Fauna en Ritos Iberos

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Las nuevas tendencias metodológicas aplica- das al análisis del registro arqueológico, que se vie- nen considerando últimamente en las excavaciones de los yacimientos pertenecientes a la cultura ibé- rica, como es el caso de los modelos espaciales y los estudios de fauna y de vegetación, realizados tanto en necrópolis como en asentamientos, nos ha permitido adentrarnos en aspectos de esta cultura de la antigüedad peninsular, que hasta hace unos años eran prácticamente insondables. Debido a estas nuevas metodologías y a los recursos que se invierten en los trabajos de campo en el momento de obtener la documentación necesaria, y después de varios años de una visión completamente reno- vadora de los estudios ibéricos, podemos conocer con mayor conocimiento de causa los planteamien- tos y estructuración de la sociedad y de la econo- mía ibérica, la funcionalidad y distribución de las diferentes construcciones y asentamientos que se van excavando cada vez con mayor rigor, y como no, plantearse con un mayor número de elementos de juicio, aspectos, ritos y funciones del mundo reli- gioso y metafísico del íbero, hecho que parecía imposible que se conociera a través de los datos de una excavación arqueológica. Haciendo uso de la documentación que se aporta a la historiografía ibérica a través de estos nuevos planteamientos, y aprovechando en todo lo posible los datos de excavaciones de hace unos años, hemos querido presentar y plantear una intro- ducción a la problemática que puede ofrecer la existencia de restos de fauna y vegetación en los diferentes ritos de carácter cultual, que se van iden- tificando en las excavaciones de los yacimientos ibéricos. El registro de la fauna y la vegetación identi- ficada, nos permite conocer parte del desarrollo de los diversos rituales que los íberos llevaban a 281 QUAD. PREH. ARQ. CAST. 17, 1996 Fauna y vegetación en los ritos cultuales ibéricos Arturo Oliver Foix* Resumen El presente trabajo ofrece una aproximación a la problemática que presentan los restos de fauna y vegetación en los lugares y ritos de carácter cultual o de enterramiento durante la cultura ibérica. Ofrecemos una exposición de los yacimientos en donde se ha detectado este registro arqueológico, así como las diferentes especies identificadas, y los tipos de rito en los cuales aparecen, intentando ofrecer una explicación a la presencia de estos elementos. Abstract This paper offers an aproximation to the problematic of fauna and floral remainders in places and in rituals of a worship character or in burials during the iberian culture period. We present the archaeological sites where these regis- ter have been found-made, different species we identify as well as types of rites, offering a clear explanation of the pre- sence of these elements. *Servei d’Investigacions Arqueològiques i Prehistòriques. Diputació de Castelló. Campus Penyeta Roja. Edificio D 12080. Castelló de la Plana.

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Las nuevas tendencias metodológicas aplica-das al análisis del registro arqueológico, que se vie-nen considerando últimamente en las excavacionesde los yacimientos pertenecientes a la cultura ibé-rica, como es el caso de los modelos espaciales ylos estudios de fauna y de vegetación, realizadostanto en necrópolis como en asentamientos, nos hapermitido adentrarnos en aspectos de esta culturade la antigüedad peninsular, que hasta hace unosaños eran prácticamente insondables. Debido aestas nuevas metodologías y a los recursos que seinvierten en los trabajos de campo en el momentode obtener la documentación necesaria, y despuésde varios años de una visión completamente reno-vadora de los estudios ibéricos, podemos conocercon mayor conocimiento de causa los planteamien-tos y estructuración de la sociedad y de la econo-mía ibérica, la funcionalidad y distribución de lasdiferentes construcciones y asentamientos que se

van excavando cada vez con mayor rigor, y comono, plantearse con un mayor número de elementosde juicio, aspectos, ritos y funciones del mundo reli-gioso y metafísico del íbero, hecho que parecíaimposible que se conociera a través de los datos deuna excavación arqueológica.

Haciendo uso de la documentación que seaporta a la historiografía ibérica a través de estosnuevos planteamientos, y aprovechando en todo loposible los datos de excavaciones de hace unosaños, hemos querido presentar y plantear una intro-ducción a la problemática que puede ofrecer laexistencia de restos de fauna y vegetación en losdiferentes ritos de carácter cultual, que se van iden-tificando en las excavaciones de los yacimientosibéricos.

El registro de la fauna y la vegetación identi-ficada, nos permite conocer parte del desarrollode los diversos rituales que los íberos llevaban a

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QUAD. PREH. ARQ. CAST. 17, 1996

Fauna y vegetaciónen los ritos cultuales ibéricos

Arturo Oliver Foix*

ResumenEl presente trabajo ofrece una aproximación a la problemática que presentan los restos de fauna y vegetación en

los lugares y ritos de carácter cultual o de enterramiento durante la cultura ibérica. Ofrecemos una exposición de losyacimientos en donde se ha detectado este registro arqueológico, así como las diferentes especies identificadas, y lostipos de rito en los cuales aparecen, intentando ofrecer una explicación a la presencia de estos elementos.

AbstractThis paper offers an aproximation to the problematic of fauna and floral remainders in places and in rituals of a

worship character or in burials during the iberian culture period. We present the archaeological sites where these regis-ter have been found-made, different species we identify as well as types of rites, offering a clear explanation of the pre-sence of these elements.

*Servei d’Investigacions Arqueològiques i Prehistòriques. Diputació de Castelló. Campus Penyeta Roja. Edificio D 12080. Castelló de laPlana.

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cabo tanto en los ambientes domésticos, sagra-dos o de enterramientos, así como el valor simbó-lico de las diferentes especies dentro de lascreencias religiosas, a la vez que complementarádatos procedentes de otros tipos de fuentes,como las iconográficas o las escritas, ayudando acomprender el complejo y variado mundo cultual yritual ibérico que actualmente empieza a presen-tarse perfectamente identificable cada vez conmayor fuerza en el registro de los yacimientos.

En el presente trabajo recopilamos los yaci-mientos ibéricos en donde la documentación fau-nística se encuentra integrada en algún tipo de ritocultual, relacionándolo además con el espacio y eltiempo, así como con las connotaciones religiosasque cada especie pudo tener no solo en el mundoibérico, sino también en algunas de las variadasculturas mediterráneas que influyeron en la forma-ción y el desarrollo cultural ibérico.

YACIMIENTOS CON INDICIOS DE ANIMALESY VEGETALES EN LOS RITOS CULTUALES

Pasamos a exponer de forma somera losyacimientos en donde se han identificado diferentesritos cultuales en los cuales animales o vegetalesse encuentran presentes. Para mayor detalle delregistro arqueológico, remitimos a la bibliografíaindicada, ya que la exposición completa de losdatos obtenidos haría demasiado extenso este tra-bajo. Los yacimientos se relacionan según su situa-ción geográfica, de norte a sur.

1.- MAS CASTELLAR, PONTÓS (GERONA)

En este yacimiento consistente en un campode silos relacionado con el comercio de cerealesque se controlaba desde las colonias de Ampurias yRosas, encontramos un santuario dedicado aDemeter y Core Perséfone, y unos silos que hansido utilizados para ritos cultuales (Adroher, Pons,Ruiz de Arbulo, 1993). Todo el conjunto se dataentre el siglo IV y la primera mitad del siglo II aC.

En el santuario encontramos una sala, lanúmero 1, donde se han localizado restos de ani-males en conexión, concretamente perro, cincoindividuos; toro, dos individuos; ovicáprido, un indi-viduo; equinos, un individuo; cerdo, un individuo.Los hallazgos se situaban encima del pavimento dela estancia. En el espacio número 3, ambiente en elque había un ara y unos hogares, se menciona tam-bién la presencia de fauna, aunque no se indica laespecie.

Por otra parte, en este mismo yacimiento y enel mencionado campo de silos, el silo 101 se usócomo depósito cultual. En la parte inferior de él seprendió fuego, y entre el material que allí se utilizódurante el rito aparecieron restos de trigo y aceitu-nas.

2.- NECRÓPOLIS DE SERRÁ DE DARÓ (GERONA)

Esta necrópolis pertenece al poblado del Puigde Sant Andreu de Ullastret, hallándose en lavecina localidad de Serrá de Daró. Fue excavadaen 1982, pero no se ha publicado completa; tansolo en una pequeña nota se nos indica que elcementerio ofrece una cronología de los siglos V alIII aC, aunque la mayoría de las tumbas son del IVaC (Martí, 1983).

En la incineración número 7, excavada en1982, se localizaron dos tabas que presentan indi-cios de cremación.

3.- CAMP MAURI, LA VALLDAN-BERGA(BARCELONA)

En la habitación número 2 de este pobladoibérico, se localizó una inhumación infantil en elpavimento, junto a la cual había un diente perforadode lobo. Este hallazgo se fecha entre el siglo III y IIaC (Castillo, Riu, 1962).

4.- TURÓ DEL MONTGRÒS, EL BRULL(BARCELONA)

Yacimiento ibérico del que sobresale su com-plejo arquitectónico defensivo, frente a una escasaurbanización interior del recinto que encierra lamuralla. En este asentamiento, que se inicia en elbronce final y tiene tres fases de ocupación enépoca ibérica, desde los siglos VI al III aC, encon-tramos en el pavimento del llamado “ámbito 3”, per-teneciente a la última fase, siglo III aC, un depósitocompuesto por un esqueleto de oveja (Molist,Rovira, 1986-1989).

5.- CAN RADON DE L’HORT, CABRERADE MAR (BARCELONA)

Necrópolis localizada casualmente en 1881en la finca denominada de Can Radon de l’Hort, yexcavada por J. Rubio de la Serna tras su localiza-ción; no obstante, sus materiales no fueron publica-dos hasta 1968 (Barberá, 1968). Posteriormente,fue objeto de otra excavación (Barberá, 1969-

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1970), en la que se hallaron cuatro tumbas forma-das por una amplia fosa excavada en el suelo quecontenía abundante ajuar cerámico, entre el cualdestacaban las ánforas ibéricas y la cerámica debarniz negro. Tiene una cronología que abarca del350 al 250 aC. Procedente de las dos excavacio-nes, se han podido identificar restos de animales,como la perdiz de roca, grajilla de los Alpes, cor-dero, conejo, cabra, cerdo, équido, tordo y toro. Enla tumba II se identificaron huevos de gallina dentrode la urna, y en la tumba IV, un huevo fuera de ella.Los enterramientos según su excavador pertene-cen a guerreros.

6.- TURÓ DELS DOS PINS, CABRERA(BARCELONA)

Necrópolis ibérica de gran interés debido alamplio estudio que ha sido objeto. Ofrece una cro-nología del 250 al 180 aC, (García, 1993), y entreel registro arqueológico podemos distinguir variasespecies de animales, los cuales se localizanmayoritariamente en el interior de la estructurafuneraria, los loculi, pero los restos de avifauna yhuevos se sitúan en el interior de las urnas. Hanpodido distinguirse trece ejemplares de ovicáprido,de los que el 20 por ciento son jóvenes adultos; el20 por ciento, subadultos-adultos; el 9 por ciento,adultos; y el 2 por ciento, infantes. De ovejas sehan identificado un total de ocho ejemplares, ysiete de cerdo, de los cuales el 28,60 por cientoson infantiles jóvenes; el 41,80 por ciento, infantes;el 1,30 por ciento, jóvenes o adultos; el 1 porciento, subadultos adultos; y no hay ningún ejem-plar de adulto. Continúa en número, la cabra, concinco ejemplares, y cinco más de individuos de avi-fauna, y por último un ejemplar de toro. Además,existen en tres tumbas restos de huevo, posible-mente de gallina, y en cuatro astrágalos que pre-sentan indicios de cremación.

En cuanto a las partes del esqueleto de losanimales se pueden identificar tres grupos:

A.- columna vertebral, cintura escapular y pél-vica, y húmero y fémur; es decir las partes corres-pondientes a un alto valor alimentario.

B.- radio, ulna, tibia, cráneo, mandíbula y cos-tillas, que forman un valor medio en cuanto a ali-mentación.

C.- vértebras caudales, carpos, tarsos, meta-póndios y falanges, que son el grupo de un bajovalor alimentario (Miró, 1993).

7.- CA N’OLIVER DE MONTFLORIT,CERDANYOLA (BARCELONA)

Yacimiento excavado en los años cincuenta,localizándose en él enterramientos infantiles envivienda. El poblado presenta dos fases de ocupa-ción, una del 450 al 330 aC, y otra del 250 al 50 aC.En las últimas campañas de trabajo de campo(Barrial, Cortadella, 1986), debajo de la banquetade mampostería de una habitación y junto al muro,se encontraron restos de un ovicáprido, el cualestaba protegido por un molino, hecho que asímismo sucede en algunos enterramientos infanti-les. Todo ello se localizaba encima del pavimento.Los huesos, que se han encuadrado entre el sigloIV-III aC, están compuestos de cuatro extremida-des, el cráneo y costillas. Además, se han locali-zado fragmentos de huevo, posiblemente degallina.

8.- PENYA DEL MORO, SANT JUSTDESVERN (BARCELONA)

La Penya del Moro, corresponde a un asenta-miento ibérico con una cronología que se inicia afines del siglo VII o principios del VI aC, llegandohasta el 300 aC, pero presentando una desocupa-ción entre el 500 y el 450 aC De este yacimiento sehan publicado un total de 22 depósitos de animales,los cuales consistían en una fosa en el interior de lahabitación excavada en el pavimento y cerca de losmuros perimetrales. En total, se han podido identifi-car tres especies, oveja, con once individuos;cabra, cinco individuos; ovicápridos, cinco indivi-duos. Estos animales presentan en conjunto, unsegmento de edades muy amplio, ya que hay tantorecién nacidos, como adultos, aunque predominanlos ejemplares entre 30 y 48 meses. Se puedenestablecer tres grupos en cuanto a las partes delcuerpo de los animales encontrados, el que ofreceel esqueleto completo, el compuesto tan solo porlos huesos largos y el que sólo presenta el cráneo ylas patas. En algunos casos, los huesos han sidodeposi tados en la fosa de forma ordenada,mediante capas, siendo el cráneo el primer ele-mento en depositarse, posteriormente los metapo-dos y fa langes anter iores, y por ú l t imo losmetapodos y falanges posteriores (Barberá, Campi-llo, Miró, et alii, 1989).

9.- ALORDA PARK, CALAFELL (BARCELONA)

Yacimiento situado en la costa catalanacorrespondiente a un poblado ibérico con varias

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fases de ocupación, una posible que abarcaría delsiglo VII al VI aC, otras de los siglos VI, V, IV, IV-III yuna última del II aC (Sanmartí, Santacana, 1992).

Este yacimiento ha proporcionado variostipos de depósitos de animales. Cabe destacar lossituados en un posible ambiente cultual del siglo IVaC, los cuales se han localizado en tres agujeros deunos 20 centimetros de diámetro excavados en elpavimento, en los que se han podido encontrar trescorderos de una edad entre cinco y diez meses,presentando la parte del viscerocráneo, mandíbu-las, manos y pies, junto a uno de ellos había unavalva de Donax. También un perro de edad infantil,identificado por el humero. En otro recinto e igual-mente en el pavimento, se había enterrado unaoveja de dieciseis a dieciocho meses, y otra entredoce y quince meses, todos ellos representadospor el viscerocráneo, mandíbula, manos y pies.Junto a uno de los individuos, el segundo, habíauna concha de Glycymeris, y dos vertebras depagel. También había una gallina adulta, de la queestaba el tarso, el metatarso, el pico, dos vértebrasy tres falanges, y junto a ella una valva del géneroDonax. Todo ello con una cronología del siglo IVaC. En un recinto del siglo anterior se localizó unaoveja macho de nueve a doce meses, acompañadade dos valvas de Glycymeris. Todo ello estaba enun agujero relacionado con un hogar realizadosobre el pavimento. En un edificio que según susexcavadores podría ser un horreo, también se loca-lizaron los restos de una oveja de tres años, repre-sentada por el viscerocráneo, mandíbula, manos ypies. Se encontraba sobre una banqueta de piedrasy rodeada de cal. Otros tres ejemplares de ovicápri-dos, dos de ellos entre doce y dieciocho meses, yotro de veinticuatro, representados por la dentición,mandíbulas, maxilares y extremidades, se localiza-ron en otro recinto acompañados de una valva deGlycymeris y otra de Donax. En una torre se encon-tró un perro, según indican los restos de mandíbu-las, fragmentos de cráneo, cinco metacarpos,costillas, dos metatarsos, ulna y radio; es de edadinfantil. Otro perro también de edad infantil, mandí-bula, escápula, radio, húmero, costillas, se ha loca-lizado junto a los metacarpos de un ovicáprido. Porúltimo, una cornamenta de cabra de un ejemplaradulto, se ha encontrado en una pared del siglo VIaC (Albizuri, Nadal, 1992).

10.- LA ROMANA, PUEBLA DE HIJAR(TERUEL)

En este asentamiento de los siglos III-I aC sehan exhumado una serie de enterramientos infan-

tiles en vivienda, de los cuales el denominado 2M,que se encontraba en un hueco debajo la ban-queta de cimentación de la vivienda, estaba acom-pañado de un ovicáprido y un conejo (Beltrán,1976-1978).

11.- CABEZO DE ALCALÁ, AZAILA (TERUEL)

En el estrato II perteneciente al momento ibé-rico de la acrópolis de este conocido yacimientoaragonés, J. Cabré localizó una vasija con unhuevo en su interior (Beltrán, 1976,31). La funcio-nalidad cultual de la cascara no se ha podido dis-cernir con seguridad.

12.- SAN ANTONIO, CALACEITE (TERUEL)

En este poblado ibérico de los siglos IV-IIaC, excavado por P. Bosch, y estudiado años mástarde por F. Pallares, se localizó un interesanterecinto subterráneo, en el centro del cual había unara de mampostería y junto a los muros unos ban-cos corridos, sobre los que habían vasijas llenasde cenizas. Entre medio de ambas estructuras ysobre el pavimento se encontró gran cantidad dehuesos de animales indeterminados (Pallares,1965).

13.- TARRATRATO, ALCAÑIZ (TERUEL)

Yacimiento al igual que el anterior, excavadohacia los años veinte, pero publicado en sumomento. Es un poblado de calle central, y en lavivienda 6, en un ángulo de la estancia y detrás deun zócalo de piedras, había una inhumación infantil.Cercana a la inhumación apareció una pequeñafosa en donde se depositaron los restos de diversospájaros (Paris, Bardaviu, 1926).

14.- EL PALOMAR, OLIETE (TERUEL)

Espectacular yacimiento de un solo nivel deocupación perteneciente al ibérico pleno y tardío.En él se mencionan varios enterramientos de ani-males, especialmente cerdos y ovejas, situadosen la entrada de los corrales. En la H-2/16 habíaun pozo excavado en la grava, en el cual se loca-lizó un esqueleto de cerdo o jabalí. Aparecen tam-bién enterramientos infantiles de inhumación,junto a los cuales hay pequeñas cistas con ofren-das (Vicente, Ezquerra, Escriche, 1990; Vicente,1981; 1982).

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15.- EL PUIG DE LA MISERICORDIA,VINARÒS (CASTELLÓN)

Yacimiento con tres fases de ocupación, en lasegunda de ellas, datada en el siglo VI aC, en unpavimento de habitación, se localizó un enterra-miento infantil, y junto a él habían tres escápulas demamífero pequeño, probablemente de conejo depocos días (Oliver, Gómez, 1989).

16.- EL PUIG DE LA NAU, BENICARLÓ(CASTELLÓN)

Yacimiento con un amplio segmento cronoló-gico desde el siglo VII al V aC. En la fase corres-pondiente al siglo VI aC, se ha localizado en elrecinto 28 un enterramiento infantil en posiciónfetal, junto al cual había la mitad distal de un huesode oveja de un año de edad.

Ya perteneciente al siglo V aC, concreta-mente a su segunda mitad, encontramos dosdepósitos localizados en los pavimentos de lasviviendas 14 y 21, ambos junto a los muros. En elprimero habían restos de oveja y cerdo, en elsegundo varios huesos de oveja (Oliver, Gómez,1989).

17.- NECRÓPOLIS DEL PUIG DE LA NAU,BENICARLÓ (CASTELLÓN)

En la necrópolis del poblado de la segundamitad del siglo V aC, se mencionan restos de con-chas en la tumba 8 y en la 17, y de vegetales en laprimera de ellas, aunque no se han analizado paraconocer las especies.

18.- CALLE SAN JOSÉ DE ALCALÁDE CHIVERT (CASTELLÓN)

En un posible enterramiento del ibérico tardío,encontrado casualmente al realizar una zanja en lacalle San José para el tendido telefónico, se hanlocalizado dos cabezas de caballo (Oliver, 1986).

19.- ALTO CHACÓN, TERUEL

Yacimiento ibérico con una cronología de lossiglos V al I aC, ofreciendo su mayor desarrollo delsiglo III al II aC, presentando 25 departamentos ydos calles. En el departamento 19, que es un edifi-cio que por sus características constructivas resultasingular, presenta junto a su muro oeste, un altar depiedras escuadradas, y a su alrededor hay mues-tras de fuego. El edificio podría haber estado

cubierto por una bóveda de adobes. En el centrohay un hogar rectangular que contrasta con los cir-culares del resto de los recintos. En este recintoespecialmente junto al muro este, había abundan-cia de restos de huesos quemados de animal(Atrián, 1976).

20.- LOS CABAÑILES, ZUCAINA(CASTELLÓN)

En este yacimiento se han excavado dos recin-tos que han ofrecido en su pavimento cinco enterra-mientos in fant i les de inhumación en urna,pertenecientes a los siglos VI-V aC. En la urna número5 había una valva de un pequeño molusco parasitariode la ostra (Gusi, 1970; 1971; 1989a; 1992).

21.- LA ESCUDILLA, ZUCAINA (CASTELLÓN)

Santuario necrolátrico compuesto por tresdependencias, en la del medio denominada H-1hay dos ámbitos, el primero con un betilo central,y e l s e g u n d o e s u n e s p a c i o c e r r a d o m á spequeño. Frente a la puerta de acceso al departa-mento menor se descubrió un agujero circular de1 metro de diámetro y 0,20 metros de profundi-dad, excavado en la roca y tapado por el pavi-mento; en él habían depositado tres perros, dosovejas y un jabalí, cuyas articulaciones estabanen conexión, por lo que no eran restos de comida.En el muro medianero de la H-1 y la H-3, al ladode la puerta, apareció entre dos hiladas semides-truidas, una extremidad de cordero. Junto a lapuerta de acceso y en el mismo paramento, habíauna mandíbula de cordero de corta edad colo-cada en una pequeña concavidad formada pordos bloques de la pared y recubiertos con un ten-del de barro.

Este santuario se caracterizó por la abundan-cia de inhumaciones infantiles, un total de 18 indivi-duos, que se encontraban dentro de urnas, algunasconteniendo varios cuerpos. En estas urnas habíanlos siguientes animales (Gusi, 1970; 1971; 1989;1992):

Urna 1: falange de bóvido y ovicáprido; unincisivo de ovicáprido lechal.

Urna 2: fragmento óseo indeterminado.Urna 2 bis: mandíbula de un ovicáprido

lechal; seis hemimandíbulas izquierdas de cría deratón de campo; grano de cereal indeterminado.

Urna 3: mandíbula de ovicáprido; falange ycanino de cerdo o jabalí; mandíbula de cría de ratón.

Urna 4: un diente indeterminado de ovicá-prido lechal.

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Urna 5: un molar de cría de ratón de campo,hemimandíbula izquierda de musaraña común.

Urna 6: fragmento de tibia de conejo, tresdientes de ovicáprido lechal, dos hemimandíbulasizquierdas de cría de ratón de campo.

Urna 7: un incisivo de ovicáprido lechal.

22.- ORLEYL, VALL DE UXÓ (CASTELLÓN)

Entre el material procedente de las excava-ciones clandestinas de la necrópolis de Orleyl dela localidad castellonense de la Vall d’Uixó, la cualofrece una cronología que abarca entre el siglo VIy el II aC (Lazaro, Mesado, Aranegui, Fletcher,1981), se recogieron cuarenta y seis astrágalos deovicáprido, algunos de los cuales presentabanuna perforación o tenían las caras rebajadas.

23.- SANT JOSEP, VALL DE UXÓ(CASTELLÓN)

En un pavimento del siglo V aC se ha locali-zado un enterramiento infantil en urna; formandoparte del conjunto habían fragmentos de ovicápri-dos jóvenes (Oliver, Gómez, 1989).

24.- CASTELLET DE BERNABÉ, LIRIA(VALENCIA)

Poblado situado en el llano del campo delTuria, con una cronología que puede abarcar delsiglo IV al II aC. En el recinto 6 se localizó un ente-rramiento infantil en urna que iba acompañado deun esqueleto de musaraña, y de un posible esque-leto de ratón. También en este recinto bajo unapuerta había un omoplato, y un depósito de anima-les en similares características que los enterra-mientos infantiles. En el departamento 3, datadoigualmente en el siglo IV aC, en otro enterramientoinfantil de inhumación en urna, y entre los restos delajuar, había una concha de cypraea perforada(Guerin, Martinez, 1987-1988; Guerin, Calvo, Grau,Guillen, 1989).

25.- LA SEÑA, LIRIA (VALENCIA)

Poblado situado también en llano, se puededatar al igual que el anterior entre el siglo IV y el IIaC. En el departamento 4 de este yacimiento conuna cronología del primer siglo de la ocupación,había una inhumación infantil en urna con un indivi-duo, también apareció otro por las tierras inmedia-tas, con ellos se localizó un molar superior deconejo (Guerin, Martínez,1987-1988).

26.- MERINEL, BUGARRA (VALENCIA)

Una de las varias cuevas santuario ibéricas,con una datación de los siglos IV-III aC. Entre la faunalocalizada nos encontramos con cerdo joven, espe-cialmente las partes craneales, y cordero, del quetenemos cráneos y mandíbulas (Martínez, 1992).

27.- CUEVA II DEL PUNTAL DEL HORNO, VILLARGORDO DE CABRIEL (VALENCIA)

Otra cueva santuario con una cronología esta-blecida entre el siglo VI y el V aC. Junto a los restosde fauna llegados allí por medios no antrópicos, tene-mos los que han depositado los hombres, que sonciervos y ovicápridos (Martí, 1990; Sarrión, 1990).

28.- EL AMAREJO, BONETE (ALBACETE)

En medio de una calle del asentamiento delAmarejo de Bonete, encontramos un hoyo exca-vado en la roca que según su excavador serviría dedepósito de ofrenda para una divinidad relacionadacon el tejido.

Dicho depósito fue utilizado para la cremaciónde ofrendas, cubriendose posteriormente con ado-bes y piedras. La datación de todo el conjunto perte-nece al siglo III aC. Podemos diferenciar ofrendasvegetales y animales. De los primeros tenemos trigo,cebada y centeno en lo que se refiere a las gramí-neas; habas y un posible guisante en lo relacionadocon las leguminosas. Hay también muestras de uva,así como almendras, ciruelas, bellotas, quejigo, cas-caras de nuez, higo, piñones y escamas de pino.

Entre los restos de animales tenemos unataba y cascaras de huevo de gallina, además denueve individuos de ovicápridos, ocho de cordero,tres de buey, tres de cerdo, dos de cabra, uno decaballo, uno de perro y otro de équido sin especifi-car. La fauna silvestre la componen dos liebres, dosratones, ciervo y conejo. De la avifauna hay tresgallinas; se ha localizado también un anfibio, y res-tos de tiburón en lo referente a la fauna marina, quese completa con un cefalópodo, sepia, y variosmoluscos como la Collumbella rustica de la que haytres elementos, cuatro Cerastoderma edule, dosHaminia quadridens y una Thais haemastona(Broncano, 1989).

29.- LOS VILLARES, HOYA GONZALO(ALBACETE)

Interesante y rica necrópolis tumular con tresfases de ocupación y una cronología del siglo VI al

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IV aC. En la denominada tumba 14 hay tres astrá-galos y en la 25, un diente de bóvido. Estehallazgo parece ser que corresponde a los restosde un silicernium. En el enterramiento 28 encon-tramos grano de tr igo; en la 36, semil las debellota, y en la 62, semillas sin determinar (Blan-quez, 1990).

30.- HOYA DE SANTA ANA, CHINCHILLA(ALBACETE)

Necrópolis excavada en el inicio de los añoscuarenta. Son enterramientos de cremación enhoyo simple y con estructuras tumulares. En latumba 0 habían restos de caballo, datándose en elsiglo II aC (Blanquez, 1990).

31.- EL ZARICEJO, VILLENA (ALICANTE)

Necrópolis con escultura funeraria fechada enel siglo IV aC. Adolece de un estudio general delyacimiento, pero se menciona la existencia de res-tos de animales (Soler, 1972).

32.- COIMBRA DEL BARRANCO ANCHO,JUMILLA (MURCIA)

En la relevante tumba 70 de la necrópolis,datada en el siglo IV aC, dentro de un nicho y for-mando parte del ajuar funerario aparecieron cercadel centenar de tabas, de las cuales diez presenta-ban en su cara retoques de abrasión, y tres teníanperforación central. La mitad de ellas están frag-mentadas. Hay restos vegetales de gamón y dealhalva (Iniesta, Page del Pozo, Garcia, 1987;Rivera, Obón, 1987).

33.- LA ALBUFERETA, ALICANTE

Amplia necrópolis excavada en los inicios delos años treinta y de la década siguiente. En laexcavación de F. Figueras Pacheco, en las tumbas50, 94 y 100, datadas en el siglo IV aC, se localiza-ron tabas. En la excavación de José Lafuente, en latumba 15 habían cuarenta tabas; en la 40 siete con-chas de caracol; en la 68, ciento veinte tabas, y enla 104 treinta y cuatro tabas (Rubio, 1986).

34.- LA GUALEJA, MONFORTE DEL CID(ALICANTE)

Necrópolis destruida por la transformaciónagrícola de la finca. Entre los escasos restos que sepudieron excavar, destaca un enlosado de 7 por 4

metros, que corresponde a una estructura tumular,alrededor de la cual aparecieron restos de variashogueras. Sobre el enlosado además, se encontra-ron restos de cerámica y huesos de animales. Noparece que la estructura constructiva indicada seña-lase la existencia de enterramientos. El conjunto sedata entre el siglo V y II aC (Abad, Alberola, 1990).

35.- LA ESCUERA, SAN FULGENCIO(ALICANTE)

Poblado ibérico con una cronología de lossiglos IV-II aC, en donde parece que existió un edifi-cio cultual. Encima de una plataforma del departa-mento I, y en el estrato IIb, así como entre estaestructura y la pared sur, habían varios restos óseosde pequeños animales. Por otra parte, el análisis dela sedimentación del estrato indicó la presencia deabundante material descompuesto, sobre el cual, laautora del trabajo, se pregunta si era de los anima-les allí sacrificados (Nordstrom, 1967).

36.- EL ORAL, SAN FULGENCIO (ALICANTE)

En el recinto III L2 de este poblado de ladesembocadura del río Segura, habían variosfragmentos de huevos de avestruz cortados conel borde dentado en V y labio biselado. Tambiénse localizó un asador, sobre cuya función se dis-cute sí tiene un fin cultual, aunque hay quienopina que es monetal. En otro recinto de estaconstrucción, en la H-III L4, había un olpe. Elpoblado se data en la primera mitad del siglo V aC(Abad, Sala, 1993).

37.- EL MOLAR, SAN FULGENCIO (ALICANTE)

Necrópolis cercana al yacimiento anterior,con el cual presumiblemente se debe relacionar. Enuna excavación de salvamento, se localizó una fosade 2 por 0,60 metros y una profundidad de 0,80metros, datada en el siglo V aC. En la base de estaestructura que sus excavadores consideran un sili-cernium, había una plataforma cuadrada de arcillade 0,70 por 0,70 metros, sobre la cual aparecieronabundantes restos de fauna, entre la que se puedeidentificar oveja, ovicápridos, cerdo, buey, perro yciervo, así como varias especies de moluscos,Glycymerys gaditanus, Trunculanopsis trunculus,Caratoderma edulis, en lo que a marinos se refiere,de terrestres está el Iberus alonensis, Ruminandecollata, y de los fluviales la Cochlicella acutas.Habiendo también restos de galápago (Monraval,López, 1984).

FAUNA Y VEGETACIÓN EN LOS RITOS CULTUALES IBÉRICOS

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En la excavación de J.J. Senent se cita lalocalización de un ustrinum con conchas. Además,los enterramientos se cubrían con una capa de ocreo conchas, que aparecen en profundidad variable eincluso en capa doble, como en la sepultura 30, endonde por encima de un paquete de lanzas y falca-tas, había a 0,12 metros de distancia una capa deconchas y sobre ésta a 0,10 metros otra igual. En lasepultura 7 apareció el ajuar entre dos concheros(Senent, 1930).

38.- SAN ANTÓN, ORIHUELA (ALICANTE)

En la ladera de la colina denominada LaMuela, el padre J. Furgús excavó una necrópolis aprincipio de siglo, y en los lugares donde su excava-dor consideró que se había producido la cremación,habían huesos de animales, al igual que junto a losrestos humanos (Furgús, 1937; Llobregat, 1972).

39.- CASTILLO DE LOS BAÑOS, FORTUNA(MURCIA)

En una excavación de urgencia realizada enesta necrópolis, se localizaron cuarenta y tres tum-bas pertenecientes a un segmento cronológico queva del siglo V al IV aC. Entre los ajuares habían res-tos de piñones (Rivera, Obón, 1990; Garcia, 1991).

40.- CABEZO DEL TÍO PÍO, ARCHENA (MURCIA)

En la tumba 3 de la excavación realizada porJ. San Valero y D. Fletcher, había un cántaros decerámica ática de barniz negro, fechado entre el 375y el 350 aC, con dos piñones casi enteros, tres frag-mentos de cubierta de piñón y una semilla, y variosfragmentos carbonizados (San Valero, Fletcher,1944; Rivera, Obón, 1990; Garcia, Pagé, 1990).

41.- EL CIGARRALEJO, MULA (MURCIA)

Esta extensa necrópolis que ha sido objetode amplios trabajos de excavación, en los cualesse han puesto al descubierto cerca de cuatrocien-tas tumbas, ofrece una cronología que discurre definales del siglo V al I aC, siendo el período demayor utilización el correspondiente al siglo IV(Cuadrado, 1987). Entre el ajuar de estas tumbas,se ha podido verificar la existencia de restos deanimales (Morales, Rubio, Salcedo, 1983). Así,tenemos la presencia de dos bueyes, de los queestán las mandíbulas y los huesos largos. Dos

individuos más corresponden a asnos, represen-tados por la mandíbula, húmero, radio, pelvis,fémur, falange, metatarso. Dos ejemplares más deun équido del que no se ha podido conocer laespecie, están representados por la mandíbula, laescápula y la pelvis. Los ovicápridos de los quehay dos individuos se encuentran representadospor la mandíbula, las costillas y los huesos largos.De caballo tan solo hay un ejemplar, del cual tene-mos la mandíbula, la escápula, la pelvis, los hue-sos largos y los de los pies y manos. De cabra hayun cuerno. Del cerdo, del que tan solo se ha locali-zado un ejemplar, tenemos el neurocráneo, lamandíbula, la pelvis y los huesos largos. El perro,un solo individuo, está representado por la mandí-bula, el atlas, la vértebra cervical, las costillas, elhúmero y la pelvis. También del ciervo tenemos unúnico ejemplar. De malacología se menciona Car-dium, Cyprea y conchas marinas sin especificar.También se indica la existencia de peces en latumba 267, y en la 261 huesos de pájaro o roedor.En la tumba 244 hay muestras de cáscara dehuevo, presumiblemente de gallina. En cuanto alas tabas nos encontramos que están representa-das en abundancia, habiendo ajuares con un soloejemplar, mientras que otra, la tumba 200, pre-senta 300 ejemplares de carnero.

En cuanto a los elementos vegetales, se men-ciona cebada y avena (Hopf, 1964). En la tumba200 se localizó una espuerta llena de trigo y ade-más huesos de aceituna y almendras.

42.- CABECICO DEL TESORO, VERDOLAY(MURCIA)

Esta necrópolis de una pedanía de Murcia hasido el yacimiento ibérico que mayor número detumbas ha ofrecido, un total de 595. Se excavóentre 1933 y 1935, y presenta una cronología entreel siglo V y el I aC (Nieto, 1943; 1944; Sánchez,Quesada, 1991). Entre el ajuar de las tumbas sehan localizado varias tabas, ya sea de forma indivi-dual o como mucho en grupo de dos o tres, o bienen lotes, como la sepultura 117 con treinta y dos, yla 323 con quince.

43.- LOS NIETOS, CARTAGENA (MURCIA)

Necrópolis del siglo IV aC en donde se hanlocalizado siete tabas en la tumba 4, y dos fuera decontexto. Además, en la tumba 18, apareció unaposible almendra, y una semilla de planta floralsemejante al dondiego (Cruz, 1990).

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44.- BAÑOS DE LA MUELA, CÁSTULO (JAÉN)

En la necrópolis ibérica de este complejoarqueológico de Cástulo, perteneciente al siglo IVaC, en la tumba XV hay una concha perforada y enla XVIII un Pectem jacobeus y un Glicymeris gadita-nus (Blázquez, 1975).

45.- FINCA DE GIL DE OLID, PUENTEDEL OBISPO-BAEZA (JAÉN)

Necrópolis con fosas y túmulos, datadaentre el siglo VI y el V aC. En el conjunto E-94había una vasija con una ofrenda animal sin que-mar. En el conjunto H-14A una concha de la cualno se indica la especie (Ruiz, Hornos, Choclan,Cruz, 1989).

46.- CASTELLONES DE CEAL,HINOJARES (JAÉN)

En una s ingu la r tumba de cámara demadera, adobes y piedras, perteneciente a unindividuo masculino adulto, datándose hacia el370 aC, sobre el techo de madera se depositaronplatos y huevos de gallina como ofrenda ritual.Pertenecientes a estas ofrendas se han identifi-cado seis fragmentos de dientes y dos posiblesescápulas de ovicáprido, un cráneo y un dentarioderecho de lirón, siete costillas, tres vértebrascostales y una vértebra lumbar de un ovicáprido, ysiete costillas, cuatro fragmentos de vértebra cos-tal y 25 fragmentos sin identificar de otro ovicá-prido. A una oveja pertenece el radio y cúbitoderecho, seis carpales y una ulna. Tambiénhabían restos de la cascara de un huevo degallina, que ya se había identificado en excavacio-nes anteriores junto a astrágalos (Chapa, Pereira,Madrigal, López, 1991).

47.- LA GUARDIA, (JAÉN)

En la tumba número 13 de esta necrópolis tur-detana con enterramientos tumulares de los siglosIV-I aC, se localizó un huevo de gallina. Entre losrestos de ajuares también hay astrágalos (Blanco,1959; 1960).

48.- CARMONA (SEVILLA)

En una tumba prerromana de esta conocidanecrópolis, se ha podido identificar pertenecientea su ajuar, la presencia de astrágalos (Belén,1982)

49.- BAZA (GRANADA)

Necrópolis con enterramientos de cámarapertenecientes al siglo IV aC, en cuya tumbanúmero 9, se localizó entre el ajuar una concha, sinque se indique la especie (Presedo, 1982).

50.- TUTUGI, GALERA (GRANADA)

En esta espectacular necrópolis excavadahace varias décadas se encontró dentro de un platohuesos de pájaros, semillas y huevos de gallina(Cabré, Motos, 1930).

51.- BOLICHE (ALMERÍA)

Discutida necrópolis debido a su filiación cul-tural, aunque parece ser que se trata de enterra-mientos indígenas con fuer tes in f luenc iasfenico-púnicas. Fue excavada por L. Siret a iniciosde siglo, pero publicada recientemente. La necró-polis tiene una cronología del siglo VII al VI aC, aun-que hay elementos que se pueden datar en el V aC(Osuna, Remesal, 1981)

En la sepultura 1 se encontró un huevo deavestruz; en la 3, restos de higos; y en la 47, frag-mentos de huevo de avestruz.

52.- CANCHO ROANO, ZALAMEA DELA SERENA (BADAJOZ)

En la memoria de excavación de este espec-tacular templo-palacio, su excavador, J. Maluquer,menciona la existencia con los restos de las pirasfunerarias, de huesos de cabra, jabalí, ciervo ycaballo o asno, que considera podrían pertenecer asacrificios, aunque el caballo no sería lo normaldebido a la situación en alto de la dependencia(Maluquer, 1981, 282). La relación de los restos deanimales con el culto religioso queda muy confusa,pero cabe perfectamente la posibilidad de sacrifi-cios en este ambiente ritual del edificio del siglo V-IV aC.

53.- NECRÓPOLIS DE MEDELLÍN(BADAJOZ)

En esta necrópolis de incineración fechada alo largo del siglo VI aC, con interesantes elementosde importación, tanto del ámbito fenicio comogriego, se han localizado cinco astrágalos de ovicá-prido, dientes de oveja; en el denominado bustum29, una ofrenda de cabra; y en el silicernium 9 apa-recieron varios astrágalos (Almagro, 1977).

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TIPOS DE RITOS IDENTIFICADOS

Una vez expuestos los diferentes yacimien-tos, en donde hemos localizado las evidencias de laexistencia de ritos cultuales en los que encontra-mos la participación tanto de animales como devegetales, pasamos a exponer los diversos ritosidentificados en cada uno de los yacimientos aquípresentados.

LUGARES CULTUALES

En los últimos años de la investigación de lacultura ibérica, se han localizado una serie de edifi-cios singulares que se les atribuye una funcionali-dad cultual, a veces incluso han sido identificadostras el estudio de excavaciones que habían sidorealizadas años atrás, estando algunos de ellosintegrados en la trama urbana de los poblados.Estos edificios se han sumado a los clásicos san-tuarios como el de la Serreta de Alcoy, Nª Sra. de laLuz de Murcia, el Llano de la Consolación y el Cerrode los Santos en Montealegre, o los andaluces delCollado de los Jardines en Santa Elena y el Casti-llar de Santistebán, y a la amplia lista de las deno-minadas cuevas santuario. Al estar en muchasocasiones en los centros de población, suscitan elproblema de la relación de los cultos con las casasde las clases dirigentes. Dentro de estos lugarescultuales, también podemos contabilizar los depósi-tos rituales, los cuales no parece que necesitenestar relacionados directamente con estructurasarquitectónicas.

Entre los ritos que se pueden entrever enestos lugares, nos encontramos con la presenciade restos de animales y vegetales, que nos mues-tran claramente la participación de estos en lasceremonias allí realizadas. Estos lugares los pode-mos clasificar en tres grupos: los santuarios en edi-ficios, los santuarios en cuevas y los depósitos deofrendas.

Santuarios en edificios

Dentro de este tipo, caracterizado por presen-tar generalmente una construcción similar al restode las edificaciones ibéricas, podemos señalar elsantuario de Mas Castellar de Pontós, el edificio Ade Alorda Park de Calafell, la cámara subterráneade San Antonio de Calaceite, La Escudilla deZucaina, El Alto Chacón de Teruel, La Escuera deSan Fulgencio y Cancho Roano en Zalamea de la

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Porcentaje Porcentajede de

Especies Individuos individuos* yacimientos

Lobo 1 0,44 1,92

Jabalí 2 0,88 3,84

Ratón 7 3,09 5,76

Musaraña 2 0,88 3,84

Ciervo 2 0,88 7,69

Liebre 1 0,44 1,92

Rana 1 0,44 1,92

Lirón 2 0,88 1,92

Galápago 1 0,44 1,92

Avifauna 13 5,75 17,29

Cordero 43 19,02 23,07

Cabra 37 16,37 15,38

Ovicápridos 47 21,20 23,07

Conejo 7 5,30 11,53

Cerdo 23 10,61 15,38

Buey 9 4,86 13,46

Perro 8 3,53 9,61

Équidos 10 4,86 17,29

Donax 3 6,12 1,92

Glycymeris 13 26,53 5,76

Vieira 2 4,08 3,84

Cypraea 3 6,12 3,84

Colummbella 3 6,12 1,92

Cerastoderma 8 16,32 3,84

Thais 1 2,64 1,92

Trunculanopsis

Haminia 2 4,08 1,92

quadridens 1 2,04 1,92

Cardium 11 22,44 1,92

Sepia 1 2,04 1,92

Tiburón 1 2,04 1,92

Pagel 1 2,04 1,92

Huevos gallina 15,38

Huevos avestruz 5,76

Astrágalos 25

* Sobre los yacimientos en los que se especifica el número deindividuos.

Tabla 1. Frecuencia de constatación de las especies.

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Serena. También podría ser que debamos conside-rar el caso del edificio de El Oral de San Fulgencio,pues algunos elementos podrían indicarnos unlugar cultual.

Los animales localizados en ellos puedenestar situados encima del pavimento, como es elcaso del Mas Castellar, Alto Chacón, La Escuera yCancho Roano. Tan solo en este último, y en el pri-mer yacimiento se especifican las especies locali-

zadas, jabalí, cabra, oveja, caballo, ciervo, perro,buey, cerdo y asno. Estos restos podrían provenirseguramente de sacrificios ejecutados de formaregular en estas salas.

Los otros centros cultuales presentan los res-tos en el propio suelo, dentro de un agujero y tapa-dos con el pavimento. Parece ser que correspondena ofrendas que se realizaron tan solo una vez, y pre-sumiblemente, debido a la situación en que se

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Tabla 2. Relación de especies según lugares cultuales. 1.- Santuario en edificio. 2.- Santuario en cueva. 3.- Incineración. 4.- Inhumación.5.- Depósito comunal. 6.- Depósito doméstico. 7.- “Banquete funerario”.

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encontraron, en el momento de la construcción dela edificación. Los animales que se depositaron fue-ron la oveja, el perro y el jabalí. En ambos ritos, enlas salas en donde se localizan los animales, hayuna estructura central a modo de ara, y restos dehogares.

Otro tipo de ofrenda o depósito de los que selocaliza en los santuarios son los hallados en elinterior de las paredes, por tanto deben estar reali-zados al igual que los anteriores, en el momentode la construcción o fundación del edificio. Estetipo de depósito lo tenemos en Alorda Park, con-cretamente en la pared de una construcción amor-tizada por un edificio posterior, el edificio A, quecomo hemos dicho, también presenta una funcio-nalidad cultual, en él se encontró la cornamentade una cabra. En las paredes de la Escudilla tam-bién se localizaron las articulaciones de una ovejade corta edad.

Estos edificios cultuales con restos de ani-males se constatan ya en el siglo VI y perduranhasta el II aC. Las especies relacionadas con ellosson el jabalí, el ciervo, el cordero, la cabra, elperro, el caballo, y en cuanto a los moluscos lasconchas de Donax.En los santuarios del levantepeninsular hay tan solo animales domésticos,mientras que en Cancho Roano existen ademáslos salvajes; no obstante, gran parte de los yaci-mientos pertenecientes a este grupo no presentananálisis faunístico, por lo que resulta arriesgadohacer conjeturas.

Santuarios en cuevas

Las cuevas como lugar de culto en época ibé-rica son de sobras conocidas, tanto en la zonavalenciana como en la catalana (Aparicio, 1975; Gil,1975; Vega, 1987). En ellas se realizarían cultosrelacionados con el agua y las divinidades de la tie-rra, pudiéndose identificar la presencia de libacio-nes hechas con pequeños vasos de formacaliciforme.

Entre los restos faunísticos identificados endos de estas cuevas, la cueva II del Puntal delHorno de Villargordo, y la de Merinel de Bugarra,podemos mencionar el cerdo, el ciervo y los ovicá-pridos como elementos relacionados con los ritosallí ejecutados. Comprobamos en la cueva de Meri-nel, que las partes predominantes son los cráneos ylas mandíbulas, incluso en el cerdo la proporciónentre los huesos craneales y el resto del esqueletodel cerdo es de 8:1, siendo individuos infantiles oneonatos.

Debemos de indicar no obstante, que hace faltaun mayor número de análisis en estos yacimientos,ya que entre las varias decenas de cuevas localiza-das, tan solo se ha estudiado la fauna en dos de ellas.

Depósitos de ofrendas

Otro tipo de lugar cultual de carácter comunal,es el depósito de ofrendas localizado en el asenta-miento albaceteño del Amarejo de Bonete, y en elgerundense de Mas Castellar en Pontós. En el pri-mero, tal y como hemos indicado, se encuentra ungran hoyo en donde se depositaron y quemaron lasofrendas. A mitad combustión el fuego era apa-gado, posiblemente con algún tipo de bebida quecontendrían las ánforas allí localizadas, ya que enlos ritos de fuego de las culturas mediterráneas,éste era apagado con vino o cerveza. En el depó-sito se han encontrado tanto muestras de faunacomo de vegetales, que serían ofrecidas a unadiosa relacionada con la tejeduría.

De especies animales están los ovicápridos ycorderos, que son las más abundantes, el buey, elcerdo, la cabra, el caballo, y el perro, así como elconejo, el ratón, el ciervo, la liebre y la gallina, repre-sentada esta última tanto por el esqueleto como porel huevo. Vemos pues una muestra amplia de espe-cies, a la que hay que añadir anfibios, y peces comoel tiburón, la sepia y moluscos tanto bivalvos comounivalvos. Las partes representadas son práctica-mente todo el esqueleto, no faltando especialmenteel cráneo y las extremidades.

En cuanto a los vegetales tenemos gramí-neas: trigo, cebada y centeno; leguminosas: habas,guisantes; también hay uva; así como rosáceas:almendras y ciruela; además de bellotas y quejigo,nuez, higo y piñones.

Este depósito se puede datar en el siglo III aC.

De características similares serían los depósi-tos realizados en los silos de Mas Castellar de Pon-tós (Adroher, Pons, Ruiz de Arbulo, 1993), en losque encontramos también un rito de cremación. Elculto que se llevaba a cabo en este yacimientoparece ser que estaba relacionado con la diosaDemeter, protectora de los cereales. De los variossilos que sirvieron de depósito cultual, tan solo seindica la presencia de restos vegetales, como eltrigo y la aceituna, en el silo 101.

Depósitos domésticos

Se encuentran restos de animales relaciona-dos con un rito de ofrenda y depósito en algunas

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viviendas. Estos se pueden localizar a modo dedepósitos en un hoyo cubierto por el propio pavi-mento de la habitación, o por una banqueta, o tam-bién se localizan en las paredes.

Este tipo de ritual se ha identificado en elTuró del Montgrós del Brull, en Ca n’Oliver deMontflorit de Cerdanyola, Penya del Moro de SantJust Desvern, Alorda Park de Calafell, Cabezo deAlcalá de Azaila, el Palomar de Oliete, Puig de laNau, y el Castellet de Bernabé. El Oral de San Ful-gencio lo podríamos catalogar dentro de estegrupo si no consideramos el edificio como un cen-tro cultual, tal y como ya hemos indicado. Compro-bamos que este rito se centra sobre todo en elnorte del levante peninsular, incluso el caso delOral, como ya hemos indicado, podría ser que noperteneciese a él, por lo que la muestra más meri-dional se situaría en Liria.

En el presente rito tenemos las siguientesespecies: cabra, cordero, ovicáprido, cerdo, gallo yperro, y de especies malacológicas está la Donax, yla Glycymeris; además, el huevo de gallina y el deavestruz, este último elemento, si consideramos elcaso del Oral. Señalemos la falta de animales sal-vajes en la participación del rito. Prácticamenteaparecen todas las partes de los animales, aunquepredominan los cráneos y los huesos largos. Debe-mos de indicar que en ocasiones en la Penya delMoro, el depósito se ha realizado con sumo cui-dado, siguiendo un orden en la deposición de losrestos dentro del hoyo.

El significado de los depósitos es muy discu-tido, ya indicamos en otro lugar que las caracterís-ticas formales son idénticas a la de inhumacionesinfantiles en vivienda, en cuanto a la situación delos depósitos en los pavimentos, bajo banqueta,junto a los muros, así como algunos elementoscomo los molinos. La propia combinación de ani-males y niños en un mismo rito, nos lleva a pensaren un paralelismo o sustitución de un rito por otro,estamos ante un ritual similar al molchomar fenicio,consistente en la sustitución del niño por el animal(Fedele, Foster, 1988). Se ha considerado tam-bién, que estos restos son las sobras del sacrificiorealizado en otro lugar, como podrían ser los san-tuarios, así, salvando la distancia espacial, pode-mos indicar que en el Mausoleo de Halicarnaso sedepositaron justamente las partes de ovicápridosque no están presentes en el poblado de la Penyadel Moro (Barberá, Campi l lo , Mi ró , et a l i i ,1989,166-167).

En la Penya del Moro se localizó un frag-mento de huevo de gallina en la pared, cubierto porel propio enlucido.

ENTERRAMIENTOS

El mundo funerario, al igual que en la mayoríade las culturas, ocupa en la ibérica un importantelugar en la vida, y es en él, donde se desarrollanuna serie de variados y complejos ritos, en los quea veces intervienen los animales. En la cultura ibé-rica hemos distinguido tres ritos de carácter funera-rio, en el que aparecen restos faunísticos ovegetales: el enterramiento de inhumación infantilen vivienda, los enterramientos de incineración ylos “banquetes funerarios”.

Enterramientos de inhumación infantilen viviendas

El hallazgo de los enterramientos infantilesque se localizaron por primera vez a mediados delos sesenta, se ha visto incrementado en granmanera por las excavaciones realizadas en laúltima década (Gusi, 1989b). Estos enterramientosque siguen una pauta ceremonial prácticamenteidéntica en toda la región ibérica del levante penin-sular, se caracterizan por el depósito del cadáverde un recién nacido o de escaso tiempo, ya sea deforma primaria o secundaria, en el pavimento delas viviendas y junto a un muro, enterrándose losniños en una urna o directamente en el suelo.Generalmente, llevan un ajuar muy escaso o ine-xistente. En algunos casos, junto al niño, seencuentran restos de animales; ello lo podemosver en Camp Mauri de Val ldan-Berga, en laRomana de Puebla de Hijar, El Tarratrato de Alca-ñiz, El Palomar de Oliete, El Puig de la Misericordiade Vinaròs, El Puig de la Nau de Benicarló, LosCabañiles de Zucaina, Sant Josep de la Valld’Uixó, El Castellet de Bernabé y La Seña de Liria.Por otra parte, señalemos que en Alorda Park, yformando parte de un depósito faunístico locali-zado en el edificio cultual, había un hueso infantilde niño, y que en La Escudilla de Zucaina, encon-tramos un centro cultual necrolátrico con enterra-mientos de inhumación, anexo a un templo. En ElPalomar de Oliete y en El Tarratrato de Alcañiz, lafauna se encuentra junto a una inhumación, perono está depositada en el mismo hoyo.

Estos hallazgos nos dan una extensión geo-gráfica que va de la provincia de Barcelona a la deValencia, al igual que los depósitos de animales. Noobstante, debemos de indicar que en Murcia, tam-bién se han localizado enterramientos de reciénnacidos en vivienda, pero no parece que esténacompañados de animales. La relación de los ente-

FAUNA Y VEGETACIÓN EN LOS RITOS CULTUALES IBÉRICOS

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rramientos infantiles con los animales se docu-menta también en los tophets fenicios.

La fauna que acompaña a estos enterramien-tos son, el cordero, el conejo, el cerdo, el buey, elovicáprido, la avifauna, el lobo, el ratón, la musa-raña, y la Cypraea en cuanto a moluscos. Debemosde indicar, que tanto el diente de lobo como laCypraea, presentaban perforaciones para su sus-pensión como collar, por lo que estamos ante unvalor simbólico efectivo incluso durante la vida yque continuaría después de la muerte.

Las partes representadas son las extremida-des, mandíbulas y escápula del conejo; las extremi-dades y la mandíbula del cerdo, las extremidadesdel buey y las mandíbulas de musaraña y cerdo, yel esqueleto completo del ratón o en ocasiones tansolo la mandíbula; por lo tanto, nos encontramoscon la selección de unas partes muy claras de losesqueletos. En cuanto a la edad, la mayoría sonanimales de corta edad.

En la Escudilla de Zucaina también se indicala presencia de restos de semillas en la urnanúmero 1.

Ya hemos señalado anteriormente que estosenterramientos podrían estar relacionados con losdepósitos de animales domésticos, y que podríantener un valor de protección fundacional del edificio.Los depósitos de animales del Palomar de Oliete,están incluso en edificios de corrales, de allí quesus excavadores piensen en este caso que sonritos para proteger el ganado.

El valor simbólico del animal en este ritoestará en función del valor que se le otorgue alenterramiento. Si este es un rito propiciatorio elanimal vendrá a reforzar este hecho, mientras quesi es un enterramiento, el animal estará subordi-nado al finado como ofrenda, con la misma funcio-nal idad que veremos posteriormente en lasincineraciones. No podemos de dejar de mencio-nar el caso del tofet de Tharros, en donde encon-tramos al igual que en la cultura ibérica tres tiposde enterramiento diferentes: uno en el que tan soloestá el niño, otro en que éste se acompaña de unanimal o resto de él, como una “victima acompa-ñante”, y por fin en el que tan solo encontramos elanimal, como “victima sustitutoria” (Fedele, Foster,1988). Podríamos estar ante un paralelismo del ritodel Mlk fenicio que no podemos pasar por alto.

Los enterramientos de incineración

En el rito de la incineración, siempre se haconsiderado la posibilidad de ofrendas alimenta-

rias, debido al tipo de algunos recipientes encon-trados en el ajuar de los enterramientos, comobien demostró G. Nieto (1970); pero últimamente,los análisis faunísticos nos han permitido identifi-car los restos de animales. No obstante, la falta deun estudio detallado y pormenorizado, que tansolo se ha hecho en la necrópolis de El Turó delsDos Pins de Cabrera, no permite aportar grandesconclusiones, siendo sin embargo el rito másextendido en el que participan animales, así tene-mos la necrópolis de Can Rodan de l’Hort deCabrera de Mar, El Turó dels Dos Pins de lamisma localidad, la calle San José en Alcalá deChivert, Los Villares de Hoya Gonzalo, La Hoya deSanta Ana de Chinchilla, El Zaricejo de Villena, LaGuajela de Monforte del Cid, San Antón deOrihuela, El Cigarralejo de Mula, Baños de laMuela de Cástulo, Finca de Gil de Olid de Puentedel Obispo-Baeza, Castellones de Ceal en Hinoja-res, La Guardia, Baza, Tutugi de Galera, Boliche yMedellín. Además, en Boliche, Tutugi, El Cigarra-lejo, Los Nietos de Cartagena, Cabezo del Tío Píode Archena, El Castillejo de los Baños de Fortuna,Coimbra del Barranco Ancho y Medellín, se hanlocalizado vegetales. Por otra parte en los Nietos,Baza, La Guardia, Cabezo del Tesoro de Verdo-lay, La Albufereta de Al icante, Coimbra delBarranco Ancho de Jumilla, Orleyl de la Vall d’Uixóy la necrópolis de Serrá de Daró, se han encon-trado astrágalos, que como después veremos pre-sentan una problemática particular.

Por tanto, vemos, que aunque la relación ani-mal/necrópolis se da en toda la región ibérica, apa-rece en más ocasiones en la parte sur. Losyacimientos que ofrecen este rito van del siglo V alII aC. Así pues, falta en las necrópolis más anti-guas.

El abanico de especies que participan en esterito es el más amplio de todos, tenemos el cordero,el conejo, la cabra, el cerdo, el buey, avifauna,perro, caballo, asno, perdiz, grajilla, tordo, ciervo,lirón, y los moluscos Glycymeris, las Pectem jaco-beus, Cypraeas, Cardium, además del huevo degallina y de avestruz. En cuanto a las especiesvegetales está el trigo, la cebada, la almendra, labellota, el higo, el gamón, la alholva, la piña, laavena y el dondiego.

En cuanto a las partes del animal predominanlas mandíbulas y dientes, las extremidades y laspelvis. En el Turó dels Dos Pins, el grupo de huesoscon mayor aporte de carnes es el más represen-tado. Vemos que la mandíbula de los animales yaaparece en época prehistórica acompañando a losenterramientos (Vigne, 1982; 1986).

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El significado de la participación de los anima-les puede ser variado, tal vez, estemos ante unaofrenda a los dioses, ante la comida de la parte delbanquete que le corresponde al finado, o ante lacomida que éste se lleva para el transito al más allá.J. D. Vigne interpreta los esqueletos enteros comoofrendas alimentarias, al igual que cuando aparecealguna parte del animal (Vigne, 1982,79).

Mención aparte merecen los astrágalos apa-recidos en las necrópolis, así como los restos dehuevos, que son simbólicos. Lo mismo parece serque sucede con las conchas, ya que estas posible-mente llegaron ya descarnadas.

Banquete funerario

En tres yacimientos, es el caso del Molar, LosVillares y Medellín, se ha pensado ante el tipo decierto registro localizado en la necrópolis, que se harealizado un banquete funerario. Estos hallazgosson cubetas excavadas en el suelo en las que sehan depositado cerámica y restos de animales. Lacronología de los yacimientos va del siglo VI al VaC, y los animales localizados son la oveja, elcerdo, el buey, ovicápridos, el ciervo, galápago, ylos moluscos Glycymeris, Columbella, Truncula-nopsis, Cochliella y también hay astrágalos. Estosrestos eran quemados en el depósito, y tal vez elfuego se apagaba con los líquidos que conteníanlas ánforas encontradas, como en el caso de lanecrópolis del Molar, cuyo posible contenido era elvino.

La existencia de banquetes funerarios esuna costumbre que se da desde la prehistoriaeuropea, y se acrecienta en el mundo clásico; detodos son conocidos los banquetes en los entie-rros de los grandes héroes que describe Homeroen la Iliada. Ello ha llevado a interpretar estos res-tos mencionados en el mundo ibérico como lasmuestras de la existencia de banquetes funera-rios.

Pero debemos de indicar, que en Greciadesde el siglo VIII aC y sobre todo en el periodo clá-sico (Quesada, 1991, 51), se constata la existenciadel denominado “depósito de ofrendas” y de las“zanjas de ofrendas”, en las cuales se depositanofrendas de alimentos y cerámicas, que eran que-madas y no cocinadas, para ser cubiertas posterior-mente, mientras que el banquete funerario operideipon, se celebraba en la casa familiar. Laszanjas eran poco profundas, forradas con adobe,por tanto similares a las estructuras que se mencio-nan en las necrópolis ibéricas. Por otra parte, el

registro arqueológico nos puede indicar un rito simi-lar al señalado en el depósito votivo del Amarejo deBonete.

ESPECIES IDENTIFICADAS EN LOS RITOS CULTUALES IBÉRICOS

Aunque en algunas ocasiones los autores delos estudios de las excavaciones no nos indican laespecie de los animales o de los vegetales localiza-dos, diciendo simplemente que existe abundantefauna o restos de animales, en otras ocasiones ycada vez más, se empiezan a analizar los restosóseos que nos permiten una valoración de cadauna de las especies localizadas en los ritos ibéricosde los que forman parte.

OVICÁPRIDOS

Las cabras y ovejas son los animales más fre-cuentes en los ritos ibéricos, lo mismo que en lacabaña ibérica. Se dan en todo tipo de culto, san-tuarios, ritos domésticos, inhumaciones, incinera-ciones, etc., y aparecen en la gran parte de losyacimientos indicados.

La oveja es un animal que tenemos en repre-sentaciones iconográficas en escenas de sacrifi-cios, es el caso de la pátera de Tivisa y en unexvoto de procedencia desconocida. También esun elemento que aparece con frecuencia en los col-gantes ibéricos del noreste peninsular, y en losexvotos, por ejemplo en el Collado de los Jardinesde Santa Elena (Jaén).

Simbólicamente el cordero representa elhogar, como vemos en los morillos zoomorfos.

La parte mejor representada del animal es lacabeza y las extremidades, aunque aparecen ejem-plares completos.

CERDO

Es otro de los animales más representadosen los ritos ibéricos, ya que aparece en todos ellos.Es también una de las especies más abundante enlas cabañas ibéricas. Se encuentra en gran partede la región ibérica, y aunque los huesos másrepresentados son la cabeza, también hay otraspartes del cuerpo. El cerdo es uno de los animalesrelacionados con ritos cultuales en la antigüedad(Blázquez, 1983,257), aunque en la zona fenicia ygriega no encontramos sacrificios de suidos, pero si

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que aparecen en las prácticas religiosas de losgalos (Memiel, 1989a).

TORO

Esta especie, está ampliamente representadaen la iconografía ibérica, especialmente en la escul-tura funeraria, la encontramos en ofrendas, en losbanquetes funerarios, en las incineraciones y en lasinhumaciones. El toro aparece en Mas Castellar dePontós, en las necrópolis del término municipal deCabrera de Mar, en La Escudilla de Zucaina, en ElAmarejo de Bonete, Los Villares de Hoya Gonzalo,El Molar y en El Cigarralejo de Mula. Vemos pues,que su distribución geográfica se centra en ellevante peninsular, no existiendo en el sur, aunqueen esta última zona encontramos también escultu-ras de toros, como la de Obulco, y a este animal serefiere la cita de Diodoro (4,12,2), que nos indica elcarácter sagrado de los bueyes, y los relaciona conel trabajo de Hércules en la Península.

Su simbolismo religioso debido a la corna-menta, se encuentra muy arraigado en las culturasmediterráneas de la antigüedad, estando relacio-nado con la mujer, ritos de fertilidad y funerarios,como así lo indican las propias esculturas de lasnecrópolis. El toro es un animal apotropaico. Enotros casos se considera como el símbolo de la divi-nidad y de las fuerzas vitales de la Naturaleza(Benoit, 1969, 47). Es un signo astrológico. Sobre lasimbología del toro podemos ver varios artículosreferidos a España (Llobregat, 1981; Alvarez, 1962;Blázquez, 1975, 1983; Blanco, 1961-1962)

Como podemos comprobar, incluso por laiconografía monetal (López, 1973) estamos anteun culto de este animal ampliamente generalizadoen la practica totalidad de la región ibérica, lo cualcorrobora el toro de bronce de la acrópolis delCabezo de Alcalá de Azaila encontrado en un posi-ble santuario con altar. No obstante, no se solíarelacionar con el mundo funerario, hasta que seempezaron a identificar las esculturas en lasnecrópolis (Llobregat, 1981). Tengamos en cuentatambién, que el toro se relaciona con los astros, yéstos a su vez con el mundo funerario, incluso laluna en algunas creencias es la morada de losdifuntos. La vaca va unida a la luna como alegoríade la fecundidad y de la renovación (Blázquez,1983,269)

La parte de esqueleto que aparecen son cor-namentas, cráneo, dientes, costillas, tibia, falanges,metapodio, radio, metatarso, mandíbula.

ÉQUIDOS

Estos animales concretamente, el caballo y elasno, se dan en incineraciones y en el depósitocomunal, siendo dudosa su presencia en los san-tuarios. El caballo lo encontramos en Alcalá de Chi-vert, El Amarejo de Bonete, en La Hoya de SantaAna de Chinchilla, El Cigarralejo, Can Rodan del’Hort de Cabrera, en Mas Castellar de Pontós yposiblemente en Cancho Roano de Zalamea de laSerena. En los tres últimos casos tan solo podemosindicar que son équidos. El asno aparece única-mente en El Cigarralejo.

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Tabla 3. Relación de animales domésticos por yacimientos.

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Las fuentes clásicas Estrabón (3,4,15), yanos indican la importancia del caballo en elmundo ibérico. Siendo un elemento de sumo inte-rés para comprender el simbolismo del caballo laidentificación de santuarios como el del Cigarra-lejo con divinidades protectoras de este animal almodo de una Potnia hippon, divinidades que sonconocidas en varias culturas de la antigüedad.También en Cancho Roano aparecen varios ele-mentos relacionados con la montura, así comouna estatua broncínea de un caballo, que presu-miblemente iría montado, aunque el jinete se haperdido.

La importancia del caballo enlaza tambiéncon el prestigio social del individuo, y resaltemos,que en el sur, en la zona donde aparecen un mayornúmero, hay una distinción social mucho más jerar-quizada que en la zona norte de la región ibérica.

Las partes del esqueleto que encontramos delos équidos son la cabeza, la pelvis, mandíbula,huesos largos, metatarsos, y falanges.

PERRO

Este animal aparece en Mas Castellar dePontós, Alorda Park de Calafell, La Escudilla deZucaina, El Amarejo de Bonete, El Molar de SanFulgencio, y en El Cigarralejo; por tanto, está pre-sente en depósitos de santuarios y domésticos, enlos depósitos comunales, en las incineraciones, enlos santuarios y banquetes funerarios. El perrorepresenta la lealtad, y es fiel compañero del hom-bre. También es un animal de caza, por lo tanto pro-pio de una distinción social.

En algunos santuarios itálicos el sacrificiode perros está relacionado con el culto a Deme-ter, y las plagas de los cereales (Adroher, Pons,Ruiz de Arbulo, 1993). Por otra parte, no pode-mos olvidar el simbolismo del perro dentro demundo funerario con la imagen del cancerbero,guardián de los infiernos, y tampoco pasar poralto, que para calmar su furor los muertos le echa-ban la comida que habían puesto en la tumba. Enun epígrafe de Tesalia se lee lo siguiente “Oh,esfinge, perro del Hades, ¿a quién proteges, sen-tada sobre los muertos?” (Richter, 1961). Portanto, se compara con las esfinges y son protec-tores de los muertos. En la iconografía griegaexisten representaciones de perros en escenasde banquetes funerarios. En Francia el perro loencontramos ya desde época neolítica relacio-nado con los enterramientos (Arbogast, Blouet,Desloges, Guillaume, 1989)

Las partes del perro son variadas, mandíbu-las, costillas, escápulas, radios, humeros, ulna ypelvis. Tanto en Alorda Park como en La Escudillason ejemplares infantiles.

JABALÍ

Este animal relacionado con cultos funerarioslo tenemos representado en La Escudilla, y en ElPalomar de Oliete, aunque no se sabe con certezasi es un cerdo o un jabalí, así como en la cueva deMerinel de Bugarra. Está relacionado por tanto conlos depósitos en los santuarios, y tal vez con losdepósitos domésticos. Es un animal con ciertasrepresentaciones iconográficas, aparece en lapátera de Tivisa, en los frisos de Pozo Moro, y enfíbulas. El jabalí en la zona centroeuropea era con-siderado un animal de culto y relacionado con elmundo funerario.

Las partes del cuerpo que se encuentran sonel cráneo, mandíbula, dientes, húmero, pelvis,fémur, costillas, escápula, prácticamente todo elesqueleto.

LOBO

Este animal se encuentra en una inhumacióninfantil de Camp Mauri de la Valldan-Berga. Elcarácter cultual de este animal podemos probarlo através de la iconografía, pues lo vemos en la páterade Tivisa, o en las monedas de Ilerda, el torso delguerrero de Elche, y varias piezas más del arte ibé-rico. En el yacimiento de Camp Mauri el diente delobo que se encontró era un amuleto que se col-gaba a modo de collar, por lo que posiblemente ten-dría un valor apotropaico también durante la vida.No obstante, el carácter de protector lo vemos en lacaja funeraria de Villagordo (Jaén), que estácubierta con una piel de lobo.

CIERVO

El ciervo se encuentra en santuarios de cue-vas, en incineraciones, depósito comunal y banque-tes. Se da en la cueva II del Puntal del Horno deVillargordo de Cabriel, en El Amarejo de Bonete, ElMolar de San Fulgencio, El Cigarralejo y en el San-tuario de Cancho Roano.

El carácter funerario del ciervo se documentapor la escultura de estos animales en Cástulo. SilioItálico menciona la sacralidad del ciervo entre los

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iberos. Según J.M. Blázquez este animal estáunido a los cultos solares y se asimila al caballo.Por otra parte, debemos de indicar que esta espe-cie va ligada con la caza mayor, por tanto a unprestigio social, aparece ya en los enterramientosneolíticos franceses (Arbogast, Blouet, Desloges,Guillaume, 1989).

ROEDORES E INSECTÍVOROS

Estos pequeños animales, que en la actuali-dad muchos de ellos están socialmente mal consi-derados, son la musaraña, la rata, el lirón, el conejoy la liebre. Los tres primeros se caracterizan por supequeño tamaño y su pelaje, siendo el primero uninsectívoro y los restantes roedores. Las caracterís-ticas fosoras de los roedores e insectívoros, ha lle-vado a considerar su presencia en el registroarqueológico como una perturbación, pero su apari-ción repetitiva en elementos rituales, nos hacenpensar que son animales que participan en el ritocorrespondiente. Incluso en los enterramientosinfantiles de La Escudilla, vemos que ha habido unaselección de la edad de los animales, ya que pre-sentan la misma que los niños

La rata, la musaraña y el conejo, se dan enlos enterramientos de inhumación, y el lirón y elconejo en el de incineración. El ratón también loencontramos en el depósito comunal, al igual que elconejo y la liebre. El ratón y la musaraña aparecenen El Castellet de Bernabé y La Escudilla, y el ratónen El Amarejo de Bonete, y el lirón en Castellonesde Ceal, yacimientos que presentan una cronologíadel siglo VI al III aC.

Del lirón se encuentra el dentario, o el cráneo,mientras que del ratón y la musaraña está todo elesqueleto o las mandíbulas, la selección de las par-

tes del esqueleto, especialmente las mandíbulas,nos llevan a confirmar que no son intrusiones en elregistro arqueológico.

El único simbolismo que tenemos de estosanimales es el de los goces de ultratumba querepresentan las liebres, animal que encontramostambién en el país galo relacionado con las sepultu-ras (Memiel, 1989a).

AVIFAUNA

Hay varias especies dentro de la avifaunaidentificadas en los ritos ibéricos, así, tenemos elgallo, la perdiz, la grajilla y el tordo, y otros restos nodeterminados; se señalan en los ritos de la incinera-ción, la inhumación, y el gallo además en los depó-sitos comunales y domésticos.

Estas especies se dan en El Turó dels DosPins de Cabrera, en la necrópolis de Can Rodan del’Hort de Cabrera, Alorda Park de Calafell, en ElAmarejo de Bonete, en El Tarratrato de Alcañiz,posiblemente también en El Cigarralejo de Mula yen Tutugi de Galera.

El gallo es el símbolo de la fecundidad y de laresurrección. Otras aves, como la paloma, simboli-zan el alma del difunto, y el pavo real la inmortali-dad. No obstante, es de la fauna que menos seindica la especie.

En cuanto a las partes del esqueleto apareceel pico, el tarso, metatarso, vértebras y falanges,pero tan solo se indican como mucho en algunosgallos.

No podemos pasar por alto la existencia depisteros ornitomorfos de cerámica de técnica ibé-rica, los cuales tienen un amplia extensión geográ-fica, y están muy relacionados con el mundopúnico.

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Tabla 4. Relación de animales salvajes por yacimientos.

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ANFIBIOS Y GALÁPAGOS

La rana tan solo aparece en una ocasión, enel depósito del Amarejo, encontrándose el esque-leto prácticamente entero. Este animal ha sidoobjeto de superstición y culto en muchos pueblos,relacionándose con la lluvia e incluso con el naci-miento de los niños.

Las tortuga aparece también en una sola oca-sión, en el silicernium del Molar de San Fulgencio.

Las cáscaras de huevos las encontramos enel depósito votivo, en los ritos domésticos, en lasincineraciones y en las inhumaciones, identificán-dose en los yacimientos de El Amarejo de Bonete(Albacete), Penya del Moro de Sant Just Desvern(Barcelona), en El Cabezo de Alcalá de Azaila(Teruel), en El Castellet de Bernabé en Liria (Valen-cia), en la necrópolis de Cabrera de Mar (Barce-lona), en Castellones de Ceal, en El Cigarralejo deMula (Murcia), en El Turó dels Dos Pins de Cabrera(Barcelona), en La Guardia, en Galera y en El Oralde San Fulgencio (Alicante). Un total, pues, de onceyacimientos, de los cuales, en los diez primeros nose indica la especie a la que pertenece el huevo, talvez sean de gallina, el último corresponde a unacascara de huevo de avestruz. La extensión geo-gráfica en que aparece es muy amplia, pues ocupaprácticamente toda la región ibérica y la cronologíase extiende por todo el momento ibérico. Indique-mos que en El Cigarralejo la cáscara está en rela-ción con una tumba femenina, y en Cabrera con lade un guerrero.

Así pues, podemos establecer dos grupos derito, los pertenecientes a ofrendas, ya sean domés-ticas o en depósitos comunitarios, y los enterra-mientos.

La relación de las cáscaras de huevo, concre-tamente de avestruz con los ritos, se encuentraespecialmente en el mundo fenicio y púnico, ahon-dando sus raíces en la prehistoria del PróximoOriente y de África. En el siglo VIII aC se generalizaen el mundo fenicio como ofrenda funeraria, aun-que también hay en tumbas etruscas (Astruc,

1951). En la península Ibérica llega de la mano delos fenicios como vemos en las necrópolis y en lospoblados fenicios y púnicos, con una cronología ini-cial del siglo VII, llegando al III aC (San Nicolás,1975).

Los huevos podrían ejercer la función deofrenda en las tumbas, ya que tienen un “...caráctersagrado y representan el símbolo en el que seencuentra encerrado el hálito vital, con el que sepuede volver los muertos a la vida.” (San Nicolás,1975,75). Para otros autores, pueden tener un sig-nificado diverso, pues podría ser una ofrenda sim-bolizando un contenedor de vida, también unsímbolo de resurrección, o una ofrenda de prestigiocomo objeto raro y precioso que sería dentro de lasociedad ibérica (Pereira, 1987).

Más difícil es saber la función que ejercieronen poblados como El Carambolo, Toscanos,Abdera, etc. Para L. Abad y F. Sala es posible-mente que en los hábitats ejerzan una función reli-giosa, lo que reforzaría el carácter sacro del edificioen el que apareció en el yacimiento de El Oral deSan Fulgencio (Abad, Sala, 1992).

Una consecuencia directa de este simbolismode los huevos de avestruz, es el que toman los degallinácea en la península Ibérica, mucho más fáci-les de obtener. Vemos que estos aparecen enofrendas domésticas de fundación de viviendas.Evidente es la función de ofrenda en el caso de ElAmarejo, que para su excavador corresponde a unaofrenda relacionada con una diosa vinculada a lafertilidad (Broncano, 1989, 63). En las necrópolistendría el mismo significado que en el mundo feni-cio y púnico.

ASTRÁGALOS

Como es de sobras conocido, en los yaci-mientos ibéricos es frecuente encontrar en el regis-tro arqueológico la presencia de astrágalos, másconocidos como tabas, que es uno de los siete hue-sos que componen el tarso, por tanto se sitúa en laparte posterior del pie, siendo el único hueso del

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Tabla 5. Relación de huevos, astrágalos, anfibios y galápagos por yacimientos.

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tarso que contacta con el esqueleto de la pierna.Generalmente, cuando se referencia la presenciade estos huesos en un hallazgo arqueológico, no seindica la especie a la que pertenece aunque sueleser de ovicáprido.

Este elemento se encuentra ya atestiguadodurante el imperio nuevo egipcio, en donde servíapara jugar. También se conoce sobre todo en elmundo clásico, tanto griego como romano, siendoobjeto de representaciones artísticas: esculturas,pinturas y cerámica.

En el mundo griego está relacionado con elarte adivinatorio, que practicado con este objeto sellama astragalomancia, y estuvo muy ligado al tem-plo de Hércules que había en Bura. Como juegotambién está constatado, así, lo vemos por ejem-plo, en la vida del héroe homérico Patroclo, quiende niño y tras un acalorado juego con estos ele-mentos, dio muerte a Anfidamonte, según unos, o aClitónimo según otros. En el juego de las tabas,cada jugada tenía su nombre, correspondienteespecialmente a dioses, hasta que se le dio valoresnumerales, que convivían con los anteriores.

En Roma era el juego de azar más en boga,recibiendo el nombre de alea, nombre generalizadopara los juegos de azar, o tabus; aunque tambiénse consideró en cierto modo adivinatorio, o de deci-sión hacia hechos futuros. No olvidemos que eljuego es una derivación de la práctica adivinatoria yde la fuerza del azar en muchas ocasiones.

En el mundo fenicio púnico el uso de estaspiezas óseas está demostrado por el registroarqueológico, sin embargo, no la encontramosrepresentada ni mencionada en las fuentes escritaso iconográficas.

Durante siglos ha subsistido la creencia eneste juego como medio revelador del porvenir.Lejos de las culturas mediterráneas, en las tribusdel centro y norte de África, todavía hoy en día esfrecuente la práctica de las tabas como medio adivi-natorio. En nuestra sociedad el juego de la taba hallegado hasta ahora, jugándose con una o cuatropiezas, en este último caso se juega parecido a losgriegos, pudiéndose hacer treinta y cinco combina-ciones diferentes, combinando los nombres de losvalores con nombres y números: carne, culo, chucoy taba.

El juego se practicó durante toda la historiatanto por adultos de ambos sexos como por losniños, tal y como ya podemos ver en las represen-taciones clásicas.

La arqueología en la cultura ibérica ha identifi-cado tanto el uso de las tabas en ambientes depoblados como de necrópolis.

Para R. Olmos la tradición ibérica de estejuego vendría de los griegos, concretamente de laMagna Grecia (Olmos, 1979, 87).

La problemática que presentan estos elemen-tos son dos, la transformación de algunos de ellosmediante rebajes en una de sus caras o perforacio-nes, y la abundancia con la cual aparecen. Puedenpresentarse también sin ningún tipo de modifica-ción o aisladas. Ante ello, el significado y la funcio-nalidad que tuvieron presentan varias hipótesis.

Si aparecen tabas sin retocar, indudable-mente podrían estar relacionadas con la incerti-dumbre del futuro del finado, teniendo pues unsimbolismo metafísico, lo que enlazaría con suempleo como objeto adivinatorio, tal y como hemosvisto.

Relacionado con el carácter de amuleto otalismán serían las que llevan una perforación paraser enhebradas, ello enlazaría con la hipótesisplanteada por P. Cintas para el mundo púnico (Cin-tas, 1946,128). En este caso podrían usarse comocolgantes durante la vida. El problema mayor loplantean las tumbas que presentan un número ele-vado de tabas como en La Albufereta, o las tres-c i en tas encon t radas en l a t umba 200 de lCigarralejo (Cuadrado, 1968, 162). En La Bastidade les Alcuses en Mogente (Valencia), en un ámbitode poblado se encontraron dos vasos llenos detabas, concretamente 90 (Fletcher et alii, 1969,175), en El Puntal dels Llops de Olocau, 80 (Valen-cia) (Bonet, Mata, 1981, 43). Ello ha llevado a E.Cuadrado a darles un valor intrínseco como mone-das o fichas (Cuadrado, 1968,162), lo que nos indi-caría un nivel social y económico del finado,consideración recogida al estudiar el yacimiento deCoimbra del Barranco Ancho (Iniesta, Page, Gar-cía, 1987, 52).

En otras ocasiones se ha pensado en su utili-zación como fichas de juego, equivalentes a losdados (Ramos, 1975), es el caso de Orleyl y Coim-bra del Barranco Ancho (Lázaro, Mesado, Arane-gui, Fletcher, 1981; Iniesta, Page, García, 1987,52).En algunos poblados también se les da esta finali-dad (Lillo, 1981, 429-431), especialmente en LaBastida de les Alcuses de Mogente en donde sehallaron junto a fichas de cerámica y guijarrosredondeados (Fletcher, 1969, 175) No obstante, S.Broncano y J. Blánquez nos indican que algunas delas tabas retocadas no sirven para el juego (Bron-cano, Blánquez, 1985, 130-133).

Para J.A. Santos las tabas al estar asociadasa tumbas de ricos ajuares, serían símbolo tal vez dela propiedad de la cabaña doméstica, quizá cadataba indicará un animal (Santos, 1989).

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En la necrópolis del Turó dels Dos Pins, tie-nen señales de haber sido quemadas, cosa que nose da en los otros huesos de animales.

Estamos pues, ante una funcionalidad, o unsimbolismo difícil de discernir, tan solo podemosseñalar que el valor que tuviesen ya sea económicoo simbólico, venía dado por la pieza en sí, y no porla pertenencia a una especie animal concreta.

Las tabas se dan únicamente en el rito de laincineración. Las tumbas que presentan estos ele-mentos son todas ellas de los siglos V-IV aC,exceptuando el Turó dels Dos Pins, con una fechadel siglo III aC.

CONCHAS Y OTROS ANIMALES MARINOS

Las conchas de moluscos las encontramosen varios tipos de rito cultual, los depósitos votivos,ritos domésticos, banquetes funerarios, inhumacio-nes e incineraciones. En el primer caso está ElAmarejo, en el segundo El Molar, acompañandoinhumaciones se da en El Castellet de Bernabé, enCan Oliver y Alorda Park, y en las incineraciones enLa Albufereta de Alicante, Baza, Gil de Olid, Ciga-rralejo, Coimbra del Barranco Ancho, Baño de laMuela, y en Penya del Moro está como rito domés-tico.

Dentro del simbolismo de las conchas mari-nas en el mundo antiguo nos encontramos que serelacionan con los genitales femeninos (Eliade,1952, 164), debido a un parecido con la vulva. Ello

llevará por relación indirecta de funciones, a identifi-car la concha con la luna, es decir con los cicloseternos, tanto de la mujer como de este satélite. Espor tanto, representando a este simbolismo de eter-nidad, que las conchas se introducen en la creenciafuneraria, las conchas son portadoras de energíavital (Servejeau, 1989). El simbolismo sexual yginecológico de las conchas marinas implica unasignificación espiritual: el segundo nacimiento.

No obstante, debemos de indicar que en algu-nos casos no son moluscos bivalvos, hay cypraeasen el Cigarralejo, o un Thais haemastoma en lamisma necrópolis.

En el caso del hogar con la concha en el cen-tro, también podríamos estar en una relación desimilitud con los genitales femeninos, a modo desimbolismo propiciatorio para la fecundidad delhogar, al igual que la Donax de Alorda Park apare-cida en un rito doméstico de ofrenda.

En los banquetes funerarios, nos encontra-mos también con moluscos bivalvos. Estamos anteun rito de enterramiento, que por lo visto se toma-ron estos elementos por el valor de la concha en sí,y no por la alimentación que pudieran aportar, yaque están muy rodados, lo que nos indica que serecog ie ron ya muer tas (Monrava l , López ,1984,150).

Otro significado a tener en cuenta es el desimple adorno personal, que se llevaría colgado enel cuello, como demuestra la perforación de la con-cha de El Castellet de Bernabé de Liria. Indudable-mente podría llevarse en el cuello con un valor

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Tabla 6. Relación de especies malacológicas y marinas por yacimientos.

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apotropaico. Los excavadores de este yacimiento,siguiendo el simbolismo dado por E. Saglio apuntanque pudiera ser un atributo de mujer destinado aejercer la protección materna en el más allá, ya queeste autor reseña que el caracol marino simboliza aVenus en el mundo clásico (Guerin, Martínez,1987-1988, 67). Por tanto, volvemos a encontrar-nos con la relación concha mujer que veíamos enlos moluscos bivalvos.

En el Cigarralejo, exceptuando la tumba 308perteneciente según E. Cuadrado a un guerrero, endonde se asocia una caracola y una conchabivalva, el resto de las tumbas donde aparecenmuestras malacológicas son tumbas femeninas.

La cronología de estos elementos ocupaprácticamente toda la cultura ibérica, ya que lasdataciones de los contextos en donde aparecen vadel siglo V al II aC. En las necrópolis se dan espe-cialmente en la cuarta centuria.

La presencia de conchas en las necrópolisconcretamente en la orientalizante de La Joya deHuelva, J.M. Blázquez la relaciona con el banquetefunerario, buscando su origen en el mundo semita(Blázquez, 1983, 117).

Las otras especies de animales marinos loca-lizadas son la sepia y el tiburón, ambas en el depó-

sito comunal de El Amarejo de Bonete. Por otraparte, está el pagel localizado en Alorda Park, queno es tan extraño por situarse este yacimiento en lacosta.

Tanto las conchas, como las otras especiesmarinas, al encontrarse en algunas ocasiones avarios kilómetros de la costa, nos indica la impor-tancia que tenía su simbolismo, y nos hace pensarque cuando se depositarían serían simplementelas partes no perecederas, por lo tanto ya no servi-rían para la alimentación. Los excavadores de ElMolar ya hacen hincapié en que las conchas esta-ban rodadas, por lo que su valor debemos bus-carlo en el simbolismo de ellas mismo y no en sucarne.

LOS VEGETALES

Tan solo diez yacimientos, sobre los más decincuenta aquí estudiados, presentan restos devegetales. Esta baja proporción puede resultarlógica teniendo en cuenta las características deconservación de estos elementos, y que su identifi-cación en el registro arqueológico es mucho máscomplejo que la de los huesos. Los yacimientos en

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Tabla 7. Relación de especies vegetales por yacimientos.

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los que aparecen los vegetales se encuentranespecialmente en el sureste y en el sur peninsular.

Se han identificados en las incineraciones, enlas inhumaciones y en los depósitos comunales.Habiéndose encontrado un total de veintiuna espe-cies diferentes de las cuales quince se localizan enel depósito de El Amarejo de Bonete. Las gramí-neas como el trigo, el centeno, la cebada y la avenason las más abundantes, encontrándose en ElCigarralejo de Mula un capazo lleno. Le sigue encantidad las rosáceas, como las almendras, lasciruelas, posiblemente también manzanas y peras.Existen ejemplos de flores, como el posible don-diego de Los Nietos de Cartagena, y el higo es tam-bién una especie que aparece tanto en lasincineraciones como en el depósito.

Como podemos comprobar tenemos dos gru-pos de vegetales, los comestibles y las flores, por loque evidentemente estamos ante un posible depó-sito alimentario y una ofrenda floral.

Los vegetales, especialmente las flores, hantenido siempre una simbología. Así, vemos que elhigo que se encuentra ya en sepulturas calcolíticaspeninsulares, en algunos lugares forma parte de losrituales mágicos de curación (Rivera, Obón, 1990),siendo entre los romanos un símbolo de fecundi-dad. El pino está relacionado con una simbologíafálica y además es la perpetuidad de la vida. La uvaacompaña igualmente a las ideas de inmortalidad.También la bellota por ser el alimento de los cerdos,que tal y como hemos dicho en la zona centroeuro-pea se consideraban sagrados, tienen un caráctersacro. En cuanto al gamón en la cultura griega, yadesde el primer momento se relaciona con elmundo funerario, plantándose en los alrededoresde las tumbas para que sus raíces y tubérculos fue-ran el alimento de los muertos (Rivera, Obón,1987).

CONCLUSIONES

Las presencia de restos de animales y devegetales en los ritos cultuales, indudablementetiene sus orígenes en la prehistoria, se ha dichoincluso que “no hay religión sin animales” (Poplin,1989). Esta temprana cronología la podemos verperfectamente en yacimientos franceses (Vignes,1982; Dedet, Schwaller, 1990,153; Memie, 1989), yespañoles. Señalemos el caso geográficamentemás próximo, de la sepultura calcolítica de la cuevaSagrada de Lorca (Murcia), en la cual se han locali-zado restos de higos (Rivera, Obón, 1987), que tal ycomo hemos visto, forman también parte del con-

junto funerario de algunos enterramientos ibéricos.En una tumba perteneciente al bronce argáricolocalizada en la necrópolis de Setefilla, en Lora delRío, podemos ver que en el ajuar de ésta aparecenlas mismas especies identificadas en época ibérica,es el caso del buey, cerdo, ovicápridos, cabra mon-tes, ciervo e incluso el ratón, del cual está presentela mandíbula y los huesos largos, al igual que enépoca ibérica (Estévez, 1981, 251). También hanaparecido ofrendas de animales en las tumbas deCuesta del Negro de Purullena (Granada), endonde las especies siguen siendo las mismas, ovi-cápridos, cerdos, bueyes, y de nuevo el ratón (Esté-vez, 1981, 251). El listado sería mucho más ampliosi los registros arqueológicos se acompañasen conmás asiduidad de análisis de fauna y de vegeta-ción, lo cual, indudablemente, nos ofrecería unmayor número de los elementos aquí estudiados encontextos cultuales de la prehistoria peninsular.

Frente a la exigua información que tenemosde los cultos prehistóricos y protohistóricos en laPenínsula, nos encontramos con amplias referen-cias de los cultos en culturas del Mediterráneo occi-dental, es el caso de Grecia y Fenicia, lo que hallevado a desviar las comparaciones y paralelismosde los cultos ibéricos hacia estas culturas, bus-cando siempre las influencias en las colonizacio-nes. Indudablemente, esta influencia existió, peroactuó sobre unos cultos ya establecidos y consoli-dados. Pensemos por ejemplo, que en zonasdonde las influencias mediterráneas fueron esca-sas o no llegaron, en las necrópolis encontramoslas mismas especies, como vemos en los enterra-mientos celtibéricos (Cerdeño, Pérez, 1993; Sanz,1990), por tanto, creemos que estamos ante unsusbtrato cultual que posiblemente ya se habríadesarrollado durante la edad del bronce. Sinembargo, no podemos de dejar pasar por alto enestas influencias mediterráneas, por ejemplo, elfactor fenicio en la introducción del valor simbólicodel huevo, lo que vemos en las necrópolis deambiente fenicio, como la de Laurita de Almuñecar,en donde se encuentran huevos de avestruz. EnVillaricos, se localizan estos mismos huevos y tam-bién tabas y conchas. Al hablar de la influencia feni-cia en los ritos ibéricos deberemos de indicar larelación de los depósitos de ovicápridos en ambien-tes domésticos con las inhumaciones infantiles,relación que vemos en los tophets y en el rito mlkfenicio, lo cual es evidente, por ejemplo, en el yaci-miento insular de Tharros. Pero curiosamente, esteritual se da en la parte norte de la región ibérica, yno en el sur, tal vez cuando se publiquen los datosde Montemolín, la situación cambiará. No obstante,

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esta influencia se ejercerá sobre un rito de inhuma-ción de infantes ya establecido desde época prehis-tórica (Oliver, Gómez, 1989). Dentro del ambientefenicio y orientalizante podemos señalar la existen-cia de tabas en las necrópolis de Cádiz, o la presen-cia de restos de alimentos en el túmulo 1 de lanecrópolis del Castillo de Doña Blanca (Cádiz).

En los yacimientos coloniales griegos comoes el caso de la necrópolis de Les Corts de Ampu-rias, vemos restos de vegetales, como nueces, dáti-les y avellanas.

Otro hecho que nos planteamos en este tra-bajo ha sido la existencia o no de los banquetesfunerarios ibéricos en la propia necrópolis, si elregistro de las necrópolis de El Molar, Medellín y LosVillares son los restos de este ágape, o estamosante zanjas de ofrendas. También, el posible rito deapagar los fuegos purificadores de las ofrendas conbebidas alcohólicas, tal y como se describe en tex-tos clásicos griegos, como es el caso de la Eliada, yque parece que se da también ya en el segundomilenio entre los hititas (Rafels, 1985,25). Ello ven-dría indicado por la existencia de unos elementos decombustión semiconsumidos por el fuego, comovemos en el depósito de El Amarejo de Bonete, jun-tamente con restos de ánforas que encontramostambién en El Molar de San Fulgencio. Pero, pode-mos pensar, que estamos ante ofrendas de bebi-das, como bien podrían indicarnos las ánforas de lanecrópolis de Can Radon de l’Hort en Cabrera.

La extensión geográfica que abarca estosritos es toda la región ibérica, incluso tenemosparalelos en el sur de Francia en donde son emple-adas las mismas especies (Dedet, Schwaller,1990). No obstante, algunos ritos se dan más enunas zonas que en otras. Lo mismo ocurre en laextensión temporal. Los ritos aparecen desde elsurgimiento de la cultura ibérica, siglo VI, hasta elinicio de la romanización, siglos II-I aC.

En cuanto a las especies localizadas, aunquealgunas aparecen especialmente en la parte dellevante y otras no, no hay una distribución clara, yaque parece ser que se pueden dar todas en toda elárea ibérica.

Problema aparte ofrece el simbolismo de lasespecies. Tengamos en cuenta que hay un predo-minio de los animales domésticos, destacando losovicápridos, ya que ante los 225 individuos identifi-cados a partir de los yacimientos en los que se harealizado el correspondiente análisis faunístico, 126son ovicápridos, es decir un 59 por ciento. El cerdorepresenta el 10,69 por ciento; los équidos el 4,65por ciento; el buey el 4,18 por ciento; el perro el 4por ciento; el conejo y los ratones el 3,25 por ciento.

En cuanto a los animales que acompañan a losenterramientos, nos podemos encontrar con ofren-das alimentarias, ya sean para el difunto o la divini-dad, pero hay casos, como los animales reciénnacidos, especialmente roedores, las conchas demoluscos, y los animales que acompañan al reciénnacido, que indudablemente no tienen aparienciade ofrenda alimenticia, sino simbólica. Como talis-mán están otras ofrendas, es el caso de los colgan-tes de conchas y el diente de lobo.

Como hemos visto, las especies faunísticas yvegetales aquí identificadas, tienen un alto valorsimbólico relacionado con el mundo funerario y dela fecundidad, lo que nos lleva a pensar que lasofrendas en muchos casos son simbólicas. Hemospodido comprobar a lo largo de este trabajo a partede la intervención de animales en ritos ibéricos, laexistencia de ritos de sacrificios de animales reali-zados en edificios de funcionalidad cultual, endonde encontramos un ara y un hogar relacionadocon el rito, hogares que en algunas ocasiones pue-den estar en ámbitos domésticos, como pueden serlos decorados del Languedoc (Dedet, Schwaller,1990,155). Estos sacrificios podrían relacionarsecon los depósitos domésticos encontrados en lascasas, depósitos que son similares a los que sehacen también en los edificios cultuales.

Resumiendo, podemos indicar, que la relaciónde los animales en los cultos ibéricos se encuentradentro de la línea general de las religiones existen-tes en la prehistoria y en la antigüedad de todaEuropa, pues las especies participantes son prácti-camente idénticas en todos los cultos identificadosen los diversos yacimientos de este continente, y delas tierras circunmediterráneas. De algunas espe-cies como los ovicápridos, también tenemos mues-tras de su sacralización mediante textos escritos, eincluso en las culturas mesopotámicas, ligadas alMediterráneo a través del mundo semita.

Indudablemente los datos aún son escasos yhace falta una mayor serie de análisis faunísticos y devegetales para poder relacionar más estrechamenteestos elementos dentro de la religión ibérica. Espere-mos que las nuevas técnicas de excavación y análisisaplicadas al registro arqueológico vayan aportandocada vez datos más novedosos al respecto.

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