Festividades Judías

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Festividades Judías Los cuatro preceptos de la festividad de Sucot El 15 de Tishrei se festeja la fiesta de Sucot –la Fiesta de las Cabañas-. El próximo miércoles 12 de Octubre corresponde, en el calendario hebreo, al 15 de Tishrei. En ese día, con la puesta del sol, comienza la festividad de Sucot. Esta festividad consta explícitamente en el Pentateuco: “Habló El Eterno a Moshé diciendo, háblales a los hijos de Israel y diles: el día 15, del mes séptimo este, es la fiesta de las Cabañas, siete días, para El Eterno”. (Levítico 23: 33-34) El motivo de esta festividad es, en conmemoración de las cabañas en las que nos hizo habitar El Eterno cuando nos sacó de Egipto. Tal como está escrito: En cabañas ("sucot") residiréis durante siete días, todo ciudadano de Israel residirá en cabañas. Para que sepan vuestras generaciones que en cabañas Hice residir a los hijos de Israel cuando los saqué de la tierra de Egipto". (Levítico 23: 42-43) Por tal razón, tal como lo indican los versículos, antes del comienzo de esta festividad, construimos cabañas para habitar en ellas por espacio de una semana. Otro precepto En la festividad de Sucot, existen otros preceptos además de la cabaña. Uno de ellos es el de las cuatro especies. El mismo también consta en el Pentateuco. "A los quince días del mes séptimo cuando recolectéis la cosecha de la

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Los cuatro preceptos de la festividad de Sucot

El 15 de Tishrei se festeja la fiesta de Sucot –la Fiesta de las Cabañas-. 

El próximo miércoles 12 de Octubre corresponde, en el calendario hebreo, al 15 de Tishrei. En ese día, con la puesta del sol, comienza la festividad de Sucot. 

Esta festividad consta explícitamente en el Pentateuco: “Habló El Eterno a Moshé diciendo, háblales a los hijos de Israel y diles: el día 15, del mes séptimo este, es la fiesta de las Cabañas, siete días, para El Eterno”. (Levítico 23: 33-34)

El motivo de esta festividad es, en conmemoración de las cabañas en las que nos hizo habitar El Eterno cuando nos sacó de Egipto. Tal como está escrito: En cabañas ("sucot") residiréis durante siete días, todo ciudadano de Israel residirá en cabañas. Para que sepan vuestras generaciones que en cabañas Hice residir a los hijos de Israel cuando los saqué de la tierra de Egipto". (Levítico 23: 42-43)

Por tal razón, tal como lo indican los versículos, antes del comienzo de esta festividad, construimos cabañas para habitar en ellas por espacio de una semana. 

Otro precepto

En la festividad de Sucot, existen otros preceptos además de la cabaña. Uno de ellos es el de las cuatro especies. El mismo también consta en el Pentateuco.

"A los quince días del mes séptimo cuando recolectéis la cosecha de la tierra celebraréis la festividad de El Eterno siete días.... y tomaréis para vosotros en el primer día un fruto de árbol magnífico, palmas de palmera datilera, rama de árbol frondoso, sauces de arroyo, y os alegraréis delante de El Eterno, vuestro Di’s siete días...” (Levítico 23: 39-40)

De las palabras mencionadas por los versículos apreciamos, que en la festividad de Sucot se deben tomar cuatro especies. Ellas son:

“palmas de palmera datilera” – en hebreo llamadas “Lulab”“un fruto de árbol magnífico” -el cidro-, en hebreo llamado “Etrog” “rama de árbol frondoso” -mirto- en hebreo llamado “Adás”“sauces de arroyo” en hebreo llamado “Arabá”

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Un motivo de las 4 especies

El “Etrog” -cidro- tiene forma parecida a un corazón. Al cumplir con él el precepto de tomarlo en la fiesta de Sucot, actúa como medio expiatorio de los pecados cometidos a través de pensamientos salidos de nuestro corazón.

El “Adás” -mirto- tiene las hojas similares a ojos. Al cumplir con él el precepto de tomarlo en la fiesta de Sucot, actúa como medio expiatorio de los pecados cometidos a través de nuestros ojos. Como está escrito: no os desviéis detrás de vuestros corazones y detrás de vuestros ojos (Números 15: 39)

El “Arabá” -sauce- se parece a los labios. Al cumplir con él el precepto de tomarlo en la fiesta de Sucot, actúa como medio expiatorio de los pecados cometidos a través de nuestros labios, que pronunciaron palabras inadecuadas.

El “Lulab” -palma de palmera- tiene un solo corazón. Así también Israel, tiene un único corazón, dirigido solo hacia el Padre Celestial –Di-s-. (Taamei Haminaguim 791)

Otros dos preceptos

Estos dos preceptos citados, constan explícitamente en el Pentateuco. Pero también hay otros dos preceptos que deben cumplirse en la festividad de Sucot, y no están escritos en el Pentateuco, sino que se recibieron por tradición.

Estos dos preceptos son

-Erigir el sauce (“arabá”) a los flancos del altar en el Santo Templo. 

-Verter el agua en los hoyos que llegan hasta el abismo en el Santo Templo. 

Pese a lo que dijimos sobre estos últimos dos preceptos, que fueron recibidos por tradición, debemos informar, que existen algunos sabios, quienes sostienen, que estos preceptos también constan en el Pentateuco.

Aba Shaul lo deduce de “sauces de arroyo”, que al estar este término en plural, enseña acerca de dos sauces: uno para el “lulab” (en referencia al que se toma con las cuatro especies), y uno para erigir a los flancos del altar (Tosefta 3: 1; Guemará Sucá 34ª). 

Rabí Akiva realiza la conjetura correspondiente al vertido del agua, de lo que versa (Números 29: 31): “y en sus libaciones” – vemos que son al menos 2 libaciones, pues está en plural: una es la libación del agua y la otra, la del vino. (Todo el año se vertía en los hoyos del Templo Sagrado vino, pero en Sucot, vino y agua – Mishná Sucá 4: 8-9)

Una pregunta

¿Por que causa dijo la Torá que viertan agua en la fiesta?. 

Es porque la festividad de Sucot marca el inicio del tiempo propicio para el descenso de las lluvias. Y esto fue estudiado en la Mishná (Rosh Hashaná 1: 2), pues allí consta: “En la fiesta somos juzgados por las aguas”. Se entiende de aquí, que Di-s nos está diciendo: “viertan delante de Mí agua en la fiesta, para que sean bendecidas para vosotros las lluvias del año”.

Una historia alusiva

Rabí Simja Bunam contó, que las sagradas palabras de la Torá son como la lluvia que desciende sobre la tierra. Así como respecto a las precipitaciones no se manifiesta visualmente su influencia

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sobre la vegetación hasta después que pase un tiempo, y luego que el sol se haga un lugar entre las nubes y comience a brillar. Del mismo modo acontece con las palabras de Torá, cuando las escuchamos, no notamos que afecten directamente nuestra conducta y modales, o manera de pensar, pero estemos seguros que finalmente realizarán su cometido. Solo ocupémonos de ingresar a las salas donde disertan los que saben, y prestemos oídos a lo que dicen, y el beneficio vendrá automáticamente.

El motivo por el cual decimos esto es, porque sabido es, que quien nos incita a violar los preceptos encomendados a nosotros por el Creador, es el instinto malo. El mismo se asemeja al hierro que ha sido dispuesto sobre el fuego, resultando que todo el tiempo que permanezca en esa situación, el material permitirá ser manipulado, modelado y trabajado a voluntad. De esta manera el artesano podrá construir con él todo tipo de utensilios. 

Así ocurre con el instinto malo, cuya resistencia cede únicamente frente a las palabras de Torá, las cuales se asemejan al fuego, tal como lo declara el versículo: “A Su diestra, la ley de fuego para ellos”. (Deuteronomio 33: 2 - Abot de Rabí Natán Cap. 16)

Este versículo que citamos, enseña, que la Torá estaba escrita desde tiempos de antaño, delante del Creador, en fuego oscuro sobre fuego blanco, y entregó a ellos -al pueblo judío-, las tablas que fueron escritas con Su diestra. (Rashi en Deuteronomio 33: 2)

Resulta, que al ingresar palabras de Torá a nuestro interior, el instinto malo sucumbe y permite que hagamos con él lo que queramos. Solo que cuando cesamos de hacerlo, el mismo recobra sus fuerzas. Por ello, es menester mantener en este punto constancia, incorporando constantemente nuevos conocimientos de las Sagradas Escrituras, para no permitir al instinto malo recuperación alguna, y que de ese modo nos modele a su gusto. Somos nosotros los que debemos modelarlo a él, tal como lo enseña el versículo: “Has de amar a El Eterno con tus corazones”. (Deuteronomio 6: 5)

Esta palabra “corazones” está en plural, - en el original en Hebreo se nota claramente la inclusión de una letra -“bet”- adicional lo cual manifiesta que el versículo habla de dos corazones en cada individuo. El motivo de la palabra corazones en plural es, para hacer alusión a las dos tendencias del corazón de la persona, la tendencia hacia el bien, y la tendencia hacia el mal. 

Esto implica, que el individuo debe servir al Creador con el instinto bueno (su tendencia del corazón a hacer el bien), y también con su instinto malo (su tendencia del corazón a hacer el mal), al cual deberá modelar a través del fuego de la Torá. (Mishná Berajot 9: 5)

Sea la voluntad de Di-s que paséis una festividad de Sucot con mucha alegría, y que sea esta un año bueno y próspero para todos. Un año en el que nada falte en los hogares, y solo se vean rostros rebosantes de alborozo, felicidad y paz

"Sucot" la Fiesta de las Cabañas 

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Ni bien termina Yom Kipur, mucha gente comienza a construir su cabaña para la festividad de Sucot (la Fiesta de las Cabañas), en la que se conmemoran las cabañas (rodeadas de nubes) en las que hizo habitar el Creador al pueblo judío durante la salida de Egipto y los sucesivos viajes por el desierto.

La Festividad de Sucot da comienzo el día 15 del mes de Tishrei, por lo que la cabaña será requerida recién en esa fecha.

La cabaña debe tener al menos tres paredes, no importando el material con el que se las construya, pero debe tenerse en cuenta que sean de alguna contextura que el viento no las mueva (paredes ya existentes, maderas, etc.). Luego, se añadirá un techado de maderas de un ancho inferior a 32 centímetros cada una, cañas, hojas de palmera, o cualquier tipo de planta, o árbol que crece de la tierra. 

Además, el interior de la cabaña será decorado a gusto, con dibujos o adornos elaborados por los chicos, los adultos, o adquiridos en negocios. En muchos lugares, para la oportunidad se expenden en los distintos comercios implementos muy atractivos. Aquí vemos una imagen tomada en la ciudad de Jerusalem:

Se utilizará esa cabaña desde el día 15 de Tishrei por el lapso de una semana completa. En esos días, en vez de comer dentro de la casa, se lo hace en la cabaña, como así también las demás cuestiones que habitualmente se efectúan en la vivienda, se las hará en la cabaña.

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Sucot: Las cuatro especies

En la festividad de ¨Sucot¨-la Fiesta de las Cabañas- Di-s ordenó tomar cuatro especies:

"Lulab" palma de palmera"Etrog" cidro"Adás" mirto"Arabá" Sauce

Uno de los motivos de estas cuatro especies es, 

El "Etrog" -cidro- tiene forma parecida a un corazón. Al cumplir con él el precepto de tomarlo en la fiesta de Sucot, actúa como medio expiatorio de los pecados cometidos a través de pensamientos salidos de nuestro corazón.

Etrog - cidro

Aquí vemos claramente la forma de corazón del fruto

El "Adás" -mirto- tiene las hojas similares a ojos. Al cumplir con él el precepto de tomarlo en la fiesta de Sucot, actúa como medio expiatorio de los pecados cometidos a través de nuestros ojos.

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Como está escrito: no se desvíen detrás de vuestros corazones y detrás de vuestros ojos (Deuteronomio 15: 39)

Adás - mirto

Aquí vemos una parte de la imagen ampliada, donde se aprecia claramente las hojas de mirto con forma de ojo

El "Arabá" -sauce- se parece a los labios. Al cumplir con él el precepto de tomarlo en la fiesta de Sucot, actúa como medio expiatorio de los pecados cometidos a través de lo que nuestros labios pronunciaron.

Arabá - sauce

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El "Lulab" -palma de palmera- tiene un solo corazón. Así también Israel, tiene un único corazón, dirigido solo hacia el Padre Celestial -Di-s-. (Taamei Haminaguim 791)

Lulab - palma de palmera

 "Sucot" la Fiesta de las Cabañas 

Galería de elección de adornos

Para la decoración de la cabaña que se construye para celebrar la festividad de Sucot, hay una gran variedad de opciones. Muchas personas realizan sus propios adornos, y otras los adquieren ya listos. Aquí vemos la exhibición de adornos en la vereda de un negocio del barrio Gueula en Jerusalem.

En esta imagen apreciamos otro negocio que expende adornos para decorar la cabaña, y vemos también personas eligiendo y observando.

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Apreciamos aquí otro negocio que vende adornos para la cabaña, y divisamos en medio de las guirnaldas, clientes escogiendo los más bonitos para embellecer su cabaña.

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"La fiesta de la extracción de las aguas"Simjat Beit Hashoevá

Para la festividad de Sucot, todos asistían al Templo Sagrado de Jerusalén. Allí, entre otras cosas, en los días hábiles intermedios entre el primer y último día de la festividad, se hacía soplar la flauta.

Esta flauta es “la flauta de la extracción”, que se tocaba en la celebración denominada -beit hashoevá-, o “Sitio de la extracción de las aguas”.

El festejo que se realizaba para la ocasión era muy alegre y tenía lugar en el Templo Sagrado. El homenaje se realizaba con la flauta y también con otros instrumentos musicales que amenizaban la celebración de la extracción del agua y su libación.

Los sabios dijeron: “Todo aquel que no vio la alegría de la extracción, no vio alegría en su vida”.

En el Talmud se explica que se llama “la alegría de la extracción”, por lo que está escrito: “Y extraerán agua con regocijo”. (Isaías 12:3)

Asimismo, en el Talmud de Jerusalén explican que de allí extraían espíritu de santidad –Ruaj HaKodesh-. Ya que la Providencia Divina se posa en la persona únicamente cuando se encuentra en estado de alegría. Es posible apreciarlo a partir de lo declarado por el versículo: “Será cuando toque el músico, que se posará sobre él la mano de El Eterno”. (2 Reyes 3:15)

LA ALEGRIA DE LA EXTRACCIÓN

Tras la finalización del primer día de la fiesta los sacerdotes y los levitas descendían de sus propios atrios, al atrio de las mujeres, y disponían un gran ajuste.

En el Talmud se explica, que construyeron balcones alrededor del atrio, y decretaron que las mujeres se sienten arriba y los hombres abajo. Era con el fin de que no se entremezclen y alcancen un estado de disipación.

Había allí candelabros de oro. Cuatro recipientes de oro en la cima de cada candelabro. Asimismo, había cuatro escaleras para cada candelabro, una escalera para cada recipiente, y cuatro niños de los florecientes del sacerdocio, es decir, de los jóvenes sacerdotes, sobre las escaleras, uno sobre cada escalera, y en sus manos, portaban vasijas de aceite de ciento veinte medidas “log”.

En el Talmud se explica que en la totalidad de las vasijas que portaban los cuatro niños, en conjunto, había ciento veinte log, resultando treinta log por cada vasija (como quince litros). Este aceite era colocado por ellos en los los recipientes, cada uno vertía aceite de su vasija al recipiente al que había llegado.

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De los retazos de los pantalones gastados de los sacerdotes, quienes oficiaban en el Santo Templo, y de sus cinturones viejos, cortaban tiras para hacer mechas. Luego, con los trozos de las vestimentas que convirtieron en mechas encendían los candelabros.

No había patio en Jerusalén que no era alumbrado por la luz del sitio de la extracción. Se debía a que los candelabros eran altos, y el Har Habait –área donde estaba erigido el Templo- también era alto, y la luz iluminaba en toda la ciudad (Rashi).

ACTOS

Los hombres piadosos y los individuos de sobresaliente actitud, es decir, quienes son meticulosos en el cumplimiento de los preceptos y se esfuerzan en realizar muchos actos buenos, bailaban delante del pueblo que ingresaba para ver la alegría de la extracción, con antorchas encendidas que tenían en sus manos. Los artistas las arrojaban hacia arriba y las atrapaban nuevamente, haciendo malabarismo con ellas.

Asimismo, estos individuos destacados pronunciaban delante de los presentes cantos y alabanzas.

En la enciclopedia de Maimónides se añade: “Es un precepto incrementar esta alegría, la cual no era realizada por los ignorantes o por cada uno que lo deseaba, sino por los grandes Sabios de Israel y los directores de las academias de estudio, los jueces del Sanedrín, los piadosos, los ancianos y los hombres de actitud sobresaliente: ellos eran los que bailaban, aplaudían, cantaban y alegraban al público en el Templo Sagrado durante los días de la Fiesta de las cabañas -Sucot-, pero la totalidad del pueblo, tanto hombres y mujeres, venían a ver y a escuchar” (Leyes de lulav 8:14).

Los levitas por su parte, cantaban con sus laúdes, arpas, címbalos, trompetas e innumerables instrumentos musicales. Se paraban sobre los quince escalones que descendían desde el atrio de Israel hacia el atrio de las mujeres, los cuales son en correspondencia con los quince cánticos de las ascensiones, los cuales están escritos en el libro de los Salmos, desde el capítulo ciento veinte hasta el ciento treinta y cuatro. Sobre ellos los levitas se paraban con sus instrumentos musicales y pronunciaban los cantos en la alegría de la extracción. Aunque debemos aclarar que para el canto del sacrificio se paraban sobre la tarima que estaba al lado del altar (Rashi).

Dos sacerdotes se paraban en el portón superior, llamado portón de Nicanor, que desciende desde el atrio de Israel hacia el atrio de las mujeres. Este enunciado indica que el portón estaba por encima del atrio de las mujeres, y por eso se llama “portón superior” (Maimónides). Los sacerdotes portaban en sus manos dos trompetas.

Cuando cantaba el gallo, a la salida del alba, o cuando Guebiní el pregonador llamaba cuando llegaba el alba clamando: “Levántense sacerdotes para vuestro servicio...”, dos sacerdotes con las trompetas hacían sonar con el cuerno –shofar- el sonido de “tekiá”, “teruá”, “tekiá”. Era en señal de que llegó la hora de ir al manantial a extraer el agua para la libación.

En momentos en que los dos sacerdotes llegaban al décimo escalón, de los quince escalones que descienden desde el atrio de Israel hacia el atrio de las mujeres, hacían sonar con el shofar el sonido de “tekiá” (sonido prolongado), “teruá” (sonido entrecortado), “tekiá”.

Cuando llegaban al atrio, es decir, al piso del atrio de las mujeres hacían sonar: “tekiá”, “teruá”, “tekiá”.

Tocaban y caminaban, pues prolongaban sus últimos soplidos (Rashi), hasta que llegaban al portón que sale hacia el este, desde el atrio de las mujeres hasta el Har Habait.

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Llegaban al portón que sale hacia el este, en ese instante todos los que salían volteaban sus rostros hacia el oeste, o sea, hacia el lado del atrio y el sitio denominado Heijal, y decían: “Nuestros antepasados que estuvieron en este lugar -en el Primer Templo Sagrado-, volvieron sus espaldas hacia el Heijal de El Eterno, con sus rostros hacia el oriente, prosternándose hacia el oriente al sol, mientras nosotros hacia El Eterno dirigimos nuestros ojos”. Es decir, que en el Primer Templo Sagrado los hijos de Israel dirigían sus nucas al Heijal de El Eterno al prosternarse al sol al este, pero nosotros dirigimos nuestros ojos hacia El Eterno.

Rabí Iehuda dice: repetían duplicando sus palabras y decían: “Nosotros hacia El Eterno, y hacia El Eterno se dirigen nuestros ojos” - en la Guemará se explica que decían “y nosotros hacia El Eterno nos prosternamos y nuestros ojos a El Eterno aguardan”, es decir, que agradecemos a El por el pasado, y Lo aguardamos con respecto al porvenir (Guemará).

En el Talmud se menciona la gran algarabía que reinaba entre los Sabios durante la alegría de la extracción de las aguas: “Dijeron acerca de Hilel el anciano, que cuando se regocijaba en la alegría de la extracción cierta vez dijo: “Si yo estoy aquí, todo está aquí, y si no estoy aquí, ¿quién está aquí?” El mismo solía decir: “Al lugar que yo amo, allí mis pies me conducen”. (Y dijo El Eterno:) Si tú vienes a Mi casa, Yo iré a tu casa; si tu no vienes a Mi casa, Yo no iré a tu casa”, como versa (Éxodo 20:21): “En todo lugar en que recordares Mi nombre, vendré hacia ti y te bendeciré”.

Dijeron acerca de Rabí Shimón ben Gamliel que, cuando se regocijaba en la alegría de la extracción, tomaba ocho antorchas con fuego, arrojaba una y atrapaba otra, sin que se toquen entre si. Rabí Iehoshúa ben Jananiá rememoró: cuando nos regocijábamos en la alegría de la extracción, nuestros ojos no percibían el sueño. Pues en la primer hora se ofrecía el Sacrificio Continuo de la mañana, de allí nos dirigíamos a recitar la oración, de allí a ofrecer el Sacrificio Adicional, de allí a la plegaria adicional, de allí a la casa de estudio, de allí a comer y beber, de allí a la plegaria vespertina, de allí al Sacrificio Continuo del anochecer, y de ahí en adelante a la alegría por la extracción. (Basado en la Mishná Sucá, cap. 5, Rashi, Bartenura, Kehaty)

De aquí proviene la costumbre de celebrar alegremente durante los días comprendidos entre el principio y el final de la festividad de Sucot. Se estila cantar, bailar, y realizar números artísticos

para deleitar a los presentes que sereúnen especialmente. Este evento se lleva a cabo en todo el mundo.

Historia del Lulab

En el tratado de Sucá, se encuentra la siguiente Mishná: "En principio era el “lulab” tomado en el Templo Sagrado siete días, y en la nación un día. Desde que se destruyó el Templo Sagrado". (Sucá 3: 12)

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Aclaración: Lulab es el nombre de la rama de palmera que es tomada en Sucot, junto con el mirto, el sauce y el cidro.

Luego se enseña: "Rabán Iojanán ben Zacai decretó que sea el “lulab” tomado en la nación siete días, en recuerdo del Templo Sagrado, y que esté el día de mecer (la ofrenda del “omer”) totalmente prohibido (hacer uso de la nueva cosecha)".(Sucá 3: 12)

Este estudio se explica de la siguiente manera:

En principio – en tiempos en los que el Santo Templo existía, era el “lulab” tomado en el Templo Sagrado siete días – todos los siete días de la Fiesta de las cabañas, como versa respecto a las cuatro especies (Levítico 23: 40): “Se alegrarán delante de El Eterno vuestro Dios siete días”, y dedujeron: “delante de El Eterno vuestro Dios”, o sea, en el Templo Sagrado, estamos obligados a alegrarnos con las cuatro especies los siete días de la fiesta, y en la nación – o sea, fuera del Santo Templo, inclusive en Ierushalaim, era el “lulab” tomado un día – como versa (Levítico 23: 40): “Tomarán para ustedes el primer día un fruto de árbol magnífico...”. Pero, concerniente al desplazamiento del Shabat eran en el Santo Templo y en la nación iguales en ese aspecto, ya que si recaía el primer día de la festividad en Shabat, el tomado del “lulab” desplazaba al Shabat inclusive en la nación, pero en los demás días de la festividad el tomado del “lulab” no desplazaba al Shabat inclusive en el Santo Templo.

Desde que se destruyó el Templo Sagrado decretó Rabán Iojanán ben Zacai, que sea el “lulab” tomado en la nación siete días – en todos los siete días de la Fiesta de las cabañas, en recuerdo del Templo Sagrado – como versa (Iermía 30: 17): “Esta es Tzión, la que no tiene quien la reclame”, y estudiaron de aquí que hay que recordar al Santo Templo. Pero, prohibieron los sabios tomar el “lulab” en Shabat, inclusive en el primer día de la festividad. Este decreto fue legislado para prevenir la posibilidad, que lo llegue a trasladar cuatro codos en la vía pública. Tenemos que en la actualidad, tomar el “lulab” el primer día de la festividad es un precepto de la Torá, solo que por decreto rabínico no desplaza al Shabat; y en los demás días no es el tomado del “lulab” sino un precepto rabínico.

Rambam explica que el Santo Templo - comprende también Ierushalaim, y en la nación - o sea, las demás ciudades excepto Ierushalaim, y (decretó) que sea el día de mecer (la ofrenda del “omer”) totalmente prohibido – algo más decretó Rabí Iojanán ben Zacai, que sea el día de mecer la ofrenda de la nueva cosecha (“omer”), o sea, el dieciséis de Nisán, totalmente prohibido comer en él de la nueva cosecha, como versa (Levítico 23: 10 a 14): “Cuando vengan a la tierra que Yo doy a ustedes, y segarán lo sembrado, y traerán la ofrenda (“omer”), la primicia de vuestra cosecha al Cohen... y pan, grano tierno secado al horno o grano tostado no coman hasta ese mismo día, hasta que traigan el sacrificio a El Eterno vuestro Dios”, y de aquí se deduce que está prohibido comer de la cosecha nueva antes de acercar la ofrenda vegetal del “omer” en dieciséis de Nisán; pero en tiempos en que el Templo Sagrado estaba en pie, desde que se acercaba la ofrenda (“omer”), quedaba inmediatamente permitido comer de la nueva cosecha, ya que versa: “hasta que traigan el sacrificio para El Eterno vuestro Dios”, y se entiende que después de acercar la ofrenda (“del omer”) queda permitida la nueva inmediatamente; pero después de la destrucción del Santo Templo decretó Rabí Iojanán ben Zacai, que el día dieciséis de Nisán, que es el día de mecer la

ofrenda del “omer”, sea todo (el día) prohibido comer en él de la nueva cosecha. (Explicación de Rabí Pinjas Kehati)