Fuerzas de tarea, ¿una estrategia de seguridad fallida?

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JUAN PABLO RÍOS, EL CREADOR DEL CONCEPTO Entrevista con el abogado que organizó el Departamento de Delitos contra la vida de la PNC. Página 8 FUERZAS DE TAREA, ¿UNA ESTRATEGIA DE SEGURIDAD FALLIDA? Página 2 POLÍTICA, MODA Y DEBILITAMIENTO DE LA POLICÍA Expertos opinan sobre las Fuerzas de Tarea. Página 9 DICEN QUE LA CIUDAD ES COMO TÚ Percepciones sobre un recorrido en zonas marginales de la ciudad. Página 10

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Trabajo de graduación elaborado por Ximena Villagrán para la licenciatura en Periodismo y Comunicación de la Universidad del Istmo, Guatemala

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JUAN PABLO RÍOS, EL CREADOR DEL CONCEPTO

Entrevista con el abogado que organizó el Departamento de Delitos contra la vida de la PNC.

Página 8

FUERZAS DE TAREA, ¿UNA ESTRATEGIA DE SEGURIDAD FALLIDA?Página 2

POLÍTICA, MODA Y DEBILITAMIENTO DE LA POLICÍA

Expertos opinan sobre las Fuerzas de Tarea.

Página 9

DICEN QUE LA CIUDAD ES COMO TÚ

Percepciones sobre un recorrido en zonas marginales de la ciudad.

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FUERZAS DE TAREA, ¿UNA ESTRATEGIA DE SEGURIDAD FALLIDA?Un soldado de la Fuerza de Tarea Kaminal recorre el asentamiento La Unión en El Mezquital.

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Las Fuerzas de Tarea son la estrategia de seguridad del gobierno actual. Son dos los modelos, uno se encarga de ocupar un área geográfica y el otro investiga delitos específicos. Ninguno es nuevo y a pesar de ello no están dando los resultados que el gobierno de la “mano dura” encabezado por Otto Peréz Molina esperaba. Los lugares ocupados por militares y polícias siguen siendo las áreas más violentas de la ciudad y los delitos investigados siguen sin resolverse.

Esa casa está marcada como territorio de la pandilla del Barrio 18. No tiene puerta ni ventanas. Cuando se entra, el olor fétido de heces fecales, orines secos y restos de cervezas golpean el olfato. Ahí, en la esquina donde antes había una tienda, hay un centenar de botellas vacías en el suelo. También hay tirada ropa interior de mujer como una evidencia perversa. Ahí encontraron dos tolvas para fusil semiautomático. Ahí, bebía, violaba y mataba el Barrio 18. Ahí, mandaba la clica Solo para Locos.

En ese mismo callejón hay casas con puertas y ventanas selladas con block y cemento; hay miradas serias de aquellos que desconfían de todo y de todos. Cuatro perforaciones de bala en una baranda metálica sugieren que alguien pudo haber muerto en ese sitio. También ahí hay niños que aún sonríen y que por las tardes juegan frente a las pintas de graffiti de la clica que impone la ley en ese laberinto que llaman colonia. Todas esas señales confirman que esta es una zona de crimen.

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Así es la colonia El Limón en la zona 18, de la ciudad. Una “zona roja” en los mapas de la Policía Nacional Civil (PNC). En ese lugar de 0.44 km2, durante 2012 fueron asesinadas 13 personas y 16 más resultaron heridas con arma de fuego o arma blanca. En ese lugar, desde el 22 de septiembre del año pasado, se instaló el grupo Alfa de la Fuerza de Tarea Maya.

La Fuerza de Tarea Maya es una combinación de 1 mil 100 miembros del Ejército y 100 agentes de la PNC divididos en cuatro destacamentos que vigilan El Limón, Las Alamedas, San Rafael y Los Paraísos. El grupo simboliza la supuesta efectividad de las Fuerzas de Tarea Territoriales (FTT), una estrategia de seguridad diseñada para cumplir con la princi-pal promesa de campaña del presidente Otto Pérez Molina: “Mano dura contra la delincuencia”.

El 14 de enero de 2013, Pérez Molina y su gabinete en plenocelebraron su primer año de gobierno en El Limón. Pintaron casas y banquetas; repartieron alimentos y juguetes. Por cin-co horas, aquella zona roja fue custodiada por toda la seguri-dad presidencial, la PNC, el Ejército y hasta 300 alumnos de la Academia de la policía. Así, El Limón se convirtió, irónica-mente, en el sitio más seguro del país.

Pero si se evalúan la percepción ciudadana y las cifras del propio Ministerio de Gobernación (Mingob) para calificar la efectividad de este modelo, muchas interrogantes surgen en torno a su eficiencia. Sin embargo, la estrategia sigue vigente, se replica en otras zonas y se aplica a otros delitos.

Un modelo de seguridad con sello militar

La administración de Pérez Molina creó una estrategia que tuviera el impacto mediático suficiente para generar percepciones positivas en la población y que permitiera al presidente controlar directamente las decisiones en materia de seguridad pública.

Basado en su formación militar, Pérez Molina se planteó una primera estructura para enfrentar la delincuencia. Ésta lo colocaba como el alto mando y el primer eslabón en una cadena que incluía a los ministerios de Gobernación (Mingob) y Defensa, la PNC, el Ministerio Público (MP), el Instituto Nacional de Ciencias Forenses (Inacif) y el Organismo Judicial (OJ).

La propuesta era inconstitucional pues rompía con la sepa-ración de poderes y la autonomía de las instituciones que no formaban parte del Ejecutivo. Fue por ello que tras la toma de posesión, junto a su equipo de asesores, idearon dos mode-los que se utilizarían como la gran estrategia de seguridad del gobierno.

El primero replica la metodología utilizada por el Departamen-to de investigación de delitos contra la vida, de la PNC: una unidad que prioriza la investigación y ejecuta un protocolo de coordinación operativa entre el MP y Mingob.

El modelo sería instaurado para atender los delitos con mayor incidencia mediática: sicariato, secuestro, extorsión, femici-dio, robo de celulares y de vehículos; y se aplicarían, incluso, a delitos sugeridos por la sociedad misma.

Las Fuerzas de Tarea de Investigación (FTI) se crearon el 16 de enero de 2012, solo dos días después de la toma de po-sesión. La vicepresidenta Roxanna Baldetti creó la última de ellas, la Fuerza de Tarea contra la Corrupción, el 4 de marzo pasado para reemplazar la Secretaría de Control y Transpa-rencia, que fue cerrada por ser inconstitucional.

10 meses después de entrar en operaciones, a las FTI se les atribuían un mil 967 capturas y la desarticulación de 83 es-tructuras criminales. A pesar de estos números halagadores, no existen cifras de cuántas de estas detenciones finalizaron en una condena en el sistema de justicia.

El segundo modelo seguía una lógica militar: la ocupación territorial, uniendo a las fuerzas policiales y militares, para re-cuperar áreas con alta presencia de pandillas e incidencia criminal. Estas tendrían un área geográfica definida y misio-nes específicas que cumplir. La cantidad de homicidios fue el criterio para escoger las zonas de acción de las denomina-das Fuerzas de Tarea Territoriales (FTT). La colonia El Limón, en la zona 18, fue una de estas áreas.

Arkel Benítez, viceministro de Prevención del Delito del Min-gob, explica que el trabajo de estos grupos se realiza en tres fases. La primera, mantenimiento del orden territorial y reduc-ción de los delitos que ponen en riesgo la vida. Las siguientes se centran en la recuperación de áreas verdes y de esparci-miento para que, al momento de retirarse, se pueda llevar a cabo la tercera fase en la que los ministerios de Desarrollo Social, Cultura y Deportes, Salud, Educación y Agricultura puedan implementar proyectos que garanticen una transfor-mación sostenible del área.

Dos meses después de la instalación de la Fuerza de Tarea Maya en la zona 18, el gobierno anunció la creación de la Fuerza de Tarea Kaminal, que se instaló en la zona 12 de Villa Nueva (El Mezquital, El Búcaro y Villa Lobos) y el 5 de noviem-bre de 2012 se extendió a la zona 7 de la ciudad (Colonia Castillo Lara, Verbena y Quinta Samayoa). Esta tiene asigna-dos 200 militares y 400 policías.

El experto en seguridad y analista político Héctor Rosada, ex-plica que este modelo se basa en la misma estrategia que se utilizó en los años de la guerra. Las primeras Fuerzas de Tarea se crearon en 1975. Estas le daban al gobierno la po-sibilidad de unir diferentes unidades militares y coordinarlas bajo un solo mando.

Durante el conflicto armado interno se crearon 11 Fuerzas de Tarea (Gumarcaj, Ixcán, Ixil, Iximché, Kaibil Balam, Quetzal, Quiriguá, Tigre, Victoria y Xacantal) y el informe de la Recu-peración de la Memoria Histórica las vincula a las masacres, ejecuciones, desapariciones forzadas y torturas. Las Fuerzas de Tarea no respondían al mando de la zona militar sino que poseían un mando directo e independiente.

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Cada administración tiene su propia receta

No es la primera vez que se utiliza la ocupación territorial como técnica para disminuir los delitos de un área geográfica determinada. Adela de Torrebiarte, ministra de Gobernación de marzo de 2007 a enero de 2008, durante la administración del Presidente Óscar Berger, implementó un “modelo de pre-vención y gestión de seguridad ciudadana”.

Durante esos meses, la policía ocupó las colonias Ciudad del Sol, en Villa Nueva, y Nimajuyú, en la zona 21 de la ciudad. Luego se implementaron planes para que la comunidad se coordinara con las autoridades locales. También se realizaron proyectos orientados a la prevención del delito. Al contrario que con las Fuerzas de Tarea Territoriales, el plan de De To-rrebiarte era reforzar el papel de las comisarías y estaciones policiales locales, no sustituirlo.

El Ejército también ha hecho lo suyo. En El Mezquital, área que ahora es ocupada por la Fuerza de Tarea Kaminal, existe un destacamento militar desde 2006; y, durante el gobierno de Álvaro Colom, también se instalaron destacamentos milita-res en otras áreas del país, como en varias zonas de Mixco.

Hoy, muchos sectores de la sociedad civil se oponen al uso del Ejército en tareas de seguridad pública. Héctor Rosada dice que al momento de la firma de los Acuerdos de Paz se creía que los militares no volverían a realizar estas tareas por tener lógicas diferentes, “en lo militar, la lógica es destruir al enemigo. En lo policial, el deber es proteger a la ciudadanía”, resume.

Aun los mismos militares no están de acuerdo con el uso que se le está dando al Ejército. Mario Mérida, militar retirado y director del Instituto Nacional de Estudios Estratégicos en Se-guridad, cree que “el Ejército pierde dignidad al hacer tareas policiales para las que no fue entrenado”.

Presencia que no implica seguridad

Wendy vive junto a sus cuatro hijos en una casa de paredes de lámina en el asentamiento La Independencia, en El Mez-quital. Tuvo que pagar Q5 mil a los pandilleros para que no la mataran. “Acá pagamos para vivir”, dice mientras cuenta a militares de la Fuerza de Tarea Kaminal que presentó la de-nuncia a la PNC en tres ocasiones. La respuesta de los poli-cías fue que no se podía hacer nada.

La familia de Wendy fue víctima de las pandillas hace dos años, cuando su hermano fue asesinado por no pagar una cuarta extorsión. Para entonces, ya había pagado Q15 mil. Los había reunido endeudándose. Hoy, los pandilleros se reú-nen en la cancha de fútbol del asentamiento La Unión. Desde las gradas que llegan a su casa, todas las noches ella ve aquel campo. No son jóvenes de su asentamiento, asegura. Son los que tres días atrás se llevaron su dinero. Lo cuenta resignada, como sí sólo quisiera ser escuchada.

“Nuestra misión es de presencia. Sino fuera por los Acuerdos de Paz y los derechos humanos, esta zona ya estaría limpia”, dice el subteniente a cargo del grupo Alfa, de la Fuerza de Ta-rea Maya, en la Colonia El Limón. Según él, estar supeditados al control policial le resta fuerza operativa.

El Acuerdo Gubernativo 285-2012 define el Protocolo de ac-tuación interinstitucional y establece que en las tareas de apoyo del Ejército a las fuerzas de seguridad civil, los solda-dos sólo dan acompañamiento a los policías, quienes son los encargados de dirigir los operativos.

Pero esto, por lo general, no se cumple. En las zonas de las Fuerzas de Tarea Territoriales, los puntos de operación de los equipos civiles y militares están separados y los patrullajes se realizan de la misma manera. Cuando los militares sospechan que una persona ha cometido un delito deben notificar a la PNC y requerir su presencia para una investigación. En muy pocos casos los patrullajes se realizan de forma combinada.

La calma en estas áreas es relativa, cuando los militares pa-san por los callejones, unos pocos les sonríen. Otros, los mu-chos, desvían la mirada o cierran las puertas de sus casas. “Tenemos que convencer a la gente de que ya no somos los malos, no somos esos que mataban”, dice un oficial de mari-na encargado de las relaciones comunitarias en El Mezquital.

Un soldado cumple con un turno de seis horas en un pues-to de control permanente. Su tarea consiste en vigilar. Si de-tecta a algún sospechoso, necesita que un agente policial lo acompañe. A las seis horas, es relevado por otro soldado. Los puestos de control permanentes están ubicados en las calles con más incidencia de delitos o en aquellas que tienen varias salidas y entradas a las zonas de control.

En autopatrullas de la PNC o de Seguridad Ciudadana del Ejército, se recorren las calles donde hay suficiente espacio para transitar; mientras que los soldados recorren a pie los

PRESENCIA NO ES REDUCCIÓN DE TODOS LOS DELITOS

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el sicariato y asesor del Mingob, califica las zonas como pan-dillodependientes, donde la estructura criminal alcanzó ya la economía doméstica y a la misma organización comunitaria. Por eso, acabar con ellas es casi imposible.

Aún cuando las Fuerzas de Tarea Territoriales han cambiado la forma de operar de las clicas locales, su presencia no ga-rantiza que la pandilla vaya a desaparecer. Por el momento, dentro del Mingob se reconoce que se ha reducido la canti-dad de homicidios, detenido cabecillas y desbalanceado la estructura criminal, pero no se puede garantizar que estas no se reorganicen una vez las FTT salgan del lugar.

No existe una fecha estimada para el retiro de las FTT, los militares en las zonas están convencidos que la violencia re-gresará una vez hayan salido. Por ahora, militares, policías y analistas concuerdan en que lo que ha pasado es un efecto globo: la violencia, como el aire contenido en un globo que se aprieta, se traslada a otras áreas.

Un informe sobre las Fuerzas de Tarea presentado por Julio Rivera Clavería, ex viceministro y actual Inspector General del Mingob, explica que el resultado de la presión que se ejerció a la criminalidad en el departamento de Guatemala hizo que la violencia migrara a las áreas marginales y luego hacia el área rural. En algunos casos, las estructuras criminales cam-biaron su forma de operar.

Esto lo confirman los militares que se encuentran en la colonia El Limón. El teniente a cargo del destacamento Alfa afirma que muchos pandilleros continúan viviendo en la zona pero que ya no actúan allí. “Se trasladaron a la lotificación Canaán, en San Pedro Ayampuc”, afirma.

En el Mezquital, el subteniente del destacamento en El Bú-caro, reconoce que los pandilleros del área ya no están ac-tuando porque se capturó a los cabecillas y muchos se tras-ladaron a Ciudad Real, zona 12, por la facilidad que implica moverse utilizando caminos entre los barrancos.

Este desplazamiento también es confirmado por el ministro de Gobernación, Mauricio López Bonilla, quien asegura que la pandilla Barrio 18 migró a San José Pinula donde extorsio-naron a pilotos del transporte extraurbano. “Cuando hacemos presión tenemos que determinar hacia donde se mueven, esa es la lógica de la operatividad”, dice. La PNC logró capturar a los cabecillas hace dos meses.

En Villa Nueva la presencia de las FTT aumentó los homici-dios. Según datos del Ministerio de Gobernación, los homi-cidios en Villa Nueva bajaron en los meses de julio, agosto y septiembre de 2012, comparados con el trimestres anterior se redujo 33% (24 a 16 casos). En octubre cuando empieza a operar la Fuerza de Tarea en El Mezquital los homicidios au-mentaron: 29 en octubre, 25 en noviembre y 33 en diciembre. En el primer trimestre de 2013, la PNC registró 82 homicidios, más que los 67 casos reportados en el mismo período el año anterior..

callejones. Estas zonas rojas son tan grandes que normal-mente no logran cubrir todas las áreas más de una vez al día.

De esto se queja Wendy, pues ha pedido a los soldados que entren más seguido a su asentamiento. “Por acá nunca pa-san”, dice. El subteniente también reconoce que “los policías solo llegan hasta donde entra el carro, pues a ellos no les gusta caminar”.

Las áreas donde no hay ninguna fuerza de seguridad pre-sente siguen siendo el blanco perfecto para cometer delitos. “Ningún gobierno es capaz financieramente de poner un po-licía en cada cuadra”, dice Luis Amaya, experto regional en seguridad y ex asesor del Consejo de Seguridad Pública de El Salvador. Él afirma que la recuperación de áreas por medio de las Fuerzas de Tarea es una medida “frágil e insostenible”.

La dinámica de la violencia o una violencia dinámica

La calle donde se encuentra el destacamento militar de la co-lonia El Limón tiene varios negocios como tiendas y librerías. El teniente a cargo del área asegura que muchos de estos se encuentran en casas que fueron arrebatadas a sus dueños por pandilleros y ahora son comercios manejados por sus fa-milias.

En las calles de El Mezquital es común observar niños con ce-lulares de última generación sin temor a ser asaltados. Ellos son los banderas o los paros, niños que se encargan de avi-sar a la pandilla cuando la policía o los militares se acercan o de reportar la presencia de personas extrañas. Todos ellos son aspirantes a integrar la pandilla.

Juan Pablo Ríos, ex coordinador de la Fuerza de Tarea contra

Desde la llegada de la FT Maya en septiembre de 2012 se ha visto una reducción en los homicidios, a pesar la presencia de las fuerzas de seguridad, los delitos contra el patrimonio han ido en aumento.

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Dos estrategias con los mismos agentes

Si bien reducir los delitos que generan zozobra en la población ha sido la prioridad del gobierno de Pérez Molina, no cuenta con la cantidad de personal para atender toda la problemática.

Prueba de ello es que el 4 de febrero de 2013 Pérez Molina inauguró el Plan Calzadas Seguras, que consistió en la ins-talación de 54 retenes en la ciudad, Izabal, Quetzaltenango, Escuintla y Chiquimula. Un operativo que tenía como objetivo el impacto mediático para contrarrestar las percepciones que una serie de hechos delictivos habían generado.

Mientras un helicóptero sobrevolaba el área, el presidente re-corrió la Calzada Roosevelt en una motocicleta BMW, donde los ministros de Defensa y Gobernación lo esperaban junto a periodistas. Allí anunció que suspendía las vacaciones y los descansos de los miembros de las fuerzas de seguridad para atender esta nueva prioridad.

Para llevar a cabo este plan, se solicitó el traslado de la mi-tad de los elementos de la Fuerza de Tarea Maya y Kaminal, durante un mes, a los puntos de control en las calzadas. Esto provocó un repunte en los homicidios en sus zonas de ac-ción. Por ejemplo, en la zona 18, el promedio de homicidios durante los meses de funcionamiento de la FTT Maya fue de siete casos por mes. En el mes que fueron trasladados, se registraron 12.

Es por eso que no se puede establecer exactamente qué sucederá al momento del retiro de las Fuerzas de Tarea Te-rritoriales, pero los militares en el área creen que habrá un repunte de hechos de violencia. “Acá solo se están aguan-tando. Cuando salgamos, se van a vengar”, dice uno de los subtenientes de la Fuerza de Tarea Kaminal, en El Mezquital. El ministro de Gobernación, Mauricio López Bonilla admite que no se tiene fecha de retiro hasta que no se creen las con-diciones. Para él sería “una irresponsabilidad salir sin dejar una Policía Nacional Civil fortalecida”.

Mario Mérida, experto en temas de seguridad, califica las Fuerzas de Tarea como “un instrumento de disuasión” y cree que al salir será “como si nunca hubieran llegado”. Helen Mack, ex comisionada presidencial para la Reforma Policial, cree que “las Fuerzas de Tarea en zonas específicas, desde la perspectiva policial, no funcionan porque los delitos que se cometen todo el tiempo”. Y quizás es este temor lo que provoca que ni el mismo Presidente tenga clara una fecha tentativa para el retiro de las zonas ocupadas.

La otra estrategia

Del otro lado de la moneda, algunos analistas se pregun-tan por qué no reforzar el trabajo de las Fuerzas de Tarea de Investigación. Este modelo ya probó ser eficiente en el Departamento de investigación de delitos contra la vida de la PNC, donde funciona desde 2009 con fondos de la Coo-peración Española. Para 2011, ya tenía habían identificado 1 mil 200 expedientes con características similares de violencia

provocada por pandillas. De resolverlos, las cifras oficiales, calculan le habrían dado solución al 63% de los casos en impunidad en el país.

Su funcionamiento es sencillo en el papel: coordinación direc-ta con la Fiscalía de delitos contra la vida del MP y creación de una “mesa de inteligencia” con la Dirección de Inteligencia Civil (Digici), la Dirección de Inteligencia Militar y la Subdirec-ción General de Investigación Criminal de la PNC. El modelo completo, incluyendo a su personal, dio vida a la Fuerza de Tarea contra el sicariato, y su metodología de investigación se replicó en el resto de Fuerzas de Tarea de Investigación. ¿Esto garantizaba el éxito? No.

Los coordinadores de las FTI son contratados como asesores externos del Viceministerio de Seguridad Pública, por lo que no tienen ninguna responsabilidad legal en los procesos lle-vados a cabo por su unidad.

Elías Pomay, coordinador de la Fuerza de Tarea contra Extor-siones, se define a sí mismo como un “operador político”. Su trabajo consiste en mantener buenas relaciones con todas las instituciones involucradas en la Fuerza de Tarea y así facili-tar los procesos. Esto en ocasiones provoca lagunas legales. En muchos casos, dada su buena relación con las empresas telefónicas, recibe denuncias sobre extorsiones que nunca llegan a formalizarse.

El proceso oficial para conseguir un registro de llamadas o que una empresa telefónica informe dónde se activa una an-tena, el MP debe presentar una solicitud a un juzgado, que luego debe solicitar la información a la empresa. Debido a esa buena relación con las empresas, ahora es suficiente con hacer una llamada. En muchos casos, esto soluciona el pro-blema de la víctima pero no dejan una denuncia registrada, no hay capturas ni seguimiento de los casos.

Héctor Rosada afirma que las Fuerzas de Tarea están organi-zadas como una cadena de valor donde se lleva a cabo una “coordinación obligada en el proceso de administración de justicia”. Pero en casos como el relatado por Pomay, este pro-ceso se rompe. Los delitos no se tratan de la manera correcta porque al momento de la denuncia se olvidan el proceso pe-nal y judicial.

Según Carlos Menocal, ministro de Gobernación durante la administración de Álvaro Colom, más que copiar el modelo del Departamento de delitos contra la vida a “unidades es-peciales” se debería replicar a nivel departamental y en las unidades de investigación de delitos contra el patrimonio de la PNC. Así se lo hizo saber en el período de transición al propio presidente Pérez Molina y su equipo, pero esto no se concretó.

El modelo de las Fuerzas de Tarea de investigación y territoriales no ha dado los resultados que el gobierno esperaba, es por eso que el gabinete de seguridad se encuentra realizando un nuevo plan de reorganización de las fuerzas policiales. “En un trabajo de más de ocho meses se está planeando una re-organización completa de la PNC. Estamos pasando a dividir el país en nueve regiones y 33 distritos, con un encargado por distrito que cuente con todos los recursos para trabajar”, afirma Pérez Molina.

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MESA DE INTEGRACIÓN

Se escoge al personal con el perfil ideal para atender el delito y se les dota de recursos para poder llevar a cabo la tarea. Además se nombra una estructura administrativa (mando) para or-ganizarla.

MESA DE INVESTIGACIÓN CRIMINAL

Se encarga de clasificar los hechos delictivos, identificación de estructuras criminales e indivi-dualización de los integrantes. Luego recolectan las pruebas que se utilizarán en el caso judicial. Fiscales del Ministerio Público y Dirección de In-vestigaciones Criminales de la PNC.

MESA DE JUDICIALIZACIÓN

En un trabajo conjunto con el Ministerio Públi-co se da el sustento jurídico a las pruebas reco-lectadas y luego se organiza la persecución pe-nal de los involucrados.

MESA DE PLANIFICACIÓN OPERATIVA

Es integrada por varias instituciones que se en-cargan de presentar la problemática, recolectar información y analizarla. Ministerio Público, Di-rección de Inteligencia Civil (DIGICI), Dirección de Inteligencia Militar, Subdirección General de Investigación Criminal de la PNC.

La Mesa de Planificación Operativa tiene otro proceso más amplio debido a que deben identificarse las víctimas, los victi-marios y la escena del crimen, además de llevar a cabo las capturas. Esto se realiza en cinco pasos.

IDENTIFICACIÓN DEL TERRITORIO DEL OBJETIVO

Los grupos policiales recorren el área donde se encuentra la residencia del sindicado del delito.

RECONOCIMIENTO DEL TERRITORIO

Las fuerzas militares se encargan de obtener detalles del terreno.

ELABORACIÓN DE PLAN DE OPERACIONES

Es un trabajo conjunto de la Policía Nacional Civil y el Ejército en el que con la información recolectada se planifica el recurso humano y logísti-co a utilizar en la operación.

REQUERIMIENTOS JUDICIALES

El Ministerio Público se encarga de solicitar al Organismo Judicial las ór-denes de allanamiento necesarias para efectuar la operación.

PUESTA A DISPOSICIÓN DE LOS DETENIDOS

Se entregan los detenidos a los juzga-dos móviles instalados en las afueras de la sede del Organismo Judicial. Además se tienen abogados de la De-fensoría Pública Penal, permanente-mente en el lugar.

MESA DE INTELIGENCIA

Es integrada por varias instituciones que se en-cargan de presentar la problemática, recolectar información y analizarla. Ministerio Público, Di-rección de Inteligencia Civil (DIGICI), Dirección de Inteligencia Militar, Subdirección General de Investigación Criminal de la PNC.

EL PROCESO DE LAS FTI Las Fuerzas de Tarea de investigación tienen una metodología de integración y puesta en marcha de los procesos. Su lógica responde a la estructura creada en la policía de los Estados Unidos para atender casos especiales.

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Juan Pablo Ríos es abogado y como asesor de la Agencia de Cooperación Española Internacional creó el modelo, vigente en la actualidad, del Departamento de Delitos contra la Vida de la Policía Nacional Civil. Este se usa como guía metodológica para la implementación de las Fuerzas de Tarea de Investigación creadas por el gobierno de Otto Pérez Molina. Es asesor del Ministerio de Gobernación en temas de investigación y afirma que no se trata de un modelo militar, sino de fortalecimiento de la capacidad investigativa de la PNC.

¿Qué son las Fuerzas de Tarea de investigación?

Las Fuerzas de Tarea en Guatemala son un modelo policial, no militar. Los modelos militares yo ni siquiera sé cómo son y tienen objetivos diferentes. Las fuerzas de tarea que yo conozco desde que tengo acceso a la policía son como las que están organizadas en Guatemala. La idea es identificar un fenómeno criminal y utilizar agentes es-pecializados con un mando y recursos para que hagan un análisis de coinci-dencias y a raíz de eso un plan de ac-ciones, tareas y resultados.

¿Por qué en Guatemala se crean Fuerzas de Tarea para atacar los delitos que están ocupando las páginas de los periódicos?

Lo que pasa es que los departamentos de investigación de la Policía Nacional Civil siguen existiendo y siguen dando cobertura a los delitos que se cometían antes de las Fuerzas de Tarea. Este go-bierno prioriza algunos delitos y estan-dariza las Fuerzas de Tarea dentro de la PNC.

¿Qué pasa con los casos que atiende las Fuerza de Tarea contra extorsiones que ni siquiera llegan a denuncia?

Eso es un problema metodológico de la Fuerza de Tarea con-tra extorsiones, no es el modelo. Es un pro-blema de la metodolo-gía que están usando quienes manejan esa Fuerza de Tarea y no me refiero a los asesores, acá les lla-man coordinadores pero sólo son ase-sores del director de la unidad policial.

¿Podría caer esto en omisión de denuncia si los casos los manejara una unidad dentro de la PNC y no la Fuerza de Tarea?

Lo que pasa es que no es una ilegali-dad. El hecho delictivo existió, la geren-cia de la crisis se dio.

Pero existen casos en que la Fuerza de Tarea contra extorsiones, por ejemplo, consigue los registros telefónicos sin orden de juez…

Eso es una actividad que nunca existió en la Fuerza de Tarea contra el sicariato. En sicariato lo que se hizo fue mejorar la relación con el Ministerio Público. Lo que se hizo fue crear la posibilidad de saltarse algunos pasos para poder ob-tener insumos.

¿Qué pasa si el caso por extorsión donde no sé utilizó el método correcto para obtener la información llega a juicio?

Esos casos en los que se utiliza este tipo de método nunca llegan a juicio porque se solucionan fuera del sistema oficial porque la víctima no quiere de-nunciar. Si los jefes de la Fuerza de Ta-rea dicen que se presente la denuncia, la víctima ya no regresa. Lo que hace la Fuerza de Tarea es evitar que la víctima denuncie y se encarga de pedir el re-gistro de llamadas. Si decide hacerla, se repite todo el proceso.Ese tipo de denuncias les genera un desgaste y no las deberían tomar pero como vivimos en un país extorsionado, todo mundo entra en pánico y muchas

Fotografía: elPeriódico

de esas víctimas se enteran de los re-sultados de la Fuerza de Tarea y llegan a pedir auxilio.

Algunos expertos en seguridad se quejan porque se mezclan mandos operativos con mandos de investigación ¿Por qué deciden hacerlo de esa manera?

Es ahí donde se confunden los ex-pertos, ellos están pensando en una Fuerza de Tarea militar y no es así. La Fuerza de Tarea hace todo su trabajo, ellos ponen a disposición, ellos van a declarar a juicio porque no son fantas-mas. Sí ellos le dieran su información a alguien más entonces estarían hacien-do un trabajo de inteligencia y no de investigación.

¿Qué papel juega la Dirección de Inteligencia Militar en las Fuerzas de Tarea?

En la Fuerza de Tarea contra el sica-riato jamás usamos inteligencia militar. Para lo único que se usa es para hacer inteligencia del terreno porque la poli-cía no sabe hacerlo.

¿En qué momento la Policía Nacional Civil será capaz de hacer inteligencia del terreno?

La policía tiene que aprender pero no se está encargando de mandar a gen-te que quiera aprender. Las Fuerzas de Tarea están aprendiendo a hacer uso del recurso pero no están haciendo las vigilancias ni los recorridos porque no les da tiempo, ellos tienen que inves-tigar.

JUAN PABLO RÍOS, EL CREADOR DEL CONCEPTO

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POLÍTICA, MODA Y DEBILITAMIENTO DE LA POLICÍAExpertos en seguridad y funcionarios coinciden en que las Fuerzas de Tarea no son la solución para combatir la violencia.

“No es sostenible porque la estrategia sea mala, no es sostenible porque históricamente no tenemos policía, porque no le hemos invertido a la seguridad y la justicia lo que deberíamos.“

ARKEL BENITEZVICEMINISTRO DE PREVENCIÓN DE LA VIOLENCIA Y DELITO

“Yo creo que las fuerzas de tarea son un poco políticas, son nombres que agarra cada gobierno. El Estado no tiene capacidad de tener eficiencia en la organización sin construir islas.”

ADELA DE TORREBIARTECOMISIONADA PRESIDENCIAL PARA LA REFORMA POLICIAL

“Lo que hizo este gobierno fue ponerle de nombre “Fuerza de Tarea” a algo que ya existía y que ya venía funcionando desde antes. El tema de fuerza de tarea es político, es un nombre para que parezca que es este gobierno.”

JAVIER MONTERROSOSECRETARIO PRIVADO DEL MINISTERIO PÚBLICO

“Creo que la sociedad guatemalteca tiene que pagar el costo de que los civiles aprendan a manejar el tema de seguridad ciudadana en el país.”

MARIO MÉRIDADIRECTOR DEL INSTITUTO NACIONAL DE ESTUDIOS ESTRATÉGICOS EN SEGURIDAD

“Las fuerzas de tarea para casos específicos desde la perspectiva policial no funcionan porque son delitos que se cometen todo el tiempo, son delitos continuos. Lo que se hace con las fuerzas de tarea no fortalece la institucionalidad de la policía.”

HELEN MACKEX COMISIONADA PRESIDENCIAL PARA LA REFORMA POLICIAL

“Los resultados positivos que está dando este gobierno en materia de seguridad a través de las fuerzas de tarea no logran ser sustanciales y por eso no cambian la percepción de la gente.”

CARMEN AÍDA IBARRADIRECTORA DEL MOVIMIENTO PROJUSTICIA

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Durante el recorrido en la colonia El Limón

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Los recorridos por dos áreas marginales y violentas de la ciudad de Guatemala se convirtieron en una manera de entender el país y más tarde en frustración, enojo y tristeza.

Llegamos a la Colonia El Limón sin saber lo que nos esperaba. Entendíamos que era un área de pandillas y que se había convertido en el proyecto del gobierno actual para demostrar que su estrategia contra la violencia funcionaba.

Un mes antes intenté tramitar las visitas a las áreas donde se encuentran las Fuerzas de Tarea a través del Departamento de Prensa del Ministerio de Defensa pero el proceso nunca avanzó. Fue así como decidí invitar a Rodrigo Baires, un periodista salvadoreño que actualmente trabaja en Plaza Pública para hacer el recorrido de las áreas. El plan era solicitar a los militares o a la Policía Nacional Civil que nos dieran un recorrido.

Ese plan sería un poco más fácil si yo no me identificaba como estudiante de periodismo de la Universidad del Istmo. Entonces Rodrigo, utilizando su credencial de prensa nos presentó como periodistas profesionales que se encontraban haciendo un reportaje sobre las Fuerzas de Tarea. Parte de la información recolectada luego le serviría a él para hacer un trabajo para el medio en el cual trabaja.

Así, logramos que algunos militares nos llevarán a conocer el área. Nos metimos entre callejones con graffiti de la pandilla Barrio 18, pero en ese momento tampoco entendí la dimensión de la violencia. En ese momento para mí, la pandilla no era más que dibujos en las paredes.

Luego entendí que la pandilla era la que provocaba que las familias huyeran del lugar y dejaran sus casas abandonadas y selladas con blocks en las ventanas y puertas. Y mientras caminaba entendía que la pandilla es esa que usa las casas vacías para cometer delitos.

Entrar a una casa de 4 niveles, vacía, puede ser normal, pero no es normal cuando todas las paredes tienen pintas de la mara, cuando el olor a heces fecales y orines producen ganas de vomitar, cuando al llegar al sótano se ven montañas de botellas de cerveza vacías y ropa interior de mujer tirada en el suelo como un trofeo denigrante. Ahí fue cuando terminé de entender, mientras las piernas me temblaban y las ganas de vomitar aparecían, que la Colonia El Limón es controlada por la pandilla y las dimensiones de violencia que esta provoca.

Salí asustada, frustrada, enojada después de conocer esa realidad. Pero ese lugar era solo una pequeña muestra de lo que quería contar, de lo que quería conocer. Días después, Rodrigo y yo decidimos ir a El Mezquital en la zona 12 de Villa Nueva.

Seguimos exactamente el mismo procedimiento y fue así como pasamos la tarde entera recorriendo asentamientos que ocupan barrancos con ríos de aguas negras. Callejones de tierra con casas con paredes de lámina, techos de lámina, puertas de lámina.

Los soldados que nos acompañaban llevaban chalecos antibalas y cada vez que debíamos atravesar un callejón volteaban a ver a los lados, como si estuvieran en una misión de guerra y luego seguían caminando.

El subteniente a cargo nos advirtió que durante todo el recorrido seríamos un blanco fácil y que si empezaba una balacera debíamos tirarnos al suelo. En aquel momento no estaba lista para hacerlo y creo que nunca lo estaré. Las piernas me temblaron de nuevo.

Luego encontramos a Wendy, una mujer vecina del asentamiento La Independencia, que nos contó su historia, la manera en que las pandillas han afectado a su familia y como debe pagar para poder seguir viva. Ella fue la que dijo “acá pagamos para vivir” y con un nudo en el estómago, sin saber

DICEN QUE LA CIUDAD ES COMO TÚ

que responder, la oí. Sabía que no podía hacer nada más.

El enojo, la frustración y la tristeza volvieron a aparecer. Vi el atardecer dentro de los barrancos, el cansancio me mataba y la noche llegaba. Los soldados apuraban el paso porque debíamos salir de ahí antes de que terminara de oscurecer.

Nos subimos al carro para regresar a la ciudad. En el camino me cuestioné para qué servía el periodismo y por qué estaba allí. Nada tenía sentido, esa mujer me había contado su historia y yo regresaría y la escribiría en un papel. No podía hacer nada más por ella, ni por las 50 mil personas que viven en El Mezquital y enfrentan situaciones similares.

Para mi la violencia eran cifras, eran mapas marcados con áreas rojas. Ningún hecho tenía nombre ni apellido. La tesis se convirtió más que en un requisito para graduarme, se convirtió en una manera de explicar la ciudad donde vivo, de conocerla.

Al salir de El Mezquital nos detuvo la luz roja de un semáforo y frente a nosotros un carro de la Municipalidad de Guatemala promocionaba el eslogan “La ciudad es como tú” y sin pensarlo dos veces, Rodrigo y yo dijimos “tiene tanta razón el alcalde, la ciudad es como nosotros, un desastre”.

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Página 11

LA RAZÓN DE LAS FUERZASDE TAREA TERRITORIALES

Para los niños en El Limón los grafitti de la pandilla son normales. Una niña juega en la cancha de fútbol de la colonia.

Los pilotos de los tuc-tuc son víctimas y victimarios. Ellos son extorsionados por las pandillas y en muchos casos son ellos quienes se encargan de cobrar las extorsiones.

Los militares aseguran que en esa casa abandonada se violaron a varias mujeres. Todavía se puede encontrar ropa interior de mujer.

Cuando los militares recorren el asentamiento La Isla se convierten en un blanco fácil. “Desde este punto, el enemigo nos puede observar” dijo el subteniente de la FTT Kaminal.

El Mezquital y El Limón tienen cosas en común, las Fuerzas de Tarea Territoriales intentan reducir la violencia en las áreas rojas. Son zonas rodeadas de barrancos, organizadas en pequeños callejones llenos de casas de lámina y block, muchas de ellas abandonadas a causa de la violencia provocada por las pandillas.

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Universidad del Istmo 2013

Textos: Ximena Villagrán Asesoría: Gabriela Barrios

Diagramación: Ximena Villagrán y Dennys MejíaFotografía: Rodrigo Baires

En internet: http://ximenavillab.wix.com/fuerzadetarea