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    El concepto de fetichismoen Marx y en LukcsBolvar Echeverra

    Si lo real es concebido com o un un iverso de signos, nues-tra vida prctica se revela como un constante cifrar ydescifrar significaciones ; actividad inmersa en el campode eficacia de un cdigo cuya historia nos hace al mismotiempo en que nosotros la hacemos. El discurso cotidia-no resulta ser as una lectura ; pero una lectura que, alleer o revitalizar el texto escrito, lo transforma, lo con-vierte en un texto diferente. Por su parte, el discursoterico sera un intento de poner en palabras y discutirlo que el cdigo dice sin ellas, mendiante su silenciosaeficacia; un intento de formularlo y criticarlo que seconvierte en interpretacin de lo real en la medida enque su pretensin es siempre la de usar esa frmula paradesentraar y juzgar el sentido de la vida cotidiana.Aunque el discurso marxista se concibe a s mismocomo un elemento que pertenece esencialmente al movi-miento histrico-veces directo y definido pero avecestambin tortuoso y oscuro- de la revolucin comunista,su presencia como hecho especficamente terico en lavida del discurso contemporneo puede y debe ser juzga-da en s misma . El marxismo es, l tambin, una lectura-comentario de lo real , una interpretacin que desentraay juzga el sentido de la vida cotidiana.Desde la poca de su aparecimiento , el discurso mar-xista ha ocupado un lugar excepcionalmente conflictivo

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    en el universo del discurso terico. En ocasiones , su lec-tura de lo real ha sido aceptada en sus grandes rasgospero combatida en algunos de sus teoremas particulares;en otras, la aceptacin de uno o varios de estos teoremasha ido acompaada de un rechazo tajante de lo que enella hay de visin del mundo . Lo que no puede negarsees que el discurso marxista ha sido en estos ltimos cienaos y sigue siendo actualmente un interlocutor ajenopero al mismo tiempo indispensable en el escenario de lavida del discurso terico moderno. Personaje ajeno, por-que, al definirse a s mismo como crtico, slo intervieneen escena para desquiciar la accin establecida en elguin que se representa; y personaje indispensable, sinembargo, porque , a fuerza de inmiscuirse ha hecho quelos dems personajes lo deban tener en cuenta si quierenafirmar su propia identidad dramtica.A la lectura de lo real que propone el discurso marxis-ta le han sido aplicados los tres procedimientos idneospara descalificar a una lectura. Se la ha tratado, primero,como lectura errnea segundo , como lectura insuficien-te y, finalmente, como lectura ilusoria.La lectura errnea es aquella que es desmentida por elpropio texto que pretende leer, y la de Marx seria err-nea porque la historia del capitalismo no ha sido comol dice que es. Slo despus de la segunda posguerra,antes de que el mundo, ya exhaustivamente capitalista,entrara en la crisis actual -n la que el precario bienestarde las masas europeas y norteamericanas se revela comoun simple islote en un ocano planetario de miseria-este procedimiento descalificador era el ms usual. La"ley marxista" de la "pauperizacin creciente del prole-tariado", se deca, por ejemplo, no ha tenido verificativoen lo real . O se deca tambin -y muchos lo siguen di-ciendo, con la misma visin estrecha que deja de lado elfenmeno contemporneo del crecimiento monstruosode la intervencin del Estado en la vida de las socieda-210

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    des- que la contradiccin y la resistencia , postuladaspor Marx de las nuevas fuerzas productivas y las viejasrelaciones sociales capitalistas no ha podido ser constata-da en ninguna parte.

    El segundo procedimiento descalificador cree poderdescubrir en la lectura de lo real hecha por Marx una lec-tura insuficiente ; es decir, una lectura que deja sin desci-frar un conjunto de significaciones esenciales que estnpresentes en el texto que pretende leer. La realidad delmundo moderno , se dice , sus conflictos y sus posibilida-des, presenta niveles de determinacin que no son reduc-tibles al nivel puramente econmico descrito y criticadopor Marx. No todo lo que acontece en el mundo moder-no es explotacin de plusvalor y acumulacin de capital;hay problemticas antropolgicas, sociolgicas e histri-cas que pueden estar imbricadas con la reproduccincapitalista de la riqueza , pero que tienen una existenciaautnoma . La lectura critica de la realidad modernacomo una realidad que se autorreprime en beneficio deleconomicismo es juzgada as como una lectura empobre-cedora de lo real: como si percibir la reduccin econo-micista fuera lo mismo que crearla.

    Pero es el tercer procedimiento descalificadordel dis-curso marxista el que me interesa destacar aqu. No sloporque en contraste con l se revela de mejor manera elaporte fundamental del marxismo de Lukcs a la des-cripcin y la crtica del mundo moderno , sino porque, ami parecer, es el procedimiento ms incisivo y el quems obliga al discurso marxista a definir el sentido y elalcance de su lectura -interpretacin de lo real. Segneste procedimiento , el discurso marxista implicara unalectura ilusoria de lo real; no una lectura errnea ni tam-poco insuficiente, sino una lectura que se gua segn unaformulacin desvirtuante del cdigo de lo real; una lec-tura que puede ser perfectamente coherente y exhausti-va, pero que, al reconstruir discursivamente el sentido de

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    guntas debera ser afirmativa si por "discurso marxista"se entendiera nicamente lo que l llamaba "marxismovulgar" . El m arxismo vulgar es el que construye su dis-curso a partir de una experiencia superficial o burguesadel mundo capitalista y que invoca por tanto una idearestringida de las posibilidades del cambio histricorevolucionario. El marxismo vulgar es el que slo percibela verdadera prdida del sujeto social -ue es la de supropio carcter de sujeto- bajo su forma abstracta,como simple prdida de riqueza econmica y de poderestatal . Dicho en otros trminos, es el marxismo que noreconoce la mercantificacin de la vida social como carac-ter(stica distintiva de la historia moderna y cuya teoriza-cin no puede arrancar as( de los conceptos bsicos defetichismo mercantil y de enajenacin o cosificacinde la actividad humana.

    Los comentarios que expondr a continuacin versansobre lo que en mi opinin , es el aporte ms valioso deLukcs a la autodefinicin y el desarrollo del discursomarxista como discurso crtico sobre la modernidad ca-pitalista y sobre las posibilidades de su transformacinrevolucionaria. Me refiero a su propuesta de una proble-mtica fundamental para el discurso marxista; aquellaque resume en el prrafo inicial de su ensayo "La cosifi-cacin y la conciencia del proletariado": "No existe nin-gn problema de este periodo histrico de la humanidadque no remita, en ltimo anlisis , a la cuestin de lamercanca, y cuya solucin no deba ser buscada en lasolucin al enigma de la estructura de lo mercantil."La cuestin de la m ercanca es la cuestin central, queorganiza a todas las dem s en la sociedad moderna."La estructura de la relacin mercantil es aqu el para-digma de todas las formas de objetividad y de las corres-pondientes formas de subjetividad."La circulacin mercantil es "la forma dominante delmetabolismo social" en nuestra poca y, por tanto, to-

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    dos los problemas fundamentales que se presentan enella "resultan del carcter de fetiche de la mercanca";de esa `objetividad fantasmal " que adquieren para loshombres sus propias relaciones interpersonales en tantoque "relaciones cosificadas".

    Esta propuesta de centrar el discurso marxista en tor-no a la problemtica del fetichismo mercantil y la enaje-,nacin no representa otra cosa -y as lo entiende elpropio Lukcs- que un retorno a lo que fue el plantea-miento ms profundo y radical del proyecto terico deMarx, no slo esbozado en los Manuscritos de 1844 sinorealizado in extenso en la crtica de la economa poltica.Para Marx , la historia de Occidente, que culmina comoconstruccin de la modernidad capitalista y que tiende asustituir o refuncionalizar a otras historias que han exis-tido paralelamente en el planeta , muestra un conjuntode peculiaridades , cuyo fundamento est en la organiza-cin del proceso reproductivo de la sociedad en torno ala circulacin mercantil de los bienes producidos . El pro-ceso reproductivo de la sociedad en Occidente tiende asu atomizacin en una infinidad de procesos privados dereproduccin y los propietarios privados de cada unode stos slo recobran una socialidad en la medida enque intercambian sus productos/bienes en calidad demercancas . La modernidad capitalista es la forma culmi-nante de este modo occidental de vivir en sociedad, pordos razones . En primer lugar , porque en ella la mercanti-ficacin se completa al expandirse ms all del mundode los objetos -os bienes de consumo directo y losmedios de produccin- y afectan tambin al mundo delas personas ; porque , en la modernidad , el propietarioprivado se convierte, l mismo , en propiedad privada des mismo, en mercanca fuerza de trabajo que l puedealquilar libremente a otros , a un precio determinado. Yen segundo lugar , porque la explotacin capitalista, laapropiacin del plusvalor producido por la fuerza de tra-214

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    bajo tomada en alquiler -elacin social que pasa nece-sariamente a organizar la socialidad de los propietariosprivados a partir del mercado de trabajo- se conviertetambin en el principio conformador de la estructuratecnolgica y el progreso de la produccin y el consumosociales.

    Para Marx, la mercantilizacin de la vida social es lacaracterstica fundamental de la modernidad occidentalporque la manifestacin efectiva de todos y cada uno delos conflictos inherentes a la vida social del ser humanose encuentra mediada , es decir , posibilitada y modifica-da por la presencia dominante de la problem tica estruc-turada en torno a la existencia de los individuos socialescomo propietarios privados tanto de las cosas como des( mismos en calidad de mercancas. Esta problemticadominante , la problemtica social mercantil, es la queMarx intenta describir y explicar con el par de concep-tos de "fetichismo " y "cosificacin".Los objetos mercantiles, propios de la vida social mo-derna -ncluido el objeto fuerza de trabajo que resideen la persona humana-pueden ser descritos como feti-ches, dice Marx , porque , de igual manera que los instru-mentos mgicos de la tcnica arcaica , poseen un dobleestrato presencia, objetividad o vigencia social ; son obje-tos "msticos" que fusionan lo profano con lo sagrado;objetos a un tiempo corrientes y milagrosos , sensorialesy suprasensoriales, fsicos y metafsicos , que tienen un"cuerpo" y un "alma". El cuerpo corriente o profano delos objetos mercantiles est constituido por su objetivi-dad "natural", en tanto que bienes producidos; es supresencia o vigencia como resultados del trabajo humanoy como condiciones del disfrute humano . El alma mila-grosa o sagrada de las mercancas , su objetividad "pura-mente social ", consiste en su intercambiabilidad o valorde cambio en su presencia como porciones de sustanciavaliosa que los capacita para ser cedidos unos a cambio

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    de otros . Esta segunda objetividad del objeto mercantilpuede ser llamada "milagrosa" , dice Marx , porque es envirtud de ella que acontece el "milagro" de la socializa-cin entre los individuos modernos o propietarios priva-dos. Estos, que por su constitucin misma son individuossociales , se encuentran sin embargo en una situacin dea-socialidad. Si viven en sociedad es nicamente debidoa que intercambian entre s los productos de su trabajo;y, para que esto sea posible, es necesario que estos bienesproducidos, que son cada uno de ellos cualitativamenteheterogneos o desiguales respecto de los otros, se horno-genicen o igualen todos, cualitativamente, como valorespara el intercambio o como partes, slo cuantitativamen-te diferentes entre s, de una misma sustancia valiosa.As, pues, Marx llama fetiches a los objetos modernos omercancas porque stos , a ms de poner -omo cual-quier otro tipo no moderno de objetos- la posibilidadde la reproduccin fsica de la sociedad, ponen tambinla posibilidad de su reproduccin poltica, es decir, laposibilidad de que exista un conjunto efectivo de rela-ciones sociales de convivencia.

    Junto al concepto de "fetichismo mercantil" introdu-ce Marx el concepto de cosificacin (o enajenacin). Msamplio que el primero, este concepto le permite a Marxdescribir el carcter peculiar de esa socialidad puesta porel mundo de los fetiches mercantiles, desentraar la for-ma moderna de esa reproduccin poltica de la sociedad.

    Cosificacin significa para Marx la sustitucin de losnexos de interioridad entre los individuos sociales pornexos de exterioridad. En la medida en que sus relacio-nes son el reflejo de la "socialidad csica" que impera enel mundo de los fetiches mercantiles, los individuos so-ciales no viven un hacerse recproco, un actuar directa-mente los unos sobre los otros, sino que todos ellos vivenun ser hechos por una entidad ajena, que los impele des-de afuera, desde las cosas, a entrar en contacto entre s.216

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    Esta entidad ajena , la circulacin de las m ercancas, queorienta la vida de la sociedad y la marcha de la historia"a espaldas " de los individuos sociales, entra a sustituiral sujeto social concreto ; acta como una "voluntad"mecnica y automtica cuyas "decisiones " carecen denecesidad por cuanto no obedecen a un proyecto subje-tivo pues slo representan el encuentro y la igualacincasual o fortuita de la infinidad de voluntades individua-les enclaustradas en el crculo estrecho de sus interesesprivados.Estos son los conceptos de fetichismo y cosificacinmercantil en torno a los cuales Lukcs propone que secentre el discurso marxista acerca de la modernidad.Conviene insistir en que no se trata de una propuestadirigida a red ucir todo el panorama problemtico de lavida moderna a los problemas de su carcter de vida so-cial cosificada , sino de la propuesta de una v a de acceso,considerada la ms efectiva , alavariedad y la complejidadproblemtica de esa vida moderna.

    No puede decirse que esta propuesta de Lukcs hayatenido una aceptacin amplia o decisiva en la historia delpensamiento marxista : no en lo que respecta al marxis-mo terico u "occidental " y menos aun en lo que respectaal marxismo directamente conectado con la actividadpoltica y revolucionaria de los partidos que se denomi-nan marxistas.Las causas de esta falta de aceptacin se encuentran, ami parecer , tanto en el campo de la historia en generalcomo en el m s restringido de la historia del discurso.

    Puede decirse que el libro de Lukcs Historia y con-ciencia de clase perdi su actualidad poltica en el mo-mento mismo en que fue publicado . Redactado en laprimera posguerra dentro de ese nimo entre apocalpti-co y mesinico , para el que la posibilidad del "asalto alcielo" estaba "al orden del da", cuando la actualidadde la revolucin comunista pareca haber alcanzado su

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    grado ms elevado en las sociedades europeas , su publi-cacin coincidi sin embargo con el rpido decaimientode esta actualidad revolucionaria y con el encauzamien-to abrumador de ese nimo ya decididamente mesinicotanto en la direccin de su burocratizacin al servicio dela "construccin del socialismo en un solo pas" comoen la direccin contrarrevolucionaria que lo converti-ra en el impulso destructor y suicida del nacional - socia-lismo en Alemania.La propuesta terica de Lukcs qued as descalifica-da por la falta de actualidad de las conclusiones polticasderivadas de ella por su autor.

    Pero tambin en el terreno especial del discurso teri-co es posible distinguir posibles causas de la escasa acep-tacin de la propuesta lukacsiana . Por mi parte, quisieradetenerme en una de ellas, que me parece especialmenteimportante . Planteado como va de acceso a la proble-matizacin de la modernidad , el recurso de Lukcs a losconceptos de fetichismo y cosificacin es ambivalente:abre pero al mismo tiempo cierra la va de acceso queexiste en la crtica de la economa poltica a la proble-matizacin crtica del conjunto de la vida moderna; de laexistencia cotidiana tanto en su dimensin social indivi-dual o ntima como en su dimensin social colectiva opblica. La ambivalencia a la que hago referencia consisteen el hecho terico de que Lukcs , que capta agudamen-te los efectos del fenmeno histrico de la cosificacinbajo la forma de una dialctica de descomposicin y re-composicin de la vida social , no alcanza sin embargo adefinir adecuadamente esa dialctica ni a descubrir portanto el modo en que acta cuando la cosificacin quese manifiesta en ella no es slo mercantil , sino mercantil-capitalista . Creo, pues , que para ser realmente sugerente,la propuesta de Lukcs debe ser replanteada a partir deuna problematizacin ms compleja de la estructurade lo mercantil ( de la relacin que hay en ella entre valor218

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    de uso y valor) y de una distincin ms precisa de la pe-culiaridad del fetichismo mercantil-capitalista.Segn Lukcs, el fenmeno histrico moderno de lacosificacin se cumple mediante un proceso combinadode destotalizacin y re-totalizacin de la vida social, enel cual lo que acontece fundamentalmente es la sustitu-cin del sujeto "natural" de esa vida social, el ser huma-no, por un sujeto artificial, el capital. La vigencia de unasocialidad humana puesta por el mundo de las mercan-cas y su dinmica de intercambios implica la suspensinde un modo de vida bsico o estructural en el que el serhumano no se distingue de su propia actividad -en elque la sujetividad reside en el sujeto- y en el que man-tiene una relacin de interioridad con el mundo de lascosas en la medida en que ste es su propia objetivacin.Pero implica tambin la instauracin de un modo de vidadiferente, en el que, escindida la totalidad hombre-acti-vidad o sujeto-sujetidad, la actividad o sujetidad conti-na en funciones pero no slo de manera separada yautnoma, sino adems en sentido negativo o adversorespecto del hombre o sujeto; un modo de vida en el quelas cosas -resultados y condiciones de esa actividad- seenfrentan al ser humano no slo como entes que l nopuede reconocer como propios, con los que l no puedemantener una relacin de interioridad, sino, medianteotra "vuelta de tuerca", como entes que, en su conjunto,imponen sobre l las necesidades de su propia dinmica.Por un lado, el hombre, el sujeto; por otro, su activi-dad, la sujetidad: esta imagen conceptual ilumina toda laversin lukacsiana de lo que es la enajenacin o cosifica-cin. Cosificada, la actividad que era del hombre y ya nolo es, la sujetidad que se ha enajenado, se determina real-mente como proceso de acumulacin de capital. Enfren-tado a la cosificacin de su actividad, el hombre, sujetoexpropiado de su sujetidad, sufre y contempla la historiadel proceso de acumulacin como un devenir que le es

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    enteramente ajeno . Para L ukcs, la cosificacin trae con-sigo una devastacin de toda la riqueza cualitativa del su-jeto social y del mundo que l despliega con su vida; unadevastacin que no puede ser compensada por la creacinde riqueza prom ovida por el capital como sujeto sustituti-vo, en virtud de que el principio con el que reconstruye alhombre y a su m undo es el de una racionalidad puramen-te formal , abstracto-cuantitativa , anal itico - calculatoria.Indiferente por esencia respecto de lo concreto , desenten-dido de la totalidad cualitativa de la existencia humana, elprincipio estructurador del mundo en el capitalismo pro-mueve su crecimiento desaforado pero es incapaz de defi-nirlo, de otorgarle una identidad concreta . La prolifera-cin de la Cosa se acompaa de la muerte del Hombre.No hay como pasar por alto la sensacin de irrealidadque despierta esta imagen conceptual del fenmeno de lacosificacin que presenta el ensayo de Lukcs. De unaparte ( la del hombre despojado de su sujetividad): esposible un sujeto paralizado , inactivo , en suspenso? Si lacaracterstica fundamental del ser humano consiste en elsintetizar la riqueza concreta del mundo de su vida, esl imaginable como una sustancia sin forma, como algoaparte , retrotrado o exterior a la dinmica en la que seconstituye efectivamente la realidad -a la vez deslum-brante y repugnante-del mundo m oderno? De otra par-te (la de la sujetidad cosificada en el capital): es posibleen la realidad social una actividad carente de concrecin,una historia como proceso de auto ncreme ntacin de lariqueza en abstracto , sin otra cualidad que la cantidad?Si el valor no es otra cosa que la forma abstracta cuanti-tativa que adquiere el producto social concreto en deter-minadas circunstancias histricas , es imaginable unaautovalorizacin del valor que no implique un proyectode mundo , que slo sea un proceso formal, carente desustancia , independiente del proceso de reproduccin delproducto concreto, pleno de cualidades o determinacio-220

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    nes: Es posible hablar de una re-composicin efectivadel mundo social moderno, si el capital slo lo sintetizaformalmente , y si la fuente de su sintetizacin sustancialse encuentra clausurada?

    Esta duda respecto de la coherencia del concepto lu-kacsiano de cosificacin no puede disiparse de la maneraen que lo intenta el propio Lukcs . La imposibilidad realde concebir un sujeto concreto de-sujetizado, enfrentadoen exterioridad a un sujeto abstracto sujetizado es unobstculo terico que el ensayo de Lukcs pretende salvarmediante un debilitamiento del concepto de cosificacin.Para Lukcs , en ltima instancia, ni la de-sujetizacin deluno ni la sujetizacin del otro llegan a completarse efec-tivamente . Por un lado , el sujeto de-sujetizado, identifica-do histricamente como proletariado , retiene un ncleode sujetidad que no es enajenable ; su capacidad de irra-diar la concrecin cualitativa del mundo se reduce a unmnimo , pero no desaparece : est en el comportamientoespontneamente anti-capitalista de la clase proletaria, esposibilidad real de revolucin comunista. Por el otro lado,el objeto sujetizado no es enteramente formal o abstrac-to, desligado de la sustancia del proceso histrico ; encar-nado en la burguesa capitalista , existe como procesoreal de explotacin de la clase proletaria, como instanciadestructora de las posibilidades abiertas por el desarrollode las fuerzas productivas.

    Pero esta disminucin del concepto de cosificacin,lejos de ayudar a la comprensin de las relaciones entreel sujeto de-sujetizado y el objeto sujetizado, la vuelvenms difcil. En efecto, segn Lukcs, la positividad con-creta del sujeto -del proletariado-es pura negatividadrespecto del mundo abstracto puesto por el capital; porsu parte, la positividad abstracta del capital -efectuadapor la burguesa capitalista-se traduce como pura nega-tividad respecto de la vida social concreta. El mundo mo-derno como totalidad, como interpenetracin de la din-

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    mica cualitativa o concreta con la lgica cuantitativa oabstracta resulta inaprehen sible . Su totalizacin slo po-dra ser puntual e instantnea : la del momento de la re-volucin , la del acto en que el proletariado reactualizasucapacidad de sintetizacin concreta al reapropiarse laactividad sintetizadora que existe , cosificada en abstrac-to, en el capital.

    La existencia de un sujeto de-sujetizado por completoo dotado slo de una sujetidad defensiva, reducida a sermera resistencia al mundo moderno -ada la pureza desu positividad concreta- y , contrapuesta a ella, la ex isten-cia de un objeto sujetizado , sea absolutamente abstracto,ajeno a la sustancia del mundo social , o dotado de unaconcrecin exclusivamente destructiva -ada la purezade su negatividad concreta- constituyen supuestos queno slo carecen de coherencia terica, sino que desoyenlas exigencias que el mundo moderno plantea a la teora,de ser pensado mediante el concepto de cosificacin.

    El concepto de cosificacin -esta es, en mi criterio, laconclusin que debemos sacar tanto de la decisiva pro-puesta terica de Lukcs como de las limitaciones quepodemos encontrar en sus desarrollos-permite pensaruna realidad que tal vez es la que caracteriza ms esen-cialmente a la modernidad: la de la existencia del sujetosocial como sujetidad conflictivamente repartida entre elhombre y las cosas . Para afirmarse como sujeto abstrac-to, el valor valorizndose necesita realizarse como pro-yecto concreto; necesita del hombre y de la eleccin deforma -civilizatoria, cultural- que l hace en la natura-leza: su ser se agota en ser enajenacin del sujeto huma-no. Por su parte , con el simple hecho de existir como serde convivencia social, de afirmarse como sujeto concre-to, el hombre se adentra en la dinmica comandada porel capital ; su resistencia , para ser tal , tiene primero queratificar en su puesto al sujeto que lo enajena , tiene quetraducirse a los trminos impuestos por l.222