EXPOSICIÓN FARMACÉUTICA NACIONAL.

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SEMANARIO FARMACEUTICO. 409 EXPOSICIÓN FARMACÉUTICA NACIONAL. (Continuación.) XXI. D. Angel Bellogin y Aguasal, farmacéutico de Valladolid, ex- hibió su «Manual del practicante de Farmacia», obra que presta hoy verdaderos servicios en la mayor parte de las oficinas de la Península; varios folletos, tales como «Toxicología del clorofor- mo;» «Investigación del acite de algodonero en el de oliva,» en colaboración con el Sr. Bonilla, y las obras traducidas asociado al Sr. Villar y Miguel, entre las cuales se encuentra la del Codex, última edición. D. Santiago Bonilla y Mirat, catedrático de la Facultad de Ciencias en la Universidad de Valladolid, presentó un «Tratado elemental de Química general y descriptiva,» obra adoptada como texto en varias Universidades y algunas escuelas especiales y que ha merecido los honores de una segunda edición en breve espacio de tiempo. D. Antonio Blavia y Codoiosa, farmacéutico en Lérida, concu- rrió con una «Memoria sobre la flora de Lérida» y un «Catálogo de las plantas medicinales de Lérida y su provincia.» D. Julián Casaña y Leonardo, catedrático en la Facultad de Farmacia de Barcelona, con su «Tratado de Química orgánica apli- cada á la Farmacia y farmacología químico-orgánica» y sus «Apuntes para la reforma de la enseñanza de la Facultad de Far- macia,» obras muy estimadas y que por sí solas, particularmente la primera, es bastante para proporcionar á su autor una reputación que le coloque entre los que en el siglo actual han concurrido con sus luces á propagar las ciencias, contribuyendo á la vez al pro- greso de la Farmacia. D. Ramón Codina y Langlin, farmacéutico de Barcelona, con sus «Consideraciones sobre el uso del aceite de algodón en la eco- nomía humana» y «Breves consideraciones sobre el estado del ejer- cicio de la Farmacia en España» y su «Memoria sobre medica- mentos galénicos extranjeros.» D. Primo Comendador y Tellez con su «Estudio botánico, mé- dico, farmacéutico y económico de las Solanáceas, seguido de una monografía de la belladona,» trabajo por demás interesante y que ha obtenido una acogida envidiable por los datos y noticias intere- santes que comprende, relativos á una de las familias de plantas más importantes bajo el punto de vista de la aplicación de gran número de sus especies en la Medicina y Farmacia. D. Miguel Colmeiro, decano de la Facultad de Ciencias de Ma- drid y Director del Jardín Batánico, con una colección de 18 obras, cuya enumeración suprimimos en atención á que son cono- cidas de cuantos se dedican al cultivo de las ciencias naturales y AGOSTO 19 DE 1883.—ANO X I , NÚM. 47. 52

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S E M A N A R I O F A R M A C E U T I C O . 409

E X P O S I C I Ó N F A R M A C É U T I C A N A C I O N A L .

(Continuación.)

X X I .

D . Angel Bellogin y Aguasal, farmacéutico de Valladolid, ex­hibió su «Manual del practicante de Farmacia», obra que presta hoy verdaderos servicios en la mayor parte de las oficinas de la Península; varios folletos, tales como «Toxicología del clorofor­mo;» «Investigación del acite de algodonero en el de oliva,» en colaboración con el Sr. Bonilla, y las obras traducidas asociado al Sr. Villar y Miguel, entre las cuales se encuentra la del Codex, última edición.

D. Santiago Bonilla y Mirat, catedrático de la Facultad de Ciencias en la Universidad de Valladolid, presentó un «Tratado elemental de Química general y descriptiva,» obra adoptada como texto en varias Universidades y algunas escuelas especiales y que ha merecido los honores de una segunda edición en breve espacio de tiempo.

D. Antonio Blavia y Codoiosa, farmacéutico en Lérida, concu­rrió con una «Memoria sobre la flora de Lérida» y un «Catálogo de las plantas medicinales de Lérida y su provincia.»

D. Julián Casaña y Leonardo, catedrático en la Facultad de Farmacia de Barcelona, con su «Tratado de Química orgánica apli­cada á la Farmacia y farmacología químico-orgánica» y sus «Apuntes para la reforma de la enseñanza de la Facultad de Far­macia,» obras muy estimadas y que por sí solas, particularmente la primera, es bastante para proporcionar á su autor una reputación que le coloque entre los que en el siglo actual han concurrido con sus luces á propagar las ciencias, contribuyendo á la vez al pro­greso de la Farmacia.

D. Ramón Codina y Langlin, farmacéutico de Barcelona, con sus «Consideraciones sobre el uso del aceite de algodón en la eco­nomía humana» y «Breves consideraciones sobre el estado del ejer­cicio de la Farmacia en España» y su «Memoria sobre medica­mentos galénicos extranjeros.»

D. Primo Comendador y Tellez con su «Estudio botánico, mé­dico, farmacéutico y económico de las Solanáceas, seguido de una monografía de la belladona,» trabajo por demás interesante y que ha obtenido una acogida envidiable por los datos y noticias intere­santes que comprende, relativos á una de las familias de plantas más importantes bajo el punto de vista de la aplicación de gran número de sus especies en la Medicina y Farmacia.

D. Miguel Colmeiro, decano de la Facultad de Ciencias de Ma­drid y Director del Jardín Batánico, con una colección de 18 obras, cuya enumeración suprimimos en atención á que son cono­cidas de cuantos se dedican al cultivo de las ciencias naturales y

AGOSTO 19 DE 1883.—ANO X I , NÚM. 47. 52

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que le colocan á la altura de los más eminentes hombres de cien­cia de la época presente. Sólo añadiremos que al presentarlas lo efectuó sin opción á distinción alguna, cediendo á favor de la co­misión una parte de su producto en venta de los ejemplares que se expendieran, acto de generosidad que nos creemos en el deber de hacer público.

D. Antonio Sánchez Comendador, catedrático de la Facultad de Farmacia de la Universidad de Barcelona y decano de la mis­ma, con la «Farmacofitología» de que es autor, obra apreciabilísi-ma para la enseñanza.

1). Federico Gómez de la Mata, médico, con su «Estudio tera­péutico de los medicamentos modernos;» «La tos ferina ó coque­luche y su tratamiento;» «Manual de inyecciones hipodérmicas;» «La sordera y su curación;» «Tratado teórico-práctico de las en­fermedades del oído,» que acreditan la laboriosidad é ilustración de este profesor.

D. Francisco Lóseos y Bernal, farmacéutico en Castelserás (Te­ruel), con su «Tratado de Plantas de Aragón,» suplemento 5.° al mismo [manuscrito] y «Catálogo de plantas de la provincia de Zaragoza» [manuscrito], trabajos que acreditan la competencia del autor, conocido entre los que cultivan la ciencia, tanto en España como en el extranjero, y que le han valido la reputación de botáni­co distinguido.

D, Vicente Munita y Alvarez, farmacéutico en Madrid, con una «Memoria sobre las adulteraciones del café,» acompañada de preparaciones micrográficas llevadas á cabo en el Laboratorio mu­nicipal de Madrid y que sirven de base al trabajo anterior verdade­ramente importante y de grande utilidad, que demuestra la aplica­ción y aprovechamiento de este joven profesor.

D. Joaquín Olmedilla y Puig, farmacéutico en Madrid y cate­drático, con veintidós obras, tres de ellas traducidas, las restantes originales, y de éstas hemos publicado algunas en esta Re­vista, conocidas de las personas ilustradas y muy especialmente de los profesores de ciencias médicas, muestra inequívoca de la laboriosidad de este compañero, así como de su ilustración y com­petencia en las ciencias y letras.

D, Pedro Gil y Municio, farmacéutico de cámara en Madrid, con sus Discursos y Memorias: entre los primeros el relativo á em­balsamamientos y en el que se encuentra condensado cuanto de importante se conocía en la época en que fué escrito, y entre las segundas la que se refiere al estudio del ópio, premiada por una corporación científica, y todas dignas del primer farmacéutico de S. M. y de la merecida reputación que goza.

D. Mariano Pérez M.Minguez (hijo), con una numerosa colección de «Autógrafos de farmacéuticos españoles» bastante interesante y que revela un trabajo y constancia á todas luces plausible; un «Resumen general de la estadística farmacéutica de España,» tra­bajo de utilidad que puede servir de base para llegar á obtener la completa de que ñoy carecemos y que tantos servicios podría pres­tar bajo muchos aspectos á los profesores y autoridades.

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Reciba el Sr. Pérez M. Mínguez nuestra felicitación por su la­boriosidad en llevar á cabo cuanto atañe á la profesión y pueda prestarla algún servicio, como acontece con su «Almanaque-copia­dor de recetas» y «Libro de los ajustados» y «Libreta para cuen­tas,» que también exhibió.

D. Jaime Pizá y Reselló concurrió con su «Sinominia de medi­camentos químicos, etc.,» y de la cual nos hemos ocupado ya en nuestra j ^ m s t ó , emitiendo en justicia favorable juicio por los muy interesantes servicios que proporciona á las oficinas de farmacia, y que demuestra además, á la vez que su laboriosidad, los extensos conocimientos que posee el autor en la práctica de la profesión.

D. Fructuoso Plans y Pujol con su «Teoría de la Farmacología Natural» y las »Lecciones de la Farmacología Natural,» obras por demás importantes y á la altura de los progresos de las ciencias naturales en que el autor y distinguido catedrático de la Facultad de Farmacia de Barcelona es uno de sus más inteligentes cultiva­dores.

D. Ricardo de Sádaba con la segunda edición de su obra «Prác­tica de operaciones farmacéuticas,» elogiada justamente y que me­reció ser distinguida por el Colegio de Farmacéuticos con medalla de orO) y sobre la cual ha recaído asimismo dictamen favorabilísi­mo de la Real Academia de Medicina, habiendo sido premiada también en otros certámenes y obtenido juicios muy laudatoriosde la prensa científica y profesional.

D. Pablo Romeo y García con sus «Lecciones de materia far-macética vegetal,» arregladas al curso de esta asignatura en la Facultad de Madrid; segunda edición reformada.

D. José Sánchez y D. Victoriano Muñoz con la «Tarifa para la tasación de medicamentos» ya juzgada por el Colegio, que la aco­gió con entusiasmo, así como la mayoría de los profesores que hoy la consultan con provecho.

D . Juan Texidor y Cos, catedrático de la Facultad de Farma­cia en Barcelona, presentó sus obras «Apuntes de Zoología médico-farmacéutica y Farmacozoología,» «Tratado de materia farmacéu­tica mineral;» «Monografía del tártaro emético;» «Flora farmacéu­tica de la Península Ibérica;» Farmacopea general alopática, ho­meopática y veterinaria» en colaboración, obras todas que son más que suficientes para acreditar la actividad así como los extensos conocimientos de su autor en las ciencias físico-naturales y los propios de la Facultad y que le han valido reputación envidiable tanto en España como en el extranjero.

D . Nicanor Calleja y Rodríguez, farmacéutico en Avila, con su crítica á los métodos de obtención del ácido cianhídrico; Exposi­ción de un nuevo método» {manuscrito).

D. Enrique Miralles. farmacéutico en Sagunto (Valencia), pro­fesor ilustrado y de los más entusiastas por la profesión, concurrió con su «Ensayo de Filosofía humanitaria y curadores morales» (manuscrito].

D. Mariano Pérez Minguez, farmacéutico de Valladolid, que ya hemos citado y volveremos á citar honrosísimamente, con la co-

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lecciónde «El Droguero Farmacéutico,» publicado en dicha capital, el primer número en 15 de Octubre de 1856 y el último, el 16 de D i ­ciembre de 1868, tres tomos.

D. José Soler y Sánchez, farmacéutico en Alicante y catedrático de Física de su instituto, con sus obras «Teorías de la Química» y «Elementos de Química» que corresponden á la ilustración del an­tiguo catedrático de la Facultad de' ciencias de la Universidad de Madrid.

D. Zacarías Zorzano y Gómez, farmacéutico en Logroño, con los artículos publicados en la Farmacia Española sobre «Acidos y alcalóides recientes» y «Progresos y apuntes de Química,» que acreditan su laboriosidad y competencia en las ciencias químicas.

D, Ensebio Pelegrí y Camps, farmacéutico de Sanidad militar residente en Madrid, con su «Farmacofitología de las islas F i l ip i ­nas,» en un tomo {manuscrito)', obra que ha merecido justos elogios de cuantos la han estudiado detenidamente y que ya había sido dada á conocer en parte por algún periódico de la profesión y mere­cido el honor de ser transcritos algunos de sus párrafos, citándola en obras destinadas á la enseñanza. Para que nuestros lectores puedan á su vez formar juicio propio acerca de la misma, hemos reproducido en nuestra Revista los artículos que dió á luz hace poco el autor en la Q-aceta de Sanidad militar, y como haya sido muy controvertido su mérito podrán así apreciarle debidamente.

E l Ministerio de Ultramar, remitió para su exhibición la «Flora de Filipinas» por el R. Padre Blanco, edición de lujo con magnífi­cos cromos hoy en publicación y considerablemente aumentada por algunos Padres de la Orden de Misioneros de aquellas islas, y el «Herbario forestal» de las mismas.

D. Ramón Batet, farmacético de Sanidad militar residente en la Habana, con su «Clasificación y Nomenclatura farmacéutica,» [ma­nuscrito] .

[Se continuará.)

Asuntos científicos.

P I N T U R A S L U M I N O S A S .

Se prepara de color de naranja, mezclando:

Barniz, cuya preparación se expresa luego. 46 partes. Baroselenita . . . . . . . . . . . . . 17'5 — Amarillo de Indias . . . I — Rubia I'S — Sulfuro de calcio, 34 —

E l barniz referido se obtiene fundiendo 15 partes de copal de zancibar en 60 de aceite de trementina, y después de haberlo fil­trado, se añade 25 partes de aceite de lino cocido y puro.

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Para obtener pintura verde se emplean: Barniz mencionado 48 partes. Baroselenita. .• 10 — Arseniato de cromo • • • 8 — Sulfuro de calcio 34 —

Se prepara de color azul, con: Barniz . 42 partes. Baroselenita , . . . . i0 '2 — Azul ultramar 6'4 — Azul c o b a l t o " 5'4 — Sulfuro de calcio 36 —

Resulta de color violeta, mezclando: Barniz 42 partes. Baroselenita 10'2 — Violeta ultramar , 2*8 — Arsenito de cobalto 9 — Sulfuro de carbono • 36 —

Se obtiene la pintura de color gris, con los ingredientes si­guientes:

Barniz. 45 partes. Baroselenita 6 — Carbonato de cal 6 — Azul ultramar 0'5 — Sulfuro de zinc 6'5 Sulfuro de calcio 36 —

Resulta amarillo pálido, mezclando: Barniz . . 48 partes. Baroselenita 10 — Oropimente (trisulfuro de arsénico) 8 — Sulfuro de calcio 34 —

Y finalmente, se prepara de color rojo, con: Barniz 50 partes. Sulfato de barita . . . . . 8 — Laca . . 2 — Rejalgar (bisulfuro de arsénico) 6 — Sulfuro de calcio . . . . 34 —

E E G L A S P A R A L A M E Z C L A Y A T E N U A C I Ó N D E L O S A L C O H O L E S , Á C I D O S Y D I S O L U C I O N E S S A L I N A S ,

por Th. J. Wrampelmier.

Aunque se han establecido diferentes reglas y fórmulas para la atenuación ó dilución del alcohol y de los ácidos, algunas de ellas muy sencillas para los casos particulares, son inaplicables ó bien requieren previas y engorrosas operaciones algebráicas cuan-

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do se trata de hacerlas extensivas á los casos más complicados. No recuerdo haber visto regla alguna tan sencilla y de tan universal aplicación como la que voy á exponer, de la cual me he servido durante mucho tiempo.

Empezaba por la siguiente consideración: es evidente que si mezclamos 100 gramos de alcohol de 75 por 100 (1) con 100 gra­mos de 25 por 100, el resultado de la mezcla será 200 gramos de alcohol de 50 por 100; puesto que los primeros 100 gramos conte­nían 75 de alcohol absoluto, los últimos 100 contenían 25 gramos del mismo espíritu; total: 100 gramos de absoluto en la mezcla de los 200, es decir, un 50 por 100.

Ahora bien: los 100 gramos de alcohol de 75 por 100 contenían 25 gramos más de alcohol absoluto, de los que se requierían para hacer un alcohol de 50 por 100; mientras que á los 100 gramos de 25 por 100 les faltaban 25 gramos de alcohol absoluto para darle la fuerza de 50 por 100; en este caso no haremos más que añadir al alcohol de 25 el suficiente alcohol de 75 para que el exceso de r i ­queza por encima de 50 del primero, cubra precisamente la defi­ciencia del último ó vice-versa. De lo cual se deduce: que al mez­clar los alcoholes de riqueza diferentes con el propósito de hacer uno de riqueza intermedia, debe tenerse en cuenta que el ex­ceso de riqueza del uno sobre el grado intermedio que se trata de preparar, equivalga al defecto del otro con relación al mismo grado.

Sea, pues, = la riqueza ó tanto por ciento en peso del al­cohol más fuerte ó rico,

y ¿ = el tanto por ciento del más débil ó pobre; JP = el peso del más fuerte; p = Q\ peso del más débil; Tendremos T y ( P = \ & cantidad de alcohol absoluto en el más

fuerte y llamando t' al tanto por ciento de alcohol de riqueza inter­media que queríamos preparar, tendremos: [T—P) P = e\ exceso del alcohol absoluto del más fuerte sobre el intermedio; y por el mismo estilo [P—•¿)j»= el defecto del más débil, es decir, el al­cohol absoluto que le falta para llegar á la riqueza P. Para hacer la mezcla, ó sea para preparar alcohol de P, ya hemos dicho que debe entrar tanto del exceso (í7—^) i3 como del defecto [P—t) p; es decir:

{T—P) P - [f—P) pt de donde resulta la siguiente proporción:

[T—P] : {P—t) : : p : P, y de ahí nuestra regla, que es como sigue:

Dadas las soluciones de la misma sustancia y de diferente r i ­queza (ó tanto por ciento en peso), para hacer una solución de r i ­queza intermedia, mézclense las dos soluciones en proporción in­versa de las diferencias que hay entre el tanto por ciento respecti­vo y el tanto por ciento de la solución que se quiere preparar.

(1) E n peso.

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O en otros términos: Dadas dos soluciones de. riqueza Tía . más fuerte y la í más débil, para darles una fuerza ó riqueza interme­dia mézclense en la proporción de t'—t de la más fuerte con T—é' de la más débil.

Cuando en vez de la solución más débil deba usarse agua como en las atenuaciones de alcohol ó de ácidos, tse convierte natural­mente en 0 y la proporción para la mezcla se convierte en la pro­porción de t' para la solución ya de T — f para el ag-ua.

Véamos ahora sus aplicaciones prácticas; pueden ocurrir los casos siguientes:

Primer caso.—Dado el peso de la solución más rica, ¿cuánto se necesitará de la más pobre para preparar una mezcla de una de­terminada riqueza intermedia entre las dos primeras?

Tendremos t'—t : T—í' : : P : a,

llamando « al peso de la solución más pobre que se necesita saber. Cuando en vez de la solución más pobre se use agua, la pro­

porción será esta: f : T - P \ ' P \ x \

en este caso x será el peso del agua pedido. Por ejemplo: Tenemos 100 kilógramos de ácido nítrico de 70

por 100 de fuerza en peso, ¿cuánto ácido nítrico de 10 por 100 se deberá añadir para que resulte un ácido de 50 por 100?

50—10 : 70-50 ; : 100 : ^ Lueg-o, x — 50 kilógramos == peso del ácido de 10 por 100 que

se pide. Si es aquí en vez de ácido de 10 por 100 el agua la que debe

usarse, quedará: 50 : 70—50 : : 100 : ^

á? = 40 kilógramos — peso de agua pedido. Segundo caso.—Dado el peso del más débil, ¿cuánto se necesi­

tará del más fuerte ó rico para hacer una mezcla intermedia deter­minada? La proporción será:

T—V : t—t-.-.p : x. Ejemplo: Dadas 100 libras de alcohol de 23 por 100 (en peso),

¿cuánto se necesitará de alcohol de 93 por 100 para hacer alcohol de 45 por 100?

93—45 : 45—23 : : 100 : a? x = 45,8 == peso del alcohol de 93 por 100 pedido.

Tercer caso: Se desea hacer una cierta cantidad de solución intermedia, ¿cuánto se necesitará de la solución más fuerte y cuán­to de la más débil?

Sea a = el peso del alcohol (de riqueza tanto por ciento t') que se desea hacer;

y sea x = el peso del alcohol fuerte (de riqueza T) , entonces será a — = el peso del alcohol débil (de riqueza í).

Teníamos ya la proporción T—é1 : é'—t: : p : P }

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mas como hemos convenido que sea x — P y a — x =

resulta esta otra: T — V \ V — t : : a — x x

de donde fácilmente se saca T ~ f . P — t : : a : x.

Ejemplo: Para hacer 10 kilogramos de alcohol de 85 por 100, ¿cuánto alcohol de 91 por 100 y cuánto de 45,5 por 100 se ne­cesita?

91 — 45,5 : 85 — 45,5 : : 10 : 0

x = 8,7 kildgramos de alcohol de 91 por 100. a — x — 10 — 8,7 = 1,3 kilógramos = peso del alcohol de 45 por 100.

{Se contimiará,)

Noticias varias

GRABADO DEL COBRE CON EL ÁCIDO CRÓMICO.—Se obtiene un grabado profundo y esmerado con el líquido preparado con

Acido sulfúrico 60° 350 gramos. Bicromato de potasa 150 — Agua caliente 800 —

La plancha que debe grabarse, se recubre con cera y con un buril se separa toda la que ocupe el dibujo que pretende grabarse, vertiendo encima la precipitada composición, la cual no ofrece el peligro de desprender vapores cúpricos.

LÍQUIDO PARA LA EXTINCIÓN DE INCENDIOS.—Los Sres. Mallet y Suntheimer proponen para el referido objeto la composición si­guiente:

Sulfato de magnesia 33 partes. Cloruro de iodo 25 — Sulfato de amoniaco.... 20 — Alumbre. . , 15 — Bórax , . , . . 5 —

Total 100 —

En el estudio que venimos haciendo sobre la extinción de in­cendios, se tratará de los medios mecánicos que suelen emplearse para arrojar sobre los cuerpos estos y otros líquidos conocidos con el sobrenombre de mata-fuegos.

CORRECCIÓN.—En la pag. 393, l ínea 24, donde dice: labrados, léase lebradas.