Filosofia medieval y renacentista

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FICHAS Hª FILOSOFÍA II La filosofía medieval y renacentista IES SABINA MORA Dpto Filosofía Prof.: José Ángel Castaño Gracia

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FICHAS Hª FILOSOFÍA II

La filosofía medieval y renacentista

IES SABINA MORADpto FilosofíaProf.: José Ángel Castaño Gracia

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LA FILOSOFÍA MEDIEVAL Y RENACENTISTA

I. LA FILOSOFÍA MEDIEVAL.

II. LA FILOSOFÍA RENACENTISTA.

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LA FILOSOFÍA MEDIEVAL

I. LOS COMIENZOS.

II. ESCOLÁSTICA PRIMITIVA.

III. ESCOLÁSTICA PLENA.

IV. CRISIS DE LA ESCOLÁSTICA.

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I. LOS COMIENZOS

1. El cristianismo.

2. Razón y fe.

3. Agustín de Hipona.

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1. El cristianismo El cristianismo se presenta como una doctrina

de salvación que defiende la existencia de un Dios único, personal, omnipotente, que es, al mismo tiempo, padre y juez de los seres creados por él. Dios crea el mundo de la nada, por voluntad propia, y mantiene una relación de providencia con Él, protegiéndolo y rigiendo el orden existente.

Expone la teoría de la Revelación: Dios envió a su hijo, Jesucristo, para salvar y redimir a la humanidad. Recoge la tradición de las religiones mistéricas que creen en un Dios que muere y resucita y promete la felicidad más allá de la muerte.

Paralelamente al cristianismo, se desarrolla, en este mismo siglo, la teoría de Filón de Alejandría (precedente de neoplatonismo) que defiende la existencia de elementos intermediarios entre la Unidad (Dios) y la materia.

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2. Razón y fe A partir del siglo II, el cristianismo entra en contacto con la filosofía helenística y, a raíz de esta relación,

se inicia uno de los problemas centrales del pensamiento medieval: ¿puede servir la razón como fundamento de la fe?, ¿pueden ser la teología y la filosofía disciplinas complementarias? La respuesta a esta cuestión varía en función de las tendencias.

Siglos II-IV Apologetas: defienden la superioridad de la fe sobre la razón, porque ésta es limitada y no puede

acceder a conocer a Dios. Fe y filosofía son independientes porque no hay compatibilidad posible entre el mundo celestial y el terrenal. Los más destacados son Justino y Tertuliano.

Escuela de Alejandría: representada por Clemente y Orígenes, intenta conciliar el espíritu religioso con la especulación filosófica de manera que sea posible un sistema teológico-filosófico cristiano. La filosofía ha de ayudar a entender el cristianismo.

Gnósticos: quieren superar la fe por medio del conocimiento (gnosis), que es una vía de salvación. Proponen una vía mística que conduce al conocimiento de los misterios divinos. Defienden una fusión de elementos griegos, cristianos y orientales a partir de los cuales explican la oposición entre Dios y materia. Su especulación da paso a las herejías.

Neoplatonismo: está representado, en el siglo III, por Plotino, que recoge la herencia de Filón de Alejandría. Su teoría es una defensa de la filosofía griega y del platonismo, y una síntesis del racionalismo griego y la religión. Admite la distinción platónica de dos mundos y la trascendencia de un principio supremo que es la Unidad (Dios). La realidad está constituida por una cadena de elementos que van de la unidad a la multiplicidad, y que surgen por emanación: el Uno-el nous el alma universal-las almas particulares-la materia. El proceso de emanación tiene un doble sentido: descendiente y ascendiente; de ahí que defiendan el panteísmo, porque todo es una parte de Dios o del Uno.

Padres de la Iglesia: defienden la unidad de la fe contra las herejías. Se ocupan de cuestiones teológicas y, aunque incorporen aspectos de la tradición platónica y neoplatónica, creen que no se debe proceder a una racionalización del dogma cristiano. La razón puede ayudar a entender los dogmas, pero la revelación se acepta por la fe y no por medio de la especulación filosófica. Se distinguen los griegos (Gregorio de Nisa) y los latinos (San Agustín). Dan nombre a la patrística.

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3. Agustín de Hipona (Tagaste, 354-Hipona, 430). Hijo de padre pagano y de madre cristiana, fue educado en el

cristianismo, pero se mantuvo alejado de él durante una época en la que se dedicó a la retórica, gramática y literatura latinas. Polemizó con el maniqueísmo. Fue obispo de Hipona. De sus obras, destacan: Soliloquios, las Confesiones y De Trinitate. Es el principal representante de la patrística e incorpora el pensamiento platónico que se mantendrá hasta el siglo XIII.

a) Relación razón-fe. Ambas colaboran en la comprensión de la verdad cristiana. La razón ayuda a la fe clarificando los contenidos de ésta, y la fe orienta, ilumina y guía a la razón.

b) La verdad. Siguiendo a Platón, acepta que la verdad es eterna e inmutable y, por tanto, no puede ser la experiencia la que nos la proporcione, porque el conocimiento sensible es particular y contingente. La persona la descubre en sí misma, en su alma, en la conciencia, y el único ser que se la ha podido transmitir es Dios, eterno e inmutable. Se trata de una verdad irradiada por Dios en un acto de iluminación por el cual transmite las ideas de su mente a la mente humana.

c) Existencia de Dios. Demuestra la existencia de Dios mediante una prueba noológica: la persona descubre en los actos espirituales las verdades eternas, las ideas, y se da cuenta de que el conocimiento de la imperfección lleva al conocimiento de la perfección, lo que es relativo conduce a lo absoluto, y lo que es humano lleva a pensar en lo que es divino.

d) El ser humano. Acepta el dualismo de Platón. El ser humano está constituido por dos sustancias: material (cuerpo) y espiritual (alma). En el alma distingue la razón inferior (que proporciona un conocimiento científico de las cosas, del mundo físico) y la razón superior (que conoce las ideas gracias a la iluminación divina).

e) Concepción de la historia. Reflexiona sobre el sentido de la historia desde una perspectiva cristiana. La describe, metafóricamente, como una lucha entre dos ciudades, la del Bien y la del Mal, la ciudad de Dios y la ciudad de los hombres, que expresan el sentido moral de la conducta humana: para unos, la felicidad se encuentra entre los individuos; para los otros, reside en el amor a Dios.

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II. ESCOLÁSTICA PRIMITIVA

1. El problema de los universales (siglos X-XII)

2. Anselmo de Canterbury (siglo XI)

El nombre de Escolástica proviene de las Escuelas que funcionaban como centros de estudio y que se desarrollaron desde el siglo IX hasta el XV.

El primer período es el de la Escolástica primitiva, que se inicia en el siglo IX, coincidiendo con la cristalización del Imperio carolingio, y se extiende hasta el siglo XII. Se mantiene la herencia de Platón y de San Agustín y se analizan textos de la tradición griega y latina mediante la lectura y el comentario.

Con respecto a la relación entre fe y razón, se defiende una síntesis que conduce a una racionalización de la visión del mundo. La filosofía se convierte en instrumento para entender la verdad cristiana. El conocimiento lo proporciona la Revelación, de manera que Revelación y Razón se mantienen unidas.

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1. El problema de los universales El problema de los universales es uno de los problemas centrales de la filosofía medieval que

se pregunta por el origen y la naturaleza de los conceptos (universales): si la realidad sensible, que conocemos por medio de la experiencia, es particular, ¿cómo pueden los conceptos de la mente tener un valor universal? ¿Tienen los conceptos realidad en sí mismos, independientemente de las cosas? La respuesta a estas preguntas originó diferentes tendencias.

– Realismo exagerado (San Agustín, Juan Escoto Eriúgena y San Anselmo). Se llama realismo porque admite la realidad independiente de los universales. Sigue la tradición platónica y defiende que los universales existen en sí mismos en un mundo distinto del de las cosas, son previos a ellas (universalia ante rem). Son realidades mentales con las que los individuos singulares de la realidad mantienen una relación de correspondencia. Hay una correspondencia entre pensamiento y realidad.

– Realismo moderado (Gilbert de la Porré, Juan de Salisbury y Santo Tomás). Tendencia que sigue dando realidad a los conceptos, pero no los sitúa en un ámbito diferente al de las cosas sensibles, sino en las cosas mismas (universalia in re). Recoge la tradición aristotélica, considerando que los conceptos son producto de un proceso de abstracción que lleva a cabo el entendimiento cuando separa la forma, que es la parte universal de la sustancia, de la materia. La captación de la forma o esencia proporciona el concepto.

– Nominalismo (Roscelino, Pedro Abelardo y Guillermo de Ockham). Se inicia en el siglo XI con Roscelino, que defendía un nominalismo terminista, porque reduce los conceptos a términos o palabras vacías de contenido (flatus vocis), que por sí mismas no significan nada y sólo adquieren sentido cuando se refieren a los individuos. El principal representante fue Ockham (s. XIV), que admite sólo la existencia de los individuos particulares de la realidad y reduce los universales a simples nombres o términos por medio de los cuales designamos diferentes individuos de una misma especie. Como tales, no tienen entidad propia, no son esencias, sino nombres. Si los individuos no existiesen, tampoco existiría el concepto a partir del cual los definimos (universalia post rem).

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2. Anselmo de Canterbury (Aosta, 1033-Canterbury, 1109). Viajó por Francia y fue obispo de

Canterbury. Entre sus obras destacan Proslogion y De veritate.– Relación fe-razón. Sigue la tradición de San Agustín y

defiende que fe y razón son complementarias y se mantienen en una síntesis. Sitúa la fe como punto de partida del conocimiento intelectual.

– Existencia de Dios. Para demostrar la existencia de Dios formula el argumento ontológico. Se trata de una demostración «a priori». Dios se ha definido como «el ser mayor que el cual nada puede pensarse». Si Dios es el ser mayor que existe, tendrá que existir no sólo como idea de nuestro pensamiento, sino también en la realidad, ya que, si no existiera en la realidad, ya no sería el ser mayor. Por tanto, si tenemos la idea de Dios en el pensamiento hemos de aceptar que Dios necesariamente existe en la realidad. El argumento fue criticado posteriormente por Tomás de Aquino y por Kant en su aspecto lógico-racional, porque confunde el plano de la esencia con el de la existencia. Fue aceptado por los racionalistas (Descartes) y por Hegel.

En el siglo XII se intensifica la labor de traducción de obras griegas y latinas, así como obras de filósofos árabes. Francia se convierte en el centro cultural del momento y entre los centros representativos destacan las Escuelas de Chartres y de San Víctor.

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III. ESCOLÁSTICA PLENA

1. Averroísmo latino

2. Tomás de Aquino

Se produce un cambio de pensamiento que valora el conocimiento científico de la realidad, la experimentación y la observación empírica. La naturaleza es estudiada desde la ciencia: física, geometría y matemáticas. Destacan las obras de Robert Grosseteste, Roger Bacon y Alberto Magno.

Se revaloriza el mundo temporal respecto al mundo divino y desaparece la creencia en un único sistema de sabiduría. Fe y Razón se separan y pasan a considerarse disciplinas autónomas.

Se estructuran las órdenes religiosas y aparecen dos nuevas: franciscanos (Duns Escoto y Guillermo de Ockham) y dominicos (Santo Tomás). Se abandona la tradición platónica y agustiniana y se incorpora el aristotelismo, que tiene como precedente el averroísmo latino.

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1. Averroísmo latino El pensamiento cristiano del siglo XIII

recoge la tarea iniciada por el filósofo árabe Averroes, quien realizó una síntesis de la filosofía de Aristóteles y de la religión islámica. La filosofía árabe se impone en la Universidad de París y nace una tendencia llamada averroísmo latino, que incorpora el aristotelismo. Las tres tesis averroístas son:

– El mundo no ha sido creado por Dios de la nada, sino que es eterno. Dios es el primer motor inmóvil.

– El alma individual no es inmortal, sólo lo es el entendimiento agente.

– Teoría de la doble verdad: fe y razón son verdades de naturaleza diferente.

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2. Tomás de Aquino (a) (Roccaseca, 1225-Fossanuova 1274). Hijo del conde de Aquino, a la

edad de cinco años entró en la abadía benedictina de Monte Cassino. Estudió en la Universidad de Nápoles y en 1244 ingresó en la orden dominicana. Continuó sus estudios en París y en Colonia. Posteriormente, fue profesor de teología en París, donde mantuvo disputas con los averroístas, y en diferentes ciudades de Italia. De sus obras destacan: Summa contra gentiles y Summa theologica.

– Relación fe-razón. Siguiendo la teoría de la doble verdad de los averroístas, defiende que fe y razón son dos fuentes diferentes, pero armónicas, del conocimiento humano. Admite que hay verdades exclusivas de la razón y verdades exclusivas de la fe, pero también, a diferencia de los averroístas, que hay verdades comunes a ambas. Filosofía y teología se distinguen no por el contenido, sino por la forma de acceder. Fe y razón son fuentes de conocimiento autónomas e independientes, pero se prestan ayuda para alcanzar la verdad.

– Existencia de Dios. Demuestra la existencia de Dios por medio de un argumento llamado «las cinco vías», porque propone cinco caminos que nos llevan a Dios. Se trata de una demostración «a posteriori». Fundamentándose en el principio de causalidad, nos dice que todo lo que existe proviene de una causa anterior y que ésta, a su vez, de una causa anterior, de manera que la cadena de causas conduce a una causa primera, que es Dios. Las enuncia de la manera siguiente:

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2. Tomás de Aquino (b)

Primera vía

(del movimiento):

Todo lo que se mueve es movido por un elemento anterior; así la cadena de móviles nos eleva a un primer motor inmóvil, que es Dios.

Segunda vía

(de la causalidad):

Todo lo que existe procede de una causa anterior, de este modo la cadena de causas que nos lleva a una causa primera o causa incausada, que es Dios.

Tercera vía

(de la contingencia):

Nos muestra que si los seres de la realidad son contingentes, ha de existir un Ser Necesario, del cual depende todo lo demás. Ese ser es Dios.

Cuarta vía

(de los grados de perfección):

Al observar en los seres creados diferentes grados de perfección, tendremos que aceptar que existe el grado máximo de perfección, la Perfección Suma, la perfección absoluta, que es Dios.

Quinta vía

(de las causas finales):

En la realidad todo tiende a un fin que implica alcanzar un grado de realización superior, con lo que la cadena de fines nos lleva a un fin último, a una Causa Final, que es Dios.

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IV. CRISIS DE LA ESCOLÁSTICA

1. Juan Duns Escoto

2. Guillermo de Ockham

En el siglo XIV se inicia la crisis del pensamiento medieval, y fe y razón se separan definitivamente. De la orden franciscana destacan: Duns Escoto y Guillermo de Ockham.

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1. Juan Duns Escoto

(Duns, 1266-Colonia, 1308.)

Relación fe-razón. Establece una separación de ambas porque las considera formas de conocimiento diferentes y disciplinas con objetos de estudio también diferentes. Defiende que las verdades de la fe no son demostrables por medio de la razón y que la teología no puede considerarse una ciencia.

Existencia de Dios. Propone la defensa de un voluntarismo: es la voluntad lo que nos lleva a Dios y no el entendimiento.

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2. Guillermo de Ockham(Ockham, 1298-Munich, 1349).

A) Relación fe-razón. Coincide con Escoto en mantener la separación entre ambas.B) Existencia de Dios. Defiende el voluntarismo, alegando que Dios no se puede demostrar racionalmente porque el conocimiento humano se fundamenta en la observación. Podemos aceptar que los fenómenos naturales provienen de causas y que la cadena de causas conduce a una causa primera, pero no que ésta sea Dios. Tampoco la inmortalidad del alma es demostrable.C) «Navaja de Ockham». Se ha llamado así a su teoría porque afirma que «no se han de multiplicar los entes sin necesidad» como hacían Platón o Aristóteles, al admitir una doble realidad. Los individuos particulares, por un lado, y la esencia universal que los definía, por otro. Según Ockham, sólo existen los individuos particulares observables y el universal (esencia) no tiene existencia propia, sólo es un nombre que permite designar a los individuos. No acepta de Aristóteles que la materia actúe como principio de individuación de la sustancia.D) Desarrolla una teoría lógica, en la que establece una clasificación de los términos con los cuales nos referimos a los individuos. Éstos se expresan por medio de proposiciones.

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RENACIMIENTO

1. Características del pensamiento renacentista.

2. Tendencias filosóficas.3. Filosofía de la naturaleza:

Nicolás de Cusa y Giordano Bruno.

4. Conocimiento experimental de la naturaleza: Francis Bacon.

5. Teoría política: Maquiavelo.6. Revolución científica.

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1. Características del pensamiento renacentista

Humanismo– Se inicia en Italia y se extiende al norte de Europa. Propugna una difusión y recuperación de

autores y textos clásicos griegos y latinos. Para facilitar el contacto con el mundo clásico, se estudian disciplinas humanísticas: gramática, retórica, historia, poesía, filosofía...

– Nace un nuevo modelo de educación liberal que potencia el desarrollo de la personalidad. Se reivindica el individuo y la creencia en el hombre, en su capacidad y libertad para señalar su propio camino, prescindiendo de Dios.

Naturalismo– Comporta una visión terrenal del ser humano y la valoración de la naturaleza frente a Dios.

Desaparece la creencia en un destino sobrenatural. Antropocentrismo

– Se reconoce la individualidad como valor esencial de la persona humana, característica que conduce a la defensa de un nuevo modelo de humanidad.

Reforma protestante– Conlleva la defensa de la religión interior y la búsqueda de la salvación por medio de una

comunicación individual con Dios. Nueva visión de la naturaleza

– Es estudiada desde una triple perspectiva: • filosófica: el universo es un sistema autosuficiente, infinito, manifestación de Dios; • teosófica: se acepta la existencia de fuerzas ocultas a la naturaleza que pueden

ser descubiertas por la magia, la alquimia y la astrología; y • científica: el conocimiento científico de la naturaleza destaca su carácter racional y

matemático.

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2. Tendencias filosóficas Platonismo renacentista

– Representado por Marsilio de Ficino y Picco della Mirandola. Defiende la religión natural, no sujeta a dogmas y estrictamente racional.

– La concepción del ser humano es naturalista: la persona no es sujeto de pecado, sino bueno por naturaleza. El alma y la conciencia son características diferenciales de los humanos.

Aristotelismo renacentista– Representado por dos tendencias:

• averroístas de Padua (Agostino Nifo), que admiten, siguiendo a Aristóteles, la existencia de un entendimiento inmortal; y

• tendencia de Alejandro de Afrodizia (Pietro Pomponazzi), que no acepta la inmortalidad del entendimiento. Eclecticismo

– Representado por Juan Luis Vives (Valencia, 1492-Brujas, 1540). Vivió en Inglaterra, Francia y los Países Bajos.– Establece una separación entre la metafísica como saber que se ocupa de lo que es real y la lógica como saber

formal. Defiende que se ha de proceder a una crítica del saber en todas las disciplinas, para establecer su legitimidad y su ámbito de aplicación. Investiga el alma y sus propiedades, determinando el carácter de los procesos anímicos. El término eclecticismo, en el Renacimiento, era sinónimo de conciliación del pensamiento de otros autores, tal es la característica que está presente en Vives, que concilia la ideas de Platón, Aristóteles y el estoicismo.

Escolástica en el Renacimiento– Representada por Francisco Suárez (Granada, 1548-Lisboa, 1617). Estudió en Salamanca. Ingresó en la

Compañía de Jesús y enseñó en diversos centros de la Orden. En sus últimos años ocupó la cátedra de la universidad de Coimbra. Su obra más importante es Disputaciones metafísicas, un sistema de metafísica escolástica que recoge las bases tomistas.

– Describe el carácter de la metafísica o filosofía como ciencia del ser en tanto que ser, tal como había afirmado Aristóteles. Por ser, entiende tanto el ser finito como el infinito y añade que el metafísico se ocupa del ser y de los atributos trascendentales de éste. Las cosas materiales interesan en la medida en que son necesarias para conocer las divisiones del ser y las categorías.

– Su estudio metafísico tiene un carácter teológico porque trata de la existencia de Dios y de la relación entre esencia y existencia.

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3. Filosofía de la naturaleza: Nicolás de Cusa

(Cusa, 1401-Todi, 1464). Estudió en Heidelberg y en Italia. Se ordenó sacerdote y fue nombrado cardenal. Su obra más importante es De docta ignorantia.

a) Dios. Recoge la tradición neoplatónica, entendiendo a Dios como unidad, síntesis armónica de las diferencias. Dios es infinito como el universo, que es una manifestación de Dios. De la unidad se pasa a la dispersión, y de ésta, por emanación, a la unidad. Dios es coincidencia de contrarios, identidad de las diferencias. De Dios sabemos más lo que no es que lo que es, porque la experiencia sólo nos permite conocer la realidad finita, y Dios es infinito. La persona reconoce los límites de su mente y vive en un estado de ignorancia sabia porque sabe la limitación que tiene el ser finito para conocer el infinito.

b) Conocimiento. Distingue dos facultades de conocimiento: 1) la razón, que se rige por el principio de no contradicción y admite oposiciones; 2) el entendimiento, gracias al cual podemos intuir que en el infinito los contrarios coinciden (si el

diámetro de un círculo se prolonga hasta el infinito, su circunferencia coincidirá con la línea recta).c) Relación Dios-mundo. Defiende un panteísmo al afirmar que Dios es en todas las cosas y las contiene

todas. El universo es una representación o teofanía de Dios. El mundo proviene de Dios por emanación.

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3. Filosofía de la naturaleza: Giordano Bruno

(Nola, 1548-Roma, 1600). Estudió filosofía, matemáticas y teología. Ordenado sacerdote, rompió con la Iglesia y, tras refugiarse en la Ginebra calvinista, dio clases en París y Londres. Murió en la hoguera, víctima del tribunal del Santo Oficio. Obras: Expulsión de la bestia triunfante, Del infinito, universo y mundo. Partiendo de la infinitud de Dios y de la naturaleza, defiende una teoría de carácter panteísta y neoplatónico.

A) Dios. Es trascendente, principio único e infinito, fuente de emanación de todo lo que existe y, como tal, incognoscible. Al mismo tiempo, es inmanente porque es causa o principio constitutivo de las cosas. En este caso, se identifica con la naturaleza. A Dios, como ser trascendente, lo estudia la teología y, como ser inmanente, la filosofía o ciencia.

B) La naturaleza. Es infinita, porque es Dios realizado en la multiplicidad. El universo, como un todo, es infinito y finito en cada una de sus partes.

C) Movimiento. El principio del movimiento es Dios, como inteligencia formal (nous), alma universal, energía cósmica que da orden a las cosas.

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4. Conocimiento experimental de la naturaleza: Francis Bacon

(Londres, 1561-1626). Estudió en Cambridge. Vivió dos años en Francia y ocupó cargos diplomáticos y políticos. Su obra más importante es Instauratio Magna, que consta de dos partes, de las cuales es conocida la segunda, Novum Organum.

a) Conocimiento. La finalidad del conocimiento humano es el dominio de la naturaleza. La naturaleza sólo puede ser conocida obedeciéndola, es decir, partiendo de sus propias leyes naturales. La ciencia pasa a ser el saber teórico más importante, pero actúa como un instrumento para la acción humana, tiene un carácter práctico.

b) Método científico. El método que nos permite conocer los fenómenos es el inductivo, que parte de la observación empírica, formula hipótesis y, una vez verificadas, permite formular una ley de valor universal. Se fundamenta en las tablas de inducción que señalan cuál es la relación existente entre un fenómeno y la causa que lo ha producido. Las tablas son tres: tabla de presencia (la presencia del fenómeno implica la presencia de la causa), tabla de ausencia (si el fenómeno no se da, la causa tampoco) y tabla de grado (las variaciones de A acompañan a las variaciones de B).

c) Teoría de los ídolos. Llama ídolos a los impedimentos contra los cuales ha luchado la ciencia, impedimentos que provienen de prejuicios humanos y de su concepción de las cosas. A partir de los distintos tipos de ídolos, hace una crítica de las teorías anteriores, que han impedido que la ciencia progresara.

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5. Teoría política: Maquiavelo (a)

Teorías utópicas Algunas teorías del

Renacimiento proponen modelos utópicos, modelos ideales de sociedad que defienden una comunidad de bienes, la supresión de las clases sociales o la supresión de la estructura jerárquica de la sociedad. Entre las principales obras figuran: La ciudad del sol, de T. Campanella, Utopía, de T. Moro y La nueva Atlántida, de F. Bacon.

Teorías iusnaturalistas La defensa del derecho

natural y del derecho internacional origina teorías iusnaturalistas como las de Francisco de Vitoria y Hugo Grocio.

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5. Teoría política: Maquiavelo (b)

Nicolás Maquiavelo

– (Florencia, 1469-1527). Desempeñó varios cargos diplomáticos al servicio del gobierno florentino, por lo que sufrió posteriormente una persecución a cargo de los Medici que le llevó a la cárcel y al retiro, donde escribió la mayor parte de sus obras. Entre ellas destacan: El Príncipe y los Discursos sobre la primera década de Tito Livio.

– Figura como uno de los teóricos de la ciencia política por su reflexión sobre la función del «príncipe nuevo» en la sociedad. Critica la situación política de la Italia del momento y propone como modelo de Estado una república autoritaria.

– En su obra El Príncipe describe al ser humano como un ser egoísta, que se deja llevar por los impulsos, de modo que el príncipe ha de saber cómo actuar para dominarlos. El príncipe debe conocer cuáles son sus intereses e imponerse a los súbditos para asegurar el orden de una sociedad corrompida. Enumera, como cualidades del príncipe, la «virtud», o fuerza de carácter y habilidad necesarias para conseguir el poder y conservarlo. No ha de tener escrúpulos morales para conseguir sus propósitos. De ahí que el príncipe esté «más allá del bien y del mal». Ha de saber humillarse si es necesario, ejercer la fuerza y la violencia. Halagar a las multitudes para manejarlas mejor. Simular integridad para mantener la fidelidad de sus súbditos. Maquiavelo argumenta que el príncipe tiene poder para todo y puede permitírselo todo, ya que su finalidad es conseguir el orden y la paz de la sociedad. Esta idea ha hecho famosa su afirmación de que el fin justifica los medios.

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6. Revolución científica (a)

El concepto de revolución científica se ha aplicado al período comprendido entre los siglos XVI y XVIII. En este sentido, recoge tanto los estudios iniciados en el Renacimiento sobre la naturaleza, como la nueva concepción mecanicista del universo propia de la Edad Moderna. El período se ha estructurado en dos fases: fase geométrica representada por Copérnico, Brahe y Kepler; y la fase mecánica, representada por Galileo y Newton.

Nicolás Copérnico (Torun, 1473-Frauenburg, 1543). Con él se inicia la revolución científica, que comporta sustituir el geocentrismo por el heliocentrismo, siguiendo la propuesta de Aristarco de Samos. Su obra más importante es De revolutionibus orbium celestium. Comparte algunas afirmaciones del sistema aristotélico-ptolemaico, como son: que el universo es finito, que las órbitas son circulares y que la esfera más exterior del universo es la esfera de las estrellas fijas. Sin embargo, se opone al geocentrismo y fundamenta su heliocentrismo en tres postulados:

1. el Sol es el centro del sistema planetario; 2. la Tierra tiene un movimiento de rotación sobre su eje y

uno de traslación alrededor del Sol; 3. los planetas se mueven en círculos concéntricos y los

más cercanos al Sol lo hacen más deprisa que los más lejanos.

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6. Revolución científica (b) Tycho Brahe (Knudstrup, 1546-Praga, 1601). Obtuvo la

protección de Federico II de Dinamarca para construir un observatorio en la isla de Huen, llamado el Castillo de los Cielos. No aceptó el heliocentrismo de Copérnico y propuso un sistema intermedio en el cual la Tierra era el centro del universo y el Sol y la Luna giraban en torno a ella. Pero el resto de los planetas lo hacían en torno al Sol. Su teoría no tuvo aceptación y destacó como observador.

Johannes Kepler (Weil, 1571-Regensburg, 1630). Fue ayudante de Tycho Brahe en Praga. En su obra Misterio cosmográfico, da una explicación matemática del universo. Lo describe como un conjunto armónico constituido por la relación existente entre los seis planetas y los cinco sólidos regulares. Su aportación fundamental es la formulación de las tres leyes del movimiento planetario, que terminan con la concepción tradicional de las órbitas circulares y el movimiento uniforme de los planetas. Esas leyes son: ley de las órbitas («todos los planetas se mueven en

órbitas elípticas con el Sol en uno de sus focos»); ley de las áreas («el radio vector que une el planeta con el

Sol barre áreas iguales en tiempos iguales»); ley de las revoluciones («los cuadrados de los períodos de

revolución de dos planetas cualesquiera son proporcionales a los cubos de sus distancias medias al Sol»).

Las dos primeras leyes las publicó en Astronomia Nova. La tercera, en Harmonices mundi.