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R EVISTA A CCI Ó N M AGISTRAL Revista 4• Diciembre 2016 Familia y Escuela El triángulo comunicativo entre alumnado, familia y docentes

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REVISTA

ACCIÓN

MAGISTRAL Rev

ista

4•

Dic

iem

bre

2016

Familia y Escuela

El triángulo comunicativo entre alumnado, familia y docentes

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¿QUIÉNES SOMOS?

es un proyecto de ayuda al profesorado que trabaja la Educación en Valores en el aula donde se ofrece a

los docentes posibilidades de formación (cursos online propios y becas), recursos y programas para su utilización en el aula, blogs informativos sobre actualidad educativa, espacios para el debate y la reflexión, encuentros virtuales con expertos educativos, etc.

Se trata de una iniciativa de la FAD, la Comisión Española de Cooperación con la UNESCO y BBVA que se dirige específicamente a docentes de Educación Infantil, Primaria y Secundaria que trabajen o quieran trabajar en el aula proyectos de Educación en Valores y transmisión de valores sociales (solidaridad, tolerancia, respeto, justicia, igualdad, etc.) a través de metodologías innovadoras.

LOS OBJETIVOS DE ACCIÓN MAGISTRAL

Cohesionar y crear una comunidad activa de profesores comprometidos y motivados que

trabajan en valores sociales dentro del aula y que, de esta manera, tienen una influencia directa en su comunidad.

Potenciar y apoyar a esta comunidad de docentes innovadores, que diseñan y realizan proyectos

de educación en valores, en su más amplio sentido. Ayudarles a ser más visibles y formarles en competencias básicas para poder convertirse en actores del cambio educativo.

Extender y ampliar de manera paulatina la comunidad y el número de profesores que

trabajan los valores sociales en su comunidad.

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Editado por:©FAD, 2016

Avda. de Burgos 128036 Madrid

[email protected] 2445-3889

ACCIÓNMAGISTRAL

02Firmas invitadas: Educar sin ira. Ángel Peralbo.

La relación familia y escuela desde la Pedagogía Sistémica. Rosa del Alba García, Consuelo Cabrejas y José Carlos Pascual.

07Hablamos con Eva Bailén, la madre que popularizó el debate sobre los

deberes.

10Trabajo en el aula: Pensar juntos la Escuela. Una asamblea sobre la

relación entre la familia y la escuela.

13En el blog...Tres post sobre familia y escuela publicados por Óscar

Martín Centeno, Mónica Silvina Martínez y Ángel Santos en Acción Magistral.

SUMARIO

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FIRMAS INVITADAS

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Si algo hemos de tener claro en la vida, en mi humilde opinión, es que no hemos venido a ser los mejores padres, madres, docentes, hijas e hijos ni mucho menos.

Ser los mejores, en todo caso es una quimera, algo que además de imposible ni siquiera me atrevería a decir que fuera bueno, entre otras cosas porque cada persona ya es suficientemente completa en lo que se refiere a su potencial para, al menos, intentar hacerlo bien, mejor, superándose, etc. pero sobre todo, porque si lo pretendiéramos, podríamos acabar persiguiéndolo a toda costa y descentrándonos de lo que quizá sí es nuestra justificación en este terreno: tratar de vivir con un nivel digno de felicidad o al menos intentándolo para que no solamente nosotros, sino que quienes nos rodean también puedan aprovecharse de ello, especialmente aquellas personas que más nos observan y que en cierta manera y durante gran parte de su vida, dependen emocionalmente de nosotros.

Me refiero, claro está a nuestros peques. Que observan, que experimentan, que copian, que se quedan de manera selectiva con algunos de los legados que reciben y que muchas veces son el claro reflejo de los adultos que les acompañan en este trayecto que es la vida.

Pero quizá no coincidamos en este propósito vital o quizá sí, pero se nos olvide con demasiada frecuencia, de tal forma que ejerzamos nuestra existencia con unos niveles de “emoción negativa” excesivamente altos y frecuentes.

Podríamos seguramente evaluar cómo vivimos y experimentamos infinidad de áreas vitales, pero la que nos interesa es la de la educación de nuestros peques. Cómo los protegemos, cómo los educamos, cómo los queremos… cómo nos relacionamos con ellos y ellas.

Pues bien, podemos afirmar que en el ámbito de casa y en el escolar, son frecuentes las desavenencias, los

conflictos, los malos modos, la incomunicación, los eternos enfados, etc. y aunque en absoluto digo que esto sea lo que predomina, lo que sí observamos es que está demasiado presente, inundando en algunos casos las relaciones del día a día, frecuentando en otros muchos los momentos más críticos y conviviendo en la mayoría, mezclados con momentos muy positivos y fantásticos.

Esas emociones negativas, que son consustanciales a las personas y fundamentales desde todos los puntos de vista, se han convertido en muchas ocasiones en el peor aliado de la Educación, en uno de los condimentos más frecuentes. Y si es un ingrediente básico para la supervivencia, puesto que nos ayuda a reaccionar enérgicamente con lo que nos disgusta o no nos conviene, se ha ido convirtiendo en un elemento demasiado presente, que se contagia y que tinta de negativo incluso cuestiones que no lo son o que no deberían de serlo como, aprender, discutir, ordenar…todo un conjunto de experiencias vitales que durante el desarrollo deberían contener más bien, elementos positivos, gratificantes, edificantes, etc.

Lo bueno del proceso educativo con los más pequeños es que es bidireccional y permite que esas emociones negativas que en los adultos aparecen de manera natural y que con el tiempo aprenden, se desaprendan. Porque sin duda, si pretendiéramos que quienes educan, aprendan primero a hacerlo, volveríamos a otra quimera. Han de hacerlo poco a poco, aprendiendo de sus errores, manejando sus conductas básicas y entendiendo que en el proceso está el cambio y la posibilidad de mejorar todo aquello, que como las respuestas negativas aprendidas, pueden cambiar.

A mayor implicación emocional, más difícil se hace poder actuar de manera sosegada, tranquila y con un nivel de razonamiento adecuado.

Son muchas las ocasiones en las que vemos a nuestros retoños como nuestra prolongación y

Educar sin ira

ÁNGEL PERALBODirector del Área de Adolescentes

del Centro de Psicología Álava Reyes

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por tanto, sus desobediencias, sus errores, sus inconformismos, como algo inadmisible, que rompe con lo deseado y esperado y que por lo tanto, conduce urgentemente a sacar lo peor de nosotros mismos.

Cierto es que pueden llegar a ser muchas las ocasiones en el día a día pero precisamente por ello hemos de entender el efecto que puede tener la pérdida del control de nuestras emociones. En el caso de los adultos, aparecen con demasiada frecuencia, sentimientos de culpa, frustración, sensación de fracaso e impotencia; en el caso de los peques, exactamente lo mismo.

Cuando hacen alguna picia, nos enfadamos;cuando ponen caras raras o irrespetuosas nos

enfadamos;cuando no obedecen nos enfadamos;

cuando discuten nos enfadamos;cuando suspenden nos enfadamos;

cuando aprueban raspados también nos enfadamos;

cuando no nos entregan las notas nos enfadamos;cuando llegan tarde nos enfadamos;

cuando hacen algo y tienen la culpa nos enfadamos;

cuando hacen algo y no tienen la culpa también nos enfadamos, con otros

pero nos enfadamos…

Claves para manejarnos:

Cuando estemos enfadados o lo estén los menores, será necesario huir de respuestas inmediatas y posponerlas el tiempo necesario para poder pensar con sensatez y bien. Caer en la cuenta de que no hay prisa, con los pequeños cada día ofrece nuevas oportunidades para intentar hacerlo mejor. Además, con los más mayores exponer nuestra falta de control, lo verán como nuestra debilidad, lo que los empoderará mucho más.

Encontrar aquellas estrategias que mejor nos desactiven y que a ellos también les ayuden a reequilibrarse. Si somos personas que enseguida nos tensamos y podemos alcanzar la ira de manera muy rápida, nos ayudarán mucho las técnicas que producen un alivio más físico, como relajarnos con estrategias, en primer lugar más sencillas como la respiración diafragmática, mindfulness, relación muscular progresiva de Jacobson, etc.

Pero “ojo” no confundamos educar sin ira, tranquilos, orientándonos al autocontrol, con no hacer nada más o no ejercer lo que toque en cada caso; es necesario aprender a establecer

consecuencias más eficaces y que no atenten con el equilibrio de los adultos, o sea, en vez de enfadarnos, establecer consecuencias coherentes con lo que haya pasado.

Cuando hacen alguna picia, sancionémosles.cuando ponen caras irrespetuosas, ignorémosles.

cuando no obedecen obliguémoslos o establezcamos consecuencias;

cuando suspenden centrémonos en que estudien;cuando aprueban raspados animémoslos;

cuando llegan tarde sancionémoslos con las próximas salidas.

cuando hacen algo y tienen la culpa establezcamos consecuencias;

cuando hacen algo y no tienen la culpa animémoslos a aguantar situaciones injustas de la

vida.

Principios fundamentales para no perderlos de vista:

Descubrir nuestros estresores, aquellos elementos que nos están llevando al límite.

No siempre son los peques, aunque tienen mucho que ver.

Identificar cómo nos afectan y cómo hacemos para compensar, o sea, para sentirnos bien y reequilibrarnos. Descubriremos que muchas veces no hacemos nada.

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Intentar romper las inercias que puedan ser perjudiciales.

Caer en la cuenta de que es un problema familiar y por lo tanto hemos de buscar ayuda en los demás. De hecho acaba afectando a todos.

Flexibilizar nuestro grado de exigencia teniendo en cuenta también el momento y las capacidades de los peques.

Recordar que tenemos tiempo para cambiar y mejorar. La educación es un proceso a largo plazo. Lo que sí hemos de hacer en cualquier caso es implicarnos cuanto antes.

Asumir que no todo puede salir a la perfección. No hay avance, sin errores. Estos forman parte del proceso y no deberían ir asociados a la palabra fracaso.

Hacer proyecciones al futuro con un talante positivo y optimista y no al contrario.

Pensar cuando nosotros éramos pequeños, se presentaban dificultades y no era el final en absoluto.

Aprender a parar e ir más despacio, lo importante es llegar.

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La relación familia y escuela desde la Pedagogía Sistémica

ROSA DEL ALBA GARCÍA GÓMEZCONSUELO CABREJAS GARCÍA

Equipo directivo de la Escuela Infantil Primeros Pasos

JOSÉ CARLOS PASCUAL ROSADO Profesor y psicólogo sistémico

Fundamentos

La Pedagogía Sistémica es la aplicación en el ámbito educativo de los principios básicos de la vida enunciados por Bert Hellinger. Ha sido desarrollada por Angélica Olvera desde CUDEC, una institución innovadora de Méjico, y se ha expandido por varios países de Europa, América y Asia.

Se asienta en un paradigma sistémico-fenomenológico y, sobre todo, ofrece soluciones a las necesidades del siglo XXI. Entre ellas, resolver favorablemente la relación entre familia y escuela para beneficio de los alumnos.

“Cuando los alumnos llegan a la escuela, sus padres, la institución educativa y los maestros, generan una relación que va a permanecer en la vida del alumno para siempre. Los resultados de esta relación se verán reflejados en su rendimiento académico de una manera irremediable”.

Angélica Olvera

La Pedagogía Sistémica mira a las familias como protagonistas de la educación. Dicho de otro modo: la escuela, por su función, está al servicio. Cada institución educativa es un “macro-sistema”, en él confluyen también cada uno de los sistemas familiares de su alumnos. Los padres pertenecen y forman parte de la comunidad educativa.

Además del proceso de enseñanza aprendizaje en el aula, desde la Pedagogía Sistémica hay otros factores a considerar en la educación: la confianza en los docentes y en la escuela, la existencia de campos de inclusión o exclusión que lo favorecen o dificultan, los candados de aprendizaje de cada alumno, etc.

Para resolver con éxito los nuevos retos, la escuela XXI que queremos puede ser más inclusiva, trasformar su mirada respecto a los padres y madres, ampliándola, e incluir aspectos relevantes como los principios básicos de la vida, la necesidad de establecer y cuidar los vínculos y generar un

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clima emocional saludable para la convivencia, complementarios al desarrollo de competencias y la adquisición de conocimientos.

Es necesario reconocer la bidireccionalidad de esta relación. Docentes y familias pueden potenciarla siguiendo unas sencillas pautas. Así desde la escuela, en relación a las familias, se puede:

• Reconocer que los padres forman parte del sistema escolar e incluirlos así como son, sin juicios; receptivos a sus necesidades e inquietudes.

• Crear un espacio de confianza mutua en el que familias y maestros tiendan puentes para generar acuerdos, mirar lo que se necesita y elaborar estrategias conjuntas que potencien los aprendizajes.

• Hacer del centro educativo un lugar de encuentro multicultural, que atienda a la diversidad familiar y sus orígenes.

• Respetar desde la institución las normas familiares, sin cuestionarlas, para que la familia acepte las normas propias de la escuela.

El pedagogo sistémico necesita además:

• Realizar un proceso de desarrollo personal, que le permita fortalecerse y disfrutar más en el aula.

• Competencia para contextualizar y sintonía con lo que se muestra.

• Calidad humana para la relación o el acompañamiento.

• Establecer vínculos de reconocimiento y respeto con alumnos, familias,sus equipos directivos y colegas.

De manera recíproca la familia puede:

• Reconocer y respetar a la escuela como institución y a los docentes o maestros que forman parte de ella, confiando en su labor.

• Hablar bien a los hijos de su centro escolar y de sus maestros, de ese modo dan su permiso para tomar lo que reciben de ellos, con gratitud y reconocimiento.

• Ser cómplices de la institución educativa para resolver desde la cooperación las dificultades educativas, sin confrontarse.

• Comprender que su relación con la escuela de sus hijos refleja emociones de miedo o enojo, que su sistema o ellos mismos tenían hacia su propia escuela.

Aplicaciones prácticas en el ámbito educativo

Nuestra visión de la Escuela Infantil ha sido siempre de apertura a las familias, cuando un padre o madre nos está dejando a su hijo de tres meses, o uno o dos años ¡cómo dudar de que nos están dejando lo más importante que tienen! Y así es, para nosotras la Pedagogía Sistémica ha supuesto poner un nombre a todo lo que desde hace mucho tiempo estábamos buscando, dar a los padres y madres su lugar, el principal, porque los centros educativos estamos a su servicio, desde estos primeros años.

En la relación con las familias, cuidamos mucho la primera toma de contacto; cómo son recibidas por primera vez en la escuela, independientemente de si deciden matricular o no a su hijo, va a marcar la relación que desde ese mismo momento se establece, por eso, la dirección cuida ese momento con respeto y dándoles el tiempo necesario, adecuando el espacio para favorecer la escucha y el encuentro.

En esa primera toma de contacto es importante toda la información que como pedagogas sistémicas recibimos: quién viene a pedir la información, con quién, qué necesidades muestra la familia, etc., la finalidad es mirarla con su contexto.

La mirada sistémica nos permite ver a los alumnos y a sus familias, reconociendo sus diferentes costumbres, tradiciones, reglas,… respetando la multiculturalidad y aceptando que las primeras enseñanzas se dan en casa. El maestro y la escuela acompañan en ese camino, por eso, reconocer que todas son siempre válidas y todas las culturas también y respetar esto en cada caso garantiza al niño un entorno afectivo y contenedor. Cuando un padre o una madre sienten seguridad al mostrar en el aula una costumbre de su familia como una canción, un cuento, etc., están ampliando el espacio seguro de su hijo.

Según palabras de Bert Hellinger: “primero van los padres, después los niños y después los maestros, este es el orden y cualquier maestro que se considere mejor que los padres ya ha perdido (al alumno)”.

En la Escuela Infantil cuidamos este principio básico de la Pedagogía Sistémica: el orden. Aplicándolo en diferentes momentos, por ejemplo:

En las reuniones de padres, como educadoras sabemos que para los niños es importante la rutina y saber dónde colocarse, lo mismo ocurre con

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las familias, darles su espacio, su lugar, colocando las sillas en las que se van a sentar para la reunión por orden de nacimiento de su hijo, con el nombre del niño en ellas, favorece las relaciones personales tanto con las otras familias, como con los miembros del equipo que participan en la reunión.

En las tutorías o entrevistas con las familias cuidamos la ubicación, teniendo en cuenta que la familia ha de estar siempre al lado derecho de la tutora (ellos son los importantes).

Otro principio básico de la vida es la pertenencia, sentirse parte de un contexto social como es la escuela; por ello hemos colocado en nuestra entrada unos globos donde aparecen los nombres de los niños y de sus padres y madres, así como los de todos los miembros del equipo, con sus progenitores también. En cada una de las aulas ambos están “siempre presentes”, en la primera entrevista les pedimos que elaboren un dibujo con sus fotos y sus manos que traen cuando su hijo se incorpora a la Escuela y está siempre accesible para él.

Para cuidar la incorporación al centro, durante los primeros días de los niños, creamos el “espacio familiar”: un lugar de encuentro para todas durante el periodo de adaptación, donde puedan manifestar dudas, inquietudes, miedos…, con la presencia de uno de los miembros del equipo directivo que les acompaña y refuerza positivamente sus acciones y decisiones.

Las familias hacen lo mejor para sus hijos, este es el mensaje de reconocimiento que desde nuestra escuela se hace llegar a las familias y ellas lo reciben con agrado.

Dentro de los protocolos que hemos elaborado como claustro docente, están los de bienvenida a los niños y sus padres que se incorporan con posterioridad al mes de septiembre, éstos incluyen, dependiendo de la edad, una propuesta para dar la bienvenida al niño que llega al aula acompañado de su familia. Asimismo, incorporamos un protocolo de despedida para los que se van del centro antes de terminar el curso, se trata de despedir a un miembro del grupo, a sus padres y su sistema, agradeciéndoles el tiempo que han estado con nosotros, haciéndoles entrega de un regalo elaborado por sus compañeros del aula e invitándoles a pasar una tarde con nosotros.

El tercer y último principio de la vida de la Pedagogía Sistémica es el equilibrio entre el tomar y el dar, esto hace que las relaciones que se generan sean más armónicas, los adultos dan y los niños reciben. Ofrecer a las familias la oportunidad de participar activamente en el desarrollo del curso, abriendo las puertas del centro con propuestas, talleres adaptados a sus horarios, teatros… hace que se cree un ambiente de confianza mutua y compromiso, sin intención, sin juzgar, sin esperar nada a cambio, solo el simple hecho de dar para que ellos tomen aquello que quieran y puedan.

La aplicación de la Pedagogía Sistémica en nuestro centro ha significado un cambio significativo de mirada hacia las familias, generando un acompañamiento activo en la educación y crianza de sus hijos, cada uno desde el lugar que nos corresponde. Consiguiendo: que las familias estén en la escuela con más seguridad, acortando los periodos de adaptación de los alumnos, mayor fluidez en las relaciones entre cada uno de los miembros de la comunidad educativa y, cuando se necesita, poner todos nuestra mirada en las mejores soluciones.

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HABLAMOS CON...

Eva Bailén, la madre que popularizó el debate sobre los deberes

“Tenemos que olvidarnos de si estamos en el bando de las familias o en el de los docentes y cooperar para que la relación familia-escuela

goce de buena salud”

¿Cómo concibe Eva Bailén la relación entre la familia y la escuela? Hablamos con la ingeniera de telecomunicaciones que inició la famosa campaña en change.org pidiendo la racionalización de los deberes escolares y que consiguió más de 215.000 firmas. Acaba de publicar el libro Cómo sobrevivir a los deberes de tu hijo.

¿Qué lleva a una ingeniera de telecomunicaciones a implicarse y comprometerse con la educación?

Para mí la educación siempre ha sido muy importante. Por mi propia formación en primer lugar, por mi paso por la escuela, el instituto y la universidad, y después por ser parte de la comunidad educativa como madre de tres hijos. El gran cambio se produjo en el momento en el que asumí que había mucho que mejorar, porque uno de mis hijos no estaba disfrutando de su etapa escolar, sino que estaba más bien sufriendo su paso por la escuela.

¿Cómo recuerdas tu primer acercamiento a un centro escolar?

Cuando yo era pequeña iba al colegio con ilusión, y conservé esa ilusión durante años, incluso

después de escolarizar a mis hijos. Cuando esto ocurrió seguí emocionada durante mucho tiempo, porque la relación entre mi familia y el centro era buena. Me entusiasmaba saber qué se hacía en el colegio, cómo aprendían los niños y participar, ayudar y sentirme implicada.

¿Cómo crees que repercute en los niños y las niñas el que no exista una relación entre familia y escuela?

Cuando la relación entre la familia y la escuela se deteriora los principales perjudicados son los niños. Porque no hay comunicación, no hay confianza, y eso no ayuda a mejorar el aprendizaje, no lo favorece. En un clima en el que no se establecen lazos entre los dos entornos principales en los que se desarrolla la vida del niño falta mucha cohesión, complicidad y entendimiento para que todos remen en la misma dirección.

Como madre, ¿cómo es tu implicación en los centros escolares de tus hijos?

Trato de ayudar en el AMPA, con la página web por ejemplo que se me da bien, o con las redes sociales. También he participado en charlas y mesas redondas organizadas por los profesores. Me gusta también

compartir con los profesores de mis hijos información sobre talleres, eventos, formación en educación, y otros hallazgos que tengan que ver con la innovación educativa.

¿Cómo entiendes que debería concebirse la relación familia-escuela?

Debería ser una relación de confianza mutua, de respeto y complicidad, poniendo siempre al niño en el centro de interés, consultando con el niño, sin miedo a oír su opinión y sin restarle importancia a lo que sienta. La comunicación debería ser fluida y sencilla, se deberían poner los medios necesarios para que sea efectiva. Y con ello me refiero a la importancia de poderse comunicar por e-mail, o por algún medio digital que lo haga realmente sencillo.

Según tu experiencia, ¿qué obstáculos se puede encontrar un padre o madre a la hora de implicarse en la educación de sus hijos/as?

Se pueden dar discrepancias en el modo de educar que obstaculicen la implicación, pueden darse diferencias notables en el modo de educar. Por ejemplo, hay padres que siguen un estilo de

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educación respetuosa y no aplican castigos en casa, pero se encuentran con un gran choque en la manera de educar en el colegio, porque sí aplican castigos.

Por otra parte, en ocasiones, creo que es complicado tratar de comunicar las dificultades por las que pueden estar pasando nuestros hijos sin que se tomen como una crítica al trabajo docente ni un ataque. Yo parto de la premisa de que siempre se puede mejorar el trabajo que se hace, siempre hay margen de mejora, y cuando esta premisa no es compartida por las dos partes, familia y escuela, y se carga la responsabilidad solamente en uno de los dos pilares, o en el niño, no se genera una dinámica colaboradora, no se trabaja en equipo y no se avanza.

No tiene sentido entender una dificultad de un niño como un problema del mismo, los adultos de referencia tenemos que olvidarnos de si estamos en el bando de las familias o en el de los docentes y cooperar para que el niño sea feliz, aprenda y la relación familia-escuela goce de buena salud.

Lo peor que puede ocurrir es que se cierre el diálogo, no haya empatía, sensibilidad y no se colabore, se pierda la confianza y el niño no vaya con motivación y alegría al colegio.

Por lo que mencionas, la diferencia de criterios sobre Educación es un factor que podría impedir un adecuado cauce entre familia y escuela, ¿es así?

Con frecuencia ocurre que hay diferencias grandes en los criterios, en las prioridades y en las realidades que viven las familias y los docentes. Para algunos padres y/o profesores la prioridad pueden ser los resultados académicos, mientras que para otros

puede primar el bienestar emocional. La educación se percibe pues desde diferentes puntos de vista, y esa diferencia si no se entiende y se comparte puede, desde luego, entorpecer la relación.

Las familias son diversas y las realidades en el hogar también, las necesidades de conciliación, las propias relaciones entre los miembros de la familia, todo puede influir en que haya diferencias de criterios, porque para cada familia y para cada docente la Educación puede cobrar un significado diferente.

La mayoría de centros escolares cuenta con un AMPA, ¿qué beneficios crees que tiene colaborar con esta entidad?

El AMPA aporta mucho al centro, proporciona muchísima ayuda valiosa. Ser miembro activo del AMPA te vincula al centro en el que están estudiando tus hijos, te ayuda a conocer sus problemas, sus puntos fuertes, cómo se trabaja y qué se necesita mejorar. Cuando te implicas te das cuenta de que se hacen muchas cosas desde el AMPA, de manera altruista, aunque haya gente que le cueste creerlo.

Con las cuotas de los socios se adquiere material para el centro, desde tabletas hasta toldos, por poner un ejemplo. Todo esto repercute en el beneficio de todos los niños, sean o no socios del AMPA. De modo que al colaborar y darte cuenta de que estás ayudando, te sientes partícipe del colegio, y se incrementa el sentimiento de comunidad educativa.

¿Qué cambios serían necesarios para un trabajo conjunto entre familias y docentes?

Sobre todo hace falta querer hacerlo, querer trabajar de manera conjunta, no tener miedo desde la escuela

de abrir las puertas del centro para que entren las familias, para que sepan qué ocurre en el centro, para que pregunten y propongan ideas, se interesen y participen. Y que las familias se conciencien de lo importante que es la educación, que no deleguen toda la responsabilidad en los centros, sino que colaboren, cooperen, escuchen las demandas que puedan hacer los docentes para que todos estemos en sintonía.

En el binomio familia - escuela, ¿qué papel tiene la educación en valores?

Los valores se enseñan casi sin querer, sean buenos o malos Los adultos de referencia somos el modelo de valores para los niños. Los valores se estudian en alguna asignatura con escasa presencia, pero lo importante de los valores no es que se estudien, sino que se pongan en práctica, casi sin que nadie se dé cuenta.

El respeto y la tolerancia, por ejemplo, se transmiten en los gestos y en la forma de actuar o hablar, no sirve de nada trabajarlos sobre el papel si después no nos respetamos mutuamente, o si somos intolerantes.

La educación en valores es lo que nos lleva al éxito como sociedad, a no admitir conductas machistas, xenófobas, a ser sensibles con el acoso escolar. Es primordial, no todo en la educación son los resultados académicos.

¿Qué consejos darías a otros padres y madres para implicarse en las acciones del centro escolar?

Hay que hacer un esfuerzo por acudir a las reuniones de padres, a las tutorías, por comunicarse con los docentes cuando haya un problema, o antes de que lo haya, cuando solo se trate de una duda o sospecha.

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Sé que los horarios laborales y los horarios de atención a las familias en los centros escolares no son compatibles, pero hay que pensar que la educación es tarea de todos, que todos educamos aún cuando no sabemos que lo estamos haciendo, y que los colegios no son lugares en los que los niños pasan unas horas todos los días para que los padres podamos ir trabajar, son una parte muy importante de la vida de nuestros hijos, y por extensión de la nuestra.

Uno se puede implicar de muchas formas, cada padre o madre podrá en función de sus posibilidades hacer algo por la escuela.

Una buena idea es pedir a los padres que se presenten y hablen de su trabajo, de lo que hacen, en la reunión inicial de curso para que los profesores sepan qué pueden pedir a cada uno y propiciar la implicación de las familias.

¿Podrías darnos algunas propuestas para mejorar la comunicación entre docentes y familias?

A mí me gustan las nuevas (o no ya tan nuevas) tecnologías, hay multitud de maneras de generar sentimiento de comunidad, de mejorar la comunicación, de facilitar las reuniones o las tutorías, gracias a la tecnología.

Desde una simple cuenta de e-mail, hasta una página de Facebook, un blog de aula, una cuenta de Twitter o un canal de Telegram. El simple teléfono o una videoconferencia por Skype. Todo ayuda a estar más cerca unos de otros.

Siempre pensando en querer realmente comunicar y conversar, los medios son muchos para hacerlo.

Me parece que la clásica agenda escolar en papel puede seguir siendo útil para que alumnos de la última etapa de Primaria y de Secundaria se organicen, pero no creo que sea la mejor vía de comunicación entre las familias y el centro.

Siendo más específicos, creo que ayudarían mucho algunos pequeños gestos que en algunos colegios se hacen con naturalidad y en otros suponen un gran muro.

Poder comunicarse con los profesores por e-mail; poder ver los exámenes corregidos

sin necesidad de pedir una cita para una tutoría; o flexibilizar los horarios de estas, incluso haciendo partícipe al niño de la reunión, para que vea juntos a sus padres y a sus profesores e incluso los pequeños nos den su punto de vista. Todo esto sería de gran ayuda.

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“Gracias por venir a nuestra clase”, con estas palabras Antonio Gamonal inició la asamblea sobre la relación entre familias y docentes en el Encuentro Acción Magistral 2016. En este espacio, seis padres y madres y seis docentes debatieron y compartieron sus experiencias con el objetivo de“pensar juntos la escuela”.

Mucho se habla de la importancia de fomentar la relación entre la familia y la escuela y en este espacio se trató de arrojar luz sobre los principales problemas, cómo resolverlos y propiciar una buena comunicaciónentre alumnado, familias y profesorado. Sin duda, un triángulo comunicativo complejo.

La asamblea dio comienzo con una dinámica orientada a conocer las principales conductas colaborativas que tanto a familias como profesorado encuentran adecuadas. ¿Qué les gusta a los docentes de las familias? Este ha sido el punto de partida del debate, turno de los profesores para sacar a la luz los aspectos positivos de las familias.

El resultado, lo que más valoran los docentes de las familias es la participación, la asistencia de las familias a las reuniones de padres, la inquietud o implicación en el proceso educativo de los hijos, la implicación de las AMPAS en la actividad diaria de los centros o la presencia de los padres en los actos y eventos que organizan.

¿Y a los padres y madres, qué actitudes les gustan de los docentes?Las ganas de innovar de los profesores, que sean sensibles a la participación de las familias en el centro escolar, tiempo de calidad en las tutorías, trabajar para fomentar el compañerismo y el trabajo en grupo, la pasión de los profesores por su trabajo y el esfuerzo diario que realizan todos ellos.

LOS CONFLICTOS

Pero también hubo un espacio para que unos y otros expresaran los principales problemas o conflictos que ven en la relación entre la familia y la escuela. La principal queja de los docentes que dirigen a los padres es que,

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TRABAJO EN EL AULA

Gracias por venir a nuestra clase

Seis padres y seis docentes se reúnen para “pensar juntos la escuela”en una asamblea organizada durante el Encuentro Acción Magistral 2016

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en ocasiones, ante la existencia de un conflicto exonerana los hijos de responsabilidad. En este sentido, piden que padres y profesores trabajen en la misma dirección.

El problema más mencionado por parte de los profesores en relación a los padres es la no participación de las familias en los centros, sobre todo en Secundaria. Ante esto, padres y madres inciden en la dificultad que tienen para hacer efectiva esta participación a la que se refieren los docentes y subrayan importancia de la conciliación familiar.

Para ellos, esta participación también se debe promover desde las estructuras de los propios centros educativos porque “los padres podemos tener la sensación de no ser bienvenidos, de molestar” y piden consensuar los regímenes internos con medidas reales. De hecho, los profesores indican

que muchas veces los roles están equivocados y padres y profesores debemos hablarnos de igual a igual. A veces y los docentes “no nos apeamos de nuestro rol docentes con los padres” y muchas veces “tenemos la sensación de que los padres creen que nosotros les vamos a dar la receta mágica para solucionar todos los problemas”.

“ESOS LOCOS BAJITOS”

Ambos coincidieron en que no es fácil el cambio y que aún queda mucho por hacer en este campo de la relación entre la familia y la escuela pero que hay que atreverse a cambiar y tener un punto de valentía por parte de todos.

Además, insisten en la necesidad de conseguir una escuela abierta y acercar posturas. El objetivo, eliminar distancias y reducir al máximo la visión de ser enemigo del otro porque la participación no surge espontáneamente sino

que hay que trabajarla creando espacios de comunicación con los padres y estructuras para propiciarla.En definitiva, que la compresión mutua no sea la excepción sino una pauta.

El punto y final a este interesante debate se puso con la letra de la canción “Esos locos bajitos” que recitaron juntos padres, madres y docentes.

Los participantes en la asambleaLos padres y madres:Juanjo Regatos, Eva Bailén, Mariano Corral, Soledad Gómez, Carlos José Ramos, Mari Luz Ríos.

Los docentes: María Viñas, Ana Mangas, Javier Torresano, Consuelo Marazuela, Antonio Tallón, Rafael García-Delgado

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EN EL BLOG

Las instituciones educativas se ven claramente beneficiadas si se produce una buena coordinación con las familias, pero no es la práctica más habitual.

En la mayor parte de las ocasiones la única relación que se establece es a través de las reuniones para hablar sobre el progreso de los estudiantes.

En dichas reuniones se suele recoger información, así como ofrecer pautas y recomendaciones pedagógicas para comprender adecuadamente la realidad que está viviendo el estudiante. Estas reuniones resultan de mucha utilidad y son la vía de comunicación personal más relevante que encuentran las familias.

Sin embargo, podemos establecer otros cauces, más participativos, que nos permitan aunar esfuerzos en el desarrollo de nuestra labor conjunta.

La mayor parte de los estudios realizados sobre las escuelas con mejores resultados, ponen de relieve que este es uno de los factores que más influye. Desde el punto de vista académico la mejora es clara, pero también lo es con respecto a la convivencia que se da en el centro. El trabajo en este aspecto, donde las familias tienen tanta importancia, es una de las cuestiones que más puede influir para que un centro ponga en marcha un proyecto familia-escuela.

Las mismas expectativas de las familias suelen ser uno de los factores fundamentales para que mejoren los resultados. Si ellos colaboran en el diseño de alguna de las estrategias pedagógicas se sentirán partícipes, implicándose más en la educación de sus hijos y apoyando claramente el trabajo de los docentes.

Todas estas cuestiones suelen llevar a un aumento de la motivación por parte del alumnado, que siente como la familia y el centro trabajan de forma conjunta en su beneficio.

Es evidente que, en la sociedad en la que vivimos, se ha difuminado mucho la frontera entre la escuela y la familia. De la división tradicional entre educación y conocimiento, hemos pasado a un ámbito donde las dificultades de tiempo, los avances tecnológicos y las diferentes tendencias pedagógicas, hacen que cada vez tengamos una división más diluida de nuestras funciones. Por esta razón, precisamente, es conveniente sentar unas pautas adecuadas para la colaboración familia-escuela.

Para que este trabajo pueda llevarse a cabo de forma efectiva, es necesario que la participación parental esté gestionada en un ámbito de colaboración real, donde las familias puedan sentirse cómodas para llevar a cabo las diferentes propuestas. Para poder gestionar esta participación, es conveniente que el profesorado ponga la iniciativa en marcha atendiendo a la realidad de las aulas. De esta manera tanto las actividades conjuntas como las reflexiones sobre el proceso pedagógico, podrán llevarse a cabo de forma útil para el centro.

Parece evidente, pero esta cuestión es quizá una de las más importantes. Cualquier trabajo conjunto debe estar pautado. Si no es así, en lugar de propiciar mejoras pedagógicas, nos llevará a incidir en los problemas sin alcanzar soluciones reales para nuestro centro. El hecho de repartir trabajos y gestionar los esfuerzos de forma planificada, hace también que no se produzcan tiranteces entre los docentes y las familias porque cualquiera de los dos considere que el otro está metiéndose en su terreno. No hay nada como una buena organización, acordada desde el principio, para que las diferentes dinámicas sean lo más fluidas posibles.

En cuanto a las iniciativas en sí, hay numerosos centros que han puesto en marcha propuestas de comunidades de aprendizaje. Los resultados obtenidos en la mayor parte de ellos han sido de una clara mejora, por lo que conviene tener en cuenta la posibilidad de introducir dichas dinámicas, transformando el proceso de trabajo mediante el aprendizaje dialógico. En los centros

Colaboración de las familias en el proceso educativo Óscar Martín Centeno

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donde sea conveniente poner en marcha estas iniciativas se podría empezar con actividades tanto de trabajo conjunto como de reflexión pedagógica. El profesorado y las familias serán muy favorables al hecho de que se produzcan intervenciones para mejorar facetas concretas del centro.

Esto puede dar lugar a que en un futuro tengamos todavía más posibilidades de colaboración. Algunas de las más normales pueden ser talleres sobre las diferentes culturas que integran el centro, talleres para mejorar aspectos relacionados con el edificio o las aulas, talleres artísticos o literarios… Todas las herramientas que tengamos a nuestro alcance para propiciar la comunicación, así como la comprensión de la visión de los otros, serán claramente positivas.

También será conveniente llevar a cabo planes conjuntos, puesto que el hecho de tener también la visión de las familias completará el trabajo del profesorado. Por otro lado las familias se sentirán

partícipes de cualquier plan de mejora que se ponga en marcha en el centro, lo que contribuirá a su implicación en los mismos.

En este aspecto se podrían trabajar planes de convivencia, planes para erradicar el absentismo, planes para facilitar la integración multicultural, o para favorecer la integración de alumnos con necesidades educativas especiales. A esto podríamos añadir la puesta en marcha de planes de mejora o de innovación, sobre todo aquellos que tienen una gran influencia en el centro y que necesitan del apoyo decidido de las familias.

Es totalmente absurdo que trabajemos de forma aislada cuando tenemos tantas posibilidades para mejorar juntos. El hecho de poner en marcha dinámicas de este tipo puede suponer una gran mejora en nuestro centro. Sobre todo si conseguimos transformar también el proceso de trabajo pedagógico.

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Familia y escuela más únicas que nunca... Mónica Silvina Martínez Viscio

Puede ser Sofía, Juan, Nerea, Marcos, no importa aquí el nombre, importa que ha ingresado al centro escolar con 3 años, y hace muy poco el equipo médico le ha dado el diagnóstico a su familia, tiene autismo. La familia

ya intuía que su pequeña no presenta un desarrollo

“normal” con respecto a otros niños y niñas de su misma edad: control de esfínteres no logrado, falta de lenguaje verbal, inquietud constante, etc. Y claro está, que la tutora del centro escolar también advirtió que necesitaría mucho apoyo para poder ofrecerle tanto a ella/él como al resto del grupo una educación de calidad; teniendo en cuenta que estaban en pleno período de adaptación.

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Y aquí comienza un largo camino... Las familias a partir del diagnóstico certero del pediatra, suelen atravesar por una serie de fases, ya que se presenta una crisis importante en su organización familiar, y sobre todo una crisis a nivel emocional. Es importante que se conozcan estas fases, ya que darán más tranquilidad a la familia para afrontar este proceso. Generalmente la primera reacción es de negación, luego ante la evidencia aparecerá la inseguridad, los temores, angustia, miedo, culpa, y desorientación frente a esa nueva realidad. Emociones llamadas “negativas” que implicará también aprender a gestionarlas de la mejor manera posible. Siendo vital el apoyo de todo el entorno que deberá brindar contención emocional: otros familiares y amigos. Blanca Nuñez, psicóloga y especialista en temas de discapacidad expresa que las etapas son: una primera fase de shock, de conmoción, en la cual las familias expresan que se sentían como estar viviendo una situación de irrealidad; luego la fase de negación, de no creer ni admitir la situación incluso pueden llegar a pensar que el diagnóstico es erróneo; una tercera fase que es la etapa de recuperación , de equilibrio, es un momento en el que lentamente comienza el reconocimiento y la aceptación y finalmente una fase de reorganización, en la cual la familia debe empezar un nuevo camino, plantearse una reorganización familiar y redefinir los roles de cada miembro de la familia.

Cabe destacar, que estos momentos que atraviesan, no todos los integrantes de la familia pueden coincidir en la duración de las mismas. A grandes rasgos esto suele suceder en las familias, pero, ¿ qué pasa en nuestras aulas? ¿cómo debe ser la relación con la familia, con el niño y el niño dentro del grupo? Tarea complicada, que exigirá ofrecer soporte y también conocimientos sobre las características evolutivas en el desarrollo de esa niña o niño. Es el momento en el que que todo los implicados del centro escolar se movilizan: equipo directivo, tutor/a, psicólogo/a del centro, especialistas en pedagogía terapéutica, audición y lenguaje y el apoyo de clase. El tutor o tutora deberá reorganizar también la clase, ofrecer un espacio para comenzar con los pictogramas, con la estimulación sensorial y perceptiva. Y será también el momento de tener serenidad para poder explicar al resto de niños y niñas de la clase, porqué ese compañero/a sí puede jugar separado del resto, mientras realizamos la asamblea, u otro momento que exigen la atención.( pintar un dibujo, escuchar un cuento, por ejemplo). Habrá espacios de tiempo dentro de la clase, en los cuales la tutora o tutor se encuentre sin apoyo, y entonces debe modificar su programación didáctica para adaptarla a esa situación.

El momento de juego por rincones, que es libre, es oportuno para atender y contener a ese pequeño o pequeña de la clase.

También, podemos sugerir a las familias, que existe tanto libros como blogs realizados por las propias familias ( madres) en los cuales comparten generosamente sus propia experiencia, vivencias, materiales para trabajar en casa; y que sin duda son un gran referente para otras familias. Ya que también es un aspecto fundamental, el trabajo diario, constante que se realice dentro del hogar. Uno de ellos es El sonido de la hierba al crecer, de Anabel Cornago, española de nacimiento pero afincada en Alemania, autora también de “Manual de Teoría de la Mente” y “Manual del juego para niños con autismo”. La admiro profundamente, tanto por su labor como madre y sobre todo por su generosidad de compartir diariamente todas aquellas “ideotas” como suele llamar ella a recursos, actividades, juegos que propone a su hijo Erik. En esta situación, que puede parecernos muy confusa y provocarnos inquietudes, es cuando debemos hacernos eco de la frase popularizada por el filósofo José Antonio Marina, “para educar a un niño hace falta la tribu entera”. Y este debe ser nuestro planteo, estar alerta a todos los acontecimientos que vivimos día a día con aquel niño que presente trastornos en su aprendizaje. Somos suprincipal red no solopara contener sino para potencializar sus capacidades y fortalezas. Esto no lo debemos olvidar nunca. . Y para finalizar, retomo nuevamente, el pensamiento del filósofo: La investigación teórica y la práctica docente y terapéutica nos proporcionan muchos recursos para resolver los problemas del aprendizaje, pero, como señala Jensen, para aprovecharlos hay que cumplir varias condiciones: 1) tener confianza en que funcionan y saber que el cerebro puede cambiar con las intervenciones oportunas; 2) constituir un equipo de trabajo y elaborar un plan de actuación; 3) centrarse en las operaciones básicas que están en el origen del problema; 4) mantener siempre la relación, a lo largo del proceso; y 5) ser optimista y paciente. Los cambios pueden tardar. Y todos debemos ayudar a soportar esta larga y a veces desesperante espera.

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Este blog aborda los aspectos del voluntario y el emprendimiento en su desarrollo desde la escuela. Dice Marina que “...la educación camina sobre dos patas: la instrucción y la formación de la personalidad. De la instrucción se

ocupa la escuela, de la formación de la personalidad, los dos”. Este Blog se asienta sobre la segunda de las patas. Y hoy me gustaría centrarme en el papel de las familias. Si nuestro objetivo es que las personas que pasen por las aulas sean ciudadanos y ciudadanas comprometidos con la sociedad, creo, es importante cuidar cuál es el papel de las familias en los centros escolares.

Entre los extremos de una escuela opaca a las familias al otro como el modelo de la escuela Els Encants de Barcelona, hay un gran número de matices. Algunas notas.

Parece claro que el camino para la mejora de este “encuentro” pasa por fomentar vías de participación y comunicación entre escuela y familias, mejorar la predisposición a colaborar de ambas partes y favorecer la conciliación laboral con el horario escolar.

Sin embargo no vamos a ocultar las mil y una dificultad con las que nos encontramos y que no es necesario recordar ni por parte de los colegios ni por parte de las familias. Un primer escalón se basa en ser

conscientes para modificar esto que se ha venido en denominar el predominio de la cultura de los derechos sobre una cultura de los deberes. Como señala Marina todos somos muy rápidos en exigir a los demás, y muy lentos en exigirnos a nosotros mismos. Nos encontramos con muchas familias que se sienten que se les critica a ellos cuando es realidad el tutor les está hablando de sus hijos.

Un segundo escalón pasa por la creación de espacios para el intercambio familias/colegio. Algunos “más institucionales” como las AMPAS, de las que sólo un 17% aproximadamente de las familias participa activamente y que es necesario reformar en su concepción y competencias, y otros muy ricos en oportunidades como las intervenciones en clase, actividades conjuntas...

Nos puede servir de referencia lo que leemos en el diario de la escuela Els Encants: “Disfrutar de la calma, respetar los procesos de la vida de los niños, crear comunidad de aprendizaje, corresponsabilidad educativa, desarrollo de la inteligencia generativa, educar para la vida”

Es cierto que este cambio de escenario, como comenta Lola Abelló, puede suponer no pocas tensiones a los docentes, pero no es menos cierto que es, creo, el mejor camino si queremos tender hacia ese horizonte de referencia que es la ciudadanía activa.

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Las familias y los colegios, binomio perfecto

Ángel Santos Ramos

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RECURSOS DISPONIBLESSOBRE FAMILIA Y ESCUELA

Uno de los debates abiertos hoy en día es la dificultad de establecer una adecuada relación familia-escuela en los centros escolares. Un asunto que debe enfocarse de manera directa pues ofrece numerosos beneficios, no solo para el alumnado que verá beneficiado su proceso de aprendizaje, sino también para padres, madres y docentes que verán fortalecido su rol.

Familia y Cole. Es una página educativa para padres/madres y docentes centrada, principalmente, en las edades de 2 a 12 años. Pretende ser un servicio educativo para los que intervienen con niños/as de estas edades desde dos perspectivas: familias y el mundo educativo.

Dentro del espacio Familia y cole: para los padres y madres, se encuentran pautas y estrategias para mejorar la educación de los hijos e hijas como persona, afrontar diferentes aspectos de su desarrollo, colaborara en su aprendizaje escolar, afrontar diferentes problemas que puedan aparecer, etc. Dentro del espacio Familia y cole: para educadores/as y profesionales, se ofrecen materiales prácticos para la intervención educativa, así como orientaciones y reflexiones sobre la educación.

El blog de Óscar González. Un blog para padres, madres y docentes, en el que se puede encontrar bibliografía relacionada con la relación familia-escuela, así como información y diferentes materiales que te pueden servir para tu relación diaria con las familias de tu alumnado.

“Hagamos un trato. Comunicación familia-escuela”. Este libro es un manual de técnicas, pautas y e ideas para mejorar la relación entre padres, madres y docentes. Sus autoras son Moira Saint Amant y Silvina Quallbrunn dos expertas en educación, y particularmente en la relación familia y escuela.