Parábola del Trueque

Final Alternativo

Grupo: 123

Equipo 3 B

Integrantes:

Ávila Mendoza Darío Yahir

Ramos Karen

Lazos Rodarte Ilse

Lilian Karla

El recién casado que se dejó llevar por la corriente del entusiasmo que despertaron los cambios,

cayó en un profundo abatimiento. El recuerdo de su antigua esposa, bella y natural, lo atormentaba

a cada momento, la mujer no era nada a comparación de lo que vio la primera vez, la manchas en

su cuerpo eran cada vez más notorias y el olor a sulfato de cobre se hacía más penetrante, pero ya

no había nada que pudiera hacer, más que estar bien con su matrimonio; pensamiento muy alejado

del que tenían los otros hombre del lugar, quienes solo atinaban a hacer menos a sus esposas.

Sofía y yo nos encontramos a merced de la envidia y del odio, salía de casa y todos me miraba mal,

parecía que querían matarme con la mirada, con excepción de las mujeres, quienes me ignoraban

al pasar, se veían decaídas y oxidadas, yo deseaba que el destino fuera mejor para ellas, los hombres

decidieron cambiar a sus esposas por una belleza pasajera, por un amor efímero, yo decidí

quedarme con Sofía aún a pesar de tener frente a mi la tentación.

Ellos tomaron una decisión distinta y ahora llegaban sus consecuencias, su odio hacia nuestra

persona solo reflejaba su falta de responsabilidad por sus errores.

Ante esa actitud general, creí conveniente tomar unas precauciones. Pero a Sofía le costaba trabajo

disimular su júbilo y dio en salir a la calle con sus mejores atavíos, haciendo gala entre tanta

desolación.

Un día salió del pueblo una expedición de los maridos engañados, ahogados todos en la envidia de

la belleza destacada de Sofía, decidieron encaminarse a mi casa, donde ella ella se encontraba sola.

Caminaba rumbo a mi casa cuando a lo lejos vi un cuerpo caer al suelo, la reconocí y le hablé

asustado, ella muy feliz al verme se levantó y me abrazó, entre lágrimas me contó lo sucedido, ellos

intentaron matarla, tenían un plan casi perfecto, juntos caminaban muy sigilosamente por nuestro

jardín, eran una clase de equipo, en donde unos se quedaron afuera a vigilar, otros ayudaron a

entrar a la casa y el resto se dedicó a cometer el crimen.

Su deseo era matarnos, pero no sabían que Sofía era muy temerosa por lo que, con recelo y cuidado,

guardaba un arma cerca de ella, misma con la que los amenazó y salió despavorida de la casa, hacia

mucho frío, correr a las 12:30 de la mañana en ese vecindario era muy mala idea, pero no para ella,

quien sólo pensaba en huir.

Pensé que si dejaba pasar el tiempo las cosas se calmarían y mejorarían , más no fue así.

Los hombres intentaron matarnos por segunda vez, nos acorralaron mientras íbamos caminando

por la calle de noche; ahora estaban más armados, nos arrodillaron y miré de frente a Sofía, ella no

era tan morena como parecía, a la luz de la luna su rostro se llenaba de reflejos, sus ojos brillaban

al mirarme, un sonido estruendoso se oyó y ella de desplomó frente a mi, le habían disparado en la

cabeza. A mí no me mataron, querían que viviera con el sentimiento de haber perdido a mi Sofía y

la culpa por no haberla cambiado.