Feminismos y Raza

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Feminismos y raza, perspectivas desde Puerto Rico Elizabeth Crespo Kebler

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Feminismos y raza, perspectivas desde Puerto

Rico

Elizabeth Crespo Kebler

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Feminismos y raza, perspectivas desde Puerto Rico

Elizabeth Crespo Kebler1

Escribo esta reflexión a partir de mi participación en el taller “Feminismos y multiculturalismo, explorando en las tensiones de una relación compleja” celebrado en Lima, Perú del 7 al 10 de diciembre de 2010. Uno de los temas abordados en el taller fue la relación entre raza y feminismos en el contexto de algunos países de la región de Latinoamérica y el Caribe. Esta reflexión va dirigida a explorar algunos nudos en las formas en que se ha presentado la relación entre feminismo y raza en el contexto de Puerto Rico.

Primero, es bueno hacer un señalamiento sobre cuándo nos sentimos convocadas a hablar sobre el tema. Ciertamente son las mujeres negras las que desde sus experiencias vividas y resistencias han articulado las formas del racismo y el control sobre los cuerpos de las mujeres negras así como sus proyectos feministas. Como señala Rocío Muñoz, feminista peruana, esto responde al hecho de que el concepto de raza es a la vez una categoría que expresa exclusión como una postura política desde la que actuamos para enfrentarnos a la otredad2

Sin embargo, solemos invocar el tema de la raza solamente cuando hablamos de las mujeres afrodescendientes. Desde esa perspectiva parecería que sólo las mujeres negras tienen raza. Desde la normatividad blanca, se nombra la raza sólo cuando se habla de la diferencia representada en la negritud. Lo blanco se construye como la norma que no es necesario definir y se asume como el estándar que se usa para evaluar y juzgar a la otra o al otro. Ese estándar y las estructuras de poder que erige, se construyen así como normales e invisibles. El poder de esa estructura social define oportunidades para unas y carencias para otras y nos subjetiva en nuestro fuero más íntimo personal y colectivo. Nos señaló Isabelo Zenón Cruz

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1 Es puertorriqueña, tiene un doctorado en sociología y es estudiosa de los temas de género, sexualidad, raza, etnicidad y feminismos en Puerto Rico, el Caribe y América Latina. Es profesora en el departamento de ciencias sociales en la Universidad de Puerto Rico en Bayamón. Es co-autora con Ana Irma Rivera Lassén del libro Documentos del Feminismo en Puerto Rico: Facsímiles de la Historia. Es co-editora de Color Hair and Bone: The Persistence of Race into the Twenty-first Century publicado por Bucknell University Press en 2008. Otras publicaciones recientes incluyen: “Citizenship and Nation: Debates over Reproductive Rights in Puerto Rico”, en Christine E. Bose and Minjeong Kim, (Eds.) Global Gender Research: Transnational Perspectives, Routledge, 2008; “Y las Trabajadoras Domésticas, ¿Dónde Están? – Raza, Género y Trabajo,” en Contrapunto de Género y Raza en Puerto Rico publicado en el 2005 por el Centro de Investigaciones Sociales, Universidad de Puerto Rico; también es autora del ensayo “The Infamous Crime Against Nature: Constructions of Heterosexuality and Lesbian Subversions in Puerto Rico” publicado en The Culture of Gender and Sexuality in the Caribbean, Florida University Press (2003).

, en su libro Narciso descubre su trasero que la puertorriqueñidad se construye desde el mestizaje como una categoría de blanqueamiento racial para ocultar nuestra negritud y también la violencia, el discrimen y la otredad de lo negro. Su análisis profundo y detallado de las

2 Presentación en el Taller Multiculturalismo y Feminismos, CLADEM. Lima, Perú, diciembre de 2010. 3 Isabelo Zenón Cruz, Narciso descubre su trasero: el negro en la cultura puertorriqueña, 2 vols. Humacao, PR: Editorial Furidi, 1974.

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manifestaciones del racismo en la cultura puertorriqueña abrió un espacio nuevo para la discusión del tema en Puerto Rico que se multiplicó en muchos autores(as) durante las décadas subsiguientes.

La reaparición de la categoría de raza en el censo de población, ofreció datos adicionales para las reflexiones sobre la ideología del blanqueamiento. En el censo del año 2000 el 80.5% de la población dijo ser blanca y en el año 2010, la cifra fue de 75.8%. En este último año, sólo el 3.3% de la población dijo ser de dos razas o más. Los demás marcaron una sola raza. Es significativa la gran cantidad de personas que se identifican como de una sola raza, la blanca, en un país caribeño y mulato. Esta identificación racial es producto de una sociedad profundamente discriminatoria y racista donde ser blanco otorga privilegios económicos y de posición social. Datos del censo del año 2000 revelan una brecha en el ingreso entre las personas negras y blancas aun cuando su nivel educativo es igual4

En su ensayo titulado “Mujeres afrodescendientes: la mirada trabada en las intersecciones de organización por raza y género” Ana Irma Rivera Lassén hace un señalamiento que me parece importante para la consideración de las intersecciones entre la raza y las múltiples formas de opresión que la cruzan. Es igualmente importante para evaluar las formas en que articulamos nuestros proyectos políticos. Nos dice que las estructuras sociales que definen otredades y las personas que ocupamos los lugares dentro de esas jerarquías sociales formamos una telaraña de rebeldías y complicidades con la exclusión. Desde allí, nos insertamos en múltiples lugares de las jerarquías sociales y visualizamos no solamente la opresión sino las resistencias y los proyectos políticos feministas.

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Llamamos la atención a la complicidad con las estructuras hegemónicas que se da al asumir las identidades como otredad, como lo extraño, como lo que no es normal. Esa complejidad hace que tejamos la telaraña como trampa y no como la casa que nos alberga con todas nuestras identidades, que nos da protección y nos permite tener fuerzas para retar a su vez las exclusiones. 5

Como he afirmado en otro lugar

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4 Francisco Rivera Batiz, “Color in the Tropics: Race and Economic Outcomes in the Island of Puerto Rico, Ponencia presentada en el Centro de Estudios Avanzados de Puerto Rico y el Caribe, marzo de 2005.

, la raza se define en las relaciones con otras y otros sujetos sociales que ocupan posiciones diversas en los esquemas de poder económico, social o político. Desde esta perspectiva, todas tenemos raza; nos insertamos y participamos de las relaciones que definen otredades; nos subjetivamos a partir de nuestras complicidades con y nuestras resistencias a esas estructuras de poder. Las categorías raciales varían en tiempo y espacio. Como afirma Elsa Barkley

5 Documento Conceptual Retos y Oportunidades del Empoderamiento Económico de las Mujeres Afrodescendientes, CEPAL, Brasilia del 13 al 16 de julio 2010. 6 Crespo Kebler, Elizabeth, “Y las trabajadoras domésticas ¿dónde están? Raza, género y trabajo,” Idsa Alegría Ortega y Palmira Ríos González, (eds.), Contrapunto de Género y Raza en Puerto Rico, Centro de Investigaciones Sociales, Universidad de Puerto Rico, 2005.

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Brown, feminista negra de los Estados Unidos de América, las vidas de las mujeres no son solamente distintas sino que las diferencias están interrelacionadas7

El segundo aspecto que quiero destacar es cómo solemos representar las transformaciones en los paradigmas teóricos sobre la raza y los feminismos. Al narrar los desarrollos y debates teóricos sobre las intersecciones de raza, género, clase social, sexualidad y otras categorías, solemos presentar la idea de que primero surgieron las teorías feministas y luego las críticas provenientes de las mujeres negras, las latinoamericanas, las lesbianas, y las mujeres del tercer mundo. Esta narrativa está ligada en Puerto Rico a la representación dicotómica de los feminismos como buenos o malos, burgueses o revolucionarios, blancos o negros.

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Contar la historia de esta manera, contribuye a la invisibilidad de las mujeres latinoamericanas y negras. A la vez fortalece la normatividad blanca y pudiente al asumir que el origen del feminismo es blanco y del primer mundo. Las lesbianas, latinas, latinoamericanas y negras feministas siempre hemos estado allí y a partir de nuestras vivencias hemos articulado teorías y activismos feministas. Como señala bell hooks, “A menudo las feministas blancas actúan como si las mujeres negras no supiesen que existía la opresión sexista hasta que ellas dieron voz al sentimiento feminista”8. De forma similar, Sueli Carneiro nos exige ver “toda una historia de resistencias y de luchas” de las mujeres negras9

La historia de los debates feministas nos presenta una historia más compleja. Sojourner Truth, feminista negra abolicionista de los Estados Unidos de América, articuló la denuncia de la sujeción de las mujeres negras en su famoso discurso que repite insistentemente “Ain’t I a woman” tan temprano como 1851 en la Convención de Mujeres en Akron, Ohio. Sojourner Truth denunciaba aquí la definición de la feminidad como blanca y la consecuente invisibilidad de las mujeres negras como sujetas del feminismo. Ya en la segunda época del feminismo en ese mismo país, el Combahee Women’s Collective, un grupo de lesbianas negras, en 1977 articuló una de las primeras conceptualizaciones que planteó que el género, la sexualidad, la clase social y la raza son vivencias que se intersecan para producir unas experiencias únicas que no se pueden reducir a la raza, la clase, el género o la sexualidad por separado

. Desde las visiones dicotómicas de los feminismos en Puerto Rico se presenta la visión de que el feminismo era blanco, burgués y norteamericano hasta que lo hicimos nuestro, puertorriqueño o revolucionario, validando así la perspectiva que critica Carneiro y hooks.

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7 Barkley Brown, Elsa. (1990) "African American Women's Quilting." In Black Women in America, ed. Micheline R. Malson, et al., Chicago: University of Chicago Press.

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8 bell hooks, "Mujeres Negras: Dar forma a la teoría feminista", en Otras inapropiables, Editorial Traficantes de Sueños, Madrid, 2004. 9 “Ennegrecer el feminismo” Negra cubana tenía que ser http://negracubana.nireblog.com/post/2009/07/28/sueli-carneiro-ennegreceral-feminismo. 10 Combahee River Collective (1977) “A Black Feminist Statement”, En Nicholson, L. (Ed.) The Second Wave – A Reader in Femnist Theory, New York: Routledge, 1997.

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En Latinoamérica sectores importantes de mujeres se unieron a las sufragistas de todo el mundo y se identificaron con la crítica a la otredad que planteó Simon de Beauvoir (1949), la crítica al marxismo de Christine Delphy (1970), la Mística de la feminidad de Betty Friedan (1963), y Una habitación propia de Virginia Woolf (1929) 11. Igualmente, se identificaron con el feminismo de Sor Juana Inés de la Cruz del siglo 17, contrario a la idea propuesta por algunas feministas socialistas en los EEUU que presentaban a las mujeres latinoamericanas y del llamado tercer mundo como uniformemente pobres y vulnerables, interesadas sólo en las reivindicaciones económicas y en la revolución proletaria12

En Puerto Rico, mujeres negras y/o lesbianas articularon posiciones teóricas y activismos políticos desde el centro de los feminismos, no desde los márgenes. Carmen Torres (nombre ficticio) fue fundadora (1974) y dirigente de la Alianza de Mujeres de la Comunidad de Orgullo Gay, primera organización de mujeres lesbianas

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13; Nilda Aponte Rafaelle (negra y entonces casada heterosexualmente) y Ana Irma Rivera Lassén (negra y lesbiana), fundaron y dirigieron la primera organización feminista autónoma de la segunda época del feminismo, Mujer Intégrate Ahora14

Una cosa es plantear que distintas voces feministas se insertan dentro de unas jerarquías de poder y de visibilidad marcadas por las desigualdades de raza, sexualidad y clase social; otra es homogeneizar el feminismo como representante de un sector social en particular. La tarea que nos toca en Puerto Rico no es descubrir la base universal del feminismo ya sea burgúes, revolucionario, blanco o negro como si fuera un cuerpo uniforme, sino desenterrar las múltiples historias de las reivindicaciones feministas. A partir de aquí, corresponde la pregunta de qué es una mujer y cuál es el sujeto del feminismo que hace Judith Butler en El género en disputa

; Mildred Braulio activista lesbiana, fue fundadora y dirigente del Colectivo de Concientización Gay en el año 1984. Estas dirigentes marcaron hitos teóricos y políticos.

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El tercer tema que me parece importante plantear es el de la raza y la esclavitud. Señala Ana Irma Rivera Lassén, que las personas negras son descendientes de África, no de la esclavitud.

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Somos afrodescendientes, término que reconoce nuestra ancestría, somos descendientes de las personas de origen africano que fueron traídas

11 Danda Prado. “A fertile but Ambiguous Feminist Terrain” (pp. 77-88); Sánchez, Luz H. “Fighting for the Right to Fight,” (pp. 157-167); La Silenciada. “Paradise Gained, Paradise Lost - The Price of Integration,” (pp. 166-177). Association of Salvadoran Women. “We Cannot Wait,” (pp. 207-214) en Sisterhood is Global editado por Robin Morgan. New York: Anchor Books, 1984. 12 Véase los primeros escritos de Margaret Randall sobre las mujeres en Cuba y en Nicaragua. 13 Entrevista a Carmen Torres, El activismo Gay de los setenta-La Alianza de Mujeres de la Comunidad de Orgullo Gay. En Documentos del Feminismo en Puerto Rico: Facsímiles de la Historia, Vol. I, Ana Irma Rivera Lassén y Elizabeth Crespo Kebler (eds.) San Juan: Editorial de la Universidad de Puerto Rico, 2001. 14 Documentos del Feminismo en Puerto Rico, 2001. 15 Editorial Paidos, 2001. Ver también Alda Facio Montejo. Cuando el género suena cambios trae. Ilanud, 1992.

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esclavizadas a América Latina y el Caribe. Somos la descendencia de las personas que llegaron privadas de libertad, personas con cultura, tradiciones, lenguajes, costumbres y sueños. De esas personas descendemos, no somos la descendencia de la esclavitud, esa herencia no es nuestra, le pertenece a los esclavistas y a la descendencia de ellos(as); la esclavitud es la herencia de los que comerciaron con el dolor humano y trataron como mercancía a seres humanos, creyeron que rompiéndoles el cuerpo le doblegarían el alma. Pero no lo lograron porque a América Latina y al Caribe llegaron seres humanos, personas con historias personales y colectivas, llegaron personas. Aunque ante la mirada de cada capitán y ante la mirada de cada comprador de esclavos(as) eran mercancía, a América Latina y al Caribe llegaron personas, personas que fueron esclavizadas, pero antes que cualquier otra cosa, lo único que les definía era que eran personas, seres humanos a quienes se les negaba la humanidad misma.16

Al igual que Rivera Lassén, Rocío Muñoz e Isaar Godreau, plantean que el racismo, (no las personas negras) se construye a partir de las ideas sobre la esclavitud, se reproduce y cobra nuevas formas a partir de las inequidades y el discrimen que perdura. Nos llama la atención Rocío Muñoz a las representaciones sociales que se generan alrededor de las mujeres afrodescendientes provenientes del sistema esclavista y la discriminación racial estructural y simbólica. Me parecen particularmente importantes sus señalamientos sobre las representaciones sociales de las mujeres negras como sumisas, la violencia y el abuso sexual junto a los prejuicios y estereotipos que en su mayoría se relacionan con su sexualidad, sensualidad y el erotismo17

De forma similar, Godreau, Reyes y Franco

, tema sobre el que abundaré más adelante.

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16 “Mujeres afrodescendientes: la mirada trabada en las intersecciones de organización por raza y género” Documento Conceptual Retos y Oportunidades del Empoderamiento Económico de las Mujeres Afrodescendientes, CEPAL, Brasilia del 13 al 16 de julio 2010.

no buscan investigar cómo la esclavitud explica las jerarquías sociales contemporáneas en el Caribe y América Latina, sino cómo las representaciones dominantes de la esclavitud y de los esclavos(as) reproducen las ideologías nacionales que sustentan esas jerarquías. Las autoras estudian las estrategias de silenciamiento, trivialización y simplificación de la historia de la esclavitud en la enseñanza del tema en la escuela elemental. Identifican estas estrategias también en la investigación y la historiografía puertorriqueña. Contrario al planteamiento de que debemos ir más allá de la investigación sobre la esclavitud para hablar de raza, racismo y negritud, la investigación de Godreau, Reyes y Franco plantea la necesidad de estudiar la esclavitud para desenterrar las múltiples historias de opresión y resistencia.

17 Presentación en el Taller Multiculturalismo y Feminismos, CLADEM. Lima, Perú, diciembre de 2010. 18 I.P. Godreau, M. Reyes Cruz, M. Franco Ortiz and S. Cuadrado (2008) “The Lessons of Slavery: Discourses of Slavery, Mestizaje and Blanqueamiento in an Elementary School in Puerto Rico.” American Ethnologist, Vol. 35, No. 1, pp. 115–135.

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Un área de investigación planteada por estas autoras que me parece particularmente relevante para romper con las categorías homogeneizantes es su análisis de cómo se construyen las ideologías de lo nacional. A partir de las representaciones de la esclavitud y de lo colonial advierten cómo se construye lo nacional usando el paradigma del mestizaje y la ideología del blanqueamiento. Las representaciones de lo colonial donde se construye a los EEUU como el otro opuesto “opposite other” fortalece la idea del blanqueamiento al representar a Puerto Rico como una nación distinta integrada racialmente, con una identidad propia, frente a una sociedad estadounidense racialmente segregada. Así mismo, lo negro se construye como extranjero, como irrelevante en oposición a lo puertorriqueño. Lo negro se constituye también como una categoría pura, lo cual genera la idea de que todas las personas negras se parecen, y se localiza lo negro al margen de lo puertorriqueño. El Caribe negro se representa como el no hispano19

Una advertencia sobre la homogeneización de la categoría mujer negra también es importante. Las experiencias de las mujeres negras son muy diversas. Uno de los resultados de mi investigación sobre el trabajo doméstico en Puerto Rico a principios del siglo 20 es que existen múltiples fisuras al interior de la categoría mujer negra y trabajadora doméstica.

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“No todas las mujeres negras eran empleadas domésticas ni todas las empleadas domésticas eran negras. El empleo doméstico podía realizarse en una variedad de localidades y bajo condiciones de trabajo distintas. Las lavanderas, por ejemplo, estaban situadas en unas posiciones distintas a las sirvientas y las cocineras. A mediados del siglo 19, la mayoría de las lavanderas eran libres, mientras que la mayoría de las cocineras y sirvientas eran esclavas. A comienzos del siglo XX, las sirvientas y las lavanderas tenían distintas realidades según la localización de su empleo en una fábrica, en casa de familia, o en su propio hogar. Además, el trabajo doméstico se combinaba muchas veces con trabajos en la manufactura o en la agricultura. De modo que aun a este nivel de análisis sus posiciones eran múltiples y podían ser cambiantes.”20

Como cuarto punto de esta reflexión, voy a enfatizar en la sexualidad como un área en que las intersecciones de raza con otras categorías sociales merece particular atención. Este tema fue abordado primero por Isabelo Zenón Cruz en Narciso Descubre su Trasero: El negro en la cultura puertorriqueña21

19 Godreau, Reyes y Franco, “The lessons of slavery”.

, cuando habla sobre las representaciones del hombre negro, la mujer blanca y las imágenes del hombre negro homosexual. Luego de esa investigación inicial, un estudio que me parece significativo

20 “Y las trabajadoras domésticas ¿dónde están?, Raza, género y trabajo,” Idsa Alegría Ortega y Palmira Ríos González, (eds), Contrapunto de Género y Raza en Puerto Rico, Centro de Investigaciones Sociales, Universidad de Puerto Rico, 2005, p. 149. 21 Humacao, PR: Editorial Furidi, 1974.

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en esta área es el de las doctoras Mariluz Franco y Doris Quiñones22

Otra de las aportaciones de estas autoras es el concepto de autoafirmación y resistencia. A partir de las definiciones y representaciones racistas y patriarcales , las mujeres negras entran en constante reflexión y crítica. Como señala Godreau, no son recipientes pasivas, sino que entran en un proceso complejo de redefinir y re-significar las representaciones raciales y de feminidad

. Al hacer la intersección de raza y género, las autoras revelan cómo la objetivación sexual patriarcal adquiere significados específicos en los cuerpos de las mujeres negras. Las imágenes y los cuerpos de las mujeres de todas las razas no se definen socialmente sólo como objetos para el disfrute de los hombres, sino que adquieren significados particulares a partir de la raza. Primero, nos señalan Franco y Quiñones que el blanqueamiento y la ideología del mestizaje generan la invisibilización de las mujeres negras y limitan los espacios personales y públicos donde se puede discutir el tema. Otras formas en las que se ejerce el control sobre los cuerpos de las mujeres negras son los cánones de estética blancos, la tonalidad de la piel, la invasión de espacios y la sobre sexualización de sus cuerpos. El análisis que presentan las autoras revela cómo las ideologías y representaciones sociales sobre la esclavitud se mantienen vivas y cómo adquieren formas nuevas en contextos geográficos y nacionales específicos. Esto tiene implicaciones y efectos sobre las vidas, la dignidad y la integridad de las mujeres negras.

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Estas formas de control sobre los cuerpos de las mujeres negras se hacen evidentes en imágenes y en representaciones sociales que tienen efectos en las condiciones de trabajo, las oportunidades educativas y los ingresos de las mujeres negras en Puerto Rico. La investigación legal y el caso que lleva en las cortes el licenciado Marcos Rivera Ortiz a favor de Zaida Morris Andino vs. Travelers Insurance, revela cómo ésta mujer fue víctima de hostigamiento en su trabajo a partir de los señalamientos continuos relacionados a la estética de su cuerpo de mujer negra

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24. A partir de la experiencia que detalla Zaida Morris, Marcos Rivera desarrolla el concepto de hostigamiento racial para señalar un tipo de discrimen en el empleo que las leyes en Puerto Rico no reconocen. Nos señala que al igual que el hostigamiento sexual en el empleo, conducta que sí está codificada y penalizada en Puerto Rico25

22 Mariluz Franco Ortiz y Doris Quiñones Hernández, “Huellas de ébano: Afirmando cuerpos de mujeres negras,” Idsa Alegría Ortega y Palmira Ríos González, (eds.), Contrapunto de Género y Raza en Puerto Rico, Centro de Investigaciones Sociales, Universidad de Puerto Rico, 2005;

, el hostigamiento racial crea un ambiente hostil en el empleo y “constituye la misma barrera contra la igualdad sexual en el lugar de trabajo, que el hostigamiento racial es

Doris Quiñones Hernández, Ponencia presentada en las vistas públicas de la Cámara de Representantes de Puerto Rico, R. de la C. 2218, 16 de febrero de 2002. 23 Isar P. Godreau, “Peinando diferencias, bregas de pertenencia: el alisado y el llamado “pelo malo”, Caribbean Studies, vol 30, no. 1, 2002. Quiñones Hernández, Doris. Construcción social de la imagen de persona negra en medios de comunicación visual en Puerto Rico. Tesis doctoral. Río Piedras: Departamento de Psicología, Universidad de Puerto Rico. 24 Marcos Rivera Ortiz. Justicia negra, casos y cosas. San Juan: Ediciones Situm, 2001. 25 Ley de Hostigamiento Sexual en el empleo, Ley Núm. 17 del 22 de abril de 1988, 29 L.P.R.A. Sec. 155.

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para la igualdad racial”. Al igual que en los casos de hostigamiento sexual, la víctima no lo informa por miedo a represalias del patrono y por temor al rechazo de la sociedad. Ortiz Rivera propone que al igual que en los casos de hostigamiento sexual, en el caso que lleva a favor de Zaida Morris se responsabilice al patrono por sus actos de hostigamiento racial. Sin embargo, la violación a la integridad de Zaida Morris resultó ininteligible para las cortes, pues los comentarios sobre el pelo, la higiene y la estética de Zaida Morris se juzgaron como comentarios normales y no como prácticas que redundaban en discriminación.

Finalmente, quisiera señalar la necesidad de abundar en los estudios26

para investigar y documentar los efectos de las ideologías y representaciones de las personas negras en el discrimen en el empleo, la brecha salarial entre personas blancas y negras y su acceso a la justicia en Puerto Rico.

marzo de 2011

26 Jaime Fusté. Informe al Gobernador sobre los Derechos Civiles de Puerto Rico, Comisión de Derechos Civiles de Puerto Rico, 1959. Marya Muñoz Vázquez e Idsa Alegría Ortega. El Discrimen por razón de raza en los sistemas de seguridad y justicia en Puerto Rico. San Juan: Comisión de Derechos Civiles, 1999. Kelvin Santiago Valles. Vigilando, administrando y patrullando a Negro y trigueños: del cuerpo del delito al delito de los cuerpos en la crisis del Puerto Rico urbano contemporáneo. Bordes, no. 2, 1995: 28-42. Francisco Rivera Batiz, “Color in the Tropics: Race and Economic Outcomes in the Island of Puerto Rico, Ponencia presentada en el Centro de Estudios Avanzados de Puerto Rico y el Caribe, marzo de 2005.” Cámara de Representantes del Estado Libre Asociado de Puerto Rico. “Informe sobre la Resolución de la Cámara 2218, sobre el discrimen racial existente en Puerto Rico, septiembre de 2002”. Preparado por Ana Irma Rivera Lassén.