Fortalezas y debilidades de un catálogo virtual 15...

14
Hace unos años escribí un par de artículos, de entre otros publicados en estas mismas líneas, titulados “Potencias y dimensiones de un catálogo virtual de museos”, y “El Catálogo virtual de la colección del Museo de Arte Popular de Petare Bárbaro Rivas Acceso a universalidades estéticas del conocer ‘popular’“. En ellos referí algunos de los grandes beneficios y estímulos que un producto de esa naturaleza puede aportar a las dimensiones de lo museológico y del conocimiento, educación y aprendizaje, cultura, sensibilidad estética, bien entendidas apropiaciones, empoderamientos, identidades y socialidad. Estas dimensiones resultan activamente involucradas y enriquecidas por su puesta al servicio informativo y estimulante de la co- creatividad de públicos y usuarios web, y de un catálogo virtual que, adicionalmente, ejerce un carácter de intermediador. Comentaba que los alcances de un catálogo virtual, sobre todo si están insertos dentro del sitio web del museo, o en un portal web, van sujetos al desarrollo de avanzadas estrategias museológicas de novedosas y alternativas consecuencias. A esto se agregan consideraciones como las de creación de oportunidades para experiencias y destrezas perceptivas visuales y recreativas, estimulación para ampliar capacidades de operación con la realidad virtual, y creación de nuevos sentidos a partir y más allá de lo visual. Se desprende que en el ámbito actual de los museos, el uso de internet/web y la tecnología web 2.0 debe ir fértilmente de la mano con unos criterios museológicos avanzados. Por ello es que un catálogo virtual (o un museo virtual) que se limite a poner en un sitio web las imágenes de sus colecciones, con unos básicos datos y unas muy limitadas posibilidades de combinatorias de visualización, de estrategias de consulta, recorridos y obtención de datos, y con sentidos solo lineales, es algo limitado cuando no estéril. Un catálogo virtual de las colecciones de un museo debe prever, incorporar y estimular el uso, la investigación y la expresión de legítimas y alternativas diferencias de sensibilidad e inspiración a partir de sus contenidos musealizados. De allí que unas entradas referenciales o vocablos “controlados” puedan resultar estrechos para los usuarios consultantes, si están ceñidas solo a datos técnicos básicos (autor, fecha, técnica y medidas) y temáticas o cronologías “metodológica y correctamente” delimitadas. Fortalezas y debilidades de un catálogo virtual: cibermuseos o limitado aprovechamiento de la web 2.0 Fernando Almarza Rísquez

Transcript of Fortalezas y debilidades de un catálogo virtual 15...

Page 1: Fortalezas y debilidades de un catálogo virtual 15 …nuevamuseologia.net/wp-content/uploads/2015/12/02...Muchas otras consideraciones de este tenor enriquecen aun más estos planteamientos.

Hace unos años escribí un par de artículos, de entre otros publicados en estas mismas líneas, titulados “Potencias y dimensiones de un catálogo virtual de museos”, y “El Catálogo virtual de la colección del Museo de Arte Popular de Petare Bárbaro Rivas Acceso a universalidades estéticas del conocer ‘popular’“. En ellos referí algunos de los grandes beneficios y estímulos que un producto de esa naturaleza puede aportar a las dimensiones de lo museológico y del conocimiento, educación y aprendizaje, cultura, sensibilidad estética, bien entendidas apropiaciones, empoderamientos, identidades y socialidad. Estas dimensiones resultan activamente involucradas y enriquecidas por su puesta al servicio informativo y estimulante de la co-creatividad de públicos y usuarios web, y de un catálogo virtual que, adicionalmente, ejerce un carácter de intermediador.

Comentaba que los alcances de un catálogo virtual, sobre todo si están insertos dentro del sitio web del museo, o en un portal web, van sujetos al desarrollo de avanzadas estrategias museológicas de novedosas y alternativas consecuencias. A esto se agregan consideraciones como las de creación de oportunidades para experiencias y destrezas perceptivas visuales y recreativas, estimulación para ampliar capacidades de operación con la realidad virtual, y creación de nuevos sentidos a partir y más allá de lo visual.

Se desprende que en el ámbito actual de los museos, el uso de internet/web y la tecnología web 2.0 debe ir fértilmente de la mano con unos criterios museológicos avanzados. Por ello es que un catálogo virtual (o un museo virtual) que se limite a poner en un sitio web las imágenes de sus colecciones, con unos básicos datos y unas muy limitadas posibilidades de combinatorias de visualización, de estrategias de consulta, recorridos y obtención de datos, y con sentidos solo lineales, es algo limitado cuando no estéril. Un catálogo virtual de las colecciones de un museo debe prever, incorporar y estimular el uso, la investigación y la expresión de legítimas y alternativas diferencias de sensibilidad e inspiración a partir de sus contenidos musealizados. De allí que unas entradas referenciales o vocablos “controlados” puedan resultar estrechos para los usuarios consultantes, si están ceñidas solo a datos técnicos básicos (autor, fecha, técnica y medidas) y temáticas o cronologías “metodológica y correctamente” delimitadas.

Fortalezas y debilidades de un catálogo virtual:

cibermuseos o limitado aprovechamiento de la web

2.0

Fernando Almarza Rísquez

Page 2: Fortalezas y debilidades de un catálogo virtual 15 …nuevamuseologia.net/wp-content/uploads/2015/12/02...Muchas otras consideraciones de este tenor enriquecen aun más estos planteamientos.

Entonces, un catálogo virtual con limitaciones como esas no responde a criterios museológicos actualizados, y mucho menos activa y aprovecha las potencias y alcances de la web 2.0. A lo sumo es algo que se satisface en expectativas y soluciones de corto alcance. Revisemos puntualmente la naturaleza definitoria de la web 2.0, del Cibermuseo y la Cibermuseología, y hagamos una prospectiva desde sus potencialidades, hacia una más fuerte y fecunda práctica museística. Web 2.0 El termino Web 2.0 (la “segunda generación” de la web) surge a partir de 2004, y potencia una dimensión social más participativa por medio de la interacción que facilita el compartir informaciones por medio de su interoperatividad, el diseño centrado en el usuario y la colaboración en el ámbito de la web. La web 2.0 hace posible la interacción entre las comunidades de usuarios (websites, redes sociales, blogs, wikis) que estimulan tales intercambios. Es el aporte y enfoque de la información y su puesta a disposición de todos los usuarios de la web, en un flujo que puede ser bi y multidireccional. El Cibermuseo y la Cibermuseología Las nociones de Cibermuseo y Cibermuseología traen implícitas alternativas dimensiones. El Cibermuseo expresa la ampliada posibilidad alternativa, nunca sustitutiva, del museo físico y de su musealización. Esto conlleva adicionales modos de hacer y estimular sensorialidades y desentrañamiento y re-construcción de sentidos, re-ideas y re-conceptos a partir de sus propuestas, pues la interacción con lo que se halla en el ciberespacio, con lo virtual, implica particulares abordajes, recorridos y opiniones, tanto como interpretaciones. Sabido es que la web hace público, comunica y disemina un creciente volumen de conocimientos e informaciones. Dentro de ámbito del museo no hay una definitiva versión, de entre tantas válidas, sobre lo que es la Cibermuseología. Hablaremos acá de Cibermuseo cuando una institución museística (o de naturaleza similar, con colecciones permanentes y acciones investigativas, expositivas y educativas) hace uso de la dimensión y canales informativos que discurren por internet, y dispone y organiza sus informaciones en ese espacio virtual lleno de impulsos electrónicos (ciberespacio) por medio de sitios web, sus páginas y sus más o menos dinámicas y variadas interfaces. De este modo, pone a disposición volúmenes de información, textos escritos, imágenes fijas y en movimiento y sonidos, sobre sí y sobre las colecciones y patrimonios que alberga, así como de los conocimientos y actividades que en su seno se desarrollen. Lo anterior activa rangos de potenciales estrategias de interacción, acceso, recorridos, exploraciones y combinaciones informativas flexibles (no lineales sino hipertextuales) entre el usuario-consultante y el museo a partir de esos datos, desplegando y estimulando cuando se bien utiliza, una gran capacidad formativa y crítica en esos usuarios, adicionales a las recibidas en los ámbitos de educación formal. Un Cibermuseo se asume como el que diseña y opera sus sitios web con amplia conciencia de la fertilidad específica de los recursos de la web 2.0, y con criterios museológicos actualizados. Esto también implica la puesta en práctica de potencias y acciones bi o multidireccionales, disponibilidades y posibilidades de información, estímulos para el pensamiento más crítico y para la co-creación y co-interpretación, y datos e imágenes que van mucho más allá de la sola colocación “virtual” en la web. Por ende, dependiendo de sus criterios aplicados y alcances reales, un catálogo virtual de las colecciones de un museo es o puede ser una acción cibermusealizante de largo o corto alcance, y potencialidades fuertes, débiles o estériles para el museo que lo desarrolla y pone a disposición pública. Y en esto precisamente radica el móvil de reflexión de las presentes líneas.

Page 3: Fortalezas y debilidades de un catálogo virtual 15 …nuevamuseologia.net/wp-content/uploads/2015/12/02...Muchas otras consideraciones de este tenor enriquecen aun más estos planteamientos.

Muchas otras consideraciones de este tenor enriquecen aun más estos planteamientos. Resulta pertinente y recomendable la lectura del artículo “Tocar lo intangible Investigando sobre cuestiones de patrimonio inmaterial en Internet”, de Laura Solanilla Demestre, de la Universitat Oberta de Catalunya, en http://www.museologia.cat/attachments/069_Dossier_2.pdf. La sola declaratividad (y en un museo que utilice el ciberespacio, la simple colocación de imágenes y algunos pocos textos en un sitio web al que llamen “Museo virtual”) no es sinónimo ni garantía de grandes posibilidades, fortalezas y potenciales realizaciones actualizadas y propiamente cibermuseísticas. Los niveles de esfuerzo, criterios y efectividad deben ser de mayor trascendencia, con unas expectativas más exigentes de parte del museo y del público, para no conformarse con ver unas congeladas imágenes en la pantalla del computador, que solo son la sustitución inerte de unas anteriores impresiones en tinta sobre papel por unas actuales en píxeles en el monitor, ambas igualmente “planas”. Partamos de la siguiente cita textual: “Los sitios web de museos ofrecen aprendizaje interactivo en línea, y una flexible exploración del patrimonio cultural. El rol del museo ha cambiado y expandido sus servicios más allá de las fronteras tradicionales. En el pasado, los museos se habían enfocado en el entretenimiento pero ahora han devenido en establecimientos para el aprendizaje y el disfrute”. http://www.flixya.com/blog/3019643/51-Cyber-Museology. (Recuperada el 06-6-11. Autor aparentemente desconocido; traducción y negritas mías, FAR). Esta cita abre un amplio rango de consideraciones a tener en cuenta en la práctica cibermuseística (práctica que otros profesionales como la museóloga canadiense Lynne Teather denominan “web museología”). Las estrategias que desarrollan los museos con criterios y reflexiones museológicas de avanzada no solo se concentran en el visitante promedio recurrente y sus motivaciones y expectativas (inauguraciones, colecciones permanentes, etc.), con miras al incremento de su número. Ahora también lo hacen con las que dan lugar a aquellas no menos entretenidas interacciones de exploración, aprendizaje, interpretación e intercambio activo entre el museo que se abre a lo ciber, y el visitante presencial o el web-consultante. Lo anterior abre un abanico mayor de expectativas a satisfacer, y crea espacios para otras nuevas potencialmente creadas por el usuario. Así, el museo de avanzada trasciende las solas muestras, in situ o virtuales, cuyo fin sea la pasiva contemplación, o las que buscan “entretener” a infantes con actividades que, cuando son la única finalidad, suelen limitarse a actividades motoras y de reproductibilidad de aquellos ítems vistos en las salas del museo o en el monitor. Personalmente desde 1986, trabajando para los museos de Venezuela (cuando aun no se masificaban la internet y la web pero sí se contaba con un meritorio aunque básico software de colecciones que incluían imágenes y potenciales cruces referenciales entre ellas), he venido proponiendo alternativas para una mejor circulación y aprovechamiento a todo nivel de las colecciones permanentes de los museos, dentro y fuera de éstos. Comenzaba por la necesidad de trascender la maniquea visión de que los museos albergan “tesoros”, celosamente guardados en bóvedas y que solo podían ser expuestos eventualmente, en pasiva y admirada contemplación. Hoy día, los recursos de la web 2.0 y la cibermuseología, bien aprovechados en sus alcances, permiten superar con creces estas limitaciones. Pero esto no es solo un asunto tecnológico, sino también de criterios museológicos. Más que un depósito de “tesoros”, los museos (sobre todo los de artes) de actualizado criterio están desarrollando estrategias que no enfocan sus acciones únicamente en etéreas y lineales explicaciones sobre los valores plástico-formales de los objetos coleccionados y expuestos (entre otras, por medio de bienintencionadas pero a veces un tanto obsoletas “guías didácticas” impresas).

Page 4: Fortalezas y debilidades de un catálogo virtual 15 …nuevamuseologia.net/wp-content/uploads/2015/12/02...Muchas otras consideraciones de este tenor enriquecen aun más estos planteamientos.

Hoy muchos museos se abren a estrategias que incluyen acuerdos comerciales diversos, intensas búsquedas alternativas de ingresos, trabajo en redes museísticas, intercambios y relecturas actualizadas a sus colecciones y, principalmente, el de una más amplia e interactiva relación con los visitantes de todo nivel (estudiantes, profesionales, público general), cautivos y potencialmente nuevos. Todo esto para enmarcarse en una nueva manera de relación con el usuario y consultante del museo, haciendo de éste un ámbito de disfrute, pero también de estímulo para el aprendizaje (y ciber-aprendizaje), enseñanza y motivación para la investigación, con herramientas de diversa interactividad como las de la web 2.0 y la Cibermuseología. A éstas se suman los recursos electrónicos y apps complementarias como Podcasts y los que discurren por la web, los RSS y boletines de novedades por correo electrónico. Ver, explorar e interactuar , entretener y educar , asimilar y resignif icar En muy buena medida, una ampliada concepción de la dimensión educativa y de entretenimiento del museo ha marcado pauta en la evolución de criterios museológicos, especialmente en el ámbito ciber. Cito de nuevo el texto, en sus líneas posteriores:

En la aurora de las tecnologías de información y comunicación en el siglo 21, los museos enfrentaron nuevos desafíos para proveer un eficiente servicio a una más amplia comunidad, a la vez que ensancharon la interacción humana con las nuevas tecnologías. Para realizar esta misión los museos están desarrollando material de internet con el propósito de preservar y diseminar el conocimiento cultural y del patrimonio. Ahora, los websites de los museos actúan como un mediador de comunicación, y las audiencias pueden accederles en cualquier momento y desde donde sea, sin ninguna barrera geográfica. (…) La manera de proveer información a través de websites varía de un museo a otro. (…) Las audiencias pueden acceder libremente a cualquier información que busquen en las paredes físicas del museo. Las nuevas tecnologías cambian dramáticamente el concepto tradicional del museo por medio de facilitar la interacción con la comunidad más allá de sus paredes físicas. Hay museos que aun están en un estado preliminar de desarrollo de sus websites, especialmente en los países menos desarrollados, por sus limitaciones presupuestarias. El escenario ha cambiado en los países desarrollados con el advenimiento de estas nuevas tecnologías. Los websites de museos dinámicamente profesionales se encuentran disponibles en todo el globo (…). (traducción y negritas mías, FAR).

En cuanto a las frases destacadas en esta cita, más lo comentado párrafos atrás, no pueden los museos virtuales satisfacerse solamente con que “puedan accederles en cualquier momento desde donde sea…”, pues con tal expectativa no importaría nada más allá de que el museo disponga su website con una serie de imagencitas y escuetos datos de los ítems de sus colecciones, con unas no menos escuetas referencias o “vocablos controlados” cerrados y limitantes en sus posibilidades de recorrido e interpretación. El párrafo segundo de la misma cita pareciera ampliar nuestra reflexión anterior, cuando dice que “Las nuevas tecnologías cambian dramáticamente el concepto tradicional del museo por medio de facilitar la interacción con la comunidad más allá de sus paredes físicas”. Es precisamente esa posibilidad de interacción lo que lleva implícitas cosas como las que vengo afirmando; es el concepto mismo de interacción lo que debemos ampliar en el ámbito cibermuseológico. El término interacción, utilizado solo linealmente y con expectativas que se satisfacen en lo simple, produce resultados limitados y simples; en cambio, utilizado multi-linealmente y considerando expectativas abiertas y de más ricas dimensiones y potencialidades, produce resultados fértiles, gracias a la buena combinación de los recursos tecnológicos de la web 2.0 y de actualizados criterios cibermuseológicos. He escrito también sobre eso, y referido ejemplos de sitios

Page 5: Fortalezas y debilidades de un catálogo virtual 15 …nuevamuseologia.net/wp-content/uploads/2015/12/02...Muchas otras consideraciones de este tenor enriquecen aun más estos planteamientos.

web de museos y catálogos virtuales de largo alcance en mi serie de artículos titulada “Museos y conocimiento”, publicados en www.analitica.com. Antes del museo virtual: los museos y la web La presencia de los museos en la web comienza por 1995; el ICOM produjo un documento corto titulado Internet y los museos (Conseil International des Musées ICOM, 1995, L´Internet pour les musées, brochure, París) en el que activa una imprescindible reflexión de arranque sobre este fenómeno. Citaré a propósito y puntualmente un trabajo publicado en 2003 por las museólogas Georgina DeCarli y Christina Tsagaraki, del costarricense Instituto Latinoamericano de Museos ILAM, titulado Los museos latinoamericanos e internet: la experiencia de la Red-ILAM (http://www.ilam.org/publicaciones-ilam/22-los-museos-latinoamericanos-e-internet-la-experiencia-de-la-red-ilam.html). Este trabajo comienza reflexionando sobre el referido documento del ICOM. En su Resumen, las autoras observaban que para 2003 los museos latinoamericanos seguían “ignorados o confundidos sobre las posibilidades y problemáticas” que la web museología ofrecía entonces incipientemente, aportando un análisis de la situación regional, y haciendo énfasis en su vinculación y visibilidad con el resto del mundo. Hay al menos dos aspectos puntuales que vienen a colación con lo que acá tratamos: uno, es la resultante del documento del ICOM, que se preguntaba sobre el modo en que la web podría ser beneficiosa para un museo. Cito a DeCarli y Tsagaraki:

En el año 1995, ICOM comenzó a difundir un folleto sobre “Internet y los Museos”, con el propósito de familiarizar a la gente con el uso de Internet y especialmente responder a la pregunta clave “¿Cómo puede un museo beneficiar/se por Internet?” En la respuesta presentada se incluían todas aquellas posibilidades ideales que alguien podría esperar para el desarrollo de su carrera profesional y de su institución. Por un lado la “vinculación” donde se mencionaban las oportunidades relacionadas con el usuario de Internet, como discusiones con otros colegas, novedades sobre su profesión, catálogos de productos, directorios de personas, directorios de instituciones, carteleras de actividades, documentos en línea, programas para computadoras, etcétera. Del otro lado la “visibilidad” de la institución en el mundo virtual, que significaría la promoción del Museo, las colecciones en línea, exhibiciones virtuales, venta en línea de productos del museo, ampliar los grupos metas; en verdad la oportunidad de contribuir y difundir su información en el Mundo. Internet aparece en este folleto como un posible mundo perfecto, donde una nueva forma de relación entre las instituciones y sus visitantes a nivel global, seria la meta a alcanzar. En poco tiempo los usuarios de Internet empezaron a ver los problemas de este “mundo perfecto”. (negritas mías, FAR).

Debemos decir que en muy buena medida esa meta a alcanzar sí se ha realizado hoy en 2011, por parte de algunos museos de avanzado criterio y potentes catálogos virtuales, ahora con la sabia utilización de las herramientas de la web 2.0. Más adelante referiremos puntualmente algunos casos. Volviendo a la cita que hacemos de DeCarli y Tsagaraki, este resultado surgió de la interrogante sobre la naturaleza “caótica” de las web. Las autoras citan la actualidad de la definición de Calif Carisbad y traducen: “La Internet es un azoramiento de riqueza, tanto en el sentido lisonjero como peyorativo. Ofrece un tremendo potencial como mecanismo de entrega de información, pero es un ambiente caótico que exige a los usuarios transitar con dificultad a través de sus vastos recursos.’Calif Carisbad, 1995 ‘Beyond Bitslag: Integrating Museum Resouces [sic] on the Internet’, En: The Wired Museum, Katherine Jonse-Garmil (ed), Washington, AAM, pg.171.’ ” (negritas mías, FAR). Viendo el asunto con adicionales criterios extra-museológicos per pertinentes, el hecho de que la información que está en la web sea “caótica” no tiene que representar un problema o

Page 6: Fortalezas y debilidades de un catálogo virtual 15 …nuevamuseologia.net/wp-content/uploads/2015/12/02...Muchas otras consideraciones de este tenor enriquecen aun más estos planteamientos.

algo contraproducente a superar. Si la noción de caos implica una especie de no-orden, o ausencia de un orden preestablecido, son acciones como las estrategias que arriba asomábamos las que van produciendo diversas guías, órdenes y estructuras de sentido al transitar, incluso en diversos acercamientos, contextos, capacidades y experiencias perceptivas, experimentaciones alternativas y narrativas paralelas a cualquiera que oficialmente proponga el museo, y acceder e interactuar con los contenidos de la web. El caos lleva implícita la posibilidad de crear orden a partir de sí, alternativos y variados órdenes, traducidos en interpretaciones y lecturas con perspectivas alternas y no simplemente convencionales o lineales. El estado caótico que la información de la web presenta implica que ésta y sus contenidos se encuentran “a disposición”, pero sus accesos y obtención de beneficios diversos se logran por medio de estrategias determinadas, exploraciones o guías de ordenamiento, estímulo y comunicación para potenciales tránsitos. En 2002 mi tesis de maestría se desarrolló sobre el carácter caótico, dinámico y no lineal, de los niveles de significación de las obras de arte de una colección museística. De allí que toda estrategia de amplios referentes y estímulos de entrada y tránsito al sitio web de un museo (o de un museo y catálogo virtual) son garantía de una rica interacción del usuario, con las colecciones en línea y un fértil uso de las posibilidades de la web 2.0. No ofrecer alternativas y estímulos como estos es hacer un uso muy limitado de la web 2.0. De modo que esas son las estrategias novedosas de los sitios web de museos al menos en cuanto a las colecciones en línea, que son y deben ser algo muy variadamente transitable, y que construya espacios para ricos diálogos entre los usuarios y las colecciones. No abrir estrategias así es ofrecer simplemente una colección de imagencitas y datitos de limitado alcance, y el producto es un catálogo virtual débil, de limitadas expectativas y alcances de visión, y deficiente servicio al público. Entonces, los museos virtuales tienen un gran reto por delante: desarrollar mayores y más actualizadas estrategias de interactividad educativa y museológica, cuyos alcances y beneficios ya asomábamos al principio de estas líneas. Sin duda existen museos virtuales cuyos catálogos han potenciado estas estrategias y alcances. Un aporte a la actual discusión deberá enfocarse en tales estrategias. Regresaremos a eso. Es importante citar otros aspectos clave del documento de DeCarli y Tsagaraki. En el aparte titulado “Web Museología y Visitantes Virtuales” las autoras escriben:

En el año 1998, Lynne Teather hace una recapitulación de las teorías de ‘museología’ y ‘Web Museología’ Lynne Teather, 1998, ‘A Museum is a Museum is a Museum...Or Is It?: Exploring Museology and the Web’, En: Museum and The Web, Papers, www.archimuse.com/mw98/papers/teather/. La primer pregunta que surge es por supuesto ‘¿Qué es un museo?’. En las últimas décadas hay una variedad de teorías y axiomas que tratan de definir un museo. Como Henry Taylor escribió en 1945 ‘Each generation has been obliged to interpret this vague word ‘museum’ according to the social requirements of the day’ [traducción de autor: ‘Cada generación se ha visto obligada a interpretar esta ambigua palabra ‘museo’ según los requerimientos sociales de su época’]. Francis Henry Taylor, 1945 Babel´s Tower: The Dilemma of the Modern Museum, New York, 39, Presentado por Teather (1998). Hoy hay consenso, en que el quehacer principal del museo está relacionado con el diálogo entre el objeto y el visitante (en forma de programas educativos, actividades, adaptación de diseño, accesibilidad, etcétera). Sin este dialogo, los museos son percibidos por el público como ‘exclusivos’. Como un museo, el sitio Web no puede ser sólo un proveedor de información sobre la colección, sino que debe provocar interacción entre los dos. [The Dilemma of the Modern Museum, New York, 39, Presentado por Teather (1998).

David Bearman, 1995b: ‘Museum Strategies for Success on the Internet’. En: Day, Giskin, editor: Museum Collections and the Information Highway. Proceedings of a Conference on Museums and the Internet 10 May 1995. London: Science Museum, pags. 15-27].

Si los sitios

Page 7: Fortalezas y debilidades de un catálogo virtual 15 …nuevamuseologia.net/wp-content/uploads/2015/12/02...Muchas otras consideraciones de este tenor enriquecen aun más estos planteamientos.

Web son representaciones de un museo, podemos asumir que la relación entre el sitio Web de un museo y el visitante debería ser la meta. (negritas mías, FAR).

No podríamos estar más de acuerdo con estas afirmaciones. Ahora, una clave radica en lo que entendemos, asumimos y ejercemos cibermuseológicamente con expresiones como las que acabamos de destacar. Allí está el núcleo de reflexión. Otra clave radica en que “la relación entre el sitio Web de un museo y el visitante debería ser la meta”, esencia de lo mucho que hay que desarrollar en el sitio web de un museo, en el ambiente y recursos de la web 2.0, hoy día, en 2011, aun con los avances logrados. Y, por supuesto, potenciando lo que entiendan y ejerzan como “relación” el sitio web del museo y el visitante. Párrafo siguiente, DeCarli y Tsagaraki plantean las motivaciones para crear una página web de un museo:

Las razones primarias serian la promoción del Museo, y ofrecer educación, accesibilidad e información al público. Desde la aparición de Museos en Internet empezaron estadísticas, como también observaciones sobre la calidad de los sitios existentes. Sin embargo cuando se revisa la calidad, por ejemplo el diseño del sitio Web y si fueron tomadas en cuenta las necesidades y expectativas del usuario, las respuestas son casi siempre negativas. Las iniciativas para la creación de un sitio Web, aunque por claros motivos, están basadas más en el entusiasmo de un miembro del Museo o un grupo de Amigos del Museo, y menos en una iniciativa coordinada para ofrecer un sitio Web ‘museológico’. Esta situación crea una paradoja, por un lado hay teorías de cómo crear un sitio web ‘museológico’, y están las buenas intenciones y el entusiasmo, pero al mismo tiempo hay una falta de práctica, y un entendimiento claro y preciso sobre las necesidades del visitante virtual. (…). (negritas mías, FAR).

Las autoras, ya en 2003, marcaban más claves esenciales del problema: ofrecer educación, accesibilidad e información al público, tomar en cuenta las necesidades y las expectativas del usuario, y una iniciativa coordinada para ofrecer un sitio Web ‘museológico’. Pero en la actualidad de algunos catálogos y museos virtuales existentes en la web, la discusión sobre qué es lo que entendemos y ejercemos con esos términos y expresiones citadas parece ser una asignatura pendiente. La otra resultante es la que surge un par de párrafos más abajo donde las autoras apuntan, en el aparte “Sitios Web en América Latina: ¿Museos o Folletos Virtuales?”, que la expresión “folletos virtuales” fue acuñada por María Piacente en 1996 (Maria Piacente, 1996, Surfs Up_: Museums and the World Wide Web, MA Research Paper, Museum Studies Program, University of Toronto, Presentado en: Theater. 1998). Esta autora define la expresión “folletos virtuales” como la forma en que un museo dispone su información en su website. Piacente la resume, citado por DeCarli y Tsagaraki en la página 5, en aspectos como “la publicación de información básica de promoción del museo, como por ejemplo, información sobre la historia del museo, sobre la colección y datos para la visita; “museos en el mundo virtual” donde el mismo museo está presentado en línea, con recorridos virtuales, mapas del museo, etc.; y los “museos verdaderamente interactivos” que guardan alguna relación con el museo físico pero que también incorporan elementos nuevos posibles solamente en el ámbito digital y actividades interactivas con el público”. (negritas mías, FAR). Esta última expresión destacada agrega otra raíz y motivo a nuestra reflexión; sin embargo, y al igual que lo citado antes de DeCarli y Tsagaraki, seguiría quedando pendiente determinar y practicar sobre lo que entendemos y asumimos como la incorporación de “elementos nuevos posibles solamente en el ámbito digital y actividades interactivas con el público”. He allí otra clave maestra que no pareciera estar aun incorporada ni resuelta en algunos catálogos o museos virtuales. Algunos férti les catálogos virtuales existentes

Page 8: Fortalezas y debilidades de un catálogo virtual 15 …nuevamuseologia.net/wp-content/uploads/2015/12/02...Muchas otras consideraciones de este tenor enriquecen aun más estos planteamientos.

Consideradas estas cosas, de entre muchas otras que también vendrían a colación, conviene hacer una puntual referencia de algunos sitios web de museos que han desarrollado unos catálogos virtuales excelentes y que responden a planteamientos como los que recogemos en estas líneas, y también de otro que no lo ha logrado aun. Haré puntual énfasis en el potente carácter de interactividad y alcance integral de los que estos casos hacen honor, o de lo que carecen. National Gallery of Art. Washington, D.C.

www.nga.gov/education/classroom/self_portraits/image_credits.shtm

Uno de los excelentes sitios web de importantes museos del mundo. Particularmente potente, pues nada más que en la dimensión educativa que despliega, los programas e interrelaciones de ítems de sus colecciones permanentes incorporan la labor de maestros y profesores de la educación formal. Resalta por su alcance el programa “Who I am”, en el que a partir de autorretratos de su colección, desarrollan programas que incluyen ejercicios de autorreconocimiento y autoestima por parte de los educandos, con fuertes resultados de integración psicológica deseables. También en mi serie “Museos y conocimiento” dediqué un artículo a este caso.

El Virtual Museum of Canada www.museevirtuel-virtualmuseum.ca y el Canadian Heritage Information Network www.rcip-chin.gc.ca

Page 9: Fortalezas y debilidades de un catálogo virtual 15 …nuevamuseologia.net/wp-content/uploads/2015/12/02...Muchas otras consideraciones de este tenor enriquecen aun más estos planteamientos.

Sin duda es el mejor y más potente sitio web o portal de museos. Un recorrido por estas dos instancias integradas en su portal muestra las enormes posibilidades de interacción con los patrimonios generales del Canadá, particularmente diversos y multiculturales. Vale la pena un asomo, al menos, por la función interactiva denominada “My VMC” (“Mi Museo Virtual Canadiense”), que da la posibilidad real de selección patrimonial según el estimulado criterio de quien la consulta. Más referencias de este y otros portales similares se encuentran en mi serie de artículos “Museos y conocimiento”. Un museo virtual l imitado Con las muy puntuales referencias que acabamos de ver, pudimos hacernos una idea de los alcances a los que han arribado algunos catálogos o museos virtuales, cosa perfectamente posible con la disposición criterial y apertura necesarias. Veamos a continuación un ejemplo, en el ámbito latinoamericano, de lo que puede ser un adelantado museo virtual, pero que por diversas razones no lo es aun, con mucho. El Museo Virtual de América Latina y el Caribe www.museovirtualdeamericalatinayelcaribe.org

Page 10: Fortalezas y debilidades de un catálogo virtual 15 …nuevamuseologia.net/wp-content/uploads/2015/12/02...Muchas otras consideraciones de este tenor enriquecen aun más estos planteamientos.

Este museo virtual, en desarrollo desde aproximadamente 2005 por iniciativa de las autoridades gubernamentales del sistema que centraliza y controla a los museos públicos de Venezuela, incorpora las colecciones de varios museos del área geográfica y cultural que le identifica. Hasta ahora, están incorporados básicamente las de países con alguna particular cercanía a las líneas gubernamentales venezolanas actuales (Cuba, Ecuador y Bolivia, además de México y República Dominicana), aunque en principio la totalidad de países de la región aceptó incorporarse a futuro. El acceso al sitio web de este museo virtual, para cotejar criterios como los recogidos en el presente artículo, hace evidente la ausencia de los mismos. La presentación, potencias y alcances interactivos de sus interfaces, que en líneas anteriores precisábamos como pertinentes, necesarios y perfectamente posibles, se quedan en muestras muy básicos. Y adolece de lo que también antes señalábamos, pues hasta ahora es poco, más bien nada, lo que ha integrado respecto a la necesidad de ampliar tanto las estrategias de abordaje y recorrido flexible de sus contenidos como del nivel mayor y multidimensional de miras y alcances de interacción objeto-público y sus deseables consecuencias (véanse los dos primeros párrafos del presente artículo). Las interfaces de este museo virtual integran las que algunos de sus museos participantes habían ya desarrollado, pero un factor casi común es que solo muestran un nivel de datos técnicos elementales acompañados de la imagen de cada ítem. Si bien este museo virtual ha ido incorporando algunos términos referenciales de acceso y significaciones, que denomina Categorías, estas responden más bien a criterios de área de conocimiento y tipologías antropológicas de objetos naturales y culturales. Otra ordenación responde a Descriptores temáticos, que abarcan situaciones y escenas representadas. Estas entradas referenciales generales son ahora muy básicas, y no incluyen amplias ni abiertas posibilidades de resignificación, reordenamiento (“caótico”), desentrañamiento y re-construcción de sentidos a partir de la realidad virtual y sus posibilidades de flexible recorrido exploratorio e hipertextual.

Los datos técnicos registrados para cada ítem son muy elementales, e incluso en ciertas pestañas de interfaz, como la denominada Catálogos virtuales, presenta unas fichas técnicas en las que no aparece el autor de los ítems, ni sus dimensiones físicas o técnica y materiales; solamente están agrupados por un enfoque temático, que hasta ahora no supera cinco grupos, todos dedicados a gestas independentistas y sus protagonistas y héroes venezolanos principales (Bolívar, Páez, etc.). Quienes están involucrados con el desarrollo de este museo virtual han explicado en medios de prensa escrita que el vaciado de nuevos ítems, y las Categorías de ordenación, se irán ampliando.

Inciso: el Registro de los ítems de un catálogo o museo virtual

Page 11: Fortalezas y debilidades de un catálogo virtual 15 …nuevamuseologia.net/wp-content/uploads/2015/12/02...Muchas otras consideraciones de este tenor enriquecen aun más estos planteamientos.

Sin embargo, hay que considerar acá lo referido a la dimensión técnica del trabajo museológico de las colecciones: el Registro. Una acción de Registro basada en amplios y actuales criterios es garantía de un buen producto como el que venimos considerando. Si bien este aspecto se involucra con el levantamiento y desarrollo de las informaciones (en principio, referidas a la dimensión material y a la realización técnica-tecnológica) de los ítems pertenecientes a colecciones de museos, la reflexión contemporánea ya no se limita a esto, sino que en el caso de objetos artísticos y culturales, incorpora en sus campos de información aquellas terminologías y descripciones que refieren a los aspectos de significación y trascendencias, más allá de las solas justificaciones de satisfacción material, propias de los objetos no culturales o artísticos. Hay una clara diferencia con los ítems naturales o tecnológicos: según las metodologías científicas clásicas suelen referenciarse con datos precisos y claramente limitados; deben excluir toda interpretación “especulativa” o que se separe de lo estrictamente tangible, y lo explicite y describa en su contundencia puramente material (con el uso de “descriptores técnicos” o “vocablos controlados” de expresa y rigurosamente limitadas interpretaciones). Los ítems culturales y artísticos requieren ser descritos con vocablos o referencias “no-controladas”, o no-delimitadas, esto es, que dejen expresamente abierto un margen para la bien fundada interpretación múltiple y los estímulos de resignificación, e incluso de sus escenas y objetos representados, símbolos y trascendencias. Por eso son objetos culturales.

Y para los casos específicos de las artes figurativas (como la aparente mayoría de ítems incluidos hasta ahora en este museo virtual), la capacidad y necesidad de descripción de temas y alcances de interpretación se constituye en una verdadera mina de estímulos, reconocimientos y movilizaciones de pensamiento más crítico y de re-construcción de sentido, que ya existen y que ahora pueden co-existir por su cercanía, referentes de cotidianidad e identificabilidad de lo plasmado. Esto es traducible –entre otras, con metodologías de análisis iconográfico-iconológico mediante- en amplísimos campos de referencias (y de vocablos “no” controlados).

Estas consideraciones posibilitan más aun el conocimiento, identificaciones y activación de bien entendidas apropiaciones y socialidades de los bancos simbólicos y culturales que los ítems coleccionados visualizan, con sus fuertes potencias de abordaje de la realidad, su entendimiento y posibilidad de re-construir sentidos y re-interpretaciones del mundo.

Así, lo artístico-cultural-simbólico no puede categorizarse con las mismas herramientas metodológicas utilizadas para lo natural o biológico, pues el resultado que produce su interpretación es cuando menos distorsionado o limitado.

De modo que, resulta tan pertinente e indispensable el contar con una sólida y bien fundada base criterial y metodológica para el Registro de las colecciones artísticas y culturales, que en caso de su ausencia o debilidad, el resultado serán unos registros y unas dimensiones y potencias informativas igualmente ausentes o débiles. Y para los casos de museos y catálogos virtuales, que se espera que cuando menos se desenvuelvan con y en las potentes herramientas de la web 2.0, el producto final será limitado o estéril. Los párrafos del presente artículo están plenos de referencias a estas herramientas y sus beneficios, de práctica indispensable hoy en la cibermuseología (o web museología).

En este Museo Virtual de América Latina y el Caribe, hasta ahora, las herramientas y potentes alcances de la web 2.0 y la cibermuseología se hallan ausentes, así como la consideración sobre la trascendencia de sus aplicaciones en el ámbito museológico, y las pertinencias de lo que recogemos y referenciamos en líneas anteriores. Y las implicaciones y grandes consecuencias que generan la particular riqueza cultural y artística de América Latina y el Caribe ya deberían estar presentes o previstas en las potencias de interactividad, interpretación y co-creación que este museo virtual debía ya tener incorporadas en sus

Page 12: Fortalezas y debilidades de un catálogo virtual 15 …nuevamuseologia.net/wp-content/uploads/2015/12/02...Muchas otras consideraciones de este tenor enriquecen aun más estos planteamientos.

funciones y ofertas, si pretende ejercer como un cibermuseo. Es, de nuevo, un asunto no solo tecnológico, sino de criterio museológico.

Teniendo como referencia textual nuestras propias reflexiones de párrafos atrás, y los indispensables aportes de DeCarli, Tsagaraki y otros autores arriba citados, este Museo Virtual de América Latina y el Caribe presenta en la actualidad grandes carencias, técnicas y de criterio. Hagámosle un puntual cotejo con lo esencial de nuestro escrito y citas.

En las interfaces de este museo virtual no es posible aun activar diálogo alguno entre, y tomo la cita de DeCarli y Tsagaraki, “el objeto y el visitante (en forma de programas educativos, actividades, adaptación de diseño, accesibilidad, etcétera). Sin este dialogo, los museos son percibidos por el público como ‘exclusivos’. Como un museo, el sitio Web no puede ser sólo un proveedor de información sobre la colección, sino que debe provocar interacción entre los dos”. Además, en este museo virtual no “fueron tomadas en cuenta las necesidades y expectativas del usuario”. Podemos afirmar además que en este museo virtual “hay una falta de práctica, y un entendimiento claro y preciso sobre las necesidades del visitante virtual”.

Es clara la actual limitación de este museo virtual en sus capacidades y disposiciones de, y de nuevo cito a DeCarli y Tsagaraki, “educación, accesibilidad e información al público, tomar en cuenta las necesidades y las expectativas del usuario, y una iniciativa coordinada para ofrecer un sitio Web ‘museológico’ “. Y ratifico mis propias reflexiones, ya que “en la actualidad de algunos catálogos virtuales y museos virtuales existentes en la web, la discusión sobre qué es lo que entendemos y ejercemos con esos términos y expresiones citadas parece ser una asignatura pendiente”. Lamentablemente, la realización de este Museo Virtual de América Latina y el Caribe se satisface en expectativas y soluciones de corto alcance. Copio nuevamente uno de mis propios párrafos anteriores: Los niveles de esfuerzo, criterios y efectividad [de este museo virtual] deben ser de mayor trascendencia, con unas expectativas del museo y del público más exigentes, para no conformarse con ver unas congeladas imágenes en la pantalla del computador, que solo son la sustitución inerte de unas anteriores impresiones en tinta sobre papel por unas actuales en píxeles en el monitor, ambas igualmente “planas”.

El discursi l lo que nunca justif ica a un museo vir tual Hay un elemento de arranque que pareciera marcar mucho la filosofía de este museo virtual, al menos desde la perspectiva acaso ideologizada de quienes se constituyeron como sus emprendedores originales. Hay excelentes justificaciones y beneficios para desarrollar un museo o catálogo virtual, pero nunca puede ser la que el discurso oficial gubernamental argumenta, al pretender justificar ideológicamente que las colecciones de los museos estaban “sepultadas” en los depósitos y por ello nunca podían ser vistas. En otras fuentes informativas separadas de este museo virtual, este discurso se alimenta con ciertos criterios que simplemente buscan desprestigiar toda gestión museológica anterior a la de los actuales gerentes y autoridades culturales oficiales. Había muchas razones para la crítica a las gestiones anteriores (y personalmente yo desarrollé y publiqué varias, incluyendo la aplicación de una propuesta originalmente francesa para el uso de los depósitos de colecciones museísticas como instancias visitables). Pero es altamente tendenciosa la pretensión de descalificar gestiones y políticas contrarias a las que se pretende seguir imponiendo en la cultura de un país. Cuando estas pretensiones ocurren, y se constituyen en la única base y justificación para desarrollar algo (en este caso, el referido museo virtual), el resultado no es otra cosa que la pobreza de criterios y un producto final limitado y débil, cuando no estéril.

Page 13: Fortalezas y debilidades de un catálogo virtual 15 …nuevamuseologia.net/wp-content/uploads/2015/12/02...Muchas otras consideraciones de este tenor enriquecen aun más estos planteamientos.

En fin, es bastante lo que tiene que desarrollar este Museo Virtual de América Latina y el Caribe para que ejerza un perfil cibermuseológico, con sus potencias y beneficios. Y que sea interactivo en términos actuales.

Una nota f inal sobre la interactividad Si bien este término y acción deviene consustancial en la web 2.0, de nuevo hago énfasis en que no es el término en sí, sino lo que entendemos y desarrollamos con él. La interacción no puede limitarse, como en muchos casos, al clic sobre una imagen que reacciona en la pantalla, ampliándose o mostrando detalles, etc. Esto es imprescindible, mas no único, ya sea en museos de ciencias naturales, tecnológicos y antropológicos, y por supuesto de arte. Ejemplo de gran uso de la interactividad sobre la imagen o icono (y no siempre sobre y con el sentido y la resignificación) es el del no menos imprescindible y loable catálogo virtual Art Project de Google www.googleartproject.com, que nos muestra una selección de los highlights de las colecciones de importantes museos de arte del mundo.

El Art Project enfatiza el recorrido lineal de las salas y en la realidad aumentada, actualísima herramienta tecnológica utilizada en los museos avanzados hoy, de diverso perfil, que permite ver detalles impensados o imposibles de captar frente al objeto material, por las comprensibles limitaciones de acercamiento físico. Un detalle insoslayable radica en que la noción misma de interactividad trasciende en mucho lo comentado, pues se abre potencialmente a otras dimensiones de sentido, de visualización, de combinatorias de los patrimonios cibermusealizados. Hay muchísimo por desarrollar en le Art Project. Sin embargo, y sin restarle para nada las potencias que tecnológica y visualmente nos ofrece, pero conscientes de lo que adolecería según los criterios que en estas líneas sustentamos, sugerimos un video en el que aparece el creador de este catálogo virtual, el joven Amit Sood, ingeniero de Google. www.ted.com/talks/lang/spa/amit_sood_building_a_museum_of_museums_on_the_web.html.

Page 14: Fortalezas y debilidades de un catálogo virtual 15 …nuevamuseologia.net/wp-content/uploads/2015/12/02...Muchas otras consideraciones de este tenor enriquecen aun más estos planteamientos.

Entonces, la interactividad –especialmente en museos de arte- se da con la dimensión material del objeto, y también con los insoslayables niveles de sus resignificación, símbolo, sentido y trascendencia, por tratarse de objetos culturales, que son materia y elaboración tecnológica, y mucho más que eso. En todo caso, no es solo la tecnología que utilicemos para hacer ciber a un museo; es lo que hacemos con esa tecnología, lo que aprovechamos y activamos de sus potencias. Con los amplios beneficios que nos puede reportar a los museos y a sus públicos, es decir, a todo el mundo, literalmente. [email protected]