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Jacques DERRIDA: Mal de archivo. Una impresin Freudi-ana (traduccin de Paco Vidarte), Trotta, Madrid, 1997.Invitado a participar en el coloquio internacional "Memory: the question of archives" organizado a instancias de Ren Major y Elisabeth Roudinesco, Jacques Derrida dict el

5 de junio de 1994 en el Freud Museum de Londres unaconferencia que acababa de aparecer vertida a nuestralengua.A pesar de lo que promete el editor desde la solapa del li-bro, explotando las posibilidades comerciales de su ttulo,.no versa aqul sobre "las consecuencia ticas, polticas, institucionales y jurdicas que las nuevas tcnicas de archivacin (correo electrnico, CD-ROM, multimedia) coinportan[en la sociedad actual]", a no ser en exiguas anotaciones alpaso, marginales, por lo dems tan obvias como que "laconmocin sin lnites de la tcnica archivadora en curso( .. ) no determina nicamente ( ... ) el solo momento del registro .conservador, sino la institucin misma del acontecimiento archivable" (p. 26).En breve, Derrida no procede a describir foucaltianamente" las instituciones arcnticas (por decirlo con un trmino del

h ' propio Derrida), ni sus usos y discursos, ni tampoco reparaF: en las repercusiones, de la ndole que fueren, de las nuevas~ . tecnologas aplicadas a la documentacin, como lo hubieran< hecho Deleuze, Virilio o Baudrillard. Jacques Derrida, mscomprometida can(tra) la metafsica (su obra entera, o sea," ~ . ; , toda su vida le va en ello) se remite a las cosas primeras, einsiste en su tarea deconstructora. .

.Cmo, esta vez? Cruzando el qu yel dnde, vale decir,aprovechando la ocasin para ceir su discurso, para anclar185

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la deriva en el sesmo que debiera suponer para la nocin dearchivo la que dej Freud en su mismo corazn.En un sentido, la operacin diridiana consiste en distinguir, en la nocin de archivo, dos instancias: anmnesis ehyp6mnena, y en advertir la constan,cia de la tendencia, quealcanza al propio Freud, a desvanecer la segunda en laprimera. contra esa querencia clsica, tradicional, propiamente metafsica, Derrida establece (cierra, clausura tam-bin l) que el archivo "no ser jams la memoria ni laanmnesis en su experiencia espontnea, viva e interior",no: "el archivo es hipomnmico" (p. 19). Es decir, precisauna cierta e ~ t e r i o r i d a d , constituye un lugar de autoridad,exige una tcnica de repeticin.Nueva figura, entonces, de lo que desde su gramatologa(all distinguiendo la voz -su presencia- y la escritura - retardo-) Derrida pone en obra como diferencia. Aqu conFreud(especialmente en la ltimas pginas) como all conSaussure, atiende a la duplicidad de unos conceptos quedesborda el sentido tutor que 'sus respectivos autores lesconferan, revelando las posibilidades que anidan en el texto

ms all de ellos: Las tres tesis ms una, con las' que concluye el libro, son eso: aplicacin de la doble ciencia derridiana, de esa delectacin, de esa de-leccin, a lo que Freudimprimi sobre el archivo.Pero adems de ese curso (no diremos central) fluyen y 'refluyen otros que se van atomizando en sucesivos meandros. '. Es suficientemente conocida la prosa derridiana, suestilo, su retrica, como para caracterizarla aqu de nuevo.Slo decir, que si por necesidades argumentativas y' estra.tgicas Derrida precisa un cuidado .exquisito en la escritura,

ha terminado acomodndose a ese rigor demorado hastahacerlo natural, cada vez menos agarrotado por los tics ob- -sesivos, incluso ameno .. siempre, eso s, con un Ilcasableafn de (en su caso paradjico) por no dejar nada de su, objeto sin asir. Digamos que la alcanzada madurez, la maestra

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en el uso de esa mquina discursiva, plenamente conscientede s, se gusta, encuentra placer en si desarrollo, y la plas-.ticidadque imprime al nivel lxico-semntico de la lenguaque la porta comporta una atractiva experiencia de lectura(tal la delectacin). O de otra forma: quiz haya un excesode autocomplacencia.La disposicin.formal de la intervencin en un comienzosin ttulo y un exergo, un prembulo, un prlogo (que se

. extiende hasta alcanzar la mitad del corpus) una tesis y unpost-scripturp. debidamente establecidos como tales, ese (yesa) orden, le sirven a Derrida para ir encadenando los distintos temas que le ocupan, entre los que hay que sealarpor encima de todos, puesto que es al que mayor atencinpresta, y al que dedica el libro todo, el dia-logo que emprende con una obra por la que se confiesa arrebatado,Freud's Moses, Judaism Terminable and .Interminable, deYosif Hayim Yerushalmi, del que lo menos que se puededecir es que por l nos contagia el entusiasmo, hasta hacernos lamentar no disponer de una versin en espaol.

En fin, este texto representa un paso ms en un captulo,sin duda, capital de la obra en curso de Derrida, el de sularga conversacin con Freud, u otro ejercicio prctico demetodologa deconstructora, aqu aplicada a la nocin dearchivo (y masivamente en Freud), con todo el inters que.eso comporta para los lectore de Derrida. Y en este sentido,un tesoro de sugerencias y un material digno de una discusin que desborda con mucho los lmites de una resea in-formativa. Pero tambin, para el despistado que busque enl una teora de .las bases de datos informticas, o la gnoseologa o la clnica de una .nueva patologa, es motivo dedecepcin. (Claro que tales casos lo merecen, por no saberleer: la portada del libro deja muy claro su verdadero asun-to: Jacques Derrida). - Francisco Baena Daz

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