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1 EXPRESIÓN EMOCIONAL Y PERSONALIDAD TIPO C: DIFERENCIAS ENTRE MUJERES CON PATOLOGÍA MAMARIA MALIGNA, BENIGNA Y NORMALES (1) (2) Julia Sebastian Herranz, Nuria Mateos de la Calle y Mª Jose Bueno Casas. Dpto. de Psicología Biológica y de la Salud. Facultad de Psicología Universidad Autónoma de Madrid. ---------------- (1) Esta investigación ha sido realizada gracias al proyecto financiado por la DGICyT (PB92-0025) del Ministerio de Educación y Ciencia. (2) Agradecemos muy especialmente al Dr. Calero (Jefe del Servicio de Oncología) y al Dr. Usandizaga (Jefe del Dpto. de Obstetricia y Ginecología), y a los Drs. Sánchez, Gomez-Pastrana, Inocente y a la Dra. Ramón del Hospital la Paz su colaboración prestada junto a su equipo de enfermeras; así como a la Dra. Iribas (Clínica Fortuny) y al Dr. Pérez, y Dras. Segarra y San Segundo (Centro Nacional de Prevención de Enfermedades de la Mama y Oncoginecológicas de la Compañía Telefónica Nacional de España) y a la Dra. Fernández-Ballesteros (U.A.M.) por la ayuda recibida para la realización de esta investigación.

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EXPRESIÓN EMOCIONAL Y PERSONALIDAD TIPO C: DIFERENCIAS ENTRE MUJERES CON PATOLOGÍA MAMARIA MALIGNA, BENIGNA Y NORMALES (1) (2) Julia Sebastian Herranz, Nuria Mateos de la Calle y Mª Jose Bueno Casas. Dpto. de Psicología Biológica y de la Salud. Facultad de Psicología Universidad Autónoma de Madrid. ---------------- (1) Esta investigación ha sido realizada gracias al proyecto financiado por la DGICyT (PB92-0025) del Ministerio de Educación y Ciencia. (2) Agradecemos muy especialmente al Dr. Calero (Jefe del Servicio de Oncología) y al Dr. Usandizaga (Jefe del Dpto. de Obstetricia y Ginecología), y a los Drs. Sánchez, Gomez-Pastrana, Inocente y a la Dra. Ramón del Hospital la Paz su colaboración prestada junto a su equipo de enfermeras; así como a la Dra. Iribas (Clínica Fortuny) y al Dr. Pérez, y Dras. Segarra y San Segundo (Centro Nacional de Prevención de Enfermedades de la Mama y Oncoginecológicas de la Compañía Telefónica Nacional de España) y a la Dra. Fernández-Ballesteros (U.A.M.) por la ayuda recibida para la realización de esta investigación.

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Resumen La idea de que puede existir un tipo de personalidad propensa al cáncer o "personalidad tipo C" ha sido recogida en numerosos estudios. Aunque hasta ahora no contamos con datos que nos señalen claramente las características de la personalidad tipo C, sí podemos señalar algunas de ellas como la falta de expresión de emociones negativas, estilos represivos de afrontamiento, desamparo y desesperanza, situaciones estresantes, ciertos rasgos de personalidad, etc., que han sido ampliamente revisadas en el artículo. De todas ellas, la inhibición en la expresión de emociones negativas ha sido la caracteristica que más consistentemente ha sido recogida en la literatura. Precisamente nuestro trabajo tiene por objeto estudiar este punto. A una muestra de 504 mujeres que habían ido a consulta o revisión mamaria en diversos centros médicos, se les administró La escala de Racionalidad/Defensividad Emocional (R/ED) y la escala de Necesiad de Armonia (N/H), ambas desarrolladas por Spielberger a partir de los trabajos de Grossarth-Maticek y col. La recogida de datos se realizó antes de que las pacientes supieran su diagnóstico. Posteriormente, fueron comparados los grupos con patología benigna, mamas normales y los nuevos casos diagnosticados de cáncer de mama. Los datos muestran que las pacientes con cáncer de mama obtuvieronn puntuaciones más altas en ambas escalas, lo cual apoya la idea de que las mujeres con cáncer de mama inhiben la expresión de emociones negativas en sus relaciónes interpersonales, utilizando la racionalización, y son capaces de renunciar a sus propias deseos y necesidades con el fin de lograr relaciónes armoniosas con su entorno. Por lo tanto, existe evidencia suficiente para pensar que los estudios psicológicos y psicobiológicos puedan ser útiles en las investigaciones sobre el cáncer. Palabras clave: Personalidad tipo C, supresión emocional, racionalidad, antiemocionalidad, necesidad de armonía, factores psicológicos en el cáncer de mama. Abstract

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The idea of a cáncer-prone personality or "type C personality" has been raised in numerous studies. Although no clear personality type has emerged from this research, some characteristics has been reported as reppression of negative emotions, coping repressive styles, helpleness-hopelessness, stressful situations, traits of personality, etc. This characteristics had been broader revised in the article. The inability to express negative emotions has been reported consistently in the literature. The present study was designed to obtain information about this question. The Rationality/Emotional Defensiveness (R/ED) and Need for Harmony (N/H) Scales developed by Spielberger, from the studies of Grossarth-Maticek, were administered to 504 women whom was examined for breast cáncer screening. It was administered prior to knowledge of the diagnosis. Newly detected breast cáncer cases were compared to healthy and benign control groups on this two scales. Women with breast cáncer had substancially higher scores than others groups in the two scales. The data supported the hypothesis that the breast cáncer patient did not express negative emotions in interpersonnal relationships (Rationality) and they are willing to renounce to your needs and desires in order to have harmonious relationships with other. Therefore, there is evidence that psychological and psychobiological studies can make a useful contribution to cáncer research. Keywords: Type C personality, emotional supression, rationality, antiemotionality, need for harmony, psychosocial factors in breast cáncer.

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Aunque en la antigüedad se asumían las relaciones existentes entre

diversos rasgos del carácter y la aparición de algún tipo de enfermedad (Mettler y

Mettler, 1947), en nuestra época -y más concretamente desde principios de siglo-

al ámbito científico le ha resultado difícil establecer una posible relación entre los

aspectos biológico y psicológico, desgajados entre sí desde que la moderna

medicina, alopática, segmentada y parcial impusiera -aunque de forma merecida- su

prisma.

Ya en los siglos XVIII y XIX se pueden encontrar hipótesis

etiológicas del cáncer vinculadas a aspectos relaciónados con el temperamento y la

personalidad (Mettler y Mettler, 1947, Stolbach y Brandt, 1988), aunque es a

partir de principios de siglo y fundamentalmente de los años cincuenta cuando

algunas publicaciones empezaron a indagar de manera más compleja, y

posteriormente científica, el papel que podían jugar en la aparición y desarrollo de

la enfermedad variables de marcado matiz psicológico.

El esfuerzo investigador desarrollado a partir de los años cincuenta

trajo consigo un considerable número de publicaciones en donde podemos observar

una gran diversidad de intereses y acercamientos al estudio de este tema, si bien

muchos de ellos bajo el prisma pisicoanálítico (ver Cox y Mackay, 1982, Temoshok y

Heller 1984; Hu y Silberfard, 1988, Martinez y Barreto, 1990, Jensen, 1991, para

una revisión). Aunque en la mayoría de estos trabajos los aspectos metodológicos

fueron poco cuidados, lo que caracterizaría a todos estos intentos es el énfasis

puesto en los aspectos emocionales como posibles elementos que estarían en la base

de la aparición del cáncer, más concretamente del cáncer de mama. La idea

genérica que se puede sacar de los trabajos de Bacon, Renneker y Cutler , 1952 y

de Blumberg, West y Ellis (1954) iría encaminada a proponer como características

predictivas del cáncer de mama una personalidad inhibida y una incapacidad

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emocional de poder descargar la agresividad, frustración o ira, entre otras

características; mientras que en los trabajos de Schmale e Iker, 1964; Bahnson y

Bahnson, 1966 y, sobre todo los del grupo de Leshan y col. (Leshan y Worthington,

1955; Leshan, 1959; Leshan 1966), además de volver a poner énfasis en la

dificultad de expresión de las emociones negativas, apuntaron la ausencia de

elaboración de pérdidas o separaciones de seres queridos y la presencia de

sentimientos de desamparo-desesperanza y de depresión. Sin embargo, como ya

hemos mencionado problemas de índole metodológica (por ejemplo la utilización de

diseños retrospectivos y la ausencia en la mayoría de ellos de grupo control) hacen

que tengamos que tomar estos resultados con mucha cautela (Ferrero y Barreto,

1992).

Otro grupo de trabajo como el de Thomas y cols. (Thomas y

Duszynski, 1974; Thomas, 1976; Thomas, Duszynsky y Shaffer, 1979; Duszynsky,

Shaffer y Thomas 1981) realizaron un estudio prospectivo con 1337 estudiantes

varones de medicina, tras un sequimiento de 15-30 años según la cohorte. Los

resultados ponían en evidencia el dato de que aquellos que desarrollaron algún tipo

de cáncer informaron de una falta de relaciónes próximas y recompensantes con sus

progenitores, que podía ser interpretado como pérdida o ruptura del apoyo social,

aunque los problemas referidos a los instrumentos utilizados y el tiempo

transcurrido desde la evaluación sean elementos que dificulten el análisis de las

conclusiones.

Pero quizá habría que remontarse a los trabajos del grupo de Greer,

Morris, Watson y Pettingale para acercarnos a una linea consistente de

investigación sobre la personaliada tipo C, término que utilizan estos mismos

autores en 1980 (Morris, 1980), aunque fueron Temoshock y Heller (1984) quienes

lo popularizaron y le dotaron de contenido, si bien referido a enfermos con

melanoma maligno. En los trabajos de Greer, Morris y cols. se intentó averiguar la

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existencia de un perfil de personalidad relaciónado con el cáncer de mama, y en

donde la recogida de la información se llevó a cabo antes de que la mujer conociera

su diagnóstico, aspecto importantísimo si entendenos que el conocimiento del

diagnóstico puede distorsionar las respuestas a las pruebas psicológicas y

ofrecernos un perfil más relaciónado con este tema que con la "verdadera

naturaleza" de su personalidad.

Greer y Morris (1975), en primer lugar, estudiaron en una muestra de

160 mujeres antes de proceder a una biopsia mamaria, el tipo de expresión

emocional (ira, hostilidad, etc.) y el número de eventos vitales estresantes

ocurridos tanto en el grupo que fue diagnosticado posteriormente de cáncer

(n=69), como en el grupo que recibió un diagnóstico de patología benigna (n=91). Con

respecto al primer punto, Greer y Morris encontraron un mayor nivel de supresión

de la ira en mujeres diagnosticadas de cáncer de mama, comparándolas con mujeres

que habían recibido un diagnóstico benigno, siendo esta relación más significativa

en el grupo de menor edad. Con respecto al segundo punto, no aparecieron

diferencias significativas entre los dos grupos en el número de eventos estresantes

ocurridos; como tampoco les aparecieron a Snell y Graham (1971), Priestman y col.

(1985) y a Ewertz (1986), aunque los resultados de Becker (1986) sí parecen apoyar

esta hipótesis (habría que señalar que en todas estas investigaciones los datos

fueron recogidos cuando las mujeres llevaban algún tiempo conviviendo con la

enfermedad).

En 1981, intentando solventar algunos problemas metodológicos del

trabajo de este grupo en 1975, Morris, Greer, Pettingale y Watson volvieron a

encontrar en las pacientes sometidas a biopsia de mama que posteriormente

recibirían un diagnóstico de cáncer de mama (n=17), una menor expresión de sus

emociones negativas, especialmente de la ira, comparando con el grupo control de

mujeres que recibieron un diagnóstico benigno (n=33). También en esta muestra las

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mujeres aquejadas de cáncer de mama obtuvieron menores puntuaciones en la

escala de Neuroticismo y en la de Ansiedad-rasgo que el grupo control de

diagnóstico benigno, sobre todo en las pacientes más jóvenes, entre 40 y 49 años.

Tratando de refrendar los resultados anteriores, unos años más

tarde, este equipo trabajó con una muestra de mujeres con cáncer de mama en

estadio I mastectomizadas (n= 30) comparándolas con mujeres sanas (n=27), con

objeto de seguir profundizando en el tema de la expresión de emociones negativas.

Los resultados obtenidos fueron que las mujeres con cáncer respondían con un

estilo de afrontamiento represivo, incluso a nivel no verbal, y presentaban mayor

control emocional, fundamentalmente de la expresión de la ira y ansiedad,

informando incluso de sus mayores intentos por controlarse en diversas situaciones

a las que se les sometió (Watson, Pettingale y Greer, 1984; Pettingale, Watson y

Greer, 1984). En 1991, utilizando solamente una muestra de mujeres con cáncer de

mama en tratamiento, hallaron que la actitud de fatalismo ante la enfermedad, el

control emocional, la desesperanza y la morbilidad psicológica estaban muy

relaciónadas (Watson y col., 1991).

Abundando en el tema de la expresión de emociones, Jansen y Muez

(1984) encontraron que las mujeres con cáncer de mama (n=69), sometidas a

cirugía, informaban de inhabilidad para expresar ira y otras emociones negativas en

mayor medida que mujeres con patología fibroquística (n=82) y mujeres sanas

(n=71). Resultados opuestos encontraron Taylor, Abrams y Hewstone (1988)

trabajando con sujetos con distintos tipos de cáncer y sujetos sanos, ya que en

este estudio los sujetos sanos (n=50) controlaron más sus emociones que el grupo

con cáncer (n=50), ademas de hallar que los sujetos con cáncer informaban de

haber sufrido más experiencias vitales negativas que el grupo control.

En el área mediterranea, y más concretamente en España, un

estudio realizado por Barreto (1984) con mujeres con cáncer de mama (n=40) y

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mujeres sanas (n=40), llevó a las siguientes resultados: las mujeres con cáncer

mostraban mayor responsabilidad, sentido del deber, dependencia de acción y

decisión, menor ira, y mayor conservadurismo y rigidez, aunque no se podía concluir

sobre la existencia de un perfil de personalidad característico (Barreto y Forner,

1986). También Andreu (1987) en una muestra compuesta por mujeres con cáncer

de mama (n=150) y mujeres sanas (n=150), halló niveles más altos de dependencia en

las pacientes con cáncer, si bien todos estos datos han sido conseguidos cuando la

enfermedad ha sido diagnósticada y tratada y, por lo tanto, algunos de estos

hallazgos se pueden deber a la situación de la propia enfermedad. En otro estudio

posterior (Andreu, García e Ibañez, 1988) no encontraron diferencias en ansiedad

y control emocional entre un grupo de mujeres mastectomizadas y un grupo control,

aunque si aparecían en paranoidismo, sensibilización y preocupación por la imagen

social. Cano, Dirgo y Pérez (1994) presentarón una serie de datos abundantes en

favor de la presencia de un estilo de afrontamiento represivo en pacientes con

varios tipos de cáncer, en donde los pacientes mostraban elevadas puntuaciones,

comparadas con un grupo control de personas sanas, en deseabilidad social,

neurotisimo, racionalización, antiemocionalidad, apoyo social, control de la conducta

ante la situación médica y bajas puntuaciones en sinceridad, ansiedad rasgo y

expresión de la ira.

En Italia, Grassi y col. (Grassi y Cappellari, 1988; Grassi y Molinari,

1986) hallaron que las mujeres que tras la biopsia fueron diagnosticadas de cáncer

de mama mostraban una mayor supresión emocional (menor hostilidad e irritabilidad

bajo condiciones de estrés) y una relación con sus padres más empobrecida y

distante, que las mujeres que tras la biopsia recibieron un diagnóstico benigno.

Sin embargo, el establecimiento definitivo de la "personalidad tipo c"

no se ha conseguido todavía, aunque su propuesta pueda estar más o menos

justificada. Los problemas metodológicos de los que han adolecido los trabajos

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realizados han sido su mayor rémora. Diversos autores (Hu y Silverman, 1988;

Temoshock y Heller, 1984; Ferrero, 1992; Ibañez, Romero, Andreu, 1992) han

tratado de enumerar y clarificar el panorama en este tipo de investigaciones,

entresacando las dificultades provinientes de la elección desafortunada que se

realiza de los grupos de estudio y control, de las deficiencias de los instrumentos

utilizados, de la falta de unificación de la terminología al uso, y del tipo de diseño

que se realiza, ya que solo los diseños de tipo cuasi-prospectivo o prospectivo

pueden ayudarnos a descifrar el enigma sobre el papel que puede jugar algún tipo

de personalidad en la probabilidad de aparición del cáncer de mama.

Así pues, y centrándonos en este artículo unicamente en el cáncer de

mama, las diferentes propuestas de configuración de la personalidad tipo C han

estado basadas en datos provinientes de diseños que, en la mayoría de los casos, no

han sido los más adecuados, lo cual nos lleva otra vez a plantearnos dos cuestiones

relaciónadas con ello. En primer lugar, si está justificado el hecho de utilizar datos

que proceden de mujeres que ya conocen su diagnóstico y probablemente también

el pronóstico, incluso que hayan convivido algún tiempo con la enfermedad y, en

segundo lugar, la necesidad de distinguir entre el estudio de los factores

psicológicos como precursores del cáncer o bien como potenciadores del mismo -

diferencia que establece Levy (1983) entre factores de iniciación y factores de

progresión de la enfermedad- siendo este primer aspecto precisamente lo que

estamos trando de encontrar y definir mediante la personalidad tipo C.

La personalidad tipo C haría referencia a una constelacón de

dimensiones cognitivas, emocionales y conductuales (Temoshock y Heller, 1984).

Puesto que el tema que estamos tratando es el del cáncer de mama, a continuación

intentaremos ofrecer un panorama general sobre las características más

relevantes de la llamada personalidad tipo C o, lo que es lo mismo, las variables

psicosociales que pueden considerarse con un cierto valor predictivo en la aparición

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del cáncer de mama (Holland, 1989; Ibañez y col., 1992, Ferrero, 1992), y cuyos

resultados han estado basados en diseños prospectivos o cuasi-prospectivos, con el

dato fundamental común a ambos tipos de diseños de que la muestra desconocía su

diagnóstico en el momento de recogida de los datos. Aunque anteriormente hemos

mencionado ya bastantes trabajos que apuntan en el mismo sentido que los que

revisaremos a continuación, la diferencia estriba precisamente en que en la mayoría

de los trabajos anteriores la muestra estaba constituida por mujeres con cáncer de

mama diagnosticado y/o tratado, mientras que los trabajos que presentamos a

continuación -la mayoría de ellos, aunque también hay excepciones- han tratado con

mujeres que no conocían el diagnóstico y, por lo tanto, la contaminación de los datos

puede ser menor. No obstante, también entendemos que las especiales condiciones

de espera del propio diagnóstico -situación en la que se trabaja en la mayoría de los

casos- puede asimismo generar otra serie de inconvenientes a nivel de control de

variables, si bien estos serían los mismos en los dos grupos en que desembocaría

esta situación: diagnóstico benigno y diagnóstico maligno.

En primer lugar, podríamos hablar como una de las características de

la personalidad tipo C, de un amplio campo relaciónado con un déficit en la

expresión emocional, precisamente de emociones socialmente negativas (ira,

agresividad, hostilidad, cólera, etc). Dentro de este apartado se podrían englobar

dos tipos de resultados. Por una parte, aquellos que muestran las dificultades que

tienen las mujeres diagnosticadas de cáncer de mama en la expresión de este tipo

de emociones negativas y, en segundo lugar, otros estudios que muestran la

existencia al mismo tiempo de un bajo afecto negativo y de un alto afecto positivo

(Contrada, Leventhal y O´Leary, 1990).

Con respecto a dificultad de expresión emocional, además de los

trabajos de Greer y Morris (1975) ya mencionados, podemos comentar los hallazgos

de Wirsching y col. (1982), que a partir de una clasificación sobre el grado de

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expresividad emocional y de conducta armonizante (tendente a suavizar los

conflictos interpersonales), compararon a mujeres que tras una biopsia mamaria

fueron diagnosticadas de enfermedad maligna o benigna. Un alto porcentaje de

mujeres con cáncer de mama, en comparación con el otro grupo, mostraron un nivel

elevado de negación y supresión emocional, de racionalización, de conducta

armonizante -nunca de conducta hostil-, y de conductas altruistas y de

autosacrificio. Cooper y col. (1981) también pudieron constatar que en mujeres en

espera de la biopsia mamaria, aquellas que luego recibieron un diagnóstico de

cáncer de mama informaban enfadarse, llorar y expresar menos sus emociones que

las mujeres con patología benigna. Otros datos a favor de la baja expresión

de emociones negativas como la ira, hostilidad , etc, son los resultados que apuntan

niveles más bajos en patrón de conducta tipo A en mujeres con cáncer de mama

(Cooper y col. 1986).

Scherg, Cramer y Blomhke (1981) no encontraron diferencias en

ansiedad ni en represión de hostilidad al estudiar una muestra de mujeres que

acudieron a una revisión de mamas y que, posteriormente, fueron clasificadas por

sus diferentes diagnósticos en sanas (n=1542), patología benigna (n=176), cáncer de

mama no conocido (n=125), cáncer de mama conocido y/o tratado (n= 383) y

diagnóstico incierto (n=569). Scherg (1987) detectó errores metodológicos en el

trabajo de 1981 y los corrigió realizando posteriormente un nuevo análisis de los

datos en el que sólo tuvo en cuenta al grupo con diagnostico de cáncer no conocido y

el grupo con patologías benignas, emparejados ambos grupos respecto a la edad y

en lo relativo a las razones por las que fueron sometidas a revisión. Los resultados

obtenidos mostraron una asociación estadísticamente significativa entre la

supresión de la ira, la baja ansiedad y el diagnóstico maligno. Además, las mujers

con cáncer de mama obtuvieron mayores puntuaciones en deseabilidad social y en

"compromiso", y menores puntuaciones en patrón de conducta tipo-A.

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Aunque la supresión de la ira ha sido propuesta como una de las

características de la personalidad tipo C (Holland, 1989, entre otros), es curioso

encontrar en la literatura resultados contrarios en muestras de varones con otros

tipos de cáncer (Graves y col. 1986; Ragland y col., 1987), por lo que ha llevado a

algunos autores (Hochschild, 1983; Contrada y col, 1990) a postular que el proceso

de socialización puede propiciar, en el caso de las mujeres, la inhibición o control de

las emociones negativas con el fin de conseguir con ello un clima emocional tranquilo

para el resto del grupo familiar, favoreciendo con ello una manifestación de la

personalidad tipo C.

En cuanto a la relación entre un bajo afecto negativo y un alto afecto

positivo o, lo que es lo mismo, la relación entre la baja expresión de emociones

negativas (ira, agresividad, hostilidad, etc) y la alta expresión de emociones

positivas, (complaciencia, solidaridad, comprensión, etc), habría que mencionar que

fue propuesto precisamente para señalar ,por contraposición, la diferencia entre lo

que podría ser la personalidad tipo C frente a la personalidad tipo A y, como hemos

visto, esta contraposición parece refrendarse a partir de algunos resultados. En

cualquier caso, de ello hablaremos más extensamente cuando nos refiramos al estilo

de afrontamiento característico de los sujetos con cáncer de mama.

La segunda característica que podemos mencionar de la personalidad

tipo C, tiene que ver con las situaciones de estrés vividas por los sujetos,

pudiéndose tomar en consideración tres tipos de datos: un número superior de

eventos estresantes vitales ocurridos (vinculados fundamentalmente a la pérdida

de personas significativas), un escaso apoyo social con que se pudiera contar en

éstas situaciones y, por último, unas determinadas estrategias de afrontamiento,

en particular una estrategia represiva de afrontamiento que vendría

caracterizada por la supresión de necesidades y sentimientos negativos, como

veremeos más ampliamente.

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En este sentido, se ha postulado en la literatura que uno de los

posibles aspectos etiopatogénicos del cáncer podría residir en un mayor número de

acontecimientos vitales estresantes vividos por las mujeres con cáncer de mama.

Sin embargo, los resultados realizados en situación prebiopsia no apuntan hacia

este dato (Schonfield, 1975; Schwarz y Geyer, 1984). En la actualidad se apoya

más la idea de que es la respuesta del sujeto ante los acontecimientos importantes

de esta naturaleza, y no tanto la cantidad y calidad de los eventos ocurridos, la que

puede tener más relación con la incidencia del cáncer. Así por ejemplo, Cooper y col.

(1986, 1992, 1993) evaluaron una muestra de mujeres que iban a ser sometidas a

una revisión de mama (n=2163), que fueron clasificadas en cuatro grupos a partir de

su diagnóstico: cáncer de mama (n=171), quiste (n=155), patología benigna (n=1110) y

mamas normales (n=727). Entre otros resultados los autores encontraron que las

mujeres diagnosticadas de cáncer tendían a afrontar las situaciones de estrés con

estrategias de evitación/negación y a interiorizar sus problemas, eran reacias a

buscar apoyo en su familia y amigos, así como a exteriorizar la expresión de sus

emociones. Este grupo usó de manera significativa menos estrategias de

afrontamiento que el resto de la muestra. Sin embargo, no pudieron encontrar una

relación entre un mayor número de eventos vitales sufridos y el diagnóstico de

cáncer de mama, aunque la valoración de la gravedad de estos hechos era superior

en el grupo de cáncer de mama que en los otros grupos de comparación (patología

benigna y mamas normales). Contrariamente a lo esperado, se encuentran los

hallazgos de Schonfield (1975) en donde las mujeres con diagnóstico benigno eran

las que habían sufrido un mayor número de situaciones estresantes en su vida.

En cuanto al valor etipatogénico de la falta o ruptura de apoyo social,

casi todos los resultados apuntarían a la ausencia de relaciónes profundas y

recompensantes con las figuras parentales (Shaffer y col. 1982; Grassi y col. 1988,

1989) o al vacio afectivo que ciertas pérdidas de personas significativas pueden

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ocasionar al sujeto, lo cual también puede empujar hacia la depresión. A estos

aspectos habría que añadir el que se refiere a la relación encontrada entre un bajo

apoyo social y el deficiente funcionamiento de las células NK (Levy y col. 1985), lo

cual tendría algo que decir al posible valor etiológico de esta variable.

Desde la consideración de los estilos de afrontamiento particulares

que podrían tener las mujeres con mayor propensión a desarrollar un cáncer de

mama, tendríamos que hablar del estilo represivo de afrontamiento (Temoshock,

1987), que se caracterizaría por la supresión de necesidades y sentimientos

negativos, tendencia hacia la racionalización versus emocionalidad, actitud de

autosacrificio y abnegación que en muchos casos lleva consigo una renuncia a las

propias necesidades y derechos, evitación de conflictos y búsqueda de armonía en

las relaciónes interpersonales, actitudes de cooperación y responsabilidad, sosiego

(baja ansiedad), falta de asertividad, interesados por la imagen que ofrecen a los

demas (alta deseabilidad social) y deseosos de agradar, etc. (Eysenck, 1994; Cano y

col. 1994; Spielberger, 1988).

Algunas de estas características ya se han puesto de manifiesto en

los trabajos de Greer y Morris (1975) y de Wirsching y col. (1982). Estos últimos

hallaron una mayor tendencia de las mujeres con diagnóstico maligno a mostrar

mayor nivel de racionalización y de conductas "armonizantes".

Pero fueron los trabajos de Grossart-Maticek y Eysenck los que

pusieron más claramente de manifiesto que la conducta racional y antiemocional,

incluso aquella que búscaba la ausencia de conflictos interpersonales y, por lo tanto,

la "armonía" aún a costa del autosacrificio, podían ser predictivas de un posterior

desarrollo de enfermedades neoplásicas (Grossarth-Maticek y col. 1982; Eysenck,

1985, Eysenck, 1988; Grossarth-Maticek, Bastiaans y Kanazir, 1985; Grossarth-

Maticek, y col. 1983; Grossarth-Maticek, y col. 1988; Eysenck, 1994). El equipo de

Grossarth-Maticek y col. llevaron a cabo un estudio prospectivo en Yugoslavia (1353

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sujetos) y dos en Alemania, en Heidelberg, (1026 y 1537 sujetos respectivamente)

con un seguimiento de 10 años. Al comienzo de este periodo cada sujeto respondía a

una serie de preguntas sobre hábitos saludables, rasgos de personalidad y variables

médicas. Al finalizar este periodo se analizaron las enfermedades sufridas o las

causas de la muerte. Los resultados parecían mostrar que aquellos sujetos que

puntuaron alto en racionalidad-antiemocionalidad, en desesperanza y en la

necesidad de armonía (tendencia a la abnegación, autosacrificio, renuncia de sus

necesidades, etc, con el fin de lograr relaciónes personales armónicas), tenían más

probabilidad de morir de cáncer, lo que llevó a afirmar a Eysenck que determinados

rasgos de personalidad constituían un factor causal en la génesis del cáncer. Debido

a las importantes críticas metodológicas que han desatado estos trabajos, en donde

incluso se ha afirmado que no había pruebas contundentes de que las predicciones

fueran hechas a priori y no a posteriori (Amelang, 1991), o la farragosidad de los

items y la contaminación de los datos (Pelosi y Appleby, 1992), o a la definición

literaria y huidiza de la tipología que establecen, etc., debemos ser

extremadamente cautos a la hora de considerar estos resultados. Una vez dicho

esto, los datos descriptivos que ofrecen estos autores sobre las personas que

desarrollaron un cáncer parecen encajar bastante bien en el esquema general de

una "personalidad propensa al cáncer": actitudes sociales marcadamente

conformista, bien ajustados social y superficialmente, evitación de conflictos, poco

asertivos, mostrando poca expresión emocional negativa (ira, hostilidad, ansiedad,

etc), esforzandose por satisfacer las expectativas de los demas, poca fantasía,

predisposición a la experiencia de desamparo y desesperanza, etc.

La utilización de los instrumentos elaborados por Grossarth-Maticek

y col. comparando mujeres sanas con mujeres con cáncer de mama en tratamieto

(diseño restrospectivo), han reportado resultados parecidos a los anteriores en lo

que se refiere a una mayor tendencia de las mujeres con cáncer a puntuar

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significativamente más alto en Racionalidad/Antiemocionalidad (Van der Ploeg y

col. 1989; Bleiker y col. 1993; Bleiker, 1995).

Sin embargo, diversos problemas metodológicos de estas escalas han

llevado a Spielberger (1988) a reformular el instrumento original y desarrollar su

escala de Racionalidad/Defensividad Emocional (R/ED), que consta de dos

subescalas: Racionalidad y Defensividad Emocional (Swan y col., 1991, 1992). La

Racionalidad puede definirse como el grado en que un individuo usa la razón y la

lógica como forma de afrontar las demandas del entorno, mientras que la

Defensividad Emocional sería el grado en que un individuo utiliza la razón y la lógica

para evitar emociones interpersonales desagradables. Spielberger (1988) encontró

que las mujeres con cáncer de mama, diagnósticado con anterioridad, obtenían

puntuaciones significativamente más altas que el grupo de comparación, aunque el

grupo con cáncer resultó tener mayor edad, estando ésta positivamente

correlaciónada con las puntuaciones en la escala R/ED.

La adaptación española de la escala R/ED ha sido realizada por

Fernández-Ballesteros y col. (1994, 1996a), mostrando el instrumento unas

propiedades psicométricas altamente notables. Estas mismos autoras, realizando

comparaciones en las subescalas de Racionalidad, por una parte, y de Defensividad

Emocional por otra, ambas del instrumento R/ED, entre una muestra de mujeres

sanas, mujeres con patología benigna, estudiantes femeninas y mujeres con cáncer

de mama en tratamiento, encontraron diferencias significativas entre las mujeres

con cáncer y los demás grupos en ambas subescalas, mostrando siempre

puntuaciones más elevadas el grupo de mujeres con cáncer. De nuevo en otro

estudio, utilizando varias muestras de mujeres con cáncer de mama, en cada una de

las cuales la administración de los instrumentos fue realizada en distinto momento

(después del diagnóstico, durante el tratamiento y durante el seguimiento) y un

17

grupo control de mujeres sanas, los resultados mostraron el mismo patrón

anteriormente mencionado (Fernández-Ballesteros, Ruiz y Garde, 1996b).

Aunque la tendencia a suprimir, inhibir, reprimir y/o negar emociones

negativas, como estilo de afrontamiento, es considerado como un factor predictivo

en el desarrollo del cáncer de mama, existen muy pocos datos basados en estudios

prospectivos o cuasi-prospectivos (excepción hecha de los de Grossart-Maticek y

col.), ya que la mayoría de ellos utilizan muestras de mujeres que ya han

desarrollado la enfermedad y que normalmente están en tratamiento. Por ello,

serían necesarios, por una parte, estudios en donde se pueda corroborar esta

hipótesis con mujeres inicialmente libres de enfermedad o que todavía no conozcan

su diagnóstico (objetivo este que esperamos cumplir en la investigación que

presentamos a continuación) y, por otra parte, también necesitamos nuevos datos

que nos pongan sobre la pista de si estamos hablando de evitación, negación,

represión, supresión, inhibición, control, etc de las emociones negativas, si bien

algunos autores señalan que el fenómeno estaría más cerca de la supresión que de la

represión o negación (Greer y Watson, 1985; Ferrnández-Ballesteros y col., 1996a).

Otra de las variables que según el trabajo de Grossarth-Maticek y

col. podía ofrecer una mayor vulnerabilidad a la aparición del cáncer fue la

"Necesidad de Armonía" (N/H), cuya escala fue tambien revisada por Spielberger.

Esta variable puede definirse como el grado en que un sujeto intenta mantener

relaciónes interpersonales armoniosas incluso a costa del autosacrificio y de la

renuncia de las propias necesidades. Aunque esta característica ha sido menos

estudiada que la anterior, Fernández-Ballesteros, y col. (1996b) comprobaron que

las mujeres con cáncer de mama puntuaban significativamente más alto que un

grupo control, y que tanto la escala de Racionalidad/Antiemocionalidad como la de

Necesidad de Armonía clasificaba correctamente el 86% de los sujetos.

18

En tercer lugar, y relaciónado con lo anterior puede postularse como

otra característica de la personalidad tipo C, las reacciones de desamparo y

desesperanza ante situaciones estresantes, siendo ésta otra característica

diferencial entre las mujeres con cáncer de mama y aquellas que tienen una

diagnóstico benigno. Aunque el desamparo y desesperanza puede ser entendido

como un estilo de afrontamiento, y así se ha hecho en la literatura, ambas

características se refieren a expectativas, como apunta Ferrero (1992), aunque con

manifestaciones conductuales, emocionales y cognitivas. El desamparo y

desesperanza pueden hacer más propensas a las mujeres con cáncer a desarrollar

sentimientos depresivos.

Con respecto a este punto, Wirsching y col.( 1982), con 63 mujeres

prebiopsia, encontraron que en el grupo que recibió el diagnóstico de cáncer (n=18),

había un número mayor de pacientes que mostraban desesperanza que en el grupo

control (n=38). Por su parte, Grossarth-Maticek y col. (1982), en las investigaciones

ya comentadas, tras un seguimiento de 10 años de 1353 sujetos sanos, encontraron

un mayor riesgo de sufrir cáncer asociado a mayores niveles de desesperanza, de

tal manera que cuanto mayor tiempo se había experimentado esta sensación mayor

riesgo había de desarrollar esta enfermedad. Un estudio de réplica llevado a cabo

en Heidelberg (Alemania) (Grossarth-Maticek, Eysenck, Vetter y Schmidt, 1988)

parece refrendar el mismo tipo de relación.

Por último, también se ha postulado la relación existente entre el

cáncer de mama y ciertos rasgos de personalidad, en concreto, con un bajo

neuroticismo y ansiedad, lo que ha llevado a Eysenck (1985) a plantear su teoría

sobre el efecto de "inoculación al estres", en donde se afirma de un mayor riesgo

de surgimiento de una neoplasia en sujetos con un nivel bajo de neuroticismo.

En el trabajo anteriormente mencionado de Morris, y col. (1981) se

encontró que niveles bajos de neuroticismo y ansiedad predecían malignidad

19

mamaria. En este orden de cosas, Scherg (1987), rehaciendo el análisis estadístico

de un trabajo anterior con el fin de controlar una serie de variables importantes,

constató la relación que se daba entre niveles bajos de ansiedad y aparición de

cáncer de mama. Sin embargo, existen otros resultados que echan por tierra este

tipo de relación (Greer y Morris, 1975; Andreu, 1987). Así , por ejemplo, Andreu no

halló, en un grupo de mujeres que acudieron a una revisión mamaria (n=163) y que

luego fueron diagnósticadas de cáncer de mama (n=22), patología benigna (n=56) y

mamas normales (n=85), diferencias significativas en la variable ansiedad

(inestabilidad) entre las pacientes de cáncer de mama y aquellas diagnosticadas de

enfermedades benignas.

Aunque otros autores mencionan también la depresión como posible

factor antecedente del cáncer de mama (Contrada y col, 1990), convenimos con

varios autores (Barreto y col. 1987; Ibañez y col., 1992; Ferrero, 1992) en que

problemas de tipo metodológico y de relación con otra serie de factores

concatenados, sobre todo las dificultades a la hora de diferenciar la depresión

como variable premórbida de la depresión como variable de respuesta al diagnóstico

o tratamiento del cáncer, hacen que consideremos a esta variable con un valor

etiológico por si misma bastante dudoso.

Entre los estudios que han apoyado una posible relación entre

depresión y aparición del cáncer de mama estan los de Shekelle y col (1981). En

este estudio prospectivo con 2107 varones sanos, pudieron encontrar, tras 17 años,

que los sujetos que habían sufrido algún episodio depresivo mayor tenian mayor

riesgo de morir de cáncer. Los resultados contrarios a la hipótesis de la depresión

como factor premórbido son muy numerosos (Greer y Morris, 1975, , Niemi y

Jääskeläinen, 1978, Bieliauskas, 1984; Kaplan y Reynolds, 1988; Andreu, 1987; Hahn

y Petiti, 1988, Hughson y col; 1988).

20

Una vez realizada esta amplia revisión de cómo se encuentra en la

actualidad el tema de las variables psicosociales como posibles factores

etiopatogénicos (pluricausales) en el cáncer de mama -que nos ha servido

precisamente para ordenar y organizar la información más relevante sobre ello-,

vamos a perfilar los objetivos concretos que persigue nuestra investigación.

En primer lugar, y puesto que -como hemos señalado anteriormente-

casi todos los estudios publicados sobre la personalidad tipo C se han realizado con

diseños retrospectivos (es decir, cuando la enfermedad ha sido diagnosticada e

incluso tratada), nuestro primer objetivo fue utilizar un diseño cuasi-prospectivo

en donde la recogida de información fuese realizada antes del conocimiento del

diagnóstico. En segundo lugar, nuestro trabajo se ha enfocado en el aspecto de la

supresión emocional, más concretamente, en la falta de expresión de emociones

negativas en las relaciónes interpersonales (que podría englobarse en el contexto

de un estilo represivo de afrontamiento). En tercer lugar, esta supresión emocional

ha sido conceptualizada bajo la perspectiva que nos ofrecen los trabajos de

Grossarth-Maticek (1985) y Spielberger (1988), considerando tanto la variable

Racionalidad (tambien llamada Antiemocionalidad) como la variable Necesidad de

Armonia.

MUESTRA

La muestra de esta investigación consistió en 504 mujeres, con

edades comprendidas entre los 20 y los 68 años, que fueron sometidas a un exámen

de mamas en tres centros médicos: Residencia Sanitaria La Paz, Clínica Fortuny y

Centro Nacional de Prevención de Enfermedades de la Mama y Oncoginecológicas

21

de la Compañía Telefónica de España. La mayoría de las mujeres con diagnóstico

benigno o de normalidad procedían de los dos últimos centros.

Las mujeres acudieron a estos centros pora un exámen de rutina, si

bien en el caso de la muestra obtenida en el Hospital "La Paz" algunas de las

pacientes venían remitidas por su médico después de habérseles detectado alguna

anomalía. El número de mujeres examinadas en cada centro fue de 273 en el

Hospital "La Paz", 62 de la Clínica Fortuny y 169 del Centro de Prevención de

Telefónica.

En el momento de administrar los instrumentos ninguna de las mujeres

sabía su diagnóstico, aunque posteriormente las mujeres fueron clasificadas en

tres grupos a partir del diagnóstico clínico resultante de las distintas pruebas

realizadas: examen de mamas, mamografías y, en su caso, biopsia, por parte de los

correspondientes equipos médicos. Así los grupos quedaron de la siguiente manera:

mamas normales (n=143), patología benigna (mastopatía fibroquística,

fibroadenoma.. n=290) y cáncer de mama (n=71).

En general, la media de edad del grupo diagnosticado de cáncer

(M=48´75, Sd=10.50) fue significativamente superior a la de los otros grupos que

recibieron el diagnóstico benigno (M=40´47, Sd=8.85) o de normalidad (M=42´75,

Sd=9.76) (p<.05), dato este que aparece constantemente en la literatura (Greer y

Morris, 1975; Jansen y Muez, 1985; Bleiker y col. 1993). En la Tabla 1.- pueden

apreciarse los datos de otras variables demográficas y de salud.

-------------------------------------------------------------- Insertar Tabla

1

--------------------------------------------------------------

22

INSTRUMENTOS

Para la recogida de los datos se utilizaron los siguientes instrumentos:

1. Un Cuestionario general que contenía preguntas sobre variables

sociodemográficas (edad, estado civil, nivel de estudios, número de hijos, etc),

variables relaciónadas con la salud (cigarrillos/día, vasos de bebidas alcohólicas a la

semana, uso de anticonceptivos orales, menstruación, etc), antecedentes familiares

de cáncer y expectativas sobre los resultados de las pruebas médicas.

2. La Escala de Racionalidad / Defensividad emocional (R/ED) de C.D.

Spielberger (1988). Consiste en 12 items que a su vez se agrupan en dos subescalas:

la subescala de Racionalidad y la subescala de Defensividad Emocional, con cinco

items cada una. La obtención de una puntuación alta por parte de un sujeto indicaría

un excesivo uso de la "racionalidad" como un estilo de vida para defenderse de

experimentar y expresar emociones negativas (Spielberger, 1988). Esta escala ha

sido adaptada al español por Fernández-Ballesteros en 1992 y en la actualidad ya

contamos con numerosos datos interesantes con muestras españolas (Fernández-

Ballesteros y col. 1994, 1996a, 1996b).

La escala R/ED es fruto de la adaptación al inglés de la Entrevista

Estructurada de Racionalidad / Antiemocionalidad (R/A) desarrollada por

Grossarth-Maticek y col. (1980, 1985). En esta adaptación Spielberger introdujo

dos variaciones sobre la escala original: dividió en dos uno de los ítems de la citada

entrevista y cambió la categoría de respuesta, sustituyendo la opción si/no

propuesta por Grossarth-Maticek por otra menos extrema con cuatro posibilidades

de respuesta: Casi nunca (1), a veces (2), frecuentemente (3) y casi siempre (4).

23

En cuanto a la fiabilidad de la Escala de Racionalidad/Defensividad

emocional el coeficiente alpha de Cronbach osciló entre .77 y .87. Los datos acerca

de la estabilidad test-retest se situaron entre .63 y .81 (Spielberger, 1988; Swan,

y col. 1991; Fernández-Ballesteros y col., 1994, 1996a).

La validez de constructo de la escala también ha sido ampliamente

estudiada, Spielberger (1988) encontró una correlación de .84 con el Cuestionario

de Racionalidad / Antiemocionalidad de Grossarth-Maticek. Swan y col. (1992)

realizaron un amplio estudio de la validez de constructo de este instrumento,

encontrando correlaciónes que oscilaban entre .53 y .66 con la subescala de Control

de la Escala de Expresión de Ira (AX) (Spielberger y cols., 1986). Con la subescala

de Expresión, del mismo instrumento, obtuvieron unas correlaciónes que oscilaron

entre -.48 y -.64.

3. La Escala de Necesidad de Armonía (N/H) de C.D. Spielberger (1988).

Está compuesta por 12 items que, a su vez, se dividen en dos subescalas: la Escala

de Relaciónes Armoniosas y la de Autosacrificio, con cinco items cada una. En

nuestro trabajo hemos utilizado la adaptación experimental al castellano realizada

por Fernández-Ballesteros en 1992.

Para su construcción se adaptaron seis items del cuestionario original

de Grossarth-Maticek a un formato de respuesta de cuatro opciones de respuesta,

igual que el anterior, (1) casi nunca, (2) a veces, (3) frecuentemente y (4) casi

siempre. Los autores escribieron items adicionales hasta obtener un total de 24.

Esta escala preliminar fue aplicada a una muestra de 293 sujetos, 175 mujeres (46

con cáncer, 74 con patología benigna de mama y 55 con mamas normales) y 133

estudiantes (51 hombres y 82 mujeres). Con los resultados obtenidos se procedió a

descartar aquellos items que no discriminaban entre sujetos con y sin cáncer, el

número final de items de la escala fue de 12.

24

En cuanto a la fiabilidad de la Escala de Necesidad de Armonia, el

coeficiente alpha de Cronbach osciló entre .83 y .90 (Spielberger, 1988).

PROCEDIMIENTO

Cuando las mujeres llegaban a la consulta se les preguntaba si deseaban

colaborar en una investigación sobre salud en la mujer. A todas la mujeres que

aceptaban se les entregaban los instrumentos para que los cumplimentasen en la

sala de espera y los devolvieran antes de entrar a la consulta. En algunos casos la

entrega se realizó en la siguiente visita al centro hospitalario y siempre antes de

recibir el diagnóstico. Por consiguiente, todas las mujeres rellenaron el cuestionario

antes de saber los resultados de la exploración, así las respuestas no se

encontraban sesgadas por la posible influencia del conocimiento del diagnóstico de

cáncer.

Posteriormente, el equipo médico nos informaba del diagnóstico de las

pacientes, una vez que todo el proceso exploratorio y confirmatorio había

concluido. En todos los casos que luego recibieron un diagnóstico maligno y en

algunos casos de diagnóstico benigno, las pacientes tuvieron que someterse a una

biopsia mamaria. No obstante, la recogida de los datos fue siempre bastante

anterior a este hecho.

RESULTADOS

Para comprobar si había diferencias significativas en estas

características de personalidad entre mujeres que tras las pruebas mamarias

25

pertinentes iban a recibir un diagnóstico de malignidad, benignidad o normalidad,

objetivo prioritario de esta investigación, realizamos varios análisis de varianza.

Ya que en la literatura se podía observar la influencia de la edad en la

asociación que estabamos buscando, realizamos varios análisis con esta variable

distribuyéndola en tres niveles o grupos. El primer grupo estaba formado por las

mujeres menores de 35 años (n=123), mientras que el segundo lo constituían las

mujeres de 36 a 50 años (n=259) y, el tercer grupo recogía a las mujeres entre 51

a 68 años (n=84).

Los resultados serán expuestos por separado para cada variable.

Hemos utilizado tanto las puntuaciones finales de las escalas de

Racionalidad/Defensividad Emocional y de Necesidad de Armonia, como las

subsecalas correspondientes. En la tabla 2 pueden consultarse las medias de cada

una de las escalas y subescalas correspondientes.

---------------------------------------------------------------

Insertar tabla 2

---------------------------------------------------------------

Racionalidad/Defensividad emocional (R/Ed).

Para saber la influencia que en las puntuaciones de la escala R/ED

podían tener tanto el Diagnóstico como la Edad, realizamos el Anova (Diag X Edad)

que mostró un efecto principal significativo de la variable Diagnóstico

[F(2,359)=8.191 p<.001], y un efecto marginalmente significativo de la variable Edad

[F(2,359)=2.650 p<.08]. La interacción no resultó ser significativa

[F(4,359)=1.308].

26

Las comparaciones múltiples de un factor realizadas (prueba Scheffé)

para la variable Diagnóstico dieron como resultado que había diferencias

significativas entre las mujeres con cáncer y las mujeres con diagnóstico benigno

(p<.05) y entre las mujeres con cáncer y las mujeres con mamas normales (p<.05),

siempre presentando medias más altas las mujeres diagnosticadas de cáncer.

Ya que la media de edad del grupo de mujeres con cáncer era

significativamente mayor que la media de edad del grupo de mujeres con

diagnóstico benigno y con mamas normales, dándose al mismo tiempo, que las

mujeres con cáncer eran las mayores y, por lo tanto, era dificil saber el efecto

únicamente del diagnóstico sin que estuviera contaminado en parte por el efecto de

la edad, realizamos un análisis de covarianza tomando la edad como covariable y, por

lo tanto, controlándola. Los resultados siguieron mostrando el efecto altamente

significativo de la variable Diagnóstico [F(2,364)=8.48 p<.001], siendo también la

covariable altamente significativa (p<.001).

Posteriormente, con objeto de profundizar en el estudio de las dos

subescalas que componen la escala R/D, la subescala de Racionalidad (items 1, 2, 3,

4, 10), que puede ser considerada como el componente positivo de esta variable, y la

subescala de Defensividad Emocional (items 5, 6, 7, 9, 12), que puede ser

considerada como el componente negativo o más patológico de la misma, ambas con

cinco items, realizamos varios análisis de varianza cuyos resultados presentamos a

continuación.

En primer lugar, el anova Diagnóstico X Edad de la subescala de

Racionalidad dió como resultado unicamente un efecto marginalmente significativo

de la variable Diagnóstico [F(2,409)= 2.664 p<.08], en el sentido de obtener

puntuaciones más altas las mujeres con cáncer que las mujeres con diagnóstico

benigno o de normalidad. Tanto la Edad [F(2,409)=1.294] como la interacción [F<1]

no resultaron ser significativas.

27

En segundo lugar, y con respecto a la subescala de Defensividad

Emocional, el anova Diagnóstico X Edad mostró un efecto principal significativo

tanto del Diagnóstico [F(2,397)=10.360 p<.001] como de la edad [F(2,397=5.757

p<.005], no así de la interacción [F(4,397)=1.404]. Las comparaciones múltiples de

un factor realizadas pusieron en evidencia, con respecto al diagnóstico, diferencias

significativas entre el grupo de mujeres con cáncer de mama y los otros dos grupos

(benignas y normales), ambas con p<.05, al igual que sucediera con la escala

completa, siempre obteniendo las primeras puntuaciones más altas. Con respecto a

la edad, fueron halladas diferencias significativas entre las mujeres de más edad y

las mujeres más jóvenes (p<.05) y entre las de más edad y las de mediana edad

(p<.05), obteniendo niveles más altos las mujeres mayores. Cuando la edad fue

considerada como covariante (p<.001), la variable diagnóstico volvió a mostrar un

efecto principal significativo [F(2,402)=10.993 p<.001].

Necesidad de Armonía (N/H)

Para analizar esta variable, además de tener en consideración la

influencia del diagnóstico y de la edad, incluimos otra variable en el análisis de

varianza que fue la de "Tener hijos" (si/no), puesto que muchas de las

características englobadas bajo este concepto estaban cercanas a lo que nosotros

entendíamos por una madre abnegada y apaciguadora de tensiones y, por lo tanto,

podían verse las puntuaciones afectadas por este dato. En cualquier caso, la

inclusión de esta tercera variable no modificaba los resultados obtenidos con

respecto a las otras dos variables, como pudimos comprobar en otro análisis de

varianza (Diag X Edad).

28

El anova Diagnóstico X Edad X Tener hijos mostró un efecto principal

significativo de las tres variables, Diagnóstico [F(2,390)=10.797 p<.001], Edad

[F(2,390)=3.398 p<.05] y Tener hijos [F(1,390)=7.873 p<.005], y un efecto

marginalmente significativo de la interacción Diagnóstico X Edad [F(4,390)= 2.335

p<.06]. No resultaron significativas la interacción Diagnóstico X Tener hijos

[F(2,390)=1.692] y Edad X Tener hijos [F<1].

Las comparaciones múltiples de un factor realizadas (Prueba Scheffé)

dieron como resultado que había diferencias significativas entre las mujeres con

cáncer y las mujeres

con diagnóstico benigno (p<.05) y entre las mujeres con cáncer y las mujeres con

mamas normales (p<.05), siempre en el sentido de haber obtenido puntuaciones más

altas las mujeres que habían recibido un diagnóstico de cáncer. Con respecto a la

variable Edad, las diferencias encontradas fueron entre las mujeres de más edad y

los otros dos grupos de medianas y jóvenes (p<.05 para ambas comparaciones),

obteniendo puntuaciones más elevadas las mujeres mayores . Por último, las

mujeres con hijos puntuaron significativamente más alto en esta variable que las

mujeres sin hijos (p<.05).

Para poder discenir el efecto de las variables Diagnóstico y Tener

hijos por sí mismas, y no por el que pudieran tener por su relación con la variable

Edad, realizamos un análisis de covarianza (Diagnóstico X hijos) con la variable edad

como covariante. Los resultados mostraron un efecto principal significativo de la

variable Diagnóstico [F(2,400)=11.559 p<.001], y de la variable Tener hijos

[F(1,400)=6.685 p<.01], además de volver a reflejarse la alta significación de la

Edad como covariable (p<001).

Posteriormente, con objeto de profundizar en el estudio de las dos

subescalas que componen la escala N/H, la subescala de Armonia (items 3, 5, 7, 8,

9), que puede ser considerada como el componente positivo de esta variable, y la

29

subescala de Autosacrificio (items 1, 2, 6, 10, 11), que puede ser considerada como

el componente negativo o más patológico de la misma, ambas con cinco items,

realizamos varios análisis de varianza cuyos resultados presentamos a continuación.

En primer lugar, el anova Diagnóstico X Edad X Tener hijos de la

subescala de Armonia dió como resultado un efecto principal significativo de la

variable Diagnóstico [F(2,16)=1.391 p<.001] y de la interacción Diagnóstico X Edad

[F(4,16)=3.528 p<.01]. No resultaron ser significativas las variables Edad

[F(2,412)=1.391], Tener hijos [F(1,412)=2.192] ni las interacciones Diagnóstico X

Tener Hijos [F(2,412)=1.323], y Edad X Tener Hijos [F(2,412)=1.211]. Las

comparaciones múltiples de un factor realizadas (prueba Scheffé) dieron como

resultado que había diferencias significativas entre las mujeres con diagnóstico de

cáncer, por una parte, y los otros dos grupos de benignas y normales, por otra

(p<.05 para ambas comparaciones), con puntuaciones más elevadas en el primer

grupo mencionado. Por otra parte, las comparaciones múltiples de la interacción

(prueba Scheffé) mostraron diferencias significativas entre las mujeres con

diagnóstico maligno mayores y los otros cuatro grupos: mujeres con diagnóstico

benigno jóvenes y medianas, y mujeres con diagnóstico de mamas normales jóvenes

y mayores (p<.05 para todas las comparaciones), siempre obteniendo puntuaciones

más elevadas el grupo de más edad con diagnóstico de cáncer. Tomando la edad

como covariable, el ancova resultante (Diagnóstico X Hijos) mostró un efecto

principal significativo únicamente de la variable diagnóstico [F(2,422)=9.493

p<.001], apareciendo la covariable edad como significativa (p<.01).

En segundo lugar, y con respecto a la subescala de Autosacrificio, el

anova Diagnóstico X Edad X Tener Hijos mostró un efecto principal significativo de

las variables Diagnóstico [F(2,427)=10.696 p<.001], edad [F(2,427)=6.756 p<.001] y

Tener hijos [F(1,427)=17.958 p<.001], no resultando significativas las interacciones

Diagnóstico X Edad [F(4,427)=1.158], Diagnóstico X Tener hijos [F(2,427)=1.1878],

30

y Edad X Tener hijos [F<1]. Las comparaciones múltiples de un factor realizadas

(prueba Scheffé), con respecto al diagnóstico, dieron como resultado diferencias

significativas entre las mujeres con cáncer de mama y los otros grupos de

diagnóstico benigno y mamas normales, con puntuaciones más altas en el primer

grupo (p<.05 para ambas comparaciones). Con respecto a la edad, las diferencias

encontradas fueron entre las mujeres medianas y jóvenes, entre las mujeres

mayores y las medianas, y entre las mujeres mayores y las jóvenes, siendo el primer

grupo de comparación el que obtuvo mayores puntuaciones que el segundo (p<.05 en

todas las comparaciones). Por último, en cuanto a la variable tener hijos, fueron las

mujeres con hijos las que tenian puntuaciones más elevadas en esta subescala que

las mujeres que no los tenian (p<.05). Cuando optamos por mantener a la edad como

covariable, los resultados del Ancova Diagnóstico x Tener hijos mostraron un

efecto principal significativo del Diagnóstico (F(2,438)=11.158 p<001) y de la

variable Tener hijos (F(1,438)=16.686 p<001), siendo tambien la covariable

significativa (p<.001).

DISCUSION

Como se recordará, el interés de nuestro trabajo era averiguar si

existían diferencias signficativas en las puntuaciones obtenidas por tres grupos de

mujeres constituidos según su diagnóstico: mujeres con cáncer de mama, patología

benigna y mamas normales, en dos variables que han sido puestas de manifiesto

como relevantes en la literatura y que reflejarían parte de lo que se ha venido en

considerar como patrón tipo C o "personalidad propensa al cáncer". Un dato

interesante a señalar es que todas las mujeres desconocían su diagnóstico en el

momento de recoger los datos objeto de análisis.

31

A partir de los resultados obtenidos hemos podido comprobar que

tanto la variable Racionalidad, que ha sido definida como el grado en el cual un

individuo usa la razón y la lógica como una forma de afrontamiento general al

entorno y, más especificamente, como una forma de evitación de las emociones

interpersonales negativas, como la variables Necesidad de Armonía, que se refiere

a un comportamiento abnegado y a una actitud de autosacrificio con el fin de

mantener relaciónes "armoniosas" con el entorno, son capaces de diferenciar entre

el grupo de mujeres con cáncer de mama de los otros grupos de mujeres con mamas

normales o patología benigna.

En lo que se refiere a la Racionalidad, los resultados del análisis de

varianza mostraron que las mujeres con cáncer de mama puntuaban

significativamente más alto que las mujeres con mamas normales o con diagnóstico

benigno, resultados que coinciden con los de otros autores, como Grossarth-

Maticek y col (1985, 1988), Spielberger (1988), Van del Ploeg y col., (1989), Swan y

col. (1991, 1992), Fernández-Ballesteros y col (1994, 1996a, 1996b), Bleiker,

(1995), aunque no siempre se han utilizado los tres grupos de comparación de

nuestro estudio.

Si bien en nuestra investigación la variable edad no ha alcanzado el

nivel de significación requerido como en otros trabajos (Swan y col., 1991;

Fernández-Ballesteros y col., 1996b) algunas cuestiones nos hacen ser prudentes a

este respecto, ya que entendemos que nuestros datos no se encuentran totalmente

libres de la influencia de esta variable, como lo demuestra el hecho de que su

influencia haya aparecido como marginalmente significativa. En la literatura

aparecen resultados que ponen de manifiesto la influencia de la edad en las

puntuaciones en Racionalidad (Van der Ploeg y col., 1989; Spielberger, 1988; Bleiker

y col., 1993; Swam y col., 1991; , Fernández-Ballesteros y col., 1996b), aunque

diversos aspectos como, por ejemplo, que se considere unicamente un rango de

26

edad limitado o que inicialmente el grupo con cáncer tenga una edad más elevada,

hagan que no se haya podido establecer un patrón de resultados claro con respecto

a este punto.

Sin embargo, nosotras creemos que hemos dado un paso más al tratar

de controlar el efecto que la media de edad más elevada del grupo de mujeres con

cáncer podría representar. En este sentido, una vez controlado el efecto de la

edad, podemos afirmar la relevancia que sigue manteniendo el diferente diagnóstico

recibido para la variable de Racionalidad (R/ED).

Por consiguiente, los resultados hallados a propósito del diagnóstico no resultaban

contaminados por los efectos de la edad, y la edad, de forma independiente, no

alcanzó el nivel de significación suficiente.

Con respecto a las dos subescalas (Racionalidad y Defensividad

Emocional) que componen la escala total de Racionalidad (R/ED), tendriamos que

decir que es precisamente el componente más negativo o patológico de esta escala,

recogido en la subescala de Defensividad Emocional, el que soporta practicamente

el peso de las diferencias halladas entre los distintos diagnósticos. Así pues, las

mujeres con cáncer de mama fueron las que obtuvieron puntuaciones más elevadas

en Defensividad Emocional comparándolas con las mujeres con diagnóstico benigno

y mamas normales, pero ademas, las diferencias debidas a la edad son también

significativas para esta subescala, obteniendo las puntuaciones más altas, las

mujeres de más edad, siendo los efectos de una u otra variable independientes

entre sí, como ha quedado establecido mediante los análisis de covarianza.

Por consiguiente entendemos que las mujeres con cáncer de mama

utilizaban la razón y la lógica como una forma de afrontamiento general al entorno

en mayor medida que las mujeres con diagnóstico benigno o con mamas normales, y

que es precisamente en el aspecto más patológico de esta característica en donde

las diferencias se dejan observar de forma mucho más patente. Este aspecto más

27

negativo se refiere a la utilización de la razón y la lógica como una manera de evitar

las emociones interpersonales negativas, y además de constituir una característica

diferencial de las mujeres con cáncer de mama, lo es también probablemente de las

mujeres de mayor edad.

Los hallazgos con la variable Armonía resultaron ser algo más

complejos. Además del Diagnóstico, la Edad y Tener hijos fueron varibles

relevantes a la hora de diferenciar las puntuaciones obtenidas por las mujeres de

nuestra muestra, ya que todas ellas mostraron tener efectos principales

significativos. En cuanto a la interacción de algunas de estas variables, solo la que

se refería a diagnostico X edad resultó estar prácticamente en el límite de la

significación.

Así pues, las mujeres con cáncer de mama puntuaron

significativamente más alto en la variable Armonía que las mujeres con patología

benigna o con mamas normales, lo cual estaría en la misma linea de los resultados

obtenidos por Grossarth-Maticek y col. (1985, 1988), Spielberger (1988),

Fernández-Ballesteros y col. (1996b) y Bleiker (1995). Por otra parte, y por lo que

se refiere a la variable Edad, las mujeres del grupo de mayor edad puntuaron

significativamente mas alto en Armonía que las mujeres de mediana edad o las más

jóvenes.

Ya que tanto el diagnóstico como la edad estaban relaciónadas con las

puntuaciones en Armonía y puesto que la media de edad de las mujeres con cáncer

era significativamente más alta que la media de edad de los otros dos grupos, no

podiamos descartar que las puntuaciones más elevadas en Armonía podían ser

atribuidas a la edad en vez de al diagnóstico por sí mismo o, por lo menos, que

existiese algún tipo de contaminación en este sentido. Cuando lo efectos de la edad

fueron controlados, la significación del diagnóstico quedó de nuevo reflejado en los

datos, por lo que podemos afirmar que tanto el tipo de diagnóstico por si mismo,

28

como la edad son relevantes para la variable Armonía, pero además, el hecho de que

la interacción del diagnóstico X edad apareciera como tendencia significativa, nos

hace pensar que la combinación de ambas también ayuden a entender la variabilidad

de las puntuaciones.

Por último, con respecto a Tener hijos las mujeres con hijos

obtuvieron puntuaciones más elevadas que las que no tenían hijos. A partir de los

análisis realizados hemos podido constatar que la influencia de la variable Tener

hijos es independiente de la influencia de la variable Edad en las puntuaciones de

Armonia. Si bien puede ser entendida una relación lineal entre tener más edad y

tener más hijos, los resultados del análisis de covarianza, controlando la variable

edad, nos ponen en la pista de que el hecho de tener hijos por sí mismo influye en

las puntuaciones obtenidas en esta variable, tal y como habiamos hipotetizado

inicialmente.

Por consiguiente, las mujeres con cáncer de mama, las de mayor edad

y las mujeres con hijos informaron tener una mayor actitud de abnegación y

autosacrifico, mostrando su disposición a renunciar a las propias necesidades y

deseos con tal de lograr relaciónes tranquilas y armoniosas en su entorno. Ya que la

interacción diagnóstico X edad se situaba al límite de la significación queremos

reflejar el sentido de la misma, y esta podría interpretarse como que el efecto de

la edad es mayor en el grupo de mujeres con cáncer que en los otros dos grupos,

aunque en el grupo de diagnóstico benigno se observa un mayor efecto en el grupo

de mujeres mayores. En el grupo de mujeres con mamas normales no hay efecto de

la edad.

Con respecto a las subescalas (Armonía y Autosacrificio) en las que se

descomponía la escala de Necesidad de Armonia (N/H) los datos indicaron que, para

la primera, que puede ser considerada como el aspecto positivo de esta

característica, tanto el diagnóstico como la interacción diagnóstico X edad estaban

29

relaciónadas con la puntuación obtenida. En concreto, las mujeres con diagnóstico

de cáncer alcanzaron puntuaciones más altas que las mujeres que recibieron

cualquiera de los otros dos diagnósticos, pero además, la edad interactuaba con el

diagnóstico, en el sentido de que tanto para mujeres con diagnóstico benigno como

maligno, a partir del nivel de edad mediano las puntuaciones en Armonía aumentaban

considerablemente al aumentar la edad, mientras que en mujeres con mamas

normales las puntuaciones en Armonía no estaban relaciónadas con la edad.

En cuanto a la subescala de Autosacrificio, que puede ser considerada

como el aspecto más negativo o patológico de esta escala, los resultados de los

análisis de varianza muestran que tanto el diagnóstico, como la edad, como tener

hijos estaban relaciónados con ella. Así, las mujeres diagnosticadas de cáncer,

aquellas con hijos y las de edades medianas y mayores obtuvieron puntuaciones más

elevadas en esta variable. En cualquiera de las dos subescalas el efecto del

diagnóstico era de nuevo comprobado controlando la posible influencia que podría

tener la media de edad más elevada del grupo de mujeres con cáncer. Es curioso

señalar que tener hijos solo se muestra significativo en la subescala de

Autosacrificio y no en la subescala de Armonia.

En resumen, a partir de nuestros datos hemos podido comprobar la

relación que existe entre dos características Racionalidad y Necesidad de Armonía

-recogidas en lo que se ha venido en llamar personalidad tipo C-, y la aparición del

cáncer de mama. En nuestro estudio prediagnóstico, las mujeres que iban a recibir

posteriormente un diagnóstico de cáncer de mama utilizaban, diferencialmente con

respecto a otros grupos diagnósticos, la racionalización y la lógica para huir de los

conflictos interpersonales, siendo precisamente el componente más negativo

(subescala de Defensividad Emocional), el que marcaba las diferencias. Por lo tanto,

estaríamos señalando con ello la falta de expresión de emociones negativas o

antiemocionalidad que caracteriza a la personalidad tipo C y que ha sido

30

profusamente reflejada en la literatura. Por otra parte, la Necesidad de Armonia

se revela como otra característica importante y en donde su aspecto negativo de

autosacrificio parece responsabilizarse de gran parte de las diferencias

encontradas. Para esta variable, tanto las mujeres que iba a recibir posteriormente

un diagnóstico de cáncer de mama, como aquellas que sobrepasaban la edad de 36

años, como aquellas que tenían hijos, a lo que hay que añadir probablemente un

efecto de la interacción entre la edad y el diagnóstico, se mostraban con mayores

niveles de abnegación, autosacrificio y de renuncia a las propias necesidades a

favor de las de los demás, con el objeto de huir de cualquier tipo de conflicto y

mantener unas relaciónes interpersonales armoniosas.

Aunque estos datos no ofrecen dudas de la importancia de considerar

estas variables en la aparición y desarrollo o progresión del cáncer de mama, se

necesitan muchos más estudios encaminados a poder descifrar la importancia que

pueden tener determinadas características de personalidad y demográficas,

además de las biológicas- en el riesgo de sufrir un cáncer de mama.

31

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42

Tabla 1.- VARIABLES DEMOGRÁFICAS Y DE SALUD

¡Error! Marcador no definido.

Variables

cáncer

%

benigno

%

normal

%

Edad

20 - 35 años

36 - 50 años

51 - 68 años

Estado civil

Casada

Soltera

Separada/Divorciada

Viuda

Nivel de estudios

Primarios

Bachillerato / F.P.

Universitarios

Ocupación laboral

En paro

Ama de casa

Trabajo remunerado

Nº de hijos

10,1

44,9

44,9

74,6

11,3

4,2

9,9

60,6

28,2

11,3

11,3

56,3

32,4

31,3

58,6

10,1

76,6

15,9

5,2

2,4

32,8

43,6

23,7

10,1

39,4

50,5

24,8

55

20,2

79,7

14,7

1,4

4,2

31,5

41,3

27,3

8,4

36,4

55,2

43

Sin hijos

De 1 a 3 hijos

4 ó más hijos

Edad a la que tuvo el primer hijo

Antes de los 20 años

Entre los 21 y los 35 36 años ó

más

Edad en la que tuvo el último hijo

Antes ó en los 35 años

Después de los 35 años

Edad en la que tuvo la

menstruación

A los 11 años o antes

Entre los 12 - 14 años

Después de los 14 años

18,3

70,4

11,3

7

74,6

1,4

56,3

18,3

23,9

62,7

13,4

25,1

67,2

7,7

5,9

67,9

1,4

50

7,9

15,7

71,5

12,8

18,6

70,7

10,7

4,9

72,7

4,2

55,9

12,6

13

74

13

44

TABLA 2.- Medias y desviaciones típicas de las Escalas de Racionalidad (R/ED) y

Necesidad de Armonía (N/H) y sus respectivas subescalas en las tres muestras de

mujeres: cáncer de mama, patología benigna y mamas normales

¡Error! Marcador no

definido.Escalas y

Subescalas

cáncer

N=71

benigna

N=290

normales

N=143

R/ED

Subescala de

Racionalidad

Subescala de

Defensividad

Emocional

N/H

Subescala de

Armonía

Subescala de

Autosacrificio

M Sd

35.30 7.45

16.01 3.19

13.36 3.81

40.50 5.89

16.73 2.45

16.63 3.09

M Sd

31.73 5.25

15.10 2.51

11.23 2.87

36.31 5.73

15.15 2.64

14.83 2.89

M Sd

31.42 5.54

14.76 2.68

11.14 2.79

35.98 5.88

15.10 2.80

14.20 2.93

45

no poner esta tabla.

OTRAS VARIABLES RELACIÓNADAS CON LA ENFERMEDAD

¡Error! Marcador no definido. Variables cáncer

%

benigno

%

normal

%

Tipo de resultados esperados

Positivos

Algo negativos

Bastante negativos

Muy negativos

Grado de preocupación por el diagnóstico

Nada

Algo

Bastante

Mucho

Razón de la consulta

Control periódico

Bulto o inflamación

Anomalías previas benignas

63,2

32,4

1,5

2,9

10,6

27,3

19,7

42,4

26,8

62

11,3

85,9

12,3

1,4

0,4

10,3

43,1

26,3

20,2

33,2

26,2

40,6

90,6

8,7

0,7

0

12,9

34,7

27,7

24,8

70,4

12

17,6