Fernández Segado, Francisco, La Justicia Constitucional Ante El Siglo XXI

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La justicia constitucional

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INSTITUTO DE INVESTIGACIONES JURÍDICAS Serie ESTUDIOS JURÍDICOS NÚM. 64

'---Coordinador editorial : Raúl Márquez Romero Cuidado de la edición: Miguel López Ruiz

Formación en computadora: Sara Cast illo Salinas

FRANcrsco FERNÁNDEZ SEGADO '

LA JUSTICIA, CONSTITUCIONAL

ANTE EL SIGLO XXI: LA PROGRESIVA

CONVERGENCIA DE LOS SISTEMAS AMERICANO Y EUR.OPEO-KELSENIANO

UNIVERSIDAD NACIONAL AUTÓNOMA DE MÉXICO

MÉ XICO, 2004

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Primera edición: 2004

DR 2004. Universidad Nacional Autónoma de México

INSTITUTO DE INVESTIGACIONES JURÍDICAS

Circuito Maestro Mario de la Cueva s/n Ciudad de la Investigación en Humanidades Ciudad Universitaria, 04510 México, D. F.

Impreso y hecho en Méx ico

ISBN 970-32-1369-3

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CONTENIDO

Presentación . .

Héctor FIX-ZAMUDIO

. . . . . . . XIII

CAPÍTULO PRIMERO

REFLEXIONES PRELIMINARES

I. Universalización de la justicia consti-tucional. Sus antecedentes históricos . 1

n. Pérdida de la capacidad analítica de la bipolaridad "modelo ameJicano versus modelo europeo-kelseniano" . . . .. 7

CAPÍTULO SEGUNDO

LA ULTIMA RATIO DE LA BIPOLARIDAD: LA CONCEPCIÓN DEL "LEGISLADOR

NEGATIVO" y LA REAFIRMACIÓN KELSENIANA DEL PRINCIPIO

DE LA SUJECIÓN DE LOS JUECES A LA LEY

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1. Aproximación a la justici a constitucio­nal en la Constitución alemana de Weimar ...

VII

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VIII CONTENIDO

n. La influencia del pensamiento kelse­niano en la Constitución austriaca de 1920 .... - . 17

lII. El positivismo y el rechazo del subjeti­vismo radical impl:icito en la Escuela Libre del Derecho y en la teoría de la "comunidad del pueblo" ..... . . 19

IV . El concepto de "legislador negativo" como instrumento para protegér al Par­lamento frente a los jueces. . . . . .. 22

CAPÍTULO TERCERO

LA OBSOLESCENCIA DE LA CLÁSICA POLARIDAD "SISTEMA AMERICANO"

VERSUS "SISTEMA EUROPEO-KELSENIANO"

1. Los binomios contrapuestos de Cala-mandrei . ... . .... .. .. . '" 25

n. El valor explicativo de los adjetivos difúso y concentrado ha perdido im-portancia en la actualidad . . . . . " 27

nI. La reforma constitucional austriaca de 1929 y la cuestión de inconstituciona-lidad . . . . . .. ......... 28

CONTENIDO

IV. El constitucionalismo europeo de la segunda posguerra: su p rofundización en la dirección trazada en Austria en

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1929 . . ..... .. _ . . . . . . . . 33

V. Relatividad de la diferenciación concer­niente al carácter incidental o principal del control de la constitucionalidad . . j5

VI. Relatividad de la diferenciación atinente a los efectos de las sentencias estima­torias de la inconstitucionalidad de la norma impugnada . . _ . . . . . . .. 41

VII. La disminución de la di stancia que an- ' taño separaba la eficacia del preceden-te en Norteamérica respecto de los efec-tos erga omnes de las sentencias de los tribunales constitucionales . . . . . , 45

VIII. Efectos retroactivos (ex tune) de las de­claraciones generales de incol1stitucio­l1alidad de algunos tribunales constitu­cionales europeos . . . . . . . . . . . 48

IX. Aproxjmación de las funciones de la Corte Suprema Federal de los Estados Unidos a las de los tribunales constitu­cionales europeos . . . . . . . . . . . . 52

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x CONTENIDO

.X . Función creadora de los tribunales constitucionales europeos . 55

CAPÍTULO CUARTO

LA CENTRALIDAD DEL lVIODELO AMERICANO EN EL PROCESO DE

CONVERGENCIA DE LOS DOS TRADICIONALES SISTEMAS DE CONTROL

DE LA CONSTITUCIONALIDAD

l . La influencia del sistema americano en el diseño del sistema europeo-1<elsenia-no con posterioridad a 1945 . . . . .. 59

IL Revitalización del Poder Judicial como una de las piezas centrales de 1 Estado de derecho . . . . . . . . . . . . . .. 64

CAPÍTULO QUINTO

LA QUIEBRA FRONTAL DE LA CONCEPCIÓN KELSENIANA

DEL "LEGISLADOR NEGATIVO"

1. La función creadora positiva de las sentencias de inconstitucional idad de las normas generales pronunciadas por los tribunales constitucionales. . . .. 71

CONTENIDO

II . Los tribunales constitucionales como colaboradores del legislador. . . . . .

IIl. La función creadora de los tribunales constitucionales incide en los procesos de degradación de las diferencias anti­téticas que antaño contraponían los dos tradicionales sistemas de control constitucional. . . . . . . .

CAPiTULO SEXTO

XI

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LA MIXTURA E HIBRIDACIÓN .DE LOS ACTUALES SISTEMAS JURISDICCIONALES DE CONTROL DE CONSTITUCIONALIDAD

1. Dificultades para la creación de un ter-tium genus constituido por la suma o hibridación de dos modelos bipolares . 91

II. Sistemas peculiares de control consti­tucional, ejemplificados por los orde-namÍentos de Grecia y Portugal . . " 95

nI. La hibridación en las nuevas democra-cias de Europa oriental _ . . . . . . . 104

IV. Las formas peculiares de justicia cons­titucional en América Latina . . . . . 115

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XII CONTENIDO

V. La mixtura e hibridación en los países que han optado por la fórmula de laju­didal review norteamericana . . . . . 125

VI. Las enormes dificultades para recon­ducir los muy heterogéneos y plurales sistemas de justicia constitucional a la clasificación tradicional. . . . . . . . 129

CAPÍTULO SÉPTIMO

A LA BÚSQUED A DE UNA NUEVA TIPOLOGÍA EXPLICATIVA

DE LAS VARIABLES CONFORMADORAS DEL CONTROL

DE LA CONSTITUCIONALIDAD

I. Nuevos criterios de clasificación .. 131

n. Intento de esbozar pautas explicativas de las muy di stintas modalidades del control de constitucionalidad . . . . . 133

nI. Punto de partida explicativo de las di-versas variables del control de consti-tucionalidad: control de la ley o de la aplicación de la propia ley . 134

IV. Conclusión. 141

Anexo . . . . 142

Bibliografía. 145-

PRESENTACIÓN

Me es sumamente grato escribir unas líneas de pre­sentación a este excelente estudio monográfico ela­borado por el notable constitucionalista español, profesor Francisco Femández Segado, que puede considerarse corno uno de los expertos más conno­tados en la dificil materia de la justicia constitucio­nal comparada y la disciplina que la comprende, es decir, el derecho procesal constitucional.

En efecto, el profesor Femández Segado ha re­dactado numerosos estudios sobre diversos aspec­tos de los ~nstrumentos que tienen por objeto la re­solución de los conflictos jurídicos que se generan con la aplicación de las normas fundamentales, pero además varios de ellos en relación con los or­denamientos latinoamericanos, que conoce de ma­nera profunda, no sólo de manera teórica, sino tam­bién en la práctica, ya que ha realizado numerosos viajes de estudio por la mayoría de los países de la región, incluyendo nuestro pals, para conocer en la realidad el funcionamiento de los mecanismos de justicia constitucional latinoamericana. En esa di-

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XIV PRESENTACIÓN

rece ión debe mencionarse que fue designado por el gobierno de Bolivia como asesor para la regulación de las normas constitucionales que establecieron el Tribunal Constitucional en ese país de acuerdo con la reforma de 1994. Al respecto, podemos mencio­nar la docmnentada obra La jurisdicción constitu­ci onal en Bolivia. La Ley número 1836, del primero de abril de 1998, del Tribunal Constitucional, que fue publicado por este Instituto de Investigaciones Jurídicas en la serie Cuadern os Constitucionales México-Centroamérica, en el afio de 2002, respecto de la cual tuve el privilegio de formular una breve introducción.

Además de todo lo anterior, es preciso señalar que desde hace varios años diri ge con gran dinamis­mo el conocido Anuario Iberoamericano de Justi­cia Constitucional, cuyo número 7, correspondien­te al año 2003, ha aparecido este año.

Con estos antecedentes resulta explicable el agu­do y minucioso examen que el distinguido jurista español dedicl! a uno de los aspectos más complica­dos de la disciplina, que se refiere a la declinación de la tesis tradicional que sostuvo por mucho tiempo 1 a dicotomía entre los sistemas americano y europeo continental de justicia constituciona1.

Toma como punto de partida la afirmación evi­dente de que uno de los fenómenos más relevantes de los ordenamientos constitucionales de nuestro

PRESENTACIÓN XV

tiempo ha sido el de la universalización de la justi­cia constitucional, y por ello resulta indispensable precisar sus lineamientos fundamentales, y encon­trar una nueva tipología explicativa de las variables conformadoras del control de la constitucionalidad, en virtud de que, en su opinión, resulta ya obsoleta la contradicción que por mucho tien1po afirmó las diferencias esenciales entre los dos grandes mode­los, americano y europeo continental, que el profe­sor Fernández Segado califica acertadamente a este último con10 kelseniano.

La bipolaridad inicial entre los dos paradigmas fue señalada en forma muy precisa por el insigne procesalista florentino Piero Calmnandrei (por cierto el promotor principal de la introducción de la Corte Constitucional en la Carta Republicana de 1948), cuando señaló que el modelo americano, que calificó de d(fuso (en cuanto correspondía a to­dos los jueces, sin inlportar su jerarquía), que sólo puede proponerse por la vía prejudicial (es' decir, por las partes, y en ocasiones por eljuez en una con­troversia concreta); sus efectos son especiales (es decir, que sólo se traducen en la desaplicación de las nOTI11aS legislativas aplicables en relación con las partes en el proceso), y de naturaleza declarativa (o sea, que implica la declaración de certeza retroacti­va, ex tune) . .

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XVI PRESENT ACiÓN

Por el contrario, el sistema continental europeo es calificado por Calamandrei como concentrado, ya que sólo es ejercido por un único y especial órgano constitucional, al cual se accede por vía principal, en la cual se cuestiona únicamente la legitimidad con;stitucional de las normas legislativas impugna­das, sin tomar en cuenta una controversia concreta; los efectos de la sentencia estimatoria son genera­les (erga omnes) y tienen carácter constitutivo, ya que operan como anulación o ineficacia ex nunc, que valen para el futuro, pero se respeta para el pasado la validez de la ley inconstitucional.

Sin embargo, estos lineamientos teóricos no co­rresponden a la realidad, ya que las modalidades de los diversos ordenamientos desde un principio no fueron tan esquemát~cos de. acuerdo con el modelo adoptado, pues el mismo Calamandrei afirmó que el régimen establecido por la citada carta funda­mental de 1948 se apartaba del esquema teórico, en cuanto si bien se invistió a la Corte Constitucional de la facultad de declarar en vía principal la incons­titucionalidad de las normas legislativas, asume ca­rácter incidental en cuanto su introducción por el juez ordinario, que es el lÍnico que puede abrir la puerta de la competencia de dicha Corte Constitu­cional, sal yo los supuestos de la acción abstracta por incompetencia legislativa planteada por los ór-ganos del Estado. .

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PRESENT ACIÓN XVII

El autor señala que las divergencias iniciales de ambos modelos de control constitucional dimanan de unos presupuestos históricos, políticos e ideoló­gicos contrapuestos, en cuanto el sistema nortea­mericano que tuvo su origen a fines del siglo XVIII, con la Constitución de 1787, pero con antecedentes coloniales, encuentra su razón de ser en la voluntad de establecer la supremacía del Poder Judicial ( de­nominado gobierno de los jueces) sobre los restan­tes órganos del poder, particularmente respecto del Legislativo, en cuanto el régimen propuesto por Kelsen y aprobado en la carta federal de 1920 re­presentó, por el contrario, un acto de desconfianza en los jueces, encaminado a salvaguardar el princi­pio de seguridad jurídica y restablecer la suprema­cíü del Parlamento, Y por ello la teoría kelseniana de la Corte Constitucional austriaca le otorgó el ca­rácter de legislador negativo, 10 que significaba~ en opinión de F emández Segado, el de seo de reforzar al Parlamento, protegiéndolo frente a los jueces.

Sin embargo, los lineamientos lógicos del pensa­miento kelseniano se modificaron con la reÍorma constitucional austriaca de diciembre de 1929, que autorizó a los organismos judiciales de mayor je­rarquía a plantear la inconstitucionalidad de las normas legislativas aplicables en los procesos con­cretos de que conocían, con lo cual se inició la in-

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XVIII PRESENT ACIÓN

tervención de los jueces ordinarios, así fueran los más elevados, en la introducción de la que actual­mente se califica de cuestión constitucional.

Señala el autor acertadamente que en la segunda posguerra, que se caracteriza por el resurgimiento de los tribunales o cortes constitucionales especia­lizados en la solución de conflictos por la aplica­ción de las normas fundamentales, en particular en los países que habían sufrido el peso de los gobier­nos autoritarios, como Italia, República Federal de Alemania, y posteriormente España y Portugal, desde un principio se configuraron dichos organis­mos jurisdiccionales con un carácter mixto, si se toma en consideración que las Constituciones de dichos países se aproximaron al modelo norteame­ricano, es decir, que de acuerdo con el pensamiento acertado del conocido jurista español Eduardo García de Enterría, se otorgó a dichas cartas la cate­goría de norma jurídica, que desde sus comienzos confirió el Constituyente de Filadelfia a la ley fun­damental norteamericana.

Con toda razón Femández Segado se adhiere a la aguda afúmación de otro gran experto de la justicia constitucional.comparada, es decir, Mauro Cappe­lletti, en el senüdo de que el funcionamiento del control de constitucionalidad de las leyes en el mun­do contemporáneo revela el hundimiento dé las an-

I r

PRESENTACIÓN XIX

tiguas dicotomías~ hallándose los modelos en vías de llegar a uno solo, en el proceso definitivo de uni­ficación.

Lo cierto es que el mismo Hans Kelsen, a quien con toda justificación se le considera como el inspi­rador del modelo continental europeo, no tenía una idea precisa de la naturaleza y funciones de la Corte Constitucional, ya que a su clásico estudio, publi­cado en 1928 en la Revista Francesa de Derecho Público y Ciencia Política, lo intituló "La garantía jurisdiccional de la Constitución (La justicia cons­titucional)", de manera que por una parte confería a la Corte Constitucional una función de legislador negativo, pero por conducto de un proceso jurisdic­cional, y esto último es evidente, de acuerdo con la clásica controversia que tuvo en los años treinta del siglo XX, sobre la naturaleza del órgano protector o defensor de la Constitución.

El profesor Femández Segado señala la crecien­te aproximación de los dos sistemas clásicos, y ad­vierte, por una parte, que el régimen de la judicial review norteamericana se ha acercado en forma muy apreciable al modelo europeo, debido a la ins­titución de la autoridad del precedente (stare deci­sis), que combinada con la existencia de un organis­mo jurisdiccional supremo para todo el país (la Corte Suprema Federal), ha culminado con otorgar

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xx PRESENTACIÓN

a las sentencias de esta última, así sea de m.anera in­directa, efectos generales o erga omnes, bien dife­rentes a la mera desaplicación en el caso concreto, por 10 que si se sigue el pensamiento de Cappelletti, cuando la Corte Suprema· Federal de los Estados Unidos considera la inconstitucionalidad de una ley, dicho ordenaITliento continúa formando parte del ordenamiento jurídico, pero el principio del stare decísis la convertirá en letra muerta. '

Otro aspecto en el cual se advierte una cercanía entre lajudicial review y los tribunales constitucio­nales europeos se encuentra en la frecuente utiliza­ción por estos últimos de las llamadas sentencias interpretativas, con el propósito de realizar una do­ble interacción interpretativa a las normas constitu­cionales ya las legislativas, ensamblándolas de ma­nera dinámica, con lo cual en la práctica este tipo de resoluciones ha dado lugar á la eficacia del prece­dente en términos sen1ejantes al modelo norteameri­cano.

De acuerdo con la concepción tradicional, la sen­tencia de inconstitucionahdad tiene efectos retroac­tivos (ex tune) en el sistema americano, y sólo para el futuro en el europeo (ex nunc); pero si bien esta eficacia se conserva en el ordenamient,o austriaco, que siguiendo las ideas kelsenianas confirió ' a la Corte Constitucional prorrogar la entrada en vigor

PRESENTACIÓN XXI

de la declaración en un plazo posterior, que ongl­nalmente tenía un máximo de seis meses, pero que en 1929 se extendió a un año, y en el artículo 140.5 de la carta federal puede llegar a dieciocho meses; por el contrario, en la práctica y la doctrina de otros tribunales constitucionales, como el federal ale­mán, la Corte de Arbitraje de Bélgica y en el Tribu­nal español, que en principio los efectos de la decla­ración de inconstitucionalidad implican la nulidad de las disposiciones legislativas impugnadas, con ciertos límites establecidos legislativan1ente, por lo que la solución comúnmente adoptada en los orde­namientos europeos se encuentra más próxima a la acuñada en el modelo nOlieamericano que a la pro­puesta originalmente por Kelsen.

El profesor F ernández Segado sel1ala otros as­pectos en los cuales se ha llegado a una similitud en los dos paradigmas originalmente opue stos. En este sentido, se observa una evolución que ha transfor­mado a la Corte Supren1a Federal de los Estados Unidos en un órgano casi exclusivamente de justi­cia constitucional, ya que dicho organismo juris­diccional ha limitado progresivamente su control tan sólo a lo concerniente a las cuestiones de mayor relevancia, que son, por lo general, cuestiones cons­titucionales, de acuerdo con su facultad de compe­tencia discrecional del writ of certiora ri introduci-

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XXII PRESENTACIÓN

do en 1925, y la consiguiente reforma de 1988, que eliminó de facto la jurisdicción de apelación de na­turaleza obligatoria respecto de las decisiones de los tribunales federales .

El autor pone de relieve que en este desarrollo de aproximación entre los modelos americano y euro­peo continental la influencia norteamericana se ha convertido en predominante en varios aspectos, en­tre ellos un concepto de Con stitución muy parecido al estadounidense, especialmente en las cartas ita­liana y federal alemana, con una eficacia normativa superior, que implica la enér gica pretensión de vali­dez de las normas materiales de carácter fundamen­tal, que se apoya en un orden de valores que vincula directamente a los tres órganos del poder del Esta­do, lo que se traduce en la revitalización del Poder Judicial, que se convierte en una de las piezas cen­trales del Estado democrático de derecho, de mane­ra que los jueces ordinarios tienen encomendada la tutela de los derechos fundamentales con la aplica­ción inmediata y directa de la Constitución, como norma limitadora de la actuación de los poderes pú­blicos, y si bien dichos jueces se encuentran vincu­lados a la legalidad, de acuerdo con la tradición, 10 que les impide desaplicar las normas legislativas aplicables en los procesos concretos de que conocen. sí tienen la facultad de real izar un juicio de COllSt1 -

PRESENTACIÓN XXIII

tucionalidad, con objeto de paralizar el litigio antes de dictar sentencia y plantear la cuestión de constitu­cionalidad ante la corte o tribunal constitucional respectivo, que decide en definitiva.

Pero los tribunales constitucionales europeos han establecido criterios o han sido facultados por el legislador para coordinar la ley impugnada con las nom1as constitucionales por conducto de lo que la doctrina alemana ha calificado como "interpreta­ción conforme" (verfassungsskonforme Auslegung), que tiene carácter imperativo (artículo 31.2 de la Ley del Tribunal Federal Constitucional alemán), que la doctrina considera que no obstante su apa­riencia, las funciones de die-ho tribunal se traducen en el establecimiento de una legislación positiva, en el sentido de que las disposiciones legislativas ÍIn­pugnadas deben ser interpretadas de acuerdo con el criterio del Tribunal Constitucional y no como lo hubiera querido el legislador .

Sin embargo, el profesor Fernández Segado esti­ma que la virtualidad de las funciones de los tri­bunales y cortes constitucionales como legislador negativo ha sido muy grande; no obstante la ambi­güedad de la expresión, el influjo de la recepción del concepto norteamericano de Constitución como norma jurídica en el constitucionalismo europeo de la segunda posguerra o el escepticismo que la reali-

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XXIV PRESENTACIÓN

dad o experiencia práctica puede arrojar sobre su validez, no han logrado inclusive en la actualidad desvirtuar por completo el sentido limitador de la máxima, que ha llevado a algunos tribunales cons­titucionalizados a una razonable autorrestricción, como se advierte en España.

Como 10 señala F elllández Segado, las cartas fundamentales expedidas al terminar la Segunda Guerra Nlundial combinaron instituciones de con­trol constitucional tanto del modelo americano como del régimen centralizado en un tribunal es­pecializado propiciado por Kelsen, lo que implicó un conjunto de variables muy complejas, y por este motivo el jurista italiano Lucio Pegoraro estima que puede configurarse un tertium genus que compren­dería rasgos tanto del sistema americano como del europeo continental, con mixtura de fórn1u1as y mecanismos procesales, cuyo denominador con1ún consistiría en que el control de constitucionalidad permanece en manos de un órgano centralizado, ubicándose el elemento del régimen difuso en la fase introductoria del proceso, pero no en su deci­sión.

Sin embargo, el autor estima que este tercer gé­nero no agotaría la clasificación de los muy diver­sos ordenamientos, y prueba de ello radica en q-ue un sector de la doctrina señala la existencia de un

PRESENTACIÓN XXV

quartum genus que abarcaría países como Grec ia y Portugal y algunos latinoamericanos, en los que bá­sicamente coexiste el control difuso con el con­centrado, si es que puede seguirse tomándose con10 punto de partida esta bipolaridad.

La hibridación a que se refiere Femández Sega­do se manifiesta de modo evidente en las nuevas de­mocracias de Europa Oriental, las que no han mos­trado particular interés por el sistema difuso, sino que han optado, por el contrario,. por una estructura centralizada de control que se atribuye a un tribu­nal constitucional, pero con una influencia patente en algunos de dichos ordenan1ientos de los sistemas alemán y austriaco y del modelo francés (este último especialmente en Rumania), que a su vez han incor­porado elementos del modelo norteamericano, por lo que este influjo ha propiciado un régimen mixto en estos países que abandonaron el modelo soviéti­co a partir de 1989. El autor analiza algunos de di­chos ordenamientos, COlno los de Polonia, de las Re­públicas Checa y Eslovaca, de Hungría, de Rumania, de Bulgaria y de la Federación Rusa, pues todos ellos han establecido un organismo jurisdiccional especializado y concentrado, pero también incluyen elementos del modelo norteamericano, así sea de manera indirecta, debido a la influencia antes men­cionada.

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XXVI PRESENTACIÓN

Fernández Segado hace referencia a los sistemas de control constitucional de América Latina, que conoce a profundidad, como lo hemos señalado an·­teriormente, pues si bien históricamente, con algu­nas modalidades, se habían inspirado en el modelo norteamericano de lajudicial review, y por tanto en el sistema difuso, recientemente han incorporado instrumentos del paradigma europeo-kelseniano, pues varios de ellos han creado tribunales, cortes o salas constitucionales, o inclusive al conferir a la Corte o Tribunal Supremo facultades similares a di­chos organismos especializados, pero sin abandonar la tradición americana y han combinado ambos sis­temas. El autor señala acertadamente que los ordena­mientos latinoamericanos pueden considerarse como un verdadero laboratorio a la búsqueda de fór­mulas peculiares, por medio de una evolución histó­rica muy prolongada.

El autor señala como ejemplos los ordenamien­tos de Colombia, Guatemala, Perú, Bolivia y Ecua­dor, en los que coexisten el control concentrado en un h'ibunal o corte constitucional, con el sistema difuso, en cuanto cualquier órgano jurisdiccional puede directamente inaplicar la norma legal que a su juicio Sf'a incompatible con la Constitución.

Las modalidades y matices de los instrumentos latinoamericanos de control de la constÚucionali-

PRESENTACIÓN XXVII

dad son muy variados, y aun cuando predomina el principio de la impugnación sucesiva de las normas legislativas, en algunos ordenamientos pueden te­ner carácter preventivo, como en Chile y Colombia, y tratándose de los tratados intenlacionales en Bolivia. Predomina también la tendencia de que los organis­mos concentrados estén facultados para declarar la inconstitucional de las normas legislativas con efec­tos generales o erga omnes, con algunas excepcio­nes, en las que se conserva el principio de la desa­plicación en el caso concreto .

Por otra parte, en la mayoría de los ordenamientos constitucionales de la región se han creado procedi­lnientos específicos de tutela de los derechos hmua­nos, en los cuales predomina el derecho de amparo, que se originó tanto en el hábeas corpus de origen inglés como en el instrumento que con ese nombre se creó en nuestro país desde la mitad del siglo XIX, y otros equivalentes, como el mandado de seguran­c;a brasileño, el recurso de protección chileno y la acción de tutela colombiana, y además otros simila­res para una tutela específica de ciertos derechos fundamentales, entre los cuales destaca el llamado hábeas data creado en la carta federal brasileña de 1988, pero que se ha extendido a otros países de La­tinoamérica.

Tratándose de estos mecanismos de defensa de los derechos humanos, existe diversidad en cuanto

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XXVII! PRESENTACIÓN

a la posibilidad de que por n1edio de los mismos puedan impugnarse normas generales, aun cuando la tendencia más reciente es la de la posibilidad de impugnar por medio de ellos las disposiciones le­gislativas, ya sea en forma directa, como ocurre con el llamado "amparo contra leyes" en el derecho me­xicano~ o en la reforma c()f1stitucional argentina de 1994~ o bien por medio de una modificación de la pretensión original, según lo dispone el derecho de Costa Rica. Además, es frecuente que estos meca­nismos, si bien se hacen valer ante los jueces ordi­narios, pueden llevarse en última instancia, ya sea ante los organismos jurisdiccionales especializados o ante los tribunales supremos respectivos, que deciden de manera definitiva.

Después de] cuidadoso estudio comparativo que realiza Fernández Segado~ en ]a parte final de su in­vestigación realiza el intento de un esbozo de una nueva tipología explicativa de las variables confor­madoras del control de la constitucionalidad, debi­do a la imposibilidad de utilizar en nuestros días la clasificación tradicional de los sistemas americano y europeo continental, que con la aproximación acelel~ada de los ordenamientos contemporáneos en esta materia le priva de toda utilidad. Con tal ob~ jeto el autor señala la posibilidad de una división entre el control de la ley al margen de su aplica-

PRESENT ACIÓN XXIX

ción, o bien por el contrario, con ocasión de esa apli­cación de las disposiciones legislativas impugnadas.

Respecto del primer sector, que se podría ca lifi­car desde mi particular punto de vista como control abstracto de las normas generales, el autor señala una división entre un control a priori (previo o pre­ventivo), de otro a posteriori (sucesivo o represi ­vo), de las disposiciones legislativas impugnadas.

Respecto del control de las normas generale s en ocasión a su aplicación concreta, Fernández Sega­do señala tres variables : la competencia se atribuye a una pluralidad de órganos jurisdiccionales ordi­narios, que implican un ré gimen difuso, o bien a un tribunal supremo o especializado, que implica un sis­tema concentrado, como OCUlTe, por ejemplo, en Chile, Paraguay y Uruguay; de acuerdo con la ins­tancia que inicia la jurisdicción constitucional, que se desarrolla de acuerdo con cuatro variables: a) el control es planteado por un órgano jurisdiccional, como predomina en los ordenamientos europeos, por conducto de la cuestión de inconstitucionali­dad; b) el control es pron10vido por una persona le­siopada en sus derechos o intereses legítimos, aun cuando también existe la posibilidad de que el afec­tado impugne las disposiciones legislativas que le afecten debido a su carácter autoaplicativo; e) el control se inicia por los órganos constitucionales

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xxx PRESENTACIÓN

del Estado cuando pretendan la reivindicación de un atribución propi a que en su concepto ha sido in­vadida por otro órgano estatal, y d) finalmente, la instancia promovida por un ente telTitorial (gene­ralmente en los Estados federales o autonómicos), cuando reclaman que otro ente territorial ha asumi­do dicha competencia que le corresponde. La últi­lTla variable que se debe señalar es la relativa a la eficacia de las sentencias estimatorias, ya que debe distinguirse si dichas decisiones tienen efectos para el caso concreto (in ter partes) o bien su eficacia es de carácter general (erga omnes).

Femández Segado tennina su documentado aná­lisis con la conclus ión de que la categorización que expone no pretende en modo alguno comprender la casi inabarcable riqueza y heterogeneidad de los sistemas de contro 1 de constitucionalidad de nues­tra época, pero en los cuales se puede apreciar un progresivo deslizamiento del control de la constitu­cionalidad de la ley al control con ocasión de la aplicación de las normas generales, que a su vez se conecta íntimamente en el cada yez mayor protago­nismo de la jurisdicción constitucional de la liber­tad, debido al lugar realmente privilegiado que ocupan los derechos humanos en las cartas consti­tucionales contemporáneas .

PRESENTACIÓN XXXI

Consideramos de gran utilidad el agudo análisis que realiza el destacado constitucionalista español para esclarecer, hasta donde ello es posible, la di­versidad de modalidades que han adquirido los sis­temas de justicia constitucional de nuestra época, pues si bien la bibliografía cOlnparativa sobre el tema es verdaderamente impresionante, no resulta de ninguna manera sencillo la comprens.ión de esta multiplicidad de matices, sin partir de un ensayo de sistematización como el efectuado por Femández Segado, a quien debemos agradecer los interesados en este tema fundamental, los criterios orientadores que contienen sus penetrantes reflexiones.

Héctor FIX-ZAMUDIO

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CAPÍTULO PRIMERO

REFLEXIONES PRELIMINARES

1. UNIVERSALIZACIÓN DE LA JUSTICIA

CONSTITUCIONAL. SUS ANTECEDENTES

HISTÓRICOS

Uno de los fenómenos nlás relevantes de los orde­namientos constitucionales de nuestro üempo ha sido el de la universalización de la justicia consti- · tucional. Aunque es lugar común retrotraer la preocupación por el diseño de mecanismos de de­fensa del orden constitucional al momento mi SITIO

(fines áel siglo XVIII) en que dicho orden hace su acto de aparición, es lo cierto que la idea de la de·· fensa de un determinado orden supremo es casi consustancial a la historia de la humanidad, y en ella podemos encontrar, lejanamente, algunos in­tentos de institucionalización en esta misma direc­ción. Tal podría ser el caso de los Eforos espartanos o del Aerópago y los N omofilacos en la antigua Atenas, en donde también surgió la diferenciación entre normas superiores (Nomoi) y los decretos or­dinarios (Psefismata).

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2 FRANCISCO FERNÁNDEZ SEGADO

Roma no sería ajena a esta preocupación, de lo que constituye buena pnleba la existencia deinsti­tuciones tales como la doble magistratura, el Sena­do o el Tribunado en la época republicana. En la Edad Media nos encontramos con la superioridad de la ley divina y del derecho natural sobre el dere­cho positivo. Y la gran Escuela iusnaturalista de los siglos XVII y XVIII, que va de Rugo Grocio aJean Jacques Rousseau, sustentada la existencia de dere­chos innatos, inmanentes al ser hun1ano, intangi­bles e irrenunciables, o 10 que es igual, la existencia de límites frente al ius cogens proveniente del mis­mo legislador.!

En este ámbito de inquietudes históricamente compartidas no ha de extrañar la conocida doctrina formulada por el juez Edward Coke en el celebérri.:. mo "Bonham's case" (1610), en defensa del com­mon law y de su tradicional supremacía frente al Parlamento. Ciertamente, tras el triunfo de la "Glo­rious Revolution", esta doctrina quedará relegada al olvido en Inglaterra, en donde se impondrá sin paliativos la doctrina de la soberanía parlamentaria. Sin embargo, el pensamiento del Juez Coke 110 será olvidado en las colonias inglesas de los territorios

1 Cfr. al efecto, Cappel1etti, Mauro, Jl controllo giudiziario di costituzionalita delle leggi !lel diritto comparato, Milán, Giuffre, J 978 (ristampa inalterata), pp. 34-41.

LA JUSTICIA CONSTITUCIONAL 3

de América del Norte. La reivindicación del juez Coke en orden a la atribución a los jueces de la tarea de garantizar la supremacía del common law frente a los posibles arbitrios del rey y del Parlamento será plenamente recepcionada en las Colonias, primero, y en el nuevo Estado independiente, más tarde. Y si los jueces, en un primer mon1ento, se habían encar­gado de velar por las cartas coloniales, una suerte de normas constitucionales de las Colonias, apro­bada la Constitución de 1787, a la que, como es so­bradamente conocido, se dota de una supremacy clause, no deberá extrañar que esos mismos jueces se encarguen ahora de velar por la primacía de la Constitución, que operará, como dice Luther,2 como superior paramount law que debe ser looked into by the judges. Velar por la Constitución será tanto como salvaguardar la libertad y un amplio conjunto de valores sobre los que se asienta la con­vivencia social, y, por 10 mismo, el gobien10 de la colectividad, un "gobierno limitado" por la Consti­tución, un constitutional government, como lo defi­niera Wilson3 a principios del siglo XX.

2 Luther, J6rg, Idee e storie di giustizia costituzionale nell'Ottocento, Turín , G. Giappichellí editore, 1990, p. 24.

3 Wilson, Woodrow, Constitutional Government in the United Sta tes, Columbia, 1908. Obra ésta, como es sabido, que agrupa las conferencias dictadas por su autor, en 1907, en la Universi­dad de Columbia.

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4 FRANCISCO FERNÁNDEZ SEGADO

De lo que acaba de decirse pareciera desprender­se la idea de que la justicia constitucional es hija de la cultura del constitucionalismo, esto es, de una concepción de la democracia que en cuanto susten­tada en un conjunto de valores sociales presididos por la idea y el valor de la libertad, propicia un "go­bienlo limitado" por la Constitución, entendida como higher law.

Ahora bien, si se tiene en cuenta, como afirma Baldassarre,4 que la Constitución votada por el pue­blo norteamericano ("We, the people ... ") no es otra cosa que el pactum associatíonis vel subíectionis del iusnaturalismo, y iusnatural es asimismo el com­plejo armazón del sistema constitucional estableci­do: una forma de gobierno basada en el principio de checks and balances, dirigida a prevenir la tiranía de la mayoría y a evitar que los poderes de decisión política asumieran formas y contenidos arbitrarios, se puede llegar a la conclusión de que el pensamien­to contemporáneo sobre la defensa de las normas constitucionales es heredero de una larga y persis­tente tradición a través de los siglos, pues en el fon­do, como bien advierte Fix-Zamudio,5 no es sino un

4 Baldassarre, Antonio, "Parlamento e giustizia costituzio­na le nel diritto comparato", texto mecanografiado, pp. 3 Y 4.

5 Fix-Zamudio, Héctor, " La Constitución y su defensa" (ponencia general), en el colectivo, La Constitución y su de­fensa, México, UNAM, 1984, pp. 11 Y ss ., en concreto, p. 12.

LA JUSTICIA CONSTITUCIONAL 5

reflejo de la permanente lu cha de los seres hunlanos por su libertad frente al poder político, a través de un orden jurídico superior. Y esta idea intemporal sigue teniendo plena vigencia, con10, por lo demás, corrobora la imbricación entre la justicia constitu­cional y la denlocracia, con su corolario de la in­compatibilidad entre la primera y los regímenes dic­tatoriales o autoritarios .6

Desde esta perspectiva, la mundialización de la justicia constitucional, rasgo característico del últi­mo cuarto del siglo XX, adquiere su más plena comprensión, pues entonces se pone en estrecha sintonía con la universalidad de la idea de libertad, con la expansión sin fronteras de un sentir que ve en el respeto de la dignidad de todo hombre y de los

6 Rec'Jerda Cappelletti cómo, recepc ionada !a j usticia cons­titucional en la República de \Ve imar, por la vía de l modelo di ­fuso, tras el famoso fallo de! Reichsgericht (Tribunal Supre­mo), de 4 de noviembre de 1925, sustentado no en una precisa norma constitucional, sino en la intrínseca fuerza del princ ipio de que, si en la jerarquía de las fuentes va primero la norma constitucional, ésta debe prevalecer sobre la norma ordinaria, ¡ajusticia constitucional desaparecerá de inmediato en la Ale­mania del Führer. y otro tanto podrá afi rmarse en la Austria del Anschluss y en la España de Franco . CappelIetti, Mauro, "El significado dd control judicial de constitucionalidad de las leyes en el mundo contemporáneo", en la obra del propio autor La justicia constitucional (Estudios de derecho comparado), México, UNAM, 1987, pp. 193 Y ss ., en particu lar, p. 197.

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6 FRANCISCO FERNÁNDEZ SEGADO

derec hos invi01ables que le son inherentes, la regla rectora de todo gobierno democrático y de cual­quier convivencia social civilizada.

Bie n significativo es al respecto el necho de que la caí da de gobiernos autoritarios siempre haya ido seguí da de la creación de mecanismos de justicia constitucional, como testimonian, entre otros mu­chos casos, Alemania, Italia y Japón tras la Segunda Guerra Mundial, los países de la Europa meridional (Grecia, Portugal y España), tras la caída de sus sis­temas autoritarios de gobierno, gran número de paí­ses de América Latina, tras la desaparición de sus gobiernos militares, y los países de Europa oriental, tras la desaparición de los sistemas comunistas .

Esta expansjón sin límites de la justicia constitu~ cional , como no podía acontecer de o tro modo, ha incidido frontalmente sobre la clásica contraposi­ción bipolar a la que durante bastante tiempo trata­ron ele ser reconducidos los distintos sistemas de justicia constitucional: el sistema americano y el europeo-kelseniano, o si se prefiere, el modelo de la judicial review of legislatian y el de la Verfassung-sgeric htsbarkeit .

Es ta bipolaridad ya quedó sustancialmente afec­tada a raíz de los originales modelos de justicia constitucional creados tras la segunda posguerra en Italia y Alemania, en cuanto que los mismos partie-

LA JUSTICIA CONSTITUCIONAL 7

ron de una idea de Constitución muy próxima a la norteamericana, configuraron a sus respectivos tri­bunales constitucionales como una jurisdicción más que como un "legislador negativo" en la línea kelseniana, aunque esta idea-fuerza siguiera estan­do presente y a la misma se anudaran ciertas con­secuencias jurídicas, y, finalmente, introdujeron un elemento difuso en un modelo de estructura y orga­nización concentrada, como consecuencia de la constitucionalización (artículo lOü de la Banner­grundgesetz -Ley Fundamental de Bonn-, y 134 de la Constitución italiana) del insbtuto procesal de la cuestión de inconstitucionalidad (las denominadas en Italia questioni di legittimita castituzianale) .

II. PÉRDIDA DE LA CAPACrDAD ANALÍTICA

DE LA BIPOLARIDAD

"MODELO AMERICANO VERSUS MODELO

EUROPEO-KELSENIANO"

_ La enonne expansión de la justicia constitucio­nal ha propiciado una mixtura e hibridación de mo­delos, que se ha unido al proceso preexistente de progresiva convergencia entre los elementos, su­puestamente coptrapuestos antaño, de los dos tradi­cionales sistemas de control de la constitucionali­dad de los actos del poder.

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8 FRANCISCO FERNÁNDEZ SEGADO

La resultante de todo ello es la pérdida de gran parte de su utilidad analític a de la tan generalmente asumida bipolaridad "lTIodelo americano versus mo­delo europeo-kelseniano". Como dice Rubio Lloren­te,7 hablar hoy de un sistema europeo carece de sen­tido porque hay más diferencias entre los sistemas de justicia constitucional existentes en Europa que en­tre algunos de ellos y el norteamericano.

Consecuentemente con lo anterior, se hace nece­saria la búsqueda de una nueva tipología que nos ofrezca una mayor capacidad analítica de los siste­mas de justicia constitucional.

La nueva tipología que proponen10S, anticipé­moslo ya, aunque sustentada en un conjunto de variables en su mayor parte dicotón1icas, encami­nadas a mostrar con un cierto grado de abstrac­ción, que ha de propiciar a su vez una más amplia capacidad analítica, la heterogeneidad y compleji­dad de los sistemas de control de constitucionalidad de los actos de poder, se ha. de asentar en la diferen­ciación primaria entre el control de constitucionali­dad de la ley y aquel otro control que se lleva a cabo con ocasión de la aplicación de la ley. La primera

7 Rubio Llorente, Francisco, "Tendencias actuales de la jurisdicción constitucional en Europa", en la obra colectiva, Manuel Fraga . Homenaje académico, Madrid, Fundación Cánovas del Castillo, 1997, vol. II, pp. 1411 Y ss ., en particu­lar, p. 1416.

LA JUSTICIA CONSTITUCIONAL 9

modalidad de control presupone que el control de constitucionalidad se pone en manos de la jurisdic­ción constitucional en ausencia no ya de un litigio preexistente ante un juez ordinario, sino, más am­pliamente aún, de todo conflicto de intereses. Como es obvio, el control que se lleva a cabo con ocasión de la aplicación de la ley presupone justamente 10 contrario.

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CAPÍTULO SEGUNDO

LA ULTIMA RATIO DE LA BIPOLARIDAD: LA CONCEPCIÓN DEL "LEGISLADOR NEGATIVO" Y LA REAFIRMACIÓN '

KELSENIANA DEL PRINCIPIO DE LA SUJECIÓN DE LOS JUECES A LA LEY

1. APROXIMACIÓN A LA JUSTICIA

CONSTITUCIONAL EN LA CONSTITUCIÓN

ALEMANA DE WEIMAR

La recepclOn en Europ a del sistema de justicia constitucional, como es sobradamente conocido, tuvo lugar en la primera posguerra. Por un lado, la Constitución de Weimar propiciará un desarrollo de la jurisdicción constitucional que nos ofrece, como advierte Simon,8 una imagen contradictoria y policroma, bien que, en sintonía con la tradición ale­mana, las competencias de tal jurisdicción se orientan

}3 Simon, Helmut, "La jurisdicción constitucional", en Ben-o •

da et al., Manual de derecho constitucional, Madrid, Instituto Vasco de Administración Pública-Marcial Pons, 1996, pp. 823 Y ss, en concreto, p. 826.

i 1

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12 FRANCISCO FERNÁN DEZ SEGADO

fundamentalmente a los problemas dimanantes de la estructura federal del Estado.

Por otro lado, la Constitución de la República Federal Austriaca (Oktoberverfassung, Constitución de Octubre), de 10. de octubre de 1920, diseñará un nuevo sistema de control de constitucionalidad, obra maestra de Kelsen, que diferirá del modelo americano no sólo en la atribución a un órgano ad hoc, el Tribunal Constitucional, de la facultad de verificar el control de constitucionalidad de las normas generales, sino en un conjunto de rasgos de incuestionable relevancia que tienen mucho que ver con la peculiar naturaleza de "legislador negativo" que Kelsen atribuirá al Tribunal Constitucional.

La Constitución de Weimar hacía suyo el insti­tuto de la Staatsgerichtsbarkeit, un instrumento de resolución procesal de conflictos entre aquellos ór­ganos que concurren a la formación de la voluntad estatal, conflictos de naturaleza sustancialmente política.

La concepción de la jurisdicción constitucional como cauce de resolución de conflictos entre órga­nos supremos (Organstreit), que llega hasta nues­tros días, a juicio de Volpe,9 encontrará su concre-

9 Vol pe, Giuseppe, L 'ingiustizia delle leggi (Studi sui mo­delli dí giustizia costituzionale), Milán, Giuffre, 1977, p. 166.

LA JUSTICIA rONSTITUCIONAL 13

ción emblen1ática en el Staatsgerichtshof, previsto por el artículo 108 de la Constitución weimariana Y desarrollado por una Ley de 9 de julio de 1921 .

En cuanto al control de compatibilidad de las nor­mas de los Léinder respecto del derecho del Reich, contemplado por el párrafo segundo del artículo 13 de la Constitución, que no precisaba, sin embargo, el órgano competente para llevarlo a cabo (se aludía tan sólo a que la competencia recaería en una juris­dicción suprema del Reich), sería encomendado por una Ley de 8 de abril de 1920 al Reichsgericht .

La Constitución de Weimar, por el contrario, omitió toda referencia al control de constitucionali­dad material de la ley, lo que en modo alguno ha de entenderse en el sentido de que la cuestión fuera ignorada o suscitara indiferencia. Bien al contrario, a un intenso debate doctrinal en tomo a 10 s fundamen­tos de dicho controPO se unió la que Sontheimer

11

denominara "batalla para el examen jurisdiccional de. las leyes" (der Kmnpf um das richterliche Prüfung­srecht), contienda que se libró con ocasión de la rei-

10 Cfr. al respecto, Béguin, Jean-Claude, Le contróle de la cOflstitutionnalité des [oís en République Fédérale d 'Allemagne,

París,. Economica, 1982, en particular, pp. 16-2 l. 11 Sontheimer, Kurt, Antidemokratischen Denken in de,.

Weimarer Republik, München, 1968, p. 75. Cit. Por Volpe,

Giuseppe, en L 'ingiustizia ... , cit. nota 9, p . 100.

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]4 FRANCIS CO FERNÁNDEZ SEGADO

vindicación jurisdiccional de la realización de un c0rttTol material de la constitucionalidad de la ley que venía posibilitado por la determinación del ar­tículo 109, párrafo primero, de la Constitución, a cuyo tenor: "Todos los alemanes son iguales ante la ley", en tanto en cuanto se consideró que ese princi­pio de igualdad no había de ser interpretado en un mero sentido formal, sino también, y primigeniamen­te, como un principio material que había de vincular al · propio legislador. Así 10 expondría Erich Kauf­mann, entre otros muchos, resumiendo la posición mayoritaria, en el III Congreso de la Vel'einigung del' Deutschen Staatsrechtslehrel' (Asociación de Profesores Alemanes de Derecho Público), celebra­do en Münster entre el 29 y el 30 de marzo de 1926,12 al interpretar que el principio de igualdad constitucionalizado por el artículo 109 imponía pri­l11ariamente al legislador tratar de modo igual si-

12 Entre otros conocidos defensores de la misma tesis habría que recordar a Heinrich Triepel, quien, como recuerda Carro (en el prólogo a la obra de Triepel, Staatsrecht und Politik, en su traducción española, Derecho público y politica, Madrid, Civitas, 1974, p. 19), no sólo defendió la necesaria vinculación del legislador al principio de igualdad, sino, asimismo, el reco­nocimiento de un derecho de control judicial de las normas bajo el prisma de los derechos fundamentgles, todo ello en el mismo III Congreso de la Asociación de Profesores Alemanes de Derecho Público.

LA JUSTICIA CONSTITUCIONAL 15

tuaciones iguales en la realidad y de modo desigual situaciones diversas en la realidad, 10 que obviamen­te convertía dicho principio en un límite frente al po­sible arbitrio o discrecionalidad del legislador.

Si se nos permite el excul'sus, quizá convenga re­cordar que en la Alemania de fines del siglo XIX y primeros lustros del XX habían arraigado algunos sectores doctrinales que defendían la peligrosa pre­tensión de reconocer a los jueces la facultad de ina­plicar la ley en non1bre de valores sustancialmente extraños al ordenamiento jurídico. Tal sería el caso de la "Escuela Libre del Derecho" (Fl'eirechtsbewe­gung), movimiento cuyo inicio coincide con la pu­blicación, en 1885, de la obra de Oskar von Bülow, Gesetz und Richtel'amt (La ley y la magistratura) o de la teoría de la "comunidad del pueblo" (Volksge­meinschaft), deudora en el plano jurídico de la con­cepción ron1ántica del "espíritu del pueblo" (Volk­sgeist), que concibe al derecho como una forma de vida de la colectividad popular, como el auténtico y esencial ordenamiento del pueblo.

En este ámbito de pensamiento, el Estado de de­recho pasó a concebirse como Estado sujeto al dere­cho, que no a la ley, circunstancia a la que se anuda­ba

l cumo inexcusable consecuencia, la sustitución

del principio de legalidad (Gesetzmassigkeit) por el de juridicidad (Rechtsmassigkeit). El principio

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16 FRANCISCO FERNÁ NDEZ SEGADO

positivista de que el derecho era el producto propio y exclusivo del legislador quedaba así absolutamente degradado y relativizado.

No debe extrañar, por 10 que acaba de exponerse, que en el Congreso celebrado en Münster, en 1926, todos los teóricos de la Volksgemeinschafl postula­ran el fin de la soberanía de la ley. Como recuerda Volpe,13 el principio de igualdad ante la leyera sustituido por el principio de igualdad ante Dios. De esta forma, la vertiente lnaterial del principio de igualdad se instrumentalizó como un mecanismo de rango constitucional que propiciaba la transfu­sión a las normas legislativas del "espíritu del pue­blo", correspondiendo a los operadores jurídicos, particularmente a los jueces, la tarea de decidir si las valoraciones realizadas por el1egislador en rela­ción con el principio de igualdad encontraban su correspondencia en la "naturaleza de las cosas" (Natur der Sache) y resultaban justas en cuanto acordes a un orden superior de valores sentido por la conciencia popular que remitía a conceptos tan amplios e imprecisos como el bien o la verdad.

Poco tiempo antes del Congreso de Mün s ter, el Reichsgericht, en una celebén-ima sentencia de su 5a. Cámara Civil, del 4 de noviembre de 1925, se iba a

13 Volpe, Giuseppe, L 'ingiustizia delle leggi, cit. nota 9, pp. 103 Y 104.

LA JUSTICIA CONSTITUCIONAL 17

plantear formalmente la cuestión del control de cons­titucionalidad material de la ley, resolvi en do que la sumisión del juez a la ley no excluye que el propio juez rechace la validez de una ley del Reich o de al­gunas de sus disposiciones, en la medida en que las mismas se opongan a otras disposiciones que hubie­ren de considerarse preeminentes, debiendo, por ello mismo, ser observadas por el juez. Quedaba reco­nocido así un derecho de control judicial que Schmitt l4 caracterizaría como un control '''accesorio'', que constituye una competencia ocasional, ejercí·· tándose tan sólo de modo eventual, incidenter, en una sentencia judicial y confonne a las posibilida­des de cada juez, es decir, en forma "difusa", térmi­no que Schmitt propondría para designar el con­cepto opuesto al de derecho de control "concentrado" en una sola instancia.

II. LA INFLUENCIA DEL PENSAMIENTO

KELSENIANO EN LA CONSTITUC1ÓN

AUSTRIACA DE 1920

La Constitución austriaca de 1920 iba a consa­grar un nuevo sistema de control de constitucionali­dad, que es deudor de la concepción de Kelsen. El

14 Schmitt, Car!, La defensa de la Constitución, trad. de Ma­

n uel Sánchez Sarto, Madrid, Tecnos, 1983, p. 52.

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18 FRANCISCO FERNÁNDEZ SEGADO

gran jurista de la Escuela de Viena se situaba en una posición radicalmente antagónica a la sustenta­da por la teoría . de la "comunidad del pueblo" (Volksgemeinschaft) . Su postura quedaba nítida.,. mente expuesta en el propio Congreso de Münster al replicar a Kaufmann que él er(i p()sitivista, siempre y pese a todo positivista. Kelsen sería muy claro al advertir de. los peligros a que cqnducía el romanti-­cismojurí~ico asenta~o en una función de intuición sentime~tal d.el, espíritu jurídico de la comunidad popular: al triunfo del subjetivismo más radical. Más aún, Kelsen, siempre en el Congreso de 1926, se re­fería a las tendencias doctri~alesque rechazaban que el juezhubieradeliInitarsea aplicar la ley a tra­vés de meras operaciones lógico-silogísticas, co­nectando tales tendencias con las posiciones más hiperconservadora~, cuando no, ·lis~ y lla1).~mente, por entero ajenas al marco democratico. Así,Kel­sen vinculará "la clara tendencia a disminuir el va­lor y la función de la autoridad legislativa positiva" con "el cambio en la estructura política del órgano legislativo", constatando que "el orden judicial ha permanecido casi insensible a los cambios en la es­tructura política que se manifiestan en la composi­ción de los Parlamentos~' .15

15 Cfr. al efecto, Giovanne lli, Adriano, "Ale une considera­zioni sul modello della VerJassungsgeriehtsbarkeit kelseniana

LA JUSTICIA CONSTITUCIONAL 19

La preocupación que se manifiesta en las ante­riores reflexiones de Kelsen sería compartida pocos años después por Beller, quien subrayaría lo emble­mático y significativo del hecho de que la interpre­tación del principio de igualdad como límite y medio de control jurisdiccional frente a la libre capacidad de elección del Poder Legislativo fuese concebida por los sectores antidemocráticos de la doctrina jurídica

. alemana. 16

nI. EL POSITIVISMO Y EL RECHAZO

DEL SUBJETIVISMO RADICAL IMPLÍCITO

EN LA ESCUELA LIBRE DEL DERECHO

y EN LA TEORÍA DE LA

"COMUNIDAD DEL PUEBLO"

De toda lo anteriormente expuesto parece des­prenderse con relativa nitidez que al delinear su teoría de la Verfassungsgerichtsbarkeit, que presu­pone que el Tribunal Constitucional se limite a con­frontar en abstracto dos normas jurídicas, dilucÍ-

nel contesto del dibattito sulla funzione 'politica ' della Corte Costituzionale", en el colectivo, Seritti su la giustizia eosti­tuzionale (in onore di Vezio CrisaJul!i), Padova, Cedam, 1985, vol. 1, pp. 381 Y SS., en concreto, p. 395.

16 Heller, Hennann, Reehtsstaat oder Diláatur?, Tübingen, 1930, cit. por Volpe, Giuseppe, L 'ingiustizia .. . , eil. nota 9, p. 102.

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20 FRANClSCO FERNANDEZ SEGADO

dando su compatibilidad o contradicción por medio de meras operaciones lógico-silogísticas, Kelsen estaba rechazando el subjetivismo radical implíci­to en las teorías jurídicas de la "Escuela Libre del Derecho" y de la "comunidad del pueblo" y reivin­dicando la búsqueda de la objetividad y de la racio­nalidad perdidas en amplios sectores jurídicos y ju­diciales de la Alemania de Weimar.

A su vez, al sustraer a los órganos jurisdicciona­les el control de constitucionalidad de las leyes y normas generales, el gran jurista vienés pretendía evitar el riesgo de un "gobierno de los jueces", peli­gro sentido por amplios sectores de la doctrina eu­ropea de la época, como revela el clásico libro de Lambert, 17 en cuanto que tal dirección se conectaba con posiciones mayoritariamente conservadoras cuando no, lisa y llanamente" antidemocráticas.

El propio Kelsen admitiría de modo expreso 18

que aunque con anterioridad a la entrada en vigor

17 Lambert, Edouard, Le gouvernemellt desjuges el la ¡utte

cOlltre la législation sociale al/X États-Unis, París, Giard, 1921.

18 Kelsen, Hans, "Judicial Review ofLegislation. A Compa­rative Study of the Austrian and the American Constitution", The Journal ofPolitics, vol. 4, núm. 2, mayo de 1942, pp. 183 y

ss. Manejamos aquí tanto la traducción española de Domingo García Belaunde ("El control de la constitucionalidad de las le-

LA JUSTICIA CONSTITUCIONAL 21

de la Constitución Austriaca de 1920 los tribunales austriacos tenían la facultad de apreciar la legalidad y constitucionalidad de los reglamentos, limitándo­se, por el contrario, en lo que al control constitucio­nal de las leyes se refería, al estrecho m:arco o límite de verificar su conecta publicación, y una de las metas de la Constitución de 1920 fue la ampliación del control de constitucionalidad de las leyes, no se consideró, sin embargo, aconsejable conceder a cada tribunal el poder ilimitado de apreciar la cons­titucionalidad de las leyes. El peligro de la falta de uniformidad en cuestiones constitucionales era, a juicio del maestro de la Escuela de Viena, den1asia­do grande, y tal peligro, habría que añadir, no podía ser con1batido en Austria, un país con un sistemaju­rídico de civil law, por intermedio de la regla del stare decisis, característica de los países de COlJ1-

mon law. Y como trasfondo del peligro en cuestión se hallaban las tendencias antidemocrá ticas de cier­tos sectores jurisdiccionales, existentes en Alen1a­nía, y que bien podían extenderse a Austria.

)les", en Jus el Veritas , Revista de la Facultad de Derecho de la F UC del Perú, Lima,junio de 1993, pp. 81 y ss.; en concreto, p. 83), como la traducción francesa de Louis Favoreu ("Le contróle de constitutionnalité des lois . . Une étude comparative des Constitutions autrichienne et améri'caine", Revue Fram;ai­

se de Droit COl1stitutiol1llel, núm. 1, 1990, pp. 17 Y ss.).

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22 FRANCISCO FERNÁNDEZ SEGADO

IV. EL CONCEPTO DE "LEGISLADOR NEGATIVO"

COMO INSTRUMENTO PARA PROTEGER

AL PARLAMENTO FRENTE A LOS JUECES

Aún habría de añadirse algo más. El monopolio que el Tribunal Constitucional asume en relación con el control de constitucionalidad de las leyes y, por encima de ello, la peculiar naturaleza de "legis­lador negativo" con que Kelsen concibe tal órgano, no sólo pretende mostrar la complementariedad que respecto del Poder Legislativo estaba llamado a asu­mir el Tribunal Constitucional, sino que, más allá de ello, tal concepción revelaba bíen a las claras que el modelo ~e control diseñado por Kelsen no se hallaba animado por una actitud de desconfianza frente al Parlamento, sino, muy al contrario, por un deseo de reforzarlo, protegiéndolo frente a los jueces.19

Al entender Kelsen que la anulación de una ley no puede consistir en su meradesaplicación en el caso concreto, como acontece en la judicial review nor­teamericana -"annuler une loi, dirá Kelsen, 20 e' est

19 En análogo sentido, Giovannelli, Adriano, "Aleune con­

siderazioni sul modello ... ", cit. nota 15, p. 395. 20 Kelsen, Hans, "La garantie juridictionnelle de la Consti­

tution (La justice constitutionnelle)", Revue du Droit Public el de la Science Politique, tome quarante-cinquieme, 1928, pp. 197 Y ss.; en concreto, p. 200.

LA JUSTICIA CONSTITUCIONAL 23

po ser une norme générale"-, por cuanto la anula­ción tiene el mismo carácter de generalidad que su elaboración, estará convirtiendo al Tribunal Cons­titucional en un órgano del Poder Legislativo, en un "legislador negativo", llamado ciertamente a cola­borar, por decirlo quizá in1propiamente, con dicho poder, al venir a reafirmar tal órgano el principio de sujeción de los jueces a la ley sin fisura alguna, lo que, ciertamente, sup onía un refuerzo del órgano parlamentario frente al POQer Judicial. Por lo de­más, de esta caracterización del Tribunal Constitu­cional como "legislador negativo" derivarán las más acusadas diferencias entre ambos modelos: el norteamericano y el europeo-kelseniano.

En último término, conviene no olvidar que las divergencias entre ambos modelos de control de constitucionalidad dimanan de unos presupuestos histórico-políticos e ideológicos contrapuestos que constituyen la última y más profunda ratio de su bipolaridad. Volpe lo expon.e con claridad meri·· diana. 21 El sistema norteamericano halla su razón de ser en la voluntad de establecer la supremacía del Poder Judicial (el denOlninado "gobierno de los jueces") sobre los restantes poderes, particu­larn1ente sobre el Poder Legislativo, lo que constl-

21 Volpe, Giuseppe, L 'ingiustizia delle leggi, cit. nota 9, pp. 157 Y ss.

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24 FRANCISCO FERNÁNDEZ SEGADO

tuye un acto de confianza en Jos jueces, no encua­drados en una carrera burocrática y, al menos a nivel de los Estados, de elección popular en su lnayor par­te, a la par que de desconfianza en el legislador. La Verfassungs gerichts barkeit kelseniana representa, por el contrario, un acto de desconfianza en los jue­ces, encaminado a salvaguardar el principio de se­guridad jurídica y a restablecer la supremacía del Parlamento, puesta en serio peligro por la batalla iniciada por amplios sectores del mundo jurídico en favor del control jurisdiccional (chfuso) de las le­yes, lo que entrañaba dej ar en manos de una casta judicial, en amplia medida de extracción aristocrá­tica y vocación autoritaria, un instrumento de ex­traordinaria relevancia en la -vida de un- Estado de derecho.

CAPÍTULO TERCERO

LA OBSOLESCENCIA DE LA CLÁSICA POLARIDAD "SISTEMA AMERICANO"

VERSUS "SISTEMA EUROPEO-KELSENIANO"

1. Los BINOMIOS CONTRAPUESTOS

DE CALAMANDREI

En una caracterización bien conocida, Calamandrei22

vino a COlli'1otar por una serie de bino111ios contrapues­tos a los dos grandes sistemas de control de constitu­cionalidad (o de legitimidad constitucional, en la ex·­presión italiana): el sistema judicial o difuso (judicial review of Legislation) y el sistema autónomo o con­cenh-ado (la Verfassungsgerichtsbarkeit ke1seniana).

22 Calamandrei, Piero , "La ilegitimidad constitucional de las leyes en ei proceso civil", en su obra ltzstituciones de dere­cho procesal civil (Estudios sobre el proceso civil), traducción de Santiago Sentís Melendo, Buenos Aires, Librería El Foro, 1996, vol. íII, pp. 2 J Y ss .; en concreto, pp. 32 y 33.

25

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26 FRANCISCO FERNÁNDEZ SEGADO

El sistema difuso era caracterizado como inciden­tal (sólo lo puede proponer en via prejudicial quien es parte en una controversia concreta), especial (la declaración de inconstitucionalidad conduce tan sólo a negar la aplicación de la ley al caso concreto) y de­clarativo (el pronunciamiento de inconstitucionali­dad opera como declaración de certeza retroactiva de una nulidad preexistente y, por tanto, con efectos ex tune), y obviamente presupone que todos los ór­ganos jurisdiccionales (de la autoridad judicial, como dice Calamandrei) puedan ejercitarlo.

El sistema concentrado, además de ser ejercido tan sólo por "un único y especial órgano constitucional", es caracterizado como principal (el control se propo­ne como tema separado y principal de la petición, cuestionando directamente la legitimidad de la ley en general, sin esperar que se ofrezca la ocasión de una controversia especial), general (la declaración de inconstitucionalidad conduce a la invalidación de la ley erga omnes, haciéndole perder para siempre su eficacia normativa general) y constitutivo (el pro­nunciamiento de inconstitucionalidad opera como anulación o ineficacia ex nunc, que vale para el futu­ro, pero respeta en cuanto al pasado la validez de la ley inconstitucional).

LA JUSTICIA CONSTITUCIONAL

n. EL VALOR EXPLICATIVO DE LOS ADJETIVOS

DIFUSO Y CONCENTRADO HA PERDIDO

IMPORTANCIA E N LA ACTUALIDAD

27

La virtualidad didáctica de los adjetivos "difuso" y "concentrado" es grande; de ello no cabe la menor duda. Sin embargo, hoy no se puede decir que retra­ten la realidad de la institución considerada, por lo que su valor explicativ() es bastante dudoso.

Más aún, incluso desde una perspectiva histórica resulta que la completa vigencia práctica de los postulados teóricos en ql1e se sustentaba la bipolari­dad sistema difuso/sisten1a concentrado o, con más rigor, judicial review of Legislation/Verfassung­sgerichtsbarkeit, fue más bien escasa, producién­dose muy pronto una cierta relativización de algu­nos de sus rangos más caracteristicos. No será nece­sario esperar a la nueva concepción sustentada por los constituyentes europeos de la segunda posgue­rra, si bien a partir de este momento el proceso rela­tivizador de los binomios precedentemente citados se acentuará de modo notable. En efecto, ya la muy relevante reforma constitucional austriaca de 1929 (la Zweite Bundesverfassungsnovelle, del 7 de di­ciembre de 1929) agrietará la supuesta solidez de las diferencias binomial es. A juicio de Cappelletti,

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I

28 FRANCISCO FERNÁNDEZ SEGADO

que compartimos, tras la Novel/e, el sistema aus­triaco-kelseniano presenta ya un carácter híbrido. 23

Por 10 demás, una opini ón doctrinal muy exten­dida en nuestros días, si es que no casi generalizada, subraya la existencia de una clara tendencia conver­gente entre los dos clásicos modelos. Es el caso, en­tre otros muchos, de Cappelletti,24 para quien el control jurisdiccional de las leyes, en su funciona­miento en e1 mundo contemporáneo, revela el hun­dimiento de las antiguas dicotomías, hallándose los dos modelos en vías de llegar a uno solo, en proceso, en definitiva, de unificación.

nI. LA REFORMA CONSTITUCIONAL

AUSTRfACA DE 1929 y LA CUESTIÓN

DE INCONSTITUCIONALIDAD

El primero de los rasgos diferenciales entre am­bos modelos atafie al órgano legitimado para llevar a cabo el control. Es de sobra sabido que en el siste-

23 Cappelletti, Mauro, JI controlio giudiziario di costituzio­na/ita .. , eit. nota 1, p. 95 .

24 CappelJetti, Mauro, "Judicia] Review on Comparative Perspective", California Law Review, vol. 58, núm. 5, octubre de 1970, pp. 10 17 Y ss. Manejamos la traducción francesa, "Le controle juridictionnel des ¡oís en Droit comparé", en la obra de recopilación de artículos del propio autor, Le POll voirdesju_ ges, París, Economica-Presses Unviersitaires d'Aix -Marseille, 1990, pp. 179 Y ss. ; en concreto, p. 213.

LA JUSTICIA CONSTITUCIONAL 29

nla norteamericano todos ¡os órganos judiciales pue­den pronunciarse sobre la constitucionalidad de las leyes con ocasión de las controversias o litigios susci­tados ante ellos. En el sistema austriaco-kelseniano, un órgano ad hoc es el encargado de llevar a cabo el control de constitucionalidad, que, de esta fOillla, es monopolizado por el Tribunal Constimcional.

Este monopolio, aunque formalnlente no se vea alterado, sufrirá un embate considerable con la ya mencionada refoffila constitucional austriaca de 1929. Ya el texto de 1920 (artículo 89.2) habilitaba a los tribunales, en el caso de que les surgieran du­das acerca de la ilegalidad de un reglamento que hubieren de aplicar, para suspender el procedimien­to y requerir al Tribunal Constitucional su anula­ción por un vicio de ilegalidad. Sin enlbargo, el plan­teamiento de esta cuestión se circunscribía a los reglamentos, no abarcando a las 1eye s.

La reforma consti tucional de 1929" que daba una nueva redacción al artículo 140 de la Constitución, ampliaba la legitimación para recurrir las leyes ante el Verfassungsgerichtshof (VfGH), por vicios de in­constitucionalidad, al Tribunal Supremo (Oberster Gerichtshoj) y al Tribunal de Justicia Administrati­va (Verwaltungsgerichtshof) . Cualquier parte de una "litis" o controversia de la que e stuviera cono ­ciendo uno de esos dos altos órganos jurisdicciona-

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30 FRANCISCO FERNÁNDEZ SEGADO

les ordinarios podía plantear ante ellos el problema de la constitucionalidad de una ley aplicable al caso concreto, si bien la cuestión constitucional propia­mente dicha se había de plantear por la exclusiva decisión del alto órgano jurisdicciona1.25

El origen de esta refonna se ha vist026 en!a facul­tad de que dispuso el VfO!-I, desde su diseño inicial en 1920, de proceder de oficio al control de consti­tucionalidad de una ley o de un reglamento,cuando hubiere de aplicar una de esas normas en otro caso distinto pendiente de su conocÍlniento. Sin embar­go, y al menos adicionalmente, a nuestro entender, no puede olvidarse aquí la nítida postura kelseniana favorable a la fórmula acuñada constitucionalmen­te en 1929, en la que el gran jurista nacido en Praga ve un cauce para la introducción de una muy ate­nuada actio popularis.

25 "Las partes, diría Kelsen (en El control de la constitucio­nalidad de las leyes, cil. nota 18, p. 88), no tenían derecho a exigir tal proceso. Era exclusivamente el interés público prote·· gido por los tribunales y no el interés privado de las partes, lo que era decisivo desde el punto de vista procesal".

26 Oh1inger, Theo, "La giurisdizione costituzionale in Aus­tria", Quaderni Costituzionali, año II, núm. 3, diciembre de 1982, pp. 535 Y ss., en concreto, p. 542 .

LA JUSTICIA CONSTITUCIONAL 31

. Recordemos ahora que Kelsen, en 1928, adn1i-­tía27 que la mayor garantía en orden al desencade­namiento del procedimiento de control de constitu,. cionalidad consistía ciertamente en la previsión de una actio popularis, de acuerdo con la cual .el V fGH habría de proceder al control a instancias de cual­quiera. "C'est incontestablement de cette fa90n que l'intéret politique qu'il y a a l' élimination des actes irréguliers recevrait la satisfaction la plus radicale". A partir de tal reconocimiento, Kelsen considera no recomendable esta solución, porque la lnisma entrañaría un muy considerable peligro de accio­nes temerarias "et le risque d'un insupportable en­combrementdes roles" .28 Sin embargo, casi de in­mediato, el jurista de la Escuela de Viena se manifiesta favorable a un acercamiento del recurso de inco!lstitucionalidad a la actio popularis , a cuyo efecto postulará que se permita a las partes de un proceso judicial o administrativo provocar tal con-

27 Kelsen, Hans, "La garantiejuridictionnelle ... ", cit. nota 20,

p.245. 28 En análogo sentido, Charles Eisenmann, uno de los más

fieles seguidores y discípulos de Kelsen, de modo rotundo, con­sideraba que la prohibición de la vía directa a los particulares constituía una necesidad práctica casi absoluta. Eisenmann, Charles, La justice constitutionnelle et la Haute Cour Constitu­tionnelle d 'Autriche, ed. de 1928, París, Economica-Presses Universitaires d' Aix-Marseille, p. 188.

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32 FRANCISCO FERNÁNDEZ SEGADO

tro1 de constitucionalidad frente a actos de autorida­des públicas (resoluciones judiciales o actos admi­nistrativos) cuando entendieren que tales actos, aun siendo inmediatamente regulares, se hubieren realiza­do en ejecución de una norma irregular (ley inconsti­tucional o reglamento ilegal). Se trataría, en definiti­va, como reconoce Kelsen,29 no de un derecho a recurrir abierto directamente a los particulares, sino de un medio indirecto de provocar la intervención del Tribunal Constitucional.

En definitiva, la refoffi1a constitucional de 1929, aun no rompiendo fonualmente el monopolio del control de constitucionalidad por parte del VfGH, alteraba el significado del mismo, convirtiéndolo en un monopolio de rechazo por cuanto, de algún modo, los dos altos órganos jurisdiccionales ordi­narios que quedaban legitimados para plantear ante el Tribunal Constitucional la pertinente "demanda" (en los tém1inos del artículo 140.1 de la Constitu­ción),30 antes de decidir su planteamiento, debían ló-

29 Kelsen, Hans, "La garantie juridictionnelJe ... ", cit. nota 20, p.246.

30 Manejamos el texto publicado en la obra de Boris Mirki­ne-Guetzévitch, Las nuevas Const[tuciones del mundo, Ma­drid, Editorial España, 1931. El texto de la Ley constitucional federal del 7 de diciembre de 1929 puede consultarse en las pp. 177 y ss.

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LA JUSTICIA CONSTITUCIONAL 33

gicamente llevar a cabo un primer juicio de consti­tucionalidad en el que sustentar el planteamiento de la cuestión. Como bien señala Rubio Llorente,3! la cuestión de inconstitucionalidad implica siempre un

doble juicio de constitucionalidad: uno provisio­n al y negativo, efectuado por el juez o tribunal que la suscita, y otro, definitivo y coincidente o no con aquél, que es el que lleva a cabo el Tribunal Consti­tucional. De ahí que allí donde existe el instituto pro­cesal conocido en España como "cuestión de in­constitucionalidad" se afirme que el Tribunal Cons­titucional sólo dispone de un monopolio de rechazo de las leyes inconstitucionales (que en el caso aus­triaco habría que ampliar a los reglamentos ilegales).

IV. EL CONSTITUCIONALISMO EUROPEO DE LA

SEGUNDA POSGUERRA: SU PROFUNDIZACIÓN

EN LA DIRECCIÓN TRAZADA EN AUSTRIA EN 1929

El constitucionalismo europeo de la segunda pos­guerra ha profundizado en esta dirección . Como des-

31 Rubio Llorente, Francisco, Laforma del poder (Estudios sobre la Constitución), Madrid, Centro de Estu·dios Constitu­cionales, 1993, p. 588.

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34 FRANCISCO FERNÁNDEZ SEGADO

taca Pizzorusso,32 una de las novedades emergentes de las experiencias de la justicia constitucional de la segunda posguerra es la constatación de la posi­bilidad de combinar la técnica del control inciden­tal (de tipo norteamericano) con la técnica del control concentrado (de tipo austriaco-kelseniano) mediante el empleo del instituto procesal de la pregiudizialita, esto es, mediante la facultad que al­gunos ordenamientos reconocen a los órganos jurisdiccionales ordinarios, no para decidir autó­nomamente las cuestiones constitucionales, pero sí para elevar a la decisión del Tribunal Constitucio­nal normas sospechosas de vulnerar la Constitu­ción, que hayan de ser aplicadas en una litis concre­ta de la que estén conociendo.

Alemania, Italia y España nos ofrecen buen ejemplo de esta técnica. Y otro tanto se puede decir de Austria, . en donde una nueva reforma constitu­cional de 1975 vino a legitimar, en orden al deseno

-

cadenamiento del control por parte del VfGH, a todos los órganos jurisdiccionales de segunda i11stan- . cia, lo que encerraba una enorme relevancia en aquellos supuestos en que no estaba previsto un re­curso ante el Tribunal Supremo. Si se advierte que

32 Pizzorusso, Alessandro, "1 sistemi di giustizia costituzio­nale : dai modelli alla prassi", Quaderni Costituzionali, año II, núm. 3, diciembre de 1982, pp. 521 Y SS.; en concreto, p. 522.

LA JUSTICIA CONSTITUCIONAL 35

siempre es posible un recurso contra una sentencia dictada en primera instancia, se puede comprender, como constata Ohlinger,33 que la reforma de 1975 abrió posibilidades prácticamente ilimitadas de con­trol de constitucionalidad de las leyes con ocasión de su aplicación.

En definitiva, este instituto procesal ha venido a hacer partícipes del proceso de control de constitu­cionalidad de las leyes a todos los jueces, relativi­zando de esta fOffi1a el primer binomio diferencial que separa los dos grandes modelos. Sin embargo, su impacto aún será más an1plio.

v . RELATIVIDAD DE LA DIFERENCIACIÓN

CONCERNIENTE AL CARÁCTER INCIDENTAL

O PRINCIPAL DEL CONTROL

DE LA CONSTITUCIONALIDAD

Una segunda diferencia entre ambos sistemas atañe al carácter incidental o principal del control. En el sistema de la judicial review of Legislation, la ley sospechosa de Ínconstitucionalidad no es sus­ceptible de impugnación directa. La presunta incons­titucionalidad sólo puede hacerse valer como cuestión

33 Ohlinger, Theo, La giurisdizione costituzionale in Aus­tria, cit. nota 26, p. 543.

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36 FRANCISCO FERNÁNDEZ SEGADO

incidental de cuya resolución depende la decisión que sobre el caso principal ha de adoptar el juez compe­tente por quien es parte en una controversia concreta. El control tiene, pues, carácter incidental o, como otros sectores doctrinales sostienen, quizá con ma­yor impropiedad, el control se lleva a cabo a través de la vía procesal de la excepción de inconstitucio­nalidad.

En el sistema europeo-kelseniano de la Veifassung­sgerichtsbarkeit, el procedimiento ante el Tribunal Constitucional se inicia mediante la presentación de una acción o recurso de in constitucionalidad. Nos hallamos, pues, ante un procedimiento de impugna­ción directa, en vía principal. La impugnación no se vincula a la existencia de una litis, facilitándose de esta forma la anulación de leyes inconstitucionales que, sin embargo, pueden no suscitar controversia, · si bien, por lo general (si bien ello adn1ite excepcio­nes), dentro de un detern1inado plazo.

En 1942, Kelsen sostuvo34 que la mayor diferen­cia entre el sistema norteamericano y el austriaco radicaba en el procedimiento a través del cual una ley podía ser declarada inconstitucional por el órga·­no competente, subrayando el hecho de que, en principio, en el sistema americano sólo la violación

34 Kelsen, Hans, El control de la constitucionalidad de las leyes, cit. nota 18, p. 87.

LA JUSTICIA CONSTITUCIONAL 37

de 1 interés de un particular podía desencadenar el procedimiento de control constitucional, lo que de alguna forma significaba la postergación del interés público que el control de constitucionalidad de 1as normas entraña, que no necesarian1ente coincide con el interés privado de las partes interesadas.

Ciertamente, el control, en el sistema americano, se ha vinculado siempre a la previa existencia de una controversia. Hughes35 recuerda cómo la Supre­lne Court ha rechazado las insinuaciones del Con­greso para que opinase sobre cuestiones consti­tucionales cuando no tenía que decidir un case o una controversy reales. En tal sentido se pronunciaría, por ej emplo, en 1911, en el Caso Muskrat VS . Uni­ted States . Sin embargo, como el propio. Kelsen re­cuerda,36 una Ley del 24 de agosto de 1937 "para

35 En el caso a que alude Hughes (Muskrat vs. US.), el Tri­bunal Supremo decidió que el Congreso no se hallaba faculta­do para aprobar una ley que atribuía competencia al Tribunal de Reclamaciones (Court 01 Claims) y, en apelación, al Tribu­nal Supremo, para decidir sobre la validez de las 1 eyes del Con­greso relativas a asuntos de los indios, sin un "caso" o "contro­versia", únicos asuntos a los que, según la COllstitución, se extiende el Poder Judicia1. Hughes, Charles Evans, La Suprema Corte de los Estados Unidos, 2a. ed. española, México, Fondo de Cultura Económica, 1971, p. 54.

36 Kelsen, Hans, "Le contro le de constitutionnalité des ¡ois. Une étude comparative des Constitutions autrichienne et amé­

ricaine", cit. nota 18, p. 25.

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38 FRANCISCO FERNÁNDEZ SEGADO

proveer la intervenc ión del Gobierno de los Estados Unidos, en apelación directa al Tribunal Supremo y la regulación de la expedición de injunctions en al­gunos casos referentes a la constitucionalidad de las leyes del Congreso y para otros propósitos", vino a reconocer el interés público en el control ju­risdiccional de las leyes federales. Esta Ley conce­dió al Ejecutivo el derecho de recurrir ante el Tribu­nal Supremo una sentencia por la que una ley federal fuera declarada contraria a la Constitución, lo que posibilitaba al Ejecutivo federal el derecho de intervenir en cualquier acción entre particulares, convirtiéndose en una de las partes a los efectos de la presentación de pruebas y de la argumentación de la: cuestión constitucional. Ello significaba una cierta relativización de la diferencia advertida por Kelsen y anteriormente mencionada.

Pero aún hay algo más. La recepción constitu­cional en algunos ordenamientos europeos de la segunda posguerra de la cuestión de inconstitucio­nalidad entraña la introducción de un elemento in­cidental en un sistema concentrado en el que el control tiene carácter principal. Ello es importante porque, como advierte Pizzorusso,37 va a atribuir ca­rácter "concreto" al control realizado por el Tribunal

37 Pizzorusso, Alessandro, "1 sistemi di giustizia costituzio­nale .. . ", cit. nota 32, p. 525.

LA JU STICIA CONSTITUCIONAL 39

Constitucional cuando conoce de una cuestión de inconstitucionalidad.

Bien es verdad, añadiríamos por nuestra cuenta, que este carácter "concreto" ,contrapuesto a la "abs­tracción" Ínsita en el carácter principal del control, sólo puede admitirse en un sentido impropio que se vincula con el planteamiento de la cuestión.

La abstracción significa que el proceso de consti­tucionalidad surge al margen de un caso judicial. La concreción deriva de la relación de prejudicialidad que, en conexión con la "relevancia" (constatada en el oportuno "juicio de relevancia") de la cuestión de inconstitucionalidad, se establece entre los dos juicios con base en que mientras en uno tal norma constituye el objeto del control de constitucionalidad, en el otro, es tal norma la que ha de ser aplicada en orden a la resolución del caso, lo que vincula la decisión del Tribunal Constitucional a un caso concreto en cuyo án1bito la norma controlada ba de encontrar aplica-

ción. Esta concreción en el planteamiento de la

cuestión de inconstitucionahdad convive con la abs­tracción del enjuiciamiento llevado a cabo por el Tri­bunal Constitucional. Éste no va a dejar de confron­tar en abstracto dos normas jurídicas, dilucidando su compatibilidad o contradicción a través de un con­junto de operaciones lógico-silogísticas. Sin em-

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40 FRANCISCO FERNÁNDEZ SEGADO

bargo, como bien se ha seña1ado,38 la concreción en el planteamiento de origen no parece que haya de ca­recer de una cierta repercusión en el propio juicio constitucional, pues, llegado el momento de detem1i­nar el sentido de los enunciados nOlmativos, puede llegar a ejercer un cierto int1ujo, por pequeño que sea, el caso litigioso en suspenso en e~ que se ha susci­tado el problema de constitucionalidad y sobre el que posteriormente se ha de pronunciar el juez a qua.

Ello constituye una prueba n1ás del progresivo entremezclamiento de elementos de uno y otro sis­tema, prueba que se acentúa si se advierte que en al­gunos países, corno es el caso de Alemania, los jueces ordinarios han venido controlando la constitu­cionalidad de las leyes preconstitucionales, y que en otros varios, como acontece en España, a esos mis­mos órganos jurisdiccionales ordinarios conesponde, por la vía del control de legalidad, controlar la consti­tucionalidad de las normas infralegales.

38 Jiménez Campo, Javier, "Consideraciones sobre el con­trol de constitucionalidad de la ley en el derecho espaí1ol ", en el colectivo, Lajurisdicción constitucional en Espalia. (La Ley Orgánica del Tribunal Constitucional, 1979-1994), Madrid, Tribunal Constitucional-Centro de Estudios Constitucionales, 1995, pp. 71 Y ss.; en concreto, pp. 77 Y 78.

LA JUS TICIA CONSTITUCIONAL

VI. RELATIVIDAD DE LA DIFERENCIACIÓN ATINENTE A LOS EFECTOS DE LAS SENTENCIAS

ESTIMATORIAS DE LA IN CONSTITUCIONALIDAD

DE LA NORMA IMPUGNADA

41

Una última y doble diferencia atañe a la exten­sión y naturaleza de los efectos de las sentencias es­timatorias de la inconstitucionalidad de la norma impugnada.

En el modelo americano, en sentido estricto, el juez no anula la ley, sino que declara una nulidad preexistente, por lo que se limita a inaplicar la ley que considera contradictoria con la Constitución (sentencia declarativa). En sintonía con ello, los efectos de la declaración son retroactivos (ex tune) y ~ dado el carácter incidental de la demanda, linlita­dos al caso concreto (inter partes); djcho de otro modo, yen ténninos de Calamandrei, se trata de un control "especial", no "general".

En la Verfassungsgerichtsbarkeit, el órgano al que se confía la anulaóón de las leyes inconsb­tllcionales no ejerce propiamente una verdadera fun­ción jurisdiccional, aunque tenga, por la indepen­dencia de sus n1iembros, la organización de un tribunal. A partir de la diferencia que Kelsen consi­dera determinante entre la función juri sdiccional y la función legislativa: mientras l~ última crea nor-

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42 FRANCISCO FERNÁNDEZ SEGADO

mas generales, la primera no crea sino normas in­dividuales, el maestro de la Escuela de Viena re­suelve el problema del significado de la anulación de una ley decidida por el Tribunal. Aplicando la Constitución a un hecho concreto de producción legislativa y llegando a anular leyes inconstitucio­nales, sostendrá Kelsen,39 el Tribunal Constitucional no genera, sino destruye una norma general, es decir, pone el actus contrarius correspondiente a la produc­ción jurídica, o sea, que oficia de legislador negativo. En definitiva, la decisión del Tribunal de anular una ley tiene el mismo carácter que una ley abrogativa de otra norma le gal. Es un acto de legislación nega­tiva.

En la caracterización del Tribunal como "legis­lador negativo" no se ha de ver, como advierte Gio­vannelli,40 una acentuación del carácter político de la función desempeñada por el V fGR, sino más bien el intento kelseniano de asimilarla a la función legislativa, con vistas, particularmente, al otorga­miento de efectos erga omnes al pronunciamiento

39 Kelsen, Han&, Wer sol! der Hüler der Verfassung sein?, 1931. Manejamos el texto traducido por Roberto J. Brie, ¿ Quién debe ser ef defensor de la Constitución?, Madrid, Tec­

nos, 1995, pp. 36 Y 37. 40 Giovannelli, Adriano, "Ale une considerazioni sul mode-

110 ... ", cit. nota 15, pp. 388 Y 389.

LA JUSTICIA CONSTITUCIONAL 43

del juez constitucional y a la exclusión de la fuerza retroactiva de la resolución judicial, es decir, a dotar a la sentencia constitucional de efectos ex nunc. Kelsen41 consideró que difíciln1ente podía justificarse tal fuerza retroactiva, no sólo por las consecuencias cliticables de todo efecto retroactivo, sino, especial­mente, porque la decisión concernía a un acto del legislador, y éste también estaba autorizado para interpretar la Constitución, aun cuando estuviese so­metido en este aspecto al control del Tribunal Consti­tucional. En definitiva, mientras eljuez constitucional no declarase inconstitucional una ley, la opinión del legislador, expresada en un acto legislativo, tenía que ser respetada. De todo ello se infería, co.mo es obvio, la naturaleza constitutiva de las sentencias de inconstitucionalidad.42

La primera relativización que debe ser advertida con relación a esta pareja de binornios caracteriza­dores de uno y otro sistema atañe al sistema ameri-

41 Ke1sen, Hans, "Le controle de constitutionnalité des lois. Une étude comparative .. . ", cit. nota 18, p. 20.

42 Kelsen (en "Le controle de constitutionnalité des lois. Une étude comparative ... ", cit. nota ¡ 8, p. 20) admite una sola excepción frente a la regla general de exclusión de fuerza re­troactiva de la sentencia: la ley anulada por la sentencia constitu­cional no puede ya ser aplicada al caso que dio lugar al control jurisdiccional y subsiguiente anulación de la ley.

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44 FRANCISCO Ff:RNÁNDEZ SEGADO

cano. Recordemos, ante todo, que la base de todo el derecho de creación judicial, característico de los sistemas de COlnmon law, se encuentra en la regla del precedente (the rule 01 precedent), que funda­menta la obligación que pesa sobre el juez de ate­nerse en sus fallos a los precedentes judiciales o normas elaboradas por los órganos jurisdiccionales con anterioridad (stare decisis et quieta non move-­

re). De esta forma, aunque fOD11almente los efectos se circunscriben a las partes de la litis, la incidencia del principio stare decisis puede llegar a alterar notablen1ente este rasgo. La vinculación del pre­cedente se acentúa aún más con relación a la juris­prudencia de los órganos jurisdiccionales supe­riores. Así, la existencia de un Tribunal Supren10 único, cual, a diferencia de otros países, como Ale­mania, acontece en los Estados Unidos, y la obliga­ción de seguir los precedentes establecidos por los tribunales jerárquica111ente superiores, otorga al sistema norteamericano, en el punto que nos ocupa, una operatividad semejante a la de un control en vía principal, tenninando, indirectan1ente, pordesen­cadenar una verdadera eficacia erga omnes, análo­ga a la de la abrogación de la ley, bien diferente a la de una mera desaplicación de la ley en un caso sin­gular con la posibilidad, el11pero, de que en otros su­puestos la ley sea nuevan1ente aplicada. Como afir-

LA JUSTICIA CONSTITUC IONAL 45

ma Cappelletti,43 ciertamente, si una leyes inaplicada por el Tribunal Supremo norteamericano por consi­derarla inconstitucional, la ley, fonnalmente, conti­nuará formando parte del ordenarl1iento jurídico, pero la regla del stare decisis la convertirá en letra muerta. En definitiva, la inaplicación, en la reali­dad, se transfOffi1a en anulación, que, según precisa de nuevo Cappelletti,44 es "définitive, incontestable, et qui vaudra pour toute espece a venir"'.

VII . LA DISMINUCIÓN DE LA DISTANCIA QUE

ANTAÑO SEPARABA LA EFLCACIA

DEL PRECEDENTE EN NORTEAMÉRICA

RESPECTO DE LOS EFECTOS ERGA OMNES

DE LAS SENTENCIAS

DE LOS TRIBUNALES CONSTITUCIONALES

Un nuevo elen1ento de convergencia entre am­bos sistemas, en relación con el binomio inmediata­mente antes referido, puede apreciarse en la dismi­nución de la distancia que antaño separaba la eficacia del precedente en Nortealnérica, en virtud de la regla del stare decisis, de la eficacia de los efec-

43 Cappelletti, Mauro, "Le controle jurid ictionnel des lois en

droit comparé", cit. nota 24, pp. 202 Y 203. 44 Ibidem, p. 203 .

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46 FRANCISCO FERNÁNDEZ SEGADO

tos erga omnes de las sentencias de los tribunales constitucionales. Ello ha sido posible porque el conte­nido de muchos de los pronunciamientos de estos últimos órganos es básicamente interpretativo.

El horror vacui del juez constitucional se ha tra­ducido en la voluntad de éste de compaginar la provocación de una suerte de big bang de los valo­res constitucionales, facilitando su penetración en todas las ramas del ordenamiento jurídico, con el sos­layamiento de la creación simultánea de agujeros ne­gros en el ordenamiento jurídico.45 Ello ha conducido a las sentencias interpretativas, que, como subraya Crisafulli, 46 "sono nate da un' esigenza pratica, e non da astratte elucubrazioni teoriche". Y esa exigencia práctica es, precisamente, la de evitar vacíos (vuoti ) en el ordenamiento. 3i a ello se añade la aplicación de] principio de conservación de los actos jurídicos (en íntima relación con la exigencia práctica prece­dente), que a su vez casa a la perfección con el de seguridad jurídica, y el hecho de que algunos tri­bunales constitucionales han utilizado este tipo de sentencias para tratar de dar una doble interacción

45 Di Manno, Thierry, Le juge constitutionnel et la technique des déeisions 'intelpretatives' en Franee et en Italie, París, Eco­nomica·Presses Universitaires d'Aix-Marseille, 1997, p. 74.

46 Crisafulli, Vezio, "La Corte Costituzionale ha vent'an­ni", Giurisprudenza Costituzionale, año XXI, 1976, fasc. JO, pp. 1694 Y ss., en particular, p. 1703.

LA JUSTICIA CONSTITUCIONAL 47

interpretativa a las normas constitucionales y a las legislativas, ensamblándolas de modo dinámico,47 se puede comprender la gran expansión que este tipo de sentencias ha tenido. Tales sentencias han terminado, en la práctica, por dar lugar a la efica­cia del precedente en términos semejantes a como sucede en el modelo norteamericano. 48

47 Silvestri, refiriéndose a la Corte Costituzionale, recuerda que con este tipo de sentencias se ha propiciado una doble in­teracción hermenéutica: de la norma constitucional sobre la disposición legislativa y de la evolución de las condiciones socioculturales (reflejadas, aunque sólo sea en parte, en la le­gislación) sobre las mismas disposiciones constitucionales. Si!vestri, Gaetano, "Le sentenze normative della Corte Costi­tuzionale", en el colectiv o, Scritti su la giustizia costituziona­le. In onore ... , cit. nota 15, pp. 755 Y ss., en particular, p. 757.

48 Pizzorusso, Alessandro (en "I sistemi di giustizia costitu­zionale .. . ", cit. nota 32, p. 527) ha vinculado la progresiva me­nor relevancia diferencial entre los dos clásicos sistemas, de la eficacia erga omnes de la.s sentencias estimatorias -yen Ale­mania, también de las de rechazo-, a la vinculación de la sen­tencia al hecho con respecto al cual se suscita la cuestión de in­cOllsti tucionalidad, circunstancia que tiende a conferir siempre mayor importancia al carácter interpretativo de la sentencia, logrando que su eficacia como precedente sobrepase en impor­tancia a su eficacia de cosa juzgada.

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11

48 FRANCISCO FERNÁNDEZ SEGADO

VIII. EFECTOS RE TROACTfVOS (EX TUNe)

DE LAS DI::CLARACIONES GENERALES J DE INCONSTlTUCIONALIDAD DE ALGUNOS

TRIBUNALES CONSTITUCIONALES EUROPEOS

En el sistema europeo-kelseniano, como ya vi­mos con anterioridad, la eficacia erga omnes de la sentencia estimatoria de la in constitucionalidad opera con efectos ex nunc, respetando en cuanto al pasado la validez de la ley declarada inconstitucio-. nal. Sin embargo, si este rasgo se ha mantenido en Austria, no puede decirse lo mismo de otros países europeos.

En Alemania, cuando el Tribunal Constitucional Federal llega a la conclusión de que una leyes in­compatible con la Grundgesetz, declara su nulidad, lo que, según la doctrina tradicional, significa que la nom1a inconstitucional es inválida desde el mo­mento de su creación y, por tanto, inexistente. En consecuencia, como destaca Weber, 49 la nulidad se retrotrae al momento de creación de la norma y, por ello, se define como nulidad ex tunco La regulación alemana refleja, pues, la doctrina germana de la nu-

49 Weber, Albrecht, "Alemania", en Aja, Eliseo (ed.), Las tensiones entre el Tribunal Constitucional y el legislador en la Europa actual, Barcelona, Ariel, 1998, pp. 53 Y ss.; en particu­lar, p. 75.

LA JUSTICIA CONSTITUCIONAL 49

lidad de la norma desde el moment() de su creación, y se opone a la regulación austriaca, que pem1ite [e­u-asar los efectos de la nulidad a un momento poste­

nor. A este respecto, conviene recordar que ya el mis­

mo Kelsen,50 a fin de evitar los inconvenientes di­manantes del vacío jurídico desencadenado por la anulación de una norma, defenderla la convenien­cia de diferir los efectos de la anulación hasta la ex­piración de un detemlinado plazo contabilizado a partir de la publicación de la sentencia de anula­ción. En coherencia con este planteamiento, el artí­culo 140.3 de la Constitución austriaca habilitó al Tribunal Constitucional para prever una prórroga para la entrada en vigor de los efectos de la senten­cia de anulación, prórroga que no podía exceder de seis meses, que en la reforma de 1929 se amplió a un año (según el actual artículo 140.5 de la vigente Constitución austriaca, tal prórroga puede alcanzar los dieciocho meses), y cuya razón de ser, como reco­noció el propio Kelsen,51 era permitir al Parlamento reen1plazar la ley cuestionada por una nueva confor-

50 Kelsen, Hans, "La garantie juridictionnelle .. . ", cit. nota 20,

p.243. 51 Kelsen, Hans, "El control de la constitucionalidad .. ", cit.

nota 18, p. 84.

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50 FRANCISCO fERNÁNDEZ SEGADO

me a la Constitución, antes de que la anulación fuere efectiva.

De alguna manera, también en Italia se puede ha­blar de efectos ex tunco Como señala Romboli,52 en la actualidad es absolutamente pacífico en la doc trina y en la jurisprudencia que la disposición declarada inconstitucional no puede aplicarse en procesos futuros, en el juicio a quo ni en los pen­dientes, con excepción solamente de las denomi­nadas relac iones ya agotadas, esto es, las relati­vas a decís iones jurisdiccionales, o bien a acto s que,en general, ya han aplicado la disposición declarada ilegítima y que ya se han convertido en definitivos al ser firmes o no susceptibles de re­curso alguno.

Análoga es la solución que se ha seguido en Bél­gica, donde la Cour d' Arbitrage ha recordado en di­versas ocas iones el doble alcance temporal de sus sentencias:

Les arrets d' annulation rendus par la Cour ont au­torité absolue de chose jugée a partir de leuI puhli­cation au Moniteur beIge. L' annulation a, par

52 Romboli, Roberto, "Italia", en Aja EJiseo (ed.), Las ten­siones entre e l Tribunal Constitucional y el legislador ... , cit. nota 49, pp. 89 Y ss.; en concreto, p. 118.

LA JUSTICIA CONSTITUCIONAL 51

ailleurs, effet rétroactif, ce qui implique que la nor­me annulée, ou la partie annulée de la norme, doit etre considérée comme n' ayant jamais existé. 53

En España, hoy, se admite de n10do. bastante ge­neralizado que la declaración de inconstitucionali­dad de una norma legal entraña su nulidad y, con ello, su eficacia ex tune, dentro de los márgene.s legalmente establecidos: imposibilidad de revisar procesos fenecidos mediante sentencia con fuerza de cosa juzgada en los que se haya hecho aplica­ción de la ley, disposición o acto inconstitucional, salvo en los procesos penales o contencioso-admi­nistrativos referentes a un procedimiento sanciona­dor en que, como consecuencia de la nulidad de la nOlIDa aplicada, resulte una reducción de la pena 0 -

de la sanción o una exclusión, exención o limita­ción de la responsabil idad .

En definitiva, en este punto concreto, la solución más comúnmente adoptada en los ordenamientos europeos se encuentra mucho más próxima a la acu­ñada en el modelo norteamericano que a la defen­dida por Kelsen.

53 Simonart, Henri, "Le controle exercé par la Cour d' Arbi­trage", en el colectivo La Cour d 'Arbitrage (actualité el pers­pectives), Bruylant, Bruselas, 1988, pp. 121 Y ss .; en concreto, p. 191.

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52 FRANCISCO FERNÁNDEZ SEGADO

IX. APROXIMACIÓN DE LAS FUNCIONES

DE LA CORTE SUPREMA

FEDERAL DE LOS ESTADOS UNIDOS

A LAS DE LOS TRIBUNALES

CONSTITUCIONALES EUROPEOS

El elenco de circunstancias reveladoras de la no­tabilísima relativización de las antaño nítidas diver­gencias antinómicas entre los dos Il1odelos no ter­mina aquí. Algunos otro!, argumentos pueden aportarse al efecto tanto en relación con la Corte S uprema norteamericana como con los tribunales constitucionales de corte kelseniano.

En el sistema americano, la Supreme Court pre~ senta una configuración cada vez más acentuada como órgano casi exclusivamente de justicia cons­titucional. Por la vía del writ 01 certiorari, la Supre­me Court seha venido limitando progresÍvaInente a ejercer su control tan sólo en lo concerniente a las cuestiones de lTIayor relevancia, que son, por 10 ge­neral, cuestiones constitucionales .

Conviene recordar que el notable aumento del número de casos de que había de conocer el tribunal supremo norteamericano a fines del siglo XIX mo­tivó las quejas de los magistrados por la sobrecarga de trabajo, impeditiva de un desarrollo efectivo de su función. Dos leyes del Congreso trataron de sol-

, '"

LA JUSTICIA CONSTITUCIONAL 53

ventar el problenla. La prin1era, la Ley del Tribunal de Apelación, de 1891, concedió por primera vez a la Supreme Court, juri sdicción discrecional sobre una elevada proporción de casos. La segunda, la Ley Judicial de 1925, dispuso que la n1ayoría de los casos llegaran al Tribunal en fom1a de peticiones de revisión, que el Tribunal podía rechazar, en vez de en forma de apelaciones vinculantes. La conse­cuencia de todo ello sería una considerable all1plia­ción de la capacidad de la Supreme Court para deci­dir la adn1Ísión a trámite.

Una nueva reforma llevada a cabo en 1988 ha eÍin1inado de facto la jurisdicción de apelación, de naturaleza obligatoria, respecto de los tribunales federales. Por todo ello, puede afirmarse que la re­visión no constituye una cuestión de derecho, sino de discreción judicial, y únicamente es concedida por el tribunal cuando entiende que existen razones especiales e importantes para ello, lo que le pelmite una elección ad libitunz y enteramente discrecional, circunstancia que ha posibilitado que la Supreme Court se convierta en "el árbitro efectivo de la for­ma de gobierno federal" ,54 acentuándose por todo ello su rol como órgano político.

54 Baum, Lawrence, El Tribunal Supremo de los Estados Unidos de Norteamérica, Barcelona, Bosch, 1987, p. 152.

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54 FRANCISCO FERNÁNDEZ SEGADO

Hace cincuenta años, constataba Baum en 1981,55 la rnayor proporción de los casos presentados ante el tribunal supremo eran de naturaleza civil. A par­tir de entonces, los casos penales fueron en aumen­to. En la actualidad, los casos de naturaleza consti­tucional dominan la agenda de este Tribunal, y la mayor parte de ellos suscitan temas de libertades ci­viles.

A la vista de la evolución de la Suprenle Court y de su situación actual, se ha podido constatar por amplios sectores de la doctrina56 que es grande la proximidad de este órgano con los tribunales cons­titucionales. 57

55 Ibidem, p. 148. 56 Este es el caso, entre la doctrina española, de Rubio Llo­

rente, para quien la Supreme Court es, en razón de la selección de los asuntos que ella misma hace, un tribunal constitucional (Rubio Llorente, Franc isco, Tendencias actuales de la juris­dicción constitucional en Europa, cit. nota 7, p. 1416). Yen el mismo sentido, entre otros, se manifiesta Pegoraro, para quien "negli ultimi anni, la C()fte suprema s'e transformata ... in una vera e propria corte cosbtuzionale e cioe in un organo dotato di competenze specializzate" (Pegoraro, Lucio, Lineamenti di gius­tizia costituzionale comparata, Turín, G. Giappichelli Editore, 1998, p. 21).

57 Mayores matices presenta la posición de Cappelletti, bien que la exprese en 1970. Para el procesalista italiano (en "Le controle juridictionnel des lois en droit comparé", cit. nota 24,

LA JUSTICIA CONSTITUCIONAL 55

Pero aún puede señalarse algo más. La apertura de vías procesales antes inexistentes, como es el caso, por ejemplo, de la acci ón declarativa, que po­sibilita plantear la impugnación de la constitucio­nalidad de normas legislativas y el empleo de cate­gorías y técnicas decisorias ajenas a la tradición de la Supreme Court, conducen, según un sector de la doctrina,58 a que este "Tribunal Constitucional" adop­te modos y formas propios de la Verj'assungsge­richtsbarkeit.

X. FUNCIÓN CREADORA DE LOS TRIBUNALES

CONSTITUCIONALES EUROPEOS

Una última reflexión se hace necesaria en esta ocasión con relación a los tribunales constitucionales de corte kelseniano.

pp. 205-206), el tribunal supremo norteamericano y, entre otros, su análogo japonés en la Constitución de 1947, se hallan lejos de equivaler a los tribunales consti tucionales europeos, en tan­to que su competencia no se limita a cuestiones constituciona­les. Esta posición es matizada, por no decir que contradicha, en el mismo trabajo (p. 211), al reconocer Cappelletti que la Su­preme Court, por la vía del writ of certiorari, se limita cada vez más a ejercer su control tan sólo en las cuestiones más rele­vantes, que, por lo general, son de naturaleza constitucional, aproximándose así, de hecho, a los tribunales constitucionales europeos.

58 Rubio Llorente, Francisco, "Tendencias actuales .. . ", cit. nota 7, p. 1416.

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56 FRANCISCO FERNÁNDEZ SEGADO

El sistema difuso ha encontrado su mayor recep­tividad en los sistemas jurídicos de cornmon law; ello no obstante, en los sistemas de la familia roma­no-germánica" como los denomina David,59 la judi­cial review ofLegislation ha ejercido asimismo una fuerte sugestión, lo que se ha traducido en una cier­ta transposición, en el modus operandi de los tribu­nales constItucionales europeos, de técnicas jurídi­cas, y lo que aún in1porta más, de actitudes lneníales que en cierta medida recuerdan a la Supre­me Court, que ha sabido forjarse a lo largo de su di­latada historia de los instrurnentos idóneos en orden a la asunción de un rol verdaderan1ente creativo, in­cluso frente a la resistencia del legislador.

A este respecto, y sin ánimo de entrar ahora en la cuestión que abordaremos más adelante, es del ma­yor interés recordar el notabilísimo enriqueci­miento que han experimentado los fallos de los tri­bunales constitucionales, que ya no se limitan a una función puramente negativa, sino que han asumido en plenitud una función creadora n1ediante el recur­so a técnicas jurídicas muy dispares, propias de la judicial review, como ha sido el caso de la diferen­ciación entre disposiciones y normas: éstas serían la resultante de un proceso hermenéutico de la dis-

59 David, René, Les grands systemes de droit contempo­rains, 7a. ed., París, Dailoz, 1978.

LA JUSTICIA CONSTITUCIONAL 57

posición que puede conducir a extraer varias nor­mas de una sola disposición, mientras que las dis­posiciones constituirían la expresión formalizada de la voluntad del órgano del que emana un deter­minado acto jurídico; dicho de otro modo, y si­guiendo el concepto kelseniano, la norma sería el significado de un acto, 10 que revela meridianamen­te que, a la inversa de la disposición, la norn1a 110 es una cosa, sino un sentido. A partir de esta diferen­ciación, los tribunales constitucionales han disocia­do en muchas ocasiones inconstitucionalidad y nu­lidad.

Refiriéndose a Italia (referencia, desde luego, extrapolable a otros países), Zagrebelski60 ha cons­tatado la notable aproxinlación entre el modo de funcionamiento de la Corte Costituzionale y el que caracteriza a los sistemas de control difuso, primige­niamente el que rige en los Estados Unidos, donde el tribunal supremo no 1leva a cabo un control de la ley con abstracción de su necesidad de aplicación, sino que, a través de una valoración de la conformi­dad entre fuentes de di verso grado, "si rivolge alla enucleazione della regola da adottare per la risolu­zione della controversia in modo constituzionalmen­te legittinl0". En este modo de proceder, Zagre-

60 Zagrebelsky, Gustavo, La giustizia costituzionale, Bologl}a, IlMulino, 1977, pp. 152y 153.

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58 FRANCISCO FERNÁNDEZ SEGADO

belsky encuentra la ultima ratio que ha conducido a la Corte Costituzionale a admitir una declaración de inconstitucionalidad tan sólo de la norma (no de la disposición de la que aquélla proviene) y a la fre­cuente utilización de este instrumento.

CAPÍTULO CUARTO

LA CENTRALIDAD DEL MODELO AMERICANO EN EL PROCESO

DE CONVERGENCIA DE LOS DOS TRADICIONALES SISTEMAS DE CONTROL

DE LA CONSTITUCIONALIDAD

1. LA INFLUENCIA DEL SISTEMA AMERICANO

EN EL DISEÑO DEL SISTEMA

EUROPEO-KELSENIANO

CON POSTERIORIDAD A 1945

El acercamiento entre los dos grandes sistemas tra­dicionales de control de constitucionalidad no sólo posibilita encontrar una progresivamente ma­yor unidad entre los dos lllodelos históricos, sino que, como bien advierte Pizzorusso6 1 -opinión ciertamente compartida por otros sectores doctri­nales-, viene a revelar que entre ellos es el sis­tema americano el que se nos presenta con una po­sición verdaderamente central, no entrañando el

61 Pizzorusso, Alessandro, "1 sistemi di giustizia ... ", cit. nota

32, p. 527.

59

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1 J

60 . FRANCISCO FERNÁNDEZ SEGADO

modelo concentrado europeo-kelseniano más que mo­dificaciones estructurales respecto de aquél.

Esta centralidad del sistema americano no es ca­sual, sino que responde a unas concretas circunstan_ cias históricas, que mucho tienen que ver con el hecho de que en Alemania e Italia haya sido el le­gislado

r la principal amenaza para las libertades

durante un crucial periodo histórico, lo que expli­cará el diseI10 por los constituyentes de ambos paí­ses de la segunda posguerra de Un mecani smo de Control de la constitucionalidad de las leyes enca­minado a precaverse frente a Ulla hipotética legis­lación arbitraria y vulneradora de los derechos y libertades.

A ello se unirá Ulla concepción de la Constitu_ ción muy próxima a la norteamericana, esto es, una percepción que la concibe, Como la visionara Corwin en lm trabajo c1ásico,62 como the higher Law, como la ley sUperior, Como Un complejo nomlativo de igual naturaleza que la ley, pero con Una eficacia capaz de desencadenar la invalidez de las normas Contrarias a la constitucional.

62 Corwin, Edward S., "The 'Higher Law' Background of American Constitutiona/ La",", Harvard La", l/eview, XLlJ, /929-/929 , pp J 49 Y ss . y 365 Y ss.; poster; o rmen te re ; InpI'eso,

C Orn e JI Un; vers; ty Press, 1th aca, Nueva York, /955.

LA JUSTICIA CONSTITUCIONAL 61

Esta eficacia normativa superior de la Constitu­ción no podrá explicarse, como advirtiera Ba­chof,63 más que por la enérgica pretensión de vali ­dez de las nOffi1as materiales de la Constitución, por un orden de valores que vincula directamente a los tres poderes del Estado, tal como se manifiesta expresa­mente en la regulación de los derechos fundamenta­les, por un orden de va lores que las Constitucion~s vienen a considerar anterior a ellas mislnas, en cuanto que, además, no ha sido creado por ellas, que se limitan a reconocerlo y garantizarlo) y cuyo últin10 fundamento de validez se encuentra en los valores determinantes de la cultura occidental, en una idea del hombre que descansa en estos valores.

A. partir de estas premisas: la concepción de la Constitución como lex superior, el carácter "limi­tado" del gobienlO, esto es, de los poderes constitui­dos, magistralmente expuesto por Hamilton en el artículo LXXVIII de El Federalista,64 y que NIars­hall tomaría como punto central de apoyo de su ce-

63 Bachof, Otto, Grundgesetz ulld Richterlllac/lt, lCB Mohr, Pau J Siebeck, Tübingen, 1959. Manejamos la traducción espa­ñola, Jueces y Constitución, Madrid, Civitas, 1985, pp. 39 Y 40.

64 Hamilton, Madison y Jay, El Federalista, 2a. ed . españo­la, México, FCE, 1974, pp_ 330:-336.

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62 FRANCISCO FERNÁNDEZ SEGADO

lebérrima sentencia,65 y en perfecta sintonía con todo ello, el diseño de un mecanismo de control de la cons­titucionalidad de las leyes, los constituyentes ger­manos e italianos pondrán la vista tanto en el modelo de la judicial review of Legislation como en el de la Verfassungsgerichtsbarkeit que diseñara la Consti­tución austriaca de 1920, que había proyectado su influencia en el constitucionalismo de entre guerras.

Zagrebelsky66 ha recordado cómo en Italia el atractivo ejercido por el modelo del Tribunal Su­premo norteamericano era casi un lugar común del antifascismo liberal y democrático, siendo tal mo-· delo referencia obligada y reiterada en las discusio­nes constituyentes sobre el sistema de justicia cons­titucional a adoptar.

Sin embargo~ lo cierto es que tanto en Italia como en Alemania pareció optarse por el modelo austriaco-kelseniano, opción, como ha señalado Garcia de Enterría,67 que fue tributaria dé la dificul-

65 Pritchett, C. H erman, The American Constitution, Nueva York, McGraw-HilL, 1959. Manejamos la traducción española, La Constitución Americana, Buenos Aires, Tipográfica Edito­ra Argentina, 1965, p. 191.

66 Zagrebelsky, Gustavo, La giustizia costituzionale, cil. nota 60, p. 321.

67 García de Enterría, Eduardo, La Constitución como nor­ma y el Tribunal Constitucional, Madrid, Civitas, 1981, pp. 133 Y 134.

LA JUSTICIA CONSTITUCIONAL 63

tad de acoger el sistema americano originario, lleno de convenciones, prácticas y sobreentendidos, como producto vivo de una historia perfectamente singu­lar y propia, pero que, precisamente por ello, se cir- · cunscribirá, en lo esencial, a la fórmula estructural de la jurisdicción concentrada. El propio autor, de modo rotundo, sostiene68 que no se acoge el modelo kelseniano del "legislador negativo", sino el ameri­cano de jurisdicción. Desde luego, en la Bonner Grundgesetz, no deja de ser significativo que el Tri­bunal Constitucional encabece la lista de órganos integrantes del Poder Judicial en la norma de aper­tura (artículo 92) del capítulo noveno, dedicado a la jurisdicción (Die Rechtsprechung).69

La estructura por la que finalmente se opta: una jurisdicción concentrada, no dejará de tener conse­cuencias procesales importantes, como el diseño de una acción directa de inconstitucionalidad o los efectos erga omnes de las sentencias estimatorias de la inconstitucionalidad de una ley, que si bien son el trasunto de la concepción kelseniana del Tri­bunal como "legislador negativo", lo cierto es que,

68 Ibidem, p. 134. 69 Recordemos que en la Constitución austriaca de 1920 el

Tribunal Constitucional era objeto de regulación en el títul o VI, relati vo a las "Garantías de la Constitución y de la adminis­tración", mientras la jurisdicción era objeto de una secc ión dentro del título III, relativo al Ejecutivo federal.

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64 FRANCISCO FERNÁNDEZ SEGADO

en algún caso, como los efectos erga omnes, vienen exigidos por la necesidad de articular el n10nopolio de rechazo que tiene el Tribunal Constitucional y su necesaria relación con los demás órganos jurisdic­cionales.

Cuanto acaba de señalarse no debe hacernos olvi­dar que la concepción kelseniana del "legislador ne­gativo" ha operado como una auténtica "idea-fuerza" que ha impregnado durante mucho tiempo la idea que de los tribunales constitucionales se ha tenido; pese a su relativización, los rescoldos de tal idea aún siguen ejerciendo una-cierta acción calorífica .

I

n. REVITALIZACIÓN DEL PODER JUDICIAL COMO

UNA DE LAS PIEZAS CENTRALES

DEL ESTADO DE DERECHO

Esta concepción constitucional tan próxima a la norteamericana: una Constitución concebida como higher Law cuya fortaleza última se encuentra en un conjunto de valores superiores a los que se enca­dena una declaración de derechos, en un conjunto normativo al que se sujetan todos los poderes del Estado, incluyendo el Poder Legislativo, explica tan1bién el nuevo rol que los órganos del Poder Ju­dicial van a asumir en el marco constitucional. Cier­tan1ente, a diferencia del sistema americano, la sujeción a la ley sigue siendo un principio indiscuti-

LA JUSTICIA CONSTITUCIONAL 65

ble, pues a los jueces alemanes o italianos (después de 1956, año en que iniciaría su andadura en Italia la Corte Costituzionale) no les cabe inaplicar una ley cuando la consideren contraria a la Constitu­ción, pero ello no obsta a que el rol constitucional de los jueces se vea notablemente potenciado.

La magistratura, dirá Heyde70 refiriéndose a la República Federal Alemana, va a gozar de una po­sición de excelencia en el Estado libre de derecho que ha querido la Gundgesetz. Y en sintonía con ello, frente a los crÍteri os exclusivamente formales del artículo 103 de la Constitución de WeÍlnar,71 el artículo 92 de la Gundgesetz, norma de apertura del capítulo dedicado a la jurisdicción,72 contiene un plus de garantías constitucionales del Poder Judi­cial, lo que ha conducido a una opinión doctrinal y jurisdiccional (del Bundesverfassungsgericht) casi unánime en tomo a que la Bonner Grundgesetz par-

70 Wolfgáng, Heyde, "La jurisdicción", en Benda el al., Ma­nual de derecho constitucional, cit. nota 8, pp. 767 Y ss.; en con­creto, pp. 769 Y 772.

71 El artículo 103 de la Constitución de Weimar se limita a decir que: "La justicia se ejerce por el Tribunal del Reich (Reichsgericht) y por los Tribunales de los Lander".

72 De acuerdo con el artículo 92 de la Grundgesetz: "El Po­der Judicial se confía a losjueces, siendo ejercido por el Tribu­nal Constitucional, por los Tribunales federales ordinarios pre­vistos en esta Ley Fundamental y por los Tribunales de los Lander".

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66 FRANCISCO FERNÁNDEZ SEGADO

te de un concepto material de jurisdicción. Ello va a tener mucho que ver con la cláusula de protección jurisdiccional del artículo 19.4, GG, a tenor de cuyo inciso primero, "si alguien es lesionado por la auto­ridad en sus derechos, tendrá derecho a recurrir ante los tribunales". Los órganos del Poder Judicial se convierten de este modo en los garantes de los derechos, o por 10 menos en los garantes ordinarios, pues a ellos se sumará, primero por la vía de las pre­visiones legales, y desde 1968 por las determina­ciones de la propia Grundgesetz, el Tribunal Cons­titucional, por intermedio del instituto procesal de la Verfassungsbeschwerde o recurso de queja cons­titucional.

También en Italia el nuevo contexto histórico se traducirá en una nueva visión del Poder Judicial. A ella se refiere Mortati,73 que la sustenta, de un lado, en la natura leza sustantiva de la interpretaciónjudi­cial resultante del elemento de creatividad en e1la implicado, y de otro, en la inexcusable sujeción al control de legalidad ejercido por los órganos juris­diccionales de todos los actos de los poderes públi­cos, aun cuando el propio autor precise que esta ex­pansión de las intervenciones del Poder Judicial ni ha alterado de modo sustancial la naturaleza de su

73 Mortati, Costantino, Istituziolli di diritto pubblico, 9a. ed., Padova, Cedam, 1976, tomo II, pp. 1248-1250 . .

LA JUSTIClA CONSTITUCIONAL 67

función: la conservación del orden jurídico estable­cido, ni ha conducido a un "Estado de jurisdicción". Quizá con una ~ayor introspección, Martines74

pone de relieve que aunque no existe una función de dirección política (indirizzo politico) por parte de los jueces (o de la magistratura), sí puede hablarse de los jueces como operadores políticos (operatori po­litici), en cuanto institucionalrnente llamados a in­cidir sobre la realidad social, en el bien entendido de que esta cualidad de "operador político" tiene como última razón de ser la exclusión de la función jurisdiccional de la simple tarea "di meccanico for­mulatore di sillogismi giudiziari" que la filosofía positivista venía atribuyendo a los jueces, no que­riendo en modo alguno significar la conversión del Poder Judicial en un instrumento activo del proceso político.

En definitiva, los casos alemán e italiano ejem­plifican perfectamente lo acontecido en el constitu­cionalismo de la segunda posguerra, que en el pun­to que nos ocupa va a venir caracterizado por la revitalización del Poder Judicial, al que va a con­vertir en una de las :piezas centrales del Estado de derecho. La sujeción de los jueces a la ley no impe­dirá que a ellos se encomiende, con carácter ordina-

74 Martines, Temistoc1e, Diritto costituzionale, 8a. ed., Mi­lán, Giuffre, 1994, p. 522.

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68 FRANCISCO FERNÁNDEZ SEGADO

rio, la tutela de los derechos, pudiendo aplicar de modo inmediato y directo la Constitución, como nonna limitad ora de la actuación de los poderes pú­blicos, y que, aun estándoles vedada la inaplicación de aquellas normas legales que, con ocasión de su aplicación en una litis de la que estén conociendo, interpreten contradictorias con la Lex superior, puedan, sin embargo, tras el pertinente juicio de constitucionalidad realizado por ellos mismos, pa­ralizar el litigio antes de dictar sentencia y plantear la oportuna cuestión de inconstitucionalidad ante el Tribunal Constitucional, que, de este modo, pierde el monopolio del control de constitucionalidad, re­sidenciándose en él tan sólo un monopolio de recha­zo, tal y como ya destacamos precedentelnente.

En resumen, los hechos históricos de los años previos a la Segunda Guena Mundial, que revelan que es el legislador el más peligroso enemigo del ordenamiento constitucional de los derechos, pro­piciarán un giro radical por parte de los constitu­yentes alemanes e italianos, y de resultas, en déca­das sucesivas, de los de otros países, que para tratar de evitar los peligTos de años atrás vuelven la vista al constitucionalismo norteamericano, esto es, a una Constitución regida por valores materiales que ha de imponerse a todos los poderes públicos, también al legislador, a cuyo efecto, en una clara aproxima-

LA JUSTICIA CONSTITUCIONAL 69

ción al modelo anglosajón, se considerará necesario fortalecer notablemente el rol constitucional de los jueces, de unos jueces que ya no levantan las suspi­cacias que suscitaran en la Alemania weimariana y que, aún hallándose suj etos a la ley, asumirán una función relevante en lo que al control de constitu­cionalidad de las leyes se refiere.

En este nuevo contexto se entiende que aunque por razones en alguna medida de orden práctico, er la línea kelseniana, el control de constitucionalidad se siga acomodando a una estructura concentrada en un órgano, el Tribunal Constitucional, que ten­drá la última palabra en lo que al mismo se refiere, ya no se considere necesaria la conversión del Tri­bunal en un "legislador negativo", como modo de articular su colaboración con el "legislador positi­vo", y todo ello frente al Poder Judicial. La praxis de los tribunales constitucionales no ha hecho sino avanzar en esta dirección, certificando la quiebra del TI10delo kelseniano del legislador negativo.

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CAPÍTULO QUINTO

LA QUIEBRA FRONTAL DE LA CONCEPCIÓN KELSENIANA

DEL "LEGISLADOR NEGATIVO"

1. LA FUNCIÓN CREADORA POSITIVA

DE LAS SENTENCIAS DE INCONSTITUCIONALIDAD

DE LAS NORMAS GENERALES PRONUNCIADAS

POR LOS TRIBUNALES CONSTITUCIONALES

Uno de los rasgos de mayor relieve que emerge de las experiencias de la justicia constitucional de la segunda posguerra consiste en la demostración de la aptitud de los pronunciamientos de los tribunales constitucionales en su cotejo o análisis de las nor­mas vigentes sujetas a su control para desarrollar un rol normativo no sólo negativo, en la estela kelse­niana, sino también positivo. Ello representa una notabilísima novedad por cuanto, a juicio de Pizzo­russo,75 ni en el sistema an1ericano (en donde los pronunciamientos judjciales constituyen preceden-

75 Pizzorusso, Alessandro, "I sistemi di giustizia costituzio­nale ... " , cit. nota 32, p. 522.

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tes susceptibles de asumir una cierta eficacia per­suasiva en virtud de la regla stare decisis, pudiendo en cuanto tales asumir el carácter de fuente, bien que sólo en la misma medida en que pudiera aSUlnir tal carácter cualquier decisión jurisprudencial con­formadora del camman law), ni menos aún en el austriaco-kelseniano, las decisiones de los jueces constituían fuentes del derecho en sentido propiq.

Esta apreciación, aunque sustancialmente sus­críbible, quizá deba matizarse recordando el hecho de que lajudicial review es realizada por unjuez de camman law que dispone de todo el poder y de toda la libertad de interpretación creadora que se en­cuentra en el ámbito del judge-made-Iaw. Ello no obsta para reconocer que es en un modelo de con­trol concentrado, que por regla general arraiga en un sistema jurídico de civillaw~ donde una más no­table novedad supone la asunción por el juez cons­titucional de un rol propio, o próximo por lo menos, de un legislador positivo.

En su diseño de un modelo de justicia constitu­cional, como ya expusimos, Kelsen trató de linlitar la intervención del Tribunal Constitucional a la función abstracta de definir la compatibilidad lógi­ca entre dos normas iguahnente abstractas, expul­sando del ordenamiento aquellas nOffi1as que consi­derara contrarias a la Constitución, que de esta

LA JUSTICIA CONSTITUCIONAL 73

forma, como dice García de Enterría,76 viene a ope­rar en el modelo kelseniano como un simple pará­metro de un quintaesenciado proceso nomofilácti­co . Al impedir que el Tribunal el1juicie supuestos de hecho y casos o controversias concretas, mante­niendo su juicio en el plano de la pura abstracción, Kelsen, como antes se dijo, estará dando coherencia a ese rol peculiar, complementari() del Parlamento, de "legislador negativo", que ha de asumir el Tribu­nal Constitucional. Asinlisrpo, al evitar que el Tri~ bunal conozca de cases and contraversies, estará impidiendo que dicho órgano haya de entrar en la apreciación de hechos e intereses y, de resultas de ello, en la valoración y pasión inseparables de la decisión de tales casos concretos y, por ende, pueda llegar a un enjuiciamiento sustentado más en el te­rreno de la" oportunidad que en e1 de la nonnativi­dad, invadiendo de esta forma las funciones propias del legislador.

Sin embargo, algún aspecto del diseño kelse­niano vendrá a relativizar ese rol de mero "legislador negativo" que se atribuye al Tribunal. ASÍ, a fin de evi­tar las indeseadas consecuencias que en ocasiones pueden desencadenar los vacíos jurídicos subsi-

76 García de Enterría, Eduardo, "La Constitución como nor­ma ... ", cit. nota 67, p. 61.

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guientes a la anulación de una norma,77 Kelsen pos­tula la conveniencia de facultar al Tribunal Consti­tucional para establecer -conjuntamente con la resolución que anula la norma general- que las normas generales que regían la materia con anterio­ridad a la ley anulada vuelvan a entrar en vigor, co­rrespondiendo al mismo órgano la decisión de los casos en que se puede hacer uso de esta facultad de restablecimiento del anterior état de droit. 78 A esta concepción ke lseniana respondería la cláusula del articulo 140 de la Constitución austriaca (en la ac­tualidad, artículo 140.6) a tenor de -la cual: Si una ley fuese anulada por el Tribunal Constitucional por inconstitucionalidad, entrarán de nuevo en vi­gor el día en que empiece a producir efectos la anu­lación, si la sentencia no estableciere otra cosa, to­das las disposiciones que hubiesen sido derogadas por la ley declarada inconstitucional por el Tribu­nal Constitucional. En la publicación de la anula­ción de la Ley se mencionarán también si entran de nuevo en vigor disposiciones legislativas y cuáles".

77 "11 résulte de l' annulation pour ainsi dire une sphere vide de droit. Une matiere gui étaitjusqu'alors réglée cesse de l'etre; des obligations juridiques disparaissent; la liberté juridique leur succecte". En tales términos se manifiesta Kelsen, en "La garantie juridictionnelle ... ", cit. nota 20, p. 243.

78 Kelsen, Hans, "La garantie juridictionnelle ... ", cit. nota 20, pp. 243 Y 244.

LA JUSTICIA CONSTITUCIONAL 75

Con esta previsión, introducida por vez primera (den­tro del articulo 140.3) por la reforma constitucional de 1929, la decisión del Tribunal Constitucional por la que no sólo se anulaba una ley, sino que también se decidía acerca de la reviviscencia de una nonna anterior, derogada por la ley inconstitucional, no era tan sólo un acto negativo de legislación, sino también uno positivo, como el propio maestro de la Escuela de Viena reconocería.79

Esta capacidad de decidir la reviviscencia de nor­mas derogadas por las 1 eyes ulterionnente declara­das inconstitucionales, como considera en relación con Italia Zagrebelsky,80 no debería ser tarea propia de un tribunal constitucional, sino, más bien, de todos los operadores jurídicos, particularmente de los órga­nos jurisdiccionales ordjnarios, no obstante 10 cual, también en Italia, al igual que en Austria, de la Corte Costituzionale han emanado decisiones restaurado­ras (ripristinatorie) a través de las cuales se ha pre­tendjdo dar vigor a nonnas legislativas anteriores que habían sido derogadas por las ulteriormente consideradas contrarias a la Lex superior.

79 Kelsen, Hans, "Le contróle de constitutionnalité des lois. Une étude comparative ... ", cit. nota 18, p. 29.

80 Zagrebelsky, Gustavo, "La giustizia costituzionale", cit. nota 60, p. 160.

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76 FRANCISCO FERNÁNDEZ SEGADO

En la raíz de esta problemática se encontrarían, como advierte un sector de la doctrina,81 las mismas exigencias, embrionariamente advertidas por el pro­pio Ke1sen, que, intentando superar la rígida alter­nativa entre sentencias estimatorias y sentencias de rechazo, conducirán de facto· a los tribunales cons­titucionales contemporáneos a forjar un conjunto de dúctiles y sofisticados instrumentos jurídicos a cuyo través han logrado desempeñar un rol no me­ramente negativo, sino también una función en cierto sentido creadora, positiva, aunque se trate, como dijera Crisafullí, 82 "di una legislazione a rime obbligate", pues el Tribunal no inventa algo, sino que extiende, explicita o especifica cualquier cosa que, si bien en estado latente, ya se hallaba comprendida en el sistema normativo en vigor.

n. Los TRIBUNALES CONSTITUCIONALES

COMO COLABORADORES DEL LEGISLADOR

Hoy, no cabe la más mínima duda de la supera­ción de la concepción kelseniana del "legislador negativo", a lo que ha coadyuvado decisivamente,

81 Giovannelli, Adriano, "Ale une considerazioni ... ",cit. nota 15, p. 391.

82 Crisafulli, Vezio, "La Corte Costituzionale ha vent' anni", cit. nota 46, p. 1707.

LA JUSTICIA CONSTITUCIONAL 77

tal y como antes señalamos, esa nueva concepción de los tribunales constitucionales con10 verdaderas jurisdicciones.

Por lo demás, estos órganos, lejos de circunscri­bir su función a la mera anulación de normas, de­sempeñan una función positiva que, como ya tiem­po atrás advirtiera Calamandrei,83 se manifiesta en una doble vertiente: por medio de una acción de es­tímulo frente al legislador y mediante una coopera­ción activa al indirizzo politico.

En efecto, aunque la función de la Corte Costitu­zionale (aunque ello, como regla general, es predi­cable respecto de otros muchos órganos de igual naturaleza) es, esencialmente, una función de anu­lación, de depuración del ordenamiento jurídico de aquellas normas contrarias a la Constitución, la Corte, según ya en los años cincuenta (es decir, muy poco tiempo después de su entrada en funcio­namiento) exponía Calamandrei, puede ejercer una azione stimolatrice, que puede manifestarse tanto frente a la inactividad del legislador (así, mediante la anulación por vicios de inconstitucionalidad de

83 Calamandrei, Piero, "Corte Costituzionale e autorita giu­diziaria", Rivista di Diritto Processuale, 1956,1, pp. 7 Y SS.;

recogido en la obra del propio autor, Studi sul processo civi­le, vol. 6, Padova, Cedam, 1957, pp. 210 Y ss.; en concreto, pp. 254-258.

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las normas preconstitucionales, la Corte, al crear vacíos normabvos, sitúa al legislador en la tesitura urgente de renenar tales vaCÍos), como frente a su discrecionalid ad (y ello; pese a la previsión del ar­tículo 28 de la Ley del 11 de marzo de 1953, núm. 87, por la que se aprueban normas sobre la constitu­ción y el fune ionamiento de la Corte, que excluye toda fiscalización sobre el uso de los poderes discrecionales del Parlamento), a fin de, en este su­puesto específico, controlar si tal poder discrecional ha sido ejercido según la finalidad constitucionalmen­te requerida, censurando como violación constitucio­nal todo exceso del Poder Legislativo.84

Por otra parte, según el propio procesalista italia­no,85 las decisiones de la Corte Costituzionale no

84 E l control de constitucionalidad, afirma Modugno, ha so­brepasado los inciertos límites entre la legitimidad (o constitu­cionalidad) y la oportunidad de una ley, a lo que ha coadyuva­do notablemente el control en sede constitucional del respeto del principio de igualdad, entendido no sólo en una perspectiva amplia, sino en el sentido de un principio general de racionali­dad, lo que ha abierto una vía para un control de oportunidad en sede constitucional del conjunto de la legislación. Modugno, Franco, "Corte Costituzionale e Potere Legislativo", en BariIe PaoIo el al. (a cura di) , Corte Costituzionale e sviluppo della forma di governo in Italia, Bologna, Il Mulino, 1982, pp. 19 y ss.; en concreto, pp. 47 Y 48.

85 Calamandrei, Piero, "Corte Costituzionale e autorita giu­diziaria", cit. nota 83, p. 258.

LA JUSTICIA CONSTITUCIONAL 79

tendrán sólo el efecto aparentemente negativo, ex­preso en su parte dispo sitiva, de anular la ley con­traria a la Constitución; a la par, tendrán un signifi­cado positivo de cooperación activa al indirizzo politico por las consideraciones que el Tribunal efectúa en los fundamentos jurídicos de sus senten­CIas .

La doctrina italiana es pacífica al respecto. ASÍ,

Modugno86 considera que la Corte Costituzionale desempeña no tanto una función sustitutiva de la le­gislación parlamentaria, cuanto más bien colateral, que se manifiesta en la formación de los criterios inspiradores de las iniciativas legislativas necesa­rias para colmar las eventuales lagunas subsiguien­tes a las sentencias estimatorias de inconstituciona­lidad o para, más ampliamente, desarrollar de un modo operativo los principios contenidos en las sentencias, incluso en las de rechazo. La conclusión del citado autor es inequívoca: la Corte asume una función que técnicamente pude ser caracterizada como de impulso y de iniciativa calificada. 87

Las reflexiones inmediatamente anteriores son perfectamente proyectables al Tribunal Constitu­cional español. A título de ejemplo puntual, pero

86 Modugno, Franco, "Corte Costituzionale e Potere Legis­lativo", cit. nota 84, pp. 54 Y 55.

87 Ibídem, p. 63.

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que encuentra otras manifestaciones semejantes, podríamos recordar cómo el Tribunal, en su Sen­tencia 35/1983, de 11 de mayo, estableció las pau­tas o líneas maestras del derecho de rectificación, que muy poco tiempo después haría suyas el legislador a través de la Ley Orgánica 2/1984, de 26 de marzo, reguladora del derecho de rectificación.

En una posición próxima a las expuestas, Zagre­belsky 88 visualiza el rol normativo de la Corte Cos­tituzionale en un doble sentido: en el de producción inmediata de reglas jurídicas no legislativas (la Corte-legislatore) y en el de participación en el proceso legislativo (la Corte-co-legislatore). En sintonía con esta doble función se sitúan dos tipos de instrumentos operativos: las sentenze-legge, esto es, aquellas sentencias . a cuyo través, con distinta intensidad innovadora, la Corte crea ella misma de­recho, al tratarse de decisiones, como se las suele denominar, autoaplicativas, esto es, decisiones que para alcanzar su fin no necesitan de la intermedia­ción de otros sujetos normativos, y las sentenze-in­dirizzo, esto es, aquellas sentencias que en forma y con eficacia diversa, sin crear per se nuevo derecho,

88 Zagrebelsky, Gustavo, "La Corte Costituzionale e il le­gislatore", en Barile, Paolo et al. (a cura di), Corte Costitu­zionale e sviluppo .. . , cit. nota 84, pp, 103 Y ss.; en particular, pp. 103-105.

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persiguen poner en marcha a los órganos legislati­vos, orientando al unísono sus decisiones.

Zagrebelsky, con evidente razón a nuestro enten­der, se muestra muy crítico con las que se conocen como "~entencias manipuladoras" (sentenze mani­polatrió), categoría en la que se habrían de ubicar todas aquellas decisiones estimativas que modifi­éan el alcance normativo de un determinado texto, particularmente, dentro de ellas, las decisiones que pretenden operar positivan1ente, innovando el or­denamiento a través de la introducción de normas diferentes a las expresas en un texto normativo o las que pueden entresacarse del mismo (sentenze aggiuntive e sostitutive).

La Corte italiana recurre a este tipo de sentencias cuando una disposición tiene un alcance normativo menor del que, constitucionalmente, debería tener, en cuyo caso el Tribunal declara inconstitucional la disposición "en la parte en la que no prevé algo". Tras ello, la Corte, mediante la interpretación, crea una nonna, por adición o sustitución. Estas decisio­nes son consideraras por el mismo autor89 inadmisi­bles, no sólo por el hecho de que entrañan "una fun­zione sostanzia1mente paralegislativa", sustitutiva de la función parlamentaria y extraña a las funciones

89 Zagrebelsky, Gustavo, "La giustizia costituzionale", cit. nota 60, pp. ¡58 y 159.

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propias de un tribunal constitucional, sino, asimis­mo, porque la concreción vinculante de la norma que debe susti tu ir a la declarada inconstitucional es una operación (y coincidimos en ello) que debe co­rr~sponder más que al Tribunal Constitucional, al cohjunto de los operadores jurídicos, particularmente a los órganos jurisdiccionales ordinarios.

El rol normativo a que acabamos de referimos nq es ni mucho menos exclusivo de la Corte Costitu­zionale italiana, aunque sea tal órgano el que quizá en mayor medida lo haya desarrollado. La doctrina científica de distintos países suele coincidir en esta apreciación.

En Austria, el Verfassungsgerichtshof (VfGH) dispone de algunas facultades reconducibles al ám­bito del legislador. Así, la fijación de un plazo para la entrada en vigor de la sentencia de anulación de una ley inconstitucional, como señala Ohlinger,90 y por nuestra parte ya tuvimos la oportunidad de indi­car, le lleva a desarrollar la función de un legislador ad interim.

También en Alemania, la técnica de la interpre-· tación conforme a la Ley Fundamental (Die verfas­sungs konforme Aus legung) interfiere, en mayor me­dida que la declaración de nulidad, la libertad del

90 Ohlinger, Theo, "Le giurisdizione costituzionale in Aus­tria", cit . nota 26, p: 547.

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legislador, en cuanto tiene efectos erga omnes, lo que se traduce en que la ley, en el futuro, habrá de ser interpretada en el sentido fijado por el Tribunal Constitucional, y no como hubiera querido el le­gislador. Y aunque el artículo 31.2 de la Ley del Tribunal Constitucionai Federal (Gesetz über das Bundesverfassungsgericht, BverfGG), texto actua­lizado del 11 de agosto de 1993, atribuye a las sen­tencias en materia de control nOffi1ativo "fuerza de ley" (Gesetzkraft), lo que, como advierte Schlaich,91 favorece el equívoco de que el control normativo de­semboque en una especie de legislación negativa, lo cierto es que, como el propio autor admite, más bien debería hablarse de "legislación positiva" cuando una ley viene reformulada de modo confor­me a la Constitución o cuando el BVerfG adopta previsiones que disciplinan las consecuencias jurí­dicas de sus fallos, pero que, en realidad, lo que vie­nen es a sustituir a la ley declarada nula. De modo más rotundo, Béguin92 cree que la interpretación COll-

91 Schlaich, Klaus, "Corte Costituzionale e controllo sulle nonne nella Repubblica Federale di Germania", Quaderni Costituzionali, año II, núm. 3, diciembre de 1982, pp. 557 Y ss.; en concreto, p. 582.

92 Béguin, Jean Claude, Le controle de la constitutionnalité des lois en République Fedérale d'Allemagne, París, Economi­ca, 1982, p. 207.

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fo rme aparece comúnmente como una operación de re ctificación normativa que ha de permitir borrar la s rebabas de la producción normativa sin necesi­dad de remitir la ley al taller. Y en una visión de ca­rácter global, el propio autor llega a la conclusión93

de que la interpretación que el BVerfG efectúa de la Constitución contribuye a desarrollar el derecho pTogramado por la Gundgesetz, propiciando una coOlaboración con el legislador con vistas a optüni­zar la normatividad constitucional.

También en Francia las llamadas "declaraciones de conformidad bajo reserva", en las que el Conseil Constitutionnel, más que anular una disposición le­gislativa lo que hace es declarar que la miSDla es conforme con la Constitución, bajo la reserva de l-espetar un detenninado número de exigencias, que precisa en los fundamentos de su decisión, se han multiplicado notablemente, lo que no ha dejado de suscitar, al igual que en otros países, la acusación al Conseil de invadir la esfera reservada al Parlamen­io, bien que esta técnica, al operar en el marco de un control preventivo, como es el modelo vigente en Francia, permite al poder legislativo volver a anali­zar la ley a fin de corregirla en consonancia con las indicaciones del juez constitucional.

93 .lbidem, p. 295.

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LA JUSTICIA CONSTITUCIONAL 85

De cuanto se acaba de exponer se desprende cómo la caracterización kelseniana del Tribunal Constitucional ha sido objeto de fuertes embates que han contribuido a su notable relativización, a su desnaturalización, si se quiere, aunque no, desde luego, al eclipse total de su influj o y proyección.

En efecto, la virtualidad de la concepción kelse­niana del Tribunal como "legislador negativo" ha sido tan grande, ha impactado tan to, que ni la ambi­güedad de la expresión, ni el notabilísinlo influjo de la recepción del concepto norteamericano de Cons­titución en el constitucionalismo europeo de la se­gunda posguerra, con lo que ello, como ya vimos, supuso para la figura del Tribunal Constitucional, ni tan siquiera el escepticismo que la realidad o ex­periencia práctica puede arrojar sobre su validez, han logrado, aún hoy, desvirtuar por completo el sentido limitador de la máxima, como bien se ha ad­vertido con relación a España. 94 Bien es verdad que quizá en España esta concepción haya tenido, y en alguna medida siga teniendo, un mayor peso espe­cífico que en otros países europeos por mor tanto de los estrictos márgenes de maniobrabilidad que al

94 Jiménez Campo, Javier, "Sobre los límites del control de constitucionalidad de la ley", en Aja, Eliseo (ed.), Las tensio­nes entre el Tribunal Constitucional y el legislador ... , cil. nota 49, pp. l71 Y ss.; en concreto, pp. 181 Y 182.

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fonne aparece comúnmente como una operación de rectificación normativa que ha de permitir borrar las rebabas de la producción normativa sin necesi­dad de remitir 1 a ley al taller. Y en una visión de ca­rácter global, el propio autor llega a la conclusión93

de que la interpretación que el BVerfG efectúa de la Constitución contribuye a desarrollar el derecho programado por la Gundgesetz, propiciando una colaboración con el legislador con vistas a optimi­zar la normatividad constitucional.

También en Francia las llamadas "declaraciones de conformidad bajo reserva", en las que el Conseil Constitutionnel, más que anular una disposición le-gislativa lo que hace es declarar que la misma e~s __ _ conforme con la Constitución, bajo la reserva de respetar un determinado número de exigencias, que precisa en los fundamentos de su decisión, se han multiplicado notablemente, lo que no ha dejado de suscitar, al igual que en otros países, la acusación al Conseil de invadir la esfera reservada al Parlamen-to, bien que esta técnica, al operar en el marco de un control preventivo, como es el modelo vigente en Francia, permite al poder legislativo volver a anali-zar la ley a fin de corregirla en consonancia con las indicaciones del juez constitucional.

93Ibidem, p. 295.

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De cuanto se acaba de exponer se desprende cómo la caracterización kelseniana del Tribunal Constitucional ha sido objeto de fuertes en1bates que han contribuido a su notable relativización, a su desnaturalización, si se quiere, aunque no, desde luego, al eclipse total de su influjo y proyección.

En efecto, la virtualidad de la concepción kelse­niana del Tribunal como "legislador negativo" ha sido tan grande, ha impactado tanto, que ni la ambi­güedad de la expresión, ni el notabilísimo influjo de la recepción del concepto norteamericano de Cons­titución en el constitucionalisn1o eurODeo de la se-. gunda posguerra, con lo que ello, como ya vimos, supuso para la figura del Tribunal Constitucional, ni tan siquiera el escepticismo que la realidad o ex­periencia práctica puede arrojar sobre su validez, han logrado, aún hoy" desvirtuar por completo el sentido limitador de la máxima, como bien se ha ad­vertido con relación a España.94 Bien es verdad que quizá en España esta concepción haya tenido, y en alguna medida siga teniendo, un mayor peso espe­cífico que en otros países europeos por mor tanto de los estrictos márgenes de maniobrabilidad que al

94 Jiménez Campo, Javier, "Sobre los límites del control de constitucionalidad de la ley", en Aja, Eliseo (ed.), Las tensio­nes entre el Tribunal ConstEtucional y e/legislador ... , cit. nota 49, pp. 171 Y ss.; en concreto, pp. 181 Y 182.

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Tribunal ofrece su ley reguladora, como por la pro­pia actitud que ha orientado la actuación del "intér­prete supremo de la Cons~itución": la autorrestric­ción, la aconsejable self-restraint o, como dijera Tomás y Valiente,95 la· prudencia, que se ha traducido en que la conciencia del límite siempre haya estado viva, aunque la percepción de su dibujo no siempre haya sido clara.

III. LA FUNCIÓN CREADORA DE LOS TRIBUNALES

CONSTITUCIONALES INCIDE EN LOS PROCESOS

DE DEGRADACIÓN DE LAS DIFERENCIAS

ANTITÉTICAS QUE ANTAÑO CONTRAPONÍAN

LOS DOS TRADICIONALES SISTEMAS

DE CONTROL CONSTITUCIONAL

A modo de recapitulación, puede comenzar se­ñalándose que la enorme fortaleza de la concepción kelseniana del Tribunal como legislador negativo, verdadera idea-fuerza de la Veifassungsgerichtsbar­keít, que encuentra su razón de ser no sólo en la sóli-

95 Tomás y Valiente, Francisco, Escritos sobre y desde el Tribunal Constitucional, Madrid, CEC, 1993, p. 97. Aunque, a juicio de este mismo autor, otra actitud permanente del Tribu­nal haya sido la de no eludir problemas, es lo cierto que quien fuera su presidente reconoce que nunca se quiso incurrir en ac­tivismo judicia1.

LA JUSTICIA CONSTITUCIONAL 87

da y racional construcción del maestro vienés, sino también en la evolución del constitucionalismo eu­ropeo posterior a la Revolución francesa y en el propio pensamiento liberal decimonónico, asenta­do en la sacralización de la ley, no ha perdido del todo su virtualidad, reflejándose, por 10 general, en las normaciones constitucionales y legislativas de estos órganos llamados a centralizar el control de la constitucionalidad ya monopolizar, al menos, el re­chazo de la norrúa legal cuando la consideren afec­tada por un vicio de inconsti tucionalidad.

Esta función negativa, de mera anulación, no ha de entenderse, como es lógico, en el sentido de que las decisiones del Tribunal en ningún caso innovan eVordenamiento, pues de más está decir que la anu­lación de una norma y su subsiguiente expulsión del ámbito ordinamental es obvio que produce una alteración, una innovación en dicho ordenamien­to, pero dicha modificación responde a la misma esencia de la anulación, por 10 que en modo alguno subvierte la naturaleza puramente negativa de la intervención del Tribunal.

La gran novedad del último medio siglo reside en la progresivamente mayor asunción por los tri­b"L.i1ales constitucionales de funciones que, desbor­dando los estrictos límites del "legislador nega­tivo", caen de lleno en el ámbito de las funciones

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88 FRANCISCO FERNÁNDEZ SEGADO

creadoras de derecho propias de un legislador posi­tivo.

El horror a los vacíos normativos, el principio de conservación de la norma en coherencia con las exi­gencias dimanantes del principio de seguridadjurí­dica, la conveniencia de evitar problemas mayores de los que se tratan de atajar con las sentencias de­claratorias de la inconstitucionalidad, con la subsi­guiente búsqueda de fórmulas más flexibles que la pura dicotomía validez/nulidad,96 la multiplicación del número de leyes, de lo que constituye buena muestra el fenómeno de las leggine italianas, la nueva naturaleza objetiva de los derechos, que exi­ge su interpretación como un orden objetivo de va­lores, la extraordinaria relevancia que ha asumido el principio de igualdad en una doble vertiente: for­mal y material, y, bien que desde luego sin ánimo exhaustivo, un conjunto de razones estructurales que tienen bastante que ver con las nuevas exigen­cias del Estado social y democrático de derecho de

96 Como afinna Modugno, la estricta alternativa accogli­mento/rigetto dispuesta en el diseño constituyente italiano no fue sino fruto de la ingenuidad (quizá también, añadiríamos por nuestra parte, del influjo de esa "idea-fuerza" del "legisla­dor negativo"), pues las sentencias interpretativas, en su va­riada tipología, representan una respuesta realista y siempre flexible frente a los requerimientos de un diseño abstracto y rígido. ModugnD, Franco, "Corte Costituzionale e Potere le­gislativo", cit. nDta 84, p. 48.

LA JUSTICIA CONSTITUCIONAL 89

nuestro tiempo, y entre ellas, con los problemas re­distributivos del Estado social, respecto a los cua­les, como afirma Weber97 en relación con el Tribu­nal Constitucional Federal alemán (BVerfG) -si bien su reflexión, a nuestro juicio, puede proyectar­se perfectamente a otros órganos análogos-, este órgano sicrnpre debe incidir con carácter correctivo, tanto en el reconocimiento de prestaciones como en su recorte, son otras tantas razones que explican esta función positiva que hoy vienen asumiendo con toda naturalidad los tribunales constituciona­les, que, como advirtiera hace ya bastantes lustros Crisafulli, en ocasiones parecen transformarse de jueces en legisladores,98 10 que no sólo se vislumbra por la creación de normas llamadas a integrar la dis­ciplina declarada inconstitucional, sino que tam­bién se trasluce en la formación y aplicación de orientaciones, latentes en la fundamentac ión de sus sentencias, que propician un indirizzo politico 0,

como dice Pizzorusso,,99 el nacimiento de una po­liey que les es característica.

97 vVeber, Albrecht, "Aiemania", en Aja, Eliseo (ed.), Las tensiones entre el Tribunal Constitucional y e/legislador, cit. nota 49, pp. 53 Y ss.; en particuiar, p. 84.

98 Crisafulli, Vezio, "LáCorte Costituzionale ha vent 'anni", cit. nota 46, p. 1704.

99 Pizzorusso, Alessandro, "Le controle de la Cour Constitu­tiormel sur 1 'usage par le Iegislateur de son pouvoir d'apprecia-

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90 FRANCISCO FERNÁNDEZ SEGADO

En definitiva, el profundo quebrantamiento de la concepción kelseniana del "legislador negativo", bien que los rescoldos de esta idea-fuerza aúnsigan activos y humeantes, no puede dejar de incidir en el proceso de degradación de las diferencias antitéti­cas que antaño contraponían'a los dos tradicionales sistemas de control de constitucionalidad.

tion discretionnaire", Annuaire International de Justice Cons­titutionnelle, n, 1986, pp. 35 Y SS.; en concreto, p. 50.

CAPÍTULO SEXTO

LA MIXTURA E HIBRIDACIÓN DE LOS ACTUALES SISTEMAS JURISDICCIONALES DE CONTROL DE CONSTITUCIONALIDAD

I. DIFICULTADES PARA LA CREACIÓN

DE UN TERTIUM GENUS CONSTITUIDO

POR LA SUMA O HIBRIDACIÓN

DE DOS MODELOS BIPOLARES

La opción de los constituyentes de los primeros có­digos constitucionales subsiguientes a la Segunda Guerra Mundial en favor de un modelo de Constitu­ción que sigue de cerca los pasos de la Constitución norteamericana, con las consecuencias que de ello se derivaron en relación con el control de constitu­cionalidad, a las que ya nos referimos, propiciará una hibridación del modelo kelseniano, que en lo sus­tancial seguirá prestando su estructura centralizada, con el control difuso, hibridación que encuentra su más significada manifestaCión en la introducción del instituto procesal de las llamadas en Italia questioni

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92 FRJ\.NCISCO FERNÁNDEZ SEGADO

di legittimita costituzionale,JOO que, como señala Sil­vestri, 101 introducirán una variante destinada a tener relevantes consecuencias sobre el núcleo esencial de la jurisdicción constitucional.

Ciertamente, ya la Novelle austriaca de 1929 ha­bia introducido este instituto, pero, como ya indica­mos, con sensibles diferencias, tanto en lo que a los órganos legitimados atañe (sólo los dos órganos ju;­risdiccionales supremos), como en lo que se refiere a su razón de ser (aproximar la legitimación a una ac­tio popularis siquiera fuera indirect3111ente, en sinto­nía con el ya expuesto pensamiento kelseniano).

A partir de ese primer momento constituyente que sigue al fin de la Segunda Guerra Mundial , la multi­plicidad de variantes no ha hecho más que crecer, y con ellas se ha ido acentuando ese proceso de mixtura e hibridación. Como dice Pegoraro,102 "a seguito della

100 Además ya de la Constitución de 1947, la Ley constitu­cional de 9 de febrero de 1948, núm. 1, "norme sui giudizi di le­gittirnita costituzionale e sul1e garanzie di indipendenza della Corte Costituzionale", aprobada por la propia Asamblea Con s­ti tuyente el 31 de enero de 1948, ya contemplaba y nonnaba este instituto.

101 Si1vestri, Gaetano, "La Corte Costituzionale nella svolta di fine secolo",Storia d 'Italia- A nnali, vol. 14, Yurín, Einaudi o

1998, pp. 941 y ss.; en concreto, p . 969. 102 Pegoraro, Lucio, "La circolazione, la recezione el 'ibrida­

zione dei modelli di giustizia costituzionale". Trabajo pub1ica-

LA JUSTICIA CONSTITUCIONAL 93

impetuosa espansione del costituzionalsimo e della fonna di Stato liberal democratica, i modi di fare giustizia costituzionale si sono ancor piú mescolati e complicati" .

El propio Pegoraro103 visualiza una especie de ter­cer modelo, una suerte de tertium genus, que compen­diaría rasgos del sistema americano y del kelseniano, encerrando una mixtura de fórmulas o mecanismos procesales cuyo denominador común consistiría en que el control de constitucionalidad permanece en ma­nos de un órgano centralizado, ubicándose el elemen­to "de difusión" en la fase introductoria del proceso, que no en la decisoria.

Sin embargo, ni siquiera la identificación de este tertium genus agotaría la clasificación de los muy dis­pares sistemas de control que los ordenamientos de nue::;tro tiempo nos muestran. Prueba de ello es que la misma doctrina 104 avanza la existencia de un quartum genus que abarcaría países tales como Grecia, Portugal y algunos latinoamericanos, en los que, básicamente, puede decirse que coexiste

do en el Anuario Iberoamericano de Justicia Constitucional, núm. 6,2002. Manejamos, antes de traducirlo, el texto original italiano mecanografiado remitido por el autor, p. 2 .

103 Pegoraro, Lucio, Lineamenti di giustizia costituzionale comparata, Turín, G. Giappiche1li Editore, 1998, p . 27.

104 Ibidem , pp. 39-45 .

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94 FRANCISCO FERNÁNDEZ SEGADO

el control difuso con el control concentrado, si es que se puede seguir tomando COlno punto de referencia esta bipolaridad.

Desde luego, si los constituyentes y legislado­res diseñaran los respectivos sistemas de justicia constitucional con la finalidad de alcanzar el má­ximo posible de annonÍa y de racionalidad, no cabe duda, como dice Pizzorusso, 105 que habrían de proceder a combinar fórmulas de uno y otro de los dos tradicionales modelos. Sin embargo, en la ma­yoría de los casos los ordenamientos positivos en la materia son fruto de la estratificación de textos normativos, de orientaciones políticas, de la propia y peculiar evolución histórica, de influencias cul­turales, en fin, de un dispar conjunto de variables ditlcilmente reconducibles a criterios racionales unÍ­vocos. De ahí las dificultades, diríamos que insupera­bles, de dar vida a un tertium genus constituido por la suma o hibridación de dos modelos bipolares. 106

105 Pizzorusso, Alessandro, "1 sistemi ... ", cit. nota 32, pp. 530 Y 531.

106 En análogo sentidD se manifiesta Rolla, Giancarlo, "El control de constitucionalidad en Itaha. Evolución histórica y perspectivas de reforma", Cuadernos de Derecho Público, núm. 3, enero-abril de 1998, pp. 137 Y ss .; en concreto, p. 177.

LA JUSTICIA CONSTITUCIONAL

n. SISTEMAS PECULIARES DE CONTROL

CONSTITUCIONAL, EJEMPLIFICADOS

POR LOS ORDENAMIENTOS

DE GRECIA y PORTUGAL

95

No pretendemos ahora llevar a cabo un análisis casuístico de la realidad actual de los sistemas de justicia constitucional de nuestro tiempo, sino tan sólo bosquejar, en un muy somero recorrido, algu­nos de los rasgos característicos de esos sistemas, con la finalidad fundamental de mostrar cómo los mismos acogen rasgos propios de uno y otro mode­lo histórico, entremezclándolos a veces confusa­mente, dificultando de esta forma, de modo casi in­superable, todo intento de sistematización que siga teniendo como referente la tipología tradicional.

Un buen núnlero de sistemas de justicia constitu­cional europeo-occidentales corrobora la preceden­te reflexión. En realidad, sólo en Francia hallanl0s un sistema de control homogéneamente diseñado, pues se trata de un control de la ley que se lleva a cabo al margen de su aplicación, con carácter pre·· ventivo y monopolizado por el Conseil Constitu­tionne!, bien que este órgano, a nuestro juicio, se halle todavía lejos de poder ser asimilado a un tri­bunal constitucional. El nlodelo francés, tributario de la propia tradición histórica gala, conformado al

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96 FRANCISCO FERNÁNDEZ SEGADO

margen del modelo kelseniano y, por supuesto, también del norteamericano, no entremezcla por ello mismo elementos de los dos clásicos sistemas de control. De ahí que no le falte razón a Fromont107

cuando considera que sise atiende al funciona­miento real de lajusticia constitucional, la bipolari­dad tradicional habría de dar paso a la contraposi­ción entre, de un lado, el sistema francés, que no confía al Conseil más que el control de constitucio­nalidad de las futuras leyes y de algunos asuntos relati vos al funcionamiento de los poderes públicos, y de otro lado, al sistema norteamericano y alemán (que vendrían a representar a los sistemas de control difuso y concentrado), que confian "¡l une juridiction placée au sommet de la hiérarchie judiciaire" el control del respeto a la Constitución por todos los tribunales y, por ello mismo, indirectamente, por todos los órgano s del Estado.

N o puede afirmarse que exista la homogeneidad a que antes 110S referÍam.os en otros muchos paíse s de Europa occidental. En Austria, Alemania, Italia, España y Bélgica coexiste un control de la ley, al margen de su aplicación, con un control que se rea­liza con ocasión de su aplicación en una litis especí-

107 Fromont, Michel, La justice constitutionnelle dans le monde, París, Dalloz, 1996, p. 42.

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LA JUSTICIA CONSTITUCIONAL 97

fica, que desencadena el juez que conoce de la mis­ma y que ha de resolver la controversia concreta, siendo éste, en algún supuesto (como es el caso de Italia), el procedimiento con gran diferencia más relevante de control de constitucionalidad.

Este control con ocasión de la aplicación de la ley se manifiesta asimismo en Austria, Alemania y España, por intermedio de aquellos recursos (el Beschwerde austriaco o recurso por infracción de derechos constitucionalmente garantizados, contra resoluciones administrativas; el Velfassungsbes­chwerde alemán o recurso de queja constitucional, que cualquier persona puede presentar ante el BVerfG, invocando que ha sido lesionada por la au­toridad en uno de sus derechos fundamentales, y el recurso de amparo español, que protege a todos los ciudadanos frente a las violaciones de derechos Ji libertades tutelados por esta vía, originadas por dis­posiciones, actos jurídicos o simple vía de hecho de los poderes públicos) especialmente diseñados para hacer frente a la violación de derechos consti­tucionales (en Alemania y España, no frente a la violación de cualquier derecho, sino tan sólo de los constitucionalmente garantizados por esta vía; en

Austria, cuando la esfera jurídica de un ciudadano se vea inmediata y actualmente afectada por apli­cación de un decreto o tratado ilegales o de una ley inconstitucional ).

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98 FRANCISCO FERNÁNDEZ SEGADO

En otros paises europeo-occidentales las peculiari­dades son aún mayores. Tal acontece con Grecia y Portugal.

Grecia, hasta el golpe militar de 1967, tuvo un sistema inspirado en el modelo norteamericano, aunque no propiamente difuso, pues la posible ina­plicación de una ley por razón de su inconstitucio­nalidad quedaba circunscrita al Consejo de Estado y al Tribunal de Casación.

La Constitución griega de 1975 habilita a todos los tribunales para inaplicar las leyes cuyo conte­nido interpreten que contraría la Constitución; así se infiere de la previsión de su articulo 87.2, cuan­do dispone que en ningún caso serán obligados los jueces a atenerse a normas tendentes a la abolición de la Constitución; ello significa que los tribuna­les administrativos, con el Consejo de Estado al frente, los tribunales ordinarios, cuya más alta ins­tancia es el Tribunal de e as ación, el Tribunal de Cuentas y cualesquiera otros tribunales, pueden verificar un control de constitucionalidad, promo­viendo incluso de oficio ta 1 control con ocasión de un proceso administrativo:> civil o penal.

LA JUSTICIA CONSTITUCIONAL 99

El diseño griego venía a romper, según Favo­reu,108 el principio de que la justicia constitucional no se divide, pues aun siendo difusa se enmarca en el seno de un aparato jurisdiccional único rematado por un solo Tribunal Supremo. Sin emb~rgo, lo cierto es que tampoco en Grecia podría sostenerse que se produce tal división, por cuanto el artículo 100 de su Constitución instituye un Tribunal Espe­cial Superior, cuyas atribuciones, como de nuevo afirma Favoreu,109 bien que no deje de ser discuti­ble su apreciación, semejan extrañamente las de un Tribunal Constitucional, al que se le atribuye (ar­tículo 100.1, el) el enjuiciamiento de los procesos que versen sobre la inconstitucionalidad de fondo o material o sobre el sentido de las disposiciones de una ley formal, en el supuesto de que sobre tales dis­posiciones hubiesen pronunciado resoluciones con­tradictorias el Consejo de Estado, el Tribunal de Casación o el Tribunal de Cuentas.

A la vista de esta fórmula de resolución de las controversias o discrepanc ias interpretativas, bien podría afirmarse que en ausencia de la unidad Ínter-·

108 Favoreu, Louis, "Reflexiones sobre algunos problemas planteados por la justicia constitucional", Revista Jurídica de Castilla-La Mancha, núms. 3 y 4, abril-agosto de 1988, pp. 47 Y ss.; en concreto, p. 50.

109 Idem.

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Grecia qUe cOl1d. CA. Do 5i ' Un p r ~ -dCe 1 ~ e reClJ' aIS Co,,~ él reo-J

98 FRANCISCO FT LA JUSTICIA CONSTITUCIONAL 101

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La Constitl los tribunalef

~llO b,' o OS' . ,j Sl.1Sr>· L¿ Int < .

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111 Os stltucio . 01], i Jo } .... ] r J a es . .E • O~n encontrarse CIertas analoglas con el modelo ante nal li. as q 1] a .r. . . . .

1:,]7 P UI] tribu -Ia~ tl~Do I . ~ Ue ante e~l1]l1cano -que se relat1VIZan notablemente SI s~ na de' 10rtLlgal y nal de CO'r!fel.~. TOPeo 1]0 Ul]a Jurerda la existenci a desde la Constitución de

9' 'él d . '" lC" ' s e aCabó 11, fhIt eSde la (l lOS. -l1cot-\. de un recurso de derecho público (Staatsrech -

aI11erj cOn. la n10110 de la. 1?.e~~nstitl.lCjón .Te Beschwerde) que cualquier ciudadano podía de la C~ano de la J ', , ;~'qtzÍa, a~ ~ llción dc'''' ,le.'PLlbf.r.,rponer ante el Tribunal Federal por violación de '. Ol] -<..... ~CtIC' r ~'i11g , - - 9' O . . .

Jo la. fa SLltllciól] b la¡ rel/iet J o ~l 8iste . 1 , (echos constltuclOnales-, 114 10 CIerto es que una aSiI11jSl1] rl1~a repUb]j ras1]eila d t , qU.I Zá POI' ~a. nOnitación tradicional del sistema suizo de control

. o 1 tceDcion :éln[1 y fF:d e 1891, qu. ~1lI1fJLl constitucionalidad ha sido la de excluir del mis-• 'o 1..., • -' er,o:¡! e 11ft ..

1 'Q /1- ,. QJ el] h - JON 10 f") v 'otQICia' <. -Oras'1 l-ll

L DO!] D· ·~I rel . 1 Y a jl{J'I¡c~ ~lerre, "Prés . )le71/. J¡ ¡ L ,.., ~U 1~ Bon, Pierr~, "Présentation générale~', cit .. n~ta 1 J 0, ~. 3 L

¡ 989, Pp 1 OIIStltUt· entation _ O '-'lc¡J L Cappellettl, Mauro, "Il controllo glUdlZlano dI COStItUZlO-1 ¡] r . 9 Y S lOl7lleli . genét 1 l" " . t l 54

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¡J.j:' éldo se - C él Ca . . na fIJe , ,'. ' .~', Econ !Vé1,juJo un recurso JUrIsdlcc10nal para la protecClOl1 de los dere-d.~ ~/lltaí de ~or F'ranc l1J:S1ón del ;x.,oresarne "- O!]lICEl, chos constitucionales del individuo, algo propugnado por dis-

207)e e gaTa /'lI'e ito e l:c~ Corre¡. {oYcCto dl"!.¡ ~recono . tintos autores (y entre ellos, Pellegrino Rossi) desde lustros . 1, p. 125":1.'1 da Co~rIS~/!l{C!OI? ~ de Lemo e "--Onstitu C¡~a POr antes, si bien canalizó el recurso por intermedio de la Asam-

VI en un r

. 'iOta J i'S[JtlJjC;¡¡O)~ Oc t. \/1 (I~:\1ira!]da>cJ~on> el blea Federal, que.~ra el órgano qU,e habíade remitir al Tribun~1 olmbra ,"'-' ~?nstitU.ci orge, Federal la acusaClOn de la vlOJaclOn. Cfr. al efecto, Cappcllettl,

> ...... oft17bra E>..r onali_ Mauro, La jurisdicción constitucional de la libertad, trad. de óJ.1tora, Héctor Fix-Zamudio, México, Imprenta Universitaria, 1961,

pp. 17 y 18.

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102 FRANCISCO FERNÁNDEZ SEGADO

lTIO a las leyes federales, circunscribiéndolo, pues, a las leyes cantonales. liS

El control difuso se mantendría en Portugal inclu­so en la Constitución salazarista de 1933 116 y, por supuesto, también en la hoy vigente de 1976, obje­to de varias reformas, una de ellas, la muy relevante, en 10 que a la justicia constitucional se refiere, de 1982.

La vigente Constitución, en la tradición histórica portuguesa, contempla el control difuso, al dispo­ner en su articulo 207 que los tribunales no podrán aplicar a los hechos sometidos a su enjuiciamiento, normas que infrinjan lo dispuesto en la Constitu­ción o en los principios en ella consignados. Sin embargo, a la par, la norma suprema crea un Tribu­nal Constitucional (tras su reforma de 1982), cuyas

115 En el derecho suizo se consagró una suerte de poder/deber general de los j ueces de in aplicar las leyes cantonales que in­terpretaran contrarias a la Constitución federal, como conse­cuencia implícita en el principio "Bundesrecht bricht kantona­les Recht". . 116 Recuerda Jorge Miranda (en Manual .. . , Gil. nota 111, 1. VI, p. 125) que la Constitución de 1933 confirmó el principio .de la fiscalización jurisdiccional de l.a constitucionalidad de las leyes, no sin modificaciones importantes, unas positivas y otras que representaron un grave retroceso. Así, por ejemplo, todos los tribunales asumieron la función, que ejercían de ofi­cio, de controlar la constitucionalidad de las normas que hubie­sen de aplicar en un caso concreto.

LA JUSTICIA CONSTITUCIONAL 103

resoluciones, de acuerdo con el artículo 2 de la Ley 28/1982, del 15 de noviembre, sobre organización, funcionamiento y procedimiento del Tribunal Cons­titucional, prevalecen sobre las de los demás tribu­naleso sobre las de cualquier otra autoridad. Cano­tilho 117 ha caracterizado globalmente el sistema portugués de control de constitucionalidad como un sistema misto complexo en el que, además, todos los tribunales, sin excepción, son órganos de la jus­ticia constitucional.

La amplitud de funciones del Tribunal Constitu­cional es, por 10 demás, muy notable, por cuanto tal órgano lleva a cabo un control tanto en vía preventi­va como sucesiva, tanto por causa de acción como de omisión. Asimismo, y como cauce de articu­lación entre el control que llevan a cabo todos los ór­ganos jurisdiccionales ordinarios y el que se residen­cia en el Tribunal Constitucional, el artículo 280 de la Constitución prevé un recurso ante este último contra las decisiones de los tribunales: a) que rehusen la apli­cación de cualquier norma con fundamento en su Ín-

. constitucionalidad, y b) que apliquen la norma cuya inconstitucionalidad haya sido invocada durante el proceso.

117 Canotilho, José Joaquim, Direito constitucional e teoría da Constituü;ao, 5a. ed., Coimbra, Almedina, 2002, p. 907.

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104 FRANCISCO FERNÁNDEZ SEGADO

Como se desprende de lo expuesto, Grecia y Por­tugal ejemplifican, más que ningún otro país, la mixtura y conjunción de elementos de uno y otro de los dos modelos históricos.

nI. LA HiBRIDACIÓN EN LAS NUEVAS

DEMOCRACIAS DE EUROPA ORIENTAL

Esta hibridación se manifiesta profusamente en las nuevas democracias de Europa oriental, que aunque no han mostrado particular interés por el sistema difuso, optando por el contrario por una es­tructura centra1izada de control, que se residencia en un tribunal constitucional, con patente influen­cia en algunos casos de los sistemas alemán y austriaco y del modelo francés en algún otro,118 es lo cierto que también han incorporado mecanismos que, en sintonía con los sistemas que sobre ellas han influido, propician que se pueda asimismo hablar de mixtura e hibridación.

Por referirnos tan sólo a algunos de esos países, recordaremos que Polonia, las Repúblicas checa y

118 A los modelos de referencia, Mazza añade el sistema grie­go, que a su juicio también ha ejercido cierto influjo, si bien, a nuestro modo de ver, en su caso, infinitamente menor que los mencionados más arriba. Mazza, Mauro, La giustizia costitu­zionale in Europa Orienta/e, Padova, Cedam, 1999, p. 425.

LA JUSTICIA CONSTITUCIONAL 105

eslovaca, Hungría, Rumania, Bulgaria y Rusia, han creado un Tribunal Constitucional. Sin embargo, en todos estos países se halla presente un elemento difuso, pues todos ellos han recepcionado el insti­tuto de la cuestión de inconstitucionalidad. Valga como ejemplo el artículo 193 de la Constitución de la República de Polonia de 1997, a cuyo tenor, cual­quier jurisdicción puede p1antear ante el Tribunal Constitucional una cuestión previa relativa a la con­formidad de un acto normativo con la Constitución, los tratados ratificados por Polonia o una ley, cuando la solución del juicio a qua dependa de la resolución de dicha cuestión.

Por 10 general, cualquier juez o tribunal puede, nonnalmente a instancia de las partes de una litis de la que esté conociendo:l o bien de oficio, plantear la cuestión de inconstitu.cionalidad ante el Tribunal Constitucional. Esta regla general convive con a1-

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gunas particularidades. En el caso de Bulgaria, donde sólo el Tribunal de Casación y el Supremo Tribunal Administrativo se hallan habilitados para, en el curso de un proceso que se siga ante ellos, constatada la contradicción entre la ley que han de aplicar y la Constitución, suspender el procedi­miento y plantear la cuestión ante el Tribunal Cons­titucional, fónnula que recuerda la acuñada por la "Novelle" austriaca de 1929. En Polonia, con ante-

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106 FRANCISCO FER.l\IÁNDEZ SEGADO

rioridad a la: Constitución de 1997, en sintonía con el actual modelo austriaco, sólo el Tribunal Supre­mo, el Tribunal Administrativo Supremo y los ór­ganos jurisdiccionales de apelación podían plantear una cuestión de inconstitucionalidad. La citada Cons­titución introdujo importantes modificaciones con relación a la jurisdicci.ón constitucional; 119 en la cuestión que ahora nos ocupa ha legitimado para plantear la cuestión a todas las jurisdicciones, tanto a los tribunales de primera instancia como a los tri­bunales de apelación o de casación, a las jurisdiccio­nes de derecho común y a las administrativas, como ,asimismo al Tribunal Supremo.

Por otro lado, si bien, como regla general, el planteamiento de la cue stión, como advierte Garlic­ki refiriéndose a Polonia, 120 es un derecho del órga­no jurisdiccional, pero no un deber, una obligación, en Rumania quiebra esa regla por cuanto, como se

119 Cfr. al respecto, Garlic ki, Leszek Lech, "La justice cons­titutionnelle en Pologne", en Verdussen, MaTc (diL), Lajustice constitutionnelle en Europe centrale, Bruselas-París, Bruy­lant-LGDJ, 1997, pp. 87 yss.; en particular, pp. 117-120.

120 Garlicki, Leszek, "La réforme de la juridiction constitu­tionnelle en Pologne", Annuaire International de Justice Constitutionnelle, XIII, 1997, pp, 11 Y ss.; en particular, p. 23.

LA JUSTICIA CONSTITUCIONAL 107

ha destacado,121 a diferencia de otras legislaciones, el juez a qua no puede, cualquiera que fuere el mo­tivo para ello, rechazar el planteamiento ante el Tri­bunal Constitucional de la excepción deinconstitu­cionalidad suscitada por una de las partes del proceso a qua.

Otra particularidad a destacar respecto a la cues­tión de inconstitucionalidad la encontramos en Ru­mania, con relación a las normas objeto de controL A tenor del artículo 23.3 de la Ley núm. 47, del 18 de mayo de 1992, sobre la organización y el funcio­namiento del Tribunal Constitucional,122 del control por vía incidental quedan excluidas las disposicio­nes cuya constitucionalidad haya sido establ~cida de acuerdo con las previsiones del artículo 145 .1 de la Constitución de 1991 , que a su vez consagra una fórmula que presupone sujetar los fallos de incons­titucionalidad del Tribunal dictados en el procedí­miento de control previo a un acuerdo adoptado por la mayoría cualificada de los parlamentarios de ambas Cámaras. En efecto, constatada la inconsti-

121 Muraru, loan y Constantinescu, Mihai, "La juridiction constitutionnelle en Roumanie", Annuaire International de Justice Constitutionnelle, XI, 1995, pp. 11 Y ss.; en particular, p. 17.

122 Puede verse el texto de la Ley rumana núm. 47, en Annuaire International de Justice Constitutionnelle, IX, 1993, pp. 724 Y ss.

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108 FRANCISCO FERNÁNDEZ SEGADO

tucionalidad de una ley en un control preventivo, y tras el oportuno reexamen por las Cán1aras, si la ley fuera adoptada en iguales términos por una mayo­ría, por 10 menos, de dos tercios de los miembros de cada Cámara; la objeción de inconstitucionalidad advertida por el Tribunal Constitucional resulta re­chazada, convirtiéndose en obligatoria la promul­gación de la 1 ey, y no pudiendo ser cuestionada a posJeriori tal norma por la vía incidental de la cues­tión de inconstitucionalidad, mecanismo éste har­to discutible por cuanto, en último término, hace primar la voluntad política parlan1entaria sobre el criterio jurídico del órgano al que el artículo 1.3 de la Ley núm. 47 encomienda como fin o razón de ser la de garantizar la supremacía de la Constitución. Sin embargo, una muy reciente refonna constitu­cional ha suprimido tal determinación.

Las modali dades de control, en este conjunto de países, son muy diversas. Así; atendiendo al momen­to en que se lleva a cabo el control de la ley (obvia­mente no de su aplicación, que no puede ser sino con posterioridad -a su entrada en vigor), o como otros autores dicen, atendiendo al control abstracto de la ley, aunque, CO IT10 constata Fromont,123 en el derecho comparado el control previo es bastante extraño, lo

123 Fromont, M ichel, La justice constitutionnelle ... , Gil. nota 107, p. 70.

LA JUSTICIA CONSTITUCIONAL 109

cierto es Que tal modalidad se encuentra en este blo-<

que de países, si bien no en todos, coexistiendo por 10 general con el control sucesivo.

El caso más llamativo es RU111ania, que sigue de cerca el modelo francés . El control de constitucio­nalidad de las leyes no puede tener lugar más que con anterioridad a su promulgación, a instancias del presidente de la República, el presidente de la Cámara de Diputados o del Senado" el gobierno, el Tribunal Supremo de Justicia, 50 diputados o 25 se­nadores . Aunque la Ley núm. 47, reguladora de! Tribunal Constitucional, al contemplar el control de constitucionalidad de los reglamentos parlmnen­tafios (en sus artículos 21 y 22), no precisa plazo ni momento alguno, la doclrina 124 es unánime en constatar que tal control, a diferencia del de la ley, es siempre sucesivo. S eñalemos como diferencias con el modelo francés:> además de ia evidente de que el control de los reglamentos de las Cámaras parlamentarias, en Fral1cia, ha de ser "avant leur mise en application" (artículo, 61 de la Constitu­ción), la de que, en Rmnania, el control preventivo de la ley, y con más razón aÚ.n. de los reglamentos

124 Muraru, Ioail y Constantinescu, Mihai, "La juridiction constitutionnelle en Roumanic", CÉt. nota 12 J, p. 19. Asimis­mo, Bucur Basilescu, Floril1, "La justice constitutionnelle en Europe", cil . pp. 121 Y SS.; en particular, p. 143.

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110 FRANCISCO FERNÁNDEZ SEGADO

parlamentarios, no es preceptivo, sino tan sólo po­testativo o facultativo. Todo ello al margen ya de que en Rumania, a diferencia de Francia, cabe el control de la aplicación de la ley, vía excepción o cuestión de inconstitucionalidad.

En las Repúblicas checa y eslovaca, por el con­trario, sólo tiene cabida el control sucesivo o a pos­teriori. Así, en la República checa, refiriéndose al control de los tratados jntemacionales, KIíma125 se­ñala que debe presuponerse que en el momento pre­vio a la ratificación, es el Parlamento quien exanlÍ­na las eventuales contradicciones entre el tratado y las leyes constitucionales. En cualquier caso, si una contradicción surgiera con posterioridad, habría de ser resuelta por el Tribunal, a modo de cuestión previa, confOlme a las previsiones del Código Procesal Civil.

En Polonia y Hungría coexisten el control pre­ventivo y el sucesivo. En el primer país, desde la re­forma constitucional de 1989, al presidente de la República le cabe la facultad, antes de sancionar una ley, de requerir al Tribunal Constitucional que examine su constitucionalidad. Asimismo, vetada un ley aprobada por la Dieta por el presidente, y re-

125 Klima, Karel, "La justice constitutionnelle en République Tcheque", en Verdussen, Marc (diL), Lajustice COllstitution­nelle ... , cit. nota 119, pp. 193 Y SS.; en concreto, p. 214.

LA JUSTICIA CONSTITUCIONAL 111

chazado tal veto presidencial por una mayoría de dos tercios de los votos de la Dieta, el conflicto en­tre Legislativo y Ejecutivo es resuelto por el Tribu­nal Constitucional. La Constitución polaca de 1997 ha mantenido el control preventivo de las leyes a iniciativa exclusiva del presidente de la República, respecto de las leyes aprobadas por el Parlamento antes de su sanción y respecto de los tratados inter­nacionales que el propio presidente haya de ratifi ­car. Con todo, como advierte Garlicki,126 el sistema pol.aco otorga una primacía indiscutible al control a posteriori, mientras que el control preventivo tiene un carácter excepcional.

También en Hungría cabe un control previo, a te­nor del artículo 10., al de la Ley núm. XXXII, de 1989, sobre el Tribunal Constitucional,127 sobre ciertas disposiciones de un proyecto de ley, de una ley aprobada, pero aún no promulgada, del Regla­mento de la Asamblea Nacional y de las disposicio­nes de las convenciones internacionales . Bien es verdad que ese control a priori coexiste con un con­trol sucesivo, abierto a todos, y que, por lo mismo,

126 Gárlicki, Leszek, "La réforme de la juridiction constitu­tionnelle en Pologne", cit. neta 120, p. 15.

127 El texto de la Ley núm. XXXII, del Tribunal Constitucio­nal húngaro, puede verse en Annuaire International de Justice Constitutionnelle VI, 1990, pp. 867 Y ss.

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112 FRANCISCO fERNÁNDEZ SEGADO

presenta e 1 carácter de una acrio popularis, circuns­tancia que no deja de suscitar amplias controver­s1as,128 control cuya amplitud se acrecienta más aún si se advierte que el Tribunal controla la inconstitu­cionalidad tanto por acción como por omisión.129

En otros países, como es el caso de Bulgaria y Rusia, el control preventivo se circunscribe a un espe­cífico tipo de nOffilas: los tratados internacionales,

En este amplio conjunto de países europeo-orien­tales ha tenido una notable recepción el Verfas­sungsbeschwerde alemán, esto es, el recurso de que­j a constitucional o amparo español, por violación de derechos constitucionales, acogido en Polonia por la Constitución de 1997, que legitima a cual­quier persona cuyas libertades y derechos constitu-. cionales hubieren sido violados por una decisión Íimle de un tribunal o de un órgano de la admi­nistración pública, lo que, entre otros rasgos di

destacar, significa que todos los derechos constitu­cionales (también los de naturaleza socÍoeconómi­ca) pueden ser protegidos por esta vía constitucio-

128 Cfr. al efecto, Trócsányi, László, "La justice constitu -. tionnelle en Hongrie", en Verdussen, Marc (diL), Lajustiee constilutionnelle en Europe cen/rale, cit. nota 119, pp. 53 Y ss. ; en concreto, pp. 79 Y 80.

129 eli-. al efecto, Trócsányi, László, " La j ustice constitu­tionne He en Hongrie", cit. nota ¡ 19, pp_ 70 Y 71.

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LA JUSTICIA CONSTITUCIONAL 113

nal. También en la República checa se admite este instituto procesal de garantía de los derechos. Klí­ma!30 recuerda que en la República checa caben dos tipos de quejas constitucionales: las que pueden plantear las personas físicas o jurídicas contra toda decisión o intervención de un órgano del Estado que viole derechos y libertades fundamentales constitucionalmente garantizados, y aquellas otras que susciten los órganos dotados de autonomía te­rritorial contra las intervenciones ilegales del Esta­do; en concreto, el consejo municipal de un munici­pio puede plantear este recurso de queja por violación de la autonomía municipal, bien que di­cho recurso esté asimismo al alcance de algún otro órgano de una unidad territorial autónoma superior a la del municipio.

En la República eslovaca la demanda constitu­cional se puede plantear contra cualquier decisión de un órgano de la administración del Estado, cen­tral o local, o de un órgano de la administración te­rritorial autónoma, que atente contra los derechos y libertades de los ciudadanos, en el bien entendido de que la naturaleza de este recurso es subsidiaria. En Hungría, cualquier persona tiene derecho a diri­gir una queja constitucional al Tribunal Constitu-

130 K1íma, Karel, "La justice constitutionnelle en Républi­que Tcheque", cit. nota 125, p. 218 .

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U4 FRANCISCO FER~ÁNDEZ SEGADO

cional por violación de sus derechos, bien que, como pusiera de relieve hace unos años Trócsán­yi,131 las quejas constitucionales no representaban en Hungría (en 1997) más que e12 por ciento del to-· tal de los recursos ante el Tribunal Constitucional. Finalmente, en Rusia, aun previéndose un recurso individual o colectivo directo ante el Tribunal Consti­tucional, tal recurso se manifiesta más bien como l..ma suerte de excepción de inconstitucionalidad que el individuo o el colectivo de ciudadanos puede plantear en el árnbito de un procedimiento jurisdic­cional pendiente a fin de que pueda plantearse di­rectamente por el juez una cuestión de inconstitu­cionalidad ante el Tribunal Constituciona1. 132

En definitiva, en este conjunto de países, como regla general, también los procedimientos de pro­tección de derechos constitucionales posibilitan un control de constitucionalidad c on ocasión de la aplicación de la ley, que se adiciona al propiciado por la cuestión de inconstitucionalidad.

131 Trócsányi, László, "La justice constitutionnelle en Hon­grie", cit. nota 119, p. 69.

132 Mazza, Mauro, "La giustizia costituzionale in Europa orientale", cit. nota 118, pp. 200 Y 201 .

LA JUSTICIA CONSTITUCIONAL

IV. LAS FORMAS PECULIARES DE JUSTICIA

CONSTITUCIONAL EN AMÉRICA LATINA

115

América Latina nos ofrece un verdadero labora­torio en lo que a la búsqueda de fórmulas peculiares de justicia constitucional se refiere, laboratorio que ha venido funcionando y gestando tales mecanis­mos e institutos procesales constitucionales a lo largo de un dilatadísimo proceso histórico. 133 En cualquier caso, y por lo que ahora interesa, esas fór­mulas e institutos no hacen sjno confirmar la mix­tura e hibridación a que venimos refiriéndonos.

En Colon1bia, Guatemala, :Perú, Bolivia y Ecua­dor, por poner algunos concretos ejemplos, coexisten el control concentrado en un tribunal constitucio­nal con el control difuso, en cuanto que cualquier órganc jurisdiccional puede directamente inapli­car la norma legal que a su juicio sea incompatible con la Constitución.

Valga como ejemplo de estas previsiones el ar­tículo 274 de la Constitución ecuatoriana de 1998, a cuyo tenor, cualquier juez o tribunal, en las causas

133 Cfr. al efecto, Femández Segado, Francisco, "Lajurisdic­ción constitucional en América LatiJ1a. Evolución y problemá­tica desde la independencia hasta 1979", en Colegio de Secre­tarios de la Suprema Corte de Justicia de la Nación, Derecho procesal constitucional, México, Porrúa, 2001, pp. 3-55.

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116 FRANCISCO FERNÁNDEZ SEGADO

que conozca, podrá declarar inaplicable, de oficio o a petición de parte, un precepto jurídico contrario a las nonnas de la Constitución o de los tratados y convenios internacionales, sin perjuicio de fallar sobre el asunto controvertido. Tan1bién se puede re­cordar el artículo 116 de la Ley de Amparo, Exhibi­ción Personal y de Constitucionalidad, aprobada por Decreto núm: 1-86 de la Asamblea Nacional Constituyente de Guatemala, que, con enorme am­plitud, dispone que · "en casos concretos, en todo proceso de cualquier competencia o jurisdicción, en cualquier instancia y en casación, hasta antes de dictarse sentencia, las partes podrán plantear como acción, expepción o incidente, la inco?stitucionali­dad total o\parcial de una ley a efecto de que se de·· clare su inaplicabilidad", debiendo el tribunal pro·, nunciarse al re specto . 134

134 En diversos fallos, la Corte de Constitucionalidad guate·­malteca ha interpretado que la acción que autoriza el artículo. 116 de la Ley requiere: a) que la ley que se impugne total o par­cialmente sea aplicable al caso que el tribunal deba decidir; b) que el fallo a dictarse dependa de la validez o falta de validez de l a ley o norma suya cuestionada, la cual debe ser ley vigen­te, y c) que el razonamiento suficiente de relación entre la ley o norma atacada y el eventual fallo evidencie que su aplicación puede transgredir la disposición constitucional que el interesa­do señala, debiendo ser, por ello, inaplicable (Sentencia de la Corte de 3 de enero de 2001). Cfr. al efecto, Corte de Constitu-

LA JUSTICIA CONSTITUCIONAL 117

Las normas constitucionales recurren a distintas técnicas de articulación entre esos fallos de los ór­ganos jurisdiccionales ordinarios, con efectos en el caso concreto, y la condición que al tribunal consti­tucional, allí donde existe, ha de corresponder, que no ha de ser otra que la de intérprete supremo de la Constitución. ASÍ, en el caso de la nonna ecuatoria­na antes citada, su último párrafo dispone que la de­claración del juez o tribunal ordinario no tendrá fuerza obligatoria sino en las causas en que se pro­nuncie, para añadir de inmediato que el juez, tri­bunalo sala habrá de presentar un informe sobre la declaratoria de inconstitucionalidad, para que el Tribunal Constitucional resuelva con carácter ge­neral y obligatorio . A su vez, el artículo 272, di de la Constitución de Guatelnala de 1985, atribuye a la Corte de Constitucionalidad la función de conocer en apelación de todas las impugnaciones en contra de las leyes objetadas de inconstitucionalidad en casos concretos, en cualquier juicio, en casación, o en los casos contemplados (y ya antes señalados) por la ley de la materia.

Aunque la regla general en Latinoamérica es la del control sucesivo, tal pauta quiebra en relación

cíonalidad, Constitución Política de la República de Guatema­la y su interpretación por [a Corte de Constitucionalidad, Gua­temala, 2002, pp. 209 Y 210.

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ll8 FRANCISCO FERNÁNDEZ SEGADO

con algunas normas con-cretas, como es el caso de los tratados internacionales, que en Bolivia, por ejemplo, en su caso, han de ser objeto de un control previo a su ratificación, 135 esto es, antes de la pres­tación del consentimiento del Estado para obligarse internacionalmente, si bien no faltan excepciones a esta regla, cual acontece en el Perú, donde el con­trol de constitucionalidad de los tratados es poste­rior a su ratificación por el presidente de la Repúbli­ca (a tenor del artículo 26 de la Ley núm. 26.435, del 10 de enero de 1995, Ley Orgánica del Tribunal Constitucional, el plazo para presentar una acción de inconstitucionalidad frente a un tratado es de seis rneses a partir de su publicación, frente a los seis años, que es el plazo general para accionar por esta vía) .

Pero la generalidad de la regla del control sucesi·· vo, en algunos países (Chile y Colombia, principal­mente), quiebra aun de modo más amplio.

En Chile, por influencia francesa, el Tribunal Constitucional, básicamente, ejerce un control pre­ventivo, que incluso, en el caso de las leyes interpreta-

135 Cfr. al efecto, Femández Segado, Francisco, Lajurisdic­ción constitucional en Bolivia (La Ley núm. 1836, del 10. de abril de 1998, del Tribunal Constitucional), Cuadernos Cons­titucionales México-Centroamérica, México, UNAM-Corte de Constitucionalidad de Guatemala, núm. 40, 2002, pp. 84 Y 85.

LA JUSTICIA CONSTITUCIONAL 119

tivas de la Constitución y de las leyes orgánicas cons­titucionales, es preceptivo, siendo facultativo tal control previo respecto de l()s tratados intenlacionales y de las leyes ordinarias. Pero la intervención del Tri­bunal Constitucional no agota en Chile el control de constitucionalidad. Por el contrario, su control pre­ventivo de la ley se complementa con un contro] suce-· sivo, con ocasión de la aplicación de la ley, concentra­do a su vez en la Corte Suprema de Justicia, que, de oficio o a petición de parte, en las materias de que conozca directamente o cuyo conocimiento le fuera sometido a través del llamado recurso de inaplica­bilidad por inconstitucionalidad, puede declarar inaplicable, con efectos en el caso concreto, todo precepto legal que considere contrario a la Consti­tución. Este doble sistema de control jurisdiccional de constitucionalidad, concentrado en el Tribunal Constitucional en lo que a la ley se refiere, y siem­pre con carácter preventivo, facultativo o precepti­vo, según el tipo de ley de que se trate, y concentra­do de igual [onna en la Corte Suprema con ocasión de la aplicación de la ley, ha planteado, como afir­ma Nogueira, 136 numerosos problemas, en la medi-

136 Nogueira Alcalá, Humberto, "El Tribunal Constitucional chileno", Una mirada a los tribunales constitucionales. Las ex­periencias recientes, Lima, Cc>misión Andina de Juristas/Kon­rad Adenauer Stíftung, 1995, pp. 111 Y ss.; en concreto, p. 141.

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í20 FRANCISCO FERNÁNDEZ SEGADO

da en que ambos órganos son autónomos respecto del otro, no habiéndose establecido una eficaz arti­culación entre ellos, lo que ha propiciado que con frecuencia establezcan dos parámetros o criterios diferentes para la interpretación de la Constitución, generando una dispersión y anarquización del control de constitucionalidad.

También en Colombia se establece un control preventivo obligatorio respecto de las llamadas le­yes estatutarias (entre otras, las relativas a los de­rechos y deberes fundamentales, a la administra­ción de justicia, a los partidos políticos ... ). Cabe asimismo un control preventivo facultativo, pues la Corte Constitucional conoce dela constitucio­nalidad de los proyectos de ley que sean objeto de una objeción de inconstitucionalidad presentada por el presidente de la República. Bien es verdad que en Colombia, a diferencia de Chile, el Tribunal Constitucional es también competente para llevar a cabo un control sucesivo de las leyes que puede ser instado por intermedio de la muy conocida acción popular de inconstitucionahdad, cuyo origen se re­monta a mediados del siglo XIX, por cualquier persona física, aunque, según jurisprudencia de la propia Corte, no jurídica.

Los mecanismos de control de constitucionali­dad a que acabamos de aludir coexisten, como es

LA JUSTICIA CONSTITUCIONAL 121

bien conocido, con la acción de amparo, tutela o protección -que con todas estas denominaciones l

según los países, se la conoce-' ,de la que, por lo general, pueden conocer la totalidad de los órganos jurisdiccionales, cabiendo, allí donde existe un tri­bunal constitucional, una intervención final de éste. ASÍ, por ejemplo, el artículo 202.2 de la Constitu­ción del Perú de 1993 encomienda al Tribunal Constitucional el conocinliento, en última y defini­tiva instancia, de las resoluciones denegatorias de hábeas corpus, amparo y, entre otras, hábeas data. A su vez, en desarrollo de tal previsión, el artículo 41 de la Ley núm. 26435, Orgánica del Tribunal Constitucional, establece que el Tribunal Constitu­cional conoce el recurso extraordinario que se in­terponga,. en última y definitiva instancia, contra las res01uciones de la Corte Suprema o de la instan­cia que la ley establezca, denegatorias de las accio­nes antes mencionadas, pudiendo interponer este recurso el demandante, el Ministerio Público o el Defensor del Pueblo. En Bolivia, el Tribunal Cons­titucional procede a la revisión de oficio de las sen­tencias pronunciadas por los órganos jurisdicciona­les ordinarios en los recursos de hábeas corpus y de amparo. En Guatemala, la Corte de Constituciona­lidad conoce en apelación de todos los amparos in­terpuestos ante cualquier tribunal de justicia; asi-

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122 FRANCISCO FERNÁNDEZ SEGADO

lnismo, la propia Corte conoce en única instancia, en calidad de "Tribunal extraordinario de amparo" (artículo . 272, b/ de la Constitución), de las accio­nes de amparo interpuestas en contra del Congreso de la República, la Corte Suprema de Justicia, el presidente y el vicepresidente de la República. Todo ello presupone una nueva intervención de los iTibunales constituciones de control del respeto. a los derechos constitucionales con ocasión de la aplicación de la ley, a lo que nada obstan los efec­tos ínter partes de estas sentencias.

En algunos países, el an1paro fue concebido como una vía procesal encaminada a la reparación del derecho violado, pero no para la verificación de una inconstitucionalidad, concepción ésta que ha ido evolucionando, de 10 que ilustra perfectamente el caso argentino. En efecto, la acción de amparo fue concebida en Argentina como un proceso suma­rio por medio del cual se podía impugnar un acto le­sivo que con arbitrariedad o'ilegalidad manifiestas infringiera un derecho subjetivo constitucional­mente reconocido. Una reiterada doctrina jurispru­dencial entendió que el amparo era una vía exclusi­vamente dirigida a la reparación del derecho violado. La doctrina quebró en los Casos Outón (1966) y Mate Laranjeira Mendes, al rechazar la Corte Suprema de la Nación el carácter absoluto del

LA JUSTICIA CONSTITUCrONAL 123

postulado de que en unjuicio de amparo es siempre improcedente abordar la cuestión constitucional. A juicio de Vanossi, 137 esta doctrina suponía la crea­ción pretoriana por la Corte Suprema de una acción directa de inconstitucionalidad en el orden nacio­nal, algo, evidentemente, bien alejado del modelo de partida, el de la judicial review of Legislatíon, plenamente recepcionado en la Argentina.

La Corte Suprema argentina, ciertamente, volvió a cambiar el sentido de su jurisprudencia en este punto en 1973, retornando a la doctrina establecida en el Caso Outón en 1985. La reforma constitucio­nal de agosto de 1994 puso fin a estos cambios ju­risprudenciales un tanto arbitrarios, disipando cual­quier duda al respecto al hab ilitar el apartado primero del artículo 43 de la Constitución nacional reformada al juez que conozca del amparo para la declaratoria de la inconstitucionalidad de la norma en la que se funde o sustente el acto u omisión lesi­va, 10 que, a juicio de Hitters, 138 ha significado la

13 7 Vanossi, Jorge Reinaldo A., y Ubertone, Pedro Fermín, "Instituciones de defensa de la Constitu ción en Argentina", en el colectivo, La Constitución y su defensa , México, UNAM, 1984, pp. 87 Y ss.; en concreto, p. 191.

138 Hitters, Juan Carlos, "La jurisdicción constitucional en Argentina", en García Belaunde, Domingo y Femández Sega-

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124 FRANCISCO FERNÁNDEZ SEGADO

puesta en marcha, a través del amparo, de una acción de inconstitucionalidad en una causa concreta, opi­nión sustancialmente coincidente con la precedente.

Distinta ha sido la concepción del juicio de am­paro en Mé:óco, en donde, como subrayara Bur­goa,139 el jui-cio de amparo, como corroboran sus antecedentes históricos, se ha revelado como un medio jurídico de salvaguarda de la constituciona­lidad, declarándose procedente, ya en la primera Constitución que lo contempló (la Constitución del estado de YlLcatán de 1841), contra cualquier acto del gobernador o ley de la Legislatura del estado que, en agravio del gobernado, violase la Constitu­ción en cualquiera de sus preceptos, no sólo aque­llos en que se consagraban las garantías individua­les. A partir de este precedente se puede entender que a nivel federal se haya admitido el amparo con­tra leyes, bien que se requiera que tales leyes sean autoaplicativas, quedando . legitimadas para inter­poner una acción de amparo aquellas personas que en el momento de la promulgación de la ley queden automáticamente cOlnprendidas dentro de la hipó-

do, Francisco (e oords.), La j urisdicción constitucional en Ibe­roamérica, Madrid, Dykinson (y otras editoriales), 1997, pp. 283 Y ss.; en concreto, p. 30l.

139 Burgoa, Ignacio, El juicio de amparo, 20a. ed., México, Porrúa, 1983, p. 145.

LA JUSTICIA CONSTITUCIONAL 125

tesis de su aplicación, disponiendo de un plazo de treinta días, a partir del siguiente a la entrada en vigor de la ley, para su impu~ación. Se puede comprender por todo ello, como de nuevo dice Burgoa,140 que el control de la Constitución y la protección del gober­nado frente al poder público sean los dos objetivos ló­gica y jurídicamente inseparables que integran en México la teleología esencial del juicio de amparo.

v. LA MIXTURA E HIBRIDACIÓN EN LOS PAÍSES

QUE HAN OPTADO POR LA FÓRMULA

DE LA JUDICIAL REVIEWNORTEAMERICANA

La mixtura e hibridación que venimos mostran­do también se encuentra en aquellos países que han optado por la fórmula de la judicial review nortea­mencana.

ASÍ, en Irlanda, aunque la Constitución de 1937 continúa la tradición angloamericana de la judicial re­view, lo cierto es que, a tenor de su artículo 34.3, pun­to segundo, sólo el alto tribunal (High Caurt), el más elevado órgano jurisdiccional de primera instancia, dispone de jurisdicción para decidir la validez de cualquier ley en relación con los preceptos de la Constitución, no pudiendo ser planteada ninguna

140 Ibidem, p. 148.

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126 FRANCISCO FERNÁNDEZ SEGADO

cuestión de tal naturaleza ante cualquier otro tri­bunal, con la única salvedad del Tribunal Supremo. Es decir, el carácter "difuso" del control queda cir­cunscrito tan sólo a dos órganos jurisdiccionales. '

En Brasil, donde desde la Constitución de 1891, como ya se dijo, se impuso el modelo americano, la justicia constitucional ha evolucionado hacia lo que Afonso da Silva llama141 un sistema mixto de con­trol difuso y concentrado, con clara tendencia a la ampliación de este último desde la Constitución de 1988. y aSÍ, mientras cualquier juez o tribunal puede declarar la inconstitucionalidad de una nor­ma, siendo de la competencia del Supremo Tribu­nal Federal conocer de tal causa mediante recurso extraordinario, a este mismo órgano jurisdiccional supremo compete conocer de la acción directa de inconstitucionalidad e a9!io direta de inconstitucio­nalidade) de una ley o act~ normativo federal o es­tatal (artículo 102.1, al de la Constitución), lo que presupone, de modo inequívoco, un control con­centrado que se sobrepone al control difuso.

141 Afonso da Silva, José "O controJe de constitucionalidade das leis no Brasil", en García BeJaunde, Domingo y Fernández Segado, Francisco (coords,), La-Jurisdicción constitucional en Iberoamérica, cit, nota 13 8, pp, 387 Y ss.; en concreto, p. 394.

LA JUSTICIA CONSTITUCIONAL 127

Argentina es quizá el país que más fielmente ha seguido el modelo de la judicial review, pudiendo declarar cualquier juez la inconstitucionalidad de cualquier norma de acuerdo con las respectivas re­glas atributivas de la competencia jurisdiccional. Sin embargo, la Corte Suprema de Justicia de la Na­ción, por intermedio especialmente del recurso ex­traordinario, ha asumido un destacadísimo rol que la ha llevado a autodefinirse como "interprete final de la Constituciónn

. No en vano el recurso extraordi­nario es la vía de acceso a la Corte Suprema más fre­cuente y de mayor relevancia, presentándosenos, se­gún I\t1orello,142 como el mecanismo más eficaz, en el orden nacional, del control judicial de constituciona­lidad.

Recordemos que la judicial review norteameri­cana se vincula Íntimamente con el concepto sobre el que se apoya el sistema judicial, que es el de litigio (litigation) , que se suscita cuando un caso o controversia es planteado ante un tribunal competen-o te, por 10 que, como afirma Abraham,143 "the solution of an issue in the judicial process depends on the decision handed down by the tribunal having juris-

142 MoreIlo, Augusto M., El recurso extraordinario, 2a, ed., Buenos Aires, AbeJedo-Perrot. 1999, p. 67,

143 Abraham, Henry, J., The Judicial Process, 7a. ed., Nueva York-Oxford, Oxford University Press, 1998, p. 258.

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128 FRANCISCO FERNÁNDEZ SEGADO

diction. Consequently, neither the U. S. Supreme Court nor any ofthe lower constitutional courts can decide an issue unless it is before that court". A par­tir de esta idea rectora del proceso judicial y, por ende, de lajudicial review, el contraste con los tres países a los que acabamos de referirnos, que han se­guido más o menos fielmente el modelo norteame·· ricano, resu1ta patente.

Pero aún hay más. La ajenidad del principio del stare decisis al espíritu de los sistenlas jurídicos ro­manistas, aun cuando en ellos se reconozca una im­portancia de primer grado a la jurisprudencia en tanto fuente informal del derecho (auctoritas rerum similiter judicatarum), no ha dejado de tener tras­cendencia. ASÍ, en los países de civil law que han hecho suyo el modelo norteamericano, aunque en algunos casos se ha admitido la fuerza obligatoria de ciertos precedentes, ello ha venido siendo una regla excepcional de no muy gran alcance, tal y como, por ejemplo, acontece en algunos países de América Latina. No debe extrañar por ello mismo que la falta de certeza a que, en ocasiones, conduce el propio sis tenla trate de ser suplida mediante el re­curso a ciertos mecanismos procesales, como ha sido el caso de Argentina con relación a la acción declarativa de inconstitucionalidad, una de his pie­zas más polifacéticas del derecho procesal constitu-

LA JUSTICIA CONSTITUCIONAL 129

ciona1, como reconoce Sagüés, 144 10 que viene a en­trañar una nueva e impürtante divergencia frente al modelo norteamericano, del que durante mucho tiempo la Argentina fue considerada como su más fiel seguidora.

VI. LAS ENORMES DIFICULTADES PARA

RECONDUCIR LOS MUY HETEROGÉNEOS

Y PLURALES SISTEMAS DE JUSTICIA

CONSTITUCIONAL A LA CLASIFICACIÓN

TRADICIONAL

Este repaso de derecho comparado, que en modo alguno ha pretendido ser exhaustivo, como es ob­vio, creemos que es, sin embargo, suficiente para mostrarnos con alguna claridad las enormes dificul­tades, si es que no, lisa y llanamente, la absoluta im­posibilidad, de reconducir los muy heterogéneos y plurales sistemas de justicia constitucional de nues­tro tiempo a una clasificación tradicionalmente sus­tentada en una única o principal variable, de la que dimanan algunas otras, con10 es la que tradicional-

144 Sagüés, Néstor Pedro, en el Pró logo de la obra deTori­ceIli, Maximiliano, El sistema de control constitucional ar­gentino. La acción declarativa de inconstitucionalidad como mecanismo de tutela, Buenos Aires, Depalma, Lexis Nexis, 2002, p. 9.

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130 FRANCISCO FERNÁNDEZ SEGADO

mente ha venido diferenciando el sistema de laju­dicial review of Legislation del sistema kelseniano (que se tilda, con enormes pretensiones de generali·· dad, que la realidad no avala, de "europeo") de la Veljassungs gerichts barkeit.

CAPÍTULO SÉPTIMO

A LA BÚSQUEDA DE UNA NUEVA TIPOLOGÍA EXPLICATIVA DE LAS

VARIABLES CONFORMADORAS DEL CONTROL DE LA CONSTITUCIONALIDAD

1. NUEVOS CRITERIO S DE CLASIFICACIÓN

De cuanto llevamos expuesto se desprende, a nues­tro juicio sin gran dificultad, la inexcusabilidad de abandonar la tradicional contraposición paradig­mática que desde decenios atrás se ha venido utili­zando para el estudio comparado de los distintos sistemas de justicia constitucional.

Algunos sectores doctrinales, todavía minorita­rios, han venido insistiendo, con muy diversos ma­tices y posiciones, en una dirección análoga. Nos limitaremos ahora a recordar algunos de esos posicio­namientos, sin entrar en mayores detalles.

Baldassarre145 ha diferenciado dos grandes mo­delos de justicia constitucional: giurisdizione dei

145 Baldassarre, Antonio, "Parlamento e giustizia costituzio- . nale nel diritto comparato", cit. nota 4, pp. 1 J Y ss.

¡3i

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132 FRANCISCO FERNÁNDEZ SEGADO

diritti fondamen tah y giustizia politica. Mientras este último encontraría su núcleo central en una función de moderación, en sintonía con la cual al Tribunal Constitucional correspondería la tutela de los principios de la forma de gobierno, el primer modelo encontraría su ultima ratio en la nueva con­cepción constitucional de los derechos, que se nos presentan no sólo como límites respecto de los po­deres públicos, sino también como elementos posi­tivos de orientación, integración y dirección, que operan como parámetros de legitimidad del ejerci­cio de los poderes públicos, particularmente de la función legislativa.

Pizzorusso,146 a su vez, contrapone los sistemas concretos a los sistemas abstractos, binomio que a slljuicio encuentra hoy un mayor relieve que el más tradicional entre el sistema americano y los siste­mas europeos.

No muy lejos de la precedente dicotomía, preci­sándola algo más, Rubio Llorente147 separa el modelo centrado en la ley de aquellos otros modelos de justicia constitucional centrados en la defensa de los derechos.

146 Pizzorusso, Alessandro, "{ sistemi .. . ", cit. nota 32, pp. 527-529.

147 Rubio Llorente, Francisco, "Tendencias actuales ... ", Gil. nota 7, pp. 1416y ss.

LA JUSTICIA CONSTITUCIONAL 133

También Fromont148 propone una nueva clasi­ficación que se asienta tanto en el procedimiento a cuyo través se apela al juez constitucional como en la naturaleza de la decisión que ha de adoptar. Y así, diferencia el procedimiento constitucional que res­ponde a una lógica subjetiva y concreta (la senten- ­cia constitucional pone fin a la demanda de una per­sona titular de derechos subjetivos,versando sobre la situación concreta de esa persona) de aquel otro que responde a una lógica objetiva y abstracta (la sentencia constitucional zanja una cuestión plan­teada por un actor de la vida política relativa a con­flictos entre normas u órganos del Estado). Sin embargo, Fromont termina reconociendo que nume­rosos Estados combinan los dos tipos de procedi­nlientos de justicia constitucional, combinación que se hace en proporciones muy variables según los casos.

H. INTENTO DE ESBOZAR PAUTAS EXPLICATIVAS

DE LAS MUY DISTINTAS MODALIDADES

DEL CONTROL DE CONSTITUCIONALIDAD

Por nuestra parte, no pretendemos establecer una nueva clasificación a la que hayan de reconducirse

148 Fromont, Michel, "La justice constitutionneile dans le monde", Gil. nota 107, pp. 42-44.

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134 FRANCISCO FERNÁNDEZ SEGADO

los diferentes modelos de justicia constitucional, sino, con una finalidad de mayor alcance analítico, diferenciar un 111Uy plural conjunto de variables, asentadas en la mayoría de l()s casos, aunque no en todos, en binomios dícotómic os, y sujetas a una cierta articulación, con las que ofrecer pautas explicativas de las muy distintas modali dades del control de la consti tucionalidad, modalidades que, por lo gene­ral, y como ya se ha podido constatar, se presentan entrelnezcladas en los muy heterogéneos sistemas de justicia constitucional qu e la realidad nos ofrece.

Anticipemos que no se trata, ni ll1ucho menos, de una construcción acabada, sino de un primer esbo­zo que ha de seguir desarrollándose. Precisen10s de igual forma que no pretendemos ahora desarrollar de modo casuístico el plural conjunto de variables articuladas que a continuación exponemos.

IIl. PUNTO DE PARTIDA EXPLICATIVO DE LAS

DIVERSAS VARIABLES DEL CONTROL

DE CONSTITUCIONALIDAD: CONTROL DE LA LEY

O DE LA APLICACIÓN DE LA PROPIA LEY

Hemos de partir, como núcleo central de esta vertebración o, si así se prefiere, como elemento de articulación del conjunto, de la contraposición que hoy nos parece de mayor relevancia: la que atiende

LA JUSTICIA CONSTITUCIONAL 135

a si el control de constitucionalidad es un control de la ley, al margen ya de su aplicación, o por el con­trario, se trata de un control con ocasión de la apli­cación de la ley. En el primer caso, el control cons­titucional se lleva a cabo en ausencia no sólo de un litigio judicial previo, sino, más ampliamente, de todo conflicto de intereses subjetivos. En el segun­do caso, el control podrá desencadenarse a raíz de una litis que enfrente intereses subjetivos contra­puestos, pero no sien1pre sucederá así; pensemos, por ejemplo, en el control que puede desencade­nar un conflicto de competencias que oponga al Estado y a un ente territorial descentralizado en un Estado compuesto, que lógicamente surge con ocasión de la aplicación de una norma legal.

Esta diferenciación, que no ha de dejar de tener consecnencias, de mayor o menos relevancia, en el enjuiciamiento, como por 10 demás creemos se ha puesto ya de relieve en un momento precedente, aunque con reminiscencias evidentes de la contra­posición bipolar "control abstracto/control concre­to", nos parece más pertinente siquiera sea porque, a nuestro juicio, quizá por su mayor abstracción, permite un más nítido encasillamiento del control que posibilita la cuestión de inconstitucionalidad, que no cabiendo duda alguna de que se trata de un con­trol con ocasión de la aplicación de la ley, suscita,

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136 FRANCISCO FERNÁNDEZ SEGADO

por el contrario, alguna mayor complejidad cuando se trata de reconducir al binomio "control abstrac­to/control concreto", pues, como ya tuvimos oportu­nidad de exponer, en la cuestión, la concreción proviene del planteamiento, pero convive con la abs­tracción del enjuiciamiento.

A partir de aquí, en la primera modalidad de con­trol (control d e la ley) , habría que atender a dos va­riables, cada una de las cuales nos ha de conducir, a su vez, a una diferenciación binón1ica:

l) Por un lado, el momento de verificación del con­trol, que nos conducirá a diferenciar entre un control a priori, previo o preventivo y otro a posteriori, su­cesivo o represivo, según que el control se lleve a cabo antes o después de la promulgación de la ley.

Dentro, a su vez, del control sucesivo, quizá ten­ga cierto interés establecer una nueva diferencia­ción según que el control se halle delimitado tem­poraln1ente o no exi sta, por el contrario, límite temporal para su verificación.

2) Por otro lado, la naturaleza del interés consti­tucional que se trata de salvaguardar por intermedio del control nos conduce a diferenciar entre un con­trol objetivo, o en interés del orden constitucional general, y un control competencial, que en el marco de un Estado compuesto pretende salvaguardar el

LA JUSTICIA CONSTITUCIONAL 137

orden constitucional de competencias establecido con relación a los distintos entes territoriales.

En la segunda modalidad de control , esto es, en el control de constitucionalidad que se lleva a cabo con ocasión de la aplicación de la ley, sería preci­so, a su vez, atender a tres diversas variables:

A) La primera de ellas atendería al hecho de que la competencia se atribuya a una pluralidad de ór­ganos o a un órgano único, diferenciando de esta forma un control difuso, en el que cualquier juez o tribunal puede efectuar el control constitucional de una nonna que ha de aplicar en un caso litigioso del que está conociendo, y un control concentrado, en el que ese control corresponde a un órgano único, sea un tribunal consti tucional, sea, como sucede en Uruguayo Panamá (y también en Chile, bien que con la particularidad en un momento precedente expuesta), el Tribunal Supremo.

B) La segunda variable atiende a la instancia de­sencadenante del control, pudiéndose diferenciar aquí cuatro modalidades:

a) El control instado por un órgano jurisdiccio­. nal, como es el caso característico, bien frecuente en Europa, como ya se vio, de la cuestión de incons­titucionalidad.

b) El control que insta una persona lesionada en sus derechos o intereses legítimos . Contra 10 que

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138 FRANCISCO FERNÁNDEZ SEGADO

pudiera pensarse, esta modalidad de control no se agota en el procedüniento de amparo o queja cons­titucional; por el contrario, al margen del recurso de amparo, en ocasiones, un individu() puede desenca­denar un control de constitucionalidad de una ley que, aun no siendo objeto de un acto de aplicación específico, por su carácter autoaplicativo, afecta la esfera de intereses legítirnos del individuo en cues­tión. Esta afectación justificaría que esta modalidad de control se ubique dentro del control de constitu­cionalidad que se realiza con ocas1ón de la aplica­ción de la ley, aunque no exista acto expreso de aplicación. Por poner algún ejemplo específico, pensemos en el artículo 140.1, infine, de la Consti­tu ción austriaca, que habilita a toda persona para presentar ante el Tribunal Constitucional un recur­so individual sobre la inconstitucionalidad de una ley, cuando hubiera sido directamente lesionada en sus derecho por tal inconsti tucionalidad, siempre que tal lesión se produjera de modo actual e inme­chato, sin mediar la previa adopción de una resolu­ción judicial o administrativa. En Uruguay, todo aquel que se considere lesionado en su interés di­recto, personal y legítimo puede instar de la Corte S uprema~ por vía de acción, la declaratoria de Ín­cÚTIstitucionalidad de un acto legi slativo fonnal.

LA JUSTICIA CONSTITUCIONAL 139

Diferente sería, desde luego, el caso de Colom­bia, pues la acción popular de inconstitucionalidad no tendría encaje aquí, sino en la modalidad del control de constitucionalidad de la ley, a modo de un control objetivo o en interés del orden constitucio­nal general, dado que, en ese país, la muy conocida y sesquicenteneria acción :popular de inconsti­íucionalidad se halla desligada de la afectación de la ley que se impugna a los derechos o intereses de una persona, vinculándose expresamente, como afir­ma Cifuentes,149 con el derecho de todo ciudadano a participar en la confonnación, ejercicio y control del poder político.

c) El control instado por los propios órganos constitucionales del Estado, encaminado a la rei­vindicación de una atribución que, entendiéndola propia, consideren que ha sido indebidamente asu­mida por otro órgano estatal .

d) Finalmente, el control desencadenado por los entes territoriales, por lo geIleral de un Estado com­puesto, dirigido a reivindicar la titularidad de una competencia indebidamente asumida por otro ente territorial.

149 Cifuentes Muñoz, Eduardo, "'La j uri sdicción constitucio­nal en Colombia", en García Belaunde, Domingo y Femández Segado, Francisco (caords.), La ju.risdicción constitucional .. . , cit. nota 138, pp. 469 Y ss.; en con creto, p. 475 .

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L40 FRANCISCO FERNÁNDEZ SEGADO

C) La última de las variables a las que se ha de atender es la re 1ativa a la eficacia de las sentencias, particularmente de las sentencias estimatorias, ha­biéndose de distinguir aquí según las sentencias tengan efectos en el caso concreto (in ter partes) o proyecten sus efectos con carácter general (erga omnes).

Podría pensarse que esta última dicotomía es in­necesaria en cuanto que quedaría subsumida en la distinción fijada en atención a la pluralidad o unici­dad de órganos competentes para realizar el con­trol, en forma tal que en el control difuso los efectos serían inter partes, y en el control concentrado, erga omnes. Esta regla, que desde luego tiende a la generalidad, quiebra sin embargo en algunos casos, haciendo por ello mismo conveniente esta categori­zación. ASÍ , por poner algunos ejemplos específi­cos, el control concentrado en manos de la Corte Suprema uruguaya no se traduce en que las senten­cias de la misma tengan efectos generales, circuns­cribiéndose tales efectos al caso concreto. Otro tan­to podría afirmarse respecto de la Corte Suprema de Justicia paraguaya (cuya Sala Constitucional cono­ce ta11to de la inconstitucionalidad de las leyes como de la inconstitucionalidad de las sentencias definitivas o interlocutorias), y lo lnismo, final·· mente (bien que sin pretensión de exhaustividad),

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LA JUSTICIA CONSTITUCIONAL 141

habría que decir de los efectos de las sentencias de la Corte Suprema chilena dictadas con ocasión de un recurso de inaplicabilidad por inconstitucionali­dad, Estos ejemplos revelan cómo no siempre va unida la concentración del control en un solo órga­no y la generalidad de los efectos de sus sentencias estimatorias de la inconstitucionalidad.

IV. CONCLUSIÓN

Hemos de terminar. Y 10 hemos de hacer signifi­cando que con la categorización expuesta no se pre­tende en modo alguno agotar la casi inabarcable ri­queza y heterogeneidad de los sistemas de control de constitucionalidad de nuestro tien1po, en los que, desde luego, a n10do de pauta general, sí se puede apreciar un progresivo deslizan1iento del control de constitucionalidad de la ley al control con ocasión de la aplicación de las leyes, rasgo tendencial que a su vez se conecta Íntimamente con el cada vez ma­yor protagonismo de una jurisdicción constitucio­nal de la libertad, en perfecta coherencia con ellu­gar realmente de privilegio, con la centralidad, que los derechos y libertades ocupan en los códigos constitucionales de nuestro tiempo.

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Control de

constitucionalidad de la ley

_.1' .) ".:""t

Control de constitucional idad

con ocasión de la aplicación de lélley

ANEXO CONTROL DE CONSTITUCIONALIDAD

L

Según el momento

. de verificac ión del control

Según la naturaleza del interés constitucional

a salvaguardar

Según la pluralidad o unicidad

de órganos competentes

para controlar

Según la instancia desencadenante

del control

Según la eficacia de las sentencias

{

Control preventivo

Control

suceslVO

r Contcollimitado en el tiempo

1 Control

sin límite temporal

í- r------------------------------------, Control objetivo o en

interés del orden constitucional general

Control competencial o en interés del

orden constitucional de competencias

Control difuso J Control concentrado

/1 Control instado por un órgano Judicial

I I Control instado por una persona lesionada

en sus derechos o afectada en sus intereses

l Control instado por los órganos

constitucionales del Estado

I Control instado por los entes territoriales

{ Control con efectos en el caso concre_t~

Control con efectos erga omnes

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Julio-Diciembre 1004

Revista Mexicana

de Derecho Constitucional

ARTÍCULOS DOCTRINALES

Fernando Batista ]iméncz

La eficacia del valor dignidad de la per,;ona en el sistema jurídico español

J aimc Cárdenas Gracia

El modelo participativo y deliberativo

RaíJ Gustavo Ferreyra

Poder; democracia y configu1"Ución constitucional

Mario Melgar Adalid

Hacia / . ." auténtico Tribunal Constituciona l

Alejandro Ramelli

Sistema di?: fuentes del derecho inLemacional público!:l "bloque de constituciollalidad"

en Colombia

Marco Antonio Ribeiro Tura

Tnllfl1idade de jurisdit;¡áo e ,-ela,áo de haba/ho na Constitu¡,áo br~si/eim

de 1988

Rubén A Sánchez Gil

El control difuso de la cOl1s¡.¡tuGÍol1alidad eH

l\1éxico. Re_flexiones en tomo a ia tesis P/f. 38/2002

COMENTARIOS JURISPRUDENClA.LES . COi\1:ENTARIOS LEGISLATIVOS

RESEÑAS BIBLIOGRÁFICAS

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11

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de Derecho Comparado Nueva Serie Año XXXVII Núm. 1 11 Septiembre-Diciembre 2004

ARTíCULOS

José Daniel Cesano Legalidad y control jurisdiccional. Construcción de garantías paro lograr un "troto humano" en prisión. Reflexiones a partir de la realidad carcelaria argentino

Hécior Fix-Zamudio Los estados de excepción y lo defensa de la Constitución

Sergio GorGÍa Ramírez Una reflexión jurídico sobre lo muerte

Pablo Lerner Sobre armonización, derecho comparada y lo relación entre ambos

Elvia Arcelia Quintana Adriano Los servicios financieros en México y la Organización Mundial de Comercio

Patrick S. Ryan Arbitraje regulado e importaCión paralelo de productos farmacéuticos en lo Unión Europeo

José Moría Serna de la Garza Apuntes sobre los opciones de cambio en la metodología de lo enseñanza del derecho en México

ESTUDIOS LEGISLATIVOS

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