Fructificando El Tiempo

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Fructificando el tiempo “aprovechando bien el tiempo, porque los días son malos” (Efesios 5:16) Los griegos usaban por lo menos tres palabras para designar tiempo: Aión, Kairós y Krónos. Aión indicaba el tiempo de largo plazo. Kairós indicaba una ocasión adecuada o una oportunidad. Y Krónos es el tiempo medido por el reloj: segundos, minutos y horas. Mientras atravesamos el palco de la historia, somos convocados a responder a cada una de estas dimensiones del tiempo. El Aión reclama nuestra entrega y rendición, la aceptación de nuestra finitud. Exige humildad: agradecer a Dios la oportunidad de entrar en la existencia y encarar la aventura de vivir como un privilegio, como una gota que se alegra en participar del mar. El Kairós exige atención y prontitud, pues tal es la oportunidad como un cometa que pasa en velocidad atroz, quien pestañeó, perdió el espectáculo. Exige sabiduría: aprovechar la oportunidad que Dios nos presenta. El Krónos es el más cruel, que corre sin parar empujándonos cada vez más cerca de la muerte. Es el tiempo con medida, y cada persona tendrá la suya, en el misterio de la economía divina. Exige responsabilidad: un inagotable cuidado y buena administración. Debemos caminar a la sombra de la eternidad, agradecidos por el privilegio de existir y vivir. En la danza de las oportunidades, caminemos con sabiduría para recoger cada fruto en su propia estación. Mientras corre el tiempo, vivimos. Mientras nos empuja para el fin de nuestra medida, vivimos. Vencemos la muerte viviendo bien. Es mejor morir viviendo que vivir muriendo.

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Fructificando el tiempo

“aprovechando bien el tiempo, porque los días son malos” (Efesios 5:16)

Los griegos usaban por lo menos tres palabras para designar tiempo: Aión, Kairós y Krónos. Aión indicaba el tiempo de largo plazo. Kairós indicaba una ocasión adecuada o una oportunidad. Y Krónos es el tiempo medido por el reloj: segundos, minutos y horas.

Mientras atravesamos el palco de la historia, somos convocados a responder a cada una de estas dimensiones del tiempo. El Aión reclama nuestra entrega y rendición, la aceptación de nuestra finitud. Exige humildad: agradecer a Dios la oportunidad de entrar en la existencia y encarar la aventura de vivir como un privilegio, como una gota que se alegra en participar del mar. El Kairós exige atención y prontitud, pues tal es la oportunidad como un cometa que pasa en velocidad atroz, quien pestañeó, perdió el espectáculo. Exige sabiduría: aprovechar la oportunidad que Dios nos presenta. El Krónos es el más cruel, que corre sin parar empujándonos cada vez más cerca de la muerte. Es el tiempo con medida, y cada persona tendrá la suya, en el misterio de la economía divina. Exige responsabilidad: un inagotable cuidado y buena administración.

Debemos caminar a la sombra de la eternidad, agradecidos por el privilegio de existir y vivir. En la danza de las oportunidades, caminemos con sabiduría para recoger cada fruto en su propia estación. Mientras corre el tiempo, vivimos. Mientras nos empuja para el fin de nuestra medida, vivimos. Vencemos la muerte viviendo bien. Es mejor morir viviendo que vivir muriendo.