Fe y Obediencia

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Fe y obediencia En una noche, una ciudad se encontraba azotada por una fuerte tormenta. Había allí en esa ciudad un asilo siquiátrico, en el cual se hallaba una gran multitud de enfermos mentales. Entre éstos hubo dos que precisamente aquella noche se percataron de que ya no querían vivir en ese lugar, así que decidieron escapar. Subieron a la azotea, y una vez ahí, en el borde que los separaba de los otros edificios y bajo la fuerte lluvia, lograron ver las azoteas de la ciudad perderse bajo la poca iluminación de la luna que podía atravesar el congestionado cielo de esa noche. Estando allí, uno le pregunta al otro como harán para pasar al otro edificio, entonces la otra muestra una suave sonrisa, y saca de uno de sus bolsillos una linterna, y le dice que no se preocupe que él ya había previsto este obstáculo para su libertad. Éste entonces iluminó la brecha entre los dos edificios y le pidió al otro que pasara caminando sobre el haz de luz. Pero el segundo tipo movió la cabeza en una negativa. Y le dijo: ¿Qué crees que soy? ¿Un loco? El otro le dice que no se preocupe, que lo único que debe tener es fe en que lo atravesará. El otro tipo entonces respira profundo, siente una gran confianza y tranquilidad, e intenta caminar por la luz. Lastimosamente cae al vacío y muere estrellado contra el pavimento. 2. NUESTRA FE NO ES CIEGA Hay un tema muy fundamental que nos concierne a todos nosotros los cristianos, y ese tema es la fe. Y a diferencia de la fe que vimos en el relato anterior, la fe cristiana no es una fe ciega, sino que está respaldada por Dios, y puesta en objetivos sensatos, que son colocados en nuestros corazones por Él mismo. Sabemos que la Palabra de Dios nos muestra a través de todos sus libros que la fe cristiana, no es una fe ciega, ya que está depositada en Nuestro Señor Todopoderoso, el cual también es omnisciente, quiere lo mejor para sus hijos, y siempre cumple sus promesas. Algo que debemos tener muy claro es que la fe no proviene de nosotros, sino que es un don del Espíritu Santo, por lo tanto, sólo es otorgado a los elegidos, nosotros los hijos de Dios. 3. LA FE DE ABRAHAM Uno de los más claros ejemplos de fe que encontramos en las Sagradas Escrituras, es la de Abraham. Así que analicemos la fe de este hombre. a) Dios ordena a Abraham que se aleje de su tierra. En Génesis 12:1-3, vemos como Dios ordena a Abraham que parta de su tierra y se aleje de su parentela; orden que verdaderamente es muy difícil para cualquiera, alejarse de su tierra natal y de las personas con que creció rodeado. Pero también podemos observar los grandes beneficios que traería consigo acatar tal orden. Dios promete a Abraham una gran nación y grandes bendiciones. Una gran recompensa, que prácticamente ningún hombre despreciaría. b) La obediencia de Abraham. Ahora busquemos cual fue la respuesta inmediata de Abraham ante el mandato de Dios, en Génesis 12:4-9. Aquí en este pasaje observamos como Abraham ante este llamado salió inmediatamente de su tierra, sin pensarlo dos veces, ni dudando de la Palabra de Dios, tomando consigo a su esposa Saraí, a su sobrino Lot y a todas sus pertenencias. Imagínese, que usted tenga que salir repentinamente de su casa y de su ciudad llevando su familia y sus pertenencias, y que aún no sepa exactamente qué es lo que le espera, una situación muy complicada, ¿cierto? Pero Abraham, por su fe sin duda alguna en su corazón, obedeció al instante. c) La fortaleza ante las dificultades. Para Abraham obedecer tal llamado no fue nada fácil. Abraham pasó por grandes dificultades, y diversas situaciones de peligro. Sin embargo, por la grandeza de la fe que había sido depositada en él por Dios, todos estos obstáculos no representaron par él en ningún momento un cambió en su caminar. Además, Dios siempre estuvo fortaleciendo la fe de Abraham a través de todas las bendiciones que éste vio hechas

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Fe y obediencia

En una noche, una ciudad se encontraba azotada por una fuerte tormenta. Había allí en esa ciudad un asilo siquiátrico, en el cual se hallaba una gran multitud de enfermos mentales. Entre éstos hubo dos que precisamente aquella noche se percataron de que ya no querían vivir en ese lugar, así que decidieron escapar. Subieron a la azotea, y una vez ahí, en el borde que los separaba de los otros edificios y bajo la fuerte lluvia, lograron ver las azoteas de la ciudad perderse bajo la poca iluminación de la luna que podía atravesar el congestionado cielo de esa noche.

Estando allí, uno le pregunta al otro como harán para pasar al otro edificio, entonces la otra muestra una suave sonrisa, y saca de uno de sus bolsillos una linterna, y le dice que no se preocupe que él ya había previsto este obstáculo para su libertad. Éste entonces iluminó la brecha entre los dos edificios y le pidió al otro que pasara caminando sobre el haz de luz. Pero el segundo tipo movió la cabeza en una negativa. Y le dijo: ¿Qué crees que soy? ¿Un loco? El otro le dice que no se preocupe, que lo único que debe tener es fe en que lo atravesará. El otro tipo entonces respira profundo, siente una gran confianza y tranquilidad, e intenta caminar por la luz. Lastimosamente cae al vacío y muere estrellado contra el pavimento.

2. NUESTRA FE NO ES CIEGA

Hay un tema muy fundamental que nos concierne a todos nosotros los cristianos, y ese tema es la fe. Y a diferencia de la fe que vimos en el relato anterior, la fe cristiana no es una fe ciega, sino que está respaldada por Dios, y puesta en objetivos sensatos, que son colocados en nuestros corazones por Él mismo. Sabemos que la Palabra de Dios nos muestra a través de todos sus libros que la fe cristiana, no es una fe ciega, ya que está depositada en Nuestro Señor Todopoderoso, el cual también es omnisciente, quiere lo mejor para sus hijos, y siempre cumple sus promesas. Algo que debemos tener muy claro es que la fe no proviene de nosotros, sino que es un don del Espíritu Santo, por lo tanto, sólo es otorgado a los elegidos, nosotros los hijos de Dios.

3. LA FE DE ABRAHAM

Uno de los más claros ejemplos de fe que encontramos en las Sagradas Escrituras, es la de Abraham. Así que analicemos la fe de este hombre.

a) Dios ordena a Abraham que se aleje de su tierra. En Génesis 12:1-3, vemos como Dios ordena a Abraham que parta de su tierra y se aleje de su parentela; orden que verdaderamente es muy difícil para cualquiera, alejarse de su tierra natal y de las personas con que creció rodeado. Pero también podemos observar los grandes beneficios que traería consigo acatar tal orden. Dios promete a Abraham una gran nación y grandes bendiciones. Una gran recompensa, que prácticamente ningún hombre despreciaría.

b) La obediencia de Abraham. Ahora busquemos cual fue la respuesta inmediata de Abraham ante el mandato de Dios, en Génesis 12:4-9. Aquí en este pasaje observamos como Abraham ante este llamado salió inmediatamente de su tierra, sin pensarlo dos veces, ni dudando de la Palabra de Dios, tomando consigo a su esposa Saraí, a su sobrino Lot y a todas sus pertenencias. Imagínese, que usted tenga que salir repentinamente de su casa y de su ciudad llevando su familia y sus pertenencias, y que aún no sepa exactamente qué es lo que le espera, una situación muy complicada, ¿cierto? Pero Abraham, por su fe sin duda alguna en su corazón, obedeció al instante.

c) La fortaleza ante las dificultades. Para Abraham obedecer tal llamado no fue nada fácil. Abraham pasó por grandes dificultades, y diversas situaciones de peligro. Sin embargo, por la grandeza de la fe que había sido depositada en él por Dios, todos estos obstáculos no representaron par él en ningún momento un cambió en su caminar. Además, Dios siempre estuvo fortaleciendo la fe de Abraham a través de todas las bendiciones que éste vio hechas realidad a lo largo de su vida; un gran ejemplo, es el nacimiento de Isaac, siendo Sara estéril y Abraham de avanzada edad (Génesis 21:1-2).

d) La fe de Abraham es probada. También otro acto que demuestra la fe de Abraham está plasmado en Génesis 22:10-14. Jehová por medio de una prueba desea mostrarle a Abraham cuan fuerte es su fe, mandándole que le ofrezca a su hijo Isaac en holocausto. Y éste presto a la orden de Dios procede a obedecer. En el momento en que toma el cuchillo y va a alistarse para degollar a su hijo, el ángel de Jehová lo detiene, ya que este acto era suficiente para probar su fe.

4. CONCLUSIÓN

Así, que los invito, a que sigamos el gran ejemplo que nos muestra nuestro Padre Celestial a través de este hombre llamado Abraham. Como cristianos debemos estar día a día, creciendo en nuestra fe. De tal modo, aumentará nuestra comunión con el Dios que adoramos. Además, debemos entender y conocer que vamos avanzando en el camino de la santidad, cada vez que dependemos más de Él. Y esta dependencia se ve reflejada en gran manera en donde tengamos puesta nuestra mirada y nuestro corazón. Ya que entre más

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alejada está nuestra de la promesa de nuestro Salvador de la vida que nos espera después de la muerte, menos fe tenemos de la seguridad de su promesa, o sea, de la veracidad de su Palabra. Entonces, en este momento, cierren sus ojos, háganse las siguientes preguntas, y reflexionen en sus respuestas: ¿Dónde tengo puesto mi corazón? ¿En lo terrenal o en la vida eterna que me espera después de la muerte junto a Dios? ¿Será que temo que me pase lo que le ocurrió al loco del relato, en lugar de las grandes bendiciones que recibió Abraham?

El cristiano y la obediencia a Dios

La obediencia es la verdadera prueba de nuestro amor por Cristo y el secreto para descubrir la voluntad de Dios en nuestra vida. Algunas personas se muestran renuentes a confiar a Dios completamente sus vidas, temiendo que Él pueda cambiar sus planes.

Siervos inútiles somos cuando hacemos solamente lo que debemos: Hay que dar más para que los demás vean la Gloria de Dios en nuestras vidas.

Ej.: Ser puntuales en el trabajo. Dar un poco más de lo que te piden.

Sí, Él puede cambiar nuestros planes.

Sus planes son infinitamente superiores a los mejores planes que nosotros pudiéramos tener.

Si Dios rompió tus estructuras es que tiene algo mejor para ti.

¿Por qué es tan importante para nosotros obedecer a Dios?

¿Por qué es tan importante la Palabra de Dios en nuestras vidas al querer obedecer a Dios?

Hoy compartiremos algunos principios básicos, que nos van a ayudar a rendir nuestra voluntad al misericordioso Padre Celestial.

1. Dios lo manda.

En Jeremías 7:23, Dios dice: "Lo que si les ordené fue lo siguiente: Obedézcanme. Así yo seré su Dios, y ustedes serán mi pueblo. Compórtense de acuerdo a todo lo que yo les ordene, a fin de que les vaya bien”.

Aunque Dios enfatizaba los sacrificios de animales en el Antiguo Testamento, realmente valoraba más la obediencia que los sacrificios.

Cuando el rey Saúl desobedeció a Dios en nombre del sacrificio, el profeta Samuel dijo: "¿Qué le agrada más al Señor: que se le ofrezcan holocaustos y sacrificios, o que se obedezca lo que él dice? El obedecer vale más que el sacrifico, y el prestar atención, más que la grasa de carneros..." 1 Samuel 15:22

2. La obediencia demuestra nuestra fe.

La desobediencia de Saúl mostró su falta de fe y le costó el reino. Cuando desobedecemos a nuestro Señor, nos cuesta la bendición de Su Reino, la cual es una vida abundante y fructífera. No siempre vamos a entender los mandamientos del Señor, pero podemos tener fe en Su sabiduría y por nuestra obediencia demostrar que le creemos a Dios cualquier cosa que Él nos mande.

3. La obediencia glorifica a Dios.

Mientras le obedecemos en fe, nuestras vidas serán de Su agrado. Dwight L. Moody, el gran evangelista del siglo XIX fue desafiado por esta declaración: "El mundo aún espera ver lo que Dios puede hacer en y a través de aquel que está completamente rendido al Señor Jesucristo", Moody respondió: "Yo quiero ser ese hombre".

Como resultado de haber dado gloria a nuestro Señor, Dios lo usó como a ningún otro hombre de su tiempo para alcanzar multitudes con el evangelio de Cristo.

Jesús se refiere a sí mismo en Juan 15:4 como la vid y a los cristianos como las ramas. Él dice: "Permanezcan en mí, y Yo permaneceré en ustedes. Así como ninguna rama puede dar fruto por sí misma, sino que tiene que permanecer en la vid, así tampoco ustedes pueden dar fruto si no permanecen en mí”.

Permanecer es obedecer. El cristiano obediente lleva mucho fruto y su obediencia glorifica a Dios.

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4. La obediencia produce victoria.

La estrategia del enemigo es influenciamos para que desobedezcamos a Dios. Este fue su propósito en el huerto del Edén cuando tentó a Eva y sigue siendo su objetivo hoy día.

Santiago 4:7 nos da unos pasos hacia la victoria: "Así que sométanse a Dios. Resistan al diablo, y él huirá de ustedes”. Lo que tenemos que hacer es sometemos a Dios, o sea, que debemos obedecer a Dios en todas las cosas, para tener victoria personal y una vida abundante.

5. La obediencia demuestra nuestro amor a Dios.

Jesús dijo: "El que me ama, obedecerá mi palabra, y mi Padre lo amará, y haremos nuestra vivienda en él. El que no me ama, no obedece mis palabras. Pero estas palabras que ustedes oyen no son mías sino del Padre, que me envió”. Juan 14:23-24 Amor es una palabra que requiere acción, y resulta en obediencia y en deseo de agradar a Dios.

Quien dice amar a Dios pero no le obedece en verdad no lo ama. Amar a Dios es obedecerlo en todo, la obediencia a medias es desobediencia.

Un hombre dormía en su cabaña, cuando de repente una luz iluminó la habitación y apareció Dios. El Señor le dijo que tenía un trabajo para él, y le enseñó una gran roca frente a la cabaña. Le explicó que debía empujar la piedra con todas sus fuerzas. 

El hombre hizo lo que el Señor le pidió, día tras día. Por muchos años, desde que salía el sol hasta el ocaso, el hombre empujaba la fría piedra con todas sus fuerzas... y esta no se movía. Todas las noches el hombre regresaba a su cabaña muy cansado y sintiendo que todos sus esfuerzos eran en vano. 

Satanás decidió entrar en el juego trayendo pensamientos a la mente del hombre: "Has estado empujando esa roca por mucho tiempo, y no se ha movido". 

Le dijo que la tarea que le había sido encomendada era imposible de realizar y que él era un fracaso. Estos pensamientos incrementaron su sentimiento de frustración y desilusión.

Satanás le dijo: "¿Por qué esforzarte todo el día en esta tarea imposible? Solo haz un mínimo esfuerzo y será suficiente". 

El hombre pensó en poner en práctica esto, pero antes decidió elevar una oración al Señor y confesarle sus sentimientos: "Señor, he trabajado duro por mucho tiempo a tu servicio. He empleado toda mi fuerza para conseguir lo que me pediste, pero aún así, no he podido mover la roca ni un milímetro.

¿Qué pasa? ¿Por qué he fracasado? " El Señor le respondió con compasión: "Querido hijo, cuando te pedí que me sirvieras y tú aceptaste, te dije que tu tarea era empujar la roca con todas tus fuerzas, y lo has hecho. Nunca dije que esperaba que la movieras. Tu tarea era empujar.Ahora vienes a mí sin fuerzas a decirme que has fracasado, pero ¿en realidad fracasaste? Mírate ahora, tus brazos están fuertes y musculosos, tu espalda fuerte y bronceada, tus manos callosas por la constante presión, tus piernas se han vuelto duras.A pesar de la adversidad, has crecido mucho y tus habilidades ahora son mayores que las que tuviste alguna vez. Cierto, no has movido la roca, pero tu misión era ser obediente y empujar para ejercitar tu fe en mi. Eso lo has conseguido. Ahora, querido hijo, yo moveré la roca". Algunas veces, cuando escuchamos la palabra del Señor, tratamos de utilizar nuestro intelecto para descifrar su voluntad, cuando en realidad Dios solo nos pide obediencia y fe en Él. Debemos ejercitar nuestra fe, que mueve montañas, pero conscientes que es Dios quien al final logra moverlas.Cuando todo parezca ir mal... ¡solo empuja! Cuando estés agotado por el trabajo... ¡solo empuja! Cuándo la gente no se comporte de la manera que te parece que debería... ¡solo empuja! Cuando te sientas agotado y sin fuerzas... ¡solo empuja!En los momentos difíciles pide ayuda al Señor y eleva una oración a Él, para que ilumine tu mente y guíe tus pasos. 

Entrega tus miedos al Señor y pídele que te ayude a encontrar el camino, que te conduzca a Él, y Él lo hará. No hagas caso de ninguna voz, solamente de la que Dios te dio a conocer, y sobre ella mantente firme, porqu