Fuguet Sobre Caicedo

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Clase 27 de abril “Pensé que detrás de su película había otra película sin hacer que corría el riesgo de quedarse inédita” , (…) “tratando de preservar su tono personal a veces confidencial sin dramatismos fáciles ni pretensiones históricas” (GG Márquez, La aventura de Miguel Littin clandestino en Chile 1986) Recordemos, para cerrar provisoriamente este texto que: Hay una interferencia: la verdad de lo narrado y la verdad de lo acontecido. Para Nicolás Rosa este concepto de interferencia es vital para plantear ya que permite destrabar la tensión ante la ficción referencial y proponer una serie de valores ficcionales que rigen los postulados de todo relato: el relato ficcionaliza el tiempo, el espacio el relato ficcionaliza el regimen del discurso: orden, acciones, el relato ficcionaliza el regimen de la historia: acontecimientos, hechos y sucesos discursivos el relato ficcionaliza el regimen del saber del sujeto en una ficción del sujeto Que la zona de entrada a Fuguet lleve de título Dirección y montaje, en el ángulo derecho inferior, como paratexto, también nos marca una lectura. Dirección y Montaje El montaje es el proceso que se utiliza para ordenar los planos y secuencias de una película, de forma que el espectador los vea tal y cómo quiere el director. La manera de colocar los diversos planos puede cambiar completamente el sentido, y por lo tanto el mensaje, de una película. En el montaje se hace casi toda la película. Se cambian secuencias, se suprime lo que no gusta, se añade o se acorta el ritmo. Se empalman, según el orden del guión, los fragmentos («rush») que han constituido una filmación, ya que normalmente se filma en el orden que marcan las circunstancias de dirección y producción o las debidas a la disponibilidad de los actores y a causas climatológicas o de estación. Se seleccionan, entre los diferentes fragmentos de cada toma procedentes del laboratorio, los que se consideran mejores. El trabajo se efectúa en una mesa de montaje provista de una moviola. ¿QUIÉN ES QUIÉN? Al mejor estilo literario policial, o teatral (la entrada de la obra de teatro con la lista de los personajes y las relaciones entre sí. Nuevo nivel de ficcionalización. MAKING OFF: (TRAS LAS CÁMARAS). A veces se lo define como un instrumento de promoción. Los making of más pequeños son usados para verse como bonus en los DVD, haciendo que quede clara como se hizo, dando crédito a las personas que están detrás del proceso

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Literatura. Colombia. Cine. Teoría. Cultura

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Clase 27 de abril

“Pensé que detrás de su película había otra película sin hacer que corría el riesgo de quedarse inédita” , (…) “tratando de preservar su tono personal a veces confidencial sin dramatismos fáciles ni pretensiones históricas” (GG Márquez, La aventura de Miguel Littin clandestino en Chile 1986)

Recordemos, para cerrar provisoriamente este texto que:

Hay una interferencia: la verdad de lo narrado y la verdad de lo acontecido. Para Nicolás Rosa este concepto de interferencia es vital para plantear ya que permite destrabar la tensión ante la ficción referencial y proponer una serie de valores ficcionales que rigen los postulados de todo relato:

el relato ficcionaliza el tiempo, el espacio

el relato ficcionaliza el regimen del discurso: orden, acciones,

el relato ficcionaliza el regimen de la historia: acontecimientos, hechos y sucesos discursivos

el relato ficcionaliza el regimen del saber del sujeto en una ficción del sujeto

Que la zona de entrada a Fuguet lleve de título Dirección y montaje, en el ángulo derecho inferior, como paratexto, también nos marca una lectura.

Dirección y Montaje

El montaje es el proceso que se utiliza para ordenar los planos y secuencias de una película, de forma que el espectador los vea tal y cómo quiere el director. La manera de colocar los diversos planos puede cambiar completamente el sentido, y por lo tanto el mensaje, de una película.

En el montaje se hace casi toda la película. Se cambian secuencias, se suprime lo que no gusta, se añade o se acorta el ritmo.

Se empalman, según el orden del guión, los fragmentos («rush») que han constituido una filmación, ya que normalmente se filma en el orden que marcan las circunstancias de dirección y producción o las debidas a la disponibilidad de los actores y a causas climatológicas o de estación. Se seleccionan, entre los diferentes fragmentos de cada toma procedentes del laboratorio, los que se consideran mejores. El trabajo se efectúa en una mesa de montaje provista de una moviola.

¿QUIÉN ES QUIÉN? Al mejor estilo literario policial, o teatral (la entrada de la obra de teatro con la lista de los personajes y las relaciones entre sí. Nuevo nivel de ficcionalización.

MAKING OFF: (TRAS LAS CÁMARAS). A veces se lo define como un instrumento de promoción. Los making of más pequeños son usados para verse como bonus en los DVD, haciendo que quede clara como se hizo, dando crédito a las personas que están detrás del proceso

Fuguet considera a su obra (la de Caicedo, la de él mismo) como un documental, reconoce lo fragmentario. Voluntad de verdad (habla Foucault en El orden del discurso): documental que lo exige o pide, la frase de Fuguet que dice “Ojalá pueda leerse como una pieza orgánica”

Copia un formato conocido, copia la estrategia de algo ya conocido (About a son de Schank sobre Kurt Cobain).

“Eso es lo que he intentado yo con Andrés Caicedo 31 años después que tipeó su última carta” (259)

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Si los textos sobre escribir biografías y autobiografías plantean que el sujeto se cosifica en cierta manera, se vuelve objeto de la escritura, de análsisi) esta frase de Fuguet lo explicita.

Si planteamos en la clase anterior los vaivenes de Caicedo, ¿por qué no marcar los mismos vaivenes en Fuguet? “La meta fue que el libro fluyera como un libro, como una novela, como una confesión, sin interrupciones académicas ni fotos ni explicaciones a todos sus tropiezos”

Mezcla de géneros literarios, como gesto en tensión con las estructuras literarias. Define como libro de no ficción

(Ana María amar sánchez, El relato de los hechos Rodolfo Walsh testimonio y escritura, Betariz Viterbo 1992)

Luego afirma que no quiere usar este libro ni epílogo para analizar y clasificar la obra de Caicedo. ¿???? Cuál obra? El libro que tenemos en nuestras manos?

¿Cómo define Fuguet a Caicedo?

http://albertofuguet.blogspot.com/2007/04/caicedo-conocido-en-su-casa.html

¿Es Caicedo realmente un autor local? Lo dudo. Si las cosas siguen así, Caicedo conectará primero con los lituanos y los islandeses que con los argentinos y los chilenos. Caicedo es una suerte de Kurt Cobain literario y cinéfilo que es capaz de unir a los fans de André Bazin con los de Bob Dylan. Mientras García Márquez, el mismo año, se maravillaba con las mariposas amarillas, Caicedo se obsesionaba con Travis Bickle y Taxi Driver. La editorial Norma ha hecho un

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trabajo tan, pero tan miope y extraviado con Caicedo que uno duda si es un asunto de conspiración o simple ineptitud. O quizás sea un tema de costos: para qué invertir en alguien que ya nos da dinero en forma local. Lástima. Caicedo salva personas, Caicedo es un autor de primera, urgente. Caicedo no puede esperar. Ya hemos esperado demasiado.

http://www.paula.cl/blog/libros/2008/12/04/fuguet-en-las-zapatillas-de-andres-caicedo/

¿Cómo sitúas a Andrés Caicedo dentro de la crítica latinoamericana?Uno de los mejores, uno de los adelantados. Si bien creo que Héctor Soto es el mejor crítico de cine latinoamericano del siglo XX (que seguirá siendo notable durante el XXI, pero su ADN es claramente Siglo XX), creo que Caicedo es el líder de un movimiento crítico (de cine, de libros, de tele, de rock) donde lo que importa no es tanto lo que se sabe o lo que informa, sino lo que se siente.

¿Por qué?Caicedo cometió un error para el siglo XX: Caicedo debía hacer suyas las películas. Escribía mejor cuando una cinta le gustaba. Sentía que existía una guerra fría entre buenos y malos. Esparcía el evangelio, su evangelio (como tratar que todos vieran Lillith de Robert Rossen cuando nadie la vio). Caicedo proyectaba su vida y lo que vivía a la película. Usó la crítica para hablar de sí mismo y del mundo, no entendía la crítica para dar clases o enviarle recados al director o para pasar de intelectual.

¿Qué te llamó la atención de su sensibilidad?A cada rato uno se topa con escritores que son brillantes, inteligentes, pero no tengo claro si son sensibles. Caicedo era quizás demasiado sensible y, respecto a su sensibilidad, ese punto de vista particular con que veía el mundo, no sólo me llamó la atención sino, por cierto, simpaticé. Sentí que encontré un amigo, un hermano mayor. Creo que es, sin duda, el eslabón perdido de McOndo. Su padre o su hermano mayor.

¿En qué sentido?Me gusta que sea urbano, que no tomó en cuenta el realismos mágico de Gabo, que no entendía la vida sin el cine, que consideraba que la cultura pop era cultura, que a pesar de ser rockero y obsesionado con la cultura yanqui, tenía distancia y era capaz de apreciar lo mejor del resto del mundo, que creía en la salsa, que devoraba a Vargas Llosa y Alan Poe, que era un perdido, que no tenía claro y a la vez la tenía clara, porque si no escribía moría, porque detrás de su look Morrison era un nerd tímido y tartamudo.

¿Por qué escogiste la primera persona, lo subjetivo, como tono?Surgió solo. Me di cuenta que no me interesaba hacer una novela histórica ni menos una biografía. Y al captar que tenía sus palabras, la idea de intentar escribir como él me pareció una falta de respeto. Además, tampoco sabía todo lo que había vivido o sentido. Al empezar a leer este material capté que él tenía un libro que no estaba armando u estructurado, pero que sí estaba escrito, que es lo que importa.

¿Cómo es eso?Leyendo y, a medida que me encontraba con sus cartas, entendí que la posibilidad de ingresar a su mente, como Cusack ingresa a la Malkovich, era alucinante. Y aterrador. Y triste. La idea de poder ingresar a una mente torturada me fascinó. El tono es de él, conmigo como un editor duro que no lo dejaba repetir, irse por las ramas, etcétera. En breve: por qué no usar a Caicedo si tenía a Caicedo. Para que ir a escuchar a un grupo de imitadores si tienes al verdadero.

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¿Cómo sientes que opera lo fugaz en Andrés Caicedo?Fugaz fue su vida y corría y escribía corriendo y no tenía tiempo pues sentía que se le iba y lo hacía todo a la rápida, con intensidad. Quizás era volátil pero no se evaporó, ni siquiera su alma. Su cuerpo fue quizás su celda pero sus palabras lo liberaron y voló. Ahora está vivo, volando, conquistando hermanos y primos en todas partes de América Latina y, no se cabe duda, pronto en otros idiomas. Caicedo, como todos, era varias personas en una.

¿Varias personas en una?A veces su lado B y C se integraban y lo hacían el tipo brillante que era. Recordemos que murió a los 25 y dejó una gran obra. ¿Cuánta gente conoces de 25 que tiene obra? Yo estaría muy incómodo si mi propia “carrera”, hubiera terminado con Sobredosis. La verdad es que me daría entre asco y vergüenza. Mal. Ahora Caicedo era un ser débil, bipolar quizás, fracturado y, sobre todo, escindido. A veces no podía integrar su lado B y con su A y ahí empezaron los problemas. Problemas que lo llevaron al final que todos sabemos: muerto a los 25 y, lo que es peor, más triste, seducido y adicto a la muerte desde por lo menos los 22.

http://tramas.flacso.org.ar/entrevistas/alberto-fuguet-el-cine-siempre-estuvo-en-mi-forma-de-escribir

De todos modos, con una formación básica en cine y el fanatismo por las películas, te volcaste a escribir antes que a filmar.

A.F.: Yo ingresé a la universidad de periodismo y filmar en aquel entonces no era una posibilidad ni siquiera remota. Además, si, quería escribir, y por una de esas casualidades fui invitado a participar del taller de escritura de Donoso. Y fui expulsado de ese taller, no de una forma violenta, pero si traumática. Donoso consideraba que los temas que yo tenía dentro mío eran poco literarios. No entendía bien mi infancia, que había sido más cercana a la de la película ET: una infancia en casas suburbanas, donde los niños se quedaban con las mamás o solos si no había sirvienta, y todo era muy nuevo y había piletas y bicicletas. Era un mundo poco novelesco y poco sufrido y también, incluso a nivel visual, no era un pueblo de provincia, no tenía esa cosa "literaria". Se parecía mucho más a los programas de televisión, a la familia Brady o a la familia Patridge. Estéticamente, ese era mi mundo, no era un mundo como podía ser el barrio de La Boca en Buenos Aires. Y, básicamente, Donoso sentía que que mi mundo literario, el disco duro que yo tenía dentro, era poco literario y que era difícil que de allí saliera algo.

T: ¿Cómo si escribir exigiera un cierto nivel de sufrimiento?

A.F.: Exacto. Un nivel de sufrimiento que yo no tenía o con el que no me sentía identificado. Y, volviendo al cine, yo sentía que era más cinéfilo que escritor, que literario. Había visto muchas más películas que los libros que había leído. Donoso notaba eso y en un punto lo veía como un problema, y era cierto, pero eso no me convertía en una mala persona. Yo ya era un cinéfilo y eso para mi era importante, Donoso no lo veía asi. Y entonces ocurrió que, unos meses más tarde de haber sido expulsado del taller, fui al Cine Arte Normandie y vi "La ley de la calle", que es una película que me afectó muchísimo. Sabía que era de un director importante como Coppola, que se daba en el cine arte y que por lo tanto ya venía con el sello de los críticos, y yo sentí que tocaba un tema extremadamente personal para mi. Era sobre chicos perdidos, por asi decirlo, y yo me sentía muy cercano a ese tema, yo tenía la edad de los personajes, y ahí me di cuenta de que uno podía hacer literatura de los temas de uno, que lo importante era la manera en que uno enfrenta el tema más que el tema en sí. Para mi eso fue una súper liberación, fue quebrar con una tranca. Se lo debo a "La ley de la calle".

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T: ¿Y esa película de algún modo disparó tu necesidad de escribir desde otro lugar?

A.F.: Totalmente. La vi tres veces seguidas, volví a mi casa y me puse a escribir. Yo ya había escrito antes y a Donoso no le gustaba. Había escrito cosas distintas. Ese día escribí un cuento que me dio mucha satisfacción, ganó un concurso en un diario y es el primer cuento de mi primer libro (Sobredosis, 1990). Yo siento que, de alguna manera, mi carrera por asi decirlo se debió a haber ido a ver esa película. Desde ese entonces empecé a nutrirme del cine para escribir, a usar técnicas cinematográficas para escribir, y allí fue cuando el mundo empezó a girar más en mi favor. También pude liberarme de la experiencia de Donoso, porque yo sentía que lo que yo escribía no gustaba. Y él terminó apoyándome, porque yo regresé a ese taller con un libro publicado que no era para nada donosiano y su apoyo fue súper importante para mi. Pero ya entraba de otra manera, ya no era su hijo, ya había salido a recorrer el mundo...

T: Entonces, empezaste como cinéfilo, te volcaste a la literatura, "fracasaste" pero volviste a escribir gracias a una película. ¿Cómo fue volver al cine, esta vez como realizador y viniendo de la literatura? ¿Hubo un aprendizaje sobre cómo narrar en el cine o se trató más bien de voluntad personal?

A.F.: Es la suma de las cosas. Incluso para escribir y para ser lector y para ser cinéfilo. Es curiosidad y talento unido a alguien que te despierta más la curiosidad y que te incentiva. Pasar de la literatura al cine fue un paso bastante natural para mi, mi forma de narrar en el disco duro es cinematográfica, no sé hacerlo de otra manera. Si leo un libro, me lo imagino película y me cuesta mucho leer libros que no puedo imaginármelos película. El cine siempre estuvo en mi forma de escribir y pasar a dirigir, en cierto sentido, es parte de lo mismo.

http://www.tercera.cl/contenido/29_71033_9.shtml

"Siempre me había llamado la atención que en América Latina no hubiese un equivalente a ciertos autores europeos o norteamericanos urbanos, lo más parecido era Vargas Llosa o Manuel Puig pero no había un Andrés Caicedo, sentía que alguien como él faltaba y después me di cuenta que existía pero estaba escondido y además muerto", afirma, y agrega que "uno de los temas que más me llamó la atención es que fuera colombiano, creo que si hubiese sido de otro país no me hubiera atrevido a gastar tanto tiempo en él, porque es fascinante que sea del mismo país que inventó el realismo mágico y me parece increíble que los textos que aparecen en este libro los haya hecho mientras ese movimiento se armaba. Por ejemplo, iba leyendo Cien Años de Soledad, que en esa época era un libro nuevo, y a pesar de disfrutarlo no se contaminó, tenía un mundo tan urbano, tan personal y tan interesado en el futuro, que no se tiñó de eso".

¿Con el material privilegiado al que tuviste acceso, ¿por qué decidiste no escribir una biografía?Una biografía es, al final, ficción. Puede ser una gran ficción o una mala ficción, pero es ficción. En sí eso no tiene nada de malo, pero creo que ya hay tanto mito, tanto “extra” circulando alrededor de Caicedo, sobre todo en Colombia, que al final el perjudicado es él. Nada peor que un escritor del que se habla mucho pero no se lee. Creo que todo lo que ha existido hasta ahora de Andrés Caicedo es biografía: datos, fotos, leyenda, documentales, mito. Por lo tanto, que él pudiera aparecer con una obra literaria, escrita por él, me pareció un aporte. Dejarlo hablar. En Cali conocí a tanta gente que claramente me mentía o exageraba, que quedé algo asqueado. Empecé a dudar también de las

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fuentes oficiales, de la familia. ¿Qué sabe de verdad una hermana economista de su hermano menor? Algo más: a la vuelta leí una novela americana ambientada en Uruguay que al final se filmó en Argentina: The City of Your Final Destinantion. Es acerca de un hindú de la academia que viaja al fin del mundo para hacer la biografía de un autor perdido. Al final decide no hacerla. Quizás eso también me empujó a optar por “ayudar” a Andrés a terminar su autobiografía.

Esos escritos te habrán poseído temporalmente…Sí, supongo que me posesioné. Quizás es lo que le sucede a los actores. Cuando uno escribe ficción pasa lo mismo, pero al menos ese personaje lo estás inventando tú.

¿Fue difícil montar su obra estando tan inmerso en ella?Aquí la clave era entenderlo, quererlo, estar de su lado, ver las cosas a su manera y estar de acuerdo con él. Más que algo puntual, lo agotador es que Andrés es algo agotador. Me dio pena y rabia su actitud. Yo creo que a veces “exageraba” o que podía salir del pozo o ver las cosas de otro modo. En el fondo, lo complicado y doloroso fue ser su confidente pero no poder hablarle, no poder intentar hacerle ver que había luz. Por eso digo que le faltó más amigos, o mejor terapia, o un grupo de pertenencia que, siento, hoy podría haber logrado vía Internet. Pienso que un chico depresivo y bipolar, cinéfilo y curioso, de provincia, hoy la puede pasar mejor. Lo que más me obsesionó, supongo, fue el tema de querer matarse, y de cómo poco a poco, él mismo se fue enamorado de la idea, puesto que -creo- captó que mediáticamente necesitaba existir. No que se haya matado para tener vida posterior, pero no me cabe duda que eso pasó por su mente. Por algo dejó tanta carta y escrito con copias. Claramente quería resucitar y que su nombre no se olvidara