Filosofía en México o de México

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En la bastedad del ancho campo de la filosofía se nos presenta una atosigante pregunta que inquiere al hombre nacido en México. A unos puede incomodar, porque la ignorancia y la poca doctrina no nos surten de armas contra la dialéctica de tal pregunta; más para los hombres ilustrados; y todavía más, para los hombres de un infranqueable sentimiento nacional, la pregunta provoca a la oratoria de más sublime talante. Sea que se le pregunte a un jornalero del más escondido pueblo de nuestro país o al filósofo trajeado de la UNAM, bien cierto es que se pueda llegar a la misma conclusión; el porte, ciertamente, no modifica el resultado; sin embargo, no es ni uno ni otro la persona que responde en este ensayo. Yo soy estudiante de filosofía y apenas conozco la inmensidad del mar, antes de resolverme por una respuesta afirmativa, se ha de hacer escoyos en mi cerebro. Pero como esto no es lo que deseo, más vale sujetarme a una humilde opinión que no atente a la verdad del pensamiento. Se nos pregunta si podemos hablar de filosofía en México o filosofía de México, acentuando debidamente los artículos que parecen ser la causa de la futura disquisición. En nuestro siglo, la pugna por los artículos nos acarrea una complicada tarea de reflexión; podríamos cambiar la pregunta con un solo juego de palabras, pero debido a que insistimos en los artículos nos fastidiamos en la disputa. Como fuere, a fin de cuantas, se nos pregunta ¿Hay filosofía en México o filosofía de México? Y no omitimos la debida acentuación. Quisiera pensar que, si un mexicano habla de México, lo coronaría de cumplidos y guirnaldas, le otorgaría la victoria hasta en los chistes. A menudo solemos decir que nuestro himno nacional es el mejor, que nuestro lábaro patrio se yergue sin pena ni sobra por arriba de los restantes y que además esconde el significado de la sangre revolucionaria, la fe de nuestros pueblos y la libertad de nuestras gentes; y no ligeramente se dicen tales cosas, estéticamente y no solo por el buen gusto, hasta los hombres extranjeros ven a México como una joya en América (tal vez esa sea la razón del turismo); sin embargo, ellos se han dejado de preguntar si somos mexicanos, porque somos mexicanos, no por

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Un breve ensayo que nos muestra las pautas para la elaboración de un discurso filosofico.

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En la bastedad del ancho campo de la filosofa se nos presenta una atosigante pregunta que inquiere al hombre nacido en Mxico. A unos puede incomodar, porque la ignorancia y la poca doctrina no nos surten de armas contra la dialctica de tal pregunta; ms para los hombres ilustrados; y todava ms, para los hombres de un infranqueable sentimiento nacional, la pregunta provoca a la oratoria de ms sublime talante. Sea que se le pregunte a un jornalero del ms escondido pueblo de nuestro pas o al filsofo trajeado de la UNAM, bien cierto es que se pueda llegar a la misma conclusin; el porte, ciertamente, no modifica el resultado; sin embargo, no es ni uno ni otro la persona que responde en este ensayo. Yo soy estudiante de filosofa y apenas conozco la inmensidad del mar, antes de resolverme por una respuesta afirmativa, se ha de hacer escoyos en mi cerebro. Pero como esto no es lo que deseo, ms vale sujetarme a una humilde opinin que no atente a la verdad del pensamiento.Se nos pregunta si podemos hablar de filosofa en Mxico o filosofa de Mxico, acentuando debidamente los artculos que parecen ser la causa de la futura disquisicin. En nuestro siglo, la pugna por los artculos nos acarrea una complicada tarea de reflexin; podramos cambiar la pregunta con un solo juego de palabras, pero debido a que insistimos en los artculos nos fastidiamos en la disputa. Como fuere, a fin de cuantas, se nos pregunta Hay filosofa en Mxico o filosofa de Mxico? Y no omitimos la debida acentuacin.Quisiera pensar que, si un mexicano habla de Mxico, lo coronara de cumplidos y guirnaldas, le otorgara la victoria hasta en los chistes. A menudo solemos decir que nuestro himno nacional es el mejor, que nuestro lbaro patrio se yergue sin pena ni sobra por arriba de los restantes y que adems esconde el significado de la sangre revolucionaria, la fe de nuestros pueblos y la libertad de nuestras gentes; y no ligeramente se dicen tales cosas, estticamente y no solo por el buen gusto, hasta los hombres extranjeros ven a Mxico como una joya en Amrica (tal vez esa sea la razn del turismo); sin embargo, ellos se han dejado de preguntar si somos mexicanos, porque somos mexicanos, no por nuestras costumbres: ; no por nuestra fisonoma: los escasos bigotes bajo las narices, cuando se multiplican en las puntas (algo as como Juan Diego) o por nuestra apariencia: el sombrero de palma de copa prolongada y ancha vscera cubriendo al indio junto a un nopal. Quien nos juzgase a partir de estas categoras, habra que ensearle filosofa para dejarlo entendido de la naturaleza de la pregunta. Tanto nuestro ser como nuestra filosofa no son cosas de cultura, sino de filosofa. Entre nosparece ser que los miembros de la casa se desconocen estando dentro. La verdad es que, slo la genialidad del mexicano puede preguntarse si hay filosofa de o en Mxico. El buen filsofo no descubre la filosofa de su nacin, hace filosofa y nada ms; la filosofa, de suyo, es una tarea de carcter universal. Hallar una filosofa particular significa solo un esfuerzo descriptivo de la cultura de en juicio. Con todo, el modo de reflexionar sobre los problemas ontolgicos, existenciales, fsicos o metafsicos se colorean los pinceles del artista, que, regularmente y como algo natural, obedecen a su sentimiento. El filsofo nunca ha sido ajeno a su cultura, pero no necesariamente es que tenga que determinarse sta por los valores culturales de la circunstancia. La filosofa supera el solo campo del actuar, lugar de la cultura; se ocupa adems, de la actividad del pensamiento, por lo que, as como un nio aprende la cultura por enseanza y convivencia (a travs de los agentes ms cercanos a l), as tambin, el hombre maduro puede abandonar y adoptar otra cultura a fuerza de su voluntad; la razn modifica los modos, transforma las conductas. Puede que sean tan profundos y abigarrados los elementos culturales en el hombre; sin embargo, porque el hombre hace la cultura, no puede decirnos sta el ser del hombre. Sus categoras no se establecen como necesarias y esenciales, ya que el poder de la voluntad puede modificar las estructuras del hacer. El hombre es capaz de modificar su cultura a su libre parecer, finalmente, a su convenir.Me parece que los usos y costumbres, las instituciones y las herramientas creadas por los hombres que constituyen la cultura no significan el ser del hombre, no podemos fiarnos simplemente de la manera de hacer las cosas, que muchas veces no corresponde netamente Pero si decimos despus de todo lo expuesto que, en consecuencia y con razn, no hay filosofa de Mxico, sino en Mxico, acentuados los respectivos artculos en y de, habra que decir, en este sentido, que no la hay tampoco, alemana, francesa, inglesa y ms an, occidental, oriental o americana, pues, tanto unas como otras hunden sus races recprocamente; laS nuevas en las antiguas Aqu se haya, inevitablemente el condicionamiento histrico. No conozco, a mi conciencia histrica un solo filsofo francs que no haya tenido que citar a Hobbes, Hume o Bacon; de la misma forma, Leibniz, Kant, Wolf, hasta Hegel, encontraron su inspiracin en los filsofos de la Revolucin francesa. Es decir, existe una sucesin histrica en el desarrollo del pensamiento filosfico. Buscar la autenticidad u originalidad de una filosofa nacional slo nos ayudara a delimitar un contexto histrico y as, ciertamente, entender an ms tal o cual corriente de pensamiento.En ltima instancia podra considerar que Grecia es un ejemplo muy particular del pensamiento filosfico, tan original que de l se sucede lo que llamamos pensamiento occidental; sus principios y teoras reinan en una mentalidad nacional de los pases de este bloque geogrfico-poltico-espiritual (aunque en la actualidad cada vez ms se filtran las lejanas y desconocidas teoras orientales, tanto en la filosofa como en la vida cotidiana de la sociedad occidental). Pero ya muy, como insistentemente, tambin sabemos que los presocrticos, como Tales de Mileto, Pitgoras y posteriormente Platn y Aristteles introdujeron ideas tradas de Egipto, Mesopotamia o la India. Llegamos pues, al mismo problema, Entonces, los griegos tampoco fueron originales, artfices de una filosofa propia; de su filosofa, de la filosofa griega?Caeramos en un extremo responder que s, y suscitaramos mltiples disquisiciones, pero, es claro que, bajo estos principios, a conformidad de estos criterios, a los que nos hemos dado para elucidar sobre si hay una filosofa de Mxico o en Mxico, no podemos ms que deducir que no se concibe una en la mayora de los casos. No hay, bajo este carcter una filosofa propiamente original de nacin alguna, pero s una tradicin filosfica que se modifica en la historia gracias a los nuevos trabajos de los distintos pensadores. A esto se suma la universalidad de la filosofa, como ya hemos dicho: se hace filosofa y nada ms.La historia, en cambio, nos proporciona puntos de partida en que ha surgido la filosofa, y estos puntos de partida, pueden otorgan mritos a las primeras sociedades primitivas en que nacieron los grandes pensadores. Grecia, por ejemplo, cuna de los tres mayores filsofos de occidente adquiere un lugar privilegiado en la historia universal, como India, Egipto o Mesopotamia en oriente y a pesar de eso, nos es ms propio hablar de filosofa clsica que de filosofa griega. Reducir insistentemente la filosofa a un sentimiento nacional slo contribuye a fomentar a divisin entre pases. Ahora, segn la designacin del sistema econmico, existen pases del primer mundo que, adems de su podero econmico, industrial o competitivo, fomentan el talento artstico o la reflexin filosfica. Estos pases dan a luz genios irrepetibles.No vamos a conformarnos con negar que se pueda hablar de una filosofa nacional, porque ciertamente, podemos justificar el hacerlo. Primero, porque las nuevas ideas del pensamiento surgen en el hombre, no lejos de la cultura que los cobija, empero, gracias a Kant conocemos la existencia del conocimiento a priori, que si bien no es independiente del hombre en s mismo, s de la experiencia y as, al hombre no le cuesta abandonar las fronteras geogrficas de experiencia o incluso temporales. El mismo Kant realiza provechosos trabajos de geografa y cartografa general, sin siquiera haber salido de la pequea comunidad de Kninsberg. La razn supera la experiencia, pero no sus propias leyes, leyes que son comunes a todos los hombres.Bajo esta aclaracin necesaria para nuestra consideracin, se habla del romanticismo alemn, la Ilustracin francesa o el empirismo ingls. El idealismo, en un principio, es idealismo de Platn y el uso o significacin de eidos, es introducido por el filsofo para designar su sistema. Pero en el s. XVII se sustantiva en idealismo alemn. En efecto, es idealismo, luego, alemn. Los alemanes imprimen otra direccin distinta a la establecida originalmente por Platn