FENOLOGIA DE ALGODÓN
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UNIVERSIDAD NACIONAL DEL NORDESTE
FACULTAD DE CIENCIAS AGRARIAS
DEPARTAMENTO DE BOTÁNICA Y ECOLOGÍA
CÁTEDRA DE AGROCLIMATOLOGÍA
Fenología del Algodonero
REVISIÓN BIBLIOGRÁFICA
Ing. Agr. (Dr.) Juan Prause – Ing. Agr. Jorge García
AÑO 2013
1

Introducción.
La actual clasificación sistemática del algodonero es la que siguiente
(comunicación personal Dra. Gabriela López, 2013): Angiospermas; Core
Eudicotiledóneas; Rosideas; Malvideas; Malvales; Malváceas; Malvoideas;
Gossypiumy la especie cultivada y explotada comercialmente es
Gossypium hirsutum L.planta perenne, pero que se la cultiva como anual y
su denominación proviene del árabe “al qatn” que pasó al castellano como
“algodón”.
Su lugar de origen no es muy preciso puesto que las evidencias
arqueológicas reconocen su presencia en telas pertenecientes a pueblos que
habitaban alrededor del año 3000 A.C. en China, India y Pakistán, pero
también se encontraron vestigios en poblaciones americanas con una
antigüedad de 5000 años A.C. Para los aztecas se denominaba “ichcatl” y
para los mayas “pitz” y en la región noroeste de Argentina el vocablo
diaguita para el algodón es “utcu”. Las misiones jesuíticas establecidas en
el norte argentino y en la región guaranítica también contribuyeron a un
fuerte desarrollo de la industria del algodón, cuya expresión autóctona en
guaraní es “mandiyú” y en toba “gualok”. Ello hace pensar que se trate de
una planta que ha crecido simultáneamente en varios lugares del planeta,
domesticada en distintas civilizaciones y épocas (Larramendy y Pellegrino,
2005).El algodón crece satisfactoriamente en un amplio rango de
condiciones debido a la plasticidad morfológica de la planta, adaptándose a
ellas ya sea acortando, alargando o interrumpiendo su periodo de floración
efectiva. El crecimiento y desarrollo del algodón es muy predecible. El
tiempo requerido para pasar por los estadios de crecimiento de la planta es
muy consistente, producto de la interacción de la genética más el ambiente
(García, 2012)
2

Las precipitaciones, temperaturas, latitud y altitud son los factores
dominantes del clima que influyen en el crecimiento y desarrollo de la
planta de algodón. La latitud y altitud, a través de sus efectos en la
temperatura diurna y nocturna, establecen la duración máxima del ciclo.
Otros componentes como la longitud del día y la heliofanía son
dependientes de la latitud. La humedad y la nubosidad alteran
sustancialmente la cantidad de radiación solar.
La zona algodonera argentina está constituida por dos regiones
principales (INTA, 2005): “región de secano” (85-90% de la superficie de
siembra) y de “regadío” (10-15%). La primera constituida por la provincias
de Chaco, Formosa, Corrientes, Entre Ríos, Norte de Santa Fe, Este de
Santiago del Estero y la segunda por parte de Santiago del Estero, Norte de
Córdoba, Salta, Catamarca, San Luis y La Rioja.
Esta amplia superficie de siembra da una idea de la diversidad de
ambientes en que se cultiva algodón en nuestro país y de la plasticidad que
tienen las variedades cultivadas, adaptándose a las condiciones ambientales
ya sea acortando, alargando o interrumpiendo su fase fenológica de
floración efectiva. No obstante, la siembra debe realizarse en el período en
que las temperaturas y precipitaciones permitan el mejor crecimiento y
desarrollo del cultivo en todo su ciclo. En las áreas algodoneras argentinas
el período óptimo de siembra va desde los primeros días de octubre a fines
de noviembre y sería dentro de este período donde debería concentrarse la
siembra en una región (INTA, 2008).
Morfología de la planta.
La planta de algodón en pleno desarrollo presenta un tallo principal
con ramificaciones, cuyo número y extensión responden tanto a factores
genéticos como ambientales (Arturi, 1984).
El sistema radical está integrado por una raíz pivotante y una masa
de ramificaciones laterales que constituyen la estructura principal de
3

absorción y anclaje. Con un crecimiento promedio de 2cm diarios, en una
planta madura el pivote central puede alcanzar 2,50 a3 metros de
profundidad. La estructura de la parte aérea se asienta en un tallo principal,
erguido, flexible, cuya altura oscila por lo general entre 1 y 1,50 metros, y
en un corte transversal muestra la corteza de estructura fibrosa y un cilindro
central de madera blanda integrado por el sistema de vasos de conducción.
Los dos cotiledones se insertan en nudos basales, opuestos que por su
proximidad toman la apariencia de un nudo único; en cada uno de los
nudos siguientes aparece una hoja que se ubican alrededor del tallo con una
filotaxia ordenada en espiral. En cada nudo se encuentran además 3 yemas
por nudo, una central y dos laterales, de las cuales la que se activa
normalmente es la central (Mondino, 2012). Las yemas de los primeros
nudos dan ramas vegetativas y desde el nudo 6 generalmente se diferencia
la primera rama reproductiva o fructífera. Esto varía, ya que es un carácter
genético o varietal, por lo cual pueden aparecer antes, en el nudo 4 o 5 en
las variedades muy precoces, o más tardíamente en el nudo 7 u 8 en las
variedades de ciclo intermedio a largo, sin embargo, una vez que se
diferencia una rama fructífera a partir de entonces todos los nudos
subsiguientes darán origen solo a ramas fructíferas y se pueden desarrollar
ramas vegetativas en los nudos basales, a menos que se rompa por algún
motivo la dominancia apical (pérdida del meristema de crecimiento del
tallo) y la estructura de la planta se altere completamente.
Las ramas vegetativas surgen del tercio inferior del tallo, con
crecimiento monopodial y de sus nudos pueden originarse, a su vez, ramas
fructíferas, portadoras de flores. Por daños producidos en el meristema
terminal, se pueden desarrollar ramas vegetativas en la parte superior del
tallo.
Las ramas fructíferas, que nacen del tallo principal y de las ramas
vegetativas, se caracterizan por presentar un desarrollo de tipo simpodial,
4

debido a que cada segmento o entrenudo, es el producto de una yema
distinta. En cada nudo aparece una flor, una hoja y una yema. De esta yema
se origina el siguiente entrenudo, cuyo crecimiento concluirá a su vez con
una flor, acompañada por una hoja y una yema. Las ramas fructíferas
tienden a aparecer en las posiciones superiores del tallo principal y
presentan una apariencia zigzagueante como consecuencia del desarrollo
simpodial (Figura 1).
Figura 1: Rama fructífera o reproductiva con frutos en diferentes estadios de desarrollo.
Tanto el tamaño como la forma del limbo de las hojas, son muy
variables, no solo dentro de cada especie, sino incluso en una misma planta.
La mayoría de las hojas presentan cinco lóbulos bien definidos, a veces
reducidos a tres. La superficie suele estar cubierta de cierta pubescencia,
cuya densidad es una característica genética. Frecuentemente presentan
nectarios en la cara inferior de la lámina, ubicados sobre las nervaduras
principales. El largo del pecíolo guarda proporción con el tamaño del limbo
y generalmente de dimensión similar al del lóbulo central. A cada lado de
la inserción del pecíolo, en el tallo, hay dos pequeñas estípulas u hojas
rudimentarias.
La flor se halla protegida por tres hojas triangulares modificadas,
denominadas brácteas. Presenta un cáliz de cinco sépalos soldados, que
5
Hoja caulinar
Tallo Principal
Hojas simpodiales
Bocha desarrolladaBocha pequeña
Flor blanca
Pimpollo

rodea la base de la corola, de forma acampanada con cinco pétalos, unidos
en su extremo basal (Figura 2).
Figura 2: Flor completa del algodonero.
El androceo constituido por una columna estaminal, estructura hueca
alrededor del cual se disponen los estambres. El gineceo integrado por tres
a cinco carpelos que forman el ovario que presenta tantas divisiones o
lóbulos como número de carpelos, cada uno conteniendo alrededor de 10
óvulos. El estigma es la prolongación de la columna estaminal, a la que
sobrepasa por algunos milímetros (Figura 3).
Figura 3: Corte longitudinal, permitiendo ver la ubicación de la calícula y la columna estaminal.
6

Luego de la fecundación se desarrolla el fruto o cápsula denominado
comúnmente “pera o bocha”, que cuando alcanza la maduración se abre a
lo largo de las líneas de unión de los carpelos (Figura 4).
Figura 4: Cápsula denominada comúnmente “bocha o pera”.
Al abrirse la cápsula, el algodón de cada lóbulo se expande aflorando
como una masa esponjosa, denominado “capullo”. El peso promedio del
capullo, o sea el contenido de algodón (fibra más semilla) es de 3 gramos
aproximadamente según variedades, ambiente y condiciones de cultivo
(Figura 5).
Figura 5: Cápsula abierta con el capullo de algodón.
7

En cada lóbulo de la cápsula se forman en promedio de 6 a 9 semillas
de 1cm de largo aproximadamente, recubierto de fibras de longitud
variable. El interior de la semilla está ocupado casi totalmente por el
embrión que dará origen a tallos, hojas y la raíz primaria y los dos
cotiledones, conteniendo las sustancias de reserva y se convertirán en las
dos primeras “hojas” de la plántula. Las fibras cubren la superficie de la
semilla y cada fibra es en realidad, un pelo de la semilla porque proviene
del crecimiento de una sola célula. Las células que adquieren pleno
desarrollo originan las fibras de utilidad textil, producto de principal valor
económico del algodón y la operación de separar la fibra de la semilla, se
denomina “desmote”.
Temperatura.
Por ser una especie subtropical, el algodón es muy sensible a
temperaturas inferiores a 11ºC. La temperatura mínima o temperatura base
para el crecimiento del algodón, es según los norteamericanos 15,5°C y
para los australianos 12°C. A partir de este valor y hasta aproximadamente
30ºC (temperatura del aire óptima) el crecimiento y desarrollo del algodón
se incrementa de manera lineal; para el crecimiento radical, el óptimo de
temperatura de suelo varía entre 29 y 35ºC.
Temperaturas del aire superiores a 30ºC no son benéficas para la planta
y pueden perjudicarla si las disponibilidades de agua en el suelo limitan la
evapotranspiración, pues provocan un estrés hídrico. Este puede causar
durante las horas de luz, un aumento considerable de la temperatura del
tejido vegetal por encima de 32ºC que restringe el crecimiento de la planta.
El algodón tenderá a mantener la temperatura de sus tejidos vegetales
entre 23 y 32 ºC, dentro del rango óptimo para su crecimiento y
fotosíntesis. Esto lo logra abriendo los estomas de las hojas, permitiendo
que el agua se evapore cuando la temperatura del aire y la luz solar
calientan los tejidos de las plantas. Así, en una tarde seca y calurosa, en un
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cultivo de algodón bien provisto de humedad, los tejidos vegetales
presentan una temperatura en general 6 °C más baja que la del aire (Hake
and Silvertooth, 1990)
Las temperaturas nocturnas disminuyen notoriamente con la altitud, de
manera que cuando el algodón crece en lugares elevados las plántulas o
bochas tardías corren riesgo de dañarse por frío o heladas. Las heladas
provocan la muerte del tejido foliar y, si son de duración suficiente,
impiden la apertura posterior de la bochas. El daño por frío lo producen
temperaturas entre 0 y 10ºC como consecuencia de la disminución de la
actividad funcional en varios niveles, tanto en semillas como en plántulas y
también perjudica el desarrollo de la fibra al final del ciclo. El daño por frío
también puede producirse al inicio del ciclo, sobre todo en siembras muy
tempranas, y afectan el ritmo de crecimiento de la plántula (daño por frío o
“días de shock por frío”).Se encontró que la temperatura mínima diaria
inferior a 11 ºC daña las plantas de algodón, resultando en un retraso en el
crecimiento al día subsiguiente, independientemente de la temperatura
máxima (Constable and Shaw, 1988).
La altitud puede ser favorable en los meses de verano porque las
temperaturas más bajas durante la noche permiten que la planta disminuya
su temperatura por debajo de 26ºC acercándose a la óptima nocturna (18 a
21ºC). Cuando las temperaturas nocturnas superan los 26.5ºC se produce
esterilidad del polen.
En resumen, la temperatura afecta la producción de algodón de diversas
maneras: determina la fecha o el periodo de inicio de la siembra, y afecta la
tasa de crecimiento de la planta y su desarrollo, la calidad de la fibra y la
longitud del ciclo de cultivo (Constable and Shaw, 1988).
9

Fases Fenológicas del Algodonero.
El Instituto Nacional de Tecnología Agropecuaria se basa en la Escala
Fenológica de Poisson, J. A. (INTA, 2010):
V Estados Vegetativos
V1 Siembra a emergencia
V2 Emergencia
V3 3º hoja verdadera desplegadaR Estados Reproductivos
R1 Aparición del Primer Pimpollo
R2 1º Flor blanca – Plena FloraciónM
M1 Primera Cápsula abierta
M2 60% de Cápsulas abiertas
Fuente: INTA, 2010. Algodón. Manual de Campo. Ediciones INTA.
Como especie termodependiente, el algodón necesita acumular cierta
cantidad de Unidades Calóricas o Grados Días (GD) para que se cumplan
las etapas del crecimiento y desarrollo. La temperatura acumulada en un
día, puede ser medida en Grados Días.
Grados Días se define como la cantidad de calor que se acumula
durante 24 horas y describe el crecimiento potencial del algodón,
permitiendo evaluar y predecir las condiciones de desarrollo del cultivo.
10

Esta unidad térmica es una medida de la energía disponible para el
crecimiento y una manera simple de calcular los Grados Días es usando la
siguiente fórmula (USA):
DD60= (Temp. máx. del día + (Temp. mín. del día) – 15,5
2
Y los Grados Días usando la fórmula australiana:
DD= (Temp. máx. del día + (Temp. mín. del día) – 12
2
11

Termodependencia: cálculo de Grados Días o Unidades Calóricas
Días Máxmas Diarias
Mínimas. Diarias
Promedio
(máx+mín)/2
Unidades calóricas o
DG 60
Días Grado Acumulado
s
Unidades calóricas o
DG 12
Días Grado Acumulado
s
1 27 18 22,5 7 7 10,5 10,5
2 30 20 25 9,5 16,5 13 23,5
3 29 19 24 8,5 25 12 35,5
4 32 21 26,5 11 36 14,5 50
5 35 22 28,5 13 49 16,5 66,5
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Al ser la temperatura el factor principal que condiciona el progreso
normal de la planta, se la considera una especie termodependiente. En
función de este elemento del clima, se manifiestan las distintas Fases
Fenológicas, considerándose en el ciclo anual del cultivo las siguientes:
Estadío del Cultivo Unidades Calóricas o DG 60
Siembra a Emergencia 50 a 60
Emergencia a Primer Primordio 425 a 475
Emergencia a Primera Flor 825 a 875
Emergencia a Plenitud de Floración 1385 a 1435
Emergencia a 1ra. Bocha abierta 1700 a 1750
Emergencia a 60% Bochas abiertas 2180 a 2230
Fuente: Oosterhuis, D. M. 1990. Growth and Development of a Cotton plant. In: W.N. Miley and D. M. Oosterhuis (eds.).
Germinación-Emergencia.
Una vez que la semilla es colocada en el suelo, la humedad circundante
es absorbida a través del tegumento. El contenido de humedad se
incrementa desde 6 a 10 % hasta aproximadamente 50 % en 5 horas,
produciéndose la mitad de este incremento en los primeros 30 minutos. La
raíz primaria (radícula) comienza a crecer alargándose a través de la
micrópila, penetrando en el suelo.
La germinación requiere 18.3ºC de temperatura tomada a las 8:00 horas
de la mañana a la profundidad de 10-15 centímetros y durante 5 días
13

consecutivos. El ápice radical es extremadamente sensible al daño por frío,
por consiguiente, exposiciones a temperaturas de suelo inferiores a 10ºC
dentro de los dos días posteriores a la siembra dañarán el ápice. Las
plántulas dañadas por bajas temperaturas mueren o fallan en el desarrollo
de las raíces primarias normales.
Seguido a la elongación inicial de la raíz, el hipocótilo comienza a
alargarse formando un bastón mientras empuja los cotiledones hacia arriba
a través del suelo (Figura 6).
Figura 6: Plántulas en estado de emergencia, a la izquierda plántula emergida desplegando los cotiledones.
Una vez emergidos los cotiledones, situados directamente opuestos, se
expanden tornándose verdes y abastecen a las plántulas hasta que se
despliegan las primeras hojas verdaderas (Figura 7).
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Figura 7: Plántulas con cotiledones totalmente desplegados y apareciendo la primer hoja verdadera.
La raíz primaria pivotante, con aproximadamente 15 a20 centímetros de
longitud, comienza su ramificación lateral. Al final del ciclo la raíz de una
planta adulta de algodón puede alcanzar una profundidad de3 metros en un
suelo sin limitaciones físicas.
Se requiere una acumulación de 50 a 60 Unidades Calóricas para que se
cumpla el subperíodo de germinación-emergencia del algodón y si las
condiciones ambientales son favorables, la emergencia ocurre entre los5 a
15 días siguientes a la siembra. Una manera de determinar si la temperatura
ambiente es favorable para la siembra, es mediante el cálculo de GD
durante 5 días consecutivos y si se obtienen:
10 GD o menos es desfavorable para la siembra.
11 a 15 GD es ligeramente aceptable.
16 a 20 GD es satisfactorio.
> 20 GD es ideal para la siembra.
15

Cuando la semilla requiere más de 10 días para emerger es indicativo
que experimentó temperaturas bajas, inferiores al umbral térmico y
probablemente se habrán producido daños por frío. Investigaciones a
campo sugieren que por cada día de retraso en la emergencia mas allá de
los primeros 10 días, el rendimiento potencial disminuye aproximadamente
0.7% con una pérdida máxima de 13% cuando el algodón emerge después
de 28 días.
Los productores deben cuantificar las condiciones óptimas para sembrar
con la siguiente información: i) calidad de la semilla determinadas por los
test de germinación; ii) los GD calculados durante los 5 días siguientes a la
siembra; y iii) tomar la temperatura de suelo a la profundidad de siembra
durante 5 días consecutivos.
Efectos de la temperatura del suelo durante el subperíodo siembra-emergencia del algodón
Temperatura mínima del suelo a 10
cm(ºC)
% de emergencia y supervivencia de plántulas
Días a emergencia total
10 56 29
14 73 17
18 90 5
Semillas de buena calidad y temperaturas del aire cálidas no son
suficientes para una óptima germinación y emergencia, si el suelo está frío,
ya que el algodón no germina cuando la temperatura del suelo es inferior a
14ºC; por lo tanto hay que evitar la siembra cuando la temperatura del
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suelo a 10-15 cm de profundidad, está por debajo de este valor crítico,
factor a considerar especialmente en siembras tempranas y con el sistema
de siembra directa (Figura 8).
Figura 8: Emergencia del algodonero en un lote de siembra directa sobre rastrojo de maíz.
Temperaturas de suelo por debajo de 10ºC provocan daños por frío al
algodón cuando la semilla está absorbiendo agua, y la viabilidad de la
semilla podrá perderse o la raíz principal se verá permanentemente
afectada. Los daños por frío que se producen durante los primeros 5 días
posteriores a la siembra, reducen el crecimiento de la planta y afectan los
rendimientos potenciales del algodón, por lo tanto, se debe evitar la
siembra cuando se pueda estimar una marcado descenso de la temperatura
por debajo de los 10ºC durante los días siguientes a la siembra (Figura 9).
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Figura 9: De izquierda a derecha: Semilla recubierta por el tegumento; Radícula emergiendo; Cotiledones cubiertos por el tegumento (hipocótile y radícula); Emergencia del hipocótile (cotiledones y tegumento separados); Plántula emergida (meristema apical, cotiledones expandidos y raíces laterales). Fuente: Avdancing Cotton Education, National Cotton Council.
Primer Pimpollo.
Aproximadamente 50 GD después de la emergencia, la primer hoja
verdadera se despliega y el tallo principal comienza a crecer. El futuro
crecimiento de la planta de algodón se origina desde la yema apical que se
encuentra oculta entre los cotiledones. La división celular que tiene lugar
en esta yema apical conduce al desarrollo de nudos, entrenudos y hojas del
tallo principal, produciendo también yemas laterales de ramas vegetativas y
fructíferas localizadas en los nudos del tallo principal.
Luego de la aparición de la primera hoja verdadera, cada 50-60 GD se
despliegan hojas en cada nudo del tallo principal, en forma alternada en un
lapso de tiempo que varía entre los 3 a 7 días dependiendo de la
temperatura ambiente.El crecimiento de la planta de algodón cesa cuando
el promedio de temperaturas diarias disminuyen por debajo del umbral de
15,5ºC. Mientras las temperaturas aumenten por encima de ese umbral
crítico, el ritmo de crecimiento de la planta se incrementa hasta un nivel
óptimo.
Algunos investigadores (El-Zik, 1982; Oosterhuis y Jernstedt, 1999)
indican que podría ser una temperatura en el tejido vegetal de 32ºC y que
más allá de éste valor, la tasa de crecimiento declina.
18

El efecto de las temperaturas altas diurnas sobre el rendimiento del
algodón dependerá de la disponibilidad de humedad en el suelo, y del
estado de desarrollo del cultivo. Cuando la temperatura máxima del aire
esta alrededor de 37 ºC es seguro que la mayor parte de las horas diurnas,
son favorables para un rápido crecimiento (32 a 35 ºC en el aire, 29 a 30 ºC
en los tejidos de la planta), siempre y cuando la planta obtenga suficiente
humedad para “enfriarse” a sí misma. Trabajos realizados en Arizona, por
ejemplo, indican que con temperaturas máximas diarias de 40 ºC, no hubo
efecto negativo sobre el rendimiento, en algodones bien regados y provistos
de agua en el suelo en forma continua (Hake and Silvertooth, 1990).
Las ramas vegetativas generalmente se desarrollan en los nudos
inferiores y se enumeran según el orden de aparición de las mismas, a partir
del denominadonudo cerodenominado de esta forma, porla cicatriz que
dejaron los cotiledones al desprenderse del tallo principal.
La primera rama fructífera se desarrolla generalmente a partir del nudo
número 5 o 6, pudiendo variar hasta el nudo número 9 dependiendo de la
variedad, densidad de siembra y de las temperaturas del aire que suceden a
la emergencia. Condiciones adversas del tiempo durante las primeras
semanas posteriores a la emergencia, como ser noches frías con menos de
16 ºC o días con altas temperaturas nocturnas por arriba de los 27 ºC
(nictotemperaturas), pueden provocar la aparición de la primera rama
fructífera de 1 a 3 nudos más arriba de lo esperado.
En las ramas fructíferas se diferencian pimpollos, flores y cápsulas
(denominadas comúnmente bochas o peras) (Figuras 1 y 4). Las posiciones
fructíferas también se enumeran, considerando como primera posición la
más cercana al tallo principal (Figuras 1 y 18).
Luego de la acumulación de 450 GD (40 a 60 días posteriores a la
emergencia) el primer botón floral se hace visible. La aparición de esta
primera posición marca la ubicación de la primera rama fructífera y con la
19

acumulación de otros 50 GD adicionales, un pimpollo en primera posición
aparece en una nueva rama fructífera, ubicada en el nudo superior siguiente
del tallo principal.Otros pimpollos aparecen en la segunda y tercera
posición en la misma rama fructífera a intervalos de aproximadamente 100
GD.
Figura 10: Cultivo en inicios de pimpollado, plantas con 6 a 8 hojas verdaderas, la flecha señala un pimpollo de tamaño intermedio.
Simultáneamente, la raíz principal continúa su crecimiento
descendiendo a un ritmo equivalente de 2,5cm por día, dependiendo del
tipo de suelo, contenido de humedad y del grado de compactación, es decir,
sin limitaciones físicas que impidan su penetración en profundidad. Desde
la raíz principal, las raíces laterales crecen a un ritmo de 1,3 cm por día; y
su mayor densidad radical se halla por encima de los 60 cm de profundidad
(Figura 11).
20

Figura 11: Desarrollo radical del algodonero en las etapas tempranas (Oosterhuis, 1990).
Primera Flor Blanca
El tiempo que transcurre entre el primer botón floral visible y la primera
flor blanca abierta es de aproximadamente 3 a 4 semanas (450 GD),
dependiendo de la variedad, la temperatura y densidad de siembra. Esto
significa que la primera flor blanca aparece aproximadamente a los 900 GD
desde la emergencia (Figura 12).
Las flores blancas son polinizadas en la mañana que se abren y se tornan
rosadas por la tarde o al día siguiente. Dentro de los 3 a 5 días posteriores a
la polinización los pétalos se vuelven rojo oscuro, se deshidratan y
finalmente caen, dejando a la vista la pequeña cápsula, bocha o pera.
Los óvulos son fertilizados dentro de las 30 horas siguientes a la
polinización dando origen al crecimiento y desarrollo de las semillas, fibras
(pelos) y paredes de las cápsulas. Durante el comienzo de la floración, el
tallo principal continúa creciendo por alargamiento de los entrenudos y
adicionando nuevos nudos, hojas, y pimpollos. Las raíces siguen
expandiéndose en el suelo, alcanzando su máxima longitud con 1000 GD
21

acumulados (aproximadamente una semana después de la primera flor
blanca).
El cambio del balance entre el crecimiento vegetativo y reproductivo es
extremadamente dinámico, sujeto a múltiples factores. Si las condiciones
ambientales son excelentes, el crecimiento vegetativo vigoroso inclina el
balance hacia una mayor estructura de fuentes (mayor crecimiento de
órganos vegetativos, las “fábricas” de fotosintatos). Sin embargo, los
distintos stress ambientales, reducen el vigor vegetativo de la planta, y en
consecuencia, la habilidad de soportar su carga reproductiva. El aborto de
pimpollos, reduce el desarrollo de destinos reproductivos iniciales y
disminuye la demanda de carbohidratos desde las fuentes. En el otro
extremo, una alta retención de pimpollos y un bajo vigor inicial, generan
una alta demanda de carbohidratos pero sin una fuente adecuada. (Guthrie
et al, 1994)
Figura 12: Plantas de algodonero en estado de primera flor.
22

Pico de Floración.
Este subperíodo se alcanza aproximadamente a las 3 semanas del inicio
de la floración y la planta de algodón cambia de una fase de crecimiento
vegetativo en el que fue incrementando su altura aproximadamente 2,5cm
por día, a otro explosivo para volverse eficiente en la fijación de bochas.
Mientras se forman y retienen más bochas, los nutrientes y carbohidratos
que estaban disponibles para el crecimiento del tallo y raíces son utilizados
en la fase reproductiva, causando en consecuencia el cese gradual del
crecimiento vegetativo.
Normalmente cerca de 10 ramas fructíferas se han desarrollado antes
que comience esta disminución del ritmo de crecimiento. El momento de
este cambio es crítico para el rendimiento, pues tanto las raíces como las
hojas tienen una vida funcional limitada de 30 a 50 días, por lo tanto las
bochas que son fijadas durante el fin de la floración dependerán de la edad
del sistema radical y hojas, para proveerse de nutrientes y carbohidratos
(Figura 13).
Cuando la fase de crecimiento explosivo se retrasa, el resultado de un
crecimiento vegetativo excesivo significará una maduración retrasada,
reducción en los rendimientos y baja calidad de fibra.
23

Figura 13: Planta desprovista de hojas mostrando las ramas fructíferas con pimpollos y flores en las posiciones superiores y externas de cada rama y bochas en distintos grados de desarrollo en las posiciones basales e internas de las ramas.
Primera Bocha Abierta
Durante este periodo, las plantas de algodón continúan desarrollando
nuevos pimpollos y bochas mientras maduran las que ya fueron fecundadas
(cuajadas) previamente. La diversidad de estados de fructificación y la
variación en los requerimientos de nutrientes, luz y protección contra
plagas distingue el fin de floración, como uno de los periodos más
complejos para conseguir el máximo rendimiento y calidad. El fracaso en
el suministro de necesidades en cualquiera de los estados de fructificación,
significará la reducción de los rindes y la calidad del algodón.
Cerca del fin de floración, el tallo principal y el sistema radical
generalmente dejan de crecer si están presentes bochas grandes. Las bochas
24

en desarrollo (15 a 35 días de edad), tienen los mayores requerimientos de
nutrientes y carbohidratos y por consiguiente el máximo número de bochas
retenidas, estará limitado por la capacidad del área foliar para producir
carbohidratos. Cualquier estrés que ocurra durante el fin de floración
reducirá las funciones de las hojas y disminuirá el número de bochas que la
planta pueda retener. Si el estrés ocurre como resultado de temperaturas
nocturnas cálidas o de tiempo caluroso y nublado, las bochas jóvenes
caerán, pero una vez que la bochas existentes hayan madurado, puede
recuperarse la retención de bochas jóvenes si el sistema foliar está sano y
activo.
Al final de la estación, cuando la demanda de carbohidratos por las
bochas en desarrollo consume las reservas disponibles, el número de nudos
arriba de la flor blanca decrece hasta llegar a 5 y el crecimiento terminal de
la planta cesa. Este estado es llamado cut-outy se hace evidente por la
aparición de la flor blanca en primera posición cerca del ápice de la planta
(Figura 14).
De esta manera con 5 nudos arriba de la flor blanca, aproximadamente
el 98% del total de las bochas cosechables han sido retenidas en la planta.
25

Figura 14: La última flor blanca en la primera posición de la rama tiene sólo cinco ramas encima de ella, la planta entró técnicamente en cut-out.
El peso de las cápsulas es un factor de rendimiento, que se define en
estadios posteriores al fin de floración efectiva o cut-out (corte fisiológico).
El momento oportuno del cut-out es crítico para los rendimientos y calidad,
si éste ocurre muy temprano, el cultivo no puede tomar por completo las
ventajas de la estación disponible. Por el contrario, un cut-out tardío, está
asociado con pobre retención de bochas tempranas, resultando así en una
buena cosecha demorada. En siembras tardías, donde las condiciones de
alta nubosidad generan bajas tasas de radiaciones fotosintéticamente
activas, es probable obtener cápsulas de menor peso. Por lo tanto las
condiciones durante el cut-out determinarán el peso final de las cápsulas
(Figura 15).
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Los máximos rendimientos están asociados con la retención sostenida
de bochas cerca del tope de la planta y para alcanzar los máximos
rendimientos, deben cubrirse durante fin de floración, las necesidades de
los siguientes estados fructíferos:
i) La retención de pimpollos requiere excesiva producción de
carbohidratos acompañado de protección contra daños de insectos.
ii) Las bochas jóvenes requieren alta insolación en la hoja contigua y un
adecuado suministro de carbohidratos para su retención.
iii) Las bochas que se están desarrollando aún, requieren un sistema
radical activo y adecuada superficie foliar para proveer nutrientes y
carbohidratos, a los efectos de lograr peso de semilla y fibra.
iv) Se necesita ambiente seco para permitir temprana posiciones,
maduración y apertura de bochas rápida.
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Figura 15: Plantas en estado de “cut-out” o corte fisiológico.Se observan las flores abiertas en la parte superior del tallo, con 4 a 5 nudos por encima de la última flor blanca en primera posición.

60 a 70 % Bochas Abiertas (defoliación).
La defoliación (deshidratación y remoción completa del área foliar por
medios químicos) prepara el cultivo para la cosecha. Los defoliantes son
productos químicos que aceleran la formación de la capa de abscisión entre
el pecíolo y el tallo, ya que las hojas no solo interfieren con la cosecha, sino
también adicionan basura y humedad al algodón cosechado, limitando el
tiempo de almacenamiento de la semilla e incrementando las dificultades y
costos del desmote. Por otra parte se hace necesario diferenciar de los
denominados “maduradores” que son productos hormonales que aceleran la
apertura de las cápsulas.
Uno de los principales factores a tener en cuenta para una eficiente
defoliación es la cantidad de rebrote (crecimiento vegetativo) que se
produce al terminar el ciclo del cultivo. Una vez que el defoliante está
absorbido en la hoja, su actividad depende de la temperatura. La tasa de la
reacción química se duplica por cada grado centígrado de incremento de la
temperatura del aire.
El momento oportuno para la defoliación se basa en una o más de las
siguientes consideraciones (Manual de Cultivo de Algodón, Bayer
CropScience):
1.- El método más común es calculando el porcentaje de cápsulas abiertas y
consiste simplemente en contar todas las cápsulas cosechables y estimar el
porcentaje de cápsulas abiertas. Se aplica el defoliante cuando el porcentaje
de cápsulas abiertas se encuentra entre el 60 y 70%.
2.- Otro método se basa en el concepto que dice que cápsulas localizadas
cuatro ramas encima del último capullo, están maduras, es decir ya
completaron su peso y calidad máxima. El método consiste en identificar el
último capullo abierto y la última cápsula cosechable en primera posición
de ramas del tallo principal (Figura 16). Se cuenta el número de ramas
existente entre estos dos frutos: Si este número es cuatro ramas o menos, el
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cultivo está listo para la defoliación; si el número es 5 o mayor, se sugiere
no defoliar en esta fecha.
3.- Otro método para determinar la maduración del cultivo es identificando
la última cápsula cosechable producida en ramas del tallo principal y
usando una navaja filosa, procurando cortar ésta cápsula por la mitad. Si
logra cortarla, esto significa, que la cápsula no está madura. Entonces, si el
10% o más de las cápsulas cosechables no están maduras (fueron cortadas),
se recomienda no realizar la desfoliación (Figura 17).
Figura 16: Estructura gráfica de la planta de algodón para la aplicación del defoliante.
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Figura 17: Diferentes estados de desarrollo de frutos de primera posición, cortados transversalmente, desde uno totalmente maduro listo para abrir en el extremo derecho, hasta el que presenta el menor grado de madurez en el extremo izquierdo (National Cotton Council, 2007).
La técnica del cuchillo filoso: cortar bochas con un cuchillo filoso es
un buen método para determinar la madurez de las bochas al final del ciclo.
La observación de la semilla en corte transversal de las bochas seccionadas,
nos muestran signos de madurez o inmadurez: la presencia de líquidos
gelatinosos alrededor de la semilla, la consistencia acuosa en el interior del
fruto, los cotiledones de color blanquecino (en lugar de un color
amarillento verdoso) y el tegumento de las semillas de color claro (en lugar
de marrón oscuro) son todos signos de inmadurez (Prona; Banks; Hake; et
al., 1996)
Registros Fenológicos a campo.
Se toman los datos al menos 1 vez por semana, en puntos de muestreo
semi-fijos distribuidos en forma representativa. Se mide: altura de planta,
número de nudos en el tallo principal, relación altura-nudos, longitud
últimos 4 nudos, pimpollos/m, bochas/m y cápsulas abiertas/m (Figura 18).
Además se registran: fecha del primer pimpollo, fecha de la primera flor
blanca, nudos a la primera rama fructífera, nudos arriba de la flor blanca,
fecha del cut-out y nudos sobre la cápsula madura.
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Se grafican los resultados que se utilizan para realizar estimaciones
agronómicas y decisiones de manejo, detectar oportunidades y hacer
correcciones en temas como fertilización, riego, uso de reguladores,
manejo de plagas, etc.
Relación Altura / Nudos.
Se calcula esta relación dividiendo la altura por el número de nudos en
el tallo principal. El valor indica el grado de stress que la planta tuvo que
soportar en su crecimiento, ya que el número de nudos no disminuye con
los diversos tipos de stress, sin embargo sí lo hace la altura de la planta.
Como regla general se puede considerar estos rangos como orientativos
de una planta en crecimiento normal (sin stress):
* Etapa vegetativa: 1,25 a1,90 cm /nudo.
* Inicio de pimpollado: 1,90 a 3,00 cm/nudo.
* Pleno pimpollado a 1ra. Flor: 3,00 a 4,35 cm/nudo.
* Floracion temprana: 4,35 a 5,00 cm/nudo.
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Figura 18: Estructura de la planta del algodonero.
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Mapeo de Plantas.
El principal objetivo del mapeo de plantas es calcular los porcentajes de
retención de frutos en las primeras posiciones de cada rama fructífera. En
base a esta información se pueden estimar rindes, detectar problemas de
retención de frutos, tomar decisiones correctivas de manejo, evaluar
diferentes variedades, ambientes, etc.
Hay diversos modelos de mapas para usar a campo, pero todos dan una
“fotografía” del cultivo, a diferencia del monitoreo fenológico que permite
hacer una evaluación del desarrollo a lo largo del ciclo.
Estimación de rendimientos de algodón en precosecha. (mapeo de
posiciones reproductivas) (cápsulas de 2 a2,5 cm de diámetro). (INTA,
2010).
Momento: a partir del Estado Fenológico M1: “apertura de primera
cápsula”. Aproximadamente a partir de los 110 días de la siembra.
Resumen: promedio de varios sitios representativos de recuentos de
cápsulas por metro cuadrado, multiplicados por el peso promedio y llevado
a kg/ha.
Procedimiento: Recuento de cápsulas sanas en un metro lineal de surco,
en varios sitios representativos, el valor obtenido se multiplica por los
metros lineales de surco que hay en una hectárea. El resultado nos refleja el
número de cápsulas en 10.000 m2. Luego se multiplica este valor por el
peso promedio de cápsulas, que puede elegirse entre 2,5; 3,0 y 3,5 gramos
y se obtiene el rendimiento en Kg/ha de algodón en bruto.
Por ejemplo, si el cultivo se encuentra sembrado a un metro entre
surcos, (siembra convencional), habrá 100 m x 100 lineos a 1,00 m de
distanciamiento entre surcos, que es igual a 10.000 m lineales de surcos en
una hectárea.
El recuento del número de cápsulas por metro se debe repetir en al
menos 4 sitios de 1 metro representativos por hectárea, y obtener un
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promedio. Este número es variable considerando la uniformidad del lote y
del surco donde se realiza el recuento. Cuanto mayor es la cantidad de
sitios se obtiene mayor precisión en la estimación. En caso de estimar lotes
de más de 100 hectáreas, es conveniente recorrer el lote y seleccionar una
mayor cantidad de sitios representativos según superficies.
Precipitaciones.
Con respecto a las necesidades de agua según el clima y la duración del
período vegetativo total, la planta de algodón necesita entre700 a 1.300 mm
para atender sus requerimientos hídricos. Como mínimo 500 mm de agua
(por lluvias o riego) son requeridos para producir un cultivo de algodón.
Según FAO 1984, para que el agua no sea un factor limitante en términos
de rendimientos, el algodón necesita entre 550 y 950 mm durante todo el
ciclo distribuidos en forma consistente y regular (FAO, 1984).
Al principio del período vegetativo, las necesidades de agua son
reducidas, próximas al 10% del total. Durante el período de floración los
requerimientos son elevados estando entre el 50 y el 60% del total.
No obstante, la planta de algodón dispone de varios mecanismos para
asegurar su supervivencia durante una sequía: incrementando el
crecimiento de la raíz a expensas de las hojas; abortando bochas pequeñas,
hojas viejas y pequeños pimpollos. También su condición de planta
perenne, hace que dependa de la raíz, pudiendo rebrotar de la base del tallo
luego de una sequía o frío.
Aunque estos mecanismos son ventajosos, la extrema sensibilidad
durante floración de las bochas más pequeñas determina que la fecha de
siembra debe cambiarse, para coincidir con las precipitaciones de una
determinada zona, ya que un déficit hídrico en esta etapa, puede detener
completamente el crecimiento de la planta, observándose una decoloración
del tallo y un color verde azulado en las hojas.
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Las plántulas son muy sensibles al exceso de lluvias pues además de
enfriar el suelo reduce su concentración de oxígeno, limita el desarrollo
radical y del cultivo en general, provocando la aparición de hojas pequeñas
y entrenudos cortos, y si el exceso se convierte en anegamiento por varios
días seguidos esto puede conducir al marchitamiento y muerte de las
plantas por falta de oxígeno en las raíces.
El período de apertura de bochas también es sensible a las lluvias puesto
que promueve la pudrición de las cápsulas y de la fibra en las bochas
abiertas, conduciendo a pérdidas de calidad. Las lluvias o riegos
inoportunos, tanto como el tiempo húmedo durante el fin de ciclo,
especialmente una vez que las bochas empezaron a abrirse, pueden
complicar la defoliación, reducir los rindes y la calidad, bajar el porcentaje
de desmote (Freeland et al., 2004), o favorecer el ataque de insectos plagas
y enfermedades, tales como la pudrición de cápsulas (Boyd et al., 2004).
Por ello debe intentarse que la apertura de bochas y la cosecha de algodón,
coincida con períodos secos. Si bien la temperatura establece los límites de
la estación, las precipitaciones determinan cuándo las condiciones son
favorables para el desarrollo y apertura de bochas.
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REQUERIMIENTOS HÍDRICOS DE ALGODÓN
SUBPERÍODOS mm/díaSiembra-Emergencia -
Emergencia-1º Pimpollo 1-2
1º Pimpollo- 1º Flor Blanca 2-4
1º Flor Blanca- Pico floración 3-8
Pico Floración-1º Bocha Abierta 8-4
Maduración 4
Fuente: Guide to Agricultural Meteorological Practices (World Meteorology Organization). 2010. Edition WMO -N° 134.
El stress hídrico causado por una manifiesta deficiencia de agua
disponible para el cultivo, manifiesta su efecto negativo reduciendo la
actividad fotosintética y acelerando la senescencia foliar (Constable and
Rawson, 1980). Un stress por sequía causa un severo derrame de pequeños
pimpollos, que resulta en una deficiente floración. El stress hídrico durante
los primeros 14 días luego de la antesis (fecundación), también produce el
derrame de estas pequeñas bochas, sin embargo pimpollos y bochas de
mayor tamaño ya no abortan tan fácilmente como tampoco lo hacen las
flores. Por lo tanto, aún bajo déficits hídricos severos, las plantas jóvenes
pueden continuar floreciendo. La falta de agua entre los 20 y 30 días
después de la antesis floral, resulta en bochas más pequeñas, y en menor
peso de las semillas (Guinn, 1998). Los déficits de humedad reducen el
crecimiento de las plantas, produciendo plantas pequeñas, con un área
foliar reducida. También pueden afectar el largo de la fibra, si el mismo es
severo y se produce poco tiempo antes de la floración.
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Agradecimientos:
Se destaca la colaboración de la Ing. Agr. (Dra.) Gabriela López por
sus aportes desde la Botánica Sistemática y Fitogeografía de la Facultad de
Ciencias Agrarias de la Universidad Nacional del Nordeste.
A los integrantes de la Cátedra de Agroclimatología de la Facultad
de Ciencias Agrarias de la Universidad Nacional del Nordeste, por su
dedicación a la Huerta Fenológica, que anualmente realiza de manera
conjunta con alumnos, en su calidad de ayudantes, becarios, adscriptos y
pasantes de nuestra Facultad.
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Bibliografía
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38

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