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  • La farndula nacional

    (Por Alejandro Carreo T.)

    En estos ltimos das, varios alumnos de Periodismo y Comunicacin Audiovisual de la Universidad Uniacc, me han entrevistado para hablar de la farndula y de su relacin con los medios masivos de comunicacin. Me tiene sorprendido el inters por esta actividad, no porque sea tan propia de la cultura de masas, sino porque ella ya es tan comentada por nuestra prensa, siempre autorreferente, se hable de lo que se hable. Esta columna recoge mis palabras, grabadas y escritas, sobre uno de los leit motiv ms recurrentes de los ltimos aos en el periodismo chileno. El periodismo farandulero no es otra cosa que la degeneracin del siempre noble periodismo de espectculos. La farndula, como una maleza verbal e icnica, se apoder de los medios masivos de comunicacin, sobre todo de la televisin, y se instal en la conciencia de una sociedad que, ofreciendo como excusa la agotadora vida moderna, permiti que la estupidez, la vulgaridad y la pornografa solapada, invadan los espacios de su casa con traseros generosos, pechugas ubrrimas como para alimentar a todos los chilenos, (yo tambin tomo leche) a veces con ropita, por el apuro, y a algunas chilenas, claro est. (1) Gentes que de la noche a la maana son llamadas de dolos; espectculos deprimentes con la participacin de personajes pblicos que se aman, se odian, se besan, se toquetean, se amenazan, se insultan y se golpean. Y todo esto, cmo no, con harta coprolalia. Pngale ms coprolalia, compadre, que el rating est subiendo y nos estamos llenando de platita! Lo caracterstico del momento es que el alma vulgar, sabindose vulgar, tiene el denuedo de afirmar el derecho de la vulgaridad y lo impone dondequiera. Las palabras de Jos Ortega y Gasset no dejan de sorprenderme, ms an cuando ellas fueron pronunciadas en 1930. (2) El periodismo de farndula, que es la vulgarizacin del periodismo de espectculos, ha invadido, en realidad, todos los espacios de la vida civil nacional. Los medios le entregan a la masa la posibilidad de sentirse parte integrante de esta vida de mentira y continuar, entonces, con el decadente espectculo. El hombre masa ya no es ms un mero espectador pasivo y sin opinin. Su presencia, como en el circo romano, decide quin vive o quin muere. Como en el circo romano, la farndula lo tiene para que la idolatre. El mundo tristemente circense de la cloaca farandulera se ha convertido en un pattico puente maloliente que une a los medios con la cultura de masas. El peligro de descomposicin social no pasa, sin embargo, por la existencia de este Decamern venido a menos. No, porque la masa siempre ha existido y ha tenido sus preferencias, aunque nunca haba impuesto con tanta soberbia y desfachatez sus gustos, ni gritado a los cuatro vientos que el mundo le pertenece. An as, me parece que cualquier sociedad democrtica debe generar espacios para todos sus ciudadanos porque, al final, basta con tener el control remoto a la mano y huir de la atraccin fatal que convierte al individuo en un esperpento.

  • El periodismo de farndula ha idiotizado el pensamiento. El hombre masa ya no necesita pensar ni reflexionar. Su mente ha sido mgicamente encantada por los merlines de los estudios televisivos y los socrticos de turno que van y vienen por los distintos canales comentando, desde el tamao del falo del mijito rico tanto, hasta la ltima relacin amorosa del otrora deportista que alguna vez fue, pasando, claro est, por los potentes anlisis acerca de la sexualidad de tal o cual mamarracho o mamarracha de turno. Temas que le permiten a nuestra sociedad sentirse profundamente informada de lo que ocurre en el mundo. Nuestra sociedad, como se ve, es instruida, muy instruida. No por nada somos los jaguares de Amrica. Somos libres y el mundo nos busca para firmar tratados comerciales que nos van a enriquecer rpidamente, aunque no sepamos leer ni escribir. Pero viva la fantasa! La vivimos noticiero tras noticiero, noche tras noche: hoy, a nuestro dolo mximo lo dejaron plantado; maana, no se pierda la biografa de las hermanitas ja ja ja; el mircoles, los animalitos preferidos de los rostros nacionales; el viernes, el corazn roto de cualquiera de estos idiotas, lo har llorar hasta las lgrimas; el sbado, usted no puede dejar de ver los descargos del maricn de turno que jura que no es maricn y que la acusacin que le hizo el otro depravado, se la hizo de puro maricn que es. En fin, y la semana termina y la semana comienza. Y nuestro hombre masa devora que devora tan impactantes noticias. Lo grave de todo esto es que el periodismo nacional navega por estas nauseabundas pero generosas aguas contaminadas de muchos cuerpos desnudos, tambin generosos, que se ofrecen al mejor postor. Los canales de televisin ofrecen una versin carnavalesca y mapochina de Pantalen y las visitadoras, aunque a veces son visitadores. Claro, no se trata de la selva amaznica, pero es selva, al fin y al cabo. El capitn Pantoja es el macunama chilensis (3), adquiere mltiples nombres y mltiples formas, es el mismo y es otro como el ro interminable, pero siempre homogeiniza a su pblico. Como miembros de una divina comedia patuleca, nuestros hombres de la deformacin de la informacin buscan su crculo e inventan otros: los depravados, los homosexuales, los imbciles, los mentirosos, los sibaritas, los soberbios, los vanidosos, los zalameros. Y se me termin el alfabeto, pero hay crculos para todos. Y qu ocurre con el periodismo que no es de la farndula?, me preguntan mis estudiantes. Pues se ha farandulizado tambin. Pareciera ser que el destino del periodismo chileno actual es o ests conmigo o no existes. El periodismo deportivo es la prueba ms evidente, pero no es el nico. Nuestros brillantes analistas de pelotas, nos sorprenden con sus reflexiones de altsimo nivel sobre la pareja de tal o cual jugador, o bien nos entregan historillas propias de este mundillo de abstinencia intelectual, que adquieren la forma de largas y necias entrevistas o el formato de un reportaje con la apariencia de serio, o de fotografas picantes para no dejar morir el morbo de su pblico. De aqu a tener un programa propio en la televisin hay un solo paso. Ya son rostros, ya pueden dirigir los destinos de su audiencia, y de hecho lo hacen, animando espectculos donde

  • priman la vulgaridad y la absoluta ausencia de inters formativo e informativo. Claro que algunos se dicen periodistas, pero no lo son, aunque esto ya no tiene la ms mnima importancia. Los menos afortunados se dedican a leer y a comentar noticias internacionales. No s cmo lo permiten pero ah estn. O intentan aprender, en vano, el arte de la entrevista seria. Son entrevistados, son portadas de revistas, tienen tambin sus escndalos, participan en programas de los canales de la competencia y atienden a la publicidad. En una palabra, son famosos y, como tales, se deben a su pblico que los ha estigmatizado con el nada agradable apelativo de faranduleros. La mayora de mis estudiantes se re de ellos y se molesta con lo que ellos representan en trminos periodsticos. Sin embargo, deben comprender que en el mundo de la farndula se utilizan, fundamentalmente, cdigos restringidos que se caracterizan por ser simples en su semntica y en su sintaxis. Son bsicamente orales y tienden a ser muy redundantes, por lo mismo, antipticamente predecibles. O sea, lo que veamos en el programa x lo veremos fatalmente en el programa z. Son el aqu y el ahora de una relacin inmediata entre los medios masivos de comunicacin y la cultura de masas. En otras palabras, los cdigos restringidos estn ntimamente vinculados con la experiencia cultural del individuo, a diferencia de los elaborados que deben ser aprendidos, porque se relacionan con la educacin formal y el entrenamiento. Y el periodismo de farndula est hecho para satisfacer las necesidades culturales, estticas y pragmticas del hombre masa. Me preocupa este aletargamiento social frente a una realidad que se ha detenido en el tiempo y ha usurpado todos los espacios: los poderes del estado y las instituciones sobre las cuales se sustenta el equilibrio social, no slo en su sentido jurdico, sino tambin en su sentido tico. Hechos y palabras invaden las pantallas de los televisores e inundan las pginas de diarios y revistas. La radio no se queda atrs y los nuevos lderes de opinin atentan contra la ms tierna de las inteligencias, mientras sus dichos adquieren connotacin de misal nacional. La internet, por su parte, aporta con lo suyo por medio de encuestas y otras yerbas acerca de la ltima pelea de los idiotas tantos o de la ltima pareja, da lo mismo hombre o mujer, del rostro tanto. Desde el jarrn y la Juanita de nuestro Presidente hasta la interesantsima conversacin entre un poltico, cuyo nombre ya olvid, y su amigo difunto, de cuyo nombre no quiero acordarme, que, al mejor estilo de una pelcula cmica o de terror, lo alienta, le susurra al odo y le aconseja, pasando por la carcajeante entrevista a las vacas que un sabio ministro pidi a la asombrada prensa, nada, absolutamente nada ha escapado de las garras del hazmerrer del circo farandulero: curas paidfilos, cmicos que dan pena, empresarios depravados, jueces homosexuales, polticos corruptos, y sociedad empelota. Hemos visto de todo en estos ltimos aos. El Arcipreste de Hita sera hoy el mayor periodista farandulero. Aconsejo a los nuestros que lo lean, para que agudicen, por lo menos, su sentido del humor. Lean a Boccaccio tambin nios. No se imaginan cunto van a aumentar el rating! Pero ahora estamos entrando en la onda de los polticos bufones. Mis alumnos me preguntan si no seran los juglares santiaguinos. Mi respuesta es negativa. El ser juglar era un oficio muy importante en la Edad Media. A travs de ellos el pueblo

  • se entretena oyendo sus historias, algunas tan relevantes como las historias acerca del Cid, que originaron su famoso Poema , nuestro primer texto literario escrito en 1140. No, estos polticos no cuentan historias, por lo menos no del tipo como para ser recordadas, ni ahora ni despus. Estos polticos son ms parecidos a los cmicos que entretenan al seor feudal o al rey. Hoy, entretienen a la sociedad con sus apariciones en los distintos programas de televisin, donde se exponen al escarnio pblico de una masa sedienta de dulce venganza, que los banaliza y los convierte en tteres televisivos. La catarsis de la tragedia griega ha adquirido en la comedia chilena de la cajita feliz, insospechada validez, (Aristteles tendra que revisar algunos conceptos de su Potica), y los nerones de la pantalla gozan sobremanera con la incmoda situacin y las caras de mentecatos de estos nuevos representantes del circo Chacoteros de la Vida. Tambin viajan por el mundo en misiones slo Dios sabe de qu; se hacen acompaar de conocidos personajes del mundillo en cuestin, o llevan de cohorte a otros que se inician en este mundillo y quieren aparecer en la tele y en los diarios. Otros son los minos que quieren rivalizar con actores y deportistas; son los modelos del parlamento. Algunos se disfrazan con el traje de su sper h roe favorito y reviven as sus sueos de nio feliz. Otros bailan; otros cantan. Son, en definitiva, los alegres muchachos de la poltica chilena que el pueblo identifica con la farndula y, por ende, con la ausencia de talento para pensar. Pero, qu significa el trmino farndula? La palabra viene del provenzal farandoulo y significa Profesin y ambiente de los actores. Una segunda definicin nos habla de Antigua compaa ambulante de teatro, especialmente de comedias. Por ltimo, y peyorativamente, Mundillo de la vida nocturna formado por figuras de los negocios, el deporte, la poltica y el espectculo (4). Optamos, de inmediato, por la tercera alternativa. Mejor ir a la segura, digo yo. Ni los noticieros se han salvado de la ltima tentacin, especialmente el ms reciente renovado: colores azules fuertes, casi morados, combinados con rojos y una escenografa de caf con piernas. Varias veces he tenido la sensacin de que aparecer una bella y escultural joven, en menos que paos menores, ofreciendo su cafecito al conductor del programa. Ojal que no ocurra, porque no faltar el poltico que venga a firmarle un autgrafo bien arribita del muslo, y confunda un serio noticiario con un sospechoso lugar para tomar caf. Y qu me dicen de las chicas del tiempo? Mujeres atractivas, bonitas y generosas, con trajes ajustadsimos que la cmara recorre desde todos los ngulos resaltando sus encantos y mostrando sus sonrisas que a ms de alguno harn soar. Ya no se trata de dar el tiempo, hay que hacerlo de la forma ms llamativa posible. Sin embargo, no es esto lo que me preocupa, ya lo dije. Me parece buena la diversidad y creo, tambin, que la masa necesita rerse. La risa nos hace bien, puesto que ayuda a renovar el espritu. Pero no quiero ser masa intelectual. Nosotros, los acadmicos, como otros representantes de la sociedad, tenemos el deber de pensar, de reflexionar, porque en nuestras aulas se genera el debate artstico, filosfico y social; porque los polticos tienen en sus manos los destinos de la nacin; porque la iglesia, en sus diversas expresiones, y el poder judicial, deben velar por el orden moral y la justicia democrtica. Y los periodistas? Como

  • les digo a mis alumnos: lo que ustedes editen, ser visto; lo que ustedes escriban, ser ledo y lo que ustedes digan, ser escuchado. Tienen una responsabilidad social mayor, puesto que son una proyeccin de nuestro propio yo, con todas las inquietudes propias de un yo. No son un mal necesario, como dicen algunos mal hablados. No, son un bien imprescindible que permite que un estado funcione, porque son la conciencia social atenta al orden, a la moral y a la justicia. S, dejemos que la farndula contine su camino hacia la nada. No debemos preocuparnos por ello. Como dice Umberto Eco, el circo romano ha existido siempre, pero no por ello debemos crucificar la cultura de masas. El riesgo est en que nosotros, los que s tenemos la obligacin de pensar y reflexionar, vulgaricemos nuestra actividad y no hagamos sentir nuestra opinin en los distintos foros donde nos corresponda actuar. Slo as mantendremos el necesario equilibrio que debe reinar en toda sociedad: pensamiento y diversin. No acepto el abuso de ninguno de los dos. Notas:

    1. Esta nota es una sugerencia de la Directora de la Escuela de Periodismo de la Universidad Uniacc, Mara Eugenia Oyarzn. Ella encontr que este pasaje no se encontraba dentro de mi estilo acadmico. Y tiene razn, puede tener una doble lectura. Sin embargo, lo dije pensando en una serie de textos publicitarios que en ese momento inundaban las pantallas de nuestra televisin, con personajes de la farndula tomando leche completamente desnudos.

    2. Ortega y Gasset, Jos, La rebelin de las masas, Espasa-Calpe, Madrid, 1969, decimoctava edicin, Coleccin Austral, pgina 42.

    3. Macunama, hroe de la novela homnima de Mrio de Andrade, publicada en 1928. El escritor es el mayor representante del Modernismo brasileo. Naci y muri en Sao Paulo (1893-1945).

    4. Cito por la vigsima segunda edicin del Diccionario de la Lengua Espaola, de la Real Academia Espaola, 2001, Tomo I, pgina 1040.

    (Santiago de Chile, 27 de junio de 2004)