Excelente trabajo pionero - Banrepcultural

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1 1· :1 1 R O Por mot ivos met odo lógicos, el departamento fue dividi do en zo- nas: cent ro (Manizales. Chinchiná. Pal es tina y Villamaría): occidente ( Marmato, Supía, Anserma. Riosu- cio. Belalcázar. Risaralda y Viter- bo ): norte (Ne ira. Filadelfia. Aran- zazu. Salamina, La Merced. Pácora. Aguadas y Marulanda); or i ente (Manzanares , Pensilvania, Victoria, Marquetalia , Samaná, La Dorada). La recopilación de la información, los resultados estadísticos y los cuadros ilustrativos manti ene n esta división. El presente libro se compone de las siguientes partes: marco teórico, historia de l teatro del departamen- to , dividida en dos segmentos, un recuento - h echo a trancos- des- de 1874 con la llegada de la compa- ñía española Zafrané, hasta los fes- tivales internacionales de 1968. A partir de este año la historia se cen- tra, por regiones, en los montajes, la arquitectura teatra l y los espacios de representación. - _____ ... J ___ _ Con relación a la "historia de l tex- to caldense" se hace un inve ntario de autores y obras, de sde Maxi- míliano Grillo, dramaturgo nacido en Marmato, quien publicó Ra za vencida, en 1905. Otra parte del libro da cuenta de las tendencias de la literatura teatral de Caldas, por medio de cuadros es- tadísticos. Para formalizar la informa- ción, los autores establecieron cate - gorías, a través de palabras claves o títulos, en donde incluir la informa- ción, que en este caso es numérica. Cada pieza teatral está desglosada en su estructura: en actos, cuadros, es- [94] cenas; división genér ica. núm e ro y género de los personajes, temas; ele- mentos del espectáculo: utilería. es- pacio, luces. y otros ítemes más, que pudieran ser some t idos a cuanti- ficación. De esta man e ra el lector pue de consultar , por ejemplo, cuán- tas comedias o dramas se escribieron. duración temporal de las piezas (el espectáculo), los elementos de uti- lería más usados, los espacios en don- de ocurre la acción dramática, entre otros. En la última parte del libro se e ncuentra un pequeño diccionario biográfico de "algunos autores dra - máticos caldenses" (pág. 16 1). El libro tiene la importancia pro- pia de ser pioner o en la información r ecopilada , ser regional en un paí s cen tri st a con bibliografías centristas, considerar parámetros se ncillos y, obviamente, la de su pragmatismo. Así mismo , puede considerarse como libro de referencia, herramien- ta para futuras e laboraciones t ri- cas o estudios, por la forma como se consolidó y como se presentaron los r esu ltado s. Ca talogado así, como material de referencia, adquiere ma - yor importancia por la inexistencia de sistematización en la información primaria del teatro colombiano. Por - que ana l izado como acercamiento teórico al teatro caldense, como defi- nición de un género teatral que se ajusta a u na división político-geo- gráfica y no cultural, sus cualidades se co nvi erten en defectos. Más aún: por el tipo de mediciones y los pará- m et ros utilizados, son ba s tante dis- cutibles, obsoletos y desconcertan- tes en ocasiones, en especial para los t ricos o investigadores que exami- nan los productos artísticos bajo premisas teóricas poste riores al es tructurali smo. La recopilación de información so- bre teatristas, agrupaciones y compa- fi.ías y el diccionario biobibliográfico siguen esta misma línea de ser herra- mienta de primera mano, que permi - te colaborar en una investigación. Es posible que en esta primera recopi- lación falten varios nombres, en es- pecial los que est én inéditos y vivan fuera del departamento y, por tanto, no accesible la información a los au- tores. Pero es un primer acercamien- RESEÑAS toqu e facilita otros. A partir de este libro se t end rá información seria, do- cu mentada, para no volver a empe- zar a partir de indicios. pistas o cabos sueltos, como lo expresa el profesor Escobar. La investigación adolece de algu- nas fallas metodológicas porque, en especial en los montajes de los gru- pos, se hace una en umeración abi- ga rrada , sin fechas, la mayoría de los casos, sin indicación de autores ni datos editor iales, si el material ha s ido editado. MARINA LAM US OBREGÓN Excelente trabajo pionero Teatro en Colombia: 1831-1886. Práctica t eat ral y sociedad Marina Lamus Obregón Ariel Historia, Bogotá, 1998, 400 págs. El libro está dividido en seis partes, y los temas tratados se complemen- tan con anexos, bibliografía e índi ce onomástico. En la primera part e se hace un recuen to de los inicios del teatro en el Nuevo Mundo , cuya intención era educar al pueblo. El teatro artístico vino de España y se apoderó de la riqu eza c ultural de América, pero el religioso tu vo una finalidad did áctica y sus representa- ciones masivas rompían las divisio- nes existentes entre actores y espec- tadores. Tenía como objetivo la divulgación de la doctrina cristiana entre l os indígenas y cumplió una mi sión eva ngelizadora. En la Nue- va Granada es tuvo muy unido, du- rante la Colonia, a las celebraciones de tipo político, triunfos de l ejército español y co ronación de los rey es, y en lo religioso a las fiestas patrona - les. Las plazas públicas, los solares y las casas de armas eran lo sitios de representación, y los es pectadores se acomodaban en el mi smo orden je- rárquico que ocupaban dentro la so ciedad. BOLETÍN CUI.TU .A l. Y DIJII. IOGilÁPICO. VOl •• 39· NÚM . 59• 2002

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Por mot ivos metodológicos, el departamento fue div idido en zo­nas: cent ro (Manizales. Chinchiná. Palestina y Villamaría): occidente ( Marmato, Supía, Anserma. Riosu­cio. Belalcázar. Risaralda y Viter­bo ): norte (Neira. Filadelfia. Aran­zazu. Salamina, La Merced. Pácora. Aguadas y Marulanda); oriente (Manzanares, Pensilvania, Victoria, Marquetalia, Samaná, La Dorada). La recopilación de la información, los resultados estadísticos y los cuadros ilustrativos mantienen esta división.

El presente libro se compone de las siguientes partes: marco teórico, historia del teatro del departamen­to , dividida en dos segmentos, un recuento - hecho a trancos- des­de 1874 con la llegada de la compa­ñía española Zafrané, hasta los fes­tivales internacionales de 1968. A partir de este año la historia se cen­tra , por regiones, en los montajes, la arquitectura teatral y los espacios de representación.

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Con relación a la "historia del tex­to caldense" se hace un inventario de autores y obras, desde Maxi­míliano Grillo, dramaturgo nacido en Marmato, quien publicó Raza vencida, en 1905.

Otra parte del libro da cuenta de las tendencias de la literatura teatral de Caldas, por medio de cuadros es­tadísticos. Para formalizar la informa­ción, los autores establecieron cate­gorías, a través de palabras claves o títulos, en donde incluir la informa­ción, que en este caso es numérica. Cada pieza teatral está desglosada en su estructura: en actos, cuadros, es-

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cenas; división genérica. número y género de los personajes, temas; ele­mentos del espectáculo: utilería. es­pacio, luces. y otros ítemes más, que pudieran se r sometidos a cuanti­ficación. De esta manera el lector puede consultar, por ejemplo, cuán­tas comedias o dramas se escribieron. duración temporal de las piezas (el espectáculo), los elementos de uti­lería más usados, los espacios en don­de ocurre la acción dramática, entre otros. En la última parte del libro se encuentra un pequeño diccionario biográfico de "algunos autores dra­máticos caldenses" (pág. 16 1).

El libro tiene la importancia pro­pia de ser pionero en la información recopilada, ser regional en un país centrista con bibliografías centristas, considerar parámetros sencillos y, obviamente, la de su pragmatismo. Así mismo, puede considerarse como libro de referencia, herramien­ta para futuras elaboraciones teóri­cas o estudios, por la forma como se consolidó y como se presentaron los resultados. Catalogado así, como material de referencia, adquiere ma­yor importancia por la inexistencia de sistematización en la información primaria del teatro colombiano. Por­que analizado como acercamiento teórico al teatro caldense, como defi­nición de un género teatral que se ajusta a una división político-geo­gráfica y no cultural, sus cualidades se convierten en defectos. Más aún: por el tipo de mediciones y los pará­metros utilizados, son bastante dis­cutibles, obsoletos y desconcertan­tes en ocasiones, en especial para los teóricos o investigadores que exami­nan los productos artísticos bajo premisas teóricas posteriores al es tructuralismo.

La recopilación de información so­bre teatristas, agrupaciones y compa­fi.ías y el diccionario biobibliográfico siguen esta misma línea de ser herra­mienta de primera mano, que permi­te colaborar en una investigación. Es posible que en esta primera recopi­lación falten varios nombres, en es­pecial los que estén inéditos y vivan fuera del departamento y, por tanto, no accesible la información a los au­tores. Pero es un primer acercamien-

RESEÑAS

toque facilita otros. A partir de este libro se tendrá información seria, do­cumentada, para no volver a empe­zar a partir de indicios. pistas o cabos sueltos, como lo expresa el profesor Escobar.

La investigación adolece de algu­nas fallas metodológicas porque, en especial en los montajes de los gru­pos, se hace una enumeración abi­garrada , sin fechas, la mayoría de los casos, sin indicación de autores ni datos editoriales, si el material ha sido editado.

MARINA LAM US OBREGÓN

Excelente trabajo • pionero

Teatro en Colombia: 1831-1886. Práctica teatral y sociedad Marina Lamus Obregón Ariel Historia, Bogotá, 1998, 400 págs.

El libro está dividido en seis partes, y los temas tratados se complemen­tan con anexos, bibliografía e índice onomástico. En la primera parte se hace un recuento de los inicios del teatro en el Nuevo Mundo, cuya intención era educar al pueblo. E l teatro artístico vino de España y se apoderó de la riqueza cultural de América, pero el religioso tuvo una finalidad didáctica y sus representa­ciones masivas rompían las divisio­nes existentes entre actores y espec­tadores. Tenía como objetivo la divulgación de la doctrina cristiana entre los indígenas y cumplió una misión evangelizadora. En la Nue­va Granada estuvo muy unido, du­rante la Colonia, a las celebraciones de tipo político, triunfos del ejército español y coronación de los reyes, y en lo religioso a las fiestas patrona­les. Las plazas públicas, los solares y las casas de armas eran lo sitios de representación, y los espectadores se acomodaban en el mismo orden je­rárquico que ocupaban dentro ~e la sociedad.

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RESE Ñ AS

El gobierno consideraba que. por medio del teatro, la sociedad neogra­nadina aprendería normas de urba­nidad, mejoraría su lenguaje y ob­tendría una sana diversión. E n cuanto al repertorio teatral, consi­deraba que lo mejor e ran las come­dias españolas y fr a ncesas. los sainetes y los bailes. Ya concluida la etapa colonial, entre 1831 y 1839 se destaca la compañía dramática na­cional del bogotano Juan Granados, que dio gran importancia a la drama­turgia colombiana y latinoamerica­na. A partir de 1845 se crearon va­rias compañías, y desde r8ss los teatristas e ntraron a formar parte de la vida cultural y política del país.

Los temas de las obras reflejaban las inquietudes del momento: la li­bertad, la necesidad de cambios so­ciales, la religión, etc. Durante los años sesenta, los liberales y los con­servadores encontraron en el teatro un escenario para la política, pero la Iglesia colombiana del s iglo XIX también desempeñó un papel impor­tante, pues consideraba que las ar­tes escénicas eran un enemigo peli­groso. Sin embargo, en 1871 se creó la primera sociedad dramática, que comenzó temporada ese mismo afio.

En la segunda parte se describe la construcción de t ea tros en la América española, iniciada en el si­glo XVI; el primero en Ciudad de México; pero fue el siglo XVIII el que favoreció estas construcciones, gracias al espíritu de la Ilustración.

Entre 1833 y 1840 se constr uye­ron los primeros coliseos de la épo­ca republicana, y los más importan­tes de esta etapa en Colombia fueron los de Medellín y Popayán. En los últimos decenios del siglo XIX se comenzó a sentir, en las ciudades más importantes, la necesidad de tener edificios para teatro, que a la vez fueran insti tuciones culturales representativas de todo el país. En­tonces, se construyeron e n Bogotá el Teatro Nacional y el Teatro Cris­tóbal Colón, como recintos para la aristocracia , y e l Teatro Municipal, para el pueblo. Éste último fue un importante centro cultural, y allí se presentó por primera vez una fun­ción de cine. E l Teatro de Lleras

( r 848) se convirtió en un importan­te escenario para obras de autores nacionales y extranjeros. El Teatro de Variedades se acondicionó en 1858 para presentaciones de diver­sos tipos y se convirtió en un espa­cio alternativo para e l tea tro.

En otras ciudades se destacaron el Teatro Emiliano, posteriormente Teatro Municipal de Barranquilla (1895); en Bucaramanga, el Coliseo Peralta, el úníco coliseo que aún se conserva (1893); en Cali, el Teatro Borrero, uno de los más cómodos y mejor dotados de la ciudad; y en Cartagena de Indias se construyó, alrededor de 1775, el primer edificio teatral del Nuevo Reino de Grana­da. En Medellín estaban el Coliseo o Teatro Principal y el Teatro de la Sociedad de Artesanos, y en Popa­yán el Coliseo y el Teatro Munici­pal, que fue inaugurado en 1927.

Los decorados del escenario del siglo XIX eran básicamente telones pintados. El pintor bogotano Ramón Torres Méndez (r8o9-188s) realizó varios decorados, en tre los cuales es posible que haya pintado la decora­ción completa del coliseo, en 1849, por petición de la Sociedad Protec­tora del Teatro en la capital.

La tercera parte trata el tema del "respetable público". cuya confor­mación social estaba profundamen­te estra tificada. Cuando las compa­ñías llegaban a una ciudad, antes de empezar la función un actor pedía benevolencia e indulgencia por par­te del público. Éste intervenía en las representaciones y, por medio de pro testas, podía pedir que se repi­tiera una escena o se modificara el libreto de la obra. La prensa colom-

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biana del siglo XIX sentaba posicio­nes respecto del teatro y. por supues­to, del comportamiento del público.

A comienzos de siglo. la mujer. fue al parecer un público pasivo; pero los estudiantes y el gremio de artesanos desempeñaron un papel activo: organizaron varias tempora­das de teatro, tuvieron sus propios grupos teatrales y fueron protagonis­tas de discordias en cuanto al reper­torio de las obras que iban apresen­tar las compañías.

En la cuarta parte se habla acer­ca de los cómicos que tuvie ron que enfrentar múltiples críticas y pasar muchas dificultades en cuanto al cumplimiento de su trabajo y a su calidad de vida , pues la profesión actoral no fue bien vista dentro de la sociedad colombiana.

En cuanto a las técnicas de actua­ción, en 1846 llegó a Colombia el maestro Mateo Fournier, quien con­tribuyó de manera determinante a la formación de actores nacionales. En la segunda mitad del siglo se pu­blicaron varios lib ros de técnica actoral, entre los que se destaca Es­tudios prácticos sobre arte dramáti­co, del español Manuel Osorio.

A comienzos de la Colonia. las actrices eran vistas con recelo y es­taban excluidas de l teatro religioso. Después de la Independencia des­aparecieron de la escena las act rices profesionales y los hombres ocupa­ron su lugar e n el desempeño de los papeles femeninos; su regreso al es­cenario se dio casi un siglo después, cuando en I 887 la carrera de actriz fue aprobada dentro del Código Ci­vil colombiano. Esta parte del libro termina con reseñas breves acerca de los actores y actrices más importan­tes de la época.

En la quinta parte. la autora trata el te ma de la indus1ria !ealral. que en Colombia fue muy similar a las de las compañías españolas. aunque aquí fue más común la asociación de varios actores. y las compañías de ati­cionados tardaban mucho tiempo en lograr que se las considerara profe­siona les. Los comerciantes confor­maban el g ru po económico müs vinculado al teat ro. pero fueron los mismos actores quienes aprt?nuiemn

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d manejo económico. Las rutas de las "compañías andantes" eran bá­sicamentt:: los caminos regionales y las vías fluviales cuya principal arte­ria fue el río Magdalena que unió al país y le dio una salida al exterior. Así. los años de 1831 a 1839 fueron considerados como el período de "regeneración y nacimiento del tea­tro nacional".

Finalmente, en la sexta parte se hace una reseña de los más destaca­dos poetas dramáticos, de las tertu­lias literarias y de los centros de au­tores que pretendían promover la dramaturgia nacional.

Este excelente libro termina con un completísimo resumen crono­lógico, que comprende los más im­portantes hechos teatrales y algunos acontecimientos históricos y cultu­rales del pais, que sirven como mar­co de referencia y completan el pa­norama del nacimiento y desarrollo de la actividad dramática, entre 1831 y 1886.

XIMENA LONDOÑO lRIARTE

Complemento de un trabajo pionero

Bibliografía del teatro colombiano. Siglo XIX. Índice analítico de publ.icaciones periódicas Marina Lamus Obregón Instituto Caro y Cuervo, Serie Bibliográfica, Bogotá, 1998, 343 págs.

El libro ofrece una completa biblio­grafía del teatro colombiano del si­glo XIX, que en cierta forma com­plementa la obra de la misma autora, Teatro en Colombia: I8JI -I886. Práctica teatral y sociedad, publica­da en 1998. Este índice analítico de publicaciones periódicas es una ayu­da indispensable para todo investi­gador de la historia del teatro en Co­lombia, porque facilita la consulta de artículos de prensa de la época, da referencias concretas acerca de to-

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dos los eventos tea trales a nivel na­cional y además presenta un breve resumen de los artículos y comenta­rios del catálogo.

A través de estas referencias, el es­pecialista o el lector común pueden formarse una idea bastante exacta del estado en que se encontraba el que­hacer teatral en el siglo XIX en Co­lombia y tener una visión de la vida politica, social y económica de la so­ciedad de la Nueva Granada.

En el siglo XIX la vida cotidiana era rutinaria, y los hábitos sencillos y austeros de la gente apenas eran al­terados por las fiestas religiosas o por unas pocas celebraciones profanas, entre las cuales se contaba el teatto. La historia de la práctica teatral que­dó registrada en la prensa nacional de la época, como un testimonio de esos eventos. Estas publicaciones periódicas inicialmente se concentra­ban en los aspectos científicos, lite­rarios, históricos y politices de actua­lidad, pero también intercalaban información acerca de las actividades teatrales realizadas por las compañias extranjeras que venían al país o por grupos de aficionados locales.

La bibliografía resalta otro aspec­to de gran importancia en la prensa del siglo XIX: las polémicas y los debates de tipo político y social que en ella se generaban y que le dieron un carácter muy particular a la so­ciedad colombiana de la época.

Además, la prensa fue un medio de comunicación y un vehículo para dar a conocer los acontecimientos nacionales e internacionales en re­giones que se encontraban totalmen­te aisladas debido a las característi­cas geográficas del país y a la falta de vías de comunicación.

R ESEÑAS

La bibliografía también registra las características y actividades de algunas asociaciones de carácter político o comunitario a las cuales pertenecieron muchos de los acto­res de la época. E l lector puede, in­cluso, tener una idea bastante clara de la influencia que las compañías extranjeras tuvieron en el medio del teatro local, no sólo en el aspecto ar­tístico, sino en cuanto al conocimien­to y a la difusión de algunos autores que no se conocían en el medio.

Algunos resúmenes de los artícu­los dan noticia de las fricciones que se presentaban entre el público y los actores o d irectores de teatro, las circunstancias en las cuales se pro­dujeron las obras dramáticas y el medio político y social en el que vi­vieron estos autores.

Al iniciarse el romanticismo, que coincide con el nacimiento de la li­teratura nacional, el teatro comen­zó a evolucionar en el país, aumen­tó el número de actores y surgió la preocupación por la decoración de los escenarios. Lo estético y lo poli­tice se unieron entonces para edu­car y para "civilizar" al pueblo, a tra­vés del teatro.

La prensa también dejó ver cómo algunos teatristas colombianos escri­bieron, dirigieron y actuaron, e in­cluso formaron compañías teatrales basadas en el modelo español.

En general, la prensa proporcio­naba información acerca de la vida de los actores, de los papeles que realizaban, de las obras que se re­presentaban y de sus aportes al tea­tro nacional; criticaba el comporta­miento del público en los coliseos y teatros y reseñaba obras teatrales de autores nacionales y extranjeros. Con el tiempo, la prensa cedió espa­cios a traducciones de piezas tea­trales o a obras de dramaturgos colombianos que eran sólo un diver­timento o algunas veces contenian una dura crítica al gobierno de tur­no. Con estas publicaciones perió­dicas se llenó un vacío, puesto que en el país no se editaban textos es­pecializados en el tema.

Los periódicos que la autora ana­liza en esta bibliografía se encuen­tran en su mayoría en los fondos

BOLt:Tf N CULTU - AL Y BIB LIOG RÁFICO , VOL. 39. NOW . 59. :1002