Fabulosos poemas

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Fabulosos poemas

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Conte realitzat per l’alumnat de 3r d’ESO del col·legi Maria Auxiliadora d’Algemesí.

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Fabulosos poemas

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Col·legi Maria Auxiliadora

23 d’abril de 2013, alumnat de 3r d’ESO

Algemesí

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Aquest llibre és el resultat de l’esforç i el treball de l’alumnat de 3r d’ESO de l’escola Maria Auxiliadora d’Algemesí. Tots els poemes, estructurats en estrofes que recorden els sonets del Realisme, són creacions dels i les estudiants, inspirats en les faules d’Esopo, baix la coordinació del professor de l’àrea de llengua castellana.

La reproducció i/o distribució d’aquesta obra pot fer més conegut el treball d’aquest grup de joves, que ha prestat la seua creativitat a les ensenyances i moralitats de les faules viscudes pel lleó, la guineu i l’àguila.

Gaudiu-ne.

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Un león y… pág. 4

…un ratón (Álvaro Rodríguez)

…un toro precavido (Ana Mª Adam Liberos)

…una liebre (Sheila Romero)

…un mosquito chulo (Júlia M. Roig Oltra)

…un asno y una zorra (Melani Viguin Barres)

…otro ratón y otra zorra (Àngela García)

Una zorra y… pág. 18 …las uvas (Ferran Tortosa)

…un leñador (Darío Reina)

…un perro guardián (Adrià Maravilla)

…un oso y un león (Josep Esteve)

…un chivo en un pozo (Guillem Antich)

…un mono aristócrata (Alberto Rojas)

…otra que comió mucho (Ricardo Botella Ferragud)

Un águila y… pág. 35 …una tortuga (Guillem Vila)

…unos gallos (Alberto Girbés)

…un cuervo y un pastor (Carla Climent)

…una zorra (Maria Ferragud)

…otra zorra (Maria Braco)

…un escarabajo (Jordi Ferrís)

…un labrador (Montse Llinares)

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Un león y…

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Dormía tranquilamente un león, cuando un ratón empezó a juguetear encima de su cuerpo. Despertó el león y rápidamente atrapó al ratón; y a punto de ser devorado, le pidió éste que le perdonara, prometiéndole pagarle cumplidamente llegado el momento oportuno. El león echó a reir y lo dejó marchar.

Pocos días después unos cazadores apresaron al rey de la selva y le ataron con una cuerda a un frondoso árbol. Pasó por ahí el ratoncillo, quien al oir los lamentos del león, corrió al lugar y royó la cuerda, dejándolo libre.

– Días atrás –le dijo–, te burlaste de mí pensando que nada podría hacer por tí en agradecimiento. Ahora es bueno que sepas que los pequeños ratones somos agradecidos y cumplidos.

Nunca desprecies las promesas de los pequeños honestos. Cuando llegue el momento las cumplirán.

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Un león y…

…un ratón Un gran león de enorme melena bajo la sombra tranquilo dormía ya que no sabía lo que venia, un ratón en su melena morena. Se le enredó el ratón en su melena, el ratoncito jugando estaría, el león de un zarpazo le cogía mientras el ratoncito con pena le decía al león bien convencido: -Si me liberas te lo recompenso devolviéndote este favor lindo. El león rió, pero preso quedó; el ratón libero al león preso y como amigos al final de todo.

Álvaro Rodríguez

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Pensando el león como capturar un toro muy corpulento, decidió utilizar la astucia. Le dijo al toro que había sacrificado un carnero y que lo invitaba a compartirlo. Su plan era atacarlo cuando se hubiera echado junto a la mesa.

LLegó al sitio el toro, pero viendo sólo grandes fuentes y asadores, y ni asomo de carnero, se largó sin decir una palabra.

Le reclamó el león que por qué se marchaba así, pues nada le había hecho.

– Sí que hay motivo –respondió el toro–, pues todos los preparativos que has hecho no son para el cuerpo de un carnero, sino para el de un toro.

Observa y analiza siempre con cuidado tu alrededor, y así estarás mejor protegido de los peligros.

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Un león y…

…un toro precavido Había una vez un astuto león que quería devorar a un toro, pero como siempre era un dominguero se quedaba desganado el león.

Un día pensó como un meón, de traerse a su casa al pobre toro para engañarle al pobre mamífero y comerlo desde un torreón.

Cuando el toro llegaba a su casa se dio cuenta de lo que le esperaba y se fue dejando al león sin salsa.

Todo no es lo que se esperaba, el desconocido te pone presa, nunca confíes en quien te alaba.

Ana Mª Adam Liberos

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Sorprendió un león a una liebre que dormía tranquilamente. Pero cuando estaba a punto de devorarla, vio pasar a un ciervo. Dejó entonces a la liebre por perseguir al ciervo.

Despertó la liebre ante los ruidos de la persecución, y no esperando más, emprendió su huída.

Mientras tanto el león, que no pudo dar alcance al ciervo, ya cansado, regresó a tomar la liebre y se encontró con que también había buscado su camino a salvo.

Entonces se dijo el león:

– Bien me lo merezco, pues teniendo ya una presa en mis manos, la dejé para ir tras la esperanza de obtener una mayor.

Si tienes en tus manos un pequeño beneficio, cuando busques uno mayor, no abandones el pequeño que ya tienes, hasta tanto no tengas realmente en tus manos el mayor.

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Un león y…

…una liebre Érase una vez un hambriento león dispuesto a cazar una pequeña liebre. Al ver un ciervo, la dejó libre y se volvió por él con emoción. La nueva presa se fue con alteración y después dejó al león con hambre porque no pudo cogerlo; pobre, el león, ¡qué gran decepción! Él volvió, y no su animal enano, así pues él se quedó pagando por abandonar lo seguro. Más vale un pájaro en mano que unos cientos volando, y ninguno más en un futuro.

Sheila Romero

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Un mosquito se acercó a un león y le dijo:

– No te temo, y además, no eres más fuerte que yo. Si crees lo contrario, demuéstramelo. ¿ Que arañas con tus garras y muerdes con tus dientes ? ¡Eso también lo hace una mujer defendiéndose de un ladrón! Yo soy más fuerte que tú, y si quieres, ahora mismo te desafío a combate.

Y haciendo sonar su zumbido, cayó el mosquito sobre el león, picándole repetidamente alrededor de la nariz, donde no tiene pelo.

El león empezó a arañarse con sus propias garras, hasta que renunció al combate. El mosquito victorioso hizo sonar de nuevo su zumbido; y sin darse cuenta, de tanta alegría, fue a enredarse en una tela de araña.

Al tiempo que era devorado por la araña, se lamentaba de que él, que luchaba contra los más poderosos venciéndolos, fuese a perecer a manos de un insignificante animal, la araña.

No importa que tan grandes sean los éxitos en tu vida, cuida siempre que la dicha por haber obtenido uno de ellos, no lo arruine todo.

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Un león y…

…un mosquito chulo Un soleado, caluroso y claro día paseaba un mosquito con su largo aguijón y, sin más, decidió plantarle cara al león sin pensar que el señor a un bicho aplastaría. “Vamos, hagamos un combate” le decía. Se abalanzó sobre la nariz del grandullón haciéndole al león heridas a mogollón. Y al fin se fue volando después de un gran día. Mucha felicidad el mosquito tenía e iba volando más rápido que un camión, cuando enseguida, con algo, se dio un tropezón: era una telaraña, cuya ama dormía. La paciente araña, que con hambre vivía, al oír esto se levantó de un sopetón para ver que era el ruido en esa ocasión, y al verlo ahí pensó que nada esperaría. Este insignificante mosquito decía que era el más fuerte por vencer a un gran león. Pero es que no sabía que no era el vencedor: una insignificante araña lo vencía.

Júlia M. Roig Oltra

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El león, la zorra y el asno se asociaron para ir de caza.

Cuando ya tuvieron bastante, dijo el león al asno que repartiera entre los tres el botín. Hizo el asno tres partes iguales y le pidió al león que escogiera la suya. Indignado por haber hecho las tres partes iguales, saltó sobre él y lo devoró.

Entonces pidió a la zorra que fuera ella quien repartiera.

La zorra hizo un montón de casi todo, dejando en el otro grupo sólo unas piltrafas. Llamó al león para que escogiera de nuevo.

Al ver aquello, le preguntó el león que quien le había enseñado a repartir tan bien.

– ¡Pues el asno, señor!

Siempre es bueno no despreciar el error ajeno y más bien aprender de él.

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Un león y…

…un asno y una zorra Un león, un asno y una zorra fueron juntos de caza. El asno hizo las reparticiones de las presas pero, por su igualdad, sólo se llevaron sorpresas: al león no le pareció bien y lo mató con su bocaza. El león manda a la zorra volver a hacerlas y la amordaza; ella pone en el montón del león lo que le interesa y en el de ella misma las malas presas. Esta vez quedó el león contento como una tenaza.

El león le preguntó a la zorra por los repartos. Ella puso de ejemplo lo que le pasó al asno y corrió con el rabo entre las piernas y sus despojos. “Los errores del pobre asno sirvieron para los nuevos repartos y la zorra no cometer más fallos.”

Melani Viguin Barres

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Dormía tranquilamente un león, cuando un ratoncillo se puso a correr sobre su cuerpo.

Se despertó el león, y se movió en todas direcciones buscando a ver quien era el intruso que le molestaba.

Lo observaba una zorra, y le criticó por creer que tenía miedo de un simple ratoncillo, siendo él todo un señor león.

– No es miedo del ratoncillo –dijo el león–, sino que me sorprendió que hubiera un animal que tuviera el valor de pisotear el cuerpo de un león dormido.

Nunca dejes de cuidarte ni aún de las más pequeñas cosas, por ínfimas que sean.

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Un león y…

…otro ratón y otra zorra Tranquilamente dormía el león, el rey de la selva, un depredador. Cuando un ratoncillo despertó al gobernador, que, travieso, no teme al dormilón. Una zorra desafió al mandón, criticándole por cobarde, acusándolo de traidor, porque temía a un pequeño roedor. ¡Qué zorra tan atrevida, menuda situación! El león ignoró su absurdo comentario, se quitó al ratón de encima y decidió seguir con su horario. Haz como el león y no te creas tan listo, que no necesites estar alerta de las cosas más pequeñas que nunca has visto.

Àngela García

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Una zorra y…

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Estaba una zorra con mucha hambre, y al ver colgando de una parra unos deliciosos racimos de uvas, quiso atraparlos con su boca.

Mas no pudiendo alcanzarlos, se alejó diciéndose:

– ¡Ni me agradan, están tan verdes...!

Nunca traslades la culpa a los demás de lo que no eres capaz de alcanzar.

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Una zorra y…

…las uvas Se paseaba una zorra por unos terrenos que estaban llenos de árboles frutales y parras cargadas de racimos muy buenos de uvas de moscatel maduras y de aspecto delicioso, que eran vitales. Una de las parras estaba llena de racimos enormes y eternos que eran apetitosísimos; y la zorra a la que se le hacía la boca agua

nada más verlos, se puso a dar vueltas debajo de ellos como unos serenos y a saltar cada vez más alto para alcanzarlos a uno de los racimos más brillantes. Los primeros saltos fueron de entrenamiento. Comenzó a dar botes, después saltó como lento desde varios ángulos y también tomando carrerilla. Lo intentó durante mucho tiempo y no podía ni acercar sus patillas. No llegaba a una sola uva del racimo, menos aún la boca, la lengua o los dientes, como los que como. Cansada del esfuerzo, pero manteniendo la soberbia que caracteriza a quienes lo consiguen, todo lo que quieren de

manera seria. Inició la retirada enfadada, con la cabeza bien alta y exclamó

para quien quisiera oírla: – ¡Bah, qué tontería! ¡Esas uvas no me gustan en absoluto! ¡Son pequeñas, sucias, indigestas y además... están verdes y son en bruto! Y, altiva, se retiró del lugar.

Ferran Tortosa

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Una zorra estaba siendo perseguida por unos cazadores cuando llegó al sitio de un leñador y le suplicó que la escondiera. El hombre le aconsejó que ingresara a su cabaña.

Casi de inmediato llegaron los cazadores, y le preguntaron al leñador si había visto a la zorra.

El leñador, con la voz les dijo que no, pero con su mano disimuladamente señalaba la cabaña donde se había escondido.

Los cazadores no comprendieron la señas de la mano y se confiaron únicamente en lo dicho con la palabra.

La zorra al verlos marcharse, salió sin decir nada.

Le reprochó el leñador por qué a pesar de haberla salvado, no le daba las gracias, a lo que la zorra respondió:

–Te hubiera dado las gracias si tus manos y tu boca hubieran dicho lo mismo.

No niegues con tus actos, lo que pregonas con tus palabras.

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Una zorra y…

…un leñador La zorra por el bosque corría e intentaba esconderse, y los cazadores trataban de meterse donde ella se escondía. Al leñador, el cazador preguntó dónde la zorra se escondía y este con simpatía le indicó con inútiles gestos, pues el cazador no entendió lo que el leñador hacía, y gracias a esta tontería, el cazador la perdió. Después la zorra salió y el leñador le pidió las gracias pero la zorra contestó que no eran merecidas.

Darío Reina

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Penetró una zorra en un rebaño de corderos, y arrimando a su pecho a un pequeño corderillo, fingió acariciarle.

Llegó un perro de los que cuidaban el rebaño y le preguntó:

– ¿Qué estás haciendo ?

– Le acaricio y juego con él –contestó con cara de inocencia.

– ¡Pues suéltalo enseguida, si no quieres conocer mis mejores caricias!

Al impreparado lo delatan sus actos. Estudia y aprende con gusto y tendrás éxito en tu vida.

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Una zorra y…

…un perro guardián En un prado en la montaña había muchos corderos que caminaban por desfiladeros con su perro pastor, que les acompaña. Una zorra se acercó a un corderito y fingió ser su madre para comérselo, pero, cuando casi lo tenía, un perro vino para impedirlo porque se dio cuenta de la prueba del delito. Esta huyó corriendo para no tener problemas, y para ello usó las piernas; y el pobre cordero siguió comiendo

Adrià Maravilla

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Habiendo encontrado un león y un oso al mismo tiempo a un cervatillo, se retaron en combate a ver cual de los dos se quedaba con la presa.

Una zorra que por allí pasaba, viéndolos extenuados por la lucha y con el cervatillo al medio, se apoderó de éste y corrió pasando tranquilamente entre ellos.

Y tanto el oso como el león, agotados y sin fuerzas para levantarse, murmuraron:

– ¡Desdichados nosotros! ¡Tanto esfuerzo y tanta lucha hicimos para que todo quedara para la zorra!

Por empeñarnos en no querer compartir, podemos perderlo todo.

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Una zorra y…

…un oso y un león Acababa de morirse un cervatillo. Un oso y un león vieron la presa y se lanzaron los dos a por ella, se enzarzaron en una pelea con un martillo. El cervatillo estaba cerca de los luchadores. Pasaba por allí una zorra y vio la pelea. Se aprovechó y cogió la presa y disfrutó de una comida con los leñadores. El oso y el león reflexionaron sobre los hechos, se disculparon por haberse peleado y se arrepintieron de no haberlo compartido y, por culpa de eso, los dos quedaron hambrientos.

Josep Esteve

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Cayó una zorra en un profundo pozo, viéndose obligada a quedar adentro por no poder alcanzar la orilla.

Llegó más tarde al mismo pozo un chivo sediento, y viendo a la zorra le preguntó si el agua era buena. Ella, ocultando su verdadero problema, se deshizo en elogios para el agua, afirmando que era excelente, e invitó al chivo a descender y probarla donde ella estaba.

Sin más pensarlo saltó el chivo al pozo, y después de saciar su sed, le preguntó a la zorra cómo harían para salir allí. Dijo entonces la zorra:

– Hay un modo, que sin duda es nuestra mutua salvación. Apoya tus patas delanteras contra la pared y alza bien arriba tus cuernos; luego yo subiré por tu cuerpo y una vez afuera, tiraré de tí.

Le creyó el chivo y así lo hizo con buen gusto, y la zorra trepando hábilmente por la espalda y los cuernos de su compañero, alcanzó a salir del pozo, alejándose de la orilla al instante, sin cumplir con lo prometido.

Cuando el chivo le reclamó la violación de su convenio, se volvió la zorra y le dijo:

– ¡Oye socio, si tuvieras tanta inteligencia como pelos en tu barba, no hubieras bajado sin pensar antes en cómo salir después!

Antes de comprometerte en algo, piensa primero si podrías salir de aquello, sin tomar en cuenta lo que te ofrezcan tus vecinos.

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Una zorra y…

…un chivo en un pozo Una zorra campesina fue a beber a un viejo pozo y tentada por el gozo quedó en él, la pobrecita. Como salir no podía, ayuda pidió a un chivo, que, como magnífico divo, ayudó a la que moría. Y ved que la maldita zorra, aprovechándose del cabritillo, salió del pozo muy rauda. No te fíes de alguien pillo que te miente con la boca, pues serás tú el pobre chivo.

Guillem Antich

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Viajaban por esta tierra juntos una zorra y un mono, disputando a la vez cada uno sobre su nobleza.

Mientras cada cual detallaba ampliamente sus títulos, llegaron a cierto lugar. Volvió el mono su mirada hacia un cementerio y rompió a llorar. Preguntó la zorra que le ocurría, y el mono, mostrándole unas tumbas le dijo:

– ¡Oh, cómo no voy a llorar cuando veo las lápidas funerarias de esos grandes héroes, mis antepasados!

– ¡Puedes mentir cuanto quieras –contestó la zorra–; pues ninguno de ellos se levantará para contradecirte!

Sé siempre honesto en tu vida. Nunca sabrás si el vecino que te escucha sabe la verdad y corroborará o desmentirá tus palabras.

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Una zorra y…

…un mono aristócrata Viajaban por este mundo una zorra y un mono, que hablaban de su grado de nobleza. Los dos alardeaban y presumían con gran destreza y su camino seguían sin abandono. Cada uno detallaba las hazañas de sus antepasados. En un cementerio se detuvieron de repente y al mono de sus antepasados recuerdos le llegaron a la mente. El mono empezó a dar saltos nerviosos y exagerados. No pudo controlar las lágrimas al ver aquellas tumbas. A la zorra le dijo que antepasados suyos eran, mas ella no se creyó que dijera la verdad. Siempre se darán cuenta de nuestras mentiras: vale la pena decir la verdad porque al final se enterarán. No por decir muchas mentiras se consigue la verdad.

Alberto Rojas

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Una zorra hambrienta encontró en el tronco de una encina unos pedazos de carne y de pan que unos pastores habían dejado escondidos en una cavidad. Y entrando en dicha cavidad, se los comió todos.

Pero tanto comió y se le agrandó tanto el vientre que no pudo salir. Empezó a gemir y a lamentarse del problema en que había caído.

Por casualidad pasó por allí otra zorra, y oyendo sus quejidos se le acercó y le preguntó que le ocurría. Cuando se enteró de lo acaecido, le dijo:

– ¡Pues quédate tranquila hermana hasta que vuelvas a tener la forma en que estabas, entonces de seguro podrás salir fácilmente sin problema!

Con paciencia se resuelven muchas dificultades.

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Una zorra y…

…otra que comió mucho Iba una zorra por el campo en busca de comida porque no había comido desde hacía muchos días. Tenía un hambre atroz y no encontraba nada para remediarla, cuando buscando por un tronco encontró algo de comida. A la zorra no le costó pasar por la grieta del árbol, y una vez dentro, inició su banquete. Comió hasta que quedó satisfecha de placer, pero había comido tanto que no podía salir de la grieta del árbol. Probó todas las maneras de salir, pero no pasaba por el agujero entonces se impacientó y empezó a gritar. Otra zorra la oyó y preguntó qué le ocurría. Cuando el animal se enteró de la historia, su amiga le dijo que estuviese tranquila, que quien todo lo quiere, todo lo pierde.

Ricardo Botella Ferragud

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Un águila y…

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Una tortuga que se recreaba al sol, se quejaba a las aves marinas de su triste destino, y de que nadie le había querido enseñar a volar.

Un águila que paseaba a la deriva por ahí, oyó su lamento y le preguntó con qué le pagaba si ella la alzaba y la llevaba por los aires.

- Te daré –dijo– todas las riquezas del Mar Rojo.

- Entonces te enseñaré al volar –replicó el águila.

Y tomándola por los pies la llevó casi hasta las nubes, y soltándola de pronto, la dejó ir, cayendo la pobre tortuga en una soberbia montaña, haciéndose añicos su coraza. Al verse moribunda, la tortuga exclamó:

- Renegué de mi suerte natural. ¿Qué tengo yo que ver con vientos y nubes, cuando con dificultad apenas me muevo sobre la tierra?

Si fácilmente adquiriéramos todo lo que deseamos, fácilmente llegaríamos a la desgracia.

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Un águila y…

…una tortuga Un día caluroso tomando el sol una tortuga estuvo; aves marinas volaban, revoloteaban y por el agua y la arena caminaban. La tortuga todo el tiempo rumiando anduvo. ¡Qué triste destino tuvo! Encantada de su vida estaba, pero ahora ya no le contentaba y volar destino era suyo. Un águila volar le dijo y la consecuencia fue un caparazón roto y débil. La tortuga volar tenía prohibido. Y aprendió que no todo esta al alcance y que podemos disfrutar de maneras mil.

Guillem Vila

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Dos gallos reñían por la preferencia de las gallinas; y al fin uno puso en fuga al otro.

Resignadamente se retiró el vencido a un matorral, ocultándose allí. En cambio el vencedor orgulloso se subió a una tapia alta dándose a cantar con gran estruendo.

Mas no tardó un águila en caerle y raptarlo. Desde entonces el gallo que había perdido la riña se quedo con todo el gallinero.

A quien hace alarde de sus propios éxitos, no tarda en aparecerle quien se los arrebate.

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Un águila y…

…unos gallos Dos gallos grandes con el plumaje bello, uno rojizo y otro negro, estaban, y peleaban y peleaban y no paraban, y ganó el negro gallo. El gallo negro victoria cantó, se despistó, y el águila lo atrapó, y con sus garras lo cogió. Y el águila les confirmó y avisó de que iba a ser el rey del pueblo y la historia se acabó.

Alberto Girbés

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Lanzándose desde una cima, un águila arrebató a un corderito.

La vio un cuervo y tratando de imitar al águila, se lanzó sobre un carnero, pero con tan mal conocimiento en el arte que sus garras se enredaron en la lana, y batiendo al máximo sus alas no logró soltarse.

Viendo el pastor lo que sucedía, cogió al cuervo, y cortando las puntas de sus alas, se lo llevó a sus niños.

Le preguntaron sus hijos acerca de que clase de ave era aquella, y les dijo:

- Para mí, sólo es un cuervo; pero él, se cree águila.

Pon tu esfuerzo y dedicación en lo que realmente estás preparado, no en lo que no te corresponde.

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Un águila y…

…un cuervo y un pastor Una tarde llena de sol, pastando están las ovejas con su pobre y viejo pastor, y un águila se lanzó sobre un cordero y lo arrebató. Un cuervo que la vio quiso hacer lo mismo, y se lanzó. Sus patas se enredaron y en el carnero se quedó. El pastor lo agarró y las puntas de sus alas le cortó. A sus tres hijas se lo dio y estas, mientras jugaban, le preguntaron: Papá, ¿qué clase de ave es ésta?

Para mí, sólo es un cuervo, pero creo que él piensa que es un águila. Cuando creemos que somos los mejores, nos equivocamos. El cuervo se creía que era mucho más fuerte de lo que era.

Carla Climent

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Un águila y una zorra que eran muy amigas decidieron vivir juntas con la idea de que eso reforzaría su amistad. Entonces el águila escogió un árbol muy elevado para poner allí sus huevos, mientras que la zorra soltó a sus hijos bajo unas zarzas sobre la tierra al pie del mismo árbol.

Un día que la zorra salió a buscar su comida, el águila, que estaba hambrienta cayó sobre las zarzas, se llevó a los zorruelos, y entonces ella y sus crías se regozijaron con un banquete.

Regresó la zorra y más le dolió el no poder vengarse, que saber de la muerte de sus pequeños; ¿ Cómo podría ella, siendo un animal terrestre, sin poder volar, perseguir a uno que vuela ? Tuvo que conformarse con el usual consuelo de los débiles e impotentes: maldecir desde lejos a su ahora enemiga.

Mas no pasó mucho tiempo para que el águila recibiera el pago de su traición contra la amistad. Se encontraban en el campo unos pastores sacrificando una cabra; cayó el águila sobre ella y se llevó una víscera que aún conservaba fuego, colocándola en su nido. Vino un fuerte viento y transmitió el fuego a las pajas, ardiendo también sus pequeños aguiluchos, que por pequeños aún no sabían volar, los cuales se vinieron al suelo. Corrió entonces la zorra, y tranquilamente devoró a todos los aguiluchos ante los ojos de su enemiga.

Nunca traiciones la amistad sincera, pues si lo hicieras, tarde o temprano del cielo llegará el castigo.

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Un águila y…

…una zorra El águila y la zorra decidieron que ya hijos iban a tener, y para su amistad no perder, a la sombra de un árbol se pusieron. Cuando la zorra fue a cazar el águila hambrienta vio el amanecer, y a los hijos de su amiga decidió comer para no tener que volar. La venganza de la zorra pronto llegó, cuando el nido del águila quedó en llamas y los hijitos del pájaro cayeron como un rayo. La zorra uno a uno los devoró ya no volvieron a ser amigas, pues los amigos de verdad no se hacen daño.

Maria Ferragud

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Cierto día un hombre capturó a un águila, le cortó sus alas y la soltó en el corral junto con todas sus gallinas. Apenada, el águila, quien fuera poderosa, bajaba la cabeza y pasaba sin comer: se sentía como una reina encarcelada.

Pasó otro hombre que la vio, le gustó y decidió comprarla. Le arrancó las plumas cortadas y se las hizo crecer de nuevo. Repuesta el águila de sus alas, alzó vuelo, apresó a una liebre para llevársela en agradecimiento a su liberador.

La vio una zorra y maliciosamente la mal aconsejaba diciéndole:

–No le lleves la liebre al que te liberó, sino al que te capturó; pues el que te liberó ya es bueno sin más estímulo. Procura más bien ablandar al otro, no vaya a atraparte de nuevo y te arranque completamente las alas.-

Siempre corresponde generosamente con tus bienhechores, y por prudencia mantente alejado de los malvados que insinúan hacer lo incorrecto.

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Un águila y…

…otra zorra Esta es la historia de una reina encarcelada. Sin las puntas de las alas vivía, no sabéis cuánto sufría. ¡Oh, pobre águila maltratada! Buen hombre aquel que la compró. Con nuevas y hermosas alas volaba con muchas ganas, y, para su salvador, una liebre cazó. Se encontró una zorra con gran malicia, ella sus intenciones oyó y rechazó, pues creía que la merecía su cautivador. Pero el águila lo refutó con pericia, y con sabiduría decidió ser agradecida con su bienhechor. Como el águila, sé amable con aquellos que bien te hayan tratado. Un buen amigo honrado, nunca te aconsejaría de forma poco aceptable.

Maria Braco

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Estaba una liebre siendo perseguida por un águila, y viéndose perdida pidió ayuda a un escarabajo, suplicándole que le salvara.

Le pidió el escarabajo al águila que perdonara a su amiga. Pero el águila, despreciando la insignificancia del escarabajo, devoró a la liebre en su presencia.

Desde entonces, buscando vengarse, el escarabajo observaba los lugares donde el águila ponía sus huevos, y haciéndolos rodar, los tiraba a tierra. Viéndose el águila echada del lugar a donde quiera que fuera, recurrió a Zeus pidiéndole un lugar seguro para depositar sus futuros pequeñuelos.

Le ofreció Zeus colocarlos en su regazo, pero el escarabajo, viendo la táctica escapatoria, hizo una bolita de barro, voló y la dejó caer sobre el regazo de Zeus. Se levantó entonces Zeus para sacudirse aquella suciedad, y tiró por tierra los huevos sin darse cuenta. Por eso desde entonces, las águilas no ponen huevos en la época en que salen a volar los escarabajos.

Nunca desprecies lo que parece insignificante, pues no hay ser tan débil que no pueda alcanzarte.

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Un águila y…

…un escarabajo La liebre corría desesperada, pues una águila por detrás la seguía. Vio un escarabajo que se dormía y ayuda le pidió muy alterada. El bicho al águila enfadada que no matase a la liebre que corría, pero el ave ni caso le hacía y la veloz liebre fue devorada. En venganza, se rompían sus huevos y el águila a Zeus ayuda rogó, pero el escarabajo engañó al gran dios y los huevos se cayeron desechos. Si el águila el consejo no escuchó escúchalo tú o ve diciendo adiós.

Jordi Ferrís

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Encontró un labrador un águila presa en su cepo, y, seducido por su belleza, la soltó y le dio la libertad. El águila, que no fue ingrata con su bienhechor, viéndole sentado al pie de un muro que amenazaba derrumbarse, voló hasta él y le arrebató con sus garras la cinta con que se ceñía su cabeza.

Alzóse el hombre para perseguirla. El águila dejó caer la cinta; la tomó el labriego, y al volver sobre sus pasos halló desplomado el muro en el lugar donde antes estaba sentado, quedando muy sorprendido y agradecido de haber sido pagado así por el águila.

Siempre debemos ser agradecidos con nuestros bienhechores y agradecer un favor con otro.

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Un águila y…

…un labrador Un día un labrador trabajaba cuando vio a un águila atrapada. Era tan hermosa como un hada y pensó que en libertad la dejaba. Junto a un muro el labrador descansaba cuando el águila lo vio y, espabilada, el sombrero le quitó de forma rauda, porque vio que el muro se derrumbaba. Despertó sobresaltado y alertado y, tal que así, se puso tras ella a correr para poder su sombrero recoger. Quedó pues aquel muro derrumbado. Dándose cuenta de lo que hizo por él, vio que así era su forma de agradecer.

Montse Llinares

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