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Distribución gratuita Publicación trimestral de la Comisión Española de Ayuda al Refugiado – www.cear.es Nº 3 – Primavera de 2008 La última frontera Centenares de solicitantes de asilo colombianos han sido inadmitidos en el aeropuerto de Barajas desde octubre RECONOCIMIENTO A LOS FUNDADORES DE CEAR.- La Asociación Pro Derechos Humanos de España ha concedido el premio “A toda una trayectoria personal en defensa y promoción de los derechos humanos” a María Jesús Arsuaga y Juan José Rodríguez Ugarte. Durante el acto de entrega de sus pre- mios anuales, en enero, la APDHE destacó que “ambos han dedicado su vida a la defensa de los derechos humanos en los largos y difíciles años de la dicta- dura y en democracia, primero en Justicia y Paz y posteriormente en CEAR, de la que son promotores y cofundadores”. En la fotografía aparecen, de izquierda a derecha, Juan José Rodríguez Ugarte, Juan José Tamayo, quien recogió el galardón otorgado al teólogo jesuita Jon Sobrino, María Jesús Arsuaga y el magistrado José Ricardo de Prada, premiado por su labor como juez interna- cional en la Sala de Apelaciones de Crímenes de Guerra de la Corte de Estado de Bosnia-Herzegovina. FOTO: APDHE. Mauricio Valiente En octubre y noviembre de 2007, se pro- dujo un aumento notable del número de ciudadanos colombianos que solicitaron el estatuto de refugiado en el aeropuerto de Madrid-Barajas. La falta de previsión y una reacción poco ágil de las autoridades originaron la saturación de los recursos disponibles para la tramitación de las so- licitudes de asilo y se configuró un esce- nario de “crisis” en el que, una vez más, la actuación de las mafias protagonizó el discurso de personalidades como la em- bajadora de Colombia en España. A lo largo de aquellas semanas, CEAR expresó su preocupación por el cambio de criterios del Ministerio del Interior en las resoluciones de admisión a trámite. El resultado de esta variación no deja lugar a dudas, tal y como prueban los casos atendidos por esta organización: hasta el 15 de octubre, el 60,23% de los solicitan- tes asesorados por su servicio jurídico en este aeropuerto fueron admitidos a trámi- te, mientras que desde aquel día y hasta el 31 de diciembre las admisiones cayeron al 16,31%. El aspecto más controvertido es, sin duda alguna, que la Oficina de Asilo y Refugio (OAR) del Ministerio del Interior dejó de tener en cuenta en decenas de casos el informe favorable a la admisión presentado por la delegación en España del Alto Comisionado de Naciones Unidas para los Refugiados (ACNUR). De los 596 expedientes de ciudadanos colombianos tramitados en Barajas por el servicio jurí- dico de CEAR en 2007 hasta el 15 de oc- tubre, sólo en un caso el solicitante entró en territorio español después del informe favorable de ACNUR y la resolución de inadmisión de la OAR. En cambio, desde aquel día hasta el 31 de diciembre, fueron 43 los casos asesorados por CEAR en que la OAR decretó la inadmisión pero los afectados entraron en España gracias al informe favorable de ACNUR. Asimismo, los familiares de solicitantes de asilo ad- mitidos a trámite con anterioridad vieron entonces inadmitidas sus peticiones, en contra del criterio mantenido hasta octubre de 2007. Esta situación se ha mantenido en las primeras semanas de 2008. Entre el 1 de enero y el 5 de febrero, CEAR atendió a 30 solicitantes de asilo en Barajas, 20 de ellos procedentes de Colombia, y sólo uno fue admitido a trámite inicialmente. La presen- tación de reexámenes por parte del servicio jurídico de CEAR dio lugar a cuatro admisio- nes más y también se produjo la entrada de cinco personas gracias al informe favorable de ACNUR. En el contexto del conflicto que padece Colombia desde hace casi medio siglo, con más de tres millones de desplazados inter- nos y centenares de miles de refugiados repartidos principalmente entre Ecuador, Venezuela, Panamá y Costa Rica, aunque también en países más lejanos como Ca- nadá, Suecia o Países Bajos, la llegada a España en 2007 de 2.497 solicitantes de asilo colombianos no representa ninguna “avalancha”, como pretenden avalar ciertos discursos. Sirva como ejemplo que, mien- tras menos de 400 ciudadanos de este país solicitaban asilo en Barajas en noviembre, miles de compatriotas debieron exiliarse en Ecuador a consecuencia de la violencia de los grupos paramilitares en el departamento de Nariño. Retorno forzado.- La inadmisión a trámite de solicitantes colombianos implica el retor- no forzado a su país, inmerso en una graví- sima crisis de derechos humanos acentua- da por la política de “seguridad democrática” desarrollada por el presidente Álvaro Uribe. Cuando España impuso el visado a los ciudadanos colombianos en 2002, la posi- bilidad de obtener protección, o al menos solicitarla, se limitó de forma notoria. A las crecientes dificultades para llegar a nuestro país se añadieron los estrictos requisitos para obtener un visado en los consulados españoles o, simplemente, que atendieran en los mismos en un plazo razonable; las amenazas de sanciones a las compañías aéreas que embarcaran a pasajeros sin la documentación en regla para entrar en Es- paña; y la interpretación de la Convención de Ginebra, que impide solicitar asilo desde el país de origen. Estas medidas abocaron a los perseguidos al desplazamiento inter- no o a exiliarse en países limítrofes, como Venezuela, Panamá o Ecuador, donde la población colombiana tiene una amplia pre- sencia. La imposición del visado generó un agrio debate al reprochar al Gobierno falta de energía ante las orientaciones de la Unión Europea. A pesar de su rechazo a la medi- da, CEAR propuso alternativas para aliviar la dificultad de acceso a una protección in- ternacional, como la expedición de visados en los casos presentados por las organiza- ciones sociales y el establecimiento de un cupo de reasentamiento para los refugiados reconocidos por ACNUR en los países de la región. No hubo respuesta y la consecuen- cia fue una brusca disminución de las soli- citudes de asilo de ciudadanos colombianos en España hasta 2004 Sin embargo, como siempre ocurre cuando la necesidad es imperiosa, poco a poco se conoció una vía alternativa: los vue- los que hacen escala en Madrid con destino a Tel Aviv, ya que Israel no exige visado a los ciudadanos colombianos. Esta escala es la principal vía de entrada de los solicitantes de asilo procedentes de este país. Testimonio en la página 7 - Mauricio Valiente es el coordinador del Servicio Jurídico de CEAR.

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Frontera Cero es el periódico trimestral de CEAR. Su objetivo es informar acerca de la situación de las personas refugiadas en España y en el mundo a través de noticias, reportajes, entrevistas y artículos de opinión de reconocidos especialistas.

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Distribución gratuita Publicación trimestral de la Comisión Española de Ayuda al Refugiado – www.cear.es Nº 3 – Primavera de 2008

La última frontera

Centenares de solicitantes de asilo colombianos han sido inadmitidos en el aeropuerto de Barajas desde octubre

RECONOCIMIENTO A LOS FUNDADORES DE CEAR.- La Asociación Pro Derechos Humanos de España ha concedido el premio “A toda una trayectoria personal en defensa y promoción de los derechos humanos” a María Jesús Arsuaga y Juan José Rodríguez Ugarte. Durante el acto de entrega de sus pre-mios anuales, en enero, la APDHE destacó que “ambos han dedicado su vida a la defensa de los derechos humanos en los largos y difíciles años de la dicta-dura y en democracia, primero en Justicia y Paz y posteriormente en CEAR, de la que son promotores y cofundadores”. En la fotografía aparecen, de izquierda a derecha, Juan José Rodríguez Ugarte, Juan José Tamayo, quien recogió el galardón otorgado al teólogo jesuita Jon Sobrino, María Jesús Arsuaga y el magistrado José Ricardo de Prada, premiado por su labor como juez interna-cional en la Sala de Apelaciones de Crímenes de Guerra de la Corte de Estado de Bosnia-Herzegovina. FOTO: APDHE.

Mauricio Valiente En octubre y noviembre de 2007, se pro-dujo un aumento notable del número de ciudadanos colombianos que solicitaron el estatuto de refugiado en el aeropuerto de Madrid-Barajas. La falta de previsión y una reacción poco ágil de las autoridades originaron la saturación de los recursos disponibles para la tramitación de las so-licitudes de asilo y se configuró un esce-nario de “crisis” en el que, una vez más, la actuación de las mafias protagonizó el discurso de personalidades como la em-bajadora de Colombia en España.

A lo largo de aquellas semanas, CEAR expresó su preocupación por el cambio de criterios del Ministerio del Interior en las resoluciones de admisión a trámite. El resultado de esta variación no deja lugar a dudas, tal y como prueban los casos atendidos por esta organización: hasta el 15 de octubre, el 60,23% de los solicitan-tes asesorados por su servicio jurídico en este aeropuerto fueron admitidos a trámi-te, mientras que desde aquel día y hasta el 31 de diciembre las admisiones cayeron al 16,31%.

El aspecto más controvertido es, sin duda alguna, que la Oficina de Asilo y Refugio (OAR) del Ministerio del Interior dejó de tener en cuenta en decenas de casos el informe favorable a la admisión presentado por la delegación en España del Alto Comisionado de Naciones Unidas para los Refugiados (ACNUR). De los 596 expedientes de ciudadanos colombianos tramitados en Barajas por el servicio jurí-dico de CEAR en 2007 hasta el 15 de oc-tubre, sólo en un caso el solicitante entró en territorio español después del informe favorable de ACNUR y la resolución de inadmisión de la OAR. En cambio, desde aquel día hasta el 31 de diciembre, fueron 43 los casos asesorados por CEAR en que la OAR decretó la inadmisión pero los afectados entraron en España gracias al informe favorable de ACNUR. Asimismo, los familiares de solicitantes de asilo ad-mitidos a trámite con anterioridad vieron entonces inadmitidas sus peticiones, en

contra del criterio mantenido hasta octubre de 2007.

Esta situación se ha mantenido en las primeras semanas de 2008. Entre el 1 de enero y el 5 de febrero, CEAR atendió a 30 solicitantes de asilo en Barajas, 20 de ellos procedentes de Colombia, y sólo uno fue admitido a trámite inicialmente. La presen-tación de reexámenes por parte del servicio jurídico de CEAR dio lugar a cuatro admisio-nes más y también se produjo la entrada de cinco personas gracias al informe favorable de ACNUR.

En el contexto del conflicto que padece Colombia desde hace casi medio siglo, con más de tres millones de desplazados inter-nos y centenares de miles de refugiados repartidos principalmente entre Ecuador, Venezuela, Panamá y Costa Rica, aunque también en países más lejanos como Ca-nadá, Suecia o Países Bajos, la llegada a España en 2007 de 2.497 solicitantes de asilo colombianos no representa ninguna “avalancha”, como pretenden avalar ciertos discursos. Sirva como ejemplo que, mien-tras menos de 400 ciudadanos de este país solicitaban asilo en Barajas en noviembre, miles de compatriotas debieron exiliarse en Ecuador a consecuencia de la violencia de los grupos paramilitares en el departamento de Nariño.

Retorno forzado.- La inadmisión a trámite de solicitantes colombianos implica el retor-no forzado a su país, inmerso en una graví-sima crisis de derechos humanos acentua-da por la política de “seguridad democrática” desarrollada por el presidente Álvaro Uribe. Cuando España impuso el visado a los ciudadanos colombianos en 2002, la posi-bilidad de obtener protección, o al menos solicitarla, se limitó de forma notoria. A las crecientes dificultades para llegar a nuestro país se añadieron los estrictos requisitos para obtener un visado en los consulados españoles o, simplemente, que atendieran en los mismos en un plazo razonable; las amenazas de sanciones a las compañías aéreas que embarcaran a pasajeros sin la documentación en regla para entrar en Es-

paña; y la interpretación de la Convención de Ginebra, que impide solicitar asilo desde el país de origen. Estas medidas abocaron a los perseguidos al desplazamiento inter-no o a exiliarse en países limítrofes, como Venezuela, Panamá o Ecuador, donde la población colombiana tiene una amplia pre-sencia.

La imposición del visado generó un agrio debate al reprochar al Gobierno falta de energía ante las orientaciones de la Unión Europea. A pesar de su rechazo a la medi-da, CEAR propuso alternativas para aliviar la dificultad de acceso a una protección in-ternacional, como la expedición de visados en los casos presentados por las organiza-ciones sociales y el establecimiento de un cupo de reasentamiento para los refugiados

reconocidos por ACNUR en los países de la región. No hubo respuesta y la consecuen-cia fue una brusca disminución de las soli-citudes de asilo de ciudadanos colombianos en España hasta 2004

Sin embargo, como siempre ocurre cuando la necesidad es imperiosa, poco a poco se conoció una vía alternativa: los vue-los que hacen escala en Madrid con destino a Tel Aviv, ya que Israel no exige visado a los ciudadanos colombianos. Esta escala es la principal vía de entrada de los solicitantes de asilo procedentes de este país.

Testimonio en la página 7

- Mauricio Valiente es el coordinador del Servicio Jurídico de CEAR.

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Un año del Marine 1: la locura con olor a pescado

El ECRE ante la crisis del derecho de asilo en EuropaIGNACIO DÍAZ DE AGUILAR

PRESIDENTE DE CEAR Y MIEMBRO DEL COMITÉ EJECUTIVO DEL ECRE

NICOLÁS CASTELLANOPERIODISTA DE LA CADENA SER

En este pesquero de 50 años de antigüedad y poco más de 70 metros de eslora viajaron hacinados, entre óxido y ratas, 369 personas, la mayoría originarios de la región india de Cachemira. Cada migrante realizó un desembolso de entre 3 y 12 mil dólares para intentar llegar a Europa y, lejos de solucionar su situación, comenzó su segunda odisea, esta vez en tierra firme. La aventura de los 369 ocupantes de aquella chatarra flotante que pretendía llegar a Europa será difícil de igualar por la cantidad de despropósitos que se sucedieron durante nada menos que seis meses. El Marine 1 había salido desde Costa de Marfil el 4 de diciembre de 2006, cargó a la mayoría de los viaje-ros en Guinea Conakry con rumbo a Europa, pero la avería de sus motores el 2 de febrero de 2007 hizo que enviaran un SOS en aguas internacionales a más de 500 millas al sur de Canarias. Al día siguiente, el buque español de Salvamento Marítimo Luz del Mar, con base en Tenerife, lo localizó y tuvo que remolcarlo durante diez días, entregándoles alimentos y esperando el resultado de las intensas negociaciones diplomáticas de España con el gobierno de Mauritania, que se negó durante diez días a aceptar que el barco fuera conducido a sus puertos. Las organizaciones humanitarias que traba-jaban en la zona, Cruz Roja Española, la Media Luna Roja Mauritana y Médicos del Mundo, se cansaron de esperar y decidieron subirse a un pesquero y dirigirse al barco en alta mar para conocer la situación que se vivía a bordo. Nada más llegar a Nuadibú, reclamaron con urgencia que fueran llevados a tierra firme. Ahmedu Uld Haye, el entonces de-legado de la Media Luna Roja en esta ciudad, fue el primero en subir al barco el 6 de febrero: “La situación a bordo es insostenible, hay como 400 personas que llevan más de un mes hacinados en el interior de esa chatarra flotante y no pueden seguir así”. Al final, España, que por encima de todo quería evitar que el barco fuera conducido a algún puerto de nuestro país, convenció a Mauritania con el argumento de que se tenía que “dar el mensaje con-tundente y disuasorio a las mafias que trafican con personas de que cualquier barco interceptado sería devuelto a las costas africanas”. Y comenzó el lento desembarco bajo un sol incandescente, aquel 12 de febrero de 2007, en el muelle pesquero de Nuadibú. Además de 300 personas de la India, la mayoría de Cachemira, había 22 nacionales de Myanmar, 10 de Sri Lanka y 34 africanos, de Costa de Marfil, Sie-rra Leona, Nigeria y Liberia. España y Mauritania habían pactado ter-minar el operativo del traslado al puerto y la posterior repatriación de los inmigrantes a territorio español o a sus países de origen en un pla-zo de cuatro horas, que después se amplió a 72, plazos que se fueron incumpliendo de manera progresiva. El aeropuerto de esta ciudad se convirtió en escenario de escenas esperpénticas. A las 24 horas, salieron las primeras 35 personas hacia España, supuestamente los que tenían perfiles más claros para obtener asilo en nuestro país. A los 34 africanos los subieron en un Hércules de la Fuerza Aérea con destino a Cabo Verde, que los rechazó en un primer momento

Desde la aprobación del Convenio de Dublín de 1990 y sobre todo desde la entrada en vigor del Tratado de Ámsterdam de 1999, la Unión Europea se encuentra inmersa en un proceso de armonización de las políticas nacionales de asilo. Y desde el pasado mes de junio, cuando la Comisión aprobó el denominado Libro Verde, trabaja en la configu-ración de un único sistema de asilo para los 27 Estados con el horizon-te de 2010. Nos encontramos, por tanto, en un proceso determinante para nuestro compromiso con los refugiados.

Hasta hace poco, el ECRE cumplía la función de intercambiar información y experiencias. Sin embargo, en el momento actual está haciendo, además, un importante esfuerzo por influir en las políticas europeas, en una coyuntura en la que el empeño de los gobiernos por avanzar hacia un sistema común coincide con una grave crisis de la institución del asilo. Dicha crisis se expresa en el aumento de las políticas de externalización de fronteras, que dificultan extremada-mente el acceso al procedimiento de asilo en Europa de las personas necesitadas de protección internacional.

Además de avanzar hacia la homogeneización de los discursos y las propuestas de las organizaciones que integran el ECRE, CEAR (miembro de su Comité Ejecutivo) ha promovido recientemente la for-mación de un grupo regional con las organizaciones del sur de Eu-ropa, con dos finalidades: dar respuesta a los especiales problemas de acceso a la UE que tienen los refugiados en el Mediterráneo y las costas atlánticas españolas e incorporar a medio plazo a organizacio-nes de Turquía y del norte de Africa para oír la voz de los países de tránsito. Tanto en esta organización de los países del sur como en el ECRE en general, CEAR plantea en esencia tres cuestiones que nos parecen determinantes.

En primer lugar, el ECRE debe pasar de ser un mero grupo de presión centrado en las instituciones comunitarias a convertirse en la referencia del compromiso con los refugiados ante la ciudadanía europea. Del mismo modo que se identifica a Greenpeace como la

Áurea Ortiz VilletaEl cine es un arma muy poderosa. De hecho, es uno de los brazos armados del poder y el pensamiento único y dominante. Y uno de los más eficaces e insidiosos, porque, ya se sabe, existe para hacernos felices entre palomitas y cocacolas. Pero el arma está disponible para todos y algunos la usan para contarnos las grietas del sistema y mover a la reflexión, aprovechando una de sus más grandes ventajas: su capacidad para fijar el foco, para concretar, para llevarlo todo a escala hu-mana. Eso es exactamente lo que hace 14 kilómetros (Gerardo Olivares, España, 2007), al dotar de identidad real, de carne y hueso y alma, a aquello que en otros ámbitos sólo es estadística y número: las miles de per-sonas subsaharianas que intentan entrar en nuestra fortaleza de bienestar capitalista. Porque 14 kilómetros es la distancia que separa África y Europa, ese lugar en el que miles de africanos se juegan la vida en su intento de mejorarla. Y ésa es la historia que, con una mirada que mezcla documental y ficción, emoción y denuncia, cuentan aquí: la de tres africanos, dos hombres y una mujer, que intentan llegar a Europa. En realidad, recorren mucho más que 14 kilómetros, porque la acción comienza en sus países de origen, Nigeria y Mali, y lo que ofrece la película es el relato de su larguísimo e inclemente viaje, repleto de mafias, explotación y crueldad, pero también de solidaridad y dignidad. Hay además un retrato de África, al conver-tir al paisaje en protagonista gracias a un espléndido tratamiento fotográfico que extrae toda la belleza del entorno sin esconder la dureza del camino. Cierto es que esta atracción por el paisaje es un arma de doble filo, ya que a veces parece que la fascinación ante la naturaleza desemboca en cierto esteticismo y no en la búsqueda de la imagen necesaria y exacta. Y tal vez el final de la película resulte complaciente. Pero aun así, es honesta y emocionante. Sólo por el hecho de dar todo el protagonismo a los rostros africanos, ésos que nunca vemos en las pantallas de cine, saturadas de un ideal de belleza blanca, artificial y excluyente, ya valdría la pena, aunque tiene más valores. Especialmente su esfuerzo en construir seres humanos completos, con sus deseos y su carácter, para los que la condición de inmigrante es eso, una condición, una circunstancia, pero no su identidad. Ante la hegemonía implacable de los efectos es-peciales, de las persecuciones ruidosas, de los rostros llenos de botox y colágeno, del “cachas-del-rugby-conoce-animadora-mona-y-escuálida”, es fácil que nos olvidemos de que el cine es una herramienta de conoci-miento capaz de contar el mundo y de ayudarnos a en-tenderlo. Y aunque parezca mentira, es necesario decir-lo bien alto frente a tanto “yo voy al cine a divertirme, no a que me cuenten problemas que bastantes tengo ya”. Es muy suyo, querido espectador, pero no olvide que la diversión que traga es pura anestesia, pensamiento único y discurso dominante. Tal como están las cosas, hacer, pero también ver películas como 14 kilómetros se convierte en una declaración de principios y en un ejercicio de resistencia e intervención social.

- Áurea Ortiz Villeta es profesora de Historia del Cine de la Universidad de Valencia y voluntaria de CEAR.

TRIBUNA ABIERTA

OPINIÓN

El cine necesario

y obligó a los militares españoles a regresar a Nuadibú, donde los migrantes aguantaron dentro del avión temperaturas de más de 50 grados, esperando a que se hiciera de noche para que Cabo Verde permitiera el vuelo. Los días pasaban y más de 300 personas seguían durmiendo en el suelo de una antigua nave de pescado del puerto, o dentro de los antiguos congelado-res, con dos minúsculos baños y sin posibilidad de salir a ver la luz del sol. Para ayudarles a pasar las horas, unas religiosas indias que trabajaban en Nuadibú les cedieron unas películas de Bollywood y se montó un improvisado cine en el interior del almacén, pero la película del olvido en la que ellos eran prota-gonistas sólo acababa de empezar. Al final, a pesar de la infinita paciencia de los cooperantes exigieron a las autoridades que trasladaran con prontitud a las más de 330 personas que pernoctaban en aquel lugar del todo inadecuado.

Derecho a migrar.- El delegado de la Media Luna Roja Mauritana, Ahmedu Uld Hay, no entendía ya la actitud de los gobiernos, que seguían sin hacer nada: “No pueden seguir, por el olor se nota, nadie puede entrar. Nosotros que estamos allí con máscaras, no podemos seguir. No tienen elección, no pueden salir a tomar el sol. Para orinar, tienen que hacer una cola de 200 personas. ¡Hay que verlo! Ustedes, como periodistas, lo han visto, entonces hacemos un llamamiento a la conciencia humanitaria, nada más”. Estas declaraciones le supusieron la suspensión temporal de sus funciones en la ONG. Como decía Ahmedu, eran personas, cada una con su historia. Para acabar detenido en Nuadibú, Ramsi partió de Delhi hacia Dubai en avión y de allí tomó otro vuelo hacia Costa de Marfil. Mientras explicaba su frustración, llegaban representan-tes de las embajadas indias en Mauritania y España para identificarlos, pero Ramsi y sus compañeros de odisea se resistían a la idea de ser repatriados…

Hacia la India y Pakistán se fueron activando vuelos a cuentagotas. Cinco meses después, ya en el verano de 2007, 10 de los últimos 23 olvidados que no pudieron ser repatriados o acogidos por España, en una crisis que compli-có mucho las relaciones bilaterales con la república islámica, pudieron al fin conseguir su ansiado sueño: pisar sueño europeo. Sólo uno de ellos consiguió el asilo por la mediación del ACNUR en España. Entre ellos cinco personas fueron trasladadas por recomendación médica, ya que, según un psiquiatra de Médicos del Mundo que los visitó, sus cuadros con brotes psicosomáticos, depresiones severas e intentos de suicidio aconsejaban una atención especial y fueron conducidos al Centro de Estancia Temporal de Inmigrantes (CETI) de Melilla. Les prometieron que en un plazo máximo de tres meses obtendrían el permiso de residencia en España por razones humanitarias. Nunca llegó ese permiso y decidieron pedir asilo, pero en enero les han notificado que ni siquiera los admiten a trámite, a pesar del asesoramiento de la abogada de CEAR en el CETI de esta ciudad autónoma. El Marine 1 fue remolcado vacío al puerto de Santa Cruz de Tenerife y unos meses después, hundido en una zona profunda. La dignidad y el derecho a migrar y a desarrollar sus expectativas personales y, además, huir de un conflicto como el de Cachemira también se está hundien-do para estas personas, que no se explican cómo es posible que los traten así en un país como España.

principal organización de defensa del medio ambiente o a Amnistía Internacio-nal por la lucha contra la tortura y la pena de muerte, el ECRE debe aspirar a ser conocido por su defensa a ultranza del derecho de asilo.

En segundo lugar, hasta el momento el ECRE (y la mayor parte de las orga-nizaciones que lo integran) se ha dedicado en exclusiva a la defensa de los refu-giados en sentido estricto. Sin embargo, CEAR considera –y así lo ha planteado ya en España- que la definición de la Convención de Ginebra está superada, al no incluir a colectivos muy importantes y en ocasiones más vulnerables incluso que los refugiados, tales como los menores no acompañados, las víctimas de la persecución por motivos de género, los refugiados medioambientales o aque-llas personas cuyos derechos socioeconómicos y culturales han sido grave-mente violentados. La actualización de la condición de refugiado y del concepto de persecución debe incluirse en la agenda del ECRE para lograr que forme parte del futuro sistema europeo de protección internacional.

Por último, nos parece fundamental que la actuación del ECRE rebase los límites fronterizos de Europa en su defensa del derecho de asilo. Sucesos como los del buque Marine 1, la situación de los refugiados en Marruecos (analizada en el número anterior de FC) o la tragedia de los cuatro millones y medio de refugiados y desplazados de Irak han de ser considerados un problema europeo y tratados desde la perspectiva de los derechos humanos.

Las iniciativas de CEAR en el ECRE han sido muy bien acogidas y, de he-cho, su Comité Ejecutivo acaba de encargar a nuestra organización la definición de las líneas maestras del discurso político del ECRE, que estará más centra-do en asuntos de actualidad y que están suscitando polémica en la sociedad europea y ante los que debemos tener una posición común. En los próximos años, la suerte de millones de refugiados se decidirá en función de cuál sea la política europea en esta materia. Ello exige fortalecer el trabajo en el ámbito su-pranancional de las organizaciones que, como CEAR, consideran que el ECRE es el medio adecuado para cambiar las actuales políticas de migración y asilo. Debemos avanzar hacia un sistema europeo de protección de los refugiados inspirado en la tradición de acogida a los perseguidos de la que hasta hace muy poco se enorgulleció el Viejo Continente.

FORO SOCIAL MUNDIAL 2008

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www.cear.es Primavera de 2008 3

Miles de refugiados sudaneses se dirigen a Chad huyendo de los ataques de la milicia en Darfur

Masiva movilización global por una alternativa al modelo neoliberalSusana PérezPor primera vez el Foro Social Mundial se ha de-sarrollado de manera descentralizada. Si entre 2001 y 2005 se celebró en la emblemática ciu-dad brasileña de Porto Alegre, con el paréntesis de 2004 en Mumbai (India), en 2006 adquirió un carácter policéntrico con su traslado a Caracas, Bamako (Malí) y Karachi (Pakistán) y en 2007 llegó a África (Nairobi, Kenia), el 26 de enero tuvo lugar el Día de Acción Global en centenares de ciudades de los cinco continentes. Convocado por el Consejo Internacional del Foro Social Mundial (FSM), tuvieron lugar más de 700 actividades en 80 países. Ecuador, Ban-gladesh, Congo, Corea del Sur, Brasil, Perú… en todos los rincones del planeta se escuchó el cla-mor global por un planeta donde impere la paz entre los pueblos, la igualdad de género, el res-peto al medio ambiente, la justicia social, la de-fensa de lo público, la primacía de los derechos humanos, el fin de las opresiones de todo tipo. Apenas siete años después del primer evento en la ciudad que de la mano del Partido de los Tra-bajadores ideó los Presupuestos Participativos, el Foro Social Mundial ya es un movimiento de movimientos de carácter universal. Por ejemplo, en México las 600 organiza-ciones que durante cuatro días dieron vida al FSM resumieron su larga tabla reivindicativa en el lema “Dignidad, unidad y soberanía popular”. La plaza del Zócalo, en el Distrito Federal, que acogió decenas de debates en varias carpas, fue el escenario de la llegada de una marcha campesina en defensa del maíz y la soberanía alimentaria y contra el Tratado de Libre Comer-cio que había recorrido varios estados del país.

Iván ForeroMás de trece mil refugiados sudaneses originarios de Darfur cruzaron en febrero la frontera orien-tal de Chad huyendo de los ataques de la milicia Janjaweed (apoyada por las tropas sudanesas) en localidades de Darfur Oeste, al tiempo que la situación de seguridad en la región continuaba de-teriorándose. El conflicto de Darfur, que empezó en febrero de 2003 con el levantamiento armado de la población no árabe contra el Gobierno de Jartum (controlado por sectores árabes), ha causado ya la muerte de más de 200.000 personas y el éxodo de dos millones y medio de desplazados y refugiados, según Naciones Unidas. El 10 de febrero un equipo de ACNUR, acom-pañado de sus contrapartes en la zona, se dirigió en misión de emergencia a Figeira, una región muy inestable situada en la frontera este de Chad, en el área de Birak. Entre 4.000 y 6.000 refugiados de Darfur buscaron refugio en Birak aquel día, esca-pando de los ataques de los días anteriores. Los miembros de la misión de ACNUR informaron de que los refugiados estaban aterrados y en la más absoluta de las miserias y que les habían explicado que sus pueblos habían sido saqueados, quema-dos y sitiados por la milicia progubernamental para impedir que la población huyera. Estos refugiados proceden principalmente de las áreas de Sirba, Si-leah y Abu Suruj, a unos 50 ó 70 kilómetros al norte de El Geneina, la capital de Darfur Oeste, una zona conocida por ser un baluarte del grupo de oposi-ción Movimiento para la Justicia e Igualdad. Los recién llegados, principalmente hombres, aseguraron que miles de mujeres y niños se diri-gían a Chad, buscando seguridad. Un refugiado de Sileah informó a ACNUR de que los ataques por tierra de la milicia Janjaweed, aparentemente apoyados por un avión Antonov sudanés, habían

destruido prácticamente Abu Suruj y causado daños severos en cuatro campamentos de desplazados in-ternos. El personal de las ONG tuvo que cruzar tam-bién hacia Chad para escapar de los ataques.

Crisis humanitaria.- La misión conjunta con varias ONG dirigida por ACNUR el 12 de febrero, que había localizado grupos de refugiados dispersos en el área de Birak en muy malas condiciones, determinó que había 179 familias de refugiados listas para ser reco-gidas en Figuera, a 90 kilómetros al suroeste de Gue-reda. La previsión era empezar a trasladar al primer grupo hacia el campo de Kounoungou, en Guereda, pero unos hombres armados impidieron a los refugia-

dos subir a los camiones. La misión acordó con los refugiados que volverían en pocos días con material humanitario de emergencia. El equipo se trasladó a otra zona para recoger refugiados, pero descubrieron que se habían marchado, atemorizados por los rumo-res de inminentes ataques de los Janjaweed. Los refugiados recién llegados estaban exhaus-tos. Las mujeres denunciaron violaciones, los niños habían sido separados de sus familias. Muchos de los recién llegados a Birak ya eran desplazados internos en el oeste de Darfur y habían estado viviendo en campos de desplazados internos. Otro equipo de valoración se trasladó al área de Koruk, donde varios miles de refugiados se encuen-

En Asia y África, a pesar de las enormes dificul-tades derivadas de contextos marcados por la vio-lencia, la represión política y la escasez de medios y organización, en muchos países se constituye-ron foros sociales que secundaron el llamamiento del Día de Acción Global. En la mayor parte de los casos se trató de modestas iniciativas que sirvie-ron para conectar el trabajo de organizaciones sin-dicales, campesinas, de mujeres, ONG críticas y partidos políticos de izquierdas y sentar las bases para construir frentes comunes contra el neolibe-ralismo y las nuevas formas de colonialismo. En Barcelona, 190 asociaciones participaron en diversos talleres durante los días 25 y 26 de enero, mientras que unas 400 personas estuvieron presentes en la Asamblea de Movimientos Socia-les que clausuró las actividades, que tuvo en una manifestación de cuatro mil personas “contra la guerra y la pobreza” su cita más masiva. En Madrid, durante el sábado 26 se celebraron 22 talleres con la intervención de más de 70 orga-nizaciones sociales, sindicales y políticas en las aulas del Centro Social Okupado Patio Maravillas. Por la tarde un pasacalles recorrió el corazón de la ciudad para hacer visible la existencia del Foro Social Mundial y, al día siguiente, tuvo lugar una

Asamblea de Movimientos Sociales que contó con una masiva asistencia.

El Foro Social Mundial se caracteriza por la pluralidad y por la diversidad, su carácter no con-fesional, no gubernamental y no partidario. Su finalidad es promover la articulación, de manera descentralizada y en red, de los movimientos so-ciales y políticos que luchan contra el modelo neo-liberal y trabajan por la construcción de un mundo radicalmente distinto.

tran dispersos, y descubrió que algunos refugiados habían logrado huir con comida, animales y artículos domésticos. Sin embargo, otros grupos no tenían nada. Algunas familias denunciaron ataques y robos de los Janjaweed durante su huida hacia Chad. El 15 de febrero ACNUR denunció que grupos ar-mados no identificados estaban impidiendo el traslado de estos refugiados recién llegados a la frontera de Chad a zonas seguras. La situación era tan grave que el representante de ACNUR en Chad se trasladó a la frontera para intentar hallar una solución a este pro-blema, que dejaba a los refugiados en una situación de extrema vulnerabilidad. ACNUR también calcula que la última semana de febrero llegaron otros 3.000 refugiados del oeste de Darfur al área de Birak, lo que eleva a 13.000 los suda-neses que se estima que huyeron a esta área remota desde que estalló la violencia el 8 de febrero. ACNUR y sus contrapartes gestionan 12 grandes campos de refugiados al este de Chad, con unos 240.000 refugiados sudaneses que han huido de la vecina región sudanesa de Darfur. Otros 50.000 re-fugiados de la República Centroafricana se encuen-tran acogidos en campamentos en el sur de Chad. Además, ACNUR está proporcionando asistencia a unos 180.000 chadianos que se encuentran despla-zados dentro del país por conflictos anteriores. Y en Darfur Oeste, ACNUR es una de las pocas agencias que asiste directamente tanto a las comunidades rura-les como a los campos de desplazados internos para permitir que las personas que carecen de servicios básicos, pero que se encuentran en zonas seguras, puedan permanecer en sus casas en lugar de tener que trasladarse a los campos de refugiados, actual-mente desbordados.

- Iván Forero coordina el área de Estudios y Movi-mientos Sociales de CEAR.

Un refugiado sudanés en el campo de Iridimi, en Chad. FOTO: ACNUR / H. CAUX.

Manifestación en Brasil durante el Día de Acción Global.

Apoyo del FSMM.- El Foro Social Mundial de las Migraciones (FSMM), cuya tercera edición se cele-brará en Rivas Vaciamadrid (Madrid) entre el 11 y el 13 de septiembre, se unió al Día de Acción Global con la participación de los miembros de su Comité Internacional en los actos organizados en los dife-rentes países. Su lema (“Nuestras voces, nuestros derechos. Por un mundo sin muros”) estuvo pre-sente en actividades en los cinco continentes. Mientras tanto, el proceso de preparación del III FSMM, cuya secretaría internacional ostenta CEAR, avanza y ya está abierto el plazo para la inscripción de los participantes y la presentación de actividades, en este caso hasta el 31 de mayo. Su programa está compuesto por seminarios, ta-lleres, actividades culturales y actividades libres, todas ellas autogestionadas.

- Susana Pérez es la coordinadora del III FSMM.

FORO SOCIAL MUNDIAL 2008

El 26 de enero, Día de Acción Global, se celebraron más de 700 actividades en 80 países,de Perú a Bangladesh y de Corea del Sur a Brasil

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De solicitante de asilo a voluntario en Canarias

Elisa SilióEfraim Fidom, nigeriano de 35 años, residente en Las Palmas y voluntario de la Comisión Española de Ayuda al Refugiado desde 2001, lo explica de forma muy sintética y casi hasta poética: “Ayudando uno tiene el sueldo de la buena conciencia”. El porcentaje de solicitantes de asilo respecto al número total de voluntarios es muy reducido –él lo calcula en el 3% en esta ONG en las islas, aunque también añade que el 30% de los voluntarios son migrantes- y entiende que así sea. “Antes que nada uno necesita instalar-se: encontrar un trabajo, una casa, y, una vez con-seguido, prestar ayuda a quien lo necesita”, cuenta Efraim, que en su país trabajó en un periódico. A él le sucedió algo parecido hace ya una década. Llegó a Málaga a finales de 1997, perseguido en su país por su implicación en el movimiento estudiantil contrario a las actitudes dictatoriales del Gobierno militar de la Nigeria de entonces. La suerte no se puso de cara en una ciudad que vive del turismo. De modo que él, que había estudiado Filología Inglesa pero no hablaba castellano y tenía problemas para encontrar trabajo, en 1998 cogió sus bártulos y se estableció en Cullera (Valencia), donde CEAR le hospedó en su centro de acogida y le orientó en su búsqueda de trabajo.

En el centro de enseñaza del idioma de CEAR de esta localidad aprendió los rudimentos básicos del idioma y comenzó, como tantos temporeros, su peregrinar por las plantaciones de media España al ritmo de la cosecha: la manzana en Lleida, los cí-tricos en Valencia y Alicante, Huelva… Felizmente contaba con los papeles en regla. No ha conseguido el estatuto de refugiado, pero sí un permiso de resi-

dencia en virtud del artículo 17.2 de la Ley de Asilo que le proporciona cierta tranquilidad.

La vida le llevó a Canarias, con una breve para-da antes en Madrid, y no tiene planes de moverse. Es más, planea abrir su propio negocio. Fue entonces cuando arrancó su andadura voluntaria en el área de Sensibilización de CEAR, un proyecto que lleva en marcha desde principios de los noventa. “No hay que obligar a ayudar a los inmigrantes establecidos porque antes recibieran ayuda. Es algo que tiene que salir de dentro. Ser libre, sin presiones de nadie”. Es consciente de que su rol es fundamental. “Nosotros conocemos de primera mano los problemas y, por eso, somos los más indicados para sensibilizar a la gente”. Él lo hace con charlas en colegios, campañas de denuncia y participando en un programa radiofó-nico que emite sobre todo música española y latina pero que ha encontrado un hueco para los extran-jeros. “Cada miércoles tenemos una tertulia sobre temas de inmigración en una cadena, Las Arenas, con 10.000 oyentes”. Asociación de Nigerianos.- “Un jefe decía que para ser voluntario hay que ser tonto porque lleva tiempo ayudar y no se gana dinero. Pero esta acti-tud de hacer algo mejora tu conciencia, estás más completo. Tu sueldo es tu conciencia”, razona Efraim con cierta ironía.

Pero su labor no tiene sólo como destinataria la sociedad española. Hay mucho que hacer con sus compatriotas recién llegados al archipiélago. “Mu-chos piensan que España es racista por dos o tres que lo sean y hay que explicarles que no es así. Hay que decirles que tienen que poner todo en una ba-

lanza, poner de su parte”. Y hay que ayudar a que los africanos se instalen en su nuevo país. Por eso, junto a otros compañeros, fundó la Asociación de Nigerianos de Las Palmas de Gran Canaria –que agrupa a los residentes en Las Palmas, Lanzaro-te y Fuerteventura- con gran éxito. “En 2004 hablé con mi gente y nos asociamos. Somos unos 1.000”, explica orgulloso. Casi todos jóvenes -entre 18 y 45 años, hombres, aunque hay un incremento de mu-jeres atendidas- con pasaporte pero sin permiso de estancia y residencia y que declaran haber venido a Canarias por motivos económicos.

Su asociación actúa en colaboración con CEAR o Las Palmas Acoge en distintos frentes: acogida,

Efraim Fidom solicitó asilo en España hace diez años.

VII Encuentro Estatal de Voluntariado de CEAR

Mariví Roldán Entre el 14 y el 16 de diciembre, tuvo lugar el VII Encuentro Estatal de Voluntariado de CEAR en Las Palmas de Gran Canaria, con la participación de 70 personas. Es ésta una de las citas anuales más importantes de la organización y se celebra desde 2001, decla-rado Año Internacional del Voluntariado por Naciones Unidas. Desde entonces, Madrid, Granada, Valencia, Barcelona, Jarandilla de la Vera (Cáceres) y Sevilla han acogido este espacio de reflexión compartida y con-vivencia de voluntarios de las siete delega-ciones territoriales y los servicios centrales de CEAR. Muchas son las razones que nos llevaron aquellos días al archipiélago canario, entre otras su condición de punto de llegada de miles de inmigrantes y refugiados cada año desde las costas africanas y el notable in-cremento de la participación ciudadana en el voluntariado de CEAR-Canarias.

El hilo conductor del intenso programa que se desarrolló en el Encuentro fue el con-cepto de voluntariado como una forma de ejercer una ciudadanía crítica, responsable, transformadora, como búsqueda del equili-

brio entre lo individual-personal y lo colectivo-social. El coordinador de CEAR-Canarias, Juan Carlos Lorenzo, y el presidente de CEAR, Ig-nacio Díaz de Aguilar, acercaron a los asisten-tes a la realidad migratoria en las islas y a las propuestas de la organización para una nueva política de asilo y migraciones en España y Europa, respectivamente. La ponencia central sobre “La ética del voluntariado”, a cargo del profesor Jorge Corral, situó a los asistentes en este universo de valores, en el que sí se halla sentido a lo aparentemente “inútil”, y dio paso a todas las reflexiones posteriores en un mar-co de intensa participación. Activismo ciudadano.- Uno de los momen-tos más destacados tuvo lugar en el espacio de las presentaciones individuales, en las que el tiempo no fue un obstáculo para que cada

persona compartiera aquello que consideraba de interés para los otros y permitió profundizar en el conocimiento de los asistentes, con procedencias muy diversas, trayectorias de vida impresionantes y múltiples experiencias y motivaciones.

La tarde del 15 de diciembre se desarrollaron los cuatro talleres de trabajo previstos en clave de un voluntariado de “ser, estar y hacer”. En el taller “Vivir el voluntariado a través de los senti-dos”, Sandra Candelas (coordinadora técnica de la Escuela de Voluntariado de la Comunidad de Ma-drid) acercó desde lo más personal una manera de experimentar la participación y el respeto en un mundo multicultural, con dinámicas grupales aleja-das de los convencionalismos. Por su parte, José Suárez (experto en parti-cipación ciudadana) llevó al taller “El carácter de disidencia y el activismo ciudadano del voluntaria-do” interesantes situaciones que desde lo lúdico permitieron reflexionar sobre las claves que dan

sentido a la transformación social. En el taller “El acercamiento a las características psico-sociales de refugiados e inmigrantes vulnerables”, María Ángeles Plaza (psicóloga de CEAR-Madrid) expu-so habilidades y pautas de trabajo con un sentido práctico y centradas en situaciones reales. Por último, Iván Forero situó el análisis de “La participación ciudadana en clave de defensa de derechos humanos” colocando al ser humano ante paradojas éticas y concluyendo con el pase de un documental sobre la emblemática comunidad de paz de San José de Apartadó, en el noroeste de Colombia. El domingo 16, en asamblea, se explicó el tra-bajo de cada delegación de CEAR y se compartie-ron los debates y las conclusiones de los talleres. Tras la clausura y la despedida, quedó el deseo de repetir un encuentro en el que imperó la ilusión y el empeño por alcanzar justicia y libertad para aque-llas personas que son perseguidas o buscan una vida mejor, desde un activismo social, reivindican-do la movilización y la denuncia como una seña de identidad de CEAR y el convencimiento del papel del voluntariado como motor de ésta.

- Mariví Roldán es la coordinadora del área de Voluntariado de CEAR.

trabajo, integración, reparto de comida y ropa o denuncia de situaciones ilegales. “En Las Palmas no hay consulado de Nigeria y nosotros servimos de enlace entre los nigerianos y la embajada. Pa-samos la información y cada cuatro meses vie-nen a Las Palmas”. Además, han creado el Patio de las Culturas, un proyecto cultural que promue-ve el conocimiento mutuo a través de jornadas, charlas, video-fórum, talleres, danza o teatro.

Un trabajo ingente en una isla donde cientos de nigerianos tratan de buscarse la vida.

- Elisa Silió es periodista de El País y voluntaria de CEAR.

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“El reasentamiento de refugiados es una de las tareas pendientes de España”Mario AmorósDesde hace dos años, Agni Castro (Ecua-dor, 1948) está al frente de la delegación en España del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados (ACNUR). Doctor en Geografía Humana por la Universidad de La Sorbona y con es-tudios de postgrado en relaciones interna-cionales y desarrollo y cooperación, forma parte de ACNUR desde 1985 y ha trabaja-do en Honduras, Costa Rica, Guatemala, México, Argentina y Colombia, así como en la sede central de Ginebra (Suiza).FC: En 2006, el Gobierno concedió el estatuto de refugiado a 168 personas y en 2007 a 204. ¿Son cifras suficientes para un país como España, que se pre-cia de ser la octava potencia económica mundial?- El reconocimiento de la condición de re-fugiado se basa en cómo se fundamenta el temor de persecución. La salud de un sistema de asilo no se evalúa por el núme-ro de solicitudes aprobadas, sino más bien analizando si el proceso se ajusta a De-recho. En este sentido, hay que tener en consideración el ordenamiento interno, los instrumentos internacionales en la materia y la revisión que efectúan los tribunales de las decisiones administrativas en materia de asilo. Por otra parte, hay varias situaciones que inciden en la resolución de solicitudes de asilo en España. Por una parte, muchas de esas solicitudes no guardan relación con problemas de protección internacional. Por otra, en muchos casos, los solicitantes –de hecho– no siguen adelante con sus solicitudes, procediendo a abandonarlas. Asimismo, otro elemento importante por el que hay que velar es el relacionado con la calidad y el seguimiento de la asistencia letrada que se brinda a los solicitantes de asilo y que está en manos de instituciones nacionales. De cómo se plasman en una solicitud de asilo las alegaciones y el te-mor fundado de persecución del solicitante dependerá en parte el resultado de la de-cisión. En conexión con este punto, y a fin de que la calidad de la formalización de las solicitudes mejore, confiamos en el impac-to positivo de la Guía para la Formalización de Solicitudes de Asilo que ha elaborado la Dirección General de Política Interior del Ministerio del Interior con la participación de ACNUR y las ONG especializadas.

Asimismo, hay que tomar en cuenta que uno de los serios problemas que afectan a los solicitantes de asilo en España es la implicación de mafias que se encargan de preparar “paquetes” o formatos de casos para ser presentados a las autoridades. Con la experiencia que se adquiere en el procesamiento de casos, esta situación es detectada. Lo triste y lo grave es que de-trás de estos “paquetes” ACNUR tiene la impresión de que puede haber casos que ameriten la protección internacional. Esta Oficina ha intentado ir más allá de la pri-mera declaración del solicitante de asilo. Desgraciadamente, el temor hace que las personas se mantengan en la primera ver-sión, sin desvelar el fondo y la gravedad de los problemas que afrontan. FC: En 2004, el Gobierno sugirió que España se comprometería con los pro-gramas de reasentamiento de refugia-dos de ACNUR, pero finalmente no ha sido así, ni siquiera ante la gravísima crisis humanitaria en Irak. ¿Por qué no ha fructificado aquella intención ini-cial? ¿Es ésta una de las asignaturas pendientes de España?- Como usted dice, ésta es una de las ta-reas pendientes en la que continuaremos trabajando, para lo cual esperamos seguir

ENTREVISTA A AGNI CASTRO, REPRESENTANTE DE ACNUR EN ESPAÑA

contando con la voluntad política de las au-toridades de gobierno, el apoyo de la socie-dad civil española y en particular de las ONG que trabajan en materia de asilo. Una de las dificultades estriba en el hecho de que el reasentamiento no está previsto en la actual ley de asilo española. Ése será uno de los temas en los que habrá que trabajar. Sin em-bargo, debo señalar que, a pesar de estas limitaciones, desde los 90 y bajo diferentes esquemas España ha acogido/reasentado a varios miles de personas, particularmente durante el conflicto armado en los Balcanes. Asimismo, notamos cada vez un mayor inte-rés por parte de países europeos por sumar-se a los países que reciben refugiados en reasentamiento. Entiendo que naciones de reciente acceso a la Unión Europea, como Bulgaria y Rumania, ya han expresado su voluntad de iniciar programas de reasenta-miento. FC: La UE y España han apostado por la externalización de las políticas de in-migración y asilo, con el reforzamiento del dispositivo FRONTEX. ¿Qué opina ACNUR de estas políticas? ¿Cree que im-posibilitan el acceso al procedimiento de asilo en Europa de personas necesitadas de proteccion internacional?- ACNUR sigue de cerca el tema, de hecho, a través de su representación en Varsovia está en contacto con la sede de FRONTEX, con base en dicho país. El interés mayor es que se tomen en consideración las necesidades de protección de los solicitantes de asilo y refugiados en las acciones que FRONTEX lleve a cabo. FC: ¿En los últimos años, España ha reconocido como refugiados a algunas personas perseguidas por razones de gé-nero o de orientación sexual. ¿Cree nece-sario redefinir el concepto de refugiado a la luz de estos “nuevos” tipos de perse-cución? - Una lectura de la Convención de 1951 sobre el Estatuto de los Refugiados a la luz de los avances en derecho internacional en mate-ria de derechos humanos permite incluir es-

tas categorías de personas en el ámbito de la definición de refugiado a condición de que haya un temor fundado de persecución por dichos motivos. En el caso de personas que tienen fundados temores de persecución a causa de su orientación sexual o género, ca-brían dentro de la categoría de grupo social determinado. Valga señalar que ya hay una doctrina consolidada por parte de ACNUR, así como abundante práctica administrativa y jurisprudencia al respecto. Asimismo, en el seno de la Unión Europea, estas causales están recogidas dentro de los instrumentos comunitarios en materia de asilo.FC: También se habla ahora de los “re-fugiados medioambientales”. ¿Qué opina ACNUR sobre este concepto?- En la reunión del Comité Ejecutivo de ACNUR de octubre de 2007 el Alto Comisio-nado de las Naciones Unidas para los Refu-giados, António Guterres, señaló que cuan-do salir no es una opción sino una necesidad para muchas personas, se trata de algo más que de pobreza. El señor Guterres afirmó también que casi todas las previsiones de los efectos a largo plazo del cambio climático predicen la expansión de la desertificación, al punto de destruir las posibilidades de vida en muchas partes del mundo, por lo cual es importante examinar las razones, la escala y las tendencias del desplazamiento. Y el Alto Comisionado reiteró que la solución a este complejo dilema va más allá del mandato de ACNUR, pero también que es nuestro deber alertar a los estados sobre estos problemas y ayudar a encontrar respuestas a los nue-vos desafíos. FC: Las diferencias clásicas entre mi-grantes y refugiados se difuminan cada día más en la complejidad y las injusti-cias del mundo actual, de hecho se ha acuñado el término de “flujos mixtos”. ¿Le preocupan las políticas de los países ricos destinadas a levantar muros y en-durecer leyes para contener las migracio-nes y aceptar sólo a aquellos migrantes que sus economías necesitan?- La migración irregular se presenta como un

gran desafío para los Estados en lo que es el ejercicio de un control efectivo en sus fronte-ras. El problema es que las medidas restricti-vas, tales como los visados y las dificultades de acceso a un país dado, han producido también como resultado el incremento del tráfico y la trata de personas. Bien sabemos que en el caso de los refugiados hablamos de víctimas de una migración forzada para sal-vaguardar la vida, la seguridad o la libertad ante una situación de persecución, conflicto armado y violaciones de derechos humanos. Hay que tener en consideración que los des-plazamientos forzados y los movimientos de refugiados ya no son efectos colaterales del conflicto, forman más bien parte de los obje-tivos y las tácticas del mismo. De ahí la necesidad de garantizar el equi-librio entre las necesidades legítimas de los Estados y la protección de los derechos hu-manos de los individuos, en particular el de-recho de solicitar asilo, previsto en la Decla-ración Universal de Derechos Humanos. Hay que velar entonces por buscar un equilibrio entre las necesidades de protección de los solicitantes de asilo y refugiados y el interés de los Estados en prevenir que sus proce-dimientos de asilo sean utilizados en forma indebida o abusiva para conseguir la resi-dencia por personas que de otro modo no podrían obtenerla.

La preocupación de ACNUR es que el solicitante de asilo “bona fide” sea converti-do una vez más en víctima como producto de las medidas administrativas o legislativas restrictivas. De ahí la necesidad y la urgencia de velar por que en el diseño y adopción de políticas migratorias y de asilo estén debi-damente incorporadas las cláusulas de sal-vaguarda, así como disposiciones legales y prácticas administrativas para facilitar el ac-ceso al procedimiento a los potenciales so-licitantes de asilo y refugiados, de acuerdo al derecho internacional de refugiados. En el caso de España esto se está ya haciendo.

- Mario Amorós es miembro del área de Es-tudios y Movimientos Sociales de CEAR.

El ecuatoriano Agni Castro está al frente de la delegación en España de ACNUR desde hace dos años. FOTO: ACNUR.

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El enriquecimiento de la pérdida.- L’Enriquiment de la pèrdua. Aportacions i riqueses de les persones refugiades a Catalunya es un libro que recoge las colaboraciones de escritores re-fugiados en Cataluña en torno a los conflictos del asilo y la experiencia del desarraigo. Invitados por la Comissió Catalana d’Ajuda al Refugiat (CCAR, entidad asociada a CEAR) y con el apoyo de la Secretaría para la Inmigración de la Generalitat, todos los autores participaron en un colo-quio el 20 de junio. El libro, que contiene textos del iraquí Pius Alibek, el iraní Nazanín Amirian, el chileno Jorge Barudy, la yugoeslava Marija Djurdjevich, el cubano Jorge Ferrer, la uruguaya Cristina Peri Rossi, el albanés Bashkim Shehu, el camerunés Inongo vi-Makome y la checa Monika Zgustova, demuestra la aportacion que los refugiados hacen a la sociedad catalana, otra forma de defender el derecho de asilo. ÀGATA SOL RUEDA, secretaria general de la CCAR.

Atención psicosocial.- Los Centros de Migraciones que CEAR gestiona ofrecen una aten-ción psicosocial urgente a aquellos solicitantes de asilo en una situación de grave vulnerabilidad. En el caso de las personas acogidas mayores de 65 años, la integración social exige acciones individualizadas específicas. Ésta es actualmente la situación de una somalí de 74 años que llegó al Centro de Migraciones de Mérida con otros cuatro miembros de su familia, en la que representa la autoridad matriarcal por su condición de persona de mayor edad y el esfuerzo que significó haber sobrevivido en Mogadiscio en el contexto del cruel conflicto que azota su país. Sin embargo, en su vida en España su autoridad familiar se deteriora de manera dramática ya que exhibe una elevada dependencia y atraviesa por considerables dificultades, tales como el aprendizaje del idioma y de las costumbres locales, su dificultad para generar ingresos para su familia o la detección de una diabetes. JAVIER SEGURA, director del Centro de Migraciones de Mérida (CEAR-Extremadura).

Por la igualdad laboral.- CEAR-País Valencià celebró el 19 de diciembre en Valencia la IV Jornada de Contratación de Personas Extranjeras con el lema “Igualdad de oportunidades y no discriminación”. Esta actividad abrió un espacio de diálogo y debate en el que se aportaron reflexiones y propuestas de actuación de todos los actores implicados en el trabajo contra la dis-criminación en el acceso al empleo y las condiciones laborales de los trabajadores extranjeros. Participaron más de sesenta personas procedentes de las administraciones públicas, asociacio-nes, empresas, centrales sindicales, entidades empresariales, refugiados y migrantes, así como los agentes relacionados con la inserción laboral de personas de origen extranjero. En la jornada se puso de manifiesto la necesidad de una ley integral contra la discriminacion, la incorporación de medidas de discriminación positiva, al igual que planes de igualdad en el acceso al mercado laboral, la cualificación profesional y las condiciones laborales. SALVA LACRUZ, coordinador de Sensibilización y Voluntariado de CEAR-PV.

Acogida a subsaharianos.- En 2008 CEAR-Madrid gestionará el Dispositivo de Acogida a Subsaharianos integrado en el Plan Madrid de Convivencia Social e Intercultural 2004-2007. Este programa surgió en 2004 como propuesta de CEAR-Madrid al Ayuntamiento tras la reali-zación de un análisis profundo de la situación de la población subsahariana en la ciudad. Es un programa de atención integral que contará con 49 plazas de acogida y un equipo profesional multidisciplinar integrado, entre otros, por abogados, psicólogos, trabajadores sociales y moni-tores, vital para garantizar una acogida adecuada a un colectivo tan vulnerable como el subsa-hariano. Con este proyecto, CEAR pretende contribuir a mejorar sus condiciones de vida y velar por que sus derechos sean reconocidos, con especial atención en aquellos casos susceptibles de ser refugiados. JOSÉ RUBIO, responsable de Sensibilización y Prensa de CEAR-Madrid.

Programa de Arteterapia.- El Programa de Atención Psicológica de CEAR-Euskadi ha pues-to en marcha un grupo de arteterapia, disciplina que utiliza la creación plástica para abordar la situación personal y facilitar la expresión de las propias vivencias. Su carácter no verbal confiere a la arteterapia un lugar importantísimo en el trabajo con personas que tienen dificultades para expresarse mediante la palabra. Además del fin terapéutico, las sesiones grupales con parti-cipantes de diferentes procedencias ofrecen la posibilidad de compartir y conocer códigos de expresión plástica propios de cada cultura y reconocerse a sí mismos en ellos. El taller se realiza con una periodicidad semanal, en sesiones de dos horas, desde enero hasta junio. Programa de atención psicológica de CEAR-Euskadi.

CATALUÑA

EXTREMADURA

PAÍS VALENCIANO

MADRID

EUSKADI

CANARIAS

ANDALUCÍA

Angola: las dificultades tras el retorno de los refugiados

Rafael MonteroCon una población estimada en cerca de 16 millo-nes de personas, Angola se recupera lentamente de las heridas causadas por un conflicto que duró demasiado tiempo. Desde 1974 hasta 2002, la gue-rra civil destruyó el tejido productivo y arruinó las esperanzas puestas en la independencia. Angola es un país rico en recursos naturales, pero el con-flicto causó millones de desplazados y refugiados en los países vecinos, principalmente Zambia, Re-pública Democrática del Congo y Namibia. El nú-mero de desplazados internos superó los tres mi-llones de personas, sobre un 20% de la población. Este enorme flujo de personas se desplazó durante la guerra en varios sentidos: hacia Luanda, la ca-pital del país, que en pocos años pasó de ser una ciudad de 700.000 habitantes a concentrar cerca de cinco millones de personas; hacia las capitales provinciales; y de manera general del interior ha-cia el litoral, considerado más seguro. En el caso de las regiones cercanas a los países vecinos, el movimiento de población atravesó las fronteras nacionales.

El grueso de esos refugiados comenzó a re-gresar a Angola en abril de 2002, cuando se firmó el Memorando de entendimiento entre el Gobierno angoleño y la Unión para la Independencia Total de Angola (UNITA), que puso fin al conflicto pocos meses después de la muerte en combate del líder histórico de UNITA, Jonas Savimbi.

Hasta finales de 2006, momento en que termi-nó la repatriación organizada por ACNUR, 138.594 refugiados angoleños habían regresado a su país a través de los convoyes terrestres o de los vuelos organizados por la agencia de Naciones Unidas para los refugiados, lo que ha supuesto la mayor operación de repatriación en África de los últimos años. Se calcula que 410.000 refugiados angole-ños han retornado después del final del conflicto. En municipios como Luau, más del 90% de los ha-bitantes son antiguos refugiados. El sueño del re-greso a la tierra se ha visto confrontado con la dura realidad de las condiciones de vida: precariedad de los servicios sociales e inexistencia de alternativas de empleo.

El anuncio de elecciones para septiembre es sin duda un paso hacia la normalización del país. El desacuerdo surgido a raíz de las anteriores eleccio-nes de 1992 trajo una fase de guerra más cruenta. Por ello en la memoria colectiva de los angoleños la celebración de elecciones se identifica con la po-sibilidad de que surjan nuevos conflictos.

Los datos macroeconómicos (crecimiento de la economía, control de la inflación) son favorables, ya que Angola es el segundo productor de petróleo del África subsahariana, pero su índice de desa-rrollo humano es muy bajo (162º de un total de 177

países) y las tasas de malnutrición, mortalidad infantil, acceso a agua potable… son desfavora-bles incluso si se comparan con otros países del entorno.

Presente en Angola desde 1999, en la actua-lidad la Fundación CEAR está trabajando en la provincia de Benguela en dos zonas que fueron centros de recepción de desplazados del interior del país, Damba Maria, que fue el mayor campo de desplazados de la provincia, y Dombe Grande, una zona con gran potencial agrícola. Sus pro-yectos se centran en la promoción del asociati-vismo comunitario y en la habitabilidad integrada: servicios sociales básicos, agua y saneamiento, estructuras productivas…

Testimonio.- “Mi nombre es Victorino Chico, tengo 43 años y una prótesis en lugar de una pierna que perdí cuando pisé una mina. Entonces tenía 21 años. Vivía con mi familia en la aldea de Chumbo, cerca de Chongoroi, en el interior del país. No había comodidades pero no faltaba de nada: las tierras de labranza, la lluvia que nunca fallaba, nuestros animales... En 1993 lo perdimos todo. Había muchos ataques de la guerrilla a las posiciones del gobierno y siempre estábamos por medio. Dormíamos vestidos, porque en cualquier momento teníamos que salir huyendo, y ya no pudimos más. Fuimos a Chongoroi y después a Benguela, la capital provincial. Hice 200 kilóme-tros en bicicleta. Estuvimos varios meses aloja-dos en un campamento, recibíamos ayuda del Programa Mundial de Alimentos, se hacían ollas comunitarias, pero pasamos mucho hambre, los niños morían todos los días”.

“Oímos que en Dombe Grande había caña de azúcar, fuimos a trabajar como cortadores y después comprábamos alguna caña para co-merciar. En cuatro meses la caña acabó, pero el Gobierno nos dio la opción de reasentarnos allí. Como somos campesinos, comenzamos a cul-tivar y formamos una asociación, la Associação de Camponeses para o Desenvolvimento Socia. Todos los miembros fuimos desplazados, gente de Cubal, de Ganda, de Chongoroi. Yo vuelvo a mi tierra una vez al año, pero nuestros campos fueron ocupados y hay pocos servicios sociales, así que nuestra vida está aquí”.

Esta asociación es uno de los socios locales de la Fundación CEAR en los proyectos de Dom-be Grande, en la provincia de Benguela. El apoyo de la Fundacion CEAR incide en el refuerzo aso-ciativo, la mejora de la producción agrícola y de la comercialización y los microcréditos.

- Rafael Montero es el coordinador de la Funda-ción CEAR en Angola.

Un nuevo concepto de ciudadanía.- El servicio de Mediación Social Intercultural de CEAR-Canarias participó a principios de febrero en las “Primeras Jornadas Internacionales de Participación y Desarrollo Social de Las Palmas de Gran Canaria”, organizadas por el Ayunta-miento, con el lema “Ciudad y ciudadanía: construyendo los nuevos perfiles de la ciudad”. Con el énfasis en la necesidad de la participación ciudadana en los asuntos públicos y la invitación específica a migrantes y refugiados, los mediadores de CEAR-Canarias intervinieron en el gru-po de trabajo “Diversidad cultural e interculturalidad en la construcción social de la ciudad y de los nuevos distritos”. El trabajo continuará con la creación de un espacio de diálogo denominado “Taller de Interculturalidad en Acción”, en el que proseguirá el intercambio de impresiones y experiencias para la construcción de un modelo de convivencia que incorpore a los ciudadanos procedentes allende las fronteras nacionales. JUAN MORENO, responsable de Comunica-ción de CEAR-Canarias.

Viaje a Gales.- En diciembre, un representación de CEAR-Sur y de la Fundación CEAR se trasladó al norte de Gales en el marco de un proyecto transnacional denominado “Proyecto Mercurio”, impulsado por la consultora INCOMA y CEAR SUR, con el objetivo de intercambiar experiencias y metodologías entre organizaciones especializadas en asilo para más adelante desarrollar alguna iniciativa común en el marco de la Unión Europea. La delegación mantuvo encuentros, entre otros con el Consejo de Refugiados de Gales, la Asociación de Apoyo a Mu-jeres Extranjeras, una eurodiputada y un diputado del Parlamento regional. El próximo viaje en el marco de este proyecto tendrá lugar en la primavera a Italia. ANA GÓMEZ, responsable de Comunicación y Sensibilización de CEAR-Sur.

Apertura tradicional de pozos para captar agua para el riego en Luacho, una zona de recepción de desplazados en Dombe Grande, donde trabaja la Fundación CEAR.

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“Uno llega a España con una venda en los ojos”

Mi nombre es O. A. y nací el 9 de marzo de 1965 en Colombia. Llegué a España a prin-cipios de noviembre huyendo de la persecu-ción que estaba sufriendo en mi país. Con-migo vinieron mi esposa y mi hija, de apenas 4 años. Tomar la decisión de abandonar tu hogar, tu calidad de vida, tus familiares, tus amigos… no es nada fácil, pero, tras cuatro años de persecuciones y amenazas, no me quedó otra salida.

Mi calvario empezó a principios de 2003, cuando trabajaba en la ciudad de Armenia con autobuses escolares de mi propiedad, una ocupación que me permitía vivir de mane-ra acomodada. Un día de enero de 2003 llevé a pintar una de las busetas a un parqueade-ro en Calarcá y, cuando me encontraba allí, miembros del Departamento Administrativo de Seguridad (DAS) y del ejército entraron fuertemente armados y encontraron explosi-vos en el cuarto de baño del establecimiento. Fuimos acusados de intentar perpetrar un atentado contra el presidente Álvaro Uribe, quien estaba de visita esos días cerca de la zona, y por ello nos llevaron a los calabazos del DAS. Éramos siete personas, nos toma-ron las huellas, nos hicieron la declaración indagatoria y, finalmente, nos acusaron de terroristas, relacionándonos con un conocido guerrillero de las FARC que operaba en ese departamento.

Posteriormente nos sacaron fotografías junto a los explosivos y ésas instantáneas fueron publicadas en todos los periódicos y en la televisión en un noticiario nacional. Permanecimos unos ocho días incomunica-dos y el último día nos trasladaron a la cárcel del municipio de Calarcá y a la Fiscalía nº 10 de Calarcá y tras la declaración indagatoria nos concedieron la libertad provisional. Este proceso de investigación culminó en 2003, cuando fuimos absueltas todas las personas involucradas. Para que esto no quedara así, contraté a una abogada para interponer una demanda de reparación directa contra el Es-

tado, el DAS y las fuerzas militares. Después de ser absuelto de todos los cargos, continué haciendo una vida normal, pero, a través de unos amigos que prestaban el servicio militar, me enteré de que mi fotografía estaba en un álbum fotográfico en el que aparecen supues-tos guerrilleros, pese a haber sido absuelto.

Atentado.- En marzo de 2006, empecé a recibir amenazas de muerte en Calarcá. El operativo por el que había sido detenido había causado muchos problemas a mucha gente del DAS, desde un principio se sospechó que fue un montaje del mismo DAS e incluso pa-rece que hubo destituciones en la institución después del proceso. El 20 de diciembre de 2006 es una fecha que no se me olvidará nun-ca ya que sufrí un atentado en Calarcá pues fui tiroteado desde un coche y resulté herido en una pierna. No presenté denuncia porque tenía sospechas de que los hechos provenían de parte de las mismas autoridades a conse-cuencia de la demanda presentada, pero sí

decidí trasladarme a Pereira para esconderme en casa de un amigo.

No sólo me perseguían a mí, el 15 de junio de 2007 el encargado del parqueadero donde ocu-rrieron los hechos citados al principio desapareció y aún se desconoce su paradero. Ese mismo mes un testigo ocular del operativo y encargado del parqueadero fue asesinado y el crimen aún no ha sido esclarecido.

El 30 de junio de 2007 volví a ser víctima de un atentado cuando me dirigía a casa de mi amigo en Pereira, recibí varios impactos de bala y fui in-sultado. Decidí trasladarme de nuevo y me fui para Maizales y desde allí comencé a hacer los trámites para venir a España y solicitar el asilo para mí y mi familia. Todas mis esperanzas se volcaron en este viaje.

Los tres llegamos a Madrid a finales de oc-tubre en un momento en el que había muchos solicitantes en el aeropuerto de Barajas. La sala en la que nos alojaron estaba llena de gente, en una situación grave de hacinamiento y sin apenas espacio para moverse. Permanecimos allí nueve

TESTIMONIO DE UN REFUGIADO COLOMBIANOdías bastante estresantes en los que me preocu-paba especialmente la niña, ya que la sala no es-taba acondicionada para ella. Uno llega con una venda en los ojos, pensando que la situación será diferente y el miedo a ser devueltos está muy pre-sente.

En la primera entrevista que me hicieron en la Oficina de Asilo y Refugio, relaté mi caso y posteriormente se me comunicó la inadmisión a trámite de mi solicitud. El desconsuelo y la falta de esperanza se apoderaron de mí. Tenía miedo porque las pruebas que había presentado apunta-ban directamente contra el gobierno colombiano y no sabía qué podía pasarme si regresaba. En esos días era frustrante ver como todo el mundo que se encontraba en aquella sala de Barajas salía para ser devuelto, ya que la inmensa mayoría de las so-licitudes fueron inadmitidas a trámite.

Sin embargo, renació la esperanza cuan-do ACNUR informó de manera favorable sobre la admisión a trámite de mi solicitud de asilo. La abogada de CEAR pidió el reexamen y nuestra tranquilidad llegó con la notificación de entrada para interponer el recurso contra esa inadmisión a trámite.

Ahora las condiciones en que vivimos en un Centro de Migraciones gestionado por CEAR son muy diferentes, mucho más favorables. El estrés continúa porque uno está acostumbrado a traba-jar, a tener un buen nivel de vida, pero por ahora sólo queda esperar. Todas mis expectativas están ahora puestas en que nos den un aval, el de la admisión a trámite, para poder empezar a traba-jar, a organizarme con mi familia. Nos gustaría ir a vivir a Madrid, donde pensamos que tendremos muchas más oportunidades para salir adelante en el futuro.

Aunque nuestros objetivos están puestos en un futuro en España, es muy triste volver la mirada atrás. Dejamos muchas cosas en Colombia, traba-jo, familia, amistades... Pensar en volver dentro de determinado tiempo, cuando la situación cambie, es complicado. Sabes que las cosas no van a ser iguales que cuando las dejamos, obviamente todo habrá cambiado.

“Era frustrante ver como todo el mundo que se encontraba en aquella sala de Barajas salía para ser devuelto”

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www.cear.es Primavera de 20088

Eugenia García Raya El 18 de julio de 1982, domingo, era día de mercado en la comunidad de Plan de Sánchez. El pueblo es-taba lleno de gente que venía de las comunidades vecinas cuando, a la una y media de la tarde, esta-llaron dos granadas. Las había lanzado el ejército, que en ese momento llegaba y tapaba las entradas y salidas de la población. Juan Manuel Jerónimo, uno de sus habitantes, cuenta que “fueron de dos en dos entrando a todas las casas y sacando de ellas a las familias completas”. Juan Manuel, cuya casa estaba situada en las afueras del pueblo, iba en ese mo-mento hacia la casa de su madre, también fuera del núcleo urbano, junto con su mujer y sus cuatro hijos. Al llegar, le contaron que el ejército estaba llegando al pueblo. Se intranquilizaron, seguramente por los precedentes: las masacres y desapariciones cometi-das en la zona por el ejército el 13 de febrero, el 4 de marzo, el 13 de marzo o el 14 de mayo, que también están siendo investigadas por el magistrado español Santiago Pedraz, de la Audiencia Nacional. “En mi familia decidimos que las mujeres y los ni-ños se quedaran en la casa, pensando que a ellos no les iba a pasar nada, y los hombres, tres hermanos míos y yo, con un sobrino, salimos hacia la casa de mi hermana. A sesenta metros de su puerta vimos que el ejército llegaba antes que nosotros. Desde allí vi cómo los soldados recogían a las mujeres con sus hijos y a los ancianos con sus nietos. Mi abuela, de 82 años, fue cogida con todos los nietos. Y hacia las cinco de la tarde empezaron a matar. A los que no pudieron sacar de las casas, porque se resistían, los mataron ahí mismo. Se llevaron a las chicas jóvenes a una casa, y allí las torturaron, las violaron y las degollaron. Las dejaron allí, desnudas. Sólo queda-ron vivas tres de ellas, porque entre los miembros

Víctimas del genocidio en Guatemala declaran en España para exigir el fin de la impunidad

del ejército tenían familiares. Se oían las balaceras durante toda la tarde. Hacia las nueve de la noche me fui con el niño, mi sobrino, a esconderme y pa-sar la noche como a tres kilómetros, debajo de unos árboles. Y ellos siguieron matando hasta las doce de la noche. A la mañana siguiente volví a la casa de mi madre. No había nadie, no había nada, sólo la manta de mi niño de seis meses. En ninguna casa de mi fa-milia había nadie. Hasta que llegamos a la casa de mi hermana. Ahí estaban todos, carbonizados. El ejérci-to les había prendido fuego. Y a los que no cupieron en la casa, les mataron en el patio. Me mataron a mi madre, a mi esposa, a mis dos hijos y mis dos hijas. El pequeño tenía seis meses. En total fueron asesi-nadas 184 personas ese día. Y los tuvimos que ente-rrar rápidamente, porque llegaron los comisionados a hacer los partes de los muertos y nos ordenaron que el entierro se hiciera en una hora, o si no volvería el avión del ejército a matar a los demás”. Este tipo de hechos ocurrieron en Guatemala unas 667 veces en esos años. Unos 430 pueblos desapa-recieron completamente.

Como desplazado interno, Juan Manuel Jerónimo se convirtió en un refugiado en su propia tierra y vivió escondido junto con otros sobrevivientes. Algunos de ellos, acompañados por las organizaciones que les representan, The Center for Justice & Accounta-bility (CJA) y la Asociación Pro Derechos Humanos de España (APDHE), han declarado como testigos y querellantes ante el juez Pedraz, quien investiga el genocidio cometido por el ejército guatemalteco du-rante la década de los 80 y ha pedido en extradición a los políticos y militares acusados, entre ellos los ex presidentes del país Efraín Ríos Montt, Romeo Lu-cas García y Oscar Humberto Mejías; el jefe de las Fuerzas Armadas, general Benedicto Lucas García, y el ministro del interior, Donaldo Álvarez Ruíz. Se les acusa de delitos contra la humanidad, terrorismo de Estado, torturas y secuestro. No ha sido posible su enjuiciamiento en Guatemala y tampoco su ex-tradición, que la Corte de Constitucionalidad guate-malteca ha denegado. El ex presidente Ríos Montt es hoy diputado y, en una cruel ironía, es miembro de la Comisión de Derechos Humanos del Congreso.

Edita: Comisión Española de Ayuda al Refugiado (CEAR). Comité de redacción: Mario Amorós (coordinador), Iván Forero, Eugenia García Raya y Mauricio Valiente. Maquetación: Creatividad y Comunicacion de acción social. Impresión: AFANIAS. Servicios Centrales de CEAR: Avda. General Perón, 32. 2º Dcha. 28020 Madrid. Tf.: 91 598 05 35. [email protected] Depósito legal: M-26266-2005

Encuentro de la Marcha de la Memoria y la Marcha del Día del Ejército en Ciudad de Guatemala. FOTO: JAMES RODRÍGUEZ / BRIGADAS INTERNACIONALES DE PAZ.

Refugiados.- El juez ha pedido la colaboración de cualquier ciudadano, en cualquier país del mundo, que haya sido testigo de las matanzas. Allan Nairn, periodista estadounidense que pasó cuatro meses con el ejército guatemalteco durante 1982, ha sido de los primeros en responder y ha declarado ya en la Audiencia Nacional. Él entrevistó a soldados y oficiales que participaron en las matanzas y que le confirmaron que “se trataba de una política sis-temática de aniquilamiento que surgió de los altos mandos del ejército, de los jefes de Estado y de Washington, especialmente del gobierno de Ronald Reagan”. Según Nairn, algunos de los altos man-dos estadounidenses implicados en el genocidio “siguen hoy en la Casa Blanca”. Según el sumario judicial, unas 250.000 perso-nas fueron asesinadas o desaparecidas entre 1961 y 1996 en Guatemala, la mayoría de ellas de las comunidades mayas, a quienes el ejército conside-raba “aliados naturales de la guerrilla” de la Unidad Revolucionaria Nacional Guatemalteca. La Comi-sión para el Esclarecimiento Histórico, organismo patrocinado por Naciones Unidas, habla de entre medio millón y un millón y medio de desplazados internos y refugiados que huyeron del país, dos-cientos mil de ellos a México. Unos desplazados que a finales de 2004, cuando la Comisión de las Naciones Unidas para supervisar el cumplimiento de los acuerdos de paz de 1996 abandonó el país, no habían visto cumplir lo estipulado en esos acuer-dos sobre reasentamiento y reparto de tierras. Se estima que puede haber todavía 250.000 personas que no han podido volver a sus lugares de origen.

- Eugenia García Raya es responsable de Informa-ción Pública de CEAR.

Allan Nairn, periodista estadounidense testigo de las masacres: “Fue una política sistemática de

aniquilamiento que surgió de los altos mandos del ejército, de los jefes de Estado y de Washington”