FUNDAMENTOS DEL DERECHO DE LA INFORMACIÓN

5/6/2018 FUNDAMENTOS DEL DERECHO DE LA INFORMACIÓN - slidepdf.com

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UNIVERSIDAD MICHOACANA DE SAN NICOLASDE HIDALGO

DIVISIÓN DE ESTUDIOS DE POSGRADO DE LA

FACULTAD DE DERECHO Y CIENCIAS SOCIALES

MAESTRIA EN DERECHO DE LA INFORMACIÓN

INTRODUCCIÓN AL DERECHO DE LA INFORMACIÓN

REPORTE DEL LIBRO:

FUNDAMENTOS DEL DERECHODE LA INFORMACION de JOSÉ MARÍA DESANTES

JUDITH MENA ROCHA

MORELIA, MICHOACÁN. FEBRERO DE 2011

SOBRE “FUNDAMENTOS DEL DERECHO DE LA INFORMACIÓN”…

Por Judith Mena Rocha



El presente trabajo guarda el parámetro de desarrollo de la reseña, es decir, un

resumen expositivo realizado a través de un proceso de síntesis, un comentario

crítico y argumentativo muy al estilo de una servidora y finalmente una

conclusión.

Su finalidad es académica, principalmente se presenta como requisito de

la cátedra de “Introducción al Derecho de la información” en el curso

propedéutico del posgrado en la materia; en segunda instancia se realiza para

conocer y continuar con el pensamiento de José María Desantes Guanter, en el

contexto de conformación de la disciplina dentro de nuestro estado.

Espero que al lector le sean gratas estas palabras y eficientes para

llegar a conocer una obra tan fundamental y pragmática sobre la materia que

conjunta la ciencias del Derecho y de la Información, encontrando una beta

social de regulación.

Derecho de la información, desde la visión española de Desantes….

“Fundamentos del Derecho de la información”, es una obra literaria escrita por

José María Desantes Guanter en 1977, dentro del contexto español en que se

desenvolvía el propio autor. A través de un texto sustancial, Desantes referirá

su visión teórica del compendio de la disciplina conjunta del Derecho y de la

Información, que –como el mismo lo justifica, nos dan un campo amplio, nuevo

en su estudio, sustentable por sí mismo, metódico, didáctico, entre otras

características distintivas.

La tesis del autor radicará, entonces, en fundamentar la conjunción de

dos ciencias que conforman un nuevo espacio de estudio y desarrollo social

por sí mismo, buscando cimentar tanto a el derecho como proceso

comunicativo, como la información como proceso de realización de la justicia.

No sin antes pasar por un esbozo histórico y de contenido del tópico académico

que nos compete.



Como parte de las primeras líneas introductorias, se nos establece que

el beneficio marginal de la evolución de las Ciencias informativas es tan

axiomático como su misma consideración científica. Entendiendo así que el

desarrollo de nuestra materia de estudio ha dado frutos a través de una visión

evidente en el ámbito y de la aplicación científica.

Desantes selecciona como primera opción de análisis el campo de la

ciencia jurídica y es frente a esta disciplina que enfrentará el sustento bi-

disciplinario de la materia referida.

El primer plano será para la “información”, de la cuál podemos decir de

nuestro autor, que se muestra apasionado, mencionando así que el lenguaje

es vida y, como tal, cambia, evoluciona, se mueve, se devalúa, se gasta, se

extingue y renace, se potencia, se carga de nuevos significados.

Pero no nos desviemos más, la idea de este primer planteamiento es

tácitamente demostrar que existe una ciencia jurídica de la información, a lo

que el propio autor nos comenta que la pretensión de exactitud semántica se

persigue no solamente en el esfuerzo científico e, incluso, académico; sino

también en el de carácter normativo, con lo que nos deja muy claro que

tenemos un campo de estudio y desarrollo completo dentro de la que es el

Derecho de la Información; sin embargo, también se opta por una visión un

poco menos impositiva y un tanto apelativa, ya que se esbozaran algunas

líneas referentes a un “derecho como esperanza”.

El Derecho de la información como esperanza es el preconcepto bajo

cuya luz […] discurre todo un soliloquio en el que intento la búsqueda

conceptual de una realidad y de todas sus circunstancias científicas ; es decir,

que la esperanza es aquella conjunción taxonómica de una realidad para crear

con ello la concepción de un material de estudio y evaluación científica.

Y en esa enumeración taxativa de la que hablábamos, Desantes –

apoyado en Hernández Gil, nos dice que existen tres maneras de contemplar el

derecho: óntico-axiológica; histórico-axiológica y la positivo legalista, que creo



yo no requieren abundar más que lo que sus propios vocablos nos pueden

decir de ellas.

En un momento determinado Desantes se encuentra refiriéndose

exclusivamente a la ciencia del Derecho –dejando de la lado un poco la

ideología informativista, y nos reafirma una cuestión que es común en las

cátedras de introducción al estudio del Derecho, nos dice pues que el derecho

se constituye, a su vez, de una realidad siempre cambiante y además agregará

una sentencia que me parece más motivadora y que afirma que “todo jurista es

un ideólogo encubierto”.

Encuentro así en estas breves líneas el sustento que el autor pretende

para afirmar su naciente disciplina del Derecho de la información,

primeramente marcando un claro devenir de la ciencia jurídica que recubre al

Derecho y que por tal hace que el Derecho de la información forme parte de

una disciplina nueva, científica y específica.

Para sintetizar un poco el trabajo de la descripción del “perfil del Derecho

de la información” diremos que Desantes toma en cuenta la validación del

Derecho, que a su vez sustenta a la Información; la función específica de la

ciencia jurídica, ya que nuestra materia está acotada como parte de esta

ultima; el valor ético, que además le da el sustento profesional de la disciplina.

Desantes Guanter considera que no podemos pasar por alto la relación

que guarda la disciplina con la ética, ya que los principios éticos se transforman

con frecuencia en principios generales del derecho.

Por otro lado se afirma que el Derecho no surge de una forma de

capricho del estudioso de la materia sino del trabajo de observación de la

realidad externa y como factor desencadenante de lo que llegará a convertirse

en un método científico; con lo que concluimos los aspectos enunciados por el

autor en la conformación del perfil.



Hasta este punto el autor nos ha mencionado tan solo características de

una y otra ciencia (derecho e información), sin embargo, estará por definir

como se produce el “acoplamiento”, que el propio autor define como el

conjunto de variables comunes de los elementos de un sistema, entre una y

otro disciplinas en la conformación de un todo.

El apartado “la información en cuanto ordenación” nos brinda varias

luces sobre nuestro documento, pero me parece necesario reafirmar la frase

que nos dice que la comunidad es política en tanto en cuanto ésta ordenada

racionalmente e in-formada por el Derecho; donde nos encontramos hablando

primeramente de una “comunidad” o conjunto de habitantes de un territorio, en

segundo término estamos afirmando que será “política” o con un orden social y

regulación si y solo si este sea en base a un proceso racional y con una

vertiente informativa que emana del Derecho.

Así concebiremos a la información como un sistema que permite una

ordenación.

“Información y Derecho tienen, pues, una misma significación semántica

y juegan un papel, a veces coincidente, a veces paralelo, en la ciencia jurídica

y, en concreto, en la Ciencia jurídico-informativa”; sin embargo se deja claro la

sentencia de que desde el punto de vista de la ciencia jurídica, no ha existido

un planteamiento a fondo del tema del derecho como información.

La visión es no separar una disciplina de la otra pues se conciben –por

nuestro autor, como complementarias una de la otra que forman un todo

académico y social, por lo que José María Desantes refiere el “significado del

derecho en cuanto comunicación” como un doble aspecto que requiere la

comunicación de la norma de todo tipo para que estás puedan alcanzar su

carácter normativo y por otro lado se encuentra el “suum” definido como una

comunicación de palabras o de bines.

Este último acotamiento refiere a la visión de Santo Tomás que se nos

describe a través de tres formas de comunicación: las comunicaciones de los

individuos entre sí, ordo partium ad partes; las comunicaciones del todo social



con los individuos, ordo totius ad partes; y las comunicaciones de los individuos

para con el todo social, ordo partium ad totum.

Regresando al primer aspecto donde se habla de que la norma requiere

de la comunicación de esta, será un aspecto ampliamente abordado y

ejemplificado en el texto original, realizando para la presentación del tema un

pequeño breviario histórico al respecto.

Para comprender la denominación de la disciplina del Derecho de la

información se nos propone hacerlo desde tres visiones o un sentido objetivo,

uno subjetivo y uno teleológico. En el sentido objetivo nos encontraremos con

un realce del primer significado taxonómico encontrado en el nombre de

nuestra Ciencia y que refiere al “Derecho” como promotor indiscutible del

pensamiento propuesto y al que se subalterna el segundo significado, en

nuestro caso, “información”.

En cuanto al sentido subjetivo se preocupa por dar el valor del

significado gramatical “de”, y encontraremos que aquí se subraya el valor del

segundo término sustantivo de la denominación, es decir, a la “información”

como artífice moderador de la disciplina. Donde el Derecho se va a presentar

con el modesto ropaje de ciencia auxiliar, cooperante con otras varias, a

configurar, en los estudiosos y estudiantes de la Información, una mentalidad

de informadores.

Finalmente el sentido teleológico, conforme el cual la preposición “de” se

utiliza como un sustituto de un “para” obteniendo un “Derecho para la

Información” con lo que nos explican la Información como algo bueno, valioso y

deseable necesita del Derecho para su más adecuada realización. A través de

estos tres sentidos filosóficos expuestos Desantes nos reafirma la idea de

compenetración de las disciplinas de Derecho e Información, en esta naciente

Ciencia jurídica.

El capítulo segundo, “esbozo histórico del Derecho de la Información”, es

imprescindible en el documento, ya que rastrea sus antecedentes históricos y



constituye una herramienta esencial para llegar a establecer los fundamentes

de la disciplina.

En este apartado encontraremos dos vertientes principales puesto que

se habla de dos disciplinas la historia del Derecho, que para el autor es un

proceso largo y complejo y lo referente al Derecho de la Información como

conjunto disciplinar, que se nos dice ha tenido un intenso proceso de

consolidación […] como resultado de la lucha secular por la defensa, el

reconocimiento y la potenciación de los derechos del hombre.

Para mencionar de forma practica la evolución de la Ciencia del Derecho

de la Información se nos proponen tres vertientes fundamentales: la evolución

de la idea del derecho a la información; la evolución de la legislación positiva

de la imprenta y de los modernos medios de comunicación de masas y la

evolución de la ciencia jurídica especializada en el Derecho de la Información.

Aunque el autor agregará como apartado final una visión panorámica de

la situación que guarda el Derecho de la Información en el contexto español,

del que surge el propio Desantes y por tanto este documento.

No pretendo reproducir el recorrido histórico que Desantes hace tan

puntualmente en el apartado, por que aquel que este interesado en el tema

podrá recurrir al documento original, sin embargo, describiremos los puntos

esenciales que al autor le interesan. Primeramente podemos decir que el

derecho a expresarse se encuentra intrínseco al hombre, ya que desde

siempre el hombre a realizado inconscientemente el ejercicio de expresión.

Sin embargo, documentalmente la primera parada se hace en el mundo

clásico (Roma y Grecia) por el devenir histórico que estas culturas representan

a nuestra actualidad; aunque perseguido, este derecho a la libre expresión es

considerado como una libertad, sin un mayor preámbulo y en ocasiones

acotada a determinada acción y no a la expresión en toda su extensión.

Indiscutiblemente el parte aguas del Derecho a la Información se

constituye a través de las firmas de Declaraciones Nacionales de Derecho,



para pasar a el auge de los Derecho Humanos que nos perfila a el

establecimiento de nuestro Derecho; ya que se dice que la fuerza vinculante

directa indiscutible se consigue a través de los Pactos y de los Convenios.

En otro aspecto sentenciaremos que la difusión amplia y masiva de los

escritos hace que las medidas judiciales a posteriori sean insuficientes, y en

ello encontraremos la justificación del surgimiento de la censura previa; aunque

se nos dice que ésta figura en su formación tiene una relación con la institución

de orden religioso y por ello el texto nos llevará por una serie histórica de

episodios en que el Clero interviene a través de bulas y documentos explícitos

para realizar restricciones y prohibiciones en la copia de información.

Ahora con la imprenta se retoma esta figura prohibitiva en una esfera

civil para evitar la reproducción de material informativo y mantener un control

informativo. Los decretos pasan pues del Clero al Estado. Así, siguiendo el

vaivén del documento encontraremos ejemplificaciones sobre el acto de

censura en los Estados alemanes, Francia, Inglaterra y por supuesto España.

El siglo XVII sin embargo ve surgir a la Prensa como medio de

comunicación masiva con un alto potencial; un siglo mas tarde, se logra

madurar las ideas de libertad de expresión y responsabilidad de su uso,

estableciendo este Derecho en Dinamarca en 1770 y Suecia en 1786.

Para el XIX se ve el nacimiento del Derecho de Prensa y algunos

similares como el de autor en Francia, que sin embargo se dice ser un siglo

inconstante ya que la situación política de algunos Estados, específicamente

Desantes marca el caso español, logra permear las reglamentaciones legales

que se logran durante la época.

En algunos de los apartados se incluye lo que se titula “el paréntesis

totalitario y bélico” que habla de los conflictos armados en Europa y que por

supuesto contiene ejemplos de censura y por tanto de proclamación de

libertades, entre ellas la libertad de prensa; también es trascendental el hablar

de ética dentro de la prensa.



Hasta el momento se había solo un medio estaba en la jugada, la

prensa; sin embargo al surgimiento de nuevos medios: fonógrafo,

cinematógrafo y radio, serán los primeros y luego se unirá la televisión.

Legalmente el interés estará en el cinematógrafo y la radio, en cuanto a la

televisión se dice que no supone a la legislación otro trabajo que el de

introducir variaciones específicas de detalle en relación con la radio.

Cuando nos enfrentamos a características diferentes de cada medio de

comunicación en particular, también la historia se encuentra frente a diferentes

formas de regular y más aún podemos observar en el documento de Desantes

que también las visiones de cada país han sido determinantes; después

también nos encontraremos hablando de la público y lo privado en la propiedad

de los medios.

Dejando un poco de lado el recorrido histórico en busca del

reconocimiento de un Derecho de la Información como cuestión de praxis, el

autor aborda de forma determinante la parte teórica –por así decirlo; es decir, el

Derecho a la Información como Ciencia.

Acertadamente nos dice que es una “realidad reciente” pero defiende

puntualmente el desarrollo científico de la disciplina a pesar de una historia

breve y falta de una tradición doctrinal.

Finalmente se esbozara el ámbito de este derecho en el “panorama

científico español”, pasando por una gran cantidad de autores. Si el lector

prosigue en la lectura del documento, topara con un capítulo destinado a sentar

ciertos criterios conceptuales que servirán al autor para fundamentar “cuál es el

sentido en que se emplea el término, sus límites criteriológicos, sus

connotaciones axiológicas y los contrastes válidos para su verificación.

Después del preámbulo conceptual de lo relativo a este ámbito

meramente académico el autor realizara un examen crítico de las distintas



concepciones posibles del Derecho de la Información, pues bien –todo

depende del cristal con que se mire.

Comenzando por aquellos puntos que serán el lugar común a la hora de

reseñar el tema y en ello se refiere primeramente a negar la existencia

científica de la disciplina, que precisamente es lo que el autor desea evitar al

presentar el libro.

Pero no todas las ideas son detractoras, también se nos presentan las

ideas revisables y que van en un sentido más práctico de la materia, en dicho

sentido podemos situar la concepción del Derecho de la Información como el

acotamiento jurídico del sector que constituye la realidad informativa; mismo

que puede venir de las dos materias que comparten la disciplina.

Así mismo nos encontraremos hablando de una realidad informativa que

es normada por una disciplina jurídica y por otro lado un Derecho que es

matizado y requerido por una praxis de la función informativa en la sociedad.

En más de una ocasión se toca el punto de vista de que Ciencia nutre a

cual, si el Derecho a la Información o bien es la Información la que auxilia al

Derecho como parte preponderante de los procesos normativas, jurídicos y

pragmáticos propios del Derecho y es en este tener que se pretende una vez

más se aborda el tema y se amplia en un análisis de cada uno de los ámbitos

del Derecho y su espacio de apoyo de la Información.

Como es que cada una de las ramas del Derecho interactúan frente a la

necesidad de valerse de información y de difundirse; que ordenamientos

informativos se encuentran postulados de forma tal que en la realidad

informativa operen eficazmente y que tantos matices del Derecho común se

encuentran en este que es de reciente creación.

Entre los aspectos fundamentales en este espacio contenidos me parece

apto mencionar esas páginas donde se nos explica como el Derecho de la

Información tiene un aspecto marginal, que va dejando algunos huecos o



rezagos normativos debido a la materia prima con la que trabaja que se

encuentra en constante evolución y también a la interacción con el Derecho

clásico en contra parte a que este aspecto jurídico ha visto la luz no hace

mucho.

El otro punto que pese a ser un método socorrido en las más de las

veces el autor lo agota de forma tácita en una breve página del compendio tan

amplio que se presenta con los fundamentos del Derecho de la Información y

me refiere al Derecho comparado que se plantea como una alternativa que

puede tener contrariedades e inexactitudes al llevar la norma basada en una

realidad específica a otra.

El Derecho de la Información puede concebirse como el ordenamiento

jurídico objetivo que reconoce y protege el derecho a la información en cuanto

derecho humano; en dicho planteamiento nos enfrentamos ante la cuestión de

entender la naturaleza de la disciplina y por tanto su esencia que es el objetivo

del tercer capítulo del texto. El derecho a la información nos proporciona un

bello y seguro umbral de acceso al Derecho de la Información, pero no agota

sus posibilidades organizadoras y ordenadoras.

Para fundamentar lo anteriormente comentado el documento nos lleva

nuevamente ante la Declaración de los derecho humanos, pero ya no como un

planteamiento histórico, sino crítico de contenido, donde descubriremos que el

derecho hace referencia un sujeto que será universal, que su punto de vista

esta puesto en un objetivo general, sin fronteras y haciendo uso de cualquier

medio de expresión.

Frente a este ordenamiento trasnacional se voltea a ver algunas

ejemplificaciones claras del contenido respectivo al Derecho de la Información

en Constituciones del mundo, en una revisión que va y viene entre la cuestión

de observancia de los convenios devenidos del ya mencionado y los

ordenamientos nacionales de diferentes espacios y tiempos.



Pasando un poco a otro ámbito relacionado encontramos que el lento

proceso hacia el principio de legalidad que constituyen las ideas

revolucionarias se reducen a que el poder no se inmiscuya demasiado en los

ámbitos, ya de por sí reducidos, de la libertad de Información; en este espacio

hemos tocado el tema del poder político que si bien en el texto se aborda de

forma expedita, bien podía ser situación de un libro completamente.

A pesar de que se pueda ver al derecho a la información como una

cuestión que ataca el poder, estaremos claros que será una libertad que habrá

que defender y en la cual el jurista puede encontrar muchos elementos técnicos

para hacerlo.

No podía quedar fuera de los aspectos esenciales de Derecho de la

Información la trascendencia pública o privada del mismo; para lo debemos

tener presente que la clasificación de una determinada actividad en pública o

privada tiene que partir de tal realidad y poner en funcionamiento todos los

resortes técnicos a su alcance cuando sea necesario dictaminar si la matera es

pública o privada.

Otra esencia del Derecho de la Información se centra en acercarnos a la

revisión de la actividad informativa, como la realidad que será observable en el

propio Derecho y para lo cual el autor nos advierte la necesidad de distinguir

los actos que anteceden o dan pie al proceso informativo, los cuales

dimensiona en tres partes: actos preambulares, los simultáneos y los actos

epilogales.

Por otro lado resaltara que también existen en las actuaciones

preambulares existe diversidad y las subdividirá a su vez en tres de ellas: el

acto constituido por la actividad ordenadora, que son las actuaciones que

original normas de todo tipo para regir y condicionar el ejercicio; el acto que se

exige para una actuación informativa cualificada u organizada, observado y

reconocido por el público de que reúne las condiciones legales previas y la

autorización para una actuación propiamente administrativa; y el acto que sin



dejar la esfera del preámbulo promueve y provoca un proceso informativo

concreto.

En cuanto a los actos lógicamente simultáneos se dice que son todos

aquellos que se dirigen o tienen su origen y desarrollo en el proceso

informativo. Se subdividen en cinco: el acto material, que por su diversidad se

le ha llamando la “nada informativa” y que jurídicamente se reconoce como la

actividad independiente y la actividad por cuenta ajena; el acto de difusión, que

es son aquellos o grupo de éstos que constituye la acción de difundir o

trasmitir; el acto receptor que complemente en la más de las veces la acción

difusora; el acto que cumple con el objetivo del proceso informativo y el acto

que formará parte de la secuencia del proceso informativo.

En la última esfera de las actuaciones encontramos un grupo de éstas

que a pesar de ser posteriores en razón y tiempo al proceso informativo se

consideran relacionadas al mismo y por ello sujetos a una forma distinta de

operatividad del derecho a la información.

Siguiendo con el bagaje de la esencia del Derecho de la Información,

nos encontraremos de facto con el asunto de la responsabilidad, por lo que a

manera de Desantes se nos dice toda actuación libre lleva aparejada

responsabilidad y esta es dañada por la censura; en esta esencia de la

responsabilidad se constituirá la culminación del fenómeno jurídico que regula

la actividad informativa.

Pero este asunto conlleva algunos vaivenes, primeramente su exigencia,

por que aquí entramos en temas de autorregulación y para no dejar el asunto a

la ética y abordarlo desde el ámbito jurídico entonces nos encontraríamos ante

la vertiente de utilizar un tipo o dos o los tres en el contexto de de

responsabilidad civil (bajo reparación del daño), penal (para sancionar) o

administrativa, según la capacidad o competencia.

José María Desantes desentraña los elementos esenciales del Derecho

de la Información en donde también encuentra las relaciones jurídicas

informativas y nos da cátedra del concepto de relación para entender este



rubro y el de la “conexión” que se tiene con la comunicación como elemento

material primario.

Indudable resultará entonces hablar de la Teoría general de la relación

jurídica que se encuentra inmersa en la Teoría general del derecho y que nos

dice el autor que en una visión científica no es más que una revisión de un

miembro disecado del conjunto; sin embargo, es el vínculo estable que se

tendrá.

Encontraremos pues es este conjunto del que ya hablábamos un sujeto

que constituye el carácter social del elemento material en dicha relación y que

puede ser determinado con facilidad y siempre encontraremos más de un

persona, que puede ser física o jurídica e incluso podemos hablar del Estado,

implicada como sujeto.

También encontraremos un objeto que tendrá siempre una característica

común, que el autor refiere como la disposición a la información. Agreguemos a

esta numeración el contenido jurídico, que es el conjunto de derechos y

obligaciones, […] que constituye la sustancia jurídica de la relación. Ahora

tocará el turno al elemento del “principio ordenador” que preside la relación y

dándole unidad; persiguiendo, también, la finalidad de la norma y la

clasificación y tipificación de las relaciones jurídico-informativas.

En nuestra Teoría específica desentrañaremos el origen de las

relaciones jurídicas e informativas, para lo cual citaremos textualmente que el

momento del nacimiento de la relación se da en cuanto entra en vigencia el

supuesto de hecho establecido en su fuente formalizadora o regla de derecho.

El porque de toda la revisión de elementos contenidos en el Derecho de

la Información y sus vinculantes comunes, Desantes lo plasma en el apartado

3.4, en el cual nos habla de una idea de la disciplina, como lo había hecho

páginas antes, pero ahora lo acota con el término de “aceptable”, es decir

fundamentada en el pleno conocimiento y desglose de la materia tratada, ya



que como también se reconoce en las páginas de su escrito existe un

pluralismo de criterios referentes a la disciplina.

Perfilándose a la culminación del capítulo el autor decide abordar

algunas características de derecho y que en más de una ocasión aborda y

menciona en diferentes ámbitos dentro del documento y las cuales serán el

carácter axiológico, la universalidad, la generalidad y la autonomía, que el

propio Desantes Guanter describe de forma específica.

Finalmente llega al espacio decisivo donde nos presenta una conclusión

de lo anteriormente analizado y su propuesta que define al Derecho de la

Información como la Ciencia jurídica universal y general que, acotando los

fenómenos informativos, les confiere una específica perspectiva jurídica capaz

de ordenar la actividad informativa, las situaciones y relaciones jurídico-

informativas y sus diversos elementos, al servicio del derecho a al información.

Teniendo hasta este punto las respuestas al qué es, por qué es y para

qué es, parte nuestro autor a resolver el problema de su existencia, llevando a

la realidad social este Derecho totalmente constituido y valido que se nos ha

presentado a lo largo de tres capitulados. Para resolver la encrucijada del cómo

nuestro documento refiere inmediatamente a una aplicación científica y por

tanto a sustentar un método, partiendo claro de la delimitación conceptual de

estos términos.

Rescataremos en este resumen la idea de la comunicación que aparece

como un trasfondo metodológico homogéneo a toda teoría, ya que realiza un

proceso específico para allegarse de información. Nuevamente vemos un

enlace interdisciplinar entre Derecho, Información, Ciencia Jurídica, Derecho de

la Información y Ciencia.

Así tenemos que en el Derecho de la Información necesitaremos

modulaciones específicas de actuación metodológica, dada la especialidad del



objeto, la confluencia de campos científicos que el objeto acota y que hay que

unificar y el constante surgir de problemas que suscita la técnica en una

competición constante frente al derecho, por ello el autor nos llevará a una

revisión metodológica.

Se revisa pues la doctrina del derecho natural y algunos apartados que

posibilitan el conocimiento den el Derecho de la Información; así mismo se le

da el espacio suficiente a las corrientes positivistas con su máxima en la Teoría

Pura del Derecho de Kelsen; las corrientes realistas enfocadas a la “realidad

social” y muy factible a nuestro estudio y donde además se proponen métodos

específicos.

Las tendencias teleológicas que intentan una conexión con la realidad

por medio de una aproximación a la filosofía, determinada por una toma de

conciencia de los fines que se advierten en el derecho; las metodologías

sincréticas que se formula a partir de un conjunto de tendencias autoriales con

la característica de utilizar métodos de escuelas anteriores en distintas medidas

y sobre todo basados en la doctrina filosófica del neohegelianismo.

Finalmente toma a consideración algunos métodos que no parten de la

Ciencia jurídica y principalmente hacer referencia a tres: el existencialismo

(filosofía), el marxismo (política) y el estructuralismo (lingüística), está última no

tan fuera del referente debido al sustento de la Información.

En las siguientes acotaciones el autor estará intenta fundamentar la

existencia del Derecho de la Información por tanto en una cuestión

metodológica de la investigación científica tendrá que resolver la problemática

de las fuentes que le competen.

Primeramente se deberá entender que se entiendo por fuente del

derecho y para ello diremos que son todas las normas externas, en nuestro

caso que afectan al Derecho de la Información, esas serán pues las fuentes del

Derecho vinculantes a la materia; sin embargo existen otras cuestiones que se

conjugan como el principio de unidad del ordenamiento y la creación del

derecho.



Desantes nos incluye todo un esquema del proceso de creación del

derecho, que si bien es parte importante en la construcción del tema, también

lo es que será un tema que aquel interesado en el Derecho de la Información

muy posiblemente traiga construido, por tal motivo he decidido mencionarlo al

lector para que tome nota oportuna y si desea adentrarse en el ámbito recurra

al documento original.

En el apartado se aborda el problema metodológico con la idea de

fundamentar el Derecho de la Información como una Ciencia jurídica palpable,

con tanto en un sentido doctrinal y otro de aplicación del Derecho de la

Información, es decir, de la fase más próxima o inmediata a la realidad , de la

cual sus modos constituyen una metodología última de acercamiento.

Pero si se da testimonio de los preceptos auxiliares para fundamentar el

Derecho de la Información también se tiene que poner en el análisis los límites

y pseudolímites de esta ciencia, ya que en primer lugar dentro del apartado

metodológico se encuentra uno técnico que contiene modos de conocimiento

sin fundamento teórico y tienen una aplicación totalmente practica al método.

Otro factor dentro del Derecho mismo se encuentra ubicado en la

utilización de la relación con las referencias normativas de la regulación de

acciones sociales que deben de ser conceptualizadas o encajadas en una

noción común. También se navega con la jurisprudencia cuya finalidad técnica

plantea desentrañar diferencias dentro de la doctrina y la práctica del Derecho.

Así llegamos a concretizar algunos de los elementos subjetivos de la

investigación jurídica informativa; donde el principal actor será entonces el

investigador o profesional dedicado y acreditado, según estándares españoles

que se analizan en el texto, para realizar el protocolo de investigación. Y es

precisamente a partir de lo anteriormente señalado que nuestro autor marca

como beneficios o declives la preparación y perfil del sujeto que investiga, si es

uno o varios sujetos, los hábitos cognoscitivos y finalmente como éste va

eligiendo los caminos y rumbos de la misma.



Para ello entonces se habla de un aspecto deontológico como factor

regulador de los problemas antes mencionados; sin embargo, estaremos

tocando puntos del ideal y no de la realidad. Si bien es factible rascarle al

asunto un poco más conscientemente a través de aceptar las libertades y por

tanto las responsabilidades que implícitas al sujeto.

En las líneas siguientes se nos describirán cada uno de los elementos

del papel del proyecto de la investigación, marcando puntualmente las pautas

de lo que ha criterio la Ciencia jurídica del Derecho de la Información debe

observar, encontrando los elementos básicos por todos conocidos como la

documentación, la terminología, las hipótesis, metodología, publicación, la

expresión científica, la erudición y la acribia (virtud de la exposición científica).

En resumen de esta sección podemos citar la frase del propio autor que

nos dice que la actividad teórica es necesaria para la confección de las leyes;

prepara la labor legislativa, ofreciendo el esquema de la organización jurídica,

de modo que el legislador pueda conocer la situación presente y prever, en lo

posible, la eficacia futura de una norma. Razón por la cual este fundamento del

deber científico es primordial en el estudio disciplinar.

En otra esfera relacionada, por lo académico, pero totalmente

independiente a los temas tratados anteriormente se incursiona en lo que se

nombra como “didáctica del Derecho de la Información”, es decir, aquel

proceso de trasmisión del conocimiento previamente obtenido, ya que la

comunicación de la disciplina se desarrolla en un marco universitario, donde

convergen el universo de ideas, pero que se mantiene quizá en un encuadre

cultural.

Obviamente se tiene que tocar el tema de la escuela que aboca sus

estudios a las Ciencias de la Información a lo que Desantes comenta la

importancia de formar buenos comunicadores que más adelante a través de

líneas estructurales de la comunicación y la justicia sean productivos en el

desarrollo de la personalidad humana.



Culminaremos el capítulo haciendo un recorrido por vivencias y

recomendaciones de carácter pedagógico que intentan fundamentar la razón

académica del Derecho de la Información como disciplina de estudio en las

Universidades.

El capítulo cinco es pequeño, en contraparte a los anteriores, compete al

“sistema iusinformativo en la comunicación de saberes”. Inicia, como es

tradición con el autor, por un desglose terminológico del tema requerido y en

esta ocasión se comienza por definir la concepción de sistema.

Con lo anterior, se nos remite a la relación entre sistema y programa (en

su raíz griega, anunciar por escrito) es una previa declaración de lo que se

piensa hacer en alguna materia u ocasión, a lo que se agrega el completo del

sistema y distribución de las materias de un curso o asignatura; y de esta forma

se utiliza en el texto.

La idea de sistema nos habla de reunión, composición o construcción

ordenada, que tiene como fin exclusivo su propia ordenación interna; y será

éste el que dote al Derecho de la Información de un fundamento estático que

contenga un programa, donde se muestre todo lo que esta disciplina

comprende y contiene.

Pero recordemos que el tema nos refiere al ius, por lo que podemos

decir que el sistema jurídico no es más que una construcción ordenada de los

conocimientos no sólo jurídicos sino prácticos y como en apartados anteriores

menciona Desantes de realidad social.

El sistema debe contener tres caracteres: lo verdadero, fiable, atenido

rigurosamente a las reglas de la lógica que ordenaran los elementos racionales

obtenidos; inteligible, comprensible en sí mismo y de la realidad que le sirve de

base; y eficaz, dar base a un programa de conocimiento y actividades

desarrollable en un mínimo esfuerzo que alcance su fin.



Como parte de este todo de concepción del programa de la disciplina se

nos dice que se tiene que observar y verificar a través de sus componentes;

basados en la estructura del sistema, el comportamiento y la estructura óptima;

y la comprobación por sistemas externos.

Entre esos componentes se mencionan y sancionan tanto la coherencia

del sistema, las adecuaciones que se dan por la inercia de la practica al

temario y plan del curso; la propia enseñanza del programa; la planificación del

curso; el tratamiento de los elementos del programa, los subjetivos: docente y

el discente, la motivación y los medios; entre otras más específicas como la

división del temario por unidades y que se muestra de forma esquemática y

practica.

Con esta exposición se culmina esta intervención que nos refiere a como

estructurar y programar la ejecución de la enseñanza y trasmisión de saberes

del Derecho de la Información a través del factor pedagógico universitario.

Como último capítulo el autor destina al desarrollo de lo que el titula “la

génesis del Derecho de la Información como proceso comunicativo”. En este

apartado el autor recurrirá a muchas de las concepciones expuestas en los

capítulos que le anteceden a éste, como es el caso del concepto de “fuente” y

que ahora nos dice que incluyamos a los libros como fuente del derecho, claro

está, que dicha recomendación está dada en una idea de aplicación práctica a

la investigación o al proceso y método del mismo.

Sumamos pues las fuentes tradicionalmente socorridas constituidas en

las normas, catálogos de normas vigentes, los medios objetivos oficiales, etc.

Mostrándonos en las páginas precedentes un catálogo enunciativo de fuentes

que las refiere como fuentes mandato, convención, repetición y autoridad.

En la jerarquización de las fuentes encontramos uno de los problemas

fundamentales que afecta las teorías de las fuentes del derecho, ya que este

deberá separarse de la jerarquía de las normas.



Por otro lado, encontramos que en unos casos, la difusión es una

condición de validez para la fuente, mientras que en otros lo será la eficacia;

donde los aspectos creador y difusivo se contienen. Observaremos, también,

que la difusión juega un doble papel al autentificarla y darla a conocer; como se

decía en el primer capítulo la Información se encuentra ligado de facto al

Derecho y al Derecho de la Información de varias maneras.

Para concluir las siguientes líneas el autor nos autentificara la labor

difusiva y de publicación de la norma escrita en relación a la constitución de las

fuentes.

Así nos hablará de los modos de esquemáticos de actuar la

documentación, de cómo clasificarla, realizar referencias de los mismos, los

medios por los que se transmite ésta información, la biblioteconomía, la

documentación, el intercambio internacional de documentación jurídica

(publicaciones, noticias o de todo un material científico) y finalmente la era

digital y como iba entrando este rubro, hoy más explotado, en el proceso de

documentación de la Ciencia jurídica.

Comentando sobre fundamentos del Derecho de la Información…

Fundamentos del Derecho a la Información, como lo lleva implícito en el título

constituye el documento rector que guarda los basamentos para reconocer al

Derecho de la Información como una disciplina completa y compleja; la ideas

de José María Desantes Guanter es arriesgada, ya que pretende una biblia de

una disciplina nueva que muchos no reconocen con bases para dar pasos por

su propio pie.

El documento final, debo reconocer, es imponente; primeramente por lo

que representa, es decir, aquel documento de 1977 que remite en sus páginas

los elementos indispensables para sustentar el que hacer de una Ciencia

independiente a sus conformadoras: Derecho e Información, segundo porque la

aventura resulta en un vaivén de terminologías y de estilo de redacción, que



finalmente se aclaran al termino del texto, pero que va mermando la lectura

convirtiéndola en una situación más que ilustrativa un poco densa y cansada en

la más de las veces.

Sin embargo, las lecciones son claras, el Derecho a la Información

posee elementos suficientes para a partir del Derecho y de la Información

constituirse como una Ciencia jurídica propia con sustento teórico e histórico,

con aplicación práctica, cambiante y trascendente a través de su comunicación

y enseñanza basadas en un proceso.

Extremadamente rescatable es el esbozo histórico que nos lleva del

mundo clásico a las creaciones de las normas expresas en la materia y a una

historia de la Ciencia del Derecho de la Información. El otro punto que es

invaluable resulta la compilación bibliográfica que se realiza temáticamente

sobre la materia, en lo personal nunca había visto tal situación y me parece que

con ello lleva Desantes un punto formidable sobre el trabajo del Derecho de la

Información.

Se nos advierte en una parte del texto que el Derecho de la Información

está inmerso en un mundo cambiante, por lo que me parece el autor deja

siempre abierta la posibilidad de que el contenido sea aderezado con nuevos

preceptos y bajo los nuevos criterios con los que se construye la Ciencia, pues

finalmente se escribió hace 40 años aproximadamente el texto y aunque

vigente en sus ideas y fundamentos ha sido reconocido por otros autores que a

partir del documento han llevado más profunda y en otros ámbitos las

fundamentaciones de nuestra disciplina.

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