Florencia, sueño de una tarde de verano

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Por Jonás AlpízarFoto Lidia R. Wah

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amino de puntitas tras los párpados cerrados de la ciudad, como no queriendo arrancarla

del letargo en el que se ve sumida. La madrugada bañaba los tejados de rocío. El despertador había sonado a una hora absurda. Absurda y temprana, cuando el cielo aún pintaba un azul oscuro. A estas horas muchas cosas parecen difíciles, sin duda una de éstas es vestir de lógica y sentido común el haber puesto el despertador a una hora tan absurda. Deslizarse por la puerta del hotel fue más sencillo. Hacer caso a la recomendación del concierge y ser testigo del amanecer desde la Piazza Santo Spirito, tampoco fue complicado. "Son estas pequeñas cosas que convierten a Florencia en un lugar mágico ", afi rmó convencido Luca, sin esperar que le tomara la palabra.

Sueñoverano

C

de una

tarde de

— En Florencia —


En una ciudad como ésta, con toda la historia, toda la belleza, tanto natural como creada, si un fi orentino recomienda algo realmente "mágico", lo mínimo que podemos hacer es hacerle caso.

Y así, ahora cruzo el río Arno sobre el Ponte Santa Trinita, el puente en arco elíptico más antiguo del mundo (esto no lo sabía cuando lo crucé). Si el mapa no se equivoca, debo caminar Via Maggio hasta Via Michelozzi y continuar hasta que ésta cambie de nombre a Piazza Santo Spirito.

Amanece en FlorenciaSituada en el barrio Oltrarno,

reciente objetivo de la gentrifi cación que esta ciudad está viviendo, se encuentra la Basílica de Santa María del Santo Spirito, una de las iglesias más importantes de Florencia y un buen ejemplo de la llamada arquitectura del Renacimiento. Pero no hemos venido a la iglesia en sí, sino a la plaza del mismo nombre que está frente a ella.

El cielo se pintó de azul claro justo cuando el sol toscano, tan homenajeado en libros, pinturas y canciones, vuelve a hacer acto de presencia. La lentitud con la que las sombras van dando paso al color brillante de la fachada amarilla de la basílica, hacen que el madrugar cobre todo el sentido necesario.


Generalmente los viajeros tenemos una incesante necesidad de conocer mucho, ver mucho, probar todo; de ahí que sentarse a perder el tiempo puede sentirse como eso: una pérdida de tiempo. Tras haber visitado los imprescindibles de Florencia, como lo son el Ponte Vecchio (con sus obligadas fotografías), la Galleria dell'Accademia (con el David, de Miguel Ángel) la Catedral de Santa Maria dei Fiore (con Il Duomo y la cúpula Brunelleschi), y la Piazza Della Signoria (con las impresionantes esculturas al aire libre). Tomar este descanso se convirtió en algo más significativo. Ciudades como Florencia, emulando las grandes piezas musicales, están conformadas por sonidos y silencios; y poder ser testigo de los momentos en que la urbe baja la voz, nos hace apreciar más cuando grita en un vertiginoso in crescendo.

Y si concordamos con Luca, la Piazza Santo Spirito es el mejor lugar para darle el boungiorno a Florencia; el atardecer se antoja más relajado y podemos presenciarlo desde la terraza de cualquier café. La amplísima Piazza Santa Croce nos brinda el panorama perfecto para ello.


Atardece en FlorenciaSentado perezosamente en el café, sin más

obligación que la de vigilar el lento trayecto que las largas sombras dibujan sobre el empedrado, vuelvo a hojear la gastada edición matutina de la Repubblica. Me pierdo en la belleza de las formas que el idioma italiano ostenta. Poco importa qué signifi quen palabras como mattino, contatti, rifi uti. El café se entibia y, ya para el sorbo fi nal, será un amasijo de pequeños pozos oscuros y frío. El sabor de éste permanece más que los colores rosas y naranjas que pintaron el cielo en el último vistazo de sol.

La noche llega tan sigilosa y tan repentina como aquella vieja canción de Carlo Buti llamada Firenze Sogna. Y al compás de violines y piones, el cielo fl orentino se va vistiendo del manto de estrellas mencionado en la letra. Al mismo tiempo, la ciudad se convierte, poco a poco, en otra versión de la misma. El abanico de posibilidades que la oscuridad provee, es igual de vasto que el del día. Pero eso merece ser contado en otra historia, en otro momento. Buonasera, Florencia.

Una Florencia menos conocida¿Qué se puede hacer después de visitar el Palazzo Vecchio y la Galleria degli Uffi zi? A continuación un par de recomendaciones para quien quiera salirse de los circuitos más turísticos de esta ciudad de la Toscana.

Museo Salvatore Ferragamo

Aparte de mostrar la vida y obra del autodenominado zapatero de los sueños, el recinto exhibe piezas de calzado únicas, de entre 1927 y 1960. Abre todos los días, 10 am – 7:30 pm. Palazzo Spini Feroni, Piazza Santa Trinita 5www.ferragamo.com/museo/it/ita

Giardino di Boboli

Esta impresionante extensión verde entre el Palazzo Pitti y la Porta Romana es uno de los jardines más elegantes de Italia. Destacamos el Anfi teatro, con el obelisco egipcio y la vasija romana al centro.Piazza Pitti, entrada € 7,00.Abre todos los días, 8:15 am – 7:30 pm.

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