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    D esarrollo Econmico, vol. 46, N 184 ( enero-marzo 2007)

    ORGANIZACION INFORMAL

    DE LOS PARTIDOS

    EN AMERICA LATINA*

    FLAVIA FREIDENBERG** Y STEVEN LEVITSKY***

    I. Introduccin

    En gran parte de los pases de A mrica L atina los partidos cuentan con organi-zaciones poco estructuradas; las burocracias no tienen recursos ni personal, loscongresos, las asambleas internas y los otros rganos de gobierno se realizan paracubrir las apariencias o para legitimar decisiones tomadas desde las cpulas y losestatutos suelen ser violentados o, simplemente, ignorados. D ebido a ello, muchoshan sealado que las organizaciones partidarias son dbiles y poco efectivas y que

    la poltica latinoamericana se nutre de puras apelaciones neopopulistas en las quelas personalidades mediticas predominan sobre los partidos (N ovaro 1994; Perelli1995; Weyland 1996, 1999).

    La poca atencin dada a las estructuras formales de los partidos de la regin haobscurecido el anlisis de las organizaciones informales que hay detrs de ellas. Losprincipales partidos de A rgentina, Brasil, C olombia, R epblica D ominicana, Ecua-dor, El Salvador, H onduras, M xico, N icaragua, Paraguay y U ruguay poseen vastasorganizaciones, profundamente arraigadas pero predominantemente informales. Estasorganizaciones, que contienen desde redes de patronazgo y clientelismo hasta aso-ciaciones de vecinos y grupos de hinchas de ftbol, no se encuentran contempladasen los estatutos, son raramente registradas por las autoridades u rganos del partido

    y estn fuera de la visin de los acadmicos. S in embargo, constituyen el corazn demuchas organizaciones de partidos latinoamericanos: reclutan a los militantes, se-leccionan candidatos, consiguen dinero, son un vnculo con diversos sectores de lasociedad y, lo ms importante, facilitan votos. A s pues, los anlisis que ignoran estas

    * A gradecemos los sugerentes comentarios realizados por los evaluadores de D esarrollo Econmico.

    ** Profesora C ontratada D octor del rea de C iencia P oltica y de la A dministracin de la U niversidad deSalamanca, C ampus M iguel de U namuno, 37007 Salamanca (Espaa) * flavia@ usal.es

    *** Profesor Asociado de G obierno, H arvard U niversity, Weatherhead C enter for International A ffairs, 1737C ambridge St. R , N 204, C ambridge, M A 02138 USA * levitsky@ wcfia.harvard.edu

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    estructuras pierden de vista gran parte de lo que realmente ocurre dentro de lospartidos.

    A pesar de la extensa literatura sobre el papel de las redes personales, el patro-nazgo y el clientelismo1, las visiones contemporneas sobre los partidos raramente

    toman en cuenta las estructuras informales que hay dentro de ellas. D ebido a que losanlisis realizados en el marco de esa literatura se centran en los partidos europeos2,muchos de los cuales estn altamente formalizados, los estudiosos suelen dar porsentado la institucionalizacin formal. En otras palabras, asumen simplemente quelos partidos estn organizados en concordancia con lo que sealan los estatutos.Estas presunciones no viajan bien a Amrica Latina. La distancia entre la manera enque los partidos estn organizados en los estatutos y cmo luego ellos funcionan enla prctica es enorme.

    En muchas ocasiones las decisiones, y la manera en que stas se adoptandentro de las organizaciones, no dependen de los rganos de gobierno sino deliderazgos personalistas o de los caciques regionales; las carreras dentro del partido

    estn determinadas por los contactos personales y las redes de patronazgo y no porel aparato burocrtico; las organizaciones locales no funcionan como sucursales deuna organizacin nacional ( aun cuando la integran) sino que los militantes y dirigen-tes hacen las tareas partidarias desde su casa o sus lugares de trabajo y elfinanciamiento se consigue de manera informal (usualmente ilegal), basada en elpatronazgo, las donaciones o los recursos estatales.

    Este artculo analiza la dimensin informal de las organizaciones de partidos.Basados en la literatura emergente sobre instituciones informales en Amrica Lati-na3, se argumenta que es esencial observar lo que ocurre detrs de las estructurasorganizativas formales de los partidos, con la intencin de comprender cmo traba-

    jan estas organizaciones en Amrica Latina. Si las principales decisiones, recursos ycarreras se llevan a cabo a travs de redes y recursos informales ms que por mediode la burocracia, entonces un anlisis slo de la estructura formal producir un cono-cimiento limitado de cmo funciona el partido. Si la mayor parte de los lazosorganizativos se encuentran en los mrgenes de esa burocracia o si muchas de lasactividades son llevadas a cabo por miembros de un club de ftbol ms que por losmilitantes, el observar slo los rganos oficiales y las reglas escritas en los estatutos,dificultar seriamente el conocimiento acerca del tamao y la densidad de la organi-zacin.

    El hecho de que una organizacin sea informal tiene importantes implicacionesconceptuales, tericas y metodolgicas. En el mbito conceptual, el principal desa-

    fo es distinguir entre los partidos que cuentan con estructuras formales similarespero que en la prctica tienen diferentes niveles de institucionalizacin. Estos parti-

    1 La literatura es vasta. Ver O strogorski (1902) , K ey (1949), Weingrod ( 1968), Scott (1969, 1972) , Lemarchand(1972), Schmidt (1977), M enendz C arrin (1986), H agopian (1996), M ainwaring (1999) , D ella Porta y Vannucci(1999), A uyero ( 2000), Piattoni (2001), Torres (2002) y Brusco et al. ( 2004).

    2 Ver, p or ejemplo, M ichels (1911); D uverger (1954) ; N eumann (1955); K irchheimer (1966); Va n Beyme(1985); P anebianco (1988); K atz y M air (1994, 1995); K itschelt (1994) ; Scarrow (1996, 2002) y G unther, M onteroy Linz (2002) .

    3 Ver los trabajos de O D onnell (1996) ; H elmke ( 2002); Brinks (2003); Eisenstadt ( 2003); H elmke y Levitsky(2004; 2006); Eisenstadt (2006) y Stokes (2006).

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    dos funcionan de manera muy distinta. Las principales tipologas presentes en laliteratura sobre las organizaciones partidarias, construidas fundamentalmente a par-tir de observar los partidos de las sociedades industrializadas, asumen que la dife-rencia entre la estructura formal y la organizacin real es mnima4. En A mrica Latina

    hay partidos tanto con organizaciones formales como con organizaciones informa-les. Incluso muchos estn formalmente estructurados siguiendo las lneas de suscontrapartes de Europa, pero existe un vaco importante dentro de esta organiza-cin. La organizacin formal y la real son muy diferentes, tanto que al observar cadauna de ellas pareciera que se est ante partidos distintos.

    El predominio de la organizacin informal sobre otro tipo de organizacin tam-bin genera importantes interrogantes tericos. Si los partidos informales funcionande manera distinta de los partidos formales, entonces encontraremos diferenciasimportantes en reas como el comportamiento legislativo, los procesos de seleccinde candidatos, la estrategia electoral y la adaptacin a los cambios del entorno. Lasorganizaciones informales, adems, tambin tienen consecuencias sobre la calidad

    de la democracia. M ientras que procesos formalmente institucionalizados como laseleccin de candidatos o las finanzas de campaa estn abiertos al escrutinio p-blico ( y a la regulacin de gobierno), que asegura cierto grado de responsabilidadde los miembros hacia los votantes, otros procesos ms informales tienden a carecerde un mnimo de transparencia. A unque los partidos organizados informalmente pue-den colocar a sus liderazgos en cargos del partido a travs de la convencin oasamblea del partido e incluso por medio de elecciones internas, la autoridad realmuchas veces no tiene un cargo formal, se encuentra por encima de cualquier proce-so competitivo y no est expuesta a la evaluacin pblica ni rinde cuentas de sus actos.

    Finalmente, la organizacin informal enfrenta importantes desafosmetodolgicos. La identificacin y la medicin de la organizacin formal es un proce-so sencillo y claro. C uando los partidos estn formalmente institucionalizados, elestatuto se convierte en un mapa relativamente preciso sobre cmo es la organiza-cin interna y, en muchos casos, el partido o el Estado facilita datos sobre sufinanciamiento, gastos, membresa o densidad organizativa. De este modo, laformalizacin facilita la recoleccin de informacin y la medicin fiable, lo cualincrementa las posibilidades de comparar diferentes partidos. M edir la organizacininformal de un partido es mucho ms difcil. La estructura informal no se encuentra enlos estatutos y sus subunidades territoriales tampoco se hallan registradas por lasautoridades. A menudo, ellas operan fuera de las oficinas del partido, en los hogaresde los militantes o en otras sedes que estn ocultas a la mirada de cualquier obser-vador ocasional. Los datos de la militancia, financiamiento u otras reas de la vidaintrapartidaria normalmente no existen o no hay registros de ellas. La naturaleza deeste tipo de organizacin presenta serios obstculos para el conocimiento sistemti-co y la recoleccin de datos que permitan estudiarla, lo cual dificulta en gran medidala comparacin entre partidos.

    Este artculo supone un paso inicial en la conceptualizacin y operacionalizacinde las organizaciones informales, a partir de la investigacin etnogrfica de partidos

    4 Sobre recientes esfuerzos de crear tipologas que son ms apropiadas para casos de partidos no euro-peos, ver G unther y D iamond ( 2001), A lcntara y Espndola ( 2003) y Erdmann ( 2004).

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    en Argentina y Ecuador. Este trabajo est dividido en tres secciones. La primeradefine la organizacin informal, d istinguindola tanto de otras formales como de lasdbilmente institucionalizadas. La segunda examina la identif icacin yoperacionalizacin del concepto de organizacin informal. Se desagrega en nueve

    dimensiones y se provee de indicadores de formalidad e informalidad para cada unade ellas. La tercera aplica estos indicadores a dos casos de organizaciones informa-les: el Partido Justicialista de A rgentina y el Partido R oldosista Ecuatoriano. Final-mente, en la conclusin, se presentan algunas preguntas para responder en futurasinvestigaciones.

    II. Organizacin formal vs. organizacin informal

    Los partidos polticos estn integrados por personas que desarrollan activida-des para cumplir sus diversas metas, que estn vinculadas constantemente unascon otras (por diferentes motivaciones) y que tienen sus propias opiniones respecto

    a cmo deben llevarse a cabo esas actividades y cmo los integrantes deben rela-cionarse entre s y con su entorno. Para coordinar esos esfuerzos y cumplir con susobjetivos, los partidos cuentan con algn tipo de estructura organizativa, en dondelos actores (militantes y/o dirigentes) desarrollan diversas estrategias y compiten enmltiples mbitos por conseguir recursos que son escasos5.

    C uando esos actores cumplen con las tareas, toman decisiones y desarrollanactividades que estn previstas en los estatutos y, adems, stas son impulsadaspor los rganos del partido, se est ante una organizacin predominantemente for-mal. Esto es, organizaciones oficialmente sancionadas; creadas a travs de los ca-nales establecidos, de acuerdo a los lineamientos de los estatutos y reconocidascomo el partido oficial. L a organizacin formal incluye la oficina central, las burocra-

    cias, las oficinas locales, las sedes y las clulas. A diferencia de ello, cuando losmilitantes se comportan sin la promocin oficial del partido6 y desarrollan actividadesy toman decisiones al margen de ste se est ante una organizacin informal. Incluyeredes personales, clientelares y de patronazgo como tambin organizaciones socia-les y cvicas que no estn afiliadas al partido pero que sin ellas el trabajo partidariosera imposible. Esta estructura informal no se encuentra en el texto de los estatutosy normalmente no es reconocida como parte de la organizacin partidaria. Sin em-bargo, si se define a un partido como todo grupo poltico que se presenta a eleccio-nes y es capaz a travs de las elecciones de hacer que sus candidatos ocupencargos pblicos (Sartori 1976: 64), ellas deben ser consideradas como parte de laorganizacin7.

    5 M ayntz (1963/1996: 53) define toda organizacin como un sistema social, integrado por personas queejercen determinadas actividades, estn en una interaccin recproca y albergan determinados sentimientos yopiniones respecto de estas actividades e interacciones.

    6 Por promocin oficial del partido se entiende el hecho de que sea la estructura formal (rganos yautoridades que estn contemplados en los Estatutos) la que realiza, dirige, encarga o respalda algn tipo deactividad, sea sta electoral, estratgica, burocrtica, organizativa o de gobierno.

    7 Podra pensarse que slo se incluyen en este anlisis las activid ades p roselitistas pero, aunque sa seauna de las metas fundamentales de los partidos, es necesario destacar que los militantes y dirigentes tambindesarrollan otras actividades ( coordinacin entre funcionarios electos, hacer p olticas pblicas, socializar en unaserie de valores a sus seguidores, entre otras), las que tambin podran ser evaluadas segn su nivel deformalizacin y que son tan importantes como las anteriores.

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    Tambin es importante diferenciar entre organizaciones informales y organiza-ciones dbilmente institucionalizadas. La institucionalizacin partidaria, definida comoprocesos por los cuales las reglas y procedimientos son conocidos, aceptados ypracticados por los miembros, si no universalmente aceptados ( M ainwaring y Scully

    1995: 4) , es a menudo asociada a la institucionalizacin formal. D esde esta perspec-tiva, todo lo que ocurra en la organizacin que est fuera de lo que sealan lasnormas estatutarias sera no institucionalizado. P ero a diferencia de esa idea, comoha sealado O D onnell (1996) , las estructuras informales pueden ser altamenteinstitucionalizadas.

    Por ejemplo, las redes de patronazgo y de clientelismo estn a menudoinstitucionalizadas y funcionan como maquinarias polticas. M uchos de los partidosms institucionalizados del siglo XX en Amrica Latina, incluyendo el Partido C olora-do en Paraguay, el PR I mexicano y los partidos tradicionales de C olombia y Hondu-ras, contaban con fuertes organizaciones informales. Por ello, es muy importanteevitar confundir a los partidos organizados de manera informal con los dbilmente

    institucionalizados. Los partidos pueden tener organizaciones formalmenteinstitucionalizadas, informalmente institucionalizadas o dbilmente institucionalizadas.C asos obvios de estos ltimos, donde adems de estar informalmente organizadosestaban dbilmente institucionalizados, fueron los partidos creados por A lberto Fujimoridurante la dcada de 1990; el PR N de C ollor de M ello e incluso el reciente A lianzaPas del presidente Rafael C orrea en Ecuador.

    En este sentido, se debe destacar que todos los partidos tienen en su organiza-cin aspectos formales e informales. Incluso los partidos ms burocrticos contienenredes personales y facciones informales dentro de ellos. Pero los partidos varanbastante en lo que concierne al peso relativo de organizacin formal e informal den-tro de su estructura. En muchos de los partidos europeos y en algunos de los latinoa-mericanos, las estructuras formales predominan en su proceso de toma de decisio-nes, en la asignacin de los recursos, en el desarrollo de la carrera poltica de losmiembros, en la cultura poltica de sus miembros y en otros procesos donde seemplean los canales oficiales.

    A unque las redes personales, las facciones y otras estructuras existen, ellasfuncionan dentro de los parmetros de la burocracia formal y con ello no comprome-ten su eficacia. En muchos partidos latinoamericanos, por contraste, la mayor partede la toma de decisiones, recursos e incluso las carreras de los militantes pasan porredes de patronazgo o camarillas personales. Estos canales tienden a evitar las es-tructuras formales y, en algunos casos, su peso es tan grande que estas ltimas son

    consideradas ineficaces e incluso inexistentes.C omo se ha sealado en pginas anteriores, la mayor parte de los conceptos y

    las tipologas desarrolladas en la literatura analizan slo la organizacin formal de lospartidos8. Por ejemplo, las caractersticas del partido burocrtico de masas y lasdel partido profesional-electoral ( Panebianco 1988) asumen una vinculacin fuerteentre organizacin formal y real. Por consiguiente, estos marcos conceptuales nocapturan suficientemente el universo emprico de los partidos latinoamericanos,

    8 R ecientemente, hay algunas excepciones como G unther y Diamond ( 2001) y Erdmann (2004) .

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    muchos de los cuales cuentan con organizaciones dbilmente o informalmenteinstitucionalizadas (M ainwaring 1999; Freidenberg 2003 y Levitsky 2003).

    Tratando la institucionalizacin formal como una dimensin sobre la cual lospartidos pueden variar, es posible capturar una gama ms amplia de organizaciones

    partidarias. Por ejemplo, los partidos de masas pueden ser formales, como en elcaso de los partidos burocrticos de masas, o informales, como en el de los partidospopulistas de masas(el peronismo argentino). Asimismo, los partidos electorales oatrpalo todo pueden ser formales, como seran los partidos electorales profesio-nales, o informales, como los partidos personalistas(el Partido de ReconstruccinN acional de Fernando C ollor de M ello, C ambio` 90 de A lberto Fujimori y Per Posiblede A lejandro Toledo) . Si se incluye tambin la nocin de partido cartel , acuada porK atz y M air ( 1995:17) para describir a los partidos que tienden cada vez ms a la interpenetracin de partido y estado , en los casos europeos, estos acoplamientosEstado-partido son fundamentalmente formales: las subvenciones econmicas sonpblicas y el acceso a los medios de comunicacin se encuentra regulado por el

    Estado, por lo cual son procedimientos legales y relativamente transparentes.En A mrica Latina, los partidos cartel informales, o partidos mquina, han esta-

    do muy presentes durante dcadas. L os partidos mquina funcionan sobre la basede vnculos informales entre el partido y el estado; se sostienen en redes de patro-nazgo y en la malversacin sistemtica de los recursos del estado. Los ejemplosclsicos de partidos basados en el patronazgo son el Partido C olorado de P araguay,el PRI mexicano, el Partido Liberal y el Nacional en Honduras y el Partido SocialC ristiano Reformista en la R epblica D ominicana, cuyo liderazgo estuvo en manosdel delfn de Trujillo, Joaqun Balaguer.

    III. Midiendo la organizacin informal

    Las estructuras partidarias de A mrica Latina son bastantes diferentes entre s(A lcntara y Freidenberg 2001b; A lcntara 2004) . A lgunas, como el Partido de losTrabajadores (PT ) en Brasil, el Partido de A ccin Nacional (PA N ) y, hasta hace muypoco, Accin Democrtica en Venezuela son organizaciones predominantementeformales mientras otras como los partidos clientelistas tradicionales en Brasil, C olom-bia, Ecuador, G uatemala, H onduras y Paraguay son fundamentalmente informales.M uchos otros partidos cuentan con una combinacin importante de caractersticasque tienen que ver tanto con la formalidad como con la informalidad 9.

    Para poder observar correctamente esa variacin resulta fundamental desarro-

    llar un conjunto de indicadores que ayuden a medir el grado de formalidad e informa-lidad de una organizacin de partidos. U n paso inicial en esta direccin es compararcmo funcionan la estructura formal y la informal en diferentes dimensiones de laorganizacin como en: (1) las reglas y procedimientos internos, (2) los procesos de

    9 A dems, la informalidad d e las organizaciones partidarias puede variar en diferentes escalas. Por ejem-plo un partido de nivel nacional puede contar con una organizacin predominantemente informal pero ser muchoms formal a nivel subnacional o local. En un sentido similar, organizaci ones de diferentes distritos de un mismopartido pueden contar con diferentes niveles de informalizacin. Por tanto pueden darse diferencias entre orga-nizaciones pero tambin en el interior de una misma organizacin.

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    toma de decisiones, (3) el papel de la burocracia central, (4) la infraestructura local,(5) las fronteras organizativas, (6) los patrones de carrera interpartidaria, (7) lamembresa, ( 8) las organizaciones auxiliares y (9) la financiacin. Estas son caracte-rizaciones ideales, ya que nunca un partido es puramente formal o informal. Sin

    embargo, estas dimensiones pueden proveer informacin til a travs de la cualanalizar y medir los casos.

    III.1. Reglas y procedimientos internos

    U n indicador bsico de organizacin formal es el grado de correspondenciaentre las reglas y procedimientos que fijan los estatutos y el comportamientointrapartidario actual. C uando el partido es una organizacin formal existe una dis-tancia muy pequea entre lo que dicen las reglas y lo que hace el partido. Los esta-tutos son ampliamente aceptados, rutinariamente obedecidos y constantemente im-puestos. En partidos formalmente institucionalizados como el PAN mexicano, el PT

    brasileo, A D de Venezuela o el ecuatoriano M ovimiento Unidad P lurinacionalPachakutik N uevo Pas (M U PP-N P ) , las violaciones a las reglas del partido son cas-tigadas severamente con suspensiones, sanciones y expulsiones. En ese contexto,los lderes y los militantes consideran el proceso de toma de decisiones de maneramuy rigurosa. D e hecho, suelen invertir tiempo y esfuerzo (por ejemplo, en los con-gresos de los partidos) en sus tentativas de modificar o defender las reglas de juego.

    C uando el partido es una organizacin informal, el comportamiento real es bas-tante diferente a lo que dicen las reglas, est menos ceido a ellas o es ms fcilviolarlas. Las reglas formales son constantemente ignoradas (a menudo por los mis-mos lderes) y debido a la ausencia de un control eficaz, las infracciones son rara-mente castigadas. Por consiguiente, las reglas formales y sus correspondientes

    procesos de toma de decisiones son ignorados y no tomados en serio.

    A lgunos partidos organizados de manera informal se caracterizan por la ausen-cia tanto de reglas de carcter estable u obligatorio. En partidos carismticos, porejemplo, no existen procedimientos reglados, y la improvisacin es la nica verda-dera regla de la organizacin ( Panebianco 1988: 146) . En otros casos, como lospartidos de patronazgo, el comportamiento de los actores puede estar sujeto slo areglas institucionalizadas de manera informal. En otras palabras, las reglas internasy los procedimientos pueden ser diferentes a los que sealan los estatutos, pero serampliamente conocidos, aceptados y respetados por sus miembros. A s, en el PR Imexicano, una variedad de reglas informales y un gran nmero de procedimientos,

    como el del dedazo, sistema por el cual los presidentes mexicanos impusieronhistricamente a sus sucesores, estaba sumamente institucionalizado (Langston 2003).

    III.2. El lugar de la autoridad: proceso de toma de decisiones formal vs. informal

    En partidos formalmente organizados, las decisiones son tomadas por los r-ganos oficialmente designados como los congresos, los consejos ejecutivos y losdirectivos del partido. Estos rganos son el estamento central en la toma de decisio-nes y poseen su autoridad de manera independiente a los lderes, facciones o go-biernos. Por lo tanto, los actores intrapartidarios tienden a posicionarse en los rga-

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    nos de gobierno formales y a menudo invierten tiempo y esfuerzos para ganar posi-ciones dentro de ellos. Por ejemplo, el Comit Ejecutivo N acional de A D fue vistohistricamente como la autoridad ms importante dentro del partido y las faccionesinternas competan fuertemente para controlarlo (M artz 1966; C oppedge 1994) . Las

    decisiones del C EN eran obligatorias para todos los miembros y aquellos que no lascumplan eran expulsados (C oppedge 1994: 20-21, 66) . El C omit Ejecutivo y laA samblea Nacional del PT poseen autoridad simi lar (Samuels 2004) y lo mismo ocu-rre con el C EN del Partido A ccin Nacional en M xico, donde la competencia internaentre las diferentes camarillas es feroz (A larcn O lgun y Freidenberg, en prensa) .

    En partidos organizados de manera informal, el poder de hacer cumplir deci-siones obligatorias a los miembros se encuentra fuera de la estructura formal. Loscongresos del partido, los consejos ejecutivos y otros rganos de conduccin care-cen de la autonoma de facto con la que cuentan los sostenedores de poder. Porconsiguiente, ellos a menudo son vistos como meros adornos y no son tomados enserio por los actores intrapartidarios. El lugar donde se encuentra el verdadero poder

    vara segn el tipo de partido. En aquellos partidos de corte personalista, tambinconsiderados como carismticos, como el P eronista (original) , el A rnulfista en Pana-m, el Roldosista ecuatoriano o C ambio 90/N ueva M ayora de A lberto Fujimori, elpoder estaba concentrado en las manos del lder que fund el partido, incluso cuan-do en algunos casos ese lder fundador no tena ningn cargo formal dentro delpartido.

    En los partidos de patronazgo ( tambin denominados partidos mquina) comoel PR I mexicano, el Partido C olorado paraguayo, P SC ecuatoriano y los principalespartidos no izquierdistas de Brasil, el locus de autoridad en el proceso de toma dedecisiones se encuentra fundamentalmente en el Estado. D ado que contar con po-der supone tener recursos para distribuir, es decir, ejercer el patronazgo, son losalcaldes, los gobernadores y los presidentes los que ejercen el poder de facto. En elcaso de que los rganos de control partidario no estn liderados por aquellos quecontrolan las redes de patronazgo dominantes, esos lderes tienden a ser dbiles eineficaces.

    III.3. La centralidad de la burocracia partidaria

    D onde la organizacin del partido es formal, la burocracia central es importan-te. Esto a menudo sirve como un centro nervioso, controlando el acceso a recursoscrticos, la informacin, la supervisin de las actividades y coordinando a las

    subunidades del partido. La oficina central tiende a ser el escenario principal. Enmuchos partidos del norte de Europa, por ejemplo, la oficina central est bien equi-pada de personal (por burcratas profesionales pagados), se encuentra dotada conrecursos sustanciales y cuenta con los materiales de oficina necesarios para desa-rrollar su actividad. El tesorero controla la mayor parte de las finanzas (las deudas delos militantes, las subvenciones pblicas o las contribuciones privadas) y los bur-cratas llevan registros de los fondos, de la militancia y todo lo relacionado con laorganizacin local.

    D onde la organizacin del partido es informal, la burocracia central existe slosobre el papel. P or ejemplo, en partidos de patronazgo en A rgentina, B rasil, C olom-

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    bia, Ecuador, H onduras y Paraguay, la burocracia no es ms que una cscara vaca.La oficina central, tanto la nacional como la local, se encuentra inactiva. Estas ofici-nas carecen de recursos y profesionales, poseen poca informacin sobre los recur-sos econmicos, los militantes o la organizacin local, juegan un papel insignificante

    en la coordinacin (o la supervisin) de las actividades en el nivel inferior. Elfinanciamiento, la asignacin de recursos, el cuidado y administracin de los regis-tros, la coordinacin de las organizaciones locales y otras tareas que resultan clavepara su funcionamiento son realizados por personas que no estn en la burocraciacentral; ms bien, se desarrolla en los mrgenes de la burocracia dentro de redes depatronazgo, agrupaciones amigas u otras organizaciones informales.

    III.4. Organizacin local: subunidades autnomas vs. integradas

    La estructura de base de un partido est integrada por las organizaciones querealizan operaciones como el reclutamiento, las campaas electorales y la canaliza-

    cin de la participacin de los militantes. Donde la organizacin del partido es for-mal, estas actividades son realizadas por subunidades oficiales como comits oclulas que estn integradas en la burocracia. Las subunidades son creadas (oestn bajo la supervisin de) por la burocracia central y funcionan en los lugares queconocen las autoridades ( incluso ellas son las que les dicen qu tienen que hacer) .

    Su forma de organizacin y procedimientos internos se encuentranestandarizados y siguen la letra de los estatutos y, en ltima instancia, deben respon-der por sus actores a las autoridades del nivel ms alto. A dems, se encuentranunidas econmicamente a la burocracia de partido. En algunos casos, la burocraciacentral financia ramas locales; en otros, las ramas locales del partido canalizan susdeudas de socios hacia la burocracia. Los ejemplos de subunidades formalmente

    integradas incluyen los ncleos del PT, los comits locales de A D , las sedes delFM LN salvadoreo, los comits radicales de A rgentina, las clulas del partido apristao del Partido C omunista Chileno.

    D onde la estructura de bases es informal, las subunidades no son creadas niintegradas en la burocracia. M s bien ellas surgen en los mrgenes de esa burocra-cia, a menudo sin el permiso (e incluso conocimiento) de las autoridades del nivelms alto. Las subunidades a menudo son autocreadas, automanejadas yautofinanciadas por miembros del partido, por fuera de la burocracia central. C onfrecuencia, se organizan y funcionan de manera diferente a lo que sealan los esta-tutos. M uchas veces no son fcilmente visibles al pblico. En vez de oficinas oficial-mente diseadas y con claros reconocimientos de los smbolos, las subunidades

    informales a menudo funcionan dentro de asociaciones de vecinos, cvicas o socia-les; oficinas del gobierno e, incluso, las propias casas y/o negocios de los militantes.Estas subunidades son menos dependientes de la burocracia central y funcionangeneralmente con gran autonoma respecto al liderazgo del partido.

    III.5. Fronteras organizacionales: claras vs. ambiguas

    Las organizaciones de partido formales estn caracterizadas por el hecho deque cuentan con fronteras externas claramente definidas y barreras de entrada efica-ces. En partidos como A D , el PT, el PAN y el PC C h, existen criterios explcitos para la

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    asociaciones de empresarios, los grupos que defienden los derechos de la mujer olas asociaciones estudiantiles. C uando la organizacin es predominantemente for-mal, estos vnculos son explcitos y, en la mayor parte de los casos, se encuentranescritos en los estatutos. Los enlaces formales pueden ser de diferentes formas.

    Ellos incluyen los vnculos con organizaciones de campesinos y/o de trabajadores(como la O ficina de Trabajo de A D o los sectores de campesinos y trabajo del PR I ) ,grupos de mujeres o juveniles (como la Juventud A prista, Franja M orada con la U C Ro A ccin Juvenil del PA N ) , ramas locales controladas por sindicatos u otros actoressociales y facciones del partido organizadas por los trabajadores o las confederacio-nes de campesinos (como en C hile y Venezuela) . Estos enlaces pueden ser reforza-dos a partir del uso de reglas formales, a travs de la existencia de cuotas tanto paralas candidaturas como para los cargos de direccin del partido, votos en bloque enlos congresos del partido y la doble membresa entre los campesinos y/o trabajado-res de un sindicato con el partido.

    C uando la organizacin partidaria cuenta con vnculos informales con otras

    agrupaciones suelen no estar explcitamente reconocidos. Los partidos y grupossociales rutinariamente pueden cambiar a miembros, lderes, fondos, y otros recur-sos, pero estas relaciones no se encuentran escritas en los estatutos. Estas alianzaspueden ser con actores sociales como sindicatos o asociaciones de empresarios,con clubes de ftbol, grupos tnicos o religiosos, asociaciones de vecinos, gruposindependientes, cooperativas de sectores de la economa informal o empresas nolucrativas. Por ejemplo, adems de sus enlaces formales con los trabajadores y loscampesinos, el PRI mantuvo lazos informales con una variedad de grupos sociales,incluyendo las organizaciones de los vendedores de la calle (la C ruz 1998). En P erC ambio90, de Alberto Fujimori, tena vnculos importantes con empresarios informa-les y grupos evanglicos y, en Ecuador, el PSC est fuertemente unido a pequeas

    asociaciones de comerciantes informales de las bahas en G uayaquil, como tambinel PR E y el PR IA N .

    III.9. Financiamiento partidario: canales formales vs. informales

    Finalmente, el grado en que un partido est organizado de manera formal oinformal organizados difiere entre s segn sea la manera en que se financia. C uandola organizacin es eminentemente formal, el financiamiento se realiza a travs decanales transparentes y legales. Tanto las contribuciones pblicas como las privadasson reguladas por el Estado. El financiamiento privado est a menudo sujeto a limitesen el monto de las contribuciones y a reglas respecto a quienes pueden dar dinero (y

    quienes no). El financiamiento pblico, en cambio, funciona a partir de los subsidiosque otorga el Estado al partido y esto se hace de manera transparente. En muchospartidos organizados formalmente, tanto el financiamiento pblico como el privadose hacen a travs de la burocracia central (por ejemplo, a travs del tesorero) y no atravs de polticos individuales o sectores de una fraccin del mismo.

    C uando la organizacin del partido es informal, las finanzas no son transparen-tes, ni estn reguladas y, a menudo, son ilcitas. Los partidos no guardan los registrosde las contribuciones privadas y el partido no se preocupa por que el manejo de susfinanzas sea transparente ni est bajo la mirada del pblico. Las contribuciones priva-das exceden los lmites legales y, en algunos casos, ellos incluyen pagos de fuentes

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    ilcitas, como mafias, carteles de la droga, y permiten el ingreso de dinero provenien-te de entidades extranjeras10. Los partidos organizados de manera informal empleande manera extendida recursos estatales de manera ilcita para cumplir sus funciones.

    Estos incluyen la apropiacin extendida de empleos del sector pblico para

    poder sostener sus redes de patronazgo (por ejemplo, contratos pagados por lasinstituciones estatales y distribuidos para mantener la lealtad de los militantes), eluso de contratos del gobierno para intercambiar apoyo poltico o realizar campaaelectoral (por ejemplo, en obras pblicas), la malversacin de fondos y otros recur-sos (como alimentos y medicinas) de agencias pblicas controladas por miembrosde la organizacin. En muchos partidos de patronazgo, el control de las finanzas muypocas veces pasa por la burocracia central. M s bien, es canalizado por individuos,candidatos o redes de patronazgo regionales y/o nacionales.

    Estas nueve dimensiones estn resumidas en la Tabla 1 y se presentan comotipos ideales. Pocos partidos son ejemplos puros de organizacin formal o informalen cualesquiera de las dimensiones que se presentan en este trabajo. Pero algunos

    son ms formales que otros. Algunos partidos, como el PT, el PAN, ARENA en ElSalvador y, en un perodo determinado, A D de Venezuela, cumplen de manera msclara con las caractersticas formales de estas dimensiones y, por tanto, se puedencaracterizar como partidos formalmente organizados. O tros, incluso los tradicionalespartidos clientelistas de Brasil, C olombia, Ecuador, H onduras y Paraguay, los parti-dos personalistas de P er, el Arnulfista en P anam, y los dos casos analizados aba-jo, son en su mayor parte partidos organizados de manera informal. M uchos otrospartidos, incluso la U nin C vica R adical de Argentina (U C R ) , el Partido A prista dePer (PA P) y el PR I de M xico, muestran una mezcla de caractersticas formales einformales. P or ejemplo, durante la dcada de 1990, el PR I mantuvo relaciones estre-chas con organizaciones formales ( los sectores laborales y campesinos) pero tam-

    bin vnculos informales con varios otros grupos (C ross, 1998)11.A unque el financiamiento (pblico y privado) de los partidos era informal y las

    redes de patronazgo (camarillas) determinaban las carreras polticas, durante ladcada de 1990, los lderes y militantes pristas tomaron las reglas formales cada vezms en serio y se empearon en hacer reformas a los estatutos para empoderarserespecto del liderazgo nacional (L angston 2001). D el mismo modo, la estructura delA PR A es formal en varios sentidos: las clulas estn integradas en la burocracia, lassedes de los partidos (C asas del Pueblo) son centros de actividades, el partidocuenta con varias organizaciones formales ( incluso la Juventud A prista) y los miem-bros toman en serio los rganos formales de liderazgo tales como el C ongreso N acio-nal del partido y el C onsejo Ejecutivo. Sin embargo, el partido cuenta tambin con

    importantes estructuras informales, incluso vnculos con barras bravas organiza-das (bfalos) e, histricamente, los vnculos personales al lder del partido (en sumomento con el fundador Vctor R al Haya de la Torre y, en la actualidad, con el lderA lan G arca) han prevalecido sobre las costumbres burocrticas del partido.

    10 G raves denuncias respecto al financiamiento proveniente de la droga se han realizado en C olombia ,Bolivia, Ecuador, M xico, Pa raguay y Per, entre otros casos.

    11 A l ser entendido lo formal-informal como tipos idea les resultara necesario establecer en qu med idacada una de estas dimensiones comentadas deben darse (o adquieren un valor caracterstico) que llevara apensar a una organizacin como informal. Esta cuestin sustantiva d eber ser desarrollada en futuros traba josde cara a contar con mejores herramientas de observacin emprica.

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    TABLA 1

    Indicadores para medir cun formal o informal es una organizacin

    Organizacin formal Organizacin informal

    Burocracia central C on personal e instalaciones adecua- La burocracia central es una csca-

    das; controla el movimiento de fondos ra vaca; carece de personal e insta-e informacin; coordina la mayora de laciones profesionales, no controla ellas actividades del partido. movimiento de fondos y la informa-

    cin. Tampoco coordina las activi-dades.

    El locus de toma de Los rganos oficiales del partido (con- Autoridades de facto que no suelen decisiones greso, comit ejecutivo) son los que corresponder al liderazgo formal;

    toman las decisiones, como se estipu- * Lder fundador (partido carismtico).lan en los estatutos. * Funcionarios pblicos (mquinas) .

    Jerarqua partidaria/ Las carreras corresponden a una es- El ascenso partidario es mediante Patrones de carrera tructura formal; el ascenso profesional redes informales. partidaria requiere seguir unas reglas formales * Partido carismtico: los vnculos

    (la eleccin secuencial de los rganos personales con el lder.de menor nivel a los de ms nivel) . * U n partido mquina : redes de patro-

    nazgo.

    Procedimientos y El comportamiento dentro del partido El comportamiento dentro del partido reglas internas corresponde a los estatutos; las reglas se aparta de las reglas formales; losformales son puestas en vigor y son estatutos no son puestos en vigor.tomadas en serio. * Los partidos carismticos: no hay

    reglas estables ni son acatadas.* Los partidos mquina: reglas infor-malmente institucionalizadas.

    Fronteras Fronteras cla ra mente d efi nid as. A m bi guas, fluid as y m uy a menud o* R eglas de membresa claras. disputadas.* Registros precisos y ejecucin eficaz * Reglas de membresa mal definidas.limitan la ambigedad. * Falta de registros precisos o ejecu-

    cin dan lugar a ambigedad.* A filiacin auto proclamada .

    Organizacin local Las subunidades estructuradas formal- Las subunidades no estn integradasmente, homogneas e integradas en la en la burocracia central.burocracia central. * Se organizan y operan ellas mismas;

    * Antiguas ramas, comit o clulas a menudo no tienen la estructura queoficiales. aparece en los estatutos.

    * A menudo ocultos en organizacionescvicas, club, oficinas gubernamenta-les, hogares.

    Membresa O bligaciones formales (pagar los dere- Las obligaciones formales rara vezchos) ruti naria mente cum pli da s. p uestas en vi gor o cump li das.* El nivel de compromiso vara, pero * M iembros reclutados como clientes,puede ser relativamente alto. con pocas obligaciones formales.

    * O bligaciones informales (tales comovotar en primarias) pueden ser pues-tas en vigor.

    Vnculos sociales Vnculos explcitos a organizaciones * Los vnculos son de facto, pero nosociales; relaciones escritas en los se reconocen formalmente ni seestatutos. escriben.

    * Antiguas organizaciones auxiliaresoficiales; membresa colectiva; cuotaspara candidatos; votos en bloque en elcongreso del partido.

    Financiamiento Regulado y transparente; d irigido a No regulado, no transparente y mu-travs d e la burocracia centra l. chas veces i l ci to; diri gid o a travs d e* Los fondos pblicos dependen de los los individuos y las redes de patronaz-lmi tes y de las normas de transpa- go en vez de la burocracia del par-rencia. tido.* Los subsidios pblicos re realizan * Financiamiento privado no reguladomediante canales legales. y a veces ilcito.

    * Fuentes alternativas/ilcitas d e fon-dos pblicos: (patronazgo, malversindel sector pblico, autogolpes) .

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    IV. Dos casos de organizaciones de partido informales

    En esta seccin se aplican las dimensiones a dos partidos que, tras su observa-cin, se presentan como informalmente organizados: el PJ argentino y el PR E ecua-

    toriano. A unque las estructuras de los dos partidos se diferencian en aspectos impor-tantes (la organizacin del P J es ms extensa y se funda en el patronazgo mientrasque el PR E tiene un importante elemento carismtico) , en ambos casos la organiza-cin informal predomina sobre la burocracia formal. Por consiguiente, el funciona-miento de ambos partidos se desva significativamente de sus estatutos.

    IV.1. El Partido Justicialista de Argentina

    El PJ es uno de los partidos mejor organizados de Amrica Latina. T iene ms detres millones de miembros y cuenta con una poderosa organizacin con fuertes ra-ces en las clases obrera y baja (Levitsky 2003). Sin embargo, su estructura no es

    burocrtica12. El peronismo naci como un partido carismtico durante la primerapresidencia de Juan Pern (1946-55) y luego se convirti en una estructura descen-tralizada de movimiento (en la cual las autoridades centrales del partido casi deja-ron de existir) durante el exilio de P ern en los aos sesenta y setenta. A unque el PJse institucionaliz hasta cierto punto despus de la transicin democrtica de 1983,su organizacin contempornea sigue siendo casi completamente informal.

    El peronismo se caracteriza por un gran desfase entre lo que sus reglas forma-les dicen y lo que es su comportamiento. Los estatutos no son conocidos ni tomadosen serio13 y, por consiguiente, suelen ser evitados o pasados por alto. Los lderesperonistas dicen que los estatutos estn en un estado permanente de infraccin14

    o que son abiertamente violados todo el tiempo15. C uando las reglas se cumplen,

    son empleadas de manera selectiva e instrumental. C omo afirma un activista: U sa-mos los estatutos cuando resultan tiles. C uando no lo son, no los usamos16.

    El locus de toma de decisiones del PJ se encuentra fuera de la estructura for-mal. Histricamente, el poder de toma de decisiones se concentr en manos dePern. Incluso durante el perodo de proscripcin de 1955 a 1972, cuando el lderexiliado no tena ningn puesto formal, segua siendo quien tomaba decisiones y losrganos formales de liderazgo ( verbigracia el C onsejo Superior de C oordinacindurante la primera mitad de los aos sesenta y el C onsejo Superior durante la prime-ra mitad de los aos setenta) eran considerados como un esfuerzo por salvar lasapariencias. D urante la dcada de 1980 y 1990, el PJ se convirti en un partido quese sostena en el patronazgo y eran los funcionarios nacionales los que tomaban lasdecisiones. Los rganos formales, tales como el C ongreso del Partido y el C onsejoNacional, carecan de autoridad independiente frente a los funcionarios peronistas,

    12 Esta seccin se inspira de Levitsky (2003).13 Segn un lder del PJ, las reglas estatutarias no son conocidas ni por los activistas ni por los lderes.

    (Entrevista d e Levitsky con A ngel Abasto, 18 de septiembre de 1997).14 Entrevista de L evitsky con R al Roa, ex tesorero de la capital, sede federal del PJ, 12 de mayo de 1997.15 Entrevista de L evitsky con Eduardo Rollano, legislador del PJ, 24 de junio de 1997.16 Entrevista de Levitsky con Daniel C hecker, 9 de septiembre de 1997.

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    sobre todo los presidentes y los gobernadores, y por consiguiente los militantes ydirigentes no los tomaban en serio.

    En los aos de la presidencia de C arlos M enem (1988-1999) , el C onsejo N acio-nal fue constantemente pasado por alto (Levitsky 2003: 161-9) y las decisiones ms

    importantes se tomaban en la casa del gobierno 17. R oberto G arca, que servacomo el presidente interino del PJ en la primera mitad de la dcada de 1990, sequej de tener que leer sobre los comunicados del partido en los peridicos18. Bajoel liderazgo del presidente N stor K irchner en 2004, cuando el mandato del C onsejoN acional expir y el Congreso del Partido no eligi otro, el rgano qued vaco, lo quequiere decir que el peronismo careca totalmente de liderazgo formal.

    La burocracia central del PJ est notablemente subdesarrollada. El partido ca-rece de personal profesional y posee pocos registros de sus miembros, fondos oactividades. Excepto el personal de custodia, su sede suele estar vaca. Segn G arca,cuando fue elegido presidente en 1990, la sede del PJ se situaba en una pequeaoficina que ni siquiera tena una placa en la puerta. Resulta casi increble. ramos el

    partido ms grande del continente y ni siquiera tenamos una placa en la puerta19.Las oficinas provinciales y locales del partido estn igualmente subdesarrolladas. En1997, la poderosa sucursal del PJ en Buenos A ires no tena personal remunerado yslo abra sus oficinas dos veces por semana y la sede del partido, en la calle Tucumn,no tena fondos, servicio telefnico o un bao en condiciones durante la campaaelectoral de aquel ao (Levitsky 2003:73).

    La mayor parte de las actividades del partido peronista es dirigida a travs deredes de patronazgo. D ichas redes no aparecen en los estatutos y las oficinas loca-les no suelen mantener una lista de las agrupacionesque las integran. S in embargo,funcionan como la organizacin de facto del PJ: financian y coordinan las activida-

    des locales, organizan las campaas electorales y seleccionan a los candidatos parael servicio pblico. Los activistas consiguen recursos e informacin a travs de lasagrupaciones, desempean las instrucciones dadas por sus agrupacionesy dirigenlas demandas a travs de las agrupaciones. C omo afirm un lder local:

    La burocracia del partido slo mantiene la sede, la cual no es nada ms que una oficinay los diez empleados que la dirigen y la limpian. Las agrupacionesfinancian y coordi-nan el resto de la organizacin. La estructura real del partido est en manos de las

    agrupaciones20.

    La infraestructura del PJ es casi completamente informal. Sobre el papel, laestructura organizativa de menor nivel son las U nidades Bsicas (U B ) o las oficinas

    en los barrios, que se someten a la jurisdiccin del consejo local del partido. Sinembargo, en la prctica, las U B son independientes de la burocracia partidaria. Secrean y operan de manera privada, por los mismos activistas peronistas. C ualquierpersona puede abrir una U B donde y cuando quiera21. C on mucha frecuencia, los

    17 Entrevista de L evitsky con el senador Jos Luis G ioja d el PJ, 18 de septiemb re de 1997.18 Entrevista de Levitsky 23 de junio de 1997.19 Entrevista de Levitsky 23 de junio de 1997.20 Entrevista de Levitsky con Ral Roa, 12 de mayo de 1997.21 C omo afirm un activista: N o tenemos que pedir permiso para abrir un centro peronista. N o. E n el

    peronismo tienes la libertad de crear lo que quieras. Nadie te dice lo que tienes que hacer. (Levitsky 2003:66).

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    activistas crean las U B en su propia casa y as se convierten literalmente en suspropietarios. Entonces, las burocracias locales de los partidos no pueden controlarcuntas U B existen, dnde se sitan, quines las controlan y cmo se comportan. D ehecho, la mayora no tiene ninguna lista de las UB bajo su jurisdiccin22.

    A unque algunas UB son oficinas normales del partido, la mayora son gruposde trabajo que se sitan en las casas de los activistas y operan de manera informala partir de uniones, clubes, asociaciones de vecinos o centros sociales no lucrativos(Levitsky 2003: 68-9)23. Los grupos de trabajo y los centros sociales peronistas noexisten desde un punto de vista formal ( no estn registrados ni son reconocidos porel partido), pero son los que reclutan a los miembros, toman parte en eleccionesinternas, hacen campaa en las elecciones y mantienen unidos a los militantes bajoel partido.

    Las fronteras organizativas del PJ son fluidas y estn mal definidas. L os crite-rios de membresa peronista no son claros y rara vez son bien aplicados. H istrica-mente, los individuos y los grupos simplemente se declaran peronistas. Por consi-guiente, el partido a veces ha contenido individuos y grupos (incluso las organizacio-nes paramilitares izquierdistas y protofascistas) cuya afiliacin se disputa. En efecto,grupos peronistas de izquierda, como los M ontoneros, insistieron en no hacerse miem-bros durante la primera mitad de los aos setenta. A unque hay veces que se expul-san a individuos o grupos, las expulsiones suelen ser pasadas por alto y rara vez sonpermanentes24. D e la misma manera, Pern expuls a los M ontoneros en 1974,pero la mayora de las redes montoneras nunca dejaron el partido. C omo el ldermontonero D ardo Cabo declar: N adie tiene derecho a echarnos. N adie puededespedirnos! (D e R iz 1981:153-4).

    Los individuos y las facciones entran y salen del peronismo sin problemas y

    pueden abandonarlo por un par de elecciones y volver varios aos ms tarde. En1985, por ejemplo, las facciones de la corriente renovadora en varias provinciasimportantes abandonaron el PJ y compitieron en las elecciones, pero volvieron atomar el liderazgo de la organizacin despus de unos cuantos meses. D el mismomodo, tras dejar el PJ para apoyar a un competidor en la carrera por la C apitalFederal en 1996, la faccin Victoria Peronista mantena un pie dentro y otro fuera delpartido y se autodenominaba como una agrupacinperonista que queda fuera de laestructura del PJ25. D ebido a estos cismas temporales, es usual que dos o mspartidos peronistas compitan en una eleccin26.

    22 En el municip io de Q uilmes, los dirigentes del partido estimaron en 1997 que tenan un registro de

    aproximadamente un tercio de las U B ex istentes; mientras que en La M atanza, no posean ningn registro de lasUB que funcionaban en su municipio (Levitsky 2003: 66-7).

    23 U na investigacin realizada en 1997 sobre las UB en Buenos A ires encontr que slo un 43% tom laforma estipulada en los estatutos partidarios mientras que el resto oper de manera informal (Levitsky 2003: 68-9).

    24 Por ejemp lo, Vi cente Saa di, el jefe del partido en C atamarca durante muchos aos, fue expulsado dosveces por Pern, pero nunca perdi su puesto como jefe del peronismo de C atamarca.

    25 Entrevistas de Levitsky con Jorge Argello (19 de mayo de 1997) y Vctor Pandolfi (5 de junio de 1997),lderes de la VP.

    26 Esta situacin se produjo en casi la mitad de las provincias de A rgentina durante los aos 80 y 90(Levi tsky 2003:84) ; en las elecciones presidencia les de 2003 y en las elecciones legislativas de octubre de 2005,donde present tres listas que competan entre s.

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    Las carreras polticas de los peronistas son notablemente no-burocrticas. D u-rante los aos formativos del partido, las carreras profesionales dependan casi ex-clusivamente de los vnculos personales entre un individuo y Pern (Zorilla 1983).A unque el PJ adopt un sistema de elecciones internas para seleccionar a sus lde-

    res y a sus candidatos en 1987, las carreras polticas actuales se deben ms por lasredes de patronazgo que por las elecciones. Los peronistas ascienden por las filasdel partido a travs de las agrupaciones, controladas por los jefes locales y pro-vinciales.

    Las internas suelen ser minadas por las listas de unidad impuestas por losjefes del partido o negociadas por los lderes de las agrupaciones(De Luca et al.2002). D ebido a la ausencia de costumbres o procedimientos burocrticos, la entra-da al, el ascenso en y la salida de la jerarqua del PJ son bastante fluidas27. Porejemplo, Juan M anuel Abal M edina (1972) , Isabel Pern (1974) y Jos M ara Vernet(1984) ascendieron a importantes puestos de liderazgo sin haber ocupado un puestoen el partido, y ninguno de los cuatro presidentes del PJ, elegidos despus de 1983,

    logr cumplir su mandato28.La membresa del PJ es en gran parte informal. Durante la dcada de los no-

    venta, el nmero de miembros del partido (3.85 millones, o un 18% del electoradototal) era mayor que el de la mayora de los partidos socialdemcratas de Europa(Levitsky 2001:40). Sin embargo, la membresa del PJ implica un menor nivel decompromiso que la de muchos partidos europeos o algunos latinoamericanos. Noexiste ningn proceso de solicitud ni de seleccin. Los miembros no tienen que pa-gar derechos ni asistir a reuniones frecuentes. Slo rellenan un formulario y, ante laausencia de vigi lancia o control oficial, muchos formularios de inscripcin son falsifi-cados. D ebido a una falta de listas actualizadas de los miembros, muchos afiliados nisiquiera son conscientes de su estatus. C ada vez ms se da el hecho de que losnuevos miembros del PJ son clientes que se hacen miembros a cambio de ciertosbienes materiales. Se les suele exigir que voten en las internas y asistan a reunionesdel partido o de sus facciones. Sin embargo, adems de estas obligaciones infor-males, la mayora de los miembros del PJ rara vez participa en las actividades delpartido.

    El peronismo mantiene vnculos fuertes con varias organizaciones de clase obreray baja, pero estos lazos son casi todos informales. H istricamente, los vnculos msfuertes del PJ eran con los sindicatos (Torre 1983, 1990; M cG uire 1997) . S in embar-go, a diferencia de la mayora de los partidos socialdemcratas de Europa, el vnculopartido-sindicato del peronismo nunca estuvo formalizado. D e acuerdo con la tradi-

    cin, ese vnculo se basaba en dos mecanismos informales: el de las 62 O rganiza-ciones (o 62) y el sistema de tercio. El de la 62, que funcionaba como la divisinsindical del PJ y que nominaba a los sindicalistas para las candidaturas y puestos

    27 C omo Ernesto Storino, militante del P J, di jo: U na de las mejores cosas del peronismo es que... cual-quier nuevo miembro puede llegar al nivel ms alto si hay la oportunidad o las cualidades personales parapermitirlo. No tienes que pasar por un proceso largo. En otros partidos, tienes que pasar por una estructura

    jerrquica dentro del partido. En el peronismo, no. C on nosotros, si eres un ciudadano argentino, pued es ser unlder o candidato peronista . C itado en Levitsky (2003: 79).

    28 Estos cuatro eran Lorenzo M iguel, Vernet, Vicente Saadi y Antonio C afiero. N o es de sorprender que elPJ tenga un nivel alto de recambio de lderes. Entre 1983 y 1987, el cambio en el Consejo N acional E jecutivo fue

    de un 100% . Entre 1990 y 1995, el cambio en el Consejo N acional fue de un 63% (L evitsky 2003:87).

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    de liderazgo, nunca apareci en los estatutos, no tena ninguna posicin formal en elliderazgo del partido y careca de una oficina o de reglas y procedimientos internos(M cG uire 1997: 98-99) .

    D el mismo modo, la tradicin del tercio para garantizar un tercio de las can-

    didaturas y puestos de liderazgo a los sindicatos nunca se encontr prevista en losestatutos y era vista por muchos peronistas ms bien como ficcin que como reali-dad29. Aunque las 62 y el terciofracasaron durante los aos noventa, los sindi-catos seguan participando activamente en el PJ y, a menudo, promovan sus pro-pias Unidades Bsicas30. El PJ mantiene tambin vnculos con varias organizacio-nes: por ejemplo, las asociaciones de vecinos, las asociaciones de asentamientos,los clubes de ftbol, los grupos relig iosos y muchas ms organizaciones cvicas y nolucrativas31.

    Las relaciones del PJ con los clubes de ftbol, sobre todo los que son de ladivisin B , son de una importancia especial. Los clubes son una parte central de lavida social en las clases obrera y baja. Estos vnculos permiten al PJ reclutar nuevosactivistas y ejercer influencia sobre aquellos clubes de fans que estn mejor organi-zados para movi lizarse durante las campaas electorales. Los hinchas son moviliza-dos para asistir a los mtines, pintar graffitidurante la campaa y, en algunos casos,participar en actividades violentas dirigidas a las facciones rivales o a otros partidos.

    Por ltimo, el PJ se financia casi totalmente por canales informales. Sobre elpapel, el PJ consigue los recursos a travs de una combinacin de subvenciones delEstado (dirigidas por la burocracia) y las contribuciones particulares (normalmente acandidatos individuales). Aunque es difcil seguir las contribuciones particulares,est claro que son ms importantes que la financiacin privada regulada. Por ejem-plo, en 1989, el PJ declar oficialmente haber recibido 1,8 millones de dlares en

    contribuciones pero un empresario afirm haber donado 3 millones de dlares a lacampaa de M enem ( Ferreira R ubio 1997: 19) . La fuente ms importante delfinanciamiento, sin embargo, es el financiamiento pblico no regulado y en su mayorparte consiste en trabajos de patronazgo.

    M iles de activistas del PJ aparecen en las nminas de los gobiernos locales yprovinciales (G ibson y C alvo 2000) . U na investigacin de 1997 descubri que un69% de las U B peronistas eran dirigidas por activistas con puestos de trabajo guber-namental (Levitsky 2003: 195). Las organizaciones locales del PJ tambin se finan-cian a travs de la malversacin de los recursos del Estado ( tales como d istribucinde comida, medicamentos, seguros de desempleo y becas), que se distribuyen porlas redes clientelistas, adems de por las coimas pagadas por las empresas que ga-

    nan los contratos del gobierno. Estos recursos pblicos no son controlados y distri-buidos por la burocracia del partido, sino por individuos y agrupacionesinformales.

    29 La entrevista de los autores con el diputado del congreso, Lorenzo Domnguez, 25 de septiembre de1997.

    30 U na investigacin de 1997 de las uniones locales encontr que ms de un 90% particip en la actividaddel partido ( Levitsky 2001: 41).

    31 U na investigacin de 104 UB de B uenos Ai res encontr que casi un 56,7% mantenan vnculos con almenos una organizacin cvica o social y que 36,5% mantenan vnculos con al menos dos organizaciones deeste tipo.

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    En resumen, una investigacin de los estatutos peronistas revela poco en cuan-to a la organizacin local, los recursos econmicos, los mecanismos de toma dedecisiones y las carreras polticas y en cuanto a sus vnculos con la sociedad. A un-que el PJ tiene una estructura formal, como la de un partido burocrtico de masas al

    estilo europeo, en la prctica esta estructura formal no es ms que una cscaravaca. La estructura verdadera del partido es fluida, descentralizada, con alta capa-cidad de adaptacin y, cada vez ms, organizada por redes de patronazgo.

    IV.2. El Partido Roldosista Ecuatoriano

    A pesar de los requisitos exigidos por la Ley de Partidos y de Elecciones de197732, el PR E nunca ha tenido una fuerte estructura formal. H a sido creado como unpartido carismtico, construido segn los deseos de A bdal Bucaram O rtiz tras lamuerte de Jaime R olds Aguilera y del descenso electoral de la histrica agrupacinde carcter populista, C oncentracin de Fuerzas Populares (C FP) , de la que la fami-

    lia B ucaram era parte. D esde su creacin en 1982 y hasta la ltima eleccin de 2006,sus principales apoyos se concentraron en la costera ciudad de G uayaquil y en otrasprovincias de la costa ecuatoriana. La base de apoyo del partido se ha concentradoen los sectores pobres marginados y en grupos de nuevos empresarios (a menudode ascendencia libanesa) que se han encontrado excluidos de los crculos de laoligarqua costera tradicional.

    Bucaram contina siendo el lder del partido. I ncluso sirve como fuente de co-hesin para una coleccin heterognea de jefes locales y provincia les, aun cuandose encuentra fuera del pas desde su destitucin en febrero de 1997, cuando seautoexili, primero en Argentina y luego en Panam33. Por tanto, el locus de autori-dad del partido es Bucaram, quien sigue siendo el D irector Supremo de la organiza-

    cin, a pesar de su exilio voluntario en P anam. El poder de B ucaram contina sien-do indiscutible. C omo afirma un poltico, B ucaram es el propietario del PR E Losdems son sus servidores34. L os rganos formales de liderazgo (el Comando y laC onvencin Nacional) carecen de autonoma organizativa o autoridad independientea la de Bucaram. Abdal sigue siendo quien interpreta las reglas, toma las decisio-nes, media en las disputas internas y selecciona a los candidatos para los cargos derepresentacin popular. C omo Bucaram mismo reconoci, prefiere evitar al C oman-do N acional y consultar directamente a las bases, lo que supone una violacin direc-ta de los estatutos y de la cadena formal de mando35.

    En un sondeo entre los lderes y activistas del PR E, la mayora dijo que si tuvieraque tomar una decisin importante para el partido, consultara personalmente a

    Bucaram (Freidenberg 2003:188). D e hecho, durante el exilio de Bucaram, los lderesdel partido lo han llamado por telfono (o han viajado a Panam para consultarlo

    32 La ley exige, por ejemplo, que los partidos mantengan un nmero de miembros equivalente por lomenos al 0,5% de los votantes registrados y que cuenten con oficinas formales en al menos 10 de las provincias,siendo tres de ellas de las ms grandes del pas ( G uayas, P ichincha y M anab) .

    33 Bucaram se ha exiliado tres veces a causa de acusaciones de corrupcin. Vive fuera de Ecuador(actualmente en Panam) desde hace ms de 10 aos, casi la mitad d e la vida del P R E.

    34 Entrevista con Freidenberg, 20 de junio de 1999.35 Entrevista con Freidenberg, 16 de agosto de 2000.

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    directamente) antes de tomar decisiones36. Es ms,desde 1998, las reuniones anua-les de la C onvencin Nacional han tenido lugar en la C iudad de Panam. Por tanto,existe un gran desfase entre las reglas y procedimientos formales y el comportamien-to intrapartidario. La sumisin a los estatutos, adems de la estabilidad de dichas

    reglas, est sujeta a la voluntad del lder carismtico. U n ejemplo fue la eleccin delas autoridades en la A samblea N acional celebrada en Q uito en 1997. C uando eldiputado M arco Proao M aya, un dirigente que contaba con apoyo territorial y legis-lativo considerable, intent competir por el puesto de D irector Supremo, sin pedirpermiso a Bucaram, ste declar (desde P anam) que el cargo ya no estaba dispo-nible y que todas las autoridades existentes seguiran en su puesto un ao ms(Freidenberg 2003: 171). Esta decisin viol nuevamente los estatutos, los cualesestablecan una renovacin anual del liderazgo.

    La burocracia central roldosista es dbil e ineficaz. Segn sus estatutos de1982, el PRE se organiza de manera bastante burocrtica: se combina la presenciade comandos nacionales, provinciales y locales con los diversos grupos internos, enuna relacin jerrquica formal. En la prctica, sin embargo, no se hace caso a estaestructura. L a burocracia central es una cscara vaca. Los comandos locales y pro-vincia les slo existen en unos cuantos distritos en los cuales el PR E tiene bastanteinfluencia ( Freidenberg 2003) . La mayora de las oficinas locales no se vinculan conla burocracia central y, cuando existen, suelen ser edificios particulares o alquilados.Las subunidades suelen estar ubicadas en el hogar, el negocio o el despacho perso-nal del jefe local o, en algunos casos, en las casas de los activistas37. Cada lderposee autonoma para establecer oficinas donde desee, de dirig irlas segn sus inte-reses particulares y de financiarlas como si fueran propias. Y, adems, la sede nacio-nal del PR E en G uayaquil no posee ningn registro de las sedes locales y, por eso, no

    puede coordinarlas o controlarlas38

    .La infraestructura local del P R E se basa casi completamente en las redes de

    clientelismo y de patronazgo. Los jefes locales adquieren seguidores personalespor vnculos de la familia, del negocio o del deporte en los mrgenes de la burocra-cia (Freidenberg 2002). Sobre todo, en los que fueron los bastiones electorales delPR E en la C osta durante la dcada de los 80 y 90, d ichas redes personales fueronmuy importantes para el xito electoral: conseguan votos, dinero, influencia sobrelos med ios de comunicacin locales, contactos con las lites locales y, lo ms impor-tante, grupos de seguidores que podan desarrollar trabajos para el partido. Loscaciques locales gozan de una autonoma importante a la hora de organizar el parti-

    36 Por ejemp lo, las estrategias del bloque parlamentario del P R E son dictadas por B ucaram media nte suhijo Jacobo, q ue no es diputado pero que asiste a las sesiones del C ongreso o a las reuniones del bloqueroldosista.

    37 Por ejemplo, la di visin provincial M anab oper hasta 2000 en el despacho del lder provincial doctorLuis Villacreces Colmont y la divisin provincial de Bab ahoyo (L os R os) fue establecida por la fami lia Touma enuna oficina que ellos mismos haban alquilado.

    38 N i siquiera Bucaram ni su secretaria Sandra Torres fueron capaces de ofrecer una lista de las sedes delpartido en cada provincia (entrevistas de Freidenberg con Bucaram el 16 de agosto de 2000 y con Torres en juliode 2000). Fue necesario contactar con cada lder provincial para preguntar dnde se situaban las oficinas delPR E en su provincia. D urante las entrevistas realizadas, los dirigentes locales mostraron seales de enfadocuando se les solicitaba esta informacin.

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    do en cada distrito, aunque al fin y al cabo esta autonoma est limitada por susubordinacin a Bucaram y sus hermanos39.

    Las carreras polticas en el PRE tambin se apartan de los lineamientos buro-crticos. El ascenso dentro del partido depende de las relaciones personales, sobre

    todo con Bucaram y su familia (Freidenberg 2003:198-206). La mayora de los diri-gentes ms importantes son miembros de la familia, viejos compinches o socios enlas empresas personales de Bucaram. Por ejemplo, Eduardo A zar M eja, viejo sociode Bucaram, fue durante mucho tiempo el responsable del manejo de los dineros yde la red de financiamiento del partido. Adems, la esposa de Bucaram ha sidodirector supremo del PRE (la nica persona aparte de Bucaram a ocupar este pues-to); su hermano A dolfo ha sido Subdirector Nacional en diversas ocasiones; su her-mano Jacobo ha sido candidato del PR E para la presidencia en 2002; su hermanaElsa es miembro del M ando N acional y ha sido la alcaldesa del PR E en G uayaquil en1984 y en 2007 la vocal del partido ante el Tribunal Supremo Electoral, y el hijo mayorde A bdal, Jacobo, se ha desempeado en diversas oportunidades como el lder de

    facto del bloque parlamentario y es el dirigente nacional de Juventudes.Varios sobrinos, primos y cuados ocupan cargos en el partido y se desempe-

    aron como funcionarios durante el corto ejercicio de gobierno del partido en laPresidencia de la Repblica (1996-1997). Frente a las acusaciones de nepotismo,Bucaram ha contestado: Q u quieres que haga? Tengo casi 500 parientes y todosson polticos! 40. Aunque dichos nombramientos han reforzado la imagen patrimo-nial del PRE, los parientes han ayudado a mantener los vnculos del liderazgo delpartido con la base y a los jefes regionales en la ausencia de Bucaram. D urante lascampaas electorales, los hermanos de Bucaram y otros lderes del partido reprodu-cen con exactitud su estilo y sus prcticas: se visten, bailan y cantan como l. D ehecho, en todas las mayores reuniones de la campaa, A bdal habla en directo, por

    telfono celular, con la muchedumbre desde P anam.A pesar de la existencia de camarillas polticas y otros procesos formales de

    seleccin de lderes y de candidatos, Bucaram y su familia dominan la jerarqua ysuelen ejercer mucha influencia en las carreras polticas. Las listas de candidatos delPR E son cambiadas con frecuencia despus de ser seleccionadas por los dirigenteso las bases del partido (Freidenberg 2003). Los caciques regionales desempean unpapel parecido en los mbitos locales y provinciales. Segn Bucaram:

    Los comandos provinciales no saben nada acerca de hacer elecciones internas. Elloslas organizan pero las elecciones no les importan. S iempre es el D irector, el lder pro-vincial, quien elige los nombres [para las candidaturas y los puestos de lderes del

    partido]41.

    39 Entrevista de Freidenberg con Mario M inuche, lder del PR E y ex Subdirector Nacional, agosto 30 de 199940 C itado en Saad H errera (1997:72) . D e acuerdo con Bucaram: N o hay nada ms absurdo o

    antidemocrtico que la prctica [ anti] nepotista de excluir a un ser humano por compartir el mismo apellido queotro ser humano... No conozco a nadie que trabaje ms que mis hermanos. Y cuando yo he participado en estaprctica ab surda, por las apariencias.. . [e l partido] m e ha impuesto los nombres de mis hermanos, ya que no lesven como Bucaram. Les ven como trabaj adores, y me dicen: P or qu descartarles porque son tus hermanos?Q utales el apellido ya que les queremos dentro del partido. E ntonces no hay nada ms democrtico que olvidar-se de quin alguien es y tratarles segn sus propios esfuerzos. Lo q ue te puedo garantizar es que en mi partid ono hay ningn hermano mo que no trabaje (Entrevista realizada por Freidenberg, 16 de agosto de 2000).

    41 Entrevista realizada por Freidenberg, 16 de agosto de 2000.

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    Las fronteras de la organizacin del PR E son ambiguas. M s que a un partidopoltico, los miembros pertenecen a la familia , la del roldosismo,un movimiento sindefinicin precisa que es visto como algo ms amplio que el propio partido. El PR Ecarece de criterios claros para los que quieren ser miembros, tampoco cuenta con

    padrones de militantes o mecanismos para sancionar a los que abandonan la agru-pacin. Por eso, ser miembro del PRE es en gran parte una cuestin de autodecla-racin. Asociarse al partido (a casi cualquier nivel) es sencillo, sobre todo si unoposee fondos econmicos, una base de patronazgo clientelar, acceso a los mediosde comunicacin o vnculos directos con el D irector Supremo. En efecto, los caci-ques se mueven con facilidad entre el PR E y otros partidos clientelistas. A diferenciadel PJ, las afiliaciones y expulsiones estn sujetas a la aprobacin de Bucaram, peroese proceso an cuando sea ratificado ms tarde por la C onvencin Nacional.

    La membresa en el PR E es completamente informal. El partido no tiene requisi-tos o criterios de seleccin claros para elegir a sus miembros, no exige el cumpli-miento de derechos y no posee ningn registro de sus militantes42. Se recluta a losactivistas mediante redes clientelares y muchos de ellos se asocian al partido con laesperanza de conseguir beneficios materiales ( incentivos selectivos materiales y tam-bin de estatus) . Especialmente en las zonas desfavorecidas en las cuales el Estadose encuentra casi ausente, muchos miembros consideran a la familia roldosistacomouna salvacin frente a la caresta de recursos. Ser miembro puede implicar un nivelrelativamente alto de compromiso. P ara conseguir beneficios materiales, los nuevosmiembros deben mostrar sus capacidades para desarrollar una variedad de tareasorganizativas durante la campaa electoral. Es ms, hay un fuerte elemento carismticoen los vnculos entre el partido y sus activistas: las lealtades al partido se refuerzanpor la creencia de los seguidores en las cualidades extraordinarias del liderazgo de

    Bucaram43

    .El PRE mantiene vnculos fuertes con diversas organizaciones sociales en re-

    giones desfavorecidas, especialmente en la regin costea de G uayaquil y otrasciudades de la C osta ecuatoriana. Las relaciones con esas organizaciones son bsi-camente informales, dependiente de lazos personales (de amistad, familia , econmi-cos, entre otros) . Entre esas organizaciones se encuentran asociaciones de peque-os comerciantes informales de las Bahas , asociaciones de productores del bana-no, clubes de ftbol locales, grupos de derechos humanos y asociaciones de aboga-dos y trabajadores sociales. A unque no tienen vnculos formales con el PR E, ya queno estn explcitamente sealados en los estatutos, gran parte de estas organizacio-nes desarrollan trabajos intensivos para el partido.

    M uchos jefes del PR E son propietarios o mantienen relaciones estrechas conlos clubes de ftbol y usan a sus miembros como asesores, guardaespaldas y acti-vistas normales, que son los que hacen el trabajo electoral durante las campaas.Por ejemplo, el club Santa R ita de Vinces ha recibido fondos de la familia Bucaram;

    42 Fuentes informales estiman que el partido contaba con 300.000 miemb ros en la segunda mi tad de losaos 90. S in embargo, las autoridad es nacionales del partido no pudieron confirmar esta cifra y las autoridad eselectorales no exigen que los partidos mantengan una lista actual de sus miemb ros. Slo piden que informen delas desafiliaciones pero no de las afiliaciones.

    43 M uchos activistas del partido se describen como abdalacistasen vez de roldosistas.

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    O mar Q uintana, ex legislador del PR E, dirige el club de ftbol Emelec, que juega enla principal liga del pas, y M ario Touma, ex legislador del PR E, es propietario de dosclubes de ftbol en Babahoyo (Los R os). G ran parte de los jugadores de estosequipos trabajan en las oficinas del PR E, hacen campaa en apoyo de sus candida-

    tos y sirven de guardaespaldas para los legisladores en el C ongreso N acional.El PR E recibe sus fondos a travs de canales formales e informales. C omo es el

    caso de todos los partidos ecuatorianos, percibe dinero del estatal Fondo Permanen-te Partidario. A unque los estatutos estipulan que este dinero se dirija a la burocraciacentral mediante una comisin econmica en el comando nacional44, los lderes re-conocen que no existe ninguna comisin de esta clase ni tampoco alguien que efec-tivamente acte como tesorero (Freidenberg 2001). El d irector supremo y sus sociosms cercanos son los que controlan las finanzas y coordinan la mayor parte de susesfuerzos para ganar fondos (Freidenberg 2001) .

    A unque es imposible medir con precisin los fondos no regulados recibidos porel PRE, queda patente que la cantidad es superior a la de los fondos regulados. ElPR E utiliza al mximo los fondos ilcitos del estado, incluso la distribucin de puestosen el C ongreso o en los gobiernos regionales y locales como incentivos para losactivistas, y cuando estuvo en el poder nacional emple la distribucin de recursosestatales tales como comida, medicamentos, materiales escolares, con finesclientelistas. A dems, ha usado los programas sociales tales como la distribucinde leche A bdalact y el programa denominado como M ochila Escolar para re-compensar a los activistas y votantes (Freidenberg 2001). A los recursos estatales seaaden las contribuciones particulares de los caciques locales. En muchos casos,son ellos (y no el partido) quienes pagan los anuncios y financian el transporte deactivistas, fichan a grupos para pintar graffitiy ofrecen comida y msica en directo degrupos musicales con fuerte arrastre entre las clases baja y media en las reunionesdel partido.

    C omo en el caso del PJ, los estatutos dicen poco sobre cmo el partido tomadecisiones, selecciona a sus lderes y a sus candidatos, organiza a sus activistas oconsigue fondos. La mayor diferencia entre el PR E y el PJ es que el primero combinasu estructura informal con un liderazgo carismtico. M ientras que el peronismo con-temporneo se organiza segn el patronazgo, el liderazgo carismtico de Bucaramcomo el de Pern en el original Partido Peronista es de suma importancia para lamovilizacin electoral, el comportamiento del partido en el Leg islativo, el vnculo consu base de activistas y en su relacin con la sociedad.

    V. Conclusin

    Este artculo ha buscado (re)introducir la dimensin de la informalidad en losanlisis contemporneos de la organizacin de los partidos. A unque es central en lasinvestigaciones sobre clientelismo poltico, las redes de patronazgo y la organizacininformal han estado marginadas en los estudios que se realizan sobre los partidos.Se han considerado casos de Amrica Latina, pero las estructuras informales se

    44 Estatutos del M PR E ( 1982: artculo 33).

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    encuentran en los partidos de Europa del Sur45, Europa postcomunista46, Asia47,Africa48 y en diversas manifestaciones en los Estados Unidos49. A unque se halimitado la discusin al mbito conceptual, este artculo plantea varias preguntaspara investigaciones en el futuro. U n grupo de preguntas se refiere a las consecuen-

    cias de la organizacin informal sobre otras dimensiones. Las investigaciones acer-ca de la organizacin y la adaptacin de los partidos sugieren que puede que lospartidos estructurados informalmente posean mayor flexibilidad y capacidadadaptativa frente al cambio en el ambiente que los rodea si se los compara con lospartidos ms burocrticos (R oberts 1998; Levitsky 2003).

    La informalidad da forma tambin a los procesos de seleccin de los candida-tos. P or ejemplo, los estudios de partidos en los EE.U U . sugieren que es posible quelas primarias provoquen el nombramiento de candidatos ideolgicamente polariza-dos ya que el nmero de votantes suele ser ms importante en el caso de aquellaspersonas que tienen fuertes opiniones ideolgicas (Wright y Berkman 1986). Sinembargo, en los partidos basados en el clientelismo o en el patronazgo, en los cualeslos punteros locales traen a los votantes a las urnas, las primarias producen resulta-dos muy diferentes: las elecciones casi siempre son ganadas por candidatos quetienen el apoyo de la organizacin o mquina de patronazgo ms grande. Se podranhacer unas apreciaciones parecidas en cuanto a la manera en que los partidos infor-malmente organizados gobiernan (incluso su capacidad de llevar a cabo reformasen el sector pblico), la manera en que construyen y mantienen sus coaliciones, sunivel de cohesin y disciplina en el Legislativo.

    O tro grupo de preguntas se refiere a las estructuras informales de los partidosy la calidad de la democracia. M uchos aspectos de la organizacin informal parecensocavar la eficacia de las instituciones democrticas. Por ejemplo, ya que las estruc-turas informales suelen basarse sobre relaciones particularistas, resulta factible su-poner que debilitan la representacin democrtica. D onde las lealtades personales

    y/o los intercambios clientelistas predominan dentro de los partidos, los vnculosprogramticos suelen ser dbiles. Es ms, es probable que la naturaleza poco trans-parente de la mayora de las estructuras informales socave la accountabilitydemo-crtica. D onde el poder de toma de decisiones se sita fuera de las estructurasformales, los mecanismos de democracia interna y de accountabilityde los lderesson minados (tales como las camarillas, los congresos del partido y las eleccionesinternas) . D onde los asuntos financieros no son regulados ni documentados y losverdaderos canales de poder estn ocultos de la esfera pblica , la capacidad de losvotantes para percibir quin y qu dirigentes o partidos les representan estar mslimitada. D ichos partidos tienen menos posibi lidades de procurar bienes pblicos yson ms propensos a ser controlados por intereses privados o ilcitos.

    Sin embargo, la informalidad no es siempre perjudicial para la democracia. Enalgunos contextos, puede que la organizacin informal contribuya a la supervivenciao a la movilizacin de grupos tradicionalmente oprimidos o excluidos. En Ecuador,por ejemplo C oncentracin de Fuerzas Populares (C FP) , una organizacin populista,

    45 Ver C aciag li (1996) ; Sotiropoulos (1996); I gnazi and Y smal (1998).46 Borocz (2000); D arden (2002); G elman (2003) ; G rzymala-Busse ( 2003)47 Ver O i (1985); Wang (1994) ; Lu (2000) ; G obel (2001) y G old et al. ( 2002)48 Ver Lindberg ( 2003); van de Walle (2003); a nd Erdmann (2004) .49 Ver K ey (1949) y la literatura sobre la poltica de m quinas en los EEU U . Sobre las formas contempor-

    neas de la organizacin informal de partidos en los EEU U , ver M asket (de prxima aparicin) .

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