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    Freud S., Construcciones en psicoanlisis - 1937

    I. Siempre me ha parecido que hablaba muy en a!or de cierto cient"#comuy conocido que tratara con $usticia al psicoanlisis en una %poca en quela mayor parte de la &ente no se sent"a obli&ada a ello. sin embar&o, en unaocasi'n e(pres' una opini'n sobre la t%cnica anal"tica que era peyorati!a ein$usta. )i$o que al proporcionar interpretaciones a un paciente lo tratamosse&*n el amoso principio de +eads I in, tails you lose . s decir, si elpaciente est de acuerdo con nosotros, la interpretaci'n es acertada si noscontradice, es un si&no de su resistencia, lo cual demuestra tambi%n queestamos en lo cierto. )e este modo siempre tenemos ra/'n rente al pobrediablo inerme al que estamos anali/ando, independientemente de lo queresponda a lo que le presentamos. 0hora bien como en realidad es ciertoque un 2no de uno de nuestros pacientes no es en &eneral bastante parahacernos abandonar una interpretaci'n como incorrecta, tal re!elaci'n

    sobre la naturale/a de nuestra t%cnica ha sido muy bien recibida por losenemi&os del psicoanlisis. 4or tanto, merece la pena que demos unanoci'n detallada de c'mo acostumbramos a lle&ar a la aceptaci'n del 2s" odel 2no de nuestros pacientes durante el tratamiento psicoanal"tico, de lae(presi'n de su aceptaci'n o de la ne&ati!a. l psicoanalista prctico nadaaprender, naturalmente, en el curso de esta apolo&"a que no sepa ya.

    n cosa sabida que el traba$o anal"tico aspira a inducir al paciente a queabandone sus represiones 5usando la palabra en su sentido ms amplio6,que pertenecen a la primera %poca de su e!oluci'n, y a reempla/arlas porreacciones de una clase que corresponder"an a un estado de madure/ps"quica. Con este prop'sito a la !ista debe lle&ar a reco&er ciertas

    e(periencias y los impulsos aecti!os concitados por ellas que en esemomento ha ol!idado. Sabemos que sus actuales s"ntomas e inhibicionesson consecuencia de represiones de esta clase es decir, que son sustitutosde las cosas que ha ol!idado. 8u% clase de material pone a nuestradisposici'n del cual podemos hacer uso para ponerle en el camino derecobrar los perdidos recuerdos :oda clase de cosas. ;os da ra&mentos deesos recuerdos en sus sue

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    dierentes, que aecta a dos personas, a cada una de las cuales le esasi&nada una tarea distinta. 4or un momento puede parecer e(tra

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    tumba de :utanAamen. :odo lo esencial est conser!ado incluso las cosasque parecen completamente ol!idadas estn presentes de al&una manera yen al&una parte y han quedado meramente enterradas y hechasinaccesibles al su$eto. Bealmente, como sabemos, puede dudarse de sicualquier estructura ps"quica puede ser !"ctima de una total destrucci'n.S'lo depende de la t%cnica psicoanal"tica el que ten&amos el %(ito de lle!arcompletamente a la lu/ lo que se halla oculto. S'lo hay otros dos hechosque contrapesan la e(traordinaria !enta$a de la que disruta el traba$opsicoanal"tico uno, que los ob$etos ps"quicos son incomparablemente mscomplicados que el material de las e(ca!aciones, y otro, que tenemos uninsu#ciente conocimiento de lo que podemos esperar encontrar en cuantoque su estructura ms #na contiene tantas cosas que son toda!"amisteriosas. 4ero nuestra comparaci'n de las dos clases de traba$o nopuede ir ms all que esto, porque la dierencia principal entre ellos se hallaen el hecho de que para el arque'lo&o la reconstrucci'n es la aspiraci'n y el#n de sus esuer/os, mientras que para el analista la construcci'n essolamente una labor preliminar.

    II. ;o es, sin embar&o, una labor preliminar en el sentido de que haya decompletarse antes de que pueda empe/arse el traba$o si&uiente, como, pore$emplo, ocurre en el caso de la construcci'n de un edi#cio en el que todaslas paredes han de le!antarse y todas las !entanas incrustarse antes de quepueda empe/arse el traba$o si&uiente, como, por e$emplo, ocurre en el casode la construcci'n de un edi#cio en el que todas las paredes han dele!antarse y todas las !entanas incrustarse antes de que pueda empe/arsela decoraci'n interna de las habitaciones. :odo psicoanalista sabe que lascosas ocurren de un modo dierente en un tratamiento anal"tico y queambas clases de traba$o se reali/an simultneamente, una de ellas

    marchando un poco por delante y la otra si&ui%ndola. l psicoanalistatermina una construcci'n y la comunica al su$eto del anlisis, de modo quepueda actuar sobre %l constituye entonces otro ra&mento con el materialque le lle&a, hace lo mismo y si&ue de este modo alternati!o hasta el #nal.Si en los traba$os sobre t%cnica psicoanal"tica se dice tan poco acerca de las2construcciones es porque en lu&ar de ellas se habla de las2interpretaciones y de sus eectos.

    4ero creo que 2construcci'n es desde lue&o la palabra ms apropiada. lt%rmino 2interpretaci'n se aplica a al&una cosa que uno hace con al&*nelemento sencillo del material, como una asociaci'n o una parapra(ia. 4ero

    es una construcci'n cuando uno coloca ante el su$eto anali/ado unra&mento de su historia anterior, que ha ol!idado, de un modoapro(imadamente como %ste 2+asta que ten"a usted n a

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    !alide/ &eneral, pero a*n antes de discutirla podemos prestar o"dos aal&una inormaci'n conortadora que se deri!a de la e(perienciapsicoanal"tica. 4orque aprenderemos que no se produce un per$uicio porqueal&una !e/ nos equi!oquemos y demos al paciente una construcci'nerr'nea de la probable !erdad hist'rica. ;aturalmente, constituye unap%rdida de tiempo, y el que no ha&a otra cosa sino presentar al pacientealsas combinaciones no crear muy buena impresi'n en %l ni ir muy le$osen su tratamiento pero un pequeo que en realidad ocurre en tales casos es ms bien que el pacientepermanece inconmo!ible por lo que se le ha dicho y no reacciona ni con un2s" ni con un 2no. sto posiblemente s'lo si&ni#ca que su reacci'n quedapospuesta pero si no resulta nada ms podemos concluir que hemoscometido un error y debemos admitirlo as" ante el paciente en al&unaocasi'n a!orable para no poner en peli&ro nuestra autoridad. staoportunidad se presentar cuando lle&ue a la lu/ nue!o material que nos

    permita hacer una construcci'n me$or y corre&ir as" nuestro error. )e estemodo la construcci'n err'nea desaparece como si nunca se hubiera hecho,y en realidad tenemos muchas !eces la impresi'n de que, tomandoprestadas las palabras de 4olonio, nuestra alsedad hubiera sido !ituperadapor la !erdad. Ciertamente se ha e(a&erado mucho el peli&ro de quee(tra!iemos a nuestro paciente su&estionndole para persuadirle de queacepte cosas que nosotros creemos que son, pero que %l piensa que no. ?nanalista tendr"a que haberse comportado muy mal para que este inortuniole ocurriera, sobre todo habr"a de acusarse de no haber permitido alpaciente decir su opini'n. 4uedo ase&urar sin anarroner"a que este abusode 2su&esti'n nunca ha ocurrido en mi prctica.

    )e lo que hemos dicho se si&ue que no nos sentimos inclinados a i&norar lasindicaciones que pueden inerirse de la reacci'n del paciente cuando lehemos orecido una de nuestras construcciones. sto debe ser e(plicadodetalladamente. s !erdad que no aceptamos el 2no de una persona entratamiento por su !alor aparente, pero tampoco damos paso libre a su 2s".;o e(iste $usti#caci'n para acusarnos de que in!ariablemente tendamos aretorcer sus obser!aciones para transormarlas en una con#rmaci'n. nrealidad las cosas no son tan sencillas ni nos permitimos hacer tan cil paranosotros el lle&ar a un conclusi'n. ?n simple 2s" de un paciente no de$a deser ambi&uo. n realidad puede si&ni#car que reconoce lo $usto de laconstrucci'n que le ha sido presentada pero tambi%n puede carecer de

    si&ni#cado o incluso merece ser descrito como 2hip'crita, puesto quepuede ser con!eniente para su resistencia hacer uso en sus circunstanciasde un asentimiento para prolon&ar el ocultamiento de la !erdad que no hasido descubierta. l 2s" no tiene !alor, a menos que sea se&uido porcon#rmaciones indirectas, a menos que el paciente inmediatamentedespu%s de su 2s" produ/ca nue!os recuerdos que completen y ampl"en laconstrucci'n. Solamente en tal caso consideramos que el 2s" se ha reeridoplenamente al su$eto que se discute.

    ?n 2no de una persona en tratamiento anal"tico es tan ambi&uo como un2s" y a*n es de menos !alor. n al&unos casos raros se !e que es lae(presi'n de un le&"timo disentimiento. ucho ms recuentemente e(presa

    una resistencia que ha podido ser e!ocada en el su$eto por la construcci'npresentada, pero que tambi%n puede proceder de al&*n otro actor de la

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    comple$a situaci'n anal"tica. 0s", el 2no de un paciente no constituye unae!idencia de la correcci'n de una construcci'n, aunque es perectamentecompatible con ella. Como todas estas construcciones son incompletas ycubren solamente peque

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    parapra(ia una con#rmaci'n de esta clase se insin*a en una ne&aci'n. +epublicado en otro lu&ar un bonito e$emplo de esto. l nombre 2Dauner5corriente en Eiena6 aparec"a repetidamente en un sue

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    comunicaci'n de una construcci'n e!identemente acertada ha e!ocado enel paciente un en'meno e(tra

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    que puedo aportar hoy d"a en apoyo de esta teor"a son reminiscencias, noimpresiones recientes. 4robablemente !aldr"a la pena intentar estudiarcasos de los trastornos en cuesti'n sobre la base de las hip'tesis que se hanpresentado aqu" y tambi%n reali/ar su tratamiento si&uiendo estasdirectrices. )eber"a abandonarse el !ano esuer/o de con!encer al pacientedel error de sus delirios y de su contradicci'n con la realidad, y, por elcontrario, el reconocimiento de su n*cleo de !erdad proporcionar"a una basecom*n sobre la cual podr"a desarrollarse el traba$o terap%utico. ste traba$oconsistir"a en liberar el ra&mento de !erdad hist'rica de sus distorsiones ysus relaciones con el presente y hacerlo remontar al momento del pasado alcual pertenece. >a transposici'n de material desde un pasado ol!idado alpresente o a una e(pectaci'n utura es realmente una ocurrencia habitualen neur'ticos no menos que en psic'ticos. Con bastante recuencia, cuandoun neur'tico es lle!ado por un estado de ansiedad a esperar la lle&ada deun suceso terrible, en realidad se halla ba$o el inHu$o de un recuerdoreprimido 5que intenta entrar en la conciencia, pero no puede hacerseconsciente6 de que al&una cosa que en aquel tiempo era terror"#ca ocurrir

    realmente. Creo que &anar"amos muchos conocimientos !aliosos de untraba$o de esta clase con psic'ticos, aunque no lle!ara a un %(itoterap%utico.

    =a me doy cuenta que sir!e de poco tratar un su$eto tan importante delmodo sumario que he utili/ado aqu". 4ero no por eso he podido resistir latentaci'n de presentar una analo&"a. >os delirios de los pacientes seaparecen como los equi!alentes de las construcciones que edi#camos en elcurso de un tratamiento psicoanal"tico intentos de e(plicaci'n y decuraci'n, aunque es !erdad que en las condiciones de una psicosis nopuedan hacer ms que sustituir el ra&mento de realidad que est siendone&ado en el presente por otro ra&mento que ya ue recha/ado en remoto

    pasado. Ser la tarea de cada in!esti&aci'n indi!idual re!elar las cone(iones"ntimas entre el material del recha/o presente y el de la represi'n primiti!a.0s" como nuestra construcci'n s'lo es e#ca/ porque recibe un ra&mento dee(periencia perdida, los delirios deben su poder de con!icci'n al elementode !erdad hist'rica que insertan en lu&ar de la realidad recha/ada. 4or estecamino una 'rmula aplicada en un principio s'lo para la histeria se aplicar"atambi%n a los delirios que los que estn su$etos a ellos suren por suspropias reminiscencias. Con esta bre!e 'rmula intento discutir lacomple$idad de los or"&enes de la enermedad o e(cluir la inter!enci'n demuchos otros actores. Si consideramos a la humanidad como un todo y lasustituimos al indi!iduo humano aislado, descubrimos que tambi%n ella ha

    desarrollado delirios que son inaccesibles a la cr"tica l'&ica y contradicen larealidad. Si a pesar de esto son capaces de e$ercer un e(traordinario podersobre los hombres, la in!esti&aci'n nos lle!a a la misma e(plicaci'n dada enel caso del indi!iduo. )eben su poder al elemento de !erdad hist'rica quehan tra"do desde la represi'n de lo ol!idado y del pasado primi&enio .