Flores de Pel

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EGON WOLFF Antología de obras teatrales GOBIERNO DE CHItE

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flores de papel

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  • EGON WOLFFAntologa de obras teatrales

    GOBIERNO DE CHItE

  • FLORES DE PAPEL(1970)

  • FLORES DE PAPEL

    Estreno: 13 de noviembre de 1970,Teatro Municipal de Las Condes.

    Reparto:

    EVA (Carla Cristi)EL MERLUZA (Jorge lvarez)

    Direccin:

    Luis Poirot

  • Personajes

    El MerluzaEva

    ESCENA PRIMERA

    (Escenario: Living de pequeo departamento suburbano, arreglado con esmero, conmanofemenina, confortable, ntimo. Dospuertas, adems de la de entrada, una al dormitorio, la otra a la cocina. Una ventana. En una jaula, un canario. En algn lugar, uncaballete con un lienzo a medio pintar. Caja de leos. En otro, figuras hechas de paja:peces, cabezas de animales diversos [burros, cerdos, gallos, etc.] La escena est vaca.

    Luego entran Eva y ElMerluza. Eva, 40, bien vestida, con medida elegancia. ElMerluza, 30, zarrapastroso, sucio, despeinado, flaco, plido.

    Eva, que abre la puerta, entra resueltamente. Va hacia la cocina. ElMerluza quedaen la puerta, titubeando entrar. Trae dos grandes bolsas de papel. Tirita con todo elcuerpo. Mira la habitacin con tmida curiosidad.)

    Eva.- (Volviendo de la cocina.) Bueno, pase. Pase! Djelos ah, en la cocina! (ElMerluza entra con respetuosa cautela, sin dejar de mirar los objetos. Deja las bolsasen el suelo, en medio de la habitacin.) Ah no! En la cocina. Al lado delhorno, por favor. (ElMerluza hace como le dicen. Vuelve a salir sin las bolsas.Eva ha entrado al dormitorio. Salepeinndose con una escobilla. Saca un billete desu cartera y se lo pasa.) Aqu tiene, y gracias. (ElMerluza no toma el billete quelepasan.) Tome! No me va a decir que me trajo los paquetes por nada? (ElMerluza la mira fijo.) Bueno, entonces, muchas gracias. Ha sido muy amable. (ElMerluza no le quita la vista.) Muy amable. No tena por qu hacerlo.Muchas gracias.

    Merluza.- (Con voz impersonal; dolida.) Preferira que me diera una taza de t.Eva.- (Un poco sorprendida.) T?Merluza.- Usted tiene, no es cierto?Eva.- Claro que s, pero... No tengo tiempo. Voy a prepararme el almuerzo y

    luego tendr que salir. (Vuelve a ofrecerle el billete.) Con esto puede servirseuna taza en cualquier parte. En la esquina hay una fuente de soda.

    Merluza.- Cualquier parte no sera lo mismo.Eva.- (Interesada.) Ah, no? Y por qu?Merluza.- No sera lo mismo. (Siempre con su mirada fija en ella.)Eva.- Bueno, pero... No tengo tiempo, ya le dije. Tome y vayase, que tengo

    que hacer.Merluza.- Abajo me estn esperando.Eva.- Quin lo est esperando?Merluza.- El Miguel y El Pajarito.Eva.- Los dos que nos venan siguiendo? (ElMerluza asiente.) Y? Qu quie

    ren? Para qu lo esperan?

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    Merluza.- Para "pincharme".Eva.- Y qu quiere que le haga yo? De modo que era esa la razn de querer

    traerme los paquetes, eh? Viniendo conmigo no podran cargar contrausted, eh? (Molesta.) Tome, y no me moleste ms. Tengo que hacer!

    Merluza.- Van a matarme.Eva.- Eso es asunto suyo. No me moleste ms, le digo. Vayase!Merluza.- Nunca cre que fuera tan dura. No tiene cara.Eva.- Bueno, se equivoc, entonces.Merluza.- Desde que la vi, el ao pasado, pintando esas flores en el Jardn

    Botnico, pens que era distinta. (Pausa.)Eva.- Jardn Botnico? Usted me vio all?Merluza.- Estaba detrs de la jaula de los loros, pintando unas matas de lau

    rels. (Siempre mirndola fijo.) Tena puesto un sombrero de paja clara, conuna cinta verde... Y un pauelo con unas vistas de Venecia.

    Eva.- Vaya! Es un buen observador, eh?Merluza.- (Baja la vista.) Observo ciertas cosas.Eva.- De modo que su oferta de llevarme los paquetes... (Turbada.) Qu me

    dijo que quera? Apuesto que no ha comido hoy da.Merluza.- Una taza de t.Eva.- No quiere mejor un plato de sopa?Merluza.- Lo que quiera darme.Eva.- Tengo una sopa de anoche. Se la caliento?Merluza.- Como usted quiera.Eva.- Bien; sintese, mientras yo trabajo. (Entra en la cocina. Se oye cmo se afana

    con las ollas. El Merluza, en tanto, queda parado donde est. No se mueve. Evavuelve a salir despus de un rato.) I'ero sintese. No va a estar parado, ah,todo el da.

    Merluza.- No con esta ropa.Eva.- No creo que a los muebles les importe. (ElMerluza saca un peridico de

    algn bolsillo y lo desdobla cuidadosamente, minuciosamente, y lo pone sobre uno delos sillones. Se sienta sobre l. Eva ve el gesto y se sonre. Afirma la puerta de lacocina con una silla para que no cierre y poder hablar a travs de ella. Desde lacocina.) Va mucho alJardn Botnico?

    Merluza.- A veces.Eva.- A ver las flores?Merluza.- No. A darles man a los monos.Eva.- Le gustan los monos? (ElMerluza se encoge de hombros.) Yo los encuentro

    sucios, groseros. No los resisto! Verlos, ah, sacndose los piojos, ante todoel mundo!

    Merluza.- Hacen lo que pueden.Eva.- Y tiene tiempo para eso?Merluza.- Para qu?Eva.- Ir alJardn?Merluza.- Me las arreglo.Eva.- Yo quisiera tener ms! (En ese momento ElMerluza cae bajo los efectos de

    calambres que no puede controlar. Recorren todo su cuerpo. Tiene que aferrarse de la

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    mesa para poder mantenerse en posicin. Le preocupa que Eva lo vea en ese estado.Vuelve su espalda hacia la puerta dla cocina y aprieta sus brazos entre laspiernas.Eva ha visto, sin embargo. Finalmente logra dominarlos.) Y cmo le va ah, enel Supermercado? Clientela, encuentra?

    Merluza.- Siempre hay alguien que le pesan los paquetes. (Eva sale de la cocina con un plato servido con sopa y servicio para l y para ella. Pone todo sobre lemesita. ElMerluza se levanta en el acto.)

    Eva.- No est muy caliente, pero supuse que le gustara ms as. Sintese!Merluza.- Esta muy bien, as.Eva.- Srvase! (ElMerluza toma elplato y comienza a cucharear de pie.) Pero,

    sintese, hombre, por Dios! (Retorna a la cocina y vuelve a salir con unhuevo duro y un tomate y un vaso de leche. Los pone sobre la mesa.) No mevoy a servir si usted sigue ah, de pie.

    Merluza.- Es bastante... consideracin la suya de convidarme con esto, paraque me tome la confianza de sentarme junto a usted... Donde no me corresponde.

    Eva.- (Francamente.) Y si yo le digo que no me importa?Merluza.- Cre que lo deca por parecer... natural. (Se sienta.) No est bien

    abusar de la confianza. (Indicando el plato de Eva.) Es por la "lnea"?Eva.- (Re.)Ah, s! Por la "lnea" Si no fuera por esto, estara como un globo!

    Tengo una tendencia terrible a engordar. Como un pan y engordo un kilo.Merluza.- Es una lstima.Eva.- S. Y una molestia.Merluza.- (Cuchareando.) Es justo al revs del Mario.Eva.- Y quin es el Mario?Merluza.- Un amigo. Cada vez que come un pan enflaquece medio kilo. Ya

    est en los huesos. De porfiado le viene. Los doctores le dicen que comams, pero es porfiado. (La mira a los ojos, con mirada inexpresiva, concentrada.)No debera hacer eso.

    Eva.- Qu cosa?Merluza.- Comer tan poco. No le vaya a hacer mal. No se vaya a morir.Eva.- Y si pasara, a quin le importa?Merluza.- (Baja la cara.) A m me importa. (Siguen comiendo un instante en

    silencio, cada uno pendiente de su plato. ElMerluza cucharea, pero no le quita losojos de encima. Despus de un rato, Eva se levanta nerviosamente.)

    Eva.- (Media en risa.) De modo que en eso mata el tiempo, eh? En ir alBotnico a ver como una solterona mata su tiempo, pintando laureles enflor? (Va hacia la cocina. Vuelve con sal y servilleta.) Porque es lo que le parezco, no es cierto? Una solterona que mata su tiempo? (ElMerluza la mira;no responde.) A ver, diga! Qu cree que soy?

    Merluza.- Una mujer.Eva.- No, no! Lo que digo es: soltera o casada?Merluza.- Casada.Eva.- A ver, por qu?Merluza.- Por la manera como cruza las piernas.Eva.- (Re.) Qu divertido! Y por qu? Cmo cruzan las piernas las solteras?

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    Merluza.- (Inexpresivo.) No las cruzan.Eva.- (Re nerviosamente.) Qu divertido es usted! Diga... Siempre mira tan

    fijo a la gente? (El Merluza baja inmediatamente la mirada. Eva enternecida;estimulada.) Bueno, acert. Soy casada. No le preocupa eso? Que, derepente, entre mi marido y me encuentre, aqu, con usted?

    Merluza.- (Por lo bajo.) Qu podra pensar?Eva.- (Coqueta.) Y por qu?Merluza.- No se divierta a costa de la pobreza. (Momento de embarazo. A El

    Merluza le sobreviene otro acceso de temblores, que apenas logra reprimir.)Eva.- (No sabe qu hacer.) Coma, hombre. No ha comido nada. (ElMerluza hace

    un gesto que no importa.) El trago, eh? (Pausa.) Necesita un trago paracalmar eso? (ElMerluza hace un gesto vago. Eva va hacia la cocina y vuelve conun vaso con vino, que ElMerluza le arrebata y bebe vidamente. Eso termina porcalmarle.) Casi, eh?

    Merluza.- Casi qu?Eva.- Bueno... Casi. No quise ofenderlo. No me estaba divirtiendo a costa suya;

    es que me parece tan... bueno, tan raro, que usted me recuerde, entre tantasotras. Hay otra gente que pinta en elJardn. El viejo del sombrero de diablofuerte azul, por ejemplo. Lo ha visto? El que llega con su pisito de mimbre.A veces con un perro; otras sin l. (Re.) Un da se enoj conmigo por laforma como uso los tonos verdes. Casi me grit que no era acadmico. Nunca supe qu quera decir con eso. Daba vueltas alrededor mo, agitando subastn. Cre que me iba a botar el caballete. (Durante todo el monlogo, ElMerluza est como doblado sobre s mismo.) Le duele algo?

    Merluza.- No.Eva.- Y, entonces, qu le pasa?Merluza.- Despus del "baile", siempre se me encoge el estmago.Eva.- Tengo calmantes. Quiere?Merluza.- No, gracias.Eva.- Y tiene que beber? (ElMerluza la mira.) Digo... Esto de los temblores le

    viene por eso, no es cierto? (No hay respuesta. Momento embarazoso. Eva va haciala cocina.) Bueno, mejor se apura porque luego tengo que salir. Abro la tiendaa las dos. (ElMerluza reanuda el lento cuchareo. Eva retorna con dos duraznospelados.Pone uno ante ElMerluza. Come el suyo.) Estos duraznos no tienen el sabor deantes. No s qu les hacen ahora. Recuerdo cuando nia. bamos con pap ymam a una quinta cerca del ro, donde, por un precio insignificante, nosdejaban entrar al huerto a llenamos con duraznos y frutillas. Lo que furamoscapaces de echarnos al estmago. Esos duraznos s que tenan sabor! Hoy,exportan los mejores y nos dejan la basura. Recuerdo que mientras pap ymam se sentaban a comer alrededor de las mesas que haban puesto bajounos rboles, Alfredo y yo... Alfredo es mi hermano... os bamos a jugar a ungranero que haba cerca. A montamos sobre la enfardadora. Mi hermanoAlfredo! Tema verdadera obsesin por los hechos heroicos. Recuerdo queenarbolaba un pauelo a modo de estandarte y jugbamos a la toma del bergantn. (Re con el recuerdo.) l era el glorioso capitn y yo el malvado corsario.Oh, qu tiempos! Qu tontos, pero qu felices ramos!

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    Merluza.- Si usted me echa afuera, el Miguel y el Pajarito me van a matar.Eva.- Y qu quiere que haga? Dejarlo aqu?Merluza.- Me estn esperando a la vuelta de la esquina, detrs de la Farma

    cia. (Eva va hacia la ventana y mira, levantando apenas la cortina.)Eva.- Ah estn! Estn mirando hacia ac! (Se vuelve hacia l.) Bueno, y qu

    hacemos? No puedo dejarlo aqu! (Hacindose fuerte.) Tengo que ir a latienda luego, ya le dije. (ElMerluza explota sbitamente en un borboteo agitadode palabras. El tono es monocorde, lastimero, casi una letana. Alfinal, cae bajo unnuevo acceso de temblores.)

    Merluza.- El Pajarito ene un gancho de carnicero bajo el vestn! Tiene ungancho de carnicero y me ha estado esperando, toda la maana, para matarme! Todo porque anoche le gan unos pesos jugando a los dados y ldice que le hice trampas! Y no es verdad! No es verdad, porque se losgan limpiamente. Lleg hasta la casa de lajulia a buscarme esta maana,pero yo lo alcanc a ver como se esconda detrs del horno, y me vinearrancando por el ro. Toda la maana estuve escondido detrs de losmatorrales de la Curtiembre, hasta que me fui al supermercado, y si no espor usted, me mata! Me mata! Si no es por usted que me esconde, memata! Si no es por usted que me esconde, me muero, y yo no quiero morir! No quiero morir! No quiero morir!

    Eva.- Ya, est bien! Est bien! Clmese! Nadie le va a hacer nada. (No sabequ hacer.) Puedo avisar a la polica, si quiere, para que detengan a esoshombres? (ElMerluza sacude la cabeza en seal de negativa.) Ah, s, es verdad.El cdigo de honor, eh? Ustedes no se denuncian. (ElMerluza est encogidosobre s mismo. Tirita. Tras considerar un rato la situacin.) Tendr que encerrarlo aqu dentro. (ElMerluza la mira.) Porque usted comprende, no? Nolo conozco. Adems de la chapa hay, por fuera, un candado. Tendr queencerrarlo aqu dentro, hasta que vuelva.

    Merluza.- Comprendo.Eva.- Cerrar tambin las dems piezas. Tendr que esperarme, aqu.Merluza.- Ms que lgico.Eva.- Ah tiene revistas. El diario de hoy...Merluza.- Gracias. (Sonre por primera vez con su sonrisa amplia, abierta, que no

    dice nada.) Es como si todo hubiese estado como... preparado. Como...dispuesto. Los diarios, digo, y las revistas. No se puede pedir ms, en verdad. Lo dems sera ser como... mal agradecido, digo yo. (Eva retira losplatos. Va hacia el bao y luego circula peinndose. ElMerluza come un poco dedurazno. Luego se levanta y va hacia la jaula del canario.) Bonito el pajarito.Cmo se llama?

    Eva.- Pepito.Merluza.- Pepito, eh? (Le hacefiestas.) Ps, ps, ps, ps. (Le da durazno.) Te gusta,

    eh? Ps, ps, ps, ps. Te gusta comer frutillitas bajo los rboles, eh, glotoncito?(Le da otro pedazo.) Aqu, toma. Eso es. (Eva cierra la puerta del bao. ElMerluza queda solo.) Tienes buenas tragaderas, eh, mariconcito? (Su voz eaadquiriendo un tono de. dureza.) Sabas que yo soy el malvado capitn y t elglorioso corsario? No lo sabas pelotudo? (Sacude la jaula.) No lo sabas?

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    Qu yo soy el malvado capitn y t el glorioso corsario, pjaro maricn?(Con voz herida.) Tendr que encerrarte aqu dentro, porque no te conozco,pjaro hijo de puta! Tendr que ponerte candado! (Eva sale del bao, listapara salir.) Ps, ps, ps, ps. Canarito! (Eva prende la radio.)

    Eva.- Le dejar esto. Si quiere, cambia.Merluza.- Gracias. (Eva va hacia la puerta.) Seora!Eva.- (Se vuelve.) S?Merluza.- Yo saba. Las mil veces que la he visto, yo saba que usted era lo

    que dicen sus ojos que es.Eva.- Vuelvo a las seis. (Indica la cocina.) Si quiere servirse algo... (Sale. Afuera

    se oye el ruido del cerrojo y la cadena del candado. ElMerluza sacude la jaula.)Merluza.- Come duraznitos. Come, mierda! Corsario maricn! (Est sacu

    diendo la jaula cuando cae el teln.)

    ESCENA SEGUNDA

    (Esa tarde a las seis pasado. ElMerluza est haciendo una cesta depapel, a basede tiras de papel de diarios doblados. De la lmpara cuelga un ave de papel, unaespecie de gaviota, en el suelo, un montn de diarios dispersos, desordenados; entreellos, de rodillas, ElMerluza. La radio toca un bailable. Afuera se oyen losfrenos deun auto y una puerta de coche que se cierra. ElMerluza acude a la ventana a atisbartras la cortina. Luego vuelve a su quehacer. Se oye la llave en la cerradura y la cadenadel candado y entra Eva. Trae una bolsa de papel, de la que sobresale un cuello debotella.)

    Eva.- (Nerviosa; pareciendo casual.) Ve? Las seis y tres minutos. Ni uno ms, ni unomenos! (Cierra lapuerta. Se encuentra con elave.jcY esto? Qu es? Usted lo hizo?

    Merluza.- Nadie ha entrado aqu.Eva.- Qu preciosa! Es todo un artista, sabe? Qu es? Una gaviota?Merluza.- Usted cree que es?Eva.- S claro. Una gaviota! Es preciosa!Merluza.- Entonces, es.Eva.- (Por la cesta.) Y eso? Una cesta? (ElMerluza asiente.) Preciosa tambin!

    Dnde aprendi ese arte?Merluza.- Es para usted.Eva.- Qu cosa? La cesta?Merluza.- Todo.Eva.- Oh, gracias!Merluza.- Siempre que no le moleste...Eva.- No, cmo me va a molestar?Merluza.- Los diarios, digo... Que tenga todos los diarios, as, todos disper

    sos, todos desordenados. (Se pone a ordenar los diarios apresuradamente. Losdobla con cuidado.)

    Eva.- No, no me importa. Mejor uso tienen as que guardados en una alacena.(Va hacia la cocina.) Pero dnde aprendi esto?

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    Merluza.- Por ah. Trabaj un tiempo para un fulano que trabajaba el mimbre. Pero era un torpe. Slo saba hacer sillas. Tambin s hacer flores.

    Eva.- Flores?Merluza.- Camelias.Eva.- (Desde la cocina.) Pero, por Dios! Y los platos, quin los lav? (ElMer

    luza no responde. Eva sale de la cocina.) No tena por qu hacerlo. (ElMerluzase encoge de hombros.) Apuesto que el piso tambin lo freg? No estaba tanbrillante cuando me fui.

    Merluza.- Haba un tarro de cera, por ah, y pens que no le vendra mal unamanito de brillo.

    Eva.- No me atrevo a entrar al dormitorio. Quizs qu encuentre?Merluza.- Nada, pues. Cmo voy a pasar ah, sin permiso? (Eva vuelve a la

    cocina y regresa con un salame y queso y algunos paquetes de cigarrillos.)Eva.- Hablando de atenciones, no crea que yo me olvid de usted. Pens que

    las noches son fras y que "un estmago lleno es el mejor amigo". Un pocode mortadela. Un poco de pat. Y queso. Gruyere. Muy rico. Recomendado especialmente por la duea de la tienda, que es amiga ma. (ElMerluzaapenas mira lo que Eva le va mostrando. Ha terminado de reunir los diarios en unatado bien doblado y va a partir hacia la cocina con ellos, pero se topa con Eva y seproduce un brevejuego de cuerpos que se obstruye el paso.) Dnde va?

    Merluza.- (Por los diarios.) Los saqu de la cocina.Eva.- Deje. No importa.Merluza.- Se va a ver todo desordenado.Eva.- (Un poco impaciente.) No importa, le digo. (Sonre.) Djelos por ah. (Siem

    pre con una sonrisa breve y nerviosa que le es peculiar, casi como riendo para s.)Cuando entr a la tienda, lo hice tan como caballo desbocado, con la idea decomprarle esto, que se me olvid completamente inventar una disculpa,porque la pregunta tena que venir, y vino. "Para quin compra todo esto,querida? No me va a decir que es todo para usted?" En un comienzo nosupe qu decir. Tartamude un par de cosas tontas y finalmente, cuando yame faltaba el resuello (Re.) se me ocurri decir que eran para un picnic! Unpicnic con unos amigos, imagnese. Yo haciendo un picnic! (El Merluza, derodillas en el suelo, dobla y plancha los atados de diarios con prolija atencin.) Porque si le cuento la verdad... Quin me hubiera credo, no le parece?

    Merluza.- Nadie.Eva.- Eso es lo que pens tambin.Merluza.- En estos casos siempre se ofrece slo un plato de sopa caliente.

    Eso (Por los salames.) no se le ocurre a nadie. No es necesario.Eva.- (Re nerviosamente.) A usted le gusta?Merluza.- Qu?Eva.- El salame? El queso?Merluza.- Usted pregunta siempre dos cosas a la vez; nunca s cul respon

    der primero.Eva.- (Confundida.) El salame?Merluza.- Me revuelve el estmago.Eva.- No le gusta?

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    Merluza.- No es eso. Debe ser donde mi estmago no est acostumbrado.Donde uno le da slo sopas con arroz y cosas as, se pone melindre. Unavez las monjitas del Convento del Carmen me dieron carne asada concallampas; estuve vomitando dos das.

    Eva.- Deb haber pensado en eso; no deb comprarlo.Merluza.- (La mira por primera vez, con esa mirada muy propia en el, que no dice

    nada.) Cmaselo con sus amigos en el picnic.Eva.- Qu amigos? No tengo amigos.Merluza.- Malo para usted. (Reanuda su trabajo.)Eva.- (Vivaz.) Bueno, creo que debo comenzar a preparar la comida. (Va hacia

    la cocina.) Eso es mi vida. Comer y comer. Comida en la maana; comidaa medioda; comida en la noche! A veces llego a pensar que la vida es sloeso: una gran comida permanente, con una que otra pausa entremediopara el aburrimiento, y vamos comiendo otra vez. Y alegra tambin, naturalmente! Como un muy delgado espolvoreo de azcar en polvo sobretodo el conjunto! (Mientras habla ha ido de la cocina al dormitorio, ponindose ysacndose un chaleco de lana, ponindose y sacndose unas pantuflas; abriendo ycerrando closets, siempre con la mirada imperturbable de El Merluza sobre ella.)Qu tontera hace una, no? Abrir y cerrar closets! Poner y sacarse ropa!Si una sumara las horas que pierde en el da, haciendo cosas sin asunto. (Vahacia la cocina, donde se la oye funcionar con las ollas. Cae un vaso. Ruido devidrio que se quiebra.) Ay, qu torpe estoy! Qu me pasa hoy da! (Sale de lacocina envolvindose su pauelo alrededor del dedo lastimado. Va hacia el dormitorio.) Me cort! No pasa un da que no tenga que recurrir al botiqun!

    Merluza.- (Se levanta.) La ayudo?Eva.- (Desde el dormitorio.) No, deje no ms! Ya estoy acostumbrada, ya le

    digo. Tengo los dedos llenos de cicatrices! Los litros de sangre que heperdido! Ni que lo hiciera a propsito! (Sale del dormitorio.) Pero cmo vauna a hacer una cosa as a propsito, no le parece? (Le pasa una tijera.)Corte aqu, quiere? (ElMerluza corta la gasa con destreza.)

    Merluza.- Yodo, tiene?Eva.- S. (Va hacia el dormitorio y retorna con una botellita de yodo, que ElMerluza

    emplea con agilidad y destreza. Le tie la herida, le coloca la gasa y la afirma conesparadrapo. Eva observa sus movimientos. El Merluza ostensiblemente evita todocontactofsico con ella. La rehuye con delicada cautela. Eva, en cambio, no muestra lamisma reticencia. Ms bien, curiosa simpata ante la timidez de l. Cuando termina,ElMerluza comienza a temblar de nuevo. Se sienta. Aprieta sus brazos entre las rodillas. Eva va hacia la cocina y vuelve con un vaso de vino, que ElMerluza bebe conavidez. Se calma.) Mejor? (ElMerluza asiente. Se mira el dedo vendado.) Mejorno pudo quedar. Dnde aprendi a hacer esto tan bien?

    Merluza.- Por ah.Eva.- Parece que ha aprendido de todo un poco "por ah"", eh? Lo nico que

    no parece haber aprendido es a hablar. Siempre es tan parco para hablar?Merluza.- Donde vivo no hay mucho inters por escuchar.Eva.- No crea que "donde yo vivo" lo hay ms.Merluza.- Pngase el chaleco.

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    Eva.- Cmo dice?Merluza.- El chaleco y las pantuflas.Eva.- Ah, eso! No, estoy muy bien as.Merluza.- Usted se los iba a poner.Eva.- S, pero estoy muy bien.Merluza.- Pero, se los iba a poner.Eva.- S, pero ahora ya no. (Re nerviosamente.) Y no me mire as. No me mire

    tanto, Dios mo, qu hombre tan mirn! Siempre mira as? Dgame! (ElMerluza baja la mirada.) Es capaz de ponerla a una totalmente... (Hace ungesto. Va hacia la cocina.) A ver, pero yo quiero or ese cuento! A ver, dgame! Dnde aprendi a usar tan bien esas manos suyas? En el manejo degasas y esparadrapos, digo? (Desde la cocina.) Da la impresin que tienegran familiaridad con ellos!

    Merluza.- Aprend con un sargento enfermero.Eva.- Estuvo en el ejrcito?Merluza.- En el hospital.Eva.- Enfermo?Merluza.- Algo as como eso.Eva.- Cmo qu? Qu tuvo?Merluza.- No puedo hablar as. (Eva sale de la cocina.) No puedo hablar as,

    con usted en la cocina y yo, aqu, gritando. No puedo hablar si no le veo lacara a la otra persona. Usted perdone, no, pero creo que no se da ustedsuficiente... reposo.

    Eva.- (Con picada curiosidad.) Y por qu dice eso?Merluza.- Porque est siempre yendo de ac para all, de arriba abajo, mo

    viendo cosas, cambiando cosas de lugar, sin asunto aparente. Desde queentr aqu, no ha parado de moverse. Ha mirado, por ejemplo, la cestaque estoy haciendo?

    Eva.- La mir, s.Merluza.- No, pero... Mirarla... Realmente?Eva.- S, la mir, ya le dije.Merluza.- Pensar en ella?Eva.- Bueno...Merluza.- Le gusta?Eva.- S. Me gusta, ya le dije.Merluza.- Por qu?Eva.- Es slo una cesta, no?Merluza.- Es ms que eso. (Momento de embarazo.)Eva.- Tiene razn, perdneme. (Desolada.) Ya le dije: soy una mquina. Creo

    que es por la clase de vida que tengo que llevar.Merluza.- Podra ensearle cmo hago las flores, por ejemplo... Flores de

    papel.Eva.- (Ms interesada de lo necesario.) Ah, a ver, enseme! (Se encuclilla junto a l.)Merluza.- (Toma una hoja de diario.) Usted toma una hoja de diario, as, y la

    dobla desde la esquina, ve? As. (La hace.) Y no es una hoja de papelcorriente, como usted ver. Se toma una cara de la hoja que tenga mucho

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    impreso en letras, o una gran fotografa, o gran cantidad de fotografas sinletra alguna, ve? Como sta. Para que la flor tenga algn sentido. Algunacontinuidad. Alguna belleza... (Mientras trabaja y habla, algo se va transfigurando en l. Algo que lo posee y absorbe.) Para algunos el papel de diarios essimplemente eso; una tira de papel despreciable que slo sirve para envolver carne, tapar agujeros o taponar maletas. Pero no es eso. Los que piensan as, claro est, estn marcados y uno los reconoce por otras superficialidades. El papel de diarios tiene un mundo de cosas que decir. Toma lasformas que uno quiere darle. Se pliega sumisamente. Se deja manejar sinresistencias. Ocupa poco lugar en el bolsillo, y es el fiel compaero de lasnoches de invierno... Acompaa... Tranquilamente... Calladamente... Siempre listo, est ah, para cualquier uso... (La flor est lista.) Y est... Una camelia, ve? (Se la pone a Eva a un lado de la sien.) Para adornar a las bellas.

    Eva.- Quin es usted?Merluza.- Tambin s hacer claveles y crisantemos, pero eso ya es cosa un

    poco ms difcil, porque hay que tener tijeras, y tijeras no es una cosa quea uno le permiten tener corrientemente... Menos an en las noches deinvierno junto al ro... (Su excitacin va en aumento.) Tambin s hacer peces y mariposas de papel! Pero eso es mucho ms difcil aun, porque cuando uno los tiene hechos, nadie los quiere! Porque los peces todo el mundolos desea en bonitas peceras iluminadas! Y las mariposas, todo el mundolas desea, ensartadas en cajitas de caoba! Pero hechas de sucio papel dediario, que slo sirve para taponar maletas, no! Nadie quiere sucias mariposas de papel, sucias de carne, ensartadas en cajas de caoba iluminadas.Ni nadie quiere ensuciarse las sienes ensartndose sucias flores de suciopapel. (Termina acezando.) Al menos, es lo que dicen los burgueses... Queson los arbitros de la moda en todo... Incluso en la manera de trabajar... elpapel... de diario! (Breve pausa.)

    Eva.- Quin es usted?Merluza.- Me llaman El Merluza.Eva.- Digo, su nombre?Merluza.- No s. El nombre uno lo va perdiendo por ah, por las calles, cado

    en alguna grieta.Eva.- Pero algn nombre debe tener. No puedo llamarle "Merluza".Merluza.- (Con cara impvida.) Por qu no?Eva.- Bueno... Porque...Merluza.- (Con la misma impavidez.) Porque es nombre del hampa?Eva.- No es un nombre cristianos.Merluza.- Y usted no es del hampa.Eva.- (Con cierto desafo.) No, no lo soy, si quiere decirlo as. Entre mis amigos

    nos llamamos con nombres cristiano.Merluza.- Cre que me dijo que no tena amigos?Eva.- Es una manera de decir.Merluza.- Debe ser, entonces, que entre nosotros, que no somos amigos, nos

    llamamos con nombres no cristianos. (Sonre apaciguadoramente.) Mi madreme llamaba Roberto.

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    Eva.- Eso es mejor. Lo llamar Roberto, entonces.Merluza.- Beto...Eva.- Beto?Merluza.- Y cabrn. Cabrn antes de comer; Beto, despus. Yo tena dos

    madres. Una, antes de comer, la otra despus de.Eva.- Muri?Merluza.- Algo as como eso. (Eva se levanta y con exagerada vivacidad va hacia

    un mueble y saca una tijera y se la pasa.)Eva.- Bueno! Aqu no estamos a orillas del ro: tenemos tijera! Mustreme

    cmo hace sus crisantemos! Le importa que yo, mientras tanto, teja? Lepromet un chaleco a una empleada de mi tienda.

    Merluza.- Es su casa. (Eva se instala con un tejido que trae del dormitorio. Se sientajunto a l, a mirar lo que hace, en actitud de una persona que se siente a gusto, quequiere demostrar inters.)

    Eva.- A ver?Merluza.- (Se levanta.) Creo que es hora de que parta.Eva.- (No haba pensado en ello.) Oh, s, claro! Pero esos hombres? No cree

    que an corre peligro? (Eva se levanta y va hacia la ventana.) iAh estn todava! Lo siguen esperando!

    Merluza.- Y, qu cree? Qu estn jugando?Eva.- Pero, qu quieren? Usted no ha hecho ms que ganarle un par de

    pesos a los dados! Qu no est permitido, entre ustedes, ganar?Merluza.- Est permitido, pero se paga.Eva.- No entiendo, cmo pueden ser tan vengativos?Merluza.- De ver a los perros como se pelean por la carne.Eva.- De manera que, en cuanto sale del edificio, lo asaltan, eh?Merluza.- Sin que les tirite el pulso.Eva.- No puedo permitir que le hagan eso.Merluza.- Le enseo cmo hago crisantemos de papel?Eva.- Usted se queda aqu, hasta que esos hombres desaparezcan. (ElMerluza

    comienza a tijeretear el papel. Lo va haciendo con furor creciente, contenido al comienzo.)

    Merluza.- Se toma una hoja de papel y se tijeretea desde las puntas. Ve? Sele da unos cortes largos, a lo largo de las lneas de imprenta, ve? Hastaformar tiras de papel, lo ms finas posible, lo ms filudas. Hasta que toda lahoja de papel que, originalmente, era un diario, no parezca ms que ungran pedazo de papel hecho tras. Cmo si un perro hubiera hecho presade l! O un cerncalo! O cualquier animal rabioso! Cmo cuando en losmicrobuses alguien pasa una gilette a lo largo de los asientos, y deja ah sumarca de estupor y de rabia! O como cuando en el hospital el sargentoenfermero pone tintura de yodo en la espalda hecha tiras a latigazos!

    Eva.- Beto... (ElMerluza la mira.) he importa que lo llame... Beto? (ElMerluzala sigue mirando con ojos que no expresan nada.) Le parece bien dormir aqu?Esta noche? En ese silln? Le presto mantas... A m no me importa.

    Merluza.- Pero usted me trajo queso y salame para que me fuera.Eva.- Ya no, Beto. No puede irse as.

    12:

  • Egon Wolff

    Merluza.- Si me quedo, tendr que... baarme, naturalmente?Eva.- Le he dicho eso? (ElMerluza re y le busca la risa en la cara a Eva.)Merluza.- (Riendo.) No, no, pero dgalo! "Sera mejor que se baara, Beto!".Eva.- Ya le he dicho: a m me da lo mismo.Merluza.- (Siempre riendo.) No, no! No le da lo mismo! A ver, dgalo.

    Confiselo! Quiero or cmo lo dice! "Sera mejor que se baara, Beto,porque as, con esa ropa, esa mugre... Mmh?". A ver?

    Eva.- Bueno, si insiste. "Sera mejor que se baara, Beto".Merluza.- (Serio sbitamente.) Pero, yo no puedo usar su bao. Cmo se me

    pudo ocurrir una cosa as?Eva.- selo! Le he dicho que no?Merluza.- No, naturalmente que no. En verdad, no me lo ha dicho. Qu

    ideas las mas! Cmo me lo iba a decir? (Sbitamente.) Le enseo cmohago crisantemos de papel?

    Eva.- Ya me mostr.Merluza.- (Siempre sin quitarle los ojos de encima.) Pero usted no mir.Eva.- (Protesta.) S mir...Merluza.- No! Usted no quit los ojos de encima de ese tejido.Eva.- Bueno, enseme. (ElMerluza toma otra hoja de papely se pone a cortarla de

    igual manera como anteriormente.)Merluza.- Se toma una hoja de papel y se tijeretea desde las puntas, ve? Se le da

    unos cortes largos, a lo largo de las lneas de imprenta, hasta formar tiras depapel, lo ms finas posible... lo ms filudas... Hasta que toda la hoja de papel,que originariamente era un diario... No parezca ms que un gran pedazo depapel hecho tiras! Cmo si un perro hubiese hecho presa de l!... O un cerncalo!... O cualquier animal rabioso! (Su voz se ha puesto tensa. Laspalabras salenapretadas de su boca.)Como cuando en los microbuses alguien pasa una gilette...

    ESCENA TERCERA

    (El da siguiente, muy de maana. ElMerluza ya se ha levantado. Se ve que se habaado y peinado. Su ropa est doblada sobre una silla.Junto a ella, sus zapatos. Se hapuesto una bata de Eva, que evidentemente le queda corta y estrecha. Se desplaza por lahabitacin haciendo aseo con un escobilln y un pao de sacudir. Corre las cortinas.Pasa un pao a los muebles. Desde la cocina se oye el ruido de una tetera. Tararea unacancin mientras barre. Entra el sol a raudales. Ya no estn las figuras de paja. Encambio cuelgan ahora de las paredes y de hilos tendidos de muro a muro algunas floresde papel, y algunas mariposas. Despus de un rato.)

    Eva.- (Desde el dormitorio.) Buenos das!Merluza.- Buenos das!Eva.- Cmo durmi?Merluza.- Imposible mejor!Eva.- Levantado tan temprano?Merluza.- Est linda la maana!

    12.1

  • Flores de papel

    Eva.- Qu est haciendo?Merluza.- Un poco de aseo!Eva. Pero, por qu?... (Se abre la puerta del dormitorio que obviamente ha estado

    cerrada con llave. SaleEva, en bata, peinndose.) No tena por qu hacerlo... (Vela facha de ElMerluzay no puede reprimir una expresin de divertido estupor.)

    Merluza.- (Por la bata.) Estaba en el bao. No le molesta, supongo?Eva.- No, no. Por qu me iba a molestar?Merluza.- La espuma del jabn estaba tan aromtica que se me debe haber

    ido a la cabeza; no supe lo que haca. Hoy en la maana, amanec con estopuesto...

    Eva.- Est muy bien.Merluza.- Y entonces me dije: "Merluza, hay que hacer algo til, hoy da".

    Mir afuera y vi las flores de los aromos y las bellas golondrinas dndosecaza en torno a la cabeza del general, y me dije: "Merluza, hay que haceralgo til!". (Re con su risa caracterstica; con risa que le llena toda la cara, peroque no dice nada.) En una maana as, hasta a las ratas del ro les gustarasalir vestidas de encaje! Cmo le gustan los huevos?

    Eva.- Huevos?Merluza.- S, huevos. Cmo le gustan?Eva.- Pero, Beto, no...Merluza.- Fritos o a la copa?Eva.- (Gratamente resignada.) A la copa.Merluza.- Acert! Ya estn hirviendo... No le molesta supongo?Eva.- Qu cosa?Merluza.- Que haya tomado los huevos, as, sin autorizacin?Eva.- Por qu me iba a molestar?Merluza.- Ayer me dijo lo mismo.Eva.- Qu le dije?Merluza.- "Por qu me iba a molestar". Curioso cmo uno se repite conti

    nuamente, no? (Mientras habla ha estado arreglando su cama improvisada.Junta las mantas. Las dobla cuidadosamente. Eva entra al bao.) Yo tena un amigo,por all por un aserradero en el Sur, donde estuve trabajando un tiempo.Tambin tena una muletilla: "Soy inocente", deca continuamente. A lahora de levantarse; a la hora del desayuno; durante la faena.Persistentemente. Era como una obsesin que tena y que lo martirizaba:

    "Soy inocente". "Soy inocente". Nos sacaba a todos de quicio! Un da loagarramos entre varios y lo colgamos de los pies, para que no siguierahablando. Intil! An as colgado segua: "Soy inocente!" "Soy inocente!" Nunca nadie supo de qu era inocente! Simplemente, el pobre infelizcrea que era inocente de algo y eso le daba fuerza para seguir viviendo.Curiosas las muletillas, no? Parecen tan sin sentido, a veces! (Eva sale delbao, peinada, ponindose un cintillo.)

    Eva.- Despert locuaz esta maana, eh? Anoche no estaba as. Me encantaverlo as. (ElMerluza se encoge de hombros. Levanta la alfombra. Barre.)

    Merluza.- Ya la dije: los aromos en flor. (Eva lo mira.)Eva.- Lo mismo su cara. Tiene otra cara hoy da.

    125

  • Egon Wolff

    Merluza.- (Sonre feliz.) El bao... (Eva ve que no estn lasfiguras de paja.)Eva.- Y mis figuras?Merluza..- Mmh?Eva.- Mis figuras de paja? La cabeza de burro? El gallo?Merluza.- Las puse ah, en un mueble de la cocina.Eva.- (Sorprendida.) Y por qu?Merluza.- Cre que eso (por lasflores.) se vera mejor.Eva.- Oh... s!Merluza.- (Rpidamente.) No le molesta, supongo? (Ambos, en coro.)Ambos.- No, por qu me iba a molestar?". (ElMerluza re. Eva re despus.)Eva.- De todos modos, uno de estos das los iba a quitar de ah; no hizo ms

    que ahorrarme el trabajo.Merluza.- Por qu? No le gustaban?Eva.- Horribles!Merluza.- Por qu? Yo no los encontraba nada de feos.Eva.. Y por qu los sac, entonces?Merluza.. Porque cre que eso se vera mejor. No cree?Eva.- Oh!, s...Merluza.. Usted no debe despreciar su propio trabajo. Porque... Usted mis

    ma los hizo, no es as?Eva.- En un momento de ofuscacin.Merluza.- Malo que se exija tanto. (Da un salto hacia la cocina.) Esos huevos!

    Ya deben estar buenos! (Desde la cocina.) Entre parntesis! Al canarito lepuse alpiste. Est bien as?

    Eva.- (Va hacia la jaula, juguetea con el canario.) S, muy bien!Merluza.- Le iba a poner pan remojado, pero me record a tiempo que es un

    pajarito de dormitorio. La costumbre de alimentar los gorriones!Eva.- Beto!Merluza.- (Siempre desde la cocina.) S?Eva.- Anoche o unas voces!Merluza.- Voces?Eva.- Discusiones! Me pareci que venan desde el pasillo. Oy usted algo?Merluza.- Discusiones? No!Eva.- Como de gente que discuta acaloradamente!Merluza.- Dorm como un leo! No pude or nada!Eva.. Qu raro. Despus o como una puerta que se cerraba de un portazo.

    Deben haber sido los vecinos. Unos italianos que trabajan en un cabaret. Aveces llegan en medio de la noche, con amigos! Se olvidan que ste es unedificio de gente...

    Merluza.- Recatada!Eva.. Cmo dice?Merluza.- Recatada! De gente recatada!Eva.- Bueno, s... Algo as! Usted siempre me roba las palabras de la boca!Merluza.- Gente que no sabe vivir! Yo siempre lo digo. Deberan ir a vivir

    junto al ro, para aprender cmo no hay que hacerlo! (Sale de la cocina conuna bandeja sobre la cual, muy bien dispuesto, van dos copas con huevos, dos tazas,

    12(.

  • Flores de papel

    tetera, lechera, mantequillera, servilletas, al estilo limpio y ntido de un hotel decategora. Sobre el brazo se ha doblado un pao blanco a modo de servilleta. Deposita todo con gran destreza y elegancia.)

    Eva.- (Sorprendida.) No me va a decir que tambin trabaj en un hotel?Merluza.- (Muy eficiente, con una reverencia.) Comment dites vous madame? (Eva

    re. ElMerluza serio.) Prejrez vous le beurre sal ou sans sel, madame? (Eva re debuena gana.)

    Eva.- Quin es usted, Beto? De dnde sac eso? Usted es mltiple! Realmente mltiple!

    Merluza.- (Siempre serio.) Se hace lo que se puede. (Ambos comen los huevos.)Eva.- Trabaj en un hotel? Verdaderamente?Merluza.-Mmh.Eva.- De... Mozo?Merluza.- (Con la boca llena.)De ladrn. (Eva re.) Cierto. Era un hotel de catego

    ra; por eso tuve que entrar por la puerta trasera; para que no me viera elpblico, usted comprende, no? (Eva comprende.) Me contrat de lavador.Lavador de vajilla. En verdad no era un verdadero contrato. Solamente unpalmotazo en la espalda del tipo gordete que corra con la cocina. Un tipo quese daba importancia, (finita.) "Bueno, estpido, anda a pararte detrs de esoslavatorios, a ver si sabes lavar un plato!"... Me dijo que me daban cien pesospor plato lavado... Pero era un tramposo... No me advirti que me descontaralos que quebraba... En la tarde cuando fui a cobrar, le deba dos mil...

    Eva.- Usted a l?Merluza.- Yo a l.Eva.- Y el francs?Merluza.- Qu hay con eso?Eva.- Dnde aprendi? Ah?Merluza.- Tuve que quedarme seis das para pagar la deuda. En verdad no

    llegu a pagarla nunca, porque da que pasaba, mi deuda iba creciendo.Usted comprende, no es verdad? (Eva comprende.)A la semaname di cuentaque as no andaba el negocio. Fue cuando decid robar una mquina decalcular, y apret...

    Eva.- Me parece justo.Merluza.- Le parece? A ellos no.Eva.- Pero, y el francs, dnde aprendi? En el hotel?... En otro hotel?Merluza.- Pintando las incubadoras de un tipo en San Andrs.Eva.- Era francs?Merluza.- No, yugoslavo... Sabe que s hacer siluetas con las manos?Eva.- Siluetas?Merluza.- (Cucharea elfondo de la copa.) Perros... Zorros...Eva.- A ver. (ElMerluza va a correr las cortinas. Enciende la lmpara de mesa. Para

    una revista sobre sus hojas. Proyecta una silueta sobre ella.)Merluza.- Ve?... Qu ve?Eva.- (Vivaz.) Un perro!Merluza.- Y ahora?Eva.- Un conejo!

    127

  • Egon Wolff

    Merluza.- Y esto?Eva.- Un ciervo! A ver, djeme hacer a m! (Ensaya.) No. No resulta. Cmo

    se hace?Merluza.- El ndice arriba. El pulgar as...Eva.- (Le adelanta sus manos.) Mustreme usted! (ElMerluza titubea en tomarle

    las manos.) Vamos!Merluza.- (Tomando sus manos con cuidado.) As. No, as no! Este dedo estirado.Eva.- Un ciervo! (Entusiasmada.) A ver, otro! (ElMerluza est junto a ella. Le

    retiene las manos. Se produce una breve paralizacin embarazosa en que, por unbreve instante, se miran a la cara. Finalmente ElMerluza, confundido, va hacia laventana y descorre las cortinas. Apaga la lmpara.)

    Eva.- Beto, no tiene por qu ser tan... tmido conmigo. (Re.) No me lo voy acomer, no? (Agitada.) Despus de todo, habiendo pasado, aqu, la nochejuntos, nos da derecho a cierta familiaridad, no cree?

    Merluza.- No juegue conmigo, por favor.Eva.- Pero, Beto, es ridculo. No porque usted me roza una mano. A m no me

    importa.Merluza.- Uno debe saber conservar la distancia.Eva.- Qu distancia?Merluza.- (Muestra la bata.) Es porque usted me ve en esto, y baado, que olvida.Eva.- Qu he olvidado? (ElMerluza muestra su ropa.) No sea ridculo. Le he

    demostrado que eso me importa?Merluza.- Es que no puede ser.Eva.- Si insiste.Merluza.- Tendr que irme ahora mismo.Eva.- Yo no le estoy diciendo que se vaya. (ElMerluza se levanta y se aleja de ella.

    Le da la espalda.)Merluza.- (Con sospecha.) Para qu?Eva.- Para qu, qu?Merluza.- Para qu quiere que me quede?Eva.- Yo no le he dicho que se quede. Slo le he dicho que no tiene por qu irse.Merluza.- (Lamentndose.) Qu culpa tiene uno, digo yo?Eva.- Pero, Beto...Merluza.- Qu culpa tiene uno de haber nacido como naci? Yo no le ped

    a mi madre que me diera la vida donde lo hizo! (Eva se levanta.)Eva.- Pero, Beto, por Dios!Merluza.- Soy un hombre simple, pero tengo mi orgullo!Eva.- Claro que lo tiene. Quin se lo niega? (Se acerca a l. A sus espaldas.)

    Beto, yo no soy la mujer que usted ve. Soy una pobre mujer llena de necesidad de cario. Tal vez no lo parezca, porque se me ve tan... decidida,tan... realizada! (Sonre.) Pero usted ve: pinto sola, laureles en flor, un sbado por la tarde, en elJardn Botnico. No le parece eso... sospechoso?

    Merluza.- Voy a necesitar pantalones nuevos. Si me quedo aqu un tiempoms, necesitar pantalones nuevos. No podr volver a meterme en sos.(Eva lo mira sin responder.) Porque con sos puestos, no podr quedarme,no es cierto?

    128

  • Flores de papel

    Eva.- No haba pensado en eso.Merluza.- (Siempre sin mirarla.) Pero ahora lo piensa, no es verdad?Eva.- Bueno... Tal vez...Merluza.- (Su tono cambia, vuelve su forma de hablar ansiosa, intensa.) Porque si,

    de repente, alguien entra aqu. Si, de repente, alguna amistad suya entraaqu, qu explicaciones podramos darle? Si me ve aqu, con esto puesto(Por la bata.) o con eso (Por suspantalones.) y sentado en uno de sus sillones,como Pedro por su casa. Podra pensar que soy un pordiosero de junto alro que usted ha recogido por lstima, para evitar que el pobre diablo estirelas patas antes que Dios lo ordene, dndole alguna cosa... Una sopa caliente o un salame... No sera muy correcto, no cree? Ms bien triste, no leparece? Una situacin triste e irremediable, que ni usted ni yo podramosresistir durante mucho tiempo, no cree? Porque da el caso que tanto ustedcomo yo, sabramos... Y cmo podramos evitarlo? Que tanto usted comoyo supiramos la triste realidad? Establecera entre nosotros una situacinde miseria moral, que difcilmente podramos... disimular, no cree?

    Eva.- Y usted cree que con un par de pantalones nuevos eso cambiara?Merluza.- Podramos jugar un poco a eso: a engaarnos, no le parece?Eva.- Usted tendr que superar esa obsesin, Beto. He notado que lo hace

    sufrir. (El Merluza gira ahora sobre s mismo. Una amplia sonrisa ilumina surostro.)

    Merluza.- Pantalones azules con una rayita blanca. Una rayita blanca porcentmetro, ni ms ni menos. Esos son con los que siempre he soado.

    Eva.- Buscaremos algo a su gusto.Merluza.- (Como un niofeliz.) Usted lo har? En verdad? Usted misma va

    a ir de tienda en tienda, buscando lo que le pido?Eva.- Y por qu no? (ElMerluza le toma las manos y la hace girar.)Merluza.- Usted es un ngel! Un ngel! Un ngel!Eva.- Ay, pero Beto, por Dios! (Se detienen. Ahogada.) Lo que quera decirle es

    que lo encuentro intil. Realmente intil. Beto! Yo no me fijo en esas cosas.Merluza.- (Riendo; divertido; socarrn.) S, s se fija!Eva.- No, realmente no.Merluza.- (La reprende con un dedo.) S, se fija! Se fija!Eva.- Por qu lo dice? Por qu se re? (ElMerluza re como si estuviera contando

    un cuento muy gracioso y algo embarazoso.)Merluza.- Ayer, cuando lleg en la tarde, la trajo una amiga en auto y usted

    no la quiso hacer pasar!Eva.- (Niega efusivamente.) No...Merluza.- S, si! Yo vi cmo ella haca ademanes como queriendo acompa

    arla arriba, pero usted le deca, con seas tambin, que estaba bien, queno haca falta, o algo as. Era divertido, divertidsimo, observar cmo ustedideaba... discurra aceleradamente... casi desesperadamente, alguna explicacin. (Siempre ahogado por la risa.) Moviendo sus brazos, as.

    Eva.- No, no! No fue por eso...Merluza.- S, si Pero no se altere! Yo entiendo! Si usted supiera lo bien que

    entiendo! (Serio sbitamente.) Qu le dijo a la amiga?

    12!)

  • Egon Wolff

    Eva.- Le dije que...Merluza.- Con pantalones nuevos, nos libramos del embarazo, ve? Le po

    dremos decir que soy su primo, un primo lejano que acaba de dejarse caerde la provincia, qu le parece? Un primo o un to? Qu le parece mejor,ms plausible? (Pausa.)

    Eva.- Usted va a tener que sacarse de encima esa obsesin, Beto. (ElMerluzadeja caer los brazos con desaliento.)

    Merluza.- S. Tal vez eso me venga de tanto andar a orillas del ro, buscandocosas bajo las piedras. De tanto andar en cuatro patas, buscando cosas,escarbando comida, a uno, finalmente, el mundo se le encoge a la altura delos tobillos. Es un mundillo as, pequeo, el que uno ve, dentro de esemundo pequesimo, uno mismo es ms chico an. Ni siquiera a la alturade un sapo! Se adquiere una naturaleza... Subalterna. Sub, de algo al menos es. (Sonre nuevamente con su sonrisa hueca, radiante, sin sentido.) Una naturaleza "sub". Subdesarrollada... Subordinada... Subyugada... Sublevada! (Est ante ella, sonriendo, feliz.) Una raya blanca por centmetro. Ni msni menos. Me los comprar como yo le pido?

    Eva.- (Con pena ahora.) Har lo que pueda. (ElMerluza le besa las manos.)Merluza.- Es un ngel! (Eva se sirve caf.)Eva.- Si esto le sirve de algo, Beto, quiero decirle que le he tomado un gran

    afecto. Pienso que hay en usted una buena base para hacer de usted unhombre... realizado. (ElMerluza comienza a temblar de nuevo. Eva quiere ayudarle, pero la aleja con un gesto de su mano. Se vuelve a calmar.) No s qu lomortifica. (ElMerluza retoma lospapeles y sepone a hacer nuevamente las flores.)Tome su caf. (Eva va hacia la cocina. De sbito, un grito. Vuelve a salir con elgallo y el burro depaja. Ambos cuelgan grotescamente de cada mano; tienen el cuelloquebrado.) Y esto? Por qu los tir al tarro de la basura? Y el cuello?...Por qu se los quebr?

    Merluza.- No caban en el tarro.Eva.- Pero, tirarlos? Usted mismo me dijo que los haba puesto en el closet.Merluza.- Tampoco caban. (Reclamando con inocencia.) Pero si usted misma

    me dijo que los encontraba horribles!Eva.- S, pero...Merluza.- Le har unos de papel! Le juro que cuando vuelva en la tarde, le

    tengo hechos un gallo y un burro de papel! Mmh? Qu me dice? Conpatas firmes y rojas y una gran cresta dorada! Un gallo fuerte y poderoso!Mmh? Le parece bien?

    Eva.- (No sabe qu decir.) Bueno, yo...Merluza.- (Con sonrisa amplia, juguetona, hueca.) No le molesta que lo haga,

    no es cierto?Ambos.- (Al unsono.) "No, por qu me iba a molestar?". (ElMerluza re. Eva

    entra en coro. Ambos ren. ElMerluza, alfinal, exageradamente. Casi destempladamente, cubriendo la risa de Eva con la suya.)

    130

  • Flores de papel

    ESCENA CUARTA

    (La tarde de ese mismo da. Todos los muebles estn cambiados de lugar. La jauladel canario, con la puerta abierta, est vaca.

    La pantalla de la lmpara de pie ha sido sacada. Sirve ahora de florero para tresenormes flores de papel, ensartadas en alambres. Adems hay flores colgadas de lasparedes, de la lmpara. El Merluza, con las piernas forradas en una manta y unabotella de coac a su lado, est arrellanado en el silln mirando la televisin. Se acabade lavar el pelo. Tiene una toalla envuelta alrededor de la cabeza. Est contento. Latelevisin lo entretiene a morir. En la pantalla, que no se ve, suenan unos disparos;gritos de indios. ElMerluza vaporo apoco absorbindose en la accin. Imita los movimientos que ve. Se esconde tras el silln. Dispara hacia el aparato. Salta por encima delsilln. Vuelve a disparar. Lo alcanza una bala imaginaria. "Muere" aparatosamente enmedio del living. Est crucificado, as en el suelo, cuando se abre la puerta, y entra Eva.Trae paquetes bajo el brazo.)

    Eva.- Beto! (ElMerluza no se mueve.) Beto! Qu le pasa? (Deja los paquetes enel suelo. Se arrodilla junto a l.) Qu le pasa? (Lo toca.) Beto, Dios mo! (Letoca la cara.) Beto, despierte! Qu le pasa, Dios mo? (Busca desesperadamente algo a su alrededor. Va a la cocina y retorna con un vaso de agua. Le da debeber, mientras le sostiene la cabeza. ElMerluza abre un ojo.)

    Merluza.- Trajo los pantalones?Eva.- Oh, Beto, Dios mo, el susto que me hizo pasar! Por qu hizo eso?Merluza.- Azul? Con rayitas blancas? (Eva le pasa un paquete que ElMerluza

    abre vidamente. Un grito de estupor.) Son grises!Eva.- S. No encontr lo que usted quera.Merluza.- Pero yo le ped azules!Eva.- Le digo. No encontr como usted quera.Merluza.- (Grita.) Azules con una raya blanca! Una por centmetro! y us

    ted me trae grises! Qu quiere que haga con stos?Eva.- Busqu en todas las tiendas, pero...Merluza.- No busc! No busc bastante!Eva.- S lo hice, Beto, pero...Merluza.- No busc. Ayer vi tres pares en diferentes tiendas. (Mantiene los

    pantalones en alto.) Qu voy a parecer en stos? Qu me va a decir elMario cuando me vea en stos? Que soy uno de esos pijes de la PlazaEspaa; eso me va a decir que parezco! Uno de esos pijes de los Departamentos de la Plaza de Espaa, que slo sirven para calentarles la cama asus hembras. Pijes de pollera. Pijes de guata blanda. Eso va a decir queparezco! (Los lanza lejos.) No los quiero! (Eva los recoge con un gesto de desaliento. Los vuelve a envolver.)

    Eva.- No cre que importara tanto.Merluza.- No, claro, para un tipo que anda en harapos, cualquier cosa es

    buena...Eva.- No lo hice pensando as. (Larga pausa embarazosa. El Merluza apaga la

    televisin.)

    131

  • Egon Wolff

    Merluza.- Le gusta el arreglo que hice con los muebles?Eva.- (Distrada.) Oh!, s... muy bien.Merluza.- Est mejor as?Eva.- Mejor, s.Merluza.- Y las flores, le gustan?Eva.- Bonitas, s.Merluza.- El canario se escap. (Eva se vuelve hacia la jaula.)Eva.- Pepito? Oh, Dios! Y cmo fue?Merluza.- (En medio de la habitacin; la viva imagen de la inocencia.) Abr la

    puerta para darle alpiste y zas, se larg!Eva.- Y dnde est?Merluza.- No s... (Eva va hacia la ventana y mira afuera.) Fue cuando abr la

    puerta para darle alpiste que se larg. Vol un rato por la pieza, se meti aldormitorio, a la cocina y volvi a pasar por encima de m cabeza. Trat deagarrarlo con una toalla. Pesqu una toalla del bao y trat de agarrarlo. Porun momento cre que le tema pescado. Fue cuando se par sobre el marcode ese cuadro. Me par frente a l, esperando el momento de tirarle encimala toalla, pero fue ah cuando me di cuenta que no quera que lo agarrara.(Eva se vuelve hacia l.) Estaba todo de parte ma. No poda fallar. Era cuestinde tirar la cosa esa y zas, habra sido mo! Pero fue ah que me di cuenta queno quera que lo agarrara. Algo que haba en su actitud, me comprende?

    Eva.- De modo que lo dej irse?Merluza.- No s. Simplemente, por un momento, no pude hacer nada. Creo

    que fue ah que volvi a emprender vuelo, dio una vuelta por todo el departamento y, finalmente, sali por esa ventana... Hacia los aromos en flor. Debeser por culpa ma. Creo que nunca le ca en gracia al pajarito se. Desde elprimer da observ que me miraba de reojo, como con recelo. Debe ser quel, antes que yo mismo, se dio cuenta que los dos no cabamos en unamismahabitacin. (Vuelve su sonrisa que no dice nada.) los animalitos tienen una tremenda perspicacia para estas cosas. Es una suerte que l parti primero,porque si no, a lo mejor, me toca a m... (Eva desaparece en el dormitorio. Gritatras ella.) Sabe que hasta alcanc a ponerle apodo?... "Corsario" le puse!Un nombre raro para un canario, ya s, pero es que a m ese nombre merecuerda algo. Qu tal vez es necesario ser muy valiente para soportar unajaula! "Corsario". Pobrecito! (Espera un rato.) Quiere que me vaya? (Evasaleponindose la bata sobre el vestido. No puede dejar de sonrer de ver lafacha de ElMerluza, parado en medio de la habitacin, los brazos cados, envuelto en la manta, lacabeza envuelta con la toalla, las piernas desnudas, culpable, compungido, contrito.)

    Eva.- Y por qu voy a querer que se vaya?Merluza.- Por lo del pajarito. Desde que llegu no he hecho otra cosa que

    armar los.Eva.- Usted no es ms que un nio consentido, Beto.Merluza.- Rechazarle con tanta grosera los lindos pantalones que me com

    pr. (Eva lo toma de una mano.)Eva.- Venga, nio consentido. Hace tiempo que creo que debemos hablar

    algo. Poner algo en claro.

    132

  • Flores de papel

    Merluza.- Con todo el cario con que usted me ha recibido. (Eva lo sienta a sulado en el silln. Le pone un dedo sobre los labios.)

    Eva.- Qu estabas haciendo en elJardn Botnico el da que yo pintaba laureles, nio regaln?

    Merluza.- Bueno... Andaba por ah...Eva.- Vamos, dime la verdad... (ElMerluza, se mantiene alejado de ella.)Merluza.- Usted me tutea.Eva.- Hazlo t tambin, si lo deseas. No me voy a quebrar, por eso, no crees?Merluza. Ah la tenemos otra vez, rindose de m.Eva.- (Impaciente.) Oh, Beto, vamos, djate de cosas, quieres? No vamos a pa

    sar una vida, t con tus susceptibilidades y yo, aqu sin saber cmo tomarte.Yo s que no eres lo que pareces o lo que pretendes parecer. Algn desliz,alguna resbalada por la pendiente de la vida (Hace un gesto como divertida de supropio clich.) te llev donde te hallas ahora, pero yo s que no eres lo quepareces... O no pareces lo que eres. A m nada de eso me importa; ya ves queni siquiera te pregunto. Me puedes culpar de eso: de haberte preguntado?(ElMerluza, niega con movimientos de cabeza.)No, no es cierto? Entonces, porqu no te pones a tono? Hablamos de igual a igual?

    Merluza.- De igual a qu?Eva.- Bueno, de igual a igual, ya te dije.Merluza.- Y si yo no fuera lo que pareciere o no pareciere lo que fuera, no

    podramos hablar as, no es cierto? De igual a igual?Eva.- Bueno, tal vez, no...Merluza.- Por qu?Eva.- Porque ah estaran tus susceptibilidades, impidindolo. (Se acerca un

    poco ms a l.) Vamos, tontito, dime... Qu hacas en elJardn?Merluza.-Mirando los loritos.Eva.- No, en verdad... Qu hacas?Merluza.- (Con ritmo acelerado.) El Mario me habamandado a recoger puchitos

    frente al quiosco del orfen, para hacer tabaco molido, para ir a venderloal prostbulo de "La Marquesa". (Pausa.)

    Eva.- No quieres confesarlo, eh?Merluza.- Tambin la Chencha, la vieja sorda que vende diarios frente al

    Congreso, me haba pedido que le fuera a tirar las plumas a la cola de losloros, para hacerse un adorno para el sombrero.

    Eva.- Ayer, recin llegado, me dijiste que hace un ao me recordabas pintando laureles en flor en elJardn, con mi sombrero de paja de cintas verdes.A menos que seas muy observador y tengas una memoria muy especial,nadie podra creerte que pudieras guardar esos detalles durante tanto tiempo, si no fuera por una razn muy especial, tambin...

    Merluza.- Razn especial?Eva.- Inclinacin especial...Merluza. Inclinacin especial? (Est de espaldas a ella, alejado de ella.)Eva.- Oh, Beto, no seas tan... tmido! (ElMerluza se levanta.)Merluza.- Es que no puede ser.Eva.- (Desde su lugar.) Por qu?

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  • Egon Wolff

    Merluza.- A dnde conducira eso?Eva.- Y a quin le importa? Es raro que t, con la vida que llevas, te ests

    preocupando del maana. Como si toda tu vida te hubieras pasado previendo cosas. Apuesto que en tu vida te has preocupado de nada. Por qute preocupas ahora, entonces? Estoy preocupada yo, acaso?

    Merluza.- Con usted es diferente.Eva.- Por qu conmigo?Merluza.- Porque usted sabe lo que yo no s!Eva.- Qu es lo que s?Merluza.- Que yo no soy lo que parezco o no parezco lo que soy. En cambio

    yo slo s que soy lo que parezco y no que no soy lo que no parezco. Enotras palabras, usted tiene su fantasa y yo slo mi realidad, que es muchoms pobre, mucho ms triste, mucho ms desilusionante. (Con vozentrecortada.) Esa es la ventaja que usted me lleva, aunque usted diga queno me preocupo. Lo que pasa es que uno se preocupa tanto de preocuparse, que al final, ya no se preocupa ms de preocuparse.

    Eva.- Beto... Beto, vulvete! (ElMerluza, se vuelve. Baja la vista.) Si fueras sloel pobre vagabundo que aparentas ser, no podramos siquiera entablaresta conversacin, no te parece? Ya lo nuestro habra terminado hacemucho tiempo. Ayer mismo tal vez; despus de darte la sopa caliente, tehabras largado, porque es muy seguro que habras terminado por aburrirme. No hay nada ms aburrido que la conversacin de los pobres cuandose autoconduelen, no te parece? (AlMerluza le parece. Asiente con la cabeza,siempre mirando al suelo. Eva se acerca a l. Le loma de un brazo.) Desde elprimer momento que te vi, supe quin eras. Comprendo que tu timidezdebe ser consecuencia del mal trato que te ha dado la vida. Cosas que tehan sucedido han terminado por acoquinarte. Quiero que me creas muysincera cuando te digo que a m no me importa. No pongo barreras falsasentre nosotros, me comprendes? (ElMerluza, comprende.) Crees que soytu amiga, Beto? (ElMerluza, cree.) Entonces?

    Merluza.- Entonces vamos a tener que cambiar los muebles que hay aqu.Eva.- Los muebles? Por qu?Merluza.- No me gustan.Eva.- No te gustan?Merluza.- Es lo que dije.Eva.- Bueno... Qu tiene que ver...Merluza.- No tienen clase.Eva.- Clase?Merluza.- Estilo... No tienen estilo. (Con irritacin.) Trastos que uno encuen

    tra por miles, por ah, en cualquier negociucho de adefesios de segundamano! De slo verlos dan ganas de gritar! No tienen imaginacin, ni fantasa, ni ensueo de ninguna especie! (El Merluza gira hacia Eva.) A ver,cunto tiempo demor en elegirlos?

    Eva.- Bueno, yo...Merluza.- Ni cinco minutos, apuesto! Entr a la tienda como quien entra a

    comprar una aspirina y marc, con el dedo, el primer trasto que se le vino

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  • Flores de papel

    a los ojos. Cualquier cosa que sirviera para tirar el cuerpo y quedarse dormido. Bueno, usted est equivocada! Se necesita ser un poeta para elegirun mueble y darle la categora que se merece. Todas las clulas nerviosasdel refinamiento deben ser puestas en tensin, cuando ha llegado el momento de decidir. Usted es como Fabin, el loco que vive al otro lado delestero, que agarra cualquier cosa donde poner el culo... Un tarro de parafi-na viejo... Una maleta desvencijada... Sus zapatos... El pecho del "Sandilla",un vago sifiltico que anda por ah con l, robando durmientes del ferrocarril... Cualquier cosa! Como si con eso estuviera resuelto el problema! Laeleccin de un mueble es un acto de liturgia! (Hace lo que va describiendo. Amedida que lo hace as su excitacin va en aumento. Su concentracin en lo que vadiciendo lo absorbe enteramente. Termina como arguyendo con otro ser que hay dentro de s mismo, y a quien debe convencer.)Hay que levantarle las polleras y versi tiene los largueros de lamo o de caoba, porque nunca falta algn desgraciado que quiere meterle a uno gato por liebre y hacerle pasar lamopor caoba, y eso no estara bien, porque podran enterarse las visitas. Despus, tambin es importante que estn todos los clavos en su lugar. Todoslos clavos, o ms bien, toda la cola, porque podra resultar que no fueranflecos de raso sino simples borlas de pao ordinaria, las que aquel hijo deputa le quiere meter a uno. Y tambin es importante, importantsimo, deprimera importancia, preocuparse de la forma, del color, del diseo, de sies brocato o terciopelo, de si est hoy de moda la silueta oblonga o eldiseo recto, de si son tarugos de corte cncavo o convexo, de si le hanpuesto clavos los hijos de puta, clavos y no tornillos! Porque las visitas alsentarse no deben caer simplemente en los sillones, sino que al doblar lasrodillas deben ms bien encontrarse... Eso es!... Encontrarse con la anatoma del asiento ajustada a sus caderas. Todo eso debe tomarse en cuenta!Todo eso debe considerarse con el mayor cuidado! Porque todo ello es demxima importancia! De primera importancia! De primersima importancia! (Termina extenuado.) Hay que poner en ello la vida, si fuera necesario. Eso es lo que no quiere comprender el loco Fabin! (Pausa.) Tendremos que cambiar estos muebles. Se lo debemos a las visitas.

    Eva.- Bien, los cambiaremos. T eliges? Ests conforme?Merluza.- Cundo?Eva.- Maana?Merluza.- Maana ya no estar aqu.Eva.- No te das cuenta, tontito, que a contar de hoy estars aqu maana y

    todos los das que quieras?Merluza.- Tendremos que salir a la calle.Eva.- Para qu?Merluza.- Para elegir los muebles.Eva.- Y qu hay con eso? Saldremos pues.Merluza.- Con qu ropa?Eva.- Te comprar un traje.Merluza.- Gris.Eva.- Cre que lo queras azul con rayas blancas.

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  • Egon Wolff

    Merluza.- Ese es el pantaln. El traje lo quiero gris. Gris con pequeos lunares blancos, apenas visibles; ms bien invisibles que visibles... Ms bien...

    Eva.- Cmo t digas. Ests conforme? (ElMerluza la mira de reojo. Receloso.Glacial.)

    Merluza.- No, sin antes decirme cmo va a ser.Eva.- Cmo va a ser qu?Merluza.- Esa marcha por la calle?Eva.- No te entiendo.Merluza.- Voy a ir delante o detrs de usted?Eva.- Ya estamos de nuevo. A mi lado, si quieres.Merluza.- A qu distancia? Un metro? Dos? Lo ha pensado? (Eva no

    responde.) Y? Qu le vamos a decir al tendero?... Porque hay tipos suspicaces, tremendamente suspicaces; ven un andrajo y deducen un mundo decosas. A la simple vista de un andrajo, se les despierta toda una fantasamitolgica. (Se vuelve hacia Eva.) Entiende lo que quiero decir? Tendremosque tener el mayor cuidado. (Con la cara en blanco.) Cree que resultar si ledecimos... que juego... tenis?

    Eva.- Tenis? Y por qu eso?Merluza.- Su marido no juega tenis?Eva.- S. Y cmo lo sabes?Merluza.- (Indica hacia el dormitorio.) Los pantalones y la polera, ah, en el

    closet. Cree que podra pasar?Eva.- Tu podras "pasar" por cualquier cosa. (La sonrisa en blanco de ElMerluza.)Merluza.- (Inocente.) Hasta por gigol? (Re. Una risa doloroso, entrecortada.)Eva.- (Se acerca a l.) Esta noche vas a volver a dormir aqu, en el silln, pero

    yo no cerrar la puerta de mi dormitorio... Ya no desconfo, ves? (Toma lasmanos de ElMerluza.) Si te sientes... solo, no dudes en llamarme. Tengo elsueo liviano. (Muy cerca de l.) Al menos que no sientas atraccin por solteronas de ms de cuarenta, que pintan por desesperacin, o guarden pornostalgia la ropa del hombre que dej el nido hace siglos. Una solteronaque ni siquiera sabe comprar muebles apropiados...

    Merluza.- (Rgido.) Tendr que... baarme, de nuevo? (Eva apoya su cabeza enelpecho de l.)

    Eva.- Oh, Beto!, entrgate! Descansa... (Despus de un rato.) Apoyar la cabezaen tu pecho es como apoyarla en una roca. Qu te ha hecho la vida que teha dejado as?

    Merluza.- Comment dites vous, madame? (Lo mira; lo besa en la mejilla.) Oh, miamor! . . . (ElMerluza mira defrente. Es una roca, una esfinge.) S. Es de la mayor importancia, de primersima importancia, elegir las palabras apropiadas para decir lo que uno quiere decir. Hay en ello todo un proceso deseleccin cuidadosamente prearreglado por el espritu. Proceso en el cualnada tiene que ver la propia voluntad. Lo fundamental es creer en la belleza de sus propias expresiones, ya que sin el aporte de la entrega de uno, laspalabras, lanzadas a su propio capricho, adquieren una falsa dimensin, enque ni siquiera uno mismo, y mucho menos los dems, pueden hallar nadaque les evoque ni siquiera una mentira. Lo importante, entonces, es decir

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  • Flores de papel

    lo que uno quiere decir, sin decirlo, para que los dems aporten todo elpeso de su propio... engao. Slo as podr uno ser feliz.

    Eva.- Oh Dios! (ElMerluza comienza a hacerfiguritas con las manos, que se proyectan en el muro, alfrente.)

    Merluza.- Un conejo, ve?... Una lechuza... Un nio... Un nio asustado.(Mira a Eva.) Tiene un hacha?

    Eva.- S-Merluza.- Y un serrucho? Y martillo?Eva.- S.Merluza.- Dmelos. Esta noche har unos muebles como a m me gustan.Eva.- Estn en la cocina. (Eva va hacia la cocina. Se oye un grito.) Y esto? Qu

    le pas a Pepito? (Sale con el canario muerto colgado de su mano.) Quin lehizo esto?

    Merluza.- (Desconsolado, atropelladamente, como nio sorprendido enfalta.) Ya ledije! Quise cazarlo, pero l no me dej que lo cazara! Desde el comienzome tom inquina! Desde la primera mirada, me mir de reojo. Lo segupor toda la pieza. Le rogu, le implor que se dejara cazar, pero insista enseguir volando! No quiso or mis ruegos! (Pausa.) Cuando finalmente yano pudo seguir volando, estaba demasiado agotado para entender el sentido de mis splicas.Expir sin haberme dado siquiera la ocasin de darle una explicacin.(Otra pausa.) Pude haber querido a ese pajarito... (Sollozo.) Pude haberloquerido verdaderamente... Si slo me hubiera dejado... (Mira a Eva.) Pobre Pepito! Pobre corsario maricn!

    ESCENA QUINTA

    (En la radio tocan "El vals de las liblulas". El Merluza en tenida de tenis, derodillas en medio del living, clava una silla rstica, o ms bien lo que parece una silla,con los restos de un silln desarmado. Del silln no queda ms que un montn dispersode algodonesyplumas, resortes y tela desgarrada. El maderamen tambin ha sido deshecho violentamente, como si un ave de rapia hubiese hecho presa de todo.

    Tampoco estn los cuadros. En lugar de ellos cuelgan ahora pginas de peridicos.Hay msflores de papel dispersas en diversos lugares. Son ahora flores de mayor tamao, hechas con menos cuidado; simulacros de flores, como hechas slo a base de pginasenteras de peridicos, arrugadas, atadas en su base con alambres. ElMerluza tarareafeliz la msica mientras trabaja. Despus de un rato aparece Eva, en bata, en el vano dela puerta del dormitorio. Por un momento mira cmo ElMerluza trabaja; luego...).

    Eva.- Te o trabajar toda la noche; como si un gran ratn se hubiese colado en midepartamento. (Mira la habitacin.) No se puede decir que no te ha cundido.

    Merluza.- Le gusta?Eva..- Buen trabajo.Merluza.- Me pesc la fiebre. Cuando pesco la fiebre es como si viera doble.

    Veo una cosa por hacer y ya est la otra, ah, por hacerse.

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  • Egon Wolff

    Cuando ataco la otra, ya hay una nueva pidiendo que le ponga empeo, yas, sucesivamente... El Mario nunca me ha dado crdito como carpintero.

    Eva.- Debera venir, ahora, a ver.Merluza.- Dice que soy bueno para desarmar cosas; romperlas. Pero que

    para hacer carpintera, verdadera carpintera... hacerla verdaderamente...Me comprende usted?

    Eva.- S.Merluza.- Dice que no sirvo... "Eres un vndalo", me dice. Me lo pasa dicien

    do continuamente. Tal vez porque siempre me ha visto slo en esto: reuniendo un todo de piezas dispersas; armando puzzles de deshechos... Mecomprende usted? (Eva ha ido a sentarse en el nico silln que queda.)

    Eva.- Debe ser por eso.Merluza.- Eso es lo malo con el Mario. Slo tiene imaginacin para las cosas

    a posteriori. No tiene imaginacin para las cosas a priori. Pienso que ahoradebera verme en esto, no cree?

    Eva.- Ya lo dije.Merluza.- Esto le cerrara la jeta al mal hablado, no cree usted? (No espera

    respuesta. Levanta en alto, en triunfo, la silla que acaba de terminar.) Luis XV!Qu le parece? O Luis XVI tal vez?

    Eva.- Restauracin.Merluza.- (La idea le cae en gracia. Re.) Restauracin! tiene gracia, sabe? Res

    tauracin! No haba pensado en ello! (Siempre riendo.) Eso es lo que me gustaen usted, sabe? Que tiene sentido del humor. Desde el primer momento quemet mis sucias gambas en su reino. Entro aqu y le rompo todos los muebles,le suelto el canario, le revuelvo todo el closet, le lleno la pieza de horriblesflores de papel y usted siempre... complaciente. Siempre sonriendo.

    Eva.- Y qu otra cosa me queda por hacer?Merluza.- S. La fuerza de las circunstancias, no?Eva.- Del destino... (ElMerluza se pone serio bruscamente.)Merluza.- El destino es la cirrosis o un pulmn agujereado por una vida estpi

    da perdida en borracheras. No lo confunda con otra cosa. Yo estoy aqu,estrictamente, por culpa de una sopa caliente, no lo olvide. (El Merluza lemuestra la silla en la cual ha estado trabajando nuevamente.) Le gusta ahora?

    Eva- (Seria.) Beto! Dej abierta la puerta anoche... No entraste. (El Merluza seconcentra en su trabajo.fVe esper... (Pausa; sonrisa incierta.)Y ya que no entraste,tampoco pudiste darte cuenta que hasta me puse, anoche, una camisa de dormir especial... La camisa que us en mi primera noche de... (re vagamente)"amor". Despus, mi marido me la haca poner en nuestros aniversarios. Uncamisn largo, celeste, con dos rosetas, aqu, sobre el escote... Un camisn quemantiene el olor de los pinos de San Esteban... Mi marido opinaba as, almenos... Que guardaba el aroma de nuestra primera noche bajo los pinos deSan Esteban... Con las olas del mar rompiendo muy cerca, casi a nuestrospies... Y la luna... La luna eterna, (sonre) una luna intrusa y amiga, presenciando nuestra... "pasin"... (Espera.) Lo creeras t, Beto? Que yo sera capaz deeso? De una noche de pasin bajo los pinos, con slo la luna de testigo, y elcamisn celeste de almohada? (Se lleva ta mano a lafrente.) No parecera, no es

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  • Flores de papel

    cierto? Eso es lo que te hace tan injusto: que no crees que eso es posible, o queya no sea posible. Porque t crees que ya no es posible, no es cierto? (ElMerluza trabaja. Un gesto vago, huidizo; una sonrisa incierta; un breve desvanecimiento.) Que una solterona como yo, oh Dios!, se despoje de su pudor y abra susbrazos al amor... Con slo el aroma de los pinos de testigo... Y la luna intrusa...(Lo mira.) Contstame!... Ni oyes lo que digo! (Va sobre la radio y la corta con unademn nervioso.) Contstame! Lo crees posible?

    Merluza.- (El Merluza ha terminado su silla. La levanta en el aire. La sacude entriunfo.) La termin! La termin! Ahora me gustara invitar al Mario aque viera esto! Le cerrara la jeta al pesimista! Largueros firmes, bienensamblados! Respaldo duro, como se pide! Firmeza en toda la lnea!Siempre se lo dije a Fabin! Lo que pasa con nosotros, loco le dije esque no sabemos comprar. Nos quejamos. Nos lamentamos. Partimos siempre de la base que no podremos comprar nunca lo que queremos. Nospasamos todo el da... Cmo dijo usted ayer? "Autocondolindonos"! Esoes! "Autocondolindonos". Tiene gracia, sabe?. . . "Autocondolindonos".(Sentencioso de pronto. Pomposo.) Para el que no sabe comprar, nada buenole cabe esperar! Para el que no sabe adquirir, slo le cabe... morir! (Re.)Me sali verso, sin esfuerzo! (Muestra la silla a Eva.) Le gusta?

    Eva.- Me gusta.Merluza.- Mentira! Lo dice por una motivacin secreta encerrada ah, en

    esa cabeza suya. Lo dice por compasin. Conozco los sntomas en la voz.Conozco cada inflexin de la voz; cuando alguien habla por misericordia.Es la voz del que baja la mano para dar algo, que es distinta a la voz del quesube la mano para recibir. A ver, diga: "Me gusta tu silla"...

    Eva.- Me gusta tu silla. (ElMerluza da un grito, de triunfo.)Merluza.- Ve? Ah est! Ese temblor incierto! Usted me tiene compasin!

    (ElMerluza sacude la silla.) Esta silla es horrible. Mal gusto. Mal armada. Loslargueros no juntan. El respaldo se desarma. (Comienza a desarmarla.) Laspiezas no ajustan. Se ve la mano sin clase. (A cada ocurrencia va soltando unapieza de la silla hechiza.) Sin refinamiento... Chata... Primitiva... Ordinaria...De una concepcin hecha por un hombre... del Pueblo! (Bota al suelo los restosque quedan.) Esa silla mereca estar junto a un fogn de trapos sucios a laorilla del ro, y no en un bonito departamento de la Plaza Espaa. (Descansa.)El fin de una quimera. (Mira a Eva.) Debi haberlo dicho, sin embargo.

    Eva.- (Tras pausa, con naturalidad.) Por qu iba a decirte algo que no siento?Merluza.- Porque esto establece un abismo entre usted y yo, comprende? Un

    abismo que es tan ancho como una vuelta a la tierra entera (Declamatorio, impersonal, sentencioso nuevamente.) La piedad es el puente colgante roto que une la iracon una guata contenta. (Sonre con su sonrisa vaca en toda la cara.) he gust eso?

    Eva.- Oh, Dios, Beto! Cmo debo tomarte? (ElMerluza la mira desolado.) Tejuro que no s. Desde que llegaste te abr la puerta de mi casa; te recib enella, con todo mi cario. Procur darte todo lo que tengo, pero t persistesen... ignorarme. (Durante todo elparlamento siguiente, ElMerluza est all enmedio de la habitacin, y mientras Eva habla, todo en l va tomando un aire desolado, como de nio culpable que recibe una reprimenda por una falta que ya no

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  • Egon Wolff

    puede reparar.) Te hablo con cario y me respondes con una irona. Quieroser sincera contigo y me rechazas diciendo que miento. Hago lo posiblepor borrar entre nosotros todo signo que te recuerde tu pobreza, pero insistes en recordrtelo... (El Merluza comienza a temblar. Es el nio desamparadoque tienefro, que tiene miedo. La mnima expresin, disminuida y triste, del niode las ruinas, hambriento, desvalido.) No soy esa mujer rica, desalmada y frivola que pareces ver en m. Soy una pobre mujer sola. Muy sola, Beto...Una mujer vida de amistad y cario... Te ofrezco mi corazn, Beto. (Vasobre ly le toma la cara. ElMerluza tiembla. Un temblor que lo estremece y que nopuede controlar.) Oh, mi amor, clmate! Tu mujercita est aqu contigo y teva a dar todo el calor que te han negado! (ElMerluza mira ante s al vaco.)Beto, mrame! Estoy aqu!... Te quiero, me oyes? Te quiero... (Lo sacude.)Mrame! Por amor a Dios, mrame! (Lo sacude ms violentamente.) Te estoyhablando! Escchame! (Lo estremece.) Escchame, maldito! (Nada. Cae asus pies. Lentamente El Merluza deja de temblar. Estn as un largo rato. Siguesonando "El vals de las liblulas", en el vaco.)

    Merluza.- (Despus depausa.jTodava no me ha dicho cmo me queda la tenidade tenis. (Lo dice sin mirarla, con los ojos clavados en el vaco. Eva lanza un grito.)

    Eva.- Ohhh! Tu soberbia es tan grande que no quieres que te ayuden! (Eva selevanta. Iracunda.) Nadie se puede acercar a tu preciosa persona, eh? Bueno, yo te voy a decir lo que pareces en esa tenida! (Toma las flores de papel ylos dems objetos de papel y se los lanza a medida que habla.) Sabes lo quepareces? Un monigote ridculo y grotesco! Ni siquiera pecho tienes! Nisiquiera espalda tienes. (Espera su reaccin, que no se produce.) T no tienesespalda. Tienes joroba! (Espera. Con voz desfallecida ) T no tienes msculos! Tienes... ganchos... (Larga pausa.)

    Merluza.- (Lejano, muy tenuemente, como recitando.) Y entonces desde la espesura, sali volando un pajarillo. Vol un instante sobre el verde follaje...

    Eva.- Oh!...Merluza.- . . .Sobre las escenas llenas de luz. Vuela, pequeo Corsario, le dije

    (Eva se tapa los odos.) Vuela pajarillo... (El Merluza la mira con sonrisamisericordiosa. Se sienta junto a ella. Sentencioso.) El amor es la tregua entredos agotamientos. El amor es la dentadura rota en una boca hambrienta...Qu me dice? Le gust?

    Eva.- (Lo mira con ojos llorosos.) Quiero que te vayas. (ElMerluza la mira perplejo.)Merluza.- Me est echando afuera?Eva.- S.Merluza.- Y qu voy a hacer?Eva.- No me importa! ndate!Merluza.- Se lo dije al Mario... Le dije... Esa gente que vive en los departa

    mentos de la Plaza Espaa, a la primera contrariedad, se escabullen en unabuena sinfona o en la procesin del Carmen. (Se levanta.) Sabe lo que vihacer una vez a un mono en el circo? Ese mono trataba de llegar donde sumona, pero no poda, porque los haban separado en jaulas diferentes y selo impedan los barrotes. Sera como la una de la tarde cuando lo vi tratarde allegarse junto a ella por primera vez. En la noche todava no lo haba

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  • Flores de papel

    conseguido, pero segura tratando. Tena el pecho todo sanguinolento y losdientes mellados contra los fierros, pero an persista. Cuando al fin loconsigui, fue al da siguiente, cuando llevaron a la mona al sepelio de sucompaero... Triste, no?... (Tiene ganas de conversar. Se sienta a los pies deEva. Cruza laspiernas en actitud hind.) se es amor, ve? Eso, naturalmente,siempre que el amor an exista. San Simn, el tonto del Puente de la Constitucin, dice que no. En verdad, tampoco lo dice, siquiera. Uno no hacems que deducirlo, dada su actitud tan... peculiar. Sabe lo que hace, o loque no hace? Se est sentado noche y da, sobre el pretil del puente, mirando el agua que pasa. Si uno le habla: nada. Si uno lo puncetea: nada. Si unole grita: Uuuuuh! : nada. Simplemente ya no le interesa nada. Ha llegado aese estado de absoluto renunciamiento a la vida donde ya ni siquiera lalucha es posible. Dicen que un da una paloma hizo nido en su sombrero yque no se dio cuenta. Es leyenda, naturalmente, pero ilustra la situacin,no cree?

    Eva.- No oste lo que ped?Merluza.- Qu?Eva.- Que te fueras...Merluza.- Usted cree eso? Qu hemos llegado a ese punto de desnutricin

    espiritual, donde ya ni siquiera la lucha es posible? (Eva se levanta. Da ungrito y huye hacia el dormitorio. Se encierra en l. El Merluza la mira huir. Seacerca a la jaula.) Lo crees t, Corsario? (La columpia a manotazos.) Quehemos llegado a ese punto de desamor donde ya ni siquiera el amor esposible? (Le da golpes ms violentos. La jaula casi golpea el techo. Como en unaentrevista, ridiculizando los clichs. y1 "Lo cree usted, seor Caricontento? Queel alma humana se encuentra en un lamentable estado de postracin espiritual donde ya ni siquiera la confianza mutua es posible? Lo cree usted,seorita Sonrisa?". (Da un manotn a la jaula.) Lo crees t, pjaro maricn? Ah? Qu dices? No crees t, que volarte, as, de la pieza, sin despedirte siquiera, fue una mariconada muy grande, pjaro cabrn? Qu dices? Ah? (La jaula se destroza contra la pared.)

    ESCENA SEXTA

    (La noche de ese da. Ya en la habitacin no queda nada del decorado inicial. Todoest revuelto. Todopatas arriba. La cortinaya no est. En vezde ella, cuelgan pantalones de hombre. De esquina a esquina cuelgan guirnaldas hechas de camisas de hombreatadas de las mangas, entrelazadas de otras, hechas de enaguasy corpinos atados. Muebles han sido compuestos con trozos de los muebles primitivos, unidos por retazos dechalecos de lana, frazadas y colchas desgarradas. Las lmparas que colgaban estn depie. Las que estaban de pie cuelgan. Los muros estn cubiertos de dibujos y figurasinfantiles hechas con tizones de corcho quemado: "El Gato", "ElMalo", "La Mano",etc.. Tambin hay dichos: "Yo soy bueno", "Cristo es Rey", 'Dios est a mi diestra","Viva Yo". En esencia, nada est en su lugar. Lo nico que guarda alguna aparienciade arreglo premeditado son las flores de papel. Grandes flores de papel, nuevas y ms

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  • Egon Wolff

    numerosas, que cuelgan profusamente de las guirnaldas, de los muros, que cubren losrincones. Eva, de pie en medio del desorden, se deja probar un vestido de novia, que ElMerluza acomoda sobre su cuerpo con solcito cuidado.)

    Merluza.- (Clavando alfileres; sujetando ganchos.) Ve usted? Ve usted cmocon un poco de esperanza, un poco de buena voluntad, vala la pena escarbar el viejo bal? Un poco apretado estaba, es cierto, un poco arrugado,pero debemos concederle que nunca sospech que alguna vez le tocara...Una segunda oportunidad, no cree? (Se aleja. Mira su obra.) O fue poruna primera que nunca fue? (Ubica un pliegue.) Ah est! Eso es! Un poceapretado en las caderas, tal vez. Por culpa de las fculas, o los aos... O losdescuidos; pero pasa la prueba, no? (Ubica otro pliegue. El sastre que habla asu cliente, ntima, sugestivamente.)No debimos meterlo tan hondo en el bal.Yo entiendo: por un tranva que pasa, una mano sugestiva que saluda a lahuida, o una palabra que no se dijo, o toda, toda, toda la imaginacin quese fue por la alcantarilla, lo condenamos a la hondura del bal, pero, y lascampanas? Las pequeas campanas?... Y las risas a la entrada de la iglesia?... Y el beso furtivo en la mejilla? "Adis, Mara, que seas muy feliz!"."Que te vaya bien!". No cuenta eso tambin?... No debemos ser tan rotundos con el tiempo; los objetos tambin tienen derecho de tomar venganza. No podemos esperar que todo tome su justa ubicacin, si no leayudamos un poco, no cree? (Se aleja nuevamente. Algo no le gusta en elconjunto. Rasga un costado del vestido.) Tal vez es cuestin de rasgar un pocola tela, para ver la carne. (Rompe un trozo de la cretona del silln, y parcha conella el trozo de tela desgarrada. Sonre.) Las noviecitas! Las he observado.Metido bajo el arbusto del crespn, en el parque, al frente de la iglesia; lashe visto... Las he mirado. Ni que tuviera algn sentimiento torcido, parecido a la envidia, o algo as, no! Por qu iba a tenerlo, cuando tena bastante papel y tijeras a mano? (Rasga otra parte del vestido y le parcha otro trozo detela de cretona.)Vienen caminando por la hierba alta, casi sin poner los pies,como si flotaran sobre las espigas de las teatinas... Como si vinieran vibrando por sobre la pradera hmeda. Un paso cadencioso, todas radiantes, ensuaves ondulaciones blancas, serpenteando entre los troncos de las encinas... Directo, hacia las gradas irradiadas de sol... Directo hacia la manoenguantada... (Le habla al odo.) Y ah, en ese mismo momento, ante lasmiradas lascivas de todos los enanos horribles, escondidos tras los ladrillosde los muros, ocultos bajo el atrio en sombras, las he visto... Las he visto!(Se ahoga. Tiembla.) Las he visto... Abrir... Los ptalos de sus cuerpos... Yofrecer! Imagnese! Ofrecer! Ofrecer!... (Se calma.) Sus corolas vrgenes ala consumacin del amor! (Un grito ahogado.) OhDios! (Se controla, vuelveasu tono de chanza. Desgarra una manga. La reemplaza por otra manga que hace deuna tira de papel.) Hay algunos que tienen otra visin del asunto, naturalmente. Fabin, por ejemplo. Un da estaba con l, bajo el arbusto. Se acababa de levantar, por ah, unas latas de erizos y nos dispom'amos a tomarleel gusto... (Recorta el ruedo de lafalda a tijeretazos.) Debo advertir que Fabintiene una manera especialmente ruidosa de mover la boca cuando come.

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  • Flores de papel

    Una manera, as, arrastrada de mascar, como si tuviera miedo de que losalimentos se fueran demasiado rpido hacia los intestinos y se le terminarademasiado pronto el placer de la de-gus-ta-cin! El hecho es que yo no ssi fue esa manera suya de mascar, digo, o mi particular estado tenso, eseda... O la piedra bajo el codo... Porque se me haba metido una piedrabajo el codo... Una maldita piedra! l hecho es que yo no s si fue esamanera de mascar suya, como ya dije, o la piedra, o mi particular estadotenso, el hecho es que Fabin me irrita! Me irrita hasta la locura, deboconfesarlo! No s si sera eso, digo, o lo otro... La insolencia del tipo, mecomprende?... Su brutal, su bestial insensibilidad, o su manera de mascar,o la piedra, o mi particular estado tenso... El hecho es que mirando hacia laiglesia, digo de pronto: "Mira!"... Y l me contesta: "sas zorras!"... "Esaszorras", imagnese!... Recuerdo que mir sujeta y vi el jugo de los erizosque bajaba de las comisuras de su boca... Y sus ojos inyectados en sangre,me comprende? y su ruidosa, desagradable, bochornosa manera de mascar. El hecho es que algo se produjo dentro de m, me comprende? unparticular estado de tensin incontrolable... Y agarr la otra lata de erizosque estaba abierta, pero no comida... Y se la estamp... Se la grab, se laatornill, con lenguas de erizos y todo, en su sucia jeta! (Esto ltimo a gritos.Se calma. Casi angelical.) En ese momento sonaron las campanas de la iglesia y sent que haba hecho lo que deba hacer, me comprende? Que haba cumplido con mi deber... Porque tipos como Fabin no conocen, nointuyen, no conciben el alcance... la totalidad maravillosa que significa laentrega de la virginidad. (Acentuando las palabras con falsa fontica, vacaenteramente de sentido.) La ms esplndida... oferta... al... amor. (Re. Divertido.) Amar, que es un puente roto, con un diente roto, con una manivelarota, que gira por los cuatro confines, rompiendo crneos!... Amor, que esun perro con tres patas!... Que es un vagabundo con una sola mano y dospltanos... (Ha roto granparte de la falda y la est reemplazando con trozos de lacortina y pedazos de su propia camisa, que ha desgarrado. La mira. Preocupado.)Qu le pasa? Est tiritando? (Eva tirita, con elmismo temblor de ElMerluza.)Tiene fro? Tiene calor? Qu es? (Pausa. Espera.) Tiene deseos de daruna caminata con el novio feliz, por la playa? Recogiendo Conchitas? Tomados de lamano, recogiendo vrgenes blancas?... Discutiendo el nmeroy el sexo, y el nmero y el nombre, y el nmero y el sexo de los hijos quela esplndida oferta les va a dar... Discutiendo la posicin de los muebles...De las cretonas... De los colores... De los "nomejoraqu" "nomejorall"...De las formas... De las cretonas... De los muebles... (Su voz va creciendo, enaceleracin incontenible.) De las posiciones de las cretonas, de las formas, delos nmeros, de los hijos, de los muebles... De las formas... Hablando delamor... Amor con A, con M, con R, con U, con lengua, con todo, confuerza, sin fuerza... Las posibilidades de ser, de alcanzar, de huir, del amor,de la soledad... de la muerte. Con lengua! (Grita.) Llegar! Llegar!...Llegaaar! (Pausa. Fro.) Es ese el secreto que guarda la hielera? (Del vestido de novia, slo queda ahora el velo. El resto son guiapos.) Ahora somos doshcrmanitos. (Se arranca del cuerpo el resto de camisa. Se cubre la cabeza con una

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  • Egon Wolff

    roseta depapel, de la que cuelgan largas tiras a modo de corona y que le llegan hastala cintura. Toma una madera de mueble a manera de lanza y la blande.) Soy"Ukelele", el guerrero simba! (Gira alrededor de Eva haciendo muecas divertidas.) Ak! Azahamba! Humbe!... Tekeke!... Takamba!... Tumba! (Lamira como un orangutn curioso podra mirar a su presa. Acerca la cara a la deEva.) Comment allez vous, madame?... (Eva trata de hablar.) S?

    Eva.- (Con esfiterzo.jYo...Merluza.- S?Eva.- Yo...Merluza.- S?Eva.- Yo slo...Merluza.- Usted slo, s?Eva.- Yo slo. ..Merluza.- S?Eva.- Yo slo... (Trata. No puede. Desiste.)Merluza.- Usted slo quera quererme y que yo la quisiera. Es eso? (Eva

    asiente dbilmente.) S, pero es tarde para eso. "Ukelele" tiene sus tripas enlas manos y ya no sabe qu hacer con ellas... (Pone una de las grandes floresde papel en el escote de Eva, que le cubre casi toda la cara. Enlaza su brazo en elde ella.) Vamos? (Suenan golpes en la puerta. Grita.)S. Ya vamos! (Mira aEva con solcito cuidado, como novio muy considerado.) Est lista? (Eva asiente. De nuevo con su modo de hablar rimbombante, vaco, sentencioso.) Como ve,es de la mayor importancia haber entendido el juego. Creer el uno en elotro. Confiar mutuamente. Renunciar a su propia identidad en beneficiode la identidad del prjimo, hasta que la identidad propia y la identidaddel otro y la propia identidad... Propia... Identidad... Del prjimo... Identidad... Propia... no cree? (Eva asiente. Resuenan los sones de la Marcha Nupcial de Mendelssohn. Inician la marcha; "Ukelele", muy tieso, pattico casi en sudignidad, desnudo, cubierto slo de tiras, en la cabeza la gran corona de tiras depapel. Eva, a su lado, tomada de su brazo, ausente, bajo su inmensa flor de papel,slo el velo hermoso es real en ella.) Antes que lleguemos all, creo que deboponerla al corriente de la geografa del ro, de los peligros que ella ofrece.Hay, por ah, unos bajos engaosos por los cuales, en las noches de plenilunio, cuando el ro viene cuajado de muebles rotos, mucha gente al caer,se ha roto el espinazo... (Salen. En la habitacin reina ahora el desorden total.Nada est como era. Slo queda en ella la nueva belleza... Las toscas, enormes,casi deformes flores de papel.)

    TELN FINAL

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