Fin13 Marca de La Bestia

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Descripción de la marca de la bestia (13:17-18). Después de introducir la política imperial de un registro total de sus súbditos por su marca (13:16) y de la aplicación económica de dicho programa (13:17a), Juan procede a aclarar el contenido de la marca. Esa marca consiste en el nombre de la bestia o el número de ese nombre (13:17b; to onoma tou thêriou ê ton arithmon tou onomatos autou). Este es el único texto que parece hablar del "nombre" y el "número" como si fueran distintos. 1 Aunque la partícula ê normalmente es adversativa, en la gramática griega puede significar relación apositiva (Swete 1951:174; Mounce 1998:260; Osborne 2002:518 vs Ford 1975:215). A la luz de los pasajes paralelos, la mejor traducción parece ser, "la marca, el nombre de la bestia, o sea, su número". En ese caso, la única forma de la marca sería el nombre en su forma numérica. Como "pasaporte al éxito en un mundo perverso" (Hough 1957:465), dicha marca es el requisito indispensable para toda actividad económica. Sigue una triple exhortación, un llamado a la sabiduría, al entendimiento... ¡y a las matemáticas! En esto consiste la sabiduría: el que tenga entendimiento, calcule el número de la bestia (13:18; cf. Dan 9:22). 2 Al igual que en 13:9-10, para concluir esta visión Juan interpela directamente al lector (cf. 13:10). 3 Sin duda, cabe muy bien la advertencia, pues parece que los "expertos" en escatología se han apresurado por miles a "calcular el número", ¡pero las más de las veces lo han hecho sin sabiduría ni entendimiento! El resultado ha sido una historia de errores garrafales, como pocas veces en la historia de la interpretación, y un manicomio de locuras exegéticas, sacando el "666" por cualquier método que se les ocurra. La invitación a "calcular el número de la bestia" se relaciona de alguna manera, casi seguramente, con un antiguo método de interpretación que se llamaba "gematría" (o guematría), popular entre los hebreos y también en muchas otras culturas, incluso la griega (Bauckham 1993A:384). Antes de la introducción de los números arábigos, que utilizamos hoy, los números eran las mismas letras del alfabeto de cada idioma. La letra alfa funcionaba como uno, beta como dos, hasta theta para nueve; 4 de iota hasta kof cada letra valía diez más, desde diez hasta 90; y de los restantes, cada letra 1 Apoc 13:18 menciona sólo el número; en 14:11 es "la marca de su nombre" y en 15:2 "el número de su nombre". 2 El texto griego, parecido al de 13:10, se traduciría muy literalmente, "Aquí está la sabiduría. Quien tenga mente (nous), que calcule el número de la bestia". El Apocalipsis usa cuatro veces esta construcción con hôde ("aquí"), siempre con la misma estructura y función exhortativa (13:10,18; 14:12; 17:9; Richard 1994:137). Una mejor traducción podría ser, "Aquí se requiere sabiduría". En 13:10 y 14:12 la misma frase exige perseverancia (hupomonê, tenacidad), pero sabiduría e inteligencia en 13:18 y 17:9. Richard comenta, "En estas frases se revela una ética activa... Es falso decir que en el Apocalipsis hay pasividad y ausencia de praxis". Cf. Charlier 1993:252). 3 La formulación de esta exhortación indica que la solución es difícil pero no imposible, por supuesto para los lectores originales, contemporáneos de Juan. 4 Para el número seis los griegos usaban una letra arcaica, llamada "digamma", que en el primer siglo no aparecía en ninguna palabra ni nombre. En cambio, el alfabeto hebreo tenía la letra "vav" para seis.

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Descripción de la marca de la bestia (13:17-18). Después de introducir la política imperial de un registro total de sus súbditos por su marca (13:16) y de la aplicación económica de dicho programa (13:17a), Juan procede a aclarar el contenido de la marca. Esa marca consiste en el nombre de la bestia o el número de ese nombre (13:17b; to onoma tou thêriou ê ton arithmon tou onomatos autou). Este es el único texto que parece hablar del "nombre" y el "número" como si fueran distintos.1

Aunque la partícula ê normalmente es adversativa, en la gramática griega puede significar relación apositiva (Swete 1951:174; Mounce 1998:260; Osborne 2002:518 vs Ford 1975:215). A la luz de los pasajes paralelos, la mejor traducción parece ser, "la marca, el nombre de la bestia, o sea, su número". En ese caso, la única forma de la marca sería el nombre en su forma numérica. Como "pasaporte al éxito en un mundo perverso" (Hough 1957:465), dicha marca es el requisito indispensable para toda actividad económica.

Sigue una triple exhortación, un llamado a la sabiduría, al entendimiento... ¡y a las matemáticas! En esto consiste la sabiduría: el que tenga entendimiento, calcule el número de la bestia (13:18; cf. Dan 9:22).2 Al igual que en 13:9-10, para concluir esta visión Juan interpela directamente al lector (cf. 13:10).3 Sin duda, cabe muy bien la advertencia, pues parece que los "expertos" en escatología se han apresurado por miles a "calcular el número", ¡pero las más de las veces lo han hecho sin sabiduría ni entendimiento! El resultado ha sido una historia de errores garrafales, como pocas veces en la historia de la interpretación, y un manicomio de locuras exegéticas, sacando el "666" por cualquier método que se les ocurra.

La invitación a "calcular el número de la bestia" se relaciona de alguna manera, casi seguramente, con un antiguo método de interpretación que se llamaba "gematría" (o guematría), popular entre los hebreos y también en muchas otras culturas, incluso la griega (Bauckham 1993A:384). Antes de la introducción de los números arábigos, que utilizamos hoy, los números eran las mismas letras del alfabeto de cada idioma. La letra alfa funcionaba como uno, beta como dos, hasta theta para nueve;4

de iota hasta kof cada letra valía diez más, desde diez hasta 90; y de los restantes, cada letra representaba cien más. Para sus matemáticas, ellos tenían únicamente los nombres de los números, como por ejemplo "seiscientos sesenta y seis" (como reza el texto de Apoc 13:18, no "666") o los valores numéricos de cada letra.5

Dado ese sistema de enumeración, cada nombre tenía que formar un total matemático, la suma del valor numérico de cada letra del nombre. El nombre "Aba", por ejemplo, suma cuatro (1+2+1), o "Abba", con dos "b", da seis (1+2+2+1). Lo intrigante de este sistema era que si uno ya conocía el nombre y como deletrearlo correctamente, sacar la suma era un procedimiento puramente matemático y automático, pero si uno sabía sólo el número sin saber el nombre, ni aun cuántas letras tenía el nombre o en qué idioma estaba escrito, era prácticamente imposible partir de ese número para descubrir el nombre correspondiente.

Precisamente ésa es nuestra situación hoy con el tan discutido "666". Por la naturaleza del problema, nadie puede saber hoy, a ciencia cierta, a qué se refiere ese número, pero eso no ha desanimado a los muchos especialistas en profecía de especular sobre posibles soluciones. Para eso han utilizado cada truco imaginable para hacer salir sus cálculos. F.F. Bruce (1969:653) analiza las "tres reglas" para hacer que salgan estos malabarismos matemáticos: (1) si el nombre mismo no da la suma buscada, agregarle algún título que lo haga salir en 666; (2) si no resulta en griego, intentar con el alfabeto hebreo o aun latín; y (3) deletrear el nombre y los títulos en la forma que mejor resulte para la suma buscada.6 Esos métodos irresponsables, junto con otros, han permitido orgías de especulación anti-bíblica, que añaden al texto inspirado (Ap 22:18). Si la exhortación a la sabiduría y el entendimiento fue necesaria para los primeros lectores del Apocalipsis, es mil veces más necesaria para nosotros hoy.7

1 Apoc 13:18 menciona sólo el número; en 14:11 es "la marca de su nombre" y en 15:2 "el número de su nombre".2 El texto griego, parecido al de 13:10, se traduciría muy literalmente, "Aquí está la sabiduría. Quien tenga mente (nous), que calcule el número de la bestia". El Apocalipsis usa cuatro veces esta construcción con hôde ("aquí"), siempre con la misma estructura y función exhortativa (13:10,18; 14:12; 17:9; Richard 1994:137). Una mejor traducción podría ser, "Aquí se requiere sabiduría". En 13:10 y 14:12 la misma frase exige perseverancia (hupomonê, tenacidad), pero sabiduría e inteligencia en 13:18 y 17:9. Richard comenta, "En estas frases se revela una ética activa... Es falso decir que en el Apocalipsis hay pasividad y ausencia de praxis". Cf. Charlier 1993:252).3 La formulación de esta exhortación indica que la solución es difícil pero no imposible, por supuesto para los lectores originales, contemporáneos de Juan. 4 Para el número seis los griegos usaban una letra arcaica, llamada "digamma", que en el primer siglo no aparecía en ninguna palabra ni nombre. En cambio, el alfabeto hebreo tenía la letra "vav" para seis.5 De aquí en adelante, por simple conveniencia, a veces escribiremos "666" con el entendido que se refiere a las tres palabras del texto en griego o en español, no al número "6" repetido tres veces.6 Bruce cita estas "tres reglas" de George Salmon, Introduction to the N.T., 1889, p.253.7 Esta obsesión ha producido una de las palabras más impronunciable de cualquier idioma: "hexakosioihexekontahexaphobia" (miedo del 666, del griego). En América Latina, cundió mucho el pánico, o por lo menos mucha curiosidad, al acercarse el seis de junio de 1996 (y para colmo, último bisiesto del milenio), como también la misma fecha de 2006. Hubo artículos periodísticos y programas de

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De hecho, es probable que Juan estaba pidiendo a sus lectores más que pericias matemáticas, y aun más que talento en interpretar misterios y visiones. Por las mismas características de la gematría, ellos tenían que saber de antemano quién era el aludido, o a lo menos haber tenido una sospecha fuerte.8 El cálculo matemático no podría hacer más que confirmar algo ya entendido, no revelar algo antes desconocido. Por eso, ellos necesitaban sabiduría, no para sumar los valores matemáticos de diferentes nombres, sino para reconocer a la bestia cuando está ante sus ojos. En eso iba una fuerte amonestación a los nicolaítas, que pretendían mezclar el culto al emperador con la adoración a Jesús. En las palabras de Pablo Richard, "El autor no exhorta a descifrar el número, sin el sentido del número... Lo que el autor quiere es que sus oyentes tengan entendimiento (nous) para captar el sentido, lo que significa el número del nombre de la Bestia que todos conocen." (1994:139). En el lenguaje más vívido de Charlier (1993:262), "Antes que nada, la sabiduría es una actitud práctica que olfatea dónde están los peligros y dónde están las actitudes justas... La habilidad estriba, en todo tiempo, en identificar de manera concreta la bestia... ¿bajo que nuevas máscaras se presenta?". Por eso, para muchos biblistas, esta exhortación de Juan nos llama, no a juegos matemáticos, sino a "un momento que reclama discernimiento", para "discernir lo que está pasando a nuestro alrededor" (Ellul 1977:98) y para "captar en nuestro propio tiempo donde la propaganda se utiliza para deificar el poder político" (Boring 1989:163).9

Para Beale (1999:726), la exhortación tiene que ver fundamentalmente con saber distinguir la verdad de la falsedad. Ya que el culto al emperador era un engaño de tipo religioso, y el error de los nicolaítas era una herejía teológica, son pertinentes las palabras de Eugene Peterson (1988:126-127):

Cuando una persona o movimiento es religioso, parece estar en buena relación con lo sobrenatural y nos invita a participar en actos religiosos, bajamos la guarda... Es muy fácil dejarse engañar por líderes religiosos. De hecho, no hay ninguna área de la vida donde el engaño es más frecuente, que en la religión...¿Cómo protegernos entonces del engaño organizado? Juan responde sin rodeos: ¡Usen sus cabezas! Analicen lo que está pasando en su alrededor. La mayor parte de la religión conspicua que está de moda en cualquier momento se deriva de la bestia ... Esta religión no tiene nada que ver con Dios...

Es una característica constante de la religión de la bestia terrestre ser comercializada. Nos manipula económicamente, presionándonos a comprar y vender al capricho suyo, con su mercadeo de consejos, consuelos, bendiciones, soluciones, salvación y un buen "feel" con buenos sentimientos... Religión se vuelve consumo ... El comprar y vender la religión es la marca de la bestia.

De nuevo cabe la plegaria: "Señor, líbranos de la bestia y de su marca. Señor, ten misericordia de nosotros."Mientras Juan nos mantiene en suspenso sobre el número del nombre de la bestia, nos ofrece una última orientación al

respecto: es número de un ser humano (13:18; arithmos gar anthrôpou estin). Esta frase, que parece funcionar como fundamentación del llamado a calcular el número, tiene sus propios problemas exegéticos. Puesto que el griego no tiene artículo indefinido,10 el original puede traducirse como "número de ser humano" o como "número de un ser humano". Ese primer sentido se ha interpretado como "el número de la humanidad" (Beale 1999:723-24; Bauckham 1993A:398; Morris 1977:174). Se puede entender también como "un número humanamente comprensible" (Prévost 1987:49; Swete 1951:174), no un número sobrenatural.11

Esta interpretación general y genérica del término anthrôpou se sustenta con dos argumentos básicos. Primero, afirman, la frase sin artículos se traduce mejor como "es nombre de hombre" y no como "el nombre de un hombre". Sin embargo, la frase permite igual las dos interpretaciones con total naturalidad.12 De hecho, el griego carece de una forma normal para señalar esta distinción. El sustantivo anthrôpos puede referirse tanto a la humanidad en general (Mat 4:4 y frecuente) como a un individuo

radio y televisión sobre el tema. Pero es totalmente imposible que Juan hubiera estado pensando en una fecha como "6-6-6", mucho menos en un calendario que él desconocía y que además tiene una equivocación de varios años.8 No debemos olvidar tampoco que por todo lo ya escrito sobre las dos bestias, los creyentes habrían entendido, sin la menor duda, a qué se refería Juan con esas dos figuras malignas. El problema no es la identidad de la bestia, sino por qué se llama "666". 9 Es el tipo de sabiduría representada por los hijos de Isacar de 1 Cron 12:32, que "eran hombres expertos en el conocimiento de los tiempos, que sabían lo que Israel tenía que hacer". 10 A veces el griego suplía la falta del artículo indefinido con tinos or enos, pero con poca frecuencia.11 Algunos dan a la frase un sentido aritmético: "contando como los humanos acostumbran contar" (Alford 683b; Swete 174d). Es difícil imaginar lo que sería "un número sobrenatural".12 Charles (1920:365) cita pasajes de la Lxx, como Sal 105:17, donde la construcción sin artículo se refiere a un individuo específico. Aune (1998A:769) sugiere que la ausencia de artículo con anthrôpou se derivó del estado constructo en el hebreo, que nunca trae artículo.

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(Jn 1:6, sin artículo, egeneto anthrôpos; también frecuente).13 Por otra parte, el griego disponía de un adjetivo, anthrôpinos (cf. adverbio anthrôpinôs) para expresar mejor el calificativo de "humano".

Un argumento más fuerte a favor de la interpretación genérica ("un nombre humano") es la frase paralela en 21:17, metron anthrôpou, ho estin aggelou ("medida de hombre, la cual es de ángel"). Aquí anthropou es claramente genérico y no individual, pero se debate el significado de la frase y hasta qué punto Juan entendía los dos pasajes como relacionados. 14 Un paralelo muy cercano en Deuteronomio 3:11 (Hebr; Lxx) describe la famosa cama de hierro del rey Og de Basán como de nueve codos de longitud y cuatro codos de anchura, "según el codo de un hombre" (Lxx en pêjei andros). Muy parecido también es Isaías 8:1, donde Yahvéh manda al profeta escribir su mensaje en una tabla "con un estilete común" (NVI; Lxx grafidi anthrôpou, lit. "de hombre).15 Puede haber sido por estos antecedentes que Juan emplea la frase muy parecida en 21:17.

Aune (1998B:1162) sugiere que la frase "medida de hombre, que es de ángel" en 21:17 puede deberse a la existencia de diferentes medidas del "codo" en la antigüedad. En el pasaje paralelo en Ezequiel 40:5, donde el profeta mide el muro de la Jerusalén escatológica, su vara de medir era "a razón de seis codos y palmo" (NVI). Existía, según Aune, el codo arcaico, de 7 palmos, que era más largo que el codo egipcio ("codo noble", Ezq 41:8 hebr.) de seis palmos. Esa aclaración en el texto profético que inspiró a Juan ayuda a explicar la frase de 21:17.16 Evidentemente Juan quiso aclarar que las mediciones de 21:15-17 se realizaban "según las medidas humanas que el ángel empleaba" (21:17 NVI).

A fin de cuentas, la exégesis de 21:17 es demasiado compleja y discutible para aclarar el sentido de 13:18, y la interpretación de 13:18 igual de compleja y discutible como para afectar la explicación de "666". En ambos casos, para cada propuesta hay contra-argumentos igualmente fuertes. Quizás podemos concluir que la frase, "número de hombre" posiblemente identifica "666" como el número de alguna persona específica, como cree la vasta mayoría de los intérpretes.17

La pregunta más frecuente y más difícil, pero menos importante, de todo el capítulo:¿qué significa 666? Curiosamente la frase del capítulo, que culmina toda la presentación de las dos bestias y es muy conocida como "el triple seis", de hecho no contiene ningún "seis".18 La frase consiste de tres palabras griegas, hexakosioi hexêkonta hex (seiscientos sesenta y seis; 13:18).19 Señala en orden seis centenas, seis decenas y seis unidades. Pero, como bien dice Prévost (1987:45), en esas tres palabras "se ha visto todo ... y su contrario". Domingo Fernández (1954:136) afirma, sin exagerar mucho, que el "666" parece haberse atribuido a igual número de personas distintas.20 Charlier (1993:263) describe los que especulan con el Apocalipsis de esa manera como "los crucigramistas de las escrituras".

13 En el Apocalipsis predomina el sentido genérico, por la sencilla razón que Juan no tuvo ocasión de nombrar a individuos específicos. Igual que con la ausencia de la palabra eklêsia entre 4:1 y 22:16, aquí el argumento de silencio tampoco tiene validez. Por la misma razón, casi todos los demás números en Apocalipsis son simbólicos, con escasas excepciones como 6:6. 14 Beale (1999:724-725) y Bauckham (1993A: 398-399) proponen una serie de comparaciones y contrastes para apoyar la interpretación genérica de ambos pasajes. Bauckhaum (p.398) ve gematría también en 21:17. ya que la palabra aggelos en letras del hebreo suma 144. Sin embargo, Bauckham adopta la interpretación de 13:18 como Nerón.15 Aunque la versión "con caracteres legibles" (RVR; cf. DHH, NBE) no traduce exactamente el original, bien puede expresar el sentido (cf. Hab 2:2).16 Aune (1998B:1162) menciona también que en el pensamiento hebreo, se solía imaginar a los ángeles con cuerpos enormes, que a veces hasta llegaban al cielo. Para que los oyentes no pensaran en alguna especie de "supercódigo", que sería de hecho incalculable, Juan aclara que por "codo" aquí entiende la distancia desde el codo de un ser humano hasta la punta de su dedo mayor.17 Entre los muchos podemos mencionar a Arens y Mateos, Justo y Catherine González, Schmitz (en Lothar Coenen), Bruce, Roloff, Aune, Mounce, Schüssler-Fiorenza, Osborne y Sweet.18 Stam, "¡Sorpresa! El 666 no es 666", San José, El Camino, julio de 2006.19 La mejor evidencia textual (Alef, A, C y otros manuscritos) favorece la versión con palabras en lugar de tres letras numéricas, aunque muchos manuscritos minúsculos tienen χξς, las tres letras griegas que corresponden a seiscientos, sesenta y seis respectivamente (P47 025 051 y otros). Por eso es inexacto interpretar el número como "triple seis" (contra Beale 1999;725-6; Foulkes 2003:1203d y Pikaza (1999:158), o aun peor, Taylor (s.f. 123), "una trinidad de 6's". El griego no podía expresar esa suma con la misma letra repetida tres veces, ya que no empleaban el sistema decimal. Aun como letras, son tres letras distintas. Parece que algunos veían en la primera y última letras de χξς un alusión a jristos (Cristo). Cf. Stam, "¡Sorpresa! ¡666 no es 666!", El Camino, junio 2006 (www.juanstam.com; [email protected]).20 Durante la Segunda Guerra Mundial algunos de estos criptólogos descubrieron que si se calcula en el inglés (que no tiene "ñ"), tomando "A" como 100 y así sucesivamente, el nombre "Hitler" suma también 666 (Barclay 1999B:116).

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Ya que el texto menciona este misterioso número, estamos obligados a buscar la mejor explicación posible de su significado. Pero al hacerlo, debemos recordar dos hechos. Primero, cualquier respuesta será sumamente tentativa y hasta dudosa. Quien cree que sabe a ciencia cierta qué significa 666, simplemente no sabe que no sabe. Segundo, cualquier respuesta será muy secundaria comparada con el mensaje central, muy claro, del capítulo entero, que es el peligro de dejarnos engañar y de someternos a la idolatría. Como hemos visto, queda bastante claro a qué se refiere Juan con la bestia, aunque nada claro porque se llama "666".21

Se han aplicado cuatro métodos de interpretación para descifrar este número. 22 El primero, la gematría, como ya hemos explicado, consiste en sumar los valores numéricos de las letras de algún nombre. El segundo, isopsefia, derivado de la gematría, consiste en relacionar dos o más palabras cuyas letras suman el mismo total. El tercero, de números triangulares, es más complicado y tendrá que explicarse en su momento. Y el cuarto es la interpretación totalmente simbólica del número, sin más referencia que el número mismo.23

(1) La gematría: 24 Si con su llamado a "calcular el número" Juan estaba invitándonos a hacer los cálculos gemátricos del caso, no sería ningún procedimiento esotérico, ni aun misterioso, sino muy familiar y de frecuente práctica en muchas culturas de la época. Sobreabundan los ejemplos tanto bíblicos como extrabíblicos. Era común referirse a los dioses por el valor numérico de sus nombres o por criptogramas; Júpiter (Zeus), por ejemplo, era 717 (Ford 1975:226; Arens y Díaz Mateos 2000:319; Aune 1998A:773). La gematría se empleaba también en fórmulas secretas de los papiros mágicos (Aune 1998A:773). Especialmente famoso es el grafito encontrado en una pared de Pompeya, que reza, "Amo a aquella cuyo número es 545" (Lothar Coenen III:183).

Los rabinos también aplicaban gematría a su interpretación de las escrituras hebreas, para explicar algunos números que les parecían irregulares. Los 318 criados de la casa de Abraham (Gn 14:14), por ejemplo, era el total de las letras de "Eliezer", el fiel mayordomo de Abraham (Daube 1956:432);25 el nombre del Mesías será "Menahem" porque igual que "Renuevo" en Zacarías 3:8; 6:12, sus consonantes suman 138 (Meye 2001:571); la palabra "serpiente" (NâJâSh) tiene la misma suma que "Mesías" (MâShîaJ), como título común de ambos (cf. Jn 3:14; Ford 1975:225).26 En el Nuevo Testamento, es muy probable que la esquematización de la genealogía de Jesús en tres grupos de 14 (Mt 1) corresponda a la suma de "David" en hebreo (también 14) y que la extraña mención de 153 peces en Juan 21:11 sea el número triangular de 17 (siete y diez, dos números claves) para significar la "pesca completa" de convertidos (San Agustín; Bartina 1967:746; Brown 1966 II:1074; Barrett 1960:484; cf. Pirke Aboth 5.1-11).27 Por otra parte, algunos papiros usan "99" para "Amén" (1 + 40 + 8 + 50;. Danker 53).

Los escritos conocidos como Oráculos Sibilinos tuvieron una fascinación especial con la gematría. OrSib 1:137-146 presenta un curioso rompecabezas sobre Dios, que hoy día nadie puede resolver:

"Pondré inteligencia en tu corazón y profundo arte y medida en tu seno... Yo soy el que es... Nueve letras tengo; tetrasílabo soy; reconóceme. Las tres primeras sílabas tienen dos letras cada una y la otra las demás, y son consonantes las cinco. De la suma total resultan dos veces ocho centenas, tres treintenas y tres veces siete."

21 Cf. Stam (2005:293): "Por ejemplo, para interpretar Apocalipsis 13, no nos dejaremos perder en especulaciones sobre '666' sino buscaremos entender primero el mensaje de Juan, lo que está diciendo a las iglesias sobre el poder político (la primera bestia), religioso (el falso profeta) y económico (bloqueo comercial, 13:17), y después analizaremos nuestro contexto hoy para ver donde aparecen parecidas estructuras de poder". Esto se aplica igualmente si se entiende la Bestia como el Anticristo final.22 Para una buena introducción al tema, véase Bartina 1967:744-747. Watson (Anchor VI:54) divide los métodos en dos: criptograma y símbolo. 23 Mesters y Orofino (2003:268) siguen un quinto método. Señalan que la cifra "666" aparece sólo aquí y en 1 Reyes 10:14 (cf. 2 Cr 9:13), donde se informa sobre los exorbitantes impuestos anuales que recogía el Rey Salomón. "Sin duda alguna", afirman, "Juan... quiere evocar la pésima actuación de Salomón que se enriquecía a expensas de campesinos pobres del interior de Palestina". 24 Véase la definición de "gematría" e introducción al tema bajo la frase, "calcular el número de la bestia" (13:18).25 Entre los padre apostólicos, la carta a Bernabé (9:7-8) da una interpretación cristiana de "318: Con la iota de diez y la heta de ocho, dice el autor, "ahí tienes el nombre de IHSOUS. La letra tau significa 300, de modo que "en las dos primeras letras [el número] significa a Jesús, y en la otra, la cruz". 26 Otros textos rabínicos reinterpretan "cusita" (Nm 12:1, esposa de Moisés) como "hermosa", por la equivalencia de sus valores numéricos (Lothar Coenen III:183). La cita de estos pasajes rabínicos no garantiza la exactitud de sus cálculos matemáticos, ni tampoco una fecha contemporánea con Juan, pero sí demuestra la popularidad de tales métodos hermenéuticos. 27 Bartina (1967:746b) señala también que "120" en Hechos 1:15 es el triangular de 15 y "276" en Hch 27:37 el triangular de 23. Raymond Brown da un resumen amplio de las interpretaciones matemáticas de "153" (1970 II:1074-1076) pero duda que cálculos tan complicadas podrían estar asequibles a los lectores del evangelio. Slade (1998:373) también cuestionan esas interpretaciones.

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Más adelante OrSib 1:324-328 aplica una gematría parecida al nombre de Jesús: "El hijo de Dios poderoso llegará hasta los hombres, hecho carne... Tiene cuatro vocales y en él se repite la consonante. Y te detallaré la cifra total: ocho unidades, otras tantas decenas sobre aquellas y ocho centenas a los hombres incrédulos revelarán su nombre..." En efecto, la palabra Iêsous suma 888 (10+8+200+70+ 400+200). OrSib 5:11-51 ofrece una completa historia de los emperadores desde Julio César (5:12-14) hasta Adriano (5:47-49) por el número de la primera letra de cada nombre pero sin nombrar a ninguno. OrSib 11 también repasa la historia humana desde el diluvio hasta Cleopatra, identificando muchos nombres por códigos numéricos.28.

Otro juego parecido, pero con letras en lugar de números, aparece en OrSib 3:24: "Dios formó a Adán de cuatro letras, el primer hombre creado y cuyo nombre completaba con el levante, el poniente, mediodía y osa". El mismo juego aparece en 2 Enoc 30:13: ""Y le asigné su nombre que consta de cuatro elementos: Oriente, Occidente, Norte y Sur". La anagrama de las cuatro letras se hace en el griego: Anatolê, Dusis, Arktos y Mesêmbria.29

Por los criterios modernos de exégesis científica, es obvio que la gematría es un método subjetivo, a menudo arbitrario, y poco digno de confianza. Pero estos muchos ejemplos muestran que en el contexto del mundo antiguo, era un método respetable, usado por muchos autores serios de la época. Debemos recordar que Juan de Patmos no era un exégeta moderno sino un autor apocalíptico antiguo, que utilizaba las categorías y los criterios de su propia cultura y época. Por eso, con las debidas reservas, debemos reconocer la posibilidad de que la gematría sea parte de una posible clave al "666".

(2) Antes de hacer cálculos, ¿de qué número se trata? Desde tiempos de San Ireneo, ha circulado un texto variante para 13:18 que reza "616" (hexakosioi deka hex, o en números alfabéticos, χiς).30 El reciente anuncio de un nuevo papiro con "616", P115 de Oxyrrinco (conocido ahora como P4499),31 muy publicitado durante la primera década de este siglo, ha llevado a algunos a declararlo la variante mejor. "Ahora todo apunta en que el número original de la bestia es 616", ha declarado Ellen Aitken, de la Universidad McGill en Canadá, pues el nuevo manuscrito, según ella, "tiene como cien años más que cualquier otra versión" (Nuevo Siglo, junio de 2005, p.16). El anuncio hasta trajo cierto alivio público ante la fatídica llegada del temido 6 de junio de 2006. Pues bien, todo lo que viene a contrarrestar el pánico morboso ante lo que no es más que un número, ¡en hora buena!

Sin embargo, el problema textual es mucho más complejo. Los testimonios textuales para el Apocalipsis son comparativamente pocos, porque el libro era muy controvertido, y además la mayoría de los manuscritos y fragmentos existentes no incluye este texto. De los dos mejores manuscritos unciales para el Apocalipsis, ambos de siglo V, el Alejandrino (A) reza "666" y Efraemi (C) tiene "616". El Sinaiticus, (Alef, Siglo IV) también apoya "666". El manuscrito más antiguo para el Apocalipis, Chester Beatty p47 (probablemente siglo III), y todos los minúsculos conocidos, dan "666". Efraemi (siglo V) es uno de los dos unciales más valiosos para el Apocalipsis, pero estaba casi solo con "616".32 Ahora el apoyo al "616" aumentó significativamente en 1999 cuando Oxford publicó el nuevo fragmento, p115 (reclasificado como p4499), fechado entre siglo III y IV, que trae "616".33

Por ahora, es probable que el conjunto de los testimonios sigue apoyando el número tradicional de seiscientos sesenta y seis. Es precipitado afirmar que el nuevo papiro antecede al Chester Beatty por un siglo, y de todos modos, sería dudoso concluir que un solo papiro pueda contrarrestar importantes familias de textos sobre varios siglos. Sin embargo, la variante también tiene su importancia. Trataremos de descubrir cómo surgió ese otro número y qué significa su existencia. La respuesta que mejor explica ambas variantes, y que corresponda mejor con el perfil de la bestia en todo este capítulo y el capítulo 17, debe ser la preferida.34

28 Hay gematrías en OrSib 11:17-18, 23, 30, 91-92, 114, 142, 190, 208, 256, 273; OrSib 12 también tiene frecuentes gematrías. Keener (2000:355) cita Tr.Shem 3.1s; b.Ned. 32a; Pes. Rab Kab. 2.8 como otros ejemplos judíos. 29 Cf OrSib 8.321 Díez Macho (3:287) señala el mismo simbolismo en Ps-Cipriano, De mont Sinai et Sion 4 y en Agustín, Trad en Joh. ev (Migne 1473).30 Otras variantes que aparecen en algunos manuscritos poco antiguos son 665, 646 y 606 (cf MFord 226d; Nestle). Era muy natural, y no debe sorprendernos, que algunas veces se substituiría deka por hexêkonta o, cuando se escribía sólo con los tres dígitos correspondientes, cambiar χξς por χiς, la diferencia de una sola letra.31 La Universidad de Oxford, que había clasificado este papiro de p115, después lo reclasificó como p4499. Algunos lo malentendieron como un segundo documento en apoyo al "616". A diferencia de Efraemi (C), que pone "616" en las tres palabras correspondientes, p4499 lo escribe con las tres letras numéricas χiς.32 Los aparatos críticos mencionan sólo itz y una versión armenia; la mención de Ireneo confirma la existencia del número aunque Ireneo rechaza su autenticidad.33 The Oxyrhynchus Papyri (London: British Academy for The Egypt Exploration Society) vol. LXVI (ed. N. Gonis et al., 1999), pp. 10-35. Véase también New Testament Studies 46 (2000), pp. 159-174 y Peter M. Head, "Some Recently Published NT Papyri from Oxyrhynchus: An Overview and Preliminary Assessment", Tyndale Bulletin 51 (2000), pp. 1-16.34 Es especialmente necesario que el titular de "666" tenga alguna relación convincente con la cabeza herida y restaurada de 13:3.

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(3) La gematría de 666: ¿"César Nerón"? Entre los muchos nombres que se han propuesto para una solución gemátrica del 666, el más probable y más aceptado es el de Nerón. Este es el emperador quien ocupa el lugar más importante en todo el capítulo, según lo más probable de las explicaciones que hemos venido encontrando. Por eso vamos a concentrarnos en Nerón. Si la gematría no resulta convincente para él, es poco probable que lo sea para otra persona.35

La gematría, como explicamos anteriormente, tiene una peculiaridad muy importante: funciona sólo si uno ya sabe el nombre, o tiene sospechas que el número vendría a confirmar. Para proceder del nombre al número, uno sólo tiene que saber leer y sumar, pero del número al nombre es prácticamente imposible por las incógnitas del caso (¿cuántas letras? ¿en cuál idioma? ¿con o sin apellido y títulos? etc. etc.). En los casos de gematría citados arriba, el lector siempre sabía de antemano la identidad de las personas aludidas (Dios, Jesús, los emperadores sucesivos de OrSib 5 o la novia del "telegrama de amor" en la pared de Pompeya). Por lo mismo, podemos dar por sentado que los oyentes/lectores del Apocalipsis ya sabían a quién o a qué se refería el 666.36 El desafío no era hacer cálculos para adivinar quién era, sino saber descubrir en la gematría un mensaje sobre el carácter y las cualidades de dicho referente.

Si con el número 666 Juan alude a Nerón por gematría, no sería el primero ni el único en hacer juegos matemáticos con ese nombre. Suetonio (Nerón §39) menciona, entre los muchos chistes y burlas contra Nerón, un verso en griego repetido en el pueblo y escrito en paredes:

Calcula los valores numéricos,de las letras del nombre de Nerón,y los de "asesinó a su propia madre":Verás que suman lo mismo.37

Leonides de Alejandría, el padre de Orígenes y mártir en el año 202, era un destacado filósofo y literato. Compuso muchos epigramas en los que el valor numérico de los diversos renglones salía igual, incluso uno que parece dedicarse también a Nerón.

Estos juegos matemáticos, sin duda conocidos por el público de la época, confirman el presupuesto que acabamos de proponer: tanto Juan como sus lectores sabían de antemano a quién se refería el número simbólico. Ese método literario era un método de una sola via, del nombre hacia el número pero no al revés. Además, es casi seguro que ellos sabían que la gematría era una técnica frecuente de ataque contra los emperadores, o para burlarse de ellos, y especialmente contra Nerón. Hemos visto también que a lo largo de este capítulo, y del libro, Juan polemiza contra el imperio romano. Lo más natural para ellos, entonces, sería suponer que el 666 se refiere al emperador; lo sorprendente sería que no fuera así.38

Aunque no han sobrevivido evidencias de cómo los primeros lectores entendían el 666, y un siglo después Ireneo confiesa que él tampoco sabía (adv. haer. 5.30.3; Weinrich 2005:210-211), varias líneas de análisis sugieren el nombre "César Nerón" como posible sentido de 666. Se ha descubierto que si el nombre griego "César Nerón" se transcribe a letras hebreas, la suma de sus valores numéricos da 666.39 Además, usando el mismo método con el nombre correspondiente en latín, "Nero César", en letras hebreas, da 616, la importante variante textual.40 El nombre "Nero" en latín era una "N" menos que en el griego, para una diferencia de 50 valores numéricos (Brown 1997:793; Baukham 1993A:387; Osborne 2002:520; Beasley-Murray 1978:219).

Esta interpretación es más convincente si recordamos que los lectores no sólo estaban familiarizados con los métodos gemátricos, sino que también muy probablemente ya sabían de quién se trataba. Sin embargo, esta interpretación del 666 ha sido seriamente cuestionada. En primer lugar está la duda sobre el empleo del alfabeto hebreo. Los juegos gemátricos casi siempre se calculaban en griego, y Juan escribe en griego, aunque parece que piensa en hebreo. Escribe para una comunidad multicultural en que muchos hablaban hebreo o arameo además del griego. Bauckham (1993A:387) observa que 3 Baruc 4:3-7, escrito también en griego cerca del tiempo del Apocalipsis, emplea el alfabeto hebreo para su gematría de palabras griegas.41 Es cuestionable también el deletreo de "César" en estos cálculos, con QSR en lugar de QVSR con vav (Kittel I:463; Beasley-Murrray 1978:219), como también la "N" final de "Nerón". Contra este argumento, otros responden que el deletreo de nombres

35 Entre los otros candidatos Calígula (como 616) es el favorito; también figuran Domiciano (con las abreviaturas de sus títulos), Ulpio (gentilicio de Trajano), "César dios" (Kaisar theos), "César de los romanos" (Kaisar rômim), y el caos (Gunkel). 36 Cf. Bauckham 1993A:427; Koester 2001:132; Witherington 2003:177,185). Esto es tanto más probable porque los lectores originales conocían a Juan personalmente y todo indica que él había sido su pastor. Beasley-Murray (1978:219) propone que la gematría de 666 fue desarrollada antes de Juan, probablemente entre judíos.37 Tanto Nerón como idian metêra apekteine ("asesinó a su propia madre") suman en griego 1005. 38 Los dispensacionalistas y futuristas radicales, que creen que la Bestia se refiere exclusivamente al Anticristo final, están en la obligación de proponer un sentido más natural de 666 para los primeros lectores.39 Las consonantes hebreas del nombre son NRWN QSR, cuyos valores numéricos son 50 + 200 + 6 + 50 y 100 + 60 + 200, total 666 (Boring 1989:163b; Kittel I.463; Bauckham 1993A:387; Lothar Coenen III:184). En griego sólo el nombre "Nerón" sale en 1005, ya que los número en griego incluyen las vocales. 40 "Gaios Kaisar" (nombre del emperador Calígula) podría dar 616 también, pero no correspondería al 666.

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en el mundo antiguo, como se ve en el A.T., era muy flexible. De hecho, un documento arameo, hallado en Murabba'at, del año dos de Nerón, tiene también Nrôn Qsr, igual que el deletreo que da la suma de 666 (Ford 1975:226).42

(4) La isopsefia y el 666: por "isopsefia" se entiende una relación de sentido entre dos palabras o frases que suman cada una el mismo valor numérico, una especie de doble gematría (Bartina 1967:746). El verso sobre Nerón que cita Suetonio, los epigramas de Leonides de Alejandría, y la interpretación rabínica que el nombre del Mesías será "Menahem" porque igual que "Renuevo" suma 138, todos mencionados arriba, son ejemplos.43 Lo interesante es que la palabra "bestia" en griego (thêrion), convertida en letras hebreas (TYRVN), también da 666 (400 200 10 6 50; Aune 1998A:769; Kittel I:463; Meye 2001:570-571). Bauckham (1993A:390) señala que el genitivo "de la bestia", thêriou, suma 616, ya que el genitivo no tiene la "N" del nominativo y las vocales no cuentan en el hebreo.44

Esto sugiere un significado más profundo para la declaración que "el número de la bestia ... es número de (un) hombre" (13:18). En efecto, puede significar que ambos términos, "bestia" y "César Nerón", valen 666 y por eso son idénticos. "La gematría no sólo afirma que Nerón es la bestia", dice Bauckham, sino "demuestra que lo es. El mismo nombre de Nerón lo identifica por su valor numérico como la bestia apocalíptica de Daniel" (1993A:389; Mounce 1998:262). 45 Este argumento refuerza la hipótesis que 666 como alusión a Nerón probablemente era entendido de antemano por los lectores. A la vez puede ayudar a entender por qué Juan habría hecho esta doble gematría con el alfabeto hebreo. Desde un principio quería el número que correspondería tanto a "Bestia" como a "Nerón", lo que no resultaría en griego en parte por la inclusión de las vocales.

(5) Números triangulares y 666: Un número triangular es la suma de todos los números desde uno hasta el número raíz del triangular. Por ejemplo, diez es el triangular de cuatro (1+2+3+4) y quince es el triangular de cinco (1+2+3+4+5). Puesto que los antiguos no disponían del sistema de números, y hacer cálculos con letras era muy complicado, usaban el ábaco o hasta piedritas (cf. psêfizô, "calcular" 13:18, de psêfos, piedrita) para sus matemáticas, a menudo a partir de configuraciones geométricas. De ahí se derivan nuestros términos como "cuadrado", "cubo" y "triangular". Si para diagramar el número triangular de cuatro, por ejemplo, ponemos una piedrita (o punto, o marca), y debajo y bien alineados, dos puntos, y más abajo otros tres, etc., van a formar siempre un triángulo. El total de los números, inclusive el mismo número raíz, se llama "número triangular". De ese diagrama se descubriría que uno, seis (1+2+3) y diez (1+2+3+4) son los primeros números triangulares. La fórmula para tal número es: T = n (n+1) dividido por dos, donde "n" significa el número raíz y "T" el resultado triangular.

Por exóticos que nos pueden parecer estos conceptos hoy, en el mundo antiguo estaban ampliamente conocidos, y no sólo entre matemáticos.46 Ya eran conocidos por Aristóteles (Meteorologica 1092b. citado por Aune 1998A:772) y fue un método favorito de los pitagóricos. Ford (1975:216; cf. Foulkes 1989:152) cita el uso de números triangulares por Filón, un judío de Alejandría contemporáneo con Jesús (m. 50 d.C.).47 Hay también números en el N.T. que son triangulares.48 Según la

41 Todo este pasaje de 3 Baruc se basa en el valor numérico del drakôn, que en letras del hebreo suma 360. Por otra parte, Koester (2001:132) observa que cuando Juan cita nombres del hebreo, suele explicar lo que hace (9:11; 16:16), lo que con más razón haría en 13:18. Bo Reicke argumenta que el 666 fue identificado con Nerón antes del Apocalipsis, en hebreo, quizá por algún profeta celota durante la guerra judía (Reicke 1972:189-191, seguido por Beasley-Murray 1974:220 y Sweet 1979:218). De hecho, otras palabras del arameo, como "Maranata", eran conocidas por los cristianos, tanto gentiles como judíos.42 Otro argumento contra esta interpretación gemátrica es la ausencia de testimonio patrístico y el hecho que Ireneo no parece darse cuenta del método bilingüe empleado para sacar 666 en hebreo. Los padres apostólicos y apologistas nunca mencionan el 666, quizá por considerarlo poco importante, y ya para los tiempos de Ireneo hubo pocos cristianos judíos y no se le hubiera ocurrido buscar la gematría en el hebreo. 43 Otro ejemplo es una inscripción romana que reza "Gaios - hagios - agathos", donde cada palabra griega suma 200, para indicar que Gaios es santo y bueno (Lothar Coenen III:183).44 La frase en 13:18 está en el caso genitivo, "número de la bestia" (arithmon tou thêriou).45 Como señalamos anteriormente en este capítulo, autores antiguos solían referirse a Nerón como bestia (Aune 1998A:771)46 En siglos posteriores, estos conceptos iban a ser básicos en la cabalística judía. Los masoretas empleaban un sistema parecido para comprobar la exactitud de sus copias.47 Filón analiza el diez como triangular de cuatro, con la correspondiente relación entre esos dos números (De Decalogo 6) y dedica el capítulo 32 en De Opificio Mundi (de la creación) al tema del triángulo rectangular. En sus escritos son frecuentes las exposiciones geométricias y los análisis gemátricos. 48 Ya hemos analizado el número "153" en Juan 21:11, número triangular de 17, como posible descripción de la pesca completa de convertidos. Otro número algo curioso es el "276" de los pasajeros en la nave con San Pablo (Hch 27:37), que es el triangular de 23. Nada impide que ambos número sean literales, pero sorprenden por ser muy exactos, siendo tan grandes (¿Contaron los discípulos todos los peces? ¿Qué razón hubo de inscribir esos números tan precisos?). Por regla general, cuando los autores bíblicos

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conclusión de Bauckham (1993A:391), muchas de estas ideas "eran conocidas por Filón de Alejandría y podemos suponer también conocidas comúnmente por cualquier persona normalmente informada a fines del primer siglo".

Bajo este análisis, 666 resulta ser el número triangular de 36, y 36 a su vez el triangular de 8, resultando ser un doble triangular (triangular de un triangular). La mención de algún número triangular aquí podría ser pura casualidad, pero un doble triangular, junto con otras correspondencias matemáticas y gemátricas, es mucho menos probable que lo sea. 49 Ahora, con un número triangular, el significado está en el número raíz, en este caso, "ocho", y Apocalipsis 17:11 señala a la Bestia final como un octavo. Es posible, entonces, que estos números triangulares confirman la identificación del 366 como un emperador romano (17:9-11). Ese "octavo" de 17:11 parece ser Nero redivivus, sea como el Anticristo final o en la persona de Domiciano como su alter ego.

Este análisis aporta otros detalles más. Según Farrer (1964:159; cf. Sweet 1979:217), "Un número doblemente triangular expresa una trilateralidad (el tres ha dominado el relato de las trompetas, 8:7-9), lo que contrasta con el número cuadrado del rebaño de Cristo" (14:1; cf. Keener 2000:354). Por otra parte, el número 36 (segundo número raíz de 666) es el cuadrado de 6 por 6, de modo que 666 no es sólo un doble triangular sino el doble triangular de un número cuadrado.50 Bauckham (1993A:394) indica que el siguiente número triangular de un número cuadrado va a ser 750925, el triangular de 1225 que a su vez es el cuadrado de 35. Con esta nueva correlación matemática, se hace más verosímil e impresionante el argumento de los números triangulares, y más difícil creer que todo sea pura coincidencia. Si Juan estaba señalando al seis como otro número detrás del 666, eso vincularía el argumento de nuevo con el seiscientos sesenta y seis (hexakosioi hexêkonta hex, aunque no con χξς, la forma alfabética de 666; Bauckham 1993A:394).

Bauckham (1993A:396) señala otra coincidencia interesante: de esos triangulares dobles (n.524), 666 es la octava. De todo eso, saca una conclusión sorprendente:

El número 666 para Nerón no sólo revela por isopsefia que él es la bestia; revela también que como el octavo número doblemente triangular, que él es el octavo y así relacionado con las siete cabezas de la bestia como una octava. Quizás -- aunque es imposible estar seguro -- Juan había notado también que uno de los siete primeros triangulares dobles es seis, de modo que en ese sentido se podría decir que el octavo es también uno de los siete ... la bestia es "un octavo" y a la vez uno "de los siete" (Ap. 17:11).

El masivo argumento de Bauckham es muy impresionante y sugerente, pero persiste la duda sobre la probabilidad de razonamientos matemáticos tan complejísimos en el pensamiento de Juan de Patmos y sus lectores (¡y eso, sin calculadoras!). Sería factible sólo si las diferentes relaciones geométricas y matemáticas eran ya conocidas, sin la necesidad de hacer los cálculos correspondientes, quizá como una especie de folclor pitagórico. Pero no tenemos cómo saber si tal situación existía. Como hemos visto, hay cierta evidencia del interés de los primeros cristianos en los números simbólicos y la gematría. Aune (1998A:772) anota que el argumento de los números triangulares es tautológico y en sí no puede indicar el nombre de nadie sino sólo convertir unos números en otros números. Con eso señala el punto débil de ese argumento, en su poco segura relación con Nerón como octavo.

(6) 666 como simbolismo de imperfección: La mayoría de los que no están convencidos por la gematría y la isopsefia, y menos por los números triangulares, sostiene que el 666 no tiene ningún referente externo específico, como Nerón o el imperio romano o el Anticristo, sino que es puramente simbólico.51 Boring (1989:163) afirma que este número es entendido como símbolo, no por análisis, sino captado por su elemento de misterio evocativo. Para esta interpretación, el Apocalipsis es un libro de símbolos, no de acertijos. Por eso, la gran mayoría de los que proponen estas interpretaciones rechazan los métodos criptográficos, aunque es teóricamente posible que en algunos casos los dos métodos sean mutuamente compatibles.

El punto de partida para esta interpretación es la correlación entre el 666 de Apoc 13:18 y el 888 de OrSib 1:324-328, ya mencionado. Si Cristo es 888, más que completo y perfecto, la bestia aspira a serlo pero siempre queda corto, tres veces seis, sin llegar nunca a siete. A veces la interpretación subraya 666 como lo incompleto, la insuficiencia; la bestia, según Osborne (2002:521) es "incompleto, incompleto, incompleto", como Dios es "santo, santo, santo".52 La misma correlación con 888

quieren que un número grande se entienda literalmente, suelen emplear términos de comparación: "unos cinco mil" (Mt 14:21; Lc 9:14; Jn 5:10); "como de cincuenta cada grupo" (Lc 9:14); "eran como ciento veinte en número" (Hch 1:15, que parece tener sentido literal además de simbólico, de doce por diez, y triangular del número raíz quince). En cambio, cuando el pasaje requiere un número preciso para efectos del simbolismo matemático, acostumbran dar el nombre a secas, sin "como" (Ap 7:4-8; 11:13; 14:1,20; 21:12-17). Esto favorce la posiblidad de que Jn 21:11 y Hch 27:37 puedan tener significado simbólico.49 Los diez primeros números triangulares dobles son 1, 6, 21, 55, 120, 231, 406, 666, 1035, 1540 (Bauckhm 1993A:394).50 Bauckham (1993A:387) insiste en la importancia de relacionar los números triangulares con los cuadrados y rectangulares.51 De hecho, las otras interpretaciones de 666 (gematría, isopsefia, triangulares) son igualmente simbólicas, pero con simbolismo matemático en vez de simbolismo conceptual. Ambos tipos de simbolismo eran frecuentes en la literatura apocalíptica. La interpretación literal de 666 sería que el Anticristo futuro marcará con tatuajes a todos sus súbditos.

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puede significar imperfección, defecto, no sólo falta o deficiencia. Para Beasley-Murray (1974:220), el 666 "implica un continuo quedar corto de la perfección divina que sugiere 777" (Rom 3:23, husterountai tês doxês tou theou).

Los significados abstractos que se atribuyen al 666 a partir de estos postulados, igual que las explicaciones gemátricas de 666, son muy variadas. Para Ladd (1978:165), 666 es "un número simbólico de lo mejor que el hombre puede lograr". Según la interpretación parecida de Minear (1968:258) significa "lo engañoso de lo casi perfecto", y para Pikaza (1999:159) debe entenderse "como serie indefinida de lo finito...que no llega al Siete de Dios" (cf. Richard 1994:139). En ese sentidFo, el 666 es "lo penúltimo intensificado" y "lo penúltimo que pretende ser lo último". Ellul (1977:98) ve en este número el grave error de "intentar llegar a siete sólo por multiplicar los seises". y acumular imperfecciones. Catherine y Justo González (1978:81) avalan la interpretación de 666 como "el epítome de toda rebelión contra Dios". En una veta más política, Richardson (1964:84) aplica el fatídico 666 a "todo aquel que acapara el poder político y religioso y pretende tomar el lugar de Dios como Señor de la conciencia humana".53 Para Schüssler-Fiorenza (1997:33), el número apunta al conflicto arquetípico entre lo demoníaco y lo divino.

Además de la supuesta correlación contrastante con 888, se ha apelado a otros argumentos también en apoyo a la interpretación simbólica de 666.54 Varios autores descubren en el seis una alusión a la creación de la humanidad en el sexto día de la creación (Beasley-Murray 1978:220; Hendriksen 1984:182), de modo que 666 sería "el número de la humanidad"55 Pero ese hecho para nada implica defecto ni deficiencia en la creación, sólo por ser el sexto día.56 Ireneo señaló al respecto que el diluvio ocurrió cuando Noé tenía 600 años (Gn 7:6; Bartina 1967:746), lo que corresponde simplemente al afán del autor de marcar siempre la cronología de su relato. Scofield sugiere una relación simbólica con la altura de Goliat (1 Sm 17:4; seis codos y una palma) y de la imagen de oro que levantó Nabucodonosor (Dn 3:1; 60 codos de alta y seis de ancho), pero en ambos casos, sólo expresa el gran tamaño de lo mencionado. La sencilla verdad es que en la Biblia el número seis fue quizá el menos importante de los número y no tenía ningún significado inherentemente negativo (IDB III:565; ISBE III:559).

Un paralelo más convincente es la supuesta relación entre 666 y el concepto apocalíptico de la historia como compuesta de siete milenios, partiendo de Salmo 90:4 para tomar cada día de la creación como mil años de la historia. Entonces, según algunos (Beasley-Murray 1978:220; Sweet 1979:218), el séptimo milenio sería del Mesías y el sexto, que lo precede, del Anticristo. Pero esta interpretación también yerra en tomar el "666" como el "seis" repetido tres veces y no como la suma total. La teoría tendría que documentarse mejor y mostrar que corresponde al pensamiento de Juan. De hecho, Juan no vincula el milenio (20:1-10) con los días de la creación sino con la historia del dragón (Ap 12, 13, 17, 19, 20). Además, en el esquema de Juan, el milenio mismo no es el final sino también penúltimo (20:7-10).

Algunos (Boring 1989:162; Beale 1999:722) argumentan del mismo Apocalipsis que el sexto sello, la sexta trompeta y la sexta copa son siempre el colmo del mal, y en cada caso el séptimo es la venida de Dios. Sin embargo, la séptima copa es la peor de todas, y la sexta carta (Filadelfia) es la mejor de todas. Más bien, Juan emplea una brillante sicología del suspenso. Los sellos van de mal en peor hasta el sexto, y esperamos el acabóse con el séptimo pero nos encontramos con la sorpresa de silencio e incienso. Igualmente las trompetas van aumentando en severidad hasta la sexta, y con la séptima tenemos la sorpresa del "Aleluya" del reino de Dios. Con las copas, igual pasa con las seis primeras, pero con la séptima copa, la sorpresa es que no hay sorpresa. La paciencia de Dios se ha agotado y la séptima copa es el Armagedón.

La correlación de "666" con "888" tampoco es del todo convincente. El texto de Apocalipsis 13:18 pone todo el énfasis en la suma, sin mucha posibilidad de interpretarlo desde un "6" repetido tres veces. 57 El caso de OrSib 1:324-329 es radicalmente distinto en importantes aspectos. Aunque, igual de Ap 13:18, se basa en la gematría de un nombre, en este caso se menciona el nombre de antemano, y se procede a calcular, en griego, los valores de la palabra Iêsous. Lo que en Apocalipsis 13:18 es una escueta declaración, en OrSib 1 es todo un acertijo bien armado:

52 Muchos de estos autores cometen el error de tratar el "666" como la triple repetición del número seis, cosa imposible tanto en los manuscritos que lo expresan por tres palabras (la mayoría) como en los que ponen las tres letras que corresponden (χξς). A partir de ese malentendido, Beale (1999:722) descubre "una parodia de la divina trinidad de tres sietes". Cf. arriba, n.483.53 Según el análisis de Pablo Richard (1994:140a), el 666 deja expuesto que "todo el sistema de dominación de la Bestia es imperfecto, no es tan perfecto y poderoso como aparece ... la Bestia es un tigre de papel".54 Ya hemos explicado que la gematría es también un método simbólico, conocido en la literatura apocalíptica y plenamente compatible con el estilo y la mentalidad de Juan. Es contradictorio apelar a una gematría que OrSib 1 hace del nombre Iêsous", por la que saca 888, como base para excluir la posibilidad de gematría en Apoc 13:18.55 Los defensores de la interpretación simbólica entienden la frase de Ap 13:18 como "el número del hombre", no "el número de un hombre"`.56 Curiosamente, Filón (Legum Allegoriae 1.3-4), en su exposición del sexto día, interpreta el número seis como "un número perfecto, puesto que es igual en todas sus partes". 57 Beale (1999:727) apela a la asonancia de la frase hexakosioi hexêkonta hex, con su repetición de "hex", pero es poco probable que esa repetición totalmente normal hubiera sido la clave al significado del número.

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El hijo del Dios poderoso llegará hasta los hombres, hecho carne,igualado a los mortales en la tierra.Tiene cuatro vocales y en él se repite la consonante.Yo te detallaré la cifra total:ocho unidades,otras tantas decenas sobre aquellasy ocho centenas a los hombres incrédulos revelarán su nombre;y tu, en tus mientes,piensa en Cristo, hijo de Dios inmortal y altísimo.

Esta versión de gematría, a diferencia de Apocalipsis 13:18, nunca dice "ochocientos ochenta y ocho" ni lo expresa en las tres letras correspondiente, como hacen algunos manuscritos del Apocalipsis. Pero está armado para destacar con el mayor énfasis posible la cifra "ocho", subordinando casi totalmente la suma. A la luz de estas diferencias, sería más fácil demostrar que este pasaje de OrSib no es paralelo con nuestro texto juanino. Y curiosamente, hablando con toda exactitud, ¡ni Apocalipsis dice "666" ni OrSib dice "888"!

A menudo la interpretación simbólica de 666 tiende a trivializar el pecado. Puesto que no es sostenible la supuesta relación entre el seis (o el 666) y la maldad, la rebeldía o el pecado, el único significado válido que le queda es el de incompleto o imperfecto. En muchos casos (como el de Minear o de Beale; cf. Smalley 2005:349), la opción por el sentido simbólico de 666 refleja otra opción, una terca resistencia a toda referencia al imperio romano o toda lectura del Apocalipsis en clave histórica, pastoral y antiimperialista.58

Conclusion: En este capítulo, tendremos que conformarnos con respuestas muy provisorias y precarias.59 De algunos detalles del relato de la bestia no podremos estar seguros, y mucho menos del significado de su número. Pero eso no debe sorprendernos ni desanimarnos. A pesar de los detalles no aclarados satisfactoriamente, el mensaje del capítulo es inequívocamente claro: el imperialismo autoritario y opresor, sea de Roma o del Anticristo final o de otros gobiernos en la historia, es una maniobra del diablo. Los que siguen al Cordero no pueden doblar la rodilla ante los emperadores de ayer ni de hoy.

Aquí no cabe el dogmatismo del que tiene todas las respuestas, sino la humildad de quien quiere escuchar la voz de Dios. Con oración, en la comunidad de fe, debemos esperar que el Espíritu Santo hable de nuevo a las iglesias, también por medio de este pasaje tan difícil.60 Al fin nuestra respuesta debe ser la misma de los creyentes de Asia Menor, que entendían mucho más que nosotros: "Ellos han vencido por medio de la sangre del Cordeero... y no valoraron tanto su vida como para evitar la muerte ... Sé fiel hasta la muerte, y yo te daré la corona de la vida" (Ap 12:11; 2:10).

Gracias a Dios, la marca de la bestia no es la última palabra; le sigue el sello del Cordero (14:1) Un detalle importante, poco tomado en cuenta pero decisivo en la estructura del argumento de este capítulo, es la yuxtaposición inmediata de la marca de la bestia (13:16-18) y el sello del Cordero (14:1).61 Lamentablemente, la división de los capítulos tiende a opacar esa correlación. Después de la muy larga visión del dragón y sus dos bestias, Juan miró de nuevo y vio al victorioso Señor de los fieles. Es importante mirar bien a las bestias que nos rodean hoy, pero aún más importante levantar la vista para mirar a Cristo.

No cabe duda de que Juan quería destacar el contraste dramático en este repentino viraje. El contraste entre el falso cordero (13:11) y Jesucristo, el verdadero Cordero (14:1), es definitivo. Las dos bestias salen del mar y de la tierra (13:1,11); el Cordero "apareció" ante la vista de Juan. El dragón se paró sobre las arenas de la playa (13:1); el Cordero está en pié sobre el monte Carmelo. La bestia está rodeada de una multitud de gente que la adoran; el Cordero está rodeado de ciento cuarenta y cuatro mil fieles. Los impíos llevan la marca de la bestia en la mano derecha y en la frente; los fieles "llevaban escrito en la frente el nombre del Cordero y de su Padre".62 El dragón "hace la guerra a los santos y los vence" (13:7), pero en seguida Cristo

58 Si 666 no es más que un concepto abstracto de insuficiencia, ¿qué tiene que ver con el resto de este capítulo? Según 15:2, los fieles han vencido "a la bestia y a su imagen, y su marca y el número de su nombre". ¿Cómo sería posible vencer a la idea simbólica de insuficiencia o imperfección?59 Es posible que algunos pasajes y algunos detalles, incluso el "666", hayan tenido originalmente múltiples significados, a veces para todos o a veces para distintos lectores.60 Cf Stam 2004B:70-72, "El Espíritu Santo en la comunidad oyente" (Stam 1983:61-63).61 La visión de Cristo y los vencedores es muy breve (14:1-5), pero desde la perspectiva cristocéntrica de Juan, estos cinco versículos están en pleno contrapeso con los dos capítulos anteriores. Estrictamente, este párrafo se hubiera incluido mejor con el capítulo anterior.62 A primera vista la secuencia de las acciones de la segunda bestia parece un anticlímax: milagros (13:13-14), sentencia de muerte (13:15), bloqueo económico (13:16-17) y aclaración del número de la bestia (13:18). Pero esa secuencia permite a Juan destacar tanto más el contraste total con la visión del Cordero en el monte Sión. Esta yuxtaposición inmediata subraya también el contraste entre los dos números, el "666" y el "144 mil".

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se levanta vencedor sin rival. En resumen: cuando los agentes del dragón han hecho su peor ataque, con toda la maldad de que son capaces, ahí está el Cordero, incólume sobre el monte Sión.63

En los tiempos de Juan muchos "cristianos" no querían definirse. Los nicolaítas, por ejemplo, querían pertenecer a Cristo pero también a la bestia; querían ser cristianos pero a la vez participar en el culto al imperio. Querían llevar ambos nombres en sus frentes, pero no es posible, porque sólo cabe uno o el otro pero no ambos. El nombre en la frente define la lealtad última y definitiva de cada persona. En la hora del juicio, no quedará ningún espacio para ambigüedad; cada cual habrá declarado, con la "marca" que lleva, quien es su verdadero Señor (Mounce 1998:264).

En su conjunto, este pasaje (13:16-14:5) es tanto una amonestación como una promesa y a la vez una opción ineludible. Cada uno puede aceptar la marca de la bestia, participar en la idolatría del sistema y sus falsos valores (egoismo, consumismo, hedonismo, éxito, imperialismo con sus beneficios), para evitar problemas y disfrutar ventajas en su vida diaria. O puede rechazar la idolatría y los falsos valores del sistema, aunque le pueda costar hasta la vida misma. Pero nadie puede escaparse de esa opción radical, entre la muerte y la vida. Adaptándose al sistema, uno opta por salir mejor en esta vida, pero después de esa vida que no es vida, acarrear la muerte eterna (20:6). O puede optar por el reino de Dios y su justicia, que le puede traer la muerte física, pero al fin la vida eterna en presencia del Cordero (Osborne 2002:524).

La opción que nos plantea entre estas dos marcas, estas dos identidades, es la del antiguo pacto de Yahvé con Israel: "Te he dado a elegir entre la vida y la muerte, entre la bendición y la maldición. Elige, pues, la vida... Ama al Señor tu Dios y sé fiel a él, porque de él depende tu vida, y por el vivirás..." (Dt 30:19-20).

63 El capítulo 14 anticipa también dos destinos distintos: victoria y vida en comunión con el Cordero, o juicio y destrucción con la bestia en su "Babilonia" (14:8-11).