Foncea Lopez, Rosana_Santiago. Iconografia Jacobea en La Rioja 1999

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    SANTIAGO

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    Trabajos del Museo de La Rioja n. 16

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    LOGROO, 1999

    MUSEO DE LA RIOJA

    S A N T I A G OICONOGRAFIA JACOBEA EN LA RIOJA

    Rosana Foncea Lpez

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    Copyright: Museo de La RiojaDepsito Legal: LR - 187 - 1999ISBN: N. 84-8125-127-5Grficas San Milln, S.A.L.Impreso en Espaa

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    Este trabajo forma parte de un estudio ms amplio, que rea-lic en el ao 1996 con una Ayuda a la Investigacin concedidapor el Instituto de Estudios Riojanos. Quiero expresar mi agra-decimiento a esta Institucin, as como a D. Begoa ArreUgarte, Profesora Titular de Historia del Arte de la Universidadde La Rioja, quien desde el primer momento me prest el apoyoy el aliento necesarios para realizarlo. Doy las gracias tambin, aD. M. Teresa Snchez Trujillano, Directora del Museo de LaRioja quien, hace ya tiempo, tuvo la feliz idea de organizar unaexposicin sobre la iconografa de Santiago en este ao jacobeode 1999.

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    I N D I C E

    Introduccin ................................................................................. 111. Santiago Apstol .................................................................... 17

    1.1. Iconografa vinculada a la vida de Cristo ........................ 17

    1.2. Iconografa vinculada a la vida de la Virgen.................... 33

    1.3. Iconografa de las Apariciones de la Virgen a Santiago.. 36

    1.4. Iconografa de la Pasin de Santiago ............................. 43

    2. Iconografa de Santiago peregrino.......................................... 493. Iconografa de Santiago Matamoros....................................... 75

    4. Bibliografa .............................................................................. 95

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    Ciudades en las que predic Santiago. Grabados de Diego de Astor, S. XVII.

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    1. CID, C.: Santiago el Mayor en el texto y en las miniaturas de los cdices delBeato. Compostellanum, vol. X, 4 (1965); pp. 587-638.

    2. La Crnica Albeldense fue escrita por el monje Vigila (974-976), en el monasteriode San Martn de Albelda, donde un importante taller de monjes copistas trans-criba y conservaba obras de la antigedad. Suele citarse el desaparecidomonasterio en relacin con las peregrinaciones a Santiago, por haber sido lugarde paso del primer peregrino de nombre conocido, el principe de Aquitania,Godescalco.

    INTRODUCCION

    Las fuentes de la Edad Media son esenciales en la fijacin de laiconografa de Santiago y en la pervivencia de un culto apasionado,que ya desde el siglo VIII, en el himno O Dei Verbum, nombr al

    Apstol protector y patrono nacional, y le asign la evangelizacinde la Pennsula. El Comentario al Apocalipsis de Beato de Libanaelaborado hacia el ao 786, mostraba en una peculiar cartografa eldestino de Santiago en Gallaecia. La misma idea confirma el ejem-

    plar del Beato conservado en la catedral de Burgo de Osma y fecha-do en 1086, en el que aparece representada la cabeza de Santiagodentro del templo compostelano1.

    El hallazgo de la tumba cerca de San Fiz de Solovio, hacia elao 830 tom consistencia con las Crnicas que aludan a estesepulcro en los siglos IX y X, Crnica de Sampiro y Crnica

    Albeldense respectivamente2. El proceso que se iniciaba con estedescubrimiento y que se afianz durante siglos con consecuencias

    asombrosas en los aspectos espirituales y materiales, fue resulta-

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    3. Sobre la construccin de la catedral de Santiago, vase la revisin sobre la obrade K. J. CONANT: The early architecture of the cathedral of Santiago deCompostela, realizada por el profesor S. MORALEJO LVAREZ: Notas para unarevisin de la obra de K. J. Conant. Santiago, Colegio Oficial de Arquitectos de

    Galicia, 1986; pp. 191-192 para la presente nota.4. El Liber Sancti Jacobi. Codex Calixtinus se tradujo al castellano en 1951 por los

    profesores A. MORALEJO LASO, C. TORRES RODRGUEZ y J. FEO. Su laborfue consecuencia de la transcripcin latina que hizo el hispanista W. MuirWhitehill en 1944. En este trabajo se ha utilizado la edicin de 1992 que respetantegramente la traduccin y notas originales. Liber Sancti Jacobi. CodexCalixtinus: Traduccin y notas de A. MORALEJO LASO, C. TORRES y J. FEO.Pontevedra, Xunta de Galicia, 1992.

    5. DAZ Y DAZ, M.: El Liber Sancti Jacobi en Santiago y la Europa delPeregrinaje. Barcelona, Lunwerg, 1993; pp. 39-55.

    do de la necesidad de cohesin y pervivencia de la cristiandadfrente al dominio rabe.

    En 1078 se comenz a levantar, alrededor del santuario que

    haba edificado Alfonso III y que Almanzor haba destruido parcial-mente, la baslica romnica a la que llegaran los peregrinos paravenerar las reliquias del Apstol3. Elscriptorium compostelano con-solid este proceso de culto jacobeo y del templo como centro deperegrinacin, especialmente con la redaccin en el siglo XII delLiber Sancti Jacobi tambin llamado Cdice Calixtino4. Con estaobra compuesta de cinco libros se dotaba a la iglesia compostelanade una liturgia de la que careca y se difunda, sobre todo en el libro

    II y III, la vida y los milagros de Santiago as como la traslacin de sucuerpo a Galicia. La iconografa, como se ver, debe muchas de lasrepresentaciones a los pormenores relatados en estos libros. El libroV que describe la ciudad de Santiago y la catedral, lo compone unagua de viaje para los peregrinos que llegaban de Francia y que nospermite conocer el itinerario desde Roncesvalles. Si bien se han ela-borado algunas hiptesis sobre la autora del Liber Sancti, parecemuy probable que el compilador, tal vez un clrigo francs ayudadopor otros colaboradores, realizara esta magna obra por encargo y

    bajo la proteccin de Gelmrez hacia 11505.En La Rioja confluyeron acontecimientos reales y legendarios

    que permitieron vincular de manera especial esta regin con el cultoa Santiago. Por un lado, la importancia de hallarse en la ruta jacobea

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    6. INVENTARIO Artstico de Logroo y su provincia, dirigido por J. G. MOYAVALGAON. Madrid, Servicio Nacional de Informacin Artstica, Arqueolgica yEtnolgica, 1976; t. II, p. 239.

    7. Fray Anastasio de Lobera recoge en un libro publicado en 1596, Historia de lasgrandezas de la ciudad e iglesia de Len, la tradicin de que Santiago haba vivi-do en el lugar de Jubera. Unos aos ms tarde, en 1616, se publica en Madridel libro de Mauro Castella y Ferrer Historia del Apstol de Jesucristo Santiagode Zebedeo Patrn y Capitn General de las Espaas, en el que se insertarondiecinueve estampas del grabador Diego de Astor entre las que interesa desta-car especialmente, una en que se representa la Venida de la Virgen del Pilar,rodeada por las escenas de la partida del Apstol, de su martirio y de las ciuda-des espaolas en que hipotticamente predic. Entre estas ciudades, aparecereflejada Jubera. Esto hace pensar que la fama del santuario y de la tradicinque situaba la predicacin de Santiago en este valle, haban rebasado los lmitesde la comarca riojana, con la colaboracin de textos tardos que circularon a lolargo de los siglos XVI y XVII y que afirmaban basarse en otros medievales.Otros aspectos sobre el culto en Jubera han sido tratados por H. RUIZ ORTIZDE ELGUEA: La devocin a Santiago de Jubera en la Edad Media. Berceo, n81 (1971); pp 101-110.

    ha propiciado una importante iconografa que asimil, temprana-mente y con gran riqueza de detalles, los atributos propios de losperegrinos en las imgenes del Apstol. El culto y su expansin a

    travs del arte se extralimitan fuera del trazado del Camino Francsproduciendo tambin importantes manifestaciones artsticas en LaRioja Baja, y focos de peregrinacin en zonas como la de Juberadonde procedente del santuario medieval que existi en la zonadedicado al Apstol, se ha conservado la talla mas antigua en LaRioja de Santiago peregrino datada en el siglo XIV6. Segn la tradi-cin Santiago haba vivido y predicado en Jubera donde se produjodesde la Edad Media un interesante fenmeno de peregrinacin yculto7.

    Junto a las primeras imgenes deJacobus peregrinus que incor-pora los rasgos propios de los peregrinos que se dirigan al templocompostelano, surge del escenario riojano de Clavijo, la iconografaguerrera de Santiago miles Christi, a cuyos enemigos, defensoresdel Islam, vence en las representaciones que de este tipo se realizanen La Rioja a partir de la segunda mitad del siglo XVI, originando asla representacin netamente hispana de Santiago matamoros, quetendr eco al otro lado del Atlntico en una iconografa similar dirigi-

    da contra los indios.

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    8. UBIETO ARTETA, A.: Los Votos de San Milln. Barcelona, Facultad de Filosofa yLetras, 1965; pp. 311-324. Vase tambin la edicin del mismo autor delCartulario de San Milln de la Cogolla (759-1076) Valencia,1976; pp. 33-40.

    9. En el siglo XIV el milagro del ahorcado vivo ya se asociaba a Santo Domingo, talcomo demuestra un sello del siglo XIV, de los que servan como documentopara la identificacin de los peregrinos, y que se encontr en el Sena entre otrossellos insignia en el siglo pasado. En l figura la siguiente inscripcin:SIGILLUMSANTI DOMINICI CALCIATENSIS. El santo aparece con aureola, casulla y bas-tn herrado con el gallo y la gallina sobre cada uno de los brazos extendidos.Arrodillado junto al santo, aparece el peregrino salvado, cogiendo la cuerda dela horca. Vase L. VZQUEZ PARGA: Algunos aspectos de la influencia de laperegrinacin compostelana en la iconografa artstica. Compostellanum, vol. X,4 (1965); pp. 449- 463.

    Otra influencia, ms prxima geogrficamente, est reflejada enlas representaciones de San Milln, tambin a caballo, vestido demonje y luchando con una espada flamgera en alto contra las hues-

    tes musulmanas. El contenido simblico de la representacin deSan Milln comomatamoros, tiene al igual que en Santiago un desa-rrollo que si bien es de menor trascendencia, mantiene ciertas simili-tudes. Como se ver al tratar la iconografa de Santiago, el texto delPrivilegio de los Votos o Diploma de Ramiro fue decisivo paraimplantar la representacin de Santiago a caballo, vencedor de losejrcitos rabes. En el caso de San Milln, tambin se ide bajo supatronazgo y a mediados del siglo XII, el Privilegio que favoreca alMonasterio y que le dotaba del mismo carcter guerrero y de la cali-dad de santo patrono8. En el siglo XIII, Berceo introdujo en La Vidade San Milln el episodio que reforzara esta visin y que repercutien la posterior iconografa en la que aparecen Santiago y San Millnluchando juntos en la batalla de Simancas, tal como los representJos Bejs en una pintura del Monasterio de Yuso.

    Otra peculiaridad iconogrfica es la que afecta a la representa-cin de un milagro, el milagro del ahorcado vivo, atribuido en lostextos medievales a Santiago y que La Rioja, asigna a Santo

    Domingo de La Calzada, tal como narran los relieves del sepulcrodel santo en la catedral calceatense9. No se conoce la razn exactade esa atribucin pero bien podemos suponer que La Rioja rindiuna consideracin especial a un santo que siendo natural de estaregin, estaba adems vinculado a la construccin del Camino y a

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    10. MLE, E.: Lart religieux de la fin du Moyen ge. Pars, 1925; pp.174- 181.

    los peregrinos por quienes haba de velar. La representacin de estemilagro en el arte espaol es poco frecuente y sin embargo, alcanzgran difusin en otros pases europeos, especialmente en Francia,

    donde las escenas del milagro han sido recogidas en las vidrieras delas iglesias, pero siempre atribuido a Saint Jacques10.

    El anlisis de la iconografa jacobea hace necesario distinguirentre las fuentes que van a afectar a las representaciones y quedeterminan por una parte, la que podemos llamarbiografa histricade Santiago y por otra, la historia legendaria. De la primera, proce-dente de los Evangelios y de los Hechos de los Apstoles, surge el

    Apstol Santiago o Iacobus Maiorque pronto se ver caracterizado

    por los ttulos de peregrino ybellator que dependen de fuentes ap-crifas y que procuraron a Santiago Zebedeo, pescador de Galilea,una acusada transformacin iconogrfica.

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    Jubera. Detalle del grabado

    de Diego de Astor, S. XVII.

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    11. SILVA Y VERASTEGUI, S. de: Iconografa del siglo X del reino de Pamplona-Njera. Pamplona, Institucin Prncipe de Viana, 1984; p.196.

    1. SANTIAGO APOSTOL

    1.1. Iconografa vinculada a la vida de Cristo

    En fechas tempranas no hallamos representaciones de Santiago.En el siglo X, la iconografa riojana de los cdices, a diferencia deotras escuelas como la leonesa o castellana, elude la figuracinapostlica, a excepcin de San Pablo que figura en la Biblia

    Albeldense11

    . En el siglo XII, el atributo caracterstico de Santiago eracomo para el resto de los apstoles, un libro. As es como figura,annimo entre sus compaeros, en los marfiles de la arqueta de SanFelices en el Monasterio de San Milln de la Cogolla, donde junto aJess, se representan ocho de los apstoles que siguiendo la tradi-cin oriental sostienen el libro con un pao que cubre la mano. Estafalta de identificacin se produce tambin en La ltima cena, repre-sentada en la misma arca. En el sepulcro de Doa Blanca, en SantaMara La Real de Njera se muestra a Cristo con nimbo crucfero y

    rodeado de los apstoles, pero Santiago tampoco es identificableentre estas figuras. Durante el siglo XIII, los apstoles se representa-ron en las portadas de las iglesias y se coloc en sus manos el ins-trumento de su suplicio, aunque aun no se estaba de acuerdo con elgnero de muerte que deba atribuirse a cada uno. En la iglesia deSan Bartolom de Logroo a principios del siglo XIV, un apostolado

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    Fig. 1. Santiago. S. XIV. Logroo, Iglesia de Santiago El Real. (Foto: A. Aragn).

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    de pequeo tamao y de rasgos arcaizantes, ya muestra elementosdistintivos entre los apstoles que aluden a su martirio, o en el casode Santiago, a la evangelizacin a travs del bculo.

    Fue en el siglo XIV y en el campo de la escultura en madera,donde se produjo en La Rioja, segn las obras conservadas, el cam-bio que hizo del Apstol un homo viator, un peregrino que haca elcamino hasta su propio santuario en Compostela. Esta tipologa queexige un estudio independiente del que nos ocuparemos mas ade-lante, aparece en ocasiones fusionda con la primitiva versin apos-tlica.

    Las tallas de las iglesias de San Nicols de Jubera y de Santiago

    El Real de Logroo, con haber configurado ya lo esencial de laemblemtica de laperegrinatio, son aun figuras cercanas a la tipolo-ga apostlica. Es sobre todo, la talla de Logroo datada en lasegunda mitad del siglo XIV, la que presenta tal mixtura entre aps-tol yperegrino, que ambas categoras se funden en la misma obra.En esta imagen, el sustrato apostlico est bien visible. Es Santiagoperegrino, pero adems, otorga la bendicin en una especie deacercamiento a la figura de Cristo (Fig.1).

    En el Liber Sancti Jacobi, se describe la figura de Iacobus Maiorcuando se narra cmo era la cubierta del ciborium del altar mayorde la baslica compostelana : ...en la primera cara, es decir, delante,est sentado en medio Santiago, que sostiene un libro en la mano

    izquierda y con la mano derecha da la bendicin. La representacinlogroesa participa de ese carcter primero que tuvo la iconografadel Apstol en actitud de bendecir a los fieles y que es nica en elarte riojano.

    La ya aludida biografa histrica del Apstol, estara contenidaen los Hechos de los Apstoles. Pero los datos que nos ofrecenson escuetos. La narracin bblica sobre Santiago le presentacomo uno de los preferidos de Jess junto con Pedro y con Juan.Los tres estn presentes en el momento de la Resurrecin de la

    hija de Jairo (Marc. 5,37), en la Oracin en el huerto de Getseman(Mat. 26,37) y en el acto de la Transfiguracin en el Monte Tabor(Mat.17,1). En la iconografa espaola en general, Santiago noposee smbolos especficos en las escenas de laAscensin y de la

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    Fig. 3. Evangelizacin del

    mundo. Tablas de

    Ribalmaguillo. S. XVI.

    Logroo, Museo de La Rioja.(Foto: Museo de La Rioja)

    Fig. 2. Aparicin de Jess a

    Santiago. Tablas de

    Ribalmaguillo. S. XVI.

    Logroo, Museo de La Rioja.(Foto: Museo de La Rioja)

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    12. SEBASTIAN, S.: El mensaje simblico del arte medieval. Madrid, Encuentro,1994; p. 321.

    Oracin en el huerto12. El arte riojano parece apoyar esta normamostrando una falta de caracterizacin del Apstol en las dosescenas sealadas.

    La imagen de Santiago en su tipologa apostlica tiende a serrepresentada bajo la caracterizacin de peregrino aunque sea referi-da a la mnima expresin, y as lo hallamos en dos escenas que lovinculan a la vida de Cristo y que dependen de su biografa evang-lica. Ambas escenas se han representado en la segunda mitad delsiglo XVI. La primera, de excepcional factura, es La ltima Cena delretablo mayor realizado por Arnao de Bruselas en Santa Mara dePalacio en Logroo en la que Jess est rodeado de sus discpulosque aparecen conmovidos por la confesin que acaba de hacerlessobre la traicin de uno de ellos. En esta escena, Santiago ha sidocaracterizado con el sombrero que asoma sobre el hombro, expre-sin mnima y suficiente para plasmar la concha flanqueada por losbordoncillos cruzados.

    La otra representacin es una pintura procedente de la Iglesiade Santiago en Ribalmaguillo. El artista, de escasa formacin tc-nica, elabor el tema de La Aparicin de Jess a Santiago, en laque los hijos de Zebedeo aparecen en el Lago Tiberiades sobre una

    naveta cuyo mstil lleva el estandarte rojo, y en la que Santiagoadquiere la fisonoma de un peregrino que lleva gorra adornada conbordoncillos y concha, adems del bastn. En la orilla les esperaJess que sostiene la bola del mundo que estn destinados a evan-gelizar (Fig. 2).Esta obra del siglo XVI, tcnicamente imperfecta, essin embargo una muestra iconogrfica bastante excepcional encuanto a la escasa interpretacin del tema.

    La evangelizacin del mundo por parte de Santiago se advierte

    en algunas obras del arte riojano, aunque tampoco es un tema fre-cuente. Los apstoles haban sido enviados por Jess con la adver-tencia de que nada llevasen para el camino, sino el bculo slo; ni

    alforja, ni pan, ni dinero en el cinto (Mc. 6, 8). En una pintura queprocede del mismo retablo de Ribalmaguillo y que como la anteriorse encuentra en el Museo de La Rioja, Santiago est rodeado de

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    Fig. 5. Santiago Apstol. Diego

    Camporredondo, 1736.

    Calahorra, Iglesia de Santiago.(Foto: A. Aragn).

    Fig. 4. Escena de Evangelizacin.

    S. XVII. Jubera, Iglesia de San

    Nicols. (Foto: A. Aragn).

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    13. RAMIREZ MARTINEZ, J. M.: La escultura en La Rioja durante el siglo XVII.Logroo, I.E.R.,1984; p. 14.

    14. MARTIN, J. L.: Orgenes de la Orden Militar de Santiago (1170-1195).Barcelona, 1974; pp.11-29.

    sus discpulos y lleva una calabaza colgada de la cintura, la gorra yel bordn (Fig.3). Junto al carcter apstolico que contiene estaescena quedan fijados de manera inseparable los atributos de pere-

    grino que la Edad Media haba consolidado. En estas figuras deescasa corporeidad predomina un trazo muy delineado mediante elque se configuran rostros de idnticas facciones.

    El resto de las representaciones que hacen alusin a lapredica-cin de Santiago, son de desigual factura y las hallamos en la reta-blstica barroca. En el retablo de la Iglesia de San Nicols deJubera, hay una representacin en que se muestra al Apstol predi-cando sobre un plpito ante los fieles. El fondo se resuelve con unas

    lneas arquitectnicas cuyo trazo es una referencia al lugar donde seencuentra Santiago, pero que no alcanzan el menor rigor compositi-vo. El retablo al que pertenece procede de la ermita dedicada aSantiago y fue relizado por Sebastin del Ribero a partir de 1652 encolaboracin con un escultor de un taller najerino. La policroma esde 1659 y se debe a Pedro Lzaro Ruiz13 (Fig.4).

    De mayor envergadura iconogrfica son las escenas de evangeli-zacin en los relieves de las iglesias dedicadas a Santiago, enLogroo y Calahorra. En el retablo realizado en 1736 por DiegoCamporredondo en Calahorra, el Apstol parece caminar seguidode una corte de moros. Su austera indumentaria se cubre de dosemblemas: la cruz de la Orden de Santiago y la venera. Es sta unarepresentacin con caractersticas nacionales propias y nica en laiconografa riojana. Al carcter de apstol se aaden dos acepcio-nes: la de peregrino, a travs de la venera y la de caballero de laOrden militar que haba surgido en la Edad Media para auxilio de losmonarcas en la Reconquista14 (Fig. 5). Esta escena forma parte de

    un retablo en cuyas representaciones, Santiago adems de cristiani-zar a los musulmanes, es tambin el elegido para darles muerte. Lasescenas son muy posteriores en su realizacin a los hechoshistri-cos que refieren, de modo que en pleno siglo XVIII mantienen viva la

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    Fig. 6. Predicacin de Santiago ante Fileto. Francisco de Ureta, 1653.

    Logroo, Iglesia de Santiago El Real. (Foto: A. Aragn).

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    15. DIAZ Y DIAZ, M. C.: Santiago el Mayor a travs de los textos en el Catlogode la exposicin Santiago camino de Europa. Santiago, 1993; pp.9-10.

    16. Liber Sancti Jacobi..., Op. cit., p. 123.17. VORAGINE, S. de la: La Leyenda Dorada. Madrid, Alianza, 1982, t.I, p.397. Esta

    obra fue escrita hacia el ao 1264, por el dominico Santiago de la Voragine,quien retom las historias de los santos a partir de los Leccionarios.

    mstica de la cristiandad que en la Edad Media haba fomentadoguerras y conversiones.

    Si en ese relieve y en el retablo de Calahorra en general, el

    Apstol adquiere un signif icado l igado a la historia de laReconquista, en los relieves del banco del retablo mayor deSantiago El Real de Logroo realizados en 1653 por Francisco deUreta, las escenas de la evangelizacin proceden de fuentes noevanglicas, que lo vinculan exclusivamente a su papel apostlico.

    La representacin en que Santiago predica ante Fileto, el envia-do del mago Hermgenes, depende de la Passio Magna, texto ela-borado hacia la segunda mitad del siglo V, o algo posterior, que

    introduce a Santiago, aprovechando su capacidad dialctica, enlas pugnas que en la poca se estaban originando contra losmagos15. Este relieve que forma parte del banco del retablo tienecomo el resto de los relieves un carcter narrativo. La escena sedesarrolla en un slo plano en el que Santiago se halla predicandoen Judea, caracterizado con el sombrero a la espalda y el libroabierto (Fig. 6).

    El Liber Sanctise har eco de las versiones que sobre estanarracin haban circulado muchos siglos atrs16:

    Sucedi pues que un tal Hermgenes mago, le mand aun discpulo suyo llamado Fileto. El cual llegndose con

    algunos far iseos a Sant iago, intentaba demostrar queJesucristo el Nazareno de quien se deca Apstol no era elverdadero hijo de Dios. Santiago que actuaba confiado en elEspritu Santo destrua todas sus aserciones demostrandoque s era el verdadero hijo de Dios segn las SagradasEscrituras.

    En La Leyenda Dorada se constata la misma versin17. En el otro

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    Fig. 7. Bautismo de Josas. Francisco de Ureta, 1653. Logroo, Iglesia de

    Santiago El Real. (Foto: A. Aragn).

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    relieve, tambin en Logroo y formando una serie narrativa con elanterior, Santiago lleva a buen fin la prctica evangelizadora y con-vierte a Josas, el escriba que le haba puesto la soga al cuello, dn-

    dole el bautismo; tambin esta escena est narrada en los textosanteriormente citados. En cuanto a la caracterizacin de Santiago,hay que sealar que el sombrero que parece un elemento anecdti-co, es tambin identificador.

    En el relieve de la predicacin, lo lleva colgado en la espaldacomo un rasgo muy naturalista. En la representacin del bautismode Josas, Santiago sujeta con una mano el sombrero, mientras conla otra, derrama el agua del bautismo con una concha. De estemodo queda patente su calidad de apstol pero tambin el modo enque se perpeta esa mixtura iconogrfica con el aporte de elemen-tos simblicos procedentes del tipoperegrino (Fig.7).

    Hay que sealar que en La Rioja, son ms abundantes las repre-sentaciones procedentes de fuentes apcrifas que relatan hechosreferidos a Santiago, que la iconografa de raz netamente evangli-ca que como ya se ha dicho, adems de ser inferior en nmero, nosuele caracterizar al Apstol de manera especial.

    En nuestras iglesias, es habitual hallar series de apostoladostanto en los bancos como en las entrecalles de los retablos. LaEdad Media haba ido fijando los atributos que iban a caracterizara los apstoles, representados con mayor o menor fortuna por losartistas. En el caso de Santiago, resultara muy difcil definirlocomo apstol si no fuera porque en estas series no es una figuraaislada, sino que forma parte inseparable del cuerpo apostlico yde un contexto material determinado. En algunos casos, la carac-terizacin en imgenes de Santiago Apstol con la emblemtica de

    la peregrinacin es tan completa, que si estas obras se extrajerande su contexto, la lectura iconogrfica sera exclusivamente la delperegrino. No hay ms que observar la talla del Maestro Anse en elbanco del retablo mayor de Albelda. A juzgar por la postura de lamano derecha, debi llevar un bordn que falta. En la otra manosostiene el libro de los Evangelios abierto y para completar estaimagen destaca el morral que cuelga de la cintura como atributodel peregrino. Esta talla tratada con pelo rizado y barba partida, aluso en las imgenes del XVI, tiene el estilo inconfundible de Anse

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    Fig. 9. Santiago Apstol. Navalsaz, S.

    XVI. Calahorra, Museo Diocesano.

    Fig. 8. Santiago. Maestro Anse, primer

    tercio del S. XVI. Albelda, Iglesia de

    San Martn.

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    18. RUIZ-NAVARRO PEREZ, J.: El Maestre Anse, Berceo, 87 (1974); pp. 199-208.19. Ibidem. p. 206.

    con la marcada inestabilidad que le confiere la posicin de laspiernas18 (Fig.8).

    De las tres tallas que Anse realiz de Santiago en La Rioja, la

    ms antigua es la que est en la Capilla de Nuestra Seora de laPaz en La Redonda que pertenece al primer tercio del siglo XVI ycuyo tratamiento difiere en algunos rasgos de las tallas realizadaspara las iglesias de Albelda y de La Villa de Ocn. En la imagende Santiago peregrino en Logroo, los pliegues de las vestidurasson quebrados y producen un efecto de pesadez y acartonamien-to, pese a que se revela el estilo que acompaa a todas las obrasde este maestro19.

    La tendencia a destacar los atributos de peregrino en series deApostolados se observa en innumerables retablos como en el de laiglesia de San Andrs de Cameros, realizado en la primera mitaddel siglo XVI por Simen de Cambray. Los emblemas de la peregri-nacin se hacen tan ostensibles, que en estas imgenes deSantiago se humaniza el carcter sagrado que como apstol lecorresponde, prevaleciendo su calidad de caminante.

    Son menos las imgenes que se limitan a mostrarle segn la

    estricta caracterizacin de su primera labor evanglica, como enuna talla de la segunda mitad del S. XVI que procede de Navalsaz,y que se halla en el Museo Diocesano de Calahorra. Esta imagenrepresenta a Santiago como apstol, vestido con ropas de ampliospliegues que se cien en la cintura. La capa se recoge con ciertonaturalismo, dejndose caer sobre el libro de los Evangelios quesostiene en la mano izquierda. El bculo que muestra aqu comoatributo apostlico es de fuste muy elaborado; tambin hay un tra-tamiento minucioso en el rostro que se enmarca en cabello ondu-

    lado y barba. El resultado es el de una imagen de serenidad clasi-cista y porte armonioso al que contribuye la sobriedad de la poli-croma (Fig.9).

    La pintura en el siglo XVI es escasa en La Rioja frente a la canti-dad y calidad de la escultura, tal vez debido a una falta de demanda

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    Fig. 11. Santiago y San Judas, Montalbo de Cameros, h. 1500.

    Calahorra, Museo Diocesano.

    Fig. 10. Escena de Apostolado,

    h. 1540. Bobadilla, Iglesia de

    San Juan Bautista.

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    20. MOYA VALGAON, J. G.: Aspectos del arte riojano en tiempo de Navarrete.V Jornadas de arte riojano. Logroo, I.E.R.,1995; p. 32.

    21. GALILEA ANTON, A. M.:Aportacin al estudio de la pintura gtica sobre tabla ysarga en La Rioja. Logroo, I.E.R.,1985; p.42.

    que propici que los pintores se dedicaran casi exclusivamente a lapolicroma de las imgenes20.

    En pintura puede ilustrar este tema, el Apostolado del banco del

    retablo de la iglesia de Bobadilla. En esta pintura annima realizadahacia 1540, Santiago forma parte de una serie en la que se han dis-tribuido las figuras en parejas. Los atributos de peregrino: sombrero,venera y bordn de doble pomo se mezclan con el primitivo carcterapostlico que sin embargo predomina en esta imagen en la quesubsisten elementos tradicionales como el uso de nimbos dorados.Hay que destacar la concepcin manierista de toda la obra aplicadaal color desvado de los ropajes y a los gestos contenidos. Santiago

    y San Juan parecen establecer un vnculo de comunicacin median-te el cliz portador del veneno que Aristodemo hizo beber a S. Juany que ste muestra al Apstol (Fig.10).

    En una tabla procedente de la iglesia de Montalbo de Cameros yque actualmente est en el Museo Diocesano de Calahorra,Santiago identificado con el sombrero y un grueso bordn se repre-senta con su carcter apostlico mediante la unin que establececon San Judas quien como la mayora de los apstoles se identificamediante el instrumento de su martirio. En ambas imgenes seaprecian idnticos rasgos: rostros de acentuado realismo de faccio-nes anchas, barbas en punta y prpados abultados; destaca tam-bin un canon de cabeza pequea en ligera disonancia con el volu-men monumental de los cuerpos representados de media figurasobre un fondo dorado. La tabla debi formar parte del banco delretablo al que perteneca, dado el tamao del soporte. La elabora-cin de este tipo deparejas de Apstoles, se enmarca dentro de lasproducciones riojanas realizadas hacia el ao 1500 de influencia

    septentrional21

    (Fig. 11).Entre las expresiones artsticas, es en la iconografa de bordados

    de prendas eclesiales donde Santiago mantiene claramente sucarcter de apstol, que a pesar de cierta mixtura de elementos,

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    como el bordn o en algunos casos, el sombrero, son sin embargo,los nimbos, las vestiduras sagradas o los propios espacios borda-dos a modo de hornacinas, los que le envuelven en su primitivo

    carcter apostlico.

    Fig. 12. Tablas de S. Milln. S. XIV. Detalle de la

    Asuncin de la Virgen. Logroo, Museo de La Rioja.

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    22. Ibidem., p. 19.23. SILVA Y VERASTEGUI, S. de: Iconografa gtica en lava. Vitoria, Diputacin

    Foral de lava, 1987; p. 159.24. Los Evangelios Apcrifos: Edicin de A. DE SANTOS OTERO. Madrid,

    Biblioteca de Autores Cristianos, 1985; p.655.25. Ibidem, p. 656.

    1. 2. IconografIa vinculada a la vida de la Virgen

    En aquellas representaciones que procedentes de los Evangelios

    Apcrifos vinculan a Santiago con la vida de la Virgen, hay unacaracterizacin definida del mismo, que contrasta con el carctergeneralmente incgnito de los otros apstoles.

    De finales del siglo XIV y de estiloitalogtico, es una tabla pinta-da al temple que junto con otra, formaban las puertas que ocupabanel frente del testero de la iglesia del Monasterio de Suso y queactualmente se hallan en el Museo de La Rioja22. Entre las escenasnarradas, se encuentra la Asuncin de la Virgen que es llevada al

    cielo por ngeles, momento al que asisten los apstoles (Fig.12).Esta escena haba sido representada en Espaa por primera vez enla escultura monumental romnica y se desarroll ampliamente en elgtico que lo hace objeto de programas iconogrficos tanto en por-tadas como en pintura23. Posiblemente, el artista que pint estastablas conoca ya este tipo de representaciones que dependen delecturas apcrifas: ... De pronto se vieron circundados por una luzcelestial y cayeron postrados en tierra mientras el santo cadver era

    llevado al cielo en manos de ngeles24.

    En esta escena la mayora de los apstoles no tienen identidad.Sabemos quien es el incrdulo Toms porque la Virgen le entrega elcinturn: ...y en el mismo momento le fue arrojado desde lo alto, al

    bienaventurado Toms el cinturn con que los Apstoles habanceido el cuerpo santsimo de Mara25. San Pedro y San Juan sedistinguen por una leve caracterizacin fsica y Santiago por unsombrero sobre el que lleva el nimbo como el resto de los apsto-les. Es por tanto una identificacin alusiva a su calidad de peregri-

    no, cuyo modelo se haba fijado en la iconografa cristiana en elsiglo XIV.

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    Fig. 14. Traslacin de la Virgen. S. XVII. Anguiano, Iglesia de San Andrs.

    Fig. 13. Dormicin de la Virgen. Hernando de Salcedo, 1539.

    Valgan, Iglesia parroquial.

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    26. SILVA Y VERASTEGUI, S. de: Iconografa gtica..., Op. cit., p.149.27. ARRUE UGARTE, B. y otros: Catlogo de la exposicin La Virgen en el arte de

    La Rioja de los siglos XII-XVIII. Logroo, Caja Rioja, 1988; fig. 68.28. Los Evangelios..., Op. cit., pp. 604-605.

    El tema de la Dormicin de la Virgen se sigue representando enLa Rioja en el siglo XVI, de acuerdo a los modelos dekoimesis orien-tal en que los apstoles rodean a Mara en su lecho mortuorio. Los

    primeros modelos sobre esta representacin se hallan en un capitelde la girola del templo de Santo Domingo de la Calzada y en lacabecera, pero en estos dos ejemplos, que por otra parte son losprimeros en la iconografa medieval espaola, se han omitido lasfiguras de los apstoles26. De 1539, es un relieve en madera de laiglesia deValgan realizado por Hernando de Salcedo que presen-ta a los apstoles rodeando el cuerpo de la Virgen tendido sobre ellecho27. Santiago aparece entre sus compaeros representado slode media figura, en la que se hace perceptible la concha sobre lagorra, la capa de viaje cerrada por delante y el bordn (Fig.13).

    Los otros apstoles no poseen el acopio de emblemas identifica-dores que reiteran su aparicin en las imgenes jacobeas.

    Otra representacin que se refiere a los ltimos momentos de lavida de la Virgen es la Traslacin del cuerpo28. De este hecho quenarran los Apcrifos, tenemos constancia en un relieve de un retablodel siglo XVII perteneciente a la iglesia de San Andrs deAnguiano

    (Fig.14).Obrado este milagro, llevaron los Apstoles el fretro y

    depositaron su santo y venerado cuerpo en Getseman, enun sepulcro sin estrenar. Y he aqu que se desprenda de

    aquel santo sepulcro de Nuestra Seora, la Madre de Dios,un exquisito perfume. Y por tres das consecutivos se oye-

    ron voces de ngeles invisibles que alababan a su hijo,Cristo nuestro Dios. Mas cuando concluy el tercer da,

    dejaron de orse las voces, por lo que todos cayeron en lacuenta de que su venerable e inmaculado cuerpo haba sidotrasladado al paraso.

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    29. HOC EST ENIM C(O)RPUS / MEUM / HIC EST ENIM CALIX SAN / GUINIS MEINOVI & AETER / NI(T) ES(T) AME(N) TI M(I)STERIUM / FID(E)I QUI PRO VOBIS& PRO / MULTIS EF FUNDETUR YN / REMISSIONEM PECCA / TORUM

    30. PITA ANDRADE, J. M.: La iconografa de Santiago en el Sacro Monte.Compostellanum, vol. X, 4 (1965); p. 533.

    31. CARO BAROJA, J.: Las falsificaciones de la historia. Barcelona, 1995; pp.123-124.

    La escena est dispuesta en torno al fretro de la Virgen quecontiene una inscripcin en latn29. El movimiento, a travs de la lneaoblicua de la tapa del fretro y la irregularidad del mismo, domina la

    escena junto a la disposicin de los apstoles ms abigarrada en lazona izquierda de la composicin. Santiago en el extremo lateralderecho, parece el ms corpreo o material de todos ellos, debido aesa insistencia en representarlo con sus atributos personales.

    1. 3. Iconografa de las Apariciones de la Virgen a Santiago

    Entre las representaciones que vinculan a la Virgen con Santiago,figuran las de apariciones o Venidas ante el Apstol en la ciudad deZaragoza. Una serie de textos apcrifos contenidos en los llamadosplomos del Sacro Monte de Granada fueron desenterrados en

    1597 y recogen la tradicin sobre la venida de Santiago a Espaa.Los supuestos autores de los libros plmbeos seran los discpulosde Santiago30. En uno de estos libros titulado Libro de las accionesde Jacobo Apstol y de sus milagros, se expresa la orden dada porMara a Santiago para que fuera a Espaa con sus discpulos:Cecilio, Thesiphon,Torcuato, Segundo, Hiscio y Eufrasio. Estosentraran por Oriente a ILipula (que es Granada) y de all, trs pasarpor diversas ciudades entre las que se encontrara Toledo y

    Alcntara, llegaran a Zaragoza que los textos llaman Iberia, situadaen la ribera de un ro grande31.

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    32. Sobre el origen de esta tradicin y su desarrollo en Zaragoza, vase GUTIE-RREZ LASANTA, F.: Historia de la Virgen del Pilar. El templo de Nuestra Seoradel Pilar. Zaragoza, 1973.

    33. SEBASTIAN, S.: Iconografa e iconologa en el arte de Aragn. Zaragoza,Guara, 1980; pp.112-113.

    LasApariciones de la Virgen a Santiago se vinculan en la icono-grafa a dos ciudades espaolas: Granada y Zaragoza. A cada unade ellas, se ha destinado un tipo de mensaje disntinto. En la Venida

    de la Virgen a orillas del ro Ebro, Mara expresa al Apstol la necesi-dad de levantar un templo al Salvador y en honor a ella misma enese lugar32. La tradicin recoga el hecho de que la Virgen aparecisobre una columna o Pilar que era trado por los ngeles que laacompaaban. En este tipo de representacin, la Virgen se muestracomo cauce del poder divino, y sera por tantomediadora entre Diosy los hombres y transmisora de la gracia divina. Completa esta sim-bologa el sentido de apoyo que tiene el pilar y de piedra sobre laque ser edificada la iglesia de acuerdo con las palabras evangli-

    cas. A partir de este mensaje que segn la tradicin, la Virgen habradado en el ao 40 de la era cristiana, se edificara un santuario pale-ocristiano en el mismo lugar de la aparicin en Zaragoza. Tras suce-sivas transformaciones, a partir del siglo XVII se levant el actualtemplo del Pilar33.

    En La Rioja, las manifestaciones iconogrficas que se producensobre este tema, son de los siglos XVII y XVIII. A las figuras esencia-les que aparecen en estas representaciones, Virgen y Apstol, se

    suman otros elementos que sufren variaciones en su disposicin,cuando no se han omitido; stos son: la columna, el coro de nge-les, el grupo de discpulos, y el propio nio en brazos de Mara. En lasegunda mitad del siglo XVII, la tendencia es mostrar a la Virgensobre la columna y con el nio en los brazos, en composiciones quetienden al orden de todos los elementos y a la simetra.

    En Clavijo, en la predela del retablo de su iglesia, la escenacomparte el espacio con otra del martirio de Santiago, divididas

    ambas por una especie de cesura nada convincente. En esta pinturaSantiago aparece arrrodillado ante la Virgen en una expresin demarcada devocin que se repite tanto en obras del siglo XVII como

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    Fig. 16. Venida de la Virgen. S. XVII.

    Jubera, Iglesia de San Nicols.(Foto: A. Aragn).

    Fig. 15. Venida de la Virgen. S. XVII.

    Clavijo, Iglesia de La Asuncin.

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    34. La realizacin del trabajo de policroma del retablo y de la predela se comenzen 1678. En RAMIREZ MARTINEZ, J. M.: Retablos Mayores de La Rioja.Agoncillo, Obispado de Calahorra y La Calzada, 1993; p. 275.

    35. RAMIREZ MARTINEZ, J. M.: Los talleres barrocos de escultura en los lmites delas provincias de lava, Navarra y La Rioja. Logroo, I.E.R.,1981; p. 39.

    en el XVIII. El elemento que sirve de soporte a la materializacin deMara, est reforzado por la doble idea de columna y pilar, ya queestn los dos elementos unidos, uno sobre otro, aunque con un

    planteamiento muy esquemtico; es sta, la nica composicin quehe hallado en que se ha omitido el coro de ngeles que se han susti-tuido por la atmsfera nocturna que envuelve a Mara (Fig. 15). Laobra de regular calidad se atribuye como la policroma del retablo alpintor Gregorio Delgado34.

    En Jubera, este tema de gran sencillez expresiva, se representaen un relieve de brillante policroma que forma parte del retablodedicado al Apstol. En esta escena en que la Virgen aparece firme-mente asentada sobre la columna, los ngeles se reducen a la mni-ma expresin: cinco bustos de rasgos infantiles, dos de ellos, tocan-do instrumentos musicales, se sitan a la derecha de la Virgenenvueltos en volutas (Fig.16). Hay que destacar el colorido y suntuo-sidad del fondo de la escena tratado con dorados y cuyo motivoornamental se extiende tambin al pilar.

    De la misma poca que el relieve anterior es la Venida de laVirgen en el retablo de la iglesia de Santiago El Real de Logroo,realizado por Diego Jimnez, excepto los relieves del banco, entre

    1649 y 165635. Es una composicin basada en la disposicin simtri-ca de las figuras; ngeles y apstoles se distribuyen a cada lado dela Virgen que se representa sobre la columna (Fig.17).

    Es en La Rioja Baja donde se hallan mayor nmero de represen-taciones de la Venida de la Virgen, tal vez por la proximidad geogr-fica con Aragn y su influencia, que se manifiesta en el terreno arts-tico en las primeras dcadas del siglo XVIII.

    En la iglesia parroquial de Galilea, una obra del siglo XVII sobre

    este tema, muestra a la Virgen sobre la columna que sostienen dosngeles. Este parece ser el paso intermedio hacia las representacio-nes dieciochescas en que la Virgen se despega de su soporte y apa-

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    Fig. 18. Venida de la Virgen. S.

    XVIII. Aldeanueva de Ebro,

    Iglesia de San Bartolom.(Foto: A. Aragn).

    Fig. 17. Venida de la Virgen. Diego

    Jimnez, 1649-1655. Logroo,

    Iglesia de Santiago El Real.(Foto: A. Aragn).

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    36. ANSON NAVARRO, A.: La pintura rococ en Espaa. Cuadernos de ArteEspaol, 96 (1993); lam. 3, p. III.

    rece sin nio, en el centro de los rompimientos celestiales. En estelienzo, las figuras aumentan en nmero. Santiago est caracterizadocomo apstol entre sus discpulos que se hallan en un plano terrenal

    cuyas referencias se dan a travs de un somero paisaje. La Virgenest representada en el cielo, con el nio y rodeada de ngeles.

    En las pinturas del siglo XVIII, encontramos ya, los rasgossealados. La misma escena se representa en pequeo tamaosobre una vitela en la iglesia de San Bartolom deAldeanueva deEbro (Fig. 18), o en un gran fresco que cubre una cpula del tem-plo de San Miguel en Alfaro. La Virgen ya no aparece sobre lacolumna, sino que son los ngeles los que portan este elemento y

    se desenvuelven con libertad en torno a la figura de Mara, tantoen gloria de ngeles nios, como de ngeles de anatomas adultastratados en diversos escorzos. El nio ha desaparecido de los bra-zos de la Virgen que ha perdido el carcter esttico y grave de lasobras del XVII.

    El mismo tipo de composicin se expresa en un gran lienzo quese halla en la sacrista de la iglesia de la Asuncin en Navarrete,copia de la obra que Antonio Gonzlez Velzquez realiz en 1752

    para la Capilla del Pilar en Zaragoza y que debi influir en las obrasriojanas de idntica iconografa36. La caracterizacin de Santiago enestas representaciones es generalmente, la de apstol de rostro bar-bado que lleva largas vestiduras, manto y bculo.

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    Fig. 20. Martirio de Santiago.

    Diego Jimnez, 1649-1655.

    Logroo, Iglesia de Santiago

    El Real. (Foto: A. Aragn).

    Fig. 19. Martirio de Santiago. S. XVII. Jubera, Iglesia de San Nicols.(Foto: A. Aragn).

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    37. Acerca de la procedencia de los textos y sus diferencias, vase el estudio deM. DIAZ Y DIAZ: Estudios sobre la antigua literatura relacionada con SantiagoEl Mayor. Compostellanum, XI, 4 (1966); pp.457-502.

    1. 4. Iconografa de la Pasin de Santiago

    Las primeras referencias sobre la muerte de Santiago, las ofre-cen los Hechos de los Apstoles: Por este mismo tiempo, el reyHerodes se puso a perseguir a algunos de la iglesia. Primeramente

    hizo degollar a Santiago, hermano de Juan (Hechos.12.1,2). Sumuerte debi ocurrir cerca del ao 42. Sabemos por las Escrituras,el tipo de martirio a que se le someti, pero los detalles los ofrecenlos textos de la Passio Mdica y la Magna Passio con algunasvariantes37. En la Passio Magna se dan los detalles del martirio de

    Santiago, quien qued arrodillado despus de muerto con la cabezaentre las manos, hasta la llegada de sus discpulos que despusembarcaran con la cabeza y el cuerpo llevados por un ngel hastaGalicia. Sobre el tema de la pasin de Santiago, hallamos escasasrepresentaciones pero interesantes desde el punto de vista icono-grfico. El retablo de la iglesia de Santiago El Real de Logroo narraa travs de relieves, los ltimos momentos de la vida de Santiago,tal como el Liber Sancti Jacobi lo relata retomando la versin de laPassio Magna. Los otros dos lugares de La Rioja donde se hacemencin artstica de este martirio son Clavijo y Jubera. En la predeladel retablo mayor en la iglesia de Clavijo, hay una pintura de escasarelevancia tcnica, en la que se muestra a Santiago con la cabezaentre las manos; detrs de l, aparece el verdugo con los brazoslevantados y delante, en el suelo aparece la espada con la que se leha dado muerte (Fig.15). En Jubera, un relieve del retablo dedicadoa Santiago vuelve a mostrarlo con la cabeza entre las manos, mien-tras que el verdugo sostiene la espada con el brazo levantado (Fig.

    19). La escena tiene carcter narrativo y es de gran ingenuidadexpresiva, de ah que carezca del sentido dramtico que por lasmismas fechas, adquira el relieve de Diego Jimnez en el retablologros. En ste se ha tenido en cuenta una cierta definicin delpersonaje a travs de su ms caracterstico emblema, el sombrero

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    Fig. 22. Santiago ante Herodes. Francisco de Ureta, 1653. Logroo,

    Iglesia de Santiago El Real. (Foto: A. Aragn).

    Fig. 21. Hermgenes es conducido por los demonios. Francisco de Ureta,

    1653. Logroo, Iglesia de Santiago El Real. (Foto: A. Aragn).

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    38. Liber Sancti..., Op. cit., pp. 131-132.39. MLE, E.: El gtico..., Op. cit., p. 290.40. MOYA VALGAON, J. G.: Aspectos del arte..., Op. cit., p. 32.41. REVILLA, F.: Diccionario de iconografa. Madrid, Ctedra, 1990; p. 73.

    con una gran venera que est en el suelo, delante de la figura. Porotra parte, en este relieve, se representa la cabeza de perfil, mien-tras el verdugo mantiene el brazo alzado con la espada (Fig. 20). El

    Liber Sancti Jacobinarra este episodio de la vida de Santiago38

    :Acabada su oracin, se despoj Santiago de la vesti-

    menta y la dio a sus perseguidores y puesto de rodillas entierra, tendidas al cielo las manos, alarg el cuello al verdu-

    go diciendo: Reciba la tierra mi cuerpo de tierra con laesperanza de resucitar. Y dicho esto, desenvain la espadael verdugo, la levant en alto, le hiri dos veces en el cuello

    y le cort la sacratsima cabeza y al instante brot su precio-sa sangre. Mas la cabeza no cay a Tierra, sino que el santoApstol, lleno de la virtud de Dios, la recogi en sus brazoselevados al cielo y as permaneci de rodillas y sostenindo-

    la entre ellas hasta que lleg la noche y recogieron el cuer-po sus discpulos.

    Emile Mle sugiri la idea de que los santos con la cabeza entrelas manos, adems de reflejar la clase de martirio que haban sufri-do, se mostraban oferentes, entregando su cabeza a Dios y portanto, este gesto tendra un carcter simblico39. En La Rioja, ade-

    ms de Santiago, existe un ejemplo interesante con esta clase derepresentacin en la catedral de Santo Domingo; se trata de SanVitores pintado por Andrs de Melgar con la cabeza entre lasmanos40. La cabeza como parte ms noble del cuerpo, tena ya unatradicin que arranca del pensamiento griego y que por su formaesfrica se relacionaba con el universo41. Por otra parte, en la menta-lidad primitiva de la iglesia, el concepto demrtir se vinculaba a unreferente cuyo modelo era Cristo en la Pasin. A Santiago, en cuan-to discpulo y apstol de su maestro, le esperaba tambin un gnerode muerte que sugera la lucha redentora contra el mal.

    Directamente relacionados con las escenas de martirio deSantiago, estn los relieves del banco del retablo logros. Sobre

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    42. Liber Sancti..., Op. cit.,p.12443. Ibidem, p.129.

    la iconografa que hace alusin a la evangelizacin de Fileto ybautis-mo de Josas, nos hemos referido oportunamente al tratar el temade la predicacin de Santiago. Junto a estos relieves, se muestran

    otras escenas: una de ellas, representa el momento en que losdemonios llevan a Hermgenes ante Santiago (Fig. 21) y en otra,Santiago es conducido por el escriba Josas ante Herodes (Fig. 22).Esta iconografa que pertenece al siglo XVII es nica en La Rioja.Segn el Liber Sancti Jacobi, estos hechos son inmediatamenteanteriores a la pasin de Santiago: Hermgenes, el mago, habaenviado a Fileto ante el Apstol para que le convenciera de que elcontenido de su predicacin era falso. Pero Fileto se convierte yHermgenes recurre a los demonios para que vayan contra

    Santiago. Estos nada podan hacer porque un ngel los haba atadocon cadenas de fuego.

    A partir de este momento, Santiago libera a los demonios conuna condicin42:

    En el nombre del Padre y del Hijo y del Espiritu Santo,que os suelte el ngel de Dios, pero a condicin de que vol-vis a Hermgenes y me lo traigis atado sin hacerle dao.Marcharon ellos, le ataron las manos a la espalda con cuer-das y as lo trajeron.

    Esa es la escena que en Logroo representa con fidelidad eltexto jacobeo: Santiago espera al mago Hermgenes que es condu-cido por dos demonios.

    En cuanto a la iconografa que presenta a Santiago atado conuna cuerda y llevado ante Herodes, el Liber Sancti Jacobi expresa lo

    siguiente:43:Abiatar, pontfice de aquel ao, viendo que haba credo

    en el Seor tanta gente, se llen de envidia y repartiendodinero provoc un terrible motn y mand castigar al

    Apstol del Seor, de manera que uno de los escribas de

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    los fariseos, (se refiere a Josas) le ech al cuello una soga yle llev al pretorio del rey Herodes. Y el rey Herodes lemand degollar.

    Tambin laleyenda dorada narra estos hechos, aunque omite eldetalle de la cabeza que quedaba en los brazos del Apstol. En esterelieve, tallado por Francisco de Ureta como el resto de los que fue-ron realizados en el banco, Santiago lleva el sombrero en la mano,elemento que en una escena como sta en que va a ser degollado,resultara inslito sino fuera por el poder de identificacin queadquiere este atributo en la iconografa jacobea.

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    Fig. 23. Santiago peregrino. S. XIV. Jubera, Iglesia de San Nicols.(Foto: A. Aragn).

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    44. VAZQUEZ DE PARGA, L., LACARRA, J. M., URIA, J.: Las peregrinaciones aSantiago de Compostela. Madrid, C.S.I.C., 1948; t. II, p.565.

    45. MLE, E.: Lart religieux..., Op. cit., p. 313.

    2. ICONOGRAFIA DE SANTIAGO PEREGRINO

    Los orgenes de esta iconografa que presenta a Santiago vesti-do como los peregrinos que acudan a su santuario en Compostela,hay que buscarlos en el propio fenmeno de la peregrinacin 44.Emile Mle valor la importancia de las corporaciones gremiales enla implantacin de nuevos tipos iconogrficos. Las cofradas jacobe-

    as y la costumbre de que un peregrino hiciera el papel de santoApstol en las procesiones, influiran segn esta hiptesis en lasrepresentaciones de Santiago como peregrino45. Sin embargo, enEspaa existen obras artsticas de este modelo iconogrfico, quepertenecen a un perodo anterior a la difusin de las cofradas.

    Las peregrinaciones alentadas a partir del descubrimiento de latumba del Apstol en el siglo IX, comenzaron a fluir haciaCompostela y a tomar auge en los siglos XII y XIII, cuando se haba

    configurado el camino que conduca a Galicia. La Rioja, ruta impor-tante de la peregrinacin cont en el siglo XI con un repoblador yorganizador del Camino en la figura de Santo Domingo de LaCalzada. Este Camino se fue sembrando de obras artsticas, de hos-pederas y hospitales y por l pasaron gentes de toda lengua y con-dicin. El Cdice Calixtino se refiere aarmenios, griegos, pullenses,

    anglos, galos, dacios, frigios, naciones, lenguas, tribus, que iban enperegrinacin hacia Compostela. Por tanto, debemos imaginar queel peregrino sera un personaje habitual en las tierras de La Rioja.

    La simbiosis entre la indumentaria de los caminantes jacobeos yel propio Santiago, simbolizado como uno de ellos dara como resul-tado un tipo de iconografa que traspasa las rutas habituales delCamino y que trasciende en Europa y a partir del siglo XVI en

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    46. DIAZ Y DIAZ, M.: Santiago el Mayor..., Op. cit., p. 14.47. MORALEJO, S.: Santiago y los caminos de su imaginera en Santiago y la

    Europa..., Op. cit., p. 86.48. ALVAREZ MARTINEZ, M. S.: El camino francs y el desarrollo de la iconogra-

    fa jacobea en la Edad Media asturiana enActas del congreso los caminos y elarte. Universidad de Santiago de Compostela, 1993; t. III, p. 47.

    Amrica. Cuando nos preguntamos por la asimilacin de los atribu-tos de Santiago como peregrino, debemos considerar que junto alfenmeno de las peregrinaciones, la literatura favoreci esta identifi-

    cacin. As, encontramos que entre los textos medievales que circu-lan en el siglo XI, hay uno atribuido a Fulberto de Chartres, previo auna misa en honor a Santiago y que nombra al Apstol, peregrinoconocidsimo /merecedor de toda honra46. Este ttulo concedido aSantiago al tiempo que se le atribua tambin el de caballero, llegaraa tener gran repercusin en la iconografa artstica. Por otra parte, el

    Apstol adoptara a travs de las imgenes y para la mentalidadcolectiva, el papel de un ser sagrado capaz de peregrinar junto a susdevotos y de concederles auxilio en caso de peligro como describen

    los milagros. En La Rioja, las primeras imgenes de Santiago peregri-no, como ya se dijo, son del siglo XIV, y estn en la iglesia deSantiago El Real en Logroo (Fig. 1), y en la de San Nicols enJubera. La talla de Jubera es anterior y tambin en ella, a la condi-cin deApstol que lleva el libro evanglico y el palio de los primerostiempos, se aaden un sencillo bonete decorado con conchas y unlargo bordn. Han bastado estos dos elementos para alterar el signi-ficado de esta obra que aparece en una importante ruta de peregri-nacin riojana como era Jubera, familiarizada desde la Edad Media

    con el paso de los peregrinos y con su indumentaria (Fig. 23).Para situar con ms acierto cronolgico esta cuestin dentro

    de un contexto artstico general, hay que sealar que la primeraimagen de Santiago peregrino en Espaa, pertenece a la esculturamonumental y se halla en la portada de Santa Marta de Tera en laprovincia de Zamora. Esta imagen, que est situada fuera de lasgrandes afluencias peregrinatorias, es la de un caminante quehace un gesto de despedida y que se caracteriza por los atributos

    del bordn y la escarcela con venera47

    . A este modelo del siglo XII,le sigui la creacin de otro en el mismo siglo, en la Cmara Santade Oviedo48.

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    49. Liber Sancti ..., Op. cit., p. 205.50. Ibidem., p.125.51. MORALEJO, S.: Santiago..., Op. cit., pp. 83-84.

    Un anlisis de los tipos iconogrficos riojanos, nos lleva a anali-zar los atributos por los que se define a Santiagoperegrino. Es en elsiglo XIV cuando se configura plenamente su imagen con los

    siguientes atributos: bordn, venera, escarcela, sombrero, calabaza,pequeas insignias como los bordoncillos, libro, y ropa de viaje en laque destacaba el manto o la capa y las botas. Pero estos elementosemblemticos de la peregrinacin compostelana, no siempre apare-cen reunidos y frecuentemente se combinan de formas diversas.

    Empecemos por analizar el bordn, apoyo fundamental de cual-quier caminante y que adquiere un significado especial desde losprimeros textos medievales relacionados con la historia de Santiago.El bordn sera un elemento protector contra el mal, tal como vieneexpresado en el Liber Sancti Jacobi: El bculo es la defensa del

    hombre contra los lobos y los perros..., por el perro y el lobo sedesigna al diablo tentador del gnero humano49.

    En el momento en que el mago Hermgenes se convierte yteme que los demonios le maten, se dirige a Santiago pidindoleayuda:

    He visto la ira de los demonios y si no me das algo que

    lleve conmigo me cogern y me matarn entre tormentos.Entonces le dijo Santiago: Toma mi bordn de viaje y vetetranquilo con l adonde quieras. Y habiendo recibido el

    bculo del Apstol se fue a casa y lo puso sobre su cuello ysobre el de sus discpulos50.

    Santiago era por tanto, portador de este utilsimo instrumentoque sera el primero en caracterizar su imagen. Hay que sealar que

    el bculo de las peregrinaciones, no parece guardar relacin con elbordn que remata en Tau y con el que vemos aparecer a Santiagoen el Prtico de la Gloria51. Las peregrinaciones que evocara estebculo seran las de su misin evangelizadora, segn el mandamien-to de Jess que les mand que nada se llevasen para el camino,

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    Fig. 25. Santiago peregrino.

    Damin Forment, 1537. Santo

    Domingo de La Calzada.,

    Retablo Mayor de la Catedral.(Foto: A. Aragn).

    Fig. 24. Santiago peregrino, h. 1500.

    Ortigosa, Iglesia de San Martn.

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    52. INVENTARIO..., Op. cit., t.III, p. 142.

    sino el bculo slo: ni alforja, ni pan, ni dinero en el cinto (Mc.6. 8).Este tipo de bordn tendra por tanto, un carcter episcopal ajeno alcontenido delperegrino. En La Rioja, no se encuentra representado

    el bculo de Santiago con remate en Tau.Es general la aparicin de bordn en las representaciones como

    apoyo delhomo viator, y en ocasiones, la unin con otras atribucio-nes confiere a la imagen un cierto carcter apostlico. La represen-tacin de Santiago en su iglesia logroesa participa de ese doblecarcter deperegrino yApstol que ya he mencionado. Es precisa-mente en el siglo XIV cuando se fija el tipo de iconografa conemblemas de la peregrinacin, de la que en parte ya es representati-

    va esta talla gtica. Santiago cubre la cabeza con sombrero deperegrino con ala cubierta de veneras y bordoncillos. En la manoizquierda sostiene un bordn de seccin circular y pomo redondo,mientras que con la mano derecha, adopta la actitud de bendecir,privilegio que ostentara el propio Cristo. El manto cae formandopliegues oblicuos y recogindose en el antebrazo. La talla es de ros-tro barbado, de modelado suave y de expresin hiertica; el cabelloque le cae hasta los hombros es ligeramente ondulado (Fig.1).

    El bordn aparece en casi todas las representaciones de estatipologa. Se dan excepciones como la talla hispanoflamenca deOrtigosa realizada hacia 150052, en la que a pesar de no llevar bor-dn, su carcter de Jacobus peregrinus se manifiesta en la indu-mentaria de caminante y en la venera que adorna la gorra, aunquees una imagen que participa tambin del doble carcter que veni-mos atribuyendo a algunas de estas imgenes y que parece estable-cerse con ms frecuencia en los siglos anteriores al Barroco, cuan-do parece imponerse el tipo de peregrino, sin que este aspecto

    pueda aplicarse como un rasgo normativo. (Fig. 24). En la talla deOrtigosa, la representacin del libro de los Evangelios abierto entreambas manos y los pies descalzos, son los elementos que dotan aesta imagen de Santiago de su primigenio carcter evangelizador.Hay que destacar la influencia flamenca que se advierte en la capa,cerrada por delante y con el cuello vuelto sobre la espalda y los

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    53. BERNIS, C: Indumentaria espaola en tiempos de Carlos V. Madrid, InstitutoDiego Velzquez, 1962; pp. 23-25.

    54. VZQUEZ PARGA, L. y otros : Las peregrinaciones..., Op. cit., t.I, p. 126.55. MORTE, C.: Arnao de Bruselas en el taller del escultor Damin Forment.

    Boletn del Museo e Instituto Camn Aznar, XXXV (1989); pp. 65- 68.

    hombros, y en la que los pliegues adquieren cierto naturalismo en elmodo en que se recogen en el antebrazo53.

    El movimiento se insina en una ligera flexin de la pierna

    izquierda, en los brazos adelantados o en el leve giro de la cabeza,pese a lo cual, es una figura de aspecto esttico, a la que la policro-ma dota de un resultado armonioso y sobrio.

    Los bordones tienden a ser muy largos, rebasando los hombrosy alcanzando la altura de la cabeza. El nombre de bordn era elmismo que se daba al mulo porque los caminantes sustituan con la las cabalgaduras que utilizaban los jinetes54. En todas las repre-sentaciones se trata de bordones de fuste circular que en general

    rematan en un pomo redondo o que llevan doble pomo, siendomayor el que lo remata. Hay que decir que un gran nmero de im-genes han perdido este elemento, o que aparecen exclusivamentecon su empuadura; suele portarse en la mano derecha, pero noexisten reglas en su colocacin.

    Durante el siglo XVI, se observa una tendencia a sujetar el bor-dn con ambas manos, propiciando un cierto empuje a las figuras ydotando a los volmenes de mayor profundidad. Esta caracterstica

    se puede asociar a la influencia de Damin Forment a partir de suobra de Santiago en el retablo de la catedral de Santo Domingo deLa Calzada y se contina en la rbita de colaboradores como Arnaode Bruselas55. La imagen de la iglesia de Gran, la ya citada deSanto Domingo o el relieve del coro de la catedral logroesa atri-buido a Arnao de Bruselas destacan la importancia del bordn asidocon fuerza por ambas manos.

    En la talla de Santo Domingo la calidad formal se une al natura-

    lismo de la representacin. El Apstol es un peregrino de aspectocansado que est descalzo y lleva el sombrero a la espalda. Desdeun punto de vista formal, hay que destacar la policroma del sayo

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    56. BERNIS, C: Indumentaria..., Op. cit., p. 91.57. MOYA VALGAON J. G.: Documentos para la historia del arte del archivo cate-

    dral de Santo Domingo de la Calzada. 1443-1563. Logroo, I.E.R, 1986; docs.61, 70, pp. 81-88-89.

    que imita los jirones que servan de adorno en prendas de la poca,y que se adhiere al cuerpo mostrando una anatoma de cierta corpu-lencia56. Sin embargo, es la torsin del tronco y de la cabeza, la que

    parece aligerar este volumen de cadencias manieristas. Hay quedestacar, el dorado y la estofa de Andrs de Melgar, quien se encar-g de la policroma de todo el retablo y quien procur en esta ima-gen, una superficie brillante y bien pulimentada que tiende a enno-blecer la talla (Fig. 25). El retablo del que forma parte, fue contratadoen Noviembre de 1537 por Damin Forment y es de significativaimportancia porque influir en el arte posterior de La Rioja57.

    El bordn serva en ocasiones de soporte de otros atributos

    como podan ser la calabaza, un rosario, una concha o incluso laescarcela. Una interesante muestra de gran realismo sobre Santiagoperegrino en Torrecilla de Cameros, muestra una calabaza suspen-dida del bordn, rasgo relativamente frecuente en la iconografa.Esta pequea talla manifiesta el carcter hispanoflamenco que seobserva en otras imgenes riojanas de principios del siglo XVI. Hayque destacar como aspecto ms relevante, el realismo con el que seha concebido esta imagen de rasgos populares. El carcter indivi-dual se subraya a travs de un rostro de facciones anchas y algo

    tosco. Los ropajes estn formados por un sayo de mangas largas ypliegues rectos hasta media pierna y por la capa, adornada de con-chas, y cuya policroma en su interior imita la piel del armio. Otrosatributos que completan esta figura de caminante, son la gorra demedia vuelta al estilo de la poca, las sandalias, el libro y la esporti-lla cuadrada. Es sta una talla que desde el punto de vista iconogr-fico rene con gran naturalismo los atributos de un peregrino, perocuya calidad formal es inferior debido a una cierta rigidez y acusadofrontalismo (Fig. 26).

    El carcter emblemtico del bordn sugiri su uso en pequeasrplicas que servan de adorno. Son los bordoncillos que aparecencosidos en parejas sobre las alas levantadas de los sombreros, bien

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    Fig. 26. Santiago peregrino. S. XVI.

    Torrecilla de Cameros,

    Iglesia de San Martn.

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    58. VAZQUEZ PARGA, L. y otros : Las peregrinaciones...,Op. cit.,t.I, p. 136.

    rectos o cruzados a cada lado de las conchas. En Santiago se ven-dan labrados en hueso como mercanca de escaso valor. En la ico-nografa aparecen, generalmente, desde el siglo XV58.

    En La Rioja, antes de esta fecha, ya est representado estepequeo smbolo de los peregrinos, asimilado en las representacio-nes del Apstol. En la talla de la iglesia de Santiago en Logroo, elsombrero se adorna con bordoncillos cruzados que alternan suposicin entre las conchas.

    Desde esta fecha temprana, de la segunda mitad del siglo XIV,hasta los siglos XVII y XVIII, los bordoncillos aparecen con harta fre-cuencia en la iconografa riojana, siempre adornando los sombreros

    del peregrino y en ocasiones, completando la emblemtica guerrerade Santiago a caballo.

    El sombrero, propio de los caminantes, es quiz el atributo mscaracterstico de Santiago peregrino. Generalmente, se trata desombreros de ala ancha levantada, pero varan ligeramente sus for-mas de acuerdo a la moda de las pocas o al gusto de los artistas.En La Rioja es rara la representacin en que no aparece. Con esteatributo est representado en las dos primeras imgenes conserva-

    das de Santiago peregrino, la de Logroo y la de Jubera; en ambaseste atributo est adornado de veneras. En la talla de Jubera, elsombrero es un sencillo bonete, que en algunas obras del XVI, comola de Gran o la de Maese Anse en La Villa de Ocn, se transfor-ma en una especie de gorra con media vuelta por delante, como erade uso en la poca.

    El sombrero en la iconografa jacobea riojana, puede mostrarseal menos de cuatro modos: colocado sobre la cabeza, echado sobre

    la espalda, en la mano y en el suelo ante la imagen de Santiago. Enalguna representacin se produce una elipsis de este elemento quese insina a travs del cordn con que ira atado, como en un relievedel coro de la catedral de Calahorra o en la obra que Anse realiz en

    Albelda (Fig. 8). A partir del siglo XVI, es fcil encontrar el sombreroa la espalda en un rasgo de naturalismo que caracteriza a algunastallas como la importante obra de Forment en Santo Domingo de

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    Fig. 27. Santiago. Pedro de Arbulo,

    1571. Retablo Mayor del Monasterio

    de La Estrella. Logroo,

    Museo de La Rioja.(Foto: Museo de La Rioja).

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    59. INVENTARIO..., t.II, p. 119.60. BARRIO LOZA, J. A.: La escultura romanista en La Rioja. Madrid, Ministerio de

    Cultura, 1981, pp. 41-43.

    La Calzada, la obra de Pedro de Arbulo, procedente del Monasteriode La Estrella en San Asensio o un excelente relieve de Santiago enla Iglesia de Ezcaray, atribuido a Juan de Beaugrant59.

    La obra de Santiago que actualmente se halla en el Museo deLa Rioja, fue realizada por Pedro de Arbulo para el retablo delMonasterio de La Estrella en 1571 y pertenece al estilo romanistaque dota a la imagen del aspecto monumental de los modelos italia-nos60 (Fig. 27). De ah, la expresin de fuerza contenida, tanto en elrostro que es barbado y anguloso, como en el cuerpo cuya tensinse ve acrecentada por el brazo que pasa por delante de la figura enactitud de sostener el bordn, y que contribuye a dotar de mayor

    profundidad al volumen. El sombrero a la espalda y el bordn, queha desaparecido, son los dos elementos que aaden al Apstol sucondicin de peregrino. La figura aparece en actitud de caminar; vadescalzo y viste tnica y manto en los que hay que destacar junto auna brillante policroma, la disposicin de los pliegues en movidascurvas que dotan de movimiento a la imagen. Su vigoroso volumeny el tipo de rostro expresivo, se divulgan en otros modelos que

    Arbulo extendi a otras zonas de La Rioja y fuera de ella, desde elprestigioso taller de Briones.

    En la poca barroca y especialmente en el siglo XVIII, algunasimgenes de Santiago llevan el sombrero en la mano. Por otra parte,tanto en la iconografa deperegrino como en la delbellator, los som-breros se agrandan a veces exageradamente, siendo el atributo msostensible en imgenes como las de los retablos mayores deNavarrete,Alesanco (Fig. 28) y Gallinero de Cameros (esta ltima,ecuestre) cuyos sombreros son los ms destacables de toda laregin en cuanto a su tamao. El naturalismo se plasma en las tallas

    dieciochescas de los Camporredondo en las que padre e hijo hacendos versiones diferentes del tipo de peregrino que sin embargoguardan afinidades entre s. Tanto la imagen que DiegoCamporredondo realiza en Lardero, como la que su padre, JuanFlix hace para El Villar de Arnedo, llevan los sombreros en la mano

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    Fig. 29. Santiago peregrino. Juan Flix

    Camporredondo, 1711. El Villar de

    Arnedo, Iglesia de La Anunciacin.

    Fig. 28. Santiago peregrino. S. XVIII.

    Alesanco, Iglesia de La Asuncin.

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    61. SEGURA JIMENEZ, A.: Diego Camporredondo y el arte rococ en Calahorra ycomarca. Logroo, I.E.R, 1994; pp. 68-71.

    dando mayor veracidad a su carcter de caminantes. La talla delVillar de Arnedo realizada en 1711 por Juan Flix Camporredondoes de gran calidad artstica e iconogrfica (Fig. 29). Presenta a

    Santiago peregrino sujetando con la mano izquierda un destacadosombrero adornado con conchas, mientras que en la mano derecha,llevara el bordn que ha desaparecido; la actitud del caminante seha plasmado en la pierna que se adelanta ligeramente. El rostro bar-bado se enmarca en un cabello largo y ondulado de mechones acu-sados, la boca aparece entreabierta, los ojos son almendrados y lanariz recta; son estos elementos, los que contribuyen a la caracteri-zacin de intensidad y dulzura que denota ese rostro de suavemodelado.

    Especial atencin, merece el plegado de la tnica que se cie enla cintura y que cae en pliegues verticales, ligeramente aristados,que se ahuecan alzndose en la zona inferior. La capa que asomabajo la esclavina, dota de mayor corporeidad a esta imagen queposee adems una bella policroma, realizada por Jos de la Fuentey Santa Mara. Esta obra est ligada por su estilo, a la que JuanFlix Camporredondo realiz en 1718 en Arnedo, por encargo deuna cofrada local y que representa a Santiago peregrino, actual-

    mente en la iglesia de Sta. Eulalia61

    .El sombrero como atributo ms emblemtico de Santiago pere-

    grino est presente en escenas de la Pasin, bien en la mano, o enel suelo ante la imagen de Santiago decapitado, tal como se repre-senta en los relieves de la iglesia dedicada al Apstol en Logroo.Generalmente, aparece adornado con las veneras que los romerosllevaban cosidas sobre el ala levantada; tambin podan ser adorna-dos con los bordoncillos, a los que ya nos hemos referido, u otrotipo de amuletos.

    La venera est asociada a imgenes que asimilan este elementoque los romeros portaban como insignias distintivas en los sombre-ros o cosidas en la ropa. Ya aludimos a la primera representacin enSanta Marta de Tera en Zamora donde la venera aparece sobre laescarcela de Santiago. En La Rioja, este emblema jacobeo por

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    62. VAZQUEZ DE PARGA, L. y otros: Las peregrinaciones..., Op. cit., t. I, p.129.63. Liber Sancti..., Op. cit., p. 206.64. VAZQUEZ PARGA, L. y otros: Las peregrinaciones..., Op. cit., t.I, pp. 133-134.

    excelencia, tambin se representa en las primeras imgenes medie-vales. Tanto la talla de Jubera, como la logroesa de la iglesia deSantiago llevan veneras en sus tocados. En la de Jubera, adems,

    se adornan con ellas sus ropajes mediante el uso de dorados.El significado del uso de estas conchas no parece aun claro.

    Vzquez de Parga afirma que es muy posible que su origen sea decarcter supersticioso y que se remonte a los tiempos anteriores alcristianismo. La concha sugiere el principio de fecundidad propiodel agua de donde surge. Los romanos que la denominaron veneria,de donde procede el termino venera, la utilizaron como amuleto confines profilcticos, para evitar el mal de ojo62.

    La explicacin que da el Liber Sancti Jacobi del significado delas veneras o conchas, es la cita ms antigua de la concha comoemblema de la peregrinacin; en su descripcin las despoja de cual-quier connotacin pagana.

    Pues hay unos mariscos en el mar prximo a Galicia a losque el vulgo llama vieiras que tienen dos corazas, una porcada lado, entre las cuales como entre dos tejuelas, se ocultaun molusco parecido a una ostra. Tales conchas estn labra-

    das como los dedos de una mano y las llaman los provenza-les nidulas y los franceses crusillas, y al regresar los peregri-nos del santuario de Santiago las prenden en las capas paragloria del Apstol y en recuerdo de l y en seal de tan largoviaje, las traen a su morada con gran regocijo. La especie decorazas con que el marisco se defiende significan los precep-tos de la caridad: amar a Dios sobre todas las cosas y al prji-

    mo como a mi mismo... Las conchas, acomodadas a manerade dedos, significan las obras buenas63.

    En el libro V del Liber Sancti Jacobi se deja constancia de laventa de conchas en la puerta del Paraso de la Catedral composte-lana, comercio que control la iglesia a lo largo del siglo XIII64. Lasrepresentaciones riojanas abundan en la utilizacin de este emblema

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    65. Liber Sancti..., Op. cit., p. 205.

    que generalmente aparece en el centro del sombrero. En ocasiones,se trata de una sola concha o tambin de varias que adornan el alalevantada, combinadas con bordoncillos. Las esclavinas que a

    modo de capas cortas cubren los hombros, se adornan tambin conestas insignias en los siglos XVII y XVIII; ejemplos hay muchos yalgunos, como el modelo ya sealado de El Villar de Arnedo, noescatiman su uso en el sombrero y la esclavina.

    Otra caracterstica de las imgenes deJacobus peregrinus es subolsa de viaje, o escarcela que generalmente va colgada del hom-bro y de la que el Cdice Calixtino expresa lo siguiente:

    Por el morral, que los italianos llaman escarcela, los pro-

    venzales espuerta, los galos isquirpa, se designa la esplen-didez en las limosnas y la mortificacin de la carne. Elmorral es un saquito estrecho, hecho de la piel de una bes-tia muerta, siempre abierto por la boca no atado con ligadu-

    ras. El hecho de que el morral sea un saquito estrecho sig-nifica que el peregrino, confiado en el Seor, debe llevarconsigo una pequea y mdica despensa. El que sea decuero de una bestia muerta significa que el peregrino debe

    mortificar su carne con los vicios y concupiscencias, con

    hambre y sed, con muchos ayunos, con fro y desnudez,con penalidades y trabajos. El hecho de que no tenga ata-duras, sino que est abierto por la boca siempre, significaque el mismo (el peregrino) debe antes repartir sus propie-dades con los pobres y por ello debe estar preparado para

    recibir y para dar65.

    Las escarcelas que conocemos a travs de las representacionesno suelen ser muy grandes y probablemente servan para guardar el

    dinero necesario en el viaje. En La Rioja, al menos la mitad de lasimgenes del tipo peregrino llevan escarcela. Las formas son varia-das. Abundan las de formas ligeramente redondeadas; otro modeloque sigue a stas en frecuencia, es el que representa escarcelas decorte cuadrado, pequeas y aplastadas. Todas ellas llevan tapa yvan sujetas por una correa que a veces cruza por delante de lasfiguras.

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    Fig. 31. Santiago peregrino. Arnao de

    Bruselas, 1555. Coro de la catedral de

    Santa Mara de La Redonda en Logroo.

    Fig. 30. Santiago peregrino. S. XV. Ezcaray,

    Iglesia de Sta. Mara La Mayor.

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    66. VAZQUEZ PARGA, L. y otros: Las peregrinaciones..., Op. cit., t.I, 126.67. OSMA Y SCULL, G. de: Catlogo de azabaches compostelanos, precedido de

    apuntes sobre los amuletos contra el aojo, las imgenes del Apstol romero y lacofrada de los azabacheros de Santiago. Madrid, 1916; p. 59.

    68. En este retablo cuya autora se adjudica hacia 1510 a Hernando de Salcedo,han intervenido diferentes manos. En la imagen de Santiago se percibencaracteres hispanoflamencos que en este retablo aparecen mezclados conotros renacentistas. Vase RO DE LA HOZ, I. del: Hernando de Salcedo y losretablos de Valgan y Ezcaray. Segundo Coloquio sobre la historia de LaRioja. Logroo, C. U.R., 1985; pp.125-141.

    En imgenes como la del Maestre Anse enAlbelda, la escarcelao pera, se sujeta en la cintura (Fig. 9). A travs de las obras pode-mos adivinar el material con que estaban hechas; generalmente eran

    de piel, siendo muy estimadas las de ciervo aunque tambin eran deuso corriente las de piel de cerdo y de oveja66.

    Las escarcelas en las representaciones riojanas son pequeas.Las formas trapezoidales no abundan; slo hay dos obras con estetipo de escarcela y curiosamente ambas se hallan en la iglesia deSanta Mara de Ezcaray y son de fechas cercanas. Esto confirmabastante las noticias que aportaba Joaqun de Osma: En el siglo XV

    propende (la escarcela) a forma de trapecio, siendo ms ancha en la

    parte baja que a lo alto67

    . Esa es la descripcin que corresponde alos dos ejemplos riojanos, uno perteneciente al final del siglo XV yotro del primer tercio del XVI. La pequea talla de finales del siglo XVlleva el bordn del caminante y la escarcela de forma trapezoidal;con la mano derecha sujeta el manto rojo que cubre parte de la ves-tidura. Como otras tallas hispanoflamencas su rostro es de rasgosindividualizados y se cubre con gorra al uso de la poca con unagran venera en el centro (Fig. 30).

    La otra imagen forma parte del retablo mayor de la iglesia deSanta Mara y es de gran calidad iconogrfica y artstica. Pertenecea los primeros aos del siglo XVI y representa a un modelo de pere-grino con un marcado carcter naturalista68. La imagen de Santiagoaparece ricamente ataviada con capa atada por delante y sayohasta media pierna, borcegues de cuero y zapatos picados, ade-ms de la peculiar escarcela. La representacin es rica en detalles loque hace evocar las calidades de las pinturas coetneas.

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    En otras zonas, se divulga el modelo que porta la escarceladecorada con conchas. La difusin de este detalle iconogrfico en elbolso de viaje no se produce en La Rioja, donde las conchas apare-

    cen en sombreros, esclavinas o mantos.En la iconografa riojana sobre Santiago peregrino, el libro de

    los Evangelios forma parte de sus elementos atributivos. Si enuna mano lleva el bordn, en la otra sostiene el libro de lasEscrituras casi invariablemente. En el banco del retablo mayor dela iglesia de San Esteban en Murillo, la imagen de Santiago pere-grino lleva el libro en un estuche bellamente policromado. En laimagen de Jubera, tambin parece tratarse de un estuche o cajadonde se guardara el libro sagrado (Fig. 23). Lo normal es que ellibro se represente cerrado aunque en alguna imagen como la deOrtigosa, catalogada comoperegrino, se destaque la importanciadel libro que Santiago sostiene abierto entre las manos y se contri-buya as, a la creacin de un tipo de representacin mixta en laque, como ya se dijo, tambin se manifiesta el carcter apostlicode la imagen.

    Otros smbolos, como la calabaza que serva para guardar lasraciones suplementarias de vino que daban en los hospitales, se

    representa colgada del bordn o de la cintura. Las calabazas tien-den a ser secundarias entre los atributos jacobeos representados enLa Rioja, por ser stas menos frecuentes. La perfecta imagen de unperegrino debe completar su indumentaria con este objeto que tantil debi resultar en los viajes. En Torrecilla, la imagen de Santiagoperegrino, muestra dos calabazas que cuelgan de la mueca y delbordn (Fig. 26). Dado el nmero de bordones desaparecidos en lasimgenes, no sera raro que los modelos riojanos deperegrino, pro-digaran en sus bastones las tiles calabazas. Menos frecuente de

    encontrar es un elemento como el rosario que era bastante utilizadopor los peregrinos que ya lo llevaban en el siglo XIV como una insig-nia de la peregrinacin. Hay dos obras en las que se ha destacadoeste objeto de oracin. En una talla romanista del retablo mayor dela iglesia de Matute, Santiago peregrino muestra un gran rosarioque remata en cruz.

    En el relieve del coro de la catedral de Santa Mara de LaRedonda, que ya citamos por el modo de empuar el bordn con

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    69. RUIZ-NAVARRO PEREZ, J: Arnao de Bruselas. Imaginero renacentista y suobra en el valle medio del Ebro. Logroo, I.E:R., 1981; pp. 37-39, 49.

    70. BERNIS, C.: Indumentaria..., Op. cit., p. 103.

    ambas manos, tambin se representa el rosario que tan escaso esen las representaciones riojanas. En este panel, Santiago peregrinose ha representado en actitud de caminar; mientras las piernas

    avanzan en una direccin, su cabeza se vuelve hacia atrs en ungesto, tal vez complicado, pero no carente de gracia. Por otra parte,hay que destacar las calidades que se han conseguido en los plie-gues de la tnica que se pega al cuerpo, como si de sutiles gasas setratara. El plegado es delicado, de superficies anchas y onduladas yconcavidades que proporcionan contrastes lumnicos.

    La cabeza de perfil, muestra una talla suave de cabellos rizadosy barba en punta. En cuanto al cuerpo, es esbelto y enjuto pero al

    mismo tiempo, Arnao consigue dotarlo de gran vigor, sobre todo atravs del tratamiento de los msculos en brazos y piernas. Esterelieve junto con otros del mismo coro se ha atribuido a Arnao quelos realiz hacia 1555 con un estilo tipicamente manierista69 (Fig.31).

    Las vestiduras constan generalmente de capa o manto quecubren sayos largos o cortos. En la iconografa riojana de gran partedel siglo XVI, las ropas se acortan hasta la rodilla, lo que de nuevoparece reproducir con cierta fidelidad las formas del vestir delmomento70. Es frecuente hallar representaciones en que Santiago

    peregrino va descalzo, caracterstica de la representacin de losapstoles de los primeros tiempos, a pesar de ser el calzado un ele-mento bsico del peregrino.

    En las manifestaciones artsticas riojanas se deja constanciatambin, de las formas que adoptaba el calzado del caminante,segn su posicin social, o la moda de cada poca. Adem