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  • ESTUDIOS y NOTAS

    LA FORMA POLTICA

    A Luis Diez, del Corral

    SUMARIO.Los supuestos filosficos del problema de la forma poltica.La forma en el Estado: a) Polis o comunidad configurada, b) Civitas ocomunidad ordenada, c) Maquiavelo o la Repblica figurada, d) El De-recho forma del Estado, e) La desfiguracin del Estado.Los supuestoshistrico'sociolgicos del problema de la forma poltica. El Estado encuanto forma: a) Forma histrica, estructura social y organizacin po*ltica. b) De la teora general a la teora concreta del Estado.Los su-puestos polticos del problema de la forma poltica. La forma como ac-titud: a) La polaridad existencial y la dicotoma Autocracia-Democracia.b) La forma poltica como juicio poltico discriminado!.

    La idea de forma es idea general y relativa a los ms distintosrdenes de la realidad; bajo un punto de vista radical y pro-fundo, categora inexcusable en Psicologa, en Arte, en Poltica,en Biologa. Apenas hay sectores del conocimiento especializadoen que no se haya incorporado y matizado peculiarmente esta ca-tegora universal.

    Desde el ngulo ms general y comprehensivo, forma es launidad de sentido de algo manifestada como expresin. A todoente se le puede conferir un cierto sentido psquico, lgico, on-tolgico o esttico, cuyo sentido recoge la significacin unitariadel ser; pero si este sentido que define al ser como significandolo que es no se expresara, quedara en un mundo que no serael mundo real de significaciones y sentidos en el que vivimos.La abstraccin y elusin de la forma implica la transformacinde la existencia en puro dato. El mundo se hara relacin abs-tracta de valoraciones. Por consiguiente, se puede partir del su-

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    puesto de que la unidad de sentido de la existencia de un ser,mostrndose como expresin, es la forma.

    El concepto forma se ha vinculado en los distintos pero-dos culturales de la historia de Occidente a unas entidades conms fuerza que a otras, segn el peculiar carcter de la culturao momento cultural de que se trate, pero en general, y este esun hecho evidente, han sido el arte y la poltica los dos sectoresde la realidad y del conocimiento en que con ms tenacidad haarraigado la expresin.

    Tanto el arte como la poltica han tendido siempre a lograrla expresin unitaria de elementos en oposicin o simplemente norelacionados. La bsqueda de la unidad, su sentido y su expre-sin, lleva a formular la teora de la voluntad general lo mismoque a alterar los cnones clsicos de la estatuaria buscando otromodo de lograr la unidad de sentido entre planos y volmenes.Por esta razn aparte las motivaciones histricas y culturalesconcretas, entre poltica y arte ha habido durante el proceso dela historia occidental un sincronismo profundo.

    LOS SUPUESTOS FILOSFICOS DEL PROBLEMA DF. LA FORMAPOLTICA. LA FORMA EN EL ESTADO

    ((POLIS O COMUNIDAD CONFIGURADA.El tema de la forma ensus mltiples inflexiones es griego por excelencia. Fue en Greciadonde la idea de forma adquiri mayor nmero de matices y lacultura que desarroll ms las posibilidades contenidas en la ideade forma fue la cultura griega. En este sentido el pueblo griegofue un pueblo formal. Por eso, fue tambin el griego el que adap-t la idea de forma a la poltica.

    Antes de referirnos a Aristteles como el mejor exponente delproblema a nuestros efectos, aludamos a la cuestin que pudi-ramos llamar ontogentica de averiguar dnde y cmo vio el grie-go la plenitud del sentido de la forma.

    Esto es lo que digo sobre todas y cada una de las cosas. Elhombre es lo que todos sabemos de vista. As dice el fragmen-to 165 de Demcrito. De nada sino del hombre podemos intuirlo que sea considerando su visin. De un animal no podemos in-tuir lo que es con la vista: sabemos cmo se comporta y cmoest constituido, pero no lo que es. El aspecto de un animal no

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    denuncia una interior e ntima unidad. Por el contrario, la visindel hombre implica la sabidura del hombre. Aqu ver es saber,porque en la visualidad se ha transparentado el sentido total de launidad. Ahora bien, lo que del hombre vemos por la visin ocu-lar es la forma. La forma humana es expresin del ser humano.En definitiva, el vehculo para el conocimiento de qu sea el serdel hombre es la forma, y ello no podra ser as si la forma nofuera la expresin del sentido del todo. Esto permiti incluso de-finir al hombre como un animal cuyo ser es la forma, y permitetambin entrever cmo la forma del ser humano es algo excepcio-nal y complejo.

    Aristteles, comentando el fragmento de Demcrito, ha insis-tido en el mismo criterio empleando una terminologa sumamenteesclarecedora. En De partibtis animalibus dice Aristteles que elhombre es lo que sabemos de vista y emplea una forma del verbover, en la que la visin ocular hace al mismo tiempo referencia ala visin intelectual. Con esta vista, dice Aristteles, se aprecia sufigura y su color, pero tambin la configuracin o forma que porla vista nos entra. Esta visin antropolgica de la forma, o si sequiere, esta visin desde la forma del hombre, se prolonga en elpensamiento filosfico, y hasta San Agustn nos dijo de maneradeslumbrante que el hombre es aquello que nos entra por los ojos,pensando tal vez en Demcrito, porque su maestro Cicern en lasAcadmicas le haba dedicado un gran elogio por su propsito dedefinir al hombre y por lo mucho que esto supona.

    Mas a causa del proceso de abstraccin que sufri la metafsica,proceso que madur en Aristteles, la categora elemental que lla-mamos forma, fue desprendindose de sus elementos plsticos paraconvertirse en momento metafsico, aunque Aristteles actuaraan como un autntico griego, es decir, desde la plstica. Colocadoante la concepcin platnica que separa las esencias de las cosasy determina stas en cuanto participacin de aqullas, de modoanlogo a como participan las sombras de no en los objetos quelas proyectan, Aristteles pretende vincular ideas y cosas en unarelacin que evite la innecesaria hipstasis del ser con la idea. Lologra incluyendo la idea en la cosa haciendo de ambas dos mo-mentos metafsicos de la realidad. As la idea es la forma que ac-tualiza la materia o potencia. Tal actualizacin puede hacerse cam-biando la forma desde fuera, pero en el estrato ms profundo elcambio se produce en cuanto la fuerza primigenia, la energeia,

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    se pone como forma para su propio cambio. A este ponerse a smisma la energeia como forma llam Aristteles entelequia.

    La aplicacin del esquema metafsico de Aristteles a la quecon terminologa actual llamaramos teora del Estado, hace desta una autntica morfologa. La polis es comunidad configurada.La forma de la polis forma poltica est como presupuesta enla materia, a la manera que Miguel ngel deca que las ms her-mosas estatuas estaban contenidas en el mrmol. Cita tanto mscongruente de traer aqu cuanto que es precisamente ia esculturala forma artstica griega por excelencia. Es la escultura la que detoda obra artstica mejor refleja esa latencia de las formas de laque ya comenzara a hablarnos Anaxgotas, la que ms implica unavisin antropolgica de la forma, y la que ms provoca la met-fora con la polis.

    Pero toda morfologa, como nos dijo Spengler, es teora de lasmutaciones, y la mutacin morfolgica de la polis la vio Arist-teles siguiendo la tradicin helnica, como reiteracin, como ci-clo. En la mutacin cclica de las formas de la polis, se interfiereuna idea fecundsima al correr de los siglos: la de forma mixta.Esa interferencia es en Platn intento de determinacin de la polisperfecta (idea platnica de la polis). En Aristteles, preocu-pado ms de los elementos reales, se ve como proceso de configu-racin unitaria, como forma que en ella y desde su materia se rea-liza (theora ms que idea de la polis).

    La conversin de las formas (monarqua, democracia, aristocra-cia) de puras en impuras no es slo un proceso de imperfecciona-miento tico poltico, sino tambin de descomposicin de la polis,en cuanto que como formas puras configuran la polis es decir,son formas de su totalidad y siendo impuras la escinden y des-configuran.

    En tanto que la polis de su siglo no poda configurarse desdedentro monrquica, aristocrtica o democrticamente por la inca-pacidad de su materia heterognea para una existencia en formapura, era deseable, y en un sentido riguroso inexorable, la exis-tencia de la forma mixta. Bajo la combinacin de los elementosque hoy llamaramos gubernamentales, la forma mixta se concibeen Aristteles estructuralmente como autntica nueva forma totalde la polis, como forma que se realiza en una materia armonizada,homogeneizada. La politeia es la forma en que desde esa materiase configura la polis.

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    La visin de la polis como comunidad configurada queda assustentada sobre un concepto filosfico, el de movimiento; unopoltico, el de politeia, y otro esttico, el de armona.

    ClVITAS CRISTIANA O COMUNIDAD ORDENADA.La concepcindel mundo y del hombre como creaciones de Dios haba de hacercambiar radicalmente la visin de la comunidad poltica por en-cima de la a wects literal utilizacin conceptual aristotlica. La his-toria no haba de producirse por ciclos en constante retorno a lamanera biolgica, sino transcurrir en proceso unvoco, universaly unitario.

    La forma poltica la civitas no es forma absoluta sinoforma en un orden. La unidad de la comunidad poltica, del sersocial, es unidad secundum quid. El orden da forma a la materiahumana y el orden que da forma es un orden de relaciones. Laforma adviene as a ser un esquema o figura de relaciones y estdeterminada por la categora de la relacin. La civitas, concebidacomo forma, es, pues, unidad en el orden, y esta unidad se mani-fiesta secundum formam sive speciem propter ordinem unitatis inoficiis distinctis. (Vase el agudo esquema de F. J. Conde en Teo-ra y sistema de las formas polticas.)

    Este concepto de la forma como mundo de relaciones lleva aSanto Toms a la idea de rgimen, que as cobra un sentidopreciso y esclarecedor. Por ello, cuando habla de las clsicas for-mas polticas aristotlicas examinndolas individualmente, operaconsecuentemente tanto cuando se pronuncia por la Monarquacomo cuando parece hacerlo por la democracia, porque las con-fronta a la luz de principios diversos. Pero cuando quiere concreti-zarlas, historificarlas, las combina ms que como forma autntica,como modo o manera de regimiento de la comunidad.

    Tras la significacin del Imperio romano decadente se produceen la Edad Media un mximo desarrollo de contrastes, polarida-des y fraccionamientos. La organizacin poltica medieval se ca-racteriza por su fluidez e imprecisin formales y la solidez de susprincipios unitarios lo que hizo posible, como viera Troeltsch, quela Edad Media soportara la multiplicidad de su organizacin poli-ticosocial efectiva.

    Lo que a Santo Toms circundaba no era un mundo de for-mas polticas, sino un entresijo de relaciones. Las que pudieran

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    aparecer como formas polticas Iglesia o Imperio, no lo erantales por su interna estructura, sino dos mundos de relaciones ma-yor o menormente simplificadas segn el momento histrico. Lateora de la forma poltica en Santo Toms es ms bien teora dela forma esencial de convivencia concebida como conjunto orde-nado y orgnico de relaciones.

    As como la forma artstica por excelencia del griego fue la es-cultura, aqu se nos aparezca como forma artstica medieval el g-tico, como una especial concepcin arquitectnica. La iglesia g'tica no es un compositum como el templo griego. Lo que caracte-riza el templo griego es la armona de unos elementos con entidady leyes estticas propias: por eso la arquitectura griega es en cier'to modo escultrica. En el gtico lo que importa es la unidad sis-temtica total: sus elementos artsticos son tan slo sectores deesa unidad que como tales pueden barajarse a gusto del artista.

    Las relaciones entre pensamiento escolstico y arte medievalno son slo de paralelismo, sino relaciones de causa a efecto. Sepuede comprobar con toda la precisin del lenguaje de la arqui-tectura el desarrollo de su mbito de los principios caractersticosde la filosofa escolstica: el de la manifestatio o transparencia, elde la ordenacin segn un sistema de partes y de partes de parteshomognea, el de la distincin y el rigor deductivo. No son estaspalabras nuestras, sino del ms importante historiador moderno delarte, Panofski, en un libro realmente importante, Gothic Archtecture and Scholasticism, 1951.

    La idea filosfica que hay tras la civitas es la de orden; la po-ltica, la de justicia; la esttica, la de unidad.

    MAQUIAVELO O LA REPBLICA FIGURADA.Resumiendo en unafrase la diferencia, proximidad y distancia que hay entre la formapoltica tal y como la ve Aristteles a la forma poltica en el sen-tido que la da Maquiavelo, diramos que Aristteles define conla forma la realidad, en tanto que Maquiavelo la distingue. Aun-que definir implica distinguir y viceversa, los puntos de partidason fundamentalmente distintos. Para definir la realidad se atiendeprincipalmente a la relacin materia y forma, contenido y conti-nente. Para distinguir atendemos particularmente al conjunto derealidades diversas, ya que sin la previa distincin harase impo-sible el reconocimiento de lo que es peculiarmente contenido delser de la realidad poltica.

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    Maquiavelo lo que hace es constatar emprica y descriptiva'mente. Es decir, distinguir, ver como distintas y, en definitiva,como figuras, las dos formas en que todo Estado se constituye:la Monarqua y la Repblica. Es, por otra parte, una actitud con-gruente con la certera afirmacin de Kaegi de que el florentinoes un descubridor, no un inventor (ein Entdecker, nicht ein Er'findern). Esta visin de Maquiavelo de las dos formas polticascomo figuras la Monarqua figura de lo uno, la Repblica figurade lo vario se corresponde con la forma artstica tpicamente re'nacentista de la pintura italiana y ms concretamente con la pin-tura florentina figuras en perspectiva, pues la pintura vene'ciana, uncida an a sus ataduras orientales, haba acentuado el ele'ment menos intelectual y ordenador, ms sensorial, del color, loque explica Burckhardt, porque a la ciudad del Adritico lleg elRenacimiento retrasado.

    Maquaivelo se encuentra a la vista con una serie de unidadesde convivencia poltica de entidad fsica a veces minimizada almximo, en estado casi permanente de agitacin y revuelta, espe'cialmente Florencia, cuya situacin ya pintara dramticamenteDante en los tercetos finales del canto VI del Purgatorio. No eraciertamente tranquilo y homogneo el contorno histrico real de!Santo de Aquino, pero una cosa es la ordenacin de lo complejoorden pensado, visin intelectual del orden y otra la ordena'cin efectiva del acontener fctico visin realista y concreta de!orden de Maquiavelo.

    Maquiavelo busca ante todo la seguridad. Slo se le ofrecena la vista dos modos que ordenen en la seguridad la realidad his'tonca que le circunda, l vero Pnncipato e la vera Repblica.La preferencia que aflora en Maquiavelo, sobre todo en la Pmadeca por las formas mixtas, tiene una significacin conceptualque no le impide asegurar en su escrito sobre la Constitucinde Florencia que los stii di meZZfl son inestables, pues as como laMonarqua evoluciona hacia la Repblica y sta hacia aqulla, lasformas mixtas o compuestas evolucionan hacia las dos, origen ste,dice el florentino, de todas las turbulencias.

    As como en Aristteles la forma es la manifestacin de la t etalidad del ser polis (la polis configurada) y en Santo Toms unaa manera de regimiento de los elementos y rdenes medievales(la civitas, ordenada); en Maquiavelo es la figura empricohistricaen la que se impone la seguridad en el desorden. La entrada del

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    elemento Poder como soporte de las figuras Monarqua y Rep-blica no cobra an en Maquiavelo el sentido dilucidador entreforma polticoestatal y forma de gobierno que haba de tomarms tarde, y conviene recordar que en la poca de Maquiavelo laacepcin ms usual de los stati es la de los soberanos y su squito.

    El concepto filosfico que subyace a esta construccin es elde orden pero no el orden tomista, sino el orden concreto yfctico impuesto por una voluntad de poder; el poltico, el deseguridad; el esttico, el de perspectiva. La Monarqua y la Re-pblica ordenan para la seguridad, y son vistas en perspectivacomo figuras dicotmicas expresivas de toda posible forma poltica.

    EL DERECHO, FORMA DEL ESTADO.Razn, Libertad y Equi-librio van a ser los tres conceptos que compondrn el transfondode esta etapa del problema de la forma poltica estatal.

    La Razn aqu ms que concebida como en Maquiavelo comopotencia del hombre concreto sujeto del Poder, lo es como es-pecie de logos secularizado y ordenador del mundo. El Estado seconvierte en puro mecanismo como instrumento de la razn car-tesiana en Hobbes (Schmitt Der Staat ais mechahimus bei Hobbesund Descartes). El factor de la despersonalizacin del Poder y delEstado va a ser Derecho no como expresin de un orden obje-tivo y trascendente, sino como pura voluntad del soberano. Perola razn configurar el poder y ordenar al mundo poltico desdeel Derecho concebido, como voluntad del soberano, y lo queno est conformado por el Derecho, no ser sino un puro reinode la facticidad, como un reflejo del estado de naturaleza. Hastaentonces la forma poltica se produce por manduramiento, nosdice Spengler, a partir de entonces va a ser creada y precisamentepor la burguesa al servicio de la idea de libertad.

    La forma que en Aristteles configura la polis, en Santo To-ms ordena la civitas y en Maquiavelo da figura a lo Stato, va aser ahora el resultado de la accin del Derecho sobre el Poder.Ms que la forma en que aparece el Poder, el Derecho va a serla manera en que se organiza, es decir, en que se limita. Organi-zar el poder es limitar el Poder, habra de decirnos Montesquieu.

    La idea que va a inspirar esta accin del Derecho, esta accinque limita organizando, es la del equilibrio y no es extrao quelas fuentes que van a utilizarse no sean griegas, sino romanas.

    Las clsicas formas He aristocracia, democracia v monarqua van

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    ahora, no a mezclarse para constituir una nueva forma, sino a-combinarse como esquema de pesos y contrapesos. La idea deequilibrio est montada en el siglo xvm sobre la de naturaleza,asociada a la representacin del mundo de los astros. Estos estnen equilibrio porque en cada uno confluyen fuerzas opuestas quelos inmovilizan o hacen caminar uniformemente, no porque se en-cuentren como mezclados o prendidos en algo cuyo movimientoo inmovilizacin determine el de aqullos. Lo que hay entre losastros es el vaco: vaco precisamente es lo que ahora se busca;vaco por el que transcurran autnomas libertades humanas. Es laidea de arquitectura la que se asocia a esta concepcin como for-ma del vaco. Pues eso es la arquitectura: configuracin del va-co; no forma de la materia escultura ni forma en la super-ficie pintura, sino forma sobre el vaco.

    Las dos formas polticas por excelencia, la Monarqua y la Re-pblica a medida que van perdiendo su entraa social polticacomo figuras de la comunidad poltica, y vencido el equilibrio en-tre el Rey y el Pueblo en la segunda mitad del siglo XIX, van a servistas jurdicamente a travs de su relacin con la voluntad es-tatal. Jellinek va a distinguirlas segn la existencia de un rganosuperior al que quepa, en tanto que rgano, vincular en ltimogrado la voluntad estatal. Si tal rgano es unipersonal, habr Mo-narqua; si no, Repblica. Y Duguit, bien que partiendo de pla-nos distintos, las va a distinguir por el carcter hereditario o elec-tivo del rgano superior.

    El Estado es forma, pero forma jurdica, sujeto de Derecho ypor lo mismo portador de una voluntad tambin jurdica. La for-ma de Estado queda vinculada a la distribucin especial de suvoluntad como forma jurdica. La estructura estatal es estructuravolitiva. El problema de las formas del Estado es el de la distri-bucin de las esferas de aplicacin de la voluntad estatal y la di 'visin ms radical la de Estados unitarios y federales. Las formasde Gobierno se vinculan entonces a la distribucin de los rganospolticos capaces de expresar la voluntad del Estado. Dicho deotro modo, con palabras de Ruiz del Castillo, que expresan cer-teramente la situacin: En la forma del Estado hay que deter-minar el concepto mismo de soberana en funcin del territorio;n la forma de Gobierno basta con determinarlo en la esfera delos rganos polticos.

    As planteado el problema, la baraja de posibilidades clasifica-

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    torias es casi infinita. Y trabajos como el de Delbez (Recherchsssur la clasification des formes politique, i929) o el de Andersen(Der Einteungsgrund der Staatsformen, 1933), o el de Crossa(Sulla teora delle forme di Stato, 1931), son bien expresivos dela capacidad de complicacin de la especulacin tericopolticacuando acta lgica y discursivamente sobre supuestos puramenteabstractos.

    LA DESFIGURACIN DEL ESTADO.Si al referirnos a Maquia-velo como una de las etapas ms significativas en la elaboracindel concepto de la forma poltica, designbamos el apartado repre-sentado por el autor de El Prncipe como el de la Respublica fgu-rada, podemos ahora designar al que representa Kelsen como elde la desfiguracin del Estado.

    El proceso general que en la teora del Estado se modula deJellinek a Kelsen de manera ya suficientemente conocida, por loque se refiere al tema de las formas polticas se concreta en queen el segundo no van a ser descubiertas ya, a travs de la superiordeclaracin de la voluntad del Estado como una voluntad de unsujeto jurdico, sino del mero procedimiento de produccin de lasnormas. Deslinda Kelsen lo que ya Jellinek se haba esforzado endeslindar, a saber, la voluntad jurdica de la voluntad psquica.La voluntad del Estado no puede ser otra que voluntad jurdica,y por ello el querer ser del Estado es el deber ser de su ordena'miento jurdico positivo; la voluntad estatal no es ms que laimagen del sistema normativo unitario del orden estatal. La formadel Estado es el mtodo posible de creacin de ese orden; es for-ma jurdica, esto es, el mtodo de creacin de derecho.

    Pues bien, las dos formas estatales son para Kelsen la autocra-cia y la democracia, y, como l advierte, tienen naturaleza pura-mente formal, pues no sos sino tipos ideales que se independi-zan del contenido posible, ya que todo contenido jurdico puedeser creado por mtodos opuestos. Tan radical formalizacin delconcepto de forma del Estado va a llevar a Kelsen a conclusioneslgicamente trabadas, pero con apariencia de alucinantes efectoscontradictorios. Tan formal es la anttesis nos dir que noes slo anttesis de mtodos de creacin jurdica, sino de toda cla-se de normas y, por consiguiente, son dos tipos de oposicin deorden social.

    Esas dos formas de Estado nos aadir son expresin tie

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    dos concepciones del mundo, pues responden a la admisin o ne-gacin de la humana posibilidad del conocimiento de la verdady de los valores absolutos. Late, en definitiva, en la antinomiakelseniana una visin antropolgica que por cuanto respecta alrelativismo est concretada y a ello alude Kelsen directamen-te en el tipo humano para el cual su acontecimiento radical esel se eres t, frmula snscrita de la teora brahamnica mo-nista del ser uno, tan usada por Schopenhauer.

    A los que me responden, dice Kelsen (Staatsform und Phlosophie, 1933), comentando el captulo XVIII del Evangelio deSan Juan, que la condenacin de Jess es argumento contra lademocracia, les dir que la objecin es digna de respeto con unacondicin: que ellos, por su parte, se hallen tan seguros de suverdad poltica dispuestos si fuera preciso a sellarla con su san-gre como lo esta'ba de la suya el Hijo de Dios. Es posible quela historia de los aos ltimos haga hoy pensar al ilustre juristasobre la conveniencia de modernizar su razonamiento...

    LOS SUPUESTOS HISTRIQO-SOCIOLGICS DEL PROBLEMADE LA FORMA POLTICA. EL ESTADO EN CUANTO A FORMA

    FORMA HISTRICA. ESTRUCTURA SOCIAL. ORGANIZACIN POL-TICA.Con la acentuacin del proceso que llambamos de desfigu-cin del Estado llevado por Kelsen a sus ltimas consecuenciasse cierra todo un gran perodo en el planteamiento del problemade las formas polticas; cabra decir incluso que se cierra el pero-do de la forma en la poltica. Lo que con l se clausura son lasresonancias del subsuelo aristotlico filosfico y metafsico queen tal terreno haba sido ya superado mucho antes, pero que elpropio Kelsen lo declara haba gozado en la ciencia poltica con-tempornea, y sobre todo en el tema de las formas, una super-vivencia refleja como esquema mental aunque no se expresara.Lo que a nuestros efectos interesa de todo este gran giro dela filosofa contempornea son las zonas desde las que se iba aafectar directamente el mundo socialpoltico.

    Los dos conceptos que van a entrar en liza para desplazar alque ahora nos preocupa son los de forma histrica y el de es-tructura social.

    En Hegel se dan los supuestos de que parte Dilthey para la

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    concepcin del mundo como historia. El mundo histrico no es-el mundo de los hechos, decisiones y acontecimientos, sino el delas formas objetivas inteligibles, el de los contenidos de sentidohumanamente significativos; el mundo histrico como reino atem-poral de las formas creadas. Lo cual es aplicable no slo a los queDilthey llama sistemas culturales, sino tambin las formas deorganizacin externa nacidas no de puras conexiones de sentido,sino de realidades de voluntad, pues como explica Freyer, el ethosdel conocimiento propio de las ciencias del espritu es en Diltheyms fuerte que su visin de la realidad social, por lo que tam-bin la esfera de la vida social se le convierte en reino de las formas.

    El Estado es forma histrica, forma del devenir, y las for-mas de las asociaciones polticas, formas de una conexin de sen-tido en cuanto forma consolidada.

    Uno de los mayores esfuerzos de Freyer al concebir la Socio-loga como ciencia de la Realidad es precisamente el de despegarsede las races hegelianas. La realidad social y las formaciones socialesel Estado entre ellas son por una parte acontecer y estn fun-didos en la cadena circulante del tiempo. Pero son tambin sus-ceptibles de una visin sociolgica como estructura elaborada en unconcepto estructural. Los conceptos sociolgicos no se dirigen al con-tenido del acontecer, sino al contenido de la estructura de las reali'dades histricas, y en tal sentido, a diferencia de los conceptos hist-ricos, son generalizables. Una cosa es aade Freyerque laformacin conceptual est dirigida hacia la cadena de presentessucesivos en que se ha constituido la formacin y hacia la cuestinde qu ha ocurrido y se ha hecho en esos presentes, y otra el quela formacin conceptual est dirigida hacia la ley de estructurade la formacin, de modo que su dinmica slo entre en cuentacomo un momento esencial de su estructura. Pero ambas direccio-nes del pensamiento concluye Freyer en prrafo sumamente es'clarecedor para nuestro tema no estn sobre un material ca-rente en s mismo de forma y capaz de cualesquiera ordenacio'nes, sino que son las dos configuraciones que hace necesarias larealidad social.

    De los conceptos de forma histrica y de estructura socialva a surgir otro, el de organizacin, en parte muy condicionadopor la ciencia econmica que ya lo utilizaba. El nuevo conceptoes sumamente complejo y multvoco. En Plenge, Drei Vorlessuti'

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    gen ber Organisationslehre) la teora de la organizacin cobra ca-ractersticas de una teora general desde una posicin individua-lista. En Spann (Organisation, en Handsworterbuch der Staat-swissenschaften) se aproxima a la idea de organismo al serviciode su concepcin universalista. En Burkhardt (Die Organisationder Rechtgemeinschaft) se acenta el elemento normativo sobreel de la realidad. En Heller sirve para designar una estructuraefectiva ordenada (Handlungsgefge).

    Pero el concepto de organizacin, de cuya naturaleza no nosvamos a hacer cuestin ahora, nos interesa especialmente referidoal problema de la forma. El concepto de organizacin va a ser elsoporte de la forma poltica con respecto a la cual se vincula, a lamanera diramos de la materia aristotlicotomista. La organi-zacin poltica no es de por s la forma, sino el concepto histrico-estructural cuyo despliegue ofrecer el caamazo sobre el cual elquehacer del hombre va tejiendo las diferentes formas concretasde su convivencia poltica. La realizacin de un plan de vida encomn nos dir Fernndez Miranda en cuanto realizacin deun orden de convivencia ha producido diferentes respuestas y cadauna encarna un tipo histrico de organizacin poltica, es decir,una forma poltica. El concepto de forma poltica surge, pues,del hecho del carcter histrico de la organizacin poltica y delproblema poltico de la convivencia humana. Cada una de estasformas nos acogemos ahora para expresar nuestro pensa-miento a las palabras de Javier Conde abarca el desplieguede una posibilidad que se hizo realidad... y la serie entera deesas figuras o formas constituye el cuadro de posibilidades queel pasado poltico al desrealizarse nos otorga.

    D B LA TEORA GENERAL A LA TEORA CONCRETA DEL ESTADO.Llegado a este punto se hace preciso hacer algunas aclaracio-nes. Una que habra de aducirse para justificar el giro que vatomando el tema si no fuera en s aspecto esencial del mismoes que nuestra investigacin parece referirse ahora, ms que alproblema de las formas del Estado al de la naturaleza de ste.El problema de la forma, cabra decir, no es aqu propiamenteel de las formas en que se constituye el Estado, sino el de la for-ma de constituirse; el tema de las formas del Estado se convierteen el tema del Estado en cuanto forma y precisamente en cuanto

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    forma histricosocial de la organizacin poltica, es decir, en sutotalidad como figura social-histrica.

    La segunda aclaracin es que la teora del Estado en cuantoforma no es ya teora general, sino teora concreta del Estado, yen relacin con ello cabe preguntar: Cmo, endefinitiva, se havisto el problema de la forma poltica, de la forma estatal, desdeuna teora concreta del Estado?

    Hemos de limitarnos a formular una apretada sinopsis; la teo-ra concreta del Estado el Estado en cuanto forma histrico'social, nos ofrece a este respecto las inflexiones siguientes: i." ElEstado como forma desde la Sociedad. La realidad social comoconstante proceso de incorporacin o personificacin y la for-macin del Estado a travs de esos procesos. El problema de laforma de Estado nos dice literalmente Hauriou entraa ha-ber resuelto el diferenciar un Estado de una Sociedad que no seaEstado (Pr. elmt. d. Droit Constitutio nn). 2.a El Estado comoforma de ser espiritual, constituido por un constante proceso derenovacin e integracin. Los factores dinmicodialcticos de esaintegracin encuentran su forma en el parlamentarismo que ad-viene as a ser forma politicoestatal, la forma poltica tpica delEstado demoliberal (Smend : Dte Poltische Gexualt in VerfassungsSUtat und das probleme der Staatsform). 3.a El Estado como sta-tus de unidad existencial de un pueblo e identidad y representa-cin como las dos formas posibles a travs de las que el puebloalcanza a ese estatus (Schmitt: Verfassungslehre. 4.a El Esta-do como forma de organizacin entendida como estructura. Lamisin de una teora concreta del Estado es segn Hellerla de concebirlo como forma, es decir, como conexin real queacta en el mundo del devenir (Staatlehere). 5.a Dentro de la cons-truccin dialctica, Schindler (ms jurista que socilogo) elaborauna teora de las formas polticas estatales cargando el acento en laaccin polar de los elementos Estado, Sociedad, ms que en el nudodialcticosinttico en s. Teora cuya conexin implcita con la partefinal del trabajo, esperamos quede patente. El Estado y la Socie'dad forman una integridad autorreguladora; cada forma poltico-estatal implica una conformacin especial y completoria del mun-do de lo social extraestatal. Cuanto mayor es el sector de la to-talidad que el Estado abarca, cuantos ms elementos estructuralesy funcionales asume, tanto ms ha de admitir la accin polar delo social extraestatal (Verfassungsrecht und sozdstruktur).

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    LA POLARIDAD EXISTENCIAL y LA DICOTOMA AUTOCRACIA-DEMOCRACIA.La reaccin que tras la ltima hecatombe blica seapunta en la Ciencia Poltica, y a la que en otros trabajos nos refe-rimos ms especialmente, puede ser entedida como intento dea-mtico del hombre de hoy por recuperar como ser racional y librela rectora de una realidad que pretende constituirse inexcusable-mente con leyes propias e inmanentes a su propia estructura.

    El problema de la forma poltica que, a travs de toda la pri-mera lnea aqu expuesta, opera con un entendimiento de la co-munidad como materia humana y que despus haba de referirsea una conexin de efectividad social, va a aparecrsenos ahora enrelacin al juego dialctico de idea y realidad poltica. Este es elsentido profundo de que la literatura cientficopoltica de los dosltimos lustros sin perjuicio de hacer alusiones de ndole eruditaa las clsicas formulaciones en cuanto antecedentes histricodoctri-nales, reitere ininterrumpidamente, con expresiones terminolgi-cas a veces vacilantes y con fundamentaciones tericas de dife-rente matizacin, que, en definitiva, las dos formas polticas esen-ciales son la Autocracia y la Democracia. Revive la divisin dico-tmica como en Maquiavelo no slo por cuanto la postura moder-na tiene cmo entonces de constatacin histrica y de bsquedaangustiosa de seguridad colectiva, sino porque, como entonces tam-bin, se acenta el fondo polmico, y todo planteamiento polmicoradicaliza y, por ende, dicotomiza.

    Qu explicacin puede tener la supervivencia de una clasi-ficacin que pareca cerrar nuevas posibilidades? Adentramos enla resolucin de esta perplejidad en un plano filosfico, nos lle-vara a estudiar el problema desde dentro de la estructura internade lo que entendemos por Weltanschaung, utilizando la distincinque Max Scheler formulara (Schriften ur Soziologie und WeUtanschaungslehre, i92

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    del Estado en trminos anlogos a los que fueron esclarecidos ensu da por un Schmitt o un Jnger. Por ello la repetida polariza'cin existencial condiciona, matiza y relativiza la distincin idealAutocracia y Democracia. La segunda cuestin es la de esclarecerhasta qu punto la Autocracia o la Democracia en cuanto formaslo son realmente de sus pretendidos y respectivos contenidos po-Kticoculturales. Es decir, meditar sobre si los mundos poltico-culturales que llamamos democrtico y autocrtico son tales por-que slo en forma de Democracia y Autocracia pueden constituir-se. La tercera se refiere al descubrimiento de la mutua relacindinmica en que se encuentran en Democracia y Autocracia loesencialmente estructural y lo estrictamente cultural poltico. Cu-les son esos movimientos y qu mutuas relaciones implicadoras seproducen entre los mismos?

    A medida que la liberal Democracia iba perdiendo sentido po-lmico en su enfrentamiento con la Monarqua burguesa, fue ad-quiriendo entidad sobre la participacin de sus elementos indivi-dualizados, un sujeto histrico objetivado, el pueblo, cuyo espri-tu, inters, voluntad y esencia adquieren tambin una entidadobjetivada que va a desplazar la democracia formal hacia una de-mocracia material, interesada ms por un determinado contenidoque por la formacin cuantitativa de la voluntad estatal. El des-plazamiento tiene, sin duda, sus peligros, pues como ha mostra-do J. L. Talmon en su reciente e importantsimo libro (The originsof Totditarian Democracy, 1952), de los supuestos mismos de larevolucin francesa se nutre la llamada Democracia totalitaria.Frente a sta, la democracia llamada an liberal va a fundarse enaquella razn configurada como dogos secularizado a que ya nosreferimos; la vieja idea de la libertad como esferas de competen-cias del individuo frente al Estado queda transmutada en simplevigencia de una concepcin vagamente humanista y secularizada-mente cristiana, informante de la llamada democracia occidental.

    Por su parte, la democracia totalitaria rusa renuncia a la ideade la revolucin universal acogindose a la del socialismo en unsolo pas, lo que la llevar en el terreno poltico a la reafirmacindel Estado como gran potencia; en el econmico a la admisinde ciertas formas de economa capitalista, y en el social a la pau-latina tolerancia de ciertas espontaneidades enmascaradas bajo elttulo de libertades socialistas.

    Junto al fenmeno descrito por lo que respecta a los princi-

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    pios, veamos el que se produce en lo que se refiere a la internaestructura. Cuanto ms pura preterida ser una forma poltica, sermenos autnticamente forma: menos recoger y aprisionar elmundo d contenidos y realidades a los que pretende configurar.El proceso de maduracin democrtica ha hecho necesario el usode los que Mannhein llama tcnicas sociales, es decir, aquellosinstrumentos de educacin, formacin y control de las masas, tan-to ms indispensables cuanto stas ms activas sean. Pero comotcnicas cada da ms especializadas, suponen una direccin y ma-nejo minoritario que insensiblemente desplazan la accin y titu-laridad polticas efectivas, hacia ciertos grupos constituidos oli-grquicamente, verdaderos representantes de la opinin pblicay autnticos titulares del mando democrtico. La interferencia deestos grupos minoritarios planas mayores de partidos y sindica-tos, trust periodsticos y radiofnicos, red de editoriales, etc.-, ha-ce que la democracia en cuanto estructura polticosocial, caminecada vez con mayor acentuacin hacia su constitucin real como unamplio esquema oligrquico, expresivo, de una pluralidad socialminoritaria que se configura como inexorable consecuencia estruc-tural de la Democracia como forma poltica. Un reflejo de tal fe-nmeno es, entre otros muchos, la incorporacin como materiallegal constitucional de entidades polticas efectivas, antes abando-nadas como la regulacin del lobbing en los Estados Unidos. Yno deja de ser expresivo el que, con un paralelismo digno de quele dedicramos ms atencin, en el orden internacional dondela organizacin arrastra menos condicionamientos histricosociol-gicos el esquema democrtico de la ONU se haya montadosobre una estructura oligrquica, cual es el Consejo de Seguridad.

    Por lo que respecta a la democracia popular o sovitica, tam-bin se produce un fenmeno anlogo, aunque con diferencias,algunas de las cuales van a ser aqu anotadas. Lenin dijo que lademocracia sovitica se sostena en un equilibrio de coercin ypersuasin. Nadie puede negar sobre todo tras el magnfico li-bro de Alex Inkeles, Public Opinin in Soviet Russia, 1950 elesfuerzo sovitico por el desarrollo y uso de esas tcnicas socia-les a que antes nos referamos como instrumento de informaciny formacin de las masas; lo que matiza profundamente la dife-rencia entre la democracia liberal y la democracia sovitica, a esterespecto, es que as como en la primera estas tcnicas sociales soninstrumentos de persuasin y el elemento coactivo slo acta in-

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    directa y reflejamente, en la segunda son instrumentos comple-mentarios y auxiliares de la coaccin. Por ello, el esquema oligr-quico que asume en la realidad democrtica occidental el efectivoejercicio de la democracia, es reflejo de un pluralismo socialpolticoy en la democracia marxista es producto de un pluralismo poltico'estatal, porque aqu est movido ms que por el manejo de ins-trumentos de persuasin, por el efectivo ejercicio de los instru-mentos de coaccin ejrcito, polica, partido, sindicatos. Y essumamente interesante consignar dos cosas: una, que este pro-ceso estructural de la democracia bolchevique en oligarqua seapresura tras la denuncia al lema originario de la revolucin mun-dial y la configuracin y reforzamiento del Estado como elementonecesario para la revolucin en un solo pas y su constitucin comogran potencia; otra, que precisamente el encaje institucional deese pluralismo oligrquico se mont apresuradamente en el ltimoCongreso del Partido Comunista, cuando de no haberse institu-cionalizado habra podido irrumpir fcticamente quebrando la con-tinuidad del rgimen tras la muerte de Stalin.

    LA FORMA POLTICA COMO JUICIO POLTICO DISCRIMINADOSEn resumen, y para cerrar lo que hasta ahora hemos dicho:en primer lugar, qu ha sido del concepto y de la realidadde la forma poltica en la ltima etapa que hemos considera-do? O si se quiere: qu es hoy del concepto y de la reali-dad de la forma poltica? Y en segundo lugar, la visin pa-normica de todo lo anterior, a qu conclusin nos permite llegar?En cuanto a lo primero, parece patente que la forma poltica noes asimilable hoy a ninguna de las categoras bsicas, con las quela habamos identificado en el transcurso de este trabajo. Pareceque nos hubiramos quedado sin gua plstica. Y precisamenteaqu puede estar el comienzo de la averiguacin de la respuestaa la primera pregunta que nos habamos formulado. Si sabemosel porqu de la ausencia de gua plstica, quiz sepamos qu sig-nifica hoy el concepto y la realidad de forma en el mbito de lalicencia poltica. Una consideracin elemental de las artes plsti-cas en la actualidad denuncia lo que pudiramos llamar la desapa-ricin de las formas en cuanto tales. La forma ha quedado comoalgo inevitable, puesto que todo lo que en el mundo tridimen-sional se distingue de lo dems necesita de la forma, pero hoy laforma es apenas nada ms que el lmite en el que se inseran unos

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    ciertos contenidos. La forma se ha convertido en una entidadlgica; y cabra decir, a manera de resumen, que de la forma comoplasticidad a la forma como logicidad se ha desarrollado el largoproceso de la evolucin de la realidad poltica en Occidente.

    Tal es tambin la situacin de la forma en la teora polti-ca. Formas de Estado y formas de Gobierno, apuntan hoy auna apreciacin lgica de la realidad. Aqu la logicidad no esrelacin causal de categoras como formas del pensamiento, sinoconexin de ideas como formas de la razn enjuiciadora; es decir,no significa valoracin metodolgica del proceso intelectual, sinola actitud apreciadora de la realidad desde valoraciones preferen-temente lgicas. La forma es en cierta medida la expresin de unjuicio que se ha condensado en una palabra. Pudiramos decirque en cuanto el Estado tiene realidad, es susceptible de una de-finicin formal, en cuya definicin formal pretendemos expresar-le. La forma se ha convertido en entidad lgica, para decirnoscul es la actitud polmicovalorativa en juego con su situa-cin estratgicoexistencial, del Estado.

    He aqu cmo con la palabra forma expresamos simplemen-te el sujeto lgico de atribucin de la realidad poltica. La formaha llegado a ser esto simplemente, sujeto lgico de atribucin,porque ya no es posible valorar al Estado actual con arreglo a cri-terios que han servido para ms de un milenio. Ante la realidadnueva el concepto de forma pierde su carga histrica, incluso susresiduos plsticos y sociolgicos. El Estado actual se rebela contrala categora de forma cuando sta pretende ser algo ms que lo-gicidad y frmula. En el fondo, lo que ha ocurrido, y esto es di-fcil de expresar e incluso difcil de entender, es que lo mismoque la msica tiende a ser musicalidad pura, la pintura pictorici-dad pura y la escultura, si se nos permite, voluminidad pura, lapoltica ha pretendido ser pura politicidad. Pero, la politicidad puraen el orden del pensamiento conduce a la retrica, y en el de laorganizacin poltica a la pura administracin, es decir, empie-za y acaba en el ejercicio y manejo de unas tcnicas de orga-nizacin de poder. Por ello cabe asegurar que por la mismarazn porque la escultura, la pintura e incluso la msica se hanalejado de la categora de forma, la poltica se aleja tambin.

    Todo el apartado primero de este trabajo el problema de bforma en el Estado descansaba sobre un subsuelo filosfico.Todo el segundo apartado el problema del Estado en cuanto

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    forma, sobre un subsuelo histricosociolgico. Todo el tercerapartado la forma como actitud, sobre un subsuelo radicalmen'te poltico. Acabamos de mostrar cmo este planteamiento, a fuerzade politizar, disuelve el viejo sentido filosfico y el ms recientehistricosociolgico de las formas polticas. Mostramos antes hastaqu punto la vigencia de una idea democrtica material o de con-tenido relativiza la dicotoma Autocracia-Democracia, y cmo tam-bin el proceso estructural de ambas confluye hacia una estructuraoligrquica. En la medida en que Autocracia y Democracia en cuan-to formas lo sean no slo de mundos polticoculturales profunda-mente diferenciados, sino de realidades polticosociales con elloscongruentes; la dicotoma actual cobrar plenitud de sentido hist-rico. En esa medida y en la medida que se diluya o resuelva la ac-tual polarizacin existencial. Lo primero ser objeto de un pr-ximo estudio nuestro. Lo segundo, no figura en nuestro plande trabajo personal, sino en el del destino histrico bajo la pro-vidente y como cristianos estamos seguros que misericordiosamirada de Dios.

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