Feyerabend - La Ciencia Una Sociedad Libre

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    LA CIEN CIA ENUNA SO CIED,AD LIBREp r

    P.AUL FEYERABEND

    )) ]sigloveintiunoeditores

    )) )siglo xxi editores s.a. de c.v.CERRO DELAGUA248 DELEGACIN COYOACN, 04310, MXICO, D.F.siglo xxi editores argentina s.a.TUCUMN 1621, 7 N, Cl OSOAAG BUENOS AIRES, ARGENTINA

    primera edicin en espaol, 1982 siglo xxi de espaa editores s.a.tercera edicin en espaol 1998siglo xxi editores s.a de c.v.isbn 968-23-1472-0primera edicin en ingls, 1978nlbt ulo original: s ien e in free so ietyderechos reservados conforme a la leyimpreso y hecho en mxico / printed and made in mexico

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    Prefacio

    PRIMERA PARTERAZON PRACTICAl A vueltas c;on el Tratatfo contra el mtodo2. Razn y prctica3. Acerca de la crtica cosmolgica de los c r i ~ e r i o s4. cTodo vale5 La revolucin copemicanai.6 Aristteles no ha muerto7 Ii;iconmcnsurabilidad

    SEC;;UNDA PARTRLA CIENCIA EN UNA SOCIEDAD LIBRE

    93

    3140425772

    l Dos pre8untas 832. El predominio de la ciencia una a m e n a : ~ para la democracia 873. El ~ p e c t r o del rl ativismo 914. juicio democrtico rechaza la e Verdad y la opinin de losexpertos 99

    . 5 La opinin de los expertos es a menudo interesada y poco fiabley i c q ~ i c r c un control exterior 1016 El extrao caso de la astrologa 1057 El hombre de l calle puede y debe sper

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    l Respuesta al profc:sor Agassi (con una posdata)2. i..a 16gica, la alfabctizain y el profesor Gcllner3. Fbulas niarxistas desde Australia4. el profesionallsmo incompetente a la incompetencia profesionalizada: la aparicin de una nueva casta de intdectuales5 Vida en la LSE?

    Indice de nombres

    145164180217249259

    PRFACIO

    Los ensayos de este libro resumen y desarrollan la argumentac;inque comenc en mi Tratado contra el mtodo TCM, para abre-viar)*. Hay respuestas a la crtica, nuevo material que preparpara la edicin de bolsillo pero que no pude utilizar y un amplioanlisis del relativismo y el papel de la ciencia (racfonalh;mo) enuna sociedad libre. Al igual que mi obra anterior, este libro tieneun objetivo: eliminar los obstculos que intelectuales y expertosimponen a tradiciones diferentes de la suya y preparar la elimina-cin de los propios expertos (los cientficos) de los centros vitales dela sociedad;La prinlera y la segunda parte tienen un ~ n i c o propsito: ~ o s t r a rque la raciopalidad es una tradicin entre muchas y no un criterioal cual deban ajustarse las tradiciones. La primera parte des11rrolla Jaargumentacin pata el caso de la ciencia; la segunda la extiende ala sociedad en su conjunto. En ambos casos el problema terico fun-damentl es el de la relaci6n entre Rai6n: y Prctica. El idealismosupone que la Prctica (la prctica de la ciencia, del a ~ t e el hablade un lenguaje natural, la costumbre en oposicin a las leyes for-males) es un material bruto al que la Razn ha de dar forina. LaPrctica puede contener elementos de Razn, pero de una maneraaccidental y asistemtica. Es la aplicacin consciente y sistemticade la Razn a un Qiateri en parte estructurado y e n parte amorfolo qqe hace posible la Ciencia, una Sociedad en la que me rezca lapena vivir y una Historia que pueda en6rgullecerse de haber sidohecha por los hombres en su mejor momento. .El naturalismo, por otro lado, supone que l historia, el derecho,la ciencia, son ya todo lo perfectos. que pueden ser. Los hombres

    Against method es d tftulo de dos obras distintas de ~ u l Feyerabend:un artrculo de 1970 (traducido al castellano por Editorial Ai:iel en 1974 conel ttulo Contra el mtodo y un libro publicado en 1975 (recientemente editadoen nuestro pas, comp Tratado contra el mtodo [Tecnos, 1981]). Es a esteltimo al que el autor se refiere constantemente a lo largo de L;z cienciaen una sociedad l ~ b r e excepcin hec ha de aquellas ocasiones en que se especifiquelo: contrario. Todas las citas ~ i g u e n la paginacin de la edicin castellana citada.{N. del T.] 5

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    2 Pal Feyerabendno actan sin pensar y tratan siempre de razonar lo mejor que pueden. Los resultados son imperfectos debido en parte a las condicionesadversas y en parte a qtie las buenas ideas no llegan a n t ~ s . El intentode reestructurar la ciencia o la sociedad teniendo presentes algunasteoras explcitas sobre la racionalidad perturbara el sutil equilibriode pensamiento, emoci, imaginacin y condieiones histricas enque se aplican y dara lugt al caos, y no a la perfe2

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    4 aul Feyerabendchos e igual acceso a los centros de poder s ~ a difiere de l acostum-brada definicin donde los individuos ~ i e n e r i igual derecho de accesoa. posiciones definidas por una determinada tradidn: la tradicinde la Ciencia Occidental y del Racionalismo). Una fradicin recibetales derechos no por la i m p o r t n ~ i (el valor efectivo, por as decir)que tiene para los forneos, sirio porque da sentido a las vidas dequienes participan en ella. Pero tambin puede ser de inters para

    l ~ s forneos. Por ejemplo, algunas formas de medicina tribal puedendisponer de mejores procedimientos para diagnosticar y tratar laenfermedad (mental y fsica) que la medicina cientfica actual, y.lgunas cosmologas primitivas pueden ayudarnos a ve.t en perspec-tiva las concepciones predominantes. Conceder la igualdad a las tra-diciones es, por consiguiente, no slo lo justo, siho tambin lo msconveniente.

    Cmo puede realizarse una sociedad que conceda a todas lastradiciones iguales derechos? Cmo se puede privar a la ciencia de laposicin hegemnica que actualmente tiene? Qu mtodos y quprocedimientos sern efectivos? Dnde est la teorffl capaz de resol-ver los problemas que necesariamente han de surgir eri nuestra nuevasocieda? libre? Estas son algunas de las pregunts que se planteandondequiera que la gente trata de liberarse de' las constricciones im-puestas por culturas extraas. .

    Las preguntas presuponen que debe de haber teoras que se ocu-pen de los problemas e insinan, muy discretamente, que estas teorastendrn que ser suministradas por los espeqialistas (es decir, los nte-lertuales : los intelectuales determinan la estruto, claro est, para ellos mismos). Los proble-mas no los resuelven los especialistas . aunque su consejo no serdes11tendido ), sino las personas afectadas de acuerdo con las ideasque ellas valoran y los procedimientos. que ellas consideran como losms apropiados. En muchos pases la gente se da ahora cuentade qu.e la ley les concede un margen mayor de lo que suponan;conquistaf1 gradualmente el espacio libre que hasta a.hora haba estado ocupado por los especialistas y tratan de ampliarlo ms. Lassociedades libr.es emergern de tales actividades y no de ambiciosos

    refacioesquemas tericos. Tampoco hay necesidad alguna de que el desarro-llo se gwe por ideas abstractas o por una filosofa como el marxismo.Quienes partieipen en l usarn ciertamente ideas, los distintos gru-pos tratarn de aprender uno.s d otros, ajustarn tal vez sus puntosde vista a algn objetivo comn y de este inodo podran surgir ocasionalmente ideologas ms unificadas. Pero tales ideologas resultarnd decisiones en situaciones concretas y a menudo imprevisibles, reflejarn los sentimientos, las aspiraciones y los stieos de los quetoman las decisiones, no pudiendo ser previstas por. las especulacio-nes abstractas de un grupo de especialistas. No slo reflejarn loque la gente quiere y es, sino que sern asimismo ms flexibles, msadaptadas a los problemas concretos de lo que los soeilogos (marxis-tas, parsonianos, etc.), politlogos e intelectuales en general pudie-ran soar en sus despachos. Asi es como los e s f ~ e r z o s de gruposespeciales qu combinen la flexbilidad y el respeto hacia todas lastradiciones erosionarn progresivamente el estrecho e interesadoracionalismo de quines en la actualdad emplean el dinero de losimpuestos. para destruir las tradiciones de l()s contribuyentes, estro-pear sus mentes, destruir su medio ambiente y, muy frecuentemente,convertir a seres humanos vivos en esclavs perfectamente adiestrados de su estril concepcin de la existencia.La tercera parte contiene las respuestas a aquellos crticos cuyasreacciones pu " den considerarse tpicas. Las he vuelto a escribir ensu mayor parte y las publico porque desarrollan aspectos tan sloinsinuados en TCM porque incluso una discusin u n i l ~ e r l es msinstructiva que un ensayo y porque quiero informar al gran pblicodel asombroso analfabetismo de. algunos profesionales. Reseasy ensayos sobre historia, filologa :clsica, matemticas, el mundo delos negocios, corno los publicados en Science, Reviews o ModernPhysics o, a un nivel ms popular, la Neue Zrcher Zeitung revelancomptencia, inteligencia, un firme dominio del tema analizado ycapacidad para expresar materia difciles en un lenguaje sencillo.Se aprende cul es la posicin de una escuela, de qu tratan un libroo un artculo y se recibe ayuda para enfocarlos de una manera crtica.Pero la filosofa poHtka y la filosofa de la ciencia se han convertidoen sumideros de la autoexpresin analfabeta (empleando, claro est,formidables trminos tcnicos). La seccin 3 del captulo 4 intentaexplicar por qu sucede esto. Dicha seccin contiene tambin unaexpiicacin pardal del deterioro de la filosofa de la ciencia desdeMach hasta Popper y sus seguidores, pasando por el Crculo de Viena.; .

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    PRIMER P RTE

    R ZON Y PR CTIC

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    l A Vl)ELT.AS CON L TRATA,DO CONTRA L METODOl Tratado contra el mtodo tuvo por origen las conferencias que

    p r o n u n d ~ en la London School of Ecoriomit:;s y el University CollegeLondon. Imr Lakatos asisti a la mayor parte de ellas, La ventanade su despacho de la London School of Economics estaba justo enfrente de la. ventana'. de la sala de conferencias. Pebi de eseuchar loque yo deca e irrumpi en la sala de conferencias para plantearo b j e c i o n e s ~ l objetivo de mis conferencias consista en mostrar quealgunas de las reglas y ~ r i t e r i o s muy sencillos y plausibles que ~ n t o

    f i ~ s o f o s f:OmQ cientficos c.onsideraban c o m p o ~ e n t e s esenciales de laracionalidad eran viplados en el curso .de episodios que ellos FOnsi-deraban igualmente esenciales (la revolucin copernicana; l triunfode teora cintica; la aparicin de la ~ e o r f a cuntica; etc.). Msconcretainente; trataba de mostrar: a que las reglas (criterios) eranrealmente violadas y que los cientficos perspicaces eran conscientes de las violaciones; y b que tenan que ser violadas. Insistiren las reglas no. habria mejoi:ado las cosas, sino que habra interrum-pido l progresd. Un argumento de este tipo conlleva un b\len mmero de supuestos; algunos de ellos bastante eomp{ejos. Para empezar, supongo quemis lectores estn de acuerdo acerca del progreso y la buena Cienciay que lo hacen as con independencia de las teglas o criterfos queadopten. upongo; por ejemplo, que celebran la gradual aceptacinde la idea del movimient de la Tierra, o. de la constituc.in atmica de la materia a finales del siglo XIX y comienzos del xx conindependencia de las reglas .) criterios a las que piensen que obedecen. El . arguir.iento est dirigido a quienes as p i ~ n s n y p r e ~ e n d econvencerles de que no pueden tener a la vez los desarrollos quedesean y las reglas y criterios que quieten defender.La parte b del argumenta conlleva algunos supuestos de mayor

    k ~ c e no. slo acerca de lo que ocwri sino tambin de lo quepudo y no pudo ocurrir dadas las condidones materiales, intelec-

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    10 Paul Feyerabendtuales y cientficas. de una poca determinada. Al describir; pongamspor caso, el modo como Galileo separ la teora de la experiencia;seal tambin TCM, p. 152) que no slo no se intrndujeron nuevasreglas de correspondencia, sino que no podan introducirse puest9que lleva tiempo desarrollar instrumentos y procedimientos qe comprobacin. que no se basen en la experiencia cotidiana. Hoy Aristteles maana Helmholtz: eso no slo es improbable, sino que es)imposible. Este tipo de consideraciones vara de un caso a otro; demanera que cada uno de ellos debe de ser analizado en funcinde sus propias circunstancias.En TCM analic dos casos con la ihtencin de crear dificultadesal iriductiVismo newtoniano, al falsacionismo y a la teqra de losprogramas de investigacin. Interit asimismo mostrar que las teorasno siempre pueden ser comparadas en funcin del contenido y/o dela verosimilitud, ni siquiera cuando se trata de teoras en el mismodominio. Aventur la hiptesis de que surgiran dificultades s i m i ~lares con cualquier regla o criterio que todava rio estuviese completamente vaciado de contenido. Y puesto que habitualmente seconsidera q u ~ las reglas y ls criterios son ekmentoi; constituyentesde la racionalidad, infer que algunos de los ms clebres episodios de la ciencia -admirados por los cientficos, los filsofos. y elhombre de 'la calle- no fueron racionales, na ocurrieron de ma-nera ~ < r a c i o n a l , la (

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    12 Paul Feyerabendmento tan enigmtico como el telescopio, que er' te6ricamente opacoy mostraba muchos .fen6menos irreales, pudo aun as contribuir alprogreso. En ambos casos mi argumentacin es cosmolgica_; dadasciertas propiedades del mundo y de nuestros instrumentos (incluidosinstrumentos tericos como los criterios), algunos procedimientostendrn por fuerza que fracasar mientras que o.tras tienen la oportu-nidad de triunfar, es decir, de llevar al descubrimiento de detallesde un mundo as constituido. Sealo, por ejemplo, que las fluctua-ciones que limitan la validez de la segunda ley de la t e r ~ o d i n i i i c ano se pueden identificar directamente puesto que tier:ien lugar entodos nuestros instrumentos de medicin. Por lo tanto, izo doy porsupuest la. excelencia de la ciem;ia (aunque a menudo la adqiita enbeneficio de la argumentaci6n); trato de mostr r en qu consistey cunto difiere de los ingenuos criterios de excelencia propuestospor los racionalistas. . Con esto llego a un problema que nunca fue explcitamente ana-lizado en TCM anque subyace a todos sus rgumcntos: el ptoblcmade la rdaei6n entre tazn y prctica. En TCM trato de mostrar que larazn al menos en la forma en que la defienden los l6gieos, los. .fil6sofos de la ciencia y algunos Cientficos, no se adecua a la cienciay no ha podido contribuir a su desarrollo. Este es un buen arg-mento contra aqullos que admiran la ciencia y son tambin esclavosde hr razn. Ahora tienen que elegir: peden optar por la cif;ncia,pueden optar poi: l l razn, pero no pueden optar por ambas.La ciencia no es sacrosanta El mero hecho de que exista, seaadmirada y produzca resultados no basta para hacer de ella medidade la excelencia. La ciericia moderna surgi de las objeciones glo-bales a lo que se daba anteriormente y el propio racionalismo, laidea de que hay reglas y criterios generales para dirigir nuestrosasuntos, incluidos nuestros asuntos cognoscitivos, surgi de ls obe-

    c i o ~ e s globales al sentido comn (ejemplo: Jenfanes contra Home-ro). Vamos a abstenernos de tomar par te en aquellas actividaclesque dieron lugar a la ciencia y al racionalismo? Vamos a conten-tarnos con sus resultados? Vamos a suponer que todo lo ocurridodespus de Newton (o despus de Von N_eumann) es perfecto?O admitiremos que la ciencia moderna puede tener fallos funda-mentales y necesitar de un cambio global? Y, na vez admitido esto,cmo procederemos? Cmo localizaremos los fallos y llevaremos acabo las transformaciones? No necesitamos una medida que seaindependiente de la ciencia y de los conflictos con eUa para as

    Raz6n y prctica 13preparar el cambio que queremos efectuar? Y rechazo de lasreglas y de los criterios que estn en conflicto con la cierida, nonos impedir para siempre encontrar tal medida? Por otra parte,no han revefado ~ l u n o s de los estudios de casos concretos que unaterminante aplicaci6n de fos procedimientos racionales; no nos ha-bra proporcionado una ciencia o un mu.tido :mejores, sino nada enabsoluto? Y cpmo vamos .a juzgar los resultados? ES evidente queno hay ningn procedimiento sencillo que pueda guiar una prcticapor medio de reglas o criticar lOs criterios de raciona.lidad por mediode una prctica.

    2. RAZON Y PMCTICLos problemas que acabo de apuntar son viejos y mucho ms gene-rales que el problema de la relacin entre la cienda y la racionalidadSe plantean siernpr.e que iina prctica rica, bien articulada y familiar (la prctica de componer, de pintar Cuadros, de dirigir una obra deteatro, de seleccionar personal para un cargo pplico, de nianteperel orden y a ~ t i g a r a los criminales, la prctica de un culto, de unaorganizaci6ri social) se compara con una prctica de distinta ndoleque pueda interactuar con ella. Las inter ctiones y sus resultadosdependen de las condiciones histricas y varan de un caso a otro.Una poderosa tribu que invade una regin puede imponer sus leyesy modificar a la fuerza las tradiciones indgenas 56lo al precio deser ella misma plodificada por los vestigios de la cultura sojzgada.Un gobernante puede decidir, por razones de conveniencia, utilizaruria religin estabilizadora y popular com() ideologa bsica de suimperio, contribuyendo de este modo tanto a 111 transformaci6ri delimperio como a la de la religin escogida. Un individuo, asqueadopor el teatro de su poca y en busca de algo mjor, puede estudiar obras extranjeras, teoras dramticas antiguas y modernas y, u ~ U i -zando los actores de una compaa amiga pata poner en prcticasus ideas,. transformar el teatro de toda una nacin. Un grupo depintores, dseosos de aadir la reputaci6n de cientficos a su yaenorme reptaci6n como expertos artesanos, pueden introducir en lapintura elementos Cientficos como la geometra y crear as un n1,1evoestilo y tambin nuevos prc:iblernas para los pintores, escultores y liquitectos. Un astr6nomo, que contempla crticamente l diferenciaentre. los principios clsicos de la astronoma y la prctica existente. t

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    14 Paul Feyerabendy desea devolver a la a ~ t r o n o m a su esplendor de antao, puedeencontrar la forma de logtar su objetivo' e iniciar de este modo la

    e l i m i n a ~ i n de los propios principios clsicos.En todos estos casos tenemos una prctica o tradicin,. ciertasinfluencias -derivadas de otra prctica o ~ r a d i c i n - a las que estsometida y observamos una transformacin. La transformacin puedellevar a una ligera modificacin de la prctica originaria, puede acabar con ella, o puede dar lugr a una tradicin. que apenas gu lrdeparecido con los elementos que ejercitaron l influencia.Interacciones corno las que acaban de describirse van acompaadas de distintos grados de conciencia por parte qe los p a r t ~ c i p a n t e s .Coprnico saba muy bien lo que quera y tambin lo saba C o n ~ tantinq el Grande (no me refiero ahora a su estmulo inicial ni a latransformacin subsiguiente). La incorporacin de la geometra ala pintura no puede e:icplicarse tan fcilmente en trmins de conciencia. N9 tenemos l menor idea de ppr qu trat Giotto de lograrun compromiso entre la superficie del cuadro y la corporeidad delas cosas pintadas, habida cuenta sobre todo de que todava no seentendan las pinturas como e s t u d i o ~ de l realidad material. Podemos suponer que Brunelleschi lleg a su construccin po,.- una naturalprolongacin de los mtodos de representacin de los objetos :tridimensionales empleados P.or los arquitectos y que sus contactos conlos cientficos de la poca no fueron estriles. Es todava ms difcilcomprender las crecientes ptetensiones de los artesanos de contribuiral mismo c o n o c i m i ~ n t o cuyos principios, .en t r m i n o ~ muy diferentes, se expli

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    16 Paul Feyerabenduna vida que l no lleva (excepto de forma a c c i d e n t ~ l , mientras queun participante quiere organizar su ptopia vida y se pregunta qu ac-titud ha de adoptar frente a las cosas que pretenden influir sobre l.Los participantes p u e d ~ n ser oportunistas y actuar de una maneradirecta y pragmtica. A finales del siglo XVI fueron muchos lqs prrtcipes que se hicieron protestantes porque ello favoreca a sus intereses, y algunos de sus sbditos se hicieron protestantes para que les

    dejaran en pai. Cando los funcionarios coloniales britnicos sustituyron las leyes y las costumbres de tribus y culturas extranjeraspor sus propias leyes civilizadas, stas fueron a menudo aceptadasporque erari las ieyes del Rey o. porque no haba manera de oponersea ellas, y no por su excelencia n t r n s e ~ a . La fuerza de su p o ~ e r y .suvalidez era claramente comprendida tanto por los t,mc1onar10scomo por los ms perspicaces de sus infortunados s\bditos. En lasciencias -,-y especiahnente en las matemticas puras a menudo sesigue una determinada lnea de investigacin no porque se considereintrnsecamente perfecta, sno porque se desea vet a dnde lleva.A la filosofa que subyace esta actitud del participante la denominar filosofa pragmtica.Una filosofa pragmtica slo puede. germinar si las tradicionesque han de juzgarse y los hechos sobre los que se ha de influir secontemplan como arreglos provisionales y no como componentesduraderos del pensa.miento y de li accin. Un participante dotadode una filosofa pi:agintica ve las prcticas y las tradiciones de

    m a n ~ r a muy sip:1ilar como un viajero ve los diferentes pases. Cadapas tiene aspectos que le gustan y cosas que detesta. Al decidirestablecerse, un viajero habr de comparar el clima, el paisaje,. elidioma, el carcter de sus habitantes, las posibilidades de carnbio,la intimidad, el aspecto .de la poblacin masculina y femenina, elteatro, las oportunidades. de ascenso, la calidad de 105 vicios, etc.,Tambin tendr eri cuenta que sus exigencias y expectativas inicialespueden no ser muy razonables y de este modo permitir que el procesde eleccin afecte y modifique su n a t ~ r a . e z a , la cual despus detodo es tan slo otra {y secundaria) prctica o tradicin que nterviene en el proceso. Por consiguiente, un pragmatista ha de ser tantoun partidpan e como un observador, incluso en aquellos casos extremos en que dei::ida vivir completamente a merced de sus caprichosmomentneos.Hay muy pocos individuos o grupos que sean pragmatistas enel sentido que acabo de describir y puede verse por qu: es muy

    Raz6n y prctica 17difcil contemplar q perspectiva nuestras ideas ms queridas, i:on-teinplarlas. como parte de una tradicin cambiante y quizs absurda.Adems, esta incapacidad no slo existe sino que es tambin esti-mulada como actitud propia de aqullos que estn entregados alestudio y el perfeccionmiento del hombre, la. sociedad y el conocimiento. Apenas, ha habido religiones que se hayan presentado sim-plemente como algo digno de ser probado. La pretensin es muchotnayor: la religin es la verdad, t()dO lo dems eS error, y aqullosque la conocen y comprenden, pero aun as la rechazan estn corrompidos hasta la mdula o son idiotas incurables).Dos elementos integran dicha pretensin. En primer lugar, sedistingue entre tradiciones, prcticas y otros resultados de la actividad humana individual y/ colectiva y, por otra parte, 1 m m-bito diferente que puede actuar sobre las tradiciones sin ser una deellas. En segundo lugar, se explica detalladamente la estructurade este mbito especial. As, la palabra de Dios es poderosa y ha deser obedecida no porque la tradicin que la sustenta sea muy poderosa, sino mfis bien porque est al mrgen de todas las tradicion.esy proporciona un modo de perfeccionarlas, La palabra de Dios puededar 11 1gar auna tradii:;:in y su signifieado puede ser transmitido degeneracin en generadn, pero est al m1;1rgen tOdas las tradiciones.El primer elemento l a creenda de que algunas exigencias sonobjetivas e independientes de toda l:r1;1dicin- desempea un im-portante papel en el racionalismo que es una forma secularizadade la creenci en el poder de la palabra de Dios. Y as es como laoposicin razn/prctica adquiere su carcter polmico, puesto quelas dos acciones no se contemplan como dos prcticas que, aunquequizs de valot desigual, son ambas productos humanos mutables eimperfectos, sino como uno de esos products la una y como medidaperdurable de excelencia la otra. Esta versin del conflicto se en-cuentra ya en el primitivo racionalismo griego. Veamos qu circunstancias, supuestos y procedimientos, qu caraetersticas del procesohis.trico, son las responsables de ello. Para empezar, las tradiciones que se oponen entre s --:el Sentidocomn homrko y as diversas formas de racionalism9 que aparecieron entre los siglos V y V tienen estructuras iniernas dife-rentes 4. Por un lado tenemos ideas complejas que no pueden explicarse con facilidad, que funcionan p ~ r o nadie sabe cmo, que son

    4 Para nis detalles, vase el captulo 17 de TCM l3

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    18 P4ul Feyerabendadecuadas pero nadie sabe por qu, que nicamente se aplidnen circnstancias especiales y que son ..ricas en contenido pero io-bres en semejanzas y, por tanto, en relaciones deductivas. Por otrolado hay conceptos relativamente claros y simples que, a pesar deacabar de ser introducidos, revelan bastante de su estructura y pueden ser relacionados entre s de mltiples formas. Son pobres encontenido, pero ricos en relaciones deductivas. La diferencia reshltaespecialmente notable en el caso de las matemticas. En la geometra,por ejemplo, comenzamos con reglas empricas? aplicadas a los obfetosfsicos y a sus formas en un buen nmero de circunstancias distftas, Ms adelante se puede demostrar por qu una regla dada se plicaa un caso dado, pero las demostraciones hacen uso de nuevos ~ n t e sque no se encuentran en lugar alguno de la naturaleza.. .La relacin entre los nuevos entes y el mundo familiar del sen-tido comn dio lgar a diversas teoras en la antigedad. Uiia deellas, que poqenios llamar platonismo supone que los nuevos entesson reales mientras que los entes del sentido comn no ~ o t i ms quecopias imperfectas. Otra ,teora, qebida a los sofistas considera alos objetos naturales reales, y a los objetos de las matemticas (losobjetos de Ja razn) imgenes ingenuas e irreales de aqullas. Lasdos teoras se aplicaron ,tambin a la diferencia entre l nueva ycompletamente abstracta concepcin del conocimiento difundida porPlatn (aunque ya se diera con anterioridad) y el conocimiento delsenddo comn de la poca (Platn utiliz sabiamente una imagendistorsionada de ste para dar solidez otro). De nuevo, o se ded aque exista un solo conocimiento verdadero y que la opinin humanano era ms que una plida sombra del miSmo o se constdera:baque la opinin humana era el nico conocimiento s9lido y que elc::onocimiento abstracto d los filsofos no era ms que un sueointil (Puedo ver caballos. Platn, deca Antstenes, pero no veoeh ninguna parte tu caballo ideal).Sera interesante seguir la pista de esta vieja polmica a lo largode la historia hasta llegar a la actualidad. Veramos que la coritroversia renace en muchos lugares y bajo muchas formas; Dos ejemplosdeben bastar para ilustrar la gran variedad de sus manifestaciones.Cuando Gottsched quiso reformar el teatro alemn busc obrasdignas de ser imitadas; es decir, busc tradiciones ms metdicas,ms dignas y ms respetables ql le l a ~ que encontraba en los escenariosde su poca. Se s e n t ~ atrado por el teatro francs y dentro de ste;e_specialmente por Corneille. Convencido de que un ~ d i f i c i o potico

    Raz6n y prctica 19tan complejo (como la tragedia) difcilmente poda existir sin reglas 8busc6 las reglas y hall a Aristteles. Las. reglas aristotlics no eranp.ara l una forma deterininada de concebir el teatro; sino la raznd toda posible excelencia y la gua para el p e r f e c c i o n a m i e n ~ p alldonde s t ~ p ~ r e c i e r a necesario. El buen ~ a t t o era una e n c ~ r n a c i nde las reglas de Aristteles. Lessing prepar gradualmente un puntode vista diferente. Par empezar, restableci Jo que l crea queera el autntico Arist6teles en contraste con el Arist6teles de Corneilley Gottsched. A continuacin permiti que se vfolaran las reglas deAristteles en su letra con tal de que se perdiese de vista su espritu. Y, por ltimo, propuso un paradigma 'diferente e insisti enque w1a mente lo bastante imaginativa como para construirlo no necesita estar constreida por reglas. Si el xito snre a sus esfuerzosolvidmonos entonces del mariuali 9 '

    Eri w1 terreno completamente distinto y mucho menos interesante) tenemos . la o p o s i c ~ n entre aqullos que i;;ostienen que elleng?aje es construido y reconstruido de aeuerdo con unas reglassencillas y claras, comparando favorablemente tales lenguajes idealesor .estar adptados a unaamplia gama de c i r c u n s t a n e i ~ s nunca podran ser convenientementesustituidos por sus anmicos competidores lgicos.Esta tendencia a considerar las diferencias en la estructura deuna tradicin (compleja y obtusa/sencilla y clara) como diferenciasde clase (real/realizacin imperfecta de la misma) se ve reforzadapor el hecho de que los crticos de una prctica doptan una posturade observadores con respecto a ella, pero continan siendo partidpantes de la prctica que les suministra sus o b j e c i o n e s ~ Al hablarel lenguaje y emplear los criterios de esta prctica, descubren limitaciqnes, fallos y errores cuando todo que en realidad sucede esque las dos prcticas -'-la criticada y la qtie c r i t i c ~ no encajnla una en la otra. Muchos de los argumentos en contra de un mate-rialismo acrrimo son de este tipo. Se dan cuenta de que el materialismo modifica el uso de los 'trminos mentales ilustran las con-. .

    8 Pr6logo a St.erbenden Cato, citado en Johann Christian GottschedSchriften zur Literatur Stuttgart, 1972, p. 200. '6 , Hqmburger Dramaturgie pieza 48. Vase, sin embargo l crtica deLessing a las pretensiones de los genios originales de su ~ o c a en pie-za 96. La explicacin de Lessing sobre la relacin entre tazn y prcticaes muy compleja y concuerda con el punto de vista de.sarrollado ms abajo.4

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    20 Paul Feyerabendsecuei:icias del cambio con divertidos absurdos (los pensamientospesan y cosas as) y entonces se detienen. Los absurdos muestranque el materialismo choca con nuestras forinas habituales de hablarde la mente, pero no muestran qu es mejor, el .materialismo oestas otras formas. Sin embargo, ai adoptar el puni:o de vista de losparticipantes con respecto al sentido comn, los absurdos se coiwierten en ai:gufr entos contra el materi.alismo. Es algo as como si losamericanos pusieran reparos a las divisas poi: no guardar relacionessimples (1: 1; 1: 10 1: 100) con respecto al dlar 7 . .

    La tendencia a adoptar 1un p ~ n t o de vist de participante conrespecto a la posicin que juzga y a t r e ~ i r de este mod9 n puntode Arqumedes para la crtica se ve reforzada :or ciertas distincionesque son el orgullo y el deleite de los filsofos de caf. Me refieroa la distincin entre una evalu(lcin y el h e ~ h o de que se h ~ g a 'unaevaluacin, entre una propuesta y el hecho de que se acepte unapropuesta, y la distincin anexa entre deseos subjetivos y criteriosde excelencia. Al hablar como observadores dedmos a menudo q ~ eciertos grupos acepian ciertos criterios, que tienen en gtan estimaa estos criterios o que quieren que nosotros los adoptemos. Al hablarcomo participantes a menudo empleams tambin los criterios sinreferencia alguna a su origen o a los dese.os de qieries los utilizan.Decimos las teoras deben de ser falsables y estar libres de: contradicciones y no quiero que las teoras sean falsables y estn libresde contradicciones o los cientficos se vuelven muy desdichados amenos que sus teoras sean falsables y estn: libres de c o n t r a d i c c i o ~nes, Ahora bien, es completamente correcto que los enunciados delprimer tipo (propuestas, regfas, criterios): a no contengan referenciaalguna a los deseos de los seres humanos o a las costumbres de unatribu, y b) no puedan derivarse de enunciados relativos a tales deseos,costumbres o hechos de cualquier tipo o ser contradichos por ellos.Pero no por esto se hacen objetivos o independientes .de las tradiciones. Inferir de la ausencia de trminos relativos a sujetos o gruposen las teoras deben ser que la exigencia que all se forniula esobjetiva sera tan errneo como aspirar a la objetividad ~decir a la independencia con r e s p e c ~ o a iqiosincrasias personales o .

    7 Pueden e n c o n t r a ~ s e detalles acerca del problema mente-cuerpo en loscaptulos 9-15 de mi ensayo Problems of empiricism, en R. G, Colodny,comp., Beyond the edge o/ certainty, Nueva York, 1965,. preferiblemente enla versin italiana revisada, I problemi dell empirismo; Miln, 1971, pp. 3 1 ~ 6 9

    azn y prctica 21colectivas- en las ilusiones pticas o las a l u c i i : 1 ~ c i o n e s de masassobre la base de que el sujeto o el grupo no interViene en ellas porningn lado. Existen muchos enunciados que son formulados Objetivamente ~ decir, sin hacer referencia a tradiciones o prcticas-pero a 16s que todava se pretende comf .render en relacin a . unaprctica. Son ejemplos las fechas, las coordenadas, los enunciadosr e f e r e r i t ~ s al valor de una m ~ n e d a los em1ciados de la lgica (trasel descubrimiento de las lgicas alternativas), los enunciados de la~ e o m e t r a . (tras el descubrimiento de las geometras no. eucldeas),etctera.. El hecho de que la rplica a debes hacer X pueda sereso es lo qe t te crees muestra cmo eso mismo puede aplicarsea los enunciados valorativos. Y aqellos casQs en que no quepa dartal respuesta. p eden ser fcilmente corregidos por medio de la utilizacin de descubrimientos en la teora del valor que correspondana l ~ s d e s c u b r i m i e n t e > ~ de geometras o sistemas lgicos alternativos:comparemos el juicio de valor objetivo en di"stintas culturas oprctica_s y preguntemos al objetivista cmo va a' resolver el conllicto 8 , La reduccin a principios comunes no siempre es posibley por eso debemos admitir que los requisitos o las frmulas que losexpresan son incompletos en la forma en que se utilizan y han de ser. revisads. La machacona insistencia en la o b j e t i v i d ~ c l de lqs juiciosde valor sera tan retrgrada como la mathacoria insistencia en elempleo absoluto del par arriba-abajo tras el d e s c u h r i m i ~ n t o dela forma esfrica de la Tierra. Y un 'argumento como una cosa esformular una exigencia y otra muy distinta afirmar que se ha formulado una exigencia; por lo tanto, multiplicidad de culturas no

    8 En la obra The ruling class (luego convertida en una pelcula un tantoinsulsa protagonizada por Peter O'Toole *) dos locos pretenden ser Dios y seenfrentan el uno al otro. Esta estupenda idea .confunde de tal modo al dramaturg que ~ t i l i z a fuego y azufre en lugar del dilogo para s a l v ~ r el problema. Su soluci:n firial c;s, sin embargo, bastante interesante. Uno de loslocos se convierte en un recto y honrado ciudadario britnico que ocasionalm e 1 ~ t e hace las veces de Jack el Destripador. Quiso el dramaturgo decir quenuestros modernos objetivistas que han pasado por el fuego del relativismonii:amente pueden volver a la normalidad si se les permite aniquilar a todoslos elementos pc;rturbadores? .

    The ruling class, de Peter Barnes (n. 1931); se represent por primeravez en. el Playhouse Theatre de Nottingham en 1968 y cuatro os mstarde Peter .Medak rod una versin cinematogrfica para la United Artistscoil guin del propio autor. La obra nci se ha estrenado nurica en Espaa, aunque s la pelcula. N. del T.) /5

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    22 Paul Feyerabendequivale a relativismo tiene mucho en comi';ti con el argumentode que los at1tpodas no pueden. existir porque se caeran haciaabajo. Ambos casos descansan sobre conceptos antediluvianos ydistinciones inadecuadas). No es de extraar que nuestros radonalistas estn fascinados por ellos.Con esto tenemos ya la respuesta a . Es cierto que formularuna exigencia y describir una prctica pueden ser dos cosas distintasy ql:le rio es posible establecer conexiones lgicas entre ellas, peroesto no significa que la i n t e ~ c c i r r entre las exigencias y las prcticasno pueda tratarse y evaluarse como una interad6n de prcticas. Ladiferencia. se debe, en primet lug a la diferencia entre. la acti tuddel observador y la actitud del participante: una de las partes, la quedefiende la qbjetividad de sus valores, usa su tradicin en lugarde anal:t arla lo cual _no hace de la tradicin ninguna otra cosa).Y, en segu_ndo lugar, la diferencia se debe a los conceptos que sehan adaptado a tal unl_ateralldad. El foncionario colonial que pro

    r ~ u l g nuevas leyes y un nuevo orden en nombre del rey se hacec ~ r g o de la situacin mucho mejor que el racionalista qUe recita laley en su pura letra sin hacer referencia alguna a las circunstanciasde su aplicacin y considera este inevitable estado inacabado comouna prueba de la objetividad de las leyes recitadas.Tras estos prembulos pasemos ahora a lo que se ha dado en llamarrelacin entre razn y prctica. Simplificando algo las cosas podemos decir que existen tres. puntos vista sobre el problema.A) La rain gua la prctica. Su autoridad es independiente dela autoridad de las prcticas y tradiciones y configt,1ra la prctica deacuerdo con sus exigencias. A esto se le puede denominar versi6nidea ista de la reladn.

    B) L razn recibe de la prctica tanto su c o n ~ ~ n i d o como suautoridad. Es ella quien describe la ~ o r m como opera la prcticay formula sus principios bsicos. A esta versin se le ha denominadonaturalismo y a veces se le ha atribuido a Hegel si bien err-neamente). Tanto el idealismo como el naturalismo presetl tan. dificultades.Las dificultades del idealismo estriban en el hecho de que elidealista no slo quiere aduar racionalmente, sino tambin quesus acciones racionales obtengan resultados. y quiere que estos resultados no slo se den entre las idealizaciones que emplea, sino tambin1

    Raz6n y prctica 23en el mndo real en el que vive. Quiere, por ejemplo, que los sereshumanos reales c o n s ~ r u y n y defiendan l sociedad de sus sueos,quiere comprender los movimientos y la naturaleza de los astrps ylas piedras reales. Aunque pueda- aconsejarnos abandonar todaobservacin de) los cielqs 9 y concentrarnos ~ k m e n t e en las ideas,finalmente vuc; lve a la naturaleza para ver en qu medida ha comprendido sus leyes 10 Y entonces suele ocurrir y a menudo haocurrido- que la actuacin racional en el sentido que l prefiereno le da 1os resultados esperados. El c o n f i c ~ o entre l racionalidady las expectativas fue uria de las principales razones para la constante reforma de los c n o ~ e s de racionalidad y foment considera-blemente el naturalism; .Pero el naturalismo tampoco tesulta satisfatorio. Al eegir unaprctica popular y boyante, el natur\J.lista tiene la ventaja de estardel ldo bueno, al menos en ese momento. Ahora bien, una prcticase puede deteriorar o puede ser popular por tazones errneas. Buenaparte de la populatidad de la m o d ~ r n medicina cientfica se debeal hecho de que los enfermos ho tienen otro sitio a donde ir y aque la televisin, las habladuras y el circo tcnko de los modernoshospitales les convencen de que no pueden hacer nada mejor.) Basarlos criterios en una prctica y dejar sta como est puede perpetuarpara siempre las deficiencias de dicha prctica.Las dificultades del naturalismo y del. idealismo tienen ciertoselementos en comn. La insuficieoci,a de los criterios resulta a ri:1enudoevidente como resultado de a pobreza de la prctica a la que danlugar; las deficiencias de las prcticas resultan a menudo muy patentes cuando prosperan las prcticas basadas en criterios diferentes.Esto sugiere que razn y prctica no son dos realidades distintas,siho partes de un nico proceso dialctico.Se puede ilustrar esta sugerencia por medio de la relacin entreun mapa y las aventuras de la persona que lo usa por medio de larelac:in entre un artesano y sus instrumentcis. Los mapas se disearon originariamente como imgenes y guas de la realldad; assucedi presumiblemepte con la razn. Pero los inapas, al igual quela raz6n, contienen idealizadcmes Becateo de Mileto, pot ejemplo,bas su descripcin del inundo habitado en las ideas generales de lacosmologa de Anaximandro y represent los continentes mediante

    9 Platn, Repblica, 530 af.10 Epinomis.

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    24 Paul Feyerabendfiguras geomtricas). El v1a1ero utiliza el mapa para encontrar. sucamin9, pero tambin lo modifica a medida que avanza, eliminandolas viejas idealizaciones e introduciendo otras nuevas. Si utiliza elmapa cualquier modo, pront tendr p ~ o b l e m a s pero siemprees mejor tener mapas que andar sin ellos. De la misma manera, nosdice el ejempl9, 1a rzn nos extraviar si no va guiada por la prc-tica, mientras que la prctica resultara notablemente mejorada con .el aadido de la razn. Esta v e r s i ~ aunque mejor y mucho ms realista que el na_tura-lismo y el idealismo, todava no es del toqo satisfactoria. Sustituyela accin unilateral (de la razn sobre la prctica o de la prcticasobre la razn) por la interaccin, pero conserva (ciertos aspect9 de)la vieja concepcin de los factores que interactan: razn. y prctica

    s i g u ~ n considerndose como realidades de distinta naturaleza. Art1basson necesarias, pero la razn puede existir sin la prctica y la prc-tica puede hacerlo sin la razn. Aceptaremos esta versin delproblema? . Para responder a esta pregunta nicamente necesitamos recordarque la diferencia entre la razm> y algo irracional que ella mismapueda origina ." o pueda utiljzarse para ponerlo en su lugar smge alconvertir las diferencias estructurales de las prcticas en diferendasde naturaleza. Ni siquiera los criterios o reglas ms perfectos sonindependientes del material sobre el cual actan (cmo si no podranencontrar en l un punto de ataque?) y difcilmente los compren-deramos o sabramos cmo utilizarlos si no fueran partes p e r f e c ~ a -mente integradas de una prctica o tradicin ms bien compleja aveces totalmente obtusa a saber el lenguaje en el cu1 1l el defensor. . ' 11 . d ; . . . 1rationis formula sus severas rdenes , Por lo emas, m s1qmera aprctica ms desordenada carece de regularidades, tal y como sedesprende de nuestrfl a ~ t i t u d hacia los no partklpantes 13 o que

    u Wittgenstein lo ha puesto de relieve con grar1 vigor y con ayuda demltiples ejemplos (vase mi ensayo Wittgenstein's Phlosophical I ~ v e s t i g a -i:ions" Philosophical Review 1955). Qu es lo que han respondido losracionallstas? Russell (framente): No entiendo. Sir Karl Popper (jadeante):Tiene razn, tiene razn; y tampoco lo entiendo .En una :alabra: lac u e ~ t i n carece de importancia porque los ms sealados r a c i o n a l i ~ t a s .no l.acomprenden. Yo, por mi parte, cinenzarfa por poner en .duda la mteltge?c1a(y quiz tambin la honradez intelectual) de unos racionalistas que no entien-den (o fingen no entender) una cuestin tan sencilla. .

    12 Vanse mis breves comentarios sobre ~ a s clasificaciones ocultas enTCM pp. 214 SS.

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    Raz6n y prctica 5denominamos raz6m> y lo que denominamos prctica son por lotanto dqs tipos distinto.s de prctica: la diferencia estriba en queaqulla muestra claramente ciertbs aspectos formales sencilla y fcil-mente reproducibles que nos hacen olvidar las complejas y difcil-nient comprensibles propiedades que garantizan la simplicidad y lreproducihilidad.:._ mientras que sta ahoga los aspectos. formalesbajo un gran variedad de propiedades accidentales. Pero upa razncompleja e implcit no deja de set una razn y una p r c t ~ c a concaractersticas formales sencillas que planeati s o b r ~ un . penetranteaunque inadvertido trasfondo de hbitos lingsticos no deja de seruna prctica. Al despreciar (o, mejor, al no advertir siquiera) el me-canismo que confiere sentido y garantiza la aplicacin en el primerode los casos y las regularidades implcitas en el segundo, el racio-nalista percibe ley y orden en un caso y material an falto de sermodelado en el otro .La costumbre - la que ya se ha aludido enotro lugar de esta misma seccin de adoptar un punto de vista departicipante con respecto a aqul y una actitud ele observador haciaste disocia lo que tan e s t r ~ c h m e n t e conectado est en la realidad.Y de este modo acabamos teniendo dos factores: por un lado, unaraz6n orc,lenad y severa y, por otro,. un tnaterial maleable pero nodel todo dcil, y con ello todos los problemas de la racionalidadque han proporcionado a los Hlsofos su sustento i n t ~ l e c t u a l y, no loolvidemos, tambin econmico) desde el Nacimiento del Raciona-lismo Occidental. No e.s posible dejar de darse cuenta de que losargumentos que an se siguen utilizando para respaldar este mgn-fko resultado son indistinguibles de ls del telogo que infiere uncreador dondequiera que tropieza con algn tipo de orden: obvia-mente, el o i : d ~ n no es inherente a l materia y, por consiguiente,.ha de ser impuesta desde el exterior.La concepcin interactiva debe, pues, complementarse con unaexplicacin satisfactoria de los factores de la interaccin. Presentadade esta manera, resulta una trivialidad. No hay ninguna tradicin,por prcticos que sean sus especialistas o combativos que sean susguerreros, que no se vea afectada por lo que ocurre a su alrededor.De todos modbs, qu es lo que cambia y cmo cambia es ahora objetode la irtvestigacin histrica o de la accin poltica llevada a cabopor quienes participan en las tradiciones de la interaccin.Pasar ahora a establecer las implicaciones de estos resultados pormedio de una serie de tesis y de sus correspondientes. explicaciones.

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    26 Paul yerabmdHemos visto que los criterios racionales y los argumentos que lessirven de apoyo son partes visibles de tradiciones particulares queconstan de principios claros y e:itplcitos, as{ como de un trasfondoinadvertido y en buena parte desconoddo, pero absolutilme?te .necesario, de disposiciones paraJ;i. acci6n y la evaluaci6n, Los criterios se_conv1erten en medidas obje"tivas de excelencia cuando son adoptados por los participantes en este tipo de t r a d i c ~ o n e s Tenemos e n t ~ r i c e scritetios racionales objetivos y argumentos en favo: de su validez.Hems visto asimismo que existen otras ti:adiciqnes que tambin conducen a juicios, si bien no sobre la base de principios y cdtedosexplcitos. Estos juicios de valor tienen un carcter ~ n s inmediato,pero no dejan de ser evaluaciones exactamente iguales a . as del .racionalista. n ambos casos los juicios los hacen individuos queparticipan en tradiciones y las utilizan para separar el Bien delMal. As pues, podemos decir:

    i. Las tradiciones no son ni buenas ni malas: simplemente son.Objetivamente hal?lando (esto es, con independencia de la partidpaci6n en una tradici6n), no cabe demasiada eleccin entre el hu-manitarismo y el antisemitismo. . " . . " .Corolario: la racionalidad no es un rbitro entre tradiciones, smoque es ella inisma ~ n a tradicin o un aspecto de una tradicin. Noes, por consiguiente, ni buena ni maia; simplemente es 13

    ii Una tradicin adopta propidades deseables o indeseablesslo cuando se compara con otra tradicin esto es, slo ruando escontemplada por participantes que ven el mundo en funci6n de susvalores. Las proyecciones de estos participantes p a r ~ c e n obietivas Ylos enunciados que las describen suenan a obietivos debido a que enellos no se menciona en ninguna parte a los p a r t i c i p a n t e ~ y a latradicin que proyectan. Son subietivos porque d e p e n d ~ ~ de la tradicin elegida y del uso que de ella. hagan lqs participantes. La. subietividad se advierte tan pronto como los p a r t i ~ i ~ a n t e ~ se dancuenta de que tradicione, diferentes dan lugar a mc1os diferentes.Habr entonces que revisar el contenido de sus juicios de vaior dela misma manera que los fsicos revi,aron el contenido del ms sencillo de sus enunciados sobre la l o n g i ~ u d cuando se d e s c m ~ r i questa depende de los sistemas de referencia, y de la misma maneraque todo el mundo revis el contenido de ahajo c u a n ~ o se descu-

    13 Vase TCM especialmente la seccin 15.

    Razn y prctica 27bri ia esfericidad de la Tierra. Quienes no llevan a cabo f revisinn puederi ' norgullec{ rse de constituir una escuela espe.cial de filsofos especialmente astutos que han superado el relativismo moral,del mismo modo que quienes todava se aferran a las longitudes absolutas no pueden enorgullecerse de formar una escuela especial defsicos especilmente astutos que han superado la teora de la relatividad. Son slo unos testarudos, o estn mal inform;i.dos, o am-bas cosas.iii. i. y ii. implican un relativismo del tipo que precisamenteparece hber defendido Protgoras. El relativismo protagrko esrazonable porque tieh_e en cuenta el pluralismo de las tradiciones . yd los. valores. Y es civilizado puesto que no supone que el pueble

    ~ i t o de cada cual y las curiosas costumbres del mis1110 sean el ombligodel mundo.iv. Cada tradicin tiene sus formas peculiares de ganar a4eptos.Algunas tradiciones reflexionan sobre estas formas y las modifican de un grupo a otro. Otras dan pr descontado que slo hayuna forma de hacer que la gente acepte sus put1tos de vista. Segn

    la tradicin adoptada, esta forma parecer aceptable, ridcula, racional, absurda o ser descartada conio mera propaganda>>. El argumento que para un obse Vadpr es propaganda, para otro es laesencia del discurso humano.v. Hemos visto ya cmo ls individuos o grupas que participan en la interaC:dn de las tradiciones pueden adoptar u n ~ filosofapragmtica a la hor de juzgar los acontecimientos y las estructurasque se presenten. Los principios de su filosofa a menudo slo surgen durante la interacci6n (la gente cambia mientras observa. el

    ~ a i n b f o o participa en l, pudiendo cambiar al mismo tienipo lastradiciones que utilizan). Esto significa que al iuzgar un procesohistrico se puede emplear una prctica n indeterminada e inde-terminable. Los juicios y la.s acciones pueden basarse en criteriosque no pueden ser determinados por adelantado, sino que son introducidos por ls propios juicios (acciones) que se supone van a guiar;e incluso se puede" actuar sin ningn criterio, siguiendo sencillamente una inclinacin natural. El feroz guerrero que cura a suenemigo herido en lugar de rematarlo no tiene ni idea de por quacta as y da un explicacin completamente errnea de sus ra-zones. Sin embargo, su accin inaugura l,lna poca de colaboraciny competencia pacfica en lugar de la poca de h o s t ~ i d a d .perma-. .18

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    28 Paul Feyerabendnente y de este modo crea una tradicin de comercio entre distintasnaciones. Por consiguiente, .la pregunta: cmo decidir el caminoa seguir?, cmo saber lo que a uno le agrada y lo qe

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    30 Paul Feyerabendde nosotros es ... o mejor incluso: lo racional es hacer .. , demanera que parece excluirse por completo su propia persona. Recsulta deprimente ver cuntas personas inteligentes han cado enuna trampa tan burda. Podemos acabar con ella observando que:

    vui. U na sociedad l i b ~ e no se impondr sino que nicamentesurgir cuando la gente que resuelve problemas concretos con nespritu de colaboraci6n introduzca estructuras proteCtoras comoaqullas de las que se acaba de hablar. Estoy pensando en l ~ s ini-ciativas de .los ciudadanos a pequea escala y, a una escala mayor,en la colaboracin entre liis naciones.

    ix. Las discusiones para sentar las bases. de ld estructura deuna sociedad libre son discusiones abiertas y no discusiones dirigidas.Esto ro quiere decir que en los hec:hos concretos descritos en latesis anterior se empleen ya discusiones abiertas, sino que se pocdran emplear y que el racionalismo no es tin componente necesario-de la estructura bsica de una sociedad libre.Las cons ecuencias para la ciencia son evidentes. Tenemos unatra dkin particular objetivamente parangonable a todas las demstradiciones (tesis i y vii). Sus resultados les parecern magnficosa algunas tradiciones, execrables a otras y apenas dignos de un boste-zo a unas terceras. Desde luego, nuestros bien intencionados contem-porneos materialistas son propensos a entusiasmurse ante cosastales como los cohetes a la Luna, la doble hlice o la termodinmicairreversible. Pero contemplemos la cuestin desde otro punto devista y se convertir en un ridculo ejercicio de frivolidad. Se necesitan miles de millones de dlares, miles de ayudantes perfecta-mente adiestrados, aos y aos de duro trabajo, para que algunosde .nuestros contemporneos bastante limitados 15 den unos cuantossaltos sin gracia en un lugar que nadie en su sano juicio pensaravisitar (una roa caliente, sin aire, resec:a). Los msticos, por medioslo de s u ~ mentes, viajaton a travs de las esferas celestiales hastael propio Dios, a quien contemplaron todo su esplendor, reci-biendo as la fortaleza para seguir viviendo.y la luz para ellos misniosy para sus semejantes. Es solamente l analfabetismo del gran pbli-co y de sus severos entrenadores los intelectuales- as como su asombrosa falta de imaginacin, lo que les hace rechazar estas

    15 Vase Norman Mailer, O/ a jire on the moon Londres, 1970 [Un fuegoen la luna Barcelona, Plaza Jans, 1970].

    Raz6n y prctica 31comparaciones sin ms ni ms. Una sodedad libre no t i e n ~ nada queobjetar a tal actitud, pero tampoco permit ir que se convierta enuna ideologa b ~ i c a . .

    x. Una sociedad lib.re insiste en la separaci6n d.e la cienciay de la sociedad. Se volver sobre este punto en la segunda parte.

    3. ACERCA DE LA CRITICA COSMOLOGICA DE LOS CRITERIOSVoy ahora a ilustrar algunos de estos resultados tnostrando cmose critican y se han criticado los criterios en fsica y en astronomay cmo este procedimientb puede hacerse extensivo a otros campos.La seccin 2 comenzaba con el probleina general de la r e l ~ c i nentre razn y prctica .En la Ilustracin, la Razn deviene racio-nalidad cientfica y la . prctica, prctica de la investigacjn cient-fica: el problema es, p ~ e s la relacin entre la radonalidad cient-fica y la Investigacin. Me ocupar de las respuestas ofrecidas porel idealismo; el natUralismo y por una tercera postura, todava noti:lenckmada, a la que denominar n ~ q u i s m o ingenuo.

    De a =uerdo con el idealismo es racional (adecuado, acorde conla voluntad de los dioses, o comoquiera que se diga para aturdira fos nativ0s) hacer ciertas cosas, pase o que pase. Es radonal(adecuad.o, etc.) matar a los enemigos de la fe, evitar las hiptesisad hoc despi:eciar los plll;ceres corporales, eliminar las incoheren-cias, apoyar los programas de investigacin progresivos, etc. La Racionalidad (la justicia, la Ley pivina) es universal, independiente dele.stado de nimo, del contexto y de las circunstancias histricas, yda lugar a reglas y criterios igualmente universales.

    Existe una versin del idealismo que parece algo ms sofisticada,aunque en realidad ro lo sea: La Racionalidad (la ley, etc.) no seconsidera ya universal, pero hay enunciados condicionales universalmente vlidos que establecen qu es racional y en qu contexto,as como las correspondientes reglas de correspondencia.Muchos crticos me han considerado un idealista en este ltimo

    s e n t i d ~ pues suponen que trato de sustituir las reglas y criterioshabituales por reglas ms revolucionarias como son la prolifera-cin y la contrainducdn, atribuyndome casi todo; una metodo-loga cuyo nico prineipio bsico es el de todo vi,ile. Pero enla pgina 17 de T M digo explcitamente qe mi intencin no es.i J

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    32 PaUz Feyerabendsustituir un conjunto de reglas generales por otro conjunto: porel contrario mi intencin es convencer al lector de que todas las me-todologas, incl1-1idas las ms obvias, tienen sus lmites, o, por decirloen los trminos recin expuestos, tni intencin es mostrar que el idea-lismo tanto el simple como el que depende del c o n t e x t ~ es unasolucin equivocada a los problemas de la racionalidad cientfica.Problemas que no se resuelven cambiando de criterios, sirio adop-tando una concepcin de la racionalidad completamente distinta.El idealismo puede ser dogmtico o crtico. En el primer caso,las reglas p r o p ~ e s t a s se consideran definitivas e inmutables; en elsegundo, existe la posibilidad de analizarlas y m o d i f ~ c a r l a s . Pero elanlisis no dene en cuenta la prctica, sino que sigue circunscritoa un dominio abstracto de criterios, reglas y lgica.El anarquismo ingenuo reconoce las limitaciones de todas lasreglas y criterios. Un anarquista ingenuo dice (a) que tanto lasreglas , absolutas como las que dependen del contexto tienen suslimitaciones, e infiere (b) que todas las reglas y criterios carecen devalor y deberan ser abandonados. La mayor parte de los crtieosme consideran un anarquista ingenuo en este sentido, pasando poralto los mltiples pasajes en que muestro cmo ciertos procedi-mientos ayudaron a los cientficos en su i n v e s t i g ~ c i n . AsI, eQ misestudios sobre Galileo, el movimiento browniano o los presocrticosno slo trato de mostrar el frtwaso de los criterios habituales, sinoque trato asimismo de mostrar cmo realmente triunfaron otrosprocedimientos no tan habittiales. Estoy de acuerdo con (a), pefono con (b). Sostengo que toda regla tiene sus limitaciones y queno hay ninguna racionalidad global, pero. no que debamos proceder sin reglas ni criterios. Defiendo tambin un enfoque contex-tual, pero no para que las reglas absolutas Sean sustituidas .....,.sinocomplementadas por las reglas contextuales. Adems, sugiero unanueva relacin eritre las reglas y las prcticas. Es esta relacin, yno el contenido de una determinada regla, lo que caracteriza a lpostura que defiendo.Esta postura recoge algunos elementos del naturalismo, perorechaza la filosofa naturalista. De acuerdo con el naturalismo, lasreglas y los criterios se obtienen .por medio de un anlisis de lastradiciones. El problema radica, como hemos visto, en la tradidnque se elige . Los filsofos de la ciencia optarn, claro est, por laCiencia como tradicin bsica. Pero la ciencia no es una tradicin,sino muchas que dan as lugar a mltiples criterios parcialmente in-

    Raz6n prktica .Hcompatibles. (Y 1 he explicado esta dificultad en mi an.lisis sobreLakatos en el. captulo 16 de TCM) 16 Adems, el procedimiento nopermite al filsofo dar razones de por qu ha elegido la cienciaen iugar de elegir tin mito o elegir a Aristteles. El naturalismono puede resolver el problema de la racionalidad cientfica.

    Como en la seccin 2, podemos a h ~ r a comparar los i n c o n v ~nientes del tiaturalismo y del idealismo; fin de llegar a una 'ConcepcicSn ms satis.factora. El naturalismo mantiene que la razn estcompletamente determinada por la i n v e s t i g ~ c i n de. lo cual rete-nemos la idea de que la i n v e s ~ i g a c i n puede modificar la razn.El idealismo mantiene que la razn gohna por completo la in-vestigacin, de lo cual retenemos la idea de que la razn puedemodificar la invesdgacin. Combinando los dos elementos obtenemo's la idea de una gua que e s parte de la actividad dirigida y quees modificada por ella. Esto corresponde a la concepcin interaccio-i:tlsta de la. razn y. la prctica expuesta en la seccin 2 e ilustradacon el ejemplo del mapa . La concepcin interaccionista supone dosentidades distintas: por un lado, una gua incorprea y,. por otro,una prctica bien dotada. Pero la gua parece im,:orprea slo porquesu cuerpo (esto es, la muy slida prctica en que se basa) pasainadvertido y la prctica parece muy tosca y necesitada de .unagua nicamente porque no se tiene conciencia de las leyes' complejas y bastante sofisticadas que contiene. De nuevo insisto en qtieel ptohleia no radica en la interaccin de una prctica con algodistinto y exterior a ell, sino en el desarrollo de una tradicin bajoel influjo de otrs. Un vistazo a la forma como la ciencia se enfrenta a sus problemas y revisa sus criterios confirma esta

    v i s i ~ r tEn fsica, las teotas se emplean coino descripciones de hechos, y como criterios de la especulacin y la precisin objetiva. Losinstrumentos de medici6n se construyen de acuerdo en ciertasleyes y sus lecturas se contrastan bajo el supuesto de que t a l ~ s leyesson correctas. De forma parecida, las teoras que dan lugar a prin-cipios fsicos suministran crfterios para juzgar otras teoras: las

    teorfas que son i n v a r i a n t ~ s desde un punto de vista relativista sonmejores que las que rio lo son. Tales criterios no son intocables,sino que pueden eliminarse. El criterio de la invariancia relativista1e Vase asimismo mi explicaci6n complementaria en Howson, op. cit.

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    34 Paul Feyertibendpuede, por ejemplo, eliminarse cuando se descubre que la teorade la relatividad presenta serias deficiencias. Estas deficiencis sedescubren a veces por medio de un examen directo de la teora... -un examen, pongamos por caso, de su aparat matemtico o de suxito predictivo. Muy probablemente. se hallarn en el curso deldesarrollo de alternativas (vase el captulo 3 de TCM), en investi-gaciones que violan los criterios que precisamente se trata dee:irnminar.

    La idea de que la naturaleza es infinitamente rica tanto cualitati-va coino cuantitativamente fomenta el deseo de hacer nuevos descubrimientos y conduce de esta manera un principio de aumentode contenido que nos proporciona otro criterio para juzgar las teo-ras: las teoras que tengan un mayor contenido que las ya cono-cidas son preferibles a las otras. Vemos otra vez que el criterio noes intocable. Tiene problemas desde .el mamen.to en que descubri-mos que habitamos en un mundo finito. El descubrimiento vienepreparado por el desarrollo de las teoras aristQtlicas, que se~ b s t i e n e n de ir ms all de un cpnjtinto dado de propiedades, y tambin por toda investigacin que viola el criterio.

    El procedimiento empleado en ambos casos contiene mltipleselementos, razn por l a que exj.sten varias formas distintas de describirlo o de reaccionr ante l.Uno ,de los elementos y a mi modo de ver, el ms importan-

    t es cosmolgico Los criterios que utilizamos y las reglas querecomendamos tienen nicamente sentido en un mundo dqtado deuna determinada estructura. En un mbito que no posea esta estructura resultan inaplicables o intiles. Cuando la gente oy hablarde los nuevos descubrimientos de Coln, Magallanes y Daz, se diocuenta de que existan continentes, climas razas que no aparecanen las antiguas descripciones, e imagin que podra haber tambinnuevos continentes en el campo del coriodmiento, que podra haber una Amrica del Conocimiento>; de la misma manera quehaba una nueva realidad geogrfica llamada Amrka, y tratde descubrirla aventurndose ms all de los lmites de las ideasrecibic;las. As fue como surgi inicialmente el requisito del au Jlentodel contenido. Surgi del deseo de descubrir cada vez ins cosasde una n ~ t u i a l e z a que pareca infinitamente rica tanto cualitativacomo cuantitativamente. El requisito est fuera de lugar en uniundo finito compuesto por un nmero finito de cualidades bsicas;

    Ra:z6n y prctica 35Cmo encontrar la q>smologfa que respalde o ponga en telade juicio nuestros criterios? La respuesta introduce el segundo delos elementos que intervienen en la revisin de los criterios: teori-zando. La idea de un rriundo finito llega a ser aceptable cuando sedispone de teoras que describen ese mundo y cuando dichas teorasres.nltan mejores que sus rivales infinitistas. El mundo no nos es,dado directamente, sino que tenemos que aprehenderlo a travs delas tradiciones, lo cual quiere decir que inc:luso la argumentaci9ncosmolgica se refiere a un cierto estado de competencia entre teo-ras, incluidas las teoras de la racionalidad.Si los cientficos se acostumbran a tratar de una cierta forma lasteoras,' si olvidan las razones de este tratamierito y sencillamente loconsideran la esencia de la ciencia o una: parte importante delo que significa ser cientfico, si los fil6sofos contribuyen a su faltade memori sistematizando los procedimientos habituales y mostrando c6tr.o provienen de una teora abstracta de la racionalidad,entonces las teoras necesarias para sacar a relucir las deficienciasde los criterios st;1byacentes no podrn ser introducidas o, si lo son,no sern: tomadas en serio. No sern tomadas eri serio porque entran en conflicto con las costumbres habituales y sus sistemati-zaciones.Por ejemplo, una buena forma de analizar la i ~ e de la finitud

    c u a l i t a t ~ v a y cuandtativa del mundo consiste en desarrollar una cosmologa aristotliq1. Esta cosmologa prporciona procedimientos dedescripcin adaptados a un mundo ~ i n i t o ; en tanto que la metodo-loga correspondiente sustituye el requisito del aumento de contenidopor el requisito de adecuadas descripciones. Supqngamos que intro-ducimos teoras que se ajustan a esta cosmologa y las desarrollamosde acuerdo con las nuevas reglas. Qu suceder? Los cientf;:oslameQtarn que las teoras tengan propiedades desconocidas. Los filsofos de la ciencia lamentarn que introduzcan criterios inauditosen su profesin. Aficionados como son a rodear sus lamentos conlargas arias a las que llaman razones, irn un poco ms lejos. Dirnque no slo lo lamentan, sino que tienen argumentos para lamen,tarlo. Los argumentos son casi siempre elaboradas repeticiones y.variaciones de los criterios con los que crecieron, de manera que sucontenido cpgnoscitivo es del tipo: Per() la teora es ad hoc ojPero las teoras se desarrollan sin aumento de canten.ido Y, cuan-do preguntamos a coritiriuacin por qu es eso tan malo, todo loque se nos dice es que la ciencia ha actuado de forma distinta durante22 "

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    36 Paul Feyertibendms de doscientos aos 17 o. que el aumento de contenido solucionaalgunos de los problemas de la teora de la confirmacin ui. Pero lacuestin n() estriba en lo que la ciencia hace, sino en ctno puedemejorarse y en si la adopcin de ciertas teoras de la confirmacin es un buen modo de aprender algo sobre el mundo. No hay respuestaalguna. Y de esta forma se descartan algunas interesantes posibili-dades de descubrir los defectos de ls criterios populares a fuerzade insistir machaconamente en el st tus quo. Resulta muy graciosover cmo esta insistencia se hace tanto ms resuelta cuanto ms cr-tica es la filosofa que se enfrenta con el problema. Por nu,estraparte, retengamos la leccin de que la validez, utilid d y suficiencide los criterios habituales populares slo pueden ser comprobadaspor medio de la investigacin que los viola.Un ejemplo ms para ilustrar la cuestin. La idea de que la infor-macin sobre el mundo externo viaja imperturbable a travs de lossentidos hasta la mente conduce al criterio de que todo conodmjeritodebe ser inspeccionado por medio de la observacin: 'las teoras queestn de acuerdo con observacin son preferibles a las que nolo estn. Ser preciso sustituir el criterio en el momento en que desc u b r m o ~ que la informacin sensorial sufre .diversas deformaciones.Y lo descubrimos al desarrollar teoras que contradicen las observa-ciones y que son excelentes en muchos otros aspectos (en los captulos 5-11 de T M muestro cmo hizo el descubrimiento Galileo}.Por ltimo, la idea de que las cosas estn bien definidas y deque no vivimos en un mundo paradjico conduce al criterio de quenuestro conocimiento debe de ser coherente. Las teciras que conten-gan tontradicciones no pueden formar parte de la ciencia. Este cri-terio aparentemente tan fundamental que es aceptado por muchosfilsofos de forma tan resuelta como antao aceptaran los catlicosel dogma de la Inmaculada Concepcin de la Virgen pierde todasu autoridad cuando descubrimos que hay hechos cuya nica qescrip-cin adecuada es incoherente y que las teoras incoherentes puedenser fecundas y fcilmente manejables en tanto que., el intento desometerlas al requisito de la coherencia crea m,onstrtis intiles yengorrosos 19

    17 Pueden encontrarse referencias, as{ como una crtica, en la pgina 15del artculo citado en la nota 3, y tambin eri el captulo 16 de TCM1 John Watkins en un escrito programtico sobre el radonalismo critico. ,19 Se encontrarn detalles sobre el particular en la tercera parte, captu-lo 4, seccin 2, tesis 4.

    Razn y pr4ctic4 37Este ltimo ejemplo suscita nuevos ptoblemas, que por o generalse f o r m u l ~ como objeciones en su contra y tambin en contra dela crtica de otros criterios, incluidos el criterio del. ~ u m e n t o de contenido).Una objeciQ es que la no contradicdn es una condicin necesaria de la investigacin. Un procedimiento que no est de a.cuerdocon este criterio no es una investigacin, es el caos. Por consiguiente,

    no es posible analizar la no contradiccin en la form descrita en elltimo ejemplo. La parte fundamental de la objecin reside en la segunda f i r ~mcin, respaldada habitualmente por la puntualizacin de que unacontradiccin implica uno y otro enunciado. Esto es as, mas slo ensistemas lgicos bastante simples. Ahora bien, es evidente que loscriterios o las teoras bsicas cambiantes tienen repercusiones delas que s preciso ocuparse. Admitir en l teora de la reiatividadveloddades mayores que la de la hiz y dejar igual todo lo dems nosda resultados tan misteriosos com,o ipasas y velocidades imaginarias.Admitir en la teora cuntica posidones y momentos bien definidosy dejar igual .todo lo dems hace estragos en las leyes de interferencia.Admitir c o n t r a d i c c i o n ~ ~ en el seno de un sistema de ideas supues-tamente conectadas por las leyes de la lgica clsica y dejar igualtodo lo dems nos obliga a afirmar tmto un enunciado como otro.Evidentemente, tendremos que hacer otros cambios, como por ejemplo modificar algunas reglas de derivacin en el ltimo caso. Larealizacin del cambio elimina los problemas y la investigacin puedeprosegl: ir tal y como estaba previsto 20

    Pero, y con esto da comienzo otra objecin, cmo se evaluarnlos resultados de esta. investigacin si se han .elin1inado los C:rteriosfundamentales? Por ejemplo, qu criterios muestran que la inves-tigacin que viola el aumento de contenido conduce a teoras me- o r ~ s que US rivales infinitistas, tal y como dije hace algunos prra-fos? O, qu criterios muestran que las teoras en conflicto con lsobservaciones tienen algo que ofrecer y no a ~ { sus intachables riva-les observacionales? La decisin de aceptar teoras poco comunes yre

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    tivas a todos los criterios? Estas son algunas de las preguntas quese escuchan con fatigosa regularidad en la discusin de. pdncipiosfundamentales como los de la oherencia, el aumento de contenidi;i,la concordancia ~ o n las observaciones, la falsabilidad, etc. No esdifcil responderlas:Se pregunta cmo ha de evaluarse la investigacin que conducea la revisin de los criterios. Por ejemplo, cndo y en base a quqU:edai:emos convencidos de que una investigacin que contiene incoherencias ha puesto de relieve una importante limitacin criteriode no contradiccin? La pregunta tiene tan poco sentido como la pre-gunta de qu instrumentos de medicin nos ayudarn a explorar unaregin del universo todava no especificada. Al no conocer la regin,no podemos decir qu es lo que ser eficaz en ella. Si realmenteestamos interesados, deberemos penetrar en dicha regin o empezara hacer hiptesis sobre ella, Descubriremos entonces que 110 es tanfcil obtener una respuesta y que para llegar a sugerencias slo medianamente satisfactorias se requiere un ingenio considerable consi-drese, a modo de ejemplo, la pregunta suscitada en torno a 1820acerca de cmo medir la temperatura en el centro del Sol); por fin,puede aparecer alguien con una solucin completamente inesperada,contraria a las kyes naturales conocidas, y aun as tener xito. Exacta-mente lo mismo reza para los criterios. Los criterios son instrumentosconceptuales de medicin; no nos hacen saber la temperatura o elpso, sino las propiedades de complejos perodos del proceso hist-rico. Se supone que los conocemos aun antes de que estos perodosse presenten con detalle? O se supone que la historia, y en especialla historia de las ideas, es ms uniforme que la parte material deluniverso? Que el hombre est ms limitado que el resto de la natu-raleza? La educacin, desde luego, pone con frecuencia un lmite alas mentes, pero nuestro problema ~ s t r i b a en si este lmite es adecuadoy, para analizarlo, debemos transpasarlo. Por lo tanto, nos encontra-mos exactamente en la Jlsma posicin que el cientfico con sus ins-trumentos de medicin: no podemos soiucionar nuestro problemaantes de conocer sus trminos. No podemos especificar los criteriosantes de saber qu es lo que habrn de juzgar. Los criterios no sonrbitros eternos de la investigacin, la moral y la belleza, preservadosy presentados por una asamblea d sumos sacerdotes a salvo de lairracidnalidad de la gentuza de la ciencia, las artes y la sociedd; sonnstrumentos previstos para ciertos fines por q u i e n e ~ conocen las cir-cunstancias y las han analizado minuciosamente. Un cientfico, un

    artista, un ciudadano no es un nmo que necesite la metodologade pap y la racionalidad de mam para que le orienten y le denseguridad; puede cuidar de s mismo, puesto que e ; el inventor nolllo de leyes, teoras, cuadros, obras teatrales, composiciones musi-cales, formas de relacin social e instituciones, sino tambin de cosmo-visiones y formas de vida genricas Las preguntas nicamente revelanla desorientacin de quienes no estn fanliarizados con la estructuray los problemas de la 1nvestigacin concreta Para ellos, la inves-tigacin es corno ,un juego infantil que se ajusta a unas pocas reglMque los padres conoi;en y a las que, por consiguiente, pueden remi-tirse amable pero Hrmemente siempre que se produzca alguna viola-cin de las mismas. A los filsofos de la ciencia les coi::nplace con-sidera.rse a s mismos como esos padres. No es de extraar que sesientan confusos t-Uando sti autoridad se ve desafiada.La costumbre de traducir los problemas al modo formal dehablar -iniciada por el Crculo de Viena y contihuada por losrcionalistas crticos- ha contribuido enormemente a protegerlos criterios bsicos de racionaUdad. Volvamos a la cuestin de lafinitud o infinitud del mundo. Se trata, al parecer, de una cuestinfctica que h11 de resolverse por medio de la investigacin. Hacerlams clara y is precisa famosa expresin empleada por los posi-tivistas y los r a c i o n ~ l i s t a s crticos cuando sustituyen los problemascomplejos que no entienden por caricaturas simplistas que puedencomprender) consiste en traducirla a una propiedad de una secuen-cia de explicaciones. En el primer caso unverso finito), hay unaexplicacin bsica o ltima .de la cual dependen todas las demsexplicaciones. En el otro universo infinito), no tenemos una nicaexplicacin, sino una secuencia infinita que nunca acaba. Los racio-nalistas crticos han dado razones abstractas de por qu son preferi-bles estas secuencias. Son preferibles, dicen, porque se adecuan a laactitud crtica recomendada por dicha escuela: Ahora bien, si seolvida el trasfondo cosmolgico, entonces la cuestin queda ya deci-dida: no hay explicaciones bskas. Popper llega incluso _ms lejos.Al afirmar que el mundo de cada una de nuestras teoras puedea su vez ser,explicado por otros mundos descritos por otras teoras 22,

    21 Vanse la tesis 5 de la seccin anterior y sus correspondientes comentarios. Three views concerning human understanding, recogido en Conjectu-res and refutations Londres, 1963, p. 115. [El desarrollo del conocimientocientfico. Conjeturas y refutaciones Buenos Aires, Paids, 1967.] 24

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    llega a la conclusin de que la doctrina de una realidad esencial oltima se viene abajo. Por qu se viene abajo? Porque es incompatible con la metodologa que Popper prefiere. Pero si el mundoes finito, entonces existe una realidad ltima y el racionalismo crticoresulta inadecuado como filosofa.La controversia entre. l realismo y el instrumentalismo da lugara observaciones similares. Existen los electrones o son meras ideasficticias que nos sirven para ordenar las observaciones (lbs datos delos sentidos, los acontecin:\ientos clsicos)? Podra parecer que es lainvestigacin quien ha de decidir la cuestin (vanse asimismo lasprintualizaciones que se hacen en la seccin 3 del captulo 4 . dela tercera parte). Es la investigaCi6n l que tiene que decidir si en estemundo slo hay sensaciones o si tambin hay entidades ms complejas como puedan ser los tomos, los electrones, los seres vivos, etc.Si slo hay sensaciones, trminos como electrn o San Agustn>>son trminos auxiliares ideados para poner algo de ordn en nuestrasexperiencias. Son como los operadores en matemticas o las conectivas en lgica: relacionan afirmaciones sobre los datos de los sentidos,no se refieren a cosas distintas de stos. Los filsofos realistas aCtua-les no ven as las cosas. Para ellos, la interpretacin de las teoraspuede decidirse sobre la base de la mera metdologa y con independencia de la investigacin cientfica. No es de extraar que su ideade lo que es la realidad y la de los cientficos apenas tengan l g ~en comn 23

    4. TO O VALEUna de las formas de criticar los criterios consiste en realizar unainvestigacin en la que sean violads (tal y como se explica en laseccin 3 ). Al evaluar la investigacin podemos participar en unaprctica todava indeteri:ninada e indeterminable (tal Y cotilo se explica en la tesis v de la seccin 2). Conclusin: en las ciencias (y, sivamos a eso, en cualquier campo) uria investigacin interesante .con-duce a menudo a una impredecible revisin de criterios, aunque stapueda no ser la intencin. Al basar nuestro uicio n los eriierio

    ia Se encontrarn ms detalles en el captulo 5 de mi Der Wissenrchafts-theoretische Realismus und die Autoritiit der Wissenschaften, Wiesbaden,1978.

    Raz6n y pr&ciica 41aceptados, lo nico que p o ~ m o s decir sobre esa investigacin es,por timtp: todo vle.Obsrvese el contexto de la afirmacin. Todo vale no es elprimer y nico principio de una nueva metodologa que .yo recomiendo. Es la nica forma en que aqullos que confan plenamenteen los criterios universales y desean comprender la. histoi-ia en funcin de stos pueden describir mi explicacin de las tradiciones ylas prcticas de investigacin (tal y como aparece en las seccio-nes 2 y 3). Si esta explicacin es correcta, entonces todo lo que unracionalista puede decir sobre la ciericia y sobre cualquier otra actividad de inters) es: todo vale.Nadie niega que existan sectores de la ciencia que hayan adoptadoalgunas reglas y que nunca las hayan violado. Despus de todo, unatradicin puede remozarse por tnedio de enrgicos procedimientosde lavado de cerebro y, una vez remozada, contener principios estables. Pero lo que a m me interesa sealar es que las tri:tdiciones

    r ~ m o z d s no son demasiado frecuentes y que desapareceri en perodos revolucionarios. Tambin sostengo que las tradiciones remozadasaceptan los criterfos sin examinarlos y que cualquier intento dehacerlo desetnbocr de itimediato en la s i t u a c i ~ del todo vale(tal y como se explic en la seccin 3 ).Tampoco se niega que quienes proponen el cambio puedan disponer de excelentes argumentos para cada uno de sus pasos 24 Sinembargo, sus argutnentos sern argumentos dialcticos, conllevarnup.a racionalidad cambiante y no un conjunto fijo de c r i t e r i o ~ constituyendo. a menudo el primer paso hacia la introduccin de esaracioilalidad. Este es, dicho sea de paso, el modo como procede elsensato ra2:onamient del sentido comn: puede partir de algunasreglas y sig nificados y acabar en algo totalmente distinto. No es deextraar que la mayor parte de los revolucionarios tengan evoluciones inslitas y frecuentemente se consideren a s mismos como diletailtes 25 Sorprende ver cmo los filsofos que una vez forjaronnuevas concepciones del mundo nos ense.aron a analizar el status.quo se han convertido ahora eri sus siervos ms obedientes: philo-sophia ancilla scientiae.

    24 Vase la secdn 9 de Consolations for the specialist, en Lakatos yMusgrave, qmps., CriJidsm and the growth of kf' owledge, Cambridge, 1970[ a critica y el desarrollo del conociinientd, Barcelona, Grijalbo, 1975].25 Bohr, Einstein Bom se consideraban a s{ misms diletantes aslo dijeron a menudo.

    42 . Paul Feyerabend Razn y prktica 43

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    5. LA REVOLUCION COPERNICANAEn T M me serv de Galileo para ilustrar los principios abstractosque acabo explicar. Ahora bien, fa revolucin copernicana noslo incluye a Galileo, sino que es un fenmeno muy complejo. Paracomprenderlo hay que dividir el conocimiento de la poca en compop.entes distintos y a veces claramente independientes, hay queanalizar cmo reaccionaron los distintos grupos en distintas ocasionesante cada uno de los componentes y cmo lentamente desarrollaronel proceso que hoy denominamos, bastante si...,nariamente, revolucin copernicana. Solamente este estudio p u n t ~ por purito nos proporcionar una informacin sobre la razn y la prctica que no seauna mera repeticin de nuestros ensueos .metodolgicos.Tambin es necesario determinar claramente qu es lo. que sequiere saber. Yo he elegido estas tres preguntas, que parecen serde inters general:

    A Existen reglas y criterios que sean racionales en d sentido de que conc;uerden con algunos principios generales plausiblesy hayan de ser observados en c:Ualquier circunstancia a lcis cualesobedezcan todos los buens cientficos cuando hacen buena cienciay cuya adopcin explique hechos como la

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    44explicaciones fsicas del xito de ciertos recursos astronmicos Has tacierto punto podemos compararles con aqullos que trataron deexpli

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    Se hai calculado 31 que, dadas las constantes adecuadas este esquema puede explicar todos los movimientos angulares de los p l n e t ~con una precisin mayc;>r de 6'... a excepcin slo de la teora especial necesaria para explicar. , . Mercurio y tambin del planetaMarte. que muestra diferencias de hasta 30' con respecto a dichateora. [Esto es] Ciertamente mejor que la precisin de 10' que elpropio Coprnico estableci conio objetivo satisfactorio de su propia'teora, lo cual era difcil de comprobar, sobre todo si se tiene entuenta que la refraccin (casi 1 el horizonte) no se tomabaen consideracin en la poca de Coprnico y que la base observacional de las predicciones dejaba bastante que desear.Para calcular 4 se necesitan q::mstantes adicionales tales como lalatitud del lugar desde el que se llevan a cabo las observaciones. Deeste modo, es posible que 4 contenga errores que no puedn ser atriht1idos a a teora bsica. 'Las predicciones tolemaicas estuvieronfrecuentemente lejos de la realidad debido il una inadecuada eleccinde las constantes: No es, pues, razonable eliminar 3 por culpa de losnotables conflictos con la observacin.

    3 1 Dt rek J. de S. Price, Contra Copernicus, en M. Clagett, comp., c.-;.tical problems in thc. histry o/ science Madison, 1959; pp. 197-218. Aceri:ade la versatilidad del sistema tolemaico, vase tambin el artculo de N R.Hanson en Isis nm. 51, 1960, pp. 150-58.

    5 entr en la astronoma slo con el telescopio. La historia hasido ya contada en TCM y en la seccin siguiente se darn msdetalles. Los filsofos modernos casi nunca menaionan a 6, aunque desempefi un papel decisivo en la controversia. La actitud de la Iglesiano fue tan dogmtica como a menudo se supone. Y a c ~ n anterioridad se haban revisado interpretaciones de pasajes bblicos a laluz de la investigacin cientfica. Todos crean ya que la Tierra eraesfrica y flotaba libremente en el espacio, por ms que la Bibliacontase una historia muy distinta. Pero los argumentos de los. coper- .nicanos, incluidos los. de Galileo, no se consideraban decisivos. Comose mostr en TCM no eran tan decisivos. La Biblia an desempeabaun papel importante para Newton, que utiliz la obra y la palabra de Dios para sondear los designios divinos En el siglo XVI el acuerdocon la palabra de Dios, tal y cmo se plasmaba en las SagradasEscrituras, era una condicin lmite de la investigacin fsica tanimportante como universalmente aceptada. Era criterio comparable al criterio ~ < m o d e r n o de la precisin experimental.Haba tres argumentos en contr del movimiento terrestre. Elprimero de ellos, el llamado argumento de la torre y otros delmismo tipo), proceda de la fsica. Se expone y analiza en las pginas 53 y ss. de TCM El argumento se basa en la teora aristotlicadel movimiento, que estaba confirmada por la experiencia.Ei segundo iu.gumento, ya m e n c i o n ~ d o por Aristteles, es elargumento de la paralaje: si l Tierra se mueve alrededor del Sol,debern ntonc.es hallarse indicios de este movimiento en las estrellas.No se encontraba ninguno de tales indicios. . . .El tercer argumento .era que el movimiento terrestre estaba enconflicto con la Biblia. Cuando se discuta sobre Coprnico se utili

    zabari todos estos argumentos, pe:o el primero y el tercero se con-sideraban ms importantes que el segundo. . En la actualidad disponemos de las . siguientes teoras sobre elpaso de Tolomeo/Aristteles a Coprnico/Galileo:

    3 Vase F. Manuel, The religion o Isaac Newton Oxford, 1974, dondese da ms bibliografa, Tambin puede verse el captulo dedicado a Newtonen A. Koyr, rom the closed world to the inf nite universe Cambridge,1964 [Del mundo cerrado al universo infinito Madrid, Siglo XXI, 1979].u

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    i Empirismo ingenuo: en la Edad Media se prestaba atencina la Biblia, pero lleg un momento en el que la gente levant lacabeza, contempl los cielos y desc;ubri que el mundo era distinto de como haba pensado. Esta teora ha desaparecido yacasi por completo. Se la encuentra a veces, con carcter margii:tal,en obras sobre la historia de la literatura.2. Empirismo sofisticado: se hicieron nuevas observaciones queobligaron a - los astrnomos a revisar una astronoma que yaera emprica.

    3. Convencionalismo: la vieja astronoma se hiZo cada vez ms compleja y acab siendo sustituida por UJ? a explicacin ms sencilla.4. Falsacionismb: nuevas observaciones refutaron supuestos fundamentales de la vieja astronoma, con lo que se hizo precisencontrar una nueva astronoma.5. Teora de la crisis: la astronoma :estaba en crisis y haba queenfrentarse a ella. Esta es la teora de Kuhn;6. Teora de los programas de investigacin: el programa de investigacin tolemaico degener mientras que el programa de in

    vestigacin copernicano progresaba.Todas estas teoras tienen en comn ciertos supuestos. Puedenser criticadas ya en r:n de estos supuestos, dado que son bastantepoco convincentes.Por ejemplo, se supone que un proceso en el que estn involucrados expertos en campos diferentes y parcialmente independientes,los cuales tienen criterios diferentes y parcialmente independientes,puede explicarse por el recurso a un criterio nico. Tambin sesupone que este criterio se acept antes, durante y, despps, de laconflagradn, que fue el principio que predispuso a Os partkipantesen contra del status quo y les gui en su bsqueda dt: algo mejor.Desde luego, este ltimo supuesto no es orrec:to. Los astrnomostolemaicos no consideraban la degeneracin como una objecin, sinocomo un signo de excelencia: el antiguo principio de qe la astronoma debe salvar las apariencias significa que debe degenerar enel sentido de Lakatos. Por tanto, si el c o p e r n i c a n i s m ~ se aceptporque era progresivo, dicha aceptacin implicaba tanto un cambiode teoras como un cambio de criterios y no era, por cons,iguiente,racional en el sentido de Lakatos y de la teora 6). En tercerlugar, casi todas las explicaciones se centran de forma exclusiva enla astronoma y olvidan fas dems disciplinas que desempearon algn

    papel en el cambio y acabaron siendo modificadas ellas mismas.Como vemos, no es preciso un anlisis minudoso para sospecharque posiblemente las teoras propuestas no sean verdaderas. Unainspeccin ms detallada confirma esta sospecha. .1, 2, 4 y suponen que se hicieron Huevas observaciones enel primer tercio del siglo XVI, que estas observaciones demostraron ia insuficiencia del esquema tolemaico y que Coprnico superesta insuficiencia, rzn por la cual desbanc a, Tolomeo. Tales supo-, siciones slo se aplican a la astronoma, de podo que slo se analizarla astronoma, Es cierto que hubo nuevas observaciones e