Frustrado retorno de San Martín a su Patria 1828-1829

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 Pág. 1 LA NACIÓN Domingo 15, agosto 1982 Secc. 4A Pág. 1 Frustrado retorno de San Martín a su Patria 1828-1829 Por razones económicas, y no políticas, como equivocadamente se dice, San Martín trató de retornar a su Patria en 1828-1829; pero al llegar al Río de la Plata no quiso pisar la tierra de los argentinos, conmovida por una guerra civil que terminaría —dijo— con el surgimiento de un tirano. Por José S. Campobassi Para LA NACIÓN – BUENOS AIRES, 1982 n 1828-1829 San Martín hizo un viaje al Río de la Plata, el único que realizó desde 1824, año en que partió de la ciudad de Buenos Aires rumbo a Europa, hasta 1850, fecha de su muerte. Equivocadamente se afirmó muchas veces, y aún se hace, que ese viaje tuvo fines políticos. Tal asevera ción es totalmente errada. Lo cierto fue que a fines de 1828 San Martín, que vivía pobremente en la ciudad belga de Bruselas, cuando todavía no existía el reino de Bélgica, junto a su hijita María Mercedes Tomasa , tuvo que afrontar su mu y crítica situac n económica, proveniente de la galopante desvalori zación del peso argentino por obra de las emisiones de papel moneda sin garantía ni re sgu ardo met áli cos . Los pocos recurso económicos que le llega ban de sde nuestro país y le ha an permitido hasta entonces, obtener una determinada cantidad de unidades de la moneda de uso corriente en Bruse las, al desvalorizarse el peso argentino representaron muy poca cosa para él. Con la cantidad de pes os ar gen tin os que le proporcionaban 50 peniques, en 1828 obtenía solamente 12. Como no recibía absolu ta ment e nada de la Argentina, su patria, en su carácter de militar retirado, y tampoco de Chile, que lo había eliminado de sus listas castre ns es, y el Perú le pa gaba con atraso, o no le pagaba, la pensión v itali cia que le hab ía con ced ido , dec idi ó volver a su finca rural de Villa Los Barriles, Mendoza, la única que poseía, para explotarla y administrarla perso E na l y efic ient emente, de ja ndo a su hi ji ta en un cole gi o pr iv ado, como pensionada. Viaje del Libertador al Río de la lata El 21 de noviembre de 1828 se tras ladó a Falmouth, puerto del sudeste de Gran Br etaña, par a embar car se con desti no al Río de la Plata. Lo hizo en el buque “Contess of Chi che ster”, que realizaba su primer viaje a la Argen tina, y trató de pasar inadvertido al declarar que se llamaba José Matorras, apellido de su madre. El 5 de febrero de 1829 el buque llegó a Montevideo y el 6 a la zona de las balizas exteriores del puerto de Buenos Aires, momento en que San Martín decidió no desembar car, pues en su patria había estallado la guerra civil. El 7 llegaron a visitarlo, conducidos por una ballenera, el coro

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Frustrado retorno deSan Martín a su Patria 1828-1829

Por razones económicas, y no políticas, como equivocadamente se dice, San

Martín trató de retornar a su Patria en 1828-1829; pero al llegar al Río de laPlata no quiso pisar la tierra de los argentinos, conmovida por una guerra

civil que terminaría —dijo— con el surgimiento de un tirano.Por José S. Campobassi Para LA NACIÓN – BUENOS AIRES, 1982

n 1828-1829 San Martín hizo un

viaje al Río de la Plata, el único

que realizó desde 1824, año en

que partió de la ciudad de Buenos Aires

rumbo a Europa, hasta 1850, fecha desu muerte. Equivocadamente se afirmó

muchas veces, y aún se hace, que ese

viaje tuvo fines políticos. Tal asevera

ción es totalmente errada. Lo cierto fue

que a fines de 1828 San Martín, que

vivía pobremente en la ciudad belga de

Bruselas, cuando todavía no existía el

reino de Bélgica, junto a su hijita María

Mercedes Tomasa, tuvo que afrontar su

muy crítica situación económica,proveniente de la galopante desvalori

zación del peso argentino por obra de

las emisiones de papel moneda sin

garantía ni resguardo metálicos. Los

pocos recurso económicos que le llega

ban desde nuestro país y le habían

permitido hasta entonces, obtener una

determinada cantidad de unidades de

la moneda de uso corriente en Bruse

las, al desvalorizarse el peso argentino

representaron muy poca cosa para él.

Con la cantidad de pesos argentinos

que le proporcionaban 50 peniques, en

1828 obtenía solamente 12. Como no

recibía absolutamente nada de la

Argentina, su patria, en su carácter de

militar retirado, y tampoco de Chile,

que lo había eliminado de sus listas

castrenses, y el Perú le pagaba conatraso, o no le pagaba, la pensión vitali

cia que le había concedido, decidió

volver a su finca rural de Villa Los

Barriles, Mendoza, la única que poseía,

para explotarla y administrarla perso

E

nal y eficientemente, dejando a su

hijita en un colegio privado, como

pensionada.

Viaje del Libertadoral Río de la Plata

El 21 de noviembre de 1828 se tras

ladó a Falmouth, puerto del sudeste de

Gran Bretaña, para embarcarse con

destino al Río de la Plata. Lo hizo en el

buque “Contess of Chichester”, que

realizaba su primer viaje a la Argen

tina, y trató de pasar inadvertido al

declarar que se llamaba José Matorras,

apellido de su madre. El 5 de febrero de

1829 el buque llegó a Montevideo y el 6

a la zona de las balizas exteriores delpuerto de Buenos Aires, momento en

que San Martín decidió no desembar

car, pues en su patria había estallado la

guerra civil. El 7 llegaron a visitarlo,

conducidos por una ballenera, el coro

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nel Manuel de Olazábal y el sargento

Pedro N. Alvarez de Condarco, ex mili

tares de las guerras de la Independen

cia y amigos del Libertador, a quien

obsequiaron una caja de duraznos.

Instalados en la cámara del buque, San

Martín les dijo: “Yo supe en Río de

 Janeiro sobre la revolución encabezadapor Lavalle y en Montevideo el fusila

miento de Dorrego. Entonces me decidí 

a venir hasta balizas, permanecer en el

paquete, y por nada desembarcar, aten

diendo desde aquí algunos asuntos que

tenía que arreglar, y regresar a Europa.

Mi sable no se desenvainará jamás en

guerras civiles”. Tal lo que narró Olazá

bal en sus “Memorias”, y agregó que

San Martín había engordado y encane

cido, pero tenía los ojos centelleantes,

como en los mejores años de su carrera

militar.

Su decisión de nodesembarcar

En esas circunstancias llegó el coro

nel Tomás de Espora, representante del

gobierno de Buenos Aires. Recordemosque el 1º de diciembre de 1828 el gene

ral Juan G. Lavalle, unitario, derrocó al

gobernador bonaerense coronel

Manuel Dorrego, federal, y luego salió

en su persecución, hasta hacerlo prisio

nero en Navarro y fusilarlo, lo que

originó la guerra civil, que muy pronto

se generalizó. Lavalle dejó como gober

nador delegado al almirante Guillermo

Brown, y a José M. Díaz Vélez comoministro general de gobierno. Fue éste,

a indicación de Lavalle y Brown, quien

entregó a Espora la carta oficial para

San Martín invitándolo a desembarcar.

El Libertador agradeció ese gesto, pero

rehusó pisar tierra argentina, motivo

por el cual la prensa unitaria de Buenos

Aires (“El Tiempo” y “El Pampero”) lo

atacó muy duramente.

Decidido a no desembarcar, el 7 defebrero pidió, por nota, pasaportes

para él y su criado, que le fueron

concedidos. El 12 partió en el mismo

buque rumbo a Montevideo, donde

llegó el 13, día en que fue recibido

clamorosamente por el pueblo y agasa

 jado por las autoridades.

Intercambio de cartascon Guido

El 23 recibió una larga carta del gene

ral José T. Guido, su íntimo amigo ycompañero de las guerras de la Inde

pendencia. El 12 de marzo Guido volvió

a escribirle. Esta vez le manifestó su

asombro por haber sabido que proyec

taba volver a Europa, alejándose de su

patria, y lo instó a esperar en Montevi

deo la estabilización política argentina

antes de hacer efectiva su decisión. San

Martín respondió a Guido el 3 de abril.

Con claridad y franqueza le explicó los

motivos de su viaje y de su última deci

sión. “La depresión del papel moneda

en Buenos Aires –dijo– no me permitía

vivir por más tiempo en Europa, pues

los réditos de mi finca rural, que alcan

zaban a cerca de seis mil pesos anuales,

  y puestos en el continente europeo

quedaban reducidos a menos de mil

quinientos. Entonces me resolví aregresar al país con el objeto de pasar a

Mendoza y quedarme allí los dos años

que juzgaba necesarios para la conclu

sión de la educación de mi hija; así 

como agitar, por la mayor inmediación,

el cobro, no del todo, pero si de alguna

parte, de mi pensión del Perú, pues yo

no contaba ni podía contar con sueldo

de mi país”. Al analizar la situación

política argentina advirtió que cadauno de los dos partidos actuantes y en

pugna irreconciliable quería hacer

desaparecer al adversario, dijo que él,

considerado por uno y otro como el

único gobernante posible, pero para

actuar en la forma dicha, no podía

hacerlo de ninguna manera, porque no

quería convertirse en el verdugo de

una parte de sus compatriotas por

medio de persecuciones y proscripciones. “Yo no seré –dijo– el ejecutor de

tamaños horrores y prefiero, antes de

serlo, dejar de considerarme hombre

público”. La vida argentina, finalizó

diciendo, necesita una reforma funda

mental en los principios que la rigen y

no solamente cambios de gobierno.

Luego le dijo: “He obtenido cinco mil

pesos en metálico con el sacrificio que

usted puede ver en el cambio del día;

con ellos y con lo que reditúe mi chacra

mendocina, pienso pasar al lado de mihija los dos años que necesita para

cumplir su educación”.

Rechazo de un pedidode Lavalle

El 9 de abril el general José Rondeau,

argentino, gobernante provisional del

Uruguay (recordemos que después de

la guerra con el Brasil, este país y la

Argentina vigilaban y asistían a la

nueva nación uruguaya que se iba

organizando), extendió los pasaportes

para San Martín y su ayudante.

Antes de partir el Libertador recibió

una carta de Lavalle, entregada el 4 de

abril por los coroneles Eduardo Trolé y

  Juan Andrés Gelly, cuya visita le fue

preanunciada por su cuñado Manuel de

Escalada. Aquél le pidió que regresaraal país, se hiciera cargo de las fuerzas

armadas y el gobierno bonaerense, y

tratara con las provincias la pacifica

ción de la República. San Martín no

aceptó ese pedido, y a Lavalle se lo dijo

en la carta que le envió el 14 de abril. El

  jefe unitario le respondió con otra

rebosante de malhumor, a la que

contestó San Martín diciéndole que lo

había ofendido con sus palabras. Unavez más le expresó que no quería ingre

sar en la anarquía argentina porque el

final de la misma sería el surgimiento

de un tirano. Iguales argumentos

expuso en cartas a Bernardo O’Higgins,

chileno, y Fructuoso Rivera, uruguayo,

que le pidieron que no regresara a

Europa.

El 14 de despidió de las autoridades y

de sus amigos y embarcóse nuevamente en el “Contess of Chichester”,

rumbo a Gran Bretaña. De allí pasó a

París y luego a Bruselas, donde siguió

viviendo muy pobremente.

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