Friedrich List

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FlUEDRICH LIST, Sistema nacional de economía política (con el anexo "Esbozos de economía política americana"), México, Fondo de Cultura Económica, segunda edición, 1997, 560 pp.* Francisco Suárez Dávila ...\ji historia ofrece ejemplos de naciones que lian suciinilddo porque no supieron resolverá li(!iii[)o la gran misión de asegurar su inde[x;ndencia intelectual, económica y política, estableciendo maiuifacturas propias y un vigoroso estamento industrial y mercantil... F. IAST, Sistema nacional de ecorMinía ¡)o¡Uica, p. 107 ¿POR QUé UNA REEDICIóN DE I.A tudiudo en algunas regiones del mundo, OBRA DE LIST? relegado y olvidado en otras, puede ha- cer una opoiluna contnbución al enco- "...El í'ondo de Cultura Económica pu- nado dehate actual sobre las grandes blica, con este lomo, la primera de las cueslioties del desarrollo. ¡Tal es la no- Obras Maestras de la Economía, serie Ijle función de un verdadero clásico! que ha venido preparando desde hace Al Sislenuí nacional de economía pa- ires años. A la Economía nacional de lüica tpie Eist ])ul)licü en 1841 se agrc- List, seguirán nniy pronto \osPrincipios gu la primera edición en español de un de Mili y de Mallhus, el Segundo ensayo itíxto por demás interíísante, el de Out- sobre el principio de la población del Unes of American Polilical Economy mismo Malthus..." Así reza "la adver- (Esbozos de economía política ameri- tencia al lector", de la primera edición cana). Es ésta ima serie de callas publi- en español del SLslema nacional de eco- cadas en l-'iladelfia en 1827, en (jue el nomíapolítica de Fedei ico List, hecha autor participa en el activo debate que en 1942. s<;desanollóeidos Estados Unidos acer- Esta reedición se realiza a poco más ca de las cuestiones de libre cambio y de 50 años del inicio de este ilustn; pío- proteccionismo y cjiíe, por su interés, se yecto de la Casa Editorial que tuvo co- publicó y circuló ampliamente como fo- mo propósito poner al alcance del lli;to en ese |)aís. Schum[)etcr comenta estudioso de habla hispana las obras en su Historia del análisis económico más trascendentes de la economía. No (pie "...de todos sii.s escritos [los de es coincidencia (pie a la obra de List le List], el más interesante es el de los Oal- haya correspondido el honor de iniciar Unes of American Polilical Economy, la citada serie. Nos parece (jue en el por(]ue ahí expone su sistema en su pri- momento actual, la nueva iin|)iesióii de mera etajja de desarrollo", "i^ obra este clásico, vigente y activamente es- madura (|ue creció de ésta, el Sistema * Prólogo a esta seguiuíí» t'dicióii <lf! Foudcj df í^iillur;) Kconúinifií. «9

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FlUEDRICH LIST, Sistema nacional de economía política (con el anexo "Esbozos de economía política americana"), México, Fondo de

Cultura Económica, segunda edición, 1997, 560 pp.*

Francisco Suárez Dávila

...\ji historia ofrece ejemplos de naciones que lian suciinilddo porque no supieron resolverá li(!iii[)o la gran misión de asegurar su inde[x;ndencia intelectual, económica y política, estableciendo maiuifacturas propias y un vigoroso estamento industrial y mercantil...

F. IAST, Sistema nacional de ecorMinía ¡)o¡Uica, p. 107

¿POR QUé UNA REEDICIóN DE I.A tudiudo en algunas regiones del mundo, OBRA DE LIST? relegado y olvidado en otras, puede ha-

cer una opoiluna contnbución al enco- "...El í'ondo de Cultura Económica pu- nado dehate actual sobre las grandes blica, con este lomo, la primera de las cueslioties del desarrollo. ¡Tal es la no- Obras Maestras de la Economía, serie Ijle función de un verdadero clásico! que ha venido preparando desde hace Al Sislenuí nacional de economía pa- ires años. A la Economía nacional de lüica tpie Eist ])ul)licü en 1841 se agrc- List, seguirán nniy pronto \osPrincipios gu la primera edición en español de un de Mili y de Mallhus, el Segundo ensayo itíxto por demás interíísante, el de Out- sobre el principio de la población del Unes of American Polilical Economy mismo Malthus..." Así reza "la adver- (Esbozos de economía política ameri- tencia al lector", de la primera edición cana). Es ésta ima serie de callas publi- en español del SLslema nacional de eco- cadas en l-'iladelfia en 1827, en (jue el nomíapolítica de Fedei ico List, hecha autor participa en el activo debate que en 1942. s<;desanollóeidos Estados Unidos acer-

Esta reedición se realiza a poco más ca de las cuestiones de libre cambio y de 50 años del inicio de este ilustn; pío- proteccionismo y cjiíe, por su interés, se yecto de la Casa Editorial que tuvo co- publicó y circuló ampliamente como fo- mo propósito poner al alcance del lli;to en ese |)aís. Schum[)etcr comenta estudioso de habla hispana las obras en su Historia del análisis económico más trascendentes de la economía. No (pie "...de todos sii.s escritos [los de es coincidencia (pie a la obra de List le List], el más interesante es el de los Oal- haya correspondido el honor de iniciar Unes of American Polilical Economy, la citada serie. Nos parece (jue en el por(]ue ahí expone su sistema en su pri- momento actual, la nueva iin|)iesióii de mera etajja de desarrollo", "i^ obra este clásico, vigente y activamente es- madura (|ue creció de ésta, el Sistema

* Prólogo a esta seguiuíí» t'dicióii <lf! Foudcj df í^iillur;) Kconúinifií.

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nacional de economía política, pemia- nece como un clásico en el sentido eu- logístico de la palabra..."'

List es, después de Marx, el econo- mista alemán más conocido del siglo XIX. Es unode los más destacados y acérrimos críticos de la llamada "teoría dominan- te" de Adam Smith, particulanncnte en materia de libre cambio. Entre sus apor- taciones al pensamiento económico se le reconoce que contribuyó a defender y divulgar las tesis del proteccionismo y, particularmente, de protección a la industria naciente, así como a fonnular una teoría acerca de "las etapas" del desarrollo económico. Argumentare- mos que, de lieclio, fue un }x;nsaflor con una visión mucho más integral.

Los juicios c|ue se lian hecho de List reconocen que, si bien sus escritos ejer- cieron una influencia tan importante, no realizó grandes aportaciones origi- nales al perisamienlo económico, ifue un polemista y un divulgador, más ((ue un gran teórico o un académico! El gran economista e historiador económico Schumpeter lo considera como un eco- nomista cienlírKío pero, para él, su mé- rito más imjx)i1aiite es que "...List tenía uno de los elementos de grandeza, con- cretamente la gran visión de una situa- ción nacional, lo cual auncjuc no es en sí mismo un logro científico, sí es un prerrequisito para ciertos tipos de avance científico, del tif)0 que ahora en nuestros días es Keynes un ejemplo ¡lustre..." Agrega: "...List fue un gran patriota, un brillante periodista con

^ Joseph A. Schiitupeler, Ifistory of Eronoinic página 50.5.

2/At¿.,pp. 5ai-.505. 3/6/¿.,p.504. * W. O. lieiulerson, Friederick List, Kronoinisí

1983, pp. 1-2.

propósitos definidos y un economista competente, que coordinó bien lo que era útil para instrumentar su visión..."^

List fue, por otra parte, un hombre de acción que influyó en sucesos históri- cos importantes. Nuevamente Schum- peter afirma con justicia: "...List ocu- pa un lugar muy destacado, tanto en la opinión como en el afecto de sus con- ciudadanos... Ello se debe a su exitosa promoción de la formación de una Unión Aduanera de los Estados alema- nes (la Zollverein), que fue el embrión de la unidad nacional alemana... Signi- fica que List es un héroe nacional..."^ Contribuyó también a fomentar el des- arrollo de los feíTocairiles en Alemania y en los Estados Unidos como elemento impulsor de la industrialización.

Su OBRA, VISIÓN DE UN HOMBRE

DE ACCIÓN

Su biografía refleja una historia fasci- nante, necesaria para entender sus ideas. Nace en agosto de 1789 en Reut- lingen, pequeña población de Würtem- herg, que hasta 1802, cuando Napoleón comienza a modificar la geografía de Europa, había sido una ciudad-F^stado con alto grado de autonomía, regida por un Consejo Municipal y mía Constitu- ción democrática, por lo cual List decía orguUosamente (jue era un "republica- no por nacimiento"'' En su juventud in- gresó a trabajar en la administración pública local. Su experiencia lo hace acreedor a la designación de profesor

Analysis, George Alien & Unwin, Londres, 1963,

aiul Visionary; 1789-1846, Erank Cass, Londres,

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de Administración Pública en Tuhitiga Ubica su residencia en una pequeña en 1818, precisamente f)orque para es- población (Reading) del estallo de Fen- la cátedra se requería una ¡jersona no silvania, donde desaiToUa actividades de gabinete sino de ex[)enencia. El des- como periodista y agricultor. Se rela- arrollo de cursos de administración pii- ciona con los industriales y pensadores blica para la fonnación de funcionarios de Filadelfia y se le invita a participar, locales refleja los notables avances de incluso por su experiencia continental, Alemania desde principios del siglo en el intenso debate en favor de las te- XIX. List se convieile en un crítico de la sis proteccionistas que los industriales burocracia arbitraria de su época. di'l este de los Estados Unidos, y en i)ar-

Fue un perceptivo analista de la ticular de Pensilvania, apoyan para evolución de la industria alemana, fio- proteger sus actividades contra los pro- reciente al amparo del sistema conli- duelos manufacturados deorigen inglés, nental napoleónico, que la protege Es su participación en esta polémica la contra el ingreso de pioductos manu- que da origen a la nuiy exitosa f)ublica- facturados ingleses; y aprecia cómo, ción del folleto Oullines of American con la deiTota de Na[)oleón, al sobreve- Polilical Econumy. Este documento re- ñir la apertura de la economía de la re- fleja de manera importante la experien- gión, su incipiente iiulustria sufre la cia y el pensamiento proteccionista invasión de productos ingleses y la con- estadunidense, lo cual lo hace muy va- secuente amenaza de destrucción. Así lioso. En efecto, List se nutre de las ideas inicia, desde 1819, una dinámica cam- de Abíjandro llaiiiilton expresadas en paña para contribuir a organizar a los su célebre Repon on Manufaclures (In- comerciantes alemanes en una Unión forme de manufacturas), de diciembre de Mercaderes, que tiene como |)ropó- de 1791, así como de las ideas de Matt- sito promover que lo (|ue eran entonces licw Carey, 1 lcni-y Clay y del presidente 39 Estados alemanes independientes, Madison. Pero como él mismo lo atesti- integrados en una confederación, eli- gua con admiración en su prefacio: minaran las baixeras aduanales dentro "...la obra iriejor que en ese país nuevo de ésta y se protegieran bajo un sistema puede leerse acerca de la economía po- mercanlii (aduanero) homogéneo. Ac- tivista liberal laitibién en lo |)olílico, List es electo en 1820 al Parlanu-nlo local, donde demanda mayor autono- nn'a de gobierno y resulta brevemente encarcelado por el rey de Wüitemberg. Tiempo después decide emigrar a los Estados Unidos, conoce a Lafayette y participa con él en una gira [ior ese país, que le pemiite relacionarse con algunas de las grandes personal¡dad(!s tie ese tiempo.

lílica, es la vitla misma. Allí se ve cómo terrenos incultos se convierten en ricos y poderosos estados. Sólo en aquellas tienas puede formarse una clara idea lie la gradual evolución que caracteriza a la economía nacional..."^

Invierte en una mina y en un ferroca- nil. Participa activamente en lacam[3a- ña presidencial de Andrew Jackson, (juicn lo liace ciudadano estadunidense honorario, l'osteriormente, a petición de él, (]ue desea regresar a su patria na-

-^ Frlederick lJ^\,Ststeírui luu-unuil de eajiuinild ¡xjlUu-a (en adfl.iiilf iil;»tlocíHiH)i".NÍ.T^, prefacio, p. 65.

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tal, el propio presidente Jackson lo nombra cónsul honorario en Leipzig. A su regreso a Alemania, se dedica a pro- mover ferrocarriles, en especial el de Lei[)zig a Dresden, participación que resulta polémica. Viaja a París, donde, aproximadamente 10 años después de sus Quilines of American Polilical Eco- nomy, publica en 1837 su segunda obra im[jortante, el Sistema natural de eco- nomía política, derivada de una contri- bución a un concurso que convoca Diipin, el eminente economista francés de laé[)oca, en t|ue la interesante cues- tión que se plantea es: "Cuando un país se propone introducir el l¡l)re comercio o modificar sus tarifas arancelarias, ¿qué factores deben tomarse en cu<Mita para conciliixr de la manera más e(|ui- tativa posible los inteieses del consu- midor con los del productor?" iNo sería mal tema [)ara un concurso actual!

Finalmente regresa a Alemania y \ni- blica su obra más madura (Sistema na- cional de economía política) en 1841, la cual (jueda inconclusa frente a un programa original más ambicioso. En- vuelto en grandes polémicas —como lo estuvo durante toda su vida— , con acé- mmos enemigos personales, in(|uieto por perder su actividad como pííriotlis- ta, angustiado por sus escasos recursos financieros y afectado por frecuentes depresiones, se suicida lamentable- mente, en noviembre de 1816, en la |)e- queña población de Kufstein en el Tirol.

Una elocuente eulogía que el profe- sor P]lieberd proiunició |)ara develar el monmnento <|ue se le erigió en Kufstein en 19(XJ es un buen resimuMi de su vida: "...List fue equipado como [jocos lo lian

* Margarel E. \\'uy-\,I,ife ofFrieder'uk l.isl, I/m

sido, para leer en el libro de la vida. Transitó por la vida con la vista abierta a todos los fenómenos económicos y px)- líticos, y cual(]uier impulso que recibía se lo transmitía a otros. Sus intercam- bios con hombres de Bastado, académi- cos, mercaderes, industriales de todas las naciones, le dieron profundidad, am- plitud y diversidad a su conocimiento, y continuamente influenciado y siem- pre activo en los asuntos cotidianos de la vida, creció para ser un gran econo- mista, un político de visión y un histo- riuilor efectivo y brillante..."''

I^ oljra de List se integra por una voluminosa colección de artículos pe- lioiiíslicos, discursos, coiTespondencia y folletos, disponible sólo en alemán (7 volúmenes en la edición de Berlín de 1927-1932, publicada por la Sociedad List). Ix) fundamental de su pensamien- to se encuentra en sus tres libros, el pri- mero: Outlines of American Polilical Economy (1827), donde, como ya vi- mos, sienta las bases generales de sus tesis; el segundo, el Sistema de econo- mía natural (1837), en t:\ que desarro- lla con detalle su leona de las etajjas del ciccimicnto económico y, el tercero, su obra más madura, el Suslema nacional de economía polít ica (1841).

El Sistema nacional de economía po- lítica se inicia con un prefacio (pie es sumamente interesante, ya que contie- ne la historia de la evolución de su pen- samiento. Dice: "Si el prefacio de im libro debe contener — según se dice — la historia tie su creación, tendré que relataren este prólogo casi la mitad de mi vida. Más de veintitrés años han transcurrido, en efecto, desde que sur- gió en mí la primera dutla acerca de la

rvs, l<X)l,i). 133.

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veracidad de la teoría dominante en Economía Política y me esforcé en in- vestigar sus errores y sus causas funda- mentales..."' I^ introducción contiene una de las expresiones más concisas de sus ideas. El lihro primero se orienta al análisis de las experiencias históricas y se ocupa tanto de los países que él considera a|)tos para la industrializa- ción, como Alemania, los Estados Uni- dos y Rusia, y los países de desarrollo fallido como España, Portugal e Italia. El libro segundo está dedicado a la teo- ría, donde ex¡)resa sus principales te- sis. Un breve libro tercero, acerca de los sistemas de pensamiento económico, en que someramente analiza las escue- las mercantilista, fisiocrática y liberal; y ellibrocuartode la Política, fundamen- talmente orientado al proselitismo en favor de una Unión y\duanera alemana.

I^s cartas (|ue integran los Quilines of American Pohtiral Economy (Esbo- zos de economía política aiTiericana) son odio con dos apéndices, la novena y la décima. VA\ la primera inicia "...la refutación de la teoría de Adam Smilb y compañía, cuyos errores fundamenta- les no se han entendido tan claramente como debieran..." En la segunda, con- trasta las características de "la econo- mía cosmopolita" —hoy diríamos la economía globalizada— con la econo- mía nacional. En la tercera, expone las ventajas de las tesis proteccionistas, de cómo algiHios de los grandes estadistas de la historia las asumieron y cómo "los norteamericanos... minea desearían cambiar su independencia nacional y su poder por una ley general de nacio- nes [el libre cambio]... sustentada en el poderío inglés". En la cuarta, plantea

~ FViedf rii k l.isl.SA/y, p. 59.

la teoría de las fuerzas o poderes pro- ductivos de una nación como de mayor imj)ortancia que el simple intercambio comercial. En la quinta, defiende que "Cada nación debe seguir su propio curso para desarrollar sus fuerzas pro- ductivas" y, por tanto, cada economía debe seguir sus propias políticas. Esta carta es una de las más interesantes y enumera una serie de principios para el desarrollo económico. En la sexta, es- tablece los ámbitos de acción de la eco- nomía nacional y de la economía del individuo, del laissezfaire el laissezpds- ser y de en qué medida la primera puede prevalecer sobre la segunda. ¥'AI la sép- tima, contrasta las características de economía nacional frente a la economía cosmopolita. Este tema se desarrolla también en la carta octava y en los dos anexos, ya que justamente la economía cosmopolita es la esencia de la tesis li- brecambista planteada como norma universal |)or Adam Smith y que es el principal objeto de la crítica de List.

\..\ 1NFLUENCI.\ I)E lA OBRA DE LiST EN

LOS PAÍSES "EMERGENTES"

DEL SIGLO XIX... Y LOS DEL XX

La obra de List ejerció una influencia muy importante entre los países que buscaban industrializarse y no rezagar- se frente a los más avanzados. Así, in- cidió en el pensamiento orientado al desarrollo del sector manufacturero y de protección a las industrias incipien- tes de los Estados Unidos y de Alema- nia, pero también en otros países. Ejerció una influencia dominante en el conde Sergei Witte, ministro de Ha- cienda de Rusia desde 1892 v artífice

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del despegue indiistrializador de ese país de finales de siglo, sustentado jus- tamente en la protección industrial y en el desarn)llo de los ferrocarriles. Si en 1905 no hubiera estallado la guerra ruso-japonesa y el consiguiente desas- tre fwlítico, las políticas de industriali- zación de Witte podrían haber evitado el colapso imperial de Rusia. Witte co- noce la obra de List a casi 50 años de haberse publicado.

En 1889, Witte escribe un folleto, "A propósito del nacionalismo: La Econo- mía Nacional y Eederico List", el año en que ingresa al gobierno del zar Ale- jandro IIL En el prefacio, elogia a List como "...el profeta de la presente gran- deza de Alemania", diciendo que su li- bro "es leído en todas las universidades alemanas y se encontraba en la mesa <le Bismark..." Según Witte: "...debía de estar en la mesa de todos los estadistas nisos y leerse en todas las universida- des rusas para que en el futuro Rusia pudiera seguir uti sistema comercial consistente..."" Von Laue escribió: "...En los escritos del economista ale- mán, Witte encontró las bases para un sistema ruso de desaiTollo económico, y representó la base de su futuro pensa- miento y acción..."'' "...En su bústjuc- da por una teoría adecuada para la economía nacional rusa, encontró final- mente [en List] un adecuado puente itleológico entre las condiciones occi- dentales y las locales..."'"

Por eso, Von l^ue concluye: "...List fwstula una visión europea e indirecta-

mente global del desarrollo económico que dio esperanzas a Rusia, de que con una pK)lítica adecuada podría eventual- mente alcanzar a los más civilizados países de Europa occidental. List fue mucho más que un vocero del liberalis- mo y el nacionalismo alemán, fue un profeta de las ambiciones de los países en desarrollo".^^

Las ideas de List no sólo han tenido vigencia e influencia durante el siglo XIX. Cuando me puse a estudiar recien- temente la literatura sobre el desan-oUo económico de los países asiáticos, como Corea y Japón, en busca de un paradig- ma diferente de estrategia económica, encontré varios autores estadunidenses que han analizado las experiencias exi- tosas de estos países. Algunos de estos investigadores (por ejemplo Eallows, Iluber, Wade) han derivado, con base en estos estudios, concepciones dife- rentes para el progreso económico de las que, usando el lénnino de List, se- rían hoy la "teoría dominante", o sea, las tesis neoliberales. IA) interesante es (|ue hay indicios de que el pensamiento (le List ha influido en estas estrategias distintas. Es decir, en el siglo XIX, las críticas de List a la teoría dominante liberal de Snuth sii-vieron [jara inspirar o sustentar estrategias alternativas de desarrollo, nada menos tjue en Alema- nia, los Estados Unidos y Rusia. ¡Aliora sinen para orientar las concepciones alternativas de JafKÍn y Corea! iNo es un éxito despreciable!

James Fallows, en Looking al ihe

* Ttieodorc H. von I ¿(lie,Sfr^fí Witte and ihe liuliistririlizalUm ofRtissia ,CM\ni<í\na l/'iiiv<-rs¡ty Press, 1963, p. 62.

"/¿íW.,!). .^í). '0/AIU,().6:í,

"/Ai¿.,pp. 56-.^>7.

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COMENTARIOS BIBLIOGRÁFICOS 455

Sun. The Ríse oflhe New Ecvtt Asían Eco- Corea. No siicetlió así cuando fue recien- nomic and Poiuical System (Coiilem- teniente corno investigador visilante al piando al Sol. El auge del nuevo sistema Massacliusetts Institute of Technology económico y político del este de Asia) (MIT), donde le costó trabajo encontrar se refiere a cómo economistas japone- las obras de List. Cuando finalmente ses y coreanos estudian a List. Comen- encontró sólo una de ellas, el Sistema ta: "¿Porqué Federico List? Mientras nacional de economía política, en su más escucliaba menciones acerca de primera edición inglesa de 1885, iel li- List, en los últimos cinco años, de eco- bio liabía sido sacado de la biblioteca nomistas en Seúl, en Osaka o en Tokio, por última vez en 1966!'^ más me preguntaba, ¿[xjrtjué nunca lia- El profesor Tilomas Huber, especia- bía oído de el cuando estudié ecoiio- lista en Jupón, que imparte clases nada mía en Inglaterra y los Estados Unidos? Pensé en él como un símbolo tle la cu- riosa selectividad del pensamiento an- gloamericano sobre la economía... Los

menos c¡ue en la Facultad de Historia lie! Colegio para el Comando y el Estado Mayor del Ejército Estadunidense en Fort Leavenwortli, escribió reciente-

estaduiiidenses c ingleses con frecuen- mente un interesante libro titulado cia piensan como si sus principios fue- Slralegic Economy injupan (La econo- ran los únicos y que nadie, excepto por mía estratégica en Jai^ón). La tesis que error, podría concebir otros..."'^ |)lantea es ijue la política económica y

Esto fue exactamente lo que propició la econoniía japonesas se sustentan en que List reaccionara apasionadamente una visión estratégica. Para Huber, el en su época contra la "teoría flominan- Ministerio de Comercio Internacional e te" de Adam Smilli. Lo interesante es Industria (MlTl) ordena la economía de que List, por residencia y por influencia tres maneras: orientación de políticas, intelectual, podría considerarse tanto or(]uestacióii de los principales flujos economista estadunidense como ale- de fondos, organización del suminis- mán. Se nutrió tanto de los pensadores tro de algunas materias primas. El sis- alemanes como de los estaduiiidtíiiscs, tema permite alcanzar las ventajas del incluyendo el ijue fuera el primer secre- sistema planificado y el sistema coni- lario del Tesoro, Alexander I lamillon. [jelilivo de mercatlo y superar a ambos.

Fallows narra cómo el economista La estrategia japonesa supone objeli- Roliert Wade, c|uc escribió un intere- vos internos,comoaumentarrápidamen- sante libro, Coverning the Míirkcl (Co- le la |)io(luccióii y absorber tecnología beniando el mercado), en cpie [jlantea y objetivos internacionales, que es po- su interpretación de las estrategias no convencionales de los países asiáticos, liabía encontrado trailucciones de la obra de List en todas las librerías uni- versitarias, mientras impartió clases en

sicionarse en el mercado global y au- mentar la influencia internacional del país.

A juicio de HuiHír, en estas ideas han iiiHuiílo Adam Smith, que establece

^'^ J. Fallows, Looking ai the Sun. Tile Rise of the Aeu' EüAt Asian Ecoiiojnic and Polííical Syitem, Paiitlieoii BiKjks, Nueva Yoik, 1994, p. 179.

13/6¿¿.,p. 191.

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"los límites" a la intenención del Es- una estrategia integral alternativa de tado; Seluimpeter, que reconcilia las desarrollo económico, sustentado en políticas y el mercado; Napoleón, que una concepción diferente de la |X)lílica destaca la importancia de la organiza- de comercio exterior. Formula una crí- ción estratégica, y Federico List. List, a tica fundamental a lo que él llama "la juicio de Huber, aporta el concepto de teoría dominante", que es la tesis libre- la primacía de la producción sobre el cambista de Adam Smith y de Say. Pero consumo. El concepto de que la nación a ellos opone mucho más que una tesis es un sistema de producción y un am- biente de producción. Los orientales re- cogen la crítica de List a Smith de que la nación tiene una pers(X!ctiva de largo plazo y por ello puede prevalecer, a ve- ces, sobre los intereses individuales. Así cita el ejemplo de que ¡Holanda construyó un sistema de diques c)ue perfeccionó en generaciones! Huber recoge la idea de que para List los po- deres productivos de una nación tras-

simplista de proteccionismo. Estas ideas están bien sintetizadas

en la introducción al Sistema nacional de economía política, cuando dice: "...en ninguna rama de la economía po- lítica domina tan gran diversidad de opiniones, entre teóricos y prácticos, como respecto al comercio internacio- nal y a la política mercantil. A la vez, no existe cuestión alguna en el sector de esta ciencia que posea una importancia

cienden al concepto de riqueza, realzan lan alta en orden al bienestar y a la ci- el espíritu cultural y social, y aportan vilización de las naciones, como res- poder, libertad y dignidad a las nació- pecto a su independencia, poderío y nes.'* il^as tesis de libre cambio de ayer estabilidad. Países pobres, imf>otentes y de hoy olvidan estas nociones! y bárbaros han logrado convertirse, gra-

También es muy extraño (pie List cias a una sabia política comercial, en ocupe un lugar destacado en todas las imperios rebosantes de riqueza y pode- historias "latinas y alemanas" del pensa- río, y otros, por razones opuestas, hafi mientoeconómiíío. Asífue,yalodijiiiios, decaído de un elevado nivel de presti- en Schumpeter o en los economistas gio nacional a la insignificancia absolu- historiadores Gide y Rist o Gonard de ta; en efecto, hemos conocido ejemplos Francia y Lucas neltrándeEs[)aña. Pero de naciones que han perdido su inde- prácticamente no aparece en las hislo- pendencia y hasta su existencia política, riasdel pensamientoescritas|K)r autores precisamente porque sus sislem/is comer- anglosajones, ni aun losdecortí! l¡i)eral, dales no sirvieron de estímulo al í/e5- como podría ser John K. Galbraith.

CONTRIHUCIÓN DE LlST AI.

PENSAMIENTO ECONÓMICO

¿Cuál es la contribución de List al pen- samiento económico? El mérito princi-

arrollo y robustecimiento de su nacio- nalidad..."

"...En efecto, cuanto más rápida- mente progresa el afán inventivo de la industria y el espíritu de peifecciona- mienlo, el anhelode la integración social y política, tanto mayor es la distancia

pal de la obra de List es el de plantear f|ue existe entre las naciones estanca-

*^ Tilomas M. HIIIKT, Strategic Economy in Japón, ^«'stview Press, pp. 148-150.

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COMENTARIOS BIBLIOGRÁFICOS 457

das y las progresistas, y es tanto más peligroso quedarse atrás..."'^

Es decir, Lislpostula una estrategia de desarrollo integral para que países que reúnan ciertas potencialidades al- cancen a los países más avanzados, co- mo factor de supervivencia nacional. Schumjieter lo expresa de manera aná- loga: "...List vio a una nación (Alema- nia) que luclial)a contra las cadenas impuestas por un pasado miseral)lc in- mediato, pero también apreció todos sus potenciales económicos. El futuro nacional fue, en consecuencia, el ver- dadero objeto <le su pensamiento. El presente no era más que un estatlo de transición...'"* Algunos liistoriatlores han analizado el pensamiento de List de acuerdo con ideas específicas, como la protección a la industria incipiente, las etapas del crecimiento o el concep- to de las fuerzas productivas; en reali- dad, ofrece una visión completa de es- trategia económica para una nación en desarrollo.

Vamos a resumir algunas de sus principales tesis, pero sin perderel ob- jetivo de integrar su visión de conjunto.

Crítica a la "teoría dominante" de Adam Smith y de Juan Bautista Say

Un motor fmidamental de la obra de List, por las ex[)eriencias vividas y su- fridas, tanto en Alemania como en los Estados Unidos, es el ataque a las tesis de libre comercio expresadas por la es- cuela liberal. Así lo expresa en la pri- mera de sus cartas (en los Outlines of

American Political Economy). "...des- afortunadamente los fundadores de es- ta doctrina peligrosa (el libre cambio), eran hombres de grandes mentes, cu- yos talentos les pennitieron dar a sus 'castillos en el aire' la apariencia de construcciones fuertes y bien funda- das..." Expresa, en esta primera carta, "...yo advertiría al pueblo de estos Es- tados Unidos, que confía en el célebre sistema ile Smith, que tenga cuidado de no moiir por un bello ideal... ¡Podría huceree la misma admonición a algunos de mieslros compatriotas!" Plantea, con delicioso sarcasmo: "...si en épocas ulteriores un historiador contnemo- rara la decadencia de este país en los siguientes términos: 'Fueron un gran pueblo; iban en el camino de conver- tirse, en lodos los aspectos, como la primera nación de la tierra, pero se de- bilitaron y murieron confiando en la in- falibilidad de dos libros importados, uno de Escocia [A. Smith] y el otro de Francia [J. B. Say]; libros cuyo fracaso general fue reconocido poco después por todos .

¿Sería el mismo sarcasmo también aplicable a México?

Adieionalmente, al citar favorable- mente a un joven economista alemán, MaiAvitz, se refiere a Naptoleón y a Adam Smith eu lapidaria frase: "...son los dos monarcas más [)oderosos de la tierra: más bien pudo decir los dos grandes devastadores de pueblos..." "...a causa de las doctrinas de Adam Smith, la eco- nomía política experimentó un tremen- do retroceso en algunas de sus partes más im|)ortantes, especialmente en re-

ís Frifclerick LisI, S\EP, p. 89. '* Scliumpeler, op. cU., p. 505. '^ F rie»Ieric'k LisI, OiUlmes ofAiiieru-an l'olúical Erurwiny, Cai1a I (véase la p. 479 de la présenle obra).

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458 ELTIU.MESTfíE ECONÓMICO

lación al comercio inteniacioiial y a la |X)lítica mercantil..."'^

Un elemento de crítica la sustenta List en que Adam Smitli concentra su análisis de la política del libre cambio para el comercio exterior en la "econo- mía cosmopolita", que ahora podríamos denominar la economía globalizada. Para List ello es una situación ideal, ca- si utópica, para un futuro. El libre cam- bio puede prevalecer en la medida que haya reciprocidad, las princi])alcs eco- nomías tengan una etapa similar de des- arrollo económico y prevalezca la paz y la concordia. Dice List: "...La Escuela ha admitido como realmente existente un estado que sólo puede llegar a ser en el futuro..."'"

La econoinía de Smitli tiene como su otro sustento laeconomía individual,que es la que se basa en el esfuei-zo de cada una de las personas. Paia List, los inte- reses del individuo y la nación pueden no coincidir, y lo que debe prevalecer es el interés de la nación. Por otra paiie, rechaza cualquier tesis autoritaria.

List considera que entre la economía cosmopolita (globalizada) y la econo- mía egoísta del individuo debe situarse la economía nacional. Dice: "...Como elemento característico distintivo del sistema por mí establecido señalo la na- cionalidad. Toda mi estructura se basa sobre la naturaleza de la nacionalidad [la economía de la nación] como el es- lalión entre el individuo y la liumanitlatl [la economía cosmopolita]..."^"

•8 Friederick Lis[, S.\EP, pp. 82-83. i'/6i¿.,p.212. 20/6¿á.,p.83. 2>/¿¿¿.,p.97. 22/fc¿¿.,p.91. 23/i,¿.,p.96. 24/6¿¿.,p.83.

Sin embargo, List reconoce el papel fundamental del comercio inteniacio- nal: "...El comercio internacional es una de las más poderosas palancas de la civilización y del bienestar nacional, ya que haciendo surgir nuevas necesi- dades estimula a la actividad y tensión de energías, trasladando de una nación a otra luievas ideas, inventos y aptitu- des...

Descarta la dogmática restricción comercial de la "escuela del mercanti- lismo". Para él, "...la limitación es sólo un medio, pero el fin es la libertad". El libre cambio puede ser la meta hacia la cual la humanidad puede aspiraren un futuro itleal.^^

Asimismo, reconoce que está en el interés de países como Inglaterra el ser librecambista. Dice con toda franqueza y candidez: "...Si fuese inglés, difícil- mente hubiera puesto en duda el prin- cipio fundamental de la teoría de Adam Smith...";^^ pero habla de que "...Desde Pitt hasta Melbounie su teoría había si- do utilizada por los ministros ingleses para echar tierra a los ojos de otras na- ciones, en provecho de Inglaterra...",^'' y habla de que el libre cambio era un "auténtico caballo de Troya", que uti- lizaba Inglateira.

El grado de apertura comercial, para List, depende de la etapa de desarrollo. Así, el libre cambio puede ser convenien- te tanto para los países muy atrasados, diiíamos ahora, ex|)ortadores de mate- rias primas, al igual que para un país

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COMENTARIOS BIBLIOGRÁFICOS 459

que, como Inglaterra, ha alcanzado ya la madurez industrial. Sin embargo, re- comienda el proteccionismo para los países que tienen condiciones para in- dustrializarse (lo que pudiera llamarse ahora países "emergentes").

List define su concepción básica de la economía política: "...1^ economía política debe extraer de la práctica sus doctrinas rtdativas al comercio interna- cional y establecer sus reglas para las necesidades de la actualidad y para la situación peculiarísima de cada na- ción..."^^ Bien expresa uti aforismo casi de tipo juarista: "...en la vitla de las na- ciones como en la tle los individuos existen contra las ilusiones de la ideo- logía dos vigorosos meclicamenlos: la experiencia y la necesidad..."'*^

Lfis tesis de las fuerzas o poderes productivos de la nación

A las tesis de libre cambio mercantil, List opone la tesis de las fuerzas, [)ode- res o capacidades productivos de la na- ción. Acpií critica a Smith desde dos ángulos. Por una pai-te, el valor tle cam- bio o valor comercial, el comercio, no es suficiente para sustentar el dcsano- 11o de un país. Por otra parte, los con- ceptos de capital y trabajo no son suficientes como fuente de la ritiucza de las naciones; es decir, Smith no da las explicaciones comiilctas, de cuáles son "las verdaderas causas de la ric]ueza de las naciones", como lo sugeriría el títu- lo de su famoso libro.

Para IJst, en cambio, la |)rusperi(ia<l

25/¿„/.,p.lX». 26/¿,</.,p.92. 27/¿¿¿..p. 218. 28/¿¿¿.,p. 100.

nacional es función de la capacidad que se tiene para desarrollar las fuerzas pro- ductivas (productive powers). Dice: "...Las causas de la riqueza son algo completamente distinto de la riqueza misma. Un individuo puede poseer ri- queza, esto es, valores en cambio, y no poseer las energías necesarias para crear más objetos útiles..." y "...I^a ap- titud de crear ritpiezas es, en conse- cuencia, mucho más importante que la ricjueza misma..."^'

Para él las fuerzas productivas son los recursos naturales, los recursos de capital, pero también los avances en la tecnología, la comunicación, la educa- ción de losjóvenes, la educación univer- sitaria para los más aptos, el gobierno de la ley (|ue da seguridad a las perso- nas y a las propiedades, el autogobierno local. List define su visión amplia del concepto: "...Las fuerzas protiuctivas de los pueblos no sólo están condiciona- das por la laboriosidad, el afán de aho- rro, la moralidad y la inteligencia de los individuos, o por la posesión de recur- sos naturales o capitales concretos, sino también |)or las instituciones y leyes so- ciales, |)olíticas y civiles, y esfx-cialmen- te |)or las garantías de pemianencia, autonomía y poder de su nacionalidad. Aun(iue los individuos sean laboriosos, económicos, aptos para el invento y la empresa, morales e inteligentes, cuan- do no existan la unidad nacional y la división nacional del trabajo y la coope- ración nacional de las energías produc- tti(LS, la nación nunca alcanzará un alto grado de bienestar y potencia..."

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460 EL TRIMESTRE ECONÓMICO

Es importante que en ese coiice[)to de las fuerzas productivas no sólo se desarrollan aspectos tradicionales de capital, trabajo y cambio tecnológico, sino que también se adelanta a lo que han puesto de moda últimamente pen- sadores como Douglas Nortli, el Premio Nobel de Economía, y Fukuyama; es decir, los asf)ectos del desarrollo de las instituciones y el capital social.

List adelantó la importante idea de que si bien "las leyes no crean riqueza", para él "las leyes crean capacidades productivas", "...nunca la laboriosidad y el ahorro, el espíritu de invención y de empresa de los individuos ha estado en condiciones de rendir cosa de impor- tancia, cuando no han descansado en la liljertad civil, en las instituciones y le- yes públicas, en la administración del Estado y en la política exterior, y, sobre todo, en la unidad y fxjtencialidad de la nación...

Al mismo tiempo habla, de manera avanzada p)ara su época, de los obstácu- los contra las fuerzas productivas como el despotismo, la autocracia y la escla- vitud. Para él, lo importante es dotar a cada país de una capacidad productiva permanente. En este sentido, introduce también un concepto muy importante que es la necesidad de lograr la educa- ción industrial de la nación.

Teoría de las etapas del desarrollo económico

Expresa dos maneras distintas de concebir las etafjas del crecimiento de un país. Habla de que un país pasa de una primera etapa pastoral a una segun- da agrícola, a una tercera de agricul-

«/6¿rf.,p. 197.

tura y maiuifacturas y, finalmente, a otra de agricultura, industria y comer- cio. La otra explicación la vincula más a la política comercial. De acuerdo con ello, hay una primera etapa en que el libre comercio es benéfico para Esta- dos atrasados, ya que sirve para fomen- tar las relaciones entre los hombres y, por ende, la organización, y para esti- mular necesidades materiales. Duran- te una segunda etapa, se intercambian materias primas por manufacturas y se estimula la propia agricultura. En la tercera, se tiene ya la capacidad para iniciar una producción manufacturera importante, y se debe recurrir al pro- teccionismo para defender a la in- dustria frente a la competencia exte- rior. La cuarta etapa viene cuando se alcanza una situación madura; enton- ces el proteccionismo debe dismiiniir para mantener las economías sanas y competitivas.

List resume su tesis de la siguiente manera: "...La Historia nos revela, fi- nalmente, cómo las naciones dotadas con todos los recursos naturales exigi- dos para llevar su riqueza y p)oderío al grado más alto, sin entraren contradic- ción con sus esfuerzos, pueden y deben alterar sus sistemas, a medida que van progresando, elevándose mediante el comercio libre con naciones más ade- lantadas hasta salir fuera de la barbarie y perfeccionar su agricultura, estimu- lando mediante limitaciones el auge de sus manufacturas, de sus pesquerías, de su navegación y de su comercio ex- terior, y después de haber alcanzado el más alto nivel de riqueza y |X)derío pue- den efectuar un paulatino retomo al principio del libre cambio y de la libre

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COMENTAIUÍJS lÜÜLIOGHAnCOS 461

competencia, tanto en el mercado pro- pio como en el extranjero, protegieiulo a sus agricultores, industriales y co- merciantes contra la indolencia, y esti- mulándoles a defender el predominio adquirido. Vemos cómo España, Poilu- gal y Ñapóles se encuentran en el pri- mer estadio; en el segundo, Alemania y Norteamérica; Francia parece cercana a los límites de la última etapa, que en la actualidad sólo lia sitio plenaiiuMite alcanzada por Inglaterra..."'*'

Scliumpeter señala cjuo él no está ne- cesariamente de acuerdo con la utili- dad de estas teorías de las etapas tiel crecimiento, de esta especie de evolu- cionismo económico. Por olía |)ai1e, es- te esquema analítico de las etapas a través de las cuales una economía dcl)e de pasar durante su proceso de desano- Uo ha tenido un atractivo para autores contemporáneos como Rostow y Kintl- lerberger, dos de los más distinguidos historiadores económicos. Se han [)ues- to de moda las tesis spenglerianas de auge y decadencia de culturas y eco- nomías. Sí reconoce Schum|ielerque la importancia del análisis de List acerca de estas etapas tlel desaiToUo es la tesis de que "la [>olílica económica se refiere necesariamente a estiucturas económi- cas cambiantes y (pie no pueden estar sujetas a un conjunto de recetas iiuiui- labios"^'

Teoría del desarrollo armónico

List considera (]ue el liesanollo re- quiere una evolución "armónica" entre la agricultura, la industria y el comer-

cio. Así postula lo que después sería una de las concepciones del desarrollo económico de las décadas de 1950 y 1960 (por ejemplo, Ragnar Nurkse), la llamada teoría del desarrollo equili- brado.

Sin duda, la industria o, como él lla- ma, las manufacluras son el motor de la industrialización y el progreso. Sirven para estimular la pro[)ia agricultura, (¡ue de otra manera se mantenflría ais- lada y anticuada. El comercio sirve como ¡)uente entre ambas. "...Existe di- visión del trabajo y cooperación de las energías productivas conforme a un módulo nacional cuando la producción ¡nU'lecluai stí halla en la nación en una proporción adecuada con respecto a la producción matííiial, cuando la agri- cultura, la industria y el comercio na- cionales sean regular y armónicamente desarrollados... p]ii el caso de una na- ción puramente agrícola... una gran parle de las fuerzas productivas... tie- nen que peniianccer ociosas y sin utili- zación. Su desarrollo inleleclual y político, sus fuerzas defensivas son li- mitadas... I^ energía manufacturera, en cambio, fomenta la ciencia, el arte y el peifeccionamienlo político, aumenta ci bieneslar nacional, la población, los ingresos públicos y la potencialidad de la nación... Solamente ella puede elevar la agricultura nacional hasta un alto grado de desarrollo..."'^

En su concepción del desarrollo ar- mónico, List a¡)roveclia para hacer una ciílica de la leona de Smi tíldela di visión del trabajo; laconsideralimitada, yaque Sí- rt-fit;re sólo a la "...c(X)[xiración de un

30/¿iW.,p.203. ^^ Sclmiiipeter, o/j. cU., p. 112. 32 Friederick LJsl.iVÍF, pp. 1(X)-I0] (tui>.i\i(í, mías).

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462 EL TRlMESTfíE ECONÓMICO

cierto núrJiero de iiulividiios . Dice: "Es lástima que Adaiii Siiiilli no haya desarrollado esta idea del trabajo so- cial". Para el economista alemán, tlebe de irse más allá de la división de las o|X!- raciones técnicas a "una agrupación consiguiente de las energías producti- vas para una finalidad social". Conclu- ye: "Smitli sólo tiene presente la fábrica individual y la liacienda aislada. Kn cambio, se lia abstenido de extcntler su principio a regiones y provincias ente- ras..."^ List concibe "...una división nacional de las operaciones económi- cas y una confetleración de las fuerzas productivas de la nación..."

Particularmente en el ca|)ítulo \vil del Sistema nacional de economía po- lítica hace una ajjología vigorosa de la civilización urbana industrial y los be- neficios que ésta produce, no sólo en términos económicos, sino culturales y psicológicos. La cultura y las ailes pros- peran en donde hay civilización indus- trial. Asimismo analiza lo que significa una economía estrictamente agríco- la; el atraso, el aislainiento y la falla de generación de ideas c]ue conlleva. Habla de cómo "el grado de cultuia d(! una nación y el valor de su energía paia el trabajo, de ningún modo se puede medir más seguramente que confor- me al grado del valor que concede al tiempo".

Proteccionismo a la indiwilria Y protección a la industria naciente

El proteccionismo a la industria, en la concepción de I^ist, es un medio y no

M/6,¿.,,,p. 232-233. w/ii¿.,p.99.

un fin. Al principio, para un país atra- sado debe prevalecer el libre cambio; el pioteccionismo debe darse cuando existen condiciones suficientes para la industrialización. Cuando la economía está madura ya no se requiere. "...Obli- gadas por los progresos anteriores de otras naciones, por \o& sistemas adua- neros de otros pueblos y por la guerra, algunas naciones menos adelantadas se han visto obligadas a buscar los medios para llevar a cabo la transición del Es- tado agrícola al manufacturero, limi- tando mediante un sistema aduanero propio el comercio con otras naciones más adelantadas y animadas por un afán de monopolio maruifacturero que a(|iicllas consideran perjudicial."

"El sistema aduanero no es, como se pretende, un arbitrio mental, sino una natural consecuencia de la cwtpiración de l(LS ruiciones a encontrar garantías de permanencia y prosperidad, o a lograr un dominio eminente..."^

Por otra pai1e, IJst cae en una divi- sión del tinuido lui tanto determinista c|ue comparten muchos de sus contem- |)oráneos, incluyendo a Marx. Por una [)arte, están los j)aíses con característi- cas idóneas para la industrialización, los países tie la zona templada, y, por otra paite, los países tro|)icales, que es- tán corulenados al libre cambio, a la ex- portación de materias primas y a la im¡)ortación de productos manufactu- rados. También están los fwíses atrasa- tlos, que por razones de rezago cultural, de obstáculos políticos, como el autori- tarismo, o por tamaño limitado de mer- cado y pec|ueña extensión geográfica, no tienen posibilidades de progreso. En

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COMENTARIOS BlliUOCRAFICOS 463

este caso se eiiciienlran España, Poi-tn- gal, Turquía y F'olouia.

Desafürtunatlaiiicnle nuestro país, México, cae, a juicio de Lisl, en este estrecho detenninismo histórico. En la Carta V (de los Oullines) hay referen- cias nada gratas. Dice: "...México y las Repúblicas tiel Sur actuarían con poca sabiduna al no importar mercancías ex- tranjeras a cambio de sus metales ync- ciosos y materias primas; sus pueblos, siendo to<]avía incultos, indohintes y no acostumbrados a muchos satisfactores, del)en primero ser orientados por el de- seo de disfrutarlos, hacia hábitos más laboriosos y a mejorar sus condiciones intelectuales y sociales..."

De España dice cosas peoies: "...Es- paña debe primero eliminar su su{)ers- tición, su absolutismo y sus conventos. Debe primero existir un cierto nivel ile libertad, de seguridad y de instmcción para impulsar sus manufacturas..."

El consumo subordinado a la producción

List sostiene las tesis de que se pue- de justificar el sacrificio del bienestar tempoial del consumitlor en aras del beneficio ulterior tle la nación. Como bien lo expresa Schumpeter, al analizar su pensamiento, la insistencia sobre el futuro nacional modifica los conceptos del bienestar ¡iresente. Conforme a la doctrina de las fuer/.as productivas, la producción tiene, en su sistema, el lu- gar de honor. El justifica que el consu- midor puede pagar ¡jrecios más altos (que los protluctos im[K)i1ados) si mien- tras tanto se están desarrollando las fuerzas productivas que pueilen, con el tiempo, generar productos (]ue benefi-

cien a la industria y a la agiicultura, con lo cual finalmente el consumidor se ve- rá beneficiado.

Nacionalismo, independencia y poder

List es un nacionalista. Para él las fuerzas productivas y el proteccionis- mo son instrumentos para salvaguar- dar la independencia de la nación. El sistema nacional de economía, la pro- ducción, la independencia y el poder están indisolublemente vinculados. Estos son conceptos que, a su juicio, Adam Smilh, concentrado en la eco- nomía cosmopolita y la individual, igno- ra. Para él, un objetivo importante de la economía política es la necesidad de (jue países t|ue reúnen ciertas condi- ciones puedan alcanzar a los países más avanzados.

Lo exi)resa de manera contundente: "...el sistema de la escuela fde Smith] adolece de tres defectos piincipales: en primer lugar, de un cosmopolitismo in- congmente, que ni reconoce la natura- leza de la imcionalidad ni tiene en cuenta la satisfacción de sus intereses; en segundo término, de un materialis- mo inerte (]ue atlvierte de modo princi- pal el valor en cambio de las cosas, sin tener en cuenta los intereses espiritua- les y [Mjlíticos, presentes y futuros, y las fuerzas |)rcKluctivas de la nación; en ter- cer término, de un particularismo y un individualismo desorganizadores, que ignorando la naturaleza del trabajo so- cial y la eficacia de la agrupación de energías... sólo presenta la industria privada tal como se desarrollaría en li- bre tráfico con la sociedad; es decir, con la humanidad entera, si ésta no esluvie-

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464 KL Tlil.MESTlíE ECONÓMICO

se diversificada en varias societiatles nacionales..."^"

El Estado como redor y promotor del desarrollo económico

List considera (]ue el i)oder del Es- lado es necesario para estinuilar la in- dustria manufacturera y el desanollo económico.

En la Carta II (de los Oullines) dice: "...El gobierno no sólo tiene el derecho, sino que es su deber, promover todo lo que pueda inciementar la ri(iuezu y el poder de la nación, si este objetivo no pueden alcanzarlo los individuos..."

Pero también poslula un cierto e<]U¡- librio cuando dice en la Carta \ 1: "...Una nación provee las necesidades sociales de la mayoría de sus miciubros, cuando los indivitluos no pueden satis- facer esas necesidades con sus propios esfuerzos; provee no sólo por las pre- sentes, sino por las futuras generacio- nes... Un individuo, al promover su propio interés, puede perjudicar el in- terés público. Una nación al promover el bienestar general, puede reslringirel interés de una parte de sus miembros... También aquí la verdad está en el justo medio. Es mala política regular lodo y promover todo em{)leando [joderes so- ciales... pero es igualmente mala polí- tica dejar a las cosas |)or sí solas, (|ue sólo pueden ser promovitlas por la in- tervención del pjoder social..."

Expresa que las im|)ortaci()nes y las exportaciones no se regulan |)or(!l curso natural de las cosas, sino por [)olíli(;as comerciales deliberadas y [jori'l (>o(lcr nacional. A()uí tamjjién se aiilici|)a a

35/¿,w.,p.251. 36/iirf.,pp. 322-323.

plantear el concepto de las "políticas estratégicas del comercio exterior" que lian postulado algunos economistas es- tadunidenses.

Si bien List es partidario del comer- cio internacional y del papel que en él desempeñan las fuerzas protluctivas de la nación, no es nuiy adepto del comer- ciante individual; de éste afiniia: "...es, pues, evidente (jue el interés del comer- ciante individual y el interés del co- mercio de toda una nación son cosas diamctralmente o[)ueslas..." Dice po- co antes: "...A él [al comerciante] le es indiferente, y por la naturaleza de su negocio y de su anhelo no tiene que preocu|)aise de c|ué modo los artículos importatios y exj)ortados por él influ- yen sobre la moralidad, el bienestar y la potencia de la nación. Lo tnisrno im- |)orta venenos que metlicainentos. Enei-va naciones enteras mediante el o|)io y los licores... le imjx)rta muy poco, con tal de que su balance sea favora- ble... Si fuera posible, vendería campos y praderas al extranjero, y después de vender la última parcela de tierra, su- biría a un barco y se exportaría a sí niis- mo...

Así concluye, con ese sarcasmo que liemos podido apreciar.

Impulso a la infraestructura como factor de desarrollo

En el pensamiento y en la acción, List le dio enorme importancia al papel que podría desempeñar el desaiTollo de la infraestructura en su época, sobre to- do los ferrocarriles, como mecanismo de impulso ai desant)llo económico. Di-

Page 17: Friedrich List

COMKNTAIÍIOS ISIIÜ.IOGliAFICOS 465

ce: "...empecé a considerarlos [los me- dios de transporte] desde el punto de vista de la teoría de las fner/as piodiic- livas y en su efecto de conjunto como sistema de transporte nacional..." An- tes había examinado el ti'ans|>orte en su efecto de expansión del mercado y dis- minución de precios de los bienes transportados, y después advirtió: "...la recíi)roca influencia existente entre la energía induslruil y el sistema de los transportes nacionales..."'^'

Vna omisión: El lema social

Ameiita hacerse un comentario actM- ca de una importante; omisión di'l va- lioso trabajo tle i.ist. Se le ha criticudo, y con razón, que prácticamente no hace, en sus principales obras, una referencia al grave problema social, ai sulrimienlo del proletariado como consecuencia negativa de la industrialización (jue él mismo promueve, llenderson, uno de los ijiógrafos de List, reconoce esta omi- sión. Obsei-va (jue: "...List y Marx fue- ron los princi¡>ales exponentes ile dos puntos de vista diametralmente opues- tos del desanollo futuro de la socie- dad... Amljos coiuc'idieron en (jue la vieja sociedad feudal agraria conduci- ría a una nueva sociedad industrial en (jue la clase media tlesem|)eriaríu un papel dominante... List fiu; un naciona- lista que consagró sus (-ticrgías a ])ri)- mov(M" la ex[)ans¡ón económica y la unificación política di; Alcniaii¡;i,.. MaiTí un universalista que apeló a los trabajadores del mundo a destruir el

sistema capitalista y rem|)lazarlo {)or la dictadura del proletariado."*^

En un solo páirafo, List da indicio de cuáles eran sus prioridades: "...Elxiste un mal mayor que una clase de proleta- rios: las ai<;as del Tesoro vacías, la im- potencia nacional, la servidumbre, la muerte (le la nación...

Otro de los destacados biógrafos de List, Ldgar Salin, establece un intere- sante |)aralido entre los dos graiuJes [jensadores alemanes; dice: "...con la excepción de Marx, ningún otro econo- mista enfatizó tan vigorosamente como List la estrecha iiiterrelación entre el |)unlo de vista económico teórico y los factores |)olíticos. Las doctrinas econó- micas no tenían ninguna validez abs- tracta para él; siempre examinó los [iiiiilos de vista ace|)ta(los y desarrolló sus jMojiias ideas <ín tt'írminos d(í áreas |)olíticas concretas a etapas de desano- llo económico definidas. Criticó seve- ramente a los autores clásicos por fallar en reconocer el significado de la nación como el más importante vínculo entre el individuo y la humanidad. Vio como una expresión lógica de la su|)rcmacía imlustrial y comercial de Inglaterra los principios económicos de la escuela clásica y los consideró inadecuados a las necesidades úv. ¡laíses ascendentes como Alemania y los Kstados Unidos. lA objeto de sus escritos fue presentar un sistema teórico (jue debía expresar los intereses d(! los países (]ue ocupa- ban el segundo y el tercer rango, pero (|ue poseían las pottüicialidadcs para ser naciones de primera linea...

3'/¿¿¿.,p.67. 38 W. O. llemlol-sojl, "K. Li^l v'4 Tin- .SK i.,1 yut-sliuii", ,;, op. íl/., |). 101. *^ F'riftlciick \:\^\,s\EP, p. fi7. ^ Exigiir Salin, "F. Lisi", en Enc}cU>iJt<ita i>fílie Si^<nil Síieiu-es, 1*J3.'). p. .310.

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466 EL TIÍIMESTIÍE ECONÓMICO

¿POR QüÉiAS IDEAS DE LIST SON IMPORTANTES PARA MÉXICO?

Las teorÜLS "dominantes " de entonces y de ahora, y sus adversarios

Nuestro país está inmerso en un ile- bale de ideas y políticas no muy distinto del <jue se dio en Europa y los Estados Unidos en los tiempos en que List escri- bi() sus obras. F]n acpiel momento, el pa- radigma — lo que List llama la "teoría dominante"— era la escuela l¡i)eral li- brecambista de Ailam Smitli, impulsa- da por biglaterra a lodos los países tlel mundo, puesto que era la concepción que convenía, a todas luces, a sus inte- reses económicos.

List decía: "...Todos los funciona- rios públicos científicamente forma- dos, los redactores de diaiios y revistas y los tratadistas de materias politico- económicas, educados como estaban en la escuela cosmo[K)lita,consitleraban la protección arancelaria, en cualíjuiera de sus fonnas, como algo ti;óricamente monslmoso... Es bien notorio que t;l Mi- nisterio inglés, tan solícito cuando se trata de fomentar los propios intereses mercantiles, posee en su secrcl sen-ice money lui instrumento idóneo |)ara to- mar la opinión pública exlranj<Ma bajo su tutela...""

Acaso esto no es muy distinlo de la campaña qiuí realiza el nuevo cam|)cón del libre cambio, los Estados Unidos, iiiediiuite vías modernas a veces más sutiles, como los organismos financie- ros internacionales o las becas univer- sitarias a estudiantes úe países cu des- arrollo, ¡sin (Uíjar de u.sar los medios lia- dicionales a tjue liace referencia List!

+' Frii-diriik l,isl,.s,Ví,v', ^,p. 62-O.i. *-^ Fallows,t)/>. cU., |). 2(X).

A la "teoría dominante" de entonces se opusieron im[)ortantes intereses de industriáis incipientes en Alemania y en los Estados Unidos y, posterionnente, en Rusia. List articula un "modelo" al- ternativo que sustentó esas tesis de na- cionalismo, desarrollo nacional y necesidad de alcanzara los países pun- teros. Ahora la teoría dominante es el neoliberalismo; su principal promotor son los Estados Unidos. Los países alió- la emergentes, como Ja|)ón, Corea, Sin- gapur, postulan opciones distintas, inspirados en su experiencia y en ideas como las de List.

Esta lucha de paradigmas económi- cos ad(|uiere matices novelescos. Al- gunos de los economi.stas neoliberales de los Estados Unidos —sobre lodo fun- cionarios de su gobierno y de los orga- nismos internacionales— quieren de- mostiarque el ilesarroUo de los Tigres Asiáticos se ajusta al "modelo" liberal. Japón desea probar lo contrario: que tiene perfiles distintos. Comisiona un estudio al Manco Mundial que ofrece una inter|)i(;tación cercana a la visión liberal. Al cuestionársele acerca de al- gunas conclusiones que parecen no ajustarse a la realidad tle estos países, el (ícononústa japonés Sakakibara con- testa: "...financiatnos el estudio, pero no lo elaboiamos..."*'

cQuién tiene la razón?

¡Para Eallows y otros tratadistas, la experiencia parece demostrar que his- tóricamente los países se han desarrolla- do tanto imís rápidamente cuanto menos ¡ilcnción le concedieron a los actuales

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COMENTAFilOS niliLIüGRAFICOS 467

principios económicos angloamerica- nos!;*^ cila al ecoiioinisla Bliiider de Priiiceton; "Me refiero al reto japonés a la doctrina económica aceptada. Expre- sado en lémiinos breves y muy aiitlaces: los japoneses han tenido éxito, liacien- do lodo mal —de acueido con las tesis económicas convencionales."^ ¡Esto es la reencamación inleleclnal de List!

México no ha crecido en los últimos 15 años, ha sufrido varias crisis y luies- tros trahajadores tienen el ingleso real de hace dos décadas. No sólo no alcan- zamos a otros países, sino (|ue los nuevos Tigres Asiáticos, con políticas iliferen- tes, nos igualan o su|x;raii ya en diversos indicadores. ¿No vale la pena [ilantear- nos opciones a la teoría dominanteV

Comercio internacional: Aprovecharlo para la nación o para apruiechar a la nación en beneficio de oíros

List no rechazó entonces el "idea!" de la economía cosmo¡jolila, como tam- poco los nuevos países emergentes asiáticos y sus técnicos rechazan ahora las tendencias hacia la econonu'a glo- balizada. Lo que se debate es el modo como las economías deben insertarse; en esa economía globalizada.

No es una tesis autúrquica, el comer- cio internacional es importante. I'ara el economista alemán se pueden im|>ortar materias |)r¡mas y productos agiícolas sin restricciones. No se busca el proti'c- cionismo como fin, sino como medio de política; es el ri'chazo al übn- camiiio como dogma.

«/¿iJ.,p. 1<J1. «/i<;¿.,p.2ü7. «//<!</., p. 196. ^'¡i¡d..y. IW.

Paiecería que al esbozar estas tesis [iroteccionistas de List se sugeriría que as|jiráramos a regresar al proteccionis- mo latinoamericano de los años cin- cuenta y sesenta. Pero no. Es más bien la búsi]ueda de una luieva forma de in- ti;grarse en la econonu'a global acorde con los intereses nacionales. Corea y Japón lo hacen con inteligencia en los años ochenta y noventa. América I>atina se e(¡uivocó, frente a Asia, al perseverar más allá de lo tlebido con el proteccio- nismo. Vale la pena preguntamos si, al fin de milenio, ¿nos excedemos frente a estos mismos paístís ahora al ado|jtar un liberalismo a ultranza, con similares consecuencias negativas?

Ix) que se ha olvidado es (¡ue los gran- des países se conv¡rtit;ron al libre cain- i)¡<j cuando se hicieron economías do- minantes. Inglaterra fue |)roteccionisla ant(!sde lograr su revolución industiial. "I)i:spués lie que se volvieron fuertes los Estados Unidos comenzaron a pre- dicar el laissezfaire al resto del mun- do."^ Ahora son los japoneses los que se |)rotegen. Eallows concluye: "...Los Estados Luidos, tratando de alcanzar a Cían Brtítaña, se comportaron más o menos como los líderes Meiji y el Ja|Kjn de la |)osguerra, al tratar de alcanzar a los l'lslados Unidos... I.,os grandes éxi- tos industriales de los últimos dos siglos — los Estados Unitlos des[)ués de su re- volución, Alemania bajo Bisman'k, y el Ja|)óu des|)ués de la stígunda Cuerra Mundial— todos violaron las 'reglas' de "(lijar hacer, ilejar pasar'..."^'

¿Cómo se a|)lican las teorías de List

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a nuestra experiencia en la nueva rela- ción comercial que liemos establecido con los Estados Unidos? List dice: "..da teoría, preocupada por la humanidad o por los individuos, se había olvidado de las naciones; fue, entonces, eviden- te para mí, que entre dos naciones muy adelantadas, la libre competencia sólo puede influir de irunlo benéfico para am- bas cuando lius dos se encuentran apro- ximadamente en el mismo nivel de progreso industrial, y que una nación rezagada por algún infortunio en orden a su industria, a su comercio y a su na- vegación, cuando [)or lo demás posee los recursos intelectuales y materiales necesarios para su tiesarrollo, debe en primer término [)oneren liuisión t(jdas su fuerzas para llegaracom|)etir después con las naciones más adelantadas..."'^

Se expiesa acerca de los tratados co- merciales: "...Los tratados ile comercio sólo son legítimos y útiles cuando pro- curan recí[)rocas ventajas. Son tratados mercantiles ilegítimos y nocivos aque- llos en que la energía industrial inci- pientemente desarrollada de una nación se sacrifica a otra, para lograr concesio- nes relativas a la exportación de produc- tos agrícolas; [)or (íjemplü ios traliulos al estilo del de Melhuen, verdaderos tratados leoninos..."^

A este respecto l.ist, al analizar'el des- anollo fallido de Portugal, dice: "...Lo- gró el famoso ministro inglés Metiuien convencer al gobierno |)ortiigués de (lue Portugal ganaría muchísimo si Inglate- rra permitiera la importación de \ iiios portugueses con un arancel un teicio más bajo que el señalado para los vinos

■*^ Fricilerick List,5,V£7', |). 0() (ciii-siviis iiií.is). *** Ibitl., p. 105 (cursivas iiiías). *''/6i</.,pp. 157-1 r>íj.

de otras naciones, autorizando, en cam- bio, Portugal la importación de paños ingleses... Iiuiiediatamente después de estipularse ese tratado mercantil, Por- tugal fue inundado de manufacturas in- glesas, y la piimera consecuencia de este hecho fue la loiina completa e instantá- nea de las fábricas portuguesas...'"''*

Esperemos, con el sarcasmo del eco- nomista alemán, que el Tratado de Libre Comercio de Norteamérica no provo- i]iie, en futuros tratadistas, ima compa- ración con el Tratado de Methuen. Para e\itar esa eventualidad, se requerirá iiucer una evaluación objetiva cons- tante de las ventajas y perjuicios que el Tratado coidleva para iniestro aparato |)iodu(tivo.

Cuando List descarta el valor de cambio y el comcírcio mismo como fuen- te de riqueza, está previnieiulo contra una estrategia de desaiiollo industrial y comercial, como la de México, en (jue el |)aís se está convirtiendo en una gi- gantesca macjuiladora. PTeclivamente, se exporta mucho, pero se importa casi todo lo que se exporta, incorporando un muy bajo valor agregado. Ello se ex- plica en términos listianos, porque no hemos desarrollado nuestras fuerzas productivas, tpie significaría —entre otras cosas— la integración del provee- dor' nacional al aparato productivo ex- por tador. Nos henros sobrecomerciali- zado y desindirslrializado.

Los [)aíses asiáticos, por otr'a [)ai"te, iiiteijm'taron bien a List. Se abrieron a los iiisuiiiosye(|u¡|)osnecesarTosparaser mejores expor tadores; [)ero mantienen, directa o iirtlirectamente, urra protec-

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ción inteligente y selectiva sobre cieilos una visión estratégica de largo plazo, artículos industriales y, pailiculannen- ¡Los diques holandeses se hicieron en te, en bienes de consumo supeifluos. generaciones!

La necesidad de una política económica propia sustentada en el desarrollo de las fuerzas productivas

List reivindica para los países el de- recho que cada uno tiene de seguir la política económica que más convenga a sus circunstancias. No hacerlo es [)o- ner en peligro la propia supei-vivencia como nación. Así, plantea una econo- mía nacionalista sustentada en las fuer- zas productivas.

FAI el caso de México, resulla por de- más atractivo introtlucir la necesiilad de desarrollar las fueraas productivas de la nación, la creación de las capaci- dades permanentes, como objetivo, fuente y causa de una riqueza futura. Estalilecer un equilibrio armónico en- tre agricultura, industria y comercio, que, en nuestro caso, se ha desequili- brado en favor del comercio y las finan- zas. List casi no trata el lema de la banca, pero en su concepción segura- mente debería subordinarse al apoyo del aparato productivo y no al revés.

List coincidiría también en el esfuer- zo que delx'mos hacer para recuperar el rezago en nuestra infraestiuclura, en nuestras conuinicaciones y transportes como en su época lo fueron los ferroca- niies, la navegac-ión y el telégrafo. Des- taca también la importancia de los aspectos inslilucionales, como el aulo- gobiemo local —que en nuestro caso sería el feíleralismo—, la educación y el Estado de derecho. Kl tlestacaría la necesidad de avanzar [)or elajias, con

^ Fallows.ü/;. £■!/., pp. 1ÍÍ3-185.

El "modelo económico de cabeza "

En el modelo de List, el productor es el rey. El consumidor se subordina a los intereses de las fuerzas productivas; es decir, tendrá que pagar inicialmente precios más altos mientras se desarrolla el país. Lo importante es preparar las fuerzas productivas y educar indus- Irialinenle a la nación para competir en el ámbito internacional. Fallows lo ex- presa bien: "Para el enfoque angloame- ricano, el bien superior de una sociedad se mide |)or su nivel de consumo... En la visión alemana, la medida final de un sistema económico es lo que logra para ios productores —manufactureros e inventores— más que por su efecto in- mediato sobre los consumidores. La so- ciedad vale tanto como lo que hace y ¡jroduce, no tanto fX)r lo que compra."'"

Además, es evidente que nosotros no compramos porque no pro<lucimos.

El modelo que está siguiendo Méxi- co parecería, en muchas facetas, tener como eje al consumidor. Es lo que bus- can las grandes econonu'as que quieren mercados más am|)lios jwra sus produc- tos. Así lo atestiguan varios de "los mu- seos tle la apertura comercial", como son algunos de los nuevos y muy vistosos centros comerciales. Pero ese consu- mo, en nuestro país, está limitado a muy pocos estratos de la población debido al bajo [)oder ad(]uisiti vo y la estrechez del mercado. ¡Parecería que éste es un modelo económico de cabeza! Endere- zare! motlelo, evaluamos por lo que pro-

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ducimos todos y no por lo que coiisiiiiien unos cuantos significaría niontailo so- bre el desarrollo pennanenle de "las ca- pacidades productivas de la nación", creando un auténtico "sistema nacional de producción", privilegiando a ésta y no a las finanzas: así han actuado las economías asiáticas.

A la búsqueda de unparadigma propio

Esos son los dilemas a los que México se enfrenta ahora: deseamos integrar- nos al nuevo mundo de la globalización, [>ero hay un reclamo cada vez más gene- ralizado para darle su fiuición a la eco- nomía nacional, al mercado inicnio. I^ sociedad, cansada de una cadena de cri- sis con estancamiento endémico, está en búsqueda, como los personajes tic la obra dePirandello.deun nuevo paradig- ma de desaiToUo que no esté desaiticu- lado de nuestra historia y tradición ni tampKJco del escenario contem[)üráneo.

México se beneficiará de concebir una nueva síntesis entre los reclamos del mundo globalizado y su propia es- trategia nacional de desarrollo, vincu- lada a sus tradiciones y al muy complejo mosaico de nuestra realidad nacional. No potlemos rejxjtir el enxjr de una mo- dennzación de supeificie como la que se intentó en el México del Poifinato del siglo XIX o el Irán del siglo XX, rechazada por amplias capas de la población, víc- timas del rezago social y la desigualdad, y que propició sendas revoluciones.

En la Rusia de finales del siglo XIX también existía una confusión de ideas

^' Von Laue, op. cií., p. 54. ^/¿¿¿.,p. 53. M/6¿¿.,p. 3.

inherentes a su situación. "Ese país es- taba a la deriva en el nuevo mundo del capitalismo occidental (como lo esta- mos nosotros en el mundo de la globa- lización), ...se buscaba un amarre finne de significado y propósito; se requería un vínculo ideológico entre la tradición y la nueva tecnología, ...para intentar vincular al país al nuevo modelo occi- dental de desaiToUo..."^'

Eso era —como ya lo menciona- mos— lo que buscaba Sergei Witte, ministro de I lacienda de Rusia de fina- les del siglo XIX y por ello absorbió las ideas de List como sustento de sus po- lílicas. Expresó: "...mientras Rusia no desaiTolle un sistema económico nacio- nal —el suyo propio— basado sobre las condiciones únicas del escenario ruso, vacilaremos entre las diversas teorías económicas del día..."^

Por otra parte, Witte reconoce en un célebre memorándum que presenta an- te el zar Nicolás II en 1900: "...La com- petencia internacional no espera. Si no tomamos enérgicas y decisivas medi- das para que en el curso de la siguiente década nuestra industria sea capaz de satisfacer las necesidades de Rusia, entonces la rápidamente creciente in- dustria extranjera romperá a través de nuestras barreras arancelarias y se es- tablecerá en nuestra madre patria... y penetraría sus raíces sobre las profun- didades de nuestra economía... Esto puede gradualmente abrir el camino para una triunfante penetración políti- ca por potencias extranjeras... Nuestro atraso económico condiciona el atraso político y cultural..."^

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¡El desafío que menciona WiUe es también el nuestro! Lx) que debemos rescatar es el carácter estiatégico y de largo plazo tle las políticas económicas de desarrollojConTigurarun sistema eco- nómico nacional con peifiles adecua- dos a nuestras características, que nos lleve a lograr la supenivencia econó- mica, evitando a la vez el rezago social interno y el rezago ante otros |)aíscs.

Podemos conciuirque la obra de List está llena de conceptos maiavillosos, apropiados a nuestro t¡emi)o; |)oreso es unclásicocríticodeunateoría dominan- te. Su vida y su obra es la lucha contra el dogma. Es el esfuerzo por estajjlecer políticas económicas adecuadas a las circunstancias de cada país. Es el etiui- librio armónico entre agricultura, in- dustria y comercio. Es el justo medio entre el individuo, la nación y la globa- lización. Es el balance entre las fuentes materiales y espirituales tjue conliibu- yen al desarrollo. Es el partidario de una protección inteligente para insei- tarse mejoren el comercio mundial y así progresar. Es el creyente en el desarro- llo de las fuei-zas productivas y de un sistema nacional de producción para sobrevivir. Es la visión de un hombre de acción y de un hombre de ideas que no se hizo en el escritorio; se forjó en el contacto con las realidades muy diver- sas que analizó, y ai)licó sus tesis a los

dos países en los cuales hizo patria, los Estados Unidos y Alemania. Alemania lo ha reivindicado, los Estados Unidos lo han olvidado porque desarrolló tesis que sustentaron en el siglo pasado su progreso, pero que ahora van en contra de sus intereses nacionales. Pero lo que List dijo se aplica ahora a México, se aplica a Oriente, se aplica a los países emergentes de hoy, que, como Alema- nia, Husia y los Estados Unidos del si- glo pasado, no quieren rezagarse y para (]uienes el concepto de nación no se re- duce a un pequeño gnipo de consumi- dores piivilegiados por itnportaciones de bajos precios, pero pagando una alta dependencia política para todos.

Hetomando la cita de Schumpeler: "...List vio a una nación que luchaba contia las cadenas impuestas p>or su mi- serable pasado inmediato; también vio sus potencialidades económicas. El fu- turo nacional fue el verdadero objeto de su pensamiento; el presente es sólo un eslatlo de transición..." Esto es aplica- ble al México de hoy, como lo fue a la Alemania de hace siglo y medio; pero para resolver bien la transición, habría t]ue apropiarse de muchos de los con- ceptos de List, incluyendo el rechazo a la adopción ciega y plena de la actual teoría dominante, muchos de cuyos piincipios son contrarios a nuestro ver- dadero interés naciotial.