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LO QUE PENSÉIS DE NOSOTROS por Antonio Morera y otros relatos por J. J. Morillas, Jacobo Peña Conversa, Josué Insua y Ricardo Garcia Hernanz

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  • REVISTA DE CIENCIA FICCIN PRIMAVERA 2011 - VOL. 1 - NM. 1

    FUTUROSCOPIAS

    www. futuroscopias. com

    LO QUE PENSISDE NOSOTROSpor Antonio Moreray otros relatos por J. J. Morillas, Jacobo Pea Conversa, Josu Insua y Ricardo Garcia Hernanz

  • Ilustracin por Ricardo Garca Hernanz

  • FUTUROSCOPIAS

    R e v i s t a d e c i e n c i a f i c c i nContenidos para Vol. I, Nm. 1, Primavera 2011

    EDITORIAL ..................................................................................................... 4LO QUE PENSIS DE NOSOTROS................................ por Antonio Morera ... 7Comunicar es lo que hace surgir toda cultura. Y la imposibilidad de comunicarse es la msinsalvable de las dificultades la que conduce al aislamiento de los semejantes y a la violenciaentre culturas. En este relato, el autor trata el tema de la incomunicacin usando la metfora dela inmigracin como hilo conductor. O quizs es al revs?BALANCE DE PODER ..................................................... por J. J. Morillas ... 37Viven en el agua, salen de noche y se llevan a los nios que no son buenos. Los talismanes nosirven contra ellos, a todo son inmunes salvo a imgenes y a verbos. Los Hombres Lagartoperturban sus sueos. Es la necedad la que les hace sus dueos?VISIONES ...................................................................................................... 57Conocer la verdad .............................................................................. por Antonio Morera.Tanatotaxia .............................................................................. por Jacobo Pea Conversa.Primera venida ....................................................................................... por J. J. Morillas.El cochero.................................................................................................. por Josu Insua.MEMORIAS DEL VACO .................................. por Jacobo Pea Conversa ... 75Dobn Hoevel es un hombre imprescindible del que han prescindido. En su huida hacia delante,cruzar el sistema solar para vivir o soar traiciones y pasiones, robos y acechos, mujeres conalma de dragn y misterios bajo un horizonte de asteroides o sobre la hierba inida de Marte.CLAUSURA DEL CONTINENTE SILENCIOSO................... por Josu Insua ... 97Quiz un da las mquinas alcancen la inteligencia. Es posible que ese da descubramos que notenemos nada que decirles. La raza humana estar abrazada a las creencias que la sacaron de lacuna. Y quiz el nico que pueda conseguir la Palabra Divina sea un tipo llamado Johnny.RETAZOS DE UN FUTURO INCIERTO......... por Ricardo Garca Hernanz ... 114

    Edicin y maquetacin: Ricardo Garca Hernanz.Correccin y ayudante del editor: Mara Requena Castaol.Ilustraciones por Marcos Hidalgo Gonzlez, Aitor Moreno Melcn y Ricardo Garca Hernanz.Portada y contraportada por Ricardo Garca Hernanz.Diseo de la pgina web por [email protected]: [email protected] http://www.futuroscopias.com

    Futuroscopias revista de ciencia ficcin se encuentra bajo una LicenciaCreative Commons ReconocimientoNoComercialCompartirIgual 3.0 Unported.Esta licencia aplica a este nmero de la revista como un todo nico. Todos los derechos de las obraspublicadas en esta revista son propiedad de los diferentes autores, quienes han cedido los derechospara su publicacin nicamente en este nmero de la revista. Los autores se reservan los derechos deotorgar a sus obras cualesquiera otros usos que consideren en el futuro. Todos los relatos de estarevista son obras de ficcin y cualquier parecido con la realidad es casual.

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    EDITORIAL

    Todo empez con Isaac Asimov.No poda ser de otro modo.Asimov, Pohl, Kornbluth... los futurianos y la tremenda envidia que me produca leer como sehaba formado uno de los grupos ms frtiles de lo que se dio en llamar la edad de oro de la ciencia ficcin.La capacidad de maravillarse de un chaval adolescente con hambre de historias sobre la conquista del espacio tambin tuvo mucho que ver. La ciencia ficcin siempre ha sido mi gnero predilecto y las razones pueden ser tan banales como la necesidad de evasin y tan importantes comola creencia en la capacidad del ser humano para ir mas all, de saltarse las barreras que nos ha impuesto nuestro planeta natal y conquistar las estrellas.Y empez hace ms de veinte aos cuando lleg a mis manos una cuidada edicin de La Fundacin y me vi atrapado desde el primer momento.A Asimov le sigui la fantasa y una literatura que no pensaba existiese. Fue mi edad de oro.Asimov cuenta en sus memorias, ledas recientemente, cmo a travs de la revista Astoundingfue invitado a asistir a una reunin del Club de Ciencia Ficcin de Queens. El destino quiso queacabase congeniando con un grupo de aficionados que se reunan en un stano una vez al mes ydiscutan sobre las historias que lean. Entre reunin y reunin este grupo de aficionados lea todolo que estaba a su alcance en las publicaciones mensuales de ciencia ficcin y sobre todo escribanciencia ficcin, solos o en colaboracin, bajo distintos seudnimos. Con el tiempo estas colaboraciones y el ambiente amateur dieron fruto y de esas reuniones en un stano de Queens surgi ungrupo de autores que se convertiran en maestros por mrito propio. Este grupo de aficionados sehacan llamar los futurianos y, entre sus miembros, aparte del propio Isaac Asimov, se encontraban Frederik Pohl y Cyril M. Kornbluth entre otros.Esta historia de camaradera me hizo envidiar el haber tenido la posibilidad de encontrar ungrupo semejante de aficionados con los que hubiera podido compartir mi aficin cuando empec aleer ciencia ficcin. Ms adelante logr un grupo similar de amigos con gustos literarios afines.Con el paso del tiempo uno descubre nuevos gneros que le llenan igualmente. Autores clsicos y modernos que le abren todo un espectro de experiencias y hacen crecer su mente. De Dumasaprend cmo funciona el folletn y el oficio de escritor, aprend de Perez Reverte y de VzquezMontalbn, supe de Kafka, Meyrinck, Eco, Mann e infinidad de otros. Estudi la filosofa dePlatn, Aristteles, Hegel y Marx. Deconstru con Derrid y me empap de las teoras del lenguaje.Mi periplo acadmico me abri a la literatura norteamericana y la filosofa oriental en un procesocontinuo de crecimiento.Pero siempre tuve un hueco para la ciencia ficcin y lo que me ofreca.A Asimov, Tolkien, King les siguieron otros. Heinlein y sus forasteros en tierras extraas, Dicky sus hombres en castillos, Lovecraft y sus horrores csmicos, Clarke y sus citas con Rama.Venganzas estelares ideadas por Bester y los delirantes mundos de Jerry Cornelius en los queconoc la idea de un multiverso que compartir con Moorcock. Herbert, Pohl, Scott Card y muchosotros que se me olvidan. Muchos otros que han sido y son la espina dorsal de un gnero que seretroalimenta y se reinventa continuamente.Todos ellos nombrados de forma coloquial, como si los conociera de toda la vida, pues me permitieron volver una y otra vez a un terreno agradable y conocido. Un terreno en el que siempre

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    encontraba refugio, un gnero que no se molestaba en utilizar un formato en el que los otros noeran tan prolficos: el relato.Un gnero en s mismo que partiendo de una duracin limitada te permite jugar con la estructura, los personajes, las ideas o las palabras sin el peso ni la seriedad de sus hermanos mayores.Sin esa necesidad, muchas veces autoimpuesta por otros gneros,de ofrecer literatura por encima de entretenimiento.El relato como forma de condensar y no alargar. El relato como forma de plasmar ideas quequiz no bastan para construir universos propios a su alrededor, pero lo suficientemente interesantescomo para construir un pequeo mundo alrededor de una idea, un personaje o un final. El relatocomo gnero en s mismo y como germen de obras ms grandes, ambiciosas y complejas.El relato como hermano pequeo en esa gran familia que es la literatura.Y el lugar donde el relato encontr su hogar mas clido fueron las revistas. De ciencia ficcin,de terror, de misterio, el pulp. Herederas directas de los folletines de capa y espada.Y detrs de estas revistas siempre se encontraba la annima figura del editor. Y como figuraarquetpica de estos editores, John W. Campbell Jr., la verdadera alma detrs de la revista que fueel germen de la edad de oro de la ciencia ficcin, Astounding Science Fiction. Fue editor y directorde la revista en sus mejores aos y este fue un trabajo que eclips su anterior labor como escritor.Fue editor en una poca increble.Una poca dorada en la que los autores y editores trabajaban para crear un gnero, para darlela categora que hoy da tiene, pero diferenciado por un grupo de aficionados fieles como ningnotro gnero ha conocido.Campbell no era un editor al uso.Su relacin con los autores, su trato cercano dando consejo desde su posicin de editorbregado en mil batallas era un relato tan interesante de leer como esos otros que tanto me habanfascinado.No voy a idealizar la labor de Campbell ya que sera caer en un ejercicio de idolatra que nohara verdadera justicia a su trabajo. Era un editor con luces y sombras. Ese tipo de editor quecambiaba el ttulo de un relato para hacerlo ms comercial o que insista en pedir a unautor que cambiase un final porque consideraba que no era adecuado a sus lectores. Era un profesional que tena claro que tena un producto que vender y que deba guiar a sus autores en sumanera de escribir cuando as lo consideraba necesario. Pero siempre he credo que la verdaderalabor de un editor era esa. Conseguir un producto comercial, que llegase a su pblico intentandoofrecer las ms altas cotas de calidad.Y creo que Campbell lo consigui.Gran parte de la fama, el reconocimiento y la legin de seguidores que tiene la ciencia ficcinmoderna se debe al buen hacer de Campbell y de gente que, como l y trabajando en las muchasrevistas que siguieron, supieron ver el talento y lograron guiarlo para que alcanzase al granpblico.Sacaron al gnero de la ciencia ficcin del gueto autoimpuesto en el que se estaba encerrandoy consigui que los autores tuvieran la suficiente confianza para convertirlo en lo que es hoy enda. Un gnero que mira de igual a igual al resto de gneros y que comparte popularidad, crtica yacademicismo.Campbell ha sido mi verdadera inspiracin para encontrar un modo diferente de trabajar conmis autores, ms cercana a lo profesional que a lo amateur aunque sin abandonar este mbito.Y as llegamos hasta hoy. Con un adulto haciendo labor de editor que vuelve a sentirse comoun adolescente. Siempre con la imagen de Campbell como ejemplo.Isaac, John, esto es para vosotros dos.El editor.

  • ""SSoolloo ttrreess mmiinnuuttooss yy ssee aahhooggaarr.. SSii ffuueerraa mmss ppaarreecciiddoo aa lloosshhuummaannooss,, tteennddrraa ppuullmmoonneess ssuuffiicciieenntteess ppaarraa ggrriittaarr.. PPuullmmoonneess ccoommooggaaiittaass,, ppaarraa lllleennaarrssee ddee aaiirree,, ddee ggrriittooss,, ddee lllloorrooss,, ddee ccaanncciioonneess,, ddeeooxxggeennoo yy ttaabbaaccoo,, ddee ttooddoo aa uunn ttiieemmppoo..NNoossoottrrooss ppooddeemmooss ggrriittaarr mmiieennttrraass rreessppiirraammooss.. EEllllooss ttiieenneenn qquueeaapprreennddeerrlloo..LLlleevvaann ddeemmaassiiaaddooss mmiilleenniiooss ssiinn hhaabbllaarr..""

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    LO QUE PENSIS DE

    NOSOTROS

    Por Antonio MoreraIlustracin de Marcos Hidalgo Gonzlez

    I. ASTROPUERTOMierda. No sangres. Manchas de sangre no.Atencin por favor. Se recuerda a todoslos pasajeros humanos con rumbo a Derridque solo pueden ingerir alimentos en los lugares habilitados en el nivel 2.La cdula de viaje. Con que no haya manchas de sangre en la cdula es suficiente. Elresto lo puedo tapar de cualquier manera.Mendome encima si es necesario. Por esome he vestido de oscuro. Para que no se notara el pringue cobrizo que soltis por las venasllegado este caso.Pero la cdula de viaje me la van a inspeccionar con detalle. Eso seguro. Y tiene que estar limpia.Y este mamn sigue respirando! Aprietoan ms los brazos sobre su cuello. Me veo derepente reflejado en el espejo. Mis labios, misfacciones, reducidas a la nada por el esuerzo,ocultas bajo la espesa barba que me ha llevado meses dejar crecer para ocultar mis emociones. Meses para esconder la ira de todauna vida.Est medio inconsciente. Tiro de l hacia

    el centro del suelo del lavabo. Necesito msespacio. Le coloco las rodillas sobre los brazos, a la altura de su tercera articulacin. Eldolor del peso hace que se despierte un poco.Y boquea, ligeramente, como si estuvieraabocetando un grito antes de emitirlo, comosi no recordara la manera en que se grita ytuviera que practicar. Mala suerte, amigo,aqu no hay segundas oportunidades.Le tapo las agallas del cuello con las manos y los antebrazos, y entrelazo los dedosdetrs de su nuca. Distribuyo mi peso uniformemente. Todo mi cuerpo se apoya en misdedos, entrelazados tras su cabeza, justo sobre el suelo. Es difcil esta postura, hay queestar en forma para mantenerla. Meses deflexiones con los puos sobre el hormign.Los mismos que llevo sin afeitarme.Tranquilo. T tranquilo. Aunque te duelan los dedos l no puede moverse. Noto elprimer codo de sus brazos combarse haciaarriba, clavarse en mi costado. Intenta sacarlos brazos de debajo de mis rodillas. Intentaliberar sus manos y sacar su arma, o quitarselas mas del cuello, respirar y acordarse decmo se gritaba pidiendo auxilio. La boca sele abre, pero sin aire no puede gritar. Ahogar

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    les es la forma ms silenciosa. Su cuello estan flexible que, para partrselo, tienes quearrancarles la cabeza. Y es difcil. Trabajoso.Y te pone perdido de sangre. Empapado enese pringue cobrizo que tienen como engrudodentro de las venas.Ya me duelen los dedos. Pero tengo queseguir tranquilo. Solo tres minutos y se ahogar. Si fuera ms parecido a los humanos,tendra pulmones suficientes para gritar. Pulmones como gaitas, para llenarse de aire, degritos, de lloros, de canciones, de oxgeno y tabaco, de todo a un tiempo.Nosotros podemos gritarmientras respiramos. Ellos tienen que aprenderlo.Llevan demasiados milenios sin hablar.

    El condestable abri la puerta del centrode mando del astropuerto. Sus pasos sobre elsuelo y los movimientos de los aduaneroseran lo nico que poda escucharse en aquellahabitacin.Si uno era humano, claro.El centro de mando era un cambio muyagradable respecto de la batahola con la quelos seres humanos inundaban el astropuerto.Era tan silencioso como cualquier lugar deDerrid. Solo se podan or los pensamientos.Si uno no era humano, claro.El sonido no era molesto en s para alguien que perteneciera a la unimente. Perolos humanos podan transformar esa reverberacin atmosfrica con la que se comunicaban en algo insoportable. Por eso losaduaneros se reunan en el centro de mandoen cualquier momento en que el servicio nohiciera necesaria las patrullas. Para poderpensarse los unos a los otros en silencio.El condestable deposit su pesado abrigosobre una silla, teniendo buen cuidado de nohacer ningn ruido.Buenas noches a todos pens. Todoslos dems le saludaron sin moverse y sinabrir los labios, sin pronunciar un sonido. Solo el aduanero al cargo, un chico muy joven,le mir y se acerc a l. El condestable escuch de su mente que tena bien preparadoel informe del turno. Sera agradable unanoche tranquila pens.

    S. Lo est siendo. Solo un enfrentamiento fsico en uno de los locales del nivel 2.No hizo falta disolverlo con armas.Entre humanos?No. Entre humanos y...Y...?No. S. Entre humanos y humanos. Seconfundieron en el informe. Por el color de lapigmentacin cutnea pensaron que...Ya, claro, a m al principio tambin meconfunda. Y qu pas?No lo sabemos. Trataron de excusarse, claro, pero con la agitacin emocionalque sufran fue imposible entender qudecan.S. Lo s. A veces estn tan alteradosque no aciertan casi ni a mover los labios.Y no hay manera de distinguir su pronunciacin.En efecto. As que los deportamos a laLuna y dimos parte a sus autoridades. Esimportante?No. Es curiosidad. Se agreden por cualquier nimiedad. Por eso pregunto. Porque mesigue fascinando. No ha habido nada ms?No. Est siendo una noche tranquila.El condestable pens que eso estaba bien,para variar. Se par a pensar cundo fue laltima vez en que se haba incorporado a unturno y no se haba encontrado al menos unacdula de viaje falsa.No hace tanto, doce das.Es verdad.El condestable pens que le gustara verqu pasaba en el astropuerto a travs de losojos de sus hombres. Todos los presentes enla sala escucharon aquella orden tan educaday salieron por la puerta, en silencio, para comenzar sus rondas.Al cabo del rato, el joven aduanero que sequed con el condestable encendi las pantallas de los amplificadores de unimente y estepudo ver lo que vean sus hombres. Todo elastropuerto estaba tranquilo. Todo parecanormal. Casi no haba humanos, de hecho.Qu era eso que vea el aduanero 51? Ahorano vea nada. Se le nublaba la vista. Sera lapantalla?No es la pantalla. El 51 no transmite.El condestable se preocup profunda

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    mente. Pens que era una pena. Pareca unanoche tan tranquila.S, seor. Una pena pens su ayudante.

    Largo de aqu. Ni te detengas a esconderlo. Si no ha entrado nadie en estos lavabosmientras lo estabas matando, no va a entrarnadie ahora.No, mierda, eso no es una buena idea. Esconfiar en la suerte y la suerte es de todo menos fiable. OK larguirucho, a ver cmo puedocontigo. Vas a entrar de culo en ese vter, sabes? Y si no es de culo, ser de cabeza.talo. As est mejor. Mete su culo puntiagudo dentro del vter, pliega sus piernas contra su pecho. Y ahora, talas con su cinturn.No, joder! No te caigas.Vuelta a empezar. Tranquilo. Tranquilo. Vamos otra vez. Culo clavado en el vter, piernasplegadas contra el pecho, ahora los brazos junto al cuerpo, su cinturn alrededor del conjunto, esto es ms difcil que pescar un buen pezen alta mar. As, bien atadito. Empuja su culoms dentro de la taza del vter. Y ahora dejaque se bambolee. Pero con cuidado. Apoya sucabeza en la pared de la izquierda. No, mejoren la de la derecha. S. As est ms estable.As est perfecto. No se va a caer de aqu.La puerta est cerrada. No se ha cado alsuelo. Sigue estable. Ahora la sangre. No haymucha. Bien. Un poco de papel higinico yser suficiente. Ellos se limpian con esto o loponen solo para nosotros? No creo. Lo ponenpara nosotros, porque piensan que estamos sucios hagamos lo que hagamos. Ellos seguramente lo guarden y lo decoren y lo quemen enrituales de adoracin que duren tres das paradar gracias por seguir cagando regularmente.Loor al Gran Peristaltismo del Universo.Ya no hay sangre. Al vter de al lado. Ahora al lavabo. Mrate. Qu pinta tienes. Estssudando.Mejor. As les dars asco y no se te acercarn. Lvate la cara y las manos. Dndetengo el peine? Tiene que parecer lgico quevaya con el pelo hmedo, as que mejor melo empapo con agua y me lo peino. Ahora lacorbata. Mierda, cmo coo se hace estodel nudo?

    Muy bien. Ya ests guapo. Ahora respira.Tranquilo. Y muvete de aqu. Tienes que coger una cpsula de eyeccin dentro de diezminutos.En marcha. Abre la puerta y sal del lavabo. Cara de pker y respira hondo, como siacabaras de aliviarte bueno, y en realidad estoy aliviado.Cuando el tipo al que he matado me oypensar cre que todo se ira a la mierda.

    El condestable pensaba que todo funcionara mucho mejor si los aduaneros patrullaran como ahora, de dos en dos.Sin duda, condestable. Pero ya lo hemos intentado y nos quedamos rpidamentesin personal para cubrir todos los niveles.S, ya s. Pero me sentira ms tranquilo si fueran por parejas.Y yo me sentira ms tranquilo si pudiramos pensar a los humanos.Ja, ja. Claro. Bueno, a veces se puede.Cmo dice? Explqueme eso que estpensando. Lo del interrogatorio.Usted es muy joven. Yo estoy a puntode jubilarme, como sabe. Y estuve muchosaos en la Tierra. A veces, solo a veces, loshumanos piensan en voz alta.Quiere decir que pueden... ?La unimente? No, en absoluto. Es soloque empiezan a emitir sonidos por su boca,como cuando se comunican entre s, pero para comunicarse solo consigo mismos.Tratan de imitarnos?No, para nada. Ya lo hacan mucho antes de que nuestras especies se encontraran ytuviramos que venir a su planeta para intentar hacer avanzar su cultura. De hecho, tengoentendido que ellos mismos lo han recogidoen la nfima literatura que llaman cientfica.Yo lo he visto alguna vez, como usted ya meha pensado, en la sala de interrogatorios,cuando los dejas a solas. De repente, empiezan a hablar consigo mismos. A mover los labios y a emitir sonidos, a exhalar suspensamientos a travs de su laringe. Como sihablaran con ellos mismos. O como si algunode su especie estuviera con ellos y le hablaran. Solo se dicen palabras sueltas. Frases in

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    conexas que repiten una y otra vez, como si sequedaran fijados en una imagen mental y nopudieran salir de ella, y su repeticin verbalfuera parte de esa obsesin. Es fascinante.Estamos llegando al final del cuadrantede 51. Creo que lo mejor...No. Ni lo piense siquiera. Prefiero quesiga la gente en alerta. Usted y yo hemos deseguir juntos. Quiero a todo el mundo por parejas y pensndose continuamente a travs delos amplificadores de unimente, de acuerdo?A sus rdenes, seor.El condestable empez a temerse lo peor.El aduanero lo pens con l y se asust.

    Uno, dos, tres, mira la puta cdula, cuatro,cinco, seis, est limpita y perfecta, siete, ocho,nueve, s, claro, psame el escner si quieres,diez, once, doce, llevo poco equipaje, pero todo es legal, catorce, quince, diecisis, tranquilo, joder, tranquilo, diecisiete, dieciocho,diecinueve, no dejes que te escuchen pensarcomo hizo el fiambre del lavabo, veinte, veintiuno, veintids, concntrate en los nmeros,veintitrs, veinticuatro, veinticinco, y todo irbien, veintisis, veintisiete, veintiocho, estosiempre funciona, veintinueve, treinta, treintay uno, tienes que concentrarte, treinta y dos,treinta y tres, treinta y cuatro, es la nica forma de controlar tus pensamientos como hacenellos, treinta y cinco, treinta y seis, treinta ysiete, muy bien ya has pasado, treinta y ocho,treinta y nueve, cuarenta, ahora camina alejndote de ellos, cuarenta y uno, cuarenta y dos,cuarenta y tres, ya casi ests, cuarenta y cuatro, as, tranquilo, cuarenta y cinco, unos metros ms, cuarenta y seis, cuarenta y siete.Ya.Ya est. Ya pas el control de seguridad.Joder, menos mal. Qu suerte tengo. Demasiada. La suerte es impredecible y he tenido toda la que me merezco concentrada.Y eso que solo ha sido un puto minuto.Solo con que hubieran vislumbrado porun segundo lo que acabo de hacer. Si hubieran ledo mi mente un solo instante, como hizo el capullo del lavabo, se habra ido todo ala mierda. No habra podido matarlos a todos. Habra tenido que ingenirmelas para

    suicidarme antes de que me interrogaran yaveriguaran el plan.Pero ahora est bien. Ya he pasado y todova bien.La pelea me ha venido estupendamente.Me siento genial. An noto el efecto de laadrenalina. Siento latir el corazn ms fuerte,la respiracin ms profunda, como si todo elaire fuera ms mo. Y en realidad es mo, yome lo merezco. Nosotros tenemos ms derecho a este aire que ellos y no tendra queapestar as a ozono, como si acabara de caeruna tormenta por todo el astropuerto. El airees ms nuestro que suyo, porque nosotros lousamos para cantar, para hacer msica y para decirnos cosas hermosas. Y ellos solo lousan para sacar su podrido anhdrido carbnico de sus escuchimizados pulmones y verterlo a la atmsfera.Este aire tendra que oler a flores. A hierba. Tendra que oler como el mar por lamaana, o a la mezcla de sudor y sal en la pielcuando consigues subir a un pez a bordo.Ah est mi cpsula. Coge el pequeocolchn plegable y sbete en ella. Es transparente como el cristal. La verdad es que eshermoso. Y el espacio tambin. Aunque damiedo. Me recuerda al mar por la noche.Cuando paseaba por la orilla con mi abuelo.Joder, qu pequeo es esto. Qu claustrofobia. El espacio es oscuro e inmenso. El marparece una cosa viva a veces, movindose, susurrando, hablando, oliendo a su propio olor.Pero el espacio no. Es silencioso y vaco.Bueno, ya estoy bien repantingado. Ahorapuedo empezar a relajarme. Dicen que solose nota el movimiento cuando te lanzan desde la gravedad del astropuerto, pero que luego da igual. Que atraviesas la galaxia como sino te movieras.Va a ser un rollo este viaje. Tendra quehaberme trado un libro. Pero no, paso, prefiero pensar. En el plan, en mujeres desnudas, en cualquier cosa. Cuando llegue aDerrid tendr que concentrarme casi todo elrato para no hacerlo, no vaya a ser que pasecomo con el fiambre del lavabo.Aqu. Ahora. En esta cpsula de eyeccin,durante todo el tiempo que dure el puto viaje,puedo pensar con tranquilidad.

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    II. CPSULASNO RELATIVISTASArrodillado, el condestable observaba elcadver con detenimiento. La fortaleza de lasataduras con las que lo haban amarrado a smismo de forma que no cayera al suelo lotenan ms fascinado que horrorizado. Y erauna suerte, pues su fascinacin compensabael horror del aduanero que lo acompaaba, ysu quietud fsica, examinando el cadver, retena el mpetu de salir corriendo de su jovenayudante. l s estaba aterrorizado. Ni siquiera haca falta que pensara que nunca habavisto un asesinato. Era evidente.Por favor, trate de serenarse, no me deja observar el condestable trat de acompaar su peticin con toda la amabilidad y elcario que pudo compartir ante el horror deladuanero, pero no pudo evitar que un puntode irritacin acompaara el mensaje. El aduanero percibi esa irritacin y copi la calmaobservadora del condestable para apartar desu mente los recuerdos de los episodios violentos que haba contemplado entre humanosy que repentinamente haban vuelto a su memoria, acentuando el horror, pues aquellosno se parecan en nada a lo que ahora estaban viendo. La culpa lo inund al percibir lairritacin de su jefe, y con ella la angustia porno poder controlar su miedo.Lo siento, no quera ser grosero, s quelo est usted pasando muy mal. Pero es que,de verdad, necesito concentrarme. Por quno se aparta de forma que no vea el cadver? el condestable pens esto mientras trataba de apartar de s el recuerdo de laprimera vez que el aduanero haba visto a unhumano sangrar. Siguiendo la sugerencia desu jefe, se apart. En cuanto dej de ver elcadver, este se esfum de su mente, si bienno los recuerdos impactantes de la violenciavivida.El condestable trat de aislarse y no responder emocionalmente a la maraa de recuerdos que se superponan a lo que ltrataba de observar, pero no tuvo mucho xito. An as, no se anim a pedirle a su ayudante que se fuera, pues tema que, sin poder

    valerse de la mayor experiencia y calma delcondestable, acabara cayendo en algn tipode estallido emocional que pudiera contagiarse al resto del personal. Que los humanosse encontraran de repente con sus tericosguardianes abrazndose los unos a los otros,tomndose de las manos y sin poder realizarsu trabajo era lo peor que poda pasar. No,era mejor que el aduanero se quedara con ly que confinaran su desasosiego a aquel cuarto de bao que, afortunadamente, no era muyvisitado.El muchacho se lo agradeci y se alej hacia la puerta sin desear salir por ella, paraimpedir que nadie quisiera utilizar aquel lugar justo en el peor momento posible. No erasuficiente, pero por lo menos era un gesto deprofesionalidad, pens el condestable. Elcumplido contribuy a aplacar un tanto elnerviosismo del aduanero.Con el flujo de imgenes mentales algoapaciguado, el condestable pudo al fin fijarseen los detalles del muerto: lo haban amarrado fuertemente con su propio cinturn y lohaban encajado en la taza del vter con fuerza, para evitar que se cayera y que alguien sediera cuenta de que estaba ah. Y ademstena familia. Eso no tena nada que ver conun examen preliminar, pero aun as el aduanero no pudo evitar pensar en ello.Todava tena puesto el uniforme y las fornituras que le cruzaban el pecho. No le habanquitado ni siquiera el arma. Eso extra alcondestable pero no al aduanero, pues esteconsideraba que los humanos a veces actuaban de forma precipitada e ilgica. El muchacho record la segunda vez que vio una peleaentre humanos. Record la ristra de golpesque uno propin al otro y a este tendido. Y elatacante alejndose, sin importarle si lo habamatado o no. Lo nico que importaba al agresor era el cansancio y la espera, despus devarios das varados en el astropuerto. Un cansancio que horadaba la presa de autocontroltras la cual se acumulaba toda la tensin emocional que un humano pareca llevar siempreconsigo, fuera de violencia o de tristeza, puessiempre era negativa.El condestable pens con el joven que loshumanos nunca acumulaban emociones posi

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    tivas. En cuanto se sentan felices, lo expresaban rindose o abrazndose. Pero las emociones negativas eran retenidas, controladas,condenadas por la cultura a canalizarse porcualquier medio que no fuera compartirlascon otros.El aduanero concluy que, sin duda, poreso eran tan violentos. Si pensaran dentro dela unimente, podran compartir sus emociones como hacemos ahora usted y yo, seor.Puede ser, pero no es este el casopens el condestable. Si tal cosa fuera como usted piensa, lo habra golpeado. Lohabra atacado de forma ms brutal. Lo habradejado inconsciente, o quiz, lo habra matado, s, pero por accidente, sin querer. Eso encajara con que lo escondiera y saliera de allcorriendo sin preocuparse de ms, sin que suestallido de brutalidad le permitiera retomarun curso de accin ms pausado. Pero no, nocreo que sucediera de ese modo. No tiene heridas ni traumatismos el aduanero no pudoevitar mirar hacia atrs e inmediatamente elcondestable sinti una rpida sucesin deimgenes de todo el tiempo que amboshaban pasado juntos despus del trabajo. Incluso haban ido juntos a celebrar la unimente una vez. El condestable, al notar estanueva agitacin emocional, se movi arrodillado cambiando ligeramente su posicin conrespecto al cadver, de forma que el aduanero pudiera verle a l para pensarle sin que tuviera que atisbar la presencia del muerto.El aduanero se lo agradeci, no obstanteseal que su aislamiento sera total si entornaba un poco la puerta del bao. El condestable as lo hizo y la entorn. Un lento chirridode las bisagras recorri el bao, que permaneca en el silencio perpetuo que los derridanos llevan consigo cuando se piensan losunos a los otros.Esto le habra sonado atronador a cualquier humano que estuviera vindonos aqu,parados en silencio.El aduanero asinti ante la ocurrencia delcondestable y se acord de aquella ocasin enque una familia de humanos les preguntabana gritos si no pensaban hacer nada mientrasellos, precisamente, se devanaban los sesoslos unos a los otros tratando de imaginar qu

    hacer con el cargamento que los humanosqueran transportar.Eran animales. Vivos. Se lo puedecreer, seor?El condestable le pidi otra vez que tratara de recordar menos mientras l continuabaexaminando el cadver. Estaba totalmenteconvencido de que el asesinato haba sidopremeditado. Lo haban asfixiado a la fuerza,y eso requera tiempo, paciencia, habilidad,potencia fsica y un cierto conocimiento deanatoma. Por alguna razn, lo haban querido matar. Y el bao no haba sido casual. Elcadver haba sido ocultado cuidadosamentepara que solo una bsqueda detallada pudiera localizarlo. Aqu estaba aislado de la visinde sus compaeros y por tanto no le podanpensar a menos que l los pensara a travsdel amplificador. Alguien que quisiera esconderlo guiado por la emocin brusca del momento lo habra depositado de cualquiermanera en el bao, pero a l lo haban atadoy encajado en el vter para que nadie lo encontrara, para que ningn humano que pasara por all se percatara que detrs de esapuerta cerrada haba algo y diera la voz dealarma.De sbito, el aduanero se alarm. Si lehaban escondido para que no le encontraran, quiz fuera porque estuvieran pergeando a continuacin algn tipo de ataque.No hay motivo para alarmarse. Llevaaqu un buen rato. Si planeaban algo, o lohan abortado por culpa de esta muerte inesperada o ya habran ejecutado el plan.No, el aduanero y el condestable llegaronrpidamente a una conclusin. Lo habanmatado de forma rpida y expeditiva. Lohaban escondido con cuidado para queaquella muerte, inesperada pero necesaria,no entorpeciera las intenciones del humanoque lo hubiera hecho.Su intencin era viajar. Solo queraviajar.

    Mira arriba. Al cielo lleno de estrellas. Sesupone que es lo menos malo.Mierda.Vale, si miro abajo se me sube el estma

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    go a la garganta. Y si miro arriba tambin.Voy a soltar toda la puta bilis que me ha segregado el hgado desde que nac, o desde que tuve mi primera resaca, que para el caso es lomismo.Joder, por qu harn estas jodidas cosastan pequeas? Y, sobre todo, por qu coolas harn transparentes? Es que les gustavernos o es que creen que a nosotros nos gusta mirar al exterior y morirnos de vrtigo?Mira a esa familia. Hay gente que es mslista que yo. O, ms bien, que pueden permitirse ciertas cosas que yo no. Los dos niosacurrucados junto a la madre. Puestos de difenhidramina y benzodiazepina hasta las cejas. Dormidos tan profundamente que no seenteraran de nada aunque su esfera se resquebrajara en medio del vaco y sus cuerposestallaran toda la sangre por los ojos.No. No se enteraran de nada. Probablemente no se hayan enterado nunca de gran cosa. Si la madre es mnimamente lista y se lenota que lo es, pues la dejan viajar junto a susdos nios se habr encargado cuidadosamente de que sus hijos no se mezclen en poltica. Si acaso, les habr metido el miedo en elcuerpo con lo de Brasil. Si hicieron eso porque se les fue de las manos, como ellos dicen,imaginaos lo que podran hacer si fueran apor nosotros a propsito". Y si los cros les salen respondones, y no tienen pinta, les espetar lo que de deca mi vieja. Pues razn dems. Aunque no viniera a cuento. Aunquefuera algo completamente ilgico y no tuvierael ms mnimo sentido con lo que estaba sucediendo en ese momento. Esa es la manera materna definitiva de terminar una conversacin.Pues razn de ms. Cualquier argumentoes bueno para que tu hijo no se meta en poltica. Adems, qu tienes que ver t con losbrasileos? Acaso eres negro, o mulato, o tepasas el da bailando como ellos? T eresbien blanquito y bien rubio muchacho, asque limtate a palear la nieve que es lo que tugente siempre ha sabido hacer mejor.No. No creo que esa mujer les hable enesos trminos de ninguno de los miembrosde su especie. Ella es morena. Es del sur. Naturalmente no es brasilea, no tiene lamandbula como ellas. Ya no quedan mu

    chos y tampoco les dejan ni llegar al ascensor orbital.De todas formas, mi vieja estaba equivocada. Yo conoc a un tipo de all. O bueno,ms bien, que me dijeron los camaradas queera de all. Nunca habl con l. En Grenoblese llevaba a rajatabla el tema de la compartimentacin de los grupos. Y era una buena decisin, claro. Pero me habra gustado pegar lahebra con l alguna vez. Porque era alto, rubio oscuro y de ojos azules. Como el abuelocuando era joven. Se pareca mucho a miabuelo, de hecho. Excepto en que l estaba enforma. Delgado y bizarro. No panzn como elviejo, que solo retena de su juventud los brazos como troncos, llenos de venas. A vecesme acuerdo de mi abuelo cuando me miro losbrazos. Ahora tengo venas, pero nunca comol. Y eso que en Grenoble todos nos machacbamos, pero bien. No hacamos ms que jodernos los tobillos corriendo por el bosque ypelarnos los nudillos haciendo flexiones sobre el suelo de hormign.Pero aquel tipo tena la piel cobriza. Y miabuelo era tan plido como yo. Aun as, separecan. O quiz es que cualquier cosa merecuerda a mi abuelo.Luego le, o lo le antes, no lo s, que enBrasil, la gente del norte era as. Descendande emigrantes holandeses y alemanes y no deesclavos negros. Era un pas tan grande quetenan espacio de sobra para tener genes diferentes.No s. Quiz aquel tipo era descendientede alguien que hubiera nacido no lejos de micasa. A lo mejor poda haberle invitado a untrago y l tambin habra dicho Skl, comomi abuelo. Si eres brasileo, o eras parientede alguno, cualquier otro ser humano te invita a beber. Es como una forma de disculparse, de pedir perdn por no haber hecho nadadespus de que a esos jodidos cabrones seles fuera la mano.S, claro, las atmsferas se queman poraccidente. Sin querer. Como cuando yo echaba paladas de nieve sobre el porche de la vieja. Sin querer. Se dice Frlt y ya est.Por accidente.Cabrones.

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    El condestable entr en el centro de mando con la tranquilidad habitual, forzndosepara apartar de inmediato los pensamientosque asaltaban su mente. Si segua as, sin controlar sus pensamientos, arriesgndose a alarmar a sus subordinados, acabara volvindosems humano que los humanos.S, condestable, ya he avisado a todo elmundo. 21 est en la puerta del bao mientras 18 toma fotos y recoge el cuerpo para elforense. No, no se preocupe, 18 tiene muchaexperiencia y licencia legal, pero es que no podemos encontrar a un equipo forense hastapor lo menos dentro de 12 horas.Est bien. Tiene una opinin preliminar sobre la hora de la muerte?Dice que no puede haber sucedido hacems de una hora.Ese es tiempo ms que suficiente paraque se haya largado. Pero es tiempo al fin y alcabo.Ya estoy posponiendo el lanzamiento detodas las cpsulas. La computadora aleatorizar los mensajes de excusa habituales. Lasreas de descanso ya empiezan a llenarse dehumanos. Afortunadamente hoy no hay mucho trnsito.El aduanero oprimi los interruptores ylas pantallas cambiaron al majestuoso espectculo de las reas de descanso, excavadasen la roca viva de un asteroide que abre su seno a los que viajan, para acogerlos con hierroy piedra antes de que emprendieran los caminos deseados. Terrazas y terrazas, escalonadas unas encima de otras, conectadas porescaleras y ascensores transparentes recubiertas por todo tipo de estructuras vegetalescuyas formas y colores parecan fascinar msa los humanos que cualquier otra cosa. Incluso desde lejos se poda ver cmo, de tanto entanto, algn humano se detena al borde delas terrazas, coga con delicadeza una de lasflores cultivadas y la acercaba a la nariz. Losefluvios que surgieran de ella lo abstraan dealguna manera y hacan que dejara de prestaratencin a la omnipresente presencia del espacio no relativista, como si los fabulososefectos prismticos que se producan en laluz, atrada y repelida a la vez por el omnipre

    sente y gigantesco sumidero de taquiones quese abra sobre sus cabezas no pudiera competir con el color ms simple surgido de unaflor.De a ratos, las cpsulas de eyeccin sehundan en un hueco taladrado en la piel deluniverso dejando tras de s una corriente detaquiones que brillaba como un arcoiris atmosfrico, tan hermoso como fugaz. El condestable pens que, desde luego, eran muchoms espectaculares los lanzamientos detransportes que llevaban a sus compatriotas.La aureola energtica entonces era ms grande, ms brillante, ms duradera, y caa sobreel horizonte como la ola de un mar que acariciara el mundo.Y sin embargo nadie le prestaba msatencin que la del ansia por viajar cuantoantes, como si tan portentosa obra de ingeniera careciera de mrito alguno. Preferandetenerse a percibir lo que fuera que pudieran oler en aquellas estructuras vegetales, como si el resto del universo no fuera con ellos.Quiz si el astropuerto lo hubieran construido ellos, no lo miraran con tanto desprecio.Que la computadora contabilice los humanos presentes y los reparta de forma regular en las reas de descanso. Van a estarah un largo rato, as que no quiero aglomeraciones.Ya haba bastante con un asesinato comopara que encima empezara a haber peleasproducto tanto del cansancio acumulado como de la competencia por los servicios disponibles. An haba puestos suficientes y elcondestable no deseaba todava cerrar las entradas al astropuerto.Durante un instante, aquel derridano alto y fornido, de escamas casi negras por suedad, se detuvo a reflexionar olvidndose deque el aduanero estaba con l en la mismahabitacin y que los amplificadores de unimente estaban encendidos para mantener lascomunicaciones con la tropa. Pens que loshumanos no estaban exentos de una ciertacapacidad de asombro y disfrute ante la percepcin del mundo. Y seguro que eso dependa de la intensidad emocional con laque se relacionaban con el mundo y entreellos.

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    Los humanos tenan una cierta sensibilidad, podan experimentar reacciones emocionales ante los espectculos hermosos quecautivaran su percepcin. De hecho, la primera vez que hacan un viaje interestelar as suceda. Lo haba visto en infinidad deocasiones. Seres humanos que se quedabande pie, en medio del paso, sin prestar atencin a sus equipajes ni al trasiego de gentes asu alrededor, ni siquiera a los otros congneres que los acompaaban. Solo en el caso deque estos pertenecieran a su progenie les continuaban prestando atencin, con gestos enlos que parecan querer incitarles a incrementar la emocin que experimentar.La especie humana hace esas cosas a menudo. Es difcil distinguirlo si uno no est entrenado, si no est avisado y se fijaexactamente en cmo se mueven, activando ydesactivando los msculos de su cuerpo, girando las manos, moviendo los brazos, haciendo aspavientos, contrayendo y relajandolos msculos bajo su rostro en mil combinaciones.Y es increble, cuando uno lo piensa, cmo se sirven de esas contracciones musculares para compensar la ausencia de launimente, pues realmente parece que as soncapaces de transmitirse cosas, o al menos esoes lo que ellos mismos proclaman, si bien ninguno de ellos ha sido nunca capaz de detallarun mnimo y elemental diccionario, alegandoque es un conocimiento racial, instintivo, pero a la vez, local, regional, cultural, signifiquelo que signifique ese concepto de culturaque es utilizado como una especie de comodn de las ciencias sociales, de recurso intelectual un tanto zafio donde introducircualquier variable comportamental que nosea digna de ser sistematizada.El condestable pensaba que comprendabastante bien esos gestos. Llevaba muchotiempo observndolos y estaba familiarizadocon ellos, los haba visto repetirse una y milveces y, aunque no siempre comprenda todolo que se quieren comunicar los unos a losotros, crea ser capaz de discernir el sentidogeneral de lo que decan.Quiere decir, seor, que moviendo losbrazos as y as y forzando estrambticas con

    tracciones de los msculos de sus crneosson capaces de decirse cosas?El condestable se sinti sorprendido yavergonzado por haberse perdido de aquellamanera en sus pensamientos delante de todos sus subordinados. Pero todos sus hombres, muy amablemente, conjuraron su ruborcon inters y l se vio obligado a continuarpensando en el tema.No, decirse no es el concepto adecuado. Ellos lo llaman comunicacin, claro est,pero en realidad es una forma an menos eficiente que la reverberacin voclica de la quese sirven habitualmente. Pero, en algn sentido, es ms cercana a nuestra unimente.Cmo as?La usan para emocionar. No para compartir emociones, como nosotros y creoque eso es la diferencia ms profunda quehay entre ambas razas. Nosotros nos pensamos para sentirnos y as compensarnos ycomplementarnos los unos a los otros comoustedes han hecho con su amabilidad haceun instante. Pero los humanos, justamente,hacen lo contrario. Muestran sus emocionespara provocar una emocin en el otro, sinimportarles si esa emocin va a conducir auna conducta complementaria o a otra queincluso puede ser perjudicial para sus intereses. Pero es as. Ellos muestran, con sus contracciones musculares, la emocin que estnexperimentando, aguardando que sus congneres reaccionen, pero no como lo haramosnosotros. Y no siempre. De hecho, la mayorade las veces reaccionan con la misma emocin que se acaba de expresar y no con unacomplementaria o moderadora. Es un pocoilgico.No nos haban explicado todo esto sobre sus gestos. Todos pensbamos que obedeca a algn tipo de aleatoriedad nerviosa.No se les explica porque es convenientepara que puedan hacer mejor su trabajo. Pueden sentirse tentados de identificar las emociones humanas e intentar aplacarlas ustedesmismos. Y eso es peor, adems de peligroso.Ustedes han de tratarlos con absoluta frialdad hacia sus emociones. Es la manera msigualitaria y la mejor forma de no cometererrores.

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    El condestable hizo una pausa en su digresin cuando estaba a punto de volver ala imagen de un humano sealando y curvando la boca a un miembro de su progenie.El otro abri la boca de par en par y exhalaquel sonido repetitivo que llamaban risa.Aquello s que se le escapaba. Para entenderel humor haba que comunicarse como unhumano, entender todos los sinsentidos queadoptaban los errores y las incongruenciasde su comunicacin. Incluso a veces lohacan a propsito, usando su habla de unaforma deliberadamente errnea. Y eso eraincomprensible para un derridano. Iba contra la esencia misma de la unimente, contrasu claridad perfecta que imposibilitaba porcompleto los malentendidos, los dobles sentidos que prescinda de esas herramientastan torpes para expresar el pensamientoque eran las palabras de un lenguaje hablado.El condestable pens que no quera comunicar ms informacin sobre estas cuestiones, pues ya haba visto antes lo queacabara sucediendo. Al final acababanusndolo como un entretenimiento y se dedicaran a hacer todo tipo de juegos y apuestas sobre los rostros y las posturas y losgestos de aquellos que se supona quetenan que vigilar. Y as no haba manera. Ala larga, ni aprendan sobre lo que tenanque aprender, ni se fijaban en lo que setenan que fijar, as que recondujo la situacin, pensando con claridad a travs de losamplificadores.Y eso es en lo que nos vamos a basarahora, caballeros, buscamos a un asesino. Oa varios. Uno o ms seres humanos, quepueden ir juntos o no, aunque me inclino apensar que ser uno solo. Buscamos a unasesino fro, despiadado y calculador. Capazde ejercer una gran violencia y luego ocultarcon cuidado los resultados de su crimen. Recuerden esto, porque es importante: es alguien brutal, si, pero no es irracional. Bienal contrario a lo que ustedes estn acostumbrados. Buscamos a alguien desapasionado,nada emocional, muy fro.Alguien parecido a nosotros.El condestable nunca hubiera querido

    pensar eso, pero admita que era una muybuena observacin.

    Mierda, no aguanto ms. Voy a potar.Dnde est la bolsa para el mareo? Y encimatiene que pasarme ahora. Justo ahora queacabo de salir del tnel de la risa este que cavaron a travs del espacio. Bueno, y cundocoo iba a pasarme si no? Pues cuando mequedara sin gravedad. Ah se le revuelven lastripas a cualquiera, salvo que vayas drogadoy dormido como esa familia.Muy bien, aqu est. Bolsa para el mareo,permtame que le presente a mi desayuno.Desayuno, sta es la bolsa para el mareo. Yapuedes salir. Les dejo para que se conozcan.Espero que no le moleste si la sujeto demasiado fuerte por el pescuezo, querida, pero noimagino nada ms asqueroso que vomitar engravedad cero, sabe? Otros lquidos menoslquidos, y perdonen la redundancia, quedanflotando en formas amorfas. De a ratos adoptan formas muy raras y puedes jugar a verqu aspecto tiene ese grumo de caf, comocuando uno se tumba en la hierba y le ponesiluetas a las nubes. Esa tiene forma de patito, esa otra tiene la forma de Suecia, aquellatiene forma de hongo atmico saliendo de alguna central sobrecargada y mira esa, esatiene aspecto de gota de caf en gravedad cero que se ha unido a otra gota de caf y ahoratienen forma de nubes del cielo.Pero con la pota no sucede lo mismo ni delejos. El vmito no es un lquido homogneo.Su densidad vara de grumo a grumo, de resto de pizza a sorbo de cerveza, todo adheridoa una capa de jugos gstricos que ni siquierapueden dotarla de un color uniforme.De qu color son los jugos gstricos?son amarillos como cuando los expulsas enla taza de un vter, o en una bolsa para el mareo dentro de una cpsula de eyeccin? O porel contrario son incoloros, quiz inodoros einspidos. Quiz tienen el color del agua claray no el de las entraas revueltas.Supongo que no. Supongo que sern amarillos. Es lgico, si cuando uno no puede ms yempieza a vomitar bilis esta es verdosa. El amarillo va antes en la escala cromtica, verdad?

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    Valiente gilipollez de razonamiento.Me siento mejor. Menos mal. Ahora tocaestrangular a la bolsa. Dnde est la goma?Mierda, no hay goma. Joder, qu gente. Ahora me voy a tener que pasar el resto del viajesujetando mi propia pota con las manos. Mehabra ido mucho mejor si hubiera pasadodormido todo el rato, como aquella familia.Ahora, sin embargo, no puedo permitirme el lujo de quedarme dormido. Tengo quemantener bien agarrado por el gaznate a labolsa para el mareo. De todos modos, nopodra dormir. Me da vueltas la cabeza encuanto cierro los ojos.Adems, ni en sueos puedo olvidarmedel hecho de que nos han sometido, el hechode que toda nuestra especie es considerada como una raza inferior solo porque no nos comunicamos telepticamente, como hacenellos. Nos usan como mano de obra esclava.O cuasiesclava. Nos pagan, claro. Nos dejanpasar con todo el cuidado del mundo por susastropuertos, o no nos dejan pasar en absoluto si no estamos en posesin de las cdulasque ellos nos dan. Y aun as, an contandocon esa garanta que ellos mismos nos obligan a llevar, no se fan de nosotros.Si claro, luego nos tratan con condescendencia, con amabilidad con la cortesa lastimosa y excesiva que se viene con la lstima,como se mira a un perro callejero al que no sequiere acoger, ni se quiere alimentar ni se tiene la decencia de asesinar y librar de sus promesas.Casi me dan ganas de abrir la bolsa de pota y dejarla que vuele libremente por la atmsfera sin gravedad de mi cpsula. Si yo no hede tener la mnima dignidad de ser tratadocon deferencia, con respeto, o al menos de serrematado como un perro fiel, o infiel, peromerecedor de una muerte rpida y digna, deuna inyeccin de veneno despus de unas caricias tan venenosas y custicas como todo elamor falso es, entonces qu ms da todo.Me lo pienso seriamente y me parto de risa flotando en aquella atmsfera ya de por smaloliente, hedionda me ro de mi hedor ydel sabor amargo en mi boca me ro de esamanera prolongada y deliciosa con la que sesaborea la risa futura de algo gracioso que ha

    de suceder. Como cuando uno est planeandouna broma o recordando una ancdota hilarante. En esas ocasiones, uno reproduce ensu cabeza una y otra vez lo que ha sucedido oha de suceder, como en un teatrillo mental enel que se proyecta una y otra vez la mismapelcula. Porque eso es lo que causa ms risa.La anticipacin. El saber en tu mente que algo gracioso va a ocurrir antes de que se produzca.Es como en aquel libro antiguo en que elescudero gordo y zampn compra unos quesos y los guarda en el yelmo del caballerochalado al que sirve por no tener otro sitiodonde hacerlo, y entonces el caballero se envalentona y decide enfrentarse o pelearse conalguien, no recuerdo con quin. Y el lector sabe, desde mucho antes que suceda, que el caballero va a encasquetarse el yelmo o labaca, o como la llamaran, tampoco meacuerdo, sin percatarse antes de que estnlos quesos dentro, y se los va a despachurrarpor la cabeza, y va a lanzarse entonces a entablar combate de tal guisa: con los regueros deleche cruda resbalndole por las sienes hastalas barbas. Y uno se lo imagina antes de quellegue a leer las letras en las que tal cosa sedescribe.Y despus, cuando ya lo ha ledo, se lovuelve a traer imaginndoselo de nuevo conlos detalles que al escritor no se le ocurrieron, como que por ejemplo le quedaran grumos de queso enganchados en la barba, sindesprenderse ni caer al suelo o al pecho. Y unpersonaje tan tarado como para encasquetarse un yelmo con quesos dentro sin darsecuenta, por fuerza no habra de prestar atencin a los restos que le quedaran adheridos alas barbas. Y as andara por los caminos, conlos pegotes de lecha agria endurecindole elbigote hasta que fuera imposible que abrierala boca, apestndole la faz hasta que pudierallegarse a un ro y lavarse la dignidad.As me lo imagino, una y otra vez, y meparto de risa en la cpsula. Bueno, en realidad no es que me est carcajeando, o quiz sque me carcajee pero durante un rato biencorto, mientras me deleito con la idea, que sque no har, de abrir la bolsa y dejar que venga a m su contenido, a flotar con sus diferentes

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    densidades por aquella atmsfera, sin fusionarse nunca, sin adquirir forma alguna, nubealguna, hasta acabar adhirindose a mis ropas, ora aqu una mancha, ora aqu otra, y salir as de la cpsula, embreado por mi propioolor repulsivo que, por supuesto, a m medara igual, pues no he conocido nunca a nadie que le diera nuseas sus propios desechos, sino ms bien lo contrario, gentes queestaban encantadas de haberse apestado a smismos y de comunicar sus pestferas atenciones a los dems.Sera divertido, s, pero no lo har. Tengouna misin difcil y peligrosa que solo yo, omuy pocos como yo, podemos realizar. Tengomi propio molino al que enfrentarme y no escuestin de ponerlo todo en peligro alertndolos con mi suciedad.En realidad, ahora mismo lo nico quequisiera es quedarme dormido el resto del viaje. A juzgar por la velocidad a la que desplazan las estrellas, hace ya rato que estoy en elespacio relativista. S. Estoy seguro. Lo s porlas luces que se apagan, en medio de la negrura del espacio vaco. Veo luces y no son de estrellas. Son las dems cpsulas, iluminandorostros tan cansados como el mo. Y se vanapagando una a una, esperando que las recojan y las lleven rumbo a Derrid. Al hogar deesos cabrones de piel coricea cuya civilizacin pienso joder.Ellos no viajan as, por supuesto. Esos cabrones no se retuercen y se hacen un siete enmedio de un espacio cerrado. Ellos viajan entransportes colectivos, todos juntos, todostumbados, todos en el silencio exasperante desus conversaciones inaudibles e impensablespor casi todos nosotros.Nosotros, en cambio, tenemos nuestrascpsulas. Todo para nuestra seguridad, piensan ellos, y para la suya, claro. Pues nuestraseguridad es la suya y venderles nuestra fuerza de trabajo es la forma en la que su imperioprospera y sus migajas nos alimentan.Dicen que viajar as es ms seguro, aunque sea ms incmodo. Que es mejor quesean ellos los que controlen todo el procesodel viaje. Porque eso es lo que quieren. Tenerel control. Y por eso nos meten en estas cosasredondas, ms pequeas que la barca de ma

    dera de mi abuelo. Y en las que nos jugamosla vida para llegar a su planeta, digan lo quedigan. Si las naves recolectoras pierden alguna cpsula de vez en cuando no pasa casinunca, o eso dicen, solo es un muerto. Soloes un nico ser humano que se queda solo,vagando en el vaco del espacio, hasta que elmonxido de carbono de su propia respiracin lo sume en un sueo del que nunca sedespertar.Es ms aseguro as. Solo muere uno de cada muchos miles. Traicionado por las corrientes de taquiones. Perdido para siempre en elespacio. Estrellado quiz contra un asteroide.Hallados casi nunca. Muertos siempre. El espacio es as, mortal como el mar. Pero as esms seguro que si viajramos todos juntos. Sise estrellara todo un transporte, moriramoscientos.Si les pasara a ellos solo moriran docenas, claro est, no s porqu me da en la nariz que nuestros transportes estaran muchoms sobrepoblados que los suyos. Ellos viajan juntos, tienen que viajar todos juntos para as poder montar una de sus misasimprovisadas, una de esas comuniones telepticas que les gustan tanto, que los hacetan nicos.De momento.Me los imagino perfectamente: todos reclinados en sus asientos, hablando todos contodos, pero sumidos en el ms profundo silencio durante todo el viaje. Sin poder leer, over una pelcula, o sencillamente sumirse ensus pensamientos. Y cuando les fallara lahidrulica o cualquier otra mierda y su astronave se fuera a estrellar contra cualquier asteroide en mitad del espacio, me los imaginoa todos callados y sonrientes y cogidos de lasmanos, con la angustia de todos rebajndosecon la calma que uno solo de ellos pudieratransmitirles. Y todos moriran en silencio.Porque esa mierda de la telepata es algo msque la forma en que se comunican. Es su religin, es su orden social, es su vida y es sumuerte.En cambio, en una astronave de humanosla cosa sera completamente distinta. Nohabra forma de leer un libro o de ver unapelcula, pues todos estaran demasiado ocu

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    pados charlando los unos con los otros en unguirigay inagotable aunque a nadie le interesara en absoluto lo que cualquiera de losdems quisiera decirse. Contndose sus vidaslos unos a los otros, escuchando las ancdotas con la paciencia que otorga el saber que,gracias a escuchar, te van a prestar atencina ti a continuacin porque lo que quieres esque te escuchen y en realidad te importa unpito la vida de los dems.Todo el rato hablando. Solo por el gustode hablar. Porque hablar es lo que nos hacehumanos. Y es lo que nos distingue de ellos.Nuestra forma de comunicacin tambin determina por completo nuestra realidad, comoles pasa a ellos con la suya. Pero en nuestrocaso, de una forma ms noble. Que dos sereshumanos se entiendan requiere de un gigantesco esfuerzo por parte de ambos, y no soloporque hablen idiomas distintos, dialectosdistintos, o porque surgan malentendidos ydobles sentidos, sino porque al final perseguimos una meta imposible, que es saber, realmente, lo que el otro est pensando. Paraellos est tirado. Pero para nosotros, es untriunfo de la voluntad humana que se sobrepone a la molicie plcida y silenciosa con laque estos capullos se piensan los unos a losotros.Y si nos muriramos? Si el transportese cayera y se estrellara en cualquier lugar?Pues gritaramos, claro, de forma histrica,absoluta y universal. Como gritamos todo elplaneta cuando nos enteramos de que habanincinerado la atmsfera sobre Brasil y la radiacin solar haba hecho el resto. De rabia,de furia y sobre todo, de miedo, porque erancapaces de hacerle algo as a los nicos de entre nosotros que se haban atrevido a saltarsela prohibicin impuesta a la especie humanade viajar a travs del espacio interestelar.No nos queran aqu. No como seres libres al menos. Les da miedo nuestra violencia, dicen, pero en realidad les da asco quegritemos cuando tenemos miedo y que nosriamos cuando algo nos hace gracia.Ojal pudiera hablar con alguien aqudentro. Y echarme unas risas.

    Muy bien, procedan entonces como hemos comentado. Ustedes busquen entre loshumanos que an no han tomado su cpsula.El condestable se dirigi a la consola yapag todas las pantallas, dejando al aduanero y a l aislados del resto de la tropa.No se apure. An cuentan con los amplificadores y se desplazan en parejas. Nadadebera sucederles.S, yo tampoco creo que el humano responsable de esto siga en el astropuerto.Ha utilizado alguna vez las cmaras?de las cpsulas? No. Nunca. De hecho, se supone que no sabemos que existenpor respeto a sus derechos y a su intimidad,aunque en realidades un secreto a voces. S, lo s. Contradice por completo los cdigos ticos y morales de los humanos, pero ellos parece quesolo se preocupan por la tica a la hora decargrsela, verdad?Verdad. Adems, si ellos quieren venira Derriddeben cumplir las normas de Derrid.Y en Derrid no hay secretos para nadie.Cmo funciona? Tiene usted?Con un cdigo. S, tengo autorizacin.Es secreto. Nadie quiere que se filtre que losaduaneros se entretienen viendo a los humanos copular en sus cpsulas cuando creenque estn solos, en la intimidad absoluta delespacio.Muy bien. Esperar abajoEl aduanero sali del centro de mando.Inmediatamente, el condestable apag laspantallas de una manera un poco irracionalquiz un poco humana? de forma mucho ms veloz de lo que hubiera sido esperable en cualesquiera otras circunstancias.Pero la verdad es que le haba trastornado sudivagacin, pues le recordaba a su padre y asu abuelo, que terminaron sus das sumidosen la melancola, extraados de todos, encerrados en sus cuartos porque les resultabademasiado desagradable la reaccin que todos los dems tenan hacia sus estados denimo y hacia sus divagaciones, tan extraascomo poticas, tan empapadas de recuerdosde juventud como emponzoadas por lossentimientos de la vejez. Les importunaba y

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    les irritaba que los dems reaccionaran antesu tristeza intentando alegrarlos, como si disfrutaran verdaderamente de estar a solas consus pensamientos y con la tristeza que estosle produca, y reaccionaban airadamente enel caso de su abuelo, a veces de forma un poco similar a como se comportaban los propiosseres humanos, rechazando el consuelo, rechazando la atencin y la alegra de losdems, enfrascados en su propia bsqueda dela melancola interior que solo exista dentrode ellos mismos y que buscaban con un ahnco digno de mejor causa.No era la primera vez que el condestablehaba cado en uno de esos vericuetos, dejando que sus pensamientos vagaran librementepor cualesquiera sendas sin pensar en absoluto en quien estuviera a su lado, pero de momento solo haba sido delante de su familia yhaba sido capaz de controlarlo. Que le sucediera en pblico le resultaba vergonzoso.Ms que eso: irritante. Y se descubri a smismo apagando los monitores de los amplificadores de unimente, dejando a sus subordinados aislados de su silencio pero en elltimo segundo, cuando la ltima de las pantallas que permaneca encendida proceda afundirse en negro, se dio cuenta de que dichofundido se produca al mismo tiempo que golpeaba el panel.El condestable se qued un segundo quieto, asustado, repentinamente consciente desu edad. Haba golpeado realmente el panel.La vergenza de haber quedado expuesto lehaba conducido a la irritacin por su falta deautocontrol, y esta haba crecido en silencio,sin que l se diera cuenta, hasta una verdadera rabia. Y durante ese segundo de miedo, sepregunt si sus subordinados no habran percibido en l esa rabia y habran sido ellos losque hubieran desconectado el amplificador,por pudor de no pensar a su lder enfurecido,avergonzado y temeroso por haber sido, no cogido en falta, sino de haber detectado el primer sntoma de aquella odiosa enfermedad.Respir profundamente y pens, duranteun instante, que quiz eso es lo que haba sucedido con el aduanero asesinado. Que hubiera apagado el amplificador de unimente y porello no haban podido pensarle mientras era

    atacado. Tena sentido. Aunque estaba desaconsejado por mor de una elemental cautela,no es que estuviera prohibido desconectar losamplificadores. Durante un instante, sequed pensando si no habra pasado algo tansencillo como que el aduanero muerto hubiera querido poder pensar a solas durante unrato.Pero no. Por qu iban a hacer tal cosa?Y mucho menos dentro de un bao reservadoa humanos. No era raro que fueran a los retretes humanos e incluso que los usaran.Eran incomodsimos, pero a la tropa le encantaba pensar bromas sobre las necesidadesfisiolgicas de los compaeros mientras sealiviaban. Se consideraba algo viril. l lo recordaba tambin de los tiempos de la miliciacomo algo jocoso.Sbitamente se sobresalt. Sus pensamientos haban vuelto a vagar sin que pudiera controlarlos. Esta vez hacia el pasado,hacia los tiempos que haba estado destinadoen la Tierra. Y eso era peligroso. No era conveniente que recordara cuando se extralimitaban con los humanos por puro placer. Porpuro poder. No es que le fueran a juzgar porello, ni se lo fueran a reprochar pblicamente, pero era mejor no pensar en ello y muchomenos recordarlo como un perodo de tiempode su vida en el que fue feliz.El condestable no pudo evitar pasarse lasmanos por el cuello. Lo tena hmedo de respirar. Se sec las manos y se concentr en loque tena que hacer. Abri la cartera y extrajoel paquete de cdigos que deba consultar.Rompi el sello y sac uno al azar. Lo deposit en la consola y se guard la cartera en elabrigo. Mientras lo haca se dio cuenta deque lo haba depositado torcido y la computadora no lo lea correctamente. Lo cogi y loley. Se supona que no deba hacerlo, si noconoca los cdigos no corra el riesgo de quealguien los pensara con l y los usara despus. Pero aquello le pareca absurdo. Solotena que teclear la opcin de inutilizacinuna vez lo hubiera introducido. Adems, lepareca una precaucin excesiva. Si alguienpensaba su cdigo y lo usaba, aunque fueraen secreto, todos los compaeros sabran desu violacin y nadie lo encubrira. Recibira el

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    castigo que se mereca. La gente era libre depensar lo que quisiera y luego responsabilizarse por ello, pero el Gobierno estaba empeado en poner todas las precauciones para quela gente no tuviera la tentacin de cometer delitos que luego confesara en pblico sin darsecuenta. Era una epidemia y una degeneracinlo que estaba ocurriendo hoy en da. Con todos esos adolescentes cometiendo los crmenes ms abyectos y luego suicidndose altener que enfrentar que los dems pensarancon ellos lo que haban hecho. Lo que tenaque hacer la sociedad era recuperar una moral ms estricta y dejar a la gente que pensaralo que quisiera.Cuando termin de introducir el cdigose qued parado. De nuevo se senta irritadopor lo que haba estado pensando. Era inevitable, claro, con todas esas cosas que sevean hoy da. Pero nuevamente haba empezado a divagar en soledad dejando que suspensamientos le provocaran irritacin. Como su padre. Como su abuelo. Como si fueraun viejo.Pens que lo mejor era no estar solo. Conms gente seguramente conservara mejor lacompostura. Encendi los amplificadores yllam al aduanero para que subiera. Lo hizoa toda velocidad y la puerta se abri cuandotodava la computadora estaba desentrelazando las interferencias de la transmisin interestelar.Nunca haba visto esto? pregunt elcondestable, sabedor de la respuesta.No, la verdad es que no. Nunca haba tenido que utilizarlas. Naturalmente, nuncame haba tenido que enfrentar a un sucesotan terrible como el que hemos vivido.S. Claro. Bueno, en realidad se usa muypoco. Ya sabe que se supone que los humanosno tienen que conocerlo, claro. Pero la tristerealidad es que resulta mucho menos til delo que todo el mundo pens que sera inicialmente. No le sorprenda si esta es la primeravez que realmente sirve para algo.Entonces, por qu se mantiene? No tiene ningn sentido, condestable. Debera utilizarse habitualmente. No podemos ponernuestra seguridad por debajo de los deseosde los humanos. Qu ms da si no les gusta?

    El condestable pens que probablementel y sus compaeros lo utilizaran para divertirse y descuidaran la vigilancia, pero eladuanero decidi ignorar esa muestra de desconfianza y concentrarse en la labor. Laspantallas, al fin, se iluminaron. Las imgenestrasmitidas desde tan lejos tenan un gran retardo por la necesidad de la computadora derecompilar el flujo de informacin, pero eranmuy claras. Aunque extraas. Muy extraas.La lente instalada bajo la luz de las cpsulasde eyeccin proyectaba una imagen deformada, forzadamente esfrica, como si se estuviera contemplando una imagen a travs de uncristal muy grueso, muy cncavo, una imagenque se perda en sus lmites, de manera difuminada, en la negritud infinita del espaciocircundante, como si se tratara de un cuadro,o de una fotografa, sobre la que un pintor sehubiera dedicado a difuminar con un pincelmojado en tinta, o incluso a rallar el papelcon una cuchilla, o frotando con el dedo.Cuando se vea una estrella, a travs del metal transparente de la cpsula, esta se veaagrandada por la ptica, desplazndose lentamente mientras la propia cpsula avanzabaa travs del espacio a la espera de ser capturada por la nave de recoleccin, y entonces,cuando la estrella se acercaba al borde difuminado, su tamao y su brillo cambiaban denuevo, deformados por la ptica, y duranteun fugaz instante daba la impresin de que sehaba vuelto ms pequea, ms lejana, msbrillante, y que se alejaba a toda velocidad,como si hubiera acelerado de forma salvaje alterminar de acompaar a los viajeros.Bien. Primero intentemos descartar a algunos de manera obvia.Cmo?Al condestable le encantaba poder actuarde cicerone de sus hombres. Era uno de lospocos placeres que le estaban permitidos, casi en exclusiva, a los hombres de su edad.Estamos buscando a una persona muyfra. No es cierto? Alguien capaz de asesinar,esconder el cadver y fugarse sin mostrarningn rastro de emocin que pudiera alertarnos. Alguien que ha cometido un asesinatoas, lo ltimo que va a hacer es comentarlo envoz alta o presumir de ello el condestable se

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    acerc al amplificador de programacin mientras le peda al aduanero que levantara el seguro.Lo siento seor. Pero hemos de tenerloasegurado. Si no, no es raro que empiece acumplir instrucciones pensadas sin querer.Los turnos se hacen largos y uno......no es capaz de dominar sus pensamientos todo el rato. Est bien. Es una sabiaprecaucin. bralo ahora por favor el aduanero as lo hizo, y el amplificador se despleg.El condestable pens que se pareca a algunasflores que haba en las terrazas de las reasde descanso.De veras?S. Vea ahora el condestable se concentr para que el amplificador pudiera pensarsus instrucciones con claridad. Computadora, haz una bsqueda semntica en los registros de expresin voclica de los humanospresentes en las cpsulas de eyeccin. Loque vas a buscar, en concreto, es cualquierexpresin despectiva o insultante referida anosotros.La orden era fcil, pero la computadoracomenz a hacerlo proyectando las voces humanas a travs de sus dispositivos de sonido,por si el que la haba programado quera comprobar sus avances. Tanto el condestable como el aduanero se sintieron sumamentemolestos cuando el guirigay de conversaciones, de voces roncas y voces dulces, de gritosy susurros, de gemidos, de mezcolanza salvaje de canciones y de risas, invadi la habitacin.Hazlo en silencio, maldita!La computadora obedeci, y poco a poco fueron apareciendo, en las pantallas, lossealizadores de las cpsulas donde alguien haba criticado, insultado o malditoa los derridanos.Casi todas.El aduanero se sinti desalentado por loque pensaba haba sido un fracaso. Pero inmediatamente su desaliento se torn en sorpresa.Elimina todos esos de las cmaras. Vamosa observar solo los que no nos han insultado.El condestable se volvi para mirar al joven aduanero.

    Vea. Eso es lo habitual, comprende?Ninguno de las dos especies lo dice en voz alta, pero ellos tienen tan mala opinin de nosotros como nosotros de ellos el condestableintua que aquello no era exactamente ciertocuando estaba en la milicia le haba sorprendido descubrir cmo los humanos tenan lacostumbre de hablar mal por mero gusto, como si sus palabras no significaran nada hastase insultaban y se decan horribles obscenidades entre parientes y otros humanos que leseran prximos afectivamente. La triste realidadera que los humanos se referan a ellos conlos ms terribles insultos sin prestarles msatencin que un leve desprecio nacido delmiedo y el resentimiento. La actitud de losderridanos hacia los humanos era bien distinta, claro.Bueno, yo no es que tenga una malaopinin de los humanos. No los odio, ni losdesprecio. Los compadezco por no tener acceso a la unimente, eso es todo. Y no me parece mal que viajen a Derrid para trabajar.Lo que pasa es que son todos muy violentos.Reprimen sus emociones al no poder comunicarlas y eso les hace as. Violentos y peligrosos. Pero no los odio. No tienen la culpa.No, claro que no el condestable habasido nuevamente pillado en falta, divagandoen sus propios pensamientos, pero esta vezno le import. Pero como usted y yo pensamos, es muy habitual que echen pestes de nosotros. Por eso estamos buscando justo locontrario. Alguien tan fro como el asesinoque andamos buscando no se va a poner a comentarlo en voz alta. Lo guardar para s.Tratar de adoptar una actitud lo ms sumisaposible para no llamar la atencin, lo que incluir una falsa ausencia de desprecio verbalhacia nosotros.El condestable se volvi a mirar a las pantallas para concentrarse en los tres nicoslanzamientos seleccionados por el ordenador.El primero era una familia de humanos:una mujer y sus dos nios pequeos, quedorman profundamente, recostados en el interior de un gran saco de dormir acolchado quehaban trado con ellos, lleno de remiendos.El segundo era un hombre viejo, calvo,que manipulaba un objeto hecho de madera y

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    metal, que sujetaba con las dos manos, y conel que emita una sucesin de sonidos no voclicos dotada de un cierto orden matemtico.Al condestable no le resultaba desagradablela msica, se haba acostumbrado a ella, peroal aduanero s, por lo que la computadora silenci el micrfono de aquella cpsula.El tercero era un hombre robusto, fuerte,de pelo largo y barba poblada, vestido con unabrigo cruzado. Con una mano sujetaba unabolsa para el mareo. Mantena la otra cercade su boca, como si algo le resultara desagradable. Tena el pelo mojado, que se concentraba en mechones empapados que caan sobresu frente.Bueno, ac tenemos a nuestro asesinopens el condestable, sin duda es uno deestos tres.El aduanero no estaba tan seguro de esadeduccin, pero tuvo la educacin de no insistir sobre ello y aceptar el criterio de su superior. l pensaba que el asesino era el hombregrande, de la barba.Fjese en su constitucin, seor. l solopodra matar a uno de nosotros con las manos desnudas. Quiz a varios.El condestable acept lo inteligente de loque pensaba el muchacho. Realmente aquelera un humano enorme. Si quera escondersu potencia fsica con el abrigo, se haba equivocado, pues solo contribua a hacerlo todava ms amenazador. Adems, viajaba conmuy poco equipaje, lo que era extremadamente inhabitual.Ambos se concentraron de repente sobre el viejo. Y lo descartaron casi inmediatamente.Su cdula de identificacin dice que esjardinero. Pero fjese en sus manos, seor. Enlo retorcidas que estn, como si fueran racesde un rbol.S. Ellos lo llaman artrosis. Es similara nuestra sicarodia.El condestable se frot las articulacionesde los brazos sin darse cuenta. Su padre y suabuelo haban sufrido de sicarodia en sus ltimos aos. Sus brazos haban quedado comopalos, duros, y eran incapaces de doblarlos.Lo lamento mucho, condestable, nosaba que estaba usted enfermo el aduanero

    hizo lo que pudo por sentirse comprensivo yconsolarlo, pero esto no hizo ms que molestar al condestable.No se preocupe muchacho. Al menosme queda poco para la jubilacin. Creo quetiene usted razn. Adems, los humanos consideran que eso que llaman msica es unaforma de arte. Ellos tambin piensan que susartistas son especialmente sensibles, comonosotros.Y alguien sensible no puede ser malvado.No. Descartemos este y centrmonos enlos otros dos. Primero el grande.La cdula de identificacin dice que esingeniero robtico domstico. Trabaja paraun servicio de reparaciones. Reside en elcomplejo del servicio para el que trabaja y nosale de all.Por eso lleva tan poco equipaje. Esoslugares son estupendos para los humanos.Tienen todo lo que necesitan en el mismoedificio y no salen nunca salvo para trabajar.El podra haberlo hecho.El condestable medit durante un instante. Ciertamente era un hombre muy fuerte.No habra tenido problemas.Y los otros?La mujer es tcnico quirrgico. Y susdos hijos. Atiende los accidentes de trabajode sus congneres humanos.El condestable pens que, si viajaba consus hijos, es porque estos dependan de ella,tanto econmica como socialmente. Los humanos no dejaban a sus descendientes concualquiera. Otra desventaja de no poder pensarse los unos a los otros. Entre los derridanos, cualquiera poda confiar en cualquiera,pues podan pensarse si haban hecho algomalo o no. Pero los humanos tenan que recurrir a alguien a quien conocieran desdehaca tiempo para dejarles al cuidado de suprogenie.Si el aduanero asesinado hubiera observado algo raro en su cdula y se la hubieraquitado, habra perdido los medios paramantener a su familia. Eso es un buen motivopara matar.S, seor. Pero es una hembra. Y son msdbiles que los machos de la especie humana.

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    El aduanero tena razn. Pero l saba que,cuando se trataba de humanos, lo peor queuno poda hacer era fiarse de las apariencias.Fjese bien en ambos grupos. l tiene sujeta la bolsa para el vmito. Se ha mareadocon el viaje y se siente enfermo. Hemos deducido que nuestro asesino es alguien fro, metdico, calculador. No alguien tan dbil como paramarearse en un viaje y ponerse a vomitar. No,fjese en los otros. Estn durmiendo tranquilamente. Como si no hubieran hecho nada.Demasiado inocentes.Exacto. Computadora: cursa orden dedetencin contra los ocupantes de esa cpsula y notifica nuestras deducciones a las milicia de Derrid para que los detengan.El condestable desconect el amplificadorde programacin y dej que su ayudante loasegurara. Acto seguido apag las pantallasde las cpsulas. Los dos estaban mutua y completamente convencidos de que sus deducciones eran correctas y que haban dado con losasesinos. Al volver a conectar los amplificadores del resto de los aduaneros del astropuerto, intercambiaron rpidamente impresiones.A pesar de todo, mantengan la alerta y atodos los humanos retenidos hasta que esamujer confiese en el interrogatorio. Si es necesario, que el condestable del prximo turnodetenga los convoyes que vengan de la Tierra.Yo voy a desplazarme en el prximo transportehasta Derrid para asistir a los interrogatorios.El aduanero le asegur que se encargarade todo, y el condestable not claramente elorgullo y la ilusin que le haca poder estar almando temporalmente.Al abandonar el centro de mando, el condestable se sinti tambin ilusionado. Perono por haber tenido xito en la captura, sinoporque el viaje en la cpsula de eyeccin ledara tiempo para poder estar solo.Tiempo para poder pensar.

    III. DERRIDMam, ests bien?Siento el ocano en los pies, pero a la vez

    no lo siento en absoluto. Y bien querra. Esverde. De un verde del cielo, robado al sueode mi infancia, trado al suelo de mis pies, yquiero pisarlo, como entonces, como cuandoera una nia y andaba descalza y a mi alrededor todo eran nios, descalzos, felices, que incluso a veces reamos al viento, al abrigo delos mayores, que queran que pensramos yno jugramos a ser nios hablando con el aire,corriendo descalzos por el viento azul del csped inagotable de la felicidad.Pero no siento el ocano en absoluto.Tampoco lo sent entonces.Voy a salir al jardn. No estar lejos para que puedas pensarme si me necesitas.No lo sent entonces, porque el traje melo impeda. Plomo y aluminio sobre la piel,sin carcasa ni escamas en el corazn, empapadas en sangre las dos cosas. Pens en pisarel ocano como cuando era una nia, y mishombres me ignoraron, porque ellos tambinestaban recluidos en sus recuerdos ms lindos, ms felices, ms de cualquier otro momento, a una distancia ignota del presente.Aquel presente abrasado.Recuerdo el ocano, verde, risueo, cado del cielo, con las vidas agotadas flotandoen charcos rojos, podridos de hierro al aire.Recuerdo la espuma sonrosada empapadade la sangre de los humanos. Su sangre esroja. Es tan extraa. Es tan hermosa. Y estan horrible.Y daba gracias por no poder quitarme elcasco, pues saba que el olor sera insoportable, como lo es ahora el que exuda mi cuerpo,verdoso, pero no como el ocano, sino con elverdor que roba el tiempo a la juventud paratornar la piel lozana en yerto pergamino. Y noto algo en los pies. La sbana inmanente, lasbana que nunca se mueve de su lugar, puesnadie salvo yo o quien me atienda podra hacerlo y ni yo puedo moverme ni quiero queme muevan.Solo quiero dejar de pensar en nada y entodo. Una vez un humano me cont que la vida, para ellos, era hermosa cuando era larga.Que cuando eran viejos y ya no podan correr, o amar, o flotar en el agua lmpida y pura de su infancia, se sentaban en el porche, ybeban y recordaban los tiempos en que fue

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    ron felices. Y una vida larga da para mucha felicidad.Pero no es as en nosotros. Yo no quieromi vida, ni larga ni corta. No la quiero ahoray llevo sin quererla mucho tiempo. Cuarentaaos pensando en aquella playa, de arenas levantadas por el viento, de silencio venido desde el cielo, dejando un azul de l mismo en elocano teido en rojo por la sangre de inocentes. Sangre que empapaba mis pies, que siguen hmedos bajo esta sbana inmvil, bajoeste sudario repleto de espuma nacarada yponzoosa, que me baa los pies cubiertos detela y acero protector.Es esto la vida? Tumbarse y recordar loque uno ha sido? Sin nadie que lo piense contigo? Me pregunto si los hombres que bajaronconmigo a aquella playa piensan su vida como la pienso yo ahora, ansiando que alguienme fuerce a dejar de escucharme a m misma.Recuerdo aquella estatua, en la cima de lamontaa junto al mar. De lejos, pareca un gigante y por un instante pens si no habraalgn tipo de hombre del que no tuviramosnoticia, algn titn invulnerable que hubierasobrevivido a la radiacin que habamos lanzado sobre aquel planeta solo por demostrar quin mandaba, solo porque seatrevieron a abrir el espacio sin permiso, solo porque no queramos su silencio, su pensar mudo, su voz araando el aire ehiriendo nuestros odos, acostumbrados al silencio. Nos daba miedo su violencia, su pasin, su emocin incontenible, incontrolable,ingobernable tan personal e independientecomo toda su sociedad. Nos daban miedo yles prohibimos rasgar el espacio como hacancon el aire. Y cuando obedecieron a su pasin, les castigamos. Solo por demostrarquin mandaba. Y sali mal. Sali tan mal.Eso pensamos todos. Ellos nunca. Y tuvimosque ver el horror que habamos desencadenado bajo las faldas de aquella estatua gigantesca, con los brazos extendidos, con la fazbarbada y el pelo largo. Un gigante de piedra,un coloso de cultura inmortal, que nos decavenid a m, yo os perdono por lo que habishecho.De eso me enter ms tarde. De que aquella estatua representaba su mitologa. La mito

    loga del perdn. Pero quiz perdieron sumitologa junto con aquel lugar gigantesco yaquellos millones de personas a las que dejamos flotando, quemadas en su propia sangre,sobre un mar que segua siendo verde bajoun cielo del color de los neutrones.Y yo lo pienso. Una y otra vez. Y esta vidade galones y prebendas, de obligaciones hacialos que me siguen, se repite a s misma bajouna sbana de culpa.Dnde est mi hija? dnde est? Se haido para no pensarme ms. Llevadme a celebrar la unimente. No soporto pensarme msla vida, recordar lo que hice, de lo que tuve laculpa. Llevadme a la unimente y que miscongneres carguen con el peso de esta sbana de culpa empapada en sangre derramadapor orgullo.Llevadme a la unimente. La unimente!

    Dejo el equipaje en la casa de acogida para humanos. Eso quiere decir que dejo la magra mochila con las cosas que se supone quedebo llevar al viajar pero que no tengo ninguna intencin de usar. Se las regalo. Les dejotoda mi vida, que cabe en una maleta. Les dejo todas mis posesiones porque mi vida la llevo a cuestas en mis pesadillas. Que hagan unbuen uso de ella.Tengo tiempo para ducharme, comer algo, cambiarme de ropa e ir al trabajo. Se supone que uno de los encargados de los turnosen esta casa de acogida pertenece a nuestrogrupo. O est de acuerdo con nuestro grupo.O alguien de Grenoble se folla a su madre,qu ms da. Siguiendo la vieja regla de cualquier organizacin subversiva que se precie,no puedo ni debo hacer el ms mnimo intento de contactar con l, de decirle nada, y esoque tengo ganas de decirle a alguien que dejola cerradura de mi cubculo sin echar, quepueden entrar, abrir mi mochila y servirse delo que llevo en ella que pueden quedarse mivida entera, y de nada, hombre, no te molestes en devolverme las pesadillas.No quiero cambiarme, ni asearme, ni comer, ni nada. No quiero hablar con nadie, nicruzarme con nadie. Querra dormir un rato.Levantarme, largarme tal cual, llegar a la ca

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    sa y encargarme de la misin. Y punto.Pero eso no es serio. No, si uno se preciade pertenecer a una organizacin subversivacomo Dios manda tiene que disimular hasta elltimo momento, hasta que todo acabe. Y solosern unas horas ms. Adems, dudo que pudiera dormir aunque lo intentara.Dnde est el tabaco?No. No es prudente. Tengo que asearme ycambiarme de aspecto. A estas horas yahabrn encontrado al fiambre del lavabo. Sino me han detenido ni me han molido a golpes en la bodega del transporte es que no sospechan de m. No me extraa, con el aspectode pordiosero que tengo, nadie sospechara dem. Hasta para los estndares humanos doy asco. Y de eso se trataba, no? De aparentar serlo ms lamentable posible y cambiar de aspecto nada ms llegar. Ese es el plan. Un plan untanto simpln, pero del que ninguna organizacin subversiva que se precie ha podido disponer con tanta sencillez como yo ahora mismo,ms que nada porque como no tengo intencin ni esperanza de volver...O s las tengo?En realidad no s lo que va a pasar. Voy predispuesto a que me suceda lo peor. A que mematen o me encarcelen de por vida. A que me revienten la cara a palos o me apliquen la picanaen las pelotas. Eso es lo que hace siempre la milicia, as que ya me lo conozco. Desde que soy capaz de pensarlos, como a ellos les gustallamarlo, me ha dejado de importar, la verdad.Antes senta rabia cuando me insultaban o mepegaban por la calle solo para demostrar quinmandaba, pero ahora me da igual, ahora ya losveo venir, desde hace mucho tiempo preveo losinsultos y los golpes y estoy preparado para recibirlos, as que todo es ms fcil y mi ira seaplaca.No del todo, claro, si no, no estara aqu.Pero s un poco. Lo suficiente.Dnde coo he puesto el tabaco? Ah.Aqu.De hecho, es justo al revs, desde quedej mi tierra, desde que dejaron de pegarmey ya no vi pegar a nadie ms, desde que mefui a Francia al entrenamiento, siento muchams rabia. En casa la rabia era inmediata, instantnea, natural, pura: te pegan y quieres pe

    garles y no lo haces para que no te caiganms palos a ti y a los que viven contigo. Perodesde que llegu a Grenoble la rabia y el odiocrecieron. O ms bien, el odio sustituy a larabia. S. Eso es. Antes senta rabia, personale intransferible, tan rpida en arder como enapagarse y ser sustituida por cualquier otracosa, tan concentrada en un momento concreto como adherida a todos los recuerdos demi vida. Pero lejos es distinto. All ves y leeslo que les han hecho a otros. Y es muchopeor. En mi tierra nunca bombardearon, porejemplo. Eso no solo causa rabia. Eso lleva alodio. Porque ves que a alguien le han hechoalgo muchsimo peor de lo que a ti jams tevan a hacer, pase lo que pase, y ni l se lo merece ni t te mereces no recibir lo que l hapasado, y en el fondo no quieres cambiartepor l por nada del mundo porque es fcil recibir los golpes cuando te han dado unoscuantos, pero no quieres que sea tu casa laque reciba las bombas. S, claro, lo que diceses distinto, eso es una de las cosas que les jode tanto, no? que digamos cosas distintas delas que pensamos y sentimos. Pero as somoslos humanos. Compadecemos a los nuestros,nos solidarizamos con los nuestros porquepodramos haber sido nosotros en vez deellos.Pero en el fondo nos alivia que hayan sidoellos en vez de nosotros.Y a lo mejor es eso. Odiar al enemigo porque le ha hecho dao a tu compatriota es debido a que te odias a ti mismo porque tealegras de que se lo haya hecho a tu compatriota. Odiar es ms fcil. Cuando te toca ati bueno, t puedes perdonar. T puedesperder tu vida. En el fondo, a todos los queestamos metidos en esto nos importa un bledo perder nuestra vida. O eso decimos. Peronos horroriza que se la quiten a los dems yardemos en deseos de venganza cuando esopasa. Es tambin porque nos alegramos deno haber perdido la nuestra o porque en elfondo queremos perderla?Joder. Me estoy rayando. Tengo sueo yno puede ser. No tiene sentido que me tumbeaqu a darle a la cabeza sin ms. Tengo quecentrarme. Controlar mi mente para que nodivague. Pero estoy cansado y no puedo tener

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    control sobre mi mente si estoy cansado.Otro pitillito. No, ahora no. Primero pincharme. La mochila. Ah est lo nico que meinteresa. No es ilegal, verdad? Esto no lo miran, verdad? Ampolla, jeringa, mquina decortar el pelo, espuma, maquinilla y whisky.Todo lo necesario para el resto de mi vida.Y qu me pasar cuando me pillen? Mematarn o me pasar la vida en la crcel?Me importa? Qu es lo que prefiero? Morires mejor que vivir jodido, pero si muero nunca sabr si hemos triunfado.Aqu. Pinchacito y ya. Venga, bien dewhisky por el brazo. Total, la botella la voy adejar aqu medio vaca.Perfecto. La vitamina B12 har efecto enbreve. Un poquito de whisky y otro cigarromientras la mquina de cortar el pelo va haciendo de las suyas. Qu barbaridad. Qu pintas tengo. Y el caso es que pareca mayor as.Ms maduro.Prefiero morir. Primero saber si hemos tenido xito o no. Y luego morir. Era lo quedeca aquel tipo que tena las mismas barbasque llevo yo ahora. En una revolucin, setriunfa o se muere, si es verdadera. Hablandode barbas, mira que me jode, con lo que meha costado que me crezca. Y me queda bien.Parezco mayor. Hace siglos que no me afeito. Maana voy a tener la cara llena de granos. Y en cuanto me salga la barba se me va airritar. Y ms con los golpes que me van a darcuando me cojan.Pero ese es el plan, no? Lo ms elemental de cualquier grupo subversivo que se precie es cambiar de ropa y de aspecto. Y esto eslo ms fcil. Ay, Dios, qu asco. Bah, es igual,que lo limpie alguien. Total, yo no voy a necesitarlo ms ni voy a volver por aqu. As quepuedo dejarlo todo de cualquier manera.No. Eso es un error. Recoge toda esta cabellera que ahora se te ha cado al suelo y trala al bao. Por mechones. Que si no se atasca.No puedo dejar rastro. Mira que me