Federación o República

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Entin, Gabriel. “República y Federalismo en América del Sur, entre la Monarquía hispánica t las revoluciones de Independencia”. En Antonino de Francesco, Luigi Mascili Migliorini y Raffaele Nocera (coord.) Entre Mediterráneo y Atlántico. Circulaciones, conexiones y miradas, 1756-1867. Chile: Fondo de Cultura Económica. 2014, pp. 363-392. Este artículo trata sobre la relación entre dos términos opuestos y sus trayectorias a lo largo de tiempo. El autor empieza con el término más antiguo, República (res pública o cosa pública), que durante la Antigua Roma, se relacionaba no tanto a una forma de gobierno sino, a una determinada característica de un gobierno, sea monárquico, aristocrático o democrático; es decir, a una comunidad política integrada por, el pueblo la ley, la libertad, la virtud, la ciudadanía, las leyes, el gobierno y la religión. A partir del siglo XVI, el concepto de República se ampliará aún más, para referirse no solo al cuerpo político de la Monarquía española, sino a todo cuerpo civil, sea esta una comunidad, un reino o una corporación. Así tenemos, la división de la sociedad colonial americana en República de Españoles y República de Indios. Para fines del periodo colonial, el concepto de República expresará además, la idea de unidad, de colectividad e integridad de un territorio, de un pueblo o de una región. Concepto que se irá diferenciando de un nuevo concepto,

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Este es un ensayo sobre la relación entre los modelos republicano y federal durante el periodo de la Independencia Iberoamericano.

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Entin, Gabriel. “República y Federalismo en América del Sur, entre la Monarquía hispánica t las revoluciones de Independencia”. En Antonino de Francesco, Luigi Mascili Migliorini y Raffaele Nocera (coord.) Entre Mediterráneo y Atlántico. Circulaciones, conexiones y miradas, 1756-1867. Chile: Fondo de Cultura Económica. 2014, pp. 363-392.

Este artículo trata sobre la relación entre dos términos opuestos y sus trayectorias a lo

largo de tiempo. El autor empieza con el término más antiguo, República (res pública o

cosa pública), que durante la Antigua Roma, se relacionaba no tanto a una forma de

gobierno sino, a una determinada característica de un gobierno, sea monárquico,

aristocrático o democrático; es decir, a una comunidad política integrada por, el

pueblo la ley, la libertad, la virtud, la ciudadanía, las leyes, el gobierno y la religión.

A partir del siglo XVI, el concepto de República se ampliará aún más, para referirse

no solo al cuerpo político de la Monarquía española, sino a todo cuerpo civil, sea esta

una comunidad, un reino o una corporación. Así tenemos, la división de la sociedad

colonial americana en República de Españoles y República de Indios.

Para fines del periodo colonial, el concepto de República expresará además, la idea de

unidad, de colectividad e integridad de un territorio, de un pueblo o de una región.

Concepto que se irá diferenciando de un nuevo concepto, carente de raíces históricas

profundas, surgido al calor de la crisis de la monarquía española, el federalismo.

Finalmente, el autor plantea que, la guerra de independencia en Hispanoamérica no

representó solo un enfrentamiento entre patriotas y realistas, sino también, entre

estas dos formas de organización política, la República y la Federación; es decir, entre

aquellos que defendían la unidad del territorio, sea este un antiguo virreinato,

audiencia o capitanía y los que, fomentaban la conformación de pequeñas

comunidades soberanas, a partir de una ciudad o una provincia.

Nuestra crítica a este enfoque, se orienta por el lado de las circunstancias o el

contexto. Si bien, el autor presenta como modelos de análisis los casos de los

virreinatos del Río de la Plata, y Nueva Granada y la capitanía general de Venezuela.

Tendríamos que aclarar que estos cuerpos administrativos y sus capitales (Buenos

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Aires, Bogotá y Caracas) se habían constituido en comunidades políticas hacía muy

pocas décadas, sobre territorios o provincias que ya venían funcionando como

entidades propias y habían gozado de una gran autonomía durante siglos.

Precisamente, ante la ausencia de un centro de cohesión o un eje articulador, la

separación política de España no hizo más que alentar en estas circunscripciones,

posiciones, si no autonomistas al menos federalistas. Cosa que no ocurrió por ejemplo,

con el Perú, donde la presencia política de la capital (Lima), ejerció una fuerte

influencia sobre el resto del territorio virreinal, al punto de liquidar cualquier

intención secesionista posterior.

José Víctor Condori

Alumno de la Maestría en Historia