FLUIDOS Apellido de Liquidos y Gases
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F L U I D O S : A P E L L I D O D E L Q U l D O S Y G A S E S
Autor: RAMN PERALTA-FABI
COMIT DE SELECCIN:
EDICIONES
PREFACIO
I. INTRODUCCIN
II. QUE SON Y CMO LOS DESCRIBIMOS?
III .UNA "HISTORIA" DE LAS IDEAS
IV. GALAXIAS, HURACANES Y DESAGES
V. LA TURBULENCIA
VI. SUPERFLUIDOS
VII. EPLOGO
CONTRAPORTADA
C O M I T D E S E L E C C I N :
Dr. Antonio Alonso
Dr. Juan Ramn de la Fuente
Dr. Jorge Flores
Dr. Leopoldo GarcaColn
Dr. Toms Garza
Dr. Gonzalo Halffter
Dr. Guillermo Haro
Dr. Jaime Martuscelli
Dr. Hctor Nava Jaimes
Dr. Manuel Peimbert
Dr. Juan Jos Rivaud
Dr. Emilio Rosenblueth
Dr. Jos Sarukhn
Dr. Guillermo Sobern
Coordinadora Fundadora:
Fsica Alejandra Jaidar
Coordinadora:
Mara del Carmen Faras
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E D I C I O N E S
Primera edicin, 1993
Dibujos: Ramn Peralta Sierra
La Ciencia desde Mxico es proyecto y propiedad del Fondo de Cultura Econmica,
al que pertenecen tambin sus derechos. Se publica con los auspicios de la
Subsecretara de Educacin Superior e Investigacin Cientfica de la SEP y del
Consejo Nacional de Ciencia y Tecnologa.
D.R. 1993 FONDO DE CULTURA ECONMICA, S. A. DE C. V.
Carretera Picacho Ajusco 227; 14200 Mxico, D.F.
ISBN 968-16-4215-5
Impreso en Mxico
P R E F A C I O
Este libro fue escrito con la intencin de compartir la pasin por entender a los
lquidos y gases. As, aparecen aspectos que finalmente entendemos y otros que siguen escabullendo nuestros afanes cotidianos. Estn incluidos algunos temas recurrentes a cualquier nota escrita sobre aguas y vientos y otros un tanto
extraos y sorprendentes que forman parte de la misma familia aristocrtica de los fluidos. Muchos temas no aparecen debido a varias limitaciones, entre las que
se cuentan las del autor, pero que cumplen con el propsito de interesar al lector en buscar lo que no est o en aclarar lo que aqu no se pudo.
Sin desearlo, y en forma casi irremediable, el texto incluye ms del autor y de sus
intereses que de las exquisitas facetas que presentan los fluidos, tan comunes y especialmente corrientes. La esperanza es que alguna parte de la lectura sea tan agradable como lo fue escribirla y que ninguna sea tan penosa como su redaccin.
Agradezco a mi familia y a mis colegas, amigos y estudiantes por las interminables plticas y sugerencias que sirvieron para mejorar el contenido. En particular, agradezco a Roco Chicharro y a la correctora de estilo, Laura Pulido,
por la lectura y comentarios constructivos que hicieron sobre la versin original; a Ramn Peralta Sierra le debo las ilustraciones, la portada y la pasin por hacer lo
que hago.
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C O N T R A P O R T A D A
La violencia de un tornado en las planicies de Australia, las penetrantes observaciones de Leonardo da Vinci, el comportamiento extico de un superfluido en las inmediaciones del cero absoluto, los invisibles tomos y la ventaja de
ignorarlos, las olas, los humos y el tornasol de los atardeceres son parte de los temas que cubre casi cualquier reflexin sobre los fluidos; con frecuencia es slo en forma implcita, pero ah estn. Este libro no es la excepcin.
La magia de un fluido nos hipnotiza cuando vemos arder una fogata, cuando miramos las burbujas dentro de una cerveza o cuando se forman dragones en las nubes que luego se disipan en nada. Por qu querra uno entender lo que hace
un fluido, cortando la imaginacin o esterilizando la poesa? Por la misma razn que un enamorado quiere ms que el recuerdo de una voz o una mirada.
Los fluidos, que nos envuelven todo el teimpo, producen su espectculo
maravilloso cada da y, si lo sabemos pedir, cada vez que los deseamos. La belleza o la dificultad estriba en que mientras mejor creemos conocerlos, ms fcil
escurren entre nuestras teoras y nuestros dedos.
Ramn Perala-Fabi es doctor en Ciencias (Fsica) por la Facultad de Ciencias de la
UNAM. Se desempea actualmente como profesor titular de carrera y coordinador
del Laboratorio en el Departamento de Fsica de la Facultad de Ciencias de la
UNAM. Tambin es investigador nacional. Su campo de estudio es la dinmica de
fluidos y la mecnica estadstica.
Diseo: Carlos Haces / Fotografa: Carlos Franco
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I . I N T R O D U C C I N
LA BELLEZA de un atardecer en el que las nubes se mezclan, cambian de forma y de
color, crecen o se desvanecen hasta quedar en nada, se multiplica y enriquece al
descubrir los diversos y complejos procesos que se conjugan para presentar el
espectculo. Lo mismo sucede al observar las olas que llegan a una playa, el fuego en
una hoguera o la corriente de un ro que, pareciendo no cambiar y repetirse siempre,
nunca son iguales; sta es parte de la magia de un fluido. La seduccin viene de todas
partes: de las gotas de lluvia que se estrellan en la superficie del agua, de las variadas
franjas y manchas de colores que vemos en una imagen de Jpiter, de las hileras de
pequeas burbujas ascendentes que parecen salir de ningn lado en el seno de un vaso
de cerveza, del caprichoso ascenso de una columna de humo, de las maravillosas
pompas de jabn y, observando con cuidado, de todo lo que est a nuestro alrededor.
Todas son manifestaciones de lo mismo: la dinmica de un fluido.
Los fluidos, como genricamente llamamos a los lquidos y los gases, nos envuelven
formando parte esencial de nuestro medio ambiente. El agua y el aire son los ms
comunes y, como punto de referencia, los mantendremos en mente como prototipos de
un fluido. Su ubicuidad les confiere su importancia.
La experiencia humana con los fluidos se remonta ms all de los tiempos histricos. El
manejo de los fluidos ha estado ntimamente ligado al desarrollo de la sociedad. No es
de sorprender entonces que desde los inicios de la civilizacin la imagen del Universo
incluyera a los fluidos como elementos primarios de su constitucin; aire, agua, fuego y
tierra son la versin clsica y medieval de gas, lquido, plasma y slido, o sucintamente,
fluidos y slidos.
Como en la ms apasionante novela de misterio, en la que el lector es guiado con
informacin aparentemente dismbola y escasa, los investigadores a travs del tiempo
han ido recogiendo y organizando datos sobre la naturaleza. La gua es el experimento y
la imagen que se va formando, como en un rompecabezas en tres dimensiones, es an
fragmentada; hay ciertas piezas que embonan en grupos y algunos grupos de piezas que
se ensamblan entre s. El caso de los fluidos, que siguen las mismas leyes de la
mecnica que rige el movimiento de los cuerpos celestes, es un ejemplo tpico. Creemos
tener casi todas unas unidas ya entre s, otras desperdigadas y a la espera de ser
probadas. El reto de participar en el juego de comprender y explicar los fenmenos
conocidos, predecir nuevos o descubrir otros, sigue abierto. Es un juego colectivo en el
que los participantes, que somos todos, heredamos la experiencia de los anteriores y,
tras ampliarla, la turnamos a los que siguen aumentando las oportunidades. La solucin
o soluciones posibles nos eluden hasta ahora, como lo hace el agua con nuestros
esfuerzos por retenerla en las manos, escurrindosenos entre los dedos.
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Completar nuestra descripcin y comprensin del comportamiento de los fluidos es,
adems de un fascinante juego, una imperiosa necesidad por manejar nuestro entorno.
El aire y el agua son parte esencial de la vida en la forma que la conocemos. El
transporte martimo y areo depende de este conocimiento; tambin la agricultura, que
no puede ya lograrse si slo se depende de un buen clima, sino de sistemas de riego,
vastos y eficientes, que permitan optimizar los recursos locales y suplir las deficiencias
naturales. La prediccin del clima y de sus ms violentas manifestaciones, como
huracanes y tornados, es mucho ms que una curiosidad acadmica (aunque tambin lo
es). Entender stos y muchos otros problemas en los que los fluidos participan como
protagonistas principales, requiere de una labor creativa y de un trabajo sistemtico y
sostenido. Los resultados los demanda la sociedad por razones culturales, estticas y,
especialmente, prcticas.
Del inmenso proyecto general de la fsica nos ocuparemos de la parte que estudia los
fluidos desde el punto de vista macroscpico, es decir, como los percibimos en forma
ms o menos directa a travs de nuestros sentidos; la alusin a su estructura atmica
ser hecha ocasionalmente y en forma lateral. La justificacin de esta omisin ser
discutida ms adelante, aunque la conexin entre estos dos aspectos, uno macroscpico
y continuo y el otro microscpico y discreto, es de primordial importancia en cuanto al
entendimiento ltimo de un fluido. Esta relacin es el sujeto de estudio de la teora
cintica y de la mecnica estadstica. Dentro del enfoque macroscpico, el de la dinmica
de fluidos, consideraremos slo algunas de las partes del rompecabezas de manera que
pueda obtenerse un panorama sobre su comportamiento usual. Si bien es cierto que,
dentro de la teora, los principios generales tienen todos la misma jerarqua, tambin es
cierto que unos son ms tiles que otros para entender algunos aspectos de su
comportamiento. Este hecho se refleja en las formas y circunstancias en que fueron
formulados. Unos fueron intuidos y usados mucho antes de ser explcitamente
enunciados. Otros fueron formulados casi en la forma en que los conocemos ahora, sin
haberse apreciado su generalidad y sus consecuencias.
Siendo que a travs del tiempo, los grandes matemticos y fsicos, salvo raras
excepciones, dedicaron parte de su vida a estudiar los fluidos, no deja de sorprender la
falta de atencin que la historia de la ciencia ha puesto en la gnesis y desarrollo de sus
brillantes ideas, ingeniosos diseos y espectaculares resultados; una de las excepciones
es la excelente obra de Enzo Levi (Levi, 1989). Gracias a los trabajos de aquellos
pensadores, a quienes siempre se recuerda con cierta nostalgia, gozamos de una visin
panormica del tema, aprendimos a plantear algunos de los problemas y seguimos
explorando los caminos por ellos sealados.
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I I . Q U E S O N Y C M O L O S D E S C R I B I M O S ?
COMO en casi todas las novelas, todo resulta ms comprensible si se comienza por
aclarar de qu se trata, sin echar a perder el final. As, sera apropiado que, como con
cualquier personaje principal de una novela decente (cosa que el protagonista no tiene
por qu serlo), tratemos de construir su imagen, esbozar su carcter, describir sus
pintorescas reacciones, sus variados comportamientos y su lenguaje; en fin, de
mencionar todos aquellos aspectos que lo hacen sujeto de escritura y, se esperara, de
lectura.
Como se ver ms adelante, el objetivo se logra slo parcialmente. Resulta que nuestro
protagonista no es ni rubio ni moreno, ni alto ni bajo, ni lo uno o lo otro; simple y
sencillamente es difcil de acorralar con palabras y escurridizo para manejar. Es ms,
despus de que hablemos de su interesante estructura (digamos, sus raros rganos
internos, sus prominentes seas particulares, sus peculiaridades anatmicas y de
algunas de sus idiosincrasias y traumas infantiles), resultar que para algunos fines
prcticos carece de importancia. Es como si, tras describir minuciosamente el origen de
una tormentosa secta a la que pertenece el medio hermano de la herona, sta se
cambiara de continente y pasara ah el resto de sus apasionados o buclicos das, sin
relacin alguna con los inconfesables crmenes de la susodicha secta. Aun as, un
bigrafo meticuloso no dejara pasar la oportunidad de abordar el mrbido efecto que
podra haber causado en su carcter o en sus ocasionales delirios nocturnos.
Advertidos de lo que sigue, mejor es empezar por el principio y entrar en materia, es
decir, en fluidos.
II. 1. UNA INDEFINICIN PRECISA
La materia, es decir, todo lo que nos rodea y que percibimos a travs de los sentidos,
viene en tres presentaciones aparentemente distintas y exclusivas: en slido, en lquido
o en gas. Una observacin ms cuidadosa nos llevara a pensar que esta clasificacin es
un tanto simplista y que debiera ampliarse, o cuando menos subdividirse. As,
empezaramos por organizar las cosas segn su textura, color, abundancia, rigidez,
etc., hasta llegar al punto en el que cada material quede ubicado y etiquetado
correctamente en el nuevo y exhaustivo esquema as elaborado. Este enfoque tendra
sus ventajas, pues dada una sustancia con un nombre debidamente asignado (como el
piridotn-3-glutaciclina-6-fosfomentasa; le antepongo el artculo "el" porque, de existir,
debiera ser masculino), bastara con buscar en el compendio, por orden alfabtico, para
encontrar su descripcin completa, tal vez una ilustracin y las referencias cruzadas a
las otras sustancias que comparten una o ms caractersticas.
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En los trminos arriba expuestos la tarea parece imposible, si no es que ridcula. Sin
embargo, es sta una de las formas en que se ha procedido y los resultados son
sorprendentes. Partiendo de la hiptesis, posteriormente confirmada, de que todo est
hecho de un conjunto reducido de elementos bsicos que al combinarse, bajo ciertas
reglas y en diversas proporciones, da lugar a la impresionante variedad que vemos, los
investigadores se dieron a la tarea de aislarlos y caracterizarlos. Ahora contamos ya
con obras que resumen el final de esta tarea monumental, considerada una quimera a
mediados del siglo XIX, que en su forma ms sucinta es la tabla peridica de los
elementos de Mendeleev. A pesar de la importancia fundamental de este conocimiento,
en cuanto a nuestra comprensin del Universo se refiere, la clasificacin no es
suficiente para deducir las propiedades de los compuestos que estos elementos forman,
ni incluye todo lo que observamos (literalmente, la luz), ni explica cmo un material
dado responde y se comporta cuando permitimos a un agente externo influir sobre l.
Esto ltimo, el comportamiento dinmico de la naturaleza, exige un tratamiento, un
enfoque diferente, ms general, universal si es posible, que permita evitar el estudio
detallado de cada material, lo que hara del programa cientfico una tarea inaccesible.
Buscando caractersticas genricas, comunes, y las razones para que stas se
manifiesten, llegamos al estudio de la materia en sus diferentes estados de agregacin
(formas de presentacin), que en ltima instancia hemos reducido a slidos y fluidos.
Parecera ofensivo el tener que explicar lo que es y lo que no es un slido. Sin
embargo, la separacin no siempre es evidente, cuando no inadecuada, al presentar un
mismo material con facetas que lo identifican como uno y otro, simultneamente. Por
un lado, a casi todos los compuestos los podemos observar en estado gaseoso, lquido
o slido, como al agua; dependiendo de la presin y temperatura a la que se
encuentre, ser vapor, agua o hielo. Es posible, y el proceso no es nescesariamente
complicado, que un gas pueda licuarse sin cambio abrupto en su comportamiento,
observndose una formacin paulatina en el gas al ir hacindose cada vez ms denso,
hasta ser indistinguible de lo que consideramos lquido. Este hecho es el que nos
permite tratar a un mismo nivel, con los mismos criterios, es decir, en forma conjunta,
a un gas y a un lquido. Esto no sucede en el proceso de la solidificacin de un fluido, o
el proceso inverso en el que un slido se licua o evapora. Hay siempre un punto en el
que ciertas propiedades cambian radicalmente al aparecer las dos fases: una slida y
otra fluida, cada una con propiedades pticas, elsticas, etc., muy distintas.
Supngase que tenemos un medio homogneo, es decir, un material cuya composicin
y propiedades son las mismas en cada parte que lo forma. En cuanto al estado fsico en
el que se encuentra el sentido comn (a veces muy poco comn) nos dice que si su
carcter es etreo, terso o escurridizo, el medio no es slido. Si queremos mantenerlo
entre las manos y escapa, se trata de un fluido. Si el medio es slido podemos
retenerlo y es posible deformarlo hasta cierto lmite. Un fluido parece no presentar
lmite a las deformaciones que podemos imprimirle. Estas ideas sueltas que forman
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parte de nuestra experiencia cotidiana son precisamente las bases para definir a un
fluido, si delimitamos un poco ms los trminos y conceptos incluidos. An as,
veremos que la naturaleza se las ingenia para exhibir ejemplos que escurren por
nuestras definiciones sin dejarse atrapar.
"Un fluido es un material que fluye". As, adems de risa, la definicin no da ms que
pena y sorprendera que pudiera servir para caracterizar a una sustancia. Ahora, hay
que precisar lo que es fluir. Para esto vamos a separar en dos a las formas en que
acta una fuerza, que tampoco hemos definido, pero que puede entenderse como el
efecto de un agente externo; con buena voluntad y sentido comn las cosas
usualmente funcionan. Toda fuerza (representada por la flecha en la figura II. 1), al
actuar sobre una superficie, puede imaginarse formada de dos partes, una normal o
perpendicular a la superficie (N) y otra paralela o tangencial a sta (T). Cada una de
stas, llamadas componentes de la fuerza, tiene un efecto distinto sobre el material. La
componente normal es la que asociamos a la presin y tiende a comprimir o estirar,
dependiendo de la direccin de la fuerza. La componente tangencial produce un efecto
de deslizamiento relativo entre los planos en que imaginamos estructurado al medio y
se le llama tambin fuerza cortante.
Figura II. 1. Fuerza y su descomposicin en componentes normal (N) y tangencial (T).
Para ilustrar esta descomposicin de las direcciones y efectos de una fuerza
consideremos el siguiente ejemplo. Imaginemos una esponja, de forma regular y
pegada a dos vidrios planos en sus caras superior e inferior (Figura II. 2(a)). Si
aplicamos una fuerza puramente normal a cada uno de los vidrios (Figura II. 2(b)), la
esponja se comprime, reduciendo su volumen pero manteniendo su forma. Si ahora
jalamos cada vidrio en direccin opuesta, de modo que la separacin entre ellos se
mantenga constante, dando lugar a una fuerza de corte sobre la esponja, sta se
deformar manteniendo su volumen (Figura II. 2(c)). Por lo general, una fuerza con
una direccin arbitraria produce una mezcla de ambos efectos, dependiendo de la
proporcin entre su componente normal y su componente tangencial.
Volviendo a nuestro problema original, consideremos un medio sujeto a fuerzas
cortantes, como la esponja en el caso (c). Un material que es slido se deforma hasta
cierto lmite, rearreglando sus elementos estructurales (tomos) hasta generar una
fuerza igual en magnitud, opuesta en direccin a la aplicada, y as quedar en equilibrio;
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en ltima instancia, los tomos ligados entre s por fuerzas de origen electromagntico
se ven obligados a cambiar sus posiciones relativas hasta balancear exactamente la
fuerza aplicada. La deformacin se detiene en el preciso momento en que esto se logra.
Figura II. 2. Esponja (a), fuerzas normales (b) y de corte (c).
Decimos que un material es elstico si al retirar las fuerzas aplicadas recupera su forma
inicial. Le llamamos plstico si no recupera su estado original y guarda cierta memoria
de las fuerzas que sufri. Una sustancia que bajo la accin de una fuerza cortante, por
pequea que sta sea, se deforma sin lmite se dice que fluye. Un fluido es un material
que fluye! Ahora ya no parece tan tautolgica la definicin. As, el mar bajo la accin
del viento, que produce una fuerza cortante sobre su superficie, se deforma sin lmite,
se mueve continuamente sin lograr frenar al viento por tenue que ste sea: la
deformacin resultante es la que percibimos como oleaje, hipnotizando a unos y
mareando a otros.
Parecera que con esto se ha logrado clasificar a todas las sustancias en dos grandes
grupos. Sin embargo no es as, lo cual hace el punto ms interesante. Hay sustancias
que tienen un comportamiento dual para las que nuestra definicin es inadecuada o
insuficiente. Es tal la diversidad de sustancias que la tarea de completar y precisar una
sola definicin es intil.
A las rarezas las tratamos en forma especial, en subgrupos, segn las circunstancias.
Materiales tan familiares como el vidrio, la pintura y el pavimento pertenecen a esta
clase extica de materiales. El vidrio, que se comporta como slido cuando lo
estudiamos en un laboratorio (o cuando una pelota de bisbol es bateada en la
direccin equivocada y va a dar precisamente a...), resulta ser un fluido cuando los
tiempos de observacin son suficientemente largos. Se puede ver en los emplomados
de las viejas catedrales gticas que la parte inferior es mucho ms gruesa que la
superior. La razn es que el vidrio ha fluido, por cientos de aos bajo la accin de la
gravedad.
Tambin hay sustancias que presentan comportamiento simultneo de fluido y slido.
Su tratamiento requiere de consideraciones particulares que caen en el rea conocida
como la reologa. Materiales de este tipo, con propiedades que genricamente son
llamadas viscoelsticas, son por lo general soluciones con gran cantidad de partculas
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(polmeros) disueltas en ellas. Casos tpicos son las resinas, los plsticos, mltiples
derivados del petrleo y diversos tipos de champ (el aire de la ciudad de Mxico
parecera un buen candidato).
II. 2. LOS TOMOS Y LA VENTAJA DE IGNORARLOS
La concepcin atomstica de la naturaleza, segn la cual todas las cosas estan
constituidas por elementos indivisibles e inmutables, se remonta al origen de nuestra
civilizacin. Si bien no es sino hasta el siglo XVII que esta imagen adquiere carcter
cientfico, al empezar a ser fundamentada en la experimentacin, es notable la
semejanza que hay entre las ideas bsicas en sus primeras formas y las que hoy en da
tenemos.
En la antigua Grecia es donde aparece no slo la idea general del atomismo, sino las
diversas formas que ste adquiere. La existencia de los tomos y del vaco que los
rodea, como una necesidad en la explicacin de la constitucin del mundo, es
planteada por razones filosficas, manteniendo este carcter hasta el renacimiento
europeo.
Demcrito, en el siglo V, a.C., es sin duda el representante ms importante del
atomismo griego. Para l, la naturaleza estaba formada de un nmero infinito de
corpsculos invisibles por su tamao, que diferan entre s slo en forma, dimensin y
estado de movimiento. Comparte con Parmnides la idea de un Universo
cualitativamente inmutable, pero difiere de ste en cuanto al aspecto cuantitativo, pues
atribuye los cambios a la multiplicidad de maneras en que estos tomos se combinan,
manteniendo su naturaleza. As, un cambio aparente en calidad poda ser entendido, al
menos en principio, como una variacin en la cantidad de tomos que participaban en
el proceso.
En la misma poca, Empdocles propone la idea de un Universo formado de cuatro
elementos bsicos, aire, agua, tierra y fuego, que al mezclarse en distintas
proporciones generan la inmensa variedad observada. Este modelo, que domina el
panorama a todo lo largo de la Edad Media, sin ser atomista en el sentido estricto,
refleja la necesidad de reducir a componentes primitivos a la naturaleza. Estas ideas,
compartidas y desarrolladas por Platn un siglo ms tarde, y la concepcin de su
discpulo, Aristteles, en torno a la desaparicin de las partes al formar un todo,
impidieron el florecimiento y desarrollo del atomismo en la civilizacin helnica.
Cuando Tito Lucrecio Caro escribe su poema De rerum natura (Sobre la naturaleza de
las cosas) en el siglo I, a.C., el atomismo griego es incorporado a la cultura latina,
enriquecido en el proceso por Epicuro, su defensor en el siglo III, a.C. Durante los
siguientes diecisiete siglos, crisol del renacimiento y etapa de gestacin de los
principios del conocimiento experimental, las ideas filosficas sobre este particular se
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mantienen casi invariables: la materia no puede ser dividida sin lmite y sus elementos
constitutivos primitivos son inmutables, incontables en nmero y finitos en su
diversidad.
En las dcadas alrededor de 1600, mientras Galileo Galilei y Francis Bacon establecen
las bases del mtodo cientfico o experimental, Pierre Gassendi revive el atomismo
clsico para una poca ms madura. Daniel Sennert y Robert Doyle, aceptando la idea
atomista, le dan su verdadera dimensin al buscar su contenido en la experimentacin.
As, Boyle logra descartar en forma definitiva el sobresimplificado esquema de los
cuatro elementos. Un siglo ms tarde, Antoine Laurent de Lavoisier desarrolla la
metodologa del anlisis qumico y define en la prctica a los elementos qumicos. La
generacin que le sigue establece los fundamentos de la teora atmica moderna, con
la obra de John Dalton, al identificar elementos qumicos con tomos y proponer las
formas en que stos se combinan para formar compuestos.
El atomismo griego, la teora atmica de Dalton y la idea contempornea sobre la
constitucin de la materia, comparten suficientes rasgos como para considerarlos un
mismo proceso animal observado en su evolucin a travs del tiempo; cada etapa
muestra los cambios indispensables para alcanzar la madurez. Si bien los tomos,
concebidos como constituyentes ltimos de la materia, han sido sustituidos por las
partculas elementales, como el electrn y el neutrino, se ha mantenido el atomismo
que imaginara Demcrito. Por otro lado, se ha perdido el carcter inmutable de
aquellos tomos de Lucrecio y de Dalton; los nuevos tomos, en el verdadero sentido
etimolgico del trmino, pueden combinarse para disolverse en luz (al reaccionar un
electrn con un positrn) o perder su identidad formando un todo (al combinarse un
protn, un electrn y un neutrino para formar un neutrn).
Esta bsqueda de la explicacin ltima de la materia en trminos de sus componentes
ms simples ha sido, y es, un esfuerzo por alcanzar uno de los objetivos fundamentales
de la fsica. Creemos tener una idea bastante cercana y correcta sobre estos pequeos
bloques universales con los que se construye todo lo que observamos. Otro es el
problema de cmo stos se combinan para formar tomos, stos a su vez formar
molculas y stas agruparse para conformar un elote, o un insecto rayado que
almacena miel en hexgonos o, lo que resulta ms sorprendente, dos mamferos que se
comunican entre s, uno pinto que ladra, y otro bpedo que lo cuida, circunnavega el
planeta y se asombra de todo, hasta de su mismo asombro.
No deja de llamar la atencin que lo que damos ya como un hecho, la existencia de los
tomos, sea en realidad algo que no se puede intuir fcilmente. Nuestros sentidos son
incapaces de percibirlos y lo que nos rodea parece consistir de objetos, slidos y
fluidos, de aspecto terso y continuo. Es difcil imaginar que el humo de un cigarro est
formado de molculas relativamente complejas o que al aire que respiramos lo
componen molculas simples separadas unas de otras millares de veces la distancia
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que caracteriza su tamao. Para tener una idea de las dimensiones atmicas
tendramos que imaginar todo amplificado, de manera que por ejemplo una manzana
fuese del tamao de la Tierra. Un tomo de la manzana sera entonces del tamao de
una canica! Si toda esta concepcin es cierta, y todo parece indicar que as es, la tarea
de explicar, por ejemplo, el movimiento del agua al salir de un tubo, en trminos de
tomos, parece equivalente a tratar de construir la Torre de Babel.
El problema de estudiar el movimiento individual de miradas de partculas para luego
predecir su comportamiento conjunto es algo que no tiene que ver con la fsica; en la
prctica el problema no puede ni plantearse, mucho menos resolverse. Sera necesario
aplicar las leyes bsicas de los tomos, la mecnica cuntica, a cada partcula, y
conocer detalladamente todas las fuerzas que actan sobre cada una, establecer sus
posiciones en algn momento y, con las matemticas usuales, resolver
simultneamente el problema para todas.
En una gota de agua hay 100 000 000 000 000 000 (1017) molculas de agua
aproximadamente, tantas como segundos en la edad estimada del Universo! Sera
ridculo intentar escribir las ecuaciones y pattico pensar en resolverlas. Nos tom
siglos pasar de una idea filosfica a una concreta que nos permite explicar suficientes
cosas como para que su validez est, por lo pronto, ms all de toda duda razonable.
Ahora resulta que el asunto es tan complicado, que la idea es algo enteramente intil
(al menos para estudiar chorros de agua).
La solucin de este problema se encuentra en la complejidad del mismo. Suena
paradjico, pero con un ejemplo podemos intuir el argumento que siguieron quienes
contribuyeron a esclarecer la solucin.
Imaginemos un dado perfecto, cada arista de la misma longitud y cada ngulo de 90.
Supongamos ahora que el dado se encuentra parado sobre un vrtice, con el vrtice
diametralmente opuesto sobre una lnea vertical, y que nos preguntamos por la
direccin en la que va a caer al soltarlo (Figura II.3). Si el lado es perfectamente
simtrico, no cae! Se quedar as mientras no sea perturbado. Una corriente de aire o
una vibracin, por imperceptibles que sean, harn que caiga el dado.
Figura II. 3. Equilibrio de un dado.
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Una pequea variacin trae como consecuencia un efecto grande: la cada del dado.
Los detalles de la perturbacin son casi imposibles de prever y por consiguiente la
posicin precisa del dado no se puede predecir. Las fuentes que originan estas
pequeas variaciones son diversas, complicadas y difciles de estimar. Un efecto es
siempre el mismo: el dado se cae. Si hacemos una serie de pruebas encontraremos que
las direcciones en las que cae estn distribuidas sobre un crculo y que las caras que
quedan hacia arriba son las tres opuestas al vrtice de abajo, apareciendo stas con
igual frecuencia, si el nmero de pruebas es suficientemente grande. As, del problema
inicial, imposible de resolver, hemos podido encontrar varios aspectos claros y precisos
de la solucin, quiz obvios o triviales en este caso, pero que nos dicen cosas concretas
sobre la cada. En primer lugar sabemos que cae; si esperamos lo suficiente, algo o
alguien llegar a importunar la delicada paz del dado. Segundo, el dado no tiene
preferencias y cae en cualquier direccin. En tercer lugar, hay tres caras que se
reparten por partes iguales el derecho de aparecer arriba.
Este ejemplo ilustra los puntos claves que permiten estudiar la dinmica de un fluido,
constituido de un nmero extraordinario de tomos.
Nuestro sistema, el dado y sus alrededores, todo lo que rodea y afecta al dado, siguen
ciertas leyes, las leyes de la mecnica. La aplicacin de estas leyes resulta tan
complicada que no podemos resolver el problema en la forma originalmente planteada,
es decir, predecir en detalle el movimiento del sistema. Si cambiamos el enfoque
buscando ahora una descripcin cualitativa, ms general, es posible entonces
responder en forma precisa algunos aspectos de la cada de dados; aspectos de
carcter ms amplio que no dependen de los minuciosos y abrumadores detalles del
proceso. Para esto aceptamos a cambio describir el comportamiento ms probable o
promedio del sistema, introduciendo un elemento esencialmente nuevo en nuestra
descripcin: la probabilidad. Esta herramienta, una de las ms poderosas que las
matemticas han generado, es ahora un ingrediente fundamental en la fsica.
Podra pensarse que el precio de nuestra ignorancia o incapacidad es el de conformarse
con una descripcin ms burda, menos exacta, pero no es as. En realidad el problema
inicial es irrelevante y en el fondo ni siquiera interesa. Si en el ejemplo del dado
pudisemos resolver un caso en particular, haciendo uso de todo lo que sabemos y una
dosis de ingenio, tendramos precisamente eso, un caso especial. Una pequea
variacin y el resultado sera muy distinto (otra direccin y otra cara). Este efecto, en
el que un pequeo cambio en el estado inicial produce un resultado final radicalmente
distinto, ha introducido ms de una sorpresa en nuestro estudio de la naturaleza. Esto
es particularmente cierto con los fluidos. Mucho ms fructfera ha sido en cambio la
bsqueda del comportamiento global, promedio y genrico de un sistema.
No es raro escuchar que cuando se recurre al anlisis estadstico o al uso de conceptos
probabilsticos es debido a nuestra incapacidad o ignorancia. Sin afirmar que esta
-
posicin es ridcula, s es slo una parte de la historia; a veces irrelevante. Al promediar
muchos detalles se obtiene una descripcin completa. En el caso de los gases no es
necesario conocer muchos de los detalles atmicos para conocer su temperatura,
presin y volumen. Esto es caracterstico del sistema, no de quien lo observa! En todo
caso, la tarea del cientfico es la de explicar cmo y por qu sucede esta maravillosa
contraccin de la informacin. Encontrar qu cantidades o propiedades microscpicas
son irrelevantes para predecir el comportamiento que observamos es parte de la
investigacin en curso, si bien contamos con respuestas exquisitas e indicaciones claras
de cmo proceder en muchos casos.
La descripcin macroscpica de un fluido, es decir, la definicin de las cantidades que
se usan para caracterizar su estado y las leyes que determinan la variacin temporal y
espacial de stas, tiene su fundamento en el comportamiento (dinmica) de las
partculas que lo forman. Esto ocurre de tal manera que, al actuar en concierto, cada
tomo o molcula pierde su identidad, heredando algunas de sus caractersticas a
cantidades genricas o colectivas llamadas coeficientes de transporte, como la
viscosidad y la conductividad trmica. Estas etiquetan al fluido, distinguindolo de otro
de composicin diferente.
La teora que establece la conexin entre este mundo microscpico de tomos y
molculas y el mundo de los fluidos, de chorros y remolinos, es un activo proyecto de
investigacin en mltiples instituciones acadmicas en casi todos los pases, en
particular en Mxico. En el caso de fluidos poco densos, de los gases, la teora fue
construida por James Clerk Maxwell y Ludwig Boltzmann a finales del siglo pasado y
desarrollada a todo lo largo del presente siglo; se conoce como la teora cintica de los
gases. El notable xito logrado en el caso de los gases confirma la viabilidad del
programa que busca establecer esta conexin en el caso de un fluido arbitrario y fuera
de equilibrio.
Desde un punto de vista ms prctico, cualquier fluido como el agua o el aire forma
una estructura continua y suave al estudiarlo macroscpicamente, es decir en
dimensiones mayores a, digamos, dcimas de milmetro (0.1 mm = 10-4 m). En un
volumen de un cubo de 0.1 mm de longitud por lado, de una millonsima de litro (10-12
m), hay 7.34 x 1015 (734 seguido de 13 ceros) molculas de aire, a una temperatura
de 27 C y a presin atmosfrica! En este volumen, tan pequeo como parece, hay tal
cantidad de molculas que la presencia de unos millones de ms o de menos de stas
no afectan de manera apreciable ninguna cantidad medible, aun con los instrumentos
ms precisos de que se dispone. Estos instrumentos miden cantidades promedio sobre
un desorbitado nmero de partculas, de manera independiente de ste.
En una verdadera escala microscpica los tomos ocupan una fraccin muy pequea
del volumen que los contiene, el espacio vaco entre unos y otros es mayor al
99.999... %!, de modo que las propiedades del fluido son muy irregulares, cambiando
-
rpidamente de una regin a otra debido al continuo movimiento de las molculas; no
usamos pues esta microescala cuando lo que interesa es entender cmo se vaca un
lavabo o se infla un globo.
La hiptesis bsica, que es vlida para la teora en todos los niveles, es la llamada
hiptesis del continuo. sta consiste en suponer que todas las cantidades necesarias
para caracterizar a un fluido, como pueden ser su temperatura, su velocidad, su
densidad, etc., estn bien definidas en cada punto del espacio y varan suavemente de
uno a otro, ignorndose as la naturaleza discreta, atmica, del fluido. Por un punto se
sobreentiende entonces un volumen muy pequeo, digamos una milsima del
considerado en el prrafo anterior, en el que hay un nmero tan grande de molculas
como para que el promedio de la velocidad no dependa de este nmero, pero lo
suficientemente pequeo como para que pueda verse como un punto por los
instrumentos ms sensibles y finos.
A partir de ahora dejaremos de lado a los tomos, pues a pesar de su importancia
hemos encontrado la ventaja de ignorarlos. Nuestras partculas de fluido tendrn el
sentido que dimos a un punto en el fluido. A pesar de la advertencia, volveremos a los
tomos en el ltimo captulo, cuando nos dejemos sorprender por los superfluidos.
II. 3. APEROS: FRASCOS Y TUBOS, IDEAS, MATEMTICAS Y... FLUIDOS
El estudio de un fenmeno, o un grupo de ellos, se inicia con una serie de
observaciones que permiten apreciar cules son los aspectos ms importantes, los que
gobiernan el proceso. En el fondo, lo que se busca es la forma de simplificar el anlisis,
aislando las causas que determinan el efecto principal e ignorando aquellas que
desempean un papel secundario. Establecer cules cantidades y la forma en que stas
contribuyen es una parte medular del proceso de entendimiento. Encontrar las razones
por las que se combinan de esa manera, usando los principios o leyes
correspondientes, es otra etapa igualmente difcil e importante. La ltima parte, la
esencia misma del conocimiento cientfico, es la prediccin. Con base en el estudio
previo debe ser posible anticipar el resultado de nuevas observaciones al cambiar de
diversas formas el arreglo inicial del fenmeno.
En el esquema anterior est implcito lo que se conoce como mtodo cientfico. Lejos de
ser un procedimiento sistemtico y consciente, que lo convertira en una receta,
hermosa, complicada y til, pero al fin y al cabo una secuencia de pasos bien definidos
a seguir, los investigadores intuyen este procedimiento con base en una tradicin
racional, participando en una o ms de estas etapas, omitiendo algunas,
ocasionalmente agregando otras y ligados indisolublemente, conscientemente o no, a
su entorno social. Lo que s podemos extraer son algunos de los elementos que parecen
siempre estar presentes en una u otra forma en el quehacer cientfico y en especial en
-
la fsica; este problema, ciertamente abierto, es materia de la teora del conocimiento,
la epistemologa, y ha sido objeto de estudio y reflexin de filsofos e investigadores.
Un primer aspecto es la concepcin filosfica que el observador tiene de la naturaleza y
del conocimiento que sobre sta puede adquirir; aquella puede ser explcita o tcita. En
este mismo nivel hay una serie de principios filosficos y de reglas lgicas que el
investigador establece, usa y que, normalmente, van implcitas en su trabajo. As, su
contribucin diaria puede sobreentender un materialismo que da por hecho la
existencia de un mundo objetivo independiente de l, una conviccin total en el
principio de causalidad que justifica buscar el origen de un efecto, o el uso irrestricto de
la lgica clsica, que sin temor al abuso se omiten al discutir de poltica.
En la parte que toca a las observaciones mismas, empezamos por elaborar un modelo a
priori (antes de empezar) sobre el fenmeno al separarlo en partes, el sistema y sus
alrededores, y asociarle una regularidad que nos asegure que al repetirse el fenmeno
podremos observar y medir lo mismo. Si un resultado no se puede reproducir, por lo
general pierde el inters cientfico, convirtindose en un hecho fortuito, objeto de un
anlisis de otra especie. El llevar a cabo un experimento que "remede en todo" al
anterior, tantas veces como sea necesario, es algo que slo puede lograrse en un
laboratorio.
As, con base en el ingenio, la minuciosidad sistemtica, la intuicin y la experiencia,
como en cada etapa en la dilucidacin del fenmeno, se escogen las cantidades
relevantes. Acto seguido se determina la forma de medirlas, las posibles fuentes de
error y se procede a su cuantificacin, estableciendo la consistencia interna y la
estadstica de los datos obtenidos.
El anlisis siguiente consiste en asociar un smbolo a cada cantidad y precisar las
posibles relaciones entre stos, es decir, la forma en que unos dependen de otros. Este
proceso lleva a la elaboracin de expresiones (frmulas) que vinculan a los smbolos
entre s, sintetizando grandes cantidades de datos. Las reglas para asociar nmeros a
smbolos y para manipular y combinar estos ltimos constituye el lenguaje que
llamamos matemticas.
En realidad, las matemticas son una disciplina terica que va ms all de un lenguaje
o una herramienta, aunque vistas como tales permiten, en manos educadas y hbiles,
forjar una imagen abstracta, extremadamente til y especialmente bella del universo
concreto que percibimos. Una virtud de las imgenes as logradas es su capacidad de
hablar, a quien las sabe or, sobre lo que es posible y lo que es probable. Cmo
hubiesen aprovechado algo semejante las sacerdotisas del orculo de Delfos! No siendo
de origen divino las predicciones as logradas, como nunca lo fueron las pregonadas por
las pitias en Delfos, siempre son sujetas de verificacin, a travs de ms experimentos.
Basta con uno de stos que no corresponda a lo esperado o predicho, para que sea
-
necesario modificar parte de las premisas usadas en la elaboracin de la prediccin,
repitindose entonces el proceso. Ha sucedido, por fortuna muy de vez en cuando, que
las modificaciones necesarias han ido al mismo fondo de los principios filosficos.
La fsica funciona ms o menos como lo hemos esbozado. Al construir una teora se
parte de algunos conceptos primitivos que se dejan sin definir o se apela a la intuicin
para introducirlos, como la masa, el espacio y el tiempo. Despus, se definen
cuidadosamente cantidades compuestas, como la densidad, la velocidad y la presin, y
acto seguido se postulan ciertas proposiciones (basadas en experimentos), los axiomas
o leyes fundamentales, como verdaderas y universales. Su inmensa virtud es que, ante
la duda, basta con llevar a cabo un experimento para constatar su validez. A partir de
los axiomas se deducen entonces una serie de proposiciones o teoremas que,
posteriormente, llegan a ser consecuencias no triviales y lejanas de aquellos postulados
originales. En muchos casos los teoremas son formulados como conjeturas basadas en
la intuicin o como resultado de un experimento. El reto en estas circunstancias es
encontrar el procedimiento para deducirlo a partir de los axiomas: encontrar la
explicacin completa del fenmeno a partir de las leyes fundamentales de la teora.
El estudio de los fluidos, como parte de la fsica, ha seguido un camino semejante lleno
de obstculos salvados, de ancdotas pintorescas, de errores patticos, de
experimentos notables y de teoras ingenuas. Cada faceta del proceso desempe una
parte importante para alcanzar el nivel que ahora tiene. En la dinmica de fluidos la
dificultad ms grande ha radicado en la demostracin de los teoremas; una enorme
cantidad de resultados experimentales y de frmulas empricas esperan ser deducidos
de los principios bsicos de la teora. Esto permitira generalizarlos, arrojando luz sobre
otros resultados experimentales aparentemente ajenos e igualmente incomprendidos.
No hay ninguna rama de la fsica que pueda considerarse cerrada y todas son objeto de
investigacin activa; los fluidos no son una excepcin. El problema de la turbulencia,
que se menciona ms adelante, es uno de los grandes retos de la fsica terica.
Para construir un aparato terico que nos permita entender y explicar el movimiento de
los fluidos y de los objetos inmersos en ellos, lo cual observamos todos los das, es
necesario introducir tres elementos como punto de partida. El primero es el de los
conceptos primitivos de masa, espacio y tiempo, el segundo es el constituido por las
cantidades (variables) que usamos para caracterizar y describir a un fluido cualquiera y
el tercer elemento es el marco de referencia adecuado para determinar estas variables.
En cuanto a los conceptos bsicos las definiciones tal vez dejarn que desear y
seguramente el lector podra encontrar otras ms adecuadas, pero por ahora no hacen
falta. La masa es la cantidad de fluido que medimos con una balanza. El espacio es el
escenario que usamos para localizar o ubicar al fluido o a una parte de ste.
Imaginamos que existe un punto especial, que llamamos origen, y desde l medimos
longitudes con una regla. El tiempo ser un parmetro que nos permita ordenar
-
estados diferentes del fluido de acuerdo con su aparicin en el experimento; este
ordenamiento lo establecemos en relacin con el Sol o con un reloj. Si no hay cambios,
o estados distintos, el parmetro tiempo desaparecer de la descripcin. Si el fluido
presenta comportamiento electromagntico, a los elementos bsicos debe agregarse la
carga.
El segundo punto es ms complicado y tiene que ver con cuntas y cules cantidades
es necesario disponer para contar con una descripcin completa y exhaustiva de un
fluido. Esta cuestin, que no est del todo libre de controversia, especialmente cuando
se trata de fluidos un tanto exticos, ha ido resolvindose a lo largo del tiempo con
base en la experiencia. Al quedar enunciadas las leyes en su forma actual se estableci
cuntas y cules variables, que llamaremos variables dependientes, son las mnimas
para caracterizar el estado dinmico de un fluido. Al espacio y al tiempo se les llama
variables independientes. Antes de especificar qu variables dependientes se usan para
describir a un fluido consideremos ahora el punto que se refiere al marco en el que
stas se definen. Para esto vamos a usar una analoga con la astronoma.
Al observar el cielo en una noche clara, con la ayuda de un telescopio, adems de la
reverencia que infunde su extensin, profundidad y belleza, aparece la duda por saber
en qu direccin fijar el instrumento. Si lo que queremos es llevar a cabo una
observacin sistemtica podramos escoger entre dos posibilidades: una, enfocar un
objeto celeste y seguirlo en su trayectoria. Una vez determinada sta, repetir el
proceso con un segundo objeto y as sucesivamente hasta tener una muestra
representativa del movimiento de los objetos ms brillantes o ms azules o lo que sea;
la segunda posibilidad consiste en dejar fijo el telescopio, como una ventana al
firmamento, y observar los objetos que cruzan el campo visual, determinando su brillo,
color, velocidad o belleza. Posteriormente, cambiar la direccin del telescopio e iniciar
de nuevo el proceso y, como en el caso anterior, obtener un muestreo de los objetos
celestes y de su comportamiento.
Al primer procedimiento se le conoce como descripcin lagrangiana, en memoria de
Louis Lagrange, uno de los grandes genios de su tiempo, quien dio a la mecnica de
Newton una estructura matemtica que lo menos que puede decirse es que su elegante
belleza iguala su generalidad. La segunda opcin es la descripcin euleriana, llamada
as en honor a Leonhard Euler, el ms prolfico matemtico en su poca, quien formul
la primera teora de los fluidos; parte de ella se mantiene en su forma original hasta la
fecha.
Estas dos descripciones son usadas en fsica indistintamente, dependiendo de las
circunstancias. Como herramienta conceptual, sin embargo, la formulacin euleriana
conduce a lo que se llama una teora de campo, esquema que se emplea en la mayora
de las teoras modernas de la fsica.
-
Partir de una descripcin lagrangiana supone identificar a una partcula de fluido,
considerada como un pequesimo volumen, y aplicarle las leyes de la mecnica. Si
bien es difcil establecer esta identificacin en la prctica, conceptualmente es mucho
ms atractiva la idea de aplicar los principios de la fsica a un pedazo de materia que se
mueve, manteniendo su identidad como sistema, que aplicarlos a un punto por el que
van pasando distintas partes del fluido. En los textos modernos que tratan de este
tema se hace precisamente esto; se empieza con una descripcin lagrangiana y, una
vez introducidos los principios e hiptesis fsicas necesarias, se traduce al lenguaje
euleriano, usando el diccionario (matemtico) apropiado que toda lengua merece.
La formulacin euleriana, en la que vamos observando diferentes puntos del espacio y
estudiamos lo que ah sucede al transcurrir el tiempo, da lugar a una teora de campos.
La siguiente idea ilustra el contenido de la frase anterior. En cada punto se hallan
definidos ciertos atributos fsicos del fluido, digamos densidad y velocidad. De un sitio a
otro las propiedades cambian de valor, como en la imagen de un paisaje varan las
tonalidades de azul o de verde. Adems, con el paso del tiempo las propiedades van
cambiando, al igual que sucede en los cambios de las estaciones, cuando una planta
nace, crece, florece y muere. Las causas para que cada uno de los cambios se d
pueden ser diversas y lejanas; las apreciamos al estudiar no un slo punto sino
muchos, todos, si es posible.
Finalmente, para concluir con los preparativos que nos permitan entrar en el tema,
vamos a introducir las variables dependientes, los campos, que nos facilitan la
descripcin de diversos procesos y la discusin de los principios subyacentes. Dividimos
en dos clases a estas variables, los campos escalares y los campos vectoriales.
Los campos escalares son relativamente sencillos y los conocemos por la prctica que
adquirimos al habitar nuestro planeta. Su especificacin en cada punto est dada por
un nmero de acuerdo con una escala universalmente aceptada. Una grfica o una
tabla de datos correspondientes cada uno a puntos distintos, nos da toda la informacin
espacial del campo. Si ste cambia con el tiempo se necesita una tabla para cada
tiempo. Los campos escalares usuales son la densidad, la temperatura y la presin, que
representamos por , T y p, respectivamente.
La densidad nos da una medida relativa entre masa y volumen, es decir, entre la
cantidad de materia y el espacio que ocupa, y es una propiedad ms o menos familiar.
El oro es ms denso que el merengue y ste ms denso que el aire, todos lo intuimos.
Es importante hacer notar que la densidad es una propiedad intensiva; es decir, no
depende de la cantidad. Por ejemplo, las densidades de un anillo y de un lingote, los
dos de plata, son iguales, como lo es su color. Definida como el cociente de la masa,
que medimos con una balanza, y el volumen, que medimos con... ingenio, la densidad
es una propiedad que no depende de la forma del material, pero s de la temperatura y
-
la presin (no definidas an, pero cuyo significado sospechamos). Sus dimensiones
son, obviamente, las del cociente masa/volumen. Las unidades correspondientes son,
por ejemplo, toneladas/litro, kilogramo/galn, miligramo/kilmetro cbico, etc. La
convencin usual es el gramo/centmetro cbico, g/cm (recordemos que 1 litro = 1
000 cm). La tabla siguiente ilustra los valores de la densidad para algunos objetos.
Material Densidad (g/cm3)
Hoyo negro ~ 1018
Ncleo atmico ~ 1014
Centro del Sol ~ 160 000
Otro slido 19.3
Centro de la Tierra ~ 12
Agua 1
Hidrgeno lquido 0.07
Aire ambiente 0.0012
Aire a 300 km de altura ~ 10-14
La temperatura, otra nocin familiar, es un concepto primitivo que no podemos
construir en trminos de masa, espacio y tiempo en una teora macroscpica, pero que
est asociado a la idea intuitiva del grado de calentamiento de un cuerpo. Aqu nos
contentaremos (indignando quiz a ms de uno) con definirla como la propiedad que
medimos por medio de un termmetro, instrumento que todos conocemos en alguna
versin y que hemos usado alguna vez, posiblemente para evitar ir a la escuela. La
escala tiene por unidades a los grados Kelvin ( K) y se conoce como la escala absoluta
de temperatura; cada K es equivalente a un C. De manera que la escala Celsius,
que se usa para asignar temperaturas al consom de pollo o a un nio resfriado, marca
las mismas diferencias de temperatura que la escala absoluta, con la peculiaridad de
que la mnima temperatura que es posible alcanzar en la naturaleza es de 0 K (= -
273.15 C). En el captulo VI regresaremos a esta singular ley de la naturaleza.
El otro campo escalar que usaremos es la presin y, como se dijo en la seccin II. 1,
est definida como la fuerza normal que acta sobre un rea dada. Si la misma fuerza
normal acta sobre dos reas distintas, la presin es menor sobre el rea mayor. Como
ilustracin imaginemos un objeto cuyo peso es suficiente como para que al ponerlo
encima de un huevo ste se aplaste sin remedio. Siempre podemos poner suficientes
huevos como para que el peso se reparta entre todos, de modo que la fuerza que
recibe cada uno no exceda su "factor de aplastamiento". Al distribuirse la fuerza sobre
un rea mayor, la presin es menor. (figura II.4.)
Por eso los cuchillos cortan, los picahielos pican y las palas palean con la eficiencia que
lo hacen; ni se diga si adems el usuario sabe emplearlos.
-
Figura II. 4. Presin: fuerza repartida en un rea.
Las dimensiones de presin son de fuerza/rea y las unidades de uso ms comn son el
pascal (Pa), las atmsferas (atm) y los milmetros de mercurio (mm-Hg); la
equivalencia entre stas es: 1 atm = 760 mmHg = 101,352 Pa. La presin de una
atmsfera es igual al peso que una columna de mercurio de 76 cm de altura ejerce
sobre un cm, al nivel del mar. Es la misma que ejerce toda la columna de aire arriba
de nuestra cabeza. Esto lo demostr Evangelista Torricelli, discpulo predilecto y ltimo
de Galileo, usando el sencillo y convincente dispositivo que aparece en la figura II. 5.
Figura II. 5. Tubo de Torricelli para determinar la presin atmosfrica.
Un efecto semejante se observa con el agua, excepto que la columna es de ms de 10
m de altura!; por eso es ms sensato usar mercurio, pues siendo metal se mantiene
lquido a temperatura ambiente. Curiosamente, fue Ren Descartes, filsofo y
matemtico del siglo XVII, quien sugiri a Blaise Pascal el experimento para
determinar la forma en que cambia la presin atmosfrica con la altura. El joven genio
construy entonces un barmetro, como el de la figura II. 5, pero us vino tinto en
lugar del mercurio, en una columna de 14 metros! Debi ser una experiencia
memorable...
En el caso de los campos vectoriales las cosas son un poco ms complicadas e
interesantes, como las personas. Los vectores requieren para su especificacin de algo
ms que un nmero: reclaman direccin. La velocidad es un ejemplo caracterstico, ya
que no es suficiente dar un nmero, su magnitud, como 20 km/h; hace falta agregar la
informacin que establece en forma unvoca la direccin en la que se mueve el objeto
-
en cuestin. En cada punto y a cada tiempo es preciso dar tres datos, como por
ejemplo la magnitud (el tamao de a flecha que representa al vector) y dos ngulos.
Convencionalmente se usan los ngulos y , definidos geomtricamente como se
ilustra en la figura II. 6. En sta, las lneas (ejes) x, y, z son mutuamente
perpendiculares y al sistema de coordenadas as definido se le llama cartesiano, en
honor a Descartes, a pesar de no haber sido quien lo defini por primera vez.
Figura II. 6. Sistema de ejes cartesianos.
Cada vector es entonces representado por una tema de nmeros que nos da, en el
punto e instante correspondiente, la magnitud y orientacin locales del campo. Una
representacin frecuente de un campo vectorial es a travs de sus lnea de campo, que
para el caso de la velocidad en un fluido se llaman lneas de corriente o de flujo. En
cada punto de stas el vector velocidad (cada flecha) es tangente. En donde las lneas
de corriente tienden a juntarse la velocidad es mayor que en aquellas donde parecen
separarse. Si consideramos flujos en dos dimensiones, como el flujo de una pelcula
delgada encima de una superficie, slo necesitamos dos cantidades, la magnitud y el
ngulo con respecto a una direccin; esta ltima la escogemos con base en algn
capricho o conveniencia. En la figura II. 7 se ilustran estas curvas.
Figura II. 7. Flujo uniforme y lento alrededor de un cilindro circular. Ntese que es (casi)
imposible distinguir la direccin del flujo.
La velocidad, instantnea y local, la definimos como el cociente de la distancia recorrida
y el intervalo de tiempo que le toma recorrerla. La velocidad as definida puede cambiar
-
de un punto a otro, o en un mismo punto con el paso del tiempo. Los intervalos de
tiempo que corresponderan a esta definicin los supondremos tan pequeos como sea
posible medirlos en un experimento. En la prctica, lo que se acostumbra hacer es
suspender en el fluido partculas reflectoras de luz (hojuelas de aluminio) que al ser
iluminadas son captadas por una cmara; la exposicin debe ser tan breve como para
que las trazas dejadas en la pelcula sean segmentos rectos. El tiempo de exposicin es
el intervalo de tiempo y la longitud de la traza es la distancia recorrida. La hiptesis
implcita es que las partculas suspendidas en el fluido se mueven con ste sin alterar el
flujo, de modo que las fotografas nos revelan las lneas de corriente y las velocidades
(Figura II. 8).
La fotografa muestra el flujo alrededor de un cilindro, como en la figura anterior; la
diferencia estriba en que en este caso la velocidad con la que llega el fluido (de derecha
a izquierda) es mucho mayor.
Esta tcnica de visualizacin, introducida a principios de siglo, es hoy en da un
elaborado arreglo experimental en el que intervienen todos los adelantos tecnolgicos
en ptica, electrnica, computacin y diseo mecnico. El procesado numrico de
imgenes y datos, logrados a partir del anlisis de luz lser, dispersada por esferas de
poliestireno de una micra de dimetro suspendidas en el fluido, nos permite estudiar
minuciosamente flujos que hace unas dcadas no se imaginaban, en particular los
flujos turbulentos, caticos y complejos, que discutiremos en el captulo V.
Figura II. 8. Visualizacin, por medio de trazadores, de flujo alrededor de un cilindro
circular. La velocidad del flujo es mayor que en la figura II. 7.
-
I I I . U N A " H I S T O R I A " D E L A S I D E A S
LA FORMA en que fueron descubrindose efectos, principios y leyes en muchos casos
slo puede imaginarse, pues existe una laguna en cuanto a los protagonistas y sus
condiciones sociales, econmicas y culturales. La humanidad ha vivido siempre con
fluidos. Cmo y cundo aprendi a usarlos slo puede adivinarse. En el presente libro
no estn todos los que fueron, aunque s fueron todos los que estn. Muchos nombres,
fechas y circunstancias aparecen ms como gua cronolgica que como reconocimiento
del papel que desempearon en la edificacin de la actual teora de los fluidos.
Una historia no es slo una secuencia de nombres, fechas, hechos y las ancdotas que
los conectan. Es ms bien una explicacin e interpretacin de stos a partir de hiptesis
fundamentadas y basadas en patrones globales del comportamiento; en nuestro caso
es la tarea de los profesionales del campo, los historiadores de la ciencia. Ms que
evocar una historia, lo que haremos ser una visita parcial a travs del tiempo para
recordar pasajes exquisitos del desarrollo del pensamiento humano. As, pasaremos por
algunos aspectos que costaron mucho entender o manejar, por ciertos puntos sencillos
y prcticos que nos dejan sospechar las peculiaridades de un fluido y otros ms bien
curiosos o simplemente divertidos, que aparecen distribuidos en el tiempo y en
diferentes sitios, lo cual les da una perspectiva que, al recordar las circunstancias
culturales, polticas, sociales o econmicas, permite intuir la historia.
No es casual que los cambios y avances importantes que modificaron cualitativamente
el conocimiento de la dinmica de los fluidos se llevaran a cabo en forma paralela a los
cambios sociales. Es importante subrayar aqu, aun cuando quiz no pueda apreciarse
en lo que sigue, que las etapas diversas de organizacin social, el florecimiento de una
cultura o el decaimiento de una civilizacin, se ven reflejadas en el desarrollo particular
de los fluidos. No puede entenderse ste si no es como una huella ms de la actividad
humana en su conjunto.
III. 1. SOBREVIVENCIA, MAGIA, NECESIDADES Y LUJOS
Hasta hace aproximadamente 100 000 aos el hombre segua tratando de
acostumbrarse a vivir bajo los rboles. El paso de recolector de frutos, que
afortunadamente no hemos abandonado del todo, al del cazador, fue muy largo y es
difcil intuir siquiera cmo se llev a cabo. En este paso invent y descubri mltiples
utensilios que le hicieron ms fcil su existencia en un medio ajeno y hostil que luego
domin y, diramos ahora, casi se acab. Invent la rueda mucho despus del vestido y
descubri el fuego antes que aqulla. Desarroll armas para subsistir, descubri
despus el bronce y, hace unos 10 000 aos, la agricultura. Probablemente aprendi a
manejar los fluidos en forma circunstancial en este proceso.
-
Los primeros que se estaban ahogando por humo dentro de una cueva sacaron al fuego
a la intemperie o se buscaron una cueva con el techo ms alto, y aprendieron que el
aire caliente sube, pero sin intuir en ello el principio de la flotacin. Los primeros
navegantes tal vez surgieron de una poco afortunada prdida de equilibrio en la orilla
de un ro y del fortuito paso de un tronco en la vecindad inmediata. Tambin podemos
imaginar que, al observar que ciertos objetos flotaban en un ro, a ms de uno se le
ocurri aprovechar el hecho para viajar ro abajo y, con suerte, al otro lado.
La evolucin de un tronco a una canoa, de sta a una balsa y de sta a un medio de
carga y transporte colectivo, as como del mecanismo de propulsin de varas a remos y
de stos a velas, slo podemos reconstruirlo usando el sentido comn y una frtil
imaginacin. Algo semejante puede decirse de las armas. El proceso que va desde
arrojar piedras y palos, que a ms de una presa slo debe haber irritado lo suficiente
como para comerse al cndido ancestro, hasta la invencin del mazo y, mucho ms
tarde, hace unos 30 000 aos, el arco y la flecha, comprende mltiples pruebas e
inslitas experiencias. Bajo la presin de la supervivencia el hombre aguz el ingenio
para adaptarse y manejar su ambiente que, gstele o no, lo dominan los fluidos.
En esta etapa de la protohistoria, que abusivamente catalogamos de supervivencia, se
hicieron obras notables destinadas al riego. Las necesidades agrcolas de las culturas
que florecieron en Mesopotamia y Egipto, al menos 4000 aos a.C., llevaron a disear y
construir presas y diques, cuyos restos an pueden apreciarse en las mrgenes de los
correspondientes ros. Vestigios semejantes, de tiempos casi tan remotos, fueron
descubiertos en las riberas de ros en la India y la China. La construccin de canales
para riego, transporte y surtido de agua a las grandes metrpolis de entonces confirma
la relacin directa entre el nivel de una civilizacin y la posesin de una tecnologa para
mantenerla; en particular, la relacin con el agua.
En forma paralela a las obras hidrulicas a gran escala se desarrollaron artefactos,
instrumentos y curiosidades asociadas al comportamiento de los fluidos. Es posible
suponer que el ser humano intua algunos principios bsicos, si consideramos su
notable conocimiento emprico. El uso del fuelle, la jeringa y el sifn era frecuente,
como lo reflejan los legados pictricos y estelas fragmentadas que se conservan,
mismas que muestran la existencia de la pipeta, la clepsidra, reloj de agua usado en
Babilonia y posteriormente en Egipto, y el uso de los vasos comunicantes. Hubiera sido
difcil, muy difcil, llevar a cabo algunas obras de ingeniera sin algunos de estos
aparejos. El nivel de pisos y bvedas seguramente se estableca, como an hoy lo
hacen los buenos albailes, usando el principio de los vasos comunicantes.
La clepsidra, perfeccionada y usada a travs de la Edad Media, consista en un
recipiente con un orificio por el que el agua goteaba a una velocidad constante. El nivel
en el recipiente, al ir bajando, marcaba el tiempo en una escala fija en las paredes.
-
Esta idea sencilla, como tantas otras, fue desarrollada hasta alcanzar un alto grado de
complejidad tcnica y artstica. (figura III.1.)
Figura III. 1. Vasos comunicantes (a) y clepsidra (b).
El paso de la informacin en forma oral, de una generacin a otra, hizo que gran parte
de ella se perdiera en el tiempo. Por otro lado, algunos instrumentos y tal vez sus
principios se manejaban con el ms meticuloso sigilo por quienes detentaban el poder
poltico o religioso, o ambos, como usualmente suceda. Los portentos exhibidos en los
templos egipcios para mantener la fe, mostrar el beneplcito de los dioses o dejar ver
la ira divina, se lograban usando mecanismos hidrulicos ocultos, empleando aire o
agua como vehculo; elevar objetos, desplazarlos y, con ingenio, desaparecerlos, fue
una prctica desarrollada en ciertas esferas no exclusivas a los cultos a Ra. Que el
saber trae consigo el poder no slo fue explotado por quienes disfrutaban los mdanos
del Nilo... Pero el secreto que rode a esa "tecnologa" se qued en el pasado y no
podemos ms que especular qu tanto la entendan.
Desde el remoto y oscuro pasado hasta el florecimiento de la cultura helnica, el
hombre acumul un vasto conocimiento prctico sobre el comportamiento de los
fluidos. De los complejos sistemas de riego a las elaboradas embarcaciones
propulsadas por viento y de las aerodinmicas flechas y lanzas, al sifn y la clepsidra..
Las extensas guerras de conquista de Alejandro Magno permitieron a la civilizacin
occidental enriquecerse con el legado asitico. Alejandra sustituy a Atenas y
amalgam la cultura de la poca, resumiendo el conocimiento previo en su legendaria
biblioteca. No es de sorprender que ah brillaran las artes y ciencias con Euclides,
Arqumedes y Ptolomeo, entre otros.
De las diez obras que se conocen de Arqumedes (287-212, a.C.) destacan sus dos
volmenes sobre la hidrosttica y la flotacin. En la mejor tradicin de la escuela de
-
Euclides, con cuyos discpulos se educa, basa todo su anlisis en dos postulados
sencillos y ciertamente correctos. A partir de stos demuestra varios resultados que
todava forman parte del cuerpo de los teoremas bsicos de la hidrosttica y la
estabilidad de cuerpos que flotan. Uno de ellos es el principio que lleva su nombre y
establece que "si un slido es parcial o totalmente inmerso en un fluido, sufre una
fuerza ascendente igual al peso del fluido desplazado". Este sencillo enunciado nos
permite entender un sinnmero de fenmenos aparentemente dismbolos Veamos
ahora tres de ellos: la flotacin de un barco, la flotacin de globos meteorolgicos de
altura fija y la proporcin de oro en un anillo de bodas.
El principio dice que las cosas flotan en un fluido, lo que implica que pesan menos. La
reduccin en peso es igual al peso de una cantidad de lquido de volumen igual al del
objeto sumergido. Consideremos un ejemplo. Imaginemos un cubo de cuarzo de 1 cm,
se mide un centmetro por lado. Al vaco, encontramos que pesa 2.65 g. Al sumergirlo
en agua desplaza 1 cm de sta. Al pesar esta cantidad de agua se halla que pesa 1 g.
Por lo tanto, en el agua, el peso de nuestro cubito de cuarzo es de 1.65 g.
Por qu flota un barco de acero?
Puesto que un metro cbico de agua pesa una tonelada, para hacer flotar (reducir su
peso a cero) a un barco de 1 000 toneladas es preciso que desplace 1 000 m de agua.
Es decir que el volumen del barco, abajo de su lnea de flotacin (Figura III.2), debe
ser de, digamos, un cubo de 10 m por lado! Si es ms largo que ancho no tiene por
qu estar tan sumergido y ser de menor calado. Criterios de estabilidad, tambin
desarrollados por Arqumedes, son algunos de los aspectos que determinan la forma
ms adecuada para el casco del barco, la parte sumergida.
Figura III. 2. Lnea de flotacin.
Cmo subir un globo a una altura predeterminada?
Un globo lleno de algn fluido menos pesado que el aire sufre una fuerza que lo hace
ascender, por flotacin. Puesto que con la altura el aire es cada vez menos denso, ms
enrarecido, el globo subir hasta la altura en que ambos fluidos (el contenido en el
globo y el aire externo desplazado) pesen lo mismo. Conociendo la forma en que vara
la densidad del aire con la altura es posible predeterminar la altura a la que un globo
-
meteorolgico llegar y permanecer, con slo variar su volumen y contenido. Estos
globos se emplean principalmente para medir propiedades de la atmsfera como la
presin, la temperatura, la humedad y los contaminantes (en la ciudad de Mxico
stos pueden medirse con un globo sobre la banqueta!).
Siendo el aire un fluido, todas las cosas sufren flotacin y, me apena decirlo, las
personas son ms pesadas de lo que creen!
Otro ejemplo est conectado a la leyenda segn la cual Arqumedes descubri la
flotacin. Hiern I, rey de Siracusa (Sicilia), cuna y residencia de Arqumedes, deseaba
saber si su corona contena oro en la proporcin adecuada. La solucin la encontr
Arqumedes, se dice, al entrar en el agua de un bao pblico, del que sali eufrico
gritando "eureka!", rumbo a su casa, sin siquiera vestirse. Apenas lleg sumergi en
agua pesos de oro y plata iguales, determinando los desplazamientos de agua
respectivos. Al comparar stos con el desplazamiento que generaba la corona
determin el porcentaje de cada metal por medio de una sencilla regla de tres. Con un
anillo de bodas el proceso es el mismo, aunque las consecuencias son ms difciles de
prever...
El trabajo de Arqumedes en hidrosttica es uno de los grandes logros de las
matemticas y mecnica griegas (aunque l era tan griego como un latinoamericano
espaol). "Es uno de los monumentos ms esplndidos a su genio [...] al que poco han
podido agregar quienes le sucedieron", dijo Lagrange, casi 2 000 aos despus. Su
genio en las matemticas lo pone en la categora que solo comparte con Isaac Newton
y Friederick Gauss.
La herencia que recibi Grecia para su notable desarrollo en todas las reas le fue
legada principalmente por Mesopotamia y Egipto. Sobre ella construy el partenn
intelectual que conocemos. Por otro lado, las bases sobre las que creci la cultura latina
fueron tomadas e incorporadas intactas de los griegos. El imperio romano se consolid
sin que Alejandra hubiese dejado de ser el emporio cultural del mundo occidental. Si
Grecia es recordada sobre todo por sus contribuciones en filosofa, artes y
matemticas, Roma busc brillo en otras direcciones y muy poco contribuy al avance
de las matemticas y al conocimiento de los fluidos.
Los mil quinientos aos subsecuentes fueron ricos en obras de gran importancia en
torno al manejo de aguas. Todava pueden apreciarse los notables acueductos que los
romanos sembraron en el orbe que dominaron. El diseo y construccin de sistemas de
aprovisionamiento de agua, de su distribucin a travs de grandes ciudades y de los
drenajes correspondientes, hablan del grado de desarrollo de la ingeniera hidrulica en
el imperio. La necesidad de resolver problemas prcticos impuls ese desarrollo. El
regado de inmensos jardines palaciegos y el proveer de comodidades a sus ocupantes
fue un ingrediente adicional. Poco o nada se logr sobre el entendimiento y uso del
-
agua y el viento. El intercambio con el mundo rabe, a travs de las diversas guerras
de conquista y reconquista mutua, incluyendo las Cruzadas, permiti un flujo de ideas,
invenciones y costumbres que en el crisol del tiempo dieron luz a la deslumbrante
explosin renacentista.
III. 2. DE LA METAFSICA A LA FSICA
Los diez siglos que siguen a la cada del Imperio romano y que gestan la aparicin de
una brillante era en la historia de nuestra civilizacin, sirven para consolidar el sistema
econmico feudal y el poder de la iglesia cristiana, asimilndose el legado filosfico
griego. Este ltimo aspecto lleg a su climax con la aristotelizacin del cristianismo por
Toms de Aquino en el siglo XI. La incorporacin de las matemticas, la lgica, la
metafsica y la astronoma griegas a la enseanza en las "universidades" medievales,
que fundara Carlomagno en el siglo VIII, llev a la formulacin de la educacin
escolstica basada en las siete artes liberales agrupadas de la siguiente manera: el
trivium (gramtica, lgica y retrica) y el quadrivium o artes matemticas (aritmtica,
astronoma, geometra y msica).
En el periodo que concluye con el siglo XIV destacan los procesos de crtica a la
metafsica y mecnica aristotlicas, representados por Juan Buridan en Francia (1300-
1358) y Guillermo de Occam (1285-1349) en Inglaterra. Esta etapa de revisin crtica
fue el fruto de un proceso lento, laborioso y acumulativo de mltiples, protagonistas,
tiempos y lugares. Una consecuencia directa de esto es el nacimiento de las ciencias
experimentales.
En un siglo de notable esplendor sobresale un hombre que se destac en todas y cada
una de las diversas actividades en las que estuvo interesado. Su universalidad slo es
igualada por su profundidad y calidad. Leonardo da Vinci (1452-1519), en cuanto a la
ciencia y a los fluidos se refiere, marca el siguiente paso despus de Arqumedes.
Como pocos de sus antecesores y contemporneos, Leonardo subray en numerosas
ocasiones la necesidad ineludible de la observacin y el experimento. As lo mostr en
sus bellos, meticulosos y copiosos dibujos; una exquisita seleccin puede encontrarse
en la publicaci n del Cdice Hammer (Hammer, 1972). Sus razones se pueden leer en
algunas de sus notas, por ejemplo: "Huid de la opinin de los especuladores, pues sus
argumentos no estn sustentados en la experiencia [...] a diferencia de ellos, no puedo
citar autoridades, pero, ms importante y digno, es argumentar con base en el
experimento, maestro de sus maestros." Ms tarde, discutiendo su mtodo de trabajo
escribi: pero antes llevar a cabo algunos experimentos, ya que es mi premisa
empezar as y entonces demostrar por qu los cuerpos se comportan de cierta manera.
Este es el mtodo que debe seguirse en la investigacin de los fenmenos naturales
[...]".
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De la gran cantidad de observaciones y experimentos que llev a cabo sobre el
comportamiento de los fluidos, Leonardo obtuvo resultados cuantitativos y
generalizaciones sorprendentes que no fueron apreciadas sino mucho despus,
algunas hasta el siglo XIX!
Encontr que el aire y el agua tienen un apellido comn. Al comparar en forma
sistemtica los movimientos de masas de aire (vientos) y agua (estanques, ros y
mares) intuy, citndolo en forma recurrente, los elementos comunes de su
comportamiento.
Al observar el movimiento de aguas en ductos, canales y ros, descubri y formul en
forma cuantitativa uno de los principios fundamentales en la mecnica de los fluidos: el
principio de continuidad o de conservacin de la masa. Si bien es cierto que al menos
desde la poca de Arqumedes se saba que el agua que entra por el extremo de un
tubo sale por el otro, la relacin entre este hecho y la descarga era si acaso
sospechada, aun por los constructores romanos. La descarga es la cantidad de fluido
que atraviesa una seccin de un tubo o de un canal por unidad de tiempo. Por ejemplo,
el nmero de litros por segundo que pasa por cualquier parte de un tubo, cuya seccin
sea variable, es siempre el mismo.
En las palabras de Leonardo: "En cada parte de un ro, y en tiempos iguales, pasa la
misma cantidad de agua, independientemente de su ancho, profundidad, tortuosidad y
pendiente. Cada masa de agua con igual rea superficial correr tanto ms rpido
como poca profunda sea [...]" (ver Figura III. 3);"[...] en A el agua se mueve ms
rpido que en B, tanto ms como la profundidad de A cabe en B...".
Figura III. 3. Secciones de Leonardo da Vinci.
Este anlisis bsico y casi evidente, que eludi a sus predecesores, puede considerarse
como la primera formulacin clara y cuantitativa de la ecuacin de continuidad para el
flujo estacionario (que no cambia con el tiempo) de un fluido incompresible (de
densidad constante). Este resultado, en trminos ms apropiados, que no ms
comunes, establece que la velocidad es inversamente proporcional a la seccin
transversal. Equivalentemente, el producto de la velocidad y el rea, en cada seccin,
es constante. La generalizacin de este resultado a la forma en que hoy se conoce
tom todava 300 aos ms.
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Otros estudios de Leonardo versaron sobre el vuelo, la generacin y propagacin de
ondas, el movimiento de remolinos (vrtices) y el papel de stos en los flujos
complicados e irregulares que llamamos turbulentos. Estos estudios de carcter
cualitativo o puramente descriptivo influyeron en forma directa e indirecta en el
desarrollo de la hidrulica y la hidrodinmica, entendidas stas como la parte prctica y
terica de la mecnica de fluidos, respectivamente. La percepcin visual de Leonardo
fue la herramienta clave de su obra artstica y cientfica, la cual se aprecia en cada
detalle de sus penetrantes y hermosas ilustraciones, y gracias a ella estableci una
pauta en la bsqueda del conocimiento.
Si la observacin y la experimentacin, entendidas como el registro meticuloso y
pasivo, la primera, y la ocurrencia intencional, repetitiva y controlada del fenmeno, la
segunda, son elementos indispensables del conocimiento cientfico, el uso de un
lenguaje adecuado y la generalizacin deductiva o inductiva las complementan y dan
sentido.
A Galileo Galilei (1564-1642) es a quien, un siglo despus, le toca completar el
esqueleto del mtodo cientfico, pues transforma a la mecnica en una ciencia
partiendo de una crtica constructiva de la metafsica escolstica. Usando a la
experimentacin como gua, como lo hiciera Leonardo, introduce el lenguaje de las
matemticas para formalizar y extender sus resultados, generalizar sus concepciones y
sentar las bases de una nueva manera de estudiar la naturaleza. Con metodologa
semejante a la de Arqumedes, Galileo habl a una poca ms madura; a diferencia de
Leonardo, no escribi "al revs" y fue ledo y, desde luego, criticado por sus
contemporneos.
La contribucin de Galileo a la dinmica de los fluidos fue profunda, aunque indirecta,
al participar en la fundamentacin de la mecnica, de la fsica y de la ciencia misma. La
astronoma fue la motivacin de su trabajo y la pasin de su vida. Afirmaba entender
ms de los cuerpos celestes que de los fluidos que observamos todos los das...
Un aspecto decisivo en el paso de la especulacin aristotlica a la ciencia posgalileana
fue la introduccin de la observacin como pilar y sustento de la razn. Para entender
el mundo, la razn pura demostr su fracaso. Del muy joven Leonardo al anciano
Galileo se ve un cambio nico en la historia. En estos doscientos aos se lleva a cabo el
florecimiento resultante de los previos dos mil aos de siembras y cuidados
III. 3. DEL HORROR AL VACO, AL AGUA SECA
Es claro que no puede culparse a Aristteles del estancamiento intelectual que sigui a
su muerte. Fue la dogmatizacin de sus ideas y la exclusin de su actitud crtica y
dinmica, que predic y practic, lo que casi paraliz la evolucin del conocimiento.
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La concepcin aristotlica en torno al vaco y la aceptacin sin reservas de sta
dominaron hasta mediados del siglo XVII. Segn Aristteles la naturaleza tiende a
llenar todos los espacios con cualquier medio a su alcance, siendo el vaco una
imposibilidad fsica. La frase horror vacui vino a resumir esta creencia a travs del
tiempo, y se llegaron a inventar sustancias como el ter, con propiedades
inconmensurables, no factibles de ser medidas, para "explicar" la presencia de espacios
aparentemente vacos.
La crtica, no es de sorprender, fue iniciada por Galileo. La generacin que le sucedi la
continu y la resolvi.
El compaero inseparable de Galileo en los ltimos tres meses de su vida fue
Evangelista Torricelli (1608-1647). Tras de extender algunos trabajos de aqul en
dinmica de proyectiles y de generalizar en forma brillante parte de la obra de
Arqumedes, fue invitado a Florencia por el anciano Galileo para discutir y escribir sus
ltimas ideas. As, Torricelli se vio expuesto a muy variadas especulaciones y
proposiciones que, en su desafortunadamente breve carrera cientfica, desarroll al
suceder al maestro en su ctedra de matemticas.
Torricelli se ocup de diversos problemas en forma terica y experimental. En el rea
de fluidos destacan sus estudios sobre el flujo de chorros que salen por el orificio de un
recipiente, su descubrimiento del principio del barmetro de mercurio y su uso en el
estudio de la presin atmosfrica. Con estos trabajos logr, entre otras cosas, acabar
con el mito de la imposibilidad del vaco. Uno de sus experimentos consisti en
demostrar la existencia de la presin atmosfrica y la forma de crear un vaco, usando
un dispositivo como el que se muestra en la figura II. 5. Una variacin de ste se
describe a continuacin.
Es fcil convencerse de que la atmsfera ejerce una presin igual en todas direcciones.
Se requiere un vaso, una hoja de papel o de plstico, agua y una cubeta (para no
salpicar todo, como sucede; cuando se intenta por primera vez). Encima del vaso bien
lleno de agua se pone el trozo de plstico, cuidando de que no quede en el aire entre
ste y el agua. El vaso puede invertirse lentamente sin que el agua se caiga, debido a
que el aire empuja constantemente contra el plstico (Figura III. 4(a)). Para que la
demostracin sea ms contundente puede sumergirse parcialmente el vaso invertido en
una cubeta llena de agua y retirar el plstico; el agua no se sale! (Figura III. 4(b)). En
este caso el aire empuja hacia abajo sobre la superficie horizontal del agua con la
misma presin que en el caso anterior lo hizo hacia arriba.
Si el vaso mide ms de 14 m de longitud (ji, ji), al realizar el experimento de la figura
III. 4 (b), se saldra un poco de agua, quedando lo que parece una burbuja en el vaso.
Ah, en realidad, hay un razonable vaco; de hecho hay un gas (aire y vapor de agua)
tan enrarecido como el que se encuentra a 200 km de altura sobre esta pgina
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(suponiendo que no es usted astronauta en funciones). Usando mercurio, basta con
una columna de ms de 76 cm de longitud para obtener un vaco equivalente; se ilustra
en la figura II. 5, en el espacio de la parte superior del tubo.
Figura III. 4. La presin atmosfrica en la cocina.
Blaise Pascal (1623-1662) fue quien, repitiendo y extendiendo los experimentos de
Torricelli, dio una clara explicacin de las observaciones. Al darse cuenta de que los
experimentos bsicos podan ser explicados por igual en trminos de la presin
atmosfrica en vez de en trminos de un parcial horror al vaco, llev a cabo un
experimento de vaco dentro de otro vaco. De esta manera, al quitar la presin externa
la altura de la columna de mercurio deba reducirse a cero, y as lo demostr,
desechando la segunda explicacin. No satisfecho, repiti los experimentos a diferentes
alturas sobre el nivel del mar. Con ello prob que, si es la columna de aire que est
arriba del dispositivo la que hace que el mercurio suba en el tubo, entonces la altura de
ste deba cambiar segn la cantidad de aire encima de l. Si a la naturaleza le daba
horror el vaco, deba horrorizarle por igual ya fuera arriba o abajo de una montaa.
Con esto qued abandonada en forma definitiva la conc