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N.º 297 Alberto Conejero José Luis Díez Pascual José María Domínguez Moreno Fernando Herrero Arturo Martín Criado Manuel Rivero Pérez

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N.º 297

Alberto Conejero ■ José Luis Díez PascualJosé María Domínguez Moreno ■ Fernando HerreroArturo Martín Criado ■ Manuel Rivero Pérez

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El entorno en el que el ser humano desarrolla su vida tie-ne, para todos aquellos que muestren una mínima capacidadde observación, dos ámbitos distintos en los que el individuo sedesenvuelve con diversa fortuna y con los que mantiene unarelación directa y vital. En primer lugar está el cielo, ese espa-cio inmenso situado sobre nuestras cabezas que contiene losastros (sol, luna, estrellas, planetas) y en el que se generan losmeteoros (el viento, la lluvia, el frío, la nieve, el calor); ademásel cielo es el ámbito en el que se sitúa a Dios y su morada másnatural, a donde van a parar las almas de los bienaventura-dos –una por cada estrella– en recompensa por su buen com-portamiento y cuya inabarcable extensión está surcada porun camino llamado vía láctea que tiene en la tierra un reflejodenominado camino de Santiago. En segundo lugar tenemosesa tierra, el suelo, en cuya superficie sólida el campesinosiembra para obtener una cosecha que le permita alimentarsey sobrevivir pero que además está surcada por multitud de ve-nas de agua de las que beben y viven los animales, las plantasy las personas. Bajo esa tierra situaban los antiguos un mun-do oscuro, atravesado por túneles y habitado por seres habi-tualmente maléficos, y allí vinieron los cristianos a colocar elinfierno. No es momento ni lugar para analizar qué quedahoy de todas estas creencias pero sí convendría advertir que elinconsciente es un reservorio muy adecuado para mantenertodos aquellos conocimientos que la razón no puede explicar,bien porque su origen legendario los haya convertido en patri-monio arqueológico sobre el que ya no es dado reflexionar,bien porque en verdad se nos escapan a la observación o a laexplicación natural y el tiempo los ha transformado en unaparte del código genético. No tiene otro sentido el hecho de quecualquier persona, sea o no creyente, mire todavía al cielocuando habla de un Ser superior y también cuando le ignora.La comunidad científica se divide y, mientras una parte acep-ta las teorías de Darwin o atribuye el origen de las especies aldesarrollo y la evolución, otra parte vuelve a buscar para el serhumano un nacimiento legendario. En cualquier caso, los co-nocimientos tradicionales están anclados en el puerto de la se-guridad y rara vez se adentran en el proceloso mar de la in-certidumbre. Lo atávico tiene más prestigio que lo razonable,de ahí que al individuo del siglo XXI, tan informado y tan in-formático, le resulte difícil desprenderse de esa forma de sabi-duría que es mitad experiencia y mitad superstición. ¿Cómo seexplica que la luna siga teniendo ese sentido misterioso, ocul-to y dañino frente a la claridad del sol, si no es por la pervi-vencia de unas creencias ancestrales en la leyenda de la Crea-ción dual (Dios y el demonio) del mundo? El influjo perversode la luna y el benéfico del sol marcan desde el nacimiento loscaracteres de algunas personas tanto como el signo astral y susáreas de influencia. La suposición de que la luna representalo femenino y el sol lo masculino ahonda en una vieja peroreiterada enemistad entre sexos que llega hasta nuestros días yque imagina a ambos astros con figura o rostro humanos, te-ma muy estudiado por la iconografía.

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S U M A R I OPág.

EDITA: Obra Social y Cultural de Caja España.Plaza Fuente Dorada, 6 y 7 - Valladolid, 2005.

DIRIGE la revista de Folklore: Joaquín Díaz.DEPOSITO LEGAL: VA. 338 - 1980 - ISSN 0211-1810.IMPRIME: Imprenta Casares, S. A. - Vázquez de Menchaca, 1, Nave 7 - 47008 Valladolid

El valor documental de los escritos en los cober-tores y las mantas maragatas ...................... 75

Manuel Rivero Pérez

Canciones de amor, del hachís y del exilio. An-tología de la canción rebética ..................... 79

Alberto Conejero

Dermatología popular en Extremadura (y IV)... 88José María Domínguez Moreno

Romance paródico de “El Caracol”.................. 98Arturo Martín Criado

De la expresión del canto ................................. 101Fernando Herrero

La filosofía del refranero español..................... 107José Luis Díez Pascual

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EL VALOR DOCUMENTAL DE LOS ESCRITOS EN LOSCOBERTORES Y LAS MANTAS MARAGATAS

La riqueza de la tradición oral en la Maragatería, sevio complementada y al mismo tiempo enriquecida porsus escritos en mantas y cobertores que con gran maes-tría aparecen bordados, tejidos o insertados en su partecentral, media alta, media baja o en sus bordes superio-res. Encontramos diferentes variantes, a modo de ejem-plo, tenemos:

– nombre y apellidos de su titular: “ PEDRO FUEN-TE PUENTE”.

– las iniciales de nombre y apellidos de su titular:“T.F.S”

– mixta de iniciales y de nombre y apellidos: “ JOSEM. FUENTE FUENTE”, “J. FUENTE FUENTE”.

– con el nombre: “AUREA”, “ANGELA”, “ FRAN-CISCA”.

– con el nombre y un apellido: “ LORENZO NIETO”,“ ANGELA FUENTE”.

– frases que relacionan al titular con el donante “AJOSE M. FUENTE RECUERDO DE SU MADRINA YABUELA”.

Además de la escritura, cobertores y mantas, incor-poran con atrevimiento rayas, listas y dibujos capricho-sos. Su cromatismo es variado, va del verde, al azul, pa-sando por el marrón, lila, encarnado y amarillo; esta pa-leta de colores, unida al abanico de formas, se comple-mentan, para crear una pieza única, que es a la vez cáli-da, vistosa, colorista, armoniosa y atractiva.

Este trabajo de investigación tiene un doble objetivo:

– sacar a la luz esta fuente documental de gran valor.

– interpretar sus signos, símbolos y significado en elcontexto de la familia maragata.

COBERTORES Y MANTAS: MARCAN LOS RITOSDE PASO, AFIANZAN EL LINAJE Y CONSERVANLA MEMORIA FAMILIAR

En las tierras de la antigua Somoza, existía la cos-tumbre de personalizar determinadas mantas y coberto-res de lana, que de forma artesanal se tejían en los telaresde los pueblos maragatos desde tiempos remotos hastalos años cincuenta del siglo pasado. A partir de esas fe-chas, los telares artesanos, ceden casi todo el protagonis-mo a los talleres industriales.

La función productiva experimenta transformaciones alo largo de los siglos XIX y XX:

– pierde su carácter artesanal en la medida que se in-corpora la máquina; el taller familiar va dando paso a la fá-brica y la función de tejer, que a tiempo parcial, se ejercíaen casi todos los pueblos de la Maragatería, y que por su-puesto, era necesaria en una economía de subsistencia co-mo la maragata, se abandona. El telar se arrincona o mal-vende a anticuarios y curiosos y la actividad languidece deforma lenta pero efectiva. Al maestro ante la falta deaprendices le falta el aliciente para enseñar el arte de tejer,y la consecuencia lógica, es que el oficio de tejedor desa-

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Manuel Rivero Pérez

Cobertor, 150 años

Cobertor, 130-150 años

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parece del ámbito doméstico en un período muy corto detiempo, que podemos acotar al último tercio del siglo XX.

– se da un cambio en la producción, la manta y el co-bertor van a ir ocupando el lugar de los primitivos pañosburdos que se confeccionaban en los telares caseros y secomercializaban en ferias y mercados del entorno casi enrégimen de monopolio; la nueva actividad se vuelve másespecializada y atractiva, consigue abrir nuevos mercadospara su comercialización y rompe con el carácter semi-gre-mial que le caracterizaba, principalmente en lo que se refe-ría a los puntos de venta.

– se produce un proceso de concentración de la acti-vidad textil; el núcleo del Val de San Lorenzo se configu-ra como centro de la comarca, aparecen nuevas fábricas,bien por iniciativa individual o por agrupación de variosartesanos en torno a una cooperativa. El año 1858, fueclave para la revolución del tejido en la maragatería, alincorporar los avances que en este campo se estaban dan-do en otros lugares, a tal efecto, el vecino del Val de SanLorenzo, D. José Cordero Geijo, se desplaza a Palencia,para comprobar los adelantos, conocer los matices delnuevo oficio y familiarizarse con los diversos utensilios,todo esto, unido a la ayuda del carpintero D. José BajoFijo y la actividad, consejo y la posible colaboración eco-nómica de D. Francisco Martínez Alonso, marcarían elhito de la concentración textil, que en torno al Val de SanLorenzo se va a producir en la segunda mitad del sigloXIX y primera del siglo XX. Todo este tema de la activi-dad textil, está muy bien estudiado y documentado porDña. Concha Casado Lobato, D. José María Fernándezdel Pozo y D. Ricardo García Escudero entre otros.

Marcan los ritos de paso y fortalecen el vínculo identitario:

El cobertor y la manta como prendas de abrigo, fue-ron bienes muy preciados y por supuesto necesarios parapoder soportar las bajas temperaturas en los largos y du-ros inviernos a los que está sometida la comarca de laMaragatería. Estas prendas, aparecen con frecuencia enla dote y en el ajuar de la novia o como regalo de bodade familiares y amigos; también suele ser el primer rega-lo material que la madrina hace a su ahijado.

La escritura en cobertores y mantas sirve para marcarun hito o acontecimiento extraordinario; las letras dan fe,identifican, personalizan, afianzan la propiedad y perpe-túan la memoria; además fortalecen el vínculo identitariodel propietario con su casa y con su linaje durante perio-dos muy largos de tiempo, éstos sobrepasan con creces ala vida de su titular.

Dependiendo de la época de confección, varía la ubi-cación, colorido y tipología de los escritos, así:

– en los cobertores que se aproximan al siglo y mediode antigüedad, nos encontramos con frecuencia con lasiniciales del nombre y de los dos apellidos del titular, és-tas se colocan en la parte central del mismo; el cromatis-mo que predomina en las letras, es el azul cobalto, verdey encarnado; estos colores sobre fondo blanco, contribu-yen a resaltar la identidad del titular. Las letras están teji-das o incrustadas, la tipografía utilizada es muy similar ala gótica, se trata de grandes letras mayúsculas, en torno acuarenta centímetros de altura; su diseño es suave, senci-llo y equilibrado; esta composición le permite a las inicia-les, de forma sutil, apropiarse de la totalidad de la prenda.

Las iniciales, como reminiscencia arcaica, tal comose utilizaban en la Edad Media, aparecen separadas porpuntos; el simbolismo que produce esta estructura, es elde marcar el espacio o la territorialidad del nombre y delprimer y segundo apellido, en un plano de plena igual-

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Cobertor, 140-150 años

Cobertor, 125-130 años

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dad; es decir nombre, ascendencia paterna y ascendenciamaterna, son llevados con orgullo por su titular. En lasmantas esta identificación aparece con frecuencia en losángulos superiores y las letras son del mismo color quela prenda, esta situación contribuye a que pasen más de-sapercibidas, tanto en su exposición como en su uso.

En la actualidad manta y cobertor tienen el mismo sig-nificado, en cambio en la memoria popular existe un pe-queño matiz diferenciador y es que la manta no tiene pelo yel cobertor si lo tiene y éste es más atrevido en cuanto dibu-jos y colorido, principalmente cuando se trata del tradicio-nal “Berrendo”, tan popular por su doble uso, como prendade abrigo en la cama y para taparse del frío cuando se salíaal campo. Hay una segunda diferenciación más recienteque surge como comparación de las actuales mantas conlos antiguos cobertores, según este matiz, manta es sinóni-mo de ligera, fina, suave y moderna y en cambio, cobertor,está asociado a vulgar, áspero, pesado y antiguo.

– En los cobertores con una antigüedad superior a losochenta años, el nombre y los apellidos aparecen en lazona central o en la parte baja del mismo, la tipografía esmás similar a la latina, las letras son mayúsculas, unas

veces aparecen tejidas y otras bordadas. Con frecuenciala escritura aparece remarcada con un doble trazo, lo quele imprime carácter y favorece su visualización.

– En los cobertores de confección más reciente, estaidentificación, aparece situada en la parte alta del mis-mo, más bien a la altura del embozo; éstos identifican asu propietario por el nombre o por el nombre y el primerapellido o nombre y los dos apellidos, en este caso, la ti-pografía que predomina es la latina, también en mayús-culas, las letras están bordadas o tejidas y el cromatismoque se utiliza es muy variado. Esta gran variedad de ma-tices y tonalidades, va a depender principalmente de lacombinación del color del cobertor y de los adornos y di-bujos que éste incorpore.

Mantienen viva la memoria familiar:

Este rasgo distintivo, puesto por escrito, que caracte-riza a tantas mantas y cobertores maragatos, va a permi-tir perpetuar y al mismo tiempo mantener viva la memo-ria intergeneracional, ésta sería muy difícil de sostener,si estuviera soportada solamente en la memoria y trans-mitida de forma oral de unas generaciones a otras.

Por su calidad, cuidado y duración, mantas y coberto-res son utilizados por varias generaciones de la mismafamilia, hay cobertores que sobrepasan los ciento cua-renta años de antigüedad, y están como si salieran antea-yer del telar. De esta forma, el impacto visual del uso,lleva al recuerdo del actual poseedor de su antiguo pro-pietario y la curiosidad por su historia de vida por partede las generaciones más recientes; esta asiduidad les per-

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Berrendo, 120-130 años

Cobertor, 90 años

Cobertor, 80-84 años

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mite andar y desandar la escalera familiar con soltura yconocer no solamente el nombre, sino rasgos personalesy ocupaciones de sus antepasados, de ese modo una jo-ven de veinte años, sabe que su bisabuelo era:

José Fuente Fuente, (…) alto y buen mozo (…) hom-bre de palabra y muy respetado (.…) se dedicaba a com-prar huevos por los pueblos de la Maragatería para lle-varlos a Astorga y de ahí enviarlos a los mercados deMadrid y Barcelona.

Que su bisabuela era:

Faustina Sampedro Fuente (…) tenía una tienda yademás de la agricultura se dedicaba a ir a los merca-dos del entorno a vender tintes, aceites, paños y alpar-gatas (…) y que era la primera que abría el negocio y laúltima que lo cerraba.

O que su tatarabuela era:

Tomasa Sampedro Fuente (…) que era muy lista (…)prestaba dinero y llevaba muy bien las cuentas (…) eramuy activa.

La escritura unida a la memoria, permite mantenerviva la identidad familiar a través de las sucesivas gene-raciones y marcar determinados ritos de paso familiares,sociales y religiosos, tales como: cambio de soltera a ca-sada, al estar presente en el ajuar, dote o como regalo deboda; así como en el nacimiento y el bautismo de unnuevo miembro de la familia.

Signos de: identidad, acogida, aceptación y cariño

Hoy no se necesitan las pesadas mantas o cobertoresde lana para soportar los fríos de las largas noches de in-vierno en la Maragatería; afortunadamente la calefaccióny los edredones suplen y superan a las tan queridas y en-trañables prendas de abrigo de tiempos pasados. Usos ycostumbres, cambian con el tiempo; es verdad que elmañana no se construye sólo con el pasado pero en cier-to modo es heredero de él, por ese motivo, su conoci-miento enriquece la visión del presente, y a eso contribu-yen de forma eficiente y generosa, mantas y cobertorescon sus escritos, diseños y dibujos.

Las mantas y cobertores, simbolizan algo más queunas varas de paño tejidas con la excelente lana de lasovejas maragatas, son signos de acogida, de aceptación,de cariño, de agradecimiento y de memoria; es decir crea-dores de identidad.Estas prendas, eran una pieza más delarmonioso cosmos de la vida maragata; desgraciadamen-

te, comprobamos que día a día están perdiendo función,significado y espacio en unos tiempos y unos modos di-ferentes, pero con ellas se van una parte de la historia,del ritual y del simbolismo de la familia maragata, iden-tificada por su carácter endogámico, tanto de tribu comode sangre; por sus formas de comunicarse, el maragatomuchas veces habla más con sus silencios que con suspalabras; por su espíritu mercantilista y su capacidad deahorro; por el valor y la validez de la palabra dada y porsupuesto por su honradez, laboriosidad y austeridad.

Los escritos en mantas y cobertores forman parte de lacultura, de la historia y de la familia maragata. Estamos an-te un patrimonio, que atesora un gran valor documental, alque tenemos que recurrir si queremos conocer en profundi-dad el ayer de la SOMOZA hoy llamada Maragatería.

BIBLIOGRAFÍA

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ANDERSON, M.: Sociología de la familia, Fondo de Cultura Eco-nómica, México, 1971.

BARBER, B.: Estratificación Social, Fondo de Cultura Económica,México, 1964.

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BERGER, P.: La Construcción Social de la Realidad, AmorrortuEditores, Buenos Aires, 1991.

CASADO, C.: Museo de la Arriería Maragata, Instituto Leonés deCultura, León, 2000.

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LÓPEZ, J. L.: El Tratado de la Recua y otros Temas Maragatos, Li-brería Cervantes, Astorga, 1994.

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VELASCO, H.: La Lógica de la Investigación Etnográfica, EditorialTrotta, Valladolid, 1997.

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CANCIONES DE AMOR, DEL HACHÍS Y DEL EXILIO. AN-TOLOGÍA DE LA CANCIÓN REBÉTICA

A Eva Latorre

La aparición de las primeras sucursales de lascasas discográficas en Oriente a finales del sigloXIX permitió el registro de la riquísima y sincréti-ca tradición oral urbana de los pueblos que habi-taban los territorios bajo administración otoma-na. Hasta ese momento, los folkloristas localeshabían centrado su atención y sus esfuerzos en larecopilación y análisis de la canción tradicionalrural. En el proceso de refección de las identida-des colectivas de los pueblos balcánicos (y de lospropios turcos) tras la quiebra del Imperio Oto-mano, filólogos y editores moldearon el legado tra-dicional hasta adaptarlo a sus necesidades. Éstasno eran otras que la de evidenciar una identidadcultural propia lo más “pura” y “genuina” que fue-ra posible. Sin embargo, tras quinientos años deconvivencia –aunque limitada y con frecuentesepisodios de tensión– este esfuerzo por delimitarlas fronteras culturales se mostraba más compli-cado aún que el de establecer las fronteras nacio-nales. Paradójicamente, cuando los nacionalistasbúlgaros, griegos o turcos se esforzaban por “lim-piar” sus cancioneros de elementos consideradosajenos (1), la aparición a finales del siglo XIX deuna serie de avances técnicos multiplicó aún másla difusión de las distintas tradiciones musicales.La llegada de la electricidad y del ferrocarril, laaparición de nuevos espacios de ocio y el éxito ful-gurante del gramófono permitieron la difusión ycontacto de tradiciones musicales hasta entoncesaisladas en sus comunidades emisoras: viejas ba-ladas del Egeo se fundían con las canciones de lossefardíes; los ritmos occidentales en boga como elcharlestón, el foxtrot o el tango eran utilizadospor músicos serbios o turcos para crear composi-ciones en sus lenguas propias; en los teatros delas grandes urbes un público formado por todoslos pueblos del Egeo oriental aplaudía pícarasoperetas o los últimos éxitos del “teatro a la fran-ca”. Las canciones gremiales de los “muchachosdel mercado” o del “basso rango”, los cantos tradi-cionales del Egeo, los esquemas compositivos oto-manos y los ritmos occidentales confluyeron hastacrear lo que hoy conocemos como rebético.

La frágil convivencia entre minorías étnicas,aunque limitada y con episodios de enfrentamien-to, se prolongó hasta el fin de la Primera Guerra

Mundial. Pero con la disolución del Imperio Oto-mano y la configuración de los nuevos estados–na-ción todos aquellos que quedaron a caballo entredos culturas fueron condenados al desarraigo o ala marginación. Fue entonces cuando apareció es-ta nueva tradición musical, que como hemos vistoes denominada genéricamente rebético (2). El tér-mino, cuyo étimo nunca ha sido aclarado convin-centemente, sirve para designar a un grupo decanciones inspiradas en el cancionero tradicional,pero que reelaboran este material con la inclusiónde nuevos motivos temáticos e instrumentales.Son, pues, canciones contrafacta, contrahechuras(3), que sobre el molde formal de la tradición po-pular griega, arabopersa o francolevantina (euro-pea) crean nuevas piezas donde se aprecia la in-fluencia fertilizante de los géneros de boga.

El rebético, que puede ser definido como can-ción tradicional urbana, es el resultado de la im-bricación entre canciones de la tradición oral ylos nuevos géneros musicales. Su aparición ase-guró la pervivencia y continuidad de una granparte del legado oral pre-industrial. La cancióntradicional ya no satisfacía las necesidades de ex-presión de una sociedad cosmopolita e industrialque había adquirido un sentido del tiempo y unossistemas de valores completamente distintos delos de los creadores de las baladas tradicionales ylas canciones acríticas (4). Los creadores del re-bético reciclaron el material que el cancionerotradicional les ofrecía para crear un género pro-pio. De este modo, el rebético sirvió no sólo comopuente entre la canción tradicional (dimoticó tra-gudi) y la canción popular (laicó tragudi), sinotambién como eslabón entre la Grecia otomana yla Grecia liberada europea; entre la Grecia de losclanes y contrabandistas y la Grecia democráticade grandes salones y valses austriacos. Esta na-turaleza híbrida del rebético lo convertiría en ob-jeto de deseo y rechazo en una Grecia siempre enbúsqueda de su propia identidad cultural.

Desde su independencia en 1821, el puebloque creó el rebético, el griego, tuvo como objetivofundamental la consecución del “Gran Ideal”: elsueño de anexionar al pequeño reino todos los te-rritorios asociados históricamente a los griegos, yespecialmente Constantinopla. Los éxitos milita-res y la conquista de territorios –Grecia aumentósu extensión en un setenta por ciento en apenas

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Alberto Conejero

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cuatro décadas– parecían anunciar la victoria so-bre el enemigo turco-otomano. Pero el sueño del“Gran Ideal” se desvaneció tras la derrota delEjército griego en 1922, y la expulsión de más deun millón y medio de griegos de las tierras deAnatolia (5).

Tras la catástrofe, los refugiados de la Catás-trofe se incorporaron forzosamente a ese vario-pinto grupo social que permanecía desarraigadodesde la quiebra del Imperio, formando parte delexcedente de mano de obra, y obligados en ocasio-nes a delinquir para asegurarse la supervivencia.

Las canciones rebéticas, por tanto, dieron voztanto a los refugiados minorasiáticos como a todosaquellos que no pudieron o no quisieron asimilarseen la estructura sociopolítica de la Grecia indepen-diente y la nueva Turquía. Abundan en el argotrebético términos de origen militar o propios delas estructuras mafiosas que a finales del sigloXIX se disputaban los populosos barrios de Estam-bul, Atenas o Esmirna. A estas estructuras clanís-ticas y marginales se unieron los supervivientesde la disolución del legendario cuerpo de los jení-zaros y de la orden mística de los bektashíes en1896. Los rebetes, los creadores del rebético, here-daron muchas de las prácticas de sus predeceso-res: el ritualizado consumo de hachís, la danza ex-tática del seibékico (6), la estructura jerarquizadade sus miembros, el código de honor, etc.

La presente antología –que necesariamente re-coge una insignificante parte del cancionero rebé-tico– tiene como objetivo ofrecer al lector castella-no una muestra de la variedad formal, musical ytemática de la canción rebética. Los criterios quese han utilizado han sido fundamentalmente dos.En segundo lugar, hemos intentado que la antolo-gía refleje la variedad temática, geográfica e inclu-so lingüística del cancionero rebético. Por otro, y alno estar incluido los originales griego, presentartextos cuya temática sea cercana y comprensiblepara el lector no griego. Tras el título, indicamosel nombre del compositor, si se conoce, y la fechade grabación de la versión recogida.

Aunque siempre es insatisfactoria en el caso dela tradición oral, hemos divido esta pequeña anto-logía en algunas categorías generales que sirvande guía al lector: canciones de amor; amanedes;canciones de gremio; el nuevo papel de la mujer;canciones de la guerra, del exilio y de la pobreza; ycanciones de los bajos fondos. En líneas generalesobservamos en la temática del rebético rasgos pro-pios que lo alejan de la canción tradicional. Por unlado, las canciones de amor reflejan una sociedadmultiétnica y cosmopolita, con un código socialmás relajado, donde la mujer abandona su tradi-cional papel pasivo. El hombre de los textos rebéti-co suplica, es traicionado, sufre por el desdén de

una mujer que, poco a poco, logra su independen-cia económica. La rebétisa, la mujer del rebético,sacrifica su reputación social por una libertadnunca antes soñada por una mujer griega. Porotra parte, las figuras del deseo en el rebético yano son molineras, o pastores, o aguerridos bando-leros. Carniceros, cigarreras, fruteros, chóferes,etc. ocupan su lugar. Por último, y como herenciade las ya mencionadas órdenes místicas otomanas,son habituales en el cancionero rebético los cantosdedicados al hachís, que es sacralizado junto a losinstrumentos que permiten su consumo. Los es-tragos de la cocaína y la heroína entre los refugia-dos minorasiáticos cierran esta antología.

ANTOLOGÍA DE CANCIONES REBÉTICAS

CANCIONES DE AMOR

La niña turca (I)(Tradicional. Constantinopla, 1910)

Tierna como un pichón,regordeta como un pez,al verla sentí temblores,y luego me volví locoimaginando sus mimos.

Era una pequeña, una pequeña turca,que llevaba babuchas.Ay, niña turca, mimosa.

–Yo soy una niña turca,tú un muchacho cristiano,imposible es este amor,que una turca por un cristianosienta tan gran pasión.

–Por ti mi fe cambiaré,te robaré del harén.Ay, niña turca, me has vuelto loco.

Mi niña egipcia (Musurlú) (II)(Nicos Rubanis ¿? Nueva York, 1931)

Mi niña egipcia, tu dulce miradame ha encendido, pequeña.Ay, ya habibi, ay, mi niña, ay.Ay, te robaré de la morería,

Oh… mi niña egipcia.

Me voy a volver loco, ya no aguanto más,si no te llevo conmigo me volveré loco.

Mi niña egipcia, tu dulce miradame ha encendido una llama en el corazónAy, ya habibi, ay, mi niña, ay.Ay, de tus labios sale miel, ay.

Si no te llevo conmigo, me volveré loco.Iré a robarte, mi vida, de la Morería

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Mi niña egipcia, tu dulce miradame ha encendido, ha prendido una llama en mi boca.Ay, ya habibi, ay, mi niña, ay.Ay, si no te llevo conmigo me volveré loco.

Una gitanilla en el hamán (III)(Yorgos Batis. Atenas, 1935)

Gitanilla en el hamány yo pago un realpara que entres y te bañes,y yo no me caiga muerto.

Cuando te pones el pañuelo,la flor en la oreja,el cigarrillo en la manoy caminas por las calles…

– ¡Vamos, mi Batis!

…luciendo tus dos trenzas,tu larga falda,los tacones altos…caminas y tiemblan las calles.

Mi dulce gitanilla,me has robado el corazón,y si me he vuelto locoha sido por quererte, amor.

Luce tu belleza,tu estampa dorada,cuando caminas descalza,mi gitanilla.

No puedo adivinarsi eres turca o eres cristiana,si eres inglesa o francesa,para que seas tan bella.

Cuando te pones el pañuelocon la falda dorada,tiene miedo el cielo de caersecon todas sus estrellas.

Niña católica de Siros (Francosirianí) (IV)(Marcos Bambakaris. Atenas, 1936)

Un pálpito, una llamatengo en el corazón.Parece que me embrujastemi dulce niña de Siros.

Me encontraré contigoen la playa una vez másporque quiero que me saciescon tus besos y caricias.

Te buscaré e iremos juntosa Fínica (7), Paracopí,Galisá y Delagrachia,aunque de emoción me muera.

En Pateli, en Niojori,gozaremos en Aliciníen Biscopió, requiebros,mi dulce niña de Siros.

AMANEDES (8)

Manés de las buenas noches (V)(Tradicional. Esmirna, 1910)

Las estrellas tintinean y se apagan, y nosotros yanos vamos.Y nosotros ya nos vamos,

– ¡Que nunca amanezca!– ¡Vamos, Chanaca!

dejamos las buenas noches y las gracias os damos.

– ¡Vamos, Blumberg, invita a Chanaca!– ¡Invita a los muchachos, invítalos para que

se diviertan, invita!– ¡Un encargo más!– No, no, ya basta…

Minore del alba (VI)(Tradicional. Esmirna, 1912)

Ay, dímelo sin tapujos: no me quieres. ¿Por quéno acabas ya?¿Por qué no me dejas ya?Sólo me das tormento y mi cuerpo laceras.

– ¡Vamos, Chanacas!

Minore de Esmirna (VII)(Tradicional. Estados Unidos, 1919)

Si me ama y es un sueño que nunca me despierte.Que nunca me despierte…

– ¡Vamos, María, vamos, te digo!

y en este dulce amanecer, Dios mío, que deje la vida.

– ¡Salve, hermosa Esmirna, salve!

Si supieras mi dolor (VIII)(Tradicional. Atenas, 1929)

Ay, si supieras qué dolor tengo en el corazón…….tengo en el corazón,llorarían tus ojos más que los míos.

LA CANCIÓN DE GREMIO

El choferito (IX)(Panayotis Tundas. Atenas, 1931)

– ¡Eh, vamos! ¿Tengo que esperar cuatrocientosaños para que bajes?

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– Vete un poco más abajo, desgraciado, que no tevean las vecinas. Y no toques el claxon. Ya voy,te dije.

– Eso es lo que me saca de quicio: “vete más abajo,vete más abajo”. Mira, no llegues tarde. Porquesi me paso por tu barrio no dejo títere con cabe-za. No soy yo ningún tonto, que te quede claro.

Pero para ya de dar vueltasy de tocar el claxon.No hagas que nos descubran,ay, choferito, no pases por mi casa.No frenes delante de mi puerta,que se va a enterar todo el barrio que me quieres,que no sepan que me vas a llevar contigopara enseñarme todo.

Estribillo:Vamos, choferito, ve directo,enséñame a coger el volante.Para que yo me pasee,mi gitanillo,y toque el claxon y la bocina.

– Pero, ¿sigues con lo mismo?. Luego dicen que laculpa la tengo yo si te regaño. Voy a coger unapiedra y no voy a dejar una ventana con cristal.

Espera que se haga un poco más tarde,mi dulce choferito,y que haya anochecido del todo.Entonces yo estaré en tu regazo, mi gitanillo.

Yo me sentaré contigo al volantey conducirás con mis dulces besos.Y en tu regazo me acostumbrarása meter la primera y la segunda.

Estribillo:Vamos, choferito, ve directo,enséñame a coger el volante.Para que yo me pasee,mi gitanillo,y toque el claxon y la bocina.

– ¡Que vivan los choferitos!

El nuevo carnicero (X)(Probablemente, Costas Scarvelis. Atenas, 1932)

Amo a un carnicero del mercado,que es afán, y es ardor,y es todo apostura.

Le haré mío, no lo dejo, aunque murmure el ve-cindario,porque está lleno de gracias, dulzuras y belleza.

Ay, Dios mío, no lo soporto…de tanto amor que siento voy a volverme loca.Ay, Dios mío, no lo soporto…de tanta desazón que siento voy a volverme loca.

Ay, me habías herido muchas veces,pero nunca antes así…

– ¡Vamos, mi niño, con tu acordeón! ¡Vamos,mi niño!

– ¡Vamos, Rosa!

…ay, pero nunca antes así.Sé que esta vez, ay Dios, ay Dios, no voy a resistirlo.

– ¡Que vivan los carniceros!– ¡Vamos, Rosa!

Los chicos del mercado(Stelio Jrisini. Atenas, 1937)

En el mercado de frutas todos son rumbosos.no se preocupan del dinero porque son todosgarbosos,no van mirando el dinero porque son todos gar-bosos.

Cuando van a las cervecerías no salen hasta queamanece,y cuando les sorprende el alba van a trabajar almercado.Y cuando ya han ganado el dinero, salen cuandoanochece,van a beber aguardiente cuanto cierran en elmercado.

Son todos como derviches y no llevan perilla.Por eso derrochan el dinero los vendedores de fruta.

– ¡Que yo disfrute de esos derviches!

EL NUEVO PAPEL DE LA MUJER

Vete, rufián (XI)(Dimiti Semsis. Esmirna)

Con tus chulerías y tus embelecos,me enloqueciste, me hiciste perder el juicio,pero después de todo esto no te quiero ver más,coge la puerta, rufián, y márchate.(x2)

Estribillo:¿Qué te pensaste que con tus embustespodrías hacer conmigo lo que quisieras?Pues entérate bien, márchate para otro barrio,porque ya no te paso ni una más.Pues entérate bien, márchate para otro arrabalporque ya no te soporto ni una más.

– ¡Vamos, vamos!– ¡Vamos, Rita!– ¡Salud, Spiros, con tu acordeón!

Me vuelvo un hombre (XII)(Panayotis Tundas. Atenas, 1933)

Como yo, sí, tan coquetano había otra en Atenas.

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Ahora me vuelvo un hombre,de los de primera fila,con pistola y con navaja.Y me he echado de novia a una tiraday la he dejado sin nada.

Cuando voy a la mezquita,a todos miro de medio lado,y me dicen “Bienvenido seas, hermano.Dale una calada para ponerte contento”.Y empiezo con los chicosuna juerga con baglamades.

Pero una tarde me esperarony todos sobre mí se lanzaron.Empezaron con las zalamerías, en su jerga propia.Y gritaban con deseo:“ay, Marimacho”.

– ¡Vamos, Marimacho, vamos!

La derviche (XIII) (Dervisena)(E. Papásoglu. Atenas 1934)

Yo soy una bohemia apasionada y fumo hachíspor eso todo el mundo dice que amo a un derviche.

Amaré un derviche hasta el día que me muera.Y si lo pierdo de otro derviche volveré a enamo-rarme.

Donde quiera que esté “la derviche” me llaman,pero por este absurdo mundo mis ojos no lloran.

Me gustan los derviches porque son apasionados,son hombres muy tranquilos aunque un poco ro-deleros / macarelos.

– ¡Vamos, Anyélicha!– ¡Vamos, Stelakis!– ¡Que vivan los derviches!

CANCIONES DE LA GUERRA, DEL EXILIO YLA POBREZA

Como el incendio de Esmirna (XIV)(Tradicional. Esmirna)

Como el incendio de Esmirnano hubo otro en el mundo.Se quemó hasta hacerse cenizasy así Kemal se quitó la espina (9).

Esmirna, mi pobre madre, Esmirna,¿dónde está tu belleza ahora?Te quemaste hasta los cimientos,todos tus edificios y tus mercados.

Se quemó un colegioque era una escuela para chicas.Se quemó una profesoraque era blanca como la leche

¿Qué te importa a ti? (XV)(Tradicional. Nueva York, 1926.)

¿Qué te importa a tide dónde soy yo,si soy de Caratás, mi vida,o de Cordelió (10)?

Estribillo:¿Qué te importa a ti,que no dejas de preguntarme,de qué pueblo soy yo puesto que no me amas?

En el lugar de donde soysaben amar,saben esconder la pena,saben disfrutar.

Estribillo:¿Qué te importa a ti,que no dejas de preguntarme,puesto que no me amasy sufrir me haces?

Yo vengo de Esmirna para encontrar consuelo,Para encontrar en nuestra Atenasamor y cariño.

El refugiadoo El lamento de Markos con el udo Soy un derviche (XVI)(E. Papásoglu. Nueva York, 1950)

Yo soy un pequeño derviche, y lo digo,al que echaron de Esmirna y sólo puede llorar.Por eso me he dado a la bebida y fumo hachísen el café amán.Ay, amor mío,¡cuánto te quise!

Cuando toco el ud me entristezcome acuerdo de mi patria y me deshagoVenga la pobreza, venga la riqueza,toco con pasión el ud el café amán.Ay, amor mío.¡Cuánto te quise!

Refugiado me llaman en Atenas,porque sé divertirme y toco con maestría,porque canto y lloro,y les cuento mi dolor,que me echaron de Esmirna, pobre de mí.

Cayó la noche y sin luna (XVII)(Apostolos Caldaras. Atenas, 1949)

Cayó la noche y sin luna, la oscuridad es cerrada,y sin embargo un muchacho no puede dormir.

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¿Qué es lo que aguarda, de la noche a la mañana,en la estrecha ventana que ilumina con una vela?

La puerta abre, la puerta cierra, pero la cerraduraes doble.¿Qué pudo hacer el muchacho para que lo metieranen la cárcel?

CANCIONES DE LOS BAJOS FONDOS

Arriba, en los arrabales (XVIII)(Tradicional. Atenas 1928)

Arriba, en los arrabales,dos derviches están sentados.

Y están fumando hachíspara consolar su alma.

El narguile y la boquillame han llevado a esta ruina.

– ¡Vamos, vamos, con el hachís!

La cachimba y el hachísme han dejado así.

El costo, el costo,me lo dio a fumar una viuda.

Ay, por su culpa me he arruinado,y al hachís me he enganchado.

– ¡Vamos, valiente, vamos!

Por qué fumo cocaína (XIX)(Panayotis Tundas. Atenas, 1932)

¿Dónde están ahora mis encantos,tanta belleza como tenía?En Atenas no había otracon tanta gallardía.

Era toda una muñeca, sí, es cierto,muy distinguida.No os cuento historias:al mundo enloquecía.

Pero me lió un canalla,ay, un chulo de primera.Me quitó cuanto tenía y me deja…

Se llevó mi corazón,mi juventud, mi dinero,y de tanto dolor ahora fumo cocaína.

– ¡Ay, maldita seas, cocaína, que me has consu-mido [….]!

Me amaban caballeros,jóvenes, viejos y muchachos;y los más garbosos del mercado.

¡Qué bien me lo pasaba,con las canciones y el vino!

Cada día era una fiesta…¡qué vida más hermosa!

Y ahora yo, pobre de mí,vago marchitaporque el dolor por el canalla no me deja.

Me enloqueció el chulo,el cocainómano,por eso también yo fumo cocaína.

El lamento del yonqui (XX)(Anestis Deliás. Atenas, 1936)

Desde el día que empecé a fumar mi droga,todos me dejaron solo, ¡no sé qué puedo hacer! (x2)

Donde quiera que me encuentre de mí se burla lagente.y mi corazón se rompe cuando me gritan “yon-qui”. (x2)

– ¡Salud, compañerito Anestis!

Primero fue por la nariz y luego fue con la aguja.Así mi cuerpo empezó lentamente a consumirse.(x2)

– ¡Has acabado conmigo, heroína!

Ya no me queda nada que hacer en este mundo,porque la droga ha hecho que esté muriendo en lacalle. (x2)

Se quejan nuestros muchachos (XXI)(Yiuván Chaús ¿? Atenas, 1936)

Se quejan nuestros muchachos y todos los aristó-cratasque no les traen para fumar hachís de Constanti-nopla.Ven aquí, mi valiente, y fuma de nuestra pipaque tenemos costo de Estambul en nuestra mez-quita.

– ¡Vamos, Yoban Chaús!

Escucharás a Yoban Chaús que toca el busukiy con sus hermosos rasgueos enciende la boquilla.Y hermosas moritas nos lo encenderáncon una china de primera, mientras atentasvigilan.

Dulces notas escucharán hasta perder el sentido,los ricos, los obreros, se persignarán.Y nos dirán: chupad también de la boquilla,muchachos, para colocarlos y escuchar un busuki.

Y todos los enfant gâté se sentarán en la mezquita,para escuchar el busuki y para colocarse.Y así, enseguida, compañeros, en esta vida,aunque el mundo entero se hunda aparecerá hachís.

– ¡Vamos, Calivópule!

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NOTAS

(1) Cfr. Herzfeld, 1982; Ayensa, 2003.

(2) No existe en lengua castellana ningún trabajo monográfi-

co sobre esta tradición musical. Para el lector interesado en pro-

fundizar sobre el tema me permito remitir a mi artículo: Conejero,

2004. En la bibliografía adjunta se indican las obras de referencia

en inglés y griego.

(3) Para el fenómeno de las canciones contrafacta o contra-

hechas, cfr. Pedrosa, 2004

(4) Con este nombre se conocen a los cantos de frontera que

narran las aventuras de los defensores de las fronteras orientales

del Imperio Bizantino: los acritas. Con el paso de los siglos estas

canciones fueron readaptadas y sirvieron al pueblo griego para

expresar sus ansias de libertad, personalizadas en la figura de los

bandoleros. Cfr. E. Ayensa, 2004.

(5) Es la llamada en griego Megali Catastrofí, la Gran Catás-

trofe. Tras la Primera Guerra Mundial, Grecia salió muy favoreci-

da de los acuerdos territoriales firmados en la Paz de París (Trata-

do de Sèvres, 1920). El texto le concedía la administración de la

ciudad de Esmirna y su vecindad durante cinco años En realidad,

este documento no hacía más que dar legitimidad a la invasión

griega de la ciudad, ocurrida un año antes. Los nacionalistas grie-

gos veían cada vez más cercana la consecución del Gran Ideal

con la creación de la Grecia de “los dos continentes y los cinco

mares” (los dos continentes eran Europa y Asia y los cinco mares

el Jónico, el mar de Mármara, el mar Negro, el Egeo y el Medite-

rráneo). Turquía nunca llegó a ratificar el tratado, que entregaba

las ruinas del Imperio Otomano a las potencias occidentales. La

invasión griega sirvió para unir a todos los turcos bajo la bandera

del movimiento nacionalista liderado por Kemal Ataturk. Los grie-

gos avanzaron hacia el este de Anatolia. De poco sirvieron las crí-

ticas de la Sociedad de Naciones por las atrocidades cometidas

contra civiles turcos. En 1922, las fuerzas kemalistas derrotaron al

Ejército Griego, que ahora sí estaba dispuesto a aceptar el plan

británico para crear un protectorado en los asentamientos grie-

gos. Los turcos no quisieron negociar, conscientes de que la vic-

toria total era suya. La desbandada de las tropas griegas en direc-

ción a la costa dejó sin protección a los cristianos del interior de

Asia Menor, que fueron objetivo fácil de la venganza de los tur-

cos. Ataturk acorraló a las tropas griegas en la ciudad de Esmirna.

La milenaria presencia griega en Asia Menor se consumió junto a

la ciudad. Decenas de miles de griegos y armenios fueron ajusti-

ciados. Una oleada de refugiados –un millón y medio de perso-

nas para una población total de cuatro millones– inundó los

puertos de Grecia. El país estaba ahora obligado a convivir con

aquello que soñaba y despreciaba: el helenismo otomano.

(6) Danza que tiene su origen en los rituales marciales de la

tribu de los seibékides, griegos islamizados que servían a la Subli-

me Puerta como ejército irregular. La danza, de carácter marcial y

extático, era bailada exclusivamente por hombres hasta las últi-

mas décadas del pasado siglo.

(7) Todos los términos en cursiva de esta canción son topóni-

mos de la isla de Siros.

(8) Subgénero del rebético. Su nombre deriva de la interjec-

ción turca aman, que literalmente significa “ay de mí” y que es

utilizada en el folklore otomano para expresar tristeza o dolor.Los amanedes son el correlato griego del gazel otomano y siguenel complejo sistema araboturco de escalas musicales, el makam.En lengua griega, su verso es el llamado verso clásico de quincesilabas y su forma estrófica es el pareado. La improvisación esparte fundamental de este subgénero, utilizado por los cantantesy músicos para demostrar su virtuosismo. El tema de estas com-posiciones es siempre luctuoso. De entre todos, sobresale elamanés que toma su nombre de la escala menor: el minore.

(9) Kemal Ataturk, el general salonicense que abanderó la revo-lución turca y que es considerado el padre de la Turquía moderna.

(10) Tanto Caratás como Cordelió eran poblaciones en el gol-fo de Esmirna. Caratás era un barrio muy humilde, habitado porgriegos, musulmanes y armenios. Cordelió era uno de los centrospreferidos de diversión de la clase alta esmirniota.

NOTAS DE LAS CANCIONES

(I) Canción muy difundida tanto en Asia Menor como Grecia.En la primera década del pasado siglo se realizaron grabacionesde la pieza en Esmirna, Constantinopla y Atenas, con pequeñasvariantes. Los versos se publicaron en 1906 en Atenas. Cfr. P. CU-NADIS (2003), pp. 330–332 y T. SJORELIS (1998), pp.135 y 137

(II) Aunque en la grabación aparezca como compositor el saxo-fonista Nicos Rubanis, la melodía es tradicional. Musurlu es la mujerde Misiri, el nombre en árabe (y griego) de Egipto. En los últimosaños la pieza renovó su popularidad por formar parte –en una ver-sión instrumental– de la banda sonora de la película Pulp Fiction.

(III) Una de las quince composiciones que dejó grabadas Yor-gos Batis. En la grabación participó el “Legendario cuarteto delPireo” formado por el propio Batis, Anestis Deliás, Marcos Vam-bacaris y Stratos Payunyís.La canción, en sus versiones modernas,ha adquirido gran popularidad en Grecia. El original presenta al-gunas dificultades en la comprensión del texto. Seguramente, Ba-tis dio más importancia a la rima y el ritmo que a la coherenciade los turquismos que empleó.

(IV) Franco es el término utilizado por los griegos para deno-minar de manera genérica a los europeos occidentales y católicos.La presencia católica en la isla de Siros fue muy importante hastael fin de la Primera Guerra Mundial, como atestiguan los topóni-mos que aparecen en la canción. Es, sin duda, la canción más co-nocida del compositor Marcos Vambacaris y ha sido versionadaen multitud de ocasiones.

(V) La orquesta está formada por violín y sandur. El Blum-berg al que saludan en la grabación era un representante de lacasa discográfica.

(VI) Grabado el 7 de junio de 1912 en Esmirna. La orquestaestá formada por un violín y un címbalo. Número de etiqueta Fa-vorite Record N.º 1–55050/2066t. Cfr. P. CUNADIS (2003), p. 372.

(VII) Grabado en julio de 1919 por María Papaguica en NuevaYork. Número del disco: Columbia USA N.º E–7151/85356–3. P.CUNADIS (2003), pp. 373–374.

(VIII) Grabado en septiembre de 1929 en Atenas por la com-pañía Columbia. Número de disco 8397/20598–46229. P. CUNA-DIS (2003), p. 376.

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(IX) El automóvil se convirtió pronto en un referente de lostiempos modernos y la bonanza económica. Sustituyó al caballocomo símbolo de la virilidad de su poseedor y es el protagonistade más de una decena de canciones rebéticas. Se desconoce lavoz masculina que acompaña a Rosa Eskenasi.

(X) Sin duda, la figura del carnicero es la más recurrente en elcancionero rebético. El origen de esta recurrencia hay que buscarloen las fiestas gremiales de los carniceros de Constantinopla y la po-pularidad de sus canciones. Casi todos los compositores de rebéticotienen un “Carnicero”. Por esta razón, el “nuevo” del título no hacereferencia al carnicero, sino a la canción: es la “nueva” canción decarnicero. Disco de Columbia DG 443. La orquesta está formada poracordeón, guitarra y palillos (tocados por la cantante).

(XI) La orquesta está formada por violín, mandolina y guita-rra. Interpretada en la grabación original por Rita Ambadyí, lacantautora Jaris Alexíu realizó una versión en 1977 que rescató lacanción del olvido para el gran público.

(XII) Seibékico de Panayotis Tundas, quien toca la mandolinaen la grabación. La orquesta se completa con la guitarra de S. Pe-risteris. Número de disco Parlophon B. 21674 101322.

(XIII) Única presencia atestiguada en el cancionero rebéticodel derivado femenino del término derviche. Cfr. P. CUNADIS(2002), p. 48 y S. AULIN (1991), p.65.

(XIV) Los pavorosos incendios que sufrieron las urbes anato-lias constituyen un tópico habitual en el cancionero tradicional deAsia Menor. Con variaciones toponímicas, la composición minora-siática “Se quemó un colegio” ha servido para ilustrar diferentesdesastres históricos. Las primeras versiones inspiradas en el in-cendio de Esmirna aparecen pocos meses después de producirseel mismo. Cfr. T.SJORELIS (1998), pp. 66–67, N. YEORYIADIS(1999), pp. 22–24.

(XV) La canción es un contrafactum de una canción tradicio-nal minorasiática a la que se le han realizado ligeras modificacio-nes y añadido la última estrofa. Cfr. N. YEORYIDIS (1999), p. 26.T. SJORELIS (1998), p. 126.

(XVI) Aunque la primera grabación conservada sea ésta porel armenio Marcos Melcón en 1950, la canción fue compuesta po-cos meses después de la Catástrofe por el músico E. Papásoglu,tal como recuerda su mujer. Sin embargo, la melodía es tradicio-nal, así como las primeras versiones inspiradas en el exilio. Cr. T.SJORELIS (1998), pp. 130–131, P. CUNADIS (2002), pp. 69–70.

(XVII) El compositor Apostolos Caldaras se encontraba comoestudiante en Salónica cuando terminó la ocupación alemana yestalló la guerra civil en grecia. Las represalias, ejecuciones y en-carcelamientos sin juicio por parte de los bandos no tardaron enllegar. Por una ventana, en la oscuridad de la noche, Caldaras veluces en la cárcel de Salónica, emplazada en la antigua fortalezade las Siete Torres y utilizada por los derechistas. La pieza fuegrabada al final de la contienda. El motivo de la noche sin lunacomo de desgracia es recurrente en el cancionero tradicional grie-go. Cfr. T. SJORELIS (1980), p. 89; I. PETRÓPULOS (1991), p. 149;N. YEORYIADIS (1999), p. 168.

(XVIII) Canción tradicional de Esmirna. Los “altos arrabales”eran las pobres barriadas habitadas por musulmanes en la partealta de la ciudad. La primera grabación que ha sobrevivido se

realizó en Nueva York en 1920. En las dos siguientes décadas se

grabaron más de una docena de versiones de la pieza, con dis-

tintos títulos, arreglos orquestales y versos. El análisis del texto

evidencia –sino un proceso de secularización de los rituales mís-

ticos de los derviches otomanos– un sustrato cultural común. De

especial interés para el origen último de la canción son los da-

tos que aporta la etiqueta de la versión de Yorgos Vidalis, graba-

da en Atenas en 1924. En griego, la pieza es titulada lacónica-

mente “Hachís” e indica su ritmo (carsilamás), pero en la misma

etiqueta el título se traduce al francés “L’Opium” y el ritmo car-

silamás en “Danse turque”. Cfr. P. CUNADIS (2002), pp.

240–244; T. SJORELIS (1988), pp. 51, 52, 97, 98 y 135; S. AULIN

(1991), pp. 88–92.

(XIX) La mujer arruinada por un desalmado y la cocaína es una

figura habitual en nuestro cuplé, el cabaré berlinés y la canción

francesa. Cfr. S. AULIN (1991), p. 42; P. CUNADIS (2002), p. 253.

(XX) Esta canción es quizá el más conmovedor testimonio de

los estragos de la droga entre los marginados. Deliás –sin ser con-

sumidor– describió la exclusión social y el lento martirio de los

drogadictos del Pireo, que morían lentamente junto a las vías del

tren, sin sospechar que algunos años después él mismo se conver-

tiría en víctima de la droga. Disco de Columbia DG 1985 grabado

en 1936 con el propio compositor que toca el busuki y canta.

Se trata de un jasápiko (2/4) en verso “clásico”.La orquesta se

compone de busuki (el propio Anestis Delias), guitarra (Costas

Scarvelis) y baglamás (Stratos Payumdyís).

T. SJORELIS (1998), p, 341; S. AULIN (1991), p. 111; P. CUNA-

DIS (2002), p.249–250.

(XXI) La autoría de la canción no ha sido aclarada. Yiuván Cha-

ús hablaba un griego muy pobre y parece difícil que él mismo es-

cribiera los versos. Cfr. T. SJORELIS (1980), p. 53; S. AULIN (1991),

p. 75; I. PETRÓPULOS (1991), p. 134; P. CUNADIS (2002), p. 263.

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DERMATOLOGÍA POPULAR EN EXTREMADURA (y IV)

GRANOS

Aseguran en Extremadura que una de las máscomunes afecciones dérmicas, los granos, se origi-nan en los lactantes si éstos maman de unos pe-chos que previamente fueron libados por una ser-piente. Para que tal cosa no ocurra, en la comarcade la Sierra de Gata la desprevenida madre, sobretodo si hace vida campestre o está sujeta a este ti-po de insólitos riesgos, antes de la correspondientetetada lava los pezones con un paño impregnadode aguardiente. El mismo mal fado persigue a lospequeños que han tenido la desgracia de que so-bre ellos saltara un macho cabrío o simplementeque hayan sido recostados en el lugar donde setumbara con anterioridad el cornudo animal. Así lodicen por Los Ibores. En la comarca de Los Montesdan por sentado que idénticos males se ceban enel niño de pecho que respire el polvo que se levan-ta al paso de los rebaños y vacadas. En Zarza Ca-pilla y Palomas la madre se convierte en trasmisorade los granos a su retoño si tomó el sol en demasíadurante el embarazo.

Sea para niños o para mayores, lo cierto es quela lucha contra los granos tiene su particular, aun-que no muy extensa, farmacopea. En Portezuelo,Acehuche, Cachorrilla y Ceclavín los granos van algarete con sólo espolvorearlos con la ceniza de untrapo podrido en un estercolero, con la particulari-dad de que ha de encontrarse de manera fortuita.Con ajo los frotan en el partido de Montánchez, yotro tanto ocurre en las comarcas de Las Hurdes yLas Tierras de Granadilla.

Las cataplasmas también dejan aquí su impron-ta. Conocidas son las aplicaciones de hojas asadasde cebolla, ya sean solas o untadas con manteca,cuyo uso se hace extensible a las espinillas. El saú-co recogido en la noche de San Juan se manipulacon idénticos fines. Su flor seca ha de cocerse an-tes de colocarse sobre la piel. En Fregenal de laSierra se decantan por la cataplasma de hojas desanalotó o sanalotón. Con mayor número de adep-tos cuenta la práctica de poner sobre el grano, has-ta que reviente, una rodaja de tomate. No falta al-gún que otro lugar, como es el caso del Valle delJerte, donde prefieren la malva. Por la PenillanuraCacereña y Las Tierrras de Granadilla tampoco ha-cen ascos a un trozo de tocino salado. No quedaatrás el poder que se les concede a los lavadoscon agua de cocer calabaza y a la infusión de san-

guinaria, que igualmente puede ingerirse con finesdepurativos.

Si ahora pasamos a un pariente cercano de laanterior afección, concretamente al acné, encontra-remos sus remedios en la diaria toma de un núme-ro par, sin pasar de la media docena, de cocimientode raíces de ortigas en plena sazón. Al común usode estas dosis medicamentosas en Extremaduraalude el oportuno refrán: “Los acnés y los caloresde viejas, con jortiguillas se alejan”. Con buenosdefensores cuenta igualmente la toma de algunaque otra jícara de infusión de palomilla, puesto queno en vano arrastra su inigualable fama purificado-ra de la sangre. Bien es cierto que, llegado el caso,más de una comadre aconseja para desatascar losfolículos sebáceos unos guisotes a base de perejil,recomendación a la que etiquetan las lógicas ex-cepciones administrativas, como a bien tiene recor-dar la paremiología curanderil: “El cirrioso, la preñáy el canario, el perejil ni tocarlo”.

Menos complicado lo tienen en Trujillo en la lu-cha contra el acné. Toma aquí carta de naturalezala hidroterapia, ya que los lugareños aquejados re-suelven su problema con sólo darse un remojón enel viejo baño de La Alberca. Descendiendo a la pa-cense comarca de Los Montes podremos echarmano de un preparado antiacnítico de corte celesti-nesco, consistente en aplicar la pasta conseguidade disolver en zumo de limón o vinagre varios boto-nes de nácar.

ESCOCEDURAS

Una preocupación de las nodrizas es la que ata-ñe a las escoceduras de los lactantes. Se cree quelas mismas son consecuencia directa del aluna-miento. Para evitar tales percances se recurre aprocedimientos profilácticos: proteger al niño de laluz directa del astro de la noche y el encasquetarlealgún que otro amuleto con forma de media luna.

Cuando el mal se ha producido, el remedio con-siste en verter en la zona escariada el polvo extraí-do de la madera atacada por la polilla, algo muyhabitual en Sierra de Fuentes y Villanueva de laSerena. Por contra, en Tamurejo y Nogales le apli-can un huevo batido con agua y aceite de oliva.Con agua sola, aunque mandan los cánones queha de cogerse de la pila de una iglesia en la quenunca se haya entrado, lavan a los pequeños esco-cidos en Cáceres.

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José María Domínguez Moreno

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El lavatorio con agua bendita está generalizadoen toda la Alta Extremadura como el más fácil antí-doto contra los sudores, una de las causas de losescocidos entre los adultos. Cuando éstos afectana los sobacos el alivio se encuentra en los untoscon aceite de oliva, aunque para lo mismo sirve unlavado con manteca de cerdo derretida, recetasambas que no olvidan por la comarca de la Sierrade Gata ni por el partido de Mérida. En Lobón exi-gen para estos menesteres el que el aceite sea to-mado directamente del candil. No quedan tampocoen el olvido el zumo de limón (Cilleros, Descarga-maría), la mezcla de vinagre y sal (Valle de Mata-moros, Serradilla, Riolobos), el almidón (Coria, Me-dina de las Torres, Jaraicejo), el polvo extraído deraspar adobes (Guijo de Granadilla, Segura de To-ro, Ahigal) y la decocción de raíz de cardo corredor.Esta última proporciona los mismos efectos lleván-dola en el bolsillo o cosida a alguna prenda. El prin-cipio mágico hace que el vegetal y las escocedurasvayan “secándose” al unísono. Así obran por lospueblos ribereños del Tajo.

Dado el caso de que las excoriaciones axilaresse conviertan en problema y suplicio de los caza-dores, éstos proceden, sobre todo en Almendrale-jo, Cañamero y pueblos aledaños, a colocarse unahoja de cardo santo prendida en el sombrero. Indu-dablemente el mal desaparece como por ensalmo.En Fregenal de la Sierra para conseguir idénticomilagro suplen el cardo por una hierba que llamancarretón.

No todas las zonas del cuerpo responden aidénticos cuidados en lo que al tratamiento de lasescoceduras se refiere, ya que las partes más sen-sibles requieren de un vademécum muy preciso.Estimadas son aquí las infusiones de romero y demanzanilla, así como la decocción de esta últimaplanta. En las comarcas de Las Villuercas y LosMontes recurren con más frecuencia a las impreg-naciones con aceite de trigo, líquido que consiguencolocando una plancha caliente sobre las semillasde las gramíneas.

Cuando los labios son las víctimas de los esco-zores el remedio lo buscan por las penillanuras en-tre el Tajo y el Guadiana en los repetidos untos conmanteca de cerdo o de zorro. En Torrecilla de losÁngeles y Villanueva de la Sierra prefieren optarpor el sebo de gato, al tiempo que la baba de perrose convierte en la farmacopea más estimada entrelos vecinos de Holguera, Zafra y Peloche. Comonada se escatima ante este tipo de excoriaciones,recordar debemos el uso que en Malpartida de Pla-sencia y Serradilla hacen del cerote de zapatero.Luego de templarlo al fuego del candil o de una ve-la frotan con él siete veces al día la zona dolorida.Pero en Puerto de Santa Cruz y La Cumbre no seandan con tanto remilgo y buscan la solución para

semejante trastornijo en los lavatorios labiales conlas pringosas sobras de la comida de los cerdos,pero siempre que se tenga la preocupación de to-mar el medicamento directamente de los gamello-nes. Por Las Tierras de Granadilla es el agua delos bebederos de las gallinas lo que se usa en es-tas curativas.

Las grietas y escoceduras de los pies conllevanun grado de molestia que muchas veces se veacrecentada por el olor que emana de los pinreles.Afortunadamente para frenar tales efluvios se cuen-ta en la región con un efectivo recetario antisépticoy secante. Ahí está la barba de fraile, una especiede liquen que se cría en diferentes árboles que tie-nen por hábitat estos lares y que, al igual que elmusgo de la corteza de encina, ha de disolverse enagua antes de su aplicación. La misma corteza dela fagácea seca en decocción se emplea en Extre-madura para pediluvios merced a su reconocidopoder transpirador y, por consiguiente, desodoran-te. La posología varía de unos puntos a otros.Mientras que por el Campo Arañuelo recomiendanun baño antes de acostarse durante una semana,en San Vicente de Alcántara indican que el mojadode los pies se haga dos veces en otros tantos días,siempre antes del desayuno y después de la cena.En Zalamea de la Serena la medicación ha de co-menzarse en miércoles. Puestos en plantas, seña-lemos por último que estos problemas de los piesdesaparecen inmediatamente si el afectado tiene laprecaución de introducir en el zapato una hoja dealiso de forma que toque la piel al andar.

El cuidado del aspecto físico, como venimos ob-servando, es algo intrínseco a la dermatología popu-lar. Por ello un hueco se hacen aquí las prácticasanticelulíticas que, aunque no muy abundantes,tampoco son olvidadas. Nunca le sobrará pellejo, di-cen en Talarrubias, a quienes, cuando estaban en elvientre materno, sus progenitores llevaron a buenpuerto la feliz idea de comer anguilas. En Aldea delCano ocurre lo mismo si la madre procura restregar-se los glúteos con un fregón de esparto cada maña-na durante el séptimo mes del embarazo, lo que nodeja de responder a un nuevo ejercicio de magiasimpatética. Algo más claro lo tienen en Piornal, Ca-brero y Casas del Monte, donde basta con que lamadre tome a lo largo de la gestación de vez encuando un vaso de tisana de cáscaras de patatas.Esta misma medicación es la que se recomienda entoda Extremadura a los que pretenden verse libresde las sufridas y antiestéticas celulitis. En Rebollar,La Garganta y Guadalupe cambian las decoccionesde mondas de patatas por los cocimientos de rabosde cerezas. Por su parte, en Garrovillas y Arroyo dela Luz dejan las tomas a un lado y optan simplemen-te por lavarse con el agua de macerar hojas de ye-dras recogidas la víspera de San Juan.

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CUESTIONES CAPILARES

Una simple observación nos pone de manifiestouna serie de prácticas encaminadas tanto a evitarla caída del cabello como a facilitar su crecimientoo salida, la eliminación de la caspa, la efectividaddel lavado y el alejamiento de los piojos y ladillas.Casi todos saben por estas tierras que la madrepuede propiciar el que sus hijos desarrollen una es-pléndida cabellera. ¿Cómo? Simplemente comien-do frutas de pelo durante el embarazo o también,como aseguran en Botija, Malpartida de Cáceres,Alcuéscar y Moraleja, si tiene la preocupación deconcebir a sus vástagos sobre un colchón de lanade oveja. El principio mágico queda latente, comotambién se atisba en una práctica que se mantieneviva en los festejos bautismales. A la salida de laiglesia el padrino debe tirar monedas y confituras alos muchachos que aguardan a la puerta si no de-sea escuchar los gritos de “¡pelón! ¡pelón!” dirigidosal que acaban de acristianar.

El paulatino abombillamiento craneal se detieneen Extremadura a base de una compleja lista deelementos simples o preparados que, dicho sea depaso, están a la mano de cualquiera. Algunos delos productos gozan del beneplácito general, comoocurre con la fricción de jugo de cebolla solo omezclado con un chorro de alcohol y con la aplica-ción de una loción fabricada con raíz de ortiga coci-da en vinagre. Para conseguir buenos resultadosde esta última se aconseja su uso ininterrumpidodurante dos semanas, elegidas preferiblemente en-tre las de otoño. En Fregenal de la Sierra basta pa-ra lo mismo el lavarse la cabeza con agua en laque durante varios días se ha sumergido algún pu-ñado de ortigas. No le va muy a la zaga el romero.En Hervás y pueblos de su partido empléase enforma de esencia, con la que se frota la alicaída ca-bellera al levantarse, después de comer y antes deirse a la piltra. Los lavatorios con agua de romero,de la que se hace buena utilización en gran partede la provincia de Badajoz, sirve tanto para contra-rrestar los efectos de la alopecia como para fortale-cer la melena. Con otras plantas nos topamos que,tras una ligera manipulación, mucho tienen que de-cir sobre estas cuestiones capilares. Ningún pelose desprenderá del cuero cabelludo si el calvo futu-rible se aplicase hojas de tilo machacadas en elmortero. Esta práctica de Salvatierra de Santiagose complementa con el frotamiento de zumo de be-rros. Tal ejercicio lo constatamos igualmente enBrozas y Montánchez. La posología dicta para es-tos casos que el tratamiento no superará la aplica-ción de una vez por día a lo largo de una semana.Otros ungüentos o lociones de origen vegetal losextraemos de la albahaca (Ahigal), del ládano dejara (Guijo de Granadilla, Casas del Monte, Cabe-zabellosa), de la malva de sapo o manrubio (Monti-jo) y del ajo macerado en una muy escasa cantidad

de alcohol (Casas de Don Pedro). El uso tópico delas plantas como antialopécico es factible de susti-tuirse por la ingestión de algunos preparados. Amodo de ejemplo citar debemos las tomas en pe-queñas dosis de musgo cocido en leche o agua yde infusión de perejil (Malpartida de Plasencia), delas que deben abstenerse las embarazadas.

Si el aceite de oliva, preferiblemente del candil yutilizada como loción, es excelente aliada contra laalopecia en la comarca de Las Hurdes, no lo esmenos para los pueblos próximos al río Salor elaceite de freír un lagarto. Aunque tratándose depringar el cuero de la mola hay que apuntar que lasfuerzas para que no se desprenda un solo pelo seencuentran en la sangre de camaleón, de la quesuele hacerse buen acopio por Campo Arañuelo, yen una pomada que se consigue machacando sieteranas macho y mezclándolas con manteca, a laque también se le achaca una positiva acción favo-recedora de la salida del cabello (Trujillo). A faltade ungüentos animales buena resulta la loción depetróleo, sobre la que no ahorran alabanzas en Va-lencia de Alcántara y Cáceres. Claro está que, pro-bada su efectividad para fortalecer la raíz, siempreserá de mayor aseo los lavatorios con agua de SanJuan, lo que parece habitual en el Valle del Jerte, ocon agua de San Crispín, nombre con el que en To-rrejoncillo conocen el agua en la que los zapateroslocales mojan sus cueros. Si de lo que se trata noes tanto de que crezca el vello craneal como deque brote una esplendorosa barba el recetario ex-tremeño pregona las oportunas friegas en días al-ternos de luna llena o cuarto menguante con excre-mentos secos y pulverizados de gato negro, algohabitual en Moraleja y Torre de Don Miguel. Porcontra, en Baños de Montemayor los barbilampiñosencuentran la solución restregándose las zonasdesprovistas de vello con la “baba de la boca delcuerpo de una quinceña”.

Por desgracia, poco pueden hacer para recupe-rar su pelo aquéllos que sufren una calvicie dima-nente de haberse untado el coco con orina de vie-ja. Pero peores resultados se le auguran a los queperdieron el cabello por mojarse la cabeza con hielde topo, según temen los vecinos de Helechosa delos Montes. Más extendido geográficamente, yaque lo constatamos en los más recónditos rinconesde Extremadura, es el temor en la irreparable desa-parición del pelo por el simple y mágico hecho debeber agua de una poza en la que previamente ha-ya puesto su pata una salamandra.

Los paisanos de estas tierras cuentan con unaamplia muestra farmacológica orientada lo mismo aestimular la raíz del cabello que a favorecer su sali-da o potenciar el crecimiento. Detengámonos enlos medicamentos de uso tópico y origen vegetal.Una cita no extensiva en demasía nos llevaría a labardana y a sus aplicaciones en forma de fricción,

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ya sea del jugo extraído de la planta machacada ode la decocción de sus raíces; al frotamiento concaldo de cebolla; a la aplicación de hojas majadasde tilo, en cuya especialidad son diestros los veci-nos de Casatejada y Serradilla; a los golpeteos dela cocorota con un manojillo de ortigas (Marcha-gaz, Palomero); a los untes con perejil previamentemajado (Valdemorales, Montánchez, Torre de San-ta María); a los lavatorios con savia de parra (Zala-mea de la Serena); y a la aplicación de una lociónconseguida a base de cocer abrótano macho conromero y aceite. Menos manipulación requiere el li-no, del que en la Alta Extremadura se cuentan ma-ravillas a la hora de dotar de pelo a los que de talcarecen o de procurar su alargamiento y beldad, sibien no hay que olvidar que su utilización se redu-ce a la mítica noche de San Juan, como ponen demanifiesto estas palabras de Publio Hurtado:

“En Granadilla, Ahigal, Gargantilla y muchospueblos de la parte alta de Extremadura, es creen-cia corriente, que restregando la cabeza en un li-nar a la salida del sol, el pelo crece con rapidez, yen un sancti amen las hembras se contemplanadornadas de largas y abundantes cabelleras”.

En Fregenal de la Sierra el poder milagroso seencuentra en un simple zambullón en el agua.Cuando el reloj de la torre del castillo da las docecampanadas de la medianoche del Bautista los jó-venes no dudan en meter su cabeza en el pilón dela Fontanilla. La lustrosa y tupida melena será elresultado de su fe ciega en el poder dermatológicode esas aguas comunales, fe que también encuen-tra su premio en otros muchos lugares de las pro-vincias pacense y cacereña. Pero en ninguna delas dos zonas extremeñas tienen por menos ciertoque la hermosura de la cabellera aumenta si ade-más de lavársela en el río en la mañana de SanJuan junto a las aguas, se la cortan y se la peinancon delicadeza. Muchos no esperan a la llegada dela fecha solsticial por excelencia y confían en el po-der que sobre el crecimiento del cabello ejerce elagua de lluvia siempre y cuando ésta caiga directa-mente sobre la cabeza. Y si el agua es de la quedescarga en mayo, mejor que mejor.

A falta de agua las funciones de crecepelo pue-den cumplirlas los remojones con la espuma delcocido, de la que buen uso hacen en toda la franjasur de la provincia de Badajoz, así como los emba-durnamientos con orina de burro en la que se hanmezclado a partes iguales cenizas de testículos degallo y de chepa marrajo, medicamento que esapetecido sobre todo por los vecinos de Garrovillasy Salvaleón. Y puestos en panaceas capilares re-cordar debemos la aplicación de una crema conse-guida al batir hollín de chimenea y clara de huevo.En Guijo de Galisteo, donde es común dicho proce-dimiento, luego de las frotaduras con la negra lo-ción capilar, que han de repetirse en siete días al-

ternos después de cenar, hace falta cubrirse la ca-beza con una tela de lino. Por la comarca de losBarros no se encuentra calva que oponga resisten-cia a las repetidas friegas con excremento frescode paloma disuelto en agua, a la que le añadenunas gotas de aguarrás o de vinagre. En el su-puesto de que el pelo se muestre reacio a medrar,tal medicación, según indican en Villafranca, pre-dispone al paciente a verse inmunizado contra futu-ros dolores de cabeza. La posología recuerda quela olorosa aplicación se lleve a cabo dos veces aldía y que el tiempo más apropiado para iniciar eltratamiento es el cuarto creciente. Mucho asco nole harían a las anteriores recetas tópicas si lascomparamos con la que consideran óptima en San-tibáñez el Alto, Torre de Don Miguel y algún queotro núcleo de la Sierra de Gata, y que consiste enlustrarse la cabeza con aceite en el que se han fri-to, luego de triturarlos, tres caracoles, tres babosasy tres sanguijuelas. Como no podría ser menos entan extraño mejunje, el mismo sirve para animar elcrecimiento meleneril, para recuperar las pestañasy para aligerar la salida del bigote. Aunque para laúltima indicación está más generalizada la prácticade untarse el labio superior con sebo de carnero ocon tocino de cerdo no castrado.

Y vayamos a la caspa. En los pueblos de la co-marca de Los Montes, quizás por ser producto queabunda, aniquilan el problema con sólo frotarse lacabeza con ajos machacados y amasados conmiel. El agua de cocer acelgas usan para lo mismoen Jerte, El Torno y Cabezabellosa, lógicamente enlavados. También las ortigas hallan aquí su campoabonado. Por Benquerencia y Guadalupe fabricanuna loción con su jugo fresco y alcohol, debiendoser su aplicación en número superior a tres e infe-rior a siete. En Trujillo se deciden por lavatorioscon la decocción de la misma planta fresca. Si decaspa en niños se trata las preferencias van haciael aceite de oliva, preferiblemente sacada del can-dil. Y hablando de niños presente debemos tenerque las costras de los lactantes las hacen desapa-recer en Torrejoncillo con lavados de simples infu-siones de hoja o corteza de abedul.

El aseo corporal tiene en el pelo uno de sus má-ximos exponentes. El cabello bien limpio, brillante ypeinado se convierte, sobre todo en las mujeres, ensíntoma de pulcritud. Tal limpieza se consigue a ba-se de enjuagues con infusión de flores secas demanzanilla, que además de favorecer la higiene ca-pilar regala el aliciente de volver rubia la cabellerasiempre y cuando los lavatorios se prodiguen confrecuencia. Quien no sea muy dado al pulcro remo-jón de la cabeza, quizás sus razones tiene paraello, ya que, según arguyen por el sur de la provin-cia de Cáceres, el agua favorece la grasa del cuerocabelludo. Tan pernicioso resultado se contrarrestasi el líquido elemento se combina con el jabón case-

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ro. Mas cuando lo único que se desea es conseguirbrillo, basta con untarse el coco con extracto de ro-mero, de lo que mucho saben en Fuentes de León.Conocido es que entre las mujeres extremeñas noha sido de uso corriente el cortarse la melena, posi-blemente por considerar el pelo largo como símbolode virginidad y pureza, ni tampoco el lavársela endemasía. Una y otra cosa, lógicamente, han favore-cido el enmarañamiento del cabello y el aguante detodo un suplicio cuando había que meter el peine.No obstante, la solución al problema la encuentranen espolvorearse las guedejas con ceniza o harinaantes de proceder a su inmediato atusamiento.

¿Quién ignora a estas alturas la amistad quehacia los cabellos profesan las liendres, los piojos ylas ladillas? La posesión de semejantes inquilinosrecibe en Extremadura la elocuente denominaciónde tener miseria, aunque no siempre en la indigen-cia hallamos las razones de sus visitas. En Mata deAlcántara y Fragosa se estiman producidos por elsimple aojamiento dimanante de una malquerencia.Más común es el supuesto de que ladillas y piojosllegan con los rayos del sol, razón ésta por la quelas comadres desaconsejan que las cabezas su-fran las calorinas estivales o, cuando más, cual su-cede en Valdecaballeros, sin parapetarse bajo enconsiguiente sombrajo.

En preguntando se nos dirá que los ácaros noconstituyen tamaño problema, lógicamente si secuenta con el arsenal de remedios aniquiladores deplagas de semejante calaña. Nada se resistirá a laaplicación de vinagre, tanto vaya seguida o no delcorrespondiente enjuague de agua caliente con ja-bón. Seguro que el habitante que se resiste al fatovinagril encuentra la defunción en la escaldadura.Acto seguido, en uno como en otro caso, ha de se-guir la pasada con la peina para retirar del caletrelos animales cadavéricos. El petróleo cumple idén-ticas funciones. El oloroso elemento lo mezclan enTornavacas con alguna cantidad de colonia. Insec-ticida más suave resulta el aceite de oliva, que sóloelimina las liendres. ¡Mucho ojo con tan casero pro-ducto! Creen en Villagarcía de la Torre que a las la-dillas y piojos les viene que ni a pelo (y nunca me-jor dicho), ya que estos últimos engordan y se vuel-ven lustrosos. Por las riveras del Salor el aceite y elpetróleo se combinan a partes iguales en un másque aceptable enjuague antiparasitario. Tras el un-te conviene envolverse la mola con un trozo delienzo o toalla de trama ajustada con el fin de evitaral máximo la transpiración. Usual es en la provinciade Badajoz el tratamiento pilífero a base de polvosde azufre en seco o, lo que es lo mismo, procuran-do no mojarse la cabeza en los tres días que si-guen a la aplicación. Dicen en Arroyo de San Ser-ván que mediante tal procedimiento los piojos nomueren, sino que emigran a otras cabezas no es-polvoreadas. Hay quienes disfrutan viendo el in-

sectívoro desfile con sólo colocar una tela blancaante sí una vez que acaba de rociarse el antipara-sitario elemento. Y junto al azufre recordar debe-mos el zotal, que por lo general se emplea rebaja-do, del que tradicionalmente han hecho buen aco-pio los pastores de la región. Conocido de sobra esque lo mismo vale para un roto que para un desco-sido, ya que lavándose con él mueren por igual lasladillas que los piojos, los chinches y las pulgas.

A las aguas de cocciones diversas se les atribu-yen unos poderes contra los parásitos que para síquisiera la moderna farmacopea. Ponderada es porLas Tierras de Granadilla la inmediata efectividadque produce el lavado cabelludo con el agua de co-cer chochos. También sus instantes tienen conta-dos los ácaros que desprevenidos se dejan tocarcon una simple decocción de perejil. Pregunte so-bre ello por las comarcas de Las Hurdes y Sierrade Francia y no oirá más que alabanzas sobre tanponderado mejunje. Aunque ciertamente en el te-rreno de los sopicaldos, tanto por su reconocidaefectividad como por su difusión, nos topamos conun lavatorio con el caldo del cocido de acelga.

DE MORDEDURAS Y PICOTAZOS

Aunque no se trate en su conjunto de una afec-ción simple y llanamente dermatológica, ya que es-te tipo de alteraciones se ve en gran medida condi-cionado por tratamientos quirúrgicos, aquí las in-cluimos por mor de la simplificación. Nos estamosrefiriendo sin más a las heridas causadas por lasmás diversas y variopintas mordeduras. Suelenaún los muchachos extremeños cuando son vícti-mas de las dentalladas frotarse el somero desgarrocon un poco de cerumen extraído para la ocasióndel oído de algún compañero. No vale el propio,como tampoco sirve la orina cuando la cosa se po-ne más seria y la sangre llega al río o, lo que esigual, cuando el carnívoro animal de rigor clava elcolmillo. La micción sobre la herida es lo más salu-tífero en tales ocasiones, si bien hay que señalarque lo óptimo es que el chorro emane directamentede la uretra del sexo opuesto.

Para la herida por diente de perro se prepara enRobledillo de Trujillo, La Cumbre y Conquista de laSierra una pomada confeccionada por un machadode nueces, azúcar, sal y aceite. Tras extenderla so-bre la piel se cubre con un trozo de cebolla cociday empapada en aceite de oliva. También la sal en-tra en composición con las hojas de ortigas paraconseguir un emplasto que no tiene desperdicio enestas ocasiones. De este modo actúan en Valenciade Alcántara. Por Las Villuercas y Los Montes pre-fieren para tales menesteres la leche de higuera.Quienes probado han semejantes antídotos no du-dan en aceptar las escoceduras que estos dos tra-

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tamientos provocan, aunque sólo sea por aquellode no contravenir los conocidos refranes: “Deldiente de perro, se sana doliendo”, “Azotes y mor-deduras, mientras duelen curan”… Para aseveraraún más la afirmación no faltan en las curativas delos dientes de los cánidos domésticos el lavadocon zumo de limón, así como el sorbete del mismo,sobre todo si la dentellada ha alcanzado grados deemponzoñamiento.

Otro cantar muy distinto se debe entonar cuandoun perro rabioso se convierte en el agente morde-dor. En tales ocasiones la conseja predica el que lavíctima sea encerrada en una habitación a oscurashasta que sane, para lo cual únicamente se alimen-tará de cebollas y ajos. Al tiempo se colocará sobrela herida un emplasto del último de los bulbos ma-chacado. La infusión de viborera también ha sido re-curso harto frecuente. En Malpartida de Cáceres yNavas del Madroño recomiendan su toma en ayu-nas. Quienes tienen selectos estómagos pueden op-tar por otras sustancias medicamentosas de índoletópica: colocar sobre la herida tres pelos arrancadosal perro que rabia (Oliva de la Frontera), poner enci-ma una uña de San Milano, nombre que en diversospueblos pacenses le dan a una uña que algunos ca-nes muestran en sus patas traseras y, por último,aplicar encima de la mordedura la llave de una igle-sia al rojo vivo (San Vicente de Alcántara, Navalmo-ral de la Mata, Peraleda de San Román).

Cuando la mordedura la infringen los terriblescolmillos del lobo las fórmulas sanatorias entran delleno en el complejo campo de las concepcionesmágicas. Tan es así que se da por seguro que paraque la curación se haga efectiva en corto plazo debematarse al animal y pasarle por la tráquea un núme-ro impar de granos de trigo, que seguidamente en-gullirá la víctima. De este modo obran en Las Hur-des y Sierra de Gata. Más al sur, concretamente enlas poblaciones de Ahigal y Guijo de Granadilla, alcánido muerto se le arrancan varias piezas denta-rias que durante tres días, perfectamente trituradas,se les dan a ingerir a las personas mordidas. En es-tos lugares se marcan de una forma muy determina-da las pautas de la sanación. En el primer día se eli-mina el dolor, en el segundo cicatriza la llaga y en eltercero no queda ni la mínima señal de rasguño.

Visto lo anterior debería quedar claro que la me-jor medida contra las mordeduras de los cánidos esla profilaxis, o lo que es igual, el evitarlos en todopunto. Hay que apuntar en este sentido que confórmulas se cuentan en Extremadura para mante-ner a raya y ahuyentar a los perros que se acercancon aviesas intenciones. Meter las manos en losbolsillos y encender el mechero o la cerilla se cuen-tan entre las más efectivas, aunque de ningunamanera igualan a la que subsiste entre los pastoresde la provincia de Badajoz. El atacado se pone encuclillas, tocando con las dos manos el suelo y diri-

giendo con fijeza los ojos al cánido. Éste perderásu impulso atacante y girará sobre sus patas comoun incauto cordero.

Muy distinta catadura tienen otros tipos de mor-deduras, que en opinión del vulgo llegan a ser has-ta letales, cual es el caso de las que se atribuyen alas grandes culebras conocidas como alicantes pordiversas comarcas de Badajoz. No en vano en SanPedro de Mérida, Zalamea, Valdecaballeros y Mi-randilla se escuchan los consabidos, elocuentes ysignificativos refranes: “Si te pica el alicante, llamaal cura que te cante; si te pica el deslabón, preparapara y azaón”. Menos mal que éstas y otras alima-ñas reptileras quiere el pueblo que presenten se-rias deficiencias orgánicas que menguan el siem-pre acechante peligro: “Si el alicante viera y la víbo-ra oyera, no hubiera hombre que al campo saliera”.Tales cegueras y sorderas en la Alta Extremadurase atribuye a otros protagonistas: “Si la víbora vieray el eslabón oyera, no habría hombre valiente queal campo saliera”.

El capítulo preventivo contra las áspides no dejade tener su importancia. En todo el área septentrio-nal hasta tiempos muy cercanos se ha venido utili-zando como amuleto la piedra bezoar. Llevándolaconsigo no hay miedo posible a las mordeduras delreptil. Tal cálculo empléase igualmente como antí-doto, ya que puesto en contacto con la herida ab-sorbe el veneno. Idénticos efectos se le atribuyen ala piedra culebrera. Por Los Ibores, donde ha goza-do de estima muy especial, se tiene por dogma quetan mágico objeto se forma si siete culebras se en-trelazan y depositan la baba sobre una piedra. Ladura consistencia la adquiere de manera inmedia-ta. Una vez utilizada para libar el veneno de la heri-da la piedra culebrera no volverá a emplearse sicon antelación no se “ha purificado” por medio deuna inmersión en leche de cabra. Actuaciones confines profilácticos los encontramos igualmente enlos saltos por la hoguera de San Juan, en los revol-cones en el rocío en la madrugada del Bautista oen los amuletos confeccionados con verbena reco-gida en la misma fecha solsticial. De mayor presti-gio cuenta el llevar en el bolsillo una cabeza de ajo,ya que no hay áspid capaz de acercarse a menosde veinte pasos del que está en posesión de la liliá-cea. Aunque para los efectos lo mismo da llevar elbulbo en el bolsillo que en el estómago. El refrane-ro sentencia sobre el particular: “A quien ajo comey vino bebe, víbora no le muerde”. Pero si la víboraya ha mordido un buen hartazgo de ajos cumplecon el papel que se le reservaba al antitóxico galé-nico. “El ajo es la triaca del villano”, apunta la sen-tencia paremiológica.

Mas lo que el ajo no cura tal vez sí puede hacer-lo la ingestión de otros medicamentos. De entre és-tos en Guadalupe, Alía y pueblos del entorno reco-miendan la bebida de tres vasos de la propia orina

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o, en su caso, la de dos niños que ese año hayan to-mado la primera comunión y que nacieran indistinta-mente en Viernes Santo o en Navidad. Llevarse a laandorga siete piojos en ayunas contrarresta porigual los efectos de la mordedura del venenoso ani-mal. Es práctica ésta que constatamos entre los ha-bitantes de la Sierra de Gata y del Valle del Ambroz.No menos confortable para el estómago es la prácti-ca, habitual en diversas poblaciones de Campo Ara-ñuelo, de ingerir varias cagalutas de cabras disuel-tas en vino. Los excrementicios confites eliminan lafiebre y disipan las ponzoñosas áureas transferidaspor la víbora. Curiosamente el vino entra en otrascomponendas que se muestran como reconocidosdesintoxicantes. He aquí el poleo que se toma conuna buena dosis de morapio (Serradilla, Talaván,Zarza la Mayor) y el zumo del amor de hortelanoanimado con alguna que otra jícara de pitarra.

El recetario tópico presenta una gran variabili-dad en este apartado. Indudablemente los saliva-zos ocupan el primer lugar, acompañados de laspertinentes cruces de rigor, cuyo número no debeexceder de tres, sobre la dentellada. El verter en laherida infectada algunas gotas de cera derretidaprovenientes del cirio pascual es consejo muy co-mún que se sigue a lo largo de los pueblos de laRaya de Portugal. Entre los accidentados cabrerosde la región es corriente el fijarse un torniquete decorteza de torvisca para evitar la extensión de laponzoña, al tiempo de hacerse una incisión y apli-car en la misma un puñado de flores de retamamachacadas en el mismo instante con una piedra.En Las Hurdes se confecciona un emplasto de bro-tes de brezo. Con idéntico fin se maja la planta dela viborera y se aplica como cataplasma. Es posi-ble que en esta última práctica esté latente un com-portamiento netamente mágico que responda al si-milia similis curantur, puesto que no debemos olvi-dar el parecido de la semilla con la cabeza de la ví-bora. Y un principio mágico también parece regiren la necesidad de que la alimaña muera para quela víctima sane completamente. En Fuentes deCantos es esencial el frotarse con la grasa del ani-mal recién matado. Igual de crudo se lo fían enotros muchos puntos, donde es común cortarle lacabeza al reptil y aplicarla sobre la mordedura ata-da con un paño. Hay quienes confían en la mayorefectividad si antes de la aplicación se machaca lacabeza. En Eljas y San Martín de Trevejo logran elobjetivo sanatorio abriéndolo en canal y poniéndoloencima de la herida.

De que los alacranes abundan por estas tierraspueden dar cuenta cierta las muchas personas quecada temporada sufren sus picotazos. Para que elaccidente no ocurra, el que más y el que menossabe que el arácnido abandona la lucha si la pre-sunta víctima lleva consigo una hoja de acedera.Así, al menos, ocurre en Descargaría, Robledillo de

Gata, Santibáñez el Alto y Puerto de Santa Cruz.En Ibahernando, Portezuelo y Villafranca de losBarros la planta sólo entra en función cuando elalacrán ya ha dejado su veneno en el cuerpo quetuvo la osadía o el descuido de interrumpir su repo-so o tranquilo deambular. Inmediatamente habráque cocer sus hojas en vino y tomar el caldo deuna tacada. Otros antídotos orales son el zumo delimón y las hojas crudas de escorzonera, si bien elcítrico no abandona aquí el carácter tópico.

Pero hay más plantas que también encuentranel campo abonado para su utilización. Así descubri-mos que destacan por su importancia los emplas-tos de hojas de hierba verruguera o verrucaria y dehierba alacranera. Tanto los ramilletes de la prime-ra como las semillas de la segunda recuerdan porsu aspecto la forma del escorpión, lo que evidencialos aspectos mágicos que rodean a tales mecanis-mos sanatorios. Unamos a éstas otras aplicacionesvegetales, cuales son los casos del jugo de la aris-tologia, de la que se hace buen uso en el partidode Alburquerque y que también cura la picadura dela víbora, del embue o tubérculo de regato macha-cado con ajo, sal, vinagre y aceite, que cuenta consus adeptos dentro de la misma comarca, de la ga-monita, de la campanita, de la hierba artemisa, dela bardana o sanalotodo, que lo mismo remedia laspicaduras de alacranes y víboras que las mordedu-ras de los perros rabiosos y de la leche de higuera.

Pocos dudan por estos lares que el veneno delalacrán pierde su virulencia si sobre la herida sevierten polvos de alicor, que no son otra cosa quelas raspaduras de los cuernos del venado. En Ja-raicejo y Torrejón el Rubio se inclinan por lavar elpicotazo con agua en la que ha reposado el astade este animal. Tampoco faltan ahora las aplicacio-nes de manteca de cerdo, de sebo, de vinagre, deaceite y de orina de cabra virgen. En diferentesáreas de Badajoz impregnan una lezna en ajo y laintroducen en el hueco dejado por la picadura.Guío Cerezo nos recuerda las aplicaciones de flujovaginal y de moñigas de vaca recién defecadas. Aligual que sucediera con respecto a las picadurasde las víboras, también el alacrán ha de pasar porel correspondiente suplicio previo a su utilizaciónterapéutica. Luego de matarlo se fríe y con el me-junje resultante se embadurna la herida. Esta prác-tica general en las dos provincias se complementacon la que ordena machacar el arácnido y aplicar lapapilla consiguiente, más siempre luego de haberchupado la sangre. No faltan en Badajoz quienesguardan escorpiones macerados en alcohol oaguardiente, ya que a este líquido se le atribuyenexcelentes propiedades asépticas y antivenenosaspara sus picaduras.

Si en lugar de un escorpión la que pica es la ta-rántula la cosa viene de música. Apuntan los paisa-nos que el bichejo en cuestión presenta en la pan-

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za el dibujo de una guitarra, instrumento que servi-rá para dar un sonsonete indispensable para la efi-cacia de la curativa. El procedimiento médico secuantifica más al norte de la provincia de Cáceres,sin olvidar que la práctica tiene entre los pacensesunas muy especiales connotaciones. Al enfermo,tumbado junto a la lumbre, se le administran repeti-das infusiones de cardo corredor con el fin de pro-vocarle sudores que hagan posible la eliminacióndel veneno mediante la transpiración. Y entre jícaray jícara de tisana un guitarrista rascará su instru-mento e interpretará la popular tarantela, una piezaque animará a incorporarse al enfermo y a bailarcon ademanes epilépticos hasta que, luego de su-dar copiosamente, caiga nuevamente rendido. Laspiezas se repiten una y otra vez mientras que elemponzoñamiento no haya cesado, lo que puedesuceder al cabo de dos o tres horas. Isabel Gallar-do nos recuerda unas letras que se entonan comoacompañamiento a la práctica etnomédica:

Si acaso te picala tarantela,tendrás que bailarlacon una vigüela.Si la tarantelate allega a picar,con una vigüelala ties que bailar.

En Santa Cruz de la Sierra la tarantela presentade esta guisa sus monorrítmicos versos:

La tarantela, la tarantela,la tarantela se metepor todos los rinconesy al que pican dan sensaciones.

En Garrovillas, además de tisanas y toques detarantelas, a la víctima del veneno de la tarántula laintroducen en el horno de cocer el pan, puesto queno hay que olvidar que el calor, verdadera causade la sudación, se constituye aquí como el principalde los antídotos.

Menos problemas que las picaduras anterioresacarrean las causadas por las avispas y abejas. Y,además, por fortuna, la mayor parte de los reme-dios suelen estar al alcance de la mano. Fórmulasde buen uso son las de frotarse con la conocidapiedra de rayo, a cuyo haber se le achaca el quedifumina el veneno, y las de aplicarse una monedade cobre untada con saliva. También la saliva es elingrediente para amasar un poquito de tierra queluego se emplea como cataplasma. Los efectos se-rán igualmente los deseados si en el amasado seemplea un chorro de orina del aguijoneado. En laPenillanura Cacereña tanto el picor como la hin-chazón desaparecen si se unta la zona afectadacon el líquido miccionado por un buey, mientrasque más al sur, concretamente en la comarca de

Los Montes, lo harán con el que proporcione unmacho capón. Un poco más complicado lo tienenen Salorino y Valencia de Alcántara, sobre todocuando, dejando a un lado la farmacopea más co-nocida, pretenden echar mano de un remedio queconsideran infalible con este tipo de picaduras,cual es el verter en la misma tres gotas de semende gato. El embadurnamiento con excremento devacuno se convierte en medicina de gran predica-mento en ambas provincias y algo semejante ocu-rre con el cerumen recién extraído.

También el ajo tiene aquí algo que decir. Tras elaguijonazo del encorajinado insecto por bueno seha tenido el restregarse con una cabeza del bulbo oel aplicárselo machacado. También los restregonesy las aplicaciones de uvas destripadas, sobre todosi son uvas del diablo, vienen que ni pintadas paralas afecciones en cuestión. Y en vegetales metidos,bueno es recordar los beneficiosos efectos quecontra este tipo de picaduras ejercen el jugo de untallo de limonero o el zumo del fruto cítrico verdevertidos directamente, la leche de higuera y el zu-mo del perejil, sin olvidar tampoco las aplicacionesde la hoja del ombligo de Venus y de la siemprevivadesprendida de la cutícula superior y de la hoja delaurel luego de majarla en el mortero con unas go-tas de aceite. En Calamonte se convierte en revul-sivo el jugo extraído de tres plantas diferentes, sinimportar cuales sean, que se aplica por medio deun guisopo. Y, por supuesto, quedan las infaliblesconclusiones tópicas que se le atribuyen al bicarbo-nato ligeramente humedecido, al aceite y al amo-niaco. Aunque a decir verdad, todo lo anterior estáde sobra si se toman las medidas preventivas, queno son otras que el morderse la lengua y mantener-se de esta guisa cuando las avispas y las abejasmerodean por las proximidades.

En líneas generales todo lo apuntado en los pá-rrafos precedentes puede traspasar su aplicacióncuando el daño proviene del variado mundo de losinsectos, sobre todo si son éstos mosquitos y viole-ros. Bien es cierto que toma aquí verdadera cartade naturaleza el poleo. Estas plantas impiden quelos diminutos voladores anden por sus cercanías,lo que también ocurre con la presta o pesti de bu-rru. Sus brotes, por consiguiente, es norma queacompañen el sueño de pacenses y cacereños queen las noches estivales se ven obligados a dormitarcon las ventanas abiertas. Idéntica función ahuyen-tadora cumple el humo de esta planta. Pero cuan-do el mal ya está hecho, el zumo del condimentan-te poleo vertido directamente o aplicado mediantecompresas alivia los inoportunos picores. Otro tan-to sucede con el jugo de malva, aunque no faltanquienes optan por las fricciones de la cebolla ma-chacada, por el humedecimiento con alcohol y porla aplicación de objetos fríos. Más problemático re-sulta cuando la que ataca es la maléfica garrapata.

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Para que suelte la piel basta con regarla o frotarlacon aceite de oliva o con hojas majadas de tabaco.

Picores muy distintos a los enunciados tienenlugar cuando los despistados pies o manos tienenla mala fortuna de rozar la inoportuna ortiga quecrece a los lados del camino o en las paredes yaceras poco transitadas. Dicen que si se tocanmanteniendo la respiración no hay peligro de noci-vos efectos. El alivio ante percances ortigueros seconsigue recurriendo al barro, a la saliva, al aguafría y al aceite de oliva, ya sea sola o provenientede freír algunas hojas de laurel. Y es que, afortuna-damente, el aceite, que tan a mano siempre se tie-ne, obra milagros dentro del mundo de ladermatología.

¿Que un espino o astilla se clava en la piel?Basta con introducir la parte dañada en un reci-piente con sebo de culebra (Garrovillas) o con raízde caña machacada (Aldeanueva de la Vera). EnLas Hurdes, Santibáñez el Bajo y Ahigal, sobre to-do si el pincho ha producido algún tipo de infec-ción, se recurre a la hiel de cerdo macho. Tambiénasoman sus narices los conjuros, al menos en Zar-za de Montánchez. El lesionado de tal guisa acudeal taller de un carpintero. Éste toma unas pajas debálago, que habrá cortado con una azuela, dispo-niéndolas en forma de cruz. Con ellas, rozando lapiel, hará tres cruces sobre la parte afectada, reci-tando cada una de las veces las frases de rigor:

Sal espino, sal espino,como salió la sangredel cuerpo de Cristo.

CAJÓN DE SASTRE

No se puede obviar que existe una variada sin-tomatología, aparte de las que hemos venido reco-giendo, que se encasillan bajo la genérica titula-ción de infecciones dérmicas. Contra ellas se lu-cha en la comarca del Valle del Jerte con cataplas-mas de raíz de cicuta cocida en vinagre. Mas si lacosa va de apostemas o abscesos supurados, enBienvenida ordenan la aplicación de hojas de orti-gas ligeramente cocidas y aderezadas con un po-co de sal. Una cataplasma de miel con aceite espráctica recomendada en Fuentes de Cantos yPuebla del Maestre. Por la Sierra de Gata, concre-tamente en las poblaciones de Torre de Don Mi-guel y Villasbuenas, es más normal acudir a unemplasto de nueces trituradas e higos pasos pre-viamente cocidos en leche. En las poblaciones dela Transierra, especialmente en Villar de Plasen-cia, Jarilla, Cabezuela, Casas del Monte, Segurade Toro y Gargantilla, se inclinan por la aplicaciónde paños empapados en una mezcla de miel y vi-nagre. Pero sobre todas estas medicinas destacael mejunje conseguido a base de freír brotes tier-

nos de romero, cuyo uso en forma de unturas dia-rias está ampliamente extendido por las dos pro-vincias, quizás en atención al conocido refrán:“Aceite y romero frito, bálsamo bendito”. Mayor di-ficultad entraña cuando los abscesos supuradosse encuentran en las zonas testiculares, si bien enMontánchez y Almendralejo pretenden encontrarla fácil curación aplicando como ungüento el caldodel cocido. En Hernán Pérez optan, llegados estoscasos, por las cataplasmas de hojas calientes demalva después de ser aplastadas con un rodillo.Idéntico proceder constatamos en Villanueva de laSerena para contrarrestar la pertinaz picazón y lasmolestias que acompañan a la psoriasis, aunqueciertamente para la curación de este andancio seacude con más fe y más frecuencia a mojarse conlas aguas y lodos del balneario de los Remediosde Hornachos.

Puede ser que el día menos pensado el curan-dero de turno haga que se le caigan los palos delchozo al paciente más insospechado, es decir, quedetecte un cáncer de piel donde el simple ojo novea otra cosa que un simple lunar o una verrugaapergaminada. Contra tamaño mal la conseja pres-cribe un remedio consistente en emplasto de hojasde parietaria (Huélaga, Plasenzuela, Cristina) y decardo borriquero (Don Álvaro). En Fuentes de Leónvierten sobre la zona las cenizas obtenidas de que-mar la piel de un perro rabioso y en Galisteo y Al-conera la cubren con sesos mezclados de tres pe-queños mamíferos, que en la primera de las locali-dades son un topo, un ratón y un conejo. En el mis-mo sentido se orienta una costumbre de Navalmo-ral de la Mata que se decanta por lavar la lesióndérmica con sangre de murciélago y jabalí. Por lacomarca de Los Montes la que cura tamaño mal esla raíz de arzolla machacada y puesta como parchehasta que se seque. Esta misma raíz de la olla seemplea como infusión para el lavado de la úlceraen Alburquerque, donde se alega que “se come to-do lo malo de la carne”.

Aunque no sea propiamente una enfermedadcutánea, en atención a las erupciones de color roji-zo que presentan por el cuerpo bien hace que estu-diemos aquí los mecanismos sanatorios del saram-pión. Como podemos observar, los procedimientoscurativos tradicionales no han variado en las últi-mas centurias, coincidiendo en líneas generales,tanto en la valoración de la sintomatología como enlos remedios, con los que se leen en los estudiosotrora considerados científicos. A modo de ejemplosírvanos el cuadro clínico que en el siglo XVI nosregalara Jhoann Colerus:

“Cuando los niños están incubando el sa-rampión, les duelen los ojos y lagrimean, estor-nudan con frecuencia, roncan, a veces tosen,carraspean y expectoran como si tuviesen un

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gran catarro. A continuación aparecen muchasmanchas rojas en todo el cuerpo, brazos, mus-los y cara. A fin de eliminar la enfermedad, de-ben estar en cama y cubrirse con un trapo rojo”.

Y, si efectivamente, tapar al niño con paños ro-jos es tónica dominante en Extremadura, no lo esmenos el vestirlo con ropas del mismo colorido. Pe-ro la cosa llega aún más lejos y las habitaciones enlas que descansan los afectados del sarampión sedecoran con cortinas y colgaduras del mismo cro-matismo. De igual tonalidad llegan a pintarse lasbombillas. Amen de las siguientes prescripciones,en Garlitos sosiegan el mal dándole al pequeño en-

fermo dulces, sobre todo uvas pasas, al tiempo queen Medina de las Torres se conforman con lavarlela boca, los ojos y la nariz con manzanilla y en elValle del Jerte aprovechan las virtudes de la juncia-na. Hasta tal punto tiene su importancia lo rojo, quelos paisanos de Magacela envuelven en un trapode este color algunas cabezas de ajo picadas o, ensu caso, unas rodajas de cebolla y lo fijan a la so-baquera o a la entrepierna. El olor y el color seconjugan para desterrar el mal. Es así como en Al-burquerque no dudan en echar mano del corres-pondiente brebaje a base de boñigas secas y coci-das de animales vacunos.

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ROMANCE PARÓDICO DE “EL CARACOL”

El caracol ese humilde animalillo que no ha des-pertado demasiado interés de los humanos, salvo delos comedores de caracoles, que, en Castilla, siem-pre fueron gente pobre que hacía gusto de la necesi-dad, si bien es preciso reconocer que bien condi-mentados con chorizo, panceta, jamón y huevo escomida sabrosa, quizás más por la compañía quepor él mismo. Pero los pobres rara vez lo comíanasí; una forma que yo vi alguna vez de niño a unhombre anciano consistía en colocarlos, recién reco-lectados en el campo, mejor los de secano, sin lavar,sobre una parrilla y comerlos asados. Sin embargo,es un animal que a mucha gente le produce asco porlo que luego veremos. A los niños les encantaba ver-los caminar al sol, ponerles obstáculos para que lossalvaran, asustarlos para que se escondieran y vol-vieran a sacar los cuernos, y cantarles aquello de“caracol, caracol, saca los cuernos al sol”.

El caracol no deja de ser un animal extraño altiempo que familiar. Es animal marino y terrestre,pues son numerosas sus especies y viven en am-bos medios. Como es de sangre fría, tiene perio-dos de actividad y de inactividad; sale y entra en suconcha, aparece y desaparece. Parece un cami-nante incansable y tenaz, si bien es tremendamen-te lento y muy cauto. Su constitución también escontradictoria: tiene una parte blanda, que lo ase-meja a un gusano y es repugnante, y otra dura, laconcha, que forma una bonita espiral y recuerda alcasco de una armadura (Figura 1).

En la Antigüedad, lo estudió, de una maneraempírica, Aristóteles, quien dice cosas más o me-nos exactas del caracol, sin dejarse llevar por latradición de animal repugnante que arrastraba. Yaen la Biblia, en un salmo, aparece así:

¡Dilúyanse [los impíos] como aguas que pasan,púdranse como hierba que se pisa,como limaco que marcha deshaciéndose,como aborto de mujer que no contempló el sol! (1)

Se resaltan los aspectos de blando y húmedoque lo hacen asqueroso, y que llevó a relacionarlocon los gusanos de los cadáveres, por lo que en elcontexto cristiano antiguo aparece como imagen dela muerte en algunos sarcófagos (2). Esta mismaimagen es la que nos trasmite Isidoro de Sevilla:“Limax vermis limi, dictus quod in limo vel de limonascatur; unde et sordida semper et inmunda ha-betur” (3); haciendo derivar limax de limus, etimolo-gía no justificada, lo considera animal sórdido e in-mundo por nacer del barro (limus).

Durante la Edad Media, se le consideró un ani-mal infernal por su relación con lo subterráneo, loputrefacto, el barro y los gusanos, aunque, comomuchos animales simbólicos, también tenía su ladobueno, su concha dura le da un aspecto positivo ysu reaparición en primavera hace que se le relacio-ne con la resurrección de Cristo, así como su ca-rácter de animal asexuado, con la Virgen María. Apartir del siglo XIII, aparece el tema del caracol gi-gante que se enfrenta a un soldado; de este sigloes, precisamente, el álbum de Villard de Honne-court , donde aparece un dibujo de un soldado y deun caracol “armado” (Figura 2); su concha es sucoraza y sus cuernos, sus armas ofensivas, pero lafuerza del caracol es puramente ilusoria y falsa, porello sentir miedo de un caracol es signo de cobar-día y quien se arma para luchar con él es porquees débil y flojo. Parece ser que esta imagen la di-bujaban los estudiantes franceses para insultar alos italianos, en especial a los lombardos, como re-fleja un poema, “De lombardo et lumaca”, cuyo ori-gen se localiza en una batalla mítica en la que Car-lomagno derrotó a los lombardos, si bien otros lorelacionan con la fama de prestamistas que teníanlos habitantes del norte de Italia.

En la época de transición de la Edad Media alRenacimiento, el caracol se generaliza como temadecorativo entre la vegetación que adorna las pá-

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Arturo Martín Criado

Figura 1: Logotipo de la Brasserie Caracole, cervecería artesanalde Falmignoul, pueblo cercano a Dinant, en Bélgica, en el que

aparece la concha del caracol como casco.

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ginas de algunos manuscritos miniados, en silleríasde coro y en algunos edificios, siempre con ciertosentido irónico, haciendo alusión a la fanfarroneríade los que atacan a enemigos imaginarios, a la fuer-za ilusoria y, en definitiva, a la cobardía (4). A ella serefiere el refrán que trae Gonzalo Correas: “El cara-col, por quitarse de enojos, por los cuernos dio losojos” (5), que es un claro testimonio de una tradiciónlatente que reaparece más tarde, ya en el siglo XIX,en la literatura popular de pliegos y aleluyas.

En algunos países del centro de Europa se hanrecogido canciones alusivas a esto; J. M. Pedrosada cuenta de un pliego editado seguramente en elsiglo XIX en Barcelona, y de una cancioncilla usa-da para un baile, un dance, en la provincia de Te-ruel (6). También fue editada en Barcelona, y pro-bablemente en el mismo siglo XIX, un aleluya de

la Fundación Joaquín Díaz, de Urueña, titulada“Vida y estragos de un caracol”, con texto en cas-tellano, si bien existe otra versión en catalán. Suargumento es similar al del pliego: aparece un ca-racol de tamaño descomunal que hace huir a to-das las gentes de la comarca, “la montaña aserra-da”, que será la traducción de Mont Serrat; salencuadrillas armadas tras él, reciben refuerzos delextranjero, pero los derrota a todos. Llega un nue-vo ejército, que es también vergonzosamente de-rrotado, dejando el campo sembrado de muertos;ante el desastre, un gitano se ofrece y, subiéndosesobre el caracol, “como hábil cachetero/ le clava elpuñal de acero” y termina con él. Parece, pues,que el tema del caracol guerrero ha pervivido en elfolklore del oriente de la Península Ibérica y de allídebe de proceder el romance grabado por alum-nos del Instituto Leopoldo Cano de Valladolid, diri-gidos por mí, en 1995 en el pueblo vallisoletano deSan Martín de Valvení. Lo cantó la señora Adelina,que entonces tenía 46 años; a ella se lo había en-señado la señora Antonina, que, a su vez, lo habíaaprendido, a comienzos del siglo XX, de uno delos ciegos que iban a pedir al pueblo y cantabanromances y canciones.

EL CARACOL

En el Soto Cataspina,ha salido un caracolque pesa dos mil arrobas,le han visto tomando el sol.Sólo de un brinco que dioel otro díase fue a Calatayudy vino en el día.Se han dado parteshoy al mediodíaparte de Torrecilla,Caudete y María.Se quejan los labradorestristes y desconsoladosporque se come las plantasque tienen en los sembrados.Sólo de trigo le ha comido un díanovecientas fanegasa doña María.De un trago de aguaque en el Ebro echóbajaron cien varas,mi hermano lo vio.Con su cáscara solamentese puede hacer un castillo,un hospital, una iglesia,y un presidio.También tiene leñasólo en su colapara Zaragoza, Castro y Barcelona.

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Figura 2. El caracol guerrero aparece en uno de los dibujos del conocido álbum de Villard de Honnecourt.

Figura 3. Lucha de caracoles armados. Portada del colegio de San Gregorio, de Valladolid.

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Las señas del caracollas explicaré bien claras:son tan largos los cuernosque pasan de doscientas varas.Cuatro hombres le vieronal oscurecer,y el pueblo de Belchite escapó a correr.Todos se fueron al monte asustados,mujeres y niños,hombres y soldados.Doscientos veintitrés pueblossalieron de madrugadaen busca del caracola bayoneta calada.Iba delanteuna avanzadillade quinientos hombrespuestos en guerrilla.Luego, a retaguardia,la caballería, cuatrocientos guardiasy la artillería.Prepararon todosla fusilería,y hacían parapeto seiscientos guardias que había.Se pusieron al frentecuarenta cañones,cuatro compañíasy diez escuadrones.Un poco a la izquierda,mil carabinerosy tres mil lanceros.Mil cañones dispararonde la artillería de frente,y con tan fuerte batalla pudieron romperle un diente.

Luego el caracoltiró una fuerte cornada,y les echó a todos a Guadalajara.Y los que libres se vieronse fueron en retirada,y a todo el mundo contabanla acción de aquella batalla.También mató a novecientosen el Soto doña Juana,y no quiso matar a másporque no le dio la gana.

Como se ve, el romance estrófico es de ambientearagonés; está comprobado que existió una especiede ruta “folklórica” de ciegos que, desde Aragón, re-corrían las tierras de la Castilla del Duero siguiendo ladirección del gran río. De esta manera llegaría a tie-rras vallisoletanas este romance de tema tan raro co-mo antiguo, que, quizás, conoció cierto resurgimientoal calor de las desastrosas guerras del siglo XIX.

NOTAS

(1) Biblia de Jerusalén, Bilbao, Desclée de Brouwer, 1971,p. 936.

(2) CRANGA, Y. y F.: “L´escargot dans le Midi de la France.Approche iconographique”, en Memoires de la Societé Archéologi-

que du Midi de la France, LVII, 1997.

(3) Etimologías, II, Edición bilingüe de J. Oroz y Marcos Cas-quero, Madrid, BAC, 1995, pp. 90–91.

(4) CRANGA, Y. y F.: Op. Cit.

(5) Vocabulario de refranes y frase proverbiales, Madrid, VisorLibros, 1992.

(6) PEDROSA J. M.: Bestiario. Antropología y simbolismo ani-

mal, Madrid, Medresa Ediciones, 2002, pp. 141–148.

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DE LA EXPRESIÓN DEL CANTO

I.– EL BEL CANTO: SOFISTICACIÓN Y REFI-NAMIENTO

La necesidad de cantar surge de la propia na-turaleza del hombre. El folklore más ancestral detodos los pueblos da buena fe de ello. Desde laactualidad recogemos varias formas de expresióndel canto. Por un lado la perfección técnica, la im-postación de la voz en sus máximos esfuerzos depureza, lo que llamamos el bel canto, la ópera ro-mántica que nace de una especie de fusión de laópera seria y la ópera bufa del siglo XVIII que,tiene además unos orígenes que se pierden en lahistoria. Un suceso mediático, las representacio-nes de La Sonámbula de Bellini en el Euskaldunbilbaíno, que cerraba la temporada de la ABAO,nos sirve de ejemplo. La magnífica representa-ción nos mostró las peculiaridades y los grados debelleza del canto, cuando sus dificultades técni-cas y estéticas son vencidas por los intérpretes.Un tenue argumento, la boda de Amina y Elvnoque se frustra por la aparición de la muchacha enlas habitaciones del señor del lugar, sospecha lue-go levantada cuando se comprueba su estado desonambulismo.

Un coro, casi al estilo griego que pasa del júbi-lo a la reprobación, a la duda y luego a la alegría,es el testigo de esta peripecia. La puesta en esce-na evitó el tópico suizo, modernizó la época de laacción y no cayó en la trampa del naturalismo.Los intérpretes, en una magnífica adecuación fí-sica, son excelentes cantantes y sobrios actores.Si Juan Diego Flórez llega a cotas antológicas enel frasear, la media voz, los pianos y los potentesy fáciles agudos, Anna Chierichietti, AlexandraMarianelli e Ildar Abdrazakov, muestran que elbel canto, con sus pirotecnias, agilidades y la ga-ma general expresiva en el discurso vocal, no essólo una operación destinada a las minorías. Al-gunas arias de Bellini se han incorporado a lamemoria popular. Su riqueza melódica es una ba-za muy fuerte y siempre compartirá la atencióndel oyente o del espectador con otras creacionesmusicales de distinto orden estético y técnico.

El bel canto, en principio de apariencia sofisti-cada y perfeccionista, es expresión del alma, delespíritu humano, que es susceptible de tocar a es-te colectivo. Escucharlo y verlo en directo deberíaestar al alcance de todos. La magnífica represen-tación del Euskaldun bilbaíno, lleno hasta los to-pes y entusiasta, con localidades a diferentes pre-

cios es prueba de que en el ámbito colectivo cabetambién esta expresión refinada y difícil de lamúsica y el canto que hablan de las cuestiones desiempre: el amor y la fidelidad en primer plano,como meta inmediata del ser humano.

II.– DE LAS RAÍCES POPULARES

El espectáculo montado por Robert Wilson,con texto y música de Bernice Jonson Reagon queha recorrido algunos Festivales españoles (Pere-lada, Santander) antes de sus sesiones en el Es-pañol de Madrid, en el curso de su gira interna-cional, es un ejemplo magnífico de la unión de lamúsica tradicional y la cultura occidental. Flau-bert y su Tentaciones de San Antonio se une a esamúsica Gospel, esos espirituales que surgen delalma del pueblo esclavizado en una religiosidadmuy a flor de piel, producto de una ingenuidadque tal vez se derive de ese estado de sujeciónque no ve otra solución que el más allá. La estu-penda partitura surge de esas obras que, de per-tenecer a las concretas comunidades cristianas,se hace música asumible fuera de ellas. Las can-ciones del pueblo en estado puro que pasan a lassalas de concierto, a los films en versiones racia-les (Mahalia Jackson) o más sofisticadas (JessyeNorman, Barbara Hendricks). Su incorporación alos recitales de Lieder no es sólo como un certifi-cado de calidad, sino también desde la admira-ción por esas melodías emotivas de aparente sim-pleza técnica pero que necesitan ese idiomatismoque géneros como el flamenco y el jazz tienen co-mo puntos esenciales de su estética.

La Tentación de San Antonio une esta visiónrespetuosa del Gospel, del espiritual, con la obrade Gustave Flaubert y la imaginación escénica deRobert Wilson. Tal vez sea su montaje menoscomplejo, más atractivo para el gran público,aunque el gran director y escenográfo norteame-ricano, mantenga sus constantes. Espacio limpio,integración de los cuerpos de los intérpretes enél, función de la riquísima luminotecnia paracrear, asimismo, espacios espirituales. El cantosurge desde los solistas o el conjunto con nitidez,de forma fluida y sin retórica. Los gestos son di-versos: Antonio los hace corpus teatral desde labúsqueda. El conjunto –diversas edades y tipos,un gran hallazgo– puede hasta bailar en una per-fecta sincronización. Por ello las dos horas del es-pectáculo pasan como un soplo. La contagiosa

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Fernando Herrero

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alegría del Gospel unida a esa ingenua espiritua-lidad nos transporta a un mundo distinto, encierta forma cercano al campesino y sus músicas,que Joaquín Díaz y otros han sabido conservar.Sería interesante que se estudiaran en profundi-dad los aspectos homogéneos de esta música quesurge, en diversos países y circunstancias, de lasraíces de la gente sencilla. El Gospel nació de lascanciones de los esclavos negros del Sur, con sunostalgia por las tierras africanas que abandona-ron con violencia. En los mundos rurales tambiénexisten esas voces de origen desconocido y que co-rrían el riesgo de perderse. Lo hemos comprobadoen películas africanas, en las que se utilizabancomo banda sonora, para no hablar de las recopi-laciones que en naciones europeas han realizadomúsicos extraordinarios, con el ejemplo señero,no único, de Bartok y Kodaly en un país tan llenode diversas influencias folklóricas como Hungría.

Beatrice Jonson, estudiosa del tema, componeuna obra desde esas raíces, pero tiene la inteli-gencia de encomendar la puesta en escena a Ro-bert Wilson que, en principio, y desde esas cons-tantes estéticas que le caracterizan, no parecía laelección más idónea. Su sentido lento del ritmo,no casaba aparentemente con la dinámica delGospel, pero el éxito ha sido completo y este can-to religioso adquiere una total contemporaneidaddesde la línea flaubertiana y la encuesta del San-to y las soluciones luminosas del artista nortea-mericano. El folklore, una vez más, en la contem-poraneidad que necesita y que obtiene cuandoverdaderos artistas, desde el respeto a las tradi-ciones son capaces de mirarla con nuevos ojos.Desde otro punto la transformación de lo popularpuede operar en una puesta al día de las pulsio-nes del colectivo, que tampoco resulta homogé-neo. La actuación en Valladolid de Joan ManuelSerrat y del conjunto “Madredeus” con la voz deTeresa Salgueiro puso de manifiesto la validez deesos poetas del presente, Joan Manuel en sus te-mas de ayer y de hoy, propios o adaptaciones,“Madredeus” en la visión de la saudadeportuguesa en forma diferente al fado tradicional.En la canción francesa brillaron Jacques Brel,Brassens o Jean Ferrat que escribió una hermosí-sima sobre los campos de concentración titulada“Nuit et brouillard” entre muchos otros. En Espa-ña, la permanencia de Serrat o el poeta canalla einspiradísimo que es Joaquín Sabina, muestranque esta vía del juglar no está finalizada. Cadatiempo canta con nombres y hasta el hip–hoppuede considerarse, en cierta forma, música po-pular que acepta y tiene como suya una parte im-portante de la sociedad.

Una zarzuela de mediocre libreto y pimpantee inspirada música de Francisco Alonso, La Pa-rranda representada en un montaje nuevo en el

Teatro de la Zarzuela es significativa del cortepopulista y rural tan en boga en los años veinte.Alonso se basó en el folklore murciano para lamayoría de los números, incluido el Canto a Mur-cia, casi convertido en himno y la romanza de ba-rítono “Diga usted Señor Platero….”. La partitu-ra sigue siendo válida, y la puesta en escena deEmilio Sagi, le quitó todo aire cutre y la moderni-zó desde la creación de un espacio casi vacío.Unas proyecciones oportunas y un buen movi-miento de los intérpretes y del coro, tanto en lastransiciones como en los momentos más especta-culares, consiguió “salvar” un espectáculo perju-dicado en principio con un libreto imposible. Elarte teatral puede, pues, recuperar obras del pa-sado, desde una visión inteligente y moderna.

La zarzuela, en ediciones musicales nuevas, ycon propuestas inteligentes puede ser espectácu-lo del presente, que confiera nuevo brillo a joyasmusicales como muchas de las que forman partedel repertorio. Sagi, Calixto Bieto, Els Come-diansts, Brook, Luís Olmos, Narros, José CarlosPlaza, Ignacio García y tantos otros son la garan-tía de esta renovación.

III.– “DON CARLO” Y LA LEYENDA NEGRA,LA EXPRESIÓN DRAMÁTICA

En la mesa redonda que compartieron JoséJiménez Lozano, Ricardo García Carcel, en unaponencia leída por Agustín García Simón y JosephPérez, el gran hispanista francés, el día anteriornombrado justamente Doctor Honoris Causa de laUniversidad de Valladolid, sobre la España deltiempo de Cervantes, en la Feria del Libro de estaCiudad, éste se refirió con precisión, entre otrossupuestos, a la famosa Leyenda Negra en torno aFelipe II, manifestando que la denominación eraexacta en su adjetivo, ya que los datos últimos delos más prestigiosos historiadores parecían negar-la. En el coloquio posterior lamenté que esta revi-sión de la historia no hubiera tenido una vía me-diática para cambiar la opinión de la Sociedad so-bre esta época y el personaje del Monarca más po-deroso del mundo que mandó construir el Monas-terio más grande (El Escorial) y el más pequeño(el de los Capuchos en los alrededores de Cintra).Constaté que, fuera de los especialistas, la ideaque se tenía de Felipe II y su relación con Flandesprocedía de textos, de escaso rigor histórico, comoel de la obra teatral de Fiedrich Schiller (Don Car-lo) y sobre todo su conversión en ópera con la mú-sica extraordinaria de Verdi.

Curiosamente en estas fechas se ha repuestoen el Teatro Real de Madrid Don Carlo en el es-pectacular montaje de Hugo de Ana, esta vez di-rigida por López Cobos, en diez funciones, con dos

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repartos de altura. La opera de Verdi, es hoy habi-tual en todos los teatros del mundo y por ello re-sulta más inquietante que sus ideas sobre la Es-paña de la Inquisición, del poder de la Iglesia, ydel fundamentalismo religioso y la opresión de unpaís que requería libertad, sean las que se impo-nen de forma generalizada. Podrá decirse que esla música verdiana, su extraordinario dominio dela voces la que llena los teatros y ofrece primor-dial interés, pero, en todo caso Don Carlo tieneuna buena contextura dramática, unos persona-jes, si históricamente poco fiables, de gran poderteatral y una tesis hacia la proclamación de la li-bertad sobre la tiranía muy atractivas y que enabsoluto pueden desgajarse del discurso musical.

Por ello el drama personal y colectivo que seplasma en la ópera verdiana la hace especial-mente interesante para toda clase de público.Son miles los aficionados de todo el mundo que laven en directo cada año, sin contar las versionesdiscográficas o en DVD o vídeo, por lo que no sepuede ignorar el calado de la leyenda, a pesar delas claras incongruencias y omisiones históricas.El reinado de Felipe II es considerado como unperiodo negro de la Historia de España y los nue-vos hallazgos históricos no traspasan el ámbitode los especialistas. Verdi en una trayectoria ge-neral muy coherente, ha fijado ese mundo de laintolerancia, de la Inquisición y el poder, de losAutos de fe, de la imposición brutal sobre los te-rritorios flamencos, del fanatismo religioso. Lu-char contra estas ideas, hechas hermoso dramamusical, no resulta nada fácil, y mucho más si secontrapone la figura de Felipe, con la de su pa-dre, Carlos V, tal como se hace realidad o fanta-sía en el final de la ópera, cuando ese monje, quepuede ser el propio Emperador, salva al PríncipeDon Carlo de la muerte, acogiéndole en ese lugar,Yuste, de silencio y oración.

Cervantes vivió esta época y también Shakes-peare. Dos genios que no se comunicaban exter-namente, que crearon el teatro y la novela mo-dernos. El dramaturgo inglés tiene la fortuna deque sus obras son interpretadas de forma dife-rente en cada nuevo montaje. Del Quijote han na-cido obras musicales, teatrales y fílmicas pero sutexto y su lectura sólo han variado desde las di-versas ediciones. No se conocieron nunca pero al-gún lazo secreto del espíritu hizo posible que suexistencia paralela significara el fin de un tiempoy el comienzo de otro. La época histórica –en In-glaterra y España– de cierta forma lo propició.

Verdi muestra a Felipe II, el todopoderoso Reyde España como un ser en el fondo débil y someti-do al poder de la Iglesia, desconfiado del amor desu esposa, celoso del hijo en lo personal y en lopolítico. Asimismo es intolerante con las cuestio-nes religiosas y su conducta con los flamencos re-

sulta de un autoritarismo absoluto. Habla de laPaz que reina en Flandes y no le conmueve la fa-mosa frase del Marqués de Posa (“Sei la pace deisepulcri”). En el extraordinario dúo de bajos conel Gran Inquisidor éste vence en toda línea. Para-dójicamente Verdi le concede una fuerza dramáti-ca y musical impresionante, pudiéndose decir quecuando está en escena todo pivota a su alrededor.

Lo más esencial de esta Leyenda hecha ópera,no es el conflicto personal del Monarca con su es-posa, sino su postura como Señor de Flandes, sufanatismo religioso. Si podemos considerar comoprobable, tal como se afirma por los historiadores,que la Leyenda Negra, propiciada por Inglaterra,a la que no pudo invadir la Armada Española, fueutilizada como arma para intentar destruir el Im-perio Español, comenzando por los protestantesPaíses Bajos, resulta difícil romper los efectos me-diáticos que obras de ficción han propiciado.

En la espectacular puesta en escena de Hugode Ana en el Teatro Real, inspirada en el arte es-cultórico, arquitectónico y pictórico de la época, entonalidades oscuras, como lo es la trama, sólo ilu-minada de forma un tanto pompierista en la esce-na de la Coronación de Felipe y el Auto de Fe sub-siguiente, los cantantes se movieron como ade-cuados intérpretes, en una versión concertada porLópez Cobos con autoridad y sin desfallecimien-tos. Dolora Zajick, Giacomo Prestia, Olga Gyura-kova, Simon Keenslyde, Roberto Scandiuzzi, AnaMª Sánchez, brillaron con esa expresión dramáti-ca sin fisuras que mantiene la tensión de estalarga ópera de principio a fin.

Son pues varias las formas en las que el cantopuede expresarse, la pura belleza de la voz, su re-lación con las raíces populares, el drama, los tresejemplos tan recientes. Espectáculos representa-dos con éxito y llenos completos, lo demuestran.Y siempre el espíritu humano está detrás. El can-to lo ha expresado y sigue expresándolo desde elcomienzo del tiempo.

IV.– LA MUJER SIN SOMBRA CONSIDERA-CIONES DESDE EL PRESENTE

El estreno en Madrid de La mujer sin sombrala ópera de Hugo Von Hofmannsthal y RichardStrauss, ofrece en el año 2005 una serie de consi-deraciones que van más allá de una visión pun-tual de esta obra maestra. Su escritura y compo-sición abarcó varios años con la Primera GuerraMundial en el centro. Acabada ésta se presentóen Viena y ha seguido una carrera cada vez másbrillante. A pesar de su duración, 200 minutos,de su complejidad simbólica, y de las terribles di-ficultades para su interpretación, cinco rolesmortíferos y una Orquesta descomunal, que ac-

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túa desde el tutti y también en tono camerístico:La Mujer sin sombra se representa en todo elmundo y el espectador la va acogiendo como unacontecimiento extraordinario.

Si tiene como Base cuentos orientales (Las mily una noche), occidentales (Chamiso, Grimm) y laópera mozartiana (La flauta mágica), la amalga-ma se integra en una escritura poética y profun-da. Una leve trama: la emperatriz, hija de unDios es capturada en forma de gacela por el em-perador y al convertirse en mujer, éste se enamo-ra perdidamente de ella y la hace su esposa. Notiene sombra y no es fértil, por lo que, con la ayu-da y dirección de su nodriza, tiene que encontraruna en el plazo de tres días para que el Empera-dor no sea convertido en piedra. Bajan a la tierra,a la casa de un matrimonio de tintoreros y sedu-cen a la esposa, insatisfecha y celosa para que lesvenda su sombra. Al final la Emperatriz, admira-da de la humanidad de Barak, el tintorero, re-nunciará a la sombra. Como consecuencia del sa-crificio la felicidad reinará en todos y las voces delos nasciturus hablarán de la esperanza de unmundo nuevo.

En plena Guerra Mundial, la humanidad pa-recía estar en trance de destrucción. Los jóvenesmuertos se contaban por millones. Para Hof-mannsthal, frente a la esterilidad de esa desola-ción, existe la esperanza del amor. Por ello la ópe-ra, iniciática para los cuatro personajes (el Ayaestá excluida) es un canto al ser humano comotal, con sus pasiones negativas y positivas, y alfin la Emperatriz prefiere serlo, aunque pierdasus poderes divinos y el Emperador aprenda algode la necesaria solidaridad. La fertilidad frente ala esterilidad y la muerte, es la lección. Hoy sepodría interpretar la obra, sida y hambre por unaparte, los inmigrantes y su natalidad por otra, demanera más compleja y profunda.

La magnífica producción presentada en elTeatro Real, un montaje de Ennosuke Ichikava ysus colaboradores nipones de 1992, aparece hoyde mayor actualidad que nunca. Fue discutida ensu estreno por lo que suponía proyectarla desdela estética del Kabuki. Hoy, cuando se habla unay otra vez de la globalización o del respeto a lasidentidades culturales, la unión de Oriente y Oc-cidente de la puesta en escena resulta orgánica ynatural, e incluso un público conservador como elde los estrenos del Teatro Real, la aplaude. Elhombre es universal en su esencia y en ello tienesu grandeza, y también su miseria si renuncia alas cualidades que lo definen.

El tintorero Barak es una gran persona, peropuede convertirse en un ser salvaje si cree en eladulterio de su mujer. El emperador, en la magis-tral escena de la cabaña del halcón, también tiene

celos compulsivos de la Emperatriz que ha desa-parecido del palacio. Hofmannsthal adivina la po-sibilidad de la terrible violencia doméstica comouno de los puntos negativos del ser humano quees necesario evitar desde la reflexión y el perdón.Otro tema de actualidad de esta obra simbólica.

El canon de belleza no es a veces fácil. Re-quiere una exigencia en el artista y el espectador.La brillantez plástica del montaje, las solucionespuntuales, con la luz y el espacio transformado,la utilización de materiales no pesados, unasgrandes telas de enorme belleza, el vestuario,por ejemplo, ha necesitado un arduo trabajo delos creadores. Al tiempo las voces de EvaJohansson, Robert D. Smith, Julie Suon, AlanTitus, Luana de Vol y su entrega al dibujo exactode los personajes, más allá de que no se alcancesiempre la perfección imposible, nos muestran ladiferencia entre este arte directo, sin artificio,sin tecnologías coadyuvantes y lo que hoy ocurreen tantas ocasiones. Las inhumanas tesiturascreadas por Strauss han encontrado también sumagnífico equivalente humano.

El arte, por fin, como conjunción: la Orquestamagnífica con un sólido Steinberg al mando, enuna visión nada gratuita del hombre. Para serlohay que pasar unas pruebas. No todos saben ven-cerlas, pero la purificación espiritual sigue siendouna de las grandes aspiraciones de los seres, ensi mismos y como colectivo. Frente a ello las pro-gramaciones mediáticas tan al uso, no tienentrascendencia alguna. La verdad es mucho másprofunda. Obras de arte como La mujer sin som-bra, en su tiempo y fuera de él, ayudan a diluci-darla. La música, el canto es otra vertiente queno es ni técnica de la belleza vocal ni derivada delo popular o de los impulsos dramáticos de lospersonajes, representa algo más sutil, la metáfo-ra del ser humano y la necesidad de superar uncamino de iniciación para alcanzar la sensaciónúltima de lo inefable que debería definirlo.

V.– NUEVAS IMÁGENES PARA LA ETERNAMÚSICA

Después de La mujer sin sombra, llega la obrainspiradora La Flauta Mágica de Mozart, a lavez Singspiel (música popular cantada en ale-mán) y cuento filosófico, el tema clásico de la ini-ciación a la verdad inspirada directamente en losrituales de acceso a la masoria en la que se habíaintegrado el compositor cuatro años antes. Laversión de Carles Padrissa y Alex Ollé, de la Fu-ra dels Baus, con la ayuda esencial del escenográ-fo Jaume Plensa da una giro de 180 grados a laspuestas en escena habituales y desde la idea delsueño de Tamino crea un espectáculo surrealista,

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lleno de imaginación, con 12 módulos de un ma-terial hinchable que adoptan múltiples formas enel desarrollo de la representación, acompañadosde unas imágenes videográficas y de objetos quese utilizan a la vista del público, Torre desde laque canta la Reina de la Noche, poleas desde lasque pueden colgar los personajes, pelotas de jue-go y un etc. muy amplio. Los servidores de esce-na, son más de cincuenta, el coro viste de blanco,y los personajes incorporados por cantantes jóve-nes de gran preparación física y de perfecta ade-cuación a los personajes se mueven en este mun-do paralelo creado por la Compañía catalana. Só-lo me parece que sobren las reflexiones de RafaelArgullol que no añaden demasiado a un potentechorro de imágenes.

La música se conserva íntegra, exceptuadoslos recitativos, y es sin duda la base del montajeque, frente a ciertas opiniones, la sirve, no se sir-ve de ella. Un magnífico maestro, Mark Minkovs-ki, con energía y un tempo lento adecuado a lapuesta en escena, subraya con sus manos y la ex-presiva batuta todos los matices de esta óperacomplejísima a pesar de su aparente diafanidad.Mozart es respetado y la coherencia de la puestaen escena, las formas en una visión contemporá-nea sin fisuras, aseguran que todas las implica-ciones filosóficas y humanistas de La flauta má-gica se instalen en el público que puede interpre-tarlas de manera absolutamente personal. El co-mentario de una espectadora el día del estrenoen el Teatro Real era lo suficientemente significa-tivo “no sé si me ha gustado o no, pero estoy segu-ra de que nunca olvidaré el espectáculo de hoy”.No cabe mayor elogio.

Porque a los efectos del presente, las obras delpasado deben ser vistas, no con la rutina de unatradición que puede ser arqueológica. El folklore,las células musicales que surgen del corazón delos pueblos, se transforma o es susceptible detransformarse, a través del tiempo. La Flautamágica es un clásico, que puede revivir a travésde las distintas épocas. Los montajes que ha ori-ginado en los últimos tiempos han sido múltiplesy, aún permaneciendo la misma música, las op-ciones han acogido estéticas contrastadas. La de“la Fura dels baus” con su modernidad a la vezcompleja en su apariencia y sencilla en su ideamatriz, de utilización artesanal y tecnológica co-mo una unidad totalmente lógica, puede –y hastadebe– ser discutida, pero abre una nueva luz so-bre la ópera mozartiana y su excelsa música, queaúna la gravedad y la ligereza, llega al especta-dor casi purificada por ese aparente caos que sur-ge minuto a minuto de la escena.

La flauta mágica es una reflexión sobre la vi-da, la bondad y la maldad y en el fondo encierrados historias de amor en principio logradas, Pa-

mina, Tamino, Papageno, Papagena, y otra des-truida, Sarastro y la Reina de la Noche. Estasclaves surgen del espectáculo del Teatro Real, enesa última escena de los coros cantando en la sa-la, el esqueleto del teatro puesto de manifiesto yPamina y Tamino juntos y de la mano despare-ciendo en su fondo, quizás para alcanzar la calley entrar en la vida cotidiana después de su parti-cular iniciación.

La música de siempre en una opción escénicadel Siglo XXI, conservación del arte en lo esencialy visión personalísima en lo accesorio. Una sim-biosis original y creadora.

También y en una pequeña ópera de CarlesSantos, ocho instrumentistas, ocho cantantes quemultiplican sus personajes. “La meu filla socjo…” en un montaje del propio compositor, espec-táculo divertidísimo y original, los sonidos llegandel fondo de los personajes, todos ellos en un ver-tiginoso trabajo escénico que es asimismo proce-dente del principio de los tiempos, incluyendoesos cinco minutos de silencio, al estilo de JohnCage, que retrotrae al hombre a ese momento pa-sivo y aherrojado que sólo pudo liberarse por laexpresión del canto y de la palabra.

VI.– LA MÚSICA DE LA PALABRA

A veces no es la música la que recupera el pa-sado sino la palabra, el verso y su ritmo especialtan riguroso como si figurara en una partitura.Hemos tenido un ejemplo: la excepcional repre-sentación de Julio César de Shakespeare por laCompañía del Teatro Barbican de Londres en unacoproducción con Francia, España y Luxemburgocon la dirección escénica de Deborah Warner. Fueel espectáculo teatral del año en el Español deMadrid, abarrotado todos los días y con muchagente que no pudo acceder al local. Los actores in-gleses dieron una significación precisa al versoshakesperiano desde la visceralidad de la primeraparte: el complot, la muerte de César, los discur-sos fúnebres, con el pueblo presente, hasta la se-veridad, la melancolía, el drama de la muerte ine-vitable. De una conjura, en parte idealista, a unarepresión fría e implacable, esas palabras de Bru-to, Casio, Marco Antonio…. y el resto, recupera-ron la memoria de la historia, su transformaciónpor el autor inglés y su proyección actual. Las pa-labras, la música de las palabras, que ennoblecíanla tragedia sin ocultar su crueldad e injusticia.

Otra transformación sin agresión. DeborahWarner actualiza la acción sin que la dramatur-gia se resienta salvo con detalles puntuales y se-cundarios. La primera parte es brillante, luz cla-ra, teles blancas, escenario poblado, unas escale-ras, un fondo del que surge la multitud. Nos ha-

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blan las imágenes de unas situaciones de emer-gencia, de tensión, de grito, de movimiento. Lasegunda es de oscura luminotecnia, escenografíade derrumbe, el ruido y la furia vienen de fuera,en el escenario se evocan muertes, se tratan pla-nes de dominio, se suceden los suicidios, el sórdi-do canto fúnebre, la soledad final del cadáver deBruto. Una reflexión sobre el poder, sobre la his-toria y la leyenda, de ayer y de siempre.

Magníficos actores en un homogéneo equipo,que saben decir la palabra, hacer de ella una mú-sica especial. En “Infierno” un montaje coetáneosobre La divina comedia y Dante, la palabra, elpoema (están también otros autores comoWilliam Blake) se ve sepultado por unas imáge-nes espectaculares y frías, de un modernismo tec-nológico que, a pesar de momentos de impacto yel esfuerzo de los actores, resulta frío y distante.Tomasz Padur es un interesante director de esce-na pero en este espectáculo ha ido más a la formaque al fondo, mientras que Deborah Warner pro-yectaba su montaje desde la idea, desde el versoal que acompaña con un adecuado y sobrio trata-

miento imagénico. Se hace más cercano el mensa-je: el repudio a la guerra, las artimañas del po-der, la irracionalidad de la masa y esa facilidadde manipulación sobre ella.

Así son estas diversas músicas, las que van re-cuperando los tiempos del pasado, lo ancestral ylo datado. Shakespeare fue un autor de su tiem-po, tuvo un público total, el aristocrático y el po-pular, su verso espléndido y difícil era asequiblea todos y este “Julio César” comprendido en suslíneas generales. Deborah Warner en su puestaen escena lo recupera y permite una lectura a to-dos los niveles. Para que una leyenda, un trozo demúsica, un poema pervivan el presente tiene querecuperarlos del pasado con las nuevas luces ytécnicas que el transcurso del tiempo ha propicia-do. Estos ejemplos, que parten, generalmente deespectáculos de alta calidad, diseñan una partesatisfactoria de este mundo en el que lo culto y lopopular se unen en una simbiosis nada rígida yque permitirá en el curso de los años otras opcio-nes manteniendo intactas las raíces de dondesurgen las obras de arte del ser humano.

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LA FILOSOFÍA DEL REFRANERO ESPAÑOL

1. FILOSOFÍA VULGAR Y FILOSOFÍA CULTA

“Los refranes son la Filosofía que no muere” co-mo afirmó Juan de Mal-Lara (1). En ellos no se danlos vaivenes de las cambiantes corrientes ideológi-cas. El refranero vive del realismo, de lo concreto,de la experiencia… No se da en él la pretensión deregir la cultura, ni la petulancia; sino más bien laaplicación práctica del sentido común. No se preten-de con esta afirmación limitar el valor de la Filosofía,sino tener también en cuenta este tipo de sabiduría.

Aristóteles llama a los Proverbios o Refranes“ciertas reliquias de la antigua filosofía”. También Pla-tón y Plutarco utilizan el refrán o el adagio antiguo pa-ra hacer lo que denominan “demostraciones a ojo”.

Platón en su diálogo Protágoras afirma que “losrefranes son la filosofía más antigua y más loada ytenida por más excelente en Creta y Lacedemonia,que eran amigos de la brevedad”.

La sabiduría popular, alma del refranero, ha idoacuñando expresiones y consejos para cada unode los aspectos de la vida humana. Hay refranesmorales, políticos, religiosos, relativos al campo, ala navegación, al tiempo atmosférico, al toreo, etc.Para profundizar en ellos, utilizaremos las ense-ñanzas del Dr. León Murciego (2).

Las diferencias que señala el mencionado autorentre la Filosofía popular del refranero y la Filosofíapropiamente dicha son las siguientes:

1. La Filosofía vulgar no trata los problemas fun-damentales que tiene planteados el hombre. Noutiliza tampoco la reflexión para resolverlos. Por elcontrario, a partir de la experiencia de los hechosconcretos, acuña una expresión para poder trans-mitirla. La sabiduría que se emplea es casuística.Los refranes van surgiendo de la vida. El puebloexpresa sin más lo que piensa, siente o quiere.

2. La Filosofía vulgar carece de la precisión delenguaje de la Filosofía cultivada. No se preocupade cuidar los conceptos, sino que los utiliza sinmás. Además, su vocabulario es sencillo y por tan-to su interpretación unívoca. En ningún momentoexplica el léxico. Lo da por conocido. El registroque utiliza es universal para todos: “al pan, pan y alvino, vino”. La Filosofía del refranero no tiene encuenta la necesidad de aquilatar, de precisar térmi-nos, porque no busca un desarrollo científico.

3. La Filosofía popular no es sistemática. Noanaliza ni estructura la realidad. No la clasifica.

Aporta sus contenidos y no se preocupa de más.Deja esta tarea a los paremiólogos. Ellos serán losque estructuren y estudien y clasifiquen los refra-nes por temas concretos. Esta labor fue sugerida einiciada por el Doctor León Murciego en la obramencionada y por D. Luis Martínez Kleiser en elGran Refranero Ideológico Español.

4. La Filosofía popular carece de fundamenta-ción científica. Se basa en los juicios de la realidady en la experiencia concreta: “Dos adivinos hay enSegura; el uno experiencia y el otro cordura”.

5. La Filosofía de los refranes utiliza la clave delo popular, de lo rural. Éste es el sello característicofrente a la Filosofía culta. Éste es el contexto en elque nace y se desarrolla el refranero.

6. La Filosofía vulgar tiene un origen desconoci-do. La propagación es natural y espontánea. Setransmite de boca a boca, de una generación a otramediante su simple sistema de memorización. Nun-ca se dice de dónde procede. Si alguien preguntase suele decir: “se lo oía…”. En otras circunstanciasse utiliza la expresión: “Como dijo el otro…”.

7. La Filosofía vulgar vive del realismo. No defor-ma lo que percibe, no lo modifica, no lo relativiza.No se alimenta de modas ni de corrientes ideológi-cas cambiantes. Vive de lo de siempre, de lo perma-nente: “lo que hay, hay y lo que no hay, no hay…”,“Te lo puedo decir más alto, pero más claro no”.

La Filosofía propia del Refranero, a pesar de lasdiferencias con la Filosofía propiamente dicha, tie-ne un valor indudable y una aplicabilidad práctica.Está impregnada del sentido común y de la concre-ción. Tiene un brillo singular. Es un tesoro poco va-lorado, ya que se considera a lo popular pre-cientí-fico y hasta grosero. En el refrán aparece el hom-bre tal cual es. Aparece el hombre de siempre, conlos problemas de siempre y con la naturaleza quetiene. Ahí está retratada la auténtica Antropología,la verdadera Filosofía del Hombre. De entre todaslas disciplinas filosóficas, la que más abunda es laÉtica, ya que el refranero está dando continuamen-te pautas de comportamiento en la vida, tomadas–como queda dicho– de la experiencia.

Queda, ahora, la ingente tarea de sistematizartodo el acervo del Refranero. Habría que clasificaren apartados cada uno de esos tesoros y llegar aestructurar la cultura real, la auténtica sabiduríaacumulada en el tiempo y transmitida de una gene-ración a otra.

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José Luis Díez Pascual

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2. EL REFRANERO DE LOS REFRANES

Para terminar vamos a analizar brevemente lavisión del Refranero sobre sus propios refranes ysobre su utilidad.

2.1. Los refranes son verdaderos:

– “Cien refranes, cien verdades”.

– “No hay refrán que no diga una verdad, y unano, es porque dice dos”.

– “Quien habla por refranes, es un saco de ver-dades”.

– “Refranes que no sean verdaderos y febrerosque no sean locos, pocos”.

2.2. Tienen origen en los sabios y manifiestan la sa-biduría:

– “En la boca del vulgo andan los refranes, perono salieron de bocas vulgares”.

– “Quien refranes no sabe ¿qué es lo que sabe?”.

2.3. Son certeros, son importantes, son buenos yútiles:

– “Hombre refranero, medido, certero”.

– “Saber refranes, poco cuesta y mucho vale”.

– “Si los refranes fueran ley que se cumpliera,mejor el mundo anduviera”.

– “Los refranes te darán consejo y alivio en tusafanes”.

– “Refranes y consejos, todos son buenos”.

2.4. Abarcan todo tipo de situaciones y son muyabundantes:

– “Para todo tiene refranes el pueblo, el toqueestá en saberlos”.

– “De refranes y cantares tiene el pueblo mil mi-llares”.

– “Los pobres tienen más coplas que ollas, ymás refranes que panes”.

NOTAS

(1) MAL- LARA, Juan de: “Declaración del elogio” (a Felipe II)

con que comienza su libro La Philosophia vulgar (Sevilla, 1568).

(2) MURCIEGO, Dr. León: Los refranes filosóficos castellanos,

Zaragoza, 1962.

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