FERNANDO MARTÍN · hermana, familiares y amigos que me han arropado durante la elabo-ración de...

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JAVIER BALMASEDA FERNANDO MARTÍN INSTINTO GANADOR Colección Baloncesto para leer EDICIONES JC

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JAVIER BALMASEDA

FERNANDO MARTÍN INSTINTO GANADOR

Colección Baloncesto para leerEDICIONES JC

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diseño de Cubierta

Pepe Regidorfoto de portada

Juan Carlos Hidalgofoto de Contraportada

Fernando Laura

EDICIONES JC. Colección Baloncesto para leerPRImERa EDICIóN: septiembre 2019

© Javier Balmaseda© De la presente edición, Ediciones JC

Rodríguez San Pedro, 2. 28015 madrid (España).Tfno/Fax: 91 446 96 [email protected]

Reservados todos los derechos

Cualquier forma de reproducción, distribución, comunicación pública o transformación de esta obra sólo puede ser realizada con la autorización de sus titulares, salvo excepción prevista por la ley. Diríjase a CEDRO (Centro Español de Derechos Reprográficos, www.cedro.org) si necesita fotocopiar o escanear algún fragmento de esta obra.

ISBN: 978-84-15448-40-2Depósito Legal: m-23373-2019

Impreso en España – Printed in SpainTecnigrafVictoria Kent, 20. Pol. Ind. La Floresta45600 Talavera de la Reina (Toledo)

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A Isabel, por estar siempre a mi lado aunque yo estu-viera con Fernando, por tu paciencia y tu amor, por haberme permitido soñar y cumplir este sueño.

A mis hijos, Javier y Daniel. Que el valor, la fuerza y la determinación con que Fernando Martín afrontó su vida sean un ejemplo a seguir en la búsqueda de vuestros sueños.

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Índice

agradecimientos ...................................................................... 11

Introducción ........................................................................... 17

Rafael m. Navarro BarragánFernando martín en la Universidad Europea de madrid .......... 21

Fernando y los suyos ................................................................ 23mataró .................................................................................... 57“Pasádmela a mí” ..................................................................... 81El Ford Capri .......................................................................... 107El coste de un sueño ................................................................ 135Fuerza ..................................................................................... 165Rivales ..................................................................................... 191El último entrenamiento ......................................................... 221Eterno ..................................................................................... 251

Primera parte. Doce miradas a Fernando ........................ 252Segunda parte. Un ídolo para el madridismo .................. 279Tercera parte. Fernando por las redes sociales .................. 289

Historias con Fernando ........................................................... 305

Epílogo .................................................................................... 345

anexo documental .................................................................. 357

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Agradecimientos

Cuando le planteé a Javier Rodríguez, director de Planetacb.com, la po-sibilidad de realizar una serie de entrevistas a personas que conocie-ron a Fernando martín, no podía imaginar sus consecuencias. Sin ser consciente de ello, puso la primera piedra para que este libro sea hoy una realidad. Nuestro homenaje a Fernando martín en Planetacb.com comenzó a publicarse el 25 de marzo de 2016 y, gracias al trabajo en la sombra de Cristóbal Escribano, pudimos concluirlo con éxito el 25 de marzo de 2017. En ese momento comenzó a rondarme un nuevo pro-yecto: plasmarlo todo en un libro, pero no sabía muy bien cómo afron-tar el reto. Cuando más perdido estaba, un ángel apareció. mi pasión por Fernando martín me había conducido hasta alguien muy especial, me refiero al periodista Gonzalo Vázquez, a través del cual conocí a Juan Carlos Rentero, que decidió confiar en mí y publicar mi obra.

Desde el primer momento tuve muy claro ponerlo en conoci-miento de la familia, así que me puse en contacto con antonio martín. No sólo su amabilidad y su trato han sido inmejorables, sino que an-tonio ha querido involucrarse más de lo que yo podría haber soñado.

Quiero agradecer a las 472 personas que, con sus testimonios, han participado en este libro, sin ellas esta obra no hubiera sido posible:

Familiaresantonio martín Espina, Pedro martín Espina, antonio Espina, Soraya Espina, Begoña Espina, Javier Espina.

amigosagustín Garrigós, Diego López de Toledo, Beatriz López de Toledo, Paloma López de Toledo, antonio Vela, Nacho García Bonilla, Nacho Pinedo.

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Compañeros y entrenadores en EstudiantesFernando García-Ochoa, antonio Pardillo, Paz Talán, Juan Peraita, Luis López-Cózar, José Ortiz, José Canales el Pilas, Ángel Goñi, Vi-cente Gil, Charly López Rodríguez, alfonso del Corral, Patas Beltrán, Pablo Casado, Luis Cebrián, antonio Gómez Carra, Chinche Lafuen-te, Gonzalo Sagi-Vela.

Compañeros y entrenadores en categorías inferiores de la Selección

José Luis Subías, José antonio Orbea, aíto García Reneses, Bernardi-no Lombao, andrés Jiménez, miguel Tarín, Jesús Llano Ricote, Pedro Fajardo, Juanmi alonso, Pepe alonso, Jordi Freixanet, Jordi Puig.

Compañeros y entrenadores en el Real madridLolo Sainz, Paco López, Juan antonio Corbalán, José Luis Indio Díaz, José manuel Beirán, Brian Jackson, Wayne Robinson, marcos Carbo-nell, Javier Pérez Iniesta, miguel Ángel Cabral, Ismael Santos, Linton Townes, Fernando Romay, Rafa Rullán, José Luis Llorente, Johnny Rogers, Chechu Biriukov, Quique Villalobos, Guillermo Hernangó-mez, Pep Cargol.

Compañeros y entrenadores en la Selección absolutaEpi, Paco Binaburo, Josep Lluís Cortés, Josep maría margall, Joaquín Costa, Juan Domingo de la Cruz, Fernando arcega, manolo Flores.

Periodistas, escritores y fotógrafosJosé Joaquín Brotons, Esteban Gómez, Sixto miguel Serrano, Fer-nando Laura, Gonzalo Vázquez, Pedro arnuero, Paco Torres, Nacho Calvo, maría Escario, Paco Grande, Javier Ortiz, José ajero, Ángel Colina, antoni Daimiel, Enrique Ojeda, Franco Pinotti, martín Tello, miguel Ángel Forniés, miguel Panadés, Sebas Serrano, Ramón Trecet, Carlos Sánchez Blas, Juan Francisco Escudero, Guille Ortiz, miguel Queipo de Llano, Javier Rodríguez, Cristóbal Escribano, José manuel Puertas, Dani Benavides, antonio Rodríguez, Vicente Salaner, Ricar-do González, Álvaro Rodríguez, Álvaro Barragán, Edu Salán, miguel

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Lois, Javier Gancedo, Nacho Duque, Lidia Herbada, marta Sebastián, Àngel asensi, miquel asensi, Carlos Jiménez, Juan Ramón López, Rubén Gazapo, mariano Pozo.

Rivalesaudie Norris, Carlos Ruf, abel amón, albert Illa, antonello Riva, arvydas Sabonis, Essie Hollis, Fernando Riera, Iñaki Garaialde, José Pedro García, Juan antonio Hernández, Dino meneghin, Julián Or-tiz, Julio Torres, Luis mari Sautu, manel Bosch, mike Davis, Nando Heras, óscar Cervantes, Pablo Elizalde, Pablo Laso, Paco Solé, Rafa Vecina, Georgi Glouchkov, Santi aldama, Sergejus Jovaisa, Valdema-ras Chomicius, Edu Sabater, marcellus Starks, mikel Cuadra, anicet Lavodrama, mike Smith, Jordi Homs, Ferrán martínez, Joan Pagés.

Entrenadores rivalesmario Pesquera, miquel Nolis, Nino Buscató, Zeljko Pavlicevic, Xa-bier añua.

Árbitrosantonio Ballesteros, Jesús León arencibia, Víctor mas, mateo

Ramos.

Otrosmariano Bartivas, miguel Ángel Paniagua, Beatriz Vilar, Doctor He-rrador, Javier Juárez, José antonio arízaga, Joseba Gaztañaga, Juan de Dios Román, Juan Trapero, Toncho Nava, Fernando Carvajal, Candy Coto, Eva mateo, Javi Domínguez, Jaime Llinares, Pilar marín, Guifré Lluís Gol, Rafael Navarro.

Cuentas de Twitter@PabloLolaso, @YofuiaEGB, @TheobaldPhilips, @andrs13, @GUaN CHE1976, @SusanaTRuiz, @Trifon_Ivanof, @alfredoNoya, @carri ches75, @escubi29, @DavidCasadoDC, @YosoyRodman, @alber tosi1974, @soyTanchus, @rmadridfutb, @Tarzen1902, @taineo7, @amartjim, @aficion_Rmadrid, @cobinho8, @PacoFerez, @jose

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ma2203, @frajoville, @royergarballes, @franlucastorre1, @Daniel Rocamora_, @Basketvintage9, @LuisalbReyes, @llanillo77, @Oscar coach, @aRTUROGOmEZ13, @villa1273, @Pablo_FFV, @toni escamilla, @VidalPalomares, @basketgijon, @Pasion_Basket1, @victor fragoso13, @zecarlosperez, @alvaroGimnasio, @mSepulveda2010, @PYGaSESORES, @saidmadrid5, @blog24segundos, @Peter83RS, @drimgala, @JuanFranalPalo, @JSuros, @dolivaresn, @seryimagic, @mamefae, @macuevas68, @ergoal, @jantonioherare, @EDUmERI NOSPORTS, @frodrigo1975, @justohj, @angelGelo69, @luis_cha con1965, @chechubiriukov7, @Breo6acb, @jlleivao, @j7_roberto, @Francisconuba, @Baloncesto80, @Jesus8233, @rosiarnoso, @Ja Hernan13, @GuillerSV, @retrochenta, @ulito_pc, @javinora76, @ads DulantoScott, @relayerman, @aNm_5, @SaNTOJLEON, @War cop13, @robertogarnateo, @roblesjapon1, @_stone79, @vikingo_rm_, @gonzalezvalanto, @javier_javijavi, @Rodalecat, @agpbcn61, @zamper741, @juanmasalo, @madrizzblanco, @JulinSnchezlgl1, @pa cha1978, @TaurinosSomos, @norcoreano, @diostuitero.

admiradores de Fernando martínXavi Fanega, Jorge Plaza, marcos Sánchez, Toñín, Ángel Bustaman-te (Berserkers), Raúl Carreras (Berserkers), Javier arribas (Berserkers), Hemeroteca RmCF, mariano Cañas (Los Ojos del Tigre), Última Bandera, arancha Santos, Nines Cano, Patricia De Castro, Isabel al-jama, Pepe Kubrick, Carlos Serrano, michael Good, Pedro Bonofiglio, Francisco José Cabo, manu Domínguez, manuel Ramos, Cristina Zo-zaya, Fernando Hellín, Enrique matos, manuel aguilar, Higinio Puli-do, Javier Gutiérrez, Carlos Jesús Palacios, Carmen Gutiérrez, Juanma Suarez, José Fco. G. Rivas, óscar Villares, Rafael Ocaña, Iván morales, Enrique Paños, Pedro Cifre, Tomás morales, Cristina masián, artu-ro Gómez, mayka Navarro, Noel Pérez, Ernesto Castellanos, miguel Espiñeira, Diego Ruiz, moisés Rodríguez, Jonatan anta, Paqui Gue-rrero, José antonio González, Jaume mañá, Roberto Tejón, Ramiro Carrión, Jacobo León, Carlos J. Ruiz, Jaume Boscá, Davick arenal, Carlos manzanedo, David matencio, Ángel Verdura, Álex González, marcelo Castro, ana maría Quesada, Pedro J. Domínguez, Rosa már-

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quez, José maría Santana, José antonio Justo, Pedro González, José manuel López, Roberto Cardillo, Francisco Javier Benedicto, Carlos Horcajada, José manuel Otero, Silvia Fernández, Víctor montes, Pilita martín, ascen García-muñoz, Rodrigo Ruiz, José Ramón alba, Pedro Torres, Rocío Sánchez-Limón, José Luis martínez, Juan Vicente Pérez, José antonio Díez, Jesús Fructuoso, Guillermo Cruz, Paco mimbrero, Javier Chamorro, maría José Rubio, albert Reus, Fran Torres, Joaquín Casasús, Carlos Pérez, David Campos, José antonio Domínguez Ló-pez, Luis miguel García, Santiago H. Herrero, Welly Prieto, Ángeles Vicario, Toñi Balsalobre, Fernando Ballesteros, Juan Carlos Portas, antonio Gómez, Ramón malé, Carlos Rodríguez, Jorge Braga, Dioni Escudero, Ángel martínez, Quique González, Fernando morales, Jor-di Selva, manu García, David Tornay, Rubén Villodas, Julio Garrido, marisol Coca, Carmen merino, Rosi Benavides, Dani Benito, Santi Casal, Nacho Ferrando, miguel Ángel, Teresa arredondo, Fulgencio Panduro, Lorenzo alocén, Juanma Rodríguez, Roberto Giménez, Sylvia Fernández, Inmaculada adell, Sergio López, Cristina Román, almudena Cabra, Francisco Javier Sánchez, Iván Vita, Ramón Flo-res, Javier Barbacil, Chelo Del Barrio, Carlos Sánchez, miguel Ángel Castro, José antonio Domínguez Sanz, Elena Balmaseda, Fernando agras, David Correas, Juan manuel Yudice, Sofía Pilar Rivas, Lourdes Balmaseda, Fernando Gutiérrez, José manuel agra, Francisco manuel morales, José Félix Fernández, mercedes Camacho, José antonio To-rregrosa, Rafael Pérez, miguel montoya, Rosi Corbacho, Paula Bur-guera, maría Pilar Rodrigo, alejandro Casado, Fermina Tostado, Juan miguel Vergara, magin Jorge Castillejo, óscar Ruiz, alberto Colomo, José Rafael Álvarez, Francisco Javier martínez, Beatriz Oter, Esther martín, Luis López, Pedro Ruipérez, maría Teresa Balmaseda, Susa-na Román, marta mochón-Cobos, Pedro Llena, Fernando martínez, Gerardo mariñas, antonio Jesús martínez, Juanjo Escámez, ana Be-lén agudo, antonio Sabariego, antonio Gómez, asunción Contreras, Laura Cabra, Fernando Hernández, Juan T. Herrada, Juan José Cobos, Olga Golpe, José Jiménez, Ángel Luis Olmedo, Rosa Belén Sáez, ma-ría Ques, Concepción Balmaseda, Ángel Saavedra, José antonio Gi-ménez, Luis millas, Iván Pascual, Sonia Herrera, Eva Balmaseda, Juan

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andrés Collado, José Luis García, Fernando alcaraz, Raquel Nombela, Eduardo madrid, Prado Gómez, Isabel arnedo.

miguel Ángel Forniés, Fernando Laura, Pedro arnuero, Juan Carlos Hidalgo, alfonso Romo, Ángel Colina, Sylvia Polakov, José antonio Sanguinetti, Luis melendo y Josep maría arolas, que me cedieron algunas de sus fotografías; Lluís Puyalto de la Fundació del Bàsquet Català, por rescatar el estupendo archivo de Justo Conde-José Ramón Ramos. Eva mateo, Fernando Riera, albert Illa, José antonio Orbea, Javier Espina, Rui Paulo Corte-Real Ribeiro, Francisco Javier Benedicto, Ángel Polo, Julio arriola, Jesús Llano, Rosendo Otero, Juan andrés Collado, antonio Gómez Carra y Berserkers por haber-me facilitado varias imágenes. El fotógrafo arturo Pérez, por su ayuda con los retoques. Franco Pinotti y la mítica revista Nuevo Basket, por la gran ayuda prestada.

Tampoco quiero olvidarme de Pilar Rivero, Nicoletta Calcagno y amir Effat, que me ayudaron en la traducción de algunos testimonios. Laurynas Butkauskas, por hacer posible que arvydas Sabonis participe en esta obra. José antonio Balmaseda, que me echó una mano super-visando los primeros capítulos. Isabel Cebrián, por guiarme cuando no encontraba la manera de plasmar mis ideas y por su incondicional ayuda en las correcciones.

La Universidad Europea de madrid y especialmente Rafael Na-varro, Francisco López, Diego Domínguez, Álvaro Bustamante y Juan antonio Simón, por su gran apoyo e implicación. mi amigo Orien-ta, que me aconsejó que plasmara en un libro todas las entrevistas que venía realizando. Fran Lucas-Torres, por su amistad e interés. mi hermana, familiares y amigos que me han arropado durante la elabo-ración de este trabajo. a mis padres, porque se esforzaron por darme todo lo que he necesitado y, sobre todo, me enseñaron a pelear por lo que uno quiere, gracias a vosotros soy la persona que soy. Y llegamos a Beatriz Vilar, apareció casi al principio de todo este largo recorrido y poco a poco, y aunque el camino no haya sido nada fácil, se ha ido involucrando cada vez más; esto no hubiera sido posible sin ti Beatriz, muchas gracias de nuevo.

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Introducción

Cuando intento rememorar el origen de mi pasión por el de-porte, una nítida imagen me viene a la mente: ahí estoy yo, frente

a la tele, en aquel sofá de madera, sentado sobre unos cojines tapiza-dos con curiosas escenas costumbristas de La mancha. Debía de tener unos ocho o nueve años y mi familia y yo nos arremolinábamos en torno a aquel televisor de tubo que presidía la cocina de lumbre, como llamábamos a nuestra sala de estar con chimenea. Lo que mirábamos atentamente era alguno de los partidos de baloncesto disputados por el Real madrid en el entonces prestigioso, y hoy ya mítico, Torneo de Navidad. Puede que fuera el año 1987, aunque no puedo asegurarlo. De lo que sí estoy seguro es de que, junto a mis padres y a mi herma-na, también estaban mis abuelos. El caso es que aquellos emocionan-tes encuentros entre el que era ya mi equipo y algunas de las mejores selecciones internacionales, como la Unión Soviética o Yugoslavia, amenizaban muchas de las tardes navideñas de mi niñez. El recuerdo es vívido y por ello estoy seguro de que aquellos apasionantes duelos fueron el inicio de mi entusiasmo por el deporte en general y por el baloncesto en particular. Vivíamos los partidos con pasión, y para mis ojos de niño era deslumbrante contemplar cuando mi equipo se impo-nía a todo aquel elenco de formidables jugadores que pasaban por el Palacio de los Deportes de la Comunidad de madrid durante esos días. admiraba a todos los jugadores del madrid, me sabía sus nombres y me desgañitaba animándoles en sus jugadas y celebrando cada canasta. Pero había un jugador que me atraía por encima del resto: Fernando martín. Entonces yo era un niño y no necesitaba saber por qué me gustaba. Era el mejor y punto.

me fui haciendo mayor y otros deportes se cruzaron en mi ca-mino, como el balonmano, que ocupó una etapa muy importante de

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mi vida. El deporte continuaba estando muy presente, y así seguiría siendo en el futuro. Con el apoyo de mis padres finalicé mis estudios de Ciencias de la actividad Física y el Deporte en la Universidad Euro-pea de madrid, y elegí entrar a formar parte del mundo de la docencia, donde continúo ejerciendo como profesor de Educación Física. En cuanto a mi afición por el baloncesto, en todos estos años nunca ha desaparecido, si bien es cierto que, desde la llegada de Pablo Laso al banquillo del Real madrid, aquel entusiasmo infantil por la canasta se vio renovado e intensificado. Gracias al baloncesto he podido disfrutar de momentos muy felices, como la Euroliga conquistada por mi equi-po en 2015, que presencié in situ en ese mismo pabellón que veía de pequeño por la tele, junto a mis amigos Fran, Orienta, Juanjo y Nacho, y mi sobrino Maduco.

Recuerdo en particular aquel fin de semana del mes de mayo en madrid, porque unos meses antes de ese mágico momento, ocurrió algo que me hizo retroceder en el tiempo. El 3 de diciembre de 2014, los diferentes reconocimientos celebrados con motivo del veinticinco aniversario de la muerte de Fernando martín, entre los que destaca especialmente el fantástico documental Conexión Vintage dirigido por Paco Grande y emitido por Teledeporte, revivieron el interés que siem-pre despertó en mí la figura de tan gran jugador, el principal culpable de mi locura por el deporte. aquel día volví a ser el niño que sentado en el sofá de su casa veía las hazañas de su jugador favorito. Sin em-bargo, ya era adulto y ahora sí me hacía las preguntas que de niño ni me planteaba: ¿qué tenía Fernando que le hacía tan atractivo dentro y fuera del mundo del deporte? Entonces me di cuenta de que recuer-dos propios apenas tenía porque martín se nos fue demasiado pronto, cuando yo contaba con diez años. Casi no recordaba la última etapa de su vida profesional; ni siquiera me acordaba de su paso por la NBa y aún menos de la plata olímpica de Los Ángeles. En realidad, sabía poco sobre él y, no obstante, me seguía resultando muy atrayente, des-pertaba en mí las ganas de saber más. Con este anhelo personal inicié un proyecto de homenaje, que publicaría en planetacb.com, a base de indagar en su figura a través de las voces de los que en algún momento le conocieron. Para mi sorpresa, eran numerosísimas las personas que

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le recordaban y querían contarme sus anécdotas junto a él. a medida que avanzaba en ello, cada vez era más consciente de que había sido un hombre que no dejaba indiferente a nadie. Cuanto más sabía de Fernando, más quería saber. me movía un acuciante deseo de pregun-tar sobre alguien que, aunque desgraciadamente no pude conocer en persona, me había vuelto a conquistar tantos años después.

Con el tiempo, acabé atesorando un notable archivo documental sobre Fernando martín: unos doscientos testimonios orales de diferen-tes personas acompañados de fotografías, dedicatorias, cartas y postales inéditas suyas. Comencé a ser consciente del valor de todo aquel ma-terial que tenía ante mí y me sentí en la obligación de ir un poco más allá y darle la forma que, creo, se merecía. Finalmente, después de tres largos años de trabajo, este libro, mi proyecto jamás soñado, está hoy en tus manos. He tratado de recoger minuciosa y respetuosamente su excepcional trayectoria como célebre jugador de baloncesto desde sus comienzos en el San José del Parque (su colegio), así como las carac-terísticas de su personalidad que fueron determinantes para crear el mito. además, he intentado aportar luz sobre aquellas etapas más des-conocidas de su trayectoria: su etapa juvenil y júnior en Estudiantes, el impacto de su llegada al Real madrid, las misteriosas causas de su no fichaje por New Jersey Nets en su primer intento de asaltar la NBa, su vida fuera del baloncesto durante el año que pasó en Estados Unidos, su evidente poderío físico y mental que se refleja en los datos objeti-vos de sus mejores marcas, sus últimos días jugando al baloncesto y la admiración que generó en sus compañeros de equipo. Tampoco me he querido olvidar de plasmar las impresiones de algunos de los que fueron sus grandes rivales sobre la cancha.

asimismo, se han sumado generosamente a este proyecto mu-chos periodistas, seguidores y amigos personales que con sus palabras han querido contribuir a mantener vivo el recuerdo de un deportista que les sigue cautivando tantos años después. Después de escuchar a todas estas personas que de un modo u otro le conocieron, he empeza-do a comprender qué era aquello que en mi niñez me atraía tanto de Fernando. Sin duda era un ser especial que poseía eso que llamamos carisma, que hace que su figura trascienda lo meramente deportivo.

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No ha sido fácil profundizar en su lado más personal e íntimo, puesto que no fueron muchos los que traspasaron esa barrera entre el persona-je mediático y la persona. a lo largo de estas páginas intentaré bucear, a través de las historias de personas tan cercanas como sus hermanos Pedro y antonio o algunos de sus mejores amigos, en el interior de un hombre poseedor de un magnetismo especial que le hacía calar muy hondo en la gente que le rodeaba.

a partir de aquí, dejo en las manos del lector adentrarse en el perfil vital y deportivo de este gran jugador de baloncesto cuyo infinito afán de superación le llevó a alcanzar altas cotas deportivas y a superar murallas que parecían infranqueables para su generación.

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Fernando Martín en la Universidad Europea de Madrid

Rafael m. Navarro BarragánProfesor de baloncesto en la Universidad Europea de Madrid

El recuerdo de Fernando martín es imborrable, aún perdura en mi memoria y me emociono escribiendo estas líneas. Cuando

el número “10” del baloncesto español jugaba, todo se paralizaba, era el referente al que todo niño quería parecerse. Los clásicos frente al Barcelona eran apoteósicos, sus enfrentamientos con audie Norris eran míticos, y recuerdo que esos partidos eran el punto de encuentro en casa con mis otros compañeros del equipo. El año de su falleci-miento yo tenía catorce años, y parece que fue ayer cuando anuncia-ban el trágico accidente en los telediarios. En mis entrenamientos aún pongo videos de Fernando martín para que mis jugadores mejoren su baloncesto.

Casualidades de la vida, durante la organización del “II Simposio Internacional Solidario de Baloncesto”, Javier Balmaseda contactó con la Universidad Europea para darnos la oportunidad de poder hacer la presentación de este libro donde él se formó. Desde el primer mo-mento noté que nos unía una misma emoción y pasión: el legado de Fernando martín. Javier tenía muchas ideas para poder colaborar en el II Simposio y así hacer un tributo especial al mítico jugador. Entre otras cosas, nos propuso donar toda la información recopilada en la elaboración del libro y hacer un museo en honor a Fernando martín, lo que aportó la primera piedra para la construcción de un museo de baloncesto en la Universidad. Del mismo modo, Javier propuso la ce-lebración del “III Simposio Internacional Solidario de Baloncesto” el 3 de diciembre de 2019, como homenaje al 30º aniversario del falleci-miento de Fernando martín.

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Finalizo dando mis agradecimientos a la Universidad Europea de madrid por la oportunidad que nos brinda, a Javier Balmaseda por esa pasión mostrada en todo lo que hace y el regalo que nos ha hecho a los amantes del baloncesto con la edición de este libro, y en especial, a Fer-nando martín; tu persona estará siempre presente en nuestra memoria.

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Fernando y los suyos

Hay historias únicas e irrepetibles, como la de Fernando mar-tín Espina, hombre de retos que alcanzó cotas deportivas reserva-

das solo para los inconformistas, para los que no aceptan que puedan existir límites profesionales o territoriales insalvables y deciden traspa-sar fronteras encarando complicadas aventuras hacia lo desconocido. Su inconformismo innato, junto a una sana ambición deportiva, le hicieron sacrificar durante algún tiempo cosas esenciales para él. En aras de sus propios desafíos personales, renunció a una de las cosas más importantes en su corta vida, el calor de los suyos. Como buen signo de fuego, aries, la fuerza que llevaba dentro impulsó su vida desde el mismo momento de su llegada al mundo en madrid, un 25 de marzo de 1962. Tercero de los cuatro hijos de Ricardo martín y Carmen Es-pina, desde pequeño, gracias a los principios que le inculcaron sus pa-dres y hermanos, fue construyendo una potente personalidad, motor indispensable para superar todas las dificultades que se iba a encontrar por el camino. antonio martín Espina: “Quería su libertad, pero con cercanía y el calor de una familia”. Pedro martín Espina: “Era una per-sona muy familiar, y tanto con mis padres como conmigo y mis her-manos tenía una relación muy estrecha”. Testimonios tan reveladores como los de dos de sus hermanos evidencian la importancia que tenía para Fernando sentirse arropado por sus seres más queridos.

Como en todas las familias, cada miembro desarrollaba su pro-pia identidad. Los diferentes rasgos de su carácter los hacen únicos a pesar de correr la misma sangre por sus venas. Pedro, el segundo de los hermanos, nos describe las características de cada uno de ellos, hacien-do hincapié en las peculiaridades de Fernando: “El más extrovertido era Ricardo, el mayor, al que más le gustaba el jaleo, como diría yo. Fernando y yo éramos más tranquilos. antonio, el pequeño, era un

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poco más nervioso. Fernando era una persona entrañable, carismática y todo corazón, pero también tenía una personalidad muy fuerte. Era un aries, aries, con muchas ganas de vivir todo, de vivir la vida, de vivir la montaña… Cuando empezó con la fama tuvo que poner una barrera para proteger su intimidad, pero era más abierto de lo que aparentaba y ni mucho menos tan arisco como algunos lo catalogaban. Es cierto que, entre amigos, al igual que antonio, son personas muy divertidas y abiertas. Yo quizá sea el más tranquilo y reservado en ese sentido”.

Si había alguien con quien Fernando guardaba un especial pa-recido era con su madre, Carmela, apelativo por el que la conocían todos. El retrato que nos hacen de ella los que la conocieron es el de una mujer fuerte que desde muy joven (su padre murió muy pronto y no mucho más tarde su madre) asumió el peso de la responsabilidad de una gran familia de diez hermanos. además de ser una cocinera ex-cepcional (la gente alucinaba con sus croquetas y su tortilla de patatas), fue una luchadora, alguien con carácter y carisma, capaz de ilusionar y de tirar para adelante con una fuerza y un empuje increíbles. Pedro martín: “Sí, se puede decir que ambos tenían similitudes. mi madre era una persona muy dura, muy fuerte, con un gran corazón y que nunca se echaba para atrás. Y Fernando era igual que ella en este sen-tido”. antonio Espina, primo hermano de Fernando, también valora el parecido entre madre e hijo: “mi tía Carmela fue prácticamente una matriarca para mi padre, su hermano, y en general para el resto de sus hermanos. Era la gracia andaluza, tenía un humor socarrón, irónico a veces, pero con bastante alegría. Su personalidad era parecida a la de Fernando, ya que era tremendamente fuerte psicológicamente, siendo como la matriarca de un clan. Tenía dos características principales, for-taleza y generosidad. Las puertas de su casa estaban siempre abiertas. Donde comían seis, ella podía hacer que comiesen el doble. Era una familia con gran generosidad y mi tía era el alma de esa casa. Fernando era precisamente así, gran fortaleza pero con mucho corazón. Cuidaba de sus amigos, de su clan, de su equipo”. Por el contrario, Ricardo era el típico castellano, alguien más discreto, reflexivo y tranquilo, y tam-bién muy observador. a Fernando le tocó vivir y enfrentarse a situacio-nes muy complicadas desde muy joven y su padre fue un gran apoyo

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para él, pues estaba siempre a su lado. Era como su consejero en la retaguardia. De esta manera, el motor de la familia martín Espina era el equilibrio entre la emocionalidad, el cariño y la entrega de Carmela, y la serenidad de Ricardo.

Fernando martín avanzó muy rápido tanto en el deporte como en la vida, un claro ejemplo es que cuando su único hijo, Jan (fruto de la relación que mantuvo con Petra Sonneborn), llegó a este mundo en noviembre de 1984, Fernando tenía sólo veintidós años y ya había conquistado la medalla de plata con la selección española en Los Án-geles 84. Sobre Jani, como le conocen de forma cariñosa sus allegados, sabemos que siguió los pasos deportivos de su padre llegando incluso a disputar minutos en la aCB tanto con Estudiantes como con el Real madrid, aunque no logró alcanzar el éxito al que parecía predestinado por sus evidentes cualidades físicas y técnicas. Según los testimonios de los que siguieron de cerca su trayectoria deportiva, como Javier Juárez, su entrenador en el Illescas de LEB Oro en la temporada 2008/09, y Paco Torres, director durante años de la revista Gigantes del Basket y uno de los pocos periodistas que le ha entrevistado, la razón de que Jan no lograra alcanzar el límite de sus posibilidades se debió al empecina-miento de algunos de colocarle como alero alto, cuando donde de ver-dad destacaba era jugando cerca del aro. algo muy parecido a lo que le ocurrió a su padre en la NBa. El baloncesto español se perdió un gran jugador, como así lo explica Javier Juárez: “Tenía un gran tiro exterior, una facilidad reboteadora muy grande y un físico espectacular. Era un elegido. Su físico diferente y privilegiado le hubiese permitido practicar cualquier deporte que hubiese querido”. Nos cuenta Paco Torres que hubo un momento determinado en el que a Jan le propusieron mar-charse a una universidad de Estados Unidos y crecer en el baloncesto norteamericano, pero declinó la propuesta porque, después de haber vivido en alemania e Israel, creía haber encontrado en España, junto a sus abuelos, tíos y amigos, su lugar en el mundo. Incluso prefirió du-rante una temporada seguir jugando con sus amigos en el Canoe que irse a Estudiantes o Real madrid, que ya le reclamaban para que fichara por ellos. En otras palabras, la familia y los amigos han sido siempre muy importantes para Jan, algo que sin duda heredó de su padre.

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en el corazón del parque Conde de orgaz

Retomemos la historia del joven Fernando. La familia martín Espina había fijado su domicilio en una zona residencial bastante acomodada del noreste de madrid, el Parque Conde de Orgaz. En una preciosa casa de dos plantas, más jardín y piscina, al final de la calle Pedro Ro-mero (una calle en fondo de saco), fue donde Fernando creció junto a sus hermanos y donde, gracias a los esfuerzos de sus padres, disfrutó de una infancia feliz, tranquila y rodeado de comodidades, como así se deduce de la anécdota que nos relata alguien que vivía muy cerca de allí, miguel Ángel Paniagua, el que a la postre sería su agente de-portivo: “Cuando Fernando era juvenil lo intentó fichar el Barcelona, enviando a madrid a Eduardo Portela, el gerente de la sección de ba-loncesto por entonces. Cogió el puente aéreo y al llegar al aeropuerto se subió a un taxi y dijo: ‘al Parque Conde de Orgaz, a esta dirección’. Pero al llegar allí y según iba a pagar, le dijo al taxista: ‘¿Es aquí?’, indi-cándole el taxista que así era. Él contestó: ‘Pues lléveme usted de vuelta al aeropuerto por favor’. No llegó ni a bajarse del taxi. En este caso, Eduardo tuvo muy claro que el Barcelona no tenía nada que hacer para poder llevárselo, porque tal como vivía y donde lo hacía, nun-ca lo podrían convencer con dinero”. a pesar de residir en una zona privilegiada de la capital de España, es imposible concebir la brillante carrera baloncestística de Fernando sin algo con lo que se nace: su gen competitivo y su carácter ganador. miguel Ángel Paniagua: “No era el típico deportista de barrio duro y casi en el umbral de la pobreza. Sin embargo, cuando competía en lo que fuera (balonmano, natación, baloncesto), era un competidor nato y le hubiera dado igual nacer en Vallecas, el barrio obrero por excelencia de madrid, que en el Parque Conde de Orgaz, un barrio más de clase alta. El espíritu competitivo lo llevaba dentro y eso lo tienes o no lo tienes”.

ahora bien, no debió ser en absoluto sencillo para Ricardo, pro-pietario de una empresa cárnica en Toledo, y para Carmela, sacar ade-lante nada menos que a cuatro hijos. Tenía que haber algo más que comodidades materiales. Tras escuchar los testimonios de sus allega-dos tenemos el convencimiento de que el sentido de familia y una

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educación equilibrada fueron los valores que favorecieron el desarrollo personal y profesional de los cuatro hermanos, y en especial el de Fer-nando. El que fuera su primer entrenador en la cantera de Estudiantes, Pablo Casado, lo explica así: “Tuvo una educación bastante seria para pertenecer a una familia rica. Generalmente yo siempre he pensado que es muy difícil que un deportista que se tiene que sacrificar con el deporte salga de una familia así. No era su caso, Fernando estaba muy bien educado por sus padres”. antonio martín ahonda en este aspecto: “Estoy más que orgulloso de lo que nos enseñaban mis padres, del es-fuerzo y de saber valorar las cosas. No sé si yo voy a ser capaz de hacerlo tan bien como ellos. Era una época diferente donde los mensajes de los padres eran muy directos y se aceptaban tal y como eran, y además creo que tenían las cosas claras con lo que tenían que hacer sus hijos”.

Tal vez, esa educación fue uno de los principales motivos que convirtió la unión familiar en el elemento sobresaliente entre las pa-redes del chalet del Parque Conde de Orgaz, donde se vivían inten-samente tanto los éxitos deportivos de Fernando y antonio como la carrera veterinaria de Pedro o los proyectos empresariales de Ricardo hijo. Todo el mundo asegura que eran uña y carne, como comenta el fotógrafo Fernando Laura, uno de aquellos amigos que visitaba el hogar familiar: “Siempre me llamó la atención la relación que tenía la familia. Eran un clan absoluto y total. Cuatro hermanos con Carmela de jefa, de sargento mayor, pero don Ricardo de capitán. Realmente Fernando no se llevaba mejor con antonio que con Ricardo y Pedro, la relación entre los cuatro era estupenda. Era una familia adorable y te diría que incluso envidiable. Igualmente tenían un gran carácter, inculcado en mi opinión por Carmela, que los ponía firmes. Ella era el pegamento de la familia y enseguida que llegabas te daba de comer, de beber, te contaba cosas, etcétera. Pero lo que también hacía era pegar unas broncas increíbles. Llamaba la atención ver a Fernando con sus 2,05 metros callado, bajando la cabeza y aguantando el chaparrón ante una bronca de su madre”.

El más cercano en edad a Fernando era Pedro (apenas se llevaban año y medio de diferencia) y con el que realizó por tanto todo tipo de travesuras cuando los dos eran muy jovencitos, como por ejemplo

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disparar lagartijas con una escopeta de perdigones por los alrededores del parque o irse a cazar a una finca de Toledo propiedad del padrino de Ricardo hijo. La relación entre ambos fue muy estrecha, sobre todo antes de que Fernando se dedicara en cuerpo y alma al baloncesto, por lo que no es de extrañar que en la memoria de Pedro aún perduren innumerables momentos vividos junto a su hermano, como los que rememora ahora: “Celebrábamos mucho el santo de mi madre. Ese día, ella abría las puertas de la casa a todo el mundo y los invitaba a comer. a todos les encantaban sus croquetas y su tortilla de patatas. En este sentido, Fernando y yo no éramos especialmente comilones. Sin embargo, cuando él vivía fuera, venía a casa a comer la tortilla y las croquetas de mi madre. También recuerdo cuando nos íbamos a prac-ticar windsurf al pantano de San Juan con Javier Cortázar y Vicente Gil, que eran nuestros vecinos. Pero si había una cosa que le gustaba especialmente a mi hermano era el campo y salir a la sierra, e incluso hacer noche allí. Era una persona muy de la naturaleza”.

Fernando se fue independizando poco a poco a medida que el baloncesto cobraba importancia en su vida. No obstante, este nuevo panorama no disminuiría ni un ápice su apego familiar. Una vez que tuvo su propio hogar continuó acudiendo siempre que podía a la casa de sus padres, donde comía y después se echaba la siesta mientras Car-mela no permitía que nadie interrumpiera el descanso de su hijo. El trato que tuvo con sus padres y hermanos siempre fue estupendo. Era una familia muy unida, pero no cabe duda de que con antonio era más especial, fomentado en gran medida por el hecho de compartir el baloncesto en sus vidas. De alguna manera, el papel que desempeñaba Fernando con su hermano pequeño, al cual adoraba, era protegerle y tratar de que no cayera en sus mismos errores, pero dejándole también su espacio. Hubo muchas personas del mundo del baloncesto que pre-senciaron la bonita relación que mantuvieron los dos hermanos, como Pep Cargol, compañero de ambos en el Real madrid durante varias temporadas: “La relación entre Fernando y antonio era extraordinaria, muy cercana, de mucha complicidad, de bromas entre ellos y muy fraternal. Se llevaban extraordinariamente bien. Hacían muchas cosas juntos y les encantaba salir al campo”. Otros, como Juan Domingo de

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la Cruz, además de ser compañero de Fernando en la selección espa-ñola fue testigo directo durante el Europeo de Roma en 1991 (en este campeonato antonio martín logró la medalla de bronce con España y posiblemente desplegó el mejor baloncesto de toda su carrera deporti-va, lo que le valió para formar parte del quinteto ideal del torneo) de los sentimientos de antonio hacia su hermano, como así lo rememora: “acudí a Roma como ayudante del seleccionador Díaz miguel. Re-cuerdo que antonio martín venía a mi habitación y me contaba que Fernando, aunque pareciera mentira, se apoyaba también mucho en él. Yo pensaba, como todos, que en principio solo antonio estaba más pendiente o necesitaba mucho más a Fernando, pero eran dos herma-nos muy unidos y que se amparaban en todo mutuamente”.

Nadie mejor que el propio antonio martín para narrarnos la naturaleza de la relación tan estrecha que sostenía con Fernando. En primer lugar, nos aclara lo que significó para él tener a su hermano como compañero de equipo en el Real madrid: “Cuando coincidía-mos en el campo, creo que nunca se olvidaba de que era mi hermano. Eso a veces era bueno y otras veces era malo, porque para demostrar que yo era su hermano pequeño recibía alguna galleta más de la que correspondía. Pero él siempre tuvo una actitud de protección hacia mí”. Rememorando al Fernando jugador de baloncesto, antonio nos revela que hay dos prestigiosos jugadores que siempre le han recorda-do a su hermano: “Por lo que a mí me ha transmitido, el que más se ha parecido a mi hermano ha sido arvydas Sabonis, más que por su for-ma de jugar por su forma de ser, con todo lo bueno y lo malo, ya que los dos tenían cosas malas. En el cómputo general a mí me parecen dos cracks como personas, ya que Sabas también interpretaba que primero eras persona, después compañero y por último jugabas en el mismo equipo. me gustaban mucho los parámetros en los que se movían los dos. Y en lo que se refiere a la forma de jugar y a su trayectoria depor-tiva, Felipe Reyes tiene cosas muy parejas. Cuando lo veo pegándose por cuarta vez por un rebote, me recuerda a mi hermano. Tengo cierta debilidad por Felipe”. Una vez abandonada la cancha, a Fernando le gustaban muchas otras cosas, como nos cuenta antonio: “Durante los años de profesional en el Real madrid, se entretenía leyendo durante

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su tiempo libre. Era un buen lector, y además le gustaba el cine, el aire libre y el campo. También disfrutaba escapándose y conociendo sitios. Y no me puedo olvidar de lo mucho que necesitaba las sobremesas cuando había un día libre. a ratos compartía algunas de esas aficio-nes con él. Lo que pasaba es que si él tenía novia, estaba muy bien ir conmigo, pero estaba mejor ir con la novia. a veces si yo tenía novia, íbamos los cuatro. Pero sí que hemos hecho muchas cosas juntos fuera del baloncesto”. a la hora de hablar de los valores que sobresalían en su hermano, antonio lo tiene claro: “Él era de verdad con todas sus consecuencias y le gustaba mucho lo que era justo. También era un tío valiente y aguantaba los daños colaterales de esa valentía. a la gente que quería lo hacía sin condiciones”. Con mucho cariño y un punto de añoranza, antonio destaca lo que aprendió de su hermano tanto en lo personal como en su faceta de jugador de baloncesto: “me quedo con lo que me faltaba por aprender, porque Fernando era poco de hablar y más de enseñarte haciendo. Yo estaba en un momento en el que mostraba mi carácter rebelde, y si hubiésemos estado más tiempo juntos hubiera sido mejor, sobre todo para mí, no sé si para él tam-bién. Si hay una característica de la que me hubiera gustado aprender más todavía de él era su entereza como persona, pese a todas sus inse-guridades, sus miedos, su dificultad para abrirse a la gente por temor a que le hicieran daño, lo que había dentro era una solidez bárbara y eso a mí me gustaba mucho”.

Volvamos a los años escolares. Fernando comenzó su formación, al igual que sus hermanos, en el San José del Parque, situado muy cerca de la casa familiar de la calle Pedro Romero. allí fue donde empezaría a dar rienda suelta a su pasión por los deportes, aunque dicen que los estudios se le resistían más de la cuenta. Pedro martín: “Era muy inteli-gente, pero no le gustaba estudiar. Lo que sí le gustaba mucho era leer, pero era un poco rebelde en lo de aprender por aprender, así de ma-nera forzada, aunque si se ponía lo sacaba”. Luis López-Cózar, desde los cinco años compañero del colegio de Fernando, nos corrobora las palabras de su hermano Pedro: “Era muy mal estudiante. Se dedicaba a copiar, especialmente de mí. Como éramos altos nos sentábamos juntos al fondo de la clase. Recuerdo que me decía: ‘Luis, Luis, quita

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la mano que no veo’. Yo tampoco era muy brillante en los estudios, lo que pasa es que en junio aprobaba todo. Era un chaval con mucha fuerza y mucho temperamento ya por entonces”.

antes de abandonar el San José del Parque para proseguir sus es-tudios en la academia aPRO, Fernando dejó su impronta en los jóve-nes del que hasta entonces había sido su colegio. Sus compañeros fue-ron testigos privilegiados de sus fulgurantes comienzos en el mundo de la canasta y los primeros en empezar a verlo como a un ídolo, un espejo en el que mirarse. Fernando Carvajal era uno de aquellos alumnos de menor edad: “Comenzaba a ser un mito para todos nosotros. Era como si fuese Dios cuando lo veíamos por el patio del colegio en compañía casi siempre de su hermano antonio. Pero claro, no nos atrevíamos ni a hablarle. Imagínate, era como si LeBron James estuviera en 2º BUP y tú en 2º EGB, y en el descanso de las clases le ves echando unos tiros en el patio… una pasada. Fernando martín fomentó el baloncesto en nuestro colegio. Yo creo que muchos de los niños que coincidimos con él en el San José del Parque, y lo teníamos como un ejemplo de lo que queríamos ser de mayores, en parte nos dejamos un pedazo de nosotros el día de su accidente en la m-30”.

a partir del curso académico 1979/80, el tercero de los martín Espina continúo su formación en aPRO (agrupación de Profesores), durante muchos años una magnífica academia madrileña de COU adscrita además al Ramiro de maeztu (colegio vinculado al que sería su primer club profesional, Estudiantes). Fernando se matriculó para hacer 3º de BUP por libre, una antigua modalidad que existía, y al año siguiente COU y la Selectividad. a pesar de que hasta este mo-mento no había sido un excelente estudiante, completó los dos cur-sos de manera satisfactoria, aprobando todo en primera convocatoria. Los acontecimientos que se desarrollan a partir de este momento nos muestran que su llegada a este centro de la calle Castelló número 19 significaría mucho más que el lugar donde finalizó sus estudios no universitarios. En aPRO conocería a una persona fundamental en su vida, agustín Garrigós, uno de sus mejores amigos, como comproba-remos más adelante. En contra de lo que hubiéramos podido pensar, y como dato revelador de la madurez intelectual y afectiva que siempre

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mostró Fernando, agustín, ocho años mayor que Fernando, no era un compañero de clase, sino su profesor de Historia en 3º de BUP. aquel primer año profesor y alumno conectaron desde el primer instante y comenzaron a cultivar una gran amistad que perduraría en el tiempo. agustín Garrigós: “a mí me gustaba mucho el deporte, y además era de Estudiantes, equipo en el que él ya jugaba. Desde el principio, Fer-nando fue una persona que me cayó muy bien. Luego me provocó un problema cuando se pasó al Real madrid y alguna colleja de su madre”. Pero hay una cosa que le sorprendió especialmente aquel año: “mien-tras otros chavales te entregaban tres folios para un examen, él te daba uno, pero era perfecto. Yo no he visto jamás una capacidad de síntesis mayor que la suya. ahí ya veías que era especial. Era conciso, preciso y directo. Tanto en los exámenes como luego en la vida, no necesitaba enrollarse para decirte las cosas, pero vaya si te las decía”.

al año siguiente, y a pesar de los esfuerzos de agustín para que continuase con él en COU, Fernando finalmente se decantó por las ciencias y sus caminos dentro de la enseñanza se separaron, pero no así en la vida, había nacido una gran amistad entre ellos. agustín Garri-gós: “Empezamos a hablar y a tener más relación y nos hicimos ami-gos, entonces ya me sorprendió por otras cosas. Era un tío diferente, en aquello que hiciera, brillaba. Para mí era como un ingeniero, tenía esa mentalidad, de hecho iba por ciencias, no por letras”. Con la Selec-tividad aprobada, Fernando intentaría continuar con sus estudios en la universidad. Inicialmente se matricularía en la Facultad de Derecho de la Universidad autónoma de madrid y posteriormente en INEF, pero ya por entonces el baloncesto había cogido demasiado peso en su vida y ocupaba casi todo su tiempo. Finalmente, no pudo completar ninguna de las dos carreras universitarias iniciadas.

de veraneo

al finalizar cada curso escolar, los hermanos martín Espina acostum-braban a pasar juntos los veranos en la playa. Era frecuente por en-tonces que muchas madres de familia no estuvieran incorporadas al

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mundo laboral, como era el caso de Carmela. así que, al comienzo de las vacaciones escolares, don Ricardo trasladaba a su mujer y a sus cuatro hijos a la costa levantina para regresar seguidamente a madrid y seguir trabajando. Pedro martín: “De pequeños estuvimos como diez o doce años veraneando en Gandía, donde teníamos un apartamento. Pero cuando nos hicimos mayores tuvimos que venderlo. más tarde solíamos ir a Benidorm, donde teníamos familia”. a Carmela le en-cantaba porque podía reunirse tanto con su hermano antonio (que veraneaba muchas veces en Benidorm), como con su cuñada Lola (que vivía allí y con la que se llevaba estupendamente bien). Soraya Espina, hija de Lola y de manuel (hermano de Carmela), es una de las primas con las que veraneaba Fernando y sus hermanos en Benidorm: “mi tía Carmela venía con sus cuatro hijos y alquilaba apartamentos muy cerca de nuestra zona. Estábamos juntos todo el día. al no tener hijas, para ella éramos como sus niñas, nos adoraba. Incluso ya de mayorcita seguía veraneando aquí. Se venía a un hotel ella sola y pasaba unos días con nosotras”. antonio Espina (hijo de antonio, hermano de Carme-la), también recuerda aquellos fantásticos veranos en compañía de sus primos: “mis padres y tíos fomentaban la unión familiar y por ello pasábamos muchos veranos juntos, tanto en Gandía como en Beni-dorm. Fernando tenía un halo de sobrenatural y, tanto por su altura como por su fortaleza física, era un espectáculo ir con él por las calles de Benidorm”.

Como la mayoría de los chavales de su edad, el sitio preferido por los hermanos martín Espina y sus primos para pasar las mañanas de verano era habitualmente la playa, el lugar donde Fernando practicaba uno de sus deportes favoritos, la natación. Begoña Espina (hermana de Soraya Espina): “Los que más venían a la playa eran antonio y Fernando, que nadaba a mariposa de manera impresionante”. Soraya Espina añade: “Recuerdo estar todo el día nadando en la playa. Fer-nando ya había practicado natación. Como era tan bruto, pero a la vez muy noble, me decía: ‘Prima, ¿a que no eres capaz de llegar a la isla (de Benidorm) nadando? Sé que se puede’. Tonta de mí, yo le creía. Él casi llegaba, pero yo no lo hacía ni a la mitad”. Para que el lector se ubique, la distancia entre la playa y la isla es superior a 3,5 kilómetros.

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Tampoco faltaba nunca la típica paella en la Cala de Finestrat o tras-nochar en las sesiones del cine de verano mientras los primos comían pipas sin parar.

Begoña y Soraya Espina mantuvieron una magnífica relación con Fernando, fomentada en gran medida por la convivencia durante aquellos largos veranos tan familiares en Benidorm, y por este motivo le siguen recordando con mucho cariño. Begoña Espina: “Era muy simpático, un larguirucho con mucho arte, como diría mi familia an-daluza. Pero lo más importante es que siempre fue la misma persona cariñosa, afable y generosa con nosotros. La fama no le cambió. Había veces que le reconocían comiendo en algún restaurante, pero nunca puso mala cara. Era una persona con grandes sentimientos y muy fa-miliar. Se parecía a su madre en el carácter. Fernando se caracterizaba por su nobleza, su generosidad y por lo luchador que era”. Soraya Espi-na: “me acuerdo cuando me dejaba sus zapatillas del número 54 y casi metía los dos pies en ellas. Nos moríamos de la risa. Era muy divertido y nos reíamos un montón cuando estábamos juntos. Para mí era muy especial. apenas nos llevábamos nueve meses y decían que éramos muy parecidos en la forma de ser. Fernando siguió viniendo cuando era muy conocido, pero ya no era lo mismo. Ir por la calle era un suplicio. No le dejaban ni un momento con las fotos. La última vez que estuvo aquí fue dos años antes de morir”.

De aquellos veranos familiares en el Benidorm de los ochenta sa-bemos que, además de nadar en la playa, Fernando también disfrutaba practicando el baloncesto con jugadores de la localidad y alguno de alfaz del Pi (municipio muy cercano a Benidorm), tal y como nos re-lata Candy Coto. Coto, entrenador superior de baloncesto, nos cuenta que una noche, desde la tienda de camisetas que regentaba, vio cómo Fernando se sentaba en la terraza del disco pub Pachá (situada justo al lado de su establecimiento). Echándole valor y entusiasmado por la oportunidad que se le presentaba, decidió acercarse a él y hacerle una propuesta que se le acababa de ocurrir: “me presenté y le expliqué que era entrenador superior de baloncesto. Como vi que era un tío afable y muy campechano, le dije si se animaba a subir conmigo a jugar una pachanguita (partido informal) para que le viesen los chavales y pudié-

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semos fomentar el baloncesto en Benidorm”. Candy nos aclara que, en aquellas pachangas de baloncesto, les regalaba camisetas de su tienda (también llamada Pachá) a todos los jugadores.

Para asombro de Candy, Fernando, lejos de excusarse, aceptó el reto y le respondió: “Venga hombre, sin problema, mañana quedamos, encantado”. Dicho y hecho. martín, que ya por entonces era una estre-lla del baloncesto español y europeo, acudió al día siguiente a las pistas del colegio Bautista Lledó a disputar un partidillo con Candy y algunos otros jugadores federados de la zona, entre ellos Javi Domínguez y Jaime Llinares. Hoy en día sería impensable entre los profesionales del mundo de la canasta, incluso entonces no era frecuente que jugadores de su categoría facilitaran estas situaciones. Fernando era consciente de ello y en alguna ocasión se lo comentó a Candy: “Si se entera el Real madrid de que estoy jugando aquí, me meten una multa… a los profesionales no nos dejan hacer estas cosas”. En aquellas pachangas, el jugador madrileño se encontró con unas instalaciones que estaban a años luz de aquellas donde solía competir. Los tableros, por ejemplo, eran de madera y además estaban reforzados con chapa. De tal modo que, cuando tiraba a tablero, el balón rebotaba más de lo normal y fallaba canastas que, en otras circunstancias, hubieran sido bastante fáciles para él. Candy Coto lo recuerda con mucho cariño: “Se pillaba unos cabreos de miedo. Luego ya las metía machacando y nos pegaba unas palizas tremendas”. Lo que está claro es que Fernando disfrutó tanto con aquella primera pachanga que acabó subiendo todas las tar-des a jugar al baloncesto a aquel colegio. allí, también, atendía ama-blemente a los numerosos admiradores que, sabedores de sus estancias en Benidorm (el Ford Capri de Fernando no pasaba inadvertido) y una vez corrida la voz de aquellos partidos, acudían para contemplarlo de cerca, hacerle fotos y pedirle autógrafos. Ese fue el caso de Eva mateo, quien se recorrió todo Benidorm en su Vespa para lograr fotografiarse junto a su ídolo.

Con ocasión de uno de estos partidillos, Fernando y Candy se fueron a duchar a casa de este último, situada en la urbanización Play-mon Fiesta, en donde tuvo lugar una divertida anécdota: “Se me olvi-daron las llaves y tuvimos que escalar por la pared para subir al segun-

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do piso, entrar por la terraza y finalmente ducharnos. Después, como los apartamentos tenían una piscina olímpica, le dije a Fernando si quería que nos diésemos un baño. Como yo nadaba bastante bien, le comenté: ‘ahí sí que te voy a ganar’. Él me respondió: ‘Venga, vamos’. mi error fue retarlo: ‘Fernando, me juego una cena a que te gano na-dando 50 metros’, fueron mis palabras. Yo desconocía que había sido campeón de Castilla en natación. madre mía cuando se puso a nadar, era impresionante”.

Sin embargo, no todo era verano de sol y playa, y Fernando, que ya se dedicaba plenamente al mundo de la canasta, pasaba parte de aquellos periodos estivales en madrid atendiendo a sus obligaciones. Para su primo, antonio Espina, que vivía a poca distancia del Parque Conde de Orgaz, tenerle tan cerca suponía una motivación extra y, aunque se quedase a las puertas de jugar al baloncesto de élite (jugó de escolta en Estudiantes y estuvo en la preselección española júnior junto a Pablo Laso, Quique Ruiz Paz y antúnez, entre otros), toda su vida le agradecerá el ponerle en la senda de este deporte, el cual le formó como persona. Entre otros muchos recuerdos, en la memoria de antonio ocupa un lugar destacado el verano en que Fernando (ya en el Real madrid), le recogía con su Ford Capri para ir a entrenar juntos a la Blume, como así nos lo recuerda: “Era una bestia haciendo abdo-minales y se descojonaba de mí a la vez que me daba caña. La broma duró varios días, ya que me recogía en la calle arturo Soria con todo el cuerpo lleno de dolores. Fernando no hacía nada para pasar el rato. Entrenaba y competía para ganar, reinando esa actitud en su familia. a mí, al compartir desde pequeño mi infancia y juventud con ellos, me salpicó ese carácter competitivo que tenían mis primos. Salíamos a co-rrer juntos y luego al Club Natación Jiménez, que por aquel entonces era la otra casa de la familia martín Espina. No era muy bueno en los estudios, pero cuando se trataba de cualquier deporte era un ganador. Daba igual que fuera natación, ping-pong, running, balonmano o fi-nalmente baloncesto. Fernando, si siguiese vivo, estoy seguro de que hubiese agrandado su leyenda incluso entre los más jóvenes, porque ahora muchos de ellos no tienen demasiados líderes en los que reflejar-se. Por todo lo que hizo es irrepetible e inigualable”.