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    Experimentar los seres elementales. Por: Ursula BurkhardBoletn Biodyn n 15 (marzo-julio 1995)Asociacin de Agricultura Biodinmica de Espaa www.biodinamica.es

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    Experimentar a los seres elementales

    URSULA BURKHARD

    Hoy muchas personas sienten la necesidad de interesarse por la accin de los seresinvisibles. Para convencerse basta ver la "moda" actual de relatos sobre ngeles.

    Comenzamos a sentir que ms all del mundo de los objetos fsicos existe

    tambin un mundo de otras muy numerosas influencias e interacciones entre

    seres y objetos, que desde hace largo tiempo no se ha tenido en cuenta.

    Hablar de seres elementales provoca dos reacciones opuestas: unas

    negndose categricamente a escuchar las influencias que no pasan por el

    esquema de pensamiento cientfico habitual, y otras aspirando precisamente a

    vincularse por el sentimiento a un mundo invisible que se espera ver aparecer en

    el mundo accesible a la conciencia habitual.

    A Ursula Burkhard, de Basilea, ciega de nacimiento, se la conoce por su pequeo

    libro Karlik1, en el que expone su experiencia de los seres elementales con el

    simple estilo de un cuento. Es pedagoga y autora de cuentos y libros destinados

    a invidentes, y colabora habitualmente desde hace algunos aos en el pequeo

    diario bals Nouvelle pense. Aqu reproducimos un extracto de la edicin del

    otoo pasado, en la cual muestra cmo mediante una ampliacin de la

    conciencia hacia percepciones ms sutiles, nos podemos acercar a este mundo

    de los seres elementales.

    Cmo pasar de la tradicin y de la teora a la experiencia personal

    Saber con la cabeza pero no creer... Para muchas personas existe unarealidad terica esencial en los elementos, y quiz tambin en los sereselementales particulares. Pero percibirlos o vivir amigablemente en sucompaa... eso es ir demasiado lejos!

    Y sin embargo estos seres estn presentes en nuestro trabajo, y losantropsofos no dejan de hablar de ellos, tienen en cuenta su actividad. Losgranjeros y los hortelanos esperan recibir su ayuda. Las amas de casa y losmaestros de escuela tienen que ver con ellos, conscientemente o no. Desempean una

    importante funcin en todas las profesiones de la salud. Pero cmo deberepresentrselos la persona adulta, superando el saber puramente intelectual, perosin hundirse en la supersticin o en las quimeras materialistas de criaturas queparecen duendecillos de jardn?

    Atender a las sensaciones que no es tn vinculadas al cuerpo

    Los seres elementales son espritus, y por tanto no se encarnan. Sin embargoactan "invisiblemente" en lo visible, animan real y esencialmente la tierra, el agua,

    1 El texto de Karlik fue publicado junto a la Hoja informativa n 8.Hay dispon ibles en f ranc s d os peq ueos libros de la a utora : La petit e friche; y Le grand oeil. De 50 a 70 pg. 50 FF cada

    uno. ditions Iona, 03160 Franchesse France.

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    el aire y el fuego. Actan entre el mundo visible y el mundo invisible. Porello los cuentistas irlandeses hacen habit ar a estos espritus en el umbral de lacasa, ah donde hay un trnsito entre la morada humana y la Naturaleza exterior.As vinculan dos mbitos diferentes. El cuento habla de estos seres recurriendo aimgenes autnticas, porque al igual que muchas otras cosas, no se dejan

    expresar de otro modo. Lo que no se puede expresar en nuestro lenguaje, se sealamediante alegoras. Quien tiene experiencias prcticas con los seres elementales o seidentifica con el sentimiento en la narracin del cuento, es capaz de entender estasimgenes por lo que ellas quieren decir. Pero muchos de nuestros contemporneoscomprenden mal estas imgenes. Quien considera las alegoras del cuentosimplemente como realidades exteriores, esperar percepciones que se parecena las que tiene en el mundo puramente terrestre. Por tanto debe abrirse apercepciones nuevas y desconocidas para aproximarse a estos seres.

    Los encuentros con los seres elementales comienzan a menudo con sensacionesy presentimientos tenues. Una experiencia vivida y conocida por todos, puede

    aclarar esto: una persona en la calle observa o espera algo;repentinamente siente que la tocan, pero no fsicamente; alguien est detrssuyo y la mira, siente esa mirada dirigida sobre su espalda; se vuelve y mira tras s;alguien est realmente ah y le mira; la sensacin se confirma, no era simplementeuna ilusin.

    Experiencias comparables, vividas por seres humanos muysensibles y cuyo sentimiento se abre a ellas, no son tan fciles dedemostrar. Tambin se parecen a un toque que no tiene nada de corporal, aalgo que acta como si ellos fueran objeto de una percepcin. Su interior estocado por las miradas procedentes de las piedras, de las plantas, de la tierray del agua. Ellos sienten as la realidad esencial que se manifiesta en la Naturaleza.Adivinan y presienten una actividad invisible que reina en el mundo visible.Cuando es tos contactos interiorizados no se ignoran o no se los rechaza, se condensan,se densifican en las imgenes de los espritus de la Naturaleza, como las queenfrentamos en los cuentos, en nuestros sueos, y poco a poco tambin en la experienciadespierta y consciente. Los sueos despiertos se vuelven diarios y se conviertenen conocimiento. El ser humano aprende a diferenciar entre lo que essimplemente una imagen y el lugar donde un ser se manifiesta con toda surealidad. La aparicin en imagen de estos seres y su esencia autntica estnimpregnadas por las propiedades caractersticas de los elementos, en el seno

    de los cuales estos seres manifiestan su accin. Por esta razn tambinpodemos acercarnos a ellos sumergindonos en las propiedades de cada uno delos elementos y tanteando con delicadeza a la bsqueda del encuentro de lareal idad esencial que en ellos vive. ( ... )

    Los gnomos, los espritus de la tierra

    Los gnomos actan como creadores invisibles d e todas las fue rzas quese endurecen. Producen el elemento slido, como el de la roca dura. Por tanto

    su elemento es la tierra.

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    Las propiedades de la tierra nos indican la naturaleza de los espritus de la tierra.Qu particularidades de la tierra se nos aparecen espontneamente? Ella escompacta, dura, pesada; ella transporta, sostiene y forma la base, el suelosobre el cual nos levantamos. Es persistente, protectora, oscura. Guarda riquezasen sus profundidades: metales, piedras preciosas, petrleo, carbn. Es la

    patria de las races y lleva el ciclo vital de la planta. Por su consistencia, slo sedeja trabajar y transformar lentamente. Una gran sabidura vive en ella,como un tesoro invisible que se puede descubrir en todas las criaturas y enlas leyes de la Naturaleza. Vinculndose a ella, el ser humano adquiere lasabidura. Los mismos gnomos son la sabidura; una sabidura que ellosejercen en el seno de la tierra por medio de fuerzas que son sus propiassubstancias. El nombre de gnomo proviene de la misma raz lingstica quegnosis (conocimiento).

    En las representaciones en imgenes de las figuras de gnomos, se hallanmuchas similitudes con la lechuza, el ave de la sabidura. Como dadores de

    consejos, recompensan los esfuerzos sinceros del ser humano dndolesbitamente buenas ideas, y por tanto ayudan a la resolucin de tareasdifciles. Por el contrario, castigan a las personas necias y presuntuosas,satisfaciendo sus deseos absurdos y parecien do to marse en serio y segu irsus declaraciones desconsideradas.

    Paul Klee, Espritu de la tempestad, 1925

    Las leyendas y los cuentos relatan tales cosas. La dureza de suelemento vuelve a los gnomos despiadados, y su suficiencia espiritual les puedeconducir a mostrar un humor burln y sequedad de corazn. La dureza delelemento rocoso no les da ninguna resistencia fsica: en su elemento terrestreflotan y marchan como flechas. Se instalan cmodamente en la seguridad que

    les ofrece el interior de la Tierra. Gustosamente se hacen amigos de los sereshumanos y desean ardientemente el tierno afect o que most remo s haci a ello s

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    (por ejemplo en los cuentos esto se produce a menudo en la ayuda quereciben los cuidados de la casa). El ser humano de mltiples dones debe liberara los gnomos de su carcter unilateral: su tendencia a endurecer el elementoslido hasta el extremo, el riesgo de volverse vido y avaro en su disfrute delas riquezas o dejarse ll evar a malas accion es por su suficiencia espiritual.

    Los seres elementales no tienen ninguna conciencia moral por s mismos.Son instruidos por el comportamiento moral del ser humano, uncomportamiento que origina y dirige sus actos.

    El agua, ropaje de las ondinas

    El agua durmiente de un lago o de un estanque se disponehorizontal y forma una superficie aislante y limitante como una piel, una pielimpresionable y sensible en extremo, pues el agua se deja remover, rizar,

    ondular fcilmente. En el agua aparecen los contrastes: separa los pases y losune por medio de los barcos que lleva sobre s. Permite y destruye la vida. Esfluida y sin embargo modela la piedra dura. En su fluir, en su paso pordiversos estados fsicos, su evaporacin, sentimos una especie de aspiracin aotra existencia -como arroyo, ro, mar, nube. Cuando murmura, gorgotea,chapotea, brama, rompe, se revela y se expresa en los tonos ms diversos,nos hace pensar en la naturaleza del alma que quiere manifestarse. El aguapurifica y refleja y por tanto se vuelve una alegora de la purificacin y delconocimiento del yo; sus profundidades esconden maravillas y peligros.

    Paul Klee, Danza del agua, 1923 (?)

    Representar a los seres elementales, seres invisibles, es particularmente difcil. Las ilustraciones msconvincentes las han realizado artistas como Paul Klee, que han tratado de adentrarse en lo que l llama el"mundo del entre-dos" o "reino del entre-dos".

    Paul Klee formula as su concepcin del arte: El arte no reproduce lo visible, sino que lo vuelve visible.

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    Maravillosos pero a la vez peligrosos, son los espritus del agua. Lasondinas son capaces de un gran amor, sin embargo su amor es posesivo.En efecto, a quienes convidan les atraen a las profundidades de su elemento.Por tanto quien pueda encontrarlas de modo tal que llegue a apaciguar susondulaciones sensibles, recibe sus regalos: riquezas visibles en forma de perlas

    y peces particulares, y dones invisibles como la purificacin, elconocimiento de s mismo y la facultad de discernimiento de la realidad,por analoga con su simple reflejo. Las ideas individualizadas,y las petr ific adas , e mana n de los gnomo s, ondinas las combinan vertindolasen la coherencia del pensamiento. En la misma forma de expresin del elemento agua,la aspiracin ardiente a liberarse metamorfosendose en otra esencia, mselevada, habita y anima a los espritus que se activan en el seno de este elemento.Quieren transformarse y sus deseos resuenan en lamentos y msicasondulantes. Tal liberacin se les concede cuando se alan con el serhumano o cuando reciben la influencia compasiva de los espritus del aire.

    La accin de las slfides en el aire

    El aire no sujeta nada, ni ser vivo ni riquezas. No hace otra cosa que moverse.Est presente en todo y todos le respiran. Nadie puede retir arlo o aisl arse de l.El Gnesis cuenta cmo el ser humano inspir el soplo divino y se volvi un almaviva; el se r humano pudo dar forma al aire, su aliento se volvi palabra. Pued ecomunicar lo que le sucede, lo que piensa, siente y ve; as nacen lasrelaciones humanas. El aire rene a los seres que respiran. Por efecto delaire, el agua se transforma en nube que el aire transporta, pero que no sabedetener. Lleva tambin a los pjaros, a las mariposas, al polen de las flores. Ypermite nacer a las llamas. El aire es invisible, su accin slo se ve e n elmov imi ent o de los seres y de las cosas. Nunca el aire sera capaz de dejar algohundirse y perecer en su elemento como lo hace el agua. Su ligereza contrasta con lapesantez terrestre.

    Como las ondinas, las slfides son tambin espritus del amor, pero suamor es desinteresado: no lleva la huella de la posesin. Ariel es un espritudel amor de esta clase, tal como est representado en la tempestad deShakespeare y el Fausto de Goethe. Andersen habla de la pequea sirena, a la

    cual el amor, primero impregnado de deseo, se transforma en disposicin alsacrificio y devocin, lo que le permite elevarse junto a las hijas del aire. Lasslfides quieren tambin vincularse a los seres humanos. En el cuento, ellas lohacen en forma de la joven convertida en cisne. Son grandes susexigenc ias respecto a los seres humanos que quieren unirse a ellas por amor.Ellas les rehuyen, pues no quieren poseer ni ser objeto de posesin. El serhumano se halla ante la tarea de limitarlas, de buscarlas. El camino queconduce a ellas es difcil. Pero precisamente en esta dificultad el ser humanose engrandece y lucha por descubrir su propio ser. Slo a partir de esemomento el ser humano est maduro para responder al amor desinteresado dela joven en forma de cisne. Las ondinas ofrecen la purificacin y el

    conocimiento del yo; las slfides exhortan al descubrimiento del yo y alnacimiento del yo.

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    Las salamandras, los seres elementales superiores del fuego

    El cuarto elemento lo hal lamos d e forma natural en el calor del mundoque nos rodea y de n uestro interio r. En to das las formas de calor viven lassalamandras. Claro est que como fuego, el cuarto elemento no forma

    parte del Gnesis, pero es un don divino suplementario. Prometeo lotrajo a la Tierra contra la voluntad del Padre de los dioses. Los animales salvajeshuyen del fuego, presienten an algo particular, algo sobrenatural; como en elrayo que cae del cielo y que es sublime y pavoroso, o como en el fuego alumbradopor el ser humano.

    Los seres humanos tambin han experimentado en otro tiempo elfuego como un regalo de los dioses. Moiss reconoce a su Dios en elarbusto ardiente, incendiado, que no se consume. Con las pruebas de fuegose sonde aba la vo lun tad de los dio ses . En los holocaustos se ofrecan accionesde gracias y expiaciones y se ganaba los favores de las potencias superiores.

    El fuego, como don divino, ofrece o impone la libertad a los sereshumanos. Ellos ya no dependen de la luz diurna, pueden iluminar su moradadura nte la n oche y cal entar se e n invierno. Las culturas se construyen conla fuerza del fuego, pero el ser humano tambin puede planificar y realizar supropia destruccin. Las ilusiones humanas desaparecen entre las llamas. Elfuego, como don de los dioses, confiere la fuerza. Los portadores de estafuerza existen en los cuentos: son los forjadores, los carboneros, los enanosy los brujos. La fuerza no es buena ni mala, puede emplearse de las dosmaneras. Los maestros del fuego claramente opuestos a los dioses son losdiablos y los dragones que arrojan fuego.

    Las salamandras, los espritus del fuego, son seres elementales quese hallan en un nivel elevado. Por esta razn los cuentos evocan ms suelemento que los propios espritus del fuego. Mientras los gnomos ofrecenla sabidura terrestre, las ondinas estimulan la purificacin y elconocimiento de s, las slfides conceden a los seres humanos el esfuerzo en elamor desinteresado, se podra decir de las salamandras que llaman alreconocimiento de las voluntades divinas por la destruccin por el fuego delas ilusiones humanas. Ellas llaman a poner en prctica la libertad y lafuerza, que son puestas a disposicin del ser humano como dones divinos, de

    modo que la voluntad de Dios se haga sobre la Tierra.

    Los seres elementales en nuestra vida cotidiana

    Cuando permanecemos en un paisaje bello, pero tambin cuando vamoscada da a la ciudad para trabajar, entramos sin cesar en contacto con loselementos slido, lquido, areo y calrico. Esto nos puede invitar a meditarsobre las propiedades particulares de estos elementos. Este pensamiento, quese identifica con los elementos, constituye una especie de puente arrojado

    hacia estos seres que se manifiestan y se expresan en los elementos. Amuchos seres humanos les gustara contribuir de algn modo en la liberacin

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    de los se res elementales, pero no saben cmo hacerlo.

    Estos seres participan activamente en nuestra vida real. Por eso no lesalcanzamos con las celebraciones razonadas artificialmente y ejecutadassolemnemente. Ellos quieren estar implicados en todo lo que emprendemos:

    en nuestro trabajo, en nuestras diversiones, en nuestras investigaciones,nuestras meditaciones y nuestras oraciones. La relacin que mantengamos con ellosno debe ser un estado extraordinario, sino un hbito vital. Pero no debe surgiruna mezcla malsana de percepciones espirituales y de percepciones sensibles.

    Cuando mediante la percepcin consciente y la actividad pensanteprofundizamos en lo que se nos desvela, esto nos conduce a unaconvivencia autntica con los espritus de la Naturaleza. Enseguida nosdamos cuenta de cmo acta el espritu en la materia. Yo experimento estosobre todo cuando cocino, lavo, limpio o cuido mis plantas. Entonces se puedeabrir paso una disposicin anmica que vuelve mi accin ms agradable y ms fcil.

    De una disposicin anmica como esta surgi en otro tiem po la idea d e q ue losgnomos realizan nuestro trabajo. Ellos no lo hacen para nosotros, lo hacencon nosotros, cuando con nuestro comportamiento les dejamos actuarimperceptiblemente en nuestras actividades. Las plantas que cuidamos losienten. "Tienes la mano verde", me dicen. Los nios a quienes les contamosuna historia tambin lo sienten, y luego cobra vida en ellos el sentimiento deque es verdad y es justo, y los adultos creen lo que dicen.

    De este modo los seres elementales nos aportan mucho bien y nosotrospodemos liberarlos de su cautividad en los aspectos unilaterales de su vida.Todo trabajo que realizamos con amor sobre la Tierra, todo trabajo querealizamos sobre nosotros mismos, para volvernos seres humanosequilibrados, es un presente ofrecido a los seres elementales. Un serhumano que aprende a unir y equilibrar en s los puntos de vista exclusivos ylas contradicciones, ayuda a los seres elementales y recibe ta mb i n su ayu da .En es te cu en to , ta l se r humano se vuelve rey.

    Juan el Fuerte y los cuatro elementos

    El cuento de Gr imm "Juan e l Fuer te" muestra el efecto de loselementos y de sus seres elementales sobre el camino de un ser humano quese vuelve rey.

    A Juan, an muchachito, se lo llevan en compaa de su madre unosbandole ros qu e los encierran en su caverna. Los bandoleros amasan riquezasque roban por la fuerza a los dems; comen mucho y se embriaganfcilmente, y slo conocen la fuerza. Son materialistas empedernidos. Hanraptado a la mujer para que les cuide la casa y se dedique a servir a esosmachos.

    Juan crece en la oscuridad de la caverna, no aprende nada de la belleza de laNaturaleza y est expuesto a esas influencias unilaterales. Su madre acta

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    opuesta a ellos, contndole historias que siembran en su alma una semilla dehumanidad. Juan crece y se vuelve grande y fuerte en el interior de la tierra, yacaba por liberarse, con su madre, del poder de los ladrones. Ellosvuelven juntos a la casa de su padre.

    Las fuerzas unilaterales desarrolladas por Juan el Fuerte son primerodevastadoras en el armonioso entorno de sus padres. l derrumba la ca si ta de supadre, pero a continuacin ayuda a construir una nueva, y cultiva loscampos de sus padres y cuida su ganado.

    Entonces parte al vasto mundo con un bastn para caminar que pesacien libras. Sus trabajos le llevan a las tinieblas de un gran bosque dondehace amistad con dos compaeros de los bosques: con Tuerceabetos, quepara hacer cuerdas tuerce los mayores abetos como ramitas de mimbre, y conRompepiedras, que rompe sin descanso las rocas a golpe de puo. Los trescompaeros se instalan en un castillo solitario. Uno de los tres debe quedarse

    en el interior para cocinar mientras que los otros dos salen a cazar por el bosque.

    Coc inand o, es decir al ten er un contacto con el elemento fuego, estos tresseres, ligados de modo exclusivo a la tierra, experimentan la desaparicin de susilusiones. Aprenden que no se puede obtener todo por la fuerza. Alocuparse cada uno de la cocina, recibe la visita de un enano "completamenteencogido", que le exige un trozo de carne. Tuerceabetos y Rompepiedras noquieren darle nada y le persiguen. Pero l, que es un espritu de la tierramucho ms fuerte, aunque de estatura ms pequea, les administra unapaliza a cada uno de estos fanfarrones orgullosos de su fuerza, lo cual esnuevo para ellos. Juan siente compasin por el enano y le da un trozo decarne, pero le ha de parar los pies porque no deja de volver a pedir.

    Le d a p ero no se som ete . Su com por tamiento humano pone un lmiteal poder de los enanos de la tierra, y Juan no puede ser molido a golpes. Perotambin debe reconocer que no puede esperar todo por medio de l a mera fuerza.Slo con la ayuda de sus compaeros alcanza la morada del enanosubterrneo. Ha de dejarse descender en un cesto por el pozo dond e h abit a e lenano. Al llegar al fondo, encuentra una puerta, que abre, y descubre unaprincesa maravillosa que est prisionera y guardada por el enano. l tumba lapuerta y supera as una fuerza terrestre que acta de modo exclusivo y sirve

    al mal por su parcialidad. De este modo libera a la princesa, de la cualenseguida caen las cadenas. Luego los dos compaeros que se haban quedado enla superficie izan a la princesa para sacarla de su prisin, pero abandonan a Juan enel pozo.

    De nuevo su fuerza no le ayuda. Entonces descubre un anillo mgicoque brilla en un dedo del despojo del enano, la fuerza terrestre unilateral vencida.Este anillo le convierte en seor de los espritus del aire. Ellos le remontan de suagujero y le transportan a la orilla del mar. Juan ve a lo lejos, sobre el mar,una barca donde estn sus dos prfidos compaeros que se han llevado a laprincesa. Quiere perseguirles nadando, pero el agua no puede llevarle en sus olas,

    pues su pesado bastn le arrastra al fondo.

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    Girando su anillo, los espritus del aire le salvan por los pelos y letransportan a la barca de los fugitivos. l vence a sus dos compaerostraidores. El agua que antes les separaba de su amada y que quera hacerleperecer, le transporta ahora al reino de la hija del rey. Se casa con ella y sevuelve rey a su vez.

    Juan alcanza ese fin elevado porque experimenta las oposiciones y lascontradicciones en el seno de los elementos, y los ha unido en s, liberndose as desu estrechez personal. Por su accin, libera tambin a la hija del rey, que sepuede considerar como la imagen de su propia alma, segn el significadodel cuento. Ahora ya no puede ms que comportarse humanamente sincesar, se ha vuelto totalmente humano. Por tanto en el lenguaje del cuentoes un rey.

    As sigue la frase a menudo mal comprendida, citada por el Gnesis:Que la Tierra os sea sometida. Tal ser humano, que se ha vuelto

    totalmente rey, no explota a la Tierra como un ladrn, sino que a partir deuna conciencia general ms elevada, satisface el anhelo de libertad de losseres elementales tal como ellos lo manifiestan en su elemento, puessufren en la espera de ser liberados por l de todo carcter unilateral.

    Texto extrado de Neues Denken n 4, 1994. Traducido al francs por Daniel Kmicik y Jean MichelFlor n, y del franc s al castell ano por Alvaro Alts.