EXPRESIONES REGIONALES DEL PARO AGRARIO NACIONAL. EL CASO DE LOS CAFETEROS DEL HUILA_Cultura...
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Examen Nacional
CULTURA POLÍTICA
90007
Presentado Por:
HECTOR FABIO MUÑOZ FIGUEROA
COD. 83232284
ORLANDO MANUEL MEJIA SERRANO
COD. 84030523
GERARDO DELGADO QUINTERO
COD.83252088
GRUPO 90007_1465
Presentado a:
JOSE LUIS CALVACHE Tutor
UNIVERSIDAD NACIONAL ABIERTA Y A DISTANCIA “UNAD”
DICIEMBRE, 2013
EXPRESIONES REGIONALES DEL PARO AGRARIO NACIONAL. EL CASO DE LOS
CAFETEROS DEL HUILA.
El departamento del Huila es una región clave del sur occidente colombiano. En su territorio
viven más de un millón y medio de personas, distribuidas en 37 municipios. Su economía es
primordialmente agrícola. La crisis cafetera que se ha evidenciado en el último año con la realización
de jornadas nacionales de protesta, mantiene afectadas a 70 mil familias de éste territorio, que derivan
su sustento primario, fruto de las ganancias del café. Pero no es problema exclusivo del Huila, las
regiones colombianas fueron mostrando sus afectaciones y descontentos. La revuelta agraria observada
en el presente año, tuvo orígenes estructurales, al no existir una política pública consistente y seria
para atender problemas como la regulación de costos de insumos (fertilizantes, plaguicidas e
insecticidas); peajes, gasolina, privatización de la asistencia técnica, no existencia de aseguramiento de
cosechas, tendencia a disminuir el Fondo de Garantías Agropecuarias, no contribución de la banca a la
financiación de los pequeños y medianos productores.
Durante el presente año en varias regiones de nuestro país, se registraron sendas jornadas de protesta
los campesinos se vieron abocados a éste ejercicio con el único fin de exigir ser escuchados y resueltos
sus problemas que no solo les afecta a ellos, sino también a sus regiones y al país en general. En
nuestro país, es cada vez más recurrente, observar las jornadas de protesta o manifestaciones de
diversos sectores, que hallan inconformidad en las políticas existentes que no les favorece y que por
ende, los ha llevado a probar una de las crisis económicas más sentidas de los últimos tiempos. El
sector agropecuario ha sido uno de los más golpeados y afectados económicamente por los altos costos
en materia de producción, que no compensa el bajo precio de sus productos. Sin lugar a dudas, la
comunidad ha actuado de una manera pacífica a la hora de buscar soluciones, pero la insostenibilidad
del campo hace que se lleguen a extremos como las parálisis o paros agropecuarios que a su vez, han
traído otras consecuencias para varios sectores.
El acierto más relevante de este proceso está representado por la forma en que el movimiento logró
ganar la solidaridad y apoyo de una gran diversidad de organizaciones sociales, políticas y
comunitarias nacionales e internacionales y de la ciudadanía en general, lo cual robusteció la
reclamación y la hizo visible en los distintos escenarios de la vida nacional, particularmente en el de los
medios de comunicación. En esta “grandiosa, magnífica, potente, beligerante e histórica lucha
confluyeron dos sectores diferentes de los campesinos colombianos (por un lado, productores
agropecuarios especializados en cultivos permanentes y transitorios, y por el otro, campesinos colonos
de zonas periféricas), sin desconocer la participación de mineros tradicionales y transportistas”. Así
mismo, debe destacarse el compromiso y la constante vinculación de la comunidad en la búsqueda de
soluciones a sus diversas problemáticas, brindando espacios de orientación y participación ciudadanas,
lo cual facilitó una interacción dinámica entre los gestores de acciones de solución y la ciudadanía. El
movimiento logró además que el país volteara sus ojos hacia un sector tradicionalmente abandonado,
que en razón de tal circunstancia ha sido siempre “laboratorio” de todo tipo de experimentos para o
contra-institucionales. A partir de estas jornadas el país quedó notificado: ningún proyecto de
desarrollo de largo plazo, ningún acuerdo de paz puede pasar por alto la dramática situación del campo
colombiano. Este proceso además propició el surgimiento e impulso de nuevos liderazgos a los
cuales se les debe garantizar su participación en los distintos espacios que generó la protesta,
especialmente la Mesa Nacional Agraria. A mayor participación de los nuevos líderes y de los ya
existentes, más garantías de desarrollo colectivo.
TIPO DE CASO
CASO INCIDENTE:
pretende la búsqueda activa de informaciones complementarias, que permitan esclarecer diversos
procesos.
Para ahondar en la problemática relacionada con el sector agropecuario y cafetero, hay que consultar
respecto a la inversión hecha por parte del estado a través de sus políticas públicas a beneficio de dicho
sector base de la economía nacional, conocer los aspectos que se enmarcan en los procesos de
exportación y precios asignados para la venta de los productos, así como la capacidad de productividad
del sector agropecuario y cafetero de Colombia. Como fuente de consulta podemos entrar a conocer las
políticas desde la institucionalidad cafetera (comités departamental y municipales) a beneficio de
dicho sector, que inciden en el desarrollo del gremio, al igual desde el gobierno Nacional a través del
ministerio de Agricultura y Desarrollo Rural, respecto a los lineamientos y proyecciones que se le
pueden dar a la caficultura como ente articulador del desarrollo económico del país.
Esto permitirá la realización de un análisis a la sensible crisis que ha envuelto al gremio cafetero en
Colombia, y que ha generado la realización de sendas jornadas de protesta y movilizaciones que han
involucrado a varios sectores de la economía nacional; demostrándose con ello, la grave situación en
materia de políticas y acciones en procura del beneficio colectivo del sector agropecuario.
Ante tal problemática, este tipo de caso de estudio se aplica toda vez que permite establecer posibles
alternativas de solución en caso de poder tener la potestad y los recursos para tal fin.
En nuestro país, es cada vez más recurrente, observar las jornadas de protesta o manifestaciones de
diversos sectores, que hallan inconformidad en las políticas existentes que no les favorece y que por
ende, los ha llevado a probar una de las crisis económicas más sentidas de los últimos tiempos. El
sector agropecuario ha sido uno de los más golpeados y afectados económicamente por los altos costos
en materia de producción, que no compensa el bajo precio de sus productos. Sin lugar a dudas, la
comunidad ha actuado de una manera pacífica a la hora de buscar soluciones, pero la insostenibilidad
del campo hace que se lleguen a extremos como las parálisis o paros agropecuarios que a su vez, han
traído otras consecuencias para varios sectores.
El empoderamiento de la comunidad, hacer que de forma permanente este organizada, garantizaría la
unidad de criterios frente a problemáticas comunes. Sin embargo, esto no sería suficiente para
minimizar la aguda crisis campesina. Se podría pensar por un acuerdo nacional de protección y
respaldo a todas las vertientes agropecuarias, a fin de que todos los sectores productivos del país en el
área agrícola o pecuaria, contara con la tutela de normas establecidas que les beneficie y que a pesar de
los tratados internacionales celebrados con varios países, dicho sector no se vea desfavorecido.
Políticas agropecuarias claras, es lo que requiere con urgencia, en agro colombiano.
OBJETIVOS
Identificar las problemáticas del sector cafetero en Colombia y las salidas que
permita minimizar el impacto que ésta genera.
Establecer el apoyo que se otorga desde la institucionalidad cafetera y el gobierno
nacional, a las políticas agropecuarias.
Plantear posibles soluciones a las problemáticas a partir de las políticas públicas
existentes.
Fortalecer las expresiones regionales de inconformidad que se articularon al paro
agrario nacional.
Generar condiciones para que se garantice la permanencia del movimiento más
allá de las coyunturas puntuales del conflicto.
Construir soluciones de fondo para la problemática de los cafeteros del Huila y
del país.
Evaluar la verdadera participación de la ciudadanía en la toma de decisiones que
benefician a la comunidad.
PREGUNTAS PLANTEADAS
Responde: Salomón Artunduaga, Directivo Comité Departamental de Cafeteros del Huila.
¿Qué se debería hacer para evitar que se presenten nuevos paros en el país?
“Implementar una política definitiva de desarrollo para el sector que en los últimos años ha venido
atravesando por una de las crisis más notorias; dicha política debe contener planes, programas y
estrategias que de forma concertadas con cada uno de los actores, establezcan beneficios generales para
la caficultura colombiana”.
¿Cómo cree que ha sido el manejo de la política cafetera en los últimos años?
“Los resultados en materia de ganancias o beneficios para los cafeteros dan cuenta de un incorrecto
manejo que se le viene dando desde la institucionalidad cafetera a las mismas políticas dirigidas al
sector. Como vocero de los caficultores a nivel departamental, se da uno cuenta de estas escuetas
formas de apoyar a los productores agropecuarios, razón está que ha generado una crisis de índole
nacional”.
¿Tiene la caficultura futuro con el actual manejo que se le viene dando al sector?
“A pesar de la crisis que ha afectado incluso a otros sectores considero que la caficultura si tendría
futuro solo a partir de una verdadera transformación de las políticas institucionales, si lo vemos con el
actual manejo que se le viene dando, pienso que no tendría un futuro alentador”.
Responde: Adolfo Castro Muñoz, Vocero Gremio Artesanal.
¿Qué se debería hacer para evitar que se presenten nuevos paros en el país?
“Para evitar la ocurrencia de nuevos paros o protestas nacionales, el Estado Colombiano, debe entrar a
revisar cuáles son las políticas que tiene para apoyar sectores tan importantes como el agro o cafetero,
pues es por todo sabido que son base fundamental para el desarrollo de la economía nacional. Con unas
políticas claras y marchando de forma adecuada, la comunidad no se vería abocada a utilizar la protesta
como mecanismo de escucha a sus peticiones”.
¿Cómo cree que ha sido el manejo de la política cafetera en los últimos años?
“Ha sido mala, la verdad es que uno se da cuenta de la dura situación de los cafeteros, yo por lo menos
soy artesano y quien lo creyera, también dependo de la economía cafetera para vender mis productos,
acá en la región los principales compradores son los cafeteros que producto de las ganancias de las
cosechas, revierten sus recursos acá mismo apoyando sectores como el que pertenezco”.
¿Tiene la caficultura futuro con el actual manejo que se le viene dando al sector?
“Con el actual manejo que el estado le está dando a la caficultura, ésta no tiene futuro, los cafeteros
venden barato pero producen a precios elevados y eso hace que trabajen a pérdidas, y a pérdidas no hay
nadie que gane”.
Responde: Robinson Figueroa Hernández, Caficultor.
Qué se debería hacer para evitar que se presenten nuevos paros en el país?
“Las manifestaciones públicas no se pueden evitar siempre y cuando existe inconformidad y
desigualdad en los distintos sectores, para evitar que la caficultura y en general el sector agropecuario
acuda a la protesta, deben existir unas políticas contundentes de apoyo, que considere un alivio para los
cafeteros, se produce una carga de café invirtiendo $650.000 y la estamos comercializando a $420.000,
así las cosas siempre y cuando exista estas injusticias, nos veremos abocados a protestar”.
¿Cómo cree que ha sido el manejo de la política cafetera en los últimos años?
“Los resultados hablan por sí solos, pienso que la aguda crisis refleja el mal manejo que se le da desde
la Federación de Cafeteros y el Gobierno Nacional, no hay apoyo, no hay incentivos, hay bajos precios
en fin, todo esto es el resultado de una errada manera de ver la caficultura”
¿Tiene la caficultura futuro con el actual manejo que se le viene dando al sector?
“No, con el actual manejo que se le da a la caficultura, ésta no tiene futuro, estamos trabajando a
pérdidas, las políticas diseñadas son como invisibles, no demuestran un verdadero interés en brindar
ese apoyo que el sector necesita. La caficultura requiere una transformación que va más allá del cambio
de árboles en las fincas, los cambios deben darse desde la misma institucionalidad”.
ANÁLISIS DE LAS ENTREVISTAS Y LAS LECTURAS
En las entrevistas realizadas en desarrollo de este trabajo, hay una serie de reflexiones sobre las
motivaciones de la protesta cafetera en el departamento del Huila, así como un conjunto de propuestas
para que los caficultores y la comunidad en general, no se vean abocados nuevamente a hacer uso de
esta forma de lucha. En primer lugar se aboga por la implementación de una “política definitiva de
desarrollo para el sector”, que incluya “planes, programas y estrategias que de forma concertadas con
cada uno de los actores, establezcan beneficios generales para la caficultura colombiana”. Previamente
el gobierno nacional “debe entrar a revisar cuáles son las políticas que tiene para apoyar sectores tan
importantes como el cafetero, pues es por todos sabido que es base fundamental para el desarrollo de
la economía nacional”, tomando en cuenta, por ejemplo, la marcada asimetría o desequilibrio que
existe hoy entre la producción de una carga de café “invirtiendo $650.000” y su comercialización o
venta que escasamente reporta un ingreso de “$420.000”.
Un segundo aspecto que es materia de crítica por parte de los entrevistados tiene que ver con la llamada
institucionalidad cafetera que ha incurrido en “un incorrecto manejo” de las “políticas dirigidas al
sector”, lo cual se refleja en “escuetas formas de apoyar a los productores agropecuarios, que ha
generado una crisis de índole nacional”, la cual, en el caso específico del Huila, ha afectado a otros
sectores de la comunidad como los artesanos, dado que “los principales compradores son los cafeteros
que producto de las ganancias de las cosechas, revierten sus recursos apoyando sectores como al que
pertenezco”, como señala Adolfo Castro Muñoz, quien es miembro del gremio artesanal. Y el
responsable de ese mal manejo de las políticas cafeteras tiene nombre propio: “la Federación de
Cafeteros y el Gobierno Nacional”, ya que “no hay apoyo, no hay incentivos, hay bajos precios en fin,
todo esto es el resultado de una errada manera de ver la caficultura”.
En este escenario el futuro de la caficultura es confuso y problemático, teniendo en cuenta que en las
actuales circunstancias los productores “venden barato pero producen a precios elevados y eso hace que
trabajen a pérdidas”, lo cual se ve agravado por unas políticas que “son como invisibles” y “no
demuestran un verdadero interés en brindar ese apoyo que el sector necesita”.
Según los líderes entrevistados revertir esta situación demanda una verdadera reconversión de la
caficultura que vaya “más allá del cambio de árboles en las fincas”, pues éstos deben partir “desde la
misma institucionalidad”. Ellos tienen claro que el movimiento que han adelantado tiene sustento en el
Estado social de derecho que rige en nuestro país y que su reclamo no tiene propósito distinto que
reclamar su “derecho a vivir dignamente”, lo cual en las condiciones actuales del campo colombiano es
prácticamente imposible porque “el país ha dejado de lado el campo, la producción agrícola”, debido a
lo cual ha “disminuido la producción de nuestros productos y por ello nuestra economía”.
Ahora bien, la protesta de los cafeteros del Huila, la de los indígenas de La Guajira y la de los
pobladores de El Quimbo se inscribe dentro de los llamados movimientos sociales, que de acuerdo al
módulo del curso, “son determinadas formas emergentes de integración de personas para suplir
carencias, frustraciones y negaciones, para reclamar derechos” que en los casos que nos ocupan están
referidos a apoyos y respaldo para la actividad agropecuaria, el medio ambiente o formas de vida
ancestrales. Esas alternativas o reivindicaciones, como se precisa en este documento, “se convierten en
su principal identidad, sin tener que llegar a plasmar un ideario completo, su accionar deriva de un
conflicto o tensión que se intenta resolver; surgen en un contexto específico, con formas organizativas
propias, enfrentando una estructura institucional frente a la cual se espera ganar las demandas”.
En el caso específico del sector agropecuario, tal como señala un informe de la revista SEMANA, el
conflicto hunde sus raíces (y valga la expresión) en el modelo de desarrollo que han impuesto las clases
dirigentes del país, que privilegia la acumulación de la tierra en pocas manos. “Las consecuencias
sociales del desarrollo capitalista por la vía terrateniente fueron graves: el régimen político nacional y
local continuó apoyado en las viejas clases dominantes y también en los métodos arbitrarios de someter
la población campesina, mientras que en las ciudades se imponía un control entre clientelista y
autoritario sobre la vida civil en general. La barbarie que caracteriza las viejas formas de sujeción
campesina se reproducen a otro nivel, para apuntalar un sistema de dominación un tanto más moderno.
A nivel social y económico se producía una inmensa superpoblación, causada por lo menos en parte
por el monopolio territorial dada la ecuación tierras sin hombres y hombres sin tierras, lo cual
contribuyó a que el capital pudiera pagar salarios muy bajos a todo lo largo y ancho del territorio
nacional”, dice el informe.
CONCLUSIONES
Los movimientos sociales en el último período en Colombia han privilegiado como vía para
expresarse los mecanismos de participación informales, puesto que a través de los formales no han
logrado hacerse escuchar parte de las instancias de gobierno de quienes depende la solución de su
problemática. En este caso, la comunidad optó por la reclamación directa de sus derechos dado que a
través de los mecanismos formales no fue posible obtener la atención debida por parte de las
autoridades nacionales, responsables de las políticas para el sector. Estas comunidades, en efecto,
habían acudido a los poderes centrales para llamar su atención sobre su situación de penuria y
abandono por vía de memorandos, petitorios sin que tal interpelación se tradujera en resultados
concretos para mejorar sus condiciones de vida.
La reclamación de los campesinos colombianos se inscribe dentro de lo que el documento La
participación y sus mecanismos denomina “la participación en los bienes y servicios”, que consiste en
el “acceso de la población a los recursos naturales y otros bienes necesarios para la satisfacción de sus
necesidades básicas”, que entre nosotros es limitado y excluye a “grandes grupos de la población a
estos bienes y servicios tanto en el medio rural como en el urbano. A los grupos que encuentran los
mayores obstáculos para lograr ese acceso se les denomina hoy excluidos, para denotar que las
sociedades en donde habitan les están negando los medios para superar su situación”.
El proceso que condujo al Paro agrario nacional es un ejemplo del alcance que puede lograr un
movimiento de naturaleza civil cuando sus participantes tienen “suficiente cultura para la
participación”. Es decir, cuando además del motivo, tienen las herramientas conceptuales para sacar
avante una reivindicación combinando distintos mecanismos de participación y de lucha (con exclusión
de la armada).
La grave problemática del campo colombiano se ha agudizado en los últimos años como consecuencia
de la puesta en marcha de los Tratados de Libre Comercio firmados por Colombia con distintos países,
lo cual ha acarreado grandes pérdidas a las comunidades rurales que han visto decaer su economía por
la forma desigual e inequitativa como estos tratados conciben la relación con los países extranjeros
suscriptores de tales tratados.
En este escenario, la comunidad cafetera del departamento del Huila decidió enfrentar la crisis que
vive, generada por factores como la baja en los precios del grano, el aumento de los costos de los
fertilizantes y el incremento de las importaciones del producto, así como por la ausencia de políticas
claras por parte del gobierno nacional para el sector, a través de la protesta social abierta, lo cual
finalmente condujo a que el gobierno nacional asumiera unos compromisos de cara a sus peticiones. Y
si bien este resultado es alentador, es necesaria la puesta en marcha de procesos de diálogo social que
conduzcan a la definición de soluciones concretas a las problemáticas por las cuales se hacen las
reclamaciones, así como darle cumplimiento a los acuerdos suscritos con los líderes del Paro agrario
nacional; atacar de raíz las causas que originaron el alzamiento campesino lo cual significaría revisar
los TLCs firmados por Colombia (de manera particular el suscrito con EE.UU.), en lo relativo a temas
tan cruciales como importaciones, patentes e insumos, que hoy hacen de la del campo una actividad
improductiva y ruinosa. Por otra parte, urge crear mecanismos o canales institucionales permanentes
para la interlocución con las organizaciones campesinas de suerte que las medidas que tengan que ver
con el sector sean fruto del diálogo y la concertación, y no producto de groseras imposiciones.
REFERENCIAS:
Dinero, R. (s.f.). www.dinero.co. Recuperado el 12 de Diciembre de 2013, de
http://www.dinero.com/edicion-impresa/opinion/articulo/las-causas-del-paro-agrario-
colombia/183550.
Rural, A. P. (s.f.). prensarural.org. Recuperado el 12 de Diciembre de 2013, de
http://prensarural.org/spip/spip.php?article11862.
Tiempo, E. (s.f.). www.eltiempo.com. Recuperado el 12 de Diciembre de 2013, de
http://www.eltiempo.com/colombia/llano/ARTICULO-WEB-NEW_NOTA_INTERIOR-13026564.html.
Colombia, C. d. (s.f.). cafedecolombia.weebly.com. Recuperado el 13 de Diciembre de 2013, de
http://cafedecolombia.weebly.com/los-caficultores.html
Espectador, E. (s.f.). www.elespectador.com. Recuperado el 12 de Diciembre de 2013, de
http://www.elespectador.com/noticias/nacional/cafeteros-de-huila-no-se-uniran-al-paro-articulo-
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Noticias, C. (s.f.). www.campoalegrenoticias.com. Recuperado el 11 de Diciembre de 2013, de
http://www.campoalegrenoticias.com/cafeteros-en-el-huila-siguen-firmes-con-el-paro-de-agosto/