Félix de Azara

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Reseña de la Vida y obra del explorador Félix de Azara y su influencia en el pensamiento de José Gervasio Artigas

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FLIX DE AZARA VISTO POR DOS PROFESORES DEL CENTRO

FLIX DE AZARA VISTO POR DOS PROFESORES DEL CENTRO

Flix de Azara naci en Barbuales (Huesca) en 1742, fue el sexto hijo de una acomodada familia. Su padre, Alejandro de Azara y Loscertales, era seor de Barbuales y de Lizara y Barn de Pertusa. La influencia de su familia se aprecia en los puestos destacados a los que llegaron sus hermanos: Eustaquio, obispo de Barcelona; Jos Nicols fue uno de los ilustrados espaoles ms destacados y desempe importantes misiones diplomticas al servicio de Carlos III y Carlos IV; Mateo lleg a ser auditor de la Audiencia de Barcelona y Lorenzo profesor de la Universidad de Huesca y Den de su Cabildo Catedralicio.

La vida de Flix de Azara fue la propia de un ilustrado: curioso, observador, deseoso de conocer y mejorar el mundo que le rodeaba para bien de su pueblo.

Comenz sus estudios en la Universidad de Huesca donde permaneci cuatro aos, terminados los cuales decidi no seguir estudios en la Universidad Sertoriana y eligi la carrera de las armas. A este respecto, se ha de hacer notar que los ilustrados no recibieron su formacin cientfica en las Universidades espaolas de mediados del siglo XVIII, ya que stas estaban ancladas en el ms cerrado aristotelismo y en sus aulas no se impartan ni ciencia moderna, ni matemticas, ni ninguna de las llamadas ciencias tiles. La ciencia moderna y las matemticas, que tanto interesaban a los ilustrados, se estudiaban en los Seminarios de Nobles o en las Academias Militares. En 1761 se traslad a Barcelona donde se form en matemticas en la escuela que haba enseado el famoso Ingeniero Militar Pedro Lucuce. En 1767 era subteniente de Infantera e Ingeniero delineador de los ejrcitos nacionales, plazas y fronteras.

Durante los siete aos siguientes se dedic a tareas que, actualmente, no asociamos con las ocupaciones habituales de la milicia. Trabaj en las correcciones hidrogrficas de los ros Oar, Tajua, Henares y Jarama; se ocup de reconstruir las fortificaciones de Mallorca. Tanto celo demostr en todos sus cometidos que fue nombrado Maestro de Estudios de Ingenieros de Barcelona. De esta poca datan los trabajos que realiz en las obras de fortificacin de Figueras y una estatua, que todava se puede contemplar hoy en el Parque de la Ciudadela de Barcelona.

En 1775 Espaa entr en guerra con Argelia y la doble vertiente de su formacin, como ingeniero y como militar de armas, lo llev a ese escenario de lucha donde result herido de gravedad. Trasladado a la pennsula en un barco de su protector, el Conde de Fuentes, tuvo una larga convalecencia debida a la infeccin de la herida que le provocaba fiebre continua y no cicatrizaba. En el proceso de curacin se le extirp parcialmente una costilla y la convalecencia dur cinco aos.

Hay un dato curioso, y es que, entre los achaques que padeci en el largo proceso de curacin de la herida de guerra, sufri unas tremendas molestias de estmago que le aparecan despus de las comidas, hasta que un mdico le dijo que no probara el pan - santo remedio. Dej de comer pan, le desaparecieron las malas digestiones y se fue entrenando para la dieta de carne asada a la que iba a estar sometido durante los casi veinte aos de su aventura sudamericana.

El motivo poltico por el que Flix de Azara lleg a ser el naturalista espaol ms afamado de su tiempo, y que, seguramente, de no haberse planteado, ni siquiera hubiera ido a Amrica, fue el de cumplir las exigencias del Tratado de Tordesillas.

Segn el Tratado de Tordesillas de 1494, una comisin mixta hispano-portuguesa debera determinar un meridiano tal que al Este del mismo las tierras fueran portuguesas y al Oeste espaolas. El meridiano no se delimit nunca porque a los portugueses les interesaba tener las fronteras imprecisas para poder avanzar hacia el Oeste en busca de piedras preciosas y en busca de esclavos. El avance portugus se vio favorecido por el tipo de conquista que realizaban los espaoles, recorredores de grandes distancias en busca de gloria, hazaas o tierras de promisin, como sucedi con El dorado.

Las fundaciones de poblaciones espaolas eran efmeras y las que superaron el paso del tiempo no siempre estaban habitadas por gentes equipadas e instruidas. Sin embargo, Portugal a lo largo de sus avances haca asentamientos de bandeirantes, pobladores de mltiples nacionalidades y mercenarios, que acudan a Brasil con sus familias en busca de metales preciosos y tambin de tierras donde asentarse. Eran pobladores dotados de buenos instrumentos de cultivo y de conocimientos tcnicos. Los bandeirantes se introducan progresivamente en el despoblado y desprotegido territorio espaol para hacer contrabando y mantener una indeterminacin de fronteras favorable a Portugal. Si a la situacin se le aade que los jesuitas haban fundado sus misiones en la zona fronteriza en litigio se completan las causas del retraso secular de la fijacin de las fronteras americanas entre Espaa y Portugal.

En 1750 se hizo un nuevo tratado en el que se reconoca buena parte de la situacin de hecho creada en siglo y medio por Portugal y los jesuitas. En este nuevo Tratado Espaa sala perjudicada con respecto a lo dispuesto en el Tratado de Tordesillas.

Las razones fundamentales que motivaron el hecho de que Flix de Azara fuera trasladado a Amrica por orden del rey fueron: evitar que Espaa viera an ms mermadas, en otro posible Tratado, sus posesiones ultramarinas; la sublevacin de indios cristianos; la elaboracin de fiables catastros de poblaciones de origen europeo y la determinacin de la autoridad sobre ciudades que aparecan en la franja fronteriza.

Recuperado de la herida argelina, Flix de Azara se incorpor a la guarnicin de San Sebastin, en 1780, con el grado de Teniente Coronel. En 1781 recibi orden de presentarse al embajador de Espaa en Lisboa. De all parti con sus compaeros para ponerse a las rdenes del virrey de Buenos Aires, el 12 de Marzo llegaron a Ro de Janeiro y el 13 de Mayo a Montevideo.

En su Geografa fsica y esfrica, que permaneci manuscrita hasta 1907, se reflejan las sensaciones de un hombre que, en 1790, haba comprendido que la comisin de portugueses para delimitar fronteras no llegara, y que tena que enfrentarse con la necesidad de ocupar el tiempo de espera forzada en algo til, tal y como corresponda a un ilustrado convencido. En su Geografa se manifiesta en ese sentido:

Llegu a Asuncin, capital de Paraguay, donde supe que no haba portugueses ni noticias de ellos, por cuyo motivo no quise afrontar cosa alguna ni hacer el menor costo, porque adems yo sospechaba con bastante fundamento que dichos portugueses tardaran en llegar, y aunque en consecuencia mi demora en Paraguay sera dilatada no se me haba dado instruccin para este caso y me vi precisado a meditar sobre la eleccin de algn objeto que ocupase mi detencin con utilidad. desde luego vi que lo que convena a mi profesin y circunstancias era acopiar elementos para hacer una buena carta sin omitir lo que pudiese ilustrar la geografa fsica, la historia natural de las aves y los cuadrpedos y finalmente lo que pudiera conducir al perfecto conocimiento del pas y sus habitantes.

Como su misin oficial era esperar a los portugueses, muchos de los viajes que realiz para conocer el pas los hizo a escondidas y a sus propias expensas. Muchas veces peda permiso al virrey para viajar l y sus acompaantes con excusas. En esos viajes esconda los aparatos de medida para no levantar sospechas. Cada da a medioda observaba la latitud por el sol y durante la noche la determinaba por las estrellas. Jams viaj sin un aparato de reflexin de Halley y un horizonte artificial. En los viajes llevaba baratijas y alcohol para atraerse a los indios, un escaso equipaje y una escasa intendencia, por lo que, en sus largas expediciones, tena que someterse a dietas de carne asada. Completaba los datos obtenidos en las expediciones con datos de archivo, pero estaban como los archivos estaban muy desordenados consegua poca informacin.

Azara tena formacin como ingeniero militar y estaba versado en matemticas y ciencia moderna, pero no tena una preparacin adecuada como naturalista. No obstante, tena firmemente adquirido el mtodo cientfico por su educacin y por su ejercicio profesional. Su espritu cientfico le llev elaborar una obra slida, admirada en toda Europa por su rigor observacional, por sus mtodos de clasificacin y por sus teoras. La obra naturalista de Azara qued recogida en tres libros fundamentales: Viajes por la Amrica Meridional, editados en Pars, y en francs, en 1809; Apuntamientos para la Historia Natural de los pxaros del Paraguay y del Ro de la Plata, ultimado en 1796 y publicado en 1802; Apuntamientos para la Historia Natural de los cuadrpedos del Paraguay y del Ro de la Plata, que complet al final de sus estancia americana.

El mtodo de Flix de Azara como naturalista le llev a corregir afirmaciones errneas emitidas por Buffon en su Historia Natural y a ser considerado por algunos autores como precursor de las teoras hereditarias del siglo XIX y de las evolucionistas de Darwin. Debe hacerse notar que la obra dio a los naturalistas de su tiempo y a los posteriores un material observacional til y abundante junto a unos temas sobre los que investigar y reflexionar.

Flix de Azara observaba a los animales en su medio natural, los meda, estudiaba sus colores, las diferencias entre machos y hembras, realizaba un dibujo y prosegua con la clasificacin por familias. Azara era consciente de que no conoca los mtodos de clasificacin de Linneo ni los nombres dados a los animales por Buffon, mximo naturalista del siglo. Por eso vio la necesidad de estudiar la obra de Buffon, que, con todo apremio, pidi a Espaa. En 1796, en su viaje a Buenos Aires, recibi la obra de Buffon, pero l ya tena solucionado el problema de clasificacin de los pjaros y terminada la obra Apuntamientos para la Historia Natural de los pxaros del Paraguay y del Ro de la Plata. La obra de Buffon le sirvi para recoger datos de los cuadrpedos del Paraguay y del Ro de la Plata segn la taxonoma Buffoniana.

Al recibir la obra del sabio francs, Azara constat que Buffon no conoca muchas especies americanas o que las haba visto deterioradas por el traslado o por la mala conservacin. Adems, el naturalista espaol aportaba ricas observaciones sobre el medio natural en que se desenvolvan los animales y sustanciosas reflexiones sobre vida y comportamiento de las diferentes especies.

Azara aport a la comunidad cientfica, adems de un material observacional cientficamente clasificado, una serie de opiniones que lo enfrentaron a las tesis comnmente aceptadas. As, para explicar la aparicin de especies idnticas en diferentes continentes, no aceptaba la hiptesis de las grandes emigraciones, en cambio mantena la teora creacionista, aunque modificada con las hiptesis de creaciones simultneas y creaciones sucesivas. Propona como causas de las mutaciones (evoluciones) observadas en diferentes especies animales las de carcter interno y, de este modo se aproxim a una teora de la herencia que cristalizara en el siglo XIX.

Su obra no fue reconocida al principio, es ms, algunos de los productos de sus minuciosas observaciones fueron tirados, literalmente, a la basura. Tal es el caso del envo que le hizo en 1789 a Floridablanca de cuatrocientos pjaros conservados en alcohol. El ministro los remiti al vicerrector del Gabinete Real de Historia Natural, Jos Clavijo Fajardo, el cual slo vio en aquella preciosa aportacin de Azara que los nombres de los pjaros estaban en indio (por aquellas fechas Azara no conoca la obra de Buffon), que no se citaba en el trabajo ni a Buffon ni a Linneo y que las hiptesis emitidas por Azara cuestionaban las de estos autores.

En 1801 regres a Espaa y, gracias a su hermano Jos Nicols fue presentado en Pars a grandes investigadores, acogido en muchas sociedades cientficas y recibido con honores en el Museo de Historia Natural. Cuando en 1803 volvi a Madrid rechaz el virreinato de Mjico y en 1805 acept ser miembro de la Junta de Fortificaciones. Ese mismo ao se retir a Barbuales, desde donde redact numerosos informes y donde muri en 1821.

Una prueba del talante ilustrado y no absolutista de este sabio aragons es que en 1815 rechaz la Orden Americana de Isabel la Catlica que acababa de ser creada por Fernando VII.

Por Vctor Arenzana Hernndez

Catedrtico de Matemticas del I.E.S. Flix de AzaraFlix de Azara nace en Barbuales, cerca de Barbastro (Huesca) el 18 de Mayo de 1742 y muere el 26 de Octubre de 1821 en la misma poblacin. Era el tercer hermano de una familia ilustre. Su etapa de formacin comenz a los once aos en la Universidad de Huesca, para seguir la carrera militar en el "Colegio de Artilleria" de Segovia, en contra de lo que sus padres hubiesen deseado. Ya cadete, pide licencia para realizar estudios de matemticas, en una de las escuelas ms prestigiosas de la poca, la de Pedro Lucule, famoso profesor de Ingenieros Militares. Cuatro aos despus recibe el despacho de "Subteniente de infanteria e ingeniero delineador de los ejrcitos nacionales, plazas y fronteras" y comienza el ejercicio de su profesin con una preparacin slida y moderna.

En 1775 tom parte en la expedicin contra Argel y en las operaciones de desembarco fue herido y dejado por muerto en la playa: "Los cuidados de un amigo y la osada de un marinero que le sac la bala con un cuchillo lo volvieron a la vida". En 1777, Espaa y Portugal, siempre en litigio sobre la demarcacin de sus fronteras en America, fijaron en el tratado de San Ildefonso las bases para resolverlo, cuya ratificacin se verific por la paz de "El Prado" en 1778. Ambos pases nombraron sus comisionados para determinar sobre el terreno los limites de sus posesiones. Felix de Azara fu nombrado por la parte espaola, agregndose a la marina con el grado de teniente coronel de ingenieros. En 1781 parte desde Lisboa, rumbo a Rio de Janeiro en un buque portugus (por hallarse Espaa en guerra contra Inglaterra). En este viaje, Flix de Azara recibi el despacho de Capitn de Fragata, porque el rey dispuso que los comisionados fueran todos oficiales de marina y, como capitn de navo, firm su "Geografa Fisica y Esfrica" y pas a la posteridad en el cuadro donde Goya le retrat

El periodo que media entre su llegada a Buenos Aires en 1781 y su vuelta a Espaa en 1801 es el ms interesante y productivo de la vida de Flix de Azara , destacando como ilustre militar, brillante ingeniero, exacto gegrafo, sagaz etngrafo, experto fundador de colonias y ciudades, pero sobre todo como singular y relevante naturalista

AZARA COMO NATURALISTA.

Flix de Azara se encuentra en la Amrica Meridional alejado del mundo culto y en la inactividad de su forzado retiro, porque la Corona le haba encomendado una misin pero no haba asignado el suficiente presupuesto. Su espritu investigador e inquieto le hace viajar, observar la flora, la fauna, los indgenas, tomar apuntes y sacar conclusiones que, en un principio, fueron autodidactas. Es, por lo tanto, de capital importancia la lectura que hace en 1796 de la obra de Buffon, naturalista francs, mxima autoridad en la poca. La primera reaccin tras la lectura fue de desnimo: "Suspend por algn tiempo, este nuevo, diverso y dificil trabajo, juzgndolo superior a mis luces". Para convertirse en un acicate, al observar los errores que contena la obra de Buffon, propios de un maturalista de gabinete: "Pero, reflexionando, observ lo util que es siempre destruir errores".

La lectura de Buffon supone para Flix de Azara el centrar sus investigaciones; pues a l, por ser autodidacta en la materia, le faltaba una estructura cientifico-naturalista, donde pudiera ir apoyando sus investigaciones y este entramaje se lo di el libro de Buffon. Por ello, a partir de ahora, las investigaciones de Azara van a tener como contrapunto la ciencia de Buffon. En primer lugar, rectificando aquellos errores que Azara detecta en los libros de Buffon. Estos se deban fundamentalmente, al mtodo seguido en la recopilacin de datos. Sin embargo, en este aspecto, Flix de Azara es extremadamente riguroso, pues se basa en la observacin directa y en una meticulosa elaboracin. Siendo esto uno de los grandes aciertos de las investigaciones de Azara que pone de manifiesto su sagacidad en la recogida de datos y su base cientifica fundamentalmente emprica.

Conforme Azara va conformando su propia estructura cientifica basada en sus observaciones, se va alejando del "Modelo Creacionista" y la "Teoria Fijista" en la que se apoyaban Buffon y los naturalistas de la poca. Para ellos, estas teoras eran un fiel reflejo, en las Ciencias Naturales, de las tesis de Newton, quien afirmaba que en el universo rige un orden perfecto al modo de una maquinaria de relojera y que el universo es un sistema cerrado en cuanto a sus posibilidades. Precisamente, en aceptar el orden cerrado, o no, en cuanto a posibilidades, est la clave de la diferencia de los planes de investigacin entre los naturalistas del s. XVIII y del s. XIX.

Por ejemplo, Azara haba observado diferencias entre los animales de una misma especie que no se deban a una causa superficial (Tesis Fijista) sino a una causa interna. El no saba explicar los mecanismos de la evolucin, pero observa que existe, en el ser vivo, la posibilidad de cambiar, con lo cual introduce el desorden, algo se escapa a la perfecta armona del universo newtoniano y adems se acerca al concepto de mutacin de la biologa moderna.

Resumiendo, podramos decir que la singularidad de Azara, su importancia como naturalista, no est en la formulacin de hiptesis, sino en la ruptura del orden cientifico del s.XVIII, abriendo un abanico de posibilidades a los programas de futuros investigadores. Desde esta perspectiva podemos afirmar que Azara fue un precedente de la "Teoria de la evolucin de las especies" de Darwing.

AZARA COMO HUMANISTA.

Azara, por ser un hombre ilustrado, es un polifactico que no slo centra sus investigaciones en aquello que es cuantificable y medible, es decir, las Ciencias de la Naturaleza, sino que dedica gran parte de su trabajo al estudio del hombre desde varias perspectivas:

Como etngrafo, haciendo una interesante y sagaz recopilacin de datos sobre las costumbres, formas de vida y relaciones humanas de los indios salvajes de la America Meridional.

Como filsofo, interviniendo en la polmica que se suscita a raz del Descubrimiento de Amrica sobre el origen de los indios y si el "indio" es un ser racional y, por lo tanto, hombre digno de recibir el sacramento de la Eucarista, o si no llega a esta categora.

Como historiador, investigando sobre el descubrimiento y conquista de Ro de la Plata y del Paraguay.

Como crtico, que imbuido de las ideas filosficas del s.XVIII analiza "los medios empleados por los conquistadores de Amrica para reducir y sujetar a los indios salvajes". Contraponiendo los mtodos eclesisticos a los seglares, decantndose por los segundos; porque desde su formacin de hombre ilustrado tena como objetivo primordial la secularizacin de la cultura y el triunfo de la verdad til, medida en grados de rentabilidad econmica.

Como literato, Azara es un buen escritor en el sentido tcnico del trmino y no artstico. Para Azara el "bien escribir" es un oficio, no un arte, porque l concibe lo literario, no como la bsqueda de la belleza absoluta, sino como el medio para la divulgacin cientifica. Azara escribe en una prosa tersa, con una sintaxis clara, con unas proporciones ureas de la frase, buscndole a sus ideas la mayor concisin y la mayor nitidez. Apuntndose con ello al conjunto de escritores del s.XVIII que crean la prosa moderna y el gnero del ensayo.

En conclusin, el perfil humano y cientifico de Flix de Azara es de una gran riqueza. Por eso, cuando el claustro de profesores quiso ponerle un nombre al Instituto, quera que este fuese una meta de su quehacer pedaggico y Flix de Azara simboliza ese deseo de formar a los alumnos :

-En el espritu crtico y tolerante.

-En el deseo de saber y de investigar.

-En el equilibrio entre las ciencias y las humanidades.

-En el valor de la cultura y no de la doctrina.

-En la importancia de ser hombre

Concha Alfageme Ortells.

Catedrtica de Lengua y Literatura

del I.E.S. Flix de Azara

FLIX DE AZARA

(1742-1821)

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Militar, marino, ingeniero y naturalista, descubridor cientfico de las tierras del Ro de la Plata, sus Viajes a la Amrica Meridional le dieron fama en el mundo entero. Calles y monumentos lo recuerdan en el Nuevo Mundo.

Retrato. (Goya) Su hermano Eustaquio fue obispo de Barcelona; Lorenzo, den del cabildo de Huesca; Mateo, oidor en la Audiencia barcelonesa; y Mariana alumbr a Eusebio -ministro de Estado-, Dionisio -cardenal- y Anselmo -marino afamado-. Otro hermano, Jos Nicols, fue, quiz, el ms valioso diplomtico de Carlos III y Carlos IV. Amigo de tres papas, del emperador Jos II, de Catalina de Rusia, de Federico de Prusia, admirado por Napolen, noble con ttulo italiano, protector del pintor Antonio Rafael Mengs y aclamado en Roma, donde se acu una medalla conmemorativa con su nombre, por sus desvelos en proteger a la Ciudad Eterna frente a la amenaza de las armas napolenicas.

Esta familia sobresaliente tuvo en Flix a su hijo ms universal, aunque no sea hoy el ms famoso en Espaa. Naci en Barbuales, el 19 de mayo de 1742 y, tras sus estudios universitarios en Huesca y Barcelona, se hizo ingeniero militar. Tuvo un activo historial, incluyendo acciones de guerra que casi le cuestan la vida (Argel, 1775). Y como militar fue enviado por el rey, en 1781, a que estableciera los lmites hispano-portugueses en Amrica del Sur. Doce aos invirti el aragons en estudiar aquellos inmensos confines, en los que no dej aspecto por averiguar: recursos, geografa, fauna y flora, poblamiento, distancias y comunicaciones. Sus cuadernos de notas eran, casi, una biblioteca.

El Paraguay, particularmente, pas por el tamiz de su penetrante inteligencia y tuvo en l su primer conocedor cientfico modemo. La ltima colonizacin espaola en Amrica, la de la Banda Oriental uruguaya, fue protagonizada por Flix, que eligi como auxiliar al futuro padre de aquella repblica, Artigas, nieto de un aragons de La Puebla de Albortn.

El trabajo de don Flix mereci tanto, que tiene, hoy en da, calles y estatuas en Montevideo, en Barcelona, en Buenos Aires y en Asuncin, cuando menos. Las tierras del Ro de la Plata reconocen en l al primer investigador total de la zona. Sus libros obligaron a la ciencia europea a rectificar la obra casi intangible de Buffon y sus observaciones naturalsticas son ascendientes directas de las que, poco ms de medio siglo despus, llevaran a Charles Darwin a formular su tesis de la evolucin delas especies: publicados algunos de sus estudios en Pars, Napolen Bonaparte lo present en el Museo de Historia Natural, acaso la institucin cientfica ms relevante, en ese campo, del mundo entero.

Editadas esas obras suyas en las prensas parisinas, su importancia hizo que, al poco, en Espaa se acelerara el crecimiento de su fama y que se tradujesen sus estudios al alemn y al ingls. Vuelto a Aragn y sin haber olvidado nunca su condicin de fundador de la Real Sociedad Econmica, se ocup de estudiar problemas de economa y agricultura de su tierra, en la que sus restos yacen para siempre, acogidos a la hospitalidad que pstumamente le brindaron los Lastanosa en la catedral oscense.

Guillermo Fats.

Cientfico, ingeniero militar y poltico espaol, nacido el 18 de mayo de 1742 en Barbuales (Huesca) y muerto en la misma localidad, el 20 de octubre de 1821. Estudi en la Academia de Matemticas de Barcelona y trabaj como ingeniero militar en la Pennsula y Baleares. Tras participar en la desastrosa campaa de Argel, donde resultara herido de importancia, fue ascendido a capitn de infantera e ingeniero extraordinario. En 1780 se incorpor a la guarnicin de San Sebastin, con el grado de teniente coronel de ingenieros.

En 1781 march al Virreinato de la Plata como miembro de una de las comisiones de lmites con los dominios portugueses. Permaneci en tierras americanas durante dos dcadas, viajando por el interior y desarrollando una tarea infatigable en varios campos de la geografa y la historia natural; estos viajes le permitieron conocer, prcticamente, todo el territorio de la provincia paraguaya y de la zona de Misiones; sus observaciones, recogidas en sucesivos diarios, fueron reunidas en la Geografa Fsica y Esfrica del Paraguay y Misiones Guaranes (1790).

Lejos de aceptar criterios de autoridad y consciente de sus propios conocimientos en la materia, Azara se dedic a corregir las imprecisiones que existan en la clsica Historia Natural del Conde de Buffon, animndose a escribir unos "ensayos" o "apuntamientos" que recogan sus observaciones. Las repercusiones de este acto fueron inmensas; pese a no ser ms que un esbozo de su saber cientfico, estos escritos -oportunamente difundidos en Francia por su hermano Jos Nicols- permitieron que sus observaciones fueran conocidas y valoradas.

A finales de 1801, Azara recibi el permiso para regresar a la Pennsula. Tras desembarcar en Mlaga, se encamin a Madrid, con el objeto de atender a la publicacin de sus obras sobre los cuadrpedos y las aves; los Apuntamientos para la historia natural de los quadrpedos del Paraguay y Ro de la Plata y los Apuntamientos para la historia natural de los pxaros de Paraguay y Ro de la Plata aparecieron impresos en 1802. Esta difusin de los escritos azarianos en Europa coincidi con la publicacin, tambin, de algunos de ellos en Amrica.

Tras su llegada a Espaa, Azara se traslad a Pars a requerimiento de su hermano Jos Nicols. All visit el Gabinete Natural y se relacion con los naturalistas franceses de la poca, entre ellos Georges Cuvier y tienne Geoffroy Saint-Hilaire. Prepar, a partir de entonces, la publicacin de sus Viajes por la Amrica Meridional.

Una vez fallecido su hermano, Flix de Azara decidi retornar a la pennsula y retirarse a Barbuales. Pese a su voluntad de retiro, se le ofreci el cargo de virrey de Nueva Espaa (que rechazara) y tuvo que desempearse como vocal de la Junta de Fortificaciones, desde junio de 1805 hasta 1808; durante este perodo escribi mltiples informes sobre asuntos americanos. En 1808 se retir definitivamente a su pueblo. Se conoce poco de la ltima etapa de su vida; en 1815 rechaz la Orden de Isabel la Catlica, gesto que se interpret como una muestra de desaprobacin ante las ideas absolutistas del rey; entre 1817 y 1820 llev a cabo algunos estudios de carcter local. Flix de Azara muri a los 79 aos de edad; dej como heredero a su sobrino Agustn, que publicara, aos ms tarde, parte de sus papeles inditos.

La importancia de la obra de Azara reside, en primer trmino, en su extraordinaria aportacin a la zoologa descriptiva. Sin embargo, Azara no se limit al plano descriptivo, tambin aprovech sus observaciones para formular un rico conjunto de ideas, hiptesis y reflexiones acerca de cuestiones biolgicas fundamentales. Se interes, en especial, por las variaciones de los animales en libertad y en domesticidad, por su distribucin geogrfica, por las relaciones entre presa y depredador y entre husped y parsito, por el origen de las especies peculiares del Nuevo Mundo y por el proceso de la seleccin artificial. Fue un autor que influy poderosamente, con sus descripciones, ideas y reflexiones, en las teoras de Darwin, lector atento de las obras de Azara en sus versiones francesas, quien reconoci, abierta y repetidamente, la deuda que tena con l.

Bibliografa

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Beddall, Brbara G. "Un naturalista original: Don Flix de Azara, 1746-1821". Journal of History of Biology, 8: 15-66. 1975.

Galera Gmez, Andrs. Flix de Azara. Descripcin general del Paraguay. Madrid, 1991.

Gonzlez, Julio Csar. Apuntes bibliogrficos de don Flix de Azara, Memorias sobre el estado rural del Ro de la Plata y otros informes (de Azara). Buenos Aires, 1943.

Lucena Giraldo, Manuel y Barrueco Rodrguez, A. (eds.). Flix de Azara, Escritos Fronterizos. Madrid, 1994.

Mons, lvaro & Klappenbach, Miguel A. Un ilustrado aragons en el Virreinato del Ro de la Plata, Flix de Aazra (1742-1821): estudios sobre su vida, su obra y su pensamiento. Montevideo, 1997.

Segn Don Flix de Azara.

"Es una nacin de indios que tiene una lengua particular, diferente de todas las dems y tan gutural que nuestro alfabeto no podra dar el sonido de las slabas. Los charras mataron a Juan Daz de Solis, que fue el primer descubridor del Ro de la Plata.

Su muerte inicia la poca de una sangrienta guerra, que dura an hoy, y que ha hecho derramar mucha sangre. Desde luego los espaoles trataron de fijarse en el pas de los charras y levantaron algunos edificios en la Colonia del Sacramento, un pequeo fuerte y luego una ciudad en la embocadura del ro San Juan y otra en la confluencia del San Salvador y el Uruguay. Pero los charras lo destruyeron todo y no dejaron a nadie establecerse en su territorio, hasta que los espaoles, que fundaron en 1724 la ciudad de Montevideo, fueron rechazando insensiblemente estos salvajes hacia el Norte, alejndolos de la costa, operacin que ha costado un grandsimo nmero de combates sangrientos.

Por ese tiempo los charras haban atacado y exterminado las naciones indias llamadas yaros y bohanes; pero se aliaron y contrajeron un ntima amistad con los minuanes para sostenerse mutuamente contra los espaoles. Estos, cuyo nmero aument considerablemente en Montevideo, ganaron continuamente terreno hacia el Norte a fuerza de batallas y empezaron a establecer puestos para sus ganados. En fin, los espaoles consiguieron su objeto de forzar a una parte de los charras y de los minuanes a incorporarse a las partes meridionales de las misiones de los jesuitas sobre el Uruguay; otros han sido forzados a venir a habitar a Buenos Aires, y se ha reducido a algunos a vivir tranquilos y sometidos en Cayast, cerca de la ciudad de Santa Fe de la Vera Cruz. Pero queda an una parte de esta nacin que, aunque errante, habita ordinariamente al este del ro Uruguay, hacia los 31 o 32 grados de latitud. Esta contina la guerra a sangre y fuego, sin consentir que se hable de paz, y ataca tambin a los portugueses. Cuando yo viajaba por este pas, para reconocerlo, estos indios atacaron con frecuencia a mis exploradores, que eran en nmero de cincuenta o cien, y maltrataron a varios.

Su talla media me parece pasar de una pulgada la de los espaoles, pero es ms igual. Son ms giles, derechos y bien proporcionados, y no se encuentra uno solo que sea demasiado grueso, demasiado delgado o contrahecho. Tiene la cabeza levantada, la frente y la fisonoma abiertas, signos de su orgullo y an de su ferocidad. Su color se aproxima ms al negro que al blanco, casi sin mezcla alguna de rojo. Los trazos de su cara son muy regulares, aunque su nariz me parece un poco ms estrecha y hundida entre los ojos. Estos ojos son un poco pequeos, brillantes, siempre negros, nunca azules, y jams se les caen naturalmente. Sus cejas son escasas; no tienen barba y escaso pelo en las axilas y en el pubis. Tienen cabellos espesos, muy largos, gruesos, brillantes, negros y nunca rubios. Nunca se les caen, ni se llegan a poner ms que medio grises, hacia la edad de ochenta aos. Sus manos y sus pies son ms pequeos y mejor formados que en Europa, y la garganta de sus mujeres me parece que sea menor que la de las otras naciones indias.

Nunca se cortan los cabellos. Las mujeres los llevan colgando; pero los hombres se los amarran y los adultos se ponen sobre el nudo que los rene, plumas blancas colocadas verticalmente. Si pueden procurarse algn peine, lo usan, pero ordinariamente se peinan con los dedos. Tienen muchos piojos, que las mujeres buscan con gusto, para procurarse la satisfaccin de tenerlos durante algn tiempo en la punta de la lengua, que sacan al efecto, para crugirlos con los dientes y comerlos enseguida. Esta costumbre asquerosa existe entre todas las indias y entre las mulatas y los pobres del Paraguay. Otro tanto hacen con las pulgas. Las mujeres no tienen alhajas ni otros adornos parecidos y los hombres no se pintan el cuerpo. Pero el da de la primera menstruacin de las muchachas, se les pintan en la cara tres rayas azules que caen verticalmente sobre la frente, desde el nacimientos del pelo, hasta el nacimiento de la nariz, siguiendo la lnea media, y se les trazan otras dos que les cruzan las mejillas. Se sealan estas rayas picando la piel, y por consecuencia son indelebles; son signos caractersticos del sexo femenino. La menstruacin de estas mujeres, as como la de todas las indias es menos considerable que la de las espaolas. El sexo masculino se distingue por el barbote. Voy a explicar lo que es. Pocos das despus del nacimiento de un muchacho, la madre perfora la parte del labio inferior, en la raz de los dientes, e introduce en el agujero el barbote. Es este un pequeo pedazo de madera de cuatro o cinco pulgadas de largo y de dos lneas de dimetro. No se lo quitan en toda su vida, ni an para dormir, a menos que se trate de reemplazarlo por otro, cuando se rompe. Para impedirle caerse, se hace de dos piezas, una ancha y plana en uno de sus extremos, a fin de que no pueda entrar en el agujero, donde se coloca de modo que la parte ancha se encuentra en la raz de los dientes; el otro extremo de la pieza sale apenas del labio, y est perforado para sujetar otro pedazo de madera, que es ms largo y que se hace entrar a la fuerza.

Ignoro cuales eran sus habitaciones cuando no tenan pieles de vaca ni de caballos. Las que tienen hoy no les cuesta mucho trabajo construirlas. Cortan de cualquier rbol tres o cuatro ramas verdes y las encorvan hasta clavar los dos extremos en tierra. Sobre los tres o cuatro arcos formados por estas ramas, y un poco alejados los unos de los otros, extienden una piel de vaca, y he aqu una casa suficiente para el marido, la mujer y algunos nios. Si es muy pequea se construye otra al lado, y cada familia hace otro tanto. Se comprende bien que no puedan entrar ms que como conejos en su agujero. Se acuestan sobre una piel y duermen siempre sobre la espalda, como los indios salvajes. Es intil advertir que no tiene sillas, bancos y mesas y que sus muebles se reducen a casi nada.

No se nada tampoco de su antiguo traje. Hoy los hombre no llevan gorro ni sombrero, le usan cuando hace fro. Por esta misma razn algunos de ellos hacen con pieles suaves y an con la de jaguaret, una camiseta muy estrecha, sin cuello ni mangas, que les cubre apenas las partes y esto no siempre. El poncho es un pedazo de tela, muy basta, de siete palmos de ancho por doce de largo, con una hendedura en medio para pasar la cabeza. Las mujeres se cubren con un poncho o llevan una camiseta de algodn, sin mangas, cuando sus padres o maridos han podido procurarse o robar una. Pero no lavan nunca sus vestidos ni sus manos, ni su cara, ni su cuerpo, como no sea a veces en los grandes calores, cuando se baan; de manera que no se puede encontrar nada ms sucio ni, por consecuencia oler nada ms apestoso. Tampoco barren jams sus habitaciones, y no cosen ni hilan, acaso porque en su pas no hay algodn ni se cran carneros.

Yo creo que nunca han cultivado la tierra, al menos no lo hacen hoy, y se alimentan de la carne de vacas salvajes, que abundan en su distrito. Las mujeres guisan, pero todos sus guisos se reducen al asado sin sal. Atraviesan la carne con un palo aguzado, y clavan la punta en la tierra; encienden fuego al lado y le da vuelta a aquella una sola vez para hacerla asar por igual. Ponen a la vez varios palos con carne, y cuando uno est despojado ya de ella, se le sustituye por otro. A cualquier hora que sea, el que tienen hambre coge uno de esos palos, lo coloca ante s, y sentado sobre los talones come lo que le parece, sin prevenir a nadie ni decir una palabra, hasta cuando marido, mujer e hijos, comen del mismo pedazo, y no beben ms que despus de haber concluido de comer.

No conocen ni juegos, ni bailes, ni canciones, ni instrumentos de msica, ni sociedades o conversaciones ociosas. Su aire es tan grave que no se puede conocer en ellos las pasiones. Su risa se reduce a entreabrir ligeramente la comisura de los labios, sin lanzar jams una carcajada. Nunca levantan la voz, y hablan siempre muy bajo, sin gritar ni an para quejarse, cuando se les mata. Esto llega hasta el punto de que si tienen que tratar algo con alguno que vaya diez pasos por adelante, no le llaman, y prefieren andar hasta alcanzarlo. No adoran ninguna divinidad, ni tienen ninguna religin: se encuentran, por consecuencia, en un estado ms atrasado que el del primer hombre descrito por algunos sabios, pues que les dan una religin. No se observa entre ellos ni accin ni palabra que tenga la menor relacin con las atenciones de respeto y cortesa. No tienen, igualmente, ni leyes ni costumbre obligatorias, ni recompensas ni castigos, ni jefes para mandarlos. Tenan otras veces caciques, que en realidad no ejercan ninguna autoridad sobre ellos y que desempeaba all el mismo papel que en otras naciones de que hablaremos. Todos son iguales; ninguno est al servicio de otro, a no ser alguna mujer vieja que, por carecer de recursos, se rene a una familia o se encarga de amortajar y enterrar los muertos.

Los jefes de familia se renen a la entrada de la noche para convenir entre ellos cuales deben pasarla de centinelas y los puestos que deben ocupar; son tan astutos y previsores, que no olvidan nunca esta precaucin. Si alguien a formado algn proyecto de ataque o defensa, lo comunica a esta asamblea, que lo ejecuta si lo aprueba. Se colocan todos en crculo sentados sobre los talones. Pero a pesar de esta aprobacin, ninguno est obligado a concurrir a la ejecucin, ni an el mismo que ha propuesto el asunto, y no hay ninguna pena que imponer a los que faltan. Son las partes mismas las que arreglan sus diferencias particulares; si no estn de acuerdo, se pelean a puetazos hasta que uno vuelva la espalda y abandona al otro, sin que se vuelva a hablar del asunto. En estos duelos jams hacen uso de armas, y nunca he odo decir que hubiera algn muerto. No obstante, con frecuencia se derrama sangre porque se aplastan las narices, y an a veces se parten algn diente.

Tienen caballos y yeguas. La mayora poseen bridas guarnecidas de hierro, que los portugueses, cuando estn en paz con ellos, les dan a cambio de los caballos que reciben. Los hombres montan generalmente en pelo, y las mujeres en una especia de gualdrapa muy sencilla. Si alguno de ellos pierde sus caballos en la guerra, no debe esperar que sus compaeros le presten otros. Si slo queda uno, monta el marido, mientras su mujer y la familia lo siguen a pie cargados con el resto del equipaje. La mayora no tienen por toda arma ms que una lanza de once pies, armada de un hierro muy largo, que le facilitan los portugueses, y los que no las tienen se sirven de flechas muy cortas, que llevan su arxaj suspendido del hombro.

Cuando han resuelto hacer alguna expedicin militar ocultan sus familias en sus bosques, y envan a la descubierta, cuando menos seis leguas por delante, exploradores bien montados. Estos avanzan con las mayores precauciones, tendidos a lo largo sobre los caballos. Van lentamente y se detienen de tiempo en tiempo para dejarlos pacer. A causa de esto no les ponen brida, y se contentan con amarrarles a la mandbula inferior una pequea correa, a la cual unen otras dos que les sirven de riendas. Aadid a estas precauciones la ventaja de ver antes de ser vistos en estas inmensas llanuras, porque su vista es muy superior a la nuestra. Cuando estn muy cerca, es decir, a distancia de una o dos leguas, se detienen. A la puesta del sol, traban sus caballos y se aproximan a pie, encorvndose en las hierbas, hasta haber reconocido bien la situacin del campo enemigo o de la cosa que quieren atacar, as como de sus puestos avanzados, de sus centinelas y de su caballera. An cuando no tengan intencin de atacar, sus exploradores siguen siempre a las tropas espaolas que atraviesan el pas; de modo que aunque no se ve un solo indio, el comandante debe suponer que se siguen todos sus pasos y que ser infaliblemente atacado si no se toman todas las precauciones necesarias. Por tanto, debe estar constantemente acampado durante el da y no emprender las marchas ms que por la noche.

Los exploradores, despus de tomar los datos necesarios, parten a galope para avisar a los suyos; pero si han sido vistos, huyen en direccin contraria a la de su tropa y no hay que pensar siquiera en alcanzarlos, porque sus caballos son mucho ms ligeros que los nuestros. Cuando, por el contrario, esperan tener ventaja, despus de recibir las noticias se distribuyen en los puntos escogidos para el ataque y marchan lentamente. Tan pronto como estn cerca, profieren grandes gritos, se dan sobre la boca golpes redoblados, se precipitan sobre el enemigo como el rayo y matan a todo el que encuentran, no conservando ms que las mujeres y los nios menores de doce aos. Estos prisioneros los llevan consigo y los dejan en libertad entre ellos. La mayora se casan y se acostumbran a su gnero de vida, siendo raro que quieran dejarlo para volver entre sus compatriotas. Estas expediciones las hacen siempre antes de amanecer, pero atacan tambin en pleno da si notan que el jefe enemigo tiene miedo o que hay desorden en su tropa. Adems deben amagar falsos ataques, hacen fugas simuladas y preparan emboscadas; siendo cosa segura que ninguno de los que salen huyendo se les escapa, a causa de la superioridad de sus caballos y de la destreza con que los manejan. Felizmente, se contentan con una sola victoria, como el jaguaret, y no se les ocurre aprovecharse de sus ventajas; sin esto acaso los espaoles no hubieran podido extender su poblacin por las llanuras de Montevideo. Cada uno se aprovecha del botn que hace personalmente, porque no efectan reparto.

Cuando se piensa que los charras han dado ms que trabajar a los espaoles y les han hecho derramar ms sangre que los ejrcitos de los incas y de Moctezuma, se creer sin duda que estos salvajes forman una nacin muy numerosa. Debe saberse, sin embargo, que los que existen actualmente, y que nos hacen tan cruel guerra, no forman hoy, seguramente ms que un cuerpo de unos cuatrocientos guerreros. Para someterlos se han enviado con frecuencia contra ellos ms de mil veteranos, ya en masa, ya en diferentes cuerpos, para envolverlos, y se les han dado golpes terribles; pero, en fin, el caso es que ellos subsisten y nos han matado mucha gente. Se ha observado que cuando atacan conviene echar pie a tierra y esperarlos en fila, contentndose con hacer algunos disparos unos despus de otros; esta es la nica manera de hacer que las armas de fuego les infundan algn respeto. Entonces se van, luego de haber caracoleado con sus caballos sin acercarse mucho. Si se les hace una descarga general todo est perdido.

Jams permanecen en el celibato, y se casan en cuanto sienten necesidad de esta unin. Nunca he odo que se casen entre hermanos. Les he preguntado la razn, y no me la han sabido dar; pero como no tienen ninguna ley que lo prohba, se debe presumir que si tales alianzas no se verifican, es porque cuando la hermana es mayor no espera a que el hermano llegue a la edad necesaria, y se casa con el primero que se presenta, y en el caso contrario el hermano hace otro tanto. Como son naturalmente taciturnos y serios y no conocen ni el lujo, ni diferencias jerrquicas, ni adornos, ni juegos, etc., cosas que son el principal fundamento de la galantera, el casamiento, este asunto tan grave y que se impone de un modo tan intenso por la Naturaleza, se concierta entre estos salvajes con tanta sangre fra como nosotros cuando se trata de un espectculo cualquiera. Todo se reduce a pedir la hija a los padres y llevrsela, si stos lo permiten. La mujer no se niega nunca y se casa con el primero que llega, aunque sea viejo y feo.

Desde que el hombre se casa forma una familia aparte y trabaja para alimentarla, porque hasta entonces ha vivido a expensas de sus padres, sin hacer nada, sin ir a la guerra y sin asistir a las asambleas. La poligamia es permitida, pero una sola mujer nunca tiene dos maridos; y an ms, cuando un hombre tiene muchas mujeres, estas lo abandonan en cuanto encuentran otro del que puedan ser nicas esposas. El divorcio es igualmente libre para los dos sexos; pero es raro que se separen cuando tienen hijos. El adulterio no tiene otras consecuencias que algunos puetazos que la parte ofendida administra a los dos cmplices, y esto solamente si los coge infragante. No ensean ni prohben nada a sus hijos, y estos no tienen respeto alguno a sus padres; siguiendo esto su principio universal de hacer cada uno lo que le parece, sin estar limitado por ningn miramiento ni ninguna autoridad. Si los nios quedan hurfanos, se encarga de ellos algn pariente.

Los jefes de familia, pero no sus mujeres ni sus hijos, se emborrachan lo ms frecuentemente que pueden con aguardiente, y a falta de este licor, con chicha, que preparan diluyendo en agua miel salvaje y dejndola que fermente. Yo no he advertido que estuvieran sujetos al mal venreo ni a ninguna otra enfermedad particular, y su vida me parece ms larga que la nuestra. Pero no obstante, como a veces se ponen malos, tienen sus mdicos. Estos no conocen ms que un remedio universal para todos los males, que se reduce a chupar con mucha fuerza el estmago del paciente para extraer el mal; tal cosa han sabido hacer creer estos mdicos para procurarse gratificaciones.

Tan pronto como muere un indio, transportan su cadver a un sitio determinado, que es hoy una pequea montaa, y lo entierran con sus armas, sus trajes y todas las alhajas y objetos. Algunos disponen que se mate sobre sus tumbas el caballo que ms queran, cosa que se ejecutaba por algn amigo o pariente. La familia y los parientes lloran mucho al muerto y su duelo es muy singular y muy cruel. Cuando el muerto es un padre, un marido o un adulto, las hijas y las hermanas ya mujeres se cortan as como la esposa, una de las articulaciones de los dedos por cada muerto, empezando esta operacin por el dedo meique. Adems se clavan varias veces el cuchillo o la lanza del difunto, de parte a parte, en los brazos, el seno y los costados, de la cintura para arriba, yo lo he visto. Aadid a esto que pasan dos lunas metidos en sus chozas, donde no hacen ms que llorar y tomar poqusimo alimento. Yo no he visto una sola mujer adulta que tuviese los dedos completos y que no llevara cicatrices de heridas de lanza.

El marido no hace duelo por la muerte de su mujer ni el padre por la de los hijos; pero cuando stos son adultos, a la muerte de su padre se ocultan dos das, completamente desnudos, en su choza, sin tomar casi alimento, y este solamente puede consistir en carne o huevos de perdiz. Despus, por la noche, se dirigen a otro indio para que les haga la siguiente operacin: coge al paciente un gran pellizco por la carne del brazo y la atraviesa por distintas partes con pedazos de caa de un palmo de largo, de manera que los extremos salen por los dos lados. El primer pedazo se clava en el puo, y los otros, sucesivamente, de pulgada en pulgada, sobre toda la parte exterior del brazo, hasta el hombro, y an sobre l. No se crea que estos pedazos de caa son del grueso de un alfiler, sino que son astillas cortantes de dos a cuatro lneas de ancho y cuyo grueso es igual por todas partes. Con este triste y espantoso aparato sale el salvaje que est de duelo y se va solo y desnudo a un bosque o a cualquier prado, sin temer al jaguaret ni a otros animales feroces que estn persuadidos de que huirn vindolos ataviados de tal modo. Lleva en la mano un palo armado de una punta de hierro, y se sirve de l para cavar, con ayuda de sus manos , un hoyo donde se mete hasta el pecho y donde pasa la noche en l. Por la maana sale para ir a una cabaa, semejante a las ya descritas y que est siempre preparada para los que estn de duelo. All se quita las caas, se acuesta para descansar y pasa dos das sin comer ni beber. Por la maana y los das siguientes los nios de la tribu le llevan agua y algunas perdices, o sus huevos, en muy pequea cantidad; los dejan a su alcance y se retiran corriendo, sin decir una palabra. Esto dura diez o doce das, al cabo de los cuales el doliente va a buscar a los otros. Nadie est obligado a estas brbaras ceremonias; pero, no obstante, es muy raro que dejen de realizarse, porque el que no se conforma exactamente a ellas es considerado como dbil; este concepto es su nico castigo; y an no le daa en la sociedad a que pertenece.

Los que crean que el hombre no obra nunca sin motivo y que pretenden descubrir la causa de todo podran ejercer su curiosidad en buscar el origen de un duelo tan extravagante entre esta nacin de indios."

Probablemente quien mejor ha estudiado la afinidad entre Artigas y los Charras es el escritor e investigador uruguayo Carlos Maggi.

Esta buena relacin se origina, segn Maggi, en las acciones del legendario abuelo de Artigas, Juan Antonio, (1732- 1773), de quien dice: ... " que era l quien lograba entenderse con los infieles, yendo solo y gallardamente de toldera en toldera, para salvar a Montevideo, una y otra vez", (VER ANEXO 15, ndice de "Artigas y su Hijo el Caciquillo", pg. 11).

En la misma obra se da a entender que Artigas a partir de los 14 aos desaparece de su ambiente familiar y pasa a vivir relacionado con los Charras con quienes habrase dedicado a faenas rurales relacionadas con transportes de ganado. Por tradicin oral los Charras ya recordaban el apellido Artigas, y por otra parte, Jos Gervasio, que convivi con su abuelo hasta que tena 9 aos, habra escuchado seguramente de sus labios varias veces comentarios de sus experiencias con los Charras en las misiones que se le haban encomendado.

De modo pues, que estos elementos son los que habrn allanado y favorecido una rpida integracin entre Artigas y los indios. Desaparece de los censos de los diferentes pueblos para reaparecer 19 aos despus incorporndose al Regimiento de Blandengues, (VER ANEXO 16, ob. cit. Pg 69).

En otra de sus obras dice que dado que su nombre era conocido y respetado en el Lejano Norte, se integr naturalmente a la sociedad de los Charras, (VER ANEXO 17, "Artigas y el Lejano Norte", pg. 30). Hay una cita concreta del Cnel. Dorrego, que va persiguiendo a Artigas, y el 6 de diciembre de 1814, inform a Montevideo: "La fuerza enemiga pasa de 1300 hombres, incluso 300 indios", (VER ANEXO 18, ob. cit. Pg. 87).

Tambin se cita repetidamente la maestra de los Charras para cabalgar, y la fuerza de combate que representaban los grupos de indios con lanza y a caballo.

El mismo Rivera en lucha contra los Porteos en el paraje conocido por " Azotea de Gonzlez", logra una importante victoria con la invalorable ayuda de la caballera Charra. Escribe Artigas a Miguel Barreiro respecto a esa batalla: "Algunos enemigos pagaron su obstinacin con la muerte ante la intrepidez de la caballera Charra ",(VER ANEXO 19, ob. cit. Pg. 89).

Nos parece muy importante ilustrar con LAS PROPIAS CARTAS DEL GRAL. ARTIGAS, en las que se aprecia la consideracin especial que le merecan especficamente los Charras; ya es conocido su concepto de que "ellos tienen el principal derecho", lo que ha sido citado en la fundamentacin del Proyecto de Ley, pero vamos a agregar algunas citas:

Tomamos de la obra " JOSE ARTIGAS CONDUCTOR RIOPLATENSE 1811- 1820" de UNAM, selecciones de Roberto Ares Pons :

..."Cuando los indios se pasan del otro lado es por va del refugio y no de hostilizacin. En tal caso ellos estarn sujetos a la Ley que V.S. quiera indicarles, no con bajeza y si con un orden posible, a que ellos queden remediados, y la Provincia con esos brazos ms a robustecer su industria, su labranza y su fomento. Todo consiste en la sabias disposiciones del Gobierno. Los indios, aunque salvajes, no desconocen el bien y aunque con trabajo al fin bendeciran la mano que los conduce al seno de la felicidad, mudando de religin y costumbres....V.S. adopte todos los medios que exige la prudencia y la conmiseracin con los infelices y hallar en los resultados el fruto de su beneficencia", ( Carta al Cabildo Gobernador de Corrientes , del 9 de enero de 1816, pg 126, ANEXO 20).

Al seor Don Jos de Silva , Gobernador de Corrientes:

(...)" Igualmente encargo de usted que mire y atienda a los infelices pueblos de indios (...) yo deseo que los indios en sus pueblos se gobiernen por s, para que cuiden de sus intereses como nosotros de los nuestros. As experimentarn la felicidad prctica y saldrn de aquel estado de aniquilamiento a que los sujeta la desgracia. Recordemos que ellos tienen el principal derecho, y que sera una degradacin vergonzosa, para nosotros, mantenerlos en aquella exclusin vergonzosa que hasta hoy han padecido, por ser indianos. Acordmonos de su pasada infelicidad, y si sta los agobi tanto, que ha degenerado de su carcter noble y generoso, ensemosle nosotros a ser hombres, seores de s mismos. Para ello demos la mayor importancia a sus negocios. Si faltan a los deberes, castgueseles; si cumplen, servir para que los dems se enmienden, tomen amor a la patria, a sus pueblos y a sus semejantes. Con tan noble objeto recomiendo a su V.S. a todos esos infelices. Si fuera posible que usted visitase a los pueblos personalmente, eso mismo les servira de satisfaccin y a usted de consuelo, al ver los pueblos de su dependencia en sosiego",(VER ANEXO 21, pg. 126 y 127).

Bien es cierto que sentimos un estremecimiento al repasar estas notas del prcer en relacin con los Charras; el espritu de justicia campea en ellas. No debemos olvidar entonces, por una razn de coherencia con lo anterior, que Vaimaca Peru fue un soldado Charra de su confianza, y podremos deducir sin dificultad cul sera la opinin de Artigas si vuelto del ms all considerara que los restos de su leal servidor estn al da de hoy, an expuestos en una vitrina en un museo extranjero.

Es de gran importancia el smbolo del escudo de Artigas o de la Provincia Oriental autnoma de 1816 porque en forma algo encubierta figuran elementos propiamente charras. El principal de ellos, es que en vez de un sol, el escudo est coronado por "plumas de indios"; a la derecha observamos una lanza charra; a la izquierda sobre la bandera de Artigas, podemos ver la mitad de un arco, y algo ms abajo un carcaj con dos flechas. Estos elementos, que haban permanecido sin la debida difusin, confirman la integracin de los charras con Artigas y con la libertad de la Provincia. No olvidemos que la libertad era el principal valor en la vida de los charras, y el emblema de este escudo dice "CON LIBERTAD NI OFENDO NI TEMO". Interpreto que desde el

punto de vista indio nos est diciendo el escudo que, viviendo en Libertad, el charra ni ofenda (no atacaba, no combata, etc.) y tampoco tema (es decir, poda desarrollar su vida pacficamente como siempre, sin temor a ser despojado de lo suyo, sus tierras, sus mujeres, su propia vida). Es fundamental que se conozcan estos secretos que estn insertados en la figura del escudo. Ellos, por provenir del mismo Artigas, nos dejan la absoluta conviccin de la afinidad que hemos mencionado con los charras ms que cualquier relato de dudosa procedencia.