FLUIDOS Apellido de Liquidos y Gases

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FLUIDOS: APELLIDO DE LÍQUlDOS Y GASES Autor: RAMÓN PERALTA-FABI COMITÉ DE SELECCIÓN: EDICIONES PREFACIO I. INTRODUCCIÓN II. ¿QUE SON Y CÓMO LOS DESCRIBIMOS? III .UNA "HISTORIA" DE LAS IDEAS IV. GALAXIAS, HURACANES Y DESAGÜES V. LA TURBULENCIA VI. SUPERFLUIDOS VII. EPÍLOGO CONTRAPORTADA COMITÉ DE SELECCIÓN: Dr. Antonio Alonso Dr. Juan Ramón de la Fuente Dr. Jorge Flores Dr. Leopoldo GarcíaColín Dr. Tomás Garza Dr. Gonzalo Halffter Dr. Guillermo Haro † Dr. Jaime Martuscelli Dr. Héctor Nava Jaimes Dr. Manuel Peimbert Dr. Juan José Rivaud Dr. Emilio Rosenblueth Dr. José Sarukhán Dr. Guillermo Soberón Coordinadora Fundadora: Física Alejandra Jaidar † Coordinadora: María del Carmen Farías

Transcript of FLUIDOS Apellido de Liquidos y Gases

  • F L U I D O S : A P E L L I D O D E L Q U l D O S Y G A S E S

    Autor: RAMN PERALTA-FABI

    COMIT DE SELECCIN:

    EDICIONES

    PREFACIO

    I. INTRODUCCIN

    II. QUE SON Y CMO LOS DESCRIBIMOS?

    III .UNA "HISTORIA" DE LAS IDEAS

    IV. GALAXIAS, HURACANES Y DESAGES

    V. LA TURBULENCIA

    VI. SUPERFLUIDOS

    VII. EPLOGO

    CONTRAPORTADA

    C O M I T D E S E L E C C I N :

    Dr. Antonio Alonso

    Dr. Juan Ramn de la Fuente

    Dr. Jorge Flores

    Dr. Leopoldo GarcaColn

    Dr. Toms Garza

    Dr. Gonzalo Halffter

    Dr. Guillermo Haro

    Dr. Jaime Martuscelli

    Dr. Hctor Nava Jaimes

    Dr. Manuel Peimbert

    Dr. Juan Jos Rivaud

    Dr. Emilio Rosenblueth

    Dr. Jos Sarukhn

    Dr. Guillermo Sobern

    Coordinadora Fundadora:

    Fsica Alejandra Jaidar

    Coordinadora:

    Mara del Carmen Faras

  • E D I C I O N E S

    Primera edicin, 1993

    Dibujos: Ramn Peralta Sierra

    La Ciencia desde Mxico es proyecto y propiedad del Fondo de Cultura Econmica,

    al que pertenecen tambin sus derechos. Se publica con los auspicios de la

    Subsecretara de Educacin Superior e Investigacin Cientfica de la SEP y del

    Consejo Nacional de Ciencia y Tecnologa.

    D.R. 1993 FONDO DE CULTURA ECONMICA, S. A. DE C. V.

    Carretera Picacho Ajusco 227; 14200 Mxico, D.F.

    ISBN 968-16-4215-5

    Impreso en Mxico

    P R E F A C I O

    Este libro fue escrito con la intencin de compartir la pasin por entender a los

    lquidos y gases. As, aparecen aspectos que finalmente entendemos y otros que siguen escabullendo nuestros afanes cotidianos. Estn incluidos algunos temas recurrentes a cualquier nota escrita sobre aguas y vientos y otros un tanto

    extraos y sorprendentes que forman parte de la misma familia aristocrtica de los fluidos. Muchos temas no aparecen debido a varias limitaciones, entre las que

    se cuentan las del autor, pero que cumplen con el propsito de interesar al lector en buscar lo que no est o en aclarar lo que aqu no se pudo.

    Sin desearlo, y en forma casi irremediable, el texto incluye ms del autor y de sus

    intereses que de las exquisitas facetas que presentan los fluidos, tan comunes y especialmente corrientes. La esperanza es que alguna parte de la lectura sea tan agradable como lo fue escribirla y que ninguna sea tan penosa como su redaccin.

    Agradezco a mi familia y a mis colegas, amigos y estudiantes por las interminables plticas y sugerencias que sirvieron para mejorar el contenido. En particular, agradezco a Roco Chicharro y a la correctora de estilo, Laura Pulido,

    por la lectura y comentarios constructivos que hicieron sobre la versin original; a Ramn Peralta Sierra le debo las ilustraciones, la portada y la pasin por hacer lo

    que hago.

  • C O N T R A P O R T A D A

    La violencia de un tornado en las planicies de Australia, las penetrantes observaciones de Leonardo da Vinci, el comportamiento extico de un superfluido en las inmediaciones del cero absoluto, los invisibles tomos y la ventaja de

    ignorarlos, las olas, los humos y el tornasol de los atardeceres son parte de los temas que cubre casi cualquier reflexin sobre los fluidos; con frecuencia es slo en forma implcita, pero ah estn. Este libro no es la excepcin.

    La magia de un fluido nos hipnotiza cuando vemos arder una fogata, cuando miramos las burbujas dentro de una cerveza o cuando se forman dragones en las nubes que luego se disipan en nada. Por qu querra uno entender lo que hace

    un fluido, cortando la imaginacin o esterilizando la poesa? Por la misma razn que un enamorado quiere ms que el recuerdo de una voz o una mirada.

    Los fluidos, que nos envuelven todo el teimpo, producen su espectculo

    maravilloso cada da y, si lo sabemos pedir, cada vez que los deseamos. La belleza o la dificultad estriba en que mientras mejor creemos conocerlos, ms fcil

    escurren entre nuestras teoras y nuestros dedos.

    Ramn Perala-Fabi es doctor en Ciencias (Fsica) por la Facultad de Ciencias de la

    UNAM. Se desempea actualmente como profesor titular de carrera y coordinador

    del Laboratorio en el Departamento de Fsica de la Facultad de Ciencias de la

    UNAM. Tambin es investigador nacional. Su campo de estudio es la dinmica de

    fluidos y la mecnica estadstica.

    Diseo: Carlos Haces / Fotografa: Carlos Franco

  • I . I N T R O D U C C I N

    LA BELLEZA de un atardecer en el que las nubes se mezclan, cambian de forma y de

    color, crecen o se desvanecen hasta quedar en nada, se multiplica y enriquece al

    descubrir los diversos y complejos procesos que se conjugan para presentar el

    espectculo. Lo mismo sucede al observar las olas que llegan a una playa, el fuego en

    una hoguera o la corriente de un ro que, pareciendo no cambiar y repetirse siempre,

    nunca son iguales; sta es parte de la magia de un fluido. La seduccin viene de todas

    partes: de las gotas de lluvia que se estrellan en la superficie del agua, de las variadas

    franjas y manchas de colores que vemos en una imagen de Jpiter, de las hileras de

    pequeas burbujas ascendentes que parecen salir de ningn lado en el seno de un vaso

    de cerveza, del caprichoso ascenso de una columna de humo, de las maravillosas

    pompas de jabn y, observando con cuidado, de todo lo que est a nuestro alrededor.

    Todas son manifestaciones de lo mismo: la dinmica de un fluido.

    Los fluidos, como genricamente llamamos a los lquidos y los gases, nos envuelven

    formando parte esencial de nuestro medio ambiente. El agua y el aire son los ms

    comunes y, como punto de referencia, los mantendremos en mente como prototipos de

    un fluido. Su ubicuidad les confiere su importancia.

    La experiencia humana con los fluidos se remonta ms all de los tiempos histricos. El

    manejo de los fluidos ha estado ntimamente ligado al desarrollo de la sociedad. No es

    de sorprender entonces que desde los inicios de la civilizacin la imagen del Universo

    incluyera a los fluidos como elementos primarios de su constitucin; aire, agua, fuego y

    tierra son la versin clsica y medieval de gas, lquido, plasma y slido, o sucintamente,

    fluidos y slidos.

    Como en la ms apasionante novela de misterio, en la que el lector es guiado con

    informacin aparentemente dismbola y escasa, los investigadores a travs del tiempo

    han ido recogiendo y organizando datos sobre la naturaleza. La gua es el experimento y

    la imagen que se va formando, como en un rompecabezas en tres dimensiones, es an

    fragmentada; hay ciertas piezas que embonan en grupos y algunos grupos de piezas que

    se ensamblan entre s. El caso de los fluidos, que siguen las mismas leyes de la

    mecnica que rige el movimiento de los cuerpos celestes, es un ejemplo tpico. Creemos

    tener casi todas unas unidas ya entre s, otras desperdigadas y a la espera de ser

    probadas. El reto de participar en el juego de comprender y explicar los fenmenos

    conocidos, predecir nuevos o descubrir otros, sigue abierto. Es un juego colectivo en el

    que los participantes, que somos todos, heredamos la experiencia de los anteriores y,

    tras ampliarla, la turnamos a los que siguen aumentando las oportunidades. La solucin

    o soluciones posibles nos eluden hasta ahora, como lo hace el agua con nuestros

    esfuerzos por retenerla en las manos, escurrindosenos entre los dedos.

  • Completar nuestra descripcin y comprensin del comportamiento de los fluidos es,

    adems de un fascinante juego, una imperiosa necesidad por manejar nuestro entorno.

    El aire y el agua son parte esencial de la vida en la forma que la conocemos. El

    transporte martimo y areo depende de este conocimiento; tambin la agricultura, que

    no puede ya lograrse si slo se depende de un buen clima, sino de sistemas de riego,

    vastos y eficientes, que permitan optimizar los recursos locales y suplir las deficiencias

    naturales. La prediccin del clima y de sus ms violentas manifestaciones, como

    huracanes y tornados, es mucho ms que una curiosidad acadmica (aunque tambin lo

    es). Entender stos y muchos otros problemas en los que los fluidos participan como

    protagonistas principales, requiere de una labor creativa y de un trabajo sistemtico y

    sostenido. Los resultados los demanda la sociedad por razones culturales, estticas y,

    especialmente, prcticas.

    Del inmenso proyecto general de la fsica nos ocuparemos de la parte que estudia los

    fluidos desde el punto de vista macroscpico, es decir, como los percibimos en forma

    ms o menos directa a travs de nuestros sentidos; la alusin a su estructura atmica

    ser hecha ocasionalmente y en forma lateral. La justificacin de esta omisin ser

    discutida ms adelante, aunque la conexin entre estos dos aspectos, uno macroscpico

    y continuo y el otro microscpico y discreto, es de primordial importancia en cuanto al

    entendimiento ltimo de un fluido. Esta relacin es el sujeto de estudio de la teora

    cintica y de la mecnica estadstica. Dentro del enfoque macroscpico, el de la dinmica

    de fluidos, consideraremos slo algunas de las partes del rompecabezas de manera que

    pueda obtenerse un panorama sobre su comportamiento usual. Si bien es cierto que,

    dentro de la teora, los principios generales tienen todos la misma jerarqua, tambin es

    cierto que unos son ms tiles que otros para entender algunos aspectos de su

    comportamiento. Este hecho se refleja en las formas y circunstancias en que fueron

    formulados. Unos fueron intuidos y usados mucho antes de ser explcitamente

    enunciados. Otros fueron formulados casi en la forma en que los conocemos ahora, sin

    haberse apreciado su generalidad y sus consecuencias.

    Siendo que a travs del tiempo, los grandes matemticos y fsicos, salvo raras

    excepciones, dedicaron parte de su vida a estudiar los fluidos, no deja de sorprender la

    falta de atencin que la historia de la ciencia ha puesto en la gnesis y desarrollo de sus

    brillantes ideas, ingeniosos diseos y espectaculares resultados; una de las excepciones

    es la excelente obra de Enzo Levi (Levi, 1989). Gracias a los trabajos de aquellos

    pensadores, a quienes siempre se recuerda con cierta nostalgia, gozamos de una visin

    panormica del tema, aprendimos a plantear algunos de los problemas y seguimos

    explorando los caminos por ellos sealados.

  • I I . Q U E S O N Y C M O L O S D E S C R I B I M O S ?

    COMO en casi todas las novelas, todo resulta ms comprensible si se comienza por

    aclarar de qu se trata, sin echar a perder el final. As, sera apropiado que, como con

    cualquier personaje principal de una novela decente (cosa que el protagonista no tiene

    por qu serlo), tratemos de construir su imagen, esbozar su carcter, describir sus

    pintorescas reacciones, sus variados comportamientos y su lenguaje; en fin, de

    mencionar todos aquellos aspectos que lo hacen sujeto de escritura y, se esperara, de

    lectura.

    Como se ver ms adelante, el objetivo se logra slo parcialmente. Resulta que nuestro

    protagonista no es ni rubio ni moreno, ni alto ni bajo, ni lo uno o lo otro; simple y

    sencillamente es difcil de acorralar con palabras y escurridizo para manejar. Es ms,

    despus de que hablemos de su interesante estructura (digamos, sus raros rganos

    internos, sus prominentes seas particulares, sus peculiaridades anatmicas y de

    algunas de sus idiosincrasias y traumas infantiles), resultar que para algunos fines

    prcticos carece de importancia. Es como si, tras describir minuciosamente el origen de

    una tormentosa secta a la que pertenece el medio hermano de la herona, sta se

    cambiara de continente y pasara ah el resto de sus apasionados o buclicos das, sin

    relacin alguna con los inconfesables crmenes de la susodicha secta. Aun as, un

    bigrafo meticuloso no dejara pasar la oportunidad de abordar el mrbido efecto que

    podra haber causado en su carcter o en sus ocasionales delirios nocturnos.

    Advertidos de lo que sigue, mejor es empezar por el principio y entrar en materia, es

    decir, en fluidos.

    II. 1. UNA INDEFINICIN PRECISA

    La materia, es decir, todo lo que nos rodea y que percibimos a travs de los sentidos,

    viene en tres presentaciones aparentemente distintas y exclusivas: en slido, en lquido

    o en gas. Una observacin ms cuidadosa nos llevara a pensar que esta clasificacin es

    un tanto simplista y que debiera ampliarse, o cuando menos subdividirse. As,

    empezaramos por organizar las cosas segn su textura, color, abundancia, rigidez,

    etc., hasta llegar al punto en el que cada material quede ubicado y etiquetado

    correctamente en el nuevo y exhaustivo esquema as elaborado. Este enfoque tendra

    sus ventajas, pues dada una sustancia con un nombre debidamente asignado (como el

    piridotn-3-glutaciclina-6-fosfomentasa; le antepongo el artculo "el" porque, de existir,

    debiera ser masculino), bastara con buscar en el compendio, por orden alfabtico, para

    encontrar su descripcin completa, tal vez una ilustracin y las referencias cruzadas a

    las otras sustancias que comparten una o ms caractersticas.

  • En los trminos arriba expuestos la tarea parece imposible, si no es que ridcula. Sin

    embargo, es sta una de las formas en que se ha procedido y los resultados son

    sorprendentes. Partiendo de la hiptesis, posteriormente confirmada, de que todo est

    hecho de un conjunto reducido de elementos bsicos que al combinarse, bajo ciertas

    reglas y en diversas proporciones, da lugar a la impresionante variedad que vemos, los

    investigadores se dieron a la tarea de aislarlos y caracterizarlos. Ahora contamos ya

    con obras que resumen el final de esta tarea monumental, considerada una quimera a

    mediados del siglo XIX, que en su forma ms sucinta es la tabla peridica de los

    elementos de Mendeleev. A pesar de la importancia fundamental de este conocimiento,

    en cuanto a nuestra comprensin del Universo se refiere, la clasificacin no es

    suficiente para deducir las propiedades de los compuestos que estos elementos forman,

    ni incluye todo lo que observamos (literalmente, la luz), ni explica cmo un material

    dado responde y se comporta cuando permitimos a un agente externo influir sobre l.

    Esto ltimo, el comportamiento dinmico de la naturaleza, exige un tratamiento, un

    enfoque diferente, ms general, universal si es posible, que permita evitar el estudio

    detallado de cada material, lo que hara del programa cientfico una tarea inaccesible.

    Buscando caractersticas genricas, comunes, y las razones para que stas se

    manifiesten, llegamos al estudio de la materia en sus diferentes estados de agregacin

    (formas de presentacin), que en ltima instancia hemos reducido a slidos y fluidos.

    Parecera ofensivo el tener que explicar lo que es y lo que no es un slido. Sin

    embargo, la separacin no siempre es evidente, cuando no inadecuada, al presentar un

    mismo material con facetas que lo identifican como uno y otro, simultneamente. Por

    un lado, a casi todos los compuestos los podemos observar en estado gaseoso, lquido

    o slido, como al agua; dependiendo de la presin y temperatura a la que se

    encuentre, ser vapor, agua o hielo. Es posible, y el proceso no es nescesariamente

    complicado, que un gas pueda licuarse sin cambio abrupto en su comportamiento,

    observndose una formacin paulatina en el gas al ir hacindose cada vez ms denso,

    hasta ser indistinguible de lo que consideramos lquido. Este hecho es el que nos

    permite tratar a un mismo nivel, con los mismos criterios, es decir, en forma conjunta,

    a un gas y a un lquido. Esto no sucede en el proceso de la solidificacin de un fluido, o

    el proceso inverso en el que un slido se licua o evapora. Hay siempre un punto en el

    que ciertas propiedades cambian radicalmente al aparecer las dos fases: una slida y

    otra fluida, cada una con propiedades pticas, elsticas, etc., muy distintas.

    Supngase que tenemos un medio homogneo, es decir, un material cuya composicin

    y propiedades son las mismas en cada parte que lo forma. En cuanto al estado fsico en

    el que se encuentra el sentido comn (a veces muy poco comn) nos dice que si su

    carcter es etreo, terso o escurridizo, el medio no es slido. Si queremos mantenerlo

    entre las manos y escapa, se trata de un fluido. Si el medio es slido podemos

    retenerlo y es posible deformarlo hasta cierto lmite. Un fluido parece no presentar

    lmite a las deformaciones que podemos imprimirle. Estas ideas sueltas que forman

  • parte de nuestra experiencia cotidiana son precisamente las bases para definir a un

    fluido, si delimitamos un poco ms los trminos y conceptos incluidos. An as,

    veremos que la naturaleza se las ingenia para exhibir ejemplos que escurren por

    nuestras definiciones sin dejarse atrapar.

    "Un fluido es un material que fluye". As, adems de risa, la definicin no da ms que

    pena y sorprendera que pudiera servir para caracterizar a una sustancia. Ahora, hay

    que precisar lo que es fluir. Para esto vamos a separar en dos a las formas en que

    acta una fuerza, que tampoco hemos definido, pero que puede entenderse como el

    efecto de un agente externo; con buena voluntad y sentido comn las cosas

    usualmente funcionan. Toda fuerza (representada por la flecha en la figura II. 1), al

    actuar sobre una superficie, puede imaginarse formada de dos partes, una normal o

    perpendicular a la superficie (N) y otra paralela o tangencial a sta (T). Cada una de

    stas, llamadas componentes de la fuerza, tiene un efecto distinto sobre el material. La

    componente normal es la que asociamos a la presin y tiende a comprimir o estirar,

    dependiendo de la direccin de la fuerza. La componente tangencial produce un efecto

    de deslizamiento relativo entre los planos en que imaginamos estructurado al medio y

    se le llama tambin fuerza cortante.

    Figura II. 1. Fuerza y su descomposicin en componentes normal (N) y tangencial (T).

    Para ilustrar esta descomposicin de las direcciones y efectos de una fuerza

    consideremos el siguiente ejemplo. Imaginemos una esponja, de forma regular y

    pegada a dos vidrios planos en sus caras superior e inferior (Figura II. 2(a)). Si

    aplicamos una fuerza puramente normal a cada uno de los vidrios (Figura II. 2(b)), la

    esponja se comprime, reduciendo su volumen pero manteniendo su forma. Si ahora

    jalamos cada vidrio en direccin opuesta, de modo que la separacin entre ellos se

    mantenga constante, dando lugar a una fuerza de corte sobre la esponja, sta se

    deformar manteniendo su volumen (Figura II. 2(c)). Por lo general, una fuerza con

    una direccin arbitraria produce una mezcla de ambos efectos, dependiendo de la

    proporcin entre su componente normal y su componente tangencial.

    Volviendo a nuestro problema original, consideremos un medio sujeto a fuerzas

    cortantes, como la esponja en el caso (c). Un material que es slido se deforma hasta

    cierto lmite, rearreglando sus elementos estructurales (tomos) hasta generar una

    fuerza igual en magnitud, opuesta en direccin a la aplicada, y as quedar en equilibrio;

  • en ltima instancia, los tomos ligados entre s por fuerzas de origen electromagntico

    se ven obligados a cambiar sus posiciones relativas hasta balancear exactamente la

    fuerza aplicada. La deformacin se detiene en el preciso momento en que esto se logra.

    Figura II. 2. Esponja (a), fuerzas normales (b) y de corte (c).

    Decimos que un material es elstico si al retirar las fuerzas aplicadas recupera su forma

    inicial. Le llamamos plstico si no recupera su estado original y guarda cierta memoria

    de las fuerzas que sufri. Una sustancia que bajo la accin de una fuerza cortante, por

    pequea que sta sea, se deforma sin lmite se dice que fluye. Un fluido es un material

    que fluye! Ahora ya no parece tan tautolgica la definicin. As, el mar bajo la accin

    del viento, que produce una fuerza cortante sobre su superficie, se deforma sin lmite,

    se mueve continuamente sin lograr frenar al viento por tenue que ste sea: la

    deformacin resultante es la que percibimos como oleaje, hipnotizando a unos y

    mareando a otros.

    Parecera que con esto se ha logrado clasificar a todas las sustancias en dos grandes

    grupos. Sin embargo no es as, lo cual hace el punto ms interesante. Hay sustancias

    que tienen un comportamiento dual para las que nuestra definicin es inadecuada o

    insuficiente. Es tal la diversidad de sustancias que la tarea de completar y precisar una

    sola definicin es intil.

    A las rarezas las tratamos en forma especial, en subgrupos, segn las circunstancias.

    Materiales tan familiares como el vidrio, la pintura y el pavimento pertenecen a esta

    clase extica de materiales. El vidrio, que se comporta como slido cuando lo

    estudiamos en un laboratorio (o cuando una pelota de bisbol es bateada en la

    direccin equivocada y va a dar precisamente a...), resulta ser un fluido cuando los

    tiempos de observacin son suficientemente largos. Se puede ver en los emplomados

    de las viejas catedrales gticas que la parte inferior es mucho ms gruesa que la

    superior. La razn es que el vidrio ha fluido, por cientos de aos bajo la accin de la

    gravedad.

    Tambin hay sustancias que presentan comportamiento simultneo de fluido y slido.

    Su tratamiento requiere de consideraciones particulares que caen en el rea conocida

    como la reologa. Materiales de este tipo, con propiedades que genricamente son

    llamadas viscoelsticas, son por lo general soluciones con gran cantidad de partculas

  • (polmeros) disueltas en ellas. Casos tpicos son las resinas, los plsticos, mltiples

    derivados del petrleo y diversos tipos de champ (el aire de la ciudad de Mxico

    parecera un buen candidato).

    II. 2. LOS TOMOS Y LA VENTAJA DE IGNORARLOS

    La concepcin atomstica de la naturaleza, segn la cual todas las cosas estan

    constituidas por elementos indivisibles e inmutables, se remonta al origen de nuestra

    civilizacin. Si bien no es sino hasta el siglo XVII que esta imagen adquiere carcter

    cientfico, al empezar a ser fundamentada en la experimentacin, es notable la

    semejanza que hay entre las ideas bsicas en sus primeras formas y las que hoy en da

    tenemos.

    En la antigua Grecia es donde aparece no slo la idea general del atomismo, sino las

    diversas formas que ste adquiere. La existencia de los tomos y del vaco que los

    rodea, como una necesidad en la explicacin de la constitucin del mundo, es

    planteada por razones filosficas, manteniendo este carcter hasta el renacimiento

    europeo.

    Demcrito, en el siglo V, a.C., es sin duda el representante ms importante del

    atomismo griego. Para l, la naturaleza estaba formada de un nmero infinito de

    corpsculos invisibles por su tamao, que diferan entre s slo en forma, dimensin y

    estado de movimiento. Comparte con Parmnides la idea de un Universo

    cualitativamente inmutable, pero difiere de ste en cuanto al aspecto cuantitativo, pues

    atribuye los cambios a la multiplicidad de maneras en que estos tomos se combinan,

    manteniendo su naturaleza. As, un cambio aparente en calidad poda ser entendido, al

    menos en principio, como una variacin en la cantidad de tomos que participaban en

    el proceso.

    En la misma poca, Empdocles propone la idea de un Universo formado de cuatro

    elementos bsicos, aire, agua, tierra y fuego, que al mezclarse en distintas

    proporciones generan la inmensa variedad observada. Este modelo, que domina el

    panorama a todo lo largo de la Edad Media, sin ser atomista en el sentido estricto,

    refleja la necesidad de reducir a componentes primitivos a la naturaleza. Estas ideas,

    compartidas y desarrolladas por Platn un siglo ms tarde, y la concepcin de su

    discpulo, Aristteles, en torno a la desaparicin de las partes al formar un todo,

    impidieron el florecimiento y desarrollo del atomismo en la civilizacin helnica.

    Cuando Tito Lucrecio Caro escribe su poema De rerum natura (Sobre la naturaleza de

    las cosas) en el siglo I, a.C., el atomismo griego es incorporado a la cultura latina,

    enriquecido en el proceso por Epicuro, su defensor en el siglo III, a.C. Durante los

    siguientes diecisiete siglos, crisol del renacimiento y etapa de gestacin de los

    principios del conocimiento experimental, las ideas filosficas sobre este particular se

  • mantienen casi invariables: la materia no puede ser dividida sin lmite y sus elementos

    constitutivos primitivos son inmutables, incontables en nmero y finitos en su

    diversidad.

    En las dcadas alrededor de 1600, mientras Galileo Galilei y Francis Bacon establecen

    las bases del mtodo cientfico o experimental, Pierre Gassendi revive el atomismo

    clsico para una poca ms madura. Daniel Sennert y Robert Doyle, aceptando la idea

    atomista, le dan su verdadera dimensin al buscar su contenido en la experimentacin.

    As, Boyle logra descartar en forma definitiva el sobresimplificado esquema de los

    cuatro elementos. Un siglo ms tarde, Antoine Laurent de Lavoisier desarrolla la

    metodologa del anlisis qumico y define en la prctica a los elementos qumicos. La

    generacin que le sigue establece los fundamentos de la teora atmica moderna, con

    la obra de John Dalton, al identificar elementos qumicos con tomos y proponer las

    formas en que stos se combinan para formar compuestos.

    El atomismo griego, la teora atmica de Dalton y la idea contempornea sobre la

    constitucin de la materia, comparten suficientes rasgos como para considerarlos un

    mismo proceso animal observado en su evolucin a travs del tiempo; cada etapa

    muestra los cambios indispensables para alcanzar la madurez. Si bien los tomos,

    concebidos como constituyentes ltimos de la materia, han sido sustituidos por las

    partculas elementales, como el electrn y el neutrino, se ha mantenido el atomismo

    que imaginara Demcrito. Por otro lado, se ha perdido el carcter inmutable de

    aquellos tomos de Lucrecio y de Dalton; los nuevos tomos, en el verdadero sentido

    etimolgico del trmino, pueden combinarse para disolverse en luz (al reaccionar un

    electrn con un positrn) o perder su identidad formando un todo (al combinarse un

    protn, un electrn y un neutrino para formar un neutrn).

    Esta bsqueda de la explicacin ltima de la materia en trminos de sus componentes

    ms simples ha sido, y es, un esfuerzo por alcanzar uno de los objetivos fundamentales

    de la fsica. Creemos tener una idea bastante cercana y correcta sobre estos pequeos

    bloques universales con los que se construye todo lo que observamos. Otro es el

    problema de cmo stos se combinan para formar tomos, stos a su vez formar

    molculas y stas agruparse para conformar un elote, o un insecto rayado que

    almacena miel en hexgonos o, lo que resulta ms sorprendente, dos mamferos que se

    comunican entre s, uno pinto que ladra, y otro bpedo que lo cuida, circunnavega el

    planeta y se asombra de todo, hasta de su mismo asombro.

    No deja de llamar la atencin que lo que damos ya como un hecho, la existencia de los

    tomos, sea en realidad algo que no se puede intuir fcilmente. Nuestros sentidos son

    incapaces de percibirlos y lo que nos rodea parece consistir de objetos, slidos y

    fluidos, de aspecto terso y continuo. Es difcil imaginar que el humo de un cigarro est

    formado de molculas relativamente complejas o que al aire que respiramos lo

    componen molculas simples separadas unas de otras millares de veces la distancia

  • que caracteriza su tamao. Para tener una idea de las dimensiones atmicas

    tendramos que imaginar todo amplificado, de manera que por ejemplo una manzana

    fuese del tamao de la Tierra. Un tomo de la manzana sera entonces del tamao de

    una canica! Si toda esta concepcin es cierta, y todo parece indicar que as es, la tarea

    de explicar, por ejemplo, el movimiento del agua al salir de un tubo, en trminos de

    tomos, parece equivalente a tratar de construir la Torre de Babel.

    El problema de estudiar el movimiento individual de miradas de partculas para luego

    predecir su comportamiento conjunto es algo que no tiene que ver con la fsica; en la

    prctica el problema no puede ni plantearse, mucho menos resolverse. Sera necesario

    aplicar las leyes bsicas de los tomos, la mecnica cuntica, a cada partcula, y

    conocer detalladamente todas las fuerzas que actan sobre cada una, establecer sus

    posiciones en algn momento y, con las matemticas usuales, resolver

    simultneamente el problema para todas.

    En una gota de agua hay 100 000 000 000 000 000 (1017) molculas de agua

    aproximadamente, tantas como segundos en la edad estimada del Universo! Sera

    ridculo intentar escribir las ecuaciones y pattico pensar en resolverlas. Nos tom

    siglos pasar de una idea filosfica a una concreta que nos permite explicar suficientes

    cosas como para que su validez est, por lo pronto, ms all de toda duda razonable.

    Ahora resulta que el asunto es tan complicado, que la idea es algo enteramente intil

    (al menos para estudiar chorros de agua).

    La solucin de este problema se encuentra en la complejidad del mismo. Suena

    paradjico, pero con un ejemplo podemos intuir el argumento que siguieron quienes

    contribuyeron a esclarecer la solucin.

    Imaginemos un dado perfecto, cada arista de la misma longitud y cada ngulo de 90.

    Supongamos ahora que el dado se encuentra parado sobre un vrtice, con el vrtice

    diametralmente opuesto sobre una lnea vertical, y que nos preguntamos por la

    direccin en la que va a caer al soltarlo (Figura II.3). Si el lado es perfectamente

    simtrico, no cae! Se quedar as mientras no sea perturbado. Una corriente de aire o

    una vibracin, por imperceptibles que sean, harn que caiga el dado.

    Figura II. 3. Equilibrio de un dado.

  • Una pequea variacin trae como consecuencia un efecto grande: la cada del dado.

    Los detalles de la perturbacin son casi imposibles de prever y por consiguiente la

    posicin precisa del dado no se puede predecir. Las fuentes que originan estas

    pequeas variaciones son diversas, complicadas y difciles de estimar. Un efecto es

    siempre el mismo: el dado se cae. Si hacemos una serie de pruebas encontraremos que

    las direcciones en las que cae estn distribuidas sobre un crculo y que las caras que

    quedan hacia arriba son las tres opuestas al vrtice de abajo, apareciendo stas con

    igual frecuencia, si el nmero de pruebas es suficientemente grande. As, del problema

    inicial, imposible de resolver, hemos podido encontrar varios aspectos claros y precisos

    de la solucin, quiz obvios o triviales en este caso, pero que nos dicen cosas concretas

    sobre la cada. En primer lugar sabemos que cae; si esperamos lo suficiente, algo o

    alguien llegar a importunar la delicada paz del dado. Segundo, el dado no tiene

    preferencias y cae en cualquier direccin. En tercer lugar, hay tres caras que se

    reparten por partes iguales el derecho de aparecer arriba.

    Este ejemplo ilustra los puntos claves que permiten estudiar la dinmica de un fluido,

    constituido de un nmero extraordinario de tomos.

    Nuestro sistema, el dado y sus alrededores, todo lo que rodea y afecta al dado, siguen

    ciertas leyes, las leyes de la mecnica. La aplicacin de estas leyes resulta tan

    complicada que no podemos resolver el problema en la forma originalmente planteada,

    es decir, predecir en detalle el movimiento del sistema. Si cambiamos el enfoque

    buscando ahora una descripcin cualitativa, ms general, es posible entonces

    responder en forma precisa algunos aspectos de la cada de dados; aspectos de

    carcter ms amplio que no dependen de los minuciosos y abrumadores detalles del

    proceso. Para esto aceptamos a cambio describir el comportamiento ms probable o

    promedio del sistema, introduciendo un elemento esencialmente nuevo en nuestra

    descripcin: la probabilidad. Esta herramienta, una de las ms poderosas que las

    matemticas han generado, es ahora un ingrediente fundamental en la fsica.

    Podra pensarse que el precio de nuestra ignorancia o incapacidad es el de conformarse

    con una descripcin ms burda, menos exacta, pero no es as. En realidad el problema

    inicial es irrelevante y en el fondo ni siquiera interesa. Si en el ejemplo del dado

    pudisemos resolver un caso en particular, haciendo uso de todo lo que sabemos y una

    dosis de ingenio, tendramos precisamente eso, un caso especial. Una pequea

    variacin y el resultado sera muy distinto (otra direccin y otra cara). Este efecto, en

    el que un pequeo cambio en el estado inicial produce un resultado final radicalmente

    distinto, ha introducido ms de una sorpresa en nuestro estudio de la naturaleza. Esto

    es particularmente cierto con los fluidos. Mucho ms fructfera ha sido en cambio la

    bsqueda del comportamiento global, promedio y genrico de un sistema.

    No es raro escuchar que cuando se recurre al anlisis estadstico o al uso de conceptos

    probabilsticos es debido a nuestra incapacidad o ignorancia. Sin afirmar que esta

  • posicin es ridcula, s es slo una parte de la historia; a veces irrelevante. Al promediar

    muchos detalles se obtiene una descripcin completa. En el caso de los gases no es

    necesario conocer muchos de los detalles atmicos para conocer su temperatura,

    presin y volumen. Esto es caracterstico del sistema, no de quien lo observa! En todo

    caso, la tarea del cientfico es la de explicar cmo y por qu sucede esta maravillosa

    contraccin de la informacin. Encontrar qu cantidades o propiedades microscpicas

    son irrelevantes para predecir el comportamiento que observamos es parte de la

    investigacin en curso, si bien contamos con respuestas exquisitas e indicaciones claras

    de cmo proceder en muchos casos.

    La descripcin macroscpica de un fluido, es decir, la definicin de las cantidades que

    se usan para caracterizar su estado y las leyes que determinan la variacin temporal y

    espacial de stas, tiene su fundamento en el comportamiento (dinmica) de las

    partculas que lo forman. Esto ocurre de tal manera que, al actuar en concierto, cada

    tomo o molcula pierde su identidad, heredando algunas de sus caractersticas a

    cantidades genricas o colectivas llamadas coeficientes de transporte, como la

    viscosidad y la conductividad trmica. Estas etiquetan al fluido, distinguindolo de otro

    de composicin diferente.

    La teora que establece la conexin entre este mundo microscpico de tomos y

    molculas y el mundo de los fluidos, de chorros y remolinos, es un activo proyecto de

    investigacin en mltiples instituciones acadmicas en casi todos los pases, en

    particular en Mxico. En el caso de fluidos poco densos, de los gases, la teora fue

    construida por James Clerk Maxwell y Ludwig Boltzmann a finales del siglo pasado y

    desarrollada a todo lo largo del presente siglo; se conoce como la teora cintica de los

    gases. El notable xito logrado en el caso de los gases confirma la viabilidad del

    programa que busca establecer esta conexin en el caso de un fluido arbitrario y fuera

    de equilibrio.

    Desde un punto de vista ms prctico, cualquier fluido como el agua o el aire forma

    una estructura continua y suave al estudiarlo macroscpicamente, es decir en

    dimensiones mayores a, digamos, dcimas de milmetro (0.1 mm = 10-4 m). En un

    volumen de un cubo de 0.1 mm de longitud por lado, de una millonsima de litro (10-12

    m), hay 7.34 x 1015 (734 seguido de 13 ceros) molculas de aire, a una temperatura

    de 27 C y a presin atmosfrica! En este volumen, tan pequeo como parece, hay tal

    cantidad de molculas que la presencia de unos millones de ms o de menos de stas

    no afectan de manera apreciable ninguna cantidad medible, aun con los instrumentos

    ms precisos de que se dispone. Estos instrumentos miden cantidades promedio sobre

    un desorbitado nmero de partculas, de manera independiente de ste.

    En una verdadera escala microscpica los tomos ocupan una fraccin muy pequea

    del volumen que los contiene, el espacio vaco entre unos y otros es mayor al

    99.999... %!, de modo que las propiedades del fluido son muy irregulares, cambiando

  • rpidamente de una regin a otra debido al continuo movimiento de las molculas; no

    usamos pues esta microescala cuando lo que interesa es entender cmo se vaca un

    lavabo o se infla un globo.

    La hiptesis bsica, que es vlida para la teora en todos los niveles, es la llamada

    hiptesis del continuo. sta consiste en suponer que todas las cantidades necesarias

    para caracterizar a un fluido, como pueden ser su temperatura, su velocidad, su

    densidad, etc., estn bien definidas en cada punto del espacio y varan suavemente de

    uno a otro, ignorndose as la naturaleza discreta, atmica, del fluido. Por un punto se

    sobreentiende entonces un volumen muy pequeo, digamos una milsima del

    considerado en el prrafo anterior, en el que hay un nmero tan grande de molculas

    como para que el promedio de la velocidad no dependa de este nmero, pero lo

    suficientemente pequeo como para que pueda verse como un punto por los

    instrumentos ms sensibles y finos.

    A partir de ahora dejaremos de lado a los tomos, pues a pesar de su importancia

    hemos encontrado la ventaja de ignorarlos. Nuestras partculas de fluido tendrn el

    sentido que dimos a un punto en el fluido. A pesar de la advertencia, volveremos a los

    tomos en el ltimo captulo, cuando nos dejemos sorprender por los superfluidos.

    II. 3. APEROS: FRASCOS Y TUBOS, IDEAS, MATEMTICAS Y... FLUIDOS

    El estudio de un fenmeno, o un grupo de ellos, se inicia con una serie de

    observaciones que permiten apreciar cules son los aspectos ms importantes, los que

    gobiernan el proceso. En el fondo, lo que se busca es la forma de simplificar el anlisis,

    aislando las causas que determinan el efecto principal e ignorando aquellas que

    desempean un papel secundario. Establecer cules cantidades y la forma en que stas

    contribuyen es una parte medular del proceso de entendimiento. Encontrar las razones

    por las que se combinan de esa manera, usando los principios o leyes

    correspondientes, es otra etapa igualmente difcil e importante. La ltima parte, la

    esencia misma del conocimiento cientfico, es la prediccin. Con base en el estudio

    previo debe ser posible anticipar el resultado de nuevas observaciones al cambiar de

    diversas formas el arreglo inicial del fenmeno.

    En el esquema anterior est implcito lo que se conoce como mtodo cientfico. Lejos de

    ser un procedimiento sistemtico y consciente, que lo convertira en una receta,

    hermosa, complicada y til, pero al fin y al cabo una secuencia de pasos bien definidos

    a seguir, los investigadores intuyen este procedimiento con base en una tradicin

    racional, participando en una o ms de estas etapas, omitiendo algunas,

    ocasionalmente agregando otras y ligados indisolublemente, conscientemente o no, a

    su entorno social. Lo que s podemos extraer son algunos de los elementos que parecen

    siempre estar presentes en una u otra forma en el quehacer cientfico y en especial en

  • la fsica; este problema, ciertamente abierto, es materia de la teora del conocimiento,

    la epistemologa, y ha sido objeto de estudio y reflexin de filsofos e investigadores.

    Un primer aspecto es la concepcin filosfica que el observador tiene de la naturaleza y

    del conocimiento que sobre sta puede adquirir; aquella puede ser explcita o tcita. En

    este mismo nivel hay una serie de principios filosficos y de reglas lgicas que el

    investigador establece, usa y que, normalmente, van implcitas en su trabajo. As, su

    contribucin diaria puede sobreentender un materialismo que da por hecho la

    existencia de un mundo objetivo independiente de l, una conviccin total en el

    principio de causalidad que justifica buscar el origen de un efecto, o el uso irrestricto de

    la lgica clsica, que sin temor al abuso se omiten al discutir de poltica.

    En la parte que toca a las observaciones mismas, empezamos por elaborar un modelo a

    priori (antes de empezar) sobre el fenmeno al separarlo en partes, el sistema y sus

    alrededores, y asociarle una regularidad que nos asegure que al repetirse el fenmeno

    podremos observar y medir lo mismo. Si un resultado no se puede reproducir, por lo

    general pierde el inters cientfico, convirtindose en un hecho fortuito, objeto de un

    anlisis de otra especie. El llevar a cabo un experimento que "remede en todo" al

    anterior, tantas veces como sea necesario, es algo que slo puede lograrse en un

    laboratorio.

    As, con base en el ingenio, la minuciosidad sistemtica, la intuicin y la experiencia,

    como en cada etapa en la dilucidacin del fenmeno, se escogen las cantidades

    relevantes. Acto seguido se determina la forma de medirlas, las posibles fuentes de

    error y se procede a su cuantificacin, estableciendo la consistencia interna y la

    estadstica de los datos obtenidos.

    El anlisis siguiente consiste en asociar un smbolo a cada cantidad y precisar las

    posibles relaciones entre stos, es decir, la forma en que unos dependen de otros. Este

    proceso lleva a la elaboracin de expresiones (frmulas) que vinculan a los smbolos

    entre s, sintetizando grandes cantidades de datos. Las reglas para asociar nmeros a

    smbolos y para manipular y combinar estos ltimos constituye el lenguaje que

    llamamos matemticas.

    En realidad, las matemticas son una disciplina terica que va ms all de un lenguaje

    o una herramienta, aunque vistas como tales permiten, en manos educadas y hbiles,

    forjar una imagen abstracta, extremadamente til y especialmente bella del universo

    concreto que percibimos. Una virtud de las imgenes as logradas es su capacidad de

    hablar, a quien las sabe or, sobre lo que es posible y lo que es probable. Cmo

    hubiesen aprovechado algo semejante las sacerdotisas del orculo de Delfos! No siendo

    de origen divino las predicciones as logradas, como nunca lo fueron las pregonadas por

    las pitias en Delfos, siempre son sujetas de verificacin, a travs de ms experimentos.

    Basta con uno de stos que no corresponda a lo esperado o predicho, para que sea

  • necesario modificar parte de las premisas usadas en la elaboracin de la prediccin,

    repitindose entonces el proceso. Ha sucedido, por fortuna muy de vez en cuando, que

    las modificaciones necesarias han ido al mismo fondo de los principios filosficos.

    La fsica funciona ms o menos como lo hemos esbozado. Al construir una teora se

    parte de algunos conceptos primitivos que se dejan sin definir o se apela a la intuicin

    para introducirlos, como la masa, el espacio y el tiempo. Despus, se definen

    cuidadosamente cantidades compuestas, como la densidad, la velocidad y la presin, y

    acto seguido se postulan ciertas proposiciones (basadas en experimentos), los axiomas

    o leyes fundamentales, como verdaderas y universales. Su inmensa virtud es que, ante

    la duda, basta con llevar a cabo un experimento para constatar su validez. A partir de

    los axiomas se deducen entonces una serie de proposiciones o teoremas que,

    posteriormente, llegan a ser consecuencias no triviales y lejanas de aquellos postulados

    originales. En muchos casos los teoremas son formulados como conjeturas basadas en

    la intuicin o como resultado de un experimento. El reto en estas circunstancias es

    encontrar el procedimiento para deducirlo a partir de los axiomas: encontrar la

    explicacin completa del fenmeno a partir de las leyes fundamentales de la teora.

    El estudio de los fluidos, como parte de la fsica, ha seguido un camino semejante lleno

    de obstculos salvados, de ancdotas pintorescas, de errores patticos, de

    experimentos notables y de teoras ingenuas. Cada faceta del proceso desempe una

    parte importante para alcanzar el nivel que ahora tiene. En la dinmica de fluidos la

    dificultad ms grande ha radicado en la demostracin de los teoremas; una enorme

    cantidad de resultados experimentales y de frmulas empricas esperan ser deducidos

    de los principios bsicos de la teora. Esto permitira generalizarlos, arrojando luz sobre

    otros resultados experimentales aparentemente ajenos e igualmente incomprendidos.

    No hay ninguna rama de la fsica que pueda considerarse cerrada y todas son objeto de

    investigacin activa; los fluidos no son una excepcin. El problema de la turbulencia,

    que se menciona ms adelante, es uno de los grandes retos de la fsica terica.

    Para construir un aparato terico que nos permita entender y explicar el movimiento de

    los fluidos y de los objetos inmersos en ellos, lo cual observamos todos los das, es

    necesario introducir tres elementos como punto de partida. El primero es el de los

    conceptos primitivos de masa, espacio y tiempo, el segundo es el constituido por las

    cantidades (variables) que usamos para caracterizar y describir a un fluido cualquiera y

    el tercer elemento es el marco de referencia adecuado para determinar estas variables.

    En cuanto a los conceptos bsicos las definiciones tal vez dejarn que desear y

    seguramente el lector podra encontrar otras ms adecuadas, pero por ahora no hacen

    falta. La masa es la cantidad de fluido que medimos con una balanza. El espacio es el

    escenario que usamos para localizar o ubicar al fluido o a una parte de ste.

    Imaginamos que existe un punto especial, que llamamos origen, y desde l medimos

    longitudes con una regla. El tiempo ser un parmetro que nos permita ordenar

  • estados diferentes del fluido de acuerdo con su aparicin en el experimento; este

    ordenamiento lo establecemos en relacin con el Sol o con un reloj. Si no hay cambios,

    o estados distintos, el parmetro tiempo desaparecer de la descripcin. Si el fluido

    presenta comportamiento electromagntico, a los elementos bsicos debe agregarse la

    carga.

    El segundo punto es ms complicado y tiene que ver con cuntas y cules cantidades

    es necesario disponer para contar con una descripcin completa y exhaustiva de un

    fluido. Esta cuestin, que no est del todo libre de controversia, especialmente cuando

    se trata de fluidos un tanto exticos, ha ido resolvindose a lo largo del tiempo con

    base en la experiencia. Al quedar enunciadas las leyes en su forma actual se estableci

    cuntas y cules variables, que llamaremos variables dependientes, son las mnimas

    para caracterizar el estado dinmico de un fluido. Al espacio y al tiempo se les llama

    variables independientes. Antes de especificar qu variables dependientes se usan para

    describir a un fluido consideremos ahora el punto que se refiere al marco en el que

    stas se definen. Para esto vamos a usar una analoga con la astronoma.

    Al observar el cielo en una noche clara, con la ayuda de un telescopio, adems de la

    reverencia que infunde su extensin, profundidad y belleza, aparece la duda por saber

    en qu direccin fijar el instrumento. Si lo que queremos es llevar a cabo una

    observacin sistemtica podramos escoger entre dos posibilidades: una, enfocar un

    objeto celeste y seguirlo en su trayectoria. Una vez determinada sta, repetir el

    proceso con un segundo objeto y as sucesivamente hasta tener una muestra

    representativa del movimiento de los objetos ms brillantes o ms azules o lo que sea;

    la segunda posibilidad consiste en dejar fijo el telescopio, como una ventana al

    firmamento, y observar los objetos que cruzan el campo visual, determinando su brillo,

    color, velocidad o belleza. Posteriormente, cambiar la direccin del telescopio e iniciar

    de nuevo el proceso y, como en el caso anterior, obtener un muestreo de los objetos

    celestes y de su comportamiento.

    Al primer procedimiento se le conoce como descripcin lagrangiana, en memoria de

    Louis Lagrange, uno de los grandes genios de su tiempo, quien dio a la mecnica de

    Newton una estructura matemtica que lo menos que puede decirse es que su elegante

    belleza iguala su generalidad. La segunda opcin es la descripcin euleriana, llamada

    as en honor a Leonhard Euler, el ms prolfico matemtico en su poca, quien formul

    la primera teora de los fluidos; parte de ella se mantiene en su forma original hasta la

    fecha.

    Estas dos descripciones son usadas en fsica indistintamente, dependiendo de las

    circunstancias. Como herramienta conceptual, sin embargo, la formulacin euleriana

    conduce a lo que se llama una teora de campo, esquema que se emplea en la mayora

    de las teoras modernas de la fsica.

  • Partir de una descripcin lagrangiana supone identificar a una partcula de fluido,

    considerada como un pequesimo volumen, y aplicarle las leyes de la mecnica. Si

    bien es difcil establecer esta identificacin en la prctica, conceptualmente es mucho

    ms atractiva la idea de aplicar los principios de la fsica a un pedazo de materia que se

    mueve, manteniendo su identidad como sistema, que aplicarlos a un punto por el que

    van pasando distintas partes del fluido. En los textos modernos que tratan de este

    tema se hace precisamente esto; se empieza con una descripcin lagrangiana y, una

    vez introducidos los principios e hiptesis fsicas necesarias, se traduce al lenguaje

    euleriano, usando el diccionario (matemtico) apropiado que toda lengua merece.

    La formulacin euleriana, en la que vamos observando diferentes puntos del espacio y

    estudiamos lo que ah sucede al transcurrir el tiempo, da lugar a una teora de campos.

    La siguiente idea ilustra el contenido de la frase anterior. En cada punto se hallan

    definidos ciertos atributos fsicos del fluido, digamos densidad y velocidad. De un sitio a

    otro las propiedades cambian de valor, como en la imagen de un paisaje varan las

    tonalidades de azul o de verde. Adems, con el paso del tiempo las propiedades van

    cambiando, al igual que sucede en los cambios de las estaciones, cuando una planta

    nace, crece, florece y muere. Las causas para que cada uno de los cambios se d

    pueden ser diversas y lejanas; las apreciamos al estudiar no un slo punto sino

    muchos, todos, si es posible.

    Finalmente, para concluir con los preparativos que nos permitan entrar en el tema,

    vamos a introducir las variables dependientes, los campos, que nos facilitan la

    descripcin de diversos procesos y la discusin de los principios subyacentes. Dividimos

    en dos clases a estas variables, los campos escalares y los campos vectoriales.

    Los campos escalares son relativamente sencillos y los conocemos por la prctica que

    adquirimos al habitar nuestro planeta. Su especificacin en cada punto est dada por

    un nmero de acuerdo con una escala universalmente aceptada. Una grfica o una

    tabla de datos correspondientes cada uno a puntos distintos, nos da toda la informacin

    espacial del campo. Si ste cambia con el tiempo se necesita una tabla para cada

    tiempo. Los campos escalares usuales son la densidad, la temperatura y la presin, que

    representamos por , T y p, respectivamente.

    La densidad nos da una medida relativa entre masa y volumen, es decir, entre la

    cantidad de materia y el espacio que ocupa, y es una propiedad ms o menos familiar.

    El oro es ms denso que el merengue y ste ms denso que el aire, todos lo intuimos.

    Es importante hacer notar que la densidad es una propiedad intensiva; es decir, no

    depende de la cantidad. Por ejemplo, las densidades de un anillo y de un lingote, los

    dos de plata, son iguales, como lo es su color. Definida como el cociente de la masa,

    que medimos con una balanza, y el volumen, que medimos con... ingenio, la densidad

    es una propiedad que no depende de la forma del material, pero s de la temperatura y

  • la presin (no definidas an, pero cuyo significado sospechamos). Sus dimensiones

    son, obviamente, las del cociente masa/volumen. Las unidades correspondientes son,

    por ejemplo, toneladas/litro, kilogramo/galn, miligramo/kilmetro cbico, etc. La

    convencin usual es el gramo/centmetro cbico, g/cm (recordemos que 1 litro = 1

    000 cm). La tabla siguiente ilustra los valores de la densidad para algunos objetos.

    Material Densidad (g/cm3)

    Hoyo negro ~ 1018

    Ncleo atmico ~ 1014

    Centro del Sol ~ 160 000

    Otro slido 19.3

    Centro de la Tierra ~ 12

    Agua 1

    Hidrgeno lquido 0.07

    Aire ambiente 0.0012

    Aire a 300 km de altura ~ 10-14

    La temperatura, otra nocin familiar, es un concepto primitivo que no podemos

    construir en trminos de masa, espacio y tiempo en una teora macroscpica, pero que

    est asociado a la idea intuitiva del grado de calentamiento de un cuerpo. Aqu nos

    contentaremos (indignando quiz a ms de uno) con definirla como la propiedad que

    medimos por medio de un termmetro, instrumento que todos conocemos en alguna

    versin y que hemos usado alguna vez, posiblemente para evitar ir a la escuela. La

    escala tiene por unidades a los grados Kelvin ( K) y se conoce como la escala absoluta

    de temperatura; cada K es equivalente a un C. De manera que la escala Celsius,

    que se usa para asignar temperaturas al consom de pollo o a un nio resfriado, marca

    las mismas diferencias de temperatura que la escala absoluta, con la peculiaridad de

    que la mnima temperatura que es posible alcanzar en la naturaleza es de 0 K (= -

    273.15 C). En el captulo VI regresaremos a esta singular ley de la naturaleza.

    El otro campo escalar que usaremos es la presin y, como se dijo en la seccin II. 1,

    est definida como la fuerza normal que acta sobre un rea dada. Si la misma fuerza

    normal acta sobre dos reas distintas, la presin es menor sobre el rea mayor. Como

    ilustracin imaginemos un objeto cuyo peso es suficiente como para que al ponerlo

    encima de un huevo ste se aplaste sin remedio. Siempre podemos poner suficientes

    huevos como para que el peso se reparta entre todos, de modo que la fuerza que

    recibe cada uno no exceda su "factor de aplastamiento". Al distribuirse la fuerza sobre

    un rea mayor, la presin es menor. (figura II.4.)

    Por eso los cuchillos cortan, los picahielos pican y las palas palean con la eficiencia que

    lo hacen; ni se diga si adems el usuario sabe emplearlos.

  • Figura II. 4. Presin: fuerza repartida en un rea.

    Las dimensiones de presin son de fuerza/rea y las unidades de uso ms comn son el

    pascal (Pa), las atmsferas (atm) y los milmetros de mercurio (mm-Hg); la

    equivalencia entre stas es: 1 atm = 760 mmHg = 101,352 Pa. La presin de una

    atmsfera es igual al peso que una columna de mercurio de 76 cm de altura ejerce

    sobre un cm, al nivel del mar. Es la misma que ejerce toda la columna de aire arriba

    de nuestra cabeza. Esto lo demostr Evangelista Torricelli, discpulo predilecto y ltimo

    de Galileo, usando el sencillo y convincente dispositivo que aparece en la figura II. 5.

    Figura II. 5. Tubo de Torricelli para determinar la presin atmosfrica.

    Un efecto semejante se observa con el agua, excepto que la columna es de ms de 10

    m de altura!; por eso es ms sensato usar mercurio, pues siendo metal se mantiene

    lquido a temperatura ambiente. Curiosamente, fue Ren Descartes, filsofo y

    matemtico del siglo XVII, quien sugiri a Blaise Pascal el experimento para

    determinar la forma en que cambia la presin atmosfrica con la altura. El joven genio

    construy entonces un barmetro, como el de la figura II. 5, pero us vino tinto en

    lugar del mercurio, en una columna de 14 metros! Debi ser una experiencia

    memorable...

    En el caso de los campos vectoriales las cosas son un poco ms complicadas e

    interesantes, como las personas. Los vectores requieren para su especificacin de algo

    ms que un nmero: reclaman direccin. La velocidad es un ejemplo caracterstico, ya

    que no es suficiente dar un nmero, su magnitud, como 20 km/h; hace falta agregar la

    informacin que establece en forma unvoca la direccin en la que se mueve el objeto

  • en cuestin. En cada punto y a cada tiempo es preciso dar tres datos, como por

    ejemplo la magnitud (el tamao de a flecha que representa al vector) y dos ngulos.

    Convencionalmente se usan los ngulos y , definidos geomtricamente como se

    ilustra en la figura II. 6. En sta, las lneas (ejes) x, y, z son mutuamente

    perpendiculares y al sistema de coordenadas as definido se le llama cartesiano, en

    honor a Descartes, a pesar de no haber sido quien lo defini por primera vez.

    Figura II. 6. Sistema de ejes cartesianos.

    Cada vector es entonces representado por una tema de nmeros que nos da, en el

    punto e instante correspondiente, la magnitud y orientacin locales del campo. Una

    representacin frecuente de un campo vectorial es a travs de sus lnea de campo, que

    para el caso de la velocidad en un fluido se llaman lneas de corriente o de flujo. En

    cada punto de stas el vector velocidad (cada flecha) es tangente. En donde las lneas

    de corriente tienden a juntarse la velocidad es mayor que en aquellas donde parecen

    separarse. Si consideramos flujos en dos dimensiones, como el flujo de una pelcula

    delgada encima de una superficie, slo necesitamos dos cantidades, la magnitud y el

    ngulo con respecto a una direccin; esta ltima la escogemos con base en algn

    capricho o conveniencia. En la figura II. 7 se ilustran estas curvas.

    Figura II. 7. Flujo uniforme y lento alrededor de un cilindro circular. Ntese que es (casi)

    imposible distinguir la direccin del flujo.

    La velocidad, instantnea y local, la definimos como el cociente de la distancia recorrida

    y el intervalo de tiempo que le toma recorrerla. La velocidad as definida puede cambiar

  • de un punto a otro, o en un mismo punto con el paso del tiempo. Los intervalos de

    tiempo que corresponderan a esta definicin los supondremos tan pequeos como sea

    posible medirlos en un experimento. En la prctica, lo que se acostumbra hacer es

    suspender en el fluido partculas reflectoras de luz (hojuelas de aluminio) que al ser

    iluminadas son captadas por una cmara; la exposicin debe ser tan breve como para

    que las trazas dejadas en la pelcula sean segmentos rectos. El tiempo de exposicin es

    el intervalo de tiempo y la longitud de la traza es la distancia recorrida. La hiptesis

    implcita es que las partculas suspendidas en el fluido se mueven con ste sin alterar el

    flujo, de modo que las fotografas nos revelan las lneas de corriente y las velocidades

    (Figura II. 8).

    La fotografa muestra el flujo alrededor de un cilindro, como en la figura anterior; la

    diferencia estriba en que en este caso la velocidad con la que llega el fluido (de derecha

    a izquierda) es mucho mayor.

    Esta tcnica de visualizacin, introducida a principios de siglo, es hoy en da un

    elaborado arreglo experimental en el que intervienen todos los adelantos tecnolgicos

    en ptica, electrnica, computacin y diseo mecnico. El procesado numrico de

    imgenes y datos, logrados a partir del anlisis de luz lser, dispersada por esferas de

    poliestireno de una micra de dimetro suspendidas en el fluido, nos permite estudiar

    minuciosamente flujos que hace unas dcadas no se imaginaban, en particular los

    flujos turbulentos, caticos y complejos, que discutiremos en el captulo V.

    Figura II. 8. Visualizacin, por medio de trazadores, de flujo alrededor de un cilindro

    circular. La velocidad del flujo es mayor que en la figura II. 7.

  • I I I . U N A " H I S T O R I A " D E L A S I D E A S

    LA FORMA en que fueron descubrindose efectos, principios y leyes en muchos casos

    slo puede imaginarse, pues existe una laguna en cuanto a los protagonistas y sus

    condiciones sociales, econmicas y culturales. La humanidad ha vivido siempre con

    fluidos. Cmo y cundo aprendi a usarlos slo puede adivinarse. En el presente libro

    no estn todos los que fueron, aunque s fueron todos los que estn. Muchos nombres,

    fechas y circunstancias aparecen ms como gua cronolgica que como reconocimiento

    del papel que desempearon en la edificacin de la actual teora de los fluidos.

    Una historia no es slo una secuencia de nombres, fechas, hechos y las ancdotas que

    los conectan. Es ms bien una explicacin e interpretacin de stos a partir de hiptesis

    fundamentadas y basadas en patrones globales del comportamiento; en nuestro caso

    es la tarea de los profesionales del campo, los historiadores de la ciencia. Ms que

    evocar una historia, lo que haremos ser una visita parcial a travs del tiempo para

    recordar pasajes exquisitos del desarrollo del pensamiento humano. As, pasaremos por

    algunos aspectos que costaron mucho entender o manejar, por ciertos puntos sencillos

    y prcticos que nos dejan sospechar las peculiaridades de un fluido y otros ms bien

    curiosos o simplemente divertidos, que aparecen distribuidos en el tiempo y en

    diferentes sitios, lo cual les da una perspectiva que, al recordar las circunstancias

    culturales, polticas, sociales o econmicas, permite intuir la historia.

    No es casual que los cambios y avances importantes que modificaron cualitativamente

    el conocimiento de la dinmica de los fluidos se llevaran a cabo en forma paralela a los

    cambios sociales. Es importante subrayar aqu, aun cuando quiz no pueda apreciarse

    en lo que sigue, que las etapas diversas de organizacin social, el florecimiento de una

    cultura o el decaimiento de una civilizacin, se ven reflejadas en el desarrollo particular

    de los fluidos. No puede entenderse ste si no es como una huella ms de la actividad

    humana en su conjunto.

    III. 1. SOBREVIVENCIA, MAGIA, NECESIDADES Y LUJOS

    Hasta hace aproximadamente 100 000 aos el hombre segua tratando de

    acostumbrarse a vivir bajo los rboles. El paso de recolector de frutos, que

    afortunadamente no hemos abandonado del todo, al del cazador, fue muy largo y es

    difcil intuir siquiera cmo se llev a cabo. En este paso invent y descubri mltiples

    utensilios que le hicieron ms fcil su existencia en un medio ajeno y hostil que luego

    domin y, diramos ahora, casi se acab. Invent la rueda mucho despus del vestido y

    descubri el fuego antes que aqulla. Desarroll armas para subsistir, descubri

    despus el bronce y, hace unos 10 000 aos, la agricultura. Probablemente aprendi a

    manejar los fluidos en forma circunstancial en este proceso.

  • Los primeros que se estaban ahogando por humo dentro de una cueva sacaron al fuego

    a la intemperie o se buscaron una cueva con el techo ms alto, y aprendieron que el

    aire caliente sube, pero sin intuir en ello el principio de la flotacin. Los primeros

    navegantes tal vez surgieron de una poco afortunada prdida de equilibrio en la orilla

    de un ro y del fortuito paso de un tronco en la vecindad inmediata. Tambin podemos

    imaginar que, al observar que ciertos objetos flotaban en un ro, a ms de uno se le

    ocurri aprovechar el hecho para viajar ro abajo y, con suerte, al otro lado.

    La evolucin de un tronco a una canoa, de sta a una balsa y de sta a un medio de

    carga y transporte colectivo, as como del mecanismo de propulsin de varas a remos y

    de stos a velas, slo podemos reconstruirlo usando el sentido comn y una frtil

    imaginacin. Algo semejante puede decirse de las armas. El proceso que va desde

    arrojar piedras y palos, que a ms de una presa slo debe haber irritado lo suficiente

    como para comerse al cndido ancestro, hasta la invencin del mazo y, mucho ms

    tarde, hace unos 30 000 aos, el arco y la flecha, comprende mltiples pruebas e

    inslitas experiencias. Bajo la presin de la supervivencia el hombre aguz el ingenio

    para adaptarse y manejar su ambiente que, gstele o no, lo dominan los fluidos.

    En esta etapa de la protohistoria, que abusivamente catalogamos de supervivencia, se

    hicieron obras notables destinadas al riego. Las necesidades agrcolas de las culturas

    que florecieron en Mesopotamia y Egipto, al menos 4000 aos a.C., llevaron a disear y

    construir presas y diques, cuyos restos an pueden apreciarse en las mrgenes de los

    correspondientes ros. Vestigios semejantes, de tiempos casi tan remotos, fueron

    descubiertos en las riberas de ros en la India y la China. La construccin de canales

    para riego, transporte y surtido de agua a las grandes metrpolis de entonces confirma

    la relacin directa entre el nivel de una civilizacin y la posesin de una tecnologa para

    mantenerla; en particular, la relacin con el agua.

    En forma paralela a las obras hidrulicas a gran escala se desarrollaron artefactos,

    instrumentos y curiosidades asociadas al comportamiento de los fluidos. Es posible

    suponer que el ser humano intua algunos principios bsicos, si consideramos su

    notable conocimiento emprico. El uso del fuelle, la jeringa y el sifn era frecuente,

    como lo reflejan los legados pictricos y estelas fragmentadas que se conservan,

    mismas que muestran la existencia de la pipeta, la clepsidra, reloj de agua usado en

    Babilonia y posteriormente en Egipto, y el uso de los vasos comunicantes. Hubiera sido

    difcil, muy difcil, llevar a cabo algunas obras de ingeniera sin algunos de estos

    aparejos. El nivel de pisos y bvedas seguramente se estableca, como an hoy lo

    hacen los buenos albailes, usando el principio de los vasos comunicantes.

    La clepsidra, perfeccionada y usada a travs de la Edad Media, consista en un

    recipiente con un orificio por el que el agua goteaba a una velocidad constante. El nivel

    en el recipiente, al ir bajando, marcaba el tiempo en una escala fija en las paredes.

  • Esta idea sencilla, como tantas otras, fue desarrollada hasta alcanzar un alto grado de

    complejidad tcnica y artstica. (figura III.1.)

    Figura III. 1. Vasos comunicantes (a) y clepsidra (b).

    El paso de la informacin en forma oral, de una generacin a otra, hizo que gran parte

    de ella se perdiera en el tiempo. Por otro lado, algunos instrumentos y tal vez sus

    principios se manejaban con el ms meticuloso sigilo por quienes detentaban el poder

    poltico o religioso, o ambos, como usualmente suceda. Los portentos exhibidos en los

    templos egipcios para mantener la fe, mostrar el beneplcito de los dioses o dejar ver

    la ira divina, se lograban usando mecanismos hidrulicos ocultos, empleando aire o

    agua como vehculo; elevar objetos, desplazarlos y, con ingenio, desaparecerlos, fue

    una prctica desarrollada en ciertas esferas no exclusivas a los cultos a Ra. Que el

    saber trae consigo el poder no slo fue explotado por quienes disfrutaban los mdanos

    del Nilo... Pero el secreto que rode a esa "tecnologa" se qued en el pasado y no

    podemos ms que especular qu tanto la entendan.

    Desde el remoto y oscuro pasado hasta el florecimiento de la cultura helnica, el

    hombre acumul un vasto conocimiento prctico sobre el comportamiento de los

    fluidos. De los complejos sistemas de riego a las elaboradas embarcaciones

    propulsadas por viento y de las aerodinmicas flechas y lanzas, al sifn y la clepsidra..

    Las extensas guerras de conquista de Alejandro Magno permitieron a la civilizacin

    occidental enriquecerse con el legado asitico. Alejandra sustituy a Atenas y

    amalgam la cultura de la poca, resumiendo el conocimiento previo en su legendaria

    biblioteca. No es de sorprender que ah brillaran las artes y ciencias con Euclides,

    Arqumedes y Ptolomeo, entre otros.

    De las diez obras que se conocen de Arqumedes (287-212, a.C.) destacan sus dos

    volmenes sobre la hidrosttica y la flotacin. En la mejor tradicin de la escuela de

  • Euclides, con cuyos discpulos se educa, basa todo su anlisis en dos postulados

    sencillos y ciertamente correctos. A partir de stos demuestra varios resultados que

    todava forman parte del cuerpo de los teoremas bsicos de la hidrosttica y la

    estabilidad de cuerpos que flotan. Uno de ellos es el principio que lleva su nombre y

    establece que "si un slido es parcial o totalmente inmerso en un fluido, sufre una

    fuerza ascendente igual al peso del fluido desplazado". Este sencillo enunciado nos

    permite entender un sinnmero de fenmenos aparentemente dismbolos Veamos

    ahora tres de ellos: la flotacin de un barco, la flotacin de globos meteorolgicos de

    altura fija y la proporcin de oro en un anillo de bodas.

    El principio dice que las cosas flotan en un fluido, lo que implica que pesan menos. La

    reduccin en peso es igual al peso de una cantidad de lquido de volumen igual al del

    objeto sumergido. Consideremos un ejemplo. Imaginemos un cubo de cuarzo de 1 cm,

    se mide un centmetro por lado. Al vaco, encontramos que pesa 2.65 g. Al sumergirlo

    en agua desplaza 1 cm de sta. Al pesar esta cantidad de agua se halla que pesa 1 g.

    Por lo tanto, en el agua, el peso de nuestro cubito de cuarzo es de 1.65 g.

    Por qu flota un barco de acero?

    Puesto que un metro cbico de agua pesa una tonelada, para hacer flotar (reducir su

    peso a cero) a un barco de 1 000 toneladas es preciso que desplace 1 000 m de agua.

    Es decir que el volumen del barco, abajo de su lnea de flotacin (Figura III.2), debe

    ser de, digamos, un cubo de 10 m por lado! Si es ms largo que ancho no tiene por

    qu estar tan sumergido y ser de menor calado. Criterios de estabilidad, tambin

    desarrollados por Arqumedes, son algunos de los aspectos que determinan la forma

    ms adecuada para el casco del barco, la parte sumergida.

    Figura III. 2. Lnea de flotacin.

    Cmo subir un globo a una altura predeterminada?

    Un globo lleno de algn fluido menos pesado que el aire sufre una fuerza que lo hace

    ascender, por flotacin. Puesto que con la altura el aire es cada vez menos denso, ms

    enrarecido, el globo subir hasta la altura en que ambos fluidos (el contenido en el

    globo y el aire externo desplazado) pesen lo mismo. Conociendo la forma en que vara

    la densidad del aire con la altura es posible predeterminar la altura a la que un globo

  • meteorolgico llegar y permanecer, con slo variar su volumen y contenido. Estos

    globos se emplean principalmente para medir propiedades de la atmsfera como la

    presin, la temperatura, la humedad y los contaminantes (en la ciudad de Mxico

    stos pueden medirse con un globo sobre la banqueta!).

    Siendo el aire un fluido, todas las cosas sufren flotacin y, me apena decirlo, las

    personas son ms pesadas de lo que creen!

    Otro ejemplo est conectado a la leyenda segn la cual Arqumedes descubri la

    flotacin. Hiern I, rey de Siracusa (Sicilia), cuna y residencia de Arqumedes, deseaba

    saber si su corona contena oro en la proporcin adecuada. La solucin la encontr

    Arqumedes, se dice, al entrar en el agua de un bao pblico, del que sali eufrico

    gritando "eureka!", rumbo a su casa, sin siquiera vestirse. Apenas lleg sumergi en

    agua pesos de oro y plata iguales, determinando los desplazamientos de agua

    respectivos. Al comparar stos con el desplazamiento que generaba la corona

    determin el porcentaje de cada metal por medio de una sencilla regla de tres. Con un

    anillo de bodas el proceso es el mismo, aunque las consecuencias son ms difciles de

    prever...

    El trabajo de Arqumedes en hidrosttica es uno de los grandes logros de las

    matemticas y mecnica griegas (aunque l era tan griego como un latinoamericano

    espaol). "Es uno de los monumentos ms esplndidos a su genio [...] al que poco han

    podido agregar quienes le sucedieron", dijo Lagrange, casi 2 000 aos despus. Su

    genio en las matemticas lo pone en la categora que solo comparte con Isaac Newton

    y Friederick Gauss.

    La herencia que recibi Grecia para su notable desarrollo en todas las reas le fue

    legada principalmente por Mesopotamia y Egipto. Sobre ella construy el partenn

    intelectual que conocemos. Por otro lado, las bases sobre las que creci la cultura latina

    fueron tomadas e incorporadas intactas de los griegos. El imperio romano se consolid

    sin que Alejandra hubiese dejado de ser el emporio cultural del mundo occidental. Si

    Grecia es recordada sobre todo por sus contribuciones en filosofa, artes y

    matemticas, Roma busc brillo en otras direcciones y muy poco contribuy al avance

    de las matemticas y al conocimiento de los fluidos.

    Los mil quinientos aos subsecuentes fueron ricos en obras de gran importancia en

    torno al manejo de aguas. Todava pueden apreciarse los notables acueductos que los

    romanos sembraron en el orbe que dominaron. El diseo y construccin de sistemas de

    aprovisionamiento de agua, de su distribucin a travs de grandes ciudades y de los

    drenajes correspondientes, hablan del grado de desarrollo de la ingeniera hidrulica en

    el imperio. La necesidad de resolver problemas prcticos impuls ese desarrollo. El

    regado de inmensos jardines palaciegos y el proveer de comodidades a sus ocupantes

    fue un ingrediente adicional. Poco o nada se logr sobre el entendimiento y uso del

  • agua y el viento. El intercambio con el mundo rabe, a travs de las diversas guerras

    de conquista y reconquista mutua, incluyendo las Cruzadas, permiti un flujo de ideas,

    invenciones y costumbres que en el crisol del tiempo dieron luz a la deslumbrante

    explosin renacentista.

    III. 2. DE LA METAFSICA A LA FSICA

    Los diez siglos que siguen a la cada del Imperio romano y que gestan la aparicin de

    una brillante era en la historia de nuestra civilizacin, sirven para consolidar el sistema

    econmico feudal y el poder de la iglesia cristiana, asimilndose el legado filosfico

    griego. Este ltimo aspecto lleg a su climax con la aristotelizacin del cristianismo por

    Toms de Aquino en el siglo XI. La incorporacin de las matemticas, la lgica, la

    metafsica y la astronoma griegas a la enseanza en las "universidades" medievales,

    que fundara Carlomagno en el siglo VIII, llev a la formulacin de la educacin

    escolstica basada en las siete artes liberales agrupadas de la siguiente manera: el

    trivium (gramtica, lgica y retrica) y el quadrivium o artes matemticas (aritmtica,

    astronoma, geometra y msica).

    En el periodo que concluye con el siglo XIV destacan los procesos de crtica a la

    metafsica y mecnica aristotlicas, representados por Juan Buridan en Francia (1300-

    1358) y Guillermo de Occam (1285-1349) en Inglaterra. Esta etapa de revisin crtica

    fue el fruto de un proceso lento, laborioso y acumulativo de mltiples, protagonistas,

    tiempos y lugares. Una consecuencia directa de esto es el nacimiento de las ciencias

    experimentales.

    En un siglo de notable esplendor sobresale un hombre que se destac en todas y cada

    una de las diversas actividades en las que estuvo interesado. Su universalidad slo es

    igualada por su profundidad y calidad. Leonardo da Vinci (1452-1519), en cuanto a la

    ciencia y a los fluidos se refiere, marca el siguiente paso despus de Arqumedes.

    Como pocos de sus antecesores y contemporneos, Leonardo subray en numerosas

    ocasiones la necesidad ineludible de la observacin y el experimento. As lo mostr en

    sus bellos, meticulosos y copiosos dibujos; una exquisita seleccin puede encontrarse

    en la publicaci n del Cdice Hammer (Hammer, 1972). Sus razones se pueden leer en

    algunas de sus notas, por ejemplo: "Huid de la opinin de los especuladores, pues sus

    argumentos no estn sustentados en la experiencia [...] a diferencia de ellos, no puedo

    citar autoridades, pero, ms importante y digno, es argumentar con base en el

    experimento, maestro de sus maestros." Ms tarde, discutiendo su mtodo de trabajo

    escribi: pero antes llevar a cabo algunos experimentos, ya que es mi premisa

    empezar as y entonces demostrar por qu los cuerpos se comportan de cierta manera.

    Este es el mtodo que debe seguirse en la investigacin de los fenmenos naturales

    [...]".

  • De la gran cantidad de observaciones y experimentos que llev a cabo sobre el

    comportamiento de los fluidos, Leonardo obtuvo resultados cuantitativos y

    generalizaciones sorprendentes que no fueron apreciadas sino mucho despus,

    algunas hasta el siglo XIX!

    Encontr que el aire y el agua tienen un apellido comn. Al comparar en forma

    sistemtica los movimientos de masas de aire (vientos) y agua (estanques, ros y

    mares) intuy, citndolo en forma recurrente, los elementos comunes de su

    comportamiento.

    Al observar el movimiento de aguas en ductos, canales y ros, descubri y formul en

    forma cuantitativa uno de los principios fundamentales en la mecnica de los fluidos: el

    principio de continuidad o de conservacin de la masa. Si bien es cierto que al menos

    desde la poca de Arqumedes se saba que el agua que entra por el extremo de un

    tubo sale por el otro, la relacin entre este hecho y la descarga era si acaso

    sospechada, aun por los constructores romanos. La descarga es la cantidad de fluido

    que atraviesa una seccin de un tubo o de un canal por unidad de tiempo. Por ejemplo,

    el nmero de litros por segundo que pasa por cualquier parte de un tubo, cuya seccin

    sea variable, es siempre el mismo.

    En las palabras de Leonardo: "En cada parte de un ro, y en tiempos iguales, pasa la

    misma cantidad de agua, independientemente de su ancho, profundidad, tortuosidad y

    pendiente. Cada masa de agua con igual rea superficial correr tanto ms rpido

    como poca profunda sea [...]" (ver Figura III. 3);"[...] en A el agua se mueve ms

    rpido que en B, tanto ms como la profundidad de A cabe en B...".

    Figura III. 3. Secciones de Leonardo da Vinci.

    Este anlisis bsico y casi evidente, que eludi a sus predecesores, puede considerarse

    como la primera formulacin clara y cuantitativa de la ecuacin de continuidad para el

    flujo estacionario (que no cambia con el tiempo) de un fluido incompresible (de

    densidad constante). Este resultado, en trminos ms apropiados, que no ms

    comunes, establece que la velocidad es inversamente proporcional a la seccin

    transversal. Equivalentemente, el producto de la velocidad y el rea, en cada seccin,

    es constante. La generalizacin de este resultado a la forma en que hoy se conoce

    tom todava 300 aos ms.

  • Otros estudios de Leonardo versaron sobre el vuelo, la generacin y propagacin de

    ondas, el movimiento de remolinos (vrtices) y el papel de stos en los flujos

    complicados e irregulares que llamamos turbulentos. Estos estudios de carcter

    cualitativo o puramente descriptivo influyeron en forma directa e indirecta en el

    desarrollo de la hidrulica y la hidrodinmica, entendidas stas como la parte prctica y

    terica de la mecnica de fluidos, respectivamente. La percepcin visual de Leonardo

    fue la herramienta clave de su obra artstica y cientfica, la cual se aprecia en cada

    detalle de sus penetrantes y hermosas ilustraciones, y gracias a ella estableci una

    pauta en la bsqueda del conocimiento.

    Si la observacin y la experimentacin, entendidas como el registro meticuloso y

    pasivo, la primera, y la ocurrencia intencional, repetitiva y controlada del fenmeno, la

    segunda, son elementos indispensables del conocimiento cientfico, el uso de un

    lenguaje adecuado y la generalizacin deductiva o inductiva las complementan y dan

    sentido.

    A Galileo Galilei (1564-1642) es a quien, un siglo despus, le toca completar el

    esqueleto del mtodo cientfico, pues transforma a la mecnica en una ciencia

    partiendo de una crtica constructiva de la metafsica escolstica. Usando a la

    experimentacin como gua, como lo hiciera Leonardo, introduce el lenguaje de las

    matemticas para formalizar y extender sus resultados, generalizar sus concepciones y

    sentar las bases de una nueva manera de estudiar la naturaleza. Con metodologa

    semejante a la de Arqumedes, Galileo habl a una poca ms madura; a diferencia de

    Leonardo, no escribi "al revs" y fue ledo y, desde luego, criticado por sus

    contemporneos.

    La contribucin de Galileo a la dinmica de los fluidos fue profunda, aunque indirecta,

    al participar en la fundamentacin de la mecnica, de la fsica y de la ciencia misma. La

    astronoma fue la motivacin de su trabajo y la pasin de su vida. Afirmaba entender

    ms de los cuerpos celestes que de los fluidos que observamos todos los das...

    Un aspecto decisivo en el paso de la especulacin aristotlica a la ciencia posgalileana

    fue la introduccin de la observacin como pilar y sustento de la razn. Para entender

    el mundo, la razn pura demostr su fracaso. Del muy joven Leonardo al anciano

    Galileo se ve un cambio nico en la historia. En estos doscientos aos se lleva a cabo el

    florecimiento resultante de los previos dos mil aos de siembras y cuidados

    III. 3. DEL HORROR AL VACO, AL AGUA SECA

    Es claro que no puede culparse a Aristteles del estancamiento intelectual que sigui a

    su muerte. Fue la dogmatizacin de sus ideas y la exclusin de su actitud crtica y

    dinmica, que predic y practic, lo que casi paraliz la evolucin del conocimiento.

  • La concepcin aristotlica en torno al vaco y la aceptacin sin reservas de sta

    dominaron hasta mediados del siglo XVII. Segn Aristteles la naturaleza tiende a

    llenar todos los espacios con cualquier medio a su alcance, siendo el vaco una

    imposibilidad fsica. La frase horror vacui vino a resumir esta creencia a travs del

    tiempo, y se llegaron a inventar sustancias como el ter, con propiedades

    inconmensurables, no factibles de ser medidas, para "explicar" la presencia de espacios

    aparentemente vacos.

    La crtica, no es de sorprender, fue iniciada por Galileo. La generacin que le sucedi la

    continu y la resolvi.

    El compaero inseparable de Galileo en los ltimos tres meses de su vida fue

    Evangelista Torricelli (1608-1647). Tras de extender algunos trabajos de aqul en

    dinmica de proyectiles y de generalizar en forma brillante parte de la obra de

    Arqumedes, fue invitado a Florencia por el anciano Galileo para discutir y escribir sus

    ltimas ideas. As, Torricelli se vio expuesto a muy variadas especulaciones y

    proposiciones que, en su desafortunadamente breve carrera cientfica, desarroll al

    suceder al maestro en su ctedra de matemticas.

    Torricelli se ocup de diversos problemas en forma terica y experimental. En el rea

    de fluidos destacan sus estudios sobre el flujo de chorros que salen por el orificio de un

    recipiente, su descubrimiento del principio del barmetro de mercurio y su uso en el

    estudio de la presin atmosfrica. Con estos trabajos logr, entre otras cosas, acabar

    con el mito de la imposibilidad del vaco. Uno de sus experimentos consisti en

    demostrar la existencia de la presin atmosfrica y la forma de crear un vaco, usando

    un dispositivo como el que se muestra en la figura II. 5. Una variacin de ste se

    describe a continuacin.

    Es fcil convencerse de que la atmsfera ejerce una presin igual en todas direcciones.

    Se requiere un vaso, una hoja de papel o de plstico, agua y una cubeta (para no

    salpicar todo, como sucede; cuando se intenta por primera vez). Encima del vaso bien

    lleno de agua se pone el trozo de plstico, cuidando de que no quede en el aire entre

    ste y el agua. El vaso puede invertirse lentamente sin que el agua se caiga, debido a

    que el aire empuja constantemente contra el plstico (Figura III. 4(a)). Para que la

    demostracin sea ms contundente puede sumergirse parcialmente el vaso invertido en

    una cubeta llena de agua y retirar el plstico; el agua no se sale! (Figura III. 4(b)). En

    este caso el aire empuja hacia abajo sobre la superficie horizontal del agua con la

    misma presin que en el caso anterior lo hizo hacia arriba.

    Si el vaso mide ms de 14 m de longitud (ji, ji), al realizar el experimento de la figura

    III. 4 (b), se saldra un poco de agua, quedando lo que parece una burbuja en el vaso.

    Ah, en realidad, hay un razonable vaco; de hecho hay un gas (aire y vapor de agua)

    tan enrarecido como el que se encuentra a 200 km de altura sobre esta pgina

  • (suponiendo que no es usted astronauta en funciones). Usando mercurio, basta con

    una columna de ms de 76 cm de longitud para obtener un vaco equivalente; se ilustra

    en la figura II. 5, en el espacio de la parte superior del tubo.

    Figura III. 4. La presin atmosfrica en la cocina.

    Blaise Pascal (1623-1662) fue quien, repitiendo y extendiendo los experimentos de

    Torricelli, dio una clara explicacin de las observaciones. Al darse cuenta de que los

    experimentos bsicos podan ser explicados por igual en trminos de la presin

    atmosfrica en vez de en trminos de un parcial horror al vaco, llev a cabo un

    experimento de vaco dentro de otro vaco. De esta manera, al quitar la presin externa

    la altura de la columna de mercurio deba reducirse a cero, y as lo demostr,

    desechando la segunda explicacin. No satisfecho, repiti los experimentos a diferentes

    alturas sobre el nivel del mar. Con ello prob que, si es la columna de aire que est

    arriba del dispositivo la que hace que el mercurio suba en el tubo, entonces la altura de

    ste deba cambiar segn la cantidad de aire encima de l. Si a la naturaleza le daba

    horror el vaco, deba horrorizarle por igual ya fuera arriba o abajo de una montaa.

    Con esto qued abandonada en forma definitiva la conc