMA 98 109 11Jalisco

% 5.60% 6.40% 0.80%

SUMA 2 -9 -11México

% 0.46% -2.00% -1.54%

SUMA 70 20 -50Michoacán

% 8.43% 2.40% -6.03%

SUMA 122 224 102Nayarit

% 6.70% 8.80% 2.10%

SUMA 1226 1256 30Oaxaca

% 8.81% 9.20% 0.39%

SUMA 436 486 50Puebla

% 10.41% 11.40% 0.99%

SUMA -2 -15 -13Querétaro

% -0.83% -6.00% -5.17%

SUMA 37 51 14Quintana Roo

% 7.39% 13.00% 5.61%

23

Cuadro 2.4. DIFERENCIAS EN EL ACCESO DE HOMBRES Y MUJERES CICLOS 2004-2005 Y 2005-2006

Diferencia hombres vs. mujeres Entidad Operación

2004-2005 (a) 2005-2006 (b) (b)-(a)

SUMA 42 20 -22San Luis Potosí

% 2.39% 1.20% -1.19%

SUMA 32 34 2Sinaloa

% 8.04% 9.00% 0.96%

SUMA 48 18 -30Sonora

% 6.88% 2.20% -4.68%

SUMA 89 110 21Tabasco

% 16.04% 21.00% 4.96%

SUMA 394 359 -35Veracruz

% 10.67% 9.20% -1.47%

SUMA 187 239 52Yucatán

% 10.51% 13.40% 2.89%

SUMA 5482 5422 -60TOTAL

% 9.12% 9.00% -0.12%

Fuente: Elaboración propia con base en los datos de los Padrones de Beneficiarios del

Programa de Albergues Indígenas (PAEI) 2004-2005 y 2006-2007.

En esta desproporción en la composición de los beneficiarios por sexo, deben ser

ponderados los factores asociados al sesgo en la aplicación de los criterios de

elegibilidad de los beneficiarios en los albergues respecto a la demanda real de la

población y a las prácticas culturales que impiden el acceso de mujeres indígenas en

edad escolar.

2.1.3 Distribución de beneficiarios por nivel educativo

De acuerdo con el nivel de estudios que cursan los niños y niñas que asisten a los

albergues, se puede constatar que entre los ciclos escolares analizados se presentan

diferencias destacables. De 2004–2005 a 2005–2006 el nivel preescolar sufre un

incremento importante pasando de un 0.87% de la matricula de becarios a 1.5%, lo

mismo sucede con el bachillerato, que aumenta de 0.4% a 1.3%; mientras que a nivel

24

primaria desciende en 14.55%, porcentaje que en su mayoría es captado por la

secundaria, ya que este nivel sufre un incremento de casi 13% (v. cuadro 2.5).

Cuadro 2.5. NIVEL ACADÉMICO DE LOS BENEFICIARIOS CICLOS 2004-2005 Y 2005-2006

Ciclo 2004-2005 Ciclo 2005-2006 Nivel Académico

Frecuencia % % Acumulado Frecuencia % %

AcumuladoPreescolar 521 0.87 0.87 873 1.5 1.5 Primaria 55,016 91.55 92.42 46,081 77.0 78.6 Secundaria 4,529 7.54 99.96 12,017 20.1 98.7 Bachillerato 25 0.04 100.00 763 1.3 100.0

Total de niveles 60,091 100.00 59,734 99.8

No especificado 3 0.00 110 0.2 Total 60,094 100.00 59,844 100.0

Fuente: Elaboración propia con base en los datos de los Padrones de Beneficiarios del Programa de Albergues Indígenas (PAEI) 2004-2005 y 2006-2007.

2.1.4 Distribución de beneficiarios por nivel educativo y sexo

La composición de la población por sexo y nivel educativo en el año 2005 – 2006

contrasta con los resultados del análisis de la información estadística procesada de

acuerdo con el padrón de beneficiarios 2004 – 2005.

En el ciclo 2004–2005 se observa una desproporción creciente en la composición de los

beneficiarios por sexo conforme se eleva el nivel educativo, para el ciclo 2005–2006

parece haberse revertido dicha tendencia pues a nivel secundaria la diferencia entre

sexos pasó de 22% a favor de los hombres a 13.6% y a nivel bachillerato de 36% a 7%

para el mismo sexo (v. cuadro 2.6). Una posible explicación de esta variación

significativa pudiera radicar en el crecimiento en el número de beneficiarios que

accedieron a secundaria y a bachillerato, que como vimos anteriormente crecieron

significativamente de un ciclo a otro y por lo visto en su mayoría fueron mujeres.

25

Cuadro 2.6. NIVEL ACADÉMICO DE LOS BENEFICIARIOS POR SEXO CICLOS 2004-2005 Y 2005-2006

Ciclo 2004-2005 Ciclo 2005-2006

Sexo Sexo Nivel

Académico Operación

Masculino Femenino Dif M-F Total Masculino Femenino Dif M-F Total

Suma 272 249 23 521 472 401 71 873

% Nivel

académico 52.21% 47.79% 4.41% 100.00% 54.10% 45.90% 8.20% 100.00%Preescolar

% Sexo 0.83% 0.91% -0.08% 0.87% 1.40% 1.50% -0.10% 1.50%

Suma 29,736 25,278 4458 55,014 24,878 21,203 3,675 46,081

% Nivel

académico 54.05% 45.95% 8.10% 100.00% 54.00% 46.00% 8.00% 100.00%Primaria

% Sexo 90.69% 92.59% -1.89% 91.55% 76.40% 78.10% -1.70% 77.10%

Suma 2,762 1,767 995 4,529 6,820 5,197 1,623 12,017

% Nivel

académico 60.98% 39.02% 21.97% 100.00% 56.80% 43.20% 13.60% 100.00%Secundaria

% Sexo 8.42% 6.47% 1.95% 7.54% 20.90% 19.10% 1.80% 20.10%

Suma 17 8 9 25 408 355 53 763

% Nivel

académico 68.00% 32.00% 36.00% 100.00% 53.50% 46.50% 7.00% 100.00%Bachillerato

% Sexo 0.05% 0.03% 0.02% 0.04% 1.30% 1.30% 0.00% 1.30%

Suma 32,787 27,302 5485 60,089 32,578 27,156 5,422 59,734

% Nivel

académico 54.56% 45.44% 9.13% 100.00% 54.50% 45.50% 9.00% 100.00%Total

% Sexo 100.00% 100.00% 0.00% 100.00% 100.00% 100.00% 0.00% 100.00%

Fuente: Elaboración propia con base en los datos de los Padrones de Beneficiarios del Programa de Albergues

Escolares Indígenas (PAEI) 2004-2005 y 2006-2007.

La anterior aseveración se fortalece cuando, se constata que la distribución porcentual

por nivel educativo cambió diametralmente de un ciclo escolar a otro. Mientras que en

2004-2005 el 90.69% de los niños y el 92.59 de las niñas estaba cursando la primaria,

para el ciclo 2005.2006 tales porcentajes son de 76.4% y 78.1% respectivamente. Una

distribución en sentido opuesto, aunque no tan significativa, sucede con los otros dos

niveles. Para secundaria en el primer ciclo los porcentajes son 60.98% para los niños y

39.02% para las niñas, pasando en el siguiente ciclo a 56.8% y 43.2% respectivamente.

26

En bachillerato el cambio es de 68% de niños y 32% de niñas a 53.5% y 46.5%

respectivamente.

2.1.5 Distribución de beneficiarios por tipo de escuela

En este apartado fue imposible realizar la comparación entre ambos padrones debido a

que el padrón de beneficiarios 2004–2005 no ofrece información al respecto.

Para el ciclo escolar 2005 – 2006, seis de cada diez niños que se hospedan en los

albergues asisten a escuelas bilingües. La mayor parte de quienes estudian bachillerato

lo hacen en la modalidad de telebachillerato.

Cuadro.2.7. TIPO DE ESCUELA A LA QUE ESTÁN INSCRITOS LOS BENEFICIARIOS. CICLO 2005-2006

Frecuencias % % Valido % Acumulado

Bilingüe 37,614 62.9 62.9 62.9 No bilingüe 9,630 16.1 16.1 79.0 Federal 6,908 11.5 11.6 90.6 Estatal 2,587 4.3 4.3 94.9 Telebachillerato 1,804 3.0 3.0 98.0 Telesecundaria 688 1.1 1.2 99.1 Monolingüe 263 0.4 0.4 99.5 Indígena 118 0.2 0.2 99.7 Otro tipo 61 0.1 0.1 99.8 Secundaria técnica 41 0.1 0.1 99.9 Albergue 37 0.1 0.1 100.0 Teba 14 0.002 0.0 100.0 Preparatoria 2 0.0003 0.0 100.0 P. Com 1 0.0002 0.0 100.0

Total casos válidos 59,768 99.9 100.0 No especificado 76 0.1

Total 59,844 100.0 Fuente: Elaboración propia con base en el Padrón de Beneficiarios del Programa

Albergues Escolares Indígenas (PAEI) 2005-2006.

27

Es conveniente anotar que los criterios de clasificación del tipo de escuela combinan

modalidad con nivel en categorías no excluyentes, por lo que pueden presentarse

algunos problemas de contabilidad de casos (v. cuadro 2.7).

2.1.6 Composición de la población por etnia

El análisis de este apartado solamente considera el padrón de beneficiarios 2005–2006

debido a que el padrón del año anterior no contiene información por etnia indígena.

De acuerdo con la información contenida en la base de datos de beneficiarios de los

albergues 2005–2006 se identificaron niños y niñas pertenecientes a 43 pueblos

indígenas. Los niños y niñas nahuas representan 16.4% del total de beneficiarios; los

mixtecos 12% y los tarahumaras 11.4%. Uno de cada cuatro niños (39.8%) que asisten

a los albergues pertenece a alguna de estas tres etnias (v. cuadro 2.8).

Cuadro 2.8. PERTENENCIA ÉTNICA DE LOS BENEFICIARIOS CICLO 2005-2006 Etnia Indígena Frecuencia % % Válido % Acumulado

NÁHUATL 9,455 15.8 16.4 16.4 MIXTECO 6,930 11.6 12.0 28.5 TARAHUMARA O RARAMURI 6,533 10.9 11.4 39.8 OTOMÍ O ÑAHÑÚ 2,864 4.8 5.0 44.8 HUICHOL 2,807 4.7 4.9 49.7 TZELTAL 2,536 4.2 4.4 54.1 MAYA 2,523 4.2 4.4 58.5 TZOTZIL 1,997 3.3 3.5 61.9 ZAPOTECO O DIXAHZÁ 1,945 3.3 3.4 65.3 MAZATECO 1,640 2.7 2.8 68.2 CHOL 1,633 2.7 2.8 71.0 TLAPANECO 1,589 2.7 2.8 73.8 TEPEHÚAN U O´DAM 1,502 2.5 2.6 76.4 MIXE 1,461 2.4 2.5 78.9 TOTONACO 1,449 2.4 2.5 81.4 CHINANTECO 1,126 1.9 2.0 83.4 CORA 1,085 1.8 1.9 85.3 ZOQUE 1,005 1.7 1.7 87.0

28

Cuadro 2.8. PERTENENCIA ÉTNICA DE LOS BENEFICIARIOS CICLO 2005-2006 Etnia Indígena Frecuencia % % Válido % Acumulado

HUASTECO O TÉNEK 797 1.3 1.4 88.4 MAYO 709 1.2 1.2 89.6 MAM 639 1.1 1.1 90.7 TRIQUI O DRIKI 579 1.0 1.0 91.7 POPOLOCA 547 0.9 1.0 92.7 PAME 482 0.8 0.8 93.5 TOJOLABAL 447 0.7 0.8 94.3 AMUZGO 408 0.7 0.7 95.0 CHATINO 388 0.6 0.7 95.7 CHONTAL DE TABASCO 371 0.6 0.6 96.3 PURÉPECHA O TARASCO 292 0.5 0.5 96.8 YAQUI 290 0.5 0.5 97.3 GUARIJIO 275 0.5 0.5 97.8 MAZAHUA 237 0.4 0.4 98.2 CHOCHOLTECA O CHOCHO 228 0.4 0.4 98.6 CUICATECO 196 0.3 0.3 99.0 CHONTAL DE OAXACA 188 0.3 0.3 99.3 MEXICANERO 100 0.2 0.2 99.5 PIMA U OTAM 93 0.2 0.2 99.6 IKOOTCS O HUAVES 90 0.2 0.2 99.8 PAIPAI 41 0.1 0.1 99.9 KUMIAI O KAMIA 35 0.1 0.1 99.9 KANJOBAL 34 0.1 0.1 100.0 CHUJ 6 0.01 0.0 100.0 COCHIMÍ 4 0.007 0.0 100.0

Subtotal 57,556 96.2 100.0 No especificado 2,288 3.8

Total 59,844 100.0 Fuente: Elaboración propia con base en el Padrón de Beneficiarios del Programa Albergues Escolares

Indígenas (PAEI) 2005-2006..

La composición de la población de cada etnia por nivel educativo refleja diferencias

importantes. Sigue destacando la participación de los niños y niñas nahuas, aunque su

participación porcentual decrece conforme se incrementa el nivel educativo. La

población maya, representa el 4.3% del total de beneficiarios, pero concentra el 37.7%

de los estudiantes de bachillerato (v. cuadro 2.9).

29

Cuadro 2.9. COMPOSICIÓN DE LOS BENEFICIARIOS POR ETNIA SEGÚN NIVEL ACADÉMICO. CICLO 2005-2006

Nivel Académico Etnia Concepto

Preescolar Primaria Secundaria Bachillerato Total

SUMA 140 7,512 1,699 84 9,435

% Etnia Indígena 1.5% 79.6% 18.0% 0.9% 100.0% NÁHUATL

% Nivel Académico 16.2% 16.4% 14.4% 11.1% 16.0%

SUMA 88 1,430 759 286 2,563

% Etnia Indígena 3.4% 55.8% 29.6% 11.2% 100.0% MAYA

% Nivel Académico 10.2% 3.1% 6.5% 37.7% 4.3%

SUMA 25 1,552 427 0 2,004

% Etnia Indígena 1.2% 77.4% 21.3% 0.0% 100.0% ZAPOTECO O DIXAHZÁ

% Nivel Académico 2.9% 3.4% 3.6% 0.0% 3.4%

SUMA 142 5,262 1,717 15 7,136

% Etnia Indígena 2.0% 73.7% 24.1% 0.2% 100.0% MIXTECO

% Nivel Académico 16.4% 11.5% 14.6% 2.0% 12.1%

SUMA 86 2,164 612 51 2,913

% Etnia Indígena 3.0% 74.3% 21.0% 1.8% 100.0% OTOMÍ O ÑAHÑÚ

% Nivel Académico 9.9% 4.7% 5.2% 6.7% 4.9%

SUMA 3 1,925 640 5 2,573

% Etnia Indígena 0.1% 74.8% 24.9% 0.2% 100.0% TZELTAL

% Nivel Académico 0.3% 4.2% 5.4% 0.7% 4.4%

SUMA 1 1,136 836 60 2,033

% Etnia Indígena 0.0% 55.9% 41.1% 3.0% 100.0% TZOTZIL

% Nivel Académico 0.1% 2.5% 7.1% 7.9% 3.4%

SUMA 38 1,205 192 39 1474

% Etnia Indígena 2.6% 81.8% 13.0% 2.6% 100.0% TOTONACO

% Nivel Académico 4.4% 2.6% 1.6% 5.1% 2.5%

SUMA 46 1,347 272 0 1,665

% Etnia Indígena 2.8% 80.9% 16.3% 0.0% 100.0% MAZATECO

% Nivel Académico 5.3% 2.9% 2.3% 0.0% 2.8%

SUMA 5 1,147 412 101 1,665

% Etnia Indígena 0.3% 68.9% 24.7% 6.1% 100.0% CHOL

% Nivel Académico 0.6% 2.5% 3.5% 13.3% 2.8%

30

Cuadro 2.9. COMPOSICIÓN DE LOS BENEFICIARIOS POR ETNIA SEGÚN NIVEL ACADÉMICO. CICLO 2005-2006

Nivel Académico Etnia Concepto

Preescolar Primaria Secundaria Bachillerato Total

SUMA 0 100 117 24 241

% Etnia Indígena 0.0% 41.5% 48.5% 10.0% 100.0% MAZAHUA

% Nivel Académico 0.0% 0.2% 1.0% 3.2% 0.4%

SUMA 3 692 116 0 811

% Etnia Indígena 0.4% 85.3% 14.3% 0.0% 100.0% HUASTECO O TÉNEK

% Nivel Académico 0.3% 1.5% 1.0% 0.0% 1.4%

SUMA 1 507 639 1 1,148

% Etnia Indígena 0.1% 44.2% 55.7% 0.1% 100.0% CHINANTECO

% Nivel Académico 0.1% 1.1% 5.4% 0.1% 1.9%

SUMA 0 296 0 0 296

% Etnia Indígena 0.0% 100.0% 0.0% 0.0% 100.0%PURÉPECHA O TARASCO

% Nivel Académico 0.0% 0.6% 0.0% 0.0% 0.5%

SUMA 24 1,109 373 0 1,506

% Etnia Indígena 1.6% 73.6% 24.8% 0.0% 100.0%MIXE

% Nivel Académico 2.8% 2.4% 3.2% 0.0% 2.5%

SUMA 9 1,109 571 0 1,689

% Etnia Indígena 0.5% 65.7% 33.8% 0.0% 100.0%TLAPANECO

% Nivel Académico 1.0% 2.4% 4.9% 0.0% 2.9%

SUMA 90 6,441 63 0 6,594

% Etnia Indígena 1.4% 97.7% 1.0% 0.0% 100.0%TARAHUMARA O RARAMURI

% Nivel Académico 10.4% 14.1% 0.5% 0.0% 11.2%

SUMA 0 687 331 8 1,026

% Etnia Indígena 0.0% 67.0% 32.3% 0.8% 100.0%ZOQUE

% Nivel Académico 0.0% 1.5% 2.8% 1.1% 1.7%

SUMA 13 593 115 0 721

% Etnia Indígena 1.8% 82.2% 16.0% 0.0% 100.0%MAYO

% Nivel Académico 1.5% 1.3% 1.0% 0.0% 1.2%

SUMA 0 352 101 0 453

% Etnia Indígena 0.0% 77.7% 22.3% 0.0% 100.0%TOJOLABAL

% Nivel Académico 0.0% 0.8% 0.9% 0.0% 0.8%

31

Cuadro 2.9. COMPOSICIÓN DE LOS BENEFICIARIOS POR ETNIA SEGÚN NIVEL ACADÉMICO. CICLO 2005-2006

Nivel Académico Total Etnia Concepto

Preescolar Primaria Secundaria Bachillerato

SUMA 0 262 115 0 377

% Etnia Indígena 0.0% 69.5% 30.5% 0.0% 100.0%CHONTAL DE TABASCO

% Nivel Académico 0.0% 0.6% 1.0% 0.0% 0.6%

SUMA 2 323 66 5 396

% Etnia Indígena 0.5% 81.6% 16.7% 1.3% 100.0%CHATINO

% Nivel Académico 0.2% 0.7% 0.6% 0.7% 0.7%

SUMA 0 348 111 0 459

% Etnia Indígena 0.0% 75.8% 24.2% 0.0% 100.0%AMUZGO % Nivel

Académico 0.0% 0.8% 0.9% 0.0% 0.8%

SUMA 32 2,505 314 2 2,853

% Etnia Indígena 1.1% 87.8% 11.0% 0.1% 100.0% HUICHOL

% Nivel Académico 3.7% 5.5% 2.7% 0.3% 4.8%

SUMA 0 1,570 17 0 1,587

% Etnia Indígena 0.0% 98.9% 1.1% 0.0% 100.0% TEPEHÚAN U O´DAM

% Nivel Académico 0.0% 3.4% 0.1% 0.0% 2.7%

SUMA 9 525 67 0 601

% Etnia Indígena 1.5% 87.4% 11.1% 0.0% 100.0% TRIQUI O DRIKI

% Nivel Académico 1.0% 1.1% 0.6% 0.0% 1.0%

SUMA 5 310 231 36 582

% Etnia Indígena 0.9% 53.3% 39.7% 6.2% 100.0% POPOLOCA

% Nivel Académico 0.6% 0.7% 2.0% 4.7% 1.0%

SUMA 57 809 232 5 1,103

% Etnia Indígena 5.2% 73.3% 21.0% 0.5% 100.0% CORA

% Nivel Académico 6.6% 1.8% 2.0% 0.7% 1.9%

SUMA 0 7 18 9 34

% Etnia Indígena 0.0% 20.6% 52.9% 26.5% 100.0% KANJOBAL

% Nivel Académico 0.0% 0.0% 0.2% 1.2% 0.1%

SUMA 0 294 1 0 295

% Etnia Indígena 0.0% 99.7% 0.3% 0.0% 100.0% YAQUI

% Nivel Académico 0.0% 0.6% 0.0% 0.0% 0.5%

32

Cuadro 2.9. COMPOSICIÓN DE LOS BENEFICIARIOS POR ETNIA SEGÚN NIVEL ACADÉMICO. CICLO 2005-2006

Nivel Académico Total Etnia Concepto

Preescolar Primaria Secundaria Bachillerato

SUMA 2 115 63 20 200

% Etnia Indígena 1.0% 57.5% 31.5% 10.0% 100.0% CUICATECO

% Nivel Académico 0.2% 0.3% 0.5% 2.6% 0.3%

SUMA 0 67 25 0 92

% Etnia Indígena 0.0% 72.8% 27.2% 0.0% 100.0% IKOOTCS O HUAVES

% Nivel Académico 0.0% 0.1% 0.2% 0.0% 0.2%

SUMA 19 389 76 6 490

% Etnia Indígena 3.9% 79.4% 15.5% 1.2% 100.0% PAME

% Nivel Académico 2.2% 0.9% 0.6% 0.8% 0.8%

SUMA 0 95 98 0 193

% Etnia Indígena 0.0% 49.2% 50.8% 0.0% 100.0% CHONTAL DE OAXACA

% Nivel Académico 0.0% 0.2% 0.8% 0.0% 0.3%

SUMA 0 6 0 0 6

% Etnia Indígena 0.0% 100.0% 0.0% 0.0% 100.0% CHUJ

% Nivel Académico 0.0% 0.0% 0.0% 0.0% 0.0%

SUMA 0 279 0 0 279

% Etnia Indígena 0.0% 100.0% 0.0% 0.0% 100.0% GUARIJIO

% Nivel Académico 0.0% 0.6% 0.0% 0.0% 0.5%

SUMA 2 188 41 0 231

% Etnia Indígena 0.9% 81.4% 17.7% 0.0% 100.0% CHOCHOLTECA O CHOCHO

% Nivel Académico 0.2% 0.4% 0.3% 0.0% .4%

SUMA 5 90 0 0 95

% Etnia Indígena 5.3% 94.7% 0.0% 0.0% 100.0% PIMA U OTAM

% Nivel Académico 0.6% 0.2% 0.0% 0.0% 0.2%

SUMA 8 34 0 0 42

% Etnia Indígena 19.0% 81.0% 0.0% 0.0% 100.0% PAIPAI

% Nivel Académico 0.9% 0.1% 0.0% 0.0% 0.1%

SUMA 6 29 0 0 35

% Etnia Indígena 17.1% 82.9% 0.0% 0.0% 100.0% KUMIAI O KAMIA

% Nivel Académico 0.7% 0.1% 0.0% 0.0% 0.1%

33

Cuadro 2.9. COMPOSICIÓN DE LOS BENEFICIARIOS POR ETNIA SEGÚN NIVEL ACADÉMICO. CICLO 2005-2006

Nivel Académico Total Etnia Concepto

Preescolar Primaria Secundaria Bachillerato

SUMA 0 4 0 0 4

% Etnia Indígena 0.0% 100.0% 0.0% 0.0% 100.0% COCHIMÍ

% Nivel Académico 0.0% 0.0% 0.0% 0.0% 0.0%

SUMA 1 101 0 0 102

% Etnia Indígena 1.0% 99.0% 0.0% 0.0% 100.0% MEXICANERO

% Nivel Académico 0.1% 0.2% 0.0% 0.0% 0.2%

SUMA 4 364 62 0 430

% Etnia Indígena 0.9% 84.7% 14.4% 0.0% 100.0% NAHUA

% Nivel Académico 0.5% 0.8% 0.5% 0.0% 0.7%

SUMA 0 411 238 2 651

% Etnia Indígena 0.0% 63.1% 36.6% 0.3% 100.0% MAM

% Nivel Académico 0.0% 0.9% 2.0% 0.3% 1.1%

SUMA 866 4,5691 11,767 759 59,083

% Etnia Indígena 1.5% 77.3% 19.9% 1.3% 100.0% Total % Nivel

Académico 100.0% 100.0% 100.0% 100.0% 100.0%

Fuente: Elaboración propia con base en el Padrón de Beneficiarios del Programa Albergues Escolares Indígenas (PAEI) 2006.

2.1.7 Hablantes de lenguas indígenas

Al igual que el apartado anterior no fue posible realizar la comparación con la base de

beneficiarios 2004–2005 debido a que no contenía ningún dato que permitiera la

comparación.

De acuerdo con la información de la base de beneficiarios 2005-2006, 83.2% de la

población de los albergues habla alguna lengua indígena. Las diferencias porcentuales

considerando el sexo de los beneficiarios son poco mayores a uno por ciento (v. cuadro

2.10).

34

Cuadro 2.10. BENEFICIARIOS POR CONDICIÓN DE HABLA INDÍGENA, SEGÚN SEXO. CICLO 2005-2006

Sexo HABLA LA LENGUA Masculino Femenino

Total

Suma 27,361 22,434 49,795 % Habla la Lengua 54.90% 45.10% 100.00% SÍ % Sexo 83.80% 82.40% 83.20% Suma 5,272 4,776 10,048 % Habla la Lengua 52.50% 47.50% 100.00% NO % Sexo 16.20% 17.60% 16.80%

Suma 32,633 27,210 59,843 % Habla la Lengua 54.50% 45.50% 100.00% TOTAL % Sexo 100.00% 100.00% 100.00%

Fuente: Elaboración propia con base en el Padrón de Beneficiarios del Programa Albergues Escolares Indígenas (PAEI) 2005-2006.

La participación porcentual de los hablantes de lenguas indígenas al interior de las

diversas etnias muestra diferencias importantes. Prácticamente el total de niños y niñas

tarascos, huastecos y huicholes son hablantes de su lengua; en contraste, 72.5% de los

beneficiarios mayos, 57.5% de los cuicatecos y 52.1% de los otomíes no hablan la

lengua (v. cuadro 2.11).

Cuadro 2.11. BENEFICIARIOS HABLANTES DE LA LENGUA INDÍGENA POR ETNIA. CICLO 2005-2006

Habla la Lengua Etnia Indígena Operación

SÍ NO Total

Suma 8,675 1,190 9,865

% Etnia Indígena 87.90% 12.10% 100.00% NÁHUATL

% Habla la Lengua. 17.50% 12.50% 16.70%

Suma 2,082 481 2,563

% Etnia Indígena 81.20% 18.80% 100.00% MAYA

% Habla la Lengua. 4.20% 5.10% 4.30%

Suma 1,398 606 2,004

% Etnia Indígena 69.80% 30.20% 100.00% ZAPOTECO O DIXAHZÁ

% Habla la Lengua 2.80% 6.40% 3.40%

35

Cuadro 2.11. BENEFICIARIOS HABLANTES DE LA LENGUA INDÍGENA POR ETNIA. CICLO 2005-2006

Habla la Lengua Etnia Indígena Operación

SÍ NO Total

Suma 5,779 1357 7,136

% Etnia Indígena 81.00% 19.00% 100.00% MIXTECO

% Habla la Lengua 11.60% 14.30% 12.10%

Suma 1,386 1,526 2,912

% Etnia Indígena 47.60% 52.40% 100.00% OTOMÍ O ÑAHÑÚ

% Habla la Lengua 2.80% 16.10% 4.90%

Suma 2,391 1,82 2,573

% Etnia Indígena 92.90% 7.10% 100.00% TZELTAL

% Habla la Lengua 4.80% 1.90% 4.30%

Suma 1,990 43 2,033

% Etnia Indígena 97.90% 2.10% 100.00% TZOTZIL

% Habla la Lengua 4.00% 0.50% 3.40%

Suma 1,325 149 1,474

% Etnia Indígena 89.90% 10.10% 100.00% TOTONACO

% Habla la Lengua 2.70% 1.60% 2.50%

Suma 1,607 58 1,665

% Etnia Indígena 96.50% 3.50% 100.00% MAZATECO

% Habla la Lengua 3.20% 0.60% 2.80%

Suma 1,600 65 1,665

% Etnia Indígena 96.10% 3.90% 100.00% CHOL

% Habla la Lengua 3.20% 0.70% 2.80%

Suma 184 57 241

% Etnia Indígena 76.30% 23.70% 100.00% MAZAHUA

% Habla la Lengua 0.40% 0.60% 0.40%

Suma 810 1 811

% Etnia Indígena 99.90% 0.10% 100.00% HUASTECO O TÉNEK

% Habla la Lengua 1.60% 0.00% 1.40%

36

Cuadro 2.11. BENEFICIARIOS HABLANTES DE LA LENGUA INDÍGENA POR ETNIA. CICLO 2005-2006

Habla la Lengua Etnia Indígena Operación

SÍ NO Total

Suma 958 190 1,148

% Etnia Indígena 83.40% 16.60% 100.00% CHINANTECO

% Habla la Lengua 1.90% 2.00% 1.90%

Suma 294 2 296

% Etnia Indígena 99.30% 0.70% 100.00% PURÉPECHA O TARASCO

% Habla la Lengua 0.60% 0.00% 0.50%

Suma 1,415 91 1,506

% Etnia Indígena 94.00% 6.00% 100.00% MIXE

% Habla la Lengua 2.80% 1.00% 2.50%

Suma 1,687 2 1,689

% Etnia Indígena 99.90% 0.10% 100.00% TLAPANECO

% Habla la Lengua 3.40% 0.00% 2.90%

Suma 5,377 1,327 6,704

% Etnia Indígena 80.20% 19.80% 100.00% TARAHUMARA O RARAMURI

% Habla la Lengua 10.80% 14.00% 11.30%

Suma 768 258 1,026

% Etnia Indígena 74.90% 25.10% 100.00% ZOQUE

% Habla la Lengua. 1.50% 2.70% 1.70%

Suma 200 521 721

% Etnia Indígena 27.70% 72.30% 100.00% MAYO

% Habla la Lengua 0.40% 5.50% 1.20%

Suma 453 0 453

% Etnia Indígena 100.00% 0.00% 100.00% TOJOLABAL

% Habla la Lengua 0.90% 0.00% 0.80%

Suma 269 108 377

% Etnia Indígena 71.40% 28.60% 100.00% CHONTAL DE TABASCO

% Habla la Lengua 0.50% 1.10% 0.60%

Suma 394 2 396

% Etnia Indígena 99.50% 0.50% 100.00% CHATINO

% Habla la Lengua 0.80% 0.00% 0.70%

37

Cuadro 2.11. BENEFICIARIOS HABLANTES DE LA LENGUA INDÍGENA POR ETNIA. CICLO 2005-2006

Habla la Lengua Etnia Indígena Operación

SÍ NO Total

Suma 432 27 459

% Etnia Indígena 94.10% 5.90% 100.00% AMUZGO

% Habla la Lengua 0.90% 0.30% 0.80%

Suma 2,839 14 2,853

% Etnia Indígena 99.50% 0.50% 100.00% HUICHOL

% Habla la Lengua 5.70% 0.10% 4.80%

Suma 1,425 162 1,587

% Etnia Indígena 89.80% 10.20% 100.00% TEPEHÚAN U O´DAM

% Habla la Lengua 2.90% 1.70% 2.70%

Suma 588 13 601

% Etnia Indígena 97.80% 2.20% 100.00% TRIQUI O DRIKI

% Habla la Lengua 1.20% 0.10% 1.00%

Suma 354 228 582

% Etnia Indígena 60.80% 39.20% 100.00% POPOLOCA

% Habla la Lengua 0.70% 2.40% 1.00%

Suma 1,056 47 1,103

% Etnia Indígena 95.70% 4.30% 100.00% CORA

% Habla la Lengua 2.10% 0.50% 1.90%

Suma 34 0 34

% Etnia Indígena 100.00% 0.00% 100.00% KANJOBAL

% Habla la Lengua 0.10% 0.00% 0.10%

Suma 290 5 295

% Etnia Indígena 98.30% 1.70% 100.00% YAQUI

% Habla la Lengua 0.60% 0.10% 0.50%

Suma 85 115 200

% Etnia Indígena 42.50% 57.50% 100.00% CUICATECO

% Habla la Lengua 0.20% 1.20% 0.30%

Suma 73 19 92

% Etnia Indígena 79.30% 20.70% 100.00% IKOOTCS O HUAVES

% Habla la Lengua 0.10% 0.20% 0.20%

38

Cuadro 2.11. BENEFICIARIOS HABLANTES DE LA LENGUA INDÍGENA POR ETNIA. CICLO 2005-2006

Habla la Lengua Etnia Indígena Operación

SÍ NO Total

Suma 242 248 490

% Etnia Indígena 49.40% 50.60% 100.00% PAME

% Habla la Lengua 0.50% 2.60% 0.80%

Suma 47 146 193

% Etnia Indígena 24.40% 75.60% 100.00% CHONTAL DE OAXACA

% Habla la Lengua 0.10% 1.50% 0.30%

Suma 6 0 6

% Etnia Indígena 100.00% 0.00% 100.00% CHUJ

% Habla la Lengua 0.00% 0.00% 0.00%

Suma 273 6 279

% Etnia Indígena 97.80% 2.20% 100.00% GUARIJIO

% Habla la Lengua 0.50% 0.10% 0.50%

Suma 158 73 231

% Etnia Indígena 68.40% 31.60% 100.00% CHOCHOLTECA

% Habla la Lengua 0.30% 0.80% 0.40%

Suma 50 45 95

% Etnia Indígena 52.60% 47.40% 100.00% PIMA U OTAM

% Habla la Lengua 0.10% 0.50% 0.20%

Suma 0 42 42

% Etnia Indígena 0.00% 100.00% 100.00% PAIPAI

% Habla la Lengua 0.00% 0.40% 0.10%

Suma 0 35 35

% Etnia Indígena 0.00% 100.00% 100.00% KUMIAI O KAMIA

% Habla la Lengua 0.00% 0.40% 0.10%

Suma 0 4 4

% Etnia Indígena 0.00% 100.00% 100.00% COCHIMÍ

% Habla la Lengua 0.00% 0.00% 0.00%

39

Cuadro 2.11. BENEFICIARIOS HABLANTES DE LA LENGUA INDÍGENA POR ETNIA. CICLO 2005-2006

Habla la Lengua Etnia Indígena Operación

SÍ NO Total

Suma 102 0 102

% Etnia Indígena 100.00% 0.00% 100.00% MEXICANERO

% Habla la Lengua 0.20% 0.00% 0.20%

Suma 598 53 651

% Etnia Indígena 91.90% 8.10% 100.00% MAM

% Habla la Lengua 1.20% 0.60% 1.10%

Suma 49,694 9,498 59,192

% Etnia Indígena 84.00% 16.00% 100.00% Total

% Habla la Lengua 100.00% 100.00% 100.00%

Fuente: Elaboración propia con base en el Padrón de Beneficiarios del Programa Albergues Escolares Indígenas (PAEI) 2005-2006.

2.1.8 Aprovechamiento

Para el desarrollo de este apartado se consideró solamente la Base de beneficiarios

2005–2006 debido a que no era posible realizar una comparación con la Base de

beneficiarios 2004–2005 ya que ésta última contiene información sobre calificaciones al

final del curso, misma que ya fue analizada en el “Informe sobre la evaluación de

resultados. Periodo enero – octubre de 2005” (entregado en noviembre de 2005),

mientras que la base 2005–2006 carece de estos datos y nada más ofrece información

de una primera evaluación del ciclo escolar. Realizar una comparación de calificaciones

finales con notas parciales podría inducir conclusiones sesgadas. Además de que al

carecer la base 2004–2005 de los datos sobre etnia y grupo indígena, no era posible

realizar algún tipo de análisis del aprovechamiento obtenido y su relación con estas

variables.

Tomando en consideración los datos de la evaluación inicial del ciclo escolar contenida

en la base de datos 2005–2006 de 52,463 beneficiarios que representan 87.7% del

total, se obtuvo que el promedio de calificaciones de los niños y niñas hospedados en

los albergues fue de 6.2 y la calificación mediana fue de 7.4. Lo que indica que se trata

40

de una distribución asimétrica donde la mayor parte de la población se concentra en la

zona de menores calificaciones. Uno de cada cinco niños que se hospedan en los

albergues tuvo una calificación reprobatoria; la tercera parte de ellos obtuvo siete y

menos y uno por ciento obtuvo 10 (v. cuadros 2.12 y 2.13).

Cuadro 2.12. CALIFICACIÓN INICIAL. CICLO 2005-2006 Media 6.29 Mediana 7.4 Moda 0 Desviación estándar 3.00176

Subtotal 52,464 No especificado 7,380

Total 59,844 Fuente: Elaboración propia con base en el Padrón de Beneficiarios del Programa Albergues

Escolares Indígenas (PAEI) 2005-2006.

Cuadro 2.13. CALIFICACIÓN INICIAL TOTAL. CICLO 2005-2006 Calificación inicial

recodificada Frecuencia % % válidos % Acumulado

5 9,978 16.7 19 19 6 3,280 5.5 6.3 25.3 7 16,003 26.7 30.5 55.8 8 17,231 28.8 32.8 88.6 9 5,520 9.2 10.5 99.1

10 451 0.8 0.9 100 Subtotal 52,463 87.7 100

No especificado 7,381 12.3 Total 59,844 100.0

Fuente: Elaboración propia con base en el Padrón de Beneficiarios del Programa Albergues Escolares Indígenas (PAEI) 2005-2006.

Los datos se agruparon con base en los siguientes rangos: 0 a 5.9 = 5 6 a 6.5 = 6 6.6 a 7.5 = 7

7.6 a 8.5 = 8 8.6 a 9.5 = 9 9.6 a 10 = 10

Como se muestra en el siguiente cuadro (2.14), las variaciones en las calificaciones de

los beneficiarios por sexo son muy poco significativas.

41

Cuadro 2.14. VARIACIÓN DE CALIFICACIONES SEGÚN SEXO. CICLO 2005-2006

Sexo Calificación recodificada Operación

Masculino Femenino Total

Suma 5,536 4,442 9,978 % Calificación inicial 55.50% 44.50% 100.00% 5 % Sexo 19.30% 18.70% 19.00% Suma 1,845 1,435 3,280 % Calificación inicial 56.30% 43.80% 100.00% 6 % Sexo 6.40% 6.10% 6.30% Suma 8,920 7,083 16,003 % Calificación inicial 55.70% 44.30% 100.00% 7 % Sexo 31.00% 29.90% 30.50% Suma 9,159 8,072 17,231 % Calificación inicial 53.20% 46.80% 100.00% 8 % Sexo 31.80% 34.10% 32.80% Suma 3,038 2,482 5,520 % Calificación inicial 55.00% 45.00% 100.00% 9 % Sexo 10.60% 10.50% 10.50% Suma 260 191 451 % Calificación inicial 57.60% 42.40% 100.00% 10

% Sexo 0.90% 0.80% 0.90% Suma 28,758 23,705 52,463

% Calificación inicial 54.80% 45.20% 100.00% Total % Sexo 100.00% 100.00% 100.00%

Fuente: Elaboración propia con base en el Padrón de Beneficiarios del Programa Albergues Escolares Indígenas (PAEI) 2005-2006.

Se registran mayores índices de reprobación en niños y niñas que no hablan la lengua

(21.4%) que en aquellos que la hablan (18.5%), aunque también se muestra una mayor

proporción de niños no hablantes de lengua indígena que obtuvieron 10 como

calificación inicial (v. cuadro 2.15).

42

Cuadro 2.15. CALIFICACIÓN INICIAL DE LOS BENEFICIARIOS POR HABLA DE LENGUA INDÍGENA. CICLO 2005-2006

Habla la Lengua. Calificación Operación

SÍ NO Total

suma 8,096 1,882 9,978

% Calificación inicial 81.14% 18.86% 100.00%5

% Habla la Lengua 18.54% 21.40% 19.02%

suma 2,784 496 3,280

% Calificación inicial 84.88% 15.12% 100.00%6

% Habla la Lengua 6.38% 5.64% 6.25%

suma 13,731 2,272 16,003

% Calificación inicial 85.80% 14.20% 100.00%7

% Habla la Lengua 31.45% 25.83% 30.50%

suma 14,368 2,863 17,231

% Calificación inicial 83.38% 16.62% 100.00%8

% Habla la Lengua 32.90% 32.55% 32.84%

suma 4,361 1,158 5,519

% Calificación inicial 79.02% 20.98% 100.00%9

% Habla la Lengua 9.99% 13.17% 10.52%

suma 326 125 451

% Calificación inicial 72.28% 27.72% 100.00%10

% Habla la Lengua 0.75% 1.42% 0.86%

suma 43,666 8,796 52,462

% Calificación inicial 83.23% 16.77% 100.00%Total

% Habla la Lengua 100.00% 100.00% 100.00%

Fuente: Elaboración propia con base en el Padrón de Beneficiarios del Programa Albergues Escolares Indígenas (PAEI) 2005-2006.

El análisis de la evaluación del aprovechamiento al interior de los grupos indígenas

arroja resultados sumamente interesantes. Los mayores registros de reprobación, por

encima de la mitad de la población respectiva, como podemos observar en el cuadro

2.16, corresponden a los niños y niñas chatinos (90.50%), chontales de Oaxaca

(66.5%), cuicatecos (64.8%), ikootcs (62.2%), triquis (61.4%), mixes (60.4%), mixtecos

(57.9%), zapotecos (57.6%) y mazatecos (56.1%).

43

Cuadro 2.16. CALIFICACIÓN INICIAL DE LOS BENEFICIARIOS SEGÚN ETNIA

Calificación inicial recodificada Etnia Indígena Operación

5 6 7 8 9 10 Total

suma 263 597 2,765 3,339 1,170 102 8,236

% Etnia Indígena 3.20% 7.20% 33.60% 40.50% 14.20% 1.20% 100.00%NÁHUATL

% Calif. inicial 2.70% 19.00% 18.00% 20.20% 22.00% 23.40% 16.30%

suma 79 96 719 994 359 34 2,281

% Etnia Indígena 3.50% 4.20% 31.50% 43.60% 15.70% 1.50% 100.00%MAYA

% Calif. inicial 0.80% 3.00% 4.70% 6.00% 6.80% 7.80% 4.50%

suma 1,109 27 225 420 134 12 1,927

% Etnia Indígena 57.60% 1.40% 11.70% 21.80% 7.00% 0.60% 100.00%ZAPOTECO O DIXAHZÁ

% Calif. inicial 11.50% 0.90% 1.50% 2.50% 2.50% 2.80% 3.80%

suma 3,901 147 1,025 1,277 364 23 6,737

% Etnia Indígena 57.90% 2.20% 15.20% 19.00% 5.40% 0.30% 100.00%MIXTECO

% Calif. inicial 40.40% 4.70% 6.70% 7.70% 6.90% 5.30% 13.40%

suma 68 145 721 933 509 67 2,443

% Etnia Indígena 2.80% 5.90% 29.50% 38.20% 20.80% 2.70% 100.00%OTOMÍ O ÑHAÑHÚ

% Calif. inicial 0.70% 4.60% 4.70% 5.70% 9.60% 15.40% 4.80%

suma 58 188 949 920 218 17 2,350

% Etnia Indígena 2.50% 8.00% 40.40% 39.10% 9.30% 0.70% 100.00%TZELTAL

% Calif. inicial 0.60% 6.00% 6.20% 5.60% 4.10% 3.90% 4.70%

suma 33 103 711 778 218 15 1,858

% Etnia Indígena 1.80% 5.50% 38.30% 41.90% 11.70% 0.80% 100.00%TZOTZIL

% Calif. inicial 0.30% 3.30% 4.60% 4.70% 4.10% 3.40% 3.70%

suma 55 127 451 502 184 11 1,330

% Etnia Indígena 4.10% 9.50% 33.90% 37.70% 13.80% 0.80% 100.00%TOTONACO

% Calif. inicial 0.60% 4.00% 2.90% 3.00% 3.50% 2.50% 2.60%

suma 920 47 357 265 47 3 1,639

% Etnia Indígena 56.10% 2.90% 21.80% 16.20% 2.90% 0.20% 100.00%MAZATECO

% Calif. inicial 9.50% 1.50% 2.30% 1.60% 0.90% 0.70% 3.20%

suma 37 103 579 568 177 11 1,475

% Etnia Indígena 2.50% 7.00% 39.30% 38.50% 12.00% 0.70% 100.00%CHOL

% Calif. inicial 0.40% 3.30% 3.80% 3.40% 3.30% 2.50% 2.90%

Suma 2 20 79 108 27 1 237

% Etnia Indígena 0.80% 8.40% 33.30% 45.60% 11.40% 0.40% 100.00%MAZAHUA

% Calif. inicial 0.00% 0.60% 0.50% 0.70% 0.50% 0.20% 0.50%

44

Cuadro 2.16. CALIFICACIÓN INICIAL DE LOS BENEFICIARIOS SEGÚN ETNIA

Calificación inicial recodificada Etnia Indígena Operación

5 6 7 8 9 10 Total

suma 26 103 244 268 99 7 747

% Etnia Indígena 3.50% 13.80% 32.70% 35.90% 13.30% 0.90% 100.00%HUASTECO O TÉNEK

% Calif. inicial 0.30% 3.30% 1.60% 1.60% 1.90% 1.60% 1.50%

suma 508 22 218 277 80 10 1,115

% Etnia Indígena 45.60% 2.00% 19.60% 24.80% 7.20% 0.90% 100.00%CHINANTECO

% Calif. inicial 5.30% 0.70% 1.40% 1.70% 1.50% 2.30% 2.20%

suma 883 25 218 264 69 2 1,461

% Etnia Indígena 60.40% 1.70% 14.90% 18.10% 4.70% 0.10% 100.00%MIXE

% Calif. inicial 9.10% 0.80% 1.40% 1.60% 1.30% 0.50% 2.90%

suma 1 56 671 656 89 1 1,474

% Etnia Indígena 0.10% 3.80% 45.50% 44.50% 6.00% 0.10% 100.00%TLAPANECO

% Calif. inicial 0.00% 1.80% 4.40% 4.00% 1.70% 0.20% 2.90%

suma 267 533 1,906 1,289 385 19 4,399

% Etnia Indígena 6.10% 12.10% 43.30% 29.30% 8.80% 0.40% 100.00%TARAHUMARA O RARAMURI

% Calif. inicial 2.80% 16.90% 12.40% 7.80% 7.30% 4.40% 8.70%

suma 40 44 326 344 113 15 882

% Etnia Indígena 4.50% 5.00% 37.00% 39.00% 12.80% 1.70% 100.00%ZOQUE

% Calif. inicial 0.40% 1.40% 2.10% 2.10% 2.10% 3.40% 1.70%

suma 24 50 171 229 129 23 626

% Etnia Indígena 3.80% 8.00% 27.30% 36.60% 20.60% 3.70% 100.00%MAYO

% Calif. inicial 0.20% 1.60% 1.10% 1.40% 2.40% 5.30% 1.20%

suma 6 12 168 201 57 2 446

% Etnia Indígena 1.30% 2.70% 37.70% 45.10% 12.80% 0.40% 100.00%TOJOLABAL

% Calif. inicial 0.10% 0.40% 1.10% 1.20% 1.10% 0.50% 0.90%

suma 3 6 68 172 91 3 343

% Etnia Indígena 0.90% 1.70% 19.80% 50.10% 26.50% 0.90% 100.00%CHONTAL DE TABASCO

% Calif. inicial 0.00% 0.20% 0.40% 1.00% 1.70% 0.70% 0.70%

suma 351 0 5 15 17 0 388

% Etnia Indígena 90.50% 0.00% 1.30% 3.90% 4.40% 0.00% 100.00%CHATINO

% Calif. inicial 3.60% 0.00% 0.00% 0.10% 0.30% 0.00% 0.80%

suma 71 17 129 121 20 1 359

% Etnia Indígena 19.80% 4.70% 35.90% 33.70% 5.60% 0.30% 100.00%AMUZGO

% Calif. inicial 0.70% 0.50% 0.80% 0.70% 0.40% 0.20% 0.70%

45

Cuadro 2.16. CALIFICACIÓN INICIAL DE LOS BENEFICIARIOS SEGÚN ETNIA

Calificación inicial recodificada Etnia Indígena Operación

5 6 7 8 9 10 Total

suma 11 165 989 955 299 16 2,435

% Etnia Indígena 0.50% 6.80% 40.60% 39.20% 12.30% 0.70% 100.00%HUICHOL

% Calif. inicial 0.10% 5.20% 6.40% 5.80% 5.60% 3.70% 4.80%

suma 49 121 321 200 67 5 763

% Etnia Indígena 6.40% 15.90% 42.10% 26.20% 8.80% 0.70% 100.00%TEPEHÚAN U O´DAM

% Calif. inicial 0.50% 3.80% 2.10% 1.20% 1.30% 1.10% 1.50%

suma 349 11 98 93 17 0 568

% Etnia Indígena 61.40% 1.90% 17.30% 16.40% 3.00% 0.00% 100.00%TRIQUI O DRIKI

% Calif. inicial 3.60% 0.30% 0.60% 0.60% 0.30% 0.00% 1.10%

suma 6 35 198 208 75 5 527

% Etnia Indígena 1.10% 6.60% 37.60% 39.50% 14.20% 0.90% 100.00%POPOLOCA

% Calif. inicial 0.10% 1.10% 1.30% 1.30% 1.40% 1.10% 1.00%

suma 14 175 477 323 43 4 1,036

% Etnia Indígena 1.40% 16.90% 46.00% 31.20% 4.20% 0.40% 100.00%CORA

% Calif. inicial 0.10% 5.60% 3.10% 2.00% 0.80% 0.90% 2.10%

suma 0 1 12 18 1 0 32

% Etnia Indígena 0.00% 3.10% 37.50% 56.30% 3.10% 0.00% 100.00%KANJOBAL

% Calif. inicial 0.00% 0.00% 0.10% 0.10% 0.00% 0.00% 0.10%

suma 31 84 73 63 35 1 287

% Etnia Indígena 10.80% 29.30% 25.40% 22.00% 12.20% 0.30% 100.00%YAQUI

% Calif. inicial 0.30% 2.70% 0.50% 0.40% 0.70% 0.20% 0.60%

suma 127 4 29 27 8 1 196

% Etnia Indígena 64.80% 2.00% 14.80% 13.80% 4.10% 0.50% 100.00%CUICATECO

% Calif. inicial 1.30% 0.10% 0.20% 0.20% 0.20% 0.20% 0.40%

suma 56 1 11 19 3 0 90

% Etnia Indígena 62.20% 1.10% 12.20% 21.10% 3.30% 0.00% 100.00%IKOOTCS O HUAVES

% Calif. inicial 0.60% 0.00% 0.10% 0.10% 0.10% 0.00% 0.20%

suma 62 32 167 157 54 10 482

% Etnia Indígena 12.90% 6.60% 34.60% 32.60% 11.20% 2.10% 100.00%PAME

% Calif. inicial 0.60% 1.00% 1.10% 1.00% 1.00% 2.30% 1.00%

Suma 125 1 19 28 15 0 188

% Etnia Indígena 66.50% 0.50% 10.10% 14.90% 8.00% 0.00% 100.00%CHONTAL DE OAXACA

% Calificación inicial 1.30% 0.00% 0.10% 0.20% 0.30% 0.00% 0.40%

46

Cuadro 2.16. CALIFICACIÓN INICIAL DE LOS BENEFICIARIOS SEGÚN ETNIA

Calificación inicial recodificada Etnia Indígena Operación

5 6 7 8 9 10 Total

suma 0 0 2 4 0 0 6

% Etnia Indígena 0.00% 0.00% 33.30% 66.70% 0.00% 0.00% 100.00%CHUJ

% Calif. inicial 0.00% 0.00% 0.00% 0.00% 0.00% 0.00% 0.00%

suma 4 5 67 103 18 1 198

% Etnia Indígena 2.00% 2.50% 33.80% 52.00% 9.10% 0.50% 100.00%GUARIJIO

% Calif. inicial 0.00% 0.20% 0.40% 0.60% 0.30% 0.20% 0.40%

suma 95 0 32 63 35 3 228

% Etnia Indígena 41.70% 0.00% 14.00% 27.60% 15.40% 1.30% 100.00%CHOCHOLTE-CA O CHOCHO

% Calif. inicial 1.00% 0.00% 0.20% 0.40% 0.70% 0.70% 0.50%

suma 10 12 13 7 3 0 45

% Etnia Indígena 22.20% 26.70% 28.90% 15.60% 6.70% 0.00% 100.00%PIMA U OTAM

% Calif. inicial 0.10% 0.40% 0.10% 0.00% 0.10% 0.00% 0.10%

suma 0 0 2 3 3 0 8

% Etnia Indígena 0.00% 0.00% 25.00% 37.50% 37.50% 0.00% 100.00%PAIPAI

% Calif. inicial 0.00% 0.00% 0.00% 0.00% 0.10% 0.00% 0.00%

suma 0 0 0 1 0 0 1

% Etnia Indígena 0.00% 0.00% 0.00% 100.00% 0.00% 0.00% 100.00%KUMIAI O KAMIA

% Calif. inicial 0.00% 0.00% 0.00% 0.00% 0.00% 0.00% 0.00%

suma 0 12 18 6 0 0 36

% Etnia Indígena 0.00% 33.30% 50.00% 16.70% 0.00% 0.00% 100.00%MEXICANERO

% Calif. inicial 0.00% 0.40% 0.10% 0.00% 0.00% 0.00% 0.10%

suma 11 21 156 294 77 10 569

% Etnia Indígena 1.90% 3.70% 27.40% 51.70% 13.50% 1.80% 100.00%MAM

% Calif. inicial 0.10% 0.70% 1.00% 1.80% 1.50% 2.30% 1.10%

Suma 9,655 3,148 15,389 16,512 5,309 435 50,448

% Etnia Indígena 19.10% 6.20% 30.50% 32.70% 10.50% 0.90% 100.00%Total

% Calif. inicial 100.00% 100.00% 100.00% 100.00% 100.00% 100.00% 100.00%

Fuente: Elaboración propia con base en el Padrón de Beneficiarios del Programa Albergues Escolares Indígenas (PAEI) 2005-2006.

En el mismo cuadro observamos que en el extremo contrario destacan los nahuas,

donde 23.4% de los beneficiarios de los que obtuvieron 10 de calificación inicial

pertenecen a esta etnia, aunque sólo representan el 1.20% de los beneficiarios de la

47

misma, observándose un mejor desempeño relativo entre los mayos, donde el 3.70%

obtuvo 10 de calificación inicial, en tanto que entre los niños ñhañhús fue el 2.70%

quienes obtuvieron la máxima calificación, seguidos por los niños pames (2.10%), los

mam (1.80%), los zoques (1.70%), los tének (1.60%), los mayas (1.50%) y los chochos

(1.30%).

2.2 Cumplimiento de objetivos específicos

Una vez analizados los indicadores del cumplimiento del objetivo general del Programa,

abordaremos el examen del cumplimiento de los objetivos específicos. Las reglas de

operación vigentes distinguen los objetivos específicos de acuerdo al nivel escolar de

los beneficiarios.

En el nivel de educación básica:

1. De acuerdo a la capacidad instalada apoyar con una alimentación adecuada y

hospedaje seguro a los beneficiarios de los albergues para que inicien y

concluyan el ciclo escolar.

2. Propiciar la participación y corresponsabilidad de los padres de familia y

autoridades locales en la planeación y desarrollo de las actividades del albergue,

para el cuidado de los niños y en la vigilancia del uso adecuado de los recursos

autorizados por la CDI.

3. Promover la concurrencia de los tres órdenes de gobierno, entidades y

organizaciones de la sociedad civil con acciones que mejoren la calidad de

atención de los beneficiarios.

4. Mantener en condiciones de operación los bienes muebles e inmuebles que

permitan brindar hospedaje digno a los beneficiarios.

48

En el nivel de educación media-superior:

5. Apoyar albergues comunitarios indígenas que brinden hospedaje y alimentación a

jóvenes que cursen el nivel medio superior, con la finalidad de mejorar la calidad

del servicio otorgado.

A continuación presentamos algunos indicadores obtenidos de los instrumentos de

trabajo de campo que permitieron evaluar el grado de cumplimiento de los objetivos

específicos, haciendo la salvedad respecto al tercer objetivo específico, ya que en la

evaluación no se abordó tal aspecto, por lo que se omite en este informe14.

2.2.1 Alimentación adecuada y hospedaje seguro

En este apartado analizaremos el cumplimento del primer objetivo específico en el que

se señala que los albergues deberán proporcionar “alimentación adecuada y hospedaje

seguro” a los beneficiarios a lo largo del ciclo escolar y de acuerdo con su capacidad

instalada.

2.2.1.1 Alimentación

2.2.1.1.1 La comida

Una de las motivaciones fundamentales por la que los beneficiarios asisten al albergue

es por la ración de comida que reciben. No obstante, la ingesta de comida no equivale a

una buena alimentación que a la vez sea nutritiva y suficiente. Ante esto, es necesario

empezar a explicar algunos puntos que competen a este asunto.

Respecto a la dieta alimenticia, se puede decir que en todos los albergues hay un

conocimiento de los grupos de alimentos que se deben combinar para lograr una buena

nutrición. Así, en las visitas a los albergues visitados en 2006, se pudo observar en el

comedor un cartel enmarcado, sin embargo no siempre se hacen las combinaciones

14 Tal tema se aborda a profundidad en el estudio de caso sobre el estado de Puebla.

49

adecuadas que ahí se recomiendan, a veces porque los alimentos disponibles no

permiten hacer las combinaciones óptimas o bien porque se siguen patrones dietéticos

tradicionales de cada región, que desde el punto de vista nutricional no resultan

equilibrados.

Al solicitar la opinión sobre la alimentación en el albergue, una de las ecónomas señaló:

“a veces de nada sirve que nosotras diseñemos el menú, si de todos modos nos

mandan lo que ellos quieren, por eso yo pienso que lo que le damos a los niños no

siempre es lo mejor, incluso a veces ni se lo quieren comer”.

Con cursos de nutrición que no se adecuan a la disponibilidad de alimentos y con

productos muy básicos, el menú se realiza -en la mayoría de los albergues- con

productos surtidos por los proveedores que no siempre respetan la lista de lo solicitado,

principalmente esto ocurre con Diconsa. Los menús son preparados entonces por las

ecónomas, el jefe de albergue y / o el comité de padres de familia, combinando lo que

les llega vía Diconsa más los alimentos frescos que ellos directamente adquieren en los

mercados locales o regionales.

El personal del albergue así como el comité de padres de familia y los niños consideran

que la comida es nutritiva y suficiente, pero esta respuesta depende de la comparación

con la comida que ingieren en sus hogares, a falta de conocimiento de una buena dieta

alimenticia. En todo caso, es mejor, más nutritiva, que la que consumen los niños

indígenas que no asisten al albergue, como quedó demostrado en la evaluación externa

realizada al PAEI en 2005, pero no es suficiente, pues aún es alto el índice de

desnutrición detectado en aquella medición15.

Para diversos actores entrevistados, que no son parte del personal que labora de

manera directa, comités de padres de familia y autoridades comunitarias y escolares,

nos comentaron su agradecimiento para el albergue por la “buena alimentación” que se

15 Cf. UAM-X. Evaluación de resultados 2005 al PAEI. Informe Final. México, UAM-X, 2006, el cual se

encuentra disponible en la página web de la CDI.

50

les dota a las y los albergados. La mayoría de ellos considera que los alimentos

proporcionados son buenos ya que incluyen en su dieta diaria alimentos variados carne,

verduras, frutas, leche, huevo, etc. Sin embargo, podemos concluir que la alimentación

que reciben los beneficiarios es mejor en comparación con la de cualquier familia de la

zona, lo cual no necesariamente la hace equilibrada en términos nutricionales.

Por otra parte es importante mencionar que en el albergue se proporcionan productos

alimenticios que en sus hogares nunca habían consumido, o a los que difícilmente

tendrían acceso, si no fuese por su residencia en el albergue.

2.2.1.1.2 Los recursos para la adquisición y preparación de los víveres

De gran prioridad para una pronta atención por el Programa, es la oportunidad y

cantidad de recursos e insumos básicos que reciben los albergues para dotar de

alimentación a sus destinatarios.

Se detectaron carencias importantes como agua potable, problema presente en más del

80% de los albergues, y en la mayoría de los casos se manifiesta en los periodos de

estiaje, pero en estados como Chihuahua o Puebla, suele presentarse durante todo el

año. En palabras de una ecónoma:

“Batallamos mucho para conseguir agua, hay que caminar mucho tiempo y como esa es

tarea que muchas veces hacen los niños, puede ser hasta peligroso [...] ya no se diga

que esto nos da problemas para la limpieza de los espacios comunes y el aseo de los

niños, sino para la misma preparación de los alimentos”.

Otras dos carencias importantes para la preparación de los alimentos es la falta de gas

o el “poco recurso” que se da como gasto de operación (que se destina a la compra de

combustible, básicamente). La escasez de este insumo afecta sustancialmente la

dinámica de la cocina, sobretodo en los albergues que cuentan con estufa de gas. Y no

sólo afecta la cocina sino también el baño y aseo de los niños.

51

A la problemática anterior se suma el retraso constante en el suministro de abarrotes,

además de los utensilios y los aparatos que se utilizan para guardar y prepara la

comida, generalmente viejos y en mal estado.

El caso del retraso y / o insuficiencia de los abarrotes ocasiona un serio descontrol.

Para solucionar estos problemas, el personal toma ciertas medidas que permiten la

continuidad en la alimentación de los infantes. Estas medidas van desde pedir prestado,

pedir fiado, hasta desembolsar de sus propios recursos personales.

Aunado a la insuficiencia y al retraso se presenta la llegada de consumibles por parte

de Diconsa en mal estado, a punto de caducar, o que nunca solicitan, o que no gustan

a las y los beneficiarios.

En la mayoría de los albergues visitados los utensilios para comer se encuentran en mal

estado, además de que, como muchos jefes de albergue y ecónomas entrevistadas

reconocen, el material con que están fabricados es tóxico debido a que son de aluminio

y su antigüedad obliga a su desecho. En cuanto a los aparatos para guardar o preparar

la comida, muchos de ellos están en un deplorable estado, no sólo por la antigüedad,

sino por la insuficiencia para satisfacer todas las necesidades de la cocina.

2.2.1.1.3 Suficiencia alimenticia

Para el desarrollo de un ser humano cualquiera, una necesidad básica es gozar de una

buena alimentación y un hospedaje adecuado. Esta necesidad cobra mayor importancia

cuando se trata de niños y jóvenes, y más aún de estudiantes, que requieren estar bien

comidos y descansados. Conociendo la importancia de estas dos condiciones y

derechos, el objetivo específico número 1 de las Reglas de Operación del PAEI asume

este compromiso.

52

Conocida esta prioridad, a continuación se muestran los resultados obtenidos en la

encuesta aplicada a los niños que asisten a los AEI, respecto a si al terminar de comer

aún se quedan con hambre.

Cuadro 2.17. Después de comer te has quedado con hambre

Respuestas Frecuencia Porcentaje Porcentaje

válido Porcentaje acumulado

Sí, siempre 1,687 4.8 4.8 4.8

Sí, a veces 5,711 16.1 16.2 21.0

No 27,829 78.4 79.0 100.0

Subtotal 35,228 99.3 100.0

No especificado 251 0.7

Total 35,479 100.0

Fuente: Encuesta a beneficiarios del PAEI 2006.

Al contrastar las respuestas de los beneficiarios con las opiniones de los actores

involucrados de manera directa con el albergue, obtuvimos que, para el caso de la

suficiencia de la comida, el 78.4% de los encuestados coinciden en que no se quedan

con hambre, mientras el 16.1% se queda algunas veces, frente a un 4.8% que afirma

quedarse siempre con hambre, este último sector de la muestra encuestada es en su

mayoría del sexo masculino.

Cuadro 2.18. Después de comer te has quedado con hambre, según sexo

Sexo Respuesta Operación

Masculino Femenino Total

Recuento 1,279 409 1,688 Sí, siempre

% de Sexo 6.7% 2.5% 4.8%

Recuento 3,195 2,516 5,711 Sí, a veces

% de Sexo 16.8% 15.5% 16.2%

Recuento 14,515 13,315 27,830 No

% de Sexo 76.4% 82.0% 79.0%

Recuento 18,989 16,240 35,229 Total

% de Sexo 100.0% 100.0% 100.0%

Fuente: Encuesta a beneficiarios del PAEI 2006.

53

Al considerar los grupos de edad de las y los beneficiarios, encontramos una relación

inversamente proporcional con la situación de hambre: a medida que aumenta la edad

de los beneficiarios, disminuye la sensación o percepción de hambre, a pesar de que

por el crecimiento natural y los mayores requerimientos alimenticios se podría suponer

lo contrario. Sin tener una hipótesis firme, quizás esto puede explicarse por la

costumbre a las raciones habituales de comida, si consideramos que muchos

beneficiarios han permanecido más de un nivel de estudios en el albergue; por otra

parte, los niños de más pequeños suelen ser de la comunidad sede y por ende reciben

mayor atención de sus padres o de los encargados del albergue.

Cuadro 2.19. Después de comer te has quedado con hambre, según edad recodificada de los beneficiarios

Edad recodificada de los beneficiarios Respuesta Operación De 3 a 5

años De 6 a 11

años De 12 a 14

años De 15 años

y más Total

Recuento 0 1,022 501 165 1,688 Sí, siempre

% de Edad .0% 5.1% 4.4% 5.4% 4.8%

Recuento 270 3,538 1555 348 5,711 Sí, a veces

% de Edad 39.0% 17.7% 13.7% 11.4% 16.3%

Recuento 423 15,453 9306 2,527 27,709 No

% de Edad 61.0% 77.2% 81.9% 83.1% 78.9%

Recuento 693 20,013 11362 3,040 35,108 Total

% de Edad 100.0% 100.0% 100.0% 100.0% 100.0%

Fuente: Encuesta a beneficiarios del PAEI 2006

El número de casos de los destinatarios del Programa que se quedan o se han

quedado con hambre no son significativos cuando se cruza con la condición de si

duerme o no en el albergue. Estos resultados, en primer lugar, disipan la posibilidad de

que los beneficiarios de que duermen en sus casas pudiesen experimentar hambre a

causa de la ida y vuelta al albergue, pero, en segundo lugar, obligan a indagar otros

posibles factores que puedan incidir de manera significativa.

54

Si bien no existe una correspondencia entre la situación experimentada de hambre y el

hecho de pernoctar en el albergue, si la hay, aunque mínima, con el tipo de comunidad

de origen, considerando en este caso dos categorías, los que proceden de la

comunidad sede, o bien si son de localidades aledañas. Los que pertenecen a la

comunidad sede son los que menos pasan hambre, lo que se traduce en mayores

oportunidades de comer lo suficiente mientras se está cerca de la casa, quizás porque

complementan la ingesta que obtienen en el albergue con algún otro alimento que les

proporcionan en su hogar.

Cuadro 2.20. Después de comer te has quedado con hambre, según tipo de comunidad: sede o aledaña

Tipo de comunidad: sede o aledaña

Respuesta Operación

Sede Aledaña

Total

Recuento 65 1,623 1,688 Sí, siempre

% .6% 6.5% 4.8%

Recuento 1,549 4,163 5,712 Sí, a veces

% 15.2% 16.6% 16.2%

Recuento 8,583 19,246 27,829 No

% 84.2% 76.9% 79.0%

Recuento 10,197 25,032 35,229 Total

% 100.0% 100.0% 100.0%

Fuente: Encuesta a beneficiarios del PAEI 2006.

Esta misma relación mínima, pero significativa, se mantiene en el cruce entre la

situación de hambre y la condición de Hablante de Lengua Indígena (HLI). Lo que se

observa es una relación directamente proporcional entre HLI y quedarse con hambre:

para los casos de hablantes de lengua indígena existen mayores probabilidades de que

el niño o el joven albergado pueda no quedarse satisfecho después de comer. Como

puede observarse en el cuadro 2.21, son los niños que se localizan en un rango de

edad de 6 a 11 años y que además son HLI los que declaran mayormente su

insatisfacción después de comer. Probablemente este hecho se encuentre influido por

55

el deficiente español que están aprendiendo en esta etapa, aunado al hecho de que el

personal que labora en el albergue no entienda su lengua materna.

Cuadro 2.21. Después de comer te has quedado con hambre, según condición de habla indígena del alumno

HLI alumno Respuesta Operación

HLI No HLI Total

Recuento 1,227 461 1,688 Sí, siempre

% 5.1% 4.2% 4.8%

Recuento 3,907 1,804 5,711 Sí, a veces

% 16.2% 16.4% 16.2%

Recuento 19,052 8,744 27,796 No

% 78.8% 79.4% 79.0%

Recuento 24,186 11,009 35,195 Total

% 100.0% 100.0% 100.0%

Fuente: Encuesta a beneficiarios del PAEI 2006.

Sería falso afirmar que todas y todos los beneficiarios HLI comparten esta realidad.

También hay otros grupos, de los cuales los beneficiarios que son pertenecientes a

estos, manifestaron en un 100% no pasar por una situación de hambre, tal es el caso

de totonacos, canjobales, chinantecos, huastecos, mames y popolucas y, en menor

medida, más de 8 por cada 10 beneficiarios en los casos de HLI pertenecientes a

grupos indígenas como tzeltales (96.89%), tojolabakes (96.89%), zoques (92.44%)

tepehuanes (85.0%), huicholes (83.35%) y náhuas (83.05%). Sin embargo hay grupos

donde más de de una quinta parte se queda algunas veces o siempre con hambre,

como totonacos (57.34%), tlapanecos (45.41%), ñhañhús (31.82%), tarahumaras

(28.71%), y tzotziles (21.50%). Y aunque es único el caso, es menester hacer mención

de ello, pues entre los HLI totonaca es de cada 10 niños más de 4 se quedan siempre

con hambre. Igualmente es extraño el caso donde aquellos que declararon ser HLI

totonaca y náhuatl, pues el 100% se queda con hambre siempre (25.00%) o algunas

veces (75.00%). En la tabla 2.22 se recogen únicamente los casos de HLI que

declararon quedarse con hambre, según la etnia a la que pertenecen lo beneficiarios

encuestados.

56

Cuadro 2.22. ¿Después de comer te has quedado con hambre?, según etniaDespués de comer te has quedado con

hambre Etnia Operación Sí, siempre Sí, a veces No

Total

Recuento 0 436 934 1,370ÑHAÑHÚ % 0.00% 31.82% 68.18% 5.70%Recuento 109 54 816 979HUICHOL % 11.13% 5.52% 83.35% 4.00%Recuento 0 27 405 432MIXTECO % 0.00% 6.25% 93.75% 1.80%Recuento 206 1,089 6,344 7,639NAHUATL % 2.70% 14.26% 83.05% 31.60%Recuento 398 1,494 4,697 6,589TARAHUMARA

O RARAMURI % 6.04% 22.67% 71.29% 27.20%Recuento 61 61 748 870TEPEHUANO % 7.01% 7.01% 85.98% 3.60%Recuento 0 208 250 458TLAPANECO % 0.00% 45.41% 54.59% 1.90%Recuento 27 0 453 480TOJOLABAL % 5.63% 0.00% 94.38% 2.00%Recuento 373 139 381 893TOTONACO % 41.77% 15.57% 42.67% 3.70%Recuento 39 117 0 156TOTONACO Y

NAHUATL % 25.00% 75.00% 0.00% 0.60%Recuento 0 27 841 868TZELTAL % 0.00% 3.11% 96.89% 3.60%Recuento 0 35 428 463ZOQUE % 0.00% 7.56% 92.44% 1.90%Recuento 14 221 858 1093TZOTZIL % 1.28% 20.22% 78.50% 4.50%Recuento 1,227 3,908 19,051 24,186TOTAL % 5.07% 16.16% 78.77% 100.00%

Fuente: Encuesta a beneficiarios del PAEI 2006.

2.2.1.2 Hospedaje seguro

La segunda característica que deben proporcionar los albergues de acuerdo al primer

objetivo específico del PAEI es un hospedaje seguro.

57

Cuando se les preguntó a las autoridades escolares y municipales su opinión respecto

al hospedaje brindado por el albergue todos coincidieron en que es un beneficio

excelente. De manera consecuente, muchos de ellos aclararon que el hospedaje es

bueno, pero no tanto la seguridad del mismo, ni las condiciones en las que dormían los

albergados.

A continuación hacemos un breve análisis de tres elementos que pueden dar un

acercamiento más cercano al hospedaje que se brinda. Los elementos son: la situación

de los dormitorios, la situación de los beneficiarios que duermen en el albergue, y la

situación de padecer frío durante las noches.

2.2.1.2.1 Dormitorios

Para los actores sociales entrevistados, el albergue sí ofrece un alojamiento seguro

durante la semana, pues no se permite la entrada a gente ajena al albergue por las

noches, los dormitorios se cierran y son vigilados por la comunidad. Para niños que

habitan en comunidades lejanas que no pueden pagar una renta o disponer de recursos

económicos para pagar transporte diario, el hospedaje en el albergue significa una

condición indispensable para poder de estudiar.

La observación que se hizo a los albergues como parte del trabajo de campo para esta

evaluación permitió constatar que los dormitorios estaban en malas condiciones. Se

pueden hacer descripciones enteras, pero no es el caso, basta mencionar la existencia

de sábanas y cobijas de hace más de 5 años, camas que no han sido cambiadas desde

la fundación del albergue, excusados sin tazas en buen estado, para no ir más lejos.

Aún así, los adultos entrevistados manifestaron que las condiciones en las que viven

son muy buenas, desde su percepción y en relación al entorno de las condiciones de

vida en que se encuentra la localidad sede donde se ubica el albergue. Los niños

encuestados, por su parte, también manifestaron de manera general un gusto por vivir

en el albergue.

58

2.2.1.2.2 Beneficiarios que pernoctan en el albergue

Como podemos observar en le cuadro siguiente, nueve de cada diez niños hacen uso

del hospedaje que brinda el albergue. Los casos negativos no significan que no se

quieran dormir en el albergue, responde a cuestiones de tipo de comunidad de origen, o

de estar en situación de supernumerario. En general se observa que son más los

varones que duermen en el albergue que las niñas. Por otra parte, en algunos

albergues llegan a dormirse hasta 3 personas en una cama individual.

Cuadro 2.23. ¿Duermes en el albergue?

Respuesta Frecuencia PorcentajePorcentaje

válido Porcentaje acumulado

Sí 31,867 89.8 89.8 89.8

No 3,612 10.2 10.2 100.0

Total 35,479 100.0 100.0

Fuente: Encuesta a beneficiarios del PAEI 2006.

Al realizar el cruce entre la misma variable por rangos de edad, encontramos que los

niños menores pernoctan en mayor proporción que los de mayor edad.

Cuadro 2.24. Duerme en el albergue, según edad recodificada de los beneficiarios

Edad recodificada de los beneficiarios Respuesta Operación De 3 a 5

años De 6 a 11

años De 12 a 14

años De 15 años

o más

Total

Recuento 675 18,040 10,462 2,569 31,746Sí

% 97.5% 89.6% 91.1% 84.1% 89.8%

Recuento 17 2,084 1,025 486 3,612No

% 2.5% 10.4% 8.9% 15.9% 10.2%

Recuento 692 20,124 11,487 3,055 35,358Total

% 100.0% 100.0% 100.0% 100.0% 100.0%

Fuente: Encuesta a beneficiarios del PAEI 2006.

Es interesante observar que, al realizar el cruce con la condición HLI de los albergados,

obtenemos que los beneficiarios de las comunidades aledañas tienen porcentajes muy

59

similares de quienes duermen en el albergue según su condición de hablantes de

lengua indígena (91% para hablantes y 91.5% para no hablantes). En cambio, para los

niños que viven en la comunidad sede, existe una diferencia de cinco puntos

porcentuales a favor de los hablantes de lengua indígena, pues 88.5% de niños de

niños de la comunidad sede que duermen en el albergue son hablantes de lengua

indígena mientras que 83.5% de quienes duermen en el albergue no lo son.

Cuadro 2.25. Duerme en el albergue, según tipo de comunidad de procedenciaDuerme en el albergue

Tipo de comunidad Condición

de HLI Operación

Sí No Total

Recuento 5,648 733 6,381 HLI

% 88.5% 11.5% 100.0%

Recuento 3,250 640 3,890 No HLI

% 83.5% 16.5% 100.0%

Recuento 8,898 1,373 10,271

Sede

Total % 86.6% 13.4% 100.0%

Recuento 16,380 1,627 18,007 HLI

% 91.0% 9.0% 100.0%

Recuento 6,556 612 7,168 No HLI

% 91.5% 8.5% 100.0%

Recuento 22,936 2,239 25,175

Aledaña

Total % 91.1% 8.9% 100.0%

Fuente: Encuesta a beneficiarios del PAEI 2006.

En la tabla 2.26 se presentan los datos correspondientes sólo de los beneficiarios que

duermen en el albergue. De esta manera, lo primero que sobresale es que en la

mayoría de los casos los encuestados manifiestan que duermen separados de acuerdo

a su sexo, de modo tal que en cada albergue siempre hay dos dormitorios, uno para

mujeres y otro para varones; sólo hay excepciones cuando algún niño muy pequeño de

edad tiene que dormir en el dormitorio de las mujeres, al cuidado de una hermana

mayor.

60

Cuadro 2.26. ¿Quiénes duermen en su dormitorio?, según sexo

Sexo Respuesta Operación

Masculino Femenino Total

Recuento 6,542 7,949 14,491 Sólo niñas

% 37.8% 54.7% 45.5%

Recuento 10,757 6,589 17,346 Sólo niños

% 62.1% 45.3% 54.5%

Recuento 14 0 14 Niños y niñas

indistintamente % 0.1% .0% 0.0%

Recuento 17,313 14,538 31,851 Total

% 100.0% 100.0% 100.0%

Fuente: Encuesta a beneficiarios del PAEI 2006.

Respecto al número de beneficiarios por cama obtenemos que el 54% duerme solo en

una cama. Como todo dato, éste varía por sexo, y edad. Por ejemplo, las beneficiarias

son las que, frecuentemente, se duermen con otra compañera en la misma cama, y de

hecho son las que suelen dormirse entre tres personas. Con las visitas a los albergues,

se pudo constatar que en algunos albergues del estado de Guerrero los beneficiarios

varones están separados en dos dormitorios por edades, mientras las mujeres sólo

duermen en uno.

Cuadro 2.27. ¿Cuántos duermen en tu cama?

Respuesta Frecuencia PorcentajePorcentaje

válido Porcentaje acumulado

Sólo yo 17.357 54.5 54.6 54.6

Dos 13,699 43.0 43.1 97.6

Más de dos 748 2.3 2.4 100.0

Subtotal 31,805 99.8 100.0

No sabe 62 0.2

Total 31,867 100.0

Fuente: Encuesta a beneficiarios del PAEI 2006.

Al hacer un análisis de acuerdo a la edad del infante, observamos que, existe una

relación inversamente proporcional entre el número de personas que duermen en la

61

misma cama con la edad: a medida que aumenta de edad un beneficiario hay más

probabilidades de dormirse solo en una cama. Esto responde más a derechos a

disfrutar de la comodidad de dormirse en una cama en los casos de beneficiarios que

ya alcanzan la adolescencia. En el 93% de los casos se obtuvo que las y los

beneficiarios que duermen entre dos o más de dos suelen hacerlo con otro compañero

o con un hermano, y de esta cantidad muchos de ellos manifestaron que la otra

persona es de su mismo sexo, y por lo regular de su mismo nivel educativo o edad.

Cuadro 2.28. ¿Quién duerme en tú misma cama?

¿Con quién duerme? Frecuencia Porcentaje Porcentaje acumulado

Porcentaje válido

Porcentaje válido acum.

ella y una compañera 6;761 45.82 45.82 49.26 49.26

él y un compañero 6,057 41.04 86.86 44.13 93.40

ella y su hermana 419 2.84 89.7 3.05 96.45

ella, su hermana y otro 96 0.65 90.35 0.70 97.15

él y su hermano 304 2.06 92.41 2.22 99.37

él y dos compañeros 33 0.22 92.63 0.24 99.61

ella y su prima 27 0.18 92.81 0.20 99.80

ella y una ecónoma 27 0.18 92.99 0.20 100.00

No especificado 1,034 7.01 100.0

Total 14,757 100.00 100.00

Fuente: Encuesta a beneficiarios del PAEI 2006.

2.2.1.2.3 Situación de frío por las noches

Un albergue seguro y digno no se reduce al alojamiento. Implica el derecho de dormir

sin pasar por una situación de frío, y sobretodo en un ambiente de respeto a la persona.

Cuando se realizó el trabajo de campo se pudo obtener información muy valiosa tanto

de parte de los menores encuestados como de los actores sociales involucrados con el

funcionamiento del albergue. Respecto a pasar frío por las noches, en los albergues se

observó en campo que tal situación se debe a la falta de cobijas suficientes, aunado a

la falta de algunos vidrios en las ventanas, o bien a que estuviesen incompletos o rotos.

62

Al la pregunta específica, más de la mitad de los beneficiarios afirmaron que pasan frío

por las noches, lo cual indica que uno de cada tres no duerme en las condiciones que

les permitan un descanso reparador, en tanto que uno de cada seis a veces padece tal

situación (v. cuadro 2.29).

Cuadro 2.29. ¿Pasas frío en las noches?

Respuesta Frecuencia PorcentajePorcentaje

válido Porcentaje acumulado

Sí 11,460 32.3 35.3 35.3

A veces 6,113 17.2 18.8 54.1

No 14,887 42.0 45.9 10.0

Subtotal 32,460 91.5 100.0

No sabe 3,019 8.5

Total 35,479 100.0

Fuente: Encuesta a beneficiarios del PAEI 2006.

Un aspecto interesante del padecimiento de frío se registra al analizar esta variable

según el sexo del albergado. Se observa una distribución similar a la que se evidenció

entre los que manifiestan quedarse con hambre. Los beneficiarios de sexo masculino

son los que manifiestan en mayor medida pasar frío por las noches, siendo entre los

más pequeños que se presenta mayormente esta situación, decreciendo con la edad.

Pero no ocurre lo mismo para el caso de las niñas, ya que los datos no se distribuyen

de una manera homogénea, lo que hace más difícil encontrar una tendencia clara.

63

Cuadro 2.30. ¿Pasas frío en las noches?, según edad codificada y sexo de los beneficiarios

Pasan frío en las noches Edad recodificada

de los beneficiarios

Sexo Operación Sí No A veces

Total

Recuento 210 100 38 348 Masculino

% de Sexo 60.3% 28.7% 10.9% 100.0%

Recuento 56 105 166 327 Femenino

% de Sexo 17.1% 32.1% 50.8% 100.0%

Recuento 266 205 204 675

De 3 a 5 años

Total % de Sexo 39.4% 30.4% 30.2% 100.0%

Recuento 3,995 4,284 1,633 9,912 Masculino

% de Sexo 40.3% 43.2% 16.5% 100.0%

Recuento 2,767 4,522 1,269 8,558 Femenino

% de Sexo 32.3% 52.8% 14.8% 100.0%

Recuento 6,762 8,806 2,902 18,470

De 6 a 11 años

Total % de Sexo 36.6% 47.7% 15.7% 100.0%

Recuento 2,036 2,643 1,345 6,024 Masculino

% de Sexo 33.8% 43.9% 22.3% 100.0%

Recuento 1,597 1,843 1,146 4,586 Femenino

% de Sexo 34.8% 40.2% 25.0% 100.0%

Recuento 3,633 4,486 2,491 10,610

De 12 a 14 años

Total % de Sexo 34.2% 42.3% 23.5% 100.0%

Recuento 500 769 273 1,542 Masculino

% de Sexo 32.4% 49.9% 17.7% 100.0%

Recuento 299 500 242 1,041 Femenino

% de Sexo 28.7% 48.0% 23.2% 100.0%

Recuento 799 1,269 515 2,583

De 15 años

o más

Total % de Sexo 30.9% 49.1% 19.9% 100.0%

Fuente: Encuesta a beneficiarios del PAEI 2006.

Un indicador más claro de la calidad del hospedaje para pernoctar lo podemos obtener

si comparamos lo que declaran los beneficiarios de los AEI, distinguiendo entre los que

pernoctan en el albergue y lo que no lo hacen y solamente acuden a las instalaciones

para alimentarse. Esta comparación tiene la ventaja de que los declarantes en ambos

casos son del mismo albergue y por ende de la región, con condiciones

64

medioambientales similares. El resultado es que en una proporción de tres a dos

declararon pasar frío quienes duermen en el albergue respecto a los que no, es decir, el

albergue es un lugar que presenta peores condiciones para dormir que sus casas, en

cuanto a calor ambiental se refiere.

Cuadro 2.31. ¿Pasan frío en las noches?, según lugar de pernocta

Duerme en el albergue Respuesta Operación

Sí No Total

Recuento 11,321 139 11,460 Sí

% 35.5% 22.6% 35.3%

Recuento 5,974 139 6,113 A veces

% 18.8% 22.6% 18.8%

Recuento 14,551 336 14,887 No

% 45.7% 54.7% 45.9%

Recuento 31,846 614 32,460 Total

% 100.0% 100.0% 100.0%

Fuente: Encuesta a beneficiarios del PAEI 2006.

2.2.1.2.4 Condiciones de seguridad física en el albergue

¿Cómo es la convivencia dentro del albergue? Para asegurar un ambiente seguro y de armonía en todo grupo social, se necesita un

clima de respeto entre los miembros, en este caso los beneficiarios del albergue. En la

encuesta realizada a nivel nacional, se pudo obtener datos en términos de presencia de

riñas y su incidencia. La existencia de esta realidad, suele ir muy acorde con el uso que

se le da al tiempo libre dentro del albergue, pero sobretodo a los conflictos mismos que

se desarrollan en todo grupo social, con beneficiarios de distinta procedencia, edad,

sexo, pertenencia étnica o intereses diversos. Pues bien, dentro del albergue, una

tercera parte de la población encuestada reconoce la existencia de riñas entre sus

compañeros, en el transcurso del año. Al ser el 34% de los casos válidos, debe llamar

la atención de los jefes de albergue, y a la intervención de los padres de los

beneficiarios. Sin datos precisos de conocimiento de causa y de la situación en la que

se enmarcan no permite formular generalizaciones, como tampoco hacer deducciones

65

del tipo de riñas y bajo las circunstancias en que estas se presentan y atañen la vida

social del albergue.

Cuadro 2.32. ¿Ha habido riñas entre niños durante el ciclo escolar?

Respuesta Frecuencia Porcentaje Porcentaje

válido Porcentaje acumulado

Sí 11,906 33.6 34.0 34.0

No 23,086 65.1 66.0 100.0

Subtotal 34,992 98.6 100.0

No sabe 487 1.4

Total 35,479 100.0

Fuente: Encuesta a beneficiarios del PAEI 2006.

Como las preguntas fueron formuladas sólo en términos de la existencia de riñas y el

número que se han presentado, tampoco se puede hacer una diferenciación entre los

responsables de las riñas por sexo, edad, u otras variables. Se puede conocer los datos

de quienes aportaron la información pero, no es suficiente para conocer a fondo el

problema.

Problemas de convivencia entre los beneficiarios Las agresiones representan otro indicador para explicar la situación de una posible

convivencia inadecuada en el albergue. Por agresión se explicó a los beneficiarios que

consistía en situaciones de maltrato físico, insultos, robo de una cosa que les

perteneciera.

Quizá los datos distribuidos no sean tan fundamentales porque varían muy poco, pero

sí son significativos, en tanto que nos arroja que las mujeres han sufrido algún tipo de

agresiones hacia su persona, lo cual puede ser un indicador de discriminación hacia

este género, que se torna en muchos casos como algo implícito a la cultura, pero que

es puesto en evidencia por las mujeres.

66

Cuadro 2.33. ¿Desde tu ingreso algún niño más grande te ha agredido?, según sexo

Sexo Respuesta Operación

Masculino Femenino Total

Recuento 4,734 4,171 8,905 Sí

% de Sexo 25.2% 25.9% 25.5%

Recuento 14,056 11,953 26,009 No

% de Sexo 74.8% 74.1% 74.5%

Recuento 18,790 16,124 34,914 Total

% de Sexo 100.0% 100.0% 100.0%

Fuente: Encuesta a beneficiarios del PAEI 2006.

Nuevamente la vulnerabilidad se presenta en el grupo de los niños más pequeños, tal

consideración se manifiesta cuando la variable “maltrato” se cruza de manera conjunta

con edad y sexo, resultando que la mayor parte de las agresiones se reciben en

menores de edad, éstos suelen ser hombres, pero que a medida que aumentan de

edad se reduce la posibilidad de ser agredidos; en cambio en el caso de las

beneficiarias esto no sucede, puesto que en todos los rangos de edad, más de la cuarta

parte de las niñas alguna vez se han visto envueltas en situaciones de agresión.

Las dimensiones que ha alcanzado este problema se presenta en el cuadro siguiente

(2.34) que muestra las agresiones que han tenido lugar en los albergues, analizando las

variables de edad y sexo.

67

Cuadro 2.34. Agresión recibida de otro compañero(a), según sexo del agredido

Sexo Edad recodificada

Respuesta Operación Masculino Femenino

Total

Recuento 135 109 244 Sí

% de Edad 36.89% 33.33% 35.21%

Recuento 231 218 449 No

% de Edad 63.11% 66.67% 64.79%

Recuento 366 327 693

De 3 a 5 años

Total % de Edad 100% 100% 100%

Recuento 2,602 2,751 5,353 Sí

% de Edad 25.55% 28.95% 27.19%

Recuento 7,583 6,753 14,336 No

% de Edad 74.45% 71.05% 72.81%

Recuento 10,185 9,504 19,689

De 6 a 11 años

Total % de Edad 100% 100% 100%

Recuento 1,686 922 2,608 Sí

% de Edad 25.78% 19.02% 22.91%

Recuento 4,853 3,925 8,778 No

% de Edad 74.22% 80.98% 77.09%

Recuento 6,539 4,847 11,386

De 12 a 14 años

Total % de Edad 100% 100% 100%

Recuento 312 389 701 Sí

% de Edad 18.34% 29.34% 23.16%

Recuento 1,389 937 2,326 No

% de Edad 81.66% 70.66% 76.84%

Recuento 1,701 1,326 3,027

De 15 años o

más

Total % de Edad 100% 100% 100%

Fuente: Encuesta a beneficiarios del PAEI 2006.

Como se ha visto anteriormente, tanto las mujeres como los HLI, son los sectores de

beneficiarios que se enfrentan a mayores dificultades para interactuar en espacios de

amplio respeto y convivencia armónica. Como se muestra en el siguiente cuadro, el

porcentaje de hablantes de lengua indígena que reportaron agresiones de otros

compañeros es 6.1% superior al de no hablantes.

68

Cuadro 2.35. ¿Desde tu ingreso algún niño más grande te ha agredido?, según condición de habla indígena

HLI alumno Respuesta Operación

HLI No HLI Total

Recuento 6,637 2,268 8,905 Sí

% 27.4% 21.3% 25.5%

Recuento 17,581 8,395 25,976 No

% 72.6% 78.7% 74.5%

Recuento 24,218 10,663 34,881 Total

% 100.0% 100.0% 100.0%

Fuente: Encuesta a beneficiarios del PAEI 2006.

El mismo grado de vulnerabilidad en la que se encuentran las adolescentes y los HLI es

también compartida en las mismas situaciones por los beneficiarios de comunidades

aledañas o lejanas al albergue. Estos últimos en la cuestión de agresiones recibidas

rebasan en proporciones a los otros dos actores que resultaron también afectados.

Cuadro 2.36. ¿Desde tu ingreso algún niño más grande te ha agredido?, según procedencia

Tipo de comunidad Respuesta Operación

Sede Aledaña Total

Recuento 1,521 7,385 8,906 Sí

% 15.1% 29.7% 25.5%

Recuento 8,558 17,451 26,009 No

% 84.9% 70.3% 74.5%

Recuento 10,079 24,836 34,915 Total

% 100.0% 100.0% 100.0%

Fuente: Encuesta a beneficiarios del PAEI 2006.

Si se recurre al dato que expresa el número de veces que un beneficiario fue agredido,

el 85% de los agredidos reconoce que han sido objeto de esta acción de 6 a 10 veces,

y un 12.5% de que de 11 a 15 veces, en lo que iba del ciclo escolar presente, y las

encuestas se realizaron en su gran mayoría en noviembre, así que durante 2 meses

aproximadamente, el 97% de los encuestados agredidos lo fueron más de 11 veces en

69

solo 2 meses, lo que equivaldría a que han sido objeto de insultos, golpes o han sido

objeto de robo por otros compañeros una vez o dos veces por semana.

Si se realiza el cruce típico por sexo, se obtiene que las mujeres no sólo son las más

agredidas, sino que también lo son más que los hombres, así encontramos que en el

rango de 11 a 15 agresiones recibidas, el porcentaje que representa a las mujeres

duplica al 6% de los hombres.

Cuadro 2.37. Número de agresiones recibidas durante el ciclo escolar, según sexo

Sexo Respuesta Operación

Masculino Femenino Total

Recuento 103 132 235 De 1 a 5

agresiones % de Sexo 2.2% 3.2% 2.6%

Recuento 4,060 3,300 7,360 De 6 a 10

agresiones % de Sexo 85.8% 79.1% 82.7%

Recuento 303 509 812 De 11 a 15

agresiones % de Sexo 6.4% 12.2% 9.1%

Recuento 191 107 298 De 16 a 20

agresiones % de Sexo 4.0% 2.6% 3.3%

Recuento 52 92 144 De 16 a 20

agresiones % de Sexo 1.1% 2.2% 1.6%

Recuento 25 0 25 De 21 a 25

agresiones % de Sexo 0.5% 0.0% 0.3%

Recuento 0 30 30 De 26 a 30

agresiones % de Sexo 0.0% 0.7% 0.3%

Recuento 4,734 4,170 8,904 Total

% de Sexo 100.0% 100.0% 100.0%

Fuente: Encuesta a beneficiarios del PAEI 2006.

La misma situación ocurre entre los agredidos si se distribuyen los casos por edad: Los

beneficiarios más grandes fueron agredidos menos de 10 veces, en su mayoría, en los

dos meses que iba del ciclo escolar; mientras tanto más del 15% de los beneficiarios

que se encuentran en los dos primeros rangos de edad fueron agredidos de 11 a más

veces, llegando en un caso hasta la cantidad de 30 agresiones en 2 meses.

70

Cuadro 2.38. Número de agresiones recibidas durante el ciclo escolar, según edad recodificada

Edad recodificada de los beneficiarios Respuesta Operación De 3 a 5

años De 6 a 11

años De 12 a 14 años

De 15 años o más

Total

Recuento 0 181 54 0 235De 1 a 5

agresiones % 0.0% 3.4% 2.1% 0.0% 2.6%

Recuento 206 4,237 2,242 676 7,361De 6 a 10

agresiones % 84.4% 79.2% 85.9% 96.4% 82.6%

Recuento 0 553 260 0 813De 11 a 15

agresiones % 0.0% 10.3% 10.0% 0.0% 9.1%

Recuento 38 232 28 0 298De 16 a 20

agresiones % 15.6% 4.3% 1.1% 0.0% 3.3%

Recuento 0 95 25 25 145De 16 a 20

agresiones % 0.0% 1.8% 1.0% 3.6% 1.6%

Recuento 0 25 0 0 25De 21 a 25

agresiones % 0.0% 0.5% 0.0% 0.0% 0.3%

Recuento 0 30 0 0 30De 26 a 30

agresiones % 0.0% 0.6% 0.0% 0.0% 0.3%

Recuento 244 5,353 2,609 701 8,907Total

% 100.0% 100.0% 100.0% 100.0% 100.0%

Fuente: Encuesta a beneficiarios del PAEI 2006.

Para los casos de albergados que son HLI no hay ningún patrón de distribución de los

beneficiarios que respondieron ser agredidos. Al continuar con el cruce con la condición

de tipo de comunidad, sede o aledaña, se obtiene que los que sufren mayor número de

agresiones son los de comunidades aledañas. Los puntos porcentuales suelen ser

mínimos pero muy significativos por la probable discriminación que enfrenta un sector

de los beneficiarios.

71

Cuadro 2.39. Número de agresiones recibidas durante el ciclo escolar, según procedencia

Tipo de comunidad Respuesta Operación

Sede Aledaña Total

Recuento 78 158 236 De 1 a 5

agresiones % 5.1% 2.1% 2.6%

Recuento 1,188 6,173 7,361 De 6 a 10

agresiones % 78.1% 83.6% 82.6%

Recuento 110 703 813 De 11 a 15

agresiones % 7.2% 9.5% 9.1%

Recuento 55 243 298 De 16 a 20

agresiones % 3.6% 3.3% 3.3%

Recuento 60 84 144 De 16 a 20

agresiones % 3.9% 1.1% 1.6%

Recuento 0 25 25 De 21 a 25

agresiones % 0.0% 0.3% 0.3%

Recuento 30 0 30 De 26 a 30

agresiones % 2.0% 0.0% 0.3%

Recuento 1,521 7,386 8,907 Total

% 100.0% 100.0% 100.0%

Fuente: Encuesta a beneficiarios del PAEI 2006.

Actitud de los adultos para con los beneficiarios Es fundamental también hacer una revisión de la responsabilidad de los adultos en el

problema que se viene analizando. Entre los adultos que habitan y visitan

constantemente el albergue, se encuentran en primer lugar jefes de albergue y

ecónomas, y en segundo lugar padres de familia, las parejas de las ecónomas, entre

otros con mayor presencia.

De la población de beneficiarios encuestada, el 18% manifestó ser agredida por un

adulto, cifra menor en comparación con el 25% de agresiones con referencia a

compañeros, no obstante el resultado es de dimensiones importantes, ya que cerca de

la quinta parte de los beneficiarios han sido agredidos desde su ingreso por un adulto.

Tales actitudes deberán ser atendidas y erradicadas por las autoridades del programa,

en franca comunicación y colaboración con los Jefes de Albergue.

72

Cuadro 2.40. ¿Desde tu ingreso algún adulto más grande te ha agredido?

Respuesta Frecuencia PorcentajePorcentaje

válido Porcentaje acumulado

Sí 6,364 17.9 18.2 18.2

No 28,631 80.7 81.8 100.0

Subtotal 35,019 98.6 100.0

No sabe 460 1.4

Total 35,479 100.0

Fuente: Encuesta a beneficiarios del PAEI 2006.

Entre los afectados por agresiones de adultos esta vez no son las niñas, sino los

hombres. La diferencia entre los sectores poblaciones de beneficiarios por sexo es de 4

puntos porcentuales: 20% son casos de los niños, y 16% de las niñas. Cuando se

desagregan los casos de agresión por un adulto asociado a la edad de los beneficiarios

se encuentra que los más vulnerables son los destinatarios del PAEI más pequeños. De

hecho el porcentaje más alto se encuentra en los niños de 3 a 5 años, donde el 30%

reconoce sufrir un tipo de agresión por un adulto mayor, y así a medida que aumenta la

edad también disminuye la existencia de posibles agresiones de adultos desde su

llegada. La hipótesis que se desprende de estos datos, es que la percepción es

diferente en los más pequeños de edad, quienes otorgan mayor importancia a cualquier

viso de maltrato, mientras que los de mayor edad, no le conceden tanta importancia,

porque presumiblemente ya se han acostumbrado a tal tipo de actitudes.

73

Cuadro 2.41. ¿Desde tu ingreso algún adulto más grande te ha agredido?, según edad recodificada

Edad recodificada Respuesta Operación De 3 a 5

años De 6 a 11

años De 12 a 14

años De 15 años

o más

Total

Recuento 211 3,954 1,869 330 6,364 Sí

% 30.4% 20.0% 16.4% 11.1% 18.2%

Recuento 482 15,864 9,508 2,656 28,510 No

% 69.6% 80.0% 83.6% 88.9% 81.8%

Recuento 693 19,818 11,377 2,986 34,874 Total

% 100.0% 100.0% 100.0% 100.0% 100.0%

Fuente: Encuesta a beneficiarios del PAEI 2006.

A pesar del cambio en la distribución por sexo, el maltrato hacia beneficiarios en

condición de HLI, al igual que la situación de edad, se mantiene constante. Así, se

puede comprobar que este sector poblacional no sólo es el que sufre agresiones de sus

compañeros sino también de las personas adultas.

Cuadro 2.42. ¿Desde tu ingreso algún adulto más grande te ha agredido?, según condición de habla indígena

HLI alumno Respuesta Operación

HLI No HLI Total

Recuento 4,699 1,666 6,365 Sí

% 19.6% 15.2% 18.2%

Recuento 19,299 9,299 28,598 No

% 80.4% 84.8% 81.8%

Recuento 23,998 10,965 34,963 Total

% 100.0% 100.0% 100.0%

Fuente: Encuesta a beneficiarios del PAEI 2006.

Compartiendo casos similares de maltrato, pero en un grado menor, se encuentran los

niños de comunidades lejanas o aledañas, donde las estadísticas entre los beneficiarios

que han sufrido algún tipo de agresión por un adulto distan mucho si se separan por

tipo de comunidad de la cual provienen.

74

Cuadro 2.43. ¿Desde tu ingreso algún adulto más grande te ha agredido?, según procedencia

Tipo de comunidad Respuesta Operación

Sede Aledaña Total

Recuento 1,003 5,362 6,365 Sí

% 9.8% 21.7% 18.2%

Recuento 9,230 19,401 28,631 No

% 90.2% 78.3% 81.8%

Recuento 10,233 24,763 34,996 Total

% 100.0% 100.0% 100.0%

Fuente: Encuesta a beneficiarios del PAEI 2006.

Cuando se les solicitó a los encuestados que explicaran la situación de agresión, se

obtuvieron una diversidad de respuestas que incluyen a ecónomas y jefes de albergue

(sobre todo jefas), pasando por instructores de CONAFE y por último a los maridos de

las ecónomas. Basta decir que en la mayoría de los casos explicados fueron expuestas

las ecónomas y jefas de albergue. Contrastando con muchas otras que asumen el

papel de madres, para muchos beneficiarios, sobretodo cuando apenas ingresan al

albergue.

Esta actitud que se reseña, lo revela el cuadro que describe la relación entre los niños

agredidos por otro compañero con la agresión por parte de un adulto. Relación entre

agresión de otro beneficiario por la agresión realizada por un adulto. Así, se tiene que,

del 100% de los agredidos por otro beneficiario más de la mitad fueron también

agredidos por otro adulto. Aunque los datos desglosados por sexo varían muy poco, si

es notable que quienes han experimentado una doble agresión y /o maltrato por sus

compañeros y adultos son las mujeres.

75

Cuadro 2.44. ¿Desde tu ingreso algún adulto más grande te ha agredido?, según sexo

(sólo considera a beneficiarios agredidos) Sexo

Respuesta Operación Masculino Femenino

Total

Recuento 2,542 2,275 4,817 Sí

% de Sexo 53.9% 54.5% 54.2%

Recuento 2,178 1,897 4,075 No

% de Sexo 46.1% 45.5% 45.8%

Recuento 4,720 4,172 8,892 Total

% de Sexo 100.0% 100.0% 100.0%

Fuente: Encuesta a beneficiarios del PAEI 2006.

En este escenario, nuevamente los niños más pequeños, en cuanto a la edad, son los

que han sufrido un doble maltrato: 2 de cada 3 de los albergados de 3 a 5 años han

sido agredidos tanto por compañeros mayores como por adultos. La misma realidad

descrita, es compartida por los beneficiarios en condición de HLI y los que provienen de

comunidades lejanas o aledañas.

2.2.1.2.5 Salud e higiene

Aproximadamente el 80% de los beneficiarios manifestó no haberse quedado con

hambre, que duerme en el albergue, y que no sufrió ningún tipo de maltrato (tanto por

compañeros como por adultos), lo cual merece un reconocimiento como logros

significativos del Programa. No obstante, estos logros en la atención de la alimentación

y el hospedaje de los beneficiarios, hay otros componentes del programa no menos

importantes. En este apartado se analiza la problemática de la atención a la salud de

los beneficiarios.

Es necesario considerar que muchas de las localidades no cuentan con clínica de salud

o unidad rural, y si las tienen, no cuentan con el equipo adecuado y dotación de

medicinas, a lo que se suma el personal médico, el cual no labora tiempo completo.

Esta situación afecta a los beneficiarios, puesto que al no recibir una atención médica

oportuna ni eficiente, no pueden tampoco lograr un mejor desarrollo físico y mental, lo

76

cual determina directamente la propensión a enfermedades y, por ende, sin lugar a

dudas el desempeño escolar.

En cuanto a la atención de los niños en caso de enfermedades o accidentes, la gran

mayoría de las ecónomas respondieron que lo que hacen es llevarlos directamente a la

clínica o centro de salud, pero ninguna argumentó tener la preparación adecuada en

prevención y primeros auxilios, además de que pocos albergues cuentan con botiquín

de primeros auxilios.

Enfermedades y /o accidentes Para la atención de los niños en caso de enfermedades o accidentes, la gran mayoría

de los jefes de albergue como de las ecónomas, respondieron que lo que hacen es

llevarlos directamente a la clínica o centro de salud, cuando hay en la comunidad, en

caso contrario recurren a la medicina tradicional, o simplemente trata de mitigarse la

enfermedad con té. Esta labor que desarrolla el personal del albergue, se lleva acabo

sin ninguna capacitación previa médica o de primeros auxilios, De hecho ninguna de las

ecónomas reconoció tener una preparación tanto en la prevención de enfermedades

como en el tratamiento de accidentes. La omisión a la salud no es una cuestión nueva,

pues los jefes de albergue que tienen más de 10 años, también manifestaron que la

salud nunca ha sido una prioridad desde que ellos han dirigido o trabajado en un

albergue.

Esta falta de atención se comprueba con la flexibilidad de los requisitos de ingreso al

albergue, solicitados a los beneficiarios. En la gran mayoría de ellos, el certificado

médico no es una condición de ingreso o rechazo, lo cual es justificable, por la carencia

de unidades médicas y la falta de acceso a los servicios médicos. Sin embargo, no es

una acción justificable, si lo que está de por medio es la salud de los beneficiarios,

porque hay muchas maneras de realizar un examen médico estando ya en el albergue.

Más específicamente, sólo se solicita en el 18.5% de los albergues visitados. Además

no es propiamente un certificado que informe del tipo de enfermedades que han tenido,

77

y medidas seguir hasta que sane, sino que en ocasiones se reduce a la presentación de

la cartilla de vacunación.

Además de restarle importancia al certificado de salud, se extiende a la atención

médica que se pueda brindar a los beneficiarios en su calidad de albergados. Las

revisiones médicas que se deben realizar periódicamente, son muy esporádicas en

algunos casos y en otros simplemente no se llevan a cabo. En los albergues que se

reciben visitas médicas o que se llevan los beneficiarios a la unidad médica local, el

período promedio es de 2 a 3 meses.

Dada la situación de comunidades rurales, y con menos de 1,000 habitantes, lugares

sede de los albergue, los servicios médicos que llegan son de la Secretaría de Salud, y

por lo regular quienes los brindan son jóvenes universitarios que cumplen con su

servicio social. Aunado a un horario establecido de las unidades médicas, la disposición

del servicio médico, cuando se solicita no siempre es oportuna, menos aún eficiente.

El tema de la salud, en referencia con las enfermedades cobra importancia no sólo por

ser uno de los derechos de todos los niños sino, por su incidencia en el aprendizaje y

por ende en el desempeño escolar. Cabe mencionar, que la mitad de las autoridades

escolares, aproximadamente, reportó que los niños faltan por enfermedades, la mayoría

de ellas son respiratorias, como gripe, tos, o fiebre sin determinar la causa. Los mismos

docentes manifiestan una preocupación por la presencia de enfermedades de la piel

que, aunque tienen poca incidencia, van en aumento. Otro tipo de enfermedades

reportadas también fueron casos aislados de enfermedades estomacales, entre otros.

Es tan común la enfermedad, como una causa de inasistencia escolar que, los

entrevistados mencionados en este párrafo, no consideran esta situación grave ni

anormal, respecto a los parámetros locales.

78

Sin embargo, el personal del albergue reconoce que los beneficiarios están propensos

ante enfermedades epidémicas, como la varicela, el sarampión, la viruela, que son muy

comunes en los albergues.

También es menester de señalar que, los albergues escolares al estar ubicados en

diferentes entidades del país, los beneficiarios están expuestos a diversos climas y

condiciones geográficas, lo cual los hace vulnerables a enfermedades varias.

De manera resumida se puede afirmar que, ante la falta de solicitud de un certificado, la

carencia de vistas médicas, aunado a la falta de conocimiento médico de los jefes y las

ecónomas coloca a los beneficiarios en estado de vulnerabilidad frente a enfermedades

infecciosas o epidémicas.

Dotación de consumibles de higiene y limpieza Retomando la importancia otorgada por las autoridades escolares y profesores de los

beneficiarios, sobre el papel que desempeñan las condiciones de salud e higiene en el

desarrollo humano, y en el rendimiento escolar, se podría dar a conocer las diversas

opiniones vertidas por los actores sociales entrevistados, pero; lo más importante es

también retomar las respuestas dadas por los beneficiarios al cuestionarlos sobre la

dotación de consumibles de higiene y limpieza, y la periodicidad en la que se les

entregan.

Este análisis quedaría limitado, si no se dan a conocer las condiciones determinantes

de su calidad de vida dentro de la institución. Éstas, a su vez se encuentran vinculadas

con la disponibilidad de recursos económicos; de recursos naturales como el agua

potable; de infraestructura como el drenaje, y; de servicios, como visitas y supervisiones

médicas a los niños y a las instalaciones, alimentación suficiente y balanceada, y un

aseo constante de las áreas físicas, por mencionar las más importantes.

79

Al hacer la entrevista a los docentes y autoridades escolares, coinciden que existe una

carencia extrema de falta de higiene de los niños albergados. Y ellos mismos la asocian

a la carencia principalmente de agua, y de consumibles destinados al aseo personal, y

la limpieza de las áreas del inmueble. La falta de aseo personal no es una característica

general de todos los beneficiarios. Y la gran cantidad de los que no se presentan

aseados es, como se mencionó anteriormente, por la carencia de agua, de agua

caliente, sobre todo en albergues ubicados en climas fríos.

Cuando se trata de dar seguimiento al estado nutricional de los niños, en la mayoría de

los albergues simplemente se toman las medidas de talla y peso y se archivan, por

tanto no se retoman estos datos como una referencia importante para acciones

posteriores.

Cuando se les preguntó a los jefes de albergue, sobre la existencia de recursos

destinados a la higiene y limpieza, muchos de ellos manifestaron que no son

suficientes, además del retraso en el que se suministran.

Cuadro 2.45. Índice de dotación de material de higiene y limpieza

Núm. de consumibles

Frecuencia PorcentajePorcentaje

válido Porcentaje acumulado

Ninguno o

cero 1,459 4.1 4.1 4.1

1 3,924 11.1 11.1 15.2

2 2,918 8.2 8.2 23.4

3 4,562 12.9 12.9 36.3

4 12,666 35.7 35.7 72.0

5 9,951 28.0 28.0 100.0

Total 35,479 100.0 100.0

Fuente: Encuesta a beneficiarios del PAEI 2006.

80

Para complementar estas afirmaciones, la tabla anterior muestra el porcentaje del

número de consumibles correspondientes a higiene y limpieza que se destinan a los

beneficiarios. Estos artículos incluyen jabón de baño, pasta dental, cepillo de dientes,

papel sanitario y toalla de baño. De esta forma se pudo comprobar que a la tercera

parte de los beneficiarios se les otorga cuatro de los cinco consumibles; mientras que,

aproximadamente a la cuarta parte de la población encuestada se les da dos, uno o

ninguno.

De una manera más desglosada se muestran las tablas de la periodicidad en la que se

entregan los consumibles utilizados para la higiene y la limpieza personales.

Cuadro 2.46. ¿Te proporcionan jabón?

Respuesta Frecuencia PorcentajePorcentaje

válido Porcentaje acumulado

Sí, una vez al mes 7,124 20.1 20.2 20.2

Sí, una vez al año 1,233 3.5 3.5 23.7

Sí, cada que se acaba 21,872 61.6 62.1 85.8

Sí, pero no sabe cuando 1,251 3.5 3.6 89.4

No 3,751 10.6 10.6 100.0

Subtotal 35,231 99.3 100.0

No sabe 248 0.7

Total 35,479 100.0

Fuente: Encuesta a beneficiarios del PAEI 2006.

Como se puede ver que el 90% de ellos afirma que son dotados de jabón de baño,

generalmente cada que se acaba. De hecho, es el único consumible que se dota a casi

todos los albergados, en comparación con los cuatro restantes, y que también atañen a

la higiene personal. Aclarando que este artículo es de uso colectivo.

Respecto a los medios para el aseo dental, tanto para la entrega de pasta y cepillo

dental el 79% y 75% respectivamente reconoce que se les dota de éstos, igualmente, a

81

más de la mitad, que el caso del jabón: cada que se les acaba. Sin embargo el 20% del

total de los encuestados manifiesta que se les entregan estos consumibles una vez al

año, lo cual refleja las precarias condiciones de higiene en este sentido.

Cuadro 2.47. ¿Te proporcionan pasta dental?

Respuesta Frecuencia PorcentajePorcentaje

válido Porcentaje acumulado

Sí, una vez al mes 5,287 14.9 15.1 15.1

Sí, una vez al año 2,198 6.2 6.3 21.4

Sí, cada que se acaba 19,267 54.3 55.0 76.4

Sí, pero no sabe cuando 918 2.6 2.6 79.0

No 7,336 20.7 21.0 100.0

Subtotal 35,004 98.7 100.0

No sabe 475 1.3

Total 35,479 100.0

Fuente: Encuesta a beneficiarios del PAEI 2006.

Cuadro 2.48. ¿Te proporcionan cepillo de dientes?

Respuesta Frecuencia PorcentajePorcentaje

válido Porcentaje acumulado

Sí, una vez al mes 5,814 16.4 16.6 16.6

Sí, una vez al año 7,003 19.7 20.0 36.6

Sí, cada que se acaba 11,484 32.4 32.8 69.4

Sí, pero no sabe cuando 2,163 6.1 6.2 75.6

No 8,553 24.1 24.4 100.0

Subtotal 35,017 98.7 100.0

No sabe 462 1.3

Total 35,479 100.0

Fuente: Encuesta a beneficiarios del PAEI 2006.

Los dos consumibles mencionados en los cuadros 2.47 y 2.48 se entregan a la mayoría

de los beneficiarios, aunque no con regularidad. Por ejemplo, el 21% y el 24%

reconocen que nunca les han asignado pasta dental y cepillo de dientes,

respectivamente, cuando éstos son dos medios indispensables para el aseo e higiene

82

bucal diarios, en tanto que el papel del baño al 31% no se le proporciona., casi uno de

cada tres beneficairios (v. cuadro 2.49).

Cuadro 2.49. ¿Te proporcionan papel sanitario?

Respuesta Frecuencia PorcentajePorcentaje

válido Porcentaje acumulado

Sí, una vez al mes 5,075 14.3 14.4 14.4

Sí, una vez al año 795 2.2 2.3 16.7

Sí, cada que se acaba 17,401 49.0 49.4 66.1

Sí, pero no sabe cuando 878 2.5 2.5 68.5

No 11,083 31.2 31.5 100.0

Subtotal 35,232 99.3 100.0

No sabe 247 0.7

Total 35,479 100.0

Fuente: Encuesta a beneficiarios del PAEI 2006.

Las tablas presentadas anteriormente permiten observar que casi todos los

consumibles son entregados a más de la mitad de los beneficarios, pero no con la

regularidad que se requiere, para mantener una higiene adecuada de los becarios.

Si se cruza el índice de dotación de consumibles por sexo, se encuentra que las

beneficiarias, son las que reciben un número menor de la cantidad de consumibles de

higiene y limpieza. Este cruce permite observar que, a medida que aumenta el número

de consumibles, también disminuye la posibilidad de que las niñas puedan tener acceso

al mismo número de consumibles que fueron dados a los niños. Además si se toma en

cuenta que, las mujeres no sólo necesitan los consumibles anteriores sino también

toallas sanitarias, entre otros artículos.

83

Cuadro 2.50. Índice de dotación de material de higiene y limpieza, según sexo

Sexo Núm. de consumibles

Operación Masculino Femenino

Total

Recuento 722 714 1,436 Ninguno

o cero % de Sexo 3.8% 4.4% 4.0%

Recuento 2,532 1,392 3,924 1

% de Sexo 13.2% 8.5% 11.1%

Recuento 1,444 1,474 2,918 2

% de Sexo 7.5% 9.0% 8.2%

Recuento 2,459 2,103 4,562 3

% de Sexo 12.8% 12.9% 12.9%

Recuento 6,527 6,162 12,689 4

% de Sexo 34.0% 37.8% 35.8%

Recuento 5,487 4,463 9,950 5

% de Sexo 28.6% 27.4% 28.0%

Recuento 19,171 16,308 35,479 Total

% de Sexo 100.0% 100.0% 100.0%

Fuente: Encuesta a beneficiarios del PAEI 2006.

Prácticas de higiene y limpieza Desde luego que la limpieza e higiene tienen que ver directamente con las prácticas

mismas de aseo de las y los beneficiarios, por ejemplo el aseo de los excusados, el

número de veces que se bañan en el albergue, la existencia de papel sanitario, entre

otros. Por lo cual, se añaden las respectivas tablas que ilustran una cultura de higiene y

limpieza entre los albergados, teniendo en cuenta las condiciones precarias en las que

opera el Programa.

Como bien muestra la tabla siguiente (2.51), aproximadamente el 90% de las y los

beneficiarios se baña en el albergue, sobre todo los que allí duermen.

84

Cuadro 2.51. ¿Te bañas en el albergue?

Respuesta Frecuencia PorcentajePorcentaje

válido Porcentaje acumulado

Sí 31,415 88.5 91.1 91.1

Nunca 3,066 8.6 8.9 100.0

Subtotal 34,481 97.2 100.0

No sabe u otro 998 2.8

Total 35,479 100.0

Fuente: Encuesta a beneficiarios del PAEI 2006.

A continuación se presenta una tabla que contiene la información respecto a la

periodicidad y al número de veces que se bañan los beneficiarios en su estancia en el

albergue. Lo que salta a la vista son los altos porcentajes correspondientes al número

de veces que se asean, ya sea durante el día o a la semana y, que van de 1 a 3 veces,

dependiendo del clima y de la región donde se ubica el albergue.

La frecuencia con que practican el baño los beneficiarios demuestra que en la mayoría

existe una fuente de agua, que puede utilizarse para el aseo personal.

Cuadro 2.52. Frecuencia recodificada con que se bañan los beneficiarios durante su estancia en el albergue

(sólo considera a los que se bañan en el albergue) Frecuencia con que se baña durante su estancia en el albergue (recodificada)

Respuesta OperaciónDe 1 a 3 veces

De 4 a 6 veces

De 7 a 9 veces

De 10 a más

Total

Recuento 14,599 298 32 24 14,953Sí, Veces por

día % del total 46.7% 1.0% 0.1% 0.1% 47.8%

Recuento 14,849 1,317 86 71 16,323Sí, Veces por

semana % del total 47.5% 4.2% 0.3% 0.2% 52.2%

Recuento 29,448 1,615 118 95 31,276Total

% del total 94.2% 5.2% 0.4% 0.3% 100.0%

Fuente: Encuesta a beneficiarios del PAEI 2006.

85

Si bien, los resultados de la encuesta arrojan datos positivos en cuanto a esta práctica,

es menester hacer mención de la situación que impera en muchos albergues, sobre

todo en las regiones con poca disposición de agua, como el Valle del Mezquital, en

Hidalgo, donde los jefes de albergue refirieron sobre la insuficiencia de agua, lo cual

influía en todas las actividades y prácticas de higiene que se llevan acabo en el propio

albergue. Hubo un caso concreto en la comunidad de Capula, donde a falta de agua, y

a falta del recurso destinado a higiene y limpieza, se reunió a los padres de familia de

los albergados para comunicarles esta situación y para que ellos decidieran que se iba

a hacer; en la reunión se decidió que los niños tendrían que ir con sus familias hasta

que llegara el recurso, que llegó hasta la segunda quincena de noviembre.

En virtud de que, la mayoría de los beneficiarios se bañan en el albergue, es necesario

también conocer cuál es el tipo de fuente de agua que utilizan. La mitad de los

encuestados respondió que se bañan con agua de la regadera; más de la tercera parte

reconoce que se baña con agua acarreada, que puede ser de una fuente de agua

presente en el albergue; uno de cada 10 dice bañarse en un río o manantial cercano, y

sólo el 5% manifiesta llevar a cabo esta práctica de higiene personal con otro tipo de

abastecimiento de agua. Este último sector se baña en un pozo o en la pila del

albergue, según sea el caso.

Cuadro 2.53. Fuente de agua utilizada para bañarse

Fuente de agua Frecuencia PorcentajePorcentaje

válido Porcentaje acumulado

Agua de la regadera 14,460 46.0 46.1 46.1

Agua acarreada 11,819 37.6 37.7 83.7

En río o manantial 3,310 10.5 10.5 94.3

Otro 1,802 5.7 5.7 100.0

Subtotal 31,392 99.9 100.0

No sabe 23 0.1

Total 31,415 100.0

Fuente: Encuesta a beneficiarios del PAEI 2006.

86

2.2.2 Participación de padres de familia y autoridades locales

2.2.2.1 Los padres de familia

2.2.2.1.1 Inclusión de los padres de familia a las actividades

Los padres de familia de los beneficiarios son en su mayoría hablantes de lengua

indígena. De acuerdo con los resultados de las entrevistas a Comités de los albergues

seleccionados en la muestra, aproximadamente el 80% son HLI, el resto ya no hablan

la lengua, pero en su mayoría guardan la identidad indígena. Aunado a esta condición,

muchos viven en comunidades alejadas del albergue, distancias que recorren a pie o

transporte público. En algunos casos el tiempo de traslado al albergue es hasta de 3

días, aunque el 90% vive en comunidades que se localizan a dos o menos horas de

distancia.

Aparte de las dificultades de transporte, muchos de los padres también enfrentan el

problema de la disponibilidad de tiempo, ya que como parte de su supervivencia,

realizan un trabajo relacionado con las actividades primarias, sobre todo con la

agricultura. Por tanto tienen pocas posibilidades de estar en contacto con el albergue y

menos aún de participar en actividades en beneficio de sus propios hijos.

No obstante, pese a las limitaciones de tiempo, de las largas jornadas para el traslado y

de la carencia de medios económicos, en la mayoría de los albergues los padres de

familia participan de una u otra manera con su bienestar. Las actividades que realizan

para tal fin son muy variadas, y dependen de las necesidades del albergue. Así, se

puede encontrar su participación en actividades relacionadas con el mantenimiento, con

la cocina, el acarreo de leña y preparación de alimentos.

En la cuestión del mantenimiento, los padres de familia son los encargados de limpiar el

albergue segando hierba, de pintarlo, de la reparación de bancas y mesas, entre otras

labores. Su trabajo, frecuentemente es coordinado por el Comité de Apoyo. Las madres

de familia realizan actividades más ligadas a la cocina, por ejemplo, apoyan en la

87

preparación de alimentos, más aun si una ecónoma llega a faltar. Algunas veces se les

da una remuneración, ya que también pierden un día de trabajo.

La participación más importante es la referente al suministro de dos recursos

indispensables del albergue: la leña y el agua. De hecho, las ecónomas reconocen la

valía del apoyo de los padres en el suministro de estos recursos que, cuando llega a

faltar, generan problemas en el funcionamiento del albergue.

Sin embargo, no todos los padres trabajan por igual. Muchos de ellos, lo que

comúnmente hacen es dejar a sus hijos el lunes por la mañana e irlos a recoger el

viernes por la tarde, sin hacer ninguna visita durante la semana, menos preguntar si se

requiere un tipo de ayuda. Y es que en casi todos los albergues donde existe una gran

participación de los padres de familia se da gracias a la invitación e insistencia de los

jefes de albergue.

2.2.2.1.2 Formación y reuniones del Comité de Padres de Familia

Los Comités de Padres de Familia generalmente son nombrados por una asamblea de

los padres de los beneficiarios. En algunos casos, es una asamblea de la comunidad la

encargada de elegir a ciudadanos, independientemente de que tengan hijos en el

albergue. En otros casos, el que se ha asumido la tarea de formar el Comité es él o la

Jefa del albergue. En la primera modalidad, cabe mencionar que algunas veces el

Comité es nombrado en compañía de los directivos del CCDI o de la SEP. Esta

información se constató en el Taller Regional realizado en Cuetzalan del Progreso,

Puebla. En este mismo taller los participantes manifestaron que, la integración de los

comités se hace por medio de una convocatoria y en asamblea se eligen a los

representantes. En otras zonas, en la asamblea donde se nombran se les hace firmar

una carta de compromiso.

Los miembros del Comité de Apoyo de varios albergues de Puebla, manifestaron que

en esta entidad se ha desarrollado una estrategia para asegurar la participación del

88

Comité de Apoyo: El requisito indispensable para ser integrante es que debe ser

habitante de la comunidad sede.

De acuerdo con la información obtenida, la mayoría de los integrantes de estos órganos

fueron nombrados por considerarlas personas valiosas y que se han destacado en la

participación comunitaria, son responsables y cuentan con, disponibilidad para el

trabajo.

Un reclamo constante de los miembros del comité es la falta de información y

capacitación que se les debe proporcionar a su ingreso. Durante los primeros meses

solamente se reúnen con el Jefe de albergue y empiezan a planear las primeras

acciones. Los integrantes sugieren que se elabore un plan detallado de las actividades

a realizar a largo plazo, para que cada inicio de año escolar no sea la misma situación

de falta de conocimiento.

El Comité de Padres de Familia, para el desarrollo de sus actividades se reúne en el

albergue. Las reuniones sirven para planear las actividades a realizar, distribuir las

tareas en las que participan en coordinación con el personal del albergue.

En las entrevistas aplicadas a Jefes de albergue se pudieron conocer datos respecto a

la periodicidad con la que se reúnen los Comités de Padres de familia. De un total de 65

albergues visitados, donde en 56 se pudo aplicar la entrevista con los Jefes de

albergue, se obtuvo que dos terceras partes de los Comités de Padres de Familia se

reúnen una o más veces al mes. Dentro de otras opciones, hubo uno de cada diez que

manifestó que los Comités lo hacen cada dos meses, otros que no se han reunido, y

muy pocos, que se reúnen diariamente en el albergue para lo que se necesite.

89

Cuadro 2.54. Periodicidad de las reuniones del Comité

Respuesta Frecuencia PorcentajePorcentaje

válido Porcentaje acumulado

Cada semana 14 21.5 25.0 25.0

Cada 15 días 3 4.6 5.4 30.4

Cada mes 18 27.7 32.1 62.5

Otro 21 32.3 37.5 100.0

Subtotal 56 86.2 100.0

Sistema 9 13.8

Total 65 100.0

Fuente: Entrevistas aplicadas a los jefes de albergue, nov/dic-2006.

En estas reuniones, que se realizan en compañía del Jefe de albergue, los comités no

sólo organizan y coordinan las diferentes actividades a realizar durante la semana, el

mes o el año, sino que también, llegan a acuerdos entre ellos. Aproximadamente dos

terceras partes manifestó que, el tipo de acuerdos son verbales, una tercera parte de

los entrevistados manifestó que los acuerdos son escritos, y el restante, muy mínimo,

afirmó que ellos tanto han firmado documentos como se han comprometido con su

palabra.

Cuadro 2.55. Tipo de acuerdos en las reuniones del Comité

Tipo de acuerdo Frecuencia PorcentajePorcentaje

válido Porcentaje acumulado

Verbales 33 50.8 58.9 58.9

Escritos 19 29.2 33.9 92.9

Ambos 3 4.6 5.4 98.2

Ninguno 1 1.5 1.8 100.0

Subtotal 56 86.2 100.0

Sistema 9 13.8

Total 65 100.0

Fuente: Entrevistas aplicadas a los jefes de albergue, nov/dic-2006.

El hecho de que en dos terceras partes los acuerdos sean verbales, nos remite

inmediatamente al tipo de personas que lo forman, y a veces al compromiso que tienen

90

los integrantes. El hecho de que sean verbales permite conocer que los integrantes

deciden comprometerse con la palabra, y por tanto no necesitan una firma que los

responsabilice de lo acordado.

2.2.2.1.3 Actividades en las que participan

El comité está integrado tanto por hombres y mujeres, que tienen distintas actividades y

roles que llevan acabo dentro de la lógica comunitaria, muchas veces no todos tienen la

disponibilidad para participar con el mismo nivel de compromiso.

Lo que se obtuvo en el trabajo de campo fue que, en la mayoría de los Comités de

Padres de Familia los que realizan la mayor parte de las actividades son los hombres,

en comparación con el tipo de actividades que realizan las mujeres. Y es que dentro de

la lógica comunitaria es el hombre quien realiza las actividades correspondientes al

ámbito público, y las mujeres, en su gran mayoría, están dedicadas al hogar. Por tanto,

cuando éstas participan es, generalmente, por la ausencia de un jefe masculino en el

hogar.

Las actividades que realiza el Comité tienen que ver con el mantenimiento y limpieza

del albergue, vigilancia y cuidado de los niños, compra y transporte de víveres,

preparación de alimentos, promoción de la oferta albergue, entre otras, y en algunos

casos el manejo de los recursos financieros.

La participación del Comité en actividades que conciernen al albergue, y dispuestas por

las Reglas de Operación es una forma de asegurar el buen funcionamiento del

albergue. Sin embargo, en algunos albergues, sobre todo los de la región sur del país,

no consideran que su participación influya de manera importante para el bienestar del

albergue. En los albergues donde se carece del apoyo del Comité, las tareas que estos

podrían desarrollar son asumidas por el personal de base, y muy raras veces por los

padres de familia.

91

Mantenimiento En cuanto al mantenimiento, los miembros del comité son los encargados de organizar

el trabajo de reparación, compra o cuidado de las áreas físicas y de infraestructura del

albergue. Dichas actividades contemplan poda de jardines, limpieza de vidrios,

reparación de baños y regaderas. Actividades como estas, que no requieren mucho

conocimiento como tampoco mucha mano de obra son realizadas completamente por

ellas. En otros casos, de manera conjunta con el jefe de albergue solicitan a la

autoridad, el trabajo comunitario, por ejemplo para el techado de un dormitorio, cocina o

comedor, de la barda perimetral, entre otros.

Por lo regular para los trabajos de construcción se consigue el recurso ya sea con el

municipio o por la CDI, pero la mano de obra es puesta por los padres de los

beneficiarios. Las madres de familia también cooperan, concretamente, en la

preparación de alimentos y, en las actividades relacionadas con la limpieza del

albergue, como barrer, lavar cobijas, lavar los pisos, entre otros.

Para el desarrollo de las tareas de mantenimiento, la mayoría de los miembros

reconoce que éstas se ejecutan sin seguir un programa definido, donde se contemplen

la disponibilidad de recursos, el tiempo de los padres de familia. De esta manera, las

acciones realizadas responden a las necesidades diarias o que requieren una solución

rápida, por tanto, no contemplan la prevención contra el deterioro de las instalaciones.,

Si acaso existe un programa de mantenimiento, éste fue diseñado por ellos, pero tiene

una vigencia semanal o mensual, o en el mejor de los casos anual.

Promoción

La promoción para el nuevo ingreso, que se realiza conjuntamente con el Jefe de

albergue y las Ecónomas, es una actividad donde sin el Comité sería más difícil

realizarlo, ellos tienen un papel fundamental para el funcionamiento del Programa,

porque asegura su permanencia en la oferta ante las necesidades de educación de las

92

comunidades. Si bien, en la mayoría de las comunidades aledañas se conoce la

existencia del albergue es necesario que personas adultas y de las comunidades sean

las encargadas de promoverlo. De esta manera la sociedad de la región asume al

albergue como una institución perteneciente a las comunidades.

En la promoción, es el Comité de Padres, o de apoyo como es comúnmente conocido,

quien se encarga de pegar carteles, de realizar reuniones en comunidades, enviar

mensajes por la radio comunitaria (donde hay, que son muy pocos casos), de visitar las

casas de los niños, próximos a ingresar a los niveles académicos que ofrece el

albergue, para invitar a los padres a que inscriban a sus hijos al albergue. Dentro de la

información que proporcionan, se encuentran los apoyos que brindan el Programa y los

requisitos de ingreso.

Como esta actividad se realiza al finalizar el año escolar, y la selección de los

beneficiarios se lleva a cabo al inicio, ellos no pueden participar en esta otra actividad,

muy ligada a la promoción. Por tanto, el nuevo comité que es el encargado,

conjuntamente con los jefes de albergue, de hacer la selección, participa con la

desventaja relativa de desconocer la situación de los beneficiarios de nuevo ingreso.

Estos eventos provocan un desfase entre el Comité saliente y el entrante, lo cual resta

eficacia a su acción en cuanto a la selección de los beneficiarios, para dar cumplimiento

a lo establecido en las Reglas de Operación, que proponen que el Comité de Padres de

familia sea partícipe de la selección de los albergados.

Adquisición de víveres y preparación de comida En el caso del suministro de víveres, sobre todo de la compra de complementarios y,

más concretamente, de carnes y frescos la participación del Comité de Padres es vital,

puesto que son sus integrantes, en muchos casos, quienes los van a comprar y son

ellos mismos quienes los transportan al albergue.

93

En algunos casos, donde el monto suele retrasarse los miembros del Comité son los

encargados de pedir fiado los productos, o de solicitar prestado dinero en la comunidad

para su adquisición, comprometiéndose ellos, como ciudadanos, a pagar y no el

albergue.

Pero no sólo participan en la compra y transporte de víveres, sino también en la

preparación de alimentos, y algunas veces en el diseño del menú y en la vigilancia de

las comidas que se les proporcionan a los beneficiarios.

Otras Existen otras actividades fundamentales que realiza el Comité de Padres, entre ellas se

encuentra la vigilancia del albergue, cuidado de los albergados y la supervisión de

llegada y salida de los beneficiarios a sus casas.

En el taller de Tehuacán los participantes también expresaron que una de las funciones

importantes que realiza el Comité de Apoyo es la supervisión de la entrega y salida de

los beneficiarios, acompañados por sus padres. Esta actividad muy poco expresada, es

fundamental para la seguridad de los albergados, pues asegura que los padres estén

conscientes de que la responsabilidad de sus hijos es compartida y cedida, en muchos

casos, tanto al personal como al Comité de Padres.

En algunos albergues también se ha instaurado la práctica de las guardias nocturnas,

especie de rondines por los dormitorios y alrededor del área del albergue.

Resumiendo la importancia de las actividades ya mencionadas, se comprueba que el

trabajo que llevan acabo los integrantes de los Comités de Apoyo es indispensable para

el funcionamiento del albergue. No obstante, hace falta promover la participación activa

de este órgano en todos los albergues; capacitar a sus integrantes para que se pueda

aprovechar el potencial que pueden ofrecer para el albergue y motiva la participación de

las madres de familia.

94

2.2.2.1.4 Papel en el control y transparencia de la información

Considerando que la transparencia de la información y formas de control social se han

constituido en ejes de la política pública como medidas de prevención de la corrupción,

y que es una solicitud expresa de los Términos de Referencia para la presente

evaluación, se presentan a continuación los resultados de la información obtenida en el

trabajo de campo

En relación con las visitas a los albergues por parte de instituciones e instancias de la

CDI, en el Taller regional realizado en Huauchinango, Puebla, los participantes,

ecónomas y jefes de albergue mencionaron que han recibido visitas de supervisión por

parte de la CDI, y esporádicamente de DICONSA y de la SEP, lo cual les ha permitido

observar sus problemas y avances.

El objetivo de este apartado es presentar el papel que juega y puede cumplir el Comité

de Padres de Familia en su calidad de contraloría social del Programa.

La función de contraloría social que deben desempeñar los comités de padres implica la

participación de los integrantes, representantes de los padres de familia y de la

comunidad, en las actividades y propósitos del albergue, en general. En particular, la

verificación de las actividades del personal que labora de manera directa en el

albergue, la supervisión del ejercicio de los recursos, de la calidad de los alimentos, el

mantenimiento y vigilancia.

En los albergues donde existe el Comité de Apoyo, generalmente reciben información

por parte del jefe de albergue, quien es el encargado de administrar y coordinar las

actividades y de representar los intereses del albergue ante la CDI, la SEP, la

Comunidad y las Autoridades Civiles y Escolares. La información que proporciona los

jefes se refiere a la cuestión laboral, al manejo presupuestario, a la relación de

consumibles y, las actividades de mantenimiento, limpieza y vigilancia que se llevan a

cabo. Respecto al manejo presupuestario se debe mencionar que en la mayoría de los

albergues, los Jefes de albergue poco a poco van cediendo esta responsabilidad a los

95

Comités de Apoyo, por ejemplo estos últimos, en algunos casos son los encargados de

administrar los recursos entrantes, de destinar el monto de recursos a la compra de

frescos, a la reparación del albergue, compra de gas, entre otros. El involucramiento en

esta actividad depende en diferente medida de la experiencia de cada albergue, de la

disposición de los integrantes, y de la voluntad de los Jefes de albergue. En la

disposición de los padres de familia intervienen factores que van más allá de la

voluntad. Las condiciones de pobreza, la distancia del albergue y la falta de tiempo son

factores que han limitado de manera importante la participación de una parte importante

de los integrantes de los comités.

A pesar de sus limitaciones, el Comité de Padres de Familia o de Apoyo es un

excelente mecanismo de participación que permite la integración de los padres de

familia en el quehacer diario del albergue, con el fin de promover un mejor manejo y

control de los recursos, y que es un medio de interrelación entre el albergue y la

comunidad. Por tanto esta figura debe extenderse y además fortalecerse.

2.2.2.2 Las autoridades comunitarias

Las autoridades comunitarias que fueron encuestadas tienen cargo en la comunidad

sede del albergue. Por ello conocen de su existencia y la realidad de los beneficiarios.

Algunos fueron, en su momento, niños albergue, y tuvieron o tienen un hijo en él.

Aproximadamente dos terceras partes de las autoridades comunitarias conocen

aspectos esenciales del albergue, de su fundación, conocen a su personal y los

beneficios de los albergues.

Al vivir en la misma comunidad, gran parte combina este cargo con sus labores de

trabajo diarias, como labores del campo. Otros aprovechan el tiempo para estar con su

familia, pues estaban en el extranjero trabajando de manera ilegal.

Dos terceras partes de los presidentes, delegados o agentes municipales entrevistados,

cuentan con información de los egresados, con los que ellos han tenido contacto,

96

generalmente llegaron a estudiar el nivel superior, y otros viven como ciudadanos de la

comunidad y que han decidido enviar sus hijos al albergue.

2.2.2.2.1 Conocimiento y visitas realizadas

Como se ha mencionado, las autoridades comunitarias conocen la existencia del

albergue. No obstante, esto no significa que conozcan cómo funciona. Un conocimiento

más profundo del albergue depende, entre otros factores, del tiempo que llevan las

autoridades ocupando el cargo que poseen. De acuerdo con las entrevistas realizadas,

más de la mitad habían sido nombrados en enero de 2006, lo que significa que tienen

menos de un año de haber sido nombrados.

A pesar de que las autoridades comunitarias, sobre todo las civiles, tienen que firmar

documentos del albergue, específicamente los relativos al reporte mensual de gastos,

no todos conocen el albergue de manera adecuada o profunda. La mayoría no lo han

visitado, y conocen del albergue por la información expuesta por el personal que lo

opera y los vecinos de la comunidad. Parte importante de las visitas se han realizado

porque fueron citados para reuniones o para la firma de un documento. También hay

visitas que son realizadas con una periodicidad promedio de una semana, pero porque

ya se ha forjado una amistad con el jefe de albergue, o porque consideran que como

autoridad, el albergue es parte de su incumbencia.

Sólo algunos conocen los requisitos de ingreso. Al preguntarles al respecto,

respondieron que eran los requisitos básicos de identificación personal, acta de

nacimiento, CURP, o boleta d e calificaciones. Así mismo carecen de información

respectiva a los medios que se utilizan para la promoción de la oferta del albergue.

2.2.2.2.2 Relación de trabajo entre el albergue y la autoridad comunitaria

La relación de las autoridades comunitarias con el albergue se presenta de dos

maneras. La primera corresponde una participación directa de trabajo a favor del

albergue, es decir, de una intervención en las actividades que se desarrollan dentro del

97

albergue. La segunda, corresponde a una relación administrativa, las respectivas

autoridades del municipio y del albergue se frecuentan para la firma de documentos.

Aunque la primera modalidad es la más frecuente, también existe una gran proporción

de autoridades que no participa en ninguna de las dos modalidades, a menos de que se

lo solicite el Jefe del albergue.

Respecto a la primera forma de participación, cabe mencionarse que la autoridad

realiza diversas acciones como el abasto de leña para la preparación de los alimentos,

la vigilancia o rondines de las instalaciones, pintar el albergue, podar los jardines, entre

otros. Es también la autoridad la que frecuentemente dota de transporte para poder

realizar las compras de los frescos y, de manera menos frecuente, apoya la salida de

las y los beneficiarios para realizar viajes de excursión o de encuentros con otros

albergues.

En caso, de que hubiese algún tipo de anomalía, maltrato o corrupción en el albergue,

se han registrado quejas de la comunidad ante las autoridades. Estas denuncias se

consideran relevantes, pues a pesar de su escaso número, demuestran que la sociedad

está interesada e le bienestar del albergue. La solución ante la presencia de quejas, a

veces consiste en hablar con el jefe de albergue, y en otras ocasiones han preferido

quedarse callados, según ellos, “por respeto a la institución”. Es importante mencionar

que las quejas tienen que ver con los abusos cometidos por el personal, el manejo de

los recursos, y los riesgos que corren algunos albergues por estar expuestos a

deslaves.

En la segunda modalidad, es necesario decir que el informe mensual de gastos del

albergue requiere la firma de la autoridad comunitaria para poder presentarse ante la

CDI. La ministración de los recursos del mes siguiente depende del informe. En los

casos donde la relación entre albergue y autoridad se reduce a esta acción, las

autoridades se quejaron de falta de invitaciones para participar, y los jefes de albergue

de la ausencia de los primeros. Pese a las quejas, ninguno de ellos hace el intento de

acercarse y tratar de involucrar al otro en actividades de convivencia o trabajo. A

98

propósito de esta falta de integración las autoridades recomiendan que se les invite a

participar en las reuniones y que también a ellos se les informe de la situación del

albergue, porque ellos firman los papeles, y no saben, siquiera, lo que firman.

Respecto a las ventajas e inconvenientes de la presencia del albergue en la comunidad,

existe una multitud de situaciones por analizar, de acuerdo con el contexto del albergue

y de las funciones que desempeña.

Prácticamente todas las autoridades civiles y tradicionales reconocen la vital

importancia del albergue para la comunidad sede, y para las comunidades aledañas.

Ellos atribuyen a la alimentación y al hospedaje como los mejores beneficios, pues no

sólo se les dota de una ración suficiente de alimentos diariamente, sino que es mejor a

la que consume la gran mayoría de la población de la zona, y los niños que nos son

beneficiarios del Programa. Aún así, de los 65 albergues visitados, algunos

manifestaron que no aporta ningún beneficio para la comunidad sede, sino a los niños y

a sus padres de las comunidades lejanas. Este tipo de comentarios expresan molestia

por aceptar tantos niños de comunidades aledañas.

En el apartado de las entrevistas cualitativas aplicadas a las autoridades comunitarias,

se desarrollan ampliamente los inconvenientes identificados por ellas. En el estado de

Hidalgo, particularmente los albergues situados en la zona regional de Ixmiquilpan, se

reportó que las beneficiarias viven solas sin el cuidado de una persona adulta en su

dormitorio; que los niños y niñas son ajenos a las costumbres de la comunidad, y

riesgos por algunos casos de vandalismo. El caso de los albergues de Ixmiquilpan

merece un trato especial, porque es un centro de comunidades muy ligadas y cercanas

a un centro urbano regional, Ixmiquilpan, y donde existe presencia de múltiples

escuelas primarias, por lo que, algunas autoridades comunitarias y la comunidad

subestiman la importancia del albergue.

99

2.2.2.2.3 Relación de trabajo con la comunidad

La participación de la comunidad en un Programa es, sin lugar a dudas, un indicador de

su aceptación. En el caso de un programa como AEI, la participación de la comunidad

debe ser un aspecto incluido en las Reglas de Operación, para que pueda promoverse,

y así lograr una buena aceptación, y por consiguiente una participación.

Si bien, las autoridades comunitarias generalmente mantienen algún tipo de vínculo con

el albergue, esto no sucede con los habitantes de la comunidad. Para muchos de ellos,

la existencia del albergue pasa desapercibida, y en casos extremos rechaza su

instalación, como sucede en Chihuahua, donde es tal el rechazo que el año pasado se

incendió un dormitorio provocado por jóvenes de la comunidad.

En la mayoría de los albergues que tienen un buen funcionamiento también existe una

estrecha relación con la comunidad. El hecho de que el albergue sea exitoso se debe

en gran parte a la participación comunitaria e indica que el albergue ha sido asimilado

por la comunidad, y que poco a poco se ha convertido en un elemento referente de la

identidad colectiva de los habitantes. Más aun, el hecho mismo de la instalación del

albergue en esa comunidad y no en otras, el mobiliario con el que cuenta y el personal

que labora, hacen posible que el albergue se convierta en un referente de desarrollo.

Es importante mencionar que, aunque el albergue esté instalado en una comunidad

sede, más de 70% de los beneficiarios no provienen de ella. En uno de los albergues

visitados se identificó una regla que establecía sólo 20% de los beneficiarios de la

comunidad; en otros caso se ha instaurado un porcentaje del 10%, y en casos

especiales, como en dos albergues de Guerrero, se ha exigido no aceptar a

beneficiarios de la comunidad sede, lo cual complica las relaciones de cooperación

entre el albergue y la comunidad, pues al no ser beneficiada ésta última, los habitantes

manifiestan poco interés en el bienestar de los beneficiarios y en la permanencia del

albergue.

El siguiente cuadro muestra la proporción de beneficiarios por tipo de comunidad.

100

Cuadro 2.56. Beneficiarios según procedencia Tipo de

comunidad Frecuencia Porcentaje

Porcentaje válido

Porcentaje acumulado

Sede 10,248 28.9 28.9 28.9

Aledaña 25,208 71.1 71.1 100.0

Total 35,456 100.0 100.0

Fuente: Encuesta a beneficiarios del PAEI 2006.

Ante la presencia constante de escuelas primarias en una parte de las comunidades

aledañas al albergue, resulta conveniente la ampliación de la matrícula a otros niveles

como secundaria y bachillerato. Esta transformación requiere una planeación eficaz que

no permita tener beneficiarios de todos los niveles en un mismo albergue. Esta

necesidad de abrir el albergue para otros niveles se complementa con la falta de

oportunidades que existen para que un egresado de la primaria siga estudiando en la

mayoría de las regiones rurales, por tanto la existencia de otros niveles no sólo cubriría

la demanda existente sino que fomentaría la continuación del proceso educativo más

allá de la enseñanza primaria.

Las comunidades no sólo solicitan que se amplíen los niveles de escolaridad, sino que

también exista la oportunidad de que el albergue brinde comida y hospedaje a todos los

niños en edad escolar. Las razones de esta solicitud se fundan en que familias de las

comunidades no tienen nada que comer durante días; los niños viven con familiares

porque son hijos de personas exiliadas por el hambre, o simplemente sus padres sufren

del vicio del alcoholismo. Otro beneficio, muy presente para la comunidad y sus

autoridades en la presencia del apoyo escolar proporcionado por los instructores de

CONAFE. Esta ayuda les permite acoplarse con mayor facilidad a la dinámica del

aprendizaje en la nueva escuela. Un aspecto fundamental es la conciencia que se tiene

en la comunidad de que, si no existiera el albergue muchas niñas y niños no tendrán la

oportunidad de estudiar, habría más analfabetismo y no habría esperanza en el papel

de la educación para lograr un desarrollo para las comunidades indígenas.

101

En muchos albergues existe una sensibilización muy marcada hacia la cultura y los

procesos de identidad étnica de los albergados, pues se les permite ausentarse varios

días para que trabajen con sus padres, se les concede permiso para faltar a causa de

los días de fiesta en el pueblo, o para participar en los juegos tradicionales indígenas,

entre ello los muy conocidos y famosos del grupo indígena raramuri. En ocasiones,

cuando sus padres van al albergue por sus hijos, con el pleno consentimiento del

personal y del Comité de Padres, los albergados se resisten a ir porque para ellos es

preferible vivir en el albergue que trabajar al ritmo y en las actividades productivas que

desarrollan los padres. Y es que si bien después de la escuela los albergados no tienen

un plan de uso del tiempo, aprehenden diferentes conocimientos, por ejemplo a trabajar

en equipo, a respetar las opiniones y gustos de sus compañeros, a ser más

independientes y responsables en pequeñas tareas, como aseo, suministro de agua y /

o leña, o el cuidado de los más pequeños.

Al contar con espacios físicos y sociales más amplios de los que tienen en sus

comunidades, los albergues proporcionan un enorme potencial para el desarrollo

educativo de los albergados que podría ser aprovechado para bien de la comunidad, y

viceversa. Este involucramiento mutuo podría lograr que se valorara de manera positiva

la existencia del albergue y de la cultura de la comunidad. Por ejemplo, las autoridades

comunitarias proponen que el albergue cultive hortalizas, críe animales de granja,

realice artesanías y las venda en la comunidad, con el fin de recabar fondos. Además

esto permitiría a los beneficiarios comprender el valor del trabajo y del conocimiento no

académico. Igualmente podría ser un espacio para las reuniones de la comunidad, un

lugar para la práctica de deportes, el desarrollo de actividades culturales, entre otros.

Por su parte, la comunidad, podría surtir de carnes y frescos, que permitiría conseguir

un ingreso a los habitantes de la comunidad y ayudaría a valorar al albergue como un

agente de desarrollo comunitario.

Algunas autoridades comunitarias comentaron que la comunidad no aceptaría la

conversión de un albergue a un comedor comunitario, pues esto equivaldría a

102

desmantelar el programa, sin tomar en cuenta las necesidades y el objetivo del

Programa, que va más allá de dotar alimentación a las y los niños indígenas. Hubo otro

tipo de respuestas, pero con menor fuerza, por ejemplo hay quienes aceptan el

funcionamiento mixto pero siempre y cuando sea producto de un consenso colectivo, lo

que equivale a poner a discusión su transformación bajo los parámetros de beneficios

percibidos por la comunidad.

En lo que respecta a la falta de interés de la comunidad por inmiscuirse en las

actividades en pro del albergue, se pudo identificar que gran parte se debe a que no se

extienden invitaciones ninguna de las dos partes, se trata de la falta de expectativas

que los ciudadanos de la comunidad tienen respecto a la educación, pues hasta ahora

lo que han visto, es que la mayoría de los egresados continúan trabajando en

actividades agrícolas, como albañiles o se fueron a E. U. A., acciones emprendidas

también por todos los habitantes de las comunidades incluyendo a los que no

estudiaron.

En contraparte, el interés más marcado que puede existir de la comunidad para con el

albergue, es observado cuando se realizan gestiones en pro del albergue. En este caso

no sólo la comunidad busca los medios para participar en estas acciones, sino que

además el albergue se integra a la dinámica comunitaria.

2.2.3 Relación y trabajo con las autoridades escolares

Para comprender el tipo de relación que se da entre las escuelas donde asisten los

becados y el albergue, es menester conocer cuál es la relación que se da entre las

autoridades escolares y los jefes de albergue, responsables directos del funcionamiento

de estas dos instituciones.

Para empezar, en la mayoría de los albergues visitados, dentro del marco de ésta y la

anterior evaluación externa, se pudo percibir la existencia de un conocimiento mutuo

entre el personal que labora en la escuela y en el albergue, aunque no siempre exista

103

una relación personal, como tampoco implica que se hagan visitas de trabajo, o que

exista una participación de una u otra institución.

Por lo regular los jefes de albergue, al ser empleados de la SEP o de la CDI, mantienen

relaciones sociales con los docentes o autoridades escolares, que pueden ser de

amistad o de trabajo. Dichas relaciones sociales, como todas las relaciones humanas

están cargadas de poder, de solidaridad y de intereses personales.

Es distintivo de las actuales autoridades escolares o docentes, la relación tan cercana a

los albergues. Algunos fueron durante su carrera magisterial, jefes de albergue; otros,

incluso fueron beneficiarios de uno de ellos en su edad escolar. Por tanto, ya sea por su

experiencia personal, por plática con el personal o por información proporcionada por

sus compañeros docentes, conocen de manera general el funcionamiento de un

albergue y los beneficios que se proporcionan.

2.2.3.1 Relación de trabajo entre la escuela y el albergue

Un primer indicador, utilizado comúnmente, es la cantidad de alumnos de la escuela

provenientes del albergue. Así, se puede encontrar que en la mayoría de las escuelas,

sobre todo las de nivel primario, el porcentaje se encuentra por debajo del10%. Sin

embargo, las autoridades escolares reconocen que simplemente no lograrían cubrir la

matrícula mínima que se requiere para hacer viable una escuela. En el caso de la

secundaria las cifras cambian, pues existe un incremento muy notorio que puede oscilar

en promedio 50%, y en le caso de la educación medio superior llega, en la mayoría de

los casos al 100%. Este último porcentaje se explica porque no se habría instalado la

escuela de este nivel si no fuera por gestión del personal del albergue.

Cabe mencionar que, aunque el albergue brinde beneficios a estudiantes de diferentes

niveles, no todas las escuelas que las imparten están en la comunidad sede, excepto

104

en el caso de primaria donde sí hay una paridad. Para el caso de algunas escuelas

secundarias o preparatorias, los beneficiarios tienen que caminar o tomar un camión

para transportarse del albergue a la escuela.

En algunos casos, particularmente en la sierra de Chihuahua y Nayarit, la escuela

primaria y el albergue comparten el mismo espacio. Esto no significa que todos sean

beneficiarios, ni tampoco todos los becarios duermen en el albergue. No obstante, se

presentan mayores niveles de participación e involucramiento entre escuela y albergue.

Se puede encontrar, por ejemplo, a docentes de la escuela cubriendo guardias en los

dormitorios por las noches.

Los padres y madres son los que de manera directa se responsabilizan de la inscripción

de sus hijos en el centro educativo, de asistir a las asambleas de la escuela o reuniones

del grupo al que acuden sus hijos, son ellos mismos los que reciben la boleta de

calificaciones y a los que se les informa sobre el comportamiento de sus menores. El

hecho de que no sean los jefes de albergue los responsables, no ha limitado a muchos

de éstos a que acudan a la escuela a preguntar por la situación de los beneficiarios y a

notificar que algún niño faltará a clases debido a una enfermedad u otra causa.

Otro aspecto relevante es la participación conjunta de la escuela y el albergue en la

organización de eventos culturales, cívicos y demás festividades. Existe también, en los

casos donde la relación entre ambas instituciones es de trabajo, un colaboración de los

docentes con la promoción de la oferta del albergue.

2.2.3.2 Percepción docente de los beneficios del albergue

Al estar en contacto con los beneficiarios del Programa, los docentes y autoridades

escolares emiten una serie de puntos de vista y opiniones respecto a las condiciones de

vida en el albergue. Pese a esta diversidad de percepciones que se pueden encontrar,

105

es conveniente señalar que las opiniones emitidas por estos actores sociales ayudan a

mejorar las condiciones de los beneficiarios, pues son los que contribuyen de manera

directa a lograr que los niños indígenas tengan una educación de calidad.

Para el estudio de la calidad de vida de los niños, los indicadores comúnmente

utilizados hacen referencia a la alimentación, el hospedaje, la salud y el ambiente en el

que se desenvuelven.

Los docentes y autoridades escolares identifican como beneficios prioritarios el

hospedaje y la alimentación, al igual que las autoridades comunitarias. Sin embargo

ellos consideran que en el albergue no se desarrollan medidas adecuadas para lograr

una cultura de higiene y limpieza, que permita vivir en un ambiente armónico. Esta falta

de cultura de higiene y limpieza afecta de manera determinante en el aseo personal,

contrariamente a lo que el discurso de la escuela demanda. Un beneficio muy marcado

es la gran ayuda que proporciona el hospedaje, pues éste disminuye las posibilidades

de riesgo, al que se pueden enfrentar si viajan diariamente distancias que van de 15

minutos a 2 horas de sus comunidades de origen a la escuela, además de que por falta

de tiempo asistirían mal comidos y cansados. Se tiene que aclarar que las condiciones

de limpieza de los albergados dependen de la existencia de recursos como agua, gas y

consumibles de limpieza, que como ya ha sido analizado, no son ni oportunos ni

adecuados para las necesidades del albergue.

En el aspecto del aprovechamiento escolar, es sorprendente encontrar que los

beneficios proporcionados por la alimentación, hospedaje y condiciones de

compañerismos, no siempre garantizan un buen aprovechamiento escolar. Lo que se

encontró fue una múltiple diversidad de niveles de aprovechamiento escolar. No

obstante, lo que prevalece es una falta de cumplimiento con las tareas, bajas

calificaciones de los niños albergados. Lo mismo sucede con la asistencia escolar.

106

Un de los factores que influyen en el aprovechamiento escolar es la posible existencia

de enfermedades que afecten a los albergados. El trabajo de campo permitió darse

cuenta que aquellas son la principal causa de ausentismo escolar, que muchas veces

es provocada por epidemias originadas en el albergue, a falta de una cultura de

prevención de las enfermedades y de medidas de salud más exigentes.

Un factor muy trascendente y que compete al ámbito del alojamiento seguro que se

tendría que ofrecer, según los términos del PAEI es, en muchos casos la ubicación del

albergue, independientemente que sea céntrico o no, que hace referencia a la ubicación

en terrenos baldíos, cerca del río, entre otros. Un aspecto relacionado con la seguridad,

y no con la ubicación física, es el constante peligro en el que se desarrollan las

condiciones del albergue.

Con base a los beneficios mencionados líneas arriba, los docentes y las autoridades

escolares reconocen que las condiciones de vida que proporciona el albergue son por

mucho superiores a las que tienen en sus hogares.

2.2.3.3 Relación entre autoridades escolares-instructores de CONAFE y albergue

Ante la nula relación existente en torno a la situación escolar del beneficiario, los

apoyos extraescolares que pueden recibir los albergados son mínimos, y se limitan a

los apoyos que los instructores de CONAFE brindan en los albergues. Sin embargo, la

ayuda proporcionada no es suficiente, porque muchas veces el instructor habla una

lengua indígena diferente a la que hablan los niños de primaria, o en el caso de los

estudiantes de secundaria o nivel medio superior no es eficiente, pues algunas veces,

saben más de las temáticas que los instructores que asesoran y, es que con la nueva

apertura de mentalidad que se está viviendo en casi todo el orbe, los niños ya no se

quedan callados. Es necesario que continúe este apoyo, pero también con orientación

hacia el nivel medio superior, con mejor preparación y con cierto conocimiento de la

cultura de los albergados. La insuficiencia del apoyo de los instructores se manifiesta en

107

la encuesta aplicada a los beneficiarios, contrastada con los datos obtenidos de las

entrevistas a jefes de albergue sobre la existencia del apoyo recibido del CONAFE. Así

tenemos que el porcentaje de existencia de instructores no corresponde con la ayuda

proporcionada por éstos a los albergados.

Cuadro 2.57. Apoyo proporcionado por instructores de CONAFE

Respuesta Frecuencia Porcentaje Porcentaje

válido Porcentaje acumulado

Sí 40 61.5 71.4 71.4

No 16 24.6 28.6 100.0

Subtotal 56 86.2 100.0

Sistema 9 13.8

Total 65 100.0

Fuente: Entrevistas aplicadas a los jefes de albergue, nov/dic-2006.

Cuadro 2.58. Persona que te ayuda a estudiar o hacer las tareas

Respuesta Frecuencia PorcentajePorcentaje

válido Porcentaje acumulado

Sí, el Jefe de albergue 4,676 13.2 13.3 13.3

Sí, el instructor de CONAFE 18,729 52.8 53.1 66.4

Sí, otro adulto 1,243 3.5 3.5 69.9

Sí, otro niño del albergue 2,233 6.3 6.3 76.2

Sí, no especifica 87 0.2 .2 76.5

No 8,305 23.4 23.5 100.0

Subtotal 35,274 99.5 100.0

No sabe 182 0.5

Total 35,456 100.0

Fuente: Encuesta a beneficiarios del PAEI 2006.

A primera vista, tal parece que no existe una correspondencia entre la existencia de los

instructores de Conafe y la ayuda que proporcionan a los albergados. Sin embargo

cuando hacemos una selección de los casos que reciben el apoyo del instructor de

Conafe encontramos que en el 94% de los casos esta ayuda es sumamente valiosa.

Esta información permite hacer una valoración especial a lo que llaman los encuestados

108

“ayuda”, pues esta ayuda consiste en el apoyo en la realización de tareas, y no en la

explicación de los temas vistos en clase, la resolución de dudas, como tampoco en

otras acciones que son parte del proceso de enseñanza-aprendizaje.

Cuadro 2.59. ¿Sirve la ayuda escolar recibida? (sólo considera a los que han recibido apoyo de un

instructor de Conafe)

Respuesta Frecuencia Porcentaje Porcentaje

válido Porcentaje acumulado

Sí 17,723 94.6 95.4 95.4

Sí, a veces o poco 845 4.5 4.6 100.0

Subtotal 18,567 99.1 100.0

No sabe 162 0.9

Total 18,729 100.0

Fuente: Encuesta a beneficiarios del PAEI 2006.

El instructor de Conafe y los docentes participan en el proceso de enseñanza

aprendizaje de los beneficiarios. A pesar de que ambas figuras comparten el mismo fin,

y concurren con los mismos niños y niñas, la relación entre ellos es inexistente, de tal

manera que ni uno conoce lo que el otro le imparte a los beneficiarios. De esta manera

se pueden encontrar casos donde el contenido temático que proporcionan los

instructores de Conafe ya fue visto en la escuela, o viceversa. Incluso, los docentes de

las escuelas donde asisten los albergados, en algunos casos, desconocen la existencia

de instructores del Conafe dentro del albergue.

Para lograr un trabajo que busque el buen aprovechamiento escolar se necesita que,

tanto los docentes y los instructores integren sus esfuerzos, y empiecen a trabajar de

manera conjunta compartiendo sus propuestas de trabajo y temáticas a trabajar, para

que ambos esfuerzos sean complementarios y se retroalimenten.

109

2.2.4 Condiciones de operación de los albergues comunitarios

Para vivir en condiciones dignas, como se ha reiterado en diferentes apartados de este

documento, no basta el hospedaje y la alimentación. Una adecuada calidad de vida

incluye condiciones materiales seguras, adecuadas y sanas. La calidad de vida, no sólo

es una idea, es un derecho social al cual todos tienen acceso, independientemente de

que la mayor parte de la población no la posea. Previendo la existencia de diversas

realidades el PAEI se plantea un objetivo específico, que busca asegurar que los

albergues no sean estancias para pernoctar, sino espacios dignos de ser vividos. Las

Reglas de Operación definen este objetivo en los siguientes términos:

Foto 2.1

“Mantener en condiciones de operación los bienes muebles e inmuebles que permitan brindar hospedaje digno a los beneficiarios.” (Objetivo del PAEI).

El trabajo de campo realizado a partir de diferentes técnicas de investigación permitió

observar que respecto al objetivo cuatro, resta mucho camino por recorrer tanto en los

albergues patrocinados por el convenio entre la CDI y la Fundación Coca-Cola, como el

resto. Por medio de la observación minuciosa reportada por los trabajadores de campo

se pudo consolidar una base de datos que permite sustentar las características de

equipamiento de los albergues que se presentan más adelante.

110

Las entrevistas realizadas a los jefes de albergue y a las ecónomas aportan, desde su

experiencia, información respecto a las condiciones que continuamente se enfrentan

para dotar de mejores condiciones de vida, de estudio, de salud y de entretenimiento a

los beneficiarios. La información correspondiente a la llegada de los recursos

financieros tiene un trato especial en el análisis de las entrevistas aplicadas a los jefes

de albergue que se encuentra en los anexos de este documento.

Otra de las técnicas para conocer la situación de las condiciones en las que opera el

Programa fueron los talleres regionales, ya que el mismo personal involucrado

manifestó la situación y su preocupación ante la infraestructura, la dotación y

oportunidad de los recursos con los que se cuenta. Dichos talleres fueron realizados en

Cuetzalan, Huauchinango y Tehuacán (Puebla), en la que asistieron aproximadamente

entre 50 y 60 participantes en cada unos de ellos, entre jefes, ecónomas y directores de

los CCDI.

En los tres talleres realizados en Puebla, los participantes detectaron los factores que

influyen en el funcionamiento del albergue. Los jefes de albergue y las ecónomas

identificaron que los factores negativos se centran principalmente en la insuficiencia y el

retraso de los recursos financieros, dos condiciones mencionadas a lo largo de este

texto; en la inexistencia de áreas de estudio y recreativas, las pésimas condiciones de

la infraestructura, el retraso e insuficiencia de los recursos destinados a víveres, la

intensa carga de trabajo que llevan los jefes de albergue y especialmente las

ecónomas, la falta de una participación más activa por parte de los comités de apoyo.

A continuación se presenta un cuadro que brinda una visión sistematizada de las

condiciones en las que opera el Programa en algunos albergues del Estado de Puebla,

donde se realizaron talleres de evaluación participativa.

111

Factores Situación A quién afecta Cómo afecta

Infraestructura El mobiliario se encuentra en mal estado. No se ejecutan acciones para la rehabilitación. Falta de equipamiento en los dormitorios, cocina y baños. Persisten malas condiciones en la instalación eléctrica

A los beneficiarios y el funcionamiento de todo el albergue.

La existencia de colchones viejos, desde la fundación del albergue, provoca que los albergados se lastimen, pues los resortes se les encajan en el cuerpo, por lo tanto no descansan bien, además de que han provocado accidentes. La falta de mantenimiento en techos de lámina con perforaciones, provoca que, en tiempo de frío o lluvia, los albergados pasen frío por las noches y de que se mojen. Algunas cocinas no tienen barda completa lo cual dificulta cocinar los alimentos por el aire que corre. La falta de utensilios adecuados de cocina dificulta la elaboración de los alimentos. Asimismo, algunos alimentos empaquetados o enlatados llegan con fechas de caducidad próximas a su vencimiento. Ante la carencia de algunas materias primas, se consiguen a crédito en tiendas cercanas.

Áreas complemen- tarias

Inexistencia de áreas de estudio: bibliotecas, centros de cómputo y de áreas recreativas: juegos, canchas, balones, etc.

A los beneficiarios.

La falta de espacios también va acompañada de carencia de materiales escolares, como libros que dificultan la realización de las tareas y trabajos de investigación. No se cuentan con los aditamentos necesarios para fomentar el deporte y las actividades recreativas. Al no disponer de material didáctico y equipo necesario el reforzamiento educativo en el albergue es limitado.

112

Factores Situación A quién afecta Cómo afecta

Recursos financieros

Insuficiencia y el retraso de los recursos financieros. Los artículos destinados a útiles escolares, higiene y limpieza no llegan oportunamente.

Todo el funcionamiento del albergue, a las y los beneficiarios, al personal y a los padres de familia.

Este factor es el más importante de todos. Ante este problema, no se realizan de forma adecuada las compras que se tienen que hacer cada mes. Esto repercute en un insuficiente abasto de gas y leña, de materiales de aseo e higiene personal y la falta de realización de actividades de mantenimiento. Los niños no cuentan con todos los medios para retroalimentar el proceso de enseñanza aprendizaje. La falta de aseo y limpieza general del albergue provoca problemas en la salud e inasistencias. Los jefes de albergue se ven obligados a pedir fiado a los proveedores, pero estos no siempre están dispuestos a ayudar.

Disponibilidad de recursos básicos

No se cuenta con agua, se dispone de ella sólo en temporada de lluvia. No se cuenta con gas o su suministro es discontinuo.

A los beneficiarios y a las ecónomas.

Obstaculiza la realización de las actividades, esto influye en que disminuyan las prácticas de higiene personal y la limpieza del albergue, deficiente preparación de los alimentos, entre otros. Para el caso, del agua, son los albergados quienes acarrean el agua, lo que les distrae de sus actividades escolares y de sus juegos. La utilización de leña ha afectado la salud de las ecónomas.

Víveres Insuficiencia de recursos; pedidos incompletos y suministro de productos no solicitados.

A los beneficiarios.

El menú tiene que ajustarse a la disposición de materias primas y no a lo sugerido por los nutriólogos. Los platillos necesariamente son monótonos.

Fuente: Talleres Regionales de Evaluación Participativa realizados en Puebla. Evaluación Externa PAEI 2006.

113

2.2.4.1 Infraestructura

2.2.4.1.1 Áreas con las que cuenta el albergue

Por medio de las visitas y de la descripción de los albergues se pudo constatar que gran

parte de ellos están conformados por áreas básicas, áreas que todos comparten, como

dormitorios, comedor y cocina, y áreas complementarias, en muchos casos, como

granjas de animales domésticos, jardines y espacios dedicados al cultivo de hortalizas o

plantas medicinales. Muy pocos cuentan con áreas de estudio, biblioteca y salón de

usos múltiples, ni de áreas recreativas, una explanada o juegos mecánicos, estas áreas

prevalecen especialmente en los albergues patrocinados por la Fundación Coca-Cola.

Ante la ausencia de espacios destinados al desarrollo de actividades de estudio,

culturales, de entretenimiento y diversión, los existentes se adecuan a las múltiples

necesidades que persisten. Así por ejemplo, tenemos albergues donde los dormitorios

sirven para estudiar, jugar y estudiar.

2.2.4.1.2 Situación general de la infraestructura

Si bien el albergue sólo cuenta con las condiciones indispensables para vivir, como son

una alimentación y hospedaje diario, es evidente el déficit de los espacios existentes

para un número de 55 beneficiarios en promedio.

Autoridades municipales comentaron al equipo de investigación que para el año escolar

próximo, en algunos albergues se aumentará la matrícula, sobre todo para cubrir la

demanda de jóvenes de educación media superior. Aunque esta situación da cuenta de

la reorientación del perfil de los albergues para dar cabida a nuevas necesidades, el

problema que se presentará es la insuficiencia de las instalaciones para atender a un

mayor número de beneficiarios, tal es el caso de los dormitorios, las camas, sábanas,

toallas y cobijas que son insuficientes; los baños no cuentan con suficientes regaderas

ni excusados.

114

Comedor Los comedores que, generalmente miden de 3 por 4 metros, no tienen la capacidad

para ofrecer el servicio al total de beneficiarios. Este espacio multiusos no cuenta con

mobiliario adecuado para desarrollar las actividades, como la ingesta de alimentos, el

estudio y realización de tareas escolares, reuniones, entre otras. El número de bancas y

mesas es reducido. De hecho, durante la comida, en los albergues mayores al número

promedio de beneficiarios el personal organiza tandas para tomar los alimentos.

Cuadro 2.60. Número de mesas en el comedor (recodificado) Número de

mesas Frecuencia Porcentaje

Porcentaje válido

Porcentaje acumulado

De 3 a 5 13 20.0 20.0 20.0

De 6 a 8 28 43.1 43.1 63.1

De 9 a 12 15 23.1 23.1 86.2

De 12 a 14 9 13.8 13.8 100.0

Total 65 100.0 100.0

Fuente: Informe de Infraestructura por albergue, levantado en campo.

Evaluación Externa PAEI 2006.

Foto 2.2

Comedor del albergue de Río Venado, Oaxaca

115

Los problemas con el comedor no se reducen a la insuficiencia de sillas y bancos, sino

también al mal estado en el que se encuentra este mobiliario, y que se extiende a todo

el inmueble: paredes sin mantenimiento, vidrios rotos, entre otras deficiencias.

Dormitorios Los dormitorios, condición indispensable para cumplir el objetivo de dotar de hospedaje

seguro a los beneficiarios, presentan también deficiencias que es necesario remontar.

Partiendo de que, el número de beneficiarios de sexo masculino es superior al de sexo

femenino en el padrón nacional de beneficiarios, existen diferencias entre las matrículas

por albergue. De modo que, en algunos, existe una distribución muy diferenciada, por

ejemplo puede haber dos terceras partes de niñas o a la inversa. En estos casos, la

situación de albergados por sexo no se corresponde con el número de camas y

dormitorios.

Cuadro 2.61. Camas para varones (recodificado), según número de dormitorios

Número de dormitorios para hombres

Número de camas (recodificado)

1 2 3

Total

De 8 a 10 camas 4 0 0 4

De 11 a 20 camas 19 1 0 20

De 21 a 30 camas 30 3 0 33

De 31 a 40 camas 0 3 0 3

De 41 a 50 camas 1 1 1 3

Total 54 8 1 63

Fuente: Informe de Infraestructura por albergue, levantado en campo.

Evaluación Externa PAEI 2006.

116

Cuadro 2.62. Camas para mujeres (recodificado), según número de dormitorios

Número de dormitorios para mujeres

Número de camas (recodificado)

1 2

Total

De 8 A 10 camas 5 1 6

De 11 A 20 camas 19 2 21

De 21 A 30 camas 25 4 29

De 31 A 40 camas 2 2 4

De 41 A 50 camas 1 1 2

Total 52 10 62

Fuente: Informe de Infraestructura por albergue, levantado en campo.

Evaluación Externa PAEI 2006.

Los dormitorios existentes en los albergues, están conformados por una serie de literas

acomodadas una tras otra, Cuando es aconsejable que las camas deben estar

separadas una de otra por cierta distancia, lo cual no se cumple ante las limitadas

dimensiones de los dormitorios.

Cuadro 2.63. Situación de los colchones

Situación Frecuencia Porcentaje Porcentaje

válido Porcentaje acumulado

En buen estado 34 52.3 52.3 52.3

En mal estado 31 47.7 47.7 100.0

Total 65 100.0 100.0

Fuente: Informe de Infraestructura por albergue, levantado en campo.

Evaluación Externa PAEI 2006.

Los medios que complementan las condiciones de hospedaje adecuadas implican la

existencia de colchones en buen estado, de cobijas, sábanas y almohadas suficientes y

limpias. De los 65 albergues visitados, se presentan a continuación los datos obtenidos

respecto a estos elementos. Es necesario tomar en consideración que en algunos

casos las literas son del año de la fundación de los albergues y requieren de su

sustitución inmediata.

117

Cuadro 2.64. Antigüedad de los colchones ( recodificada) Antigüedad

(recodificada) Frecuencia Porcentaje

Porcentaje válido

Porcentaje acumulado

Menos de 1 año 8 12.3 14.8 14.8

De 1 a 5 años 29 44.6 53.7 68.5

De 6 a 10 años 13 20.0 24.1 92.6

De 11 a 15 años 1 1.5 1.9 94.4

De 16 a 20 años 2 3.1 3.7 98.1

Más de 25 años 1 1.5 1.9 100.0

Subtotal 54 83.1 100.0

No especificado 11 16.9

Total 65 100.0

Fuente: Informe de Infraestructura por albergue, levantado en campo.

Evaluación Externa PAEI 2006.

Para la situación de las antiguas e insuficientes camas, la encuesta permitió conocer

casos donde duermen más de tres por cada una de ellas. Ejemplo de lo anterior es lo

señalado en la entrevista hecha a los integrantes del Comité de Apoyo del albergue “16

de Septiembre” en el municipio de Guachochi, donde llegan a dormir hasta 6 niños por

cama individual. El dato sorprendente fue constatado por los encuestadores y

sustentado por los actores sociales entrevistados.

Respecto a la existencia de cobijas, sábanas y almohadas, medios necesarios para

poder dormir, sin pasar frío y de manera cómoda, el inventario recopilado arroja los

siguientes datos.

118

Cuadro 2.65. Existencia de cobijas para las camas

Hay cobijas Frecuencia Porcentaje Porcentaje

válido Porcentaje acumulado

No 7 10.8 10.8 10.8

Sí 58 89.2 89.2 100.0

Total 65 100.0 100.0

Fuente: Informe de Infraestructura por albergue, levantado en campo. Evaluación

Externa PAEI 2006.

Cuadro 2.66. Existencia de sábanas para las camas

Hay sábanas Frecuencia Porcentaje Porcentaje

válido Porcentaje acumulado

No 12 18.5 18.5 18.5

Sí 53 81.5 81.5 100.0

Total 65 100.0 100.0

Fuente: Informe de Infraestructura por albergue, levantado en campo. Evaluación

Externa PAEI 2006.

Cuadro 2.67. Existencia de almohadas para las camas

Hay almohadas

Frecuencia PorcentajePorcentaje

válido Porcentaje acumulado

No 33 50.8 50.8 50.8

Sí 32 49.2 49.2 100.0

Total 65 100.0 100.0

Fuente: Informe de Infraestructura por albergue, levantado en campo.

Evaluación Externa PAEI 2006.

119

Foto 2.3

Camas, colchones, sábanas, cobijas y almohadas

Otros materiales necesarios para poder vivir de una manera adecuada, y de los que

carece el albergue, son chapas de las puertas y los closet. La existencia de los primeros

garantiza que los beneficiarios puedan dormir tranquilamente y sin pasar frío. Los

segundos permiten guardan las pertenencias personales y evitar que se pierdan o que

alguien más las utilice.

Cuadro 2.68. Existencia de chapas en las puertas de los dormitorios

Hay chapas Frecuencia PorcentajePorcentaje

válido Porcentaje acumulado

Sí 51 78.5 78.5 78.5

No 14 21.5 21.5 100.0

Total 65 100.0 100.0

Fuente: Informe de Infraestructura por albergue, levantado en campo.

Evaluación Externa PAEI 2006.

120

Cuadro 2.69. Existencia de clóset

Hay clóset Frecuencia PorcentajePorcentaje

válido Porcentaje acumulado

Sí 22 33.8 33.8 33.8

No 43 66.2 66.2 100.0

Total 65 100.0 100.0

Fuente: Informe de Infraestructura por albergue, levantado en campo.

Evaluación Externa PAEI 2006.

Cocina Partiendo de la situación geográfica y social del espacio donde operan los albergues es

imposible que no puedan existir muchas deficiencias y carencias en el albergue.

Foto 2.4

La vida de las ecónomas es la cocina

Es el caso de la cocina que viene a jugar un papel de primer orden por ser la

alimentación el producto principal del programa al que se alude en las Reglas de

Operación, la cocina del albergue debería contar la infraestructura y recursos

financieros adecuados para funcionar.

121

Las cocinas que operan actualmente, pueden utilizar gas o leña. En 55% de los

albergues de la muestra reportaron la utilización de gas y 46% de leña. En los

albergues que emplean leña, el dinero destinado a operación puede tener otro uso,

situación que no se puede sostener ante la falta creciente de este combustible en las

comunidades. El hecho de que la utilización de leña permita ahorrar y por tanto invertir

en otras necesidades, no significa que tal medida continúe practicándose, pues

ocasiona enfermedades respiratorias y de la vista a las ecónomas. El tipo de

combustible también determina la posible utilización de estufas y sus características.

Cuadro 2.70. Tipo de combustible para cocinar Combustible para cocinar

Frecuencia PorcentajePorcentaje

válido Porcentaje acumulado

Gas 36 55.4 55.4 55.4

Leña 29 44.6 44.6 100.0

Total 65 100.0 100.0

Fuente: Informe de Infraestructura por albergue, levantado en campo.

Evaluación Externa PAEI 2006.

Acorde al tipo de consumible del que puede disponer la cocina depende la existencia de

aparatos electrodomésticos de mayor importancia, es decir estufas y refrigeradores.

Todos los albergues cuentan con estufa, ya sea Lorena o de gas o bien ambas.

Cuadro 2.71. Disponibilidad de refrigerador Hay

refrigerador Frecuencia Porcentaje

Porcentaje válido

Porcentaje acumulado

Sí 56 86.2 86.2 86.2

No 9 13.8 13.8 100.0

Total 65 100.0 100.0

Fuente: Informe de Infraestructura por albergue, levantado en campo.

Evaluación Externa PAEI 2006.

El refrigerador es un aparato imprescindible para conservación de los alimentos y evitar

su pronta descomposición. Por ello se convierte en un elemento fundamental para la

122

conservación y disponibilidad de los víveres. Prácticamente uno de cada siete

albergues visitados no cuenta con refrigerador.

Las condiciones del área donde laboran las ecónomas son precarias, faltan recursos y

servicios elementales. Algunos albergues carecen de utensilios de cocina como ollas,

baterías de cocina, entre otros.

Cuadro 2.72. Disponibilidad de batería de cocina Hay batería de cocina

Frecuencia PorcentajePorcentaje

válido Porcentaje acumulado

Sí 54 83.1 83.1 83.1

No 11 16.9 16.9 100.0

Total 65 100.0 100.0

Fuente: Informe de Infraestructura por albergue, levantado en campo.

Evaluación Externa PAEI 2006.

Cuadro 2.73. Disponibilidad de licuadora Hay

licuadora Frecuencia Porcentaje

Porcentaje válido

Porcentaje acumulado

Sí 47 72.3 72.3 72.3

No 18 27.7 27.7 100.0

Total 65 100.0 100.0

Fuente: Informe de Infraestructura por albergue, levantado en campo.

Evaluación Externa PAEI 2006.

Baños En el caso del uso de las regaderas de baño, el personal ha establecido un rol para que

los beneficiarios se bañen, pues hay generalmente muy pocas regaderas. El gasto de

agua para el baño de todos lo beneficiarios reduce las cantidades de este recurso para

ser utilizada en la elaboración de alimentos, limpieza y en la cocina.

123

Cuadro 2.74. Regaderas para varones que funcionan Núm. de regaderas

funcionando Frecuencia Porcentaje

Porcentaje válido

Porcentaje acumulado

0 (ninguna) 18 27.7 30.0 30.0

1 3 4.6 5.0 35.0

2 20 30.8 33.3 68.3

3 3 4.6 5.0 73.3

4 14 21.5 23.3 96.7

5 1 1.5 1.7 98.3

6 1 1.5 1.7 100.0

Subtotal 60 92.3 100.0

No especificado 5 7.7

Total 65 100.0

Fuente: Informe de Infraestructura por albergue, levantado en campo.

Evaluación Externa PAEI 2006.

Se manifestó en la mayoría de los casos la necesidad de atender los sanitarios en la

instalación para las regaderas y lavabos así como cambiar los retretes.

Cuadro 2.75. Regaderas para mujeres que funcionan

Núm. de regaderas funcionando

Frecuencia PorcentajePorcentaje

válido Porcentaje acumulado

0 19 29.2 31.1 31.1

1 6 9.2 9.8 41.0

2 16 24.6 26.2 67.2

3 3 4.6 4.9 72.1

4 15 23.1 24.6 96.7

5 1 1.5 1.6 98.4

6 1 1.5 1.6 100.0

Subtotal 61 93.8 100.0

No especificado 4 6.2

Total 65 100.0

Fuente: Informe de Infraestructura por albergue, levantado en campo.

Evaluación Externa PAEI 2006.

124

Cuadro 2.76. Disponibilidad de calentador de agua (boiler)

Hay boiler Frecuencia PorcentajePorcentaje

válido Porcentaje acumulado

Sí 28 43.1 43.1 43.1

No 37 56.9 56.9 100.0

Total 65 100.0 100.0

Fuente: Informe de Infraestructura por albergue, levantado en campo.

Evaluación Externa PAEI 2006.

El número de excusados por albergue, es en promedio de 4, dos para hombres y dos

para mujeres. En los albergues donde existen letrinas, se distribuyen por sexo. Aunque

en algunos albergues se dispone de excusados en forma, no todos disponen de agua

corriente y otros no pueden utilizarse porque no funcionan.

Cuadro 2.77. Disponibilidad de agua corriente para los excusados

Hay agua corriente para excusados

Frecuencia PorcentajePorcentaje

válido Porcentaje acumulado

Sí 40 61.5 61.5 61.5

No 25 38.5 38.5 100.0

Total 65 100.0 100.0

Fuente: Informe de Infraestructura por albergue, levantado en campo.

Evaluación Externa PAEI 2006.

No todos los niños y niñas lavan su ropa en el albergue. Hay ocasiones en las que por

edad o sexo, los beneficiarios llevan su ropa sucia el fin de semana a su casa, o si son

de la comunidad la madre va por ellas, sobretodo si son hombres. Independientemente

de que puedan lavar o no en el albergue, éste debería contar con instalaciones

adecuadas que pudieran ser utilizadas por los albergados. Esto no siempre es una

realidad, por ejemplo 23% de los albergues de la muestra de infraestructura carecen de

lavaderos y 68% de tendederos.

125

Salas de estudio, de diversión, de usos múltiples Como repetidas veces se ha mencionado, la mayor parte de los albergues, no cuentan

con áreas complementarias. Se carece de salas de estudio, bibliotecas, salas de

desarrollo de actividades culturales, áreas de juegos infantiles, salas para mapoteca y

videoteca, entre otros. Estas carencias confirman que no existen condiciones

adecuadas para el desarrollo escolar, físico y cultural de los becarios.

Foto 2.5

Haciendo la tarea

De manera general se presenta la siguiente tabla, que tomando en consideración la

existencia de áreas destinadas al estudio y las tareas escolares, y al mobiliario

necesario con el que se puede contar como libros, material didáctico, útiles escolares,

contiene información que permite distinguir los albergues que presentan condiciones

óptimas de estudio.

126

Cuadro 2.78. Disponibilidad de espacio y mobiliario para tareas escolares

Hay espacio y mobiliario para hacer tareas escolares

Frecuencia PorcentajePorcentaje

válido Porcentaje acumulado

Sí 21 32.3 32.3 32.3

No 44 67.7 67.7 100.0

Total 65 100.0 100.0

Fuente: Informe de Infraestructura por albergue, levantado en campo. Evaluación Externa

PAEI 2006.

Las bibliotecas existen sólo en la cuarta parte de los albergues. Esta cantidad no

significa necesariamente que exista una sala dedicada a ella, sino que casi todas las

veces se toma un rincón del comedor para adecuar un librero con material didáctico y

libros donados por el CONAFE.

Otro de los medios para proporcionar una educación de calidad, son las computadoras,

que sólo existen en contados albergues. Los que cuentan con esta herramienta

tecnológica, que puede ser usada para lograr un mejor aprendizaje, hasta ahora no ha

sido una preocupación central de la institución. Así, de los pocos albergues que cuentan

con computadoras se encuentra que uno de ellos tiene 10 computadoras, una cifra

inferior al promedio de beneficiarios por albergue, ya que equivale a 6 albergados por

máquina. Los albergues que tienen de 8 a 10 máquinas, éstas fueron, frecuentemente,

donadas por la Fundación Coca-Cola y, las que tienen 3 fueron conseguidas por medios

diversos.

Cuadro 2.79. Disponibilidad de computadoras Número de computadoras existentes Hay

computadoras 0 1 4 8 10 Total

Sí 0 3 1 1 5 10

No 54 0 0 0 0 54

Total 54 3 1 1 5 64

Fuente: Informe de Infraestructura por albergue, levantado en campo. Evaluación

Externa PAEI 2006.

127

La existencia de computadoras, impresoras y la conexión a Internet no asegura el uso

por parte de las y los beneficiarios, sobre todo cuando hay una máquina, se destina al

uso exclusivo del jefe de albergue.

No todos los albergues que cuentan con computadoras gozan de una conexión a

Internet. La conexión a la red sólo está presente en menos del diez por ciento de los

albergues de la muestra.

Cuadro 2.80. Disponibilidad de computadoras, según conexión a Internet

Tienen conexión a

Internet Hay

computadoras Sí No

Total

Sí 6 5 11

No 0 54 54

Total 6 59 65

Fuente: Informe de Infraestructura por albergue, levantado

en campo. Evaluación Externa PAEI 2006.

Condiciones para la práctica de deportes, recreación y entretenimiento Pese a las grandes dimensiones de los albergues, no está prevista la existencia de

espacios para la práctica de un deporte y para fomentar actividades recreativas. Lo que

es más común, son las canchas de básquetbol en un poco más de la mitad de los

albergues, mientras canchas de fútbol existen en una proporción en menos del veinte

por ciento de ellos, lo cual da cuenta del déficit en este sentido, muy a pesar de que en

la mayoría de los albergues existe terreno disponible.

Enseguida se presentan los resultados de la encuesta sobre la disposición de este tipo

de espacios. Respecto a las áreas que existen para la práctica de un deporte se tienen

los siguientes datos:

128

Cuadro 2.81. Existencia de cancha de fútbol Hay cancha de

fútbol Frecuencia Porcentaje

Porcentaje válido

Porcentaje acumulado

Sí 9 13.8 13.8 13.8

No 56 86.2 86.2 100.0

Total 65 100.0 100.0

Fuente: Informe de Infraestructura por albergue, levantado en campo.

Evaluación Externa PAEI 2006.

Cuadro 2.82. Existencia de cancha de básquetbol Hay cancha de

básquetbol Frecuencia Porcentaje

Porcentaje válido

Porcentaje acumulado

Sí 34 52.3 52.3 52.3

No 31 47.7 47.7 100.0

Total 65 100.0 100.0

Fuente: Informe de Infraestructura por albergue, levantado en campo.

Evaluación Externa PAEI 2006.

Respecto a las condiciones de recreación que pudiesen existir, basta mencionar que no

existen áreas de esparcimiento, salas de usos múltiples, entre otros.

Cuadro 2.83. Disponibilidad de salón de usos múltiples Hay salón de

usos múltiples Frecuencia Porcentaje

Porcentaje válido

Porcentaje acumulado

Sí 11 16.9 16.9 16.9

No 54 83.1 83.1 100.0

Total 65 100.0 100.0

Fuente: Informe de Infraestructura por albergue, levantado en campo.

Evaluación Externa PAEI 2006.

No obstante, las y los niños albergados se las ingenian para encontrar actividades

recreativas, de acuerdo con la lógica comunitaria y la identidad colectiva. Este disfrute

es independiente a las condiciones materiales con las que se cuenta.

129

Cuadro 2.84. Existencia de proyectos productivos Hay proyectos

productivos Frecuencia Porcentaje

Porcentaje válido

Porcentaje acumulado

Sí 24 36.9 36.9 36.9

No 41 63.1 63.1 100.0

Total 65 100.0 100.0

Fuente: Informe de Infraestructura por albergue, levantado en campo.

Evaluación Externa PAEI 2006.

La posesión de radio, televisión, y reproductor de DVD sólo existen aproximadamente

en la tercera parte de los albergues. La realización de proyectos productivos se realiza

en poco más de un tercio de los albergues de la muestra.

Condiciones de riesgo Después de presentarse una breve descripción de las condiciones materiales que

presentan los albergues, es conveniente también dar a conocer las condiciones de

riesgo existentes y que requieren atenderse.

De los albergues visitados se encontró que más de 25% de los albergues presenta

condiciones de riesgo para la seguridad de las personas que viven allí. Las condiciones

de riesgo aunadas a la nula cultura de prevención, sin extintores para contrarrestar el

fuego y la falta de capacitación de primeros auxilios, enfrentan a los albergados a

contingencias que pueden ser riesgosas para su integridad física.

La base de datos correspondiente al rubro de mantenimiento permitió detectar

condiciones físicas, que representan una situación de riesgo.

Las situaciones de riesgo varían. Frecuentemente se reportó el peligro por el tipo de

asentamiento del terreno: La cercanía a las faldas de un cerro, colina, o barranca lo que

puede provocar que el albergue pueda sufrir un derrumbe. El segundo factor es la

cercanía a una fuente de agua, ya sea pozos de agua profundos descubiertos, la

130

presencia de un río profundo, y también el uso de agua sucia proveniente del río

cercano.

Cuadro 2.85. Existencia de condiciones de riesgo

Hay riesgos Frecuencia PorcentajePorcentaje

válido Porcentaje acumulado

Sí 17 26.2 26.2 26.2

No 48 73.8 73.8 100.0

Total 65 100.0 100.0

Fuente: Informe de Infraestructura por albergue, levantado en campo.

Evaluación Externa PAEI 2006.

El tercer factor se presenta por las malas condiciones de la infraestructura, deteriorada,

que pone en riesgo la seguridad de toda persona que frecuenta o vive en el albergue. El

último punto tiene que ver con cuestiones de intoxicación y envenenamiento, como

fugas de gas y cercanía a basureros.

Cuadro 2.86. Existencia de botiquín de primeros auxilios Hay botiquín de

primeros auxilios Frecuencia Porcentaje

Porcentaje válido

Porcentaje acumulado

Sí 21 32.3 32.3 32.3

No 44 67.7 67.7 100.0

Total 65 100.0 100.0

Fuente: Informe de Infraestructura por albergue, levantado en campo.

Evaluación Externa PAEI 2006.

Cuadro 2.87. Existencia de extintores

Hay extintores Frecuencia PorcentajePorcentaje

válido Porcentaje acumulado

Sí 13 20.0 20.0 20.0

No 52 80.0 80.0 100.0

Total 65 100.0 100.0

Fuente: Informe de Infraestructura por albergue, levantado en campo.

Evaluación Externa PAEI 2006.

131

La limpieza presenta generalmente condiciones seguras. La presencia de iluminación

durante la noche puede ser un factor decisivo también en la sensación de seguridad

que se vive, sin embargo esta situación no se presenta en todos los albergues que

cuentan con energía eléctrica pues en ocasiones las políticas de ahorro de energía

implican que los dormitorios no cuenten con este servicio por las noches.

2.2.4.2 Suficiencia de recursos básicos (físicos y humanos) para la operación

2.2.4.2.1 Suficiencia de los recursos humanos

En los albergues persiste una situación peculiar con el tipo de personal que labora, por

las condiciones en las que lo hace y las múltiples obligaciones que tienen que realizar.

El personal que recibe más atención son los jefes de albergue que desarrollan múltiples

actividades y tienen la responsabilidad de desempeñar diferentes papeles para el

funcionamiento del albergue y mantener las relaciones públicas del mismo. Llevan

además a cabo actividades de pedagogo, de profesor, de papá, de médico, entre otros.

Las ecónomas, cuya situación laboral se aborda en otros apartados, son el puesto más

sobrecargado de trabajo y con menores percepciones. En este inciso se aborda la

relación entre el número de ecónomas y matrícula de beneficiarios. Cabe mencionar

que en el trabajo de campo se identificaron diferencias importantes entre los datos del

padrón de beneficiarios y el número de niñas y niños hospedados en el albergue. Desde

nuestro punto de vista, esta situación no es provocada por los informantes con

finalidades ajenas al beneficio de los albergues, sino que responde a las necesidades

del albergue, pues aunque se reporten 130 por ejemplo, se atiende a 170 ya que,

frecuentemente, por las condiciones de vida de los niños de la comunidad comparten el

mismo nivel de pobreza, ellos deciden que también los niños en tal situación, a pesar de

no estar inscritos, tienen derecho a gozar de los beneficios.

132

Pese a esta intención del personal y de la comunidad de ignorar los límites de matrícula

establecidos por el Programa, es una decisión que cuenta con un sustento de justicia y

ética. La regla señala que debe haber una ecónoma por cada veinticinco niños.

A continuación se presenta un cuadro que contiene el cruce entre el número real de

ecónomas existentes por el número oficial de los beneficiarios con los que cuenta el

albergue que, como ya se mencionó líneas arriba, tiene diferencias importantes con el

número real de los beneficiarios.

Cuadro 2.88. Beneficiarios inscritos (recodificado), según el número de ecónomas por albergue

Número de ecónomas por albergue Beneficiarios inscritos (recodificado) 1 2 3 4 6

Total

De 1 a 25 inscritos 0 1 0 0 0 1

De 26 a 50 inscritos 0 27 1 0 0 28

De 51 a 75 inscritos 1 10 3 0 0 14

De 76 a 100 inscritos 0 0 4 5 0 9

De 101 a 125 inscritos 0 0 0 1 1 2

De 125 a más inscritos 0 0 0 0 1 1

Total 1 38 8 6 2 55

Fuente: Informe de Infraestructura por albergue, levantado en campo. Evaluación

Externa PAEI 2006.

Si se toman en cuenta las deficiencias de los recursos, y la multitud de actividades que

desarrollan las ecónomas, se tiene una distribución de las actividades muy desigual con

consecuencias en la salud de este personal, quien resulta con severos daños físicos y

emocionales.

2.2.4.2.2 Presencia de agua, energía eléctrica, gas, entre otros

Uno de los factores determinantes en el funcionamiento del albergue, aunado a la

entrega oportuna y suficiente de los recursos financieros, y de las condiciones

adecuadas, seguras y sanas de la infraestructura y utensilios con los que se cuenta, es

133

sin duda la presencia o ausencia de los recursos naturales básicos. Estos recursos a

los que se hace referencia, son abasto de agua, de gas y de energía eléctrica.

El hecho de que un albergue cuente con energía eléctrica determina gran parte de la

organización de la vida de sus beneficiarios y del personal. En ausencia de energía

eléctrica, los frescos deben comprarse con más frecuencia para evitar su

descomposición, lo que se traduce en un mal aprovechamiento del tiempo. Algunas de

las repercusiones inmediatas, a causa de esta carencia, han sido contrarrestadas por

medios alternos, como fotoceldas que desgraciadamente no tienen la misma calidad

que proporciona la red de energía eléctrica vía el cableado metálico.

Cuadro 2.89. Disponibilidad de energía eléctrica Fuente de energía

eléctrica Frecuencia Porcentaje

Porcentaje válido

Porcentaje acumulado

Red de energía eléctrica 48 73.8 73.8 73.8

Planta de energía 16 24.6 24.6 98.5

Ninguna 1 1.5 1.5 100.0

Total 65 100.0 100.0

Fuente: Informe de Infraestructura por albergue, levantado en campo. Evaluación

Externa PAEI 2006.

Uno de los factores que no permiten que los albergues cuenten con energía eléctrica es

la lejanía en la que se encuentran respecto a los núcleos urbanos. En algunos

albergues se presentan situaciones paradójicas como la existencia calentadores de

agua, pero no hay gas o la existencia de refrigerador pero no de luz eléctrica.

El agua, el elemento más indispensable, tanto para la preparación de alimentos como

para el aseo personal y limpieza del albergue, sólo está disponible en tres cuartas

partes de los albergues existentes, aproximadamente.

En algunos de ellos la disponibilidad de agua depende de la temporada de lluvias, por lo

que en el período que va desde la cuaresma hasta junio no se dispone de este vital

recurso.

134

Cuadro 2.90. Conexión a red de agua entubada Disponibilidad de agua

entubada Frecuencia Porcentaje

Porcentaje válido

Porcentaje acumulado

Sí 49 75.4 75.4 75.4

No 6 9.2 9.2 84.6

La acarrean de un pozo o río 8 12.3 12.3 96.9

Otro 2 3.1 3.1 100.0

Total 65 100.0 100.0

Fuente: Informe de Infraestructura por albergue, levantado en campo. Evaluación

Externa PAEI 2006.

Por ende, se buscan estrategias para comprar o se acarrea sólo la necesaria para la

preparación de alimentos. Además, no todos los albergues que disponen de agua en

algún período o en todo el año poseen tinacos o cisternas.

Cuadro 2.91. Disponibilidad de agua corriente en la cocina Disponen de agua

corriente en la cocina Frecuencia Porcentaje

Porcentaje válido

Porcentaje acumulado

Sí 42 64.6 64.6 64.6

No 23 35.4 35.4 100.0

Total 65 100.0 100.0

Fuente: Informe de Infraestructura por albergue, levantado en campo. Evaluación

Externa PAEI 2006.

La presencia de una toma de agua o un medio de almacenamiento también determina

la disponibilidad de agua para las actividades de la cocina. El suministro de agua para

la cocina es el que recibe más atención, puesto que aquí se preparan los alimentos que

diariamente hacen posible el cumplimiento de tal objetivo básico del Programa, que es

la alimentación de los beneficiarios.

135

Cuadro 2.92. Disponibilidad de drenaje

Tipo de drenaje Frecuencia PorcentajePorcentaje

válido Porcentaje acumulado

Red pública de drenaje 23 35.4 35.4 35.4

Fosa séptica 40 61.5 61.5 96.9

Ninguno 2 3.1 3.1 100.0

Total 65 100.0 100.0

Fuente: Informe de Infraestructura por albergue, levantado en campo. Evaluación

Externa PAEI 2006.

2.2.4.2.3 Ingreso de los recursos del Programa

La situación de la infraestructura y, por consiguiente, de las condiciones materiales,

naturales y laborales va estrechamente ligadas al monto y la oportunidad de los

recursos financieros para la operación del Programa.

Uno de los problemas que enfrentan los albergues son la escasez y el retraso en la

entrega de los recursos. Sin embargo, los problemas relativos a los recursos son muy

variados.

Con base en el contenido de las entrevistas aplicadas a los jefes de albergue se puede

resumir que todos los recursos destinados a los rubros que marca el PAEI no llegan con

oportunidad, tomando en cuenta el período establecido. Es tan frecuente que suceda

este desfase que el personal que labora, Jefes de albergue y ecónomas, consideran

que el período en el que llega, es ya la fecha normal.

Los rubros de los recursos recibidos por los albergues son:

- Víveres, sólo lo que corresponde a compra de carnes y frescos;

- Gastos de Operación;

- Material de higiene y limpieza;

- Material escolar;

- Material didáctico;

136

- Material de oficina y

- Compensación de jefes y ecónomas.

Cuadro 2.93. Oportunidad en la recepción de recursos

Recursos oportunos

Frecuencia PorcentajePorcentaje

válido Porcentaje acumulado

Sí 40 61.5 71.4 71.4

No 16 24.6 28.6 100.0

Subtotal 56 86.2 100.0

No especificado 9 13.8

Total 65 100.0

Fuente: Entrevistas aplicadas a los jefes de albergue, nov/dic-2006.

Aún con retraso, todos estos rubros, a excepción del monto destinado a gastos de

oficina, llegan al albergue. Los recursos que se dirigen de manera directa a los

beneficiarios son los que presentan más retraso, y los que se dirigen a las

compensaciones del personal no presentan un desfase importante.

Cuadro 2.94. Suficiencia en el monto de recursos Monto

suficiente Frecuencia Porcentaje

Porcentaje válido

Porcentaje acumulado

Sí 25 38.5 44.6 44.6

No 31 47.7 55.4 100.0

Subtotal 56 86.2 100.0

No especificado 9 13.8

Total 65 100.0

Fuente: Entrevistas aplicadas a los jefes de albergue, nov/dic-2006.

La información de campo obtenida de los distintos actores coincide en señalamientos y

críticas relacionadas con la escasez de recursos. Se multiplican los planteamientos

sobre sus bajos montos, y de la necesidad de un cambio en este sentido.

137

3 CUMPLIMIENTO DE REGLAS DE OPERACIÓN Y NORMATIVIDAD COMPLEMENTARIA

En este capítulo se analiza el cumplimiento de los aspectos de las Reglas de Operación

vinculados con los puntos 4, 5 y 6 de las Reglas de Operación 2004, vigentes en 2006,

relativos a los beneficiarios, lineamientos específicos y mecánica de operación

respectivamente. En el análisis se toma en cuenta el cumplimiento de los objetivos

general y específico y la información obtenida tanto del análisis de la información

proporcionada por la CDI como la construida a partir de las herramientas aplicadas

durante el trabajo de campo (encuesta a beneficiarios, entrevistas, talleres).

3.1 Beneficiarios

El cuarto apartado de las Reglas de Operación, relativo a los beneficiarios, considera

los criterios de selección, sus derechos y obligaciones y las condiciones bajo las cuales

se puede suspender el apoyo.16 Para fines de este Informe, en este apartado hemos

16 El texto de las Reglas de Operación señala textualmente lo siguiente:

4.1. Beneficiarios 4.4.1. Criterios de Selección 4.4.1.1. Elegibilidad

• Estar en un rango de edad de 4 a 18 años. • Estar inscrito en una escuela de educación básica incorporada a la Secretaría de Educación Pública. Se dará prioridad a niños y niñas que:

• Provengan de comunidades que no cuenten con servicios de educación. • Carezcan de padre, madre o ambos y que cuenten con tutor (familiar o autoridad). • Para el nivel de secundaria a los que provengan de localidades aledañas y que hayan egresado del albergue. • En el caso de los albergues comunitarios recibirán apoyo aquellos que atiendan como mínimo en un 80% de su capacidad instalada a estudiantes

indígenas que cursen el nivel medio superior. 4.4.1.2. Transparencia Se elaborará un padrón, en el cual se recomienda se incluya la Clave Única de Registro de Población (CURP), éste se dará a conocer a las comunidades e instancias que lo soliciten. El responsable del albergue deberá disponer de medios de información (impresos, carteles, rotafolios, boletines u otros), para mantener informados al Comité de Apoyo de Padres de Familia, a los beneficiarios y a la comunidad acerca de:

• Los montos de los conceptos que integran el presupuesto. • La administración y aplicación de los recursos. • Los derechos y obligaciones de los beneficiarios. • Las acciones que se realicen en beneficio del albergue. • Los importes de los conceptos que integran el presupuesto estarán en función al techo financiero que se asigne en el ejercicio fiscal vigente. • Los recursos autorizados al Programa deberán ser utilizados para mejorar la calidad de los servicios que se otorgan a los beneficiarios.

138

considerado el análisis de los criterios de elegibilidad, además de aquellas cuestiones

relacionadas con transparencia y derechos y obligaciones de los beneficiarios que no

hayan sido abordadas en apartados anteriores.

3.1.1 Criterios de elegibilidad

Un aspecto central de las reglas de operación del programa que garantiza que se

cumpla con los objetivos del programa son los criterios para seleccionar a los

beneficiarios dentro de los solicitantes para su ingreso en el albergue.

En este apartado se analizarán los criterios de elegibilidad de los beneficiarios y su

congruencia con los objetivos del PAEI, con el fin de identificar posibles

contradicciones. Se incorporan además propuestas de modificación que permitan

resolver el problema.

Los criterios generales de elegibilidad de los beneficiarios señalados en las reglas de

operación del PAEI son:

• Estar en un rango de edad de 4 a 18 años.

4.4.2. Derechos y Obligaciones Derechos de los beneficiarios

• Recibir un trato respetuoso por parte del personal que labora en el albergue. • Recibir una alimentación adecuada, hospedaje seguro y atención a la salud. • Ser hospedado en un ambiente sano acorde a su cultura. • Tener acceso a recursos que faciliten su estudio y la realización de sus tareas escolares. • Opinar sobre las actividades y acciones tendientes a mejorar y a hacer más agradable su estancia en el albergue. • Recibir orientación del jefe del albergue para reforzar su proceso educativo. • Recibir capacitación no formal para el trabajo que le permita realizar las actividades diarias del albergue y participar en proyectos productivos.

Obligaciones de los beneficiarios • Acatar las normas y reglamentos que rigen la vida interna del albergue. • Desempeñar con responsabilidad las comisiones que el personal y sus compañeros le confieran. • Cuidar las instalaciones y demás mobiliario del albergue. • Respetar al personal del albergue, maestros, compañeros y en general, a todas las autoridades y habitantes de la comunidad.

4.4.3. Causas de Incumplimiento, Retención, Suspensión de Recursos y, en su caso, Reducción en la Ministración de Recursos La suspensión de apoyos a los beneficiarios se hará con base a la dictaminación del Comité de Apoyo de Padres de Familia y podrá ser temporal o definitiva. El Comité de Apoyo de Padres de Familia, es una instancia comunitaria conformada por padres de familia de los beneficiarios del albergue que se eligen en asamblea al inicio de cada ciclo escolar. Causas de baja:

• Inasistencia no justificada por un periodo mayor a un mes. • Incumplimiento de las normas y reglamentos que rigen la vida interna del albergue. • Cuando por motivos de índole político, social o natural se ponga en riesgo la integridad física o moral de los beneficiarios.

(Reglas de Operación 2004. Programa de Albergues Escolares Indígenas, p. 2-3).

139

• Estar inscrito en una escuela de educación básica incorporada a la Secretaría de Educación Pública.

Criterios de elegibilidad más específicos señalan que “se dará prioridad a niños y niñas

que:

• Provengan de comunidades que no cuenten con servicios de educación. • Carezcan de padre, madre o ambos y que cuenten con tutor (familiar o

autoridad). • Para el nivel de secundaria a los que provengan de localidades aledañas y que

hayan egresado del albergue. • En el caso de los albergues comunitarios recibirán apoyo aquellos que atiendan

como mínimo en un 80% de su capacidad instalada a estudiantes Indígenas que cursen el nivel medio superior.”17

A continuación analizaremos la congruencia de cada uno de los criterios con los

objetivos del Programa.

3.1.1.1 Estar en un rango de edad de 4 a 18 años

La definición del rango de edad que se establece en el primer criterio de elegibilidad

entre 4 y 18 años de edad resulta restrictiva para el caso de los albergues comunitarios

que hospedan a estudiantes de bachillerato. Para que un estudiante concluya estudios

de bachillerato a los 18 años, es necesario que haya cursado sin reprobar todos grados

de educación básica y media superior, sin ausentarse ni darse de baja. En otras

palabras, estarían obligados a concluir la primaria a los 12 años y la secundaria a los 15

años. Estos parámetros resultan poco realistas para la población objetivo del programa.

Tomando en consideración los datos contenidos en el padrón de beneficiarios para el

ciclo 2006-2007 proporcionado por la CDI construimos la información que se presenta

en el siguiente cuadro. De acuerdo con la información obtenida, los promedios de edad

17 Reglas de Operación 2004 (vigentes). Programa de Albergues Escolares Indígenas. Comisión Nacional

para el Desarrollo de los Pueblos Indígenas, p. 2

140

de los beneficiarios por grado escolar son siempre mayores a los que se requerirían

para que terminasen su formación de bachillerato antes de cumplir 19 años. Dado que

no se tiene precisión respecto a la fecha en la que se obtuvo la información, y a que

ésta carece de un formato homogéneo, se estimaron las poblaciones fuera de rango

con base en dos criterios, el primero de ellos respecto a la edad al inicio del ciclo y el

segundo respecto a la edad al final de ciclo. En el primer caso, es decir, tomando en

consideración la edad requerida al inicio del ciclo escolar, 94% de la población queda

fuera de rango por lo que no podría culminar sus estudios antes de cumplir 19 años. En

el segundo caso, que incorpora aquellos casos en los que la edad de los beneficiarios

rebasa el límite de edad al final del ciclo, dos tercios de la población quedan fuera de

rango (63%).

Cuadro 3.1. Rango de edad

Nivel Grado Edad

al inicio

Edad al final

Promedio de edad Frecuencia

Fuera de rango al

inicio

Fuera de rango al

final 1 6 7 8.41 2,962 2,938 1,702 2 7 8 9.25 4,174 4,104 2,469 3 8 9 10.23 5,094 4,924 3,205 4 9 10 11.18 5,507 5,278 3,573 5 10 11 12.05 5,908 5,540 3,728

Primaria

6 11 12 12.84 5,380 4,889 3,164 1 12 13 13.85 3,788 3,519 2,263 2 13 14 14.66 2,572 2,341 1,467 Secundaria

3 14 15 15.63 1,784 1,587 1,010 1 15 16 16.27 369 323 182 2 16 17 18.00 104 98 62 Bachillerato

3 17 18 17.72 149 100 49 Total 37,791 35,641 22,874

Porcentaje 94.31 60.53 Fuente: Elaboración propia con base en el Padrón de Beneficiarios 2006-2007.

La población beneficiaria responde a pautas culturales y sociales propias de las familias

indígenas. Sus necesidades económicas, los frecuentes desplazamientos y las

condiciones de pobreza y extrema pobreza son factores que explican por qué los

jóvenes que logran concluir la educación media superior suelen ser mayores de 18

años. Las reglas de operación de un programa dirigido a la población indígena de

141

comunidades alejadas debe considerar este tipo de situaciones con el fin ampliar el

rango de edad para los estudiantes de secundaria y de bachillerato.

En la formulación del criterio debiera diferenciarse a los albergues para los alumnos que

cursan el nivel básico de aquéllos que ofrecen sus apoyos a los estudiantes de nivel

medio superior. Tal y como se formuló en la evaluación externa al Programa

correspondiente al 2005, sugerimos que para los primeros, el criterio de elegibilidad

podría seguir como lo indican las reglas de operación 2004, es decir “estar en un rango

de 4 a 18 años de edad para los niños y niñas de educación básica” y “un rango de

edad de 15 a 20 años para los jóvenes de educación media superior”.

3.1.1.2 Estar inscrito en una escuela de educación básica incorporada a la Secretaría de

Educación Pública

Los mecanismos que les permiten a los niños ingresar y permanecer en el albergue

están vinculados con su asistencia a la escuela. La selección y permanencia en el

albergue consideran la presentación de documentos que acrediten la inscripción y la

permanencia de los niños en la escuela de la comunidad sede.

Las características de las comunidades sede de los albergues hacen prácticamente

imposible la existencia de alternativas privadas de educación: Por ende, este criterio de

elegibilidad se encuentra directamente vinculado tanto con los objetivos del Programa

como los procedimientos para la selección y permanencia de los niños en los albergues.

3.1.1.3 Prioridad a los niños y niñas que provengan de comunidades que no cuenten con servicios de educación

Esta prioridad en la selección de los beneficiarios se enfrenta en la actualidad con el

hecho de que los servicios educativos se han extendido de manera muy importante a

muchas de las comunidades de donde provienen los beneficiarios. Esta expansión de

los servicios educativos tiene muy diversas modalidades y, sobre todo, calidades. Por

ello, para muchas familias que habitan en comunidades donde existen alternativas

142

educativas en el nivel básico, la posibilidad de ingreso en el albergue representa una

alternativa de mejora en la calidad de la educación. La posibilidad de asistir a escuelas

con maestros para cada grado y con mejores instalaciones es un incentivo para muchas

familias que solicitan su ingreso en el albergue. A continuación presentamos algunas

cifras que ilustran la composición actual de los beneficiarios.

Para analizar esta cuestión, es necesario descomponer el universo de beneficiarios

entre quienes habitan en la comunidad sede del albergue y quienes provienen de

comunidades distintas. El grupo de niños que habitan en las comunidades sede no se

inscribe dentro de la prioridad marcada por este criterio de elegibilidad. Se trata además

de un grupo que, por habitar en la comunidad sede del albergue, utiliza los servicios

únicamente de día.

En el segundo grupo está integrado por los niños que provienen de comunidades

distintas a la sede en las que existen servicios educativos. Se compone de niños que

habitan en el albergue por razones distintas a la ausencia de servicios educativos.

Dentro de estas razones pueden estar las condiciones de precariedad en la familia, la

ausencia de uno o los dos padres, la carga de labores familiares que les impiden asistir

a la escuela de la localidad, la mala calidad de las alternativas educativas de la

localidad como generalmente sucede con las escuelas multigrado, entre otras. A pesar

de que no constituyen un grupo prioritario de acuerdo con este criterio de elegibilidad,

se trata de un grupo con un nivel de prioridad mayor que el anterior, aunque menor que

el de los niños que provienen de localidades que carecen de servicios educativos. A

continuación se presenta el peso que tiene cada uno de estos grupos dentro de la

población beneficiaria con base en los resultados de la encuesta aplicada por el equipo

de evaluación en diciembre de 2006.

El siguiente cuadro muestra que 29% de los beneficiarios habita en las comunidades

sede, es decir, forma parte del primer grupo.

143

Cuadro 3.2. Beneficiarios según localidad de procedencia

Comunidad Frecuencia Porcentaje Porcentaje válido

Porcentaje acumulado

Sede 10,271 29.0 29.0 29.0 Aledaña 25,208 71.0 71.0 100.0

Total 35,479 100.0 100.0 Fuente: Encuesta a beneficiarios del Programa aplicada en noviembre de

2006.

Dentro del 71% de la población que habita en comunidades aledañas, 53% son niños

que reportaron la existencia de escuela en su localidad y 46% reportaron que no, es

decir prácticamente en la mitad de las localidades de procedencia se cuenta con alguna

oferta educativa del mismo nivel al que asiste estando en el albergue. Estas cifras

corresponden al segundo y al tercer grupos tipificados en el cuadro 3.4, infra.

Cuadro 3.3. Existencia de oferta educativa en localidad de procedencia a

Respuesta Frecuencia Porcentaje Porcentaje

válido Porcentaje acumulado

Sí 13,471 53.4 53.5 53.5 No 11,710 46.5 46.5 100.0

Subtotal 25,181 99.9 100.0 No sabe 27 0.1

Total 25,208 100.0 a Tipo de comunidad: sede o aledaña Fuente: Encuesta a beneficiarios del Programa aplicada en noviembre de 2006.

Con respecto al total de la población beneficiada, la composición de grupos es la

siguiente:

144

Cuadro 3.4. Composición de la población por grupos de beneficiarios según la prioridad de carencia de servicios educativos en las

comunidades de origen

Frecuencia Porcentaje Porcentaje válido

Porcentaje acumulado

Grupo 1 10,289 29.00 29.02 29.02 Grupo 2 (aledaña con escuela) 13,452 37.91 37.94 66.96 Grupo 3 (aledaña sin escuela) 11,713 33.02 33.04 100.00

Subtotal 35,454 99.93 100.00 No especificado 25 0.07

Total 35,479 100.00 Fuente: Encuesta a beneficiarios del Programa aplicada en noviembre de 2006.

Con base en esta composición de la población beneficiada por el PAEI podemos

observar que el segundo grupo, que corresponde a niños de comunidades aledañas

que cuentan con servicios de educación, es el más numeroso con casi 38%. En

segundo lugar, con 33%, está el tercer grupo de niños que provienen de localidades

aledañas que carecen de servicios educativos y que forman parte del grupo de

población prioritario para el Programa. En último término se encuentran el primer grupo,

con 29%, que corresponde a lo niños que habitan en la comunidad sede.

A partir de este análisis y de la identificación de tres grupos que permiten reordenar

este criterio de prioridad, proponemos modificar este criterio de elegibilidad en los

siguientes términos.

1. Tendrán primera prioridad los niños y niñas que provengan de comunidades

aledañas que carecen de servicios educativos

2. Tendrán segunda prioridad los niños que provengan de comunidades aledañas

que cuentan con servicios educativos

3. La admisión de niños de comunidades aledañas tendrá en consideración la

capacidad de hospedaje del albergue

145

4. La admisión de niños de la comunidad sede deberá considerar la capacidad del

albergue para proporcionar alimentación y apoyo para tareas.

La determinación de la capacidad de atención de beneficiarios de la comunidad sede

deberá considerar la realización de labores de concertación con el comité de padres de

familia y las autoridades de la comunidad con el fin de buscar apoyos adicionales. De

esta forma, los albergues podrán mantener como prioridad a niñas y niños de

comunidades aledañas, abriendo espacio para resolver necesidades propias de las

familias de las comunidades sede.

3.1.1.4 Prioridad a niñas y niños que carezcan de padre, madre o ambos y que cuenten con

tutor (familiar o autoridad)

Con relación al criterio de elegibilidad en que una prioridad es la atención a aquellos

niñas o niños que “carezcan de padre, madre o de ambos”, resulta necesario apuntar

que el fraseo resulta muy impreciso. El texto debiera ser reformulado introduciendo la

situación de ausencia prolongada de uno o de ambos progenitores. Es necesario que el

Programa contemple la migración como una condición estructural en la dinámica de las

familias indígenas. En efecto, debido al aumento de la dispersión familiar, en gran parte

causada por la migración nacional o internacional, temporal o definitiva, niños y jóvenes

indígenas se ven cada vez más afectados por la ausencia prolongada de uno o ambos

padres. Proponemos que el criterio “carezca de madre o padre” se reformule para

ofrecer un apoyo prioritario a aquellas familias en las que la madre o algún familiar se

han hecho cargo los hijos cuando el o los progenitores salen a buscar trabajo en las

ciudades, las empresas agrícolas o al extranjero. Para los niños que se encuentran en

esta situación, el albergue puede resultar una condición de posibilidad esencial para

que concluyan sus estudios.

Por su parte, el criterio que señala que se apoyará a los albergues comunitarios que

atiendan a un 80% de estudiantes de nivel medio superior requiere de una mejor

puntualización. La frase “recibirán apoyo” debiera precisar en qué tipos de apoyos y en

146

qué montos se pudieran canalizar los recursos que aporte el gobierno federal. Es muy

importante considerar que las comunidades donde se ubican los albergues de este tipo

tienen dificultades económicas y presupuestales pues se trata de zonas con elevados

niveles de marginalidad. El Programa de Albergues Escolares Indígenas debería en

consecuencia apoyar integralmente las necesidades de operación de estos albergues

que se encuentran frecuentemente en condiciones más precarias que el resto.

Ninguno de los criterios de elegibilidad incorpora la equidad de género y la no

discriminación por sexo. Este hecho resulta contradictorio con los términos de

referencia propuestos para la realización de la evaluación del Programa, en donde

claramente se propone identificar la equidad, la igualdad y la no discriminación de las

mujeres. El análisis de la calidad y la equidad en el acceso de las niñas a los beneficios

del Programa será analizado con detalle en el Capítulo 8.

En términos del análisis de la congruencia entre los criterios de elegibilidad y los

objetivos del Programa, se propone la inclusión en las reglas de operación del siguiente

criterio de elegibilidad

“Promover la inscripción de mujeres, para alcanzar el menos el 50% del padrón

de cada albergue, como medida para contrarrestar la discriminación de que son

objeto las niñas indígenas por esta doble condición y como una acción afirmativa

por la equidad de género”.

Como complemento de la búsqueda de criterios que combatan la discriminación, las

reglas de operación podrían incluir también algún criterio de elegibilidad que garantizara

la no discriminación por etnia, sobre todo para aquellas regiones de composición

multiétnica, incluida la población mestiza.

147

3.1.2 Transparencia

Las cuestiones relativas a las características del padrón de beneficiarios del Programa

fueron abordadas en el análisis del cumplimiento del objetivo general del capítulo

anterior. Los problemas que se identificaron en relación con el padrón de beneficiarios

dificultan de manera importante la comparabilidad de las bases de datos para cada ciclo

escolar. La existencia de diversas estructuras en la información obtenida para cada

ciclo dificulta la creación de una base de datos nacional que pueda ser actualizada con

los cambios que se generan por el ingreso y la salida de beneficiarios, así como de las

causas de dichos movimientos.

Las medidas que se señalan en las Reglas de Operación para garantizar el acceso de

información del Comité de Apoyo de padres de familia respecto al destino de los

recursos del albergue incorporan una serie de actividades que debe llevar a cabo el jefe

del albergue con el fin de hacer pública esta información.

La función de contraloría social que desempeña el Comité de Apoyo de padres de

familia juega un importante papel para garantizar el uso adecuado de los magros

recursos del programa. De acuerdo con la información obtenida de los instrumentos

cualitativos18 se expresó disposición de los jefes de albergue para involucrar al Comité

en labores de apoyo y, en algunos casos, en la selección de los beneficiarios y en el

manejo de los recursos. En contraparte, no se identificaron quejas de integrantes de los

comités respecto al uso de los recursos. Sin embargo, esta ausencia de quejas no debe

confundirse con una ausencia de problemas; en todo caso, puede deberse a ausencia

de participación e información.

La precariedad de las condiciones en las que se desenvuelve la vida de los albergues

es una condición estructural que dificulta que los Comités de Apoyo de padres de

18 Entrevistas realizadas a: operadores del programa (jefes de albergue y ecónomas), Comité de Apoyo

de padres de familia y autoridades escolares y comunitarias, así como en los talleres regionales de evaluación participativa con operadores del Programa (jefes de albergue y ecónomas).

148

familia puedan convertirse en una instancia de contraloría social del PAEI. Diversos

factores inciden en estas limitaciones que enfrentan los comités de padres: la distancia

de la comunidad a la sede del albergue, la ausencia de uno o ambos padres, la

pobreza, el alcoholismo, la violencia y la falta de interés generan un entorno poco

propicio para la participación activa de los comités en la vida del albergue. Cuando se

da, su participación se limita al apoyo en labores de apoyo a la operación del albergue

como reparaciones, acarreo de leña o víveres.

La situación que enfrentan los albergues en donde predominan niños de comunidades

muy alejadas que carecen de servicios educativos, que de acuerdo con los objetivos del

Programa resultan un grupo prioritario, pone de manifiesto un problema estructural de la

función que debe desempeñar el comité de padres. La distancia geográfica es una clara

expresión de la imposibilidad de que los padres de los beneficiarios participen en el

apoyo al albergue. En algunos albergues la participación de niños de la comunidad es

sumamente restringida, lo que limita las posibilidades de integrar el comité de padres.

Padres de familia de niños de comunidades sede han propuesto, desde la óptica de sus

legítimos intereses, que se amplíe la participación de niños de estas comunidades,

argumentando que la situación de pobreza es similar a la de niños de comunidades

aledañas. Es muy importante tener en consideración que este tipo de disputas entre

intereses legítimos se dan en el marco de una oferta institucional con recursos

sumamente restringidos que enfrenta dificultades cotidianas para mantenerse en

operación.

Las limitaciones que enfrenta la figura del Comité de Apoyo de padres de familia para

funcionar como una instancia de contraloría social dan cuenta de serias dificultades en

el cumplimiento de esta función de vigilancia social sobre el destino de los recursos

públicos. Que su participación se concentre en la realización de labores de apoyo es de

suyo un objetivo difícil de cumplir en la mayoría de los albergues. Solicitarle una

intervención en la supervisión del manejo de los recursos rebasa sus posibilidades en la

gran mayoría de los casos. Valdría la pena pensar en las ventajas que representaría

para el buen funcionamiento del Programa que las funciones de contraloría social

149

podrían ser desarrolladas por otro tipo de instancias comunitarias con mayores

posibilidades de intervención en este tipo de cuestiones como el director de la escuela o

la autoridad comunitaria.

3.2 Derechos y obligaciones

Las Reglas de Operación contemplan los siguientes derechos de los beneficiarios:

• Recibir un trato respetuoso por parte del personal que labora en el albergue.

• Recibir una alimentación adecuada, hospedaje seguro y atención a la salud.

• Ser hospedado en un ambiente sano acorde a su cultura.

• Tener acceso a recursos que faciliten su estudio y la realización de sus tareas

escolares.

• Opinar sobre las actividades y acciones tendientes a mejorar y a hacer más

agradable su estancia en el albergue.

• Recibir orientación del jefe del albergue para reforzar su proceso educativo.

• Recibir capacitación no formal para el trabajo que le permita realizar las

actividades diarias del albergue y participar en proyectos productivos.

La información respecto al trato respetuoso del personal del programa hacia los

beneficiarios se incorporó en el apartado relativo al análisis del cumplimiento de los

objetivos específicos, en particular en el relacionado con el primer objetivo específico

para el nivel de educación básica en donde se señala que los albergues deberán

proporcionar hospedaje seguro a los beneficiarios (v. apartado 2.2, supra) Lo mismo

sucede con la información relacionada con la calidad de los servicios del albergue en

cuanto a hospedaje, alimentación y atención a la salud.

El acceso a los recursos que faciliten el estudio y la realización de tareas escolares se

analizó a partir de la revisión de la dotación de útiles escolares y del apoyo a tareas

revisado en el análisis del cumplimiento de objetivos específicos (v., apartado 2.2,

supra).

150

De acuerdo con la información obtenida de la investigación de campo, la participación

de los beneficiarios del Programa se reduce a su incorporación a las labores de

limpieza y mantenimiento del albergue a través de comisiones. No se registraron

referencias a experiencias de participación de los beneficiarios en la discusión de

medidas para mejorar las condiciones de su estancia en el albergue.

El papel del jefe del albergue en la orientación y apoyo pedagógico de los beneficiarios

varía de acuerdo con su preparación y disposición. A partir de la sistematización de las

entrevistas a profundidad aplicadas a los jefes de albergue se identificaron diferencias

importantes en el perfil de los jefes de albergue. En cuanto a su perfil profesional, se

identificaron dos grupos. El primero de ellos compuesto por personal que proviene de la

Secretaría de Educación Pública y que generalmente se ubica en los albergues del

centro y el sur del país. Este grupo tiene generalmente una edad que supera los treinta

años, y cuenta con mayores condiciones profesionales para dar apoyo a los

beneficiarios en su proceso educativo. No obstante, las cargas de trabajo administrativo

y los bajos salarios configuran un marco que dificulta su profesionalización y entrega a

las labores de apoyo. El segundo grupo de integra por personal más joven que tiene

una experiencia laboral diversa (ex-militares, fotógrafos, obreros, campesinos, etc.). A

pesar de que se trata de personal sin capacitación en cuestiones pedagógicas, se

encuentran casos donde la disposición para apoyar a los albergados compensa la falta

de preparación profesional. Para este grupo resulta muy necesaria la capacitación en

cuestiones educativas.

El desarrollo de proyectos productivos no es una característica generalizada de los

albergues. A partir de las entrevistas realizadas se pudieron identificar algunos casos de

proyectos productivos agrícolas orientados a compensar los magros recursos

presupuestales con que cuentan los albergues a partir de la venta de la cosecha de los

productos cultivados en las instalaciones del albergue. En diversas ocasiones, la

realización de estos proyectos fue señalada como una alternativa que es necesario

promover para complementar el presupuesto de los albergues y para apoyar la

151

formación de los beneficiarios. No obstante, el impulso de este tipo de iniciativas

requiere de apoyos financieros y técnicos de los que carecen los albergues. La

ampliación y mejoramiento de las instalaciones, en particular la construcción de salones

de trabajo y talleres puede brindar mejores condiciones para el despliegue de este tipo

de iniciativas.

Las obligaciones que señalan las Reglas son:

• Acatar las normas y reglamentos que rigen la vida interna del albergue.

• Desempeñar con responsabilidad las comisiones que el personal y sus compañeros

le confieran.

• Cuidar las instalaciones y demás mobiliario del albergue.

• Respetar al personal del albergue, maestros, compañeros y en general, a todas las

autoridades y habitantes de la comunidad.

El mantenimiento de reglas básicas de convivencia en los albergues no fue identificado

como un problema general ni por los operadores del Programa, ni por las autoridades

comunitarias o escolares. Las diferencias en las valoraciones del orden y la disciplina al

interior de los albergues permiten vislumbrar una amplia gama de expresiones en este

sentido. Algunas ecónomas y jefes de albergue valoraron dentro de las ventajas del

albergue la formación y disciplina que reciben los beneficiarios. En cambio, en otros

casos, las autoridades escolares y comunitarias señalaron problemas disciplinarios de

los albergues que afectan la vida de la comunidad como el caso de los beneficiarios que

se escapan de las instalaciones y generan algún tipo de disturbio.

Uno de los equipos de trabajo de jefes y jefas de albergue que se integraron en el

marco del Taller Regional de Evaluación Participativa del PAEI que se realizó como

parte de las herramientas cualitativas de la investigación de campo, plantea una

reflexión que resulta pertinente para pensar en el origen de problemas de violencia en la

vida interna de los albergues. La reflexión es la siguiente:

152

“… existe la idea equivocada de que el albergue es un reformatorio, y muchos

padres nos mandan a sus niños para corregirlos, lo cual a nosotros nos causa

muchos problemas pues nos hemos encontrado casos serios de niños que

realmente necesitan atención psicológica urgente.”

Este señalamiento, que proviene de la experiencia de los jefes de albergue, plantea la

necesidad de ponderar los criterios de elegibilidad de los beneficiarios. El acceso a

información como la que se plantea en la reflexión, que es sin duda casuística, resulta

de gran importancia para determinar la conveniencia de admitir a niños y niñas que

presentan actitudes violentas o agresivas hacia sus compañeros. Sin duda este tipo de

situaciones ubican la decisión de la admisión en una tensión entre los principios de no

discriminación y la necesidad de velar por el bienestar general de los beneficiarios. Una

decisión acertada frente a este tipo de situaciones exige preparación y experiencia de

los jefes de albergue.

Con base en los resultados de la encuesta a beneficiarios del Programa se clasificaron

las situaciones según la frecuencia de agresiones. Los datos muestran que si bien no

se trata de una situación generalizada en los albergues, existen casos graves en cuanto

a la frecuencia de las agresiones (v. cuadros 3.5 y 3.6, infra; así como el capítulo

anterior, apartado 2.2.1.2.4, pp. 64-75, supra).

Cuadro 3.5. ¿Desde tu ingreso algún niño más grande te ha agredido?, según sexo

Sexo Respuesta Operación

Masculino Femenino Total

Sí Recuento 4,734 4,171 8,905 % 25.2% 25.9% 25.5% No Recuento 14,056 11,953 26,009 % 74.8% 74.1% 74.5%

Recuento 18,790 16,124 34,914 Total

% 100.0% 100.0% 100.0% Fuente: Encuesta a beneficiarios del programa aplicada en noviembre de 2006.

153

Ahora bien, del universo de niños que han recibido alguna agresión (25.5% del total),

existe un 15% de niños que han recibido más de diez agresiones en lo que va del año

escolar (3 meses al momento del levantamiento de la encuesta). Esto configura ya un

patrón de agresiones sistemático que merece atención especial.

Cuadro 3.6. Agresiones recibidas en el ciclo escolar

Número de agresiones Frecuencia Porcentaje Porcentaje

válido Porcentaje acumulado

De 1 a 5 236 2.6 2.6 2.6 De 6 a 10 7,360 82.7 82.7 85.3 De 11 a 15 812 9.1 9.1 94.4 De 16 a 20 298 3.3 3.3 97.8 De 16 a 20 144 1.6 1.6 99.4 De 21 a 25 25 .3 .3 99.7 Más de 26 30 .3 .3 100.0

Total 8905 100.0 100.0 Fuente: Encuesta a beneficiarios del programa aplicada en noviembre de 2006.

3.3 Lineamientos específicos

El apartado dedicado a lineamientos específicos dentro de las Reglas de Operación

contempla aspectos relacionados con la coordinación institucional y con las instancias

ejecutoras, normativas y de control y vigilancia del Programa.

3.3.1 Coordinación institucional

El PAEI contempla la necesidad de la coordinación de acciones en los tres niveles de

gobierno a través de la coordinación de la CDI. Las instancias federales que colaboran

con el Programa son: la Secretaría de Educación Pública (SEP), que comisiona al

personal que labora en los albergues; el Consejo Nacional de Fomento Educativo

(Conafe), que proporciona personal de apoyo en la realización de tareas escolares y de

fortalecimiento cultural de los beneficiarios; Diconsa y Liconsa, como proveedores de

154

alimentos y la Secretaría de Salud y el Programa IMSS-Oportunidades, que

proporcionan la atención a la salud.

Como se podrá observar, el PAEI supone un esquema de coordinación interinstitucional

complejo, sobre todo en lo que respecta a la relación con la Secretaría de Educación

Pública en su calidad de empleadora del personal que opera los albergues. Que la CDI,

como instancia coordinadora, no defina los criterios para contratar jefes de albergue y

ecónomas es un elemento asociado con muchos de los problemas en el perfil de los

operadores del Programa. Este esquema se ha traducido en prácticas que afectan el

funcionamiento de los albergues como el hecho de que algunos nombramientos se

hagan como castigo para profesores que tienen problemas de carácter laboral o

sindical.

Los bajos salarios, la falta de capacitación y la alta rotación de los jefes de albergue no

contribuyen a la profesionalización de esta función tan importante para el buen

funcionamiento del PAEI. El hecho de que el nombramiento como jefe de albergue en

comunidades muy apartadas sea visto como castigo por el personal que proviene de la

Secretaría de Educación Pública tampoco contribuye a la profesionalización del puesto

de jefe de albergue.

A pesar del entorno poco propicio, existen jefes de albergue que han desarrollado un

profundo compromiso con los beneficiarios, pero se trata de casos excepcionales que

logran sobreponerse a las adversidades que plantean las condiciones salariales y los

recursos tan precarios para la operación de los albergues.

Las ecónomas, el otro pilar en el funcionamiento de los albergues, enfrentan una

situación aún más desventajosa que la de los jefes de albergue pues frecuentemente

perciben menos ingreso y tienen jornadas de trabajo más extenuantes y largas que los

primeros. Sus jornadas de trabajo son de dieciséis horas aproximadamente y de ellas

más de la mitad se dedica a la preparación de alimentos. Cuando las labores de la

155

cocina se los permiten, la ecónoma apoya al jefe del albergue en la supervisión de

tareas, actividades y en el aseo de los niños.

La retribución a su arduo trabajo es muy poca, pues los salarios son muy bajos. Las

ecónomas enfrentan además una situación laboral doble, pues algunas de ellas son

contratadas por la SEP y otras directamente por las comunidades con apoyo de la CDI.

Estas últimas perciben salarios aún más bajos que las contratadas por la SEP. Con

base en la información de las entrevistas, se encontró que mientras una ecónoma

contratada por la SEP percibe entre 4 y 5 mil pesos, una ecónoma comunitaria percibe

entre 1800 y 2800 pesos. Esta disparidad en la remuneración del empleo se agudiza

pues mientras las ecónomas contratadas por la SEP tienen base y prestaciones, las

comunitarias carecen de estabilidad en el empleo y no tiene ningún tipo de prestación.

De las 158 ecónomas entrevistadas en la muestra de albergues poco más de la mitad

(81) reportaron estar contratadas por la SEP y el resto por parte de la comunidad. Esta

situación resulta preocupante pues la figura de ecónoma comunitaria surgió para suplir

temporalmente la ausencia de personal contratado por la SEP. Sin embargo, como

sucede con muchas situaciones temporarias, este tipo de contrataciones se ha

convertido en un patrón que tienen a incrementar la precariedad en el empleo de esta

figura central en la operación de los albergues.

De esta forma, la estructura salarial de los operadores directos del Programa en la que

intervienen diversas instituciones y operan lógicas y niveles salariales tan distintos y

contradictorios es caldo de cultivo para tensiones y conflictos laborales y es un

obstáculo estructural para la profesionalización de la función de jefe de albergue y

ecónoma.

En relación con la participación de Conafe en el envío de personal para el apoyo en la

realización de tareas a los beneficiarios del albergue, cabe señalar que más de la mitad

de los beneficiarios a los que se aplicó la encuesta (52.8%) reportaron recibir apoyo de

instructores enviados por dicha institución (cf. apartado 2.2.3.3, pp. 106-108, supra).

156

Considerando que los albergues se encuentran ubicados en comunidades

frecuentemente muy alejadas de los centros urbanos, el nivel de cobertura de los

instructores Conafe resulta muy importante (v. cuadro 3.7).

Cuadro 3.7. Persona que te ayuda a estudiar o hacer las tareas

Respuesta Frecuencia Porcentaje Porcentaje válido

Porcentaje acumulado

Sí, el Jefe de albergue 4,699 13.2 13.3 13.3Sí, el instructor de CONAFE 18,729 52.8 53.1 66.4Sí, otro adulto 1,243 3.5 3.5 69.9Sí, otro niño del albergue 2,233 6.3 6.3 76.2Sí, no sabe 87 0.2 0.2 76.5No 8,305 23.4 23.5 100.0

Subtotal 35,297 99.5 100.0 No sabe 182 0.5

Total 35,479 100.0 Fuente: Encuesta a beneficiarios del Programa aplicada en noviembre de 2006.

Como se muestra en el siguiente cuadro (3.8), la valoración que hacen los beneficiarios

del apoyo recibido por el jefe del albergue y los instructores del Conafe es muy alta, ya

que el 95.4% de los niños encuestados respondieron afirmativamente a la pregunta de

si les sirve la ayuda del instructor de Conafe y únicamente 4.6 respondieron que poco o

a veces. Ninguno de los beneficiarios encuestados respondió que no servía la ayuda.

Esta valoración de la utilidad desciende cuando se considera el apoyo de otro adulto y

baja aún más cuando se trata de otro niño del albergue.

157

Cuadro 3.8. Persona que te ayuda a estudiar o hacer las tareas y su utilidad

Sirve esta ayuda Persona que te ayuda a estudiar o

hacer las tareas Operación

Sí Sí,

A veces o poco

No Total

Recuento 4,494 205 0 4,699% de Persona que te ayuda a estudiar o hacer las tareas

95.6% 4.4% 0.0% 100.0%

% de Sirve esta ayuda 17.5% 11.1% 0.0% 15.6%

Sí, el Jefe de

albergue

% del total 14.9% 0.7% 0.0% 15.6%Recuento 17,723 845 0 18568% de Persona que te ayuda a estudiar o hacer las tareas

95.4% 4.6% 0.0% 100.0%

% de Sirve esta ayuda 69.1% 45.8% 0.0% 61.5%

Sí, el instructor de

CONAFE

% del total 58.7% 2.8% 0.0% 61.5%Recuento 1,080 163 0 1,243% de Persona que te ayuda a estudiar o hacer las tareas

86.9% 13.1% 0.0% 100.0%

% de Sirve esta ayuda 4.2% 8.8% 0.0% 4.1%

Sí, otro adulto

% del total 3.6% 0.5% 0.0% 4.1%Recuento 1,609 601 0 2,210% de Persona que te ayuda a estudiar o hacer las tareas

72.8% 27.2% 0.0% 100.0%

% de Sirve esta ayuda 6.3% 32.6% 0.0% 7.3%

Sí, otro niño del

albergue

% del total 5.3% 2.0% 0.0% 7.3%Recuento 0 32 55 87% de Persona que te ayuda a estudiar o hacer las tareas

0.0% 36.8% 63.2% 100.0%

% de Sirve esta ayuda 0.0% 1.7% 2.0% 0.3%

Sí, no sabe

% del total 0.0% 0.1% 0.2% 0.3%Recuento 756 0 2,646 3,402% de Persona que te ayuda a estudiar o hacer las tareas

22.2% 0.0% 77.8% 100.0%

% de Sirve esta ayuda 2.9% 0.0% 98.0% 11.3%

No

% del total 2.5% 0.0% 8.8% 11.3%Recuento 25,662 1,846 2,701 30,209% de Persona que te ayuda a estudiar o hacer las tareas

84.9% 6.1% 8.9% 100.0%

% de Sirve esta ayuda 100.0% 100.0% 100.0% 100.0%

Total

% del total 84.9% 6.1% 8.9% 100.0%Fuente: Encuesta a beneficiarios del programa aplicada en noviembre de 2006.

158

Los resultados de los Talleres de Evaluación Participativa llevado a cabo en el marco de

la evaluación recuperaron que tanto jefes de albergue como ecónomas han registrado

la participación de los becarios del Conafe. Uno de los equipos señaló que además del

apoyo a tareas, los becarios Conafe estaban dando asesoría para la realización de

proyectos productivos.

Otro equipo de jefes de albergue señaló la importancia de brindar capacitación a los

becarios de Conafe en cuestiones pedagógica pues se trata de alumnos de bachillerato

que pueden tener los conocimientos necesarios para brindar asesoría, pero carecen de

estrategias pedagógicas que les permitan apoyar a los beneficiarios.

La intervención de Diconsa y Liconsa fue recuperada tanto en las entrevistas a

operadores del Programa cono en el trabajo de los equipos llevados a cabo en los

Talleres.

Diconsa aparece registrado en las herramientas de carácter cualitativo como el

proveedor más importante de alimentos a los albergues. Los proveedores locales de los

albergues se circunscriben a algunos productos frescos como frutas y verduras y

algunos faltantes de otro tipo. Algunos jefes de albergue reportaron retrasos en la

entrega de productos así como entrega de productos en mal estado. Respecto a este

último problema también señalaron que existía disposición para el reemplazo de las

entrega de productos caducos.

Uno de los problemas que existe en la distribución de productos alimenticios de parte

de Diconsa es la capacidad de respuesta frente a necesidades específicas. La entrega

incompleta de los productos solicitados no permite que se cumpla con las dietas

diseñadas por las ecónomas. De hecho, en algunos casos se han dejado de elaborar

las solicitudes de productos alimenticios basados en el diseño de dietas más

balanceadas por la falta de respuesta por parte de Diconsa que “siempre surte lo

mismo”.

159

Finalmente, la participación de instituciones en la atención a la salud de los

beneficiarios reporta problemas importantes de cobertura pero no se pudo recabar

mayor información al respecto que fuese significativa a escala nacional.

3.3.2 Instancias ejecutoras

Como señalan las Reglas de Operación, la ejecución del programa supone una

estructura a nivel central responsable de la operación y seguimiento. También

contempla delegaciones estatales y unidades operativas que son los responsables

directos de la operación del Programa.

A través de las herramientas cualitativas de trabajo de campo se identificaron una serie

de demandas de los operadores del programa hacia las instancias centrales. Los jefes

de albergue y las ecónomas aprovecharon el espacio de las entrevistas y del taller para

solicitar lo siguiente a los responsables del programa a nivel central:

• Incremento en los salarios y compensaciones del personal

• Aumento de los recursos para el mantenimiento de la infraestructura

• Eliminación del retraso en el envío de recursos (salarios y compensaciones,

alimentos, recursos para la operación, etc.)

Los señalamientos de los operadores del Programa ponen de manifiesto las dificultades

y tensiones a las que se enfrenta la operación cotidiana del PAEI en razón de la

insuficiencia de recursos y de los efectos que tiene el retraso en su entrega. La

precariedad con la que se opera genera un marco donde cualquier falla en el envío de

recursos repercute de manera inmediata en el empeoramiento de las condiciones de

hospedaje y alimentación de los beneficiarios.

3.3.3 Instancias Normativas

La supervisión del cumplimiento de la normatividad se realiza desde oficinas centrales.

160

Uno de los aspectos básicos para garantizar el cumplimiento de los objetivos del

programa es la existencia de una base de datos con la información completa y

actualizada de los beneficiarios. Como se analizó en el capítulo anterior en el apartado

relativo al cumplimiento del objetivo general, existen serios problemas en la calidad de

la base de datos de beneficiarios. Sin una base confiable y actualizada de beneficiarios

resulta muy difícil evaluar la aplicación de los criterios de elegibilidad de los

beneficiarios.

3.3.4 Instancias de Control y Vigilancia

El análisis de las limitaciones estructurales que enfrentan los Comités de Apoyo de

padres de familia en su función de contraloría social fue abordado en el apartado 3.1.2.,

relativo a la transparencia del Programa.

3.4 Mecánica de operación

En el apartado relativo a la mecánica de operación se contemplan cuestiones de

difusión, promoción y ejecución relacionadas tanto con el uso de los recursos como con

la función de contraloría social que deben desempeñar los comités de apoyo de padres

de familia. También se señala la periodicidad con la que deberán proporcionarse los

recursos y servicios los albergues.

De acuerdo con la información proporcionada por los operadores del Programa en las

entrevistas a profundidad y en los equipos de trabajo de los talleres, las actividades de

difusión se realizan cada año con anterioridad al inicio del ciclo escolar. Los medios de

difusión más frecuentes son los carteles, volantes y la realización de reuniones con

padres de familia de las comunidades aledañas. Los Comités de Apoyo de padres de

familia colaboran en la labor de difusión de los requisitos y plazos para ingresar en el

albergue. En algunos casos se mencionaron otros medios de información con radios

locales o la realización de reuniones en la escuela o los centros de reunión de la

comunidad. No se identificaron quejas ni de los comités de apoyo ni de autoridades

161

escolares o comunitarias en relación con la falta de información o el uso faccioso de la

misma. En ningún caso se señalaron criterios políticos ni relaciones clientelares que

condicionaran el ingreso de niñas o niños al albergue.

Los aspectos relacionados con la ejecución de los recursos financieros se analizan más

adelante, en el capítulo cuarto relativo al análisis de los recursos entregados a los

beneficiarios y en el quinto que aborda el cumplimiento de las metas físicas y

financieras.

Finalmente, se plantea la función de contraloría social que deben desempeñar los

Comités de Apoyo de padres de familia. Las Reglas señalan las siguientes obligaciones

de los Comités:

Ejecutar acuerdos emanados de las asambleas comunitarias y del propio Comité.

Supervisar la aplicación de recursos financieros destinados a la operación del

albergue y los apoyos a los beneficiarios.

Rendir informes de su trabajo ante la asamblea comunitaria.

Participar diariamente en la vigilancia de la disciplina y orden en los albergues

que apoyan a jóvenes de secundaria.

Como se podrá observar, las obligaciones de los Comités de Apoyo suponen un nivel

de organización que dista mucho de las condiciones concretas de operación de tales

organizaciones. Como se analizó más arriba, en el mejor de los casos, los Comités

apoyan en labores de organización y difusión del albergue. La participación diaria en la

vigilancia del albergue resulta una exigencia utópica en el contexto de las condiciones

reales de participación que tienen los Comités de Apoyo.

Respecto a los servicios y recursos necesarios para la operación de los albergues las

Reglas de Operación señalan lo siguiente:

La alimentación; se proporcionará diariamente.

162

Los artículos de aseo personal se otorgarán mensualmente.

El material escolar se entrega anualmente al inicio del ciclo escolar.

Los movimientos en el padrón de beneficiarios sólo podrán darse en

sustituciones de aquellos que hayan causado baja.

Los recursos para la operación del Programa se ministrarán mensualmente a las

Unidades Operativas.

Las indagaciones respecto a la alimentación en los albergues reflejaron que, en la gran

mayoría de los casos, es suficiente. Los jefes de albergue y las ecónomas coinciden en

que, a pesar de las deficiencias en la calidad de la alimentación, esta es suficiente y de

mejor calidad que la que tendrían con sus familias, aunque habría que considerar lo

manifestado por los albergados (cf. apartado 2.2, supra) en el sentido de que después

de comer se quedan con hambre siempre uno de cada veinte niños (4.8%) y a veces

unote cada seis (16.2%). En cambio no se quedan con hambre cuatro de cada cinco

(79.0%).

En relación con los artículos de aseo personal, la encuesta a beneficiarios contempla

información respecto a cinco productos: papel sanitario, jabón de baño, pasta dental,

toalla de baño y cepillo dental. El análisis descriptivo de aspecto ya fue abordado en el

capítulo anterior (cf. apartado 2.2.1.2.5, particularmente las pp. 78-83,supra).

Sin embargo, cabe aquí recordar que en relación con la dotación de papel sanitario se

plantearon dos preguntas en la encuesta la primera de ella referida a la posesión de

papel cuando los beneficiarios van al baño y la segunda que forma parte de una batería

de preguntas respecto a la dotación de artículos y la frecuencia con la que se proveen.

Los resultados de ambas preguntas son consistentes y nos revelan que alrededor del

30% (28.2% para la primera pregunta y 31.5% para la segunda) de los beneficiarios no

reciben este producto.

163

Cuadro 3.9. Posesión de papel sanitario para limpiarse después de ir al excusado

Respuesta Frecuencia Porcentaje Porcentaje válido

Porcentaje acumulado

Sí 24,628 69.4 71.8 71.8 No 9,687 27.3 28.2 100.0

Subtotal 34,316 96.7 100.0 No sabe 1,163 3.3

Total 35,479 100.0 Fuente: Encuesta a beneficiarios del programa aplicada en noviembre de 2006.

Cuadro 3.10. ¿Te proporcionan papel sanitario para ir al baño?

Respuesta Frecuencia Porcentaje Porcentaje válido

Porcentaje acumulado

Sí, una vez al mes 5,075 14.3 14.4 14.4 Sí, una vez al año 795 2.2 2.3 16.7 Sí, cada que se acaba 17,401 49.0 49.4 66.1 Sí, pero no sabe cuando 878 2.5 2.5 68.5 No 11,083 31.2 31.5 100.0

Subtotal 35,232 99.3 100.0 No sabe 247 0.7

Total 35,479 100.0 Fuente: Encuesta a beneficiarios del programa aplicada en noviembre de 2006.

La información proporcionada por los beneficiarios respecto a la dotación de jabón de

baño revela que 10.6% no reciben este producto; 20.2% lo reciben mensualmente y la

mayor parte (62.1%) cada que se acaba.

164

Cuadro 3.11. ¿Te proporcionan jabón?

Respuesta Frecuencia Porcentaje Porcentaje válido

Porcentaje acumulado

Sí, una vez al mes 7,124 20.1 20.2 20.2 Sí, una vez al año 1,233 3.5 3.5 23.7 Sí, cada que se acaba 21,872 61.6 62.1 85.8 Sí, pero no sabe cuando 1,251 3.5 3.6 89.4 No 3,751 10.6 10.6 100.0

Subtotal 35,231 99.3 100.0 No sabe 248 .7

Total 35,479 100.0 Fuente: Encuesta a beneficiarios del programa aplicada en noviembre de 2006.

La pasta dental y el cepillo de dientes tienen menor cobertura que el jabón, pues 20.7%

de los niños no reciben el primer producto y 24.1% no reciben el segundo.

Cuadro 3.12. ¿Te proporcionan pasta dental?

Respuesta Frecuencia Porcentaje Porcentaje válido

Porcentaje acumulado

Sí, una vez al mes 5,287 14.9 15.1 15.1 Sí, una vez al año 2,198 6.2 6.3 21.4 Sí, cada que se acaba 19,267 54.3 55.0 76.4 Sí, pero no sabe cuando 918 2.6 2.6 79.0 No 7,336 20.7 21.0 100.0

Subtotal 35,004 98.7 100.0 No sabe 475 1.3

Total 35,479 100.0 Fuente: Encuesta a beneficiarios del programa aplicada en noviembre de 2006.

165

Cuadro 3.13. ¿Te proporcionan cepillo de dientes?

Respuestas Frecuencia Porcentaje Porcentaje válido

Porcentaje acumulado

Sí, una vez al mes 5,814 16.4 16.6 16.6 Sí, una vez al año 7,003 19.7 20.0 36.6 Sí, cada que se acaba 11,484 32.4 32.8 69.4

Sí, pero no sabe cuando 2,163 6.1 6.2 75.6

No 8,553 24.1 24.4 100.0 Subtotal 35,017 98.7 100.0

No sabe 462 1.3 Total 35,479 100.0

Fuente: Encuesta a beneficiarios del programa aplicada en noviembre de 2006.

De los productos incluidos en la batería relacionada con aseo personal, la toalla de

baño es la que tiene menos cobertura pues únicamente 40.3% de la población la recibe.

Esta situación se deba probablemente a que soliciten que sean las familias de los

beneficiarios las que provean este producto.

Cuadro 3.14. ¿Te proporcionan toalla de baño?

Respuestas Frecuencia Porcentaje Porcentaje válido

Porcentaje acumulado

Sí, una vez al mes 128 0.4 0.4 0.4 Sí, una vez al año 7,434 21.0 21.1 21.4 Sí, cada que se acaba 4,784 13.5 13.6 35.0 Sí, pero no sabe cuando 1,847 5.2 5.2 40.3 No 21,063 59.4 59.7 100.0

Subtotal 35,255 99.4 100.0 No sabe 224 0.6

Total 35,479 100.0 Fuente: Encuesta a beneficiarios del programa aplicada en noviembre de 2006.

A partir de un recuento de la cantidad de artículos de aseo personal de la lista

seleccionada en la encuesta, se construyó un índice en el que se refleja el número de

artículos reportados como entregados por cada beneficiario. El siguiente cuadro

166

muestra el porcentaje de beneficiarios que agrupa cada valor del índice de acuerdo con

el número de artículos entregados.

De acuerdo con la información del cuadro, 4.1% de la población reportó no haber

recibido ninguno de los artículos de limpieza considerados. El porcentaje mayor se

ubica en los beneficiarios que recibieron cuatro productos de limpieza en alguna

ocasión.

Cuadro 3.15. Índice de dotación de material de higiene y limpieza

Núm. de artículos Frecuencia Porcentaje Porcentaje

válido Porcentaje acumulado

Ninguno 1,459 4.1 4.1 4.1 1 3,924 11.1 11.1 15.2 2 2,918 8.2 8.2 23.4 3 4,562 12.9 12.9 36.3 4 12,666 35.7 35.7 72.0 5 9,951 28.0 28.0 100.0

Total 35,479 100.0 100.0 Fuente: Encuesta a beneficiarios del programa aplicada en noviembre de 2006.

Finalmente, se analizan los aspectos relacionados con la dotación de útiles escolares

que, de acuerdo con las Reglas debe hacerse anualmente. La encuesta consideró la

dotación de siete útiles escolares. A continuación se presenta un cuadro con los

porcentajes de dotación de cada producto que, como puede apreciarse es sumamente

variable, ya que mientras el caso de los libros (que en rigor no forman parte del paquete

de útiles escolares) no lo reciben el 57.6%, en el otro extremo no reciben cuaderno el

5.7%, lápiz el 6.6% y lápices de colores el 8.1%. En un segundo grupo observamos que

no les dan goma para borrar al 11.0%, ni juego de geometría al 13.1%, ni tampoco

bolígrafo a uno de cada seis niños (16.6%).

167

Cuadro 3.16. ¿Te proporcionan cuaderno?

Respuesta Frecuencia Porcentaje Porcentaje válido

Porcentaje acumulado

Sí, una vez al mes 452 1.3 1.3 1.3 Sí, una vez al año 26,586 74.9 76.3 77.6 Sí, cada que se acaba 4,953 14.0 14.2 91.8 Sí, pero no sabe cuando 817 2.3 2.3 94.2 No 2,028 5.7 5.8 100.0

Subtotal 34,836 98.2 100.0 No sabe 643 1.8

Total 35,479 100.0 Fuente: Encuesta a beneficiarios del programa aplicada en noviembre de 2006.

Cuadro 3.17. ¿Te proporcionan libro?

Respuesta Frecuencia Porcentaje Porcentaje válido

Porcentaje acumulado

Sí, una vez al año 13,476 38.0 38.2 38.2 Sí, cada que se acaba 394 1.1 1.1 39.3 Sí, pero no sabe cuando 966 2.7 2.7 42.0 No 20,450 57.6 58.0 100.0

Subtotal 35,286 99.5 100.0 No sabe 193 .5

Total 35,479 100.0 Fuente: Encuesta a beneficiarios del programa aplicada en noviembre de 2006.

168

Cuadro 3.18. ¿Te proporcionan lápiz?

Respuesta Frecuencia Porcentaje Porcentaje válido

Porcentaje acumulado

Sí, una vez al mes 925 2.6 2.7 2.7 Sí, una vez al año 22,147 62.4 63.6 66.2 Sí, cada que se acaba 8,583 24.2 24.6 90.9 Sí, pero no sabe cuando 836 2.4 2.4 93.3 No 2,345 6.6 6.7 100.0

Subtotal 34,836 98.2 100.0 No sabe 643 1.8

Total 35,479 100.0 Fuente: Encuesta a beneficiarios del programa aplicada en noviembre de 2006.

Cuadro 3.19. ¿Te proporcionan pluma?

Respuesta Frecuencia Porcentaje Porcentaje válido

Porcentaje acumulado

Sí, una vez al mes 225 0.6 0.6 0.6 Sí, una vez al año 23,285 65.6 66.5 67.1 Sí, cada que se acaba 4,743 13.4 13.5 80.7 Sí, pero no sabe cuando 862 2.4 2.5 83.2 No 5,899 16.6 16.8 100.0

Subtotal 35,014 98.7 100.0 No sabe 465 1.3

Total 35,479 100.0 Fuente: Encuesta a beneficiarios del programa aplicada en noviembre de 2006.

169

Cuadro 3.20. ¿Te proporcionan goma borrador?

Respuesta Frecuencia Porcentaje Porcentaje válido

Porcentaje acumulado

Sí, una vez al mes 311 0.9 0.9 0.9 Sí, una vez al año 23,983 67.6 68.7 69.6 Sí, cada que se acaba 5,854 16.5 16.8 86.3 Sí, pero no sabe cuando 888 2.5 2.5 88.9 No 3,889 11.0 11.1 100.0

Subtotal 34,925 98.4 100.0 No sabe 554 1.6

Total 35,479 100.0 Fuente: Encuesta a beneficiarios del programa aplicada en noviembre de 2006.

Cuadro 3.21. ¿Te proporcionan lápices de colores?

Respuesta Frecuencia Porcentaje Porcentaje válido

Porcentaje acumulado

Sí, una vez al mes 297 0.8 0.9 0.9 Sí, una vez al año 26,685 75.2 76.4 77.3 Sí, cada que se acaba 4,349 12.3 12.5 89.7 Sí, pero no sabe cuando 725 2.0 2.1 91.8 No 2,869 8.1 8.2 100.0

Subtotal 34,925 98.4 100.0 No sabe 554 1.6

Total 35,479 100.0 Fuente: Encuesta a beneficiarios del programa aplicada en noviembre de 2006.

170

Cuadro 3.22. ¿Te proporcionan juego geométrico?

Respuesta Frecuencia Porcentaje Porcentaje válido

Porcentaje acumulado

Sí, una vez al mes 149 0.4 0.4 0.4 Sí, una vez al año 26,372 74.3 75.5 75.9 Sí, cada que se acaba 3,141 8.9 9.0 84.9 Sí, pero no sabe cuando 646 1.8 1.8 86.7 No 4,635 13.1 13.3 100.0

Subtotal 34,942 98.5 100.0 No sabe 537 1.5

Total 35,479 100.0 Fuente: Encuesta a beneficiarios del programa aplicada en noviembre de 2006.

171

4 ANÁLISIS DE LOS RECURSOS ENTREGADOS A LOS BENEFICIARIOS

A continuación se hace un análisis de los recursos programados y ejercidos para el año

2006, con cifras del cierre del ejercicio. Para los diferentes temas en que se dividió este

trabajo, se decidió comparar los resultados de los ejercicios anteriores (en los casos

donde existen datos consistentes) a fin de conseguir una apreciación más clara del

desarrollo del programa y de las dimensiones de los recursos autorizados para este

año19.

4.1 Variaciones en la inversión total 2005-2006

El presupuesto del PAEI es relativamente estable, ya que se maneja sobre la base de

cuotas establecidas para cada uno de sus componentes sobre la base de un número

fijo de albergues y una matrícula de beneficiarios determinada por la capacidad de

estos mismos establecimientos y que sólo varían en función de que algunos dejen de

operar por su construcción o remodelación total. Como se ha ya confirmado en

evaluaciones anteriores, existe una demanda de inscripción suficiente para que los

albergues funcionen –la mayoría de ellos- con su capacidad al cien por ciento, con un

promedio de 55 alumnos por albergue.

De esta manera, el presupuesto evoluciona fundamentalmente por el incremento anual

que experimentan las cuotas, en especial la de alimentación y cuyo gasto total es el que

absorbe la mayor parte del presupuesto del programa.

19 Es importante aclarar que para el análisis se realizaron cálculos propios con base a las cuotas

establecidas y a las unidades de medida del Programa, por lo que algunos cuadros reflejarán algunas diferencias respecto al presupuesto total.

172

Para un primer momento de análisis de los recursos del programa, se dividió el

presupuesto en cuatro grupos de conceptos que se describen en el cuadro 4.1 y que

son los siguientes:

a. Inversión directa en los albergues. Se refiere a aquellos recursos que convertidos

en bienes y servicios se consumen en la operación cotidiana de cada uno de los

albergues; incluye los apoyos directos a los becarios, tales como la alimentación,

útiles escolares y materiales de higiene. Otros rubros que contiene este concepto

son los gastos directos de operación de los albergues que se utilizan

principalmente para el pago de consumo de combustible (gas o leña) y finalmente

los servicios personales que a título de compensaciones el PAEI paga a

ecónomas y maestros que fungen como jefes de albergues.

b. Gastos de operación. Se ejercen tanto a nivel central como en las delegaciones en

apoyo a la operación de todo el programa: capacitación, supervisión, honorarios y

otros gastos corrientes.

c. Conservación de la infraestructura de los albergues. Integra acciones y recursos

para mantener en condiciones físicas y de funcionamiento adecuados al conjunto

de los albergues del PAEI, los montos más importantes se destinan a la

rehabilitación de edificios que comprenden la remodelación o nueva construcción

parcial o total de los albergues existentes y el concepto de equipamiento, que son

recursos destinados a la adquisición de bienes y artículos para la cocina,

dormitorios y otros de apoyo escolar.

d. Apoyos a los albergues comunitarios20. Recursos que se entregan a miembros de

la comunidad que voluntariamente organizan y operan albergues. El PAEI, de

20 Hay que recordar que dentro del Programa existen dos tipos de albergues: aquellos que son

propiamente de la esfera institucional porque son operados y subsidiados totalmente por la CDI, y los comunitarios que son operados por miembros de la comunidad y que sólo reciben apoyos institucionales en función de las posibilidades financieras del Programa.

173

acuerdo a sus normas les proporciona apoyos en la medida de la disponibilidad de

recursos, que hasta ahora se limitan a la alimentación y a materiales de aseo.

En el cuadro 4.2 se describen los conceptos enunciados en cifras constantes y en el

cuadro 4.3, las variaciones en porcentaje que tuvieron los recursos ejercidos en el año

2005 respecto al 2006, del cual se considera las cifras resultantes del cierre del

ejercicio. De estos datos se desprende que la inversión directa en albergues para el

2006 sufre un decremento en pesos constantes del 4.31%, (ver gráfica 4.1) es decir,

15.2 millones de pesos menos. Este capítulo del gasto es el más importante por cuanto

implica los gastos directos que repercuten en los becarios y la operación cotidiana de

los albergues, incluyendo a su personal, por tanto, estos conceptos son los que debe

monitorear el programa para garantizar incrementos anuales que satisfagan

adecuadamente las necesidades básicas de los becarios.

De otra parte, La Ley General de Desarrollo Social y las Reglas de Operación del

Programa, obligan a un incremento presupuestal anual de al menos en la misma

proporción que alcance el Índice Nacional de Precios al Consumidor (INPC), que para el

año 2005 fue de 3.3% y que en este capítulo en particular no se cumple dicha

condición, si bien a nivel global del presupuesto del Programa sí se observa de forma

clara esta disposición.

Por su parte, los gastos de operación del programa evolucionan más que

favorablemente en el 2006, duplicándose la cantidad ejercida en 2005, ya que en los

años precedentes se mostraron muy castigados respecto de las necesidades del

Programa. En el presente ejercicio este concepto rebasa lo establecido en las Reglas

de Operación, como proporción del presupuesto total del programa, sin embargo, la

diferencia es muy relativa (apenas medio punto porcentual), además de que en la

evaluación del año anterior, la institución evaluadora recomendó muy especialmente un

incremento sustantivo a los gastos de operación y cambiar la norma establecida para

adecuarla a las necesidades del programa y con ello resarcir una de sus múltiples

precariedades.

174

Con respecto a la conservación de la infraestructura de los albergues, fue uno de los

conceptos que también se privilegiaron en el presente ejercicio, ya que recibió un

incremento sustantivo de más del 100% respecto a lo ejercido en 2005, este evento es

de gran repercusión por cuanto que una parte importante de los albergues presenta

franco deterioro en virtud de su añosa existencia21. Por otro lado, es relevante porque

impulsa también la transversalidad de los recursos con Fundaciones privadas que están

dispuestas a invertir en infraestructura en comunidades indígenas.

Los apoyos a los albergues comunitarios, al igual que la partida anterior, también fueron

objeto de preferencia con un incremento sustancial de más del 120%. Estos recursos

hacen posible ayudar a 7,430 alumnos indígenas en 135 albergues22, que son asistidos

mediante este mecanismo comunitario, principalmente en su alimentación, lo cual

también permite la continuidad del proceso educativo en el nivel medio superior, como

lo señalan las Reglas de Operación, no obstante, estas instancias comunitarias suelen

atender también a alumnos del nivel básico. Los becarios de este tipo de albergues,

generalmente se desenvuelven en condiciones adversas y en desventaja con respecto

a los becarios de los albergues tradicionales, por lo que estos apoyos son de gran valor

para ellos. Realidad que el programa ahora reconoce con creces en virtud de la

dimensión del apoyo que ahora les proporciona. En general, es de la mayor

trascendencia que al PAEI se le haya reconocido su importancia como programa de

apoyo a la educación indígena, con el incremento de casi 18% a los recursos totales

que le fueron aprobados en el ejercicio 2006 (ver cuadro 4.3).

21 “…la mayoría de los albergues fueron construidos en las décadas de los sesenta y setenta, incluso

algunos todavía tienen construcciones de madera, de tal suerte, que es urgente el establecimiento de una estrategia de financiamiento para renovar la construcción de la mayor parte de los albergues”, en UAM-X, Evaluación de resultados 2005 del PAEI, México, UAM-X, 2006; pág. 95.

22 Las cifras de Albergues Comunitarios están tomadas del Cierre del Ejercicio 2006, sin embargo, el cálculo por cuotas establecidas, arroja un total de 5,591 alumnos aproximadamente

175

Cuadro 4.1. EVOLUCIÓN PRESUPUESTARIA 2005-2006 (Pesos corrientes) Concepto Presupuesto ejercido 2005 Presupuesto ejercido 2006

Inversión directa en los albergues 353,980,400 356,218,759

Conservación infraestructura de los albergues 65,196,947 139,030,246

Apoyo a albergues comunitarios 12,958,682 30,193,167

Gastos de operación del programa * 9,097,981 19,157,530

Total 441,234,010 544,599,702

Fuentes: Informe sobre la evaluación de resultados periodo enero-diciembre de 2005. Programa de Albergues Escolares Indígenas. Cierre del Ejercicio 2006,PAEI

Notas:* Para 2006 incluye costos directos de operación, honorarios y evaluación externa.

Cuadro 4.2. EVOLUCIÓN PRESUPUESTARIA 2005-2006 (Pesos constantes 2005=100)

Concepto Presupuesto ejercido 2005 Presupuesto asignado 2006

Inversión directa en los albergues 353,980,400 338,718,735

Conservación infraestructura de los albergues 65,196,947 132,200,081

Apoyo a albergues comunitarios 12,958,682 28,709,861

Gastos de operación del programa * 9,097,981 18,216,374

Total 441,234,010 517,845,051

Fuentes: Informe sobre la evaluación de resultados periodo enero-diciembre de 2005. Programa de albergues escolares indígenas. Cierre del Ejercicio 2006. PAEI

Notas: * Para 2006 incluye costos directos de operación, honorarios y evaluación externa.

Cuadro 4.3. EVOLUCIÓN PRESUPUESTARIA. INCREMENTOS PORCENTUALES 2005-2006. Variación anual

Concepto Presupuesto 2005-2006 %

Inversión directa en los albergues (-)4.31

Conservación infraestructura de los albergues 102.77

Apoyo a albergues comunitarios 121.55

Gastos de operación del programa * 100.22

Total 17.37

Fuentes: Informe sobre la evaluación de resultados periodo enero-diciembre de 2005. Programa de albergues escolares indígenas. Cierre del Ejercicio 2006 - PAEI

Notas: * Para 2006 incluye costos directos de operación, honorarios y evaluación externa.

176

Gráfica 4.1. INVERSIÓN DIRECTA EN LOS ALBERGUES. PRESUPUESTO EJERCIDO 2004, 2005 Y 2006

336,

556

441,

234

544,

600

319,

150

441,

234 51

7,84

5

-

100,000

200,000

300,000

400,000

500,000

600,000

Presupuesto Ejercido 2004 Presupuesto Ejercido 2005 Presupuesto Ejercido 2006

Fuentes: Informe sobre la evaluación de resultados período enero-diciembre. Programa de Albergues Escolares Indígenas. Cierre del ejercicio 2006-PAEI.

4.2 Estructura presupuestaria del programa 2005-2006

Con el fin de observar un perfil del programa a través de sus principales cifras

presupuestarias, se calcularon las proporciones que corresponden a los dos últimos

años para ubicar algunas tendencias que ayuden a explicar las dimensiones del PAEI

(v. cuadro 4.4). De esta forma, se puede advertir que el principal componente del PAEI

que es la inversión directa en los albergues, ha menguado consecutivamente en este

periodo, de representar en 2005 el 80.23%, llega en el 2006 al 65.41%. Tal

comportamiento es relevante por cuanto que en este concepto está implicada la

alimentación de los becarios, y es consecuencia de la redistribución presupuestal que

realizó el PAEI para 2006, además de no considerar en esa estrategia el incremento

suficiente al gasto directo en los becarios, que como ya se señaló en el cuadro 4.3.

177

El resto de los componentes del Programa ocupan un sitio importante en 2006 y en

buena medida han desplazado al presupuesto de inversión directa en los albergues. Sin

embargo el fondo del problema, al igual que en años precedentes, no es que se

privilegie algún renglón del presupuesto en desmedro de otros, sino que en general el

presupuesto del PAEI es insuficiente para las dimensiones de sus necesidades, por lo

que la estructura del presupuesto actual, si bien favorece a los albergues comunitarios y

se da un impulso importante a los gastos de operación, la inversión directa en los

albergues queda en desventaja y constituye un evento que debe preocupar al PAEI.

Cuadro 4.4. EVOLUCIÓN PRESUPUESTARIA (Estructura porcentual) Concepto Presupuesto ejercido 2005 % Presupuesto asignado 2006 %

Inversión directa en los albergues 80.23% 65.41%

Conservación infraestructura de los albergues 14.78% 25.53%

Apoyo a albergues comunitarios 2.94% 5.54%

Gastos de operación del programa * 2.06% 3.52%

Total 100.00% 100.00%

Fuentes: Informe sobre la evaluación de resultados periodo enero-diciembre de 2005. Programa de albergues escolares indígenas. Cierre del ejercicio 2006- PAEI.

Notas: * Para 2006 incluye costos directos de operación, honorarios y evaluación externa.

178

Gráfica 4.2. ESTRUCTURA DE LA INVERSIÓN 2006

65.41%

25.53%

5.54% 3.52%

0.00%

10.00%

20.00%

30.00%

40.00%

50.00%

60.00%

70.00%

INVERSIÓN DIRECTA ENLOS ALBERGUES

CONSERVACIÓNINFRAESTRUCTURA DE

LOS ALBERGUES

APOYO A ALBERGUESCOMUNITARIOS

GASTOS DE OPERACIÓNDEL PROGRAMA

Fuente: Cuadro 4.4.

4.3 Montos de los apoyos del programa

Como ya se señaló, la determinación del presupuesto directo a los albergues se realiza

sobre la base de cuotas, por lo que también es pertinente analizar cuál ha sido su

evolución en los últimos tres años (v. cuadro 4.5). Para tal efecto, las cifras se han

convertido a precios constantes y es interesante observar que para el año 2005, tanto

los gastos de operación directos en los albergues –que ahora se llaman gastos locales-

como las compensaciones a todo el personal experimentan una merma del 5.17%. En

este mismo año el resto de los componentes tienen un incremento importante, excepto

la alimentación que recibe el incremento más bajo, 8.97%.

Para el ejercicio 2006 se incluye un nuevo componente al programa, denominado

material didáctico, con una cuota única de mil pesos por albergue al año. Enseguida se

puede reconocer que tres conceptos sufren una disminución: la compensación mensual

de los Jefes de Albergue SEP, el material de oficina para los albergues y la

179

alimentación. Este último rubro, el más importante de todos, sin embargo, para el

ejercicio 2006, conservó la misma cuota por alumno del año 2005. En el mismo tenor se

encuentra la situación de los Jefes de Albergue SEP que en los tres años consecutivos

no han recibido incremento alguno a su compensación. Por su parte, las ecónomas de

la comunidad reciben un reconocimiento parcial del 18.86%, considerando la

trascendencia de su tarea y de sus extenuantes jornadas de trabajo (v. cuadro 4.5).

Cuadro 4.5. PROGRAMA DE ALBERGUES ESCOLARES INDÍGENAS MONTOS DE LOS APOYOS DEL PROGRAMA 2004-2006

Pesos corrientes. Pesos constantes 2005=100. Variaciones

Año Año Año Concepto

2004 2005 2006 2004 2005 2006 2005 (%) 2006 (%)

ALIMENTACIÓN día / alumno 20.45 23.50 23.50 21.57 23.50 22.35 8.97 -4.91

HIGIENE Y LIMPIEZA mes / alumno 10.00 15.00 20.00 10.55 15.00 19.02 42.24 26.78

MATERIAL ESCOLAR año / alumno 60.00 120.00 150.00 63.27 120.00 142.63 89.66 18.86

MATERIAL DE OFICINA ño / albergue

120.00 200.00 200.00 126.54 200.00 190.17 58.05 -4.91

MATERIAL DIDÁCTICO año / albergue a/ 1,000.00 950.87 n. d. 100.00

SERVICIOS LOCALES mes / albergue b/ 600.00 600.00 1,000.00 632.72 600.00 950.87 -5.17 58.48

MATERIAL DE LIMPIEZA mes / albergue

210.00 300.00 400.00 221.45 300.00 380.35 35.47 26.78

COMPENSACIÓN MENSUAL JEFES SEP 850.00 850.00 850.00 896.36 850.00 808.24 -5.17 -4.91

COMPENSACIÓN MENSUAL ECONOMAS SEP 550.00 550.00 600.00 580.00 550.00 570.52 -5.17 3.73

COMPENSACIÓN MENSUAL JEFE COMUNIDAD 2,350.00 2,350.00 3,000.00 2,478.17 2,350.00 2,852.62 -5.17 21.39

COMPENSACIÓN MENSUAL ECONOMA COMUNIDAD 1,800.00 1,800.00 2,250.00 1,898.17 1,800.00 2,139.46 -5.17 18.86

Nota: a/ En 2006 se incorpora el concepto de MATERIAL DIDACTICO; b/ A partir del presente ejercicio fiscal el concepto de GASTOS DE OPERACIÓN destinado a los albergues cambia de nombre por el de SERVICIOS LOCALES. Fuente: Informe sobre la evaluación de resultados periodo enero-diciembre de 2005. Programa de albergues escolares indígenas. BASE DE CALCULO 2006 ESTADOS.XLS. Cierre del Ejercicio 2006. PAEI

180

Gráfica 4.3. PAEI. VARIACIONES EN MONTOS DE LOS APOYOS DEL PROGRAMA 2004-2006

8.97

-4.9

1

42.2

426

.78

89.6

618

.86

58.0

5-4

.91

0.00

100.

00-5

.17

58.4

8

35.4

7

26.7

8

-5.1

7-4

.91

-5.1

7

3.73

-5.1

7

21.3

9

-5.1

7

18.8

6

-20.00

0.00

20.00

40.00

60.00

80.00

100.00

ALIM

ENTA

CIÓ

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ía /

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no

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IEN

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alum

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L D

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Mes

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Mes

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CO

MPE

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MPE

NS

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N M

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NS

ACIÓ

N M

ENSU

ALEC

ON

OM

A C

OM

UN

IDA

D

CONCEPTO

Variaciones 2005 Variaciones 2006

Fuente: Informe sobre la evaluación de resultados período enero-diciembre de 2005. BASE DE CALCULO 2006 ESTADOS.XLS.

Nota: a/ en 2006 se incorpora el concepto de MATERIAL DIDACTICO. b/ A partir del presente ejercicio fiscal el concepto de GASTOS DE OPERACIÓN destinado a los albergues

cambia de nombre por el de SERVICIOS LOCALES.

181

4.4 Costo anual por alumno

4.4.1 Costo directo

Para este tema es necesario explicitar que los beneficios directos que recibe un becario

en el albergue y que son objeto de una asignación presupuestal son tres: en primer

lugar la alimentación, que es un servicio que se otorga durante todos los días hábiles

del ciclo escolar (200 en total), tres veces el día, más una dotación en especie de

material de higiene y limpieza y escolar por una sola vez al año. Para dichas

prestaciones el PAEI erogó la cantidad de 302.7 millones de pesos en el ejercicio 2006

para 59,943 alumnos y que representan el 55.6% del presupuesto total del programa,

es decir, de cada peso de inversión total en el programa 55 centavos son de beneficio

directo al becario (v. cuadro 4.6 y gráfica 4.4).

De tal manera que por este concepto, el costo anual por alumno es de un poco más de

cinco mil pesos anuales, de los cuales el 93% corresponden al gasto en alimentación.

En otro tenor, el costo por alimentación representa un poco más de la mitad del

presupuesto total del programa (544.5 millones de pesos).

Cuadro 4.6. APOYOS DIRECTOS A LOS ALUMNOS 2006

Concepto Total alumnos Costo anual Costo anual por alumno

Alimentación 59,943 $281,732,100 $4,700 Higiene y limpieza $11,988,600 $200 Material escolar $8,991,450 $150

Total 59,943 $302,712,150 $5,050 Fuente: BASE DE CALCULO 2006 ESTADOS.XLS.

182

Gráfica 4.4. PAEI. APOYOS DIRECTOS A LOS ALUMNOS 2006 Costo anual por alumno

$4,700

$200 $150

$0

$500

$1,000

$1,500

$2,000

$2,500

$3,000

$3,500

$4,000

$4,500

$5,000

Peso

s

Alimentación Higiene y limpieza Material escolar

CONCEPTO

Fuente: BASE DE CALCULO 2006 ESTADOS.XLS.

4.4.2 Costo directo integrado

En un siguiente nivel de análisis, se considera el resto de los gastos que se efectúan

directamente en los albergues, es decir, todos aquellos que son indispensables para la

operación cotidiana de los albergues que incluyen los gastos de operación (gasto en

combustible), el material de limpieza, de oficina y didáctico, más las compensaciones al

personal, tanto a los jefes de albergue como a las ecónomas. Estos gastos que se

suman a los efectuados en beneficio directo de los becarios, arrojan una inversión de

373.4 millones de pesos, con lo cual el costo total integrado por alumno resulta de

$6,229.28 anuales, de lo que se desprende también un costo diario de $31.15 por

alumno, que en relación con el año anterior aumentó un peso con sesenta y dos

centavos en pesos corrientes.

183

En este esquema cabe aclarar que no se consideran los salarios y prestaciones que

recibe el personal de la SEP que labora en los albergues23, que en caso de incluirse se

estima que el costo por alumno se elevaría tres veces más.

Cuadro 4.7. COSTO DIRECTO TOTAL POR BECARIO

Concepto Inversión anual ($) Número de alumnos ($)

Costo anual por alumno ($) %

Apoyo directo a los alumnos 302,712,150 59,943 5,050 81.07%

Gastos directos en la operación de los albergues 16,431,200 274 4.40%

Servicios personales (sólo personal que labora en los albergues)

54,258,600 905 14.53%

Total $373,401,950 59,943 $6,229 100.00% Fuente: BASE DE CALCULO 2006 ESTADOS.XLS

Gráfica 4.5. COSTO DIRECTO TOTAL POR BECARIO (Inversión anual 2006)

55.59%$302,712,150

3.02%$16,431,200

9.96%$54,258,600

Apoyos directos a los becarios

Gastos directos en laoperación de los albergues

Serviciospersonales(compensaciones a

Jefes de albergues yecónomas)

Fuente: BASE DE CALCULO 2006 ESTADOS.XLS.

23 Según registros del PAEI, un 65% del personal pertenece a la SEP y está comisionado a los albergues.

184

4.5 Indicadores nominales del programa 2005-2006

4.5.1 Desarrollo del programa

De los cambios en los indicadores que dan cuenta de un avance del Programa, destaca

la mayor cobertura en albergues comunitarios, ya que para este ejercicio se incrementa

a 135 albergues, 86 más de los atendidos en el ejercicio 2005, elevándose por tanto el

número de alumnos atendidos por este mecanismo. Con ello el Programa, además de

continuar estrechando sus lazos con la comunidad, apoya a un sector de alumnos

indígenas desprotegidos y contribuye a elevar el nivel escolar de los estudiantes ya que

este tipo de albergues atiende preferentemente a los alumnos del nivel medio superior.

Otro avance importante del PAEI se ubica en que para este ejercicio programó un

número importante de albergues para su rehabilitación, pasando de 61 en 2005 a 205

en 2006, incrementando el presupuesto para este rubro en un 129.7%, con lo cual se

atiende de forma más acelerada el añejo problema de los albergues que se encuentran

en condiciones físicas inadecuadas para el alojamiento de los becarios. Con dichas

acciones se beneficiarán 11,275 alumnos (18.8% del total).

Para este ejercicio el PAEI también atiende parcialmente un problema señalado muy

especialmente en la evaluación anterior, referido a las condiciones laborales de las

ecónomas provenientes de la comunidad, al incrementar su compensación en un 25%,

siendo todavía insuficiente por las jornadas de trabajo de más de doce horas a que se

someten, sin embargo, si representa un reconocimiento a su labor.

El resto de los indicadores, como se puede apreciar en el cuadro 4.8, permanecen sin

cambio o bien con variaciones poco significativas, entre lo que resalta el gasto en

alimentación, que en términos reales ha disminuido. El PAEI tendrá que monitorear esta

situación y vigilar que los niveles nutricionales de los becarios no se pongan en riesgo.

185

Cuadro 4.8. INDICADORES NOMINALES DEL PROGRAMA 2005-2006 Denominación 2005 2006

Total de alumnos atendidos 59,940 59,943Total albergues escolares en operación 1,084 1,081Total de personal que labora en los albergues 3,506 3,506Total de jefes de albergue 1,082 1,082Jefes de albergue adscritos a la SEP 790 790Jefes de albergue de la comunidad 292 292Total ecónomas 2,424 2,424Ecónomas SEP 1,503 1,503Ecónomas comunidad 921 921Total de albergues comunitarios 49 135Total de alumnos en albergues comunitarios 3,341 7,430Costo total promedio anual por albergue comunitario $264,463 $223,653Costo total promedio anual por albergue operado por CDI $395,087 $477,685Número de albergues programados para mantenimiento menor 1,084 1,081Número de albergues programados para rehabilitación 61 205Número de albergues programados para equipamento 151 1053Costo directo anual por alumno $5,905.57 6,229.28Costo directo diario por alumno $29.53 31.15Promedio de alumnos atendidos por cada ecónoma 25 25Percepción diaria de una ecónoma de la comunidad $60.00 $75.00Costo de la ración alimenticia $7.83 $7.83Fuente: Evaluación de resultados 2005, CDI-UAM-X y Cierre del ejercicio 2006. PAEI.

186

187

5 CUMPLIMIENTO DE METAS FÍSICAS Y FINANCIERAS

5.1 Metas financieras

En virtud de la naturaleza del programa, cuya operación está íntimamente asociada a

un servicio asistencial de hospedaje y alimentación diariamente y a las actividades del

ciclo escolar, su gasto corriente debe ejercerse de manera puntual conforme avance el

proceso escolar. De esta manera, con los recursos del ejercicio 2006, el PAEI debe

concluir el 2º semestre del ciclo escolar 2005-2006; con cifras al cierre del ejercicio y a

nivel agregado del presupuesto, se ejercieron prácticamente la totalidad de los

recursos. Con estos resultados se puede afirmar que el PAEI presenta un adecuado

cumplimiento de sus metas financieras (v. cuadro 5.1).

Lo anterior quiere decir que con respecto a los gastos directos que tienen que

efectuarse para la operación cotidiana en los denominados albergues escolares

indígenas como en los comunitarios, se han realizado con la debida oportunidad. Igual

suerte tienen los recursos que fueron destinados a la conservación de los albergues,

que de acuerdo al cierre de ejercicio, se encuentran ejercidos en su totalidad (v. cuadro

5.1).

Por lo que hace al ejercicio de los recursos en las veintidós entidades federativas donde

tiene cobertura el PAEI, también prácticamente han ejercido la totalidad de los recursos

que les fueron autorizados (v. cuadro 5.2).

188

Cuadro 5.1. PAEI. PRESUPUESTO TOTAL RESULTADOS DEL EJERCICIO 2006 (Pesos)

Nombre del proyecto Autorizado

($) Autorizado

(%) Ejercido

($) Ejercido

(%)

Albergues Escolares 356,218,759 65.41 356,218,759 100.00

Mantenimiento 15,996,974 2.94 15,996,974 100.00

Rehabilitación 90,686,962 16.65 90,686,962 100.00

Equipamiento 32,346,308 5.94 32,346,308 100.00

Costos de Operación 4,655,044 0.85 4,655,044 100.00

Honorarios 13,402,486 2.46 13,402,485 100.00

Evaluación Externa 1,100,000 0.20 1,100,000 100.00

Subtotal albergues escolares 514,406,533 94.45 514,406,532 100.00

Albergues Comunitarios Indígenas 30,193,167 5.55 30,193,167 100.00

Subtotal Albergues Comunitarios 30,193,167 5.55 30,193,167 100.00

Total Albergues Escolares 544,599,700 100.00 544,599,699 100.00

Fuente: Cierre del ejercicio 2006. PAEI.

189

Cuadro 5.2. PRESUPUESTO EJERCIDO POR ENTIDAD FEDERATIVA 2006

Albergues Escolares Albergues comunitarios

Manteni-miento

Rehabili-tación

Equipa-miento

Costos de Operación Honorarios Total

Estado A

lber

gues

Met

as

Ejercido

Alb

ergu

es

Met

as

Ejercido Ejercido Ejercido Ejercido Ejercido Ejercido pesos %

B. C. 6 346 1,699,154 73,733 2,217,870 53,104 18,334 4,062,194 0.75%Campeche 12 587 4,160,219 6 289 1,369,486 176,958 2,290,845 489,713 226,656 251,174 8,965,346 1.65%Chiapas 147 8,331 46,108,663 20 1,146 5,253,048 2,167,735 4,701,065 5,259,997 120,000 1,272,166 64,883,840 11.94%Chihuahua 105 7,194 43,592,094 5 235 1,269,000 1,548,383 1,090,000 2,052,508 310,000 723,285 50,585,510 9.31%Durango 19 1,155 6,800,484 1 47 253,792 280,183 7,666,290 164,783 242,975 244,044 15,652,598 2.88%Guerrero 100 5,341 34,139,058 4 396 1,843,025 1,474,610 3,119,849 124,528 220,209 439,400 41,361,078 7.61%Hidalgo 69 3,768 23,016,046 1,017,509 1,925,003 2,297,965 425,996 28,682,518 5.28%Jalisco 14 1,756 11,318,528 6 527 2,845,800 206,451 5,281,356 3,049,366 425,000 168,719 23,295,753 4.29%México 8 432 2,556,909 117,972 719,171 592,104 45,000 95,075 4,126,231 0.76%Michoacán 15 810 4,581,669 220,800 5,252,994 2,805,217 54,672 111,127 13,026,479 2.40%Nayarit 38 2,472 16,400,116 1 27 51,975 560,024 11,625,141 1,714,832 523,070 262,757 31,137,943 5.73%Oaxaca 266 13,528 59,989,457 75 3,799 13,462,175 3,920,348 18,674,336 4,270,769 94,261 1,797,970 102,213,189 18.81%Puebla 83 4,217 23,906,843 6 431 1,487,827 1,223,959 10,999,938 4,741,331 99,933 372,120 42,832,388 7.88%Querétaro 5 245 1,143,500 132,751 355,577 181,535 1,813,364 0.33%Q. R. 8 393 2,779,818 3 126 350,350 117,972 1,000,000 132,423 4,380,693 0.81%S. L. P. 34 1,704 9,373,098 6 282 1,522,800 501,381 3,241,879 548,335 60,000 443,429 15,691,211 2.89%Sinaloa 8 374 2,035,778 117,972 458,041 99,575 2,711,366 0.50%Sonora 14 828 4,994,191 21,198 1,153,275 340,295 91,722 119,682 6,920,362 1.27%Tabasco 11 530 3,050,664 162,212 10,191 399,108 78,940 3,701,115 0.68%Veracruz 81 3,891 24,000,673 2 125 482,625 1,194,460 1,394,230 1,400,000 57,389 316,196 28,845,701 5.31%Yucatán 38 1,775 11,545,624 560,367 7,509,913 1,860,818 327,089 254,530 22,058,342 4.06%D. F. 19,026,172 1,265 1,738,735 5,793,876 26,560,048 4.89%

Total 1,081 59,677 356,218,760 135 7,430 30,193,168 15,996,975 90,686,963 32,346,309 4,655,045 13,402,486 543,507,270 100.00%Fuente: Cierre de ejercicio 2006. PAEI.

190

Por lo que hace al monto de los recursos, se observa que cuatro entidades ejercieron

casi el 48% del total de los recursos: Oaxaca, Chiapas, Chihuahua y Puebla, quienes a

su vez concentran el 55% de los alberges escolares (v. cuadro 5.2 y gráfica 5.1).

Gráfica 5.1. DISTRIBUCIÓN DEL PRESUPUESTO EJERCIDO POR ENTIDAD FEDERATIVA. ALBERGUES ESCOLARES 2006

CHIAPAS, 11.94%

PUEBLA, 7.88% CHIHUAHUA, 9.31%

RESTO DE LAS ENTIDADES,

52.07%OAXACA, 18.81%

Fuente: Cierre del Ejercicio 2006. PAEI.

Por lo que respecta a los albergues comunitarios, sólo Chiapas y Oaxaca atraen el 62%

del total de los recursos ejercidos y quienes a su vez detentan el 70% del número total

de albergues comunitarios que apoya el PAEI para el ejercicio 2006 (v. cuadro 5.2 y

gráfica 5.1). De esta manera, considerando ambas modalidades de apoyo, las

entidades de Oaxaca y Chiapas ejercieron 167 millones de de pesos, representando el

30.75% del total de recursos destinados a estos dos proyectos, es decir, de cada tres

pesos invertidos tanto en albergues escolares como comunitarios, un peso es ejercido

por las entidades de Oaxaca y Chiapas.

191

Gráfica 5.2. DISTRIBUCIÓN DEL PRESUPUESTO EJERCIDO POR ENTIDAD FEDERATIVA. ALBERGUES COMUNITARIOS 2006

CHIAPAS, 17.40%

OAXACA, 44.59%

RESTO DE LAS ENTIDADES,

38.02%

Fuente: Cierre del Ejercicio 2006. PAEI.

5.2 Metas físicas

5.2.1 Número de albergues y becarios

Las metas físicas del programa en lo que son sus objetivos esenciales están

determinadas por la capacidad instalada en los albergues para proporcionar una

alimentación adecuada y hospedaje seguro y que año tras año opera a su máxima

capacidad, incluso dejando una demanda insatisfecha.

De esta forma, para el ejercicio fiscal 2006, se programaron 1,081 albergues para

operar en 21 estados del país para atender a 59 943 becarios, para lo cual se asignaron

los recursos necesarios a partir de las cuotas autorizadas por alumno y por albergue.

Por lo que respecta a los apoyos a los albergues comunitarios, se programó atender a

192

135 y a un total de 7 430 alumnos, en este caso sólo con alimentación y material de

aseo. El número de estudiantes permanece durante todo el ciclo escolar, que en caso

de deserción, se tiene prevista la sustitución inmediata para conservar constante la

matrícula, en tal sentido, el PAEI cumplió adecuadamente con sus metas en lo que

hace al número de albergues programados para su operación y la cantidad de becarios

correspondiente.

5.2.2 Rehabilitación de albergues

En este proyecto, para el presente año el PAEI programó obras de Rehabilitación en

205 albergues escolares (19%) del total), consistentes en la construcción, remodelación

de los viejas construcciones que caracterizan a los albergues, con una inversión

ejercida de 90.6millones de pesos en las 21 entidades federativas participantes, en 138

municipios y 205 localidades (ver cuadro 5.3). En este proyecto la mayor parte de la

inversión la concentraron las entidades de Nayarit, Oaxaca y Puebla, con el 45.6% de la

inversión total, beneficiándose 205 albergues, con un promedio de inversión de un poco

más de 442 mil pesos por albergue (ver gráfica 5.3). No obstante, la entidad donde se

programó el mayor número de albergues para obras de rehabilitación fue Chiapas, con

53 unidades, pero con un promedio de inversión muy bajo y distante de las anteriores

entidades: de casi $88,700 pesos por albergue, mientras que el promedio total de

inversión por albergue fue de 442 mil pesos. Sin considerar por ahora las características

que guardan estas obras y de su alcance en el bienestar de los becarios, el PAEI

cumplió adecuadamente con sus metas en este proyecto y es de gran relevancia la

magnitud de los recursos autorizados a este proyecto, que han alcanzado su mayor

monto autorizado en los últimos cuatro años. Así mismo, por primera vez se cumple el

compromiso que hizo ( mayo/2001) la entonces Coordinadora de la Oficina para la

Atención de los Pueblos Indígenas, Xóchitl Gálvez, de rehabilitar 200 albergues cada

año, de tal suerte que al finalizar el sexenio del Presidente Fox, se habrían rehabilitado

la totalidad de los albergues.

193

Cuadro 5.2. PRESUPUESTO EJERCIDO PARA REHABILITACIÓN POR ENTIDAD FEDERATIVA. 2006 (pesos)

Entidad Municipios Localidades Albergues % Inversión %

B. C. 1 5 5 2.44 2,217,870 2.45

Campeche 2 2 2 0.98 2,290,844 2.53

Chiapas 32 53 53 25.85 4,701,065 5.18

Chihuahua 5 8 8 3.90 1,090,000 1.20

Durango 2 7 7 3.41 7,666,290 8.46

Guerrero 9 10 10 4.88 3,119,849 3.44

Hidalgo 10 11 11 5.37 1,925,002 2.12

Jalisco 2 5 5 2.44 5,281,356 5.82

México 1 3 3 1.46 719,171 0.79

Michoacán 2 6 6 2.93 5,252,993 5.79

Nayarit 3 11 11 5.37 11,625,140 12.83

Oaxaca 15 17 17 8.29 18,674,336 20.59

Puebla 12 13 13 6.34 10,999,,937 12.14

Querétaro 2 6 6 2.93 355,576 0.39

Quintana roo 1 1 1 0.49 1,000,000 1.10

San Luis Potosí 6 8 8 3.90 3,241,879 3.57

Sinaloa 1 2 2 0.98 458,040 0.50

Sonora 3 6 6 2.93 1,153,275 1.27

Tabasco 1 1 1 0.49 10,191 0.01

Veracruz 7 8 8 3.90 1,394,230 1.54

Yucatán 21 22 22 10.73 7,509,912 8.28

Total 138 205 205 100.00 90,686,956 100.00

Fuente: Cierre de ejercicio 2006 PAEI.

194

Gráfica 5.3. COBERTURA DE ALBERGUES E INVERSIÓN PARA REHABILITACIÓN, POR ENTIDAD FEDERATIVA. 2006

8.29

%

5.37

% 6.34

%

3.41

%

10.7

3%

2.44

%

2.93

%

25.8

5%

3.90

% 4.88

%

0.98

% 2.44

%

5.37

%

3.90

%

2.93

% 3.90

%

0.49

% 1.46

%

0.98

%

2.93

%

0.49

%

20.5

9%

12.8

2%

12.1

3%

8.45

%

8.28

%

5.82

%

5.79

%

5.18

%

3.57

%

3.44

%

2.53

%

2.45

%

2.12

%

1.54

%

1.27

%

1.20

%

1.10

%

0.79

%

0.51

%

0.39

%

0.01

%

0.00%

5.00%

10.00%

15.00%

20.00%

25.00%

30.00%

OAXACA NAYARIT PUEBLA

DURANGO YUCATAN

JALIS

CO MIC

HOACAN CHIAPAS

SAN LUIS POTOSI

GUERRERO CAMPECHE

B.C.

HIDALG

O VERACRUZ

SONORA CHIH

UAHUA

QUINTA

NA ROO

MEXICO

SINALOA

QUERETARO TABASCO

Fuente: Cierre de Ejercicio 2006. PAEI.

195

5.2.3 Mantenimiento de albergues escolares

El siguiente proyecto permanente del PAEI es el referido a mantenimiento, actividad en

la que se programan el total de albergues escolares en operación (1081), asignando

una cantidad igual para cada uno de los albergues de las 21 entidades federativas, 626

municipios y 1081 localidades donde se encuentran ubicados dichos albergues. Para

este proyecto se autorizó la cantidad de casi 16 Millones de pesos que fueron ejercidos

en su totalidad, cumpliéndose así las metas programadas (v. cuadro 5.4).

Cuadro 5.3. PRESUPUESTO EJERCIDO PARA MANTENIMIENTO POR ENTIDAD FEDERATIVA. 2006 (pesos)

Entidad Municipios Localidades Albergues % Inversión %

B. C. 1 5 5 0.46 73,732 0.46

Campeche 5 12 12 1.11 176,957 1.11

Chiapas 119 147 147 13.60 2,167,735 13.55

Chihuahua 33 105 105 9.71 1,548,382 9.68

Durango 2 19 19 1.76 280,182 1.75

Guerrero 71 100 100 9.25 1,474,610 9.22

Hidalgo 49 69 69 6.38 1,017,508 6.36

Jalisco 2 14 14 1.30 206,451 1.29

México 3 8 8 0.74 117,972 0.74

Michoacán 6 15 15 1.39 220,800 1.38

Nayarit 5 38 38 3.52 560,024 3.50

Oaxaca 171 266 266 24.61 3,920,348 24.51

Puebla 54 83 83 7.68 1,223,959 7.65

Querétaro 3 5 5 0.46 132,751 0.83

Quintana Roo 3 8 8 0.74 117,972 0.74

San Luis Potosí 16 34 34 3.15 501,381 3.13

Sinaloa 4 8 8 0.74 117,972 0.74

Sonora 8 15 15 1.39 221,197 1.38

Tabasco 7 11 11 1.02 162,212 1.01

Veracruz 38 81 81 7.49 1,194,460 7.47

Yucatán 26 38 38 3.52 560,367 3.50

Total 626 1,081 1,081 100.00 15,996,972 100.00 Fuente: Cierre de ejercicio 2006 PAEI.

196

5.2.4 Equipamiento de albergues

Este proyecto persigue el objetivo de reponer los distintos artículos y accesorios que se

utilizan en comedores, cocina y dormitorios, actividad que tiene que realizarse cada año

en virtud del uso intensivo de tales bienes (de un catálogo de 114 diferentes artículos).

De esta manera, para el ejercicio 2006, se programó el equipamiento de 1053

albergues (97.4% del total) con una inversión de 32.3 millones de pesos, los cuales se

ejercieron en su totalidad (v. cuadro 5.5).

Las entidades que concentran la mayor parte de la inversión y del número de albergues

en este proyecto son Chiapas, Oaxaca, Puebla y Jalisco, 48.4% del número total de

albergues programados y el 44.12% de la inversión (v. gráfica 5.4). Teniendo la

primacía el estado de Chiapas con el 13.97% de los albergues beneficiados y el 16.26%

de la inversión total. En este proyecto se cumplen adecuadamente las metas

programadas.

En suma, el programa experimentó un avance positivo en la conservación física de los

albergues al programar recursos más allá del mínimo establecido (14%) por las Reglas

de Operación y que alcanzaron una cuarta del presupuesto total del PAEI, al

incrementarse en once puntos porcentuales en el ejercicio 2006.

Cuadro 5.4. PRESUPUESTO EJERCIDO PARA EQUIPAMIENTO POR ENTIDAD FEDERATIVA. 2006 (pesos)

Entidad No. Municipios No. Localidades No. Albergues % Total inversión %

B. C. 1 5 5 0.47 53,104 0.16

Campeche 489,713 1.51

Chiapas 52 147 147 13.97 5,259,997 16.26

Chihuahua 1 105 105 9.98 2,052,508 6.35

Durango 1 19 19 1.80 164,783 0.51

Guerrero 7 100 100 9.50 124,528 0.38

Hidalgo 20 69 69 6.55 2,297,965 7.10

Jalisco 1 14 14 1.33 3,049,366 9.43

México 1 8 8 0.76 592,104 1.83

197

Cuadro 5.4. PRESUPUESTO EJERCIDO PARA EQUIPAMIENTO POR ENTIDAD FEDERATIVA. 2006 (pesos)

Entidad No. Municipios No. Localidades No. Albergues % Total inversión %

Michoacán 2 15 15 1.42 2,805,217 8.67

Nayarit 5 38 38 3.61 1,714,832 5.30

Oaxaca 24 266 266 25.27 4,270,769 13.21

Puebla 11 83 83 7.88 4,741,331 14.67

Querétaro 2 5 5 0.47 181,535 0.56

San Luis Potosí 2 34 34 3.23 548,335 1.70

Sonora 4 15 15 1.42 340,295 1.05

Tabasco 5 11 11 1.04 399,108 1.23

Veracruz 13 81 81 7.69 1,400,000 4.33

Yucatán 16 38 38 3.61 1,860,818 5.75

Total 168 1,053 1,053 100.00 32,346,308 100.00

Fuente: Cierre de ejercicio 2006 PAEI.

Gráfica 5.4. COBERTURA DE ALBERGUES E INVERSIÓN PARA EQUIPAMIENTO POR ENTIDAD FEDERATIVA. 2006

13.9

6%

7.88

%

25.2

6%

1.33

%

1.42

%

6.55

%

9.97

%

3.61

%

3.61

%

7.69

%

0.76

% 3.23

%

0.00

%

1.04

%

1.42

%

0.47

%

1.80

%

9.50

%

0.47

%

16.2

6%

14.6

6%

13.2

0%

9.43

%

8.67

%

7.10

%

6.35

%

5.75

%

5.30

%

4.33

%

1.83

%

1.70

%

1.51

%

1.23

%

1.05

%

0.56

%

0.51

%

0.38

%

0.16

%

0.00%

5.00%

10.00%

15.00%

20.00%

25.00%

30.00%

Chi

apas

Pue

bla

Oax

aca

Jalis

co

Mic

hoac

án

Hid

algo

Chi

huah

ua

Yuc

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Nay

arit

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otos

í

Cam

pech

e

Taba

sco

Son

ora

Que

réta

ro

Dur

ango

Gue

rrero

B.C

.

Fuente: Cierre de ejercicio 2006.PAEI.

198

199

6 ANÁLISIS DE COSTO-BENEFICIO Y COSTOS UNITARIOS

6.1 Costos unitarios

En este tema, el PAEI determina esencialmente su estructura presupuestaria a base de

cuotas por tipo de apoyo a los becarios y a otros componentes operativos, de tal

manera que de antemano quedan definidos los costos unitarios y son modificados

anualmente de acuerdo a los incrementos autorizados, de tal suerte que por el

esquema de cuotas por partida el PAEI determina el 72.2% del presupuesto destinado

al proyecto denominado Albergues Escolares. Se trata de 11 conceptos distribuidos en

apoyos directos a los becarios, a la operación de los albergues y al pago de

compensaciones al personal. Dicho monto es complementado con partidas destinadas

a la conservación de los albergues (mantenimiento, equipamiento y rehabilitación) y por

último, el monto referido propiamente a los gastos de operación del conjunto del

programa.

El comportamiento de dichos conceptos ya se analizó en otro capítulo, por lo que ahora

conviene un análisis desde otro ángulo, que es el de los productos del programa. A

partir de las Reglas de Operación, básicamente de sus objetivos específicos, se

señalan tres productos que contribuyen al cumplimiento del Objetivo General del PAEI.

En cada uno de estos conceptos se han integrado las diferentes partidas a que están

asociadas por su naturaleza de gasto, o bien son un insumo necesario para generar el

producto, de esta manera los grupos quedan integrados como sigue:

Grupo 1, Alimentación: Gasto en alimentación y compensaciones a las ecónomas,

por considerar que este personal está directamente vinculado a la preparación de

los alimentos.

200

Grupo 2, Hospedaje: Higiene y limpieza, Material de limpieza, Material de oficina,

gastos de operación (combustible), compensación a jefes de albergue y el

presupuesto destinado a la conservación de los albergues.

Grupo 3, Apoyos escolares: Material escolar y Material didáctico.

La proporción del presupuesto que absorben cada uno de los productos se describe a

continuación:

Gráfica 6.1. PRODUCTOS DEL PROGRAMA

Fuente: Elaboración propia.

Se puede observar que el producto principal del PAEI es la Alimentación, de cada cinco

pesos invertidos, tres de ellos se destinan a la alimentación. En este rubro la mayor

parte, el 88.8% se invierte en la adquisición de los productos que conforman la canasta

básica de alimentos para los becarios y el resto corresponde a las compensaciones de

las ecónomas.

El Hospedaje ocupa el segundo sitio en importancia por el monto invertido, cuyo gasto

mayor es el de conservación de los albergues, el cual absorbe el 75% del gasto en este

ALBERGUES ESCOLARES100%

ALIMENTACIÓN61.88%

HOSPEDAJE36.16%

APOYOS ESCOLARES 1.96%

61.94%

36.09%

1.97%

201

producto. En este último rubro, es muy importante mencionar que contiene tres

conceptos que deben considerarse como costos de capital y que como tales no son

bienes que se consumen en el ejercicio anual, se trata de la inversión realizada en

mantenimiento, rehabilitación y equipamiento de los albergues que implica una

revalorización de la infraestructura que tiene el efecto de utilizar las instalaciones por un

tiempo indefinido en mejores condiciones de uso. Ello supone que en los próximos años

el programa continuará realizando fuertes inversiones en este concepto, hasta cubrir la

totalidad de albergues que requieren renovarse tanto en sus instalaciones físicas como

en su equipamiento, por tanto, necesariamente seguirá siendo una proporción

significativa del costo del hospedaje a los becarios.

Por lo que respecto a los apoyos escolares, la mayor proporción del gasto se refiere al

denominado Material escolar, se trata de un paquete de útiles escolares (cuadernos,

lápices, bolígrafos, etc.) que reciben los becarios por una sola vez en cada ciclo escolar

y representa el 89.3% del gasto en este producto. Es necesario enfatizar que la

inversión que se le asigna al material escolar es a todas luces insuficiente, ya que los

artículos proporcionados al becario - siendo optimistas – sólo le alcanzan para cubrir un

semestre del año escolar, por lo que sería deseable entregar este paquete escolar dos

veces al año, según se desprende del trabajo de campo realizado en esta evaluación.

Cuadro 6.1. COSTO ANUAL POR BECARIO SEGÚN PRODUCTO, 2006 (pesos)

Producto Monto invertido Número de becarios Costo anual por becario %

Alimentación 317,420,700 59, 943 5,295.37 61.94

Hospedaje 184,939,046 59,943 3,085.25 36.09

Apoyos escolares 10,072,450 59,943 168.03 1.97

Total 512,432,196 59,943 8,548.65 100.00

Fuente: “Base de cálculo 2006 estados.xls” y Cierre del Ejercicio 2006 PAEI. Nota: las cifras anteriores representan las transferencias directas de recursos que son necesarios para ofertar estos productos del programa y no incluyen otros gastos indirectos.

Por lo que respecta a los costos unitarios, en el cuadro anterior (6.1) se establece la

relación de estos montos con el número de becarios que determinan por producto y

globalmente el costo anual por alumno en el ejercicio 2006 (cuadro 6.1).

202

De esta forma, en términos absolutos, el costo anual por alumno para el ejercicio 2006,

bajo este perfil del análisis, asciende a un poco más de ocho mil quinientos pesos,

representando la alimentación la mayor transferencia en beneficio de los becarios.

6.1.1 Costo de la ración alimenticia

En congruencia con su importancia dentro del presupuesto del programa, conviene

determinar el costo real de la ración alimenticia considerando las compensaciones a las

ecónomas, cuya intervención es vital en la preparación diaria de la alimentación para

los becarios.

Cuadro 6.2. COSTO POR RACIÓN ALIMENTICIA. 2006

Concepto Monto autorizado Número de raciones anuales (200x3x59,943) Costo unitario

%

Presupuesto alimentación $281,732,100 35,965,800 $ 7.83 88.78

Compensación ecónomas SEP 10,821,600 35,965,800 0.30 3.40

Compensación ecónomas comunidad 24,867,000 35,965,800 0.69 7.82

Total 317,420,700 35,965,800 $ 8.82 100.00

Fuente: “Base de cálculo 2006 estados.xls” y Cierre del Ejercicio 2006. PAEI.

En el conjunto de albergues escolares del país, en el 2006 se consumieron

aproximadamente casi 36 millones de raciones alimenticias, en cuyo costo la proporción

mayor se refiere al costo de adquisición de las materias primas alimenticias,

absorbiendo casi el 89% del costo total, de otra parte el valor agregado que aportan las

ecónomas a la preparación de los alimentos representa el 11% del costo total, en

términos monetarios, que no de trabajo, las ecónomas de la comunidad representan la

mayor parte con el 7.82%, determinándose así el costo total por ración que es de $8.82.

Con dichas proporciones resultantes, es sorprendente el bajo costo de mano de obra

por ración, es decir, a cada ración alimenticia se agrega un peso por concepto de mano

de obra de las ecónomas. Dicho costo está reflejando por un lado, las muy raquíticas

203

percepciones de este personal, considerando el alto valor que ellas agregan en la

preparación de los alimentos, además de que no exclusivamente se dedican a esta

actividad. Tal circunstancia, inevitable e indubitablemente implica una explotación

intensiva de la mano de obra de las mujeres, y, por otro, el alto significado económico y

social que las ecónomas representan para el Programa.

Aparte de la mano de obra, influyen en el bajo costo de la ración, los convenios que se

tienen con Diconsa y Liconsa, quienes proveen de materias primas a los albergues a

costos competitivos. Intervienen además otras externalidades que no se cuantifican,

como es el hecho de la colaboración de la comunidad en distintas tareas de limpieza,

apoyos en la cocina y recolección de leña (en muchos casos sí se paga), que se utiliza

en la mayoría de los albergues en la preparación de las tortillas “a mano”. Otro caso, es

la participación del Jefe de Albergue en la adquisición de los “frescos” y otras tareas

relacionadas con la gestión de los productos alimenticios.

El indicador económico de la alimentación, sin embargo, por ahora no aporta elementos

contundentes para juzgar su impacto entre los beneficiarios, que habría que indagar en

el estado nutricional de los niños y su salud, además de su influencia en el rendimiento

escolar y eficiencia terminal. En la evaluación 2005, se llevó a cabo un estudio de talla y

peso entre los beneficiarios, cuyos resultados indican que sí hay visos de una influencia

positiva entre los beneficiarios por el tipo de alimentación que reciben, sin embargo, los

resultados definitorios se verán cuando a partir de esta línea de base que se construyó,

se realice nuevamente este análisis.

6.2 Costo beneficio

En esta sección, el costo beneficio se define por la cuantificación del costo en que

incurre el programa para hacer llegar un peso en beneficio directo a los becarios. De

esta forma, intervienen tres componentes del gasto del programa, a saber:

204

1. Gasto de Operación: que representan el costo de los procesos técnicos, de

supervisión, capacitación, evaluación y otros de carácter administrativo.

2. Servicios personales: se refiere al gasto que representa exclusivamente el pago

de compensaciones al personal que opera los albergues, es decir, Ecónomas y

Jefes de Albergue.

3. Apoyos directos a los becarios: son todos los gastos que se realizan en beneficio

directo de los becarios, como son: alimentación, higiene y limpieza y material

escolar.

Cuadro 6.3. ÍNDICE DE COSTO-BENEFICIO 2006

Concepto Monto ejercido ($) Apoyo directo a los becarios ($)

Índice de costo-beneficio ($)

Gasto de operación 19,157,530 302,712,150 0.0632

Servicios personales 54,258,600 302,712,150 0.1792

Total 74,972,687 302,712,150 0.2424

Fuente: “Base de cálculo 2006 estados.xls” y Cierre del Ejercicio 2006. PAEI.

Como se puede apreciar en el cuadro 6.3, el índice de costo beneficio para el ejercicio

2006 es de 24.24 centavos, es decir, por cada peso que el becario recibe en su

beneficio, el programa gasta casi 24 centavos para que ello sea posible. El índice si

bien es alto, encuentra explicación en el bajo monto que reciben los beneficiarios,

porque como ya se analizó, las circunstancias en que opera el programa en cuanto a

personal se refiere, son precarias y por la parte de los becarios, el costo más alto dentro

del presupuesto lo representa la alimentación, que sin embargo, el costo por ración es

apenas suficiente para una dieta de subsistencia de los niños.

Esta conclusión es relevante por cuanto que independientemente del resultado del

índice costo-beneficio, el programa justifica su pertinencia dadas las circunstancias en

que opera y por el objetivo que persigue, que es del más alto interés público.

205

7 ANÁLISIS DE ACTORES

7.1 Los Jefes de Albergue

Todos los niños y niñas tienen derecho a asistir a la escuela y recibir educación de alta calidad.

Para aprender deben estar sanos y bien nutridos, tener amor en su familia, sentirse seguros de si

mismos y jugar mucho24.

El presente análisis forma parte de la evaluación externa al Programa de Albergues

Escolares Indígenas (PAEI) correspondiente al año 2006, y es producto de una

investigación de campo a uno de los principales actores involucrados con los

beneficiarios directos del Programa: los Jefes de Albergue.

Cuadro 7.1. Aplicación de entrevistas a jefes de albergue

Entidad Aplicado % No aplicado % Albergues %

Chiapas 8 12.31 2 3.08 10 15.38

Chihuahua 12 18.46 6 9.23 18 27.69

Guerrero 6 9.23 1 1.54 7 10.77

Hidalgo 9 13.85 0 0.00 9 13.85

Nayarit 3 4.62 0 0.00 3 4.62

Puebla 6 9.23 0 0.00 6 9.23

Veracruz 12 18.46 0 0.00 12 18.46

Total 56 86.15 9 13.85 65 100.00 Fuente: Elaboración propia con base en las entrevistas realizadas en trabajo de

campo. Evaluación Externa PAEI 2006.

24 UNICEF. La edad escolar. IDN (6 a 11 años). Vigía de los derechos de la niñez mexicana. NÚMERO 2

• AÑO 1 • DICIEMBRE DE 2005.

206

Las interpretaciones que se presentan están hechas con base a los datos obtenidos de

una muestra nacional representativa estadísticamente que abarcó 65 albergues, a lo

largo y ancho de la República.

No obstante que la muestra es representativa en términos nacionales, y no regionales,

para efectos prácticos, la información se agrupa, para algunos casos, por regiones:

Norte (Chihuahua y Nayarit), Centro (Hidalgo y Puebla) y Sur (Veracruz, Guerrero y

Chiapas).

Para una mejor comprensión, los datos se presentan agrupados acorde a las temáticas

tratadas en el instrumento aplicado y el orden de presentación no responde a una

jerarquía de importancia.

Temáticas a tratar:

1. ¿Quiénes son los jefes de albergue?

2. ¿Cómo influye la cantidad de recursos y la infraestructura en la vida cotidiana del

albergue?

3. ¿Existe una importancia de la educación en el Albergue?

4. ¿Cómo se incluye la cuestión indígena dentro de los albergues?

5. ¿Qué tanto importa la salud y la nutrición en los AEI?

6. ¿Y después de la escuela, qué se hace en el albergue?

7. ¿Los albergues siguen siendo necesarios hoy?

8. ¿Pueden existir recomendaciones?

207

En el apartado dedicado a los jefes de albergue, se tratan puntos como la formación

académica, el tipo de contratación laboral, y la capacitación recibida, la relación con el

albergue antes de ocupar el puesto, el salario y/o compensación. Además se hace

hincapié en el papel fundamental que representa un jefe de albergue para su

funcionamiento.

En el segundo apartado se da cuenta de la importancia que representa la periodicidad

establecida de recepción de los recursos autorizados a los albergues. Se trata pues, de

una revisión detallada y cuidadosa de la llegada oportuna y suficiente de los recursos

considerados en las Reglas de Operación. Aunado a lo anterior, se da cuenta, a rasgos

generales, de la infraestructura y suministros con los que cuenta el albergue.

En la tercero se mencionan ciertos criterios que permiten dar cuenta si el albergue

cumple con el objetivo principal: “contribuir a que niñas y niños indígenas que habitan

en localidades que no cuentan con servicios de educación, ingresen y concluyan su

educación básica y media superior, con apoyo de los servicios que se otorgan en los

albergues escolares y comunitarios”. De esta manera los criterios a revisar son la

presencia de ayudantías para tareas y para lectura, ausentismo y bajas,

supernumerarios, y la relación oferta-demanda del albergue.

El Programa fue diseñado para beneficio de los estudiantes indígenas, realidad que se

ha mantenido, sin embargo falta cuestionar si los albergues incluyen elementos de la

cultura indígena en su funcionamiento. De ahí que, el capítulo cuarto permite reflexionar

sobre la inclusión de la pertenencia indígena en los requisitos de ingreso, así como

sobre la enseñanza de la escritura y del habla de la lengua materna. Además permite

ver el involucramiento que tiene la comunidad y las autoridades tradicionales para con

el albergue, porque una cosa es su presencia física, y otra su inclusión en la dinámica

comunitaria.

208

Todo ciudadano tiene derecho a la salud, ante la ley. No obstante, en los albergues la

realidad es diferente. Si bien, la nutrición no tiene categoría de ley, sin embargo, sí

existen compromisos internacionales relacionados con la alimentación para que la

población consuma niveles energéticos mínimos en alimentos25 . Es también un asunto

de suma importancia cuando se trata de estudiantes, beneficiados por medio de un

programa gubernamental que se ha planteado entre sus objetivos, dotar de una

alimentación nutritiva a sus destinatarios. De esta realidad da cuenta el capítulo cinco.

En el apartado ¿Qué tanto importa la salud y la nutrición en los AEI? es menester

considerar si se solicitan certificados de salud, si existe un servicio médico que pueda

atender a los niños que lo solicitan, si se realizan supervisiones y visitas médicas al

albergue, si hay registros nutricionales, y si la alimentación es suficiente.

Un albergue no es sinónimo del binomio dormitorio-comedor, donde se guardan y

alimentan niños. Antes bien, es un espacio social, de convivencia, y una escuela para la

vida. En concordancia con esta realidad, el antepenúltimo apartado nos permite darnos

cuenta del aprovechamiento y uso del tiempo en el albergue, de la organización de los

beneficiarios, de las actividades extraescolares, y cuestiones que atañen la convivencia

diaria en cualquier comunidad.

La penúltima parte, es la más importante del análisis por sus repercusiones en cuanto a

las decisiones de política pública se refiere, permite indagar sobre la necesidad y la

pertinencia del PAEI, de acuerdo con los datos obtenidos en las entrevistas y del

trabajo de campo que se realizó. Como todo programa tiene ventajas y vicisitudes, pero

de lo que se trata es de analizar es su pertinencia para las comunidades indígenas.

Ante la presencia de problemas y carencias reinantes en los albergues y unas reglas de

operación generales, el último apartado puntualiza, las posibles medidas a tomar, si se

desea la continuación del Programa y, si además se busca una mejor calidad de esta

política pública.

25 Actualmente está en discusión en las Cámaras si los compromisos internacionales suscritos por México

tienen carácter de Ley o no.

209

En cada uno de estos puntos se incluye la participación de otros actores, las diferencias

regionales, la perspectiva del entrevistado y los efectos para las y los beneficiarios.

7.1.1 ¿Quiénes son los jefes de albergue?

Al hablar de los jefes de albergue se enfatizan dos aspectos fundamentales, para

comprender, tanto su papel en el funcionamiento del albergue, como para evaluar el

bienestar de los beneficiarios durante su estancia en él. El primer aspecto nos remite a

conocer la preparación académica, la formación laboral, y la capacitación que han

recibido exante y expost de ocupar el cargo que tienen asignado. El segundo, lo

comprenden los elementos que permiten vincular el papel estratégico de los jefes de

albergue para su funcionamiento, a través de determinadas aptitudes, tales como:

responsabilidad, iniciativa y compromiso con su trabajo; asimismo el trato y la relación

establecida con los niños y niñas del albergue.

Cabe mencionar en este sentido que al revisar la información de los datos de

identificación de los jefes de albergue resalta la diferenciación por regiones. Mientras en

el norte suelen ser más jóvenes, en el sur tienen edades que superan los 30 años.

Además de que los jefes de albergue del norte tienen una experiencia laboral diversa,

se pueden encontrar ex-militares, fotógrafas, obreros, campesinos, entre otros. Esta

situación representa, una falta de experiencia laboral del trato con niños, lo que limita el

buen funcionamiento de la institución. Lo positivo de los Jefes del norte es su

conocimiento de las necesidades de las familias de los beneficiarios, pues son de las

mismas comunidades y se encuentran prácticamente en los mismos niveles de pobreza

y marginación. Además, resalta el que los del norte que fueron invitados por la CDI

(jefes de albergue comunitarios).

Por otra parte, en el centro-sur la mayor parte tiene una experiencia laboral ligada a la

SEP. De esta manera se encuentran Jefes que realizaron trabajo administrativo, pero

en su mayoría fueron docentes del nivel primaria o secundaria. Al formar parte del

personal de la institución antes mencionada, fueron designados por gestión sindical o

210

por concursos de dicha institución. Este tipo de contratación, además de permitirles

prestaciones laborales, les asegura mejores ingresos y por lo tanto posibilidades de un

mejor nivel de vida.

Por medio de la entrevista, se da a conocer que la CDI publica una convocatoria,

solicitando un encargado, esto se publica sin hacer mención de las capacidades,

habilidades o aptitudes del aspirante. De esta manera, las personas que no están

familiarizadas con estas actividades, lo creen un trabajo de aula u otro espacio laboral.

La mayoría de los jefes de albergue no ha recibido capacitación previa a su ingreso. En

los casos donde la reciben es por iniciativa del CCDI. Así, un jefe de nuevo ingreso se

presenta directamente al albergue con una serie de dudas y sin tener la menor idea de

lo que su trabajo representa para los niños y niñas que estarán a su cargo, como

tampoco tiene idea de las implicaciones de su desempeño para la mejora del albergue.

En la región norte del país se proporciona capacitación antes de ocupar el cargo de jefe

de albergue, mientras que en el resto del país es aleatorio. Esta práctica diferenciada

entre el norte y resto del país no es justificable, pero tampoco es indispensable para

casos específicos, puesto que la mayor parte de los directores de la región del centro y

del sur han sido personal de la SEP, desempeñándose en alguna parte de su vida

como docentes de primaria o secundaria y presentan, además, estudios en pedagogía,

se formaron en escuelas normales o tienen experiencia como docentes de CONAFE.

La región del norte sí es motivo de preocupación pues los directores tienen un nivel de

escolaridad básico o medio superior, sin experiencia en el ámbito de la docencia o del

trato con menores. Además su experiencia laboral es muy diversa, como ya se

mencionó. El hecho de que su formación sea diferente a lo que se espera para un

personal encargado del albergue es preocupante no sólo en cuanto a su

desconocimiento de un trato adecuado, sino sobre todo a la autoridad que representan

frente al papel de las ecónomas, personal con edad adulta y con vasta experiencia en el

albergue.

211

Sin requisitos de una formación pedagógica, sin conocimiento de sus tareas y sin

capacitación previa no les ha quedado más que “aprender, ejerciendo el oficio. En

algunos casos se han dado capacitaciones posteriores, pero se limitan al campo

administrativo, tales como, llenar formatos de solicitud de recursos, formatos

presentados con la autoridad municipal y la distribución y monto para cada necesidad.

En cuanto a los salarios de los jefes de la albergue son raquíticos, si se toma en cuenta

que no sólo de él depende su familia, sino que hacen uso de sus salarios y

compensaciones para beneficio del albergue y de los albergados cuando se requiere:

por ejemplo los gastos en viáticos utilizados tan comúnmente para asistir a reuniones al

CCDI, para surtirse de víveres o cuando se lleva a un niño al médico no se incluye el

monto dentro de algún rubro de gastos.

En cuanto al papel que juegan los jefes del albergue en el funcionamiento del mismo,

de manera directa se pueden catalogar a éstos como “los padres funcionales”, pero

también como maestros, misioneros y padrinos. La importancia del papel que

desempeñan está determinada por la iniciativa para emprender proyectos, su habilidad

para establecer relaciones con otras instituciones que puedan ayudar de alguna u otra

manera al funcionamiento del albergue, su capacidad para exigir mejoras y recursos y

su personalidad para obtener el reconocimiento y cariño de los albergados.

En este último sentido, los jefes fungen el papel de padre, sobre todo porque los

beneficiarios están durante toda la semana en las instalaciones. Pero no solo es por su

presencia sino porque en la mayoría de los casos motivan a los niños a seguir

estudiando, están pendientes de su alimentación y hacen todo lo posible para que se

conviva en un ambiente de armonía.

En la región del centro, los jefes de albergue que eran docentes de la SEP,

voluntariamente pidieron ser jefes de albergue y no fue producto de una imposición de

sus superiores. Cabe mencionar que la alta rotación de los jefes dificulta el que se

212

presenten casos de abusos de manejo de recursos, o el de abusos a los beneficiarios.

A pesar de los beneficios que aporta la rotación en sí, ésta no puede ser una medida

eficaz que asegure el buen funcionamiento del albergue, sobre todo porque hay

muchas experiencias en las regiones centro y sur del país, donde los jefes de albergue,

que tienen más de 5 años en el puesto, han logrado desarrollar iniciativas, como el

rescate de elementos de su identidad étnica o la implementación de proyectos

productivos; mecanismos para la obtención de recursos financieros o muebles;

prestación de servicios, como médicos; entre otros.

Debido a que los precarios recursos son destinados para cada necesidad prevista y;

conociendo las necesidades de las familias en el centro del país, los jefes de albergue

han buscado relaciones con la SEP para que les subsidie servicios como la energía

eléctrica, o para que proporcione autobuses para salir a viajes de entretenimiento o

escolares; en algunos casos se ha buscado la relación con instituciones universitarias

que puedan dar servicio de revisiones médicas o bucales; o bien con personas de la

región que cuentan con suficientes recursos para ser padrinos, que puedan donar ropa,

útiles escolares o víveres. Cabe hacer mención de que en ningún albergue se han

establecido relaciones de ayuda con instituciones religiosas.

En el caso del suministro de víveres, que en la mayor parte de los albergues presenta

más de una semana al mes de retraso, los Jefes tienen que pedir los productos fiados

con proveedores conocidos pero que se los venden a un precio muy elevado, o tienden

a endeudarse con las personas de la comunidad. Esto es uno de los factores que

provoca que, los Jefes nombrados por la comunidad o contratados por la CDI, cuando

encuentran la oportunidad de encontrar un trabajo mejor remunerado y sin tantas

obligaciones abandonen su cargo.

Otro punto a considerar es la multitud de obligaciones que presentan en su trabajo.

Aunque reconocen que esta situación está disminuyendo debido a que muchas de sus

responsabilidades se están transfiriendo al Comité de Padres de familia, lo que significa

213

mejoras para algunos de ellos; sin embargo siguen cubriendo funciones extras a las de

su cargo.

Por lo general el Comité de Padres realiza actividades que tienen que ver directamente

con la planeación del mantenimiento del albergue, la compra de carnes y frescos, la

organización del trabajo diario, la promoción del albergue, y en algunos casos el manejo

de los recursos financieros. Pero esta situación no se da de igual manera en todos los

albergues, pues en la región sur del país los comités de padres de familia no

consideran que su participación influya en el buen funcionamiento del albergue. En

estos casos los jefes tienen que hacerse cargo de estas tareas y otras actividades

relacionadas con el mejoramiento del albergue.

A pesar de que la rotación en este puesto es muy alta, a diferencia de lo que ocurre con

las ecónomas y, a veces, con salarios iguales o inferiores a éstas, son los que asumen

una extensa carga de tareas que realizar y una responsabilidad fundamental en el

manejo financiero y en la representación del albergue ante las instituciones, la

comunidad y los padres de familia.

En cuanto al aspecto de desarrollo personal, los jefes que llegaron por parte de la CDI

reconocen que su autoestima creció mucho, por la capacidad que tienen que desarrollar

para enfrentar el reto de trabajar con niños. Lo anterior no es fortuito sino relevante para

comprender que el puesto ha fomentado la continuación de estudios y sus deseos para

tomar cursos diversos en pro de un bienestar para el albergue.

7.1.2 ¿Cómo influye la cantidad de recursos y la infraestructura en la vida cotidiana del albergue?

La entrada de los recursos tienen una periodicidad establecida, sin embargo en la

realidad difiere mucho; a excepción del apoyo para material de oficina, todos los

recursos llegan con un retraso variable. En este apartado, los elementos a valorar son:

la oportunidad y la suficiencia de los apoyos.

214

El material de higiene y limpieza sólo le llega a la mitad de los albergues cada mes

dentro del periodo establecido, mientras que a la otra mitad llega con un retraso de

hasta dos meses. El hecho de que este recurso llegue o no a tiempo determinará la

asistencia de niños, pues por un lado en el albergue no pueden asearse y tampoco hay

recursos que permitan comprar material y suministros como: detergentes para trastes y

ropa, jabones para bañarse, etc.

En algunos casos, las autoridades escolares se quejaron de la suciedad de los niños;

por lo cual se retomó la información y se consultó la versión de las y los Jefes; en uno

de los casos una jefa comenta que apenas tenían una semana de recibir el recurso

asignado al comienzo del ciclo escolar (la segunda quincena de agosto, en tanto que la

entrevista se aplicó la segunda quincena de noviembre).

La situación de lo que pasa con el material de higiene y limpieza se asemeja con el

resto de los apoyos: En la mitad de los albergues llegan durante el período establecido

pero con retraso y en otros albergues simplemente no llega, como el material didáctico

o el de oficina.

La falta del material de oficina no afecta directamente a los niños, pero sí la economía

de sus padres y de los jefes de albergue, pues tienen que hacer cooperaciones para

realizar estas compras.

El recurso para víveres, fundamental para asegurar la alimentación y

consecuentemente la educación, depende principalmente del CCDI; en el 80% de los

albergues llega cada mes, específicamente la dotación correspondiente a frescos; pero

en el 20% llega cada dos meses. Esta tardanza ha ocasionado, como se menciona en

el apartado anterior que, los jefes del albergue o el comité tengan que poner parte de

sus recursos o pedir “fiado” a los proveedores.

215

En lo que se refiere a la compensación de jefes de albergue y ecónomas, así como a la

dotación de gastos de operación existe una correspondencia entre el periodo

establecido y el período real en que se suministran.

Dentro del recurso de víveres, existe una dinámica diferente para frescos, abarrotes y

complementarios. En cuanto a los abarrotes, no existe una relación directa entre las

necesidades del albergue y los productos que llevan los proveedores, que

generalmente es Diconsa. En la mayoría de los albergues los productos que se surten

no son los solicitados, están caducados o con una vigencia breve de semanas o incluso

días. Normalmente los CCDI les exigen a los jefes de albergue que hagan una lista de

productos a solicitar, pero como no se cumplen, ellos simplemente ya no la hacen, y

dicen “que siempre es lo mismo”. Ante esto, muchos Jefes han hablado con sus CCDI,

pero éstos no toman acción alguna al respecto. Lo que recomiendan es que se les dé la

oportunidad de seleccionar a los proveedores acorde a sus necesidades y a las

ventajas que estos ofrecen.

Lo prioritario no es la llegada, ni el retraso de los recursos, sino la insuficiencia, pues

tanto los jefes, ecónomas y comités de padres de familia reconocen que no logran

cubrir todas las necesidades que se presentan. En general, las condiciones de vida son

precarias, instalaciones descuidadas, dormitorios con camas de hace 30 años, cobijas y

sábanas de hace 5 años, carencia de agua potable, falta de gas. La insuficiencia de

estos recursos provoca, en algunas regiones y en algunos albergues que, las y los

niños se bañen con agua fría, una o dos veces por semana o simplemente que no se

bañen durante su estancia en el albergue.

Uno de los factores que influyen en la oportuna llegada de la dotación es la relación

entre la CCDI y los Jefes. Afortunadamente, esta falta de relación no es una constante

en todos los albergues. En los casos donde está presente esta situación, los Jefes

recomiendan que personal de la CDI haga visitas más frecuentes, para conocer las

necesidades y platiquen con los niños, pues “parece como si tomaran decisiones sin

saber la forma de vida de los beneficiarios”.

216

A pesar del reducido número de albergues visitados, se encuentra que, existe una

correspondencia entre las visitas hechas por parte de la CDI y la periodicidad y el apoyo

constante a los albergues. Así, donde los encargados del Programa de la CCDI hacen

visitas continuas o se hacen reuniones periódicas, los recursos llegan de manera

puntual, y en los que la relación entre el coordinador y el jefe es meramente burocrática,

no existe la mínima preocupación de la llegada de los recursos o son insuficientes.

Puede apreciarse, de manera general, que todos los apoyos presentan un retraso de al

menos una semana y concretamente los recursos que tienen que ver con los

beneficiarios de manera directa son los que presentan aun mayor retraso, en

comparación a otros, como las compensaciones.

Ante la insuficiencia de los apoyos recibidos, en algunos albergues se les ha solicitado

a los padres como condición de ingreso de sus hijos, cuotas para complementar los

gastos de operación, o se le solicitan cierta cantidad de leña periódicamente. Las

cuotas van desde $40.00 a $100.00 anuales, que se destinan especialmente al

suministro de gas y/o agua, dependiendo de las necesidades de cada región. Lo

imprescindible de la entrada de estos recursos es tan importante que, al preguntar a los

Jefes de albergue sobre los requisitos de ingreso, afirmaron la exigencia de cuotas a los

padres. Sin embargo esta realidad no está contemplada en las Reglas de Operación,

además de alejarse de la idea de no otorgar un ingreso condicionado y de la

oportunidad de acceso de todos los infantes indígenas de la comunidad.

Las instalaciones es un asunto que va de la mano con los recursos, porque sin estos

últimos no se puede lograr ni el mejoramiento ni la optimización de los primeros. Es

necesario mencionar que para la realización de cualquier obra se cuenta con el apoyo

de la comunidad o de los padres de familia, siempre y cuando se solicite, y este apoyo

se limita a la mano de obra.

217

Todos concuerdan sobre la necesidad de espacios de entretenimiento y deporte; sin

embargo estos no existen; aun así los niños adecuan el espacio físico a sus

necesidades de juego o de descanso. Por ejemplo, en los albergues donde se atiende a

jóvenes de educación media superior no basta el espacio del comedor adecuado por

las tardes como biblioteca y lugar de estudio, sino una sala de computadoras y de

estudio. Pues, el comedor también es el lugar de socialización de todos los

beneficiarios, donde se atiende a los padres de familia, donde se hacen las reuniones y

donde transitan todo el tiempo las ecónomas.

Esta carencia de infraestructura básica para asegurar un nivel de vida digno para

cualquier niño, desdice la cuarta Regla de Operación, que sostiene que una de las

finalidades del Programa consiste en: “Mantener en condiciones de operación los

bienes muebles e inmuebles que permitan brindar hospedaje digno a los beneficiarios”.

7.1.3 ¿Existe una importancia de la educación en el albergue?

“Contribuir a que niñas y niños indígenas que habitan en localidades que no cuentan con servicios de educación, ingresen y concluyan

su educación básica y media superior, con apoyo de los servicios que se otorgan en

los albergues escolares y comunitarios.” (Objetivo General de las Reglas de Operación de PAEI.)

La relación institucional de los albergues, en su mayoría, con las autoridades escolares

y municipales es mínima, limitándose con la escuela en el envío de niños, y con el

municipio, en el mejor de los casos, al ámbito administrativo, es decir a la firma de

documentos.

La relación entre escuela y jefe de albergue no existe en la buena parte de los

albergues, aunque, paradójicamente, los directores de ambas instituciones sean

colegas o incluso amigos. Esta ausencia de relación institucional se debe, por un lado,

a que los asuntos de la escuela se tratan directamente con los padres de familia, y por

el otro porque tanto los albergues como las escuelas se han mostrado indiferentes ante

218

procesos educativos que pueden compartir o complementar. Esto no obsta para que, al

finalizar el curso los niños y las niñas deben mostrar la boleta de calificaciones para

permitir su reingreso al albergue, ya que en caso contrario pierden su oportunidad de

continuar como beneficiarios.

Dentro de este contexto de ausencia o baja vinculación y de relaciones institucionales

entre Escuela y Albergue, trataremos de profundizar en la relación oferta-demanda

educativa a partir de la información recabada en campo y; por el otro, las prácticas

educativas observadas en el albergue.

Los requisitos de ingreso son variados acorde a la región y estado, ya que la selección

de los beneficiarios depende de los criterios del jefe del albergue, las ecónomas, el

comité de padres de familia e incluso en algunas ocasiones de las asambleas

comunitarias.

El Programa sólo hace mención que los beneficiarios deben ser indígenas (bajo el

criterio de autoadscripción), y omite la presencia de la demanda creciente de niños

mestizos con los mismos niveles de pobreza y marginalidad que los indígenas, también

los casos de niños huérfanos, hijos de padres migrantes, y de hijos de padres solteros.

Tal omisión, sin embargo, sólo se observa al revisar la normatividad del Programa,

porque en la práctica no son pocos los albergues donde toda su población son niños

mestizos pobres, particularmente aquellos más cercanos al centro del país: estado de

México, algunos de Puebla, de Veracruz, incluso Chiapas, aunque también

encontramos albergues donde acuden niños de comunidades netamente indígenas que

sin embargo no hablan lengua indígena ni se reconocen como tales, donde lo más

manifiesto es un fenómeno de pérdida de la identidad indígena en general y de la

lengua en particular.

Lo anterior nos muestra una falta de correspondencia entre las Reglas de Operación y

la realidad operante en los albergues, que es más evidente durante el proceso de

ingreso de las y los beneficiarios. En realidad lo que tiene más relevancia para el

219

ingreso es la entrega de documentos personales ofíciales como acta de nacimiento,

CURP y/o boleta de calificaciones, y la pertenencia a un hogar de bajos recursos. Se

solicita la boleta de calificaciones, como requisito para ingresar y tener conocimiento del

grado académico al que el beneficiario solicite ingresar.

Cabe mencionar que la lengua o pertenencia a un grupo indígena tampoco es una

condición para determinar el ingreso de ningún niño. De tal manera que, la Encuesta

nacional realizada a los beneficiarios en el curso de nuestra investigación, en

noviembre del 2006, proyecta los siguientes datos, respecto a los hablantes de lengua

indígena.

Cuadro 7.2. BENEFICIARIOS HABLANTES DE UNA LENGUA INDÍGENA (HLI)

Concepto Frecuencia % Casos válidos % Totales

Sí 680 66.02 63.26

No 350 33.98 32.56

Hablantes de lengua de Indígena

Subtotal 1,030 100.0 95.81

No especificado 45 4.19

Total 1,075 100

Fuente: Cuadro hecho a partir de la encuesta nacional, aplicada a los beneficiarios, en el marco de la Evaluación Externa al PAEI, correspondiente al año 2006.

En la mayoría de los albergues no se realiza evaluación alguna al ingreso de los

beneficiarios, independientemente de que la oferta de lugares supere o no el número de

demandantes. El grado de conocimientos de cada beneficiario no es relevante en el sur

del país mientras que en el norte, sobre todo en Chihuahua, existe la práctica de

evaluaciones académicas, aunque la oferta supera a la demanda, y no es porque el

albergue ya no se necesite, sino porque los grupos culturales que se atienden tienen

patrones de asentamiento humano muy dispersos, además de que los niños tienen que

recorrer distancias muy largas. En este sentido, se puede concluir que las evaluaciones

no son un medio idóneo para determinar el ingreso de los solicitantes.

220

Existe una mayor demanda en la región centro-sur del país, especialmente en Veracruz

y Guerrero. En esta región el número de rechazados va de 10 a 20 niños. El hecho de

que en la región norte no exista una demanda muy marcada, no es sinónimo de la falta

de importancia de los albergues, y obedece a pautas culturales propias de los grupos

indígenas que habitan esa zona (como es el caso de los raramuris o tarahumaras), a

una falta de escuelas de nivel medio superior o superior para seguir estudiando, o aun,

la falta de interés de las familias y de los beneficiarios.

Independientemente de que no existen las condiciones oportunas para asegurar un

número de beneficiarios determinado en los albergues, existe una situación legal en

nuestra República. Todos tienen derecho a la educación, siendo la educación básica

obligatoria. Además, la educación es uno de los principales medios, asegurados teórica

y analíticamente, que interviene en el desarrollo de cualquier nación.

Ante los rumores de un posible cierre del Programa, los entrevistados en común

acuerdo con la comunidad han solicitado que también se abran las puertas a los

jóvenes de secundaria y / o bachillerato. Porque como todos los actores entrevistados

reconocen que “escuelas primarias ya hay en todos lados”, y especialmente en las

comunidades a pie de carretera o de un centro regional. Esta solicitud es mucho más

marcada en los albergues con menor demanda o con lugares disponibles, donde nos

dicen: “Lo que se necesita ahora es apoyar la permanencia en secundaria y en

bachillerato”.

El problema que esto ocasiona es que hay albergues donde encontramos beneficiarios

de tres niveles escolares, lo que ha despertado inquietudes en los profesores de

preescolar, porque conviven personas de muy distinta edad, con deseos y

comportamientos distintos, poniendo en riesgo a las niñas y niños más pequeños.

Reconocen que es necesario la presencia de maestros de CONAFE, ya que en la

mayor parte de los albergues lo que se atiende es a niños de primaria. Pero para los

niveles de secundaria o bachillerato los instructores de CONAFE ya no cumplen su

221

función adecuadamente, pues los jóvenes beneficiarios en la mayor parte de las

ocasiones tienen el mismo o mayor grado de conocimiento que un instructor.

7.1.4 ¿Cómo se incluye la cuestión indígena y / o comunitaria dentro del albergue?

El PAEI es uno de los pocos programas de apoyo a la educación que han sido

destinados a la población indígena y/o rural. Pues bien, los albergues no sólo atienden

a parte de esta población, sino también están situados en comunidades, en su mayoría,

indígenas.

El cuadro siguiente expresa la pertenencia indígena de los beneficiarios considerando

para ello tanto si son HLI como si al menos sus padres lo son. De cada 10 niños se

encuentran 8 que cumplen alguna de las dos condiciones al menos. Pero si se toma en

cuenta que la pertenencia indígena no sólo se limita al habla de la lengua, sino que

comprende otros aspectos, se puede afirmar verazmente que la gran mayoría son

indígenas.

Cuadro 7.3. DISTRIBUCIÓN DE LOS BENEFICIARIOS POR CALIDAD DE HLI, ACORDE A LA CONDICIÓN DE HLI DE SUS PADRES

Concepto HLI No. HLI No Sabe Total casos

válidos

% Respecto al total de

casos válidos

Casos Perdidos Total

HLI 552 0 0 552 63.45 128 680No HLI 146 171 1 318 36.55 32 350Total casos válidos 698 171 1 870 100 160 1,030

Lengua indígena

del beneficiario

% Respecto al total de casos válidos

80.23 19.66 0.11 100

No especificado 0 0 0 0 45 45Total 698 171 1 870 205 1,075

Fuente: Cuadro hecho a partir de la encuesta nacional, aplicada a los beneficiarios, en el marco de la Evaluación Externa al PAEI, correspondiente al año 2006.

Tomando como referencia el dato real, todos las y los beneficiarios son indígenas,

cualquiera que desconociera la operación del Programa, lo primero que hace es dar por

222

sentado que también es un albergue indígena, no sólo por los que viven en él, sino

porque están inmersos en comunidades o regiones indígenas.

No obstante, lo que se refleja en los AEI son dos lógicas: la lógica comunitaria y la

lógica institucional. Entender esta situación de dualidad puede ser un medio para una

mejor comprensión de la realidad de los mismos. Por un lado, la presencia de un

albergue supone reglas de operación, relaciones institucionales, dietas alimenticias

recomendadas, reglas de convivencia, entre otros aspectos que responden al

funcionamiento del Programa. Y, por otro lado, se atienden a niñas y niños indígenas

con una forma de vida diferente a la mestiza, con pautas culturales, alimenticias y de

valores muy arraigadas, insertos en comunidades con costumbres y tradiciones

ancestrales.

No se trata de que los AEI readecuen sus Reglas de Operación internas y del Programa

acorde a la lógica comunitaria, pero sí que se respete, la cultura de los beneficiarios,

como la lengua, las fiestas o los juegos a los que están acostumbrados. Pero más que

un respeto lo que falta es que se fomente el habla de la lengua indígena, los juegos

tradicionales, la literatura y las festividades comunitarias, esto es que el funcionamiento

de los albergues refuerce la cultura comunitaria y regional.

El albergue a pesar de no pedir como requisito de aceptación la lengua indígena,

mantiene la lógica de cooperación de trabajo con los padres para que esta persista y en

algunos casos el albergue llega a ser de suma importancia para las comunidades sede,

porque les da un estatus de prestigio frente a otras comunidades.

Por otra parte, y en la mayoría de los casos, el albergue está desconectado de la lógica

comunitaria, y la relación se establece principalmente con las autoridades civiles para

cuestiones administrativas o de permiso, pero no para la planeación de las actividades

o los puntos de encuentro. En otros, el albergue es una institución más de la comunidad

y por tanto participa de manera directa con la población.

223

No son nada cuestionables los cambios de patrones alimenticios, pues lo que está de

por medio es la buena nutrición de los beneficiarios, pero existen diversas maneras de

lograr una participación recíproca tanto de las personas de la comunidad hacia el

albergue, como de los niños y el personal del albergue hacia la comunidad; por

ejemplo, personas de la comunidad que enseñen la lengua en el albergue, la

producción de técnicas artesanales indígenas, etc.; por el otro lado, los niños del

albergue pueden colaborar en las actividades del pueblo, la infraestructura del albergue

se puede prestar para reuniones comunitarias, o para tomar cursos de capacitación

laboral o de otro tipo.

Como consecuencia, de la falta de involucramiento del albergue en la lógica

comunitaria, en algunos casos, el albergue es violentado por la población de la

comunidad. Esto no nada más es un índice de rechazo, sino que es una señal de alerta

en pro de la seguridad de los beneficiarios que en él habitan, que en el mayor de la

casos son de comunidades sedes o aledañas.

7.1.5 ¿Cuál es la importancia de la salud y la nutrición en los AEI?

La solicitud del certificado médico no es requisito de ingreso, sólo se toma en cuenta en

el 18.5% de los casos válidos. Además no es propiamente un certificado que informe

del tipo de enfermedades que han tenido, y medidas que hay que adoptar para

prevenirlas, sino que en ocasiones se reduce a la presentación de la cartilla de

vacunación.

Esta falta de control de la información médica de los beneficiarios da una impresión de

la falta de atención que se le tiene a la salud de los niños y de las niñas. Si continuamos

indagando en las revisiones médicas que se realizan periódicamente nos damos cuenta

que son muy esporádicas, y; suelen pasar hasta dos meses sin recibir visitas de

médicos, enfermeras o en su defecto pasantes.

La falta de solicitud de un certificado, la carencia de vistas médicas, aunado a la falta de

conocimiento médico de los jefes y las ecónomas coloca a los beneficiarios en estado

224

de vulnerabilidad frente a enfermedades infecciosas o epidémicas, como la varicela, el

sarampión, la viruela, que son muy comunes en los albergues, acorde a los testimonios

de los jefes.

Los albergues que se encuentran situados en comunidades mas grandes tienen una

clínica de salud comunitaria, la cual presta sus servicios durante la semana a los niños

que lo requieren, pero para esto se tienen que ajustar a los horarios del médico.

Además los servicios prestados no son los adecuados.

Por otra parte, la nutrición tampoco es condición real existente, puesto que no hay una

dieta alimenticia que se implemente al pie de la letra, y la revisión nutricional se reduce

–en el mejor de los casos- a la toma de talla y peso sin hacer los cálculos requeridos

para determinar el estado del menor.

En cuanto a la dieta alimenticia, podemos encontrar en el comedor un cartel enmarcado

donde se indican los grupos de alimentos que debe tener una comida, sin embargo la

realidad dista mucho de lo que informa dicho cartel.

Otro problema, aunado a lo anterior es el siguiente: Los cursos de nutrición que brinda

la CDI están muy alejados de las posibilidades con las que cuentan los albergues, por

ejemplo, piden que los menores consuman licuado de fresas y el presupuesto que se

otorga es tan limitado que alcanza para comprar mandarinas o plátanos. De hecho en

algunos CCDI se elaboran folletos del buen comer que son entregados a los albergues.

Nuestros entrevistados piden que los cursos tomen en cuenta los productos alimenticios

con los que cuenta el albergue. De esta manera el menú se hace entre las ecónomas,

el o la directora del albergue y el comité de padres de familia. Y se hace partiendo de

los productos con los que se cuenta o con los productos que se van a comprar de

acuerdo al presupuesto.

225

El personal del albergue así como el comité de padres de familia y los niños consideran

que la comida es nutritiva y suficiente, pero esta respuesta depende de la comparación

con la comida que ingieren en sus hogares, a falta de conocimiento de una buena dieta

alimenticia.

En cuanto a la toma de talla y peso, esta tarea la lleva a cabo el mismo personal del

albergue. Son pocos los jefes de albergue que pueden hacer los cálculos, y otros toman

las medidas porque son solicitados por la CCDI quienes nunca regresan los resultados

y por tanto no se enteran del estado nutricional de los niños.

En la mayoría de los albergues simplemente se toman las medidas y se guardan, es

decir bajo ninguna modalidad se da seguimiento de los resultados obtenidos de la

revisión nutricional, si es que se calcula el estado nutricional.

Por otra parte, los productos de higiene y limpieza, pese a su calidad de indispensables

que tienen, no han sido suficientes. Hace falta pasta y cepillos dentales, toallas para

baño, papel sanitario, toallas sanitarias femeninas, etc. En la encuesta aplicada a los

beneficiarios dos terceras partes manifestaron que el jabón de baño se entrega cada

vez que se acaba, la mitad de ellos reconoció que son dotados de pasta de dientes, y

de papel sanitario también cada que se acaba; sin embargo no todos los consumibles

llegan a todos los albergues, o no son entregados a las y los niños, por ejemplo, el 31%

y el 23% reconocen que nunca les han asignado papel sanitario y cepillo de dientes,

respectivamente, el 46% manifestó no haber recibido toalla de baño.

Para finalizar este apartado, se reconoce, por medio de la entrevista que

lamentablemente, las relaciones interinstitucionales para atender la salud de los niños

requieren replantearse y buscar acuerdos más puntuales de atención para que la hagan

efectiva.

226

7.1.6 ¿Y después de la escuela, qué se hace en el albergue?

Entre los 6 y los 11 años, jugar es tan importante como estudiar. Dado que los juegos tienen reglas, estimulan que los niños y niñas aprendan a organizarse y

autocontrolarse, y a que descubran la importancia de las normas sociales y la justicia.

Los juegos exigen movimiento y rapidez de reacción, de modo que desarrollan la motricidad, los reflejos y la inteligencia.

Muchos juegos implican interactuar, de modo que ejercitan la amistad y forman capacidades de liderazgo, creatividad y cooperación26.

El albergue es un espacio social, y como tal en él se llevan a cabo un sinnúmero de

actividades, algunas poseen un carácter necesario y vital para la vida, como el comer y

el dormir pero; también hay actividades que no pueden caracterizarse del mismo modo.

Hay unas que llevan en sí una calidad de formación humana, otras de aprendizaje

académico, y también las hay aquellas que sólo se realizan para hacer que el tiempo

transcurra.

Con el trabajo de campo y gracias a las entrevistas a profundidad aplicadas a los jefes

de albergue se observa que los albergues escolares indígenas cumplen la función para

lo cual fueron creados. Sin embargo existen pormenores, que al ser analizados se

vuelven asuntos esenciales de discusión. En primer lugar se debe dejar en claro que no

se trata de dotarlos únicamente de comida y hospedaje, sino de un espacio

complementario de una educación para la vida. Por lo tanto no se concibe como un

espacio de desarrollo de actividades, a nivel general.

Al hablar del albergue como un espacio y un medio de la educación para la vida no se

parte de colocar el albergue como sinónimo de educación escolarizada, sino de un

espacio formativo donde se fomenten y se practiquen valores positivos de los grupos

culturales e indígenas a los cuales pertenecen, que se fomente la lógica de derechos y

26 UNICEF. La edad escolar. IDN (6 a 11 años). Vigía de los derechos de la niñez mexicana. NÚMERO 2,

año 1, diciembre de 2005.

227

responsabilidades, de participación democrática, de espíritu creativo y de

aprovechamiento del tiempo libre.

En los albergues faltan actividades extraescolares que acompañen el proceso de

aprendizaje de los niños y las niñas. En la mayoría de los albergues visitados estas

actividades se reducen al ámbito escolar: realización y revisión de tareas; pero no

existen talleres de lectura, talleres artísticos, talleres productivos, deportes, etc.

La misma situación se presenta con las actividades culturales, donde el personal

considera que existen, pero estas no son más que los ensayos de los bailables para las

fechas conmemorativas nacionales. En algunos albergues del centro del país, donde la

lengua materna se ha ido perdiendo paulatinamente, los encargados han asumido

como tarea el reforzamiento de la identidad indígena y han encaminado sus acciones, a

rescatar la lengua, escritura, danza, poesía y música de la cultura indígena. Estás

acciones sumamente valiosas han sido por iniciativa de ellos mismos. No reciben pago

extra como tampoco les pagan los cursos que toman.

En la mayoría de los albergues se cuenta con instructores de CONAFE, pero el papel

de estos se limita a la explicación de temas escolares, y no reparan en otro tipo de

actividades ligadas a la educación, aunque depende propiamente del albergue, y la

relación que tiene con el mismo. En algunos casos, en Veracruz sobre todo, sustituye al

jefe de albergue en funciones, cuando se ausenta, o son los encargados de organizar

las actividades productivas.

Si bien, estas actividades no son indispensables para un niño que vive en familia, si lo

es para alguien que convive con un grupo y tiempo suficiente que puede ser

aprovechado. Esta situación es reconocida tanto por los beneficiarios como por el

personal que trabaja en los AEI. En algunos el ocio se sustituye con la presencia de la

televisión o películas comerciales. El problema de este hecho no es dañino en sí

mismo, siempre y cuando se contara con personal capacitado que cuidase el tipo de

programas que los niños suelen ver.

228

En otros, existe presencia de una organización vandálica por parte de los niños que,

aunque sea de bajo nivel, no deja de inquietar a las autoridades municipales. En otros,

los menos, los niños prefieren escaparse del albergue, los que viajan diario a sus

casas ubicadas en otras localidades.

Es ostensible la falta de opciones extraescolares organizadas, a lo que se suma que no

llega recurso de ningún tipo para desarrollar estas actividades.

En lo que respecta a la organización interna baste decir que en el 83% de los albergues

existe un reglamento, la mayoría de las veces recomendado por el CCDI, y en el mejor

de los casos elaborado por los padres de familia, o aún mejor, por los niños y el

personal que labora.

Los niños de los albergues están organizados por comisiones, principalmente para

aseo, aunque depende de la historia de cada albergue, porque en algunos hay

comisiones para servir la comida, suministro de agua o de leña. Hay casos también

donde las comisiones responden únicamente a la función de organizar el orden y la

disciplina, en algunos se da la libertad de elegir en que comisiones participar, lo cual es

positivo para el desarrollo de los menores.

Sin embargo las actividades que se llevan a cabo en el albergue son desconocidas por

la población de la comunidad, excepto si hay familias que han tenido o tienen niños ahí.

En resumen, el hecho de que las actividades se realicen en los albergues, no sólo es

cuestión de aprovechamiento o valoración del tiempo; responde también, en gran

medida, a la carencia de espacios físicos y a la falta de apoyo del personal a cargo para

innovar estrategias o actividades.

229

7.1.7 ¿Los albergues escolares, siguen siendo necesarios hoy?

Esta pregunta es la más compleja de responder, pues es sinónimo de una extensa

recapitulación de los factores y actores involucrados en el Programa: directivos del

CCDI, personal del albergue, autoridades comunitarias y escolares, beneficiarios. Ante

la incapacidad de poder dar respuesta de manera puntual, este apartado pone ciertos

puntos a discusión.

La Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos reconoce de manera puntual,

en el 3er artículo constitucional que, “Todo individuo tiene derecho a recibir educación”,

y si además se reconoce que las tasas de analfabetismo se concentran, principalmente

en la población indígena en edad escolar, aunado a los niveles de pobreza y

marginación social donde se ubican, el albergue, hasta ahora es uno de los pocos

medios que asegura que no nada más se cumpla con este artículo, sino que asegura un

desarrollo equitativo para nuestro país.

Fuera de la retórica, en muchos albergues, sobretodo en las regiones centro-sur del

país, no sólo está vigente la proporción de 10% de beneficiarios por comunidad sede,

sino que ahora se limitan a estos niños, aún considerando que, en la mayoría de los

casos son población indígena y /o de bajos recursos.

Uno de estos casos, se presenta en Amatlicha, Guerrero, donde no sólo se exige la

reducción de la matrícula de 10%, a pesar de que los niños de la comunidad comparten

los mismos niveles de pobreza y marginación. Para mejor testimonio de esta situación,

se muestra un fragmento de la entrevista realizada a su jefa de albergue.

“(…) Dice el doctor que…más becas no nos van a dar. Al contrario le quitaron

becas a este albergue. Antes eran 50, antes de que yo llegara eran 50, y le

quitaron 5 becas. Ellos decían que no se justifica que son de la comunidad

todos los niños. Bueno, le decía al doctor:

230

“- Sí es cierto, son de la comunidad, pero dése cuenta, doctor, los niños, los

señores pues, no son gente rica, son gente muy pobre, humilde, que necesita

del albergue.

“- Sí es cierto -dijo el doctor-, pero sí me recortaron el presupuesto ¿cómo

justifico?, yo no puedo. Además la gente no quiere, porque ellos han hecho este

albergue. Y los niños de otras comunidades no quieren venir a la primaria,

porque tienen su escuelita de Conafe.

“Dicen los papás: -qué van a hacer mis hijos allá, tener que caminar y la gente del

pueblo firmó un acta para aceptar a los del pueblo. No es justo, pues.”27

En Guerrero la pobreza es extrema, y por los supernumerarios empieza a aumentar la

desnutrición. Ahora la harina de maíz Maseca llega restringida, lo cual disminuye las

posibilidades de dotar de alimento a los niños de la comunidad sede o de los que se

encuentran en estado de supernumerarios.

Quizás los albergues ya no tengan tanta utilidad para niños y niñas de primaria, pero

pueden ser reorganizados y readecuados para jóvenes de secundaria y bachillerato, ya

que los estudiantes indígenas necesitan un espacio para dormir, comer y reproducirse

socialmente.

También existen elementos positivos del Programa, por ejemplo casi todos tienden a un

ambiente democrático: con espacios de toma de decisiones a los niños; se incluye a los

padres de familia en la organización y en el trabajo por medio del Comité de Padres.

Esta evolución se da gracias a los requerimientos de la CDI, la iniciativa de los jefes de

albergue y a solicitud de los beneficiarios.

27 De la Entrevista aplicada a la Jefa del albergue de Amatlicha,Gro., Luisa Aguilar Zacarías, el 20 de

noviembre de 2006. Entrevista realizada por Aldo Cruz Alatriste.

231

No hay duda que, las y los beneficiarios de los albergues comparten espacios en

condiciones precarias, pero se pueden hacer diferentes acciones en convenio con

instituciones públicas y privadas para superar estas carencias.

Además podría otorgársele más autonomía a los albergues, por ejemplo en la selección

de sus proveedores, así el personal buscaría la forma de comprar sólo productos

necesarios.

7.1.8 ¿Pueden existir recomendaciones para mejorar el funcionamiento del albergue?

Lo prioritario es revisar y replantear las Reglas de Operación del Programa, para no

solo priorizar el albergue como el binomio Dormitorio –comedor.

En primer lugar, explorar otras posibilidades de uso de los albergues, tales como:

Un centro educativo, lo cual implica un uso y disfrute del tiempo libre, enseñanza

de valores, y acceso a la tecnología, concretamente a la televisión educativa y a

las computadoras.

En un centro de reforzamiento, y rescate de la identidad étnica, lo cual implica

organizar talleres de habla y escritura de la lengua indígena de los beneficiarios,

talleres de artesanías indígenas o locales.

Como un espacio adecuado para la generación de proyectos productivos,

actividades culturales y recreativas, para que cada menor sea quien se auto-

organice o se divierta.

En segundo lugar urge llevar a cabo una revisión detallada de cada albergue en cuanto

al número de beneficiarios, asimismo a los requerimientos del ingreso, con la finalidad

de:

232

Aumentar el número de becas, en los albergues que presenten un supernumerario

o donde la demanda supere a la oferta, de tal manera que el niño que coma en el

albergue goce de los mismos derechos y obligaciones que todos los y las

beneficiarias.

Aceptar a un 20% de los beneficiarios que provienen de la comunidad sede, pues

generalmente están en los mismos niveles de pobreza, contribuyendo, en parte, a

asegurar una buena aceptación de la comunidad al albergue. Que puede ser bajo

la modalidad de comedor comunitario, excluyendo el hospedaje, lo cual también

se debe discutir y consensuar al seno de las comunidades.

Incluir a los beneficiarios de nivel medio superior, con el fin de lograr una

continuación de estudios de los jóvenes de la región, y cubrir esta nueva

demanda, tan presente en muchos albergues.

Ser flexibles en cuanto a las necesidades de los padres de los beneficiarios, para

poder otorgar permiso cuando estos lo requieran, siempre y cuando lo soliciten

con razones justificadas. Esta flexibilidad volverá atractivo el albergue, además de

contribuir a la reproducción social, cultural o económica de las comunidades.

Controlar las entradas y salidas del albergue, en horarios ajenos a las clases

escolares. Esto también implica que se revise detenidamente que existan casos

de niños que llegan desde la mañana, realizan todas las actividades iguales a

alguien que se hospeda, pero que de noche tiene que viajar a su casa, y en la

madrugada emprender el camino de regreso.

En tercer lugar, el albergue debe convertirse en un espacio seguro y agradable para las

y los beneficiarios sin implicar necesariamente un aumento en el subsidio, sino

gestionarlos con otras instituciones mediante convenios, como:

Comprar nuevas vajillas de loza del comedor.

233

Cambiar, de manera urgente, camas, cobijas, sábanas y toallas.

Construir áreas educativas, recreativas o deportivas, aprovechando la mano de

obra de los padres.

Exigir que los proveedores de abarrotes, se sujeten a un sistema de control de

calidad propuesto por el albergue, con el fin de que los productos no presenten

caducidad o sean distintos a los solicitados.

En cuarto lugar, se necesita dar un mejor trato laboral al personal que trabaja en los

albergues, y a la vez exigir mayores requisitos de ingreso al futuro personal.

Incrementar los ingresos a los Jefes de albergue y a las ecónomas.

Dotarlos de un seguro médico y demás prestaciones laborales.

Dotarlos de una partida extra, que incluya viáticos.

Exigir el habla indígena o el conocimiento de la región, porque estas dos

características son vitales para comunicarse tanto con los niños como con la

comunidad.

Definir un perfil adecuado del personal, elevado al rango de norma para las futuras

contrataciones.

En quinto lugar, se requiere reforzar los convenios de colaboración con diferentes

instituciones y dependencias públicas para asegurar un nivel de vida óptimo en cada

aspecto que comprenda el Programa.

234

Con la Secretaría de Salud, para llevar a cabo revisiones médicas, supervisiones

de las instalaciones de los albergues, cursos de higiene, nutricionales, entre otros.

Con la Red EDUSAT para contar con la señal de diferentes canales educativos, ya

que no sólo refuerzan los conocimientos aprendidos en el aula, sino que

desarrollan un espíritu de inquietud y de ansias de saber.

7.2 Las Ecónomas

La evaluación externa al Programa Albergues Escolares Indígenas del año pasado

(2005) permitió encontrar en la figura de la ecónoma, uno de los principales ejes en el

funcionamiento de los albergues. Dedicando extensas jornadas a las labores de la

cocina, estas mujeres no sólo cumplen un rol formal dentro de la dinámica interna del

albergue, sino que fungen a su vez como madres, enfermeras, maestras y hasta

confidentes, convirtiéndose en actores imprescindibles para el buen funcionamiento del

albergue y, en esa medida, del Programa en su conjunto.

Si bien la trayectoria y reglas operativas del PAEI determinan una cierta generalidad en

las características de la vida diaria de un albergue, las especificidades contextuales de

los diferentes estados, regiones, municipios y comunidades, brindan rasgos particulares

tanto a las relaciones que se llevan al interior de los albergues como a las condiciones

económicas, laborales, sociales, familiares, emocionales y de salud del personal que

trabaja en ellos.

Por tales motivos y porque la ecónoma es uno de los miembros del personal del

albergue que más interactúa e influye en el desarrollo de los niños beneficiarios directos

del Programa, porque también la alimentación en el albergue es uno de los mayores

beneficios reconocidos por todos los que intervienen directa o indirectamente en el

PAEI, se considera importante el realizar un análisis más detallado de las condiciones

que viven estas mujeres durante su estancia en los albergues, partiendo de las

impresiones, anécdotas, opiniones y sugerencias que ellas mismas dieron a conocer

235

durante el trabajo de campo llevado a cabo en noviembre de 2006 y que fueron

rescatadas por medio de entrevistas a profundidad28, como parte de las herramientas

metodológicas cualitativas aplicadas en la visita a los albergues.

Además de las entrevistas, como parte complementaria de la evaluación se realizaron

una serie de tres Talleres de Evaluación Participativa en el Estado de Puebla, en los

que se trabajó con jefas y jefes de albergue y ecónomas, los que permitió, en algunos

aspectos específicos, enriquecer el presente análisis.

7.2.1 El trabajo cotidiano de la Ecónoma

“Estamos a cargo de 60 niños, les damos de comer y los cuidamos las 24 horas,

pero a los nuestros a veces no los vemos ni los fines de semana...es difícil, ya luego

ni nos reconocen” María del Socorro

Ecónoma de Nayarit

La vida diaria de una ecónoma gira en torno a la cocina. Desde antes que empiece a

rayar el día se levanta y hasta que anochece siempre está preparando algo de comer o

limpiando lo que la última comida dejó sobre la estufa o el fogón. Las jornadas de

trabajo que llevan a cabo son muy extensas, abarcando períodos que varían entre las

14 y las 16 horas, y las condiciones en que labora son precarias. La mayor parte de los

albergues aún tienen que utilizar leña para preparar los alimentos y padecen diversos

problemas por falta de agua y otros insumos.

Sin embargo, no todo lo que realiza una ecónoma es cocinar, ya que en los tiempos

libres que le quedan apoya al jefe de albergue en las funciones de organización,

cuidado y aseo de los niños, limpieza de espacios, asesoría para tareas o trabajos

escolares, promoción del albergue, etc. Como confirma una ecónoma de Puebla:

28 Se entrevistó a un total de 158 ecónomas en un total de 65 albergues.

236

“Nos paramos a las 4 de la mañana para hacer el desayuno, sobre todo las tortillas,

que es lo más pesado...ya que acabamos y los niños desayunan, empezamos a ver

qué vamos a hacer para la comida, y así es todo nuestro día, los ‘tiempesitos’ que

nos quedan los ocupamos en echarles un ojo a los niños, ayudarlos con sus tareas o

ver que aquél ya está llorando o éste otro no se ha bañado”.

Por otro lado, en casi todos los albergues las ecónomas apoyan a las guardias para

cuidar a los niños, bajo diferentes modalidades29, pero esencialmente consiste en

quedarse toda la noche al pendiente de los dormitorios y del albergue en general.

En lo relacionado con la cocina y dependiendo del número de ecónomas que exista en

el albergue (la regla marca que debe de haber una por cada veinticinco niños), el

trabajo se lo distribuyen de la siguiente forma: ya sea por día o por semana, unas se

encargan de preparar la comida y otra de hacer las tortillas. Esto último fue descrito

como el trabajo más pesado, ya que requiere de encontrarse mucho tiempo frente al

fogón, en la mayoría de casos de leña30. Sólo en algunos albergues, se comentó,

simplemente “no hay organización como tal, ahí todas vamos haciendo de todo y

ayudándonos”.

Cabe mencionar casos como los de los albergues visitados en el Estado de Chiapas –

salvo los pertenecientes al municipio de Las Margaritas- y uno que otro en Puebla,

Guerrero e Hidalgo, en los que las tortillas ya no se elaboran ahí, sino que se compran

en alguna de las localidades aledañas y les son entregadas en el mismo albergue. Esto

representa una considerable disminución en las cargas de trabajo de las ecónomas.

29 En algunos albergues las guardias diarias suelen ser entre dos o más personas y en otros le

corresponde solamente a una. Además del personal del albergue, en ciertos casos, suelen participar para hacer guardia los maestros de la escuela y padres de familia del comité de apoyo. Sin embargo, a pesar de que a las ecónomas no les compete esta obligación, al dormir en el albergue siguen teniendo la responsabilidad de estar al pendiente de los niños.

30 Diariamente se hacen de 15 a 30 Kgs. de tortillas, según el número de personas que coman en cada albergue (beneficiarios, jefes de albergue, ecónomas, personal de Conafe, etc).

237

Sin embargo, la modalidad con la que se compran las tortillas en los casos citados es

diversa, y en algunos de ellos es considerada como problemática debido a que no hay

un recurso destinado específicamente a este fin, y se tiene que tomar del monto

correspondiente a otros gastos, como los de operación o frescos, lo cual representa una

disminución neta de recurso para dichos rubros.

Para las labores de aseo del comedor y la cocina, las ecónomas suelen contar con el

apoyo de los niños y niñas del albergue. En todos los albergues visitados los becados

están organizados por comisiones, y una de las más comunes es la de “limpieza de

comedor”, además de que son los propios beneficiarios los encargados de repartir la

comida, lavar los trastes que utilizan y recoger la basura que se deja al final. Lo anterior

implica también lavar los trastes de otra gente que ocasionalmente llega a comer en los

albergues: jefes de albergue, personal de CONAFE, miembros del comité de apoyo o

gente tanto de la CDI como de la SEP que realizan visitas de supervisión o abasto. Las

ecónomas se encargan de lavar las ollas y trastos grandes, apoyadas en algunas

ocasiones por las niñas mayores, generalmente las que asisten a la secundaria.

La división genérica en la realización de tareas impuestas por el personal del albergue a

los beneficiarios, y que tienen que ver con la cocina y el comedor, es evidente. Por lo

general, y aunque en las entrevistas las ecónomas respondían que el trabajo es “parejo

y mixto”, las niñas son las encargadas de lavar trastes y, en muy pocos casos, de

ayudar a la preparación de la comida o las tortillas, mientras que los niños fungen como

“meseros” y limpian el comedor.

Si bien esto no nos habla de una distribución injusta del trabajo, ya que no quiere decir

que mientras las niñas hacen algo, los niños no hacen nada, o viceversa, sí evidencia

un rasgo machista que no sólo es privativo de las comunidades indígenas, y que se

reproduce al interior de los albergues, incluso por las mismas mujeres, en este caso las

ecónomas, práctica que reserva a las mujeres la actividad vinculada con la cocina.

238

Como ya se mencionó, las ecónomas también apoyan sustancialmente a la atención y

cuidado de los niños, desde el apoyo en tareas31, en asearlos y mandarlos a la cama,

hasta el llevarlos a la clínica si se llegan a enfermar o tener algún accidente.

Además es importante ubicar su función dentro de la promoción del albergue. Junto con

los padres de familia y el jefe de albergue, ellas se encargan de visitar las comunidades

aledañas para explicar –en algunos casos, casa por casa – cuáles son los apoyos que

brinda el Programa, cuáles son los requisitos para ingresar al albergue y en qué fechas

se realizan las inscripciones. Asimismo, y a través de las diferentes redes sociales

existentes al interior y al exterior del albergue, las ecónomas se encargan de socializar

la información. Incluso, hubo autoridades comunitarias que durante el trabajo de campo

comentaron que la única información que reciben respecto al Programa y a lo que pasa

al interior de los albergues es a través de las ecónomas.

En otro orden de ideas, existen algunos albergues en los que los padres de familia de

los beneficiarios, sobre todo los miembros del comité de apoyo, ayudan a las ecónomas

en la cocina. Los padres traen leña o acarrean agua –labores que suelen realizar

también los niños más grandes de los albergues- y las madres apoyan en la

preparación de alimentos. Esto se vuelve más frecuente cuando alguna de las

ecónomas llega a faltar. En casi todos los casos, las ecónomas comentaron que si

tienen que ausentarse, por la razón que sea, le piden a alguna madre de familia que las

supla y le dan una remuneración económica que va de los 50 a los 80 pesos por día.

En este punto, Chiapas vuelve a presentar una característica especial y diferente. Lo

descrito por las ecónomas de los albergues visitados en ese Estado revela que,

además de que la mayoría trata de faltar lo menos posible a sus labores, cuentan con

31 Es importante mencionar que son pocas las ecónomas que cuentan con la capacitación adecuada para

ayudar a los niños en la realización de sus tareas o para asesorarlos académicamente; las ecónomas contratadas por SEP son las que cuentan con un mayor grado de preparación, y algunas de ellas incluso han cursado la Normal completa. En cuanto a las ecónomas contratadas por la Comunidad / CDI el grado máximo de estudios que alcanzan la mayoría de ellas es la secundaria, y sólo unas cuantas han logrado ingresar a la preparatoria abierta y la siguen cursando los fines de semana.

239

permisos para faltar 9 días al año. En caso de que dichos permisos no sean ocupados

se les pagan a final de año.

Otra de las tareas que llevan a cabo las ecónomas es la de - junto con el jefe o jefa de

albergue- diseñar el menú diario de alimentos que prepararán. Para tal fin, las

entrevistadas comentaron haber recibido “aunque sea un curso básico de nutrición”.

Dichos cursos les son dados periódicamente, como en Guerrero, o sólo los han tomado

“una o dos veces en 25 años de labor”, como es el caso de un albergue de Chiapas, y

les son impartidos en sus respectivos CCDI por nutriólogos o médicos.

Sin embargo, hay albergues como en los casos de Chihuahua y Nayarit, en los que las

ecónomas fueron muy insistentes en señalar que, además de que los cursos “siempre

son los mismos y no aportan nada nuevo”, para la preparación de la comida tienen que

sujetarse a lo que les mandan los proveedores, a pesar de que ellas elaboran una lista

solicitando el tipo de alimentos y la cantidad que requieren. Comenta una de las

ecónomas: “a veces de nada sirve que nosotras diseñemos el menú, si de todos modos

nos mandan lo que ellos quieren, por eso yo pienso que lo que le damos a los niños no

siempre es lo mejor, incluso a veces ni se lo quieren comer”.

Pasando a otro tema, es importante mencionar que la gran mayoría de las ecónomas

no residen en el lugar en dónde se encuentra el albergue para el que laboran, lo cuál

además de implicar costos de transporte supone una separación con sus familias,

incluso de sus propios hijos. Aunque muchas de ellas llevan consigo al albergue a los

hijos más pequeños32, es de suponer que la distancia sumada al trabajo que una

ecónoma realiza, con las extensas jornadas de trabajo a las que se somete, suele

provocar cambios en las relaciones familiares, trastocándose el patrón tradicional del

hogar.

32 En algunos albergues está prohibido que los hijos de las ecónomas coman ahí, a menos de que tengan

beca del Programa.

240

Por último, pero no por ello menos importante, tenemos que las condiciones materiales

y de equipamiento en las que trabajan dentro de los albergues representan un riesgo

diario a la salud. Problemas de la vista, pero sobre todo de las vías respiratorias son los

más frecuentes entre las ecónomas, generados principalmente por el constante

contacto con el humo y residuos de carbón producidos por los fogones de leña o por el

frío de algunas zonas del país, para lo cual los albergues no cuentan con las

condiciones adecuadas de protección.

Existen estudios que demuestran que las mujeres en el medio rural están expuestas a

padecer patologías como la Enfermedad Pulmonar Obstructiva Crónica (EPOC) debido

al la inhalación de humo de leña. Esta enfermedad se presenta sobre todo en los

fumadores, sin embargo, en el medio rural “el 30% de las mujeres que no fuman

presentan EPOC”33. La EPOC es a su vez una de las principales causas de la Enfisema

Pulmonar. Ahora, recordemos que las ecónomas están expuestas a este humo por lo

menos 10 horas diarias, debido a que sus jornadas de trabajo son de 16 horas

aproximadamente y la preparación de alimentos ocupa más de la mitad de este tiempo.

En estufas y fogones adecuados, y con buenas prácticas de combustión, es posible el

consumo limpio de leña, lo que da lugar principalmente a dióxido de carbono y agua

que son menos nocivos para la salud34. Una alternativa para la adecuada combustión

de leña es el empleo de las estufas tipo “Lorena”.

Siguiendo con el tema de la salud, en muchos casos se expresó que no todas las

localidades cuentan con clínica de salud o unidad rural, y si las tienen, éstas se

encuentran mal equipadas y el personal médico no labora tiempo completo. Es

importante subrayar lo anterior, pues es un problema que no solo afecta a las

33 Doctor Marino Ignacio Sánchez Guzmán, neumólogo del Instituto Nacional de Enfermedades

Respiratorias (INER), de la Secretaría de Salud, Comunicado de Prensa no. 049, 28 de Enero de 2006.

34 La leña que no arde debidamente convirtiéndose en dióxido de carbono da lugar a productos de combustión incompleta: básicamente monóxido de carbono, pero también benceno, butadieno, formaldehído, hidrocarburos poliaromáticos y muchos otros compuestos peligrosos para la salud.

241

ecónomas y alcanza incluso a las contratadas por la SEP que aunque cuentan con

servicio médico, no siempre se encuentran en las condiciones de tiempo y distancia

favorables para acudir a la clínica que les corresponde, sino a todos los que viven en el

albergue

A pesar de esto, las entrevistadas comentaron enfermarse poco en el transcurso de un

año, queriendo dar a entender con esto que rara vez se ausentaban de su trabajo por

cuestiones de salud. Una de ellas expresó: “No cualquier cosa nos impide el trabajar,

somos muy sanas y estamos curtidas, ya sólo que se trate de algo muy grave”.

7.2.2 Situación laboral y económica

“No, ¿quién se queja del trabajo?.. si sólo pedimos que nos paguen lo justo”

Cristina Méndez Ecónoma de Puebla

Existen, como bien se sabe, dos formas en que se contrata o designa a una ecónoma:

por parte de la SEP o por parte de la comunidad y la CDI. Esta última forma, a su vez,

tiene tres variantes: la ecónoma es designada directamente por la CDI sin consultar a la

comunidad, es designada por la comunidad mediante una asamblea, o se hace a través

de un acuerdo mutuo entre la CDI y la comunidad. Sin embargo, cualquiera de las tres

formas que presente este tipo de relación laboral, es la CDI la responsable de pagar la

compensación de la ecónoma.

El siguiente cuadro describe la situación de contratación de las ecónomas

entrevistadas, por Estado, durante el trabajo de campo. Cabe aclarar que aunque la

muestra seleccionada de albergues visitados tiene representatividad a nivel nacional,

no la tiene así a nivel estatal, y el siguiente ejercicio sólo se realiza con el objetivo de

ilustrar algunas características del tipo de contratación que presentan las ecónomas.

242

Cuadro 7.4. ALBERGUES VISITADOS, ECÓNOMAS ENTREVISTADAS Y TIPO DE CONTRATACIÓN

Estado No. de alberguesvisitados

No. de ecónomasentrevistadas

Ecónomas SEP

Ecónomas CDI/Comunidad

Chiapas 10 23 19 4

Chihuahua 18 54 23 31

Guerrero 7 16 0 16

Hidalgo 9 20 13 7

Nayarit 3 7 2 5

Puebla 6 12 8 4

Veracruz 12 26 16 10

Total 65 158 81 77

Fuente: Elaboración propia en base a las entrevistas realizadas durante el trabajo de campo.

Del total de ecónomas que se entrevistaron (158) el 51.3% (81) son comisionadas por

la SEP y el 48.7% (77) provienen de la Comunidad / CDI. Los estados marcados con

verde presentan un número superior de personal adscrito a la SEP, mientras que los

marcados con amarillo lo presentan por parte de Comunidad / CDI.

Se puede apreciar que en estados como Guerrero, Chihuahua y Nayarit, ya es superior

el número de ecónomas de la Comunidad / CDI que las de la SEP (en Guerrero no se

entrevistó a ninguna de estas últimas), y el hecho se vuelve más relevante si

observamos que se relaciona con que son estos mismos Estados los que presentan las

contrataciones más recientes, entre 2004 y 2006, y de personal más joven, de los 18 a

los 25, es decir, desde la creación de la CDI se ha estado incrementando tal forma de

relación laboral.

A nivel nacional, para el 2006, tenemos los siguientes datos:

243

Cuadro 7.5. TOTAL DE ECÓNOMAS A NIVEL NACIONAL POR TIPO DE RELACIÓN LABORAL

Tipo de Contratación Frecuencia %

Ecónomas SEP 1,503 62.00%

Ecónomas Comunidad 921 38.00%

Total 2,424 100.00%

Fuente: Elaboración propia en base a datos proporcionados por la CDI.

A diferencia de la muestra con la que se trabajó en campo, el número de ecónomas

contratadas por la SEP a nivel nacional representa más de la mitad del total. Sin

embargo, el que un poco más de la tercera parte tenga una relación laboral de origen

Comunidad / CDI, debe interesar a la institución por las consecuencias legales y

responsabilidades económicas de tal situación.

Esta proporción no sólo representa un mero dato estadístico, sino características y

relaciones económicas y laborales muy definidas y diferentes para ambos grupos de

ecónomas, que además entraña una discriminación a mujeres indígenas,

contraviniendo principios abanderados y defendidos por la propia CDI.

Ilustrando los casos, se tiene que, mientras que una ecónoma contratada por SEP

percibe en promedio de $4,000 a $5,000 pesos mensuales como sueldo, más una

compensación de $500 a $600 pesos por parte de la CDI, las ecónomas provenientes

de la Comunidad / CDI sólo reciben una compensación que va de los $2,200 a los

$2,500 pesos mensuales, por parte de la CDI. Es decir la diferencia es de entre $1,800

y hasta $2,800 pesos mensuales, sin que tal diferencia se pueda explicar por razones

de escalafón, calificación técnica, desempeño laboral, antigüedad o algún otro factor

sustantivo, básicamente todas las ecónomas realizan la misma labor, en condiciones

similares, con jornadas parecidas, pero el diferencial en sus ingresos por trabajo es muy

acentuado. En este tema es necesario revisar la variación en las compensaciones, ya

que las cuotas para este fin son fijas y de aplicación general en todos los albergues.

244

En segundo lugar, las ecónomas contratadas por parte de la SEP además de contar

con su base –con todos los derechos contractuales que eso implica-, ya sea

administrativa o docente35, cuentan con el servicio médico del ISSSTE, mientras que las

que las de Comunidad / CDI no tienen ni asistencia médica ni ninguna otra prestación.

Cabe mencionar que una consulta con médico particular, para las que no tienen una

clínica de salud cercana a la cual acudir, y según lo comentado por ellas, puede llegar a

costarles hasta $1,000 pesos, con todo y medicinas.

El sólo hecho de trabajar jornadas que van de las 13 a 16 horas diarias ya evidencia

una situación de trabajo desfavorable e injusta –sea cual fuere el tipo de relación

laboral-, pero es claro que el personal contratado por la CDI es mucho más vulnerable

laboral y económicamente hablando.

Si bien la figura del “personal de comunidad” nació con la finalidad de suplir

temporalmente la ausencia de personal contratado por SEP y con base en el albergue,

se observa que la utilización de esta figura tiende a crecer. Se habla, tan solo en el

caso de la muestra entrevistada, de prácticamente la mitad (un 48.7%) del personal de

cocina de los albergues que enfrentan condiciones laborales en desventaja.

A los bajos salarios percibidos por las ecónomas se suma el que no se les cubren

gastos tales como el transporte a sus comunidades, o para cuando tienen que ir a

cambiar su cheque36 (en los casos en los que les pagan de esta forma). Estos costos

son muy variados, dependiendo de la accesibilidad y vías de comunicación con la que

cuenten los albergues, y van de los $10 a los $50 en Chiapas, Puebla, Veracruz e

Hidalgo hasta los $150 o $200. Chihuahua es un caso muy particular, pues por su

geografía y lo alejado que se encuentran las comunidades indígenas de las principales

35 En las entrevistas realizadas en Chiapas se hace notar que las percepciones económicas de una plaza

administrativa son menores a las de una plaza docente, y la mayoría de las ecónomas comentaron tener plaza del primer tipo.

36 Los costos de transacción incluyen gastos de transporte y la comisión que algunas tiendas o particulares cobran por cambiar los cheques. En los casos donde estos son cobrados en bancos, solamente se contempla el costo del transporte.

245

ciudades, además de los escasos caminos y medios de transporte que las comuniquen,

los costos se vuelven exagerados, incluso pueden llegar hasta los $1,400 pesos, viaje

redondo y comisión por cobro del cheque, por lo que lo más común es que se organicen

de forma tal que sea sólo una de ellas la que cobre los cheques de todas o que sea el

jefe de albergue el que realice dicha tarea.

Tampoco se les recupera a las ecónomas el dinero que gastan en viajar a las sedes

donde se imparte la capacitación que reciben en los CCDI o lo que pagan a las

personas que las sustituyen en la cocina cuando tienen que ausentarse del albergue.

A lo anterior hay que agregar que, existe un constante retraso en la entrega de

compensaciones por parte de CDI, que en algunos casos llegan a ser de hasta de 15

días. Un caso muy revelador de ello se registró, en el albergue Francisco I. Madero, de

la localidad de Nuevo San Juan Chamula, en Chiapas, donde a las ecónomas y jefe de

albergue no se les entregó la compensación de un mes. En su momento se les

argumentó, según lo relatado por las propias ecónomas, es que ese dinero iba a ser

destinado en su totalidad a otro albergue, que se encontraba en remodelación. Lo cierto

es que para el personal de comunidad esto representó el no percibir el total de su

salario de ese mes.

Todo lo anterior hace que el trabajo de una ecónoma además de absorber tiempo

completo, las mantenga en condiciones económicas sumamente precarias. Nos

comenta una entrevistada: “No nos alcanza esto que nos dan, ni para nosotras y menos

para nuestras familias, además por estar todo el día en el comal pues ni tiempo

tenemos para nosotras mismas, para lo personal”.

En general, y dejando lo económico a un lado, las relaciones entre ecónomas y

personal de la CDI y la SEP se presentan como buenas, en términos de relaciones

laborales. A pesar de las escasas visitas y supervisiones que las dos instituciones

hacen a los albergues, producto del poco recurso humano con el que cuentan, las

ecónomas reconocen tener una “buena comunicación” con estos representantes, salvo

246

algunos casos como el del CCDI de San Cristóbal de las Casas, en el que varias

ecónomas se quejan de que el encargado de albergues es sumamente grosero con

ellas.

7.2.3 La relación de la Ecónoma con el Beneficiario

“Se batalla mucho con ellos sobre todo con los de nuevo ingreso y los más

grandecitos, pero siempre terminan por entender...

de una u otra forma...”

Ya se mencionó con anterioridad que las responsabilidades de las ecónomas no se

limitan a la preparación de los alimentos. Debido a la carga de trabajo administrativo

que tienen que cubrir mensualmente los jefes de albergue37, o por la irresponsabilidad

que definitivamente presentan algunos de ellos, son las ecónomas las encargadas del

cuidado de los niños, así como de la organización para la realización de las comisiones

correspondientes a cada día.

Existe una especial relación de confianza entre las niñas del albergue y los niños más

pequeños con las ecónomas, las primeras por tratarse de una relación de identificación

genérica y los segundos por la falta de la figura materna, que sin duda se encarna en

estos miembros del personal del albergue. Los niños más grandes suelen mantenerse

más a distancia e incluso muestran, como rasgos propios de la edad, cierta indisciplina

y rebeldía. Comenta una ecónoma de Chiapas: “Las niñas siempre están con nosotras

y nos apoyan en las tareas de la cocina, pero los niños no pues se sienten muy

machos”.

Los métodos que cada ecónoma utiliza para “mantener el control y la disciplina” de los

beneficiarios son variados, y van desde el diálogo hasta los regaños, gritos y, en

algunos caso, los golpes.

37 En Chihuahua los períodos se manejan en bimestres.

247

Hay factores que determinan sustancialmente las formas de relación que se llevan al

interior de los albergues, entre ellos el uso de la lengua indígena para la comunicación

entre el personal del albergue, pero sobre todo con los beneficiarios. Si bien es cierto

que la pérdida de la lengua originaria se presenta como un problema en constante

crecimiento dentro de las comunidades indígenas, en la mayoría de los albergues que

se visitaron se describió como “importante y muy necesario” su uso para la

comunicación y entendimiento con los niños.

Casos como los de los estados de Chihuahua, Nayarit y Guerrero sobresalen, pues en

más del 60% de los albergues que se visitaron la lengua materna se ha dejado de usar

por parte de los niños, a pesar de que algunas ecónomas sí la hablen. Nos comenta

una ecónoma de Guerrero “Yo si hablo la lengua, mi compañera no mucho, pero ya no

importa tanto porque los niños sólo hablan el español, les apena hablarlo”.

Pero no es la pérdida de la lengua el único problema que afecta la comunicación entre

ecónomas y beneficiarios. Por ejemplo, como uno de varios casos, en el albergue “José

María Morelos”, de la localidad de Majeval, en Chiapas, las ecónomas hablan lengua

indígena, pero no la misma que los niños: “Nosotras hablamos el tzeltal, pero los niños

el tzotzil, por lo que tenemos que comunicarnos en español, y a veces muchos de ellos

no nos entienden...eso es un problema”.

Esta es una de las consecuencias que acarrea la colocación de personal en albergues

de regiones que, en términos culturales, no correspondan a los propios de dicho

personal, y que no considera características básicas para que el desempeño de estos

elementos operativos se lleve a cabo de manera adecuada.

En cuanto a la atención de los niños en caso de enfermedades o accidentes, la gran

mayoría de las ecónomas respondieron que lo que hacen es llevarlos directamente a la

clínica o centro de salud, pero ninguna argumentó tener la preparación adecuada en

248

prevención y primeros auxilios, además de que pocos albergues cuentan con botiquín

médico.

No obstante y sin lugar a dudas, es la ecónoma la persona que más tiempo pasa al

cuidado de los niños durante su estancia en los albergues, desde que amanece y les

dan sus primeros alimentos hasta que cae la noche y los llevan a sus dormitorios. Es

muy común que en el dormitorio de las niñas siempre se tenga una cama destinada a

una ecónoma.

7.2.4 Problemas que afectan la organización, operación y funcionamiento del albergue: una mirada desde la cocina

“No joven, si refri si tenemos, y está bien bonito....lo que no tenemos

es luz pa´ echarlo a andar” Leandra Velasco

Ecónoma de Chihuahua

Entre los problemas más frecuentes que se presentan desde la cocina, y que, por

consiguiente, afectan directamente a la operación del programa y al eficiente

cumplimiento de uno los objetivos primordiales de los albergues, es decir, la

alimentación de los niños, se ubica en la falta de ciertos recursos e insumos básicos.

Sin duda, la falta de agua es el problema central, detectado en más del 80% de los

albergues. En ocasiones solamente es por temporadas (de secas), pero en estados

como Chihuahua o Puebla, suele presentarse durante todo el año. En palabras de una

ecónoma: “Batallamos mucho para conseguir agua, hay que caminar mucho tiempo y

como esa es tarea que muchas veces hacen los niños, puede ser hasta peligroso [...] ya

no se diga que esto nos da problemas para la limpieza de los espacios comunes y el

aseo de los niños, sino para la misma preparación de los alimentos”.

En segundo lugar, la falta de gas o el “poco recurso” que se da como gasto de

operación, y que por lo general está destinado a la compra, entre otros, de este insumo,

249

afecta sustancialmente la dinámica de la cocina. En los casos en los que los albergues

cuentan con estufa de gas (que cabe decir, no son la mayoría), el recurso es

insuficiente para cubrir el período mensual. Ésta es una de las causas por la que la

principal forma de preparación de tortillas, por poner un ejemplo, sigue siendo a base

de leña. Pero si la cantidad de gas apenas suele ser “suficiente” y debe ser “racionada”

dentro de la cocina, es impensable el uso del recurso para el baño y aseo de los niños.

También como fundamental se presenta la falta de energía eléctrica de calidad como

problema detectado por las ecónomas. Casi un 100% de los albergues visitados en los

estados de Chihuahua, Nayarit y Chiapas han tenido que implementar formas

alternativas para la obtención de energía eléctrica –como el uso de foto celdas- que

desafortunadamente no brindan el servicio óptimo para el buen funcionamiento de

ciertos aparatos electrodomésticos indispensables dentro de la cocina, por ejemplo, de

un refrigerador.

Por otro lado, ya no sólo se presenta el problema de insuficiencia de los de recursos

económicos para cubrir las necesidades de los albergues, en este caso de las que se

manifiestan dentro de la cocina, sino que además el retraso en la entrega de tales

recursos suele provocar más descontrol. Con períodos que llegan hasta los 15 días de

retraso, el personal del albergue se ve obligado a tomar medidas que le permitan el que

“los niños no se queden sin comer”, y éstas van desde el pedir prestado hasta el poner

“de su propia bolsa” para comprar lo necesario. Además, recordemos que como se

comentó anteriormente, este retraso se presenta no sólo en la entrega de recursos y

víveres para la operación del albergue, sino también en la entrega de compensaciones

al personal que labora en ellos.

En menor medida pero también como problema detectado por nuestras entrevistadas,

se presenta la entrega – por parte de DICONSA- de productos en mal estado o a punto

de caducar. Sin embargo, en los casos en los que se reportó dicho problema también

se dijo que es resuelto con facilidad: “Les decimos que nos cambien las cosas y lo

hacen, no batallamos mucho con eso”, comentaron.

250

Falta o mal estado de los utensilios de cocina (ollas, platos, vasos, etc.), estufas en

malas condiciones que representan un peligro latente tanto para las ecónomas como

para los niños y espacios e instalaciones destinados a la preparación de los alimentos

insuficientes o “cayéndose de viejas”, se suman a la lista de factores negativos

reportados por las ecónomas durante la evaluación de campo. En cuanto a la

problemática que se refiere a la serie de relaciones internas y externas que se

presentan en torno a los albergues, y que afectan directa o indirectamente su trabajo,

tenemos que las ecónomas reportan lo siguiente:

Por un lado, la falta de cooperación y apoyo por parte de los padres de familia en las

actividades del albergue. Siendo en muchos casos ellos los encargados de proveer al

albergue de recursos como la leña y el agua, el que dejen de participar genera

descontrol y mal funcionamiento. Esta actitud es percibida por las ecónomas en general

como una “indiferencia” por parte de los padres. Nos comenta una de ellas: “Aquí nos

los traen [a los niños] los domingos o el lunes temprano y ya, se olvidan de ellos, a

muchos no les interesa o prefieren estar tomando que hacerse cargo de ellos”.

Si bien tal “desinterés” puede ser uno de los factores que da explicación a la falta de

participación de los padres de becados en los albergues, otro que sin duda influye y de

manera importante es la distancia a la que viven con respecto a la ubicación del

albergue. Con jornadas de camino que van de la 1/2 hora a las 4, 5 o hasta 14 horas

(en el caso de Chihuahua) es impensable que los padres de familia puedan estar al

pendiente de lo que ocurre en el albergue diariamente. En Puebla se ha presentado una

alternativa a este problema, que hasta cierto punto parece viable, y es que para la

integración de comités de apoyo uno de los requisitos es ser habitante de la comunidad

sede. Pero sin duda es una medida que tendría que pensarse y adaptarse al contexto

particular de cada región del país.

En cuanto a otra interacción que se lleva a cabo en el albergue y que, en términos de

su funcionamiento operativo directo se presenta como crucial, hay aspectos que se

251

deben rescatar. Nos referimos a la interacción protagonizada por jefes de albergue y

ecónomas, Mientras que en la mayoría de los albergues visitados dicha relación se

describe como buena, cooperativa y fluida, hay casos que llaman la atención, por ser la

excepción a la regla.

Tal es el caso del albergue de la localidad de Majeval, Chiapas, en el que la mala

relación entre la jefa del albergue y las ecónomas repercute directamente en el óptimo

funcionamiento del albergue, sobre todo en una mala alimentación de los beneficiarios.

Las ecónomas argumentan que la jefa no les apoya en absoluto dentro de la cocina,

pero que además se desentiende de otras de sus funciones, como el cuidado de los

niños. Sin embargo la jefa del albergue reportó que son las ecónomas las que no

cumplen eficientemente sus tareas. Independientemente de quien tenga la razón en la

discusión, lo cierto es que se evidencian fricciones cuyo origen, entre otros factores,

pueden ser la posesión del control y autoridad dentro del albergue.

Este tipo de problemas se ven acentuados cuando alguno de los dos personajes es

nuevo en el albergue o cuando, por su antigüedad en el puesto, se han generado cotos

de poder que difícilmente están dispuestos a compartir.

Por otro lado, la falta de apoyo y “supervisión constante” por parte de las instancias

correspondientes –CDI / SEP- es detectada como fundamental para que los albergues

no presenten un buen funcionamiento. Aunque este problema tiene mucho que ver con

la falta de recurso humano dentro de los CCDI y la gran carga de trabajo que tienen que

cubrir, sin dejar a un lado los casos de explícita desatención y falta de compromiso que

presenta parte del personal que atiende a los albergues, pero el hecho es que las

ecónomas, como elemento operativo directo del PAEI, exigen una solución perentoria a

sus necesidades o –como comenta una ecónoma de Veracruz- “por lo menos” que la

gente encargada del Programa “se den más vueltas por los albergues, para que vean

cómo está la cosa realmente”.

252

Si bien la ecónoma lleva su vida laboral diaria dentro de la cocina, esto no la excluye de

estar al pendiente de lo que acontece en el resto del albergue, y por lo tanto, de las

carencias, problemas o necesidades que se presentan. Entre las observaciones más

recurrentes por el grupo de ecónomas entrevistadas, en torno a la problemática de los

albergues se encuentran las siguientes: falta de equipo en dormitorios, baños y aulas,

instalaciones en pésimas condiciones, falta de personal para la atención adecuada de

los niños, falta de material didáctico y tecnológico para mejorar la educación académica

de los becados, falta de actividades extra escolares culturales y deportivas, falta de

atención médica de calidad y constante tanto a becados como al personal del albergue,

entre otros.

Por último, es importante mencionar que las ecónomas están concientes de que deben

ser incluidas dentro de las acciones que se lleven a cabo para hacer frente a esta

problemática, como actores interesados que son en el Programa, sobre todo en lo que

respecta a la organización y elaboración de las gestiones específicas que cada asunto

requiere.

7.2.5 Percepciones generales y recomendaciones

No hay duda de que el mayor problema expresado por las ecónomas gira en torno a su

situación laboral y económica. Bajos salarios y compensaciones, así como retraso en la

entrega de los mismos, nulos derechos contractuales y extensas jornadas de trabajo

son lo más reiterado por ellas al momento de reflexionar sobre la problemática de su

vida dentro de los albergues.

Sin embargo, al preguntarles si estaban satisfechas con su trabajo la inmensa mayoría

respondió que sí, que les gusta laborar en los albergues y que lo hacen con agrado y

dedicación, tanto en lo que se refiere a las actividades propias de la cocina como a lo

que concierne al trato con los niños, pero que a pesar de ello la paga es muy poca.

Solamente uno o dos casos respondieron que definitivamente no les gustaba lo que

hacían y otros pocos que además de que les gustaba les parecía bien lo que les

pagaban.

253

En ese sentido el instrumento arroja datos claros sobre las percepciones económicas

de las ecónomas, las cuales están muy por abajo, de lo que supone el alto valor

agregado de su trabajo. Sin embargo encontramos que la ecónoma disfruta su trabajo,

el trato con los niños y la vida del albergue, que se siente identificada con su papel de

“gran madre” y lo asume con gusto.

Por otro lado, para la mayoría de ellas el Programa, a pesar de sus limitaciones, es un

gran apoyo para los niños de las comunidades indígenas y funciona bien, dentro de las

características que cada estado presenta. Sin embargo, es claro que dicho beneficio es

percibido más en el ámbito de la alimentación y la nutrición de los becados y en

segundo plano lo que se refiere a los procesos educativos y culturales.

Es necesario hacer puntual insistencia en que las condiciones laborales, contractuales,

económicas y de infraestructura en las que laboran las ecónomas deben de cambiar.

No obstante que, como atención a las recomendaciones presentadas en la evaluación

anterior, la compensación a ecónomas aumentó en un 25% para el 2006, ello no

compensa el valor real de su trabajo.

Para concluir, y a manera de “puntos”, se mencionarán las sugerencias más recurrentes

que las ecónomas expresaron durante las entrevistas cuyo objetivo es el de mejorar

tanto sus propias condiciones de trabajo como el funcionamiento del PAEI en general:

Aumento de salarios y compensaciones.

Otorgamiento de prestaciones laborales de ley.

Aumento de recursos en general para la operación de los albergues.

Pago de viáticos.

254

Que se les permita que sus hijos, becados o no, puedan comer en el albergue.

Mejorar la administración de los recursos ya existentes.

Evitar los retrasos en la entrega de recursos, salarios y compensaciones.

Introducción de servicios: agua, luz, gas, etc.

Reparación – remodelación o, en muchos casos, reconstrucción de instalaciones.

Creación de espacios de recreación para los niños.

Compra de equipo nuevo para cocina, dormitorios y baños.

“Dejar de hacer tortillas”, es decir, que se compren.

Más y mejores capacitaciones en cuanto a nutrición se refiere.

Asignar más personal al albergue, tanto para las cuestiones propias de la cocina

como para la atención y asesoramiento académico de los niños.

Instalación de aulas de cómputo y capacitación para su uso.

Desarrollo de actividades deportivas y culturales.

Motivar la participación de los padres de familia.

Mejorar la comunicación entre el personal del albergue (ecónomas - jefes de

albergue).

255

Incentivar la buena conducta de los niños y la participación en las actividades de

los albergues.

Incrementar el número de visitas de supervisión a los albergues por parte del

personal de CDI y SEP.

7.3 El Comité de Padres de Familia

En este apartado se trata de conocer cómo contribuye el Comité de Apoyo de Padres

de Familia para alcanzar la participación comunitaria y lo referente a la contraloría social

que se estipula en las reglas de operación del programa 2004.

La participación y colaboración de la comunidad son determinantes para la

gobernabilidad, es un indicador de la aceptación de los mandantes respecto del

mandatario. De ahí la importancia de generar mecanismos de participación y

colaboración de la gente en los programas de gobierno.

En términos de los comités de apoyo su participación corresponde a la voluntad de los

padres de familia, que eligen a sus representantes mediante una asamblea de padres

de familia, se vota por quienes se considera tienen mejores cualidades de

responsabilidad, compromiso, etc. Su encargo es de un ciclo escolar.

El análisis esta compuesto por cinco apartados, el primero parte de la explicación de

cómo intervienen los diferentes actores institucionales para lograr el objetivo del

programa, beneficiar a los niños y niñas indígenas. Considera la parte de los resultados

de la entrevista en que se manifiesta que los comités son un actor activo en la

realización de actividades de mantenimiento, limpieza, vigilancia y promoción del

albergue. En el segundo apartado se destaca la función de contraloría social del comité

de apoyo, y las actividades del mantenimiento que realiza el comité de apoyo. En el

tercer apartado se analiza la participación de hombres y mujeres dentro del comité de

apoyo, así como la promoción de la convocatoria del albergue y la oferta y demanda de

256

ingreso. En el cuarto apartado se hace una descripción de las consideraciones que

tiene el comité de apoyo sobre la calidad de la alimentación y la infraestructura en el

albergue y lo relacionado a los proyectos productivos que se impulsan en los albergues

escolares indígenas. En el quinto apartado se trata de elucidar propuestas y

conclusiones respecto a la participación de los padres de familia a partir de los comités

de apoyo.

7.3.1 El papel de los comités de apoyo de padres de familia

El Programa de albergues escolares indígenas como política de atención del gobierno

federal por más de 30 años implica a su vez una corresponsabilidad entre las

autoridades responsables del Programa así como de los actores sociales que se

encuentran en comunidad: autoridad comunitaria, padres de familia, ayuntamiento,

clínicas de salud, etc. Todo ello en claro beneficio de los niños que son la población

objetivo del PAEI.

Cuadro 7.6. Actores en torno a la formación del niño

Niño

Relaciones internasAlbergue

Mtro. CONAFE

Jefe de albergue

Ecónomas

Comunidad Sede

Comunidades aledañas

SEP

CDI

Escuela

Autoridad Comunitaria

Relaciones externas

Comité de Padres

Fuente: Elaboración propia a partir de las Reglas de Operación.

De esta forma se puede apreciar en el cuadro 7.6, la dinámica que se genera entre los

actores involucrados en la formación de los beneficiarios. Se ubica en el centro del

esquema al niño en general como beneficiario del Programa, relacionado

intrínsecamente por dos tipos de relaciones, una interna y otra externa.

257

La primera se refiere al contacto que tiene durante su estancia en el albergue con

diferentes instituciones, que se han coordinado para realizar actividades en su favor. Se

tiene presente al Jefe de albergue que es el responsable ante la CDI de aplicar el

programa en la comunidad. Las ecónomas que son las responsables de preparar los

alimentos durante la estancia de los niños en el albergue. El maestro asignado por el

Conafe es el apoyo que se brinda para aclarar dudas que se generan durante las clases

escolares de los niños.

Los Comités de Apoyo de los Padres de Familia es una instancia comunitaria

conformada por los padres de familia de los beneficiarios del albergue que se eligen en

asamblea al inicio de cada ciclo escolar, tienen a su cargo responsabilidades de

organización y realización de actividades que procuran el objetivo del programa38.

La relación externa se establece con instituciones de gobierno a nivel federal, estatal y

municipal. Como instituciones federales y estatales se identifica a la Comisión Nacional

para la Atención de los Pueblos Indígenas (CDI), en general, en particular las

Delegaciones estatales y los respectivos Centros Coordinadores a nivel regional, la

Secretaria de Educación Pública (SEP) encargada de reconocer los estudios que

realizan los beneficiarios del programa en sus respectivas escuelas a la que asisten los

niños; tanto de la comunidad sede como de localidades aledañas. La Autoridad

Comunitaria es la responsable de vincular a la comunidad con las autoridades del

municipio respecto a la colaboración que se requiera, la Comunidad Sede es el lugar

donde se ubica el albergue, las comunidades aledañas son los territorios de donde

provienen los beneficiarios.

De esta manera se tiene en general una amplia descripción de quienes intervienen en

el Programa. En particular interesa para este análisis conocer cuál es el papel que

desempeñan los comités de apoyo y cómo es que perciben su colaboración dentro del

albergue escolar indígena. 38 CDI (Comisión Nacional para el Desarrollo de los Pueblos Indígenas) (2004), Reglas de Operación

2004, México, D. F.

258

Otra de las razones para destacar la participación de los padres de familia es la que

reconoce la Dirección General de Educación Indígena de la Subsecretaría de

Educación Básica y Normal en los Lineamientos Generales para la Educación

Intercultural Bilingüe para los niños y las niñas Indígenas en los numerales 14 y 15 que

mencionan lo siguiente: 14.- La educación intercultural bilingüe para las niñas y los

niños indígenas promoverá la participación de la comunidad educativa y de las

autoridades, organizaciones e individuos de la comunidad indígena tanto en la

definición de los propósitos y contenidos educativos, como en el desarrollo de los

procesos que se realicen para lograrlos. Lineamiento 15.- La educación intercultural

bilingüe para las niñas y los niños indígenas promoverá la participación de la

comunidad educativa, de la comunidad indígena y de la comunidad en general como

mecanismo de control social de la oferta educativa39.

De tal forma la importancia de la participación de la comunidad en el proceso de

enseñanza es determinante, para lograr la inserción de las comunidades en la

educación sin que pierdan su identidad, sumado a la necesidad de incluir en el proceso

a los agentes que impulsen su desarrollo.

Con lo anterior, la aplicación de la entrevista a Comités de Apoyo de Padres de Familia

ha dado como resultado en la muestra a 65 albergues escolares, que ellos son un actor

activo en la cooperación para la realización de actividades de mantenimiento, limpieza, vigilancia y la promoción de las actividades del albergue hacia las

comunidades.

Un comité de apoyo se crea como un dispositivo de participación de las comunidades

aledañas y / o de la comunidad sede. A principios de cada ciclo escolar, se elige a sus

integrantes. En general los comités de apoyo fueron electos en este ciclo escolar.

39 SEP (Secretaría de Educación Pública) (1999), Lineamientos Generales para la educación intercultural

bilingüe para las niñas y los niños indígenas, México, D. F., versión pdf.

259

Lo anterior permite establecer por el comité una responsabilidad compartida, debido a

que asume la representación como una delegación del grupo de padres de familia, por

ciertas características: vivir cerca del albergue, el grado de responsabilidad que se

conoce del padre o madre de familia, además de confiar su actuación en beneficio de

los niños en el albergue, por citar algunas, en otras se obliga a su cumplimiento como el

caso de la entrevista en el albergue Francisco I. Madero en el Municipio de las

Margaritas, Chiapas en donde la selección e integración del comité se hace en

asamblea pero de no aceptarse por el padre de familia se le obliga (moralmente), no

hay marcha atrás, debe aceptarse sin pretexto alguno.

La responsabilidad del comité de apoyo se traducirá en la rendición de cuentas a partir

de lo realizado, en una asamblea de padres de familia por lo general se expresa que es

lo que se ha hecho, en algunos casos, la información se proporciona al Jefe de

albergue, a la autoridad de los Centros Coordinadores o el municipio, indistintamente.

Las reuniones se efectúan en diferentes periodos: semanal, quincenal, mensual,

bimestral, trimestral o anual.

7.3.2 Controles sociales

Otro de los mecanismos de participación que se atribuye a los comités de apoyo es que

tienen una función de contraloría social, entendiendo por ello a la participación de las

comunidades indígenas en las actividades y propósitos del albergue en general, en lo

particular verifican las actividades del jefe de albergue, las ecónomas. Además

supervisan el proceso de abasto y adquisición de los alimentos, el mantenimiento y

vigilancia en general del albergue.

7.3.3 Información proporcionada

Para la toma de decisiones es importante que se proporcione a los padres de familia

información respecto a la organización y funcionamiento de los albergues, garantizando

con ello tomar decisiones en colectivo y no quedar como un ente pasivo.

260

De esta manera la información permite establecer en el individuo criterios que den

pauta a tomar una decisión. El origen de está deber ser de primera fuente.

Con resultados obtenidos de los entrevistados se sugiere que siete de cada diez recibe

información de la situación del albergue a través del jefe de albergue, con ella se

conoce el funcionamiento laboral que hay en el albergue: CCDI - jefe de albergue –

ecónomas – maestro CONAFE; la relación de responsabilidades y derechos de los

niños durante su estancia en el albergue; las actividades de mantenimiento, limpieza y

vigilancia, y la relación de control del gastos mediante un acompañamiento que se da al

jefe de albergue en las compras de frescos y la revisión de notas y facturas para su

integración en un informe de gastos mensual que se envía al Centro Coordinador

Indígena respectivo.

En su mayoría los comités han recibido información sobre el uso que se le da al dinero

por el jefe de albergue.

7.3.4 Características del mantenimiento

En otra de las intervenciones del comité de apoyo es la que se refiere al mantenimiento

en el cual se promueve la participación para efectuar reparaciones menores como las

siguientes: cercado perimetral, reparación de bancas, en el caso de alguna

construcción en el albergue los papás hacen desde la mezcla hasta la pega de

tabiques, etc., y en general hacen el chapeo (poda de arbustos y limpieza de caminos

comunes, canchas, patios), en la mayoría de los casos las mujeres participan en la

preparación de alimentos y actividades relacionadas a la cocina del albergue, también

lo hacen en actividades de limpieza, barrer, lavar pisos.

Es necesario mencionar que en el mantenimiento poco más de la mitad de los

entrevistados realiza actividades sin contar con un programa definido para tal fin, su

actuación es eventual, no existe una noción sobre la prevención del deterioro de las

instalaciones para su anticipación a las reparaciones o sustituciones diversas. Es decir

al hacerse un mantenimiento correctivo no se prevé su obsolescencia en el mediano

261

plazo, ni por el Jefe de albergue ni por el Comité de apoyo, sólo hasta que nuevamente

aparece el “problema”.

Cuando existe un plan de mantenimiento los integrantes de Comité de apoyo

mencionan que sí fueron considerados para su elaboración y aplicación, pero este es

de carácter semanal o mensual nunca anual como lo establecen las Reglas de

Operación.

7.3.5 Participación Comunitaria

7.3.5.1 Participación de Hombres vs. Mujeres

La participación de los padres de familia por género en el comité de apoyo en primer

lugar, en la mayoría de los casos es realizado por los hombres y en menor medida la

participación de la mujer.

Es importante destacar que la participación como tal en alguna actividad que beneficie

a la comunidad es en su mayoría socialmente reconocida, principalmente quien va a

ocupar el espacio social es el hombre como una cuestión de socialización y

reconocimiento del otro, mientras que a la mujer, por su papel dentro del hogar, su

participación sólo le es reconocida por la comunidad cuando su pareja esta ausente o

cuando es madre soltera. Aunque también es prudente señalar que la participación de

hombres y mujeres será reconocida en mayor medida en los lugares que estén

próximos a ciudades con mayor población.

7.3.5.2 Promoción

Las actividades de promoción para ingresar al albergue la realizan en conjunto el Jefe

de albergue, las Ecónomas y el Comité de apoyo. En particular el comité de apoyo

utiliza las estrategias de pega de carteles, reuniones en comunidades, envían mensajes

desde la radio comunitaria a las comunidades, se visita las casas de los niños e invita a

los padres para que asistan al albergue. Antes de salir de clases los maestros invitan a

262

los niños y padres de familia para que al nuevo ciclo escolar lleven a sus hijos al

albergue.

7.3.5.3 Oferta y demanda de ingreso

Los comités entrevistados expresan que existen niños que podrían ingresar al albergue

pero no realizan el trámite de ingreso debido a ciertas situaciones entre las que

destacan: la lejanía del albergue respecto a la ubicación de su domicilio, por otro lado la

percepción de que se ha generado en los albergues mala fama respecto al trato que se

da a los niños durante su estancia y al tipo de alimentación que se brinda, hay

ocasiones en las que se les da carne, verduras, u otro alimento y no están

acostumbrados, no les gusta, por ello no recurren al albergue para ser becados y

continuar con sus estudios.

Otro factor son los deberes a los que están sujetos los niños durante su estancia en el

albergue y en algunos casos a la desconfianza que se genera en los padres de familia

cuando se trata de sus hijas, no creen conveniente el dejar asistir a sus hijas a los

albergues, por quedar vulnerables a la socialización con niños del sexo opuesto.

Aunado a ello existen comunidades aledañas que no envían a sus niños al albergue

debido a que en su comunidad cuentan con el nivel y grado escolar de acuerdo a la

edad del niño. Es decir cuentan con educación preescolar, primaria y en algunos casos

con secundaria y bachillerato, según sea el caso. O en definitiva los padres de familia

no consienten el estudio en sus hijos y por lejanía.

Los entrevistados en la mayoría de las veces señala que la selección de los niños se

hace a partir de los criterios de necesidad económica en la familia a beneficiar y la

lejanía de la comunidad origen del niño.

También en algunos casos se considera cubrir los requisitos de ingreso por los padres

de familia, en donde los padres tienen que hacer meritos desde un año antes,

263

obligándose a participar dentro del comité de padres y sujetos a evaluación por la

asamblea de padres de familia y llegado el momento de solicitar el ingreso de los niños,

se sujeta al resultado de los votos, lo que determina el ingreso del niño.

En el caso de albergue Sor Juana Inés de la Cruz en Ixmiquilpan, Hidalgo se les pide a

los jóvenes presenten examen de conocimientos previos y la calificación en su boleta

de grado anterior debido a que en este albergue sólo se proporciona el grado de

bachillerato.

Con lo anterior se cumplen algunos criterios de elegibilidad descritos en las reglas de

operación para el programa de albergues y se conoce de otros que las propias

comunidades consideran necesarios para el ingreso de los niños al albergue.

En general la participación de los padres de familia se limita en este aspecto, ya que el

Jefe de albergue decide sobre el total de solicitantes a ingresar al albergue. En algunos

casos sí participan los papás y el jefe de albergue en la selección de los niños.

Esto origina un problema en el diseño de la participación de los padres en las reglas de

operación, debido a que se evita que los padres participen en la selección de los niños,

cuando se dice que es una de sus atribuciones. Cuando se integra el comité de apoyo,

al inicio del ciclo escolar, no cuentan con conocimientos respecto al funcionamiento del

albergue, no pueden entonces participar en la selección de los niños debido a que ya

están en clases. Lo que se traduce en la necesidad de capacitar a los comités de

padres que están por ingresar.

La promoción se hace a fin de ciclo escolar bajo la responsabilidad del comité que esta

por terminar su gestión, de tal forma sólo se promueve el ingreso y se hace a un lado la

participación del comité en la selección de los niños. Al incorporarse el nuevo comité no

sabe que hacer, requiere de información, de capacitación y sólo se limita a conocer y

promover reuniones de organización de tareas para el beneficio del albergue (v. Cuadro

7.7)

264

Cuadro 7.7. LÍMITES DE LA PARTICIPACIÓN DEL CAPF

0 1

Ciclo escolar

01

Ciclo escolar

Se promueve la convocatoria

del albergue

Se elige a comité

de padres

Se hace el plan

de mto., anual

Transición de CAPF

Se elige a un nuevo comité

de padres

Se hace el plan de mto., anual y

mensual

Se promueve la convocatoria

del albergue

Fuente: Elaboración propia.

La opinión que tienen los comités de apoyo respecto al sexo de los niños al momento

de ingresar al albergue en su mayoría mencionan que no les importa si son más niñas o

niños, todos tienen derecho de participar y el hecho de mencionar que la estructura de

ingreso sea equitativa, no lo ven como factible debido a que sí se presentan niños al

principio de las inscripciones no pueden cerrarle las puertas, y viceversa.

Tres de cada seis comités de apoyo consideran que tiene que darse el apoyo a la

comunidad sede con algunas becas para sus niños, ya que en algunas comunidades se

privilegia a los niños de las comunidades aledañas, solo que en estas ya hay escuelas y

no acuden los niños por esta situación. Se reconoce que todos tienen derecho de

participar en el albergue escolar indígena. Una cuarta parte rechaza este esquema,

debido a que en sus comunidades aún existe la carencia de escuelas y el albergue

escolar es un expediente para recibir educación formal.

7.3.6 Alimentación, Infraestructura y Proyectos Productivos

7.3.6.1 Alimentación

En este apartado la mayoría de los encuestados considera que los alimentos que se

proporcionan a los niños durante su estancia en los albergues son buenos ya que

incluyen en su dieta diaria alimentos variados, tales como carne, verduras, frutas, leche,

265

huevo, etc. Otra idea es que al ser una alimentación balanceada y mejor a la que

reciben en su casa, los niños al tener contacto con alimentos que no son de su

consumo diario, carne de pollo, res o pescado, llegan a tener problemas de digestión

que al consumirlos de manera regular se van adaptando y obtienen mayores beneficios.

Debe destacarse la responsabilidad que asumen los padres de familia respecto al

cuidado y vigilancia de lo que consumen los niños en el albergue, por ejemplo en el

estado de Guerrero en el municipio de Ahuacuotzingo en el albergue Vicente Guerrero

el comité supervisa los alimentos, que la carne este fresca, los alimentos no estén

crudos, las tortillas no se sirvan quemadas, la cantidad sea adecuada para los niños.

Por otro lado, debe motivarse la participación de los comités de apoyo para evitar los

abusos por autoridades del albergue y promover la colaboración entre las autoridades

del albergue y padres de familia para contrarrestar lo que sucede en el albergue

“Motolinía”, en Guadalupe y Calvo en el estado de Chihuahua en donde la Jefa de

albergue a decir de los entrevistados “Sí se les da de comer bien (a los niños), pero a

veces no mucho, porque la jefa se lleva las llaves del almacén y hay poquita comida, un

día no comieron los niños por eso. Saca la comida del almacén y se la lleva”40. Sin duda

la intención de permitir la participación y acompañamiento en la gestión de los

albergues por los padres de familia se vuelve prioritaria.

Otro ejemplo respecto a cómo ha cambiado la situación de los albergues, se tiene en el

estado de Puebla, en el albergue México en el municipio de Zautla, dice la profesora

Felicitas Huerta Vázquez que “antes sufrieron porque no se aseguraba la alimentación

para todos, no alcanzaba y tenían que salir a pedir el apoyo de los vecinos, ahora ya se

cuenta con los alimentos que ellos necesitan y se les proporcionan sus tres comidas”41.

40 (2006) Entrevista a Comité de Padres en Albergue Escolar Indígena “Motolinía”, en el municipio de

Guadalupe y Calvo en el Estado de Chihuahua, N° de control 20. PAEI. 41 (2006) Entrevista a Comité de Padres en Albergue Escolar Indígena “México”, en el municipio de Zautla

en el Estado de Puebla, N° de control 44. PAEI.

266

De ahí que sea prudente contar con los alimentos necesarios y adecuados para la

región en donde se ubica tanto el albergue como las localidades de donde provienen

los niños, por ello es indispensable que desde la propia CDI se promueva una dieta no

genérica sino especifica a nivel regional con la que se contemple las necesidades de

las comunidades a partir de expertos en el tema nutricional. Ejemplo de ello es lo que

se menciona por el comité de padres en el albergue José María Luis Mora en el

municipio de Hidalgotitlán en Veracruz donde hay un nutriólogo que diseña un menú

adecuado para los niños.

7.3.6.2 Condiciones de infraestructura

Sin duda el hospedaje es otro de los rubros a considerarse por el Programa. Los

entrevistados mencionan que las instalaciones de los albergues son inadecuadas, sus

respuestas en la mayoría fueron negativas, resaltando las necesidades de

mantenimiento en general del albergue, la ampliación de las actuales construcciones;

cocina, comedor y dormitorios principalmente.

Se manifestó en la mayoría de los casos la necesidad de atender los sanitarios en la

instalación para las regaderas y lavabos así como cambiar los retretes.

En dormitorios proveer de literas y colchones nuevos. Además de dotar de instalaciones

para el almacenamiento de agua. Ejemplo de lo anterior es lo señalado en la entrevista

hecha al comité de apoyo del albergue 16 de septiembre en el municipio de Guachochi,

Chihuahua en cuya respuesta se expresa lo siguiente ”Pregunta 17. ¿Consideran que

las instalaciones del albergue son adecuadas (dormitorios, cocina, comedor, baños,

sala de usos múltiples, etc.)?, ¿por qué? R= “No, porque duermen 6 niños por cama, les

hacen falta literas”. Otro caso similar es el que se presenta en el estado de Hidalgo en

el municipio de Xochiatipan en el albergue Bartolomé de las Casas en el que “(…)

duermen tres niños en una cama, las camas son individuales, se han solicitado camas y

no hay respuesta… el área de comedor es sumamente reducida para los 92 niños del

albergue, hay ‘boiler’ pero no hay gas (…)”.

267

En cuestión de recreación se solicita la realización de áreas de esparcimiento que

contengan una cancha y juegos infantiles. Y la construcción de salones de usos

múltiples para realizar sus tareas, juegos de mesa, talleres y reuniones. Ejemplo de lo

anterior es lo que se mencionan por parte del comité de apoyo del albergue escolar de

“Margarita Maza de Juárez” en Las Margaritas, Chiapas en donde se responde que las

instalaciones no son las adecuadas porque falta agua, cancha y utensilios de cocina.

7.3.6.3 Proyectos productivos

En este aspecto, los comités de apoyo señalan en una cuarta parte que si cuentan con

algún tipo de proyecto productivo. El resto menciona que no ha tenido participación

alguna en la realización de algún proyecto productivo. Esto es importante debido a que

los albergues son espacios en los que se fortalece la identidad cultural, se reproducen

las creencias, la cultura, los “saberes” que han predominado en alguna comunidad, la

lengua materna, la forma de cultivar ciertos productos, etc., y su ausencia se puede

entender por un lado a la falta de importancia que se le da a los cultivos por parte de

quienes dirigen el albergue y a la falta de apropiación por los padres de familia de estos

espacios educativos para transmitir sus conocimientos sobre prácticas agrícolas y cría

de animales de traspatio. En las actuales circunstancias de los albergues, los proyectos

productivos son inviables sin la participación de la comunidad.

De los casos en los que se destaca la importancia que tienen los proyectos productivos

señalaremos solo dos de ellos, ambos en el estado de Chiapas, el primero en el

municipio de Nicolás Ruiz en el albergue “Jaime Nunó”: “El maíz que cosechan se lo

compran a $1300 ó $1600 la tonelada y al año ellos producen entre una o una y media

tonelada.”

El segundo albergue, “Everardo Hernández Pérez”, ubicado en el municipio El Porvenir:

“El terreno donde siembran la papa es rentado y el costo es de trescientos pesos la

cuerda…, de una cuerda obtienen mil kilos y lo venden a tres pesos el kilo más o

268

menos. Se siembra en marzo para cosechar en julio. En el mes de agosto pasado hubo

cosecha de papa“.

De esto es imperativo apoyar a los albergues para que se cumpla lo dispuesto en las

reglas de operación del programa de albergues escolares en donde plantea que el

excedente en especie y/o en efectivo que generen los proyectos productivos de los

albergues se destinarán para la reinversión en las necesidades de los mismos y serán

supervisados por los Comités de apoyo de padres de familia. Ante esto se supone la

acción de realizar en cada albergue algún proyecto productivo pero en la práctica es

una actividad secundaria o sin importancia.

7.3.7 Algunas consideraciones al tema

La importancia que adquiere la participación en la aplicación de programas sociales es

por de más relevante. En el caso del Programa de Albergues Escolares Indígenas

(PAEI), se observa su valía a través del Comité de Apoyo de Padres de Familia con el

cual se garantiza de algún modo el desarrollo del Programa.

En la actualidad la operación del PAEI cobra importancia, en la medida en que satisface

las necesidades de las comunidades donde tiene presencia. A partir de este análisis se

conoce la opinión que tiene el Comité de Apoyo a partir de su contacto con la vida

cotidiana de los albergues y de las propuestas que hace para mejorar la calidad del

servicio en beneficio de los niños y niñas indígenas en 21 estados de la República

Mexicana.

Si bien con la participación de los comités de apoyo se garantiza una gobernabilidad

democrática y de mínimos satisfactores es necesario y prudente capacitar a sus

integrantes en lo que es el albergue escolar, la función en las comunidades donde hay

albergues escolares y sensibilizar sobre la participación en las diferentes tareas que la

mujer puede realizar desde la organización, dirección y ejecución de responsabilidades

comunitarias y lograr una apropiación de este espacio público por hombres y mujeres

indígenas.

269

El abuso del poder por quien lo ostenta tiene lugar cuando no se tiene la información

sobre cómo funciona la institución y el programa. Ejemplo en una comunidad el ingreso

de un niño o niña como beneficiario puede tornarse perverso si se condiciona a ciertos

favores. Carecer de información respecto de qué hacer ante cierta situación obliga a los

padres de familia a depender por conveniencia de quien ejerce el poder, pero si el

comité y los padres de familia en general reciben una capacitación sobre sus derechos

y obligaciones, el papel de los funcionarios en el albergue y su funcionamiento,

disminuye la posibilidad de que se incurra en abusos, reduciéndose las anomalías

cuando se logra obtener el apoyo de los padres de familia en general para alcanzar los

objetivos del Programa.

En circunstancias en que ha tenido lugar la participación comunitaria, se ha observado

que cuando los padres de familia se quejan de un jefe de albergue lo hablan con el

responsable del CCDI y en algunos casos se ha resuelto sustituyendo al Jefe. En otros

casos se presiona al CCDI regional para que actúe y tome una decisión respecto al tipo

de problemas que existen.

Además los albergues escolares son ser espacios adecuados para el fortalecimiento

cultural e identitario en las regiones en que tienen incidencia. Por ello es necesario

establecer mecanismos para favorecer la participación interinstitucional real de actores

sociales como el municipio, el área de salud en el municipio, las organizaciones

sociales cuando las haya, la colaboración de universidades para la práctica profesional

en sus aulas, la supervisión constante de las áreas de la CCDI y de su cooperación con

la SEP.

7.3.8 Propuesta

Suministrar una libreta a cada CAPF para el control de reuniones y levantamiento

de actas de acuerdos y se suscriban por los participantes.

270

Que el CCDI correspondiente capacite a los CAPF sobre el funcionamiento de los

albergues y el papel de los padres para lograr el objetivo del programa.

Aprovechar los espacios del albergue en los fines de semana para proporcionar

educación a los adultos, principalmente a padres y madres de familia.

Editar Cuadernillos informativos sobre el funcionamiento del albergue dirigido a los

padres de familia, autoridades comunitarias y al municipio.

7.4 Los Maestros o autoridades escolares

El análisis de las entrevistas a las autoridades escolares en torno al funcionamiento de

los albergues y del bienestar de los alumnos beneficiados, parte de la consideración

central de que el Programa tiene la finalidad de dar alimentación y hospedaje seguro a

niños indígenas de bajos recursos que no cuenten con escuela en su comunidad. Con

la intención de facilitar el análisis de este apartado dividimos el análisis en seis temas:

• Conocimiento del albergue

• Calidad de vida en el albergue

• Aprovechamiento escolar

• Relación albergue – comunidad

• Relación albergue – escuela

• Recomendaciones de los maestros al Programa

7.4.1 Conocimiento del albergue

Considerando que los albergues se encuentran ubicados en localidades pequeñas y

que existe una relación natural (aunque no siempre sólida) entre éstos y las escuelas es

comprensible que la gran mayoría de los maestros entrevistados los conozca y los haya

visitado alguna vez; incluso más de uno dijo haber sido jefe de albergue en algún

momento de su carrera magisterial. Asimismo saben del funcionamiento y comentan, en

271

general, que se trata de un lugar donde los niños comen, duermen y les ayudan con sus

tareas; hubo quienes abundaron en la descripción del personal y sus tareas además de

los mecanismos de abastecimiento. Sin olvidar que el albergue ha visto pasar ya

muchas generaciones dado que su antigüedad data de más de 30 años de servicio; lo

cual nos permite aseverar que éstos han asumido un papel protagónico dentro de las

comunidades donde se localizan haciendo casi imposible que los maestros no tengan

idea de cómo se realizan sus actividades.

El número de niños provenientes del albergue que atiende la escuela nos da una

referencia del vínculo existente entre ambas instituciones; dicho número oscila entre 4 ó

5 alumnos en preescolar o secundaria hasta 162 niños en primaria en los casos en que

prácticamente el 100% de la matrícula procede del albergue como es común en

Chihuahua y Nayarit, considerando que en estas entidades aún se mantiene el

esquema de albergue-escuela ya que comparten el espacio físico, generando mejores

esquemas de participación entre las dos instituciones además de compromisos y

apoyos mutuos.

Tomando en cuenta la ocupación media nacional de los albergues que es de 55 niños,

llama la atención que existan albergues con más de cien beneficiarios sobre todo

contemplando la capacidad y la antigüedad de las instalaciones, así como el mobiliario

disponible.

7.4.2 Calidad de vida en el albergue

Es importante tener una opinión con respecto a la calidad de vida que los beneficiarios

tienen dentro del albergue si reparamos en que los niños pasan allí cinco de los siete

días que tiene la semana. Podemos utilizar como indicadores en este ámbito la

alimentación, la salud y la clase de alojamiento que se les ofrece.

272

Un elemento que se hizo presente de manera reiterada durante todo el trabajo de

campo y que por lo tanto gran parte de los entrevistados resaltó fue el de la

alimentación, éste es para muchos el principal beneficio que obtienen los becarios y al

cual se le atribuyen otros logros como el aprovechamiento escolar. Se tiene pues la

impresión generalizada de que los alumnos se encuentran bien alimentados, que

comen tres veces al día y variado; lo cual coincide con los resultados obtenidos en la

encuesta realizada a los beneficiarios donde cerca del 80% dijeron que no se quedaban

con hambre después de comer. Algunos maestros comentan que les gustaría que, por

lo menos, este beneficio se extendiera a más niños. Sólo hubo dos casos en los que se

dijo que la alimentación era deficiente, tratándose ambos de albergues ubicados en el

estado de Chiapas.

Las condiciones de salud e higiene en que se encuentran los beneficiarios son, sin

lugar a dudas, factores determinantes de su calidad de vida dentro de la institución;

éstas, a su vez se encuentran vinculadas con la disponibilidad de agua potable, de

drenaje de algún tipo, las visitas médicas preventivas y una alimentación no sólo

abundante sino balanceada, por mencionar las más importantes. En el mismo sentido

también es importante señalar que los albergues escolares se encuentran distribuidos

por todo el territorio nacional y por lo tanto los niños están expuestos a diversos climas

y condiciones geográficas, en donde las características actuales de las instalaciones en

muchos casos no ofrecen la protección adecuada.

El tema de la salud cobra importancia no sólo por ser uno de los derechos de los niños

sino, por que la enfermedad puede ser causa de ausentismo escolar en detrimento de

uno de los principales objetivos del Programa que es garantizar la asistencia a clases.

En este sentido la incidencia de ausentismo escolar por enfermedad resultó de regular

impacto ya que aproximadamente la mitad de los entrevistados reportó que los niños

faltan por este motivo; las enfermedades más frecuentes fueron las respiratorias (gripa

y tos) y casos de fiebre sin determinar la causa, una incidencia menor tuvieron las

enfermedades de la piel que además coinciden con la falta de higiene de los niños

273

asociado a la carencia de agua principalmente. Dos o tres casos aislados reportaron

enfermedades estomacales y uno en específico una epidemia de salmonelosis, lo cual

podría ser indicativo de la falta de higiene con que son preparados los alimentos así

como su calidad. Es importante mencionar que para algunos maestros los casos de

enfermedad, a pesar del ausentismo, no son considerados graves ni anormales con

referencia a los parámetros locales.

En cuanto al aseo personal, en general los beneficiarios se presentan a su escuela

limpios salvo aquellos casos en que la disponibilidad de agua no es regular y en

aquellos otros donde no existe un servicio de agua caliente y el clima frío es un

impedimento para generar el hábito del baño diario, por lo que se han organizado para

tomar uno o dos baños por semana, sesiones donde incluso los propios maestros

participan acompañando y cuidando a los niños cuando es necesario acudir al río para

tal efecto. Esta práctica es extendida en localidades ubicadas en Chihuahua y Nayarit,

mientras que en Guerrero, Chiapas e Hidalgo se manifiestan de forma aislada.

En lo que respecta a las características del alojamiento y la seguridad del mismo fueron

pocos quienes dijeron que el albergue era inseguro, unas veces por la ubicación ya que

este se encuentra cerca de un río o en las orillas del pueblo y otras, simplemente por

falta de una barda que delimite el terreno, lo mismo que por compartir espacio con la

escuela, como es el caso del albergue “Venustiano Carranza” en Santa Bárbara,

municipio de El Nayar, en Nayarit donde a decir del maestro, los niños del albergue

rompen los vidrios de la escuela cuando juegan por las tardes. En concordancia la

ubicación geográfica fue considerada, en su mayoría, adecuada toda vez que los

albergues se han localizado en comunidades céntricas con respecto a su área de

influencia; las pocas recomendaciones de reubicación hacen referencia a realizarlas

dentro de la misma comunidad por las circunstancias ya mencionadas.

274

Así, muchos de los maestros con los que platicamos reconoce que vivir en el albergue

es la mejor opción aún para niños de la comunidad sede, de igual forma consideran que

las necesidades de los beneficiarios son cubiertas y –de nueva cuenta- hacen

referencia a la alimentación pero también al hospedaje y al beneficio que obtienen de

no tener que trasladarse diariamente desde sus comunidades de origen, que como ya

sabemos, se encuentran alejadas. Adicionalmente existen otros motivos en favor de su

permanencia en el albergue como son los hábitos de disciplina y orden que se les

inculcan o alejarlos de los malos ejemplos de sus padres, que suelen emborracharse,

así como para evitar la inasistencia por motivos de trabajo ya que a decir de ciertos

maestros los niños que se van a su casa a dormir (aunque comen en el albergue) llegan

a faltar a clases porque se van a trabajar con sus padres, principalmente en el campo.

Por el lado contrario hubo quienes argumentaron que los niños debían vivir en su propia

casa apelando en favor de la convivencia familiar y los lazos afectivos que dentro de

ella se generan. El maestro entrevistado en San Agustín Oapan, Guerrero nos comenta

que los niños de la comunidad sede comen en el albergue pero duermen en sus casas

mientras que aquellos que vienen de lejos reciben el apoyo completo y que esa forma

de funcionar le parece la más adecuada.

Los factores negativos que percibimos y que no debemos pasar por alto hacen

referencia a que los niños pasan frío por las noches ya que no cuentan con cobijas

suficientes o las ventanas carecen de vidrios, la falta de servicios médicos y deportivos

de modo permanente, además de que no se habla en su lengua dentro del albergue

causándoles problemas de integración y entendimiento principalmente con las

ecónomas y los jefes de albergue.

7.4.3 Aprovechamiento escolar

En términos del aprovechamiento escolar, la percepción del beneficio que obtienen los

alumnos es muy heterogénea y llega al extremo en el que algunos maestros afirman

275

que el desempeño escolar depende más de cuestiones personales y del compromiso

propio que del entorno en el que se desenvuelva el alumno; lo cual es cuestionable (y

contradictorio con otras opiniones vertidas con anterioridad) si partimos de que un

alumno bien alimentado, que ha cumplido con las horas de sueño necesarias para

descansar y que además no debe recorrer grandes distancias para llegar a su escuela

tendrá, en definitiva mayores posibilidades de obtener un mejor desempeño académico.

Con respecto a la asistencia una tercera parte de los entrevistados comentó que sí se

nota una diferencia a favor de los niños del albergue; mientras que el resto dijo que

todos asistían a la escuela por igual. Asimismo la gran mayoría considera que el

Programa sí mejora las condiciones para que los niños asistan a la escuela

principalmente por razones de traslado; los que no estuvieron de acuerdo con esto

creen que el jefe de albergue no tiene interés en dicho aspecto y se limita a vigilar la

cuestión alimentaria, lo que es alarmante si nos preguntamos dónde están los niños si

es que no asisten a la escuela. Está claro que el albergue genera un beneficio real en

términos de asistencia al reducir sustancialmente los tiempos y recorridos de traslado

permitiendo que los niños que vienen de lejos tengan un patrón de asistencia

igualmente regular al de los niños que viven cerca de la escuela, hecho que sin lugar a

dudas redunda en que los beneficiarios tengan menor incidencia de deserción escolar

ya que sus condiciones de vida han mejorado. Por otra parte cabe mencionar tres

casos en los que la mejoría en el nivel de asistencia se atribuye al programa

Oportunidades y no al albergue; esos se encuentran, uno en Chiapas y dos en

Veracruz.

En cuanto a las calificaciones y el cumplimiento de tareas, las expresiones también

fueron diversas. Por un lado cerca de una quinta parte de los maestros con quienes

conversamos, consideran que los alumnos del albergue obtienen mejores calificaciones

y cumplen con las tareas además de presentarlas con calidad, porque los niños

cuentan, por lo menos, con el comedor como espacio de estudio y con el apoyo de los

maestros de Conafe, además de un horario específico para tal fin; mientras los otros

276

niños son, en el mejor de los casos, supervisados por sus padres quienes

desafortunadamente, con frecuencia no saben leer ni escribir. Hay que hacer mención

de un albergue en Guerreo donde, por acuerdo del comité de padres, los alumnos

deben tener promedio mínimo de 8 en sus calificaciones para poder acceder a sus

beneficios.

Paralelamente una pequeña parte comentó que los favorecidos por el Programa tienen

un menor rendimiento y cumplen menos con las tareas, a pesar de los beneficios con

los que cuentan; el resto dijo que no existía diferencia alguna entre los alumnos y que

depende también del propio maestro de grupo y su forma de motivar a los niños para

que obtengan buenas calificaciones. Otro factor que los maestros identifican en el

rendimiento escolar de los beneficiarios es, precisamente la escuela de la que proceden

ya que en muchos casos es de tipo “multigrado” o es de Conafe, siendo ambas

consideradas de menor calidad. En contraposición a la opinión de los maestros el 70%

de los niños encuestados dijo que el apoyo académico que reciben en el albergue, ya

sea por parte de los instructores de Conafe o por parte del jefe de albergue sí es de

utilidad para ellos.

A la vez que se reconoce que el albergue mejora las condiciones de estudio y

aprovechamiento escolar en los niños, se observan deficiencias al respecto; si bien es

cierto que el comedor funge como espacio para realizar las tareas, y que seguramente

no cuentan con dicho espacio en sus casas, se percibe la necesidad de crear un área

específica para tal fin (algún maestro comentó que los cuadernos llegan llenos de grasa

de comida), así como mejorar la calidad en las asesorías por parte de los auxiliares de

Conafe y del propio jefe de albergue, en este sentido se hace presente la necesidad de

contar con personal cada vez más capacitado con la finalidad de poder atender a los

niveles medios de educación que ahora comienzan a tener más afluencia hacia los

albergues. En materia de asistencia y aprovechamiento escolar es deseable que el

albergue sea una referencia positiva que marque una pauta de calidad más allá de

limitarse a adoptar los parámetros locales.

277

Existe un conjunto de variables que quedan fuera del alcance del Programa como son

el entorno familiar y el grado de importancia y aceptación que para los padres tiene la

escuela y el impacto que, en su opinión, tendrá la educación en el futuro de sus hijos;

no obstante existe un obstáculo aún mayor que se relaciona con los niveles de pobreza

en que se encuentra la población objetivo, ya que no se trata solamente de contar con

la facilidad o el beneficio de tener uno o más hijos becados en el albergue sino de la

necesidad de incorporarlos como fuerza de trabajo ya sea en la parcela propia o como

jornaleros para de esta forma garantizar un ingreso monetario ligeramente mayor y con

esto la subsistencia de la familia entera.

7.4.4 Relación albergue – comunidad

Debemos recordar que los albergues tienen ya muchos años funcionando y por lo tanto

se han convertido en un elemento importante dentro de la comunidad en la que se

localizan. En este sentido tres cuartas partes de los entrevistados dijo no tener, ni haber

escuchado quejas del funcionamiento del albergue, mientras que el resto dijo que sí las

había y éstas tienen una variedad bastante compleja que van desde los prejuicios a los

noviazgos hasta agresiones reales hacia las mujeres.

Las quejas hacen referencia principalmente a las incapacidades operativas de algunos

jefes de albergue (incluyendo desde deficiencias administrativas hasta el descuido de

los niños), a la falta de agua y a la dotación insuficiente de alimentos, todas estas

dignas de tomarse en consideración dado que afectan seriamente el desempeño del

albergue y por ende el bienestar de los niños. También se hicieron escuchar otras

como: la falta de participación de los padres en las reuniones y actividades del

albergue, impuntualidad de los alumnos para llegar a la escuela, y los noviazgos entre

los jóvenes y jovencitas del albergue.

278

En la lógica de interacción con la comunidad resulta evidente que la instalación del

albergue ha generado una serie de beneficios que van desde el aumento de la

matrícula escolar hasta el incremento en el consumo a través de la generación de

comercio y otros servicios locales. De entre los inconvenientes relatados por nuestros

interlocutores destacan la aparición de conflictos por darle, en apego a las reglas de

operación, preferencia a los niños de otras comunidades y desplazar a los de la

comunidad sede, siendo que éstos también lo necesitan; así como el haber recibido a

alumnos de secundaria y por último podemos mencionar un caso en donde el comisario

local quiere que su hijo sea el jefe de albergue, a lo que la comunidad se opone

apoyando a la jefa actual.

Una respuesta constante entre nuestros entrevistados fue que el albergue puede

aportar a la comunidad, además de sus ya mencionados y valiosos servicios,

actividades de diversos tipos como culturales, deportivas, servicios de Internet,

biblioteca, talleres de lectura, talleres diversos; algunos entrevistados fueron

conscientes de la situación económica en que se encuentran los albergues y acotaron

sus opiniones a la disponibilidad tanto de recursos monetarios como de personal. En

general todas estas muestras de creatividad por parte de los entrevistados fueron

gracias a la entrevista misma ya que muchos no lo habían considerado anteriormente y

por tanto no lo han platicado con las instancias correspondientes, los pocos que si lo

han hecho han hablado con los jefes de albergue y no con las autoridades de CDI ya

que con éstas casi no existe contacto.

7.4.5 Relación albergue – escuela

Se percibe que la relación escuela – albergue se encuentra determinada o dominada

más por las relaciones personales y el grado de empatía existente entre los maestros

de escuela y el jefe del albergue que por las relaciones institucionales que por obvias

razones debieran existir. De tal suerte que el apoyo que el albergue otorga a las

actividades escolares se reduce a la asesoría que brindan los maestros de Conafe en la

realización de tareas; en un caso aislado uno de los albergues cuenta con una pequeña

279

biblioteca que por su uso tiene un carácter prácticamente público. Este, en particular, es

un ejemplo del tipo de servicios complementarios que se pueden ofrecer y que de

ninguna manera incrementa el costo de operación del Programa si se logra dotar de

libros al albergue mediante donaciones.

La participación de los maestros en las actividades del albergue -como ya se mencionó-

está en función de las propias relaciones personales. Mientras hay algunos maestros

que colaboran con el albergue llevando a los niños al río a que se bañen (una o dos

veces por semana), además de hacer guardias nocturnas y prestar sus vehículos para

trasladar leña o víveres; hay otros que se justifican diciendo que el jefe de albergue

nunca les ha pedido su colaboración. Por su parte la escuela como institución, participa

conjuntamente con el albergue en actos cívicos y festividades así como en la campaña

de difusión que se hace en las comunidades para informar sobre la existencia del

albergue y sus beneficios. Si se logra vincular de forma sólida a estas dos instituciones

en el proceso de enseñanza - aprendizaje se estará combatiendo las debilidades

mencionadas anteriormente en términos de calidad educativa siempre en beneficio de

los alumnos.

7.4.6 Recomendaciones de los maestros al Programa

Las recomendaciones recopiladas se pueden sintetizar en los siguiente: en cuanto a

recursos las observaciones fueron tanto en el sentido de incrementarlos como a una

mejor administración de los mismos; en cuanto a infraestructura los comentarios giraron

en torno al mantenimiento, la ampliación y la remodelación de los albergues,

considerando desde bardas hasta dormitorios, baños y mobiliario.

En lo que a relaciones laborales e institucionales se refiere, las respuestas fueron

menos abundantes y giraron entrono a tener mayor y mejor comunicación, cooperación

y la necesidad de más personal así como su capacitación. Es importante resaltar que el

vínculo entre los maestros de escuela y la CDI es prácticamente inexistente. También

280

se consideró mejorar las condiciones laborales y el correspondiente pago para el

personal del albergue, en especial de las ecónomas.

Es necesario que en términos institucionales se deje de considerar la plaza de jefe de

albergue como una plaza de castigo para maestros “incómodos” y más bien se le

visualice como un puesto que requiere de un perfil y capacitación adecuados, “se

necesita un líder” comentaron los maestros en los talleres y en alguna entrevista,

haciendo referencia a las características de dicho perfil además de que la capacitación

debe de ir más allá de enseñarles a llenar los formatos que deben presentar ante las

dependencias involucradas. Estos son elementos que no se deben pasar por alto ya

que a lo largo del proceso de evaluación se detectó en la figura del jefe de albergue a

una pieza fundamental para el buen funcionamiento del mismo.

Otro aspecto en el que se debe poner atención es la adecuación del Programa a la

realidad y necesidades actuales, al respecto podemos rescatar un valioso comentario

vertido en uno de los talleres:

“…en la región de Huauchinango la mayoría de las comunidades cuentan con

escuelas, pero la pobreza no se ha terminado; el programa tiene que adaptarse a las

circunstancias…”

Es a todas luces evidente que el Programa continúa siendo útil pero deben de hacerse

ajustes importantes que garanticen el buen uso de los recursos humanos y materiales a

favor de los niños que por el motivo que sea necesitan vivir en el albergue.

7.5 Las Autoridades Comunitarias

Este análisis de la Autoridad de la Comunidad, se fundamenta en el estudio de los

datos obtenidos de una muestra representativa a nivel nacional, llevada a cabo en 65

281

albergues distribuidos en siete estados: Chiapas, Chihuahua, Guerrero, Hidalgo,

Nayarit, Puebla y Veracruz. Sin embargo, en 15 de los albergues visitados no se

realizaron las entrevistas a la Autoridad de la Comunidad, pues en algunos casos no se

encontraban en su localidad al momento de la visita al albergue y algunos de los

presentes se hallaban en condiciones poco favorables para conceder una entrevista,

por el consumo de alcohol.

La encuesta consta de una cédula de identificación del entrevistado y lugar, más 23

preguntas ordenados en tres grandes apartados, el primero es relacionado con el

conocimiento del albergue, el segundo con la interrelación que se da entre las

autoridades comunitarias y el albergue; por último se trata el tema sobre los beneficios

del albergue hacia la comunidad.

7.5.1 La Autoridad de la Comunidad y su conocimiento acerca del albergue

El conocimiento del albergue por parte de la Autoridad de la Comunidad puede estar

relacionado con el tiempo que las personas han desempeñado tal cargo.

Más de la mitad de las autoridades, fueron elegidas en el transcurso de 2006, sólo un

caso, en Guerrero, se eligió en 2005; en el resto, las autoridades fueron elegidas antes

de 2005. De 2002 a 2004 se designaron a 16 autoridades y una cuarta parte no declaró

el año de su elección. La persona con mayor antigüedad en el cargo, se encontró en

Chihuahua, teniendo esa responsabilidad desde el año 2000.

Casi todos los entrevistados conocen de manera aceptable el albergue escolar, excepto

dos casos, en Chacoma, Chiapas y El Naranjal, Veracruz, en los que la Autoridad de la

Comunidad declaró conocer poco el albergue de su localidad.

Sin embargo, a pesar de que la mayoría dijo conocer el albergue, sólo la mitad de ellos

lo ha visitado, principalmente cuando los citan a reuniones o para firmar documentos

relacionados con la gestión de los insumos para la operación del albergue. Al momento

de la entrevista, algunas de esas visitas habían sucedido en un rango de tiempo que va

282

desde un año hasta una semana antes de la evaluación; la frecuencia usual de quienes

hacen visitas es semanal. Las situaciones extremas son cuatro casos, uno en cada

estado de Chiapas, Guerrero, Puebla y Veracruz, quienes han visitado el albergue una

sola vez. En el otro extremo, en Chiapas y Veracruz hay autoridades comunitarias que

realizan visitas diarias.

7.5.2 La relación Autoridad de la Comunidad y el Programa

La coordinación entre las autoridades y el Jefe del albergue mantiene una estrecha

relación en la gran mayoría de las localidades sede, sobre todo en las reuniones con

padres o juntas de coordinación. Los motivos de vinculación para la coordinación más

comunes son para brindar algún apoyo y lo relacionado con la supervisión

administrativa, como revisar las notas de compra y asentar los sellos correspondientes.

En tres casos de Chihuahua y uno de Chiapas, la coordinación es nula, pues

manifestaron abiertamente no tener ninguna relación. En otro albergue, de Chiapas, la

Autoridad de la Comunidad dijo que era poca la relación entre ambos.

En general, las autoridades comunitarias tienen una opinión aceptable del albergue,

excepto el caso de Balleza, en Chihuahua, que lo considera deficiente. Otros más

tienen una opinión regular, pero observan la falta de material didáctico y la necesidad

de desarrollar proyectos productivos para los beneficiarios.

Cerca de la mitad de las autoridades ha recibido información oficial del Programa a

través del jefe de albergue y conoce como funciona el mismo, conocen los requisitos de

ingreso al Programa, pero desconocen cómo funciona lo relacionado con el manejo

financiero del albergue, por lo regular su tarea se limita a la firma de notas de compra.

Existen autoridades que conocen el Programa, pero no de manera oficial, sino por tener

algún hijo beneficiario, a través de la gente de la comunidad o por el propio director de

la escuela local. Solamente en siete casos las autoridades declararon que no han

recibido información oficial ni extraoficial respecto al funcionamiento del albergue o del

Programa.

283

7.5.3 Participación de la autoridad con el albergue

La participación central de las autoridades comunitarias a favor de los beneficiarios, se

da por las actividades que se llevan a cabo en el albergue. Más de la mitad participa en

algún trabajo; el resto no se involucra a menos de que lo solicite el Jefe del albergue.

Entre las principales actividades que las autoridades realizan en beneficio de los niños,

destacan la vigilancia o rondines de las instalaciones y las faenas que consisten en el

aseo, llevar leña para la preparación de los alimentos, pintar el albergue, podar los

jardines, así como el aporte de materiales de la región para el mantenimiento en

general de las instalaciones. Sólo un caso, en Tentzoncuahuigtic, Puebla, mencionó la

aportación de dinero en efectivo por 107 mil pesos para la renovación del albergue,

aunque no especificó el origen del recurso.

Existen casos, en que los municipios pueden apoyar al albergue con un medio de

transporte sólo para realizar las compras de los frescos, en otras comunidades no,

porque los recursos son muy limitados.

En las entrevistas se destaca que son pocas las autoridades que reciben quejas

relacionadas con el funcionamiento del albergue, la mayoría no ha recibido ninguna.

Entre los estados que reportan tener quejas destacan Chihuahua e Hidalgo. En esta

última entidad los problemas se registran en la localidad de Bomanxotha, y están

relacionados con el maltrato de una de las ecónomas hacia los beneficiarios, situación

ante la cual la Autoridad de la Comunidad no sabe cómo resolver el asunto, porque es

una ecónoma de la SEP y el entrevistado expresó que “no puede hablar con los jefes

de ella”. Otro caso es el robo de despensa por parte de las cocineras en la localidad de

Capula, Hidalgo. El resto de quejas se relacionan a la conducta de los beneficiarios,

que se salen por las tardes, deterioro de las instalaciones, robo de artículos personales

y la rotación de personal.

284

Sólo la tercera parte de los entrevistados ha recibido información de las fechas de

ingreso al albergue y ellos las identifican al inicio del ciclo escolar. Sobre los requisitos

de ingreso, se dejó ver claramente su falta de conocimiento, específicamente, de los

requisitos que se establecen en las Reglas de Operación (acta de nacimiento, boleta de

calificaciones, CURP, ser de una localidad lejana, hablar una lengua indígena y estar en

una situación de bajos recursos económicos) la mayoría mencionó sólo dos, pero

algunas autoridades sólo pudieron mencionar uno.

Los principales medios para difundir la convocatoria de ingreso al albergue, son las

visitas a las comunidades y las reuniones o asambleas; otros medios son los volantes,

la radio, los maestros y la comunicación personal que se da entre la gente de la

comunidad.

Una tercera parte de los actores sociales aquí considerados desconoce la fecha en que

comenzó a operar el albergue, el resto de los entrevistados sí conoce de manera

aproximada o exacta el año de inicio del funcionamiento, porque han vivido toda su vida

en la localidad, porque fueron beneficiarios o tienen o tuvieron algún hijo en el albergue.

Entre los albergues visitados, el albergue más viejo funciona desde 1959, en Hidalgo, y

el más reciente se encuentra en Veracruz desde 1994. La mayoría de los albergues

comenzaron a funcionar desde la mitad de la década de los setentas.

Sesenta por ciento de las autoridades ha tenido contacto con los egresados del

albergue y conocen de casos en los que continuaron estudiando; en Veracruz se

identificó el mayor contacto con los egresados y Chihuahua el segundo. El grado

máximo de estudios de los egresados, mencionado por las autoridades, es el superior,

principalmente la escuela normal, después el bachillerato y la secundaria. El hecho de

que se mencionara primero el grado superior, no significa que la mayoría de

beneficiarios haya alcanzado ese grado, sino que se tiene más presente el éxito

profesional, la culminación de una carrera, respecto a aquellos que no alcanzaron tal

grado.

285

7.5.4 Percepciones de la Autoridad de la Comunidad sobre los beneficios del Programa

Dentro de los beneficios que el Programa proporciona, a juicio de las Autoridades

Comunitarias destacan: la asistencia a la escuela, por la cercanía del albergue con la

misma, la actitud del Jefe de albergue que cumple con la responsabilidad de enviarlos,

la obtención de una mejor alimentación que la proporcionada en las casas de los

beneficiarios, además, algunas autoridades mencionan que es mejor balanceada, más

nutritiva y se consumen productos que en sus hogares, debido a su pobreza, no pueden

adquirir.

Otro punto importante es la consideración de un alojamiento seguro durante la semana,

pues no se permite la entrada a gente ajena al albergue por las noches, los dormitorios

se cierran y son vigilados por la comunidad. También observaron que esto representa

un ahorro para los padres de familia al no pagar renta; también, en opinión de la

Autoridad de la Comunidad, los dormitorios poseen mejores condiciones que las casas

de los niños, ya que tienen camas, cobijas, ventanas, no pasan frío, etc. Pero teniendo

todo este apoyo para mejorar el desempeño escolar, sólo las autoridades de cuatro

estados, Guerrero, Hidalgo, Nayarit y Veracruz, consideraron que las calificaciones en

la escuela se incrementan; en Chiapas las calificaciones son aceptables y el resto de

autoridades mencionó que se brindan las condiciones no precisamente para mejorar su

rendimiento escolar, pero sí al menos para no abandonar la escuela.

Como sugerencia de los entrevistados y para mejorar el comportamiento de los

beneficiarios, señalaron que deberían tener mayor énfasis las actividades deportivas y

de salud, algunas de las cuales son ofrecidas por el personal de CONAFE, aunque no

están presentes en todos los albergues.

286

7.5.5 La importancia del albergue en la comunidad

La amplia mayoría de autoridades percibe que el albergue tiene una ubicación

adecuada, con excepción de cuatro autoridades, dos de Chiapas, uno de Chihuahua y

otro de Puebla, donde sugieren la reubicación del albergue, los motivos de esas

sugerencias son la falta de servicios y espacios, el deslave de terreno en tiempo de

lluvia, o simplemente para reubicarlo en un lugar más céntrico. Es relevante enfatizar el

riesgo de deslave, que se presenta en la localidad de Redondeados, Chihuahua, por el

peligro potencial que corre el albergue.

Las autoridades admiten el gran beneficio que representa a la comunidad contar con la

instalación del albergue. Los principales beneficios que contribuyen a una mejor

preparación escolar son el servicio de hospedaje y alimentación, porque todos los

padres se dedican a las labores del campo y sus ingresos por esta actividad son bajos,

lo que resulta insuficiente para mantener a tres o cuatro hijos. Sin embargo, en la

localidad Batopilas, en Chihuahua, y Ahuacuotzingo, en Guerrero, manifestaron no

tener ningún beneficio, argumentando que los principales favores no son para la

comunidad sede, sino para los niños de otras aledañas, ya que sus padres y familias

logran el ahorro que implican los servicios del albergue.

Por otro lado los principales inconvenientes que se observan, sobre todo en Hidalgo,

son el hecho de que las beneficiarias vivan solas, los niños no conocen las costumbres

de la comunidad sede y la situación de vandalismo propiciada porque los muchachos se

salen del albergue. En Zongolica, Veracruz, se presenta el caso de que el terreno

donde está ubicado el albergue tiene dueño, el resto de inconvenientes se generaliza

en la falta de mayores recursos para una mejor infraestructura.

Se presentan algunos casos de albergues donde la matrícula de beneficiarios ha sido

ampliada, lo que representa un mayor beneficio a la comunidad, un mayor número de

niños tendrá la oportunidad de estudiar, pero surge la contradicción porque las

instalaciones no se amplían, las camas son insuficientes y podría surgir un problema de

hacinamiento.

287

Poco más de la mitad de los entrevistados está de acuerdo en que es importante e

indispensable que los niños de la comunidad sede se hospeden en el albergue, pues

opinan que estarían mejor cuidados ahí que en sus casas, pueden aprender más y es

un gran apoyo para los padres; hay muchos casos en que los padres son alcohólicos y

por esta razón no envían a sus muchachos a la escuela.

Únicamente dos autoridades de toda la muestra, uno en Hidalgo y otro en Veracruz,

manifestaron que estarían mejor los beneficiarios viviendo con sus padres, excluyendo

estos casos el resto opinó lo contrario, aun cuando los niños tienen mejores

condiciones en el albergue, siempre el calor de la familia es lo más deseable, el cariño

del padre y la madre, el lado contrario es tener que ingresarlos a un albergue, porque

representa la única oportunidad para estudiar.

“En el albergue, los niños sólo se dedican a realizar sus tareas, no cuidan a los

animalitos de su casa, aprenden nuevas cosas que los transforman en personitas

más independientes y responsables.”

En opinión de los entrevistados, podrían impulsarse algunas actividades que serían

complemento a la educación en la escuela y podrían desarrollarse en las instalaciones

del albergue, tales como actividades deportivas, asesoría en tareas, taller de

carpintería, manualidades, actividades culturales, pero el inconveniente es la falta de

recursos y personal calificado.

Aunque ellos consideran que la participación de la gente de Conafe es un gran estímulo

para los educandos, este es un punto que puede y debe reforzarse.

7.5.6 El futuro del albergue

Algunos de los albergues presentan un gran potencial que ha sido poco aprovechado

en proyectos productivos, otros albergues mantenían esta actividad, pero la falta de

interés del albergue o la comunidad, ha hecho que esta actividad se haya dejado de

288

lado. Este potencial de los albergues, puede ser aprovechado en proyectos de

apicultura, cría de ganado menor y cultivos de hortalizas, y estos productos pueden ser

preparados y consumidos en el comedor del albergue.

Por otro lado, las Autoridades Comunitarias observan un potencial en los apoyos y

servicios que el albergue puede brindar a la comunidad sede o aledañas, como el

hospedaje de la gente, servir de sede para la organización comunitaria (uso de

instalaciones para reuniones), la alfabetización de adultos mayores, en tanto que los

beneficiarios podrían por su parte contribuir con la limpieza de la comunidad o en algún

proyecto de reforestación, consumir los productos agropecuarios producidos por la

localidad y los albergues que cuentan con computadoras podrían brindar un servicio a

los no albergados.

El punto de vista de las autoridades, con relación a que los albergues se transformen en

comedores comunitarios o con funcionamiento mixto, encontró diversas respuestas. La

más recurrente respecto al comedor comunitario fue un no definitivo, avalada en todos

los estados aunque no en todos los albergues, en general les parece adecuado que el

albergue funcione con hospedaje y alimentación como hasta ahora. Otra opción fue un

sí al funcionamiento mixto, excepto Chiapas e Hidalgo que no aceptaron la propuesta.

Sin embargo, la tercera opción, de un sí al comedor, fue aceptada en Guerrero, Hidalgo

y Veracruz. La última respuesta, proporcionada por una minoría, fue la indefinición,

opinando que es necesario convocar primero a una asamblea comunitaria para poder

tomar una decisión.

Las diferentes propuestas mencionadas han sido planteadas por dos de cada diez

autoridades ante los responsables de la CDI, pero en la mayoría de los casos sólo

quedan en plática, pocos obtienen una respuesta satisfactoria, y otros una negativa por

la falta de recursos. En los casos que no se plantean propuestas, se debe a la nula

relación de las autoridades con el albergue.

289

El Albergue Escolar Indígena, es importante en la primera etapa de educación de los

niños beneficiarios, quienes pueden concluir su educación básica, gracias a los

servicios que se les brindan como son: la alimentación y el hospedaje principalmente;

algunos albergues cuentan con el apoyo de instructores CONAFE para la asesoría de

tareas. Los beneficios recibidos son más que los mencionados; sin embargo, en la

interacción del albergue con la comunidad, pareciera no existir un verdadero interés de

la comunidad por el mismo, el aporte que brinda la comunidad se limita al proceso de

vigilancia y asistir a las reuniones en la gran mayoría.

En muchos casos, aunque el interés de la comunidad es la educación de los niños, ésta

se ve truncada por las necesidades económicas de la familia; es decir, si el niño se

encuentra estudiando y al mismo tiempo se da el periodo de cosecha, los padres

observan como prioridad dedicarse a las labores del campo y no al estudio, para

garantizar su alimentación hasta un nuevo ciclo agrícola.

Muchos de los cultivos, dependiendo de la zona geográfica, requieren de la mano de

obra infantil para su cosecha, quizá para evitar el ausentismo en las escuelas, estos

niños debieran de ser también beneficiarios del Programa Oportunidades, el cual busca

propiciar la asistencia a clases.

La gente observa que después de concluir la educación primaria, pocos niños tienen la

oportunidad de continuar estudiando, ya que no hay condiciones suficientes para

avanzar a otro nivel escolar. Es el caso de muchos padres, que optan por no enviar a

sus hijos a la escuela, a menos de contar con la garantía de becas para el siguiente

nivel.

Otro motivo para tratar de explicar la falta de interés de la comunidad hacia el albergue,

puede deberse a la ausencia de expectativas, los niños pueden concluir la primaria y en

algunos casos la secundaria, pero la falta de condiciones económicas, limita las

aspiraciones de continuar, si posteriormente no pueden enviar a sus hijos a otra

localidad o la ciudad más cercana, por no poder pagar renta.

290

Tal vez algunas comunidades no ven un futuro muy prometedor en el albergue, si

consideran que los niños con primaria o secundaria, terminan trabajando en las labores

del campo igual que otros niños que no fueron a la escuela o como un ayudante de

albañil en la ciudad.

Por otro lado, se observó la gran importancia que el albergue tiene para otras

comunidades, cuando es la propia comunidad quien gestiona la construcción del

albergue, el presupuesto para la rehabilitación del mismo, por estos motivos hay una

verdadera preocupación en las comunidades cuando los niños se ausentan del

albergue, para apoyar a la misma comunidad en los periodos de siembra, o en el

cuidado de los animales de traspatio, y crece más la preocupación si las ausencias

coinciden con alguna supervisión. Porque se podría pensar que la comunidad no tiene

interés en que los niños asistan al albergue, y pueda surgir la intención de cerrarlo, pero

los niños son una parte importante en el modo de subsistencia de algunas

comunidades.

En este tipo de relación hay un sentimiento de apropiación por parte de la comunidad

hacia el albergue y cuando se presentan algunos inconvenientes, es la comunidad

quien toma las decisiones, porque ella es la máxima autoridad.

Tal vez la parte más importante para explicar la presencia o ausencia de una relación

entre el albergue y la comunidad, son sus referentes culturales, y lo que para ellos

como comunidad indígena es prioritario. Lo que les permita garantizar su reproducción

social, sin considerar su inserción a un mundo globalizado.

7.5.7 Recomendaciones específicas

Considerando los hallazgos en la investigación de campo, mediante la aplicación de las

entrevistas, y el análisis expuesto, se pueden exponer las recomendaciones siguientes.

291

Fomentar por parte del Jefe de albergue una mayor participación de las Autoridades

Comunitarias en las tareas de planeación de las actividades desarrolladas al interior del

albergue.

Es preciso que la autoridad asuma su responsabilidad para mantener el orden y la

seguridad de los beneficiarios al exterior del albergue.

En el desarrollo del Programa, es necesario buscar mecanismos que propicien una

estrecha relación entre los responsables del propio Programa por parte de los CCDI y

las autoridades comunitarias, con el fin de involucrar a estos últimos y comprometerlos

con las responsabilidades del albergue.

Gestionar fuentes de recursos que permitan desarrollar actividades complementarias en

el albergue, como deportivas, artesanales, culturales, de salud, y aun proyectos

productivos acordes a la región y cultura de la gente.

292

293

8 ANÁLISIS DEL IMPACTO SOBRE EL BIENESTAR, LA EQUIDAD, LA IGUALDAD Y LA NO DISCRIMINACIÓN DE LAS MUJERES

Los términos de referencia para la evaluación externa al Programa de Albergues

Escolares Indígenas incluyen el análisis de los resultados del programa en términos del

bienestar, la equidad, la igualdad y la no discriminación de las mujeres.

El enfoque de género resulta de particular relevancia en la evaluación de políticas que

tienen un carácter social y compensatorio hacia sectores desprotegidos como la

población indígena.

De acuerdo con información oficial, las mujeres indígenas presentan tasas de

analfabetismo y de monolingüismo42 mayores que los varones. La inequidad de género

en las áreas rurales, y en particular en las regiones indígenas, se expresa en las tasas

de asistencia a la escuela. De acuerdo con datos del XII Censo General de Población y

Vivienda, 2000, la tasa de asistencia escolar de las niñas indígenas en el país era

81.7% y la de los niños 85.2%%.

Para las niñas indígenas entre 4 y 18 años de edad, la asistencia a los albergues

representa no sólo la posibilidad de concluir los estudios, sino de hacerlo en

condiciones de respeto e igualdad que difícilmente tienen en sus familias. De aquí la

importancia que tiene la participación de las niñas indígenas en el PAEI.

El análisis de las condiciones de operación del Programa desde la perspectiva de

género se realiza en cuatro rubros: en primer lugar, aquellos relacionados con la 42 El 30.1% de las mujeres indígenas en las áreas rurales son monolingües, contra el 17.1% de los

varones. Por otro lado, el 40% de las mujeres indígenas mayores de quince años son analfabetas. (Paloma Bonfil Sánchez, “¿Obedecer callando o mandar obedeciendo?; La conquista de la palabra entre lideresas indígenas”, en la Revista México Indígena Nº 5).

294

inclusión, en donde se revisa la composición por género del padrón de beneficiarios; en

segundo lugar, en relación con la distribución de actividades; en tercer término, en

relación con la calidad de los servicios prestados y en cuarto y último lugar en los

indicadores de maltrato que se captaron a través de la entrevista a beneficiarios.

8.1 Inclusión de niñas en el padrón de beneficiarios

A pesar del rezago de las niñas indígenas en educación básica, la tendencia histórica

ha sido un crecimiento de la matrícula femenina en las escuelas. Como señalaron

algunos operadores del programa con mayor antigüedad, cuando los albergues

comenzaron a funcionar en la década de los sesenta, muchos albergues recibían sólo a

varones, y poco a poco, fueron incorporando las niñas.

De acuerdo con la información del padrón de beneficiarios del Programa proporcionada

por la CDI, la distribución de la población beneficiada al final del ciclo escolar 2005-

2006 presenta la siguiente distribución por entidad según sexo.

Cuadro 8.1. Distribución de beneficiarios por entidad federativa, según sexo

Sexo Entidad Operación

Masculino Femenino Total

Recuento 162 123 285 Baja California

% 56.8% 43.2% 100.0%

Recuento 320 274 594 Campeche

% 53.9% 46.1% 100.0%

Recuento 4,919 3,423 8,342 Chiapas

% 59.0% 41.0% 100.0%

Recuento 3,727 3,467 7,194 Chihuahua

% 51.8% 48.2% 100.0%

Recuento 623 532 1,155 Durango

% 53.9% 46.1% 100.0%

Recuento 2,933 2,500 5,433 Guerrero

% 54.0% 46.0% 100.0%

295

Cuadro 8.1. Distribución de beneficiarios por entidad federativa, según sexo

Entidad Operación Sexo Total

Recuento 1,950 1,795 3,745 Hidalgo

% 52.1% 47.9% 100.0%

Recuento 903 794 1,697 Jalisco

% 53.2% 46.8% 100.0%

Recuento 213 222 435 México

% 49.0% 51.0% 100.0%

Recuento 415 395 810 Michoacán

% 51.2% 48.8% 100.0%

Recuento 1,399 1,175 2,574 Nayarit

% 54.4% 45.6% 100.0%

Recuento 7,401 6,145 13,546 Oaxaca

% 54.6% 45.4% 100.0%

Recuento 2,393 1,907 4,300 Puebla

% 55.7% 44.3% 100.0%

Recuento 116 131 247 Querétaro

% 47.0% 53.0% 100.0%

Recuento 223 172 395 Quintana Roo

% 56.5% 43.5% 100.0%

Recuento 856 836 1,692 San Luis Potosí

% 50.6% 49.4% 100.0%

Recuento 204 170 374 Sinaloa

% 54.5% 45.5% 100.0%

Recuento 423 405 828 Sonora

% 51.1% 48.9% 100.0%

Recuento 317 207 524 Tabasco

% 60.5% 39.5% 100.0%

Recuento 2,125 1,766 3,891 Veracruz

% 54.6% 45.4% 100.0%

Recuento 1,011 772 1,783 Yucatán

% 56.7% 43.3% 100.0%

Recuento 32,633 27,211 59,844 Total

% 54.5% 45.5% 100.0%

Fuente: Padrón de beneficiarios 2005-2006.

296

Como se podrá observar, la proporción de niñas que asisten a los albergues 45.5% a

nivel nacional, resulta nueve puntos porcentuales por debajo de la participación de

niños. El único estado que invierte la participación de su población por sexo es

Querétaro donde los niños representan el 47% y las niñas el 53%. Le siguen los

estados de San Luís Potosí y Michoacán con una participación prácticamente paritaria.

Las entidades que tienen una menor participación femenina son Tabasco con 39.5% y

Chiapas con 40%.

En el análisis de la desproporción en la participación de la población por sexo en las

diversas entidades es necesario considerar diversos factores, entre los que se

encuentran la demanda de ingreso, las costumbres de las familias indígenas y las

alternativas educativas.

El análisis de la composición de la población de acuerdo con el nivel educativo revela

datos muy distintos de un año a otro. Si tomamos como base el padrón de beneficiarios

del ciclo escolar 2004-2005 que se empleó en la evaluación del año anterior, se

observa una tendencia clara en el decrecimiento de la participación de mujeres en la

población beneficiaria conforme avanza en nivel educativo (v. cuadro 8.2). Así, la mayor

participación de niñas se registra en el nivel preescolar con 47.8% del total, que baja en

primaria a 45.9, en secundaria a 39% y en bachillerato a 32%. Con esta información se

puede sostener la hipótesis de una discriminación en el acceso de las mujeres a niveles

educativos superiores. Ello no significa necesariamente que se apliquen criterios

selectivos de admisión, sino que puede obedecer a dinámicas familiares que les

impiden a las niñas continuar con sus estudios, así como a la alta incidencia de

matrimonios y embarazos de las adolescentes indígenas.

297

Cuadro 8.2. Distribución de beneficiarios por nivel educativo, según sexo (ciclo 2004-2005)

Sexo codificado Nivel codificado Operación

Femenino MasculinoTotal

Recuento 249 272 521 Preescolar

% 47.8% 52.2% 100.0%

Recuento 25,278 29,736 55,014 Primaria

% 45.9% 54.1% 100.0%

Recuento 1,767 2,762 4,529 Secundaria

% 39.0% 61.0% 100.0%

Recuento 8 17 25 Medio superior

% 32.0% 68.0% 100.0%

Recuento 27,302 32,787 60,089 Total

% 45.4% 54.6% 100.0%

Fuente: Padrón de beneficiarios 2005-2006.

Sin embargo, el padrón de beneficiarios 2005-2006 refleja una dinámica muy distinta en

la que no se presenta una tendencia consistente en la participación de la población

femenina en los diferentes niveles educativos (v. cuadro 8.3). Mientras en el nivel

preescolar se hallan registradas 45.9% de niñas, lo son 46% de las inscritas en

primaria; 43.2% de la matrícula de secundaria, y 46.5% de la de bachillerato. En

consecuencia, no se puede hablar de un patrón decreciente de la población conforme

avanza el nivel de estudios. No obstante se mantiene una presencia minoritaria de

mujeres en todos los niveles educativos por al menos diez puntos porcentuales, que en

secundaria llegan a diecisiete.

298

Cuadro 8.3. Distribución de beneficiarios por nivel educativo, según sexo (ciclo 2005-2006)

Sexo Nivel

Académico Operación

Masculino Femenino Total

Recuento 472 401 873 Preescolar

% 54.1% 45.9% 100.0%

Recuento 24,878 21,203 46,081 Primaria

% 54.0% 46.0% 100.0%

Recuento 6,820 5,197 12,017 Secundaria

% 56.8% 43.2% 100.0%

Recuento 408 355 763 Bachillerato

% 53.5% 46.5% 100.0%

Recuento 32,578 27,156 59,734 Total

% 54.5% 45.5% 100.0%

Fuente: Padrón de beneficiarios 2005-2006.

La distribución de la población por grupos de edad muestra que la menor participación

de mujeres se da entre la población de 11 a 15 años (44.6%) y de 16 a 20 años

(38.4%). La población mayor a 20 años resulta minoritaria y en ella la desproporción de

mujeres resulta poco significativa. En consecuencia, se puede afirmar que la

participación de mujeres en la población beneficiaria se reduce en la adolescencia.

299

Cuadro 8.4. Beneficiarios por grupos quinquenales de edad, según sexo

Sexo Edad estimada recodificada

Operación Masculino Femenino

Total

Recuento 103 105 208 0 a 5 años

% 49.5% 50.5% 100.0%

Recuento 8,606 8,180 16,786 6 a 10 años

% 51.3% 48.7% 100.0%

Recuento 16,897 13,616 30,513 11 a 15 años

% 55.4% 44.6% 100.0%

Recuento 2,704 1,688 4,392 16 a 20 años

% 61.6% 38.4% 100.0%

Recuento 25 20 45 21 a 25 años

% 55.6% 44.4% 100.0%

Recuento 4 2 6 26 o más años

% 66.7% 33.3% 100.0%

Recuento 28,339 23,611 51,950 Total

% 54.6% 45.4% 100.0%

Fuente: Padrón de beneficiarios 2005-2006.

La información del padrón de beneficiarios muestra que no existen diferencias

significativas en la composición de la población por sexo en función de la condición de

habla de lengua indígena ni de la ubicación de la localidad de origen de los

beneficiarios como sede o aledaña. A continuación se muestran los cuadros con la

información de estas dos variables por sexo.

Cuadro 8.5. Beneficiarios por HLI, según sexo Sexo

HLI Operación Masculino Femenino

Total

Recuento 27,361 22,434 49,795 Sí

% 54.9% 45.1% 100.0%

Recuento 5,272 4,776 10,048 No

% 52.5% 47.5% 100.0%

Recuento 32,633 27,210 59,843 Total

% 54.5% 45.5% 100.0%

Fuente: Padrón de beneficiarios 2005-2006.

300

Cuadro 8.6. Procedencia de los beneficiarios por tipo de localidad, según sexo

Sexo Localidad Operación

Masculino Femenino Total

Recuento 8,860 7,525 16,385 Sede

% 54.1% 45.9% 100.0%

Recuento 23,701 19,608 43,309 Aledaña

% 54.7% 45.3% 100.0%

Recuento 32,561 27,133 59,694 Total

% 54.5% 45.5% 100.0%

Fuente: Padrón de beneficiarios 2005-2006.

Con base en la información de la encuesta aplicada en 2006 a los beneficiarios de una

muestra representativa de albergues a nivel nacional se obtuvo información respecto a

otro tipo de características de la población.

Frente a la pregunta respecto a la existencia de escuela en la comunidad de origen, la

encuesta reveló que mientras 49% de las niñas respondieron afirmativamente, 41%

dijeron que no existía escuela en su comunidad de origen. Esto significa que las niñas

que habitan en comunidades que carecen de escuela tienen una menor probabilidad de

estar inscritas.

Cuadro 8.7. Distribución de beneficiarios por existencia de escuela en comunidad de origen, según sexo

Sexo Escuela en comunidad de origen

Operación Masculino Femenino

Total

Recuento 10,147 9,988 20,135 Sí

% 50.4% 49.6% 100.0%

Recuento 8,996 6,320 15,316 No

% 58.7% 41.3% 100.0%

Recuento 19,143 16,308 35,451 Total

% 54.0% 46.0% 100.0%

Fuente: Encuesta a beneficiarios del PAEI 2006.

301

De los niños que provienen de una comunidad aledaña, la mayor parte se traslada a pie

al albergue. La proporción de niñas que se trasladan a pie (45.5%) es similar a la

proporción de niñas que habitan en comunidades aledañas (44.9). Sin embargo, de la

población que se traslada al albergue en vehículo, la diferencia porcentual entre

hombres y mujeres es de caso 17% a favor de los primeros. Esto se traduce en que el 2

de cada diez niños y solo una de cada diez niñas utilicen este medio de transporte.

Cuadro 8.8. Medio de traslado del beneficiario, según sexo Sexo

Medio de traslado Operación Masculino Femenino

Total

Recuento 9,210 7,691 16,901A pie

% 54.5% 45.5% 100.0%

Recuento 151 172 323En bestia

% 46.7% 53.3% 100.0%

Recuento 4,139 2,906 7,045En vehículo automotor

% 58.8% 41.2% 100.0%

Recuento 355 528 883Otro

% 40.2% 59.8% 100.0%

Recuento 13,855 11,297 25,152Total

% 55.1% 44.9% 100.0%

Fuente: Encuesta a beneficiarios del PAEI 2006.

8.2 Equidad, igualdad y no discriminación de las mujeres en la distribución de actividades de los beneficiarios

Otro criterio para evaluar la existencia de elementos discriminatorios hacia las mujeres

dentro del programa es el de la distribución de actividades de los beneficiarios. Dentro

de la revisión de actividades se tomaron en cuenta el aseo de los dormitorios, de los

baños y de los utensilios de cocina.

Respecto al aseo de los dormitorios, los datos de la encuesta muestran que la mayor

parte de los encuestados (83.7% de los niños y 81.6% de las niñas) señalaron que el

aseo de los dormitorios lo realizan ambos sexos. Si embargo, la información respecto a

que sólo las niñas realizan el aseo de los dormitorios presenta diferencias importantes,

302

pues las niñas que reportaron este dato fueron más del doble que los niños. Esta

diferencia en el registro de la información probablemente se deba a que varios niños

encuestados reconocen la injusticia de esta situación y no la reportaron.

Cuadro 8.9. Responsables del aseo de los dormitorios, según sexo

Sexo Responsables del aseo de los dormitorios

Operación Masculino Femenino

Total

Recuento 15,505 12,759 28,264

% de Responsables

del aseo de los

dormitorios

54.9% 45.1% 100.0% Los niños albergados

(ambos)

% de Sexo 83.7% 81.6% 82.8%

Recuento 760 1,628 2,388

% de Responsables

del aseo de los

dormitorios

31.8% 68.2% 100.0% Sólo las niñas

% de Sexo 4.1% 10.4% 7.0%

Recuento 1,484 728 2,212

% de Responsables

del aseo de los

dormitorios

67.1% 32.9% 100.0% Sólo los niños

% de Sexo 8.0% 4.7% 6.5%

Recuento 87 80 167

% de Responsables

del aseo de los

dormitorios

52.1% 47.9% 100.0% Las ecónomas

% de Sexo 0.5% 0.5% 0.5%

Recuento 55 65 120

% de Responsables

del aseo de los

dormitorios

45.8% 54.2% 100.0% Las mamás de los niños

% de Sexo 0.3% 0.4% 0.4%

Recuento 623 370 993

% de Responsables

del aseo de los

dormitorios

62.7% 37.3% 100.0% Otro

% de Sexo 3.4% 2.4% 2.9%

303

Cuadro 8.9. Responsables del aseo de los dormitorios, según sexo Sexo Responsables del aseo

de los dormitorios Operación

Masculino Femenino Total

Recuento 18,514 15,630 34,144

% de Responsables

del aseo de los

dormitorios

54.2% 45.8% 100.0% Total

% de Sexo 100.0% 100.0% 100.0%

Fuente: Encuesta a beneficiarios del PAEI 2006.

En relación con el aseo de los excusados se repite el patrón de la situación del aseo en

los dormitorios. La mayor parte de la población reporta que el aseo de los excusados se

realiza entre hombres y mujeres. Nuevamente, las niñas reportan que son las mujeres

las responsables de esta actividad en un porcentaje mucho mayor que los niños.

Los datos relativos al lavado de trastes y utensilios de cocina reportan cuando menos

participación del conjunto de los beneficiarios, pues la intervención de las ecónomas es

mucho mayor que en las otras dos actividades. Llama la atención que el porcentaje de

niños reporta una mayor participación de las niñas en esta actividad que lo que reportan

las propias niñas. Probablemente, en estas diferencias estén nuevamente

consideraciones de tipo cultural que hagan que los niños rechacen la realización de

este tipo de actividades domésticas en mayor medida que otro tipo de actividades por

considerar que la cocina “es cosa de mujeres”.

304

Cuadro 8.10. Responsables de lavar los traste y utensilios de cocina, según sexo

Sexo Responsable de lavar los traste y utensilios de

cocina

Operación Masculino Femenino

Total

Recuento 11,432 11,202 22,634

% de Responsable de

lavar los traste y

utensilios de cocina

50.5% 49.5% 100.0% Los niños albergados

(ambos)

% de Sexo 59.7% 68.8% 63.9%

Recuento 1,762 1,025 2,787

% de Responsable de

lavar los traste y

utensilios de cocina

63.2% 36.8% 100.0% Sólo las niñas

% de Sexo 9.2% 6.3% 7.9%

Recuento 81 0 81

% de Responsable de

lavar los traste y

utensilios de cocina

100.0% 0.0% 100.0% Sólo los niños

% de Sexo 0.4% 0.0% 0.2%

Recuento 3,111 2,346 5,457

% de Responsable de

lavar los traste y

utensilios de cocina

57.0% 43.0% 100.0% Las ecónomas

% de Sexo 16.2% 14.4% 15.4%

Recuento 2,763 1,699 4,462

% de Responsable de

lavar los traste y

utensilios de cocina

61.9% 38.1% 100.0% Otro

% de Sexo 14.4% 10.4% 12.6%

Recuento 19,149 16,272 35,421

% de Responsable de

lavar los traste y

utensilios de cocina

54.1% 45.9% 100.0% Total

% de Sexo 100.0% 100.0% 100.0%

Fuente: Encuesta a beneficiarios del PAEI 2006.

De acuerdo con la información obtenida, y a pesar de las diferencias en el registro de

las responsabilidades por sexo, es importante recuperar la participación importante

305

aunque no totalmente igualitaria de los niños en las labores de limpieza del albergue.

Esta situación es muy distinta a la que se vive en la mayoría de los hogares indígenas

donde las mujeres son las responsables, dentro de muchas otras actividades, de la

limpieza del hogar.

8.3 Equidad, igualdad y no discriminación de las mujeres entre los adultos que colaboran con el albergue

La influencia de los jefes de albergue y de las ecónomas en la educación de las niñas y

niños hospedados en los albergues es muy importante. El ejemplo que reciben

cotidianamente de parte de los adultos, respecto a las cuestiones relativas a la equidad

de género repercuten de manera muy importante para modificar las pautas tradicionales

de asignación de roles.

La distribución de actividades y beneficios al interior de los albergues reproduce

esquemas discriminatorios para las mujeres. Esto se expresa en la asignación de

puestos dentro de los albergues donde la gran mayoría de las jefaturas de albergues

son ocupadas por hombres mientras que la totalidad de puestos de ecónomas son

ocupados por mujeres. Esta división sexual del trabajo de los operadores del programa

reproduce, como ellos mismos lo señalan, las figuras paterna y materna.

La división de funciones dentro del albergue entre el jefe como figura paterna y la

ecónoma como figura materna reproduce una distribución injusta del trabajo de acuerdo

con el sexo en lo que se refiere a la duración de las jornadas de trabajo y a la

percepción salarial. A pesar de la precariedad general del programa y de los bajos

salarios que perciben sus operadores, la situación de las ecónomas y en particular de

las ecónomas comunitarias, es de salarios mucho más bajos que los jefes de albergue y

de jornadas de trabajo mayores a las catorce horas. Las ecónomas además, llevan a

cabo las actividades que tradicionalmente corresponde a las mujeres con la terrible

desventaja para ellas de que no pueden ofrecer a sus propios hijos los beneficios de la

comida que les consume la mayor parte de su jornada.

306

La división sexual del trabajo dentro de los operadores del PAEI reproduce los

esquemas de injusticia que vive el trabajo femenino con jornadas más extenuantes y

más bajos salarios. El incremento al salario de las ecónomas y la búsqueda de apoyos

sobre todo en la elaboración de tortillas es una medida fundamental para dignificar la

importante labor de las mujeres y la transformación de la imagen social de la mujer

indígena en beneficio tanto de las ecónomas como de las beneficiarias.

8.4 Análisis de la calidad de los servicios prestados a las beneficiarias

El análisis de la calidad de los servicios se realiza con base en la comparación de las

respuestas proporcionadas por los beneficiarios a las preguntas de la encuesta

relacionadas con este tema.

En relación con la pregunta de si pasan frío por las noches, las niñas reportaron una

menor incidencia que los niños. El siguiente cuadro muestra que el porcentaje de niñas

que no pasan frío por las noches es un poco mayor que el de niños en esta situación.

307

Cuadro 8.11. ¿Pasas frío en las noches?, según sexo Sexo ¿Pasas frío en

las noches? Operación

Masculino Femenino Total

Recuento 6,616 4,705 11,321

% de Pasan frío

en las noches 58.4% 41.6% 100.0% Sí

% de Sexo 38.2% 32.4% 35.6%

Recuento 7,518 7,032 14,550

% de Pasan frío

en las noches 51.7% 48.3% 100.0% No

% de Sexo 43.4% 48.4% 45.7%

Recuento 3,174 2,800 5,974

% de Pasan frío

en las noches 53.1% 46.9% 100.0% A veces

% de Sexo 18.3% 19.3% 18.8%

Recuento 17,308 14,537 31,845

% de Pasan frío

en las noches 54.4% 45.6% 100.0% Total

% de Sexo 100.0% 100.0% 100.0%

Fuente: Encuesta a beneficiarios del PAEI 2006.

En relación con el baño en el albergue, el porcentaje de niñas que respondió

afirmativamente a la pregunta fue 94.4%, mientras que el de niños fue 97.8%. Esta

diferencia no parece significativa pues la gran mayoría de niños que duermen en los

albergues se bañan en él.

308

Cuadro 8.12. ¿Te bañas en el albergue?, según sexo Sexo Te bañas o

no en el albergue

Operación Masculino Femenino

Total

Recuento 16,899 13,708 30,607

% de Te

bañas o no

en el

albergue

55.2% 44.8% 100.0% Sí

% de Sexo 97.8% 94.4% 96.3%

Recuento 379 808 1,187

% de Te

bañas o no

en el

albergue

31.9% 68.1% 100.0% Nunca

% de Sexo 2.2% 5.6% 3.7%

Recuento 17,278 14,516 31,794

% de Te

bañas o no

en el

albergue

54.3% 45.7% 100.0% Total

% de Sexo 100.0% 100.0% 100.0%

Fuente: Encuesta a beneficiarios del PAEI 2006.

En cuanto al tipo de agua con la que se bañan, se observa una pequeña diferencia en

el porcentaje de niñas que se bañan con agua de manantial (8.9% de los niños y 13.5%

de las niñas) que probablemente se deba al tipo de albergue en el que se ubica la

población de niñas. El porcentaje de niñas que se bañan con agua de regadera es

prácticamente el mismo que los niños.

309

Cuadro 8.13. Forma como se baña, según sexo Sexo Tipo de agua

con la que se baña

Operación Masculino Femenino

Total

Recuento 7,715 6,396 14,111

% de Tipo de

agua con la que

se baña

54.7% 45.3% 100.0% Agua de la

regadera

% de Sexo 45.3% 45.4% 45.3%

Recuento 6,873 4,723 11,596

% de Tipo de

agua con la que

se baña

59.3% 40.7% 100.0% Agua acarreada

% de Sexo 40.3% 33.5% 37.3%

Recuento 1,525 1,905 3,430

% de Tipo de

agua con la que

se baña

44.5% 55.5% 100.0% En río o

manantial

% de Sexo 8.9% 13.5% 11.0%

Recuento 929 1,063 1,992

% de Tipo de

agua con la que

se baña

46.6% 53.4% 100.0% Otro

% de Sexo 5.5% 7.5% 6.4%

Recuento 17,042 14,087 31,129

% de Tipo de

agua con la que

se baña

54.7% 45.3% 100.0% Total

% de Sexo 100.0% 100.0% 100.0%

Fuente: Encuesta a beneficiarios del PAEI 2006.

A continuación analizaremos la cobertura en la dotación de productos tres tipos de

producto con el fin de identificar la existencia de diferencias de acuerdo con el sexo de

los beneficiarios. El primer tipo de producto son los de aseo personal, el segundo los

útiles escolares y el tercero ropa.

310

8.4.1 Artículos de aseo personal

Dentro de los artículos de aseo personal se consideraron cinco productos: jabón, cepillo

de dientes, pasta dental, toalla de baño y papel sanitario.

El siguiente cuadro muestra diferencias importantes en la dotación de jabón a favor de

las beneficiarias de más de diez puntos porcentuales. Sólo 7.5% de las niñas

declararon no haber recibido jabón, en contraste con 13.2% de los niños en esta

situación.

Cuadro 8.14. Dotación de jabón, según sexo

Sexo Dotación de jabón

Operación Masculino Femenino

Total

Recuento 2,287 1,090 3,377

% de dotación

de jabón 67.7% 32.3% 100.0% No o No sabe

% de Sexo 13.2% 7.5% 10.6%

Recuento 15,042 13,447 28,489

% de dotación

de jabón 52.8% 47.2% 100.0% Sí

% de Sexo 86.8% 92.5% 89.4%

Recuento 17,329 14,537 31,866

% de dotación

de jabón 54.4% 45.6% 100.0% Total

% de Sexo 100.0% 100.0% 100.0%

Fuente: Encuesta a beneficiarios del PAEI 2006.

La dotación de cepillo de dientes reporta una situación similar pues el porcentaje de

niñas que reportaron no haberlo recibido es 47.7%, mientras que el porcentaje de niños

se eleva a 52.9%. En consecuencia, cuatro de cada cinco niñas manifestaron haber

recibido cepillo de dientes mientras que solo dos de cada tres niños lo reportaron.

311

Cuadro 8.15. Dotación de cepillo de dientes, según sexo

Sexo Dotación de Cepillo de

dientes

Operación Masculino Femenino

Total

Recuento 4,250 3,778 8,028

% de Dotación

de Cepillo de

dientes

52.9% 47.1% 100.0% No o No sabe

% de Sexo 24.5% 26.0% 25.2%

Recuento 13,079 10,760 23,839

% de Cepillo de

dientes) 54.9% 45.1% 100.0% Sí

% de Sexo 75.5% 74.0% 74.8%

Recuento 17,329 14,538 31,867

% de Cepillo de

dientes 54.4% 45.6% 100.0% Total

% de Sexo 100.0% 100.0% 100.0%

Fuente: Encuesta a beneficiarios del PAEI 2006.

El porcentaje de niñas que reportaron haber recibido pasta dental (80.9%) es también

superior al de niños (76.7%).

Cuadro 8.16. Dotación de pasta dental, según sexo Sexo Dotación de

pasta dental Operación

Masculino Femenino Total

Recuento 4,032 2,782 6,814

% de Pasta dental 59.2% 40.8% 100.0% No o No sabe

% de Sexo 23.3% 19.1% 21.4%

Recuento 13,297 11,756 25,053

% de Pasta dental 53.1% 46.9% 100.0% Sí

% de Sexo 76.7% 80.9% 78.6%

Recuento 17,329 14,538 31,867

% de Pasta dental 54.4% 45.6% 100.0% Total

% de Sexo 100.0% 100.0% 100.0%

Fuente: Encuesta a beneficiarios del PAEI 2006.

312

La dotación de toallas de baño muestra una diferencia de más de diez puntos

porcentuales de las niñas por encima de los niños.

Cuadro 8.17. Dotación de toalla de baño, según sexo Sexo Dotación de

toalla de baño Operación

Masculino Femenino Total

Recuento 10,260 8,104 18,364

% de Toalla de baño 55.9% 44.1% 100.0% No o No sabe

% de Sexo 59.2% 55.7% 57.6%

Recuento 7,069 6,434 13,503

% de Toalla de baño 52.4% 47.6% 100.0% Sí

% de Sexo 40.8% 44.3% 42.4%

Recuento 17,329 14,538 31,867

% de Toalla de baño 54.4% 45.6% 100.0% Total

% de Sexo 100.0% 100.0% 100.0%

Fuente: Encuesta a beneficiarios del PAEI 2006.

A diferencia de los productos anteriores, la dotación de papel sanitario en las niñas es

menor que en los niños con una diferencia de siete puntos porcentuales. Llama la

atención que en un artículo tan necesario se invierta la relación a favor de los niños.

Cuadro 8.18. Dotación de papel sanitario, según sexo Sexo Dotación de

papel sanitario Operación

Masculino Femenino Total

Recuento 4,877 5,301 10,178

% de Papel sanitario 47.9% 52.1% 100.0% No o No sabe

% de Sexo 28.1% 36.5% 31.9%

Recuento 12,452 9,237 21,689

% de Papel sanitario 57.4% 42.6% 100.0% Sí

% de Sexo 71.9% 63.5% 68.1%

Recuento 17,329 14,538 31,867

% de Papel sanitario 54.4% 45.6% 100.0% Total

% de Sexo 100.0% 100.0% 100.0%

Fuente: Encuesta a beneficiarios del PAEI 2006.

313

A continuación se presenta un índice de dotación de productos de higiene personal,

construido a partir del número de productos entregados de acuerdo con la lista de

productos considerados. Dado que los productos de higiene personal considerados son

cinco, el valor del índice puede variar de ningún producto a cinco productos. Como se

podrá observar, a pesar de que los porcentajes de mujeres que no recibieron productos

de aseo y limpieza resultaron menores que los de los hombres, en particular en lo

relativo a la dotación de jabón, el porcentaje de niñas que no recibieron ninguno de los

productos de higiene personal es mayor que el de los niños.

Cuadro 8.19. Índice de dotación de material de higiene y limpieza personal, según sexo

Sexo Índice de dotación de material de

higiene y limpieza

Operación Masculino Femenino

Total

Recuento 501 675 1,176

% de Índice 42.6% 57.4% 100.0% Ninguno o cero

% de Sexo 2.9% 4.6% 3.7%

Recuento 2,365 1,303 3,668

% de Índice 64.5% 35.5% 100.0% 1

% de Sexo 13.6% 9.0% 11.5%

Recuento 1,171 1,249 2,420

% de Índice 48.4% 51.6% 100.0% 2

% de Sexo 6.8% 8.6% 7.6%

Recuento 2,201 1,781 3,982

% de Índice 55.3% 44.7% 100.0% 3

% de Sexo 12.7% 12.3% 12.5%

Recuento 5,824 5,248 11,072

% de Índice 52.6% 47.4% 100.0% 4

% de Sexo 33.6% 36.1% 34.7%

Recuento 5,267 4,282 9,549

% de Índice 55.2% 44.8% 100.0% 5

% de Sexo 30.4% 29.5% 30.0%

Recuento 17,329 14,538 31,867

% de Índice 54.4% 45.6% 100.0% Total

% de Sexo 100.0% 100.0% 100.0%

Fuente: Encuesta a beneficiarios del PAEI 2006.

314

8.4.2 Útiles escolares

La encuesta recuperó información relativa a la dotación de siete artículos escolares:

cuaderno, libros, lápiz, pluma, lápices de colores, goma de borrar y juego geométrico. A

diferencia de lo que se hizo en el análisis de la dotación de artículos de aseo personal

en donde se consideraron únicamente los niños que duermen en el albergue, para la

dotación de útiles escolares se considerará a la población en su conjunto.

A continuación se presenta un cuadro que muestra que las niñas reportaron en un

mayor porcentaje que los niños haber recibido cuadernos en el albergue.

Cuadro 8.20. Dotación de cuaderno, según sexo Sexo Dotación de

cuaderno Operación

Masculino Femenino Total

Recuento 1,679 991 2,670

% de Cuaderno 62.9% 37.1% 100.0% No o No sabe

% de Sexo 8.8% 6.1% 7.5%

Recuento 17,492 15,317 32,809

% de Cuaderno 53.3% 46.7% 100.0% Sí

% de Sexo 91.2% 93.9% 92.5%

Recuento 19,171 16,308 35,479

% de Cuaderno 54.0% 46.0% 100.0% Total

% de Sexo 100.0% 100.0% 100.0%

Fuente: Encuesta a beneficiarios del PAEI 2006.

La dotación de lápices presenta resultados similares, pues a pesar de que más del 90%

de los beneficiarios recibieron lápices, dos de cada tres beneficiarios que no los

recibieron fueron niños.

315

Cuadro 8.21. Dotación de lápiz, según sexo Sexo Dotación de

lápiz Operación

Masculino Femenino Total

Recuento 2,079 932 3,011

% de Lápiz 69.0% 31.0% 100.0% No o No sabe

% de Sexo 10.8% 5.7% 8.5%

Recuento 17,092 15,376 32,468

% de Lápiz 52.6% 47.4% 100.0% Sí

% de Sexo 89.2% 94.3% 91.5%

Recuento 19,171 16,308 35,479

% de Lápiz 54.0% 46.0% 100.0% Total

% de Sexo 100.0% 100.0% 100.0%

Fuente: Encuesta a beneficiarios del PAEI 2006.

En relación con la dotación de plumas la situación sigue favoreciendo a las niñas con

una diferencia cinco puntos porcentuales.

Cuadro 8.22. Dotación de bolígrafo, según sexo Sexo Dotación de

bolígrafo Operación

Masculino Femenino Total

Recuento 3,870 2,517 6,387

% de bolígrafo 60.6% 39.4% 100.0% No o No sabe

% de Sexo 20.2% 15.4% 18.0%

Recuento 15,301 13,792 29,093

% de bolígrafo 52.6% 47.4% 100.0% Sí

% de Sexo 79.8% 84.6% 82.0%

Recuento 19,171 16,309 35,480

% de bolígrafo 54.0% 46.0% 100.0% Total

% de Sexo 100.0% 100.0% 100.0%

Fuente: Encuesta a beneficiarios del PAEI 2006.

La goma de borrar y el juego geométrico mantienen una proporcionalidad muy similar

en la que se muestra una ventaja de aproximadamente dos puntos en el porcentaje de

niñas que recibieron estos artículos.

316

Cuadro 8.23. Dotación de goma para borrar, según sexo Sexo Dotación de

goma para borrar Operación

Masculino Femenino Total

Recuento 2,649 1,793 4,442

% de Goma

para borrar 59.6% 40.4% 100.0% No o No sabe

% de Sexo 13.8% 11.0% 12.5%

Recuento 16,522 14,515 31,037

% de Goma

para borrar 53.2% 46.8% 100.0% Sí

% de Sexo 86.2% 89.0% 87.5%

Recuento 19,171 16,308 35,479

% de Goma

para borrar 54.0% 46.0% 100.0% Total

% de Sexo 100.0% 100.0% 100.0%

Fuente: Encuesta a beneficiarios del PAEI 2006.

Cuadro 8.24. Dotación de juego geométrico, según sexo Sexo Dotación de

juego geométrico

Operación Masculino Femenino

Total

Recuento 3,017 2,154 5,171

% de Juego

geométrico 58.3% 41.7% 100.0% No o No sabe

% de Sexo 15.7% 13.2% 14.6%

Recuento 16,154 14,154 30,308

% de Juego

geométrico 53.3% 46.7% 100.0% Sí

% de Sexo 84.3% 86.8% 85.4%

Recuento 19,171 16,308 35,479

% de Juego

geométrico 54.0% 46.0% 100.0% Total

% de Sexo 100.0% 100.0% 100.0%

Fuente: Encuesta a beneficiarios del PAEI 2006.

A diferencia de lo que se observa con los demás útiles escolares, la proporción de niños

y niñas es menor a un punto porcentual.

317

Cuadro 8.25. Dotación de libro(s), según sexo Sexo Dotación de

libro(s) Operación

Masculino Femenino Total

Recuento 11,192 9,427 20,619

% de Libro(s) 54.3% 45.7% 100.0% No o No sabe

% de Sexo 58.4% 57.8% 58.1%

Recuento 7,978 6,881 14,859

% de Libro(s) 53.7% 46.3% 100.0% Sí

% de Sexo 41.6% 42.2% 41.9%

Recuento 19,170 16,308 35,478

% de Libro(s) 54.0% 46.0% 100.0% Total

% de Sexo 100.0% 100.0% 100.0%

Fuente: Encuesta a beneficiarios del PAEI 2006.

Al igual que se hizo con la dotación de artículos de higiene, se construyó un índice de

dotación de útiles escolares que varía de acuerdo con el número de artículos

proporcionados por beneficiario, que en este caso puede adquirir un valor máximo de 7.

Como se podrá analizar, existe una asociación positiva de género con los mayores

valores del índice que pone de manifiesto que las mujeres reportaron tener mayor nivel

de acceso a la dotación de útiles escolares que los hombres.

Cuadro 8.26. Índice de dotación de útiles escolares, según sexo Sexo Índice de dotación

de útiles escolares Operación

Masculino Femenino Total

Recuento 1,022 532 1,554

% de Índice 65.8% 34.2% 100.0% Ninguno o cero

% de Sexo 5.3% 3.3% 4.4%

Recuento 557 319 876

% de Índice 63.6% 36.4% 100.0% 1

% de Sexo 2.9% 2.0% 2.5%

Recuento 129 54 183

% de Índice 70.5% 29.5% 100.0% 2

% de Sexo 0.7% 0.3% 0.5%

Recuento 243 222 465

% de Índice 52.3% 47.7% 100.0% 3

% de Sexo 1.3% 1.4% 1.3%

318

Cuadro 8.26. Índice de dotación de útiles escolares, según sexo Sexo Índice de dotación

de útiles escolares Operación

Masculino Femenino Total

Recuento 717 304 1,021

% de Índice 70.2% 29.8% 100.0% 4

% de Sexo 3.7% 1.9% 2.9%

Recuento 1,732 1,770 3,502

% de Índice 49.5% 50.5% 100.0% 5

% de Sexo 9.0% 10.9% 9.9%

Recuento 8,841 7,936 16,777

% de Índice 52.7% 47.3% 100.0% 6

% de Sexo 46.1% 48.7% 47.3%

Recuento 5,931 5,171 11,102

% de Índice 53.4% 46.6% 100.0% 7

% de Sexo 30.9% 31.7% 31.3%

Recuento 19,172 16,308 35,480

% de Índice 54.0% 46.0% 100.0% Total

% de Sexo 100.0% 100.0% 100.0%

Fuente: Encuesta a beneficiarios del PAEI 2006.

8.5 Análisis de los indicadores de maltrato

La encuesta a beneficiarios consideró algunas preguntas relacionadas con agresiones y

violencia en los albergues. El siguiente cuadro presenta el reporte de agresiones por

parte de los beneficiarios clasificado por sexo.

319

Cuadro 8.27. ¿Desde tu ingreso algún adulto te ha agredido?, según sexo Sexo ¿Desde tu ingreso algún

adulto te ha agredido? Operación

Masculino Femenino Total

Recuento 3,785 2,580 6,365

% de ¿Desde tu ingreso

algún adulto te ha agredido? 59.5% 40.5% 100.0%Sí

% de Sexo 20.0% 16.0% 18.2%

Recuento 15,103 13,528 28,631

% de ¿Desde tu ingreso

algún adulto te ha agredido? 52.8% 47.2% 100.0%No

% de Sexo 80.0% 84.0% 81.8%

Recuento 18,888 16,108 34,996

% de ¿Desde tu ingreso

algún adulto te ha agredido? 54.0% 46.0% 100.0%Total

% de Sexo 100.0% 100.0% 100.0%

Fuente: Encuesta a beneficiarios del PAEI 2006.

De acuerdo con la información del cuadro el porcentaje de mujeres que reportaron

agresiones durante los primeros meses del ciclo escolar 2006-2007 fue 16% y el de

hombres de 20%. A pesar de que el cuadro muestra una menor incidencia de

agresiones en mujeres, un análisis de la frecuencia de las mismas arroja datos

interesantes para cualificar el tipo de situaciones de violencia que viven las niñas en los

albergues. Aunque la mayor parte de los casos se concentra en un rango que va de 1 a

5 agresiones en ambos sexos, existen casos identificados de agresiones que por su

frecuencia dan cuenta de un patrón de violencia en contra de niñas y de niños en los

albergues.

320

Cuadro 8.28. Agresiones recibidas durante el ciclo escolar, según sexo Sexo Agresiones recibidas

durante este ciclo escolar Operación

Masculino Femenino Total

Recuento 14,540 12,246 26,786

% de agresiones recibidas 54.3% 45.7% 100.0% De 1 a 5 agresiones

% de Sexo 75.8% 75.1% 75.5%

Recuento 4,060 3,323 7,383

% de agresiones recibidas 55.0% 45.0% 100.0% De 6 a 10 agresiones

% de Sexo 21.2% 20.4% 20.8%

Recuento 303 509 812

% de agresiones recibidas 37.3% 62.7% 100.0% De 11 a 15 agresiones

% de Sexo 1.6% 3.1% 2.3%

Recuento 191 107 298

% de agresiones recibidas 64.1% 35.9% 100.0% De 16 a 20 agresiones

% de Sexo 1.0% 0.7% 0.8%

Recuento 52 92 144

% de agresiones recibidas 36.1% 63.9% 100.0% De 16 a 20 agresiones

% de Sexo 0.3% 0.6% 0.4%

Recuento 25 0 25

% de agresiones recibidas 100.0% 0.0% 100.0% De 21 a 25 agresiones

% de Sexo 0.1% 0.0% 0.1%

Recuento 0 30 30

% de agresiones recibidas 0.0% 100.0% 100.0% Más de 26 a 30 agresiones

% de Sexo 0.0% 0.2% 0.1%

Recuento 19,171 16.307 35,478

% de agresiones recibidas

54.0% 46.0% 100.0% Total

% de Sexo 100.0% 100.0% 100.0%

Fuente: Encuesta a beneficiarios del PAEI 2006.

Un indicador indirecto de situaciones desagradables que viven las niñas en los

albergues es su respuesta a la pregunta sobre el gusto de vivir en el albergue. El

siguiente cuadro muestra datos elocuentes al respecto. Los datos muestran que tres de

cada cuatro beneficiarios que declararon que no les gusta nada vivir en el albergue son

mujeres.

321

Cuadro 8.29. Gusto por vivir en el albergue, según sexo Sexo Gusto por vivir

en el albergue Operación

Masculino Femenino Total

Recuento 0 23 23

% de Gusto por

vivir en el albergue 0.0% 100.0% 100.0% No sabe

% de Sexo 0.0% 0.1% 0.1%

Recuento 13,147 10,076 23,223

% de Gusto por

vivir en el albergue 56.6% 43.4% 100.0% Mucho

% de Sexo 69.6% 62.7% 66.5%

Recuento 2,727 2,111 4,838

% de Gusto por

vivir en el albergue 56.4% 43.6% 100.0% Regular

% de Sexo 14.4% 13.1% 13.8%

Recuento 2,675 2,990 5,665

% de Gusto por

vivir en el albergue 47.2% 52.8% 100.0% Poco

% de Sexo 14.2% 18.6% 16.2%

Recuento 336 861 1,197

% de Gusto por

vivir en el albergue 28.1% 71.9% 100.0% Nada

% de Sexo 1.8% 5.4% 3.4%

Recuento 18,885 16,061 34,946

% de Gusto por

vivir en el albergue 54.0% 46.0% 100.0% Total

% de Sexo 100.0% 100.0% 100.0%

Fuente: Encuesta a beneficiarios del PAEI 2006.

Aunque el gusto por vivir en el albergue obedezca a un conjunto mucho más complejo

de factores, las diferencias en las respuestas a esta pregunta en las niñas merecen una

reflexión más profunda respecto a las dificultades que enfrentan las niñas indígenas en

virtud de su doble vulnerabilidad como mujeres y como integrantes de alguna etnia.

322

323

9 ESCENARIO PROSPECTIVO

FACTORES A CONSIDERAR PARA LA PERMANENCIA O READECUACIÓN DEL PROGRAMA

La prospectiva es un ejercicio que permite la construcción de escenarios que parten del

principio de que el futuro no es una derivación mecánica del pasado sino el resultado de

determinados procesos en los que intervienen factores no predeterminados. La acción

humana imprime una dimensión particularmente compleja a la indeterminación de los

procesos sociales. Por ello, la realización de ejercicios de prospectiva tiene el propósito

de influir en los cursos de acción.

Los escenarios se conforman de un conjunto de características que describen un a

situación futura y de la progresión de acontecimientos que posibilitan el tránsito de la

situación de origen a la situación de futuro. La prospectiva propone la construcción de

un número limitado de escenarios entendido como visiones coherentes y factibles de

futuro.

El presente ejercicio de prospectiva tiene como propósito fundamental influir en los

tomadores de decisiones a favor de un incremento significativo en el presupuesto del

Programa de Albergues Escolares Indígenas como condición para el despliegue sus

potencialidades y la consolidación de los avances alcanzados por éste que es el

programa más antiguo de la institución.

En la construcción de este apartado se tomaron como referencias los señalamientos

realizados en este apartado en la Evaluación Externa al Programa de Albergues

Escolares Indígenas 2005, por considerar que la situación general del programa no ha

variado en términos sustanciales en el periodo considerado.

324

En la Evaluación Externa del PAEI 2005, la presentación del escenario prospectivo se

basó en una herramienta de la planeación estratégica conocida como análisis FODA.

Dicha herramienta consiste en identificar los factores positivos y negativos internos del

programa denominados fortalezas y debilidades respectivamente, así como los factores

positivos y negativos del entorno del programa denominados oportunidades y

amenazas. Posteriormente, y con base en el diagnóstico proporcionado por ese

análisis, se conformaron escenarios prospectivos con base en las siguientes etapas.

1. Imagen actual de los albergues

2. Actores involucrados

3. Variables clave para transformar la imagen actual

4. Imagen futura

5. Propuesta estratégica

Una revisión de las fortalezas identificadas en el análisis FODA de la evaluación 2005

permite ubicar la necesidad del programa para proporcionar condiciones para estudiar a

niñas y niños que habitan en comunidades alejadas. A pesar de las limitaciones de la

vida en los albergues las condiciones de hospedaje y alimentación son mejores a las

que tendrían la mayoría de los niños en sus hogares.

Las debilidades del programa se centran en la precariedad de su operación y en los

efectos que eso genera en la profesionalización del personal y las deficiencias en los

servicios que se prestan.

Tomando como punto de referencia que es la escasez de recursos una variable

fundamental para explicar las fallas en la operación del Programa de Albergues

Escolares Indígenas, en esta ocasión proponemos la construcción de dos escenarios

vinculados con las diferencias en la dotación de recursos para el programa. Se trata de

dos escenarios que se definen a partir de una decisión que no depende de los

operadores del programa sino de una determinación de la Cámara de Diputados.

325

A continuación se presentan los dos escenarios vinculados con la asignación de

recursos. El primero de ellos, denominado inercial, parte de un horizonte de

mejoramiento de la operación de los albergues con los escasos recursos que se han

otorgado al programa. El segundo escenario contempla una propuesta de mejoramiento

de los albergues a partir de un programa de inversión en la transformación de su

infraestructura a diez años. En ambos caso se trata de visiones de futuro deseables en

las que se proponen mejoras a la operación del programa.

9.1 Escenario de mejora en la eficiencia administrativa

Bajo las condiciones de escasez presupuestal que ha enfrentado el Programa de

Albergues Escolares Indígenas, es posible pensar en el mejoramiento de la oportunidad

y adecuación de los apoyos a las necesidades de los albergues.

Dado que se trata de un programa donde los recursos definen condiciones precarias de

operación, la oportunidad en la entrega de los recursos resulta vital. El retraso en el

envío de salarios, compensaciones y recursos para la operación del albergue genera

graves trastornos a las condiciones de vida de los operadores del programa y de los

beneficiarios.

A partir de lo anterior y pensando en un escenario de mejora en la eficiencia

administrativa, la entrega oportuna de los recursos es una variable fundamental para la

racionalización del gasto de operación de los albergues y para la estabilidad personal y

familiar de los operadores del programa. Si los recursos se reciben con regularidad se

ahorrarán actividades adicionales y el pago de precios más elevados por productos que

se consiguen a crédito con proveedores locales. La recepción oportuna de los salarios y

compensaciones a las ecónomas y los jefes de albergue permite la organización del

gasto y la estabilidad personal y familiar de los operadores del programa.

326

Otro aspecto que resulta de gran importancia para la mejora de la dieta alimenticia de

los beneficiarios es la atención a los requerimientos específicos para cada albergue.

Esto supone la atención a las dotaciones de productos que se requieren para que las

dietas elaboradas por las ecónomas y los jefes de albergue se respeten. Sin la

implementación de medidas para garantizar la dotación de productos alimenticios

planteados en las dietas, los conocimientos adquiridos por los operadores del programa

en los cursos de nutrición resultan poco útiles.

Es necesario también que se prevea la organización de cursos de formación

pedagógica para los instructores del Conafe que dan apoyo a los beneficiarios en la

realización de tareas. La formación pedagógica de los instructores les permitirá

desarrollar su labor de apoyo con mayor calidad. Es necesario considerar estos cursos

de formación dado que los instructores cuentan con estudios de bachillerato. Cuentan

con los conocimientos e información que les soliciten los beneficiarios, pero carecen de

formación en cuestiones pedagógicas.

Otra cuestión necesaria para el mejoramiento del Programa es profesionalización del

personal operativo de los albergues, es decir, de las ecónomas y los jefes de albergue.

Para que ello sea posible es necesario homologar los salarios y adecuarlos en función

de las responsabilidades y las cargas de trabajo. En este sentido es indispensable

homologar los salarios de las ecónomas comunitarias e integrarlas al sistema de

prestaciones que tienen el resto de las ecónomas. Para redistribuir las cargas de

trabajo de los operadores del programa se requiere que los jefes de albergue se

centren en las tareas administrativas y organizativas del albergue y que cuenten con el

apoyo de personal especializado en las labores de apoyo a tareas. En el caso de las

ecónomas es necesario liberarlas de las cargas extenuantes de trabajo en la cocina

involucrando a madres de familia o a grupos organizados de mujeres para que les den

apoyo en la elaboración de tortillas que es la actividad que consume la mayor cantidad

de tiempo.

327

El apoyo y asesoría en proyectos productivos en los que participen los beneficiarios

puede proporcionar recursos adicionales para la operación de los albergues además de

la experiencia técnica y organizativa que adquieren los beneficiarios en la realización de

este tipo de actividades. Para ello, es necesario concertar apoyos con organizaciones e

instituciones educativas que les permitan a los albergues mejorar sus condiciones de

operación.

Finalmente, en el terreno del control y el apoyo que las oficinas centrales ejercen sobre

el programa, resulta muy necesaria la construcción de una base de beneficiarios

completa y actualizada que permita conformar un registro administrativo de los

beneficiarios que permita conformar un archivo histórico de calidad. Existen programas

especializados en este fin, como los que emplea el Registro Federal de Electores, que

pueden permitir contar con un padrón histórico y actual de beneficiarios que permita

hacer estudios sobre tiempos de permanencia y rotación de la población en los

albergues.

La administración oportuna de recursos, la atención a las necesidades específicas de

alimentación de los albergues, la profesionalización de los apoyos pedagógicos y del

personal que opera el albergue, el apoyo de organizaciones e instituciones para la

creación de proyectos productivos y la construcción de un registro administrativo del

padrón de beneficiarios que permita dar seguimiento a los beneficiarios y contar con

información actualizada, son aspectos del funcionamiento del programa que pueden

mejorar de manera significativa la calidad de los servicios que prestan y que no

suponen un incremento significativo en los magros recursos para su operación. Se trata

de mejoras que tienden a hacer un aprovechamiento más racional y eficiente de los

recursos y a la búsqueda de apoyos sociales que permitan mejorar las condiciones de

vida en los albergues.

328

9.2 Escenario de fortalecimiento de la infraestructura a diez años

El escenario de fortalecimiento en la infraestructura consiste en un plan de inversión a

diez años que permita renovar las instalaciones y el equipamiento de los albergues para

hacer frente al desgaste progresivo que han tenido las instalaciones actuales por falta

de mantenimiento. También supone la construcción de instalaciones que contemplen

espacios de trabajo acordes con las necesidades de los beneficiarios y no únicamente

cocina y dormitorios como sucede con el diseño actual de los albergues.

El escenario de fortalecimiento no invalida los elementos considerados en el escenario

anterior, por el contrario, supone la incorporación de su contenido por estar asociado

con la racionalización y eficiencia en el aprovechamiento de los recursos.

El escenario de fortalecimiento constituye una respuesta al problema estructural de falta

de mantenimiento de lo albergues que se deriva de la precariedad de los recursos para

su operación. Los recursos previstos para el Programa se han destinado en su mayoría

a las necesidades de hospedaje y alimentación de los beneficiarios y al salario de los

trabajadores.

Los efectos que ha tenido la falta de mantenimiento sobre los albergues son

desastrosos. La mayoría de ellos necesita una remodelación profunda o una

reconstrucción total.

También es necesario considerar en la propuesta de reconstrucción de la

infraestructura las nuevas necesidades que se derivan del cambio de perfil de los

beneficiarios que resulta previsible dado el nivel de cobertura de la educación primaria.

Cada vez más, los objetivos del albergue de proporcionar hospedaje y alimentación a

niños de comunidades que no cuentan con servicios educativos estarán orientados a un

segmento de población que requiere continuar sus estudios de secundaria y de

bachillerato. Es muy importante considerar diversas modalidades en la operación de los

albergues, de acuerdo con la especificidad de las necesidades de la población objetivo.

Flexibilizar la operación de los albergues para que den servicio de comedor a niños de

329

las comunidades sede y de acuerdo con las necesidades educativas en los distintos

niveles.

En los cuadros 9.1 y 9.2 se presentan los cálculo aproximados de los costos de la

reconstrucción de los albergues, su equipamiento, el mantenimiento preventivo y el

correctivo (cuadro 9.1), así como los costos de operación actual, con pequeños

incrementos en este último concepto para alcanzar el mínimo adecuado (cuadro 9.2),

del período 2008-2017, considerando exclusivamente la capacidad instalada

actualmente, esto es 1,080 albergues escolares indígenas. Además hemos destacado

el subtotal requerido para el quinquenio 2008-2012, esto es, para lo que resta del

período sexenal de gobierno en curso.

Por otra parte, hay que considerar que el Programa enfrenta una inercia de no pocos

años, cuando solo se le autorizan los recursos mínimos para operar su capacidad

instalada, los cuales se orientan fundamentalmente al servicio de alimentación y a una

renovación muy lenta de los albergues y su equipamiento. En este marco también ha

tenido lugar la rehabilitación de albergues con nuevos modelos constructivos a partir de

la mezcla de recursos con fundaciones privadas. Esta estrategia está caracterizada por

dos factores: uno referido a su escasa cobertura y cuya dinámica de avance llevaría

varias décadas en renovar la infraestructura existente. De otra parte los nuevos edificios

no están siendo acompañados del subsidio necesario para su conservación y

mantenimiento adecuados cada año, lo cual estaría implicando que en el mediano plazo

los nuevos albergues caerían en un deterioro serio, con lo cual los recursos ahí

invertidos perdería su impacto en un breve tiempo. Esta es la inercia que arrastra el

programa y al mismo tiempo su reto actual y que entraña una toma de decisiones

trascendente para el PAEI.

Es así que las evaluaciones externas al Programa reportan siempre los mismos

problemas, derivados de la inoperante y vieja infraestructura que impacta en bajos

niveles de vida de los becarios.

330

Entre las decisiones que se requiere tomar, sin duda está presente la eventualidad de

un cambio en el diseño del Programa, por ejemplo, su transformación en comedores

comunitarios. Porque también sin duda en el contexto indígena se están dando cambios

que ineluctablemente modificarán el programa, sea por la cada vez mayor presencia de

escuelas de educación básica en el medio rural, por la migración y por la pérdida

paulatina de la identidad indígena entre el grupo poblacional indígena que atiende el

Programa. Sin embargo, al margen del derrotero que pudieran tomar los AEI, el tipo de

instalaciones y las características de las localidades donde se ubican, siempre serán

útiles y con un gran impacto social en las comunidades indígenas que se benefician.

Por ello se propone un programa de inversiones a diez años, cuyos recursos se

destinarán a la renovación total de la infraestructura de los albergues, previendo a su

vez los recursos necesarios para su mantenimiento. La proyección también incluye los

componentes básicos del Programa como son la alimentación, gastos de operación,

apoyos escolares y compensaciones al personal. De esta manera, a valor presente, se

tiene que en el periodo proyectado a 10 años el programa requiere invertir la cantidad

de 2,754.8 millones de pesos, pero que sin embargo en el mediano plazo (tomando

como referencia lo que resta del presente sexenio (2008-2012), se tendrían que invertir

729.6 millones de pesos, distribuyéndose anualmente de acuerdo con lo que se

describe en el cuadro 9.1.

Una decisión de esta magnitud permitirá abatir el rezago histórico de los albergues por

ya más de 30 años y arribar a condiciones que dignifiquen los servicios del PAEI. De

otra suerte y sólo al amparo de los exiguos aumentos de que ha sido objeto el PAEI,

implicaría seguir arrastrando los mismos problemas de manera indefinida y a riesgo de

que se multipliquen.

331

Cuadro 9.1. Propuesta para renovación completa de mil albergues a diez años (en miles de pesos) Año Concepto

2008 2009 2010 2011 2012 subtotal

quinquenal (2008-2012)

2013 2014 2015 2016 2017 Total

(2008-2017)

Infraestructura

(renovación) 55,000 55,000 55,000 55,000 55,000 275,000 55,000 55,000 55,000 55,000 55,000 550,000

Equipamiento 9,000 9,000 9,000 9,000 9,000 45,000 9,000 9,000 9,000 9,000 9,000 90,000

Mantenimiento

preventivo

(a infraestructura

y equipo)

8,000 18,800 40,400 72,800 116,000 256,000 170,000 234,800 310,400 396,800 494,000 1,862,000

Mantenimiento

correctivo 4,800 11,280 24,240 43,680 69,600 153,600 102,000 140,880 186,240 238,080 296,400 1,117,200

Total 76,800 94,080 128,640 180,480 249,600 729,600 336,000 439,680 560,640 698,880 854,400 3,619,200

Fuente: Cálculos propios realizados a valor presente (pesos corrientes del 2007).

Nota: Estima la inversión requerida para renovar 1,000 albergues en infraestructura y equipamiento, en un plazo de 10 años, incluyendo el mantenimiento requerido

(preventivo y correctivo).

332

Cuadro 9.2. Operación de 1,080 albergues a diez años (en miles de pesos) Año Concepto

2008 2009 2010 2011 2012 subtotal

quinquenal (2008-2012)

2013 2014 2015 2016 2017 Total (2008-2017)

Alimentación 281,732.1 281,732.1 281,732.1 281,732.1 281,732.1 1,408,660.5 281,732.1 281,732.1 281,732.1 281,732.1 281,732.1 2,817,321

Gas 16,200.0 16,200.0 16,200.0 16,200.0 16,200.0 81,000 16,200.0 16,200.0 16,200.0 16,200.0 16,200.0 162,000

Apoyos

Escolares 20,144.9 20,144.9 20,144.9 20,144.9 20,144.9 100,724.5 20,144.9 20,144.9 20,144.9 20,144.9 20,144.9 201,449

Compensa-

ciones 67,823.3 67,823.3 67,823.3 67,823.3 67,823.3 339,116.5 67,823.3 67,823.3 67,823.3 67,823.3 67,823.3 678,233

Operación 19,157.5 19,157.5 19,157.5 19,157.5 19,157.5 95,787.5 19,157.5 19,157.5 19,157.5 19,157.5 19,157.5 191,575

Total 405,057.8 405,058 405,057.8 405,057.8 405,057.8 2,025,289 405,057.8 405,057.8 405,057.8 405,057.8 405,057.8 4,050,578

Fuente: Cálculos propios realizados a valor presente (pesos corrientes del 2007).

Nota: Estima la inversión requerida para operar los 1,080 albergues existentes, en un plazo de 10 años, considerando un incremento en los por concepto de “Apoyos

Escolares” al doble de lo proporcionado actualmente, así como un incremento del 25% al rubro de “Compensaciones”.

333

CONCLUSIONES

1. Los albergues escolares son un componente importante del proceso educativo de

los niños ya que incide directamente en su desarrollo físico por vía de la

alimentación, contribuye a mejorar sus condiciones de estudio al contar con un

hospedaje seguro y apoyo en la realización de sus tareas.

2. Los componentes del Programa de apoyo directo al becario se mantienen en

niveles mínimos (alimentación, higiene y limpieza y material escolar), sin embargo

el impacto que tienen al propiciar que los niños ingresen y permanezcan en la

escuela es muy importante, al registrarse una escasa reprobación y deserción, con

lo cual el Programa cumple de manera general sus objetivos.

3. Para el año 2006 se ejercen recursos totales por la cantidad de 544.5 millones de

pesos, representando un incremento de casi el 18% en pesos constantes con

relación al año 2005, para la atención de albergues escolares y comunitarios para

apoyar a 67,107 becarios, en 1,216 albergues, distribuidos en 21 entidades

federativas, pero principalmente concentrados en el sureste, en estados como

Oaxaca, Chiapas, Guerrero y otra parte importante en el estado de Chihuahua, lo

cual quiere decir que en términos globales se invirtieron ocho mil pesos (en

números redondos) anuales en promedio por becario.

4. A nivel nacional en el segmento de población de 5 a 14 años hablantes de lengua

indígena, para el año 2000, el 18.6% no asistía a la escuela, en cambio entre los

no hablantes de lengua indígena del mismo grupo etario que no van a la escuela

alcanza el 9.2%, es decir, proporcionalmente no asiste a la escuela el doble de los

niños y jóvenes indígenas (hablantes de alguna lengua) en edad escolar, respecto

a lo que hacen los no hablantes de alguna lengua indígena de la misma edad, con

334

el agravante de que los primeros son aquellos que viven en las localidades más

dispersas y recónditas del país.

5. Respecto al conjunto de la población indígena nacional entre 5 y 19 años,

considerada por la condición de habla de lengua indígena (HLI), los beneficiarios

del PAEI representan menos del 3%. El mayor porcentaje estatal de atención a

niños indígenas en los albergues se da en Chihuahua (22.3%); en segundo lugar

se encuentra Nayarit (15.24%), seguido de Jalisco (11.48%) y Durango (10.18%).

6. Los 59, 943 niños y niñas que conforman el padrón de beneficiarios del PAEI en

2006 se encuentran distribuidos en 21 entidades. Prácticamente la mitad (48.6%)

de los beneficiarios se concentra en los estados de Oaxaca, Chiapas y Chihuahua,

que cuentan con 22.6, 13.9 y 12.0 por ciento del total, respectivamente.

7. La proporción de niños y niñas a nivel nacional que asisten a los albergues es de

54.5% y 45.5%, respectivamente. Es decir, para 2006 existe 9% más de hombres

dentro de la población beneficiaria.

8. En ninguno de los criterios de elegibilidad se propone la equidad de género y la no

discriminación por sexo.

9. En la explicación de la desproporción en la composición de los beneficiarios por

sexo, deben ponderarse los factores asociados al sesgo en la aplicación de los

criterios de elegibilidad de los beneficiarios en los albergues, respecto a la

demanda real de la población y a las prácticas culturales que impiden el acceso de

mujeres indígenas en edad escolar.

10. La mayor parte de los beneficiarios se concentra en el nivel escolar de primaria

que alcanza el 77% del total. Le siguen los niños y niñas de secundaria con 20%.

335

11. Seis de cada diez niños que se hospedan en los albergues asisten a escuelas

bilingües.

12. La mayor parte de quienes estudian bachillerato lo hacen en la modalidad de

telebachillerato.

13. El 83.2% de la población de los albergues habla alguna lengua indígena.

14. Las variaciones en las calificaciones de los beneficiarios por sexo son muy poco

significativas.

15. Se registran mayores índices de reprobación en niños y niñas que no hablan la

lengua indígena (21.4%) que en aquellos que la hablan (18.5%); aunque también

se muestra una mayor proporción de niños no hablantes de lengua indígena que

obtuvieron 10 como calificación inicial.

16. Respecto al tipo de escuelas que existen en las regiones indígenas, no se

advierten condiciones favorables para el desarrollo educativo de los niños, ya que

a nivel nacional existen 9,691 primarias indígenas y de ellas 6,185 son escuelas

multigrado en modalidad indígena (63.8%), que es el nivel escolar al que acuden e

manera mayoritaria los beneficiarios del PAEI. Este tipo de escuelas también

llamadas de organización incompleta se localizan principalmente en Chiapas,

Durango, San Luis Potosí, Tabasco, Veracruz y Oaxaca; suelen tener menos y

más deficientes recursos humanos y materiales e imparten una educación

ostensiblemente de calidad inferior y proclive permanentemente a la deserción.

17. De acuerdo con las cifras del cierre del ejercicio, el PAEI presenta un adecuado

cumplimiento de sus metas físicas y financieras de acuerdo con la dinámica del

ciclo escolar en que se basa su operación.

336

18. En la estructura presupuestal para 2006, se incrementan algunos conceptos que

en ejercicios anteriores no se les había dado importancia, como son los recursos

para rehabilitación de albergues, el equipamiento y los gastos de operación, con lo

cual ahora se avanzará parcialmente en la solución de viejos problemas en las

condiciones físicas de los albergues; de otra parte también se acrecentó la

cobertura de albergues comunitarios en casi dos veces más respecto del 2005 y

consecuentemente su presupuesto autorizado.

19. Se advierte un progreso así sea en forma modesta en el mejoramiento de las

condiciones laborales de las ecónomas de la comunidad, con el incremento a su

compensación para este año, con lo cual se atiende una de las recomendaciones

de la evaluación del año pasado, aunque también incluía la mejora del entorno

físico en que cotidianamente desempeñan sus labores, con el objeto de detener el

deterioro de su salud. Este último problema hoy sigue pendiente.

20. Si consideramos únicamente aquellos conceptos que benefician directamente al

alumno de albergues escolares, su costo anual es del orden de $6,229.28,

equivalentes a dos tercios de un salario mínimo o a 1.4 veces si lo relacionamos

con el parámetro de dos dólares diarios.

21. Por lo que respecta a los Albergues comunitarios, en este mismo año se apoyaron

a 135 con una matrícula de 7,430 alumnos, con un presupuesto de 30.2 millones

de pesos, arrojando un costo total anual por becario de $4,063.68

22. En el presente ejercicio la cuota de alimentación no se incrementa,

permaneciendo en el mismo nivel que en el año 2005, aún más, en pesos

constantes el gasto en alimentación sufre un deterioro de 4.91%, lo cual obligará a

los responsables de la adquisición de materias primas y “frescos”, a que asuman

una mayor racionalidad y restricción en el ejercicio de estos recursos. Debe

considerarse que no sólo los becarios consumen alimentos en los albergues sino

también el personal que ahí labora y en algunos albergues los niños permanecen

337

los fines de semana, aumentando con ello el número de raciones que se toman

como base del cálculo para las cuotas de alimentación.

338

339

RECOMENDACIONES

1. Ante las precarias condiciones de vida de la población indígena infantil, del

número de niños indígenas que no asisten a la escuela y de la deficiente

educación que reciben los que están inscritos, se justifica plenamente la

continuidad y ampliación del PAEI, no obstante su insular presencia.

2. Es importante establecer un sistema de monitoreo en los albergues para verificar

la cantidad y calidad de la alimentación, a efecto de prevenir un desmedro en la

nutrición de los becarios. Esto cobra mayor relevancia en virtud de que los

recursos destinados para este concepto tienen una caída real para este año (en

pesos constantes).

3. La presencia del PAEI puede y debe jugar un papel muy importante que permita

crecientemente el acceso de las mujeres a todos los niveles educativos.

4. Se recomienda el establecimiento como prioridad en la aceptación de más

mujeres en los albergues, y la meta de la igualdad de género en el número de

lugares nacional y por estado.

5. El hecho de que el Programa haya incorporado a alumnos de preescolar,

representa un avance significativo y representa una oportunidad de apoyar al

grupo de edad que requiere más apoyo en cuanto a alimentación, por lo que sería

importante ofrecer una cuota mayor de lugares para niños que asisten a este

grado, aunque considerando principalmente la opción de alimentación y no tanto la

de hospedaje.

340

6. El Programa también está teniendo una mayor apertura hacia el nivel de

bachillerato que no se constriñe únicamente a los albergues comunitarios sino

también está adquiriendo presencia en los albergues tradicionales, lo cual es

relevante para no interrumpir la continuidad de los estudios de los beneficiarios.

Por lo que es necesario destinar mayores recursos para los muchachos que

cursan la educación media superior, tanto en cantidad global como per cápita,

pues requieren mayor cantidad de alimento, pero al mismo tiempo es necesario no

mezclarlos en el mismo albergue que a los niños de primaria y preescolar, por lo

que hay que considerar en los proyectos de remodelación de los albergues, los

espacios específicos para alumnos que cursan la educación media superior.

7. En la formulación de los criterios de selección contenidos en las Reglas de

Operación debiera diferenciarse a los albergues para los alumnos que cursan el

nivel básico de aquéllos que ofrecen sus apoyos a los estudiantes de nivel medio

superior. Sugerimos que para los primeros, el criterio de elegibilidad podría seguir

como lo indican las Reglas de Operación vigentes, es decir “estar en un rango de

4 a 18 años de edad para los niños y niñas de educación básica”, pero para los

segundos: “un rango de edad de 15 a 20 años para los jóvenes de educación

media superior”.

8. En cuanto a otro de los criterios que definen prioridades para aceptar a los nuevos

beneficiarios, el que se refiere a la ausencia de uno o ambos progenitores debiera

ser reformulado introduciendo la situación de ausencia prolongada de uno o de

ambos progenitores. En otras palabras, se propone incorporar en la normatividad

el fenómeno de la migración, como una condición estructural en la dinámica de las

familias indígenas.

9. Igualmente, el criterio sobre los albergues comunitarios que atiendan a un 80% de

estudiantes de nivel medio superior requiere de una mejor puntualización. El

fraseo consistente en “recibirán apoyo” debiera ser objeto de un desglose en

341

donde se clarifique en qué áreas y en qué montos se pudieran cristalizar los

recursos que aporte el gobierno federal.

10. Debiera hacerse explícito -en algún criterio de elegibilidad- la no discriminación por

etnia, sobre todo para aquellas regiones de composición multiétnica, incluida la

población mestiza en localidades indígenas.

11. Es de la más alta prioridad la creación de un sistema de información fidedigno y

actualizado de beneficiarios.

12. Es importante que el programa considere la posibilidad de entregar el paquete

escolar dos veces al año, ya que es común que transcurridos apenas tres o cuatro

meses del ciclo escolar, se haya agotado dicha dotación. En una primera etapa de

acuerdo a la disponibilidad de recursos, tener en cuenta por lo menos la

distribución de cuadernos y lápices.

13. Con base en el Objetivo general del programa que plantea que “los niños y niñas

indígenas (…) ingresen y concluyan su educación básica y media superior, con

apoyo de los servicios que se otorgan en los albergues escolares y comunitarios”.

Para medir y constatar el cumplimiento de dicho objetivo, será necesario que el

PAEI establezca un sistema de seguimiento de los becarios por grado y nivel,

generando una base de datos que permita evaluar anualmente los resultados.

Hasta hoy se tiene la percepción de que los impactos son positivos en este

sentido, sin embargo no hay posibilidades de medir sus dimensiones. El

seguimiento de alumnos permitirá al PAEI, plantearse metas de más largo

alcance, al mismo tiempo que contará con mayores elementos para justificar

incrementos presupuestales. Así mismo se contará con bases más sólidas para

determinar la cuota anual de alimentación, cuyo criterio de incremento vigente es

por lo menos inocuo.

342

14. Siendo la alimentación el principal servicio que se ofrece en los albergues y siendo

la desnutrición un problema que en mayor medida padece la población indígena

infantil, se requiere que el PAEI cuente con suficiente información respecto al

estado nutricional en que ingresan los becarios, por ello se propone al grado de

norma, que todo alumno que ingrese a los albergues sea diagnosticado su estado

nutricional. Ello permitirá identificar los diferentes indicadores de riesgo desde el

punto de vista nutricional, con lo cual se podrán definir políticas nutricionales, que

atiendan sobre todo los casos de más alto riesgo en colaboración con los padres

de familia respectivos. Hasta ahora el PAEI no tiene un servicio diferenciado de

alimentación de acuerdo a la edad, nivel escolar y el estado nutricional de los

niños, que en el corto y mediano plazo se debe considerar en las propuestas de

mejora del programa.

15. El programa asignó un importante incremento de recursos destinados a obras de

rehabilitación, que este año benefició a 205 albergues, por lo que se recomienda

que la proporción del presupuesto total que alcanzó en este año (16.6%), se

mantenga como mínima inversión durante los próximos cinco años, de tal manera

de que al término de esta nueva gestión se rehabiliten todos los albergues

actualmente en operación. Esta recomendación se justifica no sólo por el deterioro

físico que presentan los albergues sino por el cambio climático que implica vivir

condiciones más hostiles para los becarios.

16. En virtud de que las ecónomas continúan desarrollando su trabajo en condiciones

adversas para su salud y carentes de toda protección social, se recomienda que

PAEI, organice y promueva acciones periódicas de salud entre las ecónomas

para la detección de enfermedades más comunes y de alto riesgo para las

mujeres, como son: cáncer cervicouterino, cáncer de mama y osteoporosis, así

mismo que la CDI realice toda la gestión necesaria para canalizar a las mujeres a

centros de atención hospitalaria cuando sea necesario. Igual procedimiento se

deberá seguir en el caso de enfermedades de los ojos, en buena medida

343

causadas por el humo del Tlecuil, además de proveer un fondo de apoyo para la

adquisición de lentes.

17. Considerando que una buena parte de los albergues se ubican en localidades

apartadas y dispersas, se recomienda que en el pago de compensaciones al

personal de los albergues se adopte una política general, consistente en el pago

en efectivo y en el lugar de trabajo, ya que el hecho de trasladarse al Centro

Coordinador y en los casos que se paga con cheque genera altos costos de

transacción a cargo del personal, lo cual disminuye su ingreso.

18. Se recomienda que se diseñe un sistema de costos que considere la totalidad de

los gastos centralizados y locales, incluyendo los salarios del personal de base y

de confianza que intervienen en el programa. Este sistema deberá diferenciar

claramente los subsidios que representan las transferencias directas a los

becarios, operación y conservación de los albergues de aquellos gastos indirectos

que se efectúan para hacer posible la permanencia y funcionamiento del

programa, todo lo cual permitirá determinar con más precisión el rubro de gasto de

operación, por tanto contar con mejores elementos para evaluar la eficiencia y

eficacia del programa.

344

345

ANEXO METODOLÓGICO

A. Sobre el diseño de la encuesta y su levantamiento

El diseño muestral del Estudio para la evaluación del Programa Albergues

Escolares Indígenas 2006 se planteó consistente con la evaluación realizada en 2005.

En tal sentido, comprendió dos estudios paralelos y simultáneos.

El primero de ellos consiste en una Encuesta en Albergues que se aplicó a un

informante adecuado (autoridad del albergue), quien informó sobre aspectos generales

de operación del albergue (asistencia/ausentismo de los niños beneficiarios,

oportunidad de abasto de insumos, instalaciones, relaciones institucionales y apoyos

brindados por diversas autoridades, demanda potencial, problemática en la operación

del albergue, etc.).

El segundo estudio, denominado Encuesta a Beneficiarios, se aplicó a los

beneficiarios presentes en los albergues escolares indígenas el día en que se visiten los

mismos, con el fin de indagar sobre el grado de satisfacción de los mismos respecto al

servicio que se les brinda, concretamente en cuanto a calidad y oportunidad de los

alimentos, higiene, colaboración en las tareas del albergue, atención recibida por parte

del personal, etc.

A partir de información del registro de inscripción de alumnos en albergues 2005-2006,

al 27 de junio de 2006 se tenían 1,080 albergues distribuidos en 21 entidades de la

República, mismos que atendían a 59 mil 842 escolares indígenas.

Los datos obtenidos tras la exploración a las bases de datos 2006 mostraron la

estabilidad del Programa en cuanto a número de albergues y beneficiarios respecto a

los años previos, lo cual permitió plantear un diseño análogo al de 2005, no obstante

346

con un ajuste a la tasa de no respuesta prevista en gabinete, en atención a la

experiencia adquirida y en anticipación a eventualidades climáticas y de otra naturaleza

que afectasen a las zonas por visitar43.

Cuadro A.1. Albergues y beneficiarios, 2006

Distribución del universo de albergues escolares indígenas por entidad, 2006

Albergues Beneficiarios Clave Entidad

Total Part. % Total Part. % 02 Baja California 5 0.5% 285 0.5%

04 Campeche 12 1.1% 592 1.0%

07 Chiapas 147 13.6% 8,342 13.9%

08 Chihuahua 105 9.7% 7,194 12.0%

10 Durango 15 1.4% 1,155 1.9%

12 Guerrero 100 9.3% 5,433 9.1%

13 Hidalgo 69 6.4% 3,745 6.3%

14 Jalisco 14 1.3% 1,697 2.8%

15 México 8 0.7% 435 0.7%

16 Michoacán 15 1.4% 810 1.4%

18 Nayarit 38 3.5% 2,574 4.3%

20 Oaxaca 266 24.6% 13,546 22.6%

21 Puebla 83 7.7% 4,300 7.2%

22 Querétaro 5 0.5% 247 0.4%

23 Quintana Roo 8 0.7% 395 0.7%

24 San Luis Potosí 34 3.1% 1,692 2.8%

25 Sinaloa 8 0.7% 374 0.6%

26 Sonora 15 1.4% 828 1.4%

27 Tabasco 11 1.0% 524 0.9%

30 Veracruz 84 7.8% 3,891 6.5%

31 Yucatán 38 3.5% 1,783 3.0%

Total 1,080 100.0% 59,842 100.0%

Fuente: Elaboración propia con base en archivo electrónico “RIAA_2005-2006_SEMESTRAL.xls”, proporcionado por la CDI.

43 Fue el caso de la situación política en Oaxaca que afectó la operación de sus albergues escolares

indígenas, y que obligó a que dentro del conjunto de entidades de mayor aporte al Programa, se reemplazara dicha entidad por la que representaba el octavo mayor aporte, tanto en albergues como en beneficiarios, esto es, Nayarit.

347

Los albergues escolares indígenas se distribuyen en 21 estados de la República: Baja

California, Campeche, Chiapas, Chihuahua, Durango, Guerrero, Hidalgo, Jalisco,

México, Michoacán, Nayarit, Oaxaca, Puebla, Querétaro, Quintana Roo, San Luis

Potosí, Sinaloa, Sonora, Tabasco, Veracruz y Yucatán.

Las consideraciones para el diseño de las encuestas fueron:

1. Optimizar los gastos para el operativo de campo mediante un ajuste preliminar al

marco muestral de localidades de manera que, bajo un esquema de Pareto, el

objeto de estudio de la encuesta se restringiera a los siete estados que

concentran un valor cercano a 80% niños atendidos en los albergues escolares

indígenas. La situación política de Oaxaca obligó a reemplazar a dicha entidad

por el estado de Nayarit, de manera que el conjunto de siete estados que

conformaron el marco muestral ajustado fue: Chiapas, Chihuahua, Guerrero, Hidalgo, Nayarit, Puebla y Veracruz, los cuales reúnen aproximadamente

57.7% de los albergues y 59.3% de los niños beneficiados en junio del 200644.

2. La unidad de observación fue el albergue escolar indígena. Para la Encuesta en

Albergues se aplicó un esquema de muestreo aleatorio simple, con probabilidad

de selección proporcional al número de beneficiarios del albergue, sustentado en

un nivel de confianza de 90%, con un error de no más de 9.85% y una tasa de no

respuesta de 3%.

3. A partir de una estimación de tasa de no respuesta de 3%, este año el número

de albergues por encuestar se incrementó a 65, lo cual se juzgó acorde al

presupuesto para el operativo de levantamiento de la encuesta.

44 El monto del presupuesto disponible para el operativo de campo obligó a reducir la pretensión de cubrir

el 80% de beneficiarios y albergues, y aceptar estos porcentajes, en el entendido de que se cubrirían no menos de siete estados del los 21 que cuentan con albergues escolares indígenas.

348

4. La Encuesta a Beneficiarios de Albergues Escolares Indígenas se diseñó

bietápica con unidad primaria de selección basada en la encuesta de albergues,

y un muestreo sistemático de 33.3% de los niños beneficiarios de cada albergue

que se encontraran en el mismo el día de aplicación del cuestionario. Se estimó

a priori levantar aproximadamente 1,187 cuestionarios a beneficiarios (en

condiciones óptimas de asistencia a los albergues esta cantidad hubiera llegado

a 1,344). En virtud de que no todos los niños registrados en cada albergue

asistieron al mismo el día de aplicación de la encuesta, el número de

cuestionarios levantado se redujo a 1,142.

5. Los parámetros de la encuesta, dado el número de 1,142 cuestionarios aplicados

sobre una población finita de 35,479 niños, si éstos se hubieran seleccionado

mediante un diseño de muestreo aleatorio simple (mas) serían:

Nivel de confianza de 95% y un error máximo de 2.86%

En tanto un diseño de conglomerados en general es menos eficiente que uno por

muestreo aleatorio simple45, los 1,142 cuestionarios de la encuesta a

beneficiarios realizada mediante conglomerados, brindan un nivel de confianza

semejante al de la encuesta en albergues (Nivel de confianza de 90% y error

máximo no mayor a 10%) siempre que, para una variable dada, el efecto de

diseño no sea mayor a 16.1.

45 Para una variable cualquiera la relación entre la varianza que se obtiene mediante un diseño complejo

respecto a la que se obtiene a través de un diseño aleatorio simple (para el mismo tamaño de muestra), arroja un efecto de diseño (Deff) superior a 1. Un Deff mayor a 1 implica menores niveles de confianza y mayores errores aceptables que los que se obtendrían mediante muestreo aleatorio simple, para el mismo tamaño de muestra.

349

B. Nota técnica de la Encuesta a Albergues Escolares Indígenas: propuesta de diseño

El diseño técnico de la encuesta a los albergues escolares indígenas para el año 2006

se ajustó a las características que se enuncian en este apartado, y en el siguiente

respecto a los resultados obtenidos.

a) Diseño muestral

Muestreo aleatorio simple de albergues con probabilidad de selección proporcional al

número proyectado de beneficiarios de los mismos.

b) Marco muestral

Listado de 1, 080 Albergues Escolares Indígenas localizados en 21 estados de la

República:

Cuadro A.2. Marco muestral Clave Estado Albergues

02 Baja California 5

04 Campeche 12

07 Chiapas 147

08 Chihuahua 105

10 Durango 15

12 Guerrero 100

13 Hidalgo 69

14 Jalisco 14

15 México 8

16 Michoacán 15

18 Nayarit 38

20 Oaxaca 266

21 Puebla 83

22 Querétaro 5

23 Quintana Roo 8

24 San Luis Potosí 34

25 Sinaloa 8

350

Cuadro A.2 Marco muestral

Clave Estado Albergues

26 Sonora 15

27 Tabasco 11

30 Veracruz 84

31 Yucatán 38

Total 1,080

Fuente: Elaboración propia con base en archivo electrónico

“RIAA_2005-2006_SEMESTRAL.xls”,

proporcionado por la CDI.

c) Marco muestral ajustado

Debido a restricciones económicas el estudio concentró su atención en los estados

donde el programa tiene mayor presencia. La previsión de cubrir las entidades que

representaran aproximadamente 80% de los albergues y beneficiarios del programa se

reconsideró en virtud de que, al momento del levantamiento de la encuesta, los

albergues escolares indígenas del estado de Oaxaca aún estaban afectados por el paro

del magisterio en dicha entidad.

Por esta razón, de los 21 estados en que operan Albergues Escolares Indígenas en

2006, el marco muestral se ajustó exclusivamente a las entidades que —con excepción

de Oaxaca—, simultáneamente contribuyeron con el mayor número de albergues y

beneficiarios y que, en conjunto, acumulaban casi 60% de ambas variables en el marco

muestral.

De tal manera los 1,080 albergues del marco muestral se redujeron a 626, distribuidos

en siete estados de la República.

Los estados que se incluyeron después del ajuste se listan en la siguiente tabla:

351

Cuadro A.3. Número real de albergues y beneficiarios objeto de la encuesta, 2006

Albergues Beneficiarios clave Entidad

abs % abs %

07 Chiapas 147 13.6% 8,342 13.9% 08 Chihuahua 105 9.7% 7,194 12.0% 12 Guerrero 100 9.3% 5,433 9.1% 30 Veracruz 84 7.8% 3,891 6.5% 21 Puebla 83 7.7% 4,300 7.2% 13 Hidalgo 69 6.4% 3,745 6.3% 18 Nayarit 38 3.5% 2,574 4.3% Subtotal (7 estados) 626 58.0% 35,479 59.3%

Resto (14 estados) 454 42.0% 24,365 40.7% Total 1,080 100.0% 59,844 100.0%

Fuente: Elaboración propia con base en listado de albergues y beneficiarios de la CDI.

d) Tamaño de muestra calculado

Considerados los parámetros, 90% de confianza y error máximo de 9.85%, tasa de no

respuesta = TNR = 3% (r = 0.1 z0 ≈ 1.64 p = q = 0.5 TNR= 0.03)

y dadas las expresiones

2

2

0

rqpzn o=

Misma que por tratarse de una población finita (N =623), se corrige con la expresión:

)1

1(*1 0

0

TNRNn

nn−+

=

Se determina un tamaño de muestra de n = 65 albergues

352

e) Estimación de parámetros a partir del tamaño de muestra levantado

En tanto se levantaron los 65 albergues seleccionados los parámetros de la encuesta

son: 90% de confianza y error máximo de 9.665%.

f) Selección muestral

Selección con probabilidad proporcional al número de beneficiarios (Hansen y Hurwitz).

g) Bitácora de selección muestral (registros)

Véase: Anexo en archivo electrónico: Muestra seleccionada PAEI.xls 2006 [Hoja:

Bitácora selección].

C. Nota técnica de la Encuesta a beneficiarios de Albergues Escolares Indígenas: levantamiento

a) Diseño muestral

Muestreo bietápico de conglomerados de beneficiarios del Programa de Albergues

Escolares Indígenas (conglomerados de diferente tamaño). En la primera etapa se

eligieron los mismos albergues seleccionados con probabilidad proporcional al número

de beneficiarios en la Encuesta a Albergues Escolares Indígenas. En la segunda etapa

se tomó una muestra sistemática de un tercio de los niños beneficiarios que se

encontraron en el albergue el día en que éste se visitó.

b) Tamaño de muestra

n1 = 65 conglomerados con un número indeterminado a priori de niños beneficiarios del

PAEI.

n2 = 1,142 niños beneficiarios del Programa que se encontraron presentes en los

albergues el día en que estos se visitaron.

353

c) Ponderación de casos

Se realizó mediante el empleo de pesos. El factor de ponderación empleado para cada

uno de las i conglomeradas levantadas se obtiene mediante la expresión:

i

ii

iii

i n

)n/N(

)n/N(*y

factor ∑∑=

d) Fórmula para el cálculo del Efecto de Diseño (Deff)

ρ−+≈ )M(Deff 11

donde: M es el tamaño promedio de los conglomerados, y

ρ es el coeficiente de correlación entre conglomerados

e) Fórmulas para el cálculo de la varianza

Para obtener estimaciones insesgadas de la varianza empléese:

i

ii

Si i

itins m

sMMm

nN

ns

NnN)t̂(V̂

22

22 11 ∑

∈⎟⎟⎠

⎞⎜⎜⎝

⎛−+⎟

⎞⎜⎝

⎛ −=

f) Parámetros de la encuesta

Los 1,142 cuestionarios levantados, brindan parámetros semejantes a los de la Encuesta a

Albergues Escolares Indígenas (nivel de confianza de 90% y error máximo no mayor a 10%)

siempre que, para una variable dada, el efecto de diseño no sea mayor a 16.1.

354

355

ANEXO ESTADÍSTICO Y OTROS

Acompañando al documento impreso se entregan en forma magnética (en DVD) los

siguientes documentos:

Anexo Estadístico (con los resultados del trabajo de gabinete y de campo)

- Base de datos de la captura de los cuestionarios (beneficiarios, jefes de albergue

e informe de infraestructura)

- Catálogo de codificación de las variables y etiquetas de las mismas.

- Tabulados de frecuencias simples de la encuesta.

Archivos de audio de todas las entrevistas realizadas.

Además se entregan todos los cuestionarios aplicados, debidamente foliados.

356

357

CRÉDITOS

Investigadores

Noemí Luján Ponce (coordinadora del proyecto)

José Gilberto Segura Gámez

Graco Rojo Curiel

Ayudantes de Investigador

Pascual Ogarrio Rojas

Daniel Castillo Durán

Análisis de actores

Daniel Castillo Durán

Daniel Serrano Contreras

Judith López Ayala

Pascual Ogarrio Rojas

Walter Esteban Guijarro Vázquez

Edición

Isaura Beryin Ramos Oyanguren

Graco Rojo Curiel

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Encuestadores

Aldo Cruz Alatriste

Alejandro Anaya Bello

Ariadne Ángeles Hernández

Atalya Montoya Rodríguez

Daniel Castillo Durán

Daniel Serrano Contreras

Guadalupe García Marín

Hugo Espinal Cruz

Isaura Beryin Ramos Oyanguren

Jorge Alberto Cuéllar Pérez

Landy Cortés Gil

Leticia Pichardo Valdés

Lorena Arzate Castañeda

Pascual Ogarrio Rojas

Rocío Solís Fajardo

Walter Esteban Guijarro Vázquez

Zita Mayda Callejas García

Talleristas

Irma Virginia Velásquez Ojeda (coordinadora)

Aldo Cruz Alatriste

Belem Velásquez Ojeda

Daniel Castillo Durán

Landy Cortés Gil

Leticia Pichardo Valdez

Patricia Hernández Hernández

Rocío Solís Fajardo

PROGRAMA ALBERGUES ESCOLARES INDÍGENAS PAEI