Ezra lejaim - Enseñanzas de musar

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Ezra Lejaim Enseñanzas de Musar Suri Cattan Copyright 2010 by Smashwords Edition

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Ezra LejaimEnseñanzas de Musar

Suri Cattan

Copyright 2010 by Smashwords Edition

Leiluy Nishmat Abí Umorí

ITZJAK AMIGA BEN ZEQUIE

Tu enseñanza ilumina mi viday perdurará por siempre.Papá, nunca te olvidaré

ABRAHAM AMIGA J.

DedicatoriaDedico este libro a un ser muy importante en

mi vida.La constancia en el estudio de la Torá y el

gran amor que te tengo me han motivado a publicarlo.

En él encontrarás un legado para saber cómo conducirte y comportarte en la vida: siempre como marcan las reglas del Musar.

Nunca limites tu estudio de la Torá. Este ejemplar es el principio de tu carrera y te compromete.

HaOlam Hazé hu malón yacar meod; no pierdas tu tiempo, aprovéchalo.

Dedica tu vida a servir, a ayudar y a hacer feliz a tu prójimo, y respeta siempre la voluntad de Hashem.

A ti, mi querido hijo, Isaac Amiga ChayoGracias por permitirme hacer esto en tu

nombre, siempre soñé que existieras.Tú eres mi consuelo, mi gran amor. Tzejok

asa li Hashem.Te quiere, papá

Agradecimientos de Abraham amigaQuisiera agradecer a las siguientes

personas por el bien que he recibido de ellas:A mi esposa Karen: gracias por impulsarme

a estudiar Torá y por estar siempre a mi lado.A mi mamá, Frida Jasqui Amiga, gracias por

todo lo que me has dado y por guiarme siempre por el buen camino.

A mis suegros, Moisés y Vicky Chayo, que tengan salud y larga vida.

A mi familia: mis hijos, hermanos, tíos y amigos.

A todos mis compañeros de clase. Que Hashem les mande berajá y hatzlajá.

A la querida familia “Or Damesek”.A mi admirable Jajam, Rab Shaul Credi.

Gracias por enseñarme que con el estudio de la Torá podía sembrar y cosechar.

Al Jajam Eliyahu Hilu, Rosh Kolel Or Damesek.

A mi amigo Tony Chayo: gracias por llevarme a Or Damesek.

Que Hashem los colme de alegría, paz y salud.

Abraham Amiga Jasqui

Prólogo de Abraham AmigaEn este maravilloso ejemplar enseñaremos

una historia y una parte de mi vida:Ezra es el nombre de Suri. Jaim es uno de los nombres que mi padre

me puso cuando estuve enfermo al nacer.Yo necesité ayuda para vivir y hoy Hashem

me permite transmitir la ayuda que he recibido de mi maestro.

Rabot majashabot beleb ish, vaatzat Hashem hi takum, “Muchos son los ideales en el corazón del hombre, pero la Voluntad Divina es la que toma la última decisión”.

Para todos los seres humanos que sienten que su corazón piensa y que su cerebro siente…

Este es un legado para las presentes y futuras generaciones. Sin duda, esta herramienta ayudará a vivir más felices y con el gusto de saber que todo lo bueno que hacemos hoy tiene consecuencias positivas mañana.

Aprender a ver la vida a través de la óptica de nuestra sagrada Torá, se traduce en entender el por qué de cada uno de nuestros actos que a veces no logramos comprender.

A ti, que en este momento tienes el privilegio de tener este ejemplar entre las manos, te

invito a leerlo con detenimiento y a adentrarte en todas y cada una de las enseñanzas que de él emanan.

Agradezco infinitamente a mi maestro Suri Cattan por permitirme realizar mi sueño: transmitir a mi comunidad lo importante que es aprender a conducirse adecuadamente en la vida.

Y por haber cambiado mi forma de ver la vida, de aceptar los jeshbonot (las cuentas) de Hashem, de luchar por ayudar a la gente y de servir a todo aquel que me necesite.

Suri: Que Hashem te dé larga vida y que cada camino que emprendas sea iluminado, y goces siempre de buena salud.

Un hombre bueno, dedicado, humilde, respetuoso, cabal, y sobretodo feliz, ese es mi maestro Suri Cattan, único y sin limitaciones para las labores de Hashem. Vejol asher hu osé, Hashem matzlíaj beyadó.

Muchas gracias,Abraham Amiga

Prólogo de Suri CattanDesde hace tiempo quería escribir sobre

algunos de los conceptos que se enseñan en este libro y difundirlos por todo el mundo, porque me he dado cuenta que, en los más de 20 años de dar clases, la mayoría de la gente que no lleva una vida de Torá no es porque no quiere, sino más bien porque no sabe qué es la Torá. Muchas de esas personas la conocen sólo en Yom Kipur, el día en el cual todos lloramos y ayunamos por los pecados que cometimos; otras se encuentran con ella cuando van al Templo porque fallece un ser querido, o van con el rabino porque tienen problemas maritales o con la educación de sus hijos. Es por esto que ven a la Torá triste o negra.

El resto simplemente no la conoce. Jamás han visto un lulab, un etrog; jamás habían profundizado en las palabras de la Mishná y la Guemará, la cual fue escrita hace miles de años por gente muy sabia, y por eso David Hamélej escribió:”Taamú uru ki tob”, “Prueben y se darán cuenta qué deliciosa es la Torá.”

Sin embargo, nunca me sentí digno, para escribir y difundir algo tan importante como la

Torá para algo tan importante como los yehudim.

Pero Hashem puso en mi camino a un amigo, Abraham Amiga Jasqui, al cual siempre quise, pero que ahora además admiro por su perseverancia, su dedicación y su ejemplo al dar tanta importancia a las palabras de la sagrada Torá. Abraham, desde hace unos años, asiste constantemente a mis clases, y día a día escribe lo que escucha en clase. Hace un par de meses se acercó a mí para decirme que estaba a punto de cumplir 40 años y que quería publicar en un libro todo lo que había escuchado y escrito. Honestamente me quedé paralizado (pero jamás se lo dije a Abraham). Por un lado, qué mérito publicar algo que no se aprendió en un día, sino es una recopilación de muchos años, y por el otro, publicar un libro sobre Torá constituía mucha responsabilidad para mí; no sabía qué hacer.

Acepté publicarlo por varias razones:Este libro no me pertenece a mí. Lo escrito

es prácticamente de Abraham y escribió según lo que él entendió y le sirvió para cambiar su vida; por tanto, no me siento capaz de impedirlo.

No es el trabajo de un día. Es de varios años asistiendo a las clases, muchas veces cansado, dejando el trabajo, la familia, los

amigos, etc. para poder asistir, y no nada más escuchar, sino también a escribir y tratar de no perder ninguna idea; el hecho de no publicarlo sería una gran decepción para él.

En una plática me dijo: “Suri, si a mí me han cambiado las palabras de Torá, que también le cambien la vida a otras personas.”

Igualmente me comentó que el libro sería un legado para sus hijos.

Me dijo también que mi querido amigo, Salomón Michán Mercado, el cual ha publicado ya otros libros de Torá, revisaría todo el libro, y eso me tranquilizó mucho.

Me parece un gran Kidush Hashem que una persona que cumple 40 años en lugar de hacer una gran fiesta o un viaje, publique un libro.

Por último, hice mucha tefilá para que el libro sirva de ayuda para que la gente viva más feliz y se acerque a vivir como la Torá lo pide, y no al contrario.

No me queda más que agradecer de todo corazón a Hashem, que me dio el zejut de poder asistir al Bet Hamidrash todos los días y ponerme en el camino a varios amigos que humildemente me escuchan a diario, desde jóvenes de 13 años a señores de más de 80 años (Hashem les mande larga vida a todos). A cada uno y uno lo valoro y lo admiro porque de todos he aprendido algo en estos años; como

dice el Pirké Abot: “He aprendido mucho de los demás, pero principalmente de mis alumnos”.

Agradezco especialmente a Abraham Amiga Jasqui porque me ha enseñado a valorar todavía más las palabras de la Torá, y el que ha cambiado mi vida después de este libro, ya que ahora tendré que tener mucho más cuidado en lo que digo e imparto porque quizá algún día se publique.

Pero principalmente por el gran corazón que demostró al hacer esta obra: no me dejó hacer ni pagar nada. Hubo gente que se acercó a él para ayudar económicamente con la publicación, pero no aceptó; él quiso hacer todo, y lo hizo con gran emoción y mucha alegría.

No me queda más que pedirle a Hashem que lo bendiga con todas las bendiciones del mundo, que tenga éxito en lo espiritual y material y que le mande larga vida a él y a su esposa Karen, quien estoy consciente que es el motor y la responsable de que en su casa haya una educación de Torá. Que vean juntos a todos sus hijos en la jupa con alegría.

A su querida madre, Frida Jasqui Amiga, la cual, a pesar de perder a su querido esposo muy pronto, Don Isaac, tz”l, supo educar a todos sus hijos con amor a la Torá y al prójimo con inteligencia y fortaleza.

No puedo dejar de mencionar a su querido hermano Pepe Amiga, que asiste junto con él todos los días a la clase, el cual también ha sido para mí un gran ejemplo; que Hashem lo bendiga en todo lo que haga.

Abraham: que esta gran obra sea un legado para tus hijos Frida, Vicky, Isaac, Moy y Yael… Y que enaltezcas el nombre de tu padre, Isaac ben Zequie, tz”l.

Quiero agradecer a Hashem por mandarme a unos padres como los míos, José y Judith Cattan; si soy algo en la vida es gracias a la educación y al amor a la Torá que me dieron y me siguen dando. Hashem les dé larga vida y obtengan solo satisfacciones de nosotros.

Al mosad kadosh de Or Damesek, dirigido por la Familia Hilu, Moisés, Sión y David, hijos de mi muy querido y respetado Rabí Joshua Hilu, shelita, Rab de la Kehilá Shami en México por más de 50 años, el cual ha sido el ejemplo y la columna principal de este mosad, y ha sabido educar a sus hijos, junto con su querida esposa Lety, como hombres de bien, bené Torá verdaderos.

No tengo manera de describir con palabras el esmero y la dedicación que la familia Hilu pone para tener las instalaciones a la perfección para recibir todos los días a cientos de personas y hacer sentir a cada uno

importante; se necesita asistir a este lugar para entenderlo.

“Que Hashem les retribuya con alegría todo lo que hacen por su Torá”.

A mi querido y respetado amigo, Rosh Kolel Rabí Eliyahu Hilu, shelita, el cual es un ejemplo para mí y para todos los que asistimos a Or Damesek de cómo ser un Talmid Jajam amití y para tener midot tobot. Hashem yaarij yamav ushnotav vaneimim.

A mi querido amigo, hermano y jabrutá, Jack Hilu, con el cual prácticamente he estudiado casi toda mi vida y he aprendido mucho de él; Hashem nos dé el zejut de seguir juntos por muchos años más con alegría, ya que gran parte del éxito en la vida es tener un buen amigo y él lo ha sido para mí.

A Salomón Michán M., gracias por corregir, revisar, desarrollar el libro; y buscar las fuentes de mucho de lo que yo dije y nunca lo expresé; que Hashem lo colme con todas las berajot en lo espiritual y en lo material.

Por último, a mi querida esposa Gina, la cual es el regalo más grande que me ha dado Hashem; tu apoyo, dedicación, y principalmente tú inteligencia, hacen de ti una gran Eshet Jayil. Que Hashem nos dé larga vida y nos permita ver a nuestros hijos y nietos

por el camino de la Torá con salud y alegría, y los veamos en la jupá.

A mis queridos hijos Joseph Yaacov, Jaim, David, Judith, Eliyahu y Daniel, y a mi muy querida y admirada nuera, Niza: quiero decirles que la satisfacción más grande de un padre es tener unos hijos como ustedes; que siempre hagan Kidush Hashem con alegría y salud, y nos permita, a mí y a mamá, verlos a ustedes y a sus hijos en la jupá; los quiero y admiro.

Y a ti, querido lector, gracias por permitirme entrar en tu mente; ojala que la Torá endulce tu vida y te traiga mucha bendición, como lo ha hecho con millones de personas, entre ellas, yo.

¡Hashem los bendiga a todos!Suri Cattan

AgradecimientosA mi querido amigo y maestro, Suri Cattan

M.:Ha sido un placer ser partícipe de este libro

sobre enseñanzas de Musar.En una ocasión dijo un hombre sabio: “Una

cosa es saber y otra es saber enseñar”. Suri: la sabiduría de la Torá y la manera en

que la transmites son sorprendentes.Tú no te conformas con saber, con mucho

amor transmites tus conocimientos a toda persona.

No fue casualidad que me topara con Abraham Amiga y me pidiera apoyo para hacer este sueño realidad. Me siento agradecido por ello, pues aunque al parecer yo le prestaba ayuda, en realidad era él quien estaba ayudándome.

Después de haber aprendido tanto de ti, gran sabio y orador, me siento privilegiado de ser parte de este libro, cuya finalidad es tener presentes las enseñanzas de Musar que durante años ha impartido Suri Cattan.

Humildemente pido a Hashem que mande a todos los alumnos e integrantes de la clase de Suri Cattan mucha berajá, hatzlajá, beriut y arijut yamim, a fin de que puedan seguir por el camino de su maestro, y que Hashem conserve

a Suri Cattan y a su familia por muchos años con salud, inteligencia y bienestar, para que pueda seguir enseñando Torá. Amén.

Salomón Michán M.

Introducción al libroBendito sea el Creador que escogió al

pueblo de Israel para entregarle la sagrada Torá.

La gente pregunta si de acuerdo a la Torá existe la vida después de la muerte. La respuesta de la Torá es que no sólo existe la vida después de la muerte sino que también existe vida antes de la muerte (R. Yaacobson, shelita).

La Torá no es el único medio para obtener tu porción en el Mundo Venidero, sino también es un instructivo de vida: al rico le enseña a ser amo de su dinero y no esclavo de él, al pobre a soportar, a las parejas a vivir con alegría, a los padres a educar y a los hijos a respetar…

Por eso el que piensa que cumplir la Torá es sacrificar este mundo para poder obtener el Mundo Venidero, está completamente equivocado (R. Israel Salanter, tz”l).

La gente que no vive según la Torá, piensa que existen 2 tipos de personas: las que gozan, disfrutan y hacen lo que quieren sin tener restricciones; y las que se rigen según la Torá con restricciones, dificultades, encadenamientos, a no comer, hablar, ver, o actuar cuando ellos quieran.

En algo tienen razón, somos 2 tipos de personas, y en algo están rotundamente equivocados: aquel que se basa y rige por el camino de la Torá es el que realmente goza. ¿Acaso ver a tus hijos en Shabat alrededor de la mesa digna de reyes que preparó tu esposa y cantando Shalom Aléjem no es alegría?

¿Existe alguien que después de Yom Kipur, a pesar de ayunar más de 24 horas, no está lleno de plenitud y alegría?

La verdad es que cumplir la Torá no es fácil, pero ¿quién dice que lo fácil es lo mejor?

Recuerda que las cosas que más cuestan son las que más valoramos y más disfrutamos.

Antes de que Hashem nos diera la Torá, dijo: “Y ustedes serán para Mí un pueblo de reyes”. Con esta frase, Hashem nos da una introducción de por qué en la Torá existen restricciones.

Él quiere un pueblo de reyes. Un rey no puede vestir como quiere, ni comer como quiere, ni tampoco ir a donde quiere. Para que el rey se distinga entre los demás, debe comportarse diferente de los demás.

En un mensaje que mandó el presidente de los Estados Unidos de Norteamérica, Barack Obama, al Pueblo Judío con motivo de Rosh Hashaná del año 5771 (8 de septiembre del

2010), dijo: A lo largo de la historia, el Pueblo Judío ha sido “Luz para las naciones”.

No nada más Yeshayahu lo dijo que Israel es “Luz para las naciones”. Si no que uno de los hombres más influyentes del mundo no Judío también lo reconoce.

Muchos podrían pensar que la Torá es preciosa y hermosa, pero a mí “no me gusta”… en gustos, se rompen géneros.

Debemos saber que la Torá no es como el salmón, que si no te gusta, a pesar de ser un manjar, no pasa nada, pues puedes comer otras cosas. La Torá es como el oxígeno; respirar es de las cosas más satisfactorias que hay en este mundo, pero también es obligatoria. Nadie puede decir: “a mí no me gusta respirar”. Y es por esta razón que desde hace unos años me he esforzado en trasmitir, en clase, a mis queridos amigos estos 4 puntos:

Que la Torá te alumbra este mundo tan oscuro y te ayuda a obtener tu Mundo Venidero.

Que la Torá, a pesar de sus restricciones, es más dulce que la miel.

Que el Pueblo de Israel es un pueblo de reyes, y eso te compromete a ser ejemplo y luz para los demás.

Que la Torá es para el Pueblo Judío obligatoria y no optativa.

Creo que cualquier yehudí está obligado a saber estos cuatro puntos, y estoy seguro que al conocerlos, cambiará su vida.

Suri Cattan

La grandeza del estudio de la Torá

El valor de la ToráEstá escrito en el Midrash:1 “Cuando el

Jajam se encuentra sentado y proporciona una clase de Torá, Hashem perdona los pecados de todos los asistentes”.

Dicen los Jajamim:2 “Todo el que enseña a su prójimo un versículo, una halajá o un texto de Torá, le está otorgando vida; como está escrito: Ki hu jayeja veorej yameja, ‘Porque ella es tu vida y alarga los días de tu vida’”.3

El Gaón de Vilna explica sobre la Mishná: Vetalmud Torá kenégued kulam (“el estudio de la Torá equivale a todas ellas –las mitzvot–”),4 que cada palabra de Torá es una mitzvá y cada palabra pesa como todas las 613 mitzvot. Cada hoja de Guemará tiene cientos de palabras y cada una pesa 613 mitzvot.5 También escribe el Gaón de Vilna que cada palabra de Torá crea un ángel santo que salva a la persona que lo creó. Después de saber esto, ¡cuánto debemos aprovechar el tiempo y dedicarlo al estudio de la Torá!

Preguntó Rab Aharon Kotler: “¿Por qué existe una mitzvá de estudiar de día y de noche (vehaguita bo yomam valaila)?”. Contestó el Rab algo increíble: “Por cuanto que Hashem es bueno, y es Tob Umetib, es decir, bueno y

bondadoso; y por cuanto que el estudio de la Torá es fuente de bendiciones, por eso Hashem nos obliga a estudiar de día y de noche, para que seamos beneficiados, ya que por el estudio de la Torá, se obtiene más berajá”.

Un estudiante de una yeshibá fue a visitar al famoso Jafetz Jaim y vertió su corazón ante él:

—¡Año tras año me siento y me esfuerzo en estudiar, pero no llego a ninguna parte con mis estudios! ¡Después de todo este tiempo, incluso me cuesta comprender apropiadamente una página del Talmud!

El Jafetz Jaim le contestó: —Hashem no nos ordenó que fuéramos

genios. Él sólo nos ordenó que nos esforzáramos en el estudio de Su Sagrada Torá, lleguemos o no alguna vez a ser grandes eruditos…

Está escrito en el Midrash: “Dijo Rabí Alexandri: ‘No existe ninguna persona que no tenga sufrimientos. Bienaventurada es la persona cuyos sufrimientos sean por la Torá’.”6

El Staipeler explicó este Midrash:7 “La cantidad de sufrimientos de cada persona ya está predestinada en el Shamaim y no hay opción de salvarse de ellos. Bienaventurada la persona para la que esos sufrimientos vienen por el estudio o el servicio a la Torá”.

Muchas veces planeamos realizar alguna actividad, por ejemplo, reunirnos con amigos o ir a una cena o al cine, etc., pero preferimos ir a estudiar Torá y nos “molesta” haber dejado la otra actividad. Esa “molestia” Hashem la considera como un sufrimiento y nos salva de situaciones peores en la vida.

Escribió el Or Hajaim Hakadosh algo hermoso: “No hay nada tan bueno como la Torá. Si las personas sintieran la dulzura y el deleite de la Torá se volverían locos y la perseguirían hasta alcanzarla, y ni siquiera se les ocurriría pensar en dinero o riqueza, ya que la Torá incluye todas las riquezas del mundo”.8

Está escrito en el Talmud Yerushalmí algo sorprendente: “Si a alguien se le decreta una cantidad de años para vivir, el tiempo que permanece en el Bet Hakéneset y el Bet Hamidrash no entra en esa cuenta. Únicamente cuando sale de ahí vuelve a descontársele el tiempo”.

Es muy conocido lo que está escrito en la Guemará9 respecto a que le preguntan a la persona a la hora del Juicio Celestial: “¿Asignaste tiempos fijos para el estudio de Torá?”.

Todo el que asiste a clases de Torá podrá tener una buena respuesta en el Juicio Celestial.

El estudio de MusarCon respecto al estudio del Musar, dice la

Guemará: “Dijo Rab Huna: ‘Todo el que se ocupa únicamente en la Torá es como si no tuviera D-os”.10

Explican los Jajamim que quien únicamente se ocupa de estudiar halajot y no pone atención en corregir sus actos y abandonar sus malas conductas, se considera como si no tuviera D-os.11 Vemos de esto que no basta con que estudiemos mucho si no nos ocupamos en el estudio de Musar.

Así se expresó al respecto en cierta ocasión el Saba de Kélem: “Quien no planea en Yom Kipur estudiar Musar, Yom Kipur no perdona sus pecados”.

Está escrito en el libro de Yeshayá Hanabí:12 “Que tus ojos estén siempre observando a tus maestros”. Esto quiere decir que tenemos la obligación de analizar la conducta de nuestros Jajamim y tratar de imitar sus actos. Para llegar a este objetivo, tenemos que estudiar y observar sus hechos. “Dime a quién admiras y te diré cómo eres.”

Nunca desesperes

La salvación de Hashem llega en un abrir y cerrar de ojos

Dice la Mishná en Pirké Abot: Nitai Haarbelí omer: al tityaesh min apuranut (“Nitai Haarbelí dijo: Nunca te desesperes por las cosas malas”).13

Muchas veces la persona se desespera por los eventos complicados que se le presentan y no les ve salida. Pero debemos saber que la salvación de Hashem puede llegar en un abrir y cerrar de ojos, como está dicho: Yeshuat Hashem keeref ayin (“La salvación de Hashem llega en un abrir y cerrar de ojos”). Hashem puede cambiar la vida de la persona en un instante.

Después de lo más difícil viene la salvación“Amanecer” en hebreo se dice shajar, cuya

raíz es shajor, “negro”. ¿Qué tiene que ver el color negro con el amanecer? Nos dicen los Jajamim que después de la parte más oscura de la noche es justo antes del amanecer. De esto podemos aprender que cuanto más difícil se vea una situación, más cercana está la salvación. También nos enseña que la persona debe aprender a no desesperarse, pues

Hashem puede cambiar la situación en segundos.

La Torá está llena de ejemplos sobre nuestros ancestros de cómo salieron avante ante situaciones adversas:

Yosef Hatzadik estuvo en la cárcel doce años y en un abrir y cerrar de ojos fue el virrey del imperio más rico y poderoso de ese entonces durante 80 años con un éxito impresionante.

Cuando los yehudim estuvieron frente al mar, se encontraron rodeados por animales salvajes, los egipcios y el mar. A nadie se le ocurrió que la salvación sería con la partición del mar.

Muchas veces uno se desespera porque no encuentra pareja y no puede ni siquiera imaginar que está más cerca de lo piensa. Como ejemplo: Tengo un conocido que viajó a varias partes del mundo para encontrar a su pareja y al final se casó con su vecina de puerta con puerta.

Así también, para algunos, suele pasar con el matrimonio. No ven la salvación. Pero jamás deben olvidar que “la salvación de Hashem llega en un abrir y cerrar de ojos”.

Mira el pasado y verás que todo ha salido bien

Es sabido que David Hamélej sufrió mucho en su vida y, aun así, él mantuvo ese ímpetu de seguir adelante, sin desesperarse nunca.

David Hamélej escribió algo hermoso, que deberíamos aplicar siempre en nuestra vida: Shubi nafshi limnujaiji, ki Hashem gamal alaiji, ki jilatza nafshí mimavet (“Vuelve, alma mía, a tu reposo, porque Hashem te ha hecho bien. Pues Tú (Hashem) has librado mi alma de la muerte”).14

Con esto nos enseña David Hamélej que cuando tengamos problemas debemos volver la vista a nuestro pasado y observar que hemos tenido problemas incluso mayores que el actual y Hashem nos ha permitido salir de esas situaciones complicadas, hasta de la muerte, como escribe el Rey David.

Estamos acostumbrados a pensar: “¿Cómo va a salir este negocio?”, “¿Cómo voy a casarme, si ya estoy grande?”, “¿Cómo voy a comprar ese departamento para mi hijo?”. Pasan los años y nos damos cuenta de que el negocio salió bien, que nos casamos y que compramos departamentos para todos nuestros hijos.

Siempre debemos mirar hacia el pasado y veremos que Hashem siempre ha estado con nosotros. Eso nos ayudará a vivir más tranquilos.

El yehudí nunca debe “tirar la toalla”; tiene muchas maneras de salir adelante.

En la Introducción a su libro La historia de los judíos, el historiador Paul Johnson da varios motivos de por qué decidió escribir sobre los judíos a pesar de que él no lo es:

De acuerdo con los historiadores, debido a las persecuciones y matanzas que ha sufrido el Pueblo Judío ya debería de haber desparecido, pero no sólo el Estado de Israel sino todo el pueblo en su totalidad. A pesar de eso, el único pueblo que sigue en pie es el Pueblo de Israel. ¿Dónde están los griegos? ¿Los babilonios? ¿Los egipcios? ¿Los romanos?

Hace setenta años nadie pensaba que el Pueblo de Israel sobreviviría, pero podemos ver que es uno de los pueblos con más fuerza.

¿Pero cuál es el secreto? Aun cuando estemos dispersos en todo el mundo, seguimos siendo un pueblo unido, que siempre seguirá adelante.

Pregunta Rab Pinkus: ¿Por qué, cuando Hashem pone tropiezos a los demás pueblos se caen y no vuelven a levantarse y, los yehudim aunque nos tropezamos y caemos seguimos adelante, y no sólo eso, sino seguimos motivados? Explica Rab Pinkus algo hermoso: Aunque Hashem “mete el pie” al

Pueblo Judío, y lo hace tropezar y caer, “jamás” le suelta la mano.

Está escrito en el Tehilim: Hema kareu venafalu, vaanajnu kamnu venitodad (“Ellos (los gentiles) flaquean y caen; mas nosotros (los yehudim) nos levantamos, y estamos en pie”).15 Los yehudim tenemos la fuerza de seguir adelante y no desesperarnos jamás, ya que tenemos en Quién apoyarnos: Boré Olam.

Los yehudim hemos pasado por las peores épocas: los bolcheviques, las Cruzadas, holocaustos, cosacos, etc., y seguimos vivos, animosos y unidos.

Abraham Lincoln decía: “No hay duda que Dios está con ellos”. La duda es si nosotros estamos con Dios.

Igualmente la persona que esté en una situación complicada, debe saber que Hashem está con él; la duda es si la persona está con Hashem.

El Pueblo Judío, aunque tropiece, vuelve a levantarse.

Incluso en la situación más difícil, la salvación viene con rapidez. Sólo debemos esperar y no caer en la desesperación. La clave para nunca desesperarse es saber y sentir que tenemos en Quién apoyarnos.

Perfeccionar las cualidades

Tenemos las mejores cualidades, debemos explotarlas para bien

Está escrito en la Torá: Naasé adam (“Hagamos al hombre”).16 Una de las explicaciones de los Jajamim es que Hashem reunió a todos los animales y a la Creación entera para decirles: “Pido a todos ustedes que me ‘ayuden’17 a crear al hombre con sus mejores cualidades. En su libro Hagamos un hombre, Rab Abraham Twersky explicó que Hashem le pidió al león que le concediera parte de su fortaleza al hombre; al tigre, una parte de su agilidad; al águila, de su ligereza”, etc. Y así fue creado el hombre, con las mejores cualidades de cada animal.

En algún lugar hay un museo en el que se muestran los animales más salvajes del mundo. Allí es posible ver a un gran león, a la serpiente más venenosa, al tigre más feroz… Al final del recorrido se entra a un vestíbulo donde hay un letrero que dice: Ahora verás al animal salvaje más peligroso y que ha hecho más daño a la humanidad, y al entrar hay un espejo.

El “animal” más salvaje de la Tierra ha sido el hombre. Eso lo podemos comprobar con el Holocausto: los alemanes eran considerados

las personas más intelectuales y académicas que vivían en Europa y se convirtieron en salvajes al asesinar a más de 6,000,000 de judíos, entre otros.

Por otro lado, el hombre puede llegar a niveles muy elevados, incluso mayores que los ángeles.

Todo depende de su objetivo.Hay una historia increíble acerca de Moshé

Rabenu:18 Después de sacar a los yehudim de Egipto,

los pueblos vecinos se sorprendieron con el “gran hombre” por el que ocurrieron tantos milagros y maravillas. Un rey árabe quiso investigar dónde residía la fuerza de Moshé Rabenu, para lo cual mandó pintores expertos con nuestro maestro a fin de que dibujaran su rostro. Los artistas detallaron con extrema exactitud sus rasgos y mostraron el retrato al rey, quien llamó luego a los hombres más expertos en interpretar las líneas faciales de los seres humanos y les entregó el dibujo, para que explicaran su gran fuerza.

Todos estos intérpretes expresaron su opinión: “Este hombre es malo, presumido, amante del dinero e irascible, y posee las peores cualidades del mundo”. El rey pensó que tal vez estaban “tomándole el pelo”. Entonces los dibujantes e intérpretes se

llenaron de temor y empezaron a echarse la culpa los unos a los otros. Unos decían que el rostro estaba mal dibujado; los otros, que el dibujo estaba mal interpretado…. Ante esto el mismo rey quiso ir a donde Moshé Rabenu estaba para conocerlo y asegurarse de que el dibujo fuera correcto.

El rey tomó el dibujo y se dirigió al desierto de Sinaí. Cuando vio a Moshé Rabenu, se dio cuenta de que era idéntico al dibujo que tenía en la mano. Pensó que los dibujantes habían realizado bien su labor, pero que los intérpretes cometieron una equivocación.

Antes de volver a su país, el rey pudo hablar con Moshé Rabenu. Le contó todo lo que había hecho y le dijo que el dibujo que tenía en su mano era fiel a su rostro y que entendía que los intérpretes estaban equivocados.

En ese momento le dijo Moshé Rabenu algo sorprendente:

—Ni los dibujantes ni los intérpretes cometieron ningún error. Quiero que sepas que de acuerdo con mi naturaleza todas esas virtudes negativas estaban arraigadas dentro de mí. Yo debía ser malo y poseer las peores cualidades, como la presunción, el enojo, etc. Incluso pienso que a los intérpretes les faltó agregar peores virtudes en mi dibujo. Pero con el paso del tiempo he trabajado con todas mis

fuerzas en mi superación personal y he logrado gobernar mis deseos y ambiciones, hasta llegar a ser lo que soy ahora.

En otras palabras, Moshé Rabenu atestiguó sobre sí mismo que tenía pésimas cualidades, pero que con gran esfuerzo para mejorar sus midot, sus cualidades, pudo vencerlas y convertirse en otra persona, totalmente distinta de la anterior.

El yehudí es especialEn este mundo, las creaciones se clasifican

en cuatro categorías:Domem, mineral; por ejemplo, una piedra.Tzomeaj, vegetal; por ejemplo, una planta.Jay, ser vivo; por ejemplo, un animal.Medaber, ser humano; el hombre.Explica Rabí Yehudá Haleví, en su obra El

Cuzarí, que hay una quinta categoría: el yehudí.

Sobre estas categorías podemos ver que, mientras más baja sea la categoría, al echarse a perder alguna de estas creaciones su descomposición es menor. Por ejemplo, cuando una piedra se descompone, se convierte en polvo; pero si una planta se echa a perder, ya es algo más desagradable que el polvo. Si un animal muere, apesta mucho más

que un vegetal. Si un ser humano fallece, su olor es mucho peor que el de un animal. De aquí podemos deducir que si un yehudí muere, apestará mucho más que un ser humano cualquiera.

Si el vegetal se comportara como el mineral, no serviría para nada. Si el animal se comporta como el vegetal, no tiene valor. Si el ser humano se comporta como los animales, está desperdiciando su potencial. Mas si el yehudí se comporta como un gentil, está cayendo muy bajo.

Dicen los Jajamim: “Si un yehudí sube, llega hasta el Trono Celestial. Y si el yehudí baja, desciende hasta el abismo”.

Depende de nosotrosUno de los problemas que enfrentamos es

que no conocemos la categoría a la que pertenecemos. De conocerla, haríamos cosas muy grandes.

Eso lo aprendemos de la palabra Adam, “persona”, que tiene dos raíces:

Adamá, “de la tierra”. Es decir, el hombre viene de la tierra, que se encuentra en lo más bajo de la escala.

Adamé Leelyón, “se asemeja a Hashem”. El hombre tiene semejanza con Hashem; incluso tenemos una parte de Él, así como dicen los

Jajamim: Jélek Eloka mimaal, “tenemos una parte de Hashem”.

Somos nosotros mismos quienes decidimos ser como la tierra o estar lo más cerca posible de Hashem. Depende de qué tan material o espiritualmente vivamos.

Nos dice Rashí que los ángeles sintieron envidia del hombre cuando fue creado. Debemos saber que somos más grandes que los ángeles.

Dice la Guemará:19 “Para Hashem es más querido el Pueblo de Israel que los mismos ángeles”, ya que los hijos del Pueblo de Israel pueden alabar a Hashem en el momento que quieran, a diferencia de los ángeles, que no pueden hacerlo más que una vez al día. Hay quien dice que pueden hacerlo sólo una vez a la semana, una vez al mes, o una vez al año. Hay quien dice que sólo una vez cada siete años; otros, que una vez cada cincuenta años. Y hay quien afirma que no más de una vez en toda la historia de la humanidad. De aquí vemos que podemos ser más grandes que los ángeles.

Pero, por otro lado, podemos caer más bajo que los animales.

La palabra “animal” en hebreo es behemá. Los Jajamim explican que la raíz de esta palabra es: ba má, que significa: “¿Qué hay en

él?”. Es decir, un animal nunca tendrá aspiraciones de mejorar sus cualidades o conducta.

Algunos piensan que el hombre es un animal más, pero que se diferencia del resto por su capacidad racional. Pero tal idea es errónea, ya que la mayor diferencia entre el ser humano y el animal es que el primero puede cambiar y mejorar su conducta, sea para bien o para mal.

Cierta vez hubo una discusión entre el Rambam y otros sabios de su ciudad. Ellos opinaban que los animales podían perfeccionarse hasta llegar a la categoría del ser humano, y el Rambam decía que no era posible. A fin de demostrar su afirmación, los sabios adiestraron a diez gatos para que sirvieran como meseros en un salón de fiestas. Cuando llegó el día de la prueba, llevaron a los diez gatos uniformados, con traje, corbata, etc., y cargando la comida en charolas para distribuirla entre los invitados.

Todos estaban sorprendidos al ver que realmente un animal podía perfeccionarse para hacer lo mismo que un ser humano.

El Rambam, con su gran sabiduría, sacó de su bolsa un ratón y lo lanzó al piso. En ese momento, todos los gatos arrojaron al suelo las charolas con la comida y corrieron tras el ratón.

Los presentes se dieron cuenta de que, efectivamente, un animal no tiene superación alguna ni es capaz de perfeccionarse.

Dice la Guemará que el hombre se asemeja a los ángeles en tres detalles y a los animales en otros tres:20

Tiene inteligencia como los ángeles.Está erguido como los ángeles.Habla Lashón hakódesh, como los ángeles.Pero,Come y bebe como los animales.Procrea como los animales.Evacua como los animales.El trabajo del hombre es asemejarse a los

ángeles, es decir, perfeccionar las cualidades espirituales que lleva dentro. No debe dedicar su existencia a lo material, como los animales, sino a vivir como los ángeles, con vida espiritual. Depende de nosotros mismos ser como ángeles o como animales. Los grandes hombres no nacen, se hacen.

El hombre, por su propia naturaleza, debe constantemente buscar perfeccionarse a sí mismo. Cuando no asciende, necesariamente desciende. La persona crece o se estanca; no hay punto medio. La vida es como una escalera mecánica que baja; si nos quedamos parados, inmóviles, nos lleva hacia abajo. Si

caminamos, nos quedamos en el mismo lugar. Sólo si hacemos el esfuerzo adicional de correr, lograremos subir por la escalera.

Por ejemplo, si una persona se enoja con facilidad, debe esforzarse y trabajar en esa cualidad negativa para erradicarla de su personalidad. Si alguien es presumido, debe trabajar sobre sí mismo para perfeccionarse y eliminar esa parte de ser.

He aquí algunos detalles de ciertas cualidades:

La presunciónEsta es una de las peores cualidades.

Muchos la tenemos presente y no nos damos cuenta. Por ejemplo, si vamos a ver a una persona para venderle algo y nos fue bien y le vendimos, pensamos que todo se debió a nuestra labia o nuestra manera de convencer, etc., pero realmente es Hashem Quien hace todo.

No lastimes a tu compañero, no aumentes la presión social.

El hermano del Maharal de Praga, quien escribió el libro Séfer HaJaim, dice lo siguiente:21 “En ninguna parte de la Torá aparecen juntas las letras guimal y samej, porque la palabra gas, que significa ‘presunción’ y está formada por esas letras,

viene a enseñarnos que Hashem odia a los presumidos”.

Escribió el Rokéaj: “No hay virtud tan detestable como la vanidad. Y no hay nada tan apreciable como la humildad”.

En una ocasión dijo el Jozé de Lublin: “Es imposible que dos presumidos se amen uno al otro”.

Dijo Rab Abraham de Porisob: “No hay persona más falsa que la vanidosa. Mientras ella está convencida de su grandeza, los demás la desprecian”.

Escribió el Baal Shem Tob: “La soberbia es la esencia de la tristeza. El presumido se siente mal porque cree que todo lo merece”.

Una de las cualidades que se corrigen por medio de la Torá es la presunción, siempre y cuando la persona quiera cambiar. Por supuesto que la Torá misma ayuda, pero uno debe tener la voluntad de cambiar, no como en la historia que presentaremos a continuación:

Había un joven que era muy presumido. Había salido con varias muchachas, pero no le gustaba ninguna, ya que se sentía superior a ellas. Por supuesto, tenía un problema serio de presunción. Su Jajam le recomendó que estudiara libros de Musar, en especial temas de humildad.

Después de estudiar varias obras de Musar y de humildad, volvió a salir con una de las jóvenes con la que ya había salido antes. Pero el joven volvió a decir que ella no era de su nivel: “Ahora tampoco es de mi categoría. Antes yo no era experto en el tema de la humildad, pero ahora que ya lo soy, mi categoría es mayor. Por eso ella no está ya a mi nivel”.

En cierta ocasión, un joven que era muy presumido fue con el Jajam para que le ayudara a quitarse esa cualidad negativa de encima. El Jajam le dijo que lo esperara junto a la Tebá, mientras él pensaba en algún consejo.

De repente, llegó un hombre que necesitaba un consejo. El Jajam le dijo que fuera con el hombre que estaba junto a la Tebá. Cuando éste llegó con aquél, le pidió el consejo que esperaba, pero ese joven le dijo que no era una persona que diera consejos.

Después de unos minutos, se presentó un pobre con el Jajam para pedirle dinero. El Jajam le recomendó que fuera con el joven que estaba al lado de la Tebá. Cuando llegó con él, le pidió tzedaká para casar a su hija, pero el joven le respondió que no tenía esa cantidad y no podía darle nada.

Después de un rato, llegó un alumno del Jajam para hacerle unas preguntas sobre el

Talmud y el sabio lo mandó con el joven. Cuando el alumno fue con el joven, éste le dijo que no tenía las respuestas.

El joven, molesto, fue inmediatamente con el Jajam para preguntarle por qué estaba mandándole a toda esa gente. El Jajam le dijo:

—Si no sabes dar consejos, si no tienes dinero para casar a la hija del pobre y no tienes sabiduría para contestar preguntas del Talmud, entonces, ¿de qué presumes?

La humildadPor otro lado tenemos la virtud de la

humildad. “Hashem ama a los humildes.”Moshé Rabenu ha sido el hombre más

humilde de todo el planeta, como dice la Torá: Veaish Moshé anav meod, “Y el varón Moshé era muy humilde”.22

Cabe la pregunta: ¿cómo es que la Torá dice que Moshé Rabenu fue el hombre más humilde de todas las generaciones? ¡Tal vez en la generación actual exista un hombre más humilde que Moshé!

La respuesta es: Moshé Rabenu adquirió tanto poder que realmente era difícil tener humildad; pero de todos modos, logró ser el hombre más humilde.

Con respecto a las palabras que se dicen a otras personas, depende del tono con que se

dicen para que sean recibidas. Para ser agradable y exitoso y humilde con las personas, es necesario hablar en el mismo tono de voz. La gente que lo necesite, debe trabajar en cambiar su naturaleza para poder ser humilde

Una vez, Rabí Akibá Iger y el Netibot, Rab Yaacov Loverman Meliza, viajaron a una ciudad de Europa para hablar temas de Torá. En aquella época se acostumbraba que estando cerca de la ciudad la gente desenganchaba los caballos de los carruajes en que viajaban los sabios y entre todos jalaban el vehículo, a fin de honrarlos. Grande fue la sorpresa de la gente del pueblo cuando al llegar abrieron el carruaje y lo encontraron vacío. ¡Entre quienes jalaban el carruaje estaban los dos tzadikim! ¡Cada uno lo había hecho para honrar al otro!

El hombre es muy grande. El hombre es todo. Los inventos que crea el hombre son impresionantes. El hombre tiene un potencial infinito.

Pero aun cuando el hombre es capaz de inventar cosas increíbles, debe saber que todo es de Hashem. “Eso es humildad.” Hashem nos dirige, nos da la vida. A cada paso que damos, Hashem está con nosotros.

Está escrito en el Maharshá que cada brizna de pasto en el mundo tiene un ángel que la cuida para que crezca bien.23

No nos es posible entender la grandeza de Hashem; pero debemos saber que es Él Quien nos dirige. Es el Rey de Reyes.

Yuri Gagarin, el primer hombre que viajó al espacio, dijo: “No veo ningún D-os aquí arriba”. Lo contrario pasó con Neil Armstrong, el primer hombre que pisó la Luna, quien dijo: “Lo único que veo es a D-os”.

“Eso es humildad.” Reconocer y aceptar que todo lo que somos y lo que tenemos, ya sea éxito comercial, social o intelectual, es un regalo de Hashem.

El enojoEstá escrito en la Guemará: “El que

desgarra sus ropas, el que rompe sus utensilios y el que arroja su dinero por enojo, se considera como si estuviera cometiendo abodá zará (idolatría)”.24 El Rambam, cuando escribió esta halajá, no puso condiciones como lo hizo la Guemará, sino que directamente señaló: “Todo el que se enoja, se considera como que está cometiendo abodá zará”.25

Una de las peores cualidades es el enojo.Una de las terapias que se sugieren usar

con personas que se enojan fácilmente es que se tomen un video mientras están enojadas.

Después de ver el video, pueden darse cuenta de las tonterías que hacen y de sus malos actos realizados.

Hay una frase muy bella que dice: “Si gritas, te oyen. Si hablas, te escuchan. Si sonríes, te quieren”.

Como dicen los Jajamim: Dibré Jajamim, Benajat Nishmaim, “Las palabras de los Sabios, al hablar tranquilos se escuchan”.26

Está escrito en Mishlé: Maané raj, yashib jemá, “Una voz tranquila remueve la furia”.27 Explican los Jajamim28 que cuando alguien está enojado debe contestársele de manera tranquila y suave, y automáticamente su enojo se irá. Pero si se le contesta de forma agresiva, su enojo aumentará.

Mucha gente va con los Jajamim para preguntarles sobre leyes, costumbres, halajot complicadas, etc., pero pocos van con el Jajam para que les ayude a ser menos enojones.

En una ocasión llegó una persona con el Jajam a recibir consejos sobre cómo ser menos enojón, y el Jajam le dijo que cada vez que sintiera enojo clavara un clavo en un pizarrón. Pasaron los días y vio que el pizarrón ya estaba lleno de clavos.

El hombre regresó con el Jajam y le dijo que ya había tapizado el pizarrón de tantos enojos. El Jajam le dijo que ahora, cada vez que

controlara su enojo, quitara un clavo. Pasaron varios días más y vio que había quitado todos los clavos… Pero los hoyos se habían quedado ahí.

Eso pasa con el enojo: se queda ahí. Y seguramente en esos momentos la persona dañó, maltrató, faltó al respeto, etcétera.

Cuando el yétzer hará provoca que la persona se enoje, ésta debe saber que precisamente en ese momento Hashem quiere mandarle berajá y parnasá, pero el yétzer hará logra que la persona se enoje para que no le lleguen, pues quien está enojado no es meritorio de recibir riqueza.29

¿Por qué es necesario hacerse el Berit Milá?Preguntan los Jajamim: “¿Para qué nos

ordenó Hashem que nos hagamos el Berit Milá? Hashem quiere enseñarnos que la persona no es perfecta y debe perfeccionarse a sí misma. En otras palabras, nadie nace perfecto, sino que debe mejorar sus cualidades.

Muchos años después de que un hombre pusiera en su casa una mezuzá, se le ocurrió un día revisarla y se dio cuenta de que tenía un agujero. Esta analogía significa que si uno no se revisa a sí mismo, pueden pasar decenas de años sin que descubra que tiene un defecto.

En el Cielo no nos preguntarán: “¿Por qué no fuiste como Moshé Rabenu o Rabí Akibá?”. Pero sí nos preguntarán: “¿Por qué no fuiste tú mismo que tenías potencial de ser?”.

Que no nos baste con hacer mucho, sino debemos hacer el máximo esfuerzo, ya que eso es lo que Hashem espera de nosotros.

Muchos conocen el concepto de Fill Rate, que es la proporción de la mercancía que se entrega al cliente a partir del inventario. Es decir, no basta con entregar mucha mercancía al cliente si no va quedar satisfecho con ella. Aunque entreguemos mucho al cliente, tal vez quedemos mal con él porque eso no es lo que le satisface.

Igual sucede con Hashem: no basta con hacer mucho, sino que debemos hacer todo lo que esté a nuestro alcance. Si analizamos un poco esto, veremos nuestro inmenso potencial para ser mejores.

La persona debe despertarse todos los días con el siguiente pensamiento: “Hoy me despierto con la voluntad de ser un mejor yehudí y mejorar mis cualidades”.

Valora lo que tienes

Valora lo que Hashem te daEntre las frases más dolorosas pero más

verdaderas está esta: La persona no valora lo que tiene hasta que lo pierde.

Por eso, en ocasiones Hashem manda algunos golpes… Muchas veces Hashem nos manda golpes leves o situaciones complicadas a nuestra vida, especialmente para que valoremos lo que tenemos.

Cuenta el Talmud30 que Rabí Akibá era muy pobre y su esposa iba dar a luz, pero no poseían ni siquiera una cama; sólo tenían paja. Un día, de repente tocaron a la puerta de la casa. Era un pobre y pidió un poco de paja para su esposa que estaba a punto de dar a luz. Este hombre era Eliyahu Hanabí que venía a probar a la pareja para ver si apreciaban lo que tenían.

La esposa de Rabí Akibá pensó: “Si este pobre no tiene ni paja, entonces yo no estoy tan mal”.

La pregunta es: si Hashem ya hizo el milagro de mandar a Eliyahu Hanabí, ¿por qué mejor no le mandó dinero para comprar una cama?

Hashem podía mandar dinero a Rabí Akibá, pero no quiso hacerlo para que no se acostumbrara a tenerlo todo. Un hijo que no valora lo que su padre le da, le causa mucho dolor, al grado que llega a pensar en quitárselo; mas no porque no lo quiera, sino porque quiere que aprenda a valorarlo.

Escuché de Rab Yehudá Ades que por motivos que Él sólo conoce, Hashem no manda todo lo que uno aspira o pide; sin embargo, manda situaciones complicadas para que valoremos lo que tenemos, incluso que no tengamos lo que pensamos que necesitamos.

Helen Keller fue una mujer escritora, aunque por desgracia sufrió de sordera y ceguera. En una ocasión pidió a unos alumnos que fueran al campo y regresaran a contarle qué habían visto. Todos le dijeron lo mismo: “Vimos árboles, el pasto, una que otra flor…, nada particular.”

A lo que ella respondió: “¡Qué lástima que tengan ojos y no sepan apreciar!”. Yo no puedo ver, pero siento todos los tipos de flores. Yo siento cuántos colores hay en las frutas. Yo siento qué preciosos son los árboles…”.

En otra ocasión dijo: “No ver es una desgracia muy grande. Pero hay algo peor: tener vista y no saber ver”.

Otra de sus famosas frases es esta: “Pobre de aquel que tiene ojos solo para ver y no para tener visión en la vida.”

Debemos ver todo lo que tenemos alrededor de nosotros. Nos sorprenderá mirar todo lo que Hashem nos ha dado.

Si analizamos un poco la naturaleza, ¡resulta increíble la cantidad de frutas, verduras, y colores, por ejemplo, que Hashem creó!

Imaginemos que Hashem hubiera decretado que todo el mundo fuera negro o gris: el cielo, el mar, los campos, las frutas; sería terrible. El hecho de que Hashem nos haya mandado frutas con una hermosa e inmensa variedad de colores, tonos en los colores del mar y los campos, etc.; es una gran bendición que debemos valorar.

Veamos todo lo que Hashem ha creado en este mundo para valorar lo que tenemos.

En lo material, no mires al de arribaOtra de las claves para valorar lo que

tenemos es siempre mirar al de abajo. Decimos todos los días en Alenu Leshabeaj: Bashamaim mimaal veal aaretz mitajat, “En el Cielo, para arriba, y en la Tierra, para abajo”. Dicen los Jajamim que para las cosas espirituales debemos ver siempre al que está arriba de nosotros; por ejemplo, podemos ver a nuestros amigos de la infancia como ahora ya cuidan

Shabat, estudian Torá, usan tzitzit, etc. Y para las cosas terrenales debemos ver siempre al que está abajo; por ejemplo, gente necesitada, gente con problemas, etc., para valorar mucho más lo que tenemos; créeme, siempre encontrarás gente por debajo de ti.

Si miramos al de abajo siempre estaremos arriba del otro y podremos valorar lo que sí tenemos.

“Siempre habrá alguien que no tenga algo que nosotros sí tenemos”

Quien no tenga un buen automóvil, que vea al que no tiene uno. El que no tiene auto, que vea al que no tiene ni dinero suficiente para pagar un taxi.

De acuerdo con el Rambam (Maimónides), otra manera de valorar lo que tenemos, y dejar de quejarnos por ello, es tener presente de que lo que tenemos es exactamente lo que necesitamos para ser felices; y si no lo tenemos es porque no lo necesitamos para ser felices.

Es decir: cada quien tiene las herramientas exactas, que Hashem le dio, para una finalidad determinada en esta vida.

Para entender esto, veamos un ejemplo: seguramente conocemos varios tipos de tijeras, hay, por ejemplo, tijeras de cirujano y tijeras de jardinero. Si un jardinero ve las tijeras de un

doctor siente envidia, ya que no pesan, son más cómodas para cargar, etc. Pero si el jardinero intenta realizar su labor, cortar las plantas del jardín, con las tijeras de doctor, nunca acabará y su trabajo será un fracaso. Asimismo, si un doctor utiliza tijeras de jardinero, no le servirán y no podrá cumplir su función.

Así sucede con nuestra vida: Hashem nos manda exactamente lo que necesitamos para cumplir la finalidad que Él ha determinado a cada uno.

No veas lo que tiene el otro. Eso que él tiene no te sirve y no podrías cumplir tu finalidad en este mundo.

Podemos comparar esto con un hombre que va al sastre y, en vez del traje que mandó hacer a su medida, prefiere que el traje sea de una talla mayor, ya que el precio es el mismo y lleva más tela. Pero si el hombre se viste con el traje una talla mayor que la suya, los demás van a burlarse de él, la tela va a rasgarse y se verá mal.

Además, nunca debemos deprimirnos si nuestro prójimo tiene más que nosotros. “Lo que uno tiene es exactamente lo que necesita para ser feliz.”

De ti depende la felicidad

La BBC (British Broadcasting Corporation) de Londres, una de las estaciones de radio y televisión más importantes del mundo, realizó una encuesta entre el púbico y descubrió que, sesenta años después de la Segunda Guerra Mundial, el 60% de la gente de este mundo es más rica… pero no más feliz.

La conclusión de la BBC fue: “El dinero no es la felicidad”.

El Pueblo Judío no persigue la felicidad; el Pueblo Judío la crea. Por tanto, el judío tiene la fuerza de crear la felicidad en cualquier lugar. Porque la felicidad está en la voluntad. No está en la riqueza, sino en lo que uno valora.

Como se dice por ahí: “Uno no valora algo hasta que lo pierde”.

Valoremos el alma que tenemosAlgo que debemos valorar es que Hashem

nos dio un alma muy especial, la cual no está en este mundo de paseo, sino para experimentar la vida espiritual.

Cuando vamos a un ereye (sepelio), jamás escucharemos todo lo material que hizo el fallecido. Por ejemplo, todo el dinero que ganó o lo que comió, o cuánto viajó. Lo que sí escuchamos son las buenas acciones que realizó, las mitzvot que cumplió, la tzedaká que

donó, el jésed que realizó, el estudio de Torá que adquirió, etc., ya que esa es la vida real.

Dijo Shelomó Hamélej: Sof dabar hakol nishmá, “Al final, todo se sabrá”.31 Es decir, al final de la vida se sabrá la verdad, y la única verdad es lo espiritual.

Dice el versículo: Mipené seba takum, “Frente a la vejez (un anciano) deberás ponerte de pie”.32 De aquí aprendemos que es una mitzvá levantarse frente a un anciano.

Pero hay otra explicación hermosa: Mipené seba, “Antes de la vejez, takum (levántate)”; es decir, antes de que seas viejo, despierta. En otras palabras, no esperes hasta el final de tu vida para cumplir Torá y mitzvot.

El yétzer hará nos dice: “Hazlo mañana”. Pero no debemos escucharlo; tenemos que despertar cuando aún somos jóvenes. El tiempo pasa muy rápido; debemos despertarnos cuando todavía poseemos mucha fuerza.

Hay que aprovechar cada día como lo hizo Abraham Abinu, pues está escrito: VeAbraham zaken, ba bayamim, “Y Abraham ya era viejo y venía con sus días”.33 Explican los Jajamim que Abraham Abinu partió al Mundo Venidero con todo lo que aprovechó en su vida.

“A este mundo no venimos a gastar, sino a invertir en el Olam Habank.”

Valoremos el tiempo para cumplir mitzvotEn Mishlé está escrito que está prohibido

burlarse de los pobres: Loeg larash.34 Si alguien nos preguntara qué significa este versículo, seguramente diríamos que la Torá nos prohíbe detener a un pobre en la calle y burlarnos de él porque no tiene qué comer o qué vestir. Pero aunque esto también está totalmente prohibido, no es el objetivo ni la intención del versículo.

La Guemará35 lo explica y nos dice algo increíble: “Está prohibido caminar en un bet hakebarot (cementerio) con tefilín puestos o con los tzitzit por fuera de la ropa, pues se considera que la persona está burlándose de los pobres”.36

Explican los Jajamim que cuando la persona “enseña” a los muertos que está cumpliendo una mitzvá es como si se burlara de ellos, ya que ahora no pueden cumplir mitzvot y, por esto, se les considera como pobres.37

Incluso si vamos a la tumba de grandes Jajamim no debemos mostrar que cumplimos mitzvot, ya que ellos ahora se consideran como pobres. Y aunque en este mundo cumplieron todas las mitzvot al pie de la letra, en estos momentos nos consideramos más que ellos,

pues podemos realizar mitzvot y adquirir más del Mundo Venidero.

Esto es lo que realmente debemos valorar: cada segundo en que tenemos la posibilidad de cumplir una mitzvá somos ricos y afortunados, ya que sólo en este mundo podemos realizarlas.

Cuentan que cuando el Gaón de Vilna estaba por morir, vieron que tomaba sus Tzitziot y lloraba amargamente. Le preguntaron sus alumnos: “¿Por qué llora, Jajam?”, y él contestó: “En este mundo es muy fácil cumplir mitzvot; por ejemplo, la de tzitzit, pues incluso con unas pocas monedas se puede comprar uno. Aquí tenemos el mérito de cumplir una mitzvá cada segundo, pero en el Mundo Venidero ya no podré cumplirlas. ¡Por eso lloro!”.

Se acostumbra en varios lugares que los suegros regalen al novio un reloj de oro en su compromiso. Explican los Jajamim que eso es una señal para el novio: “Cada minuto de la vida vale más que el oro”.38

Debemos aprovechar la oportunidad que tenemos de conocer la verdad absoluta, que es el camino de Hashem, y así podremos valorar lo que es cada mitzvá, el estudio de Torá, una moneda de tzedaká, etc. Hashem nos

recompensará por ello con mucha bendición, salud y larga vida. Amén.

Lo maravilloso del cuerpo humano

Analicemos nuestro cuerpoSi conociéramos las maravillas que ocurren

dentro del cuerpo humano, nos sorprenderíamos muchísimo. Como Rab Yerujam de Mir solía decir: “Si la persona supiera todo lo que pasa en su cuerpo, desde que ingresa alimento a su boca hasta que lo evacua, debería mandar un telegrama a su casa para avisar que todo salió bien después de hacer sus necesidades”.

Hashem creó el cuerpo del hombre con inmensa sabiduría. La persona se corta y su piel se regenera automáticamente. Cuando nos ensuciamos, nos limpiamos rápido y sin problemas. Dice la Guemará que los ojos tienen millones de nervios.

Si analizamos la función de nuestros miembros, podemos volvernos locos ante Lo maravilloso del cuerpo humano. Por ejemplo, los riñones filtran la sangre del aparato circulatorio y eliminan los desechos mediante la orina, por medio de un complejo sistema que incluye mecanismos de filtración, reabsorción y excreción. Diariamente los riñones procesan unos 200 litros de sangre para producir hasta dos litros de orina.

Si alguien tiene problemas con los riñones, debe atravesar por un proceso llamado diálisis, que es costoso y tardado, en el que debe estar conectado a un aparato gigante durante varias horas para limpiar su sangre. La persona sana únicamente necesita un riñón y no tiene que pasar por todo eso.

El corazón bombea seis mil litros de sangre todos los días. ¿Qué máquina en el mundo puede bombear tanta cantidad de líquido durante 80 años, en promedio, sin fallar? El corazón late continuamente toda nuestra vida, a fin de que la sangre circule por todo nuestro cuerpo. Late 70 veces por minuto, unas cien mil pulsaciones al día. Son 40 millones de latidos al año, aproximadamente.

El estómago es como una gran empresa donde se fabrican los alimentos que sustentarán al organismo. Tiene muchos músculos, que agitan el alimento durante la digestión con millares y millares de pequeñas glándulas que fabricarán las peptonas, el ácido clorhídrico y demás jugos que disolverán los alimentos.

En cuanto al ojo, diremos que es como una máquina perfecta. Está compuesto por más de dos millones de piezas. Produce un millón de fotografías cada día. En la retina se imprime la imagen nítida de lo que vemos y, después, a

través de diez finísimas capas, parten millares de finísimas fibras nerviosas destinadas a transmitir al interior del cerebro cada detalle de la imagen.

Cuando tenemos fiebre, nuestro cuerpo eleva la temperatura intencionalmente para que los virus o las bacterias mueran de calor.

Y podríamos seguir hablando de otros órganos del cuerpo humano y de sus maravillas.

El Gaón de Vilna solía ir con frecuencia al hospital, no sólo para visitar a los enfermos, sino también para verlos y valorar la salud de la que él disfrutaba.

Dice el versículo en Iyob: Mibesarí ejezé Eloka, “De mi cuerpo puedo ver a D-os”.39 No necesitamos ir a la Luna para encontrar a D-os; al tan sólo analizar nuestro cuerpo podemos verlo.

Imaginemos que en un automóvil por el mismo orificio por donde metemos la gasolina introducimos el líquido de frenos, el agua, el aceite, etc. Seguramente el vehículo va a descomponerse.

Pero en el cuerpo humano, todo ingresa a él por la boca. El sistema digestivo descompone todo exactamente para que vaya a su lugar correcto: las vitaminas, las proteínas, los

minerales, el hierro, el calcio, etc. ¡Es algo increíble!

El cuerpo no funciona de manera automática; es una máquina que recibe la fuerza de Hashem a cada segundo.

La importancia de la berajá Asher YatzarCada vez que la persona orina o evacua,

debe recitar la berajá de Asher Yatzar. Es una hermosa bendición con la que agradecemos a Hashem por el cuerpo maravilloso que nos dio y en el que todo funciona perfectamente.

Rab Yehezkel Levinshtein acostumbraba decir: “Debemos concentrarnos cuando decimos la berajá de Asher Yatzar y agradecer a Hashem porque todos nuestros miembros trabajan perfectamente. Cuando la persona se concentra en esta berajá, es una segulá para buena salud”.

Es importante decir la berajá Asher Yatzar con concentración, palabra por palabra, y el pago por hacerlo así será: nunca en su vida la persona necesitará doctores ni sus curaciones.40

El Staipeler aconsejaba a los maestros cómo educar a los niños para que digan la berajá de Asher Yatzar concentrados. Les decía así: “En el hospital hay cientos de enfermos con problemas de salud. Algunos

sufren problemas de alimentación; otros, de digestión, etc. Mucha de esa gente necesita evacuar por medio de aparatos muy complejos y su dolor es muy grande. Cuando la persona está sana y no necesita de esos aparatos, y su cuerpo trabaja perfectamente, debe agradecer a Hashem por tener salud. Debemos decir la berajá con mucha concentración, porque si supiéramos lo maravilloso que es el cuerpo humano agradeceríamos todo el día a Hashem”.

Quien no dice la berajá de Asher Yatzar, que analice todo su cuerpo y verá que es imposible no agradecer a D-os por tantas maravillas con que nos prodiga.

Contó una persona que en una ocasión fue a casa de su Jajam, el Jafetz Jaim, y vio cómo decía la berajá de Asher Yatzar. Luego dijo así: “Me fijé en que el Jafetz Jaim ponía su dedo en el Sidur y seguía palabra por palabra la berajá de Asher Yatzar”.

Quien ya dice la berajá de Asher Yatzar, debe esforzarse por pronunciarla mejor cada día. Así, Hashem le mandará muchos años de salud. Amén.

“La medicina está en ti y tú no la usas. La enfermedad viene de ti mismo y no te das cuenta”.

Tefilá

IntroducciónDebemos saber que la tefilá es una de las

bases que sostienen al mundo. Como dice el Pirké Abot: Shimón Hatzadik omer: ‘al sheloshá debarim haolam omed… al abodá, “Shimón el Tzadik dice: Sobre tres cosas el mundo se sostiene… una de ellas es el trabajo”.41

Explican los Jajamim que Rabí Shimón se refería a los korbanot (sacrificios), pero hoy, que no los tenemos, ese trabajo es la tefilá.

Así lo decimos en el Keriat Shemá: Ulobdó bejol lebabjem, “Y trabajarás con todo el corazón”.42 Pregunta la Guemará: “¿Cuál es el trabajo del corazón? Y contestan: la tefilá “.43

Dice Rabenu Bejayé: “La tefilá no es de la boca para afuera, sino que deben estar conectados la boca y el corazón”.44

Hay una pregunta muy importante: ¿para qué rezamos si ya está todo destinado en Rosh Hashaná?

Sobre esto, tenemos varias respuestas:Lo que se decreta en Rosh Hashaná es la

cantidad, pero no está determinado cuánto va a rendir. Podría suceder que a la persona se le hayan destinado $100, pero gastará $101; o al

contrario, podría recibir $40, y gastará sólo $39.

Lo que está destinado en Rosh Hashaná es lo que Hashem tiene para nosotros. Pero nosotros debemos contar con los utensilios necesarios para recibir la berajá que Hashem tiene para nosotros. Uno de esos utensilios se llama tefilá.

Con la tefilá es posible cambiar el mazal de la persona.

Dice la Guemará que hay tres tipos de tefilot que siempre se reciben en el Shamaim:

La del que reza con llanto.45

La del que reza en Yamim Noraim.46

Cuando se reza con un grupo de personas (tzibur).47

Rabí Shimón bar Yojai preguntó a Hashem: “¿Cómo es posible que me dieras sólo una boca? ¿Cómo es posible que con la misma boca que como, bebo, hablo, etc., te rece?”. La boca es tan especial que debemos tener sólo una a fin de usarla únicamente para rezar. El contacto más directo que tenemos con Hashem es por medio de la boca.

Pero Rabí Shimón Bar Yojay se dio cuenta de que Hashem no nos dio dos bocas porque con la única que tenemos hablamos lashón

hará y expresamos majaderías, faltas de respeto, etc. Si tuviéramos dos, sería peor.

El mensaje es que Rabí Shimón bar Yojay entendía que la boca es tan especial que debe ser utilizada sólo para rezar y no mezclar esa actividad con otras.

El Yerushalmí dice: “Honra al doctor antes de que lo necesites”.

La explicación es la siguiente: hay dos tipos de mantenimiento corporal, el preventivo y el correctivo. Los primeros sirven para que no se descomponga la máquina y el segundo es para corregir una avería, en caso de que ya se haya descompuesto.

Esto mismo se aplica para la tefilá: es mantenimiento preventivo y correctivo a la vez.

La tefilá es el mantenimiento preventivo en nuestra vida, para que no haya problemas. Si éstos ya llegaron, debemos aplicar la tefilá para corregir lo que nos afecta.

En otras palabras, “la tefilá es una vacuna para curar cualquier necesidad en la vida”.

La clave principal para evitar los problemas en la vida es acercarse a Hashem por medio de la tefilá.

Dice la Guemará que debemos rezar sin creer que por la kavaná que pusimos en ella nos hacemos merecedores de recibir berajá. La

intención de la tefilá es reconocer a Hashem y con eso automáticamente uno será merecedor de recibir los beneficios del Creador.

A la persona que realmente reza con el corazón Hashem le contesta. Ninguna tefilá regresa vacía.

La fuerza de la tefiláDice la Guemará que hay varios aspectos en

la vida que son muy elevados pero la gente los desaprovecha. Uno de ellos es la tefilá.48 Si entendiéramos la grandeza de la tefilá, no la desaprovecharíamos.

La persona no posee ningún arma tan poderosa como la boca que pronuncia la tefilá. Y esto lo dijo el malvado Balak, quien sabía que el secreto de los yehudim estaba en su boca: la tefilá.

Está escrito en Tehilim: Ele baréjeb veele besusim, vaanajnu beShem Hashem Elokenu nazkir, “Ésos confían en carros y aquéllos en caballos; mas nosotros el Nombre de Hashem nuestro D-os recordamos”.49 David Hamélej nos enseña que los demás pueblos tienen como armas a sus carros y caballos; pero nosotros los yehudim tenemos las armas más poderosas: nuestras tefilot.

Está escrito en el libro del Profeta Yeshayahu: “No temas, gusano de Yaacob”50 (refiriéndose al Pueblo de Israel). La pregunta

es: ¿por qué el Pueblo Judío fue comparado con el gusano? Porque éste es débil, pero su boca puede perforar superficies muy duras. Así también la fuerza del Pueblo de Israel reside en su boca cuando pronuncia tefilá.51

Cuando Yaacob dio su berajá a su hijo Yosef, le dijo así: “Te he dado [la tierra de] Shejem, una porción más sobre tus hermanos, la que tomé de manos del emorí con mi espada y arco”.52

Preguntan los Jajamim: “¿Dónde encontramos que Yaacob luchó con espada y arco?”. El Tárgum Unkelus traduce las palabras “espada y arco” de una manera muy diferente. Él explica que “espada y arco” significan bitzlotí ubbautí, “tefilá y peticiones”.

¿Cuáles son las propiedades de la espada y del arco? Los dos tienen la fuerza para incluso matar a una persona o, en su caso, defenderse.

La espada posee la particularidad de matar a alguien; es decir, mata prácticamente sin importar dónde sea clavada. En cuanto al arco, mientras más se jale la cuerda, más lejos llegará la flecha. Lo mismo sucede con la tefilá; mientras más nos esforcemos y recemos, más arriba llegará.

Moshé Rabenu hizo 515 Tefilot y Hashem lo frenó. De haber hecho una tefilá más, el

Creador hubiera tenido que cumplir la petición de Moshé Rabenu, incluso contra Su voluntad.

Así ocurre con la tefilá: donde se clave, tiene la fuerza de lograr mucho; y a donde se lance, Hashem siempre la escucha.

Dijo el Jazón Ish: “Es más elevado el acto de rezar bien que ir a trabajar”. Para entender esto, he aquí una historia real: Rab Moshe Malka Z´l, visitaba con frecuencia México a fin de recaudar tzedaká. Iba al Midrash desde temprano y se quedaba hasta las once de la mañana rezando con mucha calma y leyendo Tehilim. Una vez le preguntaron: “¿Vino a reunir dinero o a rezar? ¡En Israel también hay lugares para rezar!”. Contestó Rab Moshe Malka Z´l: “Durante las cuatro horas que rezo estoy haciendo mi trabajo. Ahora, lo que tengo que hacer es ir a recoger el dinero que me gané con mis Tehilim y mi rezo”.

Dijo Rab Yehudá Ades: “Un Barejenu puede cambiar nuestra situación económica y un Refaenu puede cambiar la salud de una persona”.

“Rezar es la causa y el motivo de que nos vaya bien en el día.”

Dijo Rab Yonatan Aishbitz: “Receta probada y comprobada: si la persona reza bien, con buena concentración, ese día tendrá éxito material y espiritual. Si reza bien y al final del

día ve que no le fue bien en el negocio, seguramente algún día se dará cuenta de que ese día sí fue para su bien” y termina diciendo “y yo soy garante de esto que les digo”.53

Depende de nosotrosEscuché de Rab Matitiahu Salomon Shlita,

que es posible que después de 120 años nos reclamen “por nuestra mala situación económica”. Pero la persona dirá que eso fue un decreto del Cielo y que no dependía de uno mismo. Explicaremos esto con la siguiente historia.

A un doctor principiante le tocó en cierta ocasión hacer guardia sólo en el hospital durante toda una noche. Los demás doctores le dijeron que si tenía problemas con algún paciente, ¡pida ayuda a doctores expertos!

Llegó la noche y comenzaron los problemas con los pacientes. El médico de guardia trató de salvarlos, pero aunque se esforzó mucho, murieron dos enfermos. Lo llevaron a juicio y él respondió que hizo todo lo posible, que no era su culpa. Sin embargo, al final lo condenaron a prisión, ya que sí pudo mejorar la situación… ¿Cómo? ¡Pidiendo ayuda!

Eso mismo pasa con nosotros. Quizá en el Cielo nos reclamen que no tuvimos la parnasá suficiente, pero eso habrá sido nuestra culpa, si

las cosas están difíciles, ¿por qué no pediste ayuda? esa “ayuda” se llama “Tefilá”.

Todos los días tenemos la posibilidad de que Hashem nos conteste. Así lo repetimos varias veces en Shajarit: Hamélej yaanenu beyom korenu, “El Rey que nos contesta en el día que lo llamamos”.

Suele suceder que precisamente el día en que rezamos bien y con concentración, Hashem soluciona los problemas que tenemos.

Dice la Guemará: En baal hanes makir et nisó, “Al que le pasó el milagro, no supo la magnitud de éste”.54 Podría ocurrir que en un día de trabajo nos vaya muy bien o tengamos éxito en un proyecto nuevo; o pasemos un día muy especial con nuestra pareja, o nos salvamos de un accidente, etc. Podemos estar seguros de que ese éxito o salvación la debemos a las tefilot que hemos hecho. Sólo que no lo reconocemos, pues a quien le pasan los milagros no siente que lo fueron. Pero debemos tener siempre en mente que “la tefilá hace milagros”.

Rab Shimshon Pinkus contó que él supo que su tefilá sí se recibía en el Cielo desde que tenía siete años. Era Shabuot y había que desvelarse toda la noche en el Midrash. Rab Pinkus, todavía un niño, quería ir al Midrash

con su padre, pero éste no aceptaba, ya que aún era muy pequeño.

Pasaron los minutos y su padre salió solo de su casa hacia el Midrash a desvelarse toda la noche. En el camino, el padre se arrepintió y regresó a su casa para ver si su hijo estaba despierto para traerlo, y vio a su hijo vestido y arreglado para ir con él.

Su padre le preguntó: —¿Por qué estás listo y arreglado, si te dije

que no irías?Contestó Rab Pinkus: —Cuando te fuiste recé muchísimo para que

yo también pudiera ir. Y como sé que la tefilá es tan grande decidí arreglarme, ya que por esa tefilá estaba yo seguro de que regresarías a casa.

Dio Rab Matitiahu Solomon, supervisor espiritual de la yeshibá de Lakewood, una enseñanza muy grande para la vida: “La emuná que le tengas a tu tefilá es la fuerza que tendrá”.

Hay una regla muy grande en la Torá: la mitzvá adquiere el valor que uno le da. Asimismo, la tefilá servirá de acuerdo con el valor que uno le da. Si pensamos que la tefilá puede hacer milagros, entonces los hará.

Debemos enseñar a nuestros hijos el valor de la tefilá. Por ejemplo, debemos decirles: “Hagan tefilá, ya que hoy tendré una cita muy importante”; y en la noche, debemos volver a decirles: “La tefilá que hicieron hoy llegó al Cielo, ya que me fue muy bien en la cita”. Otro ejemplo: “Hagan tefilá para que se cure su hermano, ya que tiene fiebre”.

Escribió el Jazón Ish, que cualquier detalle que uno necesite, hasta el más pequeño, se le deberá pedir a Hashem por medio de la Tefilá.

Muchas veces le pedimos a Hashem muchas necesidades personales y luego de mucho tiempo se nos olvida que eso que le pedimos ya nos fue concedido.

Para demostrar esto, hay un consejo que está comprobado que funciona perfectamente:

Escribe en una hoja diez peticiones que quieres que Hashem te conceda. Esos pedidos deben escribirse con todo el corazón, creyendo y sintiendo que Hashem puede cumplirlos, y hacer mucha tefilá por esas peticiones. La tefilá por esas peticiones, tiene que hacerse por seis meses.

Quien lo ha hecho, luego de tres a cuatro semanas se impresiona al ver que seis o siete peticiones que hizo ya se cumplieron. Algunas cosas que se han esperado por años, con tefilá

en algunas semanas Hashem las concede. Es impresionante la fuerza de la tefilá.

Haz la prueba. ¡Sí funciona!

Apego a Hashem: No reces… ¡platica!Decimos en la tefilá: Karob Hashem lejol

koreav, lejol asher ikrauhu veemet, “Está cerca Hashem de todo el que lo llama, de todo el que lo llama de verdad”.55

Explica Rashí que no basta con llamar a Hashem, sino llamarlo de verdad, sentir totalmente a Hashem en el momento de la tefilá.

Hashem mismo nos dice: “rézame”, “pídeme”, “platica conmigo”.

La tefilá no es leer lo que está escrito en el libro, sino sentir lo que estamos diciendo.

Una de las enseñanzas más grandes que hubo en el Siyum del Shas pasado fue el mensaje que dio el Rosh Yeshibá de Filadelfia, Rab Ely Shvei Z´l, que dijo:

—Queridos yehudim: quiero que sepan que cuando rezan, no están rezando, sino platicando con Hashem.

Rab Jaim Zonenfeld, cuando llegaba al Kotel, solía decir: Tate, aní po, “Papi, aquí estoy”. La relación que espera Hashem de

nosotros es como la de un padre con su hijo: de confianza total.

Debemos platicar a Hashem nuestros problemas, lo que hicimos en el día, las situaciones complicadas que tuvimos, etc. Así como a un padre o al mejor amigo les platicamos nuestros problemas, nuestros proyectos, etc., debemos hablar con Hashem.

Sólo debemos concentrarnos y no pronunciar las palabras sólo por costumbre, sino concentrarnos y estar conscientes de lo que estamos diciendo.

Por medio de la tefilá nos conectamos directamente con Hashem. Dijo un Jajam hace muchos años: “El mejor libro de Musar es la tefilá, ya que por medio de poner toda nuestra vida en manos de Hashem, estamos conectándonos con Él, que es la finalidad de esta vida”.

Muchas veces en la tefilá repetimos las palabras am kerobó. Hashem nos dice que somos su “pueblo cercano”, su pueblo querido. Hashem nos manda mensajes para decirnos que nos quiere; debemos entonces corresponderle con una buena tefilá.

La AmidáTal vez nunca hemos hecho o escuchado

esta cuenta: alguien que tiene 30 años y reza

todos los días, como mínimo, ha dicho más de 15000 veces la Amidá. Alguien que ya cumplió 50 años, ha dicho más de 40,000 veces la Amidá.

La pregunta es: ¿cuántas veces hemos dicho la Amidá como Hashem espera?

Dice el Zóhar: “En la Amidá está prohibido abrir los ojos, ya que la Presencia Divina se encuentra frente a nosotros. Cuando el yehudí reza, la Shejiná baja a escucharnos. Aunque no la veamos, debemos saber que ahí está”.

Por eso comenzamos la Amidá así: Hashem sefatai tiftaj ufi yaguid tehilateja, “Hashem, mis labios abre para poder alabarte”.56 Dice Rab Shlomo Wolbe que al estar parados frente a la Shejiná deberíamos estar nerviosos; por eso pedimos ayuda para hablar con Hashem.

Hay una frase muy hermosa y real: “Si ya rezas, entonces hazlo bien”. Es una lástima ver gente que ya se esfuerza en ir a rezar, pero no lo hace de la mejor manera.

Dice el Zóhar que en la Amidá, cuando decimos Kadosh, Kadosh, Kadosh, hay que juntar los pies.57 Esto es para igualarnos a los ángeles, quienes sólo tienen un pie, ya que en la Amidá y en el momento que estamos diciendo Kadosh, Hashem está contento con nosotros y estamos apegados a él. Cuando digamos Kadosh, no debemos pensar que su

traducción es “Santo”, sino “Apartado”, en referencia a D-os, pero a la vez muy cerca de nosotros.

Cuando digamos la Amidá, no debe ser con flojera o tristeza, sino contentos, alegres, animados.58 Debemos pensar que estamos hablando con el Rey de Reyes.

Cuando comenzamos la Amidá, debemos sentir que Hashem está frente a nosotros.59 Si no sentimos que estamos hablando con el Rey de Reyes, esa tefilá no es real.

Uno de los consejos que nos da Rab Shimshon Pinkus para realizar una tefilá exitosa, es prepararse para la Amidá. Es decir, no llegar a la Amidá directo y con prisa, sino prepararse, imaginarse que se encontrará con el Rey de Reyes; así la persona podrá concentrarse mejor.60

Como dice la Guemará, los Jajamim se preparaban desde una hora antes de la Amidá.61

Hay una segulá que dice que cuando uno ve las letras del Sidur, le ayuda a tener concentración.

¿En qué debemos pensar cuando decimos la Amidá? En la traducción literal. No pensemos que debemos tener intenciones y concentración muy elevadas. Con la traducción

literal basta y mientras más entendamos la tefilá, más unidos estaremos con Hashem.62

En ocasiones pensamos que hemos rezado mucho y con mucha concentración, pero no hemos recibido el pago, la respuesta de Hashem. Debemos saber que la recompensa que merecemos Hashem podría guardarla para beneficio de nuestros hijos o nietos, ya que ahora nosotros no la necesitamos y Él, en su inmensa grandeza, sabe que eso es lo mejor.

En la Amidá, después de las tres primeras berajot, comenzamos con la petición de la inteligencia: Atá Jonen, Leadam Daat, “Tú das entendimiento al hombre”, que es para saber qué pedir en la Amidá.

Es decir, “Dame inteligencia para saber qué hacer con todo lo que tengo, todo lo que me diste. Mis hijos, mi casa, mi dinero”. Este mundo es el de los mensajes; tenemos que aprender a descifrar los mensajes de Hashem, ya que Él no puede hablar de forma física con nosotros.

La tefilá alimenta al alma. Por eso es muy importante ver el Sidur y no decir la tefilá de memoria. A la hora de rezar, debemos sentir que las palabras salen de nuestra boca y van directamente al Cielo.

Hay que cambiar la forma de rezar. Si siempre rezamos igual, siempre recibiremos el

mismo resultado. Dijo Albert Einstein: “No pretendamos que las cosas cambien si siempre hacemos lo mismo”.

“Una tefilá sin concentración es como un cuerpo sin alma.”

Berajot

Introducción Dice la Guemará: “Dijo Rabí Janiná, hijo de

Rab Papa: ‘Todo el que obtiene satisfacción de este mundo sin bendecir por ello, se considera como que está robando a Hashem y al Pueblo de Israel’.”63

Explica Rashí: “Cuando la persona no dice berajá antes de comer, está robando la berajá a Hashem”.

Preguntan los Jajamim: “¿Cuál es la berajá que robamos a Hashem si nosotros somos los que decimos la berajá, no Hashem?”.

Responde Rab Matitiahu Solomon con las palabras del Zóhar: “Hay una regla en la vida: Hamebarej, mitbarej, ‘El que bendice, es bendecido’. Entonces, cuando la persona deja de bendecir, está automáticamente impidiendo la berajá de Hashem hacia ésta”. A eso se refiere Rashí cuando afirma que quien no dice berajá está robando la berajá que Hashem quiere mandarle.

Respecto a la segunda parte de la Guemará anterior, dijimos que la persona que no dice berajá antes de comer está robando al Pueblo de Israel. ¿Qué le roba a Israel?

Contestan los Jajamim que cuando la persona dice berajá sobre los frutos que manda Hashem, éstos son bendecidos y se embellecen los frutos siguientes que broten en el mundo. Entonces, cuando la persona deja de bendecir, está provocando que los frutos que broten después no sean tan bellos como los primeros.

Y en una ocasión el Jatam Sofer dijo que antes los frutos eran más bellos y más hermosos. Incluso en los tiempos pasados, no era necesario revisar tanto las frutas y verduras en busca de insectos; y eso era porque la gente en esas épocas bendecía mejor sobre ellas y no se agusanaban.

Cien berajot al díaEscribieron los Jajamim que tenemos la

obligación de recitar cada día cien berajot, desde que empieza la noche hasta que acaba la tarde del siguiente día.64

La explicación es la siguiente: en tiempos de David Hamélej morían cien almas judías cada día. David Hamélej ordenó recitar cien berajot diariamente y con eso cesaron las muertes.

Preguntó Rab Simja Cohen: “¿Por qué David Hamélej instauró recitar cien berajot diario y no implantó, por ejemplo, dar cien

monedas a la tzedaká o hacer cien favores todos los días?”.

Contestó Rab Simja algo hermoso: “Cuando uno pelea con otro, lo primero que hacen es dejar de hablarse. Cuando comienzan a cruzar palabras, es señal de que están reconciliándose. Así también sucede con Hashem: si la persona platica con Hashem por medio de las berajot, ya hay un diálogo, y así se solucionan los problemas”. David Hamelej entendió que si estaba muriendo tanta gente, era porque Hashem estaba molesto, y para eso, había que platicar más con él y por eso implantó decir cien Berajot diarias.

Explicó el Baj que ese decreto negativo de las cien muertes al día no sólo nos afectó en tiempos de David Hamélej, sino que persiste hasta hoy en día. El único remedio para romperlo es recitar las cien berajot día con día.

Escribió el Rokéaj:65 “Las cien berajot que debemos decir cada día nos salvan de las cien maldiciones de la Perashat Ki Tabó”.66 Lo importante es que se digan con concentración, ya que si no se dicen así, no se consideran berajot.67

Cuando alguien dice una berajá está reconociendo el favor de Hashem.

Bendice y serás bendecido por Hashem

Nos dice la Torá: Bejol makom asher azkir et Shemi, abo eleja uberajtija, “En todo lugar donde recuerdes Mi Nombre, vendré a ti y te bendeciré”.68 Todos, sin excepción, queremos que Hashem nos bendiga. La Torá nos da la solución: recordar a Hashem en todo lugar, al comer, al despertar, al salir del baño, etc. Sólo si lo recordamos seremos bendecidos.

A la neshamá, el alma, le gusta decir berajot. Muchos de nosotros decimos berajot y tal vez desde muchos años atrás. Pero debemos reflexionar lo siguiente: Si ya la dices, entonces dila bien o mejor.

Cuando alguien dice una berajá correctamente, si llega a necesitar medicina, la berajá que dijo le ayudará a que sane.

Un alumno de Rab Shlomo Zalman Oyerbaj contó lo siguiente: en una ocasión, un Rab importante estaba muy enfermo y fue con Rab Shlomo para pedirle un consejo sobre qué podía hacer para despertar la misericordia del Cielo y le mandaran la cura. Rab Zalman le dijo que él no era digno de decirle qué hacer, pero que le diría qué hubiera hecho él en esa situación: “Yo me esforzaría en recitar mejor las cien berajot que debemos decir diariamente, y decir Baruj, Atá y Hashem como se debe. Eso sería lo mejor que podría hacer para mí mismo”.69

Decir berajot en voz altaBienaventurada la persona que dice las

berajot en voz alta y acostumbra a su familia a hacerlo, ya que todos podrán contestar “Amén” a la berajá. Esto alegra mucho a Hashem.70

Dice la Guemará: “De todo el que alarga la pronunciación al decir ‘Amén’, se alargarán los días de su vida”.71 Y: “Cuando una persona contesta ‘Amén’, se le abren las puertas del Gan Eden”.72

Está escrito en la Guemará: “Todo el que contesta Amén Yehé Shemé Rabá con todas sus fuerzas, aunque tenga el decreto de vivir sólo 70 años, ése decreto se anula”.73

Escribió el Baal Harokéaj: “La palabra ‘Amén’ en hebreo tiene un valor numérico de 91, el mismo que la palabra malaj, ‘ángel’.”

Cada vez que contestamos “Amén” se crea un ángel, el cual nos protege en la vida.

Rab Yehezkel Levinshtein solía decir en nombre del Saba de Kelem: “Vale la pena venir a este mundo y sufrir incluso por 70 años sólo para contestar una vez ‘Amén’ en toda la vida. Con esa sola vez la persona está cumpliendo con la finalidad de su vida, que es hacer Kidush Hashem, ‘santificar el Nombre de Hashem’”.74

Para entender el valor de una berajá, hay una historia bellísima:

En Yerushálaim vivía una mujer viuda que era muy especial. Estaba enferma; vivía con muchos sufrimientos y debía someterse a varios tratamientos por semana. El Maharil Diskin acostumbraba cada víspera de las festividades pasar a saludar a la señora y darle berajot. En una ocasión, la viuda pidió al Maharil Diskin que la bendijera con larga vida. El Maharil se impresionó, ya que no era lógico que esta mujer, llena de sufrimientos y dolores, quisiera una larga vida. Los sufrimientos eran tremendos y no podía hacer casi nada, ni siquiera rezar todos los días, ya que sus tratamientos le impedían tener el cuerpo limpio para hacerlo.

La señora dijo al Maharil que ua vez a la semana la bañaban y la limpiaban perfectamente. Y al finalizar, ella aprovechaba la oportunidad de estar limpia y decir inmediatamente aunque fuera una sola berajá con el cuerpo limpio. Y para eso quería una vida larga.75

Escribió Rab Jaim Vital sobre su Jajam, el Arizal: “Me dijo que lo principal para llegar al Rúaj Hakódesh depende de la concentración que la persona tenga al bendecir sobre las Berajot Haneenin (las bendiciones que se dicen

antes de comer y/o beber), ya que por medio de éstas se anulan las capas negativas que están unidas a las comidas, que son algo material. Y estas capas se apegan a la persona cuando come los alimentos. Por medio de las berajot con concentración se quitan esas capas y lo material se vuelve suave, para recibir la santidad”.76

Contó Rab Yeshayahu Bergman Shlita, que cuando Rab Menajem Shaj Z´l cayó muy enfermo y ya no podía comer por la boca, sino únicamente por aparatos, empezó a llorar. Le preguntaron por qué lloraba y contestó lo siguiente: “Desde ahora, ya no podré decir más Sheakol Nihiyá Bidbaró”.

“Hay una promesa de los Jajamim respecto a que quien dice las berajot con buena intención se le considera un tzadik.”

“La persona que quiere tener suerte económicamente, que cuide decir bien las berajot, ya que es segulá para éxito comercial y riqueza.”

Consejos para educar a los hijos con las berajot de la mujer

La mujer que bendice con concentración y en voz alta trae berajá a su casa.

El Staipeler escribió varios consejos para la educación de nuestros hijos. Entre ellos se encuentra que la mujer diga bien las berajot:

Cuando los hijos crecen en una casa donde la madre reza palabra por palabra, entenderán la Guemará y la Mishná mejor que cualquier niño.

Cuando los hijos crecen en una casa donde la madre dice las berajot con calma y concentración, tendrán mejores virtudes y serán menos insolentes.

Cuando la madre reza todos los días y siente la Presencia de Hashem cuando hace tefilá, sus hijos tendrán más éxito que los demás niños.

Mejor que cualquier charla o plática de educación a los hijos es que la madre diga la berajá de Sheakol Nihiyá Bidbaró en voz alta y concentrada.

Los niños que crecen en una casa donde la madre recita el Birkat Hamazón en voz alta, tendrán un cuidado especial y no sufrirán accidentes, y la protección del Cielo será muy grande.

La educación de los hijos depende de lo que la madre hace. Cuando ella cede ante su esposo y no le reclama por nada.

Los niños que crecen en una casa donde la madre cede ante el esposo y no le reclama

tendrán mejores virtudes y habrá más santidad en ellos.

La madre que siempre utiliza las frases Beezrat Hashem, Baruj Hashem o Ishtabaj Shemó sobre todo y durante todo el día, hace que sus hijos tengan una gracia muy especial, como la de Yosef Hatzadik, sobre su cara.

Los Jajamim nos aseguran que la persona que cuida decir las berajot como se debe y con concentración, se considera una persona grande, jasid (un grado más que tzadik), se vuelve propicia para recibir kedushá (santidad), Hashem le ayuda para que sienta temor a Él como se debe y le llegará riqueza. Además, le aseguran los Jajamim que nada de lo que coma dañará su salud, sino lo contrario, todo lo que ingiera caerá bien a su cuerpo.77

Jésed

Nacimos para ayudar al prójimoEscribió Rab Jaim MiVoloyin:78 “La persona

no nació para sí misma, sino para ayudar a su prójimo en todo lo que pueda y esté a su alcance hacer”.

Debemos aprender a desarrollar, incluso mejorar, la gran virtud de ayudar al prójimo.

Rab Shimón Shkop escribió que debemos estar conscientes de que una de nuestras principales funciones en este mundo es la de ayudar a los demás. Esta obligación está incluida en la mitzvá de asemejarse a Hashem,79 Quien constantemente ayuda a la humanidad.

Nos dice el Na´j: “¿Qué pide Hashem de nosotros? Que amemos el jésed”. Es decir, no basta con hacer jésed, sino que debemos amarlo.80 Cuando amamos el jésed, siempre lo perseguimos. Tampoco basta con hacer jésed únicamente cuando nos llegue, sino que debemos perseguirlo, buscarlo, hacerlo y amarlo.

Hay una regla de oro en la mitzvá de jésed: “Deja de pensar en ti y piensa en los demás”.

Para la Torá, la derecha es muy importante. Uno debe comenzar a bañarse, por ejemplo,

desde su parte derecha. Al decir berajá, deberá tomar la comida o bebida con la derecha. Si alguien está perdido, que tome el lado derecho del camino. Y debemos tomar la copa de Kidush con la mano derecha.

Preguntó un Jajam: “Si la derecha es tan importante, ¿por qué el corazón está de nuestro lado izquierdo?”. La respuesta es: Realmente el corazón está inclinado hacia el lado izquierdo, pero cuando los demás nos ven de frente está hacia el lado derecho. Vemos de aquí que el corazón es para el prójimo.

Una investigación realizada en Europa demostró que la palabra que más se usa en el teléfono es I (“Yo”, en inglés). Esto significa que pensamos más en nosotros mismos que en los demás. Debemos pensar más en quienes nos rodean. Quien quiera ser más feliz debe pensar más en su prójimo. Debemos rezar, pedir, ayudar, aconsejar y consolar a los otros, entre muchísimas otras cosas.

Hay una mitzvá llamada Bikur Jolim, “Visitar a los enfermos”. Una opinión dice que quien va a visitar a un enfermo y después no pide en su tefilá por él, no se considera que hizo la mitzvá, ya que la esencia de ver al enfermo es para pedir por él.

La grandeza del jésed

Dice la Mishná: “Una de las mitzvot que tienen su pago en el Mundo Venidero y se goza de sus frutos en este mundo es la mitzvá de jésed”.81

Dice la Guemará: “¿Qué debe hacer la persona para salvarse de los sufrimientos cuando llegue el Mashíaj?”. Y contesta: “Que se ocupe en Torá y en hacer jésed”.82

Dice Shelomó Hamélej: BeJésed Beemet, Yejupar Avón, “Por medio del jésed verdadero se perdonan los pecados”.83

Cuando alguien hace un jésed con nuestros hijos, nunca lo olvidamos. Así pasa con Hashem: al ver Hashem que tú quieres a su hijo (tu prójimo) y lo alegras, “esa es su mejor satisfacción”.

“Líder no es el que humilla a los demás, sino el que se preocupa por ayudar a los demás.”

Haz todo el favor que puedas, por todos los medios que puedas, de todos los modos que puedas, en todos los lugares que puedas, todas las veces que puedas, a toda la gente que puedas y mientras puedas.

“El éxito está en ayudar al prójimo”Todo el jésed que tú haces se te regresa.

Mientras más frecuentemente lo hagas, más te “rebota”. Esto puede compararse con una pelota que se arroja contra la pared. Mientras

más fuerte se lance, más fuerte rebota. Así es el jésed: mientras más des, más recibirás.

Jésed a nuestros parientes cercanosEl Rambam detalla un orden de preferencia

sobre a quién debemos hacer jésed primero y a quién después: mientras más cercana sea la persona, tiene preferencia.

Muchas veces tratamos de ser el mejor y más sobresaliente en hacer jésed con todo el mundo… pero olvidamos hacer jésed en nuestra propia casa.

En una ocasión, en una lluviosa noche llegó un Jajam a casa de un hombre rico para pedirle tzedaká. El hombre rico estaba dispuesto a darle todo lo que le pidiera, al grado que dijo al Jajam que escribiera la cantidad que quisiera en un cheque en blanco que le daría.

El Jajam escribió una cantidad grande. Sólo faltaba el nombre de quién recibiría el cheque.

El hombre rico pensó que el dinero era para algún pobre de la ciudad, o incluso para el mismo Jajam. Pero cuando éste le dijo que pusiera el nombre de su propio hermano, éste se puso pálido y le costó trabajo escribir el nombre.

Muchas veces apoyamos a nuestro país o a otros, a viudas, huérfanos, etc., pero se nos

olvida ver a nuestros propios hermanos de sangre, o se nos olvida ayudar a nuestra pareja en casa o con los niños.

Dijo Shelomo Hamélej: Karmí shelí lo natarti, “A mi viñedo no atendí”.84 Muchas veces cuidamos el viñedo de los demás, pero se nos olvida ver el nuestro, que es nuestra familia directa.

Podemos pensar que no necesitamos hacer jésed con nuestra esposa o con nuestros hermanos, ya que tenemos más confianza con ellos; pero realmente no es confianza, sino yétzer hará. El primer jésed que debemos hacer es con nuestra pareja.

La Guemará dice que debemos amar a nuestra esposa igual que a nosotros mismos y debemos honrarla más que a nosotros mismos.85 Dar respeto a nuestra mujer es el mejor jésed que ella espera. La berajá de la casa llega por la mujer. La mejor segulá que podemos encontrar es respetar a nuestra esposa, ya que ella es la fuente de las bendiciones.

En víspera de Sucot llegó un joven con un etrog para que el Gaón Rab Shimón Aisén lo revisara y le diera su opinión. El Rab lo miró detenidamente; el etrog estaba perfecto. Sin embargo, el Rab le dijo:

—No te lo recomiendo. No es para ti.

Confundido, el joven preguntó:—¿Qué tiene de malo? El Rab le explicó: —Este etrog es perfecto. Seguro que por él

pagarás mucho dinero. Mi consejo es que gastes menos y con el dinero restante compres un regalo para tu mujer. Así conseguirás la felicidad más auténtica y real de las fiestas.

Cuentan que Rab Israel de Salant preguntó a su alumno, Rab Naftali Dov Ámsterdam, luego de la boda de éste, si hacía actos de generosidad. El alumno le respondió:

—Maestro, la verdad es que mi situación económica no da como para ayudar.

Entonces Rabí Israel le aclaró: —No me refería a caridad con los demás. Mi

pregunta fue si eres generoso con tu esposa. Cuando te casaste fue para dar, no para tener alguien que te atienda. La generosidad comienza por la propia casa.

Preguntaron a Rab Menajem Man Shaj si los abrejim debían sacar su maaser (diezmo), ya que su ingreso económico era muy bajo y no podían darlo.

Rab Shaj les contestó que en vez de dar el diezmo de su sueldo, deberían darlo en tiempo, para ayudar y apoyar a otras personas. El plan era que cada abrej ofreciera 10% de su tiempo

exclusivamente para dar clases a familias que lo requirieran y ofrecer sus servicios a gente que lo necesitara.

Así, se hizo un sorteo con papeles doblados donde se escribieron los nombres de las familias que requerían tiempo de un abrej.

Uno de esos abrejim sacó un papel y se dio cuenta de que el nombre de la familia era la suya. Eran su esposa e hijos quienes querían tiempo de alguien, ya que su esposo y padre no les daba el tiempo suficiente para estar con ellos.

Este abrej entendió que debía atender mejor a su familia.

Cuentan que el Saba de Kelem, cuando llegaba los viernes en la noche a su casa, se detenía junto a la puerta a contemplar la hermosa mesa de Shabat que había preparado su esposa. Hacía esto para que ella sintiera que su trabajo era bien apreciado y reconocido.

“La persona que hace jésed en su casa, se le considera como si hubiera hecho jésed toda su vida, en todo momento.”

La persona que hace jésed en la calle y no en su casa es totalmente falsa. Lo que brilla es lo oculto. El jésed realizado para que lo vea la gente no vale. El verdadero jésed es ayudar a los demás en secreto y no para llamar la atención.

El jésed se aplica incluso con uno mismo. Mantener nuestro cuerpo sano, comer bien, dormir bien, hacer ejercicio, etc., es hacer jésed con nosotros mismos. Estar contento (por supuesto, conforme a lo que la Torá permite) se considera jésed.

Algunos comentaristas explican que cuando Hashem dijo: Naasé Adam, “Hagamos al hombre”,86 el Creador se dirigía al hombre: “Hagamos al hombre”. Es decir, Hashem dijo al hombre: “Tú mismo cuida tu cuerpo. Yo te doy el alma, pero tú debes cuidar tu parte física”.

Dicen los Jajamim: “¿Cuál es el mejor jésed que uno puede hacer con el prójimo? Acercarlo a Hashem para que cumpla con la Torá y las mitzvot”.

La persona que ayuda a su prójimo moral económica o socialmente, etc., lo hace sólo en este mundo limitado; pero la persona que acerca a su compañero al trabajo de Hashem está dándole vida eterna.87

Actualmente somos muy egoístas; pensamos mucho en nosotros mismos y olvidamos “ver” a nuestros hermanos yehudim. Debemos activarnos y “compartir” todo lo que podamos; eso nos traerá felicidad. Ver que podemos ser partícipes en la felicidad de otro nos trae felicidad en la vida.

Por medio del jésed podemos crecer como personas y adquirir una categoría muy elevada de yehudí, ya que demostramos ser capaces de compartir con los demás lo que Hashem nos envía a nosotros. Entonces, en ese momento, Hashem nos mandará más.

Dar a los demásDijo el Rey Shelomó: Soné matanot ijiyé, “El

que odia los regalos, vivirá”.88 Con esto, Shelomo Hamélej nos enseña que a este mundo no venimos a recibir, sino a dar.

“Dar es lo que abre la puerta para recibir.”Dar es una alegría verdadera e interna. Dar

es un sentimiento del alma, ya que es una alegría que nos queda para toda la vida. A diferencia de cualquier otro placer, por ejemplo, comer manjares, que se van y se olvidan, el hecho de dar se queda con nosotros para toda la vida.

Dar es una necesidad. Janá recibía todo de su marido, como alimento, placeres, ropa, amor, etc., pero se sentía vacía porque le faltaba tener hijos, y no tenía esa oportunidad de dar. Incluso los gentiles tienen la necesidad de dar; por eso necesitan tener perros, gatos, plantas, etc., ya que todo mundo tiene la necesidad de dar.

Dar es recibir. Lo que uno da es lo que recibirá al final. Esto lo vemos en la plática que sostuvo Rabí Akibá con Turnus Rufus. Éste preguntó a Rabí Akibá por qué Hashem no daba dinero a los pobres directamente, a lo que Rabí Akibá contestó que Hashem nos da la oportunidad de dar, a los yehudim, para recibir un buen pago. “Todo el que se apiada de las personas, del Cielo se apiadan de él; pero el que no se apiada de las personas, del Cielo no se apiadan de él.”

Adam Harishón estaba solo en Gan Eden. Hashem le mandó una mujer, ya que no es bueno que el hombre esté solo y porque el hombre nació para dar y no para recibir.

Hay una mitzvá en la Torá de seguir los caminos de Hashem, como está escrito: Vehalajtá Bidrajav, “Y andarás en Sus caminos”.89 Explica la Guemará que este versículo se refiere a que debemos apegarnos a los caminos de Hashem. Así como Hashem es piadoso, nosotros debemos ser piadosos; así como Hashem es misericordioso, debemos ser misericordiosos.90

Así como Hashem hace mucho jésed con nosotros al darnos la vida, manutención, salud, etc., igual nosotros debemos hacer jésed con nuestros prójimos.

¡Desdichado el mendigo que no conoce el placer de dar!

¿Por qué la persona quiere tener hijos? Porque el hombre tiene la necesidad de dar y no recibir siempre.

Existe personas takers y givers… ¿Quién eres?

La persona debe sentirse como rey, pero no para humillar o sentirse más que los otros, o dar órdenes, sino para cosas positivas: “Para dar a cualquier persona”.

¿Cómo puedes irte a dormir sin haber ayudado a uno de tus hermanos yehudim hoy? La persona tzadik es quien carga a un hermano yehudí encima de él. Esto lo vemos en la letra tzadi (צ), que está cargando a la letra yud, que representa al yehudí:

Cuentan sobre Rab Naftali Tzbi de Rufshitz que de niño, a los tres años, estaba estudiando en la escuela. Cuando el maestro iba a enseñarle a leer el Nombre de Hashem, le dijo que cuando viera dos puntos juntos debía leer el Nombre de Hashem (en algunos libros, el Nombre de Hashem está escrito con dos yud juntas, “יי”). El niño acabó de leer el versículo y se encontró con dos puntos, y dijo el Nombre de Hashem; pero éstos eran los dos puntos que señalan el término del versículo (“:”). El maestro le dijo que eso no era el Nombre de

Hashem, a lo que el niño le preguntó cuál era la diferencia entre dos puntos uno junto al otro o uno sobre el otro. El maestro, con inteligencia, le explicó lo siguiente:

—Cuando hay dos puntos uno junto al otro, es el Nombre de Hashem. Pero cuando un punto está arriba del otro, no es el Nombre de Hashem. Así es con los yehudim: cuando un yehudí ayuda a otro yehudí y siempre está a su lado, ahí se encuentra Hashem; pero si un yehudí está encima de otro yehudí, ahí Hashem no reposa.

Dijo David Hamélej en Tehilim: “Ciertamente el bien y el favor me seguirán todos los días de mi vida”.91 David Hamélej rezaba para que el favor lo persiguiera toda su vida y fuera eso en lo único que se ocupara.

También debemos hacer jésed con nuestra neshamá, el alma. La neshamá se enferma con las comidas taref, impuras, no permitidas. La neshamá se enferma con los pecados. Cuidemos nuestra alma pura que Hashem nos dio.

Hay dos detalles que debemos tener en mente al hacer jésed:

AgilidadAlegría

A las personas que se dedican a hacer jésed Hashem las escoge para que sean exitosas y únicas.

Haz sentir bien a los demásUna de las preguntas que nos harán cuando

lleguemos al Shamáim será: ¿Imlajta et jabereja?, “¿Hiciste sentir bien a tu compañero?”.92 Es muy importante hacer sentir bien a los demás, que no se sientan menos, aunque tengan carencias en algún aspecto de su vida.

Escribió el Rambam: “Cuando hagas favores a alguien, hazle sentir que los haces con gusto”.

Cuando tengas invitados en casa, hazles sentir a gusto. Por ejemplo, diles dónde está el baño, ya que podría darles vergüenza preguntar y sufrirán al aguantar las ganas de ir.

Pasó en una ocasión que invitaron a Rabí Eliézer ben David a casa de una familia. La señora de la casa servía más y más comida en su plato, pero el Jajam ya no quería. Sin embargo, seguía recibiéndola. Pidió el Jajam a la señora que le sirviera un vaso con agua. Cuando ella estaba sirviéndole el agua, el Jajam le dijo que llenara más el vaso, y más y más, hasta que la señora le dijo que podía el

agua derramarse, pues el vaso estaba ya muy lleno. Dijo entonces el Jajam a la señora:

—Así como el agua se derrama al ser servida tanto, igual pasa conmigo: está sirviéndome mucha comida.

En una ocasión estaba el Jafetz Jaim en su casa un viernes por la noche y en vez de empezar con Shalom Aléjem comenzó directamente con el Kidush. El Jafetz Jaim nunca se había comportado así. Hasta después de la comida dijeron Shalom Aléjem. Al terminar de decir Birkat Hamazón, los hijos del Jafetz Jaim le preguntaron por qué no había dicho Shalom Aléjem antes del Kidush. El Jafetz Jaim les contestó:

—Teníamos invitados en la casa y eran gente pobre. Seguramente ellos no comieron en la tarde y tal vez tenían mucha hambre. Por eso comencé de inmediato con el Kidush, para que comieran lo antes posible. El Shalom Aléjem no es obligatorio, pero hacer jésed con el prójimo sí lo es.

“No basta con querer hacer jésed; debemos ser inteligentes para saber cómo hacerlo.” Podemos verlo en el siguiente relato:

En una ocasión invitaron a cenar a Rab Isser Zalman Meltzer. El Jajam aceptó la invitación con una sola condición: que comenzaran la cena inmediatamente al llegar. El anfitrión de la

casa no entendió el motivo, pero por supuesto que aceptó la condición. Cuando comenzaron la cena, el Jajam comió rápido y toda la cena duró muy poco tiempo.

Al final de la cena, los invitados se despidieron y el anfitrión de la casa no entendía la prisa del Jajam. La respuesta llegó con lo que dijo la cocinera judía al Jajam:

—Rabino, le agradezco mucho que se apresuraran a cenar, porque cada vez que hay invitados en esta casa, me quedo hasta las dos de la mañana y no tengo tiempo de ver a mi familia. Pero hoy, que acabaron rápido, podré estar ella.

Muchas veces buscamos el éxito por medio de segulot o escritos de Kabalá. Pero la única clave para el éxito es:

“Dependiendo de cómo tú te preocupes por los demás, así Hashem va a preocuparse por ti.”

Dijo Rab Matitiahu Solomon algo hermoso y muy fuerte a la vez: “Hashem dice: Si de ése que no quieres ayudar dices que no es tu hermano, entonces yo no soy tu Padre”.

No seas tacaño con tus palabras. ¿Por qué torturar a las personas con tu silencio, cuando puedes bendecirlas con palabras de ánimo?

En el judaísmo no existen las pequeñeces. Todos los actos pequeños (a nuestro entender)

que hacemos son muy grandes en el Olam Habá. Una palabra para alegrar al compañero, un consejo, una palabra de aliento, etc., valen mucho en el Shamáim.

Alegría

La alegría depende de nosotros mismosUna de las principales misiones del yétzer

hará es entristecer a la persona. Dicen nuestros Sabios que al yétzer hará le dieron la alegría de la persona y no sabía dónde esconderla; al final, la puso dentro de nosotros. Por eso no la encontramos.

Dijo en una ocasión Rab Pesach Khron: “Todos están buscando la ciudad de la felicidad y no saben que se encuentra en el estado de la mente”.

Hashem manda problemas, pero no la tristeza.

Dice el Ben Ish Jai: “Los problemas y la tristeza no deben ir de la mano”.

Otra regla en la felicidad es que lo material no tiene relación con la alegría. Dinero no es igual a felicidad.

Cuenta la Guemará93 que después de la destrucción del Segundo Templo pasaron por ahí algunos Jajamim: Rabán Gamliel, Rabí Eleazar Ben Azariá y Rabí Yehoshúa, y escucharon voces y risas de la gente que destruyó el Bet HaMikdash. Empezaron a llorar muy amargamente; pero Rabí Akibá, que también estaba ahí, comenzó a reír.

Preguntaron los otros sabios a Rabí Akibá: “¿De qué te ríes?”, a lo que Rabí Akibá les preguntó: “Y ustedes, ¿de qué lloran?”. Y los Jajamim le contestaron que estaban llorando porque esos malvados que destruyeron el Bet HaMikdash estaban felices, contentos y tranquilos, mientras que Israel se había quedado sin el Templo Sagrado, ya que esa gente malvada lo había quemado.

Les dijo Rabí Akibá: “Precisamente por eso yo me río. Si a esa gente que hace enojar a Hashem e hicieron cosas terribles les va muy bien y están contentos y felices, a nosotros, que hacemos la voluntad de Hashem y lo hacemos feliz, con mayor razón Hashem va a recompensarnos y darnos mucha más abundancia que a ellos”.

Estos cuatro Jajamim vieron y escucharon exactamente lo mismo; estos Jajamim eran de grandeza similar y todos sabían del sufrimiento tan grande que había significado la destrucción del Bet HaMikdash. Entonces, ¿cómo es posible que tres hayan llorado y uno haya reído?

La respuesta es: Depende de cómo veas la vida.

Uno puede ver determinada situación para bien y otro para mal, incluso si es la misma

situación. “Depende de nosotros.” En nosotros mismos está la felicidad.

Cuentan que una persona siempre llevaba su comida al trabajo. Un día, llegó la hora de comer y sacó su comida. Al abrir el recipiente en que la guardaba, dijo: “¡Uf, siempre lo mismo! El mismo sándwich de cajeta de todos los días”. El compañero que se sentó junto a él le aconsejó que pidiera a su esposa que hubiera más variedad en la comida y le cambiara el almuerzo más seguido. Este hombre contestó a su compañero: “Mi esposa no me prepara la comida… Yo mismo me la preparo”.

Vemos de esta historia que la felicidad depende de nosotros mismos. Podemos hacer lo que no nos gusta todos los días y, aunque tengamos la oportunidad de cambiar “el sándwich”, no lo hacemos.

“La felicidad no es un sentimiento. Es una decisión.”

“La felicidad está en una maleta. Tú decides si la abres o no.”

Dijo Rab Aharón de Karlin algo hermoso: “¿Es mitzvá estar alegre? No, no existe una mitzvá de estar siempre alegre. Y tampoco existe una prohibición de estar triste”.

Pero en lo que la alegría puede ayudar, ninguna otra mitzvá puede lograrlo. Y lo que la

tristeza puede destruir, ningún otro pecado puede conseguirlo.

“No hay medicina que cure lo que no cura la felicidad.”

Alegría con las mitzvotDijo Rabenu Bejayé: “La alegría en el

cumplimiento de una mitzvá es una labor muy especial para Hashem; incluso es más grande que la misma mitzvá”.

Cuentan que Rab Itzjak Leib de Barditchov no dormía una noche antes de Sucot de tanta emoción y alegría por tomar el lulab y el etrog. Tampoco dormía el último día de Sucot por la emoción de que al otro día iba a ponerse los Tefilín.

Uno de los momentos principales para estar alegre es en la tefilá. Cuando se reza con alegría, puede tenerse toda la berajá de Hashem.

Debemos alegrarnos por cada mitzvá que realizamos, mucho más que por haber encontrado un gran tesoro, como dice David Hamélej en Tehilim: Sas anojí al imrateja, kemotze shalal rab, “Me regocijo en tu palabra, como el que encuentra muchos tesoros”.94

Si el hombre se alegra al encontrar un tesoro, con mucha más razón debe estar

doblemente alegre por dedicarse a la Torá y poder servir a Hashem.

Imaginemos cuántos yehudim somos en el mundo. ¿Qué porcentaje cumplimos con la palabra de Hashem? ¿Qué porcentaje somos los que tenemos el privilegio de estudiar Torá? Debemos alegrarnos por ser parte de ese pequeño porcentaje.

Está escrito en el Zóhar que es muy importante decir Birkat Hamazón con mucha alegría. Dicen los Jajamim que es bueno comer alimentos que alegren al corazón, a fin de recitar Birkat Hamazón contentos.

La recompensa por estar alegreEs sabido que Hashem se comporta midá

kenégued midá. Es decir, de la misma manera que uno se comporta, así Hashem se comporta con uno.

Si la persona siempre está alegre, Hashem lo recompensará midá kenégued midá, mandándole motivos suficientes para que siempre esté alegre.

La gente piensa que quien tiene éxito está contento, pero no siempre es así. Al contrario, la persona que está contenta es la que tiene éxito.

Siempre la alegría va conectada con el buen mazal. “No todo el que tiene buen mazal está

alegre. Es el que está alegre quien tiene buen mazal.”

Debemos aprender a reírnos de nuestros problemas. Debemos ser positivos en la vida. Mientras más positiva sea la persona, más feliz será.

De cualquier situación que vivamos debemos sacar algo positivo. Así podemos tener alegría, incluso cuando la situación parezca complicada.

Si tu felicidad fuera una bolsa de brillantes y cada vez que te enojaras tiraras uno, nunca te enojarías.

Un buen consejo para tener alegría en todo momento es: “No veas lo que tienen los demás”.

La Shejiná, la Presencia Divina, reposa únicamente donde hay alegría.

Shalom Bait

La pareja debe ser parte de unoEn hebreo hay tres lenguajes diferentes para

referirse a personas “queridas”:YedidJaberReimEn la berajá de la boda, utilizamos la palabra

reim, como está escrito: Sameaj tesamaj, reim ahubim, “¡Alégrense, amigos queridos!”.95

¿Por qué en la berajá está mencionada la palabra reim?

La diferencia entre esos tres lenguajes es que yedid se refiere a un amigo lejano; jaber es un amigo más cercano, con el que hay más confianza; y la palabra reim es aquella persona sin la que no puedes hacer nada.

Esa es la base del matrimonio: que el hombre no pueda vivir sin su esposa y la mujer no pueda vivir sin su marido.

La Torá nos enseña que desde el día de la boda el matrimonio es “no poder vivir sin la pareja”.

Esa es la alegría más grande del matrimonio: la pareja debe ser parte de uno mismo.

Dice la Guemará que la mujer fue sacada de la costilla del hombre. Otra opinión afirma que Hashem quiso crearlos juntos, que el hombre y la mujer estuvieran pegados uno al otro, para separarlos luego.

Pregunta el Gaón de Vilna: “¿Hashem no sabía que no pueden estar juntos y luego separarlos? ¡Los hubiera creado separados Desde el principio!”.96 Contesta el Gaón que Hashem quiere enseñarnos que el hombre y la mujer, en cuerpo, son dos, pero en alma son uno.

Muchas veces decidimos no hablar con nuestra esposa por periodos largos. La pregunta es: ¿cómo puedes dejar de hablarte a ti mismo? Puedes no hablar a tu amigo si te peleas con él; pero si reflexionas, te darás cuenta de que tu esposa es parte de ti. Fueron creados juntos. Entonces, no es posible dejar de hablarse a sí mismo.

La grandeza del matrimonioDijo una vez Rab Winkler: “La persona que

no encuentra felicidad en su casa, no va a encontrarla en ninguna parte del mundo”.

¿Dónde está la verdadera alegría? La respuesta está en la berajá que decimos en los Sheba Berajot: sheasimjá bimonó, “La alegría

está en donde uno habita”. La felicidad se encuentra en la casa.

Hay hombres que pueden ser los más felices del mundo en su casa y hay quienes pueden ser los más amargados en ella. Todo depende de la relación que se tenga con su pareja.

Hay dos maneras de sacar al hombre de la depresión:

El estudio de la ToráUna buena mujerCuando hay esa buena relación con la

pareja, los más graves problemas se solucionan, ya que uno se apoya en el otro y es más fácil salir adelante.

La paz en el matrimonio es tan importante que la Torá nos dice que Hashem permite borrar su nombre a fin de que reine la paz entre el hombre y su mujer.97 Si Hashem es capaz de borrar su nombre para que haya paz entre el hombre y su mujer, con mayor razón la pareja debe perdonarse mutuamente en tiempos de conflicto.

Dice la Mishná: “Hashem no encontró un utensilio mejor para recibir bendición que la paz”.98 Es decir, Hashem puede determinar mucha berajá en Rosh HaShaná y quiere repartir muchas bondades; pero es necesario tener un utensilio para recibir tanta bondad.

Ese utensilio se llama shalom. Cuando hay paz en el hogar habrá berajá, suerte, éxito, salud y todo lo bueno que siempre pedimos en nuestras tefilot.

Shalom no es nada mas “no pelear”, sino “preocuparse por el otro queriéndolo y amándolo”.

Hay varias menciones de los Jajamim en las que vemos la importancia que dan a la boda y a los novios:99

Toda persona que alegra a un novio y a una novia se considera como partícipe en la construcción de Yerushálaim.

Toda persona que alegra al novio y a la novia tendrá el mérito de recibir la Torá que fue entregada en cinco segmentos.100

Toda persona que obtiene satisfacción de una boda (del banquete) y no alegra al novio o a la novia, se considera como si estuviera robando.101

Dar en el matrimonioEl egoísmo en la casa es algo muy grave.

Cuando un yehudí se casa, debe saber que ya no es un hombre solo. Cuando éramos pequeños, nos acostumbramos a siempre recibir; pero cuando nos casamos, debemos aprender a dar.

Cuando el hombre piensa en la mujer y la mujer en el hombre, entonces Hashem piensa en los dos y se preocupa en mandarles únicamente bendiciones.

Uno de los errores más graves del matrimonio es que uno siempre quiere tener la razón. Debemos aprender a ceder. Hay un dicho famoso en hebreo: Al tihiye tzodek, tihiye jajam, “No quieras tener la razón; mejor, sé inteligente”.

Sobre esto dijo Rab Menajem Man Shaj: “El que cede en la vida, nunca pierde”.

Debemos aprender a proporcionar a nuestro cónyuge más cariño, amor, tiempo, ternura, para hacerlo más feliz.

Todos los días la persona debe preguntarse a sí misma: “¿Qué puedo hacer ahora para alegrar a mi pareja?”.

Dijo Rab Shlomo Volve: “Ahabá, ‘Amor’, significa pensar en lo que falta a la pareja y, si es posible, uno debe dárselo… Y si es posible, sin que se dé cuenta”.

La mujer también tiene varias obligaciones: amar a su esposo, honrarlo como a un rey, temerle y cumplir sus deseos con todas sus fuerzas.

Todo el anhelo de la esposa debe ser intentar cumplir todo lo que él le pida y entender sus deseos, hacer su voluntad lo más

exactamente posible para que encuentre gracia a los ojos de su marido.

Una de las tareas de la mujer es rezar por su marido, ya que la tefilá de la mujer que reza de corazón rompe barreras en el Cielo.

Los hombres se comparan a los árboles. Éstos tienen la necesidad de dar frutos, hojas, etc. Un verdadero árbol es aquel que da a los demás.

Estamos acostumbrados a un mal concepto: mientras más recibimos, somos más grandes. Pero la realidad y la filosofía de la Torá es la siguiente:

La grandeza del hombre no radica en cuánto recibe, sino en cuánto da.

Había un joven que siempre acompañaba a Rab Shlomo Zalman Oyerbaj en sus viajes. En una ocasión, Rab Shlomo, siendo de edad avanzada, llegó a su casa acompañado de su alumno. Antes de entrar, Rab Shlomo se arregló la corbata, peinó su cabello, se arregló la barba, etc., y este alumno pensó que el Jajam tenía visitas y le dio pena entrar a la casa. Pero Rab Shlomo le explicó que no había invitados en la casa, sino que estaba arreglándose porque a su esposa le gustaba verlo siempre arreglado.

El hombre debe invertir para conseguir felicidad en la casa

Tener detalles con la mujer es invertir en la felicidad de la casa. Hay que llevarle flores de vez en cuando, ayudarle a preparar todo antes de Shabat, darle una tarjera diciéndole que es amada, etc., a fin de fomentar la paz y la felicidad en el hogar.

Tratar bien a la mujerCuando falleció la esposa de Rab Shlomo

Zalman Oyerbaj, pronunció las siguientes palabras en el entierro:

—Se acostumbra pedir perdón antes de llevarse el cuerpo, y yo, después de 50 años de casado, no tengo nada por qué pedirle perdón, ya que nunca en mi vida la dañé ni le hice nada malo.

Dice la Guemará102 que uno debe cuidarse mucho de no hacer sufrir a la esposa, ya que sus lágrimas tienen la fuerza para dañar mucho. Las lágrimas (en general) tienen una fuerza tremenda.103

No debe la pareja lastimarse mutuamenteCuando veas que tu pareja se equivoca, “ten

cuidado de no apuñalarla”. Háblale con calma. La boca es el arma más poderosa que tiene el

ser humano. Así como puedes resolver todos los conflictos matrimoniales con una palabra, puedes deshacer el matrimonio que se ha vivido por diez, 30 o 50 felices años.

Quien grita en su casa es como si se gritara a sí mismo, ya que la pareja es parte de uno.

Es como, por ejemplo, si alguien está partiendo una fruta y se corta el dedo, por el enojo se corta el mismo dedo de la otra mano. Así sucede exactamente con la pareja: aunque nos dañe, no debemos gritarle, ya que el enojo es contra uno mismo.

No debe dañarse a la pareja, ya que las palabras que se dicen siempre se quedarán dentro del corazón del otro.

Sobre lo que dijo Shelomó Hamélej: Maané raj, yashib jemá, “Una respuesta amable calma el enojo”,104 explican los Jajamim que la persona debe conducirse en este mundo de leal, aumentar la paz en el mundo, tener la virtud de la verdad y hablar con cualquier persona de manera tranquila, con respeto y tono de voz suave.105

Dice Rab Jaim Vital que el yétzer hará entra a la casa antes de Shabat, especialmente para provocar pleitos. Aquella persona que pelea antes de Shabat, es seguro que tendrá algún problema en la semana.

No estamos insinuando que durante toda la semana podemos pelear con nuestra pareja y antes de Shabat no, sino que debemos cuidarnos mucho más de que antes de Shabat no haya pleitos, ya que es en esos momentos que el yétzer hará lucha más.

Aun cuando haya situaciones complicadas en la casa, no pensemos que son problemas, sino retos en la vida. Cuando los retos se superan, la persona crece.

El Rambam nos enseña dos reglas de oro para el éxito en el matrimonio:

Jamás te quedes callado por algo que te hizo tu pareja y que te haya molestado.

Cuando se lo digas, no lo hagas enojado.Hashem reposa donde hay paz en el

matrimonioA la famosa pregunta: “¿Dónde está D-os?”,

Rab Yonatan Aishbitz contestó con otra interrogante: “¿En dónde no está?”. Y el Rebe de Kotzk contestó: “En donde lo dejan entrar”.

Donde hay pleitos con la esposa, es como si Hashem no fuera bienvenido. Pero cuando hay paz en la casa, Hashem reposa dentro de ella.

La Guemará describe la distancia que hay de la Tierra al Trono Celestial. Para llegar al Primer Cielo (de los siete que existen), debe caminarse durante 500 años. Después de

haber llegado al Primer Cielo, debe caminarse 500 años, que son el grosor de éste. Para llegar al Segundo Cielo, hay que caminar 500 años más, y así hasta el Séptimo Cielo. 106

Imaginemos lo lejos que se encuentra el Cielo. Hashem está todavía más arriba.

Pero debemos saber que cuando hay paz en el matrimonio, uno no va hasta Hashem, sino que Hashem baja a ese hogar para reposar dentro de él.

Hashem no quiere que existan “casas” en el Pueblo de Israel; quiere que existan “hogares” llenos de felicidad, donde Hashem pueda reposar. Y es lo que dice la Guemará:107 Cuando el amor es intenso, se puede vivir en el filo de la puerta; pero cuando el amor deja de ser intento, la mansión más grande, es pequeña para la pareja.

La berajá viene por la mujerDice la Guemará:108 “Siempre uno debe

respetar a su esposa, ya que la berajá de la casa depende de la mujer”. ¿Quién en el mundo no quiere ser rico? La solución está en el respeto a la mujer. No busquemos en otros lugares; vayamos a la fuente de las bendiciones, que se llama “respetar a la esposa”.

El hombre debe hacer todo lo posible por no ser avaro con los gastos de su esposa. No debe contar cada centavo que gasta. El sentimiento que el hombre debe trasmitir a su esposa es que ella es la número uno en su vida y que es la mejor mujer del mundo. Cuando las mujeres ven a sus amigas que les son queridas, la envidia que siente una por otra constituye un sufrimiento muy grande.

La costilla del hombre está oculta; esto nos enseña que toda la berajá de la casa llega por medio de la mujer, que fue sacada de la costilla del hombre.

Tzedaká

Quien da tzedaká será beneficiadoLa palabra tzedaká proviene de la raíz

tzédek, que significa justicia. Cuando alguien da tzedaká, está haciendo lo justo y lo correcto, pues Hashem le mandó ese dinero para que ayude a otros.

El Rab de Lubavitch nos enseña en sus escritos: “Quien cumple con sus deberes hacia los otros, está demostrando ser un buen administrador de los bienes que Hashem le dio la posibilidad de obtener. Al serlo, es posible que Él le confíe bienes aún mayores”.

Dijo Shelomo Hamélej:109 “Quien persigue la tzedaká y el jésed encontrará vida, tzedaká y honores”. Pregunta la Guemará:110 “¿Acaso quien persigue la tzedaká encontrará más tzedaká? Se entiende del versículo que quien da tzedaká, necesitará tzedaká”. Contesta la Guemará que a quien da tzedaká, Hashem le mandará más dinero para dar más tzedaká.

Dice la Guemará:111 “Toda persona que acostumbra dar tzedaká tendrá hijos inteligentes, ricos y honorables”.

A toda persona que extienda la mano hacia ti debes darle tzedaká, incluso sin investigarlo. Así también se comportará Hashem; si le

pedimos dinero, nos lo dará sin investigar si lo necesitamos o no.

Escribió Rabí Yaakov Baal Haturim: “Quien comparte su riqueza con el necesitado, habrá de obtener más riqueza”.112

Dice la Guemará113 que Turnus Rufus preguntó a Rabí Akibá: “Si Hashem quiere tanto a sus hijos, ¿por qué hay pobres en el mundo?”. Le contestó Rabí Akibá: “Para salvar del Guehinam a los que les dan tzedaká”. Preguntan los Jajamim: “¿Acaso es conveniente que haya pobres en el mundo, que vivan decenas de años con pobreza y sufriendo, únicamente para que haya gente que dé tzedaká?”. La respuesta es un contundente: “Sí”. Vale tanto la mitzvá de tzedaká que es conveniente que haya pobres en el mundo y que sufran muchos años, a fin de que haya gente que les dé tzedaká.

Está escrito en Mishlé: Tzedaká tatzil mimavet, “La tzedaká salva de la muerte”.114

Decimos en la tefilá: Zorea Tzedakot, Matzmiaj Yeshuot, “La persona que siembra favores (tzedaká) cosecha salvaciones”. Mientras más lana le cortes a un borrego, ésta le sale más rápido. Eso mismo ocurre con la tzedaká: mientras más demos, más recibiremos.

Dice la Guemará:115 “Dijo Rab Itzjak: Todo el que da una moneda a un pobre será bendecido con seis bendiciones; y el que lo alegra con palabras será bendecido con once bendiciones”. Explica el Tosafot que las seis bendiciones son para la persona que da tzedaká a un pobre, pero no lo alegra con palabras; y las once bendiciones son para la persona que no da tzedaká, pero sí alegra al pobre con palabras. Mas quien da tzedaká al pobre y lo alegra con palabras, es merecedor de diecisiete bendiciones.

Estas son las seis bendiciones para el que da tzedaká:

Su suerte brillará como los rayos del sol.Su salud brotará.La tzedaká que dio lo acompañará hasta el

Gan Eden.El honor de Hashem lo rodeará.Cuando invoque a Hashem, Él le contestará.Hashem hará su voluntad.Y las once bendiciones son:Cuando quien da tzedaká tenga problemas

en la vida, se iluminará una luz propia para sacarlo de ellos.

Cuando vea oscuridad en su vida, se iluminará una luz de salvación clara y brillante como la luz del día.

Hashem le conducirá por el camino del bien.Cuando haya hambre y/o sed en el mundo,

Hashem lo alimentará.Su cuerpo tendrá fuerza.Estará siempre satisfecho.Influirá en todo lo bueno, como si fuera la

fuente de las bendiciones.Debido a su mérito se construirá

Yerushaláim.Las bases que han caído en épocas

pasadas, él las reconstruirá.Por sus buenas acciones, hará murallas en

el mundo para impedir que el pecado entre en él.

Dirán sobre él y sus actos que está regresando la tranquilidad al mundo.

Es sabido que antes de la Amidá (en Vaibarej David) es bueno dar monedas de tzedaká116 a fin de que la tefilá sea recibida, pues la mitzvá de tzedaká ayuda a despertar misericordia en el Cielo. Esas monedas son como la gasolina para un automóvil.

Haz sentir bien a otrosEn el judaísmo se requieren baalé tzedaká,

es decir, gente a la que le guste dar tzedaká. Pero ésta no se hace únicamente con dinero; también con la boca podemos hacerla al dar

una palabra de aliento, un buen consejo, etcétera.

Cuando un prójimo nos cuenta algo que le parece una novedad, pero no lo es para nosotros, no le digamos: “Ya sabía”, “Eso ya es historia”, etc. Hagámosle sentir que ciertamente es una novedad para nosotros. Eso es hacer tzedaká con palabras.

Dijo David Hamélej: Ashré maskil el dal, “Bienaventurado quien ayuda con palabras al pobre”. El pobre no siempre es quien no tiene dinero, sino cualquier persona a la que le falta algo en la vida; puede ser alegría, tranquilidad, Shalom Bait (armonía en el hogar), etc. Cuando Hashem ve que te preocupas por los demás, Él se preocupa por ti.

Cada vez que veas a un yehudí en apuros, que te duela; y en ese momento debes pedir por él. En caso de que no se resuelva la situación, que te duela.

“La manera de dar vale más que lo que se da”

Antes del Holocausto, vivió un hombre muy rico que daba mucha tzedaká a toda persona que le pedía. Este hombre mandaba dinero mensualmente a una familia pobre en Israel. Pero no sólo enviaba el dinero, sino que aparte les mandaba una carta en la que les agradecía que recibieran su tzedaká. Pasó el tiempo y

este hombre murió en el Holocausto. El hijo de este hombre no tenía idea de las cuentas del padre, ni de sus negocios o papeles, etc., hasta que quedó totalmente pobre, pues no había pruebas de que él era el hijo o pariente cercano, y no podía reclamar nada en el banco.

Al terminar la guerra, el hijo fue a vivir a Israel y decidió visitar a la familia a la cual su padre mandaba tzedaká cada mes. Al llegar a la casa, lo recibieron muy bien y le platicaron que su padre no sólo les enviaba dinero, sino también una carta agradeciéndoles que recibieran la tzedaká. El hijo nunca supo de esas cartas y quiso ver una de ellas. Se la mostraron y en una de esas hojas estaba descrito un estado de cuenta del banco del padre.

Cuando el hijo lo vio, se asombró y pensó que con ese documento podía reclamar el dinero del padre. Fue al banco y, dicho y hecho, pudo reclamar 200,000 dólares que tenía su padre guardados en el banco.

Si analizamos esta historia, el hijo no se benefició por la tzedaká que daba su padre, sino por la manera en que la daba. Por lo que pudo reclamar el hijo ese dinero fue la carta que mandó su padre, no la tzedaká.

Aparte de la mitzvá de tzedaká, también existe la mitzvá de “cómo das tzedaká”.

“La manera de dar vale más que lo que se da.”

Debemos aprovechar la oportunidadEl Pueblo de Israel se caracteriza por ser

dadivoso, como dice la Guemará: “Los hijos del Pueblo de Israel son misericordiosos, vergonzosos y amantes del favor”.117

La palabra “hombre” en hebreo se dice: Adam, que significa “tierra”, ya que el hombre viene de ella.

El hombre puede decidir ser como tierra seca, que nunca da nada; o puede ser como un pedazo de tierra fértil, donde puede crecer un árbol gigante. Uno puede tomar la decisión de ser tierra seca o fértil.

Dijo Shelomó Hamélej: Jajam leb, ikaj mitzvot, “El inteligente debe tomar mitzvot”.

Preguntó Rab Aharón Kotler: “Debería decir: ‘El inteligente deberá hacer mitzvot’. La explicación es la siguiente: cuando haces una mitzvá, recibes mucho más de lo que haces”.

Cuando hagas algo, que no te importe cuánto vale, sino cuánto vas a recibir.

Que la persona no piense que es absurdo derrochar su dinero repartiéndolo entre los pobres, pues debe saber que el dinero que tiene no es suyo en realidad, sino un depósito

que tiene en su poder para hacer con él la voluntad de Quien lo ha entregado en sus manos (D-os) y Su voluntad es que lo reparta entre los pobres.

Además, es algo sabido y comprobado ampliamente que por la tzedaká que la persona da no disminuirá la cantidad de dinero que posee, sino al contrario, ella (la tzedaká) le incrementará riqueza y honor.

Así como a una persona que está a cargo de repartir cierta suma de dinero y lleva a cabo correctamente sus obligaciones se le encargarán mayores cantidades en el futuro, de la misma manera D-os se relaciona con el ser humano.

La Guemará118 cuenta acerca de Binyamín HaTzadik, que era tesorero de la kupá de tzedaká en una época de mucha sequía. Llegó una mujer que tenía siete hijos pidiendo sustento y el tzadik encargado de la kupá de la tzedaká llegó a jurarle que no quedaba nada para darle. La mujer, sin resignarse, le dijo que si no le daba algo ella y sus hijos morirían. Entonces Binyamín sacó de su propio bolsillo algo de dinero y lo dio a la mujer.

Pasado un tiempo, el tzadik enfermó gravemente. Agonizante, en los últimos momentos de su vida, los ángeles guardianes apelaron ante D-os diciéndole: “Tú dijiste que

quien revive a un hijo de Israel es como si salvara a un mundo entero,119 y este tzadik que revivió a esa mujer y sus siete hijos, ¿va a morir tan joven?”. Enseguida en los Cielos se anuló el decreto de muerte para el tzadik y se le agregaron 22 años de vida.

Los mejores lugares para dar tzedaká son donde se estudia Torá. Son muchos los beneficios que recibimos de ellos. Mucha berajá viene por ellos.

Nunca nadie ha empobrecido por dar tzedaká. Tampoco ningún mal ni daño son acarreados por dar tzedaká, como está escrito: “El producto de la tzedaká será la paz”.

El Rambam dice que hay ocho niveles de caridad, cada uno más elevado que el anterior.

Ayudar al prójimo yehudí, concediéndole un préstamo para que ponga un negocio o asociarlo en una empresa, o encontrarle un empleo a fin de que ya no necesite depender de otros (de este modo no sentirá que están dándole un donativo, sino un trabajo).

Dar al pobre sin saber a quién se da, y sin que el receptor sepa de quién la recibió. Esto es realizar una mitzvá exclusivamente por el honor de Hashem. Esto es como el fondo “anónimo” que había en el Bet HaMikdash. Allí los tzadikim daban en secreto, y los pobres se beneficiaban en secreto.

Cuando uno sabe a quién da caridad, pero el destinatario no conoce a su benefactor. Los grandes sabios solían salir en secreto y poner las monedas en la puerta de la casa de los pobres. Es digno y verdaderamente bueno hacer esto si los que se encargan de distribuir caridad no son confiables.

Cuando uno no sabe a quién da pero el pobre conoce a su benefactor. Los grandes sabios acostumbraban atar las monedas en sus ropas y las arrojaban hacia atrás, y los pobres se acercaban y recogían las monedas de sus ropas, de modo que no se avergonzaran.

Cuando uno da a la persona pobre directamente en la mano, pero antes de que la pida.

Cuando uno da a la persona pobre después de que haya pedido.

Cuando se da de forma inadecuada, pero de buen grado y con una sonrisa.

El nivel más bajo es cuando uno da de mala gana.

Aristóteles

Aristóteles y su alumno, Alejandro MagnoEn una carta sorprendente, documentada en

el libro Meam Loez, Aristóteles dice a su alumno, el famoso Alejandro Magno:120

No puedo alcanzar a alabar a D-os por el favor tan grande que hizo conmigo, que me sacó de la estupidez en que estuve sumergido toda mi vida, que es la filosofía y la explicación de la vida por medio de la filosofía, para decir que todo es natural. Hice muchos libros, tantos como la arena del mar.

En el crepúsculo de mi vida, tuve oportunidad de entrar en conversación con un sabio judío. No me llevó mucho tiempo darme cuenta de su gran sabiduría, y él me llevó a comprender cuán grande es la Torá que fue dada en el Monte Sinai. Tomé conciencia de lo necio que había sido, por no haberme dado cuenta de cómo D-os es capaz de manipular las leyes de la naturaleza…

Mi querido discípulo, Alejandro: si tuviera la posibilidad de reunir todos los libros que he escrito, los quemaría. Me avergonzaría mucho que alguno de ellos perdurara… Me doy cuenta de que he de recibir un castigo Divino por haber escrito libros tan engañosos…

Hijo mío, Alejandro, te escribo esta carta para decirte que la gran mayoría de mis teorías sobre la ley natural son falsas…

Siento que he salvado mi alma al admitir mi error. Espero que no se me considere culpable por el pasado, pues he actuado por ignorancia… Sé que tú me alabas y me dices que soy famoso en todo el mundo a causa de los libros que he escrito…

Aquellos que se consagran a la Torá obtendrán la vida eterna, mientras que quienes se dedican a leer mis libros obtendrán el sepulcro…

No te escribí antes porque temí que te enojaras conmigo y tal vez hasta me hicieras daño. Pero ahora he tomado la decisión de decirte la verdad. Sé que cuando recibas esta carta ya estaré muerto y enterrado, pues estoy consciente de que se acerca mi fin…

Me despido con saludos de paz, Alejandro de Macedonia, gran emperador y soberano.

Tu maestro, Aristóteles

Debemos darnos cuenta de la realidadVemos de estas palabras que incluso un

gran filósofo se dio cuenta de la verdad y dice que lo más importante es la Torá y el camino de D-os.

Imaginemos el poder y la fuerza que tenía Aristóteles, y la fama de que disfrutaba. ¿Qué dijo la gente sobre él después de esta carta?

Se cuenta de una persona de edad avanzada, con hijos, nietos y bisnietos, que crio a una familia muy alejada de la religión. Al final de su vida, comenzó a acercarse a la religión, al camino de la Torá. Pero no dijo nada a nadie.

Cuando le preguntaron por qué no enseñó a sus hijos el camino correcto y no hizo que se acercaran a la Torá, contestó: “Me daba pena decir a mis hijos que toda mi vida estuve equivocado. ¿Cómo puedo expresarles que he vivido decenas de años en el error?”.

“Nunca es tarde para cambiar”Nos dice la Mishná en Pirké Abot: “Dijo Rabí

Eliézer: Haz teshubá un día antes de tu muerte”.121

Explican los Jajamim que, dado que no sabemos qué día llegará nuestra muerte, debemos hacer teshubá todos los días.

La enseñanza que debemos llevarnos es: “Nunca es tarde para cambiar”.

Si un filósofo genti – no judío, como Aristóteles, con ideas raras en la cabeza, pudo cambiar tan radicalmente, con mayor razón

puede hacerlo un yehudí, cuya alma es pura y santa.

Hashem espera de nosotros que todos los días cambiemos.

Nuestras primeras palabras del día son: Modé aní lefaneja, melej jai vekayam, sheejezarta bi nishmatí bejemlá rabá emunateja, “Agradezco delante de Ti, Rey viviente, que devolviste a mí mi alma con piedad. Es muy grande tu fe”.

Sobre lo que decimos al final: “es muy grande tu fe”, podemos preguntar: ¿quién debe tener emuná, fe? ¿Nosotros en Hashem o Él en nosotros? Contestan los Jajamim algo hermoso: “Realmente nosotros somos los que debemos tener fe en Hashem; pero Hashem dice a cada uno de nosotros: Yo día con día tengo fe en que mejorarás cada instante, y por eso te devuelvo el alma una vez más. Confío en ti, en que mejorarás en tu servicio a Mí”.

“Nunca es tarde para cambiar…”

1 Midrash Kohélet Rabá 9:24.2 Eliyahu Rabá, Pérek 6.3 Debarim 30:20.4 Maséjet Peá, Pérek 1, Mishná 1.5 Aparece en el libro Orjot Yosher, hoja 9.6 Midrash Rabá 92.7 Kraina Deigarta 2:27.8 Or Hajaim, Debarim 26:11.9 Maséjet Shabat 31.10 Abodá Zará 17b.11 Tob Halebanón, mencionado en el libro Jobot Halebabot, Jélek 1, en la Introducción (pág. 47).12 Yeshayá 30:20.13 Pirké Abot 1:7.14 Tehilim 116:7-8.15 Tehilim 20:9.16 Bereshit 1:26.17 No se refiere a que Hashem pidió ayuda a los animales, ya que Hashem puede hacer todo solo, sino a que Hashem les pidió dar una parte de ellos mismos al hombre.18 Tiféret Israel, al final de Talmud Kidushín.19 Julín 91b.20 Guemará en Jaguigá 16.21 Jélek 5, Pérek 2.22 Bemidbar 12:3.23 Maharshá en Julín 71.24 Guemará en Shabat 105b.25 Rambam, en Halajot Deot.26 Midrash Kohélet Rabá 9:27.27 Mishlé 15:1.28 Metzudat David sobre Mishlé 15:1.29 Bené Binyamín.30 Guemará en Nedarim 50a.31 Kohélet 12:13.32 Vayikrá 19:32.33 Bereshit 24:1.34 Mishlé 17:5.35 Berajot 18a.36 Mishlé 17:5.37 Tur Shulján Aruj, simán 23, Saif 1; Mishná Berurá, simán 23, Saif Katán 1.38 Mishel Abot, Jélek 4, hoja 20.39 Iyob 19:26.40 Séder Hayom.41 Pirké Abot 1:2.42 Debarim 11:13.43 Maséjet Taanit 2a.44 Jobot Halebabot, Shaar Jeshbón Hanéfesh 3.45 Maséjet Babá Metziá 59a.46 Maséjet Rosh Hashaná.47 Ver el Tosafot en Maséjet Rosh Hashaná 16a.48 Berajot 6b.49Tehilim 20:8.50 Yeshayahu 41:14.51 Midrash Tanjumá, Beshalaj.52 Bereshit 48:22.53 Yearot Debash Derush 4, 7 Ab, pág. 119, Jélek 1.54 Nidá 31a.55 Tehilim 145:18.56 Tehilim 51:17.57 Shulján Aruj 95:1.

58 Shulján Aruj 93:2.59 Ver Shulján Aruj 98:1.60 Shearim Betefilá.61 Maséjet Berajot 32.62 Ver Shulján Aruj, simán 98; y Mishná Berurá.63 Berajot 35b.64 Tur, Shulján Aruj, Simán 46, Saif 3.65 Sobre la Guemará Berajot.66 Realmente son 98, pero debemos sumar Kol Joli y Kol Maká. El total es 100.67 Pelé Yoetz, Berajot.68 Shemot 20:21.69 En la introducción del libro Mitzvat Hamea, Berajot Keiljetá.70 Séder Hayom.71 Maséjet Berajot 47. 72 Maséjet Shabat 119.73 Maséjet Shabat 119.74 Tefilat Janá, pág. 16.75 Leshijnó Tidreshú.76 Shaar Rúaj Hakódesh 9b.77 Piské Teshubot, simán 202, Saif 1.78 En la introducción del libro Nefesh Hajaim.79 Dice la Torá que debemos asemejarnos a Hashem y seguir sus caminos; por ejemplo, así como Él es misericordioso debemos serlo nosotros. Esta mitzvá se conoce como Vehalajtá Bidrajav.80 Mijá 6:8.81 Mishná en Peá 1:1.82 Maséjet Sanhedrín 98b.83 Mishlé 16:6.84 Shir Hashirim 1:6.85 Maséjet Yebamot 62:2. 86 Bereshit 1:26.87 Bené Binyamín.88 Mishlé 15:27.89 Debarim 28:9.90 Guemará en Sotá 14.91 Tehilim 23:6.92 Shaaré Kedushá 2:2.93 Makot 24a.94 Tehilim 119:162.95 Maséjet Ketubot 8a.96 Maséjet Ketubot 8a. Ver Rabenu Bajyé, Bereshit 2:18.97 Maséjet Julín 141a.98 Maséjet Ukatzin 3:12.99 Maséjet Berajot 6b.100 Maséjet Berajot 6b.101 Maséjet Berajot 6b.102 Maséjet Babá Metziá 59a.103 Dice la Guemará que los portones de la tefilá se cerraron (no quiere decir que no se escuchen nuestras tefilot, sino que debemos rezar con tanta fuerza que logremos abrir esos portones. Así lo explica el Meiri), pero los portones de las lágrimas siguen abiertos.104 Mishlé 15:1.105 Taná d'bé Eliyahu Rabá 18.106 Maséjet Pesajim 94b y Masejet Jaguigá 13a.107 Maséjet Sanedrin 7a.108 Maséjet Babá Metziá 59a.109 Mishlé 21:21.110 Maséjet Babá Batrá 9b.111 Maséjet Babá Batrá 9b.112 Arbá Turim, simán 247.113 Maséjet Babá Batrá 10a.

114 Mishlé 10:2.115 Maséjet Babá Batrá 9b.116 Ver Shulján Aruj 92:10.117 Maséjet Yebamot 79a.118 Maséjet Babá Batrá 7a.119 Maséjet Sanhedrín 37a.120 Meam Loez, Perashat Itró, pág. 512.121 Pirké Abot 2:10.