Fútbol Callejero

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Fútbol Callejero: Fútbol Callejero: juventud, liderazgo juventud, liderazgo

y participacióny participación

Trayectorias juveniles en Organizaciones Sociales

de América Latina

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Agradecimientos

Nuestro agradecimiento a los jóvenes que participaron

con entusiasmo y compromiso en esta tarea de

sistematizar sus propias experiencias, de mirar hacia

adentro y hacia atrás con sinceridad y un poco de

indulgencia; y de proyectarse hacia adelante con

coraje y decisión. Gracias entonces a André Santos

da Silva, Aldo Gamarra, Kassiana Pessoa, Ezequiel

Martin, Juan Burgos, Diego Monte, Matías Luna,

Pablo Montanaro, Pablo Castillo, Sara Guzmán

Velázquez, Luis Enrique Jiménez Rojas, Fabricio

Flores y Leonardo Correa. También agradecemos a

los referentes de estos jóvenes, por su persistencia, su

lucha y compromiso con el proceso de los liderazgos

juveniles. Agradecemos también a Terre des Hommes-

Alemania por su apoyo para concretar este proyecto.

Por último, un especial agradecimiento a Víctor

Santamaría, por acompañar nuestras iniciativas, y por

su confianza en estos esfuerzos colectivos.

Fútbol Callejero: juventud, liderazgo y participaciónTrayectorias juveniles en

Organizaciones Sociales de América Latina

AuToRíA

Consultora EMETE

Luciano Rossini

Esteban Serrani

Matías Weibel

Manuel Wainfeld

REALizACióN

Fundación Fútbol para el Desarrollo - FuDe

oRGANizACioNES PARTiCiPANTES

Asociación Civil Grupo Cre-Arte

Club Social y Deportivo Bongiovanni

Club SCB 25 de Mayo de General Rodríguez

Centro para el Desarrollo de la inteligencia – CDi

Corporación Ser Paz

Fundación Defensores del Chaco

Fundación EPRoCAD

Fundación Fútbol por la Vida

instituto Formaçao

Mundo Afro uruguay

oNG Gente Viva – Proyecto CHiGoL

CoN EL APoyo DE

Terre des Hommes - Alemania

SuTERH

Fotografía y filmación: Lucas Gallo [email protected]

Diseño gráfico: www.trineo.com.ar

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ÍNDICEÍNDICE

Presentacion1 Del barrio al mundo2 Historias Líderes3 Trayectorias Líderes

Condiciones SubjetivasEl CarismaLa Búsqueda de ReconocimientoLa identidad Territorial

Condiciones ObjetivasEl Rol de la organizaciónEl Fútbol como componente de la Cultura PopularLa Metodología de JuegoLa Apertura de Horizontes

Aprendizajes y factores de exito

EL DÍA DESPUES: HISTORIAS DE CRECIMIENTO Y COMPROMISO

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PresentaciónPresentación

El fútbol callejero fue concebido como una respuesEl fútbol callejero fue concebido como una respues--ta a las tantas crisis que afectan y atraviesan el ta a las tantas crisis que afectan y atraviesan el “ser joven” en América Latina. Fútbol, para atraer “ser joven” en América Latina. Fútbol, para atraer la atención y vincular a los participantes desde una la atención y vincular a los participantes desde una experiencia que recogiera sus intereses y gustos. experiencia que recogiera sus intereses y gustos.

Callejero, porque proponía volver a las raíces del fútbol de “potrero”, don-de los participantes coinciden en llevar adelante un partido de fútbol de manera auto regulada y tácitamente estableciendo un marco de respeto. En el inicio, la propuesta fue recuperar un espacio de protagonismo y de diálogo entre jóvenes, en unas sociedades donde la violencia estructural atravesaba todas las relaciones familiares, en el barrio, la escuela, con la comunidad, con los identificados como “otros”. Luego se van incorporan-do otras miradas: la de la igualdad de género, promoviendo la participa-ción de las mujeres junto a los hombres y en igualdad de condiciones; la incorporación de valores como elementos que se integran al sentido de “partido ganado”; la figura fuerte del mediador deportivo social como facilitador de las interacciones.

El Fútbol Callejero empezó como una experiencia de construc-ción colectiva, un rompecabezas que se fue armando desde un barrio

de Moreno (Argentina), desde las afueras de Lima, en Villa Salvador (Perú), poniendo piezas la comunidad de Cerro Navia de Santiago de Chile (Chile), el Chaco Paraguayo (Paraguay), y en muchas otras co-munidades que se fueron contagiando de esta forma de jugar al fútbol, creando ciudadanía. El Fútbol Callejero es una metodología de juego y una propuesta de transformación social que recupera los valores hu-manos. En este fútbol juegan hombres y mujeres juntos, no hay árbitro sino un espacio de diálogo previo entre los equipos donde los jugadores establecen las reglas de juego. El juego valora no sólo los goles, sino el respeto por esas reglas. Al final de cada partido, los equipos dialo-gan con la ayuda de un mediador, siendo la instancia de mediación de igual importancia que el acuerdo de reglas y el juego mismo, porque es en esta instancia donde los participantes se autoevalúan y evalúan al otro, donde se habla de lo actuado y internaliza el proceso vivido. La mediación, definida por los mismos participantes de esta experiencia como la “columna vertebral” del fútbol callejero, es el espacio donde valores como el respeto, la solidaridad y el compañerismo se vivencian y se adoptan. La victoria no se relaciona únicamente con un talento deportivo o una habilidad para el juego, sino a partir del reconocimien-to mismo del equipo contrario de que se jugó, se respetó y se ganó. La victoria es así una victoria compartida.

Más de 10 años después de las primeras experiencias con el uso de la metodología del Fútbol Callejero, nos encontramos con muchos jóvenes –hombres y mujeres-, que empezaron jugando al fútbol y hoy en día son líderes comunitarios. Jóvenes de Argentina, Chile, Paraguay, Uruguay, Brasil, Ecuador, Costa Rica, entre otros, son hoy los verdaderos artífices de procesos de transformación social en sus comunidades, contagiando con su experiencia a otros jóvenes que quieren resignificar sus vidas. Fue así que desde la Fundación Fútbol para el Desarrollo – FuDe, nos propu-simos sistematizar estas experiencias, indagando y descubriendo a partir de las trayectorias de estos jóvenes líderes, cuáles habían sido las condi-ciones individuales y organizacionales que favorecieron la emergencia y consolidación de estos liderazgos.

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El movimiento latinoamericano de Fútbol Callejero está compuesto por una multiplicidad de experiencias, nacidas y delineadas en momen-tos, contextos y organizaciones que las condicionaron y las construyeron con sentidos distintos. Sin embargo, partimos de la premisa de que ante la diversidad también existen elementos comunes, y sistematizar estos elementos puede resultar significativo para mejorar los proyectos, pro-fundizarlos y hacerlos comunicables a otras organizaciones de la región y el mundo.

Desde nuestra trayectoria en el Fútbol Callejero se nos hacía imperio-so contribuir en la construcción de un aprendizaje crítico, que nos per-mita a nosotros y a otros mejorar las prácticas existentes y contribuir con su expansión o réplica en otros contextos sociales.

Para ello, realizamos un taller de tres días en Buenos Aires, Argen-tina, del que participaron 13 jóvenes líderes de distintas organizaciones de América Latina, y en el que se combinaron distintas estrategias de abordaje cualitativo para avanzar en el conocimiento de la experiencia. La voz de cada uno de los jóvenes líderes del Fútbol Callejero se unió a la de su compañero para conformar una historia compartida y un proyecto colectivo, con sus recuerdos y sus metas comunes. En sus relatos, fue posible captar a través de las sombras que reflejan los condicionamientos sociales del proyecto comunitario del que participan, las marcas en sus trayectorias del contexto histórico-social así como su empuje para llevar adelante el proyecto aún frente a condiciones adversas. Sus voces nos permitieron recuperar un proceso vivido, reconstruir las cadenas de sen-tido y significaciones que muchas veces permanecen en la sombra, ante la urgencia que demanda el contexto en el que se insertan esta prácticas y estos jóvenes.

Esta publicación es pues el reflejo de un proceso de reflexión y apren-dizaje sobre una experiencia que aún no finalizó, de una práctica en movimiento y que se sigue construyendo con la participación y esfuerzo de muchas organizaciones comunitarias de la región. En este sentido, esta publicación es el resultado de un esfuerzo colectivo y una historia compartida entre la Fundación FuDe, la Fundación Defensores del Cha-

co (Argentina), el Club Social y Deportivo Bongiovanni (Argentina), el Centro para el Desarrollo de la Inteligencia – CDI (Paraguay), el Club 25 de Mayo de General Rodríguez (Argentina), la organización Mundo Afro (Uruguay), la Corporación Ser Paz (Ecuador), la organización For-macao (Brasil), EPROCAD (Brasil), la Asociación Civil Grupo Cre-Arte (Argentina), la Fundación Fútbol por la Vida (Costa Rica), y el Proyecto CHIGOL (Chile).

En estos tiempos donde las juventudes son desvalorizadas y deslegi-timadas cada vez más por los discursos hegemónicos, interpelados casi exclusivamente como consumidores o usuarios, y muy escasamente como ciudadanos; el Fútbol Callejero los invita a recuperar su voz, a reconocer su potencial y protagonizar sus vidas desde una perspectiva emancipatoria. El Fútbol Callejero los y las invita a ser ciudadanos de sus comunidades y de este mundo, a contraponerse a la exclusión y la injusticia. Y nos invita, a todos y todas, a luchar por nuestro derecho a vivir una vida digna.

Fundación Fútbol para el Desarrollo

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DEL bARRIOAL MUNDO

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¿Cómo empieza la historia del Fútbol Callejero?

¿Cuándo y dónde comienza a rodar este sueño de transformar la realidad?

¿Existe un hecho que pueda dar cuenta del origen?

¿Es el producto o la invención de una persona?

Sería muy dificultoso responder con precisión absoluta a estos interro-gantes, la experiencia de jugar a la pelota en un potrero tiene más de cien años y cinco continentes de testigo.

Sin embargo, se ha propuesto recuperar una parte significativa de esa historia a través del relato de Fabián Ferraro, uno de los principales refe-rentes de esta metodología a nivel global. Ferraro es miembro fundador de la Fundación Defensores del Chaco y uno de los artífices del trabajo en red del Fútbol Callejero, junto con otros referentes locales y latinoameri-canos que de manera articulada lograron cruzar las fronteras urbanas y simbólicas para expandir y replicar esta iniciativa a nivel nacional, lati-noamericano y mundial.

El fútbol es el deporte más popular del planeta, y en América Latina es practicado y vivido con particular intensidad y pasión. El campeona-to mundial organizado por la FIFA es el evento futbolístico que despierta mayores expectativas en los aficionados a este juego, tiene el privilegio de vincular a los pueblos en general y a cada nación en particular suspendien-do por noventa minutos las diferencias políticas, religiosas y económicas.

Curiosamente mientras se disputaba uno de estos mundiales, en don-de la industria del fútbol llega a su máxima expresión, un grupo de jóve-nes de Chaco Chico deciden dejar de ser espectadores para pasar a ser

La Historia del fútbol es un triste viaje del placer al deber. A

medida que el deporte se ha hecho industria, ha ido deste-

rrando la belleza que nace de la alegría de jugar porque sí.

En este mundo del fin de siglo, el fútbol profesional con-

dena lo que es inútil, y es inútil lo que no es rentable. A na-

die da de ganar esa locura que hace que el hombre sea niño

por un rato, jugando como juega el niño con el globo y como

juega el gato con el ovillo de lana: bailarín que danza con

una pelota leve como el globo que se va al aire y el ovillo

que rueda, jugando sin saber que juega, sin motivo y sin

reloj y sin juez.

El juego se ha convertido en espectáculo, con pocos pro-

tagonistas y muchos espectadores, fútbol para mirar, y el

espectáculo se ha convertido en uno de los negocios más lu-

crativos del mundo, que no se organiza para jugar sino para

impedir que se juegue. La tecnocracia del deporte profesio-

nal ha ido imponiendo un fútbol de pura velocidad y mucha

fuerza, que renuncia a la alegría, atrofia la fantasía y pro-

híbe la osadía. Por suerte todavía aparece en las canchas,

aunque sea muy de vez en cuando, algún descarado carasu-

cia que sale del libreto y comete el disparate de gambetear

a todo el equipo rival, y al juez, y al público de las tribunas,

por el puro goce del cuerpo que se lanza a la prohibida aven-

tura de la libertad.

Eduardo GaleanoEduardo Galeano

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Fue quizás una respuesta al agobio de sentir que pertenecía a una comunidad encerrada en su propio barrio, vulnerada por las políticas públicas de la época y alejada de esa comunidad que soñaba con crecer a partir del trabajo. En definitiva era preguntarse por qué estaban como estaban, pero para responderse y responder que había que cambiar, que era necesario salir de ese lugar.

Fue así que juntó a los pibes de la esquina y empezó a hacer lo que sabía: entrenar para armar un equipo de fútbol, el equipo del barrio. Así arrancó la historia y comenzó a forjarse una “nueva comunidad”, con el tiempo los vecinos empezaron a ver a Julio y a Fabián como los “jefes de la banda” y ellos comenzaban a convertirse en referentes y líderes casi sin darse cuenta.

El equipo comenzó a hacer sus primeras experiencias y salió a las canchas a jugar. En muchos casos “la cosa terminaba a las trompadas”. Tal vez lo más doloroso era ratificar lo mucho que había por aprender. El grupo comenzó a soñar con la posibilidad de tener un club de fútbol propio y la participación en los Torneos Deportivos Bonaerenses sería un trampolín para cumplir con ese deseo y trascenderlo.

El año 1996 fue una bisagra. Cincuenta partidos ganados de manera consecutiva y el título regional en los Torneos Bonaerenses logrado ante el poderoso Deportivo Morón son poco con relación al acompañamiento y apoyo que recibieron de sus familias y vecinos. La vuelta al barrio como ídolos fue tan gloriosa como la reconciliación y recuperación de la mirada de los padres a sus hijos Los jóvenes de la esquina en poco tiempo se ha-bían convertido en un ejemplo para su comunidad.

Este acontecimiento fue significativo en dos aspectos; por un lado se contrapuso a esa sensación de encierro que Ferraro expresa cuando dice “nacíamos, nos desarrollábamos y moríamos en el barrio”, por otro lado los jóvenes fueron recibidos festivamente fortaleciendo el núcleo familiar y la identidad comunitaria, en detrimento de las representaciones sobre las drogas y la violencia.

El aprendizaje de las reglas a partir del juego promovió el acerca-miento de la familia al club, objetivo fundamental porque en la forma-

protagonistas, resuelven observarse a ellos mismos y se dan cuenta que querían participar para transformarse a ellos y a su comunidad.

Chaco Chico es un barrio popular ubicado en el Área Metropolitana de Buenos Aires donde se concentra gran parte de la actividad económica de la Argentina. Como muchos otros barrios periféricos, fue constituido por familias que tenían el deseo de progresar a partir del trabajo. La hu-mildad de sus recursos materiales redundó en una fuerza generosa para construir por sus propios medios su casa, su barrio y su comunidad.

El frío del invierno del año 1994 encontraba entonces a los vecinos del barrio Chaco Chico de la localidad de Moreno, vibrando por el campeona-to mundial que se disputaba en el hemisferio norte, más precisamente en los Estados Unidos de Norteamérica. La Argentina de esos años sufría las consecuencias de la desindustrialización que se manifestaba en la falta de empleo, la ruptura de los lazos de solidaridad, la debilidad de las organi-zaciones sociales y un individualismo y consumismo exacerbado, siendo los jóvenes que no estudiaban ni trabajaban (sarcásticamente llamados “nini”) los principales perjudicados.

La casa de Julio Jiménez, quien luego se convertiría en uno de los prin-cipales referentes de la iniciativa, era la sede en donde algunos vecinos del barrio seguían los partidos del mundial por televisión; también fue la géne-sis de lo que luego se convertiría en un proyecto en el que el fútbol se consti-tuye en un mecanismo de transformación social. Fabián Ferraro, que en ese momento era jugador de fútbol profesional, decidió que tenía que actuar frente a la falta de futuro que arrojaba a los jóvenes a la nada misma de las esquinas de su barrio, en un contexto de creciente violencia social.

La identidad barrial se consolidó al compás de los colores de la camiseta de un barrio que decidió escribir su destino.

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como elemento convocante y la educación popular fueron puestos al servi-cio de la emancipación de la comunidad, siendo estos rasgos extensivos a la experiencia del Fútbol Callejero.

En el año 1998 obtienen la personería jurídica que resulta fundamen-tal tanto para el reconocimiento de la organización como para gestio-nar recursos, convenios, acuerdos, etc. Sin embargo, a pesar de que en Defensores “todo estaba bien”, cuando los jóvenes salían de las paredes del Club emergían los problemas de la comunidad, surgiendo entonces nuevas prácticas. Los festejos de Fin de Año y del Día del Niño, que se implementaron por primera vez en ese año, tenían por objeto recuperar

la alegría ocupando los espacios públicos y revitalizando el sentido de pertenencia a la comunidad. Ya no era la esquina violenta el refugio de la desazón, ahora la calle se había convertido en el patio del barrio y estaba abierta a toda la comunidad.

En el año 2001 la Argentina atravesaba una de sus más fuertes cri-sis política, económica y social. El desempleo era récord al igual que la pobreza y la falta de perspectivas de futuro; Chaco Chico lejos estaba de permanecer exento a esta situación. Contrariamente a la situación postergada en la que esta crisis colocaba a los jóvenes, en Defensores se comenzaba a pensar en un recambio generacional, aquellos que en algún momento empezaron a patear la pelota y a cambiar sus destinos debían

ción de los niños y jóvenes colabora esa institución pero es imprescindi-ble la contención de los padres, los hermanos mayores, la escuela y otros actores y organizaciones intervinientes en el proceso de socialización. La identidad barrial se consolidó al compás de los colores de la camiseta de un barrio que decidió escribir su destino.

Las condiciones siempre fueron adversas; era salir a entrenar a la antigua Avenida Gaona, hoy Autopista del Oeste, un paisaje que incor-poraba al río Reconquista y el basural. La secuencia fue elocuente: pri-mero fueron 12, se armó un equipo, al poco tiempo eran 50 y en meses superaron los 200 miembros. En ese momento Fabián sentía que ya ha-bía cumplido, pero los chicos tenían otras intenciones y surgió la idea del club: luego de la primera victoria deportiva los jóvenes colocaron un cartel en el basural que expresaba “en breve Polideportivo del Club Defensores del Chaco”.

El destino quiso que en esos años se decidiera dragar el Río Recon-quista y que se realizaran las gestiones para que esa tierra fuera utilizada para rellenar las cavas del basural que en poco tiempo se convirtió en Club. Allí aparece la participación comunitaria en su máximo esplendor y muchos aportaron con lo que sabían hacer, como por ejemplo, colabo-rar en la elección y colocación del césped de la cancha.

Todo esto fue el puntapié inicial para que la comunidad luego peticio-nara por el acceso a los servicios urbanos básicos como el agua, las cloa-cas y la pavimentación, que se logró exigiendo a la Autopista del Oeste que cumpliera con la ley. Las gestiones se realizaron por intermedio de articulaciones con el Estado en sus distintos niveles: empresas privadas, organizaciones de la sociedad civil y referentes comunitarios redundan-do en un aprendizaje fructífero para el posterior trabajo en red.

Ferraro menciona que al observar a 300 chicos y jóvenes entrenando en el basural corroboró que efectivamente recaía sobre él una gran responsabi-lidad y entendió que la mejor manera de afrontarla era a través de su propia formación y la de los demás. La elección por lo popular también se efectivi-zó en la pedagogía educativa en donde la instrucción no fue realizada desde el punto de vista académico, sino a partir de las propias prácticas. El fútbol

El fútbol como elemento convocante y la educación popular fueron puestos al servicio de la emancipación de la comunidad, siendo estos rasgos extensivos a la experiencia del Fútbol Callejero

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mando lo que los propios pibes denominaban fútbol de la calle. A dife-rencia de la organización en torno al Club, el Fútbol Callejero prescindía de algunas formalidades como el carnet, el árbitro y la edad, y en un futuro también del género.

Con la experiencia acumulada en Defensores, Ferraro realiza el tra-bajo de convocar a los referentes barriales de la zona para expandir la práctica del Fútbol Callejero, armar conjuntamente las reglas del juego y difundir a través de Internet la nueva experiencia que estaba surgiendo casi por casualidad.

En el año 2002 Fabián viaja a Europa a presentar su experiencia de desarrollo a través del fútbol. Allí conoce a otros colegas europeos y de la región con quienes comienza a establecer fuertes vínculos de traba-jo. Muchas de estas experiencias estaban transitando una ruta similar, en la búsqueda por profundizar las estrategias para enfrentar distintas problemáticas, como en el caso de Kickfair en Stuttgart, Alemania, que observaban cada vez más dificultades y violencia juvenil vinculada a la discriminación hacia los inmigrantes; la experiencia de las Escuelas De-porte y Vida en Perú, en la zona de Villa Salvador, donde la organización ACPNI consiguió que un club profesional apoyara su proyecto de desa-rrollo e inclusión de jóvenes a través del fútbol; la experiencia del Cen-tro para el Desarrollo de la Inteligencia – CDI en Paraguay, que desde una visión más académica e integrando los conceptos de las inteligencias múltiples, vio en el fútbol callejero una posibilidad de intervención. El viaje fue aleccionador en cuanto a la dimensión que estaba adquiriendo el fenómeno y, por sobre todas las cosas, porque favoreció el interés por lo que otros estaban realizando y la posibilidad de pertenecer a un colectivo mucho más amplio. No menor era la cuestión de que distintas proble-máticas pudieran ser abordadas con la misma herramienta. En el corto plazo, se fueron sumando otras experiencias, como el proyecto CHIGOL, de Chile; las experiencias que estaban llevando adelante en Brasil orga-nizaciones como Formacao o Eprocad.

A medida que este colectivo se fue consolidando e intercambiando, surge la propuesta de hacer un primer Encuentro que permitiera reunir a

capacitarse para conducir la organización. Con ese objetivo se modifica el estatuto de Defensores del Chaco y a través de este instrumento, se decide promover la dirigencia juvenil.

No es habitual encontrar esta generosidad de los más grandes para formar a los jóvenes y luego darles la oportunidad de que ejerzan aquello que han aprendido a partir de su experiencia; sin embargo la formación de líderes es una de las banderas de Defensores y del Fútbol Callejero.

Laborioso fue que los mayores aceptaran una institución conducida por jóvenes, pero con el tiempo se lograría el apoyo y respeto necesario para poder llevar adelante el proceso. Los jóvenes también asumie-ron el compromiso de profundizar su formación porque comenzaban a ser responsables de los más chicos quienes con el tiempo iban a ir convirtiéndolos en sus referentes; de esta manera la institución puede mantener su identidad en el tiempo amparándose en la frescura de la juventud.

Con el tiempo, Defensores del Chaco construyó un centro cultural, un teatro, el predio deportivo con una cancha profesional, un playón para realizar actividades y un jardín de infantes reconocido oficial-mente por la dirección de escuelas de la Provincia de Buenos Aires. Pero probablemente su mayor logro haya sido rescatar la importancia del deporte, por un lado para cumplir una función social que supere ampliamente el carácter lúdico del juego, y por otro lado para rescatar su función pedagógica en el proceso de socialización como canal para la transmisión de valores que fundamentan la convivencia social, pa-cífica y solidaria.

Por esos años aparece la idea del Fútbol Callejero. Ocurrió ocasional-mente y en virtud de la presencia de Ferraro en un barrio cercano a Cha-co Chico, perteneciente también a la Localidad de Moreno, llamado Bon-giovanni. Allí estaban jugando un partido grupos barriales antagónicos; lo sorprendente para él fue como -de manera contra intuitiva- estas dos bandas podían suspender su conflictividad para participar del juego.

Ferraro estaba anonadado por la situación y comenzó a pensar en la recuperación del potrero y de los espacios públicos en los barrios, reto-

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los jóvenes y sus referentes, jugar Fútbol Callejero y profundizar el traba-jo conjunto. Así, en el 2005 se organiza el Primer Encuentro Sudameri-cano de Fútbol Callejero, llevado a cabo en Buenos Aires, siendo además el momento fundacional de la Red Sudamericana de Fútbol Callejero, con organizaciones de la región que también adoptaron esta metodolo-gía de juego. Entre ellas se encontraban el Centro para el Desarrollo de la Inteligencia (CDI - Paraguay), Asociacion Civil Grupo Cre-Arte (Bari-loche, Argentina), Escuelas de Deporte y Vida (Peru), Proyecto CHIGOL (Chile), Kickfair (Alemania), entre otras. Este encuentro, que contó con la participación de 300 jóvenes y concluyó en un gran final en la Avenida 9 de Julio, epicentro de la Ciudad de Buenos Aires, incluyó además “de-porte, música y alegría”. A partir de este evento se robustece aún más el vínculo Latinoamericano, iniciándose un fuerte proceso de instituciona-lización de la red a partir de la conformación de comisiones de finanzas, gestión del conocimiento, etc. También dio lugar para participar de la organización del Festival 06 de Fútbol Callejero a disputarse en Alema-nia en el marco del mundial de la FIFA.

Organizar un mundial paralelo al del fútbol tradicional fue un gran desafío, ya que implicaba convocar a países en donde la metodología te-nías diferentes grados de avance y consolidación. Pero también, porque abrió grandes debates acerca de cómo debía ser el contacto con la FIFA y con las corporaciones que manifestaran intenciones de involucrarse en la temática.

Ya se ha mencionado que las organizaciones van aprendiendo a par-tir de las experiencias y construyen su aprendizaje desde la práctica. Del mundial formaron parte 24 países y fue el primero en la historia del Fút-bol Callejero. En este sentido, grandes fueron los debates que suscitó, fun-damentalmente la idea de que con el tiempo había que avanzar y corregir las cuestiones que no resultaron satisfactorias.

En el año 2008 nace la Fundación Fútbol para el Desarrollo - FuDe, una organización fundada por parte del grupo iniciador de Defensores del Chaco, mayores de 30 años, y de otros colegas que fueron sumándose a esta iniciativa. FuDe retoma los principios de la red de Fútbol Callejero

haciendo culto a la solidaridad entre las organizaciones y la promoción del trabajo en red.

FuDe tiene un rol preponderante en la gestión del Fútbol Callejero en América Latina promoviendo encuentros como el que aborda esta sistematización y colaborando con la red a través de alianzas estratégi-cas con financiadores y nuevos emprendedores. Además, FuDe propició la creación de una liga de fútbol tradicional en la localidad de Moreno, General Rodríguez y San Miguel, donde se promueven los valores posi-tivos del deporte y en particular del fútbol como herramienta de trans-formación social.

El Fútbol Callejero a nivel Latinoamericano evidencia un avance no-table y una destacable cohesión y solidaridad entre las organizaciones que participan de la metodología. Desde el primer Encuentro en el año 2005, todos los años se efectúan encuentros de coordinadores regionales ya que la red Latinoamericana tiene por objeto fortalecer las experien-cias locales, que en algunos casos son abordadas en esta sistematización. También, como parte del trabajo en red en la región, se llevaron adelante Encuentros Latinoamericanos de Fútbol Callejero, siempre con alguna organización local como anfitriona y organizadora del evento. Así, en el año 2007 en Paraguay el Encuentro estuvo a cargo del Centro para el Desarrollo de la Inteligencia – CDI (www.cdi.org.py); en el año 2008 a cargo del proyecto CHIGOL en Santiago de Chile (www.chigol.cl); en

El Fútbol Callejero a nivel Latinoamericano evidencia un avance notable y una destacable cohesión y solidaridad entre las organizaciones que participan de la metodología.

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el año 2011 en Cali – Colombia-, a cargo de la Fundación Colombianitos (www.colombianitos.org). En el año 2010, nuevamente en el marco de la Copa del Mundo de la FIFA, se realizó el Segundo Festival Mundial de Fútbol Callejero en Sudáfrica con la participación de 32 países.

La experiencia del Fútbol Callejero como herramienta para la inte-gración se encuentra en plena expansión y era el sentido de este capítulo poder escribir parte de esa historia, que es presente. En opinión de Ferra-ro, la historia nace del fútbol, que es la herramienta de convocatoria del pueblo, pero con eso solo no alcanza. Los procesos comunitarios tienen que ver con casualidades, con líderes, con las necesidades de los pueblos. Las organizaciones que participan del movimiento del Fútbol Callejero son parte de la organización de ese pueblo que se involucra y transforma el día a día desde las bases.

En ese sentido, el Fútbol Callejero ha promovido la conformación de las organizaciones de base utilizando al deporte como herramienta popular para la integración y abordando las diversas problemáticas que presentan los distintos territorios, con el objeto de recuperar aquellos derechos del pueblo que le han sido arrebatados.

La concatenación de los acontecimientos nos propone su propia mo-raleja: si el principio fue juntarse a “mirar” por televisión el mundial del fútbol tradicional, el paso inmediatamente posterior fue volver a la es-quina de una comunidad encerrada y aislada en sí misma para convocar-se a través del fútbol, pero ahora como elemento de la cultura popular y herramienta de transformación social.

El primer paso fue que los jóvenes pudieran cambiarse a ellos mismos y, así, refuncionalizar el vínculo familiar y comunitario. Ya fortalecida la identidad individual y barrial, la Fundación Defensores del Chaco tras-cendió la esquina, salió al exterior para conocer que otros territorios y organizaciones atravesaban similares procesos y que, sin saberlo, Defen-sores se había convertido en un referente.

El regreso con estas novedades aceleró el proceso de transformación y promovió la intensificación del trabajo en red. La propuesta del Fútbol Callejero se difundió por diversos territorios y abordó diferentes proble-

máticas. Disímiles eran los derechos vulnerados, pero el fútbol siempre fue un elemento aglutinador.

Los involucrados en la red ya no son observadores pasivos porque ahora juegan activamente, las organizaciones están transformando la sociedad y los jóvenes que las conforman se han reinventado, no como meros participantes sino como referentes.

La historia está viva. Así lo avalan Encuentros y Festivales Nacio-nales, Regionales y hasta Mundiales. Y es que el mundial ya no se mira por la televisión, ahora lo juegan valiosos atrevidos y atrevidas que han gambeteado a la adversidad con notable destreza, que están cambiando las cosas con carisma y osadía, que exitosamente hacen de su mundo un lugar mucho mejor y que finalmente no precisan de ningún juez que convalide la alegría en el grito de GOL.

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HISTORIASLÍDERES

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a

“Éramos una familia de “Éramos una familia de bajos ingresos, pero a bajos ingresos, pero a nivel emocional, sí que nivel emocional, sí que éramos ricos”éramos ricos”

Juan burgos (23) Proyecto Chigol (Chile)

Hoy en día, Juan forma parte del equipo de trabajo de la organización Chigol como coordinador del Área Social y mediador a nivel Escolar y Barrial. Junto a Fabián Zambelli desarrollan el trabajo territorial con el grupo denominado CHIGOLITOS, traspasando su experiencia y apoyando la formación de este nuevo grupo para que a más temprana edad se consoliden como referentes en la comuna.

Sin embargo, sinuoso fue el camino que le permitió llegar hasta este presente.

Nacido en barrio Cerro Navia, “uno de los más pobres de Santiago”, Juan siente que ese es su lugar en el mundo: “aquí nací y aquí es donde voy a morir”.

Hijo único del primer matrimonio de su madre, creció en una familia numerosa, junto a sus cinco hermanos de la nueva familia de su madre. Referente constante, su madre aparece como una mujer que siempre tra-bajó para que no les faltara nunca nada, además de estar siempre pre-ocupada “por el otro”. Sin dudar, afirma que es el modelo que siempre sigue, a pesar de que pocas veces se lo ha dicho.

Durante su infancia no todo fue fácil, ya que pasaba mucho tiem-po sólo en la casa, porque la mayoría de su familia trabajaba; además,

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través del trabajo en Chigol. La confianza que le tuvieron fue central para ir aumentando en el tiempo el compromiso y la responsabilidad que asumió. Situación que considera fundamental para su desarrollo personal:

“Creo que todos en alguna medida tenemos cualidades que desarrollar y que faltan los espacios. Creo que una cualidad fundamental es creer en que es posible cumplir los sueños, a pesar de las dificultades. Creer que desde mi realidad puedo aportar y transmitirle a otras personas que si creemos en un sueño común se puede llevar a la práctica”.

Hace pocos años, le escribió una carta a cada uno de su familia para contarle todo lo que había pasado en su infancia y adolescencia. Lo hizo para navidad. Necesitaba que lo supieran. Necesita decirlo.

Al fin y al cabo, fue como una forma de redención con la vida.

CHIGOL es un proyecto que realiza ong gente Viva. nace el año 2005 en la comuna de Cerro navia, en santiago de Chile. usa la metodología

del fútbol callejero como herramienta para promover procesos de desarrollo personal, social y liderazgo juvenil, en barrios y escuelas. utiliza los juegos cooperativos de integración para nivelar el estado de ánimo de los partici-pantes y promueve la inclusión de género y la recuperación de valores como la convivencia pacífica y democrática, el respeto a la persona y a las reglas acordadas, mediante actividades que permitan a niñas, niños y jóvenes de-sarrollar su identidad y autonomía. Principales líneas de acción: Implementar el taller CHIGOL en espacios barriales y escolares; Formar mediadores como líderes para el desarrollo de Talleres CHIGOL.; realizar seguimiento y acompa-ñamiento al desarrollo de Talleres y al equipo de líderes mediadores; organizar encuentros CHIGOLAZO en espacios barriales y escolares; Vincular el proce-so de formación de CHIGOL con el desarrollo de objetivos transversales del currículo escolar en la escuela y con procesos de desarrollo comunitario en el barrio; generar un trabajo colaborativo en red e intercambio de experiencias; generar diversas actividades para reforzar el desarrollo de valores.

sitios web: www.chigol.cl /// www.futbol-aprendizaje-global.org /// www.facebook.com/chigol.futbolcallejero

Contacto: Pablo Hewstone [email protected] Juan burgos [email protected]

existían muchos conflictos en el seno de su familia, incluso vinculados a ciertas formas de violencia. Cuando su familia se mudó, de adolescente fue a vivir con su padre, que recién había conocido a los 13 años. Pero no resultó y terminó viviendo dos años solo en su Cerro Navia. Y ahí, comenta, fueron sus años más difíciles, que lo acercaron a la “mala vida”, un camino del que luchó por salir durante varios años, y que solo pudo conseguirlo tiempo después.

Y recuerda que para salir de esa angustia, mucho tuvo que ver la po-sibilidad de pensarse ayudando a la comunidad.

De esta manera llega al FC, cuando un amigo suyo, chico Zalo (que falleció hace algunos años y que lo lleva tatuado en su pecho) lo invitó a ir a jugar fútbol: “Fui a ver qué sucedía y cuando llegué vi a un grupo de jóvenes que estaban conversando con Pablo Hewstone, Director Ejecuti-vo de CHIGOL y Cesar Marín, Coordinador del proyecto. Como no tenía ropa adecuada para jugar, le pedí su bicicleta a César para ir a mi casa a cambiarme de ropa. No dudó en pasármela a pesar de que andaba “vo-lado” y no me conocía. Ese hecho lo recuerdo hasta el día de hoy como una muestra de confianza”.

Ese primer día marcó a fuego su relación con el FC, pero sobre todo con la posibilidad de vincularse en un proceso de transformación perso-nal, ya que siguió participando a pesar de estar “volado”. La confianza que fueron depositando en él, lo llevó a lo largo del proceso, a darse cuenta cuál era el sendero correcto que debía seguir.

Así surgió la posibilidad de viajar al Encuentro Sudamericano de Fút-bol Callejero que se realizó en Buenos Aires en el 2005, experiencia que lo terminaría marcando definitivamente al permitirle conocer la realidad de otros jóvenes que vivían situaciones parecidas. Al volver del viaje, de-cidió aceptar el ofrecimiento de hacerse cargo de algunos grupos que se desarrollaban en su barrio: “Me sentía protagonista, haciendo algo im-portante, y en mi contexto”

En definitiva, la posibilidad de participar en una experiencia de desa-rrollo social en su comunidad le aportó varios cambios en su vida, como de-jar de consumir, asumir responsabilidades y compromiso con su entorno a

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“Las frustraciones me “Las frustraciones me ayudaron a seguir”ayudaron a seguir”

KassIana Pessoa (24)Instituto Formação (brasil)

Sus primeros pasos con el fútbol tradicional los dio durante su niñez, en el barrio “Salvaje”, un barrio popular bien conocido de la ciudad de San Luis, la capital del estado de Maranhao. Ahí fue donde creció en el seno de su familia, al calor de valores que la forjaron para el resto de su vida, ligados a la solidaridad y el respeto, y que la llevaron a tener una bonita infancia. Sin embargo en ese barrio se vivía una dualidad habitual en zonas vulnerables: allí se entrecruzaban personas “legais” que convivían en un contexto con violencia y graves problemas sociales vinculados especialmente con las adicciones.

El contacto y la familiarización con el deporte le vienen desde la in-fancia. Kassiana recuerda que jugó al fútbol, sea fútbol sala o fútbol en la calle, durante toda su infancia, la adolescencia e incluso hoy mismo. Sin embargo, fue el ímpetu por superar algunas frustraciones pasadas en la adolescencia, como el accidente automovilístico que le impidió caminar por un buen tiempo (y cuyos pronósticos médicos habían sido muy poco alentadores), lo que le permitió seguir adelante. Así, logró después de un largo tiempo volver a jugar al fútbol y comenzar a estu-diar la carrera de Educación Física en la Universidad Federal de Ma-ranhao.

Sus primeros vínculos con el futebol de rua los dio a través de un proyecto de formación de “jóvenes ciudadanos” que el Instituto For-

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el Instituto Formação se propone como objetivo establecer el diálogo entre los sectores de la sociedad civil y el poder público mediante la aplicación sostenible de estrategias de desarrollo local enfocadas principalmente en los jóvenes.

La organización se esfuerza por inspirar a los niños, adoles-centes y jóvenes para ejercer la ciudadanía, proponer y apli-

car soluciones dentro de la propia comunidad en materia de educación, comunicación, arte, deporte, y todos los demás elementos del desarrollo. el Instituto Formação, vía el conjunto de proyectos que desarrolla, promue-ve la movilización de jóvenes y organizaciones juveniles, promueve debates sobre las políticas públicas para el bienestar social y económico de las ciu-dades y la mejora de los programas de desarrollo infantil y juvenil. También promueve programas de formación de educadores y líderes municipales.

Contacto: [email protected]

mação desarrolló con jóvenes de bajos ingresos en su ciudad natal. De esta manera, comenzó a jugar FC con más frecuencia y a comprender el verdadero significado de la práctica educativa, como herramienta de transformación personal, pero también social. Y en el marco de esa intervención, es que la invitaron a participar en 2007 del Segun-do Encuentro Sudamericano de Fútbol Callejero en Paraguay, que le permitió ampliar su formación, en tanto allí pudo intercambiar con otros jóvenes de diversas organizaciones de todo el mundo, profundi-zar los diálogos y adquirir nuevos conocimientos para replicarlos en su territorio.

Kassiana recuerda que durante todo este tiempo en que estuvo en la organización ligada al FC pudo ver cambios en su personalidad, convir-tiéndose en una persona diferente, más autónoma, mas integra, “mejor”. Y en este sentido, al “conocer gente, hacer nuevos amigos, construir fuer-tes lazos de igualdad de oportunidades de participación social en el te-rritorio”, le permitió un crecimiento personal, al mismo tiempo que iba “aprendiendo” todo lo vinculado a la resolución de conflictos y el desa-rrollo de la autonomía personal. Y este sentimiento alimentó sus ganas de cambiar su realidad y la de muchas otras personas que necesitaban de una ayuda para seguir adelante, para mejorar.

En definitiva, Kassiana cree fervientemente que su proceso de con-vertirse en referente estuvo directamente ligado al proceso mismo que le habilitó su militancia en el Instituto Formação y las vivencias que allí fue teniendo. Con la práctica de FC ha podido ver la riqueza y el poder de la educación para transformar esa realidad que muchas veces azora. La posibilidad de poder agregar valor, respetar las diferencias y los límites de cada uno; la creación de redes de amistad y la generación de proce-sos de integración social en las distintas comunidades permite que el FC llene esos “tiempos de inactividad” con el deporte, vinculándolo con una educación inclusiva.

Y esa vinculación, es para Kassiana, lo que la motiva a seguir adelante.

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“Liderazgo de acciones, “Liderazgo de acciones, del día a día”del día a día”

MaTías Luna (27) Fundación Defensores del Chaco (argentina)

La historia del Fútbol Callejero (FC)11 la construye todos los días. La his-toria de Matías se va mimetizando con la del FC cada vez. Es que su trabajo en Defensores del Chaco lo lleva a recrear una y mil veces el proyecto que hace más de una década comenzó en el marco de una Argentina devastada por la crisis y por la desolación de la profunda desigualdad social.

Si bien empezó a estudiar administración de empresas, lo suyo siem-pre fue la actividad física; por eso alterna su tarea en Defe con los estu-dios del profesorado.

Ya desde chico se embebió de una mirada crítica y atenta de la rea-lidad, es que su mama, recuerda, siempre les refrescaba que había que mirar bien todas las cosas que iban sucediendo alrededor, “para que no nos vengan a vender ningún cuento”.

Criado en el barrio de Morón, a los 10 años se mudó hacia Paso del Rey, una zona cercana en el Oeste del Conurbano Bonaerense, la zona metropolitana que rodea a la Capital Federal.

Arrancó con el FC en los inicios de la creación de La Metodología. Su experiencia estuvo marcada por los origines del proyecto, junto con las cuatro organizaciones que lo impulsaban en aquel momento: Fundación

1. 1. a fines de volver más ágil la lectura del este apartado, se decidió abreviar Fútbol Callejero a fines de volver más ágil la lectura del este apartado, se decidió abreviar Fútbol Callejero en “FC”. en “FC”.

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Defensores del Chaco, Club Deportivo y Cultural Bongiovanni, Treng – Treng y Club Deportivo El Tanque. Paralelamente, Julio Jiménez y Fer-nando Leguiza comenzaron a implementar La Metodología en Las Tunas, en el municipio de Tigre, al norte del Conurbano Bonaerense. Ambos, siendo la referencia de la idea del proyecto, fueron los que lo invitaron a ser parte de lo que para él era un sueño. El sueño del club propio, el sueño de una herramienta de transformación social en los barrios.

Así, de muy chico andaba dando vueltas cuando los jóvenes y referen-tes del barrio comenzaron con la limpieza del basural donde finalmente se terminaría armando Defensores del Chaco.

En su experiencia de vida, el relato personal se entremezcla con el relato de la experiencia del FC y de Defe. El FC impregnó gran parte de su formación, ya que le hizo entender que el fútbol podía ser una he-rramienta de intervención y no sólo un deporte de alta competencia. E incluso, entiende que el haber pasado por el FC hoy le permite contar con herramientas para conducir junto a sus compañeros la organización. Or-ganización desde la cual busca seguir formando jóvenes, que en el futuro serán los dirigentes de la misma pero transitando el proceso desde aden-tro: primero como jugadores, luego como mediadores y coordinadores dentro de La Metodología.

Para Matías, el FC más que un trabajo o un momento de la forma-ción, es una lección de vida, ya que la formación en torno a valores comu-nes, como el ser solidario, respetuoso, cooperativo, y fundamentalmente alguien comprometido con la comunidad “te vuelve una mejor persona”.

El Fútbol Callejero le permitió darse cuenta de que podía ser protago-nista del cambio, “sin esperar, a un salvador, que llegue para mejorar las cosas”; sino más bien, que depende de “nosotros” transformarlas.

Y en ese cambio, en esa voluntad del hacer, es donde se construyen los liderazgos, ya que para él las referencias “no se dan, no se regalan”, sino que son una construcción diaria del trabajo en la organización, junto con la gente y la comunidad.

Para Matías, un referente debe estar comprometido, debe ser el pri-mero en llegar a su organización y el último en irse, transmitiendo así

seguridad, valores a su equipo. Tiene que tener una mirada amplia de lo que sucede en su comunidad, y no acotarse a lo que sucede sólo en su or-ganización. Un referente tiene que tener carisma para con las personas, y apertura para recibir críticas, que son parte de la construcción colectiva. Un referente tiene que confiar en sus compañeros, porque ellos son las personas que lo van a cuidar de la misma manera que él lo hará con ellos. Un referente debe ser para los jóvenes un ejemplo a seguir, no a copiar, reflejándose en él, el futuro.

La Fundación Defensores del Chaco está ubicada en la localidad de Paso del rey, provincia de buenos aires, ar-gentina. es una organización que utiliza el deporte, el arte y la educación como herramientas de transformación social y for-mación de jóvenes líderes desde 1993, generando espacios de encuentro entre los diferentes integrantes de la comuni-

dad con el objetivo de recuperar la trama barrial y promover el desarrollo humano de su gente. en Defensores del Chaco un equipo de trabajo de 60 personas recibe semanalmente a más de 1800 niños y jóvenes de nuestra comunidad a quienes a lo largo de estos años les brindamos espacios y ac-tividades de calidad y belleza como lo merecemos porque fue y es nuestro sueño construir día a día una sociedad más justa y digna. Defensores por su experiencia y su impacto positivo en la comunidad hoy es un modelo de organización social a nivel mundial, con su propio Club de fútbol, su Centro cultural Mensajes del alma, su Jardín de Infantes un Mundo en Mi Lugar y un Centro de apoyo Legal y Comunitario organización pionera y fundadora del Fútbol Callejero, Defensores del Chaco implementa la metodología en diferentes contextos con el propósito de formar ciudadanos autónomos, críticos, y con participación activa en sus comunidades.

Página web: http://www.defensoresdelchaco.org.ar

Contacto: [email protected]

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“No quiero que ningún “No quiero que ningún pibe de mi barrio pase pibe de mi barrio pase por cosas feas”por cosas feas”

DIego MonTe (32)Club 25 de Mayo (argentina)

“Después de muchos años, volví a la universidad para estudiar la ca-rrera de historia. ¿Quién lo hubiera dicho?”

Diego trabaja en la Dirección de Niñez del municipio de General Ro-dríguez, en el Conurbano Bonaerense. Si bien nació y vivió sus primeros años en Paso del Rey, perteneciente a un municipio vecino (el de Mo-reno), desde hace muchos años está asentado en el Barrio Raffo, más conocido como barrio chico. Y es ahí donde tiene los mejores recuerdos y de donde se siente parte.

Ese barrio, que fue levantado por el Estado en los años ´80, recuerda que le permitió tener vida pública, jugar en la calle con amigos, ser más sociable, ya que en Paso del Rey eso no se podía. También rememora que ese lugar estaba lleno de esperanza, que era un lindo barrio, seguro y tranquilo para estar. Sin embargo, las políticas económicas de los ’90, y el cruento proceso de regresividad social que ejerció el neoliberalismo sobre la periferia de la ciudad, llevaron a que se volviera un lugar “oscuro, peligroso, difícil de estar”. Se fueron borrando los clubes, las sociedades de fomento, los lugares donde los chicos podían ir y pasar un rato fuera de las calles. El

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barrio se había vuelto difícil de estar: “te cobraban peaje para entrar11, y hasta los remiseros te dejaban en la puerta del barrio por miedo a que les pasara algo al salir”.

Sin dudar, Diego cree que como generación, ellos son consecuencia de ese barrio, y de las secuelas de los ´90 sobre los sectores populares. Un sentimiento de desesperanza asolaba a sus amigos, afectados por el desempleo y el crecimiento exponencial de la pobreza. Ahí se disparó eso de “estar en las esquinas, haciendo nada, pasando el tiempo”, afirma no sin desasosiego.

En su relato, Diego cuenta que mirar por televisión los hechos violen-tos del 19 y 20 de diciembre de 2001, esa revuelta popular que terminaría expulsando primero al Ministro de Economía y luego al Presidente De La Rua, le produjo mucha angustia, mucha impotencia, lo afectó profunda-mente, lo incentivó a querer hacer algo por cambiar las cosas, por más pequeñas que fueran.

Durante los siguientes años, buscando lugares donde militar, en dife-rentes organizaciones barriales o de la comunidad de General Rodríguez, llegó en 2005 al Club 25 de Mayo. Este club de barrio, si bien en un época había recibido a los chicos, desde hacia varios años se había transforma-do en un lugar donde sólo se hacían campeonatos de fútbol para adultos. Y esos campeonatos, no siempre terminaban bien, ya que muchas de las veces se enfrentaban bandas rivales y terminaban a los golpes, “incluso una vez se agarraron con la policía y prendieron fuego un patrullero”.

Cuando llegaron a 25 de Mayo, “pidieron permiso” para abrir un escue-lita de fútbol para los pibes mas chiquitos del barrio. Durante un tiempo funcionaba para 5, 6, 7 chicos máximo. Así fue como conocieron la expe-riencia de Defensores del Chaco en 2006, y llegaron a La Metodología del FC. Sin embargo, no fue hasta que participó del Primer Encuentro Na-cional de Bariloche de 2007 que tuvo oportunidad de comprender de qué trataba el FC. Ahí fue donde se dio cuenta: “La Metodología me sorprendió,

1. 1. Por peaje Diego hace referencia a una actividad usual en ciertos barrios marginales, donde Por peaje Diego hace referencia a una actividad usual en ciertos barrios marginales, donde un grupo de personas cobra un dinero para que se pueda ingresar al barrio con “seguridad”. un grupo de personas cobra un dinero para que se pueda ingresar al barrio con “seguridad”.

porque promueve valores como el respeto, la solidaridad, el compañerismo, era lo mismo que estábamos haciendo en nuestro club en Rodríguez”.

Ese encuentro lo marcó a fuego, porque le permitió mejorar en muchos aspectos, tanto es así que hasta hoy le permitió volver a empezar a estudiar. Pero también, le reforzó un camino que había elegido seguir desde hacía muchos años. El camino del compromiso con la comunidad, de empujarse a sí mismo y de empujar a otros a militar, a tomar compromiso y “meterse” para intentar cambiar aquellas cosas que a uno no le gustan. Eso es lo que tienen que tener todos aquellos que aspiren a ser referentes.

Y a pesar de que nadie es profeta en su tierra, comenta, él eligió que-darse en su barrio, en su lugar de donde se siente parte. Comprometerse, porque “aquí es donde me crié y no quiero que ningún pibe de mi barrio pase por cosas feas”.

La Asociación Civil 25 de Mayo es una organiza-ción no gubernamental, que trabaja utilizando el arte, la educación y el deporte, especialmente el fútbol,

como herramienta de transformación social. Promoviendo especialmente la participación y el desarrollo comunitario.su misión es aportar al cambio social con la firme convicción de que ge-nerando espacios de encuentros y de pertenencia para toda la comunidad, un mundo justo es posible. Mediante espacios de formación y educación que promuevan en la comunidad los valores humanos como la solidaridad y el respeto como forma de vida; promoviendo el liderazgo y protagonismo e incidir en políticas públicas para lograr una sociedad más equitativa.Hoy en día ofrecen actividades deportivas, educativas y culturales en las que participan alrededor de 1000 niños, niñas, jóvenes y sus familias.

Página web: www.asociacioncivil25demayo.org

Contacto: [email protected]

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“Haz lo que yo hago, y “Haz lo que yo hago, y también lo que yo digo”también lo que yo digo”

aLDo gaMarra (22) Centro para el Desarrollo de la Inteligencia (CDI - Paraguay)

Cuando aun siendo un joven se le propuso llevar adelante una propues-ta de armar una escuela de fútbol en su barrio, no lo dudó ni por un ins-tante, porque “cuando estoy con ellos, soy un niño más”.

Aldo es un joven paraguayo que está terminando de cursar la carrera de educación física, que lo vincula estrechamente con la formación en el territorio que llevan adelante desde la organización de la que forma parte, el CDI.

Desde muy chiquito, creciendo en las afueras de la capital de su país, y en un núcleo familiar complejo, terminó viviendo en el Barrio Obrero, un barrio difícil repleto de hinchas de Cerro Porteño, uno de los dos más grandes equipos del país y del cual, él no es hincha.

Sin contar con un apoyo sostenido por parte de sus padres, “no me perseguían por las notas o por la escuela”, todavía se pregunta: “no sé porque salí así”. Sin embargo, algunas pistas se pueden encontrar, ya que siempre estimó que la voluntad era una virtud para cambiar las cosas. Como por ejemplo, terminar siendo el mejor alumno de su escuela y re-cibirse con medalla de honor.

Su llegada al Fútbol Callejero estuvo marcada por su trayectoria como joven-jugador de fútbol. Si bien cuando estaba finalizando la primaria ya había tenido varias experiencias de voluntariado en su escuela Santa

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Ana, al cual se acercó “para ayudar” con las actividades de los chicos que más lo necesitaban, su incorporación al FC no sucedió hasta que tuvo 16 años. El técnico del Club Sport Colonial citó a representantes responsa-bles y dedicados de varias categorías (entre sub 16 y sub 18) para armar la escuela de fútbol. La reunión consistió en una propuesta para habilitar una escuela de fútbol diferente a lo tradicional e implementarla en el club. Todos los participantes aceptaron la propuesta y se comprometie-ron a ejecutarla. Esto ocurrió en el 2005 y la escuela de fútbol funcionaba un día a la semana, los sábados, donde participaban 120 niños, aproxi-madamente.

Así llegaron al desafío de implementar en el territorio la metodolo-gía de los tres tiempos. Aldo resalta especialmente que este fútbol no tradicional les permitió a los chicos que participaban hablar de temas que generalmente no hablaban en sus casas. Y esto, en núcleos familia-res donde el diálogo entre padres e hijos muchas veces está cortado por múltiples situaciones de vulnerabilidad, fue transformando al espacio no sólo en un ámbito de recreación, sino también de formación en valores. Cuando se volvió necesario formarse para brindar una educación de ca-lidad, nació la unión entre el CDI y el FC. Y esto, dice, también ayuda a formar el carácter. Ser líder es también, para Aldo, tener “hambre de formarse”, exigir ser formado por las instituciones, porque al formarse y formar a otros se trasmiten valores, valores que llegan a emocionar, “emocionar para transformar la sociedad”.

Pero para Aldo, no es posible transformar la sociedad si no se trans-forma uno mismo. Por eso lleva impregnado el FC en su propia vida per-sonal, es decir el primer tiempo: al levantarse define las reglas o metas que va a seguir ese día, al resolver ese acuerdo pasa al segundo tiem-po: todo el día realizando actividades, teniendo en cuenta y tratando de cumplir las reglas, para llegar a la noche y realizar el último tiempo y preguntarse si cumplió las reglas, si llegó a sus metas.

el Centro para el Desarrollo de la Inteligencia (CDI) es una organización que tiene por objetivo desarrollar, coordinar y apoyar programas y proyectos en el ámbito de la educación, la pedagogía y la psicología, preferentemente de alcance nacional, como también otros aspectos que contribuyan a elevar la calidad de vida y desarrollo integral de los hombres y mujeres del Para-guay. Cuenta con una afianzada y reconocida experiencia en el

desarrollo de programas educativos con un enfoque social.

el CDI, con el programa “Partidi, todos juegan, todos ganan”, promueve una convivencia basada en la práctica de principios democráticos a través del fútbol, en comunidades de niños, niñas y jóvenes de poblaciones vulnera-bles. este programa se viene desarrollando con éxito desde el año 2.002, el mismo utiliza el deporte orientado al desarrollo personal y comunitario.

el CDI ha impulsado la fundación de varias organizaciones nacionales y regionales en el ámbito de la educación, la cultura y el desarrollo social, además de colaborar en la formulación de políticas públicas en primera infancia y formación docente.

Página web: http/www.cdi.org.py

Contacto: [email protected]

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“El aprendizaje “El aprendizaje del ser humano del ser humano no termina nunca”no termina nunca”

PabLo CasTILLo (27) Corporación ser Paz (ecuador)

La historia de Pablo muestra como la mayoría de las veces, la vida te da chances de una segunda oportunidad. Y que a pesar de lo difícil que pueda parecer, nunca es tarde para cambiar e intentar volver a empezar.

Hincha del Barcelona de Ecuador y padre de dos hijos, recuerda a viva voz sus historias familiares en el “Barrio Wajo”, lugar donde pasó gran parte de su infancia y adolescencia. Si bien creció en una familia que podría definirse como de clase media, “nunca me faltó nada de lo material” cuenta, sí recuerda lo difícil que fue crecer con sólo el acompa-ñamiento de su madre y sin una figura paterna presente.

Sin embargo, no fue hasta entrando en la adolescencia que esa ausen-cia, sumado a los complejos problemas en el hogar, se fue manifestando en su comportamiento: prefería los videos juegos a ir al colegio, prefería alejarse de los problemas antes que pedir ayuda. Y fue en uno de esos días que conoció a un amigo, miembro de un pandilla urbana, con el cual pudo hablar de todas aquellas cosas de su vida como no lograba hacerlo en ningún otro espacio. Es que, las pandillas como agrupación juvenil, le brindaban un ámbito de sociabilidad en el que podía formular con libertad las preguntas que tenía para un “pibe” de su edad (15). Las pan-dillas urbanas juveniles eran para Pablo un lugar de contención, donde primaba “el respeto” hacia los miembros.

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Sin embargo, pertenecer tenía su otro costado. Las luchas entre pan-dillas juveniles azoraban las calles de los barrios de las grandes ciudades de Ecuador, arrasadas por el neoliberalismo y sus impactos negativos en la cohesión social. El otro lado de la historia mostraba más de 60.000 jó-venes organizados en pandillas, y ponía sobre las calles historias de tiros, de enfrentamientos, de persecuciones, de muertes: “Estuve preso, tengo 3 balas en mi cuerpo, la he pasado feo” cuenta Pablo con una mirada firme, sabiendo lo que había significado ese pasado del cual ya se ha alejado.

Sin embargo, el recuerda que fue Nelsa Curbelo, directora de la Cor-poración Ser Paz, quien creía que se podía cambiar la violencia de estas pandillas por un nuevo camino hacia la comunidad. En 2005, Nelsa lo-gró que se reunieran durante dos días los líderes de las pandillas ene-mistadas en una suerte de “retiro”, para que se conocieran y pudieran “arreglar las cosas”. Luego de que llegaran a un acuerdo de paz y tole-rancia, faltaba el medio para sostenerlo en el tiempo. Y ese instrumento, esa guía fue el FC. Pablo reconoce que esta metodología fue un camino para vehiculizar los acuerdos y llevar un mensaje diferente a los barrios. El fútbol como camino de cambio, el fútbol como excusa para desarrollar jornadas que permitieran hablar de los problemas que aquejaban a las diferentes comunidades.

Así es que rápidamente se convirtió en un referente no sólo de su pan-dilla, si no también dentro del FC como de la Corporación Ser Paz. Ac-tualmente, Pablo ha logrado ser coordinador del fútbol, con 4 mediadores a su cargo a quienes capacitan en Fútbol Callejero. Incluso, con lo apren-dido día a día se ha transformado en tutor de computación, tutor de un Colegio a distancia y también ha logrado estudios en primeros auxilios en La Universidad de Cataluña, España, uno de sus sueños de niño.

Sin lugar a duda, la historia de Pablo muestra que la vida siempre da revancha, y muestra otros posibles caminos a seguir. Solo hay que estar atentos a verlos y dispuestos-convencidos a cambiar.

Ser Paz es una organización social sin fines de lucro orien-tada a la promoción de una cultura de paz entre los jóvenes ecuatorianos. su grupo destinatario incluye jóvenes de familias

desintegradas, en deserción escolar, enfermos de VIH y jóvenes afectados por el desempleo, la violencia, el alcohol y las drogas.

La organización ofrece formación y sesiones de diálogo y utiliza el fútbol para promover la coexistencia pacífica entre las pandillas rivales. sus tor-neos de fútbol permiten a los miembros de pandillas competir en un am-biente no violento y minimizar los enfrentamientos callejeros. Los torneos siguen reglas que promueven paz, tolerancia y no violencia. Torneos ante-riores han dado lugar a que miembros de pandillas entreguen sus armas a las autoridades.

Página web: Contacto: nelsa Curbelo [email protected]

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“A través del fútbol “A través del fútbol encontré a mis encontré a mis mejores amigos”mejores amigos”

PabLo MonTanaro (31) Club social y Deportivo bongiovanni (argentina)

Crecido en una familia numerosa, con sus padres, sus tres hermanos y tíos, tías, sobrinos, la solidaridad para salir adelante en momentos difíci-les forjó gran parte de la personalidad y el carácter de Pablo. Nacido en Bongiovanni, barrio del oeste del Conurbano Bonaerense fundado por un inmigrante italiano (por eso su nombre) que tenía una fábrica de fun-dición en la cual muchas de las personas de alrededor trabajaban. Estos trabajadores eran mayormente inmigrantes de otras provincias del país (sobre todo del norte), quienes ante la adversidad de décadas difíciles para conseguir trabajo, forjaron valores de respeto y de respaldo de unos con otros que fueron tallando el espíritu del barrio.

“Siempre fui futbolero”, sin pestañar, afirma. De adolescente, sabían dónde encontrarlo: en el potrero. Es que era en el potrero, lugar donde pasaban horas jugando al fútbol, donde encontró a sus mejores amigos, los amigos que la vida te va dejando conocer. Así fue como inició un trato más cotidiano y un conocimiento más profundo de su comunidad, de sus necesidades. De esta manera es como llegó a la naciente experiencia del Defensores del Chaco en 2002-2003, donde lo invitaron a participar. Rápidamente

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creyó que él tenía que replicar esa experiencia del otro lado del puente11, llevarlo a su barrio para ayudar a su comunidad. Es que como producto de la grave crisis argentina de principios de los 2000 y en un barrio con muchas carencias materiales, “algo había que hacer”.

Cuenta, graciosamente, que la historia del club Bongiovanni se termi-nó de armar en menos de una semana, cuando Defensores del Chaco les dijo: “vamos a ir a jugar FC a su cancha”. Pablo recuerda que: “no había cancha, ni nada”. Era más que nada un proyecto de lo que queríamos ha-cer. Pero rápidamente, con la gente del barrio tuvieron que desmalezar el terreno que oficiaría de cancha, cortar el pasto y pintar con cal las líneas laterales y las áreas.

Así nació el club: con improvisación pero con la convicción y la deci-sión de que era un camino que se debía iniciar.

Es que el club, y su historia, se nutren de los valores que intentaban difundir, relanzar, renovar: solidaridad, respeto, compromiso, construc-ción, sueños. Eso es lo que el FC aspira a trasmitir, contagiar. El FC y la experiencia en la comunidad, cuenta Pablo, lo han transformado como persona; eso hace que hoy en día vea la vida de otra manera, con com-promiso para enseñar, y traspasar lo que pudo aprender en este proceso. Porque, en definitiva, como dice Pablo, es una herramienta que “alimen-ta cotidianamente mi vida”.

el Club Deportivo Bongiovanni es una asociación sin fines de lucro, que cuenta con la participación de 400 niños/as jóvenes y adultos. se fundó el 2 de agosto del 2004 por iniciativa de un grupo de amigos del barrio que sintieron la necesidad de cons-truir un club de fútbol y un centro cultural para poder capacitar y formar a los jóvenes a través del deporte y el arte y que sean actores importantes en el cambio social de la comunidad

1. 1. el barrio bongiovanni está separado del barrio Chaco Chico (lugar donde nació el FC en el el barrio bongiovanni está separado del barrio Chaco Chico (lugar donde nació el FC en el Club Defensores del Chaco) por la autopista del oeste a esa gran autopista es la que hacen Club Defensores del Chaco) por la autopista del oeste a esa gran autopista es la que hacen mención con “el puente”.mención con “el puente”.

Las principales actividades son la participación de la liga Fos de fútbol, la promoción de la práctica del fútbol callejero y en lo cultural la realización de talleres de teatro, percusión y folklore.

Teniendo como pilar fundamental el trabajo comunitario y el deporte como un canal de transformación social, además de ser una herramienta para el fortalecimiento de los lazos familiares. se plantea rescatar valores perdidos de la sociedad, como por ejemplo la falta de solidaridad que existe entre los diferentes individuos y construir una mejor proyección de expectativas para las generaciones futuras.

Página web: http://clubbongiovanni.blogspot.com.ar/ Contacto: [email protected]

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“El Fútbol Callejero “El Fútbol Callejero es diálogo”es diálogo”

sara guzMán VeLázquez (21) Fútbol por la Vida (Costa rica)

Oriunda de una familia de orígenes ticos y nicaragüenses, la histo-ria de Sara nos deja traslucir la vitalidad de fomentar e insistir en que el diálogo sigue siendo una vía pertinente para intentar disminuir los niveles de violencia, como otros problemas sociales, en las comunidades más vulnerables.

Si bien sus orígenes estuvieron marcados por vivencias en barrios muy tranquilos y pocos habitados, su lugar de origen se fue poblando de trabajadores migrantes en su mayoría, lo cual revolucionaría los vínculos y las amistades de juventud.

Incluso, entrando a la adolescencia, no podía encontrar el sentido del estudio, ya que “se quedó” una vez en la “prepa” (ingreso a la escuela) y tuvo una mala pasada en la experiencia escolar nocturna que intentó, todo esto entrando a las 12 y 13 años de edad.

“Siempre fui muy merenguera”, contaba Sara. Es decir, le encantaba estar en la calle, jugando al fútbol, son sus amigas y amigos. Gran parte de sus días se los pasaba en esos espacios de sociabilidad.

Fue entonces cuando buscó trabajo para poder “comprarme mis co-sas”, y tener como sostenerme ya que si no estudiaba, había que ganarse la vida. Era una salida transitoria, una búsqueda.

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Es que no fue hasta los 13 años que conoció la experiencia del FC y a Fútbol por la vida, un cambio trascendental en su vida. Allí comenzó jugando, convirtiéndose en una de las primeras mujeres en participar del FC. Pero con el tiempo, empezó a darse cuenta que además de hacer lo que siempre le había gustado, como jugar al fútbol, esos espacios, donde compartía con otros compañeros, se habían convertido en algo más. Se hablaban de otros temas de los cuales, en la mayoría de los otros espacios donde pasaban sus días, no se hablaba: formación en base a derechos e integración social, fueron dos de los temas que más la convocaron y la estimulaban a seguir yendo.

Sin embargo, el cambio se mostraba en lo que había significado el FC para su vida cotidiana, el aprendizaje de que todo empezaba y terminaba en un diálogo sobre las condiciones del juego, y sobre la resolución del resultado. “Siempre había que buscar consensos y aprender a escuchar”.

Y este aprendizaje le significó poder “empoderarse” en este espacio, ya que nadie te decía como hacer las cosas, sino que se mediaba a partir del diálogo. Y resolver las cosas por el diálogo entre competidores, hace tener confianza en uno mismo y en que uno puede ayudar a resolver las cosas.

Y así, rápidamente, se convirtió en mediadora de FC. Y no sólo eso, sino que Sara nos cuenta que este darse cuenta le permitió reinsertarse en la escuela, porque le permitió hablar mejor con los profesores, con las autoridades del colegio, contarles lo que le pasaba e intentar ir solu-cionando las cosas a partir de compartir vivencias y las cosas que no la llenaban.

La Fundación Fútbol por la Vida es una organiza-ción dedicada a la promoción de derechos humanos de la niñez y la juventud que viven en comunidades en exclusión social. Lo hacemos utilizando la recrea-

ción y el deporte, en concreto, con el fútbol. Como visión queremos una sociedad justa y equitativa construida con la participación de niños, niñas y jóvenes que lideran procesos de transformación social hacia una cultu-ra de Derechos Humanos. nuestra misión es contribuir al fortalecimiento

de capacidades y habilidades sociales de niñas, niños y jóvenes mediante procesos recreativos y educativos para la formación de proyectos de vida, comprometidos con la transformación de su entorno social.

sus objetivos se dirigen a: promover entre niños, niñas y jóvenes relacio-nes humanas solidarias, mediante la cooperación entre pares, el trabajo en equipo y la convivencia pacífica; fortalecer tejidos comunitarios para dar mayor soporte a los procesos socio-educativos que viven niños, niñas y jó-venes; propiciar la participación de hombres y mujeres con equidad e igual-dad de género en las comunidades; facilitar procesos de emprendimiento desde las personas jóvenes de las comunidades populares que le brinden oportunidades de empleabilidad; animar la organización juvenil a nivel local y sectorial, para la construcción de una agenda de articulación nacional; y articular con otros actores de la sociedad civil acciones de incidencia que favorezcan la formulación de políticas públicas de niñez y juventudes cohe-rentes con los derechos humanos.

Página web: http://www.futbolporlavida.org/ Contacto: [email protected]

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“Si no respetas “Si no respetas a tus compañeros, a tus compañeros, uno está vacío”uno está vacío”

anDré sanTos Da sILVa (24) Fundación eProCaD (brasil)

Luego de una infancia en el nordeste del país, la familia decidió mudarse a una de las mayores urbes de América Latina, como es San Pablo. Allí creció en un núcleo familiar ampliado, compartiendo toda su infancia junto a sus padres, su hermano su tía y un primo. Y sin lugar a dudas, sostiene que todos los logros obtenidos, como la ca-pacidad de sortear los momentos difíciles de la vida, fueron gracias a la familia, que siempre estuvo apoyándolo en las decisiones que tuvo que tomar.

Hoy cursando el último año de Educación Física, al poder haber con-seguido una beca de 100% en una universidad, recuerda que esta deci-sión de vida está fundada en que siempre le gusto jugar al fútbol, deporte que en la niñez como en la adolescencia completaba sus días junto con la escuela.

Sin embargo, a pesar su barrio era uno “gustoso de vivir”, la historia suya no se condice con la de todos sus amigos, ya que prestos a condicio-nes de vulnerabilidad, muchos cayeron en vicios como la droga o incluso, algunos terminaron presos: “esto me ha llevado a batallar día tras día para hacer el bien”.

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En esta dirección, remarca una distinción central que refuerza su compromiso social. En el fútbol profesional, que practicó durante mu-chos años porque “siempre busqué ser jugador profesional de fútbol”, lo único que cuenta es el resultado. No importa con quien lo juegues. André cuenta que se sentía un atleta, pero tenía la necesidad de crecer como persona, y volcar al fútbol los valores más próximos a lo que entendía debía ser: compromiso, respeto, solidaridad.

En 2005, André participaba como jugador en la organización Epro-cad, y fueron invitados por Defensores del Chaco a participar del En-cuentro Sudamericano de Fútbol Callejero en Argentina. El impacto en su percepción del fútbol como herramienta de transformación social fue tan grande, que “de ahí decidí no salirme más, tomarlo como un desafío de vida”. Al compartir con otros el FC, se dio cuenta de que este deporte te hace crecer como persona, porque uno trata de llevar los valores que ahí pregona hacia la vida cotidiana. Y en este sentido, “si uno no respeta a sus compañeros, uno esta vacio”. Este parece ser el lema con el cual fue creciendo alrededor del FC, pero también como aspecto central de su trayectoria. Porque para André, el FC te plantea un doble desafío: jugar al fútbol y pensar diferente.

Esto es lo que, en definitiva, te convierte en líder: pensar diferente respecto a la comunidad donde uno vive, ayudar a las personas que están alrededor. Y en esto, sin lugar a dudas, rescata la trayectoria de su madre, quien es presidenta de una asociación del barrio donde vive, quien con otras ocho mujeres, estuvieron siempre preocupadas en ayudar a los ve-cinos en que llegue la luz, el agua, saneamiento básico. Esta experiencia, recuerda, es parte central de su formación.

Y el FC ayudó a desarrollarse en base a estos principios, a estos ejem-plos de vida, centrados fundamentalmente en ayudar a los demás.

EPROCAD comenzó en 1994 con el objetivo de desarro-llar a los jóvenes a través del deporte. Más precisamente del futbol callejero, el cual es promovido para transformar la situación de los niños/as con baja autoestima y auto-percepción negativa, en ciudadanos críticos y proactivos,

comprometidos en cambiar las circunstancias de vida personal y colectiva. Mediante el uso del Fútbol Callejero, el proyecto trabaja apuntala la confian-za de los participantes, y procura mejorar sus capacidades para enfrentar los desafíos de la vida. La organización dedica especial interés en el abor-daje de situaciones de jóvenes con antecedentes penales.

Página: www.eprocad.org.br Contacto: [email protected]

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“Terminar los fines “Terminar los fines de semana con el taller de semana con el taller de FC es lo que me de FC es lo que me motiva a seguir”motiva a seguir”

FabrICIo FLores asociación grupo Cre-arte (argentina)

Fabricio es hombre de montaña. Desde sus inicios en el potrero “la canchita”, así era como llamaban al lugar donde jugaban al fútbol en San Martin de los Andes, provincia de Neuquén, siempre estuvo vinculado al fútbol.

Si bien en la adolescencia se mudó con su familia a un barrio a las afueras de San Martin, eso no le impidió continuar con sus andanzas futboleras, y llegó a debutar en primera división del club Lanin, a los 16 años.

Sin embargo, no era lo único que hacía; pasaba varios de sus fines de semana también compartiendo tiempo con su comunidad más próxi-ma, cuando iba a hacer trabajo voluntario a escuelas rurales, “a ayudar aquellos que más lo necesitaban, a aquellos que parecía que se los habían olvidado”.

Más allá de esta vocación comunitaria, su llegada al FC fue un tanto fortuita. Empezó en el año 2005 cuando estaba en sus últimas prácticas de enseñanza de la carrera de Educación Física en Bariloche, Provincia de Neuquén. Uno de los referentes de una vieja y muy reco-

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nocida organización territorial, Gente Nueva, lo invitó a participar del primer encuentro Sudamericano en Buenos Aires organizado por la Fundación Defensores del Chaco. Acompañando al coordinador Car-los Rodríguez (Cachu) de la delegación de Bariloche, pudo conocer esta experiencia casi lateralmente, aunque terminó jugando con los chicos de Cre-Arte y con los de otras organizaciones de la delegación. Cuenta, además, que pudo conocer la metodología de FC y la esencia que traía: “Para mí fue inolvidable ese primer viaje, ya que fue una experiencia única”.

Fabricio reconoce que aquella primera experiencia fue un quiebre para mejor, el momento en que vio que el fútbol, algo que lo apasiona, también podía servir para inculcar valores que nos ayudan a ser mejores en la vida que llevamos.

No importó el grave accidente en auto que sufrió en 2006, y que lo obligó a dejar su vida en Bariloche, para volver por un año a San Martin de los Andes, dejando su trabajo y su carrera en busca de poder recupe-rarse. Su vida cambió porque desde que conoció al FC nunca lo dejó de lado; trabaja en eso hace seis años habiendo pasado por jugador, media-dor, coordinador de la mediación, promotor social. Y ahora, actualmen-te, es coordinador del proyecto dentro de la organización Cre-Arte, que es la que lo dejó crecer junto al FC.

Y en este sentido, resalta que se sintió seducido por la propuesta desde el primer momento en que la conoció. Porque tenía los dos componentes que lo habían movido durante mucho tiempo en su adolescencia: jugar al fútbol y ayudar a cambiar las cosas para hacer una mejor comunidad y que la gente gane en calidad de vida.

Porque “desarrollar cada fin de semana, cada sábado el taller de FC en Bariloche, y verle la cara a los chicos y saber que los estamos formando en valores como la solidaridad, el respeto, el dialogo, etc., es lo que me motiva a seguir adelante”.

La Asociación Civil Cre-Arte se fundó en mayo de 1995 con el fin de brindar espacios de atención integral para personas con discapacidad, intentando cubrir así un segmento de ser-vicios no atendidos por programas sociales y educativos por parte del estado. su misión es generar espacios de inclusión social plena, para personas con capacidades distintas. el Cen-tro Cultural trabaja desde la educación no formal, potenciando

las diversas capacidades y posibilidades de cada una de las personas que concurren. actualmente 72 personas participan de las diversas actividades. Las edades comprenden desde los 16 años hasta los 52 , siendo la media los 23 años.

Las actividades de Futbol Callejero procuran la integración a través del deporte. Cuentan con el apoyo de la universidad de Comahue, participan de la Liga Local, y frecuentemente realizan encuentros para tratar para pro-mover la mediación como forma de solucionar los conflictos. su alcance excede a la Ciudad de bariloche, acercando la experiencia adquirida en este sentido a otras organizaciones de la región.

Página: www.cre-arte.org.ar Contacto: Luis suero [email protected]

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“El FC me guió, “El FC me guió, me mostró un camino me mostró un camino a seguir”a seguir”

LeonarDo Correa (17)

Mundo afro (uruguay)

La historia de Leonardo nos deja volver a ver algo que muchas veces se dice, pero pocas veces se ve: que la fuerza de la juventud permite fortalecer cualquier compromiso de transformación social en las co-munidades más desfavorecidas de nuestra región.

Leo es hijo de una familia de clase media-baja, en la que sin duda la historia de trabajo y sacrificio de su abuelo, un albañil de entrada edad, marcó su formación y le puso norte a su destino. Ejemplo de vida, la trayectoria de un trabajador humilde pero incansable le marca un guión a interpretar, pero también lo pone frente al desafío de crear su propio papel a desempeñar.

Creció en el Barrio Sonia, ubicado en la frontera noroeste de Uruguay con Brasil, en la casa de su abuelo, a quien por las mañanas ayuda, junto a su madre, su padrastro y una hermana más chica. Un barrio de sectores populares que no está exento de la vulnerabilidad propia de sociedades con altos niveles de disgregación social. Sin embargo, es en estos contex-tos en puede emerger un plus de vitalidad en la relación con el entorno, un afán de cambio, de mejora. Es que a veces, no sólo las condiciones externas propician ese plus, sino también acontecimientos traumáticos, como la muerte de un amigo de Leonardo, que cayó en la fatídica pasta base, por las “malas juntas”, cuenta.

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Empezó a participar en las actividades del Fútbol Callejero hace 5 años aproximadamente. Su tío político dirigía unas actividades de de-porte en Mundo Afro, y así decidió “ir a ver qué pasaba ahí”. En esa épo-ca las actividades de FC se realizaban una vez al mes en un denominado “Encuentro”. Cuenta que al principio iba simplemente porque “le gustaba el fútbol” y porque iban muchos amigos y conocidos. Pero luego de cono-cer La Metodología, lo que más le llamó la atención fue el hecho de que jugaran en una misma cancha equipos mixtos, y de una manera natural, sin distinguir a nadie.

Así, recuerda que cuando empezó a participar del FC estaba en una etapa de cambio en su vida. Se había mudado de barrio hacía poco tiem-po, su madre había conseguido otro empleo (su padre nunca estuvo muy presente), su hermana mayor estaba terminando el liceo, su hermana menor cumplía un año y él estaba empezando el liceo (Educación Se-cundaria), todo esto en el contexto de los grandes cambios vinculados a las nuevas tentaciones de la adolescencia: la curiosidad por lo nuevo, las ganas de conocer y experimentar cosas nuevas (“típico de cualquier ser humano” reflexiona).

En ese contexto, cree que el FC, mediante sus talleres, encuentros y la promoción a la participación juvenil, provocó cambios positivos: en tomar responsabilidad y compromiso, en valorar a la familia, amigos y personas cercanas, como también a la comunidad, y la voluntad de re-vertir situaciones injustas en “mi gente”.

Y en definitiva, el haberse transformado rápidamente en “referente” del FC le permitió aprender a ser más comprometido aún, a responder por los demás, a ser dedicado con las cosas que hace, desde estudiar a salir con amigos: hacerlo de forma responsable. Porque el FC le dio la oportunidad de ser protagonista de su propia historia, asociado a su co-munidad. Para Leo, es una vía para canalizar todo eso que uno quiere hacer por los demás, sacando lo mejor de uno: “yo trato de hacer lo mío lo mejor que puedo” insiste una y otra vez… el reflejo de su abuelo aparece también, acompañando cada guiño que le hace al destino.

Mundo Afro es una organización uruguaya construida con la intención de constituirse en instrumento que per-mita organizar y nuclear a la comunidad negra del uru-guay trabajando en torno a un Programa de Desarrollo.

Tiene como objetivo fomentar la aceptación y la inte-gración de la cultura afro-uruguaya, a través de la organización lucha contra la violencia y la discriminación, el trabajo para elevar la autoestima de la población afro-uruguaya y la facilitación del intercambio entre las culturas africanas y organizaciones de todo el mundo

Contacto: adan Parreño [email protected]

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“¿Por qué líder? “¿Por qué líder? Nunca me hice Nunca me hice esa pregunta”esa pregunta”

ezequIeL MarTIn (25)Fundación Fútbol por el Desarrollo (FuDe – argentina)

Cuando siendo un jovencito pateaba la pelota en el club Defensores del Chaco, nunca se imaginó cuales seria los caminos que la vida le depa-raría, ni muchos menos, hasta donde iría a llegar.

Profesor de hándbol en el Defe y coordinador de deportes en FUDE, toda su vida estuvo vinculada al deporte, de una u otra manera.

Oriundo del barrio Bongiovanni, en el partido bonaerense de Mo-reno, a pocos metros de la autopista al Oeste, un lugar con poca accesi-bilidad al transporte público de pasajes, pero más que nada, un barrio olvidado, que ni siquiera tiene su nombre en el mapa.

Si bien “no faltaba el mango en casa, tampoco sobraba”, para Ezequiel el empuje de la familia para salir adelante, para estudiar y para dotarse de valores, fue fundamental para trazar un camino.

Y en este sentido, el club de barrio se había constituido en un lugar donde pasaba muchas horas jugando al fútbol o practicando cualquier otro deporte o participando de las actividades que allí se realizaban. Tiempo de ocio, tiempo de recreación, de socialización, tiempo para no caer en la calle.

Así fue como llegó al FC, y a medida que iba creciendo, que iba pu-diendo acompañar lo que iba pasando en el club, es que fue participando

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como voluntario. Rápidamente se interesó en esto del FC. Una de las mayores cuestiones que lo dejaba impresionado era la práctica de que no se tendiera al “machismo” en la relaciones entre niños y niñas, tan propio del fútbol convencional. Sin embargo, el FC lo terminó de atrapar y se-ducir cuando entendió lo que para él es su esencia: metodología, trabajo social y cambio.

Gran parte del seguir adelante estuvo basado en que esta metodolo-gía del FC rápidamente empezó a producir cambios tantos en quienes participaban jugando al fútbol, como en su propia historia (como en la de los demás ayudantes/responsables de las actividades). El FC tiene un impacto y una relación directa con la vida cotidiana, porque te permite dar un salto desde ser un joven rebelde a un adulto responsable. Los va-lores que te trasmite el FC te van forjando en el respeto, y te van haciendo cambiar la forma en que te relacionas con los chicos, porque de repente, había pasado a ser “referente”.

¿Qué es ser líder para Ezequiel?: “nunca me hice esa pregunta”, con-testa sin titubear. Cree fervientemente que la solidaridad y el respeto de tus pares, y de los chicos es lo que te permite seguir, marcar el camino de otros, ayudar.

Dar para ser, en última instancia, se vuelve su fórmula para acompa-ñar el proceso de formación de los chicos bajo la metodología del FC.

La Fundación Fútbol para el Desarrollo - FuDe es una or-ganización con sede en buenos aires, argentina, orientada a la promoción de los derechos y a contribuir con la reducción de situaciones de exclusión social que afectan a niños, niñas y jóvenes. Para ello, utiliza el poder del deporte y en particular del fútbol como elemento dinamizador de prácticas sociales posi-tivas. en la visión de FuDe se encuentra una sociedad justa y

equitativa, donde los derechos individuales y colectivos sean respetados y defendidos, amparados en los valores del pluralismo y la democracia.

La organización social de base y el club barrial son un actor central en la mi-rada de FuDe, puesto que cumplen un rol fundamental en proveer un espa-

cio de juego y recreación y en la defensa de derechos de los niños, niñas y jóvenes más vulnerados. Fortalecer estas organizaciones, en sus aspectos conceptuales, programáticos, y de gestión, se integra en los objetivos de FuDe como un elemento central en la generación de condiciones de trabajo sustentables y de largo plazo que logren un mayor impacto comunitario.

Página web: www.fundacionfude.org.ar Contacto: Lisa solmirano [email protected]

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“El cambio que todos “El cambio que todos queremos tiene que queremos tiene que partir de uno mismo” partir de uno mismo”

LuIs enrIque JIMénez roJas (22)

CDI – Paraguay

“Predisposición al cambio”, esa es la clave para un nuevo futuro. Así surge de la historia de Luis Enrique, un joven paraguayo que trabaja en el CDI de Asunción, está en pareja desde hace un largo tiempo, es padre de una hija de tres años y estudia la carrera de ciencia del deporte, donde ya está en el tercer año.

Su historia muestra como las grandes dificultades aparecen cuando uno menos las espera, y el desafío es siempre enfrentarlas para poder superarlas. A Lo largo de gran parte de su niñez, como entre los 5 y los 8 años, Luis Enrique vivió en el seno de una familia en la cual “no se pasaba hambre y donde se vivía bien”: salían con el resto de la familia (mamá, papá y su hermano), a comer, a tener gratos momentos, sin que sobre nada.

Sin embargo, a comienzos del 2000, esta situación fue cambiando, sobre todo por la gran crisis económica que fustigaba al país. En este contexto, su padre, un trabajador manual capaz de desarrollar múlti-ples tareas de albañilería, plomería, o simplemente desempeñarse como obrero en una fábrica, se había quedado sin trabajo, y le era muy difícil conseguir uno nuevo que le diera cierta estabilidad. Al mismo tiempo, su

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mamá, que hasta aquellos años también trabajaba, fue despedida de su empleo. El contexto de crisis reducía las posibilidades de conseguir algún nuevo empleo.

Fue así que comenzó a rondar por las esquinas de su barrio, a juntar-se con amigos y a dejar de lado la escuela, a la cual cada vez iba menos. Su sueño siempre había sido ser futbolista. Luis Enrique recuerda que jugaba al fútbol por dos objetivos: porque “me gustaba, y porque través de lo que me gusta, quería sacar adelante mi familia” (padre, madre, su señora y su hijo).

Así empezó a jugar fútbol convencional y se fue a probar a diferentes clubes profesionales. Fue ahí donde tuvo sus primeros “fracasos depor-tivos” (así es como los recuerda), ya que había muchos chicos para muy pocos lugares en los clubes. A todo esto, seguía yendo muy poco al colegio y se juntaba “con amigos que andaban en las malas”.

Sin embargo, a los 15 años y jugando en un club de la primera de la “asociación”, tuvo un director técnico que también formaba parte del staff de CDI, el cual invitó a 6 chicos, tres de la sub 16 y tres de la sub 18, a participar y conocer la experiencia de FC que venían desarrollan-do en el territorio. Sin dudarlo, terminó yendo, “más que nada, porque era fútbol”.

Desde un principio se sorprendió porque ahí se enfatizaban los va-lores y el trabajo en equipo, a diferencia del fútbol convencional. Pero sobre todo, se dialogaba sobre la responsabilidad y el respeto hacia los amigos, la familia, los compañeros. Y ese fue un aspecto muy importante en su trayectoria, porque “yo no estaba bien, no me llevaba bien con mis padres ni el colegio, andaba medio perdido…”.

Durante los primeros meses en que se había acercado al FC, seguía jugando en las inferiores de un equipo de futbol convencional. Sus sue-ños de poder sacar adelante a su familia jugando al fútbol estaban in-tactos. Su pertenencia al FC lo ayudaba a ver las cosas desde un punto de vista diferente, lo ayudó a poder superar también “los fracasos de no quedar” en el futbol convencional. A diferencia del fútbol profesional y competitivo, en el FC siempre había lugar para todos, era un espacio de

integración y para dialogar de las cosas que nos hacían mal: allí se podían compartir las vivencias que iban teniendo.

De esta manera, a medida que siguió desarrollándose en el FC, tuvo la oportunidad de comenzar a viajar al resto de los países vecinos y conocer compañeros nuevos. Esta posibilidad le permitió darse cuenta de que “otras personas con más necesidades que yo lograban superarse”. Esta imagen, grabada en su memoria, es lo que constantemente le da fuerza para seguir adelante, e intentar replicar en su país las lindas historias conocidas. “El que te digan profe sin serlo, te da fuerzas para seguir ade-lante…” y trasmitir las experiencias que tuvo, las malas y las buenas, para buscar la transformación social.

Para lograr entender de donde surgen sus fuerzas para continuar cola-borando con su comunidad, es que escenifica una imagen que lo moviliza, lo conmueve: la sensación de que el mundo está confundido, raro, indes-cifrable. Cada vez más seguro, refleja que su finalidad siempre va a estar en brindarle a las nuevas generaciones la posibilidad de que puedan pa-sarla bien y en paz. Esa es la clave de su tenacidad y de por qué se convirtió en referente de su organización. Desarrollo social para la transformación, para hacer crecer la igualdad, la paz y la tolerancia en el mundo.

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TRAYECTORIASLÍDERES

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La sistematización de la experiencia de Fútbol Callejero apunta a la recuperación de los saberes, opiniones y percepciones de jóve-nes que son protagonistas de un proceso de transformación social, y de transformación personal. Se busca recuperar y acumular el aprendizaje que ha dejado la experiencia hasta el momento, con el objeto de identificar sus mejores prácticas, para potenciarlas, y sus debilidades o amenazas, para superarlas en instancias poste-riores o de réplica de la experiencia en otros contextos.

La particularidad de este proceso de sistematización es que los protagonistas de la experiencia exhiben un nivel de re-flexión y crítica sobre su tarea que es excepcional en las prácti-cas de intervención comunitaria. El rol del sistematizador debe ser, por tanto, el de ordenar un conocimiento ya existente, que se encuentra disperso pero que está presente en cada uno de los sujetos involucrados. De esta manera, se espera aportar al fortalecimiento de un modelo de experiencia que ya puede ser considerada “exitoso”, pero que se encuentra en proceso de ex-pansión y profundización.

El presente tiene como principal objetivo posar una primera mirada sobre los jóvenes referentes del Fútbol Callejero lati-noamericano, y a partir de allí desandar sus propias experien-cias en búsqueda de aquellos atributos comunes que los han convertido en líderes. Este ejercicio supone una aproximación inicial en la búsqueda de una respuesta satisfactoria al interro-gante planteado como premisa de esta indagación, a saber:

¿Cuáles son las condiciones de posibilidad para la emer-gencia y consolidación de un joven referente (líder) en el marco del desarrollo de la experiencia comunitaria del Fút-bol Callejero?

Como en toda primera mirada, y como en toda indagación cualitativa, corresponde asumir que las trayectorias y contex-tos de los jóvenes que participan de esta sistematización son di-versos, y que más allá de las circunstancias que los unen (atan), cada caso encierra sus propias dinámicas, contradicciones, hi-tos y tramas. Las voces de los referentes sugieren cierta conti-nuidad, pero también explicitan que en universos diversos y di-námicos también hay lugar para las rupturas, esas excepciones que hablan de que para confluir en un punto determinado, hay varios recorridos posibles.

Una pregunta anterior al análisis podría ser: ¿qué es un lí-der?, o específicamente, ¿qué significa pasar de ser participan-te a ser líder? Una forma de pensar ese pasaje es identificar qué es lo que permite que un joven que juega al Fútbol Calleje-ro “se diferencie” positivamente de otro joven, y pueda dar un salto hacia una instancia superior. Esa “diferenciación” sería la condición de posibilidad del liderazgo. Entendiéndolo así, es posible empezar a avanzar en la identificación de factores favo-recedores para la emergencia de estos referentes.

En primer lugar, se apuntará a identificar los elementos sus-tantivos que estructuran sus subjetividades, y han sido rele-vantes a la hora de pasar de ser “participantes” a constituirse en “líderes” comunitarios.

A continuación, se indagará en las condiciones objetivas que resultan relevantes reproducir si se apuesta a la réplica de esta experiencia en otros contextos y se busca generar condiciones que potencien la posibilidad de que emerjan nuevos líderes ju-veniles.

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No hay ninguna duda de que existen elementos subjetivos, si se quiere “irreplicables”, que ayudan a explicar la condición de liderazgo de los jóvenes referentes. En efecto, más allá de condiciones objetivas que potenciaron su desarrollo (el rol de sus organizaciones, por ejemplo), los jóvenes que comienzan hoy a ponerse a la cabeza del movimiento de Fútbol Callejero portan características personales, previas a la experiencia de la que hablamos, que pueden pensarse como la semilla de lo que ellos son hoy. No cabe aquí hablar de determinaciones (nadie estaba “determinado” a ocupar el lugar que ocupan hoy), pero sí de atributos previos que favorecieron su vocación por el Fútbol Callejero y que fueron potenciadas a partir de su inscripción en éste. A partir del análisis de sus relatos, y más allá de las par-ticularidades de cada trayectoria, es posible caracterizar tres atributos de la personalidad, que parecen ser fundamentales para la conformación de un sujeto como joven referente en esta experiencia comunitaria: la capacidad de liderazgo (carisma), la necesidad de reconocimiento, y una identidad configurada a partir de una marcada pertenencia territorial.

CONDICIONES CONDICIONES SUbjETIvAS SUbjETIvAS

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EL CARISMA“Los chicos antes nos veían como ejemplos negativos e igual nos seguían,y hoy que nos ven como ejemplos positivos también nos siguen.”

El primer elemento común que constituye a los jóvenes referentes, es la propia cualidad de liderazgo, o en términos sociológicos, el carisma.11 Este atributo, que detentan o portan ciertas personas, tiene como ca-racterística distintiva facilitar la posibilidad de generar empatía entre los miembros de grupos de personas de los que se forma parte, o si se quiere, de imponer una posición que movilice al colectivo hacia un fin determinado.

La portación de carisma puede pensarse como una condición ne-cesaria para asumir el rol de referente, al tiempo en que puede conver-tirse también en un indicador para detectar potenciales líderes comuni-tarios. Al respecto comenta uno de los referentes actuales:

“Ser joven líder es algo que es natural. Hay pibes que están callados todo el tiempo pero en la es-cuela llevan adelante su grupo. A mí me pasa todo el tiempo con los jugadores. Habla uno y todos lo

1. 1. se retoma el concepto de Max Weber, que entiende al carisma como una cualidad personse retoma el concepto de Max Weber, que entiende al carisma como una cualidad person--al que genera que un individuo sea reconocido como excepcional, distinto ante los demás; y, al que genera que un individuo sea reconocido como excepcional, distinto ante los demás; y, en virtud de esta percepción externa, quienes portan carisma pueden construir liderazgos y en virtud de esta percepción externa, quienes portan carisma pueden construir liderazgos y determinadas formas de control sobre quienes lo siguen.determinadas formas de control sobre quienes lo siguen.

91 EL CARISMA

93 LA búSqUEDA DE RECONOCIMIENTO

98 LA IDENTIDAD TERRITORIAL

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aparece como una posibilidad de canalizar en forma positiva la pre-disposición personal carismática que se portaba previamente.

El análisis que se realiza más abajo sobre los “Factores Objetivos” que propician la emergencia de liderazgos (ver particularmente el aparta-do 3.2.1.) permite completar está visión, al profundizar de qué manera las organizaciones pueden convertirse en espacios privilegiados para la orientación de estas condiciones carismáticas hacia fines comunitarios y sociales.

LA búSqUEDA DE RECONOCIMIENTO

“que desde un principio te digan “profesor” sin serlo fue una de las cosas que marcaron que yo quiera esforzarme más”

La búsqueda de reconocimiento por parte de otros es un segundo ele-mento común que aparece con fuerza en la estructura subjetiva de los jóvenes referentes. Esta búsqueda pareciera surgir como respuesta, como una reivindicación personal, ante situaciones de vulnerabilidad padeci-das en algún momento de sus vidas.

Si bien no existe una matriz común de antecedentes entre los dis-tintos referentes, el análisis de sus historias de vida sugiere que existen al menos dos situaciones extendidas que han propiciado el compromiso con la iniciativa del Fútbol Callejero.

Por un lado, aparece un primer grupo de referentes que comparten el hito biográfico de haberse dedicado plenamente, por lo menos durante la adolescencia, a la práctica del fútbol de alta competencia, con la ilusión de convertirse en jugadores profesionales. Convertirse en futbolista im-

están escuchando, y el tipo medio que se agranda. O el pibe va para allá y vienen 10 pibes con él.(…) Ves pibes que dicen “vamos para allá a tomar una coca” y van todos. Entonces ahí es donde empieza el laburo nuestro. A ‘este’ le tenemos que dar las herramientas, a ‘este’ lo tenemos que formar para que contagie a los demás”

La cita ilustra, por un lado, el nivel de reflexión de los referentes sobre sus propias prácticas y sobre los roles de liderazgo; por otro, apo-ya la hipótesis de que el carácter carismático es anterior al ingreso a la experiencia de Fútbol Callejero, revelándose previamente en otros espacios familiares, barriales, y eventualmente deportivos. En efecto, la práctica del fútbol resulta un espacio propicio para la emergencia de liderazgos, aunque no siempre estos pueden trasladarse hacia afuera de la cancha.

Cabe analizar por otra parte que la portación de carisma no puede definirse en sí misma como una virtud, ya que no implica una posición moral en términos de poseer un don para hacer el bien o el mal. Se refiere más bien a una cualidad que propicia determinadas posiciones de poder, que se desenvuelven de diferente manera de acuerdo al marco de relacio-nes sociales en que se inscriben. El itinerario de algunos de los referentes registra esta situación en clave biográfica. El mejor ejemplo es el caso de quien enuncia la cita que hace de epígrafe de este apartado: durante su adolescencia, su carisma lo llevo a convertirse en el líder de una pandi-lla juvenil. Hoy, la misma capacidad de movilizar a sus compañeros, lo ha convertido en referente de un proyecto comunitario que tiene como objetivo primordial generar condiciones de sociabilidad que brinden al-ternativas al ingreso de los jóvenes a las pandillas.

Esa trayectoria expone con claridad que el componente moral del ca-risma, y por ende, la caracterización que asume un determinado lideraz-go, tiene una relación directa con los ámbitos en que se desenvuelve. En ese sentido, la inscripción en la experiencia del Fútbol Callejero se

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de un proyecto colectivo, aunque sin perder de vista el móvil íntimo, personal, de la búsqueda de reconocimiento.Algunos pensadores han sostenido que está sed de reconocimiento puede pensarse como el resorte fundamental de la acción humana, incluso de la acción colectiva.22 En el caso de los jóvenes referentes de los que habla-mos, la necesidad de sentirse valorados por “el otro” funciona como disparador de prácticas que son orientadas hacia terceros, pero que tienen en su origen una búsqueda interna, que solo puede ser satisfe-cha mediante el juicio de los demás. De allí que sea generalizado en el relato del momento de incorporación a la experiencia el hecho de “haber sido aceptado como soy”:

“Seguí participando y me aceptaban siempre, a pesar de seguir fumando. Después de un tiempo, me pidieron que no llegara “volado” a jugar. Y que si después quería fumar que lo hiciera lejos de la cancha. Eso también me marcó porque nunca me dijeron que dejara de fumar, entonces empecé a sentir que me aceptaban como era.”

Esta necesidad de ser “aceptados como son” expone la situación pre-via de falta de confianza o de escasa autoestima con la que convivían mu-chos jóvenes en el momento en que se encontraron con la experiencia del Fútbol Callejero. Estos jóvenes necesitaban la aprobación del otro para confiar en su propia potencialidad. Al mismo tiempo, esta permanente

2.2. el sociólogo francés Pierre bourdieu desarrolla la idea de que el motor de las acciones sociales el sociólogo francés Pierre bourdieu desarrolla la idea de que el motor de las acciones sociales es la búsqueda del reconocimiento de los otros. en sus palabras, “es la búsqueda del reconocimiento de los otros. en sus palabras, “El mundo social proporciona El mundo social proporciona a los agentes mucho más y otra cosa que (…) los fines manifiestos de la acción: …a los agentes mucho más y otra cosa que (…) los fines manifiestos de la acción: …hay un benhay un ben--eficio de la acción que excede los beneficios explícitamente perseguidoseficio de la acción que excede los beneficios explícitamente perseguidos, salario, premio, , salario, premio, recompensa, trofeo, título, función, recompensa, trofeo, título, función, y que consiste en el hecho de salir de la indiferencia, y de y que consiste en el hecho de salir de la indiferencia, y de afirmarse como agente actuante, que se toma el juego en serioafirmarse como agente actuante, que se toma el juego en serio, que está ocupado, habitante , que está ocupado, habitante de un mundo habitado por el mundo, proyectado hacia unos fines de un mundo habitado por el mundo, proyectado hacia unos fines y dotado, objetivamente, y y dotado, objetivamente, y por lo tanto subjetivamente, de una misión socialpor lo tanto subjetivamente, de una misión social”” (Pierre bourdieu, Meditaciones Pascalianas (Pierre bourdieu, Meditaciones Pascalianas -1997-. el subrayado es nuestro). -1997-. el subrayado es nuestro).

plica alcanzar un status que pocas profesiones poseen en las futboleras y apasionadas sociedades latinoamericanas. Pero así como no es difícil saber que el anhelo de miles de niños y adolescentes es acceder a ese destino, tampoco lo es comprender que son demasiados los obstáculos que debe atravesar cualquiera de ellos para lograrlo. Las presiones del ambiente, las lesiones, y otras circunstancias, han conspirado en los di-versos casos contra esta posibilidad, creando un escenario de frustración e incertidumbre ante la pérdida del futuro soñado.

Por otro lado, hay otro grupo de jóvenes que replican escenarios de alta vulnerabilidad en términos sociales y económicos. Referentes que comparten la circunstancia de haberse criado en barrios y zonas poster-gadas, en contextos sumamente adversos para el desarrollo individual y colectivo, contextos que no ayudan a construir una noción de futuro como un momento de superación y trascendencia. Barrios periféricos, donde las limitaciones estructurales y la falta de acceso a servicios bási-cos, confluyen en la generación de un escenario adverso:

“No estamos registrados en el mapa. Es una zona de escasos recursos, con tráfico de drogas, muchas necesidades. Donde la policía tiene miedo de en-trar… somos de ahí”

Ambas circunstancias, más allá de las particularidades, resumen los antecedentes de la mayoría de los referentes, y convergen al ubicar a los jóvenes en una situación de debilidad, de falta de certezas respecto del rumbo de sus biografías.

Para los del primer grupo, la experiencia fallida del fútbol profesional implicó la pérdida del espacio donde aplicar sus condiciones (saberes), y del sentido de la noción de futuro. Para los del segundo grupo, el futuro parece ser una imagen borrosa, difícil de conectar con lo concreto, por-que el presente no parece ofrecer posibilidades de superación. Lo que iguala a ambos es haber vivenciado conscientemente un momento de vulnerabilidad, y haberse superpuesto a la adversidad en el marco

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búsqueda de reconocimiento se convierte desde el inicio de la experiencia en una guía para la acción, al operar como una presión social (más allá de que pueda manifestarse internamente): la búsqueda de no defraudar, de estar a la altura de esa mirada externa, se convierte en una pauta moral y un estímulo para profundizar el compromiso con lo comunitario.

LA IDENTIDAD TERRITORIAL

“Tengo el sueño de cambiar la realidad de Moreno, de la provincia, del país. Milito con el objetivo de un cambio social.”

El último factor subjetivo que resulta importante visualizar es el com-ponente territorial que late en cada uno de los referentes, la impronta comunitaria situada en términos espaciales, el deseo de transformar la realidad inmediata.

Dada la contundencia y el modo en que la relación entre el referente y su lugar de residencia se presentan en cada uno de los relatos, es posible afirmar que la identidad territorial es una condición necesaria para la conformación de este tipo de liderazgos, como así también un factor fun-damental para el surgimiento y éxito de proyectos comunitarios como este.

La identidad territorial constituye un móvil relevante de las acciones de los referentes, palpable en la extendida y evidente vocación de trans-formación social, cuyo anclaje siempre es el barrio.

La posibilidad de cambiar las condiciones de vida del entorno del que forman parte es un horizonte hacia el cual los referentes apuntan en cada uno de los casos. Si bien el camino a recorrer es variable según cada ex-periencia, cada construcción colectiva y cada contexto, la totalidad de los

jóvenes líderes se definen a sí mismos como pertenecientes a un deter-minado lugar, y asumen ese espacio como la plataforma de su proyección hacia otros. El objetivo de cambiar las condiciones de vida, de procurar el acceso a posibilidades de futuro de los miembros de su comunidad es la premisa, el concepto límite3 que orienta la acción.

La trayectoria particular de la experiencia del Fútbol Callejero le aporta un dinamismo particular a esta pertenencia territorial, que le per-mite trascender los límites del barrio o del municipio en que se vive. Este movimiento se desarrolla en forma paralela a (y a partir de) la expansión del proyecto, más allá de la organización local. A medida que se empieza a conformar la red regional y latinoamericana entre los distintos proyec-tos, y se amplía la escala de organización hacia nuevos horizontes terri-toriales, los referentes asumen nuevas nociones de pertenencia. En este sentido, es notable en sus expresiones una perspectiva latinoamericanis-ta para el Fútbol Callejero, una visión que atraviesa las fronteras nacio-nales. Este sentimiento de pertenencia territorial-continental potencia al movimiento del Fútbol Callejero en América Latina, y explica en alguna medida el limitado interés de sus referentes en streetfootballworld (la red mundial), que por su carácter trasnacional o desterritorializado no fun-ciona (al menos hasta ahora) como movilizador para la realización de acciones concretas

Esta dinámica expansiva de lo territorial no implica una pérdida de la identidad inicial con su barrio de pertenencia. Lo que ocurre en ese recorrido de postas definidas (barrio, provincia, país, región, continente) es que se va configurando un nuevo nosotros que, sin resentir el vínculo primitivo del referente con su entorno, incorpora nuevas pertenencias.

3.3. se retoma la idea del filósofo Franz Hinkelammert, que entendía que en la elaboración de todo se retoma la idea del filósofo Franz Hinkelammert, que entendía que en la elaboración de todo proyecto existen “conceptos límite” que funcionan como ideas fuerza que inspiran el desarrollo proyecto existen “conceptos límite” que funcionan como ideas fuerza que inspiran el desarrollo de acciones en pos de de acciones en pos de ir acercándoseir acercándose a una realidad ideal que por definición es imposible de a una realidad ideal que por definición es imposible de alcanzar. siguiendo al autor, los alcanzar. siguiendo al autor, los conceptos límiteconceptos límite son la utopía que, como el horizonte, siempre son la utopía que, como el horizonte, siempre se alejan; sin embargo, tendiendo hacia ese concepto, lanzándose en su persecución, es posible se alejan; sin embargo, tendiendo hacia ese concepto, lanzándose en su persecución, es posible motorizar el cambio social en el aquí y ahora. motorizar el cambio social en el aquí y ahora.

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Compartir valores es un acto de reconocimiento y valorización del otro.

Con el Fútbol Callejero recuperamos un juego basado en valores humanos.

No vale ganar a cualquier precio. En el Fútbol Callejero se comparte la victoria.

El Fútbol Callejero nos permite ver al otro como un igual, no un oponente.

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Al principio nos unió la pelota. Después, entendernos unos a otros y respetarnos.

El Fútbol Callejero nos mostró que siempre tendríamos la oportunidad de reparar y ser mejores.

Y si podemos reparar y ser mejores, podemos ser felices. Vivir.

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Una vez analizados los factores subjetivos relevantes para la consolidación del liderazgo juvenil en el marco de las ex-periencias del Fútbol Callejero, corresponde posar la mirada sobre otro tipo de circunstancias de carácter “objetivo”. Estos elementos, que rozan en forma permanente la personalidad de los jóvenes referentes potenciando algunos de sus compor-tamientos, se constituyen como las condiciones estructurales para el surgimiento y consolidación de los liderazgos.

En su proceso de crecimiento y expansión, el Fútbol Calleje-ro se mostró como una metodología con notable adaptabilidad a contextos disímiles. Cada una de las organizaciones le impri-mió su propia impronta, acomodándose tanto a las problemá-ticas de su territorio (la guerra de pandillas en Ecuador puede pensarse como ejemplo paradigmático) como a los objetivos institucionales de cada organización (desde la exclusión social en Fútbol por la Vida, de Costa Rica, hasta el abordaje de la discapacidad en la Asociación Crearte, en la Patagonia Argen-tina). Esta flexibilidad, sin embargo, no comprime la posibi-lidad de identificar elementos comunes, que en cierto modo pueden entenderse como “lecciones aprendidas” a partir de las experiencias transitadas hasta hoy en América Latina.

En ese sentido, se identifican cuatro grandes factores que aparecen como condiciones de posibilidad, o al menos como elementos que inciden en su éxito, de la experiencia del Fútbol Callejero en sus diferentes vertientes latinoamericanas: el rol de las organizaciones, el fútbol como componente de la cul-tura popular, la Metodología del Fútbol Callejero, y la aper-tura de horizontes a los jóvenes participantes.

CONDICIONES CONDICIONES ObjETIvASObjETIvAS

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EL ROL DE LA ORgANIzACIóN

“es importante para convertirse en líder ver referentes, porque uno los ve como espejos y quiere ser como ellos”

“Hay muchos líderes pero pocos espacios. Las organizaciones son esos espacios”

No es posible explicar la trayectoria de los jóvenes referentes sin mencio-nar las organizaciones que acompañaron su crecimiento. Los referentes del Fútbol Callejero no pueden concebirse por afuera de sus organizacio-nes: se constituyeron en ellas y su liderazgo sólo tiene sentido dentro de ese marco. Es generalizada la identificación de los jóvenes con los princi-pios que rigen su organización, como así también el reconocimiento hacia la misma por el espacio de crecimiento que sienten que les brindaron.

Observar la diversidad de instituciones que cobijan a estos referentes permite aproximar una primera conclusión: la metodología del Fútbol Callejero (y la emergencia de los liderazgos que se generan en el mismo) es replicable en organizaciones de distinto nivel de desarrollo y orienta-das a temáticas de lo más diversas. La discapacidad, el género, la discri-minación y la violencia son sólo algunas de las líneas de trabajo que se registran al revisar las organizaciones de las que surgen estos líderes.

No obstante esta diversidad, es posible rastrear elementos comunes en las instituciones que podrían pensarse como condiciones facilitado-ras para la consolidación de liderazgos juveniles en el marco del Fútbol Callejero.

107 EL ROL DE LA ORgANIzACIóN

110 EL FúTbOL COMO COMPONENTE DE LA CULTURA POPULAR

113 LA METODOLOgÍA DE jUEgO

116 APERTURA DE HORIzONTES

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Un primer elemento que se puede distinguir es la existencia de Refe-rentes11 que se ganan la admiración de los jóvenes y que funcionan como ejemplos para su trayectoria. Esta admiración en muchos casos convierte al Referente en una suerte de espejo donde los jóvenes proyec-tan su crecimiento, una referencia, un lugar al que se aspira llegar. Ese espejo actúa en la actualidad como motor de la acción de estos jóvenes, que esperan poder hacer surgir en los nuevos participantes del Fútbol Callejero lo que sus Referentes hicieron surgir de ellos.

La importancia de estos Referentes en la trayectoria de los jóvenes es fundamental en tanto asumen múltiples funciones imprescindibles para la evolución de los liderazgos:

• en primer término, el Referente suele ser la figura convocante que pro• en primer término, el Referente suele ser la figura convocante que pro--

voca el acercamiento del joven a la organización. Sin esta situación, no voca el acercamiento del joven a la organización. Sin esta situación, no

hay detección del liderazgo ni evolución posible; hay detección del liderazgo ni evolución posible;

• la segunda relación que motoriza el Referente, es la resignificación del • la segunda relación que motoriza el Referente, es la resignificación del

fútbol que propone el Fútbol Callejero. Esta situación resulta especialfútbol que propone el Fútbol Callejero. Esta situación resulta especial--

mente relevante en los jóvenes que provienen de trayectorias deportimente relevante en los jóvenes que provienen de trayectorias deporti--

vas truncas o frustradas, y que encuentran en el Fútbol Callejero una vas truncas o frustradas, y que encuentran en el Fútbol Callejero una

alternativa superadora para continuar con su vocación deportiva pero alternativa superadora para continuar con su vocación deportiva pero

incorporando aspectos comunitarios;incorporando aspectos comunitarios;

• por último, pero no menos importante el Referente es la prueba viva del • por último, pero no menos importante el Referente es la prueba viva del

correlato que existe entre el desarrollo de lo personal y lo colectivo. Los correlato que existe entre el desarrollo de lo personal y lo colectivo. Los

Referentes adultos crecieron, pero no lo hicieron solos, sino junto con Referentes adultos crecieron, pero no lo hicieron solos, sino junto con

sus organizaciones. Los referentes jóvenes aprehenden esa experiencia, sus organizaciones. Los referentes jóvenes aprehenden esa experiencia,

entendiendo que el éxito o fracaso de su trayectoria se encuentra atado entendiendo que el éxito o fracaso de su trayectoria se encuentra atado

al de la organización de la que forma parte.al de la organización de la que forma parte.

La admiración por el Referente adulto resulta especialmente movilizante en subjetividades caracterizadas por una marcada necesidad de reconoci-miento por parte de los otros (ver apartado 3.1.2.), pues la sola presencia

1.1. a los fines de facilitar la lectura, en este apartado se utiliza la mayúscula para mencionar a los fines de facilitar la lectura, en este apartado se utiliza la mayúscula para mencionar a los referentes que convocaron a los jóvenes líderes, y la minúscula para aludir a los refera los referentes que convocaron a los jóvenes líderes, y la minúscula para aludir a los refer--entes que son objeto de esta sistematización. entes que son objeto de esta sistematización.

de esta figurada consolidada actúa como presión para continuar siendo consecuente con las prácticas aprendidas y sostener el compromiso con el proyecto del Fútbol Callejero.22

Si la existencia de estas figuras permite proyectar a los jóvenes par-ticipantes del Fútbol Callejero como potenciales líderes, es porque ade-más el modelo de gestión de las organizaciones que estos Referentes conducen (y que en varios casos también fundaron) se caracteriza por la promoción de la participación y del protagonismo de los jóvenes. Todos los referentes jóvenes han tenido espacio para hacer carrera en su orga-nización, para trascender rápidamente el rol de beneficiario y pasar de ser “jugadores” a tener funciones de mayor jerarquía, de mediación, de coordinación y hasta de dirección y conducción.

En esta apertura de espacio ha resultado relevante según el relato de los propios jóvenes el respeto, la aceptación de ellos “tal cual son”. La aceptación del joven por parte de las organizaciones promueve su con-fianza y abre la posibilidad de su crecimiento. Sin embargo, esta acepta-ción no tiene la forma de un “cheque en blanco” que habilita libertades indefinidas para los participantes. Va acompañada de una vocación de acompañamiento para que transformen su propia realidad y pueda así comenzar a transformar la realidad que los rodea. La siguiente frase de un protagonista sintetiza varias de las voces relevadas y que resulta elo-cuente para ilustrar la idea:

“Es importante que las organizaciones te abran el espacio. La organización creyó en mí y yo enton-ces empecé a creer en mí también. Empecé a con-siderarme como ciudadana, que puede cambiarle la vida a los demás “

2. 2. una incógnita que surge al observar la relevancia de los referentes adultos en las trayecuna incógnita que surge al observar la relevancia de los referentes adultos en las trayec--torias de los líderes jóvenes es si el peso simbólico de estas figuras (que hasta hoy funciona torias de los líderes jóvenes es si el peso simbólico de estas figuras (que hasta hoy funciona como factor movilizador) puede en algún momento constituirse en un límite para los jóvenes en como factor movilizador) puede en algún momento constituirse en un límite para los jóvenes en su transición de “referentes jóvenes” hacia líderes plenos en el movimiento de Fútbol Callejero.su transición de “referentes jóvenes” hacia líderes plenos en el movimiento de Fútbol Callejero.

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El acompañamiento en la trayectoria y la idea de un crecimiento por etapas en la organización es un signo que identifica la modalidad de ges-tión de estas organizaciones, y que puede pensarse como un factor facili-tador para la emergencia de liderazgos. Este acompañamiento paulatino incluye distintas modalidades de formación de contenido social que se van acoplando a la práctica de Fútbol Callejero y que favorece la elabo-ración de ideologías y cosmovisiones del mundo que se van convirtiendo en guías de las prácticas de los jóvenes.

En efecto, exceptuando casos puntuales, ideologías y valoraciones políticas sobre la práctica social son poco frecuentes en el comienzo de la trayectoria de los jóvenes, y no constituyen el punto de partida de su experiencia sino más bien de llegada: son resultado de la intervención formativa de las organizaciones. Si bien el alcance del crecimiento que vienen teniendo estos jóvenes es todavía imponderable, el carácter caris-mático de sus personalidades sugiere que corresponde prestar atención a la potencialidad de que sus liderazgos puedan empezar a trascender las barreras de la experiencia concreta del Fútbol Callejero.

EL FúTbOL COMO COMPONENTE DE LA CULTURA POPULAR

“¿quién va a venir a nosotros si les presentamos un libro?

¿quién va a venir a nosotros a hablar del pensamiento de un autor?”

El hecho de que el eje que estructura esta experiencia sea el fútbol resulta un factor fundamental a la hora de entender la emergencia de liderazgos como los que se observan en el movimiento de Fútbol Callejero.

Es habitual en el relato de los jóvenes escuchar que fue por su interés en el fútbol que se acercaron a esta experiencia. La mayoría de ellos son fanáticos del deporte (varios de ellos, aunque no todos, lo practican nota-blemente): en sus conversaciones se habla de fútbol, en los ratos libres que se generaron a lo largo de esta Sistematización siempre jugaron al fútbol.

Como componente relevante de la cultura popular de América Latina, el fútbol resulta accesible a jóvenes de características de lo más diversas, trascendiendo barreras geográficas y sociales. Esta accesibili-dad es la que posibilitó el acercamiento a la experiencia de los referentes que llegan de situaciones de mayor vulnerabilidad, y es también la que permite constituir un puente que iguala en el marco del movimiento de Fútbol Callejero a jóvenes nacidos en barrios periféricos y hasta de extre-ma pobreza con otros de clase media, incluso profesionales. Este carácter popular e integrador del fútbol es destacado casi unánimemente por los referentes jóvenes:

“El fútbol es una herramienta de integración fun-damental, porque ya todos lo tienen adquirido, y porque crece en todos lados. Es una herramienta de intervención porque es popular”.

“Es sólo una bola, es sólo una circunferencia ma-terial, pero ¡qué diferencia que hace! (…) Cual-quiera que participe del Fútbol Callejero sabe del verdadero valor que ella transmite”

El carácter popular del fútbol no sólo actúa como un poderoso ele-mento de convocatoria, sino que habilita, además, mucho más que otras herramientas de intervención comunitaria: la posibilidad de un verdade-ro protagonismo juvenil, y por lo tanto, la emergencia de líderes como los que surgieron en esta experiencia.

Otras estrategias de intervención (el ejemplo del epígrafe es ilustrativo) que son usualmente utilizadas desde universidades u organizaciones de la

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sociedad civil suelen manejar códigos que resultan ajenos a las poblaciones con las que pretenden trabajar. Por el contrario, los códigos del fútbol son previamente conocidos por los participantes, por lo que se sienten cómo-dos desde un primer momento, e incluso habilitados a mostrar su opinión, pues portan un saber anterior sobre el tema. A diferencia de lo que ocurre en otras experiencias, el punto de partida no los ubica en una situación de inferioridad respecto de los referentes, sino que está dado por esta condi-ción igualadora del fútbol que mencionábamos más arriba. Es este cono-cimiento previo, esta cultura popular, la que habilita a los jóvenes a sentirse una voz autorizada en el tema, y poder traspasar la frontera de ser participante a ser referente de la experiencia.

Es justamente su carácter popular lo que permite que el Fútbol Ca-llejero funcione como herramienta de intervención con poblaciones ex-tremadamente vulnerables o marginales, con las que habitualmente las acciones sociales prefieren no trabajar, ya sea por el riesgo de fracaso de la experiencia o por la falta de códigos comunes. Al respecto dice uno de los jóvenes referentes:

“El fútbol te permite llegar a los más heavys, y ade-más te da la chance de mostrar que otra realidad es posible. Desde acá se construye integración”.

La contracara de este potencial del fútbol como componente de la cul-tura popular de los jóvenes es que el interés que despierta por sí mismo puede llevar a que los participantes rechacen los elementos constitutivos del Fútbol Callejero que trascienden lo deportivo. En efecto, los referentes del Fútbol Callejero desempeñan día a día una batalla desigual contra la propuesta del fútbol convencional, que sigue siendo extraordinariamente convocante para niños y jóvenes que sueñan con llegar a ser como las es-trellas internacionales que salen por televisión. Esa batalla cultural con-tra la lógica competitiva del fútbol profesional es una de las tareas más complejas y desafiantes de los referentes jóvenes que encabezan hoy el Fútbol Callejero. Tienen a favor un dato de la realidad, que es que el sueño

de ser futbolista profesional es en la generalidad de los casos una utopía inalcanzable, por lo que resulta irracional constituirla como motor de la participación en el deporte. Pero tienen en contra la exitista tradición fut-bolera que es día a día replicada por la publicidad que nutre al fútbol, y que destaca ídolos individuales por encima de los valores colectivos.

La disputa simbólica de la que estamos hablando tiene en su centro la propuesta del Fútbol Callejero de resignificar el fútbol. Eso es lo que intenta hacer a través de su Metodología, que es el factor que se desarro-lla a continuación.

LA METODOLOgÍA DE jUEgO

“se juega con, no contra. Porque si el otro no juega yo tampoco juego”

“ellos quieren que creemos jugadores de fútbol, y nosotros lo que queremos es crear personas”

Quienes participan del Fútbol Callejero se refieren a las características del juego con el concepto genérico de “La Metodología”, abarcando con esta expresión tanto las reglas de juego como los valores involucrados en esta práctica.

La Metodología del Fútbol Callejero tiene como punto de partida el fútbol convencional (el juego se estructura a partir de un partido de fút-bol), pero al pasar a ser callejero el deporte se resignifica completamen-te. Según el relato de sus referentes, la competencia es desplazada por el compañerismo, el “resultadismo” es remplazado por la búsqueda de valores. Para quienes llegan a esta experiencia tras haber probado suerte

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en el fútbol profesional, esta resignificación del fútbol tiene mucha más intensidad, porque toma la forma de una reformulación del sentido de su propia vida: van a seguir jugando al fútbol, pero ya no podrán soñar con su éxito personal, con trofeos, con la fama o el dinero. La lógica de ver el fútbol como una herramienta de intervención social se pondrá por encima de la posibilidad de convertirse en profesionales de ese deporte

“Yo siempre pensaba: si voy a hacer algo va a ser ju-gar al fútbol. Al principio lo hacía por mí (…), pero después de conocer La Metodología digo: lo hago por mí, pero además lo hago por los demás. Por la gente que sé que necesita, que necesita más que yo.”

Las variantes con las que este juego se práctica en distintos lugares da cuenta de una característica central de esta Metodología, que es su flexibilidad. El detalle de las reglas de cada partido es acordado en cada juego, habilitando modificaciones por parte de los equipos participantes. También al final del partido existe una instancia de mediación en la que se pone en discusión quién fue el ganador del partido, que no sólo se dirime en función de los goles marcados, sino también en función del cumplimiento de los acuerdos establecidos antes de empezar a jugar.

Estas instancias de discusión iniciales y finales resultan fundamen-tales para entender porqué el Fútbol Callejero es una herramienta con enorme potencial para la generación de liderazgos juveniles: desde un comienzo, “La Metodología” hace protagonistas a sus participan-tes, les abre un espacio en el que no solo pueden jugar pateando una pelota, sino también proponer las reglas de juego, debatir el resultado. A diferencia de lo que ocurre en el fútbol convencional (y, haciendo el razonamiento más extensivo, a diferencia de lo que ocurre en general en las acciones sociales pensadas para jóvenes), el Fútbol Callejero es impensable sin la existencia de participantes activos que trasciendan el lugar de meros “jugadores”. De esta manera, la emergencia de jóvenes protagonistas (líderes, en tanto se diferencian por sus cualidades para

el diálogo, la toma de decisiones, etc.) se aparece como un proceso casi necesario en el devenir de la práctica del Fútbol Callejero.

El carácter instituyente de la experiencia, el hecho de que se encuen-tre en construcción, en pleno debate sobre sus reglas, potencia la percep-ción de protagonismo de los referentes actuales: ellos están verdadera-mente creando el juego, sus reglas, por lo que se sienten legítimamente dueños de La Metodología.3 Esta apropiación del Fútbol Callejero con-solida y fortalece su rol de referentes. Cabe preguntarse en este contexto si la tendencia a la institucionalización del Fútbol Callejero podría en el futuro convertirse en una amenaza para la aparición de nuevos lideraz-gos: es evidente que no será lo mismo ser creadores de este juego como son estos jóvenes, que tener que sumarse a un modelo ya establecido. Lograr la institucionalización, conservando espacios de protagonismo y autodeterminación, será un desafío relevante para los próximos años de esta experiencia.

Una particularidad adicional de La Metodología que la diferencia po-sitivamente de las reglas del fútbol convencional es su carácter inclusivo. En primer lugar porque la habilidad deportiva deja de ser una cualidad excluyente para destacarse en el juego (así como se mencionaba más arriba la notable habilidad de algunos referentes, cabe mencionar ahora la, a lo sumo, “normal” destreza de otros).

En segundo lugar, y convirtiéndose esto en una marca distintiva del Fútbol Callejero, La Metodología es inclusiva porque no establece ningu-na diferencia entre varones y mujeres. Si bien en el fútbol convencional se ha avanzado en los últimos años en la integración de las mujeres a partir de la expansión del fútbol femenino, las ligas para mujeres no de-jan de ser concebidas como “de segunda”, y las mujeres que juegan siguen siendo señaladas negativamente por intentar insertarse en un mundo tradicionalmente masculino.

3. 3. La percepción que tienen del Mundial de sudáfrica es ilustrativa de esta situación: como no se La percepción que tienen del Mundial de sudáfrica es ilustrativa de esta situación: como no se jugó con los valores y el espíritu que ellos están construyendo en américa Latina, directamente jugó con los valores y el espíritu que ellos están construyendo en américa Latina, directamente

lo niegan: lo niegan: “eso no fue Fútbol Callejero”“eso no fue Fútbol Callejero”..

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El Fútbol Callejero abre para las mujeres que gustan del fútbol la po-sibilidad única de posicionarse a la par de los hombres, como no podrían hacerlo en el fútbol tradicional. En un deporte que suele discriminar fuertemente en función de su lógica competitiva, esta doble dinámica inclusiva (hacia quienes “no juegan bien”, hacia la mujeres) convierte al Fútbol Callejero en un espacio privilegiado para la emergencia de lide-razgos juveniles.

LA APERTURA DE HORIzONTES

“en 2010 se me da la oportunidad de ir a sudáfrica, que fue mi primer experiencia saliendo del país (…).Viaje en avión, aeropuerto, todas esas cosas. un cambio total”

Un último elemento que resulta importante destacar como factor favo-recedor de la emergencia de liderazgos es la expansión de los espacios de interacción de los jóvenes, situación que denominaremos “apertura de horizontes”.

La inscripción en la experiencia del Fútbol Callejero constituye para los jóvenes referentes un momento fundacional. Sus relatos coinciden en destacar que esta experiencia constituye un antes y un después en sus trayectorias, en términos de que implica un redireccionamiento de sus vidas, aportando un nuevo sentido al desarrollo de sus biografías: el Fútbol Callejero fue el marco en el que muchos de ellos descubrieron su vocación comunitaria, y en el que todos ellos pudieron consolidarse como líderes.

Más allá del “hito” que significa en sus vidas el conocimiento del mundo del Fútbol Callejero, el compromiso con la experiencia no re-sultó en todos los casos inmediato, sino que se desarrolló y consolidó a partir de la participación en diferentes instancias, entre las cuales los “Encuentros” o “Festivales” regionales e internacionales ocupan un lugar preponderante. En ese sentido, puede afirmarse que la inter-vención de FuDe como propulsor y dinamizador de este tipo de prácticas resulta fundamental a la hora de explicar la emergencia o la potenciación de los liderazgos que se verifican en el marco del Fútbol Callejero

La participación en esos espacios tuvo múltiples significados e impli-cancias para los jóvenes que comenzaban a desarrollarse como potencia-les referentes. En primer lugar, en términos simbólicos, significó para la mayoría una primera posibilidad de subirse a un avión, de conocer otra ciudad o país, de asistir a un mundial; de trascender, en definitiva, los límites que impone el encierro en lo local. Es indudable que haber participado de este tipo de experiencias se constituye en un factor “diferenciador” de estos jóvenes respecto de sus pares, una caracte-rística que los distingue y que los posiciona en un lugar destacado en su comunidad originaria. Esa diferenciación, como analizábamos más arriba, es justamente la condición de posibilidad de la existencia de li-derazgos.

Pero además de la relevancia simbólica de este “salir al mundo”, el contacto con otras experiencias sociales potencia la imaginación, la capacidad de visualizar alternativas a la realidad ya conocida; brin-da a los jóvenes un nuevo marco de expectativas respecto de lo que puede construir desde su organización. Esta posibilidad de proponer, de realizar aportes novedosos a su organización, potencia su protagonis-mo, fortaleciendo al mismo tiempo su autoestima y la autoridad sobre sus pares, reafirmando en definitiva su posición de referente.

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APRENDIzAjES Y APRENDIzAjES Y FACTORES DE EXITOFACTORES DE EXITO

Frente al objetivo y la oportunidad de socializar esta experiencia resulta relevante destacar las principales “lecciones aprendidas” de las interven-ciones realizadas hasta el momento a través del Fútbol Callejero. Se trata de elementos comunes que favorecen la emergencia de liderazgos juveni-les. En tal sentido, pueden considerarse como recomendaciones para fu-turas implementaciones que apunten a replicar esta experiencia exitosa.

De acuerdo al análisis de los relatos de los protagonistas es posible distinguir cuatro factores fundamentales que se destacan como favore-cedores de esta transición hacia roles de liderazgo:

EL FútBOL COMO COMPOnEntE DE LA CuLtuRA POPuLAR:La intervención comunitaria a través del fútbol es una estrategia privilegiada para habilitar la emergencia de liderazgos. Este po-tencial del fútbol se vincula a su carácter popular y por esto mis-mo accesible a poblaciones diversas, atravesando barreras geográ-ficas y sociales.

La accesibilidad cultural del fútbol lo convierte en una poderosa herramienta de convocatoria, y por lo tanto en un punto de partida altamente favorable para realizar una intervención comunitaria.

Las intervenciones comunitarias deben utilizar códigos cono-cidos por los participantes, disponibles para ellos porque hacen parte de su cultura; de este modo los jóvenes pueden sentirse ha-bilitados y cómodos para trascender el lugar de “beneficiarios” y comenzar a ocupar otros espacios de mayor compromiso y res-ponsabilidad en el marco de la experiencia de Fútbol Callejero.

LA MEtODOLOGíA:Resulta necesario intervenir para que los jóvenes resignifiquen la práctica del fútbol, ponderando sus valores colectivos y recreati-vos por encima de sus aspectos competitivos. En este aspecto los referentes desempeñan un rol fundamental.

Por otra parte: además de participar como jugadores, los jóve-nes deben tener la posibilidad de asistir a instancias de decisión y construcción sobre las reglas de juego, pues sólo de este modo pueden trascender del rol de “beneficiarios”.

En este sentido, resulta relevante que La Metodología de in-tervención conserve su carácter flexible y no se convierta en un producto cerrado con reglas preestablecidas. El carácter perma-nentemente instituyente, “en construcción”, del Fútbol Callejero es uno de los elementos que más dinamiza la intervención de los jóvenes, porque los ubica en el lugar de creadores del juego (y ya no de meros jugadores).

EL ROL DE LAS ORGAnIZACIOnES:Su modelo de gestión debe caracterizarse por la promoción de la participación y del protagonismo de los jóvenes.

Esta promoción debe ser entendida como un crecimiento por etapas, habilitando una transición paulatina, desde el rol de “be-neficiarios” (o “jugadores”) hacia funciones de mayor jerarquía, de mediación, de coordinación y hasta de dirección y conducción.

El acompañamiento de la organización en este crecimiento debe incorporar distintas modalidades de formación de contenido social que se acoplen a la práctica de Fútbol Callejero y que propi-cien la elaboración de ideologías y cosmovisiones del mundo que puedan devenir en guías de las prácticas de los jóvenes.

Toda esta intervención de la organización se potencia cuando existen en ella Referentes adultos admirados y respetados por los jóvenes, que puedan erigirse en espejos en los que puedan proyec-tar su crecimiento.

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LA APERtuRA DE HORIZOntES:La capacidad de intervención de las organizaciones sociales se forta-lece cuando pueden brindar la posibilidad a los jóvenes de trascen-der el espacio de lo local y conocer otras experiencias comunitarias.

La asistencia a “Encuentros” o “Festivales” regionales o inter-nacionales es un hito fundamental en la trayectoria de los jóvenes, pues les permite trascender el encierro en lo local, entender la exis-tencia de otros mundos posibles y por lo tanto comenzar a imagi-nar la posibilidad de otra forma de habitar su mundo social.

Resulta fundamental por lo tanto la intervención de organizacio-nes de la sociedad civil más desarrolladas, o de organismos públicos, que puedan funcionar como propulsores de este tipo de espacios, brindando apoyo y recursos para la realización de experiencias que permitan que los jóvenes extiendan sus horizontes de interacción.

Los elementos anteriores son factores propios de la intervención que apa-recen como catalizadores para el crecimiento de los jóvenes en el mar-co de una experiencia de Fútbol Callejero. Su nivel de impacto depende de muchas variables, entre las que corresponde destacar el componente “subjetivo” del liderazgo. En tal sentido, se identifican tres aspectos de la personalidad que pueden pensarse como aptitudes previas a la interven-ción del Fútbol Callejero, y que pueden constituirse al mismo tiempo en indicadores a la hora de identificar potenciales nuevos referentes. Se trata de cualidades subjetivas de los jóvenes, preexistentes a su inserción en el movimiento del Fútbol Callejero, que pueden ser potenciadas por este:

EL CARISMA: los jóvenes referentes se caracterizan por su capa-cidad para generar empatía entre los miembros de los grupos de los que forman parte, o de imponer su posición para movilizar co-lectivos hacia un fin determinado. Esta personalidad carismática es favorable para la constitución de liderazgos. La inscripción en la experiencia del Fútbol Callejero posibilita la orientación de este potencial hacia fines sociales y comunitarios.

LA BúSquEDA DE RECOnOCIMIEntO: la estructura subjetiva de los referentes se encuentra estructurada por una marcada necesi-dad de ser reconocidos por los demás. Esta necesidad de sentirse valorados surge generalmente como respuesta o reivindicación frente a situaciones de vulnerabilidad, y puede constituirse en mo-tor para desarrollar un compromiso con acciones comunitarias.

LA IDEntIDAD tERRItORIAL: el compromiso con el territorio en el que crecieron, el conocimiento y la preocupación por su co-munidad (en particular por los jóvenes) es otro signo común a los referentes del Fútbol Callejero. Esta vinculación con lo territorial brinda una premisa, un objetivo, que es el de transformar las condi-ciones de vida de su entorno, y se constituye en una guía para la ac-ción. En tal sentido, la vocación comunitaria puede pensarse como indicador para la identificación de potenciales nuevos referentes.

Los aspectos anteriores pueden pensarse como condiciones “objetivas” y “subjetivas” favorecedoras del surgimiento de liderazgos. Sin embargo, no es posible pensar la emergencia de líderes como el resultado “mate-mático” de determinadas formas de intervención. Debido a la diversidad de los contextos de implementación posibles del Fútbol Callejero, y, más en general, dada la complejidad y dinámica de las prácticas sociales, re-sulta imposible establecer pautas unívocas de acción que puedan llevar siempre al mismo desenlace.

La variedad de contextos, la diversidad de los sujetos intervinientes, y la impredictibilidad de los fenómenos sociales exigen que la réplica y expansión de esta experiencia se apoyen en las “lecciones aprendidas” que se recogen en este documento, pero sigan sustentándose en la creati-vidad de los jóvenes y adultos que hoy lideran esta experiencia y que día a día le brindan su propia impronta.

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EL DÍA DESPUES: EL DÍA DESPUES: HISTORIAS DE HISTORIAS DE CRECIMIENTO Y CRECIMIENTO Y COMPROMISOCOMPROMISOPor Fundación FuDePor Fundación FuDe

InICIAMOS EStE RELAtO COn LAS HIStORIAS DE jóVEnES quE tEníAn En COMún EL HABER PARtICIPADO DE PROGRAMAS DE FútBOL CALLEjERO En ORGAnIZACIOnES COMunItARIAS DE VARIOS PAíSES DE LA REGIón. RESCAtAMOS SuS HIS-tORIAS y Su VOZ PARA PODER EntEnDER CuáLES FuEROn LAS COnDICIOnES quE PERMItIEROn LA tRAnSICIón DE ES-tOS jóVEnES DE PARtICIPAntES O juGADORES A LíDERES. PERO LES COntAMOS POCO DE SuS LIDERAnZAS ACtuALES, PuES COMO EL títuLO ADELAntA, LA HIStORIA DE EStOS jóVEnES COntInúA En MOVIMIEntO y HACIA ADELAntE.

Liderar significa ir a la cabeza, ser ejemplo, conducir un grupo, un espa-cio, un proceso. Inspirar a otros. Convencerlos. Comprometerlos con una causa común. Y eso hacen.

Matías Luna conduce la Fundación Defensores del Chaco, es uno de sus tres directores. Lleva adelante una organización que ofrece activi-dades deportivas y artísticas para más de 1.500 participantes, que cons-truyó y gestiona un Jardín Infantil (el único en el barrio) que de forma innovadora propone trabajar desde el movimiento y el arte con niños que de no ser por Defensores, no tendrían acceso a una educación de calidad. Desde el nombre dignifican las raíces, la identidad y el respeto por la diversidad, al estar localizados en un barrio con alta inmigración para-guaya. Y sueñan grande: quieren un día construir una escuela e incluso una Universidad para que los chicos no tengan que salir del barrio, para que las oportunidades de inclusión no sean tan lejanas. Siempre bajo la premisa de crear programas que ofrezcan calidad y belleza.

Pablo Castillo ya no es el jefe de pandilla, pero se ganó un título me-jor, el de “Profe”. A la par de la organización Ser Paz, Pablo da talleres y cursos para otros jóvenes ex pandilleros y contribuye con el proceso de desmovilización de las pandillas. Es un excelente mediador. Cuando los reflectores se encienden y se marca la cancha, los pandilleros se apro-

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pian de las calles de Guayaquil pero para jugar al fútbol, para que se pro-duzca una fiesta comunitaria. Más de 5.000 pandilleros han participado de los campeonatos “Tarjeta Roja a la Violencia” sin ningún incidente. La comunidad que antes permanecía encerrada en sus casas, salió a la calle, disfrutó del juego y se unió a la fiesta comunitaria. La violencia entre pandillas se redujo. Y como dice la directora de Ser Paz y princi-pal inspiradora de Pablo para que se sume al proceso, Nelsa Curbelo, “Aprender a aceptar las decisiones tomadas por ellos mismos aunque le sean adversas, aprender a tomar decisiones correctas aunque no siem-pre los favorezcan, es un aprendizaje de ciudadanía, de democracia, de respeto, de ética”.

Juan Burgos experimentó el Fútbol Callejero de una manera deci-siva en el 1er. Encuentro Sudamericano que se hizo en Buenos Aires. El mismo recordaba con sus compañeros argentinos que esa fue la pri-mera vez que vio jóvenes de su misma edad asumiendo responsabilida-des de coordinación, mientras él recién iniciaba el proceso. A Juan le tocó su turno de coordinar nada menos que un Encuentro en su propio país, en el 2008, junto a otros jóvenes de la organización. Durante la celebración final, mientras todos los participantes de América Latina celebraban en la cancha, el miraba desde afuera, con lágrimas en los ojos. Esa fue una de muchas victorias ganadas, ya no como jugador, sino como líder de su organización. Hoy Juan es coordinador del Pro-yecto CHIGOL y lleva adelante el programa Chigolitos, y junto con otros jóvenes han creado el Centro Juvenil Cerro Navia, todas inicia-tivas que trabajan con el fútbol callejero, la formación de mediadores dentro de las escuelas y la promoción del protagonismo juvenil y la formación ciudadana en las zonas más castigadas de las afueras de Santiago de Chile.

Y las historias de compromiso siguen. Diego Monte y Pablo Montana-ro dirigen dos clubes barriales en unas de las zonas más golpeadas del co-nurbano bonaerense, en General Rodríguez y Moreno respectivamente. Sus clubes constituyen el único espacio de reunión y práctica del deporte disponible para niños y jóvenes en sus barrios. Ellos saben del poder del

fútbol, porque fue a través del fútbol callejero que ellos transformaron sus propias vidas. Sus instituciones buscan propósitos de inclusión a través del fútbol pero también de actividades artísticas, apoyo escolar, promoción de la salud, formación de jóvenes. También integraron en sus acciones la perspectiva de género, incentivando a las mujeres a jugar y a participar activamente de otros programas.

Fabricio Flores, Ezequiel Martin, Leonardo Correa, Aldo Gamarra, Luis Enrique Jiménez, Kassiana Pessoa y Sara Guzmán han asumido roles de coordinación de programas en sus organizaciones, en algunos casos de fútbol callejero, en otros en temáticas diversas como la equidad de género, la formación ciudadana, la integración de la persona con dis-capacidad. En todos los casos, la entrega y el compromiso por la transfor-mación comunitaria es el elemento común en estos jóvenes. Comparten esa voluntad y ese “soñar en grande”.

PORquE AL FInAL LO IMPOSIBLE, SOLO tARDA un POCO MáS.

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este libro se terminó de imprimir en el mes de noviembre de 2012

en g 1 s.a. - 4521-7454, Ciudad autónoma de buenos aires, argentina.