Experiencia Cervino

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64 El equipo de Oxígeno se prepara en la base del Matterhorn, al pie de la arista Hörnli. 64 OXIGENO Septiembre 2011

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Ascensión al Metterhorn

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El equipo de Oxígeno se prepara en la base del Matterhorn, al pie de la arista Hörnli.

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El 28 de junio de 2010 amanece en el muro de la Côte a 4.485 m, de camino a la cima del Mont Blanc por la “Ruta de los Cuatromiles”. Desde allí Fernando de la

Torre y un servidor, ambos colaboradores de Oxígeno, vemos a los lejos cómo se alza la esbelta y solitaria fi gura del Mat-terhorn. Es una amenazante pirámide en el horizonte alpino. En ese momento surge en nuestras mentes la idea de conocer y subir la montaña. Su difi cultad es mayor que la de muchos otros cuatromiles de los Alpes, de modo que durante un año nos hemos preparado a conciencia para el asalto a la cima. En

esta fase pasábamos por el rocódromo todas las semanas y fue allí donde se unió el tercer integrante de la cordada, Álvaro Duque, excelente alpinista y mejor amigo. Una tarde nos oyó hablando acerca de la ruta y de los planes, y nos dijo: "¿Por qué no subimos por la arista Zmutt ?". Un plan más ambicio-so que nuestra idea de ir por la vía normal, la arista Hörnli. También es cierto que el itinerario, más largo y exigente, es mucho más bonito y menos transitado. Además, su experien-cia aumentaba nuestras posibilidades de éxito. El caso es que nos liamos ¡y para allá que nos fuimos!

LAMONTAÑA PERFECTA

Hay montañas más altas, más difíciles o más famosas, pero el Matterhorn o Cervino es una de las más bonitas del planeta. Así que no hemos podido resistir su atracción y nos hemos

embarcado en su conquista…Sergio Romero/Fernando de la Torre

Fotos: Sergio Romero/Álvaro Duque/Fernando de la Torre

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• Empieza la acciónA las dos de la mañana suena el despertador, elevándose entre los ronquidos de nuestros compañeros de habitación ¡Qué difícil es levantarse el día D! Hace frío, te asaltan las dudas y tu cuerpo se resiente de haber dormido escasas cuatro horas… Preparamos el equipo bajo la luz de los frontales y desayunamos junto a otras dos cordadas que se dirigen una a la Norte y otra con nosotros a la Zmutt. Los que van a la Hörnli tienen el desayuno una hora más tarde y son alrededor de 40 personas. Nos encordamos en la entrada del refugio y a las tres menos cinco de la mañana comienza nuestra aventura, bajo un cielo despejado y lleno de estrellas. La tarde anterior la habíamos dedicado a conocer la primera parte de la ruta, que te hace bajar ligeramente desde el refugio, para luego atravesar una rimaya, un paso de roca y a continuación subir por una pala de nieve de 45º hasta el inicio del glaciar de la cara norte. Como ya lo conocíamos y habíamos dejado huella, recorrimos todo este

tramo en una hora y sin problemas hasta el comienzo de la arista. Acompañados siempre del crujido de la nieve helada bajo nuestros pies. Ya dijo Álvaro el día antes: "con la nieve dura vamos a volar sobre el glaciar". Así fue. Una vez atravesada la cara norte por su base, el comienzo de la subida se puede hacer por la base de la arista o bien, si la nieve está en buen estado, atajando en diagonal por una pala de nieve de 45-50º. Optamos por lo segundo,

y ahí empieza el sufrimiento, ya que la pendiente es exigente y al ritmo que vamos no nos da tiempo a recuperar el aliento. Fer resbala, pero se frena utilizando el piolet y con la tensión de la cuerda, que Álvaro ha bloqueado con rapidez al oír mi grito de alerta. Poco después soy yo el que pierde un pie, también paro rápido. La adrenalina fluye por nuestras venas a borbotones y es que ya habíamos subido unos 200 metros sobre el glaciar… Eso también nos consume un poco y nos hace permanecer alerta el resto de la larguísima jornada. Llegamos después de un tremendo esfuerzo a la parte superior de la cresta y hacemos la primera parada para comer una barrita e intentar recuperarnos un instante. No hay tiempo que perder en actividades tan largas, a la cima hay entre 9 y 10 horas. Son tan sólo las cinco y media, pero ya empieza a amanecer y las primeras luces bañan los picos a nuestro alrededor. La vista es increíble, lo malo es que al subir al filo de la arista el viento también lo es. Seguimos a muy buen paso hasta la primera zona de roca, ya con el

El pueblo suizo desde donde se atacan las rutas más comunes, la Hörnli, la Norte y la Zmutt, es Zermatt. En esta localidad, que parece sacada de una postal, conocimos los secretos de los nombres germánicos de la famosa montaña, ya que los latinos la llaman Cervino. Matt en el dialecto de la zona quiere decir planicie, así que Zermatt es “en la planicie”. Por su parte horn significa pico, de modo que Matterhorn es el “pico de la planicie”. La primera vez que lo vimos desde el valle nos impresionó profundamente y es que se eleva solo como una bestial pirámide. Lo normal es que las grandes montañas se encuentren en macizos, donde no se pueden apreciar tan bien sus dimensiones y el pico de la llanura domina con su imponente presencia, como el gran señor del valle que es… Sencillamente espectacular.Después de llegar, preparar el material y pasar una tarde en el pueblo, subimos en el teleférico

hasta Schwarzsee. Desde allí hay un bonito trekking que, en una hora y media o dos, te permite llegar hasta el refugio Hörnli, donde se empieza la actividad. Su nombre también tiene un porqué, y es que traducido es piquito, ya que se encuentra en la misma arista en una especie de pico pequeño. Este nombre también lo toma la ruta clásica a la cima, por la que Edward Whymper conquistó la montaña en 1865. El inglés unió sus fuerzas con otros seis hombres y logró la cumbre el 13 de julio, después de cinco años de intentos por las vertientes suiza e italiana. Le ganaron por poco la carrera a Jean Antoine Carrel, guía italiano, que subía al mismo tiempo por la arista Leone, en la cara oeste. Durante la bajada una caída hizo que cuatro de los siete alpinistas perdieran la vida, recordándonos lo complicado que es el descenso de esta montaña y lo delgada que es la línea que separa el éxito del fracaso. De hecho se anuncia práctic amente el mismo tiempo de subida que de bajada.

• Zermatt, el “campobase”

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sol iluminando nuestro camino. Alguna pisada en la nieve nos marca el comienzo de la escalada, a partir de ahí vamos subiendo y bajando los dientes de roca. La zona es muy aérea y la vista a ambos lados difícilmente descriptible. Los pasos no son excesivamente complicados para alguien habituado a escalar -tercer grado superior- pero con crampones, mochila, guantes, los piolets y el asediante viento, la cosa se pone fea. Hay que afinar a la hora de colocar las puntas de los crampones en las rocas para no perder los pies. De todas formas avanzamos bastante rápido al ir en ensamble (los tres unidos a la cuerda pero sin hacer reuniones) y metiendo “friends” en los pasos más expuestos. Llegamos a un muro de roca más elevado, hay un antiguo clavo en la mitad. Toca escalar y apretar, pero salvamos el obstáculo sin muchos problemas. No hay lugar a dudas, cuando pretendas salvar un obstáculo por izquierda o derecha, cambia el chip y sigue para arriba. Vamos tan concentrados que llegamos sin darnos cuenta y sin perder el camino hasta los 4.150 metros. Allí la ruta gira a la derecha para salvar “la nariz de la Zmutt”, atravesando una parte de la cara oeste. Dejamos por un rato la espectacular arista. Hay que subir una pala de nieve y esquivar unos contrafuertes de roca hasta dar con el corredor Carrel, en honor al mencionado guía. Un pequeño muro de hielo donde, clank, clank, con unos cramponazos y a golpe de piolet tracción, superamos el resalte y nos plantamos de nuevo en la afilada arista. Este punto nos preocupaba un poco porque no teníamos información, no hay precisamente muchas descripciones de la ruta en ningún lado, y no sabíamos si sería fácil encontrar el paso. Pero allí la montaña ya es muy estrecha, si vas hacia la derecha te sales a la arista Leone y a la izquierda aparecen un par de pasos más o menos evidentes, siendo el primero el mencionado corredor. Por fin pudimos hacer una parada decente después de más de siete horas de actividad. Cobijados del viento y con el efecto acariciador del sol en nuestros cuerpos helados, disfrutamos de 10 minutos de paz. Devoramos algo de comer, ante la alegría de nuestros mustios estómagos, nos ponemos los plumas y disfrutamos de la vista casi completa de la arista Leone, en la vertiente italiana. Queda poco y eso nos empuja a seguir. Los últimos 100 metros son más sencillos,

a pesar de que siempre cuesta más trabajo cualquier actividad por encima de 4.200 metros. Poco a poco se empieza a divisar el tramo final y el cielo, ¡por fin!. Ya sabéis, parece que nunca llegas, siempre queda otro espolón y te pasas media hora pensando ¡es este!. Unos últimos y más lentos pasos nos conducen a la cima italiana. La vista nos deja con la boca abierta, estamos solos en una larga arista afilada, de poco más de un metro de anchura, colocando un pie a cada lado del filo para poder progresar. Parece que nos encontramos en el mismo reino del dios Zeus. Bajo nosotros se ve lejano el valle, Zermatt, la vertiente italiana y la imponente mole del Mont Blanc en la lejanía, donde se apoderó de nosotros este sueño. Alguna avioneta pasea a los turistas y los saludamos felices por compartir con alguien nuestra gesta, lo mismo se creen que somos alpinistas de verdad, pensamos. Bajamos la estrechísima primera cima, pasando por

la cruz de hierro y subimos a la cima suiza, igualmente espectacular y prácticamente de la misma altura (4.478 metros). En ocho horas y media hemos coronado la

afilada cumbre, sentimos una mezcla entre satisfacción, cansancio y resaca mental… El viento nos vuelve a azotar con fuerza, así que después de las obligatorias fotos comenzamos la bajada. Todavía no lo sabemos pero va ser penosa…

Pie de foto

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“Son tan sólo las cinco y me-dia, pero ya empieza a ama-necer y las primeras luces bañan los picos a nuestro alrededor. La vista es increí-ble, lo malo es que al subir al fi lo de la arista el viento también lo es”.

Amanece en las primeras zonas rocosas de la

arista Zmutt.

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• La arista HörnliLa pirámide final que forma la cima tiene unas palas de nieve muy inclinadas por todas sus caras, de modo que el descenso requiere mucha atención. Todavía con una sonrisa en nuestras caras, por haber subido sin problemas, empezamos a bajar poco a poco por la arista Hörnli, que es la ruta habitual para descender de cualquier vía de la vertiente suiza. Álvaro, que asumió

el liderazgo de la ascensión, y marcó el perfecto ritmo de subida (el chaval me cae bien, a mis piernas menos, desde luego) empezó la bajada el último para darnos confianza en los tramos de nieve, vistos nuestros sustos del principio. Encontramos grupos que suben de camino a la cima, nos preguntan con cara de sufrimiento “¿Queda mucho… ?” (casi diría yo en todos los idiomas conocidos). Es un contraste ver lo transitado que empieza a estar este lado de la montaña después de haber ascendido prácticamente solos durante casi nueve horas, con la única compañía del aullido del viento. Dejamos la nieve atrás y llegamos a los pasos de roca complicados, atravesados aquí por grandes maromas de barco que facilitan tanto el ascenso como el descenso. Los brazos se cargan un poco, pero ahorras tiempo y atención, así que seguimos perdiendo metros con la vista puesta en el final de la arista, donde ya se ve muy pequeño el refugio de Hörnli. Parece que estás más cerca, pero es una ilusión óptica, porque todavía hay que bajar unos 1.000 m. Es desesperante mirar el altímetro cada media hora y comprobar que el ritmo del descenso es infernalmente lento. Cuando acaban las cuerdas fijas, ya es la una del mediodía, nos tomamos otro descanso y allí entendemos lo cansados que estamos. Hemos subido muy rápido, demasiado para ser el primer día de actividad en los Alpes, y por supuesto lo empezamos a pagar. Admirando los glaciares, lagos y picos cercanos, pasamos un buen rato esperando a ver si las fuerzas

vuelven. Parece que no, habrá que seguir bajando de todas formas… Nos espera un tramo más complicado, donde hay que hacer algún rápel y eso lleva tiempo, dado que nos tenemos que desencordar y además “pelear” con la gente que vamos encontrando. “¡Cuidado, piedra!” Se empieza a convertir en una frase habitual,

ya que el terreno está muy descompuesto y la gente ya muy cansada se vuelve despistada o desconsiderada. Nuestro agotado ritmo hace que lleguemos a las seis de la tarde al refugio de Solvay, una pequeña caseta situada a 4.000 metros para las emergencias. Allí se congregan otras cordadas para tomar un descanso. Nosotros comemos a duras penas un poco de pan con salami, algo salado viene bien después de las dulzonas barritas energéticas. Después de otro rápel empieza una zona más sencilla técnicamente, pero en la que no es fácil encontrar el camino

“Estamos solos en una larga arista afi lada, de poco más de un metro de anchura, colocando un pie a cada

lado del fi lo para progresar. Bajo nosotros se ve lejano el valle, Zermatt , la vertiente

italiana y la imponente mole del Mont Blanc, donde se apoderó de nosotros este

sueño”.

La arista que forma las dos cimas tiene 85 metros de largo.

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Hay que ser fino al escalar en roca con los crampones.

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NTRENAMIENTOEs imprescindible llegar con la suficiente preparación, tanto física como técnica. En nuestro caso hemos hecho, durante los últimos seis meses, actividad aeróbica (correr y bicicleta) dos veces por semana, con sesiones de entre 30 y 60 minutos. La técnica viene de ir durante un año al rocódromo dos días a la semana, pero también hay que entrenar en la vida real. Para esto hemos realizado diversas escaladas

clásicas de varios largos como la vía Amptrax en el Chorro, la Sur del Pájaro en la Pedriza, el Puro en Riglos, la Aguja Negra en Gredos y la vía Julia en el Puig Campana. Para afinar más hay que escalar con bota dura y mochila (llena), actividades que hemos hecho en el Pequeño y Gran Galayo, en Gredos, y en la Travesía de la Cuatro Puntas, en el Midi d'Ossau. Hace falta coger fondo, así que subimos un par de tresmiles

en el Pirineo (Posets y Monte Perdido). La última y no menos importante parte del entrenamiento la hemos realizado en Soluciones Deportivas, donde hemos aclimatado el cuerpo a la altitud en una cámara de hipoxia CAT, en la que pasábamos dos horas a más de 4.000 metros dos días a la semana, durante dos meses. Esto nos ha servido para poder atacar el segundo día en los Alpes sin sufrir el mal de altura.

bueno, mas bien parece un “sálvese quien pueda” de alpinistas tomando distintos caminos. A nosotros se nos suma que no hemos subido por ahí, así que tenemos que fiarnos de nuestra intuición y de la gente que vemos a lo lejos. Aunque a veces éstos también están perdidos... Vamos, una risa (va en serio, mantuvimos el buen humor en toda la jornada y eso hace mucho en una cordada). Primero vamos haciendo cálculos para ver si llegamos a cenar, a las siete y media. Va ser que no… Hoy no cenaremos caliente. Después pensamos en llegar antes de que anochezca, sobre las nueve y media. Tampoco. Nuestra mente ha abandonado la esperanza de descansar en la terraza del refugio admirando las vistas. Al final nos

relajamos y sólo nos concentramos en no cometer errores, ya llegaremos a la alegre luz de nuestros frontales. El atardecer es especial porque la sombra triangular de la enorme mole se refleja en el valle delante de nosotros, parece pintada en el suelo. Más allá de las diez de la noche y ya sin nada de luz, nos subimos a un gendarme del que sólo se puede bajar rapelando, nos hemos ido muy a la izquierda del camino. Empezamos una serie de rápeles en la inmensidad de la negra mole, sintiéndonos un poco perdidos y agradeciendo la inagotable fuerza del conejito de nuestras pilas alcalinas. Por suerte éstos están encadenados y nos llevan hasta la base (jamás reconoceré ante mi madre lo cutre que eran algunos cordinos

desde los que nos descolgamos). Al llegar abajo Álvaro grita: ¡Desde aquí se puede salir andando! Un alivio para todos. En 15 minutos llegamos al refugio, han pasado casi 20 horas desde que salimos. En ellas hemos parado cuatro veces y hemos comido sólo dos barritas y un poco de pan con salami, pero nos sentimos felices de estar de vuelta después de coronar la cima más espectacular que hemos visto nunca y la montaña mas técnica a la que nos hemos enfrentado. Todo niño que alguna vez ha soñado con ser alpinista, ha visualizado en su interior la imagen del Matterhorn, así que esa noche vimos nuestros sueños cumplidos y nos reencontramos orgullosos con los niños que fuimos.

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La satisfacción y la vista son impresionantes aquí arriba.

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Hora a hora20 horas en una montaña tan salvaje dan para mucho, así que te hemos hecho un resumen de los momentos más importantes para que vivas con nosotros la ascensión al Matt erhorn. 1

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1 La tarde anterior subimos hasta el glaciar para conocer la primera parte de la ruta. La pala de nieve que da acceso nos hizo sudar un rato. 2 3:00 AM. Empieza la acción. Nada más salir del refugio nos ponemos los crampones con la luz del forntal. 3 5:30 AM. Hacemos un descanso al amanecer y nos comemos una barrita. Nuestras caras son un poema... 4 7:00 AM. Ya de día, encontramos algunos pasos de

roca exigentes en los dientes de roca de la Zmutt. 5 10:00 AM. Alcanzamos la parte superior de la arista, es tan estrecha que puedes estar a horcajadas. 7 18:00 PM. Paramos en el refugio de Solvay para comer un poco, estamos ya machacados... 8 9:00 PM. La sombra de la montaña se extiende delante de nuestros ojos al atardecer.

9 22:00 PM. Tenemos que hacer los últimos rápel ya de noche y otra vez con la luz de nuestros frontales.

6 11:20 AM. Con pasos cautelosos llegamos a la aérea cima, después de más de ocho horas de subida.

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➜ CÓMO LLEGAR La manera más rápida y directa es volar a Ginebra. Swiss Airlines tiene tres vuelos al día que realizan el trayecto desde Barcelona y dos desde Madrid, con precios que van desde los 65 hasta los 200 € según la época. Desde el aeropuerto lo mejor es coger el tren hasta Täsch, vía Visp (entre 3,5 y 4 horas). Es interesante sacar el “Swisspass”, un sistema de abonos con número ilimitado de viajes en trenes, autobuses y barcos. También incluye los transportes públicos dentro de las ciudades y además tendrás 50% de descuento en mayoría de trenes de montaña y teleféricos, y la entrada gratuita a 450 museos (399 CHF, 4 días). Para llegar a Zermatt, no se puede subir en coche, hay otro tren obligatorio, que cuesta 13,5 CHF ida y vuelta para más de un día. El último viaje se hace en el teleférico que va desde el centro del pueblo a Schwarzsee Paradise (2.583m), y por el que hay que pagar 48 francos suizos (CHF). También se puede subir caminado, pero hay que sumar otras 3 horas a la actividad.

➜ DÓNDE ALOJARTEEl pueblo de Zermatt está lleno de Hoteles y Bed and Breakfast, con precios que van desde 150 CHF hasta 400 por noche. También hay lugares más baratos en Täsch y camping. Para atacar el Matterhorn lo normal es dormir en el refugio de Hörnli (Hörnlihütte, 3.260 m): +41 279 67 22 64. Su precio es de 70 CHF por noche con media pensión para federados. Mejor llevar agua, cuesta 8 CHF. También se puede acampar en las inmediaciones del refugio.

➜ ÉPOCADada la altitud de la actividad, que va desde los 3.260 metros del refugio hasta los 4.478 de la cima, la época más recomendable va de mediados de junio a mediados de septiembre, con julio y agosto como los mejores meses. Es habitual que nieve incluso en verano y es alta montaña, así que hay que ir preparado como en invierno en España. El refugio suele estar guardado de julio a septiembre en función del tiempo, para otras épocas hay un refugio aledaño no guardado donde se puede dormir y cocinar.

➜ OTRAS ACTIVIDADES Para aclimatar se pueden hacer otros cuatromiles cercanos y sencillos, como el Breithorn (4.164 m), el Pollux (4.092 m) o el Castor (4.223 m). Se accede con el teleférico que va a Klein Matterhorn (3.883m. 98 CHF). En la zona se puede esquiar en verano en glaciar y en invierno hay 350 km de pistas. También es perfecto para hacer MTB, ya que puedes encontrar 100 km de pistas para descenso. El trekking es otra actividad interesante, gracias a los 400 km de senderos de verano y a los 50 que hay para el invierno. En la zona está el restaurante más alto de Europa y el palacio glaciar más elevado del mundo. Además, hay vías ferratas, de escalada y es idóneo para el parapente.

➜ WEBS DE INTERÉS:Sobre Suiza y sus transportes: www.MySwitzerland.com Swiss Internacional Airlines: www.swiss.com/spain Turismo Zermatt www.zermatt.ch Teleférico www.matterhornparadise.chOficina de Guías de Zermatt www.alpincenter-zermatt.chRefugio Hörnli www.berghaus-mattrehorn.chParte meteorológico: www.meteoblue.com/esCámara de hipoxia: www.solucionesdeportivas.es

EL EQUIPO NECESARIO - Primera, segunda (Softshell, Primaloft…) y terceras capas/plumas.

En esta aventura hemos contado con la ayuda de The North Face, que nos ha cedido material de su especializada línea "Summit Series". Como tercera capa la chaqueta Gore-Tex Half Dome y los pantalones Gore-Tex Point Five. Como segunda capa, la chaqueta Cipher Hybrid (cortavientos) y el Zephyrus Pullover (primaloft). La primera capa: pantalones Warm Tights y camiseta Warm Crew Neck. El conjunto lo rematan los guantes Pamir WS.

- Mochila ligera de ataque (entre 24 y 32 litros). Nosotros hemos llevado la Deuter Guide Lite 32

- Botas duras cramponables.- Crampones semiautomáticos o automáticos.- Arnés.- Dos piolets técnicos.- De 4 a 6 "friends" medianos y pequeños.- Un asegurador. - Cuerda de 50/60 m y cintas por si hay que reforzar algún rápel. - Un tornillo de hielo por si acaso. - Complementos: guantes técnicos, frontal, gorro, gafas ventisca,

protector solar y labial, botiquín. - Imprescindible casco y gafas de glaciar.

Matterhorn Guía práctica

Las rutas más habituales desde Suiza son:

ARISTA HÖRNLI , dificultad AD-, III- en roca y 55º en nieve, 1.200 m. de desnivel, 6-7 horas y 6 descenso.

ARISTA ZMUTT , dificultad D, IV- en roca y 50º en nieve, 1.200 m. de desnivel, 8-10 horas ascenso y 6 descenso.

CARA NORTE (ruta Schmid), dificultad MD+, IV-V en roca, 1.000 m. de desnivel, 10-15 horas ascenso.

Es recomendable ir con guía si no se tiene mucha experiencia, dado que es una

montaña muy exigente y con importantes peligros objetivos. Es posible contratar guías en España (Espacio y Acción, y Todo Vertical)

y en el propio Zermatt, en la Oficina de Guías.

Rutas

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