Fallos y Doctrina Sobre Demarcacion y Cerramiento

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Suprema, 3545-2014. La acción de demarcación y cerramiento no puede versar sobre discusión sobre cabida de los predios vecinos Santiago, cuatro de noviembre de dos mil catorce. Vistos: En autos C-81-2010 del Primer Juzgado Civil de Talagante, doña Ana Isolina Cea Rojas deduce demanda en juicio sumario de demarcación y cerramiento, en contra de doña María del Carmen Orellana Sánchez, de don Ricardo Brieva Bello, de don Albert Ramón Hafelin Lozano, de doña María Matilde Canto Henríquez, de don Omar Hernández Contreras, de don Hugo González Martínez y de don Jaime Gutiérrez Parrao, a fin que se condene a los demandados o a quienes en su nombre se encuentren, a desocupar la parte del bien raíz de propiedad de la actora, que actualmente se encuentren ocupando; que se fije el correcto límite entre la propiedad de los demandados y la suya, conforme lo señalan los correspondientes certificados de inscripción y dominio vigente; que se condene a los demandados a la destrucción de los cierres que le afectan y a la realización del cierre que corresponde y a la construcción de una pared de concreto, que se ajuste a los deslindes que fije el tribunal y, por último, que se la indemnice respecto de la destrucción de los deslindes levantados por su parte y destruidos por la contraria. En la audiencia de estilo, el demandado Albert Ramón Hafelin Lozano, contesta por escrito y solicita el rechazo de la acción deducida en su contra, alegando, en primer lugar, que es propietario colindante con la actora y que construyó los deslindes de predio en el momento de su adquisición –muchos años atrás- ciñéndose a los títulos, de modo que niega la ocupación de parte alguna del inmueble de la demandante, la que, por lo demás, no precisa los metros cuadrados que cada demandado le habría ocupado. En segundo lugar, sostiene la improcedencia de la acción de demarcación y cerramiento, ya que dicha acción es dable de ejercicio en el evento que no se encuentren construidos los cierres, cuyo no es el caso, como lo admite la propia actora, quien entabla, en fin, una acción reivindicatoria. En igual oportunidad procesal, los demandados señores Hernández y Gutiérrez, señora Canto y señor González, respondiendo por

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algunas sentencias de la CS sobre demarcacion y cerramiento. chile

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Suprema, 3545-2014. La acción de demarcación y cerramiento no puede versar sobre discusión sobre cabida de los predios vecinos

Santiago, cuatro de noviembre de dos mil catorce. Vistos:En autos C-81-2010 del Primer Juzgado Civil de Talagante, doña Ana Isolina Cea Rojas deduce demanda en juicio sumario de demarcación y cerramiento, en contra de doña María del Carmen Orellana Sánchez, de don Ricardo Brieva Bello, de don Albert Ramón Hafelin Lozano, de doña María Matilde Canto Henríquez, de don Omar Hernández Contreras, de don Hugo González Martínez y de don Jaime Gutiérrez Parrao, a fin que se condene a los demandados o a quienes en su nombre se encuentren, a desocupar la parte del bien raíz de propiedad de la actora, que actualmente se encuentren ocupando; que se fije el correcto límite entre la propiedad de los demandados y la suya, conforme lo señalan los correspondientes certificados de inscripción y dominio vigente; que se condene a los demandados a la destrucción de los cierres que le afectan y a la realización del cierre que corresponde y a la construcción de una pared de concreto, que se ajuste a los deslindes que fije el tribunal y, por último, que se la indemnice respecto de la destrucción de los deslindes levantados por su parte y destruidos por la contraria.En la audiencia de estilo, el demandado Albert Ramón Hafelin Lozano, contesta por escrito y solicita el rechazo de la acción deducida en su contra, alegando, en primer lugar, que es propietario colindante con la actora y que construyó los deslindes de predio en el momento de su adquisición –muchos años atrás- ciñéndose a los títulos, de modo que niega la ocupación de parte alguna del inmueble de la demandante, la que, por lo demás, no precisa los metros cuadrados que cada demandado le habría ocupado. En segundo lugar, sostiene la improcedencia de la acción de demarcación y cerramiento, ya que dicha acción es dable de ejercicio en el evento que no se encuentren construidos los cierres, cuyo no es el caso, como lo admite la propia actora, quien entabla, en fin, una acción reivindicatoria.En igual oportunidad procesal, los demandados señores Hernández y Gutiérrez, señora Canto y señor González, respondiendo por escrito, piden el rechazo de la demanda sobre la base de alegar que los cercos de sus predios se encuentran conformes con los deslindes que en derecho les corresponden, según sus respectivos títulos de dominio y sosteniendo que la acción ejercida por la demandante no se ajusta a su pretensión, desde que reconoce expresamente la existencia actual de cercos que demarcan las propiedades colindantes, de modo que en estricto rigor lo que pretende es proteger su derecho de propiedad sobre su inmueble, lo que resulta improcedente a través de la acción intentada.Por su parte, la demandada Marta del Carmen Orellana Sánchez, también contestando por escrito en el respectivo comparendo, solicita el rechazo de la demanda, alegando que los cercos de su propiedad se ajustan a los títulos de dominio y que no ocupa franja alguna de propiedad de la actora. Agrega que la demandante confunde la acción de cerramiento y demarcación con una acción posesoria, al pretender la desocupación de parte de su predio y la indemnización de perjuicios, peticiones estas últimas que no corresponden a este procedimiento. Por último, señala que se encuentra llana a que los deslindes se fijen según los títulos y planos de subdivisión.Finalmente, el demandado Ricardo Brieba Bello contesta en la audiencia y pide el rechazo del

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libelo, con costas, argumentando que los cercos de su propiedad se ajustan a sus títulos, de modo que no ocupa ilegalmente parte del predio de la demandante, quien, además, pretende se le indemnicen los perjuicios por la destrucción de sus cierres, lo que es propio de un juicio de lato conocimiento. El tribunal de primera instancia, en sentencia de doce de septiembre de dos mil doce, escrita a fojas 157 y siguientes, rechazó en todas sus partes las pretensiones deducidas en lo principal de fojas 7 por doña Ana Isolina Cea Rojas, con costas.Se alzó la demandante y la Corte de Apelaciones de San Miguel, en fallo de nueve de enero del año en curso, que se lee a fojas 199 y siguientes, revocó la sentencia de primer grado y, en su lugar, acogió la demanda sólo en cuanto se fijen los hitos o linderos que determinen la línea de separación entre los predios de los litigantes, conforme a las conclusiones consignadas en el informe pericial de fojas 143 y siguientes e impuso a cada parte sus costas.En contra de esta última decisión, los demandados deducen sendos recursos de casación en el fondo, por haberse incurrido en infracciones de ley que han influido, en su concepto, sustancialmente en lo dispositivo del fallo, pidiendo que este tribunal la invalide y dicte una de reemplazo que rechace íntegramente la demanda de autos.Se trajeron estos autos en relación para conocer de ambos recursos.Considerando:Recurso de casación en el fondo de fojas 206:Primero: Que los recurrentes acusan la vulneración de los artículos 842, 844 y 846, en relación con los artículos 889 y siguientes, todos del Código Civil.Argumenta que se confunde el objeto de la acción de demarcación y cerramiento con el objeto de la acción reivindicatoria, dándole a la primera características propias de la segunda, característica que el ordenamiento jurídico desconoce en aquél tipo de acción. Enseguida, reproduce el contenido de los artículos citados y sostiene que el legislador es claro en definir que el objeto de la acción de demarcación, consiste en el derecho que tiene el dueño de un predio a que se fijen los límites o deslindes que lo separan de los predios colindantes, haciéndose tal fijación de dos modos: jurídico, esto es, tendiente a reconocer la línea separativa y, material, por el amojonamiento dirigido a señalar esta línea sobre el suelo con signos apropiados llamados hitos, efectuándose todo por expensas comunes de los propietarios de tales inmuebles.Por otra parte, alega el recurrente, el artículo 844 del Código Civil, es claro en expresar que la acción de cerramiento no tiene otro objeto más que darle al dueño de un predio el derecho a cerrarlo o cercarlo por todos sus lados. Así también, -continúa el recurrente- la acción que nuestro ordenamiento jurídico otorga al dueño de la cosa de la que no está en posesión para que pueda restituírsele, es la acción reivindicatoria, es decir, proteger el derecho de dominio de una cosa determinada.Luego señala que las diferencias entre ambas acciones son evidentes, desde que la de demarcación sólo tiene por objeto darle al dueño de un predio el derecho a fijar los deslindes del mismo, los que no han sido o no se encuentran aún demarcados en relación con los predios vecinos. En cambio, la reivindicatoria tutela el dominio, el derecho del dueño que ha sido privado de la posesión, para que se le restituya.Expone que, de esta manera, la actora al pretender que los demandados deben desocupar la parte

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del bien raíz que, según sus afirmaciones, sería de su propiedad, mediante el ejercicio de una acción de demarcación y cerramiento, no hace más que evidenciar la incorrecta interpretación en que ha incurrido tanto la demandante al momento de interponer la demanda, como la Corte de Apelaciones al revocar el fallo de primer grado, en lo que respecta al objeto de las ya mencionadas acciones y los derechos que el ordenamiento jurídico pretende proteger mediante su ejercicio.Agrega que así también lo ha entendido la jurisprudencia nacional, la que se ha pronunciado reafirmando lo planteado en este recurso e invoca los fallos dictados por esta Corte Suprema el 3 de abril de 2008, en recurso de casación en la causa N° 757-1998 del Juzgado de Letras de Colina; el 29 de enero de 2007, en la causa N° 861-03 del Segundo Juzgado Civil de Ovalle; el 24 de mayo de 2006; el 27 de diciembre de 2004; el 17 de mayo de 2004, en recurso de casación en la causa N° 37.163 del Tercer Juzgado Civil de Rancagua.En la parte final de su presentación, los demandados describen la influencia sustancial que han tenido en lo dispositivo del fallo de que se trata, los yerros que acusan.Recurso de casación en el fondo de fojas 240:Segundo: Que en esta presentación se denuncia la vulneración de los artículos 842, 846 y 889 y siguientes del Código Civil.El recurrente reproduce el contenido de los artículos citados y señala que la demandante interpone acción de demarcación y cerramiento basándose en esas normas, en contra de los demandados, entre ellos, su parte, con quienes colinda en el deslinde oriente, sosteniendo que ocupan una franja de su propiedad, correspondiente a 300 metros cuadrados aproximadamente, sin títulos que lo justifiquen, causándole un perjuicio reparable sólo con la corrección de dichos deslindes, previa destrucción de los deslindes incorrectos, estableciendo su fijación, cierre y construcción de los mismos, y pidiendo lo que pormenoriza.Señala que, en la contestación, sostuvo que el procedimiento y la acción interpuesta no se ajustan a derecho, puesto que la actora expresamente señala que se encuentra privada de un retazo de terreno del que estarían en posesión los demandados, ya que éstos habrían alterado el deslinde oriente de su propiedad, mediante la construcción de deslindes de larga data con los que se ajustaban a sus respectivos títulos de dominio, de modo que si lo que pretendía era la reivindicación del retazo de terreno debía interponer, al amparo del artículo 889 del Código Civil, la correspondiente acción reivindicatoria, que tutela el dominio, al dueño privado de la posesión, según se desprende de su tenor literal, el que transcribe.Continúa señalando que, no obstante sus alegaciones, en la sentencia atacada y vulnerando las normas citadas y abundante jurisprudencia, en el sentido que en el caso lo que corresponde es la interposición de la acción reivindicatoria, se acogió la demanda de cerramiento y demarcación.En apoyo de sus defensas invoca la sentencia dictada el 29 de enero de 2007 por esta Corte, en causa caratulada “Olivera con Ferreira”, de la que transcribe algunos de sus fundamentos y argumenta que de ese fallo queda claro -como lo señala tácitamente el tribunal de segunda instancia en la sentencia impugnada-, que se desconoce la diferencia entre la acción de demarcación y la reivindicatoria y como solución para dar curso a la demanda, en el fallo sólo se señala que: “sin embargo, en la especie lo que marca la pretensión de la parte demandante es la fijación de los límites entre los terrenos colindantes de propiedad de los litigantes, a lo que cabe añadir que no se ha impetrado una porción de terreno determinada en superficie y deslindes,

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presupuesto este que es habilitante para intentar la acción reivindicatoria”. Es decir –alega el demandado- y siguiendo el razonamiento de la sentencia atacada, si alguien quiere disfrazar una acción reivindicatoria mediante la interposición de una de demarcación, para evitar un juicio de lato conocimiento, donde cada parte puede exponer en debida forma sus alegaciones o defensas (que constituye la razón y existencia de esta acción), bastaría sólo con la voluntad e ingenio jurídico del demandante, quien para evitarse un juicio de estas características, en su acción sólo debería acreditar su calidad de dueño y pedir que se fijen los deslindes que corresponden con los predios colindantes y no impetrar una porción de terreno determinada en superficie y deslindes que corresponde, requisito este último que corresponde específicamente a la acción reivindicatoria.Finaliza su presentación describiendo la influencia sustancial en lo dispositivo del fallo, de los errores de derecho que denuncia.Tercero: Que, en la sentencia impugnada, se fijaron como hechos los que siguen:a) Que la actora en lo principal del cuerpo de su demanda señala “los demandados han procedido sin mi consentimiento a fijar y establecer cercos en distinta forma a la señalada en los títulos”.b) Que del mismo modo en la gestión de inspección personal, el tribunal ha podido constatar la existencia de muros medianeros entre el predio de la actora con los predios de los demandados, los que consistían en edificaciones de distinta naturaleza, como muros de madera y buldozer.c) Que a fojas 143 y siguientes, se agregó informe pericial, el que en sus conclusiones señala: “La demandante, según sus títulos es dueña de 2 propiedades adyacentes que forman una sola unidad. La superficie total de esta propiedad es de 11.411,40 m2. El deslinde oriente de la propiedad de la demandante no está exactamente de acuerdo a sus títulos. Los demandados ocupan 224 m2 de la propiedad de la demandante, según detalle que se indica en el análisis y croquis. El sitio N° 9 no ocupa terrenos de la propiedad de la demandada”.d) Con dicho informe queda acreditado que existen cercos de los demandados colocados en el deslinde oriente de la propiedad de la demandante y la distancia en que dichos cercos han sobrepasado la propiedad de la demandante en el mencionado deslinde.e) En autos no consta prueba alguna que permita determinar los perjuicios pretendidos por la actora, ni la responsabilidad de los demandados.Cuarto: Que sobre la base de los hechos narrados precedentemente, los jueces del fondo, considerando que lo que marca la pretensión de la demandante es la fijación de los límites entre los terrenos colindantes de propiedad de los litigantes, a lo que agregan que no se ha impetrado una porción de terreno determinada en superficie y deslindes, presupuesto éste que es habilitante para intentar la acción reivindicatoria, concluyeron que la acción de demarcación ha sido correctamente interpuesta de conformidad con lo establecido en los artículos 841 y siguientes del Código Civil, cumpliendo el objetivo previsto en esas normas, consistente en la determinación correcta de los deslindes de la propiedad de la demandante que la separa de los predios colindantes de propiedad de los demandados respecto del deslinde oriente. Por esos motivos acogieron la demanda de demarcación y cerramiento intentada en estos autos.Quinto: Que, como se advierte de lo anotado, la controversia jurídica se centra en dilucidar si la acción de demarcación y cerramiento deducida por la actora, comprende la pretensión consistente en que los demandados desocupen una franja de terreno que formaría parte del

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predio de la demandante, derrumbando los hitos por ellos construidos e instalando los cercos en el lindero que la demandante estima correspondiente.Sexto: Que, al efecto, el artículo 842 del Código Civil, establece: “Todo dueño de un predio tiene derecho a que se fijen los límites que lo separan de los predios colindantes, y podrá exigir a los respectivos dueños que concurran a ello, haciéndose la demarcación a expensas comunes.”. Y el artículo 846 prevé: “El dueño de un predio podrá obligar a los dueños de los predios colindantes a que concurran a la construcción y reparación de cercas divisorias comunes …”.Séptimo: Que, en relación con la acción de cerramiento y demarcación, reiteradamente se ha sostenido que tiene por objeto únicamente que se fijen los límites o deslindes que separan el predio de quien ejerce la acción de los inmuebles colindantes, realizándose tal fijación tanto de un modo jurídico, es decir, orientado a reconocer la línea divisoria, como de una manera material, esto es, a través de la instalación de los hitos apropiados. En otros términos, no puede existir discusión acerca de la cabida de los predios vecinos, pues, en ese evento, muta la pretensión hacia acciones diversas, sea posesorias o reinvindicatorias. Por ende, los requisitos que hacen concurrente una acción como la de que se trata, están constituidos por la presencia de predios distintos, la vecindad entre ellos y que las partes concuerden en sus cabidas y títulos.Octavo: Que, por otra parte, conforme a las pretensiones de la actora, resulta que su acción se orienta a obligar a los demandados a desocupar una franja de terreno de aproximadamente 300 metros cuadrados y reconstruir los deslindes en los límites ajustados a los títulos respectivos, desde que no concuerda con los linderos construidos por sus vecinos, quienes por su parte alegan haberlos instalado en la línea que corresponde legalmente, según la documentación que adjuntan a la causa.Noveno: Que de lo expresado surge con claridad que, entre los litigantes, existe controversia sobre la cabida de sus predios y respecto de tal cuestión se resuelve en la sentencia impugnada, excediendo, por lo tanto, el marco del ejercicio de la acción de demarcación y cerramiento, la que, en caso alguno, puede disfrazar la pretensión de modificar las cabidas de los predios colindantes, como ocurre en el caso, en que, además de existir los cercos que separan a los predios vecinos, lo que se persigue supone derrumbar linderos ya existentes y alterar, de ese modo, la extensión de los terrenos en disputa.Décimo: Que, por consiguiente, en la sentencia impugnada, al exceder en su resolución el marco del ejercicio de la acción intentada por la actora, se ha infringido el artículo 842 del Código Civil, por falsa interpretación, ya que se ha extendido la aplicación de dicha norma a elucidar una cuestión de dominio que no cabe en su texto, error denunciado por ambos demandados en sus recursos de casación en el fondo.Undécimo: Que, el yerro consignado en los motivos anteriores ha influido sustancialmente en lo dispositivo del fallo impugnado, desde que condujo a acoger una acción de demarcación y cerramiento improcedente en la especie, motivo por el que ha de hacerse lugar a los reproches de ilegalidad intentados para la corrección pertinente.Por estas consideraciones y lo dispuesto, además, en los artículos 764, 765, 767, 771, 772, 783 y 785 del Código de Procedimiento Civil, se acogen, sin costas, los recursos de casación en el fondo deducido por los demandados a fojas 206 y 240, contra la sentencia de nueve de enero del año en curso, que se lee a fojas 199 y siguientes, la que, en consecuencia, se invalida y se la reemplaza por

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la que se dicta a continuación, separadamente y sin nueva vista.Se previene que el Abogado Integrante señor Piedrabuena, estuvo por no emitir pronunciamiento sobre las costas, por improcedente, en atención a que los recursos no prevén la condena a dicha sanción.Redacción a cargo del abogado integrante señor Guillermo Piedrabuena Richard.Regístrese.Nº 3.545-2014Pronunciado por la Cuarta Sala de la Corte Suprema integrada por los Ministros señor Carlos Aránguiz Z., señora Andrea Muñoz S., señor Carlos Cerda F., y los Abogados Integrantes señores Guillermo Piedrabuena R., y Ricardo Peralta V. No firman los Abogados Integrantes Piedrabuena y Peralta, no obstante haber concurrido al acuerdo de la causa, por estar ambos ausentes. Santiago, cuatro de noviembre de dos mil catorce. Autoriza la Ministra de Fe de la Excma. Corte Suprema.En Santiago, a cuatro de noviembre de dos mil catorce, notifiqué en Secretaria por el Estado Diario la resolución precedente

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Santiago, uno de junio de dos mil nueve.

VISTOS:

En estos autos Rol N° 1769 del Primer Juzgado Civil de Curicó sobre juicio sumario de demarcación y cerramiento, caratulados Sociedad Inv. Roberto Abusleme y Cía. Ltda. con Soc. Agrícola Sta. Juana Teno?, por sentencia de trece de septiembre de dos mil dos, escrita a fojas 67, el señor Juez Titular del referido tribunal rechazó en todas sus partes la demanda interpuesta. Apelado este fallo por la actora, una de las Salas de la Corte de Apelaciones de Talca, en sentencia de veintinueve de enero de dos mil ocho, que se lee a fojas 78, lo confirmó sin modificaciones. En contra de esta última decisión la parte demandante ha deducido recurso de casación en el fondo. Se ordenó traer los autos en relación. CONSIDERANDO: PRIMERO: Que en el recurso de casación en el fondo se denuncia infringido el artículo 842 del Código Civil. Argumenta la recurrente que la sentencia impugnada se construye sobre la premisa errada de que en este caso existen límites que separan los predios colindantes de las partes, en circunstancias que en el terreno lo único que efectivamente existe es un reguero o acequia de regadío que está enarbolado debido al humedal, de manera que lo que aparenta ser dispuesto por el hombre no es más que obra de la naturaleza. La demarcación que el fallo afirma existir, concluye, no es tal, pues el cerco vivo no es el límite divisorio de los predios, por más que lo parezca. De hecho, sigue el recurso, los títulos de dominio de los inmuebles de los litigantes y los planos allegados al proceso no se avienen con este supuesto lindero, cuestión que el juez de primera instancia constató, además, en su inspección personal al terreno. Una cir cunstancia relevante en este aspecto, en concepto de la recurrente, está constituido por el antecedente dominical de la demandada respecto del Sitio 12, toda vez que éste es una regularización conforme al Decreto Ley N° 2.695 y en la resolución administrativa -que es el título- se señala como lindero norte (común con el sur de la Parcela 15 de la actora) una línea recta idéntica a la indicada por el Plano CORA original de este proyecto de parcelación, cuestión que por lo demás reconoce la sociedad demandada. El precepto se vulnera, concluye la recurrente, porque en la especie no hay cerramiento o fijación de los límites divisorios y aún cuando la demandada ha formulado una oposición a la demarcación y al cerramiento, ha señalado que entre las propiedades existen deslindes que no han sido alterados desde 1975, época en que se asignaron las parcelas del proyecto por la CORA y este deslinde siempre ha sido una línea recta, que es el mismo que la propia demandada invocó en su solicitud de saneamiento. SEGUNDO: Que el fallo objeto del recurso establece como hechos de la causa que los deslindes entre el Sitio 12 de la demandada y la parcela 15 de la actora, no han variado desde unos doce años a la fecha, que el representante de la sociedad demandada no ha destruido ese lindero y que la extensión de los Sitios 12 y 13 hacia el norte se debió a una compensación, ya que los dueños entregaron una parte para hacer un camino, en un trato de palabra que se hizo con el antiguo

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propietario de la Parcela 15, pero esta situación volvió a la normalidad hace poco tiempo, devolviendo el retazo el dueño del Sitio 13. De acuerdo al tenor del artículo 842 del Código Civil, razonan los magistrados, el objeto de la acción de demarcación es únicamente que se practique la delimitación y se indique en el terreno de manera visible las señales que ponen de manifiesto los límites de cada finca. No puede controvertirse en el juicio el dominio que las partes pretendan sobre determinadas porciones del suelo, agregan los sentenciadores, pues para ello debe entablarse la acción que corresponda a ese propósito. Conforme a lo anterior y a los hechos que se han tenido por acreditados en la causa, termina el fallo, encontrándose ya efectuada la delimitación, puesto que entre los predios de las partes existe un cierro de larga data, corresponde acoger las excepciones de la parte demandada en este sentido y rechazar la demanda. TERCERO: Que del tenor del recurso se colige que el demandante pretende alterar aquellos presupuesto fácticos que sostiene el fallo recurrido, planteamiento que en el caso sublite no puede aceptarse puesto que no ha denunciado, ni ha pretendido denunciar, infracción a las leyes reguladoras de la prueba. Por consiguiente, los hechos referidos en el fundamento precedente resultan inamovibles para este tribunal de casación y, en consecuencia, no resulta procedente acoger la petición de la demandante por encontrarse efectuada la delimitación que pretende.CUARTO: Que por otra parte, se confunde el recurrente al argumentar que con la prueba documental se acredita el dominio de las partes sobre sus respectivos predios, puesto que la acción deducida en este juicio es tan sólo de demarcación y cerramiento y no de reivindicación como ahora parece sostener al referirse a los títulos de domino de los litigantes y a los planos allegados al proceso. En efecto, nuestro Código Civil señala entre las servidumbres legales relativas a la utilidad de los particulares las de demarcación y cerramiento (artículo 841). La demarcación consiste en señalar los límites o confines de un terreno con respecto a otro contiguo. La ley reconoce a todo propietario el derecho de demarcarse, disponiendo el artículo 842 del mismo cuerpo legal, lo siguiente: Todo dueño de un predio tiene derecho a que se fijen los límites que lo separan de los predios colindantes, y podrá exigir a los respectivos dueños que concurran a ello, haciéndose la demarcación a expensas comunes. Según lo preceptuado, la servidumbre de demarcación consistiría en el gravamen de los predios colindantes de concurrir a la fijación en el terreno de los límites que separan un predio de otro predio, servidumbre que sería positiva según lo indica el inciso final del artículo 823 del mismo Código, por cuanto impondría al dueño del predio sirviente la obligación de hacer algo. La acción de demarcación tiene por objeto, por lo tanto, fijar los límites que separan a dos predios colindantes y supone que no existen en el terreno linderos o mojones que determinen la línea de separación de los predios y que éstos no han si do antes demarcados. (Luis Claro Solar, Explicaciones de Derecho Civil Chileno y Comparado, Tomo 9 Nº 1.415, Imprenta Nascimento, 1933). La demarcación comprende dos operaciones: la fijación de los límites que separan los dos predios colindantes y la construcción o levantamiento en el terreno, en los puntos ya fijados, de los hitos o mojones que determinan la dirección de la línea de separación. Respecto de la distinción entre la acción de demarcación y la de reivindicación, debe precisarse

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que ambas tienen objetos distintos, ya que la primera busca que se señalen los límites de dos predios colindantes, en tanto que la segunda se interpone para recuperar un terreno cuyo dominio pretende el demandante y que está en posesión del demandado. De este modo, es posible afirmar que si lo solicitado es la restitución en forma indeterminada de terrenos que están dentro de los linderos del predio que se pretende demarcar, la acción propia es la de demarcación. Si, en cambio, lo requerido es la posesión de terrenos determinados que otro tiene en su poder y que están dentro de los linderos del que los pide, se trata entonces de una acción reivindicatoria. "En la reivindicación se pretende tener derecho a una determinada extensión de terreno; en la acción de demarcación no se pretende una extensión de terreno definida, sino que se arguye que los limites resultantes del título o de la posesión son otros que los que afirma la parte contraria". QUINTO: Que, en consecuencia, al no haber incurrido el fallo impugnado en infracción al artículo 842 del Código Civil, el presente recurso de casación en el fondo debe ser rechazado.

Por estas consideraciones y visto, además, lo dispuesto en las normas legales citadas y en los artículos 764, 765, 767 y 805 del Código de Procedimiento Civil, se rechaza el recurso de casación en el fondo deducido por la parte demandante en lo principal de la presentación de fojas 81, contra la sentencia de veintinueve de enero de dos mil ocho, escrita a fojas 78.

Regístrese y devuélvase.

Redacción del abogado integrante señor Jorge Medina Cuevas.

N° 2141-08.-.

Pronunciado por la Primera Sala de la Corte Suprema, por los Ministros Sres. Milton Juica A., Sergio Muñoz G., y Juan Araya E. y Abogados Integrantes Sr. Jorge Medina C. y Sra. Maricruz Gómez de la Torre V.

No firma la Abogada Integrante Sra. Gómez de la Torre, no obstante haber concurrido a la vista del recurso y acuerdo del fallo, por estar ausente.

Autorizado por la Secretaria Sra. Rosa María Pinto Egusquiza.

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Existencia de cerco enerva acción de demarcación y cerramiento

Santiago, veintinueve de enero de dos mil siete. Vistos: En estos autos rol Nº 861-03, del Segundo Juzgado Civil de Ovalle, sobre juicio sumario de demarcación y deslindes, caratulados ?Sociedad Agrícola e Inversiones doña Aleja Ltda. con Canihuante Varela Rafael Luis y otro?, el juez titular de dicho tribunal, por sentencia de tres de noviembre de dos mil cuatro, escrita a fojas 87, acogió, con costas, la demanda interpuesta en lo principal de fojas 23. El fallo de primer grado fue apelado por los demandados y la Corte de Apelaciones de La Serena, actuando de oficio, casó en la forma la sentencia y dictó sentencia de reemplazo de veintisiete de abril de dos mil cinco, escrita a fojas 130, mediante la cual negó lugar a lo solicitado en la demanda, sin costas. En contra de dicha sentencia la demandante dedujo recursos de casación en la forma y en el fondo. Se ordenó traer los autos en relación. Y teniendo en consideración: En cuanto al recurso de casación en la forma. Primero: Que el recurso se fundamenta en la causal cuarta del artículo 768 del Código de Procedimiento Civil, esto es, por haber sido dada ultra petita, esto es, extendiéndola a puntos no sometidos a su decisión, estimando que fueron los jueces de segundo grado quienes incurrieron en ultra petita al anular la sentencia de primer grado, pues la cuestión sometida al fallo del tribunal no es solo lo pedido en la demanda sino que lo sostenido por los demandados en su contestación, de lo cual fluye que las partes están contestes en que existe discusión entre ellos sobre la demarcación del deslinde común y que parte de los cercos han sido destruidos por lo que necesitan ser repuestos y en la conciliación las partes acuerdan someter a la decisión del tribunal la determinación del deslinde común y luego de que ello se resuelva, proceder a su cercamiento para lo cual se estarán al informe que evacue un perito que el tribunal designe y en consecuencia el tribunal a quo no se excedió toda vez que falló y resolvió aquella cuestión efectivamente sometida a la decisión del tribunal y el de segunda instancia desatiende las pretensiones y acuerdos de las partes desnaturalizando el proceso y la acción ejercida, ya que no decide las acciones y excepciones en la forma planteada por las partes, las reinterpreta, deja sin resolver el conflicto y desarrolla una posición teórica que no dice relación con la litis, extendiéndola a puntos no sometidos a la decisión del tribunal, pues no eran materias controvertidas. Razonando sobre el perjuicio producido dice que se dejó sin resolver el conflicto que ambas partes reconocen tener, y que ellas mismas habían sometido a conocimiento y resolución de un tribunal ordinario de justicia en la conciliación parcial de 01 de enero de 2004, en que se fijan las bases para que el tribunal determine el deslinde común, pues no resulta efectivo el fundamento fáctico de la sentencia anulatoria y de no haberse incurrido en el vicio debió confirmarse el fallo de primer grado.

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Pide en consecuencia invalidar el fallo impugnado, dictando en su oportunidad la sentencia que corresponde conforme a la ley, con costas. Segundo: Que acerca de tal cuestionamiento, es del caso tener en consideración que la litis se traba sobre los hechos discutidos por las partes y aquellos que son materia de conciliación, precisamente, por la naturaleza de ésta, son hechos que se sustraen a la decisión del tribunal, pues precisamente suponen el término del pleito acerca de las materias acordadas o convenidas, mas no como lo pretende el recurrente, el de extender la competencia del tribunal para someter a su decisión aquellas materias que no fueron materia de la litis. Tercero: Que de esta manera entonces, no es posible se haya producido el vicio que reclama en su recurso, más aún cuando lo que impugna es el fallo anulatorio que por su naturaleza no es recurrible. En cuanto al recurso de casación en el fondo. Cuarto:Cuarto: Que el recurso se sustenta en la infracción a los artículos 170 N° 6, 267, 318, 384 , 399, 680 N° 2 y 768 N° 4 del Código de Procedimiento Civil, 5° y 10° del Código Orgánico de Tribunales, y artículos 19, 20, 21, 22, 23, 24, 842, 843, 844 y siguientes y 1713 del Código Civil, además de las normas reguladoras de la prueba. Sostiene en primer lugar que los jueces del grado no pudieron invalidar la sentencia de primer grado, ya que no es efectivo que se haya excedido a lo solicitado en la demanda. Dice que lo resuelto por el tribunal de primer grado se ajusta al libelo, su contestación y lo obrado en fase de conciliación. Sostiene que se transgrede el artículo 10 del Código Orgánico de Tribunales y el principio de instrumentalizar las normas con arreglo al cual la posible invalidez de los actos del proceso debe juzgarse teniendo en cuenta la finalidad que están destinados a satisfacer en cada caso; en consecuencia, la declaración de nulidad o invalidación de un acto no procede cuando aún, siendo defectuoso, ha logrado cumplir su objetivo. En la especie, el fallo anulado cumple el propósito de resolver el conflicto que ambas partes reconocen tener sobre el deslinde común, su real ubicación en terreno y la reposición de los cercos. Ahora, en cuanto a la sentencia de reemplazo, se negó lugar a la acción de demarcación y deslindes por estimar improcedente la acción ejercida interpretándose erróneamente los artículos 842 y 843 del Código Civil, al limitar la acción de demarcación y deslindes a aquellos casos en que no hay límites establecidos ni cerramiento en forma previa al juicio. El tribunal a quo, da por acreditado con la prueba testimonial rendida por dos testigos, que los predios están cercados y que ellos se mantienen hasta la fecha, en circunstancias que las partes están contestes en que parte de los cercos han sido removidos y que ninguna está de acuerdo con la ubicación que debe corresponderle en el terreno. Tal prueba no puede tener el carácter de plena prueba, porque aparece desvirtuada por la confesión la que sí tiene ese valor de acuerdo al artículo 399 del Código de Procedimiento Civil en relación con el artículo 1713 del Código Civil. Sostiene que su parte ejerció el derecho de demarcación solicitando al tribunal, reconocer la línea de separación entre los predios colindantes, atendido que todas las partes están c ontestes en que existe discusi El tribunal a quo, da por acreditado con la prueba testimonial rendida por dos testigos, que los predios están cercados y que ellos se mantienen hasta la fecha, en circunstancias que las partes están contestes en que parte de los cercos han sido removidos y que ninguna está

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de acuerdo con la ubicación que debe corresponderle en el terreno. Tal prueba no puede tener el carácter de plena prueba, porque aparece desvirtuada por la confesión la que sí tiene ese valor de acuerdo al artículo 399 del Código de Procedimiento Civil en relación con el artículo 1713 del Código Civil. Sostiene que su parte ejerció el derecho de demarcación solicitando al tribunal, reconocer la línea de separación entre los predios colindantes, atendido que todas las partes están c ontestes en que existe discusión entre ellas en cuanto al lugar en que ella se ubica en el terreno, lo que supone que los predios o bien pueden ser deslindados de común acuerdo o bien, por resolución judicial y hecha la demarcación los dueños quedan obligados a respetar las obras o cerco que se ha colocado para señalar la línea divisoria, quedando ambos vecinos obligados a mantener el cerco. Agrega que el cercamiento también se sometió a decisión judicial, atendido a que ambas partes estaban contestes en que faltaba parcialmente cerrar y cercar en escrito de contestación de la demanda y en consecuencia no se incurre en ultra petita, pues se resolvió por el tribunal a quo, aquella cuestión sometida a la decisión del tribunal y en la sentencia de reemplazo, en sus motivos sexto, séptimo y octavo, se contradicen las normas aludidas, constituyendo una interpretación que no se ajusta a la ley. Alega que el fallo va contra el derecho y la equidad y que desnaturaliza la acción de demarcación y deslindes, impidiendo que el afectado, incluso con el allanamiento de la contraparte, someta a la decisión del tribunal el hecho de fijar y reconocer en terreno la línea de separación entre los predios colindantes, siendo tal acción imprescriptible y pudiendo ser ejercida por cualquier propietario, exista o no cerco previo, ya que la resolución judicial producirá efecto de cosa juzgada. Por último señala que se ha aplicado erradamente las normas sobre regulación de la prueba, porque se atribuye mérito de plena prueba a una testimonial que aparece desvirtuada por los dichos de ambas partes, incluyendo la parte que presenta los testigos y que no es razonable pretender que la acción es improcedente por el hecho que el deslinde haya sido determinado en un plano y que las propiedades estuvieron cercadas en su oportunidad, pues ambas partes están contestes en que la línea de separación no pasa por donde estaba el cerco anterior y en consecuencia la interpretación realizada por la resolución, no se ajusta a la ley. Pide en consecuencia, invalidar el fallo y se dicte la correspondiente sentencia de reemplazo, en que se resuelva que se acoge la demanda. Quinto: Que acerca del primer capítulo de impugnación, el cuestionamiento aparece referido a la sentencia invalidatoria, lo que supone su improcedencia, puesto que lo susceptible de anulación y de reclamo, es la sentencia de reemplazo que se dicta en la causa, mas no aquella que suprime el fallo, atendida su naturaleza. Sexto: Que en cuanto a los cuestionamientos hechos a la sentencia de reemplazo, es menester tener presentes las siguientes circunstancias y antecedentes: La actora es poseedora inscrita y presunta dueña del lote A, de aquellos en que se subdividió la parcela N° 9 del proyecto de división de los terrenos de la Cooperativa Graneros Ltda., ubicada en la comuna de Punitaqui, Provincia del Limarí, Cuarta Región, encontrándose el dominio inscrito a su favor en el Conservador de Bienes Raíces de Ovalle del año 1994, cuyos deslindes se indican en la inscripción. El demandado Rodrigo Canihuante Soto, es poseedor inscrito y presunto dueño de l lote B-2 de

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aquellos en que subdividió el lote B, producto de una anterior división en lotes A y B de que había sido objeto la parcela N° 9 del proyecto de división de terrenos de la Cooperativa Graneros Ltda., encontrándose inscrita en el Conservador de Bienes Raíces de Ovalle del año 2003, cuyos deslindes se expresan en la inscripción. El demandado Rafael Canihuante Varela es poseedor inscrito y presunto dueño del Lote B-1, de aquellos en que se subdividió el lote B, producto de una anterior división en Lotes A y B de que había sido objeto la Parcela N° 9 del proyecto de división de terrenos de la Cooperativa Graneros Ltda., anteriormente mencionada, encontrándose el dominio inscrito en el Registro de Propiedad del Conservador de Bienes Raíces de Ovalle del año 1981. No está controvertido que el predio lote A de la actora, colinda con los predios de los demandados, lotes B 1 y B 2 por el oriente y por el sur. Luego de haber comprado Guillermo González en 1993 a Rafael Canihuante Varela el lote A de aquellos que se dividió la Parcela N° 9, cerró íntegramente el lote con cerco de palos y alambres y aledaño a éste, instaló un cerco natural consistente en una corrida de eucaliptos, la que se ubicaba al costado izquierdo del camino de acceso a la Parcela N° 9, situación que se mantiene hasta la fecha, con la salvedad de haberse cortado los eucaliptos en época reciente, que ha separado el predio de la actora de aquellos de los demandados. El cierre divisorio se encuentra practicado. Séptimo: Que la infracción a los artículos 399 del Código Civil en relación con el artículo 1713 de igual cuerpo legal, no se ha producido en la medida que la ponderación de la referida prueba es propia de los jueces del fondo y escapa al marco de este recurso. Lo mismo sucede con la valoración que de la prueba testimonial han hecho los sentenciadores para llegar a establecer los hechos de los que discrepa el recurrente, las que en todo caso no tienen el carácter de normas reguladoras de la prueba. Octavo: Que acerca de los planteamientos de fondo hechos valer por el recurrente, nuestro Código Civil, entre las servidumbres legales relativas a la utilidad de los particulares, señala las de demarcación y cerramiento (Art. 841). La demarcación consiste en señalar los límites o confines de un terreno con respecto a otro contiguo. La ley reconoce a todo propietario el derecho de demarcarse, disponiendo el artículo 842 del Código Civil, lo siguiente: Todo dueño de un predio tiene derecho a que se fijen los límites que lo separan de los predios colindantes, y podrá exigir a los respectivos dueños que concurran a ello, haciéndose la demarcación a expensas comunes. Según lo preceptuado, la servidumbre de demarcación consistiría en el gravamen de los predios colindantes de concurrir a la fijación en el terreno de los límites que separan un predio de otro predio, servidumbre que sería positiva según lo indica el inciso final del artículo 823 del mismo Código, por cuanto impondría al dueño del predio sirviente la obligación de hacer algo. La acción de demarcación tiene por objeto, por lo tanto, fijar los límites que separan a dos predios colindantes y supone que no existen en el terreno linderos o mojones que determinen la línea de separación de los predios y que éstos no han sido antes demarcados. (Luis Claro Solar, Explicaciones de Derecho Civil Chileno y Comparado, Tomo 9 Nº 1.415, Imprenta Nascimento, 1933). La demarcación comprende dos operaciones: la fijación de los límites que separan los dos predios colindantes y la construcción o levantamiento en el terreno, en los puntos ya fijados, de los hitos o mojones que determinan la dirección de la línea de separación. 

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Noveno: Que atento a lo razonado cabe concluir que no es posible se haya producido la infracción de ley que denuncia el demandante, en consideración a que tal como se estableció como hecho de la causa, la demarcación y el cerramiento se encuentran practicados, lo que condujo a negar lugar a lo solicitado en la demanda. Décimo: Que lo precedentemente razonado conduce al rechazo del recurso por no haberse producido las infracciones de ley denunciadas por el recurrente y, por el contrario, ha resuelto el conflicto con arreglo a derecho, razón que llevará al rechazo del recurso de nulidad deducido. En conformidad, asimismo, con lo que disponen los artículos 764, 766, 767, 769 y 772 del Código de Procedimiento Civil, se rechazan los recursos de casación en la forma y en el fondo deducidos en lo principal y primer otrosí de la presentación de fojas 135, contra la sentencia de veintisiete de abril de dos mil cinco, escrita a fojas 130. Redacción a cargo del Ministro Sr. Araya. Regístrese y devuélvase. N° 2496-05. Pronunciado por la Primera Sala de la Corte Suprema, integrada por los Ministros señores Jorge Rodríguez Ariztía, Patricio Valdés Aldunate, Juan Araya Elizalde, y los Abogados Integrantes señores Oscar Herrera Valdivia y Oscar Carrasco Acuña. No firma el Ministro señor Juan Araya Elizalde, y el Abogado Integrante señor Oscar Carrasco Acuña, no obstante haber concurrido a la vista y acuerdo del fallo de la causa, por estar con permiso y ausente. Autoriza el Secretario de la Corte Suprema, señor Carlos A. Meneses Pizarro.

Acción reivindicatoria. Demarcación y cerramiento. Rol 7085-2012

Santiago, treinta de mayo de dos mil trece.

VISTO:

En estos autos rol Nº 3.887-2010, del 5° Juzgado Civil de Valparaíso, juicio en

procedimiento sumario, caratulado “Silva Moreno, Teresa con Lebtun Quinan, René”, doña Teresa

Elena Silva Moreno interpuso demanda de demarcación y cerramiento en contra de don René del

Carmen Lebtun Quinan.

Funda su demanda señalando que es propietaria del inmueble denominado Parcela N° 337 A, del

fundo Las Mercedes, ubicado en el sector de Placilla, comuna de Valparaíso, cuyos deslindes

detalla, el cual se encuentra inscrito a su nombre a fojas 2.726 vuelta, N° 4.521, del Registro de

Propiedad del año 2009, del Conservador de Bienes Raíces de esa misma ciudad.

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Indica que el demandado es dueño de la Parcela N° 338, colindante con la suya, existiendo entre

ambos predios un deslinde de hecho que se encuentra desplazado hacia el oriente de la parcela

337 A, de tal forma que el bien raíz de su vecino y demandado se extiende indebidamente hacia

terrenos de su propiedad en una extensión de 1.182, 69 metros cuadrados, situación que en tales

términos fue declarada por sentencia ejecutoriada dictada en autos sobre acción reivindicatoria, rol

N° 18.388-1993, seguidos también ante el 5° Juzgado Civil de Valparaíso.

Solicita, en consecuencia, que se fije la línea divisoria correspondiente a los 1.182,69 metros

cuadrados que le corresponden a la parcela 337 A, en su deslinde oriente con la colindante parcela

338, según su título inscrito y de acuerdo a la sentencia ejecutoriada ya reseñada, señalándose los

hitos pertinentes a esa fijación, con costas.

Contestando la demanda, el demandado solicitó su rechazo, con costas, argumentando, en

resumen, que la pretensión de la actora resultaría improcedente en este tipo de procedimiento y

que la finalidad última del requerimiento efectuado por la actora correspondería más bien al de una

demanda reivindicatoria.

Por sentencia de treinta y uno de mayo de dos mil doce, escrita a fojas 95, la juez subrogante del

tribunal a quo rechazó la demanda de autos.

Apelado este fallo por el demandante, una de las Salas de la Corte de Apelaciones de Valparaíso,

por sentencia de dos de agosto de dos mil doce, que se lee a fojas 123, lo confirmó.

En contra de esta última decisión la aludida parte ha deducido recurso de casación en el fondo.

Se ordenó traer los autos en relación.

CONSIDERANDO:

PRIMERO: Que el recurrente sostiene que la sentencia de segundo grado, que confirmó el fallo de

primera instancia que, a su vez, negó lugar a la demanda incoada a fojas 1, ha sido dictada con

infracción a los artículos 842 y siguientes, 844, 846, 1698, 1699, 1700, 1701 y 1706 del Código

Civil, 342 al 355 del Código de Procedimiento Civil y 19 N°s 24 y 26 de la Constitución Política de

la República, según pasa a explicar:

Señala, en síntesis, que la sentencia impugnada incurre en infracción de leyes reguladoras de la

prueba y de normas decisoria litis, en cuanto, a su juicio, prescinde del mérito de los medios

probatorios allegados al proceso y del claro contexto en que fue planteada la discusión sub lite,

habiéndose omitido considerar, en lo sustantivo, que la demanda no ha pretendido someter a

controversia el dominio del terreno de 1.182,69 metros cuadrados, que conforme al actual cerco de

hecho existente entre los predios se comprende indebidamente dentro de los limites materiales del

inmueble del demandado, puesto que tal situación ya fue zanjada con autoridad de cosa juzgada

en la causa anterior rol N°18.388-1993, conforme a cuyo tenor precisamente se solicitó que se

ajustara la demarcación, concluyendo enseguida, erróneamente, que la mera existencia de un

deslinde de hecho impide, en términos absolutos, la práctica de la demarcación conforme a

derecho;

SEGUNDO: Que para una mejor inteligencia del recurso interpuesto, resulta relevante

consignar que los sentenciadores del fondo tuvieron asentados, como hechos de la causa, los

siguientes:

a).- Que la totalidad de la propiedad de la demandante se encuentra cercada.

b).- Que el demandado usa como si fuera de su propiedad una porción de terreno que es

de dominio de la actora;

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TERCERO: Que la sentencia recurrida que reprodujo y confirmó el fallo de primer grado,

negando lugar, en definitiva, a la demanda de demarcación y cerramiento, reflexiona para arribar a

tal decisión que “el objeto de la acción de demarcación es la fijación de límites, y como lo ha

sostenido la doctrina y reiterada jurisprudencia, tiene como presupuestos que no existen linderos o

mojones que determinen la línea de separación de los predios, como, asimismo, que éstos no

hayan sido antes demarcados”, razonando, a continuación, que “quedando establecida la

existencia de un cercado que separa los inmuebles de las partes, encontrándose así demarcado el

deslinde oriente”, resultaría absolutamente improcedente la acción intentada;

CUARTO: Que como se sabe, la demarcación consiste en un conjunto de operaciones que tiene

por objeto fijar la línea de separación de dos predios colindantes de distintos dueños y señalarla

por medio de signos materiales.

Esta actuación se compone de dos fases, la primera, de carácter jurídico, -delimitación-, tendiente

a fijar o reconocer la línea divisoria y, la segunda, de índole material, -amojonamiento-, dirigida a

señalar esta línea sobre el suelo por medio de signos apropiados, denominados hitos o mojones.

Sin lugar a dudas, no existe impedimento alguno en que las diligencias destinadas a concretar la

demarcación se efectúen amigablemente, en forma voluntaria, por los vecinos interesados, pero en

el evento de que tal expresión de buena vecindad no concurra, será la justicia la llamada a imponer

a los propietarios la obligación de delimitar y cercar sus predios conforme a derecho;

QUINTO: Que el aludido artículo 842 del Código Civil previene expresamente que “todo

dueño de un predio tiene derecho a que se fijen los limites que lo separan de los predios

colindantes, y podrá exigir a los respectivos dueños que concurran a ello, haciéndose la

demarcación a expensas comunes”.

En el aspecto activo de este derecho, la demarcación es una de las facultades materiales

del dominio que se traduce en el poder que tiene todo propietario de un inmueble, por el sólo hecho

de serlo, para fijar la extensión exacta de su derecho y para individualizar, por medio de signos

materiales, la cosa sobre la que éste recae.

En su aspecto pasivo, la obligación de concurrir a la demarcación dice relación con un

deber jurídico derivado de las relaciones de vecindad;

SEXTO: Que efectivamente, si bien se ha señalado reiteradamente por la doctrina y la

jurisprudencia que obstaría a la admisibilidad de la acción que nos ocupa el hecho de solicitarla el

propietario de un predio que se encuentre positivamente deslindado, dicha afirmación debe ser

entendida a la luz de una adecuada exégesis del artículo 842 del Código de Bello, en términos

tales de considerar únicamente como una eficiente excepción a la demanda de demarcación, por

carecer ella de objeto, la alegación de existir una delimitación previa, efectuada de común acuerdo

por los propietarios interesados o en cumplimiento de una resolución judicial.

Sobre el conflicto sub lite, en particular, se ha sostenido que “no es demostración de que hay

deslindes la existencia de un cerramiento, ya que es posible que éste -obra exclusiva tal vez de

uno solo de los vecinos- ocupe un terreno que no es el de la línea separativa de los fundos

contiguos” (Arturo Alessandri, Manuel Somarriva y Antonio Vodanovic, “Derecho Civil, Tratado De

Los Derechos Reales”, Tomo II, Editorial Jurídica de Chile, 1993, página 197);

SÉPTIMO: Que en relación, ahora, a la distinción existente entre la acción de demarcación y la de

reivindicación, debe precisarse que ambas tienen objetos distintos ya que la primera busca que se

señalen los limites de dos predios colindantes, en tanto que la segunda se interpone para

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recuperar un terreno cuyo dominio pretende el demandante y que está en posesión del

demandado.

De este modo es posible afirmar, que si lo solicitado es la restitución en forma indeterminada de

terrenos que están dentro de los linderos del predio que se pretende demarcar, la acción propia es

la de demarcación. Si, en cambio, lo requerido es la posesión de terrenos determinados que otro

tiene en su poder y que están dentro de los linderos del que los pide, se trata entonces de una

acción reivindicatoria.

En la reivindicación se pretende tener derecho a una determinada extensión de terreno; en la

acción de demarcación no se pretende una extensión de terreno definida, sino que se arguye que

los límites resultantes del titulo o de la posesión son otros que los que afirma la parte contraria.

“La alteración de los límites existentes no puede perseguirse por la acción de demarcación;

es previa la acción reivindicatoria para reclamar los terrenos a que se pretende tener derecho y que

posee el vecino: sólo una vez reconocido ese derecho procede entablar la acción de demarcación

para que se señalen los nuevos límites”. (Ob. cit. pág. 198);

Por su parte la jurisprudencia sobre la materia ha señalado que “no se desnaturaliza la acción de

demarcación incorporando en ella cuestiones de dominio, pues recuperar terrenos -como

consecuencia de la fijación justa y legal de los limites que separan a los predios colindantes- es

uno de sus fines, siempre que no se los individualice y que su objeto principal sea la fijación de la

línea divisoria, con las restituciones consiguientes, pero inciertas en su cantidad y destino”.

(Revista de Derecho y Jurisprudencia, Tomo XXXII, sec. 1ª, pág. 183).

OCTAVO: Que luego de lo dicho y teniendo en consideración que en el caso sub lite, tal como se

colige de los antecedentes allegados al proceso, existe una resolución judicial ejecutoriada dictada

en autos sobre reivindicación, rol N° 18.388-1993, seguidos ante el 5° Juzgado Civil de Valparaíso,

que determinó el derecho de dominio del demandante respecto del terreno sobre el que recayó

dicha acción y que la demanda interpuesta en esta causa sólo ha tenido por objeto la fijación

exacta de la extensión de las parcelas N°s 337 A y 338, en su parte colindante, por medio de

signos materiales, resulta evidente que los sentenciadores del mérito han incurrido en error de

derecho al negar lugar a la demanda de demarcación y cerramiento en razón de una reflexión

incorrecta, puesto que, como se ha manifestado, de modo alguno ha podido obstar a la admisión

de la pretensión explicitada en el libelo pretensor de fojas 1, el hecho de existir un cierre de facto

que divide materialmente y sin apego a derecho los predios inscritos registralmente a nombre de

los litigantes, vulnerándose de este modo el artículo 842 del Código Civil, debiendo considerarse

que tal transgresión normativa influyó substancialmente en lo dispositivo del fallo, al desestimarse

una demanda a la que ha debido hacerse lugar, por lo cual no cabe sino acoger el recurso de

nulidad sustantiva interpuesto por la parte recurrente;

NOVENO: Que habiéndose admitido la casación en el fondo por infracción a uno de los

preceptos legales que se denuncian quebrantados en el recurso, resulta innecesario pronunciarse

acerca de los demás errores de derecho que, a decir del recurrente, se habrían cometido en la

sentencia objetada.

Por estas consideraciones y visto, además, lo dispuesto en las normas legales citadas y en

los artículos 764, 765, 767, 785 y 805 del Código de Procedimiento Civil, se acoge el recurso de

casación en el fondo, deducido en el primer otrosí de la presentación de fojas 124, por el abogado

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don Enrique Alejandro Carrillo Fierro, en representación de la demandante, doña Teresa Silva

Moreno, en contra de la sentencia de dos de agosto de dos mil doce, escrita a fojas 123, la que se

invalida y reemplaza por la que se dicta acto continuo, sin nueva vista, pero separadamente.

Regístrese.

Redacción a cargo del Ministro Sr. Nibaldo Segura Peña.

N° 7.085-12.-

Pronunciado por la Primera Sala de la Corte Suprema por los Ministros Sres. Nibaldo Segura P.,

Juan Araya E., Guillermo Silva G., Sra. Rosa Maggi D. y Sr. Juan Fuentes B.

No firman los Ministros Sr. Araya y Sra. Maggi, no obstante haber concurrido a la vista del recurso

y acuerdo del fallo, por estar ambos con permiso.

Autorizado por la Ministra de fe de esta Corte Suprema.

Frases obtenidas de internet.

La doctrina, apoyada por la jurisprudencia desconocen su calidad de servidumbre porque se trata de un derecho inherente al de dominio, ningún predio se sirve de otro.

b)   De interés privado: art. 841.

Servidumbres de Demarcación: Es el acto de fijación de la línea de separación entre dos predios colindantes, de distintos dueños, señalándola por medio de signos materiales.

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Tiene dos fases: intelectual o de delimitación, tendiente a reconocer la línea imaginaria de separación y la segunda, material, dirigida a fijar en el suelo la delimitación por medio de signos visbles o hitos. La doctrina, apoyada por la jurisprudencia desconocen su calidad de servidumbre porque se trata de un derecho inherente al de dominio, ningún predio se sirve de otro.

Servidumbres de Cerramiento: Art. 844, consiste en el derecho de todo propietario de cerrar su predio y de obtener que contribuyan a esa actividad los dueños de los predios colindantes. Se diferencia de la demarcación porque se trata de una etapa posterior, netamente material. De acuerdo con la doctrina y jurisprudencia, ésta no es una servidumbre sino una obligación impuesta por las relaciones de vecindad, es una obligación impuesta por la ley al dueño de un predio colindante.

DEMARCACION (Art.898).-Todo dueño de un predio tiene derecho a que se fijen los limites que los separan de los predios lindantes, y podrá exigir a los respectivos dueños que concurran a ello, haciéndose la demarcación a expensas comunes.

La determinación del alcance territorial o espacial del dominio es de interés reciproco, resultando beneficiados los dos predios.

La acción demarcatoria es real porque se funda en el dominio que es un derecho real. La demarcación es una operación contradictoria porque requiere concurso de los propietarios de los predios

contiguos. La demarcación es una operación declarativa, por que no hace sino declarar o confirmar un estado de cosas

preexistentes. La acción demarcatoria debe ser propuesta por todo dueño de un predio. El objeto de de la Demarcación consiste en fijar los limites que separan un predio de otro contiguo. Los linderos deberán hacerse tomando como base los títulos de Dominio que presentan los interesados.

Requisitos de la Demarcación:1.2. DOS PREDIOS CONTIGUOS.- El objeto de la demarcación es fijar los límites que separan los predios.3. PRDIOS DE DISTINTO DUEÑO.- Si los predios fueran del mismo dueño no tendría lugar realizar un

demarcación.4. PREDIOS URBANOS O RUSTICOS.- Es mas común la demarcación de predios rústicos igual que los

urbanos mientras estos no estén edificados, ya que las paredes los delimitan por si mismo.5. FALTA DE LINDEROS LEGALMETNE ESTABLECIDOS.- Ya que si existieren linderos estos están

cumpliendo con su objeto y no seria procedente la demarcación,

Los linderos tienen que ser establecidos legalmente para que tengan valides.CERRAMIENTO (Art.900).-El dueño de un predio tiene derecho a cerrarlo o cercarlo por todas partes, sin perjuicio de las servidumbres constituidas a favor de otros predios.

El cerramiento puede consistir en:

o Paredeso Cercas vivas o muertaso Fosos.

Leer más: http://www.monografias.com/trabajos19/servidumbres/servidumbres.shtml#ixzz3ksRGKLMx

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