EXCAVACIÓN, CRONOLOGÍA, ANÁLISIS DE LAS INDUSTRIAS …€¦ · superiores a los 1000 mts., se...
Transcript of EXCAVACIÓN, CRONOLOGÍA, ANÁLISIS DE LAS INDUSTRIAS …€¦ · superiores a los 1000 mts., se...
KOBIE (Serie Paleoantropología), Bilbao Bizkaiko Foru Aldundia-Diputación Foral de Bizkaia N.º XXI, 1994
EXCAVACIÓN, CRONOLOGÍA, ANÁLISIS DE LAS INDUSTRIAS LÍTICA Y ÓSEA
RESUMEN
Eduardo Berganza José Luis Arribas (*)
El yacimiento de la cueva de Larninak II, situado en las proximidades de Lekeitio (Bizkaia), ha proporcionado una secuencia estratigráfica que abarca los momentos transicionales del Magdaleniense Final al Aziliense. En este artículo se presentan los datos proporcionados por la excavación y se estudia la abundante colección de útiles de sílex y los restos óseos, tanto funcionales como ornamentales.
ABSTRACT
The deposits in the Laminak II cave, located near Lekeitio, have fumished several stratified levels which comprise the transitional periods from the Late Magdalenian to Azilian. This survey deals with the development and outcomes of the excavation and it also covers the large assemblage of both functional and decorative flint tools and bone remains found.
LABURPENA
Lekeitio herriaren inguruetan kokaturik dagoen Laminak II aztamategiak, Magdaleniar azkenalditik Aziliar arora bitarteko epealdiari dazgozkion maila estratigrafikoak erakusten dizkigu. Artikulu honetan indusketaren prozesua eta ondorioak azaltzeaz gain, sukarrizko tresna eta hezurrezko tresnen hondakin ugarien ikerketen ondorioak azaltzen ditugu.
(*) Museo Arqueológico, Etnográfico e Histórico Vasco de Bilbao
EDUARDO BERGANZA - JOSÉ LUIS ARRIBAS
SITUACIÓN Y DESCRIPCIÓN DE LA CUEVA
La cueva de Laminak II se localiza en el término municipal de Berriatua (Bizkaia). Sus coordenadas geográficas sexagesimales (hoja nº 63 "Eibar" del mapa 1:50.000 del Instituto Geográfico y Catastral) son longitud: 1 º 11' 49" y latitud: 43º 19' 30". Las coordenadas Lambert (hoja nº 37 del mapa 1 :20.000 de la Excma. Diputación de Bizkaia) son X: 696.890, Y: 969.760, Z: 40. (Fig. 1 y 2.)
Figura l. Situación de Lekeitio.
Para acceder a ella, se toma, a la altura del kilómetro 61 de la carretera Markina-Lekeitio, una pista asfaltada que se abre a la izquierda de la citada carretera en dirección Lekeitio y que nos conduce hasta el caserío Atxurra; a partir de él y siguiendo unos trescientos metros el cauce descendente del arroyo Urio o Zulueta (1), la encontramos en su margen dere-
(1) Hay una cierta discrepancia a la hora de denominar el curso fluvial junto al que está situado el yacimiento. Tanto LÓPEZ DOMECH (1983), como BARGOS et al. (1990) y el Anuario Estadístico Vasco de 1990, publicado por Eustat (Euskal Estatistika-Erakundea) p. 20, lo conocen bajo el topónimo de Urio, mientras que en la hoja nº 63-I "Ondarroa" del Mapa Topográfico Nacional de España 1:25.000, publicado por el Instituto Geográfico Nacional en 1983, se designa con el de arroyo Zulueta.
cha a unos cuatro metros por encima de su cauce actual (Fig. 2). El emplazamiento coincide con un lugar en el que se produce un marcado estrechamiento del valle. (Foto 1 ). El acceso desde el río está dificultado actualmente por bloques de piedra, derrumbados durante la construcción de la carretera anteriormente citada, y por una abundante y tupida vegetación de zarzas y maleza (Fot. 2)
En el recorrido desde el caserío Atxurra se abren en la misma margen dos pequeños abrigos situados a una menor altura
sobre el río que sólo contienen relleno limo-arcilloso muy amarillento y algunos bloques calizos; en uno de ellos se aprecian dos pequeños sondeos, muy posiblemente incontrolados, de forma bastante regular. No parecen contener restos arqueológicos.
En la misma ladera, a muy corta distancia y en cotas ligeramente superiores, se localizan las cuevas de Atxurra y Goikolau, ambas con yacimiento arqueológico que abarcan etapas paleolíticas y postpaleolíticas (BARANDIARÁN, J. M., 1961), y la de Armiña en la que se ha certificado un depósito paleontológico de faunas pleistocénicas (ALTUNA, 1972). En la ladera opuesta y frente a éstas se abre otra cavidad con yacimiento, Pepetxo I (MARCOS, 1982, 158) (Fig. 3).
Ámbito geográfico
El relieve de la zona en la que se encuentra enclavada la
EXCAVACIÓN, CRONOLOGÍA, ANÁLISIS DE LAS INDUSTRIAS LÍTICA Y ÓSEA 9
Gnoa ---- _..---,
o 1.000 2.000
Figura 2. Situación de Ja cueva de Laminak Il.
10 EDUARDO BERGANZA - JOSÉ LUIS ARRIBAS
cavidad viene definido estructuralmente por las características geológicas del anticlinal Bermeo-Arno, en el que se combinan grandes bancos de calizas, inclinados hacia el mar, pertenecientes al Albense-Cenomanense, con materiales más antiguos del complejo urgoniano del Cretácico inferior, margas :areniscosas, areniscas, pizarras y calizas que emergen a la altura de Berriatua. Se caracteriza por un paisaje muy accidentado en el que los montes litorales, con unas alturas no superiores a los 1000 mts., se orientan en dirección NW-SE y los cursos de agua se encajan en valles muy estrechos de fuertes pendientes, que cortan transversalmente las formaciones orográficas (EDESO, 1985).
El río Lea nace en la ladera norte del monte Oiz (1026 mts.) y recorre, con orientación norte-noroeste, unos 20 kms. hasta su desembocadura en el mar Cantábrico, junto a la playa de Karraspio, en las proximidades de Lekeitio. Su caudal es continuo y abundante, ,si bien las variaciones climáticas estacionales provocan momentos de crecida y otros de descenso del nivel de las aguas, aunque sin llegar nunca al estiaje. En su curso alto y medio salva rápidamente un gran desnivel (en tomo a unos 800 mts.), creando un valle encajado, estrecho y profundo, sin terrazas. A partir de Gizaburuaga, unos seis kms. antes de su desembocadura, el valle se ensancha y el río discurre por alturas inferiores a 200 mts., por lo que pierde fuerza erosiva y crea algunos meandros. En los últimos dos kilómetros se deja sentir la influencia de las
Foto 2. Emplazamiento de Ja cueva de Laminak II visto desde Ja ladera contraria (montes de Amoroto).
EXCAVACIÓN, CRONOLOGÍA, ANÁLISIS DE LAS INDUSTRIAS LÍTICA Y ÓSEA 11
-200 111111 400
C:J o
-
G 2111 IOO ITI rt::::mm.
YACIMIENTOS PELEOLÍTIC OS DE LAS CUEVAS DEL RÍO LEA
1 Santa Catalina; 2 Lurnentxa; 3 Abittaga; 4 Goikolau; 5 Arrnina; 6 Larninak II; 7 Atxurra
Figura 3. Situación de los yacimientos paleolíticos de la cueva de río Lea.
mareas, dando origen a la formación de una zona de marimas. A la altura del barrio de Oleta (Amorato), recibe por la derecha el aporte de su único afluente, el Urio o Zulueta; éste, procedente del Ituinomendi (405 mts.), discurre muy encajado entre las laderas norte de los montes de Amorato y las del sur de los montes de Mendexa (Gerrika-Zinoitz), de alturas no superiores a los 300 mts., hasta su confluencia con el Lea (Foto 3 y 4).
Como en el resto de la costa norte de la Península Ibérica, en la cuenca del río Lea las lluvias son abundantes y regulares, provocadas por la penetración de los vientos húmedos del noroeste; en concreto, en el noreste de Bizkaia la precipitación media anual oscila entre los 1.200 y los 1.500 mm. Sin embargo, se ha observado en la costa vasca cierta influencia mediterránea en el régimen de precipitaciones que lo diferencia del resto de la comisa cantábrica (URIARTE, 1983). Las temperaturas son suaves a lo largo de todo el año.
La vegetación actual es el resultado de una fuerte influencia antrópica y se caracteriza por el dominio de las repoblaciones de coníferas de especies alóctonas y por la transformación de las áreas más llanas en prados y pastizales. En las zonas más estrechas y próximas a las corrientes de agua, se mantiene el bosque de ribera con alisos (Alnus glutinosa), sauces (Salix fragilis) y helechos (Pleridium) (UZQUIANO,
en este mismo volumen). LÓPEZ DOMECH (1983, 16) señala que en algunos lugares concretos de la cuenca del río Lea se desarrollan asociaciones vegetales con características de tipo mediterráneo por la influencia de este tipo de clima.
Descripción y descubrimiento del yacimiento
La cueva de Laminak II es de dimensiones reducidas. La boca, orientada al W-"NW (2), tiene una forma de arco apuntado y es aproximadamente de unos 3 mts. de anchura por 5,5 de altura (Foto 5). En la actualidad está cerrada por un muro artificial de ladrillos, tejas y piedras que alcanza, en su cara interior, una altura ligeramente superior a 1 metro (Foto 6). Su única galería tiene un desarrollo longitudinal, a partir de la boca, de 6,8 mts., una anchura media en su interior de unos 2 mts. y una sección transversal de forma semicircular. Es muy posible que haya tenido un desarrollo mayor hacia el exterior ya que las paredes laterales se prolongan hacia el curso del río, aunque no se conserva la cubierta; la abundante vegeta-
(2) Por error se ha publicado una planta con una orientación no correcta en un trabajo anterior (ARRIBAS, BERGANZA, 1989).
12 EDUARDO BERGANZA - JOSÉ LIBS ARRIBAS
Foto 3. Vista del valle del río Urio desde el alto de Milloi.
ción y la acumulación de derrubios artificiales impiden apreciar si existen bloques que pudieran haberse desplomado de la techumbre original. El techo desciende suavemente hacia el interior, hasta el punto de resultar imposible para una persona permanecer de pie en los metros finales. (Fig. 4)
El interior de la cavidad tiene en la actualidad un grado de humedad muy alto, que hace incómoda la estancia en ella. Esta humedad es debida tanto a factores externos, estrechez del valle y frondosidad de la vegetación que impiden una insolación prolongada de la boca, como a otros internos, su forma y orientación hacen que la luz solar no penetre en el interior y la actividad kárstica aún existente provoca filtraciones constantes de agua a través de grietas situadas en su fondo y el goteo de agua carbonatada de techos y paredes.
En el verano de 1986, durante nuestro trabajo de investigación en otros yacimientos del entorno de Lekeitio (Sta. Catalina y Lumentxa) (Fig. 3), tuvimos conocimiento de que se estaban efectuando remociones clandestinas en una cueva próxima. Gracias a la colaboración de J.C. López Quintana conseguimos visitar la cueva a comienzos del año siguiente y ponemos en contacto con el autor de dichas remociones.
La cueva presentaba un aspecto lamentable con parte del
relleno arqueológico alterado y entremezclado con deposiciones recientes. Sobre el muro exterior se había acumulado un gran volumen de tierra con restos arqueológicos; junto a ella se encontraba un recipiente metálico que contenía abundantes restos óseos que, sin ninguna duda, habían formado parte del registro arqueológico del yacimiento y que eran fruto de una selección de materiales efectuada por el clandestino. En el interior, en la pared derecha, se apreciaba una línea casi horizontal, pintada en negro, que no alcanzaba el fondo de la cavidad; según nos informó el clandestino, indicaba la altura máxima que alcanzaba el relleno en esa zona cuando él comenzó sus actividades. La línea estaba situada a unos 35 cms. por encima de la superficie irregular que presentaban las tierras removidas. A la altura de la línea se habían introducido en la pared clavijas de las que pendían algunos trozos de goma elástica (Foto 7 y 8).
En el contacto que mantuvimos con la citada persona obtuvimos unas informaciones muy imprecisas sobre las labores que había realizado hacía aproximadamente dos años y nos entregó un conjunto de materiales de industria lítica y ósea, además de restos de huesos y moluscos. Todos éstos fueron depositados en el Museo Arqueológico, Etnográfico e Histó-
EXCAVACIÓN, CRONOLOGÍA, ANÁLISIS DE LAS INDUSTRIAS LÍTICA Y ÓSEA 13
Foto 4. Vista del valle del río Urio desde el alto de Milloi.
Foto 5. Boca de la cueva.
14 EDUARDO BERGANZA - JOSÉ LillS ARRIBAS
Laminak 11 <•mi
Figura 4. Planta de la cueva.
Foto 6. Vista interior del muro artificial.
) o 2m
rico Vasco de Bilbao, donde se procedió a su limpieza, inventariado y siglado. Tras estas labores se pudo constatar que no había presencia de especies domésticas y que las piezas líticas apuntaban a una adscripción cultural propia de los momentos terminales del Paleolítico Superior.
Al constatar que la cueva era desconocida hasta ese momento, tanto desde el punto de vista espeleológico (G.E.V., 1985) como desde el arqueológico (MARCOS, 1982) y que no tenía un nombre propio, decidimos denominarla con el nombre de Laminak ll, dada su proximidad a otra de mayores dimensiones que se conoce con el nombre de Las Larniñas (3).
EXCAVACIÓN Y DESCRIPCIÓN DE LA ESTRATIGRAFÍA
Objetivos de la Investigación
Desde los comienzos de la década de los ochenta venimos trabajando en un plan de investigación de carácter interdisciplina, en distintos yacimientos de la cuenca del río Lea, que persigue poder establecer un modelo de comportamiento de
(3) En el Catálogo del O.E.V. del año 1985 aparece con el número 118.
EXCAVACIÓN, CRONOLOGÍA, ANÁLISIS DE LAS INDUSTRIAS LÍTICA Y ÓSEA 15
Foto 7. Interior de la cueva antes del inicio de los trabajos de excavación.
Foto 8. Vista del fondo de la cueva antes de los trabajos de excavación.
16 EDUARDO BERGANZA - JOSÉ LIBS ARRIBAS
las poblaciones prehistóricas en la explotación de un territorio concreto, con especial atención al período final del Paleolítico Superior y al tránsito de una economía cazadora-recolectora a otra productora. El descubrimiento de este yacimiento, a pesar de sus especiales circunstancias, nos era de gran interés para nuestro proyecto porque ampliaba las bases sobre las que sustentar dicho modelo, ya que las primeras impresiones dejaban entrever que los materiales podían corresponder a los momentos terminales del Paleolítico Superior, y no parecían presentar intrusiones de épocas diferentes.
En consecuencia se diseñó un plan de trabajo en dos fases: en la primera se procedería a la extracción del sedimento revuelto esparcido por el interior y exterior de la cavidad, lo que permitiría una recuperación exhaustiva de todos los materiales contenidos en él y la certificación de la existencia o no de áreas no alteradas; en la segunda, en caso de haberse delimitado zonas que pudieran ser objeto de un control estratigráfico, proceder a la realización metódica del mismo.
Campaña de 1987
Una vez obtenido de la Dirección General de Patrimonio del Gobierno Vasco el preceptivo permiso para efectuar una
Foto 9. Costra caliza del fondo de la cueva.
excavación de urgencia (8 de junio de 1987)y gracias a una subvención del Museo Arqueológico, Etnográfico e Histórico Vasco de Bilbao, se procedió a ir retirando todo el sedimento que aparecía removido. Se pudo observar que la tierra era arcillosa, con cantos rodados de arenisca, un buen número de ellos fracturados, y con abundantes restos de carbón que atestiguaban una acción antrópica de combustión de materias vegetales. Al retirar estos sedimentos afloraban unas arcillas de color amarillo muy húmedas y plásticas, que presentaban una superficie ondulada en la que se observaban algunas catas en forma de cráter.
Todo la tierra fue tamizada con agua a través de una malla de 0,5 mm. de luz, separando en seco en el laboratorio del citado Museo las evidencias contenidas en el substrato y procediendo a su posterior inventariado y siglado, siguiendo los mismos criterios que establecimos para la identificación del material aportado por el clandestino. Todos los restos de fauna determinable, así como las piezas de industria lítica y ósea llevan una sigla en la que se hace constar el nombre del yacimiento (LA II), la clave Sup. (Superficial) y un número de inventario correlativo. Los inventarios de la fauna y la industria llevan numeraciones independientes.
Se recuperaron 2773 restos líticos de tamaño superior a un
EXCAVACIÓN, CRONOLOGÍA, ANÁLISIS DE LAS INDUSTRIAS LÍTICA Y ÓSEA 17
centímetro, de los que 231 son piezas retocadas, 5 objetos de industria ósea, 704 restos determinables de macrofauna, 626 de avifauna, 1745 de malacofauna e importantes colecciones de microfauna, herpetofauna e ictiofauna. Abundan las esquirlas óseas indeterminables. Un cierto número de restos presentan signos de cremación.
El estudio de parte de estos materiales permitió comprobar la gran homogeneidad de los mismos, así como la ausencia de cualquier tipo de intrusión que no fuera estrictamente moderna. También nos posibilitó adelantar algunas conclusiones preliminares, que indicaban el gran interés del asentamiento y su hipotética atribución cultural a los momentos finales del Magdaleniense o a los comienzos del Aziliense. (ARRIBAS, BERGANZA, 1988a y 1988b; CASTAÑOS, 1988; IBÁÑEZ, GONZÁLEZ, 1988; PEMÁN, 1988).
Los trabajos de limpieza también certificaron, desde un punto de vista estratigráfico, que las remociones clandestinas no habían destruido la totalidad del relleno arqueológico, sino que se conservaba una pequeña superficie intacta.
En el fondo de la cavidad, existía un testigo de unos cuatro metros cuadrados de relleno inalterado. De la pared del fondo recrece una costra caliza muy próxima al techo de la cavidad, que presentaba, adherido a su cara inferior, un relleno de tierra arcillosa, de color marrón oscuro con restos arqueológicos tanto industriales como faunísticos, antracológicos, etc .. ., algunos de los cuales habían quedado cementados en ella, aunque sin llegar a crear una brecha estalagmítica. Este relleno presentaba una matriz idéntica a la que aparecía en parte de la superficie del sedimento intacto. Entre la base de la costra y dicha superficie existía un espacio vacío de unos 50 cms. (Foto 9); por otra parte, un gran fragmento de esta misma costra había sido hallado desprendido y arrojado entre los sedimentos removidos. Este conjunto de datos nos lleva a concluir que, en esta parte trasera de la cueva, el relleno arqueológico la colmataba hasta la citada costra, que el clandestino rompió ésta para poder acceder al relleno, del que eran testimonios los materiales adheridos a su cara interior, y que éste había sido alterado en su parte superior.
Campaña de 1988
Una vez constatada la existencia de una parte intacta de la estratigrafía, lo que presumiblemente iba a posibilitar la articulación en una secuencia crono-estratigráfica de los abundantes e interesantes materiales ya recuperados, y ante el evidente riesgo de que desapareciera por la continuada actividad en la cueva de nuevos furtivos, nos decidimos a la realización de un control estratigráfico. Nos fue concedido permiso por parte de la Dirección General de Patrimonio del Gobierno Vasco con fecha 15 de junio de 1988. Contamos nuevamente con el apoyo económico del Museo Arqueológico, Etnográfico e Histórico Vasco de Bilbao.
Aplicando el método de coordenadas cartesianas, comenzamos estableciendo una cuadrícula en la que cada cuadro era de un metro de lado; cada uno de ellos fue subdividido en cuatro sectores de medio metro (cuadrante), numerados del 1 al 4 y ordenados de la forma que se aprecia en el siguiente gráfico.
l 2
y
t 3 4
o .... X
A partir de un punto cero situado fuera de la superficie de la cavidad, se fueron designando por medio de números y letras cada uno de los cuadros. También se estableció un plano cero de referencia altimétrica situado a 30 cms. por encima del punto más alto de la superficie del relleno intacto.
El área objeto de excavación era de planta irregular y abarcaba los cuadros 22A, 22B, 22C, 22D, 20A, 20B, 20C, 20D, 18D, aunque ninguno de ellos completaba el metro cuadrado; en conjunto, el área efectiva de trabajo era de unos cuatro metros cuadrados. Dado lo reducido de la superficie y la falta de garantías de conservación del relleno en caso de, haber dejado un testigo, decidimos levantar la totalidad de lo conservado (Fig. 5).
Comenzamos los trabajos en los cuadros 20C, 22C y 22D con la intención de obtener una primera secuencia estratigráfica y el perfil que la reflejara; la excavación de los restantes cuadros permitiría confirmarla o matizarla (Foto 10). A continuación se extrajeron las tierras de los cuadros 20B y 22B. Los numerados como 20A y 22A se limitaban a una pequeña porción de sedimento limítrofe con la pared izquierda, que apenas contenía materiales arqueológicos.
El relleno fue levantado en <lelgadas capas o lechos teóricos de un espesor variable, entre dos y cinco centímetros, atendiendo a las características y buzamiento del sedimento. Se practicaron un total de 9 lechos en los cuadros 22B y 22C con los que se llegó a la base de los niveles fértiles. No todos ellos abarcaron la misma extensión, ya que ésta se iba reduciendo a medida que se alcanzaban las arcillas de base estériles. En los restantes cuadros no se sobrepasó el lecho 5.
Durante el tiempo que duraron nuestras actividades, el yacimiento sufrió dos nuevas remociones incontroladas. La primera, de escasa entidad, afectó a la parte central del cuadro 22C, a la altura de la superficie del lecho 5, y, la segunda, de mayores y más graves consecuencias, destruyó una parte del perfil 22B/22C desde la base del lecho 5 hasta las arcillas estériles, invadiendo parte del cuadrante 2 del cuadro 22B. Los materiales que se recuperan en ambos casos fueron incorporados a los procedentes de las anteriores remociones.
Toda la tierra extraída, agrupada por lecho y cuadrante, fue cribada con agua a través de una torre de tamices de los que el de malla más gruesa tiene una luz de 1 cm. y el de malla más fina de 0,5 mm. Con la aplicación de esta exhaustiva metodología de recogida tenemos la seguridad de haber obtenido muestras muy fiables de antracos, microfauna, ictiofauna, herpetofauna, etc . ., así como de haber recuperado las más pequeñas evidencias líticas y óseas.
18 EDUARDO BERGANZA - JOSÉ LUIS ARRIBAS
+ 22 + 20 + 16 + 16 +14 +12+10+6 +6+ 4 + + o
Figura 5. Perfil longitudinal de la cueva.
De los posos recogidos en las mallas más gruesas, una vez secos, se separaron aquellas evidencias arqueológicas que habían quedado en ellos; los más finos fueron conservados en su totalidad y, convenientemente empaquetados e identificados, puestos a disposición de los diferentes especialistas del equipo multidisciplinar que ha acometido el estudio de este yacimiento.
Los restos arqueológicos de cualquier tipo, identificados en el momento de su extracción, se han recuperado de forma individualizada en sobres de papel, anotando en ellos su correspondiente posición topográfica con respecto a la cuadrícula y al plano cero teórico previamente establecidos.
Se levantaron plantas de cada uno de los lechos en las que se situaron los fenómenos sedimentológicos observados macroscópicamente. Así mismo se realizaron cortes estratigráficos y fotografías, tanto en color como en blanco y negro, que permitieran la posterior interpretación y reconstrucción teórica de la evolución deposicional del yacimiento.
Los mismos investigadores que han realizado los correspondientes estudios de palinología y sedimentología, tomaron dos columnas palinológicas, una en la parte central del cuadro 22C y otra en el 22B, en el corte 22B/22C, y una columna de muestras sedimentológicas en este último corte.
De forma paralela se fue procediendo en el laboratorio al lavado de todas las evidencias. Todas ellas fueron sigladas con tinta indeleble, en las que se hacía constar, por este
-4 m
- 3
- 2
-1
-o
LAM INAK II ( Berdatua).
PERFIL B / C
orden, el yacimiento (LA II), cuadro, profundidad (4), nº de inventario y lecho. Al hacer el inventario se adjudicó a cada cuadro y cada lecho una numeración independiente.
Todas las piezas de industria lítica y ósea, así como las lascas, láminas y laminillas, y restos tecnológicos significativos superiores a un centímetro, han sido individualizados en bolsas de poliuretano con cierre hermético. Esta labor que requiere un gran esfuerzo de tiempo, trabajo y recursos materiales, es absolutamente imprescindible para poder efectuar con las máximas garantías científicas los análisis traceológicos que puedan proporcionar información sobre la funcionalidad de los objetos líticos o sobre los sistemas de fabricación de las industrias lítica y ósea.
DESCRIPCIÓN MACROSCÓPICA DE LA ESTRATIGRAFÍA
El relleno está estructurado en tres niveles geológicos diferentes que describimos siguiendo el orden de su deposición. (Fig. 6)
(4) Sólo en aquellos objetos que fueron identificados en el proceso de extración del relleno. Los recuperados en la criba no llevan cota de profundidad.
EXCAVACIÓN, CRONOLOGÍA, ANÁLISIS DE LAS INDUSTRIAS LÍTICA Y ÓSEA 19
Foto 10. Perfil estratigráfico 22 B/C.
Nivel ID
Está constituido por una arcilla de color amarillo claro, plástica, muy limpia, con algunos cantos de caliza. Ha sido localizado en toda la cueva. Tras los trabajos de la campaña de 1987, fue puesto al descubierto en una gran parte de la cavidad; en el área restante, una vez excavado el relleno intacto, apareció infrapuesto al nivel II. La superficie que presentaba era irregular, con ondulaciones (Foto 11).
En él hemos practicado dos sondeos cuadrangulares de unos cincuenta centímetros de lado y cincuenta de profundidad (Foto 14). El primero se llevó a cabo en el cuadro 12C, cuadrante 4, junto a la parte interior del muro artificial, y el segundo en los cuadros 18B y 18C, cuadrantes 2 y 1 respectivamente (Fig. 5). Al ser tamizado su relleno, se han recogido una gran cantidad de restos de microfauna, pero, a excepción de los primeros centímetros en los que se contenían algunos fragmentos muy alterados de sílex y de fauna, resultó totalmente estéril, por lo que abandonamos su excavación a dicha profundidad sin haber alcanzado la base rocosa. Consideramos que estos últimos materiales son intrusiones postdeposicionales del nivel superior.
La limpieza de la cara interior del muro artificial y el sondeo del cuadro 12C nos permitieron constatar la ausencia, en este punto, de niveles intactos por encima del nivel III, lo que nos lleva a pensar que si los hubo, fueron arrasados por la construcción del mismo.
Nivel TI
Presenta una matriz arcillosa de color marrón muy oscuro, menos plástica que la del nivel anterior, con abundantes cantos rodados areniscos de tamaño medio, algunos cementados, fragmentos de caliza que sólo excepcionalmente sobrepasaban los veinte centímetros de longitud y cantos de limonita, algunos de ellos fracturados. En los centímetros inferiores del nivel los cantos disminuyen, apareciendo abundantes gravas calizas de pequeño tamaño, que se superponen a las arcillas del nivel III (Foto 13). En todo su espesor y en las zonas adyacentes a la pared del fondo, son frecuentes unas pequeñas costras calizas, muy delgadas y frágiles que suponemos han sido originadas por filtraciones de agua carbonatada no demasiado intensas a través de las grietas existentes en dicho lugar (Fig. 6).
20
22
Figura 6. Perfil B/C en el cuadro 22.
Foto 11. Superficie del nivel III.
EDUARDO BERGANZA - JOSÉ LUIS ARRIBAS
20
-o
-10
-20
-30
-•O Nivel 1
-50 Nivel 11
- 60
Nivel 111 - 70
-BO
LAMINAK 11 (Berriatua).
PERFIL B/C
Su extensión abarca la totalidad del área intacta excavada por nosotros y su espesor es variable debido a que rellenaba una cubeta que ocupaba los cuadrantes 1 y 3 del 22C y el borde próximo del 22B; su potencia fluctúa entre los cinco y los cuarenta y cinco centímetros. (Foto 12)
Este nivel ha proporcionado 9613 restos líticos de sílex superiores a un centímetro, de los que 205 son útiles, lo que representa el 2,12% del total, 3 cantos rodados con signos de haber sido utilizados, 28 útiles y restos tecnológicos de materias óseas, 73 fragmentos de cristal de roca, 368 fragmentos determinables de macrofauna, 121 restos de avifauna, 1.381 restos de moluscos determinables y una rica y variada colección de peces, micromamíferos y anfibios.
No se han localizado estructuras de hogar, ni lentillas cenicientas o carbonatadas, ni tampoco las características aureolas rubefactadas provocadas por la acción intensa del calor sobre la arcilla. No obstante, la presencia de fragmentos de carbón y de numerosos restos de fauna quemados permiten afinnar que se efectuaron actividades de combustión en el interior de la cavidad.
Nivell
Es de tierra oscura, arcillosa, muy suelta, con muy escasos cantos de arenisca de tamaño pequeño y fragmentos de calizas también pequeños.
No se extiende a la totalidad del área excavada sino que se centra en el cuadro 22B y zonas próximas a él (Fig. 7). Siempre se superpone al nivel II.
Es muy difícil hacer una apreciación sobre el espesor que
EXCAVACIÓN, CRONOLOGÍA, ANÁLISIS DE LAS INDUSTRIAS LÍTICA Y ÓSEA 21
Foto 12. Cubeta rellena por el nivel II.
Foto 13. Relleno del nivel II.
22 EDUARDO BERGANZA - JOSÉ LUIS ARRIBAS
Foto 14. Sondeo en el nivel m.
A B e o
-O
-10
- 20
- 30
-l;Q
Nivel ¡¡ Nivel I
-50 Nivel IIJ
-60
- 70
- so
LAMINAK 11 (Berriatua).
PERFIL 20 / 22.
Figura 7. Perfil 20/22 en los cuadros B y C.
----------------
EXCAVACIÓN, CRONOLOGÍA, ANÁLISIS DE LAS INDUSTRIAS LÍTICA Y ÓSEA 23
pudo alcanzar este nivel ya que las remociones lo han arrasado en su mayor parte y en ningún punto se ha conservado la superficie del mismo. Dadas las similitudes tanto sedimentológicas como arqueológicas que presentaban el pequeño testigo adosado a la base de la costra estalagmítica y el relleno del nivel 1, parece razonable deducir que el primero formó parte de la superficie de éste, lo que nos lleva a concluir que, como hemos afirmado, ha sido destruido una gran parte del nivel.
El total de restos líticos de sílex es de 3985, de los que 50, 1,25%, son útiles; junto a ellos se han recogido 5 útiles y restos tecnológicos en materias óseas, 22 fragmentos de cristal de roca, 206 restos determinables de macrofauna, 226 restos de avifauna, 790 de moluscos y numerosas evidencias de ictiofauna, microfauna y herpetofauna. También se ha recogido un número significativo, aunque no muy elevado, de fragmentos de carbón que, junto a las numerosas esquirlas óseas quemadas, certifican la práctica de actividades de cremación.
Como ya hemos indicado anteriormente la secuencia estratigráfica se cierra, en esta parte del yacimiento, con una costra estalagmítica, bastante gruesa, de unos 20 cms. de espesor, consistente, que recrece a partir de unas grietas situadas en la parte final de la cueva.
LAS DATACIONES DE C 14
Las muestras recogidas para la obtención de cronología absoluta por medio del sistema de c 14 fueron cinco, de las que se han obtenido cuatro fechaciones. Todas ellas se han efectuado sobre hueso, dos se analizaron en el laboratorio Teledyne Isotopes de New Jersey, U.S.A., y las restantes, por medio de acelerador, en el Svedberg-Laboratoriet de la Universidad de Uppsala, Suecia. Los resultados han sido los siguientes:
- Muestra 1-15.438. Sobre un total de 500 grms. de huesos del revuelto superficial, se obtuvo el resultado de 11.460 ± 860 B.P., 6 Cl4 760 ± 24. Se empleó para el cálculo la vida media Libby de 5568 años.
- Muestra de 540 grms de huesos del cuadro 22C, lechos 6 a 9, nivel 11. El laboratorio Teledyne Isotopes nos comunicó que no era posible obtener suficiente cantidad y calidad de colágeno para realizar un análisis fiable debido a la alteración que habían sufrido los huesos.
- Muestra Ua-2361. Sobre un fragmento de hueso del cuadro 22C, lecho 2-3, nivel 1, se obtuvo el resultado de 10,380 ± 140 B.P. (6 13C = -21%0 con respecto al standar PDB).
- Muestra Ua-2362. Sobre un fragmento de hueso del cuadro 22C, lecho 4, nivel 11, se obtuvo el resultado de lJ.700 ± 140 B.P. (6 13C = -21%0 con respecto al standar PDB).
- Muestra Ua-2363. Sobre un fragmento de hueso del cuadro 22C, lecho 9, nivel 11, se obtuvo el resultado de 5.580 ± 80 B.P. (6 13C = -21%0 con respecto al standar PDB).
Estos resultados dotan de una fechación absoluta a los
niveles arqueológicos reconocidos en el control estratigráfico, así como reflejan la imposibilidad de datar correctamente la base del nivel 11. Como indica el laboratorio Teledyne Isotopes, los huesos en esa parte de la estratigrafía han sufrido una alteración postdeposicional que dificulta la obtención de una correcta fechación. Esto mismo explicaría que la fecha proporcionado por el laboratorio de la Universidad de Uppsala, para la muestra del lecho 9 del cuadro 22C, sea a todas luces aberrante.
La fechación obtenida para el revuelto superficial se efectuó cuando se desconocía la existencia de una estratigrafía y se disponía de una colección de restos arqueológicos muy homogéneos, que parecían pertenecer a un mismo momento cultural y a los que se intentaba dotar de una referencia cronológica. La datación estaba muy acorde con la atribución cultural hacia la que apuntaban las características tecnológicas del conjunto de materiales recuperados. Se integra correctamente en el lapso cronológico que establecen las muestras de los niveles 1 y 11, acercándose más a la de este último. Dado el carácter de mezcla de niveles de esta muestra, no consideramos prudente hacer una valoración má.s extensa de este dato cronológico.
La fecha absoluta obtenida para la parte superior del nivel 11, 11.700 ± 140, se paraleliza con fechaciones que en los asentamientos de las áreas geográficas próximas corresponden, mayoritariamente, a los últimos momentos del Magdaleniense. Así, en los Pirineos y en el Cantábrico oriental, tenemos el nivel D inferior de Berroberria atribuido al Magdaleniense terminal, 11.600 ± 130, 11.900 ± 130, 11.750 ± 300 y 11.100 ± 120, que por los datos paleobotánicos obtenidos hasta el momento se incluye en la etapa tardiglaciar del AllerOd (BARANDIARÁN, 1990 y 1993-94); el nivel 11 de Zatoya, 11.480 ± 270 y 11.620 ± 360, y el b3 del mismo yacimiento, 11.840 ± 240, atribuidos al final del Dryas 11 y al Allerod, durante el momento de transición entre el Magdaleniense terminal y el Aziliense (BARANDIARÁN, CAVA, 1989). La fecha proporcionada por el nivel Vlb de Ekain, 12.050 ± 190, (ALTUNA, MERINO, 1984), así como la de la base del nivel III de Erralla, 12.310 ± 190, (ALTUNA, BALDEÓN, MARIEZKURRENA, 1985) correspondientes ambas al Magdaleniense Final, aunque ligeramente más antiguas, están bastante próximas a la del nivel 11 de Laminak. Sin embargo, el nivel de Ekain y la parte inferior del de Erralla se desarrollaron durante una etapa climática fría y seca, que se ha identificado con el Dryas 11 o con la fase VII de Laville-Hoyos (LA VILLE; HOYOS, 1981), mientras que los datos paleoambientales de Laminak 11 indican que su desarrollo se produjo en una etapa de atemperación climática y abundante humedad, que coincide con el Allerod o fase VIII, lo que le aproxima a los yacimientos pirenaicos citados y a los depósitos superiores del nivel III de Erralla.
Recientemente se han publicado dos fechaciones del nivel VIII del yacimiento de Anton Koba, Aziliense típico, correspondientes al periodo Allerod, 11.800 ± 330 y 11. 700 ± 180 (ARMENDARIZ, 1994), que parecen ligeramente antiguas para esa industria.
En el resto de la comisa cantábrica el nivel B de Cueto de la Mina, atribuido al Magdaleniense avanzado, con fechas de
24 EDUARDO BERGANZA - JOSÉ LUIS ARRIBAS
11.650 ± 190 y 11.630 ± 120 (BARANDIARÁN, 1988), el nivel 5 de Cualventi, 11.270 ± 150, muy posiblemente Magdaleniense Final (GONZALEZ SAIZ, 1989), y el III-3 de La Pila, atribuido al Aziliense, 11.700 ± 70, son paralelizables cronológicamente con el nivel 11 de Laminak 11 (BERNALDO DE QUIRÓS et al. 1992).
Es evidente que, aunque se produce un solapamiento cronológico en torno a la fecha de este nivel de Laminak 11 entre el Magdaleniense Final y el comienzo del Aziliense, son mucho más abundantes las fechaciones atribuidas al primero de los periodos.
En el SW de Francia también son más abundantes las dataciones de Magdaleniense Final en tomo al 11. 700; así: los niveles 3 sup de Duruthy (11.300), Faurélie 11 (11.780 ± 180), C de Gare de Couze (11.750 ± 310), Trou des Forges (11.750 ± 300), 8 de Eglises (11.800 ± 500) (SCHVOERER et alii, 1979), nivel 4 del Abri Dufour (11.750 ± 300 y 12.030 ± 280) (STRAUSS, 1987) y BI de Poeymaü (12.000 ± 250) (EVIN, 1979).
La fechación del nivel I de laminak 11 de 10.380 ± 140 tiene paralelos cronológicos en la cornisa cantábrica que también se insertan en momentos de diferente atribución cultural; así encontramos niveles que se incluyen tanto en el Magdaleniense más tardío, nivel D sup. de Urtiaga, 10.280 ± 190 (ALTUNA, 1972) y los niveles 24 y 23 de la cueva de La Riera con fechas de 10.890 ± 430 y 10.340 ± 560 respectivamente (STRAUS et al., 1983), como, lo que es más frecuente, en el Aziliense, caso de los niveles 3d/3e, 3el, 3e2 y 3f de los Azules (10.400 ± 90; 10.330 ± 190; .10.700 ± 190; 10.720 ± 280 respectivamente) (GONZÁLEZ SÁINZ, 1989), 27 sup de la Riera (10.630 ± 120), 1.3y 1.2 de Rascaño (10.486 ± 90 y 10.558 ± 244 respectivamente) (GONZÁLEZ ECHEGARA Y, BARANDIARÁN, 1981), 4 y 1 del Piélago (10.710 ± 100 y 10.280 ± 120 respectivamente) (GONZÁLEZ SÁINZ, 1989) y el D superior de Berroberria (10.160 ± 410 y 10.300 ± 170).
Si bien nos encontramos nuevamente con un solapamiento cronológico, las fechaciones que se atribuyen al Magdaleniense Final plantean serias dudas sobre su fiabilidad (GONZÁLEZ SÁINZ, 1994).
En el SW de Francia el espectro de fechaciones de radiocarbono presenta un panorama muy similar al del norte de la península. La mayor parte de las dataciones próximas a la del nivel I de Laminak 11 corresponden a niveles con industrias azilienses, sin embargo, también existen algunas excepciones de niveles atribuidos al Magdaleniense Final, aunque no todos los autores consideran acertadas a estas últimas.
La fechación por radiocarbono de este nivel de Laminak 11 apunta a su inclusión dentro de la etapa final de la fase climática IX de Laville-Hoyos o Dryas III, fría y seca, que se desarrolla entre el 10.750 y el 10.200 B.P. aproximadamente; sin embargo, los datos que han proporcionado la sedimentología, la fauna y la antracología no reflejan ninguna característica propia de un enfriamiento o recrudecimiento de las condiciones ambientales, sino que coinciden en definir un ambiente templado y húmedo. Así lo indican la ausencia de gelivaciones, la presencia del bosque caducifolio y el significativo porcentaje de especies animales de habitat boscoso y de clima templado como el corzo y el gato montés y, en la microfauna, el Apodemus silvaticus. Con estos datos cabría interpretar su
formación en el final del Allerod o en los inicios del Preboreal. La primera hipótesis conduce a suponer que los dos niveles de Laminak II se formaron en una misma fase climática y que la fechación obtenida por radiocarbono para este último nivel está rejuvenecida, mientras que la segunda supone admitir que las dataciones de ambos niveles son correctas y que en el relleno de la cavidad sólo han quedado reflejados dos momentos de atemperación no sucesivos, el Allerod y el Preboreal, sin que el intermedio estadio frío, el Dryas III, haya dejado huella alguna, ni se observen rastros de un posible arrasamiento del mismo. La proximidad de la cronología obtenida a los límites iniciales comunmente aceptados para la fase X o Preboreal y, en consecuencia al paso Dryas llI / Preboreal, nos inclinan a aceptar, como más verosímil, la segunda de las hipótesis.
Esta discordancia entre datos procedentes de una y otra disciplina en el estudio de un mismo nivel arqueológico ya ha sido observada en otros yacimientos del entorno próximo en los momentos transicionales entre el Tardiglaciar y el Holoceno y puede llevar a pensar que todos y cada uno de los emplazamientos elegidos por los grupos de cazadores-recolectores del final del Pleistoceno no reproducen íntegramente las secuencias paleoclimáticas establecidas a partir de la palinología. Por otra parte, también se ha sugerido la idea de que determinados valles bien orientados y protegidos de los vientos pudieron experimentar una evolución climática propia, en la que, tras el atemperamiento del último interestadial (Allerod), se mantuvo una humedad suficiente como para que pudieran pasar inadvertidos los rigores del episodio frío del Dyas III, aparentándose una progresiva mejoría desde el óptimun interestadial hasta el cambio holocénico (BOYERKLEIN, 1988). Este pudo ser el caso del nivel superior del relleno estratigráfico de Laminak 11.
LA INDUSTRIA LÍTICA: PIEZAS RETOCADAS
Dentro de esta industria analizamos todas aquellas evidencias líticas que presentan señales de haber sido trabajadas por medio de retoques y que son susceptibles de una correcta definición a partir del sistema de clasificación tipológica que hemos elegido. No se estudian las piezas que, debido a su estado fragmentario, no pueden incluirse en ninguno de los tipos establecidos. Suman en conjunto 488, que se reparten de la siguiente manera: 5 proceden del nivel III, 205 del II, 50 del I y las restantes 229 las englobamos en el apartado que hemos denominado revuelto superficial. En éste se incluyen los materiales que nos fueron entregados por el clandestino, los recuperados en el cribado sistemático de todas las tierras por él removidas, así como todos aquellos procedentes de nuestra propia excavación sobre los que, debido a dichas alteraciones, no teníamos una absoluta certeza de su pertenencia a un nivel estratigráfico intacto (5).
(5) Parte de estos materiales que llamamos del revuelto superficial ya fueron objeto de un primer estudio que nos permitió una valoración y adscripción cultural del yacimiento (ARRIBAS, BERGANZA, 1988b).
EXCAVACIÓN, CRONOLOGÍA, ANÁLISIS DE LAS INDUSTRIAS LÍTICA Y ÓSEA 25
Metodológicamente hemos aplicado la tipología e índices establecidos por SONNEVILLE-BORDES y PERROT para el estudio de las industrias del Paleolítico Superior (1953 y ss.). Hemos sometido los resultados así obtenidos a un tratamiento estadístico que nos permitiera su mejor explicitación y la comparación con los yacimientos de su entorno próximo. En la reproducción gráfica se ha optado por incluir la casi totalidad de las piezas a excepción de las laminillas con dorso entre las que, debido a su gran abundancia y similitud tecnomorfológica, hemos realizado una selección significativa (6).
Materia Prima
Todas las piezas retocadas están fabricadas en sílex. Éste presenta un aspecto muy homogéneo lo que nos induce a pensar que corresponde a un mismo tipo y que su procedencia puede ser de afloraciones locales próximas al yacimiento. Su estado de conservación no es, en general, bueno, ya que en torno al 80% tiene la superficie patinada. Este fenómeno afecta a la totalidad de los artefactos del nivel 111, quizás debido a la composición de su relleno. Entre los no patinados los hay tanto de color marrón como de color gris oscuro o negro. Es muy escaso el número de ejemplares que han sufrido alteraciones por la acción del fuego.
(6) Los dibujos de las industrias se deben a Rosa Ruiz Idarraga, Pedro Viejo y Eduardo Berganza.
Descripción tecno-morfológica
Nivel ID
Como hemos indicado anteriormente se trata de un nivel estéril en el que, en su parte superior, aparecen algunas piezas retocadas que es lógico suponer proceden del nivel 11. Hemos recuperado cinco: un buril diedro recto sobre lasca (Fig.8.1), que conserva algo de córtex, una lámina con truncadura cóncava (Fig.8.2), dos fragmentos de laminillas con dorso (Fig.8.3-4), uno de los cuales está ligeramente apuntado, y un triángulo escaleno con uno de los extremos fracturado (Fig.8.5).
Nivel 11
El total de piezas es de 205. Hay un claro predominio de las realizadas sobre soportes laminares 177 (86,3%) frente a las elaboradas sobre lasca, 28 (13,7%,); de las primeras, 23 (11,2% del total) lo están sobre láminas y 154 (75,1 %) sobre laminillas.
Sólo mantienen córtex 21 (10,2%), 13 lascas, 4 láminas y 4 laminillas. Destaca el alto porcentaje de las realizadas sobre lasca que presentan córtex, puesto que casi el 50% de ellas lo conservan; la mayor parte corresponden a ejemplares parcialmente corticales.
La distribución por tipos, así como sus porcentajes, se recoge en la tabla l.
26 EDUARDO BERGANZA - JOSÉ LUIS ARRIBAS
o 2 J ClftS.
" JJ. ' I ~ 1 1 ~ '\.." ' @i A '* • 3
1 1
~! 1 2 1 ,;P
Figura 8. Industria lítica del nivel III.
EXCAVACIÓN, CRONOLOGÍA, ANÁLISIS DE LAS INDUSTRIAS LÍTICA Y ÓSEA 27
TIPOS Nº % % ) 11 acumulativo
1 Raspador simple 3 1,463415 1,463415
8 Raspador sobre lasca 1 0,487805 1,95122
23 Perforador 1 0,487805 2,439025
24 Bec 1 0,487805 2,92683
27 Buril diedro recto 5 2,439024 5,365854
28 Buril diedro desviado 3 1,463415 6,829269
29 Buril diedro de ángulo 5 2,439024 9,268293
30 Buril diedro de ángulo sobre rotura 7 3,414634 12,68293
31 Buril diedro múltiple 1 0,487805 13,17073
35 Buril sobre truncadura oblicua 4 1,95122 15,12195
38 Buril transversal sobre truncadura 1 0,487805 15,60976
51 Microgravette 10 4,878049 20,48781
58 Lámina con borde abatido total 3 1,463415 21,95122
59 Lámina con borde abatido parcial 1 0,487805 22,43902
60 Truncadura recta 1 0,487805 22,92683
61 Truncadura oblicua 4 1,95122 24,87805
65 Lámina con retoque continuo en un borde 4 1,95122 26,82927
66 Lámina con retoque continuo en ambos bordes 3 1,463415 28,29268
75 Denticulado 4 1,95122 30,2439
76 Lasca as tillada 1 0,487805 30,73171
79 Triángµlo 1 0,487805 31,21951
83 Segmento 1 0,487805 31,70732
84 Laminilla truncada 1 0,487805 32,19512
85 Laminilla con dorso 125 60,97561 93,17073
86 Laminilla con dorso truncada 10 4,878049 98,04878
87 Laminilla con dorso denticulada 3 1,463415 99,5122
89 Laminilla con escotadura 1 0,487805 100
total 205
TABLA 1
IG 1,95 · IB 12,68 IBd 10,24 IBt 2,43 IP 0,97 GP 75,6
y se muestra en el correspondiente gráfico acumulativo.
28 EDUARDO BERGANZA - JOSÉ LUIS ARRIBAS
'1-2 '8 '15 '25 '32 '41 '46-47 '55 '65-66 72 77 '86
Laminak 11. N 11 GRAFICO 1
El reparto por grupos tipológicos es el siguiente: Raspadores. Son escasos, los cuatro ejemplares sólo
representan el 1,9%. Tres de ellos están tallados sobre lasca y sobre el cuarto es difícil pronunciarse ya que no se conserva entero. Tres corresponden al tipo de raspadores simples y el cuarto es un raspador sobre lasca ancha. Dos de los primeros tienen un retoque tendente al abrupto lo que parece indicar un uso intenso y que han sufrido el correspondiente reavivado (Fig.9.1-4).
Perforadores. Los dos ejemplares están realizados sobre laminillas y son el 0,9% del total. El perforador propiamente dicho tiene como soporte una laminilla que presenta retoque simple en ambos lados (Fig.9.5-6).
Buriles. Son 26 y representan el 12,6%. La mayor parte, 18, están hechos sobre lasca y sólo 7 sobre lámina. Dominan claramente los diedros, aunque de tipos variados: 5 rectos, 3 desviados, 5 de ángulo, 7 de ángulo sobre rotura y 1 múltiple. Los elaborados sobre truncadura, siempre oblicua, son cinco (Fig.9.7-11; Fig.10.1-9; Fig.11.1-10; Fig.12. 1y2).
Puntas. Todas las piezas que hemos clasificado como puntas, las incluimos en el tipo de microgravette. Algunas responden estrictamente a las características morfotecnológicas del tipo, otras presentan un estado fragmentario que impide pronunciarse sobre ellas de una manera definitiva, aunque al no responder a ninguno de los tipos recogidos en la lista que se maneja, y no presentando unas diferencias sustanciales con las anteriores, nos ha parecido lógico reunirlas en este con-
junto ya que todas ellas presentan una delineación de tendencia rectilínea en sus dorsos.
En total son 10 ejemplares que representan un 4,9 % del total; de ellas sólo 2 se conservan completas, del resto, 6 tienen fractura proximal y las otras 2 proximal y distal. Dos tienen un dorso doble, y otras tres retoques complementarios (de éstas dos lo portan en el ápice distal, es semiabrupto, de pequeño tamaño y en un caso directo y en el otro inverso; el tercer ejemplar lo tiene abrupto y en la zona medial). Tres de ellas presentan en uno de sus extremos un tipo de fractura transversal que recuerda pequeños golpes de buril y que semeja lo que se ha denominado como fracturas "burinoides" (LENOIR, 1981; SÁENZ DE BURUAGA, 1988-89) o desconchados aburilados por percusión lanzada (GONZÁLEZ, IBÁÑEZ, 1994, 158) (Fig. 12.3-12).
Hay que destacar un ejemplar muy elaborado que se conserva prácticamente entero, confeccionado con un doble dorso, uno que abarca completamente el lado derecho de la pieza y otro que afecta parcialmente al extremo distal del lado contrario, y que lleva retoques planos inversos en sus dos extremos. En su extremo distal y en la cara inversa tiene un desconchado aburilado (Fig.12.3).
Láminas con borde abatido. De los cuatro ejemplares, tres son de borde abatido total y uno de borde abatido parcial. Suponen el 1,9%. Todas ellas están incompletas por lo que es muy posible que se trate de fragmentos de útiles (Fig. 12.13-15 y 19).
EXCAVACIÓN, CRONOLOGÍA, ANÁLISIS DE LAS !ND1JSTRIAS LÍTICA Y ÓSEA
-\ 1 2
I
"'*' / I
8 9
\1
11 11
Figura 9. Industria lítica del nivel II.
o 1
3
m 8
1 2 1
29
-- - ---- --------------- ------------- ---------- ------ ---- ---- - ------ ----------------------- ----- --- ------------- --------- - ---- --------------------------------------- -- ---- --~--------------~-
30
~'
-~ 1
Figura 10. Industria lítica del nivel II.
EDUARDO BERGANZA - JOSÉ LUIS ARRIBAS
~ Ir ~
2
' .J \ 1 •
\
\e ~ ...... 1
5
J
(//~~~
8
o 1
1 2 1
EXCAVACIÓN, CRONOLOGÍA, ANÁLISIS DE LAS INDUSTRIAS LÍTICA Y ÓSEA
, ......... ',¡
+ 1
Figura 11. Industria lítica del nivel II.
1 ~
z
- u..;;;;> Q7 1
-·Q 1
......
\ ..
o 1
-
1
1
3
1
2 1
31
32 EDUARDO BERGANZA - JOSÉ LUIS ARRIBAS
13
Figura 12. Industria lítica del nivel Il.
A-t ~-IV 5
1'
1
o i ' '
15
19
~-B.-1 .,
1-~ ' 1
11
za
~-t 1 '
7 1
¡)-~ ' . ó-~ . '
11 1Z
17
o 1 2 1 '
1 1
EXCAVACIÓN, CRONOLOGÍA, ANÁLISIS DE LAS INDUSTRIAS LÍTICA Y ÓSEA 33
3
f-~ ~-1 1 1
'11 12 10
~-1 1 1 1 ,
J-@ 1
,
\-~ 1-m I ,_l}J 1 1
13 15 11 1 1
14 17
~-1 d-J 1 f
~-{[) ~-1 m-1 o 1 2 t 1
1 1 1 1 1 1
21 1 1 20 22 Z3 19 Figura 13. Industria lítica del nivel II.
34 EDUARDO BERGANZA - JOSÉ LUIS ARRIBAS
- & _· ' ~-~ 0-J 1-~ 0-( 1
2 1
• 5 8· 1
~ ' - l-ij-¡ ~-1 ~\ ~-rJ \-1 ! • 11 12 1 1
~ 10 13 8
1- (l)-1 ~l\ . ' '~ ~-( \-~ 14 15 - . - '11' 20 21
t~-~ 1-i\ ~' ' ' Q-~ ~-~ 1 ' tt 11 1 22 23 11 17 . -
0-1 l-ru ' 1-m 1-t '2i rn-1 41_1
24 . . 28 27 . . til' ~ 25 21 30
m-1 O-! &l _, ~f 0-\ ~-1 ~-' 31 32 " 15 . 311 " 33 H o 1 2 1
7 1 1 1 1
Figura 14. Industria lítica del nivel n.
EXCAVACIÓN, CRONOLOGÍA, ANÁLISIS DE LAS INDUSTRIAS LÍTICA Y ÓSEA 35
1-@ z . ttl-t dH
' 1 1 1
3 '
1-~ 1 ' ' ' 1
--~ 1 1
9 1-~ 1 ' •-n\
1 1 l1 1 1
8 10 7
~ 1 D-c1 1
18 ~ .. 17 11
15
~-( 22
li_i ~-i " ~ 2• o 1 za 1 , ,
Figura 15. Industria lítica del nivel II.
36 EDUARDO BERGANZA - JOSÉ LUIS ARRIBAS
Truncaduras. De las 5 truncaduras, 4 pertenecen al tipo de truncadura oblicua y 1 al de recta. Los soportes son indistintamente lascas o láminas y su distribución no parece significativa. Salvo uno de los ejemplares de truncadura oblicua, el resto lleva retoques complementarios. En conjunto suponen el 2,5% del total (Fig. 12.16-18 y 20-21).
Láminas retocadas. Entre los tipos 65 y 66 contabilizamos 7 ejemplares, el 3,4%. Cuatro presentan retoques sobre un solo borde y tres sobre los dos (Fig. 13.1-7).
Denticulados. Son cuatro ejemplares, dos elaborados sobre lámina, una de las cuales se conserva completa, y dos sobre lasca fracturada. Lógicamente su porcentaje dentro del conjunto es muy reducido, 1,9% (Fig. 13.8-10).
Piezas astilladas. Hay un único útil. Está realizado sobre una lasca de forma subcuadrangular y presenta retoques écaillé en dos extremos opuestos de su cara dorsal. Su valor porcentual es del 0,4%.
Microlitos. En este apartado incluimos un pequeño triángulo escaleno, uno de cuyos lados es ligeramente curvo en su extremo, y una pieza segmentiforme rota en uno de sus extremos (0,9%) (Fig. 13.11-12).
Utillaje sobre laminillas. En los tipos 84 a 89 están incluidas 140, que suponen un 68,6% del total. Se distribuyen de la siguiente manera: 1 laminilla truncada, 125 laminillas con
85 dorso
85 doble dorso
dorso, 10 laminillas con dorso truncadas, 3 laminillas con dorso denticuladas y 1 laminilla con escotadura.
Las laminillas de dorso son el tipo que representa la abrumadora mayoría de los útiles sobre laminilla. Sólo se ha conservado un ejemplar íntegro, de los restantes, 29 presentan fractura distal, 26 proximal y 51 en ambos extremos. Tres ejemplares presentan desconchados aburilados (Fig. 13.13-23; Fig.14.1-37; Fig.15.1-10).
Para tratar de analizar un conjunto tan numeroso de piezas, que representan la mayor parte del utillaje de este nivel, hemos establecido una serie de subtipos con el fin de ver si esto podía darnos alguna precisión mayor sobre él. Así hemos diferenciado entre los dorsos que están confeccionados con retoques abruptos que afectan a una parte significativa del borde de las laminillas y aquél que presenta un retoque abrupto muy fino, marginal y que sólo abate una pequeña parte del borde, difícil de apreciar a simple vista en ocasiones; son muy pocos los casos en los que el retoque presenta una tendencia al semiabrupto. Al primero lo hemos denominado como dorso simplemente y al segundo como dorso marginal. Además hemos distinguido el caso en que presentan doble dorso, cuando llevan retoque complementario o cuando, debido a la forma original del soporte, el extremo que presenta dorso tiene forma apuntada. Nuestros resultados los hemos cuantificado en la tabla 2.
36
2
85 doble dorso - uno de ellos marginal 5
85 dorso y retoque complementario 5
85 dorso apuntado 4
85 dorso marginal 66
85 dorso marginal y retoque complementario 7
TABLA2
EXCAVACIÓN, CRONOLOGÍA, ANÁLISIS DE LAS INDUSTRIAS LÍTICA Y ÓSEA 37
Como se puede apreciar son escasas las laminillas de doble dorso, las que llevan retoque complementario y las que están apuntadas; la mayor parte tienen únicamente un dorso. Si atendemos al tipo de retoque, 73 (58,4%) son de retoque abrupto marginal y 52 (41,6%) de retoque abrupto.
En un intento de analizar si esta distribución entre los dos
¡Longitud Dorso Dorso marginal
3 - 4,5 2 3
tipos de retoque abrupto está en rela~i·n con las caractensticas tipométricas del soporte; lo que podria sugerimos una posible subdivisión dentro del tipo, los hemos comparado en función de su longitud, anchura y grosor, obteniendo los siguientes resultados:
15 ---------- -- ------------------------------------------------5 - 6,5 3
7 - 8,5 7
9 - 10,5 8
11 - 12,5 6
13 - 14,5 9
15 -16,5 4
17 - 18,5 3
19 - 20,5 5
21 - 22,5 o 23 - 24,5 1
25 - 26,5 1
27 - 28,5 1
29 - 30,5 2
31 - 32,5 o
TABLA3
12
19
18
6
4
3
6
o 1
o o o o 1
1 o ----- --- -- ---- ----- ----- ----- ----- ----- ----- ----- ----- ----
5
o '?.-4.5 7-8.5 '11-12.5 '15-16.5 '19-20.5 '23-24.5 '27-28.5 LONGITUD
!•dorso O dorso marginal 1 GRAFIC02
38 EDUARDO BERGANZA - JOSÉ LUIS ARRIBAS
1 Anchura Dorso Dorso marginal
2 4 14 15 --- --- - -- ---- ------ -- ---- ---- -- ------- ------ ------- ------ ---- -2,5 4 4
3 6 17 10 ----- ---- -------------------------------------------------3,5 7 3
4 10 12 5 . --··---·· ---···--··--------------·-··-· .. ·---· ----4,5 2 5
5 8 4
5,5 1 2
o +a.J4.ll..Jlf-ll.llf-ILI+"'-l~~+--'-t--'-fA-'-li--'-ICA...f--l-LJ.t•~-'-lf''"-'t--+-+'"-t--I ·5 ·6.5 ·s '9.5 ·11
ANCHURA ·2 ·3_5
6 2 4 •dorso O dorso marginal
6,5 1 2 GRAFICO 3
7 4 o 8 o 2
8,5 1 1
9 o 1
9,5 1 2
11 1 o TABLA4
40 ----------- - -- -- --.. ---- --- --- - -------- -- ----- -- ----- -- -- --- ... Grosor Dorso Dorso marginal
0,5 o 9 30 ----------- ---- ---- -- ----- -- -- ---- ------- -- -- --- -- -- -- ----- --
1 18 48 20 ----------- ----- --------- ----- --- -- ---------- ---- --- --- -- ----1,5 17 6
2 11 8
2,5 2 o 3 3 1
3,5 o 1
4 1 o •dorso O dorso marginal
TABLAS GRAFIC04
EXCAVACIÓN, CRONOLOGÍA, ANÁLISIS DE LAS INDUSTRIAS LÍTICA Y ÓSEA 39
La mayor parte de los dorsos marginales corresponden a piezas de longitud menor a 12,5 milímetros, lo que no ocurre con el resto de los dorsos, que sólo el 50% está por debajo de esa medida. La anchura no parece discriminar tan claramente entre las dos variedades de dorso, puesto que en ambos casos la mayor parte de las piezas están entre 2 y 4 mm. Finalmente, los dorsos marginales son en su casi totalidad de un espesor igual o menor a 1 milímetro, mientras que los otros son en su gran mayoría superiores a un 1 milímetro de espesor. Todo esto lleva a considerar que hay unas pautas tipométricas relacionadas con la variedad de retoque abrupto que presentan las piezas.
Para tratar de cuantificar estos datos hemos calculado la moda de los dorsos y dorsos marginales con el fin de ver cuáles son los valores más repetidos de cada uno de ellos en relación a las variables de las dimensiones (CALVO, 1978). Los resultados se recogen en la tabla 6.
Dorso Dorso marginal
1 Longitud 13,6875 8,9375
Anchura 3,8863 2,990
Grosor 1,223 0,990
TABLA6
En las piezas de dorso marginal los valores más frecuentes son una longitud en tomo a los 9 mm., una anchura de 3 mm. y un espesor próximo a l mm., mientras que en el resto de los dorsos la longitud supera los 13,5 mm., la anchura se sitúa en torno a 4 mm. y el espesor no alcanza a 1,25 mm. Efectivamente los dorsos marginales presentan una longitud sensiblemente menor, un espesor y una anchura también menores, aunque no se separan de una manera tan acusada como en el primero de los parámetros.
Con el fin de analizar si existe o no independencia entre las series de valores en relación a sus medidas, les hemos aplicado la prueba del x2·
Longitud dorso/ dorso marginal X2 = 27,292, grado de libertad
Anchura
Grosor
14. 0,010 < p < 0,025
x2 = 21,976, grado de libertad 15. 0,100 < p < 0,250
x2 = 30,709, grado de libertad 7.P < 0,001
Los resultados nos muestran que hay una homogeneidad entre las dos series en relación a la anchura, mientras que son heterogéneas en cuanto a la longitud y el grosor y esta heterogeneidad es más acusada en este último. Esto nos certifica que hay una relación entre el tipo de dorso y las dimensiones de longitud y espesor del soporte.
Si bien parece lógico pensar que el grosor de la laminilla pueda tener una influencia en la altura del retoque, no así en el caso de la longitud. Esto es tanto más sorprendente cuanto que no tenemos los soportes enteros sino que en todos los casos salvo en uno están fraccionados en uno o los dos extremos. Esto nos lleva a suponer que no se trata de un hecho fortuito sino que es posible pensar en una intervención intencional para obtener piezas de un tamaño requerido para un uso determinado (7).
En otros yacimientos del País Vasco de excavación reciente que, por utilizar métodos de recogida afinados, disponen de colecciones amplias de este tipo de piezas también se han intentado análisis buscando una caracterización detallada de las mismas (ALÍUNA, MERINO, 1984, ALTUNA, BALDEÓN, MARIEZKURRENA, 1985). Tanto en el yacimiento de Ekain como en el de Erralla éstos se han realizado sobre efectivos de niveles atribuidos al Magdaleniense Inferior cantábrico; sin embargo, sus útiles no se corresponden de una manera estricta desde el punto de vista tecnomorfológico con los de Laminak II, puesto que aquellos presentan una deline.ación incurvada, un retoque con tendencia al semiabrupto, que, si bien está presente en la colección que estudiamos, no es frecuente, y además, en el caso del nivel V de Erralla, no están tan fragmentadas. Estos estudios no han establecido unas relaciones entre tipometría y tipo de retoque similares a las encontradas por nosotros.
Todas las laminillas con dorso truncadas, 10 (4,9%), están fracturadas, una de ellas con un desconchado aburilado. Tres ejemplares presentan doble dorso, en uno de los casos parcial e inverso, y en otro tiene retoque complementario alterno. Algunas tienen aspecto de haber sido parte de puntas de dorso, aunque es difícil llegar a una certeza sobre ello (Fig. 15. 11-21).
El utillaje sobre laminillas se completa con tres ejemplares de dorso denticuladas (1,4%) (Fig. 15.22-24) y una con escotadura (0,4%) (Fig.15.25).
Nivel 1
Al igual que en el nivel anterior domina ampliamente el empleo de laminillas como soporte de las piezas retocadas. De un total de 50 efectivos, 4 han sido elaborados sobre lasca, 42 sobre laminilla y 4 sobre lámina. El córtex está prácticamente ausente salvo una mínima superficie conservada en un raspador carenado y en una laminilla.
(7) Como se ha podido observar en el estudio traceológico, las laminillas de dimensiones más pequeñas y de dorso marginal se utilizaron preferentemente como barbas de proyectil, mientras que las de dimensiones mayores lo fueron como filo para cortar.
40 EDUARDO BERGANZA - JOSÉ LUIS ARRIBAS
Los tipos de útiles determinados y sus porcentajes son los siguientes:
11
12
27
30
35
65
74
85
86
91
TABLA 7
TIPOS
Raspador carenado
Raspador carenado atípico
Buril diedro recto
Buril diedro de ángulo sobre rotura
Buril sobre truncadura oblicua
Lámina con retoque continuo sobre un borde
Escotadura
Laminilla con dorso
Laminilla con dorso truncada
Punta aziliense
Total
IG IB IBd IBt GP
El 84% del utillaje está constituido por laminillas con dorso, 40 laminillas con dorso propiamente dichas y 2 con dorso truncadas (Fig. 16.8-17; Fig. 17. 2-9). Se mantiene en estos útiles la fragmentación observada en el nivel II, ya que sólamente contamos con 2 ejemplares completos, y nuevamente se constata que la mayor parte, 24, presentan fracturas en sus dos extremos. También aquí dominan las de un solo dorso, 38, frente a las de dorso doble, 2; entre las primeras, dos llevan retoque simple complementario en el borde opuesto al dorso y tres están apuntadas.
La distribución entre dorsos y dorsos marginales, a diferencia del nivel anterior, es favorable a los primeros (24 y 16 respectivamente). No nos parece oportuno realizar el análisis de su tipometría porque la muestra no contiene un número suficiente de efectivos que pueda proporcionar unos resultados estadísticamente significativos.
El resto del utillaje lo componen dos raspadores, uno care-
Nº
1
1
1
1
1
1
1
40
2
1
50
4 6 4 2
84
,~,
% % acumulativo
2 2
2 4
2 6
2 8
2 10
2 12
2 14
80 94
4 98
2 100
nado y otro carenado atípico (Fig. 16.1-2), tres buriles, dos diedros, uno recto y otro sobre ángulo, y el tercero sobre truncadura oblicua (Fig. 16.3-5), una lámina con retoque en un borde (Fig. 16.6), una escotadura (Fig. 16.7) y una punta aziliense (Fig. 17.1).
REVUELTO SUPERFICIAL
Es el conjunto más numeroso, compuesto por 229 piezas que constituyen el 46,9% del total. Como en los niveles estratigráficos, el soporte más ampliamente utilizado son las laminillas, 173 (75,5%), seguido de las lascas, 37 (16,2%), y de las láminas, 19 (8,3% ). Tampoco aquí es frecuente que se conserve el córtex, solamente hemos recuperado una pieza totalmente cortical y 12 parcialmente corticales.
EXCAVACIÓ N, CRONOLOGÍA , , ANALISIS DE LAS INDUSTRIAS LÍTIC , A Y OSEA 41
\
6.,1.
- - ·-' ,' 1
3
\ I
1 •
OJ
• lfj 1 1
[J l rn 1 n ~ 1 l
l
1 1.
1 1
1
• 10 1 1 11
~~ 1 12
1 l
~[l 1 1
\ID
1 1
'~ 1 1
1 1
1
13 1 1
1• 15 •
11 17
o 2
1 ica del nivel l. Figura 16. Industria rt'
42 EDUARDO BERGANZA - JOSÉ LUIS ARRIBAS
0 1 2 3 CMS.
1 l 1 1
1 ' j 1 tl - w 1 1 . . • z 1 1 3 - 1 • 1
1 1
l 1
~l A
Qt • • 1 1 •
• l 1 1
Figura 17. Industria lítica del nivel l.
EXCAVACIÓN, CRONOLOGÍA, ANÁLISIS DE LAS INDUSTRIAS LÍTICA Y ÓSEA 43
La distribución por tipos se refleja en esta tabla:
TIPOS Nº % % acumulativo
5 Raspador sobre lámina retocada 1 0,4329 0,4329
11 Raspador carenado 2 0,865801 1,298701
19 Buril-Lámina truncada 1 0,4329 1,731601
23 Perforador 2 0,865801 2,597402
24 Bec 2 0,865801 3,463203
27 Buril diedro recto 4 1,731602 5,194805
28 Buril diedro desviado 4 1,731602 6,926406
29 Buril diedro de ángulo 6 2,597403 9,523809
30 Buril diedro de ángulo sobre rotura 3 1,298701 10,82251
31 Buril diedro múltiple 2 0,865801 11,68831
34 Buril sobre truncadura recta 1 0,4329 12,12121
35 Buril sobre truncadura oblicua 4 1,731602 13,85281
37 Buril sobre truncadura convexa 1 0,4329 14,28571
38 Buril transversal sobre truncadura 2 0,865801 15,15151
40 Buril múltiple sobre truncadura 1 0,4329 15,58442
41 Buril múltiple mixto 2 0,865801 16,45022
51 Microgravette 13 5,627706 22,07792 .
60 Truncadura recta 4 1,731602 23,80952
61 Truncadura oblicua 4 1,731602 25,54113
65 Lámina con retoque continuo sobre un borde 5 2,164502 27,70563
67 Lámina auriñaciense 2 0,865801 28,57143
74 Escotadura 1 0,4329 29,00433
75 Denticulado 2 0,865801 29,87013
79 Triángulo 1 0,4329 30,30303
81 Trapecio 1 0,4329 30,73593
83 Segmento 1 0,4329 31,16883
84 Laminilla truncada 2 0,865801 32,03463
85 Laminilla con dorso 132 57,14286 89,17749
86 Laminilla con dorso truncada 8 3,463203 92,64069
87 Laminilla con dorso denticulada 5 2,164502 94,80519
88 Laminilla denticulada 2 0,865801 95,671
89 Laminilla con escotadura 2 0,865801 96,5368
90 Laminilla dufour 3 1,298701 97,8355
92 Diversos 3 1,298701 99,1342
Total 229
TABLAS
44 EDUARDO BERGANZA - JOSÉ LUIS ARRIBAS
Raspadores. Son muy escasos, limitándose el grupo a un raspador sobre lámina retocada y dos carenados, estos últimos sobre lasca espesa. Representan el 1,2% (Fig. 18.1-2).
Útiles compuestos. Anotamos la presencia de un buriltruncadura. El buril es diedro de ángulo y la truncadura recta (Fig. 18.3).
Perforadores. De los cuatro ejemplares existentes, dos son típicos y están elaborados sobre lascas de pequeño tamaño con retoque directo abrupto despejando claramente la punta; los otros dos, atípicos o bec, han sido obtenidos sobre un soporte más grande con retoque abrupto y alterno que crea una punta muy ancha. Son el 1,7% del conjunto (Fig. 18.4-7).
Buriles. Con un total de 30 piezas, 12,9%, son el segundo grupo más numeroso. La mayor parte corresponden a buriles diedros, 19 ejemplares, siendo los de ángulo los más abundantes. Nueve han sido manufacturados sobre truncadura utilizando como soporte lascas o láminas que tienden a ser espesas; de ellos el grupo más numeroso es el de truncadura oblicua, 4, uno sobre truncadura recta, otro sobre truncadura convexa, 2 transversales sobre truncadura y uno múltiple. El conjunto se completa con dos piezas mixtas de diedro y sobre truncadura (Fig. 18.8-10; Fig. 19.1-8; Fig. 20.1-10; Fig. 21.1-8).
Puntas. Siguiendo los criterios anteriormente expuestos, incluimos 11 piezas, 5,6 %. Todas aparecen fracturadas salvo una que está entera; en uno de los casos el extremo aguzado presenta un desconchado aburilado. Son de dorso único, y tres llevan retoques complementarios (uno, inverso, en el extremo aguzado; otro, directo, en el extremo opuesto al apuntado; y el tercero, directo, en la zona medial-distal) (Fig. 22.1-8).
Truncaduras. Son 8, 3,4%, que se reparten equilibradamente entre las truncaduras rectas y las oblicuas (Fig. 22.9-Í5).
Láminas retocadas. Se distribuyen de la siguiente manera: 5 son láminas con retoque sobre un borde, de las que sólo un ejemplar está completo, y 2 corresponden a fragmentos de láminas auriñacienses. En conjunto representan un 2,9% del total (Flg. 22.16-18; Fig. 23.1). Como ya se indicó en la publicación del avance al estudio de estos materiales, da la impresión de que uno de los buriles diedros, hecho sobre una lámina ancha, con retoque escamoso en todo su contorno, a excepción de las improntas de buril, pudo tratarse de una lámina de este mismo género reutilizada. Este fenómeno ya ha sido observado en otros yacimientos del País Vasco como Ekain (ALTUNA, MERINO, 1984) y Erralla (ALTUNA, BALDEÓN, MARIEZKURRENA, 1985) (Fig. 23.2-3).
Denticulados. Son muy escasos, 1,2%, limitándose a una lámina con escotadura y dos lascas denticuladas (Fig. 23.4-6).
Microlitos. Tenemos un ejemplar de triángulo escaleno, con retoque en el filo opuesto a los dorsos (Fig. 23.7); un trapecio roto en uno de sus extremos que, además de las truncaduras, presenta retoque semiabrupto en ei' lado más largo y una pieza segmentiforme (1,2% ).
Utillaje sobre laminillas. Son 154 las piezas clasificadas entre los tipos 84 a 90, 66,6%. Nuevamente observamos que la mayor parte corresponden a laminillas con dorso (132;
57,1 %) (Fig. 23.10-22; Fig. 24.1-13 y 25), junto a ellas hay 2 laminillas truncadas (Fig. 23.8-9), 8 laminillas con dorso truncadas (Fig. 24.14-17), 5 laminillas con dorso denticuladas (Fig. 24.18-21), 2 laminillas denticuladas (Fig. 24.22), 2 laminillas con escotadura (Fig. 24.23-24) y 3 laminillas dufour.
Sigue siendo una característica de las laminillas con dorso su elevado grado de fragmentación. Únicamente 4 ejemplares no están fracturados; de entre los restantes, 34 presentan fractura distal, 22 proximal y 72 tanto distal como proximal; 1 O tienen desconchados aburilados. De acuerdo con los subtipos que hemos establecido éstas se reparten de la manera siguiente:
85 dorso 50
85 doble dorso 6
85 doble dorso-uno de ellos dorso marginal 4
85 doble dorso apuntado 2
85 doble dorso apuntado-uno marginal 1
85 dorso y retoque complementario 5
85 dorso apuntado 6
85 dorso marginal 48
85 dorso marginal y retoque complementario 7
85 dorso marginal apuntado 3
TABLA9
Diversos. Se contabilizan tres fragmentos de lasca, uno de ellos muy espeso, que presentan un retoque abrupto y marginal, 1,2% (Fig. 24.26-28).
V ALORACION DE LOS NIVELES
Es evidente la desigualdad numérica que existe entre los diferentes conjuntos industriales. El nivel 1, debido a las intensas remociones de las actividades clandestinas, ha quedado tan reduddo que~ aunque ha aportado una densidad importante de hallazgos, su conjunto industrial no alcanza un número estadísticamente significativo, si bien nos proporciona indicios suficientes para hacer una valoración del mismo. El nivel II es el único que reune una colección de útiles numerosa y susceptible de un tratamiento estadístico. El mayor número de efectivos se contabiliza en el revuelto superficial, aunque su propia condición de mezcla de materiales hace que su valoración sea problemática.
Los soportes elegidos para la confección de los útiles retocados se reducen en todos los casos a lascas, láminas y laminillas. Sin duda destaca la importancia que tienen las laminillas, que se sitúan siempre por encima del 75%. Las lascas, salvo en el nivel 1, tienen una ligera predominancia sobre las láminas.
D --. -
-1
1
1
4
•
EXCAVACIÓN, CRONOLOGÍA, ANÁLISIS DE LAS INDUS1RIAS LÍTICA Y ÓSEA
• 2
1
'" ' . '
• 10
Figura 18. Industria lítica del revuelto superficial.
45
3
•
46
1
•
'. ¿~ ~· , '
s
' • ·-·
EDUARDO BERGANZA - JOSÉ LUIS ARRIBAS
~' , .
'
" ' '• •'
.._ ,;..-
-11 -~.
..
2
\/
' 5
---~~ .. ,,
• • •
Figura 19. Industria lítica del revuelto superficial.
··-·-·-·---·-·--·--·-··-----···-·-----·- ----··-----------·-----------
EXCAVACIÓN, CRONOLOGÍA, ANÁLISIS DE LAS INDUS1RIAS LÍTICA Y ÓSEA 47
-~ \ / 1
\ ~ .
• 4 1
li ~~· ·. ·.:· .. ~
.. - ..
\\ ,
"" " ~·'
~ t , 1
tJ-ú' 1 1
... ~ .. 1 • ,JI 1
~~ • 10
Figura 20. Industria lítica del revuelto superficial.
48 EDUARDO BERGANZA - JOSÉ LUIS ARRIBAS
,¡¡ \
• 2 3
•
1
•
• •
1
Figura 21. Industria lítica del revuelto superficial.
EXCAVACIÓN, CRONOLOGÍA, ANÁLISIS DE LAS INDUSTRIAS LÍTICA Y ÓSEA
1
•
• 13
• 11
2
•
14
11
Figura 22. Industria lftica del revuelto superficial.
\\.
• 10
3 l.
4
m-1 1 1
7
''IS"
IT!J '
11
• 17
49
B ~ 1
.
1
• 1
1-~ '.1 •
J,
• 12
• 11
50 EDUARDO BERGANZA - JOSÉ LUIS ARRIBAS
• 2 • 3 • "' 1
• 6 • ,_ g 1 1
12
. . 1 • 10 11 o-;
17
1-~ 1 1
14
13
l- ~ • 1
, _, •
1 IJ 18 1
Q-1 •
11 22 íl-f
1 1
1-~ • t
20 19 21
Figura 23. Industria lítica del revuelto superficial.
EXCAVACIÓN, CRONOLOGÍA, ANÁLISIS DE LAS INDUSTRIAS LÍTICA Y ÓSEA 51
' 1 1 1
~-t m i W-\ ID ' '
ID ~' 1 1 1 1
1 1 3 1 2 4 5 e 1 •
7
~-i .
~-\ 1 1 '
GJ ,_~ . '
-~ 10 • 1 1
11 12 • 13
1 1
J-~ t-~ )-~ 1 • • '
14 ~ 15 18 17
' 1
~I . '
--1 ~-~ ,., ' 1 1
11 • 19 20 21 • 22
• • 23 24 21
• 28 27
Figura 24. Industria lítica del revuelto superficial.
52 EDUARDO BERGANZA - JOSÉ LUIS ARRIBAS
revuelto superficial
Lascas 37 16,2%
Láminas 19 8,3%
Laminillas 173 75,5%
TABLA 10
Si comparamos entre sí las proporciones de los soportes de los niveles f y II, se observa que no hay grandes divergencias entre sí. La aplicación del estadígrafo del xz nos da como resultado, con 2 grados de libertad, xz = 1,683; 0,250 < P < 0,500. Esto nos indica que hay una homogeneidad en los soportes elegidos para la configuración de útiles líticos en ambos.
El conjunto de piezas del revuelto superficial presenta unos soportes cuyos porcentajes se asemejan a los anteriores, ya que las tres cuartas partes del utillaje se ha confeccionado sobre laminillas, en torno a un 10% sobre láminas y el resto sobre lascas. El xz nos muestra que existe homogeneidad entre este conjunto y ambos niveles, aunque ésta es ligeramente mayor con el II:
RS / 1 xz = 2,243, con un grado de libertad 2, 0,250 < P < 0,500
revuelto superficial
Raspadores 3 1,2%
Útiles compuestos 1 0,4%
Perforadores 4 1,7%
Buriles 30 12,9%
Microgravettes 13 5,6%
Láminas con borde abatido -
Truncaduras 8 3,4%
Láminas retocadas 7 2,9%
Denticulados y Escotaduras 3 1,2%
Geométricos 3 1,2%
Utillaje sobre laminillas 154 66,6%
Puntas azilienses -Diversos 3 1,2%
TABLA 11
1 II
4 8% 27 13,2%
4 8% 23 11,3%
42 84% 154 75,5%
RS / 11 xz = 1,609, con un grado de libertad 2, 0,250 < P < 0,500
La comparación del utillaje por grupos tipológicos nos permite observar algunas características que se repiten. Destaca el enorme porcentaje del utillaje elaborado sobre laminillas; tanto en el nivel 1 como en el nivel 11 sobrepasa con creces la mitad del total (84% y 68,6% respectivamente). El hecho de que éstas han sido consideradas tradicionalmente como elementos de útiles compuestos, empleo que parece confirmarse en este yacimiento a partir de los datos de las huellas de uso (GONZÁLEZ, IBÁÑEZ, en este volumen), introduce un efecto multiplicador que muy probablemente esté distorsionando la relación entre los diferentes grupos de útiles.
1 II
2 4% 4 1,9%
- -
- 2 .0,9%
3 6% 26 12,6%
- 10 4,9%
- 4 1,9%
- 5 2,5%
1 2% 7 3,4%
1 2% 5 2,5%
- 2 0,9%
42 84% 140 68,6%
1 2% -
- -
EXCAVACIÓN, CRONOLOGÍA, ANÁLISIS DE LAS INDUSTRIAS LÍTICA Y ÓSEA 53
Los buriles son el segundo grupo en importancia en ambos conjuntos (6% en el I y 12,6% en el II); los diedros (66,6% en el I y 80,7% en el II) sobrepasan con amplitud, en ambos casos, a los realizados sobre truncadura.
En cantidades bastante más reducidas están presentes los raspadores, cuya extraordinaria escasez y atipicidad resulta llamativa, las láminas retocadas, los denticulados y escotaduras y las puntas. Estas últimas tienen un porcentaje mucho mayor en el nivel II y todas ellas las hemos incluido en el tipo de microgravette, mientras que en el nivel I se reduce a un único ejemplar de punta aziliense.
La gama de tipos y grupos tipológicos se amplía en el nivel II con la presencia de perforadores, láminas con borde abatido, truncaduras y microlitos geométricos, ausentes todos ellos en el nivel I. Ninguno de ellos representa un porcentaje significativo, ya que no superan el 2,5% marcado por las truncaduras. Por el contrario, en el nivel I no hay ningún grupo tipológico que no esté presente en el II, a excepción de la ya citada punta aziliense.
Pese a estas ligeras diferencias, parece observarse una proximidad tipológica entre las colecciones de útiles líticos de los dos niveles establecidos en la secuencia estratigráfica de Laminak II, como nos indica el grado de homogeneidad manifestado por la comparación estadística de los grupos tipológicos:
I / II X2 = 13,558, con un grado de libertad 10, 0,100 < P < 0,250
Aunque los útiles incluidos en el revuelto superficial no forman un conjunto homogéneo que pueda ser dotado de un significado cronológico o cultural, es muy llamativa su gran semejanza en cuanto a los tipos presentes y a los porcentajes en que aparecen con los reconocidos en la estratigrafía. Los útiles sobre laminilla son los más abundantes y aparecen en un porcentaje prácticamente idéntico al II; lo mismo ocurre con los buriles, segundo grupo más representado, con la baja presencia de los raspadores, con el similar porcentaje de las puntas microgravette y, en general, con el resto de los grupos tipológicos. Las ligeras divergencias se concretan en la presencia de un útil compuesto en el revuelto superficial, y la ausencia en éste de láminas con borde abatido (nivel II) y de puntas azilienses (nivel I).
RS /I X2 = 16,908, con un grado de libertad 11, 0,100 < P < 0,250
RS/II xz= 10,237,conungradodelibertad 11, 0,500< P<0,750
Las conclusiones que se pueden extraer de estas comparaciones son que los niveles de la estratigrafía presentan, a pesar de pequeñas divergencias, una gran semejanza entre sí, por lo que, a partir exclusivamente de los datos de la industria lítica, resulta difícil poder establecer diferencias estructurales entre ellos, aunque tampoco pueda afirmarse con rotundidad que sean conjuntos industriales idénticos.
No parece haber habido otro u otros conjuntos industriales diferentes a los estratigrafiados, ya que el revuelto no recoge, ni en sus soportes ni en sus útiles, evidencias que disientan de la estructura tipológica marcada por éstos, lo que lleva a pen-
sar que aquél es una muestra númericamente abundante en la que se entremezclan útiles procedentes exclusivamente de los niveles I y II. La mayor homogeneidad que tiene con el nivel II nos lleva a inferir que, si el revuelto es mezcla de los dos niveles, y es prácticamente similar al nivel II, o bien el nivel I era tan escaso que se diluye en su mezcla con el II, o bien fue muy semejante al II y las pequeñas diferencias que en la colección estudiada hemos apreciado son debidas a la escasez de la misma.
Esta semejanza entre los conjuntos industriales de los niveles es la que explica la homogeneidad y coherencia de la colección de útiles del revuelto, lo que ya fue puesto de manifiesto en una publicación anterior (ARRIBAS, BERGANZA, 1988 a).
LA INDUSTRIA ÓSEA
En el análisis de la industria ósea recogemos y analizamos todas aquellas evidencias en las que hemos observado algún tipo de manipulación tecnológica de la materia prima tendente a la obtención de útiles. Incluimos no sólo los útiles propiamente dichos, sino los restos de fabricación, que serán descritos morfológicamente e interpretados desde un punto de vista tecnológico, separándolos tanto de los útiles clásicos, de cuyo proceso de extracción formaron parte, como del genérico y heterogéneo bloque de la industria poco elaborada, en el que han sido incluidos por otros autores, bien sin ser individualizados (CABRERA, BERNALDO DE QUIRÓS, 1978), bien como una de las categorías en que ha sido sistematizada (DELPECH, 1977; GONZÁLEZ ECHEGARAY, BARANDIARÁN, 1981; BARANDIARÁN et al., 1985).
Entre estos últimos incluimos aquellos fragmentos óseos que presentan una zona activa, aguzada, que ha sido utilizada sistemáticamente como instrumento de trabajo, modificando su forma natural y que habitualmente se integran dentro del amplio concepto de industria poco elaborada.
Hemos escogido como referente tipológico la lista establecida recientemente por J.A. MÚGICA en la revisión que hace del material óseo paleolítico y epipaleolítico del Pirineo occidental (1991) por considerar que, además de seguir en líneas generales la ya clásica tipología establecida por I. BARANDIARÁN (1967), ampliamente utilizada para el análisis de las industrias del cantábrico, integra en ella tanto los restos tecnológicos como aquellas piezas que, sin responder a ninguno de los tipos clásicos, muestran señales de haber sido utilizadas, reduciéndolos a los grupos tipológicos 1 y 31 respectivamente (8). Pese a esto desde un punto de vista estrictamente metodológico puede parecer discutible incluir con idéntica categoría los útiles y aquellos otros objetos que, si bien manifiestan un acción antrópica clara, no fueron conceptualizados como tales.
(8) En la lista tipológica establecida por Barandiarán, también tienen cabida estas últimas manipulaciones de las materias óseas en el grupo VI "esquirlas aguzadas" (BARANDIARÁN, 1967 pp. 302-304).
54 EDUARDO BERGANZA - JOSÉ LUIS ARRIBAS
Se han observado macroscópicamente algunas incisiones poco profundas en huesos o fragmentos de hueso (costillas, vértebras, diáfisis de huesos largos, etc.), debidas a trabajos de descarnado y carnicería u otras manipulaciones atribuibles al aprovechamiento alimenticio de los animales abatidos. Aunque también evidencian una acción antrópica intencional, no han sido consideradas al no formar parte estas actividades del proceso tecnológico que analizamos.
En consecuencia, distinguimos tres grupos de evidencias óseas: los tipos industriales clásicos, los restos o desechos de su proceso de elaboración y las esquirlas óseas que muestran modificaciones producidas por un uso repetido.
No incluimos en ninguno de estos grupos unos fragmentos de cabeza de húmero de ciervo seccionados artificialmente, que presentan algunas de sus caras de materia esponjosa con aspecto muy regular (Foto 31). Desconocemos la manera en que fueron manipulados y su finalidad.
Integran la colección 37 evidencias que se reparten de una forma bastante equilibrada, en cuanto a su materia prima, entre el asta, 23 (62,1%), y el hueso, 14 (37,8%). En conjunto, se puede decir que se conservan en buen estado, manteniendo vivas las aristas y nítidos los planos de fabricación, en los que se observan perfectamente los surcos de aserrado; sin embargo, algunas piezas presentan un estado de erosión alto, en su mayor parte de tipo laminar, seguramente debido a la filtración de pequeñas corrientes de agua; un ejemplar está afectado por el fuego. Todo ello parece indicar que no se ha producido una alteración mecánica de gran intensidad.
SUPERFICIAL
ASTA 2 40% 3
HUESO 3 60% 1
Total 5 4
TABLA 12
Si atendemos a la distribución por niveles, la mayor parte de los hallazgos se concentra claramente en el nivel 11, 28, mientras que I son más escasas, 4. El nivel ID no ha proporcionado ninguna evidencia. Entre las tierras removidas se han recuperado 5. (TABLA 12).
Descripción tecno-morfológica
Nivel 11 A este nivel corresponden la mayor parte de la restos óseos
trabajados que se han recuperado. Es significativa la abundancia de desechos tecnológicos, 13, casi todos ellos lengüetas o fragmentos de ellas. Se ha contabilizado igual número de útiles, 13, y dos fragmentos de hueso incluibles en la industria poco elaborada.
Restos industriales - Lengüeta en asta, de sección subcuadrangular. Conserva
perfectamente dos planos de aserrado a ambos lados; en la parte superior, que está alisada, se pueden observar
I
75%
25%
numerosas líneas de fuga debidas al proceso de fabricación. Uno de los extremos está recortado, posiblemente para determinar el lugar por donde se debía cortar, mientras que el otro no presenta signos evidentes de trabajo. Es de destacar que se conservan, en uno de los lados, ligeras señales de aplastamiento como si la pieza hubiera sido comprimida por algún objeto no muy ancho y más bien puntiagudo. Creemos que puede tratarse de las marcas dejadas por el útil empleado para su extracción de la matriz. Medidas máximas 141x13 x 10 mm. (Fig. 25.1) (Foto 15a, 15b y 15c).
- Lengüeta en asta, de sección aplanada. En la parte superior conserva la superficie natural, con algunas zonas alisadas y líneas de fuga; en los laterales conserva claramente las huellas del aserrado; uno de los extremos ha sido recortado. El tejido esponjoso prácticamente no se conserva en una de sus mitades, manteniéndose sin trabajar en la otra. Medidas máximas 108 x 9 x 6 mm. (Fig. 25.2) (Foto 16).
- Fragmento de lengüeta en asta. La pieza conserva sendas huellas de aserrado en los lados más largos. En un extremo la sección es trapezoidal y en el otro no se ha trabajado. No podemos saber si se trata de una pieza en curso de fabricación o del residuo de dicho proceso tecnológico. Medidas máximas 56 x 12 x 6 mm. (Fig. 26.4) (Foto 17).
- Fragmento de lengüeta en asta. Presenta huellas de aserrado en ambos lados. Medidas máximas 26 x 15 x 5 mm. (Fig. 25.3) (Foto 17).
11 Total
18 64,2% 23 62,1%
10 35,7% 14 37,8% \
28 37
- Fragmento de lengüeta en asta. A pesar de su pequeño tamaño conserva numerosas señales de aserramiento en uno de los laterales y en ambas caras. Medidas máximas 22 x 12 x 6 mm. (Fig. 26.1) (Foto 17).
- Fragmento de lengüeta en asta. No está en buen estado de conservación. Parece observarse en uno de los lados señales de haber sido aserrado y en uno de los extremos huellas de recorte. Medidas máximas 19 x 13 x 5 mm. (Fig. 25.4) (Foto 17).
- Fragmento de lengüeta en asta. Se trata de una pieza de sección subcuadrangular en la que se ven claramente sendos planos de aserramiento en ambos lados, en los dos casos se nota el resalte entre la parte cortical y la esponjosa. Uno de los extremos ha sido recortado, mientras que el otro ha sido alisado por la parte interior, correspondiente al tejido esponjoso, a modo de bisel. Quizás este hecho se debió a un reaprovechamiento. Medidas máximas 35 x 8 x 7 mm. (Fig. 26.5).
t ,v 1.;i : ¡;
EXCAVACIÓN, CRONOLOGÍA, ANÁLISIS DE LAS INDUSTRIAS LÍTICA Y ÓSEA
-· -·
1
-~
3 o
Figura 25. Industria ósea del nivel II.
55
• 2
2 l Clft•.
56 EDUARDO BERGANZA - JOSÉ LUIS ARRIBAS
Foto 15a, 15b y 15c. Nivel II. Lengüeta en asta.
EXCAVACIÓN, CRONOLOGÍA, ANÁLISIS DE LAS INDUSTRIAS LÍTICA Y ÓSEA 57
Foto 16. Nivel II. Lengüeta en asta
,. - _:;..
Foto 17. Nivel II. Fragmentos de lengüeta en asta.
58 EDUARDO BERGANZA - JOSÉ LUIS ARRIBAS
-z 1
5 1
• ~-
• 7
o 2 3 Clft&,
Figura 26. Industria ósea del' nivel II.
EXCAVACIÓN, CRONOLOGÍA, ANÁLISIS DE LAS INDUSTRIAS LÍTICA Y ÓSEA 59
Foto 18. Nivel II. Punta de base recortada y fragmento de lengüeta en asta.
- Fragmento de lengüeta en asta de sección aplanada. Conserva las huellas de aserramiento en ambos lados y señales de haber sido recortada en el extremo más estrecho. Medidas máximas 46 x 14 x 7 mm. (Fig. 26.7) (Foto 18). Fragmento medial de lengüeta en asta de sección aplanada. Está aserrada en ambos lados. Medidas máximas 20 X 15 X 7 mm. (Fig. 26.9).
- Fragmento medial de lengüeta en asta de sección aplanada. Sólo se puede observar un plano de serrado en uno de los laterales debido a su mal estado de conservación por estar quemada en su mayor parte. Medidas máximas 20 x 12,5 x 7 mm. (Fig. 26.2).
- Fragmento de lengüeta en asta. Parece corresponder a un extremo ya que no sólo tiene planos de aserrado en ambos lados sino que en la parte superior presenta unos cortes que parecen tratar de establecer el límite que debía tener la lengüeta. Medidas máximas 34 x 16 x 9 mm. (Fig. 26.6).
- Fragmento de lengüeta en asta. Aunque todo él está muy erosionado, conserva sendos planos convergentes
de aserramiento en sus lados. Medidas máximas 17 x 11 X 4 mm. (Fig. 26.8).
- Fragmento apuntado en asta que presenta una serie de improntas de percusión en una de las caras. Medidas máximas 15,5 x 8 x 4 mm. (Fig. 26.3).
Puntas/ Azagayas Fragmento de punta de base recortada en asta. Tiene sección aplanada. Carece de extremo distal e igualmente presenta una fractura longitudinal que afecta a la mayor parte de uno de los laterales. El recorte de la base tiene forma de muesca. Medidas máximas 78 x 12 x 6 mm. (Fig. 27.1) (Foto 19). Fragmento de punta de base recortada en asta. Es de sección circular aplanada y carece de extremo distal. Medidas máximas 28 x 5 x 3 mm. (Fig. 27.4) (Foto 18). Fragmento medial de azagaya de sección circular en asta. Medidas máximas 14 x 10 mm. (Fig. 27.9) Extremo distal de azagaya de sección subcircular en asta. Su estado de conservación no es bueno debido a la erosión que ha sufrido. Medidas máximas 23 x 11 x 8 mm. (Fig. 27.10)
60 EDUARDO BERGANZA - JOSÉ LUIS ARRIBAS
1 1
-1-· ! 11
-- 1 1
1 -- ~~ -. : :¡ -· • 5 1 1 1
1 1
1 1
-· 'I ¡1 ji
• -~ 7 1 1
~ ID
o 2 J CMS.
Figura 27. Industria ósea del nivel JI.
1
EXCAVACIÓN, CRONOLOGÍA, ANÁLISIS DE LAS INDUSTRIAS ÚTICA Y ÓSEA 61
Foto 19. Nivel II. Punta de base recortada.
Foto 20. Nivel II. Fragmentos de agujas.
62 EDUARDO BERGANZA - JOSÉ LUIS ARRIBAS
Agujas Fragmento proximal de aguja en hueso. Tiene sección circular en el fuste y aplanada en la cabeza, donde conserva la mayor parte del ojo. Para realizarlo se ha procedido, en ambas caras, a un adelgazamiento de la superficie de la cabeza y a una posterior perforación en forma de cono, lo que ha dado como resultado un ojal de sección bicónica. Medidas máximas 16 x 2 mm. (en el fuste); 3 x 1,2 mm. (en la cabeza). (Fig. 27.6) (Foto 20). Fragmento medial de aguja en hueso. Sección circular. Medidas máximas 21x2 mm. (Fig. 27.5). Fragmento medial de aguja en hueso. Sección circular. Medidas máximas 16 x 2 mm. (Fig. 27.2). Tres fragmentos mediales de aguja en hueso. Todos ellos forman parte de un mismo útil. Sección oval. Medidas máximas 41x2 x 1,5 mm. (Fig. 27.8).
Espátula - Fragmento distal de espátula en hueso. Toda la pieza
está pulimentada por ambas caras, presentando una sección ligeramente biconvexa. Medidas máximas 25 x 11 x 2 mm. (Fig. 27.3) (Foto 21).
Foto 21. Fragmento de espátula.
Mango Fragmento de diáfisis de fémur de cáprido que presenta varios cortes transversales, obtenidos por medio de aserramientos (aunque la erosión postdeposicional impide distinguir macroscópicamente con claridad las señales), y una impronta de flexión. Parece que el borde interior de la parte seccionada está, en algunas zonas, ligeramente redondeado lo que puede ser indicio de su utilización como enmangue. El otro extremo tiene una fractura natural. Medidas máximas 36 x 16 mm. (Fig. 28.1) (Foto 22a y 22b).
Pieza grabada Incluimos en este apartado un fragmento de asta en tres pequeños trozos de los que dos se unen entre sí. Sobre la cara exterior presenta una serie de incisiones poco profundas, de delineación recta o ligeramente curva, que, aparentemente, forman una decoración de difícil interpretación; dado su deficiente estado de conservación, es arriesgado poder hacer ninguna afirmación definitiva sobre cómo pudo ser ésta (Fig. 28.2-3) (Foto 23). Pequeño fragmento medial de costilla con unos trazos incisos rectos. (Fig. 28.4) (Foto 24 ).
Diversos Falange primera de sarrio que ha sido abrasionada hasta hacer desaparecer las formas originales de sus epífisis. Medidas máximas 44 x 11 x 8 mm. (Fig. 28.6) (Foto 25).
Industria ósea poco elaborada Fragmento de hueso de ciervo. Presenta un extremo aguzado que, por su uso, se ha redondeado. Medidas máximas 51x33 x 13 mm. (Fig. 28.5) (Foto 27). Fragmento de diáfisis de hueso largo de cáprido. Como en el caso anterior un extremo está redondeado debido seguramente al uso que se ha hecho de él. Medidas máximas 61x18 x 9 mm. (Fig. 28.7) (Foto 27).
Nivel 1
La industria ósea de este nivel es muy escasa reduciéndose a un fragmento de cuerna con señales de haber servido como matriz, un fragmento de lengüeta y dos útiles, uno de éstos incompleto y el otro correspondiente a los incluidos dentro de la industria ósea poco elaborada:
Restos industriales Fragmento de cuerna de ciervo en el que, a pesar de su mal estado de conservación, se aprecian dos planos de serrado convergentes entre los que falta la materia compacta de la cuerna. Se trata de una roseta de desmogue y el arranque de la vara, que fue recuperada en dos fragmentos uno entre los restos del revuelto superficial y el otro en este nivel. (Fig. 29.1) (Foto 26a y 26b). Fragmento de lengüeta en asta. Presenta en uno de los laterales un plano de aserrado. Medidas máximas 33,5 x 6 X 6 mm. (Fig. 29.4).
Punta fina Fragmento medial de una punta en asta de sección circular. Muy posiblemente se trate de una punta fina doble. Medidas máximas 12 x 4 mm. (Fig. 29.2).
EXCAVACIÓN, CRONOLOGÍA, ANÁLISIS DE LAS INDUS1RIAS LÍTICA Y ÓSEA 63
-2
1
Figura 28. Industria ósea del nivel II.
64 EDUARDO BERGANZA - JOSÉ LUIS ARRIBAS
Foto 22a y 22b. Nivel II. Enmangue en huesli y detalle del serrado.
Foto, 23. Nivel II. Fragmentos de asta grabada con líneas incisas. Foto 24. Nivel II. Fragmento de hueso grabado con líneas incisas.
EXCAVACIÓN, CRONOLOGÍA, ANÁLISIS DE LAS INDUSTRIAS LÍTICA Y ÓSEA 65
Foto 25. Nivel II. Falange de sarrio abrasionada.
Industria ósea poco elaborada Fragmento de diáfisis de hueso largo de ciervo. Uno de sus extremos, puntiagudo, aparece redondeado y presenta resaltes que lo separan del resto de la pieza. Todo hace pensar que dichas improntas corresponden al uso al que fue sometido. Por otra parte el hueso ha sufrido un proceso de pulimento general que ha abrasionado incluso la cara interna del mismo. Medidas máximas 75 x 35 x 10 mm. (Fig. 29.3) (Foto 27).
Revuelto superficial De las 5 piezas, la mayor parte, 3, corresponden al grupo
de los apuntados y las otras 2 son objetos de adorno. No se ha recuperado ningún resto de fabricación de útiles, lo cual no deja de ser llamativo teniendo en cuenta que están presentes en los niveles arqueológicos.
Puntas/ Azagayas Fragmento medial de azagaya de sección subcuadrangular, en asta. Se recuperó en tres trozos, que en la primera publicación (ARRIBAS, BERGANZA, 1988a) se interpretaron como pertenecientes a dos útiles diferentes; sin embargo, una vez eliminadas las concreciones que cubrían a uno de los fragmentos, se pudo reconocer que se correspondía con los otros (9). Sus medidas máximas son 63 x 11,5 x 9 mm. (Fig. 30.3) (Foto 28).
(9) En la publicación de los materiales de superficie (ARRIBAS, BERGANZA, I 988a) se indicó que estaba hecho en hueso.
Punta fina Fragmento medial de sección circular, en asta. No es fácil su adscripción a un tipo concreto al carecer de ambos extremos, fracturados en su extracción por el clandestino. Pensamos que puede tratarse de una punta fina doble. Medidas máximas 36 x 4mm. (Fig. 30.2) (Foto 28).
Esquirla aguzada - Fragmento proximal de esquirla aguzada, en hueso.
Toda ella conserva abundantes señales de trabajo. El lado izquierdo está perfectamente pulimentado y en el derecho hay un pequeño plano de aserrado, mientras que en las caras superior e inferior no se aprecian huellas de trabajo. La parte distal se ha alisado hasta darle una sección circular que se va estrechando; aunque no conserva el extremo, probablemente estaría apuntada. Medidas máximas 25 x 6 x 5 mm., diámetro de la sección circular 3 mm. (Fig. 30.4).
Colgantes Colgante realizado sobre un fragmento de hueso de forma irregular de 31 x 10 mm., con sección subcuadrangular en uno de los extremos, 7 mm. de espesor, y aplanada en el otro, 4 mm. Tiene una perforación cónica en la zona menos gruesa, de 4 mm. de diámetro exterior. No podemos asegurar que ésta fuera la forma original de la pieza, puesto que en el extremo más espeso presenta una fractura antigua, cuyo carácter accidental o intencional es difícil de asegurar. Toda la superficie presenta unas erosiones estriadas muy marcadas y, en el
66 EDUARDO BERGANZA - JOSÉ LUIS ARRIBAS
Foto 26a y 26b. Nivel I. Matriz sobre roseta de desmogue de ciervo.
Foto 27. Niveles I y Il. Industria poco elaborada: punzones de economía.
EXCAVACIÓN, CRONOLOGÍA, ANÁLISIS DE LAS INDUSTRIAS LÍTICA Y ÓSEA 67
1
2
i!
o 2 3 CMS
Figura 29. Industria ósea del nivel l.
68 EDUARDO BERGANZA - JOSÉ LUIS ARRIBAS
- • !\
~ /,
t¡·I ¡'
:,.:,í ·11
'{' • 1 1 z ,,, l¡i
" 1 - ~
• -6
3
o 2 3cms.
Figura 30. Industria ósea del revuelto superficial.
EXCAVACIÓN, CRONOLOGÍA, ANÁLISIS DE LAS INDUSTRIAS LÍTICA Y ÓSEA 69
Foto 28. Revuelto superficial. Fragmento de azagaya y fragmento medial de punta.
Foto 29a y 29b. Revuelto superficial. Anverso y reverso de colgante en hueso.
70 EDUARDO BERGANZA - JOSÉ LUIS ARRIBAS
extremo en el que se ha abierto la perforación, parece observarse la falta de una parte de la materia ósea; además se aprecia una zona muy brillante, posiblemente producida por la acción del agua mezclada con algún agente erosivo, y señales de haber sufrido la acción del fuego. La forma tan regular de uno de los extremos y el suave aplanamiento del otro llevan a pensar en que pudiera tratarse de la reutilización de un antiguo útil o fragmento del mismo transformado en un objeto de adorno, aunque esta posibilidad no pasa del terreno de la hipótesis. (Fig. 30.1) (Foto 29a y 29b). Colgante decorado elaborado sobre un fragmento recortado de escápula de caballo. Toda la superficie está bien acabada y los bordes perfectamente redondeados, excepto el superior en el que se aprecian las huellas del aserrado y una pequeña charnela, posiblemente producida al flexionar la placa para su extracción. La forma es ligeramente trapezoidal, con lados curvos, salvo el superior y más pequeño que es recto; éste está claramente delimitado por dos pequeños entrantes. Tiene tres perforaciones iguales, dos en los extremos inferiores y una en el centro del lado superior; son de sección bicónica de 6 mm. de diámetro exterior y 4 mm. de diámetro interior. Sus dimensiones máximas son 48 x 45,5 x3mm. La decoración, exclusivamente geométrica, se sitúa en una de las caras. Consiste en cuatro filas subcirculares de puntos incisos. El conjunto de 83 puntuaciones se distribuye en cuatro series subconcéntricas de 15, 20, 27 y 21, contados respectivamente de dentro hacia afuera. Aunque el reverso presenta una erosión laminar que ha alterado ligeramente su superficie originaria, no se aprecian indicios de decoración alguna. (Fig. 31) (Foto 30ay 30b).
VALORACIÓN DE LA INDUSTRIA ÓSEA
Al acometer la evaluación de los artefactos óseos de la cueva de Laminak II debe considerarse que la colección es escasa y que se reparte de modo desigual entre los niveles estratigráficos. El nivel 1 presenta un pequeño número de restos, si bien en ellos están representados algunos de los pasos más significativos del proceso tecnológico del trabajo sobre materias óseas. El nivel II aporta un conjunto que puede permitirnos extraer algunos datos interesantes para comprender ciertos aspectos de las actividades desarrolladas por los ocupantes de la cueva en ese momento. En el revuelto superficial sólo se han recuperado útiles óseos e incluso éstos en número muy escaso, sin embargo su falta de adscripción a un nivel estratigráfico concreto mediatiza su valoración. No obstante, hay aspectos en cuanto a la selección de la materia prima, la fabricación de los útiles y la variedad y funcionalidad de éstos que deben ser destacados, ya que contribuyen de forma muy positiva a la caracterización cultural del asentamiento.
La materia prima Las materias primas óseas empleadas fueron exclusiva-
mente el asta y el hueso. De acuerdo con los restos en los que se ha podido determinar de forma precisa la especie a la que pertenecían, se ha constatado que todos ellos procedían de animales presentes en el yacimiento: el asta de los ciervos y los huesos de ciervos, cápridos, caballos y sarrios (CASTAÑOS, mismo volumen).
Además de los restos de asta con señales de trabajo ya contabilizados y descritos, se recuperaron numerosos fragmentos, en su mayor parte de pequeñas dimensiones y en mal estado de conservación, entre los cuales hay 5 extremos de candil. Su presencia en la cueva parece que hay que ponerla en relación con su empleo como materia prima, puesto que las cuernas no tienen una función alimenticia y deben ser considerados, por tanto, como desechos del proceso de fabricación de útiles, aunque ninguno conserve señales evidentes del mismo. Esto parece más evidente si consideramos que prácticamente no se acarrearon al yacimiento elementos craneales del esqueleto de los ciervos cazados que podrían llevar adheridas sus correspondientes cuernas.
Algunos estudiosos han pretendido establecer pautas de comportamiento de los grupos prehistóricos en la selección de las cuernas que emplearon en razón de sus cualidades como materia prima; si el asta era obtenida mediante una recogida sistemática de cuernas de desmogue o si, por el contrario, se recurría a las que portaban los animales cazados. J. BOUCHOUD (1974, 23), aunque refiriéndose al reno, indica cómo las astas en crecimiento carecen prácticamente de parte cortical lo que las hace inservibles. Por su parte, A. BILLAMBOZ (1977, 99) afirma que las astas de desmogue fueron preferidas debido a sus características de mayor dureza, lo que las hacía óptimas para la elaboración de útiles.
En Laminak 11 poseemos una pieza que nos proporciona indicios a este respecto; se trata de una roseta de desmogue, del nivel 1, que ha sido utilizada como matriz. No conservamos ningún resto de asta que podamos certificar como procedente de la caza. Entendemos que todos los restos recuperados en el yacimiento no tienen necesariamente que correspohder a astas de desmogue, aunque el único dato cierto apunta en esa dirección. Esto indica que ha habido una recogida y traslado al asentamiento de este tipo de materia prima, y puede inferirse que no fuera un hecho aislado y que respondiera a un comportamiento sistemático, que coincide con lo observado en otros yacimientos del entorno próximo (MÚGICA, 1991, p. 1136 y ss.).
En el hueso los indicios de una posible selección por especies o partes anatómicas son muy imprecisos. En el caso de los útiles poco elaborados han aprovechado restos de sus desechos alimenticios; esta actitud es lógica teniendo en cuenta que se trata de útiles de fortuna en los que un simple fragmento de diáfisis apuntado puede servir para el uso al que se destina y que éste es el que los conforma. La elaboración de las agujas y de la espátula ha supuesto una alteración tan grande de los soportes que es imposible reconocer su procedencia. No es el caso de la placa decorada que, a pesar de su intensa transformación, sabemos que fue obtenida de una escápula de caballo. En todo el conjunto de restos faunísticos no se ha recuperado ninguna matriz o resto de desecho tecnológico, por todo lo cual se hace difícil una evaluación de su procedencia.
EXCAVACIÓN, CRONOLOGÍA, ANÁLISIS DE LAS INDUSTRIAS LÍTICA Y ÓSEA 71
d11J -
--. -o j
R. Ruiz Idarraga
Figura 31. Placa decorada del revuelto superficial.
72 EDUARDO BERGANZA - JOSÉ LUIS ARRIBAS
Foto 30a y 30b. Revuelto superficial. Anverso y reverso de la placa decorada.
Técnicas de extracción y elaboración El proceso de fabricación de objetos óseos consta de dos
fases principales, una primera de extracción, en la que a partir de la materia prima o matriz se obtienen productos sin desbastar o lengüetas, y una segunda de elaboración, que permite configurar a partir de éstas los útiles acabados (RUIZ NIETO et al., 1983).
Como ya hemos indicado anteriormente, todos los restos de la extracción corresponden al trabajo del asta Al nivel I pertenecen una matriz y un fragmento de lengüeta, y al II dos lengüetas enteras, diez fragmentos de lengüeta y un pequeño fragmento con señales de trabajo.
La matriz, un fragmento de la base de una cuerna de desmogue, presenta dos planos de aserramiento convergentes entre los que se ha extraído la materia cortical. Sobre ella se debieron realizar dos surcos paralelos convergentes para así poder extraer una lengüeta. Esta técnica es usual dentro del Paleolítico Superior, y está constatada en yacimientos del entorno próximo. Su estado de conservación no permite poder precisar ningún otro dato sobre este proceso tecnológico. La pieza nos lleva a afirmar que se ha trabajado en el propio yacimiento en la obtención de lengüetas con las que configurar útiles.
También hay que poner en relación con esta idea la presencia de cinco extremos de candil que, aunque no tienen señales de trabajo, es uno de los elementos de desecho característico de las primeras fases del trabajo del asta, puesto que sólo se utiliza como materia idónea para la extracción de lengüetas las zonas centrales de la vara.
No vamos a describir la técnica de extracción de lengüetas por medio del aserrado, que consideramos suficientemente explicitada por numerosos autores y más recientemente por J.A. MÚGICA (1990). En Laminak II parece que esta actividad se ha llevado a cabo fundamentalmente por medio de los ángulos diedros de buriles de sílex (IBÁÑEZ y GONZÁLEZ mismo volumen).
Las dos lengüetas enteras presentan una misma forma de obtención, que se corresponde en parte con lo observado en la matriz: sendos surcos paralelos hasta la materia esponjosa, obtenidos por aserrarniento, que delimitan los dos lados más largos y un recorte en uno de los extremos que serviría para delimitar por dónde debía cascar al desprenderse. Los planos de aserramiento presentan nítidas estrías más o menos paralelas y en la cara superior, que una de ellas tiene alisada y la otra no, incisiones que consideramos líneas de fuga.
EXCAVACIÓN, CRONOLOGÍA, ANÁLISIS DE LAS INDUSTRIAS LÍTICA Y ÓSEA 73
Como hemos indicado, es de destacar que en la lengüeta de mayores dimensiones se observan macroscópicamente unas señales de aplastamiento en uno de los planos laterales. Puede tratarse de las huellas dejadas por el útil que se empleó para forzar su desprendimiento de la matriz, del que no podemos dar ningún tipo de precisión. La presencia de estas huellas hay que ponerla en relación con casos similares observados en otros yacimientos (RIGAUD, 1984; MÚGICA, 1990).
Los fragmentos de lengüetas corresponden en su mayor parte a extremos. Tanto éstos como los mediales presentan planos paralelos de aserramiento. Algunos conservan en un extremo señales de recorte, que podemos interpretar como una manera de delimitar la longitud de la lengüeta; otros parece que han sido extraídos sin esa delimitación y conservan un extremo mucho más irregular, como si se hubieran arrancado de la matriz.
El aprovechamiento de las cuernas creemos que ha sido exhaustivo y que ha procurado agotar al máximo sus posibilidades. Dejando al margen los útiles y las lengüetas, los únicos restos de cornamenta recuperados son los considerados inaprovechables: una matriz agotada, los extremos de los candiles y numerosos fragmentos informes. A este respecto debe considerarse que una vez extraída la primera lengüeta las siguientes se pueden sacar, de la misma parte de la vara, con un menor esfuerzo ya que sólo hay que realizar un único surco nuevo, lo significa un ahorro importante de trabajo.
Todas estas apreciaciones nos llevan a considerar que el sistema de extracción de la materia prima es idéntico en los
dos niveles y similar al constatado en otros yacimientos del país vasco durante las épocas finales del Paleolítico Superior. (MÚGICA, 1991).
En la fase de elaboración también se han empleado las técnicas de aserrado y recorte. Como ejemplo de la primera tenemos el mango sobre diáfisis de hueso que ha sido obtenido por medio de aserramientos transversales y una flexión final; y de la segunda algunas azagayas de base recortada. Esta última técnica se efectuaría por medio de percusión directa, tal y como afirma J.A. MÚGICA (1991, 1171-72) y parece confirmarse por las experiencias de trabajo en hueso (10).
En el acabado de los útiles la técnica más frecuente ha sido sin duda el alisado. Por medio de mantenerla se consiguen unas superficies que hacen más operativa su funcionalidad: mayor capacidad de penetración en puntas y agujas, o una fina superficie en la espátula.
Para las agujas y los colgantes hay que señalar la perforación con la que se obtuvieron los ojales y los orificios de suspensión. En todos los casos, salvo en uno de los colgantes, los orificios se han obtenido quitando materia por ambas caras del objeto hasta obtener una sección bicónica (STORDEUR, 1976).
Útiles El conjunto de la industria ósea de Laminak 11 presenta
una gama tipológica variada en relación con su número total. Los tipos más abundantes son las puntas o azagayas y las agujas.
SUPERFICIAL 1 11 TOTAL
RESTOS INDUSTRIALES -
Puntas/ Azagayas 1
Puntas finas 1
Agujas -
Esquirlas aguzadas 1
ÚTILES Espátulas -
Mangos -
Colgantes 2
Piezas grabadas -Diversos -
TOTAL 5
INDUSTRIA POCO ELABORADA -
TABLA13
2 13 15
- 4
1 -- 4
- -
- 1
- 1
- -
- 2
- 1
1 13 19
1 2 3
(10) Agradecemos a J. J. Ibáñez el haber tenido acceso a las experiencias de trabajo en asta que está realizando.
74 EDUARDO BERGANZA - JOSÉ LUIS ARRIBAS
En el grupo de los apuntados se contabilizan cinco puntas/azagayas, que se reparten de la siguiente manera: 4 en el nivel II y 1 en el revuelto superficial, y dos puntas finas, una del revuelto superficial y otra del nivel I. Es difícil poner las primeras en relación con tipos concretos, dado su estado fragmentario; únicamente dos responden al tipo de puntas de base recortada.
Predominan claramente las secciones circulares, 5 (4 estrictamente circulares y 1 circular aplanada u oval); las dos restantes son una subcuadrangular y otra aplanada.
Los cuatro fragmentos de aguja corresponden todos al nivel II. Son partes mediales, a excepción de uno que conserva parte del ojal. Todos ellos son de sección circular o subcircular con un diámetro en tomo a los dos milímetros.
Los colgantes se recuperaron en el nivel superficial. Uno de ellos quizás pueda tratarse de una reutilización de un fragmento de azagaya y el otro es una pieza aplanada con decoración geométrica y tres perforaciones que ha podido ser empleada como colgante o como placa decorativa. La forma trapezoidal y la presencia de tres perforaciones hacen de este último objeto una pieza excepcional (ARRIBAS, BERGANZA, 1988 b).
Dentro de lo que se suele considerar el capítulo estético, pueden incluirse, aunque con bastantes reservas, un fragmento de costilla y otro de asta con una serie de líneas grabadas de trazo muy fino. En ambos casos presentan una organización aparentemente desordenada, sin embargo no parece que, ni por su dirección, ni por su sección y longitud, puedan explicarse por una acción de descamado.
El resto de los tipos están representados por un único ejemplar: una esquirla aguzada del revuelto superficial con sección irregular en la parte basal y circular en el extremo aguzado; un fragmento de espátula, muy posiblemente de su extremo distal, del nivel II, y de este mismo nivel un fragmento medial de diáfisis seccionado transversalmente en uno de sus extremos y fracturado en el otro que, muy probablemente, ha servido como mango.
Incluimos entre los diversos una falange de sarrio sobre la que se ha realizado una actividad antrópica importante pero cuya funcionalidad nos es imposible de determinar. Ni siquiera sabemos si se trata de una pieza en fase de elaboración.
Se puede constatar que ha habido una selección de la materia prima empleada en la fabricación de los útiles y que ésta se ha hecho en razón de su funcionalidad. Los objetos destinados a chocar se han fabricado en asta, materia menos frágil y bastante más flexible y resistente que el hueso. Estas características físicas del asta, que le proporcionan una mayor resistencia frente a los impactos, llevaría a fabricar en este material las puntas y las azagayas, mientras que los que se utilizaron con presión lo han sido en hueso, agujas y espátula (GUTHRIE, 1983, 278; JULIEN, 1982, 127).
Si analizamos la funcionalidad de las piezas es claro que las puntas o azagayas se destinarían a la caza y las agujas a la costura. Las espátulas que, antiguamente se habían puesto en relación con la aplicación de colores como maquillage, fueron puestas por SEMENOV (1964) en relación con el alisado de pieles; más recientemepte el análisis de las huellas de uso
ha llevado a pensar que la intensidad de éstas era fruto del contacto prolongado con un abrasivo (AUDOIN, PLISSON, 1982).
Las primeras se han fabricado en el propio asentamiento mientras que de las segundas, aunque carecemos de desechos de su manufactura, hay indicios de que también lo han podido ser ya que sabemos por los análisis traceológicos de la industria lítica que se ha trabajado el hueso en la cueva.
El resto del utillaje es tan genérico que hace difícil poder establecer su uso concreto.
Arte mueble Dentro de este apartado la pieza más sobresaliente es el
colgante o placa del nivel superficial que en una de sus caras tiene una decoración no figurativa obtenida por medio de puntuaciones ordenadas en cuatro líneas semicirculares, concéntricas, que la contornean dejando exenta la zona central y la parte superior. Los puntos parecen haber sido conseguidos por medio de un objeto punzante que ha levantado pequeñas porciones de materia, dejando marcas de forma circular (ARRIBAS, BERGANZA, 1988 b).
Este tipo de decoración es conocido desde los comienzos del Paleolítico Superior y está presente en piezas tanto de piedra como de hueso de yacimientos del área franco-cantábrica. La decoración de series de puntos, como motivo único o asociado a otros, dentro de la comisa cantábrica, es más frecuente en el Magdaleniense Superior-Final que en el Aziliense. Al primer periodo se han atribuido varios fragmentos de hueso de la cueva de La Chora (GONZÁLEZ ECHEGARAY, GARCÍA GUINEA, 1962), un colgante en piedra y un diente perforado de Tito Bustillo (MOURE, 1975; MOURE, CANO, 1976), un colgante en hueso del Rascaño (GONZÁLEZ ECHEGARAY, BARANDIARÁN, 1981), el hueso decorado de Torre (BARANDIARÁN, 1971) y un colgante de la cueva de El Pendo (CARBALLO, GONZÁLEZ ECHEGARAY, 1952), si bien en estos dos últimos casos las puntuaciones no son circulares sino triédricas. Al Aziliense se adscribe una espátula de hueso de la cueva de Los Azules (FERNÁNDEZ TRESGUERRES, 1976).
Tanto sus paralelos más próximos como la cronología absoluta de la estratigrafía de la cueva apuntan hacia los momentos finales del Magdaleniense en que sólo se realizan motivos abstractos (GONZÁLEZ SÁINZ, 1988).
Industria poco elaborada Dentro de lo que hemos considerado como industria poco
elaborada, incluimos tres esquirlas de hueso apuntadas con señales evidentes de su uso. Éste ha generado un redondeamiento de la zona extrema, con un marcado rebaje que separa la parte activa del resto de la diáfisis. Uno es del nivel I y los otros dos del nivel II. Responden al tipo denominado punzones de economía, que, más que útiles elaborados como tales son el producto de un empleo más o menos prolongado de esquirlas óseas. Muy probablemente haya que ponerlos en relación con trabajos de perforación, ya que las huellas observables a simple vista indican que se han empleado con movimientos de rotación.
EXCAVACIÓN, CRONOLOGÍA, ANÁLISIS DE LAS INDUSTRIAS LÍTICA Y ÓSEA 75
ATRIBUCIÓN CULTURAL DE LOS NIVELES
Tanto la cronología absoluta, anteriormente analizada, como las industrias lítica y ósea nos proporcionan datos suficientes para adscribir el nivel II al Magdaleniense Final.
Si comparamos los índices tipológicos de este nivel de Laminak II ton los obtenidos en nivel.es de similar atribución cultural de yacimientos del norte de la Península Ibérica, nos encontramos que la escasez de raspadores que presenta, le
IG IG *
Abittaga VII 10,8 6,6
Atxeta E 20,8
Atxurra C 10,3
Bolinkoba II 31,6
LumentxaC 9,2
Santimamiñe VI 20,7 9,2
Silibranca III 10,5
Silibranca IV 6,49
Urtiaga D 14,4 7,9
Aitzbitarte IV Il (12) 20,6 12,5
Ekain VI a 3,4
Ekain Vlb 1,7
Erralla II-Ill 1,5
Laminak II Il 1,9
TABLA14
acerca a algunos de los yacimientos del País Vasco, caso de los niveles Vla y b de Ekain y el Il-Ill de Erralla, que presentan índices por debajo de 4. Los restantes presentan índices mucho mayores, como se puede observar en la tabla adjunta; aunque hay algunas discrepancias entre los autores que han revisado recientemente las colecciones, seguramente debido a la distinta manera de clasificar los raspadores nucleiformes, el índice de raspador siempre está por encima del doble de los de Laminak II (11).
IB IB * GP GP*
32,4 38,3 35,1 16,7
41,1 14,2
26,8 42,2
25 8,3
71,2 4,6
33,5 31,6 7,8 9,4
47,3 24,8
46,7 27,7
29,8 28,4 25,1 33
17,5 22,5 25 28,8
19,5 58,0
23,8 52,9
1,5 71,8
12,7 r 76,9 T=i
(11) Salvo indicación contraria Jos datos de cantidades, porcentajes e índices tipológicos de los distintos yacimientos manejados en el presente trabajo están tomados de los siguientes autores: FERNÁNDEZ ERASO, 1985: Abittaga VII, Atxeta E, Atxurra C, Bolinkoba 11, Lumentxa C, Santimamiñe VI, Silibranca III y IV, Aitzbitarte IV-ll, Urtiaga D, Otero ll, Pendo lis. ALTUNA, MERINO, 1984: Ekain Vla y Vlb. ALTUNA, BALDEÓN, MARIEZKURRENA, 1985: Erralla IIIll. BARANDIARÁN, CA V A, 1989 y 1994: Zatoya llb, Berroberria 4. LAGÜERA, 1991: La Pila Vl-1, IV-2, IV-3, IV-4. GONZÁLEZ ECHEGARA Y, BARANDIARÁN, 1980: Rascaño lib. MOURE, CANO, 1976: Tito Bustillo la, lb y le. GONZÁLEZ SÁINZ, 1989: Riera 24, Morín 2. STRAUSS et al., 1983: Riera 24.
(12) Los índices están tomados de FDEZ. ERASO 1985, los de las columnas con* de GONZÁLEZ SÁINZ 1989.
76 EDUARDO BERGANZA - JOSÉ LUIS ARRIBAS
En el resto del cantábrico y en el Pirineo, aunque hay casos de índices reducidos (Tito Bustillo le, 5,59; Otero, 2 7,9; La Pila IV -3, 8,54 y IV -4, 5 ,78; Berroberría 4, 8,97), lo normal suele ser que éstos se sitúen por encima de 10.
El índice de buriles de laminak II es muy bajo para lo que suele ser usual en los yacimientos más próximos; mientras que en éstos suele estar por encima de 20, en el nivel II de Laminak II es ligeramente superior a 10. Sus paralelos más próximos se encuentran en La Pila IV-4, 11,56; Tito Bustillo le, 13,6; Riera 24, 12,2 ; Otero 2, 15,9 y, en el Pirineo, Zatoya Ilb, 10,98 y Berroberría 4, 12,17. Como es habitual en estas etapas prehistóricas son claramente dominantes los buriles diedros frente a los realizados sobre truncadura (10,24 y 2,43).
El grupo perigordiense es el que presenta un índice dominante. No es habitual en la mayoría de los yacimientos un índice tan elevado; no obstante, hay algunos niveles que se aproximan, ya que se sitúan por encima de 50. El caso más llamativo, por la coincidencia del índice, es el de Erralla II-III (71,8), el resto son los niveles Vla y VIb de Ekain (59,l y 50,6), IV-3 y IV-4 de La Pila (55,49 y 52,2) II de Zatoya (51,15) y 24 de La Riera (49,3). Es opinión ya asentada que en este índice juega un papel determinante el sistema de recogida de evidencias practicado durante la excavación, que está haciendo cada vez más común el alto número de piezas de pequeño tamaño elaboradas sobre laminilla en todos los yacimientos magdalenienses, tanto de sus fases más antiguas como de las finales (ALTUNA, BALDEÓN, MARIEZKURRENA, 1985, 151; GONZÁLEZ SÁINZ, 1989 ).
La presencia de algunas piezas microlíticas geométricas, si bien poco frecuentes en procesos industriales anteriores al Aziliense, es una característica que ya se ha señalado en algunos niveles del Magdaleniense Superior Final del cantábrico oriental y que también se manifiesta en este nivel de Laminak Il.
El cálculo de distancias del X2 (ultramétrica superior mínima) (LAPLACE, 1975) aplicado a niveles atribuidos al Magdaleniense Superior Final, tanto del Pais Vasco como de la comisa cantábrica, y tomando como base los distintos tipos establecidos en la lista de Sonneville-Bordes y Perrot, método utilizado por nosotros, nos proporciona unas agrupaciones jerarquizadas que se representan en sendos dendrogramas (Figs. 32 y 33).
El primero de ellos incluye los yacimientos del País Vasco. Destaca la agrupación de los mismos en dos conjuntos, uno, más numeroso, que incluye desde el VI de Santimamiñe hasta el II de Bolinkoba y otro desde el I de laminak II hasta el IIIII de Erralla. La explicación de esta separación creemos que debe buscarse en la diferencia numérica de efectivos fabricados sobre laminillas; mientras que en el primero presentan porcentajes pequeños, en el segundo se sitúan en tomo o por encima del 50%. Como ya hemos indicado anteriormente, uno de los factores que está influyendo en el aumento del porcentaje de este tipo de utillaje es el sistema de recogida empleado durante los trabajos de excavación. Éste hay que ponerlo en relación con la diferencia de objetivos perseguidos por la investigación en épocas anteriores, en las que la simple
separación clara de las etapas culturales era un elemento prioritario en la tarea arqueológica.
Dentro del primer grupo se asocian en primer lugar los niveles VI de Santimamiñe, D de Urtiaga y el E de Atxeta, todos ellos presentan cantidades pequeñas de utillaje sobre laminillas, el mayor porcentaje de piezas corresponde a los buriles y en una posición intermedia se encuentran los raspadores. En segundo lugar tenemos el conjunto de los niveles IlI y IV de Silibranca y el C de Atxurra, que se caracteriza por una mayor presencia del utillaje laminar, una cantidad muy importante de buriles y un menor número de raspadores. El resto de los niveles no presentan asociaciones tan significativas, uniéndose con los anteriores a una distancia mayor.
En el segundo de los grupos las asociaciones más cercanas se producen dentro de cada uno de los yacimientos, niveles I y II de Laminak Il y Vla y Vlb de Ekain, a una distancia ligeramente mayor ambos yacimientos se asocian entre sí; todos ellos tienen un alto porcentaje de útiles sobre laminilla, una notable presencia de buriles y un reducido número de raspadores. El nivel II-III de Erralla se muestra errático en relación a los anteriores, lo que es fácilmente explicable por la escasez de los tipos y la desproporción existente entre ellos.
Los niveles V y IV de Ekain que se atribuyeron originalmente al Aziliense (ALTUNA, MERINO, 1984), han sido posteriormente adscritos al Magdaleniense (GONZÁLEZ SÁINZ, 1989; ALTUNA, 1992). Si comparamos los índices tipológicos del nivel II de Laminak II con los suyos, se aprecian notables similitudes con ambos y especialmente con el nivel IV. Esta semejanza se acentúa si tenemos en cuenta que ambos niveles de Ekain se desarrollaron en unas condiciones de atemperamiento climático y de incremento de la humedad (AL TUNA, 1992) que hacen pensar que se formaron durante el interestadial Alleriid. Sin embargo, el nivel I de Laminak Il no presenta índices tan aproximados a ellos como su infrapuesto (Tabla 15).
Si ampliamos el cálculo de distancias a los yacimientos de la cornisa cantábrica (13) obtenemos un segundo dendrograma con resultados interesantes, que coinciden con apreciaciones observadas anteriormente (Fig. 33).
Nuevamente se produce una agrupación en dos bloques, uno constituido por los niveles IV-1, IV-2, IV-3, IV-4 de La Pila, el 24 de La Riera, el 2 de Morín, el la, lb y le de Tito Bustillo, los de Ekain y Laminak II y el C de Atxurra, y el otro por los niveles VI de Santimamine, D de Urtiaga, VII Abittaga, 11 de Bolinkoba, II de Aitzbitarte IV, 2b de Rascaño, II sup. de El Pendo, E de Atxeta, IV y III de Silibranca y C de Lumentxa, quedando a una gran distancia de éstos los niveles de Erralla y Otero. Reaparecen nuevamente como factores discriminantes la antigüedad de las excavaciones y las técnicas de recogida empleadas, que hacen que se separen por el porcentaje tan diferente de laminillas de dorso.
(13) Hemos tratado de evitar aquellos niveles que pudieran introducir elementos distorsionadores bien por el reducido número de efectivos de sus colecciones, bien porque la estratigrafía presente dudas sobre su interpretación.
1 -
-
3 -
ST
VI
1
UR D
EXCAVACIÓN, CRONOLOGÍA, ANÁLISIS DE LAS INDUSTRIAS LÍTICA Y ÓSEA
ATXE SIL
E 111
1
SIL IV
ATXU ABI
C VII
1
1
LUM AIT
e 11 BOL
11 LAM LAM
1 11
Figura 32. Dendrograma de los niveles de Magdaleniense Superior-Final de yacimientos de País Vasco.
EK
VIA
EK
VIB
ERR 1 111 1
77
78
N 1 1
2'. 2'. -' -' o.. o..
~ ....
1 -
1
,_
M ..,¡-1 1
2'. 2'. -' -' o.. o..
T
..,¡-N
!±! a:
N
a: o ::!:
1
1-
aJ
aJ 1- 1-
1
EDUARDO BERGANZA - JOSÉ LillS ARRIBAS
w w
~-
1
= -' -'
.... _
u
:::i X
<
..........,..._
> 1-(/l
Cl
a: :::i
> ii:i <
~~
T 1
= -' o aJ
=
T 1
aJ N
(/l
< a:
= z w o..
-..-
w
w X
<
1
-' iii
Figura 33. Dendrograma de los niveles de Magdaleniense Superior-Final de yacimientos de la Comisa Cantábrica.
= -' (/l
1
u ::!: :::i -'
-
a: a: w
= lo
1
1
EXCAVACIÓN, CRONOLOGÍA, ANÁLISIS DE LAS INDUSTRIAS LÍTICA Y ÓSEA 79
En el primero de los grupos, est.á claro que el agrupamiento más próximo se produce siempre entre niveles del mismo yacimiento, y luego se relacionan La Pila con La Riera y Morín y por otra parte Tito Bustillo, Ekain, Laminak lI y Atxurra. La presencia de este yacimiento en el grupo puede resultar un tanto llamativa, pero creemos que se debe a lo infrecuente en una excavación antigua de un tan alto porcentaje de laminillas. El primer subgrupo se caracteriza por un porcentaje importante de raspadores que, salvo en el caso del nivel IV-4 de La Pila, superan al de los buriles; por el contrario en el segundo el porcentaje de buriles siempre supera al de los raspadores.
No parecen observarse agrupaciones claras en relación a la localización geográfica; aunque se aprecia que por una parte están los niveles del cantábrico occidental y por otro los del oriental, sin embargo, en éste último se incluyen los de Tito Bustillo que es el que ocupa una posición más occidental de los elegidos. En consecuencia, aunque hay una cierta tendencia a las agrupaciones regionales, no creemos que se deben extraer modelos excesivamente cerrados.
El utillaje óseo del nivel II de Laminak II carece de arpones,· considerados útiles directores de los momentos finales del Magdaleniense. Sin embargo, tenemos un conjunto de tipos relativamente variado, en el que destacan las azagayas y las agujas, que hace posible su inclusión en ese período cultural.
La forma de las bases y las secciones de los fustes de las puntas, grupo tipológico considerado de sustrato a lo largo de todo el Magdaleniense, son elementos utilizados para establecer una aproximación a la sucesión de fases que se han establecido dentro de él. Las dos únicas bases que conservamos corresponden al tipo de base recortada, que es un tipo frecuente en todo el Cantábrico durante el Magdaleniense Superior Final. Un dominio de las secciones circulares sobre las demás y la ausencia de las triangulares, tal y como tenemos en este asentamiento, parece ser un indicador fiable de que se trataría de una industria datable en sus momentos finales (GONZÁLEZ SÁINZ, 1989, p. 231-232).
La presencia de las agujas, por lo datos que se conocen hasta el momento, también apunta a que nos encontramos con un nivel correspondiente al Magdaleniense (STORDEURYEDID, 1979), aunque en el nivel B de la cercana cueva de Atxurra (cuya atribución cultural al Aziliense no está exenta de dificultades) fue recuperado un ejemplar incompleto o, quizás, inacabado (BARANDIARÁN, J.M., 1961) (14).
Las técnicas de extracción y elaboración que se han constatado son las habituales en las etapas finales del Paleolítico Superior. En este sentido, no discrepan de lo usual en niveles
(14) La atribución cultural de esta aguja al Aziliense hecha, aunque con reservas, por I. BARANDIARÁN (1967, p. 112), ha sido objeto de matizaciones por parte de J. A. MUGICA (1991 p. 180), quien considera que debe ser incluida en el Magdaleniense Final.
de similar cronología en los yacimientos de su entorno más próximo.
Al compararlo con los yacimientos de la misma época del País Vasco, nos encontramos con que al igual que nuestra colección, las conservadas son escasas en el número de evidencias y muchas de éstas están en un estado tan fragmentario que las priva de los elementos más característicos para su atribución crono-cultural.
A pesar de ello, queremos resaltar las grandes concordancias, en cuanto a los tipos representados, con el nivel Vlb de Ekain (BALDEÓN, 1984) puesto que ambos carecen de arpones, dominan las azagayas de sección circular, que han sido fabricadas en el propio yacimiento, y están presentes las agujas. La fecha que ha proporcionado este último de 12.050 ±190 B.P. también parece aproximarlos; sin embargo las características paleoambientales reconocidas en Ekain definen un momento de frío intenso (AL TUNA, MERINO, 1984, 348), mientras que en el nivel II de Laminak lI se observan indicios de atemperamiento climático.
Con el resto de los niveles atribuidos al Magdaleniense Superior Final, tanto de la propia cuenca del Lea como del resto del País Vasco, se aprecian unas similitudes un tanto genéricas en la abundancia de los apuntados y en el predominio de las secciones circulares. Elemento de divergencia con algunos de ellos es la ausencia de arpones, si bien cabría pensar que ésta puede explicarse por la funcionalidad del propio asentamiento y no necesariamente por diferencias de cronología o equipamiento industrial.
El nivel I presenta mayores problemas para una adscripción cultural segura, ya que tiene una colección reducida de instrumentos líticos, que no alcanza un número estadísticamente significativo, con poca variedad de tipos y éstos escasamente definitorios, y su industria ósea se reduce a un solo útil y éste es poco característico. La cronología absoluta, tal como se ha indicado anteriormente, coincide más con el marco cronológico que se ha dado al Aziliense que con el atribuido al Magdaleniense Final.
Si comparamos los índices de sus grupos tipológicos con los de los niveles azilienses reconocidos en otros yacimientos del País Vasco, podemos constatar que la combinación de su reducido índice de raspadores y buriles y el elevado del grupo perigordiense le aproxima a los niveles ID de Ekain y, de una manera más vaga, al C de Urtiaga, aunque éste tiene un grupo perigordiense sensiblemente menor. Los índices de los restantes yacimientos son claramente dispares de los de este nivel de Laminak ll, si bien hay tendencias genéricas que se repiten como es la mayor presencia de buriles sobre raspadores.
80 EDUARDO BERGANZA - JOSÉ LillS ARRIBAS
IG IB GP
AtxetaD 18,46 44,61 6,15
AtxurraB 20,45 31,81 18,18
LumentxaB 12,5 48,86 5,68
Santimamiñe V 16,11 7,22 8,33
Silibranka I 9,83 44,26 26,22
Silibranka II 11,33 47,33 24
Aitzbitarte IV I 17,74 22,58 29,03
Urtiaga C 7,81 6,64 38,67
Ekainill 2,39 6,77 61,35
EkainIV 1,64 14,64 62,6
Ekain V 3,22 25,8 38,7
4 6 84
TABLA 15
Foto 31. Fragmentos de hueso cortados artificialmente.
EXCAVACIÓN, CRONOLOGÍA, ANÁLISIS DE LAS INDUSTRIAS LÍTICA Y ÓSEA 81
En la región cantábrica tampoco encontramos, dentro de los conjuntos azilienses, una similitud en las proporciones y distribución de los útiles en grupos tipológicos. En general, todos presentan unos índices de raspadores sensiblemente superiores y unos índices del grupo perigordiense inferiores; los niveles Illsup y Ille de Los Azules y los III-1, III-2, III-3 y III-4 de La Pila son los que marcan las cotas más altas en los índices de este grupo, siendo el III-2 de La Pila, con un 63,79, el más cercano al nivel 1 de Laminak 11. Como es característico en los yacimientos de la costa occidental cantábrica, los índices de buriles son bajos y, en ese sentido, se aproximan a los de este nivel, aunque en Laminak 11 los buriles superan a los raspadores lo que no ocurre en los anteriormente citados.
Esta comparación no permite adscribirlo claramente a la
cultura Aziliense, pero tampoco aporta datos definitorios en sentido contrario. El problema de su atribución cultural es mayor teniendo en cuenta que se asemeja en su industria lítica al nivel infrapuesto de Laminak 11, que sí presenta características propias del Magdaleniense Final. Ahora bien, haciendo una valoración conjunta de los indicios aportados por la fuerte presencia de utillaje en soporte laminar de pequeño tamaño, la reducción de los útiles óseos, los elementos medioambientales en que se desarrolla y la cronología absoluta, creemos que hay razones para suponer que nos encontramos en un momento cultural distinto al del nivel 11 y que, muy probablemente, haya que adscribirlo al Aziliense. Laminak 11 se sumaría de esta manera a los yacimientos en los que se produce una superposición de ocupaciones de grupos cazadores recolectores en los momentos finales del Tardiglaciar y comienzos del Holoceno.
82 EDUARDO BERGANZA - JOSÉ LUIS ARRIBAS
BIBLIOGRAFÍA
ALTUNA, J., 1972 "Fauna de Mamíferos de los Yacimientos Prehistóricos de Guipúzcoa". Munibe, XXIV. San Sebastián. 1992 "El medio ambiente durante el Pleistoceno Superior en la región cantábrica". Munibe 44, 13-29. San Sebastián.
ALTUNA, J.; BALDEÓN, A., MARIEZCURRENA, K., 1985 "Cazadores Magdalenienses en la Cueva de Erralla (Cestona, País Vasco)". Munibe, 37, 1-206. San Sebastián.
ALTUNA, J., MERINO, J. M., 1984 El Yacimiento Prehistórico de la Cueva de Ekain (Deba, Guipúzcoa). Eusko-Ikaskuntza. San Sebastián.
ARMENDARIZ, A., 1994 "Anton Koba (Oñati)". Eusko Jaurlaritza/Gobiemo Vasco. Arkeoikuska 93, 190-193. Vitoria-Gasteiz.
ARRIBAS, J. L., 1990 "El Magdaleniense Superior Final en el País Vasco" Munibe 42, 55-63. San Sebastián.
ARRIBAS, J. L., BERGANZA, E., 1988a "El Yacimiento de la Cueva de Laminak II (Berriatua, Bizkaia). Estudio de los Materiales de Superficie". Kobie, 17, 7-24. Bilbao. 1988b "Placa de Hueso Decorada de Laminak II (Berriatua, Bizkaia)". Munibe, 40, 15-19. San Sebastián. 1989 "Sondeo Estratigráfico en la Cueva de Laminak II (Berriatua, Bizkaia)". Kobie, 18, 221-222. Bilbao.
BALDEÓN, A., 1984 "Industria ósea de Ekain" en AL TUNA, J. MERINO, J. M,. El Yacimiento Prehistórico de la Cueva de Ekain (Deba, Guipúzcoa). 189-209. San Sebastián.
BARANDIARÁN, l., 1967 El Paleomesolítico del Pirineo Occidental. Bases para una sistematización Tipológica del Instrumental Óseo Paleolítico.Universidad de Zaragoza. Zaragoza. 1971 "Hueso con Grabados Paleolíticos, en Torre (Oyarzun, Guipúzcoa)". Munibe, 23, 37-69. San Sebastián. 1973 El Arte Mueble del Paleolítico Cantábrico. Universidad de Zaragoza. Zaragoza. 1988 "Datation C14 de l' Art Mobilier Magdalénien Cantabrique". Bulletin de la Société Préhistorique de l'Ariége-Pyrénées, XLIII, 63-84. Tarascon-sur-Ariége. 1990 "Revisión estratigráfica de Berroberria. Datos en 1990". Veleia,7, 7-33. Vitoria- Gasteiz.
BARANDIARÁN. l. 1993-94 "Cueva de Berroberría (Urdax)" Trabajos de Arqueología Navarra, 11, 243-247. Pamplona.
BARANDIARÁN, l., CAVA, A., 1989 "El Yacimiento Prehistórico de Zatoya (Navarra)". Trabajos de Arqueología Navarra, 8. Pamplona.
BARANDIARÁN, l., CAVA, A., 1994 "Zatoya, sitio magdaleniense de caza en medio pirenaico" en Homenaje a J. González Echegaray, 71-85. Museo de Altamira. Santander.
BARANDIARÁN, l., FREEMAN, L. G., GONZALEZ ECHEGARAY, J., KLEIN, R. G., 1985 Excavaciones en la Cueva del luyo. Ministerio de Cultura. Santander.
BARANDIARÁN, J. M., 1961 "Excavaciones Arqueológicas en Vizcaya: Silibranca, Atxurra, Goikolau". Revista Vizcaya, 17, 20 y ss. Bilbao.
BARGOS, D., BASAGUREN, A., MESANZA, J., ORIVE, E., 1990 "Calidad del Agua de los Ríos de Bizkaia III. Cuencas del Oka, Lea y Artibai''. Eusko IkaskuntzaSociedad de Estudios Vascos. Cuadernos de Sección: Ciencias Naturales, 7, 57. San Sebastián.
BERGANZA, E., 1990 "El Epipaleolítico en el País Vasco" Munibe 42, 81-89. San Sebastián.
BERNALDO DE QUIRÓS, F., GUTIERREZ, C., HERAS, C., LAGÜERA, M. A., PELA YO, M., PUMAREJO, P., UZQUIANO, P,. 1992 "Nouvelles donnes sur la transition Magdalénien Supérieur-Azilien. La grotte de "La Pila" (Cantabria, Espagne)". C.T.H.S. Le peuplement magdalénien.Paléogéographie phisique et humaine, 259-269. París.
BILLAMBOZ, A.,1977 "L'Industrie du Bois de Cerf en Franche-Comte au Néolithique et au Début de l' Age du Bronze''. Gallia Préhistoire, 20, 7-125. París.
BOUCHOUD, J., 1974 "L'Origine Anatomique des Matériaux Osseux Utilisés dans les Industries Préhistoriques". Premier Colloque International sur l'Industrie de /'Os dans la Préhistoire. 21-25. Université de Provence.
BOYER-KLEIN, A., 1988 "Analysis polliniques au Tardiglaciaire dans le Nord de l'Espagne: au sujet des Dryas I, II, III". Actas de Palinología, 277-283. Salamanca.
CABRERA, V., BERNALDO DE QUIRÓS, F., 1978 "Principios de Estudio de la Industria de Hueso Poco Elaborado". Trabajos de Prehistoria, 35, 45-60. Madrid.
CALVO, F., 1978 Estadística aplicada. Universidad de Deusto. Bilbao.
CARBALLO, J., GONZÁLEZ ECHEGARAY, J., 1952 "Algunos Objetos inéditos de la Cueva de El Pendo". Ampurias, XIV, 37-48. Barcelona.
CASTAÑOS, P. 1988 "Estudio de los macromamíferos de Laminak II (Berriatua, Bizkaia)''. Kobie, 17, 47- 54. Bilbao.
CORCHÓN, S., 1986 El Arte Paleolítico Cantábrico: Contexto y Análisis Interno. Madrid.
DELPECHE, F., SONNEVILLE-BORDES, D., 1977 "L'Industrie de l'Os Laugerie-Haute (Dordogne) (Fouilles F. Bordes): Debitage et Outils de Fortune". Methodologie appliquée a l'lndustrie de l' Os Préhistorique. 61-68. París.
EDESO, J. M., 1985 "El Relieve del País Vasco". EuskoIkaskuntza. Cuadernos de Sección. Historia-Geografía, 5, 17-31. San Sebastián.
EUST AT 1991 Anuario estadístico vasco de 1990. Euskal Estatistiko-Erakundea/lnstituto Vasco de Estadística. Vitoria-Gasteiz.
EVIN, J., 1979 "Réflexions générales et données nouvelles sur la chronologie absolue C14 des industries de la fin du Paléolithique Supérieur et du début du Mésolithique". La Fin des temps Glaciaires en Europe, 5-13. París.
FERNÁNDEZ ERASO, J., 1985 Las Culturas del Tardiglaciar en Vizcaya. Universidad del País Vasco. Vitoria
EXCAVACIÓN, CRONOLOGÍA, ANÁLISIS DE LAS INDUSTRIAS LÍTICA Y ÓSEA 83
FERNÁNDEZ-TRESGUERRES, J. A., 1976 "Espátula Decorada Aziliense". Trabajos de Prehistoria, 33. Madrid.
G. E. V., 1985 Catálogo de cuevas de Vizcaya. Excma. Diputación de Bizkaia. Bilbao.
GONZÁLEZ ECHEGARAY, J., BARANDIARÁN, l., 1981 El Paleolítico Superior de la cueva del Rascaño (Santander). Ministerio de Cultura. Santander.
GONZÁLEZ ECHEGARA Y, J., GARCÍA GUINEA, M. A., BEGINES, A., 1963 La Cueva de La Chora (Santander). Excavaciones Arqueológicas en España, 26. Madrid
GONZÁLEZ SAINZ, C., 1989 El Magdaleniense SuperiorFinal de la Región Cantábrica. Ediciones Tantín / Universidad de Cantabria. Santander. 1988 "Le Fait Artistique a la Fin du Paléolithique: Quelques Réflexions". Bulletin de la Société Préhistorique Ariége-Pyrénées, XLIII, 35-62. Tarasconsur-Ariége.
GONZÁLEZ, J. E., IBÁÑEZ, J. J., 1994 Metodología de análisis funcional de instrumentos tallados en sílex. Universidad de Deusto. Bilbao.
GUTHRIE, R., 1983 "Osseous Proyectile Point: Biological Considerations Affecting Raw Material Selection and Desing among Paleolithic and Paleoindian Peoples". Animals and Archaeology, 1: Hunters and Their Prey. B.A.R., 163,4-294.
IBAÑEZ, J. J., GONZÁLEZ, J. E., 1988 "Tecnología de talla en el yacimiento de Laminak 11 (Berriatua, Bizkaia). Estudio preliminar". Kobie, 17, 25-46. Bilbao.
JULLIEN, M., 1982 Les Harpons Magdaléniens. Suplemento a Gallia Préhistoire, 17. Paris.
LAGÜERA, M. A., 1991 "La Tipología del Utillaje lítico del yacimiento de La Pila (Cuchía, Magro, Cantabria)". Espacio, Tiempo y Forma, IV, 37-92. Madrid.
LAPLACE, G., 1975 "Distance du Khi 2 et Algorithmes de Classification Hierarchique". Dialektike. Calliers de Typologie Analytique, 22-37.
LA VILLE, H., HOYOS, M., 1981 "Estudio geológico de la cueva de Rascaño". El Paleolítico superior de la cueva del Rascaño (Santander). Santander.
LENOIR, M., 1981 "Pseudo-enlévements de coup de burin sur !amelles a dos". Bulletin de la Société Préhistorique Francaise, 78, 134-136. París.
LÓPEZ DOMECH, R., 1983 Biografía del Río Lea. Caja de Ahorros Vizcaína. Bilbao.
MARCOS MUÑOZ, J. L., 1982 Carta Arqueológica de Vizcaya. Primera parte: Yacimientos en Cueva. Universidad de Deusto. Bilbao.
MARIEZKURRENA, C., 1990 "Dataciones Absolutas para la Arqueología Vasca". Munibe, 42, 287-304. San Sebastián.
MERINO, J. M., 1980 Tipología Lítica. Munibe, Supl. nº 4. San Sebastián.
MOURE ROMANILLO, A., 1975 Excavaciones en la Cueva de "Tito Bustillo" (Ribadesella, Asturias): Campañas de 1972 y 74. Exma. Diputación Provincial de Oviedo. Oviedo.
MOURE ROMANILLO, A., CANO HERRERA, M., 1976 Excavaciones en la Cueva de "Tito Bustillo" (Asturias). Trabajos de 1975. Exma. Diputación Provincial de Oviedo. Oviedo.
MÚGICA, J.A., 1983 "La Industria de Hueso en la Prehistoria de Guipúzcoa". Munibe, 35, 415-631. San Sebastián. 1990 "La Industria Ósea durante el Paleolítico Superior: la Técnica de Aserramiento y la extracción de Lengüetas". Munibe, 42, 65-73. San Sebastián. 1991 La industria ósea del Paleolítico Superior y Epipaleolítico del Pirineo Occidental. Universidad de Deusto. (Tesis microfilmada). Bilbao.
PEMÁN, E., 1988 "Breve avance sobre los micromamíferos del yacimiento de Laminak 11 (Berriatua, Bizkaia)". Kobie, 17, 55-56. Bilbao.
RIGAUD, A., 1984 "Utilisation du Cisseau dans le débitage du Bois de Renne a La Garenne-Saint-Marcel (lndre)". Gallia Préhistoire, 27, 245-253. París.
RUIZ NIETO, E., MARTINEZ PADILLA, C., TORRALBA REINA, F., 1983 "Ensayo Metodológico para el estudio de Materiales Óseos". Antropología y Paleoecología Humana, 3, 129-144. Granada.
SAENZ DE BURUAGA, A., 1988-89 "Notas de Tecnología Prehistórica: Las "Fracturas Burinoides"". Zephyrus, XLI-XLII, 75-81. Salamanca.
SCHVOERER, M., BORDIER, C., EVIN, J., DELIBRIAS, G., 1979 "Chronologie absolue de la fin des temps glaciaires. Recensement et présentation des datations se rapportant a des sites francais". La Fin des temps Glaciaires en Europe, 21-41. París.
SEMENOV, S. A., 1981 Tecnología lítica. Akal. Madrid. SONNEVILLE-BORDES, D., PERROT, J., 1954 "Lexique
typologique du Paléolithique Supérieur". B.S.P.F., 51, 327-335. París. 1955 "Lexique typologique du Paléolithique Supérieur". B.S.P.F., 52, 76-79. París. 1956 "Lexique typologique du Paléolithique Supérieur". B.S.P.F., 53, 408-412; 547-559. París.
STORDEUR, D., 1976 "La Fabrication des Aiguilles a Chas. Observation et Experimentation". Methodologie apliquée a l'lndustrie de l'Os Préhistorique, 251-256. París. 1979 Les Aiguilles d Chas du Paléolithique. C.N.R.S .. Suplemento a Gallia Préhistoire, XIII. París.
STRAUS, L. G. 1987 "Terminal paleolithic and early mesolithic research at Abrí Dufaure, southwest France". Munibe, 39, 61-65. San Sebastián.
STRAUS, L. G., CLARK, G. A., ALTUNA, J., GONZÁLEZ MORALES, M., LA VILLE, H., LEROI-GOURHAN, A., MENÉNDEZ DE LA HOZ, M., ORTEA, J., 1983 "Excavaciones en la cueva de La Riera (1976-1979): Un estudio inicial". Trabajos de Prehistoria, 40, 9-58. Madrid.
URIARTE, A., 1983 "Matices Mediterráneos en las Características de la Precipitación en la Costa Vasca". Eusko-lkaskuntza. Cuadernos de Sección. HistoriaGeografía, 1, 389-393. San Sebastián.