Existen Civilizaciones Extraterrestres Articulo

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    Rev.R.Acad.Cienc.Exact.Fs.Nat. (Esp)Vol. 97, N. 2, pp 333-350, 2003

    IV Programa de Promocin de la Cultura Cientfica y Tecnolgica

    EXISTEN CIVILIZACIONES EXTRATERRESTRES?F. J. Y NDURIN MUOZ*

    * Facultad de Ciencias de la U.A.M. Campus de Cantoblanco 28049 Madrid

    1. EXISTEN CIVILIZACIONESEXTRATERRESTRES?*

    La cuestin de la existencia o inexistencia de civili-zaciones extraterrestres y, caso de existir, la posibi-lidad de contactos con ellas es, sin duda, una de las quems debates ha suscitado. Tanto desde un punto devista filosfico o teolgico, o incluso cientficamente,hace literalmente mileniosl que el intelecto humano nodeja de plantersela. En particular, con el adveni-miento de la era tecnolgica a lo largo del siglo XIX,el tema gan en popularidad.

    Pero a pesar de esta popularidad lo cierto es quedurante mucho tiempo tales debates eran bastnte est-riles; nuestros conocimientos acerca del sistema solar (por citar un slo ejemplo entre muchos relevantes)eran muy rudimentarios y prcticamente nada podaafirmarse con certeza acerca de las caractersticas delos planetas que lo forman. Incluso en la primera mitaddel siglo XX competentes profesionales creian en laevidencia de existencia de vida superior, del tipo delquenes o similar, en Marte. Y la falta de informacinera mayor acerca de sistemas similares a nuestrosistema solar en otras estrellas, cuya existencia mismaera ignorada.

    Sin embargo, en los ltimos aos se han realizadounos descubrimientos capitales, en distintos frentes: y

    por ello la discusin de las posibles civilizaextraterrestres puede ahora plantearse con muchconocimiento de causa, no slo que hace un sigltambin que, incluso, antes de los muy ltimodel siglo XX. Estas razones por las que una nuecusin de la cuestin puede ser significativa s particular, las que detallamos a continuacin.

    En primer lugar, nuestro conocimiento del cesta progresando a pasos agigantados en los aos, en especial gracias a las sondas espacial

    han visitado prcticamente todos los planetas (ccorrespondientes satlites) del sistema solarvarios asteroides y cometas. Pero no slo teestas visitas; tambin debemos importante macin a telescopios colocados en orbita fueratmsfera terrestre, como el Hubble, y a isionantes mejoras en los telescopios colocado propia superficie terrestre gracias, en particulatratamiento informtico de las imgenes qullevado a una precisin inimaginable no hace m

    Las sondas espaciales, los Mariner, VVoyager y tantos otros, han demostrado que nvida, al menos en cantidades apreciables, entreversos cuerpos que pueblan nuestro sistemaEntre los importantes descubrimientos realrecientemente por observatorios terrestres, mnamos la existencia de planetas extrasolares, esorbitando otras estrellas.

    * Este artculo retoma las discusiones presentadas en algunos de los captulos del libro del autorQuin anda ah?, Ed. Debate, 1996.

    1 Recurdese ya en la poca clsica a Luciano de Samosata.

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    Esta ltima informacin es muy reciente; su inci-dencia con respecto al debate sobre la posible exis-tencia de vida extra-solar est bien clara, y suactualidad se pone de manifiesto si se considera que,an en 1995, no se saba si otras estrellas tienen unacorte de planetas como la tiene nuestro sol. En laactualidad se han encontrado unos setenta planetas enestrellas proximas a nosotros, y hay indicaciones de bastantes ms: esto ha acabado con la vieja polemicade si, s o no, es probable la existencias de sistemas planetarios distintos del nuestro. Ahora sabemos queestos sistemas deben ser bastante frecuentes.

    Otros dos descubrimientos recientes son la exis-tencia de un ocano cubierto de hielo, pero (probable-mente) con agua lquida en su interior, en Europa, unode los grandes satlites de Jpiter; y la de inequvocossignos, en Marte, de existencia de agua en un pasadoremoto. Estos hallazgos muestran que los planetas de

    caracterstica similares a las de la Tierra, en el sentidode tener condiciones para que aparezca la vida, debenser bastante frecuentes, ya que en nuestro sistema solar hay tres con caractersticas prximas a las necesarias.Esto hace ms candente la discusin acerca de la posible existencia de civilizaciones en nuestro entornogalctico.

    Un segundo tipo de descubrimientos capitales serefieren a las ciencias fsicas. En los ltimos veinte oventicinco aos del siglo pasado se han comprobado,

    hasta enormes energas y con unas precisiones fants-

    ticas, las teoras fundamentales de la fsica: parelementales, relatividad y mecnica cunticcomo la estructura de la materia en trminos dtrones, neutrinos y quarks, incluyendo un eexhaustivo de sus propiedades e interaccioneteoras incorporando relatividad y mecnica cudesarrolladas entre los aos sesenta y principiosetenta, han tenido un exito espectacular. Tod predicciones (existencia de los quarks de tiposc, b y

    con las masas previstas; existencia y propiedalos gluones; existencia de corrientes neutrastencia, con todas las propiedades predichas teora de las partculasW y Z , y as un largo etctse han confirmado experimentalmente. Y, po parte, todas las predicciones realizadas modificmodelo han resultado fallidas.

    Aparentemente tenemos una teora capaz dcribir el universo con fantastica precision. Adcuando decimos el universo queremos realment

    el universo : hemos encontrado evidencia apabu

    Figura 1. A finales del siglo XX, las sondas espaciales llegarona todos los planetas del sistema solar y enviaron importanteinformacin de ellos y de sus lunas. En esta foto, la sondaMariner, que viaj a Venus; en la figura 3, imagen de Miranda(satlite de Urano) tomada por Voyager 2.

    Figura 2. Los anillos de materia incandescente lanzados por lasupernova de 1987. Todas las caractersticas de esta superno-va, incluyendo su emisin de neutrinos, concordaban con lopredicho por los modelos tericos

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    de que las leyes que hemos descubierto en nuestroslaboratorios se aplican en todo el cosmos explorado por nuestros aparatos. Combinando esto con laausencia de sorpresas que afecten a propiedades funda-mentales a niveles mas complejos (ciencia de mate-

    riales o qumica) llegamos poco menos que a la certezade que podemos especular a partir de nuestros conoci-mientos actuales, que representan una base firme.

    De estos estudios, entre otras muchas cosas,sabemos que es imposible (mas all de toda duda razo-nable) el realizar viajes ms rpido que la luz, ytambin sabemos que los motores utilizables paraviajes espaciales no pueden tener un rendimiento muysuperior a los nucleares que conocemos: esto hace muyimprobables visitas en persona de posibles extrate-rrestres. Pero, por otra parte, con una tecnologa exis-tente o previsible s se podran enviar y recibir mensajes: por qu no hemos recibido ninguno?

    En efecto, hace unos treinta aos que se intentanenviar y detectar seales a civilizaciones extrate-rrestres, de momento sin xito; y las sondas espacialesque han visitado prcticamente todo el sistema solar nohan detectado ni vida ni seales de visitas aliengenas.Es esto porque no existe vida, o civilizaciones avan-zadas, en las regiones prximas de nuestra galaxia?Que consecuencias podemos extraer de estasausencias?

    La ausencia de visitas o contactos con inteligenciasextraterrestres debidamente autentificados parecenindicar que o la vida y la inteligencia slo existen en latierra, y somos los nicos seres civilizados en unentorno nuestro de muchos aos luz o, si existen otrosseres inteligentes, estos no estn interesados o capaci-tados para contactarnos. Es posible especular acerca delas razones para que esto sea as, especulaciones quede hecho plantean importantes problemas no slo conrespecto a posibles civilizaciones extraterrestres, sinotambin con respecto a nuestra propia civilizacin,algunas de las cuales forman la base que vamos a ana-lizar en este ensayo.

    Los ltimos descubrimientos realizados reciente-mente y cuyas consecuencias queremos incorporar serefieren a una serie de cuestiones biolgicas. Desde elque todos los seres vivos del planeta estn construidos

    por los mismos bloques geneticos, y que todos los

    seres humanos estn genticamente relaciohasta el hallazgo de mecanismos, basados en cotamientos colectivos, que ayudan a comprender lucin de los primates hacia la inteligencia. O tala aplicacin de la informtica a la biologa cogramas que simulan ecosistemas y en los que sducen, por s slos, cambios anlogos mutaciones. Todos estos descubrimientos nos comprender mejor los mecanismos que llevan a ricin de la vida y a su evolucin hasta la intelignos permiten, tambin en el frente biologiconuestra discusion sobre premisas mas slidas qutilizadas en el pasado.

    El centro de este ensayo esta constituido por gunta, Por qu no tenemos noticia fidedigna de

    de o contactos con extraterrestres? Adelanto ya podremos dar contestacin ni siquiera a la pr previa sobre la existencia de tales seres. Lo cuotra parte, es evidente: la cuestin de la existeninteligencias extraterrestres slo podr ser redefinitivamente si algn da encontramos la hualiengenas. Lo interesante del ensayo no es, presultado; sino su proceso. No hay en este textohay en libros estrictamente cientficos, deducrigurosas ni certitudes slidas. Hay un intento dxionar, de explorar y de imaginar escenarios po

    compatibles con lo que sabemos.

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    Figura 3. Imagen de la superficie de Miranda (satlite deUrano) tomada por la sonda espacial Voyager 2. En ningunade las innumerables fotos de distintos cuerpos del sistemasolar, algunas desde muy cerca (como la que mostramos),aparece el menor atisbo de vida.

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    2. PERO, ES CIERTO QUE NO HAHABIDO CONTACTO CON LOS

    EXTRATERRESTRES?

    Cuentan que en una ocasion se dirigieron al granfsico italo-americano Enrico Fermi con la tantas vecesformulada pregunta sobre la posible existencia de inte-ligencias extraterrestres. Parece ser que Fermi contestcon otra pregunta: Donde estn? La historia no indica(o al menos no tengo yo conocimiento del caso) siFermi elabor mas suboutade; pero realmente apenasera necesario. Parece claro que, si existen inteligenciasextraterrestres, deberan haber producido alguna evi-dencia de su presencia: la frase de Fermi es, por tantouna clara manifestacion de escepticismo.

    No cabe duda de que hay serias razones para esteescepticismo; pero tambin esta claro que el que algono haya ocurrido hasta ahora no implica que sea impo-sible, ni siquiera que no vaya a ocurrir. Tal vez nuestrasespeculaciones se vuelvan de repente obsoletas cuandoun platillo volante aterrice en la plaza de las NacionesUnidas, y unos hombrecillos verdes salgan de l pidiendo entrevistarse con nuestro lder, segn laconsagrada frase de los relatos de ciencia ficcion. Sinembargo, y mientras esto no ocurra, tiene plenavigencia la frase de Fermi, y tiene sentido e inters plantearse la pregunta, Quin anda ah ... si es queanda alguien ah fuera?

    En este punto, y para dejar las cosas claras desde el principio, no puedo por menos que referirme a la posi- bilidad de que, en realidad, alguien ande por ah, y loscontactos ya se hayan producido. En efecto, hay ungrupo no despreciable de personas, algunas de ellascualificadas, que creen en la evidencia de visitas deextraterrestres. No son pocos los convencidos de la

    existencia de contactos en la tercera fase. Y, por supuesto, las innumerables historias de OVNIS,objetos volantes no identificados, con la a vecesintranquilizante falta de pronunciamientos oficiales,no hacen sino aadir lea al fuego de la especulacion.Es evidente que, antes de indagar por que no contac-tamos, ni somos contactados por extraterrestres, esinteresante gastar algo de tiempo en discutir la evi-dencia de que las cosas son realmente as. No serahacer gala de una actitud muy abierta, ni muy cien-tfica, el rechazar una hipotesis sin explicar y discutir

    las razones que hay para ello.

    Entre las posibilidades de que hayamos sidtados por extraterrestres hay que distinguir dos ativas. Hay quienes piensan que hemos sido, y esiendo visitados continuamente, pero los errestres no contactan con nosotros; mientras qu

    afirman la existencia de contactos.

    Existen muchas personas que son de la popinin; tal vez unas ancdotas personales ejfiquen lo que, sospecho, es la actitud y las creenms personas de las que uno se imagina. Nomucho tiempo, despus de una entrevista en ugrama de radio sobre (precisamente) un librsobre el tema, salieron a colacin las persona pretendidamente, haban tenido contactos con errestres. El entrevistador manifest, con total sesu convencimiento de que su propio padre habaevidencia de conversaciones entre extraterretravs de las frecuencias no ocupadas en la raste no fue mi primer caso; en mi experiencia ahaba ya encontrado otras dos personas que, ellos, haban tenido muchas veces interaccionextraterrestres. Uno de stos no slo pretendavisto bastantes noches platillo volante tras pvolante, sino que un da, volviendo a su casa (unsituado en las afueras de Madrid) con su hijo, tillo volante se coloc sobre su coche, y no pgolpear el techo hasta que llegaron a su garaje.

    Es desde luego imposible demostrar la falselas experiencias relatadas por estas personas,tantas otras que pretenden haber visto, o tener directa, de sucesos similares. Tambin es imprefutar a aquellos que, abonandose a la visin crativa de la historia, opinan que las autoridadesconstancia de visitas de extraterrestres, aunque ltan al pblico. Lo cierto es que existen informesque se concluye que la inmensa mayora de los Oresultan ser objetos bastante corrientes; peroinformes no tienen siempre la transparencia, nicuencia deseadas. La razn sin duda es que lamacion sobre objetos volantes, sobre todo si fcilmente identificables, proviene en su mayofuentes militares que, por su propia naturaleza, el secreto.

    Un caso famoso es el OVNI de Roswell, NMejico, donde en 1947 cay un extrao objeto

    principio las fuerzas aereas de los EE UU, la

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    manifestaron que eran restos de un globo meteoro-logico; lo que no convencio a nadie. Durante largotiempo la USAF continu sin dar ms noticias, alimen-tando as las especulaciones sobre la naturaleza delOVNI. Finalmente, en 1994 (!) y bajo la presion de la

    opinin pblica que atribua origen extraterrestre alobjeto, la USAF public un informe de mil paginassobre este (y otros) objetos, en que explicaba que el deRoswell proceda en realidad de un artilugio dedicadoa detectar ensayos nucleares sovieticos. (Esta era, por supuesto, la mundana razn de tanto secreto).

    No es posible demostrar que no han existidoOVNIS de procedencia aliengena, deliberadamenteocultada o, simplemente, ignorada. Pero claro: casitodas las monedas tienen dos caras. E igual que losescepticos no podemos demostrar que los credulosestn en el error, tampoco ellos pueden probar la vera-cidad de sus afirmaciones. Nos encontramos aqu conun caso claro de aplicacin del principio de Occam quedice que no deben multiplicarse las hiptesis sin nece-sidad. Puesto que no se puede probar la existencia delos contactos con aliengenas, y estos contactos notienen ningn efecto, no multipliquemos los entes gra-tuitamente, y trabajemos como si tales contactos noexistiesen.

    Que podemos pues decir sobre las experiencias detantas personas como pretenden haber tenido contactocon extraterrestres? Nos referimos ahora (a diferenciade los casos antes citados, en los que los contactos notenan ningn efecto) a aquellos contactos en que hayinteraccin, ya sea fsica o mental. Pues podemos decir lo siguiente. Los contactos con extraterrestres, lascomunicaciones de seres de otros tiempos, al igual quelos contactos de ultratumba, o las experiencias ms-ticas, tienen tres caractersticas comunes.

    En primer lugar, son ocultas. Ni los marcianos, nilos ectoplasmas, ni los espritus astrales, aparecennunca directamente en la televisin, ni en los perio-dicos, ni en un lugar pblico; digamos un campo deftbol. Tal vez los ectoplasmas, y los espritus, eincluso los marcianos, tengan sus razones para ello; pero estas razones nunca se han expuesto de formaconvincente.

    La segunda caracterstica de las revelaciones de

    todos los seres fantasticos que hemos mencionado es

    que se contradicen unas con otras. Por limitarnoextraterrestres, resulta que segn unas fuentesvienen de Marte; segn otras, de Plutn. Hay genas provenientes de remotas estrellas, y los hincluso nos visitan desde galaxias muy alejada

    descripciones varian segn los testigos: Acreer?

    La tercera caracterstica comn de los concon seres del exterior es la curiosa composiciacervo de conocimientos de los pretendidos vislos extraterrestres comparten las ignorancias y cmientos de sus visitados. A este respecto Clarkciona el testimonio de uno de los contactadextraterrestres, un pastor vasco que, en algn lulos Pirineos, departi largo tiempo con los ocude un platillo volante. Estos demostraron uno prendentes conocimientos lingsticos, al ser cde llevar la conversacion en perfecto eusquera: cmientos que contrastaban con su manifiesta demacion geogrfica. En efecto, los alien pretendan entrevistarse (como no) con el SecGeneral de las Naciones Unidas, sobre cuyo pa preguntaron al pastor.

    A este respecto no podemos por menos que da modo de paradigma, otro par de casos concrela coleccion de trabajos reunidos bajo el

    Psychology and the Occult , originalmente realizalrededor de 1900, el gran psiquiatra y etnologoJung presenta una serie de estudios de pacient pretendan poseer poderes mediumsticos. En epoca, Jung (como se demuestra fehacientemesu correspondencia con Freud) crea en las cdades paranormales de la mente, de manertenemos en l a un observador benevolente. Enlas revelaciones de estos mediums, concretameel estudio Sobre la psicologa y patologa de mados fenomenos ocultos, pp. 36 y siguienteencontramos con las siguientes revelaciones:

    Durante las sances , cuando los esprituhablaban [a la medium] sta realizaba viajes, ... en el espacio entre las estrellas, gente cree que est vaco pero que coinnumerables mundos espirituales. [Enviajes] hablaba con los espritus, porqespritus hablan unos con otros por costu

    aunque no lo necesiten.

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    Y no lo necesitan porque tienen poderes telepti-cos. Una vez volvi muy agitada de un viaje en tren porque uno de los habitantes de las estrellas se habasentado en el asiento de enfrente al suyo. Y a proposi-to de este suceso contina explicando las propiedades

    de estos mundos estelares y de los espritus que los pueblan.

    Hasta aqu, nada que objetar: no podemos decidir nia favor ni en contra de la realidad de las revelaciones.Desgraciadamente para su credibilidad, contina lamedium,

    ... los habitantes de las estrellas ... estn msdesarrollados en cuestiones tecnlogicas quenosotros. As, en Marte utilizan desde hacetiempo maquinas voladoras; todo Marte estacubierto de canales, que son como lagos artifi-ciales usados para irrigacion.Etctera.

    Esta visin de Marte era creble en 1902, ao al quecorresponde el estudio, y de hecho los pretendidoscanales haban sido descritos algn tiempo antes; en particular en 1877 por las observaciones del astrno-mo Schiaparelli, el cual haba credo equivocada-mente observar en Marte manchas y lneas corres- pondientes a canales. Sin embargo hoy, despues deacercamientos, visitas y estudios extraordinariamentedetallados se puede asegurar que en Marte no haycanales ni agua; ni, por supuesto, marcianos con o sinmaquinas voladoras.

    Las revelaciones concretas y verificables de losmediums respecto a los aliengenas fallan sistemtica-mente: el ejemplo citado no es nico. En el mismo

    libro de Jung que hemos comentado (ibid ., pp. 42 ysiguientes) se describen las revelaciones de otromedium al que los espritus explican las fuerzas queactan en la naturaleza. Estas revelaciones ocurren enlos aos 1899 y 1900; justo antes de que se formulasela teora de la relatividad por Einstein, en 1905, y las primeras hipotesis cunticas por Planck y el propioEinstein entre 1900 y 1905. Las descripciones que dael medium, sin embargo, no presentan ni la sombra deuna revelacion concerniente a estos desarrollos funda-mentales. De hecho, estn en difcil convivencia con lo

    que ya se saba de fsica en los principios del siglo XX.

    Pero lo que en mi opinin arroja ms dudas sobjetividad de todos los contactos citados, y deotros que podramos mencionar, es su vulgaridarevelaciones con que nos obsequian tanto esastrales como apariciones de ultratumba o los m

    llosos visitantes procedentes de una remota gcontienen como norma y sin excepcion vaguedlos mismos lugares comunes que se pueden esen cualquier consultorio sentimental: son, mucho, divertidas. Por contraste, piensese lo qvisitantes europeos llevaron de novedad a Amque Marco Polo se trajo de su visita a Orientserie de revelaciones inesperadas, y posteriorconfirmadas, de las Historias de HeroFinalmente, y lo que es quiza peor, cuando las rciones de los pretendidos contactos astralecienden al terreno de las realidades comprobresultan casi indefectiblemente falsas.

    No parece ser muy arriesgado, segn todo es bajar con la hiptesis de que los contactos congenas no han existido. Este va a ser pues el pu partida de nuestro artculo.

    3. LA ECUACIN DE LOSEXTRATERRESTRES

    Uno de los ejercicios favoritos de los autorecientficos como escritores de ciencia ficcion, cse dejan tentar por el demonio de la especulaciescribir una ecuacin, pretendidamente con rigotfico, que nos resuelva el problema de la probade existencia, y contacto, con inteligencias errestres. La ecuacin ha sido atribuida por algDrake, conocido astrnomo americano, a Clartantos otros; en realidad, es una ecuacin tan ob probablemente no tenga padre real. Aqu no vser menos y vamos a intentar, al menos, identifivariables de las que depende la posibilidad de tuna distancia asequible, vecinos inteligentes cque nos podramos comunicar: pero tomando ede vista negativo. Y acabaremos preguntndonvariable es la que falla para que tales visitas hayan producido.

    Que es, finalmente, la ecuacin de los exrrestres? Pues, como ya hemos dicho, algo mu

    cillo. Se cuentan el nmero de estrellas en la reg

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    nuestra galaxia vecina a nosotros, y la probabilidad deque en alguna de ellas haya vida inteligente: esto nosindicar la probabilidad de que dicha vida exista a unadistancia accesible para contactarnos. Aveces esta sen-cilla evaluacion se escribe, efectivamente, como una

    ecuacin matematica:n=NPhvi,

    donde N es el nmero de estrellas en nuestro entornogalactico, P es la fraccin de estas estrellas que tienen planetas,h es la fraccin de entre stas que poseen planeta o planetas habitables,v es la fraccin de estos planetas en los que ha aparecido vida y, finalmente,ies la probabilidad de que esta vida haya evolucionadohacia la inteligencia. En estas condiciones,n ser elnmero de planetas que contienen vida inteligente:

    civilizaciones extraterrestres.La idea de escribir esta ecuacin, adems de dar un

    tinte pseudo-riguroso al clculo, es la esperanza de quelos posibles errores en cada uno de los apartados secompensarn (ms o menos) de manera que elresultado final sera ms fiable que los componentes.Sin embargo, y como tantas veces ocurre, bajo la apa-riencia de la claridad se oculta el desorden, e incluso elcaos acecha al menor descuido. Y as veremos como laengaosa sencillez del concepto recin enunciado

    oculta en realidad una extraordinaria complejidad queiremos observando al desgranar la ecuacin en suscomponentes; y cada una de estas componentes enmuchas ms, en un Borgiano Jardn de los senderosque se bifurcan. En particular, la (relativa) simplicidadde las primeras componentes, N, P y h son seguidas por las mucho mas complejasv, i. Y, posteriormente, pasaremos a discutir cuestiones que la ecuacin ni se plantea, y que son an menos transparentes.

    3.1. La parte sencilla: N , P , hComo ya hemos mencionado, las primeras

    variables que aparecen en la ecuacin son las ms sen-cillas debido a que es acerca de las que tenemos infor-macin experimental que, aunque a veces de carcter analgico, es razonablemente slida.

    Comenzamos por N, el nmero de estrellas enregin del espacio cercana a nosotros. Tenemconsiderar que el tamao de esta region puede sgrande. Cun grande podemos estimarlo si mnemos como lmite absoluto de velocidad la de

    (algo de lo que hay evidencia muy slida) y teen cuenta, adems, que unos contactos que tams que la duracion de nuestra historia escrita practicamente inexistentes. En este caso, la diaceptable seran unos cinco mil aos luz, lo qlleva a considerar una importante fraccin estrellas del brazo de la galaxia en el que nos tramos, decenas de millones de estrellas. Este nes realmente, y literalmente, astronmico, y la lidad de la existencia de vida inteligente entremundos parece garantizada. Y, sin embargo, comFermi, donde estn? Manifiestamente, no basun gran nmero (al que hemos llamado N) y tenemque considerar otras variables.

    Pasamos a considerar P . Hasta 1995 nada se pdecir a ciencia cierta acerca de este nmero, ya se haba detectado ningn planeta fuera de nsistema solar. Pero en la actualidad se han detcasi un centenar de planetas en otros sistemalares. Uno de ellos, en abril de 1997, por el teleTillinghast de 150 centmetros de diametro, situel observatorio de Whipple, en Arizona: un plamasa igual a la de Jpiter, orbitando la estrellCoronae Borealis a una distancia comparable asepara nuestro sol del planeta Mercurio.

    La existencia de este planeta es muy interesaestrella Rho Coronae Borealis es muy parenuestro sol, pero cinco mil millones de aos mPor otra parte, no est muy alejada (a escala csslo cincuenta aos luz. Este sistema solar pod

    la sede de una antigua civilizacin extraterrestque no le hubiera sido difcil enviarnos sealesha hecho; y est por tanto claro que tenemos qcutir otras variables. Tal vez los planetas dCoronae Borealis no sean habitables: cual es la bilidad (que nosotros hemos llamado h) que hanetas habitables2 en un sistema solar?

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    2 Consideraremos aquhabitables a planetas que lo sean para organismos similares a los que conocemos en la tierra. Esto deja de l bilidad de seres basados en procesos muy distintos de los que hemos descubierto aqu. Por supuesto, no podemos demostrar d

    luta la imposibilidad de seres vivos basados por ejemplo en la qumica del azufre y silicio en lugar de carbno y oxgeno; p

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    Aqu ya tenemos que comenzar con especula-ciones; pero todava con fundamento emprico. Ennuestro propio sistema solar hay dos planetas que pre-sentan caractersticas similares a las de la Tierra.Venus, uno de ellos, tiene demasiada atmsfera y, en

    consecuencia, unas temperaturas superiores a los dos-cientos o trescientos grados: por lo tanto, ausencia de posibilidades para la vida. Marte es un poco dema-siado pequeo; debido a ello no tiene suficienteatmsfera, es demasiado fro y tampoco presenta con-diciones para soportar vida como la que conocemos,aunque por poco; un treinta o cuarenta por ciento msde masa hubiera permitido al planeta rojo retener suatmsfera, y el agua. Marte es casi un buen candidato para planeta apto para soportar la vida: si no en el pre-sente, al menos en el pasado.

    En efecto, Marte es un planeta que tuvo rios ymares (o, al menos, grandes lagos) como muestra conclaridad la existencia de cauces, hoy secos, del tipo delos formados por los ros en la tierra. Por tanto sera unlugar apropiado donde buscar la vida. Y, efectiva-mente, entre 1976 y 1977 las astronaves Viking 1 yViking 2 permanecieron en Marte. Entre otras tareas,se dedicaron a realizar una serie de experimentos bus-cando indicios de vida. Los resultados fueron, oficial-mente, negativos (aunque no categricamente, y notodo el mundo est de acuerdo con la interpretacionoficial). Tampoco detectaron seales de vida, ni defsiles, las otras dos sondas enviadas a finales delltimo siglo.

    Otro caso es el de Europa, satlite de Jpiter. Sesabe desde las primeras exploraciones con sondasespaciales que Europa tiene un ocano cuya superficieesta congelada por el fro del espacio a la inmensa dis-tancias a la que se encuentra del sol; pero hay indica-ciones bastante convincentes de que en el interior deeste ocano se encuentra agua lquida: con la Tierrasera Europa el nico cuerpo en nuestro sistema solar que contuviese este fluido, esencial para la vida. Elmotivo de que el agua pueda mantenerse lquida por debajo de la superficie de Europa es la perpetua acti-

    vidad tectnica mantenida por las treminfluencias gravitatorias de Jpiter, gigantesco prximo, y de los otros satlites jovianos. Es imsaber lo que ocurre en este hipottico y exocano, sumido en una noche eterna excep posibles erupciones de lava incandescente, peroquiza no le falte ni energa ni calor; y, como noser menos, se ha especulado sobre la posible exide vida all; entre otros por cientficos de la NA

    El que en un sistema planetario haya tres cu

    celestes con caractersticas proximas a las nec para la existencia de vida orgnica parece indictal tipo de planetas no son en absoluto raros. Po pues, y basndonos razonablemente en lo que hfecha se ha observado y deducido, admitir quimportante fraccin de las estrellas de nuestros dores tienen algn planeta girando a su alrecapaz de sustentar vida orgnica como la quecemos; y esto incluso teniendo en cuenta la reqidoneidad de las radiaciones producidas por la correspondiente.

    Con esto finalizamos la parte fcil de la ecuaclos extraterrestres: el nmero de planetas aptos vida debe ser muy elevado. Digamos que de caestrellas, al menos una, tal vez ms, posean un p

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    argumentar que, precisamente, si fuesen probables otros tipos de vida, lo mas verosmil es que hubieramos encontrado evidenctencia presente o pasada (en la forma de fsiles o de estructuras realizadas por seres vivos, anlogas a los atolones construidos pen nuestros ocanos) en alguno de los planetas que las sondas espaciales han visitado. E incluso esperaramos haber encontradcon metabolismo radicalmente distintos de los habituales en lugares tales como la cumbre del Everest, o cualquier otro habitatha sido as; y parece, pues, que podemos concluir de manera razonable que, o bien la vida solo puede darse en condiciones c

    prevalecen en la tierra; o dicha vida es un fenomeno altamente improbable.

    Figura 4. Entre 1976 y 1977 las astronaves Viking 1 y 2 per-manecieron en Marte. En la foto, el Viking 2 durante el invier-no en Marte. Las manchas blancas irregulares son escarcha.

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    potencialmente habitable. Incluso si somos pesimistas, podemos estimar que por cada cien o doscientasestrellas debe haber un planeta idneo: lo que nos daen nuestro entorno cientos, miles o incluso millones de planetas habitables. La ecuacin de los extraterrestres

    nos indica, de momento, la posibilidad de una supera- bundancia de lugares en los que pudieran desarrollarseseres orgnicos. Lo que hace mas interesante lasegunda parte de la ecuacin: Se han desarrollado lavida y la inteligencia entre tantas posibilidades?Donde estn? Hay alguien ah fuera?

    3.2 La ecuacin de los extraterrestres: La partedifcil.La aparicin de la vida y el desarrollo de lainteligencia

    En la discusin anterior hemos concluido que esmuy posible que en nuestro entorno espacial hayainnumerables planetas que por su temperatura,composicion qumica, etc. sean aptos para el des-arrollo de la vida. Pero, para que sta efectivamenteaparezca y llegue a producir extraterrestres son nece-sarios, adems, tres pasos fundamentales. El primeroes la formacion de compuestos orgnicos, en los que la

    vida esta basada. El segundo es la aparicin deorganismos capaces de utilizar estos compuestos org-nicos para crecer, multiplicarse, y evolucionar. Eltercero es la aparicin de la inteligencia.

    La formacion de materia orgnica espontneamentees algo comn; esta afirmacin est basada en lasslidas evidencias adquiridas con los experimentosrealizados por Stanley Miller y Harold Urey en losaos cincuenta. Por lo tanto, podemos tener confianzaen la conclusin que de ellas se sigue: la materia

    orgnica debe ser muy abundante en nuestro universo.Y en efecto esto es as. Tanto por las sondas espacialescomo por anlisis espectroscopicos se han detectadomolculas orgnicas en multitud de lugares, algunostan exticos como los cometas, las atmsferas deJpiter y Titn, o en nubes de polvo interestelares. Sinos tomamos en serio el anlisis anterior, resulta que

    debe de haber cientos de miles de planetas en lse ha formado la sopa orgnica y que adems tietemperaturas y composicion qumicas apropiadque la vida florezca.

    Volvamos a la ecuacin de los extraterrestresconcreto al siguiente componente que vamos lizar. Cual es la probabilidad de que aparezca en un planeta, supuesto que tiene el clima y la csicion qumica adecuadas? Qu podemos decirde las chances que tienen de formarse organismosopa de componentes orgnicos primordial? Yque unos organismos primitivos (como las bacevolucionen? Porque, dado que no hemos encoseres orgnicos, vivos o fsiles, mas que en el pTierra, la respuesta a la pregunta sobre la probade aparicin de la vida tiene que ser muy especu

    Como conclusin, slo podemos realmenteque no tenemos ninguna evidencia sobre la plidad, ni mucho menos la existencia, de vida funuestro planeta: pero tampoco sobre lo con Nosotros dejaremos esta difcil cuestin3. Consiraremos, de momento, que la aparicion de la valgo razonablemente fcil y que, por poner un nla vida se ha desarrollado en al menos uno de ca planetas capaces de mantenerla: lo que nos dejacientos o miles de planetas en nuestro engalctico poblados de seres vivos.

    De la ecuacin de los extraterrestres que in jimos al principio del captulo anterior solo nosya por discutir una incognita: la probabilidad den un planeta en que aparezca la vida, esta evolhasta producir seres inteligentes. Puesto que, cose ha indicado repetidas veces, solo conocemos de vida, no podemos realmente establecer comciones y nos veremos obligados a trabajar a bespeculaciones e hipotesis.

    Un hecho importante desvelado por las moinvestigaciones en gentica molecular es q parecer todas las razas humanas tienen un ancomn, y que todos descendemos de una mism

    F. J. Yndurin Muoz Rev.R.Acad.Cienc.Exact.Fs.Nat. (Esp), 2003; 97 3

    3 Siendo conscientes de que es posible de que una posible contestacin a la pregunta de Fermi, dnde estn? sea un sencillo parte. Es perfectamente posible que como opinan bastantes cientficos muy competentes la tierra sea el nico lugar en el

    cido la vida; tal vez incluso en todo el universo.

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    primigenia. Lo cual, por otra parte, es bastante evi-dente si se considera que todas las razas humanas sonfrtiles en sus cruces. Parece que la aparicin de lainteligencia en nuestro planeta es una ocurrencianica.

    No es sin embargo lo mas probable que estoimplique que la inteligencia es algo muy raro. Locierto es que existen en nuestro entorno otros seres queson, al menos potencialmente, inteligentes. Algunoscetceos como las orcas y, especialmente, los delfines,tienen cerebros mayores en tamao (aunque menosconvolucionados) que los de los seres humanos y lossegundos poseen incluso unos rudimentos de organi-zacion social. Es muy probable que slo la dificultadde trabajar con herramientas debido a habitar el mediomarino sea lo que haya impedido que los delfineshayan evolucionado hacia la inteligencia. El mismomotivo tal vez sea el causante de que ciertos cefalo- podos, tambin poseedores de un sistema nervioso dealto nivel, no muestren signos de civilizacin. Final-mente, y entre los animales terrestres, perros, osos ynuestros ms prximos parientes, los grandes pri-mates, han probado tener unas capacidades de apren-dizaje no muy alejadas de las de los homnidos primordiales.

    Es difcil sacar una conclusin definitiva respecto aalgo que ha ocurrido una sla vez; aunque por supuesto no podemos decir nada con seguridad, lasindicaciones que poseemos son mas bien positivas: lomas probable es que un planeta donde haya vida pro-duzca, mas pronto o mas tarde, inteligencia desarro-llada.

    4. EL DESARROLLO DE LACIVILIZACIN TECNOLGICA

    Comenzaremos esta seccin yendo ms all de laun tanto trivial ecuacin de Drake. Supondremos quehay una probabilidad razonable de que se produzca lavida en los planetas aptos para ella, y nos plantearemosel problema de la inteligencia y de la civilizacin:aunque como ya hemos indicado, no es a priori evi-dente que la vida tenga que evolucionar a la inteli-gencia, ni, como veremos, que sta lleve a unacivilizacin tecnolgica. En efecto, si hay (digamos)

    una probabilidad entre cien de que una estrella tenga

    planetas habitables, y de nuevo una entre cien en un planeta habitable aparezca la vida, nos que una de cada diez mil estrellas alberga planeseres vivos.

    Este nmero parece muy pequeo, pero no en esta hiptesis tendramos an un planeta habmenos de setenta aos luz de nosotros, y en un rquinientos aos luz habra casi cien planetas oc por seres orgnicos. Incluso si admitimos un eun orden de magnitud en los clculos anteriorquedan docenas de planetas a poco mas de cieluz. Volviendo a nuestro leitmotiv podemos de preguntarnos, Donde estn? Si en cada uno d planetas la vida ha evolucionado a inteligencique no hemos recibido noticias de ninguno deIndudablemente podemos concluir que una

    hiptesis anteriores falla; pero, lejos de ello, coremos con la actitud que hemos tomado hasta asupondremos que el escenario correcto es aqueque hay docenas de planetas con seres vivos entorno de cien aos luz de nosotros, aunque s para poder proseguir con el anlisis.

    El paso de una inteligencia primitiva a la dellada no debio de ser fcil; la prueba es que hasolo se ha producido una vez. Como ya se hanotar tenemos evidencia bioqumica y gentic

    unidad de la especie humana; pero tambin h

    Rev.R.Acad.Cienc.Exact.Fs.Nat. (Esp), 2003; 97 F. J. Yndurin Muoz342

    Figura 5. La cantidad de estrellas que hay en un entorno deunos pocos miles de aos luz de nosotros es enorme. Habrcivilizaciones avanzadas en alguna de las miradas de puntosde luz que aparecen en la foto?

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    sugerente evidencia psicolgica que se sigue de lasinvestigaciones de C. G. Jung, sobre todo en conexincon su teora de los arquetipos.

    En sntesis esta teora es como sigue. Jung, en sus

    investigaciones sobre fenomenos relacionados con la parte oscura de la mente humana, tanto estudiandomandalas (dibujos msticos) tibetanos y nepales,como los grafos de tribus primitivas con las que con-vivi durante cierto tiempo; como en sus estudiossobre los alquimistas de la Edad Media o de los sm- bolos de los chamanes en las religiones de la Amrica precolombina, se encontr con una notable co-incidencia de arquetipos. Estos son esquemascomunes: los mismos dibujos con las mismas figurasgeometricas, los mismos mitos y creencias fcilmentetransponibles4. Debido a estas coincidencias Jung postulo un subconsciente colectivo, comn a todos losseres de la raza humana, lo que claramente apunta a laaparicion de la conciencia una nica vez: indudable-mente, los seres humanos provenimos todos de unmismo grupo de homnidos.

    La conclusin que sacamos de esta informacin esque la inteligencia (al menos la inteligencia capaz dellegar a producir civilizacin) slo ha aparecido unavez, que sepamos a ciencia cierta.

    5. LOS PROBLEMAS DE LACIVILIZACIN

    En nuestro idioma, y en la mayora de los de laEuropa occidental, la palabra civilizacin viene dellatn civis, ciudad. En chino, sin embargo, el ideo-grama correspondiente a civilizacin no deriva deciudad, sino que est relacionado con el que significalibro. Los dos conceptos son vlidos para caracterizar la civilizacin, y de hecho estn relacionados. Enefecto, es practicamente imposible hacer funcionar cualquier asentamiento humano de una mnimaentidad y permanencia (una civis) sin el uso de mediosde perpetuacion del conocimiento: libros, en unsentido amplio del termino. Recprocamente, la exis-tencia de estos es nicamente posible, y slo tienesentido, con la existencia de ciudades.

    El conjunto de lo que se conoce comnmentcivilizacin leyes, tribunales de justicia, cultumnimo desarrollo tecnolgico estn en redirecta con el uso de la escritura, y de asentamhumanos permanentes, que puedan permitir con

    y acrecentar el conocimiento y la riqueza. Ta podramos datar la civilizacin desde el momenaparece la escritura; pero esto no cambiara mucosas: en cualquier caso la existencia de civilizaresulta ser bastante reciente.

    Las primeras habitaciones humanas con enticiudad aparecieron en Egipto y en la regiMesopotamia (hoy Irak) hace unos cinco mil a primer codigo de leyes, el de Hamurabi, y la pobra literaria que ha llegado hasta nosotros (la sGilgamesh) proceden de la misma region, aunq posteriores. El codigo de Hamurabi es de alrede1700 a.d. C.; la saga de Gilgamesh se refiere a acimientos que (segn W. L. Moran) tuvieronalrededor del siglo veintisiete a. d. C., pero la hescrita es muy posterior. Las civilizaciones de ly China son algo posteriores a las de EgiMesopotamia, como lo es la de Creta, indudablinfluida por las dos ltimas. De todas manetomando el codigo de Hamurabi y el libGilgamesh, o los trigramas chinos (primeras ciones de protoescritura) como medida, podemoque llevamos unos cuatro o, a lo mucho, cinaos de civilizacin.

    A diferencia de la aparicion de la vida o la gencia, con respecto a las cuales la evidencia que slo se han dado una vez en nuestro plancivilizacin ha aparecido mltiples veces. No posible que la civilizacin China sea, al menos pmente, independiente de las de Egipto y Mesopolo que es indudable es que las civilizacionMesoamrica (mayas, toltecas, etc.) y la civiliinca se desarrollaron de forma totalmente autonsin ningn contacto con las del viejo mIndudablemente los amerindios encontraron cuenta el camino a las ciudades; y no tardaron mucho ms que sus congenres del viejo mu pesar del aislamiento y las menos favorables ciones geogrficas de las Amricas.

    F. J. Yndurin Muoz Rev.R.Acad.Cienc.Exact.Fs.Nat. (Esp), 2003; 97 3

    4 El lector interesado puede encontrar mas detalles al respecto en los libros de Jung Man and his Symbols y Psychanalyse et alchemie , en

    otros.

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    La evidencia, pues, parece indicar que una razainteligente tiende a desarrollar una civilizacin en un plazo que, a escala csmica, es muy breve. Segn esto,si la versin optimista de los clculos realizados ante-riormente sobre la aparicion de la vida en sistemas

    solares prximos al nuestro son correctos, resultaraque en un radio de unos setenta o cien aos luz deberade haber varias civilizaciones; alguna de ellas, sinduda, con mas antigedad que la nuestra.

    Imaginemos el sistema solar que probablementeexiste alrededor de la estrella Rho Coronae Borealis,donde recientemente se ha descubierto un planeta. Estaestrella es de tipo similar a nuestro sol, pero el doble devieja: lleva en existencia unos cinco mil millones deaos ms que aquel. Si en el sistema hay planetas detipo Tierra, y si los ritmos de aparicin de la vida, deevolucin a la inteligencia y de desarrollo de la civili-zacin son comparables a los que nosotros conocemosaqu nos encontraramos con una civilizacin miles omillones de aos ms antigua que la nuestra, en un planeta no muy alejado. En efecto, la Rho CoronaeBorealis se encuentra solo a cincuenta aos luz de nos-otros. Por que no han dado seales de vida? Dndeestn?

    Por supuesto, esta ltima especulacion (la probabi-lidad de civilizaciones milenios mas antiguas que lanuestra) nos lleva a la segunda cuestin mencionada al principio de esta seccin, a saber, la pervivencia de lascivilizaciones; en especial, de las civilizaciones tecno-lgicas. Cuestin que obviamente sobrepasa en intersal de la mera especulacin sobre inteligenciasextraterrestres para llevarnos a la problematica, angus-tiosa de puro actual, de la propia supervivencia: sonlas civilizaciones tecnolgicas intrnsecamente ines-tables?

    En efecto. En los ltimos cincuenta aos est que-dando bien claro que la idea victoriana de un perpetuo progreso era bastante ingenua, y que nuestra civili-zacin se ha encontrado ya en la encrucijada de la posibilidad de autodestruirse; y ello no slo por elmecanismo obvio de una guerra nuclear sino por otros peligros, menos espectaculares pero (desgraciada-mente) mucho ms complicados de evitar. La degra-dacin y envenenamiento del medio ambiente, elagotamiento de los recursos energticos, y la superpo-

    blacin, son tres de los ms evidentes. La decadencia

    biolgica y cultural de la inteligencia es, opinin, el mas grave y difcil de salvar. Los dremos todos ellos sucesivamente.

    El fantasma de la guerra nuclear parece, afodamente, conjurado en la actualidad: al menoforma de un enfrentamiento masivo entre potencias que hubiese llevado al fin de la civilisi no al de la vida misma, sobre nuestro planetes indudablemente una importante victoria de lazacin sobre la barbarie, y permite un ciertomismo sobre la capacidad de supervivencia primera.

    La generacin de residuos industriales, y llidad dada a la propagacin de enfermedades desarrollo de las comunicaciones y la proginmunizacion de las bacterias a los antibiticoscon la superpoblacin pueden, a largo plazo, r

    una bomba tan letal como las atmicas. No es isable el que en las megapolis del tercer mundo, los millones de seres humanos hacinados en edesarrolle un virus, o una bacteria resistente a lacilinas, con las nefastas consecuencias del sidacon una forma de contagio ms eficaz: por ejcomo la de la gripe comn.

    La imagen dantesca de una epidemia mundsupergripe mortal, desarrollndose a la velocilas epidemias de gripe ordinarias, no corresp

    algo imposible. Y no es difcil de imaginar el d

    Rev.R.Acad.Cienc.Exact.Fs.Nat. (Esp), 2003; 97 F. J. Yndurin Muoz344

    Figura 6. Imagen de la tierra, vista desde la luna. Nuestroplaneta presenta caractersticas nicas entre los del sistema

    solar.

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    que causara a nuestra civilizacin una plaga que, aotras ao, diezmase a la poblacin hasta dejar un pequeo remanente consistente en los escasos indi-viduos naturalmente inmunes. A quien piense que estoslo son especulaciones cabra recordarle que una

    situacin como la descrita ya ha ocurrido en la historiade la humanidad con las epidemias de gripe ysarampin (entre otras), enfermedades ordinarias paranosotros pero mortferas para ellos, que literalmentedespoblaron varias islas del Caribe y redujeron drasti-camente las poblaciones de toda Amrica: y ello conlos lentos medios de comunicacion de la epoca.Incluso sin necesidad de catastrofes exterminadoras, lacivilizacin resulta ser bastante sensible a desastres.

    El siguiente problema que vamos a considerar, conla brevedad necesaria en un ensayo como ste, es el delagotamiento de las fuentes energticas. Es evidenteque, ms pronto o ms tarde, el petrleo, el carbn y eluranio fisionable se agotarn. Es cierto que ms de unavez voces agoreras han pronosticado el fin del petrleo(por ejemplo) para el prximo decenio, para ser desmentidas por el descubrimiento de nuevos yaci-mientos. Pero no es menos cierto que tal agotamientotiene que acabar por producirse; y lo mismo el delcarbn o el uranio. Sobre todo si paises tales como laIndia o China se desarrollan al nivel de los de EuropaOccidental, Japn o los EE UU, lo que cuadruplicarael consumo mundial. En este sentido, la rpida indus-trializacin de los paises del este asiatico, Chinaincluida, plantea un serio problema ya a corto plazo.

    Para un plazo mas largo, digamos un siglo (siendomuy optimistas) las fuentes tradicionales de energa yacitadas estarn exhaustas. Y la civilizacin tecn-logica, que depende crticamente de ellas, no podrsobrevivir. Ya hemos visto la primera guerra por el

    petrleo, la guerra del golfo. No fue particularmentegrave porque todas las grandes potencias o se abstu-vieron (como Rusia y China) o estuvieron del mismolado. Sin embargo una guerra por controlar unosrecursos en vas de agotamiento necesariamente invo-lucrara a unas grandes potencias contra otras; elespectro de la tercera guerra mundial vuelve a apa-recer.

    No hay mas que dos maneras de evitar un fin de lacivilizacin por conflictos debidos al agotamiento de

    los recursos energticos o por el propio agotamiento de

    estos recursos. Una de ellas es un esfuerzo conjnivel mundial, para un drstico descenso del code las energas no renovables, lo que implica encular una fuerte disminucion de la poblacin como mximo a una decima parte de la pob

    actual, y probablemente mucho menos. Una se posibilidad es la aparicin de nuevas fuenenerga. Pero la situacin a este respecto no emista. No es evidente que el problema de la etenga solucion, ni siquiera a largo plazo. Y sin eno hay una civilizacin tecnlogica posible.

    Una respuesta un tanto deprimente a la pregudnde estn las civilizaciones extraterrestres es civilizaciones tecnolgicas, con su dependencigtica, tienen una vida que (a escala csminfima. Puede ocurrir que en innumerables esrelativamente proximas a nosotros existan, o existido, civilizaciones que hayan desarrolladtecnologa para, en dos o tres siglos, agotar les reenergticas de los planetas correspondientes y ra un estado agrario-pastoral. Tal vez este sea ndestino.

    An si se solucionan los problemas energticnos enzarzamos en guerras catastrficas y capaces de controlar la ecologa, hay una cauinsidiosa que puede llevar no al colapso violents a la gradual extincin de la civilizacin; y esconjunto de pautas reproductoras de la especie.su libro El azar y la necesidad Jacques Monod se ocupaba de la correlacin negativa entre la intely el nmero de hijos. Como era claro entonces, yes clamorosamente evidente, los estudios socioindican que (estadsticamente hablando) cuantoes el ndice intelectual de una pareja, menostienen. Y la situacin es posiblemente peor a ncivilizacin y desarrollo. Cuanto ms avanzadologicamente, cuanto ms desarrollado econmculturalmente est un pas, o un grupo social, mla tendencia a producir descendencia.

    Tenemos pues un efecto antidarwiniano: la zacin tecnlogica avanzada, tal vez la civiliavanzada a secas, tiende a favorecer una evonegativa. Si las actuales pautas continan (y desMonod escribi su libro no solo continan, sinoacentan) llegaremos en pocos decenios a unas

    dades desarrolladas infrapobladas, y en las que

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    de inteligencia es cada vez menor, rodeadas de paisessuperpoblados y empobrecidos. La situacin no tienenada de fantasa: se parece enormemente a lo que yaest ocurriendo en Europa. No es ningn consuelo el pensar que, si hacemos las cosas muy bien, todas las

    sociedades de la tierra se convertirn en desarrolladas: porque entonces no tendremos la reserva de poblacine inteligencia que representan los paises del tercer mundo, y la raza humana se enfrentara a una paulatinaextincin, acompaada de estupidez general. La res- puesta a la pregunta de Fermi, Donde estn? sera, siesta pauta del desarrollo fuese consubstancial a la civi-lizacin, si la inteligencia continuase a tener un valor reproductor negativo, Estn ah, pero solo quedan lostontos.

    6. VIAJES Y COMUNICACIONESINTERESTELARES

    En las secciones anteriores hemos discutido la posi- bilidad de que existan planetas habitables girando alre-dedor de estrellas en nuestra vecindad, de que en estos planetas aparezca la vida, y de que sta evolucionehasta la inteligencia y la creacion de sociedades tecn-logicas; pero no hemos tocado el tema de las comuni-caciones interestelares. Son estas posibles? Sonestas deseables? Porque no es evidente que una civili-zacin suficientemente madura como para haber resuelto el problema energtico, el de la superpo- blacin y el de la guerra, est interesada en contactar con otras civilizaciones. O, incluso si lo estuviera, quetal contacto sea posible.

    Para discutir esto supondremos que la respuesta a laecuacin de los extraterrestres es moderadamente positiva, y que existen algunas civilizaciones de altonivel tecnlogico en un radio de entre cincuenta y qui-nientos aos luz de la tierra. La verdad es que este esun escenario probable, lo que va a ir haciendo las suce-sivas cuestiones que nos planteemos mas interesantes:si realmente hay alguien all, Por que no ha entrado encontacto con nosotros?

    Este contacto puede ser de dos tipos: fsico, comoen la pelcula de Spielberg contactos en la tercerafase: una astronave aliengena (que podra ser unasonda espacial no tripulada, como las que enviamos

    nosotros) aparecera en la tierra o, tal vez, en alguno de

    los planetas del sistema solar; y puede ser un co por medio de ondas electromagneticas. Preciseste es el tipo de contactos que est buscando grama SETI (search for extra-terrestrial igence), por el momento sin exito.

    Comenzaremos por las posibilidades de untacto del primer tipo, esto es, de viajes interestEs posible cruzar las inimaginables distanciamicas? Puesto que gran parte de este ensayo es elativa, especulemos algo mas y tomemos comode tiempo cien aos: vamos a calcular la distanque se encuentra la civilizacin avanzada prxima, dado que ninguna ha sido capaz de una astronave hasta nosotros.

    La respuesta a tal pregunta es bastante negCon las tecnologas existentes, o con desarrollomismas, la velocidad mxima media de una astes de, aproximadamente, un veinteavo de la deEn cien aos el vehculo espacial solo llega a luz de su base: apenas la distancia a la estrel proxima a nosotros. Incluso si suponemos un vsin tripulantes orgnicos, una sonda espacial silas que nosotros enviamos a los planetas de nsistema solar, y pensamos en un viaje de mil aorecorrido sera de 50 aos luz: pero es poco pr

    que exista una civilizacin que tuviera inte

    Rev.R.Acad.Cienc.Exact.Fs.Nat. (Esp), 2003; 97 F. J. Yndurin Muoz346

    Figura 7. En el ao 1981 tuve la suerte de presenciar, trans-mitido por televisin en tiempo real a la estacin deseguimiento espacial de Robledo de Chavela, la llegada de laastronave Voyager 2 a las inmediaciones de Saturno. A una deestas imgenes corresponde la figura: por primera veztenamos informacin directa de Saturno, visto desde atrs.Prcticamente a todos los que estbamos all se nos ocurripensar en la posibilidad de que la sonda espacial encontraraun artilugio aliengena. Pero, por supuesto, no fue as; ningnvisitante se dej olvidada su sonda entre los anillos de Saturno.

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    enviar un navo que tardase mil aos en llegar a sudestino.

    Los nmeros son tan apabullantes que, salvo laexistencia de motores mucho mas eficaces de los que

    podemos construir nosotros, la respuesta a la preguntade Fermi es, desde el punto de vista de visitantes en persona, simple: no se han movido de su planeta porque el viaje es demasiado largo y caro para tener inters.

    La situacin se clarifica bastante ms si conside-ramos no comunicaciones materiales, sino electromag-nticas; por ejemplo a traves de radio, laseres omaseres. Las seales viajan ahora a la velocidad de laluz; la tecnologa necesaria ya la tenemos, o esta muy

    cerca. De hecho, y como ya hemos mencionado, los programas de bsqueda de inteligencias extraterrestres(SETI) se basan, precisamente, en enviar seales y enintentos de detectar las seales electromagneticas que pudieran habersenos enviado. Sin xito por elmomento, a pesar de la ingente cantidad de radiacioneselectromagneticas analizadas. Parece pues bastanterazonable concluir que no hay, en un radio de cin-cuenta-cien aos luz, inteligencias extraterrestres tec-nlogicamente desarrolladas, capaces de, e interesadasen, contactar con el exterior.

    El radio puede ampliarse si suponemos que estasinteligencias son capaces de controlar fuentes deenerga ms eficaces que las que nosotros utilizamos.A este respecto, podemos deducir tambin que, muy probablemente, no existen seres con un grado de civili-zacin tecnolgico muy superior al nuestro, cierta-mente no en doscientos o trescientos aos luz ennuestro entorno. Lo que es ms, podemos extrapolar ydeducir que no hay seres con un grado de desarrolloenormemente superior al nuestro en un radio de tal vez

    mil aos luz de nosotros o, ms generalmente, podemos llegar a la conclusin que, cuanto mayor supongamos el desarrollo tecnlogico, ms lejostienen que estar los seres que lo posean. La ausencia devisitas de extraterrestres, e incluso de llamadas telef-nicas, parecen implicar que tal vez existan civiliza-ciones ms antiguas que la nuestra; pero de lo que nohay rastro es de civilizaciones mucho ms avanzadastecnlogicamente que la que hoy domina en la tierra.

    Por qu es esto as? Una civilizacin que siguiera

    progresando al ritmo al que nosotros lo hemos hecho

    en los ltimos quinientos aos debera ser caconstruir instrumentos con los que comunicarsetierra. No parece que lo hayan hecho; y pordebemos concluir que el progreso tecnloglimitado y de hecho nosotros estamos muy cermaximo posible. Si esto es cierto no debemos edel futuro mas que un estancamiento cada vegeneralizado, si no un retroceso. (Una variante posibilidad es que las civilizaciones tal vez p progresar tecnlogicamente mucho mas allnuestra, pero al hacerlo pierden el inters en el exterior y se cierran sobre s mismas).

    Tenemos indicaciones, ms all de la mera itencia de contactos con civilizaciones exterioque estamos llegando al lmite del posible destecnlogico? En mi opinin s, tenemos muchacaciones, e indicaciones muy convincentes, de quedan por realizar descubrimientos fundamenttecnolgicos, ni cientficos con repercusiones tegicas; y ello sin necesidad de salir del planetaPor otra parte, nuestra sociedad esta dando seales de haber llegado a una etapa de estancamsi no de franca recesion. Consideraremos estastiones seguidamente.

    7. LOS LMITES DE LACIENCIA Y DETECNOLOGA

    En lo anterior se han mencionado las indicac basadas en la inexistencia de mensajes de ci

    ciones extraterrestres, de que estamos llegando

    F. J. Yndurin Muoz Rev.R.Acad.Cienc.Exact.Fs.Nat. (Esp), 2003; 97 3

    Figura 8. Imagen de uno de los telescopios que, en el estadode Nuevo Mjico (EE UU), han participado en la escucha de,hasta hoy inexistentes, mensajes extraterrestres.

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    lmites del conocimiento cientfico y tecnlogico; conrespecto al primero al menos a los lmites del conoci-miento cientfico aplicable a la tecnologa. Estas indi-caciones son confirmadas por un estudio ms serio queahora esbozamos.

    Comenzaremos por un enfoque histrico que mos-trar cmo los avances de la ciencia y de la tecnologase han ralentizado en los ltimos cuarenta o cincuentaaos por primera vez en la historia; y ello a pesar deque el esfuerzo investigador es hoy mayor que nunca.Pasaremos despues a un anlisis ms detallado de lasituacin actual.

    Es un hecho que, al menos hasta el presente, lahumanidad no ha cesado de progresar en el sentido demejorar su tecnologa. Hay algn motivo por el quesea razonable pensar que hemos llegado esencialmenteal lmite? En el Renacimiento el nivel de desarrollotecnlogico en Europa alcanz el punto en que sus ren-dimientos econmicos y militares eran inmediatos.adems, la introduccion de la imprenta en paises cuyaslenguas se escriban con alfabetos foneticos (y por tanto fciles de aprender) puso el conocimiento alalcance de las masas. Ambos efectos produjeron unatremenda aceleracion: este es el momento en quenuestra cultura (Europa y luego Amrica) se coloca ala cabeza de la ciencia y la tecnologa, posicion que noabandonar hasta la actualidad.

    Sin embargo en los siglos XV y XVI no exista anel concepto de investigacion organizada. Esta aparecien el siglo XVII; por primera vez en Italia5, aunqueciertamente en forma algo primitiva con sociedadescomo la Academia dei Lincei (Roma, 1601-1630) y, posteriormente y ya de forma ms slida, en Inglaterra,con la Royal Society Londinense, y, en el continente,en la Acadmie de Pars, ambas creadas alrededor de1660. No cabe duda de que este espritu inquisitivo yorganizativo que llevo a crear tales instituciones estrelacionado con la capacidad de innovacin tecn-logica y con el despegue industrial y cientfico: en par-ticular el despegue industrial britnico, que luego seextendio por Europa primero Blgica, luego Franciay Alemania y tambin a los EE UU.

    Durante el sigo XIX la qumica, el vapoindustria textil fueron las puntas de lanza dearrollo industrial; y el desarrollo cientfico y tcorrieron parejos. El del primero se debi, en parte, a la proliferacion de centros dedicados es

    camente a la investigacion cientfica y a una financiacion de la misma, lo que se produjo primInglaterra y Francia y luego, con ms intensidAlemania y los EE UU, a lo largo de los siglos XX. Desde el momento en que se establecencentros el progreso cientfico se realiza de unasistemtica y deliberada. No tenemos ya, comcaso de Galileo, un individuo practicamente aque tiene que construirse sus aparatos, y cuya ccacin con el mundo exterior es muy reducid potentes equipos, bien subvencionados y apoyacontinuo contacto con otros equipos del exterise dedican sistemticamente a la investigacion dclase de fenmenos.

    El tempo del progreso se mide ahora en decenincluso en aos. En unas pocas decadas se inv practicamente todos los fenmenos naturalmanera que, en el breve perodo que va de las prexperiencias de Faraday a los experimentos deapenas tres decadas, toda la estructura del electnetismo clasico est ya establecida. La relat(especial) no tard ni veinte aos en ser formumanera completa, desde que los experimenMichelson y Morley demostraron que no exis(1887) hasta el trabajo definitivo de Einstein enDesde el descubrimiento de las anomalas radiacin del cuerpo negro hasta la formulaci pleta de la mecnica cuntica (y eso que stasenta una ruptura total con todos los conceptoentonces establecidos) transcurrieron tan solo aos. Finalmente, las modernas teoras de las iciones fundamentales son extensiones, con adetalles tecnicos, ciertamente no despreciabletampoco involucrando nada fundamentalmente de los trabajos realizados entre los aos cuarsesenta; y eso con el intervalo de la guerra quque se abandonaran las investigaciones basicas,de practicamente destruir la ciencia en la Europanental.

    Rev.R.Acad.Cienc.Exact.Fs.Nat. (Esp), 2003; 97 F. J. Yndurin Muoz348

    5 Existi una organizacin precursora en nuestro pas en la Academia de Matemticas de Madrid que Felipe II fund en diciem

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    Cul es la consecuencia que podemos sacar de loque acabamos de decir? Pues que es muy difcil que un problema se resista a los embates de docenas de labo-ratorios bien equipados y trabajando en concertacion:como hemos visto, veinte o treinta aos es un perodo

    largo a este respecto. En la actualidad nos encon-tramos, por primera vez en la historia de las cienciasfsicas, con que nuestras teoras explican (al menos en principio) todos los experimentos que hemos sidocapaces de imaginar; y, lo que es ms significativo, noexisten puntos obscuros.

    No tenemos, como al final del siglo XIX, el pro- blema de la radiacin del cuerpo negro, en conflictocon la termodinamica de la epoca; ni algo como elexperimento de Michelson-Morley, indicando que elter (ingrediente esencial en la teora decimononica dela propagacion de la luz) no existe; ni un fenmenocomo la radioactividad, inexplicable con la fsicaclasica. Con monotona un tanto desesperante resultaque todas nuestras predicciones se verifican; predic-ciones que son las extensiones naturales de las formu-ladas hace ya muchos aos. Desde poco despues de lasegunda guerra mundial, y practicamente por primeravez en la historia, el ritmo de los descubrimientos cien-tficos se ha ralentizado hasta, desde el punto de vistade descubrimientos fundamentales, haberse detenido practicamente.

    Aqu hemos discutido el caso de las cienciasfsicas; pero algo parecido puede decirse con respectoa otras ciencias y a las aplicaciones tecnlogicas, conla importante excepcion de la biologa y, tal vez enmenor medida, de la informtica. En economa, a laque tantas actividades humanas son anlogicas, elfenomeno se ha estudiado con detalle. Cuando sequiere explotar algo hay que invertir esfuerzo. Si elesfuerzo es pequeo, los resultados son errticos y pobres. Si la inversin se aumenta, los dividendoscrecen espectacularmente. Hasta que llega unmomento en el que interviene la ley de los rendi-mientos decrecientes: hacen falta inversiones progresi-vamente mayores para obtener resultados cada vezmas magros. La tesis que estamos presentando es quela investigacion cientfica y tecnlogica est en laactualidad en regimen de rendimientos decrecientes.El breve repaso que antecede parece indicarlo as.6

    Y la relacion con la tecnologa? Pues la verque hay, en el mismo perodo de tiempo, muyadelantos tecnlogicos que no sean, simplemerefinamiento de los anteriores. Tal vez solo pocitar, como avances tecnlogicos fundamentale

    ciencias fsicas, el transistor, el laser y elcubrimiento de materiales superconductores temperaturas. El primero, desarrollado en los acuenta, y lo ltimo, que an no ha pasado al nque pueda ser aprovechable industrialmentcorresponde el primero con la construccion microchips y, con ellos, de ordenadores infinitamas pequeos, mas baratos, y mas potentes que poda haberse imaginado antes. Si la supercovidad a temperaturas altas se pudiese controlarlogicamente, se conseguiran campos magnetiextraordinaria intensidad, lo que ofrecera quizesperanza de resolver el problema de la fusitrolada y con l el de una energa limpia e inagque es uno de los problemas cruciales para earrollo tecnlogico futuro.

    El panorama es mucho mas desolador si coramos las esperanzas fallidas. En los aos cu pareca que la fision nuclear abra una era de eno polucionante y barata. Hoy seguimos sin reso problema de los residuos radiactivos, ni el de felementos tales como el torio, y dependemos topos escasos del uranio que generan al desintresiduos radiactivos extremadamente peligrossbado, 25 de enero de 1958, el peridico Daily Maanunci que el reactor ZETA, en un experiliderado por John Cockroft, haba producido etermonuclear, un proceso infinitamente mas eflimpio que la fision, y que utiliza adems un msuperabundante, el hidrogeno. Pero pocosdespus los propios experimentadores reconocno haba tal, sino una falsa interpretacin de daanuncio fue, por lo menos, excesivamente optimlos problemas de la fusin nuclear no slo siguresolverse, sino que hemos comprobado qumucho ms difciles de lo que a mediados de s podra prever.

    En campos ms aplicados la situacin no ha biado mucho tampoco. El vuelo del Concorde presagiar transporte areo barato a velocidades

    F. J. Yndurin Muoz Rev.R.Acad.Cienc.Exact.Fs.Nat. (Esp), 2003; 97 3

    6 A las mismas conclusiones lleg J. Horgan en su libroThe End of Science (Abacus, 1996).

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    snicas; pero de hecho, el Concorde sigue siendo un prototipo y los jets comerciales continan arras-trandose a unos 800 Km-hora, poco mas de lo que yaalcanzase el Comet en los aos cincuenta. Los viajesespaciales, comenzados con el histrico paseo de

    Armstrong en la Luna, en 1969, se han detenido: losavances tecnlogicos realizados desde entonces no loshan hecho suficientemente baratos y seguros como para ser rentables. Y as un largo etctera.

    El lector atento se habra dado cuenta de que no sehan mencionado aqu los muy importantes avances en biologa que se han dado en los ltimos aos y que,muy probablemente, se seguirn dando. No sera sor- prendente que pudieramos en un futuro ya previsible,controlar genticamente a los seres vivos, y realizar clonaciones que por ejemplo permitan la pro-duccin de organos del cuerpo humano que pudieran,despus, ser utilizados para injertos. Probablemente en biologa estamos todava lejos del estancamiento cien-tfico y tecnlogico. Los desarrollos en esta ciencia enel futuro sern, sin duda, de gran importancia: pero noafectarn para nada al tema que se esta tratando aqu,que es el de los viajes y comunicaciones interestelares.Para sto seran esenciales incrementos sustanciales enla calidad de las fuentes de energa, en los medios detransporte y en los de comunicacion. La ausencia decontactos con civilizaciones extraterrestres nos hacesospechar que tales progresos son, efectivamente,imposibles.

    8. HASTA CANDO ES EL DESARROLLOTECNOLGICO DESEABLE?

    Durante los ltimos dos siglos hemos presenciadoun desarrollo tecnolgico de nuestra sociedad desde

    muy bajas cotas hasta un punto en que, en losdesarrollados, la tecnologa lo permea casi toden los ltimos aos tambin hemos sido testigoinquietante fenmeno: el incremento de la induzacin no se corresponde siempre con un incre

    del nivel del bienestar.En efecto, el incremento nominal en la ren

    cpita no se traduce, por encima de un cierto ndesarrollo tecnolgico, en mejora de la calidad dEsto es particularmente cierto en los Estados Uel pas que (queramos o no) ha marcado y, promente, seguir marcando la pauta a los demaumento de la renta se consume all en la necesicontratar a nivel individual servicios tales coseguridad social, asistencia medica, pensio

    incluso servicios policiales; en transporte ind(el transporte colectivo ha cado en calidad y cahasta lmites, en muchos casos, tercermundisthuir las ciudades, muchas de ellas ghettos de vioy, sobre todo, en un consumismo intil.

    Por supuesto las mismas tendencias se obsdesgraciadamente, en otros lugares, especialmeEuropa (Occidental y Oriental) y Amrica del partir de un cierto nivel la tecnologa y el desindustrial, al menos como se estn dando en ncivilizacin, tienen consecuencias tales como manizacin, hacinamiento, estrs y tantas otradifcilmente compensan sus aspectos positivos. una sociedad realmente civilizada redujese earrollo tecnlogico a la mnima expresion. Ysea esta la razn por la que las posibles civilizaextraterrestres que hayan sobrevivido a los probinheretes a la industrializacin, no hayan desaruna tecnologa necesaria para realizar contactninguna de sus fases.

    Rev.R.Acad.Cienc.Exact.Fs.Nat. (Esp), 2003; 97 F. J. Yndurin Muoz350

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